Manejo Óptimo del Paciente con Fibrilación Auricular: ¿Cuándo y Cómo Efectuar Control del Ritmo o Control de la Frecuencia? René Asenjo G. Departamento Cardiovascular, Hospital Clínico, Universidad de Chile Introducción La fibrilación auricular (FA) es la arritmia seria más común que enfrentamos en nuestra práctica clínica y es la causa más frecuente de hospitalizaciones por trastornos del ritmo. Su prevalencia en la población general es cercana al 1% en los países industrializados y aumenta notablemente en la medida que las personas envejecen, ocurriendo en 8% de los mayores de 80 años.(1) Como las expectativas de vida de la población continúan aumentando, se espera un incremento también de esta arritmia, lo que la hace ser considerada una epidemia global en crecimiento.(2) La gran mayoría de los pacientes con FA son mayores de 60 años y portadores de distintas cardiopatías (predominantemente hipertensión arterial, enfermedad coronaria y valvulopatía mitral); sin embargo, también suele observarse en sujetos jóvenes y sin cardiopatía estructural. La importancia de la FA radica en que afecta negativamente la calidad de vida, aumenta la morbilidad general, el riesgo de accidente cerebrovascular (ACV) y la mortalidad de los pacientes que la padecen.(1, 2) Adicionalmente, es una patología que afecta fuertemente los costos en el sistema de salud. En los últimos años numerosos estudios han sido desarrollados en distintas áreas del manejo farmacológico y no farmacológico de la FA. Así, por ejemplo, y entre los más importantes hallazgos, se ha definido la importancia de la terapia anticoagulante (TAC) para disminuir los eventos embólicos y la mortalidad, y se ha establecido que en una proporción importante de pacientes no se justifica realizar intentos para recuperar o mantener ritmo sinusal (RS) con los antiarrítmicos actualmente disponibles, ya que mantenerse en FA con frecuencia ventricular adecuada es menos costoso y no se asocia a una peor evolución.(1, 2) Los ensayos clínicos que han entregado estos importantes resultados nos dan una orientación general Correspondencia: Dr. René Asenjo G. Santos Dumont 999, Independencia E-mail: reneasenjovtr.net Cardiología Clínica 2009; 25(1):31-39 para el manejo de nuestros pacientes, pero sus conclusiones no son extrapolables a todos los enfermos, ya que normalmente no incluyen toda la amplia gama de pacientes que vemos en la práctica diaria. Por lo tanto, la terapia que un paciente en particular necesita debe ser individualizada de acuerdo a la evaluación y al criterio clínico. En el presente artículo revisaremos las estrategias de terapia actualmente disponibles para la FA, cuándo y cómo realizar control de ritmo o de frecuencia, y los aspectos fundamentales de la terapia anticoagulante para prevenir las complicaciones tromboembólicas. Estrategias de terapia para la FA Cada vez que nos enfrentamos a un paciente con FA primero debemos definir qué tipo de FA se trata: paroxística (FAP), persistente o permanente. Luego debemos establecer en qué paciente se presenta esta arritmia: es una persona joven sin cardiopatía estructural, o es un paciente senil, o es un paciente hipertenso, o con insuficiencia cardiaca, o con una valvulopatía mitral, entre las muchas condiciones que pueden presentarse. Este análisis nos permitirá establecer un pronóstico del paciente, definir su riego embólico, elegir adecuadamente la terapia y aproximarnos a la probabilidad de que nuestro enfermo mantenga RS. Hay cuatro niveles de decisiones mayores que debemos considerar en todo paciente con FA: 1) Cuándo y cómo prevenir los fenómenos tromboembólicos; 2) Definir si intentaremos mantener o rescatar RS (control de ritmo) o si nuestro enfermo no requiere RS y puede mantenerse en FA (control de frecuencia); 3) Si elegimos control de ritmo, cuáles serán los métodos terapéuticos que utilizaremos (fármacos antiarrítmicos, ablación con radiofrecuencia o ablación quirúrgica), y 4) Si optamos por dejar a nuestro paciente en FA permanente, con qué fármacos controlaremos la frecuencia ventricular, o si deberíamos pensar en bloquear el nódulo aurículo-ventricular (NAV) e implantar un marcapasos (MP). 1 René Asenjo G. 1. Prevención de tromboembolismo sistémico La FA aumenta significativamente el riesgo de ACV en relación a la población general (riesgo relativo de 3,0 en mujeres y 2,4 en hombres), y este riesgo embólico parece ser similar en pacientes con FAP y en aquellos con FA permanente.(3) La TAC oral disminuye notablemente el riesgo de embolias y mejora la sobrevida de los enfermos con FA. Por lo tanto, la prevención de embolias es un aspecto fundamental en el manejo de todo paciente que tiene FA. Los dos aspectos que debemos considerar en relación a la anticoagulación en FA son el uso de TAC cuando decidimos realizar cardioversión a un paciente con FA, y el uso crónico de la TAC oral. 1A. Uso de TAC para cardiovertir a un paciente en FA de reciente comienzo o antigüedad no precisada: La racionalidad del uso de TAC en pacientes con FA que van a ser cardiovertidos es el antecedente de eventos tromboembólicos en hasta un 7% de aquellos que no han recibido anticoagulación, con la potencialidad del riesgo vital y desastrosas secuelas neurológicas que esto implica. Es bien sabido que la probabilidad de embolizar aumenta después de las 48 hrs de iniciada la FA y más aún en pacientes con factores predisponentes para desarrollar trombos (valvulopatía mitral, más los mostrados en Tabla 1 para FA sin valvulopatía mitral), por lo que es indicación bien establecida que todo paciente con FA de 48 hrs o más debe recibir anticoagulación antes de intentar convertir la arritmia.(3) Las dos opciones de conversión y anticoagulación son la cardioversión guiada por ecocardiograma transesofágico (ETE) y la CVE diferida (Tabla 2). Ambas tienen un riesgo embólico equivalente y una probabilidad similar de lograr conversión. En la CVE diferida el paciente recibe TAC oral con cumarínicos o warfarina por tres a cuatro semanas de INR útil (rango entre 2 y 3) y luego es sometido a cardioversión. Es así, ya que ése es el período que demoran en disolverse los trombos de la aurícula izquierda que pueden formarse durante la FA. Es importante insistir que en todo este período el paciente permanezca con un INR útil para lograr resolución de trombos, pues existe un claro mayor riesgo embólico cuando el INR es menor de 2. En la cardioversión guiada por ETE se evita el período de TAC oral previo a la cardioversión, que por lo general es mayor de un mes. Al ingresar al paciente se administra heparina de bajo peso molecular (HBPM) en dosis plena, o heparina IV en bolo y luego infusión continua, y una vez obtenido TTPK en rango terapéutico se realiza un ETE, y si no hay trombos puede realizarse una CVE o farmacológica.(3) Con ambos esquemas, y una vez obtenido RS, estos pacientes deben permanecer con TAC oral por un mes o a permanencia en los enfermos que lo requieran, como se describirá más adelante. 2 Cardiología Clínica 2009; 25(1):31-39 En pacientes que ingresan con FA que claramente se inició antes de 48 hrs, la probabilidad de embolizar es menor de 1 %, especialmente si no tienen factores de riesgo. Estos pacientes pueden ser sometidos a CVE o farmacológica administrando previamente heparina IV o HBPM en full dosis y manteniéndola por 12 a 24 hrs luego de obtenido RS. Aunque las recomendaciones internacionales no lo indican explícitamente, en nuestra práctica realizamos ETE previo a una CVE toda vez que la FA tiene 24 hrs o más de duración, basados en nuestra experiencia de haber observado eventos embólicos precoces aun en pacientes sin factores de riesgo. En cambio, a los pacientes con FA de menos de 24 hrs de evolución los cardiovertimos sin necesidad de ETE, y sólo administrando heparina para protegerlos durante el período que demoraremos en volver a RS. En los enfermos que tienen riesgo embólico alto, aunque la FA sea claramente de menos de 24 hrs de evolución, nos parece más seguro usar el ETE para descartar trombos antes de realizar CVE, y si no se dispone de eco iniciar TAC oral y hacer cardioversión diferida, Una vez obtenido RS los pacientes que no tienen riesgo pueden seguir con ácido acetil salicílico (ASA); en cambio, aquellos que tienen factores de riesgo deben mantenerse con TAC oral a permanencia. TABLA 1. ÍNDICE DE CHADS2 PARA EVALUAR RIESGO DE AVC EN PACIENTES CON FA SIN VALVULOPATÍA MITRAL Criterio de riesgo CHADS2 AVC o AIT previo Edad > 75 años Hipertensión arterial Diabetes mellitus Insuficiencia cardiaca Puntuación 2 1 1 1 1 Riesgo AVC según puntuación CHADS2: Puntuación Tasa de AVC (% año) 0 1,9 (rango 1,2-3,0) 1 2,8 (rango 2,0-3,8) 2 4,0 (rango 3,1-5,1) 3 5,9 (rango 4,6-7,3) 4 8,5 (rango 6,3-11,1) 5 12,5 (rango 8,2-17,5) 6 18,2 (rango 10,5-27,4) AVC: accidente cerebrovascular, AIT: accidente isquémico transitorio, CHADS2: Cardiac failure, hipertension, age, diabetes, stroke. Manejo Óptimo del Paciente con Fibrilación Auricular: ¿Cuándo y Cómo Efectuar Control del Ritmo o Control de la Frecuencia? TABLA 2. RESUMEN TAC EN FA PREVIO A CARDIOVERSIÓN FA< 24 hrs: Heparina IV o HBPM CVE o farmacológica. Mantener heparina 12 a 24 hrs posterior a obtener RS. TAC oral con antitrómbicos, con INR 2-3, en pacientes de riesgo. Aspirina 325 mg en los restantes. FA 24 hrs o más: Opción 1: Cardioversión guiada por ETE: Heparina IV hasta TTPK útil o HBPM ETE sin trombos: CVE y TACO por un mes o a permanencia según riesgo embólico. ETE con trombos: TACO y control ETE en un mes CVE si no hay trombos, control de frecuencia y TACO a permanencia si persisten trombos. Opción 2: Conversión diferida: Control de frecuencia más heparina IV o HBPM más TACO hasta INR 2 a 3 Mantener INR en ese rango por tres semanas CVE TACO por un mes o a permanencia según riesgo. 1B. Anticoagulación crónica en FA. La FA es la principal causa de ACV embólico; sin embargo, el riesgo no es igual en todos los pacientes. En la Tabla 1 se muestran los principales factores de riesgo para que un paciente con FA desarrolle un evento embólico de acuerdo al modelo de estratificación de riesgo CHADS2, que es el método más validado, y el nivel de riesgo determinado por la puntuación dada a cada uno de estos factores.(4) De acuerdo a la puntuación podemos determinar el riesgo de ACV en cada paciente y luego definir la terapia más adecuada (Tabla 3): así, un paciente menor de 65 años y sin otros factores tiene una puntuación de 0, lo que lo coloca en un grupo de bajo riesgo embólico, es decir, tiene una muy baja probabilidad de ACV (< 0,5% al año) aun sin antitrómbicos y puede ser tratado sólo con ASA. En cambio, aquellos pacientes con una puntuación mayor de 3 tienen un alto riesgo embólico (5,3 a 6,9% al año) sin antitrómbicos, por lo que tienen una clara indicación de warfarina o acenocumarol, ya que en esta población de pacientes los antitrómbicos han demostrado ser más eficaces que el ASA. Los enfermos con puntuación de 1 a 2 son clasificados en nivel de riesgo embólico intermedio (1,5 a 2,5% al año). Según las recomendaciones actuales estos pacientes podrían ser tratados con anticoagulantes o antiagregantes plaquetarios, y en la decisión de qué tipo de anticoagulación deberían influir algunas variables, incluida la preferencia del paciente.(3) Entre las variables más importantes a consideCardiología Clínica 2009; 25(1):31-39 TABLA 3. ANTICOAGULACIÓN CRÓNICA EN PACIENTES CON FA SEGÚN RIESGO CHADS2 Riesgo embólico bajo Riesgo embólico intermedio Riesgo embólico alto Ácido Acetil Salicílico 325 mg TACO con Warfarina o Acenocumarol Ácido o Acetil Salicílico 325 mg Ácido o Acetil Salicílico 100 mg + Clopidogrel 75 mg TACO con Warfarina o Acenocumarol: INR 2 - 3, excepto en prótesis mitral, estenosis mitral y ACV o TIA previo en que el INR deseable es 2,5 - 3,5 TACO: tratamiento anticoagulante oral ACV: accidente cerebrovascular TIA: accidente isquémico transitorio. rar está el antecedente de embolia previa, en cuyo caso hay indicación clara de antitrómbicos; igualmente, si hay dilatación auricular, disfunción de ventrículo izquierdo o antecedentes de cardiopatía coronaria u otra etiología, aunque no haya síntomas de insuficiencia cardiaca, deberíamos preferir las drogas antitrómbicas. Recientemente se comunicó el resultado del estudio Active-A, que comparó ASA con ASA más clopidrogel en pacientes que, teniendo factores de riesgo embólico, no recibieron antitrómbicos. La combinación de ASA más clopidrogel disminuyó en forma significativa los ACV versus ASA, y aunque también aumentó el riesgo de sangramientos el nivel de beneficio fue superior.(5) Por lo tanto, y aun cuando se necesitan más evidencias, pensamos que en enfermos que no pueden recibir anticoagulantes, así como en aquellos con un nivel de riesgo embólico intermedio, la combinación de ASA 100 mg más clopidogrel 75 mg puede ser una terapia razonable para evitar fenómenos tromboembólicos en estos pacientes. Los pacientes con valvulopatía mitral tienen de por sí un riesgo mucho mayor de ACV, por lo que en ellos no es discutible la indicación de TAC con antitrómbicos, aunque no tengan ningún factor de riesgo de la clasificación CHADS2. El nivel de anticoagulación con antitrómbicos es un aspecto crucial para lograr el éxito de la TAC. Niveles de INR menores de 2 se asocian a mayor riesgo de embolias sistémicas, y cuando el INR cae de 1,7 el riesgo se dobla; en cambio, un INR mayor de 3,5 no protege más de tener embolias, pero se asocia a mayor riesgo de sangramiento.(6) Por lo tanto, el INR debe mantenerse entre 2 y 3. En pacientes que tienen un riesgo 3 René Asenjo G. embólico alto, como aquellos que han tenido ACV o accidente isquémico transitorio (TIA), los que tienen valvulopatía mitral reumática o prótesis mitral, es recomendable mantener un INR entre 2,5 y 3,5.(3) Tan importante como un nivel de INR en rango terapéutico es que éste se mantenga estable en el tiempo, ya que hay una clara asociación entre incidencia de ACV en períodos con INR bajos y de sangramiento con INR altos. Finalmente, es importante recordar que los grandes estudios de control de ritmo versus frecuencia han mostrado que los pacientes que están o permanecen en RS predominante tienen una incidencia de embolias similar a aquellos que están en FA.(7, 8) Una de las principales razones para esto es que más de la mitad de las recidivas de FA son asintomáticas y algunos pacientes pueden permanecer varios días sin percibir su arritmia. Esto puede ser más evidente en enfermos que reciben amiodarona y beta bloqueadores, en cuyo caso es común que la FA al recurrir sea de baja frecuencia. De tal modo que no es garantía de mantención de RS estable el que encontremos a nuestro paciente sin FA cuando acude a control médico. Lo más importante en estos pacientes, particularmente si tienen riesgo embólico alto, es que se mantengan con INR estable entre 2 y 3. 2. Definición de control de ritmo o de frecuencia ventricular. La experiencia clínica nos ha mostrado desde hace mucho tiempo que los pacientes que se presentan con FA de larga data (generalmente mayor de un año) y aquellos con importante dilatación auricular izquierda (generalmente mayor de 55 mm) es muy improbable que vuelvan o mantengan RS estable. Sin embargo, hasta hace pocos años los cardiólogos intentábamos convertir a RS a la gran mayoría de los pacientes con FA que no tenían estas características. Restauración del RS implica recuperar los beneficios hemodinámicos de la sincronía AV y se pensaba que también esto prevenía la ocurrencia de fenómenos tromboembólicos. En la última década varios ensayos clínicos randomizados nos han demostrado que al dejar en FA a pacientes con FA no valvular, generalmente mayores de 65 años, oligosintomáticos, no se asocia a una evolución desfavorable y que es una opción terapéutica razonable en la mayoría de ellos.(7-11 ) Los intentos por mantener RS mediante CVE y fármacos antiarrítmicos en la población de enfermos estudiados no se asocia a mejoría en la calidad de vida ni de capacidad funcional y, por el contrario, se asocia a una tendencia a más embolias sistémicas y mayor mortalidad, además de mayores costos y necesidad de más hospitalizaciones. La mayor incidencia de embolias ha sido explicada por la suspensión del la TAC oral o INR subterapéuticos y recidivas de FA asintomática, y la tendencia a una mayor mortalidad se ha atribuido a efectos secundarios de las drogas antiarrítmicas usadas. Datos similares han sido comunicados más recientemente en pacientes 4 Cardiología Clínica 2009; 25(1):31-39 con insuficiencia cardiaca(12) y en pacientes con hipertensión arterial,(13) patologías que agrupan a la mayor cantidad de enfermos que sufren esta arritmia. Sin embargo, estos datos no pueden ser extrapolables a todos los pacientes con FA, ya que los enfermos incluidos en estos ensayos son pacientes altamente seleccionados: mayores de 65 años, con cardiopatías avanzadas y con pocos síntomas derivados de su arritmia. Es más, subestudios posteriores de estos mismos ensayos han demostrado que cuando se compara la sobrevida de los enfermos de acuerdo al ritmo actual del paciente, y no a la estrategia de control de ritmo o frecuencia, el mantenerse en RS es claramente superior que permanecer en FA. Estar en FA implica un riesgo de morir cercano al doble de aquellos que están en RS, y en pacientes más jóvenes la capacidad funcional es mejor cuando se logra RS. Así, la decisión de no intentar recuperar RS y sólo controlar la frecuencia ventricular es una medida aceptable y razonable en muchos pacientes con FAP o persistente, particularmente aquellos mayores de 65 años y que toleran bien su arritmia.(3) En cambio, en enfermos menores de 65 años y aquellos que tienen FA mal tolerada es recomendable intentar recuperar y mantener RS. El problema en estos pacientes es lograr un RS estable y libre de los efectos colaterales que las drogas actualmente disponibles pueden producir. El desarrollo de nuevas drogas antiarrítmicas y de técnicas de terapia curativa para la FA se perfila como la gran esperanza para aquellos pacientes que no logran un control razonable de su arritmia o no toleran los fármacos antiarrítmicos. 4. Control de frecuencia ventricular. Los objetivos de la terapia para controlar la frecuencia ventricular durante FA son aliviar los síntomas derivados de la frecuencia ventricular rápida (palpitaciones, mareos o síncope), y evitar o revertir la miocardiopatía secundaria a una respuesta ventricular alta, o taquicardiomiopatía (dilatación y disminución de la fracción de eyección ventricular izquierda secundaria a frecuencia ventricular persistentemente alta). En pacientes que hemos decidido esta estrategia terapéutica es necesario determinar la frecuencia ventricular en reposo y en ejercicio. El método más eficaz para evaluar el comportamiento de la frecuencia cardiaca en la actividad diaria es el Holter de 24 hrs. Se recomienda como objetivo terapéutico un rango de frecuencia de 60 a 80/min en reposo, 90 a 115/min en ejercicio y frecuencia promedio menor de 100/min. Como frecuencia máxima se recomienda no sobrepasar el 110% de la frecuencia máxima estimada para la edad.(3) Lo que habitualmente observamos en la lectura de Holter es que los pacientes con FA bien controlada tienen rangos de frecuencia entre 40 y 60/min durante la noche y es común observar Manejo Óptimo del Paciente con Fibrilación Auricular: ¿Cuándo y Cómo Efectuar Control del Ritmo o Control de la Frecuencia? algunas pausas aisladas, generalmente menores de 2,5 segundos, lo que no consideramos un hallazgo anormal. Los fármacos de primera línea para el control de frecuencia ventricular son los beta bloqueadores (propranolol, atenolol, metoprolol y bisoprolol, entre los más usados), y los antagonistas del calcio (diltiazem y verapamilo), en dosis titulable a cada paciente (Tabla 4). Estos fármacos permiten un control adecuado de la frecuencia tanto en reposo como en ejercicio. La digoxina es una droga de segunda elección, ya que no logra un buen control de frecuencia en ejercicio. Cuál droga elegir como primera opción depende de cada enfermo. En general primero usamos beta bloqueadores y luego un calcio-antagonista. Cuando a dosis habituales de estos fármacos no se logra buen control de frecuencia, adicionamos digoxina en dosis bajas o usamos combinaciones de ellos. Combinaciones habituales y muy eficaces son un beta bloqueador más digoxina, diltiazem más digoxina o un beta bloqueador más diltiazem. Las dosis deben ser inicialmente bajas y aumentarlas progresivamente según necesidad. Hay que recordar que los calcio-antagonistas aumentan los niveles plasmáticos de digoxina, por lo que puede producirse intoxicación digitálica. En los enfermos con insuficiencia cardiaca la digoxina y un beta bloqueador, como bisoprolol o metoprolol, son preferibles a otros fármacos por su efecto mixto sobre el NAV y la función ventricular. En estos pacientes no es aconsejable usar calcioantagonistas por su efecto inótropo negativo. Lo habitual es que con una o dos de estas drogas se logra un muy buen control de la frecuencia ventricular; sin embargo, en ocasiones puede ser necesario usar hasta tres drogas. Si esto ocurre deben buscarse factores corregibles que pueden acelerar la conducción a través del NAV, como hipertiroidismo, insuficiencia cardiaca, hipoxemia, drogas de efecto simpático mimético, entre muchas causas. Si a pesar del uso adecuado de fármacos persiste una respuesta ventricular rápida, la inducción de bloqueo AV mediante radiofrecuencia (RF) e implante de un MP es un excelente método para controlar la frecuencia ventricular, lo que adicionalmente permite suspender los fármacos usados con este fin, y que no se requieran por otra razón. Este método está especialmente indicado para enfermos con taquicardiomiopatía.(3) Cuando la función sistólica de ventrículo izquierdo está deprimida es preferible que el MP sea biventricular, de tal forma de corregir la disincronía y eventual mayor deterioro de la función ventricular izquierda que puede ocurrir con la estimulación exclusiva en ventrículo derecho con un MP convencional.(3) Finalmente, aunque la amiodarona enlentece la conducción del NAV, no es recomendable indicarla en pacientes con FA permanente, excepto en aquellos con insuficiencia cardiaca que no logren buen control de la frecuencia con digital y betabloqueantes.(3) Cardiología Clínica 2009; 25(1):31-39 TABLA 4. CONTROL DE FRECUENCIA VENTRICULAR EN PACIENTES CON FA PERMANENTE Fármacos Dosis habituales Beta bloqueadores – Propranolol – Atenolol – Metoprolol – Bisoprolol – Carvedilol Antagonistas del Calcio – Diltiazem – Verapamilo 90 - 180 mg/día 120 - 240 mg/día Digoxina 0,125 - 0,25 mg/día 20 - 120 mg/día 25 - 100 mg/día 50 - 200 mg/día 1,25 - 10 mg/día 6,25 - 50 mg/día Tratamiento no farmacológico Inducción de bloqueo AV con radiofrecuencia e implante de MP uni o biventricular según función ventricular izquierda. 5. Prevención de FA o control de ritmo. Controlar el ritmo implica restaurar el RS cuando el paciente está en FA, y usar los métodos terapéuticos actualmente disponibles para mantenerlo. Las razones para restaurar y mantener el RS estable son una mala tolerancia de la FA, prevenir embolias sistémicas y evitar disfunción ventricular o taquicardiomiopatía. a) Conversión a RS. De los pacientes que se presentan con una FA de reciente comienzo, cerca de la mitad de ellos convertirán en forma espontánea, sin mediar medida alguna, especialmente si no existe cardiopatía estructural avanzada y un factor gatillante no controlado, como pericarditis, insuficiencia cardiaca o hipertiroidismo. Como no sabemos qué pacientes convertirán ni en cuánto tiempo esto ocurrirá, lo aconsejable es hospitalizar en una unidad con monitoreo electrocardiográfico a todo paciente con FA de reciente comienzo, iniciar lo antes posible anticoagulación con heparina IV o HBPM y luego definir la estrategia para convertir la FA. En caso de existir compromiso hemodinámico a angina la indicación es CVE inmediata. En el resto de los enfermos lo aconsejable es iniciar fármacos antiarrítmicos, los que logran convertir entre 30% a 60% de los pacientes con FA. En nuestro medio, la amiodarona es la droga más utilizada, pero existe también evidencia de eficacia con flecainide, propafenona, dofetilide, ibutilide y quinidina (Tabla 5). Nuestra 5 René Asenjo G. recomendación habitual es administrar un bolo de amiodarona de 300 mg seguido de una infusión de 900 a 1.200 mg en 24 hrs. En países donde se dispone de otros fármacos es más común utilizar ibutilide, dofetilide y procainamida.(3) La amiodarona, flecainide y propafenona también han mostrado eficacia en convertir la FA cuando son administradas por vía oral, pero la flecainide y propafenona pueden administrarse sólo en enfermos que no tienen secuela de infarto ni función sistólica deprimida. Adicionalmente deben asociarse a una droga que bloquee el NAV, como beta bloqueadores, verapamilo o diltiazem, ya que la FA puede convertirse a flutter, el que por acción de dichos antiarrítmicos puede ser conducido con alta frecuencia ventricular.(3) Es importante recordar que en pacientes con insuficiencia cardiaca sólo podemos utilizar amiodarona y dofetilide, ya que los demás antiarrítmicos deprimen la función ventricular y tienen mayor riesgo de proarritmia. Si no se logra conversión a RS, generalmente dentro de 24 hrs de iniciado el tratamiento, lo aconsejable es continuar con CVE externa, la que es efectiva entre el 70% y 90% de los casos. En general, en alrededor del 25 % de los enfermos sometidos a CVE no se logra RS o hay recidiva precoz de la FA y en un porcentaje similar la arritmia recurre dentro de las primeras dos semanas.(3) Hay evidencias de que el uso previo a la CVE de varios antiarrítmicos, como la amiodarona, propafenona, flecainide, sotalol, quinidina e ibutilide aumenta la probabilidad de lograr RS y evita la recidiva precoz. Son predictores de fracaso para lograr y mantener RS estable la existencia de dilatación auricular importante (> 55 mm), FA de más de un año de duración, y no corrección de factores gatillantes de FA (Ej: hipertiroidismo, pericarditis, insuficiencia cardiaca), entre otros. Prevención de recurrencias: El uso de drogas antiarrítmicas es necesario, ya que cuando éstas no se indican menos de un tercio de los enfermos convertidos mantienen RS dentro de un año. Los antiarrítmicos disminuyen la probabilidad de recidiva, pero no tienen una eficacia óptima y, adicionalmente, pueden asociarse a complicaciones graves y algunas letales. Por lo tanto, su indicación debe ser individualizada a cada paciente y en consideración a una serie de factores que debemos analizar. 1. Identificar gatillantes. Cuando se reconocen factores gatillantes de FA éstos deben corregirse para lograr un buen control de la arritmia. Muchas veces la sola corrección del agente causal puede ser suficiente para no tener más recidiva, aun sin terapia antiarrítmica. Esto puede lograrse en los pacientes que presentan FA relacionada a ingesta excesiva de alcohol, uso de algunas drogas, o cuando la FA se presenta en el contexto de una patología, por ejemplo, pericarditis aguda, tromboembolismo pulmonar o tirotoxicosis. El uso de antiarrítmicos en estos casos puede ser necesario, pero sólo hasta que la patología sea completamente corregida. Hay gatillantes que generalmente requieren de terapia farmacológica adicional. En pacientes con FA vagalmente TABLA 5. FÁRMACOS DISPONIBLES EN CHILE PARA CONVERSIÓN DE FA DE RECIENTE COMIENZO Droga Vía administración Amiodarona Dosis IV Oral Efectos colaterales 5 a 7 mg/kg en 30 a 60/min Luego infusión 900 – 1.200 mg/24 hrs. Hipotensión, bradicardia QT, Torsade des pointes, flebitis 1200 a 1800 mg en dosis divididas hasta completar 10 g Flecainide Oral 200 a 300 mg Propafenona Oral 600 mg Hipotensión, bradicardia QT, Torsade des pointes Hipotensión, flutter auricular con conducción rápida Hipotensión, flutter auricular con conducción rápida. Nota: Aunque Quinidina está disponible en el país y puede lograr conversión de FA, su uso en dosis de carga es controvertido y más riesgoso que los otros fármacos aquí expuestos y que una CVE, por lo que expresamente ha sido excluida. 6 Cardiología Clínica 2009; 25(1):31-39 Manejo Óptimo del Paciente con Fibrilación Auricular: ¿Cuándo y Cómo Efectuar Control del Ritmo o Control de la Frecuencia? mediada los fármacos con acción anticolinérgica, como la disopiramida, son de primera línea. La flecainide también ha mostrado utilidad y la propafenona no debe indicarse, pues puede acentuar las crisis. En cambio, en enfermos con FA adrenérgicamente mediada los beta bloqueadores y sotalol son las drogas de elección. 2. Necesidad de terapia antiarrítmica. Un primer episodio de FAP que no se asocia a compromiso hemodinámico en pacientes sin factores predisponentes ni cardiopatía estructural no necesariamente requiere terapia antiarrítmica, pues puede ocurrir que nunca más se repita. La mayoría de las veces sólo se instruye al paciente para consultar precozmente en caso de recidiva. Lo mismo es razonable para enfermos que tienen episodios de FAP cortos, bien tolerados y muy espaciados (generalmente en años), en la medida que no tienen condiciones predisponentes de FA. Estos pacientes pueden también ser tratados sólo con beta bloqueadores en dosis bajas, especialmente si están expuestos a condiciones que generan estados de hiperadrenergia. Si la arritmia es mal tolerada o el paciente vive en zonas que no tienen acceso adecuado a un centro asistencial, es aconsejable iniciar antiarrítmicos, y en ausencia de cardiopatía significativa, drogas como flecainide, propafenona y sotalol son las drogas de primera línea (Tabla 6). En cambio, luego de un primer episodio de FA en pacientes con patologías que claramente predisponen a recidiva, como miocardiopatías de cualquier etiología, insuficiencia cardiaca, cardiopatía coronaria o valvulopatía mitral, entre otras, es recomendable iniciar inmediatamente terapia antiarrítmica, y entre éstas la amiodarona es la droga más eficaz y segura. Una opción terapéutica avalada por las últimas guías para el manejo de la FA de la ACC/AHA (3) es no indicar antiarrítmicos a permanencia, sino usarlos sólo en las crisis de FA sintomática en pacientes con FA recurrente y sin cardiopatía significativa (pill-in-the-pocket). La propafenona y flecainide oral han demostrado ser eficaces para convertir una FA, pero, como antes se mencionó, deben administrarse asociadas a una droga que bloquee el NAV para evitar una respuesta ventricular rápida inducida por esos antiarrítmicos. En nuestra práctica sólo recomendamos esta forma de tratamiento a pacientes seleccionados, responsables, con buen nivel sociocultural, cuya condición cardiovascular está muy bien estudiada, y que están recibiendo TAC. TABLA 6. PREVENCIÓN DE RECURRENCIAS EN FAP O PERSISTENTE. FÁRMACOS DISPONIBLES EN CHILE Y DOSIS DE MANTENCIÓN HABITUALES Condición basal Fármacos Dosis de mantención 1. Sin cardiopatía basal o FA solitaria – – – – Según droga elegida 50 - 100 mg c/12 hrs. 150 mg c/ 8 a 12 hrs. 80 - 160 mg c/12 hrs 2. HTA sin HVI ni disfunción sistólica de VI HTA con HVI Beta bloqueadores Flecainide+ Propafenona+ Sotalol 1ª opción – Flecainide+ – Propafenona+ 2ª opción – Sotalol – Amiodarona 50 - 100 mg c/12 hrs 150 mg c/ 8 a 12 hrs 80 - 160 mg c/12 hrs 200 - 400 mg/día – Amiodarona 200 - 400 mg/día 3. Cardiopatía coronaria sin disfunción VI significativa – Beta bloqueadores – Sotalol Según droga elegida 80 - 160 mg c/12 hrs. 4. Disfunción de VI, insuficiencia cardiaca o cardiopatía avanzada – Amiodarona 200 - 400 mg/día. HTA: hipertensión arterial, HVI: hipertrofia ventricular izquierda, VI: ventrículo izquierdo + Estos fármacos deben asociarse a un agente que bloquee la conducción del NAV. Cardiología Clínica 2009; 25(1):31-39 7 René Asenjo G. 3. Prevención de FA en pacientes con cardiopatía estructural. La existencia de cualquier cardiopatía aumenta la probabilidad de recurrencia de FA, especialmente cuando hay dilatación auricular, mala función ventricular izquierda, insuficiencia cardiaca, hipertrofia ventricular, valvulopatía mitral y cualquier condición que induzca aumento de la presión auricular izquierda. Es actualmente conocido que la mayoría de las veces la FA se origina por extrasístoles o salvas de taquicardia rápidas originadas en las venas pulmonares, y que el aumento de la presión en dichas venas es uno de los principales gatillantes de esos focos arritmogénicos.(14) También es conocido que muchas drogas antiarrítmicas deprimen la función ventricular y pueden inducir un efecto proarrítmico y eventualmente muerte súbita, lo que es más común en pacientes con cardiopatía, especialmente cuando hay secuelas de infarto, hipertrofia ventricular y mala función sistólica. Adicionalmente, estos pacientes suelen recibir varios medicamentos, los que pueden tener interacciones con los antiarrítmicos, o producir trastornos electrolíticos que favorecen la producción de proarritmia. Por lo tanto, en este grupo de pacientes la selección y uso de antiarrítmicos deben ser muy cuidadosos. En pacientes con disfunción ventricular izquierda e insuficiencia cardiaca de cualquier origen, la amiodarona es el antiarrítmico más efectivo y con muy baja incidencia de proarritmia (menos de 1%), pero son conocidos sus numerosos efectos colaterales que afectan a muchos sistemas, algunos de los cuales pueden dejar serias secuelas. Así, es importante un manejo cuidadoso controlando periódicamente síntomas y pruebas de laboratorio dirigidos a buscar complicaciones. La otra droga útil y segura en este grupo de pacientes es el dofetilide, pero no está disponible en nuestro país. En pacientes con enfermedad coronaria sin disfunción ventricular significativa las drogas de elección son los beta bloqueadores puros y el sotalol, y en pacientes hipertensos sin disfunción ni hipertrofia ventricular la propafenona y flecainide son la primera elección, y el sotalol, amiodarona y dofetilide, si los anteriores fracasan (Tabla 7). En los hipertensos con hipertrofia ventricular, así como en pacientes con infarto antiguo, existe mayor propensión a proarritmia, por lo que la droga más segura es la amiodarona. El objetivo último de la terapia antiarrítmica es evitar las recidivas de la FA; sin embargo, esto difícilmente se logra en su totalidad con los fármacos que actualmente disponemos. La amiodarona es el antiarrítmico con mayor potencia antifibrilatoria y su eficacia alcanza a un 65% en 16 meses versus un 37% de aquellos tratados con sotalol o propafenona.(3) Por consiguiente, el que la terapia logre recidivas espaciadas, bien toleradas y que no afecten significativamente la calidad de vida de los enfermos, nos parece un objetivo razonable. En 8 Cardiología Clínica 2009; 25(1):31-39 ocasiones, y dependiente de la cardiopatía basal, es necesario recurrir a combinaciones de fármacos para lograr este objetivo. Combinaciones que logran efecto antiarrítmico sinérgico son la amiodarona con propafenona o flecainide, y beta bloqueadores con flecainide o propafenona. Finalmente, se esperan los resultados de los ensayos que estudian la seguridad y eficacia de nuevos antiarrítmicos. Recientemente se comunicó que la dronedarona, un derivado de la amiodarona estructuralmente modificado para evitar sus efectos colaterales en pulmón y tiroides, es efectiva en prevenir recurrencias de FA, y que en una población de pacientes de riesgo disminuyó las hospitalizaciones y mortalidad; sin embargo, se encontró una alta incidencia de efectos adversos.(15) 3. Fracaso de terapia antiarrítmica y rol de las terapias no farmacológicas. En pacientes menores de 65 a 70 años, en quienes la terapia antiarrítmica no logra controlar los episodios sintomáticos de FA, y especialmente cuando no hay dilatación importante de aurícula izquierda ni patologías asociadas significativas, la opción de aislamiento eléctrico de TABLA 7. INDICACIONES DE TERAPIA NO FARMACOLÓGICA PARA TRATAR LA FA* Ablación con radiofrecuencia Pacientes con FAP o persistente sintomática, refractaria a, o que no tolera al menos una droga como flecainide, propafenona, sotalol o amiodarona, y que no tengan dilatación importante de aurícula izquierda. FA recurrente, refractaria o mal tolerada, en pacientes con insuficiencia cardiaca o disfunción de ventrículo izquierdo. Ablación quirúrgica Pacientes con FAP o persistente sintomática sometidos a cirugía cardiaca por otra causa (revascularización miocárdica, cirugía valvular, etc.). Pacientes con FA asintomática sometidos a cirugía cardiaca por otra causa, en quienes la cirugía de FA puede ser realizada con mínimo riesgo. Pacientes con FA sintomática no candidatos a ablación transcatéter, o en quienes han fallado uno o más intentos, o que prefieren la opción quirúrgica. * Adaptado de HRS / EHRA / ECAS. Expert Consensus Statement on Catheter and Surgical Ablation of Atrial Fibrillation. www.HRS online.org/policy/Clinical Guidelines. Manejo Óptimo del Paciente con Fibrilación Auricular: ¿Cuándo y Cómo Efectuar Control del Ritmo o Control de la Frecuencia? venas pulmonares mediante ablación con radiofrecuencia es una terapia ampliamente aceptada para tratarlos.(3,16) La gran ventaja que tiene es que puede ser curativa, lo que se logra en aproximadamente 70% a 80% de los pacientes. En aquellos enfermos con FAP recurrente o persistente que requieren cirugía cardiaca por enfermedad valvular mitral o para revascularización coronaria, la recomendación actual es que se realice cirugía de Maze o aislamiento de venas pulmonares con radiofrecuencia intraoperatoria, la que logra evitar recidiva de la FA en cerca del 90% de los casos.(3,16) 4. Otros fármacos con efecto sobre la FA. Nuevos antiarrítmicos están siendo estudiados para prevenir las recurrencias de la FA, pero fármacos no antiarrítmicos también han mostrado utilidad para controlar esta arritmia. Varios estudios han descrito que el uso de inhibidores de la enzima convertidora y los antagonistas de los receptores de la angiotensina disminuyen la incidencia y recurrencia de FA.(17) Por lo tanto, en pacientes con indicación para el uso de vasodilatadores, como hipertensión arterial, infarto del miocardio, insuficiencia cardiaca, insuficiencia mitral y diabetes mellitus, este tipo de fármacos deberían preferirse cuando existen antecedentes de FA. Igualmente, hay experiencias que muestran que el uso de estatinas reduce la incidencia de FA en pacientes coronarios crónicos, así como en el transcurso de un síndrome coronario agudo, y posterior a cirugía cardiaca, lo que no fue observado con otras medidas para el manejo de las dislipidemias.(18) Sin embargo, a la fecha no hay evidencia suficiente que soporte estos datos. Los resultados iniciales con suplementación de ácidos grasos y vitaminas antioxidantes estudiadas por nuestro grupo muestran resultados muy alentadores en la prevención de FA en la población de pacientes operados del corazón.(19) Si estas medidas serán extrapolables a otras condiciones que se asocian a FA, será definido en estudios futuros. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. BIBLIOGRAFÍA 1. Furberg CD, Psaty BM, Manolio TA, et al. Prevalence of atrial fibrillation in elderly subjects (the Cardiovascular Health Study). Am J Cardiol 1994; 74:236-41. 2. Vidaillet H, Greenlee RT. Rate control versus rhythm control. Curr Opin Cardiol 2005; 20:15-20. 3. Fuster V, Ryden LE, Cannom DS, et al. American College of Cardiology; Cardiología Clínica 2009; 25(1):31-39 18. 19. American Heart Association, European Heart Rhythm Association, Heart Rhythm Society. Task Force on Practice Guidelines for the Management of Patients with Atrial Fibrillation. Circulation 2006; 114:257-354. 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