Enfrentar el ciberacoso

Plan b*
Enfrentar el ciberacoso
Lydia Cacho
Página 8
Dirección General:
ARMANDO
MARTÍNEZ
DE LA ROSA
Coordinación:
GLENDA LIBIER
MADRIGAL
TRUJILLO
Las opiniones
expresadas aquí
son exclusivas
de sus autoras
y no representan
necesariamente
la opinión de esta
casa editora. Las
fotos que aquí
se publican son
de apoyo para
ilustrar los textos.
Las seguimos
invitando para que
nos acompañen
los miércoles y
nos hagan llegar
sus comentarios
al correo:
[email protected]
La confrontaron con el profesor, quien
aseguró haber borrado por error todos los
mensajes con la alumna y por tanto no
podía demostrar que ella lo quería seducir.
La chica, devastada frente a la mentira y
el ejercicio de poder abusivo del profesor,
abandonó la escuela. Sus amigas recibieron
la lección: las autoridades universitarias no
saben resolver problemas de hostigamiento
sexual. Miles de casos idénticos suceden
también en secundarias y preparatorias.
Catalina es una joven feminista muy activa
en redes sociales, de vez en cuando sus
opiniones han irritado a hombres que se
sienten directamente aludidos (sin que ella
siquiera les conozca o los mencione) por el
activismo en contra de las violencias contra las mujeres. Claramente son agresores
de mujeres que se sienten exhibidos por
razonamientos impecables.
Los ataques a Catalina siempre tienen
amenazas, insultos con una fuerte carga
sexual, burlas relacionadas con violaciones
tumultuarias (insinúan que la chica critica
la violencia machista porque quiere que
la violen). Estos ataques son persistentes
en todo el mundo. La gran mayoría se
ocultan bajo pseudónimos en sus redes, en
particular en Twitter, pero otros lo hacen
abiertamente formando grupos de estudiantes hartos del feminismo. Hay casos,
como uno colombiano, en que los alumnos
han amenazado de muerte a una profesora
feminista enviándole sus propias fotografías donde la dibujan golpeada o incluso
muerta. En estos casos sólo a las mujeres
y a activistas gays los amedrentan con
amenazas de violación en lenguaje gráfico.
Vale la pena detenernos a diferenciar el
acoso del hostigamiento. Según leyes internacionales y nacionales, el acoso consiste
en hacer insinuaciones indeseables, en un
comportamiento verbal o físico, en general
de índole sexual, que pretende interferir
de manera directa en el comportamiento
de la víctima acosada, acallarla, controlar
sus actividades usando técnicas de intimidación, hostilidad y ofensas.
El hostigamiento ** se refiere a una manifestación de poder de una persona sobre
otra mediante una coacción, en general
de contenido sexual, que proviene de un
superior dirigida a alguien de menor rango
que, al denunciar, corre peligro de perder
su trabajo.
Todos los días encontramos casos de
acoso en el ciberespacio, y cada vez se
documentan de mejor manera los casos
de hostigamiento sexual que pasan por las
redes sociales. En general, los acosadores
pretenden amedrentar a sus víctimas por
ejercer su libertad de expresión, pero llegado el momento de confrontarles, basan
su defensa justamente en su propio derecho
a expresarse libremente y compartir su
opinión.
En México, 47 por ciento de usuarios
de Internet tienen entre 12 y 18 años. El
ciberacoso surge a partir de desacuerdos,
celos, envidias y rompimientos amorosos
para los cuales chicos y chicas encuentran
en el ciberespacio una zona protegida para
destruir la reputación de alguien de su entorno sin enfrentar consecuencias.
Por eso, 80 por ciento de los casos de acoso
que busca denigrar a un niño o niña ocurre
en Internet. Las herramientas tecnológicas
han creado un espacio para potenciar la
violencia omnipresente. La ignorancia del
90 por ciento de usuarios de redes sobre
seguridad y privacidad nos impide educar
adecuadamente, y las leyes de Libertad de
Expresión son utilizadas para defender los
ataques que persiguen silenciar opiniones.
Melva Sangri, creadora de Mamá Digital,
ha creado herramientas interesantes en
español para enfrentar este fenómeno. Las
leyes, por otro lado, gracias a la ignorancia
de legisladores, insisten en al punibilidad
en lugar de en la educación y prevención.
Entre en www.mamadigital.com.mx para
aprender más.
Año 22 2
** Haydée Méndez Illueca Guía de la Red
de Mujeres Sindicalistas. Acoso Sexual: un
problema laboral.
QUINTO PODER
Centros de Justicia para
las Mujeres, ¿para qué?
Argentina Casanova
*Plan b es una columna cuyo nombre
se inspira en la creencia de que siempre
hay otra manera de ver las cosas y otros
temas que muy probablemente el discurso tradicional, o el Plan A, no cubrirá/
Cimacnoticias
3
4
Foto: César Martínez López/Cimacnoticias
A
na, de 19 años, alumna de una
universidad privada, comenzó
a recibir mensajes de Whatsapp
de su profesor de psicología
de 40 años; los innuendos eran
sexuales, pero incluían temas de tareas
y siempre comenzaban con frases falsas
como “ahora que te me acercaste después
de clase”. Acompañada de sus amigas que
eran testigas, Ana buscó a las autoridades
escolares después de sufrir un ataque de
pánico luego de 6 meses de hostigamiento
sexual diario.
La lucha ancestral por los
matrimonios igualitarios
Rossy Villarruel Figueroa
Qué nos falta para ser
como Andrea
Ma. Elena García Rivera
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La esperanza
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Listones rosa
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Líneas invisibles
8
Glenda Libier Madrigal Trujillo
Lourdes Carrillo de Calvario
Ana Alcántar
Plan b
Enfrentar el ciberacoso
Lydia Cacho
•
Miércoles 23 de noviembre de 2016
•
Número 1169
QUINTO PODER
Líneas invisibles
Centros de Justicia para las Mujeres,
¿para qué?
(Primera de dos partes)
Ana Alcántar
A la fecha hay 26 centros distribuidos en todo el
país, pero muchos de los operadores de justicia
que laboran en ellos desconocen el abanico de
leyes que garantizan y protegen los Derechos
Humanos de las mujeres, y por el contrario, se
aferran a “rajatabla” a lo que dice el Código de
Procedimientos Penales, incluso para llevar a
conciliación o mediación casos que esconden
violencia de género.
A partir del ejercicio diario de trabajo y de las
acciones de atención directa hacia las mujeres,
a la fecha además de los optimistas procesos
de evaluación realizados desde afuera por instancias que pocas veces permanecen o acompañan a las mujeres usuarias de los servicios,
no se cuenta con una evaluación que permita
corregir y enmendar el camino para aquellos
que lo han perdido, tienen dificultades para
mantenerlo, o simplemente desde que iniciaron
están buscándolo.
Las recomendaciones generales emanadas
de la Convención sobre la Eliminación de
Todas las Formas de Discriminación Contra
la Mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés),
reconocen que “la situación de las mujeres no
mejorará mientras las causas subyacentes de la
discriminación contra ellas y de su desigualdad
no se aborden de manera efectiva”. De ahí se
desprende entender para qué y por qué fue
necesario crear espacios amables, confortables, distintos, pero sobre todo que dieran una
certeza de atención a las mujeres víctimas de
violencia.
Hoy día lo que se tiene es un panorama complejo en el que en cada entidad se hacen esfuerzos
para que se brinde esta atención; pero en cada
Centro, las inercias van arrastrando o creando
escenarios de violaciones a los Derechos Humanos de las mujeres.
Tal es el caso de aquellos Centros que califican
la violencia familiar como “lesiones en grado
de parentesco”, no por falta de pericia, sino al
contrario, porque los operadores de justicia
evitan así la acumulación de carpetas y pueden
enviarlos a mediación, utilizando elementos
del Sistema Penal Acusatorio en contra de los
derechos de las mujeres y de paso, invisibilizando la violencia.
Por si esto no fuera grave, en la práctica, los
procesos no se apegan a los principios de los
Derechos Humanos de las mujeres; sobran los
operadores que desconocen las normas básicas,
pero también que carecen de perspectiva de género para entender la importancia de incorporar
los contextos de violencia a los procedimientos
de divorcio y custodia.
A eso se suma que a algunos Centros de Justicia
les ha dado por recibir denuncias presentadas
por hombres contra mujeres. ¡Sí, como lo
leen! aunque parezca increíble hay servidoras
y servidores públicos que desconocen el principio de los Centros de Justicia y atienden a
los hombres que emprenden quejas contra las
mujeres por “violencia”.
El problema alcanza niveles inauditos cuando
la institución no sólo las recibe (las quejas) sino
que promueve y lleva más allá los casos dentro
de estos propios espacios.
Se olvida que los criterios que fundan la
protección del derecho de las mujeres están
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D
espués de la efervescencia que
representó en 2011 la creación de
los Centros de Justicia para las
Mujeres, el tema pasó a segundo
plano y dejó de considerarse en
gran medida como lo que suponía sería: una
respuesta del Estado para atender de manera
efectiva, integral y con perspectiva de género,
la violencia contra las mujeres. Pero la intención afronta inercias y algunas veces hasta
pérdida de objetivo.
T
amparados en el artículo 8 de la Ley General
de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre
de Violencia, además del amplio abanico de
leyes y la propia Constitución que habla de
dar justicia con perspectiva de género y sin
discriminación, incorporando los tratados
internacionales.
odavía recuerdo cuando me hice mi
primer tatuaje; es un gato en la parte
de atrás del cuello. La verdad es que
no pensé en nada en especial cuando
me lo hice, simplemente que significaba algo
para mí y quería tenerlo para siempre tatuado
en mi piel.
Los Centros de Justicia para las Mujeres se
crearon precisamente para disponer de una
atención con perspectiva de género especializada sin que esto represente menoscabo a los
derechos del hombre, y sí, por el contrario,
representan una acción dirigida a revertir la
desigualdad y disminuir las brechas de género.
El tener tatuajes, en ocasiones significa motivo
de discriminación, pero el ser mujer y estar
tatuada, es como un plus para escuchar críticas
de la gente y sentir la señalización que se hace,
más que a los hombres.
Últimamente conozco cada vez más personas
que están tatuadas; la mayoría de mis amigas
lo están. Antes, lo más común era ponerlos en
un lugar poco vivible, para poderlos esconder
y mostrarlo sólo a personas privilegiadas, pero
hoy, me doy cuenta de que eso cambió. Por
ejemplo, mi mejor amiga tiene tatuados los
brazos y tiene apenas 20 años; es contadora y
en su trabajo no importan las líneas que tatuó
en su piel.
Los Centros deben garantizar la atención
prioritaria para las mujeres y no emprender
acciones en su contra, lo cual constituye una
grave violación a sus derechos y contraviene
los compromisos del Estado mexicano para
garantizarles una vida libre de violencia, no
hacerlo ya es violencia institucional.
Si bien de no existir estos Centros el panorama
para las mujeres sería mucho peor, lo que hay
que hacer es garantizar y vigilar que no se
pierda de vista el objetivo por el cual fueron
creados.
En mi caso, apenas tengo uno en el antebrazo,
y eso tampoco ha sido motivo de reprimenda
en mi trabajo, pero sí en algunos lugares, donde
las personas me voltean a ver como de manera
extraña y no tienen ningún afán de disimular
su incomodidad.
*Integrante de la Red Nacional de Periodistas
y del Observatorio de Feminicidio en Campeche/Cimacnoticias
Me gustaría decir a todas aquellas personas que
tienen algo en contra de los tatuajes o que creen
que sólo los “delincuentes” los tienen, que no
es así. También existimos profesionistas que
los tenemos: contadores, abogados, maestros e
incluso doctores, y para nada nuestro desempeño
depende de cómo luce nuestra piel.
Foto: César Martínez López/Cimacnoticias
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Cecilia Lavalle*
“Si te haces un tatuaje pensando en lo que dirán
las demás personas, ya les diste un punto para
ganarte”, es una frase que leí en Twitter hace
algún tiempo, y tiene razón. Personalmente,
creo que no deberían de existir esta clase de
prejuicios con respecto de los tatuajes, es como
juzgar un libro por su portada, como decir que
una mujer guapa no puede ser inteligente o que
un hombre no puede ser un buen papá soltero,
por el motivo que sea.
Hace unos meses, vi en Facebook un video de
un hombre que quería probar qué tan honesta
era la gente en Michigan, Estados Unidos,
para lo cual dejó tirada su cartera en una calle
transitada de esa ciudad, y se dispuso a grabar
lo que seguía.
Un hombre que usaba un bastón para caminar,
tatuado, con pantalones holgados y de raza negra,
recogió la cartera y luego de revisarla, la guardó
en su bolsillo. El hombre detrás de la cámara,
relataba que no podía creer que este hombre
fuera un ladrón para llevarse sus pertenencias,
lo siguió hasta una tienda en la cual compró un
par de tenis con una tarjeta que parecía la del
hombre que grababa y después se dirigió a otros
locales para seguir comprando cosas.
El chico que hacía la prueba, usaba frases hasta
cierto punto racistas, como “qué se podía esperar
de estas personas” (haciendo alusión a las personas negras y tatuadas). Después de seguirlo,
vio cómo el hombre sacaba de nuevo la cartera
para revisar las tarjetas. Se sorprendió cuando
el hombre comenzó a caminar hasta la dirección
que venía en su licencia de conducir. Antes de
que el hombre tatuado tocara a su puerta, el
otro lo enfrentó y lo cuestionó por haber usado
sus tarjetas y efectivo para comprar cosas en el
centro comercial.
“Yo no he usado tus tarjetas, yo también tengo
una roja”, le contestó bastante nervioso. El sujeto
le mostró su tarjeta, que efectivamente era igual.
Se quedó ahí parado y reconoció el hecho de
que aquel hombre, incluso con su discapacidad,
haya caminado hasta su casa para entregar su
cartera, a la cual no le faltaba nada.
El tipo que había hecho la prueba, terminó el
video reconociendo lo equivocado que había
estado por juzgar al hombre por su apariencia y
pidió a quienes vieran su filme, que no cometieran el mismo error; quiso dar una recompensa al
hombre, pero éste se negó, sólo dijo que era su
deber como ciudadano y se dio la vuelta para irse.
Como estudiante de Derecho, no me ha preocupado la posibilidad de que tener tatuajes
me impida desarrollarme como profesional; al
contrario, pienso que mis aptitudes serán las que
definan si puedo o no desarrollar mi trabajo, al
igual que en todas las demás personas.
El tipo que
había hecho la prueba, terminó el
video reconociendo lo equivocado
que había estado por juzgar al hombre por su apariencia
y pidió a quienes vieran su filme, que no
cometieran el mismo
error.
Qué nos falta para ser como Andrea
La esperanza
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D
No se dice ler, se dice leer.
urante la XXXVI Feria Internacional
del Libro Infantil y Juvenil celebrada
en la Ciudad de México, el secretario
de Educación Pública, Aurelio Nuño
Mayer, se dirigió a las y los pequeños estudiantes
para enfatizar la importancia de la lectura en el
proceso de aprendizaje. Al hacerlo, cometió varios errores de dicción y sintaxis, así lo muestra el
video reproducido a través de las redes sociales,
en el que Nuño, con gran entusiasmo expresaba:
Andrea
L
a inesperada aparición de la pequeña
Andrea, de apenas 8 años de edad, en
el ámbito público nacional, ha sido
un aliento para la población mexicana, absorta en la incertidumbre y los vaivenes
políticos de nuestro país y del mundo. Y particularmente es un aliciente para las mujeres, a
quienes, además de aquejarnos la problemática
general del país, nos alarma la violencia que se
sigue ejerciendo en nuestra contra.
Muy bien, pus orita los van a llevar para que
vayan y puedan tener los libros que les gusten
para que los empiecen a ler. ¿Seguro van a ler,
sí o no? (Sin Embargo, 14/11/2016).
En la tarima, al secretario le acompañaban tres
niños y dos niñas, se despidió de los dos primeros y al acercarse a una de las pequeñas, ésta le
pregunta si le puede decir algo, Nuño se acerca
a ella, quien con un gesto de timidez, pero con
voz tranquila, le dice:
“Con todo respeto, señor, no se dice ler, se dice
leer”, fueron las palabras de Andrea cuando
corrigió al mismísimo secretario de Educación
federal, Aurelio Nuño Mayer.
No se dice ler, sino leer y el Secretario responde:
Leer, eso, muy bien. Leer muy bien. (Sin Embargo,
14/11/2016).
Cuando Nuño Mayer acercó el micrófono a la
pequeña Andrea, nunca imaginó que frente a sí
tenía a una estudiante de sólo 8 años de edad,
cuya valentía, confianza en sí misma y respeto
hacia las personas, es el resultado de un proceso
educativo que nada se parece al modelo neoliberal
que él ha pretendido imponer a lo largo de los
últimos años. La forma en que Andrea ha sido
educada es la antípoda de la llamada reforma
educativa, en la que la evaluación se utiliza
como instrumento para despedir a profesoras y
profesores, y no como un medio para detectar
las necesidades de formación permanente del
En este
país, en donde nada parece
tener solución, las palabras
de Andrea representan para
millones de
personas lo
que ellas quisieran decir.
“A mí no me gusta escuchar cosas que están
mal dichas, porque a mí también me gusta
leer”, precisó Andrea en una entrevista con el
periódico El Universal.
magisterio en servicio y diseñar estrategias para
superar las carencias detectadas.
La manera en que Andrea se dirigió Nuño y sus
posteriores opiniones en diferentes entrevistas,
muestran que su educación ha tenido como base
el diálogo y no la imposición; el impulso al logro y la argumentación. En su entorno familiar
y escolar, ha tenido la oportunidad de que sus
dudas y opiniones sean escuchadas, de que las
incontables interrogantes que surgen durante
la primera infancia hayan sido contestadas con
honestidad y certeza.
En las redes sociales, en los círculos de amigas,
amigos y en reuniones familiares hubo cientos
de comentarios en torno a la forma como Andrea
corrigió la dicción del Secretario, así como sus
opiniones respecto a que el presidente Enrique
Peña, al igual que Nuño, necesitan leer más e
incrementar su vocabulario, así como entender
las necesidades de los niños y de las niñas.
Para una enorme cantidad de personas, las palabras de esta pequeña fueron como una bocanada de aire fresco, en este nuestro México tan
asfixiante a causa de la corrupción, asesinatos e
impunidad. Sus palabras, emitidas con firmeza
y valentía, son las que miles de personas qui-
sieran decir cara a cara frente a funcionarios
cada vez más ineptos e ineficaces, sin embargo,
un alto porcentaje de la población mexicana no
puede alzar la voz, justo por ser producto de una
educación autoritaria, que tiene como base las
amenazas y los castigos.
Y seguramente que Andrea conservará el excelente gusto por la lectura, y se informará y
comprenderá que así como no es correcto que
se pronuncien cosas “mal dichas”, tampoco es
normal que se ejerza violencia contra su género.
Como lo afirmó y mostró el filósofo francés
Michel Foucault, la escuela, las familias, las iglesias suelen convertirse en lugares de represión,
mediante el ejercicio de un poder para dominar.
Así, pues, una vez que se llega a la adultez, es
difícil hacer frente a las autoridades que abusan
del poder.
La madre de Andrea es maestra y le enseñó a
leer desde que la niña tenía 4 años de edad; en
tanto que su padre, Arturo Lomelí, acostumbra
leerles cuentos a Andrea y a su otro hijo, Juan
Pablo, de 7 años, desde que eran bebés. Pero
también, la pareja ha enseñado a sus hijos “a
ser honestos y decir lo que piensan, siempre
con respeto a las demás personas”, refiere la
entrevista.
En este país, en donde nada parece tener solución, en donde gobernadores y funcionarios de
diversos niveles roban a manos llenas y no reciben castigo, las palabras de Andrea representan
para millones de personas lo que ellas quisieran
decir, pero el miedo interiorizado producto de la
educación para disciplinar, les impide externar
sus pensamientos.
Urge que tanto en los planteles escolares como en
las familias y demás instituciones, se modifique
la forma de educación, para que, lo más pronto
posible, cientos y miles de personas puedan
expresarse como Andrea.
Si más parejas educaran a sus hijos e hijas en
la cultura de la lectura, de la información, de la
honestidad y del respeto, en un futuro tendríamos una sociedad menos violenta. Tendríamos
más jóvenes y adultos formando parte de una
comunidad igualitaria, donde hombres y mujeres disfrutarían de sus derechos y obligaciones
con normalidad, porque habrían crecido bajo
el principio de la equidad.
Lamentablemente no es así. Son pocos los
padres y las madres que se ocupan de procurar
a sus hijos e hijas la enseñanza a través de la
lectura, de inculcarles el respeto y la honestidad,
que son valores que debieran regir a cualquier
ser humano de por vida.
El próximo viernes 25 de noviembre se conmemora un aniversario más del Día Internacional
de la Eliminación de la Violencia contra las
Mujeres; una fecha que nos sirve para recordar
lo poco que hemos avanzado en los hechos para
erradicar el flagelo. A nivel mundial, la Organización de Naciones Unidas (ONU) considera
que una de cada tres mujeres ha sido violentada
alguna vez en su vida; y cada 15 segundos, una
mujer es agredida.
“Ya sea en el hogar, en la calle o en los conflictos armados, la violencia contra las mujeres es
una pandemia mundial que ocurre en espacios
públicos o privados”, refiere la ONU.
La primera entrevista que ofreció Andrea
fue para la página digital Sin Embargo, y ahí
consideró preocupante que el encargado de la
educación pública en México “sea una persona
que no sabe hablar bien” y que no conozca el
lenguaje que hablan los niños para comunicarse con ellos de manera
efectiva.
Pero, “lo que me preocupa más, es que nuestro
Presidente no sepa tanto.
Sus frases que inventa,
(como) ‘lo bueno casi no
se cuenta’, no me gustan.
Porque esa frase es un
poquito ridícula. Porque
lo bueno no se debe contar,
se debería ver”, agregó la
pequeña Andrea.
Es cierto. En México quisiéramos ver lo bueno en
los hechos, no escucharlo
en una frase promocional
de gobierno. Lo bueno, en
este grave caso de violencia que enfrentamos las
mujeres mexicanas sería
que hubiese voluntad de
la autoridad, en todos sus
niveles, para emprender
políticas públicas que de
verdad tuvieran como camino erradicar la violencia de género.
Quisiéramos ver que la ley se aplica a quienes
violentan a las mujeres en cualesquiera de las
formas, ya no se diga en la peor violencia que
se traduce en feminicidio. Quisiéramos que las y
los funcionarios públicos se pusieran de lado de
las mujeres y no de sus agresores; quisiéramos
que la clase política fuera más comprometida
con las causas de las mujeres y, en vez de
violentarlas y juzgarlas, protegieran todos sus
derechos a través de las leyes. Pero no es así.
A sus 8 años, Andrea comprende que “las cosas
buenas” deben verse, no sólo contarse. Y como
México necesita gente informada, pensante
y actuante, yo sí me siento orgullosa de ella,
porque hizo renacer mi esperanza de un futuro
mejor para el país.
Por eso le doy las gracias a Andrea y al resto de
niñas y niños que desde temprana edad, motivados por sus padres, desarrollan esa capacidad
intelectual de la lectura, pues con toda seguridad, en la adultez serán personas informadas,
críticas y decididas a mejorar las condiciones
de las y los mexicanos. ¡Que así sea!
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Glenda Libier Madrigal Trujillo
Ma. Elena García Rivera
cional
ptable,
ra sus
La lucha ancestral por los
matrimonios igualitarios
Listones rosa
E
n la lucha contra el cáncer se invierten muchos millones de pesos, pero
son muchos millones más los que
desaparecen de las arcas gubernamentales porque en el rubro de salud han encontrado los corruptos las arcas abiertas; abunda la
opacidad en la información y el incumplimiento
de servicios comprometidos por esos fondos.
La corrupción es delito, y en los rubros de salud
se debería castigar como criminal, como asesinato de enfermos que con esos recursos podrían
haber salvado vidas de mujeres, niñas y niños,
y ancianos, en su mayoría. Los encargados de
hacer justicia a estos funcionarios deben de
reconocer la grave falta que cometen al cobijar
a estos criminales con la impunidad; la omisión
y la ineficiencia en su labor también es corrupción. Delito que no se sanciona, se repite. Y en
Colima tenemos ejemplos.
El Gobierno Federal, en el Sector Salud instrumenta campañas y llueven declaraciones de
funcionarios lamentando la pérdida de vidas
en las víctimas de cáncer. Se organizan foros
y todos se toman la foto con su listón rosa. La
hipocresía personificada, cuando al Instituto
Nacional de Cancerología, en una medida
absurda e inaceptable, se le hará un recorte al
gasto de 31 por ciento, para sus actividades.
El diputado federal Francisco Martínez Neri,
declaró recientemente: “Este recorte es totalmente absurdo, pues si bien es cierto que
Rossy Villarruel Figueroa*
en 2016 se reportó una reducción de decesos
por esta causa, eso se logró por el aumento de
campañas de prevención, atención oportuna y
servicios gratuitos de mastografía para mujeres
de 40 a 69 años. Es obvio que para seguir con
estas campañas es necesario tener recursos suficientes para darlas a conocer, así como para
continuar ofreciendo los servicios de manera
gratuita a quienes carecen de seguridad social”.
FEMINICIDIOS
El feminicidio es la forma superior de una
violencia que tiene muchos peldaños en la
desigualdad de género, y que van desde expresiones hasta mecanismos de opresión y
humillación conyugal, familiar, laboral, política, económica, médica, hasta el recurso a
agresiones físicas letales.
“Es meridianamente claro que en este país no
existe ni una sombra de interés institucional
por procurar e impartir justicia en un caso de
feminicidio, a menos que la víctima tenga una
preeminencia social y/o económica, lo que
refuerza la idea de que en caso contrario el o
los feminicidas de mujeres anónimas tienen
grandes probabilidades de no ser ni siquiera
identificados y mucho menos de ser sometidos
a proceso o de pisar la cárcel.
“En esas circunstancias, el asesinar a una mujer
deja de tener motivaciones significativas: los
celos, el abandono, el conflicto por los hijos,
la explotación, la agresión sexual o cualquier
otra causa se diluyen en algo más genérico y
simple: hay feminicidios porque es posible
cometerlos sin que el autor tenga que sufrir las
consecuencias de sus actos y sin que la autoridad sea sancionada por no haberlos evitado
ni investigado y castigado una vez cometidos.
Ningún procurador estatal o general, ningún
jefe policíaco, ningún gobernador y ningún
presidente han sido llamados a cuentas por la
justicia por haber tolerado –es decir, por haber
auspiciado- el incremento de los feminicidios en
el ámbito de su competencia. Hay incontables
mujeres asesinadas por ser mujeres. Y porque
se puede”. Pedro Miguel (La Jornada 16-11-16)
En México, de acuerdo con las cifras oficiales,
la procuración y la impartición de justicia funcionan al 4 ó 5 por ciento. Lo que constituye un
abono espectacular para toda suerte de acciones
ilegales. Todos estamos en peligro de sufrir
agresiones o hasta la muerte, incluso por traer
un celular; las mujeres, además, debido a su
género. Las mujeres de Colima tenemos que
estar conscientes del riesgo para nuestras hijas
y madres. ¿Haremos valer nuestro derecho a la
vida y a la seguridad?
*Ex presidenta de la ACPE
C
uando leí la vida de estas dos mujeres, por demás valientes y arriesgadas, que franquearon muchos
obstáculos para lograr culminar
su deseo mutuo de convertirse en una pareja
legalmente reconocida por todas las leyes y los
derechos también, me pareció tan vigente su
historia, que no podía menos que compartirla,
pues estoy segura que muchas personas, de la
diversidad sexual principalmente, se identificarán con su situación, y muy probablemente les
sirva de inspiración para no cejar en la lucha
por acceder esta y todas las prerrogativas a las
que legítimamente tienen derecho.
Elisa y Marcela se conocieron cuando ambas
estudiaban en la escuela Normal de La Coruña,
en España. Al principio se hicieron amigas y
cómplices en todo lo que sucedía a su alrededor,
pero pronto se dieron cuenta que su amistad tenía un ingrediente diferente: la atracción íntima
que cada una sentía por la otra. Pero los padres
de Marcela sospecharon que algo no andaba
“normal” en esa relación y decidieron enviar a
su hija a Madrid, interrumpiendo así su amistad,
mas no el sentimiento que las seguía uniendo
en la distancia.
Cuando ambas terminaron su instrucción, fueron colocadas como maestras muy cerca una de
la otra, por lo que decidieron vivir en la misma
casa, por un tiempo, en lo que nuevamente
fueron separadas de localidad, pero aun así se
trasladaban mutuamente para seguir juntas.
En el año de 1901, Elisa tomó la identidad
masculina y se presentó en la Escuela Normal,
solicitando un certificado de estudios, para
lo cual se inventó una historia de huérfano
abandonado, tomando el nombre de un primo
muerto en el pasado, cuya edad coincidía con la
de ella, arguyendo además que como su padre
era ateo, nunca fue bautizado; el sacerdote de la
localidad se conmovió, la bautizó y le extendió
la fe de bautismo correspondiente, requisito
indispensable para contraer matrimonio por
la iglesia.
Fue así como la pareja desafió a toda la sociedad
española y contrajeron matrimonio religioso;
Elisa, vestida de hombre, usando el nombre
de Mario; Marcela de mujer, cubriendo todos
los requisitos sociales que permeaban a la sociedad de esa época, respecto a los rigurosos
trajes de gala que vestían para la ocasión, las
amonestaciones, así como los aparentemente
legítimos trámites burocráticos para llevar a
cabo tan desafiante acción. La ceremonia fue
breve y los testigos dieron fe de su legitimidad.
Una versión dice que fue el párroco de la iglesia
que presidió el enlace, quien casi de inmediato
descubrió el fraude y las denunció y, por otro
lado, se afirma que vivieron juntas un tiempo
como pareja, pero los vecinos y la prensa no las
dejaron en paz. De hecho, se llegó a llamar esa
unión como el matrimonio sin hombre, osadía
que las hizo perder a ambas su empleo y, para
excomulgarlas, el cura solicitó a un doctor que
examinara a Mario para comprobar su género,
pero ésta, muy hábilmente argumento que era
hermafrodita, condición que para entones ya
estaba diagnosticada en Inglaterra. Pero todo
eso no le valió a la pareja, que fue excomulgada
y se extendió orden de su captura, obligándolas
a huir en barco hacia Argentina. Para ese entonces, Marcela se había embarazado y había
dado a luz una niña.
Para poder establecerse en Argentina, recurrieron a otra estrategia: Elisa se casó con un varón
24 años mayor que ella, se llevó a Marcela y a
su hija a vivir con ellos, argumentando que eran
su hermana y su sobrina, respectivamente. Pasó
el tiempo y como el matrimonio no se consumaba sexualmente, el esposo empezó a sospechar
e inició una investigación, descubriendo que
se había casado con una de las lesbianas más
famosas, por haber desafiado a la iglesia y a
la sociedad conservadora, pues se dice que no
pudo anularse el matrimonio de ambas, porque
era legítimo.
No se sabe a ciencia cierta qué pasó con ellas
posteriormente, lo que sí está documentado es
que los registros de su matrimonio están todavía
vigentes, y según la iglesia siguen en sagrado
matrimonio, por lo que está considerado como
el primer caso de matrimonio igualitario de la
historia, que aun con todo y como fue llevado
a cabo, es legal.
En México, la lucha por conseguir que los matrimonios igualitarios sean una realidad sigue
su curso, pues aunque el presidente Enrique
Peña Nieto presentó una iniciativa para que
estas uniones fueran legales, la Cámara de
Diputados, a través de la Comisión de Puntos
Constitucionales, desechó la iniciativa, dejando
nuevamente en el desamparo a todas las personas que veían una opción para hacer efectivo
un derecho altamente sentido. Y como dice
una hermosa frase: amar puede ser un acto
revolucionario, chicos y chicas de la diversidad
sexual en nuestro país, seguirán por este camino, espinoso, por cierto, para conseguir hacer
efectivo un legítimo Derecho Humano: estar
protegidos y protegidas por todas las leyes y
sus consecuentes beneficios.
*Sexóloga y Psicoterapeuta Gestalt
[email protected]
Cel. 3121324714
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Lourdes Carrillo de Calvario*