Maquetación 1

Pedro coge a los insectos por el tórax porque así tienen libertad de movimiento.
Cuando la abeja pica se puede ver un hilo que es el aguijón y la glándula del veneno. No han salido los intestinos,
por tanto la abeja puede seguir viviendo. El aguijón no vuelve a salir, porque la abeja dura 28 o 30 días, pero vive sin aguijón.
Pedro Pérez, el primer apiterapueta español con consulta en Alcalá, cuenta la
importancia de las abejas en todos los campos y para nuestra propia supervivencia
“¡El problema no sólo es que desaparezcan
las abejas, sino que las personas somos
las que nos vamos a morir de hambre!”
La semana pasada PUERTA DE MADRID publicó un reportaje sobre los comienzos, la aportación
científica del primer apiterapeuta que hubo en España y que tiene su consulta en Alcalá de Henares, en
la calle Silo número 1. Pedro Pérez Gómez, vecino de Daganzo, detallaba los secretos de esta terapia
milenaria y aún muy desconocida, que fue transmitida de generación en generación de apicultores hasta
que logró que se lo considerase paramedicina. Nos contó que la picadura de la abeja y todos los demás
productos de la colmena, es decir, la apiterapia, ayudan al cuerpo para que éste combata y se cure de
enfermedades, pues su veneno es el mejor antiinflamatorio que existe, contribuyendo a fortalecer el sistema inmunológico y mejorando la circulación de la sangre. Esta semana, lo que el experto analiza es
la importancia de las abejas en todos los campos para nuestra propia supervivencia.
El apiterapeuta insiste en que “la
apiterapia existe desde la Prehistoria, desde que el hombre empezó a
recolectar la miel, pues a los que
iban, las abejas les picaban ya que
no llevaban el traje que se usa hoy
en día. También se han descubierto
fósiles y huesos con artrosis, etc.,
pues bien, estoy seguro que si a
uno de éstos les dolía un brazo, le
picaba una abeja y se le quitaba un
dolor, a la próxima vez que le doliera algo probaría que le picase de
nuevo una abeja. En el mundo de
la apicultura esto ha sido como un
secreto que se ha transmitido de
padres a hijos”. Los apicultores antiguos, como por ejemplo Antonio
de Pedro, el apicultor con el que
empezó de la mano en esta profesión, se lo practicaban ellos mismos y a su familia, pero no de
forma terapéutica al resto, pues no
se podía hacer y además conlleva
un peligro pues hay que saber mucho sobre el tema para practicarlo.
“Cuando yo empecé no había
apiterapeutas en España y los apicultores jóvenes tampoco tienen ni
idea de esto, se dedican a producir
miel y ya está”, indicó Pérez. De
esa forma, el experto asegura que
hasta hace muy poco “en España
46/PUERTA de Madrid
no se ha dado casos de ‘médicos de
colmenas’, ha habido curas y
maestros con colmenas, pero esa
doble profesión de médicos con
colmena que sí se daba en Alemania desde hace mucho, aquí no se
había dado”. Él descubrió que había más gente como él en el mundo
cuando se conectó a Internet y se
celebraron posteriormente los Congresos que nos contó en la edición
anterior. “Éramos pocos y creo que
vamos a seguir siendo pocos, porque hay que saber muchísimo de
abejas y conocerlas”, asegura el
experto.
Pero aunque haya pocos apiterapeutas, lo que no puede haber son
pocas abejas ni dejar que éstas
mueran. La semana pasada vimos
que los insectos aunque clavaban
su aguijón a los pacientes podían
Caramelos de miel y polen para alimentar a las abejas.
Antes de picar
a un paciente hay
que hacer una prueba
de alergia. Usando una
rejilla no se introduce
el aguijón en la piel
y por tanto
la abeja no lo pierde
seguir viviendo, pero no corren la
misma suerte muchas de las que
vuelan por el campo.
“Sin apicultura no hay ni apiterapia, ni miel y lo que es más importante, el efecto de polinización,
pues las abejas polinizan el 80% de
lo que comemos nosotros y los animales”, exclama Pérez.
El papel de las abejas es fundamental para los ecosistemas y la
propia economía humana. Las abejas son responsables de la mitad de
las polinizaciones en la naturaleza
y de más del 80% de los cultivos
en Europa. La cuenca mediterránea
es una de las regiones mundiales
más ricas en especies de abejas, superando incluso al trópico húmedo.
La abeja doméstica (Apis mellifera) es tan sólo una de las más de
1.100 especies de abejas de la
fauna ibérica, hecho que sitúa a
nuestro país a la cabeza de los países europeos. A nivel mundial, la
diversidad de abejas ibéricas sólo
es equiparable a la existente en California (unas 2.000 especies) y en
todo el continente australiano (unas
1.600 especies).
La Comisión Europea ha dado
una moratoria de dos años para
prohibir el uso de varios herbicidas-plaguicidas neonicotinoides,
un grupo de insecticidas sistémicos, es decir, que tras su aplicación
no se mantienen en el exterior de la
planta sino que entran en su sistema vascular distribuyéndose por
ella. La toxicidad de estas sustancias provoca diversos daños neuro-
18 de mayo de 2013
“Las abejas existen
desde hace
300 millones de años,
son unas supervivientes,
pero están
tan estresadas
como nosotros;
la reina que debería
vivir siete años,
solo vive uno”.
lógicos a las abejas que pueden
ocasionarles si no la muerte directa, sí malformaciones o alteran
su capacidad de orientación, por lo
que acaban muriendo en el campo.
La Comisión Europea ha relacionado estos plaguicidas con la
muerte masiva de abejas basándose
en un informe de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria que
hizo público sus resultados en
enero de este año. El trabajo, que
ha tenido una incidencia muy importante en la decisión adoptada
por Bruselas, se ha centrado en el
estudio de tres tipos de plaguicidas
como el tiametoxam, la clotianidina y el imidacloprid. Además,
cabe señalar que otro estudio,
realizado por la organización estadounidense American Bird Conservancy también revelaba que los
insecticidas neonicatinoides no
sólo son tóxicos para las abejas
melíferas, sino que también afectan
de forma drástica a las aves y los
hábitats acuáticos. Retomando lo
anterior, insistir en que la presión
de la unión de apicultores, ecologistas y miles de ciudadanos ha hecho que 15 países europeos, entre
ellos España, hayan respaldado la
decisión de la Comisión Europea
adoptada en abril de este mismo
año para prohibir el uso de los tres
plaguicidas citados. En un principio la medida iba a entrar en vigor
el 1 de julio, pero finalmente se ha
retrasado al 1 de diciembre, fecha
a partir de la cual quedará prohibido el uso de esos plaguicidas. Pedro Pérez ha sufrido en sus propias
colmenas este hecho y nos lo relataba así. “Vas a la colmena y queda
la reina y cuatro abejas más. Y dices ¿qué ha pasado aquí? Las demás se desorientaban y acababan
muriéndose en el campo”.
La defensa de los laboratorios
que fabricaban estos productos
hasta ahora era que ellos hacían
pruebas y no había problemas, la
cuestión es que lo hacían con dosis
pequeñas y se ha demostrado que
cuando el agricultor echa más cantidad en el terreno, es cuando surgen los problemas.
Pero hay otros factores que también han contribuido en la merma
del número de abejas. Pérez comenta que “en la apicultura no es
todo maravilloso, a nivel produc-
18 de mayo de 2013
Las abejas polinizan
el 80% de lo que
comemos. La Comisión
Europea ha prohibido
el uso de tres
herbicidas que
las desorientaban
y por eso acababan
muriéndose
en el campo.
A lo largo de los años el instrumental que Pedro ha utilizado en
su consulta ha ido cambiando: De un bote de miel casi vacío con
la tapa agujereada a una cajita de madera que ha ido mejorándose hasta llegar a la actual, una especie de enjambrera con un
espacio más grande para que puedan vivir y volar tranquilas.
tivo también se las maltrata enjambrándolas por su cuenta y transportándolas en camiones y ahora
mismo las abejas están tan estresadas como las personas. La reina,
que debe durar de seis a siete años,
dura solamente un año porque la
llevan de Valencia a Marruecos,
por ejemplo... “
La diferencia entre una abeja
reina y una obrera es la alimentación. La obrera, que se alimenta de
miel y polen, vive de 28 a 30 días,
como mucho 45 días, en caso de
que no tenga actividad. Y la reina,
que se alimenta de jalea real, debería durar de seis a siete años, porque además tiene periodos de
descanso en invierno y no la estresan tanto, sin embargo actualmente
está durando una media de un año.
También influyen los parásitos.
“En España estaba el piojillo, que
lo toleraban las abejas y lo combatían ellas mismas. Pero en el año
1985 empezó a haber varroa que
era un parásito parecido al piojillo
pero más grande que venía de Asia
y lo trajeron con unas reinas que
importaron. Las abejas de aquí no
estaban preparadas para defenderse
de ese parásito, y por ejemplo a mí
se me murieron todas. En un año o
dos se murieron las abejas porque
les chupaban la sangre, les hacían
una herida por la que entraban
otros parásitos, y además se comían las crías”, comenta el experto.
Otro factor que favorece su desaparición son las grandes áreas de
monocultivos, ya que la alimentación que puede tener la abeja es
muy pobre en variedad. “Eso pasa
mucho en Estados Unidos, en las
grandes plantaciones de almendro.
Las abejas que viven en esa zona
no están tan fuertes como las silvestres que se alimentan de varias
plantas silvestres”, pone de ejemplo el apiterapeuta.
En cualquier caso, Pedro lo tiene
Cuando las abejas están tranquilas pasan por la piel normal,
pero cuando pasan por un punto alterado reciben una emisión
y la abeja se defiende picando. La abeja no es agresiva,
sólo es defensiva, ataca cuando se la ataca.
claro. “Las abejas llevan 300 millones de años con nosotros. Si se
eliminan abejas y desaparece la polinización va a haber menos alimentos para nosotros, que somos
los que realmente podemos desaparecer porque yo creo que quedaría un grupo de abejas, las
fuertes, y ésas vuelven a salir adelante. Si han sobrevivido a glaciaciones, etc, seguro que nos
sobrevivirán a nosotros. Por tanto,
el problema no es que desaparezcan las abejas, el problema es que
desaparezcamos nosotros. Conocedores de esta cuestión, en países
como China se está planteando polinizar a mano, pero el problema,
repito, no son las abejas, ¡el problema somos nosotros, que nos vamos a morir de hambre! Porque las
abejas son unas auténticas supervivientes”.
Precisamente para llamar la atención sobre la importancia de las
abejas en todos los campos y para
nuestra propia supervivencia es por
lo que Pedro Pérez y su amigo, el
músico Adolfo Rivero ‘Advero’,
vecino también de Daganzo, crearon un disco con el sonido de las
abejas. “Mi maestro me dijo que
observase las abejas y lo primero
que aprendí es a escucharlas. Por
su sonido se sabe si están enfadadas, alegres o tristes, pues tengo
una grabación donde se ríen. Tienen un lenguaje increíble”. La idea
surgió hace 14 años y con ayuda
del Ayuntamiento de ese municipio
y la suya propia pudieron hacer una
producción en la que además de
abejas colaboran una quincena de
músicos, “aunque hay una canción,
la última, que es la abeja en estado
puro para ver su lenguaje”. El CD,
que se titula ‘El beso de la abeja’,
fruto del trabajo de más de 15 meses en la realización, tiene la textura y la apariencia de un vinilo e
incluye un libreto de 28 páginas
explicativo y de contenido creativo, con fotos, reproducciones de
cuadros, poesía, prosa, etc. así
como la información de cada uno
de los 16 temas del CD. Pérez los
vende en su consulta y además ha
confesado a PUERTA DE MADRID que también está preparando
un libro sobre su gran vocación
profesional.
PUERTA de Madrid/47