documento - Clasa Anestesia

Palabras en reconocimiento al Dr. Rafael Sarmiento Montero
Presidente Honorario de la Sociedad Cundinamarquesa de Anestesiología (SCA).
Para ser realmente grande, hay que estar con la gente, no por encima de ella.
Montesquieu
Hace 14 años tuve la oportunidad de asistir al Congreso mundial de anestesiología
en Montreal Canadá, y uno de los eventos que más me impactó fue el homenaje
que se le hizo a la memoria de un anestesiólogo célebre, el Dr. Hárold Griffith,
primer presidente de la Federación Mundial de Sociedades de Anestesia, y el
anestesiólogo que introdujo el primer relajante muscular no despolarizante en la
práctica clínica (la d-tubocurarina). Estaba presente su familia, había un pendón
gigante con su robusta figura y los colegas de Montreal y del mundo que allí nos
encontrábamos, nos sentíamos orgullosos de este canadiense ejemplar, y
disfrutábamos éste su homenaje, como si fuera el nuestro.
Nosotros también tenemos nuestra celebridad, por cuanto también fue un gran
hombre que vivió para la anestesia. Nació en Tuluá-Valle, pero desde muy
pequeño creció y se formó en Bogotá, nuestra capital, y gracias a otro adelantado,
el Dr. Alberto Delgado Sierra, se inclinó por la anestesia, cuando la especialidad
no tenía anestesiólogos.
El doctor Sarmiento, había nacido el 22 de enero de 1931 en el Valle del Cauca,
sin embargo, su vida y su felicidad la derrochó en la capital al lado de su Olguita
del alma y de sus hijos Olga Lucía, María Elvira, Rafael Antonio y Pilar.
El tiempo le bastó también para construir la Sociedad Cundinamarquesa de
Anestesiología, a la cual defendía como a su propia vida y para ver crecer con su
acompañamiento incondicional a su “Bienamada S.C.A.R.E.”
Se destacó como uno de los mejores profesionales del país, a tal punto que fueron
varios los presidentes colombianos que recurrieron a sus servicios como
anestesiólogo: Eduardo Santos, Darío Echandía, Rafael Urdaneta, Mariano
Ospina Pérez, Laureano Gómez, José Antonio Montalvo, Julio César Turbay
Ayala, Misael Pastrana, Alfonso López Michelsen, Indalecio Liévano Aguirre,
Andrés Pastrana.
En el campo gremial y académico asumió la presidencia de La Asociación
Colombiana de Sociedades Científicas desde el año 1983 hasta el año 1998; y fue
miembro de diversas juntas directivas, como la de la Asociación de Exalumnos de
Medicina de la Universidad Nacional de Colombia AEXMUN, y la Sociedad
Colombiana de Anestesiología y Reanimación, de la cual nunca fue su presidente,
pero eso no importó, porque se le consideró siempre su timonel más preclaro,
valioso y tenaz. Podría decir sin temor a equivocarme que tuvo dos grandes
amores en su vida, su esposa Olguita, y la Sociedad de Anestesia.
Tengo que destacar entre las muchas cualidades que hicieron que el Dr.
Sarmiento despertara en nosotros ese cariño y admiración que los niños pequeños
profesan por su padre, estas cuatro siguientes:
1. Transparencia, hoy en día tan difícil de encontrar, porque la honestidad
como dice el canta-autor Rubén Blades, se manifiesta de manera más
clara, donde es más esquiva, en el poder, y a pesar de todo, de la inmensa
influencia que él tuvo en la S.C.A.R.E. y de su autoridad como líder innato,
su proceder fue impecable, quizá por ello en la Asamblea de Delegados sus
intervenciones siempre fueron propositivas y sus mensajes sabios y
edificadores. Tenía casi siempre la razón.
2. Amigo leal, en la fortuna y en la adversidad. No pocas veces fue candidato
a la presidencia de la SCARE, y fue derrotado por una diferencia
insignificante, ¿acaso guardó enemistad con sus adversarios?, no lo hizo
porque su talante no se lo permitía; todo aquel que hablaba bien de la
S.C.A.R.E era su amigo. Yo aun hoy, pese a su ausencia física, siento su
amistad; su vida terrenal se apagó el pasado sábado 25 de octubre, pero su
ejemplo y sus enseñanzas permanecerán en nuestros corazones. Fue tan
humano cuanto se prodigó, y cristalino, cuanto vivió.
Sentí su amistad cálida y sincera, y creo que con varios propósitos: enseñar
con el ejemplo: la verdad, a la cual se apegaba; el crecimiento en el ser,
en el saber, y en el saber hacer; la bondad que trasmitía en cada uno de
sus actos, y la sencillez que había aprendido de su padre, un férreo
profesor de colegio que se propuso educar para el futuro.
3. Don de Trabajo. Era su cualidad y estela más brillante, por cuanto su labor
en pro de ver grande a la organización de los anestesiólogos era
infatigable. Se consagró al gremio prestando atención especial a los
estudiantes de postgrado, por ello, los mismos buscaron un nombre para el
concurso y premio, al mejor trabajo de investigación en su Congreso, lo
denominaron con justicia: “Rafael Sarmiento Montero”.
Tengo que decir aquí también, que su rastro se encuentra en tantos
pacientes que atendió, con una dedicación propia de la medicina francesa
que aprendió en la Escuela de la Universidad Nacional de Colombia; para
ello se propuso y adquirió su propio consultorio para valoración
preanestésica, y fue uno de los pioneros en el manejo de los trastornos
respiratorios de los pacientes; importó para el país la primera máquina que
procesaba gases sanguíneos, y era un conocedor de la ventilación
mecánica, para ello adquirió buena cantidad de ventiladores, que
prestaba al primero que se lo solicitaba.
Su esposa y sus hijos, tuvieron que soportar con paciencia su entrega a la
causa de los pacientes y de la Sociedad de Anestesia, porque fue un
hombre destinado al servicio, y aun en estos años donde el paso de la
edad le fue inclemente, allí estaba firme, aportando con su ejemplo, como
en otrora la sabiduría de los intelectuales recios, un camino fructífero
para la sociedad.
4. Liderazgo, cuantas veces emprendió jugadas de aperturas ambiciosas para
sacar adelante nuestra institución (S.C.A.R.E., Coselab, Corposcare), no
importaba que estuviera al frente Ignacio Ruiz, o Diego Peláez, con sus
ambiciosas ideas gerenciales, él también tenía las suyas impregnadas de
éxitos, que defendía con ahínco, incluso para producir cambios, para
apoyar o para frenar, porque esta es la medida de los líderes, adelantarse a
las consecuencias y enfrentar con decisión la adversidad. En el Comité de
Reanimación, puso a prueba toda su capacidad de dirigente fervoroso, y
gracias a ello éste goza hoy de una cosecha emprendedora y fértil; pero su
niña consentida fue la Sociedad Cundinamarquesa de Anestesiología, SCA.
Se dejó cautivar por el embrujo de la pionera de las sociedades de
anestesia en Colombia, y terminó siendo su presidente honorario; vigilante
de cada uno de los presidentes y juntas directivas, incluso podría decir que
fue el motor para que éstos se consagraran como los mejores pares del
país; de sus enseñanzas se beneficiaron personas de enormes
reconocimientos, que mal haría en nombrar a unos pocos cuando la
mayoría son dignos de emular.
Gracias doctor Sarmiento por haber elegido este terruño, por ser de los nuestros,
por haber escogido la anestesiología y por dejarnos su carisma en todo aquello
que tocó su mente, y en el ejemplo que con creces nos brindó, de ser un hombre
bueno, sabio y progresista. Dios lo tenga en su gloria. Amén.
Ricardo Navarro
Presidente S.C.A.R.E.