Domingo 23/11 | Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo

Aportes
C e le
l eb r ac i ó n
p ar a l a
Homilía y guión para la Santa Misa
Jesucristo, Rey del Universo
Ciclo A. Color: Blanco
23 de noviembre de 2014
Año XVIII - Nº 1050
Aportes para la homilía
Sentado en su trono
juzgará a todos los pueblos
Ez 34, 11-12. 15-17; Sal 22; 1Cor 15,
20-26. 28; Mc 25, 31-46
Hay una constante y generalizada
queja en nuestras calles, que puede
resumirse en esta frase: ¡Cuándo se
acabará tanta maldad y mentira! ¡Así ya
no se puede vivir! Esto puede ser eco de
la letra del tango que canta: El mundo fue
y será una porquería. O, lo que se recita
en una comedia musical: Paren el mundo,
¡me quiero bajar! Pareciera que todo esto
no es más que colocar una lápida sobre
cualquier esperanza, dejando de lado lo
que Jesús prometió hace dos mil años:
hombres de poca fe, no tengan miedo,
que no los dejo huérfanos: ¡yo estoy con
ustedes todos los días!
Hoy celebramos a Jesús, Dios verdadero de Dios verdadero, que por
nuestra salvación se hizo hombre; y por
nuestra causa fue crucificado, muerto y
sepultado, resucitó al tercer día y subió
a la derecha del Padre, pero volverá con
gloria ¡y su reino no tendrá fin! Para no
pensar que rezamos el Credo muy de memoria, pensemos: ¿vivimos anhelantes,
esperanzados en la vida eterna, a la cual
podemos pasar dentro de un tiempo? Hay
personas que no confían en que un día
comiencen los cielos nuevos y la tierra
nueva, porque se dan todos los gustos
en vida, lo cual puede pasar entre los
mismos creyentes.
Nosotros representamos a Cristo
Rey con corona de oro, cetro en mano y
capa de armiño, sentado en gran trono
de mármol blanco, elevado sobre nubes
luminosas y rodeado de ángeles que
adoran y cantan sin cesar: Santo, santo,
santo, simbolizando así la gloria divina
en que vive y reina junto al Padre. Sin
embargo, poco antes de subir a la cruz,
había asegurado cuando yo sea elevado
sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí.
Por lo visto, el trono de Cristo Rey no es
el que nosotros imaginamos, sino el que
él elige para reinar verdaderamente entre
nosotros: un trono de amor y misericordia
con corona dolorosa, trono de sacrificio
y entrega al Padre, al extremo de darnos
su misma vida desde tamaña y gloriosa
altura.
Jesús nos dice: A mí nadie me quita
la vida, ¡yo la doy, y en abundancia! Ante
esta declaración descubrimos la verdad
absoluta de que tanto los ama mi Padre
que me envía para que, creyendo en
mí, ustedes tengan vida eterna, y comprendemos que Cristo es Rey de amor y
vida infinita. Con la mano en el corazón
preguntémonos: ¿mi piedad se concreta
en entrega fiel a ese Rey que se desvive
por mi mayor bien y felicidad o se reduce a
un mero sentimiento pasajero? ¿Estamos
(Continúa en la p. 4).
Aportes - 1
Guión para la Santa Misa
1) Introducción
truir el Reino de tu Padre: Señor, ten
piedad de nosotros.
Hermanos: el tiempo durante el
año acaba con la festividad de
Dios todopoderoso tenga miseCristo Rey del universo. El próximo
ricordia de nosotros, perdone
domingo será el Primer domingo
nuestros pecados y nos dé la
de Adviento y comenzaremos a prepavida eterna.
rarnos para las celebraciones navideñas.
La fiesta de hoy corona todo cuanto 3) Liturgia de la Palabra
hemos venido celebrando y meditando,
Primera lectura (Ez 34, 11-12. 15precisamente, “durante el año”. Hoy nos
17): Por boca del profeta Ezequiel
reunimos en torno a Jesús, nuestro Dios
Dios se muestra como el Pastor que
y Señor, nuestro Rey y buen Pastor, que
cuida su rebaño y también distingue
se desvive por su rebaño, y nos espera
entre una oveja y otra, entre carneros y
ansioso y con los brazos abiertos para
machos cabríos.
congregarnos en el aprisco eterno junto
Salmo responsorial (Sal 22)
a su Padre del cielo.
R. El Señor es mi Pastor, nada me
Comencemos cantando…
puede faltar.
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2) Acto penitencial
En el día final, en el crepúsculo
de la vida, seremos examinados
sobre el amor y la obediencia filial
a Dios. Sobre el amor generoso con el
prójimo. El Evangelio de hoy nos da una
aproximación a cerca de lo que significa
el juicio final. Lo importante es arribar a
término plenamente convertidos al amor
de Dios y a los hermanos.
Pidamos perdón al comenzar esta
misa:
* Tú que eres nuestro Rey y buen
Pastor, que nos amas y desvives
por nosotros, ayúdanos a crecer y
madurar a tu imagen y semejanza:
Señor, ten piedad de nosotros.
* Tú que entraste a Jerusalén como
Rey aclamado con palmas y ramas
de olivo, pero montado humildemente sobre un burro: Cristo, ten
piedad de nosotros.
* Tú que reinas desde el trono de la
cruz, nos congregas a todos en
torno a ti y nos encomiendas cons-
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Aportes - 2
Segunda lectura (1Cor 15, 20-26. 28):
Pablo mira el final de nuestra historia,
cuando el mal esté definitivamente vencido y Dios sea todo en todos.
Lectura del Evangelio (Mc 25, 31-46):
Al final de nuestra historia Jesús será el
Juez Supremo, y el amor con que hayamos obedecido a Dios y amado al prójimo
será la clave del juicio.
4) Oraciones de los fieles
Al final de nuestros días, el Señor,
Rey y Pastor, juzgará si hemos
alcanzado, como dice Pablo, la
estatura de Cristo. Que Jesús nos dé
fuerzas y nos anime a crecer y madurar
a su imagen y semejanza.
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A cada invocación respondamos:
Enséñanos y ayúdanos a crecer
en el amor y el servicio.
4 Decimos que quien no vive para servir,
no sirve para vivir. Ayúdanos a concretar este propósito en la práctica diaria.
Por eso, Señor…
4 A veces rehusamos ser servidores de
los demás, pero tú nos dices que quien
quiera ser el primero que empiece por
servir a los últimos: Por eso, Señor…
4 Rey glorioso y poderoso, buen Pastor
que lavas nuestros pies y nos das tu
eucaristía, convéncenos de que hay
más alegría en dar que en recibir: Por
eso, Señor…
la gracia de Dios, como María, que se
proclamó esclava del Señor, y Gabriel la
saludó como la llena de gracia. Nuestra
pequeñez y pobreza enamora a Jesús,
rico en bondad y misericordia, al punto
que se hace pan y vino para hermanarnos en él y hacernos hijos de su Padre
muy amado.
Vayamos a comulgar cantando…
4 San Juan enseña que Dios es amor. 7) Despedida y bendición final
Que sepamos hacer práctica la enseCon esta misa concluimos el ciñanza de Jesús de amar a Dios y al
clo de domingos durante el año
prójimo como a nosotros mismos: Por
y comenzamos a prepararnos a
eso, Señor…
la Navidad con el tiempo de Adviento.
4 Nuestros hermanos difuntos viven con Y bien, hoy hemos celebrado a Jesús
Cristo en el cielo. Que logremos sentar- nuestro Rey y Señor, que vino a nosotros
nos con ellos junto a ti, ¡y para siempre! en la humildad de un pesebre, que se desPorque ellos han sabido darse y servir: vivió por las ovejas perdidas del rebaño,
Por eso, Señor…
que antes de subir a la cruz se bajó para
Señor Jesús, que riges el mundo lavarnos los pies, que se nos da como
con justicia y misericordia, y te alimento y sacramento de vida eterna.
desvives por atraernos a ti, para Jesús es el Rey venido a testimoniar la
que todos vivamos como hermanos, verdad y el amor de Dios, y nos convoca
haz de nosotros tus seguidores incon- a ser testigos y agentes de su evangelio,
dicionales, y así construyamos con constructores del Reino eterno donde
todo empeño el reino de tu Padre, con Dios será todo en todos para siempre.
quien vives y reinas por los siglos de
Que el Señor nos bendiga y nos
los siglos. Amén.
proteja, tenga piedad y nos muestre
5) Presentación de las ofrendas
El Señor quiere transformar nuestra
vida, como cuando la Virgen se
entregó en manos de Dios como
su humilde esclava, proclamando:
El Señor hizo en mí maravillas, ¡gloria al
Señor! Presentemos ahora, junto al pan y
el vino, la ofrenda de nuestra mejor buena
voluntad, para siempre hacer la suya, así
en la tierra como en el cielo.
Cantemos…
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6) Comunión
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Cuanto más nos vaciamos de
nuestros delirios de grandeza y
pecados, más cabida damos a
su rostro, nos mire con amor y nos
conceda su paz.
Que la bendición de Dios todopoderoso Padre, X Hijo y Espíritu Santo
descienda y permanezca siempre con
nosotros. Amén.
Correspondamos con el amor al que nos
ha llamado, y amemos en él siempre
más y más la dignidad de cada hombre.
Entonces seremos verdaderamente partícipes de su misión. Nos convertiremos en
apóstoles de su reino.
Juan Pablo II
Aportes - 3
(Viene de la p. 1).
convencidos que si él no reina en nuestra
mente y corazón, en nuestras palabras y
obras, estamos perdidos sin solución?
Las imágenes de Jesús crucificado, del
Sagrado Corazón, de Jesús Misericordioso
y muchas otras, nos ayudan a visualizar
que Cristo es Rey de amor y verdad hasta
dar su vida con tal de rescatarnos del mal,
del pecado y de la muerte. Pero si bien
una imagen vale más que mil palabras,
también es verdad que la Palabra de Dios
es la base fundamental de nuestra fe. Por
eso la necesidad de estudiar y meditar, con
el Evangelio en mano, adentrándonos en
el conocimiento de la personalidad íntima
de Jesús, descubriendo sus sentimientos,
sus anhelos y objetivos y así poder pensar
como Jesús pensaba, amar y obedecer
como él al Padre, hablar como él predicaba, sacrificarse por los hermanos como
él lo hacía.
Nuestro estudio es mucho más que
instrucción intelectual, es mirarse en
Jesús como en un espejo, copiarlo e
imitarlo al punto de poder exclamar con
Pablo: Vivo yo, pero ¡es Cristo quien vive
en mí! ¿Tenemos hambre de conocer
a fondo a Jesús? ¿Asumimos que él
quiere que seamos sus otro yo ante los
hombres o tememos al compromiso y las
consecuencias?
A veces se escucha este slogan: ¡Cristo y yo, mayoría absoluta y aplastante!
Parece una afirmación aparentemente
vanidosa como el refrán: aramos, dijo el
mosquito, y estaba parado en los cuernos
del buey. Sin embargo, cuando estamos
de verdad con Cristo en lo que él quiere
que estemos, y actuamos conforme a su
voluntad y totalmente confiados en él,
podemos en verdad repetir con Pablo:
Todo lo bueno lo puedo con Aquel que
me fortalece y reconforta.
¡Señor Jesús! Creemos que tú eres
el Hijo único del Padre, que tiene en ti
toda su complacencia y nos exhorta a
escucharte atentamente, Rey y Centro
de todos los corazones, que llamas a la
conversión a todo hombre que viene a
este mundo. Creemos que eres el buen
Pastor que se desvive por el rebaño y
corre a buscar la oveja extraviada para
llevarla sobre sus hombros y dejarla de
vuelta en la majada. Creemos que eres
amor en acción, que nos redimes en cruz
y que, resucitado y vencedor del pecado
y de la muerte, vives y reinas ahora junto
al Padre intercediendo permanentemente
por nosotros. Creemos que eres el Pan de
vida eterna que sacramentado sobre el
altar y en los Sagrarios nos esperas para
darnos tu vida divina en abundancia.
Creemos que tú eres nuestro Amigo
fiel, que caminas a nuestro lado, que tú
nos conduces de la mano a la casa de
tu Padre, principio y fin de cuanto existe,
sin el cual nada tiene valor ni santidad.
Que no nos quedemos en lindas palabras y alabanzas de labios para afuera,
sino que con ellas llenemos la mente y
el corazón para que, iluminados por tu
Espíritu, seamos luz del mundo y sal de
la tierra, tus testigos ante los hombres,
invitando a todos a construir tu Reino en
la verdad y el amor, en la reconciliación y
la fraternidad, en la justicia y la santidad,
en la esperanza que no defrauda, en la
alegría y felicidad anticipada del día
eterno, cuando Dios sea todo en todos,
por los siglos de los siglos. Amén.
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