Año 10. Número 7. Julio 2012 - Asociación Guyra Paraguay - PARAGUAY Especie del mes Carpintero blanco - Ypeku la novia (Melanerpes candidus) Esta especie pertenece a la Familia Picidae (carpinteros) y mide hasta 24 cm en su etapa adulta. Como muchos carpinteros es muy bullicioso y activo, lo cual facilita su observación. El carpintero blanco es una especie bastante social, ya que se lo encuentra en parejas o grupos, mostrandosé en sus vuelos en campos abiertos así como en zonas urbanas; como nuestra ciudad de Asunción; sea para desplazarse entre los arboles o para cazar su alimeno en el aire. Trepa en troncos y ramas tanto entre la vegetación tupida como en lugares expuestos, postes, troncos de palmeras y árboles secos. Su voz es un chirriante “trrrr” que repite con frecuencia tanto en vuelo como posado. Para nidificar, la pareja hace una cueva en troncos, y pone normalmente de tres a cinco huevos blancos. Es común que amplíen y utilicen más de una vez el mismo nido. Llama la atención y es inconfundible. Además de su plumaje es blanco en las partes inferiores del cuerpo y negro en la parte superior: espalda, alas, cola, tiene periocular (alrededor del ojo) amarillo brillante y manchas de este color en la nuca y en el vientre. La hembra se diferencia del macho porque no tiene la mancha amarilla de la nuca. Vive en las sabanas, isletas de monte, palmares y montes abiertos. Esta distribuido por todo el norte de la Argentina, en Paraguay, parte de Brasil y Bolivia. Es uno de los pocos carpinteros comercializado como mascota, sin que se conozca el impacto que ésto produce sobre sus poblaciones. Es una especie facil de ver durante paseos en campos abiertos, como también durante recorrridos por plazas y parques como Ñu Guasu o el Jardín Botánico de Asunción. Según la Lista Roja de la UICN, esta especie está en la categoría LC (Preocupación Menor). Foto: Dario Sanchez Foto: Antonio Schinca El triste canto del Carau desde el techo de un edificio en Asunción Texto y fotos: Gloria Peña El Carau (Aramus guarauna) es una de las aves acuáticas que estamos acostumbrados a ver en pantanos de agua dulce o en las orillas de los ríos. En nuestras salidas al campo, ya sea con el grupo Birding Paraguay o con el Club de Guardianes de las Aves de Guyra Paraguay, siempre nos impresionan su tamaño, su canto y sus movimientos. Pero esta mañana (16/08/2012), me sorprendió ver un Carau dando vueltas como buscando algo, tal vez la salida, tal vez algún alimento, en el techo de un edificio de cuatro pisos ubicado a dos cuadras de la Bahía de Asunción. Caminaba lento, giraba y emitía su particular canto como si buscara una respuesta, pero seguía solo en el triste y desordenado techo. Subí un piso más, buscando una ventana que tiene vista al río Paraguay y lo único que vi fue un extenso terreno de arena blanca, seca, vacía, sin nada. Sin posibilidad de encontrar los caracoles que son su principal alimento, el Carau perdió su hábitat, al igual que las demás especies de aves acuáticas de la zona. Este Carau estaba compartiendo el techo con las palomas domésticas y no pude evitar imaginarlos anidar entre chapas, cables y canaletas de metal, no sólo al Carau, sino a las Garzas y otras especies. ¿Qué pasaría si una fuerza superior me obligara a dejar mi casa, y me llevara a habitar un pantano o un terreno de arena seca y vacía? Tal vez la capacidad de resiliencia humana me permitiese adaptarme a ese ambiente y acomodarlo a mis necesidades. Sin embargo, me queda la duda de que las aves y otras especies tengan la fuerza y flexibilidad de adaptarse a los bruscos cambios que diariamente los humanos hacemos sobre su hábitat. Me senté a trabajar con la tristeza de saber que pronto podré caminar en una avenida costanera muy alejada de la naturaleza, tal como lo publicitan en los medios de prensa, pero con la esperanza de que el Carau tome fuerza y vuele en busca de un lugar al otro lado de la bahía, en la zona de Chaco’i. El hombre desde tiempos inmemoriales ha puesto su mirada con mucha admiración y respeto en este grupo tan especial de aves, como lo son las rapaces. Incluso en muchas civilizaciones antiguas fueron domesticadas y adiestradas como verdaderas “armas de caza”, que el hombre de varias zonas del mundo como ser India, China, Persia y algunos países de Europa, utilizó para la caza de piezas como ser mamíferos de pequeño porte y otras aves que servían de alimento. Este arte de preparar a varias especies de águilas y halcones para la caza, era privilegio sólo de la nobleza y fue llamada cetrería. Gracias al espíritu conservacionista que aún persiste en nuestras culturas, las rapaces de este nuevo siglo, están protegidas mediante una reglamentación muy estricta que rige a la cetrería contemporánea para poder practicarla, por lo que ha bajado considerablemente el número de aves utilizadas en este viejo arte. Las rapaces son aves de porte majestuoso, que destacan además por ser en su mayoría, excelentes voladoras, presentando una anatomía y condición física excepcional adaptada a las más exquisitas acrobacias en vuelo, ya que dependen muchas veces de éste, para procurar su alimento. Son depredadoras por excelencia, por lo tanto carnívoras y muy temidas por los demás seres vivientes que comparten con ellas los diversos ecosistemas en donde habitan. Observar por el aire volando a un halcón, en plena persecución de su presa, hasta lograr atraparla, serviría para describir un poco más, la sensación que puede llegar a sentir ese ser acechado, que acaba de conocer como la propia muerte lo ha atrapado entre sus garras. Entre sus adaptaciones, y debido a su modo de vida y alimentación, las rapaces poseen estructuras anatómicas que les permiten la captura de presas vivas de las cuales se nutren. Entre ellas, poseen una excelente vista y oído y una conformación especial de sus patas, pico y garras. Para el caso de las rapaces que he logrado observar con frecuencia en la Ciudad de Montevideo, Uruguay, he tenido que recorrer diversos ambientes como ser parques naturales, costas marinas, montes ribereños, humedales y bañados, así como lugares céntricos con edificaciones gigantes y modernas típicas de la metrópoli. Una de las más difíciles de hallar, ha sido nuestro “Halcón o Milano blanco” (Elanus leucurus) que habita y recorre las praderas, humedales y zonas suburbanas de esta cuidad. Se trata de una rapaz diurna de unos 35 a 37 cms de longitud, en donde predomina el blanco en su plumaje de cabeza, garganta y vientre, mientras que su dorso es de un color gris ceniza. Es característico de esta especie el “halconeo”, en momentos de sus cacerías, las cuales las realiza en forma solitaria o en parejas, procurando la captura de algunos invertebrados o vertebrados pequeños como ser roedores, reptiles o pequeñas aves. Otra especie poco frecuente de observar pero que igual está presente en esta zona de Uruguay, es el “Gavilán mixto” (Parabuteo unicinctus) que habita en similares lugares que el Milano Blanco. Es también un ave de hábitos diurnos, que alcanza los 50 cms de longitud y que posee un hermoso porte como se aprecia en las fotografías. Para Identificarlo nos basaremos en sus principales características como ser, un plumaje de color negruzco, aunque presenta sus cubiertas, tapadas y piernas rufas y una larga cola que sobrepasa el largo de las alas y que termina con un ápice blanco. En una oportunidad pude fotografiar a una pareja de esta especie que aún permanecía junto a una de sus crías, la cual presentaba el plumaje juvenil, el cual se caracteriza por poseer un fuerte estriado amarronado rojizo en su pecho y sin los colores tan marcados de sus padres. También presente en Montevideo, podremos llegar a observar muy fácilmente en diversos ambientes al pequeño “Halconcito común o colorado” (Falco sparverius) de tan sólo unos 25 a 28 cms de longitud que estará ubicado en sitios muy visibles como ser cables del alumbrado o electricidad así como postes de alambrados que utilizará como perchas para custodiar su territorio de caza tanto en la ciudad como en sus alrededores. Se alimenta de pequeños invertebrados (insectos) y vertebrados a los cuales atrapa halconeando. Muy común es encontrarlo asociado a los nidos comunales de la “Cotorra” (Myiopsitta monachus) a quien saquea para alimentarse de sus pichones. Con unos aproximadamente 35 a 40 cms de longitud, el “Chimango” (Milvago Chimango) está presente en zo- nas suburbanas de esta capital, habitando en praderas arboladas, humedales y otros ambientes. Es muy común observarlo en las playas del oeste de Montevideo, donde lo vemos sólo o en grupos alimentándose de carroña a orilla del agua. En su plumaje predominará el color pardo, además de poseer unas zonas de color muy claras en sus alas, las cuales podrán ser observadas frecuentemente cuando el ave esté en vuelo. Otro carroñero que se viene acercando cada vez más a la parte urbanizada de Montevideo, es el “Carancho” (Polyborus plancus) ave de gran porte y 55 cms de longitud. A comienzos de este frío mes de Julio, pude fotografiar a una pareja de esta especie que reside dentro del predio del Jardín Botánico y quien sin inconvenientes ha decidido nidificar en una palmera ubicada en una zona de juegos para niños, donde sin ninguna timidez, realizan los sucesivos viajes al nido llevando ambos congéneres los materiales para la construcción del mismo. Quizás uno de los más temidos por los pequeños pájaros que conviven en sus ambientes, es el “Gavilán común o Taguató común” (Buteo magnirostris) quien posee un vuelo característico además de fuertes gritos que delatan su presencia en su territorio. He podido observar en varias ocasiones a diversas especies de aves persiguiendo e intentando alejar de sus territorios de cría a esta magnífica rapaz de unos 40 cms de longitud. Los paseriformes temen muchísimo al Taguató común por ser un excelente oportunista que no duda en saquear crías de nidos ajenos, aunque también se alimente de otros vertebrados e insectos. Esta rapaz se caracteriza por poseer algunas zonas de su plumaje de color pardo oscuro a nivel dorsal, mientras que su porción ventral es de un color más claro y finamente barrado. Además posee un capuchón pardo oscuro que está ausente en los ejemplares juveniles. Foto: ProAves Estudio sobre cambio climático para las aves de Colombia resalta la necesidad de nuevas áreas protegidas Por último citaré a dos especies de rapaces pertenecientes a la familia Strigidae, mayormente nocturnas. Pertenecen a esta familia las lechuzas, búhos, caburés, etc.. Aquí en Montevideo podremos tener la oportunidad de observar en plena luz del día y en la zona suburbana de chacras o quintas con praderas, a la pequeña “Lechucita vizcachera” (Athene cunicularia) quien habita todo el año estos ambientes y con tan sólo 25 cms de longitud, recorre con desdeño y muy activa los caminos en busca de su alimento (insectos y pequeños vertebrados). Es característico de esta especie, la elaboración de su nido en el suelo, luego de cavar una madriguera de hasta dos metros de profundidad. La segunda rapaz de la familia Strigidae que he podido observar, aunque con menos frecuencia que la anterior, es el “Tamborcito común o Alicucú común” (Otus choliba) de tan sólo 22 cms de largo. Es muy común escuchar su canto inconfundible en la noche, su hora de mayor actividad. Posee dos pequeñas “orejas” eréctiles y un plumaje que alterna el gris pardo con las manchas y estrías negruzcas. En algunas salidas por la cuidad, he podido observar a esta pequeña lechuza a plena luz del día entre dormida en algún tronco hueco de un árbol o en las propias edificaciones humanas. Espero que hayan podido disfrutar en alguna ocasión de la observación de estas aves tan especiales y bellas, y que entiendan, que incluso en el frío invierno de estas latitudes, podemos realizar observaciones ornitológicas interesantes, mientras recorremos ambientes naturales muy cercanos a nuestro propio hogar. En julio de 2012, el estudiante de doctorado de la Universidad Stony Brook y miembro fundador de ProAves Jorge Velásquez Tibatá, junto con los Drs. Paul Salaman del World Land Trust-US y miembro del Consejo Asesor de ProAves, y Catherine Graham de la Universidad Stony Brook publicaron un artículo titulado “Efectos del cambio climático sobre la distribución de especies, estructura de la comunidad y la conservación de las aves en áreas protegidas de Colombia” en la revista Regional Enviromental Change. Copias disponibles solicitándolas por correo electrónico a [email protected] Esta investigación determina los efectos del cambio climático sobre las aves en Colombia. Con información provista por ProAves y otras fuentes, el estudio determina que el cambio climático afectaría a muchas aves endémicas, a menos que sean establecidas nuevas áreas protegidas y se expandan las reservas y parques existentes. Según el artículo, se espera que el cambio climático cause cambios en la distribución de las especies en todo el mundo, poniendo en peligro su viabilidad debido a la reducción del área de distribución y la modificación de sus poblaciones en las áreas protegidas. Los puntos críticos de biodiversidad podrían ser particularmente vulnerables al cambio climático, porque tienen un gran número de especies con rangos pequeños, cuyos hábitats se podrían reducir aún más. Utilizando los datos realizados en campo por ProAves, junto con los datos de acceso público del Proyecto BioMap, que contiene 230.000 registros de especímenes de aves de Colombia, más los datos de campo compilados por Dataves, eBird y xenocanto, se analizó el alcance que el cambio climático podría causar en la distribución de las aves amenazadas y de rango restringido en el país. La Base de Datos Darwin, del Proyecto BioMap, que se encuentra en línea, fue una colaboración de más de 70 colecciones de aves en todo el mundo, dirigida por el Museo de Historia Natural del Reino Unido, el Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de Colombia y Conservación Internacional-Colombia. Los resultados mostraron que las aves amenazadas y de rango restringido en Colombia, podrían perder en promedio entre el 33 y el 43% de su área de distribución total en el futuro, y hasta nueve especies endémicas colombianas pueden perder su rango climático por completo y por lo tanto podrían extinguirse. Es preocupante ya que ocho de las nueve especies que podrían extinguirse, son endémicas de la Sierra Nevada de Santa Marta y representan casi la mitad de todas las especies de aves endémicas que se encuentran en este lugar, incluyendo el espectacular Periquito de Santa Marta (Pyrrhura viridicata). Importantes poblaciones de muchas de las especies endémicas encontradas en Santa Marta se hallan en la Reserva Natural de las Aves El Dorado, pero esta reserva de más de 1200 hectáreas es insuficiente para sostener a las poblaciones y es necesario lograr conectar esta reserva y la Cuchilla de San Lorenzo con el Parque Nacional Natural ubicado a 5 km, el cual mantiene las elevaciones más altas que, temporalmente, podrían amortiguar los impactos del cambio climático. Guyra Reta. Es puro espíritu, un “no” difícilmente sale de su boca y se apresta a realizar los desafíos más difíciles que implica conservar San Rafael. Los dos nos sorprendieron gratamente en la Asamblea Anual pasada, cuando hablaron con la voz profunda que sale del corazón, un corazón sensible a la preocupante situación del bosque de San Rafael, y también lastimado por las constantes amenazas de muerte o de “aggiornarse” a la corrupción imperante que pesan sobre sus cabezas. Un discurso más que emocionante donde quedó solamente decir “ésta es nuestra casa y la queremos así, linda, conservada… ¿Qué vamos a hacer sin ella?... Por eso vamos a seguir trabajando, vamos a seguir luchando palmo a palmo por San Rafael”. Muchas gracias muchachos, ustedes, sus amigos, sus familias, son un ejemplo para todos nosotros y nos sentimos muy honrados de formar parte de vuestras vidas. Isasio y Daniel Espínola (claves en San Rafael – Tekoha Guasu) Los hermanos Espínola son muy conocidos en la zona de Caronay, Alto Verá, por su dinamismo y ganas de involucrarse en todo quehacer referente a la educación, al combate de incendios y a la conservación de la naturaleza. Este fue el principal motivo que los impulsó a crear una organización dedicada a esos menesteres denominada “Promotores Ambientales de San Rafael”. Los “Promotores” nacen, crecen y se desarrollan a través de múltiples actividades y de una fuerte alianza estratégica con Guyra Paraguay, con la cual mantienen un acuerdo de Gestión Compartida del Complejo de Reservas “Guyra Reta”, en la zona del Área de Reserva para Parque Nacional San Rafael – Tekoha Guasu. Así conformamos un cuerpo de Guardaparques y realizamos una serie de eventos de capacitación, tanto en materia de combate de incendios como en manejo de áreas protegidas, lo que llevó a Danny a viajar a los Estados Unidos y asistir a la famosa Universidad de Colorado, en Forth Collins, para capacitarse. Isasio representa para nosotros una persona carismática, de noble espíritu y con una capacidad increíble para lograr conciliar importantes diálogos con muchos actores locales, algunos amigos del bosque como nuestros hermanos Mbya, y otros no tan amigos, como los rollotraficantes!. Daniel, Danny como lo conocemos todos, es el jefe del área, el responsable de tomar las decisiones más difíciles en el día a día del manejo de Foto de Tapa: Carpintero blanco - Dario Sanchez. Diseño y diagramación: Andrea Ferreira. Recopilación de textos: Lourdes Aquino. Revisión de Textos: Alberto Yanosky, Marie de Bernard. Guyra Paraguay Gaetano Martino 215 esq. Tte Ross Asunción - Paraguay (+595921) 229097 www.guyra.org.py
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