Feminismo y Trabajo - Frente Feminista MA

Feminismo y trabajo
Frente Feminista y Frente de Trabajo Movimiento Autonomista, 2016
“La estructura económica es la totalidad de relaciones sociales integradas en la producción social de la existencia”
Karl Marx, 1859
1.- Patriarcado y capitalismo: una relación consolidada
1.1- Mujeres, reproducción y capitalismo: El feminismo como un prisma para re-pensar la
historia de las relaciones capitalistas.
Con la ascensión capitalista, no sólo se consolida una forma de producción y explotación en la fábrica.
Se consolidan a su vez, otras relaciones capitalistas que hacen posible la explotación del trabajador
asalariado. Se van construyendo nuevas relaciones sociales: cercamiento de tierras comunes,
apropiación de trabajo esclavo en África y América, relegamiento y devaluación del trabajo de las
mujeres. La constitución del trabajador asalariado es un proceso paralelo a la creación de la figura de la
dueña de casa y a la construcción de la familia nuclear. La explotación de la capacidad reproductiva de
las mujeres ha sido central en la consolidación capitalista ya que las mujeres han sido las productoras y
reproductoras de la mercancía capitalista más esencial: la fuerza de trabajo (única capaz de generar
valor). El trabajo no-pagado de las mujeres fue el pilar sobre el cual se construyó la explotación de los
trabajadores asalariados (Dalla Costa, 1971). Así, para que un trabajador asalariado pudiese ir a la
fábrica en determinadas relaciones sociales de producción, se requieren un montón de relaciones que se
han invisibilizado: trabajo de cuidados y labores domésticas: ropa limpia, comida hecha, cuidado de
niñas, niños y ancianos.
Si las relaciones capitalistas se asentaron entonces en la diferencia y jerarquía sexual, habría que dejar
de considerar al género como una realidad meramente cultural, sino que debería ser tratado como
una especificidad de las relaciones de clase, relacionado con la forma histórica de producir y reproducir
la vida en un determinado momento histórico.
Siguiendo a Marx, y al materialismo histórico como un método para analizar la realidad y no como una
ortodoxia, podemos entender a la reproducción como una actividad social, históricamente situada y
cargada de relaciones de intereses y relaciones de poder (Federici, 2004). Es también una fuente de
explotación y creación de valor. Las mujeres son expulsadas del espacio público y su trabajo pierde
valor. Así, si una mujer realiza un trabajo en su casa, se le considera un no-trabajo y que responde a una
vocación natural. Es importante visibilizar entonces, la relevancia social del trabajo reproductivo, como
cimiento de todo sistema político y económico (Federici, 2013)
En el capital, los distintos tipos de trabajadores y trabajadoras se encuentran divididos, a las mujeres
que realizan trabajo reproductivo en su casa no se les considera trabajadoras, ¿qué pasaría si un día las
mujeres del mundo decidieran dejar de realizar el trabajo de cuidados y doméstico que realizan cada día
en sus casas? ¿qué efectos tendría para el sistema económico?
1.2 - División sexual del trabajo en el patriarcado capitalista
Como se menciona, el nuevo orden sexual es fundamental para el desarrollo del capitalismo. Permitió
reproducir de manera estable y gratuita a la fuerza de trabajo y por otro lado, mantener separados a los
trabajadores ya que éstos no veían en las mujeres fuerza de trabajo explotada con la que organizarse.
La división sexual del trabajo diferencia roles, trabajos posibles, vocaciones, deseos, moral y también
espacios diferenciados para hombres y mujeres. Los hombres pueden y deben orientarse hacia el
espacio público, el trabajo remunerado. Las mujeres aún encuentran grandes dificultades para acceder al
espacio público y todo parece relegarlas al espacio privado ya que la vocación “natural” de las mujeres
en el capitalismo es hacerse cargo de la reproducción de la fuerza de trabajo.
1.3.- Igualdad de género y trabajo remunerado en tiempos de neoliberalismo
El capitalismo tiene la capacidad de relacionarse productivamente con sus críticas y por ende, habrá que
distinguir entre los distintos feminismos que rescatemos. En Chile, a partir de la creación del
SERNAM, la agenda de género se ha circunscrito a un feminismo liberal a través del cual, la
emancipación de las mujeres pasó a considerarse en función de su participación en el mercado y en el
trabajo productivo y cómo no si el ingreso subordinado de las mujeres al mundo del trabajo
remunerado ha sido clave en la flexibilidad y precarización del empleo para el patrón de acumulación
neoliberal. Sin embargo, el ingreso masivo de las mujeres al mundo del trabajo remunerado (porque
siempre hemos trabajado) no transformó la división sexual del trabajo. Las encuestas de uso de tiempo
y de dependencia muestran que son las mujeres las que siguen asumiendo el trabajo doméstico y de
cuidados (también llamado trabajo reproductivo), asumiendo una doble jornada laboral.
¿Nos basta con incorporar un feminismo que abogue por los derechos de las mujeres a ser
incorporadas al mercado del trabajo neoliberal o nos abrimos a un feminismo que, más allá de las
mujeres y las disidencias, apueste por una sociedad que se produzca y reproduzca de otra manera, sin
clases y sin géneros?
2.-Conclusiones:
Uno de los elementos centrales que configuran y sustentan el orden social y económico en el período
capitalista y actualmente neoliberal (como forma de constitución y reproducción del modelo
económico-social capitalista actual) es no sólo el trabajo “asalariado”, sino que otros tipos de trabajo
que han sido invisibilizados para que éste pueda tener coherencia. Una de esas formas, y sobre la que se
constituyó históricamente la forma de operar del capitalismo, es la invisibilización del trabajo
reproductivo como “trabajo”. La demanda para que éste sea un trabajo “asalariado”, si bien choca y
representa un peligro para la coherencia del sistema de reproducción capitalista, no implica
necesariamente una subversión del mismo.
En tal sentido, la comprensión del trabajo reproductivo y de su relevancia para la mantención del orden
y coherencia del sistema capitalista es una entrada directa al hecho de que el problema de los “géneros”
como habitualmente lo plantea la teoría feminista no es meramente un problema cultural, sino que tiene
un alero y arista estrictamente material en la configuración del modelo económico-social imperante.
Es por ello que re-pensar el feminismo ahora desde una vertiente materialista, y en aras de la
comprensión del mismo como una forma de pensamiento que permee la lucha política en contra del
capitalismo, se hace una tarea esencial. Así, por ejemplo, la demanda para que el trabajo reproductivo
sea un trabajo “asalariado”, si bien choca y representa un peligro para la coherencia del sistema de
reproducción capitalista, no implica necesariamente una subversión del mismo, y se plantea muchas
veces desde una perspectiva de “políticas públicas” que obvía y pasa por alto la relevancia política de la
lucha contra la explotación capitalista.
3.- Bibliografía sugerida:
Federici, Silvia (2013). Revolución en punto cero
Zaretsky, Eli (1976). Familia y vida personal en la sociedad capitalista
Valdés, Ximena (2013 ) Mujer y Trabajo; la desigualdad latente
Godoy, Lorena & Díaz, Ximena (2013) Un rol que parece no cambiar.
Abramo, Lais ( 2004 ). ¿Inserción laboral de las mujeres en América Latina: Una fuerza de trabajo
secundaria?. Revista Estudos Feministas 2004, 12 (2)