7. Tratamientos Cuando se diagnostica adecuadamente, el trastorno bipolar puede tratarse. Con una medicación correcta, las personas con la enfermedad pueden comportarse con normalidad, tener vidas productivas, hablar de terapia y apoyo social. Los individ uos con trastorno bipolar sufren de un gran estigma que puede afectar a su situación laboral, relaciones interpersonales y su calidad de vida general. Además, si se deja sin tratar, el trastorno bipolar tiende a empeorar y los pacientes sufren un increment o en la frecuencia y gravedad de los episodios de manía y depresión. Las personas con trastorno bipolar pueden requerir hospitalización lo que posibilita el retorno a una conducta y funcionamiento normales 18. Tras la realización del diagnóstico clínico, p ara la instauración de un tratamiento, se han de valorar el número de episodios previos, la duración media, la gravedad y las consecuencias de los mismos, la duración media de los intervalos entre episodios, el periodo transcurrido desde el último episodio de manía o depresión, la respuesta a tratamientos previos, el grado de función psicosocial y la sintomatología entre los episodios de la enfermedad19. El acercamiento farmacológico es la primera línea de tratamiento pero deben considerarse otros recursos terapéuticos. Los objetivos del tratamiento son la reducción de la frecuencia, intensidad y consecuencias de los episodios y la mejoría del funcionamiento psicosocial19 (Tabla 5). Es importante valorar la comorbilidad psiquiátrica, bastante frecuente, y los periodos “intercrisis” en los que puede ser necesaria alguna medicación. Tabla 5. Principios fundamentales para el tratamiento psiquiátrico del trastorno bipolar (APA, 1994)19 Establecimiento y mantenimiento de una alianza terapéutica Vigilancia del estado psiquiátrico del paciente Educación sanitaria del paciente respecto al trastorno bipolar Potenciación del cumplimiento terapéutico Fomento de patrones regulares de actividad y vigilancia Fomento del conocimiento de los efectos psicosociales del trastorno bipolar y la adaptación a los mismos Identificación precoz de los episodios Reducción de la morbilidad y secuelas del trastorno bipolar El tratamiento consigue disminuir las tasas de mortalidad por suicidio del trastorno bipolar que, sin incluir otras causas como la cardiovascular o la metabólica, se sitúa entre un 10-20% 5. El pronóstico del trastorno bipolar y la comorbilidad asociada ha mejorado con los tratamientos actuales. El tratamiento farmacológico es el eje central, diferenciando las fases agudas (manías, hipomanías, depresiones y fases mixtas) del mantenimiento para prevenir las recaídas o atenuar su gravedad6. 7.1. Tratamiento farmacológico El trastorno bipolar sigue siendo una enfermedad difícil de tratar. Los eutimizantes cl ásicos (estabilizadores del ánimo) han sido litio, carbamacepina y valproato. En los últimos años, las aportaciones más relevantes al arsenal terapéutico son los antipsicóticos atípicos y los nuevos anticonvulsivos (anticomiciales). a. Tratamiento agudo de los episodios maniacos El objetivo es la estabilización del ánimo junto con estrategias coadyuvantes en función de que la situación clínica lo requiera. El tratamiento agudo de un episodio maniaco se basa en el empleo de un fármaco estabilizador del ánimo (eutimizante) en monoterapia o combinado con antipsicóticos o benzodiacepinas como coadyuvantes para controlar síntomas específicos. Los eutimizantes más conocidos son litio, carbamacepina y valproato cuya eficacia en el tratamiento agudo de los episodios maniacos ha sido probada en ensayos clínicos. Litio: Sigue siendo el tratamiento de primera línea y el patrón estándar con el que se comparan otras alternativas terapéuticas. En Europa es el tratamiento de elección en el episodio maniaco. Sin embargo, en Estados Unidos se utiliza para la manía clásica eufórica o expansiva y valproato o carbamacepina en los cuadros disfóricos, mixtos o rápidamente ciclícos. En monoterapia, no es tan rápido en eficacia como otros antimaniacos para el control de los episodios maniacos debido a su tiempo de latencia de respuesta. Necesita dos o tres semanas para ser eficaz por lo que es habitual complementar esta medicación con antipsicóticos o benzodiacepinas. Éstas son más seguras pero los antipsicóticos están más estudiados 6 . El grado de respuesta al litio es del 80-90% para las manías clásicas mientras que las manías mixtas responden en un 30-40% y en el caso de los pacientes cicladores rápidos del 20-30% según los casos. Carbamacepina: Entre el 50-60% de los pacientes maniacos responden aceptablemente a este fármaco. Es un medicamento de primera elección en aquellos pacientes que no toleran o no responden adecuadamente al litio, cicladores rápidos, sintomatología mixta y en un subgrupo de pacientes con episodios maniacos de inicio precoz y sin historia familiar. La utilización conjunta de carbamacepina y litio ofrece resultados superiores que aquella en monoterapia. Respecto a los antipsicóticos, su eficacia es similar en manías agudas y, aunque el inicio de su actuación es más lento, tienen menos efectos secundarios y toxicidad. Valproato: Es el anticomicial de elección en Estados Unidos. Los porcentajes de respuesta antimaniaca son del 5560%. Parece ser más eficaz que el litio en los pacientes con una manía mixta, aunque su eficacia en comparación con el litio disminuye en el caso de manía clásica. El enfoque terapéutico es siempre individualizado. Como respuesta global, no hay diferencias significativas entre litio, carbamacepina y valproato pero sí las hay en pacientes específicos. Antipsicóticos atípicos: Los antipsicóticos atípicos se utilizan cada vez con más frecuencia para el control rápido de la conducta, la hiperactividad y en cuadros maniacos delirantes. Parecen más seguros que los convencionales en el control de síntomas maniacos. Olanzapina, risperidona, quetiapina, clozapina y ziprasidona son algunos de fármacos que han demostrado eficacia en diversos estudios tanto en monoterapia como en terapia coadyuvante. Olanzapina tiene un efecto antimaniaco, y no sólo antipsicótico, en pacientes con manía aguda. Diversos estudios han demostrado su eficacia en monoterapia comparado con placebo o con haloperidol, litio y valproato20. En la actualidad, el uso de olanzapina está aprobado tanto en la Unión Europea y como en Estados Unidos para el tratamiento a corto plazo de los episodios maniacos moderados o severos. También está indicado para la prevención de las recurrencias en trastorno bipolar en pacientes cuyos episodios maniacos han respondido favorab lemente al tratamiento con olanzapina. Tratamientos coadyuvantes: El tratamiento combinado con diferentes antimaniacos o eutimizantes continúa siendo una alternativa de segunda línea en pacientes refractarios al uso de un solo medicamento o en aquellos con manía mixta o cicladores rápidos. Sin embargo, tiene inconvenientes a valorar cuidadosamente antes de su elección como son las interacciones entre medicamentos, la menor tolerabilidad y el mayor coste del tratamiento. Se han utilizado los antipsicóticos clásicos (tipo haloperidol) como tratamientos coadyuvantes pero el perfil de efectos secundarios y la inducción de episodios depresivos limitan su uso. Su uso debe evaluarse sobre la base de efectos adversos de tipo cardiovascular y extrapiramidal. Combinados con antipsicóticos atípicos se han publicado resultados favorables en pacientes con respuesta parcial en algunos estudios doble ciego y estudios abiertos: olanzapina, risperidona, haloperidol y quetiapina más litio y valproato y carbamacepina más litio y valproato20. En pacientes maniacos agitados, olanzapina intramuscular demostró su utilidad en comparación con placebo y dosis bajas de lorazepam intramuscular 21. Olanzapina y risperidona tienen indicación aprobada en trastorno bipolar, en monoterap ia en manía el primero y como coadyuvante el segundo. Las benzodiacepinas, especialmente las de alta potencia como el clonacepam, se usan en coadyuvancia cuando se requiere una sedación rápida. La terapia electroconvulsiva (TEC) está indicada cuando se necesita una respuesta rápida, el paciente no ha respondido satisfactoriamente o no se pueden utilizar tratamientos farmacológicos. La tasa de respuesta según diferentes trabajos es del 82% y del 52% si se consideran sólo los pacientes resistentes al tratamiento con eutimizantes 22. Anticonvulsivos (anticomiciales) de última generación: La aparición de estos fármacos ha generado nuevas expectativas en el tratamiento del trastorno bipolar. Gabapentina, lamotrigina, topiramato y oxcarbacepina obtienen los mejores resultados. De ellos, el más eficaz parece ser topiramato. Oxcarbacepina es un metabolito de la carbamacepina, con acción semejante y menor toxicidad, aunque en los últimos años no se han publicado muchos trabajos que avalen los resultados iniciales. b. Tratamiento de los episodios depresivos Hay pocos estudios controlados sobre el tratamiento de la depresión bipolar y prácticamente ninguno en bipolares tipo II. La elección del tratamiento depende fundamentalmente de la gravedad del episodio. El diagnóstico del paciente bipolar deprimido pasa por una evaluación clínica previa donde se conozcan las características del episodio, la evolución del trastorno desde el primer episodio afectivo, la respuesta anterior a fármacos, el grado de cumplimiento terapéutico y la existencia o no de comorbilidades. En los episodios depresivos es imprescindible reducir o suprimir el antipsicótico convencional si se estuviera administrando para que no interfiera en los síntomas. Litio: Es el fármaco con más evidencia contrastada de su eficacia en el tratamiento de la depresión bipolar, con una tasa de respuesta cercana al 80%, y también en la prevención de la recurrencia de nuevos episodios depresivos. El grado de respuesta al litio es doble en depresiones bipolares que en unipolares. Litio, carbamacepina y valproato son más efectivos en la manía que en la depresión. Antidepresivos: Los antidepresivos deben usarse con precaución en el trastorno bipolar. Es la segunda opción de tratamiento en caso de respuesta parcial a la optimización de las dosis del eutimizante 23. Aunque la depresión bipolar puede responder bien a ellos, puede haber diferencias a nivel de efectos secundarios y en la evolución global del paciente. Prácticamente todos los antidepresivos tricíclicos han sido relacionados con un efecto conocido como switch; es decir, la aparición de un episodio maniaco, hipomaniaco o mixto durante el tratamiento agudo de la depresión bipolar, especialmente si se administran en monoterapia24. Anticonvulsivos (anticomiciales): El único anticonvulsivo que ha demostrado hasta el momento resultados consistentes en el control de la depresión bipolar tipo I como monoterapia es la lamotrigina25. Pacientes refractarios: En caso de refractariedad a la adición de un antidepresivo, los IMAO a dosis altas o la terapia electroconvulsiva (TEC) se consideran primera alternativa. En algunos casos, resulta necesario añadir un eutimizante. c. Tratamiento de los episodios mixtos La presencia de episodios afectivos mixtos o un patrón de ciclado rápido suele ir acompañado por una pobre respuesta al litio. La prevalencia de los episodios mixtos oscila entre el 15% y el 70% en función del criterio diagnóstico y constituyen el 20-40% de los episodios maniacos. Se asocian a una evolución peor, con un riesgo de suicidio mayor, una recuperación más lenta y un mayor número de hospitalizaciones y riesgo de recaídas. En pacientes con manía mixta, el valproato, en monoterapia o en combinación, ha demostrado tener una eficacia mayor que la carbamacepina o el litio26 . Estudios recientes han señalado que la olanzapina es tan eficaz como el valproato en este tipo de pacientes 27. El litio no es eficaz para el 82% de los pacientes cicladores rápidos. Se han reportado algunos resultados satisfactorios con carbamacepina sola o asociada a litio, valproato, risperidona, olanzapina y quetiapina20. d. Tratamiento de mantenimiento Las tasas de recurrencia de los pacientes con diagnóstico bipolar son altas (70-90%) y más de la mitad aparecen en el primer año tras el diagnóstico. Por este motivo es tan importante el tratamiento de mantenimiento, que está indicado cuando se han producido dos episodios maniacos, o incluso tras uno si éste ha sido suficientemente grave o hay antecedentes familiares y persist en síntomas residuales significativos. En el trastorno bipolar tipo II, el tratamiento profiláctico está indicado después de tres episodios hipomaniacos, si los antidepresivos aumentan el estado de ánimo, si hay depresiones frecuentes o antecedentes familiares de trastorno bipolar tipo I. Se basa en los fármacos eutimizantes clásicos: litio, carbamacepina y valproato, y los nuevos eutimizantes. La elección de la terapia de mantenimiento, ya sea en monoterapia o en combinación, debe ser individualizada sobre la base de los riesgos/beneficios, la evaluación clínica, las características del paciente y la experiencia del psiquiatra con los fármacos elegidos. Litio: Es el fármaco de elección en la profilaxis del trastorno bipolar. Los datos de eficacia en la reducción de la frecuencia, duración e intensidad de los episodios maniacos y depresivos son del 40% de los pacientes. Una de las limitaciones de la terapia profiláctica con este fármaco es el elevado índice de abandonos del tratamiento. Sin embargo, está demostrado que el mantenimiento del litio proporciona notables disminuciones a largo plazo de la morbilidad depresiva y maniaca en los trastornos tipo I y II cuando se inicia precozmente el tratamiento6 . Carbamacepina y valproato: Parecen ser más eficaces en combinación con litio en la terapia de mantenimiento. Comparado con valproato, y con tasas similares de hospitalizaciones y de recurrencias, los pacientes con carbamacepina muestran mejores tasas de cumplimiento y tolerabilidad y mejores niveles de profilaxis cuando los síntomas psicóticos son incongruentes con el episodio afectivo28 . Olanzapina: Varios estudios demuestran los datos favorables de este fármaco. Comparado con placebo, olanzapina tiene mejores tasas de remisión de los síntomas maniacos, recurrencias y de hospitalizaciones29. En pacientes con episodio previo de manía, olanzapina tiene una tasa de mayor de remisión que valproato30. Olanzapina también es superior a litio en la prevención de recurrencias maniacas aunque no hay diferencias en la prevención de las depresivas31 . Terapia de combinación: Las estrategias de combinación son bastantes habituales debido a las tasas de respuesta de los distintos fármacos y la existencia de subtipos clínicos resistentes a los tratamientos convencionales (mixtos, ciclos rápidos). La combinación de carbamacepina y litio es segura y eficaz, especialmente en pacientes con ciclos rápidos. Litio y valproato son más eficaces en los pacientes con ciclos rápidos o episodios mixtos y son los reguladores del ánimo mejor tolerados a largo plazo. El uso en combinación de olanzapina con litio o con valproato permite mantener a los pacientes libres de síntomas maniacos más tiempo que el litio o el valproato solos 32. En la práctica clínica se utilizan otras combinaciones de las que aún hay pocos estudios publicados, sobre todo con fármacos de reciente aparición. 7.2. Tratamiento no farmacológico La farmacoterapia es el eje central del tratamiento del paciente bipolar pero las intervenciones no farmacológicas tienen un gran papel adyuvante, especialmente al poder influir en las variables que se relacionan con las recaídas así como mejorar la función entre episodios y aportar ayuda y perspectiva al paciente y la familia33 . Las intervenciones más utilizadas son la psicoterapia de apoyo, la psicoeducación, las medidas psicosociales y psicoterapias específicas como el tratamiento cognitivo-conductual o familiares. Un factor clave es una buena alianza terapéutica entre el paciente y su médico que, al fomentar la conciencia de la enfermedad y el cumplimiento del tratamiento, puede disminuir las consecuencias del episodio maniaco y evitar ingresos hospitalarios. La vigilancia del estado psicopatológico del paciente, tanto por parte de su médico como por sus familiares o las personas de su entorno, es esencial34. En el tratamiento integral del enfermo bipolar es necesaria su educación y la de su entorno aportando información sobre los riesgos y beneficios y buscando el cumplimiento del tratamiento farmacológico. Es necesario también informar de la importancia del patrón de actividades y sueño regular, evitar el consumo de sustancias tóxicas y el manejo del estrés. 3: • • • • • • • • • • Autoobservación: Es lo más importante para prevenir recaídas. Cualquier alteración de las costumbres puede ser una señal de aviso. Dormir cada día ocho o nueve horas: Menos de siete horas tiene riesgo de presentar una de manía o hipomanía; más de nueve de un episodio depresivo. No consumir tóxicos: Las drogas de cualquier tipo puede conducir a una descompensación, el alcohol a la aparición de nuevos episodios y aumentar la ansiedad; el café puede provocar insomnio. Someterse a regímenes rigurosos: Es importante no provocar estados de ansiedad o irritabilidad por el apetito ni alterar los equilibrios hormonales y metabólicos. Escuchar a las personas de confianza: Familiares o amigos pueden servir de punto de referencia para tomar conciencia de lo que puede ser el inicio de una nueva recaída y acudir al psiquiatra. Tomar correctamente la medicación: Además del riesgo de recaída por el abandono brusco, éste puede conllevar un aumento de la resistencia al fármaco. Relatar al médico todos los síntomas: Son las pistas más eficaces para el psiquiatra que controla al paciente. Adquirir regularidad en los hábitos: La estabilidad general de la persona lleva a la estabilidad en el sueño, la alimentación y cualquier otra actividad. Huir del estrés: Realizar actividades que rebajen la tensión y relativizar los problemas. No enfrentarse a la enfermedad: Es necesario convivir con ella y aceptar que existe pero que el individuo es mucho más que ella. Los objetivos de la psicoeducación en el trastorno bipolar son la desestigmatización, la mejora del apoyo social y familiar, la prevención de complicaciones y la educación del estilo de vida, intentando reducir la morbilidad y las secuelas del trastorno a través del cumplimiento terapéutico35. Para evita la gravedad de las recaídas, resulta vitaal que la familia y el entorno del paciente aprendan a detectar precozmente los síntomas 3: un aumento brusco del nivel de actividad, de la irritabilidad, de la productividad verbal con impulsividad manifiesta o constantes cambios de tema, alteraciones en el sueño, aparición repentina de nuevos intereses y proyectos y cambios en el estado de ánim o, sobre todo si no están relacionados con razones concretas.
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