SEMANA Cuarenta y Cuatro 5 de octubre de 2016 AÑO DE LA MISERICORDIA REFLEXIÓN DE LAS LECTURAS VIGÉSIMO OCTAVO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO Vivimos en una época en donde la infidelidad es muy común en nuestra sociedad. Es fácil encontrar un programa de Televisión en donde la infidelidad se exalta, en donde se presenta de una manera en que hace pensar que el ser infiel está bien. Muchas veces pensamos que Dios no nos quiere porque nos portamos mal. Por ejemplo, algo malo nos pasa y de inmediatamente pensamos que él no está con nosotros. Entonces, tenemos pensamientos como: ¿por qué debería yo serle fiel cuando él no es un Dios fiel conmigo? El gran misterio de Misericordia se revela en la frase de San Pablo, “Si somos infieles, él es fiel, porque no puede renegar de sí mismo.” (2 Tm. 2:13). Él siempre es fiel. Su naturaleza es ser un Dios de Amor, él no puede ir en contra de su propia naturaleza. Él siempre está con nosotros en todo momento, no importa cuántas veces intentemos escaparnos de Él. La Misericordia de Dios siempre está ahí. Él nunca se cansa de mostrarnos su Misericordia, pero a veces nos cansamos de pedir su Misericordia. Ser un Dios fiel y misericordioso es su naturaleza, no importa nuestro pecado, orgullo o re-chazo hacia él. Él siempre está ahí con sus brazos abiertos listo para abrazarnos y llenar-nos de Misericordia. Para Dios, el ser fiel es natural, es parte de sí mismo. Espero nunca nos cansemos de pedir Misericordia a un Dios que es siempre fiel y misericordioso. - Padre Juan Guido
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