Pronunciamiento Violencia escolar" y/o "

PRONUNCIAMIENTO
Los que suscribimos, somos un grupo de investigadores y estudiantes de posgrado
de diferentes instituciones educativas y centros de investigación, que trabajamos el
tema de la violencia en las escuelas desde hace una década aproximadamente.
Gracias a la labor pionera del Dr. Alfredo Furlán Malamud –miembro fundador del
Observatorio Internacional, ahora con estatus de ONG-, y a partir de la Primera
Conferencia Mundial de Violencia en las Escuelas en la UNESCO, Paris (2001), así
como de la creación del Observatorio Europeo sobre Violencia en las Escuelas, se
configuró un nuevo campo de estudio en México, relativo al fenómeno de la
indisciplina, la convivencia y la violencia en las escuelas, Algunos de nuestros
integrantes forman parte del cuerpo directivo del Observatorio Internacional, y
otros grupos y observatorios sobre la violencia y la convivencia han surgido en
años recientes, en diversos puntos del país, como por ejemplo, la Red
Latinoamericana de Convivencia Escolar.
Conformamos un equipo responsable de la tarea de elaborar el Estado del Arte que
el Consejo Mexicano de Investigación Educativa realiza cada década, en esta
ocasión, para el Área temática 17: Convivencia, disciplina y violencia en la escuela.
Esta línea de investigación contempla un conjunto de materias distintas, pero
relacionadas entre sí. Nuestro trabajo consiste en recoger y documentar los
trabajos de investigación e intervención educativa que se han desarrollado en el
país sobre esta problemática en la última década. Pretendemos que el producto de
este estado de la cuestión constituya un referente obligado de consulta para
reflexionar, comprender, evaluar e intervenir oportuna y críticamente en los
espacios donde se presentan situaciones relacionadas con los fenómenos a que
refiere la denominación del área.
Este pronunciamiento tiene como propósito ofrecer a los diversos medios de
comunicación y a la opinión pública en general, una posición alternativa a la que
circula habitualmente sobre la problemática de lo que se ha denominado “violencia
escolar” y/o “Bullying”. Consideramos que el incremento noticioso sobre diversos
temas anexos o afines, no siempre va acompañado con el uso de fuentes
autorizadas. Nuestro interés es coadyuvar con información que apoye el trabajo
periodístico con fuentes de información pertinentes; especialmente cuando se trata
de figuras o cifras consideradas como oficiales.
Aprovechando la ocasión que nos brinda el XI Congreso Nacional de Investigación
Educativa, queremos hacer pública nuestra posición respecto de la manera
imprecisa y nociva con la que diferentes medios masivos de comunicación,
organismos públicos y académicos, abordan y difunden información sobre la
llamada “violencia escolar”, noción que pretende agrupar diferentes clases de
eventos, todos relacionados con la institución y sujetos escolares.
La violencia en la escuela es un fenómeno que ha acompañado la historia de los
sistemas educativos, si bien ahora se presenta con nuevas expresiones y matices.
Su mayor frecuencia, intensidad y gravedad, ha suscitado una preocupación e
inquietud crecientes en diversos sectores de la sociedad. Sin embargo, presentar
ante el público una versión distorsionada o tendenciosa del fenómeno, conduce a
su patologización y en consecuencia, a la criminalización de los sujetos inmersos
en esta problemática compleja, y contribuye a agravar este fenómeno, lejos de
aportar a su solución. Un enfoque acrítico que coloca bajo los nombres genéricos
de “violencia escolar” o de “Bullying”, todo aquello que rompe con el orden y la
disciplina escolar, resulta desafortunado por desestimar otros sucesos de igual o
mayor envergadura, a la vez que impide valorar las causas implicadas en unos y
otros.
Como país estamos viviendo una aguda crisis, y ésta ha sido mayor que el
potencial de la escuela para educar contra la crisis, porque la educación depende,
en su concepción y en su hacer, del tipo de sociedad en la que transcurre. En los
comunicados y discursos oficiales, en los noticieros, no se hace referencia a la
realidad de la debilidad institucional, de las fallas en la estructura y el tejido social,
cuando se informa de actos de violencia en la escuela o cuando se presentan
programas gubernamentales para prevenirla, “para erradicarla”. Esa realidad es en
la que acontece la vida de los estudiantes; la de las inequidades, de la
desconfianza y el agravio, al ver trastocada cualquier posibilidad de proyecto de
una vida digna. Hoy los estudiantes no se sienten protegidos por la escuela, ni
representados por el sistema político.
Muchos casos de violencia (desde sus expresiones consideradas “naturales”, y que
fueron identificadas por mucho tiempo como indisciplina, hasta las aquellas que
pueden dañar la integridad física y mental de los individuos), tienen su origen en la
vida social fuera de ella. Pensemos en sus relaciones con la exclusión social, la
pobreza, la ilegalidad, la discriminación, la corrupción.
La violencia escolar como problema socioeducativo, la cual debiera ser objeto de
estudio, de intervención institucional, así como de gestión gubernamental, se
presenta a la opinión pública como un problema de seguridad pública, que
responde exclusivamente a tendencias delictivas y criminológicas.
La confusión conceptual y la improvisación práctica que asocia la comprensión del
fenómeno fundamentalmente con el crimen organizado y el narcotráfico, cuando
no con problemas de personalidad de las víctimas y los victimarios, no permite una
comprensión cabal de la dinámica social y escolar asociada a las diversas formas
de disrupción y violencia en las instituciones educativas. En consecuencia,
desestima la toma de conciencia y la responsabilidad por parte de los actores en
cuyas manos está la generación de posibles estrategias de solución. En cambio,
conduce a la naturalización o normalización del problema y al señalamiento
discriminatorio de un sector de niños y jóvenes de edad escolar que enfrentan
situaciones de riesgo social. Una de estas expresiones desafortunadas es el
término “ninis” para referir a los casi 8 millones de jóvenes marginados a quienes
las condiciones sociales que prevalecen en el país, los expulsa de la escuela y
también del trabajo.
Las premisas antes señaladas constituyen el fundamento a partir del cual este
grupo de trabajo expresa a la sociedad en general y a las autoridades educativas:
1. Que existen grupos de trabajo en el ámbito de la investigación educativa
que
han
desarrollado
diagnósticos,
estudios,
propuestas
teóricas,
metodológicas y de intervención para comprender y explicar la problemática
de la violencia en los contextos escolares de los distintos niveles educativos
del país. Es esencial no soslayar las contribuciones que han sido realizadas
por diversos grupos de profesionales competentes que a lo largo y ancho
del país trabajan en el estudio, así como en la generación de propuestas de
intervención en relación con el fenómeno de la violencia en las escuelas.
2. Que los estudios e investigaciones realizados por profesionales de la
educación tanto en el ámbito público, como en el privado (Institutos,
Laboratorios, Universidades, Centros de Investigación), sean considerados
como una herramienta fundamental por parte de las autoridades locales,
estatales y federales para sustentar la formulación de estrategias y
programas que pretendan intervenir social y pedagógicamente el fomento a
la convivencia, los problemas relacionados con la indisciplina y la violencia
en las escuelas (Bullying).
3. Que la investigación y la información derivada de la misma, generada por
parte de los diversos grupos, organismos, centros de investigación o
cualquier instancia vinculada con el estudio de la problemática, es de acceso
a toda la comunidad y/o sociedad en general para su utilización, con el
propósito de coadyuvar en la resolución de situaciones vinculadas con los
procesos gestados o relacionados con la violencia escolar.
4. Que resulta hoy más que nunca imprescindible que los diversos medios de
comunicación: radio, televisión, periódicos locales y nacionales amplíen los
espacios y foros de discusión y análisis, para que la sociedad en general
conozca y reflexione sobre la gama de posibilidades existentes para
participar e intervenir en la construcción de alternativas que coadyuven en
la resolución de la problemática de la violencia en las escuelas.
5. Que constituye una exigencia impostergable que el gobierno federal y las
instituciones a su cargo, particularmente
la Secretaría de Educación
Pública, desarrollen estrategias y políticas educativas que contemplen en su
diseño y elaboración, el aporte de investigadores, docentes y expertos en la
temática y que podrán colaborar en consecuencia, en el desarrollo de
propuestas de solución inteligentes y fundamentadas.
6. Finalmente, manifestamos que ante la cada vez más compleja situación de
violencia estructural por la que atraviesa nuestro país, con más de cincuenta
mil asesinatos y el crecimiento alarmante de los índices de pobreza y
exclusión, es impostergable que las autoridades de gobierno actúen con
seriedad y determinación en la resolución de los conflictos que mantienen
en una encrucijada desesperanzadora a toda la nación.
ADELA LIZARDI ARIZMENDI
ALFREDO FURLAN MALAMUD
ALICIA ESTELA PEREDA ALFONSO
ANTONIO GOMEZ NASHIKI
BLANCA ESTELA ZARDEL JACOBO CUPICH
BLANCA FLOR TRUJILLO REYES
CARMEN GALLEGOS
ELDA LUCIA GONZALEZ CUEVAS
CYNTHIA CESAR DE LA CRUZ
JOSE CLAUDIO CARRILLO
NAVARRO
LUZ MARIA VELAZQUEZ REYES
MARIA AZUCENA RAMOS
HERRERA
MARIA CECILIA FIERRO EVANS
MARIA TERESA PRIETO
QUEZADA
RICARDO VAZQUEZ VALLS
SEBASTIAN PLA
TERRY CAROL SPITZER SCHWARTZ
URSULA ZURITA RIVERA