1 EL MISTERIOSO DIQUE LOS ALAZANES CAPILLA DEL MONTE (CÓRDOBA) Por Fernando Jorge Soto Roland* Dique Los Alazanes Capilla del Monte, Córdoba (Antigua postal turística) UN SHOPPING DE MISTERIOS El aislamiento y la soledad han despertado sospechas desde siempre. La lejanía, también. Por ende, no es extraño que muchas construcciones producto del esfuerzo humano estén envueltas en suspicacias, cuando las tres notas señaladas son parte de su historia. La provincia de Córdoba (República Argentina) es rica en ejemplos de ese tipo. Hoteles (como el Eden de La Falda o el Gran Hotel Viena de Miramar) y hospitales (como el de Santa María de Punilla), construidos primariamente en lugares un tanto inaccesibles y al margen de la vida social de la región, se convirtieron en un nutritivo caldo de cultivo para el desarrollo del imaginario local y la consecuente difusión de “historias” y rumores, repletos de fantasías verosímiles que encontraron en la tradición oral y en la páginas de diarios y libros sensacionalistas una razón para subsistir a través del tiempo. Ya lo decía una viejo refrán de los días de la conquista de América: “Cuanto más lejos, más raro”; y son, justamente estas dos condiciones, lejanía y rareza, las que condimentan la historia * Profesor en Historia por la Facultad de Humanidades de la UNMdP (Argentina). 2 “no-oficial” del Dique Los Alazanes, sito a unos 7 kilómetros del casco urbano de Capilla del Monte Por otra parte, existen contextos históricos que promueven la condena anticipada de ciertos proyectos de ingeniería, envolviéndolos en conspiraciones políticas y aduciendo relaciones nonsanctas con organizaciones secretas y supuestos jerarcas nazis, a quienes el imaginario de posguerra acusó de pretender construir un ficticio IV Reich en esta parte de América Latina. Esto es lo que ocurre con los años que enmarcan el ascenso y caída de la Alemania nazi, así como el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial entre 1939 y 1945. La confluencia de lejanía, aislamiento, soledad y guerra, amén de una temprana propaganda ideológica orquestada por los aliados, permiten entender porqué la tradición oral del norte cordobés facilitó la propagación de una historia en la que retazos de la guerra europea se terminaron mezclando con el esoterismo propio de la localidad capillense. Dentro de este contexto, el Dique Los Alazanes es parte de una imaginaria “trama siniestra” en la confluyen y se mezclan los componentes legendarios que convirtieron a la región en un privilegiado shopping de misterios. Desbocados desde la segunda mitad de la década de 1980, la parafernalia de fenómenos extraños (que convirtieron a Capilla del Monte en uno de los principales destinos de turismo alternativo ―esotérico-místico― del mundo) se imbrican con la historia del dique, conectándolo así con luces y energías insólitas, ovnis, el Santo Grial, reliquias, objetos de poder de origen precolombino y, como no podían faltar, acólitos del Führer .1 A primera vista todo pareciera indicar que estamos ante la infantil remake de una película clase-B del cine norteamericano de los años ’30 y ’40 o frente a una nueva aventura del intrépido Indiana Jones; filmes que no se descartan como fuentes de inspiración de muchos de los rumores que consignaremos seguidamente. Es bien sabido que el cine y la literatura (incluyendo las revistas pulp) contribuyeron en la fabricación de gran parte de la mitología contemporánea relacionada con los extraterrestres y con las supuestas operaciones secretas de origen nazi (no sólo en Argentina, sino en todo el mundo). En más de una oportunidad la trama de un film saltó, sin más, de la pantalla a la vida real, y no fueron pocos los crédulos que tomaron esas películas como documentos y testimonios serios de acontecimientos que consideraron históricos. El ejemplo de “investigadores” aceptando a Encuentros Cercanos del Tercer Tipo (Steven Spielberg, 1977) como una producción documental 1 Al respecto ver, del autor; Criptonazilogía, la delirante búsqueda de nazis ocultos en la Argentina. Disponible en Web: http://www.monografias.com/trabajos107/a-cripto-nazi-logiaa-delirante-busqueda-nazis-ocultos-argentina/a-cripto-nazilogiaa-delirante-busqueda-nazis-ocultos-argentina.shtml. Asimismo véase: “Fantasías y mitos sobre las expediciones nazis al Uritorco” en Todo es Historia, N° 580, noviembre 2015, pp. 16-26. 3 que refería hechos reales, es muy sintomático. 2 Asimismo, películas como El Archivo de Odessa (Ronald Neame, 1974) o Los Niños del Brasil (Franklin Schaffner, 1978) alimentaron las quiméricas conspiraciones nacionalsocialistas en todo el mundo, una vez terminada la Segunda Guerra Mundial.3 A partir de un accionar como el descripto, es sencillo deducir el crecimiento del llamado efecto “bola de nieve” que ha permitido que se pase del “se dice” al “ocurrió” sin un previo análisis crítico. MULAS INTELIGENTES Y OPERACIONES SECRETAS El Dique Los Alazanes se construyó, según reza en una placa ubicada en el sitio, entre setiembre de 1939 y el año 1944, fecha en el que fue inaugurado. Está ubicado entre el Cerro Las Gemelas y el Cerro Uritorco y se ha constituido en una atracción turística de primer orden para los amantes del trekking y las largas caminatas serranas. Pero lo que nos interesa en estas líneas no es ponderar su patrimonio paisajístico (que lo tiene), sino indagar en la extraña historia que circula en torno a su origen y construcción. Construcción del Dique Los Alazanes Foto década de 1930 2 Véase: Taira, Percy, Encuentros del tercer Tipo: hipótesis, teorías, anécdotas de la película. Disponible en Web: http://expedienteoculto.blogspot.com.ar/2012/04/encuentro-cercanos-del-tercer-tipo.html 3 Véase: Klich, Ignacio, Sobre nazis y nazismo en la cultura argentina, Ediciones Hispamérica, 2002. Véase también del mismo autor, Argentina y la Europa del nazismo. Sus secuelas, Editorial Siglo XXI, Buenos Aires, 2009. Es así mismo co-autor con Cristian Buchrucker del capítulo “El Fin del tercer Reich y la Conexión argentina en la bibliografía revisionista”, pp. 247-352. Esta obra es, sin duda, la mejor compilación de ensayos y documentos nazis publicada, hasta la fecha, en nuestro país. Pilar fundamental en la lucha contra el revisionismo periodístico. 4 Desde el principio los vecinos de Capilla del Monte se preguntaron porqué una obra de ingeniera de esas dimensiones se levantaba en una zona tan alejada y sin que se construyera nunca un camino o ruta asfalta que la comunicara con la ciudad. Aún hoy en día llegar al dique implica una caminata de casi tres cuatro por senderos poco definidos, al punto de ser necesaria la contratación de guías profesionales que le permitan al turista acercarse a la presa. Han transcurrido 62 años desde su inauguración y Los Alazanes siguen tan aislados como al principio.4 El transporte de los materiales necesarios para su construcción, especialmente cal y cemento, fueron llevados al sitio a lomo de mulas. Largas filas de animales resultaron ser las responsables de realizar viajes de ida y vuelta, guiadas, según dicen, por solo hombre encargado de la caravana. Pero aquí no acaba el “misterio” (que en definitiva no resulta ser tan insondable ya que, como dijimos, la distancia con el pueblo no supera los 7 kilómetros.). Según indica Guillermo Dangel, escritor especializado en propagar la veta esotérica del Uritorco y la región aledaña: “Existe una anécdota que es muy contada por la gente del lugar. Se dice que luego de los primeros viajes las mulas que realizaban el trayecto (…) advirtieron que si rozaban su carga contra las paredes de piedra a un lado del sendero, las bolsas se rompían y perdían peso, facilitando el andar. La anécdota dice que si las mulas no hubieran realizado este trabajo de descarga se hubieran podido construir dos diques.”5 Más allá de la “viveza criolla” que las mulas hayan podido desarrollar en tan corto tiempo (tema que en sí mismo se merecería una detallada investigación etológica) o de la posibilidad de que algún contratista haya desviado agua (y materiales de construcción) para su molino, la sospecha de que un desusado volumen de cal y cemento se habían desvanecido en el trayecto que va de Capilla a Los Alazanes, se instaló en el discurso de los vecinos de entonces (o al menos es lo que hoy se dice al respecto). La hendija estaba abierta y no se debió esperar mucho para que por ella se colaran especulaciones descabelladas, en consonancia con los sucesos bélicos que se estaban dando a nivel mundial y los rumores que, a posteriori, fueron tomando cuerpo en torno al Cerro Uritorco. En un trabajo previo hicimos referencia a unas supuestas y siempre evanescentes expediciones nazis por la zona, en pos, nada menos, que del Santo Grial 6; dichos que despertaron el interés y la imaginación de algunos autores inclinados ideológicamente hacia lo que Hernán Brienza ha llamado 4 Véase: Dangel, Guillermo, Uritorco. Cerro sagrado que convoca al misterio, GM Editor, Buenos Aires, 1996, pp. 6970. 5 Ibídem Pág. 70. 6 Véase: “Fantasías y mitos sobre las expediciones nazis al Uritorco” en Todo es Historia, N° 580, noviembre 2015, pp. 16-26. 5 “el esoterismo nacionalista argentino”.7 Pero todo parece indicar que esa aventura hitleriana por las sierras cordobesas resultó insuficiente. Había que insuflarle más misterio al asunto relacionándolo con la casuística ovni que, a partir de 1986, explotó en el noroeste serrano. Por otro lado, la prédica de Ángel Cristo Acoglanis (un quiropráctico “griego” devenido en gurú) respecto de la existencia del mundo subterráneo de Erks y sus seres de luz, tampoco puede ser descartada. Este fárrago de historias legendarias contribuyeron a la creación de otra aún más fabulosa, pretendidamente más verosímil. Concretamente: que los nazis habían utilizado la cal y el cemento faltante en la construcción de una base secreta en el interior del Uritorco. Según una leyenda que circula por Capilla del Monte, el Dique Los Alazanes sirvió de “tapadera” para la construcción de una base secreta nazi en la región. EL BUNKER DEL URITORCO Sin dar pruebas contrastables, ni evidencias concretas de lo que decía al incursionar en cuestiones esotéricas, Guillermo Terrera (autor de numerosos libros y divulgador relevante de las leyendas uritorqueanas) sentenció taxativamente (imponiendo, como solía, su gran porte y voz de trueno) que la provincia de Córdoba había sido un efervescente centro de esoterismo durante la década de 1930 y que, imbuidos por esas creencias, un grupo de científicos y técnicos alemanes habían estado explorando la zona del Uritorco en busca de un objeto de poder (el Bastón de Mando de los Comechingones) y la sagrada copa donde José de Arimatea depositara la sangre de Cristo, tras la crucifixión. Pero no tuvieron éxito. Un tal Orfelio Ulises les ganó de mano en 1934, al menos en la primera de las empresas. 7 Brienza, Hernán, Los Buscadores del Santo Grial en Argentina, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 2009. 6 Así todo, el deambular de los germanos no habría resultado en vano. Producto de esos improbados (y más que improbables) viajes había sido el descubrimiento de extraños pasadizos secretos en el interior del cerro y el hallazgo de restos humanos pertenecientes a una antiquísima etnia de origen desconocido y con una antigüedad que superaba en miles de años a las fechas oficialmente aceptadas por la arqueología. Siguiendo estos dichos (y otros que refieren la búsqueda de minerales, a cargo del fundador de Capilla del Monte, Adolfo Döering ―también alemán de origen― unos años antes) se sientan las bases de la “historia” del bunker uritorqueano, construido en paralelo al Dique Los Alazanes. Pero, ¿para qué querrían los nazis una mega estructura de ese tipo en las sierras de Córdoba? ¿Acaso tenían pensado lanzar desde allí el contraataque que les permitiera convertir a Sudamérica en el Nuevo Paraíso de un Reich que durara ―esta vez sí― mil años? ¿O se pergeñaba un plan mucho más ambicioso, a escala global, por el cual ―y con la colaboración de extra e intraterrestres afines a sus ideales― dominar el mundo? Todo es posible en el mundo de la imaginación. Incluso creer que en el interior del Uritorco pudiera haberse escondido el mismísimo Adolf Hitler y otros jerarcas de régimen. Se han dicho delirios mayores que ya forman parte del patrimonio intangible del imaginario del siglo XX; y aunque nadie sepa a ciencia cierta si esa “base” alguna vez fue ocupada, los que siguen apoyando la loca teoría del bunker cordobés no dudan en afirmar que las luces, “naves” y demás extraños fenómenos que supuestamente se observan en el cerro son una consecuencia directa de esa misteriosa presencia nacionalsocialista. FJSR JUNIO 2016
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