La puesta en valor de los productos locales

I
nformeespe ci al
El Salame de Tandil fue reconocido con la Denominación de Origen.
foto: instituto mixto de turismo de tandil.
INDICACIÓN GEOGRÁFICA
Y DENOMINACIÓN DE ORIGEN
La puesta en
valor de los
productos locales
En Argentina existen varios productos que se diferencian
por su lugar de procedencia y por el método de elaboración
utilizado. En tan sentido, las Indicaciones Geográficas y
las Denominaciones de Origen son sellos que reconocen
la calidad de estos alimentos y ayudan a ponerlos en valor
en el ámbito local e internacional.
MARIELA ONORATO
[email protected]
A
rgentina alberga una
infinidad de recursos
naturales y es una tierra generosa para la producción de materias primas de calidad, diversidad y altos valores nutritivos. Además, cada
región ofrece productos diferenciados por el clima, las
características del suelo y los
factores culturales.
En tal sentido, la Denomi26
H&N
nación de Origen (DO) y la
Indicación Geográfica (IG)
sirven para identificar y poner en valor ciertos alimentos. “Estos sellos tienen como objetivo destacar productos que se consideran únicos
por el área donde se producen
y por la forma de elaboración
que respeta las costumbres del
lugar. Las características de la
región, la historia, la cultura
y el vínculo de los productores con el territorio hacen que
estos alimentos sean diferen-
tes. Estas certificaciones benefician a los productores, porque jerarquizan su labor, y a
los consumidores que acceden
a alimentos de calidad garantizada”, explicó Eugenia Bustamante, abogada y directora del programa Régimen Jurídico de los Agronegocios de
la Universidad Austral y profesora de Legislación Rural en
la Facultad de Ciencias Agrarias de la UCA.
Asimismo, la letrada remarcó que “estos reconocimien-
tos, en la medida que sean
otorgados a través de procesos regulados y con el debido control estatal, aportan a
las economías regionales y al
desarrollo social y cultural de
una comunidad. Además, fomentan la generación de empleo en el sector rural. En tal
sentido, es esencial que exista una política de Estado que
acompañe las iniciativas privadas para detectar oportunidades en producciones regionales, guiar el proceso de obtención del sello y auditar el
mantenimiento de la calidad
a través del tiempo. Esta estrategia contribuye a la inserción
de nuestros productos en mercados internacionales y a posicionar al país como productor de alimentos de calidad”.
Bajo el nombre genérico
de Denominaciones Geográficas existen distintas categorías de sellos que identifican a los productos por su
lugar de origen. Una de ellas
son las Indicaciones de Procedencia (IP), que no garantizan la calidad sino que solo
informan sobre el lugar del
que proviene un alimento. En
tanto, las Indicaciones Geográficas y las Denominaciones de Origen están reguladas en nuestro país para productos agrícolas y alimentarios, y hacen referencia a una
calidad específica.
Por su parte, Héctor Niu-
bó, coordinador de la Oficina de Registro de Indicaciones Geográficas, de la Subsecretaría de Alimentos y Bebidas del Ministerio de Agroindustria de la Nación, dialogó con Hospitalidad & Negocios sobre los requisitos para obtener estos sellos.
“El trámite lo inician los productores, aunque previamente
deben presentar un aval de la
provincia a la que pertenecen.
En primer término, nos envía
una guía de prácticas que llevan adelante para desarrollar
el producto. Mientras que nosotros hacemos una auditoría
para ver si cumplen con los requisitos que indica la ley de Indicaciones Geográficas o Denominaciones de Origen. El
tiempo que demanda el trámite depende del estadio en que
se encuentre la producción del
alimento. Porque dentro de un
grupo de emprendedores no
todos están en el mismo nivel
de desarrollo. Alguno quizás
no cumple con la normativa
de buenas prácticas y manufactura; entonces hay que capacitarlo y brindarle herramientas para que lo logre. Una vez
que eso sucede, comenzamos
a trabajar con el sello”, detalló Niubó.
Por otra parte, agregó que
“cuando se otorga la DO o la
IG los productores se comprometen a utilizar los símbolos
nacionales en el empaque del
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El Cordero Patagónico obtuvo
la Indicación Geográfica.
foto: ente de turismo patagonia.
alimento y eligen un logo que
indica que cuentan con estos
sellos. A su vez, desde el sector público realizamos auditorías anuales para comprobar
que sigan cumpliendo con el
protocolo que se aprobó inicialmente. Cabe aclarar que
las leyes de IG y DO tienen
validez en el territorio nacional exclusivamente. Aunque
existe la posibilidad de darle reconocimiento internacional a través de nuestra oficina. Nosotros nos ponemos
en contacto con cancillería y
ellos se encargan de inscribir
el producto en la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI). Hasta la fecha ninguno de los ali-
mentos reconocidos en el país
inició ese trámite”.
LOS DISTINGUIDOS.
Más allá de los beneficios
para los productores y las economías regionales, los alimentos con DO o IG también permiten que los establecimientos gastronómicos adquieran
materias primas de calidad y
puedan incorporar a sus cartas sabores locales.
En el caso de la Indicación
Geográfica –indica el origen
y asegura la calidad de los procesos de elaboración–, los productos que la obtuvieron son
el Salame Típico de Colonia
Caroya (Córdoba), el Melón
de Media Agua (San Juan),
los Alcauciles Platenses (Buenos Aires), la Yerba Mate y el
Cordero Patagónico (Neuquén, Río Negro, Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego, Islas del Atlántico Sur y el partido de Carmen de Patagones
en Buenos Aires). “En este último caso, se trata de la Indicación Geográfica más grande del mundo”, aclaró Niubó.
Por su parte, “la Denominación de Origen sirve para
designar un producto originario de una región, provincia o
área del territorio nacional, cuyas cualidades se deben esencialmente al medio geográfico.
Además, la producción de las
materias primas y su procesamiento, desde el inicio hasta
el producto final, deben realizarse en dicha área geográfica. Se otorga el derecho a usar
en forma exclusiva el nombre
que identifica la DO y también a utilizar emblemas, distintivos, siglas y logotipos au-
EL MARCO
LEGAL
E
n Argentina el marco
legal que regula estas denominaciones es la
Ley 25.380 (2000), modificada por la Ley 25.966 en
2004. “La misma establece el ‘Régimen Legal para
LAS COSAS
POR SU
NOMBRE
T
al como se explica en
el texto, la IG y la DO
sirven para proteger la
identidad de un producto. Sin embargo, “muchos
alimentos se expandie-
torizados por el organismo
competente. En nuestro país
existen dos casos: el Chivito
Criollo del Norte Neuquino
y el Salame de Tandil”, indicó
Bustamante.
A su vez, Niubó adelantó
que el Dulce de Membrillo
Rubio de San Juan está cerca
de obtener la DO. Mientras
que la Miel de Limón de Tucumán, las Aceitunas de Aracuco de La Rioja, la Miel de
la Yunga Jujeña y el Cordero del Centro Mesopotámico están iniciando el trámite
de certificación.
EL DÍA DESPUÉS.
¿Qué ocurre con estos alimentos luego de obtener estos
sellos? Sobre este tema, Niubó aclaró: “Los productores
las Indicaciones Geográficas y Denominaciones de
Origen de Productos Agrícolas y Alimentarios’. En
materia de vinos se aplica
otra norma, la ley 25.163
de ‘Designación de origen
de vinos y bebidas espirituosas’, y el órgano de aplicación es el Instituto Nacional de Vitivinicultura. La IG
y la DO tienen por finalidad
la protección y el reconocimiento de un producto que
es preexistente; no se los
crea sino que se los reconoce. Además, el sello tiene una duración indeterminada mientras se conserven las condiciones de
elaboración”, señaló Bustamante.
ron con el nombre que les
otorgó el sello y este último se transformó en la denominación genérica. Tal
es el caso del roquefort
(Francia), el queso gruyere (Suiza), el oporto (Portugal), el jerez (España) y
el champán (Francia)”, detalló Bustamante.
En los últimos años, y a
partir del desarrollo de
la legislación internacional, los países mencionados intentaron recuperar
su uso genuino, exigiendo
que se nombre al producto de una forma alternativa. Así, el roquefort pasó a
ser queso azul y el champán comenzó a llamarse
vino espumante.
explotan esta distinción según sus propias necesidades,
puede ser la promoción o la
búsqueda de nuevos mercados. En el caso de los Alcauciles Platenses comenzaron a
hacer un trabajo con el Programa de Calidad de los Alimentos (Procal), que pertenece también al Ministerio de
Agroindustria. El objetivo es
ampliar su cadena comercial
más allá de los centros concentradores de verduras o el
supermercadismo”.
En tal sentido, los productores participaron del ciclo
“Menús de Estación con Sabores de Argentina” (MESA), que organiza el grupo
Acelga Se trata de un evento
realizado en restaurantes para
impulsar y concientizar masi-
vamente acerca del consumo
de productos de estación, en
un contexto de calidad y excelencia. Del 1 al 7 de septiembre los establecimientos adheridos ofrecieron un menú
diseñado especialmente para
esta ocasión, basado en el alcaucil. Además, organizaron
una experiencia gourmet para
restaurantes de La Plata y llevaron a cabo la Fiesta del Alcaucil, el 1° y el 2 de octubre.
Por su parte, los productores del Cordero Patagónico se
enfocaron en la exportación de
esta carne, sobre todo al mercado europeo. Mientras que el
Salame de Tandil y el Salame
Típico de Colonia Caroya son
los casos que más explotaron
el sello como un atractivo turístico.
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