Letras de Corazón The Howl and the Pussycat Ann Cory Letras de Corazón 2 ℓσвα ¢σяαzση ∂є ∂яαgση P@ndor@ P@ndor@ ℓσвα ¢σяαzση ∂є ∂яαgση Queremos agradecer con este libro a todas las amigas de Letras De Corazón. Este regalo esta echo con el fin de regalarlo para todas las amigas y en especial para nuestra coordinadora Mistral y las traductoras y correctoras por todo su esfuerzo .. Os desea ℓσвα ¢σяαzση ∂є ∂яαgση P@ndor@ Que pases un feliz año con mucho cariño amor y felicidad..... besos y bendiciones te quiero por favor se feliz, una sonrisa mueve el mundo...... y miles de sonrisas lo inundan de una cálida luz..... sonríe amiga porque tu sonrisa ilumina el mundo... Letras de Corazón 3 Dale a tu vida lo sueños que alimentan el alma, no los confundas nunca con realidades vanas. Y aunque tu mente sienta la necesidad, humana, de conseguir las metas y de escalar montañas, nunca rompas tus sueños, porque matas el alma. Dale vida a tus sueños aunque te llamen loca, no dejes que mueran, poco a poco, no les rompas las alas, que son de fantasía, y déjalos que vuelen contigo en compañía de nuestros libros de Letras de Corazón. Dale vida a tus sueños y, con ellos volando, tocarás las estrellas y el viento, susurrando, te contará secretos que para ti ha guardado y sentirás el cuerpo con caricias bañada en el alma que despierta para estar a tu lado. Dale vida a tus sueños escondidos, descubriendo que puedes vivir esos momentos con los ojos abiertos y los miedos dormidos, con los ojos cerrados y los sueños despiertos. Nuestros sueños pueden convertirse en realidad, si los deseamos tanto como para ir tras ellos. Ven a Letras de Corazón donde todos tus sueños se harán realidad...... Con nuestra biblioteca llenas de libros de todos tu sueños y fantasías..... ミ◕‿◕彡 ◕‿◕彡ℓσвα ¢σяαzση ∂є ∂яαgσηミ◕‿◕彡 ◕‿◕彡 Letras de Corazón 4 Letras de sss Corazón El 23 de septiembre cumplimos 2 años ven ven a celebrar con nosotras y descubrirás muchas sorpresas Letras de Corazón 5 A R G UM E N T O El sexy disfraz de Jacqueline de la pequeña caperucita roja se suponía iba a reavivar el interés de su novio. En cambio, ella tiene la cara roja de ira y él la dejó por otra mujer. Para añadir más a la humillación, ella se encuentra perseguida en el bosque por un lobo. De alguna manera se las arregla para escapar, sólo para terminar con dos nuevos dolores, un tobillo torcido y un sexy rescatador que afirma que ha estado buscándola toda su vida. Después de varias décadas de búsqueda, Baldric se sorprende que la compañera que esta destina para él sea una mujer humana, provocativa y con una actitud maliciosa. Apenas una combinación perfecta para un hombre lobo, pero no puede haber otra compañera para él. Para seducir a la mujer por la que ha tenido hambre toda su vida, tendrá que convencer a su corazón endurecido que él es capaz de amarla. Y hacerlo sin asustarla con la verdad, que debajo de su duro cuerpo late el corazón leal de un lobo. Letras de Corazón 6 CAPÍTULO 1 Jacqueline Mackenzie intento por tercera vez llamar antes de que finalmente contestaran. Ted su novio desde hacía tres años respondió con su deliciosa voz masculina. — Oficina de Lumley ¿en qué puedo ayudarle? Le contesto en un tono susurrante mientras ronroneaba. — Háblame sucio y soy tuya para siempre. — ¿Perdón? Con un suspiro, se trasladó el teléfono más cerca de sus labios. — Dije, háblame sucio y soy tuya para siempre. — ¿Jacqueline? Ella chasqueó la lengua y señalo el coche en el carril derecho. Letras de Corazón 7 — Sí, Jacqueline. — Hablando con un ánimo asesino. — ¿Cuántas otras chicas te llaman y te hablan sucio? — Uh... — No importa. Olvídalo. — Lo último que quería era una pelea. Tenía toda la noche planeada y maldita sea, sería fantástico. Los ojos de Ted no iban a estar en ninguna parte excepto en ella. El teléfono sonó nuevamente ya que se le cortaba la llamada y ella apresuró sus palabras. — Mira, la batería se está agotando, así que sólo tengo un minuto. Estoy de camino a recoger el vestuario perfecto para nosotros, y te garantizo que te encantará el tuyo. Asegúrate de dejar temprano tu trabajo y así tendremos tiempo para estar listos. — ¿Qué? Estoy teniendo problemas escucharte… la conexión se está cortando. para Sus labios se curvaron hacia abajo. En ese momento ella deseaba que no se estuvieran alejando. Su comunicación no había ido bien últimamente y eso la inquietaba. Sin mencionar que esta relación era la más larga que habían tenido alguna vez, sin embargo, ella se negó a darse por vencida. Todas las parejas tenían un bache de vez en cuando, ¿no? Letras de Corazón 8 — Mira, te veré en mi casa y vamos a ir de allí. ¿De acuerdo? Ocho en punto. ¿Oíste eso? Su respuesta salió confusa y luego la señal se cortó. Con un suspiro, ella deslizó su teléfono en el cargador. Jacqueline ajusto el espejo retrovisor y trató de relajarse con algunas canciones en la radio. Esperaba que la fiesta de Halloween en compañía de su novio le trajera algo de magia a su turbulenta relación. La mayoría de las veces a ella le gustaba Ted, a veces incluso lo amaba, excepto cuando bebía toda la noche en exceso, y se iba de juerga. O cuando se acercaba solamente para tener sexo. Como una idiota, ella lo aguantaba y creía sus excusas, sintiéndose mal a la mañana siguiente cuando se despertaba sola. En todos los aspectos de su vida ella daba un aire de independencia, excepto cuando se trataba de los hombres. Había tenido esta conversación mental con ella más veces de lo que quería admitirlo, pero al final, era su tipo de normalidad. Si ella todavía podía conseguir un hombre que viniera husmeando alrededor de su puerta, luego ella se sentía que lo necesitaba y lo deseaba. Incluso si eso significa algo de compromiso de su parte. Ella decidió que a partir de esta noche iba a tomar mejores decisiones y subir el calor en su relación fría entre Ted y ella. Letras de Corazón 9 Vestida con un traje muy atrevido le daría la oportunidad de jugar la parte de alguien más. Alguien que le gustaba un poco mejor. A diferencia de la perra corporativa que interpretaba en el trabajo. Pocos sabían que debajo de sus trajes de negocios simples y golosinas de alimentación, estaba una mujer tímida cuya idea de dejarse el pelo suelto significaba una película de terror y mascar maíz de caramelo. Sin embargo, su timidez no se extendía en el dormitorio. A ella le gustaba el sexo salvaje y desinhibido, pero con Ted tendían a ser pasivos. Ella quería desesperadamente agregar algo de sabor a su relación y demostrarse a sí misma que no estaba perdida. Jacqueline acarició la cesta de mimbre en el asiento junto a ella. Esta noche tenía algunas nuevas ideas debajo de la manga que podrían hacer el truco. Lleno hasta al borde con juguetes sexuales ella esperaba que al Lobo Feroz le gustara conseguir su camino con Caperucita Roja. El solo pensamiento hizo estremecer su cuerpo. Varios tamaños y formas de consoladores, vibradores, perlas anales, plumas, antifaces, esposas y pinzas para los pezones era el contenido travieso, incluidos aceites de masaje y gel lubricante. Dos horas en la fiesta de Halloween para mostrar el resultado y luego toda la noche en el dormitorio. La noche perfecta de pecado y seducción. Letras de Corazón 10 Jacqueline miró el reloj y apretó el acelerador, corriendo contra la luz amarilla en el proceso. Su mirada se volvió hacia el espejo por temor de ver las luces de la policía a la distancia. Afortunadamente, la costa estaba clara. Con sólo diez minutos para llegar a la tienda antes de que cerraran no tenía tiempo de sobra. Durante semanas había llamado alrededor y busco en tiendas en internet especializadas hasta que encontró una tienda un poco fuera de lo formal con ropa para adultos y trajes de estilo raro. Ted había estado especialmente áspero últimamente y la idea de él vestido como el Gran Lobo Malo, parecía encajar perfectamente. Incluso si no apreciaba su gesto, estaba segura de que el apreciaría su traje. Rojas medias, una sola pieza de peluche de satén, pumps de color rojo y una capa roja. Después de un mes cuidando el peso y tiempo extra en la máquina de caminar para reducir a talla seis, ella estaba más que dispuesta a mostrar los resultados. A las cinco y cincuenta seis ella entró en el estacionamiento de Couture Cassidy limpiándose el sudor de su frente. Puso las llaves en el bolsillo mientras corría al interior. Docenas de máscaras colgaban en las paredes, algunas buscando lucir francamente amenazadoras. Maniquíes de pie en varias Letras de Corazón 11 poses vestidas con trajes extravagantes, joyas brillantes y saturadas filas de contadores de vidrio. Al no ver a nadie, ella gritó — Hola, soy Jacqueline MacKenzie, vine a recoger mis trajes. Una mujer se levantó de detrás del mostrador con un paño en una mano y un limpiador de vidrios en la otra. — Buenas noches, soy Cassidy. — Ella puso las cosas abajo y abrió una portátil. — Vamos a ver, MacKenzie... Cierto. Caperucita Roja y el lobo malo. — Ella volteo algunas páginas y luego tomó una bolsa ropa del gancho de la pared a su lado. — Aquí está su vestuario. Jacqueline suspiro de alivio y pasó la punta de los dedos a lo largo de la bolsa de vinil suave. — Bien. Estoy tan emocionada. He echado de menos vestirme para Halloween y finalmente tengo una excusa para hacerlo de nuevo. La mujer sonrió cálidamente. — No creo haber dejado nunca de querer jugar a los disfraces. Es por eso que abrí esta tienda para empezar. Oye, ¿quieres probarte tu traje antes de irte? La mente de ella se aceleró. Pensó en la hora y media en coche de vuelta a casa y cuánto tiempo tendría y necesitaba para prepararse. Si ella se pusiera el traje Letras de Corazón 12 sería acelerar el paso e infiernos incluso podría mejorar el estado de ánimo entre ella y Ted si viera cuan provocativa ella se iba a ver primero. — Si no te importa me encantaría llevármelo puesto. Quiero decir, sé que estás cerrando, pero si es un problema, puedo esperar hasta que llegue a casa. Cassidy negó con la cabeza, algunos mechones de pelo rubio cayéndole sobre los hombros. — Nunca he cerrado a tiempo en Halloween. De hecho, todavía estoy esperando una persona más que recoja su traje, así que por favor, se mi invitada. Jacqueline sonrió, sintiéndose como una niña pequeña. — Gracias. La empresa donde trabajo está haciendo una gran fiesta esta noche y quiero verme lo mejor posible. La mujer le guiñó un ojo. — A juzgar por tu figura y el traje que elegiste, no creo que sea un problema. Jacqueline contaba con ello y no podía esperar hasta que Ted la viera. Incluso con su mal humor no podría ser capaz de fruncir el ceño por mucho tiempo. Aunque él no le digiera mucho, ella podía decir que apreciaría su aspecto. Sobre todo no usando nada en absoluto. Letras de Corazón 13 Ella cruzó los dedos. — Gracias. Eso espero. Cassidy hizo un gesto hacia el otro extremo de la tienda. — Los vestuarios se encuentran en la parte posterior. Déjame saber si necesitas algo. — Bien. Jacqueline agarró su ropa y entró en el vestuario, haciendo una mueca al verse su cara bajo la luz fluorescente fuerte. Con cuidado, sacó las medias, agradecida que se había cortado las uñas la noche anterior. Las medias llegaban a la mitad del muslo y ella se veía muy caliente. Se deslizó en el peluche de satén y se volvió varias veces en el espejo de tres vías, impresionada con la forma que encajaba como un guante. Ató la capa alrededor de su cuello y metió sus pies en los altos tacones rojos que había comprado antes. Más altos de los que había llevado antes. Le encantaba la forma en que sus piernas se alargaban. Si todavía tenía tiempo antes de que Ted la recogiera en su casa, ella se había peinado su pelo largo curvo hasta que brilló y aplico maquillaje. Los ojos ahumados harían el truco. Para dar a sí misma una idea de lo que Ted iba a ver paso sus manos a través de su cuerpo y lo largo de sus pechos. Juguetonamente bromeó con sus pezones y observó la forma en que se tensaban contra el material Letras de Corazón 14 satinado. Entrecerró los ojos y deslizó su mano hacia abajo entre sus muslos, deslizándola a lo largo de la entrepierna por la ropa. Su reflejo mostró una mujer doliendo por un orgasmo, las mejillas encendidas con color y los labios pidiendo una gran polla gruesa que consiguiera apagar su calentura. Joder se veía bien. Jacqueline se deslizó hacia fuera del vestuario con la ropa envuelta en su brazo, y se dirigió al mostrador. Cassidy silbó y asintió con la cabeza en señal de aprobación. — Wow. Te ves increíble. — Yo también lo creo. Me encanta. — El chico va a tener dificultades para mantener sus manos separadas de ti. Ella sonrió tan ampliamente que le dolían las mejillas. — Es exactamente lo que estoy buscando. — Muy bien, voy a poner la venta con la tarjeta de crédito que me diste anteriormente y ya estás lista para irte. Que pases un buen rato esta noche. Jacqueline sintió una ola de confianza y se mantuvo de pie. - Gracias por todo.Ella agarró la bolsa con prendas de vestir del traje de Ted y se dirigió hacia su coche, tratando de no acabar en el pavimento. Los zapatos tomarían algún Letras de Corazón 15 tiempo para acostumbrarse. Cuando abrió la puerta del coche, el borde áspero de un poco de pintura descascarada raspo a lo largo de la parte delantera de su pantorrilla izquierda y rompió un poco la media. Sin gracia, ella se metió en el coche y tiró la bolsa de vinil de ropa y su ropa por encima del hombro en el asiento trasero. Mientras maldecía en voz alta, hurgó en su bolso hasta que encontró un frasco de esmalte de uñas transparente. Como precaución, puso un poco alrededor de la diminuta fisura para que no se hiciera más grande. Eso tendría que funcionar por ahora. Crisis resuelta, Jacqueline puso en marcha el coche y comprobó su teléfono celular por mensajes, sonriendo cuando el nombre de Ted apareció. Besó el teléfono y pulso en re llamada. Cuando él respondió en su perorata habitual, ella murmuró con la boca las palabras con él. — Oficina de Lumley, ¿en qué puedo ayudarle? — Oye, guapo. ¿Por qué sigues en la oficina? Son casi las seis y media. — He tenido un papeleo de último minuto que ver otra vez. — Adicto al trabajo — murmuró ella. Salir con un exitoso hombre de negocios tenía sus ventajas y sus inconvenientes. Este era definitivamente uno de esos Letras de Corazón 16 inconvenientes. Sin embargo, no quería pelear con él. Ellos podrían hablar de trabajo más tarde. — De todos modos, mientras tengamos una mejor conexión, quería asegurarme de que me habías oído antes. ¿A las ocho en mi casa? Ah, y ¿quieres saber que es tu disfraz ahora, o que sea una sorpresa? Ella espero que respondiera y creyó oír susurros en el fondo. Sin querer sonar paranoica, lo ignoró y tamborileó los dedos contra el volante. — Oye, lo siento soy portador de malas noticias, pero no puedo ir contigo esta noche. Jacqueline fingió que no lo oyó bien. El muy cabrón sabía lo mucho que ella quería ir. — Oh, vamos. El trabajo no es todo, ya lo sabes. No te matara pasar un buen rato. — No he dicho que estaría trabajando. Tengo planes para ir a la fiesta. El calor apareció alrededor de su cara. — Muy bien, así que supongo que estamos teniendo una mala comunicación o algo así. No te sigo. Él se aclaró la garganta un par de veces y luego habló más fuerte. Letras de Corazón 17 — Voy a estar en la fiesta. Pero, voy a ir con alguien más. Todo el aire dejó sus pulmones. — ¿Perdón? — ¿Estás sorprendida? Ella trató de tomar un respiro, pero el pecho le dolía. — ¿Qué? Sí, me sorprende. De hecho, estoy malditamente aturdida. De pronto, ya no encontraba su voz muy exquisita. — No estoy seguro por qué. Lo de nosotros no ha estado funcionando durante mucho tiempo. Creo que deberíamos dejar reposar las cosas un rato y ver qué pasa. Tal vez ver a otras personas nos ayudará a decidir si somos el uno para el otro. De todos los argumentos egoístas, de las cosas estúpidas que sugerir tenía que escoger esas. — Sabía que eras un idiota, pero no tenía ni idea de lo grande que eras. Oyó más murmullos seguido de una mujer riéndose. Su sangre hervía. Bien que no había abandonado el estacionamiento o probablemente hubiera tenido un accidente en ese momento. Letras de Corazón 18 Cuando Ted regresó en la línea, su tono se había vuelto definitivamente sarcástico. — No veo cómo me llamarme idiota hace las cosas mejor. Podría intentar ser un poco más madura. Jacqueline se echó a reír. — ¿Madura? ¿Yo? A pesar de nuestros problemas no dije de repente vete a la mierda idiota o no voy a ir esta noche a la cita que teníamos planeada porque voy a salir con otra persona. ¿Cuán grosero es eso? — Tal vez no es el mejor momento, pero no sabía cómo decírtelo antes. Los dos hemos estado muy ocupados últimamente y cuando te he tenido en el teléfono todo lo que haces es hablar. — Alguien debía de estar haciendo la conversación en esta relación. ¡Joder! — Ella trató de aplastar el teléfono en su puño, pero no pasó nada. Jacqueline odiaba sonar celosa, pero tenía que preguntarlo o la iba a volver loca toda la noche. — Entonces, ¿quién exactamente está tomando mi lugar? — Estoy seguro de que la conoces. Sophie Kernan. Ella se encogió. Sophie. — Claro, por supuesto la puta de la oficina. Tú no puedes decirlo en serio. Letras de Corazón 19 — Pensé que sería divertido pasar el rato con ella esta noche. Ver como es ella. La única razón por la que un hombre salía con Sophie era para echar un polvo. — Muy bien. Lo que sea. Es tu pérdida. Espero que pases un buen rato. — No te enojes. Nada podría salir de esto y entonces nosotros solo tenemos que tomarlo donde lo dejamos. La abstinencia se supone que hace crecer el cariño y cosas así. Su estómago se revolvió. — Oh, cállate. La abstinencia me va a hacer aún más lista para estar con otra persona. Tuviste tu turno. Siento haber perdido tres años detrás de tu culo. Ella hizo clic en el teléfono y lo cerró de golpe, sin interés en todo lo demás que tenía que decir. Mirando por el espejo retrovisor, tomó un buen vistazo a su reflejo. Patética. Toda vestida y no tenía a dónde ir. Si fuera a la fiesta sola, sería obvio lo que había sucedido. Pasaría toda la noche capturando destellos de Sophie en los brazos de Ted susurrando pequeñas palabras perversas al oído. La oficina se llenaría con chismes en la mañana. Un gran día para llamar que estaba enferma. Letras de Corazón 20 Tal vez incluso toda la semana. Quería golpear algo, estrangular a alguien y gritar obscenidades a la vez. Hombres. Más preocupante aún que Ted, eran las lágrimas de que se habían puesto en marcha. Odiaba llorar o admitir la derrota. La debilidad era una mierda y también lo hizo objeto de ser botaba. Si la hubiera visto vestida como el pecado en tacones, nunca habría elegido Sofía. La idea de su traje era conseguir llamar su atención y que viera que grandiosa relación él tenía con ella. El brillante plan salió mal. Jacqueline se secó los ojos, cuidando de no mancharse con el rímel y arrojar su teléfono celular al asiento trasero. Ella se congeló. ¿Era un gruñido? Estaba a punto de dar la vuelta y mirar hacia atrás cuando un auto se detuvo en el siguiente espacio distrayéndola. Un hombre con una chaqueta azul oscura, salió y corrió hacia la tienda de disfraces. Por una fracción de segundo pensó en regresar el vestido de lobo de Ted, pero la humillación de explicar la situación a Cassidy rápidamente ayudó a tomar su decisión. En cambio, salió de la plaza de aparcamiento y salió a la calle. Sería un largo y miserable camino que tenía que conducir. No podía creer lo frío que había Letras de Corazón 21 sido Ted. Con todo el tiempo que ella había soportado sus momentos egoístas y así fue como se lo agradeció. Ni siquiera tenía diez minutos en la carretera y una ligera llovizna comenzó y al instante se convirtió en un fuerte aguacero, haciéndole casi imposible ver. — Oh, tienes que estar bromeando — murmuró en voz alta. — Es hora de elegir un nuevo día favorito de fiesta. Antes de que Jacqueline tuviera la oportunidad de poner en marcha una triaba completa de barbaridades, oyó un gruñido, el mismo que ella pensó había oído antes, venía desde su asiento trasero. Se enderezó y trató de dar un vistazo en el espejo retrovisor, una tarea difícil con la lluvia golpeando el parabrisas. La sangre salió de su rostro en el momento en que vio un movimiento en el espejo. O al menos eso pensaba. — ¿Qué demonios? Jacqueline trato de dar un segundo vistazo en el coche. Con los nudillos tensos, agarró el volante y se dirigió hacia afuera de la carretera, haciendo su mejor esfuerzo por mantener el coche estable. A juzgar por las señales desconocidas que pasó, se dio que había pasado su salida. Escalofríos pasaron por su espalda al oír crujir algo detrás de ella. No estaba dispuesta a arriesgarse a tener un accidente, se salió en la siguiente salida y volteó en un camino de grava. Ella lo Letras de Corazón 22 siguió el tiempo suficiente hasta que llegó a un parche de árboles. Dios esperaba que no fuera un rabioso mapache o un perro callejero. Antes de que le entrara el pánico, decidió echar un vistazo. — Es sólo tu imaginación. Estás bien. No hay nada allí — razonó ella en voz alta. Con el coche parqueado, contó hasta cinco y dio la vuelta, se vio cara a cara con un lobo gris de gran tamaño. Jacqueline gritó y salió corriendo del coche. La lluvia mojaba su piel empapando su capa, por lo que era dos veces más pesada. Ella miró hacia atrás una vez y se dio cuenta que el animal estaba atrapado en el coche y no podía venir detrás de ella. Dejó escapar un aullido mitad gritos, mitad susurros. ¿Por qué diablos escogió correr hacia los árboles? Debería haber corrido hacia la carretera para hacerle señas a un carro, aunque vestida con su traje le preocupaba quien podría parar. Con sólo un cachito de la luna nueva para ver, se encontró corriendo por un bosque que se extendía por millas. Los viejos árboles la rodeaban, mirando como si pudieran llegar hacia abajo y agarrarla con sus garras retorcidas, un pensamiento que rápidamente sacudió de su mente. — Voy a morir, voy a morir, voy a morir — se gritaba a sí misma, tratando de hacer caso omiso de Letras de Corazón 23 sus pantorrillas y los tobillos doliéndole. No sólo era un asesinato correr en tacones altos, pero sus medias rapaban en contra del interior de los muslos. Ella miró hacia atrás y vio que el lobo todavía seguía su sendero. Dios, ¿por qué estaba persiguiéndola? Rechazada, desesperada y ahora presa de una cosa salvaje. Halloween no era antes tan peligroso. Su corazón casi se salió de su pecho, golpeando fuertemente mientras ella echó a correr. ¿Cómo había llegado al interior de su coche en el primer lugar? ¿Se metió cuando ella fue a la tienda de disfraces? ¿O era una cruel broma de alguien a costa de ella? Maldito Ted. Toda era su culpa... de alguna manera... de alguna manera que no tenía ningún sentido, pero la hizo sentirse mejor pensarlo. Cuando ella llego a un claro del bosque, la lluvia aminoró, convirtiéndose en una ligera bruma. Sólo a tiempo para ver más adelante una pequeña cabaña. ¿Tal vez su suerte había cambiado? Ella trató de olvidarse de todas las películas de terror que había visto de una mujer joven que se encuentra con lo que parece ser una casa abandonada, para convertirse en la cena y el juego de una banda de desagradables hombres pequeños. Sin embargo, la otra alternativa, ser desgarrada por colmillos y devorada, le dejo mucho que desear. De una forma u otra estaba jodida. Y he aquí Letras de Corazón 24 que había previsto la noche para ser atornillada de placer y no de dolor. Feliz Halloween. Jacqueline luchó contra el dolor en las pantorrillas y corrió hacia la cabina como una loca, torciéndose el tobillo fuertemente en el proceso. Nada, ni siquiera el dolor extenuante, haría detenerla hasta que ella llegara al interior de la seguridad. En la puerta, se detuvo un momento para recobrar el aliento y trató de mirar a través de la ventana. No había luces encendidas. ¿Debería llamar? Despertar a un anciano enojado no podía ser una buena idea. Fuera de las buenas costumbres o la estupidez, ella no sabía pero tocó. Una rama se quebró a su espalda seguida por otro grito espeluznante. El sonido vibró y le dio náuseas. No se atrevía a mirar hacia atrás. A medida que su mano se cerró alrededor de la perilla de la puerta, algo la agarró por la espalda. Ella se oyó gritar, agudo y cortándole la sangre. Sus rodillas se doblaron. En lugar de caer al suelo, se sintió ser cargada y puesta sobre algo curiosamente sólido. Quien o lo que fuera no podía ser bueno. Por último, la deliciosa negrura envolvió su visión, y ella dejo que se la llevara. ************** Todos los intentos para calmar los temores de ella fueron en vano ya que no entendería su idioma lobo. Letras de Corazón 25 Baldric no había esperado que ella fuera una humano, pero aún así, su olor era intoxicante. Tenía que tenerla. Necesitaba estar con ella esta noche para hacerlo sentir entero. No podía alejar el temor de perderla de nuevo. Saber que ella le temía no ayudaba a su situación. No era culpa suya que no pudiera entender sus palabras. Maldita sea las diferencias de lenguaje. Tendría que cambiar de nuevo en su forma humana, pero le preocupaba lo que ella iba a ver y entrara en shock, si no lo estuviera ya. El esperaba lo mejor y esperar hasta que surgiera una mejor oportunidad. Por ahora, lo que necesitaba era seguir su pista y asegurarse de que estuviera a salvo. Baldric se maldijo mientras corría. El debió haber ido a toda velocidad los últimos días, pero había estado impulsado por la ansiedad y la lujuria. Su cuerpo le dolía de todos los cambios en el terreno y se sentía torpe mientras sus patas se deslizaban en la tierra fangosa. Pero tenía muy poca elección, finalmente recogió su olor después de muchas décadas de búsqueda. Los otros de su manada argumentaron que había perdido su olor hace algún tiempo y estaba persiguiendo un sueño. Sin embargo, él sabía mejor. No había duda en esta ocasión. El olor nunca había sido tan fuerte. Al principio, vio que era una Letras de Corazón 26 mujer hermosa con un cuerpo fenomenal. Aplaudió su elección de vestimenta y la forma en que dejó muy poco a la imaginación. Ciertamente, al él no le importaba la vista desde atrás mientras corría, balanceando las caderas curvas con la capa corta zigzagueando detrás de ella. Elegantes piernas largas desapareciendo en la noche. Maldita sea. No podía esperar para experimentarla. Para sentir sus curvas. Para saborearla. Si sólo se pudiera asegurar que la mujer no se haría daño al llegar a ella. Si pudiera decirle que había venido por ella por amor, no por violencia. En su forma actual ella nunca le crearía. Cuando cambiara el hablaría con ella y le explicaría todo. A medida que se fue adentrando en el bosque, cogió una gran variedad de aromas. Tierra húmeda, vegetación, pistas fresca de conejo, pero a través de toda su esencia se mantuvo firme y eclipsaba las demás. Su mujer. Su otra mitad. Bajo ninguna circunstancia, ella no sería suya. La lluvia era incesante y se agarraba fuerte su pelaje. Sus patas resbalaron en un charco lleno de barro y lo detuvo por un momento. Cuando levantó la vista, pensó que la había perdido. El pánico se apoderó de él brevemente. Baldric aceleró y dejó escapar un suspiro de alivio cuando la vio de pie delante de una cabaña. Tenía una Letras de Corazón 27 fracción de segundo para decidirse qué hacer. Ella le temía como lobo, por lo que tenía que cambiar. Dejó escapar un aullido cuando sus huesos se extendían. Poco a poco se le acercó por detrás y deslizó sus manos alrededor de su cintura, casi saltando sobre ella para que no gritara. Su cuerpo se relajó mientras caía en su contra. Baldric la alzo por encima del hombro e intentó abrir la perilla de la puerta, esperando les proporcionara un refugio. La puerta poco a poco se abrió. Revisándola rápidamente se aseguró de que estaban solos, y suavemente la depositó en la cama en una esquina. Ahora venía la parte difícil. Letras de Corazón 28 CAPÍTULO 2 Jacqueline parpadeó varias veces antes de que su visión se aclarara. Respiró fuerte y no pudo evitar sonreír a la ilusión del hermoso hombre enfrente de ella. Una especie de ángel de la muerte masculino. Translúcido con ojos azules, pestañas largas y oscuras, mirándola ella. ¡Qué sueño más fantástico, o muerte. Ella ladeó la cabeza un poco hacia la derecha y se fijó en la totalidad de su cara. Líneas cinceladas. Firme y masculino. Pómulos altos. Ella se centró en su fuerte y barbilla, unos labios llenos que matarían. Si así era morir, entonces ¿por qué había tenido miedo antes? Se humedeció los labios y habló. — ¿Quién eres tú? Letras de Corazón 29 Su sonrisa en la cara hizo que su cabeza diera vueltas. — Mi nombre es Baldric. Ella probó su nombre único un par de veces para sí misma, tratando de ignorar la forma en que su cuerpo se calentó después de decirlo. Luego vino el dolor agudo en el tobillo y se dio cuenta que ella no podía estar muerta, después de todo. Por cortesía se presentó. — Soy Jacqueline. Él arqueó una ceja considerándolo. — Es un hermoso nombre. Se adapta a ti. Halagada, ella estiró los brazos lánguidamente sobre su cabeza. — ¿Eres de verdad? ¿O un producto atractivo de mi imaginación? Él formo una sonrisa con esos labios tan sexuales. — La última vez que he comprobado era real. — Así que no eres un ángel? Él sonrió pero no de una manera condescendiente. — No, no lo soy. Le gustaba ver sus labios moverse. — Ya veo. En realidad, ella no vio, pero pensó que era de mala educación discutir. Letras de Corazón 30 Jacqueline miró a su alrededor. Una linterna de cobre por encima de la puerta despedía una considerable luz. En la esquina estaba una estufa oxidada, una nevera pequeña, una mesa y un par de sillas. Ella movió las piernas contra el colchón que estaba acostaba y sintió el dolor de nuevo en su tobillo. Por lo menos la cama era cómoda, las sábanas de franela suaves contra su carne. Hablando de carne, ella no pudo dejar de notar que el hombre se movió alrededor sin camisa. Largo pelo negro enmarcaba su cara y colgaba de sus hombros poderosos. Las gotas de agua goteaban de los extremos de su pelo y bajaban por el pecho musculoso. Tuvo miedo de mirar más abajo así que se concentró en su rostro. Ella no salía de la lucidez de sus ojos. Transparentes casi. Su sensual mirada la humedeció entre sus muslos y sintió sus inhibiciones disolverse. La idea de pasar sus dedos por sus pezones pasó por su mente. No tenía ningún sentido, pero allí sentía una abrumadora sensación de hacerlo. Tal vez la hipnotizó. Tal vez la drogo. Ella volvió su atención lejos de él y trató de elegir un punto en la pared mientras pensaba en más preguntas. Todo aún parecía confuso. — ¿Esta es tu cabaña? El apretó un paño húmedo en su frente y sacudió la cabeza. — No, no lo es. Letras de Corazón 31 Jacqueline se preguntó si la habría encontrado en alguna parte y la llevó cargada a la cabaña, su cuerpo envuelto eróticamente en sus brazos. — ¿Eres quien me trajo aquí? Un silencio antes de su respuesta ensordecedora. — No, yo... Te seguí hasta aquí." casi Su respiración se enganchó. Como si una luz acabara de encenderse en su cabeza y la nebulosidad desapareciera. ¿Qué demonios estaba haciendo charlando tranquilamente con este... este extraño? Ella hizo un inventario de la situación actual y sabía que no parecía demasiado buena desde donde ella estaba. Atrapada. En una remota cabaña. Con un hombre que podría ser un loco. No era bueno en absoluto. Ella agarró la tela en las manos y se deslizó a una posición de estar sentada en la cama mirando hacia la puerta. — ¿Si me paro ahora, me dejas salir de aquí? Él apoyó las manos en sus caderas, haciendo que los músculos ondularan a lo largo de sus pectorales. — No, me temo que no. No puedo dejar que te vayas. Con los ojos entrecerrados ella luchó contra el temblor de sus labios. — ¿Que.... ¿por qué no? Letras de Corazón 32 Él tomó una respiración profunda en su pecho fuerte recordándole a una armadura. — Porque he esperado treinta años para encontrarte y que me maten si te dejo ir tan pronto. ¿Treinta años? Sí, confirmado, era un lunático. Tendría que elegir sus palabras con cuidado. — Eh, señor creo que me ha confundido con otra mujer. La boca de él se curvó en una sonrisa carnal. — No. Estoy muy seguro de lo que eres, como yo estoy seguro de mí mismo. Normalmente, ella pensaría que un hombre que hablaba de esa manera era arrogante, pero su tono sugería lo contrario. De hecho, el timbre de su voz bajo ayudó a disminuir su pánico. Aunque no la había atado físicamente, su mirada depredadora la abrazó fuertemente. En una situación normal se hubiera arrojado a un hombre como él pero esta situación no era normal. Ella necesitaba mantenerse fuerte. Mostrar que no era una damisela en apuros y que podía luchar contra él con todo lo que tenía. En contra de su mejor juicio ella vislumbro por debajo de su cinturón. El se veía poderoso debajo de unos pantalones negros ajustados que abrazaba los Letras de Corazón 33 muslos gruesos. Su cinturón logró llamar su atención a su polla. Parecía duro y fuerte, al igual que el resto de él. Oh, misericordia, no pudo ignorar el espasmo bajo el vientre o la humedad contra el satén de peluche. Ella se sintió separar los labios, como si ofreciera llevarlo adentro y chuparlo hasta dejarlo seco sin lugar a dudas. Él se aclaró la garganta y la sacó del ensueño sexual. Una vez más, ella se ocupó a sí misma con los agujeros en las paredes. — ¿Ves algo que te gusta? Jacqueline no sabía si se refería a su pene o la pared. Sólo había un enfático sí que lo atribuía. —No, en absoluto. El humor arrugo la esquina de los ojos espectaculares. — Usted pretende llevar lejos su atracción natural por mí, ¿verdad? Con las cejas alzadas ella estudió la nariz perfecta. — ¿Estás bromeando? ¿Dónde se te ocurrió una idea así? — El deseo está en sus ojos. La manera como su cuerpo reacciona al sonido de mi voz. El olor que emite entre los muslos. Tenemos una conexión. Letras de Corazón 34 Tendría que trabajar en esa cosa del olor. — Ni siquiera me conoces. Somos completos extraños. Siento mucho que pensara que soy otra persona, pero realmente debería irme ahora. Por favor, no trate de detenerme. Jacqueline se puso de pie con las piernas temblorosas en los talones y casi se cayó al minuto que puso su peso sobre el pie derecho. El dolor insoportable le quitó el aliento. Instintivamente se agarró por el brazo del desconocido hasta que recuperó el equilibrio. — Despacio, despacio. Creo que es mejor acostarse y no depositar peso en ese pie. Jacqueline movió los ojos de nuevo hacia la puerta, pero se dio cuenta que su idea de una rápida escapada habría que esperar. Ella le dio crédito al tipo por actuar como un caballero. Nada acerca de sus movimientos o palabras la amenazaban. Sólo su aspecto amenazó con hacer que su cuerpo se fundiera en un charco. El hombre emanaba poder y en contra de su mejor juicio la excitaba. Suavemente, él la ayudó a volver a la cama y enderezó la almohada detrás de la cabeza. — ¿Tal vez debería echar un vistazo a ese tobillo? Letras de Corazón 35 Ella dudó. Si él la tocaba ella pudiera ser que le gustara. — No, voy a estar bien en pocos minutos. — Bueno, si tú lo dices. Está equivocada acerca de que nosotros somos extraños, sin embargo. Nos hemos conocido antes. Maldición el hombre se mantuvo firme. ¿Cómo podría olvidar a un hombre tan devastadoramente hermoso con ojos que acariciaban su alma? Ella no lo haría, ni en un millón de años. Jacqueline negó con la cabeza. — Me acordaría de alguien como tú. Él se encogió de hombros. — No necesariamente. Podría haber muchas razones por las que no me recuerdas. Calor enrojeció sus mejillas. — Entonces, dime donde nos conocimos y voy a decirte si era yo. Dio unos golpecitos con el dedo contra su barbilla mientras ella admiraba el tamaño de sus manos. Todo en él parecía grande. Sus ojos bajaron brevemente. Sí, todo. El arrugo la frente. — No puedo decir donde, exactamente. Demasiado tiempo ha pasado. Pero te prometo que nos conocemos. Por eso nunca deje de buscarte. Letras de Corazón 36 Ella levantó la mano y se masajeo las sienes, tratando de aliviar sus nervios agrupados. La expresión de él se transformó rápidamente en inquietud. — ¿Estás bien? ¿Te duele algo? Jacqueline suspiró. — No, estoy confundida. Esta noche no ha pasado según lo previsto. Yo debería ir a una fiesta. Hay un lobo por ahí que me persiguió hasta aquí, así que incluso si huyera de ti, sigo siendo una candidata ideal para comida para perros. Y entonces me despierto en esta cabaña y debo actuar como si estuviera agradecida y tirarme a tus pies. Él le dio una mirada penetrante. — Ya hiciste eso cuando te derrumbaste en mis brazos. Perfecto. Ingenioso y bien parecido. — Ah, así que ahora eres mi héroe, ¿es eso? ¿Qué le gustaría recoger el premio por rescatarme? Su voz se puso seria. — No, yo soy tu compañero. Tu amor es recompensa suficiente. Ella casi se atragantó con su saliva. — Antes de que comiences cualquier tipo de discurso de compañeros de alma, déjame decirte que ahora mismo no creo en ese montón de mier... cosas. Implica cosas que yo ya he entendido que no son ciertas. Una vez yo creí haber conocido a mi alma gemela y dos días Letras de Corazón 37 después el hombre me dejó. Tengo un expediente impresionante de escoger los hombres equivocados y en cuanto a signos se refiere, el mío dice "cerrado". Así que no empieces a tirar alrededor palabras como compañeros o compañeros de vida, alma gemela o cualquier cosa relacionada con ellos. No es mi estilo. Él se bajó para estar más cerca de ella, sus ojos cubiertos con capas de su vulnerabilidad en el proceso. Los músculos de él se movieron en sus brazos mientras ellos descansaban a cada lado de ella. Una vez más ella miraba sus labios cómo se movían. — Eres mía y yo estoy acostumbrado a conseguir lo que quiero. Jacqueline entrecerró los ojos con una sonrisa jugando en sus labios. A una parte de ella le gustaba la totalmente esa posesividad, pero la otra parte de ella creía que se enfrentaba con un bárbaro. Le gustaba escuchar su rica y barítono voz. Él habló como un maestro de la narración, su cadencia ascendente y descendente con cada pocas palabras. Tal vez con su suave voz trataba de mantener el miedo atrás. Bueno, eso y su proximidad. A pesar de su manera de hablar de su olor, él no olía a nada mal. Un aroma natural y de aire libre. Peligro e intriga. Letras de Corazón 38 Para mantenerlo en sus pies, ella le lanzó una respuesta pícara. — Tal vez estoy acostumbrada a conseguir lo que deseo, también. Una media sonrisa se inició en sus labios. — Entonces está decidido. Soy todo tuyo. ************* Baldric la estudio. Para saber que estaba a salvo aliviando su mente, incluso si sufrió unas pequeñas lesiones. Él tenía que protegerla de cualquier circunstancia, incluso si eso significaba su muerte. Si ella conociera cuan fuerte era él con ella al lado, tal vez confiaría en él. Los ojos de ella eran profundos y expresivos. Era inteligente, un rasgo que él admiraba mucho. En vez de jugar a ser una víctima, ella jugó como una digna adversaria. Bien pensado. Ella lo hizo todo más sexy. Ella entrecerró los ojos. — Siento decepcionar o golpear tu ego, pero yo no te quiero. Nada en su tono sonaba convincente. — Oh, vas a cambiar de opinión. Los labios de ella se fruncieron en una mueca. Irresistible. Letras de Corazón 39 Cuanto más él se acercaba a ella, más difícil le resultaba resistir sus impulsos. Ella evocaba el deseo que él nunca había conocido que existiera. Le encantaba la forma en que la humedad la recorría… la ropa mojada se pegada a su piel sosteniendo cada curva. Realzando sus pezones. Haciendo su pulso correr. El siguió la longitud de su pierna, rodeado de material rojo sensual. Miró la delicadeza de los tobillos. Parecía un poco hinchado. — Es posible que tengas un esguince. Si me dejas quitarte las medias puedo inspeccionarlo mejor. Baldric llego a su tobillo pero ella le quito su mano. — No. Te dije que estaré bien. No pudo evitar reírse. Terca, pero positivamente adorable. — ¿Te das cuenta de que tus palabras traicionan lo que el resto de tu cuerpo sabe que es cierto? " Ella se cruzó de brazos, bloqueando la vista de sus pezones. — Eres un capullo. Guardártelo para una mujer amazónica por ahí que al menos entiende qué demonios dices. — Yo lo digo para ti. No importa qué forma yo tome, mi atracción no va a cambiar. Letras de Corazón 40 Él vio el parpadeo de sus ojos y sabía que no podía poner nada más allá de ella. — ¿Cada forma que tome? ¿Te importaría explicarte? Baldric desvió la mirada, esperando que las palabras vinieran a él. Lamentablemente, no lo hicieron. La verdad tendría que ser suficiente. — Mis antepasados han pasado a lo largo de un raro linaje de lobo. Cuando estoy lesionado, yo sangro tanto en forma de lobo como humana. Ella comenzó a hacer comentarios, pero luego apretó la boca y le indicó que continuara. — Yo soy la quinta generación que lleva un gen humano y lobo. Afecta a cada parte de mí. Mi mente, mi cuerpo y mi espíritu. No puedo ocultarme de él o imaginarlo. Debes saber que en este momento que puedo cambiar de un lobo a un hombre a voluntad. Los hermosos ojos marrones de ella brillaron. — ¿Lobo? ¿En realidad puedes convertirte en un lobo? Esto iba mejor de lo que imaginaba. — Sí. — ¿Cómo correr en cuatro patas, aullar a la luna, correr en manadas de lobo? Letras de Corazón 41 Bueno, quizá no tan suave como le gustaría. — Sí. Ella chasqueó la lengua contra los dientes. — ¿Dónde está tu pelaje? — Sólo tengo la piel cuando soy un lobo. — A sí. Por supuesto. ¿Y la ropa que tienes puesta? — Las encontré en la cabaña — explicó él. De la nada, ella aplaudió. — Bravo. Eres muy convincente como actor. ¿Estás practicando para una obra de teatro? Un Hombre lobo Americano en Londres, ¿tal vez? Él se pasó una mano por el pelo. — No es una actuación. — Ok. Mira, he tenido una noche traumática y al parecer ha afectado mi buen juicio o no estaría aquí acostada en una cama teniendo una conversación con un completo desconocido, que todavía no estoy del todo convencida que no me va a hacer daño. — Te dije que no y yo mantengo mi palabra. Los ojos de ella brillaron. — Bien, entonces tomare en cuenta eso, pero todo es cosa de hombrelobo está sobrevalorado. Ahora bien, si hubieras elegido, por ejemplo Hulk, entonces estaría más dispuesta en creer. Letras de Corazón 42 — ¿El Hulk? — Sí, hola. El tipo que se pone verde y rompe la camisa antes de ir por os malos. Ves, eso lo puedo creer. " ¿Cómo podía creer en un hombre volviéndose verde y no en un hombre que se convierta en un lobo? — ¿En serio? Con labios fruncidos ella sacudió la cabeza. — No, no realmente. Caray, aliviánate. Quieres impresionarme haciéndome pensar en ese montón de babosadas. Por mucho que quisiera demostrar que tenía un buen sentido del humor, el hecho de que ella no le creyera lo hirió demasiado profundo. — Eso no es en absoluto verdad. En todo caso, yo quiero que quedes impresionada porque nunca me di por vencido en buscarte, no importa lo difícil que fue. He tenido un solo objetivo, y es que te iba a encontrar. Ella se inclinó hacia adelante y apoyó la mano sobre la suya, con una expresión solemne en su rostro. — Oye, creo que es admirable que hayas buscado esa persona única. Caray, creo que es francamente romántico, pero no soy esa persona. Letras de Corazón 43 Su carne quemada con el placer de tocarla. Si tan solo ella supiera lo mucho que rasgaba su corazón. — Sí, lo eres. Cuando ella se echó hacia atrás, al instante él perdió la sensación de ella. — Lo siento de verdad. Pero no te des por vencido. Ella está por ahí en alguna parte. Baldric desvió la mirada. — Voy a tener que darme por vencido. Se dio cuenta de que si no podía hacerle creer en él, entonces tendría que dejarla sola. Durante todo este tiempo él se imaginaba que ella reconocería su olor y que podrían empezar su vida juntos. También se había figurado que ella sería un lobo. La idea de volver sin ella volvió su estómago en acidez estomacal. Su mirada volvió a ella. — No sé lo que puedo decir para convencerte. Yo podría mostrarme, pero tengo miedo de que te asustes como lo hice antes. El rostro de ella palideció por el tono de sus palabras. — ¿Antes de que? Letras de Corazón 44 — Sí. Huiste de mí. No puedo decir que te culpe dadas las circunstancias. — Espera, ¿Me perseguiste? El lobo dentro de mi coche, ¿Ese eras tú? Él no quería admitirlo, pero ella necesitaba saber la verdad. A través de su honestidad tal vez ella podía llegar a creerle. — Por desgracia, sí. — ¿Cómo te metiste en mi coche? — Dejaste las puertas abiertas así que cambie lo suficiente para abrir la puerta. Una vez que entre me entró pánico. Todo el tiempo que había estaba buscándote yo imagine en mi cabeza lo que te diría cuando nos conociéramos, pero era un lobo. Las cejas de ella se apretaron. — Pero, me gruñiste y luego me perseguiste. — No lo considero persiguiendo, era más como correr tras de ti. No hubieras llegado muy lejos y no quería perderte otra vez. Corres bastante rápido para ser humana. — ¿Cuándo cambiaste de nuevo a un hombre? — Justo antes de que te desmayaras. Pensé que era la mejor opción. Confía en mí, no hubieras querido Letras de Corazón 45 que te arrastrara con mis dientes hasta aquí. ¿No quieres tu hermoso cuerpo cubierto de astillas? Ella levantó un dedo meñique hacia la boca y mordisqueó la uña. — Bueno, creo que no apreciaría que me arrastraran. Yo no quiero, lo que yo estoy tratando de decir es... Lo que estas pidiéndome es que crea algo que mi mente parece que no puede comprender. La idea de un hombre que puede transformarse en un lobo, y de nuevo, sólo lo he visto suceder en las películas. Con efectos especiales. Trucos de cámara. No es real. El pecho de él se apretado con el pensamiento de que ella le diera la vuelta. — En realidad, yo paso la mayor parte de mi tiempo como un lobo. Muy rara vez tomo esta forma. Pero entiendo lo que estás diciendo. Ella redujo su mirada. — ¿Lo haces? Porque yo no soy la clase de mujer a la que le puedes arrojar un montón de tonterías y me hagas confiar en ellas para que sean verdad. Bueno, tal vez una vez, pero créeme, no me gusta que jueguen conmigo. Lo último que él quería era que ella pensara que se trataba de algún tipo de juego. — No te haría eso. Me siento como un tonto al pensar que ibas a acepten mis palabras de la nada. Estoy encantado solo con estar tan cerca de ti. Ha sido un infierno de viaje llegar hasta aquí. Letras de Corazón 46 Después de una larga pausa, por fin ella habló. — En serio, ¿eres de verdad....? Baldric llevó la mano hacia arriba. — Te lo juro. No mentiría sobre algo que significa tanto para mí. Mi único propósito es pertenecerte. Ella se mordió el labio y asintió con la cabeza. — Eso es profundo. ¿Encantas a las mujeres con este tipo de conversación? — ¿Perdón? — ¿Obtienes un montón de citas actuando como si fueras un sultán? ¿Cómo podría convencerla de que su interés era lo que le importaba? No la de otra persona. — No hay otras. Sólo has sido tu desde que nuestros caminos se cruzaron y tu aroma llego a mí. La risa de ella le dolía, pero se negó a mostrarlo. ¿Qué esperaba realmente él de todos modos? Todo parecía inverosímil. Ella se reposicionó en la cama y jugaba con un mechón de sus cabellos sueltos. — Bueno, vamos a decir que te creo. El pulso de él se aceleró. — Entonces tu…. Letras de Corazón 47 Ella le dio una mirada fría e inmediatamente él se cayó. — Gracias. Déjame terminar. Digamos que acepto totalmente que eres un tipo de hombre lobo. También supongamos que creo que me has estado buscando por treinta años, por captar mi aroma y encontrar a ese alguien especial. Treinta años es mucho tiempo. ¿Cómo puedes estar seguro que no captaste y seguiste una pista falsa? Le gustaba que ella le hiciera preguntas. — ¿Nunca has tenido un recuerdo de algo debido a su olor? ¿Alimentos que has comido, un lugar especial en que has estado, el olor del océano o el olor de un ramo de flores? Los labios de ella estaban apretados juntos. — Bueno, sí, supongo que sí. — Tu olor es el más potente con el que jamás me he cruzado. Algo en tu olor es sexy y tu sudor, tu piel, los folículos de tu cabello, todo me llama. Me tienta y se burlan de mí. Ella le lanzó una mirada escéptica. — Sin embargo, ¿treinta años? — No hay nada como eso. Tienes una fragancia inolvidable. Impulsa cada uno de mis pensamientos, todos mis movimientos. Letras de Corazón 48 — Me siento halagada, pero no te conozco. Él puso su sonrisa más genuina. — Pero tienes mucho tiempo para conocerme. Hay algunos lugares hermosos que no puedo esperar para mostrártelos. Al parecer, ella perdió la sonrisa de él porque estaba con el ceño fruncido profundamente. — ¿Por qué pensarías si siquiera por un minuto, que iría a cualquier parte contigo? Sobre todo después de mantenerme aquí en algún lugar en esta cabaña? La transpiración se reunió en el labio superior de él. Cada vez que ella cuestionaba su tratamiento o su lealtad hacia ella, se sentía como una herida en su corazón. — Porque tenemos una historia. Ella apartó la mirada. — Una que no recuerdo. Como he dicho antes, recordaría a alguien como tú. ¿Por qué no podía recordar los detalles de cómo se conocieron? Ella necesitaba una prueba, pero lo que recordaba eran los árboles, el sonido de un torrente de agua cercano y el momento en que él supo profundamente que todo había cambiado en ese momento, sin ni siquiera entenderlo él mismo. El era joven y no supo en ese entonces que con el tiempo él seguiría a un humano. Había estado largo tiempo siguiéndola y todavía no podía creer que estaban en la misma habitación. — Estoy bastante seguro que nos Letras de Corazón 49 conocimos cuando yo estaba en la forma de lobo, eso podría explicar por qué no me reconoces. Sus ojos se abrieron. — No quiero herir tus sentimientos, pero les tengo fobia a los lobos. Siempre la he tenido. Así que ya ves, no nos hemos cruzado en términos amistosos. Baldric nunca había entendió los temores irracionales de los seres humanos, y se negó a darse por vencido de tratar que recordara. — ¿Qué te hace temer? Es raro que los lobos ataquen a las personas. La expresión de ella se tornó grave. — Cuando yo era niña, mi familia y yo fuimos a acampar junto a un lago. Creo que me aleje un par de horas. Es un poco confusa, pero un lobo trató de atacarme, y me persiguió hasta el final de una cueva. Yo podría haber muerto. Desde su descripción breve, se acordó de la cueva y él se acordó de ella. La niña con el pelo alborotado largo, manchas de suciedad en mejillas manzanas, grandes ojos castaños enmarcados por la inocencia. Los años habían sido buenos con ella, para transformarla en una hermosa mujer. Su cabello se había oscurecido un poco, pero sus ojos eran un castaño radiante, eran los mismos. Una mirada de ella podía hacerle nada, antes y ahora. Letras de Corazón 50 Baldric hizo todo lo posible para contener su emoción. — Estas equivocada sobre la parte de ser perseguida por un lobo. Ella apretó la mandíbula. — No, no lo estoy. Recuerdo esa noche muy bien. Todavía tengo pesadillas a causa de ello. — Yo no te perseguía. Salve tú vida ese día. Fue cuando nuestros caminos se cruzaron por primera vez. Ella frunció el ceño. — ¿Así que estás diciendo que otra cosa me estaba persiguiendo? — Sí, un oso pardo. Recuerdo que me sorprendí al ver a cualquier ser humano después de todas las advertencias de avistamientos de oso. Estabas sola y asustada. El oso pardo cogió tu olor y se preparó para atacarte pero yo intervine. Tú eras tan pequeña, tan inocente no podía permitir que el te cogiera. Yo le ensene los dientes hasta que se fue en la otra dirección, y luego te lleve a la cueva para que estuviera a salvo. Esperé contigo hasta que tus padres vinieron. Ella parpadeó despacio y luego lo miró con una ternura impresionante. — Yo… no lo sabía. Dijeron que un lobo intentó atacarme y esa es la única verdad que he conocido. Letras de Corazón 51 Baldric no quería perder la cercanía que estaban compartiendo en ese momento. Él necesitaba que ella confiara. Todo lo demás vendría después. — Estoy seguro que es lo que pensaron en ese momento, también. Jacqueline rompió su mirada y miró hacia abajo. — Debiste ser muy joven. — Supongo que sí, sólo un cachorro. Ella lo miró a través del velo de sus pestañas. — ¿Y desde entonces has estado buscándome? " — Todo comenzó un par de años más tarde, al madurar. La necesidad de encontrarte me consumía. Tu olor me convirtió en un esclavo. Me quito cualquier interés de estar con otra. La correa de su traje se deslizó por el hombro mientras ella se sentaba, permitiéndole dar una mirada de su pecho hinchado. Una dulce tortura. — ¿Quieres decir que nunca has tenido relaciones sexuales? Él se encogió de hombros. — Me he guardado para ti. Letras de Corazón 52 La sonrisa de ella iluminó la cabina. — Espera, en serio, ¿No has tenido relaciones sexuales todo este tiempo? Era evidente que la idea le gustaba y él contestó con orgullo — Yo me he... encargado de mí mismo cuando la necesidad se ha convertido en demasiada tortura. Ella dio una palmada en la rodilla y soltó un bufido. — Irreal. Tienes que ser el más comprometido hombre que he conocido. ¿Sin embargo te las arreglas? Él no quería decirle lo difícil lo tenía algunas noches, cuando el deseo amenazaba con eclipsar su racionalidad. Al final decidía que era un riesgo de perder su esencia, gracias a otra mujer, no valía la pena. — Por amor y respeto he esperado. Es mi forma de honrarte. Un toque rosa se propago a través del puente de la nariz de ella. — Bueno, obviamente yo no he esperado por ti, por lo que veo, no soy buena. A Baldric no le preocupaba con quién se había acostado. Él le daría placer, como ninguno se lo hubiera dado jamás. — No te pedí que esperaras. La forma en que ella se mordió el labio inferior era entrañable. — No quiero decir que he estado con Letras de Corazón 53 muchos hombres, claro está. No estoy sugiriendo que soy una cualquiera. Tengo normas y límites. Él hizo todo lo posible para suprimir una risa. — Nada de eso importa ahora que te he encontrado. Espero que no te vayas a negar. Ella apretó los labios sensualmente. Él estaba seguro que su sabor era dulce. — No voy hacer promesas. Esto es lo más loco que he escuchado en mi vida, pero no voy a negar que has despertado mi curiosidad, entre otras cosas. El corazón de él tronó con fuerza en sus oídos. La desconfianza de ella se había desvanecido. — Voy a recurrir a cualquier táctica necesaria para estar contigo. Incluso si eso significa complacer tu cuerpo hasta que no puedas soportarlo más. Los ojos de ella brillaban. — ¿Me secuestraste? ¿Usaras tu fuerza y me tomaras contra mi voluntad? Baldric negó con la cabeza. — Ya te lo dije, nunca te haría daño. Sin embargo, te aseguro, que no será una tarea fácil. Letras de Corazón 54 CAPÍTULO 3 Jaqueline lo estudio. Él hizo lo que ella pensó que sería imposible. Le había ganado. De alguna manera sus palabras calmaron sus dudas y la dejo con una fascinación terrorífica. Atemorizada si él no la tocaba y fascinada por la perspectiva de tener relaciones sexuales con alguien que se había guardado para ella. Por supuesto, no podía pasar por alto las características que atrajo el hambre entre sus muslos, la mirada seductora, su físico fuerte y una verga que ella imaginaba que la llenaría por completo. ¿Y que era esa feroz determinación de su rol en la vida de ella? Independientemente de la forma posesiva en la que hablo, su comportamiento se mantuvo extrañamente relajado, incluso suave. Letras de Corazón 55 — Tengo que manejarlo contigo. No hay escasez de juegos verbales contigo. Se me hace curioso. Baldric hizo un círculo con sus manos y se reverencio dramáticamente. — Una mujer tan hermosa como tú debe rechazar muchos pretendientes. Ahora había una palabra. — ¿Pretendientes? Más bien vagos. Yo solo atraigo hombres con problemas con el compromiso y fobias a las relaciones. — ¿Y este hombre que te hizo daño esta noche?Jaqueline frunció el ceño al pensar en Ted. — ¿Cuándo te lo mencione? Él le dio una sonrisa tímida. — Te escuche en el teléfono de tu coche. Todos los pensamiento que antes se habían logrado escapar de su mente… — Oh bien, cuando tú eras un… lobo. Vaya, es más raro cuando lo digo. De todos modos, Ted es o era, la más larga y problemática de mis relaciones. Su mano se posó sobre la cama junto a ella. Gran distracción. — ¿Qué salió mal? ¿Te hizo daño? Ella se hundió en la compasión de él. — Bueno, nos hicimos daño el uno al otro, pero el verdadero problema surgió por la falta de comunicación. Supongo Letras de Corazón 56 que es por eso que no estoy tan molesta, ya que la separación era inevitable. — ¿Qué te gustaría haber cambiado?Jaqueline se preocupó por sonar egoísta. — Que prestara más atención a mí y mis… necesidades. El semblante de él se volvió dominante y la atrapo con fuerza. — Nunca tendrías que pedirme esas cosas a mí. Con los labios fruncidos, ella contuvo una risita. — Ah, ¿no? El acerco su cara cerca, su aroma almizcle la embriagaba. — Cuando te toco, se todo de ti. Ella trago saliva. Su legua se sentía como si se hubiera triplicado su tamaño. — Oh. — ¿Me dejas que te toque? ¿Qué te explore? Claro que quería que la tocara, que la explorara. Que la follara. Su sexo ofrecía escape. Tomo en su mente los problemas reales que tenía dando ilusión a la profundidad emocional. Solo por una vez quería creer que el sexo podía ser algo más, pero había aprendido a hacer frente a la decepción. Las expectativas eran peligrosas. Tener relaciones con un extraño no era un concepto nuevo no un hecho del que estaba orgullosa, Letras de Corazón 57 pero este hombre era completamente diferente. Sus palabras de lealtad eran atractivas. ¿Cómo se había reservado el para ella? La seducción sonaba como la mejor invitación que ha tenido en años. Jaqueline estaba dispuesta a creer en la ilusión por un tiempo. ¿Qué es lo que tenía que perder? — No sé si tus palabras suenan bien, porque me estoy recuperando de una separación o si estoy excitada porque tu trasmites increíbles vibraciones sexuales. No preguntes porque tu comportamiento controlado me excita, pero lo hace. Podría encerrarme contigo una semana y probablemente estaría bien con ello. Una vez que saliéramos, sin embargo, todo volvería a ser como antes. Yo no te voy a dar ninguna garantía. El sudor brillaba en su pecho, provocándole deseos de tocarlo. El acerco sus labios a la oreja y la acaricio con la voz. — Las cosas no serían las mismas, estaríamos más cerca y no me voy sin ti.El cuerpo de ella estaba en llamas. No veía como pudiera negarle nada, pero no lo demostraría, aun. — ¿Qué pasa si no quiero ir contigo? Baldric no vio su cara para que sus ojos se encontraran. -Lo dejo en tus capaces manos. Estoy Letras de Corazón 58 dispuesto a perder todo por ti, pero si eso significa tu felicidad, entonces es un pequeño precio que hay que pagar. Oh, él se manejaba de manera extraña y misteriosa. — Demonios, ves. Eso es a lo que me refiero. Aparezco como la mala si digo que no y no es justo. Yo no escojo el amor a la primera como tú lo haces. He vivido mi vida, tratando de averiguar qué es lo que quiero. De repente te apareces y todo lo que escucho es como has sufrido. Como te has ido y sacrificado. Como me necesitas. No sé qué hacer con todo eso. — Todo lo que te puedo ofrecer es honestidad. Lealtad. Amor. No tengo nada que ocultar. No quiero que te sientas culpable. Déjame darte lo que quieres. Sus palabras fueron como golpes furiosos contra su clítoris, enviando calor entre sus muslos. Baldric se inclinó hacia adelante y puso sus manos a ambos lados de sus mejillas. Su cálido aliento acariciaba su rostro. Calmaba la ansiedad que ella contenía. Ella sonrío ante su mirada depredadora. — Te deseo. ¿Puedes decirme que no quieres tener esta experiencia conmigo? — su profunda voz hizo que lanzara un suspiro de sus labios. La humedad se formó entre sus muslos cuando las manos de él recorrieron su piel. La mirada de ella parpadeaba con Letras de Corazón 59 su impresionante cuerpo. Hombros anchos. La forma de los músculos de los brazos flexionados, sus duros músculos hacían que ella deseara recorrerlos con sus manos. La mirada caliente de él la hizo mojarse como nunca. Una mirada como si le perteneciera a él. — ¿Cuál es tu respuesta? — la preocupación se reflejó en su entrecejo. ¿Cómo podía ella evitar eso? Por supuesto que ella lo deseaba. — Todo esto es muy repentino. ¿No crees? Las puntas del cabello le hicieron cosquillas cuando el negó con la cabeza. — No cada día ha sido un paso más para encontrarte. A menos que te opongas, voy a tocarte. — su voz se volvió dura y exigente. Antes, ella hubiera discutido con un hombre que quería tomar el control, pero ahora voluntariamente había aceptado. Él la devoraba con la mirada. Le encantaba la forma y lo bien que se sentía. No la incomodaba. De alguna manera el borraba con facilidad sus dudas y temores. Un silencio íntimo creció entre ellos. Jaqueline bajo los parpados contemplándolo con deseo desenfrenado almacenado en su interior. Él quería su permiso. Descaradamente ella abrió los muslos. — Tómame. Ayúdame a aclarar mi mente. Letras de Corazón 60 Los ojos de él ardían. — Vas a sentir mi amor por ti en lo más profundo de tu núcleo. Las palabras de promesas tiraron fibras de su corazón. ¿Amor? Ella podría amarlo. Dios, si, que fácil sería enamoraría de él. El deseo carnal en los ojos de él, le atrapo tan fuertemente que podrían haber sido centenares de dedos sobre su cuerpo. Este hombre quería que fuera suya. Exclusiva de el. Sin preguntas, sin mentiras y sin expectativas. Sus pechos se volvieron pesados ante su mirada. — Voy a saborearte, ahora. El atrapo sus labios con los suyos. Lento y tierno, su lengua se deslizo sobre su labio inferior y empujo dentro de su boca. *************** Finalmente, él tenía su oportunidad y como tonto casi dudo. Había enfrentado muchas noches, una cara que no podía ver, pero la esencia de ella la había querido sentir. Ahora estaba a su alcance. El aroma de ella le abrumaba los sentidos y su mente se volvía pedazos. Un gruñido emano de las profundidades de su pecho. Tenía que hacerlo ahora. Baldric se inclinó hacia adelante y le mordisqueo el labio inferior. Su sabor dulce. Miel. Adictivo. Su boca salió con fuerza. Muerto de hambre. Letras de Corazón 61 El sentir sus pechos de satín contra el suyo mientras se besaban, lo acrecentaban, haciendo su erección casi dolorosa. Él se recordó tomar las cosas con calma y dejar que ella disfrutara. Baldric deslizo sus labios hacía bajo a lo largo del suave ángulo de su barbilla y a lo largo de su cuello de cisne. Los jadeos entrecortados de ella ayudaron a guiarlo, para hacerle saber que por el momento era de él. Hizo una pausa entre sus besos para mirarla. Para ver la confianza en su mirada. Una sorprendente libertad paso por él. Durante todo este tiempo, la búsqueda, la caza, el seguimiento el, dolor. Para finalmente tenerla. Para saber que estaba a salvo y que podía cuidar de ella hasta que muriera. Eso le hizo sentir más como hombre que nunca antes. Un objetivo cumplido. — He soñado con nuestra unión. Mi verga empujando en tu humedad. Esas noches eran una tortura para mí. Ella le pregunto sin aliento — ¿Alguna vez has tratado de estar con alguien más? Baldric no quería que ella se preocupara por otra mujer nunca. Él siempre le sería fiel a ella. — Ya te dije, estoy entregado. Me atengo a mis principios. Letras de Corazón 62 Ella movió su mano por su brazo hasta su cara. — Tú eres diferente a cualquier hombre que haya conocido. En la pausa, él dijo exactamente lo que había estado pensando desde que le dijo la verdad. -¿Te hace disminuir el deseo el saber que soy mitad hombre y mitad lobo? Los dedos de ella pasaron a lo largo de sus mejillas y su mandíbula. — No. Me hace desearte más. El pecho de él se llenó de orgullo y no podía dejar de sonreír. — Porque el lobo es solo una parte de lo que soy, tengo los mismos principios en las dos formas. No cambio porque mi cuerpo lo haga. — Badric hundió su cara en los pechos de ella, disfrutando cada centímetro de ella. — Tu piel es tan suave. Mi gatita. Apuesto a que se cómo hacer que ronrones. El aspiro profundamente, dejando que el aroma de ella lo embriagara llenándole los sentidos por completo. Dejando que lo manejara a la necesidad salvaje de hundir su verga en su coño mojado. Al final, el quería mas de ella que solo someter sus anhelos. Él quería su corazón, quería que ella se preocupaba por el también. El creía que con el tiempo ella lo amara. Letras de Corazón 63 Baldric se paró cerca de la cama y se quitó sus pantalones, liberando su erección. Los ojos de ella brillaron en aprobación. Ella era una diosa. Él se movió a los pies de la cama y beso el tobillo sobre la media. — ¿Te duele? Ella ni siquiera se inmuto. — Ahora no. Se movió dejando pequeños besos sobre sus pantorrillas y rodillas, finalmente se detuvo en la cúspide de sus muslos. — Me gusta la manera en que te vistes. Mostrando tanta piel. Su risita de niña le calentó el corazón. — Es solo un disfraz. Yo suelo usar más que esto. — Que pena. Lo que a mí respecta, tu puedes ir desnuda. Los ojos de ella se estrecharon. — El disfraz era para una fiesta de Halloween, iba como la caperucita roja. Él se rió entre dientes. — Ah conozco bien la historia. Supongo que no pensabas que funcionaria con un lobo real. Su impaciencia por verla desnuda gano. Baldric extendió la mano y deslizo el traje de raso hacia abajo sobre sus pechos y medias y lo dejo caer en el suelo. Letras de Corazón 64 Ella contuvo el aliento. El no pudo pasar por alto el brillo en sus ojos. — Tú no eres un lobo malo pero veo eres muy grande. Con su verga en la mano, él se acarició lentamente. — Me sentirás por días, solo espera. Los parpados de ella temblaron. — No estoy segura de poder esperar. — Entonces no te hare esperar. — Él se subió a la cama y se cernió sobre ella. Los erguidos pezones pedían que sus labios los succionaran y de todo corazón se obligó. Su cuerpo se estremeció bajo el de él y su verga se agito en respuesta. Él no podía esperar para enterrarse en su dispuesto sexo. El calor envolvió el rostro de él como su cuerpo zumbaba con excitación pura. Sus pezones se sentía también en su boca y lengua. Aun más atractivo eran sus gritos de satisfacción cuando los chupo fuerte. Con la boca atendiendo sus pezones, Baldric deslizo su mano por su estómago y chasqueo los dedos contra su clítoris. Ella contuvo el aliento bruscamente. — Oh dios. Letras de Corazón 65 El alzo su mirada para ver la cabeza de ella moverse de lado a lado. Sus labios se abrían y cerraban con gemido de placer. — Mmm…, sí. Para poner a prueba su disposición, el metió un dedo en su coño, gruñendo por el nivel de humedad que estaba ella. Había esperado tanto tiempo para estar con ella de esta manera. Una parte de él quería darse prisa, quería que durara esta noche para siempre. — Eres hermosa. Un segundo dedo se unió al primero y palpito adentro. Seria apretado entrar, pero a ella le encantaría cada minuto, al igual que a él. En primer lugar quería probar la crema de su coño. Se arrodillo entre sus muslos y abrió sus piernas muy separadas, con cuidado de no lastimar el tobillo. El acerco su rostro al centro húmedo, mareado por la necesidad. — No Baldric, no. — ella jadeo cuando su lengua lavo su clítoris. — Si me vuelves a decir que no en unos segundos, voy a parar. Con sus dedos, amplio su coño y precipito su lengua adentro. Ella grito, sus piernas temblaron a lado de su cara. Ella sabía exquisita. No oyendo más protestas, se ocupó con su lengua entre los muslos. Se Letras de Corazón 66 turnaba dando vueltas con el pulgar en su clítoris y con su lengua, mientras sus dedos trataban de llevarla al orgasmo. Le intrigaba ver la forma en que respondía a sus caricias. Su cuerpo fluía como el agua, bailaba con su toque. Le conmovió que ella se entregara libremente. Ella susurro. — Sí. — seguido por melodiosos gemidos que le indicaban que estaba cerca. El froto su clítoris más rápido, sus dedos encontraron el ritmo rápido. — Si, ahora, si. — exclamó ella. Baldric vio su cuerpo convulsionarse, el coño se contrajo apretando a sus dedos envolviéndolos con sus jugos hasta que el temblor disminuyo. — Oh dios, eso se siente tan bien. — ella gimió, quitando un mechón de pelo de su cara. — Lo necesitaba tanto o más de lo que yo pensaba. Baldric arrodillado entre sus muslos, inhalo su aroma, más estimulante, ya que ahora se mezclaba con sexo. — No puedo esperar para estar dentro de ti. Sentirte como lo he soñado. — Tus palabras me seducen. — ella susurro. Él se cernió sobre su cuerpo y acaricio su rostro entre sus pechos, encantado por la suave textura. Sus Letras de Corazón 67 labio subieron por la curva de su cuello, a lo largo del lóbulo de la oreja y se puso a un milímetro por encima de ella. Los labios lo encantaron con su sonrisa, el ceño fruncido y los suspiros de placer. Incapaz de contenerse, su boca se cerró sobre la de ella, con un apasionado beso caliente. Los labios húmedos de ella se abrieron y él pudo saborear su cálido y dulce aliento. Encerrados en un acalorado debate de sus lenguas, el deslizo una mano por el cuerpo de ella y separo sus pliegues. Sus jugos empaparon las yemas de sus dedos. Ella se apartó del beso y apoyo sus labios en su oreja. — Te deseo. Cuantas ganas había tenido de escuchar esas palabras, haciéndolo mejor con su tenue aliento. Las piernas de ella se enrollaron sobre su cintura y ella lucho para atraerlo hacia ella. — Por favor, ahora. El agarro su verga con su puño y se detuvo en su entrada. Todo cambiaria después de esto. Todo. — ¿Estas lista para mí? Ella asintió con la cabeza, los ojos vidriosos entornados. — Bien, porque te he deseado siempre. Letras de Corazón 68 Su mandíbula se abrió mientras empujaba su verga dentro de ella. La estrechez de su coño le sorprendió. No queriendo hacerle daño, él lo hizo lento, gimiendo en su descenso. Esto era mejor que cualquier sueño. Su respiración se aquietaba mientras empujaba en ella hasta la empuñadura. Ella apretó sus piernas alrededor de su cintura y movió las caderas, la tela de sus medias le rozaba la piel. El golpeteo con su verga dentro de ella y observo en su rostro los suaves colores, los parpados caían más con cada empuje. Los gritos de placer le llenaban los oídos, alimentándolo. Lo único que le importaba a él era su placer. Baldric agarro sus nalgas y la acerco más a él. Los brazos de ella se extendían alrededor de su cabeza, la expresión de ella era de contención. Tonos rosas salpicaban su nariz y mejillas cuando el aceleró sus embestidas, su verga pastoreo a lo largo de su hinchado clítoris. La forma en que lo miro, con tal confianza, que le hizo sentirse más posesivo. Él nunca le haría daño a ella. Ella se arqueo hacia él y él envolvió sus labios alrededor del pezón y amamanto con cariño. La cabeza de ella colgaba de un lado, los parpados temblaban. Él podía decir que ella estaba cerca. Letras de Corazón 69 — Tu coño están estrecho. Ven a mí, Jaqueline. Quiero sentir como te vienes sobre mi verga. Los dedos de ella se cerraron sobre la almohada mientras se movía con él, sus ojos brillaban con pasión. — Si ya estoy allí. — ella suspiro y su cuerpo tembló bajo de él. Fue increíble ser testigo. Sentir su liquido derramándose alrededor de él y la forma en que su coño le lanzaba espasmos a su verga rápidamente. El no podía detener su orgasmo por más tiempo. La liberación corría a través de él, solo el sonido de su pulso estaba presente en sus oídos. Badric aulló cuando se vino duro, gotas de sudor se arrastraban por su cara. Su corazón martillo hasta que sus empujes se desaceleraron hasta parar. Él se estremeció cuando se retiró de ella. Ella yacía como un ángel. Sus ojos reflejaban paz. Agotado, se dejó caer a lado de ella y la envolvió en sus brazos, escuchando los latidos de su corazón. Así que esto es como se siente. Estar con alguien que le importaba más que su vida. Ella dejo escapar un suspiro de satisfacción. — Eres muy persuasivo. Él se echó a reír y le acaricio el brazo con la nariz. — No lo olvides. Letras de Corazón 70 CAPÍTULO 4 Jaqueline se dio la vuelta y miro el pecho de Baldric subir y bajar. El hombre logro lo imposible. Seducirla, satisfacerla y quedarse a su lado. Claro, ella estaba menos cerca de saber qué es lo que ella querría, pero siempre el sexo la dejaba confundida. La intensidad de sus sentimientos la conmovían. Ser amada por alguien era más de lo que ella esperaba. Cuando el hablo de cómo se conocieron, se había disparado en su memoria el recuerdo de sostener la cola de un animal, que la llevo a una cueva donde descansó su cabeza sobre su regazo y se quedó ahí hasta que sus padres llegaron. Recordó acariciar su Letras de Corazón 71 piel que la mantuvo caliente. Tenía que haber sido él. Todo lo que decía era verdad. La voz soñadora de él interrumpió sus pensamientos. — Hey gatita, yo diría que estás pensando en algo muy profundo. — Me descubriste. Lo siento, pero tiendo a hacerlo después del sexo. Sobre analizar todo. Mal habito. Él se dio la vuelta para quedar frente a frente y rozo sus nudillos contra la mejilla de ella. — Soy feliz de escucharte, si lo quieres sacar. ¿Se atrevería? — Oh no lo sé. ¿Alguna vez quisiste dejar de encontrarme? ¿Admitir la derrota y encontrar a alguien más en mi lugar? Tomar el camino fácil. Él se deslizo cerca, hasta que su pecho presiono sus senos. — Por algún tiempo estuve preocupado de estar persiguiendo un fantasma. Algo o alguien que solo existía en mi mente. Pero el nivel de anhelo fue tan fuerte que se apodero de mí. Incluso cuando los otros estaban convencidos de que nunca te encontraría, yo estaba decidido a demostrar que estaban equivocados. Demonios. Decidido a demostrármelo a mis mismo. Letras de Corazón 72 Jaqueline envolvió su costado con su brazo. — ¿Tú crees que hubieras renunciado con el tiempo? ¿Qué pasaría si estuvieras equivocado?— ¿Si hubiera llegado tan lejos como para darme cuenta de que estaba equivocado?, sí, me habría detenido. Por lo menos la parte de la persecución. No podía perder las esperanzas por completo, pero no dejaría que me manejara mas. Jaqueline odio preguntar. — ¿Entonces te hubieras conformado con otra pareja? Baldric hizo una pausa y dejo escapar un profundo suspiro. — No. Sería injusto para ella y para mí. Pasaría el resto de mis días de viaje con la manada y daría un paso atrás al encontrar un líder más adecuado. — ¿Tu eres el líder? El asintió con la cabeza. — Entonces responsabilidades. debes de tener muchas — Si, la manada cuenta conmigo. Me siento culpable por haberlos dejado para encontrarte, pero era necesario. — ¿Y si no me hubieras encontrado, honestamente renunciaras a ser líder? Parece demasiado drástico. Letras de Corazón 73 Una mirada reflexiva cruzo por el rostro de él. — En realidad no. Ya demostrado mi debilidad de anteponer mis necesidades sobre la de ellos. Luego de regresar con las manos vacías… no sería nada bueno para ellos. Sería lo correcto. Ella nunca había conocido un hombre tan honorable como él. — Eres muy duro contigo mismo, ¿no? El hizo una pausa y apoyo la cabeza de lado. — No he sido justo con la manada. Les he preguntado a muchos en los últimos años. El nivel de lealtad de él era impresionante. — Estoy segura de que te lo van a perdonar. Especialmente cuando oigan que me has encontrado. Al momento sus ojos se agrandaron y brillaron. — ¿Eso significa que has tomado tu decisión? Lo último que quería era darle falsas esperanzas, pero no pudo resistir bromear un poco. — Yo nunca he dicho eso. El brillo de sus ojos se desvaneció inmediatamente. — Oh. Letras de Corazón 74 Queriendo las cosa bien, ella añadió. — Quiero decir en realidad fue solo sexo. Tu no moviste montañas. Él se levantó sobre su codo, con una expresión de sorpresa en su rostro. — ¿Perdón? Jaqueline no pudo aguantar la risa. — Me temo que voy a necesitar más pruebas de tu devoción hacia mí. Horas y horas de sudor y pruebas calientes. Abrazándola agradecido, Baldric la hizo rodar sobre él y le hizo cosquillas debajo de sus costillas. — Insaciable diablillo. Su alegría le hacía desear más. Tal vez ella no creía en almas gemelas, pero podría haber encontrado al hombre adecuado por una vez. Ella se inclinó y apretó sus labios contra los de él. Disfrutando de sus manos alrededor de sus espalda, sus dedos peinándole el pelo. Cuando se sentó a horcajadas sobre él, algo se estrelló contra la ventana derribando la linterna, enviando flamas alrededor de la puerta. Jaqueline abrió sus ojos grandes. — OH dios mío, la cabaña esta en llamas. Letras de Corazón 75 Baldric la agarro y la alejo del calor, sosteniéndola con fuerza contra su pecho. El odiaba el fuego con pasión. — No inhales el humo. — dijo con aspereza. Ya con la garganta quemándole. La voz chillona de Jacqueline se agregó a su pánico. — ¿Qué hacemos? Las llamas están alrededor de la puerta.El no tenía tiempo para pensar, solo hacer. Baldrich trato de abrir la ventana, pero la vieja madera se había hinchado. No tenía otra opción. Maldijo en voz baja. — Vamos a tener que pasar por la ventana. — Pero el vidrio… La mirada asustada de su cara le recordó cuando era niña, el mismo miedo a lo desconocido amenazaba su inocencia. Se puso sus ropa y empujo la mesa debajo de la ventana. — Esta bien confía en mí y haz lo que digo. Baldrich agarro las ropas de ella y se las envolvió en sus brazos. Encontró una manta gruesa en los estantes y la envolvió para protegerla del vidrio. Letras de Corazón 76 — Vámonos. — Él la ayudo a subir a la mesa y puso sus brazos alrededor de ella fuertemente. — ¿Lista? Voy a impulsarme a través de la ventana, sostente bien a mí, cerrando los ojos. El fuego se propagaba rápido por la habitación, pero él se movía rápido. Baldric se estrelló contra la ventana y cayo de espaladas sobre el suelo con Jacqueline aferrada a él. Con un movimiento rápido se puso de pie, tirando de ella con suavidad para que se parara. Ella jadeo y el deslizo su brazo alrededor de ella. — ¿Todavía te duele al caminar? Las lágrimas brillaban en las esquinas de sus ojos. — Si, estúpido tobillo, nunca debí ponerme esos tacones. — Vas a tener que enyesarlo mañana. — ¿Qué, ahora eres doctor? Él se rio y estabilizo su peso al ir cojeando ella a su lado. — Tenemos que encontrar la manera de conseguir que el fuego no se propague al bosque. — Tengo mi teléfono en el coche. ¿Por qué no te adelantas y llamas al 911? El instinto le dijo que no la dejara fuera de su vista. — No te puedo dejar aquí sola. Letras de Corazón 77 Ella agito preocupación. su mano para desaparecer su — Voy a estar bien. Solo voy hacer que vayas despacio. Baldric no se dejó llevar y estaba a punto de decirlo cuando se dio cuenta del movimiento de una figura alta por el rabillo de su ojo. Apretó los puños a los costados. — Hey tú, te puedo ver. Sal de ahí y voy a considerar que conserves la vida. No uno sino tres adolescentes aparecieron a la vista, con las cabezas gachas. Jaqueline lanzo un grito ahogado y se ocultó detrás de un tronco grueso. El dio un paso más cerca y los vio encogerse. — ¿Ustedes fueron los que rompieron la ventana? El chico flaco y alto con las manos en los bolsillos dio un paso adelante. — Lo siento señor. Nosotros no sabíamos que había alguien adentro. Aunque nada de ellos olía a amenaza, se negó a dejarlos ir tan fácilmente. — Si, bueno, nosotros estábamos adentro y casi nos matan. ¿Qué tiraron? Letras de Corazón 78 Un niño más chaparro con rizos color naranja se encogió de hombros. — Solo una roca. Este lugar ha estado abandonado desde hace seis meses o más. Baldric miro a Jaqueline que se apresuraba con sus ropa lo más discretamente posible. Parecía un ángel bajo el resplandor de la luna. Su pánico inicial disminuyó, pero seguía sintiendo la ira subyacente. Cualquier persona que ponía en peligro su vida, arriesgaba las suyas. Para demostrar su ira, Baldric profundizo su voz. — La roca que aventaron golpeo la linterna que inicio el fuego. Están en graves problemas. Les sugiero que busque ayuda antes de que todo el bosque se incendie. Voy a considerar si los entrego a las autoridades o no. Ahora muévanse. Con los rostros pálidos, los niños murmuraron un — Si señor — al unísono y se echaron a correr. Satisfecho volvió su atención hacia el fuego. — Se han ido Jaqueline. No creo que los veamos mucho. Baldric la dejo que tuviera privacidad y vio como el fuego consumía la cabaña. Afortunadamente, la madera se quemaba lo suficientemente lento y estaba lejos de los árboles. Letras de Corazón 79 — Menos mal que llovió. La tierra húmeda ayudara a evitar que el fuego se disperse. Un dolor agudo lo distrajo por un momento y vio su brazo. Varios fragmentos de vidrio estaban profundamente arraigados en su piel. Le dio la espalada al árbol donde estaba Jaqueline, para que no viera lo que estaba a punto de hacer. Uno a uno les dio un tirón para sacarlos, haciendo muecas cada vez. — Esto va a dejar marcas. A pesar del calor, el frio de repente paso por él. Un olor extraño lo golpeo. Un olor más fuerte que el de la cabaña quemándose. Un olor que provocaba que se erizara el bello de su cuello. Baldric volteo a ver a Jaqueline y solo vio la manta tendida en el suelo. ¿Qué demonios? La sangre le vibro en sus oídos. — ¿Jaqueline? Su corazón golpeo mientras le daba la vuelta al árbol y vio las segundas huellas grabadas en el suelo fangoso. No eran de humanos. La inquietud se metió en su sangre. Baldric trato de captar su olor, pero encontró el otro más fuerte dominándolo. Agudo y metálico. Un lobo que el sentía había probado la sangre humana. Letras de Corazón 80 Rápidamente se convirtió en su forma de lobo, con las orejas erguidas para captar cualquier movimiento. El crepitar del fuego hacía difícil concentrarse. Siguió el olor desagradable unos pasos y escucho el grito de Jaqueline, elevando la adrenalina a su punto más alto. A toda velocidad, dio vuelta a la cabaña. Se deslizo hasta detenerse a la vista de un gran lobo negro gruñendo y Jaqueline atrapada a un lado en el pequeño cobertizo. Le enfermo ver las facciones de terror en su delicado rostro y se maldijo por no haber detectado el peligro. Baldric gruño y cargo hacia delante, mostrando los dientes. El lobo se volvió y conoció su desafío, rompiendo en una carrera rápida. En el aire sus cuerpos se encontraron estrellándose el uno contra el otro. El otro lobo tenía una ventaja de peso ligero y mando a Baldric al suelo. Sin aliento, se puso de pie cuando unos colmillos se clavaron en su hombro. El inmenso dolor lo atravesó. Pero haría falta más de eso para mantenerlo caído. Ciegamente lanzo sus mandíbulas hasta que cogió la punta de la oreja de lobo entre los dientes, Con un ligero tirón, la rompió a la mitad. El lobo aulló de dolor liberando el hombro de Baldric, solo lo suficiente para recomponerse. Lo ataco y lo lanzo a tierra, mordiendo lo que pudiera. Las Letras de Corazón 81 imágenes de lo que pudo haber sido si no llegaba a tiempo le mantuvieron la adrenalina alta. Si era necesario lucharía hasta la muerte, pero no su propia muerte. Todo lo que importaba es que Jaqueline estaba bien. Nadie amenaza a su pareja. La rabia lo alimento más y mordió con fuerza los cuartos traseros de lobo. El aulló en derrota y dejo de luchar. Baldric considero terminarlo, pero cambio de opinión. Se aportó y vio que el lobo corría a distancia con la cola entre las patas. Rápidamente evaluó el daño causado a su cuerpo y se lamio las llagas. Había pasado mucho tiempo desde el ultimo altercado con un animal. Cuando vio a Jaqueline acercarse, él se escurrió detrás de un árbol. — ¿Baldric estas bien?Se convirtió y luego se asomó a la mitad. — Si estoy bien, ¿tu estas bien? El ceño fruncido cubría su cara llorosa. — Estoy bien, aparte de sentirme como una idiota. No sabía qué hacer. Me estaba vistiendo y entonces apareció el lobo. Note el cobertizo y corrí hacia él. Por alguna razón pensé que podría escapar de un lobo. ¿Qué loco suena eso? Parece que mi sentido común me abandono esta noche. El quería decir algo para tranquilizarla. - La mayoría de la gente no sabe qué hacer. Tu solo estas Letras de Corazón 82 fuera de tu zona de confort. Lo único que importa es que estas bien. — Pero te puse en riesgo. Y luego… Ella hizo una pausa y el no pudo evitar ver que sus ojos se oscurecían. — ¿Y luego qué? — ¿Por qué hiciste eso? ¿Por qué te escondes de mi cuando cambias? No estaba seguro de saber que responder, se cambió el peso de pie a pie. — No lo sé. Una vieja costumbre supongo. Ella entrecerró los ojos — No hay necesidad de que te ocultes. Es parte de lo que eres. Sus palabras tuvieron un gran efecto en él. No creía que la pudiera amar más. — Lo siento. Me preocupa que te moleste ser testigo. Supongo que es una inseguridad mía. Ahora dime, ¿Esta lastimada? Una leve sonrisa ilumino su rostro. — No, estoy bien. Tú sígueme salvando y tal vez te conserve por eso. Dios, él lo esperaba. — Me gustaría salvarte la vida mil veces más si es necesario. Letras de Corazón 83 Ella asintió con la cabeza. — Te creo. Él se inclinó para besarla, pero se detuvo cuando vio su cara pálida. — ¿Qué pasa? Ella puso una mano en su boca. — Oh dios mío estas herido. Estas sangrando. Baldric echó un vistazo a su hombro y vio la herida profunda. — No es nada. Solo un hombro herido. No te preocupes por eso. Tan pronto como lo dijo, él se arrepintió. Sus ojos se atormentaron. — Voy a estar muy preocupada por eso. Necesitamos limpiarte o se va a infectar. Él no se pudo resistir. — ¿Qué ahora eres medico?Jaqueline río. — Oh basta, esto es serio. Su pulso se aceleró ante su atención. — Sé que tú puedes curarme. Pon tu mano sobre la herida. Con labios temblorosos, ella vacilo. — Temo hacerte daño. El levanto los hombros y los encogió. -— Te lo prometo, estaré bien. Tu tacto me va a sanar. Mira. Letras de Corazón 84 Jaqueline puso su temblorosa mano en el hombro y la apretó. El calor de su piel lo tranquilizo. El sintió que sanaba de adentro hacia afuera. Todo el dolor y malestar desapareció. Su fortaleza completa regreso y le dio un guiño. — Ahora ve por ti misma. Ella levanto la mano y abrió la boca. — ¿Cómo hice eso? Luce como nuevo, ni siquiera hay rasguño ni cicatriz. — Tu tacto puede curarme ahora que hemos estado juntos. Ella miró su mano y el asombro surgió en su rostro. — Increíble. Baldric extendió su mano y cogió un mechón de su pelo y se lo paso por la oreja. — Ahora tú me has salvado. Él la vio darse la vuelta alejándose, con los brazos cruzados en su pecho. — Que noche ha sido esta. Me siento sobre pasada. Creo que necesito pasar un tiempo con mis cosas para arreglar mis ideas. Me gustaría que vinieras conmigo. ¿Te importaría? — ¿Dónde es eso? Letras de Corazón 85 Ella se dio la vuelta, pero mantuvo su mirada baja. — A mi casa. ¿Te importaría? Él la iba a perder. Él lo sabía. — Tú no eres prisionera, Jaqueline. Si deseas tiempo a solas, yo lo entiendo. No quería dejarte ir hasta que me creyeras. El rostro de ella se suavizo cuando lo miro. — Creo en ti. Letras de Corazón 86 CAPÍTULO 5 Mientras caminaban por el bosque, ella apoyó su peso contra él. Se asustó de darse cuenta que tan profundos sus sentimientos habían crecido por Baldric en un período tan corto de tiempo. No sólo sé preocupada por él, no podía imaginarse sin él. Jacqueline no podía soportar el silencio entre ellos. — Entonces, ¿cómo llegaste a ser el líder? — Era el siguiente en línea para ser líder después de que murió mi padre. Ella se mordió el labio. ¡Qué manera de empezar una conversación. Letras de Corazón 87 — Oh, lo siento. El camino más lento un momento y luego cogió el paso. — Está bien, yo era joven. Lo perdí la misma noche que a mi madre. Su corazón sintió por él. — Parece que creciste rápidamente. Él hizo un gesto solemne. — Estaba preparado primero por varios años, pero sí. Ella sonrió y apretó su brazo alrededor suyo. — Estoy segura que tu padre estaría orgulloso. — Espero que sí. Aprendí todo sobre el orgullo, el honor y el amor de mis padres. Al igual que tú, mi madre no era portadora del gen lobo. Ella tenía a mi padre para cambiarla después de todo. Jacqueline contuvo el aliento. — ¿Lo Tenia? El hizo una pausa y se enfrentó a ella. — Sí, era su elección. Él nunca la habría cambiado sin su conocimiento. Ella admiraba la lealtad de su familia. Estaba muy lejos de su experiencia. — Suena como una mujer valiente. La mirada de él fue hacia arriba al cielo, como si ellos estuvieran mirando hacia abajo en ese momento. Letras de Corazón 88 — Ellos estaban muy enamorados entre sí. ¿Cómo es tu familia? — Mi padre falleció hace muchos años y mi madre está en un asilo de ancianos para pacientes con Alzheimer. Ella no tiene idea de quién soy y mucho menos quién es ella. El apretó su brazo con suavidad. — Eso debe ser duro. — Sí y no. Nunca la conocí. Quiero decir, siempre tuve su amor, pero nunca estuvimos cerca. — Jacqueline reconocido donde estaban y levantó la vista para ver su coche. — Oh, gracias a Dios sigue estando en una sola pieza. Con su ayuda, ella cojeo al coche y agarró el teléfono desde el asiento trasero. Para llamar al 911 oyó las sirenas en la distancia. — Suena como que el departamento de bomberos viene en el camino. Probablemente deberíamos irnos y dejar que ellos manejen las cosas. Además yo realmente no quiero que me vean vestida así. Los ojos de él mostraron diversión. Personalmente, creo que te ves fantástica. — — Tú lo crees — ella soltó un bufido. Letras de Corazón 89 Él la ayudó a ir al lado del conductor y esperó a que ella subiera — ¿Puedes conducir con el tobillo cómo está? Jacqueline decidió ser honesto. — Sí, puedo hacerlo. El cerró la puerta y caminó hacia el otro lado. — ¿Qué debo hacer con esto? — él sostuvo la cesta de mimbre y ella sólo pudo sonreír. — Puedes ponerla en el asiento trasero, por ahora. El arrugo la frente. — ¿Qué hay dentro? Si ella le decía ahora, su mente estaría por completo distraía todo el viaje de regreso a su casa. — Sorpresas especiales de Halloween. Si te comportas voy a dejar que los abras más tarde y probemos algunos. Él la colocó en el asiento trasero y luego se sentó junto a ella, cerrando suavemente la puerta del pasajero. — Hmm, suena como un sucio secreto para mí. Jacqueline se echó a reír. — Oh, está bien ser sucio. Letras de Corazón 90 Ella arrancó el coche y miró el reloj. — No puedo creer que sea casi la medianoche. Creo que he tenido suficientes emociones para durar para toda la vida. Su mano se posó sobre la de ella un momento. — Te puedo asegurar que más emociones nos esperan si te quedas conmigo. — Tentador. Muy tentador. — Puso el coche en marcha le dio la vuelta y se dirigió hacia la carretera. — Entonces, ¿te puedo preguntar algo? — Cualquier cosa. Ella realmente no sabía cómo preguntarlo pero le dio un tiro. — ¿Cómo un gen de lobo y un gen humano se mesclan? Quiero decir, nunca he oído hablar de eso antes. ¿Qué paso? — Se cree que una curandera antigua tenía un gran respeto por el lobo y lo adoraba. La curandera no podía soportar ver las pieles de lobo pieles en prendas de vestir por el hombre codicioso y exigió que ellos pagaran tributo a la diosa lobo. Por supuesto, ellos pensaron que la curandera era una bruja y trataron de matarla. Como castigo, ella decidió darles una lección y se comprometió que cualquier ser humano que entrara en su contacto iba a vivir una doble vida como lobo y hombre. Permitiéndoles uno y lo mismo. Lo que les Letras de Corazón 91 permitió experimentar la vida a través de los ojos del otro. Ella escuchó con fascinación. — Eso es increíble. ¿Hay días en que lamentas tu gen heredado? — No, no realmente. Es lo que conozco. Me imagino que es lo mismo que haber nacido con una discapacidad. Se aprende a vivir con ello. No era sólo hermoso, pero le encantaba la forma en su mente trabajaba. — Creo que es hermoso que puedas cambiar de forma. No estoy segura de que me gustaría. El dejó escapar un profundo suspiro y se alejó de ella, murmurando — Entiendo. Jacqueline se mordió un poco el labio, con miedo de que hubiera sonado demasiado insensible. A decir verdad, ella no sabía si quería convertirse en otra cosa, era lo suficientemente duro tratando figurarse tal como ella era. A juzgar por su silencio, ella había dicho algo equivocado e hirió sus sentimientos. El silencio en el interior del coche se volvió pesado. Ella se ocupó con los recuerdos de su tiempo en la cabaña. Ni una sola vez él se había comportado con ella como un extraño. Incluso su toque irradiaba familiaridad. Ternura. No pidió mucho, pero dio un montón. Letras de Corazón 92 Pensamientos rodearon su mente mientras miraba las luces blancas del tráfico que se aproximan al pasar. Pronto estarían en su casa y tenía que tomar una decisión final. Le debía a él por lo menos eso. Ella había tomado siempre los riesgos a la hora de amar, pero esta vez lo que estaba en juego era más alto. ¿Podría vivir en su mundo? En un semáforo, se atrevió a dar un vistazo a Baldric. Parecía muy lejos, mirando por la ventana, la frente arrugada en una profunda reflexión. Ella se acercó y le acarició el antebrazo. — Estás callado. El pasó una mano por su pelo. — He estado ocupado pensando. — ¿Sobre qué? — Acerca de cómo he estado tan centrado buscándote que no pensé en las consecuencias, los peligros, las luchas que enfrentaría. Creía que era suficiente hombre y lobo como líder para protegerte. Ahora no estoy seguro. Ya que has estado en peligro dos veces esta noche. ¡Oh, no, él no la iba a alejar. No cuando ella estaba lista para estar a su lado. Letras de Corazón 93 — Sí y me salvaste en ambas ocasiones. Nunca me he sentido más segura con un hombre que cuando estoy a tu alrededor. — ¿Pero es práctico? ¿Puedo pedirte que de buenas a primeras vengas a vivir conmigo en medio de mundo silvestre cuando no estás acostumbrada a mi forma de vida? No creo que vaya muy bien. Si algo te pasara y yo no pudiera salvarte me destruiría. Jacqueline le palmeó la mano. — Conocer que esos pensamientos existen en tu mente me hacen incluso pensar más en ti. No olvidemos, que no sabías que estabas siguiendo a un ser humano. Si yo fuera un lobo, sería más fácil. — En cualquier forma, mi amor sigue siendo verdad. Ella suspiró. — Te creo cuando dices que tenemos una conexión. Yo también la siento. Es por eso estoy poniendo todo en mi cabeza. Quiero asegurarme que mi decisión es la correcta. — Tómate todo el tiempo que necesites — dijo con un toque distintivo en su voz. Jacqueline hizo una mueca y se volvió en su calle. Ella deseaba que hubieran estado atrapados en el tráfico o un retraso de alguna manera. Cualquier cosa que le diera la oportunidad de entender las cosas. Letras de Corazón 94 — Bueno, aquí estamos. — Dijo mientras estacionada, Jacqueline noto un BMW negro en la calle que parecía demasiado familiar. — Oh, mierda. El rostro de él palideció con una sombra. — ¿Qué pasa? Ella tenía la sensación de él iba a atacar a Ted si ella decía algo. — Uh, nada. No te muevas. Yo me encargaré de esto. — ¿Encargarse de qué? Jacqueline cerró la puerta y caminó alrededor de la parte delantera de su coche al igual que Ted salía del suyo. Una botella de cerveza resbaló de su mano, cayó al cemento y rompiéndose en pedazos pequeños. El sonido hizo eco de la noche. Ella lo miró, vestido con un traje de espía de James Bond. — ¿Ted? ¿Qué demonios estás haciendo aquí? Una ridícula sonrisa se extendió en su rostro mientras la miraba de lado. — Te ves jodertastic. Sí, era todo un encanto. — ¿Perdón? El eructó y tropezó cuando se acercó. — Una gran elección de vestuario. Desearía que me hubiera dicho lo que te ibas a poner. Letras de Corazón 95 Ella envolvió la capa más estrecha alrededor de su cuerpo. Él había perdido su derecho de mirar en lo que a ella respecta. — Pensé que estaban en una cita con cómo se llama…. Sophie.... La esquina de los labios él se doblaron en rechazado. — Sí. Estúpida perra, no me dio nada. Gasté mucho dinero en ella esta noche. Tu nunca fuiste así. Siempre fuiste barata y fácil. Una imagen de ella sacándole los ojos con el talón de su zapato vino a la mente y luego desaparecido. Ella realmente no quería arruinar los zapatos. — Ya veo. Así que pensaste venir aquí para conseguir un coño y todo estaría mejor. La sonrisa de él se volvió con malicia. — Como si fueras a decir que no. Jacqueline gimió. Ya había tenido más que suficiente de Ted Lumley y su mierda. — Bueno, es mi turno de sorprenderte. La respuesta es no. Ted se tambaleó hacia delante, atrapándose a sí mismo sobre los hombros de ella. Sus manos se Letras de Corazón 96 deslizaron hacia abajo y ahuecó sus pechos, dando a cada uno un apretón duro. — ¿Qué, quieres jugar duro? El olor de su aliento casi la hizo vomitar. — Dios, eres patético. No me toques. Ella luchó para quitar los dedos pero él pero estaba tirando más duro de lo necesario y fue difícil. Jacqueline miró de nuevo hacia el coche, con la esperanza que Baldric viera la extrema necesidad de ayuda, pero él ni siquiera estaba allí. En ese momento la puerta del auto se abrió y vio cómo cuatro peludas piernas chocar contra el pavimento. Un lobo hermoso iba a venir a su rescate. — Te sugiero que quites tus manos de encima. Ted frotó la ingle en su contra. — ¿Ah, sí? Ve y lucha, sólo me pones más caliente. Su héroe tendría algo que decir al respecto. — Es tu funeral. Baldric dejó escapar un gruñido amenazador. Divertido, mientras observaba la expresión sin precio de Ted cuando él giró la cabeza y divisó al lobo. — ¿Qué diablos es eso? ¿Es un maldito lobo? Letras de Corazón 97 Jacqueline no podía ocultar la alegría en su voz. — Sí. Un lobo grande y malo. Venía con el traje. ¿Quieres acariciarlo? Baldric enseñó los colmillos, revelando dos destellos de marfil en la luz de la luna. — Por supuesto que no. Llévatelo lejos de mí — se quejó Ted, retrocediendo desde la posición de ataque del lobo. Jacqueline negó con la cabeza con entretenimiento. — No parece que le gustas. Sugiero que te vayas. Puede ser que quiera sesgarte en pedazos, y me temo que yo no lo detendré. — Perra sin corazón. Ella lo vio tambalearse hacia su coche. Mientras que el hombre olía a cretino, una imagen de él estrellándose a través del parabrisas en algún lugar a lo largo de la carretera brilló en su mente. — Espera. Tal vez no debas conducir. Su mirada helada casi la hizo tambaleándose. — Vete a la mierda. Ella dio un paso adelante, pero Baldric de vuelta en su forma humana, la agarró del brazo. — Voy a hacerme cargo de esto. Letras de Corazón 98 La forma de cambiar le tomaría algún tiempo para acostumbrarse. — No tienes que hacerlo. Él es mi problema. — Ya no lo es. — Él se puso detrás de su ex y lo golpeó en la parte posterior de la cabeza con el puño. Ella lo vio poner a Ted en su coche, poniéndolo en posición que se desplomara hacia adelante en la rueda. Al volver a su lado, Baldric la besó en la mejilla. — Él no va a ir a ninguna parte. Deberías llamar a la policía y decirles que un hombre borracho te siguió a casa. Asegúrate de darles el número de la placa. Ellos se encargaran de ello. Ella cogió su teléfono desde el asiento trasero de su coche e hizo la llamada. — Correcto, buena idea. Gracias. — ¿Para qué? Después de dos timbrazos una mujer respondió en el otro extremo de la línea. Jacqueline le tendió el dedo mientras le transmita la información. Cuando terminó la llamada y ella cerró el teléfono celular y sonrió a Baldric. — Gracias por... No sé, ayudarle supongo. Quiero decir, Ted es un culo y no debería haberme preocupado por él después de todo, pero... Letras de Corazón 99 Él le apretó los dedos contra sus labios, cortando toda la conversación anterior. — Vamos gatita, los dos sabemos que tienes un corazón blando. Me gusta eso acerca de ti. El tipo tenía todos los movimientos correctos. Ella inclinó la cabeza y disfruto de la calidez de su mano a lo largo de su mejilla. — Realmente lo siento. Espero que su intrusión no haya arruinado completamente tu estado de ánimo. Baldric se acercó a ella, su nariz cepillando el cuello. Instantáneamente se le puso la piel de gallina. — ¿Estás bromeando? Estoy deseando saber lo que tienes dentro la canasta. Ella le dio su mejor mirada pícara y sacó la canasta del el asiento trasero. — Oh, sólo algunos traviesos juguetes que la abuela no aprobada. Pero, te lo prometo, tú lo harás. " ***************** Ella yacía en la cama, completamente desnuda. Vio cómo Baldric examinaba cada juguete de la cesta con asombro infantil. Cada artículo que sus dedos acariciaban tuvo un efecto directo sobre ella. Él sacó un vibrador de plata hermoso que se parecía como una bala de plata. Ella encontró la conexión entre una bala Letras de Corazón 100 de plata y un lobo para ser ligeramente tonto y le dio a él elegir otra cosa. — ¡Ah, Una venda para los ojos, me gusta esto. Jacqueline trató de quitárselo. — Ahora, espera un minuto. El olor de él almizclado cosquillo en sus sentidos. — ¿No confía en mí para ahora? No era una pregunta. — Sí, confió en ti. Con mi vida y mi corazón. El deslizó la venda sobre sus ojos y la besó en la nariz. — Bueno, entonces disfruta lo que voy hacerte. Ella apenas podía contenerse. Estaría a su merced y follando encantada. La voz de él le susurró con confianza. — Quiero que te siente en el borde de la cama y separes tus piernas. Jacqueline lo hizo y casi podía sentir su ardiente mirada en ella. La mirada que exigía que era suya y de nadie más. — Tengo que probarte otra vez — susurró y estrelló sus labios contra los suyos. Duro, dominante, la beso que casi le quitó el aliento. Letras de Corazón 101 La lengua de él se deslizó profundamente en su boca y se enredó con la suya. Él sabía bien. Ella alargó la mano hasta que encontró el pecho. Sus músculos flexionados por debajo de la palma, provocaban una oleada de necesidad inmediata a través de su cuerpo. Cuando él rompió el beso ella abrió la boca y casi se cae hacia adelante. Se enderezó de nuevo y se mordió el labio. Ahora, ¿qué estaba haciendo? La puso salvaje no saber. — Tienes unos pechos perfectos. Ella sonrió. También eran muy sensibles. Algo suave y tenue rozó un pezón y luego el otro. ¡Ah! plumas. Ella saco sus pechos hacia adelante y ladeó la cabeza hacia atrás, gimiendo suavemente mientras el tocaba con trazos suaves, lo suficiente para humedecer su coño. La pluma fue reemplazada rápidamente por la lengua por cada guijarro endurecido. Ella pasó los dedos por cabello de él queriendo que no parara nunca. — Mmm… Me gusta eso. Ella quería ver. Para ver los labios alrededor de sus pezones. Sin embargo, la venda de los ojos añadió diversión, sensibilizando sus otros sentidos. Su coño palpitaba mientras él mordisqueaba uno y con los dedos apretaba el otro. ¿Cuánto podía ella aguantar? no tuvo Letras de Corazón 102 la oportunidad de saberlo porque él quito los labios. Jacqueline se esforzó por escuchar algún sonido sobre su respiración irregular. — Necesito que te hagas hacia adelante un poco más, lo suficiente para que tu coño este en el borde de la cama. ¿Puedes hacer eso? Lo que él quisiera, ella se lo daría. — Mmm hmm. Su aliento caliente cerca de su apéndice le dio un espasmo a través de ella. — Tienes un coño hermoso. Brilla por deseo de mí. Sé que he probado su crema antes, pero tengo que hacerlo otra vez. — O bien — susurró ella. Baldric arrastró su lengua a lo largo de su raja y ella pensó que iba ir a parar al techo. La mano de él se deslizó a lo largo de la pierna, hacia arriba y hacia el interior de sus muslos. Ella se retorció por su toque, disfrutando de la calidez de su mano mientras se acercaba a su centro. — Tú eres una pecadora. Cada pulgada de ti. Él la tocó de nuevo con su lengua, arrastrándola a través de su ranura otra vez. Ella se estremeció en contra de su tacto. Él no se apresuró nada, en lugar de eso la torturo con en una lánguida manera sensual. Ella Letras de Corazón 103 se estremeció cuando sus brazos le rozaban los muslos. Brazos que la cargaron, la rescataron y lucharon por ella. Él se detuvo de nuevo. — Mmm, tengo que ver cómo funciona esto. Jacqueline mordió el labio inferior. — ¿Ver cómo funciona qué? La respuesta fue un zumbido y su cuerpo se convirtió en líquido. Ella no sabía que vibrador era pero no importaba. A su cuerpo le golpeó completa ola de excitación en el momento en que él posó el frío extremo contra su clítoris. — ¿Esto te complace? — Oh sí, infiernos — ella se quejó. El zumbido se hizo más fuerte y más rápido vibro haciéndole difícil mantener los muslos abiertos. Tan bueno como se sentía, no podía esperar para tener su polla de nuevo dentro de su coño. — Mi hermosa Jacqueline, quiero verte llegar. Con el vibrador en su clítoris, ella no podía dejar de correrse. Su respiración se hizo más desigual, cerca de la liberación deseaba. Ella extendió sus muslos una Letras de Corazón 104 fracción de pulgada más y el orgasmo se acumuló en su cuerpo. Jacqueline podía oír el cambio en la respiración de Baldric. Ella debió habérselo puesto muy difícil. Su cuerpo seguía punzando incluso después que él quito el vibrador. El movió los labios por debajo de su oído y le susurró en voz baja. — Tengo que estar dentro de ti. — Sí — se quejó ella. Impaciencia se deslizó en su tono mientras le decía. — Date la vuelta en tus manos y las rodillas. Obedientemente ella lo hizo, queriendo todo lo que él podía darle — Las instrucciones dicen que use lubricación antes de meter esta gran cosa en el culo. El cuerpo de Jacqueline se resistió a sus palabras. Ella no sabía de qué se trataba, pero mierda como lo anhelaba. — Hay lubricación en la parte inferior de la canasta. Jesús, ¿qué iba él a meter en su culo? Letras de Corazón 105 Su tacto era la luz mientas él extendió el líquido frío a lo largo de su músculo trasero deslizando sus dedos para aflojarla. Sin previo aviso, le deslizó algo duro en su culo, tomando las cosas con calma suficiente para que se relajara a su alrededor. Ella arqueó la espalda y gimió. Dios le encantaba la forma en que el consolador extendía sus carnes y la penetración. Se le puso la piel de gallina cuando lo deslizó hacia adelante y hacia atrás, tocando todas sus terminaciones nerviosas. Cuando él lo deslizó dentro de ella otra vez al mismo tiempo metió su polla en su coño. Jacqueline gritó, atrapada en la sensación erótica que corría a través de su cuerpo por la doble penetración. Cada movimiento la estimuló a mayor medida. Con ambos, su culo y su coño llenos, ella se sentía como un animal salvaje, fuera de control. Oyó el zumbido del vibrador puesto en marcha de nuevo y contuvo la respiración. En cualquier momento y ella perdería su mente. Él lo apretó contra su clítoris mientras seguía empujando cada bendito centímetro de su polla dentro de ella. — Quiero que veas para abajo y mantengas el vibrador en tu clítoris. Con la cabeza hacia abajo viendo a la cama, ella extendió sus dedos temblando debajo de ella y lo Letras de Corazón 106 sostuvo en su lugar, moviendo sus caderas de vez en cuando. Mientras su polla bombeaba dentro de ella, él deslizaba el consolador dentro y fuera de su culo. Con la combinación de él y el vibrador se sentía que iba a perder total control sobre su propio cuerpo. Que se perdiera una vez no le importaba en absoluto. — Tengo que venirme, tengo que correrme — instó ella. Sus ejes se aceleraron y ella se preparó. Perdida en una gran euforia, sintió vagamente que él empuja de nuevo profundamente y con empujes parejos. Ella dejó que el vibrador se cayera de sus manos cuando el orgasmo…. devastador corrió a través de ella con cada golpe. — Estoy contigo, gatita. Una réplica tras otra ardió a través de ella cuando sintió el empuje de Baldric y su propia liberación. A ella le encanto oírlo llamarla en voz alta con la respiración áspera y rápida. Sus gruñidos fueron fuertes como sus gemidos. Completamente saciada, Jacqueline bajo los codos hacia adelante hasta que estuvo extendía sobre la cama. Ella se quitó la venda de los ojos y le sonrió. Baldric se acostó abrazándola detrás de ella, su cuerpo caliente y reconfortante en su piel. Ella había Letras de Corazón 107 encontrado su respuesta. Por primera vez, sabía sin una sombra de duda lo que quería. Con la respiración irregular, ella dijo, — ¿Te das cuenta que me has echado a perder. La sonrisa de él sexy le dio otro espasmo a ella. — No puede decir que me sienta mal por eso. Tengo que decirte algo, sin embargo y te prometo que no tengo la intención de influir en su decisión. Curioso, ella pensó que él le rogaría más. — Bueno, ¿qué es? — Estoy enamorado de ti. Ya. No quería decírtelo pero no me arrepiento. Las lágrimas se formaron en los ojos de ella pero se negó a llorar. — ¡Qué cosa más hermosa de escuchar, pero ya he tomado mi decisión. El choque resonó fuerte en su voz. — Ah, ¿sí? Tomando la mano de él en la suya, ella la apretó. — Sí. Quiero que estemos juntos. Para siempre. Él se levantó y se volvió hacia ella. — ¿Estás segura? Jacqueline asintió con la cabeza. Letras de Corazón 108 — Totalmente. He pensado en todo lo que has dicho. Estar contigo tiene sentido para mí. Tal vez lo estaba buscando todo este tiempo también, pero no de la misma manera que tú. Tal vez nos encontramos uno al otro en el momento justo para los dos. A ella le encantaba la forma en que sus ojos brillaron cuando él se entusiasmó. — Me has hecho muy feliz. Te prometo que no te arrepentirás de tu decisión. — No lo haré. Espero poder conocer a tu manada y aprender de ellos. Vamos a hacer que funcione. — Puedes tener lo que quieras, gatita. Jacqueline lo empujó a la espalda y besó su pecho. — Pienso tomarle la palabra. Ella se deslizó hacia abajo entre las piernas de él y envolvió su erección en un puño apretado alrededor, amando la manera en que se endureció inmediatamente en su mano. Ella tocó la cabeza de su pene suavemente con la lengua, deleitándose en su excitación. Él la miró con un brillo travieso en los ojos. — ¿Y qué crees que estás haciendo? Ella besó suavemente su eje duro. Letras de Corazón 109 — Conseguir lo que quiero. No has hecho más que hacerme ronronear. Ahora te voy a hacer aullar. Fin Letras de Corazón 110
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