Cómo se rezagó la América Latina Eiisayos sobre las historias económicas de Brasil y Méxic.0, I8GO-l?l4 STEPHEN HAEER (COMPII~ADOF.) F O N D O D E CULTL'RA E C O N ~ ~ V I I C . I ~II;:S!CO Pi imera edición en inglés, 1997 Primera edición en español, 1999 - - ADQ.. .. 184736 : ECONOMIA Traducción de Eduardo L. Suárez Título origina!: How Latin Ai?iericaFe11 2ehiizd. Essays ofi t h s Econo~lzir,H;stoi-ies of Brazil and Mexico, 1600-1914 1997 by Board of Trustees of the 1,eland Stanford Junior University. Reservados todos los derechos. Traducido y publicado por acuerdo con Sraliford University Press. D . 13. O ISRN 0-8647-2738-4 D. R O 1999, FONDO DE C U L T U R A ECONÓMICA Carretera Picacho-Ajusco 227. 14200 México, D.F 8 Prohibida la reproduccióti total 3 parcial de esta obra intelect~ial,por cua!quier medio, incluyendo el diseno tipográfico y de cubierta, sin el conseiitimiento del editor otorgado por escrito. ISBN 968-16-5751-9 Impreso en México I:ste volumen de enszyos surgió de una coiifcreiicia realizada en la Universidad de Stanford en enero de 1992. Ahí se reunió a historiadores económicos d e la América Latina, ccr\iiomistas del desarrollo, histcriadores d e la tecnolo[;ía, politó!ogos e I-iistoriadores c c o ~ ~ ó m i c de o s Europa y los Estados Unidos. I,a reunión tenía dos propssitos: comprender las causas del mal dcsernpeño económico de la América Latina durante el siglo X I X y encontrar un marco inetodológico común entre historiadores latiiioan~ericanose historiadores económicos de los Estados Unidos y la Europa Occidental. Los capítuios que constit~iyeneste libro no son los ensayos presentados en la conferencia, pero represeiiLan los resultados d e ires días d e discusión y debate. En erecto, al::uiios participantes decidieron revisar su trabajo por completo, inientrns que otros erisayos s e escribieron posteriornienie. Los autores d e este volumen estamos cn lcutlri con todos los participantes d e la conferencia por s ~ i idcii. s . s ~ i ~ r ~ ~ : i ~ cy nprecias gilntas. Tales participantes fueron Fretiericl< Rowser, Enrique Cárdei~as,Margaret Chowning, John t i . Coniswoi.th, Janles Conklin, Paul David, Lance E. Davis, Strinlcv 1 . Eiigerinan, Albert Fishlow, Avner Greif, Stephen Hzber, ,\ni1 _i G .Hanley, Terry Lynn Knrl, Nathaniel Leff, 3ouglas Cole T,il.')y, Cai.:os Marichal, :íath!cen M o r r i s ~ nRobrrt , A. Prizkcnharii, 1 ,iinclr!) PJ-adosde la Zscgsurn, Nathan Eiosr~berg,je,in-La~,i.ci:t .:c;::cntiial, Richard Saivllcci, Julie Schaffner, Kenccth L. Sol< ~loff,'dilliam Summerhill, John D. Wirth, Gavin Wright y h'íai-:. A. Yeager. El Ceritro d e Estudios Latinoamericano de la Tlniversidad de Stanford propoicionO un donativo par2 i ; act!ial:~aci61l ~ d r la investigaci0n que constituy6 un gia;i apoyo fi..;incierc, par2 la confcrericia y la elaboración @ eesti' volunic~~i':'eneníos una grar? deuda con Terry Lynn Kar!, director dcl ce! '1.0, y Icathlee~.Moi-rison, directora esociada, por si; geiicras ! ayuda. Se recibió apoyo adicional d e los departamentos de e c arioniía e 11isic;ria de la Universidad de Sianford, el Foiido Hev.le. dcl Instituto de Estudios Intertiaciona!es de Stanfai-d, y e ! 2,g r a n l a de Ciencia, Tecrioiogía y Sociedad de Stanford. Agrade emos n los directores de estos departamentos e institutos en 997: Gavin Wrigth (economía), David Kennedy ( h i ~ t o r i a )if'a: , > r t'alcon (estudios CÓMO SE REZAGÓ LA AMÉRICALATINA internacionales) y Timothy Lenoir (ciencia, tecnología y sociedad). Estamos e n deuda tambiXn con el personal editorial de la Stanford Un~versityPress y su director, Norris Pope. En particular, queremos expreser nuestro agradecimiento a Charles Allen y John Feneron por su orientación editorial, su eficiencia y su proFesionalismo smable en la producción de este volumen. Moramay López Alonso y Armando Razo ayudaron hábilmente a la preparación del manuscrito. Agradecemos igualmente la cooperación de John Coatsworth, quien leyó y comentó este volumen en su totalidad. Stephen Haber LA BRECHA enorme que separa los ingresos p e r capita de las ecoriomías principales de la América Latina y las econoniíris del Atlántico Norte no es iin producto del siglo XX. La proporción ingresosper cayira latinoamericanos/ingresosper capita de la 01-ganización p2ra la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OcnE) ha sido notoriameiite estable durante los pasados noventa anos.[ Más bien, la brecha del ingreso es un producto de los siglos XViIr y XIX. Durante ese periodo. las econorriías del Atlántico Norte experimentaron un proceso de :ransforrnación estructural qiie generó un crecimiento económico sosteniciu. Las ccüi:amías d e la A ! ~ é r i ca Latina no siguieron esta vía de crecimieiito, estancandose dlLirante la mayor parte del periodo. De acuerdo con una estiniacióri, entre 1800 y 1913 el producto interno bruto (PIB) p e r capita creció una vez y media e n México y nada en absoluto eri Brasil. El 1)IB per capita de los Estados Unidos s e sextuplicó durante e! niismo :~criodo.En lb00 el icgreso per cupita de los Estados Uiiidos erc: ligerameiite inenor que el aobie del d e México y aproximadamerite cl mismo q u e el de Brasil. Para 1913 el PIB de los Estados Unidos era cuatro veces mayor cliie el d e México :J siete veces mayor qge el de Brasil ? Lds con~ecuenciasde este retraso de! desarrollo e c ~ n ó x i c ode la Aniéricz Latina han dominado la investigación histórica latinoamericana desde su comienzo como una disciplina académica en los ~ ñ o cuarenta. s En gran medida, la historia latinoa~nericana ' El autor desea agradecer a Jeremy Adelman, Edward Bzatty, Jcffrey L 30:-tz, XIarsy A. H a b e r , A n n e G . Hanley, Kebecca Horn, l i e r b e r t S. KLein, LIarh Kleinrn:\n. X!ine Krueger, Dutiglas Cole Lihby, :iuel Llaurer, Robert Packenham. 5lario Pastore, Jean-Laurent Rosenthal, Richard Sal?riicci, Kennetli Id S7j<.'~!3fi. \Yi!liani Sunlmerhiil, Mauricio 'í'ciiorio, Eric van Yoi~ngy al dictaminador de Stanford Press por sus corneniarius d e una versión anrerior de esre articuio. Todos ICJS e r r u r e s d e intzr131-etaciórisan de l a responsabilidad exclusiva del autor. Müddison (19S3), p 1s. Calcul;ic:o con base e n ei cuadrci 5 del capítulo 9, p. 318, (1,. t:brC ..-oiunien. ' ' s e ocilpa fundamentalmente de 10s movimientos socialos ccnflictos políticos engendrados por la pobreza y la desgenera!izadas. ES posible que en ningún ctro campo de la historia 10s investigadores !;e hayan dedicado a l estudio de las iarnificaciones sociales, políticas y culturales del cambio económico como 10 han hecho 19s latinoamericanistas. En efecto, el enfoq u ede la historiogrdfía latinoamericana en el mundo material ha sido uno dc sus puntos más fuertes. Este volumen busca iluminar las causas del retraso del desarrollo económico latinoamericano durante el siglo xrx. Los ensayos están enlazados por tres características comunes. La primera e s su enfoque para entender los obstáculos del crecimiento a principios del siglo XIX y el proceso por el que s e superaron estos obst ~ c i i i o sa fiiies del siglo, cuando las econoniías latinoamericanas enipezaron a crecer rápidamente. La segunda e s su enfoque en !as dos economías más grandes de la América Latina, que uenen las tradiciones más antiguas de investigacióii empírica en el siglo SIS: Brasil y México. La tercera y quizá iiiás imnortante de estas s la tracaracterísticas e s que tvdos los ensayos estün i ~ f l u i d o por dición de la economía ael crecimiento. Por tanto. constituyen un alejamiento de la antigua tradición de la d e p e n d e ~ c i aen la historiografía social y zconómica latinoamericans. La tradición de la ecgnomía de! crecimiento tiene su origen en un grupo extriorciinario de invzstigadores que durante los años cincuenta introdu~eronla utilización de tecriicas cuantitativas en el sstudio del proceso del ci,ecimienio económico. Los econor;iistas del crecimiento, de cntre quienes destacan Aloses ?ibramowltz y Sirnon Xuznets, desarrollarcn y refinaron un gran al-seiia! d e instrurrientos analíticos y técnicas cuantitativas, qiie incluía la contabilidad del ingreso nacional y la medicibn ae la protluctividad, y se pusieron a medir sisteináticain?nte los fuc:ores del crecimiento económico a largo plazo por todc e! mundo. El resultado fue una demostración convincente del poder de la aplicación de estas nuevas t6cnicas cuantitatiT:as a grandes corijuntos d e datos empíricos a fin d e verificar hipótesis acerca de las fuentes y !as pautas del cambio e c ~ n ó m i c o : ~ El método de investigación de la economía del crecimiento :;c convirticí en iiioiielo de 1;) iilvesiignci6n en la historia econóiiiica de los Estados Uiiidos. Cuatro nocioncs f~icronfundamentales para esta eiifoque. IJrimero, las cuestioncs exaitiinadas debían enunciarse en 111: Ieiig~iajepreciso. Segundo, 12s hipótesis coiisideradas debi::n ser cspccificadas dc modo explícito, lógicamente congruentes y rcfutablcs. Tercero, las variables pertinentes (!ebian especificarse de manera explícita, y los datos debían i-cunirsc y analizarse de niaiicra sistemática. Ciiarto, las hipótesis debían evaluarse a la luz de 13s pruebas cuantitativas y cualitativas, teniendo cuidado de sesgar las verificaciones en contra de las hipótesis consideradas, a fin de asegurarse de que los resultados no se obtienen por i i i i artificio estadí~tico:~ Lri consecuencia, la Iiistorin ecoiiómic3 de los Estados Unidos ha logrado importantes avances durante los pasados tres decznios y s e ha convertido en una disciplina coherente caracterizada por su dcbate metodológico, sris programas de iiive~tigacióncompartida y su continuo aiitoexarnen disciplinario. Esto no tia ocurrido en el campo de la historia econórtiica de 1:i América Latina. Por lo ~ o n t r a r i olos , latinocimericanistas siguicron un progrania de investigaciór, muy diferente, que no sólo se a!ejó de los supLiestos teóricos básicos de la economía de! crecimiento sii!c que también evito el USO sistemática de datos ciian:itativos pera verificar nipótesis explícitamente elaboradas. Ccii ~ b , i e t ode conipi-rncirr cómo y por quk ucurri6 esto, yc!ltender las cons~cueiici,isi;iie!ec.tiia!es de esa divergencia a largo p:azo, cste erisayc; examina el dcsenvo!.~imiento de los campcJs de !a h i s ~ o ria económica latinaamericana y estaduniderise dzsde los años sesenta. Los pi.imeros rconomistas del crecimiento dedicaion la mayor parte de su i~vestigación,aunque nc tcui, a las econon:ías indus. particular, cerrtraron su atenciGn eri ;OS Estatriales a v s n ~ u d a sEn dos ünidoc, btilizando su historia econimica ccmo un laboratorio para el estudio del proceso de creciniiento eri general, obteniendo así ciertas lecciones que podría11aprovechar otros paises. Sti apliración de nuevos i~iétodoscuantitativas al estudio del crecirnieil- El interes d e los economistas yor las causas del crecimiento económico fue en si mismo un producrc d e la segunda G u e r r a Miiridial. Esta fue la piiniera g u e r r a ganada fundamencalmcnte por el raso: sencillaniente, lo3 F:stados Cnidos producían niás quc las potencias del Eje, lo q u e le permitió poner eii el can?po d e batalla m á s 1rc~p:isy a r m a s que s u s encniigos !Idemás, l«s p r ~ b l c r t i ~de t i la r ~ c o n s i r u c c i ó ndc 1,:iiropa y las considerables diferencias dcl ingr ..s'J pi8r ,. :::ci en::-? Europa y los E?- tados Unidos inmeiliatarnentt. después de la gucrra desempeñarar. tani?ién uri ~ a p c i para que los ecoiioinistas se sonccntraranen el crecimiento. es ir^:: en L e u d a c o n Moscs Abramo\vitz por habcrr.:r: aclarado este puntri. Véase u n a ir'r~duc;iÓn a la c r e ciente bibli«,:rafia ccon6m:;a en Kuzneis (1953. 1966). Véase :J!I an:ilizis t'xcr: *iliiede lo que hahía :!E nue\.o ciila r--i-:.~::;:s : :storia ccci .ii;rnica en i ) : i ; i i . ! ' 161 L t b 1 tu ecol~óriiicod e los Estados Uiiidos tlcsató una i'evolucióri cri la liictoi-ia econóriiica estadunidense, ,)riginando un enfoqge que 1-2cibia tlixrersos nonibres: ciiomctría, llistoria econométrica o nLic.va historia económica. En efecto, m~icliosde los precursores de la nueva historia cconórnica, con;o Richard Easterlin, Stanley Engei.niari, Robtr-! E'ogel y Robert Gallinan, habían sido discípulos de Kuznets." A principios del dccenio de los setenta la nueva historia ecoriómica había desplazado a los otros enfoques del estiidio de la historia económica estadunidense, orientados hacia la historia de las eiilpresas. Asi rescribió gran parte de !a historiografía económica [le los Estados Unidos, destruyendo las interpretaciones tradicionales del sistenia colonial de aprendizaje, la esclavitud, el c u s o del desarrollo industrial, el efecto de los ferrocarriles, los caniDios de la disti-iburión del ingreso y la riqueza, y mucha otras cuestione^.^ Estos logros 5 0 debieron a tres progranias de investigación iiiterrelacionadcs. El primero de cllos fue la medición de los factoLA ~ l t ; ~ ~ i i i i e ieconórnic:, itu estaduiiideiise r-1 iii1.g~plazo. E s ~ a " IJor supuesto, cssto no ~ u g i e r eque fuesen sólo Kuznzts y s u s discípulos los ci-e;idorcs d e la nuevz hjsiciria económica. La nueva historia económica s c erigió e n un;i airiplia has: ac¿ici&tiica.E n algunos sentidos, Alcxander Gcrschenkrbn (zuyos discípulos incluían personalidadzs tan pronlineiites d e la clionietría c o m o Paul David. tlibcrt rishlow. ?crcr Teniin y D i t d r c McCloskey), IVilliafii P a r k e i ( e n t r e cuyos discipulo, s c irlc!u:,c G-ivin 'vVrigti:), Douglass S o r t h y Lance Davis fueruii igualmcrite L lilliy~rriies.L ' ~ 1 . 0 si .\LC¿41'e tcdos est3s iri~.cst;gaduresdestacarori la especificación ~ l c i , .da e las i;;pttes;i: y I 3 vcriiiracicn a !a ,uzrlc conjun:os de dztor sisteniaticarne;i !? rriinidris, y ~ , J P i,.it¿~t> t r a d i c i o n ~ sde i n nrgunieiit-lzió;i surgierori del p r o g r a m a d c i n v x t i n a c i ó n rle la ci:ogioria del cr?cimien:o del q u e Kuznets fue uno d e los principdies prcgenitoi-es. E; posible qiie en ningún ámbito s e demosirara ni42 c l a r a n ~ e n t c eFta pre3cupaciur ;>or el nlétodo y las pruebas qlie e n lc: debate; del pripel dcseinp e l a d o poi' los ferrocsrrilcs e n el desarro!lo econóriiicci de los Estüdos IJiiidos, er. los qiie !os di-cip8ilr>sI r I\uí.ncts y de Gerachzrikrori f u e r ~ nlos p r i n c i p ~ ; e sparticipantes. K,)f u e Iin acci:ci!t? histori3grifico qLe ei primer asunto i m p o r t a ~ t eebordado por los nuevos historiadores económicos fucse ei efec:a d c los ferrocarriles en 12 cconomia e s t a d u n i d e ~ i s eantes d e la Guerra Civil. Simon Kuziiets y 'N. II-. R o s t o u debatierori d u r a n t e rnuctio tiempo la importancia de los "sectores Iídcrcs" 2n el proceso d e crecimiento. De acuerdo con la concepción rosrowiana, no hubo quiz4 nirigún sector m i s importante q u e e1 d e los ferrocarriles. E1 exame,? del c i e r t a d c los ferrocarriles eii la e c o n o r i a d e lo: Estados Vnidqs f u i asi uno verificación hisrtjrica dcl crifoquc ros;on.iari(~1%.rcsolvió el debate d e los sectores líderes e n favor d e K u z nets. quien a i g u i a q u e el proceso d e crecimierilo s e caracterizó por un cambio en un f r e n t e amplio de sectorcs intcrconectados, no por el crecimiento r j p i d o e n algui: "scztoi- líder". l't!aae Fogel (19641, Fishloiv 11966). David (1969) (' Véase e n A t a ~ k y I'assell (1994) un excelente resumen d e los logros empiricos ~ic.la nueva histo!.! 4 .c.: !61rii:a 1 ..c. : 13 ' . inoestigación tenía un2 fuerte orientación hacia las cpentas nacionales, debido a su origen intelectuai en la ob;a de'gimon Kuznets, pero pronto s e amplió para abarcar un conjunto más vasto de cuestiones que afectaban el crecimiento de la productividad estadunidense durante los ]>asadosdos siglos, incluyendo los cambios e n el acervo de capital, la fuerzü de trabaja, los salarios, la nutrición, la escolaridad y las tasas de mortalidad y fecundidad de los Estados Unidos. Esta obra trataba también de i r más allá dc la medición del crecimiento nacional mediante el examcn sistemático del crecimiento de la productividad en sectores económicos individuales, como el transporte, la agricultura o la m a n ~ f a c t u r a . ~ El segundo programa de investigación fue el estudio sistemático de las fuentes tecnológicas e institucionales del crecimiento económico. Los investigadores habían reconocido desde hace mucho tiempo que detrás del czmbio en las tasas de ahorro, la asignación de la fuerza de trabajo y la formacihn de capitzl s r encontraban ,liiportantes irinovaciories organizacionales y técnicas. E n consecuencia, los hjstoriadores eccnómicos estádunidenses aplicaron sus poderosos iiistrunientos anaiiticos al estudio del efecto de esos cambios e n el desarrollo de la economía d e los Estados Unidos. En sus primeros años esta obra fue dominzda por dos cuestiones fundamentales: el efecto de la institución d e la esclavitud e n el desarrollo económico del s u r de los Estados Unidos, y la reperc:usiÓii del carácter peculiar del sistcrna financiero estadunidense er. la estructura y e! crecimiento de la economía de los Estados U ~ i d o s Esta . atencijn en las fuenTes dei crecimiento s e aniplió pronto para abarcar iir, vasto cccjunta de asuntos que iacluía las causas y las c o n s e c u ~ n c i a sde la actividad inveniiva, la difl~si0n de las innovaciories t é c ~ i c a sla , proiiferación del ci-edite; al cofisumo, la ecozomía de la discriminación rociel y sexual, la dinámica de la migración y la estructura de la tenencia d e la tierra." El tercer programa de investigación implicaba la aplicaciiin f o r ~ a de l la teoría económica a la comprensión dei cambio ins1.itucionai Si el carácter de las instituciones económicas y políticas estadunidenses desempeñaba iin papel en el desarrollc econóniico de los Estados Unidos, los investigadores empelaron a preguntarse cómo progresaban y chnibiaban a lo largo del tiempo estas instituciones. También tenían curiosidad de que algunas socieda- INTR~DUCCI~PJ ~ Ó h i 1 0S E REZAGÓ 1,A A M I ? I < I C AL A T I N A 1 i I 1 i ! - 1 La mejor introducción a la bibliogafia e s E n g e r m a n y Snllman ,1986). Véase también Goldin y Rockoff 11992). "a mejor introducción a la bibliografía d r i rema e s Fogel E x g e r ~ a n(1971 des desarrollaban ambientes institiicionales propicios para el crecimiento econbmico mientras que otras no ;O hacían. A partir del trabajo de Larce Davis v Douglass North, los historiadores económicos empezaron a teorizar sistemáticame~tcacesca de cómo el cambio institucional posibilita la actividad económica reduciendo los costos de las transacciones e incrementnndo la certidumbre. Fundamental para este enfoque e r a el estudio de la manera cómo la especificación de los derechos de propiedad creaba incentivos (o desincentivos) para las inversiones multiplicadorús de la productividad en nuevas tecnologías y tkrnicas.' Esta reorización formal acerca de las instituciones y el desarrollo econcniico s e ligo pronto a la tradición empírica de la cliometría. Este enfoque se ha centrado en particular en la historia financiera de los Estados Unidos, analizando la relacijn entre la regulación, el desai.rollo de las instituciones y los mercados financieros, y el desempefio económico.1° Estos avances no s e han lcgrad3 sin grandes controversias y Qebates." Conio ocurre con todos los programas de investigación ,.ielitíf'ica, las fror,:,i;, i;i;,:evtUú;;s A:,. -:----.I d U 1 3 L l p 1 1 1 ~ U31Clllpl L l l u l l 1- .:-1: 1 sido muy debatidas, en realidad, a veces con considerabie acrimonia y enemistad personal. Pero al contrario de lo que ocurre en algunos campos d e la investigación académica, las controversias de la historia econóniica estadunidense s e han centrad3 e n !a calidad de las pruebas, la aplicación correcta de los métodos y la congrcenc,ia lógica de IGS modelos. Pgr tanto, aunque continGan los debutes acerca de varias csestiones decisivas (como los debates actuales respecto a 13 historia cie la discriminación sexual y racial ei-i los mercados laborales de los Estados Unidos), hay reglas bien áefiriidas sobre las pruebas y la argumentación quz rstrucrurun esos debates. Zn suma, los historiadores econóinicos estaduiiiderises han acordado sobre cómo deberán discrepar, y esto ha sido esencial para el desarrollo del c2.mpo ccnio disciplina coiiesiv: y coherente. Davis Nortn (1971). Véose tambion North (1990). En el centro de este campo se encontraba Lance E. Davis, q ~ i e ya n había encabezado el estudio moderno de los mercados de capital cuando pasó a ocuparse de la teoría del cambio inslitucional. Véase algunos ejemplos de la evolución de este canipo durante los dcs pasados decenios en Davis (19631, Davis (1965), Lamoreaux (1086, 1994). l 1 Es posible que el más acalorado de estos debates ocurriera acerca de la economía dc la esclavitud. Véase una introducción al debate en Fogel y Engerma:~(19/4), Dacid ct al (19761, Fogel (1989). !J ' I lo b i I,;i rcvolucióri de 19s cfifoqiies y los mCtodos'en la histo:-ia ecoiióiiiic,~cstadunidci-ise no ocurrió e n el conto;to latinoamericano. I,:sto no quiere decir que no hubiese investigadores que siguieran las ti.adiciones iniciadas por Abramovitz y Kiiziiets, pero si que los ciifoques y los métodos de la nueva historia económica s e viei.on ccli[>sqdospor u11 pr:)granla de invcstigacióri rival que no hacia hincapié e n la especificación y verificación sisteináticas d e las hipótesis. El resultado fue que la historia econonlica latinoamericaiiti desarrolló un ciierpo fáctico y nietodológico niucho más débil. 111. los tres programas de investigación que han dominado el campo de la historia ecoi-iómica de los Estados Unidos, e s probablc qiie cl de mayor resonancia entre los historiadores económicos 1:iti~io:in~cricanos haya sido el estudio de los factores del creciniicnti) cconórnico a largo plazo. Pero aun aquí, In cantidad de trab a , ; que ~ se ha hecho es sólo una pequeña parte del realizado e n el coritcsto cstadunidense. Esta obra ha ccnsistido primordialmente en 1:i estiniación de los Ingresos ~iacionaieslatinoamericanos desilc f'iiics del siglo xrx. Una parte de esta investigació~ifue patroci.;...A;:,; .;.!;;S p ~ b i c r : de ~ ~la) A ~ n l é r i c ~I,:i;u a :i:,cSs de :-; b~ncos cenii ale:; n 312s organisn~osestadígrafos, pero gran parte ha sido liecha también por estudiantes latinoamericanos graduados e n uni~.i:!,cidades estadunidenses, sobre todo en la Universidad de C h i ~ 3 g o .Algunos '~ historiadores econClmicos de la América Latirlú --t:~itrclos que destac¿lri Carlos Díaz-Alejandr~,David Denslow, .'-l,ii.L X c y ~ o l d s ,R4arkos PvIanialnkis, Nathaniel Leff 5. \Vllliam '.í:$ edviy- :a:nbiGn co~ifigurai.onSLI trabajo cn la trh-iaicióri de !a r : l ~ l i c i ó ~de i las facto1.e~dcl c~eciinientoa Iergc~plazo.:' P e r el ~ ri~:mode este trabajo se frenó en !os afios setenta. En el campo latirioüri;ericanc, no sul-gió la clase de investigación cor.';inuá del ian:!;io estructursl. las fuentes dc: c r e c i m i e ~ t ola , aciirr,ciaciói~de c,i;:~:,:!. inu tendencias de la distribución del irigreso y de ;a fuerza (13 trLlb;ijoa largo plaza qu,: ocurriera en los Estados U ~ i d o s . .. ,..! .itr.o programa de investigücicn principal de la nue;.a histor-in ,..-onómica,el zs:ii,lio de las í i i e ~ t e s Lecnológicss e institucio.iel crec,imientci, ~ r , c o n t r óininos seguidores aún zntre los ir~iericanistas.Desde fices de! decenio de los zixcuenta . , . . , fines del siguiente, varios in~restigadorestrabajzrqn e n la , - . .. e!rinplo más ~ ~ i i o i : dctc i i este trabajo q u i z á sea el dc Contador :. a d d a d so:l. L'éase Coniado:.:. Ii:..!dad (1975). IIa~ldad11978) ,lr)\i. !137-lj, Ili.:.-.:l':,rindi-o i 1970;, I.eTT t 19823. 1982b I.:.:malakis 4 , :,..?yy i:,-: . !,!? ( [ C I - r ) , . tradición kuznetsiana de estudio del proceso del crecimiento económico moderno mediante el análisis detallado de sectores econóiiiicos individuales. Este enfoque fue iniciado por Stanley Stein, quien a fines d e los anos cincuenta escribió la que e s todavía la obra clásica de la industrialización brasileña. En efecto, uno de los primeros ensayos de Stein, de la historia de la industria textil brasileña, s e publicó e n un volumen compilado nada menos que por el mismo Kuznets.14 A lo largo de ios anos sesenta y durante los primeros de los setenta el trabajo en este sentido continuó e n gran parte financiado por el Centro de Crecimiento Económico de Yale.15Pero a mediados de este último decenio este programa de investigación empezó a s e r descartado por los investigadores más jóvenes. Esto no quiere decir que desapareciera por completo esta tradición de investigaciór.,16 pero si quiere decir que se convirtió e n una corriente menor dentro de un campo que sigiie un programa de investigación muy diferente. El uso de la teoría formal para entender cómo las instituciones estructurar1 el crecimiento e c o n ó m i c ~ericontró menor resoriancia aún entre lns 1atinoamel.icnnictas. P¿r süpuestci, liay una aririgua tradicijn institucionalista entre los historiadores económicos latinoamericanos que procede de la obra de William Clade, Latin American Ecor,ornic~.~~ Pero el enfoque de los derechos de propiedad y los costos de transacción para el estudio de la actividad económica, asociado a Douglass North, encontró pocos seguidores entre los historiadores latinoamericanos. Hasta f.ines del decenic de los ochenta, el Único iritento de introducir el enfoque northiano de los derechos de propiedad, par2 ectender como el ambiente institilcional de América Latina im9idió el creciniiento, fue el artículo ahora clásico de John Coatsworth acerca del Méxic a del siglo MX. Dos de los discípulos de Coatsworth, Xobert Ho1.den y Da;rid Walker, adoptarcc luego algunos de los conceptos de los derechos de propisdad a s c trabajo sobre las conipañías desl4 Steiri (1955, 1957). lS\'érce, por ejemplc, Faer (1965, 19691, Leff llSh8a, 1968b). Mamalakis y Reynolds (1965). l v ~ a r i o sinvestigadores, entre los que dcstocan Nathaniel Leff y John Coatsworth, continuaron e! trabajo en esta direrción. Véase I e f f (1982a, 1982b),Coatsworth (1981). Además, durante los decenios de los setenta y ochenta continuó la investigación de las fuentes del crecimiento econónucc y ei estancamiento a manos de un gmpo de jóvenes investigadores latinoamericanos, sobre todo en Brasil. Véase ejeinplos de este trabajo en Suzigan (19861, Peláez y Suzigan (19761, Villanova y Suzigan (19751, Versiani y Mendonca de Barros 11973, Cárdena: c1988). Glade (1969). '' , ? 7 I N T R O D U C C I ~ N , w. . ' . I 17 lindadoras de tierras y las empresas mercantiles, respectivamente. Además, iiri libro reciente de Jeremy Adelman utiliza la teoría de los derechos de propiedad a fin de entender los caminos diveigentes seguidos por la agricultura argentina y la ~asiaditinse.'~ En suma, no ocurrió entre los 1aUnoamericanistas el avance aiitorreforzado de la investigación como sucedió e n el contexto estadunidense, caracterizado por el autoexamen disciplinario, el debate del método y los programas de investigación compartidns. En efecto, algunos de los investigadores mas prominentes del campo latinoamericano, cuyo trabajo inicial estaba muy influido por la tradición de la econori~íadel crecimiento, ebandonaron abiertamente este enfoque para el decenio de los setenta. Hay tres razones de esta divergencia entre la historiografía latinoamericana y la estadunidense. Primero, aunque muchas tesis doctorales de primera clase, en el campo de la historia económica, fiieron elaboradas por zstudiantes latinoamericanos graduados en universidades biitánicas y estadunidenses, éstos no continuaron e n general dentro de ese campo al retornar a sus paíse.4 T .os bajos sueldos acad6micos e n la América Latina, aunadcs a las atractivas ofertas de altos cargos gubernamentales, eran iiicentivos poderosos para abandonar la universidad. Esto frenó e l crecimiento de la nueva historia conom mica en la mayoría de los países de !a América Latina, porque los académicos que podríar, adiestrar a la siguiente generación de historiadores ecoiióniicos s e ericontraban en los ministerios económicos, no en los salones dz clase. Segundo, la difusiór de !a nueva historia econcrnica a ios países latinoanizricanos s e frenó también por el alto c ~ s t cdel procesainierito d e grandes conjuntos de datos cuarititativos. En virtud de que los Estados Unidos estaban a la cabeza del mundo er, tecnologia de las sompiitadoias y tenían universidades relativamente opulentas, nc resultaba sorprendente que fuese ahí donde s e preseiitara la aplicación generalizada de técriicas cuactitativas a las cuestiones históricas. Z n los países iatinoamericanos, el elto tosto de las conputadoras constituía Un gran obstáculo hasta hace pocos años, cuando la revolución de la computadora persona! redujo drásticamente el costo del procesamiento de datos. El tercer factor que impidió la difusión de la nueva historia ecol a Debe senalarse también que Coats\vorth fue asimismo el único historiador económico de un departamento de historia que adoptó los métodcs de la cliometria. ',.>a;? Cu;itswoi-th (1978, 19Vli, Holden (1994),Walker (1986i, Adelman (19941. L 18 CÓMO SE REZAGÓ LA A M ~ ~ R I CLATINA A INTRODUCCI~N -w. nomica en ei contexto latinoamericano fue el que ésta s e vio eclipsada por la competencia de otro programa de investigación. Eii lugar de investigar cuestiones referentes al ritmo y la estructura del crecimiento económico latiiloamericano mediante la a p l i c ~ c i ó n de los métodos y los enfoques de la cliometría, el campo latinoamericano en los Estados Unidos adoptó un modelo de investigación que rechazaba fundamentalmente la lógica económica neorldsica, el análisis desapasionado de los datos cuantitativos sistemáticamente reunidos y la especificación de hipótesis verificables. En parte, el rechazo de la tradición de la economía del crecimiento surgió de una crítica sobria de la economía neoclásica. Desde fines del decenio de los cuarenta y con mayor fuerza durante los iiríos sesenta, los economistas latinoamericanos empezaron a evaluar críticamente las creencias básicas del pensamiento neoclásico tal como s e aplicaba en la América Latina. E n particular, cuestionzban dos de las nociones centrales d e la economía del crecimiento: que las leyes económicas que gobiernan a las economízs desarrolladas s e aplican igualmente bien a las economías subdesarrolladas, y que las relaciones económicas entre las ecoiioinías desarrolladas y las subdesarrolladas generan siempre ganancias económicas para am5rs.14 Por lo que s e refiere al primer punto, economistas del desarrollo conlo Ragnar Nurkse y W. Arthur Lewis argüían que las economía2 en desarrcllo diferían de las economías desarrolladas porque las primeras poseían "ofertas ilimitadas de manc cie obra", lo que signjficzba que !as leyes de! movimiento d r las economías subdesarrollzidas e r a n fundamentaimente diferentes de las que gobiernan al rnzndo desarrc!lade.2V.demás, los economistas del desarro!lo argüían tambi51-i que ei proceso de "indiistrializ,ación tardía" e r a niuy diferente de la industrialización de las economías avanzadas y requería conjcntos de políticas que tonara11 en cuenta estas diferencias. Esta concepción no s e apoyaba sólc er. el éxitu aparerite de !cs rncaelos del desarroilo con sustitución a€ importaciones en los decenios de los cuarenta y cincuenta, sin3 tzmbién e n el influyente Lrabajo de Alexander Gerschenkron sobre la historia industrial de los países europeos seguido re^".^^ Por lo que concierne a la segunda afirmación de la economía del crecimiento (que e! comercio entre economías desarrolladas y subdesarrolladas era mutuamente beHirschman (1981),cap. 1. Véase una discusión excelente de esta cuestión en Hirschrnan (19811, pp. 7-10 2 1 Gerschenkron (1962). Iy 2u ' b 19 n é f i ~ ~~ ) a, c Singer s y Raúl Prebisch habían d h o s t r a d o de modo independiente que, por lo menos de acuerdoc,on las prubbas limiIadas que ellos reunieron, los términos de intércambio de'los paises laticoamericanos s e habían deteriorado de manera secular desde fines del siglo XIX hasta el decenio de los cuarenta. Por tanto, el comercio internacional no era necesariamente un motor del creci~iento.~~ A corto plazo, esta crítica de la economía del crecimiento generó el surgimiento d e varias historias económicas de la América Latina escritas desde un punto de vista estructuralista (como s e llamaba a la escuela de Prebisch). Estas obras, como ei estudio de Brasil realizado por Celso Furtado y el estudio de Argentina elaborado por Aldo Ferrer, intentaban explicar los diferentes caminos del crecimiento d e la América Latina y los Estados Unidos. Su origen intelectual e n la crítica de la economía neoclásica condujo, i ~ ~ f o r t u n a d a m e n tae ,su rechazu de los poderosos métodos analí:icos y cuantitativos de la llamada economía del crecimiento. E n efecto, Ferrer pudo escribir un análisis económico de s u pais, Argeniina, sin incluir un solo cuadro e s t a d í ~ t i c oComo . ~ ~ explicaba Ferrer: El método seguido en este libro consiste eri sistematizar el análisis del proceso formativo de la economía argentina mediante la diferenciación de etapas históricas, dentro de las cuales el sistema económico se desecvuelve y orienta conforme a pautas determinables ... Los trabajos de Celso Furiado sobre la economía brasiiefia [destacan] la utilidad de este tipo de enfoque del proceso formativo de una ecoriomía. Es posible definir, superarido el complejo de datos que generalmente agobian á las historias econóinicas traáicionsies, el comportamiento del sisterna económico eri sus distintas circuiistancias histórica^.'^ 2; La p r i n c r a ~rticulaciónde esta concepcinn puede enc9n;rarse en Naciones Lnidas (1950).Véase Lin resumen de la pcrspectivú y un análisis de sus consecuencias ea Hirschman (1981), cap. l. Véase una crítica de esta concepción en La1 (1985). 23 Me refiero aqaí a la primera edición er? español de 1963. La traducción inglesa incluia un apéndice estadístico ds siete cuadros, perc los cuadros se referían a variables que no se discutían en la crítica estructuraiista de la economía neoclásica. como el tamaño de la población, la extensión de la red f e r x v i a r i a y la proporción exportaciones agricolas/producción agrícola. La misma crítica podría enderezzrse en gran parte contra la interpretación estructuralista de Celso Furiado de la trayectoria económica de Brasil. Aunque Furtado presentó datos cuantitativos en forma tabalar, lo hizo para los fines d e la descripción, no para verificar hipótesis de la manera en que xnpezaban a hacerlo los nuevos historiadores económicos. VCase Furtado (1968, 1970), Ferrer (1963,1967). 24 Había algo misterioso en la manera como se dzterminaba la "pauta" de las etap a s históricas en esta y otras obras esiructuralistas de la historia económica. en vis- En defensz de los h i s t ~ r i a d o r c cstructiii.nlist;:s s 1, oti.:)s ci.iticos de la economía del ci.e~:imic:iito, ~)odriariios;ii.k:iiii. c l i l i b sus idciis acerca d e la naturaleza s u i gc:tlc.ris de las ccoiioiiii:is 1;i~iiio;rnicri canas se postulaban como hipótesis qiic debiiir, s e r vcrific:idas Por desgracia, fueron tomadas como vcrd:idcs iic:.cs;irias por gran parte d e los estiidiosos de la América I,;itin;i, iiicluidos los historiadores. Como dijera tan accrtada~ricritcAl!)ci.I 1 lirscliniari: Ocurrió algo cui.ioso en cuanlo se seiialó que la ir?i:.i.;:cii(')ii cii1i.c p r r í ~ ses ricos y pobres podría tener cii ciertas circunstanci;is I;I ii:iiui.alezri de un juego antagónico de suni:i ceso: muy proiito resul:ti iiitelc~~iial y políticamente atractiva la afirniación de que tal era la csihiicia clc la relación, y que persistía como una Icy dc hici-1.o cn todas I;is I'iiscs cle los contactos del Ceritro capiteljsta con la Perifei-i~.~" En suma, muchos latinoamci-icanistas llegar011 71 cicci. - C I I giaii medida coino un articu!g de fe - qiie el sLi'udes:ii*i-ollodc 1:) América Latina era un pioducto del capitalismo triisiiic\. Por t:.nto, rechazaron la tradición iicoclAsica del anA!isis ~:co:loriiico.I,n itiayoría de los investig;idores ac,?démicos qiie scgiiiii~iesta corriente combinaron infortunadainente los poderosos iii.itrliinentos analíticos y cuaníitativos del análisis del creciiniciito con un conjunto particillar de prescripciones dc políticas y nharidonason el análisis sistemático, t e ó r i c a i n e ~ t einformado, de los tlr:tos pertinentes como uii niodelo para ;a investigación del p:i.;ac?o ccontimico d e la América Latine. El resultadc fue el r2piiio rc:.-.enso y !r: preeminencia de un cuerpo de perisamicnto que I l e , ' a; conocc~rsc: como !a teoría d é la depeiidencia. La teoría de la dependencia niezclaba nociones i;i;:rxistas del análisis clasista con una crítica estructualir;ta de !a teoría drl con i e r ~ i oiiiternacional, aunqiie !a dependencia nc era r l i i:sii.i~ct~ralismo ni r n a r x i s i ~ o . Xri : ~ el ceniro de !a teoría se cnconti.ai~ala (30 13 d e que r'errei-rechamba e::pli~itoini:ntc 11 prcsentaciori y el a r i ; ~ i i ai71ei1i:.iii:oa :~ de los datos cuanLitalivo>.Fcrrer ;1967).p. 1 [página 24 de IZI versiori e n i nstclldno di:l Fondo de Cultura E c o n i n i i i i ~ j 25 FIirsctirnan (19811 p 17 [$ig!na 31 la Iraducción al casie!lano dcl i:t,i:l. El t6rniino d e teoría resultaba yrl :o ;lpropiado porque los dcyciidcniistas n(; ~ . s n e c i f i c a b a ni n verificaban hipótesis. Coi;io ha sciialado Kobcrt I'rickenhani, I;i ieoría n o se expresaba dc m a n e r a que pevrnitiera la ver:f~cacióndc s u s coiiseciienciiis a lz luz de las pruebas ciripiricas En t!lei.to, el holisrno epistcnioliigicci de la Icoriü tornaba dificii. si no es q u c iniposiblc, !a evaluaciún de la v a l i d c i del niotlclo sobrc L3ascs ernpiricas Véase FJackeiiharn (1992; Véase en l<laréii 11Yd6) un:i cscelenic i:!.roria iii:e!ectual del iiiisarrollo de In t , r r , : d c la drpendii.nci:i y i:!1. .~.i,n<.i;!cihii .;c. las n n t t ~ i ~ i o r cttXc!ri;i, s de! dcs:ir:r~!lr~ ~ n i i : i n!:irxisr,i d . , . ' - ; : , I I !>r,,ili,! I C I I L ~ I O ;L ~! ~ , t - ! I ~ L O , !LI<:! :,.:-l l,?>ar,~o!:~~ , , , . ; . .. ~ , S ii.)ii dc. cliic los tCi-ii)irios tic iiitci-c;:iiil,io de los p;iíscis 1;iliiio ,..~.i~.;iiios se iict~:i.ioi.;ib;iii.i lo Iti;.go L!C;ticiiillu. el i)i.ccic)d c Iiis ;~~~:.t:icioiics de pi.od;ictos ~)riiii;ii-¡ostlc la rcgi<':i ilccliiinl)n se,: Il~lllclltce11 i~c1:lcl~lil COI1 el [li.ccio de siis iill~loi~t¿lcioilcs illclIls! i t _ s pi~oveiiiciiics de 1;is (,co11oii:i;~sdel f\tliiiitiro Noi.t~1.Ida lotiicitiii ccoritiiiiii,;~0~lii.i.i;iiisi 110r iiicdio tlcl "iiitcrc;iiiil~io ; . . ;ii;iIM. 13n si niisiiio, este iio ei.;i i i i i iirgiinicnto iiiic\.o: la iioción ' i!i ticterioi-o SFCIII;IÍ. dc los téi.11111ios (ic iiitei-ca~nl~io de l:i AiiiC. ! . , t 1,titiiia había sido el~ibor;idnpor I->i.cbiscliy ~>oi'Siiigcr a í'incs ! ~ % ! clcccnio dc los cu:ii.cnta. I'cro los "depcndentistas" (como s e .:i;i;)a a los p r a c t i c n n t ~ .d~c la tcorí;i de la depeiitleiiciai ilizin , , . , al15 en sil critica, sostci\iciido qiic la protección y el siibsidio ; i iiitlusti-ia nnciori;il siigci.idos p o r los csti-uctui-alistas iio era , -ol~iciórisuficiciiic :\lii-ni;ib:in qiie la dependencia d e las r;li~ ~ i c i o n a ldc e s la 1\1112ric;i1,;iti;in frente al cripital y el apoyo pocstranjeros, aiin;iil¿i ;: liis coiisicicrablcs g:inniici:is privadas I:is < ' l i ~ c : srincion;ili~sohicnian Ji.1 intei.1-ainbin tli~sigii;il.t i i i ,~;~ic. la bii~.giiesíacoiiipi.~i~!or;~ cit- 1;: rc;:iÓn 110 ~)!idiera ni ~:]ilii:.:i pi.o(i:over iin proj'ccto cconó~iiicodcsar-rollista. .-1firm:iban , ::i<is qiie este modelo de creciriiicrito eilgendraba eccnoniias ~ . ;~~istvrizadas . poi- distribuciones del .ingreso altanienie sesga; '.\ su vez, la natcralez3 fiiiidamentalmcnte niitidemoc.rAticr~ 1 reciiniento r:conori:;';o de !zi :liiiéricti Lntina gciiL%rahs siste~ ~ i ~ l í t i aiitoi-itnrios cos poi.qiie l:i biirgiicsía eriti~ii?iioiinIi~ta i i i i c r i ~ aLatina no pc'di:i, I I ~ Li!i'fir,ici:iri, ' o:-,itiicr la licgerrio!'or tanto, !o que si' i.t\qceii,i --dc acüerdo coi1 la teoria d t la I_:3,-ridencia--era iin? r ~ ~ , o l i i c ipopiilar ~j~i que eliminara a esta 1. ;l.iesía débii )! d e ; ~ e ~ d i e r i coiiio te t'iierza político, iriip!antar-:i el :.;:lismo. libei-ar<l3 12 región dc; :-.coc»!cnialisr:~o5. d c . s [ r i ~ ~ ~ c i . a i:izc.a:!isriios coinercirilcs que :iin~iti>níaii a la Arilkrira Latina I !)o!~rzza.? . . ".:i tcoria ae la del;t:ride:;~i¿~ i1.z;:ó proilto a ber el marco doini.e cicntro de la ci'Ur,i liisttii.ica, [!rll;tica y s3cioló;ica reft:reiitt: !,l~iérica1,;i;ina. Sta1i1t.y Steiri. t ! i iin caiiibic: ric,:orio cic su :~!ci~ior, iiifluiG;, ->c.,: 1;. i,c(~i~,-::;>;i del ~ r e c i ~ i , i e articiiió ~lt~~, :,:,CL;YO de la teúi.,,~. .. N f . , , , , L , r : ~ : l ~ S C L I ~ c] i: ~~l! I ,c:iitista.;l iiose l . , . t 8 , 8 1;. ,!:' l ! , ~ y L: h , :: ,,, . < T ~ I , I : ;I 1,)s (de~:i~icos [ret'ir; LI~:!~¡II~~~IL!~ !e ',., C < O I I ( ~ ' ~ : ~ : I :v:L: siiio que, al co:itra:.io de sus predecesores, las Ii;i inlputacio a :iites rcstriccioiics estruclui~¿iles cicl sistenia c;iliil:ilista iii[ci.- i;;!, !,:~i,l; . .. Lluc,según se dice, limitan iiiherenter-iiente el dearrrollo de la América Latina y los beneficios ciiic ~iucdeiiobtriii3i-ics .l.. i n l sistema. Eii algunos crisos, e! argumento dc este grupo h a ,:. rruiilo por la revisión crítica subsecuente de sil iesis y su matiipii' : . . i n estadística; pero n medida que el tiempo pi.oliorciona un:r pei.\[~~?-:iva, nos queda la inipi.esión de que el problema crítico ha sido ~ l ; l ~ ~ ~ ~ ~ ~ . , l 1215L ~ , : ; : o r i i i a sde .iii:,i lO~'lI!/<i La t e r ~ i i ade la dependencia destrono rápidaniente, sin aniquilarlos. ;i los enfoques institucionales y anales tradicionales que habían i.l-..:valecido en la historiografía económica latirioamericaiia desde LOS anos cuarenta. E n los pocos ámbitos en los que habla ya pi.ogr;i:iias de investigación establecidos con reglas de prueba 51 nrguii- .::tación bien definidas -por ejemplo en ia historia coloi i i n l ii;c.::-.ana-, la teoría de la depeíldencia tuvo i!ii efecto míni1110.'~t ' ~ : ~ .estas l' eran las excepciones. En efecto, la accp:ación del . ., ,:i d r p e ~ r l ~ n ~ c l 2 . y programa 6 : :;.!~s::~:;::o;: fue ;;;uclii, rii::. .*iláde los límitzs de la historia económica. Coii tina rapidez soi-prendeiite, el marco de la dependencia Hegó a verse como el niodelc inás apropiado p a x el estl~diode la politica, la sociedad y la ecoiiurnía latinoamericanas. Ningún otro puntc de vista in-ipi'egiio ci campo de la h i s t x i a latinoamericana, ni los estudios histcíi.icos ( 4 ia regijn, c o n o la teuría de la depziic!eiicia."%n efecto, 1 -',< - <, . ~ l c ~ i Cortés 7 Crinde (1971), p. S. Jubi'ayado ?n el origina! ;,:li b,'~ii:parte puede expiicarse el prtdominio d e los enfoqu-S d c 1;i escuela d e 10:; aii:~lcs í t r i !a historia colonial m e s i c a n a por 1s inflaencia ejercida a largo plazo por ti;tiiz? i)mn Woodrorv Borah y Charlcs Gibsqn, quienes est,;blcci(:~.onlas ~ u c s tiunc.; y los c iCoques d e la investigación dci cainpo a n k s del adrciiimi-nto d e ia tco i-ia d e la ~ l i p c n d e n c i a .Véase algui?os ejemplos del e r i f o q u ~ J c los anales e n k'!riresca>io :1>?1:, Gibscn (1964), Tayloi 114721, Vaii Yo;iiig (l'iS1 I 3:' Eslo rio q u i e r c decir que iodos lo: investigadores qiic utiliza:-iin la teoría de le dcpc1itlcii:~: lo h i c i c r o r ~unifcrmern?cte E n erecio, la teoría e r a t:i;i cniorfa q u c n-iii~ clios de s u s r,)nsuiiiidores invocaban la teriría de rnaiiera .,np;icir:i sin m a r siquiera la palahr;: "L~peiidcincia".Habfa t a m b i s n niinierosas ~ ~ a r i - i n t iicl e s nioueio, aigur:¿is dc. la.; <:la' combinaban ia dependencia con c t r a s tradiciones , i i : c ~ t ~ c t u a l c 1.n s. "F:sciicla ( ' Q :ipinhas" de hiztoria económica, que s c tornó doniin:i::I2 ~ ~I\rasil, i ; I"J~ i',jcriir:,i, i:?. :binab:i elementos d c la d e p e n d e n ~ i n1;i , noción de Cei-q~.li.iikron de 1;) riiiiiisiri,:i, . 611tardía y el niarxismo ortodoxo Véase una o i s ~ i : s : ~ icscclente n del ~ i i s i i Lo ,S ide¿is d e la dependencia e n la América Lniiria I. I i: Est;iilos Uiiidos :II 1 ' 119921, caps. 8 y 10. Una hihliografia ~.unipleiaii:iii:::.;i c.r,riienares dc ::i:!los A l , : . )a ejemplos d e obres históricanieri!e c:!ic'cadas eii 1; .rndiciíiii de In deI c . : podría11 interesar a los lectoi-4.. !. :! .: eri.,;::.o. --. . -.. ! ).: .;ig~iiciites ..,.,, . "13.7- RaTn!i !S?0, lCJ9! . 1:. . l! ,:,L. Ilc.rgqilixf 1 ' 1 7 ~ ! j97.<i, Murns ílY-(1 i ((18 , :,1 ( 7 , ~ ~ . ~t ! : j . , l 1 i . 1 [ In dependencia se coiivirtik. y aúii persiste, en el t c i ~ ~ ; i ' dot.::;iiiic zacioii dominante de los libros de texto d c liso iiii:; gciicr;iliziido en el campo de la historia latinoamericana:" E11 vista del ambiente político de fines dei dcceiiio tic los scsciita y principios del siguiente, qiiizá resulte eiiteridil)lc el i.iíl)ido ascenso a la hegcmoiiía del concepto de la depcndci-ici;~.I,a tcoi-ía clc la dependencia e r a sólo u n reflejo de un cuestioc~iiliiciitopolítico y filosófico más amplio del poder económico y político (!elos 13;st;idos Unidos por todo el mundo. En el contexto latirioaiiicricaiio, I;I exterisión de este poder asumió la forma de un epoyo del goljici.rio dc los Estados Unidos a los dictadores militares qiic ti;rhíaii !IegaJo al poder en gran parte de la región. Realiiientc h ',1 t1lCl Llll¿I c011fliicncia de intereses entre las burguesías latinoa~iici~ica~-i:~s, el capitzil extranjero, el gobierno de !os Estados Unidos y los iiii1itui.c.s !atinoan:cricanos. Por tanto, sc enticnde faciliiieiitc C I ; I ~ niiic1io:j iiivestigadores vieran esta alianza en la e x p c r i e ~ i c i ;históric;~ ~ y postularan que ella era I L l.esp017,sable ~ de 1.1 persistcrli'i;~c!ei . ~ t i I i desarrollo de la América Latina. Por desgracia, el modelo de la dependencia enficritaba ti-2s problenias. El primero era SLIutilizacióri de un i-azon:iiiiientu ecoiióiiiico ad hoc. Su concepto de que la inversióii estranjera dircct:i !Il71>) causa el subdesarrollo es propio de la clase de gcrisaniieiit!) ecciiómico uti:izado pur Ics dependentistas. Posti!laban los tie»ciiclzntistzis qiie ia ii.:i, "descapitaliza" a 13 Arnbrica I>;itirin ~,or~ltii. las gandncias repatriadas por las compafiías c:xt~.an,;e~-~s siilicr;i!i el valor d e su invcrsióii original.32Este punts de v i s t ~contiene ui: coiij~~rito de supuestos ecóriómicos m i s bien extr'icii-dinarlo, scgúr, el ciial ios rendiinieiitos privadns de los inuri.sioiiistas e:;+. -. .. i i ,,,,jeros superan siempre a los r e n d i i n i e ~ t o s socidles d e ia 1i:ij d? lir; país receptor. Primero, supone que la [El1 rin genera Ln;i (fe' : ! ;, Edeislvin 19741, Cockcroft ( l Y h 3 . Cc,r:$:, Conde y I l i l , ~ i 11'81i. 6:ihiii (1989). L\.arii 1 1 9 7 9 . i'rank (1967). Friedriiaii ' 1 4 , < - ; ,(;c!?ilc:~.~~il 1 4 s ! ;;ootenl>crg (1989). rinlperin i)nrighi 11969 i . 1-Iamiltoii 1 ' j J ! , I!;:rt ; !41'-3. J: SIzllo ( 1 9 8 2 ~Chilcotc . 1 , i ~ s ( . p l iI 1982), Koí'as ( 1 9 8 6 , . !.a12cher i1983), 1,anger (lYILi Í . A ~ . : : .J:7.:ol>%,:~ '15; Sloiitetiri (1'182,. 0'Hric:i . IYbi i . I'alacios i 1983). Iii>ik i I 9 - 5 Kiiii. I'JSS '.,ir:Jc?.ori c 1 9 b l j , Wi'lls i i98.5 \i'liitt. 1 U 7 X i . Zeillan i I q g l 1 '1 Véase una discusitin excclcntc dc. los libros de lexto soiiri. '.i :c(>!.i:a d c 1;) ,',. o ~ r i d e r ~ c eri i a Eokiii (1988). .:~,icc;i['i'.i" ' ' F1l origen d e c s i e piiriiu .Ic !'isr;i c.de de c3nrontrarsee n el ii;!;:. ::u n!o!iopólicn d e 13nran j'S\reczy i IYh61, Véase ;ilgun»s c~t.rii;il,~. .:. apiic;i~' m , .;i I!;i,!: !i y Sl;ilic.- i 1Y:-li is: - . 1i~::iic~r ;. Sliarl>c i 1 9 5 5 1 .:.:, - - ' . !?,::.e ; , . .,. , ,< 88,1311i-iih\ iL1-t1 : y ' . J :, ',,p,; 13ci-!r~~n~, I 19-$ ,:,. ,.(,.!L,,.,',. L1,: ,,>'.! ,;.,<..,,, ;' .L 1, . l,:l>rlc;,, v1~1 :. h.: ,) . :I 1, ,' \,\? i 1 1 iiianda de insunios de produccitjii iincioiinl. lo qiic sigiiil'ica qiie iio oi.iginará nuevas ind~istri¿isii;icioiinlcs, Scgiindo, siij,oiie cliicl I:i 1121) iio increnieiita los ingresos J c lus tr¿ibí\jadoi-es dc 1;is ciiil)i.csas de propiedad extranjera, lo quc sigiiií'ica que no ticiie iiiiigiiii efects e n la profundidad dcl iiiercnclo ¡:)terno. Tercero, siil)oric cliie la It?D no genera ninguna transScrciicia tccnológica, c s tJccii. rio desempeña niiigún papel eii la difiisióii de niievos tipos d e 111dustrias que iitilicen procesos iiuevos. Cuarto, supone qiic iio Iiay "enlaces hacia adelante" provcnieiitcs de la 1 ~ 1 ) Eii . esta c»iiccl)ción, un ferrocarril ue propiedad extranjera, por ejciiiplo, no conecta ni integra los mercados regionales, de modo quc no periiiitc que las empresas riacionales encuentren economías de esc:il:i cliic las lleven a adoptar tecnologías más eficientes cn las indiisti.i;is establecidas o a crear industrins que antes no existían. I'oi i i ! i~mo, supone que las emgresas extranjeras no contribuyeii :i la i,iisc iinpositivü mediante el pago de inipucstos 3 la esportacióii, c1 i i i greso y las actividades específicas. Estos son supuestos vcrd;id(irdmciite fuertes. Según este rri70narniciito l í n j r . 2 ~~!!T.~:.:;:v::c\s extranjeras que generan ganancias positiva: para el Ccs;~;-r:)lI~ son las que pierderi el dinero de sus a c c i ~ n e sEn . efecto. la lOgica cconórnica de este eiifoque sostendría que los inversioriistas bi-itánicos de los ferrocarriles estadunidenses subdesarrollaroii a lo:, Estados Unidos. El segundo problema del mcdclo de la dependencia era qce rech:~zaliala noción de qiie :as ideas debían someterse a !a 1:valti:i ción ciefitífica. En Izgai- de e!?bora;. hiuótesis c~iid~ciosaiL!cnt~ esp<cificades y vzrit'icarlas luego con las p r d e ~ u ssis~emriticnmente reunidas, con dernasjada frecuericia los depeiidc!itistss h:icían grandes generalizzíciones que no estaban apnyzdas por- las pruabas existeiites. En este sentido la teoría de !a dependeiici:i tlivo s~ efecta más rieggtivr) - - j . 1~12s pei.iurabie- eii el campo dc la historia económica iatir,oamericana. :,a tradición dc invcstigiición que s e desarrolló no se centraba en la criiciadosa recoleccitii de datos y en la clara esp~:ciiicación cie iilpótesis verificab!cs.:' 3"ri falla de uiia esiiecificación c1r:ra fii- :cfidiad;! incliiso por. i r i v ~ s i i g n ~ J ~ ~ i ~ que sentian cierta simpatía por la a t r a ~ c i ó nintuitivd de la teoría rle la dcpcnticii ...; p-rci les preocupaba la m a n e r a vzga como s e eapccificaba la teoría y s u s conccpri~:> s e tornaban o p e r a t i ~ ~ oComo s. dice Thorp v Bertram. "Con toda la ati-acci6n i n t ~ i i t i va Jcl aiinlisis de la dependencia, tiene varios canri)o.s de diriculrad c iriiprcci>iiiir Esta iriipi~ecisiónpruvierie de otra ileb:!idad furitla.~i~*ii!:~l la !';i;trt dc un rii:>il:.ir> :., i , nCiiiii-o ,lcsarrollado qüe :ostenga !a I r ::h., I t i , ' . . . ) :. . I : . .íV;\:.:n. v.: , . _,, iv%rtrain( 1 9 - S 2;. !i-1;. T.;. I, 1 j ' , cr;i cliic i:sto Iiiibici.:~sido tcói.icainciite iiiiposil)l'c, coiiio lo d e - .\O tr;itaiiiiento dci caso peruano n iiiaiios dc liosciiiar)' 'I'liorli y Geoffrcy Ucrtrarn. Más bicn, el probleiiia e r a que los d e I)i2iidciitistas, por razoiies políticas e ideológicas, iiitctitaban dcina,,i.iclo :i ~iienlidoprobar sobre todo que la teoría era correcta. Por ,:iiito, 1:) tradición dcpeiidciitistn origirió reglas lnsas dc 1,i.l:eba ;ii-gliiiieiitación que permitían la especificación inipliciia c in,,~)iiiplcta cic liipótesis, el razoiia~iiientotautológico y la prcseiitaLioii selectiva de datos." El resultado fue que. no podía haber ~ l i ~ b a tsigi;ificativos cs respecto al método, lo que limitaba la capa~ i i l a dclcl campo para avanzar en lo que s e refiere a la técnica y el ,.iil'ocliie l 5 A su vez, la ausencia de iina tradición de análisis y prei.iitació~icuidadosos de los datos significaba que iio había ningún .!!~\i.po de coriocimiento generalmente aceptado qiic pudiera serlucgo conio base para verificar las hipótesis nuevas, lo que li. i , t a ~ ia~ i á aún s el avance de 13 disciplina. 1<1tercer problema del r-iiodelo de la dependencia era que sus I ! ii-iii:icioiies centrales eraii incongruentes en gran medida con 11.; ilcchos einpíricos. Cuando los investigadores consideraban las :,~lc:isde la dependencia, las expresaban coniu hipótesis i.efutai i i c i ~ : ( i , t j el ) 'l,:sl¿rcre-las laxas de la prueba y la argumentación fueron s e n a l a d a s iriclusc) , ;ilgiiiios Iiis1ori;itlorcs influidos por la depcndcncia como una c a u s a d c pi-cOcLi. i<i;'~ ) o : ~ q iperniiiían ic la claboraciciii dc uria especie de Iiistciria ii.11igposi:i\'ista a l ,.; ('(1111,~ dijera I-aul Gottenbcrg: "Los \.iej<is villaiios d(' ia hrstorla -!os conser- . ii.cs y 'oarbaros' que nbst~uíar?cl progreso liberal, incluido 1.1 1ibi.c conicr¿io~ . ( ~ n vtidc c i de ~ i ' O n t 0cn nuevos iréi-ocs La rehabilitaciun de persaii;iics !r,n ai:rr:aiiies como cl doctor Francia, de Paragcay -que según s e a f i r n i ~ahora N:, cciei.oil a l ú Aciéi-ica Latina del siglo yli: su camino m á s ~ ~ i o r a r i yt eprcigresistri .. cI des:~rroIl~-, a manos a e la teorla de !a depeiideficia, deb:era advertirnos e: rc\risioni;irio se Iia txtrriviado." Gooterberg (1939).p. 10 . I (',)ti cls:o rio se sugrerz qui: no niibiesc d c b a ~ e sdentro de la tradición (le la de;.ic,ici;~,pcro sí se sugiere que tales debaics tendían a c r n t r a r s e en los cnroqucs . , ~ ~ ~ ~ i i i no a l ccns ,cuestiones de p r u e t ~ a siécnicas . o métgd(,s IJor eiemplo. Iíis 3 r it5i:!istas d c b ~ t i a i si i el enfoque debía s c r !»tali~adoro part:lal. diel6ciico » n o , . ~ ~ . i i ck.i.;torico o. o ahistórico. Pcro no tendírin a debatir c u ~ : s : i r > nmi:; ~ s cleincn- . ).,. n último térmiiio inás imrjortatiter.. accrca de lo que c o n s t i t ~ i , euria p r u e b a i~!irip!ci, Ics tiependentistas casi r.0 dcbatlan cómo c'.eterm;~isrS ! los moviinicn:)a I ~ r r i i i n i ~ des intercan;bio i n d i c a b ~ nLna tendencia scLiii:ir o una v,?i-i~icicin . ..:i o incluso. a un nivel más basico, cómo 2stimar corrcci;mczt? los tci'rninos ::r,!rcaml?io (la cuestiii? comprende problemas d e núnierc,-; i r d i c e s q u e no son :..:ilesi. Ije igiial ,nodo. los deperidentistas no debatían I r i s n1c':od~s cori1:ibles 7i;idos para probar que la i s "descapita!izaba" ~ a un paii , u t ~ d ~ ~ o r r o l l : i dEn o. : , i h del7eiidentiitas no discutían chino sst:niar coi-1-ezt¿r;.en:e :o nagnitt!J d e i;, r?ciodos apropiados para deierminúr ;as ganari:';!. 24.: c q z i ir?v-:.sioiics ~ ~ ~ ~ 0.:'. 5 : :. $ ' 2 1 1 ; 1 ; i ' , > 1 ~ 0 5 .' ,:!:i\bti,inc.s ..o181 " i e c n i ~ o s "1,O- . ~ ~ l r ' 11lt~li)'~:il ., :l.!! .,ir! :: i?!.: -:~!-~:r:i.:iln?~ .::i .i: '' 8 ; . ( S bles, y verificaban tales hipótesis a la luz de la experiencia histúrica de las economías más grandes de la región, s e encontraban con que la teoría tenía escaso poder explicativo. La mayor parte de estas críticas pruvenían de los no dependentistas de orientaciones neoclásicas y rriarxistas ortodoxo^:'^ En parte provenían inadvertidamente del interior de la propia escuela de la dependencia: los investigadores que trabajaban con el enfoque de !a dependencia s e sorprendía a menudo al descubrir que sus resultados no correspondíari a los pronósticos d e la teoría.": Exnniinemos bre vemente la correspondencia de la teoría con la experiencia empírica efectiva. En la base de la teoría de la dependencia se encoiitraba la noción de que los términos de intercambio de la Arnérica Latina s e deterioraban de un modo secular. Por tanto, el comei cio exterior subdesarrollaba a la América Latina. La base de ests aseveración e r a n las estiinaciones de los términos de iiltercainbio que habían realizado de manera independiente Pi-ebisch y Singer. Pero cuando otros investigadores examinrtron d m cerca e! argu:l;:n:o de i u s términos de intercambio, llevando las estimaciones a l sig!o XIX y sometiendo los datos a un análisis m5s cuidadoso, descubrieron que los términos de intercambio mejoraron efectivamente durante largos periodos, incluso en la llamada época del liberalismo exportador. El peso de las pruebas apunta hacia la conclusión de qiie no ha habido n i n g h d e t e r i o r ~secular de los íériliiiios de i n tercambio de :a América Latina, sirlo ri;o\~irnieiltcis cíclicos sin ninguna tendencia discei.nible a largo p i e ~ o . . ' ~ La otra aseveracibn principal ae la teoría de la dependencia e r a la existencia de una hurguesíü compi-adora que controlaba a un Estado débil que no podía ni queria actuar en aras del intcrés nacional. Esta aseveración s e tierrumbó vor varias razones. En primer lugar, los investigadores q h e trabajaban cri la historia ir?dustrial inicial de la región descubi-ierori qiic las burgiiesias nacio3"~;ntre las mejores evalulrcion?, d e la teoría d e la c!elpendericia ,i1:1 luz dr: la e x p i r i e ~ i c i zempírica,cscrit;is dcsde !a perspectiv;' ncoclasica, cstlin 1:) tlc 1 cl'T(1982u, 1982b1, PeIAez (1975).Entre las inejures eveluaci:~rics dc I¿i tcoi-ía dcsc!c una pcrspectiva niarxisla ortodoxa se encuentra 12 de \Vecks 1 lYh7) "; Véasc por ejemplo Eakir. (19391, c a p 8 ""or lo q u e s e refiere a 13rasil. vCasc I.cr!. (19821'). p 74, y 1'cl;ie~ (1976), ~páginas 284-286 Respacto a hlésico, \.é-;e Xcynolds (19701. pp. 4311-4411,S;ilvucci (199~3), Ecatty (1994). P a r a Ai-gentiiia, v~!r:cc. D í a z - j \ l c ~ a i ~ i i r1 ol9;Ot, p p .?n, 85-89 El cstudio cllisico de los térininos de intercambio coi1 datos c i i i ~ ~ ~ ~ei s~ 'dcei sKii~tllcbci-ger (19.56) r'Cnsc también Spr;ros (19:; . S c h i i ~ , i ; ! ~i lr L > S l '.~ i . i k i ~ . .\; , ., y , ~ i i ~ l i / / , i i W i .\i:illnli (1YSYj. Uiaz (1.); .. ii;ilci; iciiian cii c I xi!:Io \ i S c o ~ i s i O c i ~ ; i l ~ l c ~ ~[~olitico ~ o c I c ~y- voliii~t:icl (le des;irrollo. 1Cii ~ ~ l ' c ~c.st;i:; ~ t o ,c;lilcs iiidii~tri~ilc's ii:icioii;ilcs piitlicrori ~)ci.sii;idir;i silc;;;r~l)ici.iiostic cliic ci~igicriirielcv:itl:is b¿ii.i.cr;is ar:iiicclnriiis c.oiiii.;i I;is iii;iil~if;ictiirascstr¿iii,jc.r;isy ci'~:¿ir:iii pi.ogi.,ini;is de siil~sitlic~ ( > i i :il)oyo clc las indiisl~'i;isii:ici~:iiicstlc la A i ~ l ~ r i cl J¿~il t i i l ¿ l ('I. 1,a iiii:,geii cle dclx:iiJciici;i tic i i i i ~ iburgiicsia di:l)il y dcpciitiieritc iio coi-rcs~)oiitli;it;iiiipoco a la invcstigacitiii d c 1;i i-cgiil;icióil de la cinprcs;; csli.;injcra. Los 1SsLados latiiioaiiicriciiiios no estaba11 post:-acios ;i:itc cl capital extranjero. Inclliso diir;iiite el periodo clcl libcralisiii~) csporiador, los gobiernos liitiiioiiiiicric¿iiios cslnbaii dispiicsios :i rcgu!er las actividades de los c:il)it:ilis[lis cxtraiijcros c:i iii.iis (IcI cic~arrollo.~" A posterior-i ol)scrvaiiio.; "1 & l ~ . y , , . , cliilpL,!~~ l ~1 L : ~.,,. ~,.., ;11..111~cles e11 el ~ C C ~ I I LIC I I I lAV0, ! \ c ;151llo I I I Z I I e11 1 ~ ~ ,0~ ~l . )K,e l , ~ l l i lLol o , ~ , : I O , C!LIL ; I I ~ I C I I ~ O ~ ~ ~ Y XI+:I~,!I I ~ I I ~ II , . I ~, II:,~, III , . I , ICL I L I,{~ , , l , , \ ,~clos, 1115 ,e cllcoilii.;l\~;,;lc1il1.011,. ::i 1 . : # ) S clc-l iil~iiicloi l d v m i s ilv lo> ;II-;IIIL.L>:C>\ !?Oi,lL~r:ll,~ ] ; l [ l v l ~ j ; i ~ l<:111i, ~ c ~ r !,I;I-icI1;11i1.1 cl~rcclanientcsoy I I ~ L I L , . ~ I~~:e(~iollti!~'h !~I.I~, LIL a t ~ ' h ~ ~ Ic:ii i o 1Llexl~o h cl;ll:111d ~ , . ¿i,:~io(le 18.30 1.11sc j ~ i i i l ~ l u s cc5,ii.i lc I I I ~ I : I '11 extcndic%1111> h I , > ~ , I L,!: > I ,; I I , ~ ilc . I 111,rijii el csl;tblcc~iiiiciit~~ ~ 1 I:.I: ~ 1. (le VIO, y dlis[rl;ls ~ l i c ~ : del l s goiil: i.i',, , ! L I'orfiric! Iliaz l j c igual iiioii(i el roi7i~>riici l h i tisili.iiii sllb~ldi;\!~il d i y c ~ \ a l l \ ~ ' l;lI :511 ~ !li<!t'lltc l~ldublt'lilicxtil U?] ai~OL1i1ll iih:r;ii'.ii' ~ \ ~ ~ L ' i l i l ~ 1890, :l tr:lvc~de 50s L~,I.,o,I : ~ ,. I ~ L I ~ I LI ; I 121 i ~ i d u s t r i aquC I ~ I . ~ L L!>i.c>I, ¡ : I 11 1, ~:lr¿ltlti[ ; l ! l ~ l ~ a [ l [b1 ~ ~1h5 1 1 ( , 1 i> 1'0r io (i:lc he refiere a !<J.; I ~ A : ~ < l L: l~~ L~ ~~l ?C ~ l l l O ~ . [ados ..,,",se ,. j]al;cr 1 193c)), 11 l , : ~ lL~c,l;ic~(j:! con l5r¿isil, v6:i~eIXI: lY\?;il ] l l > ?oc)-2l 1. ,(ni,lk (198;)~p ~ l l + i - ! A r , < : k , , . i , IQ571, cap 7,Villan(~\,:~ \'::,?:I;I ; \II,¡::II~ílll?.j 1 4 b 6 , ,1;:.38-4.5,~iriaiIiszus:r. ~,,iI't,:..J.).li It'.. e1'c.c,.? 109-1,:L V?aae cri:,:i..l I':IL'i . ic,.ies L I ~ , , l n , , , l ~ l l , Js ; 1 1 , ; : ~ ,1 i o i ! e : 1 , 1 con . I - , ~ I .:. , - I \ c , . ~, I > 111,i t;isL,-; ~ r : ~ t l t ~ c ; a r;,, ~ ; 1i,: : ' e11 I J I ;'si! E n r~-Iac1611 .:!c~:!i:drcl i i 9 7 0 \ ,-;ip ,\ I < ~ . , ~ ~al, ~H::nco c . I ~ dc I Avío, v i a . 5 ~IJriail; I+.'i I'or lo i i ~ c reiieri al l3ro;rama de Iri.lii~iriesNiic\.aa en 52é?uco, ié;i.i. l I ; i l ~ ~! .lc),31)i. , pp 38, ~:1.9,3.L I ~ , ;i :c ~ ~~ l( sI ~ I O I . ,: ~~I O; Y I I T ~ : IpLtblicacifii~ , e x r i t '~1 -, l ', , s . ~ '1 I ,\ , c,i;l!,,:,lLi~1 ply)grdrtxji " JL,r;c;ic: ; ' ~ ~ i . I, c11 SaX<,rd l1988), pp 51 7 2 -::N:!L ~ I ! , L ~ I I S I ~ ) I dc, ~ 1 \ f c ~ i h ~. reo~p,~ k(lY8;,, p; ! ;:-l . > ,,Ic>1:11 Lc)5- , . ~ ~ ~ c l ~ ua ~l l; ~l ll m ~ ~~ il l~::: ,,~ .~, , i , . ' >l\ ..u ,., 7 ; s,1<i;an , lqsfil, -11, ( ! \ ) I ' > ~ ?.n,ú I $32 i \ y ~ l d aa I Í ~Ind ! 121 ~ : ~ ] . , [ I . ;,,. ~ ~ I c.~ ~ , I L , I O S UL, I ' , r i ~ l ~ S ~ un m c ~ i ~ ? r ; l i :; i :.o*,';>:;III;L,I. lo> E l ) 1 ' L',,ill~) , - ',¡\'.[l. V S ~ ~LSI ~ i : * , ~nba13, l ~ ~\ t <~ ! ~ t ; ~ l13 ?egdl? .. ,:. ... [',ru, 11 :. L\c :, . . L L ;i.rii,.: :.r,,,!iii];iL:cyt;;~l;,cr:3,. > ,:.I;~. 1 11.cr~loliilino rendían n s u - .-:,,:i.~' ,. i k i ;:iii.iifC:i.i'~ :.~~in.li-i~s llor ! .o!>ii , , c r en a?! nic;c¿iclo rlc -í.>:'d , , , , o; ; 1 1 t ; Lcl 1 'iIl\p,,!.; I(1s gooie:-i1i . 1 , . -.I \ ~ 1 % .Llcxic.' , l ! ~ I l ( , , t,ll t , l 111;p~lrtL:. - . , j , 2 ~ > : c l . ,;,l il';!,, clc .;(l.: : '.:ari-:~c! JL [~:!,pic.d:id extr:,.- .;. , ' I 'lr.;~~' , ,S,,,, ; 0 ( > l ~ r ~< 1 0r e , )::.-, * , - ; ; 1 8 , t . ~ ~una , r e 5 l r 1 1 ~ i ~tar1r:lr;k tr2 . , : :, *., 1.1 1 - *'l ~ ~ ~ ;>! ~ ~ n~e r c~; ~ . ~,:.-tL,i ~ , ; ~I;Ical ~ :;!; dc~5tiii;id;: l ;I ry .!I~'I~Y<,~. .L>Y-. I > ; I ~lo\ ;I , la> gan;~lici;~s d e 111s Ll~jc ~ ~ p i l i ~L~j s ~l e ; ;l :~, .;, ,l, i1 , : , i ~dL, , y [ i c i i ! ~ : ' y i c j , 'nL!ii ". l .L j ~ l c ; l i pl : '. . . ,' l.ll~!, ; , S '!. ':.:l:ll-"l~ >:a;;l i r i , : 1 , ~ , ~ ~ 1 ~ 1 ~. ~, , : : 1 ~. 10. Cfi,rrr~:si.i.ilcso p;!r-:l :;. ,. . ! .1'.: j,. :'. i ' lla!l!-,..'. . . . , .11lar ~L ;: ., .Y? 1 ;, ~ ~~ J . ,- L: A ; : . L L . t . : ~ " ~ . - A . , , ~ \ 7 .L, -:,L. t.?..: .o.. .:Y < L 2 . . , . ) / 8 1 m , < 1 q u e la i d e a d e la cicpcii:lciicia eri i.claciOii coi1 e1 c;iL)i1;i1cxti-anjc1.o y la s o b e r a n : a niicioii,~!1)ocii.i;ii.esiilt:ii~tiiiiy ac:?i.;nd;i p a r a los pais e s niás pecl~ieiiosd c l;i !\iiici-icii IJntiii;i, coriio Iloiiduras, C u a t e iiiala o C u b a , p e r o t e i i d r i : ~iiri poder cxplic.ntivo liiiiitado para los paises m á s gr;iiiilcs d c I;I r.cgióii, como hlcsico, i3r;rsil o Argentina. I,a ultinia ascvi,rncioii irii[~:)rtantctle la teoría d e la dependciicia e r a q u e los lazos (le 1;i clcl~ciidciicias e aflojaban e n l a s c p o c a s d c c r i s i s iiitern;icioriai, ciiaiitio los 1):iiscs industriales avanzados e s t a b a n d e i n a s i a d o ociip:iclos libraiitlo giici.ras, o deiiiasiado h u n didos e n la d e p i e s i h n p a r a e j e r c e r su co!itrol. l1ura:ite e s o s periodos, d c a c u e r d o con cl cniocl~icd e la d e p e n d e n c i a , los países d e la A m é r i c a L a t i i i ~ podinri i desai-rollarse d e m a n e r a aiitónoiiia y r á p i d a . E s a ase\,ei-acióri d c la tcoi-ia s e b a s a b a e n la e s p e r i e n c i a d e las ccononiías 1atir;oaiiiericanas duraiitc la scglinda G u e r r a Mundial, un periodo q ~ i cpresenció iin ailnicnto g r a n d c d e Iri prodiicción ind u s t r i a l eii la i-iiayoria .le los paíscs. E s t a úfiiniación c s cri-óriea por t i e s razones. Pi-iniero, la mayor p n r t e d e la e'c~~¿insifir? iiid~istii:il de la región durante la s e g u n d a G u e r r a hl~iridi;ils e d:OiÓ a la e:;piotacióii irici.eriic.ritnda d e la plan'La y ctl e q u i p o y;i t'sisteiitcs. I,a mayor p a r t e d e 1s c a p a c i d a d instalada c n I,ís rnaii~!fact~ii.as latinoamei-icanas existía a n t e s d e la gcierrri, lo q u c indicaba u u c rl desarrollo industri:.l habia ocurrido a n t e s d e la p e r t ~ i r h a c i ó ndel c o m e r c i o interna~:ional.~lE n s e g u n n deni»s:ró q u e la G r a n D e p r e s i h n d o l ~ i g a run e x ~ ~ r r i crniii¿!¿ioco iio r c s u l ~ ószi-»at-d 1;; ~ I ~ J ~ I S ~ ~ ~l aLt i, n~~ In Z i i ~ ~C~ ~ rla Ói cbendiIa~n a ción q u e asrgui-uSxii Ivs ti:ci.i,os d e 1:: dcpende::cia. I<n tanto q u c ia ú!tirria p a r t e del d e c e n i o d e !os t r e i ~ t ap r e s e r ~ c i ói n c r e m e n t o s imp:-esiorinntes d e la irivei,sión y la prodcicción industria! e n m u c h o s l ~ n í s e se! , filial del decenio d e Ics veir?tz y ei principio iiel sig l i i e n t r f l ~ c r o n»el indai; d z ¿:)i~ti*a¿ciór,indust1!31.~?T e r c e r o , el iiiicio d e la moderrir: ii~dirsti~iiiizacióii l a t i n o a m e ~ i c a n ano coixcidi6 cnn u11 2 e r i o d 3 dihc:i.iis iiiteriiacic.ria1 sino con !a época del 1ibera!isnio e s p o r t ~ d ~ i C. .o n t r a lo q u e s u g e r i r í a la teoría d e la depcndericia, la cxprinsióri d e los i~:g!-?sos c r e a d > [ ) 3 el ~ "auge d e las exportaciones" d e i'iiies de: siglo xiS. 2iunad:i :I la intcgrnción .ll VCnse i,:, -st i J i o cxct,!z,ite iici : ~ ; r > ni:siL,~:n(t e:: Xeyr:. :i IuíOi, p. 167. I<efcrentc a Brasil, case Fistilo¿ir t 19;L. :iii i i'i- : Sc.t>t-st.n.s.~:i:~ pauta inuy sirriilzir e111:: experienc~:i~:!-:ii:,!:-l::l..~,! iii :\17:~1 ,:: Y.., . .~i;',r:e i d :: -iera Guerra k1~1ndial. V e a s e !)can ,!" ),ii. r,ip : '12 F;o ~ . c l . i i ~ . ~.:i ,l~ . :c.,., , , , .)S+, y vsn ni-as:i, :lb.. -. :.&',,y . ele 10s nic:rcados I-3sibilitada por la constr-lic'ción d c f c r r o c a r r i d c propiedad e x t r a n j e r a y la p r o ~ e r c i ó nd e Estados :ictivis~ns, originó iin periodo sostenido d e crccimicnto i n d ~ i s t r i n lISn . efecto, 10s niisnios á m b i t o s q u e s e vieron m á s arecrados por c l a u g e d e la iiivcrsión e x t r a n j e r a 2 1 fines del siglo X I X experimentaron e l d e s :irro!lo industrial mi:, rápido. A d e m á s , e s t a s i n d u s t r i ; ~e ~r a n d e Ili.opiedad y financianiiento nacionales. I,os investigadores q u e t r a b a j a n d e n t r o del inarco d c la d e i x n dencia e s t a b a n conscientes d e l a s incongruencias c a d a vez m á s obvias e n t r e la teoría y la realidad empírica: Sil r e s p u e s t a f u e doblc. P r i m e r o , c r e a r o n una variedad m á s complicada d e la t..~ o r í a I¿i q u e s c Ilarnó el desarrollo d e p e n d i e n t e a ~ o c i a d o E . ~s t~a teoría :iSirinaba sencillaniente q u e el "desarrollo" podín ociirrir e n el contexto d e la "dependencia", concediendo implícitaniente q u e la teoría d e la dependencia no podía explicar el sutdesai-i-0110 latir:oanicricano. P e r o s u s proponentes aí'irmabnn asiniisiiio q u e el subdesari.ollo e r a tin producto d e la dependencia. A fin d e conciliar r'stas aseveraciones mutuainentt: cxcluyentes, el desarrollo d e p e n diente asociado utilizo u n a e s p e c i e ue i.azonainiento cii.cuidr quc: podría d e s c r i b i r s e mejor como u n inodelo d e a r g u m e n t a c i ó n d e "rigcila yo g a n o , sol tu pierdes". Como a f i r m ó Robert P a c k e n h a n i , si 13s extranjeros invierten en la agricultura, esto promueve la dependencia de los productos primarios rnediante 1;i cieclin:icitJn de los tér:riinos de i:i!ercl;rilhio. Si invier:eri en la indiistria, r s t a cs "la nueva esti.uctui.a de l a dependeirzia" Si la hgrguesía nacional es pequeRii, (%¡¡o ocui re pcirclue los exti.eiije1.o~la "dcbi;it;inn; si la h ~ i r g ~ e s~iac-ioía nai es grande, respoiidei-á de todos i ~ o d o sa intereses csterrios come agerites internos del neorolonialisrno. Si la economía de un país latinoainericana es intensiva en niiino de : ~ b r aesto , es e x p l q t a ~ i ~yi nmaniiene la dependencia; si es intei:siva en c'ipital, est;i e s 12 forma lnas nueva de la dependencia que pi.ornu2ve el desempleo, la i~idrginazirjn y el increme:ito de la desigualdad. 1. así s u c e s i v a n i ~ n t ~ . ~ ~ E n siinia , !as hipótesis no podían verificarse porque t o d o carri'>i.,d e las variciblrs i n d ~ p c r i d i e n t e sinc!uida , la exitosa industi'isli:ación iriternn, s c tomaba conio ltna p r u e b a e v i d e n t e d e :a e x i s 7:ricia d e la d e p e n ~ l r n c i a . ' ~ 1.3 E n t r e las ob1.a~clásicas s e enciienlriin las de E:.ans (19-4,. Cardoso 5 Fnleilo 1969). ;-1- Packenhain (1992). p. 43 , 5 l.:\ ejeniplo clái;ico Jc cslc rilw de lraba~jo c:, Eva:is (1979 i.;I 12:-lipioEvniis sc,o~, q ! ~ cr?i?:~l1i.!ly:1i? e .:.,;; 1 3 : ~..!>LI CIL\LI ? I o ~ ? :;, l;)!la ' ' d ; \ [ o ~s i s t ~ n i i i t ~ c~I'L>;.ISOS, .
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