El empresario Cillóniz demostró que no hay que gastar - JUASVI

MIÉRCOLES 08 DE OCTUBRE DEL 2014 | 17:36
El mito de la política trigueña, por
Cecilia Valenzuela
El empresario Cillóniz demostró que no hay que gastar millones en una
campaña electoral y que la honestidad aporta más
El empresario Fernando Cillóniz ocupó el primer lugar en los comicios del último domingo. Deberá ir a la segunda
vuelta por la presidencia regional de Ica. (Foto archivo Liz Tasa)
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Cecilia Valenzuela
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Periodista
Cajamarca, Áncash, Puno, Moquegua no tuvieron la suerte de Ica; no tuvieron un Cillóniz a la
hora de votar. El primer lugar de Gregorio Santos en Cajamarca y de Fernando Cillóniz en Ica
demuestra que los electores siguen confiando en el que tiene discurso: El del cajamarquino,
beligerante como la imagen de luchador social que se ha construido; el del iqueño, cálido y
respetuoso con cada uno de los ciudadanos.
El de Santos, divisionista y enemigo de la inversión es, desgraciadamente, el único que les ha
llegado a los campesinos cajamarquinos en los últimos años. El de Cillóniz, moderno, unitario
y con propuestas posibles es el que, felizmente, les ha llegado a los campesinos iqueños en
esta elección.
No es cierto que los oídos más sencillos no escuchan ideas y los que hoy se lamentan por los
resultados del 5 de octubre son, en realidad, los que desprecian la política y se niegan a
invertir en el fortalecimiento de las ideas.
Fernando Cillóniz ha demostrado que no hay que gastar una millonada en una campaña
electoral para llegar primero, que no hay que contratar asesores extranjeros para crecer en las
encuestas. Que la honestidad aporta más que el carisma, que las buenas ideas son más
vendedoras que la prebenda.
Pero sobre todo ha demostrado que no hay que mentir para ser solidario, que no hay que
bailar, pésimo, para ser popular, y que no hay que ser “trigueño” como dicen los papás de los
Humala; para ganar la confianza de la gente y convencer a los peruanos más pobres que hay
que apostar y sumarse alrededor de un líder moderno que propone incluir, verdaderamente, a
todos. La hermandad que Cillóniz propone consiste en represar el agua de las cuencas
andinas y de los ríos costeños y pagar un canon a las regiones que acepten compartirla.
“Salí como una hoja en blanco” dice Cillóniz cuando se le pregunta cómo empezó su campaña
hace solo tres meses; y es verdad, salió a caminar por toda su región preocupado únicamente
en escuchar lo que tenían que decirle los iqueños, los de las dos Icas dice: “La brillante, la que
tiene campos hermosos y riego asegurado; y la oscura, la que no conoce el agua potable ni
los servicios básicos”.
El primer lugar que ha logrado Cillóniz es un llamado a la reflexión a todos los empresarios y
profesionales que aunque preparados y con buenas ideas, temen arriesgar y participar en
política y terminan dejando el destino de sus regiones, de sus propiedades y de sus familias,
en manos de improvisados, de extremistas o de truhanes.
Cillóniz creció de “otros” en las encuestas y llegó al primer lugar, atendiendo todas las
invitaciones que le hizo la prensa, reuniéndose con los dirigentes de todos los pueblos, pero
sobre todo andando, tocando las puertas y hablando, cara a cara, con los iqueños de todos los
bolsillos porque a todos les falta lo mismo: El agua.
Cillóniz es un empresario exitoso que conoce de tecnología agrícola; que habla claro contra la
corrupción y aborda con sinceridad los problemas de los pobres. Qué bueno sería, para Ica y
para el Perú, que gane en la segunda vuelta. Y que otros Cillóniz aparezcan para el 2016.