El monstruo apareció justo después de la medianoche. Pero no era el que Conor había estado esperando, el de la pesadilla que ha estado soñando todaslasnochesdesdequesumadrecomenzóconeltratamiento.Eldela oscuridad y el viento y el grito… Ese monstruo del jardín es diferente. Antiguo, salvaje. Y quiere de Conor algo terrible y peligroso. Quiere la verdad. www.lectulandia.com-Página2 PatrickNess Unmonstruovieneaverme ApartirdeunaideaoriginaldeSiobhanDowd ePubr1.3 OZN15.10.14 www.lectulandia.com-Página3 Títulooriginal:Amonstercalls PatrickNess,2011 Traducción:CarlosJiménezArribas Retoquedecubierta:OZN Editordigital:OZN ePubbaser1.1 www.lectulandia.com-Página4 ParaSiobhan Soloeresjovenunavezenlavida,dicen,pero¿nosealargamuchoenel tiempo?Másañosdelosquepuedessoportar. HilaryMantel AnExperimentinLove www.lectulandia.com-Página5 Notadelosautores NolleguéaconocerenpersonaaSiobhanDowd.Sololaconozcocomolaconoceréis la mayoría de vosotros: a través de sus extraordinarios libros. Cuatro novelas para jóvenesllenasdefuerza,dosdeellaspublicadasenvida,dosdespuésdesutemprana muerte.Sinolashabéisleído,ponedremedioaesedescuidoinmediatamente. Estehabríasidosuquintolibro.Teníalospersonajes,unapremisayuninicio.Lo quenotenía,desgraciadamente,eratiempo. Cuando me preguntaron si estaría dispuesto a convertir su trabajo en un libro, dudé.Loquenoquería—loquenopodíahacer—eraescribirunanovelaimitandosu voz.Esohabríasidohacerleunflacofavoraella,allector,ysobretodoalahistoria. Nocreoquelabuenaescriturapuedafuncionarasí. Peroloquetienenlasbuenasideasesquegeneranotrasideas.Casiantesdeque pudieraevitarlo,lasideasdeSiobhanmesugirieronotrasnuevas,yempecéasentir esedeseoquetodoescritoransía:eldeseodejuntarpalabras,eldeseodecontaruna historia. Sentí —y siento— que me habían cedido un testigo, como si una escritora especialmente dotada me hubiera dado su historia y me hubiera dicho: «Adelante. Correconella.Méteteenlíos».Yesofueloqueintentéhacer.Alolargodelcamino tuve una única directriz: escribir un libro que a mi parecer a Siobhan le habría gustado.Ningúnotrocriterioimportabarealmente. Y ahora ha llegado el momento de pasarte el testigo. Las historias no terminan con los escritores, aun cuando sean muchos los que tomen la salida. Aquí tienes lo quesenosocurrióaSiobhanyamí.Asíque,adelante.Correconello. Méteteenlíos. PATRICKNESS Londres,febrerode2011 www.lectulandia.com-Página6 Unmonstruovieneaverme Elmonstruoapareciópasadaslasdocedelanoche.Comohacentodoslosmonstruos. Conorestabadespiertocuandoelmonstruollegó. Acababa de tener una pesadilla. Bueno, una pesadilla no. La pesadilla. La que tenía tantas veces últimamente. La de la oscuridad y el viento y los gritos. La pesadilla en la que unas manos se escapaban de las suyas por muy fuerte que las sujetara.Laqueacababasiemprecon… «Vete», susurraba Conor a la oscuridad de la habitación en el intento de que la pesadilla retrocediera, de que no lo siguiera al mundo del despertar. «Vete de una vez». Miróelrelojquesumadrehabíacolocadoenlamesilla.Las00.07.Muytardesi al día siguiente había que levantarse para ir al colegio, tarde sobre todo para un domingoporlanoche. Nolehabíacontadoanadielodelapesadilla.Asumadre,porrazonesobvias, pero tampoco a su padre cuando hablaban por teléfono cada dos semanas (más o menos) y, por supuesto, tampoco a su abuela, ni a nadie del instituto. Eso por descontado. Loquesucedíaenlapesadillanoteníaporquésaberlonadie. Conor miró adormilado su habitación y frunció el ceño. Algo se le estaba escapando.Sesentóenlacama,unpocomásdespierto.Lapesadillaloibasoltando, perohabíaalgoquenopodíaprecisar,algodiferente,algo… Aguzóeloídointentandodesentrañarelsilencio,perosolooyólosruidosdela casa en calma; de vez en cuando el crujido de algún mueble en el desierto piso de abajo,oelrocedelasmantasenlahabitacióndeallado,dondesumadredormía. Nada. Yluegoalgo.Aquelloquelohabíadespertado. Alguiendecíasunombre. Conor. Sintióunaoleadadepánico,seleencogieronlastripas.¿Lohabíaseguido?¿Había conseguido salir de la pesadilla y…? «No seas idiota —se dijo—. Eres mayor para creerenmonstruos». Y lo era. Había cumplido los trece el mes anterior. Los monstruos eran cosa de bebés.Losmonstruoserancosadeniñosquesehacíanpisenlacama.Losmonstruos eran… Conor. Allíestabaotravez.Conortragósaliva.Eraunoctubreinusitadamentecálidoyla www.lectulandia.com-Página7 ventana estaba abierta. Tal vez el roce de las cortinas movidas por la brisa sonara igualque… Conor. Vale, no era el viento. Era una voz, pero no una voz conocida. No era la de su madre,esoseguro.Noeraparanadaunavozdemujer,yporuninstantesepreguntó sisupadrenohabríahechounviajesorpresadesdeEstadosUnidosyhabríallegado demasiadotardeparallamarporteléfonoy… Conor. No. Su padre no. Esa voz tenía un sonido muy peculiar, un sonido monstruoso, salvajeeindómito. Entoncesoyófuerauncrujido,comosiunsergigantescocaminaraporunsuelo demadera. Noqueríalevantarseamirar.Y,alavez,unapartedeéllodeseabamásquenada enelmundo. Sezafódelasmantas,selevantódelacamayfuehastalaventana.Alapálidaluz delalunavioclaramentelatorredelaiglesiaenlapequeñacolinaquehabíadetrás de la casa, allí donde las vías del tren trazaban una curva, dos líneas metálicas que lanzabanunpálidoresplandorenmitaddelanoche.Lalunatambiénbrillabasobreel cementerioadosadoalaiglesia,llenodelápidasqueapenassepodíanleer. Conorviotambiénelenormetejoquecrecíaenelcentrodelcementerio,unárbol tanviejoqueparecíahechodelamismapiedraquelaiglesia.Sabíaqueerauntejo porqueselohabíadichosumadre;primerodepequeño,paraquenosecomieralas bayas,queeranvenenosas;yluegootravezelañoanterior,cuandoellamiróporla ventana de la cocina con una expresión rara y le dijo: «Sabes que eso es un tejo, ¿verdad?». Yentoncesoyódenuevosunombre. Conor. Comosiselodijeranmuybajitoalosdosoídosalavez. —¿Qué?—dijoConor,conelcorazóndándolesaltosenelpecho,impacientede prontoporverquésucedía. Unanubeocultólaluna,dejóelpaisajeentinieblas,yseoyóelsusurrodelviento que descendía a toda velocidad por la colina, se metía en su cuarto y mecía las cortinas.Sonóotravezelcrujidosecodelamadera,comoelgemidodeunservivo, comoelestómagohambrientodelmundopidiendoagritossucomida. Entoncespasólanube,yvolvióabrillarlaluna. Sobreeltejo. Queahoraestabaplantadoenmediodesujardín. Yahíestabaelmonstruo. MientrasConorlomiraba,lasramasmásaltasdelárbolsejuntaronhastatomarla www.lectulandia.com-Página8 formadeunacaraenormeyterrorífica,conundestellodelquesurgióunaboca,una narizyhastaunosojosquelomirabanfijamente.Otrasramasseenredaronunascon otras, sin parar de crujir, sin parar de gemir hasta formar dos largos brazos y una segundapiernaapoyadajuntoaltroncoprincipal.Elrestodelárbolfueuniéndoseen torno a una espina dorsal, después en un torso, y las hojas, finas como agujas, trenzaronunapielpeludayverdequesemovíayrespirabacomosidebajohubiera músculosypulmones. Másaltoyaquelaventana,elmonstruocrecíaaloanchoeibadandoformaauna figuraimponente,lafiguradealgoqueparecíafuerte,queparecíapoderoso.Miraba fijamente a Conor, que oía el rugido huracanado de la respiración que salía por su boca.Elmonstruoapoyólasgigantescasmanosaambosladosdelaventana,agachó lacabezahastaquesusenormesojosocuparontodoelmarco,yclavóenConoruna miradafulminante.Lacasagimióquedamentebajoelpesodelmonstruo. Yentonceselmonstruohabló. —ConorO’Malley—dijo,yunaráfagaenormedeaquellacálidarespiraciónque olía a hojas descompuestas entró por la ventana de Conor echándole el pelo hacia atrás. Lavozdelmonstruoretumbaba,sonabaaltaybajaalavez,conunavibracióntan hondaqueConorlasentíadentrodelpecho. —Vengo a por ti, Conor O’Malley. —El monstruo se apretó contra la casa y cayeroncuadros,libros,aparatoselectrónicosyunviejorinocerontedepeluche. «Unmonstruo»,pensóConor.Unmonstruotanrealcomolavidamisma.Enla vidareal,despierto.Noenunsueño,sinoallí,ensuventana. Queveníaaporél. Peronosaliócorriendo. Dehecho,nisiquieraestabaasustado. Lo que sentía, lo que había sentido desde que apareció el monstruo, era una desilusióncadavezmayor. Noeraelmonstruoqueélesperaba. —Puesvale,venapormí. Hubounextrañosilencio. —¿Quéhasdicho?—preguntóelmonstruo. Conorsecruzódebrazos. —Hedichoquevale,quevengasapormí. Elmonstruosequedóparadounosinstantes,luegosoltóunbramidoyempezóa darle puñetazos a la casa. El tejado se combó y aparecieron grandes grietas en las paredes.Elaireresonabaconlosbramidosenfurecidosdelmonstruo. —Gritatodoloquequieras—dijoConorencogiéndosedehombros—,hevisto www.lectulandia.com-Página9 cosaspeores. El monstruo rugió todavía con más fuerza y metió el brazo por la ventana, destrozando los cristales, el marco de madera y los ladrillos. Una rama enorme y nudosaagarróaConorporlacintura,losacódesuhabitaciónylosostuvocontrael cerco de la luna; apretaba con tal fuerza que casi no podía respirar. Conor vio los dientesaserradosdemaderadurayrugosaenlabocadelmonstruo,ysintióqueun alientocálidollegabahastaél. —Notienesmiedo,¿eh? —No—dijoConor—.Porlomenos,nodeti. Elmonstruoentrecerrólosojos. —Yalotendrás—dijo—.Antesdelfinal. YloúltimoquerecordóConorfueelrugidodelmonstruocuandoabriólaboca paracomérselovivo. www.lectulandia.com-Página10 Eldesayuno —¿Mamá?—dijoConorentrandoenlacocina. Sabía que no estaría allí, no se oía el agua hirviendo en la tetera, y eso era lo primeroquehacíasumadre,peroúltimamenteConorlallamabacuandoentrabaen cualquierhabitacióndelacasa.Talvezsehabíaquedadodormidaenalgúnsitiosin pretenderlo,yélnoqueríaasustarla. Pero su madre no estaba en la cocina. Posiblemente seguía en la cama. Lo que implicaba que Conor tendría que prepararse el desayuno, algo a lo que se había acostumbradoúltimamente.Bien.Mejorquebien,dehecho,sobretodoesamañana. Abrió el cubo de la basura y metió bien la bolsa de plástico que llevaba y la cubrióconmásbasura. —Ya está —dijo hablando con nadie, y respiró hondo unos instantes. Luego asintióconlacabezaydijo—:Eldesayuno. Elpanenlatostadora,loscerealesenunbol,elzumoenunvaso,yyasentadoa la pequeña mesa de la cocina. Su madre se compraba el pan y los cereales en un herbolariodelcentro,yConor,afortunadamente,noteníaquecompartirlosconella. Erandeunsabortantristecomoelaspectoquetenían. Miró el reloj. Quedaban veinticinco minutos. Ya llevaba puesto el uniforme del colegio,lamochilacontodolonecesarioparaeldíaloesperabajuntoalapuerta.Se lohabíapreparadotodoélsolo. Sehabíasentadodeespaldasalaventanadelacocina,laqueestabaencimadel fregadero,convistasalpequeñojardíndelapartedeatrásdelacasa,alasvíasdel treny,másarriba,alaiglesiaconsucementerio. Ysutejo. Conor tomó otra cucharada de cereales. El sonido que hacía al masticar era lo únicoqueseoíaenlacasa. Habíasidounsueño.¿Quéotracosapodíahabersido? Esamañanaalabrirlosojos,loprimeroquehizofuemirarlaventana.Todavía seguíaallí,porsupuesto,sindañoalguno,sinningúnboquete.Puesclaroqueseguía allí.Solounbebépensaríaquehabíasucedidodeverdad.Solounbebécreeríaqueun árbol,¡enserio,unárbol!,habíabajadoandandodesdelacolinayhabíaatacadola casa. Despuésdeunpoco,porloabsurdoqueera,sehabíalevantadodelacama. Yhabíasentidouncrujidobajolospies. Todoelsuelodesuhabitaciónestabacubiertodehojasdetejo,cortasypicudas. Sellevóalabocaotracucharadadecerealessinmirarbajoningúnconceptoel www.lectulandia.com-Página11 cubodelabasura,dondehabíametidolabolsadeplásticollenadehojasquehabía barridoesamañananadamáslevantarse. Había sido una noche ventosa. Estaba claro que se habían metido con el viento porlaventanaabierta. Estabaclaro. Se acabó los cereales y las tostadas, se bebió lo que quedaba del zumo, luego enjuagólosplatosylosmetióenellavavajillas.Todavíalequedabanveinteminutos. Decidiósacarlabasura,asícorríamenosriesgos,yllevólabolsaalcontenedorcon ruedasquehabíafrentealacasa.Comolepillabadepaso,recogióloquehabíapara reciclar y lo sacó también. Luego puso una lavadora con las sábanas que había tendidoenlacuerdacuandovolviódelcolegio. Entróotravezenlacocinaymiróelreloj. Todavíaquedabandiezminutos. Seguíasinhaberseñalesde… —¿Conor?—oyóquedecíanenelpisodearriba. Soltótodoelaireque,sindarsecuenta,habíaretenidoenlospulmones. —¿Ya has desayunado? —le preguntó su madre, apoyada contra el quicio de la puertadelacocina. —Sí,mamá—dijoConor,mochilaenmano. —¿Deverdad? —Quesí,mamá. Ellalomirónomuyconvencida.Conorentornólosojos. —Tostadasycerealesyzumo—dijo—.Hemetidolosplatosenellavavajillas. —Y has sacado la basura —dijo su madre en voz baja al ver lo ordenada que habíadejadolacocina. —Tambiénhepuestounalavadora—dijoConor. —Eresunbuenchico—dijoellay,aunquelesonreía,habíatristezaensuvoz—. Sientonohabermelevantado. —Nopasanada. —Esqueestenuevociclode… —Nopasanada—dijoConor. Sumadresequedócallada,peroleseguíasonriendo.Todavíanosehabíaatadoel pañuelo,yelcráneopeladoparecíademasiadoblando,demasiadofrágilconlaluzde lamañana,comoeldeunbebé.AConorledolíaelestómagosolodeverlo. —¿Fuistetúelquehizoruidoanoche?—preguntósumadre. Conorsequedóhelado. —¿Cuándo? —Tuvoqueserpocodespuésdemedianoche—dijoella,arrastrandolospiesalir www.lectulandia.com-Página12 aencenderlatetera—.Penséqueestabasoñandoperojuraríaqueoítuvoz. —Seguramentehablabaensueños. —Seguramente—dijosumadreconunbostezo.Tomóunatazadelarepisaque había al lado de la nevera—. Se me olvidó decirte que tu abuela viene mañana — añadiósusurrando. —Jo,mamá.—Conorhundióloshombros. —Yalosé,peroasínotendrásquehacerteeldesayunocadamañana. —¿Cadamañana?¿Cuántotiemposevaaquedar? —Conor… —Nolanecesitamos… —Sabescómomepongoconeltratamiento. —Hastaahoraestábamosbien… —¡Conor!—zanjósumadre,conuntonotanduroquelosdossesorprendieron. Trasunlargosilencio,ellavolvióasonreír;parecíamuy,muycansada—.Intentaré que sea el menor tiempo posible, ¿vale? Sé que no te gusta dejarle tu cuarto, y lo siento.Nolehabríapedidoquevinierasinohicierafalta,¿deacuerdo? Conortendríaquedormirenelsofá.Sinembargo,esenoeraelproblema.Nole gustabacómolehablabasuabuela,igualquesifueraunempleadosuyoqueestuviera aprueba.Unapruebaqueporsupuestonosuperaría.Además,sumadreyélsiempre se las habían apañado los dos solos: por muy mal que se sintiera su madre con el tratamiento,eraelprecioquepagabaparaponersebuena… —Solo serán un par de noches —dijo su madre, como si le hubiera leído el pensamiento—.Notepreocupes,¿vale? Conor pellizcó la cremallera de la mochila e intentó pensar en otras cosas. Y entonces se acordó de la bolsa llena de hojas que había metido en el cubo de la basura.Quizáquesuabuelaocuparasucuartonoeralopeorquepodíapasar. —Esaeslasonrisaqueamímegusta—dijosumadre;cogiólateteracuandoel agua estuvo caliente y dijo con una mueca fingida de horror—: Me va a traer sus pelucasviejas,¿telopuedescreer?—Sepasólaotramanoporlacabezapelada—. VoyaparecerelzombideMargaretThatcher. —Semehacetarde—dijoConormirandoelreloj. —Vale,cariño—dijoella,yfuetambaleándosehastadondeélestabaparabesarlo en la frente—. Eres muy bueno —dijo de nuevo—. Ojalá no tuvieras que ser tan bueno. CuandoConorsedisponíaasalir,vioquesumadresellevabalatazadetéhacia laventanadelacocinaquequedabaencimadelfregaderoy,alabrirlapuertadela calle,oyóquedecía«Ahíestáeseviejotejo»,comosiestuvierahablandosola. www.lectulandia.com-Página13 Elcolegio Cuandoselevantó,notóelsabordelasangre.Sehabíamordidoellabiopordentroal golpearse contra el suelo, y una vez de pie se concentró en ese sabor extraño y metálico que te daba ganas de escupir nada más sentirlo, como si hubieras comido algoquenoeracomidaninadaqueselepareciera. Pero en vez de escupirlo se lo tragó. A Harry y a sus compinches les habría encantado saber que Conor estaba sangrando. Podía oír a Anton y a Sully riéndose detrásdeél,ysabíaexactamentelaexpresiónqueHarrytendríaenlacaraaunqueno pudiera vérsela. Hasta podía adivinar lo que iba a decir a continuación con su voz tranquilaydivertida,comoimitandoladeesosadultosqueesmejornoencontrarse nuncaporlacalle. —Tencuidadoconesosescalones—dijoHarry—,notevayasacaer. Justo,esomismo. Nosiemprehabíasidoasí. Harry era el Rubito de Oro, el mimado de los profesores curso tras curso en el colegio.Elprimeroenlevantarlamano,eljugadormásrápidoenelcampodefútbol, peroapartedeeso,eraunniñomásenlaclasedeConor.Nohabíanllegadoaserlo que se dice amigos (Harry en realidad no tenía amigos, solo seguidores; Anton y Sully se limitaban a estar siempre detrás de él y a reírle todas las gracias), pero tampoco habían sido enemigos. Si le hubieran dicho que Harry sabía cómo se llamabanoselohabríacreído. Peroenelúltimoañoalgohabíacambiado.HarryempezóafijarseenConor,lo buscabaconlamirada,loobservabacondivertidaindiferencia. EstecambionoseprodujocuandoempezótodoconlamadredeConor.No,llegó mástarde,cuandoempezóatenerlapesadilla,lapesadilladeverdad,noeltontodel árbol,lapesadilladelosgritosylacaída,lapesadillaquenuncalecontaríaaningún bichoviviente.CuandoConorempezóateneresapesadilla,Harrysefijóenél,como silehubieranpuestounaseñalsecretaquesoloélpudieraver. UnaseñalqueatraíaaHarryigualqueunimánatraeelhierro. Elprimerdíadelnuevocurso,Harrylepusolazancadillaenelpatiodelcolegio, yélsecayóalsuelo. Asíhabíaempezado. Yasíhabíaseguido. ConorcontinuódándoleslaespaldamientrasAntonySullysereían.Sepasóla www.lectulandia.com-Página14 lenguapordentrodellabioparaversielcorteeramuyprofundo.Nadaserio.Saldría vivodeesasiconseguíallegarasuclasesinquepasaranadamás. Peroentoncespasóalgomás. —¡Dejadloenpaz!—oyóConor,yseestremecióaloírlo. SediolavueltayviolacaraenfurecidadeLilyAndrewsaescasoscentímetrosde ladeHarry,loquesoloconsiguióqueAntonySullyserierantodavíamásfuerte. —Tucanichehavenidoasalvarte—dijoAnton. —Solointentoqueseaunaluchajusta—dijoLilyenfurruñada;pormuchoquese recogieraelpelo,losrizoslequedabantantiesoscomolosdeuncaniche. —Estássangrando,O’Malley—dijoHarrytranquilamente,sinhacercasodeLily. Conorsellevólamanoalabocademasiadotardepararetenerunpocodesangre quelesalíaporlascomisuras. —¡Su madre la calva tendrá que darle un besito ahí para que se le cure! —dijo Sullyconuncacareo. AConorselecontrajoelestómagocomosituvieradentrounaboladefuego,un sol en miniatura que le quemara las entrañas, pero antes de que tuviera tiempo de reaccionar,Lilyseleadelantó.Conungritodeindignaciónempujócontraelsetoa unsorprendidoSully,queperdióelequilibrioycayóalsuelo. —¡LillianAndrews!—Lavozfatídicaveníadelpatio. Sequedaronquietos.HastaSully,queintentabalevantarse.LaseñoritaKwan,su tutora, se acercaba hecha un basilisco, con el ceño más fruncido y temible que le habíanvistonuncagrabadocomounacicatrizenlacara. —Hanempezadoellos,seño—dijoLilyyaaladefensiva. —Nomecuenteshistorias—repusolaseñoritaKwan—.¿Estásbien,Sullivan? SullyleechóunamiradaaLily,luegopusocaradedolor. —Nosé,seño.Alomejortengoqueirmeacasa. —No te pases de listo —dijo la señorita Kwan—. Lillian, a mi despacho ahora mismo. —Pero,señorita,seestaban… —Ahoramismo,Lillian. —¡SeestabanriendodelamadredeConor! Se quedaron todos petrificados; el sol ardiente que Conor tenía en el estómago subió de temperatura, a punto de devorarlo vivo (y le vino a la mente un recuerdo repentinodelapesadilla,delrugidodelviento,delaoscuridadqueardía).Seloquitó delacabeza. —¿Es verdad eso, Conor? —preguntó la señorita Kwan con una cara tan seria comounsermón. La sangre que Conor tenía en la lengua le daba arcadas. Miró a Harry y a sus compinches.AntonySullyparecíanpreocupados,peroHarrylomirabasereno,sin www.lectulandia.com-Página15 inmutarse,comosisintieraverdaderacuriosidadporoírloqueConoribaadecir. —No,señorita,noesverdad—dijoConortragándoselasangre—.Mecaí.Ellos estabanayudándomealevantarme. ALilylecambiólacaraenelacto,llenadesorpresaydolor.Selequedólaboca abierta,peronoemitióningúnsonido. —Todosavuestrasclases—dijolaseñoritaKwan—.Todosmenostú,Lillian. LilyseguíamirandoaConormientraslaseñoritaKwanselallevabadelbrazo, peroConorapartólamirada. YsetopóconladeHarry,queletendíalamochila. —Bienhecho—dijoHarry. Conoragarrólamochilaconungestobruscoyentróenclase. www.lectulandia.com-Página16 Escribirlavida «Historias»,pensóConorconunescalofríomientrascaminabahaciasucasa. Elcolegiohabíaacabadoyélhabíaconseguidoescaparse.HabíaevitadoaHarry y a los otros durante el resto del día, aunque posiblemente no habían querido provocarle otro «accidente» tan poco tiempo después de que casi los pillara la señoritaKwan.TambiénhabíaevitadoaLily,quienvolvióaclaseconlosojosrojose hinchadosycaradeenfadada.Cuandosonóeltimbredelfinaldelasclases,Conor saliócorriendo;sentíaqueselecaíadeloshombroselpesodelcolegioydeHarryy deLilyconcadacallequeloalejabadeallí. «Historias»,pensóotravez.«Vuestrashistorias—habíadicholaseñoritaMarl—. No penséis que no habéis vivido lo bastante como para no tener una historia que contar». «Escribir la vida», lo había llamado; un trabajo sobre ellos mismos. Su árbol genealógico,dóndehabíanvivido,losviajesenvacacionesylosrecuerdosfelices. Cosasimportantesquehubieranpasado. Conor se cambió la mochila de hombro. Se le ocurrían un par de cosas importantesquehabíanpasado.Nadaquequisieraescribir,sinembargo.Cuandose fuesupadre.Cuandoelgatosalióundíadecasaparanoregresarnuncamás. Latardequesumadreledijoquedebíantener«unapequeñacharla».Arrugóel gestoysiguiócaminando. Perotambiénseacordabadeldíaanterioraese.Sumadrelollevóasurestaurante indiofavoritoyledejópedirtodoelvindalooquequiso.Luegoellaseechóareíry dijo:«¿Yporquéno,malditasea?»,ypidiómásdelomismoparaella.Empezarona tirarsepedosyaantesdellegaralcoche.Ydecaminoacasa,apenassipodíanhablar detantoreírseytirarsepedos. Conor sonrió. Porque aquello no fue un simple regreso a casa. Fue un viaje sorpresaalcine,enundíadecolegio,paraverunapelículaqueConoryahabíavisto cuatrovecesperoquesabíaquesumadrenosoportaba.Ysinembargoallíestaban los dos, viéndola otra vez hasta el final, riéndose todavía ellos solos, comiendo palomitasybebiendoCoca-Cola. Conornoeratonto.Cuandotuvieronla«pequeñacharla»aldíasiguiente,supolo quesumadrehabíahechoyporquélohabíahecho.Sinembargo,esonolerestaba nadaalobienqueselohabíanpasadolanocheanterior.Alomuchoquesehabían reído.Alhechodequetodoleshabíaparecidoposible.Atodolobuenoquepodría perfectamente haberles sucedido allí mismo y en aquel mismo instante y a lo poco queesoleshabríasorprendido. Perotampocopensabaescribirsobreeso. —¡Oye!—Unavozquelollamabapordetráslehizosoltarungruñido—.¡Oye, www.lectulandia.com-Página17 Conor,espera! Lily. —¡Oye!—Loalcanzóyseplantódelantedeélparaquetuvieraquepararsesino queríaarrollarla.Lilyjadeaba,peroseleveíaenlacaraqueseguíafuriosa—.¿Por quémehashechoeso? —Déjameenpaz.—Conorseabriócaminodeunempujón. —¿PorquénolecontastealaseñoritaKwanloquehabíapasadodeverdad?— insistióLily,siguiéndolo—.¿Porquédejastequememetieraenproblemas? —¿Porquétemetistesinoeraasuntotuyo? —Intentabaayudarte. —Nonecesitotuayuda.Melasestabaarreglandosolo. —¡Noescierto!—dijoLily—.Tehabíashechosangre. —¡Noesasuntotuyo!—Conorsiguiócaminando. —Estoycastigadatodalasemana—sequejóLily—.Yvanamandarunanotaa mispadres. —Noesmiproblema. —Perotútieneslaculpa. Conorseparódeprontoysevolvióhaciaella.Teníatalexpresióndeenfadoque lachicaseechóparaatrás,sorprendida,casicomosituvieramiedo. —Laculpaestuya—dijo—.Tuyaysolotuya. Conorsaliódisparadocalleabajo. —¡Anteséramosamigos!—gritóLilydetrásdeél. —Antes—dijoConorsindarselavuelta. Conocía a Lily de toda la vida. O desde que tenía memoria, lo cual venía a ser lo mismo. Sus madres ya eran amigas antes de que ellos nacieran, y Lily era como una hermana que vivía en otra casa, sobre todo cuando una madre o la otra hacían de canguro. Pero habían sido solo amigos, nada de ese rollo romántico con el que a vecesseburlabandeellosenelcolegio.Enciertosentido,aConorlecostabamirara Lilycomoaunachica,oporlomenoscomoalasotraschicasdelcolegio.¿Cómoiba a mirarla así si los dos habían hecho de ovejitas en el mismo belén cuando tenían cinco años? ¿Si sabía que no paraba de meterse el dedo en la nariz? ¿Si ella sabía hastacuándotuvolaluzdelahabitaciónencendidadespuésdequesupadresefuera decasa?Solohabíasidounaamistad,algodelomásnormal. Pero entonces sucedió lo de la «pequeña charla» con su madre, y lo que pasó despuésfuemuysencilloymuyrepentino. www.lectulandia.com-Página18 Nolosabíanadie. LuegolosupolamadredeLily,comoeranatural. LuegolosupoLily. Yluegolosupotodoelmundo.Todoelmundo.Locualcambiólascosasdela nochealamañana. YConorjamásseloperdonaría. Unacallemásyluegootrayallíestabasucasa,pequeñaperosinvecinosaloslados. Eraloúnicoenloquesumadrehabíainsistidocuandoeldivorcio,enquelacasaera deellosdos,libredecargas,yquenotendríanquemudarsecuandosupadresefuera aEstadosUnidosconStephanie,laqueeraahorasumujer.Esofuehaceseisaños, tantotiempoqueConoryanoseacordabadeloqueerateneraunpadreencasa. Loquenoqueríadecirquenopensaraenello. Mirólacolinadetrásdelacasa,elcampanariodelaiglesiaserecortabacontrael cielo nublado. Y el tejo se cernía sobre el cementerio como un gigante dormido. Conor se obligó a seguir mirándolo, convenciéndose de que solo era un árbol, un árbolcomootrocualquieradelosquejalonabanlasvíasdeltren.Unárbol.Noera másqueeso.Siemprehabíasidoeso.Unárbol. Unárbolque,mientrasConorlomiraba,levantósucaragigantescaylomiróa plenaluzdelsol,conlosbrazosextendidosylavozquedecía:Conor… Conordiounsaltoycasisecayódelaacera;tuvoqueagarrarsealcapódeun cochequeestabaaparcado. www.lectulandia.com-Página19 Treshistorias Aquella noche estaba en la cama, completamente despierto, mirando el reloj en la mesilla. Habíasidolatardemáslentaqueunopudieraimaginar.Prepararunalasañaque habíadescongeladodejótanagotadaasumadrequesedurmióaloscincominutosde queempezaraEastEnders.Conorodiabaesaserie,peroselagrabó,luegoleechóun edredónporencimaysefuealavarlosplatos. Elmóvildesumadrehabíasonadounavezsindespertarla.Conorvioqueerala madredeLilyquienllamabaydejóquesaltaraelbuzóndevoz.Hizolosdeberesen la mesa de la cocina, pero no hizo la redacción de «Escribir la vida» que había mandadolaseñoritaMarl.Luegoestuvojugandoeninternetensucuarto,selavólos dientesyseacostó.Acababadeapagarlaluzcuandosumadreentrócompletamente adormiladaypidiendoperdón,paradarleunbesodebuenasnoches. Pocosminutosdespuéslaoyóvomitarenelbaño. —¿Teayudo?—lepreguntóConordesdelacama. —No, cariño —dijo ella con voz muy débil—. A estas alturas ya me he acostumbrado. Eso era lo malo. Conor también se había acostumbrado. Los peores días eran siempre el segundo y el tercero después del tratamiento, los días en los que estaba máscansada,cuandovomitabamás.Sehabíaconvertidoyaenalgocasinormal. Losvómitospararonpasadosunosminutos.Oyóquesumadreapagabalaluzdel bañoycerrabalapuertadesucuarto. Esohabíasidohacíadoshoras.Llevabadespiertodesdeentonces,esperando. Pero¿esperandoqué? El reloj de la mesilla marcó las 00.05. Luego las 00.06. Miró la ventana de su cuarto,cerradaacalycantoaunquelanochetodavíaeracálida.Elrelojdiolas00.07. Selevantó,fuehastalaventanaymirófuera. Elmonstruoestabaensujardín,mirándolofijamente. —Ábreme—dijoelmonstruo;suvozsonóclara,comosilaventananomediara entrelosdos—.Quierohablarcontigo. —Sí,claro—dijoConorsinlevantarlavoz—.Esoesloquesiemprequierenlos monstruos.Hablar. Elmonstruosonrió.Dabapánicoverlo. —Sitengoquedestrozarlaventana,loharéencantado. Levantóunpuñodemaderallenodenudosconlaintencióndeatravesarlapared delahabitación. www.lectulandia.com-Página20 —¡No!—gritóConor—.Noquieroquedespiertesamimadre. —Entonces sal —dijo el monstruo y, aun estando dentro de su habitación, a Conorselellenólanarizdeunolorhúmedoatierrayamaderayasavia. —¿Quéquieresdemí? —Noesloqueyoquieradeti,ConorO’Malley.—Elmonstruopególacaraala ventana—.Esloquetúquieresdemí. —Yonoquieronadadeti—replicóConor. —Todavíano—dijoelmonstruo—.Peroyaloquerrás. «Es solo un sueño», se dijo Conor, en el jardín trasero de su casa, mirando hacia arriba la silueta del monstruo recortada contra la luna. No se acababa de creer que hubiera bajado la escalera de puntillas, hubiera abierto la puerta de atrás y hubiera salido. Seguía sintiéndose tranquilo. Lo cual era extraño. Esa pesadilla (porque seguro queeraunapesadilla,pordescontadoqueloera)eratandistintaalaotra… Paraempezarnohabíaterror,nipánico,nioscuridad. Ysinembargoallíestabaelmonstruo,tanclarocomolanochemásclara,diezo quincemetrosporencimadeél,respirandopesadamenteenelairedelanoche. —Essolounsueño—dijootravez. —Pero¿quéesunsueño,ConorO’Malley?—Elmonstruobajólacabezahastala caradeConor—.¿Quiéndicequenoestodolodemásloqueesunsueño? Cadavezqueelmonstruosemovía,Conoroíaelcrujidodelamadera,comoun quejidodesucuerpogigantesco.Veíalafuerzadesusbrazos,enormescordadasde ramasqueseretorcíandandoformaalosmúsculosdelárbol,unidosalenormetronco que era el pecho, todo coronado por una cabeza y unos dientes que podría hacerlo trizasdeunmordisco. —¿Quéeres?—preguntóConorabrazándoseelcuerpoconfuerza. —Nosoyun«qué»—refunfuñóelmonstruo—.Soyun«quién». —¿Quiéneresentonces? Elmonstruoabriómucholosojos. —¿Quequiénsoy?—dijo,yluegogritó—.¿Quequiénsoy? Parecíaqueelmonstruoseguíacreciendo,cadavezeramásaltoymásancho.Un viento súbito los rodeó, y el monstruo abrió los brazos tanto que parecía que le llegaban a horizontes opuestos, tanto que parecían lo bastante grandes como para abarcarelmundo. —¡Hetenidotantosnombrescomoañostieneeltiempo!—dijoconunrugido—. ¡SoyHerneelCazador!¡SoyCernunnos!¡SoyeleternoHombreVerde! Elmonstruobajóunodelosbrazos,atrapóaConoryloelevóenelaire;elviento se arremolinó en torno a ellos haciendo que las hojas que formaban la piel del www.lectulandia.com-Página21 monstruoseagitaranairadamente. —¿Que quién soy? —rugió de nuevo—. ¡Soy la espina dorsal que sostiene las montañas! ¡Soy las lágrimas que lloran los ríos! ¡Soy los pulmones que respiran el viento!¡Soyelloboquemataalgranciervo,elgavilánquemataalratón,laaraña quemataalamosca!¡Soyelgranciervo,elratón,lamoscaquesoncomidos!¡Soyla serpientedelmundoquesedevoralacola!¡Soytodoloquenoestádomesticadoyno sepuededomesticar!—AcercóaConorunodesusojos—.Soyestatierrasalvaje,y hevenidoaporti,ConorO’Malley. —Parecesunárbol. ElmonstruoloapretóhastaqueConorempezóagritar. —Noechoaandartodoslosdías,muchacho,solocuandoescuestióndevidao muerte.Yesperoquesemeescuche. ElmonstruoaflojólapresiónyConorpudorespirardenuevo. —Vale,¿yquéquieresdemí? Elmonstruoesbozóunasonrisadiabólica.Elvientoseaplacóysucediólacalma. —Porfin—dijo—.Larazónporlaqueheechadoaandar. Conorsepusotenso,deprontoteníamiedo. —Estoesloquepasará,ConorO’Malley—continuóelmonstruo—:Vendréati denuevootrasnochesy…—Conorsintióqueseleencogíaelestómago,comosise estuvierapreparandopararecibirungolpe—tecontarétreshistorias.Treshistorias deotrasvecesenlasquetuvequeecharaandar. Conorpestañeó.Luegovolvióapestañear. —¿Mevasacontarhistorias? —Asíes—dijoelmonstruo. —Bueno…—Conormiróaunladoyaotrosindarcrédito—.¿Yquéclasede pesadillaesesa? —Las historias son lo más salvaje de todo —tronó la voz del monstruo—. Las historiaspersiguenymuerdenycazan. —Esodicensiemprelosprofesores—dijoConor—.Ytampocoloscreenadie. —Ycuandoyohayaterminadomistreshistorias—continuóelmonstruo,como siConornohubierahablado—,túmecontarásamíunacuarta. Conorserevolvióenlamanodelmonstruo. —Nosemedanbienlashistorias. —Túmecontarásamíunacuarta—repitióelmonstruo—,yserálaverdad. —¿Laverdad? —Nounaverdadcualquiera.Tuverdad. —Vale—dijoConor—,perodijistequeantesdelfinalpasaríamiedo,yesonoda nadademiedo. www.lectulandia.com-Página22 —Sabesquenoescierto—dijoelmonstruo—.Sabesquetuverdad,esaverdad queescondes,ConorO’Malley,esloquemásmiedotedaenelmundo. Conor dejó de revolverse. No se referiría a… No podía ser que se estuviera refiriendoa…Nopodíaserquesupieraeso. No.¡No!Nolecontaríanuncaanadieloquepasabaenlapesadilladeverdad.Ni enunmillóndeaños. —Melacontarás—dijoelmonstruo—.Puesesaeslarazónporlaquemehas llamado. Conorsesintiótodavíamásconfundido. —¿Queyotehellamado?Yonotellamé… —Mecontaráslacuartahistoria.Mecontaráslaverdad. —Ysinotelacuento¿qué?—dijoConor. Elmonstruovolvióaesbozarsusonrisadiabólica. —Entoncestecomerévivo.—Yabriólabocahastaloindescriptible,tantoque podríacomerseelmundoentero,tantoquepodríahacerqueConordesaparecierapara siempre… Conorsesentóenlacamaydioungrito. Sucama.Estabaotravezahí.Eraunsueño,claro.Porsupuestoqueeraunsueño. Otravez.Suspiróenfadadoysefrotólosojos.¿Cómoibaadescansarconsueñostan agotadores? Iría a por un vaso de agua, pensó mientras retiraba las mantas. Se levantaría y empezaríaesanochedesdeelprincipio,olvidándosedeesesueñoquenoteníanipies nicabe…Algocrujióbajosuspies. Encendiólalámpara.Elsueloestaballenodebayasdetejo,rojasyvenenosas.Y laventanaestabacerradaacalycanto. www.lectulandia.com-Página23 Laabuela —¿Estássiendobuenoconmamá? LaabuelalepellizcólasmejillascontantafuerzaqueConorhabríajuradoquele habíahechosangre. —Se está portando muy bien —dijo la madre de Conor; llevaba su pañuelo favoritoatadoalrededordelacabeza—.Asíquenohacefaltaquelehagasdaño. —Bobadas —dijo la abuela dándole dos cachetes juguetones que le dolieron bastante—.¿Porquénovasyponeslateteraahervirparamíyparamamá?—Tal comolodijonoparecíaunapregunta. Mientras Conor salía de la habitación con gesto de alivio, su abuela se puso en jarrasymiróasumadre. —Y ahora, querida —la oyó decir Conor cuando entraba en la cocina—, ¿qué vamosahacercontigo? Suabuelanoeracomootrasabuelas.ÉlhabíavistoalaabueladeLilymuchasveces, yeracomosesuponequeteníanquesertodaslasabuelas:llenadearrugasysiempre sonriente, con el pelo blanco y todo lo demás. Cuando cocinaba ponía a cada uno, como guarnición, sus tres clases de verduras cocidas durante una eternidad, y en Navidad le daba la risa tonta con una copita de jerez y una corona de papel en la cabeza. LaabueladeConorllevabapantalones,seteñíaelpeloydecíacosassinsentido como«Lossesentadeahorasonloscincuentadeantes»o«Aloscochesclásicoshay que darles la cera más cara». A saber lo que significaba eso… Mandaba las felicitacionesdecumpleañosporcorreoelectrónico,discutíaconloscamarerosporel vinoytodavíatrabajaba.Sucasaestaballenadeantiguallasquevalíanunafortunay quenotedejabatocar,comounrelojalquenilaseñoradelalimpiezapodíaquitarle elpolvo.Yesaeraotra.¿Cuántasabuelasteníanseñoradelalimpieza? —Con doble de azúcar y sin leche —dijo desde el salón mientras Conor preparabaelté.Comosinolosupieradespuésdelasmilesdevecesquehabíaidoa visitarlos. —Gracias,muchachito—dijosuabuelacuandoConorentróconelté. —Gracias, cariño —dijo su madre con una sonrisa que la abuela no vio, como invitándoloaqueseunieraaellacontrasumadre.Conornopudoevitarsonreírun poco. —¿Yquétalhoyenelcolegio,jovencito? www.lectulandia.com-Página24 —Bien—respondióConor. Laverdaderaquenohabíaidobien.Lilyestabatodavíaqueechabahumo;Harry lehabíametidoenlamochilaunrotuladorgordosincapuchón,ylaseñoritaKwanlo habíallevadoaparteparapreguntarle,muyseria,«cómoloestaballevando». —¿Sabes?—Suabueladejólatazadetésobrelamesa—.Aapenasunoscientos de metros de mi casa hay un colegio privado para chicos fabuloso. Me he estado informando,yelnivelacadémicoesbastantealto,muchomásqueenelinstituto,eso seguro. Conorlamirófijamente.Esaeralaotrarazónporlaquenolegustabanlasvisitas desuabuela.Loqueacababadedecireraloquediríaunesnobsobreelcolegiodel barrio. O podía ser algo más. Podría ser una insinuación sobre un futuro posible. Un posibledespués. Conorsintióquelarabialesubíaporlabocadelestómago… —Estáfelizdondeestá,mamá—dijoenseguidasumadre—.¿Aquesí,Conor? Conorapretólosdientesyrespondió: —Estoybiendondeestoy. Lacenafuecomidachinaparallevar.LaabueladeConornoeramuydecocinar.Eso era cierto. Siempre que Conor se quedaba con ella, en la nevera había poca cosa aparte de un huevo y medio aguacate. Su madre estaba todavía demasiado cansada paraponerseacocinary,aunqueConorpodíahaberpreparadoalgo,asuabuelanise lepasóporlacabezaesaposibilidad. Le habían dejado recoger, eso sí, y estaba metiendo los envoltorios de papel de plataencimadelabolsaconlasbayasvenenosasquehabíaescondidoenelcubode labasuracuandosuabuelaentróenlacocina. —Túyyotenemosquehablar,muchachito. —Tengonombre,¿sabes?Ynoes«muchachito». —Noseasdescarado—dijosuabuela.Seguíaallídepie,conlosbrazoscruzados. Lamiróunosinstantes.Ellaledevolviólamirada.Luegochasqueólalengua—.No soytuenemiga,Conor.Estoyaquíparaayudaratumadre. —Séporquéestásaquí—dijoél,ytomóunpañoparalimpiarunaencimeraque yaestabalimpiadesobra. Suabueladiounpasoadelanteylequitóelpaño. —Estoy aquí porque los chicos de trece años no deberían ponerse a limpiar la cocinasinqueselomanden. —¿Ibasahacerlotúsino? —Conor… —Vetedeaquí—dijoConor—.Nonoshacesningunafalta. www.lectulandia.com-Página25 —Conor —dijo ella con mayor firmeza—, tenemos que hablar de lo que va a pasar. —No tenemos que hablar de nada. Siempre empeora después del tratamiento. Mañanaestarámejor.—Lelanzóunamiradadesafiante—.Yentoncespodrásirtea tucasa. Suabuelamiróaltechoysoltóunsuspiro.Luegosefrotólacaraconlasmanos,y Conor se sorprendió al ver que estaba enfadada, pero enfadada de verdad. Aunque quizánoconél. Sacóotropañoyempezóapasarlodenuevoporlaencimera,paranotenerque mirarla.Pasóelpañoportodalasuperficiehastallegaralfregaderoymirósindarse cuentaporlaventana. Elmonstruoestabaeneljardíndelapartedeatrásdelacasa,tangrandecomoel solqueyaseponía.MirabaaConor. —Mañanapareceráqueestámejor—dijosuabuela,convozmásronca—,pero noloestará,Conor. Ahínoteníarazón.Conorsediolavueltayvolvióamirarla. —Eltratamientohacequesepongabuena.Poresova. Suabuelaselimitóamirarlofijamenteunosinstantes,comosituvieraquetomar unadecisión. —Tienes que hablar de esto con ella, Conor —dijo por fin. Luego, como si hablaraconsigomismaañadió—:Ellatienequehablardeestocontigo. —¿Hablarconmigodequé?—preguntóConor. Suabuelasecruzódebrazos. —Devenirteavivirconmigo. Conor frunció el ceño, y por un segundo pareció que la estancia se quedaba a oscuras,porunsegundofuecomosilacasatemblaradearribaabajo,porunsegundo Conorsintióquepodíahundirlamanoyarrancarelsuelodecuajodelatierraoscura ypalpitante… Parpadeó.Suabuelatodavíaesperabaunarespuesta. —Nopiensoirmeavivircontigo. —Conor… —Nopiensoirmeavivircontigonunca. —Síquevendrás—dijoella—.Sintiéndolomucho,tendrásquevenir.Séqueella intentaprotegerte,perodebessaberquecuandotodoestohayaacabado,tendrásun hogar,muchachito.Conalguienquetequerráycuidarádeti. —Cuando todo esto haya acabado —dijo Conor, con voz furiosa—, tú te irás y nosotrosestaremosbien. —Conor… Yentoncesoyeronlavozqueveníadelsalón. www.lectulandia.com-Página26 —Mamá…Mamá… SuabuelasaliódelacocinatandeprisaqueConordiounsaltodelsusto.Oyóque su madre tosía y que su abuela le decía «Tranquila, cariño, tranquila, chist, chist, chist».Miróporlaventanadelacocinadecaminohaciaelsalón. Elmonstruohabíadesaparecido. Su abuela estaba en el sofá, abrazando a su madre, acariciándole la espalda mientrasellavomitabaenunapalanganaqueteníansiempreamanoporsiacaso. Su abuela lo miraba; tenía una expresión dura y decidida y completamente indescifrable. www.lectulandia.com-Página27 Lashistoriassoncriaturassalvajes Lacasaestabaaoscuras.Suabuelahabíalogradoporfinllevarasumadrehastala camayluegohabíaidoaacostarsealahabitacióndeConor;habíacerradolapuertay nolehabíapreguntadosiqueríacogeralgodesudormitorio. Conorestabaechadoenelsofá,despierto.Leparecíaqueleibaaserimposible conciliarelsueñodespuésdelascosasquehabíadichosuabuelaydeverlomalque se había puesto su madre aquella noche. Habían pasado ya tres días desde el tratamiento,másomenosloquesolíatardarenrecuperarse,peroseguíavomitando, seguíacansada,másqueotrasveces… Apartóaquellospensamientosdesucabeza,perovolvieronytuvoqueapartarlos otra vez. Al final debió de quedarse dormido, pero solo supo que estaba dormido cuandovinolapesadilla. Elárbolno.Lapesadilla. Conelrugirdelvientoyeltemblordelatierraylasmanosqueélsujetababien fuerteperoquealfinalresbalaban,conConorhaciendotodalafuerzaquepodíapero sin que eso fuera suficiente, con las manos que se soltaban, con la caída, con los gritos… —¡No!—gritóConor,yelpánicolosiguióhastaquedespertó,oprimiéndoleel pechotanfuertequeapenaspodíarespirar,presionándolelagarganta,llenándolelos ojosdelágrimas. —No—dijootravez,envozbaja. Lacasaestabaensilencioyaoscuras.Aguzóeloídouninstante,peronoseoía nada,ningúnruidodesumadreodesuabuela.Entreabriólosojosenlaoscuridady miróelrelojdelreproductordeDVD. Las00.07.Puesclaro. Aguzómáseloídointentandodesentrañarelsilencio.Peronopasónada.Nooyó sunombre,nooyóelcrujidodelamadera. Quizáesanochenoviniera. Las00.08,marcabaelreloj. Las00.09. Unpocoenfadado,Conorselevantóyfuealacocina.Miróporlaventana. Elmonstruoestabaeneljardíndelapartedeatrás. —¿Porquéhastardadotanto?—preguntó. —Eshoradequetecuentelaprimerahistoria. Conornosemoviódelasilladejardínenlaquesehabíasentadonadamássalir fuera. Tenía las piernas flexionadas contra el pecho y la cara apretada contra las www.lectulandia.com-Página28 rodillas. —¿Meestásescuchando?—preguntóelmonstruo. —No—dijoConor. Sintiócómoelairesearremolinabaotravezasualrededor. —¡Puesescúchame!—gritóelmonstruo—.Hevividotantocomoestatierrayme vasaprestarelrespetoquemeesdebido… Conorselevantóysedirigióhacialapuertadelacocina. —¿Adóndecreesquevas?—quisosaberelmonstruo. Conor se dio la vuelta, y había tanta ira en su cara, tanto dolor, que hasta el monstruosepusoderecho,ylevantólascejas,enormesyboscosas,conungestode sorpresa. —¿Quésabrástú?—leespetóConor—.¿Quésabrástúdenada? —Sédeti,ConorO’Malley—dijoelmonstruo. —No —repuso Conor—. Si supieras de mí, sabrías que no tengo tiempo para escuchar historias estúpidas y aburridas de un árbol estúpido y aburrido que ni siquieraesreal… —Vaya—dijoelmonstruo—.¿Acasosoñastelasbayasquehabíaenelsuelode tuhabitación? —¿Yaquiénleimportasilassoñéono?—gritóConor—.Sonsolounasbayas estúpidas.Uhhh,¡quémiedo!Oh,porfavor,porfavor,¡sálvamedelasbayas! Elmonstruolomiróinquisitivamente. —Quéraro—dijo—.Tuspalabrasmedicenquetedanmiedolasbayas,perotus actosparecequediganotracosa. —¿Eres tan viejo como el mundo y nunca has oído hablar del sarcasmo? — preguntóConor. —Ah,sí,heoídohablardeello.—Elmonstruopusolasenormesramasdesus manos en las caderas—. Pero la gente, por lo general, se cuida mucho de usarlo conmigo. —¿Nopuedesdejarmeenpaz? Elmonstruomeneólacabeza,peronocomorespuestaalapreguntadeConor. —Esextraño—dijo—.Hagaloquehaganotedoymiedo. —Soloeresunárbol—dijoConor.Aunquecaminaseyhablara,aunquefueramás grandequesucasayselopudieratragardeunbocado,elmonstruonoeramásque untejo.Lecrecíanbayashastaenlasramasdeloscodos. —Tienescosaspeoresquetemer—dijoelmonstruo,peronocomounapregunta. Conor miró al suelo, luego a la luna, a cualquier parte menos a los ojos del monstruo.Lasensacióndelapesadillacrecíadentrodeél,lovolvíatodooscuridad, hacía que todo pareciera pesado e imposible, como si le hubieran pedido que levantaraunamontañaconlasmanosonolodejaríanmarcharse. www.lectulandia.com-Página29 —Pensé…—dijo—.Tevimirándomeantes,cuandoestabapeleándomeconmi abuela,ypensé… —¿Quépensaste?—preguntóelmonstruo. —Olvídalo.—Conorsediolavueltaparaentrarenlacasa. —Pensastequequizáestabaaquíparaayudarte—dijoelmonstruo. Conorsequedóparado. —Pensastequequizáhabíavenidoaderrocaratusenemigos.Adarmuerteatus dragones. Conorseguíasinvolverse,aunquetampocoentróenlacasa. —Sentistequeesaeralarazóncuandotedijequetúmehabíasllamado,quetú eraselmotivoporelquehabíavenidoandandohastaaquí.¿Aquesí? Conorsediolavuelta. —Perotúsoloquierescontarmehistorias—dijoconunanotadedesencantoenla voz. El monstruo se puso de rodillas para que su cara quedase a la altura de la de Conor. —Historiasdecómoderroquéaenemigos—dijo—.Historiasdecómodimuerte adragones. Conorparpadeóantelamiradadelmonstruo. —Las historias son criaturas salvajes —dijo el monstruo—. Cuando las sueltas, ¿quiénsabelosdesastresquepuedencausar? ElmonstruomirólaventanadelahabitacióndeConor.Lahabitaciónenlaque dormíasuabuela. —Déjame que te cuente una historia de cuando eché a andar. Déjame que te cuenteelfinalquetuvounareinamalvadaycómomeencarguédequedesapareciera delafazdelatierra. Conortragósalivaymiróalmonstruoalacara. —Adelante—dijo. www.lectulandia.com-Página30 Laprimerahistoria —Hacemuchotiempo—dijoelmonstruo—,antesdequetodoestofueraunaciudad concarreterasytrenesycoches,eraunlugarllenodevegetación.Losárbolescubrían lascolinasycrecíanbordeandolossenderos.Dabansombraalosarroyosyprotegían lascasas,puestambiénentonceshabíacasas,hechasdepiedraytierra. »Estoeraunreino. —¿Qué?—dijoConor,recorriendoconlamiradatodosujardín—.¿Aquí? Elmonstruolomiróconcuriosidadyladeólacabeza. —¿Nuncahabíasoídohablardeél? —Deunreinoporaquí,no—dijoConor—.NisiquieratenemosunMcDonald’s. —Y sin embargo —continuó el monstruo— era un reino, pequeño pero feliz, porque el rey era un rey justo, un hombre que había alcanzado la sabiduría tras muchas dificultades. Su mujer le había dado cuatro robustos hijos varones, pero mientrasestuvoeneltronosevioobligadoalucharenmuchasbatallasparapreservar lapazdesureino.Batallascontragigantesydragones,batallascontralobosnegros deojosrojos,batallascontraejércitosdehombresdirigidosporgrandesmagos. »Estasbatallasaseguraronloslímitesdelreinoytrajeronlapazasustierras.Pero la victoria tuvo un precio. Uno tras otro los cuatro hijos del rey murieron en la contienda.Bajoelfuegodeundragónoamanosdeungiganteoentrelosdientesde un lobo o atravesado por la lanza de un hombre. Uno tras otro cayeron los cuatro príncipesdelreino,dejandoalreyunúnicoheredero.Sunietoreciénnacido. —Todoestosuenaacuentodehadas—dijoConorcondesconfianza. —Nodiríasesosioyeraslosalaridosdeunhombreatravesadoporunalanza— dijo el monstruo—. O sus gritos de terror mientras lo despedazaban los lobos. Y ahoraestatecallado. »Alpocotiempolamujerdelreymuriódepena,ytambiénlamadredeljoven príncipe.Todoloquelequedóalreyporcompañíafueelniñoymástristezadela queunhombrepuedesoportarsolo. «Tengoquevolveracasarme»,decidióelrey.«Porelbiendemipríncipeydemi reino,aunquenolohagapormí». »Asíqueelreyvolvióacasarse,ylohizoconunaprincesadeunreinovecino,un matrimonio de conveniencia que hizo más fuertes ambos reinos. Ella era joven y bella y, aunque puede que fuera de facciones un poco duras y de lengua un poco afilada,parecíaquehacíafelizalrey. »Pasóeltiempo.Eljovenpríncipecrecióhastaconvertirsecasienunhombre,le faltaban apenas dos años para cumplir los dieciocho que le permitirían ascender al tronoalamuertedelviejorey.Fuerondíasfelicesparaelreino.Sehabíanacabado las batallas, y el futuro parecía asegurado en las manos del aguerrido y joven www.lectulandia.com-Página31 príncipe. »Peroundíaelreycayóenfermo.Seextendióelrumordequesujovenesposalo había envenenado. Se contaban historias de que la nueva reina había utilizado conjurosdemagianegraparaparecermásjovendeloqueenrealidaderaydeque bajo esa cara jovial se escondía el ceño torvo de una vieja arpía. Todos estaban segurosdequehabíasidoellalaquehabíaenvenenadoalrey,peroélsuplicóasus súbditoshastasupostreralientoquenolaculparan. »Y así murió, un año antes de que su nieto tuviera edad para subir al trono. La reina,suabuelastra,seconvirtióenregenteensulugar:todoslosasuntosdeEstado quedaríanasucargohastaqueelpríncipetuvieraedadparareemplazarla. »Alprincipio,parasorpresademuchos,gobernóbien.Susemblante,pesealos rumores, era joven y grato, y se esforzaba por seguir rigiendo a la manera del rey muerto. »Elpríncipe,entretanto,sehabíaenamorado. —Lo sabía —refunfuñó Conor—. En este tipo de historias siempre sale un príncipeestúpidoqueseenamora.—Empezóacaminarhacialacasa—.Yocreíaque ibaaserunabuenahistoria. Con un rápido movimiento, el monstruo agarró a Conor de los tobillos con una manolargaygrandeylolevantóbocaabajo,dejándolosuspendidoenelairedetal manera que se le bajó la camiseta y los latidos del corazón le retumbaban en la cabeza. —Como estaba diciendo —continuó el monstruo—, el príncipe se había enamorado. Ella no era más que la hija de un granjero, pero era muy hermosa, y también inteligente, como tienen que ser las hijas de los granjeros, pues llevar una granja es un asunto muy complicado. Todo el reino veía con buenos ojos aquella boda. »Peronolareina.Habíadisfrutadodesutiempoderegenteysentíaunaextraña renuenciaadejarlo.Empezóapensarquequizáfueramejorquelacoronasequedara enlafamilia,queelreinologobernaranpersonaslosuficientementesabias,¿yqué mejorsoluciónqueelpríncipesecasaraconella? —¡Quéasco!—dijoConor,todavíacolgandobocaabajo—.¡Erasuabuela! —Suabuelastra—lecorrigióelmonstruo—.Noeranparientesdesangre,ypara elcasoellaeratambiénunamujerjoven. —Esonoestábien…—dijoConormeneandolacabeza,conelpelooscilandoen elaire.Luegohizounapausa—.¿Podríasbajarme? Elmonstruolodejóenelsueloysiguióconlahistoria. —Alpríncipetampocoleparecíabiencasarseconlareina.Dijoquesemataría antesquehaceralgoasí.Juróquehuiríaconlahermosahijadelgranjeroyqueeldía enquecumplieradieciochoañosvolveríaparaliberarasupueblodelatiraníadela www.lectulandia.com-Página32 reina.Asíqueunanochesalieronatodogalope,parandosoloparadormiralasombra deuntejogigantesco. —¿Tú?—preguntóConor. —Yo—dijoelmonstruo—.Aunqueenrealidadessolounapartedemí.Puedo tomarcualquierformadecualquiertamaño,peroladeltejoesdelomáscómoda. El príncipe y la hija del granjero se abrazaron bajo la creciente aurora. Habían jurado ser castos hasta que pudieran casarse en el futuro reino, pero la pasión los pudoyalpocotiempodormíandesnudosunoenlosbrazosdelotro. Durmierontodoeldíaalasombrademisramasysobrevinootravezlanoche.El príncipesedespertó.«Levántate,amadamía»,lesusurróalahijadelgranjero,«pues debemoscabalgarhaciaesedíaenqueseremosesposoyesposa». »Pero su amada no despertó. La movió de lado y cuando el cuerpo de la joven volvióacaerporsupropiopeso,elpríncipeviobajolaluzdelalunalasangreque manchabaelsuelo. —¿Sangre?—dijoConor,peroelmonstruosiguióhablando. —Elpríncipetambiénteníasangreenlasmanos,yviouncuchilloensangrentado en la hierba, junto a ellos, apoyado contra las raíces del árbol. Alguien había asesinado a su amada y lo había dispuesto todo de tal modo que parecía que el príncipeeraquienhabíacometidoelcrimen. «¡Lareina!»,gritóelpríncipe.«¡Lareinaeslaresponsabledeestatraición!». A lo lejos oyó que se acercaba gente del lugar. Si lo hallaban allí, verían el cuchilloylasangre,yloacusaríandeasesinato.Loejecutaríanporesecrimen. —Ylareinapodríagobernarsinobstáculoalguno—dijoConorconunamueca deasco—.Esperoqueestahistoriaacabeconquetúlearrancaslacabeza. —El príncipe no tenía adónde huir. Habían espantado a su caballo mientras él dormía.Eltejoerasuúnicocobijo. Ytambiénelúnicositioalquepodíadirigirseparabuscarayuda. Ahorabien,elmundoeramásjovenentonces.Labarreraentrelascosaseramás fina,másfácildeatravesar.Elpríncipelosabía.Ylevantólacabezahaciaelgrantejo ylehabló. Elmonstruohizounapausa. —¿Quédijo?—preguntóConor. —Dijo lo bastante como para que yo echara a andar —explicó el monstruo—. Reconozcolainjusticianadamásverla. El príncipe echó a correr hacia los lugareños que se acercaban. «¡La reina ha asesinadoamiprometida!»,gritaba.«¡Hayquedeteneralareina!». Losrumoressobrelabrujeríadelareinallevabanyabastantetiempocirculando, yelpríncipeeratanamadoporelpuebloquelescostómuypocoverlaobviaverdad. MenoslescostótodavíacuandovieronaaquelenormeHombreVerde,tanaltocomo www.lectulandia.com-Página33 unamontaña,caminandodetrásdelpríncipe,pidiendovenganza. Conorvolvióamirarlosgigantescosbrazosypiernasdelmonstruo,labocallena de dientes aserrados, toda su abrumadora monstruosidad. Imaginó lo que debió de pensarlareinacuandolovioacercarse. Sonrió. —Lossúbditosirrumpieronenelcastillodelareinacontantafuriaquetemblaron hasta los cimientos. Cayeron las fortificaciones y los techos se vinieron abajo, y cuandohallaronalareinaensusaposentos,lamuchedumbrelaagarróyselallevóa rastrashastaunapiraparaquemarlavivaallímismo. —Bien hecho —dijo Conor con una sonrisa—. Se lo merecía. —Miró hacia la ventana de su habitación, donde dormía su abuela—. Supongo que a mí no puedes ayudarmeconella,¿no?—preguntó—.Noesquequieraquelaquemenvivaninada parecido,peroalomejorunpocode… —Lahistoria—dijoelmonstruo—nohaacabadotodavía. www.lectulandia.com-Página34 Elrestodelaprimerahistoria —¿No?—preguntóConor—.Perosilareinafuederrocada… —Lofue—dijoelmonstruo—.Peronopormí. Conor,confuso,titubeó. —Dijistequetehabíasaseguradodequenoselavolvieraaverjamás. —Y en efecto, eso hice. Cuando los lugareños prendieron fuego a la pira para quemarlaviva,yolacogíylasalvé. —¿Quehicistequé?—dijoConor. —La tomé entre mis manos y me la llevé allí donde los lugareños no pudieran encontrarlanunca,másalláinclusodelosconfinesdelreinoenelquehabíanacido,a unpuebloalladodelmar.Yallíladejéparaquevivieraenpaz. Conor, atónito, se puso de pie y elevó la voz sin dar crédito a lo que estaba oyendo. —¡Peroellaasesinóalahijadelgranjero!—gritó—.¿Cómopudistesalvarauna asesina? Entoncessucaraadoptóunaexpresiónsombríaydiounpasoatrás. —Síqueesverdadqueeresunmonstruo. —Enningúnmomentohedichoquefueraellalaquematóalahijadelgranjero —dijoelmonstruo—.Loúnicoquehedichoesqueelpríncipedijoquehabíasido ella. Conorparpadeó.Luegosecruzódebrazos. —¿Yquiénlamatóentonces? El monstruo abrió sus enormes manos y se levantó una brisa que trajo consigo unaneblina.LacasadeConorseguíaallí,perolaneblinacubrióeljardíndelaparte deatrás,sustituyéndoloporuncampoconuntejogiganteenelcentroyunhombrey unamujerdurmiendojuntoasusraíces. —Después de haber hecho el amor —dijo el monstruo—, el príncipe siguió despierto. Conor vio que el joven príncipe se levantaba y miraba a sus pies a la hija del granjero;tambiénaConorlajovenleparecióunabelleza.Elpríncipelamiróunos instantes,luegoseenvolvióconunamantayfuehastasucaballo.Elpríncipetomó algodelasalforjas,luegodesatóelcaballo,logolpeóconfuerzaenlasancasydejó que se alejara al galope. El príncipe sostuvo en alto lo que había sacado de las alforjas. Uncuchilloquebrillabaalaluzdelaluna. —¡No!—gritóConor. Elmonstruocerrólasmanosylaniebladescendióotravezmientraselpríncipese acercabacuchilloenmanoalahijadelgranjero,queseguíadurmiendo. www.lectulandia.com-Página35 —¡Túdijistequesesorprendióalverqueellanodespertaba! —Después de matar a la hija del granjero —dijo el monstruo—, el príncipe se echójuntoaellaysedurmióotravez.Cuandodespertó,representóunapantomima, nofueraaserquealguienloestuvieraviendo.Perotesorprenderásaberquetambién lo hizo para él mismo. —Las ramas del monstruo crujieron—. A veces la gente necesitamentirseasímismamásqueningunaotracosa. —¡Túdijistequefueabuscarayuda!¡Yquetúloayudaste! —Solodijequemecontólobastantecomoparaqueyoecharaaandar. Conor miró con los ojos muy abiertos primero al monstruo y luego a su jardín, queempezabaaemergerdelosúltimosflecosdeneblina. —¿Quétecontó?—preguntó. —Mecontóquelohabíahechoporelbiendesureino.Quelanuevareinaerade hechounabruja,quesuabueloyalosospechabacuandosecasóconella,peroquelo pasóporaltodebidoasubelleza.Elpríncipenopodíaderrocaraunapoderosabruja élsolo.Necesitabaqueloayudaralafuriadeloslugareños.Lamuertedelahijadel granjero sirvió para eso. El príncipe lamentó hacerlo, se le partió el corazón, dijo, pero igual que su propio padre había muerto defendiendo el reino, también su hermosa doncella tenía que morir. Su muerte serviría para derrocar un mal mucho mayor. Cuando dijo que la reina había asesinado a su prometida, él creía, a su manera,queeraverdad. —¡Todoesoesunachorrada!—gritóConor—.Nohacíafaltaquelamatara.La genteestabaconél.Lohabríanseguidodetodasformas. —Siemprehayqueescucharconescepticismolajustificacióndeloshombresque matan—dijoelmonstruo—.Lainjusticiaquevi,larazónporlaqueechéaandar,se cometióconlareina,noconelpríncipe. —¿Llegaronadescubrirlo?—dijoConor,horrorizado—.¿Locastigaron? —Fueunreymuyquerido—respondióelmonstruo—,yreinófelizhastaelfinal desulargavida. Conormiróhacialaventanadesuhabitación,otravezconelceñofruncido. —Así que el buen príncipe era un asesino y la malvada reina no era una bruja despuésdetodo.¿Sesuponequeesaeslaleccióndetodoesto?¿Queyodeberíaser amableconmiabuela? Oyóunrumorraro,distintoatodoloquehabíaoídoalolargodesuvida.Tardó unminutoendarsecuentadequeelmonstruoseestabariendo. —¿Crees que te cuento historias para darte lecciones? —dijo el monstruo—. ¿Crees que he salido andando del tiempo y de la mismísima tierra para darte leccionesdeamabilidad? Sereíacadavezmásalto,hastaqueelsueloempezóatemblaryparecíaqueel cieloseibaavenirabajo. www.lectulandia.com-Página36 —Sí,esocreía—dijoConor,avergonzado. —No,no—repusoelmonstruocuandoporfinsecalmó—.Lareinaeracontoda certezaunabrujayesposiblequeestuvieraplaneandograndesmales.¿Quiénsabe? Alfinyalcabointentabaaferrarsealpoder. —Entonces¿porquélasalvaste? —Porqueloquenoera,eraunaasesina. Conordiounospasosporeljardín,pensando.Luegodiounoscuantospasosmás. —Noloentiendo.¿Aquíquiéneselbueno? —Nosiemprehayunbueno.Nisiemprehayunmalo.Casitodoelmundoestáen algúnpuntointermedio. Conornegóconlacabeza. —Esunahistoriahorrible.Yfalsa. —Esunahistoriaverídica —dijo el monstruo—. Muchas cosas que son verdad parecen falsas. Los reinos tienen los príncipes que se merecen, las hijas de los granjeros mueren sin razón, y algunas veces las brujas son dignas de salvación. Muchasveces,laverdadseadicha.Tesorprenderíasabercuántas. Conor volvió a mirar hacia la ventana de su habitación, e imaginó a su abuela durmiendoensucama. —¿Ycómosesuponequeesomesalvaráamídeella? Elmonstruosepusoenpiecuanlargoera,ymiróaConordesdelasalturas. —Noesdeelladequiennecesitassalvarte. Conor se sentó con la espalda pegada al respaldo del sofá; respiraba de nuevo con dificultad. Elrelojmarcabalas00.07. —¡Malditasea!—dijoConor—.¿Estoysoñandoono? Selevantó,enfadado… Einmediatamentesedioconalgoeneldedogordodelpie. —¿Y ahora qué? —refunfuñó al tiempo que alargaba la mano para encender la luz. De un nudo en la tarima del suelo había brotado, con fuerza y esplendor, un arbolitodeunostreintacentímetrosdealto. Conor lo miró durante un rato. Luego fue a la cocina a por un cuchillo para arrancarlodelsuelo. www.lectulandia.com-Página37 Unacuerdo —Teperdono—dijoLilycuandoloalcanzódecaminoalcolegioaldíasiguiente. —¿Por qué? —preguntó Conor sin mirarla. Estaba todavía enfadado por la historiadelmonstruo,porlasfalsedadesylosretorcimientosdelatrama,nadadelo cualleservíadeningunaayuda.Sehabíapasadomediahoraarrancandodelsueloel arbolito, de una resistencia increíble, y tenía la sensación de que apenas se había quedadodormidootravezcuandoyaeralahoradelevantarse,delocualseenteró porquesuabuelaempezóagritarlequellegabatarde.Nisiquieraledejódespedirse desumadre,quien,ledijo,habíatenidounanochedifícilydebíadescansar.Locual lehizosentirseculpable,porquesisumadrehabíatenidounanochedifícil,éltendría que haber estado allí para ayudarla, no su abuela, quien apenas lo dejó lavarse los dientesantesdeponerleunamanzanaenlamanoyecharlofuera. —Te perdono por haberme metido en problemas, imbécil —dijo Lily, pero sin demasiadadurezaenlavoz. —Fuiste tú la que te metiste en problemas —repuso Conor—. Fuiste tú la que tirasteaSullyalsuelo. —Teperdonoporhabermentido—dijoLily;llevabalosrizosdecanichesujetos concienzudamenteconunadiadema. Conorsiguiócaminandosinhacerlecaso. —¿Novasadecirquetútambiénlosientes?—lepreguntóLily. —No—dijoConor. —¿Porquéno? —Porquenolosiento. —Conor… —Nolosiento—dijoConordeteniéndose—,yademásnoteperdono. Se miraron desafiantes bajo el frío sol de la mañana, ninguno quería ser el primeroquedesviaralamirada. —Mimadredicequetenemosqueserindulgentescontigo—dijoLilyporfin—. Portodoloqueestáspasando. Yporunmomentoelsolparecióocultarsedetrásdelasnubes.Porunmomento Conorsoloviosúbitastormentaseléctricasqueseaproximaban,sintióqueestabana puntodeexplotarenelcieloydeatravesarleelcuerpoydesalirleporlospuños.Por unmomentosintióquepodríaagarrartodoelaire,retorcerloalrededordelcuerpode Lilyypartirlaendos… —¿Conor?—dijoLily,asustada. —Tumadrenosabenadadenada—dijoél—.Ytútampoco. Echóaandaratodaprisa,dejándolaatrás. www.lectulandia.com-Página38 HacíaalgomásdeunañodesdequeLilylescontóaalgunasdesusamigaslodela madredeConor,aunqueélnolehabíadichoquepodíacontarlo.Esasamigasselo contaronaunascuantasmás,quienesselocontaronaotras,yantesdequeacabarael día era como si alrededor de Conor se hubiera abierto un círculo, una zona muerta con él en el centro, rodeado de minas terrestres que todo el mundo tenía miedo de pisar.Derepente,losqueélcreíaqueeransusamigosdejabandehablarcuandose acercabaaellos,aunquelaverdaderaquenoteníamuchosapartedeLily,peroaun así. Conor sorprendía a la gente susurrando por los pasillos o durante la comida. Hastalosprofesoresponíanunacaradistintacuandoéllevantabalamanoenclase. Asíquealfinaldejódeacercarseasusamigos,dejódemirarcuandooíasusurros, einclusodejódelevantarlamano. Aunquealparecernadiesediocuenta.Eracomosiderepentesehubiesevuelto invisible. Nuncalehabíaresultadotanduroelcolegionisehabíasentidotanaliviadocon lasvacacionesdeveranocomoenesecurso.Sumadreestabaenplenotratamiento, algoque,repetíaellaunayotravez,eraduropero«estabafuncionando»,elciclose acercaba a su fin. El plan era que ella lo terminaría, un nuevo curso empezaría, y podríanpasarpáginaycomenzardecero. Soloquenohabíasidoasí.Eltratamientodesumadresehabíaprolongadomás deloesperado,unsegundocicloyluegountercero.Losprofesoresdelnuevocurso erantodavíapeoresporquesololoconocíanporlodesumadre,ynoporelqueera antes. Y sus compañeros lo trataban como si fuera él el enfermo, sobre todo desde queHarryysuscompinchessefijaronenél. Yahorateníaasuabuelaencasaysoñabaconárboles. Oquizánofueraunsueño.Loqueseríatodavíapeor. Siguió caminando hacia el colegio sin que se le pasara el enfado. Le echaba la culpaaLilyporquecasitodohabíasidoculpadeella,¿ono? LeechabalaculpaaLily,porque¿aquiénculparsino? EstavezteníaelpuñodeHarryenelestómago. Conorsecayóalsuelo,seraspólarodillaconelescalóndecemento,ysehizoun agujeroenlospantalonesdeluniforme.Lopeoreraelagujero.Seledabafatalcoser. —Quépatosoeres,O’Malley—dijoSullyriéndosedetrásdeél—.Tecaestodos losdías. —Deberíashacértelomirar—oyóquedecíaAnton. —A lo mejor está borracho —dijo Sully, y sonaron más risas; pero entre ellos había un punto silencioso: Conor sabía que Harry no se estaba riendo. Sabía, sin levantarlavista,queHarryselimitabaamirarlo,esperabaaverquéharía. www.lectulandia.com-Página39 Al levantarse, vio a Lily junto a la pared del colegio. Estaba con otras chicas, volvíanaclasetraselrecreo.Lilynohablabaconellas,solomirabaaConormientras sealejaba. —HoylaSuperCanichenoteayuda—dijoSully,todavíariéndose. —Mejorparati,Sully—dijoHarry,hablandoporprimeravez.Conortodavíano sehabíavueltohaciaellos,perosabíaqueHarrynoleestabariendolagraciaaSully. ConorsiguiómirandoaLilyhastaquedesapareciódesuvista. —Oye,míranoscuandotehablamos—dijoSully,sindudaechandochispasporel comentariodeHarry;agarróaConorporloshombros,ylediolavuelta. —No lo toques —dijo Harry con calma, en voz baja, pero en un tono tan amenazantequeSullyretrocediódeinmediato—.O’Malleyyyotenemosunacuerdo —añadióHarry—.Yosoyelúnicoquelotoca.¿Noesasí? Conoresperóunmomentoyluegoasintiódespacioconlacabeza.Eseparecíaser elacuerdo. Harry,conexpresiónimpasible,conlosojosfijosenConor,seacercóaél.Conor ni siquiera parpadeó, y se quedaron así, cara a cara, mientras Anton y Sully se mirabannerviosos. Harryladeóligeramentelacabeza,comosiselehubieraocurridounapregunta, algo que intentara entender. Conor seguía sin moverse. Todos los de su curso ya habíanentrado.Conorsentíaelvacíoqueseabríaasualrededor,inclusoelsilencio deAntonydeSully.Deberíanvolveraclaseenseguida.Deberíanentrarya. Peronadiesemovió. Harry levantó un puño y lo echó hacia atrás, como si se dispusiera a golpear a Conorenlacara. TampocoentoncesConorparpadeó.Nosemovió.SelimitóamiraraHarryalos ojos,alaesperadequellegaraelgolpe. Peronollegó. Harrybajóelpuño,lodejócaerdespacioauncostado;seguíamirandotodavíaa Conor. —Sí—dijoporfin,envozbaja,comosihubieraentendidoalgo—.Yameparecía amí. Yentonces,unavezmás,llególavozfatídica. —¡Eh,vosotros!—gritólaseñoritaKwancruzandoelpatioendirecciónaellos como un demonio con patas—. ¡El recreo se acabó hace tres minutos! ¿Se puede saberquéhacéisaquí? —Perdone, señorita —dijo Harry, con una voz de repente más suave—. EstábamoshablandoconConordelosdeberesquelaseñoritaMarlmandósobrela «Escritura de la vida» y perdimos la noción del tiempo. —Le dio un manotazo a www.lectulandia.com-Página40 Conorenelhombro,comosifueranamigosíntimos—.Nadiesabetantodehistorias comoConor.—HarrymirómuyserioalaseñoritaKwan—.Yhablardeelloloayuda asacarlofuera. —Sí—dijolaseñoritaKwanfrunciendoelceño—,seguroquehablabaisdeeso. Tenéistodosunaviso.Unsoloproblemamáshoyyosquedáiscastigados. —Sí,señorita—dijoHarryalegremente,yAntonySullylorepitieron. Volvieronaclase;Conorlosseguíaaunmetrodedistancia. —Unmomento,Conor,porfavor—dijolaseñoritaKwan. Conorsedetuvoysevolvióperonolamiróalacara. —¿Seguroquetodovabienentretúyesoschicos?—dijolaseñoritaKwanconla vozenmodo«amable»,quedabasolounpocomenosdemiedoquecuandogritabaa plenopulmón. —Sí,señorita—dijoConor,todavíasinmirarla. —NoestoyciegaysécómofuncionaHarry—dijo—.Unacosadorconcarismay buenas notas sigue siendo un acosador. —Suspiró, irritada—. Seguramente un día seráprimerministro.QueDiosnoscojaconfesados. Conor no dijo nada, y el silencio adquirió una cualidad especial que él conocía muy bien, porque la señorita Kwan inclinó el cuerpo hacia delante, dejó caer los hombros,ybajólacabezahacialadeConor. Sabíaloqueveníaahora.Losabíayloodiaba. —No puedo imaginar lo que debes de estar pasando, Conor —dijo la señorita Kwan,casienunsusurro—,perosialgunavezquiereshablar,mipuertasiempreestá abierta. No podía mirarla, no podía ver el cariño que había en ella, no podía soportar oírseloenlavoz. Porqueélnoselomerecía. Tuvounfogonazodelapesadilla,losgritos,elpánico,loquepasabaalfinal… —Estoy bien, señorita —masculló mirándose los zapatos—. No estoy pasando pornada. OyóquelaseñoritaKwandabaotrosuspiro. —Vale.Olvídatedelprimeravisoyvuelveaclase.—Lediounaspalmaditasen elhombroyfuehacialaentrada. YporunmomentoConorsequedócompletamentesolo. Supoquesisepasaratodoeldíafueranolocastigarían. Poralgúnmotivoesohizoquesesintieratodavíapeor. www.lectulandia.com-Página41 Unapequeñacharla Despuésdelcolegio,suabuelaloesperabaenelsofá. —Tenemosquehablar—dijoantesinclusodequeConorcerraralapuerta,ypuso unacaraquelodejóenelsitio.Pusounacaraquehizoqueledolieraelestómago. —¿Quépasa?—preguntó. Su abuela tomó aire por la nariz, una inhalación larga y sonora, y miró por la ventana del salón, como si estuviera tomando fuerzas. Parecía un ave de presa. Un gaviláncapazdellevarseenlasgarrasunaoveja. —Tumadretienequevolveralhospital—dijo—.Tequedarásenmicasaunos días.Tienesquehacerlamaleta. —¿Quélepasa?—Conornosemovió. Su abuela abrió mucho los ojos durante un segundo, como si no acabara de creersequelehicieraunapreguntatanrematadamenteestúpida.Luegoseaplacó. —Leduelemucho—dijo—.Másdeloquedeberíadolerle. —Tienemedicamentosparaeldolor…—empezóadecirConor,perosuabuela dio una palmada en el aire, solo una, pero muy fuerte, lo suficiente para que no siguiera. —No le está haciendo nada, Conor —dijo secamente; parecía que estuviera mirandoaalgúnpuntoporencimadeélmásqueaélmismo—.Noleestáhaciendo nada. —¿Quéesloquenoleestáhaciendonada? Su abuela juntó las manos y dio unas cuantas palmaditas, como si las estuviera poniendoapruebaoalgoasí,luegomiróotravezporlaventana,sinabrirlabocaen ningúnmomento.Porfinsepusodepie,seconcentróenestirarseelvestido. —Tumadreestáarriba—dijo—.Quierehablarcontigo. —Pero… —Tupadrellegaráeldomingo. DerepenteConorsepusotenso. —¿Quevienepapá? —Tengoquehacerunasllamadas—dijoellasacandoelmóvilypasandoporsu ladoparasalir. —¿Porquévienepapá?—preguntóConor. —Tumadreteestáesperando—dijosuabuelacerrandolapuertadetrásdeella. Conornisiquierahabíadejadolamochilaenelsuelo. Veníasupadre.Supadre.DeEstadosUnidos.NoveníadesdehacíadosNavidades. Alparecerasunuevamujerleocurríasiemprealgodeextremaurgenciaenelúltimo www.lectulandia.com-Página42 minuto,poresosupadrenopodíairaverlomásamenudo,ymásahoraquehabía nacido el bebé. Su padre, cuyas visitas eran cada vez menos frecuentes y cuyas llamadasseespaciabancadavezmáseneltiempo. Veníasupadre.¿Porqué? —Conor—oyóquelollamabasumadre. No estaba en su habitación. Estaba en la de Conor, echada en su cama, sobre el edredón,mirandoporlaventanaelcementerioenlacolina. Yeltejo.Quesoloerauntejo. —Hola,cariño—dijoconunasonrisa,peroélsupoporlaslíneasalrededordelos ojosqueledolía,ledolíacomosololehabíadolidounavezantes.Entoncestuvieron que ingresarla y no le dieron el alta hasta casi quince días después. Fue la última SemanaSanta,yeltiempoquepasóConorencasadesuabuelaestuvoapuntode acabarconlosdos. —¿Quépasa?¿Porquévanaingresarteotravez? Elladiounaspalmaditaseneledredónparaquesesentaraasulado. Élsequedódondeestaba. —¿Quépasa? Sumadretodavíasonreía,peroahoraconunasonrisamástensa;pasólosdedos por el dibujo bordado del edredón, aquellos osos pardos de los que Conor se había cansadohacíaaños.Sehabíaatadoelpañuelorojoalrededordelacabeza,perosin ajustarlo,yseleveíaelcráneopeladodebajo.Conornocreíaquehubierallegadoa probarselasviejaspelucasdesuabuela. —Mepondrébien—dijoella—.Deverdad. —¿Deverdad?—preguntóél. —Hemos pasado antes por esto, Conor —dijo ella—. Así que no te preocupes. Mehesentidomuymalantesymehaningresadoysehanocupadodeello.Esoserá lo que pase esta vez. —Dio otra palmadita en el edredón—. ¿No quieres venir a sentartecontumamá,queestámayoryfatigada? Conortragósaliva,peroentoncesasumadreseleiluminólacarayélsupoque sonreíadeverdad.Seacercóalacamaysesentójuntoaellaenelladodelaventana. Ellalepasólamanoporelpelo,apartándoselodelosojos,yConorviolodelgado queteníaelbrazo,comosisolofuerapielyhuesos. —¿Porquévienepapá? Lamanodesumadresedetuvo,luegobajóasuregazo. —Hacemuchoquenoloves.¿Notehaceilusiónquevenga? —Alaabuelanoparecequelehagamucha. —Bueno,yasabesloquepiensaelladetupadre.Nolehagascaso.Túpásatelo bienconél. www.lectulandia.com-Página43 Sequedaronsentadosensilenciounosinstantes. —Hayalgomás—dijoConorporfin—.¿Verdad? Sintióquesumadreseincorporabaunpoco. —Mírame,hijo—dijodulcemente. Élsevolvióparamirarla,aunquehabríapagadounmillóndelibraspornotener quehacerlo. —Esteúltimotratamientonoestáhaciendoloqueseesperaba—dijoella—.Eso soloquieredecirquevanatenerqueajustarlo,probarconotracosa. —¿Soloeseso?—preguntóConor. —Solo es eso. Pueden probar todavía con muchas más cosas. Es normal. No te preocupes. —¿Estássegura? —Estoysegura. —Porque…—YahíConorsecallóunsegundoymiróalsuelo—.Porquemelo podríasdecir,yalosabes. Y entonces ella lo rodeó con sus brazos, tan delgados ahora, tan blandos antes cuando lo abrazaba. No decía nada, solo lo abrazaba. Conor volvió a mirar por la ventana,yalpocosumadresevolvióytambiénmiró. —Sabesqueesoesuntejo,¿verdad?—dijoellaporfin. Conorentornólosojos,peronoenseñaldeprotesta. —Sí,mamá,melohasdichocientosdeveces. —Échale un ojo mientras yo no estoy, ¿vale? —dijo ella—. Asegúrate de que sigueahícuandoyovuelva. YConorsupoqueestabadiciéndolequevolvería,asíqueasintióysequedaron losdoscontemplandoelárbol. Que,pormuchoquelomiraran,seguíasiendounárbol. www.lectulandia.com-Página44 Lacasadelaabuela Cincodías.Hacíacincodíasquenoveíaalmonstruo. Quizánosabíadóndevivíasuabuela.Oquizáestabademasiadolejosparaque fuerahastaallí.Detodasformas,aunquelacasadelaabuelaeracondiferenciamás grande que la de Conor y su madre, apenas tenía jardín. Había llenado el jardín trasero con cobertizos, un estanque con piedras y un «despacho» con paneles de maderaquehabíainstaladoenelcentroyqueeradondehacíalamayorpartedesu trabajo como agente inmobiliario, una ocupación tan aburrida que, cuando ella se ponía a describirla, Conor nunca escuchaba más allá de la primera frase. Todo lo demáseranveredasdeladrilloyfloresentiestos.Nohabíaespacioparaunárbol.Ni siquierahabíahierba. —Notequedesahípasmado,jovencito—dijosuabuela,asomadaalapuertade atrásyponiéndoseunpendiente—.Tupadreestaráprontoaquí,yyomevoyavera tumadre. —Noestabapasmado—dijoConor. —Yquétendráquevereltocinoconlavelocidad.Ven,entra. Suabueladesapareciódentrodelacasa,yéllasiguiócondesgana.Eradomingo, eldíaenquesupadreiríaabuscarlodesdeelaeropuerto.Lorecogería,iríanavera su madre, y luego pasarían el día juntos como «padre e hijo». Conor estaba casi seguro de que eso significaba otra ronda de «Tenemos que hablar». Su abuela no estaríaencasacuandollegarasupadre.Yesoleveníabienatodoelmundo. —Haz el favor de llevarte la mochila del recibidor —dijo ella, pasando por su ladoycogiendoelbolso—.Novayaapensartupadrequetetengoenunapocilga. —Difícil que lo piense —dijo Conor entre dientes mientras ella examinaba su maquillajeenelespejodelrecibidor. La casa de su abuela estaba más limpia que la habitación de su madre en el hospital.Laseñoradelalimpieza,Marta,ibalosmiércoles,peroConornoentendía para qué se molestaba. Su abuela se levantaba temprano para pasar la aspiradora, hacía la colada cuatro veces a la semana, y una vez por semana limpiaba el baño antesdeirsealacama.Nodejabaniqueloscacharrospasaranporelfregaderoantes de meterlos en el lavavajillas, y una vez hasta le quitó el plato a Conor cuando todavíanohabíaterminado. «Unamujerdemiedadquevivesola…—decíaalmenosunavezaldía—.Sino estoyyoentodo,¿quiénlovaaestar?».Lodecíacomounreto,comodesafiandoa Conoraquecontestara. Lo llevaba al colegio en coche; Conor llegaba pronto todos los días, y eso que erancuarentaycincominutosdeviaje.Cadadía,cuandoélsalíadelcolegio,ellalo estaba esperando y se iban derechos al hospital. Solían quedarse una hora o así, www.lectulandia.com-Página45 exceptosisumadreestabademasiadocansadaparahablar(habíaocurridodosveces en los últimos cinco días), y luego se iban a casa de su abuela, donde él hacía los deberes y ella encargaba por teléfono algo de comida para llevar que no hubieran probadotodavía. Era como el verano en que Conor y su madre se alojaron en una pensión en Cornwall.Peromáslimpio.Ymásdeordenoymando. —Aver,Conor—dijoellaponiéndoselachaquetadeltraje.Eradomingo,pero no tenía que enseñar ninguna casa, así que Conor no entendía por qué se había arreglado tanto solo para ir al hospital. Sospechó que quizá quería que su padre se sintieraincómodo—.Puedequetupadrenosedécuentadelocansadaqueestátu madre,¿vale?—dijoella—.Asíqueentrelosdostendremosqueasegurarnosdeque no se quede demasiado tiempo. —Se miró otra vez en el espejo y bajó la voz—. Aunquehastaahoraesonohayasidounproblema. Se dio la vuelta y agitó una mano que parecía una estrella de mar a modo de despedida. —Sébueno—dijo. Lapuertasecerródetrásdeellaconunsonorogolpe.Conorestabasoloencasa desuabuela. Subióalahabitacióndeinvitados,dondedormía.Suabuelalallamaba«lahabitación deConor»,sinembargoélsiempredecía«lahabitacióndeinvitados»,yentoncessu abuelamovíalacabezaydecíaalgoentredientes. Pero ¿qué esperaba? No se parecía en nada a su habitación. No se parecía a la habitacióndenadie,ymenosaladeunchico.Teníalasparedesdesnudasyblancas salvoportresgrabadosdiferentesdebarcosveleros;suabueladebíadepensarque eso le gustaría a un chico. Las sábanas y el edredón eran también de un blanco cegador,ysolohabíaotromueble,unarmarioderobletangrandecomoparacomer dentro. Podríahabersidounahabitacióncualquieradeunacasacualquieraenunplaneta cualquieradeunlugarcualquieradeluniverso.Nolegustabaestarenella,nisiquiera para escapar de su abuela. Ahora solo había subido para coger un libro, pues su abuela había prohibido los juegos de ordenador en su casa. Sacó el libro de la mochilayalsalirdelahabitación,miróporlaventanaquedabaaljardíndelaparte deatrás. Solosenderosdepiedra,cobertizosyeldespacho. Nadaqueledevolvieralamirada. Elsalóneraunodeesossalonesenlosquenosesientanuncanadie.Suabuelanolo www.lectulandia.com-Página46 dejabaentrar,nofueraamancharlatapicería,asíqueseríaallídondeesperaríaaque llegarasupadreleyendoellibro. Conorsedejócaerenelsofá,queteníaunaspatasdemaderacurvadasytanfinas queparecíaquellevabatacones.Enfrentehabíaunavitrinallenadeplatosexpuestos ytazascontantasfloriturasqueparecíaimposiblebebersincortarseloslabios.Sobre lachimeneaestabaelrelojfavoritodesuabuela,quesoloellapodíatocar.Lohabía heredado de su madre, y llevaba años diciendo que lo iba a llevar a la Feria de Antigüedades para que se lo tasaran. En la parte de abajo tenía un péndulo que oscilaba,ydabalahoracadaquinceminutos,tanaltoquetehacíadarunbrincosino lo esperabas. Toda la estancia era como un museo de cómo vivía la gente antiguamente. Ni siquiera había televisión. Estaba en la cocina y casi nunca la encendían. Sepusoaleer.¿Quéotracosapodíahacer? Habíatenidolaesperanzadehablarconsupadreantesdequecogieraelavión,pero entrelasvisitasalhospitalyladiferenciahorariaylasmigrañastanoportunasdesu nuevamujeribaatenerqueesperaraquellegara. Cuandofueraquellegara.Conormiróelrelojdepéndulo.Launamenosveinte. Daríaelcuartoencincominutos. Cincovacíosysilenciososminutos. Sediocuentadequeestabanervioso.Hacíamuchotiempoquenoveíaasupadre enpersona,fueradelSkype.¿Estaríacambiado?¿EstaríaConorcambiado? Y luego estaban las otras preguntas. ¿Por qué venía precisamente ahora? Su madre no tenía buen aspecto, peor incluso tras cinco días en el hospital, pero aún confiabaenlamedicaciónnuevaqueleestabandando.FaltabanmesesparaNavidad, yelcumpleañosdeConoryahabíapasado.Asíque¿porquéahora? Miróelsuelo,cuyocentroestabacubiertoporunaalfombraovalmuycarayque parecía muy vieja. Se agachó, levantó uno de los bordes y miró las pulidas tablas debajo.Habíaunnudoenunadeellas.Pasóeldedo,perolatablaeratanviejaytan lisaquenosenotabaladiferenciaentreelnudoyelresto. —¿Estásahí?—susurróConor. EltimbredelapuertasonóyConordiounbrinco.Saliódelsalónmásnervioso deloquepensabaquesepondría.Abriólapuertadelacalle. Allíestabasupadre:muycambiadoperoigualquesiempre. —Hey,hijo—dijosupadredeesaformatanextrañaconlaqueEstadosUnidos leestabamoldeandolavoz. Conorsonriódeorejaaoreja,comohacíaalmenosunañoquenosonreía. www.lectulandia.com-Página47 Colega —¿Cómoteva,colega?—lepreguntósupadremientrasesperabanquelacamarera lessirvieralaspizzas. —¿Colega?—preguntóConorlevantandounaceja. —Perdona —dijo su padre sonriendo con timidez—. Estados Unidos es casi un idiomaaparte. —Cadavezquehablocontigotuvozesmásrara. —Bueno…—Supadrejugueteóconlacopadevino—.Mealegrodeverte. Conor le dio un sorbo a la Coca-Cola. Su madre se encontraba realmente mal cuandollegaronalhospital.Tuvieronqueesperarasuabuelaparaquelaayudaraa salirdelbaño,yentoncesestabatancansadaquetodoloquepudodecirfue«Hola, cariño», a Conor, y «¿Qué tal, Liam?», a su padre, antes de quedarse dormida. Su abuelalespidióquesemarcharanalospocosminutos,ypusotalcaraquesupadre noseatrevióarechistar. —Tu madre es, esto… —decía su padre en ese momento, con los ojos entrecerrados pero sin mirar nada en particular—. Es una persona muy luchadora, ¿verdad? Conorseencogiódehombros. —¿Cómoteva,Con? —Me has preguntado eso como ochocientas veces desde que llegaste —dijo Conor. —Perdona. —Estoybien—dijoConor—.Amamáestánponiéndoleunamedicaciónnueva. Hará que se sienta mejor. Tiene mal aspecto, pero ya ha estado así antes. ¿Por qué todoelmundosecomportacomosi…?—SecallóydiootrosorboalaCoca-Cola. —Tienesrazón,hijo—dijosupadre—.Tienestodalarazón.—Dejólacopaenla mesayempezóagirarlasobrelabase—.Sinembargo,vasatenerqueservaliente porella,Con.Vasatenerquesermuyvaliente,mucho,porella. —Hablascomoenlaspelículasamericanas. Supadrerióbajito. —Tuhermanaestámuybien.Yacasianda. —Mimediohermana—dijoConor. —Estoydeseandoquelaconozcas—dijosupadre—.Tenemosqueorganizaruna visitapronto.QuizáinclusoestasNavidades.¿Tegustaría? Conormiróasupadrealosojos. —¿Ymamá? —Lohehabladocontuabuela.Diríaquenoleparecemal,siempreycuandote mandemosdevueltaatiempoparaelnuevotrimestreenelcolegio. www.lectulandia.com-Página48 Conorpasóunamanoporelbordedelamesa. —Entonces¿soloseríaunavisita? —¿Aquéterefieres?—dijosupadre,parecíasorprendido—.Unavisitaenvez de…—lodejóahí,yConorsupodeducirloquequeríadecir—.Conor… PeroderepenteConornoqueríaqueterminaralafrase. —Hayunárbolquevieneavisitarme—dijohablandorápido;empezóaquitarle la etiqueta a la botella de Coca-Cola—. Viene a casa por la noche, me cuenta historias. Supadreparpadeó,desconcertado. —¿Qué? —Alprincipiocreíaqueeraunsueño—dijoConor,raspandolaetiquetaconla uña del pulgar—, pero cuando me despertaba siempre había hojas y arbolitos que brotabandelsuelo.Losheidoescondiendoparaquenadielodescubra… —Conor… —Todavía no ha ido a casa de la abuela. Supongo que porque vive demasiado lejos… —¿Quéestás…? —Pero¿quéimportaríaladistanciasisolofueraunsueño?¿Acasounsueñono podríacruzartodalaciudadandando?Nosiestanviejocomolatierraytangrande comoelmundo… —Conor,déjaloya… —Noquierovivirconlaabuela—dijoConorderepenteconunavoztanfuertey engolada que parecía que lo estaba ahogando. Fijó la mirada en la etiqueta de la botelladeCoca-Colaysiguióraspandoconlauñadelpulgarelpapelmojado—.¿Por quénopuedoiravivircontigo?¿PorquénopuedoiraEstadosUnidos? Supadresepasólalenguaporloslabios. —Terefieresacuando… —Lacasadelaabuelaeslacasadeunaseñoramayor—dijoConor. Supadresoltóunarisita. —Piensodecirlequelahasllamadoseñoramayor. —No puedes tocar nada ni sentarte en ningún sitio —dijo Conor—. No puedes dejarnadadesordenadonisiquieraunsegundo.Ysolotieneinterneteneldespacho defuera,yahínomedejaentrar. —Estoy seguro de que podemos hablar con ella de esas cosas. Estoy seguro de quehayunmontóndeespacioenlacasaparaquetodoseamásfácil,paraquetúte sientascómodo. —¡No quiero estar cómodo en esa casa! —dijo Conor levantando la voz—. Quieromipropiahabitaciónenmipropiacasa. —EnEstadosUnidostampocotendríaseso—dijosupadre—.Casinotenemos www.lectulandia.com-Página49 sitio ni para nosotros tres, Con. Tu abuela tiene mucho más dinero y espacio que nosotros. Además, tú vas al colegio aquí, tus amigos están aquí, toda tu vida está aquí.Seríainjustosacartesinmásdetodoeso. —¿Injustoparaquién?—preguntóConor. Supadresuspiró. —Aesomerefería—dijo—.Aesomereferíacuandotedijequeibasatenerque servaliente. —Esoesloquemedicetodoelmundo—repusoConor—.Comosisignificara algo. —Losiento—dijosupadre—.Séqueparecealgocompletamenteinjusto,yme gustaríatantoquefueradiferente… —¿Deveras? —Puesclaroquesí.—Supadreseinclinósobrelamesa—.Peroesmejorasí.Ya loverás. Conortragósaliva,seguíasinmirarloalosojos.Luegotragósalivaotravez. —¿Podríamoshablardeestocuandomamáserecupere? Supadrevolvióaecharsehaciaatrásdespacio. —Puesclaro,colega.Esoesexactamenteloqueharemos. Conorlomiró. —¿Colega? Supadresonrió. —Perdona.—Levantólacopaybebióhastaquenoquedónadadevino.Ladejó encima de la mesa y chasqueó la lengua, luego le dirigió a Conor una mirada inquisitiva—.¿Quéeratodoesoquedecíasdeunárbol? Perollególacamareraysehizounsilenciomientrasdejabalaspizzasdelantede ellos. —Americana—dijoConormirandolasuyaconelceñofruncido—.Siestapizza hablara,seguroquetendríatuacento. www.lectulandia.com-Página50 Losestadounidensesnotienenmuchasvacaciones —Parecequetuabuelanohallegadotodavía—dijoelpadredeConoraparcandoel cochedealquilerdelantedelacasadesuabuela. —Avecesvuelvealhospitalcuandoyoyameheacostado—dijoConor—.Las enfermerasladejandormirenunsillón. Supadreasintióconlacabeza. —Puedequeyonolecaigabien—dijo—,peroesonoquieredecirqueseamala persona. Conormirólacasaporlaventanilla. —¿Hastacuándotequedas?—preguntó.Lehabíadadomiedopreguntarloantes. Supadresoltóunlargosuspiro,eltipodesuspiroqueanunciabamalasnoticias. —Solounosdías,metemo. Conorsevolvióhaciaél. —¿Nadamás? —Losestadounidensesnotienenmuchasvacaciones. —Túnoeresestadounidense. —Peroahoravivoallí.—Sonriónervioso—.Llevastodalanocheburlándotede miacento. —Entonces ¿para qué has venido? —preguntó Conor—. ¿Por qué te has molestadoenvenir? Supadreesperóunmomentoantesderesponder. —He venido porque tu madre me lo pidió. —Parecía que iba a decir algo más, peronolohizo. Conortampocodijonada. —Perovolveré—dijosupadre—.Yasabes,cuandohagafalta.—Yañadióenun tonomásanimado—:¡YenNavidadirásavisitarnos!Lopasaremosmuybien. —En esa casa tuya en la que no se cabe y donde no hay sitio para mí —dijo Conor. —Conor… —Yluegovolveréaquíparairalcolegio. —Con… —¿Paraquéhasvenido?—preguntóConorotravez,envozbaja. Su padre no respondió. Se abrió un silencio tal en el coche que tuvieron la sensacióndeestarsentadosenlosextremosopuestosdeundesfiladero.Entoncessu padre alzó una mano para posarla en el hombro de Conor, pero Conor se apartó y abriólapuertaparasalirdelcoche. —Espera,Conor. Conoresperóperonosediolavuelta. www.lectulandia.com-Página51 —¿Quieresqueentrecontigohastaquevuelvatuabuela?—preguntósupadre—. Parahacertecompañía… —Estoybiensolo—dijoConor,ysaliódelcoche. Lacasaestabaencalmacuandoentró.¿Porquénoibaaserasí? Estabasolo. Setiróotravezenelsofá,yoyócómocrujíaconelimpacto.Eraunsonidotan gratificantequeselevantóysevolvióatirar.Luegosepusodepieyempezóasaltar en el sofá, las patas de madera gimieron y se arrastraron unos centímetros por el suelo,dejandocuatroarañazosidénticosenlamaderanoble. Sonrió.Aquellolesentababien. Bajódeunsaltoydiounapatadaalsofáparaecharlotodavíamásatrás.Apenas eraconscientedequejadeaba.Sentíaqueleardíalacabeza,comosituvierafiebre. Levantóunpieparadarleotrapatadaalsofá. Entoncesalzólavistayvioelreloj. Elpreciadorelojdesuabuela,colgandosobrelachimenea,conelpéndulooscilando aunladoyaotro,aunladoyaotro,comosillevarasupropiavidaprivadayConor noleimportaranada. Seacercódespacio,conlospuñoscerrados.Faltabamuypocoparaquesonarael tong,tong,tong…delasnueve.Conorsequedóallíhastaqueelsegunderodiotoda lavueltayllegóalasdoce.Enelinstanteenqueibanaempezarlostong,tong…, cogióelpéndulo,ylosujetóenelpuntomásaltodesuoscilación. Oyó cómo se quejaba el mecanismo del reloj mientras la primera «t» del tong interrumpidopermanecíaenelaire.Conlamanolibre,Conoradelantólasmanecillas delosminutosylossegundospasandodelasdoce.Seresistían,peroempujómásy, alhacerlo,oyóunclicquenosonóprecisamentebien.Lasmanecillasdelosminutos ylossegundosseliberaronderepentedeloquefueraquelassujetaba,yConorlas hizogirar,hastaquealcanzaronalamanecilladelahora,yentoncesarrastrótambién esa, mientras se oían lastimeros tongs que solo sonaban a medias y más clics dolorososquesalíandedentrodelacajademadera. Sintióquelasgotasdesudorlesurcabanlafrenteyqueelpecholeardíaporel calor. (… casi como en la pesadilla, con esa fiebre que le hacía ver el contorno del mundoborrosoysaliéndosedesueje,peroenesemomentoelquemandabaeraél, enesemomentolapesadillaeraél…). La segunda manecilla, la más fina de las tres, de pronto se desgajó de la esfera conunchasquido,diounboteenlaalfombraquecubríaelsueloydesaparecióentre www.lectulandia.com-Página52 lascenizasdelachimenea. Conordioalinstanteunpasoatrásysoltóelpéndulo.Estecayóhastasupunto centralperoyanovolvióaoscilar.Noseoíaeltictacnielcaracterísticozumbidoque elrelojsolíahacercuandoestabaenmarcha.Lasmanecillasseguíanclavadasdonde lashabíadejado. Ohoh. CuandoConorsediocuentadeloquehabíahechoseleencogióelestómago. «Oh,no»,pensó. «Oh,no». Lohabíaroto. Unrelojquequizávalieramásquelacarracadecochequeteníasumadre. Suabuelaloibaamatar,quizáliteralmente,loibaamatar… Entoncessediocuenta. La manecilla de las horas y la de los minutos se habían parado a una hora concreta. Las00.07. —Como ejemplo de destrucción —dijo el monstruo detrás de él—, esto es bastantepenoso. Conorsediolavueltarápidamente.Dealgunamanera,dealgúnmodo,elmonstruo habíaentradoenelsalóndesuabuela.Erademasiadogrande,porsupuesto,ytenía queagacharsemucho,peromucho,paracaberdebajodeltecho;lasramasylashojas se retorcían y se apretaban para ocupar menos espacio, pero allí estaba, llenando todosloshuecos. —Eseltipodedestrucciónqueunoesperaríadeunmuchacho—dijo,ysualiento leechóelpelohaciaatrás. —¿Quéhacesaquí?—preguntóConor.Sintióunsúbitoramalazodeesperanza—. ¿Estoydormido?¿Estoesunsueño?Comocuandorompistelaventanademicuarto ymedespertéy… —Hevenidoacontartelasegundahistoria—dijoelmonstruo. Conorsoltóunsonidodeexasperaciónyvolvióamirarelrelojroto. —¿Serátanmalacomolaúltima?—preguntó,preocupado. —TerminaconunadestruccióncomoDiosmanda,siesqueterefieresaeso. Conorsevolvióhaciaelmonstruo.Laexpresióndesucarahabíadadoformaalo quereconociócomosusonrisamalvada. —¿Esunahistoriatramposa?—preguntóConor—.¿Queparecequevaaserde unamanerayluegoesdeotracompletamentedistinta? www.lectulandia.com-Página53 —No—dijoelmonstruo—.Essobreunhombrequesolopensabaensímismo. —Elmonstruosonrióotravez,loquelediounaspectotodavíamásperverso—.Y recibeuncastigodurodeverdad. Conorsequedóparadorespirandoduranteunsegundo,pensandoenelrelojroto, enlosarañazosenlamaderanoble,enlasbayasvenenosasquecaíandelmonstruo sobreelsuelolimpiodesuabuela. Pensóensupadre. —Teescucho—dijoConor. www.lectulandia.com-Página54 Lasegundahistoria —Hace ciento cincuenta años —empezó el monstruo—, esta tierra se había transformadoenunlugarllenodeindustrias.Lasfábricascrecíanenelpaisajecomo la mala hierba. Se talaron árboles, se destruyeron los campos, los ríos se volvieron negros. El cielo se asfixiaba por el humo y la ceniza, y también la gente, que no parabadetoseryrascarse,siempreconlavistabaja,mirandoelsuelo.Lasaldeasse convirtieronenpueblos;lospueblos,enciudades.Ylagenteempezóavivirsobrela tierraenvezdevivirenella. »Perohabíatodavíaespaciosverdes,sisabíasdóndemirar. Elmonstruoabriólasmanosyunanieblainvadióelsalóndesuabuela.Cuando seaclaró,Conoryelmonstruoestabanenuncampollenodeverdorconvistasaun valledemetalyladrillo. —Estoydormido,¿verdad?—dijoConor. —Silencio—dijoelmonstruo—.Aquíviene. YConorvioaunhombre,conpintadeamargado,pesadasropasnegrasyelceño muy,muyfruncido,quesubíaporlacolinahaciaellos. —En el borde de todo este verdor vivía un hombre. Su nombre no tiene importancia, pues nadie lo usaba nunca. Los lugareños lo llamaban simplemente el boticario. —¿Elqué?—preguntóConor. —Elboticario—dijoelmonstruo. —¿Elqué? —Unboticarioesunfarmacéutico;yaentonceseraunapalabrapasadademoda. —Ah—dijoConor—.Haberlodichoantes. —Pero él se había ganado el nombre a pulso, porque el oficio de boticario era antiguo,tienequeverconlosviejosusosdelamedicina.Conhierbasycortezasde árboles,conbrebajespreparadosconbayasyhojas. —Lanuevamujerdemipadrehaceeso—dijoConormientrasveíanalhombre extraerunaraízdelatierra—.Tieneunatiendaenlaquevendecuarzosyminerales. Elmonstruoarrugóelceño. —Noesnimuchomenoslomismo. »Muchos días el boticario iba andando a recoger hierbas y hojas por el campo verde que rodeaba su casa. Pero con el paso de los años sus caminatas se hicieron cada vez más largas, pues las fábricas y las carreteras se expandían alrededor de la ciudadcomoesossarpullidosqueaélseledabatanbientratar.Mientrasqueantesa media mañana ya había recogido el heliacanto y la bellarosa, ahora tardaba todo el día. »Elmundoestabacambiando,yelboticarioseconvirtióenunhombreamargado. www.lectulandia.com-Página55 O mejor dicho, en un hombre más amargado todavía, pues siempre había sido un antipático.Eraavariciosoycobrabademasiadoporsuscuras,muchasvecesmásde loqueelpacientepodíapagar.Sinembargo,sesorprendíadelopocoqueloquerían los lugareños, pensaba que deberían tratarlo con mucho más respeto. Y como su actitudhaciaelloserapenosa,ladeelloshaciaéltambiénloera,hastaque,segúniba pasandoeltiempo,suspacientesempezaronabuscarotrosremediosmásmodernos deotroscuranderosmásmodernos.Loque,comoeslógico,solosirvióparahacerdel boticariounhombretodavíamásamargado. La niebla los rodeó de nuevo y la escena cambió. Ahora estaban en un prado sobreunpequeñoaltozano.Aunladoselevantabalacasadeunpárrocoyenmedio deungrupodelápidasrecientesseerigíauntejogigantesco. —Enelpueblodelboticariotambiénvivíaunpárroco… —Esta es la colina que hay detrás de mi casa —lo interrumpió Conor. Miró alrededor, pero no vio ni la vía del tren ni las hileras de casas, solo unos cuantos senderosyellechocenagosodeunarroyuelo. —Elpárrocoteníadoshijas—continuóelmonstruo—,queeranlaalegríadesus días. Doschicassalierondelacasa;gritaban,sereíanyselanzabanpuñadosdehierba. Corríanalrededordeltroncodeltejoyseescondíanlaunadelaotra. —Eseerestú—dijoConorseñalandoelárbol,queporelmomentoerasoloun árbol. —Sí,vale,enlastierrasquerodeabanlacasadelpárrocotambiénhabíauntejo. Ybienbonitoqueera—dijoelmonstruo. —Sitúlodices—dijoConor. —Resultaqueelboticarioqueríahacerseconeltejoacualquierprecio. —Ah,¿sí?—preguntóConor—.¿Porqué? Elmonstruoparecíasorprendido. —Eltejoeselmásimportantedelosárbolesmedicinales—dijo—.Vivemilesde años.Susbayas,sucorteza,sushojas,supulpa,sumadera,todobulleycrepitayse retuerce en él lleno de vida. Mezclado y tratado por el boticario adecuado, puede curarcasitodaslasdolenciasqueafectanalhombre. Conorarrugólafrente. —Esoteloestásinventando. Lacaradelmonstruoseoscureciócualunanubedetormenta. —¿Teatrevesacuestionarloqueyodigo,muchacho? —No —dijo Conor, dando un paso atrás al ver la ira del monstruo—. Es que nuncahabíaoídoesoantes. El monstruo, enfadado, permaneció un rato con el entrecejo fruncido, luego siguióconlahistoria. www.lectulandia.com-Página56 —Pararecolectaresascosasdelárbol,elboticariotendríaquehaberlotalado.Y elpárroconoselopermitía.Eltejollevabaenaquelterrenodesdemuchoantesde que se destinara a la parroquia. Habían empezado a dar uso al cementerio y había planes de construir una iglesia nueva. El tejo protegería la iglesia de la lluvia torrencial y de las inclemencias del tiempo, y el párroco, por muchas veces que el boticarioselopidiera,yselopidiómuchas,noledejabaacercarsealárbol. Bien.Elpárrocoeraunhombreilustrado,ytambiénamable.Queríalomejorpara sucongregación,sacarlosdelaedadoscuradelasupersticiónylabrujería.Predicaba contra los viejos usos del boticario, y este, con su carácter de mil demonios y su avaricia,contribuíaengranmedidaaqueestossermonesnocayeranensacoroto.Su negocioseredujotodavíamás. Peroentoncesundíalashijasdelpárrococayeronenfermas,primerouna,yluego laotra,porunaepidemiaquesehabíaextendidoportodalacomarca. El cielo se oscureció, y Conor oyó las toses de las hijas dentro de la casa del párroco, oyó también al párroco rezando en voz alta y el llanto de la mujer del párroco. —Nadadeloquehizoelpárrocosirviódeayuda.Nilasoraciones,nilascurasde unmédicomodernoquevivíadospueblosmásarriba,nilosremediosdelcampoque leofrecíantímidamenteyensecretosusfeligreses.Nada.Lashijasseconsumíanyse acercabanalamuerte.Finalmente,noquedabaotraopciónqueacudiralboticario.El párrocosetragósuorgulloyfueasuplicarlequeloperdonara. «Te ruego que ayudes a mis hijas», pidió el párroco, de rodillas a la puerta del boticario.«Sinolohacespormí,hazloalmenospormisdoshijasinocentes». «¿Porquéibaahacerlo?»,preguntóelboticario.«Hasalejadoamiclientelacon tus prédicas. Me has negado el tejo, la mejor fuente de curación que tengo. Has vueltoalpuebloenmicontra». «Podrás quedarte con el tejo», dijo el párroco. «Predicaré sermones a tu favor. Diréamisfeligresesqueacudanatiparacualquierdolenciaquetengan.Tedarétodo loquemepidasacambiodequesalvesamishijas». Elboticarioestabasorprendido. «¿Estaríasdispuestoarenunciaratodoaquelloenloquecrees?». «Sisirvieraparasalvaramishijas»,dijoelpárroco,«renunciaríaatodo». «Entonces»,dijoelboticariocerrándolelapuertaenlasnarices,«nopuedohacer nadaporti». —¿Qué?—dijoConor. —Esamismanochelasdoshijasdelpárrocomurieron. —¿Qué?—dijoConordenuevo,conunasensaciónigualqueladelapesadilla creciéndoleenlasentrañas. —Yesamismanoche,echéaandar. www.lectulandia.com-Página57 —¡Bien!—gritóConor—.Eseimbécilsemereceunbuencastigo. —Esopenséyotambién—dijoelmonstruo. »Pocoantesdelamedianochearranquédesuscimientoslacasadelpárroco. www.lectulandia.com-Página58 Elrestodelasegundahistoria —¿Ladelpárroco?—exclamóConor. —Sí—dijoelmonstruo—.Tiréeltejadoalvallequehabíamásabajoytumbéa puñetazostodaslasparedesdesucasa. Lacasadelpárrocoseguíadelantedeellos,yConorvioqueeltejoseconvertía enelmonstruoy,hechounafuria,seponíaagolpearlacasadelpárroco.Deprontola puertaseabrióyelpárrocoysumujerhuyerondespavoridos.Elmonstruoleslanzó eltejadoynolesdioporpoco. —¿Quéestáshaciendo?—dijoConor—.¡Elboticomosedigaeselmalo! —¿Sí?—preguntódetrásdeélelmonstruodeverdad. Hubounestruendo:elotromonstruoestabaderribandolaparedfrontaldelacasa delpárroco. —¡Puesclaroquesí!—gritóConor—.¡Noquisocuraralashijasdelpárroco!¡Y murieron! —El párroco se negó a creer que el boticario era capaz de curar —dijo el monstruo—.Cuandotodoibabien,casiacabóconelboticario,perocuandolascosas setorcieron,noleimportórenunciaratodassuscreenciassiesopodíasalvarasus hijas. —¿Y qué? —dijo Conor—. ¡Cualquiera habría hecho lo mismo! ¡Cualquiera habríahecholomismo!¿Quéesperabasquehiciera? —Esperabaquelehubieradadoeltejoalboticariolaprimeravezqueselopidió. Esto dejó a Conor sin palabras. Se oyó el estrépito de otra pared que se derrumbabaenlacasadelpárroco. —¿Habríasdejadoquetemataran? —Soymuchomásqueunárbol—dijoelmonstruo—,perosí,habríadejadoque hicieranastillaseltejo.Habríasalvadoalashijasdelpárroco.Yamuchos,muchos otrosademásdeaellas. —¡Pero habría matado el árbol y se habría hecho rico! —gritó Conor—. ¡El boticarioeramalo! —Eraavariciosoymaleducadoyestabaamargado,perotambiéneracurandero. El párroco, sin embargo, ¿qué era? No era nada. La creencia es la mitad de toda curación.Lacreenciaenlacura,lacreenciaenelfuturoquenosespera.Yheaquíun hombrequevivíadelacreencia,peroquelasacrificóalaprimeradecambio,justo cuandomáslanecesitaba.Creíadeunmodoegoístaytemeroso.Yesolescostóla vidaasushijas. —Dijistequeestaeraunahistoriasintrucos. —Dijequeestaeraunahistoriadeunhombrequerecibiósucastigoporegoísta. Yesoesloquees. www.lectulandia.com-Página59 Conormiróotravezalmonstruoqueestabadestruyendolacasadelpárroco.Una piernamonstruosaygigantescatiródeunapatadaunaescalera.Unbrazomonstruoso ygigantescodemoliólashabitaciones. —Dime,ConorO’Malley—lepreguntóelmonstruodetrásdeél—.¿Tegustaría unirteanosotros? —¿Unirmeavosotros?—dijoConor,sorprendido. —Teaseguroqueesdelomásgratificante. Elmonstruodiounpasoadelante,uniéndoseasusegundoyo,yatravesóconun pie gigante un sofá no muy distinto del de la abuela de Conor. El monstruo miró a Conor,expectante. —¿Qué quieres que destruya? —preguntó; dio otro paso hacia el segundo monstruo y, tras una imagen terriblemente borrosa, los dos se fundieron en un solo monstruotodavíamásgrande—.Esperotusórdenes,muchacho. Conorempezóarespirarentrecortadamente.Elcorazónlelatíaamilporhoray aquellasensaciónfebrilsehabíaapoderadodeéldenuevo.Esperóduranteunlargo instante. —Tiraabajolachimenea—dijoalcabo. El puño del monstruo salió disparado al instante y la chimenea cayó con un estruendo. Conorrespirabacomosifueraélelqueestuvieradestruyéndolotodo. —Tiralascamas—dijo. Elmonstruocogiólascamasdelosdosdormitorios,queyanoteníantejado,ylas lanzó con tanta fuerza que parecía que llegarían volando casi hasta la línea del horizonte. —¡Destrozalosmuebles!—gritóConor—.¡Destrózalotodo! El monstruo pisoteaba todos los muebles que encontraba, entre crujidos y estallidosquelollenabandesatisfacción. —¡HAZLO TODO AÑICOS! —rugió Conor, y el monstruo rugió a su vez y derrumbólasparedesquequedabanenpie.Conorechóacorrerparaayudarlo,tomó una rama del suelo y rompió los cristales de las ventanas que todavía los conservaban.Gritabatanfuertequenopodíaoírsuspropiospensamientos,perdido en aquel frenesí de destrucción, enceguecido, destrozando y destrozando y destrozando.Elmonstruoteníarazón,eramuygratificante.Conorgritóhastaquese quedó ronco, destrozó hasta que le dolían los brazos, rugió hasta casi quedar exhausto.Cuandoporfinparó,vioqueelmonstruolomirabaensilencio,lejosdelos escombros.Conorjadeabayseapoyabaenlaramaparamantenerelequilibrio. —Ahorasí—dijoelmonstruo—,estosíesunadestruccióncomoDiosmanda. Yderepenteestabandevueltaenelsalóndelaabuela. www.lectulandia.com-Página60 Conorvioquenohabíadejadocasinadasindestruir. www.lectulandia.com-Página61 Ladestrucción Elsofáestabahechopedazos.Todaslaspatasdemaderaestabanrotas,latapicería, rajadaydesgarrada,habíapuñadosdelrellenoportodoelsuelo,ademásdelosrestos delreloj,arrancadodelaparedyhechoañicoscasiirreconocibles.Tambiénestaban destrozadaslaslámparasylasdosmesitasquehabíaaambosladosdelsofá,asícomo la estantería bajo los ventanales, de cuyos libros no quedaba ni una hoja intacta. Hastaelpapeldelaparedhabíasidoarrancadoentirassuciaseirregulares.Loúnico quequedabaenpieeralavitrina,aunquelaspuertasdecristalestabanrotasytodolo queconteníahabíacaídoalsuelo. Conor se quedó allí parado en estado de shock. Se miró las manos: estaban cubiertasdearañazosydesangre,teníalasuñasrotasyarrancadas,yledolíandel esfuerzo. —Oh,Dios—susurró. Sediolavueltaparamiraralmonstruo. Yanoestabaallí. —¿Quéhashecho?—gritóenaquellacalmasúbita. Eraimposiblequehubierahechotodoesoélsolo. Imposible. ¿Ono? —Oh,Dios—dijootravez—.Oh,Dios. —Ladestrucciónesalgomuygratificante—escuchó,peroeracomounavozen labrisa,algoquecasinoestabaallí. Yentoncesoyóelcochedesuabuelaenlaentrada. Nohabíaescapatoria.Nitiempoparasalirporlapuertadeatrásyhuiradondefuera queellanoloencontrarajamás. Pero, pensó, ni siquiera su padre se lo llevaría cuando averiguase lo que había hecho.Nuncadejaríanqueunchicocapazdeaquellofueraavivirenunacasaconun bebé… —Oh,Dios—dijoConorotravez;elcorazónlelatíatanfuertequecasiselesalía delpecho. Suabuelametiólallaveenlacerradurayabriólapuerta. En la décima de segundo que siguió a su entrada en la casa, mientras se dirigía al salón todavía hurgando en el bolso, antes de que se diera cuenta de dónde estaba Conor o de lo que había pasado, él le vio la cara, vio lo cansada que estaba pero www.lectulandia.com-Página62 ningunanoticia,nibuenanimala,sololomismodetodaslasnochesenelhospital conlamadredeConor,lomismodetodaslasnochesquelasestabadejandoalasdos tandelgadas. Entoncesellalevantólavista. —¿Qué…?—dijo,secallóparanodecir«demonios»delantedeConor.Sequedó petrificada,agarradatodavíaalbolso.Solosusojossemovían,asimilandoincrédula ladestruccióndelsalón,casinegándoseaverloquerealmentehabíaallí.Conorni siquieralaoíarespirar. Yentonceslomiróaél,conlabocaabierta,conlosojoscomoplatos.Loviode pieenmediodetodo,conlasmanosensangrentadasporsulabor. Selecerrólaboca,peronoconladuramuecadesiempre.Letemblaba,comosi estuvierahaciendoesfuerzospornollorar,comosilecostaramantenerelrestodela caraensusitio. Yentoncesgimió,desdelomáshondo,conlabocacerrada. EraunsonidotanlastimeroqueConortuvoquehacerunesfuerzoparanotaparse losoídos. Gimióotravez.Yotra.Yluegootravez,hastaquefueunúnicosonido,unúnico y horrible gemido sin final. Se le cayó el bolso al suelo. Se puso las palmas de las manosenlabocacomosiesofueraadetenerelhorriblesonidodedolor,dequejay delamentoquelesalíaaborbotones. —¿Abuela?—dijoConorenvozaltaytensa,aterrorizado. Yentoncessuabuelagritó. Retirólasmanos,lascerróensendospuños,abriócompletamentelabocaygritó. GritótanfuertequeConoralfinalsetapólosoídos.Nolomiraba,nomirabanada, sololegritabaalaire. Conornuncaentodasuvidahabíatenidotantomiedo.Eracomoestarenelfin delmundo,casicomoestarvivoydespiertoensupesadilla,losgritos,elvacío… Entoncessuabuelaentróenelsalón. Se abrió paso a patadas entre los escombros casi como si no los viera. Conor se apartórápidamentedesucaminoytropezóconlosrestosdelsofá.Levantóunamano paraprotegerse,esperandolostortazosqueibanacaerleencualquiermomento… Perosuabuelanoibaaporél. Pasódelargo,conlacaracontorsionadaporelllanto,elgemidosaliéndoleotra vezdedentro.Fuehastalavitrina,loúnicoquequedabaenpieenelsalón. Ylaaferróporunlado… Ytiródeellacontodassusfuerzasunavez… Dosveces… Yunaterceravez. www.lectulandia.com-Página63 Laestanteríasevinoestrepitosamenteabajoyseestrellócontraelsueloconun crujidofinal. Suabuelaemitióunúltimogemido,seinclinóhaciadelanteyapoyólasmanosen lasrodillas;jadeaba. NomiróaConor,nolomiróniunasolavezcuandosepusoderechaysaliódel salón;dejóelbolsodondeselehabíacaído,sefuedirectaasuhabitaciónycerróla puertadespacio. Conorsequedóallíunrato,nosabíasidebíamoverseono. Despuésdeloqueparecióunaeternidad,fuealacocinadesuabuelaaporbolsas debasura.Estuvotrabajandoentreaquelcaoshastabienentradalanoche,peroera muchoparaél.Clareabaelalbacuandoporfinserindió. Subiólaescalera,nisiquierasemolestóenlavarselamugreylasangreseca.Al pasarjuntoalahabitacióndesuabuelasupoporlaluzquesecolababajolapuerta quetodavíaestabadespierta. Laoyóllorar. www.lectulandia.com-Página64 Invisible Conorsequedóesperandoenelpatiodelcolegio. HabíavistoaLily.EstabaconungrupodechicasalasqueélsabíaqueLilyno lescaíamuybienyqueellastampocolecaíanbienaella,peroallíestaba,ensilencio mientras las otras no paraban de hablar. Conor se sorprendió buscando su mirada, peroellanolomiró.Comosiyanoloviera. Asíqueesperósolo,apoyadocontraunmurodepiedra,lejosdelosotroschicos quechillabanyreíanymirabansusmóvilescomosinadamalopasaraenelmundo, comosienlainmensidaddeluniversoaellosnuncapudierapasarlesnada. Entonceslosvio.Harry,SullyyAnton,atravesandoelpatiohaciaél,conlosojos de Harry fijos en él, serio pero al acecho, y sus compinches prometiéndoselas muy felices. Seacercaban.Conorsintióqueleflaqueabanlasfuerzasdepuroalivio. Aquellamañanahabíadormidolosuficienteparatenerlapesadilla,comosilascosas no estuvieran ya lo bastante mal. Había soñado otra vez con el terror y la caída, y aquello tan horroroso que pasaba al final. Se había despertado gritando. Así había comenzadoundíaquenopintabamuchomejor. Cuando por fin se atrevió a bajar, su padre estaba en la cocina de su abuela, preparandoeldesayuno. Novioasuabuelaporningunaparte. —¿Revueltos? —preguntó su padre, levantando la sartén en la que estaba haciendoloshuevos. Conorasintió,aunquenoteníanipizcadehambre,ysesentóalamesa.Supadre terminódehacerloshuevosylospusosobreunastostadasconmantequilla;colocó dosplatosenlamesa:unoparaConor,otroparaél.Sesentóycomieron. ElsilenciosehizotanpesadoqueaConorlecostabarespirar. —Laliastebuena—dijoporfinsupadre. Conorsiguiócomiendo,dabalosbocadosmáspequeñosquepodía. —Mellamóestamañana.Muy,muytemprano. Conortomóotrobocadomicroscópico. —Tu madre ha empeorado, Con —dijo su padre. Conor levantó rápidamente la vista—.Tuabuelasehaidoalhospitalahablarconlosmédicos—siguiósupadre—. Teacercaréalcolegio… —¿Alcolegio?—dijoConor—.¡Quieroveramamá! Perosupadreyaestabanegandoconlacabeza. —No es lugar para un niño en este momento. Te llevaré al colegio y me iré al www.lectulandia.com-Página65 hospital,peroalasalidaterecogeréytellevaréaverla.—Supadremiróelplato—. Terecogeréantessi…esnecesario. Conordejóelcuchilloyeltenedorenelplato.Noleapetecíacomermás.Quizá yanoleapeteceríanuncamás. —Oye —dijo su padre—. ¿Recuerdas que te dije que ibas a tener que ser valiente? Pues ese momento ha llegado. —Señaló el salón—. Veo cuánto te está afectandoesto.—Esbozóunasonrisatriste—.Tuabuelatambiénlove. —Noqueríahacerlo—dijoConor,yelcorazónempezóalatirleconfuerza—.No séquépasó. —Nopasanada—dijosupadre. —¿Nopasanada?—Conorarrugóelentrecejo. —Notepreocupesporeso.Másseperdióenlaguerra. —¿Esoquéquieredecir? —Quieredecirquevamosahacercomoquenuncaocurrió—dijosupadrecon firmeza—,porqueahoramismoestánpasandootrascosas. —¿Otrascosascomolodemamá? Supadresuspiró. —Acábateeldesayuno. —¿Nomevaisacastigar? —¿Dequéserviría,Con?—dijosupadre,moviendolacabeza—.Dime,¿dequé serviría? Enclase,Conornosehabíaenteradodeunasolapalabra,perolosprofesoresnolo habíanregañadoporsufaltadeatención.LaseñoritaMarlnisiquieralehizoentregar laredacciónde«Escribirlavida»,aunqueelplazoacababaesedía.Conornohabía escritoniunasolafrase. Sus compañeros también mantenían la distancia, como si oliera mal. Intentó recordarsihabíahabladoconalgunodeellosdesdequellegóporlamañana.Creía que no. Lo que quería decir que no había hablado con nadie desde la conversación consupadreduranteeldesayuno. ¿Cómoeraposible? PeroallíestabaHarry.Yalmenosesoparecíaalgonormal. —ConorO’Malley—dijoHarrydeteniéndoseaunpasodeél.SullyyAntonse quedarondetrás,riéndose. Conor se separó del muro y dejó caer las manos en los costados, preparándose paraelpuñetazoqueestaríaalllegar. Soloquenollegó. Harrysimplementesequedóahídelante.SullyyAntontambién;lasonrisaseles fueencogiendopocoapoco. www.lectulandia.com-Página66 —¿Aquéesperas?—preguntóConor. —Sí—ledijoSullyaHarry—,¿aquéesperas? —Pégale—dijoAnton. Harry no se movió, lo miraba fijamente. Conor no podía hacer otra cosa que sostenerlelamirada,hastaqueleparecióquenohabíanadamásenelmundoaparte deHarryydeél.Lesudabanlasmanos.Elcorazónlelatíadesbocado. «Venga,hazlo»,pensó,yentoncessediocuentadequelodecíaenvozalta. —¡Venga,hazlo! —¿Que haga qué? —dijo Harry con calma—. ¿Qué narices quieres que haga, O’Malley? —Quierequeledesunapalizaylotumbes—dijoSully. —Quierequelesacudas—dijoAnton. —¿Esciertoeso?—preguntóHarry,yparecíarealmenteinteresado—.¿Esesolo quequieres? Conornodijonada,selimitóaseguirallí,conlospuñoscerrados.Esperando. Yentoncessonóeltimbre,muyalto,ylaseñoritaKwanempezóacruzarelpatio, hablaba con otra profesora pero no perdía de vista a los alumnos que había a su alrededor,conunojopuestoespecialmenteenConoryHarry. —Meparecequenuncasabremos—dijoHarry—loquequiereO’Malley. AntonySullyserieron,aunquenohabíanentendidolabroma,ylostressedieron lavueltaparaentrarenclase. PeroHarrymirabaaConormientrassealejaba,noapartólavistadeélenningún momento. MientrasdejabaaConorallísolo. Comosifuerainvisibleparaelrestodelmundo. www.lectulandia.com-Página67 Lostejos —Hola,cariño—dijosumadre,incorporándoseunpocoenlacama,cuandoConor entróporlapuerta. Conorviocuántolecostabahacerlo. —Estaréfuera.—Suabuelaselevantódelasillaypasóasuladosinmirarlo. —Voy a por algo a la máquina, colega —dijo su padre desde la puerta—. ¿Quieresalgo? —Quieroquedejesdellamarme«colega»—respondióConorsinapartarlosojos desumadre. Querió. —Vuelvoenseguida—dijosupadre,ylodejósoloconella. —Ven,acércate. Sumadrediounosgolpecitosenlacama. Élfuehastaallíysesentójuntoaella,concuidadodenotocarnieltuboquele habíanclavadoenelbrazonielqueleenviabaairealospulmonesnielquesabíaque le ponían a veces en el pecho, cuando le metían las sustancias químicas de color naranjabrillantedurantelostratamientos. —¿Cómo está mi Conor? —preguntó levantando una mano delgada para pasárselaporelpelo.Élvioqueteníaunamanchaamarillaenelbrazo,alrededordel puntoenelquelehabíanmetidoeltubo,ypequeñosmoratonesenlaparteinterior delcodo. Perosonreía.Eraunasonrisacansada,unasonrisaagotada,peroeraunasonrisa. —Séquedeboparecerunadefesio—dijoella. —No,noescierto—dijoConor. Ellavolvióapasarlelosdedosporelpelo. —Creoqueséperdonarunamentirapiadosa. —¿Estás bien? —preguntó Conor, y aunque la pregunta era completamente absurda,ellasupoloquequeríadecir. —Bueno, cariño —dijo—, han probado con dos cosas distintas y no han funcionado.Yhanvistoquenofuncionabanbastanteantesdeloqueesperaban.Sies queesotienesentido. Conornegóconlacabeza. —No,paramítampocolotiene,laverdad—dijoella. Él vio que su sonrisa se contraía, le resultaba más difícil mantenerla. Su madre respiróhondo,yelaireresonó,comosituvieraalgopesadodentrodelpecho. —Vatodounpocomásrápidodeloqueyoesperaba,cariño—dijoella,ysuvoz era pastosa, tanto que a Conor se le estrechó el nudo que tenía en el estómago. De pronto se alegró de no haber comido nada desde el desayuno—. Aunque —dijo su www.lectulandia.com-Página68 madre;suvozseguíasiendopastosa,perovolvíaasonreír—vanaprobarconotra cosa,unmedicamentoqueenalgunoscasoshadadobuenosresultados. —¿Porquénolointentaronantes?—preguntóConor. —¿Teacuerdasdelostratamientos?—dijoella—.¿Lodeperderelpeloytodos esosvómitos? —Puesclaro. —Bueno, esto es algo que tomas cuando lo otro no ha funcionado como ellos querían —dijo ella—. Siempre era una posibilidad, pero esperaban no tener que usarlo.—Bajólamirada—.Yesperabannotenerqueusarlotanpronto. —¿Esoquieredecirqueesdemasiadotarde?—lepreguntóConorantesincluso desaberloqueestabadiciendo. —No, Conor —respondió ella enseguida—. No pienses eso. No es demasiado tarde.Nuncaesdemasiadotarde. —¿Seguro? Ellasonriódenuevo. —Estoyconvencidadetodoloquedigo—dijo,conunpocomásdefuerzaenla voz. Conor recordó lo que había dicho el monstruo. «La creencia es la mitad de la curación». Lecostabarespirar,perolatensiónaflojóunpoco,empezandoporelestómago. Sumadrevioqueestabaalgomásrelajado,ylefrotólapieldelbrazo. —Yhayalgointeresantedeverdad—dijoella,ysuvozsonóunpocomásalegre —.¿Teacuerdasdelárbolquehayenlacolinadedetrásdecasa? Conorabrióunosojoscomoplatos. —Bueno, aunque te cueste creerlo —siguió su madre—, ese medicamento lo extraendelostejos. —¿Delostejos?—preguntóConorenvozbaja. —Sí—dijosumadre—.Habíaleídosobreeltemahacetiempo,cuandoempezó todoesto.—Tosiótapándoselabocaconlamano,luegotosióotravez—.Esperaba que no llegáramos a este punto, pero me parecía increíble que durante todo ese tiempoviéramosuntejodesdenuestracasa.Yquejustoeseárbolpudieraserloque mecurase. AConorledabavueltaslacabeza,tanrápidoquecasisemareó. —Lascosasverdesdeestemundosonmaravillosas,¿verdad?—siguiódiciendo sumadre—.Nosempeñamosendeshacernosdeellasyresultaquemuchasvecesson justoloquenossalva. —¿Tevaasalvarati?—preguntóConor,casiincapazdehablar. Sumadresonrióotravez. —Esperoquesí—dijo—.Creoquesí. www.lectulandia.com-Página69 ¿Podríaser? Conorsalióalpasillodelhospital,lacabezaleibaamilporhora.Unmedicamento que se extrae de los tejos. Un medicamento que podía curar de verdad. Un medicamentocomoelqueelboticariosenegóahacerparaelpárroco.Aunque,para sersinceros,Conornoteníatodavíadeltodoclaroporquéfuelacasadelpárrocola queacabódemolida. Anoserque… Anoserqueelmonstruohubieraidoporunarazón.Anoserquehubieraechado aandarparacuraralamadredeConor. Casinoseatrevíaateneresperanzas.Casinoseatrevíaapensarlo.No. No,claroqueno.Nopodíaserverdad,québoboera.Elmonstruoeraunsueño. Esoeratodo,unsueño. Perolashojas.Ylasbayas.Yelarbolitosaliendodelsuelo.Yladestruccióndel salóndesuabuela. Derepentesesintióligero,comosiflotara. ¿Podríaser?¿Podríaserdeverdad? Oyó voces y miró hacia el fondo del pasillo. Su padre y su abuela estaban discutiendo. Nopodíaoírloquedecían,perosuabuelaleapuntabaairadamenteconundedoala alturadelpecho.«Vale,¿yquéquieresquehaga?»,ledecíasupadre,lobastantealto comoparaatraerlaatencióndelagentequepasabaporelpasillo.Conornooyóla respuestadesuabuela,peroellavolvióhechaunafuriaporelpasilloypasódelargo, sinmirarlosiquieramientrassemetíaenlahabitacióndesumadre. Supadreseacercópocodespués,conloshombroscaídos. —¿Quépasa?—preguntóConor. —Bah,tuabuelasehaenfadadoconmigo—dijosupadreconunasonrisarápida —.Nadanuevo. —¿Porqué? Supadrehizounamueca. —Haymalasnoticias,Conor—dijo—.Tengoquevolverestanoche. —¿Estanoche?—preguntóConor—.¿Porqué? —Laniñaestáenferma. —Vaya—dijoConor—.¿Quétiene? —Seguramentenadagrave,peroStephaniesehapuestonerviosaylahallevado alhospitalyquierequevuelvaya. —¿Yvasair? www.lectulandia.com-Página70 —Voyairperovolveré—dijosupadre—.Eldomingoquevieneno,elotro,así quenisiquierasondossemanas.Eneltrabajomedaránmásdíasparaveniraverte. —Dossemanas—dijoConorhablandocasiconsigomismo—.Perobueno,está bien. A mamá le están dando esa medicación nueva y se pondrá mejor. Así que cuandovuelvas… Secallóalverlacaradesupadre. —Hijo,¿porquénovamosadarunpaseo? Frentealhospitalhabíaunpequeñoparqueconsenderosentrelosárboles.Mientras Conor y su padre caminaban hacia un banco vacío, se cruzaron con pacientes que llevaban el uniforme del hospital; paseaban con sus familiares o solos, fumando a escondidas.Comosielparquefueraunalaalairelibredelhospital.Ounlugarde recreoparalosfantasmas. —Tenemos que hablar, ¿no? —dijo Conor cuando se sentaron—. Últimamente todoelmundoquierehablarconmigo. —Conor —dijo su padre—. Esa medicación nueva que le están dando a tu madre… —Lavaaponerbuena—dijoConorconfirmeza. Supadresequedóensilenciounmomento. —No,Conor—dijo—.Probablementeno. —Sí,sevaaponerbuena—insistióConor. —Esunúltimointento,unintentoaladesesperada.Losiento,hijo,perolascosas estányendodemasiadorápido. —Lacurará.Séquelacurará. —Conor —dijo su padre—. La otra razón por la que tu abuela está enfadada conmigoesporquecreequenitumadreniyohemossidosinceroscontigo.Sobrelo queestápasando. —¡Quésabrálaabuela! Supadrelepusounamanoenelhombro. —Conor,tumadre… —Se va a curar —dijo Conor, apartando la mano y poniéndose de pie—. El secretoesesenuevomedicamento.Elmedicamentoeslarazón.Telodigoyo,losé. Supadreparecíaconfuso. —¿Larazóndequé? —AsíquevuélveteaEstadosUnidos—siguióConor—,contuotrafamilia,aquí estaremosbiensinti.Porqueestovaafuncionar. —Conor,no… —Sí.Vaafuncionar. —Hijo —dijo su padre inclinándose hacia delante—. Las historias no tienen www.lectulandia.com-Página71 siempreunfinalfeliz. Esolodesconcertó.Porqueeraverdad,nosiempreacababanbien.Elmonstruose lo había enseñado. Las historias eran criaturas salvajes, muy salvajes, y salían disparadasenladirecciónquemenosesperabas. Supadremeneabalacabeza. —Esdemasiadopedirteesto.Loes,séqueloes.Esinjustoycruelynoescomo deberíanserlascosas. Conorguardósilencio. —Volveréenunasemanaapartirdeldomingo—dijosupadre—.Noloolvides, ¿vale? Conor miró al sol con los ojos entrecerrados. Había sido un octubre increíblementecálido,comosielveranoseempeñaraenquedarse. —¿Cuántotiempotequedarás? —Loquehagafalta. —Yluegovolverásairte. —Tendréqueirme.Allítengo… —Otrafamilia—terminóConor. Supadrealargólamanootravez,peroConoryaibadevueltahaciaelhospital. Porquesíquedaríaresultado,funcionaría,esaeralaverdaderarazónporlaqueel monstruohabíaechadoaandar.Teníaqueserlo.Sielmonstruoerareal,esateníaque serlarazón. Antesdeentrarenelhospital,Conormiróelrelojquehabíaenlafachada.Ocho horastodavíahastalas00.07. www.lectulandia.com-Página72 Ningunahistoria —¿Lapuedescurar?—preguntóConor. —El tejo es un árbol que cura —dijo el monstruo—. Es la forma en que elijo caminarlamayorpartedelasveces. Conortorcióelgesto. —Esonoesloquesediceunarespuesta. Elmonstruolerespondióconsusonrisamalvada. La abuela de Conor lo había llevado de vuelta a casa cuando su madre se quedó dormidasinhaberprobadolacena.Nohabíahabladoconéldelodelsalón.Apenas lehabíadirigidolapalabra. —Me vuelvo al hospital —había dicho mientras Conor salía del coche—. Prepáratealgodecena.Séquealmenosesosabeshacerlo. —¿Creesquepapáestaráyaenelaeropuerto?—preguntóConor. Suabuelasehabíalimitadoalanzarunsuspirodeimpaciencia.Élhabíacerrado lapuertayellasehabíaido.Llevababastantetiempodentrodelacasa;elreloj—el reloj barato de la cocina que iba con pilas y que era todo lo que tenían ahora— se arrastrabaconlentitudhacialamedianocheysuabuelanihabíaregresadonihabía llamado. Pensó en llamarla él, pero en una ocasión ya le había gritado porque el sonidodelteléfonohabíadespertadoasumadre. Daba igual. De hecho era más fácil así. No tenía por qué fingir que se iba a la cama. Esperaría hasta que el reloj diera las 00.07. Entonces saldría fuera y diría: «¿Dóndeestás?». Y el monstruo diría: «Estoy aquí», y pasaría por encima del despacho que su abuelateníaeneljardínconunfácilmovimiento. —¿Lapuedescurar?—lepreguntóConorotravez,conmayorfirmeza. Elmonstruolomiródesdeloalto. —Esonodependedemí. —¿Porquéno?—preguntóConor—.Derribascasasyrescatasbrujas.Dicesque encadapartedetihayunremediosilagentesabecómousarlo. —Siatumadreselapuedecurar—dijoelmonstruo—,eltejolacurará. Conorsecruzódebrazos. —¿Esesounsí? Entonceselmonstruohizoalgoquenohabíahechohastaesemomento. Sesentó. www.lectulandia.com-Página73 Apoyó toda la magnitud de su peso sobre el despacho de su abuela. Conor oyó cómocrujíalamaderayvioqueeltejadosecombaba.Elcorazónselesalíaporla garganta. Si el monstruo destruía también el despacho de su abuela, a saber lo que ellaleharíaaél.Quizámandarloderechoalacárcel.Opeortodavía,auninternado. —Todavía no sabes por qué me llamaste, ¿verdad? —preguntó el monstruo—. Todavíanosabesporquéhevenidoandando.Nocreasqueesalgoquehagatodoslos días,ConorO’Malley. —Yonotellamé—dijoConor—.Anoserquefueraenunsueñooalgo.Ysilo hice,esobvioquefuepormimadre. —Ah,¿sí? —Bueno, ¿y por qué si no? —dijo Conor elevando la voz—. No iba a llamarte paraoíresashorribleshistoriasquenotienenningúnsentido. —¿Teolvidasdelsalóndetuabuela? AConorseleescapóunasonrisita. —Yameparecíaamí—dijoelmonstruo. —Estoyhablandoenserio—dijoConor. —Yotambién.Peroaúnnoestamospreparadosparalatercerayúltimahistoria. Serápronto.Ydespuéstúmecontarástuhistoria,Conor O’Malley.Mecontarástu verdad.—Elmonstruoseinclinóhaciadelante—.Yasabesdequétehablo. Lanieblalosrodeóderepenteyeljardíndesuabueladesapareciódelavista.El mundo se transformó en un lugar gris y vacío, y Conor supo exactamente dónde estaba,yenquéexactamentesehabíatransformadoelmundo. Estabadentrodelapesadilla. Esoeraloquesesentíadentrodelapesadilla,esoeraloqueseveía,losbordesdel mundo desmoronándose y Conor sujetándole las manos, sintiendo cómo se le escurríandeentrelosdedos,sintiendocómoellacaía… —¡No!—gritó—.¡No!¡Esono! La niebla escampó y Conor estaba de nuevo en el jardín de su abuela, con el monstruotodavíasentadosobreeldespacho. —Eso no es mi verdad —dijo Conor con voz temblorosa—. Eso solo es una pesadilla. —Sinembargo—dijoelmonstruoponiéndosedepie,yparecióquelasvigasdel tejado del despacho suspiraran de alivio—, eso es lo que pasará tras la tercera historia. —Fantástico —dijo Conor—, otra historia cuando están pasando cosas más importantes. —Las historias son importantes —dijo el monstruo—. Pueden ser más importantesquecualquierotracosa.Siportanlaverdad. www.lectulandia.com-Página74 —Escribirlavida—dijoConoramargamenteentredientes. Elmonstruopareciósorprendido. —Enefecto—dijo.Sediolavueltaparamarcharse,peromiróotravezaConor —.Búscamepronto. —Quierosaberquévaapasarconmimadre—dijoConor. Elmonstruosedetuvo. —¿Esquenolosabesya? —Dijistequeerasunárbolquecuraba—dijoConor—.¡Bueno,puesyonecesito quecures! —Ycuraré—dijoelmonstruo. Yconungolpedevientodesapareció. www.lectulandia.com-Página75 Yanoteveo —Yotambiénquieroiralhospital—dijoConoralamañanasiguientemientrasiba enelcocheconsuabuela—.Hoynoquieroiralcolegio. Suabuelaselimitóaseguirconduciendo.Habíabastantesposibilidadesdequeno volvieraahablarlenuncamás. —¿Qué tal estaba anoche? —preguntó Conor. Después de que se fuera el monstruo,habíaaguantadodespierto,esperando,duranteunbuenrato,pero,apesar detodo,sehabíaquedadodormidoantesdequevolvierasuabuela. —Igual—dijoellalacónicamente,conlosojosfijosenlacarretera. —¿Leestáhaciendoalgolanuevamedicación? SuabuelatardótantotiempoencontestaraesapreguntaqueConorpensóqueya noibaahacerlo,yestabaapuntodepreguntárselootravezcuandoelladijo: —Esdemasiadoprontoparasaberlo. Conordejóquepasaranunascuantascalles,luegolepreguntó: —¿Cuándovaavolveracasa? Aesapreguntasuabuelanorespondió,yesoqueaúnlesquedabaotramediahora deviajeparallegaralcolegio. No había manera de que prestara atención en clase. Algo que de todas formas no tenía importancia porque ninguno de los profesores le preguntó nada. Tampoco los compañeros.Paracuandollególahoradelacomida,sehabíatiradootramañanasin cruzarunapalabraconnadie. Sesentósoloenelextremodelcomedor,sinprobarlacomidaqueteníadelante. Había un ruido increíble, los gritos, los chillidos, las peleas y las risas de sus compañerosresonabanenlasala.Conorhizoloposibleporignorarlos. Elmonstruolacuraría.Porsupuestoqueloharía.¿Quéotrarazónpodríahaber paraquehubieraido?Nohabíaotraexplicación.Habíaidohastaélandandocomoel árboldelacuración,elmismoárboldelquesacabanelmedicamentoparasumadre, ¿paraquéotracosasino? «Por favor», pensó Conor mientras miraba la bandeja de la comida todavía intacta.«Porfavor». Desdeelotroladodelamesa,dosmanosdieronunfuertegolpeaambosladosde labandeja,yletiraronencimaelzumodenaranja. Conorselevantó,aunquenolobastanterápido.Teníalospantalonesempapados,el líquidosedeslizabaporsuspiernas. www.lectulandia.com-Página76 —¡O’Malleysehahechopisencima!—estabagritandoyaSully,conAntonasu ladopartiéndosederisa. —¡Toma!—ledijoAntonsalpicándoleconlosdedosunpocodelzumoquehabía caídoenlamesa—.¡Tedejabasesto! Harry estaba entre Anton y Sully, como siempre, con los brazos cruzados, mirándolo. Conorledevolviólamirada. Ninguno de los dos se movió durante un rato tan largo que Sully y Anton se quedaron callados. Empezaron a ponerse nerviosos mientras la lucha de miradas continuaba;sepreguntabanquéibaahacerHarryacontinuación. TambiénConorselopreguntaba. —Meparecequeyatehecalado,O’Malley—dijoHarryporfin—.Creoqueya séloqueestáspidiendo. —Yahoratelovanadar—dijoSully. ÉlyAntonrieronyentrechocaronlospuños. Conor no vio a ningún profesor con el rabillo del ojo, así que supo que Harry habíaelegidounmomentoenelquepudieranmeterseconélsinservistos. Conorestabasolo. Harrydiounpasoalfrente,todavíamanteníalacalma. —Aquítieneselgolpemásdurodetodos, O’Malley—dijoHarry—.Estoeslo peorquetepuedohacer. Tendíalamano,comosiquisieraestrechársela. Queríaestrechársela. Conor reaccionó de manera casi automática: alargó la mano y estrechó la de Harry sin pararse siquiera a pensar lo que estaba haciendo. Se estrecharon la mano comodoshombresdenegociosalfinaldeunareunión. —Adiós,O’Malley—dijoHarrymirándoloalosojos—.Yanoteveo. Lesoltólamano,sediolavueltaysefue.AntonySullyparecíantodavíamás desconcertados,perodespuésdeunsegundosefuerontambién. NingunosediolavueltaparamiraraConor. Enlapareddelcomedorhabíaunrelojdigitalgigante,adquiridocomoloúltimoen tecnología en algún momento en los años setenta y que nunca habían cambiado, aunqueeramásviejoquelamadredeConor.MientrasConorveíacómosealejaba Harry, cómo se alejaba sin mirar atrás, cómo se alejaba sin hacer nada, Harry pasó bajoelrelojdigital. Lacomidaempezabaalas11.55yterminabaalas12.40. Enelrelojeranahoralas12.06. LaspalabrasdeHarrysonabancomounecoenlacabezadeConor. www.lectulandia.com-Página77 «Yanoteveo». Harryseguíaalejándose,cumpliendosupromesa. «Yanoteveo». Elrelojmarcólas12.07 —Eslahoradelatercerahistoria—dijoelmonstruo,detrásdeél. www.lectulandia.com-Página78 Latercerahistoria —Había una vez un hombre invisible —continuó diciendo el monstruo, aunque ConorseguíaconlosojosclavadosenHarry—,quesecansódequenolovieran. Conorechóaandar. AandardetrásdeHarry. —Noesquefueradeverdadinvisible—dijoelmonstruosiguiendoaConor;el comedor parecía pequeño allí por donde pasaban—. Sino que la gente se había acostumbradoanoverlo. —¡Oye!—dijoConor. Harrynosediolavuelta.TampocoSullyniAnton,aunqueseguíanconsusrisitas mientrasConorapretabaelpaso. —Y si nadie te ve —dijo el monstruo apretando también el paso—, ¿se puede decirqueestésahí? —¡OYE!—gritóConor. ElcomedorsehabíaquedadoensilenciomientrasConoryelmonstruoseguíana Harryatodaprisa. AHarry,quetodavíanosehabíadadolavuelta. Conorloalcanzó,loagarróporelhombroehizoquesegirara.Harryfingióque nosabíaquéestabasucediendoydirigióaSullyunamiradaacusadora,comosiselo hubierahechoél. —Dejadehacereltonto—dijoHarryysevolvióotravez. SevolviódeespaldasaConor. —Y entonces un día el hombre invisible decidió —dijo el monstruo, y su voz resonabaenlosoídosdeConor—:«Haréquemevean». —¿Cómo? —preguntó Conor, respirando entrecortadamente; no se volvió para veralmonstruo;noobservólareaccióndetodoelcomedoralverunmonstruotan grande allí en medio, pero era consciente de los murmullos de nerviosismo y de la extrañaexpectaciónquehabíaenelaire—.¿Cómolohizoesehombre? Conorsintióqueelmonstruosearrodillabadetrásdeélyseacercabaasuoído parasusurrarleelrestodelahistoria. —Llamó —dijo— a un monstruo. —Y alargó una mano enorme y monstruosa quepasójuntoaConorytiróaHarryalsuelodeuntremendoempujón. Se oyó un estruendo de bandejas y gritos mientras Harry rodaba por el suelo. AntonySullymiraronaterrados,primeroaHarry,luegodenuevoaConor. Les cambió la cara al verlo. Conor dio otro paso hacia ellos; sentía la mole del monstruodetrásdeél. AntonySullydieronmediavueltayecharonacorrer. —¿A qué te crees que estás jugando, O’Malley? —dijo Harry mientras se www.lectulandia.com-Página79 levantaba del suelo, con una mano en la frente, donde se había golpeado al caer. Apartólamanoyalgunosgritaronalverlasangre. Conorseguíaavanzando,lagenteseapartabacomopodía.Elmonstruoibacon él,pisandoexactamentedondeélpisaba. —¿Nomeves?—gritóConor—.¿Nomeves? —¡No, O’Malley! —gritaba Harry sin moverse del sitio—. No te veo. ¡Nadie aquíteve! Conor se paró y miró despacio a su alrededor. Todo el comedor los observaba, esperandoaverquépasaba. Pero cuando Conor los miraba, apartaban la vista, como si les diera demasiada vergüenzaolesdolieramirarlodirectamentealosojos.SoloLilylesostuvolamirada durantemásdeunsegundo;habíaangustiaydolorensucara. —¿Creesqueestomedamiedo,O’Malley?—dijoHarrytocándoselasangreen lafrente—.¿Creesquetevoyatenermiedoalgúndía? Conornodecíanada,soloseguíaavanzando. Harrydiounpasoatrás. —Conor O’Malley —dijo con voz venenosa—. A quien todo el mundo compadece por lo de su madre. Que va por el colegio pavoneándose como si fuera diferente,comosinadiesupieraloqueestásufriendo. Conorsiguióandando,casilohabíaalcanzado. —Conor O’Malley, que quiere que lo castiguen —dijo Harry, que continuaba retrocediendo con la mirada fija en Conor—. Conor O’Malley, que necesita que lo castiguen.¿Yporqué,ConorO’Malley?¿Quésecretostanterriblesescondes? —Cállate—dijoConor. Yoyóquelavozdelmonstruolodecíaconél. Harrydiootropasoatrásychocóconunaventana.Eracomositodoelcolegio estuvieraconteniendolarespiraciónalaesperadequéibaahacerConor.Oyóaun pardeprofesoresdandovocesfuera,porfinsehabíanenteradodequepasabaalgo. —Pero¿sabesloqueveocuandotemiro,O’Malley? Conorcerrólospuños. Harryseinclinóhaciadelanteconlosojosechandochispas. —Noveonada—dijo. Sindarselavuelta,Conorlehizounapreguntaalmonstruo. —¿Quéhicisteparaayudaralhombreinvisible? Ysintiódenuevolavozdelmonstruo,comosiestuvieradentrodesucabeza. —Hicequevieran—dijo. Conorcerrótodavíamáslospuños. EntonceselmonstruodiounsaltoadelanteparahacerqueHarryviera. www.lectulandia.com-Página80 Elcastigo —Nisiquieraséquédecir.—Ladirectorasoltóunsuspirodeexasperaciónymovió lacabezadeunladoaotro—.¿Quépuedodecirte,Conor? Conor seguía con los ojos fijos en la alfombra, que tenía el color de una gran manchadevino.LaseñoritaKwanestabasentadadetrásdeél,comosiConorpudiera intentar escaparse. Sintió, más que vio, que la directora se inclinaba hacia delante. EramayorquelaseñoritaKwan.Ydabaeldobledemiedo. —Lohasmandadoalhospital,Conor—dijo—.Lehasrotounbrazo,lanariz,y seguro que ya no tendrá los dientes tan bonitos como antes. Sus padres han amenazadoconllevarajuicioalcolegioypresentarcargoscontrati. AloíresoConorlevantólamirada. —Estaban histéricos, Conor —dijo la señorita Kwan detrás de él—, y no me extraña.Lesexpliquéloquehabíaestadopasando.Queestabaacosándoteyquetu situaciónera…especial. Conortorcióelgestoaloíraquellapalabra. —Dehecho,lodelacosoesloquemásleshaasustado—dijolaseñoritaKwan enuntonodedesdén—.Alpareceresdifícilqueteaceptenenunauniversidadsite hanacusadodeacosoenelcolegio. —¡Pero esa no es la cuestión! —dijo la directora, levantando tanto la voz que ConorylaseñoritaKwandieronunbote—.Esquenisiquieraentiendoloquepasó realmente.—Miróunospapelesqueteníaencimadelamesa;informesdeprofesores ydeotrosalumnos,pensóConor—.Nisiquieraentiendocómounchicopuedehaber causadotantodañoélsolo. ConorhabíasentidoloqueelmonstruoleestabahaciendoaHarry,lohabíasentido ensuspropiasmanos.CuandoelmonstruoagarróaHarryporlacamisa,Conorsintió hasta la tela en las palmas de las manos. Cuando el monstruo le daba un puñetazo, Conorsentíaelimpactodelgolpeensupropiopuño.Cuandoelmonstruoleretorció el brazo a Harry por detrás de la espalda, Conor había sentido la resistencia que oponíanlosmúsculosdeHarry. Laresistencia,peronolavictoria. Porque,¿cómoibaunchicoavenceraunmonstruo? Recordabaelgriteríoyelcorrerdeaquíparaallá.Recordabaquelosotrosniños habían salido disparados a buscar a los profesores. Recordaba el círculo a su alrededorabriéndosemásymásmientraselmonstruolecontabalahistoriadetodolo quehabíahechoporelhombreinvisible. —Nuncamásinvisible—seguíadiciendoelmonstruomientrasdabaunapalizaa www.lectulandia.com-Página81 Harry—.Nuncamásinvisible. Llegó un momento en que Harry dejó de oponer resistencia: los golpes del monstruoerandemasiadofuertes,demasiadosgolpes,demasiadorápidos,yempezóa suplicarlealmonstruoqueparara. —Nunca más invisible —dijo el monstruo, deteniéndose por fin; las enormes ramasdesuspuñosseenroscaronycrujieroncomoelestallidodeuntrueno. SevolvióhaciaConor. —Perohaycosaspeoresqueserinvisible—dijo. Ysedesvaneció,dejandoaConorsoloanteHarry,quetemblabaysangraba. AhoraenelcomedortodoelmundomirabaaConor.Todospodíanverlo,todos losojossefijabanenél.Reinabaelsilencio,demasiadosilencioparatantosniños,y durante unos instantes, antes de que los profesores lo rompieran —¿dónde habían estadolosprofesores?¿Loshabíaapartadoelmonstruoparaquenovierannada?¿O enrealidadtodohabíapasadomuyrápido?—,seoyóentrarelvientoporunaventana abierta,unvientoquedejóenelsuelounascuantashojaspicudas. LuegounasmanosdeadultoseposaronenConoryselollevarondeallí. —¿Quépuedesdecirentudefensa?—preguntóladirectora. Conorseencogiódehombros. —Mevaahacerfaltamásqueeso—dijoella—.Lodejastegravementeherido. —Nofuiyo—murmuróConor. —¿Quéhasdicho?—dijoellaconunhilodevoz. —Nofuiyo—dijoConormásclaramente—.Fueelmonstruoelquelohizo. —Elmonstruo—dijoladirectora. —YonisiquieratoquéaHarry. LadirectoramiróalaseñoritaKwan. —Todo el comedor te vio pegar a Harry —dijo la señorita Kwan—. Te vieron tirarlo al suelo. Te vieron lanzarlo por encima de una mesa. Te vieron golpearle la cabeza contra el suelo. —La señorita Kwan se inclinó hacia delante—. Te oyeron gritaralgoacercadeservisto.Acercadenoserinvisiblenuncamás. Conorflexionólasmanosdespacio.Lasteníaotravezdoloridas.Igualquetrasla destruccióndelsalóndesuabuela. —Puedo comprender lo enfadado que tienes que estar —dijo la señorita Kwan, suavizando la voz—. Me refiero a que ni siquiera hemos podido contactar con un familiarountutor. —Mi padre ha vuelto a Estados Unidos —dijo Conor—. Y mi abuela pone el móvilensilencioparaquenodespierteamimadre.Peroseguramenteledevolverála llamada. Ladirectoraseechóhaciaatrásenlasilla. www.lectulandia.com-Página82 —Elreglamentodelcolegioexigelaexpulsióninmediata. Conorsintióqueselehundíaelestómago,sintióqueseleencogíatodoelcuerpo bajounatoneladadepeso. Peroentoncessediocuentadequeseleencogíaporquelehabíanquitadoelpeso deencima. Lo anegaba el entendimiento, también el alivio, un alivio tan grande que casi lloró,allí,enlaoficinadeladirectora. Lo iban a castigar. Por fin iba a suceder. Todo tendría sentido otra vez. La directoraloibaaexpulsar. Elcastigoestaballegando.GraciasaDios.GraciasaDios… —Pero¿cómopodríahacereso? Conorsequedódepiedra. —¿Cómopodríahaceresoyllamarmeprofesora?—dijo—.Contodoloqueestás pasando. —Frunció el ceño—. Con todo lo que sabemos de Harry. —Movió ligeramentelacabeza—.Llegaráundíaenquehablaremosdeesto,ConorO’Malley. Ycréemequellegará.Perohoynoesesedía.—Lomiróunaúltimavez—.Tienes cosasmásimportantesenlasquepensar. Conortardóuninstanteencomprenderqueyaestaba.Esoeratodo.Esoeratodo loqueibaarecibir. —¿Nomevanacastigar?—dijo. La directora le sonrió con severidad, con amabilidad casi, y entonces dijo prácticamentelomismoquehabíadichosupadre. —¿Quésentidotendría? LaseñoritaKwanlollevódevueltaaclase.Losdosalumnosconlosquesecruzaron enelpasillosepegaronalaparedparadejarlopasar. En su clase todos se quedaron en silencio cuando abrió la puerta, y nadie, ni siquieraelprofesor,dijounasolapalabramientrassedirigíahaciasupupitre.Lily,en elpupitredeallado,lomirócomosifueraadeciralgo.Peronolodijo. Nadieledirigiólapalabraentodoeldía. «Haycosaspeoresqueserinvisible»,habíadichoelmonstruo,yteníarazón. Conoryanoerainvisible.Ahoratodosloveían. Peroestabamáslejosquenunca. www.lectulandia.com-Página83 Unanota Pasaron unos días. Luego unos días más. Era difícil saber cuántos exactamente. A Conor le parecían un único día grande y gris. Se levantaba por las mañanas y su abuelanohablabaconél,nisiquierasobrelallamadadeladirectora.Ibaalcolegioy tampocoallílehablabanadie.Ibaalhospitalaverasumadre,yestabademasiado cansada para hablar con él. Su padre lo llamaba por teléfono, y no tenía nada que decirle. ElmonstruonosehabíadejadoverdesdeelataqueaHarry,aunquesesuponía queahoraeraConorquienteníaquecontarleunahistoria.Nochetrasnocheloesperó envano.QuizáelmonstruosupieraqueConornosabíaquéhistoriacontarle.Oque Conorsísabíaperonoquería. AlfinalConorsequedabadormido,yllegabalapesadilla.Ahorallegabasiempre quesequedabadormido,ypeorqueantes,siesqueesoeraposible.Sedespertaba gritandotresocuatrovecescadanoche,unavezgritótanfuertequesuabuelallamóa lapuertaparaversiestababien. Peronoentró. Llegabaelfindesemanaylopasabanenelhospital;lanuevamedicaciónestaba tardandoenhacerefecto,yentretanto,lehabíandiagnosticadounainfecciónenlos pulmones.Eldolorhabíaaumentado,asíquesepasabacasitodoeltiempodormidao diciendocosassinsentidoporloscalmantes.LaabueladeConorlomandabasalirde la habitación cuando su madre se ponía así, y se acostumbró tanto a vagar por el hospitalqueunavezllevóalaladerayosXaunamujerquesehabíaperdido. Lilyysumadretambiénibanaverlaelfindesemanapero,mientrasestabanallí, Conorsiempreseibaalquioscoaleerrevistas. Luego, casi sin darse cuenta, estaba otra vez en el colegio. Por increíble que pudieraparecer,eltiemposeguíapasandoparaelrestodelmundo. Elrestodelmundoquenoestabaalaespera. LaseñoritaMarlestabadevolviéndoleslaredacciónde«Escribirlavida».Almenos atodoslosqueteníanunavida. Conorsequedósentadoasupupitre,conlamanoapoyadaenlabarbilla,mirando el reloj. Todavía faltaban dos horas y media para las 12.07. No es que eso fuera importante.Estabaempezandoapensarqueelmonstruosehabíaidoparasiempre. Otromásquetampocolehablaría. —Eh —oyó que alguien susurraba cerca de él. Burlándose, sin duda. «Mira a ConorO’Malley,ahísentadocomounfardo.Quéfriki». —¡Eh!—oyóotravez,estavezconmásinsistencia. www.lectulandia.com-Página84 Sediocuentadequeelsusurroibadirigidoaél. Lily estaba sentada al otro lado del pasillo, donde se había sentado siempre en todoslosañosquellevabanjuntosenelcolegio.MirabaalaseñoritaMarl,perotenía unanotaescondidaentrelosdedos. UnanotaparaConor. —¡Cógela!—lesusurrósinmoverloslabios,haciéndoleseñalesconlanota. Conor levantó la vista para ver si la señorita Marl los miraba, pero estaba demasiadoocupadaexpresandociertadecepciónporquelavidadeSullysepareciera tantoaladeunhéroedecómicinspiradoenuninsecto.Conoralargólamanohacia elpasilloycogiólanota. Estabadobladacomounasdoscientasveces;abrirlafuecomodeshacerunnudo. MiróirritadoaLily,peroellaseguíafingiendoqueatendíaalaprofesora. Conoralisólanotaencimadelpupitreylaleyó.Parahaberladobladotanto,solo habíaescritocuatrolíneas. Cuatrolíneas,yelmundoenmudeció. «Sientohaberlecontadoatodoelmundolodetumadre»,poníaenlaprimeralínea. «Echodemenosseramigatuya»,poníaenlasegunda. «¿Estásbien?»,poníaenlatercera. «Yoteveo»,poníaenlacuarta,conel«Yo»subrayadounascienveces. Laleyóotravez.Yotra. MiróhaciaatrásparaveraLily,quienestabarecibiendotodotipodeelogiosdela señorita Marl, pero vio que se estaba poniendo roja y no solo por lo que decía la profesora. LaseñoritaMarlpasóaotroalumno. LilymiróaConor.Lomiróalosojos. Yteníarazón.Ellaloveía,loveíadeverdad. Conortuvoquetragarsalivaantesdepoderhablar. —Lily…—empezóadecir,perolapuertadelaclaseseabrióylasecretariadel colegioentró,hizoseñasalaseñoritaMarlylesusurróalgoaloído. LasdossevolvieronparamiraraConor. www.lectulandia.com-Página85 Cienaños En el hospital, la abuela de Conor se detuvo ante la puerta de la habitación de su madre. —¿Novasaentrar?—preguntóConor. Ellanegóconlacabeza. —Estaréabajoenlasaladeespera—dijo,ylodejósolo. Tenía una sensación agria en el estómago ante lo que podía encontrarse dentro. Nuncalohabíansacadodelcolegioamediamañana,nisiquieracuandolaingresaron enSemanaSanta. Seleagolpabanlaspreguntasenlacabeza. Preguntasalasquenoprestóatención. Empujólapuertatemiéndoselopeor. Perosumadreestabadespierta,conlacamaenlaposicióndesentada.Másaún, le sonreía, y por un segundo a Conor le dio un vuelco el corazón. El medicamento habíafuncionado.Eltejolahabíacurado.Elmonstruolohabíaconseguido… Entonces vio que la sonrisa no se correspondía con los ojos de su madre. Se alegrabadeverlo,perotambiénteníamiedo.Yestabatriste.Ymáscansadadeloque nuncalahabíavisto,queyaeradecir. Y no lo habrían sacado del colegio para decirle que su madre estaba un poco mejor. —Hola,hijo—dijoy,cuandolodijo,losojosselellenarondelágrimasyConor notólapreocupaciónensuvoz. Conornotóqueseestabaponiendomuy,muyenfadado. —Venaquí—dijoella,dandogolpecitosenlacolcha. Sinembargo,Conorsedejócaerenunasillajuntoalacama. —¿Qué tal estás, cariño? —le preguntó ella; tenía la voz muy débil, su respiracióneratodavíamástemblorosaqueeldíaanterior.Parecíamásllenadetubos que le daban medicamentos y aire y a saber qué más. No llevaba el pañuelo y su cabezaseveíapeladayblancabajolaluzfluorescentedelahabitación.Conorsintió unaurgenciacasiirresistibledetapárselaconalgo,deprotegerla,antesdequenadie vieralovulnerablequeera. —¿Quépasa?—preguntóél—.¿Porquémehasacadolaabueladelcolegio? —Queríaverte,ylamorfinameestádejandotanrápidofueradecombate,queno sabíasimástardeseríaposible. Conorsecruzófirmementedebrazos. —A veces estás despierta por las noches —dijo—. Me podrías haber visto esta www.lectulandia.com-Página86 noche. Sabíaqueestabahaciendounapregunta.Sabíaqueellatambiénlosabía. Yporesosupo,cuandoellahablódenuevo,queleestabadandounarespuesta. —Quería verte ahora, Conor —dijo, y su voz volvió a sonar preocupada y los ojosselellenarondelágrimas. —Tenemosquehablar,¿no?—dijoConorconmásbrusquedaddelaquehabría querido—.Hablarde… Noterminólafrase. —Mírame, hijo —dijo ella, porque él estaba mirando al suelo. Despacio, él levantólavista.Lesonreíaconsusonrisallenadecansancio,yConorviolohundida queestabaenlasalmohadas,comosinisiquieratuvierafuerzasparaalzarlacabeza. Sediocuentadequehabíanlevantadolacamaporquesino,noalcanzaríaaverlo. Ella respiró hondo para decir algo, lo que le provocó un ataque terrible de tos ronca.Tardóunratolargoenpodervolverahablar. —He hablado con el médico esta mañana —dijo con voz muy débil—. El tratamientonuevonofunciona,Conor. —¿Eldeltejo? —Sí. Conorfruncióelceño. —¿Cómopuedeserquenofuncione? Sumadretragósaliva. —Lascosashanidodemasiadodeprisa.Eraunavagaesperanza.Yahoratengo estainfección… —Pero¿cómoesposiblequenofuncione?—dijoConordenuevo,comosiselo estuvierapreguntandoaotrapersona. —Yalosé—dijosumadre;lasonrisatristeseguíaahí—.Veresetejotodoslos díaseracomotenerunamigoahífueraquemeayudaríasitodosalíamal. Conorseguíacruzadodebrazos. —Peronohaayudado. Su madre negó ligeramente con la cabeza. Había preocupación en su mirada, y Conorcomprendióqueestabapreocupadaporél. —Entonces ¿ahora qué pasa? —preguntó Conor—. ¿Cuál es el siguiente tratamiento? Ellanorespondió.Locualeraunarespuestaensímisma. Conorlodijoenaltodetodasformas. —Nohaymástratamientos. —Lo siento, hijo —dijo su madre, y se le escaparon unas lágrimas, aunque manteníaintactalasonrisa—.Nohesentidonuncanadatantoenlavida. Conornopodíarespirar,lapesadillaloasfixiabapordentro. www.lectulandia.com-Página87 —Dijistequefuncionaría—dijoconlavozentrecortada. —Yalosé. —Lodijiste.Creíasqueibaafuncionar. —Losé. —Mentiste —dijo Conor, mirándola a los ojos—. Has estado todo este tiempo mintiendo. —Yocreíadeverdadqueibaafuncionar—dijoella—.Esposiblequeesohaya sido lo que me ha mantenido aquí tanto tiempo, Conor. Creerlo para que tú lo creyeras. Sumadrequisocogerlelamano,peroéllaretiró. —Mentiste—volvióadecirél. —Meparecequeenlomáshondodetucorazónsiemprelohassabido—dijosu madre—.¿Aquesí? Conornorespondió. —Esnormalqueestésenfadado,cariño—dijoella—.Deverdad,esnormal.—Y soltó una risita—. Yo también estoy bastante enfadada si te digo la verdad. Pero quieroquesepasesto,Conor,esimportantequemeescuches.¿Meestásescuchando? Quisocogerleotravezlamano.Trasunsegundo,élladejó,perolaapretócontan pocafuerza…¡contanpocafuerza…! —Enfádate todo lo que tengas que enfadarte —dijo ella—. Que nadie te lo impida. Ni tu abuela, ni tu padre, nadie. Y si tienes que romper cosas, por Dios, hazlasañicos. Nopodíamirarla.Deverasquenopodía. —Y si un día —dijo ella, llorando ahora sin poder contenerse—, echas la vista atrásytesientesmalporhaberteenfadadotanto,porhaberteenfadadotantoconmigo quenopodíasnihablarme,entoncestienesquesaber,Conor,tienesquesaberqueno pasónadaporqueteenfadaras.Nopasónada.Yqueyolosabía.Yolosé,¿vale?Sé todoloquetienesquedecirmesinnecesidaddequelodigasenalto.¿Vale? Conorseguíasinpodermirarla.Nopodíalevantarlacabezadelomuchoquele pesaba.Estabapartidoendos,comosilehubierancortadojustoporlamitad. Peroasintióconlacabeza. Laoyódarunsuspirolargoyquejumbroso,yoyóelalivioquehabíaenél,ytambién laextenuación. —Losiento,hijo—dijo—.Voyanecesitarmáscalmantes. Éllesoltólamano.Ellaapretóelbotóndeunamáquinaqueadministrabaunos calmantes tan fuertes que no podía seguir despierta cuando se los ponía. Luego le tomólamanodenuevo. —Ojalámequedarancienaños—dijoconvozmuybaja—.Cienañosquedarte. www.lectulandia.com-Página88 Él no respondió. Unos segundos más tarde el medicamento la había dormido, peronoimportaba. Habíanhablado.Nohabíanadamásquedecir. —¿Conor? —dijo su abuela asomando la cabeza por la puerta algo más tarde, Conornosabíacuántomástarde. —Quieroirmeacasa—dijoélconvozqueda. —Conor… —A mi casa —dijo, levantando la cabeza, los ojos rojos, con pena, con vergüenza,conira—.Ladeltejo. www.lectulandia.com-Página89 ¿Quésentidotienestú? —Mevuelvoalhospital,Conor—dijosuabuelacuandolodejófrentealacasa—. Nomegustadejarlaasí.¿Quénecesitasqueestanimportante? —Tengoquehacerunacosa—dijoConorconlamiradaclavadaenelhogarenel quehabíapasadotodasuvida.Parecíavacíoyextraño,aunquenohacíamuchoque sehabíanido. Sediocuentadeque,posiblemente,yanuncamásseríasuhogar. —Volveré a recogerte dentro de una hora —dijo su abuela—. Cenaremos en el hospital. Conornolaescuchaba.Estabayacerrandolapuertadelcochedetrásdeél. —¡Una hora! —le gritó su abuela a través de la puerta cerrada—. Esta noche querrásestarallí. Conorempezóasubirlosescalonesdesucasa. —¿Conor?—lollamósuabuela.Peroélnosediolavuelta. Cuandosuabuelaenfilóelcochehacialacalleysealejó,élapenaslaoyó. Dentro,lacasaolíaapolvoyairerancio.Nisiquierasepreocupódecerrarlapuerta detrásdeél.Fuederechoalacocinaymiróporlaventana.Allíestabalaiglesiaenla colina.Allíestabaeltejovigilandosucementerio. Conor salió al jardín de atrás. De un salto se encaramó a la mesa en la que su madresolíabeberPimm’senverano,ysedioimpulsoparapasarporencimadela valla de atrás. No lo había hecho desde que era un niño muy pequeño, hacía tanto tiempo ya de eso que era su padre el que lo castigaba por ello. El boquete en el alambre de espino junto a la vía del tren seguía allí, y se coló por el agujero sin importarle rasgarse la camisa. Cruzó las vías casi sin mirar si venía un tren, sorteó otravalla,yyaestabaenlabasedelacolinaquellevabaalaiglesia.Saltólapared bajadepiedraquelarodeabaysubióporlaladera,entrelaslápidas,todoeltiempo conlavistafijaenelárbol. Ytodoeltiempo,seguíasiendounárbol. Conorechóacorrer. —¡Despierta!—gritóantesdellegaraél—.¡DESPIERTA! Llegóaltroncoyempezóadarlepatadas. —¡Tehedichoquedespiertes!¡Medaiguallahoraquesea! Lediootrapatada. Yotramásfuerte. Yotramás. YelárbolseapartótanrápidoqueConorperdióelequilibrioysecayóalsuelo. www.lectulandia.com-Página90 —Sisiguesconesotevasahacerdaño—dijoelmonstruo,erguidocuanaltoera. —¡Nofuncionó!—gritóConorponiéndosedepie—.Dijistequeeltejolacuraría, ¡peronolahacurado! —Dije que si tenía cura, el tejo la curaría —dijo el monstruo—. Al parecer no teníacura. LairacrecióenelpechodeConor,oprimiéndoleelcorazóncontralascostillas. Atacó al monstruo en las piernas, golpeando la corteza con las manos, magullándoselas. —¡Cúrala!¡Tienesquecurarla! —Conor—dijoelmonstruo. —¿Quésentidotienestúsinopuedescurarla?—dijoConor,dándolepuñetazos —. Solo esas estúpidas historias y los líos en los que me metes, y todo el mundo mirándomecomosiestuvieraenfermo… Sedetuvoporqueelmonstruololevantóenelaire. —Túmellamaste,ConorO’Malley—dijomirándolomuyserio—.Túereselque tienelasrespuestasparaesaspreguntas. —¡Si yo te llamé —dijo Conor con la cara roja y lágrimas que casi no sentía corriéndoleporlasmejillas—,fueparasalvarla!¡Parasalvarla! Unsusurrorecorriólashojasdelmonstruo,comosisemecieranconungolpede vientolargoylento. —Novineparacurarlaaella—dijoelmonstruo—.Vineparacurarteati. —¿Amí?—Conordejóderetorcerseenlamanodelmonstruo—.Yononecesito quemecuren.Mimadreeslaque… Peronofuecapazdedecirlo.Nisiquieraahoraeracapazdedecirlo.Niaunque hubieran hablado. Ni aunque lo hubiera sabido todo el tiempo. Porque claro que lo sabía, claro que lo había sabido, por mucho que hubiera querido creer que no era verdad,claroquelosabía.Peroaunasínopodíadecirlo. Nopodíadecirquesumadreseestaba… Seguíagritandoenfurecidoylecostabarespirar.Sesentíacomosiloestuvieran rajandodearribaabajo,comosielcuerposeledescoyuntara. Miródenuevoalmonstruo. —Ayúdame—dijoenvozbaja. —Hallegadoelmomento—dijoelmonstruo—delacuartahistoria. Conorsoltóunchillidoderabia. —¡No!¡Nomereferíaaeso!¡Estánpasandocosasmásimportantes! —Sí—dijoelmonstruo—.Escierto. www.lectulandia.com-Página91 Abriólamanoqueteníalibre.Lanieblalosenvolviódenuevo. Yotravezestabanenmitaddelapesadilla. www.lectulandia.com-Página92 Lacuartahistoria Hastasostenidoenlagigantescaypoderosamanodelmonstruo,Conorsentíaqueel terror se filtraba dentro de él, sentía su negrura encharcándole los pulmones, sentía queelestómagoseleibahundiendo… —¡No!—gritó,retorciéndoseunpocomás,peroelmonstruolosujetabafuerte—. ¡No!¡Porfavor! La colina, la iglesia, el cementerio, todo había desaparecido, hasta el sol había desaparecido,dejándolosenmediodeunafríaoscuridad,unaoscuridadquellevaba persiguiéndolodesdequeingresaronasumadrelaprimeravez,desdeantesdeeso, cuandoempezóconlostratamientosquehacíanqueselecayeraelpelo,desdeantes deeso,cuandotuvounagripequenoselecurabayfueaunmédicoyresultóqueno eragripe,desdeantesdeeso,cuandoempezóaquejarsedelocansadaquesesentía, incluso antes de eso, incluso desde siempre, le parecía, la pesadilla estaba allí, acechándolo,rodeándolo,aislándolodelresto,haciéndolesentirsesolo. EracomosiConornuncahubieraestadoenotraparte. —¡Sácamedeaquí!—gritó—.¡Porfavor! —Hallegadoelmomentodelacuartahistoria. —¡Yonoséningunahistoria!—dijoConor,conlamentesacudidaporelmiedo. —Sinolacuentastú—dijoelmonstruo—,tendréquecontarlayo.—Acercóla caraaConor—.Ycréemesitedigoquenoesesoloquenecesitas. —Porfavor.Tengoquevolverconmimadre. —Tumadreyaestáaquí—dijoelmonstruogirándosehacialassombras. Elmonstruolobajó,casilodejócaer,yConorsediodebruces. Reconoció la tierra fría bajo las manos, reconoció el claro en el que estaba, rodeadoentresdesusladosporunbosqueoscuroeimpenetrable,reconocióelcuarto lado,unprecipicioquecaíaenpicadohacialassombras,másabajo. Yalbordedelprecipicio,sumadre. Estabadeespaldas,perolomirabaporencimadelhombro,sonriendo.Parecíatan débil como cuando estaba en el hospital, pero le decía adiós con una mano, en silencio. —¡Mamá! —gritó Conor; sentía que el cuerpo le pesaba demasiado y no podía ponerseenpie,comosiemprequeempezabalapesadilla—.¡Tienesquesalirdeaquí! Sumadrenosemovió,aunquepareciópreocupadaporloqueélhabíadicho. Conorsearrastróhaciadelante,tensoporelesfuerzo. —¡Mamá,tienesqueecharacorrer! —Estoybien,cariño—dijo—.Nohaynadadequepreocuparse. www.lectulandia.com-Página93 —¡Mamá,corre!¡Porfavor,corre! —Pero,cariño,estáel… Su madre se interrumpió y se volvió hacia el borde del precipicio, como si hubieraoídoalgo. —No—susurróConorparasímismo.Searrastróotropocomás,peroellaestaba demasiadolejos,demasiadolejosparaqueéllaalcanzaraatiempo,ysentíaelcuerpo tanpesado… Salióunsonidogravedelfondodelprecipicio.Unestruendoqueretumbaba. Comosialgograndesemovieraallíabajo. Algomásgrandequeelmundo. Yestabasubiendoporlapareddelprecipicio. —¿Conor?—preguntósumadre,volviéndoseparamirarlo. PeroConoryalosabía.Erademasiadotarde. Veníaelmonstruodeverdad. —¡Mamá! —gritó Conor, haciendo lo que podía para ponerse de pie, luchando contraelpesoinvisiblequetirabadeélhaciaabajo—.¡MAMÁ! —¡Conor!—gritósumadre,retirándosedelprecipicio. Peroelestruendosonabacadavezmásalto.Ymásalto.Ytodavíamásalto. —¡MAMÁ! Sabíaquenollegaríaatiempo. Porque,conunrugido,unanubedeoscuridadardientesacódospuñosenormes por encima del borde del precipicio. Se cernieron en el aire un demorado instante, sobresumadre,mientrasellaintentabaalejarse. Peroestabamuydébil,demasiadodébil… Ylosdospuñoscayeronalavezsobreella,laagarraronytiraronhaciaelfondo delprecipicio. YporfinConorpudoecharacorrer.Cruzóelclarogritando,corríatanrápidoque estuvo a punto de caerse, y se lanzó hacia ella, hacia las manos que ella le tendía mientraslospuñoslaarrastrabanprecipicioabajo. Ysusmanostomaronlasdesumadre. Lapesadillaquelodespertabagritandotodaslasnochesestabateniendolugarenese precisoinstante,allímismo. Conor estaba al borde del precipicio, preparándose para aquel momento, aferrandocontodassusfuerzaslasmanosdesumadreparaquelanegruranosela llevara,paraquelacriaturanolaarrastraraalfondodelprecipicio. Alfinloveía. Elmonstruodeverdad,elquedeverdadledabamiedo,elqueélesperabaverla primeravezquesepresentóeltejo,eldelapesadilla,hechodenubeydecenizayde www.lectulandia.com-Página94 llamasoscuras,peroconmúsculosreales,confuerzareal,conojosrojosyrealesque lofulminabanconlamiradaydientesrelucientesquesecomeríanvivaasumadre. «Hevistocosaspeores»,lehabíadichoConoralmonstruolaprimeranoche. Yahíestabalopeor. —¡Ayúdame,Conor!—gritósumadre—.¡Nomesueltes! —¡Notesoltaré!—gritóasuvezConor—.¡Teloprometo! El monstruo de la pesadilla dio un rugido y tiró más fuerte, con los puños apretadosalrededordelcuerpodesumadre. YellaempezóaresbalardelasmanosdeConor. —¡Porfavor,Conor!—gritóellaaterrorizada—.¡Nomesueltes! —¡No te soltaré! —gritó Conor. Se volvió hacia el tejo, que seguía allí, sin moverse—.¡Ayúdame!¡Nopuedosujetarla! Peroeltejosequedóallí,mirando. Lasmanosdesumadresedeslizabandelassuyas. —¡Conor!—gritóella. —¡Mamá!—gritóél,sujetándolamásfuerte. Peroseleescapaba,cadavezpesabamásymás,elmonstruodelapesadillacada veztirabamásymásfuerte. —¡Meestoyescurriendo!—gritósumadre. —¡NO!—gritóél. Secayódebrucessobreelpechodetantoquepesabasumadreconlospuñosde lapesadillatirandodeella. Sumadregritóotravez. Yotra. Ypesabatanto,tantoqueparecíaimposible. —¡Porfavor!—susurróConorparasímismo—.¡Porfavor! —Yaquí—dijoeltejodetrásdeél—estálacuartahistoria. —¡Cállate!—gritóConor—.¡Ayúdame! —AquíestálaverdaddeConorO’Malley. Ysumadregritaba. Yseestabaescurriendo. Costabatantosujetarla… —Esahoraonunca—dijoeltejo—.Tienesquedecirlaverdad. —¡No!—dijoConorconvozentrecortada. —Debeshacerlo. —¡No!—dijoConorotravez,mirandoabajolacaradesumadre… Ylaverdadllegóderepente… Cuandolapesadillaalcanzósumáximaperfección… —¡No!—gritóConorunavezmás… www.lectulandia.com-Página95 Ysumadrecayó. www.lectulandia.com-Página96 Elrestodelacuartahistoria Eseeraelmomentoenquesolíadespertarse.Cuandoellacaía,gritando,alejándose desusmanos,alabismo,enlosbrazosdelapesadilla,perdidayaparasiempre,era cuandoélseincorporabaenlacama,cubiertodesudor,conelcorazónlatiéndoletan deprisaquecreíaqueseibaamorir. Peronosedespertó. Lapesadillalorodeabatodavía.Eltejoseguíadetrásdeél. —Lahistoriatodavíanohaacabado—dijo. —Sácamedeaquí—dijoConor,poniéndosedepie,tembloroso—.Tengoqueira veramimadre. —Yanoestáaquí,Conor—dijoelmonstruo—.Túlasoltaste. —Estoessolounapesadilla—dijoConor,jadeando—.Estonoeslaverdad. —Estosíqueeslaverdad—dijoelmonstruo—.Losabes.Túlasoltaste. —Secayó—dijoConor—.Nopodíasujetarlamás.Pesabatanto… —Quelasoltaste. —¡Secayó!—gritóConorpresacasideladesesperación. Lanubedemugreycenizaquesehabíallevadoasumadrevolvíaasubirporlas paredesdelprecipicioenpequeñosremolinosdehumo,unhumoqueConornopodía evitar inhalar. Se le metía por la boca y por la nariz, como el aire, lo llenaba por dentro,loasfixiaba.Teníaquehacerunesfuerzohastapararespirar. —Túlasoltaste—dijoelmonstruo. —¡Yonolasolté!—gritóConorconlavozquebrada—.¡Secayó! —O dices la verdad o no saldrás nunca de esta pesadilla —dijo el monstruo, elevándosesobreél,imponenteyamenazador,conlavozmásterroríficaqueConor lehabíaoídonunca—.Tequedarásaquíatrapadotúsoloelrestodetuvida. —¡Porfavor,dejaquememarche!—suplicóConorintentandoretroceder.Gritó aterrorizadoalverquelospequeñosremolinosdehumoselehabíanenroscadoenlas piernas. Lo tiraron al suelo y empezaron a envolverle también los brazos—. ¡Ayúdame! —¡Dilaverdad!—dijoelmonstruo,ahoraconvozseverayterrorífica—.Dila verdadoquédateaquíparasiempre. —¿Quéverdad?—gritóConor,luchandodesesperadamentecontralosremolinos —.¡Noséaquéterefieres! La cara del monstruo surgió de repente de entre la negrura y quedó a escasos centímetrosdeladeConor. —Síquelosabes—dijoenvozbajayamenazadora. Yhubounsilenciorepentino. www.lectulandia.com-Página97 Porque,sí,Conorlosabía. Siemprelohabíasabido. Laverdad. Laverdadreal. Laverdaddelapesadilla. —No—dijo,despacio,mientraslanegruraempezabaarodearleelcuello—.No, nopuedo. —Debeshacerlo. —Nopuedo—repitióConor. —Sípuedes—dijoelmonstruo,yhubouncambioensuvoz.Unanotadealgo. Deamabilidad. AConorselellenaronlosojosdelágrimas.Laslágrimassedeslizabanporsus mejillasyélnopodíahacernadaparadetenerlas,nisiquierapodíasecárselasporque ahora los remolinos de humo de la pesadilla lo cubrían y cegaban, se habían apoderadodeélcasiporcompleto. —Por favor, no me obligues —suplicó Conor—. Por favor, no me obligues a decirlo. —Túlasoltaste—dijoelmonstruo. Conornegóconlacabeza. —Porfavor… —Túlasoltaste—dijootravezelmonstruo. Conorcerróconfuerzalosojos. Sinembargo,luegoasintióconlacabeza. —Podrías haber aguantado más —dijo el monstruo—, pero la dejaste caer. Abristelasmanosydejastequelapesadillaselallevara. Conorasintióotravez,teníalacaraarrugadaporeldoloryelllanto. —Queríasquesecayera. —No—dijoConorentregrandeslágrimas. —Queríasquesefuera. —¡No! —Tienesquedecirlaverdadytienesquedecirlaahora.Conor O’Malley.Dila. Debeshacerlo. Conornegóotravezconlacabeza,apretandoconfuerzalaboca,perosintióque elpecholequemaba,comosialguienhubieraencendidoallíunahoguera,unsolen miniaturaqueardíayloquemabapordentro. —Decirlomematará—jadeó. —Loquetemataráesnodecirlo—repusoelmonstruo—.Tienesquedecirlo. —¡Nopuedo! —Lasoltaste.¿Porqué? www.lectulandia.com-Página98 La negrura le envolvía los ojos, le tapaba la nariz y le sofocaba la boca. Conor jadeaba,tratandoderespirar,envano.Laoscuridadloestabaasfixiando.Loestaba matando… —¿Porqué,Conor?—dijofuriosoelmonstruo—.¡DimePORQUÉ!¡Antesde queseademasiadotarde! Ydepronto,elfuegoqueConorteníaenelpecholoabrasó,deprontoardiócomo sipretendieradevorarlovivo.Eralaverdad,élsabíaqueloera.Ungemidoempezóa surgirdesugarganta,ungemidoqueseelevóhastaconvertirseengritoyluegoenun alaridosinpalabras,yConorabriólabocayelfuegosalióardiendo,ardiendopara consumirlo todo, estallando contra la negrura, contra el tejo también, prendiéndole fuego junto al resto del mundo, abrasando a Conor mientras gritaba y gritaba y gritaba,dedolorydepena… Ydijolaspalabras.Dijolaverdad. Contóelrestodelacuartahistoria. —¡Ya no puedo soportarlo más! —gritó desesperado mientras el fuego ardía furiosamenteasualrededor—.¡Nopuedosoportarsaberquesevaair!¡Quieroque paseya!¡Quieroquetodoestoseacabe! Yentonceselfuegodevoróelmundo,arrasándolotodo,llevándoselotambiéna él. Conorlorecibióconalivio,porqueera,porfin,elcastigoquesemerecía. www.lectulandia.com-Página99 Vidadespuésdelamuerte Conorabriólosojos.Yacíasobrelahierbaenlacolinadedetrásdesucasa. Seguíavivo. Locualeralopeorquepodíahaberpasado. —¿Por qué no me ha matado? —gimió, llevándose las manos a la cara—. Me merezcolopeor. —¿Túcrees?—lepreguntóelmonstruoelevándoseporencimadeél. —He pensado en ello una eternidad —dijo Conor despacio, lastimeramente, esforzándose por hallar las palabras—. Siempre he sabido que ella no saldría adelante,casidesdeelprincipio.Medecíaqueestabamejorporqueesoeraloqueyo queríaoír.Yyolacreí.Soloquenolacreía. —No—dijoelmonstruo. Conortragósaliva,seguíaesforzándose. —Yempecéapensarenlasganasqueteníadequeseacabara.Enlasganasque teníadedejardepensarenello.Enloinsoportablequesemehacíayalaespera.No podíasoportarlosoloquehacíaquemesintiera. Empezóallorardeverdad,másdeloquecreíahaberlloradonunca,mástodavía quecuandoseenteródequesumadreestabaenferma. —Yunapartedetideseabaqueaquelloseacabara—dijoelmonstruo—,aunque esosignificaraperderla. Conorasintióconlacabeza,casiincapazdehablar. —Yempezólapesadilla.Lapesadillaqueterminabasiemprecon… —Yo la solté —dijo Conor con un suspiro—. Podría haber seguido sujetándola perolasolté. —Yesa—dijoelmonstruo—eslaverdad. —¡Peroyonoquería!—dijoConoralzandolavoz—.¡Yonoqueríasoltarla!¡Y ahoraesdeverdad!¡Ahorasevaamoriryesculpamía! —Yesa—dijoelmonstruo—noesenabsolutolaverdad. La pena de Conor era algo físico, lo paralizaba como un cepo, le tensaba como si todoélfueraunsolomúsculo.Apenaspodíarespirardelagotamiento,ysedejócaer enlatierradenuevo,deseandoqueselollevaradeunavezportodasyparasiempre. Casi no sintió las enormes manos del monstruo recogiéndolo y formando un pequeño nido para acogerlo. Fue solo vagamente consciente de que las hojas y las ramasseretorcíanentornoaél,ablandándoseyensanchándoseparaquesetumbara enellas. —Esculpamía—decíaConor—.Yolasolté.Esculpamía. www.lectulandia.com-Página100 —Noesculpatuya—dijoelmonstruo,ysuvozflotabaenelairequelorodeaba comounabrisa. —Síloes. —Solo querías que se acabara el dolor —dijo el monstruo—. Tu propio dolor. Acabarcontuaislamiento.Eselanhelomáshumanoquehay. —Yonoqueríahacerlo—dijoConor. —Querías—dijoelmonstruo—,peronoquerías. Conorsesorbiólosmocosylomiróalacara,queeratangrandecomounapared delantedeél. —¿Cómopuedenserverdadlasdoscosasalavez? —Porqueloshumanossonanimalescomplicados—dijoelmonstruo—.¿Cómo puede una reina ser a la vez una bruja buena y una bruja mala? ¿Cómo puede un príncipe ser a la vez un asesino y un salvador? ¿Cómo puede un boticario tener un carácterdeldemonioperoserrectoensusprincipios?¿Cómopuedeunpárrocotener malos pensamientos y buen corazón? ¿Cómo es posible que los hombres invisibles esténmássoloscuandoconsiguenquetodoelmundolosvea? —No lo sé —dijo Conor encogiéndose de hombros, agotado—. Tus historias nuncatuvieronsentidoparamí. —Larespuestaesquenoimportaloquepienses—dijoelmonstruo—,porquela menteentraráencontradicciónconsigomismacienvecesaldía.Queríasqueellase fueraperoalavezqueríasdesesperadamentequeyolasalvara.Tumentesecreerá lasmentiraspiadosasperoconocetambiénlasverdadesqueduelenyquehacenque esasmentirasseannecesarias.Ytumentetecastigaráporcreerambascosas. —Pero ¿cómo luchas contra eso? —preguntó Conor con voz ronca—. ¿Cómo luchascontratuscontradiccionesinternas? —Diciendolaverdad—respondióelmonstruo—,comotúacabasdehacer. Conorpensóotravezenlasmanosdesumadre,enlassuyascuandolasoltaba… —No pienses más en eso, Conor O’Malley —dijo el monstruo con ternura—. Esta es la razón por la que eché a andar, para contarte esto y que puedas curarte. Tienesqueescucharme. Conortragósalivadenuevo. —Teescucho. —Tu vida no la escribes con palabras —dijo el monstruo—. La escribes con acciones.Loquepiensasnoesimportante.Loúnicoimportanteesloquehaces. HubounlargosilencioenelqueConorrecobróelaliento. —Entonces¿quéhago?—preguntóporfin. —Hacesloqueacabasdehacerahora—dijoelmonstruo—.Diceslaverdad. —¿Yyaestá? www.lectulandia.com-Página101 —¿Crees que es fácil? —El monstruo arqueó dos enormes cejas—. Preferías morirantesquedecirla. Conorsemirólasmanos,yalpocolasabrió. —Porqueestabatanequivocadoenloquepensaba… —No es que fuera equivocado —dijo el monstruo—, es que solo era un pensamiento,unoentreunmillón.Nounaacción. Conordejóescaparunsuspirolargo,largo,quejumbrosotodavía. Peroyanoseahogaba.Lapesadillanoloinundabapordentro,noleoprimíael pecho,notirabadeélhaciaabajo. Dehecho,nisiquierasentíalapesadillaporningunaparte. —Estoy tan cansado… —dijo Conor poniendo la cabeza entre las manos—. Estoytancansadodetodoesto… —Puesduerme—dijoentonceselmonstruo—.Haytiempo. —¿Lohay?—murmuróConor,incapazderepentedemantenerlosojosabiertos. Elmonstruocambióunpocomáslaformadesusmanos,haciendomáscómodo elnidodehojasenelqueConorestabaechado. —Tengoqueiraveramimadre—protestóConor. —Laverás—dijoelmonstruo—.Teloprometo. Conorabriólosojos. —¿Estarásallí? —Sí—dijoelmonstruo—.Seránlosúltimospasosdemicaminar. Conor se sintió flotar, la marea del sueño tiraba de él con tanta fuerza que no podíaresistirse. Pero antes de dejarse llevar por completo, sintió que una pregunta le subía a la bocacomounaburbuja. —¿Porquévienessiemprealasdoceysiete?—preguntó. Sequedódormidoantesdequeelmonstruopudieracontestarle. www.lectulandia.com-Página102 Algoencomún —¡Oh,graciasaDios! LaspalabrassecolaronensucabezaantesdequeConordespertaradeltodo. —¡Conor!—oyó,yluegomásfuerte—:¡Conor! Lavozdesuabuela. Abrió los ojos, se incorporó despacio hasta sentarse. Era de noche. ¿Cuánto tiempollevabadormido?Miróasualrededor.Todavíaestabaenlacolinadedetrásde sucasa,acurrucadoenlasraícesdeltejoqueseelevabainmensosobreél.Levantóla vista.Erasolounárbol. Perotambiénhabríajuradoquenoloera. —¡CONOR! Su abuela se acercaba corriendo desde la iglesia; vio el coche aparcado en la carretera,conlaslucesencendidasyelmotorenmarcha.Sepusodepiemientrasella corría hacia él; su cara era una mezcla de enfado y de alivio y de algo que Conor reconocióyqueleencogióelestómago. —¡Oh,graciasaDios,graciasaDIOS!—gritócuandollegóhastaél. Yentonceshizoalgosorprendente.Loabrazótanfuertequeapuntoestuvieronde caerselosdosalsuelo.SinosecayeronfueporqueConorseapoyócontraeltronco delárbol.Luegosuabuelalosoltóyempezóagritardeverdad. —¿Dónde has ESTADO? ¡Llevo HORAS buscándote! ¡Estaba PREOCUPADÍSIMA,Conor!¿ENQUÉDEMONIOSESTABASPENSANDO? —Teníaquehacerunacosa—dijoConor. —Nohaytiempo—dijoella—,¡tenemosqueirnos! Yechóacorrerhaciaelcoche,locualeramuypreocupante.Conorcorriódetrás de ella de manera casi automática, y se metió de un salto en el asiento del acompañante. Ni siquiera le dio tiempo de cerrar la puerta antes de que su abuela arrancaraconunchirridodeneumáticos. Noseatrevióapreguntarporquéteníantantaprisa. —Conor —dijo su abuela mientras el coche bajaba por la carretera a una velocidad alarmante. Solo cuando la miró vio que estaba llorando mares. Y temblando—. Conor, es que no te… —Tembló un poco más, luego Conor vio que agarrabaelvolantetodavíaconmásfuerza. —Abuela…—empezóadecirél. —No—dijoella—.No. Siguieroncaminosindecirnadaduranteunrato,pasandolasseñalesdecedael pasocasisinmirar.Conorvolvióacomprobarsucinturóndeseguridad. www.lectulandia.com-Página103 —Abuela… —dijo Conor agarrándose al asiento mientras pasaban volando por encimadeunbache. Ellaseguíaacelerando. —Losiento—dijoélenvozbaja. Ellaserió,unarisatristeyáspera.Moviólacabeza. —Notieneimportancia—dijo—.Notieneimportancia. —¿No? —Puesclaroqueno—dijoella,yempezóallorarotravez.Peronoeralaclase de abuela que deja que el llanto le impida hablar—. ¿Qué te parece, Conor? ¿Tú y yo?Nosomosloquesediceunaparejaperfecta,¿verdadqueno? —No—dijoConor—.Meparecequeno. —Amítampocomeloparece.—GiróenunaesquinatanrápidoqueConortuvo queagarrarsealamanilladelapuertaparaseguirderecho. —Perovamosatenerqueaprender,¿sabes?—dijoella. Conortragósaliva. —Losé. Conoroyóunsollozo. —Losabes,¿verdad?—dijosuabuela—.Claroquelosabes. Ellatosióparaaclararselagargantamientrasmirabaaambosladosalacercarsea uncruceantesdesaltarseelsemáforoenrojo.Conorsepreguntóquéhorasería.Casi nohabíatráfico. —Pero¿sabesqué,nieto?—dijosuabuela—.Tenemosalgoencomún. —¿Sí?—preguntóConorcuandoelhospitalaparecióalfinaldelacarretera. —Oh, sí —dijo su abuela apretando más aún el acelerador, y él vio que seguía llorando. —¿Yquées?—preguntóConor. Suabuelasemetióenelprimersitiolibrequevioenlaacerajuntoalhospital, subióelcocheencimadelbordilloyfrenóconungolpeseco. —Tumadre—dijoellamirándolofijamentealosojos—.Esoesloquetenemos encomún. Conornodijonada. Perosabíaaquéserefería.Sumadreerahijasuya.Ysumadreeralapersonamás importanteparalosdos.Esoeratenermuchoencomún. Erasindudaunpuntodepartida. Suabuelaparóelmotoryabriólapuerta. —Tenemosquedarnosprisa—dijo. www.lectulandia.com-Página104 Laverdad Suabuelaentróenlahabitacióndesumadreenelhospitaldelantedeélyconuna pregunta terrible dibujada en la cara. Pero dentro había una enfermera que se la contestóenelacto. —Tranquila—dijo—.Lleganatiempo. Suabuelasellevólasmanosalabocaydejóescaparungritodealivio. —Veoquelohaencontrado—dijolaenfermeramirandoaConor. —Sí—fuetodoloquedijosuabuela. Tanto ella como Conor miraban a su madre. La habitación estaba casi toda en penumbra,soloconunaluzencendidaencimadelacamaqueocupabaella.Teníalos ojoscerrados,ysurespiraciónsonabacomosituvieraunpesoencimadelpecho.La enfermeralosdejóasolas,ysuabuelasesentóenlasillaalotroladodelacama,se inclinóhaciadelanteytomóunadelasmanosdesuhija.Lasostuvoentrelassuyas, labesabamientrassemecíaadelanteyatrás. —¿Mamá?—oyóConor.Erasumadrelaquehablaba,conlavoztanpastosay bajaquecasieraimposibleentenderla. —Estoyaquí,cariño—dijosuabuelasinsoltarlelamano—.Conortambiénestá aquí. —¿Sí?—dijosumadrecondificultad,sinabrirlosojos. Suabuelalomiróparaquedijeraalgo. —Estoyaquí,mamá—dijoConor. Sumadrenodijonada,tansoloalargólamanoqueteníamáscercadeél. Lepedíaqueselacogiera. Queselacogieraynolasoltara. —Aquíestáelfinaldelahistoria—dijoelmonstruodetrásdeél. —¿Quéhago?—susurróConor. Sintióqueelmonstruoleponíalasmanosenloshombros.Nosabíaporquépero eran lo suficientemente pequeñas como para que Conor sintiera que lo estaban sujetando. —Todoloquetienesquehaceresdecirlaverdad—dijoelmonstruo. —Me da miedo —dijo Conor. Veía a su abuela allí en la penumbra, inclinada sobresuhija.Veíalamanodesumadre,todavíatendida,susojostodavíacerrados. —Pues claro que te da miedo —dijo el monstruo empujándolo despacio hacia delante—.Yaunasíloharás. Mientras las manos del monstruo lo guiaban delicada pero firmemente hacia su madre,Conorvioelrelojquehabíaenlapared,encimadelacama.Nosabíamuy www.lectulandia.com-Página105 biencómo,peroyaeranlas23.46. Quedabanveintiúnminutosparalas00.07. Queríapreguntarlealmonstruoquépasaríaentonces,peronoseatrevió. Porquesentíaquelosabía. —Sidiceslaverdad—lesusurróelmonstruoaloído—,podrásenfrentarteatodo loquevenga. AsíqueConormiróasumadre,asumanotendida.Sentíaqueseahogabaotra vezyquelosojosselellenabandelágrimas. Sinembargonoeraelahogodelapesadilla.Eramássimple,másclaro. Peroigualdeduro. Tomólamanodesumadre. Ellaabriólosojos,uninstante,ylovioallí.Luegovolvióacerrarlos. Perolohabíavisto. Yélsupoqueeraentonces.Supoquedeverdadnohabíavueltaatrás.Queibaa pasar, independientemente de lo que él quisiera, independientemente de lo que sintiera. Ysupotambiénqueloibaasuperar. Seríaterrible.Muchomásqueterrible. Perosobreviviría. Y esa era la razón por la que había ido el monstruo. Tenía que ser. Conor lo necesitaba, y de alguna manera su necesidad lo había llamado. Y había venido andando.Soloparaeseinstante. —¿Tequedarás?—lesusurróConoralmonstruo,casiincapazdehablar—.¿Te quedaráshastaque…? —Me quedaré —dijo el monstruo, con las manos todavía en los hombros de Conor—.Ahoraloúnicoquetienesquehaceresdecirlaverdad. YConorlohizo. Respiróhondo. Y,porfin,dijolaverdadytodalaverdad. —No quiero que te vayas —dijo, con las lágrimas cayéndole por las mejillas, despacioprimero,aborbotonesdespués,igualqueunrío. —Yalosé,miamor—dijosumadreconsuvozpastosa—.Yalosé. Conorsentíaalmonstruo,sujetándoloydejándolodelantedeella. —Noquieroquetevayas—dijootravez. Yesoeratodoloqueteníaquedecir. Seinclinóhaciadelantesobrelacamaylarodeóconelbrazo. www.lectulandia.com-Página106 Sujetándola. Supoquellegaría,ypronto,quizáinclusoalas00.07.Elmomentoenqueellase escurriríadesusmanos,pormuchoqueéllasujetaracontodassusfuerzas. —Peronoenestemomento—susurróelmonstruo,todavíacerca—.Aúnno. Conorsujetabaasumadreconfuerza. Yalhacerlo,pudoporfindejarqueellasefuera. www.lectulandia.com-Página107
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