ISSN 2389-9786 Revista colombiana Volumen 2, número 3, Agosto de 2015 de Endocrinología Diabetes&Metabolismo www.endocrino.org.co Bogotá D.C., Colombia EN ESTA EDICIÓN Controversias actuales en el diagnóstico de la diabetes mellitus gestacional Interacción de la leptina y el hueso en sujetos obesos. Protección vs. fragilidad ¿Es necesaria la medición de la T3 para el diagnóstico de hipotiroidismo primario? Descompresión orbitaria endoscópica transnasal en orbitopatía por enfermedad de Graves Análisis crítico de la literatura. ¿En pacientes adultos con cáncer diferenciado de tiroides y progresión en los últimos 14 meses, el tratamiento con sorafenib comparado con placebo mejora la supervivencia? Estudio DECISION ¿Es mandatoria la tamización de disfunción tiroidea en toda mujer en la consulta pre-concepcional?: Aportes de un estudio local Niveles de vitamina D en pacientes con osteoporosis en la ciudad de Neiva – Huila, Colombia Claude Bernard y la medicina experimental Diagnóstico y manejo de la hiponatremia en adultos. Énfasis en síndrome de secreción inadecuada de hormona antidiurética Nuevos casos de feocromocitoma en el hospital universitario de Neiva Tiroiditis por trauma en cuello luego de intento de suicidio. Reporte de caso y revisión de la literatura Una publicación de la Revista colombiana Volumen 2, número 3, agosto de 2015 2 Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo de Endocrinología Diabetes&Metabolismo Revista colombiana de Endocrinología Diabetes&Metabolismo Volumen 2, número 3, agosto de 2015 Créditos Editor General Enrique Ardila Ardila, MD. (Bogotá, Colombia) Comité Editorial Luz Ángela Casas Figueroa, MD. (Cali, Colombia) Roberto Franco Vega, MD. (Bogotá, Colombia) Alfredo Federico Jácome Roca, MD. (Bogotá, Colombia) William Rojas García, MD. (Bogotá, Colombia) Comité Científico Consultor Ernesto Bernal-Mizrachi, MD. (Ann Arbor, Estados Unidos) Jorge Eduardo Caminos Pinzón, MSC. PhD. (Bogotá, Colombia) Marco Danon, MD. (Miami, Estados Unidos) Gustavo Duque Naranjo, MD. PhD. FRACP. (Sydney, Australia) Camilo Jiménez Vásquez, MD. (Houston, Estados Unidos) Guido Lastra González, MD. (Columbia, Estados Unidos) Fernando Lizcano Losada, MD. PhD. (Bogotá, Colombia) Carlos Olimpo Mendivil Anaya, MD. PhD. (Bogotá, Colombia) Andrés Julián Muñoz Muñoz, MD. (Ann Arbor, Estados Unidos) Alexia Peña Vargas, MD. PhD. FRACP. (Adelaide, Australia) Myriam Sánchez de Gómez, MSC. (Bogotá, Colombia) Coordinación Editorial Natalia Andrea Arcila Murcia Junta Directiva 2013 – 2015 Asociación Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo Presidente: Dr. Pedro Nel Rueda Plata, MD. (Bogotá, Colombia) Vicepresidente: Dr. John Jairo Duque Ossman, MD. (Armenia, Colombia). Secretaria: Dra. Amanda Páez Talero, MD. (Bogotá, Colombia) Fiscal Médico: Dr. William Rojas García, MD. (Bogotá, Colombia) Presidente Capítulo Bolívar Grande: Dr. Lacides Rafael Maza Villadiego, MD. (Cartagena, Colombia) Presidente Capítulo Caribe: Dr. Tulio Florentino Juárez Romero, MD. (Barranquilla, Colombia) Presidente Capítulo Central: Dr. Henry Tovar Cortes, MD. (Bogotá, Colombia) Presidente Capítulo Eje Cafetero: Dr. Humberto Ignacio Franco Betancur, MD. (Manizales, Colombia) Presidente Capítulo Noroccidente: Dr. José Luis Torres Grajales, MD. (Medellín, Colombia) Presidenta Capítulo Nororiente: Dra. Lina Patricia Pradilla Suárez, MD. (Bucaramanga, Colombia) Presidenta Capítulo Suroccidente: Dra. Katherine Restrepo Erazo, MD. (Cali, Colombia) Producción e impresión Producciones Científicas LTDA. Revisión médica: Dr. Carlos Eduardo Rodríguez L, MD. Diseño y diagramación: Óscar E. Agudelo, José V. Casallas Corrección de estilo: Nancy Farfán Barreto Comercialización: Marcela Martínez ([email protected]), Vannesa Flórez (vannesa.florez@produccionescientificas. com). Índice Editorial Pedro Nel Rueda Plata Artículo de Revisión Controversias actuales en el diagnóstico de la diabetes mellitus gestacional José Fernando Botero Arango Interacción de la leptina y el hueso en sujetos obesos Protección vs. fragilidad Dr. Ricardo Rosero et al. Artículo Original ¿Es necesaria la medición de la T3 para el diagnóstico de hipotiroidismo primario? Carlos Alfonso Builes Barrera Descompresión orbitaria endoscópica transnasal en orbitopatía por enfermedad de Graves Martín Alonso Pinzón Navarro et al. Análisis crítico de la literatura. ¿En pacientes adultos con cáncer diferenciado de tiroides y progresión en los últimos 14 meses, el tratamiento con sorafenib comparado con placebo mejora la supervivencia? Estudio DECISION Alejandro Román-González et al. ¿Es mandatoria la tamización de disfunción tiroidea en toda mujer en la consulta preconcepcional?: Aportes de un estudio local Luis Felipe Fierro Maya et al. Niveles de vitamina D en pacientes con osteoporosis en la ciudad de Neiva – Huila, Colombia Alejandro Pinzón Tovar et al. Historia de la Endocrinología Claude Bernard y la medicina experimental Enrique Ardila Página del Residente Diagnóstico y manejo de la hiponatremia en adultos. Énfasis en síndrome de secreción inadecuada de hormona antidiurética William Rojas et al. Casos Clínicos Nuevos casos de feocromocitoma en el hospital universitario de Neiva Alejandro Pinzon Tovar et al. Tiroiditis por trauma en cuello luego de intento de suicidio. Reporte de caso y revisión de la literatura Carlos Alfonso Builes Barrera1 et al. Obituario Álvaro Duque García (1926 – 2015) Eric Hernández Triana Congresos y Eventos Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo 4 5 11 34 42 42 42 42 46 50 56 42 56 68 3 Revista colombiana Volumen 2, número 3, agosto de 2015 de Endocrinología Diabetes&Metabolismo Editorial A nte la amable solicitud del Dr. Enrique Ardila de escribir este editorial, quiero aprovechar esta oportunidad para agradecer a todos los miembros de la Asociación Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo por haberme ofrecido su confianza en designarme como nuevo Presidente de la Asociación. El reto es muy importante personalmente, toda vez que en los actuales momentos nuestra Asociación se ha consolidado ante el cuerpo médico nacional como una de las más importantes, hoy nuestros eventos tienen una gran afluencia de médicos no solamente endocrinólogos sino de áreas afines a las patologías endocrinas más frecuentes en nuestro medio. Así lo pudimos ver en nuestro reciente congreso nacional, realizado exitosamente en Armenia, que fue un acontecimiento médico para la región del eje cafetero y el país, por la calidad de los expositores nacionales e internacionales que brindaron simposios y conferencias de la mayor calidad científica, a la altura de los mejores eventos internacionales, y por la nutrida participación de médicos de todo el país. La endocrinología en Colombia ha alcanzado un punto importante y desde hace varios años cada Junta Directiva ha asumido con gran interés el propósito de dar a conocer la especialidad y darle la gran relevancia que hoy tiene en el ámbito nacional, una de las propuestas más importantes para mi presidencia ha sido la integración latinoamericana en endocrinología, para lo cual se han dado pasos importantes. Recientemente, en el Congreso Latinoamericano de Endocrinología en Brasil, fui designado como vicepresidente, y presidente electo de la Federación Latinoamericana de Endocrinología, lo cual permitirá mantenernos en contacto con las asociaciones y sociedades de los diferentes países de Latinoamérica, liderar actividades internacionales, realizar eventos en conjunto y promover nuestros congresos para contar con participación activa de los países de nuestra región. Tenemos en nuestra agenda un evento de gran importancia que es el Congreso Mundial de Prevención de Diabetes, que se realizará en Cartagena del 15 al 17 de Octubre y se está trabajando en conjunto con la Federación Colombiana de Diabetes y la Asociación Colombiana de Diabetes, con la Presidencia del Dr. Pablo Aschner, con 30 conferencistas Internacionales ya confirmados, siendo los más destacados científicos de los distintos continentes que aportarán su conocimiento y experiencia para este importante evento. No es fácil que un congreso mundial se realice en Colombia, así que esperamos un gran apoyo y participación de los asociados. Nuestra querida Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo llega hoy a su cuarto número y con gran satisfacción debo decir que se está trabajando arduamente con la mira en la acreditación e indexación, con el objetivo de darle más visibilidad nacional e internacional, es grato mostrar que estamos recibiendo trabajos originales, revisiones de caso, y en general, publicaciones de muy buena calidad que nos permitirán en un futuro lograr este objetivo; sin embargo, sigo motivando a todos los miembros de la ACE a que envíen sus artículos producto de investigaciones a la revista; esta contribución es muy valiosa, ya que con mayor número de artículos originales podremos incrementar la frecuencia, y mejorar la valoración de la revista y adelantar este proceso de indexación. Con los aportes de todos haremos realidad este sueño. Para finalizar, quiero reiterar mi compromiso en atender los distintos frentes de trabajo de la ACE para el bien de la endocrinología de Colombia y de todos sus asociados. Pedro Nel Rueda Plata Presidente Asociación Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo 4 Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo Revista colombiana de Endocrinología Diabetes&Metabolismo Volumen 2, número 3, agosto de 2015 Artículo de Revisión Controversias actuales en el diagnóstico de la diabetes mellitus gestacional José Fernando Botero Arango1,5; Claudia Monsalve Arango2; Alex Ramírez Rincón2; Natalia Aristizábal Henao2; José Luis Torres Grajales3,5; Esdras Martín Vásquez Mejía1; Alberto Villegas Perrase4; Andrés Felipe Palacio Barrientos1,5 1 Especialista en Medicina Interna y Endocrinología Clínica. Clínica Integral de Diabetes – CLID. Medellín, Colombia. 2 Especialista en Medicina Interna. Residente de Endocrinología, diabetes y metabolismo del adulto, Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín, Colombia. 3 Especialista en Medicina Interna y Endocrinología Clínica. Clínica Las Américas. Medellín, Colombia 4 Especialista en Medicina Interna y Diabetología. Clínica Integral de Diabetes – CLID. Medellín, Colombia. 5 Profesor programa Endocrinología, diabetes y metabolismo del adulto. Universidad Pontificia Bolivariana. Medellín, Colombia. Dirección de correspondencia: José Fernando Botero Arango. Correo electrónico: [email protected] Declaración de conflictos de interés: Los autores declaran no presentar ningún conflicto de interés. Resumen L a diabetes gestacional es una condición que se reconoce por primera vez en el embarazo y está asociada a serias complicaciones maternas, fetales y perinatales en el corto y largo plazo. El tema más controversial ha sido la forma para realizar el diagnóstico por la existencia de múltiples criterios diagnósticos. Esta situación se ha vuelto más compleja en los últimos años a partir de la implementación de la estrategia de un paso, propuesta por la International Association of Diabetes and Pregnancy Study Groups (IADPSG, por sus iniciales en inglés), cuya aplicación aumentó la incidencia de la enfermedad hasta un 17,8% en comparación con la estrategia tradicional de dos pasos (tamización y prueba confirmatoria), con la que la incidencia siempre se había estimado entre 6 y 7%. La evidencia actual no ha demostrado que el enfoque de un paso sea superior a la estrategia de dos pasos, en términos de complicaciones, costos y salud pública. Dados los beneficios de la intervención, por disminución de la incidencia de desenlaces adversos como macrosomía, distocia de hombros, recién nacidos grandes para la edad gestacional e hipertensión materna, se justifica la realización del tamizaje universal en las gestantes. Palabras clave: Diabetes gestacional, diagnóstico, embarazo, prueba de tamizaje. Abstract Gestational diabetes is any glucose abnormality first recognized in pregnancy. It has been associated with maternal, fetal and newborn complications. Which diagnostic method to use has been a source of controversy (75 gram OGTT vs the two step approach 50 gram followed by 100 gram OGTT). Since the recommendations made by the International Association of Diabetes and Pregnancy Study Groups (IADPSG) of using the 75 gram OGTT it has been argued that the incidence would rise from approximately 6-7% to 17,8%. There is no evidence that the one step strategy is superior to the two step approach in terms of reduction of complications or from an economical stand point. Regardless of the method used to make the diagnosis it has been shown that treatment of GDM (gestational diabetes) decreases the incidence of large for gestational age, shoulder distocia, macrosomia and maternal hypertension. Universal screening should be recommended to all pregnant patients. Key words: Gestational diabetes, diagnosis, pregnancy, screening Introducción La diabetes mellitus gestacional (DMG) se define como cualquier grado de intolerancia a la glucosa que inicia o se reconoce por primera vez durante el embarazo(1). Esta definición tiene limitaciones, ya que no tiene en cuenta el tratamiento utilizado, no reconoce si la enfermedad persiste después del embarazo y no diferencia a las pacientes que tienen diabetes o intolerancia a los carbohidratos antes de la gestación(1–3). El término propuesto por la Endocrine Society es “hiperglucemia en el embarazo”, el cual es apropiado y contemporáneo con base en la evidencia disponible(4). La DMG se asocia con complicaciones maternas, como hipertensión gestacional, preeclampsia, parto pretérmino y aumento de riesgo de parto por cesárea. Las complicaciones perinatales incluyen macrosomía, hipoglucemia neonatal, hiperbilirrubinemia, hipocalcemia, policitemia, nacimiento por cesárea, síndrome de dificultad respiratoria, distocia de hombros y trauma al Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo 5 Revista colombiana Volumen 2, número 3, agosto de 2015 de Endocrinología Diabetes&Metabolismo nacer(5,6). Después del parto, las pacientes tienen un alto riesgo de volver a desarrollar diabetes gestacional, prediabetes o DM(7). Si bien en los trabajo, originales de O´Sullivan se estimó que el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 en las mujeres con antecedentes de DMG era de 50% en el seguimiento a los 22 a 28 años después del embarazo(8), estudios en mujeres latinoamericanas han demostrado que hasta 60% de las diabéticas gestacionales pueden evolucionar a DM tipo 2 a los cinco años(8,9). hasta 17,8% al realizar una única prueba de tolerancia oral a la glucosa con 75 gramos(12). En Colombia se ha reportado una prevalencia menor a la informada en la literatura. En una publicación de la ciudad de Medellín del año 2000, la prevalencia encontrada fue de 1,43% aplicando los criterios diagnósticos del National Diabetes Data Group (NDDG, por sus iniciales en inglés) y con los criterios de Carpenter y Coustan aumentó a 2,03%(13,14). Se presenta una revisión narrativa de la literatura sobre el diagnóstico de la DMG. Como estrategia de búsqueda se utilizó la base de datos Medline desde enero de 1995 hasta enero de 2015 con los siguientes descriptores “gestational diabetes mellitus”, “diagnosis”, “epidemiology” y “screening”. Como criterios de selección se incluyeron artículos en inglés y español del tipo ensayo clínico, consensos, revisiones narrativas, metanálisis y revisiones sistemáticas. De la lista de artículos identificados por esta estrategia de búsqueda y teniendo en cuenta el gran número de publicaciones sobre el tema y la restricción del espacio, se seleccionaron las publicaciones más relevantes sobre el diagnóstico de la DMG. Se adicionaron dos referencias en junio de 2015 por actualización de guías nacionales e internacionales. En la actualidad, el diagnóstico de la DMG se realiza entre las semanas 24 y 28, utilizando alguna de las siguientes estrategias (tabla 1): • Estrategia de un paso: Prueba de tolerancia oral a la glucosa con 75 gramos (PTOG-75 g). • Estrategia de dos pasos: Tamizaje con carga de 50 g de glucosa, seguida de confirmación con una prueba de tolerancia oral a la glucosa con 100 gramos (PTOG-100 g). Desde la descripción de la enfermedad por O’Sullivan y Mahan en la década de los sesenta, el diagnóstico de la DMG ha sido controversial porque los criterios iniciales fueron diseñados para identificar el riesgo de desarrollar diabetes después del embarazo, sin tener en cuenta el riesgo de eventos adversos perinatales(12). Hasta el año 2010, la estrategia diagnóstica de dos pasos había sido utilizada de forma sistemática en la práctica obstétrica, donde el debate estuvo dirigido a la aplicación de los criterios de Carpenter y Coustan, versus los de NDDG, y la discusión de tamización universal frente a la selectiva(3,12,15). En el año 2008 fue publicado el estudio HAPO que encontró una correlación directa entre el aumento de los valores de glucemia materna y los resultados adversos maternos y fetales, independiente de otros factores de riesgo, por lo que la IADPSG publicó en el año 2010 las nuevas recomendaciones para el diagnóstico y clasificación de la hiperglucemia en el embarazo, teniendo como punto central la estrategia de un paso con PTOG-75 g, estableciendo como umbral arbitrario para el diagnóstico las cifras de glucemia a partir de las cuales Métodos Epidemiología La prevalencia de la DMG puede variar según la incidencia de diabetes tipo 2 en la población estudiada(5), la edad y el peso de la materna(10). La estrategia de tamizaje utilizada, también puede determinar la prevalencia de la enfermedad. Cuando se utilizan los criterios clásicos (prueba de tolerancia oral a la glucosa con 50 gramos seguida de una segunda prueba con 100 gramos de glucosa), se ha estimado que la prevalencia de la DMG se sitúa entre el 6 y el 7%. Si se utilizan los criterios diagnósticos derivados del estudio HAPO (Hyperglycemia and Adverse Pregnancy Outcome)(11) que fueron recomendados en el 2010 por la International Association of Diabetes and Pregnancy Study Groups (IADPSG), la incidencia puede aumentar Diagnóstico de DMG Tabla 1. Estrategias y umbrales para el diagnóstico de DMG Enfoque 2 pasos PTOG-50 g → PTOG-100 g 1 paso PTOG-75 g Criterio Ayunas mg/dl 1 hora mg/dl 2 horas mg/dl 3 horas mg/dl Carpenter y Coustan 95 180 155 140 NDDG 105 190 165 145 CDA (2013) 95 191 162 OMS 126 140 NICE 100 140 IADPSG 92 Adaptado de (18,23) 6 Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo 180 153 Revista colombiana de Endocrinología Diabetes&Metabolismo la morbilidad es 1,75 veces la media de la población en relación a tres variables: peso al nacer, adiposidad abdominal y niveles de péptido C en sangre del cordón(11,12,16,17). La aplicación de estos criterios ha aumentado la controversia por el aumento de la prevalencia de la DMG hasta 15 a 20%, lo cual triplica en la práctica el número de pacientes con DMG, causando un impacto significativo en los costos de la atención médica, la capacidad de los servicios de salud y una medicalización de embarazos que anteriormente serían considerados como normales(1,12,18). A raíz de esta situación, los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos (NIH, por sus iniciales en inglés) establecen su posición, en marzo de 2013, en el Consensus Development Conference on Diagnosing Gestational Diabetes Mellitus, recomendando continuar con la estrategia de dos pasos para el diagnóstico de DMG, ya que los criterios IADPSG aumentan la prevalencia de diabetes gestacional con consecuencias importantes desde el punto de vista de la salud pública. Se presentaría un aumento de la tasa de cesáreas, valoración más intensiva del neonato, aumento de los costos directos e indirectos, aumento de las cargas psicosociales y la interrupción en la vida normal de las pacientes(18). Los NIH concluyen que no hay evidencia suficiente que demuestre que el enfoque diagnóstico de un solo paso genere beneficios en la madre o en el recién nacido pero sí es cierto que aumenta las intervenciones y los costos de la atención en salud(18). Posteriormente, el American College of Obstetricians and Gynecologists (ACOG), de forma oficial, acogió los argumentos de los NIH, recomendando utilizar la estrategia de dos pasos para el diagnóstico de DMG(5). Los beneficios de la detección de la DMG a través de la estrategia de dos pasos están soportados en dos grandes estudios de intervención que compararon el tratamiento consistente en dieta, automonitoreo e insulina, en caso de ser necesario, versus el cuidado usual prenatal en enfermedad leve en los que 80-90% de las pacientes se controlaron solo con dieta(16,19–22). En el Australian Carbohydrate Intolerance Study in Pregnant Women (ACHOIS), en el que se incluyeron mil pacientes, se encontró que la tasa de complicaciones perinatales medidas por el desenlace compuesto de: muerte, distocia de hombros, fracturas óseas y parálisis del plexo braquial fueron menores en el grupo de intervención con manejo nutricional individualizado, automonitoreo cuatro veces al día y terapia con insulina en caso de no lograr control glucémico (1 vs. 4%, RR 0,33 IC95% 0,14-0,75), al igual que la frecuencia de recién nacidos con peso > 4.000 g y la incidencia de preeclampsia. Se observó una mayor tasa de admisión a cuidado intensivo neonatal y una mayor tasa de inducción del parto en el grupo de intervención con tasas similares de cesárea y disminución de los índices de depresión a los tres meses posparto(5,16,20). El estudio de Landon et al. para el Eunice Kennedy Shriver National Institute of Child Health and Human Development Volumen 2, número 3, agosto de 2015 Maternal–Fetal Medicine Units Network (MFMU) incluyó 958 embarazadas, de las cuales 485 se aleatorizaron al grupo de intervención mediante asesoramiento nutricional, dieta e insulina en caso de ser necesario y 473 al grupo control, encontrando que no había reducción en el desenlace compuesto de mortalidad perinatal, trauma al nacer, hipoglucemia, hiperbilirrubinemia o hiperinsulinemia neonatal (32,4 vs. 37%) pero que en los desenlaces secundarios se observó una menor frecuencia de recién nacidos con peso > 4.000 g, de la tasa de cesáreas, menos distocia de hombros y menos trastornos hipertensivos en el grupo de intervención(5,16,21). En el 2011, la American Diabetes Association (ADA) recomendó la realización de la PTOG-75 g para el diagnóstico de DMG, pero desde los Standards of Medical Care in Diabetes del año 2014 permite utilizar la estrategia de un paso (consenso IADPSG) o la de dos pasos (consenso NIH), porque no hay datos suficientes para demostrar la superioridad de una estrategia(1,2,22). La Endocrine Society, en las guías de diabetes y embarazo del año 2013, recomienda la tamización universal para diabetes de forma temprana en la gestación (antes de la semana 13 o tan pronto como sea posible) con glucosa plasmática en ayunas, HbA1c o glucosa aleatoria, utilizando los criterios convencionales para el diagnóstico de DM (tabla 2). En la semana 24-28 de gestación, la Endocrine Society recomienda la realización de estudios para DMG en las mujeres sin diagnóstico previo con la estrategia de un paso, utilizando la PTOG-75 g con los criterios IADPSG (tabla 3)(4). Tabla 2. Criterios de DM en el primer trimestre según la Endocrine Society PTOG-75 g Diabetes mellitus pregestacional Diabetes gestacional Glucosa en Glucosa ayunas mg/dl aleatoria mg/dl HbA1c% ≥ 126 ≥ 200 ≥ 6,5 92 - 125 No aplica No aplica Tomado de (4) Tabla 3. Criterio de DMG entre las semanas 24 y 28, según la Endocrine Society PTOG-75 g Ayunas mg/dl 1 hora mg/dl 2 horas mg/dl Diabetes mellitus pregestacional ≥ 126 No aplica ≥ 200 92 - 125 ≥ 180 153 - 199 Diabetes gestacional Tomado de (4) Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo 7 Revista colombiana Volumen 2, número 3, agosto de 2015 Como variación a la estrategia de dos pasos, la Canadian Diabetes Association (CDA) tiene como primera elección el tamizaje con PTOG-50 g con realización de un segundo paso si la glucemia es mayor de 140 mg/dl con una PTOG-75 g con medición en ayunas y cada hora poscarga por 2 horas haciendo el diagnóstico de DMG con uno o más valores alterados (tabla 1). Esta estrategia de enfoque secuencial utilizada en Canadá desde hace varios años tiene la posibilidad de realizar el diagnóstico de DMG solo con la alteración del primer paso si la PTOG-50 g es > 200 mg/dl. Desde el año 2013, el comité de expertos de la CDA ha preferido utilizar en el segundo paso con la PTOG-75 g los umbrales correspondientes a un OR 2,0 de los desenlaces primarios del estudio HAPO, lo cual ha generado un cambio mínimo a la guía previa del año 2008. Como estrategia diagnóstica alterna, la Canadian Diabetes Association sugiere la aplicación del enfoque de un paso con los criterios IADPSG(18,19). La Organización Mundial de la Salud (OMS) también ha propuesto estrategias de un paso para el diagnóstico de diabetes gestacional con medición de la glucemia en ayunas y a las dos horas, siendo diagnóstico un solo valor alterado, pero su uso no ha sido muy extendido por aumentar el número de diabéticas gestacionales sin un beneficio adicional(18). Las guías NICE (National Institute for Health and Clinical Excellence) formuladas en el año 2008 en el Reino Unido, con base en análisis económicos en salud, habían recomendado utilizar la estrategia de un paso con la PTOG-75 g, utilizando los criterios de la OMS; sin embargo, la actualización publicada en el año 2015 ha modificado los umbrales diagnósticos para DMG, siendo diagnósticos si hay valores mayores de 100 mg/dl en ayunas o de 140 mg/dl a las dos horas poscarga (tabla 1)(23). Para el año 2015, el Ministerio de Salud de Colombia, a través de la Alianza CINETS para el desarrollo de Guías de Práctica Clínica (GPC), ha formulado la “Guía de práctica clínica para el diagnóstico, tratamiento y seguimiento de la diabetes gestacional”, que hace una recomendación fuerte a favor de la estrategia de un paso, aplicando los criterios IADPSG a todas las embarazadas, a partir de la semana 24, para la realización del diagnóstico de la DMG (tabla 1)(24). Importancia del diagnóstico de DMG Un metanálisis y una revisión sistemática publicada recientemente sobre los beneficios y riesgos del tratamiento de la DMG incluyó cinco estudios aleatorizados, controlados y seis estudios de cohorte, encontrando evidencia moderada en favor del tratamiento para disminuir los desenlaces de preeclampsia (RR 0,62 [IC95% 0,43 - 0,89]), distocia de hombros (RR 0,42 [IC95% 0,22 - 0,77]) y macrosomía (RR 0,50 [IC95% 0,35 - 0,71]). No se encontró diferencia en la tasa de cesáreas, la inducción del parto, neonatos pequeños para la edad gestacional, admisión a unidad de cuidados intensivos neonatales, 8 Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo de Endocrinología Diabetes&Metabolismo hipoglucemia neonatal o de alteraciones metabólicas a largo plazo. El aumento en la demanda de los servicios de salud fue el factor negativo más notable(25). Los estudios de intervención demuestran que la detección y el tratamiento de la DMG logran una reducción en la incidencia de macrosomía, distocia de hombros y el número de recién nacidos grandes para la edad gestacional, además de menor incidencia de hipertensión materna(16). En este contexto, la identificación de las mujeres con diabetes en el embarazo tiene importancia clínica, ya que al ser una enfermedad asintomática se pueden disminuir los resultados perinatales adversos al hacer algún tipo de intervención(19). Tamizaje con PTOG-50 g O’Sullivan y Mahan describieron el tamizaje de DMG con PTOG de 50 g en 1973, y en la actualidad es el método más común de tamización con umbral diagnóstico entre 130 y 140 mg/dl sin encontrarse ensayos aleatorizados que determinen la superioridad de un punto de corte sobre otro. Diferentes estudios han demostrado que con un umbral de 140 mg/dl hay menor tasa de falsos positivos y un mejor valor predictivo positivo y que al disminuir el umbral a 130 o 135 mg/dl hay un aumento de la sensibilidad(5,26). En 2012, se publicó una revisión sistemática que evaluó la aplicabilidad de la PTOG-50 g como primer paso en el tamizaje de DMG seguido de la PTOG-100 g o PTOG-75 g que a un umbral de 140 mg/dl mostró una sensibilidad de 74% (IC95% 0,62-0,87) y una especificidad de 77% (IC95% 0,66–0,89)(27). En el año 2013, el U.S. Preventive Services Task Force publicó otra revisión sistemática con resultados similares, encontrando que a un umbral de 140 mg/dl la sensibilidad es del 70 al 88% y la especificidad del 69 al 89% y que a un umbral de 130 mg/dl la sensibilidad es del 88 al 99% y la especificidad del 66 al 77%; esta publicación también evaluó la utilidad de la glucemia en ayunas a un umbral de 85 mg/dl con una sensibilidad del 87% y una especificidad del 52%(25). Ambas revisiones coinciden en la utilidad de la PTOG-50 g para identificar a las pacientes con DMG(25,27). En cuanto al umbral elegido, se espera que requieran PTOG100 g entre el 14% y el 23% de las pacientes tamizadas. Es decir que, al utilizar como punto de corte 130 mg/dl, 23% de las pacientes requerirán una segunda prueba, y al aumentar el umbral a 140 mg/dl se hará la PTOG-100 g en 14% de las pacientes(18). En relación con la influencia de la etnicidad en la prueba de tamizaje, Esakoff et al. revisaron en 2005 una cohorte retrospectiva de 14.565 embarazadas que incluyó 1.789 latinas para determinar si había modificaciones en el diagnóstico de DMG con base en la raza, encontrando que había diferencias en la sensibilidad y especificidad de la PTOG-50 g entre los grupos étnicos examinados, siendo mayor en las pacientes afroamericanas. Este estudio propone una nueva aproximación al tamizaje de la DMG basado en el análisis de la sensibi- Revista colombiana de Endocrinología Diabetes&Metabolismo lidad, especificidad, puntos de corte superiores y la curva ROC para lograr una sensibilidad del 90% con una tasa de falsos positivos del 10%, por lo que el umbral óptimo de detección sería de 135 mg/dl para las afroamericanas, 140 mg/dl para las razas blancas y latinas y 145 mg/dl para las asiáticas. Si se desea una sensibilidad mínima del 95%, los umbrales óptimos serían 135 mg/dl para las afroamericanas y 130 mg/dl para todos los demás grupos étnicos(28). Tamizaje universal versus selectivo En la Fourth International Workshop Conference on Gestational Diabetes Mellitus de 1997 se recomendó la tamización selectiva con base en factores de riesgo para mujeres con mayor probabilidad de padecer diabetes en el embarazo y en la vida tardía(3). En la Fifth International Workshop Conference del año 2005 se mantuvo la misma postura y se discutió el beneficio y la costo-efectividad de la tamización en los subgrupos de bajo riesgo para DMG, los cuales representan un porcentaje menor al 10% de la población. El bajo porcentaje de pacientes excluidas hace poco justificable el enfoque de la tamización selectiva porque vuelve más complejo el proceso de detección de la diabetes gestacional (tabla 4)(3,15). Tabla 4. Estrategias de tamizaje para DMG según el riesgo en la Fifth International Workshop Conference on Gestational Diabetes Mellitus RIESGO DE DMG Valoración del riesgo en el primer control prenatal Bajo riesgo: La realización de estudios diagnósticos no es rutinaria si se cumplen todos los criterios Miembro de grupo étnico con baja prevalencia de DMG Sin historia familiar en primer grado conocida de diabetes Edad menor de 25 años Peso normal antes del embarazo Peso normal al nacer Sin historia personal de metabolismo anormal de los carbohidratos § Sin historia personal de pobres resultados obstétricos § § § § § § Riesgo promedio: Realización de estudios diagnósticos entre las semanas 24 y 28 de gestación § Estrategia de dos pasos § Estrategia de un paso Alto riesgo: Realización de estudios diagnósticos, tan pronto como sea posible, si uno o más de los siguientes ítems están presentes § Obesidad severa § Historia familiar de DM tipo 2 § Historia personal de DMG, alteración del metabolismo de la glucosa o glucosuria Si no se realiza el diagnóstico de DMG, se debe repetir el estudio diagnóstico entre las semanas 24 y 28 de gestación o si la paciente presenta signos o síntomas de hiperglucemia. Tomado de las referencias (3,15). Volumen 2, número 3, agosto de 2015 Tabla 5. Factores de riesgo que indican el estudio de diabetes en individuos asintomáticos Todos los adultos con sobrepeso (IMC ≥25 kg/m²) y que tengan factores de riesgo adicionales: § Inactividad física § Familiares en primer grado con diabetes § Raza o etnia de alto riesgo (afroamericanos, latinos, nativos americanos, americanos asiáticos, nativos de las islas del Pacífico) § Mujeres con hijos de más de 9 libras al nacer o que hayan tenido diagnóstico de DMG § Hipertensión arterial (>140/90 mm/Hg o terapia para hipertensión) § Colesterol HDL < 35 mg/dl y/o triglicéridos > 250 mg/dl § Mujeres con síndrome de ovario poliquístico § HbA1c > 5,7%, alteración de la glucosa en ayunas o PTOG medidos previamente § Otras condiciones asociadas con resistencia a la insulina (obesidad severa, acantosis nigricans) § Historia de enfermedad cardiovascular Adaptado de la referencia (2) Dada la epidemia de obesidad y diabetes tipo 2 en mujeres en edad reproductiva, en los Standards of Medical Care in Diabetes de la ADA se consideran otros factores de riesgo adicionales (tabla 5) a los ya mencionados en la International Workshop Conference, para el estudio de diabetes en pacientes asintomáticas, que deben ser considerados en la visita prenatal inicial que hacen razonable realizar tamizaje para DM tipo 2, usando los criterios estándar de la Endocrine Society(2,4,15). Aunque el estudio Toronto Trihospital Gestational Diabetes Project que evaluó estrategias de tamización selectiva para diabetes gestacional mostró una reducción de casi 35% en las pruebas diagnósticas realizadas con similar tasa de detección a las del cuidado estándar(29), se ha considerado que el tamizaje selectivo puede no identificar hasta un tercio de las pacientes con DMG. Varios estudios han evidenciado claramente que la ausencia de factores de riesgo para DMG no se asocia con mejores resultados maternos y fetales(30,31). Un estudio irlandés del año 2000 comparó las estrategias de tamización selectiva versus tamización universal, utilizando la PTOG-50 g para tamización, seguida de una prueba con PTOG-100 g. Se encontró que la estrategia universal detecta una prevalencia de DMG de 2,7% mayor que el grupo de tamización selectiva (prevalencia de 1,45%); esto permitió realizar un diagnóstico más temprano con menor tasa de cesáreas, prematuridad, preeclampsia y admisiones a cuidado intensivo neonatal(30). McCarthy et al. evaluaron en Argentina la aplicación del tamizaje universal versus selectivo en 1.702 pacientes Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo 9 Revista colombiana Volumen 2, número 3, agosto de 2015 no seleccionadas con PTOG-7 5 g (diagnóstico a las dos horas >140 mg/dl), encontrando una prevalencia de DMG de 5,8%. Los principales factores de riesgo en esta población fueron: la obesidad pregestacional, la hiperglucemia previa, la edad mayor de 30 años y la DMG previa. La prevalencia de DMG fue de 8,6% en las multigestantes con factores de riesgo para la enfermedad y alrededor de 4% en las multíparas sin factores de riesgo y en las primigestantes con y sin factores de riesgo, siendo esta última una cifra significativa que apoya la tamización selectiva(32). Un estudio retrospectivo francés de publicación reciente con 18.775 mujeres, que evaluó el valor diagnóstico y pronóstico de la tamización selectiva, encontró que 65,3% de las pacientes con DMG (N=2.710) tenían al menos un factor de riesgo. Esto disminuiría los diagnósticos de DMG hasta en 25% de las pacientes de la cohorte al aplicar la estrategia selectiva. Aunque se determinó que había una correlación entre el número de factores de riesgo con la alta incidencia de eventos relacionados con DMG (preeclampsia, grandes para la edad gestacional y distocia de hombros); el desenlace de eventos relacionados con la enfermedad también fue significativo en las mujeres con DMG sin factores de riesgo, en comparación con las embarazadas no diabéticas, por lo que los autores no apoyan la tamización selectiva que actualmente se utiliza en Francia(31). Recientemente, la cohorte irlandesa del ATLANTIC-DIP de Avalos et al., publicada en 2013 con 5.500 mujeres a las que se les realizó tamización universal con los criterios IADPSG entre 2007-2009, hizo un análisis de la aplicación de la tamización selectiva según factores de riesgo con base en las guías ADA, las guías NICE y las guías irlandesas, hallando que al aplicar las estrategias respectivas el 54, 58 y 76% de las pacientes tenía al menos un factor de riesgo. Sin embargo, uno de los resultados más importantes de este estudio fue evidenciar que podían ser diabéticas gestacionales sin factores de riesgo el 5% de las pacientes tamizadas selectivamente según la ADA, el 16% según las guías irlandesas, y hasta el 20% según las guías NICE, con el agravante de que los resultados maternos (tasa de cesáreas, desórdenes hipertensivos y polihidramnios) y perinatales (malformaciones congénitas y admisión a cuidado intensivo neonatal) fueron más ominosos en este grupo, en comparación con las pacientes no diabéticas. Las únicas características clínicas que permitieron clasificar a las pacientes en la categoría de bajo riesgo fueron la edad menor de 21 años y el IMC < 25 kg/m², pero solo 2% de la población estudiada tenía esas características. Con estos argumentos, la colaboración ATLANTIC-DIP ha recomendado el tamizaje universal para DMG, pero en caso de considerar la tamización selectiva se deben utilizar las guías de la ADA, ya que es la estrategia con menor probabilidad de omisión de diagnóstico(33). Similares resultados al ATLANTIC-DIP se demostraron en un estudio observacional retrospectivo en Australia que tam10 Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo de Endocrinología Diabetes&Metabolismo bién validó las guías NICE, ADA y ADIPS (Australasian Diabetes in Pregnancy Society), al encontrar una alta sensibilidad del 92,7, 100 y 98,6% y una baja especificidad del 32,4, 3,9 y 13,7% respectivamente. En esta publicación se concluyó que no hay ventajas significativas del tamizaje selectivo sobre el universal(34). Costo-efectividad de las estrategias diagnósticas Ante el aumento de la prevalencia de la DMG con los criterios IADPSG y las actuales limitaciones basadas en la evidencia de esta propuesta, es posible que la decisión sobre qué estrategia diagnóstica utilizar sea determinada por el impacto sobre la economía y la infraestructura de los sistemas de salud. Hasta ahora la mayoría de los análisis de costos apoyan la estrategia de dos pasos para el diagnóstico de DMG(19). En el sistema canadiense se realizó una evaluación de las tecnologías en salud. Las decisiones se basaron en un estudio prospectivo, controlado, aleatorio, diseñado para comparar tres métodos de detección de la DMG en el que se realizó un análisis de minimización de costos con 1.594 pacientes. Se evaluaron los costos médicos directos e indirectos, los costos no médicos directos y la prevalencia de la enfermedad. En el grupo 1 se usó el método de dos pasos con PTOG-50 g, seguido de PTOG-100 g con criterios NDDG; en el grupo 2 se usó el método de dos pasos con PTOG-50 g con posterior PTOG-75 g de acuerdo con los criterios CDA; y el grupo 3 utilizó el método de un paso con la PTOG-75 g utilizando los criterios CDA. El enfoque de dos pasos demostró ser menos costoso con igual poder diagnóstico, ya que la incidencia de DMG fue similar en los tres grupos (3,7, 3,7 y 3,6% en los grupos 1, 2 y 3, respectivamente). Los costos totales por paciente tamizada fueron $91,61 dólares canadienses en el grupo 1, $89,03 en el grupo 2 y $108,38 en el grupo 3. Cabe aclarar que con el método de dos pasos el 39% de las pacientes del grupo 1 y el 61% de las pacientes del grupo 2 no requirieron segunda prueba porque en las recomendaciones de la CDA, un tamizaje mayor de 186 mg/dl es diagnóstico de DMG(19,35). En la actualidad comienzan a conocerse importantes estudios de análisis de impacto económico de las guías IADPSG. Se realizó un estudio en una cohorte teórica de 100.000 mujeres, comparando en un modelo analítico de decisiones el tamizaje con PTOG-75 g con criterios IADPSG versus el tamizaje con PTOG-50 g, encontrando que la estrategia de un paso es costoefectiva definida por la comparación de los costos totales con los QALYs (quality-adjusted life years) materno y fetales. Esto mejoraría los resultados maternos y neonatales al lograr el diagnóstico y tratamiento para DMG en 2% de pacientes adicionales(36). Recientemente, Durán et al. publicaron el St. Carlos Gestational Diabetes Study, un estudio que comparó una cohorte de Revista colombiana de Endocrinología Diabetes&Metabolismo 1.750 mujeres gestantes entre abril de 2011 y marzo de 2012, evaluadas mediante la estrategia de dos pasos (criterios de Carpenter y Coustan) entre las semanas 24 y 28 de gestación con una segunda cohorte de 1.526 gestantes evaluadas con la estrategia de un paso, usando los criterios IADPSG entre abril de 2012 y marzo de 2013; ambas cohortes recibieron la misma intervención y seguimiento para DMG. Se encontró que con el uso de los criterios IADPSG había un aumento en la tasa de DMG en comparación con la estrategia de dos pasos (35,5 vs. 10,6%); sin embargo, se demostró mejoría en los resultados obstétricos y perinatales con el uso de los criterios IADPSG dado por disminución de la tasa de hipertensión gestacional, prematuridad, cesáreas, pequeños para la edad gestacional, grandes para la edad gestacional e ingreso a la unidad de cuidado intensivo neonatal. El análisis de costos demostró que, a pesar del aumento de la incidencia, el uso de los criterios IADPSG generó un ahorro estimado de 14.358,06 euros por cada 100 mujeres evaluadas por disminuir las cesáreas y por menos ingresos a la unidad de cuidado intensivo neonatal, en comparación con la estrategia de dos pasos(37). Tamización de diabetes mellitus tipo 2 En la cohorte original de O´Sullivan se estimó que la prevalencia de DM tipo 2 era hasta de 60% en el seguimiento a 28 años después de la DMG. Un estudio de cohorte retrospectiva realizado en Israel que incluyó 185.416 embarazadas, de las cuales el 6,07% eran diabéticas gestacionales diagnosticadas por la PTOG-50 g o la PTOG-100 g demostró en el seguimiento posparto que el riesgo acumulado de diabetes a los 10 años en las pacientes con DMG fue de 15,7%, en comparación con el 1% de las pacientes no diabéticas gestacionales. Los principales factores de riesgo para la progresión fueron el número de valores anormales en la PTOG y el uso de insulina(38). Un importante metanálisis del año 2009 que incluyó 20 estudios con 675.455 mujeres y 10.859 eventos de DM tipo 2, demostró que las mujeres con DMG tienen un aumento del riesgo de desarrollar DM 2, en comparación con las mujeres normoglucémicas en el embarazo (RR 7,43, IC95% 4,79-11,51)(39). La recomendación actual de la ACOG para la búsqueda de DM 2 es la realización de glucemia en ayunas o PTOG-75 g entre las 6 y 12 semanas posparto. Ambas pruebas son adecuadas para el diagnóstico de diabetes, aunque la glucosa en ayunas tiene una menor sensibilidad para detectar otras formas de intolerancia a los carbohidratos(5). Por esta razón, el Fifth International Workshop on Gestational Diabetes Mellitus y el Standards of Medical Care in Diabetes de la ADA recomienda únicamente realizar la PTOG-75 g aplicando los criterios es- Volumen 2, número 3, agosto de 2015 tándar para el diagnóstico de diabetes(1,2,5,15). La hemoglobina glicosilada (HbA1c) no se considera adecuada para el diagnóstico posparto de diabetes porque puede estar influenciada por el tratamiento anteparto de la hiperglucemia(2). Las pacientes que se diagnostiquen con diabetes deben remitirse para terapia farmacológica y terapia médica nutricional. En quienes se realice el diagnóstico de prediabetes por alteración de la glucosa en ayunas o en la prueba de tolerancia a la glucosa, las medidas iniciales tendrán como objetivo disminuir la incidencia de diabetes con la modificación en el estilo de vida con disminución de peso, aumento de la actividad física, terapia médica nutricional y metformina en casos seleccionados. En las pacientes con tamizaje posparto para diabetes dentro de límites normales, la ADA recomienda repetir los estudios cada tres años y sugerir cambios en el estilo de vida(5,8). Conclusión La DMG es una condición que aumenta de forma significativa el riesgo de eventos adversos maternos y neonatales. Las pacientes con DMG tienen un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2. Esto justifica el tamizaje universal, el diagnóstico y el tratamiento de la DMG con beneficios demostrados por varios estudios de intervención(7). La mayor controversia en DMG ha sido el proceso diagnóstico que ahora centra el debate en la selección de la estrategia de un paso, propuesta por la IADPSG que basa su recomendación en el estudio HAPO que no es un estudio de intervención versus la estrategia de dos pasos propuesta por el NIH y el ACOG, las cuales se basan en estudios de intervención como el ACHOIS y el MFMU. Hasta el momento, la falta de evidencia de la superioridad de una estrategia sobre la otra ha orientado la discusión pero probablemente sean los estudios recientes de costo-efectividad los que definan una tendencia. Se requieren ensayos clínicos de intervención y no solo observacionales en pacientes diagnosticadas por la estrategia de un paso que evalúen el impacto real del tratamiento de la diabetes durante el embarazo en términos de complicaciones maternas y perinatales. De acuerdo con las GPC desarrolladas por el Ministerio de Salud y la Alianza CINETS, Colombia ha adoptado la tamización universal y la estrategia diagnóstica de un paso con los criterios IADPSG. Desde el punto de vista de los autores de este artículo se considera que no se puede llegar a una conclusión tan contundente mientras no se tenga una evidencia que demuestre los beneficios reales que justifiquen aumentar la incidencia de la enfermedad al cambiar el criterio diagnóstico. Mientras no haya unanimidad, se seguirá observando una gran discrepancia en el modo de diagnosticar la DMG entre las grandes asociaciones científicas mundiales. Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo 11 Revista colombiana Volumen 2, número 3, agosto de 2015 Referencias 1. American Diabetes Association. Diagnosis and classification of diabetes mellitus. Diabetes Care. 2014;37 Suppl 1:S81–90. 2. American Diabetes Association. Standards of medical care in diabetes--2014. Diabetes Care. 2014;37 Suppl 1:S14–80. 3. Metzger BE, Coustan DR. Summary and recommendations of the Fourth International Workshop-Conference on Gestational Diabetes Mellitus. The Organizing Committee. Diabetes Care. 1998;21 Suppl 2:B161–7. 4. Blumer I, Hadar E, Hadden DR, Jovanovič L, Mestman JH, Murad MH, et al. Diabetes and pregnancy: an endocrine society clinical practice guideline. J Clin Endocrinol Metab. 2013;98(11):4227–49. 5. Committee on Practice Bulletins--Obstetrics. Practice Bulletin No. 137: Gestational diabetes mellitus. Obstet Gynecol. 2013;122(2 Pt 1):406–16. 6. Setji TL, Brown AJ, Feinglos MN. Gestational Diabetes Mellitus. Clin Diabetes. 2005;23(1):17–24. 7. Nielsen KK, de Courten M, Kapur A. The urgent need for universally applicable simple screening procedures and diagnostic criteria for gestational diabetes mellitus--lessons from projects funded by the World Diabetes Foundation. Glob Health Action. 2012;5. 8. Landon MB, Gabbe SG. Gestational diabetes mellitus. Obstet Gynecol. 2011;118(6):1379–93. 9. Kjos SL, Peters RK, Xiang A, Henry OA, Montoro M, Buchanan TA. Predicting future diabetes in Latino women with gestational diabetes. Utility of early postpartum glucose tolerance testing. Diabetes. 1995;44(5):586–91. 10. Prutsky GJ, Domecq JP, Sundaresh V, Elraiyah T, Nabhan M, Prokop LJ, et al. Screening for Gestational Diabetes: A Systematic Review and Meta-Analysis. J Clin Endocrinol Metab. 2013;98(11):4311–8. 11. HAPO Study Cooperative Research Group, Metzger BE, Lowe LP, Dyer AR, Trimble ER, Chaovarindr U, et al. Hyperglycemia and adverse pregnancy outcomes. N Engl J Med. 2008;358(19):1991–2002. 12. International Association of Diabetes and Pregnancy Study Groups Consensus Panel, Metzger BE, Gabbe SG, Persson B, Buchanan TA, Catalano PA, et al. International association of diabetes and pregnancy study groups recommendations on the diagnosis and classification of hyperglycemia in pregnancy. Diabetes Care. 2010;33(3):676–82. 13. Cortés H, Ocampo I, Villegas A. Prevalencia de diabetes mellitus gestacional en una población de Medellín de 1999 - 2000: valor predictivo positivo de la prueba tamiz y comparación de los criterios de la NDDG y la ADA. Rev Colomb Obstet Ginecol. 2002;53(1):81–5. 14. Campo-Campo MN, Posada-Estrada G, Betancur-Bermúdez LC, Jaramillo-Quiceno DM. Factores de riesgo para diabetes gestacional en población obstétrica en tres instituciones de Medellín, Colombia. Estudio de casos y controles. Rev Colomb Obstet Ginecol. 2012;63(2):114–8. 15. Metzger BE, Buchanan TA, Coustan DR, de Leiva A, Dunger DB, Hadden DR, et al. Summary and recommendations of the Fifth International WorkshopConference on Gestational Diabetes Mellitus. Diabetes Care. 2007;30 Suppl 2:S251–60. 16. Long H, Cundy T. Establishing consensus in the diagnosis of gestational diabetes following HAPO: where do we stand? Curr Diab Rep. 2013;13(1):43–50. 17. Langer O, Umans JG, Miodovnik M. Perspectives on the proposed gestational diabetes mellitus diagnostic criteria. Obstet Gynecol. 2013;121(1):177–82. 18. Vandorsten JP, Dodson WC, Espeland MA, Grobman WA, Guise JM, Mercer BM, et al. NIH consensus development conference: diagnosing gestational diabetes mellitus. NIH Consens State Sci Statements. 2013;29(1):1–31. 19. Thompson D, Berger H, Feig D, Gagnon R, Kader T, Keely E, et al. Diabetes and Pregnancy. Can J Diabetes. 2013;37, Supplement 1:S168–83. 20. Crowther CA, Hiller JE, Moss JR, McPhee AJ, Jeffries WS, Robinson JS, et al. Effect of treatment of gestational diabetes mellitus on pregnancy outcomes. N Engl J Med. 2005;352(24):2477–86. 21. Landon MB, Spong CY, Thom E, Carpenter MW, Ramin SM, Casey B, et al. A multicenter, randomized trial of treatment for mild gestational diabetes. N Engl J Med. 2009;361(14):1339–48. 12 Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo de Endocrinología Diabetes&Metabolismo 22. American Diabetes Association. 2. Classification and Diagnosis of Diabetes. Diabetes Care. 2015;38(Supplement 1):S8–16. 23. National Collaborating Centre for Women’s and Children’s Health. Diabetes in pregnancy. Management of diabetes and its complications from preconception to the postnatal period. [Internet]. NICE Clinical Guidelines; 2015 [cited 2015 Jun 21]. Available from: http://www.nice.org.uk/guidance/ng3 24. Alianza CINETS. Guía de práctica clínica para el diagnóstico, tratamiento y seguimiento de la Diabetes gestacional [Internet]. Guías de Practica Clínica - Ministerio de Salud; 2015 [cited 2015 Jun 21]. Available from: http://medicina.javeriana.edu.co/documents/3185897/3187458/Recomendaciones+ diabetes+gestacional.pdf/90b49f43-3f57-44a1-a147-3053e07c6470 25. Hartling L, Dryden DM, Guthrie A, Muise M, Vandermeer B, Donovan L. Benefits and harms of treating gestational diabetes mellitus: a systematic review and meta-analysis for the U.S. Preventive Services Task Force and the National Institutes of Health Office of Medical Applications of Research. Ann Intern Med. 2013;159(2):123–9. 26. Hawkins JZS, Wing D. Abnormal glucose metabolism: diagnosis and management in the ambulatory setting. Clin Obstet Gynecol. 2012;55(3):731–43. 27. Van Leeuwen M, Louwerse MD, Opmeer BC, Limpens J, Serlie MJ, Reitsma JB, et al. Glucose challenge test for detecting gestational diabetes mellitus: a systematic review. BJOG Int J Obstet Gynaecol. 2012;119(4):393–401. 28. Esakoff TF, Cheng YW, Caughey AB. Screening for gestational diabetes: different cut-offs for different ethnicities? Am J Obstet Gynecol. 2005;193(3 Pt 2):1040–4. 29. Naylor CD, Sermer M, Chen E, Farine D. Selective Screening for Gestational Diabetes Mellitus. N Engl J Med. 1997;337(22):1591–6. 30. Griffin ME, Coffey M, Johnson H, Scanlon P, Foley M, Stronge J, et al. Universal vs. risk factor-based screening for gestational diabetes mellitus: detection rates, gestation at diagnosis and outcome. Diabet Med J Br Diabet Assoc. 2000;17(1):26–32. 31. Cosson E, Benbara A, Pharisien I, Nguyen MT, Revaux A, Lormeau B, et al. Diagnostic and Prognostic Performances Over 9 Years of a Selective Screening Strategy for Gestational Diabetes Mellitus in a Cohort of 18,775 Subjects. Diabetes Care. 2013;36(3):598–603. 32. McCarthy AD, Curciarello R, Castiglione N, Tayeldín MF, Costa D, Arnol V, et al. Universal versus selective screening for the detection, control and prognosis of gestational diabetes mellitus in Argentina. Acta Diabetol. 2010;47(2):97– 103. 33. Avalos GE, Owens LA, Dunne F, ATLANTIC DIP Collaborators. Applying current screening tools for gestational diabetes mellitus to a European population: is it time for change? Diabetes Care. 2013;36(10):3040–4. 34. Teh WT, Teede HJ, Paul E, Harrison CL, Wallace EM, Allan C. Risk factors for gestational diabetes mellitus: implications for the application of screening guidelines. Aust N Z J Obstet Gynaecol. 2011;51(1):26–30. 35. Meltzer SJ, Snyder J, Penrod JR, Nudi M, Morin L. Gestational diabetes mellitus screening and diagnosis: a prospective randomised controlled trial comparing costs of one-step and two-step methods. BJOG Int J Obstet Gynaecol. 2010;117(4):407–15. 36. Mission JF, Ohno MS, Cheng YW, Caughey AB. Gestational diabetes screening with the new IADPSG guidelines: a cost-effectiveness analysis. Am J Obstet Gynecol. 2012;207(4):326.e1–9. 37. Duran A, Sáenz S, Torrejón MJ, Bordiú E, Del Valle L, Galindo M, et al. Introduction of IADPSG Criteria for the Screening and Diagnosis of Gestational Diabetes Mellitus Results in Improved Pregnancy Outcomes at a Lower Cost in a Large Cohort of Pregnant Women: The St. Carlos Gestational Diabetes Study. Diabetes Care. 2014;37(9):2442–50. 38. Chodick G, Elchalal U, Sella T, Heymann AD, Porath A, Kokia E, et al. The risk of overt diabetes mellitus among women with gestational diabetes: a population-based study. Diabet Med. 2010;27(7):779–85. 39. Bellamy L, Casas J-P, Hingorani AD, Williams D. Type 2 diabetes mellitus after gestational diabetes: a systematic review and meta-analysis. The Lancet. 2009;373(9677):1773–9. Revista colombiana de Endocrinología Diabetes&Metabolismo Volumen 2, número 3, agosto de 2015 Artículo de Revisión Interacción de la leptina y el hueso en sujetos obesos. Protección vs. fragilidad Dr. Ricardo Rosero, Dra. Ariana Sierra, Dra. Adriana Medina Faltan créditos de los autores… Resumen L a osteoporois y la obesidad son dos de los desórdenes más frecuentes e importantes actualmente en endocrinología, con una prevalencia en aumento; ambas entidades alteran la configuración y mecánica del cuerpo y comparten características genéticas, con un progenitor común. Con el envejecimiento, la relación entre obesidad y baja densidad ósea se afianza, produciendo predominio de la adiposidad y osteoclastogénesis, que altera la función del osteoblasto, por el efecto protagónico de la leptina como modulador de la diferenciación de células mesenquimales a adipocitos y no a osteoblastos, lo que lleva a la expresión de la enfermedad. En esta revisión queremos esclarecer fisiológicamente la estrecha relación entre estas dos condiciones (osteoporosis y obesidad) y establecer el papel estelar de las adipocinas en la patogenía de la osteoporosis. Palabras claves: Leptina, Obesidad, Osteoporosis, Densidad ósea. Introducción Durante esta última década, la obesidad ha tenido un cambio radical, ya que dejó de ser un factor de riesgo para ser aceptada y entendida como una enfermedad. Esta enfermedad tiene una gran importancia a nivel sistémico, puesto que afecta, casi sin exclusión, todos los órganos de la economía corporal, generando patologías que se asocian con una alta tasa de morbilidad y mortalidad. Lo llamativo es que a pesar de que la obesidad, como factor etiológico, está asociada a efectos mórbidos, el hueso parece beneficiarse de ella, como lo afirma Iwaniec et al. en su publicación en la que se intenta demostrar cómo el sobrepeso y la obesidad se relacionan con una mayor densidad mineral ósea(1). Una vez nos detenemos a estudiar la obesidad como un gran fenómeno, en detalle, aparecen ciertos puntos claves como la alteración en las vías de señalización intracelular, receptores, citocinas, hormonas, entre otros y tal vez el eslabón que conecta todos estos efectos es la leptina. En 1994, Zhang et al. en la universidad de Rockefeller, lograron aislar el producto del gen ob(2), el cual fue llamado leptina, derivado de la raíz griega Leptos, que significa delgado. El descubrimiento de que la mayoría de los sujetos obesos humanos son resistentes o intolerantes a la leptina, hizo considerar a la leptina como un objetivo terapéutico muy prometedor para el control de la obesidad, pero sólo probó ser eficaz en pacientes que presentaban deficiencia congénita de la leptina(3). Posteriormente y continuando los estudios sobre esta hormona tan ligada a la obesidad, apareció evidencia que relacionaba la leptina con múltiples efectos agudos y crónicos en los estados de deficiencia energética(4). La leptina ha emergido como un posible factor responsable en gran medida de los efectos deletéreos del tejido graso sobre diferentes órganos, por ejemplo: la resistencia a la insulina a nivel del músculo periférico, la ateromatosis en el endotelio, el efecto anorexígeno a nivel del hipotálamo y el metabolismo mineral en el hueso, donde favorece la diferenciación de los precursores óseos que se enunciarán posteriormente(5). Leptina, la protagonista La leptina es el prototipo de las adipocinas. Es un péptido de 167 aminoácidos con cuatro hélices y circula en forma de monómero(6). Es uno de los productos primarios del tejido adiposo, pero también se expresa en diferentes órganos como la placenta, los ovarios, el epitelio mamario, la médula ósea y el tejido linfoide(7). Los niveles de leptina son producto de una secreción pulsátil y tienen un ritmo circadiano, con niveles altos en la madrugada; este ritmo se conserva en sujetos obesos y delgados, Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo 13 Revista colombiana Volumen 2, número 3, agosto de 2015 pero con la diferencia de que en el grupo de sujetos obesos hay mayor amplitud, lo que se traduce en mayores niveles séricos de leptina(8). Una vez secretada la leptina al torrente sanguíneo, circula parcialmente adherida a proteínas plasmáticas(8). Los niveles séricos de la leptina en personas con peso normal oscilan en el rango de 1 a 15 ng/ml, en individuos con índice de masa corporal mayor a 30 kg/m2 (obesidad), se pueden encontrar valores mayores, la vida media es de 25 minutos, y tiene una depuración rápida con eliminación renal(8). La concentración de leptina refleja la cantidad de energía acumulada en el compartimiento graso(9), con cambios dramáticos en periodo de ayuno y posprandial(10). La leptina se une a su receptor (ObR) localizado en el sistema nervioso central y tejido periférico. Existen por lo menos seis isoformas de receptores identificados (ObRa, ObRb, ObRc, ObRd, ObRe y ObRf)(2,7). Estas isoformas presentan dominios homólogos extracelulares pero con diferentes dominios intracelulares(7): las isoformas cortas como ObRa y ObRc tienen un papel importante en el transporte de la leptina al sistema nervioso central y las isoformas largas son responsables de la señalización(11). Figura 1. La leptina (L), al interactuar con su receptor ObRb, establece conexiones entre la superficie celular y el núcleo, en la que cascadas de cinasas proteínicas dan lugar a la fosforilación de factores de transcripción. JAK2 fosforila proteínas con dominios SH2, estas proteínas pertenecen a tres familias diferentes: STAT3, ERK (ERK: cinasa estimulada por señales extracelulares - Vía MAPK) e IRS (principalmente el IRS–2). Las STAT3 y ERK, una vez fosforiladas, son translocadas al núcleo donde funcionan como reguladoras transcripcionales(14). de Endocrinología Diabetes&Metabolismo La señalización se lleva a cabo por diferentes vías. La activación de los receptores ObRb ocurre mediante una cascada de señalización de transducción a través de la activación de transcripción 3 (JAK2/STAT3), la cual es la más descrita. Esta vía juega un papel importante en la homeostasis de la energía. La activación de STAT3 por la leptina induce transcripción de propiomelanocortina (POMC), un neuropéptido anorexígeno ubicado en el núcleo arcuato del hipotálamo(12). Las alteraciones en STAT3 afectan la producción de sustancias orexígenas como el péptido relacionado con agoutí y el neuropéptido Y que resultan en hiperleptinemia, hiperfagia, ganancia moderada de peso e hiperinsulinemia(13) (figura 1). Algunos estudios sugieren que la leptina estimula la vía fosfatidilinositol 3 cinasa (IP3K), que se asocia al tejido adiposo, hígado, músculo y células cancerígenas en humanos(15, 16). La activación de IP3K ocurre a través de sustratos del receptor de insulina (IRS), particularmente IRS-2(15). Figura 2. Al unirse la leptina a su receptor de membrana ObRb se produce dimerización y autofosforilación del receptor, evento que permite el anclaje de proteínas Janus-tirosina-cinasa JAK2 al dominio intracelular del receptor. Las ERK, una vez fosforiladas, se translocan al núcleo, fosforilando factores de transcripción para la expresión de genes que regulan la proliferación, diferenciación y supervivencia celular en condiciones normales. Si se altera la señalización ejercida por la leptina (como en casos de resistencia a la leptina), al fallar la fosforilación de la ERK, se desencadenará apoptosis celular(14,22). L ObRb L JAK2 ObRb Ras JAK2 Raf STAT3 ERK Proteínas de unión a GTP IRS MEK Quinasas MAP IPK3 Falla en la fosforilación de ERK ERK Transcripción JAK2 fosforila a proteínas con dominios SH2. Estas proteínas pertenecen a tres familias diferentes: STAT3, ERK, IRS 14 Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo Apoptosis Proliferación Diferenciación Supervivencia celular Respuesta normal Revista colombiana de Endocrinología Diabetes&Metabolismo Volumen 2, número 3, agosto de 2015 La activación de IP3K en el hipotálamo contribuye a la acción anorexígena de la leptina y a la pérdida de peso. Al igual que STAT3, la IP3K activa las neuronas POMC por la activación de los canales de potasio dependientes de ATP y canales de calcio(15). Igual que la insulina, el apetito suprime los efectos de la leptina. La vía insulina-IP3K hiperosmolariza las neuronas POMC, generando menor sensibilidad a la leptina, y eso podría ser un mecanismo común concomitante entre la resistencia a la leptina e insulina en la obesidad(17). Las proteínas cinasas mitogénicas-activadoras (MAPK) son un grupo de cinasas que controlan un gran número de procesos celulares. La leptina es capaz de activar la cascada MAPK en dos diferentes vías: una dependiente, a través de la vía de fosforilación de la tirosina en los receptores asociados a la activación de JAK2, y otra independiente de la fosforilación de receptores. Sin embargo, en ambas vías, la señalización requiere un dominio catalítico intacto de SHP2. Se ha reportado que alteraciones en la fosforilación causan falla en la activación de ERK(18). La activación de la vía de señalización tiene relación con las células precursoras del linaje de osteoblastos, en la cual se ha demostrado cómo la leptina induce apoptosis del osteoblasto a través de la cascada MAPK, con la activación de la vía ERK1/2, que a su vez activa la fosfolipasa citosólica A, que lleva a la liberación del citocromo C y, finalmente, la inducción de la caspasa 3 y la caspasa 9(19-21). (figura 2). El papel de la leptina en el metabolismo óseo es evidente de acuerdo con lo observado en múltiples estudios, afectándolo a través de la vía central y periférica. La leptina, a nivel central, regula la formación cortical del hueso, mediante la activación simpática en los núcleos ventrolaterales del hipotálamo(23,24). De igual forma, existe una relación entre la leptina y la expresión de neuromedina U, la cual, al parecer, disminuye el hueso tanto cortical como trabecular(23,25). Otra acción a nivel central mediada por la leptina es la inhibición y reducción de la síntesis de neuronas serotoninérgicas, que juegan un papel aún no aclarado sobre el metabolismo del hueso(26). A nivel periférico, la leptina interactúa con las células estromales de la médula ósea, osteoblastos y osteoclastos para incrementar la masa ósea. La leptina incrementa la expresión de genes osteogénicos en las células estromales y las dirige a la formación de hueso en vez de adipogénica(23,27), así mismo, la leptina puede inhibir la generación de osteoclastos y la resorción ósea por mecanismos locales confinados a los linajes hematopoyéticos, los cuales estimulan las células estromales que incrementan la expresión de osteoprotegerina y disminuyen el ligando RANK, llevando a la disminución de osteoclastogénesis. Las perturbaciones intrínsecas y extrínsecas de la actividad de la leptina en el hueso del paciente obeso producen un cambio en la diferenciación estromal a favor de líneas adipocitarias, que terminan directamente en la reducción de la formación y reducción de la resorción óseas(28). HIPOTÁLAMO VENTROLATERAL Núcleo arcuata ObR NMU CART Neuronas sensibles - GTG Y-R NPY LEPTINA SNS Noradrenalina Tejido graso GH B1-AR IGF-1 LEPTINA B2-AR ObR OPG Osteoblastos RANK/OPG Reloj genético BMSC Adiposito Proliferación de osteoblastos HUESO BMM Diferenciación de osteoclastos Osteoclastos Diagrama obtenido de la publicación de Leptina & Bone. Minireview, The Effect of Letpin on Bone(29) en donde se explican las diferentes vías en las que la leptina tiene acciones indirectas, en el sistema nervioso central y a nivel periférico, directamente en el hueso. Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo 15 Revista colombiana Volumen 2, número 3, agosto de 2015 La mayoría de los pacientes obesos presentan niveles de leptina aumentados, por resistencia o por tolerancia(9). En estos pacientes se observa, primero, alteración en el transporte de la leptina a través de la barrera hemato-encefálica, debido a una saturación del transportador por hiperleptinemia, el cual está asociado con obesidad(30). Adicionalmente a la hiperleptinemia, la hipertrigliceridemia afecta el transporte de leptina(31). También existen alteraciones en la señalización, secundarias a la hiperleptinemia, como son el efecto del supresor de la señalización de citocinas 3 (SOCS3), que es el mayor inhibidor de la señalización de la leptina. La vía JAK2/STAT3 induce SOCS3, el cual inhibe la fosforilación y activación de JAK2 en el residuo de tirosina del receptor ObRb(31). La proteína tirosina fosfatasa (SHP2) también está activada por la leptina y es otro regulador de STAT3 que está comprometido en este estado. Esta drástica modificación en la señalización periférica también se convierte en un blanco terapéutico(32). Finalmente, esta variación en la retroalimentación explica porqué los niveles muy elevados de leptina se comportan como la deficiencia relativa de la misma, esta conclusión se podría complementar con los hallazgos de Franek et at. que muestran que las concentraciones de leptina en pacientes obesos podrían, además, ser independientes y correlacionarse negativamente con la densidad mineral ósea (DMO) en el sexo masculino pero positivamente en el sexo femenino que presentan alelos específicos del gen de la leptina (-2548A)(33). Relación entre obesidad y hueso La obesidad es una enfermedad de gran impacto para la OMS, puesto que es una de las diez primeras causas de muerte en el mundo, con un alto número de afectados, como lo muestra en su comunicado del 2008, según el cual 1.400 millones de adultos tenían sobrepeso y de éstos más de 200 millones de hombres y 300 millones de mujeres eran obesas(34). En Latinoamérica, la obesidad creció en 40% entre el 2002 y el 2010, con un gran impacto sobre la mortalidad total. En su declaración, la OMS muestra que al menos 2,8 millones de personas adultas mueren como consecuencia de obesidad o sobrepeso(34). No alejados de estas cifras, para el 2007, según la Encuesta Nacional de Salud, el sobrepeso y la obesidad en Colombia representaban el 32% y 13%, respectivamente, con diferencias entre regiones, siendo más prevalente en la Orinoquía y el Amazonas con un 20% de prevalencia para obesidad(35). En el 2010, la Encuestra Nacional de Demografía y Salud (ENDS) informó que el porcentaje de sobrepeso y obesidad había aumentado, llegando a un 47% en la población general(36), lo que refleja una tendencia creciente, tanto en la incidencia como en la prevalencia de esta patología, que genera un gran deterioro del estado de salud general, disminución en la expectativa de vida y aumento de los costos en salud(37). Es clara la literatura existente que relaciona la obesidad con el aumento del riesgo cardiovascular, cerebrovascular, así 16 Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo de Endocrinología Diabetes&Metabolismo como el desarrollo de hepatopatías, nefropatías, endocrinopatías, alteraciones sexuales, alteraciones neurológicas y articulares, principalmente. Claramente, la obesidad afecta deletéreamente todo órgano y sistema en el cuerpo humano(38), pero curiosamente existe evidencia contradictoria en cuanto a la relación entre la obesidad y la densidad mineral ósea (DMO), considerada por algunos benéfica para el funcionamiento del hueso como órgano dinámico(39,40). Entre ellos, resalta Mullingan et al., quienes evidenciaron en su estudio en adultos sanos el aumento de la masa grasa asociada con incremento de la DMO(41), mientras que otros siguen considerándola contraproducente, puesto que el aumento de peso lleva como respuesta a un aumento de los niveles de leptina en sangre, que inicialmente se traducen en un balance energético negativo (pérdida de grasa), esto en pacientes previamente con peso normal. En el paciente obeso, este mecanismo se afecta, perdiendo la capacidad anorexígena y de igual forma su respuesta metabólica, favoreciendo un balance energético positivo(42). La concentración de leptina refleja la reserva de energía en la masa grasa y también refleja la cantidad de grasa corporal(43). En el estudio NHANES III se evidencia la relación positiva entre IMC y la hiperleptinemia(44) lo que fortalece esta relación bioquímica como respuesta anormal en la obesidad. Para entender adecuadamente la relación entre la obesidad y el hueso, debemos tocar aspectos de la fisiología del tejido adiposo como órgano endocrino, en donde los principales protagonistas son las adipocinas, con funciones bien establecidas a nivel paracrino, autocrino y endocrino(45). Entendiendo la obesidad a nivel celular como un estado proinflamatorio, las citocinas más relevantes para explicar el ambiente proinflamatorio son: leptina, adiponectina, factor de necrosis tumoral alfa (TNF-a) y la interleucina 6 (Il-6)(46). Cada una de ellas tiene su función específica y con una interacción clara en cada órgano que afectan. Por nuestro interés, es la leptina en donde fijaremos nuestra atención al ser esta adipocina el eje central del efecto deletéreo a nivel óseo. La leptina es considerada como una citocina proinflamatoria, pertenece a la familia de las citocinas de tipo IL-6(46,47). Con múltiples funciones a nivel circulatorio, metabólico, reproductivo y en la regulación del balance de energía, el cual se lleva a cabo a nivel central a través del hipotálamo, disminuyendo la ingesta de alimentos, aumentando el gasto energético y estimulando la lipólisis(39,48). Pero, además de esto, a nivel óseo presenta un efecto netamente protector, en individuos con peso normal, interviniendo en el metabolismo óseo, al regular la formación cortical, favoreciendo la activación de la vía simpática(40). De igual forma, a nivel medular, favorece la formación de osteoblastos, actuando directamente en la diferenciación celular(6). Además, a nivel de la médula ósea favorece la producción de osteoblastos y de IGF-1, estimulando también la proliferación de osteoblastos precursores que favorecen la resistencia a la apoptosis. Asimismo el aumento Revista colombiana de Endocrinología Diabetes&Metabolismo de la leptina, incrementa la expresión de osteoprotegerina (OPG), lo que disminuye la activación del receptor activador de RANK ligando(41,43,48). En contraposición a lo anterior, en sujetos obesos se describen acciones deletéreas como la regulación de la expresión de neuromedina U, la cual puede disminuir la masa tanto cortical como trabecular(49). Otros mecanismos de acción de la leptina en el hueso que generan deterioro de la masa ósea, son: la disminución en receptores de serotonina 2, la cual en estudios con ratones knockout causó disminución de la masa trabecular en vértebras y tibia(43,50). De igual forma, se evidencia que el incremento del neuropéptido Y (NPY) redujo la masa ósea, al favorecer el incremento de los niveles de factor inhibidor de osteoblastos hipotalámico, el cual reduce la habilidad de la matriz ósea para la formación de osteoblastos, en estados de resistencia a la leptina. Esta retroalimentación negativa de la leptina sobre el NPY se ve afectada, favoreciendo indirectamente su efecto deletéreo sobre el hueso(29). También está establecida la relación negativa entre leptina, testosterona y su fracción biodisponible, que genera una disminución de la función protectora de la testosterona sobre la DMO(44). Cao et al., mostraron en su estudio cómo las dietas ricas en grasas, generan un aumento de la leptina y una disminución en el hueso trabecular(51), lo que se explica por la intervención en el metabolismo óseo de la leptina, generando regulación negativa de los precursores mesenquimales en la diferenciación celular, disminuyendo la osteoblastogénesis y favoreciendo la adipogénesis a nivel medular, lo que influye negativamente en la DMO(52). Los datos mencionados anteriormente buscan exponer desde un enfoque fisiopatológico la relación existente entre la leptina y la DMO, con puntos contundentes de interrelación bioquímica que explican el papel de cada uno de los órganos y sus productos para mantener una homeostasis funcional. A partir de los argumentos previamente expuestos se concluye, desde el punto de vista bioquímico, cómo el exceso de adipocinas determina un riesgo para la salud ósea, pues genera una alteración en la formación de los osteoblastos y además favore Referencias 1. Iwaniec UT, Dube MG, Boghossian S, Song H, Helferich WG, Turner RT, et al. Body mass influences cortical bone mass independent of leptin signaling. Bone. 2009;44(3):404-12. Epub 2008/12/20. 2. Tartaglia LA, Dembski M, Weng X, Deng N, Culpepper J, Devos R, et al. Identification and expression cloning of a leptin receptor, OB-R. Cell. 1995;83(7):1263-71. Epub 1995/12/29. 3. Farooqi IS, Jebb SA, Langmack G, Lawrence E, Cheetham CH, Prentice AM, et al. Effects of recombinant leptin therapy in a child with congenital leptin deficiency. The New England journal of medicine. 1999;341(12):879-84. Epub 1999/09/16. 4. Hebebrand J, Muller TD, Holtkamp K, Herpertz-Dahlmann B. The role of leptin in anorexia nervosa: clinical implications. Molecular psychiatry. 2007;12(1):23-35. Epub 2006/10/25. 5. Pasco JA, Henry MJ, Kotowicz MA, Collier GR, Ball MJ, Ugoni AM, et al. Serum Volumen 2, número 3, agosto de 2015 la adipogénesis medular, convirtiéndose en un factor de riesgo adicional en la población con baja DMO. Si esto lo llevamos a una población obesa con sarcopenia (obesidad sarcopénica), donde la unidad funcional hueso-músculo está ya alterada, tener hiperleptinemia como marcador de seguimiento podría ser una herramienta en la práctica clínica de gran ayuda, puesto que cada vez se esclarece más la gran importancia de la leptina como marcador protagónico, sobre todo en riesgo cardiovascular en línea con lo establecido por Batsis et al(54). En el Estudio nacional de salud y evaluación nutricional III, publicado por la Mayo Clinic en el 2015, luego de un seguimiento de más de siete años de una población obesa masculina, se logró establecer que los niveles altos de leptina son un predictor de mortalidad cardiovascular. Es evidente que para poder establecer esto se requieren estudios a largo plazo donde se logre evaluar estos dos indicadores y así validar este marcador sérico. Debemos también mencionar que en la literatura mundial la evidencia existente entre el IMC y DMO muestra una relación directa, que favorece la salud ósea(53), esto en población con sobrepeso y obesidad grado I, lo que sería contradictorio con lo enunciado anteriormente. Por tal motivo, podríamos concluir que existe un efecto inicial dinámico en el hueso que es promovido por las fuerzas que generan el exceso de peso sobre el hueso, pero este estímulo es temporal y la perpetuidad en la sobrecarga del hueso lleva, a largo plazo a que se altere el equilibrio, favoreciendo que el efecto metabólico de las adipocinas tome el control y lleve a un gasto óseo mayor de forma crónica. Lo anterior debe llevar a cuestionarnos qué estrategias podremos usar en la práctica clínica para abordar a nuestros pacientes con problemas de peso, entendiendo que la obesidad no es un problema reflejado en una báscula sino, por el contrario, es una red de alteraciones bioquímicas que afectan a corto y largo plazo al ser humano, de ahí que todas las ayudas diagnósticas para prevenir los desenlaces negativos de esta enfermedad deben ser usadas en nuestros pacientes para ofrecer todo el arsenal terapéutico y no terapéutico para combatir este flagelo, y no optar por dieta como solución única a todas las preguntas generadas. leptin levels are associated with bone mass in nonobese women. The Journal of clinical endocrinology and metabolism. 2001;86(5):1884-7. Epub 2001/05/10. 6. Friedman JM. Leptin, leptin receptors, and the control of body weight. Nutrition reviews. 1998;56(2 Pt 2):s38-46; discussion s54-75. Epub 1998/05/02. 7. Dardeno TA, Chou SH, Moon HS, Chamberland JP, Fiorenza CG, Mantzoros CS. Leptin in human physiology and therapeutics. Frontiers in neuroendocrinology. 2010;31(3):377-93. Epub 2010/07/06. 8. Simón E DBAS. Leptina y obesidad. Anales del sistema sanitario de Navarra. 2002;25:53-64. 9. Considine RV, Sinha MK, Heiman ML, Kriauciunas A, Stephens TW, Nyce MR, et al. Serum immunoreactive-leptin concentrations in normal-weight and obese humans. The New England journal of medicine. 1996;334(5):292-5. Epub 1996/02/01. 10. Chan JL, Heist K, DePaoli AM, Veldhuis JD, Mantzoros CS. The role of fall- Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo 17 Revista colombiana Volumen 2, número 3, agosto de 2015 ing leptin levels in the neuroendocrine and metabolic adaptation to short-term starvation in healthy men. The Journal of clinical investigation. 2003;111(9):1409-21. Epub 2003/05/03. 11. Bjorbaek C, Elmquist JK, Michl P, Ahima RS, van Bueren A, McCall AL, et al. Expression of leptin receptor isoforms in rat brain microvessels. Endocrinology. 1998;139(8):3485-91. Epub 1998/07/29. 12. Ernst MB, Wunderlich CM, Hess S, Paehler M, Mesaros A, Koralov SB, et al. Enhanced Stat3 activation in POMC neurons provokes negative feedback inhibition of leptin and insulin signaling in obesity. The Journal of neuroscience : the official journal of the Society for Neuroscience. 2009;29(37):11582-93. Epub 2009/09/18. 13. Gong L, Yao F, Hockman K, Heng HH, Morton GJ, Takeda K, et al. Signal transducer and activator of transcription-3 is required in hypothalamic agoutirelated protein/neuropeptide Y neurons for normal energy homeostasis. Endocrinology. 2008;149(7):3346-54. Epub 2008/04/12. 14. Santillán Benítez JG, Mendieta Zerón H, Ordóñez Quiroz Á, LM. GO. La leptina en la carcinogénesis mamaria. Vías de señalización. Química Viva. 2012;11(2):91-111. 15. Morrison CD. Leptin signaling in brain: A link between nutrition and cognition? Biochimica et biophysica acta. 2009;1792(5):401-8. Epub 2009/01/10. 16. Harvey J, McKay NG, Walker KS, Van der Kaay J, Downes CP, Ashford ML. Essential role of phosphoinositide 3-kinase in leptin-induced K(ATP) channel activation in the rat CRI-G1 insulinoma cell line. The Journal of biological chemistry. 2000;275(7):4660-9. Epub 2000/02/15. 17. Plum L, Ma X, Hampel B, Balthasar N, Coppari R, Munzberg H, et al. Enhanced PIP3 signaling in POMC neurons causes KATP channel activation and leads to diet-sensitive obesity. The Journal of clinical investigation. 2006;116(7):1886-901. Epub 2006/06/24. 18. Bjorbaek C, Buchholz RM, Davis SM, Bates SH, Pierroz DD, Gu H, et al. Divergent roles of SHP-2 in ERK activation by leptin receptors. The Journal of biological chemistry. 2001;276(7):4747-55. Epub 2000/11/22. 19. Rahmouni K, Sigmund CD, Haynes WG, Mark AL. Hypothalamic ERK mediates the anorectic and thermogenic sympathetic effects of leptin. Diabetes. 2009;58(3):536-42. Epub 2008/12/11. 20. Kim GS, Hong JS, Kim SW, Koh JM, An CS, Choi JY, et al. Leptin induces apoptosis via ERK/cPLA2/cytochrome c pathway in human bone marrow stromal cells. The Journal of biological chemistry. 2003;278(24):21920-9. Epub 2003/04/01. 21. Fruhbeck G. Intracellular signalling pathways activated by leptin. The Biochemical journal. 2006;393(Pt 1):7-20. Epub 2005/12/13. 22. ME. FVV. Señalización de la leptina. Revista de Educación Bioquímica. 2006;25(2):50-4. 23. Hamrick MW. Leptin and bone: A consensus emerging? IBMS BoneKEy BoneKEy-Osteovision. 2007;4(3):99-107. 24. Rosen CJ, Bouxsein ML. Mechanisms of disease: is osteoporosis the obesity of bone? Nature clinical practice Rheumatology. 2006;2(1):35-43. Epub 2006/08/26. 25. Wren AM, Small CJ, Abbott CR, Jethwa PH, Kennedy AR, Murphy KG, et al. Hypothalamic actions of neuromedin U. Endocrinology. 2002;143(11):422734. Epub 2002/10/26. 26. Yadav VK, Oury F, Suda N, Liu ZW, Gao XB, Confavreux C, et al. A serotonin-dependent mechanism explains the leptin regulation of bone mass, appetite, and energy expenditure. Cell. 2009;138(5):976-89. Epub 2009/09/10. 27. Hamrick MW, Della-Fera MA, Choi YH, Pennington C, Hartzell D, Baile CA. Leptin treatment induces loss of bone marrow adipocytes and increases bone formation in leptin-deficient ob/ob mice. Journal of bone and mineral research : the official journal of the American Society for Bone and Mineral Research. 2005;20(6):994-1001. Epub 2005/05/11. 28. Holloway WR, Collier FM, Aitken CJ, Myers DE, Hodge JM, Malakellis M, et al. Leptin inhibits osteoclast generation. Journal of bone and mineral research : the official journal of the American Society for Bone and Mineral Research. 2002;17(2):200-9. Epub 2002/01/29. 29. Cirmanová V, Bayer M, Stárka L, Zajícková K. The effect of leptin on Bone: An Evolving Concept of Action. 2008; 57 (Suppl. 1): 143-51. physiological research-ISSN 0865-8408 30. Burguera B, Couce ME, Curran GL, Jensen MD, Lloyd RV, Cleary MP, et al. Obesity is associated with a decreased leptin transport across the bloodbrain barrier in rats. Diabetes. 2000;49(7):1219-23. Epub 2000/07/26. 31. Oswal A, Yeo G. Leptin and the control of body weight: a review of its diverse 18 Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo de Endocrinología Diabetes&Metabolismo central targets, signaling mechanisms, and role in the pathogenesis of obesity. Obesity (Silver Spring). 2010;18(2):221-9. Epub 2009/08/01. 32. Turner RT, Kalra SP, Wong CP, Philbrick KA, Lindenmaier LB, Boghossian S, et al. Peripheral leptin regulates bone formation. Journal of bone and mineral research : the official journal of the American Society for Bone and Mineral Research. 2013;28(1):22-34. Epub 2012/08/14. 33. Franek E, Nowak J, Safranow K, Adler G, Binczak-Kuleta A, Ciechanowicz A, et al. G(-2548)A leptin gene polymorphism in obese subjects is associated with serum leptin concentration and bone mass. Polskie Archiwum Medycyny Wewnetrznej. 2010;120(5):175-80. Epub 2010/05/27. 34. OMS. Nota descriptiva N°311. Obesidad y sobrepeso. Disponibleen: http:// www.who.int/mediacentre/factsheets/fs311/es/index.html 35. Ministerio de la Protección Social. Encuesta Nacional de Salud, 2007. 36. Erazo M. Visión global en relación a la obesidad. Rev. Med. Clin, Condes. 2012; 23(2) 196-200 37. Acosta, K. La obesidad y su concentración según nivel socioeconómico en Colombia. Num 170, Julio , 2012. 38. Aranceta, j. Foz, M. Gil B, Jover, E. Mantilla, T. Millán, J. Monereo, S. Moreno, B. Documento de consenso: obesidad y riesgo cardiovascular. Clin Invest Arterioscl 2003;15(5):196-233 39. Papapietro, K, Massardo, T. Riffo, A. Díaz, E. Araya V, Adjemian, D. Montesinos, G. Castro, G. Disminución de masa ósea post-cirugía bariátrica con by-pass en Y de Roux. Nutr Hosp. 2013;28:631-636. DOI:10.3305/ nh.2013.28.3.6400 40. Maor, G. Rochweger, M. Sege, Y. Phillips M. Leptin Acts as a Growth Factor on the Chondrocytes of Skeletal Growth Centers, Journal of bone and mineral research, Volume 17, Number 6, 2002 41. Rao, M. Schambelan, M. Tai, V. Abrams, D. Khatami, H. Havel, P. Sakkas, G. Mulligan,K. Assessing the Association between Leptin and Bone Mineral Density in HIV-InfectedMen. Hindawi Publishing Corporation AIDS Research and Treatment Volume 2012, Article ID 103072, 5 pages doi:10.1155/2012/103072 42. Friedman, J. Halaas, J. Leptin and the regulation of body weight in mammals, NATURE | VOL 395 | 22 OCTOBER 1998 | www.nature.com 43. Legiran, S. Brandi, M. Bone mass regulation of leptin and postmenopausal osteoporosis with obesity. Clinical Cases in Mineral and Bone Metabolism 2012; 9(3): 145-149 44. Anagnostis,P. Vakalopoulou,S. Charizopoulou, M. Kazantzidou, E. Chrysopoulou, T. Moka,E. Agapidou, A. Zournatzi, V. Garipidou, V. Is there any association between leptin levels and bone mineral density in haemophiliac men? Arch Med Sci 2013; 9, 3: 459-465 45. Coelho, M. Oliveira, T. Fernandes, R. Biochemistry of adipose tissue: an endocrine organ, Arch Med Sci 2, April / 2013 46. Kwon, H. Pessin, J. Adipokines mediate inflammation and insulin resistance, Front Endocrinol (Lausanne). 2013; 4: 71. 47. Coelho, M. Oliveira, T. Fernandes, R. Biochemistry of adipose tissue: an endocrine organ. Arch Med Sci 2013; 9, 2: 191-200 DOI: 10.5114/ aoms.2013.33181 48. Lazarenko OP, Rzonca SO, Suva LJ, Lecka-Czernik B. Netoglitazone is a PPARgamma ligand with selective effects on bone and fat. Bone. 2006;38(1):7484. Epub 2005/09/03. 49. Mantzoros, C. Magkos, F. Brinkoetter, M. Sienkiewicz, E. Dardeno, T. Kim, S. Hamnvik, OP. Koniaris, A. Leptin in human physiology and pathophysiology. Am J Physiol Endocrinol Metab 301: E567–E584, 2011. 50. Motyla, K. Rosena, C. Understanding leptin-dependent regulation of skeletal homeostasis, Biochimie. 2012 October; 94(10): 2089–2096. doi:10.1016/j. biochi.2012.04.015 51. Cao JJ, Gregoire BR, Gao H. High-fat diet decreases cancellous bone mass but has no effect on cortical bone mass in the tibia in mice. Bone. 2009;44(6):1097-104. Epub 2009/03/07. 52. Scheller, E. Song, J. Dishowitz, M. Hankenson,K. Krebsbac, K. A potential role for the myeloid lineage in leptin-regulated bone Metabolism. Horm Metab Res. 2012 January ; 44(1): 1–5. doi:10.1055/s-0031-1297971 53. Zhao, L. Jiang, H. Papasian, C. Maulik, D. Drees, B. Hamilton, J. Deng, H. Correlation of Obesity and Osteoporosis: Effect of Fat Mass on the Determination of Osteoporosis. Journal of bone and mineral research. Volume 23, Number 1, 2008 54. Batsis, J. Sahakyan, K. Singh, P. Bartels, S. Somer, V. Lopez-Jimenez, F. Leptin, Adiposity, and Mortality: Results from the National Health and Nutrition Examination Survey III, 1988 to 1994. Mayo Clinic Proceeding. 2015:90(4):481-491. Revista colombiana de Endocrinología Diabetes&Metabolismo Volumen 2, número 3, agosto de 2015 Artículo Original ¿Es necesaria la medición de la T3 para el diagnóstico de hipotiroidismo primario? Carlos Alfonso Builes Barrera Endocrinólogo de Adultos-Hospital Universitario San Vicente Fundación- Medellín. Asesor Científico en pruebas de función tiroidea y endocrinología Laboratorio Dinámica. Docente de Endocrinología Universidad de Antioquia Contacto: [email protected] Resumen E l objetivo de este estudio es evaluar el papel de la T3 en la valoración o diagnóstico de pacientes con hipotiroidismo primario. Se evaluaron 206 registros de pacientes. El 31,6% fueron hombres y el 68,4% mujeres. La edad promedio fue de 46,2, para los hombres 47,8 ±16,6 (rango entre 16 y 87 años) y para las mujeres 45,5±17,5 (rango entre 17 y 83). El valor promedio de TSH fue 75,3± 89 mUI/L (rango entre 10,5 y 490). En los pacientes con TSH entre 10 y 19,9 mUI/L, los valores de T4 libre estuvieron por debajo del rango normal en 31,2%, con un promedio de 0,77±0,06 ng/dl y con un valor promedio de TSH de 17,36 mUI/L. En este grupo (n=48 pacientes), todas las mediciones de T3 (libre o total) estuvieron dentro del rango normal. Los valores bajos de T3 se encontraron en 78 de 206 pacientes (37,8%), cuyo valor promedio de TSH fue 136±115 en el grupo de T3 libre (46 de 124) y 124±123 mUI/L en el grupo de T3 total (32 de 82). En cinco pacientes (6,4%) se encontró T3 baja, con T4 libre dentro del rango normal de referencia, con un valor promedio de TSH de 28,1±11,9 mUI/L, promedio de T4 libre 1,07±0,02 ng/dl. Se confirma la falta de utilidad de medir la T3 en el diagnóstico del hipotiroidismo primario. Los valores bajos de T3 se encontraron en aquellos pacientes con hipotiroidismo primario avanzado (TSH promedio de 136 mUI/L) Palabras claves: Función tiroidea, T3, Perfil tiroideo, Hipotiroidismo Abstract The objective of this study is to evaluate the role of T3 in the evaluation or diagnosis of patients with primary hypothyroidism. Two hundred and six patients with primary hypothyroidism were included in the study. 31.6% were male and 68.4% were female. The mean age was 46.2 years for men 47.8 ±16.6 (range 16-87 years) and for women 45.5±17.5 (range 17-83). The mean value of TSH was 75.3± 89 mUI/L (between 10.5 y 490). In the group of patients with TSH level between 10 and 10.9 mUI/L the T4 was low in 31.2%, with a median of 0.77±0.06 ng/ dl, and mean TSH value of 17.36 mUI/L. In that group (n: 48) the T3 measurements was normal in all patients. Low T3 was found in 78 of 206 patients (37.8%), with a mean of TSH of 136±115 in the free T3 group (46 of 124) and mean TSH: 124±123 mUI/L in the total T3 group (32 de 82). In 5 patients (6.4%) we found low T3 with normal free T4 with a mean TSH of 28.1±11.9 mUI/L, free T4 mean 1.07±0.02 ng/ dl. This study confirms the lack of utility of measurement of T3 for the diagnosis of primary hypothyroidism. Low T3 levels were found in cases of severe hypothyroidism ( mean TSH: 136 mUI/L). Key words: Thyroid function test, T3, thyroid test, hypothyroidism. Introducción Las pruebas de función tiroidea permiten al clínico hacer un abordaje diagnóstico y terapéutico adecuado. La medición de TSH es la prueba más importante para hacer el diagnóstico de hipotiroidismo primario, aunque podría no estar elevada en cerca del 5% de los casos de hipotiroidismo que son de origen central o en caso de haber recibido terapia reciente para hipertiroidismo primario(1,2). El organismo preserva al máximo la producción de T3, siendo difícil encontrar bajos sus niveles bajos incluso en pacientes con hipotiroidismo clínico establecido. Se quiere evaluar en un grupo de pacientes con niveles elevados de TSH, que tienen una medición simultánea de la función tiroidea: TSH, T4 y T3 cuál es la importancia de la T3 en el diagnóstico del hipotiroidismo primario. Materiales y métodos Estudio descriptivo, retrospectivo. Se hizo la búsqueda en la base de datos del laboratorio Dinámica IPS, de los años 2011 Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo 19 Revista colombiana Volumen 2, número 3, agosto de 2015 a 2014, de sujetos que tuvieran el registro de resultados de TSH, T4 libre y T3 (libre o total), medidos de forma simultánea o con no más de una semana de diferencia. Las muestras de suero fueron procesadas a través del laboratorio Dinámica, mediante la técnica de electroquimioluminiscencia con rangos de referencia normales así: TSH: 0,274,2 mUI/L, T4 libre: 0,9- 1,7 ng/ dl, T3 total 80-200 ng/dl, T3 libre: 2-4,4 pg/ml. Se hizo una base de datos en el programa Excel y se calcularon promedios y desviaciones estándar con las funciones estadísticas del mismo. Resultados Se evaluaron 206 registros de pacientes con TSH, T4 y T3 medidos en forma simultánea o con menos de una semana de diferencia. El 68,4% correspondieron a mujeres. La edad promedio fue de 46,2 años. Para los hombres, 47,8 ±16,6 (rango entre 16 y 87 años) y para las mujeres 45,5±17,5 (rango entre 17 y 83). El valor promedio de TSH fue 75,3± 89 mUI/L (rango entre 10,5 y 490), ver tabla 1. Tabla 1. Distribución de pacientes según valores de TSH TSH mUI/L n Valor en mUI/L ≥ 100 49 199±103,4 50-99,9 43 68,6±15,3 20-49,9 66 30,4±8,8 10-19,9 48 16,7±2,1 En los pacientes con TSH entre 10 y 19,9 mUI/L, los valores de T4 libre estuvieron por debajo del rango normal en 31,2%, con un promedio de 0,77±0,06 ng/dl y con un valor promedio de TSH de 17,36 mUI/L. En este grupo (n=48 pacientes), todas las mediciones de T3 (libre o total) estuvieron dentro del rango normal. Los valores bajos de T3 se encontraron en 78 de 206 pacientes (37,8%), cuyo valor promedio de TSH fue 136±115 mUI/L en el grupo de T3 libre (46 de 124) y 124±123 mUI/L en el grupo de T3 total (32 de 82). En 5 de los 78 pacientes (6,4%) se encontraron valores bajos de T3, con T4 libre dentro del rango normal de referencia, con un valor promedio de TSH de 28,1±11,9 mUI/L, promedio de T4 libre 1,07±0,02 ng/ dl (0,9-1,7 ng/dl). Discusión Pese al alto volumen de solicitudes de función tiroidea que se procesan a diario en el laboratorio sólo se registraron 206 pacientes, en los últimos tres años, a quienes se midió conco20 Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo de Endocrinología Diabetes&Metabolismo mitantemente, TSH, T4 y T3 (libre o total) y que cumplieran los criterios de inclusión (valor mínimo de TSH 10 mUI/L, medición simultánea o con lapso menor a una semana del perfil tiroideo completo). Este bajo volumen comparativo de solicitudes sugiere que hay una mayor conciencia por parte del personal médico en la solicitud racional de las pruebas de función tiroidea. El diagnóstico de hipotiroidismo primario se realiza con la elevación de la TSH, siendo ésta la forma primaria en el 95% de los casos(3,4). Las diferentes guías sugieren la medición inicial de TSH en la mayoría de los pacientes y se sugiere la medición de la T4 libre en pacientes con TSH inapropiadamente normal, pese a los síntomas claros de hipotiroidismo como sucede en su forma hipofisiaria (hipotiroidismo central) y en el estudio del paciente con perfil de hipotiroidismo subclínico(5,6,7). No se recomienda la medición rutinaria de T3 para el diagnóstico de hipotiroidismo(8) y tal vez su recomendación se dirige al paciente en estado crítico con la sospecha del síndrome de eutiroideo enfermo o síndrome de T3 bajo, aunque la medición ideal para esta entidad sería la T3 reversa, la cual no está disponible para evaluación clínica de rutina en nuestro medio(9,10). Es claro que los valores de TSH mayores de 20 mUI/L se relacionan con hipotiroidismo primario clínico. De acuerdo con los resultados obtenidos, el valor bajo de T3 se encontró en pacientes con valores francamente elevados de TSH, en los que ya estaba claramente definido el diagnóstico. Los hallazgos en el subgrupo de pacientes con TSH entre 10 y 20 mUI/L, con T4 libre y T3 dentro del rango normal de referencia para la prueba, apoyan el concepto de que cada persona tiene su propio rango de referencia normal y que los cambios iniciales pequeños y lineales del T4 podrían ser suficientes para la elevación exponencial de la TSH, pero que por la actividad de desyodasas el organismo buscará la preservación de la producción periférica de T3, como se evidenció con valores normales de todo este grupo evaluado(11,12). De acuerdo con los resultados obtenidos, sólo en presencia de valores francamente elevados de TSH se aumentaría la posibilidad de encontrar valores por debajo del rango normal de referencia para la T4 libre (mayor de 17 mUI/L) o para la T3 (mayor de 136 y 124 mUI/L para la forma libre y total, respectivamente). En cerca del 16% de los pacientes con hipotiroidismo primario se ha descrito una alteración de la desyodasa tipo 2, que sería la responsable de los niveles persistentemente bajos de T3 en pacientes con hipotiroidismo primario que reciben suplencia con levotiroxina(13). En nuestro medio no tenemos la medición rutinaria para determinar este tipo de defecto de conversión de T4 a T3 y esto replantea la posibilidad de que un grupo mínimo y selecto de pacientes con hipotiroidismo primario podrían llegar a beneficiarse de la adición de T3 junto con la levotiroxina. Sin embargo, las recomendaciones Revista colombiana de Endocrinología Diabetes&Metabolismo generales no han demostrado que dar la combinación de T4 con T3 adicione mayores beneficios clínicos en comparación con el suministro de la levotiroxina sola(8). En forma adicional, hay medicamentos que pueden producir cambios en la medición de los niveles circulantes de la T4 libre como sucede en pacientes que reciben heparinas por activación de la lipoproteína lipasa, causando falsos valores normales de T4 libre(14). Se desconoce si estas pruebas fueron solicitadas en pacientes que estuvieran hospitalizados y si recibían medicamentos que pudieran generar interferencias con la medición. Se debe destacar que sólo la tercera parte de pacientes con valores de TSH entre 10 y 20 mUI/L presentaron valores de T4 libre por debajo del rango de referencia. Lo anterior debe cuestionar al clínico acerca de la verdadera importancia de la medición rutinaria de la T4 libre en pacientes con hipotiroidismo primario, especialmente en aquellos con diagnóstico ya establecido previamente. Adicionalmente, se debe hacer énfasis en que la medición de T3 estuvo normal en los 48 pacientes con TSH entre 10 y 19,9 mUI/L, lo que indica la preservación de sus niveles en las formas no tan avanzadas de hipotiroidismo primario. La naturaleza retrospectiva del estudio y el desconocimiento del contexto clínico en el que son solicitados los perfiles de función tiroidea son las dos principales limitantes del estudio, especialmente sería necesario establecer la presencia de síntomas de hipofunción tiroidea y consumo de medicamentos en aquellos pacientes con TSH elevada, T4 libre normal y T3 baja para seguir avanzando en la posibilidad diagnóstica del déficit de desyodasas y el beneficio clínico de la adición de T3 en su tratamiento. Los resultados del presente estudio ratifican las recomen- Referencias 1. Gurnell M, Halsall D, Chatterjee K. ¿What should be done when thyroid function test do not make sense? Clinical Endocrinology. 2011; 74: 673-678. 2. Koulori O, Moran C, Halsall D, Chatterjee K et al. Pitfalls in the measurement and interpretation of thyroid function test. Best practice & research clinical endocrinology and Metabolism. 2013; 27: 745-762. 3. Gaitonde D, Rowlwy K, Sweeney L. Hypothyroidism: An update. Am Fam Physician. 2012; 86 (3):244-251 4. Almandoz JP, Gharib H. Hypothyroidism: etiology, diagnosis and management. Med Clin North Am. 2012; 96 (2):203-221. 5. Biondi B. Natural history, diagnosis and management of subclinical thyroid dysfunction. Best Pract Res Clin Endocrinol Metab 2012;26(4):431-46 6. Cooper D, Biondi B. Subclinical thyroid disease. The Lancet 2012; 379: 1142–54. 7. Persani L, Ferretti E, Borgato S, Faglia G, Beck-Peccoz P. Circulating thyrotropin bioactivity in sporadic central hypothyroidism. J Clin Endocrinol Metab 2000;85:3631-5. Volumen 2, número 3, agosto de 2015 daciones actuales, acerca de la falta de utilidad de medir T3 para el diagnóstico de hipotiroidismo primario y que su medición debe reservarse para otro tipo de situaciones de disfunción tiroidea como el hipertiroidismo primario con TSH suprimida y T4 dentro de rangos normales (T3 toxicosis), pacientes con sospecha de síndrome de eutiroideo enfermo y de una forma muy seleccionada en pacientes con hipotiroidismo primario que persisten sintomáticos, pese a la suplencia adecuada de levotiroxina y que cursan con valores bajos de T3. Conclusión La medición de T3 total o libre no se necesita para el diagnóstico de hipotiroidismo primario. Los niveles bajos de T3 se encontraron en pacientes con niveles francamente elevados de TSH (136 mUI/L). Hay una baja solicitud de usar mediciones rutinarias de T3 en pacientes con TSH elevada, siguiendo las recomendaciones de las asociaciones de tiroides. Conflictos de interés No se declaran conflictos de interés para la escritura de este artículo. El autor ha recibido honorarios como conferencista de laboratorios Lilly, Novartis, Merck, Sanofi, Abbott, Siegfried y Roche. Agradecimientos Dra. Ángela María Loaiza Arango, Dra. Heidy del Valle, Dra. Magda Liliana Cárdenas Gómez, Diana Milena Londoño Valencia, Sandra María Gallego Osorno, Sandra Marcela Osorno Cataño, por hacer posible la realización de este trabajo a través del laboratorio Dinámica. 8. Garber JR, Cobin RH, Gharib H, Hennessey JV, Klein I, Mechanick JI, et al. Clinical practice guidelines for hypothyroidism in adults: cosponsored by The American Association of Clinical Endocrinologist and The American Thyroid Association. Endocrine Practice Vol 18, No. 6 November/December 2012, 1200-1235. 9. Economidou F, Douka E, Tzanela M, Nanas S, Kotanidou A. Thyroid function during critical illness. Hormones (Athens). 2011;10(2):117-24 10. Bao S, Oiknine R, Fisher SJ. Differentiating nonthyroidal illness syndrome from central hypothyroidism in the acutely ill hospitalized patient. Endocrine. 2012;42(3):758-60. 11. Koulori O, Moran C, Halsall D, Chatterjee K et al. Pitfalls in the measurement and interpretation of thyoid function test. Best practice & research clinical endocrinology & metabolism. 2013. 27:745-762. 12. Koulouri O, Gurnell M. How to interpret thyroid function test. Clinical Medicine. 2013. 13 (3):282-6. 13. Wartofsky L. Combination L-T3 and L t4 therapy for hypothyroidism. Curr opin Endocrinol Diabetes Obes 2013; 20 (5): 460-6. 14. Barbesino G, Drugs affecting thyroid function. Thyroid. 2010; 20 (7): 76370. Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo 21 Revista colombiana Volumen 2, número 3, agosto de 2015 de Endocrinología Diabetes&Metabolismo Artículo Original Descompresión orbitaria endoscópica transnasal en orbitopatía por enfermedad de Graves Martín Alonso Pinzón Navarro1, Perla Villamor Rojas2 Otorrinolaringólogo, docente adscrito, coordinador de Residentes, Servicio de Otorrinolaringología, Hospital de San José. Fundación Universitaria de Ciencias de la Salud, Bogotá, Colombia. 2 Residente de Otorrinolaringología, II año, Fundación Universitaria de Ciencias de la Salud - Hospital de San José. Bogotá, Colombia. Correo electrónico: [email protected], pvillamayor@ fucsalud.edu.co 1 Resumen Introducción: La orbitopatía distiroidea ocasiona un aumento del volumen orbitario, exoftalmos y síntomas oculares severos como pérdida de la agudeza visual, diplopía y compromiso del nervio óptico. Los corticoesteroides y la radioterapia han sido usados para su tratamiento pero con efectos secundarios indeseables. La cirugía se puede considerar una de las mejores opciones de manejo. Objetivo: El objetivo del estudio es describir los resultados quirúrgicos de los pacientes con orbitopatía por enfermedad de Graves sometidos a descompresión endoscópica transnasal de órbita en el Hospital de San José en Bogotá, Colombia, entre el año 2009 y 2014. Métodos: Se realizó un estudio descriptivo longitudinal de serie de casos. Se analizaron los datos con base en cambios posoperatorios de agudeza visual, campimetría y exoftalmometría, así como complicaciones posoperatorias. Resultados: Se analizaron 32 órbitas de 16 pacientes. El 83,3% de los pacientes presentaba campimetrías pre y posoperatorias normales, excepto por defectos leves secundarios a ptosis palpebral. El 87,5% presentó agudeza visual preoperatoria peor o igual a 20/50, con mejoría de la agudeza visual en el posoperatorio en el 100% de los casos. La exoftalmometría preoperatoria tuvo una mediana de 24 mm (RIQ: 21,8-27) (DS: 2,77), mientras que la posquirúrgica presentó una mediana de 1,25 mm (RIQ:16-21) (DS: 2,99), la cual se considera un estudio dentro de límites normales. La única complicación reportada fue la presencia de diplopía en 4 de los 16 pacientes (25%), de los cuales una fue transitoria y 3 persistieron durante todo el seguimiento (18,75%). Conclusiones: Existen limitaciones en el estudio al ser retrospectivo descriptivo; sin embargo, los datos obtenidos 22 Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo muestran a la descompresión orbitaria transnasal para orbitopatía de Graves como una intervención segura y eficaz. Abstract Introduction: Dysthyroid orbitopathy causes an increase in orbital volume, exophthalmos and severe ocular symptoms such as loss of visual acuity, diplopia, and optic nerve involvement. Corticosteroids and radiotherapy have been used for treatment but with undesirable side effects. The surgery can be considered one of the best treatment options. Objective: The aim of the study was to describe the surgical outcomes of patients with Graves’ orbitopathy, treated with transnasal endoscopic orbital decompression in Hospital de San José in Bogotá, Colombia, between 2009 and 2014. Methods: A descriptive longitudinal case series study was conducted. Data were analyzed taking into account postsurgical changes of visual acuity, exophthalmometry and campimetry, also postoperative complications. Results: 32 orbits of 16 patients were analyzed. 83.3% of patients had pre and postoperative normal campimetries except slight defects, due to palpebral ptosis. 87.5% had preoperative visual acuity worse or equal than 20/50, with improved visual acuity postoperatively in 100% of cases. The preoperative exophthalmometry 24 mm had a median (IQR 21.8-27) (SD: 2.77), while the postoperative median was 18.25 mm (IQR 16-21) (SD: 2.99), which is considered a normal study. The only complication reported was the presence of diplopia in 4 of the 16 patients (25%), of which 1 was transient and 3 persisted throughout follow-up (18.75%). Conclusions: There are limitations on the study due to its retrospective nature, but the data showed the transnasal orbital decompression for Graves orbitopathy as a safe and effective intervention. Introducción La enfermedad de Graves es una enfermedad autoinmune, multiorgánica, de fisiopatología compleja que afecta principalmente a la glándula tiroides y la órbita. Es una causa común de hipertiroidismo cuando las inmunoglobulinas estimulantes de la tiroides, producidas por los linfocitos B, se unen al receptor de la hormona estimulante de la tiroides. Revista colombiana de Endocrinología Diabetes&Metabolismo El mecanismo exacto de la enfermedad ocular relacionada con la enfermedad tiroidea es desconocido y se cree que los fibroblastos en los tejidos orbitales pueden expresar el receptor de la hormona estimulante de la tiroides (TSHR). Posteriormente se presenta una acumulación de linfocitos T sensibilizados a antígenos tiroideos compartidos con los contenidos orbitarios, lo que conduce a anomalías inmunológicas que causan infiltración de la grasa orbital y los músculos extraoculares con células inflamatorias y complejos inmunes. Por último, esta infiltración grasa y muscular termina por ocasionar un aumento en el volumen orbitario extraocular y en la presión intraocular(1). Aproximadamente el 50% de los pacientes con enfermedad de Graves desarrollará manifestaciones orbitarias, siendo más común en las mujeres. Sin embargo, cuando la enfermedad está presente en los hombres es generalmente más severa y agresiva. Los fumadores desarrollan orbitopatía distiroidea con más frecuencia y su enfermedad es más grave en la fase activa, con posterior fibrosis de los tejidos afectados(2,3). La orbitopatía distiroidea es la manifestación extratiroidea más común de la enfermedad de Graves(4,5), la cual consiste en un proceso autoinmune que genera un incremento en el volumen del tejido orbitario. Aunque se han informado casos de resolución espontánea, con frecuencia el dolor, la queratitis por exposición, la diplopía, la neuropatía óptica y la estética son indicaciones para iniciar un tratamiento. Se consideran factores de riesgo reconocidos para desarrollar orbitopatía distiroidea: los antecedentes familiares, la edad (20 a 50 años), el sexo femenino, el tabaquismo, un tratamiento previo con yodo radioactivo y la disfunción tiroidea. Aunque varios de los factores de riesgo como la genética, la edad y el sexo, no se pueden modificar, existen factores de riesgo modificables para la disminución de la presentación y progresión de la orbitopatía distiroidea, como el tabaquismo y la exposición a yodo radioactivo(3). Las manifestaciones clínicas de la orbitopatía distiroidea van desde síntomas leves, como epífora, fotofobia e inyección conjuntival, hasta síntomas graves, como proptosis significativa, diplopía, queratopatía por exposición, y pérdida de la visión por neuropatía óptica(6). El curso clínico de la orbitopatía de Graves se puede dividir en fases agudas y crónicas. La fase aguda se caracteriza por la inflamación activa que va de 6 a 18 meses, mientras que la fase crónica se caracteriza por fibrosis y representa la fase preferida para la intervención quirúrgica(7,8). Imaginológicamente no es posible medir de forma exacta el volumen completo de los músculos extraoculares. Sin embargo, el uso de tomografía computarizada o resonancia magnética permite calcular los volúmenes musculares de forma aproximada(9). El diagnóstico diferencial incluye enfermedades y tumores inflamatorios, de los cuales el pseudotumor orbitario, la mio- Volumen 2, número 3, agosto de 2015 sitis ocular y el linfoma orbital son los más importantes. Los patrones específicos: localización, participación de estructuras orbitales y los cambios de señal se pueden diferenciar por resonancia magnética(10). La orbitopatía distiroidea es a menudo un trastorno autolimitado y, en la mayoría de los casos, se produce la resolución espontánea. Las medidas locales, como la lubricación, cinta en los párpados y uso de parches para los pacientes con resequedad y diplopía representan enfoques iniciales del tratamiento conservador. Sólo una minoría de los pacientes con enfermedad severa (3 a 5%) requieren tratamientos invasivos(11). Los tratamientos más agresivos incluyen los corticoesteroides sistémicos y el uso de la radiación orbitaria. Los corticoesteroides sistémicos se usan con frecuencia para tratar la orbitopatía; sin embargo, conllevan usualmente efectos secundarios. La radiación, aunque se usa actualmente, no está respaldada por un ensayo clínico controlado aleatorio que demuestre su seguridad y eficacia. Por lo anterior, la cirugía sigue siendo una de las mejores opciones en el manejo de la orbitopatía por Graves(12). Desde principios de 1990, la descompresión orbitaria endoscópica se ha convertido en el tratamiento quirúrgico de elección para los pacientes con orbitopatía distiroidea. En comparación con los enfoques externos para la descompresión orbitaria, la técnica endoscópica proporciona una mejor visualización de las regiones anatómicas críticas, incluidas la base del cráneo y el vértice de la órbita, evitando incisiones faciales o intraorales(13). La descompresión de órbita consiste en una exposición de la totalidad de la pared medial orbitaria (lámina papirácea) (figura 1), la cual se fractura inicialmente sin violar la capa de periostio orbital (periórbita) que encierra el contenido orbital, posterior a la eliminación del hueso se incide la periórbita a lo largo de toda su longitud horizontal de posterior a anterior por medio de tres incisiones paralelas aproximadamente a 1 cm de distancia, lo cual da lugar a un prolapso de la grasa orbitaria y la consiguiente disminución de la proptosis(14) (figura 2). La orbitopatía por Graves estable e inactiva puede ser tratada con éxito mediante cirugía, ya sea la descompresión orbitaria con el fin de reducir la proptosis, la resección del músculo para corregir la diplopía o, finalmente, la blefaroplastia para corregir la ptosis secundaria(15). Materiales y métodos Se realizó un estudio descriptivo longitudinal de serie de casos con pacientes con diagnóstico de orbitopatía por enfermedad de Graves, pacientes con diagnóstico establecido de hipertiroidismo y exoftalmos, tratados con descompresión endoscópica nasal orbitaria, método estandarizado y realizado por el mismo cirujano en todos los casos, en el servicio de Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo 23 Revista colombiana Volumen 2, número 3, agosto de 2015 de Endocrinología Diabetes&Metabolismo Figura 1. Anatomía orbitaria normal A. Corte axial de tomografía computarizada (TC) de senos paranasales con superposiciones en color que muestran la órbita dividida en sus espacios intraoculares y extraoculares y sus relaciones con la lámina papirácea, celdillas etmoidales y cavidad nasal. B. Corte coronal de TC de senos paranasales con superposiciones en color que muestran la configuración de los músculos extraoculares, y la glándula lagrimal, así como sus relaciones con la lámina papirácea y la cavidad nasal. Figura 2. Vista endoscópica fosa nasal izquierda A. Visión preoperatoria. 24 C. Mediante un bisturí en hoz se abre la periórbita cuidadosamente sin lesionar el recto medio (evitando riesgo de diplopía). Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo B. Una cureta es utilizada para fracturar la lámina papirácea y comenzar la descompresión ósea. D. Grasa orbitaria herniada hacia la cavidad nasal. Revista colombiana de Endocrinología Diabetes&Metabolismo otorrinolaringología del Hospital de San José, entre los años 2009 y 2014. Se realizó una revisión de historias clínicas de los pacientes tratados, de donde se obtuvieron los datos para el estudio. El abordaje quirúrgico se realizó en todos los pacientes, de la siguiente forma: bajo visión endoscópica transnasal, infiltración de la pared lateral nasal y del cornete medio con lidocaína al 1% con epinefrina, medialización del cornete medio, antrostomía maxilar, identificación del receso nasofrontal, logrando adecuada permeabilización del mismo, etmoidectomía anterior y posterior, identificación de lámina papirácea para su posterior resección, identificando periórbita, la cual se incide con bisturí frío, permitiendo herniación de la grasa periorbitaria hacia cavidad de etmoidectomía. Se excluyeron pacientes que no completaron el seguimiento posoperatorio mínimo de un mes. Se hizo un seguimiento hasta el último control posoperatorio, teniendo en cuenta las variables sociodemográficas como edad y sexo, agudeza visual, campimetría y exoftalmometría obtenidas por un especialista en ofatlmología de forma estandarizada, tomografía computarizada y/o ecografía orbitaria. Las variables cuantitativas se exploraron con pruebas estadísticas para determinar su distribución y presentarlas con medidas de tendencia central y dispersión. Las variables cualitativas se presentaron con frecuencias absolutas y relativas. La información se analizó en Stata 12.0. Resultados Se analizaron 16 pacientes, de los cuales 12 eran mujeres (75%), 4 hombres (25%), la mediana de edad fue de 44 años con un (RIQ: 37-54) (DS: 11,15) al momento de la cirugía (tabla 1). Del total de los pacientes, sólo 2 (12,5%) eran fumadores o tenían antecedente de tabaquismo, y el 100% presentó compromiso de ambas órbitas, para un total de 32 órbitas tratadas. Todos los pacientes se sometieron a valoración endocrinológica y oftalmológica, todos los pacientes sometidos a cirugía contaban con la estabilización de su patología de base, verificada por pruebas de función tiroidea dentro de límites normales. Todos los pacientes se sometieron a descompresión endoscópica transnasal de órbita como se describió en la sección materiales y métodos. Todos los pacientes contaron con imágenes prequirúrgicas, tomografía computarizada de órbita en el 75% y ecografía de órbita en el 25% restante. En ambos estudios, el 100% de los pacientes presentó cambios orbitarios dados por aumento de grados leve a severo del contenido y grasa intraorbitaria, aumento de los músculos rectos superiores e internos ocasionando exostosis de los globos oculares. De las 32 órbitas, 24 contaban con campimetría preoperatoria, de las cuales 20 (83,3%) presentaron un estudio den- Volumen 2, número 3, agosto de 2015 Tabla 1. Características sociodemográficas y clínicas de los pacientes y órbitas en estudio Sexo n (%) Masculino 4 (25) Femenino 12 (75) Edad (mediana, años, (RIQ)(DS) 44 (37-54)(11,15) Fumador n (%) Sí 2 (12,5) No 14 (87,5) Imágenes radiológicas preoperatorias n (%) Tomografía computarizada de órbita 24 (75) Ecografía de órbita 8 (25) Campimetría preoperatoria n (%) Total 24 (75) Normal 20 (83,3) Anormal 4 (12,5) Campimetría posoperatoria Total 32 (100) Normal 28 (87,5) Anormal 4 (12,5) Agudeza visual preoperatoria ≤20/50 28 (87,5) <20/50 4 (12,5) Agudeza visual posperatoria ≤20/50 2 (6,25) <20/50 30 (93,75) Exoftalmometría preoperatoria mediana mm (RIQ) Exoftalmometría posoperatoria mediana mm (RIQ) 24 mm (21,8-27) (2,77) 18,25 (16-21)(2,99) Neuropatía óptica preoperatoria n (%) 2 (6,25) Neuropatía óptica posoperatoria n (%) 0 (0) Complicaciones* Sí 3 (18,75) No 13 (81,25) * La única complicación encontrada en el estudio fue diplopía. tro de límites normales, mientras que los restantes tan solo mostraban defectos leves correspondientes a alteración de tipo palpebral, todos los pacientes contaron con campimetrías posoperatorias dentro de límites normales, excepto 4 (12,5%) que persistieron con defectos secundarios a ptosis palpebral. En cuanto a la agudeza visual, 28 órbitas (87,5%) presentaron agudeza visual preoperatoria peor o igual a 20/50, reduciéndose el número a tan solo 2 órbitas (6,25%) en el posoperatorio con agudeza visual peor o igual a 20/50, y no se presentó ningún caso de empeoramiento o casos de alteración de agudeza visual de novo en el posoperatorio. Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo 25 Revista colombiana Volumen 2, número 3, agosto de 2015 De las dos órbitas con neuropatía óptica preoperatoria, el 100% presentó resolución completa, y no se presentó ningún caso de neuropatía óptica de novo en el posoperatorio. La exoftalmometría prequirúrgica presentó una mediana de 24 mm (RIQ: 21,8-27) (DS: 2,77), comparada con una exoftalmometría posquirúrgica con una mediana de 18,25 mm (RIQ:16-21) (DS: 2.99), la cual se considera un estudio dentro de límites normales (figura 3). En los estudios posoperatorios se identificó como única complicación reportada la presencia de diplopía en 4 de los 16 pacientes (25%), de los cuales una fue transitoria y tres persistieron durante todo el seguimiento (18,75%). Ningún paciente presentó estrabismo o alteración de la movilidad ocular posoperatoria. Figura 3. Box Plot comparativo de exoftalmometría prequirúrgica y posquirúrgica en el último control de pacientes con orbitopatía distiroidea por enfermedad de Graves sometidos a descompresión orbitaria endoscópica. 30 Q3-Q2 Exoftalmometría (mm) 28 Q2-Q1 26 24 22 20 18 16 14 12 10 Preoperatorio Posoperatorio Discusión La orbitopatía distiroidea es la manifestación extratiroidea más común de la enfermedad de Graves(4), caracterizándose por exoftalmos secundario a un incremento en el volumen del tejido orbitario, lo que conlleva con frecuencia a queratitis por exposición, diplopía, neuropatía óptica y alteración estética. El tratamiento de esta entidad con corticoesteroides sistémicos o radioterapia conlleva usualmente efectos secundarios, por lo cual, la cirugía sigue siendo una de las mejores opciones en el manejo de la orbitopatía por Graves(12). Con el creciente conocimiento de los procedimientos quirúrgicos disponibles y una mayor experiencia por parte de los cirujanos, el tratamiento exitoso del exoftalmos se ha hecho posible, cada día con menores tasas de complicaciones(16, 17). 26 Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo de Endocrinología Diabetes&Metabolismo De la serie de casos presentada se evidenciaron características sociodemográficas, como predominancia del sexo femenino, rangos de edad de los pacientes al momento de someterse a manejo quirúrgico y lateralidad del compromiso, similares a otras series de casos(18). A diferencia de otros estudios y de la evidencia de la relación entre la orbitopatía distiroidea por Graves y el tabaquismo, sólo se encontró esta relación en el 12,5% de los pacientes. Se evidenció mejoría en la agudeza visual en 100% de los casos, de los cuales 93,7% presentó una agudeza visual posoperatoria mejor de 20/50. Se demostró, a su vez, mejoría en la exoftalmometría, obteniendo un valor para la mediana posoperatoria de la serie dentro de límites normales, cifras similares a las encontradas por Dubin et al., en el 2008(6). La diplopía representa la complicación potencial más frecuente de una descompresión orbitaria por orbitopatía distiroidea y las series de casos muestran una incidencia que varía entre 15% y 63% de los pacientes(18), encontrando que los datos en nuestra serie de casos se presentan dentro de los rangos establecidos previamente por la literatura disponible. Las complicaciones nasosinusales después de una descompresión de órbita vía endoscópica son infrecuentes, sin embargo, se reportan casos de hemorragia posoperatoria, sinequias y sinusitis posoperatoria relacionadas con la obstrucción del drenaje paranasal(19). Ya que los otorrinolaringólogos rutinariamente advierten a los pacientes no sonarse ni realizar maniobras de Valsalva en el posoperatorio, el enfisema subconjuntival es una complicación poco frecuente. Cuando un paciente lo presenta, el tratamiento es típicamente conservador y presenta una resolución espontánea(20). Conclusiones Consideramos que existen limitaciones en nuestro estudio al ser retrospectivo y descriptivo, ya que supone imprecisión en los criterios de inclusión y un seguimiento irregular; sin embargo, los datos obtenidos permiten vislumbrar el manejo quirúrgico mediante descompresión orbitaria transnasal para orbitopatía de Graves como una intervención segura y eficaz, con menores tasas de complicación y efectos secundarios, comparado con el tratamiento con corticoesteroides sistémicos o la radioterapia. En esta serie de casos encontramos que es una intervención segura y eficaz, con una baja tasa de complicaciones y fue eficaz según los resultados oftalmológicos, siendo una alternativa superior comparada con el tratamiento con corticoesteroides o la radioterapia. Revista colombiana de Endocrinología Diabetes&Metabolismo Referencias 1. Leong SC, White PS. Outcomes following surgical decompression for dysthyroid orbitopathy (Graves’ disease). Curr Opin Otolaryngol Head Neck Surg. 2010 Feb;18(1):37-43. PubMed PMID: 19940769. eng. 2. Robinson D, Wilcsek G, Sacks R. Orbit and orbital apex. Otolaryngol Clin North Am. 2011 Aug;44(4):903-22, viii. PubMed PMID: 21819879. eng. 3. Bartalena L. Graves’ orbitopathy: imperfect treatments for a rare disease. Eur Thyroid J. 2013 Dec;2(4):259-69. PubMed PMID: 24783057. PMCID: PMC3923600. eng. 4. Kacker A, Kazim M, Murphy M, Trokel S, Close LG. “Balanced” orbital decompression for severe Graves’ orbitopathy: technique with treatment algorithm. Otolaryngol Head Neck Surg. 2003 Feb;128(2):228-35. PubMed PMID: 12601319. eng. 5. Reddy SV, Jain A, Yadav SB, Sharma K, Bhatia E. Prevalence of Graves’ ophthalmopathy in patients with Graves’ disease presenting to a referral centre in north India. Indian J Med Res. 2014 Jan;139(1):99-104. PubMed PMID: 24604044. PMCID: PMC3994747. eng. 6. Dubin MR, Tabaee A, Scruggs JT, Kazim M, Close LG. Image-guided endoscopic orbital decompression for Graves’ orbitopathy. Ann Otol Rhinol Laryngol. 2008 Mar;117(3):177-85. PubMed PMID: 18444477. eng. 7. Metson R, Pletcher SD. Endoscopic orbital and optic nerve decompression. Otolaryngol Clin North Am. 2006 Jun;39(3):551-61, ix. PubMed PMID: 16757231. eng. 8. Vaseghi M, Tarin TT, Levin PS, Terris DJ. Minimally invasive orbital decompression for Graves’ ophthalmopathy. Ann Otol Rhinol Laryngol. 2003 Jan;112(1):57-62. PubMed PMID: 12537060. eng. 9. Bijlsma WR, Mourits MP. Radiologic measurement of extraocular muscle volumes in patients with Graves’ orbitopathy: a review and guideline. Orbit. 2006 Jun;25(2):83-91. PubMed PMID: 16754214. eng. 10. Daubner D, Spieth S, Engellandt K, von Kummer R. [Diagnosis and differential diagnosis of Graves’ orbitopathy in MRI]. Radiologe. 2012 Jun;52(6):550-9. PubMed PMID: 22622414. ger. Volumen 2, número 3, agosto de 2015 11. She YY, Chi CC, Chu ST. Transnasal endoscopic orbital decompression: 15Year clinical experience in Southern Taiwan. J Formos Med Assoc. 2012 Sep. PubMed PMID: 24704350. ENG. 12. Kasperbauer JL, Hinkley L. Endoscopic orbital decompression for Graves’ ophthalmopathy. Am J Rhinol. 2005 2005 Nov-Dec;19(6):603-6. PubMed PMID: 16402649. eng. 13. Leung MK, Platt MP, Metson R. Revision endoscopic orbital decompression in the management of Graves’ orbitopathy. Otolaryngol Head Neck Surg. 2009 Jul;141(1):46-51. PubMed PMID: 19559957. eng. 14. Lal P, Thakar A, Tandon N. Endoscopic orbital decompression for Graves’ orbitopathy. Indian J Endocrinol Metab. 2013 Mar;17(2):265-70. PubMed PMID: 23776900. PMCID: PMC3683202. eng. 15. Eckstein A, Berchner-Pfannschmidt U, Führer D, Esser J. [Update on endocrine orbitopathy]. Ophthalmologe. 2013 Nov;110(11):1079-96. PubMed PMID: 24231915. Ger. 16. Chhabra N, Wu AW, Fay A, Metson R. Endoscopic resection of orbital hemangiomas. Int Forum Allergy Rhinol. 2014 Mar;4(3):251-5. PubMed PMID: 24415525. eng. 17. Cansiz H, Tuskan K, Kalekoğlu N, Oztürk O, Inci E, Pazarli H, et al. [Orbital decompression by endoscopic transnasal and transantral approach in thyroid-associated ophthalmopathy]. Kulak Burun Bogaz Ihtis Derg. 2002 2002 Sep-Oct;9(5):358-62. PubMed PMID: 12471283. tur. 18. Graham SM, Brown CL, Carter KD, Song A, Nerad JA. Medial and lateral orbital wall surgery for balanced decompression in thyroid eye disease. Laryngoscope. 2003 Jul;113(7):1206-9. PubMed PMID: 12838020. eng. 19. Antisdel JL, Gumber D, Holmes J, Sindwani R. Management of sinonasal complications after endoscopic orbital decompression for Graves’ orbitopathy. Laryngoscope. 2013 Sep;123(9):2094-8. PubMed PMID: 23839980. eng. 20. Hsu NM, Close LG. Subconjunctival emphysema after orbital decompression for Graves’ ophthalmopathy. Otolaryngol Head Neck Surg. 2013 Mar;148(3):523-4. PubMed PMID: 23300222. eng. Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo 27 Revista colombiana Volumen 2, número 3, agosto de 2015 de Endocrinología Diabetes&Metabolismo Artículo Original Análisis crítico de la literatura. ¿En pacientes adultos con cáncer diferenciado de tiroides y progresión en los últimos 14 meses, el tratamiento con sorafenib comparado con placebo mejora la supervivencia? Estudio DECISION Alejandro Román-González1, Álvaro Sanabria2 Medicina Interna Hospital Universitario San Vicente Fundación. Residente de Endocrinología. Grupo Endocrinología y Metabolismo. Universidad de Antioquia. Medellín, Colombia 2 Cirujano de Cabeza y Cuello. Hospital Pablo Tobón Uribe. Profesor Departamento de Cirugía. Universidad de Antioquia. Medellín, Colombia Correspondencia: Álvaro Sanabria, Departamento de Cirugía. Facultad de Medicina. Universidad de Antioquia Email: [email protected] 1 Resumen Introducción: El carcinoma de tiroides es el cáncer endocrino más frecuente. Las opciones terapéuticas cuando hay enfermedad progresiva, sintomática y resistente al yodo radioactivo son mínimas y poco efectivas. El sorafenib es una terapia aprobada para estos pacientes con base en los resultados del estudio Decision. Se hace una revisión crítica acorde con los principios de medicina basada en la evidencia del estudio que llevó a la aprobación de este medicamento. Título del estudio: Sorafenib in radioactive iodine-refractory, locally advanced or metastatic differentiated thyroid cancer: a randomised, double-blind, phase 3 trial. Lancet. 2014;384(9940):319-28(1) Métodos: Ensayo clínico aleatorizado, financiado por Bayer HealthCare Pharmaceuticals y Onyx Pharmaceuticals, asignación oculta. Pacientes y resultados: 419 pacientes mayores de 18 años con cáncer de tiroides localmente avanzado o cáncer de tiroides diferenciado metastásico refractario a yodo (papilar, folicular, incluyendo de células de Hürthle y pobremente diferenciado), con progresión en los últimos 14 meses de acuerdo con los criterios de RECIST, al menos una lesión medible por TAC o por RM, ECOG 0–2; con función renal, medular y hepática normal y TSH menor de 0,5 mIU/L. El cáncer de tiroides 28 Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo refractario a yodo se definió como la presencia de al menos una lesión sin captación de yodo o pacientes con tumores yodo captantes y, bien sea, progresión luego de un tratamiento con yodo radioactivo en los últimos 16 meses o progresión luego de dos tratamientos con yodo recibidos con menos de 16 meses de diferencia (la última dosis recibida más de 16 meses antes) o una dosis acumulada de yodo de al menos 22,3 GBq (≥600 mCi). Se excluyeron pacientes que habían recibido previamente terapia dirigida, talidomida o quimioterapia para cáncer de tiroides, cirugía previa o trauma en los 30 días previos al inicio del medicamento, antecedente de cáncer de piel, cérvix o vejiga en los últimos cinco años, cáncer indiferenciado de tiroides, úlceras, infección activa o sangrado en los últimos tres meses, historia de hemorragia, infiltración traqueal, bronquial o esofágica; cardiopatía o hipertensión arterial no controlada, infección por VIH o hepatitis, embarazo o lactancia y alergia al sorafenib. Se permitieron dosis bajas de quimioterapia para radiosensibilización. El desenlace primario fue la supervivencia libre de progresión (cada ocho semanas) con criterios RECIST y los secundarios fueron supervivencia global, tiempo para la progresión, tasa de respuesta objetiva (parcial o completa), tasa de control de la enfermedad (parcial, completa o estable ≥4 semanas/6 meses) y duración de la respuesta. La supervivencia libre de progresión fue mayor en el grupo de sorafenib que en el grupo de placebo (10,8 meses vs. 5,8 meses, HR 0,59 – IC 95% 0,45-0,76 p<0,0001). El grupo de sorafenib tuvo una mayor tasa de eventos adversos (98,6 vs. 87,6%). Conclusión: Sorafenib mejora significativamente la supervivencia libre de progresión comparado con placebo en pacientes con cáncer de tiroides diferenciado progresivo refractario a yodo radioactivo. La diferencia es pequeña. Los eventos adversos son frecuentes. No se reporta calidad de vida o mejoría sintomática. Esta terapia debe ser usada por personas expertas y debe evaluarse individualmente cada caso, agotando Revista colombiana de Endocrinología Diabetes&Metabolismo las opciones disponibles para el paciente antes de someterlo a los riegos del tratamiento. Palabras claves: inhibidores de tirosina cinasa, carcinoma de tiroides, sorafenib, medicina basada en la evidencia. Abstract Introduction: Thyroid carcinoma is the most frequent endocrine cancer. There are minimal therapeutic options once the disease is metastatic, progressive, symptomatic and radioactive iodine resistant. Sorafenib is a recent approved therapy for these patients based on the results of the Decision trial. A critical review of this study is done according to the principles of evidencebased medicine. Title of the study: Sorafenib in radioactive iodine-refractory, locally advanced or metastatic differentiated thyroid cancer: a randomised, double-blind, phase 3 trial. Lancet. 2014;384(9940):319-28(1). Methods: Randomized clinical trial. Financial support was by Bayer HealthCare Pharmaceuticals and Onyx Pharmaceuticals. Blinded randomization. Patients and results: 419 patients older tan 18 years with locally advanced thyroid carcinoma or well differentiate or poorly differentiate radioactive resistant metastatic thyroid carcinoma (papillary, follicular, Hurthle´s cell carcinoma and poorly differentiate), with progression over previous 14 months according to RECIST, with at least on measurable target lesion by CT or MR imaging, ECOG 0–2; normal kidney, medullar and liver function and TSH less than 0.5 mIU/L. Resistant radioactive iodine thyroid carcinoma was defined as the presence of at least 1 lesion without iodine uptake or patients with iodine uptake and progression over previous 16 months or progression after two cycles of radio-active iodine with less than 16 months of difference (lass cycle should be administered more 16 months before) or an total radioactive iodine of ≥600 mCi. Patients who were treated before with target therapy, talidomide or systemic chemotherapy were excluded. Also patients with surgery or trauma 30 days before starting sorafenib, personal history of skin, cervical or bladder cancer, undifferentiated thyroid carcinoma, ulcers, active infection or bleeding in previous three months, bleeding history, tracheal, bronchial or esophageal infiltration, cardiomyopathy, uncontrolled high blood pressure, HIV infection, hepatitis, pregnancy or breast feeding and sorafenib allergy were excluded. Small chemotherapy doses for radio sensitization were allowed. Primary outcome was progression free survival (every 8 weeks) according to RECIST and secondary outcomes was overall survival, time to progression, rate of objective response (partial or complete), rate of disease control (partial, complete or stable) and response duration. Progression free survival was larger in the sorafenib group than in the placebo group (10.8 month vs 5.8 months, HR 0.59 – IC 95% 0.45-0.76 p<0.0001). Sorafenib group had a higher side effects frequency (98·6 vs 87·6%). Volumen 2, número 3, agosto de 2015 Conclusion: Sorafenib significantly improves progression free survival compared with placebo in patients with radioactive iodine resistant progressive thyroid carcinoma. The difference is small. Side effects are frequent and quality of life and symptomatic improvement are not reported. This therapy must be used by experts and an individual assessment must be done and all available options must be used before consider the use of this treatment. Key words: tyrosine kinase inhibitors, thyroid carcinoma, sorafenib, evidence-based medicine. Introducción El carcinoma papilar de tiroides es una epidemia en crecimiento(2). Para el año 2020 se considera que será el tercer cáncer en frecuencia en mujeres en edad fértil. Tan solo para este año se estima que, en Estados Unidos, se diagnosticarán 62.500 nuevos casos de carcinoma de tiroides(3). A pesar de que la mayoría de los casos tienen un desenlace exitoso, con unas tasas elevadas de curación sólo con el manejo quirúrgico, un porcentaje de estos casos tendrá recurrencias loco-regionales y algunos de ellos tendrán enfermedad metastásica. Finalmente, el 5% de los pacientes con carcinoma de tiroides morirán por esta causa(4). El manejo de la enfermedad metastásica incluye el uso de terapias dirigidas, como el yodo radioactivo, el uso de radioterapia y el control regional con técnicas como la ablación con etanol o con radiofrecuencia. El uso de estas terapias está determinado por la tasa de progresión del tumor, la capacidad del tumor para captar yodo radioactivo, la disponibilidad de técnicas de radiología intervencionista, el tamaño y número de las metástasis, así como de los síntomas que presente el paciente. Un número mínimo del grupo general de pacientes con carcinoma bien diferenciado de tiroides va a tener enfermedad metastásica progresiva resistente a la terapia con yodo radioactivo. Este grupo de pacientes, a pesar de ser una minoría, no tiene opciones terapéuticas reales y el uso de quimioterapia citotóxica sistémica (doxorubicina, taxol y cisplatino) para el carcinoma diferenciado de tiroides sólo produce una respuesta parcial en el 25-38% de los casos, con remisiones completas muy infrecuentes(5-9). El uso de inhibidores de tirosina cinasa es una terapia dirigida y aprobada recientemente para el cáncer de tiroides diferenciado y pobremente diferenciado de tiroides, resistente a yodo radioactivo y en progresión(10). La única terapia disponible y aprobada en nuestro medio es el sorafenib(11). Durante la realización de este manuscrito fue aprobado por la FDA el lenvatinib(12). En estudios fase II se están evaluando otras terapias moleculares(13,14), como los inhibidores de BRAF (dabrafenib, vemurafenib)(15-17) y los inhibidores de MEK como trametinib y selumetinib, entre muchos otros(14,18-21) (clinicaltriasl.gov). Previo al inicio de cualquier terapia, el clínico debe hacer una lectura crítica de la evidencia presentada y definir si los Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo 29 Revista colombiana Volumen 2, número 3, agosto de 2015 estudios clínicos con los que se aprobó un tratamiento dado cumplen con los criterios más estrictos de la medicina basada en la evidencia y, según esto, definir la aplicabilidad del estudio en su práctica diaria. En este manuscrito se propone revisar desde la óptica de la medicina basada en la evidencia la investigación principal que llevó a la aprobación del sorafenib en cáncer de tiroides. Los criterios actuales para el uso de estas terapias deben incluir la no elegibilidad para manejo quirúrgico (finalmente una decisión de la capacidad del cirujano y del estadio funcional del paciente), la resistencia al yodo radioactivo, la progresión, el tamaño de la enfermedad y en particular la presencia de síntomas que afecten la calidad de vida del paciente(10). En este sentido, debe tenerse en cuenta el principio primum non nocere, evaluando e involucrando en la decisión médica al paciente, explicándole los riesgos, a veces fatales, de esta terapia(10). El uso inadecuado por personal no entrenado en el manejo de estas terapias puede provocar desenlaces peores que los que se buscan en el paciente. Síntesis de la evidencia Título del estudio: Sorafenib in radioactive iodine-refractory, locally advanced or metastatic differentiated thyroid cancer: a randomised, double-blind, phase 3 trial. Lancet. 2014;384(9940):319-28(1). Autores: Marcia Brose y colaboradores. Investigadores estudio DECISION. Ensayo multicéntrico internacional, 77 centros, 18 países. Diseño: Ensayo clínico aleatorizado. Fuentes de financiación: Bayer HealthCare Pharmaceuticals y Onyx Pharmaceuticals Asignación: Oculta. Pacientes: 419 pacientes mayores de 18 años con cáncer de tiroides localmente avanzado o cáncer de tiroides diferenciado metastásico refractario a yodo (papilar, folicular, incluyendo de células de Hürthle y pobremente diferenciado), con progresión en los últimos 14 meses acorde con los criterios de RECIST, al menos una lesión medible por TAC o por RM, ECOG 0–2; con función renal, medular y hepática normal y TSH menor de 0,5 mIU/L. El cáncer de tiroides refractario a yodo se definió como la presencia de al menos una lesión sin captación de yodo o pacientes con tumores yodo captantes y bien sea, progresión luego de un tratamiento con yodo radioactivo en los últimos 16 meses o progresión luego de dos tratamientos con yodo recibidos con menos de 16 meses de diferencia (la última dosis recibida más de 16 meses) o una dosis acumulada de yodo de al menos 22,3 GBq (≥600 mCi). Se excluyeron pacientes que habían recibido previamente terapia dirigida, talidomida o quimioterapia para cáncer de tiroides, cirugía previa o trauma en los 30 días previos al inicio del medicamento, antecedente de cáncer de piel, cérvix o vejiga en los últimos cinco años, cáncer indiferenciado de tiroides, úlceras, infección activa o sangrado en los últimos tres meses, historia de hemo30 Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo de Endocrinología Diabetes&Metabolismo rragia, infiltración traqueal, bronquial o esofágica; cardiopatía o hipertensión arterial no controlada, infección por VIH o hepatitis, embarazo o lactancia y alergia al sorafenib. Se permitieron dosis bajas de quimioterapia para radiosensibilización. Intervención: Sorafenib 400 mg cada 12 h (n=209) hasta progresión radiológica, toxicidad inaceptable o muerte, comparado con placebo (n=210). Desenlace primario: supervivencia libre de progresión (cada ocho semanas) con criterios RECIST: 1) Nuevas lesiones óseas; 2) ≥20% crecimiento y 3) Necesidad de radioterapia Desenlaces secundarios: supervivencia global, tiempo para la progresión, tasa de respuesta objetiva (parcial o completa), tasa de control de la enfermedad (parcial, completa o estable ≥4 semanas/6 meses) y duración de la respuesta. Resultados principales La supervivencia libre de progresión fue mayor en el grupo con sorafenib que en el grupo con placebo (10,8 meses vs. 5,8 meses, HR 0,59 – IC 95% 0,45-0,76 p<0,0001). El grupo con sorafenib tuvo una mayor tasa de eventos adversos (98,6 vs. 87,6%). Conclusión Sorafenib mejora significativamente la supervivencia libre de progresión, comparado con placebo en pacientes con cáncer de tiroides diferenciado progresivo refractario a yodo radioactivo. Análisis crítico del estudio ¿Son los resultados válidos? ¿Los grupos de intervención y control iniciaron el estudio con el mismo pronóstico? ¿Se aleatorizaron los pacientes? Sí. Se utilizó un sistema interactivo de voz y se estratificaron por edad (menores y mayores de 60) y región geográfica (Norteamérica vs. Europa vs. Asia). ¿Fue la aleatorización enmascarada? Sí. Se utilizó un número único para cada paquete de tratamiento, el cual fue asignado por el sistema de voz interactivo. ¿En cada grupo, los pacientes fueron similares respecto a las variables pronósticas? Sí, la tabla 1 muestra que no hubo diferencia estadísticamente significativa entre los grupos. ¿En cada grupo, los pacientes fueron similares respecto a las variables pronósticas? ¿Qué tipo de cegamiento se utilizó? El estudio es doble ciego. La evaluación del desenlace de eficacia y los desenlaces secundarios fue realizada por un comité central independiente, utilizando los criterios RECIST. Revista colombiana de Endocrinología Diabetes&Metabolismo ¿Los grupos se mantenían balanceados respecto a sus factores pronósticos al terminar el estudio? ¿El seguimiento fue completo? Sí. Sólo se identificaron cinco pérdidas y el desenlace principal se evaluó en el 100% de los pacientes. ¿Los pacientes se analizaron en el grupo en el que originalmente se aleatorizaron? Los autores mencionan que se realizó un análisis por intención de tratamiento. ¿Se suspendió tempranamente el ensayo? No. ¿Cuáles fueron los resultados? ¿Qué tan grande fue el efecto del tratamiento? Pequeño. La mejoría en la supervivencia libre de progresión fue de cinco meses. ¿Qué tan preciso fue el estimativo del efecto del tratamiento? Se encontró un hazard ratio (HR) de 0,59 (IC 95%, 0,460,76; P < 0,001) para la supervivencia libre de progresión (SLP), con una prolongación en la mediana estadísticamente significativa (10,8 meses con Sorafenib (IC 95% 9,112,9) vs. 5,8 meses con placebo (IC 95% 5,3-7,8). La supervivencia global no fue diferente entre los grupos (HR 0,8, IC 95% 0,54-1,19). La frecuencia de respuesta objetiva global (todas respuestas parciales) fue mayor en el grupo con sorafenib (12,2%), en comparación con placebo (0,5%). La frecuencia de control de la enfermedad (respuesta parcial más enfermedad estable) fue mayor en el grupo con sorafenib (54,1%) que en el grupo con placebo (33,8%). ¿Cómo puedo aplicar los resultados al cuidado de mis pacientes? ¿Fueron los pacientes del estudio similares a mis pacientes? Los criterios de inclusión consideran pacientes que existen en la práctica habitual. ¿Se consideraron todos los desenlaces importantes para el paciente? No. Los desenlaces relacionados con calidad de vida no fueron considerados. Tampoco se mencionan los aspectos de uso de recursos derivados del tratamiento. ¿Los beneficios esperados superan los riesgos y los costos? No hay evaluación al respecto en el estudio. Los eventos adversos relacionados con la medicación fueron mayores que en el grupo placebo. Discusión El estudio realizado por Brose y colaboradores(1) mostró una mejoría clínica en la supervivencia libre de progresión cuando se comparó sorafenib contra placebo en pacientes con cáncer diferenciado de tiroides metastásico y localmente avanzado en progresión, refractarios al yodo. La ganancia es pequeña (cinco meses), pero debe tenerse en cuenta, dada la ausencia de opciones reales para este grupo de pacientes(22). Ahora bien, surgen varios interrogantes con el estudio y se Volumen 2, número 3, agosto de 2015 presentan en tres secciones así: relacionadas con la población, relacionadas con el diseño y conducción del estudio y relacionadas con los resultados. En relación con la población inicial incluida, la tabla 1 del estudio muestra que la gran mayoría tenían enfermedad metastásica (96% para ambos grupos) y de éstos la mayoría de las metástasis ocurrieron en los pulmones. Pero llama la atención que cerca de la mitad tenían metástasis en los ganglios cervicales y hasta 15% tenían metástasis en cabeza y cuello. Esto sugiere que hasta 15% de los pacientes tenían en realidad una enfermedad locorregional avanzada y metástasis pulmonares. La pregunta es ¿por qué no se operaron estos pacientes en vez de llevarlos a terapia sistémica? Se acepta que, en estos casos, una cirugía con disminución del volumen tumoral cervical permite una mejor acción del yodo radioactivo sobre las metástasis sistémicas. Si a esto se le agrega que cerca del 40% de los pacientes habían recibido radioterapia, se fortalece la hipótesis de que un grupo importante de pacientes tenían enfermedad locorregional avanzada y que no fueron llevados a cirugía. Para los casos de tumores locamente avanzados, se ha demostrado que la resección local multiorgánica mejora ostensiblemente la supervivencia(23-26). Esto indica que la población es bastante heterogénea y que asumir que el efecto del medicamento es igual para un paciente únicamente con enfermedad metastásica sistémica y control locorregional adecuado al de uno sin control locorregional, es difícil de admitir. También llama la atención que un número relevante de pacientes (11% en el grupo de sorafenib y 7% en el de placebo) tuvieron tumores pobremente diferenciados. Incluir este tipo de tumores, usualmente de comportamiento locorregional agresivo y combinarlos con pacientes con tumores papilares o foliculares metastásicos, dificulta aún más la extrapolación de las conclusiones. Todas estas suposiciones acerca de las diferentes subpoblaciones parecen verse confirmadas en la parte B de la figura 2, donde los autores informan de algunos análisis de subgrupos. También es interesante que se hayan combinado pacientes con menos de cinco lesiones y otros con más de 5 lesiones (confirma que hay subpoblaciones mezcladas) y con lesiones con tamaños tan disímiles (menores de 7 cm y mayores de 7 cm). Finalmente, en relación con la población seleccionada, el tiempo desde el diagnóstico, aunque igual entre los grupos (66 meses de mediana), es bastante amplio (de 4 meses a 400 meses). Esto refleja la inclusión de pacientes con enfermedad agresiva y rápidamente progresiva, cuyo pronóstico es diferente al de la subpoblación que ha sido tratada de un tumor tiroideo y que meses o años después presenta una recidiva regional o sistémica. En relación con la conducción del estudio, la figura 1 permite observar varios aspectos que dejan interrogantes. El más importante es la cantidad de sujetos que suspendieron el tratamiento (75/207, 36%) en el grupo de sorafenib en compaRevista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo 31 Revista colombiana Volumen 2, número 3, agosto de 2015 de Endocrinología Diabetes&Metabolismo ración con el grupo de placebo (22/209, 10%), diferencia que es estadísticamente significativa. 40% de las suspensiones fueron por eventos adversos en el grupo de sorafenib (31/75) y 28% por progresión de la enfermedad en vigencia de tratamiento (21/75) en comparación con 22% y 13% en el grupo de placebo. Incluso el número de muertes fue mayor en el grupo de sorafenib (12/207, 6%), en comparación con placebo (6/209, 3%), aunque no estadísticamente significativo. Esto quiere decir que una vez iniciado el medicamento, la probabilidad de que el paciente obtenga un beneficio que sobrepase los riesgos es de sólo el 60%, en razón de la aparición de eventos adversos o progresión. Además, la cantidad de pacientes que migraron del grupo placebo al de intervención es muy importante (164/209, 78%) y hace muy difícil interpretar los resultados relacionadas, con supervivencia global. Se sabe que estas migraciones masivas, donde la razón de la migración es indicada por el investigador, suelen estar sesgadas y tener efectos muy sugerentes cuando el desenlace que se escoge es la supervivencia libre de progresión(27-29). En relación con la razón riesgo-beneficio del medicamento pueden discutirse algunos puntos. Quizá el más relevante es la ausencia de datos acerca de la sintomatología y la calidad de vida de los pacientes al momento de iniciar el tratamiento. Cerca de 60% de los pacientes fueron clasificados como ECOG 0, lo que significa que eran poco sintomáticos y su enfermedad producía mínimo impacto en su estado funcional. Luego, la indicación del medicamento se enfocaba básicamente en evitar el crecimiento de las lesiones, en razón de que el desenlace primario correspondía a los criterios RECIST. Reconociendo la lentitud con que avanza la enfermedad tiroidea metastásica, es difícil justificar que se ofrezca un tratamiento con el fin de disminuir el diámetro de las lesiones, cuando se observa un número importante de eventos adversos y no se conoce el impacto que esta intervención pueda tener sobre un estado funcional adecuado(30-33). Aunque la tabla 2 muestra que el número global de eventos adversos es idéntico entre los grupos, la discriminación de cada uno de estos deja ver que el grupo de tratamiento tenía mayor número de eventos de síndrome mano-pie, diarrea, alopecia, exantema cutáneo, fatiga, pérdida de peso, hipertensión, anorexia, mucositis oral, prurito, náuseas y vómito, cefalea, constipación, neuropatía sensitiva, dolor abdominal, dolor de las extremidades y fiebre. En este sentido, no parece justificable el hecho de que un paciente asintomático y con buen estado funcional sea sometido a un tratamiento que produce alteraciones importantes en su condición sólo para evitar que las lesiones aumenten de tamaño (diferencia del 12%). Incluso, la cantidad de pacientes que permanecen con enfermedad estable es similar entre los grupos (74%), lo que hace pensar que el efecto del tratamiento ocurre incluso en un grupo menor de enfermos. Las curvas de supervivencia que están llevadas a 800 días (un poco más de dos años), muestran que más del 80% progresó. Esto quiere decir que la mejoría en la supervivencia libre de progresión no alcanza para prolongar de manera importante la supervivencia en términos absolutos, aunque sí mantiene el efecto de los eventos adversos durante este tiempo. En conclusión, el estudio ofrece una mejoría marginal en un desenlace no relevante para el paciente sin que se haya demostrado efecto en los desenlaces importantes para él cómo el estado funcional o la calidad de vida, pero con una probabilidad de presentar eventos adversos que pueden desmejorar su estado funcional, aun en casos en que este es adecuado. La heterogeneidad de las poblaciones hace difícil determinar cuáles son los mejores candidatos para usarlo, aunque parecen ser aquellos pacientes con enfermedad metastásica sistémica únicamente que sea resistente a yodo-radioactivo, que esté en progresión y donde la alteración del estado funcional y su potencial mejoría justifique los eventos adversos del tratamiento. La indicación para pacientes que presentan conjunción de enfermedad locorregional y sistémica no está muy clara. La decisión de uso del medicamento debe basarse en un análisis individual del paciente y bajo la evaluación de un equipo multidisciplinario, en el que se consideren la presencia de síntomas y el estado funcional del paciente y se tenga un entrenamiento adecuado en el manejo de este medicamento(10,34). Referencias 6. 1. Brose MS, Nutting CM, Jarzab B, Elisei R, Siena S, Bastholt L, et al. Sorafenib in radioactive iodine-refractory, locally advanced or metastatic differentiated thyroid cancer: a randomised, double-blind, phase 3 trial. Lancet. 2014;384(9940):319-28. 2. Tuttle RM, Haddad RI, Ball DW, Byrd D, Dickson P, Duh QY, et al. Thyroid carcinoma, version 2.2014. J Natl Compr Canc Netw. 2014;12(12):1671-80; quiz 80. 3. Siegel RL, Miller KD, Jemal A. Cancer statistics, 2015. CA Cancer J Clin. 2015;65(1):5-29. 4. Robbins J, Merino MJ, Boice JD, Ron E, Ain KB, Alexander HR, et al. Thyroid cancer: a lethal endocrine neoplasm. Ann Intern Med. 1991;115(2):13347. 5. Droz JP, Schlumberger M, Rougier P, Ghosn M, Gardet P, Parmentier C. Chemotherapy in metastatic nonanaplastic thyroid cancer: experience at the Institut Gustave-Roussy. Tumori. 1990;76(5):480-3. 32 Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo Ahuja S, Ernst H. Chemotherapy of thyroid carcinoma. J Endocrinol Invest. 1987;10(3):303-10. 7. Santini F, Bottici V, Elisei R, Montanelli L, Mazzeo S, Basolo F, et al. Cytotoxic effects of carboplatinum and epirubicin in the setting of an elevated serum thyrotropin for advanced poorly differentiated thyroid cancer. J Clin Endocrinol Metab. 2002;87(9):4160-5. 8. Gottlieb JA, Hill CS. Chemotherapy of thyroid cancer with adriamycin. Experience with 30 patients. N Engl J Med. 1974;290(4):193-7. 9. Gottlieb JA, Hill CS, Ibanez ML, Clark RL. Chemotherapy of thyroid cancer. An evaluation of experience with 37 patients. Cancer. 1972;30(3):84853. 10. Carhill AA, Cabanillas ME, Jimenez C, Waguespack SG, Habra MA, Hu M, et al. The noninvestigational use of tyrosine kinase inhibitors in thyroid cancer: establishing a standard for patient safety and monitoring. J Clin Endocrinol Metab. 2013;98(1):31-42. 11. Brose MS, Nutting CM, Jarzab B, Elisei R, Siena S, Bastholt L, et al. Sorafenib in radioactive iodine-refractory, locally advanced or metastatic differenti- Revista colombiana 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. 19. 20. 21. de Endocrinología Diabetes&Metabolismo ated thyroid cancer: a randomised, double-blind, phase 3 trial. Lancet. 2014;384(9940):319-28. Schlumberger M, Tahara M, Wirth LJ, Robinson B, Brose MS, Elisei R, et al. Lenvatinib versus placebo in radioiodine-refractory thyroid cancer. N Engl J Med. 2015;372(7):621-30. Cabanillas ME, Brose MS, Holland J, Ferguson KC, Sherman SI. A phase I study of cabozantinib (XL184) in patients with differentiated thyroid cancer. Thyroid. 2014;24(10):1508-14. Dadu R, Devine C, Hernandez M, Waguespack SG, Busaidy NL, Hu MI, et al. Role of salvage targeted therapy in differentiated thyroid cancer patients who failed first-line sorafenib. J Clin Endocrinol Metab. 2014;99(6):208694. Dadu R, Shah K, Busaidy NL, Waguespack SG, Habra MA, Ying AK, et al. Efficacy and tolerability of vemurafenib in patients with BRAF(V600E) -positive papillary thyroid cancer: M.D. Anderson Cancer Center off label experience. J Clin Endocrinol Metab. 2015;100(1):E77-81. Kim KB, Cabanillas ME, Lazar AJ, Williams MD, Sanders DL, Ilagan JL, et al. Clinical responses to vemurafenib in patients with metastatic papillary thyroid cancer harboring BRAF(V600E) mutation. Thyroid. 2013;23(10):127783. Cabanillas ME, Patel A, Danysh BP, Dadu R, Kopetz S, Falchook G. BRAF Inhibitors: Experience in Thyroid Cancer and General Review of Toxicity. Horm Cancer. 2015;6(1):21-36. Ho AL, Grewal RK, Leboeuf R, Sherman EJ, Pfister DG, Deandreis D, et al. Selumetinib-enhanced radioiodine uptake in advanced thyroid cancer. N Engl J Med. 2013;368(7):623-32. Hong DS, Cabanillas ME, Wheler J, Naing A, Tsimberidou AM, Ye L, et al. Inhibition of the Ras/Raf/MEK/ERK and RET kinase pathways with the combination of the multikinase inhibitor sorafenib and the farnesyltransferase inhibitor tipifarnib in medullary and differentiated thyroid malignancies. J Clin Endocrinol Metab. 2011;96(4):997-1005. Bass MB, Sherman SI, Schlumberger MJ, Davis MT, Kivman L, Khoo HM, et al. Biomarkers as predictors of response to treatment with motesanib in patients with progressive advanced thyroid cancer. J Clin Endocrinol Metab. 2010;95(11):5018-27. Lorch JH, Busaidy N, Ruan DT, Janne PA, Limaye SA, Wirth LJ, et al. A phase II study of everolimus in patients with aggressive RAI refractory (RAIR) thyroid cancer (TC). J Clin Oncol. 2013;31(S1):abstr 6023. Volumen 2, número 3, agosto de 2015 22. Pitoia F. Sorafenib: is a partial response and stabilization of disease greater than 70% a modest response? Endocr Relat Cancer. 2014. 23. Gillenwater AM, Goepfert H. Surgical management of laryngotracheal and esophageal involvement by locally advanced thyroid cancer. Seminars in surgical oncology. 1999;16(1):19-29. 24. Kasperbauer JL. Locally advanced thyroid carcinoma. The Annals of otology, rhinology, and laryngology. 2004;113(9):749-53. 25. Mebed AH. Aggressive surgical therapy for locally invasive differentiated thyroid carcinoma : an experience of nineteen (19) cases. Journal of the Egyptian National Cancer Institute. 2007;19(4):282-91. 26. Mattavelli F, Bombardieri E, Collini P, Costa L, Pizzi N, Fallahadar D, et al. Role of surgery in treatment of advanced differentiated thyroid carcinomas. Acta otorhinolaryngologica Italica : organo ufficiale della Societa italiana di otorinolaringologia e chirurgia cervico-facciale. 2007;27(2):62-7. 27. Carroll KJ. Analysis of progression-free survival in oncology trials: some common statistical issues. Pharmaceutical statistics. 2007;6(2):99-113. 28. Panageas KS, Ben-Porat L, Dickler MN, Chapman PB, Schrag D. When you look matters: the effect of assessment schedule on progression-free survival. Journal of the National Cancer Institute. 2007;99(6):428-32. 29. Fleming TR, Rothmann MD, Lu HL. Issues in using progression-free survival when evaluating oncology products. Journal of clinical oncology : official journal of the American Society of Clinical Oncology. 2009;27(17):2874-80. 30. Fallowfield LJ, Fleissig A. The value of progression-free survival to patients with advanced-stage cancer. Nature reviews Clinical oncology. 2012;9(1):41-7. 31. Booth CM, Eisenhauer EA. Progression-free survival: meaningful or simply measurable? Journal of clinical oncology : official journal of the American Society of Clinical Oncology. 2012;30(10):1030-3. 32. Gutman SI, Piper M, Grant MD, Basch E, Oliansky DM, Aronson N. AHRQ Methods for Effective Health Care. Progression-Free Survival: What Does It Mean for Psychological Well-Being or Quality of Life? Rockville (MD): Agency for Healthcare Research and Quality (US); 2013. 33. Gemici C. Progression-free survival benefit or health-related quality-of-life advantage: which one to choose? Journal of clinical oncology : official journal of the American Society of Clinical Oncology. 2013;31(20):2635-6. 34. Brose MS, Frenette CT, Keefe SM, Stein SM. Management of sorafenib-related adverse events: a clinician’s perspective. Semin Oncol. 2014;41 Suppl 2:S1-S16. Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo 33 Revista colombiana Volumen 2, número 3, agosto de 2015 de Endocrinología Diabetes&Metabolismo Artículo Original ¿Es mandatoria la tamización de disfunción tiroidea en toda mujer en la consulta preconcepcional?: Aportes de un estudio local Luis Felipe Fierro Maya1, Angélica María González Clavijo2, María Fernanda Garcés3, María Teresa Pérez4, Ariel Iván Ruiz5, José Alexander Carreño6, Jorge Caminos7 Instituto Nacional de Cancerología, Departamento de Endocrinología, calle 1 N° 9-85 – Bogotá D.C, celular: 3006185631, correo: [email protected] 2 Fellow Endocrinología, Universidad Nacional de Colombia. 3 Bacterióloga, Unidad de Bioquímica, Universidad Nacional de Colombia. 4 Profesora Asociada Departamento de Medicina Interna, Universidad Nacional de Colombia. 5 Profesor Titular Departamento de Obstetricia y Ginecología, Universidad Nacional de Colombia. 6 Epidemiólogo, Instituto Nacional de Cancerología 7 Profesor Unidad de Bioquímica, Universidad Nacional de Colombia. Institución donde se realizó el trabajo: Universidad Nacional de Colombia – Sede Bogotá Autor para correspondencia: Luis Felipe Fierro Maya, correo: [email protected] 1 Resumen E l hipotiroidismo se ha relacionado con dislipidemia, aterosclerosis, infertilidad, oligo-amenorrea y posibles efectos durante la gestación; sin embargo, hoy no hay consenso acerca de los criterios de tamización de disfunción tiroidea en la población. Objetivo: Determinar en una muestra de mujeres de Bogotá la frecuencia de disfunción tiroidea, mediante la medición de niveles séricos de TSH y T4, para correlacionarlos con la presencia de factores de riesgo y síntomas. Métodos: Estudio de corte transversal que incluyó una muestra de mujeres sanas entre los 16 y los 35 años de edad, a quienes se les midieron los niveles plasmáticos de TSH y T4 por electroquimioluminiscencia y se indagó sobre la presencia de síntomas y de factores de riesgo de disfunción tiroidea. Resultados: De 186 participantes, 34 (18,3%) presentaron disfunción tiroidea (29 tuvieron hipotiroidismo subclínico (15,60%, IC 95%: 10,7-21,6%), una presentó hipotiroidismo franco (0,53%; IC 95%: 0,0-3,0%) y 4, hipertiroidismo subclínico (2,15%, IC 95%: 0,6-5,4%)). No se encontraron diferencias 34 Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo estadísticamente significativas entre las participantes con hipotiroidismo (franco y subclínico) y aquellas con función tiroidea normal y la presencia de síntomas clínicos. La exposición a uno o más factores de riesgo no aumentó la probabilidad de presentar disfunción tiroidea (OR 1,03; IC: 0,465-2,297; p = 0,9). Conclusión: En esta muestra transversal de mujeres se encontró una frecuencia de hipotiroidismo del 15% en ausencia de factores de riesgo, lo que sugiere la necesidad de realizar un estudio poblacional para estimar la prevalencia de disfunción tiroidea que permita tomar una decisión de salud pública frente a la tamización universal en mujeres en edad fértil. Palabras clave: Enfermedades de la glándula tiroides, Pruebas de función de la tiroides, Factores de riesgo en mujeres en periodo fértil. Introducción El hipotiroidismo, aún en rango subclínico, se encuentra asociado con diversas alteraciones en el sistema cardiovascular tales como dislipidemia(1), arterioesclerosis(2), y falla cardiaca(3). También se ha relacionado con alteraciones en el ciclo menstrual(4), e infertilidad femenina(5), así como con una mayor morbilidad perinatal, hipertensión gestacional y desprendimiento prematuro de placenta(6,7). Por otro lado, el hipertiroidismo (franco y subclínico) se asocia con una mayor prevalencia de arritmias cardiacas(8,9), y una menor densidad mineral ósea(10,11). La prevalencia de hipotiroidismo en el estudio NANHES (12) III en la población méxico-americana residente en los Estados Unidos fue del 4,1% (0,2% para hipotiroidismo franco y 3,9% para hipotiroidismo subclínico) y la del hipertiroidismo del 0,7% (0,3% para el hipertiroidismo franco y 0,4% para el hipertiroidismo subclínico). En otro estudio más reciente también realizado con población mexicana se encontró una prevalencia de 7,48% para hipotiroidismo y de 1,7% para hipertiroidismo subclínico y franco(13). Las publicaciones sobre prevalencia de disfunción tiroidea en Colombia son escasas, pero sugieren una mayor frecuencia Revista colombiana de Endocrinología Diabetes&Metabolismo de hipotiroidismo que en otras poblaciones. Por ejemplo, en 1994 en la ciudad de Cúcuta (Norte de Santander)(14) se encontró una frecuencia de hipotiroidismo del 7,7 % (IC 95%: 5,714,4%) sin que se discriminara entre hipotiroidismo franco y subclínico. En otro estudio, realizado en el Hospital Militar Central de Bogotá(15), que incluyó pacientes de ambos sexos sin diagnóstico previo de disfunción tiroidea, se encontraron niveles de TSH entre 4 y 10 μUI/mL en el 24,41% de los pacientes y se halló TSH mayor a 10 μUI/mL en el 7,4%; el 4,95% tuvo una TSH suprimida menor de 0,4µUI/mL y el resto de los pacientes tuvo una TSH normal. Con respecto a los criterios de tamización de disfunción tiroidea en la población general y mujeres embarazadas aún no existe consenso. La guía del Grupo de Trabajo de Servicios Preventivos de los Estados Unidos (US Preventive Services Task Force, USPSTF) para la tamización de disfunción tiroidea subclínica en adultas no embarazadas(16) concluye que es incierto el beneficio de la tamización universal, en términos de costo-efectividad. Por otro lado, la guía de práctica clínica de la Sociedad Americana de Endocrinología (American Endocrine Society), sobre el tratamiento de la disfunción tiroidea durante el embarazo y el posparto(7) recomienda que el hipotiroidismo clínico y subclínico deben ser reconocidos y corregidos antes del inicio del embarazo, pero no se recomienda la tamización universal, sino limitada a las embarazadas que tengan uno o más factores de riesgo, tales como: enfermedad tiroidea previa, bocio, uso de medicamentos de acción tiroidea, antecedente de radiación cervical, antecedente de tratamientos con yodo radioactivo, cirugía tiroidea previa o presencia de anticuerpos antitiroideos. Sin embargo, el valor predictivo de tales factores no ha sido estudiado en ensayos prospectivos a largo plazo y, además, la prevalencia de disfunción tiroidea parece seguir siendo importante aun cuando se excluyen los pacientes con algunos de los factores de riesgo mencionados(12). El objetivo de esta investigación fue determinar el diagnóstico de disfunción tiroidea mediante la medición de niveles séricos de TSH y T4 en una muestra de mujeres jóvenes, aparentemente sanas, en diferentes instituciones de la ciudad de Bogotá, y correlacionar los resultados con la presencia de síntomas y factores de riesgo que tradicionalmente han sido atribuidos a las enfermedades de la tiroides. Materiales y métodos El diseño del estudio fue de corte transversal. Para la inclusión de las participantes se realizó una invitación abierta a mujeres jóvenes entre los 16 y 35 años de edad, a través del correo electrónico y anuncios en las facultades de medicina, enfermería y nutrición de la Universidad Nacional de Colombia, el colegio Distrital Miguel Antonio Caro, la Clínica Fundadores y el Hospital Universitario Clínica San Rafael de Bogotá, entre el 1 de marzo y el 1 de septiembre de 2007. Volumen 2, número 3, agosto de 2015 Para ser incluidas en el estudio, las mujeres deberían no estar en embarazo o lactancia y otorgar voluntariamente consentimiento informado para participar. Se excluyeron mujeres con enfermedad tiroidea activa o que estuvieran recibiendo tratamiento en los últimos seis meses con levotiroxina, metimazol, propiltiouracilo, amiodarona y carbonato de litio. No se tuvieron en cuenta los antecedentes quirúrgicos. Se diseñó una encuesta semiestructurada para indagar en la muestra de participantes los signos y síntomas, así como los factores de riesgo para enfermedad tiroidea (Anexo 1). Posteriormente se hizo una prueba piloto con 20 participantes y se ajustaron las preguntas. La recolección y análisis de las muestras de las participantes se realizó en el laboratorio del Departamento de Bioquímica de la Universidad Nacional de Colombia, las participantes deberían cumplir con las siguientes condiciones necesarias para la toma de la muestra: tener ayuno de 8 horas, no haber ingerido licor o haber fumado 8 horas antes y no haberse tinturado el cabello en los 8 días previos a la toma de las muestras sanguíneas. Las muestras fueron obtenidas por punción venosa de 5 mL de sangre, los plasmas fueron separados por centrifugación y congelados a -20 grados centígrados de manera inmediata. Posteriormente fueron procesadas en conjunto para determinar los niveles plasmáticos de TSH y T4, mediante electroquimioluminiscencia en el analizador automático Roche Elecsys 2010 (Roche Diagnostics GmbH), del laboratorio de Unisalud (Bogotá). Los datos obtenidos fueron almacenados en una base de datos, usando la hoja de cálculo de Microsoft® y analizados con el paquete estadístico de STATA versión 8,0. El análisis estadístico incluyó descripción de variables mediante el cálculo de medidas de frecuencia absoluta y relativa en el caso de las variables cualitativas. Para las variables cuantitativas, se resumió la información con medidas de tendencia central (promedios o medianas) y medidas de dispersión (desviaciones estándar o rangos), acorde con la normalidad de la distribución. Se validó el supuesto de normalidad y se realizó un análisis bivariado para establecer la asociación entre los factores de riesgo y el diagnóstico de disfunción tiroidea mediante el cálculo de Odss Ratio (OR). Resultados Se incluyeron 186 participantes que cumplieron los criterios de inclusión. Dentro de las características de la población estudiada se encontró que el promedio de edad fue de 22,6 años ± 4,9. El 81,2% había tenido relaciones sexuales y el 30,1% había tenido al menos un embarazo. Diez participantes manifestaron haber presentado al menos un aborto espontáneo (10,2%). El 27% de las mujeres sexualmente activas (41 de 151) manifestaron que llevaban al menos un año de infertilidad. La frecuencia de uso de anticonceptivos hormonales fue Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo 35 Revista colombiana Volumen 2, número 3, agosto de 2015 de Endocrinología Diabetes&Metabolismo Tabla 1. Características de las 155 mujeres en edad fértil de acuerdo con las determinaciones de TSH y T4 libre Interpretación valores TSH y T4 Normal Anormal hipertiroidismo subclínico Anormal hipotiroidismo subclínico Anormal hipotiroidismo Total 155 (83,3%) 1 (0,5%) 29 (15,6%) 1 (0,5%) 186 22,4 26 23,5 23 --- Enfermedad tiroidea previa 2 (1,1%) 0 2 (1,1%) 0 4 Enfermedad autoinmune 3 (1,6%) 0 0 0 3 Antecedentes familiares 13 (7%) 0 5 (2,7%) 0 18 38 (20,4%) 0 3 (1,6%) 0 41 12,5 13 13,2 12 --- 15 (8,1%) 1 (0,5%) 3 (1,6%) 0 19 Caída de cabello 60 (32,3%) 1 (0,5%) 14 (7,5%) 0 75 Casancio inexplicado 64 (34,4%) 1 (0,5%) 10 (5,4%) 0 75 Cambios de peso 42 (22,6%) 1 (0,5%) 9 (4,8%) 0 52 Irregularidad menstrual 107 (57,5%) 0 20 (10,8%) 0 127 26 (14%) 1 (0,5%) 4 (2,2%) 0 31 Intolerancia a la temperatura 55 (29,6%) 1 (0,5%) 8 (4,3%) 0 64 Palpitaciones 35 (18,8%) 1 (0,5%) 4 (2,2%) 0 40 Frecuencia Promedio de edad Antecedentes Historia de infertilidad Inicio menarquia Antecedentes de aborto Signos y síntomas Estreñimiento del 22,5%, pero no hubo diferencias en la frecuencia de alteraciones de los valores de TSH entre las usuarias de anticonceptivos frente a las no usuarias. Con relación a los síntomas de disfunción tiroidea, los más frecuentes fueron la caída del cabello (75 mujeres, 40,3%) y el cansancio fácil, (75 mujeres, 40,3%). El 31,7% de las encuestadas manifestó tener ciclos menstruales irregulares (menores a 25 días o mayores a 35). Sólo el 30% de las participantes reportó estar libre de los síntomas investigados (tabla 1). Usando un punto de corte de TSH mayor de 4,2 para definir hipotiroidismo y menor de 0,2 uUI/mL para definir hipertiroidismo, el 18,28% de las mujeres estudiadas presentaron anormalidades en la función tiroidea, distribuidas de la siguiente manera: 29 tuvieron hipotiroidismo subclínico (15,60%; IC95%: 10,7-21,6%), una tuvo hipotiroidismo franco (0,53%; IC 95%: 0,0-,0%) y 4 mujeres hipertiroidismo subclínico (2,15%, IC 95%: 0,6-5,4%). Entre las mujeres con TSH en el rango normal, el percentil 50 de TSH fue de 1,86 µUI/mL, con un promedio de 2,0 µUI/mL ±0,85. El percentil 50 de TSH 36 Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo Tabla 2. Resultados de TSH en las 155 mujeres en edad fértil, agrupados en rangos de supresión (<0,2 µUI/mL), normalidad (0,2 a 4,2 µUI/mL) e hipotiroidismo (mayor a 4,2 µUI/mL y mayor o igual a 10 µUI/mL) TSH Frecuencia Porcentaje 4 2,20% 0,2 a 4,2 µUI/mL 152 81,70% 4,21 a 9,99 µUI/mL 27 14,50% 3 1,61% < 0,2 µUI/mL ≥ 10,00 µUI/mL Total 186 en los casos de hipotiroidismo subclínico fue de 5,26 µUI/mL, con un rango entre 4,26 y 17,94 µUI/mL. La distribución de los valores de tiroxina sérica (T4) fue: el percentil 50 fue de 7,65 µg/dL, con un valor promedio de 7,89 µg/dL ± 1,4 DE. Sólo una paciente tuvo un valor por fuera del rango normal (tabla 3). Revista colombiana de Endocrinología Diabetes&Metabolismo Volumen 2, número 3, agosto de 2015 Tabla 3. Resultados de T4 total en las 155 mujeres en edad fértil, agrupados según los rangos de referencia del laboratorio: baja (<5,13 µg/dL), normal (5,13 a 14 µg/ dL) y alta (mayor a 14,06 µg/dL) T4 µg/dL < 5,13 5,13 a 14,6 >14,06 Frecuencia Porcentaje 1 0,54% 185 99,46% 0 0% Tabla 4. Ausencia de asociación entre los factores de riesgo y la presencia de disfunción tiroidea Antecedentes Frecuencia OR (IC 95%) p Enfermedad tiroidea previa 4 (2,1%) 5,35 (0,725-39,6) 0,25 Enfermedad autoinmune 3 (1,6%) 0,7 (0,035-13,9) 0,66 Antecedentes familiares 18 (9,7%) 2,13 (0,7-1,46) 0,3 Historia de infertilidad 41 (22%) 0,33 (0,09-1,16) 0,11 19 (10,2%) 1,015 (0,275-3,78) 0,75 Antecedentes de abortos Tabla 5. OR para TSH elevada o suprimida en relación con la presencia de signos y síntomas Frecuencia OR (IC 95%) p Caída de cabello Signos y síntomas 75 (40,7%) 1,21 (0,57-2,56) 0,61 Cansancio inexplicado 75 (40,7%) 0,77 (0,35-1,67) 0,5 Cambios de peso 52 (27,9%) 1,09 (0,48-2,47) 0,83 Irregularidad menstrual 126 (67,7%) 0,52% (0,21-1,29) 0,16 Estreñimiento 31 (16,6%) 0,83 (0,29-2,36) 0,73 Respecto a los factores de riesgo reportados, un total de 90 (45,6%) participantes reportaron tener al menos una condición considerada como factor de riesgo de disfunción tiroidea, no obstante, la exposición a uno o más factores de riesgo no aumentó la probabilidad de presentar disfunción tiroidea (OR 1,03; IC: 0,465-2,297; p = 0,9) y se encontró hipotiroidismo (franco y subclínico) en el 12,5% (12 de 96) de las mujeres sin ningún factor de riesgo (tabla 4). La presencia de síntomas tradicionalmente atribuidos a disfunción tiroidea y específicamente a hipotiroidismo fue frecuente entre las participantes, sobre todo la irregularidad menstrual (67,7%), caída de cabello (40,7%) y cansancio fácil (40,7%) pero no se encontraron diferencias estadísticamente significativas entre las participantes con TSH elevada y aquellas con TSH en rango normal (tabla 5). Discusión En este trabajo se incluyeron mujeres entre los 16 y los 35 años, rango que comprende la edad promedio a la cual las mujeres colombianas tienen su primer hijo (21,6 años)(17) confirién- dole relevancia desde los puntos de vista clínico, epidemiológico y de salud pública por cuanto los efectos del hipotiroidismo aún en el rango subclínico, pueden ser más deletéreos que en otros grupos poblacionales. La frecuencia de hipotiroidismo subclínico en esta muestra fue mucho mayor que la reportada en el estudio NANHES III(12) para las mujeres méxico-americanas aparentemente sanas, no embarazadas, a pesar de usar el mismo punto de corte (>4,5 µUI/mL) para TSH (5,3% vs. 13,4%). La prevalencia de TSH >5,0 µUI/mL encontrada en esta muestra también fue más alta que la reportada en el estudio de la ciudad de Cúcuta(14) (7,7 vs. 10,2%), a pesar de que el promedio de edad en esta investigación fue menor (46,3 vs. 22,6 años). Se desconoce la existencia de otros factores regionales que justifiquen esta diferencia, pues en otro estudio en la ciudad de Bogotá también se reportó una frecuencia mayor de hipotiroidismo(15). Aunque al comparar los resultados que obtuvimos con los de este último estudio, la prevalencia de TSH entre 4,0 y 10 μUI/mL fue más baja (15,0% vs. 24,9%). Sin embargo, la diferencia podría explicarse porque nuestra población fue más joven (promedio de edad 22,6 vs. 52 años) y también porque en ese estudio el 12,52% de la población de mujeres estuvo entre 18 y 30 años. Con respecto a la importancia de los factores de riesgo de disfunción tiroidea como criterio para seleccionar a las pacientes que deben ser tamizadas para detectar tal alteración, nuestros resultados fueron concordantes con los reportados por Vaidya y colaboradores(18), en el sentido de que la presencia de factores de riesgo no fue estadísticamente diferente entre las participantes con hipotiroidismo (franco y subclínico) y aquellas con función tiroidea normal. A diferencia de dicho estudio, la frecuencia de hipotiroidismo en mujeres sin factores de riesgo encontrada por nosotros fue más baja (12,5% vs. 30%). Esta diferencia puede ser causada porque la población incluida por Vaidya fue de mujeres embarazadas. En contraste, nuestros hallazgos fueron bastante diferentes a los publicados en el estudio NAHNES III(12), en el cual la prevalencia de TSH> 4,5 uUI/mL en el subgrupo de mujeres méxico-Americanas no embarazas y sin factores de riesgo de disfunción tiroidea, fue de sólo el 2,2% ± 0,5. En los resultados que obtuvimos no se encontraron diferencias estadísticas entre la presencia de síntomas en las mujeres con hipotiroidismo y aquellas con TSH normal. Esto sugiere que el tamizaje guiado por síntomas debería ser reevaluado, al menos en mujeres jóvenes, dado que tales síntomas no son específicos, son muy frecuentes en la población y no predicen disfunción tiroidea. Dado que las diferentes guías sobre control prenatal(7,19) mencionan la importancia de reconocer y corregir el hipotiroidismo clínico y subclínico antes del inicio del embarazo, debido a sus posibles efectos sobre el desarrollo neuropsicológico y supervivencia del feto, y su asociación con toxemia e hipertensión, nuestros resultados apuntan hacia la promoción de Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo 37 Revista colombiana Volumen 2, número 3, agosto de 2015 la tamización universal de mujeres en edad fértil que tengan planes de embarazarse en un futuro inmediato, en contra de la recomendación actual de tamización limitada a las mujeres con factores de riesgo. Para esto se requieren estudios controlados y con poblacionales más grandes que permitan análisis ampliados que conlleven a la toma de decisiones al respecto. Finalmente, reconocemos las limitaciones de esta investigación, como el hecho de tratarse de una medición puntual que, teniendo en cuenta la variabilidad en las mediciones de TSH y T4 total, podrían alterar la prevalencia de hipotiroidismo franco y subclínico. Tampoco tuvimos en cuenta la determinación de los títulos de anticuerpos antitiroideos que contribuirían a estratificar mejor a las mujeres en riesgo de disfunción tiroidea durante el embarazo. Recomendamos que estos resultados sean interpretados en el contexto local o regional y no pueden ser extrapolados a otros grupos poblacionales. Conclusiones En esta muestra transversal de mujeres se encontró una prevalencia de disfunción tiroidea del 18,28%, siendo el hipotiroidismo subclínico la alteración más frecuente (15,6%). de Endocrinología Diabetes&Metabolismo Esta frecuencia es tres veces mayor a la prevalencia encontrada en mujeres méxico-americanas no embarazadas del estudio NANHES III. No encontramos una asociación entre la presencia de factores de riesgo y los resultados de las pruebas de función tiroidea y tampoco hubo asociación con la presencia de los síntomas indagados, por lo cual consideramos que nuestros resultados apuntan hacia la tamización universal de las mujeres en edad fértil con planes de embarazo como parte de la evaluación preconcepción, dadas las implicaciones del hipotiroidismo en la gestación; no obstante reconocemos que es necesario realizar un estudio poblacional a mayor escala que permita tomar una decisión de salud pública frente a este tema. Declaración de interés Los autores declaran que no existen conflictos de interés que pudieran ser percibidos como perjudiciales para la imparcialidad del artículo. Financiación No se recibió ninguna fuente externa de financiación diferente a los recursos propios aportados por los investigadores. Anexo 1 Encuesta de tamizaje de disfunción tiroidea La información aquí solicitada es requerida como parte del trabajo de investigación de la Universidad Nacional de Colombia §, cuyo objetivo general es determinar la frecuencia de alteraciones de la función de la glándula tiroides en mujeres jóvenes, no embarazadas. Por favor, conteste las siguientes preguntas de acuerdo con su situación personal. Se garantiza total reserva de la información aquí registrada. 1. Datos de identificación: Fecha:______________ Edad: ____ Identificación:________________ 2. Antecedentes personales: ¿Sufre o ha sufrido alguna de las siguientes enfermedades? (Escriba Sí o No en el espacio en blanco) • Hipotiroidismo ___ ¿Está en tratamiento actualmente o en los últimos 6 meses? ____ • Hipertiroidismo ___ ¿Está en tratamiento actualmente o en los últimos 6 meses? ____ • Tiroiditis (inflamación de la glándula tiroides) ____ • Bocio (tiroides aumentada de tamaño) ____ • Diabetes mellitus tipo 1 (requiere insulina) ____ • Diabetes insípida (déficit de hormona antidiurética) ____ • Vitiligo ____ • Miastenia Gravis ____ • Lupus eritematoso sistémico, artritis reumatoide u otras enfermedades del colágeno ____ • Enfermedad celíaca o esprue (diarrea crónica – malabsorción intestinal) ____ • Hepatitis autoinmune (no causada por los virus de la hepatitis) ____ • Insuficiencia adrenal o suprarrenal (requiere tomar corticoesteroides) ____ • Hipoparatiroidismo (alteración en el calcio sanguíneo, por falta de la hormona PTH o paratohormona) ____ • Anemia crónica (con excepción de anemia por sangrado o déficit de hierro) ____ • Colesterol total mayor de 200 mg/dl o recibe tratamiento para disminuirlo ____ § 38 Responsable: Angélica González C, Médico. U. Nacional (Cel: 300 211 74 63), Dr. Felipe Fierro M, Médico U. Nacional (Cel: 300 618 56 31) Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo Revista colombiana de Endocrinología Diabetes&Metabolismo Volumen 2, número 3, agosto de 2015 3. Antecedentes ginecológicos: • Edad de primera menstruación: _____ años • ¿Ha tenido relaciones sexuales? Sí ___ No___. Si la respuesta es No, pase a la pregunta 8 de éste punto • ¿Ha estado en embarazo alguna vez? Sí___ No___. Si la respuesta es no, pase a la pregunta 7 de éste punto • ¿Cuántas veces ha estado en embarazo? 1___ 2___ más de 2 ___. • ¿Ha tenido abortos espontáneos (pérdidas de la gestación antes de la semana 20 de gestación)? Sí___ No ___ • ¿Ha tenido pérdidas de embarazos después de la semana 20 de gestación? Sí ___ No___ • ¿Ha tenido relaciones sexuales sin métodos anticonceptivos (preservativo, píldoras, inyectables, dispositivos, implantes) durante más de un año sin quedar en embarazo? Sí___ No ___ • ¿En el último año sus periodos menstruales han sido regulares (el intervalo entre 2 menstruaciones va entre 25 y 35 días): Sí___ No ___ • ¿Está recibiendo anticonceptivos orales o inyectables actualmente (últimos 3 meses)? Sí___ No___ 4. Antecedentes quirúrgicos: • ¿Le han realizado alguna cirugía en la tiroides? Sí ___ No ___ ¿Cuál cirugía? _________________________ • ¿Le han realizado cirugía de la glándula hipófisis (cerebro)? Sí ___ No ___ ¿Cual cirugía? ____________________ • ¿Le han realizado radioterapia en cuello, parte superior del tórax o la cabeza? Sí___ No ___ • ¿Ha recibido tratamiento con yodo radioactivo? Sí___ No ___ • ¿Fuma habitualmente? Sí ___ No ___ 5. ¿Presenta alguno de los siguientes síntomas, que haya comenzado y estén presentes EN LOS ÚLTIMOS 6 MESES? • Caída abundante del cabello (no explicada por otras enfermedades o tratamientos). Sí___ No___ • Intolerancia o sensación de frío o calor no proporcional a la temperatura del ambiente. Sí___ No___ • Cansancio crónico no explicado por alteraciones en el sueño, exceso de actividad física o estrés. Sí___ No___ • Estreñimiento (menos de 3 deposiciones a la semana) de inicio reciente. Sí___ No___ • Ganancia o pérdida de peso no explicada por dieta o ejercicio. Sí___ No___ • Palpitaciones (sentir los latidos cardiacos más fuertes o rápidos de lo usual). Sí___ No___ 6. Antecedentes familiares: • ¿Algún familiar en primer grado (papá, mamá o hermanos) sufre o ha sufrido de enfermedades de la tiroides? Sí ___ No ___ Cuál enfermedad: _______________________________________ Referencias 1. O’Brien T, Dinneen SF, O’Brien PC, Palumbo PJ. Hyperlipidemia in pa- 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. tients with primary and secondary hypothyroidism. Mayo Clin Proc. 1993;68:860–6. Hak a. E, Pols H a. P, Visser TJ, Drexhage H a., Hofman A, Witteman JCM. Subclinical Hypothyroidism Is an Independent Risk Factor for Atherosclerosis and Myocardial Infarction in Elderly Women: The Rotterdam Study. Ann Intern Med. 2000;132(4):270. Biondi B, Fazio S, Palmieri EA, Carella C, Panza N, Cittadini A, et al. Left Ventricular Diastolic Dysfunction in Patients with Subclinical Hypothyroidism. 1999;84(6):2064–7. Krassas GE, Pontikides N, Kaltsas T, Papadopoulou P, Paunkovic J, Paunkovic N, et al. Disturbances of menstruation in hypothyroidism. Clin Endocrinol (Oxf). 1999;50:655–9. Abalovich M1, Mitelberg L, Allami C, Gutierrez S, Alcaraz G, Otero P LO. Subclinical hypothyroidism and thyroid autoimmunity in women with infertility. Gynecol Endocrinol. 2007;23(5):279–83. Neto LV, De Almeida CA, Da Costa SM, Vaisman M. Prospective evaluation of pregnant women with hypothyroidism: Implications for treatment. Gynecol Endocrinol. Informa Clin Med; 2007;23(3):138–41. De Groot L, Abalovich M, Alexander EK, Amino N, Barbour L, Cobin RH, et al. Management of Thyroid Dysfunction during Pregnancy and Postpartum: An Endocrine Society Clinical Practice Guideline. J Clin Endocrinol Metab. The Endocrine Society; 2012;97(8):2543–65. Sawin CT, Geller A, Wolf PA, Belanger AJ, Baker E, Bacharach P, et al. Low Serum Thyrotropin Concentrations as a Risk Factor for Atrial Fibrillation in Older Persons. N Engl J Med. Massachusetts Medical Society; 1994;331(19):1249–52. Auer J, Scheibner P, Mische T, Langsteger W, Eber O, Eber B. Subclinical hyperthyroidism as a risk factor for atrial fibrillation. Am Heart J. Elsevier; 2014;142(5):838–42. Kumeda Y1, Inaba M, Tahara H, Kurioka Y, Ishikawa T, Morii H NY. Persistent increase in bone turnover in Graves’ patients with subclinical hyperthyroidism. J Clin Endocrinol Metab. 2000;85(11):4157–61. 11. Lastra G, Caicedo Henry. Efectos de la hormona tiroidea en dosis fisiológicas sobre la masa ósea en pacientes con hipotiroidismo subclínico. Acta Med Colomb 2000;25: 188-194. 12. Hollowell JG, Staehling NW, Flanders WD, Hannon WH, Gunter EW, Spencer C a, et al. Serum TSH, T(4), and thyroid antibodies in the United States population (1988 to 1994): National Health and Nutrition Examination Survey (NHANES III). J Clin Endocrinol Metab. 2002;87(2):489–99. 13. Robles-Osorio ML1, Zacarías-Rangel V, García-Solís P, Hernández-Montiel HL, Solís JC SE. Prevalence of thyroid function test abnormalities and antithyroid antibodies in an open population in Central México. Rev Invest Clin. 2014;66(2):113–20. 14. García H, Duque A SM. Frecuencia de diabetes, hipotiroidismo, obesidad e hipertensión arterial en población abierta de la ciudad de Cúcuta. Rev Clon, Univ Pamplona. 2003;74–8. 15. Builes CA, Rosero O, García J. Evaluación de disfunción tiroidea según TSH en una población de Bogotá . TSH levels in the evaluation of thryroid disfunction in a population group in Bogota. Acta Medica Colomb. 2006;31(2):66–70. 16. Helfand M. Screening for Subclinical Thyroid Dysfunction in Nonpregnant Adults: A Summary of the Evidence for the U.S. Preventive Services Task Force. Ann Intern Med. 2004;140(2):128–41. 17. Fecundidad de las mujeres [Internet]. Encuesta Nacional de Demografia y Salud - ENDS. 2010 [cited 2013 Sep 10]. p. 1 – 2. Available from: http:// www.profamilia.org.co/encuestas/Profamilia/Profamilia/documentos/ boletines/prensa/Fecundidad_de_las_Mujeres.pdf 18. Vaidya B, Anthony S, Bilous M, Shields B, Drury J, Hutchison S, et al. Detection of Thyroid Dysfunction in Early Pregnancy: Universal Screening or Targeted High-Risk Case Finding? J Clin Endocrinol Metab. The Endocrine Society; 2007;92(1):203–7. 19. Cancino E, León H, Otálora R, Pérez González E, Sarmiento R, Yates A. Guía de control prenatal y factores de riesgo. Secretaría Distrital de Salud de Bogotá, D. C. Asociación Bogotana de Obstetricia y Ginecología (Asbog). Tomada de internet, consula realizada el 1 de septiembre de 2014: http:// es.scribd.com/doc/56188953/Guia-1-Control-Prenatal-y-Factores-deRiesgo#scribd Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo 39 Revista colombiana Volumen 2, número 3, agosto de 2015 de Endocrinología Diabetes&Metabolismo Artículo Original Niveles de vitamina D en pacientes con osteoporosis en la ciudad de Neiva, Huila, Colombia Alejandro Pinzón Tovar1, Nelson Vásquez2, Carlos Celemin3 Médico Internista, Universidad Surcolombiana, Neiva. Endocrinólogo Universidad Militar Nueva Granada. Médico Internista y Endocrinólogo del Hospital Universitario Hernando Moncaleano Perdomo Neiva. Médico Internista y Endocrinólogo de ENDHO Colombia, Neiva. Miembro número ACE. 2 Médico Internista, Universidad Surcolombiana, Neiva. Médico Internista del Hospital San Vicente de Paul, Garzón, Huila. 3 Médico General, Universidad del Tolima. Médico general, Clínica Uros Neiva. Médico general de ENDHO Colombia, Neiva. Correspondencia: Alejandro Pinzón Tovar 1 [email protected] Conflicto de interés: El presente artículo no contó con fuentes de financiación externa. 1 El autor ha sido conferencista para Sanofi, Novartis, Novo Nordisk y Glaxo en temas de diabetes y trastornos tiroideos. Resumen Objetivos: Determinar la prevalencia de los niveles bajos de vitamina D en pacientes con diagnóstico de osteoporosis por densitometría ósea en la ciudad de Neiva, Huila, Colombia. Materiales y métodos: Se incluyeron pacientes mayores de 50 años, durante el periodo comprendido entre el 01 de enero de 2011 hasta el 31 de diciembre de 2011, con diagnóstico de osteoporosis por densitometría y reporte de 25 OH hidroxivitamina D medida por quimioluminiscencia que consultaron al hospital universitario de la ciudad de Neiva. Se establecieron medidas de posible asociación entre variables cuantitativas (Odds Ratio) y se planteó un modelo de regresión lineal en el cual se determinó la variable independiente que mejor predice el resultado de la variable dependiente, para así poder observar la correlación existente. El análisis estadístico se realizó bajo el paquete SPSS versión 19. Resultados: La hipovitaminosis D es un trastorno muy frecuente en la población estudiada (89%) y en el 55% de los casos se acompaña de hiperparatiroidismo secundario. Se encontró una prevalencia de niveles de deficiencia del 35,5% (n= 20), de insuficiencia del 53,5% (n= 30) y óptimos del 11% (n= 6). Al realizar un análisis bivariado de la densidad mineral ósea (DMO) y los niveles de vitamina D, se observó que la DMO descendía simultáneamente con la caí40 Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo da en los niveles séricos de vitamina D. Esta asociación fue estadísticamente significativa a nivel de la columna lumbar p= 0,0063. Conclusiones: La insuficiencia y la deficiencia de vitamina D son muy frecuentes aun en zonas donde la exposición solar es diaria durante todo el año, lo que hace necesario realizar su determinación en todos los pacientes con osteoporosis. Palabras clave: Vitamina D, osteoporosis, 25-hidroxivitamina D, calcio, hormona paratiroidea. Abstract Objective: Determine the prevalence of vitamin D levels in patients diagnosed by bone densitometry for osteoporosis in Neiva, Huila, Colombia. Material and methods: Patients older than 50 years were included during the period from January 1, 2011 until December 31, 2011 , with a diagnosis of osteoporosis by densitometry and reporting of 25 -OH vitamin D by chemiluminescence, who attended the university hospital Neiva. Measures possible association between qualitative variables (Odds Ratio) is established and a linear regression model in which the independent variable that best predicts the outcome of the dependent variable, and observe the correlation was determined. Statistical analysis was performed on SPSS version 19 package. Results: Hypovitaminosis D is a very common disorder in the study population (89%) and in 55% of cases is associated with secondary hyperparathyroidism. Prevalence of deficiency levels of 35.5% (n = 20), insufficiency of 53.5% (n = 30) and optimal 11% ( n = 6 ) were found. When performing a bivariate analysis of the levels of bone mineral density (BMD) and vitamin D levels, we found that bone mineral density down simultaneously with the fall in serum levels of vitamin D. This association was statistically significant at the level of lumbar spine p = 0.0063. Conclusion: Insufficiency and deficiency of vitamin D is very common even in areas where sun exposure is daily throughout the year, making it necessary to perform testing in all patients with osteoporosis. Key words: Vitamin D, osteoporosis, 25-Hydroxyvitamin D, calcium, parathyroid hormone. Revista colombiana de Endocrinología Diabetes&Metabolismo Introducción En los últimos años se ha incrementado el interés por la vitamina D, debido al descubrimiento de nuevas funciones biológicas diferentes a las ya conocidas sobre el metabolismo óseo(1,2,3). Niveles menores de 20 ng/ml han sido relacionados con infecciones, cáncer, enfermedades autoinmunes, metabólicas y cardiovasculares(4,5). Sin embargo, hasta el momento no hay una aplicación clínica con un soporte basado en la evidencia respecto a este nuevo conocimiento(6). La importancia sobre la salud ósea está dada por la relación entre niveles inadecuados de vitamina D y osteoporosis, ya sea como factor causal directo o afectando su recuperación(7). La osteoporosis y la hipovitaminosis D se consideran un problema de salud pública a nivel mundial(8,9), se calcula que 10 millones de estadounidenses padecen de osteoporosis(10). En Bogotá, Colombia, un estudio realizado por el Instituto Nacional de Salud reveló que aproximadamente 57% de la población mayor a 60 años sufre la condición(11). El impacto negativo sobre la salud está relacionado con el riesgo de padecer fracturas por fragilidad(12), que generan gran morbilidad, mortalidad y altos costos al sistema de salud(13). La morbilidad representada por trastornos restrictivos pulmonares, dolor lumbar crónico e incapacidad motora(14), llevan a una gran discapacidad funcional, donde solamente 40% de las personas logran una condición de independencia igual al estado previo de la fractura(15). El estudio LAVOS realizado en 5 países latinoamericanos en búsqueda de fracturas vertebrales asintomáticas en mujeres, halló una prevalencia del 11,18% y para Colombia del 10,72%(16). La incidencia de fracturas por fragilidad se estima en general en 175,7 por 100.000 personas mayores de 50 años, distribuidas en mujeres 234,9 y hombres de 116,6 por 100.000 personas(17). Diferentes estudios han demostrado el impacto positivo del consumo de vitamina D con respecto a la reducción de fracturas, suministrada como suplemento o asociada al calcio(18,19), bien sea porque incrementan la densidad ósea y/o disminuyen el riesgo de caídas(20,21). Existen datos de que el riesgo de fracturas por fragilidad de la cadera se disminuye en 26% y en cualquier otro sitio en 23%(22). En general, se considera que 50% de la población mundial está en riesgo de padecer hipovitaminosis D(23); sin embargo, en ciudades como Delhi, en India, se reportan niveles subóptimos en sujetos aparentemente sanos hasta en un 90%(24). Hay dificultad para encontrar la prevalencia exacta, debido a la falta de uniformidad en los estudios para definir los valores inadecuados de vitamina D. Actualmente, la Sociedad de Endocrinología de Norteamérica sugiere los siguientes valores para definir los niveles de vitamina D: el nivel de deficiencia es definido como un valor de 25 hidroxivitamina D (25(OH) D) menor a 20 ng/ml, insuficiencia con un valor de 25(OH)D entre 20 y 29,9 ng/ml y niveles óptimos entre 30 y 100 ng/ml de 25(OH)D(6). Volumen 2, número 3, agosto de 2015 Un estudio realizado en mujeres norteamericanas posmenopáusicas con osteoporosis que recibían tratamiento con vitamina D reportó que 55% tenía un nivel menor a 30 ng/ ml de 25(OH)D y 18% tenía valores menores a 20 ng/ml(25). En Colombia, existen dos estudios que valoraron los niveles de vitamina D; el primero, realizado en Bogotá indicó que 69% de los pacientes presentaba algún grado de insuficiencia de vitamina D (valores menores a 32 ng/ml), 45,7% tenían valores entre 20 y 32 ng/ml; y 23,8% valores entre 8 y 19,9 ng/ml(26). El segundo estudio, en Medellín, reportó una prevalencia de niveles insuficientes de vitamina D en pacientes con osteoporosis del 55,1% y deficientes del 16,6%(27). La vitamina D proviene en el humano de la ingesta de alimentos, pero la mayor parte (90%) se adquiere gracias a la fotosíntesis cutánea posterior a la exposición a rayos ultravioleta(28,29,30,31). La fotobiología de la vitamina D es afectada por múltiples condiciones como la latitud, la pigmentación cutánea, la edad y el envejecimiento(32,33,34,35). La ropa hecha en algodón, lana o poliéster, sin importar el color, impide la fotoproducción de vitamina D en la piel(36). El uso de bloqueadores solares puede evitar en un 100% la producción cutánea de vitamina D(37). Materiales y métodos El objetivo de este estudio fue determinar la prevalencia de los niveles de vitamina D en pacientes con diagnóstico densitométrico de osteoporosis y describir algunos factores que podrían influenciarlos. Los pacientes debían vivir durante el último año en la ciudad de Neiva, Colombia, ubicada a una latitud Norte 2° 55’ 21” con una altura sobre el nivel del mar de 442 m y una temperatura media de 30°C.38 Se incluyeron pacientes mayores de 50 años, durante el periodo comprendido entre el 01 de enero de 2011 hasta el 31 de diciembre de 2011. El diseño del estudio es descriptivo, de prevalencia. Se tomaron datos de las historias clínicas y se realizó entrevista presencial o telefónica a todos. Se incluyeron pacientes de ambos sexos, con edad igual o mayor a 50 años, con diagnóstico confirmado por densitometría de osteoporosis y reporte de 25 hidroxivitamina D. La información recolectada fue tabulada mediante el programa de Microsoft EXCEL. Se analizaron las variables de forma individual, expresándolas en porcentajes y frecuencias. Para el análisis de posible asociación causal, se realizaron estadísticas descriptivas y análisis bivariados. Con las variables numéricas, se calcularon estadísticas descriptivas de tendencia central y de dispersión, además, se realizó una regresión lineal múltiple. Se establecieron medidas de posible asociación entre variables cuantitativas (Odds Ratio) y se planteó un modelo de regresión lineal en el cual se determinó la variable independiente que mejor predice el resultado de la variable dependiente, para así poder observar la correlación existente. El Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo 41 Revista colombiana Volumen 2, número 3, agosto de 2015 análisis estadístico se realizó mediante el paquete SPSS versión 19. Tabla 1. Características y distribución por sexo de pacientes con diagnóstico de osteoporosis en la población estudiada (n= 56) Resultados 42 Total (n=56) Hombre (n=4) Mujer (n=52) Edad (años) 62,5 ± 9,26 58,7 ± 13,6 65,2 ± 8,8 Peso (Kg) 60,8 ± 12,9 74,2 ± 11,7 59,8 ± 11,7 Talla (m) 1,56 ± 0,06 1,7 ± 0,05 1,55 ± 0,06 Índice de masa corporal (kg/m ) 24,6 ± 4,2 25,5 ± 4,5 24,5 ± 4,24 T-score columna -3,14 ± 0,7 -2,65 ± 0,9 -3,1 ± 0,66 T-score fémur -2,04 ± 1,04 3,05 ± 0,5 -2 ± 1 Z-score columna -1,43 ± 0,86 -2,1 ± 0,87 -1,4 ± 0,85 Z-score fémur -0,62 ± 0,88 -1,46 ± 0,83 -0,57 ± 0,87 0,69 ± 0,1 0,77 ± 0,11 0,68 ± 0,09 Densidad mineral ósea fémur (g/cm ) 0,63 ± 0,1 0,66 ± 0,04 0,62 ± 0,12 Valor de vitamina D (mg/dl) 22,6 ± 6,38 21,2 ± 4,11 22,7 ± 6,5 Valor de calcio (mg/dl) 9,08 ± 0,76 9 ± 0,75 9,09 ± 0,77 Valor de PTH (pg/ml) 55,8 ± 23,25 74 ± 21 55,7 ± 23,1 2 Densidad mineral ósea lumbar (g/cm2) 2 PTH = Hormona paratiroidea Figura 1. Distribución de los niveles de vitamina D por grupos y sexo en la población estudio (n=56) 60 Mujeres Hombres 50 50 40 36,5 30 10 27 25 25 19 20 11,5 6 0 0 Óptimo 0 < 30 ng/ml < 25 ng/ml < 20 ng/ml < 15 ng/ml Figura 2. Distribución por sexo de niveles medios de vitamina D y niveles medios de hormona paratiroidea en la población en estudio (n=44) 90 Niveles séricos de Hormona Paratiroidea (pg/ml) Un total de 56 registros de historias clínicas (52 mujeres y 4 hombres) fueron incluidos en el estudio, la tabla 1 muestra las características generales de la población. El 92,8% correspondía a mujeres y el 7,2% a hombres. Los rangos de edad oscilaban entre 50 y 87 años. Los datos de T-score de cuello de fémur y de columna lumbar, evidenciaron que las 52 mujeres tenían rangos de osteoporosis en columna lumbar y una de cada tres (31%) presentaron simultáneamente osteoporosis de cuello de fémur (T - score ≤ - 2,5). En el grupo de hombres esta relación fue mayor, los cuatro hombres estudiados tenían osteoporosis de columna lumbar y 75% presentaron simultáneamente osteoporosis en columna y cuello de fémur. Para el análisis de nuestro estudio se tomaron los siguientes niveles de corte para vitamina D sérica: 25 hidroxivitamina D (25(OH)D) con un nivel óptimo igual o superior a 30 ng/ml, y para mayor detalle se establecieron rangos de niveles séricos menor a 15 ng/ml, menor a 20 ng/ml, menor a 25 ng/ml y menor a 30 ng/ml. No hubo concentraciones séricas inferiores a 9 ng/ml. En ambas poblaciones se observa una mayor concentración de pacientes en los rangos de menor a 30 ng/ml y mayor de 15 ng/ml. El 89% (N= 50) estaba por debajo de los niveles óptimos y ningún hombre estuvo por encima de este rango (figura 1). Para los niveles medios de hormona paratiroidea intacta (PTHi) se obtuvieron datos de 44 pacientes y se tomó un punto de corte de normalidad de 55 pg/ml. La relación por subgrupos de niveles séricos de vitamina D 25(OH)D encontró que el hiperparatiroidismo se presentó en 58% de los pacientes con niveles subóptimos de vitamina D. Las concentraciones medias de PTH intacta en suero comenzaron a aumentar cuando los niveles en suero de 25(OH)D cayeron por debajo de 30 ng/mL. En los hombres este hallazgo fue superior y con tendencia a ser mayor a niveles más bajos de 25(OH)D que en el grupo de las mujeres (figura 2). Se realizó un análisis bivariado de los niveles de densidad mineral ósea (DMO) y ni- de Endocrinología Diabetes&Metabolismo 79 80 71,5 70 60 50 40 67,2 52,3 49,4 63 52,3 30 20 Mujeres Hombres 10 0 Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo Óptimo < 30 ng/ml < 25 ng/ml < 20 ng/ml Niveles séricos de vitamina D (ng/ml) < 15 ng/ml Revista colombiana de Endocrinología Diabetes&Metabolismo Volumen 2, número 3, agosto de 2015 Tabla 2. Distribución de frecuencia de antecedentes en las mujeres y los niveles de vitamina D (n= 52) taron niveles óptimos de vitamina D. Los análisis de regresión logística mostraron que el ejercicio y la caminata parecen jugar un papel Deficiencia* Insuficiencia** Óptimo protector para tener niveles óptimos de vita(n=17) (n=29) (n=6) mina D (caminata OR 0,51 (0,06-4,4) p=0,46) Antecedentes y ejercicio OR 0,27 (0,02-2,16) p= 0,16). Los Artritis reumatoide 1 5,9% 3 10,3% 0 0 pacientes que usaban bloqueador solar presentaron una frecuencia alta de deficiencia e Osteoporosis 9 52,9% 20 69,0% 2 33,3% insuficiencia de vitamina D (35% y 34%, resTabaquismo 3 17,6% 3 10,3% 1 16,7% pectivamente). El riesgo de presentar niveles Cardiopatía 0 0,0% 1 3,4% 0 0,0% de deficiencia y de insuficiencia de vitamina D DM 2 2 11,8% 5 17,2% 1 16,7% fue de 3 (0,32-73) p=0,29; sin embargo, estos Enfermedad arterial periférica oclusiva 0 0,0% 0 0,0% 1 16,7% datos no fueron estadísticamente significatiEnfermedad renal crónica 3 17,6% 5 17,2% 3 50,0% vos (tabla 3). Fibrilación auricular 1 5,9% 2 6,9% 1 16,7% El 70,6% de los pacientes que presentaron HTA 10 58,8% 11 37,9% 3 50,0% deficiencia de vitamina D y 72,4% de los que estaban en rango de insuficiencia, tenían un *Vit D (<20 ng/dl); **Vit D (20-30 ng/dl); ***Vit D (> 30 ng/dl) tiempo de exposición al sol menor de 7 minuveles de vitamina D. En cada subgrupo de niveles séricos de tos. Al realizar la regresión lineal múltiple, tomando como vavitamina D 25(OH)D se promedió el valor de la DMO (g/cm2). riable dependiente los rangos de vitamina D de deficiencia, inSe observó que la DMO descendía simultáneamente con los nisuficiencia y óptimo; y como variable independiente el tiempo veles séricos de vitamina D en cada uno de los subgrupos. Esta de exposición menor de 7 minutos y mayor o igual a 7 minutos, asociación fue estadísticamente significativa entre los valores el modelo sugiere que los resultados presentados en este valor séricos de vitamina D y la DMO de columna lumbar p= 0,0063. se explican en un OR de 2,54 (IC 0,35-18,8) p = 0,27, indicando Por ser el sexo femenino la mayor muestra en este estudio, el riesgo de tener insuficiencia o deficiencia de vitamina D es se realizó un análisis de esta población. La prevalencia de demás de dos veces cuando se expone al sol menos de 7 minutos. ficiencia de vitamina D fue 32,7% (niveles menores de 20 ng/ Este modelo no fue estadísticamente significativo (figura 3). ml), de insuficiencia 55,8% (entre 20 a 29,9 ng/ml) y óptimos De 31 mujeres con antecedente de osteoporosis, 26 pa11,5% (30 ng/ml o más). De las 52 mujeres, 24 (46,2%) precientes recibían suplemento farmacológico de vitamina D, a sentaban hipertensión (HTA) y 8 (15,4%) diabetes mellitus 2 18 se les administraban menos de 400 UI día y a 8, 400 UI al (DM2). Se encontró además que 59,6% (n=31) de las paciendía. El valor máximo encontrado de suplencia en el estudio fue tes reportaron el antecedente de osteoporosis. La enfermedad de 400 U/día. En el grupo de deficiencia, 57% (n= 4/7) recirenal crónica estaba presente en 21,2%, en estadio 2 estaba el bieron menos de 400 UI al día y en el grupo de insuficiencia 63,6% (n= 7) y en estadio 3 el 36,4% (n= 4). El 87,5% (n=21) 82,3% (14/17) consumían menos de 400 UI al día (figura 4). de hipertensas registraron niveles de insuficiencia y deficienEn el análisis de regresión logística, la probabilidad de presencia, siendo su frecuencia en cada grupo 37,9% (n=11) y 58,8% tar deficiencia de vitamina D en las mujeres con osteoporosis (n=10), respectivamente (tabla 2). fue casi de seis veces cuando el consumo de suplemento de De las pacientes que realizaban actividades relacionadas vitamina D era menor de 400 UI al día OR 5,8 (IC 0,72-56) p= con exposición directa al sol, se observó que la mitad realiza0,10. (P no significativa). ban caminatas y 50% de las que realizaban ejercicio presenTabla 3. Niveles de vitamina D y actividades relacionadas con exposición al sol Deficiencia* (n=17) Insuficiencia** (n=29) Óptimo (n=6) Deficiencia Deficiencia + insuficiencia N % N % N % OR (IC 0,95) p valor OR (IC 0,95) p valor Caminata 5 29 12 41 3 50 0,51 (0,06-4,4) p 0,46 0,69 (0,11-4,46) p 0,64 Ejercicio 3 18 9 31 3 50 0,27 (0,02-2,16) p 0,16 0,52 (0,08-3,42) p 0,42 Uso de sombrilla 3 18 2 7 0 0 --- --- Uso de manga larga 0 0 1 3 0 0 --- --- Uso de bloqueador solar 6 35 10 34 1 17 3,00 (0,23-82) p 0,34 3 (0,32-73) p 0,29 Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo 43 Revista colombiana Volumen 2, número 3, agosto de 2015 Figura 3. Distribución de frecuencia de niveles de vitamina D en mujeres y tiempo de exposición al sol de Endocrinología Diabetes&Metabolismo tuvo por encima de este rango, pero infortunadamente el número de hombres incluidos fue muy bajo (n=4). En estudios de Norteamérica la prevalencia Menor de 7 minutos 7 minutos y más de hipovitaminosis D fue mayor en las mujeres 100% y superaba el 52%(1,25); un estudio realizado en 90% Perú encontró una prevalencia del 92,5% de 80% niveles inadecuados en posmenopáusicas con 3 70% 12 21 osteoporosis40. En Neiva, por ser una ciudad de 60% clima cálido tropical, se esperaría que la preva50% lencia de insuficiencia de vitamina D fuese me40% nor en relación con los demás lugares en donde 30% se han realizado estudios de este tipo. Sin em3 20% 5 8 bargo, existe la tendencia de no exponerse al 10% sol, sin que se esté en contacto directo con la luz 0% solar; bien sea, evitando la exposición directa, Deficiencia Insuficiencia Óptimo (n=17) (n=29) (n=6) o usando bloqueadores, ropa y accesorios para protegerse. Niveles de vitamina D; Deficiencia Vit D (< 20 ng/dl); Insuficiencia Vit D (20-30 ng/dl); Óptimo Vit D (> 30 ng/dl) No hubo concentraciones séricas inferiores a 9 ng/ml de 25(OH)D. Anteriores estudios Figura 4. Consumo de suplemento de vitamina D en mujeres con anteceepidemiológicos han mostrado una gran variadente de osteoporosis y niveles de deficiencia, insuficiencia y óptimos ción en la prevalencia de concentraciones bajas de vitamina D (n=26) de 25(OH)D, pero las comparaciones entre los ≥ 400 UI < 400 UI estudios han sido difíciles, debido a las dife100% rencias en los puntos de corte utilizados(41). Se 90% 3 ha reportado que 57% de los pacientes hospi80% talizados tienen niveles inferiores a 15 ng/ml, 70% 3 y tasas de mayor deficiencia en personas ma60% yores e inactivas(25,42). Aunque el actual estudio 50% 2 se enfocó en una población específica mayor de 40% 14 50 años, otros han mostrado concentraciones 30% bajas de 25(OH)D (< 20 ng/ml) incluso en po4 20% blación adolescente sana(43). La prevalencia de 10% niveles subóptimos de vitamina D en nuestra 0% población fue consistente con los resultados reDeficiencia Insuficiencia Óptimo feridos en otros estudios multicéntricos(8,25,42). (n=7) (n=17) (n=2) Llama la atención que no se encontraron valores de deficiencia críticos, como los consideraDiscusión dos menores a 10 ng/ml; posiblemente relacionado con el heEn este estudio, en el que fueron incluidos 56 pacientes, cho de vivir en una ciudad en verano durante todo el año, donde entre hombres y mujeres con osteoporosis que asistieron a el contacto con la radiación ultravioleta B siempre está presenla consulta de endocrinología y reumatología en el Hospital te, a pesar de los intentos de evitarla. de Neiva, se encontró una alta prevalencia de insuficiencia y La deficiencia de vitamina D ha sido reconocida como un deficiencia de vitamina D. Los resultados son similares a los factor causal de raquitismo en niños y osteomalacia en los encontrados en otros estudios(11,17,26,39). Nuestro estudio es el adultos. Los niveles de insuficiencia se han encontrado relacioprimero en Colombia que describe una población donde se nados con un incremento del recambio óseo, predisponiendo analizan múltiples variables, como consumo de suplemeno empeorando la desmineralización ósea que puede favorecer tos de vitamina D y actividades cotidianas al aire libre que la presentación de fracturas patológicas. Varios estudios han influyen en la aparición de alteraciones en los niveles séricos evidenciado la asociación de niveles séricos bajos de vitamivitamina D. na D con fracturas, tanto vertebrales como no axiales(18,22,25,44). Los niveles promedio de vitamina D encontrados en la poNuestro estudio no fue ajeno a estos resultados, ya que la deblación estudiada fueron de 22,6 ± 6,38 ng/mL y 89% (n=50) ficiencia/insuficiencia de vitamina D fue muy frecuente y se estaban por debajo de los niveles óptimos. Ningún hombre es44 Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo Revista colombiana de Endocrinología Diabetes&Metabolismo observó que la densidad mineral ósea disminuía a medida que los niveles séricos de vitamina D iban descendiendo en cada uno de los grupos. Esta asociación fue estadísticamente significativa p= 0,0063. Otros factores de riesgo para osteoporosis son: la inactividad física, la ausencia de alimentos ricos en vitamina D o la falta de suplementos de vitamina D; también, factores de riesgo para niveles bajos de 25(OH)D(12,45). La literatura refiere que los adultos mayores de 50 años requieren al menos entre 800 y 1000 UI al día para mantener una concentración sérica adecuada de vitamina D, y así evitar el recambio óseo acelerado(6,25). Aunque en nuestro estudio no fue un hallazgo estadísticamente significativo, la presencia de los niveles subóptimos de vitamina D se presentó seis veces más cuando el consumo de suplemento de vitamina D fue inferior a 400 UI al día. Como medida de control para mantener la salud ósea íntegra se debe conservar un nivel de vitamina D óptimo, incluso con el uso de suplementos en pacientes en riesgo de hipovitaminosis D(6,46). Nosotros detectamos que 69,2% de mujeres recibían en su prescripción médica dosis bajas de vitamina D; y 16%, no recibían ningún aporte adicional. Se presentaron niveles elevados de PTH en 55% de los pacientes con valores subóptimos de vitamina D. Las concentraciones medias de PTH comenzaron a aumentar cuando las concentraciones en suero de 25(OH)D cayeron por debajo de 30 ng/ml. Nuestros resultados son consistentes con los reportados en la literatura(25,47,48,49). Y como se ha descrito en otros estudios,(50) el hiperparatiroidismo no se encontró en 100% de los pacientes con niveles subóptimos de vitamina D. Entre los pacientes con hipertensión arterial y diabetes mellitus 2, 87,5% presentaron niveles subóptimos de vitamina D. Otros estudios, en su mayoría observacionales, han reportado pacientes hipertensos con niveles subóptimos de vitamina D, con concentraciones más elevadas de angiotensina/aldosterona y con menor producción de insulina por parte de la célula beta pancreática(3,51). Respecto a las actividades cotidianas al aire libre, los resultados del análisis de regresión logística evidencian que la caminata y el ejercicio juegan un papel protector para obtener niveles adecuados de vitamina D. El tiempo soleado hace que los sujetos que ejecutan actividades al aire libre, estén en menor Referencias 1. 2. 3. 4. 5. 6. Adams J S, Hewison M. Update in vitamin D. J Clin Endocrinol Metab 2010;95:471-478. Gilaberte Y, Aguilera, Carrascosa JM, Figueroa F L, Romani de Gabriel J. La vitamina D: evidencias y controversias. Actas Dermosifiliogr 2011;102(8):572-588. Holick M F. Vitamin D: Extraskeletal Health. Endocrinol Metab Clin N Am 2010;39:381–400. García Vadillo J A. Suplementos de calcio y vitamin D ¿para todos?: Pros. Reumatol Clin. 2011;7(S2):S34–S39. McMillan, Hicks J, Isabella C, Higa G M. A critical analysis of the (near) Legendary Status of vitamin D. Expert Rev Endocrinol Metab 2012;7:103-119. Holick M F, Neil C. Binkley N C, Bischoff-Ferrari H A, Gordon C M, Hanley D Volumen 2, número 3, agosto de 2015 riesgo de presentar niveles bajos de 25(OH)D. En países donde se presentan las cuatro estaciones del año, los niveles de vitamina D están disminuidos en las estaciones de invierno y otoño(52). Sin embargo, en países con abundante exposición a la luz solar también se detecta la insuficiencia de vitamina D (20,46,53,54). Existen varias limitaciones en nuestro estudio. En primer lugar, se realizó en una población pequeña, limitada a una sola institución; sin embargo, algunas variables estudiadas orientan a mejorar conductas concernientes al manejo de la osteoporosis, del déficit de Vitamina D y su prevención. En segundo lugar, a pesar de que se encontraron casos de osteoporosis en cuatro hombres, los datos son más significativos para la población de mujeres. Conclusiones La hipovitaminosis D es un trastorno muy frecuente en la población estudiada, encontrándose una cifra de 89% de insuficiencia/deficiencia en general, acompañada en 55% de los casos de hiperparatiroidismo secundario. Se encontró una prevalencia de niveles de deficiencia del 35,5% (n= 20), de insuficiencia 53,5% (n= 30) y óptimos 11% (n= 6). Esto sugiere que se debe realizar medición sérica de 25(OH)D y PTH en todos los pacientes con osteoporosis, a pesar de que vivan en una zona ubicada en el trópico en donde se creería que esta deficiencia es baja. El uso de suplementos de vitamina D con dosis de 400 IU día mostró beneficio en nuestra población, con resultados similares a los observados en publicaciones internacionales55. Por el contrario, el uso complementario de vitamina D por debajo de 400 UI/ día, la exposición solar menor a 7 minutos y el uso de bloqueadores solares fueron factores de riesgo independientes que aumentan la posibilidad de tener insuficiencia o deficiencia de vitamina D. Los antecedentes más frecuentes y de mayor relevancia encontrados en los pacientes con niveles bajos de vitamina D fueron la hipertensión arterial y la diabetes mellitus 2, aunque no hay evidencia fuerte para recomendar suplementos farmacológicos, sí se debe analizar el aconsejar cambios en el estilo de vida con actividades que impliquen mayor exposición solar en estos pacientes. A, Heaney R P, et al. Evaluation, Treatment, and Prevention of Vitamin D Deficiency: an Endocrine Society Clinical Practice Guideline. J Clin Endocrinol Metab 2011;96: 1911-1930. 7. Stechschulte S A, Kirsner R S, Federman D G. Vitamin D: Bone and Beyond, Rationale and Recommendations for Supplementation. Am J Med 2009;122:793-802. 8. Mithal A, Wahl DA, Bonjour JP, Burckhardt P, Dawson-Hughes B, Eisman JA, et al. Global vitamin D status and determinants of hypovitaminosis D. Osteoporos Int (2009) 20:1807-20. 9. National Osteoporosis Foundation. Clinician’s Guide to prevention and treatment of osteoporosis. Washington, DC: National Osteoporosis Foundation; 2010. 10. González Luis Alonso, Vásquez Gloria María, Molina José Fernando. Epidemiología de la osteoporosis. Rev. Colomb. Reumatol. Vol. 16 No. 1, Marzo 2009, pp. 61-75. Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo 45 Revista colombiana Volumen 2, número 3, agosto de 2015 11. Ching Pontón R B, Paba García M L, Ibáñez de Rosa B, Del Valle Meza R, Benavides Burbano A, Iglesias Rodríguez A et al. Factores de riesgo para osteoporosis y osteopenia en 707 mujeres seleccionadas en Bogotá. REEMO, Vol. 10. Núm. 3, Mayo-Junio 2001. 12. Institute for Clinical Systems Improvement. Health Care Guideline: Diagnosis and Treatment of Osteoporosis Guideline. Seventh edition July 2011. 13. Briot K, et al. 2012 update of French guidelines for the pharmacological treatment of postmenopausal osteoporosis. Joint Bone Spine (2012), doi:10.1016/j.jbspin.2012.02.014. 14. Prevention and management of osteoporosis: report of a WHO Scientific Group. Geneva, Switzerland; 2003. 15. Chang K, Center J, Nguyen, et al. Incidence of hip and other osteoporotic fractures in elderly men and women: Dubbo Osteoporosis Epidemiology Study. J Bone Miner Res 2004; 19: 532-536. 16. Clark P, Cons-Molina F, Deleze M, Ragi S, Haddock L, Zanchetta JR, et al. The prevalence of radiographic vertebral fractures in Latin American countries: the Latin American Vertebral Osteoporosis Study (LAVOS). Osteoporos Int. 2009; 2: 275-282. 17. Morales Torres J & Gutierrez-Urena S. The burden of osteoporosis in Latin America. Osteoporos Int 2004; 15: 625-632. 18. Chapuy M, Arlot M, Duboeuf F, Brun J, Crouzet B, Arnaud S, et al. Vitamin D3 and Calcium to prevent hip fractures in elderly women. N Engl J Med 1992;327:1637-42. 19. Bischoff-Ferrari HA, Willett WC, Wong JB, Stuck AE, Staehelin HB, Orav EJ, et al. Prevention of nonvertebral fractures with oral vitamin D and dose dependency. Arch Intern Med 2009;169:551–561. 20. Dawson-Hughes B, Harris SS, Krall EA, Dallal GE. Effect of calcium and vitamin D supplementation on bone density in men and women 65 years of age or older. N Engl J Med 1997;337:670-6. 21. Bischoff-Ferrari HA, Giovannucci E, Willett WC, Dietrich T, Dawson-Hughes B. Estimation of optimal serum concentrations of 25-hydroxyvitamin D for multiple health outcomes. Am J Clin Nutr 2006;84:18-28. 22. Bischoff-Ferrari HA, Willett WC, Wong JB, Giovannucci E, Dietrich T, Dawson-Hughes B. Fracture prevention with vitamin D supplementation: a meta-analysis of randomized controlled trials. JAMA 2005;293:2257– 2264. 23. Bischoff-Ferrari HA, Willett WC, Wong JB, Giovannucci E, Dietrich T, Dawson-Hughes B. Fracture prevention with vitamin D supplementation: a meta-analysis of randomized controlled trials. JAMA 2005;293:2257–2264. 24. Goswami R, Mishra S.K, Kochupillai N. Prevalence & potential significance of vitamin D deficiency in Asian Indians. Indian J Med Res 127, March 2008, pp 229-238. 25. Holick MF, Siris ES, Binkley N et al. Prevalence of vitamin D inadequacy among postmenopausal North American women receiving osteoporosis therapy. J Clin Endocrinol Metab 2005;90:3215–3224. 26. González Devia D, Zúñiga Libreros C, Kattah Calderón W. Insuficiencia de vitamina D en pacientes adultos con baja masa ósea y osteoporosis en la Fundación Santa Fe de Bogotá 2008-2009. Rev. Colomb. Reumatol. 2010;Vol. 17 No. 4: 212-218. 27. Molina J.F, Molina J, Escobar J.A, Betancur J.F, Giraldo A. Niveles de 25 hidroxivitamina D y su correlación clínica con diferentes variables metabólicas y cardiovasculares en una población de mujeres posmenopáusicas. Acta Med Colomb 2011; 36: 18-23. 28. Gilchrest Barbara A. Sun exposure and vitamin D sufficiency. Am J Clin Nutr 2008;88(suppl):570S–577S. 29. Holick M F. Vitamin D: A Millenium Perspective. Journal of Cellular Biochemistry 2003; 88:296–307. 30. Holick M F. Vitamin D deficiency. N Engl J Med 2007;357:266-81. 31. Ubeda N, Basagoiti M, Alonso-Aperte E, Varela-Moreiras G. Dietary food habits, nutritional status and lifestyle in menopausal women in Spain. Nutr Hosp. 2007;22:313–321. 32. Webb AR, Kline L, Holick MF. Influence of season and latitude on the cutaneous synthesis of vitamin D3: exposure to winter sunlight in Boston and Edmonton will not promote vitamin D3 synthesis in human skin. J Clin Endocrinol Metab 1988;67:373-378. 33. Holick M. Sunlight and vitamin D for bone health and prevention of autoimmune diseases, cancers, and cardiovascular disease. Am J Clin Nutr. 2004;80:1678S-1688S. 46 Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo de Endocrinología Diabetes&Metabolismo 34. Matsuoka L Y, Wortsman J, Haddad J G, Kolm Paul, Hollis B W. Racial pigmentation and the cutaneous synthesis of vitamin D. Arch Dermatol 1991;127:536-538. 35. MacLaughlin J, Holick M F. Aging decreases the capacity of human skin to produce vitamin D3. J. Clin. Invest 1985;76:1536-1538. 36. Matsuoka LY, Wortsman J, Dannenberg MJ, Hollis BW, Lu Z, Holick MF. Clothing prevents ultraviolet-B radiation-dependent photosynthesis of vitamin D3. J Clin Endocrinol Metab 1992;75:1099-103. 37. Matsuoka LY, Ide L, Wortsman J, MacLaughlin J, Holick MF. Sunscreens suppress cutaneous vitamin D3 synthesis. J Clin Endocrinol Metab 1987;64:1165.-1168. 38. Pabón G, Calpa C, Jaramillo M, Pinto R. Modélo geológico y geotécnico de Neiva. VIII CCG 2000- Sociedad Colombiana de Geotecnia. 39. Rodríguez J, Gonzáles C, Patricio M. Fracturas vertebrales, osteoporosis y vitamina D en la posmenopausia. Estudio en 555 mujeres en Chile. Rev Med Chile 2007; 135: 31-36. 40. Sotelo Wendy, Calvo Armando. Niveles de vitamina D en mujeres posmenopáusicas con osteoporosis primaria. Rev Med Hered 2011; 22;10-14. 41. Rosen C J. Vitamin D Insufficiency. N Engl J Med 2011;364:248-254. 42. Lips P, Hosking D, Lippuner K et al. The prevalence of vitamin D inadequacy amongst women with osteoporosis: an international epidemiological investigation. J Intern Med 2006;260:245–254. 43. Kumar J, Muntner P, Kaskel F J, Hailpern S M, Melamed M L. Prevalence and Associations of 25-Hydroxyvitamin D Deficiency in US Children: NHANES 2001-2004. PEDIATRICS 2009;124:e1-e9. 44. Van der Mei Ingrid A.F, Ponsonby Anne-Louise, Engelsen Ola, Pasco Julie A, McGrath John J, Eyles Daryl W, et al. The High Prevalence of Vitamin D Insufficiency across Australian Populations Is Only Partly Explained by Season and Latitude. Environ Health Perspect. 2007;115:1132–1139. 45. Hanley D A, Cranney A, Jones G, Whiting S J, Leslie W D. Vitamin D in adult health and disease: a review and guideline statement from Osteoporosis Canada (summary). CMAJ 2010;182(12):1315-1319. 46. Van den Bergh J p, Bours S P, Van Geel T A, Geusens P P. Optimal Use of Vitamin D When Treating Osteoporosis. Curr Osteoporos Rep 2011;9:36–42 47. Chapuy MC, Preziosi P, Maamer M, Arnaud S, Galan P, Hercberg S, et al. Prevalence of vitamin D insufficiency in an adult normal population. Osteoporos Int 1997;7:439–443. 48. Kim S.H; Kim T.H; Kim, S.K. Effect of high parathyroid hormone level on bone mineral density in vitamin D-Sufficiency population: Korea National Health and Nutrition Examination Survey 2008-2010. (25/12/2014).Vol 61 Nr. 12 Pagina: 1197 – 204. 49. Thomas KK, Lloyd-Jones DM, Thadhani R I, et al. Hypovitaminosis D in medical inpatients. N Engl J Med 1998;338:777-83. 50. Sahota O, Mundey MK, San P, Godber IM, Lawson N, Hosking DJ. The relationship between vitamin D and parathyroid hormone: calcium homeostasis, bone turnover, and bone mineral density in postmenopausal women with established osteoporosis. Bone 2004;35:312–319. 51. Vacet J L, Vanga S R, Good M, Lai S M, Lakkireddy D, Howard P. Vitamin D deficiency and supplementation and relation to cardiovascular health. Am J Cardiol. 2012;109(3):359-363. 52. Hagenau T, Vest R, Gissel TN, Poulsen CS, Erlandsen M, Mosekilde L, et al. Global vitamin D levels in relation to age, gender, skin pigmentation and latitude: an ecologic metaregression analysis. Osteoporos Int. 2009;20:133140. 53. Hartley M, Hartley M ,Hoare S, Lithander FE, Neale RE, Hart PH, et al. Comparing the effects of sun exposure and vitamin D supplementation on vitamin D insufficiency, and immune and cardio-metabolic function: the Sun Exposure and Vitamin D Supplementation (SEDS) Study. BMC Public Health. 2015 Dec;15(1):1461. doi: 10.1186/s12889-015-1461-7. Epub 2015 Feb 10 54. Kimlin MG, Lucas RM, Harrison SL, van der Mei I, Armstrong BK, Whiteman DC, et al. The Contributions of Solar Ultraviolet Radiation Exposure and Other Determinants to Serum 25-Hydroxyvitamin D Concentrations in Australian Adults: The AusD Study. Am J Epidemiol. 2014;179(7):864–74. 55. Adachi JD, Brown JP, Ioannidis G, Characterizing the assessment and management of vitamin D levels in patients with osteoporosis in clinical practice: a chart review initiative. J Osteoporos. 2015;2015:312952. doi: 10.1155/2015/312952. Epub 2015 Jan 29. Revista colombiana de Endocrinología Diabetes&Metabolismo Volumen 2, número 3, agosto de 2015 Historia de la Endocrinología Claude Bernard y la medicina experimental Enrique Ardila Médico Internista-Endocrinólogo Miembro de Número de la Asociación Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo Editor Revista ACE D esde 1843 y sobretodo de 1855 a 1859, la gran cantidad de trabajos que nutrieron los célebres cursos del famoso Collège de France en París, especialmente a la muerte de Magendie, ocurrida el 7 de octubre de 1855, estuvieron muy centrados en los dictados por Claude Bernard después de que fue nombrado en propiedad en la cátedra de fisiología experimental. Claude Bernard (Saint-Julien en Dentro de éstos hace Beaujolais 1813- París 1878) especial énfasis en múltiples investigaciones sobre la digestión, sistema nervioso, acción de los venenos y los líquidos del organismo, entre otros. En estos cursos se opone radicalmente a los dictados en las facultades de medicina, donde se transmiten los conocimientos más clásicos de la fisiología tradicional, evitando así las generalizaciones y las sistematizaciones, estudiando en forma experimental las variaciones existentes entre los diferentes sujetos, estando siempre muy atento a los errores y a la dificultad que existe para poder entender lo que está pasando dentro de los seres biológicos. Claude Bernard, creador de la medicina experimental, nació en el año de 1813 en Saint-Julien en Beaujolais (Francia), región vinícola en donde se Casa donde nació Claude Bernard produce el famoso vino Beaujolais, muy cerca de la ciudad de Lyon. Su padre se desempeñaba como mayordomo de una gran hacienda dedicada al cultivo de la uva, y falleció en París en 1878. En la escuela local aprendió latín, griego, geometría y aritmética. Luego de graduarse como médico, un poco más tarde que sus contemporáneos, a la edad de 30 años, pues su interés era el de ser escritor de teatro, intentó entrar como profesor a la facultad de medicina, reprobando el concurso. François Magendie (1783-1855) lo contrató primero como asistente y más tarde como preparador de laboratorio, donde se destacó por sus grandes cualidades como investigador, y fue allí donde realmente inició su carrera científica. Anteriormente, Claude Bernard se desempeñaba como interno en el Hospital HotelDieu de París, en el servicio dirigido por Magendie(1). Magendie era un hombre autoritario, hombre de acción y de rigor, y Claude Bernard era dulce, tímido y soñador. Estos dos hombres diferían por sus concepciones intelectuales. Magendie trabajaba recolectando observaciones sin plantearse una hipótesis, por lo que su obra científica fue de di- François Magendie (1783-1855) mensiones muy modestas, mientras que Claude Bernard realizó en solo algunos años una serie de descubrimientos que le ubicaron en una posición de vanguardia dentro de la investigación científica. Sus diferencias de temperamento y de carácter les ocasionaron muchos problemas, especialmente a nivel de envidias, lo que obligó a Claude Bernard a dejar el laboratorio del Collège de France, por lo cual se encontró, de la noche a la mañana, desprovisto de cualquier ingreso económico. Acudió a sus amigos que le aconsejaron presentarse al concurso en la Facultad de Medicina para anatomía y fisiología, siendo reprobado en el concurso, a pesar de la intención que tuvo el jurado de aceptarlo. Después de otro fracaso que tuvo al tratar de organizar un curso privado de fisiología con su amigo Lasègne, Claude Bernard, deprimido y decepcionado, decide abandonar París y regresar a su pueblo natal, Saint-Julien. Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo 47 Revista colombiana Volumen 2, número 3, agosto de 2015 de Endocrinología Diabetes&Metabolismo Esta decisión alarma a sus amigos, quienes se esfuerzan por hacer todo lo posible para retenerlo en París. En estas circunstancias tuvieron la idea de sugerirle que buscara una mujer con recursos económicos que le permitiera dedicarse de lleno a la investigación. Claude Bernard acepta la propuesta y es Pelouze, su amigo químico, quien descubre una joven, Marie-Françoise Martin, de 26 años, hija del doctor Henri Martin, que ejerce como médico en París. Esta joven era seria y distinguida, pero mal preparada para realizar una unión espiritual con un hombre superior, absorbido completamente por el pensamiento y la reflexión. Ella anhelaba una vida burguesa junto a un marido que ejercía una profesión honorable, en el seno de una familia numerosa y feliz. Cuatro hijos nacieron de esta unión: dos niñas y dos niños, de los dos niños uno murió a la edad de 3 meses y el otro a los 15 meses. Pero no todo funcionó, debido a las características opuestas de personalidad: Claude Bernard tímido, soñador, dedicado a la reflexión, apasionado por su trabajo. Su esposa nunca participó de sus intereses, se molestaba por su indiferencia religiosa, ella demostraba un gran amor por los perros, mientras que, según sus palabras, su marido “los torturaba”. Claude Bernard rápidamente se vio obligado a renunciar a su compromiso matrimonial; su esposa denunciaba delante de sus hijas que él era un hombre cruel, que pasaba su tiempo maltratando a los animales, comunicando este odio, lo que hizo que sus hijas se pusieran de parte de ella. Un día cualquiera, después de esas escenas familiares, se separaron, quedando las niñas al cuidado de su madre(2). Esta tragedia familiar afectó mucho a Claude Bernard, sentimiento de inmensa melancolía que no pudo ocultar en su discurso de ingreso a la Academia Francesa, lo que sucedió ese mismo año. Solitario de carácter, desafortunado en su vida familiar, con un sentimiento que le aminoraba su estado físico y moral, solamente sus triunfos científicos le ayudaban a soportar su pena. Son los trabajos sobre el glucógeno hepático los que le condujeron a escribir su tesis doctoral en ciencias, presentada en 1853, titulada “Recherches sur une nouvelle fonction de foie consideré comme organe producteur de matière sucrée chez l’homme et les animaux”(4). En este trabajo, Claude Bernard establece que “los animales, como también los vegetales poseen la facultad de producir azúcar”, función desconocida en el momento y que pensaba debería localizarse en el hígado. Este descubrimiento le abrió las puertas de la Academia de Ciencias y le valió la creación de una cátedra de fisiología general en la Facultad de Ciencias de París, en 1854. En menos de dos años, el 6 de enero de 1855, expuso sus trabajos sobre la glucogénesis en su curso del Collège de France, y publicó en 1856, bajo el título de “Lecons de physiologie expérimentale appliquée a la medicine”(5), tratando más en detalle el metabolismo de los hidratos de carbono “esta función modificada del hígado, constituye una verdadera secreción análoga a otras de la economía, a la de la bilis por ejemplo, por lo que resulta que el hígado no es un órgano simple, sino que posee múltiples funciones, pues secreta de una parte azúcar y de otra bilis”. En esta publicación, aparece el concepto de la liberación de azúcar y de la secreción interna. La generalización de este concepto y, sobre todo, su transformación, son tratados en el curso de 1858 y publicados en 1859 bajo el título de “Leçons sur les proprietés physiologiques et les altérations pathologiques des liquides de l’organisme”. Claude Bernard tenía una concepción dualista de la fisiología… “la sangre es un medio distinto del organismo y de las propiedades fisicoquímicas a las cuales se encuentra asociado”. No le interesó llevar a cabo el estudio sistemático de las glándulas de secreción interna, dándole más importancia al enfoque fisiológico que al anatómico: ¿Para qué sirve este órgano? ¿Cómo se lleva a cabo su función? Época con Magendie Estudio de la medicina experimental Es al lado de Magendie que Claude Bernard empiezó a estudiar el problema de la nutrición y de lo que llamó “glándulas”. Su tesis en medicina fue presentada en 1843 bajo el título “Du suc gastrique et de son role dans la nutrition”(3). Sus publicaciones entre 1843 y 1847 versaron sobre estos temas: fenómenos químicos de la digestión, secreción salival, influencia de los nervios craneanos en la digestión, eliminación de la urea después de la extirpación del riñón, etc. Todas estas publicaciones lo indujeron, de una parte, a estudiar las funciones del jugo pancreático, descubriendo su papel en la digestión de las grasas y, de otra parte, el metabolismo de los hidratos de carbono en el organismo animal (1848). En 1865 publica su famoso estudio L’introduction à létude de la médecine expérimentale(6) que abre las puertas a este nuevo enfoque científico de lo que es la fisiología experimental. Esta obra sirvió a un conjunto más grande de publicaciones que él mismo no pudo publicar y muchas de ellas solamente se pudieron conocer en 1947, 48 Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo Revista colombiana de Endocrinología Diabetes&Metabolismo debido a problemas de salud que lo obligaron a dejar París y su laboratorio para refugiarse en su pueblo natal, St. Julien, en donde se dedicó al reposo y a meditar sobre sus diferentes teorías. Antes de Claude Bernard, el mundo de los seres vivos se dividía en dos grande grupos, de un lado los vegetales que elaboran el azúcar y de otro lado los animales que se nutren de ellos y producen energía. Los inferiores almacenan lo que los superiores desperdician, admitiendo que sólo el reino vegetal tiene el poder de crear los principios inmediatos que el reino animal debe destruir. A partir de esta teoría, los químicos de la época sostenían que los animales eran incapaces de producir azúcar en el organismo. En este orden de ideas, la diabetes era un poco el modelo, enfermedad asociada a un hambre importante y pérdida de peso progresivo. Partiendo de la hipótesis de que ésta respondía a un problema nutricional, Claude Bernard descubre azúcar en la sangre en perros alimentados solamente con carne, infiriendo que los hidratos de carbono no provienen exclusivamente de sustancias ingeridas. Poco a poco, identifica en el hígado este extraordinario fenómeno bioquímico: entre lo exterior (lo que comemos) y el interior (la sangre que circula) se interpone no solamente una barrera protectora, el hígado, sino un laboratorio que forma algunos elementos. Esta hipótesis contribuye a cambiar el viejo concepto de separar el reino vegetal y el animal, además de la falsa distinción entre herbívoros y carnívoros. El descubrimiento del glucógeno hepático llevó a Claude Bernard a demostrar que los animales, al igual que los vegetales, son capaces de producir “principios inmediatos”, tales como el azúcar y a considerar el hígado como órgano de “funciones múltiples”, debido a que secreta de una parte azúcar y de otra bilis. El conjunto de todas las glándulas, en particular las desprovistas de canales excretores, es susceptible de ser el origen de las secreciones internas, es decir, secreciones cuyo producto, en lugar de ser expulsado al exterior, es excretado directamente a la sangre. La glucogénesis es algo así como la independencia de los seres vivos. Las ciencias biológicas dependen fundamentalLitografía del páncreas por mente del exterior. En Borromée y Lackerbauer, realidad, los seres vivos Claude Bernard 1859. Función construyen su propio del páncreas y del jugo mundo. El hígado, sobre pancreático en la digestión Volumen 2, número 3, agosto de 2015 todo, asegura el equilibrio de los diferentes “humores”, razón por la cual la vena suprahepática contiene siempre glucosa, mientras que, según Claude Bernard, la vena porta no contiene esta sustancia. La célula hepática nos protege delante de ciertas agresiones y es capaz de almacenar después de una comida copiosa (transformando el azúcar en grasa) y, en el caso de una alta ingestión de proteínas, convertirlas en azúcar. El exceso o la ausencia de ciertas sustancias logra su equilibrio dentro del famoso “medio interno” que no es más que “un mar cerrado y uniforme en donde evolucionan los principios de la vida”. Esta definición revolucionaria evitaría dos errores en los cuales habían persistido los filósofos más audaces: el mecanicismo y el vitalismo. El ser vivo crea las condiciones propias de su existencia y su propio determinismo. Además, la función glucogénica del hígado lograría explicar en parte todo el mecanismo fisiológico de la diabetes, destacándose la hiperfagia encontrada en los animales pancrectomizados o el hallazgo de un páncreas anormal en los pacientes que fallecían de dicha enfermedad, lo mismo que el papel ejercido por el sistema nervioso, lo que él llamó la picure diabétique (la inyección diabética), que no era más que el aumento de la glucemia a los animales a los cuales se les puncionaba el cuarto ventrículo(7). “El fisiólogo y el médico deben procurar referir las propiedades vitales a propiedades físico-químicas y no éstas a aquellas”, además Bernard escribe: “considero al hospital solo como el vestíbulo de la medicina científica, como el primer campo de observación en que debe entrar el médico, pero el verdadero santuario de la medicina científica es el laboratorio. Solamente de esta manera se podrán buscar explicaciones sobre los estados normales y patológicos a través del análisis experimental”(8). Estas bases, sin contradecir lo anterior, dieron origen más tarde a que dos investigadores en 1902, uno de los cuales WM Bayliss, trabajando en el laboratorio dirigido por Schaefer y el otro, SH Starling quien fuera el sucesor del mismo Schaefer, se lanzaran a estudiar las variaciones locales de la tensión arterial y el control de la secreción pancreática, confirmando la acción ejercida por el paso del quimo ácido del estómago al duodeno, lo cual producía una liberación de jugo pancreático, sin influencia del sistema nervioso. Ellos denominan secretina a esta sustancia activa, que es liberada en la sangre por ciertas células del duodeno(9). En 1905 Starling correlaciona ésta con diferentes funciones en el organismo y le da el nombre de HORMONA. Metodología científica El concepto Bernardino ha jugado un papel integrador en la acumulación de descubrimientos relacionados con la patología de las glándulas desprovistas de canales excretores, lo que constituyó una metodología desarrollada entre 1890 y 1910, como también la evolución del concepto de endocrinología. Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo 49 Revista colombiana Volumen 2, número 3, agosto de 2015 Pero la mayor contribución de Claude Bernard a toda la medicina experimental es el hecho de haber podido relacionar la experimentación en función de la hipótesis, lo que permitió crear una metodología científica, la cual debería ser reproducible, siempre y cuando se dieran las mismas condiciones y éstas por supuesto serían válidas en biología humana, pasando de la observación a la experimentación, a la reproducción y, por ende, a la aplicación. Demostrando que la verdad científica es objetiva y demostrable, no revelada ni impuesta, además de que los fenómenos deberían ser analizados siempre con la pregunta ¿cómo? y no ¿por que?, basando su método en tres principios cardinales: observación, experimentación y razonamiento deductible. Algunos filósofos de la ciencia opinan que se adelantó en sus conceptos a Popper, que ha sido una de las figuras más importantes en metodología de la investigación(10). Relación con Louis Pasteur Louis Pasteur y Claude Bernard compartieron una época de grandes descubrimientos científicos en Francia, pero siendo mucho más conocido Pasteur, llama la atención que su nombre lo llevan más de 10.000 calles en el mundo. Pertenecieron juntos a núcleos científicos similares, pero su popularidad supera en forma importante a la de Bernard, habiendo los dos modificado los conceptos científicos de su época, posiblemente los conceptos de Pasteur tuvieron una aplicación práctica inmediata, además de que tuvo un manejo importante de la prensa y dejó una serie de discípulos que continuaron con sus investigaciones, lo que no tuvo Bernard, que fue un hombre solitario y muy dedicado a su laboratorio(11). Últimos años de Claude Bernard Después de su separación matrimonial, época en la que se hallaba sumido en una gran tristeza, Claude Bernard tuvo la oportunidad de encontrarse con Marie Sarah Raffalovich en uno de sus famosos cursos del Collège de France. Llamándole la atención dentro de los asistentes una joven de una gran belleza, muy bien arreglada y decorada con magníficas piedras preciosas, lo que le causó además de gran admiración una gran confusión dentro de su conferencia “confundió la aorta con la carótida”, siendo tal la confusión que olvidó la mitad de lo que tenía preparado. Unos días más tarde Bernard recibió una nota de esta dama solicitándole una cita médica0. Esta comunicación le causó aún más confusión, pues él no había vuelto a ejercer medicina clínica desde su internado en el Hospital Hotel-Dieu.. Claude Bernard le respondió diciéndole que no hacía medicina práctica, pero que si sus conocimientos científicos la pudieran ayudar estaría complacido en recibirla. Es así como se inicia una gran amistad entre Claude Bernard y Madame Raffalovich que perduró por espacio de nueve años, tiempo en el cual se escribieron 488 cartas. 50 Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo de Endocrinología Diabetes&Metabolismo Ella era una persona de mucho dinero, de familia de banqueros, que contrajo matrimonio a la edad de 16 años con uno de sus primos, Gricha Raffalovich, con quien tuvo tres hijos. Dotada de una inteligencia brillante, gran lectora y muy informada de todo lo que estaba pasando a su alrededor, se interesaba en el arte, la literatura, la ciencia, la historia y las matemáticas, además hablaba fluidamente varios idiomas, y era corresponsal en temas de arte de algunos periódicos internacionales. Claude Bernard, en su soledad, recibió de Madame Raffalovich el cariño y la comprensión que nunca tuvo de sus hijas. Se reunía frecuentemente a conversar con ella sobre diferentes temas y a tomar el té, lo que lo hacía sentirse querido y muy apreciado. En 1877, las cartas a Madame Raffalovich fueron cada vez menos numerosas, más cortas y todas dirigidas a París. Claude Bernard se queja frecuentemente de su mala salud física y moral: “Querida señora, continúo viviendo, mejor dicho sufriendo. Trabajo sin embargo para probar que la moral domina lo físico”, “hace quince días que sufro de una enfermedad que me ha obligado a permanecer en mi domicilio, no creo que antes de 3 o 4 semanas podré reanudar mis actividades científico académicas, no existe ningún remedio que pueda impedir mejorar mis dolencias. Mis jefes creen que son un castigo de Dios por haber trabajado los domingos. No tengo tranquilidad ni de día ni de noche, soportando mis dolores con mucha energía”. (Última carta a Madame Raffalovich). El 5 de enero de 1878 intenta corregir las pruebas de sus últimas clases que deberán ser publicadas en la Revue Scientifique, pero su mano no responde. El 6 de enero recibe la visita de Madame Raffalovich y de su hija Sophie y de sus discípulos preferidos, A. Dastre, A. d’Arsonval, P. Bert, quienes le brindaron afecto en estos últimos momentos a quien fue el más dedicado de todos sus maestros. Claude Bernard padecía de una pielonefritis y estaba siendo tratado por uno de los más importantes urólogos del momento, el doctor L. Gosselin, pero además padecía de tiempo atrás de coriza, se decía que era “el más resfriado del planeta”, lo que le causaba unas cefaleas que en ocasiones le obligaban a suspender su trabajo. Padecía trastornos digestivos y algunos de sus biógrafos indican que fue víctima de la epidemia de cólera que afectó a París en 1865 y que le había dejado una enterocolitis a repetición, además de neuralgias ciáticas, especialmente en épocas húmedas. El 9 de febrero en la mañana, recibió la visita de su cuñado en representación de la familia de su esposa y de Tony Bernard, su hija mayor, a quien nadie vio entrar durante esos tres días a la habitación de su padre. Claude Bernard falleció el domingo 10 de febrero de 1878 a la edad de 65 años, rodeado de sus tres fieles discípulos, quienes lo acompañaron muy de cerca en sus últimos momentos. A. Bardoux, Ministro de la Instrucción Pública, manifiesta su sentimiento a la muerte de Claude Bernard, proponiendo que el Estado se encargue de pagar los gastos de su funeral, en Revista colombiana de Endocrinología Diabetes&Metabolismo Volumen 2, número 3, agosto de 2015 una nota dirigida a la Cámara de Diputados, en la cual manifiesta: “Francia y la ciencia acaban de tener la más cruel de sus pérdidas, Claude Bernard ha muerto, él no fue solamente el más grande fisiólogo del siglo, fue además un ejemplo desinteresado, pasó su vida buscando la verdad e investigando con gran profundidad, su obra es una de nuestras glorias, toda Europa formó parte de sus investigaciones y se une a este gran duelo”. Sus funerales tuvieron lugar el sábado 16 a las 11 de la mañana, en la iglesia de Saint-Séverin, parroquia del lugar, pero resultó muy pequeña para albergar a las 4.000 personas que asistieron, razón por la cual lo trasladaron a la famosa iglesia de Saint-Sulpice. La iglesia estaba prácticamente repleta de flores y banderas. Sus funerales revistieron la categoría de Jefe de Estado. Claude Bernard fue enterrado en el cementerio de Père-Lachaise en la tumba en donde reposaban los restos de sus hijos Louis-Henri y Claude-Henri(13). Su casa museo deberá ser un lugar de visita obligada de todos los interesados en la endocrinología y en la investigación, está localizada a pocos kilómetros de la ciudad de Lyon y actualmente es administrada por la Fundación Marcel Mérieux. Referencias 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. Ardila E. Claude Bernard y la endocrinología contemporánea. Médicas UIS 1993. Editorial 7(4): 180-81. Halpern B. Claude Bernard. Les années difficiles. En: Lettres a Madame R. pp. 175-177. Fondation Mérieux 1974. Bernard C. Du suc gastrique et son role dans la nutrition. Thèse de Doctor en Médecine. Paris. Rignoux 1843. 34 pp. Bernard C. Recherches sur une nouvelle fonction du foie considéré comme organe producteur de matière sucré chez l’homme et les animaux. Bernard C. Leçons de physiologie éxperimentale appliquée a la medicine. Paris Baillere 1855:2 .VIII. 520pp. VIII. 510pp. Bernard C. Introduction à l’étude de la médecine expérimentale. Garnier Flammarion. Paris 1966. Bernard C. Leçons sur le diabete et le glycogene animale. Paris. Librairie Baillere et fils. 1877. VIII.576pp. Jácome A. Claude Bernard y el medio interno. En: Historia de las hormonas. pp.56-57. Academia Nacional de Medicina de Colombia 2008. Bayliss WM. Starling EM. The mechanism of pancreatic secretion. London. J.Physiol. 1902; 28: 325-53. Régnier C. Claude Bernard (1813-1878) and experimental medicine. “Physiology, physiology, it’s in me…”. Medicographia 2013. 35(4): 474-84. Mornex R. Le rayonnement de l’oeuvre de Bernard et de Pasteur au travers de leur personnalité. En: La nécessité de Claude Bernard. pp. 155-159. Méridiens Klincksieck Paris 1991. Halpern B. Claude Bernard. Les années difficiles. En: Lettres a Madame R. pp.177-182. Fondation Mérieux 1974. Halpern B. Claude Bernard. Les années difficiles. En: Lettres a Madame R. pp.168-173. Fondation Mérieux 1974. Mención de premios de la Asociación Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo, ace Premio a la Excelencia Académica Award 2015 La ACE, con el ánimo de estimular a los endocrinólogos del país, creó en el año 2014 el PREMIO A LA EXCELENCIA ACADÉMICA. Premio que se otorga a los profesionales que se hayan destacado por sus logros académicos e investigativos en el año anterior y que se entrega en el congreso anual de nuestra asociación. Para este año, en el marco del 13 Congreso Colombiano de Endocrinología, se hicieron acreedores los siguientes colegas: 1. Investigador Senior: Dr. Hernando Vargas Uricoechea 2. Investigador Junior: Dra. Ana María Gómez Medina 3. Mención de Honor en Segundo Lugar: Dr. Luis Felipe Fierro Maya Premios a los trabajos de investigación presentados en el 13 Congreso Colombiano de Endocrinología, 2015 Mejor Trabajo de Investigación Clínica CARACTERÍSTICAS CLÍNICAS, HISTOPATOLÓGICAS Y TERAPÉUTICAS DEL CÁNCER DE TIROIDES EN COLOMBIA: REGISTRO NACIONAL ESPECÍFICO Autor principal: Grupo de Investigación Colombia Tiroides, liderado por el Dr. Edwin Antonio Wandurraga Sánchez y colaboradores. Mejor Poster Presentado DIABETES MELLITUS EN COLOMBIA EN EL ÚLTIMO QUINQUENIO: TASAS DE REPORTE EN LAS FUENTES OFICIALES DE INFORMACIÓN Autor principal: Dra. Diana Carolina Tamayo Coautor: Dr. Noel Barengo Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo 51 Revista colombiana Volumen 2, número 3, agosto de 2015 de Endocrinología Diabetes&Metabolismo Página de Residentes Diagnóstico y manejo de la hiponatremia en adultos. Énfasis en síndrome de secreción inadecuada de hormona antidiurética William Rojas1, Henry Tovar2, Alejandra Alvarado3, Miguel Tejeda4, Alejandra Rivera5 Fundación Universitaria de Ciencias de la Salud Hospital de San José. Servicio de Endocrinología 1 Médico Internista, Endocrinólogo, Profesor y Jefe Departamento de Endocrinología Fundación Universitaria de Ciencias de la Salud 2 Médico Internista, Endocrinólogo, Profesor Fundación Universitaria De Ciencias De La Salud 3 Fellow de Endocrinología, Fundación Universitaria de Ciencias de la Salud 4 Residente de Medicina Interna, Fundación Universitaria de Ciencias de la Salud 5 Residente de Medicina Interna, Fundación Universitaria de Ciencias de la Salud Caso clínico P aciente de 60 años de edad quien ingresa al servicio de urgencias por cuadro de 5 días de evolución caracterizado por sensación de dolor abdominal, náuseas, vómito y dolor muscular generalizado; refiere en la última semana presencia de síntomas respiratorios caracterizados por tos seca asociada a disnea. Antecedentes personales: leucemia linfocítica crónica, riesgo intermedio con último ciclo de quimioterapia en agosto 140 Figura 1. Valores sodio plasmático del caso clínico del 2014. Actualmente se encuentra en estudio por hipereosinofilia. Desde su ingreso se encuentran paraclínicos con valores de sodio plasmáticos disminuidos por lo que se solicita concepto al servicio de endocrinología. Al interrogatorio el paciente refiere cefalea generalizada pero niega alteraciones cognitivas, convulsiones o pérdida del estado de conciencia. Al realizar el examen físico se encontraron signos vitales estables, alerta, hidratado, presencia de dolor abdominal generalizado a la palpación superficial, no presenta signos de irritación peritoneal, adecuada perfusión distal sin déficit neurológico. Se evaluaron paraclínicos de ingreso (figura 1, tabla 1). Posterior a la observación de los paraclínicos se calculó la osmolaridad plasmática en 256 mOsm/kg, sodio en orina de 155 mmol/l, con elevación de los niveles de cortisol sin insuficiencia adrenal (recordar que es un paciente en condición de estrés, sin manejo corticoide, cursado con hipereosinofilia), niveles de función tiroidea dentro de límites normales, euvolémico en el momento del ingreso y durante hospitalización. En el momento de analizar los paraclínicos de este paciente, se realiza el diagnóstico de SIADH determinando como causa desencadenante su proceso neoplásico, dado que no Tabla 1. Valores paraclínicos caso clínico SODIO Creatinina 1,1 mg/dl Calcio 9,2 mg/dl Sodio en orina de 24 horas 228 mmol/24 hrs TSH 4,66 µUI/ml T4 libre 16,7 pmol/l Cortisol 8 AM 725,90 nmol/l FENA 2,1% Osmolaridad plasmática 256 mOsm Na (meq/L) 135 130 125 120 115 52 27/04/15 28/04/15 29/04/15 30/04/15 1/05/15 2/05/15 3/05/15 4/05/15 Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo 5/05/15 6/05/15 Revista colombiana de Endocrinología Diabetes&Metabolismo presentaba deterioro neurológico con la hiponatremia documentada y clasificada como moderada pero mayor a 48 horas, se indicó inicio de manejo con restricción hídrica < 800 ml/ día asociado a aporte de sal y de solutos en la dieta con medición cada 6 horas de niveles de sodio. Pese a este manejo el paciente presenta descenso progresivo en los niveles de sodio manifestado como somnolencia, letargia, dado esto se indica inicio de solución hipertónica al 3% calculada con el fin de aumentar 0,5 mEq/L/h lo que se vigiló estrictamente para no pasar de 10 meq/l en 24 horas, con mejoría de la sintomatología en las primeras 14 horas de iniciada la solución hipertónica y recuperación progresiva de valores de sodio hasta valores de normalidad al tercer día de manejo (desde el día 2 mayo 2015 ver figura 1), con posterior retiro de éste sin complicaciones manteniendo posteriormente restricción hídrica instaurada al inicio con control hidroelectrolítico hasta el día de su egreso. Decidimos emplear este caso clínico para enfatizar la importancia que tiene la hiponatremia y su manejo en la práctica clínica habitual, motivo de esta revisión. Introducción Las irregularidades en el equilibrio de sodio y agua a menudo ocurren simultáneamente y son las anomalías de los electrolitos más comúnmente encontradas en el servicio de urgencias. Aproximadamente el 10% de todos los pacientes en este servicio sufren de hiponatremia y 2% de hipernatremia(1), siendo el trastorno hidroelectrolítico más frecuente en la práctica clínica y se clasifica de acuerdo con el estado del volumen corporal (hipovolemia, hipervolemia o euvolemia), lo que refleja las proporciones relativas de agua y de sodio en el cuerpo(2). El diagnóstico temprano, así como el tratamiento dirigido según la causa y la adecuada corrección son importantes para disminuir la morbilidad y mortalidad de este desorden, así como los días de estancia hospitalaria, dado que frecuentemente es subdiagnosticado y subtratado. Este artículo aporta una visión general de la epidemiología, fisiopatología, diagnóstico y tratamiento de la hiponatremia con un mayor énfasis en una de sus principales etiologías, el síndrome de secreción inadecuada de hormona antidiurética (SIADH) presentado en nuestro caso clínico. Palabras clave: Disnatremia, Hiponatremia, desórdenes de agua y electrolitos, sodio Definición y Epidemiología La hiponatremia es el trastorno hidroelectrolítico más común en la práctica clínica, se define como una concentración sérica de sodio menor a 135 mEq/L y se divide en hiponatremia leve con una concentración sérica de 130 a 135 mEq/L la cual se ha estimado que puede ocurrir en el 30% de pacientes hospitalizados, hiponatremia moderada con sodio sérico entre 129 y 125 mEq/L hasta en el 7% de los hospitalizados Volumen 2, número 3, agosto de 2015 e hiponatremia severa con un nivel de sodio inferior a 125 mEq/L(2). La incidencia de la hiponatremia varía según el hospital y el departamento, la hiponatremia adquirida en el hospital se encuentra entre el 20% y el 25%, en la unidad de cuidado intensivo está alrededor del 30% y en salas de cirugía en el 4,4% de los pacientes en posoperatorio incluso a la semana de la cirugía(3). La mortalidad por hiponatremia aguda sintomática (menos de 48 horas de instauración) se encuentra alrededor de 55%(3,4). La prevalencia de hiponatremia en pacientes hospitalizados con falla cardiaca se encuentra entre el 18% y el 25%, el promedio de pacientes con cirrosis oscila entre el 18% y el 49% y en pacientes hospitalizados por neumonía adquirida en la comunidad se estima entre el 8% y el 28%(5). Causas Hay muchos enfoques para la evaluación de la hiponatremia; sin embargo, uno de los más usados está en relación con la tonicidad y estado de volumen del líquido extracelular(6). La podemos clasificar así: Según el tiempo de evolución • Aguda: Desarrollo de hiponatremia en menos de 48 horas. • Crónica: Desarrollo por más de 48 horas. • Si no se conoce el tiempo de evolución se considera hiponatremia crónica. Dependiendo de la tonicidad: • Hiponatremia hipertónica: Se presenta cuando otro osmol, como la glucosa, lleva el agua hacia el espacio intravascular, diluyendo de esta manera el contenido de sodio en suero, por ejemplo en pacientes con hiperglucemia o después de la administración de manitol o medios de contraste. • Hiponatremia isotónica (Pseudohiponatremia), se presenta por un efecto dilucional haciendo que el sodio, que se encuentra en niveles normales, parezca disminuido con respecto al plasma que puede estar isotónico o hipertónico en relación al líquido intracelular, es el más raro. • Hiponatremia hipotónica Es el trastorno más común, con osmolaridad media menor de 275 mOsm/kg y se presenta cuando el paciente tiene exceso de agua libre con relación a los niveles de sodio en suero, se puede presentar dependiendo del estado del volumen. Dependiendo del volumen intravascular: • Hiponatremia normovolémica • Hiponatremia hipervolémica • Hiponatremia hipovolémica Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo 53 Revista colombiana Volumen 2, número 3, agosto de 2015 Fisiopatología El volumen celular se ve afectado por la concentración plasmática de sodio y el efecto del plasma en las células es determinado por la tonicidad(4). La hiponatremia suele denotar hipotonicidad causando síntomas de edema celular, sin embargo la hiponatremia también puede estar asociada a una tonicidad normal o alta(9). La osmolaridad es la concentración de todos los solutos en un peso determinado. La osmolaridad total tiene en cuenta los osmoles así no puedan moverse por las membranas biológicas y la osmolaridad efectiva o tonicidad sólo tiene en cuenta los osmoles que contribuyen al movimiento del agua intra y extracelular ya que únicamente los solutos efectivos crean diferencias o gradientes de presión osmótica(8,9). Hay 2 estímulos primarios para la secreción de la hormona antidiurética (ADH) también llamada arginina vasopresina (AVP), el primero son los osmorreceptores en el hipotálamo que actúan según la osmolaridad del plasma. Cuando aumenta de 1 a 2%, se secreta AVP y cuando disminuye la osmolaridad plasmática se disminuye la secreción de AVP. Por otro lado, se encuentra el estímulo de los barorreceptores en todo el cuerpo. Cuando se detecta disminución del volumen intravascular estimula la activación del sistema renina– angiotensina – aldosterona (SRAA) así como el sistema nervioso simpático que estimula la secreción de AVP(7). Tabla 2. Causas de hiponatremia Causas de Hiponatremia - hipotónica Normovolémica Hipervolémica Hipovolémica • • • • • • • • • • • • • • • • • • • • SIADH Diabetes insípida Desórdenes de SNC Inducida por drogas Insuficiencia adrenal Enfermedad pulmonar Hipotiroidismo Polidipsia primaria Dieta baja en proteínas Potomanía Falla cardiaca Síndrome nefrótico Falla renal Síndrome de Cushing Infusiones Salinas Pérdidas gastrointestinales como vómito, diarrea o succión gastrointestinal Pérdidas renales por terapia con diuréticos Cerebro perdedor de sal o deficiencia de mineralocorticoides Terceros espacios por quemaduras, obstrucción intestinal o pancreatitis Sudor SIADH: Síndrome de secreción inapropiada de hormona antidiurética. Lee JJY, Kilonzo K, Nistico A, Yeates K. Management of hyponatremia. CMAJ 2014;186(8):E281–6. 54 Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo de Endocrinología Diabetes&Metabolismo Ante dichos estímulos la AVP se libera desde la hipófisis posterior y actúa sobre los receptores de vasopresina V2 en el riñón, en donde se reabsorbe el agua y por ende se altera la capacidad de excretar orina diluida; sin embargo, el mecanismo por el que se altera el sodio varía de acuerdo a la enfermedad que lo produce(4,10). Una vez la AVP se une al receptor (V2R), provoca acoplamiento de la proteína G estimula aún más al receptor de proteína G (GPCR) cinasa y adenilciclasa, además está involucrado en la síntesis del segundo mensajero AMPc quien activa la proteína cinasa A (PKA) que fosforila al sistema acuaporina (AQP) a través de AQP2. Las vesículas de transporte citosólicas de AQP2 se fusionan con la membrana apical y en menor grado con la membrana basolateral abriendo canales de agua para permitir el influjo de agua. También estimula la actividad de los canales epiteliales de sodio y conduce a un aumento del transporte de sodio en la rama gruesa ascendente y conducto colector(11). En el SIADH se elevan inadecuadamente los niveles de AVP manteniendo abiertos los canales de aquaporina 2 realizándose la reabsorción de agua libre produciendo hipoosmolaridad plasmática e hiperosmolaridad urinaria. Las causas más frecuentes de SIADH son las medicamentosas, neoplásicas, las relacionadas con patología cerebral y con patología miscelánea pulmonar(10,11). Diagnóstico Las manifestaciones clínicas dependen tanto del tiempo de evolución como de la gravedad de la misma. Desde el punto de vista temporal la hiponatremia ha sido dividida en aguda y crónica, dependiendo de si lleva menos o más de 48 horas respectivamente(12). En la tabla 3 se resumen las principales manifestaciones. Aunque generalmente las manifestaciones en los casos de hiponatremia aguda se presentan con niveles de sodio menores de 120 mEq/L, éstas pueden ocurrir con valores mayores(13). Los síntomas en hiponatremia crónica son usualmente más leves, debido a que se producen cambios adaptativos que ocurren a nivel cerebral(14). Tabla 3. Manifestaciones clínicas de la hiponatremia Aguda (<48 horas) Crónica (> 48 horas) Náusea y vómito Fatiga Cefalea Confusión Convulsiones Somnolencia Coma Déficit de la marcha Paro Cardiorrespiratorio Déficit de Atención Muerte Caídas Kengne FG, Decaux G. Hyponatremia. 2013; Available from: http://link.springer. com/10.1007/978-1-4614-6645-1978-1-4614-6645-1 Revista colombiana de Endocrinología Diabetes&Metabolismo Volumen 2, número 3, agosto de 2015 Tabla 4. Manifestaciones Neurológicas de MPC Motoras y Sensoriales Psiquiátricas y neurosicológicas Convulsiones y coma Demencia Disartria, anartria y disfagia Depresión Dismetría, ataxia y distonia Alteración en la concentración Síndrome Akineto-rígido Alteración en la memoria Tremor Catatonia Paraplejia y síndrome de enclaustramiento Desordenes oculares motores Ceguera cortical Sterns RH, Cappuccio JD, Silver SM, Cohen EP; J Am Soc Nephrol. 1994;4(8):1522–30 Además se deben considerar las manifestaciones clínicas asociadas al tratamiento entre ellas la mielinolisis póntica central (MPC), los síntomas de esta complicación ocurren tan temprano como 12 horas después de la corrección aunque más frecuentemente entre 2 y 3 días después, algunos pacientes muestran un patrón bifásico en el que mejoran los síntomas que estaban relacionados con la hiponatremia para luego presentar los síntomas propios de la mielinolisis. Debido a las múltiples áreas cerebrales comprometidas en esta entidad se presentan déficit mentales variables, sensoriales y motores los cuales se resumen en la tabla 4(15). Su asociación con la corrección rápida de la hiponatremia se describió en 1981 y desde entonces se ha demostrado en múltiples estudios clínicos(16). Otros factores de riesgo que se han encontrado asociados a la mielinolisis son: alcoholismo, malnutrición, hipocaliemia, falla hepática, malignidad y el trasplante de órganos sólidos, especialmente aquellos en tratamiento con ciclosporina(17). Los estudios retrospectivos iniciales encontraron que los pacientes con correcciones superiores de 12 mEq/l/24 h (0,5 mEq/l/h/24h) tenían el mayor riesgo de desarrollar esta complicación(18,19). La historia clínica debe incluir preguntas sobre el uso de medicamentos como diuréticos o inhibidores de recaptación de serotonina(20). Con respecto a la evaluación de laboratorio se debe considerar que una concentración baja de sodio en suero o plasma indica un exceso de agua relativo al sodio corporal total, luego la hiponatremia es una medida de la falta de balance del agua(21). Como se describió previamente la concentración plasmática de sodio puede no ser confiable en presencia de hiperlipidemia o hiperproteinemia (pseudohiponatremia). Además, cuando existen grandes cantidades de solutos orgánicos osmóticamente activos (ejemplo: glucosa o manitol), puede ocurrir hiponatremia verdadera incluso con un plasma hipertónico. Por consiguiente, en la presencia de hiponatremia, la hipotonicidad puede ser confirmada con la osmolalidad medida en el plasma(22). Los exámenes de laboratorio además incluyen un panel metabólico completo y niveles de creatinina y sodio urinario. Algunos pacientes seleccionados pueden requerir la medición de hormona estimulante de la tiroides, ácido úrico urinario, adrenocorticotropina, cortisol y péptido natriurético cerebral (BNP)(23). Cabe mencionar un aparte adicional sobre la medición de la osmolalidad, definida como el número de partículas osmóticamente activas (osmoles) por kilogramo de agua. Dicha osmolalidad en el plasma es altamente regulada y es en promedio mantenida entre 280 y 295 mosmol/kg H20. Una diferencia entre la osmolalidad medida y calculada que exceda los 5 mosmol/kg H20 es comúnmente referida como “gap osmolal” guiando así el diagnóstico clínico y la terapéutica(24). La fórmula más comúnmente utilizada para el cálculo es mencionada y explicada en la figura 2(25). Figura 2. Fórmula de osmolaridad plasmática Osmolaridad plasmática=2 x Na ( meq/l) + glucosa (mg/dl) + BUN (mg/dl) 18 2,8 Osmolaridad efectiva= 2 x Na ( meq/l) + Glucosa (mg/dl) 18 280-295 mosml/kg Osmolaridad normal= Worthley LI, Guerin M, Pain RW. Anaesth Intensive Care. 1987 May;15(2):199–202. Al determinarse la osmolalidad es posible clasificar la hiponatremia en hiponatremia hipertónica, isotónica e hipotónica; ya se han descrito las posibles causas en cada uno de los casos. Luego de identificar una hiponatremia hipotónica el siguiente paso es la aproximación al estado de volumen plasmático, el cual se puede determinar de acuerdo a los hallazgos clínicos y de laboratorio; en la tabla 5 se resumen los principales hallazgos y sus causas de acuerdo al tipo de hiponatremia(26). Se ha sugerido que la bioimpedancia espectroscópica podría ser un método confiable en la estimación de volumen corporal, de hecho en un estudio de 30 pacientes en donde se evaluó el examen físico en comparación con la bioimpedancia, esta última mostró una mayor correlación con el diagnóstico clínico definitivo(27); Otra herramienta que se encuentra en estudio sobre todo para pacientes críticos en los que la aproximación clínica al volumen efectivo es difícil, es la medición de la porción C terminal de la pro-arginina-vasopresina (CT-proAVP) la cual en un estudio de 131 mostró correlacionarse con el volumen intravascular(28). Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo 55 Revista colombiana Volumen 2, número 3, agosto de 2015 de Endocrinología Diabetes&Metabolismo Tabla 5. Tipos de hiponatremias Tipo de Hiponatremia Pseudohiponatremia Hipertónica Hipotónica Hipovolémica Osmolalidad plasmática Hipo-volémica Alta Baja Baja Baja Baja Hiperlipidemia, mieloma múltiple Hiper-glicemia Manitol Pérdida de sal (GI, piel, urinaria, insuficiencia suprarrenal, diuréticos) SIADH, Insuficiencia adrenal secundaria, hipotiroidismo grave Polidipsia primaria, baja ingesta de soluto Cirrosis hepática, falla cardiaca NA NA Taquicardia, hipotensión, mucosas secas Osmolalidad Urinaria mOsm/kg >100 >100 >100 >100 <100 >100 Sodio Urinario mEq/L ≥ 30 ≥ 30 <30 ≥ 30 Varía <30 Causas Examen físico Normal Euvolémica Euvolemia en el exámen físico Edema, signos de enfermedad subyacente Garc LF, Ru F, Paula A, Mart M. Artículo de revisión Actualidades en el estudio y manejo de la hiponatremia. 2007;138–50. Si realizamos un enfoque diagnóstico hacia nuestro caso clínico tratándose de un paciente con una hiponatremia moderada mayor de 48 horas y con un estado euvolémico, con estos datos la evaluación de un síndrome de secreción inadecuada de hormona antidiurética se simplifica, pero es necesario tomar en cuenta los siguientes criterios para su confirmación: la disminución de la osmolalidad efectiva del líquido extracelular, concentración urinaria inadecuada en presencia de hipoosmolaridad, elevación de la excreción urinaria de sodio con un aporte hidrosalino normal, ausencia de otras causas de hipoosmolaridad euvolémica (insuficiencia suprarrenal o hipotiroidismo), si esto se cumple se confirma el diagnóstico y no se requieren estudios adicionales(29). En la literatura se encuentran criterios adicionales como la prueba de sobrecarga hídrica la cual no se debe realizar en pacientes con sodio menor de <125 mmol/l o una osmolaridad plasmática <275 mOsm/kg dado el riesgo de empeoramiento del cuadro clínico, se trata de realizar un aporte de 1 l de suero salino isotónico IV en 24 horas o pasando 500 ml en tres a cuatro horas, en pacientes con SIADH esta prueba no varía la concentración de sodio sérico o la aumenta menos de 5 meq/l, los niveles de AVP plasmáticos se encuentran muy elevados y los niveles de BUN < 10 mg/dl, uricemia < 4 mg/dl, FENa >1% estos criterios también los podemos utilizar como herramientas diagnósticas(29). Tratamiento Los determinantes más importantes para definir el manejo de una hiponatremia son: la severidad, la presencia de síntomas, la expansión del volumen extracelular y la identificación 56 Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo de la patología subyacente que está causando la alteración metabólica. (Neoplasias, trastornos del sistema nervioso central, infecciones, etc)(30). El tratamiento debe determinarse según el cálculo realizado de osmolaridad sérica, según los niveles de sodio y el tiempo de instauración, de si se trata de una hiponatremia aguda (<48 horas) o crónica >48 horas y la identificación de síntomas que indiquen severidad del cuadro(30), en caso tal se debe realizar una rápida corrección y en este contexto se sugiere infusión de 150 ml de solución salina al 3 % durante 20 minutos, con controles de sodio después de la misma. La meta en este caso es el aumento de 5 mmol/l de sodio, no más de 10 mmol/l en 24 horas(31). En caso de mejoría se detiene la solución salina hipertónica y se inicia solución salina al 0,9% mientras se detecta la causa de la hiponatremia. Se recomienda un incremento no superior a 10 mmol/l en 24 horas, con metas de niveles de sodio por encima de 130 mmol/l y se debe monitorizar el sodio cada 6 a 12 horas(18). Se sugiere realizar el cálculo aproximado de la infusión mediante la fórmula de Adrogué Fórmula de Adrogue Na de infusión - Na sérico –––––––––––––––––––––– Agua corporal total + 1 Solución salina al 3%: 513 mmol/l Solución salina al 0,9%: 154 mmol/l *Agua corporal = 0,6 x peso adulto hombre 60% del peso, mujeres 50%, adultos mayores hombres 50% y mujeres 45%. Revista colombiana de Endocrinología Diabetes&Metabolismo Volumen 2, número 3, agosto de 2015 Si el paciente no mejora clínicamente a pesar de un incremento de 5 mmol/L, se debe continuar solución salina hipertónica con la meta de incremento de 1 mmol/l/hora, hasta mejorar los síntomas o alcanzar niveles por encima de 130 mmol/l(31). En hiponatremia aguda sin síntomas, se deberían repetir los niveles de sodio para confirmar y en caso de presencia de hiponatremia se recomienda detener la infusión de los líquidos que no son esenciales e identificar los medicamentos u otras condiciones que puedan ser causales de hiponatremia. La medición de la osmolaridad urinaria es una guía diagnóstica efectiva para el tratamiento cuando ésta se encuentra elevada (>200 mOsm/kg) se debe evaluar el uso de diuréticos y considerar la suspensión de éstos, pero si nos encontramos con una osmolaridad urinaria disminuida (< 100 mOsm/kg) debemos determinar la volemia, si estamos frente a una hipovolemia nuestro diagnóstico debe dirigirse hacia un cerebro perdedor de sal en el que el tratamiento adecuado es el remplazo de líquidos y sodio. Si estamos frente a un paciente euvolémico nos enfrentamos como se mencionó anteriormente con un síndrome inadecuado de hormona antidiurética donde nuestra primera opción de tratamiento es la restricción hídrica(32). Si el paciente se encuentra en estado hipervolémico se recomienda la restricción hídrica e identificar la causa de base y se desaconseja el uso de antagonistas del receptor de vasopresina y demeclociclina(32,33), si el paciente presenta síntomas de hipovolemia se debe restaurar el volumen plasmático extracelular con solución salina al 0,9% de 0,5 a 1 ml/kg/hora; sin embargo, en caso de que el paciente presente inestabilidad hemodinámica, la necesidad de una restauración rápida de volumen supera el riesgo de la corrección rápida de sodio(33). En los pacientes con criterios diagnósticos para SIADH se deben tener en cuenta diferentes factores previamente discutidos como evidencia de los síntomas, rapidez de inicio de la hiponatremia y presencia de factores de riesgo de aparición de complicaciones a causa de la corrección de la hiponatremia (pacientes alcohólicos, desnutridos, quemados)(33). La base del tratamiento en pacientes con SIADH con hiponatremia de instauración aguda asintomática es elevar el sodio sérico a un ritmo de < 0,5 (mEq/l/h), recomendándose la administración de solución salina hipertónica (NaCl a 3%) a una velocidad de 1-2 ml/kg. La adición de un diurético de asa mejora la corrección de la hiponatremia al aumentar la excreción de agua libre, con un control estricto neurológico y electrolítico(29,33). La restricción hídrica será la base del tratamiento en casos leves y en hiponatremia crónica con una restricción entre 5001000 ml/día, se deben incluir todos los líquidos aportados, sueros con los que se diluyen los medicamentos, líquidos con los que se toma la medicación oral, asociado al incremento en el aporte de cloruro de sodio dado que aumenta la natremia y aumentará la natriuresis, por lo que se recomienda una ingesta de sal con aportes desde 12 a 18 g al día, como alternativa al aporte de sal se encuentra urea oral entre 15 a 30 mg 1 a 2 veces al día(33); pero su uso cada vez es menos frecuente dados los eventos adversos gastrointestinales que puede generar. El uso de demeclociclina, un derivado de la tetraciclina (1200 mg/día inicialmente seguidos de 300-900 mg/día) y litio (900-1200 mg/día), es controvertido dada su estrecha ventana terapéutica, toxicidad y en el caso de la demeclociclina un lento inicio de acción (3 a 6 días)(31–33). En la actualidad los acuaréticos que actúan bloqueando la unión de la AVP a su receptor V2 en la membrana basolateral del túbulo contorneado renal son denominados los vaptanes, fármacos no peptídicos que inducen eliminación de agua libre sin afectar la eliminación de electrolitos(33). Actualmente se dispone de varios vaptanes utilizados para el tratamiento de la hiponatremia hipervolémica y euvolémica de ellos el más utilizado es el tolvaptan, sin embargo, no se recomienda su uso por más de 30 días ni en pacientes con disfunción hepática(34). Los resultados clínicos del uso de los vaptanes en el tratamiento de SIADH son múltiples; se ha valorado una respuesta superior con su uso en hiponatremias euvolémicas, el más utilizado y autorizado por EMA, tolvaptan, ha reportado en estudios multicéntricos su utilidad aumentando de forma significativa la natremia comparado con placebo y con una mejoría significativa en el componente físico y mental, disminuyendo la estancia hospitalaria de estos pacientes. Sus efectos secundarios más relevantes mencionados en los estudios son: la sed, poliuria, anorexia, astenia. El tratamiento debe iniciarse con el paciente hospitalizado para su adecuada monitorización y evaluación de sodio sérico y volemia(35). Referencias 4. Ingelfinger JR, Sterns RH. Disorders of Plasma Sodium — Causes, Consequences, and Correction. N Engl J Med [Internet]. 2015 Jan 1 [cited 2015 Jan 1];372(1):55–65. Available from: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/ pubmed/25551526 5. Edmonds Z V. Pathophysiology, impact, and management of hyponatremia. J Hosp Med. 2012;7(SUPPL. 4):1–5. 6. Lee JJY, Kilonzo K, Nistico A, Yeates K. Management of hyponatremia. CMAJ [Internet]. 2014;186(8):E281–6. Available from: http://www.ncbi.nlm.nih. gov/pubmed/24344146 7. Moran D, Fronk C, Mandel E. Managing hyponatremia in adults. JAAPA [Internet]. 2014 Apr [cited 2015 May 22];27(4):23–9; quiz 30. Available from: 1. Harring TR, Deal NS, Kuo DC. Disorders of sodium and water balance. Emerg Med Clin North Am [Internet]. Elsevier Inc; 2014;32(2):379–401. Available from: http://dx.doi.org/10.1016/j.emc.2014.01.001 2. Thompson C, Hoorn EJ. 1 Hyponatraemia: An overview of frequency, clinical presentation and complications. Best Pract Res Clin Endocrinol Metab [Internet]. Elsevier Ltd; 2012;26(SUPPL. 1):S1–6. Available from: http:// dx.doi.org/10.1016/S1521-690X(12)00019-X 3. Assadi F. Hyponatremia: A problem-solving approach to clinical cases. J Nephrol. 2012;25(4):473–80. Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo 57 Revista colombiana Volumen 2, número 3, agosto de 2015 http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/24622398 8. Spasovski G, Vanholder R, Allolio B, Annane D, Ball S, Bichet D, et al. Clinical practice guideline on diagnosis and treatment of hyponatraemia. Eur J Endocrinol. 2014;170(3). 9. Adrogué HJ, Madias NE. Hyponatremia. N Engl J Med [Internet]. 2000 May 25 [cited 2015 Apr 24];342(21):1581–9. Available from: http://www.ncbi. nlm.nih.gov/pubmed/10824078 10. Juul KV, Bichet DG, Nielsen S, Nørgaard JP. The physiological and pathophysiological functions of renal and extrarenal vasopressin V2 receptors. Am J Physiol Renal Physiol [Internet]. 2014;306(9):F931–40. Available from: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/24598801 11. Editor EES. Hyponatremia. 2013. 1-263 p. 12. Kengne FG, Decaux G. Hyponatremia. 2013; Available from: http://link. springer.com/10.1007/978-1-4614-6645-1 13. Hew TD, Chorley JN, Cianca JC, Divine JG. The incidence, risk factors, and clinical manifestations of hyponatremia in marathon runners. Clin J Sport Med. 2003;13(1):41–7. 14. Renneboog B, Musch W, Vandemergel X, Manto MU, Decaux G. Mild chronic hyponatremia is associated with falls, unsteadiness, and attention deficits. Am J Med [Internet]. 2006 Jan [cited 2015 May 17];119(1):71.e1–8. Available from: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/16431193 15. Sterns RH, Cappuccio JD, Silver SM, Cohen EP. Neurologic sequelae after treatment of severe hyponatremia: a multicenter perspective. J Am Soc Nephrol. 1994;4(8):1522–30. 16. Snell DM, Bartley C. Osmotic demyelination syndrome following rapid correction of hyponatraemia. Anaesthesia. 2008;63(1):92–5. 17. Lee YJ, Lee SG, Kwon TW, Park KM, Kim SC, Min PC. Neurologic complications after orthotopic liver transplantation including central pontine myelinolysis. Transplant Proc [Internet]. 1996 Jun [cited 2015 May 24];28(3):1674– 5. Available from: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/8658834 18. Sterns RH. Severe symptomatic hyponatremia: treatment and outcome. A study of 64 cases. Ann Intern Med [Internet]. 1987 Nov [cited 2015 May 24];107(5):656–64. Available from: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/ pubmed/3662278 19. Norenberg MD, Papendick RE. Chronicity of hyponatremia as a factor in experimental myelinolysis. Ann Neurol [Internet]. 1984 Jun [cited 2015 May 24];15(6):544–7. Available from: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/ pubmed/6742788 20. Verbalis JG, Goldsmith SR, Greenberg A, Korzelius C, Schrier RW, Sterns RH, et al. Diagnosis, evaluation, and treatment of hyponatremia: Expert panel recommendations. Am J Med. 2013;126(10 SUPPL.1). 21. Edelman I, Leibman J, O’meara M, Birkenfeld O. Interrelations between serum sodium concentration, serum osmolality and total exchangeable sodium, total exchangeable potassium and total body water. J Clin Invest [Internet]. 1958;37(9):1236–56. Available from: http://www.ncbi.nlm.nih. 58 Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo de Endocrinología Diabetes&Metabolismo gov/pubmed/13575523 22. Cohen DM, Ellison DH. Evaluating Hyponatremia. 2015;(Table 2):30–1. 23. Braun MM, Barstow CH, Pyzocha NJ. Diagnosis and Management of Sodium Disorders: Hyponatremia and Hypernatremia. 2015; 24. Rasouli M, Kalantari KR. Comparison of methods for calculating serum osmolality: multivariate linear regression analysis. Clin Chem Lab Med. 2005;43(6):635–40. 25. Worthley LI, Guerin M, Pain RW. For calculating osmolality, the simplest formula is the best. Anaesth Intensive Care [Internet]. 1987 May [cited 2015 Apr 27];15(2):199–202. Available from: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/ pubmed/3605570 26. Garc LF, Ru F, Paula A, Mart M. Artículo de revisión Actualidades en el estudio y manejo de la hiponatremia. 2007;138–50. Available from: http:// www.medigraphic.com/pdfs/medintmex/mim-2007/mim072i.pdf 27. Kim JS, Lee JY, Park H, Han BG, Choi SO, Yang JW. Estimation of body fluid volume by bioimpedance spectroscopy in patients with hyponatremia. Yonsei Med J. 2014;55(2):482–6. 28. Boursier G, Alméras M, Buthiau D, Jugant S, Daubin D, Kuster N, et al. CTpro-AVP as a tool for assessment of intravascular volume depletion in severe hyponatremia. Clin Biochem [Internet]. The Canadian Society of Clinical Chemists; 2015;d. Available from: http://linkinghub.elsevier.com/ retrieve/pii/S0009912015000909 29. Alcázar R, Albalate M, Sequera P De. Aspectos actuales en el tratamiento del síndrome de secreción inadecuada de hormona antidiurética . Los antagonistas de los receptores de la vasopresina en el tratamiento de los trastornos del agua. 2011;75–83. 30. Sterns RH, Nigwekar SU, Hix JK. The treatment of hyponatremia. Semin Nephrol [Internet]. 2009 May [cited 2015 Jun 4];29(3):282–99. Available from: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/19523575 31. Sahay M, Sahay R. Hyponatremia: A practical approach. Indian J Endocrinol Metab [Internet]. 2014;18(6):760. Available from: http://www.ijem.in/ text.asp?2014/18/6/760/141320 32. Ellison DH, Berl T. Clinical practice. The syndrome of inappropriate antidiuresis. N Engl J Med [Internet]. 2007 May 17 [cited 2015 Jun 4];356(20):2064–72. Available from: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/ pubmed/17507705 33. Velasco Cano M V, Runkle de la Vega I. [Current considerations in syndrome of inappropriate secretion of antidiuretic hormone/syndrome of inappropriate antidiuresis]. Endocrinol Nutr [Internet]. 2010 May [cited 2015 Jun 7];57 Suppl 2:22–9. Available from: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/ pubmed/21130959 34. Berl T. Vasopressin Antagonists. N Engl J Med. 2015;372:2207–16. 35. Schrier RW, Gross P, Gheorghiade M, Berl T, Verbalis JG, Czerwiec FS, et al. Tolvaptan, a selective oral vasopressin V2-receptor antagonist, for hyponatremia. N Engl J Med. 2006;355(20):2099–112. Revista colombiana de Endocrinología Diabetes&Metabolismo Volumen 2, número 3, agosto de 2015 Casos Clínicos Nuevos casos de feocromocitoma en el hospital universitario de Neiva Alejandro Pinzon Tovar1 Eduard Mauricio Díaz2 Orfa Yaneth Motta3 Marcela Castro4 Médico Internista, Universidad Surcolombiana, Neiva. Endocrinólogo Universidad Militar Nueva Granada. Médico Internista y Endocrinólogo del Hospital Universitario Hernando Moncaleano Perdomo Neiva. 2,3,4 Médico residente de III año Medicina Interna, Universidad Surcolombiana Neiva. Correspondencia: Alejandro Pinzón Tovar. [email protected] 1 Resumen E l feocromocitoma es un tumor productor de catecolaminas con una prevalencia de 2 a 8 por millón de personas, que deriva en 85% de los casos de las células cromafines de la médula suprarrenal. La presente revisión, ilustrada con una serie de casos, brinda una actualización del tema mostrando situaciones de la vida real que se presentan en nuestra institución. Las dificultades para el estudio y diagnóstico por la pobre disponibilidad de las pruebas para determinar el exceso de catecolaminas o sus metabolitos y lo infrecuente de la condición, pueden retardar la sospecha de esta patología como una posibilidad diagnóstica y diferir la interconsulta a endocrinología necesaria para aportar en el tratamiento de los casos de feocromocitoma. Con este documento describimos lo que ocurre en nuestra población y realizamos una revisión práctica del estudio, diagnóstico y manejo actual de este tipo de tumores. Palabras claves: Feocromocitoma, incidentaloma adrenal, neurofibromatosis, hipertensión, catecolaminas. Abstract Pheochromocytoma is a catecholamine producing tumor with a prevalence of 2 to 8 per million people, 85% arise from chromaffin cells of the adrenal medulla. The present review, illustrated with a case series, gives an update on the issue showing real life situations that occur in our institution. The difficulties in the study and diagnosis by the poor availability of tests for excess catecholamines or their metabolites and uncommon condition, can slow the suspicion of this disease as a diagnostic possibility and defer interconsultation to endocrinology, necessary for contribute to treat pheochromocytoma cases. In this paper we describe what happens in our community and realize a practical review in the study, diagnosis and current management of these tumors. Key words: Pheochromocytoma, adrenal incidentaloma, neurofibromatoses, hypertension, catecholamines. Introducción La primera descripción de un feocromocitoma fue en 1886 por F. Frankel, cuando una joven con ataques episódicos de cefalea, palpitaciones y ansiedad muere repentinamente; la necropsia reveló tumores de médula adrenal bilaterales. El 85% de los feocromocitomas son benignos y el 15% malignos; éstos, generalmente son extradrenales (24% vs 7%)(1). Cerca del 10% de los feocromocitomas son heredados y un 25% de los esporádicos sin antecedentes familiares albergan una mutación germinal heredada(2). El objetivo de este artículo es presentar una serie de casos y realizar una revisión de la literatura sobre una patología descrita desde hace más de 100 años que no es muy común pero que se presenta con una alta morbilidad y mortalidad. La presentación incidental, las dificultades en el estudio y el abordaje inicial por grupos quirúrgicos son temas comunes en nuestro hospital. Debido a la ausencia de publicaciones locales, esperamos que este texto sirva de referencia regional, con recomendaciones acordes a nuestros recursos. Casos clínicos Caso clínico 1 Adolescente masculino de 15 años, sin antecedentes de importancia que consulta por dolor abdominal en hipocondrio izquierdo, síntomas generales y fiebre. Manejado como infección de vías urinarias sin mejoría. Se estudia con TAC de abdomen que reporta lesiones sólidas bilaterales dependientes de las adrenales; la mayor, del lado izquierdo de 7 cm de diámetro mayor. Le realizaron Resonancia Magnética (RM) (figura 1) y biopsia de masa adrenal izquierda. El estudio histopatológico reporta feocromocitoma. Con este informe se interconsulta a Endocrinología que solicita perfil bioquímico (tabla 1). Los resultados apoyan el diagnóstico de feocromocitoma, el calcio sérico es normal, la ecografía de cuello reporta una lesión nodular de 2 cm localizada en región submaxilar derecha. Se soliRevista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo 59 Revista colombiana Volumen 2, número 3, agosto de 2015 Figura 1. Lesiones sólidas dependientes de las glándulas adrenales. Nótese el mayor tamaño de la masa izquierda. CASO 1 de Endocrinología Diabetes&Metabolismo Figura 2. Gamagrafía con Metayodobencilguanidina Tabla 1. Estudio bioquímico CASO 1 Resultado Valor de referencia 430 pg/ml 0-100 Noradrenalina en plasma 491,3 pg/ml 0-600 Metanefrinas totales orina 41239 μg/24 horas Menor de 900 Normetanefrina orina 15019 μg/24 horas Menor de 600 35 μg/24 horas Menor de 300 155.20 μg/24 horas 20 – 130 Laboratorio Adrenalina en plasma Metanefrina orina Cortisol libre en orina Patrón gamagráfico compatible con la presencia de tumores neuroectodérmicos tipo feocromocitoma de localización suprarrenal y sin evidencia de lesiones metastásicas. (figura 3). Los hallazgos histológicos corresponden a feocromocitoma bilateral. La inmunohistoquímica fue positiva para cromogranina, Ki67 del 2% y ausencia en múltiples áreas de células sustentaculares con la marcación S100. Caso Clínico 2 Paciente masculino de 48 años procedente del Caquetá, ingresa a urgencias por dolor abdominal tipo cólico localizado en hipocondrio derecho irradiado a región lumbar con náuseas, hiporexia e historia de pérdida de 7 Kg de peso. En TAC de abdomen se detecta masa hipodensa en polo superior del cita gammagrafía con metayodobencilguanidina que evidencia hipercaptación patológica a nivel adrenal de forma bilateral sin lesiones metastásicas o de tumores sincrónicos (figura 2). Iniciamos alfa bloqueo hasta lograr hipotenFigura 3. Masa suprarrenales derecha e izquierda. CASO 1 sión ortostática y luego se adiciona bloqueo beta. En junta médico-quirúrgica se decide llevar a adrenalectomía laparoscópica bilateral. Durante la resección del tumor derecho presenta descarga catecolaminérgica alcanzando tensión arterial media de 183 mmHg. La evolución posquirúrgica fue adecuada. La patología describe una masa adrenal derecha de 5 x 3 x 2,5 cm e izquierda de 7 x 4,5 x 4 cm con múltiples adherencias. Áreas de necrosis confluente y múltiples focos de trombos neoplásicos en vasos e invasión capsular sin extensión al tejido adiposo periglandular 60 Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo Revista colombiana de Endocrinología Diabetes&Metabolismo Figura 4. Masa heterogénea en el polo superior del riñón derecho. CASO 2 Volumen 2, número 3, agosto de 2015 Caso Clínico N 3 Hombre de 62 años, procedente de Neiva, con historia de neurofibromas (figura 6) e hipertensión arterial (HTA), ingresa por emergencia hipertensiva con órgano blanco cerebro. Durante la evolución, su HTA es de difícil control y requiere varios fármacos antihipertensivos a dosis máximas. El servicio tratante solicita tomografía (TAC) de abdomen que muestra una lesión adrenal derecha heterogénea (figura 7). Con este Figura 6. Lesiones múltiples en tórax compatibles con neurofibromas. CASO 3 Figura 5. Riñón derecho y tumor adrenal con extensa necrosis isquémica Figura 7. Lesión expansiva suprarrenal derecha. CASO 3. riñón derecho. La lesión es dependiente de la glándula adrenal derecha, de 9 x 7,5 cm y muestra discreto realce central y periférico (figura 4). El servicio de Urología realiza resección de masa adrenal, nefrectomía derecha y linfadenectomía retroperitoneal; el informe de patología reporta un tumor adrenal con necrosis isquémica del 80% (figura 5). La inmunohistoquímica es positiva para cromogranina, sinaptofisina, inhibina, vimentina y S100 con índice de proliferación Ki67 del 10% y marcación focal para coctel de queratinas AE1/AE3; siendo negativa para Malan-A; CD10 y RCC. Patología considera que es un feocromocitoma. Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo 61 Revista colombiana Volumen 2, número 3, agosto de 2015 Tabla 2. Estudio bioquímico CASO 2 Laboratorio Resultado Valor de referencia Adrenalina en plasma 13,9 pg/ml 0-100 Noradrenalina en plasma 699,3 pg/ml 0-600 Metanefrinas libres en plasma 12,1 pg/ml Menor de 90 pg/ml Metanefrinas totales orina 3678 μg/24 horas Menor de 900 Normetanefrina orina 3643 μg/24 horas Menor de 600 35 μg/24 horas Menor de 300 3034 μg/g de creatinina Menor de 600 18,6ng/ml 0-100 0,8 mg/24 horas 13 a 17 años 1,4-7,2 mg/24 horas Metanefrina orina Metanefrina/creatinina orina Cromogranina A Ácido homovanílico de Endocrinología Diabetes&Metabolismo gunas localizaciones extradrenales son: intrapericárdicas, del tabique interauricular, próstata y vejiga(5). La prevalencia de estos tumores es de 2 a 8 casos por millón de personas, con mayor incidencia en la tercera y cuarta década de la vida(6). Los casos esporádicos se presentan entre los 40 y 50 años; los heredados generalmente antes de los 40 años(7) . La incidencia estimada en población general es de 0,005% a 0,1% y de 0,1% a 0,2% en la población hipertensa adulta(8). Síndromes genéticos asociados al feocromocitoma Ácido vanilmandélico 10,9 μg/mg creatinina 10-15 años 0-10 μg/mg creatinina Nueve genes han sido asociados a feocromocitomas(9). Muchos tienen penetrancia incompleta hallazgo se solicita valoración por Endocrinología. Los estudios y/o expresión variable. La historia familiar positiva, un síndrohormonales apoyan el diagnóstico de feocromocitoma (tabla me específico, múltiples tumores primarios, edad temprana al 2). Se realiza preparación prequirúrgica con prazocin y prodiagnóstico, malignidad o ubicación extradrenal, son todos facpranolol. Urología programa adrenalectomía laparoscópica, entores a considerar para la presencia de una mutación(10). contrando masa de 9 x 6 cm adherida al hilio renal derecho, se realiza adrenalectomía más nefrectomía ipsilateral (figura 8). Síndrome De Von Hippel-Lindau (Vhl) La patología confirma el diagnóstico de feocromocitoma. Es un trastorno autosómico dominante con penetrancia del 97% a los 60 años, posee expresión variable inter e inFigura 8 Masa adrenal derecha. CASO 3 trafamiliar(11); con mutaciones puntuales del gen supresor de tumores VHL, lo que produce diferentes tumores: del sistema nervioso central, de retina, de células claras renales, tumores de islotes pancreáticos y feocromocitoma(12). El 40% de los feocromocitomas familiares o bilaterales se asocian a mutaciones del gen VHL(13). Este gen se localiza en el cromosoma 3 p25-26 e interviene en el ciclo celular, la estabilidad del ARNm y la regulación en la expresión de genes inducibles por hipoxia(14). Una función es la degradación por proteosomas del factor inducible por hipoxia 1 alfa (HIF-1a) el cual está implicado en la formación de vasos sanguíneos(15). Los tumores asociados al síndrome VHL producen norepinefrina, pero no epinefrina, la edad media del diagnóstico es 28 años y la mitad son bilaterales o multicéntricos, pero rara vez malignos (5%)(5,9). Revision del tema El feocromocitoma es un tumor productor de catecolaminas de origen neuroectodérmico derivado de células cromafines(3). En 2004, la OMS define al feocromocitoma como un paraganglioma intraadrenal, mientras que los extra adrenales simpático o parasimpático se clasifican como paragangliomas(4). Se producen en 80 a 85% de los casos a partir de las células cromafines de la médula suprarrenal y 15 a 20% son extradrenales(5). Estos, se hallan en las cadenas simpáticas o en el órgano de Zuckerkandl; menos de 1% son intratorácicos(3). Al62 Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo Neurofibromatosis Tipo 1 La neurofibromatosis tipo 1 es un trastorno autosómico dominante que afecta a uno de cada 2.500 a 3.000 personas en el mundo; es causado por mutaciones de inactivación en el gen NF1; un gen que se encuentra en el cromosoma 17 q11.2 el cual codifica para la neurofibromina, una GTPasa que regula de forma negativa el RAS e inhibe la vía de señalización MAPK controlando el crecimiento y la diferenciación celular(13). La predisposición a desarrollar tumores multisistémicos produce un riesgo cuatro veces mayor comparado con la población Revista colombiana de Endocrinología Diabetes&Metabolismo general, y del 0,1 al 5,7% desarrollan feocromocitomas(16,17). En el grupo de hipertensos pueden estar en 20 a 50% de los casos(18) y en autopsias se encuentra en 3,3 a 13%(19). Dos estudios independientes(20,21) han revelado que el gen de NF1 es el blanco más frecuente de mutaciones (41 y 42%) en los feocromocitomas esporádicos(22). El diagnóstico de la NF1 se realiza con criterios clínicos, los pacientes deben tener al menos dos de las siguientes características: seis o más manchas café con leche, dos o más neurofibromas cutáneos o un solo neurofibroma plexiforme; pecas inguinales o axilares; dos o más hamartomas del iris; glioma del nervio óptico; displasia de huesos largos; y un pariente de primer grado con NF1(17). La edad media al diagnóstico del feocromocitoma en estos pacientes es en promedio de 41 años(10), son productores de epinefrina y norepinefrina, y cerca del 9,6% en la NF1 son bilaterales, 6% son extradrenales(13) y 3 a 12% son malignos(15). Neoplasia Endocrina Múltiple Tipo 2 (MEN 2) El MEN 2 es un síndrome autosómico dominante caracterizado por la presencia de carcinoma medular de tiroides y feocromocitoma. Su incidencia es de 1:35.000 personas y se presenta en dos subtipos: MEN2A, que se caracteriza por carcinoma medular de tiroides (95%), feocromocitoma (50%) e hiperparatiroidismo primario (15% a 30%); y MEN2B: carcinoma medular de tiroides y feocromocitoma en la mitad de los casos, hábito marfanoide y neuromas de mucosa(13). Es producido por mutaciones en el proto oncogen RET (10 q11.2). RET codifica un receptor tirosina cinasa que regula la proliferación y la apoptosis celular(5). Las mutaciones se hallan en los codones 634, exón 11; y los codones 620, 618, 611, y 609; exón 10. La mutación del codón 634 está presente en el 90% de los MEN 2A que desarrollan feocromocitoma(5). La mitad de los MEN 2A y MEN 2B tienen riesgo de desarrollar feocromocitoma, puede ser la forma de presentación en el 10 a 30% de los casos, la edad promedio de presentación es de 36 años; y el 50 a 80% son sincrónicos o metacrónicos, multifocales o bilaterales. Casi nunca son extradrenales y menos de 5% son malignos(4). Genética del feocromocitoma no sindromático Varias alteraciones genéticas están asociadas a predisposición de presentar feocromocitomas. La succinato deshidrogenasa (SDH) es una enzima hetero tetramérica con subunidades (A, B, C y D). Este complejo se encuentra anclado a la pared interna de la mitocondria a través de SDHC y SDHD y tiene un papel clave en la producción de energía celular(10). La pérdida de su función se asocia al desarrollo de feocromocitomas, principalmente por alteración de SDHD y SDHB. La alteración puede imitar a la hipoxia crónica y aumentar la actividad de HIF-1a que conduce a proliferación celular(15). La mutación en SDHD que se ubica en el cromosoma 11, es responsable del síndrome autosómico dominante de paragangliomas (PGL) tipo 1, Volumen 2, número 3, agosto de 2015 se caracteriza por tumores familiares extradrenales simpáticos y parasimpáticos de cabeza y cuello, y de feocromocitomas benignos(9). El riesgo de desarrollar un PGL extradrenal es del 29% y se asocia a un riesgo de malignidad menor al 5% (6). El síndrome PGL 4 se produce por una mutación de inactivación en SDHB; está asociado con feocromocitomas extradrenales y un riesgo de malignidad en la mitad de los casos. Estas mutaciones son la causa más común de feocromocitomas malignos(13). La edad media al diagnóstico es de 29 a 37 años(6). Otros genes que aumentan la susceptibilidad son: el gen KIF1Bβ, TMEM127 y MAX. Todos son genes supresores de tumor, que al perder su función aumentan el riesgo para desarrollar neoplasias(11). El solicitar pruebas genéticas depende de cada caso; pacientes menores de 45 años, tumores múltiples, extradrenales, malignos o la presencia de historia familiar, son indicaciones para realizarlas(5). Feocromocitomas esporádicos La mayoría de los feocromocitomas son esporádicos; los pacientes son mayores y tienen una menor tasa de tumores múltiples que aquellos con enfermedad familiar. La tasa de mutaciones heredadas con historia familiar negativa es del 11 al 24%(4,23,24). Entre 340 pacientes, el 73% eran feocromocitomas esporádicos, el compromiso bilateral se presentó en 6%, la edad media de presentación fue de 48 años y el 9% tenían enfermedad maligna(25). De forma peculiar, los feocromocitomas esporádicos poseen representación en los síndromes hereditarios(26,27). Síntesis de catecolaminas y sus metabolitos El diagnóstico de feocromocitoma se basa en la evidencia bioquímica de la producción elevada de catecolaminas por el tumor(4). El proceso comienza con la conversión de la tirosina a 3,4-dihidroxifenilalanina (DOPA) por la enzima tirosina hidroxilasa. DOPA se convierte en dopamina que desde el citoplasma se almacena en vesículas de catecolaminas en las células cromafines de la médula adrenal, los nervios simpáticos y los paraganglios. La presencia de la enzima dopamina-b hidroxilasa dentro de las vesículas es responsable de la conversión de dopamina en noradrenalina. La noradrenalina se convierte en adrenalina por la feniletanolamina-N-metiltransferasa que está presente exclusivamente dentro de la médula adrenal. La noradrenalina deriva de las neuronas noradrenérgicas y del sistema nervioso simpático. El metabolismo de las catecolaminas resulta en varios metabolitos. La desaminación neuronal de noradrenalina a 3,4-dihidroxifenilglicol (DHPG) se produce por la monoaminoxidasa (MAO) neuronal, también se metaboliza en los tejidos extraneuronales y adrenal donde se convierte en normetanefrina por la catecol-O-metiltransferasa (COMT). La adrenalina se metaboliza principalmente por la COMT a su metabolito O-metilado(28). Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo 63 Revista colombiana Volumen 2, número 3, agosto de 2015 Diagnóstico de feocromocitoma El tamizaje se realiza a pacientes con incidentalomas adrenales, con predisposiciones genéticas y aquellos con manifestaciones sugestivas de feocromocitoma: cefalea paroxística, sudoración, taquicardia, palidez, náuseas, enrojecimiento, hipertensión, variabilidad inexplicable de la presión arterial, respuesta paradójica de la presión arterial a la anestesia, cirugía o medicamentos; e hipotensión ortostática en hipertensos(4,29). La medición de metanefrinas en plasma u orina son las pruebas que tienen mayor precisión diagnóstica(4,30). Las mediciones de catecolaminas plasmáticas y urinarias son insuficientes debido a que la secreción de catecolaminas es episódica o insignificante en pacientes asintomáticos. La precisión diagnóstica superior de las metanefrinas se atribuye a su continua producción y secreción a la circulación independiente a la de las catecolaminas(28). Las metanefrina libres en plasma tiene una sensibilidad del 96 al 99% y una especificidad del 80 al 100% (tabla 3)(28). Aunque el ácido vanilmandélico urinario ofrece una alta especificidad, posee baja sensibilidad(30). Resultados falsos positivos se deben tener en cuenta para la correcta interpretación de las pruebas, el aumento de la actividad simpática se puede presentar en relación con la postura, el ejercicio, la comida, el estrés, la hipoglucemia y el uso de algunos medicamentos(4). Una muestra de sangre ideal para medir metanefrinas se debe tomar después de un descanso de 20 minutos, en posición supina, en un ambiente tranquilo; todo, importante para el análisis de la normetanefrina, el metabolito más sensible a la activación simpática(28). Productos alimenticios como plátano y piña, frutos secos y cereales, contienen cantidades sustanciales de aminas biógenas que pueden producir resultados falsos positivos, particularmente si se va a medir 3 metoxitiramina(31). Los fármacos pueden de Endocrinología Diabetes&Metabolismo interferir de manera analítica o farmacodinámica con las mediciones de catecolaminas y sus metabolitos; por ejemplo, el acetaminofén puede afectar los ensayos de cromatografía de fase líquida (HPLC) de metanefrinas libres en plasma(32). Numerosos productos aumentan las catecolaminas y sus metabolitos, dentro de estos figuran: la efedrina, las anfetaminas, la cocaína, la cafeína y la nicotina, que aumentan la liberación de noradrenalina y adrenalina(33). Los medicamentos que inhiben la recaptación de serotonina y noradrenalina (por ejemplo: venlafaxina), y antidepresivos tricíclicos (ATC), puede aumentar las concentraciones de noradrenalina y normetanefrina; al igual que los inhibidores de MAO que bloquean la conversión de noradrenalina y adrenalina a DHPG(28). Los bloqueadores de canales de calcio dihidropiridínicos y los bloqueadores de receptores adrenérgicos a-1 selectivos también pueden dar resultados falsos positivos debido a la activación simpática refleja(30). La elevación en plasma de las metanefrinas más de 4 veces por encima del límite de referencia superior se asocia a una probabilidad del 100% de presentar un feocromocitoma(34). Este resultado debe ser utilizado para determinar la necesidad de estudios de localización de tumores frente a investigaciones bioquímicas adicionales(4). Pruebas bioquímicas adicionales son necesarias en resultados falsos positivos o por muestreos inadecuados. La prueba de supresión con clonidina combinada con mediciones de catecolaminas plasmáticas puede resultar útil(30). Estudio imaginológico del feocromocitoma La tomografía computarizada o la resonancia magnética se recomiendan para la localización inicial del tumor(35). Los feocromocitomas tienen imágenes variables en la TAC, las lesiones pequeñas son homogéneas con densidad de tejidos blandos pero las masas grandes son Tabla 3. Sensibilidad y especificidad de las pruebas bioquímicas para la a menudo heterogéneas, algunas quísticas, sódetección de feocromocitoma y paraganglioma lidas, con calcificaciones y áreas de necrosis o hemorragia(36). En la RM, los feocromocitoPrueba Sensibilidad Especificidad mas han sido descritos como marcadamente bioquímica hiperintensos en las imágenes T2; sin embarNIÑOS ADULTOS NIÑOS ADULTOS go, algunas series han mostrado que también Normetanefrina y pueden ser hipointensos(37). En T1 son hipoin100 % 99 % 94 % 89 % metanefrina en plasma tensos y suelen mostrar realce después de adNorepinefrina y epinefrina ministrar el contraste, no hay características 92 % 84 % 91 % 81 % en plasma radiológicas específicas para el diagnóstico de malignidad diferente a la invasión de estrucNormetanefrina y 100 % 97% 95 % 69 % metanefrina urinaria turas locales o las metástasis a distancia(36). Las imágenes funcionales en feocromoNorepinefrina y epinefrina 100 % 86 % 83 % 88% urinaria citoma se pueden dividir en dos categorías: las específicas, que utilizan la síntesis de caÁcido vanilmandélico 64% 95% tecolaminas como metayodobencilguanidina urinario (MIBG), y las inespecíficas que incluyen reAdaptado de The North American Neuroendocrine Tumor Society Consensus Guideline for the Diagnosis and Management of Neuroendocrine Tumors. Páncreas 2010 . ceptores de somatostatina (octreotide) y la 64 Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo Revista colombiana de Endocrinología Diabetes&Metabolismo fluoro-2-desoxi D glucosa (18F-FDG). Estos tipos de agentes se pueden visualizar con gammagrafía convencional o por tomografía por emisión de positrones (PET)(38). La MIBG se ha utilizado para el diagnóstico debido a su parecido con la norepinefrina y su absorción por el trasportador de membrana de catecolaminas; este estudio posee una sensibilidad de 77 a 90% y una especificidad de 95 a 100%(39). Aunque el octreoscan tiene un rendimiento inferior a la MIBG, es de mayor rendimiento en lesiones metastásicas(38). La PET con 18F-FDG refleja la absorción excesiva de glucosa principalmente a través de GLUT-1 en tumores metabólicamente hiperactivos y posee mayor rendimiento comparada con MIGB especialmente en tumores malignos(35). La literatura recomienda una imagen funcional en todos los feocromocitomas, excepto en los casos no familiares con un diagnóstico bioquímico claro y una masa adrenal unilateral(39). Sin embargo, aquellos con fenotipo bioquímico noradrenérgico pueden tener una lesión adrenal, extradrenal, o ambas y también necesitan imagen funcional(39). Diagnóstico de feocromocitoma maligno El diagnóstico clínico e histopatológico de malignidad es difícil y controvertido, algunas características histológicas asociadas a malignidad son: tamaño tumoral mayor de 5 cm, necrosis tumoral, Ki67 mayor de 4% y ausencia de PS100. Los métodos más conocidos de puntuación histopatológica para predecir metástasis poseen pobre concordancia(40). El diagnóstico se basa en documentar la invasión de los órganos adyacentes o la presencia de metástasis(3,13). Los sitios más frecuentes de metástasis son: el hígado, el pulmón y las vértebras, el cráneo o las costillas(3). Tratamiento del feocromocitoma Los riesgos intraoperatorios deben minimizarse con un tratamiento preoperatorio para bloquear los efectos de las catecolaminas durante 10 a 14 días antes de cirugía. Un adecuado bloqueo alfa reduce las complicaciones a menos del 3%(41). La fenoxibenzamina, un bloqueador alfa adrenérgico, es el medicamento más recomendado en la literatura para el control preoperatorio de la presión arterial(42). En Colombia este medicamento no se encuentra disponible, por lo que utilizamos bloqueadores competitivos de los receptores alfa 1 (doxazosin, terazosin y prazocin) y bloqueadores de los canales de calcio. Bloqueadores beta se usan para prevenir taquiarritmias o angina; el más recomendado es el propranolol, un bloqueador no selectivo con vida media mayor de 4 horas. Generalmente se requieren de 80 a 120 mg/día, aunque en feocromocitomas secretores de epinefrina se pueden necesitar dosis de hasta 480 mg al día(43). La pérdida de la vasodilatación mediada por el receptor beta en un paciente sin oposición a la vasoconstricción inducida por catecolaminas, puede dar lugar a aumentos peligrosos de la presión arterial, por lo que es esencial el adecuado bloqueo alfa antes Volumen 2, número 3, agosto de 2015 del inicio del bloqueo beta.4 La contracción de volumen asociada con la vasoconstricción crónica es vista en pacientes con feocromocitoma, por ello se recomienda la expansión de volumen preoperatorio mediante infusión de solución salina o el aumento en la ingesta de agua para reducir la hipotensión posoperatoria(42). La hipertensión y los cambios repentinos de tensión arterial durante la cirugía se pueden manejar de forma agresiva con el uso de medicamentos intravenosos potentes, de acción corta, como nitroprusiato de sodio y nitroglicerina(44). La cirugía es el tratamiento primario del feocromocitoma y la técnica laparoscópica es la primera opción para la resección de tumores adrenales y extradrenales. Esta intervención reduce la morbilidad posoperatoria, la estancia hospitalaria y los gastos en comparación con la técnica transabdominal convencional; sin embargo, los enfoques quirúrgicos abiertos podrían seguir siendo necesarios en casos de enfermedad localmente invasiva o maligna(45). Debido a la alta incidencia de enfermedad adrenal bilateral en el feocromocitoma hereditario, la adrenalectomía parcial se recomienda para evitar la morbilidad asociada con el remplazo médico adrenal permanente(4). Manejo de la enfermedad avanzada La cirugía paliativa se realiza para liberar la presión del tumor sobre los tejidos circundantes o para disminuir la masa tumoral. La disminución de la carga tumoral puede conducir a una disminución significativa en la secreción de catecolaminas y facilita la posterior radio o quimioterapia, a pesar de que no está probada una mayor supervivencia luego de citorreducción quirúrgica(45). En algunas lesiones metastásicas la ablación por radiofrecuencia y crioablación son opciones actuales. El uso de yodo 131 en MIBG se utiliza para pacientes en los que la gammagrafía MIBG es positiva(4,45). En pacientes con tumores de rápido crecimiento y gammagrafía MIBG negativa la quimioterapia es una opción de tratamiento. Estos esquemas pueden proporcionar regresión del tumor y alivio de síntomas en la mitad de los casos, pero las respuestas son de corta duración(4,46). Discusión Los tres casos ilustrados en esta revisión son los presentados en el último año en nuestro hospital de una patología rara que posee diferentes cuadros clínicos. Aunque no se encuentra una clara predisposición por sexo, los tres pacientes son hombres, con un amplio rango de edad al momento del diagnóstico y con lesiones adrenales que por tamaño tenían indicación de manejo quirúrgico. El paciente del caso 1 es llevado a biopsia y el paciente del caso 2 es llevado a cirugía sin estudios bioquímicos previos exponiéndolos a los riesgos relacionados a descargas catecolaminérgicas o a inadecuada preparación quirúrgica. De ello, la importancia en la valoración por Endocrinólogia de toda lesión adrenal para realizar Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo 65 Revista colombiana Volumen 2, número 3, agosto de 2015 de Endocrinología Diabetes&Metabolismo el adecuado estudio bioquímico previo a la toma de conductas intervencionistas; como se realizó en el caso número tres. El manejo preoperatorio se realiza con bloqueo adrenérgico alfa usando fenoxibenzamina la cual no se encuentra disponible en nuestra región, por lo que usamos alternativas como el prazocin, un fármaco disponible, económico y efectivo, previo al bloqueo beta adrenérgico. Actualmente no existe una forma efectiva para la diferenciación prequirúrgica entre feocromocitoma benigno y maligno; el diagnóstico clínico e histopatológico de malignidad es difícil y controvertido. Si se tiene en cuenta la definición de la Organización Mundial de la Salud en donde se establece como tumor maligno el que presenta invasión local o el que se asocia a lesiones metástasicas a distancia; toman importancia definitiva los estudios funcionales con MIBG y el PET o la fusión PET – TAC; métodos de referencia para descartar compromiso metastásico. La resección laparoscópica fue usada en los tres casos sin complicaciones y buena respuesta final. En nuestro medio mantenemos la limitante de realizar estudios genéticos para confirmar las mutaciones descritas en la literatura mundial. Referencias 25. Waldmann J, Langer P, Habbe N, Fendrich V, Ramaswamy A, Rothmund M, Bartsch DK , Slater EP , Mutations and polymorphisms in the SDHB, SDHD, VHL, and RET genes in sporadic and familial pheochromocytomas. Endocrine 2009 : 35 347–355. 26. Mannelli M, Ercolino T, Giache V, Simi L, Cirami C, Parenti G, Genetic screening for pheochromocytoma: should SDHC gene analysis be included? J Med Genet 2007: 44 586–587. 27. Dahia PL, Ross KN, Wright ME, Hayashida CY, Santagata S, Barontini M, Kung AL, Sanso G, Powers JF, Tischler, A HIF1 alpha regulatory loop links hypoxia and mitochondrial signals in pheochromocytomas. PLoS Genet 2005: 1, 72–80. 28. De Jong WH, de Vries EG, Kema IP. Current status and future developments of LC–MS/MS in clinical chemistry for quantification of biogenic amines. Clin Biochem 2011: 44 95–103. 29. EisenhoferS G, Screening for Pheochromocytomas and Paragangliomas. Curr Hypertens Rep, 2012, 14:130–137. 30. Minnelli M, Lenders J , Pacak K , Parenti G , Eisenhofer G , Subclinical phaeochromocytoma. Best Pract Res Clin Endocrinol Metab 26, 2012: 507–515. 31. Van Berkel A, Lenders J, Timmers H, Biochemical diagnosis of phaeochromocytoma and paraganglioma. Eur J Endocrinol (2014) 170, R109–R119. 32. De Jong WH, Eisenhofer G, Post WJ, Muskiet FA, and de Vries EG, Kema IP. Dietary influences on plasma and urinary metanephrines: implications for diagnosis of catecholamine-producing tumors. J Clin Endocrinol Metab 2009 94 2841–2849. 33. Davidson FD. Paracetamol-associated interference in an HPLC-ECD assay for urinary free metadrenalines and catecholamines. Ann Clin Biochem 2004: 41 316–320. 34. Eisenhofer G, Goldstein DS, Walther MM, Friberg P, Lenders JW, Keiser HR , Pacak K. Biochemical diagnosis of pheochromocytoma: how to distinguish true- from false-positive test results. J Clin Endocrinol Metab 2003: 88 2656–2666. 35. Lumachi F, Tregnaghi A, Zucchetta P, Sensitivity and positive predictive value of CT, MRI and 123I-MIBG scintigraphy in localizing pheochromocytomas: a prospective study. Nucl Med Commun. 2006: 27(7):583Y587. 36. Blanchet E, Martucci V, Pacak K, Pheochromocytoma and paraganglioma: current functional and future molecular imaging. Front Oncol.2012 :1 ,58 37. Song J, Mayo-Smith W, Current Status of Imaging for Adrenal Gland Tumors. Surg Oncol Clin N Am 23, 2014: 847–861 38. Jacques AE, Sahdev A, Sandrasagara M, Adrenal phaeochromocytoma: correlation of MRI appearances with histology and function. Eur Radiol 2008; 18:2885–92. 39. Khan S,Win Z, Szyszko T, Lloyd C, Dunn J, Alavi A , AL-Nahhas A, PET Imaging of Pheochromocytoma. PET Clin 2, 2008: 341–349. 40. Baudin E, Habra M, Deschamps F, Cote G, Dumont F, Cabanillas M “et al”, Treatment of malignant pheochromocytoma and paraganglioma. Eur J Endocrinol, 2014: 171, 111–122. 41. Havekes B, King K, Lai E, Romijn J, Corssmit E, Pacak K ,New imaging approaches to phaeochromocytomas and paragangliomas. Clin Endocrinol. 2010: 72, 137–145. 42. Goldstein RE, O’Neill JA Jr, Holcomb GW, Clinical experience over 48 years with pheochromocytoma. Ann Surg. 1999; 229(6):755-764. 43. Zuber S, Kantorovich V, Pacak K, Hypertension in Pheochromocytoma: Characteristics and Treatment. Endocrinol Metab Clin N Am 40 (2011) 295–311. 44. Pacak K. Preoperative management of the pheochromocytoma patient. J Clin Endocrinol Metab. 2007; 92(11):4069-4079. 45. Domi R, Laho H. Management of pheochromocytoma: Old ideas and new drugs. Niger J Clin Pract 2012; 15:253-257. 46. Ayala-Ramirez M, Feng L, Johnson MM, Ejaz S, Habra MA, Rich T, Busaidy N, Cote GJ, “et al”: Clinical risk factors for malignancy and overall survival in patients with pheochromocytomas and sympathetic paragangliomas: primary tumor size and primary tumor location as prognostic indicators. J Clin Endocrinol Metab 2011: 96, 717–725. 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. 19. 20. 21. 22. 23. 24. 66 De Wailly P, Oragano L, Radé F, Malignant pheochromocytoma: new malignancy criteria. Langenbecks Arch Surg 2012; 397:239–46. Neumann HPH, Bausch B, Mcwhinney SR, Bender BU, Gimm O, Franke G, Schipper J, Klisch J, Altehoefer C, Zerres K, Januszewicz A, Eng C, Germ-line mutations in non syndromic pheochromocytoma. N Engl J Med 2002; 346: 1459–1466. Mittendorf E, Evans D, Lee J, Perrier N, Pheochromocytoma: Advances in Genetics, Diagnosis, Localization, and Treatment. Hematol Oncol Clin N Am 21 (2007) 509–525. Neumann HPH, Bausch B, Mcwhinney SR, Bender BU, Gimm O, Franke G, Schipper J, Klisch J, Altehoefer C, Zerres K, Januszewicz A, Eng C, Germ-line mutations in non syndromic pheochromocytoma. N Engl J Med 2002; 346: 1459–1466. Chen H , Sippel R, O’Dorisio M, Vinik A, Lloyd R, Karel, The North American Neuroendocrine Tumor Society Consensus Guideline for the Diagnosis and Management of Neuroendocrine Tumors. Pancreas 2010; 39: 775-783. Lefebvre M, Foulkes W.D., Pheochromocytoma and paraganglioma syndromes: genetics and management update. Curr Oncol, 2014; 21: 8-17. Fishbein L, Nathanson K, Pheochromocytoma and paraganglioma: understanding the complexities of the genetic background. Cancer Genet 205, 2012, 1-11. Gimenez–Roqueplo F, Genetics of paragangliomas and pheochromocytomas [French]. Med Sci (Paris) 2012; 28:625–32. Jafri M, Maher E, The genetics of pheochromocytoma: using clinical features to guide genetic testing. Eur J Endocrinol 2012:166,151–158. Krishnappa R, Chikaraddi SB, Arun HN, Deshmane V, Pheochromocytoma in Indian patients: A retrospective study. Indian J Cancer 2012; 49:188-93. Maher E, Neumann H, Richard S, Von Hippel–Lindau disease: A clinical and scientific review. Eur J Hum Genet (2011) 19, 617–623. Opocher G, Schiavi, Genetics of pheochromocytomas and paragangliomas. Best Pract Res Clin Endocrinol Metab 24 (2010) 943–956. Vicha A, Musil Z, Pacak K, Genetics of pheochromocytoma and paraganglioma syndromes: new advances and future treatment options. Curr Opin Endocrinol Diabetes Obes 2013, 20:186–191. Kolačkov K, Tupikowski K, Bednarek-Tupikowska G, Genetic Aspects of Pheochromocytoma. Adv Clin Exp Med 2012, 21, 6, 821–829. Kaelin Jr. WG. Molecular basis of the VHL hereditary cancer syndrome. Nat Rev Cancer 2002; 2(9): 673–682. Mazzaglia P., Hereditary Pheochromocytoma and Paraganglioma. J Surg Oncol 2012; 106:580–585. Knudson Jr. AG, Mutation and cancer: statistical study of retinoblastoma. Proc Natl Acad Sci USA 1971; 68(4): 820–823. Hirbe A, Gutmann D, Neurofibromatosis type 1: a multidisciplinary approach to care. Lancet Neurol 2014; 13: 834–43. Burnichon N, mutations cause hereditary and sporadic pheochromocytoma and paraganglioma. Clin Cancer Res 2012:18, 2828–2837. Welander J, Soderkvist P, Gimm O, Genetics and clinical characteristics of hereditary pheochromocytomas and paragangliomas. Endocr Relat Cancer. 2011: 1; 18, 253-276. Jimerez C, Cote G, Arnold A, Gagel RF. Review: should patients with apparently sporadic pheochromocytomas or paragangliomas be screened for hereditary syndromes? J Clin Endocrinol Metab 2006; 91:2851–8. Walther MM, Herring J, Enquist E, Keiser HR & Linehan WM. Von Recklinghausen’s disease and pheochromocytomas. J Urol 1999; 162(5): 1582– 1586. Welander J, Soderkvist P, Gimm O. The NF1 gene: a frequent mutational target in sporadic pheochromocytomas and beyond. Endocr Relat Cancer 2013:20, 13–17. Lenders J, Duh Q, Eisenhofer G, Gimenez-Roqueplo A, Grebe S , Murad M “et al”, Pheochromocytoma and Paraganglioma: An Endocrine Society Clinical Practice Guideline. J Clin Endocrinol Metab, 2014 : 99(6):1915–1942. Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo Revista colombiana de Endocrinología Diabetes&Metabolismo Volumen 2, número 3, agosto de 2015 Casos Clínicos Tiroiditis por trauma en cuello luego de intento de suicidio. Reporte de caso y revisión de la literatura Carlos Alfonso Builes Barrera1, Juan David Gomez1, Alejandro Román González1 Médico Internista, Endocrinólogo. Grupo Endocrinología y Metabolismo, Universidad de Antioquia (U de A), Hospital Universitario San Vicente Fundación. Medellín, Colombia. Correspondencia. Carlos Alfonso Builes Barrera, MD Correo electrónico: [email protected] Conflicto de interés: ninguno Resumen La tiroiditis es un fenómeno inflamatorio de la tiroides, de causas diversas, incluyendo raramente traumas de la región anterior del cuello. Se presenta el caso de un paciente con depresión mayor de curso crónico, con síntomas sicóticos y fármacodependencia quien intenta suicidarse mediante ahorcamiento. Ingresa con un Glasgow de 3/15 requiriendo intubación orotraqueal inmediata, posterior traslado a unidad de cuidados intensivos y ventilación mecánica por diez días. Durante este periodo desarrolla taquicardia persistente, diaforesis y alteraciones del sensorio, se encontró TSH en 0,00 (0,4-4 mUI/ml); una T3 total en 2,42, (0,8-2,0 ng/ml) y T4 libre >6 (0,93-1,70 ng/dL), la gammagrafía de tiroides con tecnecio 99 mostró bloqueo de la captación. Se sospechó tormenta tiroidea y recibió propanolol 80 mg vía oral cada 8 horas en forma continua e hidrocortisona 50 mg intravenosa cada 8 horas por 5 días. Los controles 2 semanas después muestran TSH en 0,00 (0,4-4 uUI/ml) y una T4 libre de 1,78 (0,93-1,70 ng/ dl) y 4 días después normalización de la T4 libre (1,45 ng/dl), acompañado de mejoría clínica de los síntomas adrenérgicos. Se presenta el caso de un paciente con tiroiditis postrauma, entidad que debe ser sospechada en pacientes con trauma en el cuello que presenten síntomas de tirotoxicosis. Palabras clave: Tiroiditis, estrangulación, trauma, suicidio, gammagrafía Abstract Thyroiditis is an inflammatory disorder of the thyroid, which stems from a variety of causes including in some rare cases trauma to the neck. We present the case of a male patient with chronic depression associated with psychotic symptoms and drug abuse that tried to commit suicide through hanging. The patient had a Glasgow Coma Scale 3/15 requiring orotracheal intubation, a stay in the intensive care unit and mechanical ventilation for 10 days. While in the ICU the patient developed persistent tachycardia, diaphoresis and changes in mental status. A suppressed TSH was found with a level of 0,00 (0,4-4 uUI/ml) and high thyroid hormone level (total T3 2,42, (normal value 0,8-2,0 ng/ml) and free T4 >6 (normal value 0,93-1,70 ng/dL). A technetium-99 thyroid scintygraphy showed blocked uptake. With those findings, a thyroid storm was suspected and management was begun with propranolol 80 mg per mouth every 8 hours and IV hydrocortisone 50 mg every 8 hours for 5 days. Two weeks later, the TSH was 0,00 (0,4-4 uUI/ ml) and the free T4 was 1,78 (normal value 0,93-1,70 ng/dl). Four days later, the free T4 concentration was normal (1,45 ng/dl) with a clinical improvement of the adrenergic symptoms. In conclusion, thyroiditis should be suspected in patients with neck trauma with compatible clinical manifestations. Key words: Thyroiditis, strangulation, trauma, suicide, thyroid scan. Introducción La glándula tiroides almacena en su interior hormonas tiroideas preformadas, cuya liberación masiva durante procesos inflamatorios genera síntomas de tirotoxicosis(1). La tiroiditis subaguda tiene múltiples etiologías, incluyendo irradiación, consumo de litio, amiodarona, fenómenos autoinmunes contra la tiroides, consumo de carne contaminada con glándula tiroides, ingestión intencionada o accidental de hormona tiroidea y trauma(1). Diversas formas de trauma se han descrito como causales de tiroiditis, incluyendo trauma por artes marciales(2), manipulación en procedimientos quirúrgicos(3-6), trauma con cinturón de seguridad de vehículo(7), biopsia de tiroides(8,9), examen físico vigoroso(10) e incluso casos de tormenta tiroidea por estrangulación(11). En el presente artículo se reporta el caso de un paciente que desarrolla una tiroiditis subaguda luego de intento de suicidio mediante ahorcamiento. Reporte de caso Hombre de 24 años de edad llevado e ingresado al servicio de urgencias luego de intento de ahorcamiento con un lazo. Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo 67 Revista colombiana Volumen 2, número 3, agosto de 2015 Como antecedente patológico tenía síntomas depresivos de 6 años de evolución, un intento de suicidio previo y abuso de alcohol y marihuana. Al examen físico de ingreso se encontró un Glasgow 3/15 con pupilas isocóricas, normoreactivas a la luz, frecuencia cardiaca (FC) de 100 latidos por minuto (lpm), 20 respiraciones por minuto (rpm), presión arterial (PA) de 89/69 mmHg. Con laceración superficial de la piel del cuello, en tercio superior del lado izquierdo. Se realizó intubación orotraqueal para protección de la vía aérea, se descartó luxación de vértebras cervicales, compresión medular y lesión cerebral mediante TAC de cráneo. El paciente requirió ventilación mecánica en UCI durante 10 días, allí presentó fiebre y se documentó neumonía por aspiración con aislamiento de Staphylococcus aureus sensible a meticilina y Burkholderia cepacia, para lo cual recibió tratamiento antibiótico. El décimo día de hospitalización presentó taquicardia en reposo FC de 128 lpm, PA 120/60 mm/Hg, una FR de 25 rpm, diaforesis, palidez mucocutánea, ansiedad, agitación psicomotora y aumento generalizado y simétrico de los reflejos osteotendinosos con clonus aquiliano. En su evaluación por una sospecha de delirium (día 13 de hospitalización) se encontró TSH suprimida: 0,00, (Valor de referencia VR: 0,4-4 mUI/ml); T3 total elevada: 2,42, (VR: 0,8-2,0 ng/ml) y una T4 libre elevada: > 6, (VR: 0,93-1,70 ng/dL). Ante la sospecha de tormenta tiroidea se ordenó iniciar metimazol, (pero no lo recibió), hidrocortisona intravenosa y propranolol. Es evaluado por endocrinología, encontrando un paciente, tranquilo, hipoactivo, con FC de 96 lpm, PA 116/50 mmHg, FR de 28 rpm, temperatura corporal 37,2, peso 55 kilogramos, mirada fija, bradicinético, bradipsíquico, sin respuesta verbal espontánea, ni con estímulo táctil. Obedeciendo órdenes motoras sencillas, movilizando las cuatro extremidades y con hiperreflexia generalizada. No presentaba exoftalmos, con tiroides palpable, de tamaño normal y con una laceración semicircular en la cara lateral izquierda del cuello (figura 1) y sin dermopatía pretibial. Se continúa solo manejo con propanolol 80 mg cada 8 horas e hidrocortisona 50 mg cada 8 horas por 5 días y se realiza una gammagrafía con 3 mCI IV de 99mTC, con captación del radio fármaco severamente disminuida con tendencia al bloqueo y de distribución irregular (figura 2), apoyando el diagnóstico de tiroiditis. No se realizó ecografía de tiroides. Durante el tiempo de la hospitalización hubo disminución progresiva del nivel de T4 libre, solo con uso de beta bloqueador oral (tabla 1). Posteriormente el paciente fue remitido a otra institución para continuar el manejo de su patología psiquiátrica de base. En resumen se presenta el caso de un paciente con depresión mayor de curso crónico, con síntomas sicóticos, con fármacodependencia quien intenta suicidarse mediante ahorcamiento, desarrollando como complicaciones neumonía por aspiración y tiroiditis por ahorcamiento. 68 Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo de Endocrinología Diabetes&Metabolismo Figura 1. Laceración en cuello. Laceración superficial de piel sobre el borde lateral izquierdo del cuello. Figura 2. Gammagrafía de tiroides. Nótese el severo bloqueo de la captación del radiofármaco Tabla 1. Pruebas de función tiroidea durante la hospitalización Examen Día 13 Día 27 TSH 0.00 0.00 T3 total 2.42 T4 libre >6 Día 31 Valor de Referencia 0,4 -4 mUI/ml 0,8 -2 ng/ml 1,78 1,45 0,93-1,7 ng/dl Revista colombiana de Endocrinología Diabetes&Metabolismo Discusión La tirotoxicosis no asociada a hipertiroidismo primario, desencadenada por tiroiditis subaguda, produce signos y síntomas variables que pueden ir desde una forma solo detectable en el laboratorio, hasta la forma grave de tormenta tiroidea. En el presente caso no se tiene evidencia de manifestaciones clínicas de la tríada clásica de la enfermedad de Graves-Basedow, ni de otras causas de tirotoxicosis. Las características clínicas, de laboratorio y de imaginología con bloqueo de la captación en la gammagrafía con 99mTc soportan la evidencia de una tiroiditis postrauma del cuello causado por un lazo. La consideración inicial de tormenta tiroidea se realizó por la presencia de fiebre, delirium y taquicardia en presencia de niveles aumentados de hormona tiroidea, con un puntaje de 50 en la escala de predicción clínica de tormenta tiroidea según Burch and Wartofsky(12) (altamente probable si es mayor de 45). Se postula que no solo es el valor de la hormona tiroidea, sino también el ascenso rápido del nivel circulante de hormona tiroidea luego del trauma el responsable del desarrollo de una tormenta tiroidea. El paciente recibió beta bloqueador en dosis alta y esteroides para disminuir la conversión periférica de T4 a T3. Ante la presencia del predominio de T4 más que T3, la rápida reducción de los niveles de T4 con solo beta bloqueadores y el bloqueo de la captación del 99mTc se soportó el diagnóstico de tiroiditis por trauma, motivo por el cual era innecesario el uso de metimazol, pues no hay un exceso de la síntesis de hormona tiroidea, sino una liberación masiva de hormona preformada, con una naturaleza transitoria. Aunque la ecografía tiroidea en patología difusa ha ganado terreno, no se tiene de rutina personal entrenado que permita diferenciar entre hipertiroidismo primario y tirotoxicosis transitoria por tiroiditis subaguda con base en el patrón de flujo Doppler y se prefiere la realización de la gammagrafía de tiroides para aclarar de una forma objetiva el porcentaje de captación o atrapamiento y así definir tiroiditis subaguda ante la presencia de una marcada reducción de la captación (I 131 ) o atrapamiento (99m Tc). La mayor parte de la información de tiroiditis postraumática proviene de series pequeñas de casos (tabla 2), en las que se reporta supresión de la TSH y aumento en los niveles de las hormonas tiroideas circulantes, con síntomas leves de tirotoxicosis, en pacientes a quienes se realiza paratiroidectomía por hiperparatiroidismo primario/secundario o laringectomía por cáncer de laringe(3-5, 13-15), esta elevación de las hormonas tiroideas circulantes tiene una naturaleza transitoria, con aumento de los niveles en la primera semana y normalización de los niveles de T4 y T3 entre 14 y 21 días como se notó en nuestro paciente. En este contexto, el estudio más grande publicado con 199 pacientes(3), informa niveles de TSH por debajo del límite normal en 29% de los casos. De estos, en 126 pacientes con muestras de TSH pre y posparatiroidectomía, se Volumen 2, número 3, agosto de 2015 encontró una TSH suprimida sin sintomatología en 15% de estos pacientes, TSH suprimida y síntomas leves como insomnio o un cambio en el nivel de energía en 11% de los casos y tan solo el 3% de los pacientes desarrolló una tiroiditis franca con requerimiento de tratamiento farmacológico. Existen también reportes de casos de tiroiditis debido a lesiones penetrantes e infecciosas de la tiroides. Nishihara et al(8) reportó el caso de tiroiditis debido a una complicación infecciosa secundaria a biopsia con aguja fina de tiroides en una mujer de 39 años, Kobayashi et al(9) ya habían reportado este tipo de complicación, luego de aspiración de quistes tiroideos, enfermedad que denominaron tiroiditis posaspiración. También se ha documentado la presencia de tiroiditis en pacientes sometidos a cirugía tiroidea o que involucre la manipulación de la misma(16). Se han reportado casos de tiroiditis secundarios a traumas no penetrantes a cuello como en el caso de golpes contusos durante peleas o asaltos. Yoshida et al(17) reportó el caso de una mujer de 21 años de edad que desarrolló una tiroiditis luego de ser asaltada y golpeada en la cara y porción anterior del Tabla 2. Casos de tiroiditis postrauma Clase de tiroiditis Pacientes Autor HPT Terciario 2 casos Lederer(4) HPTP 4 casos Bergenfelz(13) HPTP 11 casos Lindblom(14) HPTP 1 caso Musi(15) Laringectomía 44 casos Salazar(5) HPTP 40 casos Stang(3) Laringofaringoesofagectomía 1 caso Calle(16) Laringectomía 1 caso Blenke(21) Laringectomía 1 caso McDermott(22) Posaspiración 6 casos Kobayashi(9) Tridente de pesca 1 caso Delikoukos(23) Trauma contuso 2 casos Delikoukos(23) Artes Marciales 1 caso Blum(2) Estrangulación 1 caso Ramirez(11) Trauma 1 caso Kanbay(24) Accidente de tránsito 1 caso Hagiwara(25) Cinturón de seguridad 1 caso Leckie(7) Tirotoxicosis posquirúrgica Trauma HPTP: hiperparatiroidismo primario. HPT: hiperparatiroidismo Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo 69 Revista colombiana Volumen 2, número 3, agosto de 2015 cuello. Ramírez et al(11) también reportaron el caso de una mujer de 37 años de edad que desarrolló una tormenta tiroidea luego de ser asaltada realizándole un torniquete en el cuello. Leckie et al(7) reportaron el caso de una mujer de 64 años de edad que presentaba un bloqueo en la captación de 99mTc en el lóbulo izquierdo de la tiroides posterior a un trauma crónico en el cuello con el cinturón de seguridad de su carro. Blum et al(2) reportaron el caso de un practicante de Aikido que desarrolló dos episodios de tiroiditis secundaria a trauma contuso directo al cuello anterior durante la práctica de artes marciales, en quien no se encontraron hallazgos de laboratorio sugestivos de otras patologías tiroideas. Los dos episodios que tuvo fueron cortos y 3 años después del seguimiento estaba clínicamente asintomático y eutiroideo. Carney et al(10) reportaron una serie de estudios con perros a quienes se realizaban palpaciones vigorosas de la tiroides desarrollando características histopatológicas de una foliculitis granulomatosa multifocal, lesión que ellos encontraron en tiroides extraídas quirúrgicamente, bien sea por cáncer tiroideo o por cáncer laríngeo. La importancia de este hallazgo como se sugiere, es pobre en términos de relevancia clínica. Hwang et al(18) aportaron al entendimiento patológico de este hallazgo sugiriendo que la tiroiditis por palpación no es solamente secundaria a una daño mecánico de los folículos tiroideos sino también a una alteración fisiopatológica en las membranas basales de los mismos. Ante la escasez de información no se tienen reportes del comportamiento de los títulos de anticuerpos contra la tiroides que pudieran generarse en el proceso de liberación masiva del contenido glandular tiroideo. También hay varios reportes de casos de pacientes politraumatizados o que consultan por otros traumas no direc- Referencias 1. Meurisse M, Gollogly L, Degauque C, Fumal I, Defechereux T, Hamoir E. Iatrogenic thyrotoxicosis: causal circumstances, pathophysiology, and principles of treatment-review of the literature. World J Surg. 2000;24(11):1377-85. 2. Blum M, Schloss MF. Martial-arts thyroiditis. N Engl J Med. 1984;311(3):199200. 3. Stang MT, Yim JH, Challinor SM, Bahl S, Carty SE. Hyperthyroidism after parathyroid exploration. Surgery. 2005;138(6):1058-64; discussion 64-5. 4. Lederer SR, Schiffl H. Transient hyperthyroidism after total parathyroidectomy for tertiary hyperparathyroidism: a report of two cases.Wien Klin Wochenschr. 2008;120(13-14):432-4. doi: 10.1007/s00508-008-0996-3. 5. Salazar Thieroldt E, Boado Lama J, Molinero Abad S, Miján de la Torre A. Transient hyperthyroidism after total laryngectomy for laryngeal cancer. Nutr Hosp. 2014 Oct 24;31(n01):380-383. 6. Yoon SJ, Kim DM, Kim JU, Kim KW, Ahn CW, Cha BS, et al. A case of thyroid storm due to thyrotoxicosis factitia. Yonsei Med J. 2003;44(2):351-4. 7. Leckie RG, Buckner AB, Bornemann M. Seat belt-related thyroiditis documented with thyroid Tc-99m pertechnetate scans. Clin Nucl Med. 1992;17(11):859-60. 8. Nishihara E, Miyauchi A, Matsuzuka F, Sasaki I, Ohye H, Kubota S, et al. Acute suppurative thyroiditis after fine-needle aspiration causing thyrotoxicosis. Thyroid. 2005;15(10):1183-7. 9. Kobayashi A, Kuma K, Matsuzuka F, Hirai K, Fukata S, Sugawara M. Thyrotoxicosis after needle aspiration of thyroid cyst. J Clin Endocrinol Metab. 1992;75(1):21-4. 10. Carney JA, Moore SB, Northcutt RC, Woolner LB, Stillwell GK. Palpation thyroiditis (multifocal granulomatour folliculitis). Am J Clin Pathol. 1975;64(5):639-47. 11. Ramirez JI, Petrone P, Kuncir EJ, Asensio JA. Thyroid storm induced by strangulation. South Med J. 2004;97(6):608-10. 70 Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo de Endocrinología Diabetes&Metabolismo tamente relacionados con el cuello anterior o la tiroides en quienes se descubrió bien sea por síntomas asociados o por exámenes rutinarios la presencia de una tiroiditis. Jacobs et al(19) reportó el caso de una adolescente que tuvo una fractura de fémur y síntomas leves de tirotoxicosis, encontrándose hallazgos de laboratorio compatibles con tiroiditis. Doussin et al(20) reportaron el caso de una niña de 15 años de edad severamente politraumatizada en un accidente automovilístico, desarrollando un síndrome de dificultad respiratoria del adulto y coagulación intravascular diseminada. La paciente estuvo en una unidad de cuidados intensivos durante 5 semanas, sin embargo persistía taquicardica sin otros signos de infección. El examen clínico y de laboratorio fue compatible con una tirotoxicosis por trauma. En conclusión, se reporta un caso de tiroiditis postrauma, esta vez secundario a un intento de suicidio mediante ahorcamiento, engrosando la pequeña lista de reportes de casos de tiroiditis postrauma y contribuyendo con una revisión de los casos reportados en la literatura. Debe sospecharse esta entidad en pacientes con antecedente de trauma en el cuello por cualquier causa que curse con síntomas sugestivos de tirotoxicosis como taquicardia, temblor, diaforesis, intolerancia al calor e incluso fiebre o hallazgos sugestivos de tormenta tiroidea. Agradecimientos Al grupo de Psiquiatría, Neurología Clínica, Neurocirugía, Medicina Interna, Medicina Nuclear y Cuidados Intensivos del Hospital Universitario San Vicente Fundación por el cuidado brindado al paciente durante su estadía. A la doctora Paula Granda y al doctor Guillermo Latorre Sierra. 12. Wartofsky L. Clinical criteria for the diagnosis of thyroid storm. Thyroid. 2012;22(7):659-60. 13. Bergenfelz A, Ahren B. Hyperthyroxinemia after surgery for primary hyperparathyroidism. Langenbecks Arch Chir. 1994;379(3):178-81. 14. Lindblom P, Valdemarsson S, Westerdahl J, Tennvall J, Bergenfelz A. Hyperthyroidism after surgery for primary hyperparathyroidism. Langenbecks Arch Surg. 1999;384(6):568-75. 15. Musi N, Braverman LE, Norris CM, Jr. Severe thyrotoxicosis after parathyroid surgery for hyperparathyroidism. Am J Med. 2000;108(6):519-20. 16. Calle RA, Cohen KL. Transient thyroiditis due to surgical trauma. Am J Med. 1993;95(5):546-8. 17.Yoshida D. Thyroid storm precipitated by trauma. J Emerg Med. 1996;14(6):697-701. 18. Hwang TS, Park SH. Histopathologic study of the so called ‘palpation thyroiditis’. J Korean Med Sci. 1988;3(1):27-9. 19. Jacobs RR. Acute hyperthyroidism precipitated by trauma. South Med J. 1979;72(7):890-1. 20. Doussin JF, Dubost J, Banssillon V. [Post-traumatic hyperthyroxinemia or hyperthyroidism]. Ann Fr Anesth Reanim. 1985;4(1):72-4. 21. Blenke EJ, Vernham GA, Ellis G. Surgery-induced thyroiditis following laryngectomy. J Laryngol Otol. 2004;118(4):313-4. 22. McDermott A, Onyeaka CV, Macnamara M. Surgery-induced thyroiditis: fact or fiction? Ear Nose Throat J. 2002;81(6):408-10. 23. Delikoukos S, Mantzos F. Thyroid storm induced by trauma due to spear fishing-gun trident impaction in the neck. Emerg Med J. 2007;24(5):355-6. 24. Kanbay M, Sengul A, Güvener N. Trauma induced thyroid storm complicated by multiple organ failure. Chin Med J (Engl). 2005;118(11):963-5. 25. Hagiwara A, Murata A, Matsuda T, Sakaki S, Shimazaki S. Thyroid storm after blunt thyroid injury: a case report. J Trauma. 2007;63(3):E85-7. Revista colombiana de Endocrinología Diabetes&Metabolismo Volumen 2, número 3, agosto de 2015 Obituario Álvaro Duque García (1926 – 2015) Eric Hernandez Triana Médico Internista, Endocrinólogo. Miembro Honorario y Ex Presidente de la Asociación Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo. Precursor de la Endocrinología en Norte de Santander Y a no contaremos más con la presencia del Dr. Álvaro Duque García. Tuve el privilegio de conocer al Dr. Alvarito en las reuniones de la entonces “Sociedad Colombiana de Endocrinología”, estando inicialmente separados por la distancia geográfica y por más de cuatro generaciones, pues yo vivía en Bogotá y él en Cúcuta. Recién graduado hizo su medicatura rural, en Ulloa, Valle del Cauca, en una época plagada de violencia. Contaba que “Se enfrentó entonces a los bandos diciendo que él no podía participar con uno u otro porque él era médico y su deber era con la vida, independientemente del color del trapo que estuviera luciendo el gamonal de turno”. Hizo su especialización en el Hospital San José de Bogotá como discípulo del Dr. Antonio Ucrós Cuellar graduado 1976 de la Universidad del Rosario. Colaboró como varias de las investigaciones sobre Bocio en Mariquita, en la época donde también asistieron Julio Gómez, Rafael Almanzar y Luis Callejas (qedp). Junto con los Doctores Gustavo Sánchez y Antonio Ucrós realizaron un original estudio radiológico de la microangiopatía diabética en el pabellón de la oreja en 91 pacientes con descripciones detalladas. Viajó a Cúcuta donde trascurrió la mayor parte de su vida profesional, allí principalmente desarrolló la especialidad, como el primer endocrinólogo de la región, llevando los últimos avances en diagnóstico y tratamiento de las enfermedades endocrinas, dando a conocer la especialidad entre el gremio médico y la sociedad norte-santandereana, es así como, participó activamente en la organización de las actividades académicas de la Sociedad de Endocrinología y en 1980 realizó el primer estudio sobre prevalencia de Diabetes Mellitus en población rural en el Departamento de Norte de Santander (desafortunadamente no publicado), en la vereda Blonay, corregimiento El Diamante, municipio de Chinacota(1). Algunos lo recuerdan en los últimos años como “aquel viejo de cuerpo encorvado y de alma recta”. A pesar de la distancia y una diferencia generacional, nos unía la feliz coincidencia de haber tenido el privilegio de ser discípulos del Dr. Antonio Ucrós Cuellar, en el hospital de San José de Bogotá, lo que nos hacía afines no solo en la disciplina de las hormonas y el metabolismo sino también en el humanismo y la consideración al paciente por encima de otras circunstancias. Esa última característica fue la que con más frecuencia dirigió las intervenciones del Dr. Duque en todas las oportunidades dentro de la arena académica de la Asociación de Endocrinología. Con intervenciones que podrían a veces ser sorprendentes porque no se dejaba fácilmente hipnotizar por los avatares de la ciencia moderna, sino primero resaltaba la necesidad de una conexión directa con el sufrimiento humano. De su vida personal debo dar fe de la ternura y entrega a su familia y sus amigos, supe que era minucioso para muchas cosas. Sus dibujos, por ejemplo, que son hermosos y detallados. En su consultorio su biblioteca o su escritorio siempre estuvo el busto de Hipócrates y su frase famosa: «Que la medicina sea tu alimento y que tu alimento sea la medicina». Sus temas favoritos se enmarcaban frecuentemente sobre los estilos de vida saludable. Desde que lo conocí, no faltó su ingrediente de buen humor y alegría con las que hacia siempre más amable el ambiente. Como dijo su hijo Álvaro E. en su entierro “su jovialidad y su optimismo permanente, en los que sólo cabían lágrimas de alegría¨. Con esa sensación de amistad que siempre lo caracterizó, siempre entusiasta y bien acompañado por su Amor, la Señora Mery de Duque. En esa época en que la Asociación era una familia extendida. Bonitos ejemplos de ciencia y humanidad, nos vas a hacer mucha falta mientras el destino inexorable nos vuelva a unir en donde estás ya en compañía de Antonio Ucrós, Efraín Otero Ruíz, Gustavo Villavona, Mario Sánchez, Vladimir Peña, solo por mencionar algunos los más recientes fallecidos. Ahora en el paraíso debes estar ya, cantando y copleando con tu estribillo favorito: “Este es el amor, amor el amor que me divierte cuando estoy de parranda no me acuerdo de la muerte.” 1. García H. La Endocrinología en el Norte de Santander. En: Ucrós A, Hernandez E., Acosta AS. Historia de la Endocrinología en Colombia, Primera Edición. Colombia: Editado bajo el auspicio de laboratorios Metlen Pharma S.A.; 2000. P. 155 – 156. Revista Colombiana de Endocrinología, Diabetes y Metabolismo 71
© Copyright 2024