Plan b* Enfrentar el ciberacoso Lydia Cacho Página 8 Dirección General: ARMANDO MARTÍNEZ DE LA ROSA Coordinación: GLENDA LIBIER MADRIGAL TRUJILLO Las opiniones expresadas aquí son exclusivas de sus autoras y no representan necesariamente la opinión de esta casa editora. Las fotos que aquí se publican son de apoyo para ilustrar los textos. Las seguimos invitando para que nos acompañen los miércoles y nos hagan llegar sus comentarios al correo: [email protected] La confrontaron con el profesor, quien aseguró haber borrado por error todos los mensajes con la alumna y por tanto no podía demostrar que ella lo quería seducir. La chica, devastada frente a la mentira y el ejercicio de poder abusivo del profesor, abandonó la escuela. Sus amigas recibieron la lección: las autoridades universitarias no saben resolver problemas de hostigamiento sexual. Miles de casos idénticos suceden también en secundarias y preparatorias. Catalina es una joven feminista muy activa en redes sociales, de vez en cuando sus opiniones han irritado a hombres que se sienten directamente aludidos (sin que ella siquiera les conozca o los mencione) por el activismo en contra de las violencias contra las mujeres. Claramente son agresores de mujeres que se sienten exhibidos por razonamientos impecables. Los ataques a Catalina siempre tienen amenazas, insultos con una fuerte carga sexual, burlas relacionadas con violaciones tumultuarias (insinúan que la chica critica la violencia machista porque quiere que la violen). Estos ataques son persistentes en todo el mundo. La gran mayoría se ocultan bajo pseudónimos en sus redes, en particular en Twitter, pero otros lo hacen abiertamente formando grupos de estudiantes hartos del feminismo. Hay casos, como uno colombiano, en que los alumnos han amenazado de muerte a una profesora feminista enviándole sus propias fotografías donde la dibujan golpeada o incluso muerta. En estos casos sólo a las mujeres y a activistas gays los amedrentan con amenazas de violación en lenguaje gráfico. Vale la pena detenernos a diferenciar el acoso del hostigamiento. Según leyes internacionales y nacionales, el acoso consiste en hacer insinuaciones indeseables, en un comportamiento verbal o físico, en general de índole sexual, que pretende interferir de manera directa en el comportamiento de la víctima acosada, acallarla, controlar sus actividades usando técnicas de intimidación, hostilidad y ofensas. El hostigamiento ** se refiere a una manifestación de poder de una persona sobre otra mediante una coacción, en general de contenido sexual, que proviene de un superior dirigida a alguien de menor rango que, al denunciar, corre peligro de perder su trabajo. Todos los días encontramos casos de acoso en el ciberespacio, y cada vez se documentan de mejor manera los casos de hostigamiento sexual que pasan por las redes sociales. En general, los acosadores pretenden amedrentar a sus víctimas por ejercer su libertad de expresión, pero llegado el momento de confrontarles, basan su defensa justamente en su propio derecho a expresarse libremente y compartir su opinión. En México, 47 por ciento de usuarios de Internet tienen entre 12 y 18 años. El ciberacoso surge a partir de desacuerdos, celos, envidias y rompimientos amorosos para los cuales chicos y chicas encuentran en el ciberespacio una zona protegida para destruir la reputación de alguien de su entorno sin enfrentar consecuencias. Por eso, 80 por ciento de los casos de acoso que busca denigrar a un niño o niña ocurre en Internet. Las herramientas tecnológicas han creado un espacio para potenciar la violencia omnipresente. La ignorancia del 90 por ciento de usuarios de redes sobre seguridad y privacidad nos impide educar adecuadamente, y las leyes de Libertad de Expresión son utilizadas para defender los ataques que persiguen silenciar opiniones. Melva Sangri, creadora de Mamá Digital, ha creado herramientas interesantes en español para enfrentar este fenómeno. Las leyes, por otro lado, gracias a la ignorancia de legisladores, insisten en al punibilidad en lugar de en la educación y prevención. Entre en www.mamadigital.com.mx para aprender más. Año 22 2 ** Haydée Méndez Illueca Guía de la Red de Mujeres Sindicalistas. Acoso Sexual: un problema laboral. QUINTO PODER Centros de Justicia para las Mujeres, ¿para qué? Argentina Casanova *Plan b es una columna cuyo nombre se inspira en la creencia de que siempre hay otra manera de ver las cosas y otros temas que muy probablemente el discurso tradicional, o el Plan A, no cubrirá/ Cimacnoticias 3 4 Foto: César Martínez López/Cimacnoticias A na, de 19 años, alumna de una universidad privada, comenzó a recibir mensajes de Whatsapp de su profesor de psicología de 40 años; los innuendos eran sexuales, pero incluían temas de tareas y siempre comenzaban con frases falsas como “ahora que te me acercaste después de clase”. Acompañada de sus amigas que eran testigas, Ana buscó a las autoridades escolares después de sufrir un ataque de pánico luego de 6 meses de hostigamiento sexual diario. La lucha ancestral por los matrimonios igualitarios Rossy Villarruel Figueroa Qué nos falta para ser como Andrea Ma. Elena García Rivera 5 La esperanza 6 Listones rosa 7 Líneas invisibles 8 Glenda Libier Madrigal Trujillo Lourdes Carrillo de Calvario Ana Alcántar Plan b Enfrentar el ciberacoso Lydia Cacho • Miércoles 23 de noviembre de 2016 • Número 1169 QUINTO PODER Líneas invisibles Centros de Justicia para las Mujeres, ¿para qué? (Primera de dos partes) Ana Alcántar A la fecha hay 26 centros distribuidos en todo el país, pero muchos de los operadores de justicia que laboran en ellos desconocen el abanico de leyes que garantizan y protegen los Derechos Humanos de las mujeres, y por el contrario, se aferran a “rajatabla” a lo que dice el Código de Procedimientos Penales, incluso para llevar a conciliación o mediación casos que esconden violencia de género. A partir del ejercicio diario de trabajo y de las acciones de atención directa hacia las mujeres, a la fecha además de los optimistas procesos de evaluación realizados desde afuera por instancias que pocas veces permanecen o acompañan a las mujeres usuarias de los servicios, no se cuenta con una evaluación que permita corregir y enmendar el camino para aquellos que lo han perdido, tienen dificultades para mantenerlo, o simplemente desde que iniciaron están buscándolo. Las recomendaciones generales emanadas de la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer (CEDAW, por sus siglas en inglés), reconocen que “la situación de las mujeres no mejorará mientras las causas subyacentes de la discriminación contra ellas y de su desigualdad no se aborden de manera efectiva”. De ahí se desprende entender para qué y por qué fue necesario crear espacios amables, confortables, distintos, pero sobre todo que dieran una certeza de atención a las mujeres víctimas de violencia. Hoy día lo que se tiene es un panorama complejo en el que en cada entidad se hacen esfuerzos para que se brinde esta atención; pero en cada Centro, las inercias van arrastrando o creando escenarios de violaciones a los Derechos Humanos de las mujeres. Tal es el caso de aquellos Centros que califican la violencia familiar como “lesiones en grado de parentesco”, no por falta de pericia, sino al contrario, porque los operadores de justicia evitan así la acumulación de carpetas y pueden enviarlos a mediación, utilizando elementos del Sistema Penal Acusatorio en contra de los derechos de las mujeres y de paso, invisibilizando la violencia. Por si esto no fuera grave, en la práctica, los procesos no se apegan a los principios de los Derechos Humanos de las mujeres; sobran los operadores que desconocen las normas básicas, pero también que carecen de perspectiva de género para entender la importancia de incorporar los contextos de violencia a los procedimientos de divorcio y custodia. A eso se suma que a algunos Centros de Justicia les ha dado por recibir denuncias presentadas por hombres contra mujeres. ¡Sí, como lo leen! aunque parezca increíble hay servidoras y servidores públicos que desconocen el principio de los Centros de Justicia y atienden a los hombres que emprenden quejas contra las mujeres por “violencia”. El problema alcanza niveles inauditos cuando la institución no sólo las recibe (las quejas) sino que promueve y lleva más allá los casos dentro de estos propios espacios. Se olvida que los criterios que fundan la protección del derecho de las mujeres están Página 7 D espués de la efervescencia que representó en 2011 la creación de los Centros de Justicia para las Mujeres, el tema pasó a segundo plano y dejó de considerarse en gran medida como lo que suponía sería: una respuesta del Estado para atender de manera efectiva, integral y con perspectiva de género, la violencia contra las mujeres. Pero la intención afronta inercias y algunas veces hasta pérdida de objetivo. T amparados en el artículo 8 de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, además del amplio abanico de leyes y la propia Constitución que habla de dar justicia con perspectiva de género y sin discriminación, incorporando los tratados internacionales. odavía recuerdo cuando me hice mi primer tatuaje; es un gato en la parte de atrás del cuello. La verdad es que no pensé en nada en especial cuando me lo hice, simplemente que significaba algo para mí y quería tenerlo para siempre tatuado en mi piel. Los Centros de Justicia para las Mujeres se crearon precisamente para disponer de una atención con perspectiva de género especializada sin que esto represente menoscabo a los derechos del hombre, y sí, por el contrario, representan una acción dirigida a revertir la desigualdad y disminuir las brechas de género. El tener tatuajes, en ocasiones significa motivo de discriminación, pero el ser mujer y estar tatuada, es como un plus para escuchar críticas de la gente y sentir la señalización que se hace, más que a los hombres. Últimamente conozco cada vez más personas que están tatuadas; la mayoría de mis amigas lo están. Antes, lo más común era ponerlos en un lugar poco vivible, para poderlos esconder y mostrarlo sólo a personas privilegiadas, pero hoy, me doy cuenta de que eso cambió. Por ejemplo, mi mejor amiga tiene tatuados los brazos y tiene apenas 20 años; es contadora y en su trabajo no importan las líneas que tatuó en su piel. Los Centros deben garantizar la atención prioritaria para las mujeres y no emprender acciones en su contra, lo cual constituye una grave violación a sus derechos y contraviene los compromisos del Estado mexicano para garantizarles una vida libre de violencia, no hacerlo ya es violencia institucional. Si bien de no existir estos Centros el panorama para las mujeres sería mucho peor, lo que hay que hacer es garantizar y vigilar que no se pierda de vista el objetivo por el cual fueron creados. En mi caso, apenas tengo uno en el antebrazo, y eso tampoco ha sido motivo de reprimenda en mi trabajo, pero sí en algunos lugares, donde las personas me voltean a ver como de manera extraña y no tienen ningún afán de disimular su incomodidad. *Integrante de la Red Nacional de Periodistas y del Observatorio de Feminicidio en Campeche/Cimacnoticias Me gustaría decir a todas aquellas personas que tienen algo en contra de los tatuajes o que creen que sólo los “delincuentes” los tienen, que no es así. También existimos profesionistas que los tenemos: contadores, abogados, maestros e incluso doctores, y para nada nuestro desempeño depende de cómo luce nuestra piel. Foto: César Martínez López/Cimacnoticias Página 2 Cecilia Lavalle* “Si te haces un tatuaje pensando en lo que dirán las demás personas, ya les diste un punto para ganarte”, es una frase que leí en Twitter hace algún tiempo, y tiene razón. Personalmente, creo que no deberían de existir esta clase de prejuicios con respecto de los tatuajes, es como juzgar un libro por su portada, como decir que una mujer guapa no puede ser inteligente o que un hombre no puede ser un buen papá soltero, por el motivo que sea. Hace unos meses, vi en Facebook un video de un hombre que quería probar qué tan honesta era la gente en Michigan, Estados Unidos, para lo cual dejó tirada su cartera en una calle transitada de esa ciudad, y se dispuso a grabar lo que seguía. Un hombre que usaba un bastón para caminar, tatuado, con pantalones holgados y de raza negra, recogió la cartera y luego de revisarla, la guardó en su bolsillo. El hombre detrás de la cámara, relataba que no podía creer que este hombre fuera un ladrón para llevarse sus pertenencias, lo siguió hasta una tienda en la cual compró un par de tenis con una tarjeta que parecía la del hombre que grababa y después se dirigió a otros locales para seguir comprando cosas. El chico que hacía la prueba, usaba frases hasta cierto punto racistas, como “qué se podía esperar de estas personas” (haciendo alusión a las personas negras y tatuadas). Después de seguirlo, vio cómo el hombre sacaba de nuevo la cartera para revisar las tarjetas. Se sorprendió cuando el hombre comenzó a caminar hasta la dirección que venía en su licencia de conducir. Antes de que el hombre tatuado tocara a su puerta, el otro lo enfrentó y lo cuestionó por haber usado sus tarjetas y efectivo para comprar cosas en el centro comercial. “Yo no he usado tus tarjetas, yo también tengo una roja”, le contestó bastante nervioso. El sujeto le mostró su tarjeta, que efectivamente era igual. Se quedó ahí parado y reconoció el hecho de que aquel hombre, incluso con su discapacidad, haya caminado hasta su casa para entregar su cartera, a la cual no le faltaba nada. El tipo que había hecho la prueba, terminó el video reconociendo lo equivocado que había estado por juzgar al hombre por su apariencia y pidió a quienes vieran su filme, que no cometieran el mismo error; quiso dar una recompensa al hombre, pero éste se negó, sólo dijo que era su deber como ciudadano y se dio la vuelta para irse. Como estudiante de Derecho, no me ha preocupado la posibilidad de que tener tatuajes me impida desarrollarme como profesional; al contrario, pienso que mis aptitudes serán las que definan si puedo o no desarrollar mi trabajo, al igual que en todas las demás personas. El tipo que había hecho la prueba, terminó el video reconociendo lo equivocado que había estado por juzgar al hombre por su apariencia y pidió a quienes vieran su filme, que no cometieran el mismo error. Qué nos falta para ser como Andrea La esperanza Página 4 D No se dice ler, se dice leer. urante la XXXVI Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil celebrada en la Ciudad de México, el secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño Mayer, se dirigió a las y los pequeños estudiantes para enfatizar la importancia de la lectura en el proceso de aprendizaje. Al hacerlo, cometió varios errores de dicción y sintaxis, así lo muestra el video reproducido a través de las redes sociales, en el que Nuño, con gran entusiasmo expresaba: Andrea L a inesperada aparición de la pequeña Andrea, de apenas 8 años de edad, en el ámbito público nacional, ha sido un aliento para la población mexicana, absorta en la incertidumbre y los vaivenes políticos de nuestro país y del mundo. Y particularmente es un aliciente para las mujeres, a quienes, además de aquejarnos la problemática general del país, nos alarma la violencia que se sigue ejerciendo en nuestra contra. Muy bien, pus orita los van a llevar para que vayan y puedan tener los libros que les gusten para que los empiecen a ler. ¿Seguro van a ler, sí o no? (Sin Embargo, 14/11/2016). En la tarima, al secretario le acompañaban tres niños y dos niñas, se despidió de los dos primeros y al acercarse a una de las pequeñas, ésta le pregunta si le puede decir algo, Nuño se acerca a ella, quien con un gesto de timidez, pero con voz tranquila, le dice: “Con todo respeto, señor, no se dice ler, se dice leer”, fueron las palabras de Andrea cuando corrigió al mismísimo secretario de Educación federal, Aurelio Nuño Mayer. No se dice ler, sino leer y el Secretario responde: Leer, eso, muy bien. Leer muy bien. (Sin Embargo, 14/11/2016). Cuando Nuño Mayer acercó el micrófono a la pequeña Andrea, nunca imaginó que frente a sí tenía a una estudiante de sólo 8 años de edad, cuya valentía, confianza en sí misma y respeto hacia las personas, es el resultado de un proceso educativo que nada se parece al modelo neoliberal que él ha pretendido imponer a lo largo de los últimos años. La forma en que Andrea ha sido educada es la antípoda de la llamada reforma educativa, en la que la evaluación se utiliza como instrumento para despedir a profesoras y profesores, y no como un medio para detectar las necesidades de formación permanente del En este país, en donde nada parece tener solución, las palabras de Andrea representan para millones de personas lo que ellas quisieran decir. “A mí no me gusta escuchar cosas que están mal dichas, porque a mí también me gusta leer”, precisó Andrea en una entrevista con el periódico El Universal. magisterio en servicio y diseñar estrategias para superar las carencias detectadas. La manera en que Andrea se dirigió Nuño y sus posteriores opiniones en diferentes entrevistas, muestran que su educación ha tenido como base el diálogo y no la imposición; el impulso al logro y la argumentación. En su entorno familiar y escolar, ha tenido la oportunidad de que sus dudas y opiniones sean escuchadas, de que las incontables interrogantes que surgen durante la primera infancia hayan sido contestadas con honestidad y certeza. En las redes sociales, en los círculos de amigas, amigos y en reuniones familiares hubo cientos de comentarios en torno a la forma como Andrea corrigió la dicción del Secretario, así como sus opiniones respecto a que el presidente Enrique Peña, al igual que Nuño, necesitan leer más e incrementar su vocabulario, así como entender las necesidades de los niños y de las niñas. Para una enorme cantidad de personas, las palabras de esta pequeña fueron como una bocanada de aire fresco, en este nuestro México tan asfixiante a causa de la corrupción, asesinatos e impunidad. Sus palabras, emitidas con firmeza y valentía, son las que miles de personas qui- sieran decir cara a cara frente a funcionarios cada vez más ineptos e ineficaces, sin embargo, un alto porcentaje de la población mexicana no puede alzar la voz, justo por ser producto de una educación autoritaria, que tiene como base las amenazas y los castigos. Y seguramente que Andrea conservará el excelente gusto por la lectura, y se informará y comprenderá que así como no es correcto que se pronuncien cosas “mal dichas”, tampoco es normal que se ejerza violencia contra su género. Como lo afirmó y mostró el filósofo francés Michel Foucault, la escuela, las familias, las iglesias suelen convertirse en lugares de represión, mediante el ejercicio de un poder para dominar. Así, pues, una vez que se llega a la adultez, es difícil hacer frente a las autoridades que abusan del poder. La madre de Andrea es maestra y le enseñó a leer desde que la niña tenía 4 años de edad; en tanto que su padre, Arturo Lomelí, acostumbra leerles cuentos a Andrea y a su otro hijo, Juan Pablo, de 7 años, desde que eran bebés. Pero también, la pareja ha enseñado a sus hijos “a ser honestos y decir lo que piensan, siempre con respeto a las demás personas”, refiere la entrevista. En este país, en donde nada parece tener solución, en donde gobernadores y funcionarios de diversos niveles roban a manos llenas y no reciben castigo, las palabras de Andrea representan para millones de personas lo que ellas quisieran decir, pero el miedo interiorizado producto de la educación para disciplinar, les impide externar sus pensamientos. Urge que tanto en los planteles escolares como en las familias y demás instituciones, se modifique la forma de educación, para que, lo más pronto posible, cientos y miles de personas puedan expresarse como Andrea. Si más parejas educaran a sus hijos e hijas en la cultura de la lectura, de la información, de la honestidad y del respeto, en un futuro tendríamos una sociedad menos violenta. Tendríamos más jóvenes y adultos formando parte de una comunidad igualitaria, donde hombres y mujeres disfrutarían de sus derechos y obligaciones con normalidad, porque habrían crecido bajo el principio de la equidad. Lamentablemente no es así. Son pocos los padres y las madres que se ocupan de procurar a sus hijos e hijas la enseñanza a través de la lectura, de inculcarles el respeto y la honestidad, que son valores que debieran regir a cualquier ser humano de por vida. El próximo viernes 25 de noviembre se conmemora un aniversario más del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres; una fecha que nos sirve para recordar lo poco que hemos avanzado en los hechos para erradicar el flagelo. A nivel mundial, la Organización de Naciones Unidas (ONU) considera que una de cada tres mujeres ha sido violentada alguna vez en su vida; y cada 15 segundos, una mujer es agredida. “Ya sea en el hogar, en la calle o en los conflictos armados, la violencia contra las mujeres es una pandemia mundial que ocurre en espacios públicos o privados”, refiere la ONU. La primera entrevista que ofreció Andrea fue para la página digital Sin Embargo, y ahí consideró preocupante que el encargado de la educación pública en México “sea una persona que no sabe hablar bien” y que no conozca el lenguaje que hablan los niños para comunicarse con ellos de manera efectiva. Pero, “lo que me preocupa más, es que nuestro Presidente no sepa tanto. Sus frases que inventa, (como) ‘lo bueno casi no se cuenta’, no me gustan. Porque esa frase es un poquito ridícula. Porque lo bueno no se debe contar, se debería ver”, agregó la pequeña Andrea. Es cierto. En México quisiéramos ver lo bueno en los hechos, no escucharlo en una frase promocional de gobierno. Lo bueno, en este grave caso de violencia que enfrentamos las mujeres mexicanas sería que hubiese voluntad de la autoridad, en todos sus niveles, para emprender políticas públicas que de verdad tuvieran como camino erradicar la violencia de género. Quisiéramos ver que la ley se aplica a quienes violentan a las mujeres en cualesquiera de las formas, ya no se diga en la peor violencia que se traduce en feminicidio. Quisiéramos que las y los funcionarios públicos se pusieran de lado de las mujeres y no de sus agresores; quisiéramos que la clase política fuera más comprometida con las causas de las mujeres y, en vez de violentarlas y juzgarlas, protegieran todos sus derechos a través de las leyes. Pero no es así. A sus 8 años, Andrea comprende que “las cosas buenas” deben verse, no sólo contarse. Y como México necesita gente informada, pensante y actuante, yo sí me siento orgullosa de ella, porque hizo renacer mi esperanza de un futuro mejor para el país. Por eso le doy las gracias a Andrea y al resto de niñas y niños que desde temprana edad, motivados por sus padres, desarrollan esa capacidad intelectual de la lectura, pues con toda seguridad, en la adultez serán personas informadas, críticas y decididas a mejorar las condiciones de las y los mexicanos. ¡Que así sea! Página 5 Glenda Libier Madrigal Trujillo Ma. Elena García Rivera cional ptable, ra sus La lucha ancestral por los matrimonios igualitarios Listones rosa E n la lucha contra el cáncer se invierten muchos millones de pesos, pero son muchos millones más los que desaparecen de las arcas gubernamentales porque en el rubro de salud han encontrado los corruptos las arcas abiertas; abunda la opacidad en la información y el incumplimiento de servicios comprometidos por esos fondos. La corrupción es delito, y en los rubros de salud se debería castigar como criminal, como asesinato de enfermos que con esos recursos podrían haber salvado vidas de mujeres, niñas y niños, y ancianos, en su mayoría. Los encargados de hacer justicia a estos funcionarios deben de reconocer la grave falta que cometen al cobijar a estos criminales con la impunidad; la omisión y la ineficiencia en su labor también es corrupción. Delito que no se sanciona, se repite. Y en Colima tenemos ejemplos. El Gobierno Federal, en el Sector Salud instrumenta campañas y llueven declaraciones de funcionarios lamentando la pérdida de vidas en las víctimas de cáncer. Se organizan foros y todos se toman la foto con su listón rosa. La hipocresía personificada, cuando al Instituto Nacional de Cancerología, en una medida absurda e inaceptable, se le hará un recorte al gasto de 31 por ciento, para sus actividades. El diputado federal Francisco Martínez Neri, declaró recientemente: “Este recorte es totalmente absurdo, pues si bien es cierto que Rossy Villarruel Figueroa* en 2016 se reportó una reducción de decesos por esta causa, eso se logró por el aumento de campañas de prevención, atención oportuna y servicios gratuitos de mastografía para mujeres de 40 a 69 años. Es obvio que para seguir con estas campañas es necesario tener recursos suficientes para darlas a conocer, así como para continuar ofreciendo los servicios de manera gratuita a quienes carecen de seguridad social”. FEMINICIDIOS El feminicidio es la forma superior de una violencia que tiene muchos peldaños en la desigualdad de género, y que van desde expresiones hasta mecanismos de opresión y humillación conyugal, familiar, laboral, política, económica, médica, hasta el recurso a agresiones físicas letales. “Es meridianamente claro que en este país no existe ni una sombra de interés institucional por procurar e impartir justicia en un caso de feminicidio, a menos que la víctima tenga una preeminencia social y/o económica, lo que refuerza la idea de que en caso contrario el o los feminicidas de mujeres anónimas tienen grandes probabilidades de no ser ni siquiera identificados y mucho menos de ser sometidos a proceso o de pisar la cárcel. “En esas circunstancias, el asesinar a una mujer deja de tener motivaciones significativas: los celos, el abandono, el conflicto por los hijos, la explotación, la agresión sexual o cualquier otra causa se diluyen en algo más genérico y simple: hay feminicidios porque es posible cometerlos sin que el autor tenga que sufrir las consecuencias de sus actos y sin que la autoridad sea sancionada por no haberlos evitado ni investigado y castigado una vez cometidos. Ningún procurador estatal o general, ningún jefe policíaco, ningún gobernador y ningún presidente han sido llamados a cuentas por la justicia por haber tolerado –es decir, por haber auspiciado- el incremento de los feminicidios en el ámbito de su competencia. Hay incontables mujeres asesinadas por ser mujeres. Y porque se puede”. Pedro Miguel (La Jornada 16-11-16) En México, de acuerdo con las cifras oficiales, la procuración y la impartición de justicia funcionan al 4 ó 5 por ciento. Lo que constituye un abono espectacular para toda suerte de acciones ilegales. Todos estamos en peligro de sufrir agresiones o hasta la muerte, incluso por traer un celular; las mujeres, además, debido a su género. Las mujeres de Colima tenemos que estar conscientes del riesgo para nuestras hijas y madres. ¿Haremos valer nuestro derecho a la vida y a la seguridad? *Ex presidenta de la ACPE C uando leí la vida de estas dos mujeres, por demás valientes y arriesgadas, que franquearon muchos obstáculos para lograr culminar su deseo mutuo de convertirse en una pareja legalmente reconocida por todas las leyes y los derechos también, me pareció tan vigente su historia, que no podía menos que compartirla, pues estoy segura que muchas personas, de la diversidad sexual principalmente, se identificarán con su situación, y muy probablemente les sirva de inspiración para no cejar en la lucha por acceder esta y todas las prerrogativas a las que legítimamente tienen derecho. Elisa y Marcela se conocieron cuando ambas estudiaban en la escuela Normal de La Coruña, en España. Al principio se hicieron amigas y cómplices en todo lo que sucedía a su alrededor, pero pronto se dieron cuenta que su amistad tenía un ingrediente diferente: la atracción íntima que cada una sentía por la otra. Pero los padres de Marcela sospecharon que algo no andaba “normal” en esa relación y decidieron enviar a su hija a Madrid, interrumpiendo así su amistad, mas no el sentimiento que las seguía uniendo en la distancia. Cuando ambas terminaron su instrucción, fueron colocadas como maestras muy cerca una de la otra, por lo que decidieron vivir en la misma casa, por un tiempo, en lo que nuevamente fueron separadas de localidad, pero aun así se trasladaban mutuamente para seguir juntas. En el año de 1901, Elisa tomó la identidad masculina y se presentó en la Escuela Normal, solicitando un certificado de estudios, para lo cual se inventó una historia de huérfano abandonado, tomando el nombre de un primo muerto en el pasado, cuya edad coincidía con la de ella, arguyendo además que como su padre era ateo, nunca fue bautizado; el sacerdote de la localidad se conmovió, la bautizó y le extendió la fe de bautismo correspondiente, requisito indispensable para contraer matrimonio por la iglesia. Fue así como la pareja desafió a toda la sociedad española y contrajeron matrimonio religioso; Elisa, vestida de hombre, usando el nombre de Mario; Marcela de mujer, cubriendo todos los requisitos sociales que permeaban a la sociedad de esa época, respecto a los rigurosos trajes de gala que vestían para la ocasión, las amonestaciones, así como los aparentemente legítimos trámites burocráticos para llevar a cabo tan desafiante acción. La ceremonia fue breve y los testigos dieron fe de su legitimidad. Una versión dice que fue el párroco de la iglesia que presidió el enlace, quien casi de inmediato descubrió el fraude y las denunció y, por otro lado, se afirma que vivieron juntas un tiempo como pareja, pero los vecinos y la prensa no las dejaron en paz. De hecho, se llegó a llamar esa unión como el matrimonio sin hombre, osadía que las hizo perder a ambas su empleo y, para excomulgarlas, el cura solicitó a un doctor que examinara a Mario para comprobar su género, pero ésta, muy hábilmente argumento que era hermafrodita, condición que para entones ya estaba diagnosticada en Inglaterra. Pero todo eso no le valió a la pareja, que fue excomulgada y se extendió orden de su captura, obligándolas a huir en barco hacia Argentina. Para ese entonces, Marcela se había embarazado y había dado a luz una niña. Para poder establecerse en Argentina, recurrieron a otra estrategia: Elisa se casó con un varón 24 años mayor que ella, se llevó a Marcela y a su hija a vivir con ellos, argumentando que eran su hermana y su sobrina, respectivamente. Pasó el tiempo y como el matrimonio no se consumaba sexualmente, el esposo empezó a sospechar e inició una investigación, descubriendo que se había casado con una de las lesbianas más famosas, por haber desafiado a la iglesia y a la sociedad conservadora, pues se dice que no pudo anularse el matrimonio de ambas, porque era legítimo. No se sabe a ciencia cierta qué pasó con ellas posteriormente, lo que sí está documentado es que los registros de su matrimonio están todavía vigentes, y según la iglesia siguen en sagrado matrimonio, por lo que está considerado como el primer caso de matrimonio igualitario de la historia, que aun con todo y como fue llevado a cabo, es legal. En México, la lucha por conseguir que los matrimonios igualitarios sean una realidad sigue su curso, pues aunque el presidente Enrique Peña Nieto presentó una iniciativa para que estas uniones fueran legales, la Cámara de Diputados, a través de la Comisión de Puntos Constitucionales, desechó la iniciativa, dejando nuevamente en el desamparo a todas las personas que veían una opción para hacer efectivo un derecho altamente sentido. Y como dice una hermosa frase: amar puede ser un acto revolucionario, chicos y chicas de la diversidad sexual en nuestro país, seguirán por este camino, espinoso, por cierto, para conseguir hacer efectivo un legítimo Derecho Humano: estar protegidos y protegidas por todas las leyes y sus consecuentes beneficios. *Sexóloga y Psicoterapeuta Gestalt [email protected] Cel. 3121324714 Página 3 Página 6 Lourdes Carrillo de Calvario*
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