Se alza la casa de Jehová

TESOROS DE LA BIBLIA
5 al 11 de diciembre
ISAÍAS 1-5
“Subamos a la montaña de Jehová”
[Ponga el video Información sobre Isaías]
Isa 2:2, 3. “La montaña de la casa de Jehová” representa la adoración pura (ip-1 págs. 38-41 párrs. 6-11; pág. 45
párrs. 20, 21)
(Isaías 2:2, 3) Y en la parte final de los días tiene que suceder [que] la montaña de la casa de Jehová llegará a estar
firmemente establecida por encima de la cumbre de las montañas, y ciertamente será alzada por encima de las colinas; y
a ella tendrán que afluir todas las naciones. 3 Y muchos pueblos ciertamente irán y dirán: “Vengan, y subamos a la
montaña de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y él nos instruirá acerca de sus caminos, y ciertamente andaremos en
sus sendas”. Porque de Sión saldrá ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová.
La montaña de la casa de Jehová” representa la adoración pura
(ip-1 págs. 38-41 párrs. 6-11)
Se alza la casa de Jehová
¿Cuándo se habría de cumplir la profecía de Isaías? “En la parte final de los días” o, como dice la Nueva Versión
Internacional, “en los últimos días”. En las Escrituras Griegas Cristianas se predijeron distintos rasgos que marcarían este
período, entre ellos guerras, terremotos, pestes, escasez de alimentos y “tiempos críticos, difíciles de manejar” a
(2 Timoteo 3:1-5; Lucas 21:10, 11). El cumplimiento de estas profecías aporta muchas pruebas de que estamos viviendo
“en la parte final de los días”, en los últimos días del presente sistema mundial. Es lógico, pues, que esperemos ver en
nuestro tiempo la realización de lo que predijo Isaías.
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Una montaña en la que adorar
Isaías pinta en pocas palabras un gráfico cuadro profético. Vemos una montaña encumbrada en cuya cima se alza una
casa gloriosa, el templo de Jehová. La montaña se eleva por encima de los montes y colinas circundantes. Aun así, su
apariencia no es amenazadora o intimidatoria, sino atrayente. Hay personas de todas las naciones que anhelan ascender
a la montaña de la casa de Jehová, que afluyen a ella. Es fácil visualizar el cuadro, pero ¿qué significa?
8 En el tiempo de Isaías, las colinas y las montañas suelen estar vinculadas a la adoración. Muchas de ellas son lugares
de culto idolátrico y santuarios de dioses falsos (Deuteronomio 12:2; Jeremías 3:6). Sin embargo, la casa de Jehová, su
templo, adorna en Jerusalén la cima del monte Moria. Los israelitas fieles viajan a esta ciudad tres veces al año y suben
al monte Moria para adorar al Dios verdadero (Deuteronomio 16:16). Por tanto, la afluencia de las naciones a “la
montaña de la casa de Jehová” representa que personas de muchos pueblos se congregarían en torno a la adoración
verdadera.
9 Hoy en día, el pueblo de Dios no se reúne en una montaña literal sobre la que se alce un templo de piedra. El templo de
Jehová que estaba en Jerusalén sufrió destrucción a manos de los ejércitos romanos en el año 70 E.C. Además, el
apóstol Pablo aclaró que tanto aquel templo como el tabernáculo que lo precedió eran representativos. Prefiguraron una
realidad espiritual y más grandiosa, “la tienda verdadera, que Jehová levantó, y no el hombre” (Hebreos 8:2). Esta tienda
espiritual es la provisión para acercarse a Jehová a fin de adorarlo, y se basa en el sacrificio de rescate de Jesucristo
(Hebreos 9:2-10, 23). En armonía con este hecho, “la montaña de la casa de Jehová” mencionada en Isaías 2:2
representa la adoración pura y ensalzada de Jehová en nuestro tiempo. Quienes la abrazan no se congregan en ningún
lugar geográfico; es la adoración a Dios lo que los une.
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Se pone en alto la adoración pura
Según el profeta, “la montaña de la casa de Jehová”, es decir, la adoración pura, llegaría a estar “firmemente
establecida por encima de la cumbre de las montañas” y sería “alzada por encima de las colinas”. Mucho antes de que
Isaías viviera, el rey David llevó el arca del pacto a Jerusalén, al monte Sión, situado a 760 metros sobre el nivel del mar,
donde permaneció hasta que, una vez terminado el templo sobre el monte Moria, la trasladaron allí (2 Samuel 5:7; 6:1419; 2 Crónicas 3:1; 5:1-10). Por consiguiente, en tiempos de Isaías el arca sagrada ya se había puesto literalmente en
alto y colocado en el templo, en un lugar más elevado que las numerosas colinas de los alrededores en las que se
adoraba a dioses falsos.
11 Claro está, en sentido espiritual la adoración de Jehová siempre ha sido superior a las prácticas religiosas de quienes
sirven a dioses falsos. Sin embargo, en nuestros días Jehová ha ensalzado su adoración hasta los cielos, por encima de
toda forma de adoración inmunda, sí, muy por encima de todas “las colinas” y de “la cumbre de las montañas”. ¿Cómo lo
ha hecho? En buena medida, reuniendo a cuantos desean adorarlo “con espíritu y con verdad” (Juan 4:23).
Véase el cap. 11, titulado “¡Estamos en los últimos días!”, del libro El conocimiento que lleva a vida eterna, editado por
Watchtower Bible and Tract Society of New York, Inc.
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1
La montaña de la casa de Jehová” representa la adoración pura
(pág. 45 párrs. 20, 21)
Se alza la casa de Jehová
Jehová no deja a sus siervos vagar como ovejas perdidas, sino que mediante la Biblia y publicaciones basadas en ella
les imparte su “ley” y su “palabra” a fin de que aprendan sus caminos. Este conocimiento los prepara para ‘andar en sus
sendas’. Impulsados por un corazón rebosante de agradecimiento, y en conformidad con las instrucciones divinas,
hablan entre sí de los caminos de Jehová. Se reúnen en asambleas grandes y en grupos más pequeños —en Salones
del Reino y hogares particulares— a fin de escuchar y aprender cuáles son los caminos de Dios (Deuteronomio 31:12,
13). De ese modo siguen el ejemplo de los primeros cristianos, quienes se reunían para animarse e incitarse unos a otros
a abundar en el “amor y [...] las obras excelentes” (Hebreos 10:24, 25).
21 También invitan a otras personas a ‘subir’ a la ensalzada adoración de Jehová Dios, lo que encaja a la perfección con
la comisión que Jesús dio a sus discípulos poco antes de ascender al cielo. Él les dijo: “Vayan, por lo tanto, y hagan
discípulos de gente de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del espíritu santo,
enseñándoles a observar todas las cosas que yo les he mandado” (Mateo 28:19, 20). En obediencia a este mandato, y
con el respaldo divino, los testigos de Jehová van por toda la Tierra enseñando, haciendo discípulos y bautizándolos.
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Isa 2:4. Quienes sirven a Dios no van a la guerra (ip-1 págs. 46, 47 párrs. 24, 25)
(Isaías 2:4) Y él ciertamente dictará el fallo entre las naciones y enderezará los asuntos respecto a muchos pueblos. Y
tendrán que batir sus espadas en rejas de arado y sus lanzas en podaderas. No alzará espada nación contra nación, ni
aprenderán más la guerra.
Quienes sirven a Dios no van a la guerra
(ip-1 págs. 46, 47 párrs. 24, 25)
Se alza la casa de Jehová
24 Las naciones en conjunto nunca lograrán ese noble objetivo. Sencillamente está fuera de su alcance. Las palabras de
Isaías se cumplen en individuos de muchas naciones, unidos en la adoración pura. Jehová ha ‘enderezado los asuntos’
entre ellos. Ha enseñado a su pueblo a vivir en paz unos con otros. En efecto, en un mundo dividido y desgarrado por la
contienda, sus siervos han batido figurativamente sus “espadas en rejas de arado y sus lanzas en podaderas”. ¿Cómo lo
consiguen?
25 Por un lado, no toman partido en las guerras de las naciones. Poco antes de la muerte de Jesús, unos hombres
armados se dispusieron a arrestarlo. Cuando Pedro blandió una espada en defensa de su Maestro, Jesús le dijo: “Vuelve
tu espada a su lugar, porque todos los que toman la espada perecerán por la espada” (Mateo 26:52). Desde entonces,
quienes siguen las pisadas de Jesús han batido sus espadas en rejas de arado y se han negado a tomar las armas para
matar a su prójimo, así como a apoyar de otras maneras las actividades bélicas. “[Siguen] tras la paz con todos.”
(Hebreos 12:14.)
Busquemos perlas escondidas
Isa 1:8, 9. ¿En qué sentido quedará la hija de Sión “como una cabaña en una viña”? (w06 1/12 pág. 8 párr. 5)
(Isaías 1:8, 9) Y la hija de Sión ha quedado como una cabaña en una viña, como choza de vigilancia en un campo de
pepinos, como una ciudad bloqueada. 9 A menos que Jehová de los ejércitos mismo hubiera dejado que nos quedaran
solo unos cuantos sobrevivientes, habríamos llegado a ser justamente como Sodoma, nos habríamos parecido a
Gomorra misma.
¿En qué sentido quedará la hija de Sión “como una cabaña en una viña”?
(w06 1/12 pág. 8 párr. 5)
Puntos sobresalientes del libro de Isaías (parte 1)

1:8, 9. ¿En qué sentido quedará la hija de Sión “como una cabaña en una viña, como choza de vigilancia
en un campo de pepinos”? Durante la invasión asiria, Jerusalén parecerá en extremo vulnerable, como una
simple cabaña en un viñedo o una endeble choza en un pepinar. Pero Jehová acudirá en su auxilio y no dejará
que llegue a ser como Sodoma y Gomorra.
2
Isa 1:18. ¿Qué quieren decir las palabras de Jehová: “Enderecemos los asuntos entre nosotros”? (w06 1/12
pág. 8 párr. 6; it-2 pág. 798 párr. 3)
(Isaías 1:18) “Vengan, pues, y enderecemos los asuntos entre nosotros —dice Jehová—. Aunque los pecados de
ustedes resulten ser como escarlata, se les hará blancos justamente como la nieve; aunque sean rojos como tela de
carmesí, llegarán a ser aun como la lana.
¿Qué quieren decir las palabras de Jehová: “Enderecemos los asuntos entre nosotros”?
(w06 1/12 pág. 8 párr. 6).
Puntos sobresalientes del libro de Isaías (parte 1)

1:18. ¿Qué quieren decir las palabras: “Vengan, pues, y enderecemos los asuntos entre nosotros”? No se
trata de una invitación para discutir los asuntos y llegar a un acuerdo haciendo concesiones. El versículo se
refiere, más bien, a la celebración de un foro de justicia en el que el justo Juez, Jehová, ofrece a Israel la
oportunidad de cambiar y purificarse.
¿Qué quieren decir las palabras de Jehová: “Enderecemos los asuntos entre nosotros”?
(it-2 pág. 798 párr. 3)
Reconciliación

Pasos necesarios para conseguir la reconciliación. Dado que Dios es el ofendido y es su ley la que se ha
infringido vez tras vez, el hombre es quien debe reconciliarse con Dios y no Dios con el hombre. (Sl 51:1-4.) El
hombre no está en un plano de igualdad con Dios, y la norma de la justicia divina no está sujeta a cambios,
enmiendas o modificaciones. (Isa 55:6-11; Mal 3:6; compárese con Snt 1:17.) Por lo tanto, sus condiciones para
la reconciliación no son negociables, no están sujetas a juicio o componenda. (Compárese con Job 40:1, 2, 6-8;
Isa 40:13, 14.) Aunque muchas versiones traducen Isaías 1:18: “El Señor dice: Vengan, vamos a discutir este
asunto” (VP), o emplean expresiones parecidas (BJ, SA, Str), una traducción más adecuada y coherente es:
“Vengan, pues, y enderecemos los asuntos entre nosotros [“Vengan, para que arreglemos cuentas”, RH; véanse
también CB, CI, EMN] —dice Jehová—”. La culpa de esta falta de armonía con Dios la tiene exclusivamente el
hombre, no Dios. (Compárese con Eze 18:25, 29-32.)
¿Qué me enseña sobre Jehová la lectura bíblica de esta semana
Enseñanza: Para no ofender a Jehová debemos evitar toda forma de espiritismo. La Palabra de Dios nos manda
que vivamos “con buen juicio [...] en medio de este sistema de cosas” (Tito 2:12). Es muy necesario ser prudentes
y tener buen juicio, sobre todo si nos suena extraña o misteriosa la explicación que nos dan sobre cómo funciona un
tratamiento o terapia. Deberíamos preguntarnos: “¿Es lógica la explicación que me están dando? ¿Es un tratamiento
reconocido por personas acreditadas?” (Prov. 22:29). Puede ser que nos digan que el remedio se descubrió en un lugar
muy lejano y exótico, y que la ciencia moderna todavía no lo ha descubierto. Pero ¿basta con que el remedio sea exótico
para que funcione? Si alguien afirma que su tratamiento se basa en una sustancia secreta o en una fuerza desconocida,
debemos tener mucho cuidado, pues la Biblia nos advierte que evitemos todo lo que tenga que ver con magia y
espiritismo (Is. 1:13; Deut. 18:10-12).
(Isaías 1:13) 13 Cesen de traer más ofrendas de grano que nada valen. El incienso... me es algo detestable. Luna nueva
y sábado, el convocar una convocación... no puedo soportar el [uso de] poder mágico junto con la asamblea solemne.
Enseñanza: Nuestras oraciones deben estar en conformidad con la voluntad de Dios. La Biblia asegura que el
Dios todopoderoso les responde a sus siervos fieles, pero también explica las razones por las que no escucha
todas las oraciones. Por ejemplo, en una época en la que abundaba la violencia en la antigua nación de Israel, Dios le
ordenó al profeta Isaías que dijera a los israelitas: “Aunque hagan muchas oraciones, no escucho; sus mismas manos se
han llenado de [...] sangre” (Isaías 1:15). Como se ve, quienes desprecian las leyes de Dios o le oran por motivos
inapropiados no deben esperar que él los escuche (Proverbios 28:9; Santiago 4:3).
(Isaías 1:15-17) 15 Y cuando ustedes extienden las palmas de las manos, escondo de ustedes los ojos. Aunque hagan
muchas oraciones, no escucho; sus mismas manos se han llenado de derramamiento de sangre. 16 Lávense; límpiense;
quiten la maldad de sus tratos de enfrente de mis ojos; cesen de hacer lo malo. 17 Aprendan a hacer lo bueno; busquen la
justicia; corrijan al opresor; dicten fallo para el huérfano de padre; defiendan la causa de la viuda.”
Enseñanza: ¿Escucha Dios todas las oraciones?Dios escucha a personas de todas partes (Salmo 145:18, 19).
Su Palabra, la Biblia, nos anima a hablarle sobre cualquier cosa que nos preocupe (Filipenses 4:6, 7). Sin
embargo, hay oraciones que no le gustan, como las que se repiten de memoria. (Lea Mateo 6:7.) Tampoco
escucha las oraciones de quienes deciden pasar por alto sus leyes (Proverbios 28:9). Por ejemplo, en tiempos bíblicos se
3
negó a escuchar a los israelitas que cometían asesinatos. Como vemos, para que nos escuche debemos cumplir
determinadas condiciones.
(Isaías 1:15-17) 15 Y cuando ustedes extienden las palmas de las manos, escondo de ustedes los ojos. Aunque hagan
muchas oraciones, no escucho; sus mismas manos se han llenado de derramamiento de sangre.
Enseñanza: Es obvio que si nuestros tratos han de producir buen fruto, tenemos que hacer lo que es recto a los
ojos de Dios.. “LE IRÁ bien al justo —dijo el profeta Isaías—, pues ellos comerán el mismísimo fruto de sus tratos.” Y
agregó: “La senda del justo es rectitud” (Isaías 3:10; 26:7).
Enseñanza: Aunque es cierto que la Biblia no prohíbe todo esfuerzo por mejorar o embellecer la apariencia de
uno. No obstante, si advierte en contra de concentrar la atención en la apariencia. (Isaías 3:16, 19.) De modo que
La Biblia sí subraya la sabiduría del consejo posterior de Pablo y Pedro sobre no destacar la apariencia exterior. De
modo que, si una cristiana sí una mujer opta por adornarse con joyas, la cantidad y el estilo de estas deben armonizar
con la modestia y no ser excesivos ni ostentosos ni llamativos. (Santiago 2:2.) La cristiana prudente reexamina de vez en
cuando su arreglo personal y se pregunta con toda sinceridad: ‘¿Me pongo generalmente más joyas o maquillaje (o joyas
o maquillaje más marcados) que la mayoría de las cristianas de mi zona? ¿Me arreglo como lo hacen mundanas
narcisistas o estrellas de cine vanidosas, o me dejo guiar principalmente por el consejo de 1 Timoteo 2:9 y 1 Pedro
3:3, 4? Sí, ¿es mi arreglo personal realmente modesto y demuestra respeto genuino a las opiniones y los sentimientos de
los demás?’. (Proverbios 31:30.)
(Isaías 3:16) Y Jehová dice: “Por la razón de que las hijas de Sión se han hecho altivas y andan con la garganta estirada
y dando miradas provocativas con los ojos, van andando con pasos menudos y ágiles, y con los pies hacen un sonido de
retintín,
(Isaías 3:19) los pendientes y los brazaletes y los velos,
Enseñanza: En el día de ajuste de cuentas de Jehová ninguna roca será lo bastante grande para proteger a los
incuos de el Todopoderoso, ni habrá nada lo suficientemente grueso como para ocultarlos de su vista. Cuando
Él venga a ejecutar su sentencia.
(Isaías 2:10, 11) 10 Entra en la roca y escóndete en el polvo a causa de lo pavoroso de Jehová, y ante su espléndida
superioridad. 11 Los ojos altivos del hombre terrestre tienen que ser rebajados, y la altanería de los hombres tiene que
inclinarse; y solo Jehová tiene que ser puesto en alto en aquel día.
Enseñanza: Los ancianos de la congregación deben cuidar y proteger al rebaño de Dios. En el pasado Jehová
‘pronunció sentencia’ y ‘entró en juicio’ con los ancianos y príncipes de Judá quienes en vez de trabajar por el
bienestar del pueblo, se entregaron a prácticas fraudulentas. Abusaron de su autoridad enriqueciéndose y
despojando a los pobres y necesitados. Sirva esto de advertencia a quienes hoy ocupan puestos de autoridad. Que
nunca abusen de ella.
(Isaías 3:13-15) 13 Jehová se aposta para contender y se pone de pie para pronunciar sentencia a los pueblos. 14 Jehová
mismo entrará en juicio con los de edad madura de su pueblo y con sus príncipes. “Y ustedes mismos han quemado por
completo la viña. Lo que fue tomado por robo de los afligidos está en las casas de ustedes. 15 ¿Qué quieren decir con
esto de aplastar a mi pueblo, y moler los rostros mismos de los afligidos?”, es la expresión del Señor Soberano, Jehová
de los ejércitos.
Enseñanza: Las palabras de Isaías 4:2 exaltan la misericordia de Dios para con su pueblo. Aunque, como nación,
los israelitas se volvieron contra Jehová, este se apiadó de un resto arrepentido. Consuela saber que incluso los
que yerran gravemente pueden regresar a Jehová con esperanza. Quienes se arrepienten no deben sentir que
están fuera del alcance de la misericordia de Jehová, pues él no rechaza un corazón contrito (Salmo 51:17). La
Biblia nos garantiza: “Jehová es misericordioso y benévolo, tardo para la cólera y abundante en bondad amorosa. Como
un padre muestra misericordia a sus hijos, Jehová ha mostrado misericordia a los que le temen” (Salmo 103:8, 13). Sin
lugar a dudas, un Dios tan misericordioso merece toda nuestra alabanza.
(Isaías 4:2, 3) 2 En aquel día lo que Jehová haga brotar llegará a ser para decoración y para gloria, y el fruto de la tierra
será algo de lo cual tener orgullo, y algo hermoso para los de Israel que hayan escapado. 3 Y tiene que suceder que de
los restantes en Sión y de los que queden en Jerusalén se dirá que son santos a él, todos los que estén inscritos para
vida en Jerusalén.
Enseñanza: Jehová odia el pecado, y lo mismo debe decirse de nosotros. Por tanto, en lugar de ver cuánto
podemos acercarnos a un pecado sin cometerlo, tenemos que poner tierra de por medio. Por ejemplo, un pecado
del que debemos alejarnos al máximo es la apostasía, pues nos haría indignos de glorificar a Dios (Deu. 13:6-9).
Así pues, evitemos por completo a los apóstatas y a quienes, afirmando ser cristianos, deshonran a Dios, aunque sean
miembros de nuestra familia (1 Cor. 5:11). No ganamos nada intentando refutar las afirmaciones de los apóstatas o de
quienes critican a la organización de Jehová. De hecho, ni siquiera estaría bien tratar de enterarnos de sus argumentos
4
—sea que aparezcan en publicaciones escritas, en Internet o en cualquier otro medio—, pues eso pondría en peligro
nuestra espiritualidad (léanse Isaías 5:20 y Mateo 7:6).
(Isaías 5:20) 20 ¡Ay de los que dicen que lo bueno es malo y lo malo es bueno, los que ponen oscuridad por luz y luz por
oscuridad, los que ponen amargo por dulce y dulce por amargo!
¿Qué ideas de la lectura bíblica de esta semana pueden servirme en la predicación
Idea: Muchos culpan a Dios por los males que acecen, por eso recordemos siempre a nuestros estudiantes que
Jehová no es el causante de nuestros problemas. A pesar de que en tiempos de Isaías los israelitas se habían
alejado de él, Jehová todavía deseaba ayudarles (Is. 1:16-19). Sin importar los problemas que afrontemos, nos consuela
saber que Jehová también se interesa por nosotros y desea socorrernos (1 Ped. 5:7). De hecho, nos ha prometido que
nos dará las fuerzas para seguir aguantando (1 Cor. 10:13).
(Isaías 1:16, 17) 16 Lávense; límpiense; quiten la maldad de sus tratos de enfrente de mis ojos; cesen de hacer lo malo.
17
Aprendan a hacer lo bueno; busquen la justicia; corrijan al opresor; dicten fallo para el huérfano de padre; defiendan la
causa de la viuda.”
Idea: “Ejercer justicia.” Cierta obra de referencia explica que el término para “justicia” en hebreo “implica
relaciones rectas y equitativas dentro de la comunidad”. Jehová nos pide que tratemos a otros del modo que él
considera correcto y justo. De modo que ejercemos justicia si somos imparciales, rectos y honrados con los demás
Cuando los tratamos de forma justa, es probable que ellos se sientan impulsados a tratarnos igual y sobre todo hasta
puede que sean atraídos a la verdad. (Mateo 7:12). (Isaías 1:17) 17 Aprendan a hacer lo bueno; busquen la justicia;
corrijan al opresor; dicten fallo para el huérfano de padre; defiendan la causa de la viuda.”
Idea: Debemos estar orgullosos de tener el privilegio inmerecido de llevar Las Buenas Nuevas a todos. En una
profecía de restauración, Isaías dijo que el fruto de la tierra sería “algo de lo cual tener orgullo”. (Isa 4:2.) El apóstol le dijo
a la congregación de Tesalónica que, como resultado de su fe, su amor y su perseverancia, “nosotros mismos nos
gloriamos de ustedes entre las congregaciones de Dios”. (2Te 1:3, 4.) Los cristianos se sienten orgullosos de tener a
Jehová como su Dios, de haber llegado a conocerle y de que Él les haya reconocido. Siguen el principio: “El que se
gloría, gloríese a causa de esta misma cosa: de tener perspicacia y de tener conocimiento de mí, que yo soy Jehová,
Aquel que ejerce bondad amorosa, derecho y justicia en la tierra”. (Jer 9:24; compárese con Lu 10:20.)
(Isaías 4:2) 2 En aquel día lo que Jehová haga brotar llegará a ser para decoración y para gloria, y el fruto de la tierra
será algo de lo cual tener orgullo, y algo hermoso para los de Israel que hayan escapado.
Idea: Ante la decadencia en este mundo alejado de Dios y sus leyes divinas, hagamos todo esfuerzo posible por
ayudar a las personas a ver los beneficios de seguir los principios morales de Jehová. Muchas personas en la
actualidad, entre ellas guías religiosos, educadores y políticos, creen que la verdad —sobre todo la de carácter moral y la
espiritual— no es absoluta, sino relativa, y que cambia constantemente. Por lo tanto, pasan por alto las leyes de Dios
porque piensan que pueden decidir por sí mismas lo que está bien y lo que está mal (Isaías 5:20, 21). Tal actitud también
hace que rechacen los valores y normas morales de generaciones pasadas por considerarlos anticuados.
(Isaías 5:20, 21) 20 ¡Ay de los que dicen que lo bueno es malo y lo malo es bueno, los que ponen oscuridad por luz y luz
por oscuridad, los que ponen amargo por dulce y dulce por amargo! 21 ¡Ay de los que son sabios a sus propios ojos, y
discretos aun enfrente de sus propios rostros!
NUESTRA VIDA CRISTIANA
be pág. 261 párr. 2-pág. 262 párr. 5
Llegar al corazón
Ayude al prójimo a evaluarse. Para crecer en sentido espiritual, las personas deben responder a lo que hay en su
corazón. Explíqueles la ayuda que las Escrituras pueden brindarles a este respecto.
Procure que sus oyentes comprendan que la Biblia no es solo un compendio de mandamientos, consejos, sucesos
históricos y profecías, sino que también revela los pensamientos del Creador. En Santiago 1:22-25 se asemeja la Palabra
de Dios a un espejo. Por medio de nuestra respuesta a sus enseñanzas y al modo como Jehová lleva a cabo su
propósito, el mensaje bíblico pone de manifiesto lo que tenemos en el corazón y, por tanto, también indica cómo nos ve
Dios, “el examinador de los corazones” (Pro. 17:3). Anime a quienes lo escuchen a no olvidarlo. Ínstelos a reflexionar en
lo que Jehová ha conservado para nosotros en las Escrituras, así como en los cambios que deben efectuar a fin de
agradarle aún más. Ayúdelos a comprender que la lectura de la Biblia es un medio de conocer cómo ve Jehová nuestros
“pensamientos e intenciones del corazón”, para entonces colaborar con él en realizar los ajustes pertinentes (Heb. 4:12;
Rom. 15:4).
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Algunos estudiantes de la Biblia desean poner en práctica lo que aprenden, pero les preocupa lo que los demás puedan
pensar. Quizá luchen con fuertes deseos carnales o traten de hallar algún modo de servir a Dios sin abandonar las
prácticas del mundo. Señale los peligros de tal indecisión (1 Rey. 18:21). Exhórtelos a pedirle a Jehová que examine su
corazón y lo refine (Sal. 26:2; 139:23, 24).
Muéstreles que Jehová entiende la lucha que libran y que la Biblia explica lo que les está sucediendo (Rom. 7:22, 23).
Adviértales que no vayan a dejar que prevalezcan las inclinaciones de su corazón imperfecto (Pro. 3:5, 6; 28:26; Jer.
17:9, 10).
Anime a todos a examinar sus motivos. Enséñeles a preguntarse: “¿Por qué quiero hacer esto? ¿Le indicará a Jehová
que de verdad agradezco lo que ha hecho por mí?”. Esfuércese por hacer más firme su convicción de que una buena
relación con Jehová es lo más valioso que alguien pudiera poseer.
Trate de que los oyentes capten lo que entraña servir a Jehová “con todo [el] corazón” (Luc. 10:27). Supone que amolden
la totalidad de sus sentimientos, deseos y motivaciones a los caminos de Jehová. Por tanto, no solo debe enseñarles a
analizar lo que hacen, sino también lo que sienten por los requisitos de Dios y con qué motivos le sirven (Sal. 37:4).
A medida que los estudiantes descubran campos en los que mejorar, estimúlelos a elevar este ruego a Jehová: “Unifica
mi corazón para que tema tu nombre” (Sal. 86:11).
Cuando el alumno cultive una relación personal con Jehová, no obedecerá los mandatos divinos porque usted lo inste a
ello, sino que lo hará impulsado por su fe. Entonces, ya por sí mismo, “[seguirá] asegurándose de lo que es acepto al
Señor” (Efe. 5:10; Fili. 2:12). Esa es la obediencia de corazón en la que Dios se deleita (Pro. 23:15).
No olvide que Jehová es aquel que evalúa los corazones y atrae a la gente a disfrutar de una relación con él (Pro. 21:2;
Juan 6:44). Nuestro papel es el de colaboradores (1 Cor. 3:9). Es “como si Dios estuviera suplicando mediante nosotros”
(2 Cor. 5:20; Hech. 16:14). El Creador no obliga a nadie a aceptar la verdad, pero si nosotros empleamos las Escrituras,
él puede hacer que los oyentes comprendan que nuestras palabras son la respuesta a sus preguntas, o incluso a sus
oraciones. Tenga presente esta idea siempre que se disponga a enseñar, y ruéguele a Jehová que le conceda su guía y
apoyo (1 Cró. 29:18, 19; Efe. 1:16-18).
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