CRECIMIENTO DEL NIÑO Fundamentos Fisiopatológicos CRECIMIENTO DEL NIÑO Fundamentos Fisiopatológicos DR. RAÚL CALZADA LEÓN Endocrinólogo Pediatra Jefe del Servicio de Endocrinología, Instituto Nacional de Pediatría Secretario del Comité de Investigación, Instituto Nacional de Pediatría Investigador Asociado "C", Institutos Nacionales de Salud Miembro Titular de la Asociación Mexicana de Pediatría Socio Titular de la Sociedad Mexicana de Nutrición y Endocrinología Socio Titular de la Sociedad Latinoamericana de Endocrinología Pediátrica Socio Titular de la Asociación Latinoamericana de Diabetes Socio Titular de la International Society for Pediatric and Adolescent Diabetes Socio Titular del Consejo Mexicano de Endocrinología Coordinador del Grupo Nacional de Consenso en Endocrinología Pediátrica Profesor del Curso de Especialización en Endocrinología Pediátrica, UNAM McGraw-Hill Interamericana HEALTHCARE GROUP MÉXICO • AUCKLAND • BOGOTÁ • CARACAS • LISBOA • LONDRES • MADRID MILÁN • MONTREAL • NUEVA DELHI • NUEVA YORK • SAN FRANCISCO SAN JUAN • SINGAPUR • SIDNEY • TORONTO NOTA La medicina es una ciencia en constante desarrollo. Conforme surjan nuevos conocimientos, se requerirán cambios de la terapéutica. El (los) autor(es) y los editores se han esforzado para que los cuadros de dosificación medicamentosa sean precisos y acordes con lo establecido en la fecha de publicación. Sin embargo, ante los posibles errores humanos y cambios en la medicina, ni los editores, ni cualquier otra persona que haya participado en la preparación de la obra garantizan que la información contenida en ella sea precisa o completa, tampoco son responsables de errores u omisiones, ni de los resultados que con dicha información se obtengan. Convendría recurrir a otras fuentes de datos, por ejemplo, y de manera particular, habrá que consultar la hoja de información que se adjunta con cada medicamento para tener certeza de que la información de esta obra es precisa y no se han introducido cambios en la dosis recomendada o en las contraindicaciones para su administración. Esto es de particular importancia con respecto a fármacos nuevos o de uso no frecuente. También deberá consultarse a los laboratorios para información sobre los valores normales. CRECIMIENTO DEL NIÑO. FUNDAMENTOS FISIOPATOLOGICOS Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra, por cualquier medio, sin autorización escrita de McGraw-Hill Interamericana Editores, S.A. de C.V. DERECHOS RESERVADOS © 1998, respecto de la primera edición en español por McGRAW-HILL INTERAMERICANA EDITORES, S.A. de C.V., una división de The McGraw-Hill Companies, Inc. Cedro núm. 512, Col. Atlampa, Delegación Cuauhtémoc, 06450 México, D.F. Miembro de la Cámara Nacional de la Industria Editorial, Reg. núm. 736 ISBN 970-10-1847-8 1234567890 Impreso en México Esta obra se terminó de imprimir en Agosto de 1998 en Litográfica Ingramex Centeno Núm. 162-1 Col. Granjas Esmeralda Delegación Iztapalapa 09810 México, D.F. Se tiraron 2,500 ejemplares 9076543218 Printed in México Contenido Prefacio.......................................................................................................................... vii Agradecimientos............................................................................................................ ix SECCIÓN I. BASES PARA EL ESTUDIO DEL CRECIMIENTO............................ 1 1. El crecimiento como fenómeno social...................................................................... 3 2. 3. 4. 5. 6. 7. El crecimiento como fenómeno biológico................................................................. 8 Genética del crecimiento ........................................................................................ 12 Bases neuroendocrinas del crecimiento................................................................... 25 Factores que modifican el crecimiento ................................................................... 50 Energética del crecimiento ..................................................................................... 59 Cinemática del crecimiento .................................................................................... 69 SECCIÓN II. CONCEPTO INTEGRAL DEL CRECIMIENTO ............................. 91 8. Crecimiento prenatal............................................................................................... 93 9. Crecimiento posnatal ............................................................................................ 103 10. Estudio del paciente con talla baja ....................................................................... 118 SECCIÓN III. TALLA BAJA POR DIVERSOS TRASTORNOS.......................... 129 11. 12. 13. 14. 15. 16. 17. 18. 19. 20. Retraso de crecimiento intrauterino...................................................................... 131 Displasias óseas .................................................................................................... 143 Talla baja familiar................................................................................................. 155 Retraso constitucional del crecimiento................................................................. 163 Retrasos del crecimiento de origen alimentario ....................................................177 Crecimiento en enfermedades renales................................................................... 191 Crecimiento en síndrome de Turner.......................................................................200 Deficiencia de hormona de crecimiento ................................................................208 Resistencia a la hormona del crecimiento .............................................................219 Detención del crecimiento por agentes terapéuticos ..............................................226 índice alfabético....................................................................................................233 V Prefacio El crecimiento es un proceso biológico dinámico, común a todos los seres vivos, que se expresa de acuerdo con las características genéticas de la especie y del individuo, y que requiere de una coordinación extraordinariamente compleja de distintas funciones relacionadas entre sí y ubicadas en cada una de las células de los órganos, aparatos y sistemas que nos conforman, con la finalidad de utilizar los materiales plásticos y energéticos para obtener un funcionamiento y tamaño óptimos. El estudio de la expresión de este proceso es indispensable en todos los seres humanos, pero es particularmente útil en la etapa de la vida que va desde la concepción, o por lo menos desde el nacimiento, hasta la adquisición plena de las funciones biológicas y reproductivas, es decir, desde la infancia y niñez hasta el término de la pubertad y debe de ser, por tanto, inherente a la práctica diaria del médico general y del pediatra. Cuando en el Instituto Nacional de Pediatría se decidió a incorporar al programa de estudio de la especialidad de pediatría, un módulo expresamente diseñado para evaluar el crecimiento normal del niño, así como del estudio de sus anomalías, se hizo evidente que no existía obra compendiada alguna en la que fuera posible estudiar de modo fácil y accesible estos temas. De manera simultanearen diversos centros hospitalarios y asociaciones médicas de México, a los cuales he sido invitado para platicar e intercambiar experiencias acerca de diferentes aspectos del crecimiento y de sus alteraciones, se me ha cuestionado en relación con algún texto en el que se pueda encontrar información extensa y completa pero sencilla, factible de ser utilizada tanto por el médico general como por el especialista en pediatría. Con base en lo anterior, tomé la decisión de escribir esta obra, con el propósito de que sea po- sible valorar un fenómeno que ocurre de manera universal en todos los niños, y que analizado con cuidado, permite establecer la existencia de un estado adecuado de salud, o bien de reconocer tempranamente sus alteraciones y estudiar al portador con la finalidad de resolver un problema que condicionara riesgos para el desarrollo, además de una talla final baja. Desde mi punto de vista, un concepto básico es que muchas enfermedades tienen un periodo subclínico prolongado, durante el cual, si bien el paciente se puede encontrar asintomático y asignológico en la revisión por aparatos y sistemas, es evidente que existen modificaciones en el crecimiento que pueden detectarse con relativa facilidad. Por tal motivo el estudio del crecimiento permite aportar datos de gran utilidad para la evaluación de cualquier individuo, y llevarnos a concluir que el diagnóstico de salud sólo se puede realizar en ausencia de signos y síntomas anormales y en tanto el crecimiento y el desarrollo psicomotriz se realicen de acuerdo con situaciones referidas como fisiológicas para su población. Aun más, es probable que por medio del estudio de este fenómeno biológico podamos atrevernos a señalar que el crecimiento de una población se encuentra limitado por sus características sociobiológicas, y que los parámetros habitualmente utilizados para su estudio no señalan las características óptimas de crecimiento, sino aquellas que aunque se han expresado durante varias generaciones, representan una limitación biológica necesaria para facilitar la supervivencia en tales condiciones. No pretendo señalar en el presente texto la gran diversidad de aspectos técnicos que conlleva el estudio fino de las alteraciones del crecimiento, sino poner a la disposición del médico interesado, una obra que facilite la comprensión de cómo se lleva a vii viii Prefacio cabo el crecimiento en condiciones fisiológicas, y de la importancia que tiene su análisis en la práctica diaria de la medicina clínica, tanto para el paciente aparentemente sano, como para aquel que acude a instituciones de primer nivel por presentar alteraciones que pueden repercutir en el crecimiento. Cuando uno atiende pacientes que son enviados para determinar la causa de una talla baja, se torna evidente que el diagnóstico se ha elaborado por lo general de manera tardía, y que las enfermedades que se presentan incluso desde el nacimiento, no se han diagnosticado de manera oportuna. Un porcentaje importante de estos niños no han sido estudiados de forma sistemática y ordenada porque se tiene el concepto equivocado de que se requiere de pruebas de laboratorio y de gabinete costosas, complicadas y de difícil realización, cuando en realidad se necesita un equipo mínimo y accesible a todo el personal de salud. Dicho equipo mínimo consiste en una cinta métrica, gráficas de crecimiento poblacional y deseos de estudiar al niño. Así entonces, en una primera parte, presento las características fisiológicas y patológicas que producen o favorecen un crecimiento normal o que son capaces de modificarlo, de acuerdo con la dinámica (factores determinantes genéticos y neuroendocrinos y factores modificadores), energética y cinemática del fenómeno del crecimiento. En la segunda parte, se integran estos conceptos para describir las características del crecimiento prenatal y posnatal y, finalmente, se señala una metodología sencilla y fácil de aplicar para el clínico en su quehacer diario en el estudio del sujeto que presenta talla baja. Finalmente, se describen las características de las enfermedades que más frecuentemente se vinculan con un crecimiento limitado en nuestro medio. Es importante señalar que aunque en la actualidad se está prestando mucha atención al estudio de la regulación del crecimiento por la conexión recíproca de los órganos involucrados en la acción del sistema de la hormona del crecimiento (hipotálamo, hipófisis, glándulas endocrinas periféricas y células blanco), la posibilidad de que éstos se encuentren primariamente afectados es pequeña, en tanto que para la mayoría de los niños, la limitante más importante para que se puedan expresar de manera óptima sus características genéticas, es el aporte deficiente de los materiales necesarios para el crecimiento (nutrición). Si bien se dedican tres capítulos a la descripción del control neuroendocrino del crecimiento y sus trastornos, el resto de la obra señala alteraciones orgánicas frecuentemente encontradas en los niños de la población de los países en vías de desarrollo y que originan hipocrecimiento, así como las llamadas variantes fisiológicas del crecimiento. Hay sin duda numerosas enfermedades que no son tratadas en el libro, lo cual obedece a dos razones principales: A. Muchas de tales enfermedades, si bien se vinculan con talla baja, no se diagnostican por esta alteración, sino por la disfunción orgánica que producen, y los signos y síntomas generados; debido a ello sería irrelevante, desde el punto de vista clínico, tratar de estudiarlas con base en las alterac iones de crecimiento que causan, y B. Otros trastornos que cursan con hipocrecimiento requieren del concurso de especialistas y subespecialistas pediátricos para establecer su diagnóstico etiológico, y dado que esta obra está dirigida al médico general y al pediatra, rebasaría los límites de lo diseñado si preten diera describir con detalle todas las entidades que cursan con talla baja Debo señalar, en justicia, que la decisión de escribir esta obra, la tomé consciente de mis limitaciones académicas al respecto, ya que no puedo considerarme como un experto en el campo, y los conceptos que vierto provienen de la enseñanza de una gran cantidad de estudiosos e investigadores con los que he tenido la fortuna de convivir y aprender, así como de la necesidad de poner en práctica sus enseñanzas en el ejercicio diario de mi vida profesional, tanto desde el punto de vista pediátrico como endocrinológico, y si algún mérito tiene la realización de este libro es sólo el tiempo y la dedicación usados para ello. RAÚL CALZADA LEÓN Agradecimientos Como ya señalé, debo agradecer a una cantidad innumerable de personas que me han permitido aprender acerca de los temas que constituyen la presente obra, así como a las circunstancias que se dieron en mi persona, tiempo y espacio para emprender la tarea, y aunque es riesgoso olvidar a alguno de ellos, me es necesario hacer constar mi agradecimiento a los siguientes: En primer lugar al doctor Guillermo Dávila (qepd), quien me enseñó la importancia de estudiar de manera integral a ese maravilloso ser que llamamos niño, y del que junto con sus padres, somos responsables de llevarlo en condiciones adecuadas hasta que logre un crecimiento y un desarrollo completos y lo más cercano a sus óptimos. Al doctor Carlos Robles Valdés, maestro y aliciente constante en mi devenir por la endocrinología pediátrica, con quien inicié mis estudios sobre las alteraciones del crecimiento. A las doctoras Nelly Altamirano Bustamante, Raffaela Schiavon Ermani, María de la Luz Ruiz Reyes y al doctor César Jiménez, quienes me han permitido compartir las actividades académicas, asistenciales y de investigación que llevamos a cabo en el Servicio de Endocrinología del Instituto Nacional de Pediatría. A todos aquellos compañeros del Servicio de Endocrinología con quienes he continuado el aprendizaje: Dra. Aurora Ramírez Torres, Dra. Margarita Barrientos Pérez, Dra. Judith Cornejo Barrera, Dr. Daniel Llanas Rodríguez, Dr. Guillermo Paras García, Dr. Armando Dávalos Ibáñez, Dr. Humberto Franco Betancur, Dr. Ventura Armando Franco Rodríguez, Dra. Eulalia Garrido Magaña, Dr. Juan García Cruz, Dra. Maritza García Flores, Dra. María Pía Martínez Gigena, Dr. Antonio Rafael González Paz, Lic. en Antropología Alejandro Valderrama, y Sra. Martha Trejo Santos. A los estudiosos mexicanos que han descrito las características y alteraciones del crecimiento en nuestros niños, principalmente a los doctores Rafael Ramos Galván, Joaquín Cravioto y Silvestre Frenk, así como a la doctora Johanna Faulhaber, a la Maestra en Ciencias Antropológicas Rosa María Ramos Rodríguez y al doctor Salvador Villalpando. A mi familia, Aurora, Pamela y Raúl, mucho de cuyo tiempo fue utilizado para escribir el texto, y quienes me han permitido estudiar el crecimiento en sus bases genéticas más estrechas y directas. ix Capítulo 1 El crecimiento como fenómeno social El crecimiento es un proceso dinámico, cuya medición constante por breves intervalos de tiempo refleja el estado de desarrollo individual en los aspectos psicosocial, económico, nutricio, cultural, ambiental y de homeostasis orgánica. De ese modo, cuando un organismo crece sin alguna limitación en sus condiciones intrínsecas y ambientales, la expresión de su masa se determina fundamentalmente por sus características genéticas; en consecuencia, el fenotipo constituye un reflejo fiel del genotipo. Sin embargo, mientras haya factores directos o indirectos que dañen al organismo de manera transitoria o permanente, el grado de expresión del fenotipo será menor al esperado en condiciones óptimas de vida. Así, el crecimiento óptimo es un derecho básico de todo ser humano, que debe vivir bajo condiciones que le permitan expresar toda su capacidad genética de crecimiento y desarrollo, y por tanto: Ningún niño cuyo crecimiento se encuentre alterado, debe considerarse normal La vigilancia del crecimiento, que permite aumentar las herramientas clínicas para determinar la normalidad o anormalidad del fenómeno, se realiza por medio de la somatometría: los resultados se comparan con las percentilas* asignadas a cada parámetro, y con base en la gráfica del crecimiento es posible visualizar objetivamente el proceso dinámico del crecimiento y comprenderlo mejor, así Nota del editor: el autor prefiere el término "porcentila(s)", pero por preferencia editorial se utilizó percentila(s) en todo el texto. como generar demandas y acciones por parte del equipo de salud, de la misma comunidad e incluso de la familia. Es importante que los prestadores de cuidados y la población general manejen de manera sistemática los conceptos de crecimiento y desarrollo. Mientras esto no suceda y el crecimiento no constituya un fenómeno comprensible para la comunidad, habrá limitaciones en su valoración, ya que el número de solicitantes potenciales excede en demasía la capacidad de atención médica; a esto se suma el hecho de que en la práctica sólo especialistas en pediatría realizan valoraciones sistemáticas. En este sentido, la monitorización del crecimiento por el equipo médico responsable de la salud del niño, o incluso por sus padres y maestros, es una estrategia operacional que permite: 1. Visualizar la presencia o ausencia de crecimiento mediante la medición regular y secuencial de los niños. 2. Facilitar la detección oportuna del problema; de esa manera se evita que factores modificadores negativos continúen lesionando al paciente y obliga a valorar el entorno en que se desarrolla el niño y su familia. 3. Proporcionar la atención relevante y específica en el momento adecuado a través del equipo de salud. 4. Identificar la necesidad de adecuar servicios básicos para promover la salud, de acuerdo con los requerimientos de la patología personal, familiar o comunitaria que impida el mantenimiento de óptimos en la dirección, velocidad, ritmo y momento del crecimiento: 3 4 Sección I • Bases para el estudio del crecimiento La promoción de la salud implica la vigilancia del crecimiento como una de sus estrategias básicas En México se han realizado pocos estudios sobre el crecimiento, y como ninguno de ellos valora en conjunto a los pobladores de distintas regiones geográficas o socioeconómicas o ambas, se carece de modelos nacionales de referencia; además, esas investigaciones requieren de revalidación o modificación actual ya que se hicieron alrededor del decenio de 1960. Pese a que esto no excluye la posibilidad de su uso individual o complementario por comparación con modelos internacionales de referencia, es evidente que se necesita conocer las características de crecimiento de la población, tanto para interpretar o adecuar esos estudios a los niños nacionales como para analizar las condiciones económicas y geopolíticas presentes. El estudio prospectivo del crecimiento de una población no es de fácil realización; por ello, es importante iniciarlo con un planteamiento correcto, con una hipótesis clara de trabajo, una planeación metodológica acorde con las necesidades y los recursos existentes y con objetivos bien delimitados, ya que de otra manera existe un gran riesgo de fracaso. La experiencia de estudios realizados en otras épocas o en otros países condujo a la definición de las principales causas de falla en los programas para la monitorización y la promoción del crecimiento. Esas fallas pueden resumirse en los siguientes puntos: 1. Falta de información a la comunidad sobre: las metas que se persiguen, la importancia de valorar a la población menor de 18 años (e ideal mente incluso a los adultos), el momento y forma de realización del estudio y los resultados de éste. Cuando la población no colabora de manera adecuada, es imposible vigilar el crecimiento de modo adecuado y confiable. 2. En la mayoría de los programas sólo se enfatizan las ventajas de descubrir alteraciones en el crecimiento; esto da lugar a que en algunas poblaciones del país, con idiosincrasia especial, se evite la valoración de muchos niños para que no se les diagnostiquen enfermedades. En esas regiones, en particular, es necesario crear conciencia sobre los beneficios de reconocer el de sarrollo normal o anormal de un niño. 3. Muchas veces sólo se estudian algunos grupos de edad, con frecuencia escolares. 4. Con la creencia de que constituye un indicador del estado nutricio del individuo, se ha enfatizado la importancia de conservar un "peso 5. 6. 7. 8. 9. ideal para la edad", más que la importancia de mantener una estatura adecuada para la edad y un peso apropiado para la estatura. Las repercusiones de la alimentación sobre el peso son indicadoras, en términos generales, de estados agudos o subagudos; pero la estatura es un reflejo más fiel de carencias nutricias crónicas. Existe la idea generalizada de que la ejecución de esos programas es difícil y complicada, y aunque en verdad no se puedan llevar a cabo a corto plazo, estudios como el del doctor Jordán en Cuba prueban lo contrario. Los estudios de vigilancia del crecimiento se han utilizado como un instrumento aislado del Plan Nacional de Salud, y es necesario integrarlos a acciones bien determinadas de promoción de la salud. Se plantean mal las metas y se esperan resultados "fantásticos". Con seguridad, un estudio actual demostrará que la población nacional ha estado sujeta durante varios decenios a condiciones de vida "subóptimas", y aunque este hecho se conoce bastante bien, jamás se ha tratado de objetivar. No es fácil aceptar que la calidad de vida se haya modificado en sentido negativo durante un régimen determinado. Nunca se ha intentado que madres, padres y líderes de la comunidad utilicen los indicadores de crecimiento para valorar a la población infantil. En ese sentido, los estudios de vigilancia del crecimiento continuarán "inoperan tes para la comunidad" mientras se piense que la valoración del crecimiento es un "rito" exclusivo de algunos médicos y no una acción necesaria en la familia, escuela y comunidad; lo mismo sucederá mientras la población no esté preparada para comprender la importancia de vigilar el crecimiento de los niños como una tarea habitual y sea incapaz de efectuar una "somatometría básica" (peso y estatura), de determinar la normalidad o no del crecimiento y de acudir ante un equipo de salud que en presencia de enfermedad la resuelva favorable mente. Entre tanto la población general no "exija" valorar el crecimiento, con la conciencia de que éste es un fenómeno importante, se carecerá de presión necesaria para que las autoridades de salud desarrollen las acciones pertinentes. En la mayoría de los programas, y aunque se identifiquen alteraciones del crecimiento, no se diagnostican necesidades sociales, alimentarias, culturales ni sanitarias de la comunidad, en muchas ocasiones, para no reconocer la incapacidad de resolverlas a corto plazo o con la Capítulo 1 • El crecimiento como fenómeno social idea de que la población no aceptará o colaborará con planes de salud a largo plazo. 10. No existe plan de estudio alguno para el paciente con alteraciones del crecimiento. Ante la falta de comprensión de este fenómeno, cuando se detecta una estatura menor a la esperada para la edad, se justifica con "ideas má gicas" o se proporcionan tratamiento inadecuados, o ambos casos. Para ejemplificar lo anterior se pueden citar las siguientes expresiones: "El niño es chaparrito porque así es él, y no hay nada que se pueda hacer para remediarlo" "Ya crecerá con el tiempo; hay que dejarlo" "No se le pueden pedir peras al olmo" (ambos padres tienen estatura baja y sus hijos tienen que ser "chaparros") "No es fácil determinar la causa de la estatura baja; no malgaste recursos en ello" "Hay que darle vitaminas para que crezca" "Lo único que se puede hacer es ponerlo a hacer ejercicio y a que duerma más" Es necesario que la población médica y paramédica conozca la existencia de planes de análisis para los pacientes con estatura menor a la esperada, que utilice los recursos a su alcance para determinar la causas de la alteración del crecimiento y, en su caso, remita a los pacientes a un grado de atención más especializado y valore la conveniencia de "descubrir" otros casos similares en el área. 11. Ausencia de acciones para modificar las condiciones de vida familiar, comunitaria, estatal o nacional, por lo que persiste la influencia de las condiciones supresoras del crecimiento. 12. Falta de retroalimentación que asegure que el programa sea tanto normativo como operativo. La vigilancia y promoción del crecimiento se tornan sólo inoperantes y costosas para el Estado cuando el descubrimiento de una causa de estatura baja, común a un porcentaje determinado de la población, no conduce al establecimiento de medidas para resolverla, al análisis de la repercusión de esas acciones sobre el crecimiento y al informe oportuno y adecuado, así como a la generación de nuevos planes para neutralizar al otro factor supresor. Lo anterior pone en evidencia que un factor muy importante en la falla de los programas es la decepción que surge en quienes pretenden diseñar o realizar el estudio y en quienes son objeto del estudio; esto se debe al sentimiento de que los re- 5 sultados carecerán de aplicaciones práctica y benéfica, a corto y a largo plazo, y de que en todo caso sólo una cantidad reducida de "especialistas en crecimiento" se beneficiarán con ellos. En México ya existen bases legales para poder cimentar un estudio nacional de crecimiento y ellas están contenidas en la "Norma técnica para el control de la nutrición, del crecimiento y del desarrollo del niño, en la atención primaria a la salud" publicada originalmente en el Diario Oficial de la Federación el 7 de julio de 1986, en las páginas 112 a 129. La simplicidad y la eficacia de un programa de promoción y vigilancia del crecimiento dependen de: 1. La organización. 2. La interacción de médicos entre sí y con la co munidad. 3. La sensibilización de la población y líderes de la comunidad. 4. Aspectos prácticos de su realización. 5. Tiempo usado en su ejecución. Algunas estrategias básicas que deben considerarse para fundamentar un programa de ese tipo son las siguientes: 1. Analizar la situación actual del crecimiento por medio de estudios semilongitudinales o en su defecto transversales, y comparar los resultados con los publicados internacionalmente. Además, antes debe iniciarse un programa co munitario de sensibilización. 2. Diseñar planes para aplicación local, regional, estatal y nacional, que permitan la creación de programas que a su vez contengan metas bien planeadas y conduzcan a resultados congruentes con la realidad mexicana. 3. Definir el costo efectivo del programa, sin perder de vista la realidad de sus requerimientos a corto, mediano y largo plazo. 4. Mediante el programa, identificar alteraciones y definir no sólo medidas correctivas transitorias, sino estrategias preventivas permanentes, tanto médicas como políticas y administrativas. 5. Valorar los resultados obtenidos y definir así los nuevos programas que sea necesario generar. El crecimiento debe ser un fenómeno entendible para la comunidad y esto sólo se logrará mediante 6 Sección I • Bases para el estudio del crecimiento programas de información a la comunidad y programas deformación de recursos médicos en escuelas y hospitales En la población mexicana, aunque la estatura baja se debe en gran medida a limitaciones nutricias por aporte bajo e inadecuado de nutrimentos en relación con las necesidades fisiológicas del crecimiento, es frecuente observar agravantes relacionados, entre ellos infestaciones entérales que dificultan la digestión y absorción de nutrimentos e infecciones de repetición que aumentan las demandas energéticas; esto ocurre porque las condiciones higiénicas individuales son deficientes, lo cual en buena parte está condicionado por un ámbito cultural bajo, en lo personal y en lo colectivo. Aunado a lo anterior, es frecuente hallar condiciones afectivas y escolares inadecuadas en las comunidades de estos individuos, que perpetúan las características desfavorables para el crecimiento y el desarrollo somático, intelectual y emocional de las nuevas generaciones (fig. 1-1). Los niños con deprivación nutricia no sólo poseen estatura menor de la esperada, sino frecuente modificación de las proporciones corporales y evidencias de una longitud del segmento inferior más pequeña. Cuando además de la deficiencia de crecimiento existen periodos agudos de desnutrición, la relación de peso para la estatura se modifica, y si Fig. 1-1. Características economicoculturales y afectivoculturales que interactúan en las poblaciones. coexisten infecciones o infestaciones se agregan otras manifestaciones clínicas. Es importante señalar que un individuo con estatura inferior a la óptima debe considerarse deprivado, a pesar de que su talla sea similar a la de otros individuos de su mismo sexo y edad en la comunidad. Lo anterior resalta el hecho de que en una comunidad en la que el crecimiento está limitado por aspectos biológicos y psicosociales, la estatura baja no debe considerarse variante "fisiológica" del crecimiento y, por tanto, equivalente a buen estado de salud; por el contrario, esa población afectada debe conceptuarse como "enferma crónica" y en consecuencia sensible de tratamiento. Existen múltiples ejemplos de comunidades, sociedades e incluso poblaciones enteras de una nación que lograron aumentar el promedio de estatura de las generaciones subsiguientes luego de mejorar los aspectos nutricios, higiénicos, culturales o afectivos; esto se denomina incremento secular del crecimiento. No obstante, también existen ejemplos de comunidades que durante lapsos variables vieron restringidas sus características, y cuyos integrantes alcanzaron una estatura final inferior a la de generaciones previas. En México es muy frecuente observar que la estatura de los integrantes de comunidades rurales tiende a ser menor que la de quienes viven en centros urbanos, o bien que la estatura muestra una disminución geopolítica progresiva más acentuada en el sur y sureste del país. Esto debe conducir a la meditación y cuestionamiento sobre el estado de salud de la población nacional, y aunque durante muchas generaciones la comunidad mexicana se ha caracterizado por falta de crecimiento óptimo deben intentarse modificaciones en el patrón de vida que, a corto plazo pero de manera permanente, se reflejen en condiciones más cercanas a las óptimas. Es necesario que la educación constituya un factor de cambio y esto a su vez requiere modificar el aporte de información. Desde el punto de vista académico no debe considerarse bien educado al individuo que sólo haya recibido información sistemática sobre las narraciones históricas de su pueblo, sino que debe fomentarse el análisis crítico de la historia nacional y la capacitación oportuna para comprender las necesidades indispensables de salud, entre ellas el diseño de una alimentación adecuada, viable para la región; de igual manera deben impulsarse las opciones relacionadas con el uso de la tierra, el ambiente, los animales de consumo y las alternativas de trabajo en cada comunidad con el fin de desarrollar medidas urgentes de sanidad ambiental en las áreas rural y suburbana. Capítulo 1 • El crecimiento como fenómeno social La declaración de la Organización Mundial de la Salud, respecto de que el crecimiento óptimo es un derecho de todos los niños, debe complementarse con otros axiomas que garanticen el crecimiento adecuado, por ejemplo: 1. La nutrición adecuada es un derecho de todos los niños, ya que sin ella no puede darse un crecimiento óptimo. 2. La higiene ambiental es una necesidad básica de todos los niños, ya que sin ella es imposible garantizar el aprovechamiento de los nutrimen tos. 3. La educación óptima es una condición indispensable para todos los niños, ya que sólo así se pueden establecer las medidas que garanti cen el cambio de las características sociales, ambientales y nutricias de la comunidad. 4. Todo niño posee el derecho de tener padres con educación, condiciones ambientales y nutrición óptimas y que, por tanto, muestren una estatura acorde con sus características genéticas, ya que los adultos son los responsables de aportar y mantener las características educativas, ambientales y nutricias de los niños. LECTURAS RECOMENDADAS Amigo H, Bustos P. Factores condicionantes de la estatura en escolares de alta vulnerabilidad social. Santiago: 7 Departamento de Nutrición, Facultad de Medicina, Universidad de Chile, 1994. Burrows R, Leiva L, Muzzo S. Peso, talla y perímetro craneano en escolares de la región metropolitana de Chile de acuerdo al nivel socioeconómico. Rev Chil Pediatr 1992;63:321. Calzada RL. Talla baja nutricional. En: García VM, Pulido A (eds). Humanismo y medicina, infancia y sociedad. México: Instituto Nacional de la Nutrición/Academia Mexicana de Pediatría, 1994:293. Jordán JR. El crecimiento del niño. Barcelona: Jims, 1988. MacCarthy D. The effects of emotional disturbances and deprivation on somatic growth. En: Davis JA, Dobbing J (eds). Scientific Foundation of Pediatrics. London: William Heinemann Medical Books, 1974:56. Muzzo S. Características actuales de la estatura del escolar chileno. Rev Chil Pediatr 1990;18:69. Neligan GA, Prudham D. Family factors affecting child development. Arch Dis Child 1976;51:853. Ramos RG. Efectos del ambiente sobre el crecimiento y desarrollo físico. Bol Med Hosp Infant Mex 1970;27: 419. Ramos RG. La somatometría en el diagnóstico del estado de nutrición. Gaceta Med Mex 1976;111:321. Unicef. The state of the world's children. New York: Ox ford University Press, 1992. Waterlow JC. Reflections on the stumting. Unicef/OMS, 1991. Capítulo 2 El crecimiento como fenómeno biológico El cuerpo humano se compone de moléculas en cambio constante, las cuales poseen un patrón característico de organización estructural y funcional cuyo equilibrio depende de la relación entre la velocidad de síntesis o producción y la velocidad de destrucción de la materia. En ese sentido, el crecimiento puede definirse como el movimiento de la materia viva que se desplaza en el tiempo y en el espacio. Así, el crecimiento es sólo la manifestación de la capacidad de síntesis de un organismo y de cada una de sus células; a este fenómeno puede denominársele vida y, por tanto, es válido señalar que: Vida = síntesis = crecimiento Durante cada momento de la existencia, el equilibrio entre la velocidad de síntesis y la velocidad de destrucción puede manifestarse por aumento, mantenimiento o disminución de la masa que conforma al organismo en relación con el momento previo; esto se denomina signo del crecimiento, y puede expresarse como positivo, neutro o negativo (fig. 2-1). Sin embargo el crecimiento no es sólo un incremento uniforme de masa y volumen; también contempla el cambio de forma y composición corporales, y puede incluir reemplazo de tejidos (eritropoyesis extramedular), sustitución de tejidos (cartílago por hueso) y alteraciones o modificaciones de tejidos específicos para adquirir una nueva función (aparato reproductor). El crecimiento inicial de diversos tejidos se caracteriza por rápido aumento en el número de células, con un aumento en la relación ácido desoxirribonucleico/proteínas, y una reducción con8 secuente de la cantidad de citoplasma formado en cada célula, a lo cual también se le conoce como hiperplasia. Cuando el órgano alcanza el tamaño adecuado para el momento biológico, el crecimiento consta casi por completo de hipertrofia celular, con cambios mínimos en el número de células, lo cual también se identifica porque se altera (disminuye) la proporción ácido desoxirribonucleico/proteínas del tejido debido al aumento de proteína citoplásmica sin que haya modificaciones en la cantidad de ácido desoxirribonucleico tisular. En la madurez se alcanza un punto de equilibrio y existen cantidades casi iguales de ácido desoxirribonucleico y proteínas citoplásmicas. La etapa de hiperplasia celular, con su rápido aumento en el número de células, constituye un periodo crítico de crecimiento porque durante ésta el organismo es más sensible a sufrir daños permanentes, malformaciones o crecimiento anormal. La duración del periodo de rápida división celular varía de un tejido a otro y, como consecuencia, el intervalo de vulnerabilidad también cambia. Por ejemplo, a los seis meses de edad posnatal ya se observa la existencia de la mayoría de las células que constituyen el sistema nervioso central; por ello, el periodo de mayor posibilidad de lesión neuronal por factores que afecten su crecimiento ocurre en la vida prenatal. En contraste, las células óseas continúan su formación hasta los 15 a 20 años de edad, por lo cual los factores que afectan negativamente su crecimiento pueden ejercer su acción antes del término de la pubertad. Durante el principio del crecimiento se forman células que son totipotenciales y que poste- Capítulo 2 · El crecimiento como fenómeno biológico Fig. 2-1. Signo del crecimiento. nórmente empiezan a diferenciarse; al mismo tiempo que pierden tal característica, esas células adquieren funciones especializadas que dan lugar a tejidos funcionalmente distintos, entre ellos muscular, hematopoyético, reproductor, etc. Por lo general, la célula diferenciada posee nuevas funciones y al mismo tiempo pierde otras; pero entre más se especializa es menos probable que conserve su capacidad reproductora (neuronas, células neuroendocrinas, etc.). La diferenciación celular implica por fuerza que debido a la programación genética se adquiera la capacidad de reaccionar a estímulos específicos, los cuáles no afectan a otras células menos diferenciadas del mismo tejido o a células de otros tejidos con funciones distintas. La respuesta celular a esos estímulos específicos también es única para cada tipo celular maduro (p. ej., producción de insulina por las células beta del páncreas). Asimismo, aunque existe recambio constante de materia viva, el modo y la velocidad de formación varía de un tipo celular a otro. En ese sentido, los tejidos pueden calificarse de manera general como: 1. Aquéllos con gran velocidad de recambio. Se incluyen los tejidos en que las células se pierden o son removidas al realizar una función determinada, pero mantienen una masa constante; por ejemplo, la epidermis, el epitelio intestinal, el endometrio, la médula ósea y los precursores de espermatozoides. En este tipo de tejidos, existe una reserva de células "madre" (generalmente totipotenciales o casi totipotenciales) que se preserva por medio de mul- 9 tiplicación celular y que, de acuerdo con las necesidades corporales, produce un tipo de células muy diferenciadas en su función. 2. Tejidos con una velocidad de recambio media. Este grupo incluye órganos como el hígado, el riñon y las glándulas endocrinas, en los cuales no existe una pérdida obligada de tejido durante la actividad funcional. El crecimiento de este tipo de tejidos se debe a la división de células bien diferenciadas, y el recambio celular es relativamente lento; pero el incremento, ya sea por hipertrofia o por hiperplasia puede producirse en presencia de estímulos adecuados, en especial durante la reparación del daño tisular. 3. Aquéllos en que el recambio prácticamente no existe. Incluye tejidos muscular y nervioso, los cuales durante las primeras etapas del crecimiento alcanzan casi por completo la hiperplasia celular y a partir de la adquisición de funciones diferenciadas sólo pueden crecer mediante hipertrofia; por esa razón, el número de células que los constituyen permanece estable. No obstante, esos tejidos conservan una baja capacidad para regenerar partes dañadas o atróficas; el axón de un nervio se regenera cuando la vaina celular se restaura o permanece intacta, pero una neurona destruida no puede reemplazarse. De ese modo, el fenómeno del crecimiento incluye tanto la relación entre síntesis y destrucción como la diferenciación de las distintas partes del organismo para realizar funciones diversas. Por ello es válido señalar que: el análisis del fenómeno de crecimiento debe considerar su signo y su diferenciación SIGNO POSITIVO DEL CRECIMIENTO Cuando la velocidad de síntesis es mayor que la de destrucción, ya sea por la programación genética del crecimiento o por el equilibrio entre ésta y el ambiente, la masa aumenta con respecto al momento previo. Este signo es característico de los primeros años de vida y se le observa desde la concepción hasta el término de la pubertad bajo una regulación fisiológica controlada por las condiciones genotípicas de cada individuo; sin embargo, también puede observársele durante la fase de recuperación de estados patológicos, como la cicatrización y reparación tisulares, y en las mujeres durante la gestación, independientemente del crecimiento del producto intra- 10 Sección I • Bases para el estudio del crecimiento uterino. Desde el punto de vista histológico, se manifiesta por aumento en el número de células que componen un tejido (hiperplasia), incremento del volumen celular secundario ante mayor cantidad de citoplasma y organelos intracelulares (hipertrofia), incremento de la cantidad de tejido intercelular (acreción), o por la combinación de éstos (fig. 2-2). Para que la velocidad de síntesis sea mayor que la de destrucción se requiere de aportes calórico y proteínico suficientes y balanceados, y de eficacia metabólica adecuada para permitir un estado de constante anabolismo. Cuando el organismo se encuentra en fase de recuperación necesita de ingestión alimentaria superior a la recomendada para otros individuos del mismo sexo y edad, para así poder incrementar su velocidad de síntesis y obtener la masa correspondiente a sus características biológicas óptimas. Si bien es cierto que la mayoría de los estudios sobre el crecimiento se realiza en niños, no debe confundirse el crecimiento con su signo positivo aunque los valores estándar más difundidos para evaluarlo señalen los incrementos en la masa que conforma somáticamente a uno o más de los integrantes de una población social, geográfica y política determinada. SIGNO NEUTRO DEL CRECIMIENTO Se debe a una velocidad de síntesis similar a la de destrucción, en cuyo caso la masa corporal mantiene relativa constancia. Este signo es característico en los adultos, pero puede presentarse de manera patológica en la etapa pediátrica, como ajuste ante la disminución del aporte nutricio o aumento en las demandas energéticas, o ambas cosas. En este caso, la estatura y el peso se mantienen sin cambios du- Fig. 2-2. Crecimiento de un tejido o un órgano. rante un lapso determinado; esto puede identificarse fácilmente como una situación patológica cuando se compara con el incremento esperado de estatura entre dos momentos distintos de observación para la edad. Es necesario enfatizar que en este signo no cesa el crecimiento, ya que la síntesis continúa, y sólo representa un estado de equilibrio en que se logra sustituir el tejido que se destruye; por lo general se preserva la función y se mantiene la homeostasis orgánica. Sin embargo, a un niño cuyo signo cambia de positivo a neutro, en presencia de estados patológicos, debe considerársele en situación precaria de equilibrio y con bastantes posibilidades de pasar a un signo negativo de crecimiento. SIGNO NEGATIVO DEL CRECIMIENTO Se presenta cuando la velocidad de síntesis es menor que la de destrucción, ya sea por disminución de la primera o por aumento de la segunda. En condiciones fisiológicas, es característico de la senectud; sin embargo, en condiciones patológicas se puede presentar en niños y adultos, como un ajuste necesario para preservar la vida, aunque no necesariamente la homeostasis funcional. Al igual que en el signo neutro, en el negativo no se suspende la capacidad de sintetizar material y, en consecuencia, el crecimiento continúa. Pero la síntesis es insuficiente para reponer el tejido destruido, y por ello la masa corporal disminuye en relación con el momento previo; esto se puede manifestar por reducción de los tejidos graso, muscular u óseo, entre otros, a lo cual se suma la disminución o incluso la pérdida de funciones. El signo negativo de crecimiento, cualquiera que sea la causa que lo genere, no puede mantenerse por tiempo prolongado, ya que las disfunciones orgánicas que lo acompañan son incompatibles con la vida. Incluso durante la senectud, se presentan episodios alternativos de signo negativo y signo neutro, y cuando hay predominio evidente y prolongado del primero, el individuo muere. En los capítulos siguientes se expondrán conceptos relacionados con las fuerzas que determinan o modifican la adquisición y mantenimiento del signo "fisiológico" del crecimiento en las diversas etapas de la maduración, y se dividirán en: 1. Factores determinantes del crecimiento A. Genéticos B. Neuroendocrinos 2. Factores modificadores del crecimiento A. Socioculturales B. Orgánicos Capítulo 2 · El crecimiento como fenómeno biológico Con el fin de identificar de manera más adecuada y completa las interferencias sobre el crecimiento, y poder desarrollar acciones necesarias para garantizar que éste se lleve a cabo en forma fisiológica, es necesario que el análisis del crecimiento individual y comunitario considere la capacidad óptima del organismo condicionada por los factores determinantes, así como el efecto lesivo, transitorio o permanente que puedan ejercer uno o más de los factores modificadores. LECTURAS RECOMENDADAS Cole TJ. Do growth chart centiles need a face lift? Br Med J 1994;308:641. Comas J. Manual de antropología física. México: Instituto de Investigaciones Históricas, UNAM, 1966. Dubos R. El hombre en adaptación. México: Fondo de Cultura Económica, 1975. Garn SM, Rohmann CG. Interaction of nutrition and ge- 11 netics in the timing of growth and development. Pediatr ClinNorthAm 1966;13:353. Genovés TS. El supuesto aumento secular de la estatura a partir de circa 01800 d.C. Anales de Antropología 1966;3:69. Gómez F. Desnutrición. Bol Med Hosp Infant Mex 1946;3: 543. Hill DJ, Han VKM. Cell and tissue growth. En: Gluckman PD, Heymann MA (eds). Perinatal and pediatric pathophysiology. London: Hodder and Stoughton Limited, 1993:155. Ramos RG. Homeorrhesis as a phenomenon of adaptation to calorie protein deficiency. Ginebra: PAG/OMS/FAO/ Unicef, 1966. Ramos RMR. Crecimiento y proporcionalidad corporal en adolescentes mexicanas. México: UNAM, 1986. Tanner JM. The regulation of human growth. Child Development 1963;34:817. Voss LD, Wilkins TJ, Bailey BJR, Betts PR. The reliability of height and height velocity in the assessment of growth (The Wessex Growth Study). Arch Dis Child 1991;66: 833. Capítulo 3 Genética del crecimiento La generación de descendientes muy semejantes entre sí depende de un fenómeno hereditario en todos sus aspectos básicos. Aunque el ambiente puede influir y modificar el resultado final del crecimiento, las principales características de éste, como dirección, ritmo y velocidad, están predeterminadas desde el inicio de la existencia del individuo por los genes transmitidos por los padres. En especial, la dirección y la velocidad del crecimiento y el desarrollo son representantes fieles del control genético al que está sometido el individuo en condiciones fisiológicas, y en términos generales se mantienen características semejantes para todos los seres humanos como especie biológica. Aunque las características de ritmo y estatura final del crecimiento presentan variaciones entre diversos grupos étnicos, esto parece deberse, en la mayoría de los casos, a modificaciones del medio en el que viven, ya que para gemelos univitelinos el coeficiente de correlación para la estatura final es de 0.95 (8 cm como máximo, 0 ± 4 cm sobre la media), siempre y cuando ambos vivan en el mismo estado de salud y nutrición. En condiciones de vida inadecuadas, ocurren adaptaciones biológicas para asegurar la supervivencia del organismo, y entonces se modifica el ritmo, la velocidad y el momento, tanto del crecimiento como del desarrollo, e incluso se afecta la proporcionalidad y la estatura final del individuo; este fenómeno se conoce como homeorresis. Esa capacidad de adaptación puede explicar las diferencias de tamaño y proporcionalidad, así como el término de la maduración somática en distintos individuos de la misma comunidad y aun de la misma familia. De esa manera, es posible señalar que los padres heredan a los hijos la capacidad de crecimiento adecuado y de tamaño final (genotipo); asimis12 mo, en condiciones ideales, estas características son similares en todos los hijos del mismo sexo (fenotipo), pero su expresión final (epigenotipo) depende de las condiciones orgánicas, nutricias y ambientales en que se desarrolla cada individuo en particular. En otras palabras, el hecho de que el ritmo y la velocidad de crecimiento sean menores a los esperados y que, por tanto, la longitud alcanzada para la edad sea inferior en comparación con las características familiares, debe alertar sobre la existencia de condiciones patológicas que limitan la expresión fenotípica del genoma (fig. 3-1). Por otro lado, se debe estar consciente de que al analizar la tendencia familiar de estatura final, se considera la estatura epigenotípica final de los padres, y no su capacidad genotípica de crecimiento; en consecuencia, si los hijos crecen en condiciones mejores que las de los padres es frecuente encontrar estaturas finales superiores a las esperadas. Esto se denomina incremento secular del crecimiento cuando se manifiesta en una población o grupo socioeconómico determinado; el fenómeno contrario se conoce como decremento secular del crecimiento y se observa cuando las condiciones en las que crecen los individuos son subóptimas en relación con las que vivieron sus padres. Así por ejemplo, en algunas poblaciones, cuyas características ambientales y nutricias han cambiado de manera relativamente rápida, ha sido posible establecer diferencias significativas en la estatura. Este es el caso de los japoneses, que a lo largo de tres generaciones a partir de la industrialización de Japón han aumentado su estatura en 18 cm; esto también ocurrió en aquellos japoneses que emigraron a Hawai y a Estados Unidos. En Polonia, la generación que durante la Segunda Guerra Mundial se hallaba en etapa de crecimiento disminuyó en 22 cm su estatura final con Capítulo 3 • Genética del crecimiento 13 Para determinar la estatura máxima esperada en hijos de una misma pareja, siempre y cuando no cambien las condiciones nutricias y ambientales, se recomienda utilizar el método descrito por Molinari, que también se basa en el cálculo de la estatura media familiar: Para hijos varones: talla media familiar X 0.718 + 57.6 cm Para hijas mujeres: talla media familiar X 0.718 + 44.6 cm A continuación se mencionan dos ejemplos al respecto en los que se consideran las estaturas de dos generaciones previas a las del niño en estudio. Ejemplo 1 Fig. 3-1. Relación entre las características genéticas y la expresión somática final de un organismo. respecto a la de sus padres; pero en dos generaciones a partir de la posguerra se recuperó la estatura media poblacional. Por lo anterior, resulta importante determinar la estatura final mínima esperada para un niño, y con base en ésta calcular su estatura a distintas edades, ya que el cálculo de la talla familiar reduce en 33% la dispersión de los valores poblacionales, sobre todo en niños mayores de seis años de edad cronológica. Existen diversos métodos matemáticos de complejidad variable para determinar la estatura mínima esperada de un niño, de acuerdo con las estaturas de sus padres; pero, por su sencillez y aproximación, se recomienda utilizar el método de Tanner para calcular el potencial genético de crecimiento. Este método se basa en la talla media familiar (TMF) o promedio de estatura de los padres: Para hijos varones: talla media familiar + 6.5 cm Para hijas mujeres: talla media familiar — 6.5 cm En opinión personal, es posible aceptar como normales las variaciones de hasta ± 4 cm, si bien otros autores señalan como fisiológicas variaciones de hasta ± 8 a 13 centímetros. Valoración del crecimiento de un niño de siete años 10 meses de edad, con 120 cm de estatura. El padre mide 168 cm y la madre 155. En la rama paterna, el abuelo mide 165 cm; la abuela, 148 cm; los tíos, 172 y 167 cm; y las tías, 160 y 161 cm, respectivamente. En la rama materna, el abuelo mide 170 cm; la abuela, 158 cm; los tíos, 170 y 172 cm; y las tías, 150 y 161 cm, respectivamente. De acuerdo con la fórmula de Tanner, la estatura final media esperada para este niño es de 168 cm (164 a 172 cm); esto significa que su estatura final corresponde a 1 cm por debajo de la percentila 10, por lo que a los siete años con 10 meses de edad debería medir 119 cm, es decir, su estatura actual es adecuada para las estaturas de los padres (fig. 3-2). Ahora bien, de acuerdo con las estaturas de los abuelos paternos, el padre y sus hermanos debieron haber alcanzado 163 cm como estatura final, y las tías 150 cm; pero es evidente que todos fueron más altos de lo esperado, lo cual pudiera significar que el incremento secular observado en esta familia se debió a mejor expresión del genotipo, por una menor acción o menor cantidad de factores modificadores negativos sobre el crecimiento. La estatura final esperada para la madre y las tías maternas es 157.5 cm, y para los tíos, 170.5 centímetros. Tanto la madre como sus hermanos varones y una hermana se situaron en el intervalo esperado, pero la tía que mide 150 cm está 7.5 cm por debajo de la media y 3.5 cm por debajo del límite inferior considerado como fisiológico; esto podría significar que ella, al contrario de sus hermanos, durante la etapa de crecimiento sí estuvo 14 Sección I • Bases para el estudio del crecimiento Fig. 3-2. Representación del Ejemplo 1. Diferencias entre la estatura de un paciente y la talla media familiar (x). expuesta a factores modificadores negativos que limitaron su crecimiento, o bien que su organismo fue más sensible que el de sus hermanos a condiciones inadecuadas de vida. A continuación, debe calcularse la estatura final esperada para el niño, tomando en cuenta la mayor estatura entre la expresada por el padre y la madre, y la que éstos debieron haber alcanzado. En el caso del padre, se considera su estatura actual (ya que los 163 cm de estatura esperada se encuentran por debajo de su estatura real), en tanto que para la madre debe considerarse 157.5 cm de estatura, que refleja una mejor talla final genética. Así entonces, se recalcula la estatura final esperada para este niño con 168 cm del padre y 157.5 cm de la madre; ello da un resultado final de 169.2 cm que corresponde a la percentila 10, por lo que a los siete años 10 meses de edad se esperaría una estatura de 120.5 centímetros. Entonces es posible concluir que la estatura que expresa el niño para su edad corresponde a la deseada de acuerdo con las características genotípicas y fenotípicas de ambas ramas familiares, y que, por tanto, no parece existir alteración en la expresión del crecimiento hasta este momento. Ejemplo 2 Valoración de una niña de 13 años de edad con estatura de 149 cm, considerada baja. Si con base en las gráficas poblacionales sólo se toma en cuenta la estatura para la edad, se podría concluir que la niña se encuentra 2 cm por arriba de la percentila cinco, y que, por tanto, su estatura se sitúa en los límites habituales de estatura para la población general (fig. 3-3). No obstante lo anterior, el análisis familiar al respecto evidencia que la niña tiene una pérdida significativa de estatura. En la rama paterna: el padre mide 192 cm; el abuelo, 188 cm; la abuela, 181 cm; los tíos 191, 190 y 188 cm; y las tías, 178 y 182 centímetros. La estatura esperada para el padre y sus hermanos es de 191 cm, y de las hermanas de 178 centímetros. En esta familia todos los miembros alcanzaron una estatura adecuada, y la del padre (192 cm) puede considerarse óptima. En la rama materna: la madre mide 178 cm; el abuelo, 180 cm; la abuela, 170 cm; los tíos, 187 y 190 cm; y las tías 176 y 179 centímetros. Puesto que la estatura final esperada para los varones es de Capítulo 3 • Genética del crecimiento 15 Fig. 3-3. Representación del Ejemplo 2. Diferencias entre la estatura de un paciente y la talla media familiar (+). 181.5 cm y para las mujeres de 168.5 cm, es evidente que todos lograron superarla, lo cual indica que los abuelos no expresaron adecuadamente su capacidad óptima de crecimiento y, por tanto, para fines de cálculo se considerarán los 178 cm que mide la madre. La estatura final esperada para la niña es de 178.5 cm y corresponde a 4.5 cm arriba de la percentila 97 poblacional, por lo que a los 13 años se esperaría una estatura de 174.5 cm; ello marca un déficit de estatura de 29.5 cm, lo cual debe considerarse un crecimiento bastante anormal. Asimismo, la niña debe recibir tratamiento como portadora de un trastorno grave del crecimiento, aunque para la distribución percentilar de la estatura poblacional se sitúe dentro de los límites habituales. REGULACIÓN GENÉTICA DEL CRECIMIENTO Un organismo debe mantener un equilibrio entre sus líneas de producción por una parte, y el abastecimiento y consumo de energías y materias primas por la otra, es decir, entre el anabolismo y el catabolismo; debe existir un equilibrio entre la replicación del material genético (ácidos nucleicos) y las proteínas generadas por medio de éste, de acuerdo con la necesidad de preservar la expresión de sustancias orgánicas que regulen la estructura y la función. La síntesis de novo de un compuesto funcional es la meta final de la regulación genética. Esa sustancia incluye: moléculas importantes para mantener la estructura celular (membrana y citosqueleto); enzimas encargadas del metabolismo energético y de la formación de compuestos funcionales (proteínicos y esteroideos), así como moléculas reguladoras de la homeostasis acidobásica, hidroelectrolítica, osmolar y térmica. La vida debe mantenerse a través de la formación de macromoléculas, ya que de otra manera habría un aumento no compensado de la entropía que determinaría su desaparición. La reproducción celular garantiza entonces que el ciclo entrópico se repita de manera constante y regular. Cuando la generación de energía se altera por falta de abasto de materia prima, o por uso defectuoso de ésta, los ciclos reproductivos celulares cesan hasta que se restablece el equilibrio energético. Se presentan condiciones similares a éstas cuando se produce una descompensación en la entropía por exceso de destrucción de materia estructural o de regulación del metabolismo, o ambas cosas. 16 Sección I • Bases para el estudio del crecimiento Lo anterior explica por qué un individuo que debería mantener un signo positivo de crecimiento puede disminuir la intensidad de éste o frenarlo de manera transitoria para expresar un signo neutro de crecimiento o incluso un signo negativo, siempre con la finalidad de poder mantener la función y preservar la vida. La regulación genética significa entonces la existencia de sistemas cibernéticos de genes relacionados entre sí, de modo que la generación de una proteína y la regulación de su producto metabólico mantengan el orden y el equilibrio de cada una de las reacciones metabólicas. Una de las principales características del crecimiento es que cada clona celular muestra ritmo y velocidad de crecimiento determinados, y presenta etapas precedentes de diferenciación y especialización distintas en esencia a las de otras clonas celulares, por lo que parece obvio que los genes que controlan el crecimiento, desarrollo y proliferación poseen expresión temporal y organospecífica. En otras palabras: Para cada estadio de crecimiento y diferenciación celular, un número determinado de genes se encuentra activo en transcripción, y otro número en reposo o inactivo Si se toma en cuenta que, con excepción de las células constituyentes del sistema inmunitario, todas las células del organismo contienen la misma información genética (es decir, que el ácido desoxirribonucleico es exactamente el mismo en ellas, y que, por tanto, todas son potencialmente capaces de elaborar cualquier sustancia necesaria para la vida), resulta evidente que en cada clona celular y aun en cada célula en particular se expresan de manera funcional sólo algunas de las características genéticas, ya sea en forma temporal o permanente durante la vida. Por ejemplo, en neuronas, células endocrinas del páncreas y germinales del ovario, la expresión de los genes que inducen crecimiento se produce temporalmente durante la etapa temprana del desarrollo, y después se bloquea durante el resto de la vida de la clona, mientras que la expresión de los genes que producen diferenciación y especialización se genera en etapas posteriores a las de crecimiento. Con seguridad, los genes que inducen crecimiento celular, y que en ambos sexos parecen integrar, por lo menos de modo parcial, el brazo corto del cromosoma X, son semejantes en los tres tipos celulares, pero aquellos que inducen diferenciación son distintos. Se estima que cada célula somática haploide contiene alrededor de 100 000 genes idénticos para todos los tipos celulares, pero de modo funcional sólo expresa un porcentaje de ellos. Por ejemplo, los hepatocitos expresan sólo 10 a 30% de su material genético, en tanto que algunas neuronas pueden expresar entre 50 y 75 por ciento. Si bien existen genes que por lo general se expresan en todos los tipos celulares (mantenimiento de la membrana y del citosqueleto, producción de energía y otras funciones celulares básicas para la supervivencia), otros sólo lo hacen en determinados fenotipos celulares. Entonces, aunque en la actualidad se desconozcan muchos de los mecanismos intrínsecos de la fisiología genética, es innegable que la especialización tisular es un sistema complicado de regulación específica, que para cada célula en particular organiza la expresión temporal o definitiva de varios de los distintos genes, y que no sólo varía de un tejido a otro, sino que muestra diferentes etapas de organización. Pese a que en este capítulo no se pretende detallar la complejidad en la regulación de la expresión genética celular, vale la pena enfatizar algunos aspectos básicos relacionados con ésta. El ácido desoxirribonucleico contiene la unidad básica de la información genética y está integrado a proteínas nucleares específicas de características básicas (histonas) y acidas (no histonas), las cuales recubren longitudes variables del material genético y permiten o no su copia para generar ácido ribonucleico (RNA), y en consecuencia regulan la capacidad de expresión de este fragmento para cada tipo celular y para un momento determinado. En algunos sistemas celulares se ha demostrado que la unión de la hormona con el receptor citoplásmico (en especial para hormonas esteroideas) depende de que una nucleoproteína acida modifique su unión con el ácido desoxirribonucleico y permita así la expresión de un segmento específico de la información genética, con lo cual se genere un ácido ribonucleico mensajero que induzca las síntesis de una proteína metabólicamente funcional y de otro receptor citoplásmico. Entonces se requieren dos tipos de regulación de la expresión genética: 1. El dependiente de las nucleoproteínas acidas, que permiten o no que una porción de ácido desoxirribonucleico sea sensible de expresarse funcionalmente (ácido desoxirribonucleico descubierto), y que en parte tiene relación con las características iónicas y acidobásicas que existen dentro del compartimiento intranuclear, las cuales pueden modificarse a su vez por receptores de la membrana nuclear. Capítulo 3 • Genética del crecimiento 2. El dependiente de la activación del genoma, una vez que las nucleoproteínas aislantes han sido removidas (transcripción), y cuyo funcionamiento ha tratado de explicarse con base en la teoría de Jacob y Monod, conocida como "Teoría del operan" y modificada en 1969 por Britten y Davidson para explicar la regulación genética aplicable a organismos superiores con procesos complejos de regulación enzimática múltiple. Generación de ácido desoxirribonucleico descubierto Aunque la configuración de doble hélice alfa en que está contenida la secuencia de bases púricas y pirimídicas constituye el fundamento anatómico del genoma, la regulación de su expresión depende de la serie de plegamientos que se llevan a cabo con las histonas como ejes y que permite la constitución de nucleosomas (fig. 3-4). 1. Nucleosomas. La doble hélice alfa gira alrededor de un centro constituido por cuatro pares de histonas (H-2A, H-2B, H-3 y H-4), de manera que cada 140 a 160 pares de bases y las ocho histonas conforman una estructura funcional y anatómica cuya función principal es reprimir la capacidad de expresión genómica (figs. 3-4 y 3-5). Es en el nucleosoma donde los factores de transcripción se unen para iniciar la activación de la expresión del genoma y, por tanto, esta conformación puede considerarse la unidad básica funcional de la expresión genotípica. Entre un nucleosoma y otro se encuentra una histona (Hl) unida a 20 a 60 pares de bases con estructura de doble hélice alfa, los cuales a su vez constituyen la base para un nuevo plegamiento en espiral que origina al selenoide. 2. Selenoide. El material genético se "empaqueta" alrededor de una matriz de proteínas no histonas, de modo que cada giro del selenoide está integrado por seis nucleosomas (960 a 1 320 pares de bases, con una media de 1.2 kilobases, kb; fig. 3-4). 3. Núcleo de interfase. El selenoide a su vez se pliega de manera irregular para formar "asas" unidas en intervalos de 10 a 100 kilobases (fig. 3-4); finalmente, la condensación de éstas constituye al cronómero. 4. Cronómero. Es el fundamento de las bandas cromosómicas que se observan microscópicamente al realizar un cariotipo. 17 Para que los factores de transcripción actúen sobre el nucleosoma se requiere que las histonas permitan un "desplegamiento transitorio" de la doble hélice del ácido desoxirribonucleico, con base en las características acidobásicas, y eléctricas y osmolares del contenido nuclear. Sin embargo, algunos segmentos del ácido desoxirribonucleico pueden permanecer "permanentemente plegados"; esto evita la posibilidad de transcripción debido a la existencia de un ácido desoxirribonucleico cubierto. Se puede concluir entonces que la capacidad de expresión genética de cada célula o de cada clona celular, parece radicar en la especificidad del nucleosoma para permitir la unión y función de los factores iniciadores de la transcripción. Factores iniciadores de la transcripción Jacob y Monod proponen que el gen operador con sus respectivos genes estructurales se activa cuando el gen represor pierde su efecto luego de unirse a un agente inductor que lo bloquea. Britten y Davidson sugieren que el agente inductor actúa cuando se pone en contacto con una porción del ácido desoxirribonucleico "descubierto o desnudo" en el que se encuentran genes "sensor-integrados", los cuales al activarse generan replicación de ácido desoxirribonucleico y producen un ácido ribonucleico activador; éste actúa a su vez como un gen inductor sobre otra porción del ácido desoxirribonucleico y hace que se activen uno o varios genes (denominados "receptores"). Los genes receptores activados generan una señal mediante cambios iónicos y de pH, para que se exprese una tercera parte del genoma que contiene los genes productores de un ácido ribonucleico mensajero específico. Este último inducirá entonces la síntesis ribosómica de una o varias proteínas específicas. De ese modo, la activación o inactivación de la transcripción está a cargo de las proteínas integradas a la molécula de ácido desoxirribonucleico, esto es, a través de nucleoproteínas histonas y no histonas. Este modelo es muy útil para entender los estadios ontogénicos tempranos que se caracterizan por la producción de una misma proteína reguladora en varias clonas celulares, y así se presupone que existe homología funcional en la región de reconocimiento de los genes receptores; es decir, un solo factor inductor de la replicación de ácido desoxirribonucleico actúa sobre varias regiones "descubiertas" del genoma que contiene genes "sensores". Bajo este tipo de control, el huevo fecundado inicia su proliferación celular. Aunque en seres humanos no se ha establecido el origen de este agente, se sabe que en el huevo no fecundado de 18 Sección I • Bases para el estudio del crecimiento Fig. 3-4. Plegamientos del material genético. erizos de mar existe ácido ribonucleico mensajero citoplásmico "inactivo", y que en el momento de la fecundación se introducen proteínas paternas que activan al ácido ribonucleico acumulado, el cual actúa como agente inductor universal; así se origina la mayor parte de la síntesis de proteínas que regulan las primeras etapas de proliferación celular del embrión. Si estos datos se extrapolan a la condición humana, es posible suponer que existe información citoplásmica almacenada en forma inactiva (evidentemente de origen materno) en el huevo no fecundado y que, cuando en éste penetra la cabeza del espermatozoide, el ácido ribonuclei- Fig. 3-5. Constitución del nucleosoma. El ácido desoxirribonucleico (DNA) se enreda alrededor de un grupo de ocho histonas. co citoplásmico sé activa mediante productos de origen paterno, con lo cual se genera un agente inductor. Existen dos posibilidades sobre la formación del agente inductor: 1. Una proteína de origen paterno activa el ácido ribonucleico mensajero de origen materno, el cual se transforma en el agente inductor. 2. Un ácido ribonucleico mensajero de origen paterno se acopla al de origen materno y lo complementa; así se genera un ácido ribonucleico mensajero "mixto" que podría funcionar como agente inductor. Este agente es el posible encargado de que los genomas materno y paterno se mezclen y complementen mediante la inducción de divisiones meióticas, y de que al mismo tiempo se generen porciones de "ácido desoxirribonucleico descubierto" que, por los cambios iónicos mostrados en el momento de la fecundación, ocasionen activación de los genes "sensor-integrados", generación de ácido ribonucleico activador, activación de los genes receptores y formación del ácido ribonucleico mensajero responsable de la síntesis de enzimas que facilita los procesos de crecimiento y división celular. Conforme avanza el proceso de diferenciación celular que acompaña al crecimiento del embrión, es probable que algunos genes receptores se vuelvan refractarios al estímulo del ácido ribonucleico "activado" y se inicie el proceso de especificidad. Esa diferenciación implica que una porción de ácido desoxirribonucleico previamente descubierta por nucleoproteínas se transforme en ácido desoxirribonucleico "cubierto", y que se genere un nuevo tipo de ácido ribonucleico "activado" que se reco- Capítulo 3 • Genética del crecimiento noce específicamente por una región del genoma que contiene genes receptores (denominados "secundarios") no activados de manera previa. Estos genes "receptores secundarios" producen modificaciones en las proteínas nucleares y dejan descubiertas regiones de genes productores antes inactivos que, al contacto con las nuevas condiciones iónicas, generan ácido ribonucleico mensajero para la síntesis de proteínas, ahora específicas de la clona celular, y de las cuales depende la expresión de la diferenciación celular. Las clonas celulares en que los genes dirigen la síntesis de proteínas reguladoras parecen poseer un mismo gen "sensor-integrado" capaz de activar varios genes productores a la vez e iniciar así la síntesis de varios ácidos ribonucleicos mensajeros que den origen cada uno a una de las 10 enzimas distintas del ciclo de la urea. Se entiende así que la expresión final de la activación de un gen "sensor-integrado" es la síntesis de uno o varios polipéptidos sin función específica; mientras que la expresión final de la activación de un gen "productor" es exclusivamente la síntesis de un polipéptido. En este punto radica la importancia de la teoría de Britten y Davidson, ya que es capaz de explicar tanto las funciones comunes a todas las clonas celulares, como las específicas para cada una, esto es, las bases del proceso de diferenciación celular. Los polipéptidos sintetizados poseen funciones específicas, entre ellas, ser componentes estructurales de la célula, receptores de mensajeros autocrinos, paracrinos y endocrinos, transportadores y reguladores de la acción de moléculas orgánicas, anticuerpos, reguladores de efectos metabólicos, etc. Sin embargo, debe considerarse la posibilidad de que el péptido sufra cambios postranscripcionales para generar una acción específica, como sucede en el caso de la mayoría de las hormonas polipeptídicas. Por ejemplo, la proopiomelanocortina, que después de sintetizarse como polipéptido puede dividirse y generar una de las siguientes sustancias: endorfinas y hormonas suprarrenocorticotrópica (ACTH) y estimulante de melanocitos (MSH). Las mutaciones en el ámbito de los genes "sensor-integrados", del ácido ribonucleico activador o de los genes "receptores" pueden ocasionar falta de producción de uno o varios polipéptidos; en cambio, las mutaciones en el ámbito de los genes "productores" pueden originar falta de síntesis de un solo polipéptido, estructural o funcional, y desembocar en alteraciones de la actividad celular que a su vez ocasionen manifestaciones clínicas indicadoras de un trastorno específico, como sucede en 19 enfermedades secundarias a falta de generación o acción anormal de una o varias enzimas, que se denominan "errores innatos del metabolismo". En la actualidad se conocen varios de los factores iniciadores de la transcripción y su secuencia funcional, la cual, aunque no es idéntica en todos los casos, puede explicarse de manera esquemática de acuerdo con el modelo que se presenta a continuación (fig. 3-6). 1. La "región TATA", denominada así por su alto contenido de adenina y timina, se encuentra separada del primer exón por 25 a 30 pares de bases. En este lugar reside la actividad intrínseca del ácido desoxirribonucleico para iniciar un proceso de transcripción; por ello, se le considera el sitio "promotor basal o inicial". Parece lógico suponer que, como su funcionalidad depende de la orientación y posición del material genético, se localice en un sitio de ácido desoxirribonucleico descubierto, el cual debe hallarse en los pares de bases situados entre los nucleosomas. 2. Para iniciar la regulación de la transcripción del precursor de ácido ribonucleico o ácido ribonucleico heteronuclear, debe formarse un complejo funcional entre la región TATA y por lo menos siete factores activadores de la transcripción, conocidos como proteínas fijadoras de la región TATA (TBP, del inglés TATA binding proteins). A. En orden cronológico, el primer factor que interviene es el denominado II-D cuya función es reconocer la región TATA; ésta debe activarse y servir de enlace entre la polimerasa-II (que regula la velocidad de la transcripción) y las otras proteínas fijadoras de la región TATA (responsables de la especificidad del segmento de ácido desoxirribonucleico descubierto que se transcribirá para sintetizar finalmente una proteína determinada y específica; fig. 3-7). B. Una vez formado el complejo TATA + IID, los factores II-A y II-B se unen para constituir el complejo DAB. La especificidad de la transcripción génica depende de la proteína II-B, ya que en este sitio se unen los "coactivadores de la transcripción" (hormonas esteroideas o proteínicas, metabolitos, etc.), es decir, los factores reguladores no genéticos que señalan la necesidad de iniciar la síntesis de una o más proteínas requeridas en la regulación funcional del organismo (fig. 3-7). 20 Sección I • Bases para el estudio del crecimiento Fig. 3-6. Interacción de los factores iniciadores de la transcripción con fragmento de "DNA desnudo" del material genético. C. Luego de la formación del complejo DAB, identificando específicamente la región genómica a transcribir, debe iniciarse la formación del ácido ribonucleico heteronuclear. Para ello, en el ámbito de la proteína II-D, se une un dímero formado por la polimerasa-II y la proteína II-F; esto origina un polímero conocido como "complejo DABpdF" o también como proteínas relacionadas con proteínas fijadoras de la región TATA (TAF, del inglés TATA binding protein associaied proteins) o como "coactivadores de la transcripción" (fig. 3-7). D. Finalmente, en el ámbito del dominio carboxilo terminal y en específico en la región de repetición del heptapéptido (Tyr-SerPro-Thr-Ser-Pro-Ser) de lapolimerasa, ésta se fosforila después de su asociación con DAB; así se facilita la elongación de la transcripción. Sin que se haya dilucidado por completo su función, es necesaria la presencia de las proteínas II-E, II-H y II-J para constituir el complejo basal de transcripción que se encarga de la lectura de un sitio predeterminado del ácido desoxirribonucleico (fig. 3-7). 3. Activada la región TATA por el complejo basal de transcripción, es necesario descubrir una región de ácido desoxirribonucleico previamente unida a histonas (nucleosoma), y para ello se requiere de la activación tanto de los "elementos promotores proximales" (encargados de la transcripción tisular inespecífica) como de los "elementos incrementadores" o "promotores de realce" (aumento de la transcripción tisular específica), en muchos casos debido a la unión de los "coactivadores de la transcripción" o "elementos reguladores hormonales" (estrógenos, progesterona, glucocorticoides, testosterona, hormonas tiroideas, vitamina D, retinoides, insulina, etc.; fig. 3-6). 4. Bajo la acción de los elementos antes mencionados, la transcripción del ácido desoxirribo nucleico descubierto origina un ácido ribonucleico heteronuclear o inmaduro, que requiere de la adición de 7-metil-guanosina en su extremo 5' (para asegurar su estabilidad), de la poliadenilación en el extremo 3' (200 a 500 ade- Capítulo 3 • Genética del crecimiento 21 Fig. 3-7. Secuencia de interacción de los factores iniciadores de la transcripción para generar ácido ribonucleico (RNA). ninas en secuencia lineal) y de la remoción de intrones para dar origen a un ácido ribonucleico maduro (fig. 3-8). 5. La eliminación de intrones y la poliadenilación posibilitan la generación de distintos ácidos ribonucleicos mensajeros maduros a partir de un solo ácido desoxirribonucleico. Así, por ejemplo, el mismo ácido desoxirribonucleico puede ocasionar la síntesis de calcitonina en las células C de las paratiroides, cuando se transcribe la información contenida en los exones 1 a 4 del gen y se pierde la del exón cinco; mientras tanto, en las neuronas centrales la remoción del exón cuatro con expresión del exón cinco dará origen al péptido relacionado con el gen de la calcitonina. 6. Una vez constituidos, ya sea uno o más ácidos ribonucleicos mensajeros, se unen a la fracción 40S de los ribosomas, al ácido ribonucleico ribosómico 18S y finalmente a la fracción 60S, para iniciar la traducción genética o síntesis de proteínas y producir un péptido inmaduro, pos- terior a la remoción del péptido señal (20 a 30 aminoácidos hidrofóbicos; fig. 3-8). 7. El péptido inmaduro se traslada al aparato de Golgi y ahí, a través de fosforilación, glucosi-lación, acetilación, sulfatación u otros cambios, dará origen al péptido maduro, el cual se almacena para luego ser vertido a la célula o al espacio extracelular (intersticial o vascular) mediante secreción. Todo proceso de diferenciación celular implica un efecto de "compartimentalización"; es decir, en cada tejido funcionan diferentes genes, según la etapa de desarrollo ontogénico de la clona celular, lo cual habla en favor de la existencia de un "momento crítico" para poner en acción a un gen o a un grupo de genes. En otras palabras, del "momento crítico" de generación del gen o los genes necesarios, y de la adecuada síntesis de los polipéptidos requeridos en cada etapa de desarrollo, dependerá la normalidad de la organización, interrelación y función de cada célula para poder constituir "siste- 22 Sección I • Bases para el estudio del crecimiento Fig. 3-8. Formación de una proteína funcional a partir del ácido desoxirribonucleico (DNA). mas funcionales", ya sea tejidos, órganos, aparatos y, finalmente, organismos capaces de realizar funciones que posibiliten la homeostasis ante su ambiente y la reproducción. A todo lo anterior, debe agregarse que el genoma no sólo controla los momentos críticos del crecimiento, sino que también regula su detención. Aunque en la actualidad no existen estudios que expliquen cómo se determina el cese del crecimiento ni cuáles son los factores involucrados en esta regulación, es evidente que el fenómeno del crecimiento se exprés1» como "todo o nada" para cada célula en particular, y que el control del crecimiento pluricelular se encarga del aumento de volumen de cada tejido y del organismo en su conjunto. En condiciones ideales, el crecimiento en el ámbito celular debe alcanzar un "máximo", pero en ámbitos organizativos complejos (tejido, órgano, aparato, sistema, organismo) debe adecuarse al ambiente; por ello, en ausencia de factores limitantes sólo alcanzará un "óptimo", el cual es con mucho inferior al "máximo", y además conforme avanza la edad observa velocidades progresivamente menores (con excepción de la etapa de la pubertad). Así, por ejemplo, en relación con el tamaño alcanzado, es posible señalar lo siguiente: 1. Si todas y cada una de las células que se originan a partir del óvulo fecundado crecen a su capacidad "máxima", al terminar el primer mes de vida intrauterina el embrión tendrá un volumen alrededor de 8 000 veces superior al del óvulo inicial; de hecho, esta situación se observa en condiciones fisiológicas. Capítulo 3 • Genética del crecimiento 2. Sin embargo, si este mismo crecimiento "máximo" se mantuviera hasta alcanzar la edad adulta, el organismo así generado tendría un volumen cuya arista equivaldría a ¡128.35 km elevada a la potencia 1 100 años luz!, por lo que sus requerimientos energéticos serían imposibles de satisfacer. Compréndase entonces la importancia de limitar el crecimiento fetal de manera que al término de la gestación el producto posea un peso medio de 3 kg y una longitud media de 50 cm, y una velocidad máxima, en términos de incremento de talla, de 107 cm/ año en la semana 20 del embarazo. 3. Aun si se piensa en términos de crecimiento posnatal, es evidente que la velocidad de crecimiento cada año es menor a la observada en el periodo previo y que, por tanto, al término del crecimiento se alcanza una estatura media de 176 cm para varones y de 164 cm para mujeres, en lugar de 375 cm en mujeres y 450 cm en varones que se obtendrían si la velocidad de crecimiento del primer año de la vida (media de 25 cm por año) se mantuviera hasta los 1'5 y 18 años, respectivamente. Además, debe tomarse en cuenta que a las características genéticas ("máximas" o genotipo) y a la regulación neuroendocrina ("óptimo" o fenotipo) se agregan condiciones ambientales, nutricias y orgánicas, que al limitar el crecimiento con intensidad y periodicidad variables producen como resultado final una estatura real (epigenotipo), la cual representa exclusivamente el equilibrio alcanzado por cada individuo durante las diferentes fases de adaptación a su medio. Entre mayor es la cantidad de factores adversos que actúan durante la fase de crecimiento, menor es la estatura alcanzada. Pero las características genotípica y fenotípica que se transmiten a los descendientes permitirán a éstos obtener una estatura mayor que la de sus padres en la medida en que disminuya la frecuencia, intensidad, o adición-potenciación de uno o varios factores limitantes del crecimiento. Poblaciones que alcanzan estaturas bajas representan al principio la existencia de individuos que debieron limitar su crecimiento para mantener la homeostasis corporal y poder sobrevivir ante situaciones inadecuadas, y cuyo epigenotipo es tan "chaparro" de manera inversamente proporcional a su estado general de salud, por lo menos durante la infancia. La estatura que se observa en la población infantil de México al momento de ingresar a la escuela primaria es un ejemplo de lo anterior. Los 23 porcentajes que se señalan en el cuadro 3-1 representan la cantidad de niños cuya talla muestra más de dos desviaciones estándar por debajo de la media poblacional. Si se asume que lo habitual para una población sana es alcanzar una estatura que no presente más Cuadro 3-1. Estatura de la población infantil mexicana durante su ingreso a la escuela primaria en 1993. El asterisco (*) indica que el número de sujetos afectados es mayor de 10% de la población infantil Fuente: Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia. Primer censo nacional de talla: en niños de primer grado de primaria. México: Secretaría de Educación Pública, 1994. 24 Sección I • Bases para el estudio del crecimiento de dos desviaciones estándar por debajo de la media en 97% de los individuos, es evidente, y así se observa en el cuadro 3-1, que ningún estado de la República Mexicana permite a sus habitantes condiciones generales adecuadas de salud, y que en algunos lugares los afectados constituyen más de 10% de la población infantil. Así entonces, es posible señalar que: El genoma se expresa en toda su potencia en la medida en la que el ambiente es favorable LECTURAS RECOMENDADAS Berg P. Dissections and reconstructions of genes and chromosomes. Science 1981 ;213:296. Britten J, Davidson EH. Gene regulation for higher cells. A theory. Science 1969;165:349. Conaway RC, Conaway JW. General initiation factors for RNA polymerase II. Annu Rev Biochem 1993;62:161. Darnell JR. Variety in the level of gene control in eukaryotic cells. Nature 1982;297:365. Davidson EH, Britten RF. Regulation of gene expression: possible role of repetitive sequences. Science 1979; 204:1052. Dillon N, Grosveld F. Transcriptional regulation of multigene loci: multilevel control. Trends Genet 1993;9:134. Eisenstein BI. The polymerase chain reaction: a new method of using molecular genetics for medical diagnosis. N EnglJMed 1990;322:178. Felsenfeld G. Chromatin as an essential part of the tran scriptional mechanism. Nature 1992;355:219. Greenblatt J, Nodwell JR, Masón SW. Transcriptional antitermination. Nature 1993;354:401. Harrison SC. A structural taxonomy of dna-binding domains. Nature 1991;353:715. Hunter T, Karim M. The regulation of transcription by phosphorilation. Cell 1992;70:375. Jacob F, Monod J. Genetic regulatory mechanisms in the synthesis of proteins. J Molec Biol 1961;3:318. Maniatis T, Goodbourn S, Fischer JA. Regulation of inducible and tissue-specific gene expresión. Science 1987; 236:1237. Maniatis T. Mechanisms of alternative pre-mRNA splicing. Science 1991;251:33. Mitchell PJ, Tijan R. Transcriptional regulation in mammalian cells by sequence specific DNA binding proteins. Science 1989;245:371. Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia. Primer censo nacional de talla: en niños de primer grado de primaria. México: Secretaria de Educación Pública, 1994. Whale E, Keller W. The biochemistry of 3'-end clavage and polyadenylation of messenger RNA precursors. Annu Rev Biochem 1992;61:419. Capítulo 4 Bases neuroendocrinas del crecimiento El crecimiento es un proceso multifactorial que implica: 1. 2. 3. 4. Replicación Hipertrofia Formación y secreción de tejido intercelular Diferenciación morfológica y funcional (p. ej., la formación de capas embrionarias germinales durante la gestación) 5. Migración ordenada de las células a sitios ana tómicos definidos 6. Condensación celular para formar unidades anatomofuncionales (tejidos, órganos, etc.) 7. Muerte celular programada En términos generales, la acción de esos factores se realiza a través de una o más de las siguientes funciones (fig. 4-1): 1. Aumentan la velocidad de división al reducir la duración del ciclo celular. En aquellas clonas celulares en que esto se ha cuantificado, se reduce de 14 días a 8 horas; es decir, la velocidad de citoduplicación se aumenta hasta 67 veces 2. Potencian el efecto de otras hormonas o factores de crecimiento, o ambos, al aumentar la sensibilidad de una o varias clonas celulares, tanto en relación con el crecimiento como en la diferenciación y adquisición de funciones Estos procesos requieren de una comunicación intercelular precisa y activa que está regulada por las interacciones celulares locales (autocrinas y paracrinas) y sistémicas (endocrinas) a través de los factores de crecimiento. Si bien el crecimiento está determinado principalmente por las características genéticas del individuo, la regulación de su velocidad, ritmo y momento dependen en esencia de moduladores neuroendocrinos, los cuales requieren condiciones ambientales adecuadas para su acción, o en otras palabras: Los factores de crecimiento estimulan el desarrollo y el crecimiento, y mantienen la viabilidad celular sólo si los medios intracelular y extracelular son adecuados para la expresión de las características genéticas y de las funciones metabólicas y energéticas en ese momento celular en particular Fig. 4-1. Acción de los factores de crecimiento. 25 26 Sección I • Bases para el estudio del crecimiento 3. Inducen la síntesis de factores endocrinos, paracrinos y autocrinos, los cuales regulan viabilidad, funcionamiento y muerte celular. Los factores de crecimiento fueron identificados por primera vez en 1906 por Carnot y Deflandre, cuando se describió la existencia y la acción de la eritropoyetina; sin embargo hasta 1961, cuando Levi y Montalcini describieron el "factor de crecimiento nervioso", se reconocieron como mediadores de las características genéticas que regulan el crecimiento celular. El nombre de cada uno de los más de 50 factores conocidos hasta ahora deriva exclusivamente del tejido en que se aislaron por primera vez o sobre el que se demostró su efecto; pero, aunque en la actualidad se respeta esta denominación, se conocen muchas otras funciones y sitios de acción, e incluso se han podido integrar sistemas que involucran a dos o más mediadores neuroendocrinos. Las características generales de la mayoría de los factores de crecimiento son: 1. Constituyen moléculas pequeñas de origen proteínico, cuyo peso molecular varía entre 5 000 y 25 000 kDa. 2. Tienen efectos similares sobre clonas celulares de origen embriológico común; pero pueden tener otras funciones (incluso antagónicas) en otros tipos celulares. 3. Sus receptores, de origen glucoproteínico, se localizan en la membrana celular externa, y la formación del complejo "factor de crecimiento-receptor" determina la especificidad de sus efectos biológicos (fig. 4-2). 4. El complejo activo se internaliza por endocitosis, y determina la especificidad de sustrato para receptores localizados en núcleo, ribosomas, mitocondria y citoplasma. 5. Los efectos sobre la hipertrofia celular, hiperplasia celular, y probablemente otras funcio nes, se logran con concentraciones de billonésimas de mola(l X 10-12), es decir, tienen una gran potencia biológica. Según O'Mally y Schrader: "Si el paladar fuera tan sensible a los sabores como los receptores a las hormo nas, seríamos capaces de detectar 1 mg de azú car disuelta en una piscina de agua". Debido a que en la práctica es imposible describir los efectos de todos y cada uno de los factores de crecimiento, sólo se exponen algunos de los mejor caracterizados. A continuación se describe el sistema de la hormona de crecimiento (GH); luego se menciona el efecto de algunos de los factores con acción paracrina y autocrina, y posteriormente se ejemplifica la regulación de un crecimiento tisular específico. SISTEMA DE LA HORMONA DE CRECIMIENTO El sistema de la hormona de crecimiento consiste en una serie de factores que, por lo menos en parte, regulan el crecimiento longitudinal armónico del organismo, y que en la actualidad se sabe que está constituido por (fig. 4-3): 1. Factores pretalámicos e hipotalámicos que regulan la secreción pulsátil de hormona de crecimiento. 2. Hormona de crecimiento, regulación hipofisaria de su síntesis y secreción, proteínas transportadoras específicas, y receptores periféricos para ella. 3. Factores de crecimiento tipo insulina, sus proteínas transportadoras y receptores tisulares para éstas. Regulación de la secreción de la hormona de crecimiento Fig. 4-2. Mecanismos de acción intracelular de los factores de crecimiento. La liberación de hormona de crecimiento está influida de manera directa por el equilibrio entre la hormona liberadora de hormona de crecimiento (GHRH) hipotalámica y la somatostatina (SS) que llegan a la hipófisis a través de la circulación portal hipotalamohipofisaria (fig. 4-4). La hormona liberadora de hormona de crecimiento, codificada en el cromosoma 20, se sinteti- Capítulo 4 • Bases neuroendocrinas del crecimiento 27 Fig. 4-3. Eje funcional del factor de crecimiento tipo insulina-1 (IGF-1). GHRH = hormona liberadora de la hormona de crecimiento. za en los núcleos arqueado y ventromedial del hipotálamo como una preprohormona, a partir de la cual se genera el péptido activo de 40 aminoácidos (también se ha descrito una forma de 44 aminoácidos). En el somatotropo se une a un receptor de membrana de 26 kDa y, a través del aumento de valores intracelulares de monofosfato de adenosina cíclico (cAMP), facilita la transcripción del gen de hormona de crecimiento; además produce un aumento en las concentraciones de calcio, lo cual facilita su liberación. Estos efectos se deben de modo predominante a la acción de los primeros 29 aminoácidos de la molécula de hormona liberadora de hormona de crecimiento. La somatostatina consiste en un péptido de 14 aminoácidos, sintetizado en el núcleo periventricular, que en el somatotropo hipofisario inhibe la liberación de calcio y así produce hiperpolarización de la membrana posterior a un aumento de la permeabilidad al potasio, con lo que bloquea la secreción de hormona de crecimiento. También evita incremento en las concentraciones intracelulares hipofisarias de cAMP. El predominio del efecto de la hormona liberadora de hormona de crecimiento produce un epi- sodio agudo de liberación de esa hormona y la somatostatina, por el contrario, bloquea por completo esa liberación; de ese modo, un "pulso secretor" de hormona de crecimiento depende de la existencia concomitante de concentraciones altas de dicha hormona liberadora y concentraciones bajas de somatostatina. En condiciones fisiológicas, durante la etapa de crecimiento con signo positivo se produce una secreción aguda de hormona de crecimiento cada tres a cuatro horas y en la vida adulta se origina un pico cada cuatro a seis horas. Asimismo, existe un proceso intrincado que regula la secreción de hormona liberadora de hormona de crecimiento y somatostatina; ese proceso aún no está bien determinado, pero sus características principales se muestran a continuación. La secreción de hormona liberadora de hormona de crecimiento se estimula por concentraciones hipotalámicas elevadas de serotonina, histamina, noradrenalina, acetilcolina y dopamina, y se inhibe por ácido gammaaminobutírico (GABA) y dopamina; por su parte, la secreción de somatostatina se estimula por ácido gammaaminobutírico, noradrenalina, dopamina y hormona de crecimiento, y se 28 Sección I • Bases para el estudio del crecimiento 2. El sistema colinérgico desempeña una función importante en la modulación de hormona de crecimiento. Los bloqueadores muscarínicos inhiben el efecto de hormona liberadora sobre la hormona de crecimiento por incrementar la secreción de somatostatina; por su parte, los agonistas colinérgicos bloquean la secreción de somatostatina y aumentan la de hormona de crecimiento. En la actualidad se piensa que el sistema colinérgico tiene funciones sólo en el ámbito de la somatostatina. 3. En años recientes, un gran número de neuropéptidos ha estado implicado en el control de la secreción de hormona de crecimiento, tanto en el ámbito del hipotálamo como de la adenohipófisis; la hormona liberadora de hormona estimulante de la tiroides (TRH), el péptido intestinal vasoactivo (VIP), la gastrina, la neurotensina y la sustancia P desempeñan una función estimuladora, mientras que la calcitonina, el neuropéptido Y y la hormona liberadora de hormona suprarrenocorticotrópica (CRH) disminuyen su secreción. 4. La galanina, péptido de 29 aminoácidos que se encuentra en concentraciones elevadas en el hipotálamo, aumenta la secreción de hormona de crecimiento y la respuesta hipofisaria a la hormona liberadora de ésta, posiblemente a través de la disminución del tono de somatostatina. 5. Los glucocorticoides tienen un doble efecto. Aunque una dosis única de dexametasona puede bloquear por varios días la secreción de hormona de crecimiento producida por la acción de su hormona liberadora, existe una respuesta inmediata (casi a las tres horas) en la que aumenta esa secreción. inhibe por acetilcolina. Estas interacciones son complejas, por lo que se mencionarán algunos aspectos particulares: 1. La dopamina puede estimular o inhibir la secreción de hormona liberadora de hormona de crecimiento dependiendo de las condiciones en que actúe este neurotransmisor, ya que en situaciones de estrés lo hace a través de metabolitos adrenérgicos. El sistema adrenérgico estimula la secreción de esa hormona liberadora a través de receptores alfa-2; sin embargo, el uso de clonidina (un adrenérgico alfa) aumenta la secreción de hormona de crecimiento no por estimulación de la hormona liberadora sino por disminución de somatostatina. Los adrenérgicos beta aumentan la secreción de somatostatina y en consecuencia disminuyen la de hormona de crecimiento. Además de los factores hipotalámicos ya descritos, existen otros mediadores neuroendocrinos que regulan la secreción hipofisaria de la hormona de crecimiento: 1. En 1988 se identificó el factor hipofisarío específico de transcripción (PIT-1 o GHF-1), constituido por 291 aminoácidos, y se demostró que es indispensable en la generación de las células hipofisarias secretoras (somatotropo, lactotropo y tirotropo), así como en la regulación de los genes de hormona de crecimiento, prolactina y la cadena beta de la hormona liberadora de tirotropina. La respuesta secretora de hormona de crecimiento inducida por receptores de hormonas sexuales, receptores de hormonas tiroideas y glucocorticoides parece estar mediada por PIT-1, y en algunos pacien- Capítulo 4 • Bases neuroendocrinas del crecimiento tes con deficiencia de hormona de crecimiento (acompañada con frecuencia por deficiencia de prolactina, hipotiroidismo e hipoplasia hipofisaria) se ha demostrado la existencia de mutaciones en el exón del gen que codifica para PIT1. En la región 5' del gen GH-N se encuentra el sitio de unión para PIT-1, cuyo efecto parece ser la sensibilización del gen promotor de la hormona de crecimiento. El extremo carboxiloterminal se une al ácido desoxirribonucleico, y en el extremo aminoterminal existen 72 aminoácidos que se encargan de activar la transcripción. 2. El péptido hipofisario activador de adenilciclasa (PACAP), miembro de la familia de secretina-glucagon-péptido intestinal vasoactivo, a través de sus receptores tipo I, aumenta la concentración de calcio del somatotropo y fa cilita la liberación de hormona de crecimiento. 3. Las hormonas tiroideas activan al gen promo tor de la síntesis de hormona de crecimiento. En condiciones de hipotiroidismo o hipertiroidismo se reduce la secreción de hormona de crecimiento, probablemente porque se antagoniza el efecto de su hormona liberadora sobre la adenohipófisis, a pesar de la secreción dis minuida de somatostatina. 4. Los andrógenos y los estrógenos gonadales, producidos de manera natural durante la pu bertad o administrados en dosis farmacológi cas, aumentan la secreción de hormona de cre cimiento, tanto espontánea como inducida por fármacos. 29 5. La hipoglucemia y algunos aminoácidos (arginina, lisina, galanina, etc.) incrementan la secreción de hormona de crecimiento, mientras que la insulina y los ácidos grasos libres la inhiben. De manera experimental se ha observado que luego de un ayuno de cinco días aumenta la concentración sérica de hormona de crecimiento, lo cual coincide con disminución de ácidos grasos e insulina y aumento de aminoácidos circulantes producto de la gluconeogénesis. 6. La secreción de hormona de crecimiento se encuentra profundamente modificada en enfermedades como anorexia nerviosa, obesidad, dia betes mellitus y desnutrición (fig. 4-5). La secreción pulsátil de hormona de crecimiento es un acontecimiento universal en los seres humanos; sin embargo, la amplitud y la altitud de los picos son distintas de un sujeto a otro, de manera que la cantidad producida durante 24 horas o secreción integrada varía según la edad, el sexo y la estatura genética del individuo. Así, por ejemplo, las concentraciones séricas de hormona de crecimiento que se encuentran en la circulación sistémica aumentan de manera significativa desde el inicio de la pubertad, es decir, cuando se observa el estadio II de maduración de Tanner y Whitehouse, y hasta que se alcanza una maduración correspondiente al estadio IV, al parecer por el efecto de los andrógenos. Sin embargo, existen diferencias notables en el patrón de secreción determinado por andrógenos y estrógenos. Fig. 4-5. Factores que favorecen y que inhiben la producción y acción de los factores de crecimiento tipo insulina (IGF). GH = hormona del crecimiento; SS = somatostatina. 30 Sección I • Bases para el estudio del crecimiento Asimismo, la cantidad de hormona de crecimiento secretada en los estadios 3 y 4 del sueño profundo es mayor en varones prepúberes que en mujeres. En varones, los picos tienen mayor altitud y amplitud, y entre ellos se observan concentraciones básales muy cercanas a 0 ng/dl; en mujeres, existe menor altitud y amplitud de los picos, pero éstos son más frecuentes y entre sí mantienen concentraciones básales elevadas de modo constante (fig. 4-6). Debido a que el patrón pulsátil con picos altos y amplios es más favorable para el crecimiento esquelético, se piensa que en parte la diferencia de estatura entre varones y mujeres se debe a este fenómeno. La secreción total de hormona de crecimiento en 24 horas es mayor en individuos cuya estatura genética se sitúa en las percentilas poblacionales altas (90 a 97) que en aquéllos cuyo crecimiento corresponde a las percentilas poblacionales bajas (3 a 10). Así, la estatura genética u óptima de un individuo parece deberse a la capacidad de secreción diaria de hormona de crecimiento, y a la respuesta del somatotropo hipofisario ante los factores reguladores de la síntesis hormonal en las distintas etapas de la vida (fig. 4-7). Por otro lado, el patrón pulsátil se relaciona con características metabólicas, entre ellas inducción de la síntesis hepática de enzimas como 5-alfareductasa, 5-beta-hidroxilasa y 16-alfa-hidroxilasa, cuyos valores son más altos en varones, y con dis- minución de las concentraciones de fosfolípidos circulantes. Es importante señalar que las pruebas de estimulación de la hormona de crecimiento mediante el uso de fármacos (hormona liberadora de hormona de crecimiento, clonidina, hipoglucemia inducida por insulina, arginina, propranolol, glucagon, etc.) originan un estado agudo de reto que proporciona información parcial sobre la capacidad de respuesta hipotalamohipofisaria del sistema de la hormona de crecimiento, pero esto no muestra las condiciones funcionales fisiológicas que constituyen dicho sistema; por tanto, los resultados no bastan para afirmar de manera categórica la suficiencia o insuficiencia de un individuo para secretar hormona de crecimiento. El uso racional de esas pruebas debe involucrar el análisis de la velocidad de crecimiento del individuo y de su maduración biológica, además de las concentraciones séricas de la proteína transportadora de hormona de crecimiento (GHBP), de los factores de crecimiento tipo insulina y de las proteínas transportadoras de éstos. Síntesis y efectos directos de la hormona de crecimiento El gen para la hormona de crecimiento se localiza en el cromosoma 17, y codifica la síntesis de una proteína que consta de 191 aminoácidos y contiene Capítulo 4 • Bases neuroendocrinas del crecimiento dos puentes disulfuro intracatenarios, cuyo peso molecular es de 22 kDa, aunque se han descrito formas circulantes de 20 kDa. La síntesis de la hormona de crecimiento depende de cinco genes distintos, cada uno con cinco exones (fig. 4-8). 1. El primer gen codifica para una proteína que facilita el transporte de la hormona de crecimiento desde el retículo endoplásmico hacia la membrana. 2. El gen GH-N contiene la información para la síntesis de dos proteínas parecidas: una de 22 kDa, que constituye 90% de la hormona de crecimiento producida; otra de 20 kDa, que carece de los aminoácidos 32 a 46 respecto de la forma 22 kDa y que corresponde sólo a 10% de la hormona de crecimiento circulante. 3. El gen GH-V se encarga de la síntesis de una proteína similar a la hormona de crecimiento (proteína que sólo se produce en la placenta y difiere en 13 aminoácidos de la forma hipofisaria). La estructura cuaternaria de la molécula de hormona de crecimiento es un determinante primario en la unión con proteínas transportadoras o con receptores periféricos: existen tres polipéptidos discontinuos en su molécula que determinan la funcionalidad, y ellos son el asa que se forma entre los residuos 54 y 74, la porción central de la hélice cuatro al carboxiloterminal y la región aminoterminal de la hélice uno. Si bien se cree que la mayoría de las acciones de hormona de crecimiento son mediadas a través del factor de crecimiento tipo insulina-1 (IGF-1), 31 estudios recientes demuestran que la hormona per se puede producir los siguientes efectos: 1. Aumento de la síntesis de proteínas. Esta función se observa en las primeras tres a seis horas, y se caracteriza por aumento de la síntesis sin disminución de la proteólisis; por su parte, el efecto del factor de crecimiento tipo insulina-1 se hace evidente después de 6 a 12 horas de aplicada la hormona de crecimiento, y consiste en disminución del catabolismo de proteínas. Entonces, la acción anabólica neta que se observa parece deberse a una acción intrínseca de la hormona durante las primeras seis horas, y a un efecto mixto (hormona de crecimiento + factor de crecimiento tipo insulina-1) en las siguientes horas, con un equilibrio metabólico neto que depende de las acciones agonistas entre ambas moléculas. 2. En el estado posabsortivo, tiene efectos agonistas con la insulina; aumenta la captación de glucosa en el ámbito celular y disminuye la gluconeogénesis y glucogenólisis. Por el contrario, en el estado posprandial inmediato, aumenta la liberación celular de glucosa por estimulación de la glucogenólisis y gluconeogénesis, y disminuye la captación celular de glucosa dependiente de insulina; en tanto que en las células musculares inhibe la glucogénesis y la oxidación de glucosa y aumenta la oxidación de grasas, con lo que se disminuye la necesidad de degradar proteínas y metabolizarlas oxidativamente a través de la gluco neogénesis. Este último efecto es antagónico con las acciones del factor de crecimiento tipo Fig. 4-8. Grupo de genes de la hormona de crecimiento (GH). Para cada gen, los cuadros oscuros representan las regiones codificantes (exones); los cuadros claros, los intrones. Los cuadros rayados representan las regiones 5' y 3'. GH-N = hormona de crecimiento normal; GH-V = variante que difiere en 14 aminoácidos de GH-N; LP-A y LP-B = loci duplicados que codifican para el lactógeno placentario. 32 Sección I • Bases para el estudio del crecimiento insulina-1, y se controla en parte por aumento en la producción de proteína transportadora de factor de crecimiento tipo insulina-3, la cual sólo permite que menos de 5% de factor de crecimiento tipo insulina-1 se encuentre libre en la circulación y pueda favorecer la captación celular de glucosa. 3. Produce un incremento de glicerol y ácidos grasos libres en plasma por medio de aumento de la lipólisis (a pesar de concentraciones altas de insulina circulante), y favorece la oxidación beta. Por otro lado, parece disminuir de manera transitoria el colesterol transportado por las lipoproteínas de baja densidad (LDL) en 10 a 30% y aumentar el colesterol de lipoproteínas de alta densidad (HDL). Las acciones antilipolíticas de factor de crecimiento tipo insulina-1 disminuyen al aumentar la concentración de proteína transportadora de factor de crecimiento tipo insulina-3. 4. Activa el sistema renina-angiotensina-aldosterona y estimula la actividad de la ATPasa en la bomba de sodio y potasio, con lo que aumenta la retención de agua, potasio, fósforo y se favorece la excreción renal de calcio que provoca su disminución. Sin embargo, estos efectos parecen depender más de la acción del factor de crecimiento tipo insulina-1 que de la hormona misma. Receptor para la hormona de crecimiento El receptor para hormona de crecimiento consiste en una cadena peptídica de 620 aminoácidos, con dominios extracelular de 246 aminoácidos, transmembrana de 24 aminoácidos e intracelular de 350 aminoácidos. El dominio extracelular tiene cinco posibles sitios de glucosilación y siete residuos de cisteína que forman tres puentes disulfuro. La cisteína no sobrante, localizada cerca de la membrana celular puede estar involucrada en la dimerización del receptor, esencial para la activación (fig. 4-9). El dominio extracelular está codificado por los exones 3 a 7; el dominio transmembrana por el exón 8, y el dominio intracelular por los exones 9 y 10 del gen localizado en el cromosoma 5. En pacientes con síndrome de resistencia a la acción de la hormona de crecimiento que se estudiaron en Ecuador (poblaciones de Loja y del Loro), se demostró una alteración en el codón 18 del exón 6 (dominio extracelular), lo cual produce un cambio en la tripleta de bases. Curiosamente, este cambio no origina sustitución de aminoácidos en la molécula del receptor para hormona de crecimiento, ya que cuando ésta se sintetiza in vitro resulta idéntica a la producida en condiciones fisiológicas. Sin embargo, el codón alterado es leído por la célula como una señal de punto final, por lo que a partir de este sitio se suspende la lectura y transcripción del exón 6; esto origina una proteína incompleta y disfuncional que ocasiona una resistencia periférica a la hormona de crecimiento. El número de receptores para hormona de crecimiento en hígado, músculo, tejido adiposo y condrocitos depende de la concentración sérica de la propia hormona de crecimiento. De este modo, las concentraciones bajas se relacionan con menor número de receptores expuestos en la membrana celular, mientras que concentraciones altas, pero dentro de límites fisiológicos, aceleran e incrementan la internalización de los receptores; en ambas situaciones se produce menor acción hormonal. Los esteroides sexuales aumentan los receptores hepáticos, mientras que la desnutrición los disminuye. El complejo hormona de crecimiento-receptor consiste en una molécula de hormona de crecimiento con dos moléculas de receptores unidas a nivel del carboxiloterminal. Inicialmente, la hormona de crecimiento se une a un solo monómero del receptor, a través de 24 aminoácidos localizados en la hélice uno y de toda la hélice cuatro de la hormona; esto ocasiona un cambio conformacional o reacomodo molecular que permite la unión de otro monómero del receptor a 13 aminoácidos de la hélice uno y a toda la hélice tres de la hormona. Así se genera el complejo "dímero del receptor-hormona de crecimiento". Fig. 4-9. Gen del receptor para hormona del crecimiento (cromosoma 5). Capítulo 4 • Bases neuroendocrinas del crecimiento Se piensa que sólo las células indiferenciadas tienen receptores para hormona de crecimiento, lo cual explica su efecto predominante que favorece la diferenciación de células madres; pero una vez diferenciadas, éstas se vuelven insensibles a la hormona de crecimiento y sensibles al factor de crecimiento tipo insulina-1. Por ejemplo, la hormona de crecimiento actúa en precondrocitos pero no en condrocitos, en preadipocitos pero no en adipocitos. La porción intracelular o citoplásmica del receptor de la hormona de crecimiento contiene por lo menos dos regiones distintas desde el punto de vista conformacional y funcional, las cuales son indispensables para que se produzca la activación del receptor y se generen mediadores de los efectos metabólicos (fig. 4-10): 1. La "caja-2", importante para la señal de transducción, consta de 23 aminoácidos, es particularmente rica en serina y posee características hidrofóbicas. En esta región se encuentra la actividad tipo cinasa intrínseca del receptor, que al facilitar la autofosforilación, activa la porción localizada inmediatamente por arriba denominada "caja-1". Fig. 4-10. Mecanismos intracelulares de acción de la hormona del crecimiento. STAT = transductoras señal y activadoras de la transcripción; MAP = proteincinasas activadoras de la mitogénesis; JAK = tirosincinasas tipo Janus. 33 2. La "caja-1" consta de los aminoácidos 280 a 287, y es rica en prolina. En este ámbito, se produce la activación de una serie de proteínas: A. Tirosincinasa perteneciente a la serie de cinasas tipo Janus (cinasa Janus tipo 2). Su activación es inmediata a la unión de la hor mona de crecimiento con el receptor, y su efecto transitorio consiste en facilitar la fos forilación de las tirosinas de la misma proteína y de otras cascadas de autofosforila ción o fosforilación de proteínas celulares. B. Proteínas transductoras de la señal y activadoras de la transcripción (STAT, del inglés signal transducer and activators of transcription), que se activan luego de ser fosforiladas por la cinasa Janus tipo 2 autofosforilada. Las proteínas STAT ya fosforiladas se agrupan para formar dímeros (homodímeros y heterodímeros); éstos se translocan hacia el núcleo en donde se unen a secuencias específicas del ácido desoxirribonucleico que regulan a los genes de citocinas, y por otro lado favorecen los efectos transcripcionales de la hormona de crecimiento. Existe evidencia de que la especificidad de la acción de hormona de crecimiento en cada tipo celular depende de las proteínas STAT activadas (STAT-1, STAT-3, STAT-5), así como de la asociación de homodímeros o de heterodímeros. Por ejemplo, la inducción de isoenzimas del citocromo P-450 en ambos sexos y de la enzima 6-beta-hidroxilasa (que cataliza la 6-beta hidroxilación del ácido litocólico), particularmente en células hepáticas de varones, depende de la proteína STAT-5; en cambio, la transcripción del gen del fac tor de crecimiento tipo insulina-1 depende de la activación de dos promotores que parecen no guardar homología con las STAT tipo 1, 3 o 4, pero se relacionan con la activación de un interferón gamma. C. Activación de las proteincinasas activadoras de la mitogénesis (MAP, del inglés mitogen activatedprotein), miembros de la familia de serina-treonina-tirosina; regulan tanto el crecimiento como la diferenciación. D. La unión de la hormona de crecimiento y el dímero del receptor estimula la forma ción de diacilglicerol. Esto induce fosforilación de la proteincinasa C y, por un lado, produce aumento de la entrada de calcio en la célula y, por otro, en conjunto con la cinasa Janus tipo 2 activa a las cinasas de 34 Sección I • Bases para el estudio del crecimiento las proteincinasas activadoras de la mitogénesis. E. Fosforilación de la cinasa tipo 3 de fosfatidilinositol, por lo general dependiente de insulina, y que aumenta la entrada de glucosa a nivel celular. Proteínas transportadoras de la hormona de crecimiento Se han identificado por lo menos dos proteínas transportadoras de hormona de crecimiento: una posee baja afinidad, tiene un peso molecular de 165 kDa, se une preferentemente a la variante hormonal de 20 kDa y transporta alrededor de 5 a 8% de la hormona de crecimiento circulante; la otra muestra afinidad alta, se une preferentemente a la variante de 22 kDa y se encarga de transportar 40 a 50% de la hormona de crecimiento. Así, queda como libre 24 a 55% de la hormona de crecimiento. La proteína transportadora de hormona de crecimiento con alta afinidad es idéntica en estructura al dominio extracelular del receptor de membrana para hormona de crecimiento, y está constituida por 239 a 246 aminoácidos, principalmente de origen hepático; al parecer se origina por proteólisis específica de la fracción extracelular del receptor para hormona de crecimiento, ya que su síntesis y la del receptor parecen estar codificadas en la misma región genómica. La proteína transportadora de hormona de crecimiento mantiene concentraciones de constancia relativa, que tienden a ser ligeramente superiores durante las mañanas. Las concentraciones de hormona de crecimiento y su proteína transportadora son bajas en el feto; pero a los seis años se duplican y continúan en ascenso de manera paulatina. Las cifras de dicha proteína transportadora son proporcionales a la estatura, el peso y la masa corporal (IMC) del individuo, y se modifican de acuerdo con esta última (disminuyen en desnutrición y pérdida de peso, y aumentan en obesos); asimismo, esas cifras aumentan con el estradiol y disminuyen con la testosterona. Niños con deficiencia de hormona de crecimiento presentan aumento de las concentraciones de proteína transportadora al recibir hormona de crecimiento humana biosintética. La proteína transportadora aumenta la vida media de la hormona de crecimiento de 7 a 27 minutos. Asimismo, existe una correlación inversa entre los valores de proteína transportadora de hormona de crecimiento y la concentración media de hormona de crecimiento durante 24 horas, la amplitud media de sus pulsos y la suma de las amplitudes de los pulsos, así como una correlación directa con las cifras de factor de crecimiento tipo insulina-1. También, los valores de la proteína son inversamente proporcionales a los de las bilirrubinas séricas, y directamente proporcionales a los de la albúmina. Los pacientes ya sea con cirrosis hepática, insuficiencia renal crónica, diabetes mellitus insulinodependiente (DMID), desnutrición o enfermedades agudas, así como de Larón, presentan cifras bajas de la proteína transportadora; esas cifras también se observan sólo en 4.7% de los niños con estatura baja, aunque hay que señalar que el RÍA para dicha proteína sólo detecta al péptido capaz de unirse de modo funcional con la hormona de crecimiento, y no las concentraciones totales. FACTORES DE CRECIMIENTO TIPO INSULINA (IGF) Como ya se mencionó antes, las acciones del sistema de la hormona de crecimiento sobre el crecimiento lineal, y diversas funciones metabólicas, dependen no tanto de la hormona como de los factores de crecimiento sintetizados a través de su mediación. Aunque en un principio se les conoció como "somatomedinas", después recibieron el nombre de factores de crecimiento tipo insulina debido a la homología estructural que por lo menos en uno de ellos existe con esta hormona y particularmente con la proinsulina. Los factores de crecimiento tipo insulina-1 y tipo insulina-2 están constituidos por cadenas polipeptídicas simples con 62% de homología estructural entre ambos; el primero es un péptido básico de 70 aminoácidos con peso molecular de 7 649, y el segundo es un péptido ligeramente ácido de 67 aminoácidos con peso molecular de 7 471. Ambos tienen una homología de 30% con la proinsulina, y se sintetizan como prepropéptidos con un tamaño molecular de 20 a 22 kDa. El gen del factor de crecimiento tipo insulina1 se localiza en el brazo largo del cromosoma 12 y contiene seis exones, de los cuales el 3 y el 4 codifican para el péptido maduro; el gen que codifica para el tipo insulina-2 se encuentra en el brazo corto del cromosoma 11, contiguo al de la insulina, y tiene nueve exones y cuatro promotores adyacentes a éstos. La proteína madura está codificada por los exones 7, 8 y parte del 9. Los genes de ambos factores son marcadamente largos y complejos si se les compara con otras hormonas peptídicas. Los dos factores mencionados actúan sobre células de origen ectodérmico, mesodérmico y endodérmico. De acuerdo con el momento del ciclo Capítulo 4 • Bases neuroendocrinas del crecimiento celular, pueden tener efectos sobre el crecimiento, estimulando su proliferación, diferenciación y funciones celulares específicas durante la fase de síntesis de material genético; en cambio, cuando la célula se encuentra metabólicamente activa, es decir, cuando efectúa procesos de oxidorreducción de nutrimentos, producen efectos metabólicos similares a los de la insulina, sobre todo en células con capacidad proliferativa o de función específica. Ambos factores son sintetizados de manera autocrina y paracrina, especialmente por células de origen mesodérmico, y su expresión local está regulada por el gradiente de desarrollo del tejido. Factor de crecimiento tipo insulina-1 El factor de crecimiento tipo insulina-1 está regulado de manera directa por la hormona de crecimiento y se produce en hígado (in vitro) después de 12 a 24 horas de acción de la hormona, la cual también favorece su expresión tisular local. Sin embargo, en el ámbito hipofisario, este factor posee un efecto de retroalimentación negativa para la secreción de hormona de crecimiento. Otras hormonas hipofisarias regulan la producción y secreción local de este factor. Por ejemplo, la hormona estimulante de la tiroides induce aumento de las cifras del factor tipo insulina-1 en las células del folículo tiroideo; la hormona luteinizante (LH) y la gonadotropina coriónica humana (HCG) estimulan la producción en células de la granulosa y en células de Leydig; la hormona foliculostimulante (FSH) promueve la síntesis de dicho factor en células de la granulosa en ovarios, y en las células de Sertoli en testículos. Las dosis farmacológicas de estrógenos suprimen los valores del factor en individuos normales; la paratohormona (PTH) los aumenta en osteoblastos. Existe gran variedad de péptidos paracrinos que estimulan la producción del factor de crecimiento tipo insulina-1, entre ellos los factores de crecimiento derivado de las plaquetas, nervioso, epidérmico y el transformador de los linfocitos. Pero, cuando la ingestión calórica es inferior a 12 kcal/kg se desarrolla una insensibilidad "fisiológica" a la hormona de crecimiento, como mecanismo adaptativo, debido a la reducción de sus receptores periféricos, en particular a nivel hepático, y en consecuencia se afecta en sentido negativo la expresión del gen y la síntesis del factor de crecimiento tipo insulina-1; por ello, las concentraciones séricas de este último son menores durante el ayuno. En pacientes con sepsis disminuye la producción hepática y las concentraciones séricas del factor mencionado, sin que la administración de hor- 35 mona de crecimiento humana (HGH) promueva la recuperación. Esto sugiere existencia de insensibilidad a la hormona, y lo mismo sucede en pacientes con tumores sólidos o con leucemia; sin embargo, en éstos ocurre una rápida normalización luego del inicio de la quimioterapia. Por otro lado, las lesiones en músculo, tendones, nervios, endotelio de los vasos sanguíneos, riñon, tejido subcutáneo y células epidérmicas producen elevaciones transitorias del factor hasta por tres a cinco semanas, en relación con el fenómeno de reparación tisular. El factor de crecimiento tipo insulina-1 requiere de transportadores séricos para su distribución tisular, y circula unido a una globulina específica; así se forma un complejo con peso molecular de 150 kDa. Esa globulina determina la vida media y las concentraciones plasmáticas relativamente constantes del factor durante todo el día; además, le confiere propiedades de biodisponibilidad ya que el complejo no puede atravesar las fenestras endoteliales y, por tanto, evita su paso hacia tejidos, líquido cefalorraquídeo y circulación linfática. Para introducirse a los tejidos, el complejo formado (factor de crecimiento tipo insulina-globulina) se une a una albúmina, la cual posee mayor especificidad y capacidad de fijación para el factor; así, éste se desplaza para formar un complejo factor-albúmina con un peso molecular de 45 kDa y ello le permite atravesar las fenestras endoteliales y circular en el medio extracelular. Este complejo es atraído por el receptor hístico y de ese modo queda fijado a la superficie celular; por su parte, la albúmina regresa al torrente sanguíneo y vuelve a competir con otra globulina por una nueva molécula de factor de crecimiento tipo insulina (fig. 4-11). Aunque no está demostrado que la acción del factor tipo insulina-1 para acelerar la velocidad de crecimiento y su síntesis dependan de hormonas sexuales, se han realizado estudios en mujeres con disgenesia gonadal que muestran como resultado aumento significativo de concentraciones séricas luego de iniciar tratamiento con etinilestradiol. Asimismo, en varones con hipogonadismo, el uso de testosterona en dosis tan bajas como 2 mg/kg induce incremento de los valores séricos. En riñón se ha demostrado que la concentración de factor de crecimiento tipo insulina-1 en los túbulos colectores es 10 veces superior a la de otras estructuras renales. En las gónadas se alcanzan cifras máximas durante las etapas de espermatogénesis y ovogénesis, y aumenta la expresión del gen que codifica para la síntesis de citocromo P-450 aromatasa y de progesterona, estradiol y andrógenos. 36 Sección I • Bases para el estudio del crecimiento Fig. 4-11. Transporte de los factores de crecimiento tipo insulina (IGF). LCR = líquido cefalorraquídeo. Estudios derivados de la observación del crecimiento en sujetos normales y en niños con deficiencia de hormona de crecimiento han permitido determinar que los factores neuroendocrinos se encargan de por lo menos 50% del crecimiento lineal del ser humano; de este porcentaje, las acciones endocrinas del factor tipo insulina-1 promueven 85% del crecimiento, mientras que las acciones autocrinas y paracrinas generan el 15% restante (fig. 4-12). También se ha demostrado que el factor de crecimiento tipo insulina-1 tiene efectos en células derivadas del mesodermo, al inducir diferenciación y proliferación celulares en músculo estriado, eritrocitos, condrocitos, osteoblastos, fibroblastos y adipocitos. En el sistema nervioso, regula el creci- miento y la diferenciación de las neuronas fetales; estimula la síntesis de proteínas neuronales, y aumenta el crecimiento de dendritas y axones; asimismo, incrementa el tamaño del cuerpo neuronal y la cantidad de células de Purkinje en el cerebelo, la formación de sinapsis y la síntesis de mielina. Estos efectos dependen de la correlación entre el factor de crecimiento tipo insulina-1 y su proteína transportadora IGFBP-1, ya que cuando esta última se encuentra elevada en su relación equimolar con el factor, los efectos descritos son mucho menores e incluso pueden inhibirse. En el músculo estriado, el factor de crecimiento tipo insulina-1 estimula el transporte y la producción de lactato, la captación de glucosa, la glu- Fig. 4-12. Representación esquemática de la acción de los factores de crecimiento sobre la velocidad de crecimiento en pacientes sanos. Capítulo 4 • Bases neuroendocrinas del crecimiento cólisis y la glucogénesis; en comparación con la insulina, es 50% menos potente en el músculo estriado y 90% menos potente en el músculo cardiaco. Promueve la síntesis de proteínas, de tal manera que cuando las células se encuentran en fase de división del ciclo celular, inicia procesos replicativos. En osteoblastos, estimula la síntesis de ácido desoxirribonucleico y ácido ribonucleico, y posee 50 veces más potencia que la hormona de crecimiento en relación con concentraciones molares similares. Siempre y cuando el factor de crecimiento derivado de plaquetas (PDGF) reclute células en reposo e inicie la mitosis, el factor de crecimiento tipo insulina-1 actúa como mitógeno y estimula la proliferación de osteoblastos, la síntesis de colágena tipo 1 y de aposición de la matriz; también inhibe la degradación de colágena y facilita la diferenciación de osteoprecursores hacia osteoblastos. En condroprecursores, potenciado por testosterona, induce la diferenciación hacia condroblastos. Los condrocitos sintetizan proteínas transportadoras de factores de crecimiento tipo insulina 1GFBP-3 e IGFBP-4, y existe una relación directamente proporcional entre las concentraciones de estas proteínas transportadoras y la incorporación de timidina a los ácidos nucleicos y la proliferación celular. En el tejido adiposo, el factor de crecimiento tipo insulina-1 estimula el transporte y la oxidación de glucosa (es 50 veces menos potente que la insulina), así como la síntesis de lípidos (es 100 veces menos potente que la insulina). En los fibroblastos induce la síntesis de tropocolágena, con lo cual aumenta la cantidad de material intercelular de unión. Factor de crecimiento tipo insulina-2 En apariencia el factor de crecimiento tipo insulina-2 no está regulado por hormona de crecimiento. Sin embargo, en pacientes con deficiencia de esta hormona aumentan las concentraciones del factor al iniciar el tratamiento con la hormona de crecimiento humana, después del incremento de proteína transportadora de factor de crecimiento tipo insulina-3. Los valores séricos del factor de crecimiento tipo insulina-2 son mucho mayores durante el período fetal, y declinan durante el posnatal. Se ha demostrado concordancia entre la velocidad de expresión del desarrollo tisular y la cantidad de este factor sintetizado; ello hace suponer su intervención activa durante la fase de diferenciación celular. En las células de la capa granulosa del ovario, la síntesis del factor está inducida y regulada por la 37 hormona foliculostimulante, la gonadotropina coriónica humana y el dibutiril del cAMP; mientras que en la glándula suprarrenal depende de la hormona suprarrenocorticotrópica y está mediada por el dibutiril del cAMP. Algunos tumores, entre ellos el de Wilms, neuroblastoma, hepatoblastoma, rabdomiosarcoma, feocromocitoma y liposarcoma, son capaces de sintetizar de novo el factor de crecimiento tipo insulina-2, aunque no se ha podido determinar la función de éste en el desarrollo o crecimiento de la neoplasia. Receptores para el factor de crecimiento tipo insulina Existen dos clases de receptores: uno para el factor de crecimiento tipo insulina-1 y otro para el del tipo insulina-2. El primero está constituido por un heterotetrámero con gran homología para el receptor de insulina; el segundo consiste en una cadena polipeptídica simple, idéntica a la del receptor catiónindependiente para el 6-fosfato de mañosa. Ambos receptores están glucosilados y muestran reacciones cruzadas con el receptor para insulina, aunque la afinidad para esta hormona es 100 veces menor. El receptor para el factor de crecimiento tipo insulina-1 está codificado en el cromosoma 15, consta de 21 exones y ocupa un mínimo de 100 kilobases del ácido desoxirribonucleico del cromosoma; asimismo, se sintetiza como un precursor proteínico de 1 367 aminoácidos que requiere un rompimiento proteolítico para dar lugar a dos subunidades, alfa y beta (100 a 135 y 90 a 95 kDa, respectivamente), unidas por puentes disulfuro. Los exones 1 a 11 codifican para la unidad alfa y el sitio de rompimiento proteolítico está contenido en el exón 11; la unidad beta está codificada por los exones 12 a 15. La subunidad alfa se localiza extramembrana, y la porción codificada por el exón tres contiene la porción rica en cisteínas, la cual en apariencia resulta crítica para la alta afinidad de unión con el factor de crecimiento tipo insulina-1. La subunidad beta está incluida en la membrana y contiene un dominio tirosincinasa que se extiende hacia la región citoplásmica. La autofosforilación de la unidad beta a nivel de las tirosinas 1131, 1135 y 1136 promueve la actividad tipo tirosincinasa inherente del receptor, y permite la fosforilación de otras tirosinas importantes. La activación total del receptor requiere la dimerización de dos hemirreceptores alfa-beta. La transmisión posreceptor produce estimulación de la fosfolipasa C, que genera 1,2-diacilglicerol 38 Sección I • Bases para el estudio del crecimiento y 1,4,5-trifosfato de inositol como segundo mensajero, y fosforilación de varias proteínas intracelulares. El receptor para el factor de crecimiento tipo insulina-1 se expresa de manera ubicua con concentraciones más elevadas durante el desarrollo del embrión y de la organogénesis; su deficiencia en animales de experimentación se relaciona con hipocrecimiento intrauterino y muerte neonatal (debido a insuficiencia respiratoria por infradesarrollo de los músculos respiratorios y pulmón), así como con pobre desarrollo cerebral y disminución de la osificación. Los receptores para los factores de crecimiento tipo insulina-1 y tipo insulina-2 (y 6-fosfato de mañosa) se encuentran presentes en etapa temprana del embrión y se identifican en los organismos a partir de su constitución por ocho células; los principales efectos de estos receptores son el aumento en la captación de glucosa, la síntesis de ácido desoxirribonucleico, ácido ribonucleico y proteínas, y el aumento en la proliferación celular. El receptor para el factor de crecimiento tipo insulina-2 se codifica en el cromosoma 19, y se sintetiza como cadena proteínica simple con peso molecular de 270 kDa. Este receptor es 92% extracelular y reconoce tanto a dicho factor como a 6fosfato de mañosa, el cual es particularmente necesario para el control de enzimas lisosómicas. Además, produce influjo de calcio a las células a través de un canal catiónico dependiente de voltaje, así como activación de fosfolipasa C con aumento de trifosfato de inositol y 1,2-diacilglicerol; predomina en el sistema cardiovascular, sistema musculosquelético y pericondrio. Aparentemente, el alelo paterno no se expresa en la misma proporción que el materno, en particular durante los estadios medio a tardío de la gestación. insulina, incluso en grado superior al de los receptores tisulares para los factores de crecimiento. Las proteínas transportadoras de factor de crecimiento tipo insulina se encuentran en el ámbito intersticial y unidas a las membranas celulares. Debido a que la afinidad de estas proteínas por el factor de crecimiento tipo insulina es mayor que la de los receptores hacia éstas, los complejos formados por dicho factor y su proteína transportadora, que se localizan en el ámbito intersticial, inhiben los efectos biológicos de las hormonas, mientras que aquellos complejos localizados en las membranas celulares los potencian en gran variedad de células (con excepción de la proteína transportadora del factor de crecimiento tipo insulina-4). Noventa y cinco por ciento de los factores de crecimiento tipo insulina circula unido a sus proteínas transportadoras (90% a la proteína transportadora tipo 3). Esos factores sirven de reservorio, al impedir la degradación y regular el efecto de factor de crecimiento tipo insulina libre, ya que aumentan su vida media a 14 a 18 horas y evitan que crucen la membrana vascular; también regulan el efecto hipoglucemiante y el crecimiento celular excesivo (fig. 4-13). Proteína transportadora-1 del factor de crecimiento tipo insulina-1 La proteína transportadora-1 del factor de crecimiento tipo insulina-1 consta de 259 aminoácidos, tiene peso molecular de 28.1 kDa y no requiere glucosilación para activarse. La proteína fosforilada inhibe la acción del factor que transporta (al afectar su Proteínas transportadoras de factor de crecimiento tipo insulina Este grupo está constituido por proteínas séricas que unen específicamente los factores de crecimiento tipo insulina-1 y tipo insulina-2, pero no a la insulina, cuyos genes y secuencia de aminoácidos identificados corresponden por lo menos a nueve variantes; de éstas, sólo se han demostrado acciones para seis, aunque se sabe que todas ellas poseen una región aminoterminal rica en cisteínas y una carboxiloterminal muy similares entre sí, aun entre diversas especies, lo cual sugiere una evolución que se caracteriza por duplicaciones génicas sucesivas. La fosforilación aumenta la afinidad de la proteína transportadora hacia el factor de crecimiento tipo Fig. 4-13. Funciones de las proteínas transportadoras de factores de crecimiento tipo insulina. A. Aumento de vida media en la circulación. B. Prevención de hipoglucemia inducida por IGF (factor de crecimiento tipo insulina). C. Facilitación del paso transvascular. D. Limitación de acción con receptor tisular. E. Presentación al receptor ("pool" liberación lenta). F. Efecto celular a través de sus propios receptores. Capítulo 4 • Bases neuroendocrinas del crecimiento asociación con la matriz y la polimerización de la proteína transportadora, con lo cual aumenta su vinculación con dicho factor y disminuye la forma libre); en cambio, la forma no fosforilada potencia esa acción, a pesar de que su afinidad es cuatro a seis veces menor que la fosforilada. La proteína transportadora se sintetiza en endometrio, decidua placentaria, células de la granulosa e hígado, y se encuentra presente en los líquidos folicular y amniótico así como en suero. Sus concentraciones son elevadas al nacer y declinan de manera paulatina hasta la pubertad, pero aumentan de manera transitoria durante episodios de hipoglucemia y en ayuno prolongado, así como durante el ejercicio físico intenso. La producción de dicha proteína disminuye por aumento de la acción de la insulina y se estimula por efecto del factor de crecimiento tipo insulina-1; sin embargo, la insulina aumenta su paso al espacio extravascular. Existen variaciones circadianas con valores séricos más altos durante la noche, que se regulan por la falta de luz solar y probablemente por la relación entre melatonina y serotonina. El efecto principal de la proteína transportadora es impedir las acciones del factor sobre el metabolismo (hipoglucemia) y el crecimiento (proliferación, y diferenciación), en particular en células de la granulosa y neuronas. En el ámbito del sistema nervioso central, la proteína transportadora de factor de crecimiento tipo insulina-1 tiende a inhibir el crecimiento mediado por éste; en animales transgénicos que la producen en exceso, el volumen cerebral y cerebeloso, así como el tamaño de las células, el número y tamaño de dendritas y axones, el tamaño del cuerpo neuronal, el número de células de Purkinje en el cerebelo y la mielinización son significativamente menores que en animales controles. Los pacientes con ovarios poliquísticos relacionados con hiperinsulinismo tienen valores disminuidos de la proteína transportadora (por elevación de insulina y de hormona foliculostimulante), lo cual permite concentraciones ováricas más elevadas de factor de crecimiento tipo insulina-1 libre y aumenta la producción de andrógenos, con lo que se inhibe el desarrollo y se facilita la atresia folicular. Proteína transportadora-2 del factor de crecimiento tipo insulina-1 La proteína transportadora-2 del factor de crecimiento tipo insulina-1 consta de 289 aminoácidos; su peso molecular es de 31.3 kDa y no requiere glucosilación para activarse. 39 Se sintetiza en hígado, cerebro, ovario y endometrio, y tiene 10 veces más afinidad por el factor de crecimiento tipo insulina-2 que por el tipo insulina-1. Las concentraciones más elevadas se encuentran en la etapa fetal, en particular en el neuroepitelio del telencéfalo, células guales, plexos coroideos y neuronas con proyecciones retinianas a la corteza cerebelosa y centros sensorios; en ese periodo de la vida parece estar regulada por el factor de crecimiento tipo insulina-2. Las concentraciones séricas más bajas se han encontrado en ancianos y pacientes con deficiencia de hormona de crecimiento, aunque también se encuentran concentraciones bajas durante la pubertad. En ninguna etapa del crecimiento humano se ha demostrado la existencia de variaciones circadianas. Las concentraciones séricas de esta proteína aumentan por aplicación de insulina y factor de crecimiento tipo insulina-1, al igual que durante episodios transitorios de hipoglucemia y en algunos estados patológicos como insuficiencia hepática, insuficiencia renal crónica, y leucemia. Inhibe de manera primaria la acción del factor de crecimiento tipo insulina. Proteína transportadora-3 del factor de crecimiento tipo insulina-1 La proteína transportadora-3 del factor de crecimiento tipo insulina-1 está constituida por 264 aminoácidos; su peso molecular es de 28.7 kDa, requiere glucosilación para activarse y es la más importante de las proteínas transportadoras. Su asociación con una subunidad glucosilada acidolábil y con factor de crecimiento tipo insulina da lugar a un complejo de 150 kDa que permite la unión con el receptor de dicho factor. Se sintetiza, por acción directa de la hormona de crecimiento, en hígado, fibroblastos, ovarios y placenta. Sus valores circulantes son constantes durante todo el día y, a diferencia de las otras proteínas transportadoras, sus valores aumentan de modo progresivo desde la etapa neonatal hasta la pubertad, para permanecer constantes durante la vida adulta y decrecer en la senectud. En niños y en adolescentes, la concentración sérica de esta proteína parece tener una relación directamente proporcional con el grado de secreción de hormona de crecimiento. Aumenta la vida media del factor de crecimiento tipo insulina y potencia los efectos biológicos de éste al facilitar su interacción con el receptor que le corresponde. Sin embargo, el exceso de esta proteína en relación con el factor de crecimiento tipo insu- 40 Sección I • Bases para el estudio del crecimiento lina-1 produce disminución notable de las acciones de dicho factor; así lo evidencian estudios recientes: 1. Existe una relación inversamente proporcional entre las concentraciones de la proteína transportadora-3 del factor de crecimiento tipo insulina-1 y la incorporación de timidina a nivel de los ácidos nucleicos. 2. Las concentraciones de la proteína mayores a 100 ng/ml disminuyen la síntesis de ácido desoxirribonucleico, sin importar las concentraciones del factor de crecimiento tipo insulina-1. 3. La relación molar entre la proteína transportadora y el factor de crecimiento tipo insulina-1 menor a 0.7 se relaciona con cese del crecimiento, mientras que una relación mayor de 0.7 se asocia con lo contrario. 4. La máxima potencia inhibidora del crecimiento se localiza en una fracción de 16 kDa de la molécula de la proteína transportadora. 5. La infusión de la proteína en cultivos celulares bloquea el paso de la fase G-l del ciclo celular a las fases S y G-2. La unidad acidolábil está constituida por una proteína de 552 aminoácidos (22% de los cuales son leucina), tiene un peso de 84 a 86 kDa, y se une de manera selectiva a la proteína transportadora-3 de factor de crecimiento tipo insulina-1, pero no al un factor de crecimiento tipo insulina. La mayor expresión de esta proteína se encuentra en bulbo olfatorio, cuerpos geniculados lateral y dorsal, cóclea, núcleos vestibulares y lemnisco. Proteína transportadora-6 del factor de crecimiento tipo insulina-1 Esta proteína está constituida por 216 aminoácidos, tiene un peso molecular de 22.8 kDa y requiere glucosilación para activarse. Se sintetiza sólo en etapa posnatal. Fija 70 veces con más avidez el factor de crecimiento tipo insulina-2 que el tipo insulina-1 e inhibe la bioactividad de ambos. Proteasas de proteína transportadora de factor de crecimiento tipo insulina Estas proteasas degradan a la proteína transportadora y alteran su afinidad de unión y, por tanto, la distribución del factor de crecimiento tipo insulina. Asimismo, se les ha encontrado en el suero de mujeres en gestación y de pacientes con enfermedades graves, así como en neoplasias y en la insensibilidad a hormona de crecimiento. La proteasa para proteína transportadora-4 del factor de crecimiento tipo insulina-1 se activa por el factor de crecimiento tipo insulina-2 (fig. 4-14). La duración de las acciones de los factores de crecimiento tipo insulina depende en particular de Proteína transportadora-4 del factor de crecimiento tipo insulina-1 La proteína transportadora-4 del factor de crecimiento tipo insulina-4 consta de 237 aminoácidos, tiene un peso molecular de 26.3 kDa y requiere glucosilación para activarse. Se sintetiza en hígado, cerebro, ovario y hueso, parcialmente en respuesta al factor de crecimiento tipo insulina-1. Inhibe la bioactividad de los factores de crecimiento tipo insulina-1 y 2. Proteína transportadora-5 del factor de crecimiento tipo insulina-1 La proteína transportadora-5 del factor de crecimiento tipo insulina-1 está constituida por 252 aminoácidos, tiene un peso molecular de 28.6 kDa y requiere glucosilación para activarse. Se le ha identificado en líquido folicular. Fija varias veces con más facilidad al factor de crecimiento tipo insulina-2 que al tipo insulina-1; pero inhibe la bioactividad de ambos factores, aunque a nivel neuronal potencia los efectos del tipo insulina-1. Fig. 4-14. Sistema de la hormona de crecimiento y factores de crecimiento tipo insulina (IGF). Capítulo 4 • Bases neuroendocrinas del crecimiento la acción de las proteasas; aunque los efectos de éstas y su regulación no se han demostrado con plenitud, sí se sabe que a mayor actividad de éstas existe menor efecto de estos mediadores (factores) del sistema de la hormona de crecimiento. FACTORES DE CRECIMIENTO AUTOCRINOS Y PARACRINOS Factor de crecimiento epidérmico El factor de crecimiento epidérmico es un polipéptido lineal con peso molecular de 6 kDa. Se ha descrito su efecto mitogénico sobre células mesenquimatosas y su efecto proliferativo sobre la mayoría de los epitelios. Su acción se realiza durante la fase G-l temprana del ciclo celular, al permitir que la célula progrese a la fase S y pueda iniciar la síntesis de ácido desoxirribonucleico. Factor transformador beta El factor transformador beta posee tres formas isoméricas (beta-1, beta-2 y beta-3), cada una de ellas con peso molecular de 25 kDa. Es un potente inhibidor de la proliferación epitelial, ya que altera el estado de fosforilación de las proteínas (enzimas) reguladoras de la síntesis de ácido desoxirribonucleico. En la matriz ósea, su principal efecto consiste en aumentar la producción de colágena tipo I y de fíbronectina por los fibroblastos; también induce la formación de condrocitos a partir del mesénquima embrionario. Factor de crecimiento derivado de plaquetas Este factor siempre se encuentra como un heterodímero A-B, y la cadena B es análoga al producto del oncogén v-sis. Tiene efecto mitogénico sobre células mesenquimatosas. Como factor de regeneración tisular tiene acciones que pueden dividirse en: 1. Autocrinas. Las células mesenquimatosas, pocos minutos después de endocitar al factor, muestran incremento de la fosforilación de tirosina y de otras proteínas con contenido elevado de treonina y serina. Asimismo, ese factor aumenta el recambio de ácido araquidónico y la producción de prostaciclinas y prostaglandinas de las series E y F. También favorece la captación de aminoácidos y la acción de la bomba de sodio y potasio. También aumen- 41 ta el número de sus propios receptores en la célula que lo secretó, y se le ha implicado en el incremento de adhesividad plaquetaria, la liberación de linfocinas y la división celular acelerada que se observan en procesos de regeneración tisular. 2. Paracrinas. El factor puede ser liberado por plaquetas activadas, macrófagos y células musculares lisas. Sus efectos se relacionan con estimulación de la formación del tejido conjuntivo. En las primeras dos horas de secretado al medio extracelular existe un aumento en la quimiotaxis de fibroblastos, células mononucleares y células musculares lisas. Durante las 24 horas siguientes, se produce un aumento de la proliferación celular y de la viabilidad de las células periféricas a la lesión. De esta manera, favorece los mecanismos de reparación del daño tisular y del control de posibles agentes patógenos que pudieran comprometer el proceso de cicatrización. 3. Endocrinas. Recluta células en reposo e inicia su mitosis, facilitando además la acción de diversas sustancias mitógenas, al aumentar la síntesis de los factores de crecimiento en cada una de ellas. Por otro lado, aumenta la síntesis de proteínas transportadoras específicas de diversos factores de crecimiento. En el ovario, se ha demostrado que su acción favorece el crecimiento y maduración del folículo dominante y que detiene el crecimiento y maduración de los folículos secundarios. Factor de crecimiento de los fibroblastos El factor de crecimiento de los fibroblastos forma parte de una familia de péptidos de por lo menos ocho miembros, con peso molecular de 18 a 26 kDa. Se une con avidez a las glucosaminas acídicas sulfatadas, como el sulfato de heparán y el sindecán. Su actividad mitogénica es en extremo potente para células del tejido conjuntivo y constituye en esencia un agente angiogénico. Aparece en la vida embrionaria, inmediatamente antes de la organogénesis y es producido por endodermo, mesodermo primitivo, bolsas faríngeas y neuroepitelio cerebral. Induce el desarrollo de mesodermo en el polo ectodérmico primitivo y contribuye a la alta densidad capilar uterina alrededor del sitio de implantación. Durante la migración de células precursoras del músculo, favorece la secreción de ácido hialurónico que las cubre a manera de saco; así evita su interacción con otras células y facilita su migración por el mesénquima, hasta su sitio definitivo. 42 Sección I • Bases para el estudio del crecimiento Factor de crecimiento nervioso El factor de crecimiento nervioso es un péptido dibásico de 13 kDa, que muestra 25% de homología estructural con las cadenas A y B de la insulina. Consta de dos subunidades alfa (necesarias para el reconocimiento por su receptor de membrana), dos beta (las cuales se internalizan unidas al receptor, en presencia de altas concentraciones de zinc, y de las que dependen las funciones biológicas), y una gamma (con actividad catalítica para separar las alfa de las beta). Su efecto predominante es promover la supervivencia, diferenciación y crecimiento del ectodermo; aunque también posee efecto mitogénico sobre tejido linfoide. En el tejido nervioso simpático eleva el número de neuronas, al acelerar la velocidad de duplicación celular y el crecimiento y diferenciación de los precursores neuronales; favorece el crecimiento axónico y aumenta la velocidad de síntesis de neurotransmisores (fig. 4-15). En el sistema nervioso central las acciones comprobadas del factor de crecimiento nervioso son: 1. Aumenta el número de dendritas en neuronas, así como el crecimiento de éstas y de axones, con lo cual favorece su orientación espacial y facilita el contacto de las terminaciones ner- viosas entre sí; asimismo, de manera conjunta con triyodotironina, favorece la síntesis de desmosomas (estructuras de reconocimiento axodendrítico o dendrodendrítico) e induce la organización de la compleja red neuronal de la corteza cerebral, núcleos básales e hipotálamo. 2. Aumenta la supervivencia neuronal, aun en condiciones hipóxicas. 3. Facilita el transporte retrógrado de las neuronas sensitivas (de la dendrita hacia el axón), ganglios de la retina y neuronas de la corteza cerebral. 4. Acelera la diferenciación de precursores neuronales, y una vez que ésta se completa, aumenta la síntesis de neurotransmisores. No se ha demostrado que las neuronas que se encuentran bajo el efecto del factor de crecimiento nervioso sinteticen algún neurotransmisor en particular; así, parece que dicho factor facilita la lectura del ácido ribonucleico mensajero, mas no determina el tipo de éste que se produce en cada extirpe neuronal. Algunos estudios han sugerido que este factor desempeña una función importante en el desarrollo de tumores del tipo de neuroblastomas, gliomas y sarcomas. En particular, se ha demostrado que el bloqueo farmacológico de su acción produce involución de neuroblastomas y gliomas, y acelera la diferenciación del neuroblastoma transformándolo Fig. 4-15. Acciones del factor de crecimiento nervioso (FCN). Capítulo 4 • Bases neuroendocrinas del crecimiento de manera progresiva en ganglioneuroblastoma, ganglioneuroma, e incluso desapareciéndolo. Desde el punto de vista embriogénico, acelera la apertura palpebral del embrión, la erupción dentaria y la cicatrización corneal; esto último aun en adultos. Favorece la fusión de los procesos palatinos al aumentar la producción de ácido hialuronico y evita entonces el paladar hendido. Además, induce la formación de la yema traqueal y la morfogénesis bronquial; está involucrado en la proliferación del pericardio, la formación de la cápsula renal y la de los conductos biliares (intrahepáticos y extrahepáticos), y favorece la síntesis de factor surfactante por los neumocitos tipo II. Vitamina D La vitamina D3 (1,25-dihidroxicolecalciferol) actúa como factor de crecimiento en la remodelación e inmunorregulación óseas. Los principales efectos descritos son (fig. 4-16): 1. Acelera la diferenciación de linfoblastos y monoblastos en linfocitos "T" y monocitos, e induce la producción y secreción de linfocinas por éstos; dichas linfocinas actúan como factores quimiotácticos de monocitos y macrófagos. 2. Aumenta la diferenciación de monocitos y macrófagos en osteoclastos, tanto de manera directa como a través de aumento en la genera- 43 ción del factor de resorción ósea secretado por osteoblastos. 3. Aumenta la producción del factor esquelético por los osteoclastos al acelerar la velocidad de regeneración y multiplicación de osteoblastos; también acelera la diferenciación de los precursores de osteoblastos y de ese modo incrementa el número de osteoblastos maduros. 4. Existe una correlación directamente proporcional entre la masa ósea y las concentraciones de vitamina D3. En recién nacidos se ha observado lo siguiente: A. En 75 a 85% de niños que nacen en invierno se encuentran valores inferiores a los descritos como fisiológicos, y una masa ósea de sólo 73 a 85% con respecto a la ideal; en cambio, sólo se observan valores subnormales en 22% de quienes nacen en verano, y la masa ósea es superior a 91% con respecto a la ideal. B. En 85% de los recién nacidos pequeños para la edad gestacional, las concentraciones de vitamina D3 son subnormales y la masa ósea es inferior al 70% de la ideal en comparación con lo que sucede en aquéllos sin retraso de crecimiento intrauterino que muestran valores normales de la vitamina en 100% de los casos y cuya masa ósea es superior a 90% con respecto a la ideal. Fig. 4-16. Remodelamiento e inmunorregulación óseas dependientes de vitamina 1,25(OH)2 Dj y sus receptores. 44 Sección I • Bases para el estudio del crecimiento 5. Cuando las concentraciones de vitamina D3 son normales, la masa ósea es directamente proporcional a la ingestión de calcio, al peso y al ejercicio realizado contra la fuerza de gravedad (correr, saltar, gimnasia, etc.); en cambio, un ejercicio que no conlleva resistencia gravitacional, como la natación, no produce incre mento adicional de la masa ósea. 6. Los niños con baja ingestión de calcio, que realizan actividades físicas antigravitacionales, muestran disminución progresiva de masa ósea, sin importar su peso. 7. La masa ósea de mujeres lactantes se ha visto reducida durante los primeros tres meses de este periodo y recuperada a los nueve meses, sin que exista una correlación con las concentraciones séricas de vitamina D3. Sin embargo, en estados poslactancia, las concentraciones de esa vitamina aumentan de manera significativa, lo cual no ocurre en mujeres que no proporcionan alimentación al seno materno. DIFERENCIACIÓN Y CRECIMIENTO ÓSEOS La génesis del tejido óseo se inicia con la condensación del mesénquima sobre el que actúan una serie de proteínas morfogénicas óseas y los factores: de mantenimiento del ectodermo apical, de crecimiento derivado de plaquetas y de crecimiento derivado del hueso. La acción conjunta de estos factores de crecimiento, producidos por células mesenquimatosas, transforma a éstas en un "cordón ectodérmico apical". Cuando las condiciones del medio están dadas por una vascularidad aumentada, con aporte de oxígeno en suficientes cantidades, y falta tensión mecánica del cordón ectodérmico, las células que conforman a éste sintetizan colágena y tropocolágena y se transforman en osteoprecursores. Por el contrario, cuando existe disminución de la vascularidad y consecuente tensión superficial de oxígeno baja que además se relaciona con una tensión mecánica aumentada, las células mesenquimatosas sintetizan glucosaminoglucanos y receptores para la paratohormona, bajo cuyas influencias se diferencian en condroprecursores (fig. 4-17). La influencia permisiva de las hormonas estimulante de la tiroides y del crecimiento, así como de la testosterona, posibilita que los osteoprecursores generen el "principio inductor óseo", el cual acelera la diferenciación y duplicación de los propios osteoprecursores y los transforma en osteoblastos; éstos a su vez generan cuatro factores de creci- Fig. 4-17. Formación de las células precursoras de los osteocitos y condrocitos. Capítulo 4 • Bases neuroendocrinas del crecimiento miento, cada uno con funciones específicas (fig. 4-18): 1. Factor de crecimiento derivado del hueso. En las células mesenquimatosas, este factor acelera la duplicación y replicación del ácido desoxirribonucleico, a través del cual se aumentan, entre otros, los proteoglucanos. 2. Factor de crecimiento esquelético. Este favorece la síntesis de ácido desoxirribonucleico por osteoblastos. 3. Factor de crecimiento derivado del cartílago. Aumenta la incorporación de sulfato, y de ese 45 modo se incrementa la formación de las sustancias sulfatadas de la matriz orgánica (sulfatos de condroitina y queratán). 4. Interleucina-1. Induce mitosis en los condrocitos y proosteoblastos, los cuales generan colágena inmadura. Bajo el efecto de tales factores, los osteoblastos producen hidroxiapatita (base de la matriz mineral del hueso) y colágena (base de la matriz orgánica del hueso). Además, se favorece la glucogenólisis que por un lado genera glucosa para el metabolismo intermediario de los osteoblastos, y por el otro Fig. 4-18. Factores involucrados en la formación del tejido óseo. TSH = hormona estimulante de la tiroides; GH = hormona del crecimiento; T2 = diyodotironina; FAI = fosfatasa alcalina inactiva; FAA = fosfatasa alcalina activa. 46 Sección I • Bases para el estudio del crecimiento Fig. 4-19. Factores que participan en la formación de matriz orgánica del hueso. radicales fosfato libres que se unen a la fosfatasa alcalina inactiva y la transforman en activa. Esta, a su vez, estabiliza los cristales de hidroxiapatita con lo cual favorece la maduración de la matriz mineral que dará origen al hueso, y también aumenta la formación de periostio a partir de la matriz orgánica (fig. 4-18). La colágena producida por los osteoblastos es inmadura, y bajo la acción de la triyodotironina (T3) modifica las uniones cruzadas para transformarse en madura. La existencia de esta colágena madura, y a través de la función permisiva de la testosterona, acelera el proceso de diferenciación del osteoblasto en osteocito. Esta célula se Fig. 4-20. Factores involucrados en la formación del condrocito. Capitulo 4 • Bases neuroendocrinas del crecimiento encarga del mantenimiento fisiológico de la matriz orgánica y de la síntesis de mucopolisacáridos sulfatados, básicamente sulfato de condroitina-A y sulfato de queratán, ambos necesarios para la formación adecuada de la matriz orgánica (fig. 4-19). Cuando el cordón ectodérmico apical de células mesenquimatosas se diferencia hacia condroprecursores, éstos sintetizan factor inductor del cartílago, el cual en forma conjunta con el factor de crecimiento tipo insulina-1 induce la diferenciación de los propios condroprecursores hacia condroblastos. A su vez, estos condroblastos se diferencian a condrocitos ante el estímulo de los factores transformador del crecimiento y de crecimiento derivado del cartílago, este último producido por osteoblastos circulantes (fig. 4-20). Los condrocitos forman cartílago bajo la acción de tres factores de crecimiento (fig. 4-21): 47 1. Factor de crecimiento derivado del hueso. Lo producen células mesenquimatosas y osteoblastos, y regula la vascularización del tejido en desarrollo. 2. Factor derivado del cartílago. Se sintetiza por los mismos condrocitos; aumenta la incorpo ración de sulfato, la síntesis de proteoglucanos, ácido desoxirribonucleico y colágena, y favorece la proliferación de los propios con drocitos. 3. Factor de crecimiento derivado del cartílago. Lo producen osteoblastos y condroblastos; re gula el crecimiento lineal (condensación y moldeamiento del endocondrio) y la osificación endocondral. El cartílago, bajo la acción de la triyodotironina y el efecto directo de osteoblastos (que se producen por diferenciación de monocitos inducida por Fig. 4-21. Factores que participan en la formación del cartílago de crecimiento. 48 Sección I • Bases para el estudio del crecimiento la vitamina D3, y diferenciación de osteoblastos regulada por el factor de resorción osteoblástico), origina el disco epifisario y luego el disco de crecimiento, así como también la médula ósea. La acción de la testosterona sobre el disco de crecimiento, acelera la sinostosis episodiafisaria, es decir la calcificación del disco de crecimiento, con cese del crecimiento longitudinal de los huesos largos (fig. 4-21). Cuando durante la vida del hueso se produce una fractura, la formación y mineralización de la matriz proteínica del hueso (para regenerar la cantidad y calidad del tejido óseo) depende de la acción de los siguientes factores (fig. 4-22): 1. Osteonectina. Une colágena y mineral orgánico. 2. Osteocalcina. Inhibe la mineralización de la matriz orgánica y atrae mononucleares que se transformarán en osteoclastos bajo la acción de la vitamina D3, e iniciarán el proceso de reabsorción ósea. 3. Proteoglucanos libres. Inducen a los precursores óseos a transformarse en osteoblastos, y así aumenta la actividad osteoblástica. 4. Proteína morfogénica ósea. Funciona como quimioatrayente de células mesenquimatosas y favorece la proliferación de células periósticas. 5. Factor transformador del crecimiento, factor de crecimiento epidérmico y factor de crecimiento derivado de plaquetas. Producen aumento en la síntesis de colagenasa, que acelera la desmineralización del hueso y favorece la remodelación ósea. En resumen, es evidente que la regulación neuroendocrina del crecimiento es muy compleja; en la actualidad su estudio es sólo parcial, y seguramente se requerirán muchos años más para poder comprenderla. Sin embargo, debe quedar claro que el crecimiento y la diferenciación de cada célula, clona celular, tejido, órgano y sistema, dependen de la interacción de varios factores inductores del desarrollo y proliferación; cada uno de éstos actúa en un "momento" crítico de la evolución orgánica, el cual está determinado por la dirección, el ritmo y la velocidad de crecimiento que se codifican de modo genético a partir de la fecundación del óvulo. La capacidad de respuesta de una célula a uno o más factores de crecimiento depende de las condiciones intracelulares y extracelulares, de la existencia de receptores específicos para cada factor, de la interacción del complejo "factor de crecimien- Fig. 4-22. Mecanismos de reparación de las fracturas óseas. Capítulo 4 • Bases neuroendocrinas del crecimiento to-receptor" con organelos intracelulares y el genoma, así como de los efectos facilitadores o inhibidores de otros factores de crecimiento que actúan en ese "momento" sobre la célula. 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Los factores modificadores son aquellos que de manera intrínseca, o por su relación con otros, limitan la expresión de las características genotípicas de un individuo para un momento determinado y, por tanto, producen un efecto deletéreo sobre el crecimiento. La intensidad de la interrupción del crecimiento es directamente proporcional a la gravedad y duración del estado patológico que la provoque, así como al momento en que actúe. Por ejemplo, una limitación de 50% del crecimiento durante un año, repercute en la estatura definitiva según la edad: si el individuo la padece durante el primer año de vida, con crecimiento medio de 25 cm por año es probable que alcance una estatura final 12.5 cm menor de la esperada; pero si el trastorno se presenta entre los 6 y 7 años de edad, con crecimiento promedio de 6 cm por año, disminuirá sólo 3 cm la expectativa de estatura final. Aunque un factor limitante del crecimiento, sin importar su duración, produce un efecto similar, sólo aquéllos presentes durante más de dos a tres meses repercuten de manera significativa en la estatura final; por esta razón, en el abordaje de un paciente con estatura baja por lo general se descartan a priori las enfermedades agudas. Por ejemplo, una inflamación viral de vías respiratorias superiores (gripe) en un niño de cuatro años, con duración de tres a cinco días, limita el crecimiento de manera insig50 nificante, ya que en este periodo, y aun cuando sólo se exprese 50% del crecimiento, se perderían como máximo 0.5 mm. Los factores modificadores del crecimiento pueden abordarse de acuerdo con dos grandes categorías: los factores socioeconómicos y culturales, y los problemas orgánicos. FACTORES SOCIOECONÓMICOS Y CULTURALES A diferencia de los factores determinantes (genéticos y neuroendocrinos), los factores modificadores de tipo socioeconómico y cultural no se heredan, pero sí se transmiten de padres a hijos; por tanto, pueden producir lesión en el crecimiento de una o varias generaciones consecutivas de la misma población geopolítica (decremento secular del crecimiento). Esto condujo a considerar que la herencia social se suma a la herencia biológica de un individuo. Por el contrario, la acción favorable del medio es más difícil de evaluar, en especial en lo individual. No obstante, en el ámbito colectivo es posible apreciar el incremento secular del crecimiento ocurrido en países que han modificado las condiciones sociales y nutricias de la población y en los cuales las nuevas generaciones alcanzan mayor estatura que la de sus padres y abuelos como resultado de una menor alteración en la velocidad y el ritmo del crecimiento que permite mejorar la expresión de su capacidad genética de crecimiento (figs. 5-1 a 5-3). De manera práctica, se puede decir que los factores sociales modificadores alteran el crecimiento a través de sus repercusiones individuales o con- Capítulo 5 • Factores que modifican el crecimiento 51 Fig. 5-2. Modificaciones familiares en el epigenotipo de talla: obsérvese que los abuelos tienen mayor estatura que el padre, y que los hijos han expresado mejor su capacidad de crecimiento que éste. Fig. 5-1. Incremento secular del crecimiento: la hija ha alcanzado una mayor estatura de la que tienen los padres, al mejorar las condiciones ambientales. La nutrición de una población es directamente proporcional al grado de tecnología social alcanzado, el cual a su vez depende del nivel educacional y cognoscitivo de dicha población, así como de la capacidad de desarrollo de sus integrantes (fig. 5-4). Con base en lo anterior, los factores modificadores se dividen para su estudio en aquellos que afectan: juntas en la capacidad de nutrición adecuada de la población. Es decir, la existencia de un sistema social inadecuado, que se mantiene durante generaciones consecutivas en la misma población, limita la disponibilidad de bienes y servicios, y provoca efectos deletéreos sobre la nutrición Aún más, esas mismas condiciones de vida pueden disminuir la oportunidad de recibir estimulación social adecuada y de ese modo limitan el desarrollo personal de los integrantes de la comunidad. Los individuos en periodos críticos del crecimiento (del nacimiento a los dos años, la pubertad, la gestación y la lactancia) y con mayores requerimientos nutricios son los que pueden afectarse con más facilidad por padecimientos muy frecuentes en la región. En sociedades preindustriales y en grupos sociales marginados, la frecuencia y prevalencia de alteraciones en el crecimiento son más altas. Fig. 5-3. Aumento secular del crecimiento. La hija tuvo una mayor estatura al mejorar las condiciones nutricias. 52 Sección I • Bases para el estudio del crecimiento naturales utilizados. En lo individual, el uso de la tecnología permite que el tiempo empleado en la satisfacción de las necesidades primarias no interfiera con las actividades educativas, recreativas y sociales. Una sociedad con carencia total o parcial de la aplicación sistemática de la tecnología moderna, determina que un porcentaje elevado de sus integrantes obtenga ingresos económicos inadecuados y bajo poder adquisitivo; a esto debe sumarse la posibilidad de que la producción de alimentos básicos sea insuficiente para cubrir las necesidades nutricias mínimas indispensables y, en consecuencia, se limite el crecimiento y el desarrollo de todos sus constituyentes (fig. 5-5). Cuando el tiempo usado y la remuneración del trabajo supone para cada individuo una capacidad económica apenas suficiente para cubrir necesidades mínimas, es difícil que pueda proporcionar a su familia una habitación con adecuadas condiciones higiénicas; de ese modo, se mantiene la prevalencia de enfermedades infectocontagiosas que, ante el aumento de demandas energéticas necesarias para la reparación tisular, disminuyen el crecimiento de los sobrevivientes. Si el Estado carece de recursos Fig. 5-4. La nutrición de una población es directamente proporcional al grado de tecnología social alcanzado y condiciona los niveles educacional y cognitive 1. El desarrollo tecnológico. 2. El nivel educacional. 3. La capacidad de desarrollo individual. Estos factores, solos o en conjunto, limitan la capacidad económica de la familia y de la población; de ese modo originan, según la Oficina de Censos de Estados Unidos de América, un estado de pobreza que se define como aquel conjunto de situaciones que ocasionan que el costo de la alimentación sea mayor a 33% de los ingresos familiares, lo cual produce un índice bajo de capacidad económica. Los ingresos familiares se determinan por el registro del total aportado en un año, tanto en efectivo como en especie, y el costo total de una alimentación adecuada se calcula a partir del monto económico necesario para asegurar una dieta suficiente y económica. Desarrollo tecnológico La tecnología representa la capacidad para disminuir el esfuerzo de la producción (mediante el uso de los conocimientos obtenidos por investigación) y con ello mejorar el rendimiento de los recursos Fig. 5-5. La falta de tecnología causa bajo poder adquisitivo, alimentación inadecuada y educación insuficiente y, en consecuencia, ocurre limitación del crecimiento y desarrollo. Capítulo 5 • Factores que modifican el crecimiento necesarios para invertir en el saneamiento ambiental y en la promoción de la salud a través de campañas educativas, no sólo se permite el mantenimiento de condiciones inadecuadas de vida, sino que continúan sin modificarse los conceptos "tradicionales" de salud y enfermedad, y los individuos aceptan como "normales" las circunstancias "habituales" de vida y, por tanto, son incapaces de transformarlas. Nivel educacional La escolaridad del "jefe de la familia" influye de manera significativa en su ocupación, su nivel económico y su capacidad adquisitiva resultante, al igual que en el estado nutricio de la familia y en la posibilidad de que sus hijos expresen el potencial óptimo de crecimiento. La escolaridad en la madre determina la actitud que ésta adopte ante la necesidad de vigilar el crecimiento y el desarrollo de sus hijos, la capacidad para utilizar los recursos económicos en el diseño de una alimentación suficiente y adecuada que permita un buen estado nutricio, y la preocupación por mantener condiciones de higiene adecuadas. Muchas veces los hijos abandonan la escuela a edades tempranas para convertirse en "aportadores", ante la falta de condiciones económicas que permitan continuar su educación; la mayoría de ellos consigue subempleos poco remunerativos, debido a su bajo nivel escolar y, por tanto, la capacidad de superación educativa personal se detiene en forma prácticamente absoluta e irreversible. El abandono precoz de la escuela y el consecuente "seudoanalfabetismo" implican que los menores asuman por necesidad conductas sociales propias de los adultos y responsabilidades inadecuadas para su edad. La posibilidad de matrimonios a edades tempranas, y con cónyuges que también posean educación formal incompleta, aumenta de modo notable; así se "transmite" la incapacidad para mejorar las condiciones sociales y ambientales. Asimismo, una madre que haya vivido en condiciones de saneamiento inadecuado, no sólo las permitirá en su casa, sino que será incapaz de percibir las necesidades higiénicas reales de sus hijos y con ello aumenta la probabilidad de infecciones. Por otro lado, ocurre que la falta de educación formal de los padres mantiene modelos inadecuados de educación para los hijos, con falta de estimulación psicomotriz en etapas críticas del desarrollo neuronal. Cuando a ello se suma que la nutrición inadecuada in útero o en los dos primeros años de vida puede producir modificaciones estructurales y funcionales en la corteza cerebral, es fácil com- 53 prender por qué algunos de estos niños evidencian incapacidad para resolver problemas que implican integración de funciones complejas; en términos reales, esto determina la existencia de disfunción cerebral, la cual puede no reconocerse cuando la actividad que se desarrolla de manera rutinaria sólo requiere de actividad muscular repetitiva. Dado que la educación escolar tradicional no aporta conocimientos actualizados en relación con el grado de competencia profesional requerido, los padres que crecen en esas condiciones son incapaces de exigir las modificaciones necesarias, ya sea porque no las perciben o porque tienen dificultades para entenderlas. Los pocos que completen una educación formal ocupan puestos laborales con una remuneración económica mayor y educan a sus hijos bajo conceptos más adecuados que posibilitan un desarrollo psicomotriz óptimo; pero con frecuencia alientan que el resto de la población ocupe niveles laborales bajos, mal remunerados y con escasa posibilidad de superación, lo cual determina el mantenimiento de una sociedad de "clases socioculturales" (fig. 5-6). Se permiten así "conductas y opciones limitadas de superación" características de familias, vecindarios y grupos étnicos, que determinan modelos educativos insuficientes para el país y perpetúan el "subdesarrollo". Capacidad de desarrollo individual En las sociedades "subdesarrolladas", la capacidad genética de aprendizaje se desarrolla de manera incompleta cuando las soluciones a los problemas prioritarios se encaminan sólo a mejorar temporal y parcialmente las condiciones económicas, alimentarias, habitacionales y laborales, y deja de percibirse la necesidad de los niños por desarrollar actividades de manipulación y exploración, y cuando al mismo tiempo no se identifica como benéfico el desarrollo cognoscitivo, ya que de acuerdo con la serie de experiencias del niño se determina el grado de habilidad mental para aprender soluciones nuevas y abandonar las inadecuadas. La demanda para cambiar los modelos educativos escolares no se genera cuando se descartan los problemas de aprendizaje de un niño porque la mayoría de sus compañeros también poseen un grado bajo de conocimientos y cuando además no se admite la posibilidad de que todos vivan en condiciones inadecuadas que permitan grados variables de disfunción motriz, adaptativa, social y del lenguaje. Una madre educada de esa manera, y pasiva por tradición, no advierte las necesidades explora- 54 Sección I • Bases para el estudio del crecimiento Fig. 5-6. Interacción de los factores modificadores del crecimiento. torias de sus hijos y en cambio permite e incluso acepta la hipoactividad motriz como un modelo educativo "adecuado" y conveniente; además, por incomprensión, responde en forma mínima a las necesidades de desarrollo infantil, y con frecuencia castiga al hijo que desarrolla actividad psicomotriz normal para su edad por considerarla generadora de alteración familiar. Muchas veces esta situación se refuerza en la escuela, cuando los maestros consideran adecuada la conducta pasiva, y desaprueban al niño con inquietudes físicas e intelectuales. Así se crea una autoimagen negativa en el estudiante, que tiene que optar por aceptar la pasividad física y mental como mecanismo positivo de adaptación social, o en su defecto, adoptar actitudes retadoras ante los maestros, lo cual con frecuencia coadyuva al abandono de la escuela con carencia de información adecuada; en cualquiera de ambas situaciones, tienden a contraer matrimonios con consortes de condiciones similares, y "adaptan" la educación de sus hijos hacia la pasividad. Mientras las características tecnológicas, educativas y de capacidad de desarrollo personal no se modifiquen de manera positiva, las sociedades mantendrán condiciones alimentarias y ambientales "tradicionales" y se perpetuarán las carencias urbanísticas, higiénicas y educativas (fig. 5-6). No es posible exigir a la sociedad que sea capaz de vigilar el crecimiento y el desarrollo adecuados de sus hijos, o que les proporcione las condiciones nutricias y ambientales óptimas cuando no se educa para ello. La resolución depende de actividades organizadas por profesionales conscientes de su función en el desarrollo de una sociedad y capaces de elaborar planes congruentes en tiempo y espacio para la realidad sociocultural prevaleciente. Esto genera una serie de interrogantes: 1. ¿Debe el médico educar a la población para que viva en condiciones que faciliten la prevención de enfermedades y la desnutrición, así como enseñarles a reconocer la existencia de situaciones inadecuadas en su comunidad y la causa de ellas? 2. ¿Las escuelas de medicina deben capacitar a sus estudiantes para que resuelvan patologías sociales? 3. ¿La responsabilidad recae sólo en las autoridades encargadas de elaborar planes de educación y salud? 4. ¿ Las siguientes generaciones deben ser las responsables de mejorar las condiciones de vida de nuestra población? Capítulo 5 • Factores que modifican el crecimiento FACTORES ORGÁNICOS Los factores orgánicos son aquellas alteraciones, intrínsecas o extrínsecas, congénitas o adquiridas, de presentación continua o intermitente, que por sí mismas o en relación con otras, producen modificaciones estructurales, funcionales o ambas, en el organismo. Aunque la etiopatogenia es diversa, muchas de esas alteraciones actúan a nivel de la capacidad nutricia del individuo y la lesionan en grado diverso; otras modifican el equilibrio neurohormonal del individuo, ya sea por deficiencias en la producción o por cambios en la regulación. 55 reanuda el crecimiento; pero debido a que con frecuencia el crecimiento no alcanzado durante el periodo de inestabilidad se pierde de manera total, el crecimiento final observado es menor al esperado conforme las características genéticas. Las causas más frecuentes de alteración nutricia, y relacionadas con crecimiento subóptimo son: 1. 2. 3. 4. 5. Ingreso inadecuado. Malabsorción. Utilización anormal. Problemas en la excreción. Aporte insuficiente de oxígeno. Ingreso inadecuado Alteraciones nutricias La nutrición implica aporte de alimento y oxígeno, así como utilización y adecuación metabólica para las necesidades de cada momento y eliminación de elementos no útiles para el funcionamiento orgánico. El crecimiento necesita que tres tipos de requerimientos se cubran de manera adecuada: 1. Energéticos, los cuales por lo general se ex presan en kilocalorías (kcal) y dependen principalmente del consumo de carbohidratos y grasas. 2. Plásticos, dados por el consumo de proteínas, vitaminas y minerales. 3. Oxidativos, en relación con el aporte de oxígeno a nivel tisular y celular, para que se pueda obtener una producción suficiente de energía y de temperatura. La carencia prolongada de aporte calórico suficiente (aun cuando se mantenga un equilibrio adecuado en la proporción de carbohidratos, lípidos y proteínas) disminuye el tejido graso y luego aumenta el consumo de proteínas tisulares, para finalmente ocasionar interrupción del crecimiento. Por otro lado, la deficiencia en la ingestión de uno o más nutrimentos esenciales, aun cuando la alimentación sea hipercalórica, produce a corto plazo detención del crecimiento. Incluso la falta de un solo aminoácido esencial para ese momento del crecimiento, aunque la alimentación sea completa y balanceada por lo demás, conduce a mayor limitación de crecimiento que una dieta carente de todos los aminoácidos esenciales. Cuando el organismo pierde su homeostasis de manera temporal, y el individuo no muere, es posible lograr un nuevo estado de equilibrio funcional denominado homeorresis, y que a partir del cual se Por lo general el consumo bajo de alimentos tiene orígenes socioeconómico y cultural y está relacionado con un poder adquisitivo insuficiente y hábitos inadecuados ya mencionados. Los requerimientos nutricios varían de acuerdo con la edad y el sexo de los individuos, así como con las necesidades de su momento biológico; por ello no existen recomendaciones nutricias absolutas. Las guías, como las del cuadro 5-1, sólo ayudan al médico a diseñar el plan y las adaptaciones individuales más adecuadas. Es importante considerar aquellas alteraciones nutricias derivadas del consumo de "sustitutos alimentarios" y de programas dietéticos especiales. Este es el caso de niños que reciben sustitutos de leche elaborados con cereales, algunos de los cuales producen desequilibrio en la ingestión de oligoelementos como el zinc y el cromo, y éstos no se complementan en la alimentación. También debe enfatizarse que los edulcorantes artificiales no calóricos, del tipo de la sacarina, la sucralosa, la acesulfatama y la aspartama, aunque no se contra- 56 Sección I • Bases para el estudio del crecimiento indican de manera absoluta en niños sólo deben usarse como complemento de una dieta adecuada y equilibrada. La adopción de "dietas" bajas en grasas y colesterol, así como de aquéllas con un contenido muy elevado de fibras, produce cese del crecimiento en niños que afecta estatura y fenómenos de desarrollo somático como la pubertad. Por ello, en casos especiales en que se requiere alimentación modificada de algún grupo de nutrimentos, se necesita tanto un diseño adecuado de la misma como la vigilancia del crecimiento. En pacientes con enfermedades relacionadas con el sistema nervioso central, el control de la saciedad y del apetito pueden alterarse y facilitar el consumo bajo de alimentos. Los pacientes con problemas psiquiátricos y aquéllos con anorexia nerviosa, a pesar de no tener disfunción primaria en la regulación del apetito, llegan a ingerir alimentaciones en extremo hipocalóricas que condicionan una interrupción del crecimiento. Los pacientes con alteraciones neurológicas, congénitas o adquiridas, y que con frecuencia presentan retraso mental o limitaciones neuromotoras, así como aquéllos con enfermedades estomatológicas, pueden mostrar alteraciones en la masticación y en la deglución, y en consecuencia ingestión inadecuada de alimentos. Los niños con infecciones crónicas por lo general también cursan con ingestión baja de nutrimentos, secundaria al mal estado general, que se agrava cuando existen náusea y vómito. Por último, las enfermedades relacionadas con vómitos pueden causar desnutrición; esto se observa en estenosis congénita del píloro, enfermedad por reflujo gastroesofágico, malformaciones de tubo digestivo y neoplasias, entre otras. no detienen el crecimiento. En este mismo medio, la carencia parcial primaria de lactasa no origina frecuente interrupción del crecimiento; pero la deficiencia adquirida por procesos infecciosos agudos de tubo digestivo (cuando no hay reconocimiento médico y se observan cuadros recurrentes de diarrea) se relaciona con estatura baja. La enfermedad celiaca también produce detención del crecimiento hasta en 25 a 30% de los casos, y en la mayoría de éstos las manifestaciones entérales aparecen después de tres a cuatro años de iniciado el padecimiento y de que se ha lesionado la velocidad de crecimiento. Las enfermedades inflamatorias intestinales, como la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa crónica inespecífica, originan disminución de la velocidad de crecimiento hasta en 70% de los casos, aunque sólo en 25% de ellos se informa de talla final baja. La mayoría de las veces esto se debe a que se reduce la ingestión (por el dolor, la anorexia y la instalación de una dieta inadecuada) y aumenta el catabolismo (por la coexistencia de fiebre e inflamación, así como por el uso de esteroides). La fibrosis quística del páncreas puede relacionarse con deficiencia pancreática exocrina y ocasionar detención del crecimiento, sobre todo por complicaciones pulmonares. Por último, debe señalarse que la existencia de insuficiencia hepática crónica, las alteraciones de vías biliares y el intestino corto posquirúrgico, son causa de detención del crecimiento, aunque en estos casos es excepcional que la patología de base no se diagnostique cuando se presenta el trastorno del crecimiento. Problemas de malabsorción Aunque se identifiquen y traten de manera adecuada, las infecciones de repetición, sobre todo las crónicas, aumentan las demandas energéticas del organismo que limitan el crecimiento. Además, es frecuente que los afectados presenten anorexia e incluso vómitos, con lo que se acentúa el desequilibrio energético. Algunas enfermedades hormonales, entre ellas la diabetes mellitus insulinodependiente y el hipertiroidismo, al aumentar el consumo energético y disminuir la efectividad metabólica del organismo se relacionan con detención del crecimiento, lo mismo desde que inician, cuando no se han reconocido y tratado, que luego de que ocurre descontrol metabólico de moderado a grave. En pacientes con diabetes mellitus insulinodependiente en evolución desde la etapa prepubescente, se han Las deficiencias enzimáticas y los procesos inflamatorios crónicos de tubo digestivo se relacionan con menor absorción de los nutrimentos ingeridos. Se calcula que 25 a 30% de pacientes con estos problemas pueden manifestar al principio una detención del crecimiento, y varios meses o incluso años después alteraciones digestivas. En el medio nacional es posible que la causa más frecuente de malabsorción sea la diarrea de repetición, relacionada en buen número de casos con parasitosis intestinales: la giardiasis, estrongiloidosis y amibiasis producen malabsorción de manera directa y las helmintiasis (sobre todo la ascaridiasis y enterobiasis), aunque se asocian con ingestión inadecuada de nutrimentos, por sí solas Uso anormal de nutrimentos Capítulo 5 • Factores que modifican el crecimiento descrito estaturas finales 4 a 8 cm por debajo de las esperadas. Las neoplasias, aun cuando la carga tumoral (número de blastos) no sea muy elevada, producen una serie de alteraciones en el equilibrio energético del organismo afectado. Algunas de esas alteraciones derivan del menor consumo de alimentos por la anorexia y por vómitos secundarios a la quimioterapia; pero otras dependen de mediadores neuroendocrinos, como el factor de necrosis tumoral que modifica la efectividad energética de las células con lo cual facilita su muerte, o de la caquectina que disminuye la efectividad metabólica y así provoca que las reservas grasas se consuman en pocos días. Las hepatopatías y las enfermedades congénitas del metabolismo intermediario de carbohidratos, proteínas y grasas, se relacionan frecuentemente con estatura baja, pero ésta se considera una manifestación tardía del proceso mórbido. Excreción anormal de nutrimentos La causa más frecuente de eliminación bastante elevada de nutrimentos es la diarrea crónica, sin importar la causa de origen. No sólo existe absorción insuñciente de alimentos, sino que se afecta la regeneración del epitelio intestinal y ello ocasiona que la superficie de absorción disminuya a tal grado que impida la recuperación nutricia rápida. Los problemas renales que afectan ya sea el glomérulo (síndrome nefrótico), la función tubular (acidosis tubular renal, síndrome de Fanconi y otras tubulopatías), o ambos (insuficiencia renal crónica), causan detención importante del crecimiento; al principio porque se aumenta la pérdida de elementos aún útiles desde el punto de vista funcional, y después por su relación con alteraciones de la motilidad intestinal y control del apetito, así como con náuseas y vómitos. Sin embargo, las limitaciones del crecimiento son, con mucho, más frecuentes en alteraciones del intersticio y túbulos que en los problemas glomerulares. Luego de una depuración de creatinina inferior a 25 ml/min/1.73 m2, disminuye la velocidad de crecimiento. De hecho, 35 a 65% de pacientes con insuficiencia renal crónica muestran estatura final baja. En pacientes con raquitismo hipofosfatémico se observa estatura final entre 140 y 160 cm, de acuerdo con la gravedad de la enfermedad. Los pacientes con quemaduras extensas, con alteraciones dérmicas que facilitan la pérdida de nutrimentos (eccema crónico), con heridas quirúrgicas que requieran drenajes o con fístulas entérales, urinarias, pleurales, etc., presentan cese temporal del crecimiento. 57 Hipoxemia Independientemente de su origen, cualquier disminución del aporte de oxígeno a los tejidos se relaciona con trastorno metabólico en el uso energético de los nutrimentos. Cifras menores de 9 a 10 g/ L producen disminución de la velocidad de crecimiento cuando la limitación del aporte se debe a la existencia de anemia, sin importar si su origen es nutricio, hemolítico, por disminución en la formación de elementos medulares (aplasia) o por trastornos enzimáticos intraeritrocitarios. La hemocromatosis también se relaciona con reducción del crecimiento, aun cuando no origine disfunción pancreática exocrina o trastornos hepáticos; sin embargo, es evidente que la suma de éstos aumenta la gravedad de la lesión al crecimiento. Las enfermedades pulmonares crónicas, entre ellas el asma, la displasia broncopulmonar, la hipertensión arterial pulmonar, y la fibrosis quística del páncreas producen disminución de la velocidad de crecimiento, que por lo general se relaciona con alteraciones de la progresión de la maduración orgánica, en tanto exista hipoxemia, pero no siempre con la existencia de manifestaciones respiratorias. En el caso del asma y otras alteraciones alérgicas de vías respiratorias (incluyendo la rinitis alérgica), se ha demostrado que más de 80 a 90% de los pacientes presenta un patrón retrasado de crecimiento. Las alteraciones cardiovasculares que modifican el transporte hemático se relacionan con estatura baja. Esto es muy evidente en cardiopatías congénitas, para muchas de las cuales se han descrito patrones anormales de crecimiento, independientemente de que evolucionen con insuficiencia cardiaca o sin ella. En enfermedades vasculares periféricas, también existen anormalidades de la velocidad de crecimiento, aunque no ha podido demostrarse que éstas se deban a alteración de manera primaria, ya que pueden existir muchos otros factores involucrados, entre ellos la anemia, la afección multiorgánica que con frecuencia se refiere, las infecciones e incluso el tratamiento que requieren. OTROS FACTORES MODIFICADORES DEL CRECIMIENTO Los pacientes con alteraciones afectivas graves, como en el síndrome de deprivación emocional, presentan detención grave del crecimiento. Aunque en los afectados se han observado desequilibrios significativos a nivel de los mediadores neurohormonales pretalámicos, lo cual origina disminución en la secreción de hormona de crecimiento, este 58 Sección I • Bases para el estudio del crecimiento Fig. 5-7. Requerimientos nutricios y sus alteraciones. SNC = sistema nervioso central. mecanismo no parece ser el único involucrado en el trastorno. La posibilidad de que la lesión al crecimiento se deba al tratamiento usado para la resolución de diversos problemas de salud debe enfatizarse de manera especial, ya que se ha podido demostrar que algunos fármacos producen efectos lesivos directos sobre el sistema de la hormona del crecimiento. Por ejemplo, los antihistamínicos, especialmente la difenhidramina, pero no el astemizol ni el ketotifeno, así como los antiserotoninérgicos, bloquean la secreción de hormona de crecimiento (fig. 5-7). LECTURAS RECOMENDADAS Bodmer WF, Cavalli LLS. Inteligencia y raza. En: Scientific American. Psicobiología evolutiva. Barcelona: Fontanella, 1976:147. CEPAL. La juventud latinoamericana en los años ochenta: igualdad de oportunidades en educación y empleo. División de Desarrollo Social, CEPAL, 1991. CEPAL. La pobreza en América Latina: dimensiones y políticas. Chile, 1985. Cravioto AJ, Arrieta R. Nutrición, desarrollo mental, conducta y aprendizaje. DIF/Unicef, 1982. Gandner LI. El enanismo por privación. En: Scientific American. Psicobiologia evolutiva. Barcelona: Fontanella, 1976:121. Hedstrom I. La situación ambiental en Centroamérica y el Caribe. Bogotá: Departamento Ecuménico de Investigaciones, 1989. Jordán JR. Desarrollo humano en Cuba. La Habana: Científico-Técnica, 1979. Levine S. La estimulación en la primera infancia. En: Scientific American Collection. Psicobiología evolutiva. Barcelona: Fontanella, 1976:69. Martínez D. El trabajo de los menores de edad en Centroamérica. Guatemala: PREALC-OIT, 1992. Myers WE. Protección de los niños trabajadores. Unicef, 1991. ONU. 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Capítulo 6 Energética del crecimiento Los procesos, modificaciones y adaptaciones energéticas y metabólicas responsables del crecimiento celular son múltiples y complejos, y aunque en la actualidad no se entienden por completo sí se ha establecido que las principales determinantes energéticas del crecimiento son: 1. Mantener un equilibrio adecuado entre la generación de energía y de temperatura; esto debe permitir la supervivencia y la síntesis de material de novo a mayor velocidad de lo habitual, para facilitar la división celular y los posteriores procesos cronológicos del crecimiento. 2. Permitir la alcalinización intramitocondrial que favorece el acoplamiento de energía a compuestos como el difosfato de adenosina (ADP) para formar trifosfato de adenosina (ATP), lo mismo que la alcalinización del citoplasma como acontecimiento previo e indispensable en todas las clonas celulares estudiadas, para permitir la duplicación del material genético nuclear. El estado de nutrición es un conjunto de funciones armónicas y solidarias entre sí, que tiene lugar en todas y cada una de las células del organismo, y de las cuales resulta la composición corporal, la salud y la vida misma. La dieta de consumo, sin embargo, no es sinónimo de nutrición, dado que los nutrimentos sólo adquieren importancia en la medida en que sean bien digeridos, absorbidos y metabolizados; cuando así sucede, liberan energía química almacenada y permiten el equilibrio termoenergético que facilita la incorporación de elementos al protoplasma y estructuras celulares, es decir, el crecimiento. Así pues, el estado de nutrición (como concepto integral) es equivalente al crecimiento logrado con anterioridad; pero de ninguna manera el crecimiento expresado hasta un momento dado (que representa en forma parcial los estados de nutrición previos) es la manifestación del estado actual de nutrición. Las alteraciones agudas de la nutrición afectan primero el ritmo, la velocidad y la composición corporal pero no la proporcionalidad (se sacrifica el tamaño pero se conserva la forma); sin embargo, los trastornos crónicos sí la modifican al limitar con mayor gravedad los segmentos corporales que en ese momento deben mostrar mayor velocidad de crecimiento y desarrollo. La desnutrición aguda puede detener la división celular; pero si la célula está en etapa de adición de citoplasma, puesto que la replicación no se modifica, se descartan alteraciones funcionales. Esto explica en parte las diferencias que se observan en diversas edades como consecuencia de la desnutrición. Cuando la célula no se encuentra en el momento crítico de síntesis de material genético, el tejido mantiene el mismo número de células, pese a que el volumen de cada una de éstas sea menor; por tanto, se conserva el desempeño orgánico, aunque se detiene la progresión del crecimiento. Bajo la premisa de que la nutrición consiste en la ingestión y aprovechamiento de los nutrimentos en los ciclos oxidativos, se puede inferir que el peso en relación con la edad es un buen indicador del estado nutricio prevaleciente en la comunidad y también señala consecuencias pasadas, mientras que el peso en relación con la estatura indica el estado actual de nutrición. De la misma manera, una estatura inferior a la esperada para la edad, como común denominador de una población, indica nutrición previa defectuosa o condiciones ambientales desfavorables, o ambas cosas, pero no es representativa del potencial genético de crecimiento. 59 60 Sección I • Bases para el estudio del crecimiento Cuando las alteraciones agudas en el estado nutricio impiden un equilibrio energético adecuado, el organismo utiliza las reservas nutricias y disminuye el volumen del tejido adiposo para preservar la masa celular del resto del cuerpo y mantener la velocidad de multiplicación celular; es decir, se mantiene la estatura y se sacrifica el peso. Por otro lado, las alteraciones nutricias crónicas disminuyen tanto el peso como la velocidad de crecimiento y en consecuencia la estatura acumulada; pero se mantiene la funcionalidad corporal siempre que no se afecte la diferenciación celular. Los individuos en fases rápidas de diferenciación y multiplicación celulares, que estén sometidos a desnutrición crónica, verán afectados no sólo el peso y la estatura, sino también la función orgánica. Las alteraciones crónicas en el equilibrio acidobásico, hidroelectrolítico, o ambos, limitan la capacidad de obtención de trifosfato de adenosina y calor, así como los mecanismos iniciales de duplicación del ácido desoxirribonucleico; de ese modo, se lesiona el crecimiento y potencialmente la diferenciación celular. Así entonces, la relación entre peso, estatura y edad permite inferir lo siguiente: 1. Estatura y peso bajos para la edad, pero armónicos y con incrementos normales, se observan en individuos con talla baja familiar, o bien en estados previos de desnutrición ya superados. 2. Peso inferior de lo esperado para la edad y para la estatura, con velocidad de crecimiento menor de la esperada para la edad, sugiere desnutrición tanto previa como actual. 3. Peso inferior para la edad y la talla, pero con estatura normal para la edad, indican estado previo de nutrición adecuada, con desnutrición actual. Las alteraciones en la energética del crecimiento, repercuten en éste de acuerdo con el momento critico de diferenciación o multiplicación celular en que se presenten De acuerdo con su etiología, las alteraciones de la energética del crecimiento pueden dividirse en: 1. Falta de aporte nutricio adecuado: desnutrición primaria por consumo inadecuado de alimentos; alteraciones digestivas enzimáticas de origen hepático, pancreático o enteral; diarrea crónica de cualquier etiología; nefropatías de origen glomerular (pérdida de albúmina) o tubular (pérdida de aminoácidos, iones, etc.), o ambas. 2. Alteraciones en el transporte de nutrimentos a los tejidos: cardiopatías, neumopatías, anemias crónicas, disproteinemias, enfermedades vasculares, etcétera. 3. Defectos en la utilización de nutrimentos: en fermedades congénitas del metabolismo inter mediario de carbohidratos (glucogenosis, fructosemia, galactosemia, etc.), proteínas (enfer medad de la orina con olor a jarabe de maple, glicinemia, alteraciones del ciclo de la urea, etc.), macromoléculas (esfingolipidosis, mucopolisacaridosis, gangliosidosis, leucodistrofias, etc.), acidosis orgánicas crónicas (acidosis tu bulares renales, tanto proximal como distal, acidosis metilmalónica, etc.), y alteraciones neuroendocrinas (hipotiroidismo e hipertiroidismo, neuroblastoma, hipoparatiroidismo e hiperparatiroidismo, diabetes, etc.). Cuando se detecta a tiempo que una enfermedad disminuye la capacidad de crecimiento y el gradiente de maduración orgánico (es decir, la progresión en estatura y edad biológica), es posible iniciar un tratamiento adecuado y oportuno y lograr la recuperación de ambos, sin lesionar de manera grave ni la estatura final esperada ni el desarrollo orgánico. Sin embargo, cuando el gradiente de maduración no se detiene, la estatura final alcanzada será invariablemente menor a la esperada en relación con la carga genética del individuo. Por ello, en términos generales, un individuo con estatura baja, secundaria a la influencia de factores modificadores negativos del crecimiento y con indicios de edad ósea retrasada, tiene mejor pronóstico para el crecimiento que aquel que mantiene una edad ósea acorde con la edad cronológica. La comprensión de la energética del crecimiento permite un mejor abordaje racional del paciente con alteraciones del crecimiento y desarrollo, y facilitará la valoración del paciente sometido a tratamiento para una patología orgánica. Por fines didácticos, los fenómenos de producción térmica, producción energética (trifosfato de adenosina) y de acidificación celular y mitocondrial se estudiarán por separado, pero debe entenderse que todos se llevan a cabo de manera simultánea durante algunas etapas del ciclo celular. EQUILIBRIO TERMOENERGETICO Las células necesitan obtener energía para llevar a cabo las reacciones metabólicas y mantener una Capítulo 6 • Energética del crecimiento temperatura que permita el funcionamiento enzimático en condiciones óptimas. Ambos procesos se realizan de manera conjunta dentro de la mitocondria; en este organelo se lleva a cabo la integración del metabolismo oxidativo de carbohidratos, lípidos y proteínas. La energía metabólica se obtiene de la degradación de los compuestos orgánicos, de modo que cuando se libera energía contenida en los enlaces de carbono primordialmente, y de nitrógeno y sulfatas de manera secundaria, los productos finales son bióxido de carbono y agua; el primero se produce a través del ciclo de Krebs y la segunda en la cadena respiratoria (ambos acontecimientos son intramitocondriales). La energía se transporta mediante compuestos con enlaces moleculares que al romperse pueden proporcionarla en grandes cantidades; entre ellos, el prototipo clásico es el trifosfato de adenosina (ATP), que se utiliza a corto plazo para la realización de: 1. Trabajo osmótico de la célula, es decir, la re gulación de las concentraciones iónicas intracelulares, el transporte de productos de los organelos y el transporte axoplásmico de neurotransmisores. 2. Trabajo biosintético requerido para la conformación de polisacáridos, lípidos, proteínas, glucoproteínas, lipoproteínas y material genético (fig. 6-1). El trifosfato de adenosina producido por el metabolismo oxidativo se utiliza en el trabajo os- Fig. 6-1. Balance energético/térmico. 61 mótico y biosintético, y después de liberar un fosfato energéticamente alto se degrada a difosfato de adenosina; para su regeneración es necesaria la participación de nuevas reacciones oxidativas, en un círculo metabólico que se perpetúa durante toda la existencia (fig. 6-2). Por otro lado, no toda la energía producida durante el metabolismo oxidativo se emplea en la generación de trifosfato de adenosina: una parte se utiliza para mantener la temperatura corporal, ya quedara que se lleven a cabo las reacciones metabólicas, se requiere una cinética molecular mínima, la cual depende de la temperatura a la que se encuentra el organismo (para que una molécula reaccione con otra, se necesita en parte del aporte de energía exógena a la reacción y esto es proporcionado por la energía térmica). Por tanto, es de vital importancia que el organismo sea capaz de producir una cantidad de temperatura semejante a la que se gasta en las reacciones metabólicas, y que evite pérdidas innecesarias de calor. El control de la temperatura corporal depende de la producción de calor, de su eliminación y de la termorregulación: 1. La producción de calor es un proceso químico y metabólico basado en la degradación oxidativa de los nutrimentos; depende en forma primaria de la velocidad en los procesos intramitocondriales de oxidorreducción, del aporte de oxígeno (trabajo ventilatorio), de la biodisponibilidad de oxígeno y alimentos (trabajo circulatorio y de perfusión tisular) y de las condiciones osmóticas y regulación del equilibrio acidobásico. Es decir, de la producción de calor depende la capacidad de satisfacción de las demandas metabólicas, y la energía obtenida a través de éstas se utiliza en parte para asegurar la producción de calor. Fig. 6-2. Ciclo energético. 62 Sección I • Bases para el estudio del crecimiento 2. La eliminación de calor se efectúa a través de varios mecanismos; los más importantes son: A. Evaporación de calor por la piel y ventilación pulmonar; de este modo se pierde al rededor de 25% de calor. B. Conducción, convección y radiación; así se pierde 70% de calor. C. Acondicionamiento de la temperatura del aire inspirado y de los alimentos ingeridos, que por lo general tienen temperatura inferior a la del cuerpo; para esto se usa alrededor de 3% de la producción diaria de temperatura. D. Excreción de productos orgánicos de desecho; la pérdida de calor por este medio representa 2% de la producción diaria de temperatura. 3. La termorregulación orgánica es mediada tanto por el trabajo mecánico a través de los músculos esqueléticos (contracción muscular involuntaria) y de los cambios de postura y actitud, como por el trabajo metabólico determinado en gran medida por la respuesta a catecolaminas en hígado y tejido adiposo pardo. El tejido adiposo pardo es capaz de utilizar toda la energía derivada del metabolismo oxidativo para la generación de calor, sin producir trifosfato de adenosina; en el ser humano, aunque es más escaso que en otros mamíferos, este tejido se localiza alrededor de los músculos y vasos sanguíneos del cuello, de la entrada de los grandes vasos al tórax y de la aorta abdominal, ríñones y glándulas suprarrenales. Metabolismo basal El metabolismo basal consiste en los requerimientos de producción de energía para mantener una temperatura corporal superior a la ambiental que permita el suministro energético mínimo de los tejidos en reposo. Debe tomarse en cuenta que el ambiente es capaz de aumentar y disminuir la temperatura corporal y que, por tanto, la producción de calor del organismo dependerá y variará de acuerdo con las condiciones termoclimatológicas; en consecuencia, existe una relación inversamente proporcional entre la temperatura del ambiente y las necesidades orgánicas de generar calor. De los conceptos anteriores se concluye que existe una temperatura ambiental, por debajo de la cual un organismo termorregulante en reposo debe aumentar la tasa de producción metabólica de calor; las variaciones individuales dependen de la edad y, en recién nacidos, de su maduración funcional y, por tanto, de la edad gestacional e, indirectamente, del peso alcanzado, y se denomina "temperatura crítica inferior" (cuadro 6-1). Un neonato a término, para mantener una temperatura corporal adecuada, gasta 62 kcal/m2/hora a temperatura ambiental templada; pero si ésta es inferior a 20°C, el gasto energético se eleva hasta 182 kcal/m2/hora, lo cual implica aumentar casi al triple su metabolismo oxidativo y, por tanto, su consumo de reservas de carbohidratos (glucógeno) y de grasas. De esa manera, a largo plazo será incapaz de sobrevivir en estas condiciones. El cerebro, el hígado, el corazón y los ríñones (que tienen un peso conjunto de 6% del cuerpo), utilizan 66% de la energía obtenida a través del metabolismo basal, y el tejido muscular, con un peso del 40 a 50% del corporal total utiliza de 25 a 30 por ciento (fig. 6-3). En términos generales, el metabolismo basal disminuye 10% durante el sueño, y las mujeres no gestantes requieren 10% menos que los varones. A todo lo anterior debe agregarse que por cada gramo de tejido nuevo formado se requiere en promedio de 3.2 kcal; esta cifra puede variar entre 1.2 y 7.2 kcal/g de acuerdo con el contenido proteínico y graso de los alimentos. De ese gasto, 8.4 a 9.2% se atribuye al trabajo de síntesis; 30 a 40% al trabajo osmótico, y 40 a 50% a la producción de calor. Entonces, resulta claro que para que un organismo pueda crecer necesita producir energía mediante el metabolismo oxidativo de los nutrimen- Capítulo 6 • Energética del crecimiento tos, y que ésta se utiliza tanto para generar trifosfato de adenosina como para mantener la temperatura corporal en valores adecuados. Metabolismo oxidativo El organelo intracelular encargado del equilibrio termoenergético es la mitocondria, en donde se realiza la cadena respiratoria. Este proceso causa de manera directa la producción celular de trifosfato de adenosina por medio de reacciones químicas en que los electrones (donados por oxidación de compuestos orgánicos y transportados a través de un sistema de moléculas acarreadoras protónicas que crean un gradiente electroquímico transmembrana) son aceptados por oxígeno para formar una molécula de agua. La formación del gradiente electroquímico consiste en diferencias de concentraciones de iones hidrógeno (pH) y del potencial eléctrico transmembrana. Las reacciones químicas se generan a partir de iones hidrógeno que se liberan en las reacciones del ciclo de Krebs luego de rompimiento de las cadenas de carbono en carbohidratos y lípidos (y con menor frecuencia en proteínas), con lo cual se forma bióxido de carbono. El ion hidrógeno se une a una molécula de dinucleótido de nicotinamida y adenina (NAD) que se transforma y adopta una forma reducida (NADH + H+), la cual transporta un ion hidrógeno y un electrón en forma de par electrónico; en la matriz, cede los pares electrónicos a moléculas acarreadoras, alternándose acarreadores de protones y acarreadores de electrones, debido a que los protones son solubles en agua mien- 63 tras que los electrones no lo son. Cuando los acarreadores de protones se ponen en contacto con acarreadores de electrones, los protones se liberan al agua, y cuando el acarreador de electrones se pone en contacto con un acarreador de protones, éstos son donados por el medio para reconstituir un hidrógeno; estas reacciones se denominan reacciones de oxidorreducción (fig. 6-4). El flujo de protones y electrones se lleva a cabo en dirección a menor energía libre; es decir, el potencial de oxidorreducción del dinucleótido de nicotinamida y adenina es mayor que el de la ubiquinona, el de ésta mayor al del citocromo B, y así sucesivamente. La diferencia de potencial entre el dinucleótido de nicotinamida y adenina en su forma reducida y el oxígeno es de 1.2 V, y dado que la corriente total de la mitocondria es cercana a 100 Q, se generan 120 w por cada par transportado. Aunque al principio y por efecto de los acarreadores la mitocondria es rica en iones hidrógeno, más tarde éstos se incorporan al oxígeno para formar agua a través de los procesos de oxidorreducción de la cadena respiratoria; el efecto final neto es que el interior de la mitocondria tiene una menor concentración de iones hidrógeno libres, por lo que su pH es más alcalino que el citoplásmico. Sin embargo, la alcalinización intramitocondrial tiene que aumentar a valores extremos para poder generar trifosfato de adenosina, mediante el ciclo de la ubiquinona (fig. 6-5). La ubiquinona es un compuesto intramitocondrial con propiedades para aceptar iones hidrógeno y electrones, y transportarlos tanto en un medio Fig. 6-4. Reacciones de oxidorreducción intramitocondriales que generan las energías metabólica y térmica. UBIQ = ubiquinona; CIT = citocromo; OX = oxidado(a); RED = reducido(a). 64 Sección I • Bases para el estudio del crecimiento Fig. 6-5. Ciclo de la ubiquinona (véase texto). hidroñlico como hidrofóbico. De acuerdo con el número de protones o electrones extra que transporte, la coenzima recibe diferentes nombres, y así: 1. (Fig. 6-5a) Un par de quinonas (2Q) acepta un par de electrones provenientes del paso de dinucleótido de nicotinamida y adenina en su forma reducida a dinucleótido de nicotinami da y adenina; en esta reacción, un par de pro tones (iones hidrógeno) se libera y pasa al medio extramitocondrial. Ambas quinonas se transforman entonces en quinonas oxidadas (2Qe-). 2. (Fig. 6-5b) Las quinonas oxidadas aceptan un par de protones de la matriz mitocondrial y se transforman en semiquinonas (2QH~). 3. (Fig. 6-5c) Las semiquinonas aceptan un par de electrones proporcionados por el citocromo B, y se transforman en semiquinonas oxidadas (2QHe-). 4. (Fig. 6-5d) Las semiquinonas oxidadas acep tan ahora un par de protones provenientes de la matriz mitocondrial y se reducen de manera que se transforman en hidroxiquinonas (2QH2). 5. (Fig. 6-5e) Las hidroxiquinonas liberan un par de protones (que pasan al medio extramitocon drial) y otro de electrones (que oxidan al citocromo C), y se transforman en semiquinonas reducidas (2QH). 6. (Fig. 6-5f) Finalmente, las semiquinonas redu cidas liberan otro par de protones (que salen de la mitocondria) y un par de electrones (que se unen al citocromo B y lo oxidan); así se transforman en quinonas (2Q). El balance total es que por cada par transferido por el dinucleótido de nicotinamida y adenina (en su forma reducida) a la quinona, durante el ciclo salen seis protones (iones hidrógeno) de la mitocondria; así se crea un gradiente negativo de iones hidrógeno que alcaliniza aún más el pH intramitocondrial. El citocromo B, al oxidarse, es capaz de aceptar un par de electrones del dinucleótido de nicotinamida y adenina en su forma reducida, con lo cual se inicia la cadena respiratoria; así, el ciclo de la ubiquinona y la cadena respiratoria se efectúan de manera interdependiente, pero también lo pueden hacer por separado o de modo autónomo. Por la concentración de iones hidrógeno a uno y otro lado de la membrana mitocondrial, se determina un gradiente, el cual tiene dos acciones principales: se crea un campo electrostático que ocasiona movimiento de iones, y se favorece la entrada de iones hidrógeno a la mitocondria a través de canales específicos. 1. Movimientos iónicos (fig. 6-6). La finalidad de estos cambios es asegurar un equilibrio eléctrico que permita la captación de difosfato de adenosina y la generación y salida de trifosfato de adenosina de la mitocondria; a la vez, las diferencias iónicas producidas permiten la transformación morfológica de la mitocondria para mejorar su capacidad energética. A. Por cada ion hidrógeno que sale de la mitocondria, entra una molécula de sodio os móticamente activa y, por tanto, aumenta el contenido de agua intramitocondrial, con Fig. 6-6. Movimientos iónicos y eléctricos que se generan en la mitocondria. Capítulo 6 • Energética del crecimiento lo cual se modifica la distancia entre la membrana interna y la externa de este organelo. B. Para evitar un edema intramitocondrial, sale de la mitocondria un hidroxilo y junto con el ion hidrógeno forma agua. C. La salida del hidroxilo permite la entrada de un ácido fosfórico, el cual se disocia en fosfato e ion hidrógeno. El fosfato se utili za para unirlo a un difosfato de adenosina y formar trifosfato de adenosina, mientras que el ion hidrógeno es captado por el ci clo de la ubiquinona. D. Luego de formarse, el trifosfato de adeno sina sale de la mitocondria, con lo cual se permite el ingreso de un difosfato de ade nosina antes generado en el trabajo biosintético y osmótico; por la diferencia de car gas también se acepta la entrada de otro ácido fosfórico para regenerar trifosfato de adenosina. E. Además, por los movimientos iónicos ex puestos, hay movilización del calcio; sin embargo, el equilibrio intraextramitocondrial de este ion no se altera, por lo que se ha supuesto que desempeña una función re guladora en la obtención de energía. 2. Entrada de iones hidrógeno a la mitocondria. La generación de energía térmica depende de la alcalinización de la matriz mitocondrial a través del ciclo de la ubiquinona, y la generación de trifosfato de adenosina necesita de la recaptación intramitocondrial de los iones hidrógeno. A. Dada la diferencia de pH intramitocondrial y extramitocondrial, los iones hidrógeno tienden a entrar a la mitocondria; este paso se regula por una proteína de membrana específica denominada proteína F1-F0. B. Los iones hidrógeno se unen a la proteína y modifican la carga de ésta al mismo tiempo que ocasionan un cambio conformacional en la estructura terciaria; de esa manera se expone un sitio que une de manera selectiva al difosfato de adenosina. Un fosfato contenido en la proteína se une al difosfato de adenosina en una reacción espontánea favorecida por el medio altamente hidrofílico del citoplasma, y se genera así una molécula de trifosfato de adenosina. C. El trifosfato de adenosina ya unido al complejo proteínico, se disocia de éste, haciendo que el complejo F1-F0 regrese a su configuración inicial (fig. 6-7). 65 Fig. 6-7. Generación de trifosfato de adenosina (ATP) por el complejo proteínico FI-FQ. ADP = difosfato de adenosina. La figura 6-8 muestra el equilibrio de todas estas reacciones, y la figura 6-9 esquematiza el metabolismo termoenergético que se realiza en la mitocondria. Se entiende así que la alcalinización intramitocondrial es indispensable para permitir la generación de trifosfato de adenosina a partir de la energía liberada por el metabolismo oxidativo, y que además las alteraciones a este nivel pueden lesionar gravemente el equilibrio energético de la célula. Por cada par electrónico que recorre la cadena respiratoria, y debido a la diferencia de potencial de oxidorreducción de los citocromos, se generan cinco sitios en que se libera energía térmica. Cuando la cadena respiratoria se desacopla, es decir, cuando se interrumpe el flujo de electrones y protones entre los citocromos y el ciclo de la ubiquinona, toda la energía liberada es térmica y, por tanto, sube la temperatura corporal. En apariencia, el efecto de catecolaminas, hormonas tiroideas y pirógenos bacterianos, entre otros compuestos, y que conlleva a elevación de la temperatura, se debe a desacoplamiento transitorio de la cadena respiratoria. La vía energética metabólica o térmica de las mitocondrias está programada y obedece a un mensaje genético determinado por el ácido desoxirribonucleico mitocondrial, independiente del ácido desoxirribonucleico nuclear; sin embargo, se des- 66 Sección I • Bases para el estudio del crecimiento Fig. 6-8. Equilibrio energético de la mitocondria. conoce cómo funcionan los agentes inductores para que se genere ácido ribonucleico mitocondrial y se regule la vía de utilización de energía. Por ejemplo, en el hipotiroidismo, y debido a la falta de producción o acción de la triyodotironina, la mayoría de las mitocondrias muestran cadenas respiratorias acopladas. Esto produce: 1. Menor generación de energía térmica con la consecuente intolerancia a temperaturas am bientales bajas. 2. Menor demanda de producción de trifosfato de adenosina, lo cual disminuye la velocidad de las reacciones del ciclo de Krebs (a través de las llamadas enzimas alostéricas: cítrico sintetasa, pirúvico cinasa, etc.) y, por tanto, reduce el metabolismo oxidativo de los nutrimentos, que a su vez permite una acumulación fácil de éstos con la consecuente tendencia al aumento de peso a pesar de ingerir menor cantidad de alimentos. La disminución de la generación de energía térmica produce una "hipotermia relativa intracelular"; ésta ocasiona reducción de la velocidad de las reacciones metabólicas y, por tanto, las velocidades de crecimiento y desarrollo de la célula se afectan de manera importante. En conclusión, el equilibrio termoenergético: Fig. 6-9. Esquema del metabolismo termoenergético que se realiza en el ámbito de la mitocondria. 1. Es la serie de reacciones quimicometabólicas basadas en la degradación oxidativa de los nutrimentos para liberar la energía contenida de manera principal en los enlaces de carbono. Capítulo 6 • Energética del crecimiento (ti Fig. 6-10. Alcalinización citoplásmica para el crecimiento celular. FCDP = factor de crecimiento derivado de plaquetas; FCE = factor de crecimiento epidérmico; HAD = hormona antidiurética. 2. El equilibrio entre la producción de energía metabólica (trifosfato de adenosina) y la producción de energía térmica depende de la proporción de cadenas respiratorias acopladas en cada mitocondria, lo cual a su vez se regula a través de neurotransmisores por lo general hormonales. 3. La definición de la dirección del equilibrio entre trifosfato de adenosina y calor así como su rit mo y velocidad, se determina por la tempera tura ambiental, los mecanismos de control de la temperatura, el aporte de nutrimentos diario y el estado en que se encuentra el organismo (crecimiento, mantenimiento o recuperación, o todos éstos). ALCALINIZACION CITOPLASMICA Los ciclos energético y térmico son indispensables para garantizar el trabajo y la eficacia metabólicos; pero además se requiere de condiciones acidobásicas específicas para facilitar la acción de los factores de crecimiento sobre la regulación de la expresión del genotipo, así como de acelerar los procesos de síntesis de proteínas conforme las necesidades derivadas del signo de crecimiento conveniente para cada momento. Se sabe que para que se inicie la duplicación del ácido desoxirribonucleico, es necesario que el pH intracitoplásmico aumente 0.1 a 0.3 unidades (de 7.5 a 7.8). Este fenómeno se presenta de manera universal en todas las células que se han estudiado en modelos in vitro, pero parece corresponder a una necesidad fisiológica. La alcalinización citoplásmica se logra a través del llamado canal de sodio e hidrógeno, el cual por acción de los complejos "factor de crecimien- to-receptor", permite la salida de un ion hidrógeno y la entrada concomitante de un sodio. Los factores de crecimiento identificados hasta el momento como la causa directa de este intercambio iónico son: el factor de crecimiento derivado de plaquetas, el factor de crecimiento epidérmico, la insulina, el factor de crecimiento tipo insulina-1 o somatomedina C, la bombesina y la hormona antidiurética, aunque es muy probable que para cada tipo celular existan varios factores y hormonas que tengan un efecto similar. El sodio captado sale de la célula a través de la bomba de sodio y potasio, y de ese modo se cambia el pH sin ocasionar diferencias en los parámetros osmóticos y eléctricos de la célula. La activación del canal de sodio e hidrógeno, junto con los efectos facilitadores del calcio, fosfolípidos y diacilglicerol, logran que una proteincinasa C inactiva se transforme en proteincinasa C activa, la cual modifica el índice de fosforilación y desfosforilación de las proteínas encargadas de activar al "inductor" de la duplicación del ácido desoxirribonucleico (fig. 6-10). A partir de este momento, la duplicación y replicación del material genético se lleva a cabo de acuerdo con lo expuesto en el capítulo 3 (Genética del crecimiento). Es evidente que en la misma célula no pueden coexistir ciclos oxidativos y duplicación del material genético, ya que cuando las mitocondrias producen energía térmica, se alcalinizan a expensas de acidificar el citoplasma y esto inhibe los mecanismos reguladores de la expresión genotípica. LECTURAS RECOMENDADAS Alexander G. Body temperature control in mammalian young. BrMedJ 1975;31:61. 68 Sección I • Bases para el estudio del crecimiento Berridge MJ, Irvine RF. Inositol phosphates and cell signaling. Nature 1989;341:197. Boyer PD. A Perspective of the binding change mechanism for ATP synthesis. FASEB J 1989;3:2164. Buckowiecki LJ, Folléa N, Lupien J. Metabolic relationship between lipolysis and respiration in rat brown adipocytes. J Biol Chem 1981;256:12840. Calzada RL, Bojórquez OA. Respuesta metabólica: modificaciones energéticas y adaptaciones metabólicas en neonatos. Acta Pediatr Mex 1995;15:288. Calzada RL, Bojórquez OA. Termorregulación. Acta Pediatr Mex 1992;13:198. Catterall WA. Structure and function of voltage-sensitive ion channels. Science 1988;242:50. D'Alessio DA, Kavle EC, Mozzoli MA. Thermic effect of food in lean and obese men. J Clin Invest 1988;81: 1781. Edelman IS. Thyroid thermogenesis. N Engl J Med 1974; 290:1303. Garrow JS. Energy balance in man-an overview. Am J Clin Nutr 1987;45:1114. Hunter T, Karim M. The regulation of transcription by phosphorilation. Cell 1992;17:418. James WPT, Trayhurn P. Thermogenesis and obesity. Br Med Bull 1981;37:43. Newsholme EA. A possible metabolic basis for the control of body weight. N Engl J Med 1980;302:400. Ravussin E, Lillioja S, Anderson TE, Christin L, Bogardus C. Determinants of 24-hour energy expediture in man. JClin Invest 1986;78:1568. Rothwell NJ, Stock MJ. A role for brown adipose tissue in diet-induced thermogenesis. Nature 1979;281:31. Welle S, Campbell RG. Stimulation of thermogenesis by carbohydrate overfeeding. J Clin Invest 1983;71:916. Capítulo 7 Cinemática del crecimiento Estudia las manifestaciones del crecimiento a través del tiempo, sin considerar las causas y fenómenos responsables de su progresión o detención. Dicho estudio no puede nacerse de manera prospectiva (a futuro), y por ello debe considerarse que la cinemática evalúa sólo las consecuencias, es decir, lo que se ha logrado en momentos anteriores de la vida, y hasta el momento actual. En la etapa pediátrica, el estudio de la cinemática del crecimiento es indispensable para establecer con grado de certeza adecuado si el fenómeno posee carácter fisiológico (permitiendo la expresión adecuada del genoma) o patológico (por influencias negativas de factores determinantes anormales o por la existencia de factores modificadores, o ambos). La velocidad de crecimiento (VC) es la determinante fundamental de la cinemática; para cada momento del fenómeno se alcanza un gradiente de maduración y tamaño determinados. Así, por ejemplo, la dirección depende de la diferencia de velocidad de crecimiento de los distintos segmentos corporales (el encéfalo y, de manera secundaria, el cráneo tienen mayor velocidad de crecimiento que las extremidades durante las primeras etapas de la vida, por lo cual la dirección en la que progresa el crecimiento es cefalocaudal). El ritmo de crecimiento indica la relación entre la velocidad de crecimiento de los distintos tejidos y la velocidad de maduración de éstos (el tejido linfoide muestra gran velocidad de crecimiento durante los primeros años y luego ésta disminuye, mientras que el tejido genital acelera su velocidad de crecimiento y maduración hasta la etapa pubescente). El momento del crecimiento se refiere al análisis de todas estas variables en un punto del fenómeno (qué dirección y ritmo de crecimiento se observan a una determinada edad para poder inferir si las velocidades de crecimiento han sido adecuadas o no). En este capítulo se exponen las medidas prácticas disponibles para evaluar el crecimiento logrado por un niño. MODELOS DE REFERENCIA El estudio y la valoración del crecimiento de un individuo serían difíciles de realizar sin patrones de referencia obtenidos a través de la medición de longitudes, circunferencias, diámetros, perímetros y las relaciones entre todos ellos. Aunque se dice que la estadística genera patrones pero disminuye la información (ya que se maneja lo abstracto y se pierde lo concreto), hasta el momento no existe algún método de análisis del crecimiento superior a la comparación con patrones estadísticos de la población "asintomática" que vive en condiciones "ordinarias". Para que un estudio de crecimiento pueda ser considerado modelo de referencia adecuado, es necesario que se observen las siguientes condicionantes: 1. La población estudiada debe ser sana, o por lo menos no evidenciar algún padecimiento orgánico, a menos que el estudio pretenda enfocar el crecimiento de individuos con una de terminada patología (síndrome de Turner, síndrome de Down, tetralogía de Fallot, etc.). 2. Debe describirse el entorno social, económico y cultural de los estudiados, para facilitar así la comparación de poblaciones que vivan en circunstancias parecidas o considerar las diferencias existentes con la población que se va a contrastar. 69 70 Sección I • Bases para el estudio del crecimiento 3. Los parámetros elegidos deben ser fáciles de obtener, y ser representativos del fenómeno o los fenómenos que se desean estudiar. 4. Las medidas y sus puntos de referencia deben circunscribirse a las descritas en el ámbito internacional y, en caso contrario, deben estar definidas con precisión. 5. Las determinaciones deben basarse en técnicas estándar y aceptadas en el ámbito internacional, de tal manera que se facilite su comparación con las de otros autores. 6. Las medidas deben ser tomadas con el instrumento adecuado, comprobado para su funcionamiento. 7. Todo estudio de crecimiento debe actualizarse cada 10 años para mantener su validez o cuando sea necesario. Los modelos de referencia pueden obtenerse a través de tres tipos fundamentales de estudios: longitudinales, transversales y semilongitudinales. Estudios longitudinales Los estudios longitudinales son aquellos que se generan a través de la medición de un mismo grupo de individuos durante todo su crecimiento. Son difíciles de realizar debido al lapso necesario para la observación (incluso hasta 18 a 20 años) y al elevado costo que implica; además existe la posibilidad de que un porcentaje de los estudiados deserten, con lo cual se pierde la información que pudieran haber aportado. Los resultados obtenidos a través de los estudios longitudinales informan sobre "distancias alcanzadas" y acerca de "velocidades de crecimiento", por lo que son útiles para analizar las posibles repercusiones y recuperaciones de patologías orgánicas o sociogeopolíticas específicas, o ambas, sobre el crecimiento. A través de ellos se pueden describir gradientes de maduración. Estudios transversales Estos se realizan a través de la medición de uno o varios grupos de individuos de la misma edad en un solo "momento" del crecimiento y, por tanto, son más fáciles, rápidos y económicos que los estudios longitudinales. Por ejemplo, en un lapso relativamente corto, es posible obtener mediciones de niños de varios grupos de edad (6, 7, 8 años, etc.), y calcular así la distribución estadística por percentilas de cada grupo de edad. Este tipo de estudio informa sólo sobre "distancias alcanzadas" para una determinada edad cro- nológica, pero no es posible tratar de valorar "velocidades de crecimiento"; por tanto, su información debe considerarse representativa de las condiciones anteriores de vida de cada sujeto estudiado, sin inferirse con certeza las repercusiones que los factores modificadores del crecimiento hayan podido tener de manera individual sobre la población. Debido a que todos los individuos estudiados se analizan en un solo momento de su crecimiento, tampoco es posible establecer "gradientes de maduración". Estudios semilongitudinales Los estudios semilongitudinales se realizan a través de la medición de las características de varios grupos de individuos de la misma edad, seguidos de manera prospectiva durante un lapso que puede variar entre uno y más años. Al término del estudio, se sobreponen las gráficas de distancia, y en su caso de velocidad y gradiente de maduración de cada uno de los grupos; de este modo, es posible elaborar un estudio con resultados similares a los obtenidos mediante un estudio longitudinal. Por ejemplo, si se desea analizar las características de crecimiento de una población, se puede cuantificar el crecimiento de niños de seis, siete y ocho años de edad durante dos años; al finalizar, se sobreponen las distancias alcanzadas por el primer grupo a los seis, siete y ocho años, con las alcanzadas por el segundo a los siete, ocho y nueve años, y por el tercero a los 8, 9 y 10 años. De esta manera es posible analizar "estadísticamente" no sólo las distancias sino también las velocidades y los gradientes de maduración. La ventaja de estos estudios es que pueden proporcionar resultados similares a los de los estudios longitudinales en menor lapso, costo y posibilidad de deserción de los estudiados. Sin embargo, tienen algunas desventajas, ya que para cada grupo estudiado pueden existir diferencias de acuerdo con el momento en que se inició el estudio. Por ejemplo, si las condiciones socioeconómicas son inadecuadas para permitir una nutrición suficiente, los pacientes estudiados desde el nacimiento hasta los dos años (lapso en el que incrementarán en promedio 37 cm) sufrirán mayores repercusiones que los niños analizados de siete a nueve años (que en ese mismo periodo crecerán 12 cm); de esa manera, una lesión equivalente a 25% del crecimiento limitará 9.25 cm en el primer grupo pero sólo 3 cm en el segundo. Entonces, para que sus resultados puedan extrapolarse a otras poblaciones, y así se conozca su verdadera utilidad, es necesario describir las condiciones generales socioculturales, higiénicas, Capitulo 7 • Cinemática del crecimiento ambientales, políticas, económicas, geográficas y nutricias de la población estudiada durante el periodo analizado. En estudios de cualquier tipo se recomienda que las mediciones las realice un mismo observador, en condiciones similares y por duplicado. Cuando hay dos o más observadores involucrados en el estudio, se sugiere que por lo menos dos de ellos realicen mediciones para cada sujeto y que cada uno efectúe como mínimo dos mediciones; en caso de obtener medidas diferentes entre uno y otro, también se recomienda la repetición y supervisión por un tercero. Es decir, para que los resultados se consideren confiables y significativos, cada sujeto estudiado debe medirse siempre por el mismo grupo de observadores, y debe conocerse la variación intraensayo de cada observador, así como las variaciones interensayo entre dos o más observadores. Aunque parece obvio, es necesario enfatizar que todos los observadores que trabajan en grupo deben estar adiestrai respecto de las características ñsicas del equipo de medición, el uso clínico de estos aparatos, el mantenimiento necesario para su buen funcionamiento (tanto en condiciones estáticas como durante su transporte de un área de trabajo a otra), las técnicas de calibración y ajuste, y de colocación y posición de los estudiados en los distintos instrumentos de medición. El análisis de los resultados requiere la división de los estudiados de acuerdo con el sexo, la edad cronológica y el estadio de desarrollo pubescente alcanzado, como características mínimas in- 71 dispensables. Sin embargo, por lo general este último parámetro se descarta en la mayoría de los estudios publicados hasta la actualidad. La elaboración de los modelos de referencia considera "normales" los datos calculados a través del promedio de más o menos dos desviaciones estándar de la población estudiada. Al respecto, es necesario establecer lo siguiente: 1. Los análisis estadísticos poblacionales deben interpretarse como representativos de lo "habitual" y no de lo "normal". Un paciente sin signos ni síntomas de patología, y con un crecimiento y desarrollo normales se sitúa dentro de lo "habitual", y entonces puede considerársele "normal". 2. El promedio o media de una población no es lo mismo que la mediana aunque los valores no difieren de manera importante, por lo que la forma de analizar las desviaciones estándar (obtenidas a partir de la media) debe considerarse diferente del análisis de percentilas (obtenidas a partir de la mediana) (figs. 7-1 a 7-4). 3. Ningún niño está obligado a crecer de acuerdo con valores de la media obtenida por estudios transversales, y tampoco a alcanzar una estatura de manera paralela a ésta. Por el contrario, se espera una progresión paralela a las percentilas, sólo si el estudio se realizó de manera longitudinal o semilongitudinal. 4. Una desviación estándar agrupa a 68.26% de la población estudiada, y corresponde aproxi- Fig. 7-1. Desviaciones estándar de la talla (varones). 72 Sección I • Bases para el estudio del crecimiento Fig. 7-2. Desviaciones estándar de la talla (mujeres). madamente a las percentilas 15.87 y 83.13 de una población (alrededor de la mitad de la distancia entre las percentilas 10 y 25, y 75 a 90). 5. Dos desviaciones estándar agrupan a 95.44% de la población estudiada y corresponden a las percentilas 2.28 y 97.72 (alrededor de las percentilas 3 y 97). 6. Tres desviaciones estándar agrupan a 99.74% de la población y corresponden a las percentilas 0.13 y 99.87 (fig. 7-5). 7. No todos los individuos cuyas medidas antropométricas se encuentren entre la percentila 3 y la 97 (dos desviaciones estándar sobre la media) están sanos. Fig. 7-3. Distribución percentilar de la talla acumulada en varones. Capítulo 7 • Cinemática del crecimiento 73 Fig. 7-4. Distribución percentilar de la talla acumulada en mujeres. 8. No todos los individuos con medidas antropométricas inferiores a la percentila tres o con dos desviaciones estándar por debajo de la media, ni aquellos que se sitúan por arriba de la percentila 97 o dos desviaciones estándar por arriba de la media, son portadores de enfermedad les para el tipo de estudio que se pretende llevar a cabo (figs. 7-6 a 7-9): Puntos somatométricos de referencia Impares o sagitales Glabela. Punto más saliente del entrecejo. Gnatión. Punto más bajo de la mandíbula. Nasión. Punto localizado en la raíz de la na- SOMATOMETRIA El análisis somatométrico del crecimiento requiere del conocimiento de los puntos somatométricos de referencia y las medidas somatométricas más importantes, así como de la selección de los más úti- riz. Subnasal. Punto posterior del tabique nasal. Triquión. Punto medio de la frente, donde inicia el cabello. Fig. 7-5. Relación entre desviación estándar y percentilas, en relación con la estatura. 74 Sección I • Bases para el estudio del crecimiento Pares o laterales Vértice. Punto más elevado de la cabeza. Opistocráneo. Punto más saliente del occipital. Suprastemal. Punto medio del borde superior del esternón. Onfalión. Punto medio del ombligo. Sinfisión. Punto medio del borde superior de la sínfisis púbica. Eurión. Punto lateral más saliente del cráneo. Alar. Punto más lateral de las alas de la nariz. Gonión. Vértice del ángulo mandibular. Tragión. Punto sobre el borde superior del trago. Cigión. Punto más saliente de los arcos cigomáticos. Estilión. Punto más bajo de la apófisis estiloides del radio. Radial. Punto más alto del borde superior de la cabeza del radio. Dactilión. Borde anteroinferior de la yema del dedo medio de la mano. Acromion. Punto más laterosuperior de la apófisis acromion (omóplato). Telión. Punto medio de las tetillas. Iliocrestal. Punto más saliente de la cresta iliaca en sentido lateral. Iliospinal anterior. Punto más bajo de la espina iliaca anterosuperior. Esfirión. Punto más bajo del maleólo interno. Tibial. Punto más alto del borde interno de la tibia. Medidas somatométricas más importantes Talla o estatura de pie. Distancia vértice-suelo. El sujeto debe mantener la cabeza en posición neutral (canto externo del ojo a la misma altura que Fig. 7-7. Puntos somatométricos de cráneo y cara (vista de perfil). Capítulo 7 • Cinemática del crecimiento 75 Fig. 7-8. Puntos somatométricos del cráneo. la implantación superior del pabellón auricular); cuello, columna, cadera y rodillas extendidas por completo, y plantas de ambos pies totalmente apoyadas en una superficie horizontal. En niños se sugiere traccionar la cabeza hacia arriba, firme pero con suavidad, para asegurar que las articulaciones de columna y miembros inferiores se encuentran en extensión fisiológica. Talla sentado. Distancia vértice-mesa; debe vigilarse que la espalda se encuentre perpendicular a la mesa y la columna vertebral en extensión fisiológica. Longitud o estatura en decúbito (distancia vértice-calcáneo). El paciente debe acostarse en una superficie dura (evitar colchones o colchonetas) y perfectamente horizontal, y apoyar las plantas de ambos pies en una superficie que se encuentra a 90 grados sobre la horizontal; se tracciona a la altura de los ángulos de las ramas horizontal y vertical de la mandíbula (gonión) y de la apófisis mastoides, para asegurarse de que todas las articulaciones de columna y miembros inferiores se encuentran en extensión fisiológica. En niños se sugiere realizar esta medición entre dos personas, para que una de ellas fije los pies y la otra realice la extensión. Peso. De manera ideal, el sujeto debe estar desnudo, con la vejiga y el intestino vacíos y de pie en el centro de la base de la báscula. Debe recordarse que el peso se modifica en el transcurso del día (es mayor en las noches que en las mañanas), por lo que se aconseja medirlo en las mañanas o en su defecto a una hora similar del día en cada ocasión. A partir de la menarquía, las mujeres tienden a acumular agua en la segunda mitad del ciclo menstrual y, por tanto, se recomienda cuantificar el peso en el mismo día del ciclo menstrual si se pretende mantener un grado de confianza aceptable. Fig. 7-9. Puntos somatométricos del cuerpo. Perímetro cefálico. Circunferencia de la cabeza que se determina pasando una cinta métrica flexible por los siguientes puntos: glabela-eurión-opistocráneo-eurión-glabela. Diámetro anteroposterior de la cabeza. Distancia glabela-opistocráneo. Diámetro transverso máximo de la cabeza. Distancia eurión-eurión. Altura craneal. Distancia vértice-tragión. Anchura bicigomática. Distancia cigión-cigión. Anchura fisiognómica de la cara. Distancia trigión-gnatión. Altura morfológica de la cara. Distancia nasión-gnatión. Altura de la nariz. Distancia nasión-subnasal. Anchura de la nariz. Distancia alar-alar. 76 Sección I • Bases para el estudio del crecimiento Perímetro torácico. Circunferencia del tórax que se determina con una cinta métrica flexible que a la mitad de una respiración normal o de una inspiración no forzada debe pasar por los siguientes puntos: telión-acromion-telión-acromion. Brazada. Distancia dactilión-dactilión; durante su determinación, los brazos del paciente deben estirarse al máximo y colocarse perpendiculares a la columna vertebral. Longitud del miembro superior. Distancia acromion-dactilión de cada brazo. Longitud del antebrazo. Distancia radial-estilión. Longitud de la mano. Distancia estilión-dactilión. Perímetro del brazo. La circunferencia, localizada a la mitad de la distancia entre el acromion y el olécranon, se mide con una cinta métrica flexible mientras el paciente se encuentra de pie y con el brazo estirado, colgando libremente. Segmento inferior. Distancia sinfisión-calcáneo. Aunque puede determinarse con el sujeto de pie, en los niños se aconseja realizar la medición en decúbito dorsal. En realidad, el segmento inferior está constituido por estructuras óseas paraxiles (brazos y piernas) y representa la suma de las longitudes de los subsegmentos de los miembros; sin embargo, para fines de somatometría del crecimiento, es suficiente la determinación de la distancia sinfisión-calcáneo. Segmento superior. A la estatura en decúbito se resta la longitud del segmento inferior. Representa la suma de las longitudes del tronco (tórax, abdomen y pelvis) y la altura del cráneo. Longitud del miembro inferior. Distancia iliospinal anterior al suelo, con el sujeto de pie. Longitud del muslo. Distancia iliospinal anterior-tibial. Perímetro del muslo. La circunferencia de la pierna se mide a la altura de la unión entre los tercios medio y superior del muslo; para ello, debe usarse una cinta métrica de tipo flexible y procurarse que ésta se coloque perpendicular al eje longitudinal del miembro inferior. Longitud de la pierna. Distancia tibial-esfirión. Longitud del pie. Distancia de la punta del primer dedo al calcáneo. Diámetro biacromial. Distancia acromionacromion con el sujeto de pie o sentado. Diámetro bicrestal. Distancia iliocrestal-iliocrestal con el paciente de pie. Pliegue cutáneo. Se mide el espesor o grosor del pliegue cutáneo con un plicómetro de precisión. El punto que se mide con más frecuencia está a la altura tricipital (a la mitad de la distancia entre el acromion y el olécranon, con el brazo en reposo); pero la determinación también puede hacerse a la altura interescapulovertebral, subescapular, iliocrestal o abdominolateral, supraumbilical o infraumbilical y en la cara anterolateral del muslo (fig. 7-10). Longitud del pene. Se mide la distancia entre el sinfisión y la punta del glande, con el pene flaccido. Circunferencia del pene. Se mide colocando la cinta métrica flexible a la mitad de la longitud del cuerpo del pene y perpendicular al eje longitudinal del miembro en flaccidez. Volumen testicular. Se compara el tamaño de ambos testículos con el de los ovoides del orquidómetro de Prader; o bien, se utiliza una plantilla isométrica de 35 grados y 16 minutos y se determina el orificio en el que los diámetros longitudinal y transversal coinciden con los bordes de éste. Análisis de las medidas obtenidas y de sus relaciones Talla de pie o talla en decúbito. La estatura en relación con la edad (menos ecosensible que el peso), expresa las consecuencias de acciones pasadas y negativas, más o menos persistentes, pero es independiente de las actuales y futuras. Además, puesto que representa la suma de la longitud de los segmentos y subsegmentos¿ puede utilizarse como variable independiente o punto de referencia al estudiar la proporcionalidad. Longitud de segmentos y subsegmentos. En términos generales, son más ecosensibles que el tórax y la cabeza. Su análisis en relación con la talla, o incluso entre ellos mismos, permite determinar la proporcionalidad del crecimiento y conocer su carácter armónico (fisiológico) o disarmónico (patológico) (cuadro 7-1). Brazada. Es representativa del crecimiento longitudinal del segmento inferior (brazos) y del crecimiento transversal del tórax (clavículas). En conjunto, es más ecosensible que el segmento superior. Analizada en relación con la estatura, permite evaluar la proporcionalidad del crecimiento (cuadro 7-1). Perímetros cefálico y torácico. Son útiles, en general, para valorar la lateralidad de la estructura; en recién nacidos, para evaluar el grado de nutrición intrauterino, y en los primeros seis años de la vida, mantienen una relación directa con el incremento del contenido intracraneano (figs. 7-11 y 7-12). Diámetros biacromial y bicrestal. Valoran también la lateralidad. Durante la pubertad son útiles para determinar el gradiente de maduración y la proporcionalidad corporal. Capítulo 7 • Cinemática del crecimiento Fig. 7-10. Distribución percentilar del grosor del pliegue subcutáneo tricipital. 11 78 Sección I • Bases para el estudio del crecimiento Fig. 7-11. Percentilas de la circunferencia cefálica en varones. Fig. 7-12. Percentilas de la circunferencia cefálica en mujeres. Capítulo 7 • Cinemática del crecimiento Perímetros del brazo y del muslo. En términos generales, se determinan por la masa muscular que representa el contenido proteínico del cuerpo, al respecto del cual es más sensible el perímetro del muslo. Pliegue cutáneo. Mantiene correlación con la reserva energética del organismo representada por el panículo adiposo, y de acuerdo con lo anterior, existe una buena relación con aspectos cualitativos y cuantitativos de la alimentación. Peso. Representa la masa total del organismo y es muy ecosensible; su estudio en función de la estatura se correlaciona con efectos pasados del estado nutricio a corto y largo plazo así como con los presentes. Debe analizarse también con base en el contenido de agua corporal total. índice de masa corporal (peso dividido entre el cuadrado de la estatura). Muestra la masa en función de la estatura, y permite analizar sus relaciones sin tomar en cuenta las diferencias de estatura que se producen durante el crecimiento con signo positivo (cuadro 7-1). El análisis completo de la proporcionalidad debe incluir la correlación de las medidas de lateralidad entre sí y de éstas con la estatura, así como de los miembros superior e inferior entre sí y de éstos a su vez con sus subsegmentos y con la estatura. La determinación de la composición corporal mantiene mejor correlación con el análisis de los perímetros y diámetros corporales en función de la estatura y el peso, así como en función de la relación entre la estatura y el peso. DIRECCIÓN DEL CRECIMIENTO Se refiere a la cantidad de tejido que se forma en relación con la que se destruye. Así, el estudio de la dirección del crecimiento puede considerar las siguientes características: el signo del crecimiento, el máximo esperado en condiciones óptimas, y la relación segmentaria del crecimiento. En este capítulo sólo se mencionan las relaciones segmentarias, ya que el signo de crecimiento se explica en el capítulo 2 (El crecimiento como fenómeno biológico) y el máximo esperado en condiciones óptimas se analiza en el capítulo 3 (Genética del crecimiento). Relación segmentaria del crecimiento La dirección del crecimiento es un artificio para analizar la progresión de un fenómeno y depende del punto de referencia en que se sitúe el observador. Así por ejemplo, si el observador se coloca en 79 el punto medio, el crecimiento invariablemente se considera centrípeto; pero si se sitúa cercano a uno de los polos, sería proximodistal o cefalocaudal, ventrodorsal y cefalocentrífugo. La dirección cefalocaudal se debe a que la velocidad de crecimiento del encéfalo es más rápida que la del resto de los segmentos corporales y, por tanto, en los primeros años de la vida alcanza proporciones cercanas a 100% de su desarrollo total; sin embargo, 2 o 3 años después del nacimiento, el resto de los segmentos crece de manera progresiva a mayor velocidad que la observada por éste, y la dirección (en el sentido estricto de la expresión) se torna caudocefálica. La dirección ventrodorsal es menos evidente desde el punto de vista antropométrico. Sin embargo, en relación a los órganos de los sentidos, es un hecho bien conocido que primero crece y madura el receptor (ojos, oídos, etc.), después lo hacen las vías neuronales periféricas (pares craneales) y finalmente la corteza cerebral encargada de la integración final de los estímulos. Incluso para un mismo tejido, existe en general una dirección ventrodorsal; así por ejemplo, para el tejido nervioso intracraneal, en especial durante los dos primeros años de la vida, al principio se observan funciones dependientes del cerebro y después del cerebelo. La dirección cefalocentríruga se puede observar en relación con el desarrollo neuromuscular del niño, entre otros factores. Los músculos cercanos al encéfalo son los primero en madurar (extensores del cuello y esternocleidomastoideos), y esto permite mantener firme la cabeza; después lo hacen los proximales de las extremidades, necesarios para la realización de los "movimientos gruesos" que controlan los cambios de posición voluntaria de las extremidades; finalmente, se alcanza un crecimiento y maduración similar de las estructuras distales (en especial de extremidades superiores) encargadas de los "movimientos finos" y, por tanto, de la adquisición de las funciones de precisión. La relación segmentaria del crecimiento explica entonces el gradiente de crecimiento y desarrollo esperado a una edad determinada para cada uno de los distintos segmentos y subsegmentos corporales, y su estudio permite inferir la existencia o ausencia de alteración en el crecimiento, y en este último caso el momento más probable de manifestación. RITMO DEL CRECIMIENTO El ritmo del crecimiento depende a su vez de los ritmos de diversos segmentos y subsegmentos que lo componen, los que a su vez derivan del observa- 80 Sección I • Bases para el estudio del crecimiento do por las distintas clonas celulares (figs. 7-13 a 7-16). El ritmo de crecimiento va acompañado de un gradiente de maduración, de tal manera que en términos generales, cada tejido crece y se diferencia en proporción directa. Como se ha mencionado, el tejido encefálico es el que muestra una mayor velocidad de crecimiento prenatal; por ello, en el momento del nacimiento el gradiente de maduración alcanzado es mayor al del resto del organismo, y dado que tiene más tiempo para alcanzar 100% de su volumen total, su ritmo de crecimiento posnatal es menor. La falta de crecimiento encefálico y craneal (que por lo general se manifiesta al nacer por microcefalia) conduce a pensar en lesión del potencial neuronal de crecimiento durante la etapa intrauterina, y las etiologías más frecuentes son alteraciones genéticas, infecciones congénitas y malformaciones del sistema nervioso. Puesto que la etapa "crítica" de crecimiento ya se superó, es casi imposible obtener una recuperación del crecimiento y por ende de la maduración; esto significa que la función permanece alterada. Lo anterior es también válido para otros segmentos corporales; por tanto, cuando un sujeto sufre desnutrición grave durante la fase de crecimiento rápido de las extremidades, las proporciones finales alcanzadas son distintas a las esperadas en condiciones de homeostasis, con un segmento inferior corto y uno superior normal. Un agente limitante del crecimiento tiene repercusiones somáticas mayor o menor de acuerdo con: 1. El momento del crecimiento y desarrollo en que ejerza su influencia negativa 2. La intensidad de la lesión del crecimiento o el desarrollo, o ambos 3. El tiempo que ejerza su influencia negativa Los segmentos y subsegmentos que en ese momento debieran expresar un ritmo más acelerado de crecimiento o desarrollo se afectan de mane- Fig. 7-13. Desarrollo porcentual comparativo tisular de acuerdo con la edad. Capitulo 7 • Cinemática del crecimiento Fig. 7-14. Desarrollo porcentual endocrinológico de acuerdo con la edad. ra más grave, y entonces se provoca disminución potencial de los parámetros "máximos esperados". La posibilidad de recuperación, una vez eliminado el factor de influencia negativa, depende de: 1. El gradiente de maduración logrado hasta ese momento. 2. La capacidad de regeneración anatómica o fun cional, o ambas. La detención del crecimiento de una unidad anatomofuncional del organismo puede no sólo tener repercusiones locales, sino también sistémicas, si otros órganos y segmentos dependen de ella de manera primaria para su crecimiento o para su funcionamiento. Se analizarán dos casos que permitan entender con mayor facilidad lo anterior: Ejemplo 1 Un niño sufre detención de crecimiento entre los seis y siete años de edad después tener un síndrome de malabsorción intestinal por giardiasis duodenal. En vista de que hasta ese momento el crecimiento 81 y maduración encefálicos han alcanzado 93% del total, las posibilidades de lesión a ese grado son mínimas. Sin embargo, la progresión de la estatura puede detenerse en 50%, y de los 6 cm que debería crecer (valor medio para varones de esa edad) sólo expresa tres. Debido a que del incremento esperado en la estatura 4 cm corresponden al segmento inferior y 2 cm al superior, el primero se afecta con mayor intensidad que el segundo, y aumentan sólo 2 y 1 cm, respectivamente. Si el gradiente de maduración se detiene 50% durante ese lapso, la edad ósea del paciente progresa sólo seis meses y, una vez eliminada la parasitosis, reanuda su velocidad de crecimiento total y segmentaría de acuerdo con lo esperado para un niño de seis años y seis meses de edad biológica; así, el niño alcanza una estatura final 6 a 12 meses después de lo determinado por la genética, con posibilidades de pérdida poco significativa de estatura (por lo general menos de 1 cm) y sin que se modifiquen sus proporciones corporales. Por el contrario, si la edad biológica y el gradiente de maduración no se detuvieran, al suprimirse la malabsorción tendría una edad ósea de siete años, habría dejado de expresar 3 cm de estatura final y sus proporciones corporales se modificarían por pérdida de 2 cm de segmento inferior y de 1 cm del superior. Ejemplo 2 Una niña de nueve meses de edad presenta estatura baja, retraso psicomotriz, piel y cabello resecos, 82 Sección I • Bases para el estudio del crecimiento Con tratamiento sustitutivo a base de hormonas tiroideas se espera que la paciente recupere 100% del crecimiento perdido y alcance su estatura ideal probablemente entre los 15 y 24 meses de edad. Es decir, puesto que la interrupción del crecimiento se debió a detención del gradiente de maduración biológica, en realidad no ocurrió pérdida de estatura sino sólo retraso del crecimiento esquelético, pero a partir del inicio de la terapéutica se espera observar aceleración del gradiente de la primera y secundariamente de la velocidad de crecimiento. Sin embargo, no sucede lo mismo respecto del retraso del desarrollo psicomotriz, ya que las hormonas tiroideas en esta edad son indispensables para el crecimiento y maduración neuronal tanto a nivel cortical como del cerebelo. Su carencia durante el "periodo crítico" ocasiona daño irreversible en la adquisición de funciones; entonces, es probable que el máximo coeficiente de inteligencia se sitúe en valores de 60 a 80% y cause retraso mental moderado que limite la capacidad genética de desarrollo escolar, laboral y social. Por otro lado, se afectan las funciones cerebelosas de equilibrio y coordinación de movimientos finos, con lo cual se lesiona también el desarrollo deportivo. VELOCIDAD DE CRECIMIENTO Fig. 7-16. Crecimiento proporcional prenatal y posnatal, secundario al desarrollo funcional de diversos tejidos. intolerancia a temperaturas ambientales frías, constipación y macroglosia. Al nacer midió 50 cm de estatura y en la actualidad mide 60 cm (su estatura esperada es 68 cm); su edad ósea corresponde a la esperada para un recién nacido. Ante la sospecha de hipotiroidismo congénito se solicita realización de pruebas específicas que corroboran el diagnóstico y muestran ausencia de glándula tiroides. La paciente muestra déficit de crecimiento de 44.5%, y ha dejado de crecer 8 cm, de los cuales cinco corresponden al segmento superior y tres al inferior. En condiciones de homeostasis orgánica, el segmento superior mide 32 cm al nacer y debe aumentar 9 cm en un periodo de nueve meses; también el segmento inferior, que al nacimiento cuenta con una longitud aproximada de 18 cm, aumenta 9 cm en el mismo lapso. El análisis de la somatometría corporal revela un crecimiento de 4 cm para el segmento superior y 6 cm para el segmento inferior de este paciente. La velocidad de crecimiento es la distancia o maduración, o ambas, que se logran en un lapso determinado, para cada uno de los constituyentes del organismo o del cuerpo como unidad. La velocidad de crecimiento se da en proporción directa al gradiente de maduración orgánico y, por tanto, mantiene estrecha relación con el "momento biológico" del individuo; esto es evidente durante la pubertad, cuando se acelera el crecimiento en estatura de manera rápida y ostensible (figs. 7-17 y 7-18). A continuación se analizan tres patrones de crecimiento distintos cuando la pubertad se presenta a diferentes edades cronológicas: 1. Si una paciente ha crecido en promedio 6 cm por año de los siete a los nueve años, e inicia su pubertad a los 10 años con una estatura de 139 cm, su crecimiento subsecuente es: A. De los 10 a los 11 años crece 7 cm (primer año de pubertad). B. Aumenta 8.5 cm de los 11 a los 12 años (segundo año de pubertad) y existe la po sibilidad de que presente su menarquía a los 12 años. C. Entre 12 y 13 años: 6 cm (tercer año de pubertad). Capítulo 7 • Cinemática del crecimiento 83 Fig. 7-17. Percentilas de velocidad de crecimiento en varones. D. De 13 a 14 años: 3 cm (cuarto año de pu bertad). E. Entre 14 y 15 años: 1 cm (quinto año de pubertad). El crecimiento durante el brote pubescente es de 25.5 cm, y la estatura final de 164 centímetros. 2. Si esta misma paciente presentara una velocidad acelerada de maduración e iniciara su pubertad a los ocho años de edad, con una estatura de 131 cm, su crecimiento subsecuente sería A. De ocho a nueve años: 7.5 cm (primer año de pubertad). B. Aumentaría 9 cm de los 9 a los 10 años (segundo año de pubertad) y es probable que su menarquía se presente a los 10 años. Su estatura en este momento sería de 147 cm (8 cm más que para el Ejemplo 1). C. Entre 10 y 11 años: 7.5 cm (tercer año de pubertad). D. De 11 a 12 años: 5 cm (cuarto año de pu bertad). Fig. 7-18. Percentilas de velocidad de crecimiento en mujeres. 84 Sección I • Bases para el estudio del crecimiento E. Entre 12 y 13 años: 3 cm (cuarto año de pubertad). F. De 13 a 14 años: 1 cm (quinto año de pu bertad). El crecimiento durante el brote pubescente es de 33 cm, y la estatura final de 164 centímetros. El brote de crecimiento se presenta antes y, por tanto, alcanza su estatura final a menor edad que en el Ejemplo 1; pero la velocidad de crecimiento en este caso es mayor, por lo que no se modifica la estatura final. 3. Si ahora, esta misma paciente presentara un ritmo lento de maduración e iniciara su pubertad hasta los 12 años, su crecimiento subsecuente sería: A. A los 10 años mediría 134 cm de estatura (5 cm menos que el Ejemplo 1 y 13 cm menos que para el Ejemplo 2). B. A los 12 años mediría 143.5 cm de estatu ra (9.5 cm menos que para el Ejemplo 1, y 16.5 cm menos que para el Ejemplo 2). C. Entre 12 y 13 años: 6 cm (primer año de pubertad). D. De 13 a 14 años: 7.5 cm (segundo año de pubertad). Su menarquía se presentará a los 14 años, con una estatura de 157 cm. E. Entre 14 y 15 años: 4 cm (tercer año de pubertad). F. De 15 a 16 años: 2 cm (cuarto año de pubertad). G. Finalmente, de 16 a 17 años: 1 cm (quinto año de pubertad). El crecimiento durante su brote pubescente es de 20.5 cm, y alcanza una estatura final de 164 cm. El crecimiento prepubescente dura más tiempo y, por tanto, su estatura al iniciar la pubertad es mayor en comparación con la de los Ejemplos 1 y 2; asimismo, aunque su brote de crecimiento es menor, alcanza la misma estatura que en los dos ejemplos anteriores, aunque a una mayor edad. Con base en lo anterior se puede evidenciar que cuando el gradiente de maduración difiere del habitual, la velocidad de crecimiento depende de éste y no de la edad cronológica de los pacientes (fig. 7-19). La velocidad de crecimiento, por otro lado, permite inferir el grado de salud de un organismo, y para que éste desarrolle una capacidad óptima de crecimiento y mantenga una velocidad de creci- Fig. 7-19. Diferencias en la velocidad de crecimiento de acuerdo con las variaciones del gradiente de maduración somático: A. Modelo de maduración rápida; B. Modelo de maduración estándar o media; C. Modelo de maduración lenta. Capítulo 7 • Cinemática del crecimiento miento adecuada, requiere que no hayan factores modificadores negativos que actúen sobre él. Cuando un paciente, con estatura menor a la esperada para su edad y carga genética, muestra una velocidad de crecimiento normal, es muy poco probable que sea portador de una patología en el momento actual; pero el análisis del crecimiento previo permite deducir con alto grado de certeza el momento en que sufrió desaceleración del crecimiento, así como saber, mediante interrogación, las manifestaciones anormales específicas que haya presentado en ese lapso, con la finalidad de tratar de encontrar una explicación. Sin embargo, cuando no se obtienen datos suficientes del interrogatorio, es muy difícil delimitar la etiología de la enfermedad, y en este momento, cuando el crecimiento ya es normal, ni siquiera los estudios de laboratorio y gabinete suelen ser útiles para identificar la génesis del trastorno de crecimiento. Así pues, el estudio combinado de la maduración biológica y de la velocidad de crecimiento actuales permiten determinar la normalidad del gradiente de maduración; asimismo, la relación de éste con la dirección y el ritmo establece la normalidad del fenómeno del crecimiento. MOMENTO DEL CRECIMIENTO Analiza las características somáticas de cada individuo para una etapa determinada de la vida, ya sea de manera cronológica (edad) o de acuerdo con el gradiente de maduración logrado (edad biológica). El análisis de la edad biológica permite valorar de manera muy precisa la maduración de un individuo, es decir, la distancia que ha recorrido entre sus puntos inicial y actual, expresada en porcentaje; esto desde luego resulta mucho más útil que el análisis del "momento cronológico", el cual es un mero accidente en la vida de un organismo, secundario al momento en que nació, sin importar si su maduración en ese momento equivale o no a nueve meses de vida intrauterina. Aunque es frecuente que los momentos cronológico y biológico sean semejantes para la mayoría de los niños, no se puede asumir a priori que existe concordancia entre ambos; entonces, es forzoso realizar un análisis periódico de cada caso y desde la etapa neonatal, ya que la discordancia entre ambos fenómenos, a cualquier edad y de cualquier magnitud, obliga a descartar la existencia de enfermedades que no siempre se reconocen clínicamente. El análisis completo del fenómeno del crecimiento, incluyendo dirección, ritmo y velocidad, 85 debe realizarse siempre en relación con un determinado "momento", es decir, en un punto fijo de la evolución que represente la suma de los acontecimientos anteriores y de las consecuencias positivas o negativas, o ambas, que influyeron en el crecimiento. Algunos autores consideran que el momento del crecimiento, en especial el inicio de la pubertad y la edad en que se alcanza la estatura final, mantienen estrecha correlación con la edad de la menarquía en la madre; pero algunos otros señalan que lo anterior sólo es válido para 35 a 50% de los pacientes. La edad biológica de un paciente se determina mediante el análisis de uno o más de los siguientes factores: 1. Maduración esquelética o edad ósea. 2. Maduración de la dentición o edad dental. 3. índice de maduración pubescente descrito por Tanner y Marshall. 4. Crecimiento genital mediante somatometría de pene y testículos. El orden de estos factores varía de un individuo a otro, pero existe una relativa constancia de presentación para cada organismo en particular. Entonces, debe considerarse que una sola determinación (análisis transversal del crecimiento de un individuo) además comparada con valores estándar poblacionales, no señala por fuerza el grado exacto de maduración alcanzado; en cambio, la revisión periódica y prospectiva de cada paciente (análisis longitudinal) sí permite definir con mucha mayor precisión la evolución del gradiente de maduración. Otros parámetros que pueden analizarse son las edades intelectual, afectiva y psicomotriz; sin embargo, ios parámetros poblacionales disponibles suelen ser complejos y probablemente incompletos, por lo que su estudio sistemático se descarta en la práctica diaria. Edad ósea Se determina por el análisis de los núcleos de crecimiento existentes en diversas partes del cuerpo, en especial en articulaciones, pies y manos; pero los núcleos de estas últimas constituyen el objeto de valoración más difundido y además son los únicos para los que se dispone de métodos que permiten predecir la estatura final de cada individuo. Sin embargo, diversos autores han realizado análisis de la maduración esquelética en una o más regiones corporales, de los cuales los más conocidos son: 86 Sección I • Bases para el estudio del crecimiento 1. Mano: Greulich y Pyle (1959), Tannery Whitehouse (1962 y 1975), Sempé y Pavía (1979). 2. Pie: Hoerr, Pyle y Francis (1962). 3. Rodilla: Pyle y Hoerr (1955 y 1969), Roche, WaineryThysen(1975). 4. Codo: Sauvegrain, Nahum y Bronstein (1962), Sempé (1976). 5. Tobillo: Sánchez (1985). El núcleo de crecimiento de cada hueso en particular tiene una secuencia invariable y constante de maduración en todos los organismos; pero esa secuencia es diferente para el conjunto. Por ejemplo, en la mano existen 30 núcleos y, por tanto, al menos 870 patrones distintos de maduración a evaluar (cada uno se compara con los 29 restantes). Esto es poco práctico porque se requeriría de modelos matemáticos complejos; pero, en caso de discordancia entre la edad ósea de un paciente y los parámetros contra los que se está comparando, permite señalar que se debe utilizar el criterio del investigador para equilibrar las diferencias y valorar la necesidad de usar otros métodos para calcular la edad biológica, ya sea mediante estudios radiográficos de otras regiones del cuerpo, o bien mediante el análisis de las edades dental, sexual y genital, con lo cual se evita sacar conclusiones apresuradas. Los parámetros que se utilizan con más frecuencia para estudiar la edad ósea en las manos son: 1. El atlas de Greulich y Pyle, elaborado en 1959, y que señala los 30 centros de maduración, en una secuencia de aparición considerada por los autores como el patrón observado con más frecuencia en la población de estudio. Este parámetro tiene el inconveniente de que descarta la descripción de las diferencias individuales de mostradas y el análisis de las tendencias esta dísticas; pero debido a su fácil aplicación, se recomienda en todos los pacientes, siempre y cuando no estén recibiendo algún tratamiento para acelerar o retrasar la maduración o para modificar la estatura final. 2. El método de valoración esquelética de Tanner y Whitehouse, en su segunda versión (Tanner y Whitehouse-2), asigna una puntuación numérica al valor de cada hueso, con la consideración de que el paso de un estadio a otro implica diferentes cambios de maduración. También analiza los cambios de forma y densidad, pero no de tamaño de cada núcleo de crecimiento óseo de la mano, a diferencia del primer estudio (Tanner y Whitehouse-1) en el cual la edad esquelética se determina por la edad en que 50% de los pacientes presentó cada núcleo. Luego del análisis de 7 700 radiografías, los autores califican nueve estadios de maduración para los núcleos de radio, metacarpos, falanges, trapecio y ganchoso, y ocho estadios para los del cubito y el resto del carpo, y concluyen que los incrementos anuales de maduración de cada uno son más variables que los incrementos de la puntuación de maduración sobre todo en el carpo. Con base en lo anterior, se utilizan sólo 20 de los 30 núcleos posibles para su análisis: A. Trece huesos largos: radio, cubito y falanges-metacarpos de los dedos pulgar, medio y meñique, denominado método RUS (huesos cortos, cubito y radio, del inglés Radio-Ulna-Short bones). B. Los siete huesos del carpo. Aunque este método es laborioso, es de extrema utilidad en pacientes con edad de maduración esquelética atrasada o adelantada respecto de la cronológica, así como en pacientes en quienes se intenta modificar la estatura final, o bien retrasar o acelerar la maduración. La comparación de este método con los valores estándar de calificación de maduración esquelética en otras partes del cuerpo muestra la concordancia adecuada con la rodilla y con el codo, por lo que si se utiliza el método Tanner y Whitehouse-2 es innecesario evaluar otras regiones corporales, a diferencia de lo que sucede con el uso del atlas de Greulich y Pyle. Dado que cada población puede variar sus valores estándar de maduración esquelética, en cada región social, económica y geográfica de un país es conveniente realizar un estudio semilongitudinal para reconocer el grado de concordancia con el método Tanner y Whitehouse2. Así por ejemplo, se ha informado que en los países orientales (China, Japón, Malasia, etc.), antes del inicio de la pubertad la maduración esquelética es ligeramente más lenta, pero que a partir de la pubertad se acelera más rápido que lo observado por Tanner. En México, los estudios realizados (escasos) coinciden en demostrar la existencia de una concordancia adecuada, ya que las diferencias para cada edad son de 0.3 años. Por último es conveniente señalar algunos aspectos prácticos para el análisis de la edad ósea en la población mexicana: 1. En estados de malnutrición, el retraso en la aparición de los núcleos de crecimiento es más Capítulo 7 • Cinemática del crecimiento acentuado en radio, cubito, falanges y metacarpos, que en los huesos del carpo. 2. En niveles socioeconómicos bajos, la edad esquelética tiende a retrasarse 0.5 años en la etapa prepubescente y un año en la pubertad. 3. Entre hermanos del mismo sexo, la secuencia de maduración de cada hueso tiende a ser similar en condiciones fisiológicas. 4. Al considerar el patrón de maduración biológica, la influencia de la rama materna es más acentuada que la de la rama paterna. Edad dental El desarrollo y la erupción de los dientes forman parte integral del desarrollo general de un niño y, por tanto, es un elemento de utilidad para evaluar el gradiente de maduración durante la infancia. A semejanza de lo que acontece con otros parámetros poblacionales de crecimiento, los estudios que se utilizan como comparación se realizaron antes de 1960, cuando se restaba importancia a las diferencias individuales en el gradiente de maduración (maduradores rápidos, promedio y lentos); por ello, se carece de descripciones adecuadas para cada uno de estos grupos. Sin embargo, la contrastación del paciente, contra lo esperado para el promedio poblacional, permite definir de manera razonable el porcentaje de maduración alcanzado para una edad cronológica determinada. Existen muy pocos estudios realizados en pacientes menores de cuatro años de edad, y aún no se cuenta con estudios detallados de las variaciones que se encuentran en distintas poblaciones o en sujetos con alteraciones nutricias. La evaluación de la edad dental requiere del análisis clínico (observación directa de la cavidad oral), para calificar el número de piezas dentarías y su grado de erupción, el desgaste de los bordes dentarios y el número de dientes deciduos o temporales que se han exfoliado. Los datos clínicos se pueden complementar con el estudio radiográfico; éste proporciona mayor información, ya que se puede calificar la existencia de quiste predentario, el grado de calcificación de la corona y raíz de cada una de las piezas que aún no han brotado, y la localización con respecto al diente temporal y al borde maxilar o mandibular. Los métodos más recomendables para su uso clínico son los descritos por Logan y Kronfeld (modificado por McCall y Schour) y el de Nolla, siempre y cuando se conozcan sus limitaciones. En ambos, la correlación entre la edad ósea y la edad dental es muy baja durante la dentición temporal, pero muestra un índice de concordancia de 80% en 87 la dentición permanente. Ambos estudios coinciden en señalar que la dentición definitiva en las niñas se realiza en promedio con un año de anticipación respecto de los varones. Estos métodos, además del valor predictivo en relación con el gradiente de maduración, permiten analizar el grado en que una enfermedad sistémica puede afectar la formación o el crecimiento dentario, o ambos y, por tanto, ejercer medidas preventivas o correctivas. Por ejemplo, cuando un paciente presenta un patrón retrasado de crecimiento, y a la edad cronológica en que por lo general se espera la erupción de una o más piezas dentarías éstas aún no aparecen, el análisis radiográfico permite definir ya sea la existencia de alguna anormalidad en la formación o el crecimiento o ambos, o bien la necesidad de esperar un lapso para que estos dientes broten; de ese modo, se evita la extracción prematura de las piezas temporales que sólo ocasiona un crecimiento menor de las definitivas (ya que estas últimas se nutren de o en forma conjunta con las raíces de los primeros), una dirección anormal del brote de las piezas definitivas (ya que las temporales sirven como guía erupcional) o una posición anómala que requiera de manejo ortodóncico. índice de maduración sexual Está basado en la aparición de las denominadas características sexuales secundarías, y el método más comúnmente utilizado es el descrito por Tanner y Marshall, que sólo analiza los cambios mamarios en mujeres, los genitales en varones y la distribución del vello púbico en ambos sexos. Estos autores describen las observaciones realizadas en individuos del norte de Europa; por tanto, posee limitaciones al aplicarse a la población indígena americana, pero no por ello carece de validez. Para una descripción más detallada, se sugiere referirse al capítulo 9 (Crecimiento posnatal). Es importante señalar que aunque existen variaciones individuales en la edad de aparición de las manifestaciones pubescentes, una vez que se inicia el estadio 2 de desarrollo, la secuencia suele tener la misma duración en todas las razas, y la menarquía o la espermenarquía se presentan al terminar el estadio tres o al iniciarse el cuatro. La clasificación tiene como limitante más importante el que no permite definir gradientes de maduración en etapa prepubescente. Somatometría genital El análisis de la progresión del volumen testicular y del volumen peneano es de gran utilidad para el 88 Sección I • Bases para el estudio del crecimiento estudio del gradiente de maduración, ya que en particular el crecimiento testicular (en condiciones fisiológicas) muestra una concordancia de 95% con la edad de maduración esquelética. Para la determinación del volumen testicular existen dos métodos útiles en el ámbito clínico por su sencillez: 1. Orquidómetro de Prader. Consiste en una serie de ovoides de madera o de material plástico, que se comparan por observación con cada uno de los testículos. Cada uno de los ovoides tiene inscrito el volumen en centímetros cúbicos al que equivale un testículo de las mismas dimensiones. Su inconveniente es que la comparación sólo es aproximada y, por tanto, ligeramente subjetiva, por lo cual los incrementos de volumen testicular entre dos momentos distintos pueden pasar desapercibidos o minimizarse. 2. Cálculo del volumen testicular mediante el análisis de los diámetros transversal y longitudinal de cada testículo. Este método es mucho más preciso, y al principio requiere del uso de una fórmula geométrica; sin embargo, en el Instituto Nacional de Pediatría (México), los doctores Carlos Robles Valdés y Paulino Alvarez Navarro desarrollaron un método de muy fácil aplicación con el uso de una plantilla isométrica de 35 grados 16 minutos, ya que sólo se necesita colocar el testículo en uno de los orificios ovoidales de la plantilla y extrapolar este dato a la tabla de volumen correspondiente. Además de ser más objetivo que el método de Prader, permite analizar cambios discretos en el volumen testicular, así como diferencias entre ambos testículos. El índice de volumen peneano se calcula mediante la determinación de la longitud del pene en centímetros (desde la implantación de la base a la altura de la sínfisis del pubis y hasta la punta del pene) y de la circunferencia del mismo (a la altura del tercio medio del cuerpo peneano). Una vez obtenidos estos datos se utiliza la siguiente fórmula: Longitud X el cuadrado de la circunferencia 4 Pi (12.56649) Este método, descrito también por los doctores Robles y Alvarez Navarro, requiere que el pene se encuentre en estado de flaccidez. Aunque existen variaciones individuales en el volumen peneano, la progresión del crecimiento es similar en todos los individuos, por lo menos en edades prepubescentes. Tiene además la ventaja de que se contrarrestan diferencias aisladas en la longitud o en la circunferencia, o ambas, cuyo análisis por separado no muestra una correlación adecuada con el gradiente de maduración. Así pues, el conocimiento de los "momentos" del crecimiento y del desarrollo de los distintos constituyentes del organismo permite predecir la vulnerabilidad existente y, por tanto, saber: 1. Qué órganos, aparatos y sistemas pueden lesionarse ante una enfermedad (orgánica, social o ambas) que afecta a un individuo con un gradiente de maduración determinado. 2. Cuáles son las medidas preventivas o de reha bilitación indicadas para cada paciente en par ticular. 3. Cómo vigilar el crecimiento y el desarrollo del paciente una vez controlado el proceso mórbido. Debe quedar establecido de modo claro que: El análisis de la cinemática del crecimiento es un parámetro tan útil para evaluar la salud de un individuo, como la revisión tradicional por aparatos y sistemas; por ello se recomienda su uso complementario Un niño que crece y se desarrollo dentro de lo normal, y además sin síntomas y signos evidentes en un examen clínico, sólo puede considerarse sano cuando el crecimiento y el desarrollo son adecuados para su momento biológico; pero, por el contrario, individuos asintomáticos y asignológicos que muestran un crecimiento o un desarrollo disarmónicos deben ser estudiados como portadores de una patología orgánica o social, o ambas, sin manifestaciones clínicas, o bien sin detección médica. Incluso es posible aventurarse a señalar que las patologías que no lesionen el crecimiento o el desarrollo pueden catalogarse como "menores", ya que no repercuten a nivel sistémico, en tanto que la alteración de éstos es sinónimo de "gravedad" hasta no demostrarse lo contrario. LECTURAS RECOMENDADAS Anderson M, Green WT. Lenghts of the femur and tibia. Am J Dis Child 1948;75:279. Buschang PH, Malina RM, Little BB. Linear growth of zapotee school children: growth status and yearly velocity for leg lenght and sitting height. Ann Hum Biol 1986;13:225. Capítulo 7 • Cinemática del crecimiento Cameron N. The methods of auxological anthropometry. En: Falkner F, Tanner JM (eds). Human Growth. 2nd ed. New York: Plenum, 1986:3. Cole TJ. Do growth chart centiles need a face lift? Br Med J 1994;308:641. Comas J. Manual de antropología física. México: Instituto de Investigaciones Históricas, UNAM, 1966. Faulhaber J, Villanueva M. Investigación longitudinal del crecimiento. México: Instituto Nacional de Antropología e Historia, 1976. Faulhaber J. Crecimiento: somatometría de la adolescencia. México: Instituto de Investigaciones Antropológicas, UNAM, 1989. Frisancho AR. Anthropometric standards for the assessment of growth and nutritional status. USA: The University of Michigan Press, 1987. Hindemarsh PG, Brook CGD. Auxological and biochemical assessment of short stature. Acta Paediatr Scand 1988;343 (supl):73. Jordán JR. El crecimiento del niño. Barcelona: Jims, 1988. Krogman WM. Child growth. USA: The University of Michigan Press, 1972. Ramos RG. Análisis de dos estudios de peso y de talla hechos con SO años de diferencia en niños de la ciudad de México. Bol Med Hosp Infant Mex 1978;35:441. Ramos RG. Somatometría pediátrica. Arch Invest Med 1975;6(supl 1):83. 89 Ramos RMR, Rostemberg I, Armandares S. Somatometric profile in patients with turner syndrome. Rev Invest Clin 1976;28:219. Ramos RMR. Crecimiento y proporcionalidad corporal en adolescentes mexicanas. México: Instituto de Investigaciones Antropológicas, UNAM, 1986. Tanner JM, Davies PSW. Clinical longitudinal standards of height and height velocity for north american children. J Pediatr 1985;107:317. Tanner JM, Whitehouse RH, Takaishi M. Standards from birth to maturity for height, weight, height velocity and weight velocity. Arch Dis Child 1966;41:454. Tanner JM. Use and abuse of growth standards. En: Falkner F, Tanner JM (eds). Human Growth. 2nd ed. New York: Plenum, 1986:95. Voss LD, Bailey BJR, Cumming K, Wilkin TJ, Betts PR. The wessex growth study: first report. Acta Paediatr Scand 1989;349(supl):65. Voss LD, Wilkin TJ, Bailey BJR, Betts PR.The reliability of height and height velocity in the assessment of growth (the Wessex Growth Study). Arch Dis Child 1991;66: 833. Voss LD, Wilkins TJ, Betts PR. Do we need new growth charts? Lancet 1987;II:447. Wetzel NC. On the motion of growth. J Pediatr 1934;4:465. Widdowson EM. Harmony of growth. Lancet 1970;l: 901. Capítulo 8 Crecimiento prenatal La etapa del crecimiento que abarca desde la concepción hasta el término de la gestación es de gran importancia, ya que durante ella se logra la diferenciación fenotípica del producto; desde el punto de vista funcional y estructural, se inicia en el ámbito celular y después continúa de manera progresiva en la formación tisular, orgánica y somática. Durante este periodo se adquieren, entre otros aspectos, 25 a 35% de la longitud total del ser humano, 3 a 6% del peso total, 50 a 60% del índice de masa corporal y entre 40 y 80% de la diferenciación funcional. Por ello es de particular importancia entender algunos conceptos sobre la regulación del crecimiento fetal y embrionario, y su interrelation con la placenta y la madre; esto a su vez permite comprender la necesidad de estudiar al recién nacido que presente estatura, peso o ambos, menores a los esperados para su edad gestacional. El crecimiento intrauterino depende en esencia de la función y la masa placentarias, por lo cual el crecimiento de la placenta es tan importante o más que el crecimiento del producto. Aunque en principio esta afirmación parece descabellada, debe considerarse que la primera célula que constituye al embrión se forma en la cuarta división mitótica (de las 42 que se realizan desde la etapa de cigoto hasta el nacimiento), y antes de ésta ya existen tres células que forman estructuras extraembrionarias y 12 que conforman un esbozo de placenta; asimismo, cuando se efectúa la quinta división, ya existen dos células embrionarias y 24 placentarias. En condiciones de funcionamiento placentario adecuado y provisión de elementos necesarios para el crecimiento y desarrollo del producto, durante las siguientes tres semanas se forma el blastocisto (desde entonces se distinguen las capas embrionarias); de la semana 3 a la 8 se desarrolla el embrión (con diferenciación estructural); y de la 9 a la 40 se forma el feto (con desarrollo funcional; fig. 8-1). La comparación de esas 42 divisiones intrauterinas (en las que por hiperplasia se forman la mayoría de las células) con las cinco divisiones mitóticas que ocurren desde el nacimiento hasta que se alcanza la estatura final (etapa en que el crecimiento se debe prácticamente a hipertrofia de células ya formadas y a aumento de material extracelular) permite comprender por qué los acontecimientos adversos durante la vida prenatal tienen consecuencias más graves para la supervivencia y función que aquellos que se presentan a partir del nacimiento. De hecho, la mayoría de las alteraciones graves durante el primer trimestre de la gestación (etapa de hiperplasia) producen aborto del producto; en cambio, aquellas que se presentan a partir del cuarto mes (etapa de hipertrofia) sólo limitan el tamaño alcanzado durante el embarazo, pero permiten, en general, la viabilidad y el mantenimiento de la función. Esto significa que entre más temprano ocurra retraso de crecimiento intrauterino, la probabilidad de alteraciones estructurales y funcionales (genéticas o congénitas) y de afección de la supervivencia es mayor; asimismo, la posibilidad de recuperación extrauterina del crecimiento es menor. La carga genómica del producto depende del material que el óvulo y el espermatozoide aportan en igual proporción; sin embargo, la incidencia de alteraciones secundarias a uno u otro gameto tiene características especiales. En condiciones habituales, un eyaculado contiene alrededor de 10 a 20 millones de espermatozoides. Si se considera que de una cifra media (15 millones) alrededor de 50% mostrará altera93 94 Sección II • Concepto integral del crecimiento Fig. 8-1. Divisiones mitóticas del óvulo fecundado y su relación con las estructuras extraembrionarias y con el embrión. ciones estructurales (en cabeza, cuerpo o cola, o en todos ellos), sólo 7.5 millones tendrán capacidad normal para lograr la fecundación; de éstos, 50% presenta movilidad atípica, y de los que conservan una movilidad normal sólo 50% es bastante viable para alcanzar al óvulo en el tercio proximal de la trompa de Fallopio. Es decir, sólo 1 875 millones tendrán posibilidades efectivas de fecundar y, por tanto, la probabilidad de alteración genética por el gameto masculino es de una entre 1 875 millones. En el caso del óvulo, en cada ciclo menstrual inician su maduración alrededor de 200 folículos, de los cuales sólo uno es fecundado. La posibilidad de alteración genética del gameto femenino es de 1 entre 200; es decir, la probabilidad de error genético es 9 000 veces mayor en el óvulo que en el espermatozoide. Sin embargo, debe señalarse que un óvulo con información genética defectuosa tiene muy pocas posibilidades de producir un folículo dominante con velocidad de crecimiento adecuada para generar condiciones intraováricas que impidan el crecimiento del resto de los folículos reclutados en ese ciclo, y que, por tanto, pueda ser ovulado y fecundado. Las investigaciones señalan que 40% de los errores genéticos del huevo fecundado se debe a fallas en el genoma del óvulo; 20% a alteraciones en el genotipo del espermatozoide, y el 40% restante a problemas intrínsecos del producto originados durante las divisiones meióticas o mitóticas (falta de disyunción, translocaciones no balanceadas, deleciones, etc.). La mayoría de las alteraciones cromosómicas dan lugar a abortos durante el primer trimestre del embarazo, por lo que la frecuencia de recién nacidos con trastornos génicos es bastante menor que la de fetos con las mismas alteraciones. En términos generales, la pérdida, el exceso y la falta de material genético autosómico en los cromosomas sexuales se relacionan con talla baja al nacer, menor estatura final de la esperada para las características de la familia y retraso psicomotriz de intensidad variable; además, en la mayoría de estos pacientes se pueden detectar con relativa facilidad dismorfias cuyo conjunto es importante para la identificación clínica de la genopatía. Para que durante la gestación se produzca un aumento adecuado de contenido celular y así el producto exprese de manera óptima sus características genéticas es indispensable que exista un aporte adecuado de nutrimentos y de oxígeno, momento a momento y de acuerdo con sus necesidades; estos elementos dependen a su vez del estado de salud y nutrición de la madre. A diferencia de lo que sucede desde la semana 34 de gestación hasta el término de la pubertad, durante la vida intrauterina no existe un incremento proporcionado de peso y talla en el feto. Así, por ejemplo, la máxima velocidad de crecimiento longitudinal se logra en la semana 20 de vida con lo cual se aumenta hasta 2.5 cm por se- Capítulo 8 • Crecimiento prenatal mana (equivalentes a ¡ 130 cm por año!), y el peso en ese momento sólo representa 5% del que se alcanzará al ñnal del embarazo; durante esa semana la velocidad de ganancia ponderal se incrementa, y alcanza su máximo entre 32 y 34 semanas. Asimismo, la talla al nacer no guarda relación con la información genética de estatura ñnal heredada por ambos padres; en cambio, existe una correlación de 40 a 80% entre el peso y el fenotipo familiar (fig. 8-2). Existen múltiples influencias genéticas que contribuyen al peso del feto normal: 20% es de origen materno, 16% es de causa fetal y 2% depende del sexo del producto. El porcentaje restante (62%) depende de factores ambientales: hasta 18% corresponde al ambiente materno, y 6% al ambiente intrauterino; 8% depende de la edad materna y número de partos, y de 30% se desconoce. Los requerimientos cambiantes y de adaptación dinámica evidencian la necesidad de un sistema que controle el aporte y aprovechamiento de los elementos nutricios, y cuya regulación primaria radica en la interacción feto-placenta. 95 LA PLACENTA: ÓRGANO REGULADOR DEL CRECIMIENTO En la actualidad se conoce mejor el subsistema placentario que el fetal y por ello es posible establecer los siguientes lincamientos generales de regulación: 1. El tamaño de la placenta es el determinante principal del tamaño fetal. De esta manera entre mayores sean el peso, el área y el volumen de la placenta, existen más posibilidades de transferencia de nutrimentos de la madre al producto, y en consecuencia, más capacidad de expresión de las características genéticas de éste. 2. Las alteraciones cromosómicas en las células constituyentes de la placenta, o tanto en ésta como en el embrión, se relacionan de manera casi universal con pérdida del producto de la concepción. Cuando sólo el producto presenta alguna genopatía, la posibilidad de aborto dis minuye ligeramente y en 3 a 15% de los casos se logra la gestación a término. Fig. 8-2. Representación de la velocidad de crecimiento de la estatura y el incremento de peso. 96 Sección II • Concepto integral del crecimiento 3. La producción de hormonas placentarias mantiene proporción directa con la masa placentaria, la cual aumenta conforme progresa la gestación que depende a su vez del flujo sanguíneo, la nutrición y la oxigenación que recibe. 4. Una de las principales hormonas producida por la placenta es la somatotropina coriónica, también conocida como lactógeno placentario u hormona de crecimiento placentaria, la cual tiene por lo menos tres acciones (fig. 8-3): A. En el organismo materno, estimula la pro ducción de eritropoyetina (en el ámbito renal); por ello, en condiciones de buena nutrición materna, aumenta la cantidad de hemoglobina y de eritrocitos sintetizados (en la médula ósea) con lo cual se asegura el aporte de oxígeno a la placenta y al producto (a través del sistema cardiovascular). Los efectos de la hormona sobre la nutrición de la unidad fetoplacentaria pueden disminuir o anularse por la existencia de alteraciones maternas en ríñones, corazón, pulmones o médula ósea, o bien por la carencia materna de aminoácidos, metales y cofactores enzimáticos de origen vitamínico necesarios para la síntesis de hemoglobina. En cualesquiera de estas situaciones los valores séricos maternos de lactógeno placentario se elevan de manera transitoria e indican condiciones fetales hipóxicas. B. En la placenta tiene efectos somatotrópicos al favorecer el crecimiento y la diferenciación del sincitiotrofoblasto y el citotrofoblasto; es decir, promueve el crecimiento placentario y la diferenciación funcional de la barrera hematoplacenta- Fig. 8-3. Factores involucrados en la regulación del crecimiento prenatal. DHEA = dehidroepiandrosterona. Capítulo 8 • Crecimiento prenatal ría. Cuando se presentan alteraciones placentarias (como infartos, desprendimientos, implantaciones anómalas, etc.), se hace evidente un aumento transitorio pero al final insuficiente de somatotropina coriónica que siempre se relaciona con menor aporte de nutrimentos al producto y, por tanto, con retraso de crecimiento intrauterino. C. Es probable que tenga más de un efecto sobre el producto; pero respecto del crecimiento se encuentra una relación directamente proporcional entre la hormona y la producción de factores de crecimiento tipo insulina-1 y tipo insulina-2, los cuales están involucrados en el crecimiento y diferenciación tisular, ya sea mediante un efecto primario, o bien al favorecer la síntesis de otros factores de crecimiento tisular específicos. 5. La placenta se encarga de producir estrona y 17-beta-estradiol a partir de colesterol de origen materno y en colaboración con los tejidos fetales. En la placenta el colesterol se transforma en pregnenolona; este compuesto se metaboliza por el producto hacia 17-hidroxipregnenolona y después a sulfato de dehidroepiandrosterona (DHEA-S), el cual retorna a la placenta para transformarse en compuesto estrogénico. Cuando la placenta no puede desulfatar el sulfato de dehidroepiandrosterona, la viabilidad fetal se afecta gravemente, y con frecuencia se produce aborto. Por otro lado, el 17-beta-estradiol estimula la producción de renina-angiotensina-aldosterona maternas (involucrando ríñones y suprarrenales), las cuales por un lado aumentan el volumen de líquido intravascular y por el otro mantienen un tono vascular adecuado, lo que permite lograr un flujo placentario y umbilical su ficientes para mantener la homeostasis de la nutrición fetal. 6. De acuerdo con el estado nutricio de la madre y con base en las regulaciones antes mencionadas, se permite el aporte de glucosa, aminoácidos y oxígeno que asegura el establecimiento de un estado crónico de anabolismo fetal, siempre y cuando el incremento en el volumen de la placenta preceda de manera proporcional al crecimiento del producto. 7. Otro factor determinante del crecimiento placentario es la "edad de placentación" o de envejecimiento placentario. La duración óptima de la placenta es de 36 semanas si se asume que durante las dos primeras semanas del em- 97 barazo, aún no se ha formado (puesto que el óvulo se encuentra en migración desde la trompa hacia el útero), y que la duración real de un embarazo a término es de 38 semanas (el dato de 40 semanas contempla las dos semanas que transcurren entre la última menstruación y la fecha probable de fecundación). A partir de este momento, se considera que la placenta mantiene un ritmo de crecimiento insuficiente para proporcionar un aporte nutricio adecuado al producto. Esto explica por qué todo producto mayor de 40 semanas de gestación, de acuerdo con la fecha de última menstruación, debe considerarse portador de retraso de crecimiento intrauterino hasta que no se demuestre lo contrario. De hecho, los estudios comparativos de crecimiento y proporcionalidad corporal, realizados en neonatos a término y postérmino, demuestran que el crecimiento correspondiente a las semanas 40 a 44 de gestación se limita hasta en 30% si el producto permanece dentro del útero. 8. Por lo general el producto de la primera gestación a término tiene menor peso y talla al momento del nacimiento que los productos de embarazos subsecuentes, y este hecho parece estar determinado en parte por la existencia de un retraso en la edad de placentación. Algunos autores han demostrado que incluso la estatura final alcanzada por el primer hijo tiende a ser menor a la de otros hermanos del mismo sexo. REGULACIÓN FETAL DEL CRECIMIENTO La mayoría de los conocimientos respecto de la regulación del crecimiento fetal por parte del mismo producto se extrapolan de otras especies animales a los seres humanos, por lo que sería temerario afirmarlos de manera categórica en estos últimos; sin embargo, existen algunos datos ya comprobados en seres humanos que se resumen a continuación: 1. El aporte de glucosa y de aminoácidos a través de la placenta determina la secreción de insulina fetal en una relación directamente proporcional. 2. Aunque no es posible definir la función homeostática de la insulina en las primeras semanas del embarazo y antes de la existencia de tejido pancreático funcional, se ha demostrado que el cigoto de dos células puede producir insulina, por lo menos desde el punto de vista inmunorreactivo. 98 Sección II • Concepto integral del crecimiento 3. A partir de la duodécima semana de gestación, la insulina fetal constituye uno de los reguladores principales de la velocidad de aporte placentario de glucosa y aminoácidos; a mayor cantidad de éstos, existe mayor producción de insulina que genera mayor capacidad para su captación a futuro. 4. Entre mayor es la captación de aminoácidos por el producto, existe mayor capacidad de síntesis proteínica y mayor posibilidad de mantener una velocidad de crecimiento intrauterina adecuada. Además, la insulina se considera cofactor para facilitar la duplicación y replicación del ácido desoxirribonucleico, con lo cual se asegura una capacidad apropiada de crecimiento. 5. Desde el momento de la fecundación y durante las primeras 12 semanas de la gestación (cuando se han formado alrededor de 4 000 millones de células), el crecimiento se caracteriza por multiplicación celular acelerada, y se observa un gradiente ácido desoxirribonucleico/proteínas mayor a 1. La cifra de insulina inmunorreactiva aumenta en proporción directa al incremento del número de células; asimismo, las limitaciones en el aporte de nutrimentos o en la cantidad de insulina fetal, o en ambas, se relacionan con aborto (fig. 8-4). 6. Desde la duodécima semana de gestación se modifica el crecimiento y la hipertrofia predomina de manera paulatina sobre la hiperpla-sia. Al mismo tiempo, aumenta la cantidad de receptores para factores de crecimiento tipo insulina-1 y tipo insulina-2, y se acelera la síntesis de proteínas y el crecimiento lineal del producto. Fig. 8-4. Diferencias en el tipo de crecimiento durante la vida intrauterina. Capítulo 8 • Crecimiento prenatal 7. Desde la semana 24 (alrededor de 120 000 millones de células) y con más énfasis a partir de la semana 30 (220 000 millones de células), la insulina regula la conversión de carbohidratos y proteínas en lípidos para aumentar el tejido graso subcutáneo; éste tiene como principal finalidad evitar la pérdida de temperatura cor poral para permitir al neonato de más de 2.5 kg de peso (510 000 millones de células) mantener una homeostasis térmica y contar en la semana 36 de la gestación con alrededor de 660 000 millones de células. Esto se comprueba desde el punto de vista metabólico por el hecho de que la captación neta de aminoácidos es mayor que las necesidades de síntesis proteínica; por tanto, se piensa que los aminoácidos se utilizan en vías oxidativas y por otro lado se transaminan y se convierten en lípidos (fíg. 8-4). 8. Si el aporte de oxígeno o nutrimentos, o de ambos, es inferior al mínimo indispensable para mantener una velocidad de crecimiento adecuada, el feto aumenta su secreción de catecolaminas, con lo cual produce resistencia periférica a la acción de la insulina y, por tanto, limita su tasa de crecimiento; de esa manera se asegura la función y la supervivencia a costa de una talla menor. 9. Cuando la deprivación de oxígeno predomina sobre la de nutrimentos, la hipoxemia causa ele vación de adrenalina así como de noradrenalina y dopamina, las cuales a su vez originan redistribución del flujo sanguíneo entre los órganos fetales pero muy poca alteración en la resistencia vascular umbilical; esto asegura la nutrición de los órganos vitales localizados sobre el tejido musculosquelético y las visceras abdominales y torácicas. En casos crónicos, el resultado final es retraso de crecimiento intrauterino desproporcionado, con perímetro cefálico superior al torácico y al abdominal. Vale la pena resaltar que la nicotina aumenta la resistencia vascular uterina y disminuye el flujo sanguíneo, y con ello favorece el desa rrollo de hipoxemia e hipercapnia fetales. La hipoxia es el principal factor determinante de la hipercatecolaminemia. Se ha demostrado que cuando la hipoxia es grave durante periodos cortos, o leve a moderada pero crónica, produce incremento en la secreción de catecolaminas; es probable que éstas tengan una función fisiológica en la regulación del crecimiento fetal, ya que ante situaciones de aporte insuficiente de oxígeno aumenta la probabilidad de disfunciones enzimáticas múltiples y, 99 por tanto, de alteraciones funcionales y estructurales del tejido en formación. La hiperproducción de catecolaminas bloquea la secreción de insulina y disminuye de manera secundaria la velocidad de crecimiento y duplicación celular, con lo cual previene la generación de células anormales. Se han encontrado catecolaminas altas en embarazos con: A. Flujo placentario insuficiente por infartos, desprendimientos prematuros, placenta ácreta o sincreta, trombosis de arterias placentarias e hipertensión arterial materna. B. Alteraciones en la oxigenación fetal por anemia materna crónica (sin importar la causa); neumopatías o cardiopatías maternas, o ambas; tabaquismo (más de tres cigarrillos al día, tanto si la madre los fuma como si inhala el humo procedente de otros fumadores), y desarrollo de la gestación a más de 3 500 m sobre el nivel del mar. C. Disminución del flujo placentario debido a deshidratación por gastroenteritis, hiperemesis gravídica, uso inadecuado de diuréticos o estados que ocasionen acumulación de líquido extracelular pero disminuyan el volumen intravascular (desnutrición, síndrome nefrótico e insuficiencia cardiaca). 10. En casos de aporte balanceado de oxígeno y nutrimentos, la secreción de insulina disminuye sin originar aumento de catecolaminas cuando los valores de esos nutrimentos son inferio res a los requerimientos calóricos fetales (95 kcal/kg/día, de las cuales 40 son necesarias para el crecimiento y 55 son oxidadas). En estados crónicos, y sobre todo si la ingestión materna es menor a 1 500 kcal diarias en el tercer trimestre, se produce retraso de crecimiento intrauterino armónico, por lo general con perímetros (cefálico, torácico y abdominal), esta tura y peso bajos pero proporcionados. 11. Los hijos de madre diabética mal controlada durante la gestación y, por tanto, hiperglucémica, presentan hiperinsulinismo luego del paso de grandes cantidades de glucosa a través de la placenta; en consecuencia, la velocidad de crecimiento fetal es mayor durante la primera mitad del embarazo, y en las últimas semanas el depósito de tejido graso se realiza en mayor cuantía, lo cual explica la existencia de macrosomía neonatal. En ausencia de control metabólico adecuado previo al embarazo y debido a que la secreción fetal se bloquea por catecolaminas, los hijos de madre hiperglucémica que además presenta alteraciones micro- 100 Sección II • Concepto integral del crecimiento vasculares o macrovasculares (o ambas) secundarias a diabetes, sobre todo insulinodependiente o no insulinodependiente, pueden sufrir retraso de crecimiento intrauterino moderado a grave que se manifiesta como peso y talla normales para la edad gestacional en lugar de macrosomía esperada por falta de control materno. 12. La regulación de la temperatura corporal del producto depende completamente del organismo materno y por ello la energía obtenida a través de los nutrimentos puede emplearse casi en exclusiva para su anabolismo. Aunque las mitocondrias de las células fetales conservan la capacidad de transformar la energía química en térmica, desacoplando la cadena respiratoria, este proceso no se desarrolla en la vida prenatal y, por tanto, toda la energía química se utiliza para el crecimiento celular; esto ex plica la capacidad orgánica del embrión y del feto para mantener velocidades de crecimiento y duplicación celulares más de 100 000 veces superiores a las observadas en la vida posnatal. Los mecanismos para obtener energía son similares a los observados en adultos, excepto en que la utilización de oxígeno produce menor cantidad de radicales libres. 13. En casos de retraso de crecimiento intrauterino no relacionado con alteraciones fetales, pero debido a falta de aporte de nutrimentos o de oxígeno, es posible observar recuperación del crecimiento en las primeras 2 a 11 semanas de vida extrauterina, sin importar la edad gestacional. Diversos estudios han mostrado correlación negativa entre la longitud del producto al nacimiento y el aumento de talla en los primeros tres meses de vida posnatal. CARACTERÍSTICAS MATERNAS QUE MODIFICAN EL CRECIMIENTO FETAL Por parte de la madre existen también algunas situaciones que es conveniente analizar en función del crecimiento fetal (fig. 8-5): 1. Desde la fecundación del óvulo, el organismo materno transforma su signo de crecimiento de neutro a positivo, con la consiguiente formación de tejido, predominantemente por hipertrofia en ámbitos mamario, uterino, adiposo, glandular (hipófisis, tiroides, suprarrenales) y otros. 2. La nutrición materna es el factor más importante para permitir el crecimiento fetal óptimo y tiene relación directa con el estado económico y cultural de la familia. Un estudio realizado en Estados Unidos demostró que un ingreso per capita menor a 12 dólares se relaciona con mayor riesgo de hijos que presenten retraso moderado de crecimiento intrauterino; asi mismo, las repercusiones son mayores cuando dicho ingreso es menor a ocho dólares. En la población nacional, y bajo el supuesto de que la familia esté constituida sólo por el padre y la madre, un ingreso mensual menor a 480 dólares (alrededor de 3 700 pesos) debería relacionarse con hijos no bien nutridos in útero. 3. La alteración del equilibrio entre consumo y gasto energético de la madre limita el aporte al producto más que a la placenta, por lo que disminuye la velocidad de crecimiento fetal. Esto ocurre en mujeres trabajadoras que durante la gestación realizan trabajo físico de moderado Fig. 8-5. Factores maternos que modifican el crecimiento y maduración fetales. RCIU = retraso de crecimiento intrauterino. Capítulo 8 • Crecimiento prenatal a intenso; sus hijos tienden a mostrar un peso y estatura al nacer más bajos que los de mujeres no trabajadoras. Una situación similar se presenta cuando existen infecciones maternas transgestacionales, aunque éstas no produzcan fiebre u otras manifestaciones, como es frecuente en las infecciones de vías urinarias. Las madres que tienen actividades laborales que demandan gasto energético acentuado y prolongado, y que durante el tercer trimestre cursan con infecciones, presenten partos prematuros e incluso productos pequeños para su edad gestacional. 4. El aporte de nutrimentos hacia el producto es mayor en el tercer trimestre que en etapas previas del embarazo. El análisis del grosor del panículo adiposo subcutáneo en la madre evidencia aumento progresivo desde el inicio de la gestación hasta el segundo trimestre, y a partir de este momento muestra disminución. Cuando el organismo materno es un "mal aportador" de nutrimentos al producto, durante el tercer trimestre es frecuente observar crecimiento fetal menor al ideal que se relaciona con incremento del grosor del tejido adiposo subcutáneo materno en esa última etapa de la gestación. 5. Después del alumbramiento, la madre requie re por lo menos de 18 a 24 meses para estar en condiciones de iniciar una nueva gestación (pe riodo intergestacional mínimo). Cuando se ini cia otro embarazo en un lapso menor, existe riesgo elevado de retraso de crecimiento intra uterino. En poblaciones en donde los periodos intergestacionales (desde el momento del parto hasta el inicio del siguiente embarazo) son cortos, debido a falta de conocimientos al respecto, es frecuente observar que el segundo producto posee peso y estatura menores que los del primero, y que el tercero presenta retraso de crecimiento intrauterino más acentuado, y así subsecuentemente. Por el contrario, se informa que en casos de periodos intergestacionales adecuados y condiciones nutricias óptimas, los segundos hijos, al igual que los subsiguientes, muestran peso y estaturas mayores que los del primero (fig. 8-6). 6. La estatura de la madre no parece limitar el crecimiento del producto, aunque se ha comu nicado que madres con estatura menor a 143 cm presentan mayor incidencia de recién naci dos con estatura o peso bajos, o ambas cosas. Sin embargo, hasta que no se demuestre lo con trario, el retraso en el crecimiento intrauterino, 101 Fig. 8-6. Frecuentemente los embarazos tienen un periodo intergestacional más corto de lo recomendado. más que atribuirse a las características somatométricas de la madre por menor capacidad de volumen pelvicoabdominal, debe considerarse consecuencia de la malnutrición que limitó el crecimiento de la mujer. De hecho, los estudios al respecto señalan que una madre que nace con retraso de crecimiento intrauterino (peso bajo predominante) tiene 70% de posibilidades de concebir hijos con limitaciones del crecimiento, sin importar el estado nutricio que mantenga durante las gestaciones. EFECTOS AMBIENTALES SOBRE EL CRECIMIENTO INTRAUTERINO En relación con las condiciones ambientales en que se desarrolla un embarazo (macroambiente), se han demostrado pocas situaciones que interfieren con el crecimiento fetal: 1. Los niños nacidos a más de 5 000 m de altura tienen peso 16% menor que aquéllos nacidos a menos de 300 m sobre el nivel del mar. Esto puede explicarse por una disminución de la oxigenación hemática que no se compensa con incremento de las concentraciones sanguíneas de hemoglobina demostrada en estas mujeres, y que, por tanto, conduce a hipoxemia placentaria (con disminución de la masa de este órgano) e hipoxemia fetal que origina retraso desproporcionado de crecimiento intrauterino con menor peso del esperado para la longitud. 102 Sección II • Concepto integral del crecimiento 2. Los efectos de la contaminación ambiental en los fetos no están bien definidos, aunque algunos estudios sugieren que desde el momento del nacimiento existe acumulación de plomo en huesos y que la respuesta neurológica está retrasada una semana. Asimismo, en mujeres con problemas atópicos o inflamatorios de vías respiratorias, y que radican en una zona de alta contaminación por ozono y por partículas pequeñas, se ha encontrado disminución de la capacidad de oxigenación tisular, que aunque no parece limitar la masa placentaria, sí ocasiona alrededor de 4 a 5% de reducción en el peso del producto. 3. La latitud geográfica y las variaciones climáticas no parecen modificar el crecimiento intrauterino, aun cuando estas últimas sean extremas. Las diferencias sutiles encontradas entre algunas poblaciones, parecen deberse, más que a las condiciones geológicas, a las condiciones sociales, culturales y económicas prevalecientes entre los pobladores de cada región. Sin embargo, es importante considerar que en ocasiones las condiciones geopolíticas se relacionan con el tipo de alimentos que pueden producirse, la capacidad tecnológica de los habitantes de una región determinada y las facilidades de distribución y adquisición de nutrimentos; esto determina en conjunto que los aspectos cualitativos y cuantitativos de la alimentación sean insuficientes y ello muestra proporción directa con el crecimiento fetal. LECTURAS RECOMENDADAS Aynsley AG. Metabolic and endocrine interrelations in the human fetus and neonate. Am J Clin Nutr 1985;41:399. Basset NS, Oliver MH, Breier BH, Gluckmann PD. The effect of maternal starvation on plasma insulin-like growth factor-I concentrations in the late gestation ovine fetus. Pediatr Res 1990;27:401. Battaglia FC, Meschia G. Fetal nutrition. Annu Rev Nutr 1988;8:43. Challier JC, Hauguel S, Demaizieres V. Effect of insulin in glucose uptake and metabolism in the human placenta. J Clin Endocrinol Metab 1986;672:803. De Pablo F, Scott LA, Roth J. Insulin and insulin-like growth factor in early development: peptides, receptors and biological events. Endocr Rev 1990; 11:558. Fisher DA. The unique endocrine milieu of the fetus. J Clin Invest 1986;78:603. France JT, Liggins GC. Placental sulfatase deficiency. J Clin Endocrinol Metab 1969;29:138. Handwerger S. The physiology of placental lactogen in human pregnancy. Endocr Rev 1991;12:329. Harwell C, Padbury JF, Anand RS. Fetal catecholamine responses to maternal hypoglycemia. Am J Physiol 1990;259:1126. Hill DJ, Hogg J. Growth factors and the regulation of pre and postnatal growth. Bailliere's Clin Endocrinol Metab 1989;3:579. Hill DJ, Milner RDG. Insulin as a growth factor. Pediatr Res 1985;19:879. Milner RD, Hill DJ. Fetal growth control: the role of insulin and related peptides. Clin Endocrinol 1984;21:415. Milner RDG. Prenatal growth control. En: Gluckman PD, Heymann MA (eds). Perinatal and pediatric pathophysiology. London: Hodder & Stoughton Limited, 1993:162. Mirlesse V, Frankenne F, Alsat E, Poncelet M, Hennen G, Evain-Brion D. Placental growth hormone levéis in normal pregnancy and in pregnancies with intrauterine growth retardation. Pediatr Res 1993;34:439. Petraglia F, Florio P, Nappi C, Genazzani AR. Peptide signaling in human placenta and membranes: autocrine, paracrine and endocrine mechanisms. Endocr Rev 1996; 17:156. Ringler GE, Strauss JF. In vitro systems for the study of human placental endocrine function. Endocr Rev 1990; 11:105. Sieff CA. Hematopoietic growth factors. J Clin Invest 1987;79:1549. Simpson ER, McDonald PC. Endocrine physiology of the placenta. Annu Rev Physiol 1981;43:163. Walker WH, Fitzpatrick AL, Barrera HAS. The human placental lactogen genes: structure, function, evolution and transcriptional regulation. Endocr Rev 1991; 12:316. Warshaw JB. Intrauterine growth restriction revisited. Growth, Genetics and Hormones 1992;8:5. 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Es necesario hacer conciencia de que previo al nacimiento, el individuo ha recorrido ya las fases de crecimiento y desarrollo más rápidas de su vida, y que, por tanto, el crecimiento posnatal general mostrará una desaceleración progresiva durante toda la etapa prepubescente, para evidenciar un incremento en su velocidad de crecimiento lineal sólo durante la pubertad. Así, por ejemplo, durante los tres primeros meses de la vida posnatal, la velocidad de crecimiento equivale a 45 cm/año y el incremento de peso a 10 kg/año; ambos valores disminuyen a 15 cm/año y 3 kg/año de los 9 a los 12 meses de vida. Posteriormente y durante casi toda la infancia, la velocidad de crecimiento es de 5 a 7 cm/ año y el aumento de peso de 2 a 3 kg/año; durante la pubertad se observa una nueva aceleración y los varones alcanzan una velocidad de crecimiento de 9.5 cm/año y las mujeres de 8.2 cm/año (fig. 9-1). De acuerdo con los parámetros establecidos, las disminuciones en la velocidad de crecimiento que ocasionen discontinuidad en la ganancia de estatura por año se consideran patológicas, excepto en las siguientes condiciones: 1. Antes de los tres años de edad, ya que en este periodo un niño modifica su ritmo de creci- miento de acuerdo con su potencial genético; es decir, cuando la estatura y el peso al nacer son mayores a los esperados para los patrones familiares, durante los tres primeros años de vida tiende a mostrar menor velocidad de crecimiento hasta situarse en la percentila promedio familiar. Cuando la estatura y el peso son menores a los esperados, sucede lo contrario. 2. Durante la pubertad, ya que su presentación a edades muy diversas origina cinética individual. En otras palabras, los individuos que inician el desarrollo de su pubertad a los 10 años de vida posnatal también reducen su velocidad de crecimiento alrededor de los 13 a 14 años de edad cronológica; en cambio, quienes comienzan su maduración pubescente a los 14 años, reducen su velocidad de crecimiento entre los 17 y 18 años de edad cronológica. El patrón de crecimiento puede estudiarse de manera continua desde el nacimiento hasta después de la pubertad; pero como en realidad parece estar regulado por distintos factores, es conveniente dividirlo en etapas de estudio. En términos generales, el crecimiento posnatal se divide en cuatro etapas: 1. 2. 3. 4. Del nacimiento a los dos años de edad. De los dos años hasta el inicio de la pubertad. Pubertad. Posterior a la pubertad. De esa manera, se analiza primero el crecimiento infantil durante los dos primeros años; durante esta etapa y cada vez en menor grado a partir del nacimiento, los ajustes se realizan conforme el estado nutricio mediante una regulación que evoca mucho a la fetal, ya que puede ser independiente 103 104 Sección II • Concepto integral del crecimiento Fig. 9-1. Incremento de peso y estatura de acuerdo con la edad. de las características genotipicas heredadas de los padres. En ausencia de factores modificadores, el crecimiento en la niñez se debe en esencia a un control neuroendocrino hipofisario y tiroideo, y progresa de acuerdo con el genotipo familiar; en cambio, el crecimiento durante la pubertad ocurre por el efecto de las hormonas gonadales sobre la secreción de hormona de crecimiento y sus acciones directas sobre el tejido óseo (figs. 9-2 y 9-3). Durante los primeros dos años de vida, ya sin la influencia del medio intrauterino sobre el crecimiento, se permite una expresión conforme el potencial genético individual, y con ello se asegura una correlación familiar bien definida. A partir del segundo año de vida y hasta el inicio de la pubertad, continúa la reducción de velocidad del crecimiento, pero con bastante menor intensidad: a los tres años de edad se logran 6 cm/ Fig. 9-2. Tipo de crecimiento posnatal y su relación con el crecimiento combinado. Capitulo 9 • Crecimiento posnatal 105 Fig. 9-3. Velocidad de crecimiento posnatal y su relación con la velocidad de crecimiento combinada. año y en el momento que precede al inicio de la pubertad sólo 4 cm/año. Durante la pubertad existe un brote de crecimiento en peso y estatura, así como cambios en el tamaño y función de los órganos sexuales; de ese modo se alcanzan longitudes definitivas de las extremidades y una composición corporal estable. En la etapa posterior a la pubertad el crecimiento forma parte de la fase de reducción ñnal de velocidad, y se logra básicamente a expensas del segmento superior en las mujeres y de ambos segmentos en los varones. La composición corporal puede cambiar sólo si se requieren ajustes acordes con estados nutricios previos alterados. La velocidad de crecimiento puede alcanzar hasta cuatro veces lo normal durante las fases de recuperación de enfermedades crónicas con repercusión sistémica que hayan ocasionado detención del crecimiento, de tal manera que en general es fácil determinar la eficacia de la terapéutica usada para resolver la enfermedad. Por el contrario, cuando se soluciona un estado patológico limitante del crecimiento y después no se observa crecimiento de recuperación, deben estudiarse las siguientes condiciones: 1. No se ha resuelto la alteración de manera total y adecuada. 2. Hubo lesión permanente y biológicamente sig nificativa en otros aparatos y sistemas, de ma- nera que la recuperación del equilibrio orgánico no alcanza el grado previo a la enfermedad (de homeostasis se pasa a homeorresis). 3. Existe una enfermedad no detectada o previamente oculta por la anomalía de base. La recuperación en la maduración biológica se realiza de manera más lenta que la recuperación de la estatura; sin embargo, se ha demostrado que en pacientes con enfermedades crónicas graves, por ejemplo insuficiencia renal, la edad ósea progresa de manera lenta pero normal hasta la fase prepubescente, e incluso se acelera durante la pubertad. LOS DOS PRIMEROS AÑOS DE EDAD Durante los dos primeros años de vida, la velocidad y ritmo del crecimiento no dependen por completo de los factores determinantes genéticos del individuo. Sin embargo, conforme transcurre más del año de vida extrauterina, hay tendencia a cambiar la progresión de la estatura y alrededor de los 24 meses de edad ésta se localiza en la percentila familiar; por ello se dice que en este lapso se producen los ajustes necesarios de acuerdo con el genotipo definitivo. La correlación entre la estatura de los padres y la longitud del producto al nacer muestra un índice bajo de 0.2, que aumenta a 0.5 a los 18 meses de vida. Como ya se mencionó antes, los niños que 106 Sección II • Concepto integral del crecimiento durante la vida intrauterina alcanzan valores somatométricos superiores a los esperados para su genotipo, desde que nacen pueden mantener una velocidad de crecimiento menor a la considerada habitual, hasta que se sitúan en el genotipo familiar; a partir de entonces, la velocidad de crecimiento se modifica para normalizarse de acuerdo con los parámetros poblacionales. Sin embargo, este ajuste se hace más evidente entre los 6 y los 18 meses de edad (fig. 9-4). El producto de la concepción que presenta retraso en el crecimiento intrauterino por causas ajenas a él (maternas, placentarias, nutricias, etc.), en presencia de homeostasis corporal adecuada puede mostrar aceleración notoria de la velocidad de crecimiento durante los primeros 12 meses de vida posnatal, aunque la recuperación más acentuada se observa con frecuencia en las primeras 8 a 12 semanas de la vida. Una vez que se alcanza la percentila genética, la velocidad de crecimiento disminuye y se sitúa cerca del promedio poblacional. En ausencia de enfermedad, no ha podido demostrarse con exactitud la influencia de los factores neuroendocrinos sobre la regulación del crecimiento. Incluso se duda de que el sistema de la hormona del crecimiento desempeñe una función reguladora importante desde el punto de vista endocrino, aunque los efectos paracrinos y autocrinos de las somatomedinas como factores de crecimiento tisular específicos se consideran indispensables para la maduración de clonas celulares y para mantener la armonía entre los diversos tipos citológicos que constituyen a los tejidos. Las hormonas tiroideas ejercen varios efectos reguladores sobre el crecimiento y el desarrollo, en especial de los Fig. 9-4. Ajustes del crecimiento posnatal para situarse en la estatura genética. tejidos nerviosos y musculosquelético sobre todo en relación con los fenómenos de reconocimiento celular y el establecimiento de las sinapsis intercelulares. La tiroxina actúa a través del factor de crecimiento nervioso o junto con él para favorecer la polimerización de los microtúbulos, y de ese modo controla la axogénesis y la sinaptogénesis; en este sentido, está comprobado que el paciente con hipotiroidismo congénito presenta intensa inhibición de la sinaptogénesis y en consecuencia afectación profunda de la multiplicación glial, la migración y arborización neuronal, las conexiones simpáticas y la mielinización de la corteza cerebral (que se realizan a partir de la gestación y que continúan hasta los primeros dos años de la vida), lo cual origina retraso psicomotriz muchas veces irreversible cuando el tratamiento no se inicia de manera oportuna y adecuada en los primeros días de la vida posnatal. La función de las hormonas tiroideas en el crecimiento y maduración musculosqueléticos es indirecta: potencia los efectos de diversos mediadores autocrinos y paracrinos, en especial de los factores de crecimiento epidérmico, derivado de plaquetas, osteoblástico y de la vitamina D3. En ausencia de esas hormonas, la maduración y calcificación esqueléticas se retrasan; asimismo, la cantidad de miofibrillas y la síntesis de colágena se altera, con lo cual disminuye la selectividad de la unión entre las dendritas y las miofibrillas, lo que a su vez repercute en la maduración y control de los movimientos finos de las extremidades. También se ha demostrado que la maduración del aparato auditivo depende en fases tempranas de la acción directa de las hormonas tiroideas, por lo que en ausencia de éstas es frecuente encontrar hipoacusia de leve a grave así como limitación para el reconocimiento de secuencias sonoras. Durante los dos primeros años de vida no se ha encontrado función neurorreguladora relevante de la paratohormona, la calcitonina, los glucocorticoides, las hormonas sexuales y el glucagon, aunque es evidente que las dos primeras son importantes para la formación ósea. Respecto de la vitamina D y el calcio, se ha demostrado que entre 75 y 85% de los niños que nacen en invierno tienen valores subnormales de vitamina D3 activa (1 ¿S-dihidroxicolecalciferol) en comparación con aquellos que nacen en verano (22 a 25%), y esto tiene que ver con la masa ósea de los neonatos (85% en invierno frente a 91% en verano). El peso en relación con el peso y el crecimiento intrauterino también influyen en los valores de vitamina D3 activa, ya que los pequeños para la edad gestacional tienen concentraciones séricas subnormales de 85% y la masa ósea es en promedio de Capitulo 9 • Crecimiento posnatal 70%, en comparación con aquellos que muestran un peso adecuado para la edad gestacional y al mismo tiempo valores normales de vitamina D3 y masa ósea en 100 y 90%, respectivamente. Los factores modificadores del crecimiento pueden lesionar de manera transitoria o permanente la velocidad y el ritmo de crecimiento, sobre todo las anomalías que alteran el estado nutricio o la oxigenación tisular de manera crónica, o ambas. Cuando el crecimiento de una clona celular se encuentra en etapa crítica (periodo de máxima velocidad de crecimiento o maduración, o ambas), es posible que el crecimiento se dañe de manera irreversible pese al control de la enfermedad; pero en caso contrario, es frecuente observar un periodo de recuperación de crecimiento. En otras palabras, una alteración crónica y con repercusión sistémica puede detener de manera transitoria el crecimiento, y éste puede recuperarse sólo cuando durante la interrupción no se altera la hiperplasia en la maduración e hipertrofia celulares. En caso de recuperación se dice que el individuo logra la homeostasis; en caso contrario, ésta se pierde y el nuevo equilibrio u homeorresis por fuerza conduce a una masa corporal final menor a la establecida por el genotipo individual. Las enfermedades agudas, aunque pueden disminuir hasta en 10% el crecimiento diario (con lo que se limita hasta 0.03 mm el crecimiento esperado), no modifican de manera importante la estatura final. El ritmo de maduración de los varones y de las mujeres es diferente. Al nacer, las mujeres presentan una maduración biológica dos semanas más avanzada que los varones, y al año de edad la distancia ya es de por lo menos ocho semanas; esta diferencia en el gradiente de maduración se conserva hasta terminar la maduración pubescente. La maduración también varía en relación con el peso al nacer. Así, por ejemplo, la epífisis femoral distal se presenta en 100% de los niños cuando éstos pesan más de 3 kg, mientras que la epífisis tibial superior sólo se observa en el 79% de los casos; en neonatos menores de 2 kg, las proporciones son de 75 y 62%, respectivamente. El recién nacido premaduro mantiene siempre el mismo grado de retraso del crecimiento; pero éste es significativamente distinto desde el punto de vista poblacional sólo hasta los dos años de edad, ya que a partir de esa edad los parámetros que se utilizan para la valoración somatométrica y gradientes de maduración biológica (estatura, peso, perímetro cefálico, brote dentario, etc.) se analizan en promedio de manera trimestral o cuatrimestral; mientras que antes de esa edad, cada 30 días. 107 En resumen, el crecimiento durante los dos primeros años de la vida posnatal tiene las siguientes características: 1. Se realizan ajustes en la velocidad y el ritmo de crecimiento para alcanzar los parámetros de terminados genéticamente. 2. El control neuroendocrino depende en esencia de las hormonas tiroideas y de los factores de crecimiento histoespecíficos. 3. Las enfermedades que evolucionan con alteraciones en la nutrición u oxigenación, o ambas cosas, pueden modificar el ritmo y la velocidad de crecimiento. 4. Las mujeres muestran un gradiente de maduración mayor que el de los varones. 5. Existen diferencias significativas en el crecimiento somático y psicomotriz de acuerdo con la edad biológica real (basada en la edad gestacional). 6. En esta etapa se observan velocidades de crecimiento y maduración mayores que en edades posteriores; por ello es más probable que las lesiones orgánicas crónicas, que actúan durante periodos críticos del crecimiento, afecten el crecimiento y el desarrollo de manera intensa y permanente. DESDE LOS DOS AÑOS HASTA EL INICIO DE LA PUBERTAD En términos generales, al iniciar esta etapa ya se llevaron a cabo los ajustes somáticos encaminados a situar al paciente en sus parámetros genéticos óptimos, aunque un porcentaje pequeño de niños sanos puede continuar esta adaptación hasta los tres o incluso los cuatro años de edad. La mayoría de los pacientes no debe presentar modificaciones en la velocidad y el ritmo de crecimiento, y por tanto, la estatura avanza de manera paralela a la de los parámetros poblacionales; es decir, entre los dos años y el inicio de la pubertad el paciente debe crecer en la misma percentila de estatura y con una velocidad de crecimiento adecuada. Hasta que no se demuestre lo contrario, las desviaciones del canal percentilar deben sugerir anormalidades, y obligan a investigar la posibilidad de enfermedades sistémicas. En este periodo se estabiliza el gradiente de maduración, sobre todo de los dos a cuatro años de vida. Asimismo, a estas edades, aquellos pacientes que poseen un determinante genotípico de maduración lenta evidencian reducción en la velocidad de crecimiento con detención de la maduración biológica, de manera que la estatura se si- 108 Sección II • Concepto integral del crecimiento túa con mucha frecuencia por debajo de la percentila familiar e incluso de la percentila tres de crecimiento poblacional. Sin embargo, luego del análisis individual del problema se encuentra: maduración biológica (ósea, dental y sexual) retrasada con respecto a la esperada para la edad cronológica; proporciones corporales armónicas en relación con la maduración biológica, y estatura adecuada para la edad ósea, es decir, acorde con la percentila genética familiar. Desde los cuatro años de edad, las velocidades de crecimiento y de maduración biológica coinciden de nuevo con las informadas para la población general; así, el análisis retrospectivo permite diagnosticar con facilidad si existe patrón retrasado de crecimiento, pero el análisis durante la etapa de disminución de esas velocidades requiere que el diagnóstico se establezca por exclusión, es decir, a través de descartar la existencia de enfermedades crónicas con pocas manifestaciones. Desde los dos años hasta el inicio de la pubertad, también se observa que una correlación directamente proporcional y lineal del incremento de talla con respecto al aumento de peso de las visceras abdominales (en particular del hígado), y de la masa renal y filtración glomerular con respecto al metabolismo basal y a la estatura. Además, las diferencias de maduración biológica secundarias a la edad gestacional se tornan poco significativas; sin embargo, las mujeres aún muestran maduración avanzada con respecto a los varones, y esto se acentúa de manera muy significativa a partir de los seis a siete años de edad. El control neuroendocrino se ejerce en esencia por el sistema de la hormona del crecimiento y las hormonas tiroideas (cap. 4) (fig. 9-5). Desde el punto de vista genotípico familiar, se sabe que los individuos con crecimiento, correspondiente a la percentila 97 poblacional producen al día mayor cantidad de hormona de crecimiento que aquéllos ubicados en la percentila 50, y éstos a su vez presentan la misma diferencia con los situados en la percentila tres. Estos datos confirman que el control neuroendocrino varía de un individuo a otro y que los factores genéticos determinantes desempeñan una función importante en esta regulación, lo cual, en ausencia de condiciones biológicas, socioculturales o ambientales adversas, puede explicar las tallas relativamente constantes a través de distintas generaciones de una familia (fig. 9-6). Fig. 9-5. Influencia de diversos factores sobre la velocidad de crecimiento. Capitulo 9 • Crecimiento posnatal 109 Fig. 9-6. Representación esquemática de la secreción de hormona de crecimiento en niños con diferentes tallas familiares. La correlación entre la estatura de un individuo y la esperada para su genotipo familiar es apenas de 0.3 al momento del nacimiento, pero aumenta hasta 0.8 a partir de los dos años de edad. En países alejados del ecuador, se ha descrito que aunque la velocidad de crecimiento anual es constante, cuando se realiza un análisis estacional se observa mayor velocidad durante la primavera y el verano que en otoño e invierno; esto debe tomarse en cuenta durante el cálculo de la velocidad de crecimiento mostrada por un niño en periodos menores de 12 meses. La diferencia de estatura en distintos grupos raciales es un hecho conocido. Así, por ejemplo, los dinkas y los watutsi poseen una estatura poblacional promedio de 196 cm para los varones, mientras que otras tribus de África Central sólo alcanzan una estatura final promedio de 172 cm aunque viven en condiciones similares desde el punto de vista sociocultural, geopolítico y nutricio. No se conoce con certeza el origen de estas diferencias, pero investigaciones recientes han demostrado lo siguiente: 1. Existen variaciones entre las clonas de células que constituyen el somatotropo de manera que algunas son más sensibles al efecto de la hormona liberadora de hormona de crecimiento; la existencia de mayor cantidad de células derivadas de esas clonas se relaciona con mayor cantidad de secreción de hormona de crecimiento al día; en cambio, cuando la mayoría de las células tienen una sensibilidad baja, la producción de hormona de crecimiento es menor. 2. Individuos con estaturas alrededor de la percentila 50 poblacional poseen una proporción similar de células bastante sensibles y de células menos sensibles, y los sujetos con talla familiar alta tienen un evidente predominio de células con mayor sensibilidad. Por el contrario, los individuos con talla baja familiar presentan una constitución somatotrópica dependiente en su mayoría de células con sensibilidad baja. El crecimiento observado durante la etapa prepubescente no depende por completo del control neuroendocrino, ya que la velocidad de crecimiento es independiente de las concentraciones séricas de hormona de crecimiento hasta en 25%; esto se 110 Sección II • Concepto integral del crecimiento evidencia por el hecho de que los pacientes con deficiencia total aislada de la hormona muestran velocidades de crecimiento constantemente bajas y equivalentes a 20 a 30% de las observadas en niños sanos. El efecto de los factores modificadores en la etapa prepubescente es menos ostensible a corto plazo que en edades previas, puesto que los periodos críticos del crecimiento son menos frecuentes y además se observa mejor capacidad para recuperar el crecimiento una vez eliminada la influencia de dichos factores. En conclusión, las características del crecimiento desde los dos años hasta antes de iniciar la pubertad son: 1. Casi nunca se observan ya modificaciones de ajuste al genotipo familiar, y cuando éstas persisten, se manifiestan sólo antes de los cuatro años de edad. 2. Desde los dos a cuatro años de edad se manifiestan ajustes en el patrón de maduración biológica del individuo. 3. El control neuroendocrino se encarga en promedio de 75% del crecimiento, y es dependiente del sistema de la hormona del crecimiento. 4. Los factores modificadores lesionan menos el crecimiento que en otras etapas, y es frecuente observar la recuperación total del mismo luego del control de la enfermedad. 5. Aún hay variaciones en el gradiente de maduración entre varones y mujeres; esto se acentúa a partir de los seis a siete años de edad, de manera que en el inicio de la pubertad puede existir una diferencia de dos a tres años. 6. Las diferencias en relación con la edad gestacional dejan de tener significado estadístico, aunque persisten. 7. La estatura guarda una correlación lineal y directamente proporcional con el crecimiento visceral, masa renal y filtración glomerular. Según estudios recientes, la masa ósea de los niños prepubescentes: 1. Aumenta un mes posterior al inicio de la deambulación. 2. Aumenta de manera directamente proporcional al peso del paciente, y el ejercicio desempeña una función secundaria en la ganancia de tejido esquelético. De hecho, cuando el ejercicio se practica bajo el efecto de la fuerza de gravedad (carrera, salto, gimnasia, etc.), se aprecia un ligero incremento en la ganancia de masa ósea por unidad de tiempo; pero cuando se efectúa sin intervención de dicho efecto (natación) no se observa ganancia adicional. Por el contrario, los niños que realizan ejercicio e ingieren poco calcio presentan pérdida de masa ósea. PUBERTAD Los cambios pubescentes ocurren en todos los individuos, siempre y cuando se alcance un gradiente de maduración, composición corporal y proporcionalidad similares e independientes de la edad cronológica; es decir, en individuos con una misma edad biológica, sin importar el tiempo empleado para alcanzarla. Estas características de maduración parecen depender más del control genético que del neuroendocrino. Sin embargo, es evidente que aquellos individuos con maduración acelerada inician a edad más temprana su brote pubescente de crecimiento; en cambio, quienes maduran de manera lenta o tardía pueden diferirlo hasta por cuatro años con respecto a los primeros, o en promedio dos años de acuerdo con los patrones poblacionales habituales (figs. 9-7 y 9-8). Durante la pubertad, las hormonas sexuales se agregan al control neuroendocrino descrito para etapas previas (hormonas tiroideas y sistema de la hormona del crecimiento); entonces se producen modificaciones en la velocidad de crecimiento, composición corporal y maduración de la capacidad reproductora, con ajustes que originan un fenotipo determinado para cada individuo. Los andrógenos (posiblemente suprarrenales en principio) aumentan sus concentraciones séricas en ambos sexos. Este incremento relacionado con mayor cantidad de hormona luteinizante, y es posible que también con cambios en la concentración y acciones de la insulina, induce mayor síntesis de aromatasas periféricas que se encargan de la conversión de andrógenos en estrógenos, con efectos diversos en distintos ámbitos: 1. En el hipotálamo, el aumento de estrógenos producidos por aromatización de andrógenos, pero no por estrógenos gonadales, sensibiliza al somatotropo para que a concentraciones constantes de hormona liberadora de hormona de crecimiento, sintetice y secrete mayor cantidad de hormona de crecimiento al día, lo cual favorece el aumento de la velocidad de crecimiento (fig. 9-9). 2. A través de receptores intracelulares, pero también por efecto de receptores para dihidrotestosterona (por acción intracelular de la 5-alfa- Capítulo 9 • Crecimiento posnatal Fig. 9-7. Diferencias en el patrón del crecimiento de acuerdo con el inicio de la pubertad. Fig. 9-8. Diferencias en el brote de crecimiento pubescente de acuerdo con el patrón de maduración. 111 112 Sección II • Concepto integral del crecimiento mulante, y en mujeres el modelo pulsátil es más acentuado que en varones. En las mujeres los pulsos de hormona luteinizante se relacionan con mayor producción de estradiol ovárico, el cual se encarga del crecimiento y maduración de la glándula mamaria; por tanto, existe una relación directa entre la gonadarquía y la telarquía. Maduración de mamas Para el análisis de los cambios mamarios, Tanner ha descrito cinco etapas o estadios de maduración sexual: Fig. 9-9. Diferencias en la secreción de hormona de crecimiento de acuerdo con la edad. reductasa que convierte testosterona a dihidrotestosterona), los estrógenos originados por aromatización intracelular de andrógenos sensibilizan al receptor para factor de crecimiento tipo insulina-1 y aumentan la efectividad de las vías metabólicas a nivel posreceptor; esto produce mayor capacidad de respuesta ósea al crecimiento, ya que se favorece el aumento de la proliferación celular y de síntesis de la matriz ósea, así como la mineralización. Sin embargo, la proliferación celular disminuye por el efecto contrario de estrógenos circulantes 3. En varones y mujeres, los estrógenos gonada-les, en particular los que no se obtienen de la aromatización intracelular de andrógenos, aceleran la calcificación del cartílago de crecimiento; por ello, en dos a tres años, éste desaparece casi por completo y se alcanza la estatura definitiva. Los cambios somáticos o características sexuales que acompañan a la pubertad se presentan en respuesta a distintos estímulos neuroendocrinos El primer acontecimiento demostrado es que la hormona hipotalámica liberadora de gonadotropinas (hormona liberadora de hormona luteinizante [LHRH]) cambia el modelo de secreción tónico (de concentraciones séricas similares de manera constante) por el modelo de secreción pulsátil que en principio es más acentuado durante las tardes y después logra un patrón maduro de mayor secreción nocturna. Esto también origina que las hormonas luteinizante y foliculostimulante cambien de manera similar hacia el patrón pulsátil; en ambos sexos, las concentraciones séricas de la hormona luteinizante son mayores que las de la foliculosti- 1. Prepubescente. Sin datos que sugieran maduración. 2. El tejido glandular empieza a crecer, por lo que hay ligera elevación del contorno del busto. La aréola puede aumentar su diámetro de manera muy leve. Esta etapa es por lo general de inicio unilateral, y pueden transcurrir hasta seis meses para que la glándula contralateral presente este estadio. Al mismo tiempo, las terminaciones nerviosas libres proliferan cerca de la superficie del tejido mamario y de la piel, por lo que con frecuencia las niñas refieren una sensación de parestesia o incluso de dolor ante estímulos de presión como recargar el tórax contra una superficie de consistencia aumentada (libros, colchón, paredes, abrazos, etc.) o ante cambios bruscos de humedad o temperatura como los que se presentan al inicio del aseo corporal en regadera, al principio de cada episodio de lluvia o al entrar a otro ambiente de muy distinta temperatura. 3. El pezón se diferencia y adquiere coloración más oscura que la de la piel circundante y la aréola, y se acelera su velocidad de crecimiento. El diámetro de la aréola puede continuar aumentando de manera lenta. 4. La aréola sufre gran hiperplasia e hipertrofia; asimismo, se pigmenta y aumenta su diámetro con rapidez, y aparecen los corpúsculos de Morgagni. En algunas mujeres, el aumento de volumen es tan notable que puede observarse un contorno propio de la aréola sobre la superficie del busto, lo cual da la impresión de que el pezón se encuentra incluido dentro de ella. El volumen del busto inicia un incremento más acelerado. 5. Disminuye la velocidad de crecimiento de la aréola, y se adquieren las proporciones finales de ésta y del pezón. El busto continúa aumentado de volumen hasta por uno a tres años. Capítulo 9 • Crecimiento posnatal Estos cambios se producen en todas las mujeres; sin embargo, se ha informado que en la población indígena de América existe detención de la maduración cuando se alcanza la etapa tres, la progresión a la etapa cuatro se produce hasta el inicio de la primera gestación, y la etapa cinco se observa hasta terminar la lactancia de esta primera gestación. El volumen de las mamas no se relaciona con su capacidad de maduración, sino que está regulado por características genéticas de una de las dos ascendencias familiares (paterna o materna) y está influido por el estado nutricio de la paciente a partir de los siete a ocho años de edad. Por lo general, el varón observa una maduración mamaría incompleta que alcanza los estadios 2 o 3 descritos por Tanner, y que se denomina ginecomastia pubescente; ésta ocurre porque una proporción relativamente alta de andrógenos suprarrenales sufre aromatización en los tejidos periféricos que los convierte en estrógenos. Luego del aumento en la producción de andrógenos testiculares, la ginecomastia tiende a revertirse de manera gradual y a desaparecer por completo, excepto en aquellos que durante la pubertad mantienen 30% más del peso ideal y en aquéllos con antecedentes familiares de ginecomastia persistente. Maduración púbica En ambos sexos, los andrógenos suprarrenales inducen cambios en los folículos pilosos que poseen receptores para andrógenos. El vello púbico se clasifica por Tanner en estadios, con la finalidad de uniformar criterios: 1. Ausencia de vello sexual. Debe señalarse, que a partir de los siete años en niñas y de los nueve en niños, el vello en la mitad inferior del abdomen y de las extremidades con frecuencia comienza a pigmentarse de manera ligera pero persistente, lo cual no debe confundirse con los estadios señalados para el vello púbico. 2. Engrosamiento, pigmentación y crecimiento acelerado del vello que se encuentra a la altura de escroto y alrededor de la base del pene en los varones, así como del vello presente alrededor de los labios mayores en las mujeres. 3. Continúa el engrosamiento y pigmentación del vello, que además se riza y se extiende por la parte central de la región púbica hacia la sínfisis del pubis. 4. El vello alcanza la región de la sínfisis del pubis, y es más abundante en la región central del abdomen. 113 5. El vello se extiende a las regiones inguinales y alcanza las zonas superior, anterior y lateral interna de los muslos; además se distribuye desde la región genital hacia la región anal. El vello es ahora muy abundante. 6. Extensión del vello desde la sínfisis del pubis hacia la cicatriz abdominal. En los varones esta etapa es mucho más acentuada, y en las mujeres debe indicar hiperandrogenismo aunque no constituye un suceso anormal en todos los casos. Además del aumento de vello púbico, también se incrementa la pilosidad en otras regiones corporales, entre ellas: 1. Caras anterior y posterior del tórax, a la altura pectoral y lumbosacra respectivamente. En varones, la cantidad y pigmentación del vello es por lo general más acentuadas que en mujeres de la propia familia. 2. El vello de la cara se pigmenta a la altura de la región nasolabial (bigote) y de la rama ascendente del maxilar superior (patillas). Esto ocurre en ambos sexos con una intensidad similar durante alrededor de un año; pero posteriormente en las mujeres tiende a limitarse e incluso a desaparecer, mientras que en los varones continúa progresando durante dos a seis años, y también aparece a la altura de la rama horizontal de la mandíbula (barba) y parte anterosuperior del cuello. 3. El vello que surge en axilas al principio es escaso y delgado a lo largo de la línea media axilar; posteriormente se engruesa y pigmenta más, y se distribuye hasta la línea lateral de las axilas. Tanner denomina a estas etapas dos y tres, respectivamente. 4. El vello que forma las cejas tiende a engrosar y a crecer en progresión lenta; en mujeres esto ocurre durante alrededor de cuatro años y en los varones continúa durante toda la vida. 5. Surge vello, por lo general escaso, en hombros y en la parte superior de la espalda, y en ocasiones en brazos y muslos. 6. Aparece vello escaso y delgado a la altura de la primera falange de los dedos de la mano, excepto el pulgar, y de los cinco dedos de los pies. De manera similar a lo descrito para la maduración mamaria, las poblaciones indígenas de Mesoamérica presentan pilosidad corporal mucho menor a la observada en las de origen ario y mediterráneo, y el vello tiende a ser menos rizado; por 114 Sección II • Concepto integral del crecimiento ello, no es raro observar mujeres adultas con vello sexual similar al descrito en el estadio tres y varones que alcanzan sólo un estadio tres a cuatro; asimismo, el vello en tronco (anterior y posterior) tiende a ser muy escaso o ausente, y el vello facial más separado y delgado. Debe señalarse que el vello corporal de antebrazos y cara posterior de las manos, así como de regiones pretibiales, no depende en esencia de efectos androgénicos, sino de características genéticas (principalmente en pueblos mediterráneos), aunque su expresión fenotípica se evidencia durante la pubertad. Otros cambios secundarios al incremento de andrógenos suprarrenales son: aparición de lesiones comedónicas y acneicas en cara y tronco; recesión de la línea de implantación del cabello, y engrasamiento de las cuerdas vocales que torna más grave el tono de la voz. Es importante señalar que en mujeres el engrosamiento es muy leve, por lo que el tono de la voz cambia mucho menos respecto del observado en la infancia, y estos cambios prácticamente se detienen a los cuatro años después del inicio de la pubertad. En cambio, en varones el engrosamiento de las cuerdas vocales es mucho más rápido y acentuado, por lo que el tono de la voz es significativamente más grave que el observado antes de la pubertad, y aunque los cambios de la voz son más evidentes en los primeros cuatro años después del inicio de esta etapa, no se detienen y continúan en lenta progresión durante toda la vida. En ambos sexos, aunque con mayor intensidad en los varones, el aroma del sudor se torna más fuerte y penetrante. Maduración de las gónadas El aumento de hormona foliculostimulante en varones induce espermatogénesis e incremento de volumen testicular, y la acción de hormona luteinizante sobre las células esteroidógenas gonadales (Leydig) aumenta la capacidad de síntesis de testosterona, la cual potencia los cambios originados por los andrógenos suprarrenales. En conjunto, los cambios en los genitales masculinos han sido clasificados por Tanner en cinco etapas de maduración sexual: 1. Genitales prepubescentes. 2. Crecimiento testicular, y engrosamiento y pigmentación del escroto. El pene comienza a crecer sobre todo en sentido longitudinal. Se presentan erecciones frecuentes y en ocasiones eyaculación sin espermatozoides. 3. Aumenta la pigmentación y rugosidad del escroto. El pene continúa en crecimiento longitudinal pero ahora incrementa también su circunferencia de manera importante. 4. Existe diferenciación definitiva del glande, con gran hipertrofia e hiperplasia que le den apariencia de desproporción respecto del cuerpo del pene. A partir de esta etapa se presentan eyaculaciones con espermatozoides. 5. El glande disminuye su crecimiento, y la longitud y circunferencia peneanas alcanzan sus dimensiones definitivas; asimismo, el cuerpo y el glande del pene llegan a sus tamaños definitivos. En mujeres, la hormona foliculostimulante produce crecimiento y maduración de folículos ováricos y la hormona luteinizante origina síntesis de estrógenos en las células esteroidógenas (teca interna), con lo cual se inicia la regulación de los ciclos menstruales. La menarquía suele ocurrir cuando el índice de maduración sexual se encuentra en etapa cuatro (mamaria o púbica), y en las mexicanas se presenta a la edad promedio de 12 años con 11 meses. No es raro que durante los primeros 12 a 24 meses estos ciclos sean anovulatorios, por lo que suelen ser irregulares y sin dismenorrea. Durante el desarrollo de la pubertad los huesos craneales engruesan alrededor de 15%; la frente se hace prominente por el crecimiento de los arcos superciliares y de los senos frontales (que aparecen aproximadamente a los nueve años de edad). En otros mamíferos (sin descartar de manera categórica a los seres humanos), se ha demostrado que el crecimiento de los caninos depende de la testosterona. Ambos sexos, pero en mayor grado el masculino, presentan las siguientes características: 1. Aumento de volumen cardiaco, con mayor presión de eyección sistólica y mayor capacidad de las cavidades durante la diastole; en consecuencia, la frecuencia cardiaca disminuye en estado de reposo. 2. Aumento de volúmenes pulmonar y respiratorio basal, así como aceleración de la velocidad de intercambio gaseoso a nivel alveolar 3. Incremento de la tensión arterial con presión sistólica de más de 100 mm Hg. 4. Aumento de la eritropoyesis medular, así como de las concentraciones de hemoglobina y de la capacidad de ésta para transportar oxígeno, lo cual mejora el aporte tisular. 5. Incremento de filtración glomerular, de manera paralela al incremento de la masa muscular Capítulo 9 • Crecimiento posnatal Las mujeres muestran máxima velocidad de crecimiento durante el estadio dos de maduración mamaria, y los varones a partir del estadio cuatro de maduración genital. La diferencia de estaturas entre varones y mujeres de igual edad cronológica puede explicarse por lo anterior, aunado al hecho de que las mujeres en promedio inician su pubertad dos años antes que los varones y que el estadio dos de maduración mamaria es un acontecimiento inicial durante la pubertad, mientras que el estadio cuatro es un suceso de la segunda mitad de esa etapa. La menarquía en las mujeres ocurre casi siempre cuando la velocidad de crecimiento se encuentra en descenso. De hecho, hasta 95.5 + 1.2% de las mexicanas han alcanzado su estatura casi definitiva en el momento de la primera menstruación, y aumentan sólo 3 a 5 cm posteriormente. En contraste, la espermenarquía en varones se presenta antes o de manera simultánea al incremento máximo de la velocidad de crecimiento. En ambos sexos, durante la primera mitad de la pubertad el segmento inferior crece ligeramente más rápido que el segmento superior. Sin embargo, el crecimiento de ambos segmentos en las mujeres se iguala en la segunda mitad de la pubertad, hasta la menarquia; después, el segmento inferior deja de crecer por completo y entonces el crecimiento posmenárquico se debe sólo al segmento superior. En los varones el crecimiento de ambos segmentos se mantiene en proporciones iguales hasta el término de la pubertad, lo cual explica la diferencia de la relación de segmentos entre varones y mujeres adultos; asimismo, cuando el segmento inferior, que es más sensible a cambios nutricios, sufre deterioro de crecimiento longitudinal prepubescente, se mantiene una relación anormal incluso hasta la vida adulta. Durante la pubertad la máxima velocidad de crecimiento de los pies se alcanza seis meses antes que la del resto de los miembros inferiores y, por tanto, el subsegmento del segmento inferior deja de crecer más pronto. La proporcionalidad corporal se establece en el año previo al inicio del brote de crecimiento pubescente (antes de los 11 años en mujeres mexicanas), como resultado de la interacción de factores genéticos y ambientales, y sufre cambios mínimos después del inicio de la pubertad; de esa manera, aunque en etapas prepubescentes la proporcionalidad se relaciona con la edad biológica, llegado el brote de crecimiento pubescente resulta poco útil como parámetro de desarrollo. Las medidas de composición corporal no mantienen correlación con la menarquía; ésta se pre- 115 senta cuando se alcanza una masa crítica corporal dependiente de tejido muscular (proteínas), sin importar el peso, la estatura y la edad cronológica. También entre crecimiento, nutrición y proporcionalidad hay ausencia total de correlación con la edad cronológica a la que se presenta la menarquía, aunque en diversos estudios se ha señalado que ésta coincide con 36.7 a 48.1 kg de peso. Dado que la menarquía se presenta a una misma edad biológica, es evidente la estrecha relación entre la estatura y el peso, y entre el peso y la cantidad de grasa y músculo, pero no entre el peso y la relación de grasa y de músculo; también es notable la falta de dependencia entre la proporcionalidad corporal y el tamaño del cuerpo. Las medidas somatométricas se relacionan muy de cerca con el nivel socioeconómico de la población estudiada. Las variables más afectadas son las del crecimiento físico, y al modificarse con distinta intensidad originan cambios en la proporcionalidad; las menos afectadas son las de composición corporal. Por ello, el fenotipo varía en grado y momento acorde con las agresiones ambientales; pero el estado de nutrición se conserva en tiempo y satisfacción de acuerdo con las circunstancias. En el transcurso de la edad biológica, los púberes de ambos sexos con nivel socioeconómico bajo pierden velocidad de crecimiento y obtienen menor estatura, pero conservan una buena composición corporal; ésta es una conducta biológica prácticamente universal. La predicción de estatura en etapas prepubescentes tiene un margen de error de 0.4 desviaciones estándar para mujeres (5 a 7 cm), y de 0.5 desviaciones estándar para varones (6 a 8 cm). POSPUBERTAD Una vez culminada la pubertad, el organismo tiende a adquirir un signo neutro de crecimiento (equilibrio entre generación y destrucción de tejido); además, la capacidad de crecimiento longitudinal óseo está por terminar, de manera que la estatura alcanzada, la proporcionalidad y la composición corporales se orientan a permanecer sin modificaciones. Sin embargo, todavía se presentan algunos cambios durante los siguientes tres a cinco años. En los subsegmentos del segmento inferior es notorio que la pierna deja de crecer por completo a partir de la menarquía (y en pocos pacientes dos años después), mientras que el muslo puede continuar creciendo hasta por dos años más. Las relaciones de antebrazo x 100/miembro superior y de pierna X 100/miembro inferior, sugieren gradien- 116 Sección II • Concepto integral del crecimiento tes pospubescentes específicos e independientes del gradiente cefalocaudal. Al término de la pubertad el crecimiento no cesa por completo, en especial en el segmento superior en mujeres, ya que debido a la aposición de hueso a las caras superior e inferior de los cuerpos vertebrales la columna vertebral continúa en desarrollo hasta alrededor de los 30 años, con un incremento de 1 a 5 cm en los primeros tres años posteriores a la menarquía, y después aumenta hasta 3 a 5 mm en total. En algunos estudios se ha demostrado que durante la primera gestación, algunas mujeres incrementan su estatura entre 1 y 3 cm, a expensas del segmento superior. La estatura permanece constante en mujeres de 30 a 45 años y en varones de 25 a 60 años, y después empieza a disminuir, tanto por pérdida de grosor de los cuerpos vertebrales y deshidratación de los discos intervertebrales como por disminución de los espacios entre los huesos largos del miembro inferior. La anchura de hombros (diámetro biacromial), tórax y de la pelvis (diámetro bicrestal) en las mujeres inicia su periodo de crecimiento rápido hacia la mitad de la pubertad, y al final de ella en los varones, pero hasta cinco años después se adquieren las proporciones transversales. Algunas mujeres al término de la gestación muestran ligero incremento del diámetro bicrestal en comparación con el observado antes del embarazo. Una vez que se alcanza el crecimiento transversal máximo del cuerpo, cesa por completo el periodo de crecimiento con signo positivo. Durante los dos a cinco años posteriores a la menarquía, las mujeres tienden a aumentar su acumulación de grasa; de ese modo, la relación de área grasa en comparación con el área total del cuerpo, que previo a la menarquía es de 33.1%, llega a 36.9% en este lapso. El aumento de peso posmenárquico se acompaña de algunos cambios de composición corporal, y se debe a mayor acumulación relativa de grasa que de músculo. De manera tardía, cuando el peso se hace asintótico, el brazo pierde grasa y presenta aumento relativo del área muscular. Cinco años después de la menarquía, las medidas de peso, estatura, superficie corporal, perímetro cefálico, segmento superior, segmento inferior, diámetro biacromial, diámetro bicrestal, y de hecho, todas las relacionadas con el crecimiento cefalocaudal, se hacen asintóticas, con excepción de la longitud del pie y de la mano que lo hacen a partir de la menarquía. Las proporciones corporales de individuos pertenecientes a distintas etnias son variadas. Así por ejemplo, los negros tienden a poseer longitud de piernas mayor a la de caucásicos y mediterráneos; pero los hombros de estos últimos (diámetro biacromial), para ambos sexos, son más anchos en relación con las caderas (diámetro bicrestal). LECTURAS RECOMENDADAS Ambler GR, Gluckman PD. Postnatal growth-an overview. En: Gluckman PD, Heymann MA (eds). Perinatal and pediatric pathophysiology. London: Hodder and Stoughton Limited, 1993:170. Cameron N. Weight and skinfold variations at menarche and the critical body weight hypothesis. 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The effects of estrogen priming and puberty on the growth hormone response to standardized treadmill exercise and arginine-insulin in normal girls and boys. J Clin Endocrinol Metab 1994;79:537. Marshall WA, Tanner JM. Variations in the pattern of pubertal changes in girls and boys. Arch Dis Child 1969;44: 291. Marshall WA, Tanner JM. Variations in the pattern of pubertal changes in girls and boys. Arch Dis Child 1970;45: 13. Martha PM, Rogol AD, Carlsson MS, Gesundheit N, Blizzard RM. A longitudinal assessment of hormonal and physical alterations during normal puberty in boys. I: serum growth hormone-binding protein. J Clin Endocrinol Metab 1993;77:452. Nilsson A, Isgaard J, Isaksson OGP. The role of growth hormone in postnatal growth and metabolism. En: Gluckman PD, Heymann MA (eds). Perinatal and pediatric pathophysiology. London: Hodder & Stoughton Limited, 1993:174. Capitulo 9 • Crecimiento posnatal Ramos RG. Análisis de dos estudios de peso y de talla hechos con 50 años de diferencia en niños de la ciudad de México. Bol Med Hosp Infant Mex 1978;35:441. Ramos RG. Somatometría pediátrica. Arch Invest Med 1975;6(supl 1):83. 117 Rose SR, Municchi G, Barnes KM. Spontaneous growth hormone secretion increases during puberty in normal girls and boys. J Clin Endocrinol Metab 1991;73:428. Tanner JM. Earlier maturation in man. Scientific Am 1968; 218:21. Capítulo 10 Estudio del paciente con talla baja La estatura inferior a la esperada para la edad y sexo de un paciente constituye sólo la representación clínica que se demuestra con mayor frecuencia en alteraciones del crecimiento; pero por lo general ésta no es el único signo ni forzosamente el más llamativo en un análisis completo y adecuado del crecimiento de un niño. El crecimiento, en la valoración general de un paciente, conduce al diagnóstico de un estado patológico en presencia de una o más de las siguientes condiciones: 1. Estatura acumulada menor a la esperada para la edad cronológica del paciente, con relaciones somatométricas ya sea armónicas o disarmónicas. Puesto que en el análisis de la estatura acumulada se utilizan parámetros percentilares de distribución poblacional que consideran anormal la estatura inferior a la percentila 3, existe por definición 3% de la población general que tiene estatura baja. 2. Estatura acumulada inferior a la esperada para las estaturas familiares, desde los dos años de edad. En este caso, la frecuencia de diagnóstico de estatura baja es cercana a 10 o incluso 15% de la población general. 3. Velocidad de crecimiento inferior a la espera da para la edad cronológica del paciente. Dado que se considera sin lugar a dudas como anormal una velocidad inferior a la percentila 10 de crecimiento, existe por definición 10% de la población con velocidad de crecimiento subnormal. 118 BASES DEL DIAGNOSTICO El estudio adecuado del crecimiento de un paciente requiere de los siguientes elementos: 1. Parámetros poblacionales de estatura acumulada. Permiten situar al paciente dentro o fuera de los límites "habituales" (no por fuerza "normales") en que se distribuyen las estaturas de la población. 2. Parámetros familiares de crecimiento. Su propósito es disminuir la dispersión de estaturas poblacionales y situar al paciente en un contexto biológico más cercano a sus características genéticas; esto permite definir si la estatura acumulada para la edad es acorde con el mínimo esperado según la manifestación epigenotípica de crecimiento familiar, sin importar su ubicación dentro o fuera del límite habitual de estatura poblacional. 3. Velocidad de crecimiento. Su utilidad radica en definir si existe alguna evidencia de limitación en el incremento de estatura que pueda indicar anomalía actual. Para evaluar este parámetro se usan percentilas poblacionales y se asume que la especie humana debe mostrar incrementos similares para una edad biológica determinada. 4. Edad biológica, determinada a través de los gradientes de maduración esquelética, genital, sexual y dental. El crecimiento pasado y presente es función de la maduración somática; por ello, sin una evaluación aproximada de la Capítulo 10 • Estudio del paciente con talla baja velocidad de "envejecimiento" en relación con la edad cronológica, es imposible determinar la normalidad de este fenómeno. 5. Análisis de las proporciones corporales, y en su caso de la composición corporal. Esto permite establecer la armonía del crecimiento, así como determinar con mayor precisión el momento en que la progresión del crecimiento pudo modificarse y el grado de influencia de una enfermedad sobre la estatura. 6. Búsqueda intencionada y minuciosa de signos o síntomas presentes y pasados que puedan se ñalar la existencia de una alteración orgánica, afectiva o sociocultural, ya que la estatura baja en la mayoría de los pacientes se debe a uno o varios procesos patológicos que se presentan de manera aislada o en asociación, en el pasado o presente, o ambos. La siguiente dinámica de análisis del crecimiento se basa en la sencillez y la confiabilidad, y sólo requiere de la evaluación de variables fáciles de obtener y a bajo costo: 1. Verificar si la estatura se encuentra por arriba o por debajo de la percentila 3 poblacional, a través de las gráficas de estatura acumulada según edad y sexo. Por norma internacional, los menores de dos años de edad deben medirse en decúbito dorsal, sin importar si caminan o no (longitud), y los mayores de esa edad deben ponerse de pie (estatura); en ambos casos es necesario vigilar que las piernas, columna y cuello se extiendan por completo y que la cabeza se coloque en posición neutra (la línea imaginaria a través del canto externo del ojo y del centro del conducto auditivo externo debe tener un ángulo de 90 grados en relación con la columna vertebral). Evitar que el paciente se acueste sobre una colchoneta durante la determinación de la longitud. 2. A cualquier edad la longitud es 1 a 3 cm mayor que la estatura. Por ello, toda gráfica de crecimiento que represente estaturas desde el nacimiento hasta los 18 o 20 años de edad debe mostrar un "escalón" exactamente a los dos años de edad (momento en que se determina la longitud y la estatura), debido a la diferencia del método empleado para medir al paciente. Lo contrario es señal inequívoca de que la gráfica se "redibujó" y su información pierde validez, ante lo cual no se recomienda su uso. 3. En cuantificaciones de la longitud, cualquier valor inferior al de la percentila 3 debe considerarse diagnóstico de estatura baja; aunque los 119 valores superiores no indican necesariamente crecimiento adecuado, ya que en menores de dos años pudiera haber falta de expresión del patrón de crecimiento familiar. 4. Desde los dos años de edad, la estatura mínima esperada para el patrón familiar se determina de la siguiente manera: A. Se calcula la estatura final esperada, utilizando las siguientes fórmulas de acuerdo al sexo del paciente: Varón: talla media familiar + 6.5 cm Mujer: talla media familiar - 6.5 cm La talla media familiar se obtiene mediante el promedio aritmético de las estaturas del padre y de la madre. B. La estatura final obtenida se extrapola a las gráficas poblacionales para el sexo respectivo y para los 18 o 20 años de edad. Por ejemplo: el padre de un varón mide 178 cm y la madre 167 cm, de manera que la estatura final esperada es de 179 cm; ésta corresponde a 2 cm más de la percentila 50 poblacional y constituye la "percentila familiar". C. La estatura actual del paciente se extrapola a las gráficas, y se le considera normal cuando es hasta 4 cm mayor o menor que la "percentila familiar". Siguiendo el ejemplo anterior, el niño a los siete años con seis meses mide 116 cm, y se sitúa en la percentila tres poblacional y, por tanto, dentro de los límites habituales de distribución poblacional. Sin embargo, de acuerdo con la percentila familiar debería esperarse una estatura de 127 cm (con límites de 123 a 131 cm) correspondiente a la percentila 50 poblacional ± 2 cm; este déficit de 11 cm por debajo de lo esperado indica estatura D. La estatura es sólo la manifestación epigenotípica del crecimiento de un individuo; con base en esto, es conveniente comprobar si los padres del paciente tienen una estatura acorde con las de sus hermanos y padres (tíos y abuelos del niño), por lo que se recomienda utilizar las mismas fórmulas para determinar la estatura mínima esperada para los padres. Debe recordarse que algunos problemas de crecimiento pueden heredarse o transmitirse de generación en generación. 5. Se define la velocidad de crecimiento (estatura actual menos estatura hace 365 días) y los resultados se extrapolan a las gráficas de velocidad de crecimiento. Una velocidad de ere- 120 Sección II • Concepto integral del crecimiento cimiento normal, con estatura acumulada baja, señala que un trastorno ya resuelto limitó el crecimiento en el pasado; una velocidad de crecimiento baja con estatura acumulada normal indican una alteración actual; una velocidad de crecimiento baja con estatura acumulada baja representan la coexistencia de alteraciones anterior y actual. 6. La medición de la armonía corporal es importante para constatar la proporcionalidad del crecimiento. Aunque pueden utilizarse diversas relaciones somáticas, se recomienda por lo menos analizar las relaciones entre los segmentos superior e inferior y entre la brazada y la estatura, así como comparar estos valores con los habituales para la población general a una edad cronológica determinada. La relación entre los segmentos superior e inferior (SS/SI) se determina de la siguiente manera: la distancia en decúbito dorsal entre el borde superior de la sínfisis del pubis y los talones (segmento inferior) se resta a la longitud (estatura), lo cual da por resultado la longitud del segmento superior que a su vez se divide entre el segmento inferior. En un varón de ocho años de edad con 124 cm de longitud (estatura en decúbito) y segmento inferior de 61 cm, el segmento superior es de 63 cm (124 — 61 = 63) y la relación de segmentos superior e inferior equivale a 1.03 (63/61 = 1.03); dicha relación corresponde a la descrita para la edad, por lo que se asume que el crecimiento de ambos segmentos ha sido armónico. La relación entre brazada y talla (Br/T) se determina midiendo la longitud de la brazada (distancia entre las yemas del dedo medio de una mano y el de la mano contralateral, con los brazos a 90 grados con respecto a la columna y extendidos por completo) para restarla a la estatura de pie. Si la brazada es de 119.5 cm y la estatura 122 cm, la relación entre ambos es de -2.5 cm (119.5 - 122 = -2.5); este resultado corresponde a lo esperado para la edad, por lo que se asume que la relación entre el crecimiento longitudinal (estatura) y los crecimientos longitudinal y transversal (brazada) es adecuada: estatura = crecimiento longitudinal de la suma de los segmentos superior e inferior brazada = crecimiento longitudinal de los brazos más crecimiento transversal del tórax Las alteraciones del crecimiento óseo (displasia y raquitismo) o enfermedades con reper- cusión ósea grave (nutricias, cardiacas, endocrinas y neoplásicas) pueden causar disarmonía. 7. Por último se determina la edad biológica a través de la edad ósea, edad dental y edad sexual. En menores de un año la edad ósea se determina en rodilla y mano, del año en adelante en mano no dominante (izquierda en diestros y derecha en zurdos), y a partir de la pubertad en la cresta iliaca además de la mano. Para calcular la edad dental se debe considerar el número de piezas dentarias (temporales o permanentes), su grado de erupción y si sus superficies se ponen en contacto con la pieza equivalente de aposición (inferiores con superiores). En etapas prepubescentes, la edad sexual se puede calcular en varones mediante la determinación de los volúmenes testicular y peneano, y a partir de la pubertad por el índice de maduración sexual de Tanner y Marshall, para ambos sexos. CAUSAS Y FISIOPATOLOGIA Las alteraciones del crecimiento pueden deberse a uno o varios factores (genéticos, neuroendocrinos, nutricios, orgánicos, sociales o ambientales); es posible que entre ellos exista no sólo adición sino sinergismo. Factores genéticos Las características genéticas de un individuo (genotipo) determinan de manera importante la adquisición de una estatura que represente 100% de la capacidad de crecimiento. La disminución del material genético (monosomías, deleciones, translocaciones no balanceadas), exceso (polisomías) o expresión anormal del mismo, conduce en general a una estatura menor a la esperada para la familia y la comunidad que se manifiesta desde la vida intrauterina; de esa manera, el paciente presenta estatura baja desde el momento del nacimiento, la cual se acompaña casi invariablemente de defectos en la estructura y función de uno o más órganos, así como de dismorfias (alteraciones en forma, dimensiones y localización de vello corporal, párpados, nariz, pabellones auriculares, boca, cuello, dedos, piel y faneras, genitales, etc.) capaces de producir morbilidad y disfunción para la integración sociocultural. La estatura baja que constituya una de las manifestaciones de alteración genética debe conducir a la definición prioritaria de una o más de las siguientes características: Capítulo 10 • Estudio del paciente con talla baja 1. Aunque el cariotipo sea normal es probable que uno o más genes se encuentren afectados; por tanto, deben confirmarse y en su caso descartarse alteraciones estructurales o funcionales multiorgánicas, secundarias a deficiencia de una o más enzimas, receptores, neurotransmisores, proteínas intracelulares y extracelulares, etcétera. 2. No todas las alteraciones secundarias a la genopatía se manifiestan desde el nacimiento; en consecuencia, es necesario mantener una vigilancia a largo plazo para evaluar los riesgos específicos de cada paciente (inmunológicos, oncológicos, degenerativos, etc.). 3. Precisar si existe transmisión familiar de la enfermedad y proporcionar consejo genético a los padres, y en su momento, al paciente y a sus hermanos. 4. Vigilar el crecimiento a través de gráficas específicas para la enfermedad que afecta al paciente (estatura acumulada, velocidad de crecimiento, proporcionalidad somática); así, es posible identificar de manera oportuna las desviaciones del patrón cuando se agregan otros factores limitantes del crecimiento. En gráficas para población "normal", las desviaciones del crecimiento son evidentes sólo de manera tardía, ya que es más difícil precisar si el crecimiento o una estatura acumulada se alejan de las percentilas poblacionales a una velocidad mayor de la permitida para la alteración del niño. 121 produce), paracrina (sobre células cercanas a la que los produce) y endocrina (sobre células distantes a la que los produce). Los factores reguladores del crecimiento mejor estudiados son los que integran el sistema de la hormona del crecimiento y se explican a continuación (fig. 10-1): 1. En el ámbito pretalámico, el aumento de tonos adrenérgico, serotoninérgico y colinérgico facilita la secreción pulsátil de la hormona liberadora de hormona de crecimiento, mientras que la exposición crónica a bloqueadores adrenérgicos, antihistamínicos, antiserotoninérgicos y anticolinérgicos que atraviesan la barrera hematoencefálica puede disminuirla. 2. La hormona liberadora de hormona de crecimiento se produce en los núcleos arqueado y ventromedial del hipotálamo. La destrucción hipotalámica con disminución o pérdida de la secreción de dicha hormona liberadora puede originarse por malformaciones hipotalámicas o vasculares, lesiones hipóxicas en la etapa perinatal o en otras edades, neuroinfecciones, tumoraciones suprasellares y metástasis tumorales. La existencia de un patrón genético de talla familiar baja se asume en un paciente con estatura baja para los parámetros poblacionales pero acorde con las estaturas familiares, y en ausencia de enfermedad demostrable. Sin embargo, este diagnóstico debe establecerse con cautela cuando las proporciones corporales no son adecuadas para la edad (p. ej., en displasias óseas con afección leve del crecimiento óseo de uno o más segmentos corporales y que se transmiten con bases genéticas) o cuando existe evidencia de que dos o más generaciones familiares han vivido en condiciones nutricias, sociales o ambientales subóptimas, que limitan la expresión adecuada de la capacidad de crecimiento y, por tanto, generan un patrón patológico de crecimiento inferior al habitual para el resto de la población. Factores neuroendocrinos La expresión del crecimiento está modulada por la interacción de gran cantidad de factores que actúan de manera autocrina (sobre la misma célula que los Fig. 10-1. Eje del sistema de la hormona de crecimiento. 122 Sección II • Concepto integral del crecimiento 3. Los somatotropos hipofisarios producen hormona de crecimiento de manera pulsátil, con base en el equilibrio entre la estimulación de la hormona liberadora y la inhibición de somatostatina. La secreción de hormona de cre cimiento disminuye o se pierde en aplasia o hipoplasia hipofisaria, tumores suprasellares y su tratamiento (quirúrgico, radioterapia), neuroinfecciones y alteraciones vasculares hipotalamohipofisarias, así como en deficiencia congénita de hormona de crecimiento o panhipopituitarismo congénito o adquirido. 4. La hormona de crecimiento induce síntesis y secreción de factor de crecimiento tipo insulina-1 o somatomedina C, y de las proteínas transportadoras de hormona de crecimiento y de factor de crecimiento tipo insulina-1 (proteína transportadora-3 de factor de crecimiento tipo insulina-1), principalmente en hígado. Asi mismo, las hepatopatías y nefropatías crónicas, la desnutrición grave y la falta de receptores hepáticos para hormona de crecimiento (síndrome de resistencia a hormona de crecimiento) producen deficiencia en el crecimiento. 5. El factor de crecimiento tipo insulina-1 actúa en los ámbitos tisular y óseo a través de receptores específicos y de ese modo induce crecimiento celular. La falta de respuesta a dicho factor y, por tanto, la detención del crecimiento se producen en caso de deficiencia de receptores o de la acción del complejo factor de crecimiento tipo insulina-receptor (síndrome de Pigmeo), displasias óseas y raquitismo. 6. Recientemente se ha demostrado que algunos niños con estatura baja producen menor cantidad de hormona de crecimiento durante 24 horas, a pesar de que sus valores séricos basaÍes y la respuesta a estimulación con fármacos para inducir liberación aguda de esa hormona son normales. Esta alteración se denomina "disfiinción en la neurosecreción de hormona de crecimiento" y puede ser primaria (hereditaria o congénita) o causada por deprivación psicosocial (fig. 10-2). En la etapa intrauterina de crecimiento, la deficiencia en la producción placentaria de somatomamotropina coriónica o lactógeno placentario y de estrógenos, así como la falta de secreción de insulina fetal, se relacionan con estatura baja neonatal. La existencia de hipotiroidismo, deficiencia congénita o adquirida de paratohormona y vitamina D y el exceso de glucocorticoides (endógena o yatrógena) durante la etapa posnatal limitan el cre- Fig. 10-2. Esquema de las diferencias en el patrón de secreción de hormona de crecimiento en pacientes con deficiencia congénita de hormona de crecimiento (superior), disfunción en la neurosecreción de hormona de crecimiento (medio), y pacientes normales (inferior). cimiento del niño, y durante la pubertad esto ocurre cuando se carece de esferoides sexuales. Factores nutricios El crecimiento de una o varias células depende de la capacidad de sintetizar material de novo; por ello, es evidente que cualquier alteración que disminuya el aporte o el uso adecuado de nutrimentos también repercute de manera negativa en la capacidad de crecimiento y se relaciona con estatura menor a la esperada. Las demandas nutricias cambian de acuerdo con la edad y condiciones del organismo, por lo que en cada caso específico debe valorarse la cantidad y calidad de la alimentación, y no sólo que la nutrición coincida con las recomendaciones para la población general (recomendaciones frente a requerimientos). Ante aporte nutricio inadecuado, la velocidad de crecimiento disminuye pero no se detiene a menos que dicho aporte sea inferior al mínimo necesario y se obligue al organismo a disponer de las proteínas tisulares (catabolismo). Capítulo 10 • Estudio del paciente con talla baja En general, las alteraciones nutricias son de origen multifactorial y con más frecuencia implican: 1. Falta de aporte de nutrimentos por condiciones económicas adversas o bajo nivel cultural que dificulta la adquisición de alimentos adecuados para el ingreso per cápita de la familia. 2. Infecciones o infestaciones del tubo digestivo que dificultan la digestión y absorción de nutrimentos y que, al producir anorexia, frecuentemente se relacionan con aporte inadecuado de nutrimentos. 3. Deficiencias enzimáticas entérales, ya sea primarias o secundarias a procesos diarreicos crónicos. Entre las causas frecuentes de detención del crecimiento se encuentran deficiencia de lactasa y de otras disacaridasas, fibrosis quística del páncreas y enfermedad celiaca. 4. Procesos inflamatorios intestinales que producen anorexia, absorción y gasto energético inadecuados ante el solo proceso inflamatorio. Estos detienen el crecimiento y no siempre danmanifestaciones clínicas en los primeros años de la vida. La enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa crónica inespecífica tienden a presentarse en niños pequeños como anorexia y dolor abdominal, los cuales se atribuyen con facilidad a otras alteraciones o incluso se califican como normales. 5. Trastornos neuromusculares que dificultan la alimentación del paciente o el reconocimiento de sus necesidades alimentarias, entre ellos parálisis cerebral infantil, enfermedades genéticas con retraso psicomotriz, o retraso mental secundario a hipoxia e infecciones del sistema nervioso central. Estos trastornos ocasionan deterioro del crecimiento. 6. Enfermedades que aumentan los requerimientos nutricios, como infecciones sistémicas, procesos inflamatorios graves, hipertiroidismo, fístulas arteriovenosas y enfermedades febriles prolongadas. 7. Entidades patológicas renales que permiten la pérdida de nutrimentos por defectos en la resorción o secreción glomerular y tubular, por ejemplo glomerulonefritis, síndrome nefrótico, insuficiencia renal, acidosis tubular renal y otras tubulopatías. Enfermedades orgánicas Las enfermedades orgánicas capaces de alterar el crecimiento de un individuo son de dos tipos: aquellas que limitan el aporte de nutrimentos a las célu- 123 las y las que aumentan los requerimientos nutricios del organismo. Además de las alteraciones nutricias mencionadas, las primeras incluyen: 1. Anemias de cualquier etiología que disminuyen el aporte de oxígeno a los tejidos y, por tanto, dificultan el metabolismo aeróbico de los nutrimentos. El crecimiento se afecta de manera importante e incluso puede detenerse cuando la hemoglobina es inferior a 10 g/L, sin importar la causa de la anemia. 2. Cardiopatías y vasculopatías que trastornan el aporte sanguíneo a los tejidos y en consecuencia dificultan el crecimiento general y local. Esto es más evidente en cardiopatías que evolucionan con cianosis y en aquéllas con flujos anormales de izquierda a derecha. 3. Neumopatías crónicas que evolucionan con disminución de la oxigenación de hemoglobina, y sobre todo aquellas que presentan hipertensión venocapilar pulmonar. Debe tomarse en cuenta que el patrón de crecimiento se modifica con frecuencia, aunque no de manera grave, en pacientes con asma (no siempre diagnosticada) y alergias de vías respiratorias superiores que facilitan la presentación de obstrucción nasal crónica. 4. Insuficiencias crónicas hepática y renal. Los procesos que aumentan los requerimientos energéticos por sí solos no lesionan el crecimiento, a menos que el aporte nutricio sea inadecuado. Por tanto, en estos casos es frecuente observar mecanismos mixtos de detención del crecimiento; esto sucede en infecciones meningoencefálicas o entérales que se acompañan de disminución del aporte (por rechazo al alimento o anorexia) y pérdida de nutrimentos (por vómito, diarrea o ambos), los cuales junto con el aumento de los requerimientos propios del proceso inflamatorio conducen de manera progresiva al paciente hacia un estado catabólico. En la etapa prenatal, el crecimiento del producto se puede limitar por factores maternos, placentarios o fetales, ya sea aislados o en conjunto: 1. Factores maternos: tabaquismo, alcoholismo y aun drogadicción durante la gestación, ingestión de medicamentos (anticonvulsivos del tipo de difenilhidantoína, fenobarbital, antihipertensores, sedantes, anticoagulantes cumarínicos, etc.), infecciones, enfermedad hipertensiva de la gestación, malnutrición, anemia, trabajo físico intenso, y disfunción de uno o varios órganos o aparatos. 124 Sección II • Concepto integral del crecimiento 2. Factores plácentenos: placenta pequeña debido a infecciones, infartos, desprendimientos e incluso implantación anómala; embarazo múltiple, trabajo de parto prematuro, etcétera 3. Factores fetales: alteraciones genéticas por disminución o exceso del contenido cromosómico, malformaciones congénitas, infecciones, etcétera. Condiciones sociales y ambientales La combinación de nivel cultural bajo, higiene ambiental inadecuada (agua potable, disposición de excretas, etc.), programas de alimentación familiar incorrectos, falta de vigilancia del crecimiento y prevención de enfermedades por un equipo de salud de la comunidad, así como mala calidad del afecto proporcionado a los niños, se observan con mucha frecuencia en comunidades cuyos individuos muestran estaturas bajas en más de una generación. Estudios realizados en diversas poblaciones han evidenciado que la piedra angular de las condiciones sociales y ambientales inadecuadas es el bajo nivel cultural de la población, ya que al mejorarlo, incluso sin transformar de inmediato la capacidad económica, se modifican favorablemente las condiciones de higiene, la alimentación y la calidad del afecto proporcionado a los niños, lo cual repercute en una mejor calidad de vida y crecimiento. Un niño con deprivación emocional (con maltrato físico o sin él) que se aleja del medio agresor o supresor recobra una velocidad de crecimiento normal a partir de ese momento; pero sólo se observa recuperación del crecimiento perdido con anterioridad cuando se le proporciona una calidad de afecto adecuada. MANIFESTACIONES CLÍNICAS Las características físicas del paciente con estatura baja pueden orientar hacia la causa de ésta; sin embargo, para iniciar el estudio sindromático es más práctico analizar la relación entre la velocidad de crecimiento y la edad ósea. Entonces es posible establecer tres grupos de pacientes de acuerdo con el patrón de crecimiento: intrínseco, retrasado y atenuado (fig. 10-3). Patrón intrínseco de crecimiento Se caracteriza por edad ósea acorde con la cronológica y velocidad de crecimiento normal. Los pacientes, por definición, tienen un crecimiento actual normal, aunque es posible que en el pasado hayan existido una o más alteraciones limitantes del crecimiento que ya desaparecieron, y que no modificaron la velocidad de maduración somática. Asimismo, la pubertad y la osificación de los núcleos de crecimiento se realiza a la edad habitual según el sexo y la población, de tal manera que se espera una estatura final baja. La estatura correspondiente a la esperada para la "percentila familiar" y proporciones corporales armónicas, junto con falta de evidencia clínica o Fig. 10-3. Análisis inicia! sindromático del paciente con talla baja. Capítulo 10 • Estudio del paciente con talla baja paraclínica de enfermedad, conduce a pensar en estatura baja familiar, aunque lo procedente es vigilar la progresión del crecimiento. En estas circunstancias, debe considerarse la existencia de factores sociales y ambientales negativos y en su caso tratar de modificarlos a través de un programa de educación (fig. 10-4). La estatura inferior a la esperada para la "percentila familiar" manifiesta la existencia de un factor patológico involucrado, por lo que debe investigarse: 1. Retraso de crecimiento intrauterino: estatura al nacimiento inferior a 48 cm (con gestación de 37 a 38 semanas), con peso inferior o no al esperado para la longitud. 2. Alteraciones genéticas (aun con cariotipo normal): por lo general existen dismorfias que pueden sugerir este problema e incluso orientar hacia el diagnóstico etiológico. 3. Displasias óseas con afección leve del creci miento o que afectan los segmentos superior e inferior en igual magnitud y, por tanto, no desproporcionen al paciente de manera grave. Algunos casos de displasias óseas mantienen una velocidad de crecimiento normal a pesar de una ligera desproporción en las relaciones somáticas. Cuando el paciente muestra estatura baja que sin causa aparente no corresponde al patrón familiar, es conveniente valorarlo en un centro especializado. Patrón retrasado de crecimiento Se caracteriza por edad ósea retrasada con respecto a la cronológica y velocidad de crecimiento normal (fig. 10-5). En este grupo se encuentran pacientes cuya velocidad de maduración es menor a la observada 125 para el promedio de la población y, por tanto, alcanzan la pubertad y la estatura final entre uno y tres años después de la edad habitual. La mayoría de los pacientes con estas características tiene proporciones corporales normales para la edad ósea, y el análisis de la "edad-talla" (estatura para la edad ósea) les confiere un pronóstico de estatura dentro de los parámetros habituales para la población. En estos casos, es necesario investigar la existencia de enfermedades orgánicas y factores nutricios adversos a través de una exploración física cuidadosa; invariablemente debe realizarse una somatometría de relaciones corporales y un interrogatorio exhaustivo para discernir la presencia o ausencia de enfermedad. Es primordial buscar y en su caso descartar: anemias leves, procesos inflamatorios o infecciones o infestaciones entérales, enfermedad por reflujo gastroesofágico, enfermedades alérgicas de vías respiratorias superiores, nefropatías sin insuficiencia renal (acidosis tubular renal y otras tubulopatías, infecciones y malformaciones), enfermedades neoplásicas en sus primeras etapas, procesos infecciosos agudos de repetición, cardiopatías acianógenas y no descompensadas. El patrón retrasado puede desarrollarse en pacientes con trastornos ya resueltos que detuvieron el crecimiento. El laboratorio y el gabinete son particularmente útiles debido a que muchos de esos pacientes son asintomáticos y asignológicos. El paciente sin alteración actual, ni antecedentes personales patológicos y con antecedentes familiares hereditarios de "maduración lenta" (adultos con estatura final normal que tuvieron estatura baja prepubescente y retrasaron la aparición de características sexuales secundarias en relación con sus compañeros de escuela), puede diagnosticarse con retraso constitucional del crecimiento; a partir de ese momento es conveniente vigilar la progresión de velocidad de crecimiento y edad ósea. Fig. 10-4. Análisis inicial sindromático del patrón intrínseco de talla baja. 126 Sección II • Concepto integral del crecimiento y después se normalizó y se situó paralelo a las percentilas poblacionales (aunque por debajo de lo esperado para la percentila familiar). Es conveniente que el paciente con estatura baja que no corresponde a retraso constitucional del crecimiento, y sin causa demostrable, se estudie y trate en un centro especializado. Patrón atenuado de crecimiento Por lo general, según relato de algunos padres confirmado por mediciones anteriores, los niños con patrón retrasado crecieron de manera normal hasta los 1 8a 24 meses; desde este momento hasta los tres a cuatro años de edad el crecimiento fue lento, Se caracteriza por edad ósea retrasada respecto de la cronológica y velocidad de crecimiento baja. A diferencia de los dos grupos anteriores con variantes normales del crecimiento, los pacientes que corresponden a este grupo son portadores de enfermedad y deben estudiarse para identificarla (fig. 10-6). En pacientes con proporciones corporales armónicas, las causas más frecuentes de patrón retrasado de crecimiento son enfermedades crónicas con afección sistémica grave, anomalías que afectan el sistema de la hormona de crecimiento, exceso de glucocorticoides y también deficiencia de esteroides sexuales cuando esta alteración se presenta a partir de los 10 a 12 años de edad. Asimismo, en pacientes con proporciones corporales disarmónicas debe investigarse la posibilidad de hipotiroidismo, displasias óseas y raquitismos. Todos los pacientes que corresponden a este grupo deben remitirse a un centro especializado que les realice un diagnóstico etiológico y les proporcione el tratamiento más adecuado. Fig. 10-6. Análisis inicial sindromático del patrón atenuado de talla baja. Capítulo 10 • Estudio del paciente con talla baja PRUEBAS DE LABORATORIO Y GABINETE Ningún examen de laboratorio o gabinete (con excepción de la edad ósea) se recomienda en todos los pacientes con estatura baja, y corresponde al criterio del especialista señalar la utilidad de cualquiera de los siguientes: 1. Biometría hemática. Es útil para confirmar y en su caso descartar anemias, infecciones crónicas, procesos proliferativos hematooncológicos, y de manera indirecta para valorar la capacidad de oxigenación pulmonar y el estado nutricio del paciente. 2. Química sanguínea. La elevación en las cifras de urea y creatinina pueden sugerir la existen cia de insuficiencia renal aun en estadio no terminal, siempre y cuando el paciente se encuentre bien hidratado en el momento del estudio. Aunque las alteraciones en el metabolismo de los carbohidratos que originan hipoglucemia e hiperglucemia pueden detener el crecimiento, es muy poco frecuente que este signo sea el primero que manifieste el paciente. 3. Electrólitos séricos. Las alteraciones en la concentración sérica de sodio, potasio, cloro, calcio o fosfatos debe orientar el estudio hacia trastornos tubulares renales, enfermedades entéra les, ya sea primarias o secundarias, raquitis mos carenciales e incluso algunos de tipo hereditario, y en ocasiones poco frecuentes, hacia acidosis orgánicas. 4. Gasometría venosa. Aquellas acidosis metabólicas provocadas por tubulopatías renales pueden ocasionar estatura baja y alteraciones de la motilidad intestinal y transmisión neuromuscular. Otros tipos de acidosis metabólicas son causa rara de estatura baja y con frecuencia se manifiestan primero por alteraciones neurológicas. Una alcalosis metabólica con hipopotasemia debe hacer pensar en el síndrome de Bartter. 5. Examen general de orina. Su ejecución permite detectar infección de vías urinarias, acidosis tubular y otras tubulopatías y glomerulopatías. De manera excepcional, la densidad urinaria baja (menor de 1008 a 1010) que no coexiste con glucosuria, proteinuria o electrocituria induce a descartar diabetes insípida, ya que los afectados tienen otras manifestaciones previas a la detención del crecimiento. 6. Coproparasitoscópico. Las infestaciones enterales difícilmente causan detención del crecimiento por sí solas, y debido a que en el medio 7. 8. 9. 10. 11. 127 nacional con frecuencia aparecen como factor relacionado es conveniente su búsqueda. Especial mención requieren la giardiasis, esquistosomiasis y tricocefalosis, que pueden ocasionar malabsorción intestinal y detener el crecimiento. En ocasiones el análisis de excremento, particularmente del pH, la existencia de cantidades anormales de azúcares reductores y grasas, y una actividad tríptica deficiente, orientan hacia la detección de fibrosis quística del páncreas, enfermedad celiaca y otras alteraciones entérales. Pruebas de funcionamiento de la tiroides. Es conveniente realizar este estudio en pacientes con velocidad de crecimiento baja relacionada con datos dudosos de disfunción tiroidea o bocio. En ocasiones, algunos pacientes sin cuadro clínico de hipofunción tiroidea evidencian hipotiroidismo compensado o bien disminución de proteína transportadora de hormonas tiroideas (TBG), y al recibir tratamiento con dosis sustitutivas de L-tiroxina mejoran la velocidad de crecimiento. Radiografías anteroposterior (AP) y lateral de cráneo. Son útiles para valorar la silla turca y datos sugestivos de hipertensión intracraneana. Por otro lado, permiten visualizar los senos paranasales, cuya aparición depende de la maduración biológica, y en su caso detectar con precisión la sinusitis o la obstrucción en adenoides. También facilita el análisis primario de las características de la dentadura definitiva, a través de la búsqueda del estadio de madura ción dentaria que mantiene correlación aproxi mada con la edad biológica (quiste predentario, formación de la corona y de las raíces, distan cia con la dentición temporal, etc.). Serie ósea. Con el propósito de analizar las características de epífisis, diáfisis y metáfisis óseas, grado de osificación u osificaciones anormales, así como de determinar si existen datos sugestivos de displasia, en pacientes con estatura baja disarmónica deben realizarse radiografías: anteroposterior, lateral y Towne de cráneo; anteroposterior y lateral de columna vertebral; anteroposterior de pelvis y comparativas de huesos largos, manos y pies. Los datos radiológicos son útiles para orientar el diagnóstico en pacientes con raquitismo, y a veces en aquéllos con hipotiroidismo. Cariotipo en sangre periférica analizado con técnica de bandeo y con lectura de mínimo 50 metafases. Es útil para confirmar y en su caso descartar alteraciones genéticas. Se recomien- 128 Sección II • Concepto integral del crecimiento da en toda mujer con estatura baja que registre velocidad de crecimiento normal o subnormal y edad ósea acorde con la cronológica, aun sin estigmas sugestivos de disgenesia gonadal, ya que los llamados "mosaicos Turner" se diagnostican en niñas aparentemente normales pero de estatura baja con mayor frecuencia que en quienes presentan cuadros clínicos similares a los descritos en la literatura para este síndrome. 12. Cultivos de orina (e incluso excremento). Su realización es muy útil aun en ausencia de manifestaciones clínicas, ya que hasta 90% de los pacientes con infecciones crónicas de vías urinarias, en especial las mujeres, es asintomáti-co y lo único que se observa es anorexia, dolor ocasional de abdomen y estatura baja. Las pruebas mencionadas o cualquiera otra indicada según las características físicas específicas deben analizarse con base en edad, sexo y edad biológica y sobre todo en el contexto individual, ya que en ocasiones los valores aceptados como normales pueden no serlo para el momento de un niño en particular. Asimismo, los exámenes poco frecuentes en la población general deben efectuarse en laboratorios y gabinetes radiológicos de reconocida capacidad y calidad. El pronóstico del paciente con estatura baja, en relación con el crecimiento y la estatura final esperada, depende absolutamente de la causa y de las condiciones de vida del paciente. La estatura baja no origina alteraciones orgánicas por sí sola, pero en general representa un signo de falta de salud; por ello, lo más importante no es establecer el diagnóstico de crecimiento inadecuado sino encontrar su causa para ofrecer un tratamiento adecuado y oportuno, y en consecuencia mejorar el pronóstico de calidad de vida y evitar complicaciones. En términos generales, cualquier paciente con estatura baja puede presentar alteraciones para la adaptación psicosocial y entre ellas las más frecuentes son: 1. Mayor necesidad de aceptación por su grupo social. 2. Necesidad de desarrollar tareas y habilidades que sobrepasen las del promedio de sus compañeros, para mejorar la autoestima. 3. Falta de equilibrio emocional con irritabilidad fácil. 4. Poca tolerancia a la frustración. 5. Tendencia a relacionarse afectivamente con otros niños de estatura baja o con minusválidos. 6. Sensación de ineficiencia física. Las características acentuadas requieren ya sea de un programa de educación para los padres, de tal manera que éstos apoyen positivamente el desarrollo psicosocial del niño, o en su caso de valoración y manejo psicológico especializado. LECTURAS RECOMENDADAS Aynsley AG, Macfarlane JA. Method for the earlier recognition of abnormal stature. Arch Dis Child 1983;58:535. Bercu BB. A determinant of stature: regulation of growth hormone secretion. Adv Pediatr 1986;33:331. Calzada RL, Bojórquez OA. Abordaje del paciente con talla baja. Act Pediatr 1988;4:1. Demirjian A. Interrelationships among measures of somatic, skeletal, dental and sexual maturity. Am J Orthod 1985; 88:433. Gluckman PD. Fetal growth: an endocrine perspective. Acta Pediatr 1989;349(supl):21. Growne CA, Thorburn GD. Endocrine control of fetal growth. Biol Neonate 1989;55:331. Kaplan SL. Normal and abnormal growth. En: Rudolph AM, Hoffman JIE (eds). Pediatrics. USA: Appleton & Lange, Baltimore, 1991:75. Kramer MS. Determinants of low birth weight. Bull WHO 1987;65:663. Mahoney CP. Evaluating the child with short stature. Ped ClinNorthAm 1987;34:825. Robles VC, Calzada RL. Clonidina en el síndrome de disfunción neurorreguladora de hormona de crecimiento. Invest Med Intern 1991;18:26. Rodríguez HR. El crecimiento: bases fisiopatológicas. En: Moreno BE, Tresguerres JAF (eds). Retrasos del crecimiento. Madrid: Díaz de Santos, 1991:1. Rosenfeld RG. Diagnosis and management of growth disorders. Drug Ther 1983;5:61. Schwartz ID, Bercu BB. Normal growth and development. En: Hung W (ed). Clinical Pediatric Endocrinology. USA: Mosby Year Book, 1992;13. Tanner JM. Normal growth and techniques of growth assessment. Clin Endocrinol Metab 1986;15:411. Vaughan VC. Assessment of growth and development during infaney and early childhood. Pediatr Rev 1992; 13:88. Voss LD, Mulligan J, Betts PR, Wilkin TJ. Poor growth in school entrants as an index of organic disease: the wessex growth study. British Med J 1992;305:1400. Wilson DM. Treatment of short stature and delayed adolescence. Ped Clin North Am 1987;34:851. Capítulo 11 Retraso de crecimiento intrauterino Los recién nacidos con longitud o peso, o ambos, menores a los esperados para su edad gestacional (48 cm y 2 500 g en embarazos mayores de 38 semanas) requieren de estudio completo a la brevedad posible para determinar las causas del crecimiento intrauterino inadecuado y desarrollar las medidas terapéuticas necesarias encaminadas a la recuperación extrauterina del crecimiento. Hasta no demostrar lo contrario, debe considerarse la posibilidad de que existan alteraciones genéticas en el paciente mismo, ya que en estudios al respecto se ha evidenciado que entre 5 y 27% de pacientes con retraso de crecimiento intrauterino también padecen síndromes dismorfológicos con o sin representación en el análisis del cariotipo en sangre periférica, en especial aquellos que pesan menos de 2 kg al final de una gestación a término. En ausencia de dismorfias es necesario tomar en cuenta alteraciones maternas o placentarias o ambas, que de manera aislada o en conjunto lesionaron el estado nutricio del feto y que constituyen la causa de crecimiento intrauterino anormal hasta en 25 a 30% de los casos (fig. 11-1). Las infecciones congénitas producen alteraciones orgánicas moderadas a graves en la mayoría de los afectados, pero sólo se encuentran como factor determinante en 1 a 3% del total de pacientes con estatura o peso bajos al nacer. Fig. 11-1. 131 132 Sección III • Talla baja por diversos trastornos La importancia de identificar la causa de la alteración intrauterina del crecimiento radica en lo siguiente: 1. La detección oportuna de un síndrome genético obliga a evaluar sus riesgos específicos para disminuir la morbilidad y mortalidad; también permite establecer un programa de rehabilitación útil desde los primeros días de vida, así como proporcionar consejo genético adecuado a los padres. 2. La identificación de una alteración nutricia intrauterina (ya sea de origen materno o placentario) permite desarrollar medidas terapéuticas adecuadas y específicas para facilitar la recuperación del crecimiento en las primeras ocho semanas de vida extrauterina; de lo contrario, es muy probable que el déficit persista durante toda la vida y se alcance una estatura final menor a la esperada en relación con las características genéticas o por lo menos epigenéticas del paciente. 3. Sin importar la causa del retraso de crecimiento intrauterino, los afectados integran 30% del total de "muertes súbitas" en recién nacidos y lactantes, aunque se calcula que 90 a 95% de ellas pueden evitarse si se determinan los riegos específicos para cada caso en particular. 4. El riesgo de hipocrecimiento fetal en hijos de madre con antecedentes de retraso de crecimiento intrauterino es 2.21; asimismo, aunque la longitud de estos niños sea normal, la posibilidad de peso bajo para la estatura es 2.96 mayor que en hijos de madres sin este antecedente. 5. Los niños con retraso de crecimiento intrauterino, en especial cuando poseen peso menor al esperado para la estatura, también padecen con mucha mayor frecuencia diabetes mellitus e hipertensión arterial en la etapa de adulto joven. 6. Las mujeres con peso bajo al nacer y antecedentes de obesidad en la infancia experimentan la menarquía a menor edad con la consecuente detención temprana del crecimiento. 7. La vinculación de peso bajo al nacer con perímetro abdominal menor al esperado para la estatura y escasa ganancia de peso de la madre durante la gestación mantiene una correlación inversamente proporcional con valores séricos elevados de colesterol de lipoproteínas de baja densidad y mayor incidencia de alteraciones coronarias. Esto también ocurre cuando se combinan peso bajo al nacer y placenta grande. El análisis de las relaciones entre peso, estatura y perímetro cefálico es útil para determinar la intensidad del daño prenatal- en la mayoría de los pacientes, aunque no en todos permite realizar un abordaje sindromático. Se considera que los pacientes con peso bajo para la estatura sufrieron detención de crecimiento de primer grado y esto por lo general significa nutrición inadecuada sólo en las últimas semanas del embarazo. Aquellos pacientes con talla baja y peso adecuado para ella deben considerarse portadores de alteración de segundo grado que casi siempre indica desnutrición intrauterina de duración media o afección grave que posteriormente permitió una recuperación incompleta. Finalmente, los pacientes con disminución en estatura, peso y perímetro cefálico presentan afección de tercer grado, que evidencia daño temprano, prolongado y grave. Además de los aspectos anteriores, el abordaje diagnóstico debe incluir la valoración de los perímetros torácico y abdominal y sus relaciones con los parámetros mencionados. Esto implica la necesidad de identificar al paciente de acuerdo con su armonía corporal, por lo que se sugiere incluirlo para su estudio inicial en dos grupos sindromáticos: proporcionado o armónico y desproporcionado o disarmónico. GRUPOS SINDROMATICOS DE ESTUDIO Proporcionado o armónico Este grupo incluye pacientes con longitud menor a la esperada para la edad gestacional, peso adecuado para la estatura, y perímetros cefálico, torácico y abdominal en armonía. El crecimiento de estos pacientes representa, hasta no demostrar lo contrario, el ajuste "fisiológico" de un organismo sano con fines de supervivencia en las mejores condiciones posibles, que se realiza ante la combinación de: 1. Aporte insuficiente de nutrimentos, pero balanceado con respecto a la proporción entre carbohidratos y proteínas. 2. Flujo sanguíneo (uteroplacentario) normal durante la gestación. 3. Oxigenación tisular adecuada. El retraso de crecimiento proporcionado también pudiera deberse a alteraciones genéticas en el feto, sin que el aporte de nutrimentos (carbohidratos, proteínas y oxígeno) o el flujo uterino sean inadecuados. En términos generales, es posible que la "nutrición fetal inadecuada" se produzca de manera crónica y a partir del segundo trimestre de la gesta- Capítulo 11 • Retraso de crecimiento intrauterino ción, aunque con duración variable, por lo que existe una relación directamente proporcional entre el déficit del crecimiento y la duración e intensidad de la desnutrición. Durante la etapa neonatal estos pacientes deben considerarse con alto riesgo de morbilidad y mortalidad frente a procesos que disminuyan la oxigenación tisular y, por tanto, debe investigarse la presencia de anemia, insuficiencia cardiaca, y trastornos o enfermedades que dificulten o disminuyan la ventilación pulmonar. En particular es importante informar a los padres de los riesgos que se corren cuando se permite el exceso de ropa o cobijas, así como de almohadas que originen obstrucción de vías respiratorias superiores. La identificación de estos niños ("pequeños pero normales") como portadores de una alteración del crecimiento intrauterino con frecuencia es inadecuada, y ello evita que se proporcionen las medidas necesarias para facilitar el crecimiento de recuperación. No es raro encontrar este antecedente durante el estudio de pacientes con estatura baja en edad preescolar o escolar; asimismo, en la literatura al respecto se menciona que hasta 35% de ellos tiene talla baja a los cuatro años de edad. Las indicaciones proporcionadas para facilitar la recuperación del crecimiento en la etapa posnatal pueden incluir el mantenimiento de la alimentación "a libre demanda", siempre y cuando el paciente no esté limitado para expresar su necesidad de alimentación ni los padres para percibirlas y reconocerlas. En términos generales, desde el tercer o cuarto día de vida posnatal o cuando el peso de estos pacientes es superior a 1 800 g también se adquiere una capacidad adecuada para mantener la temperatura corporal estable a temperaturas ambientales habituales (homeotermia). Desproporcionado o disarmónico Cuando en estos casos se toma la estatura como parámetro de comparación, el perímetro cefálico tiende a estar conservado pero es posible que existan una o las dos situaciones siguientes: 1. Peso por debajo del esperado para la estatura, ya sea normal o baja para la edad gestacional. 2. Perímetros torácico y abdominal menores a los esperados para la estatura y la edad gestacio nal, o incluso inferiores a los esperados para el peso del paciente. La somatometría de estos pacientes es el resultado del ajuste "de sobrevivencia" de un feto que 133 creció en las condiciones inadecuadas que se caracterizan por: 1. Aporte bajo de nutrimentos, con frecuente desproporción entre las calorías totales y las proteínas. 2. Flujo uteroplacentario insuficiente durante periodos breves pero probablemente repetidos, que dieron lugar a exacerbaciones o agudiza ciones en la disminución de calorías y proteínas. 3. Aporte de oxígeno inadecuado, ya sea debido a disminución del flujo umbilical o a factores maternos, por lo que ante condiciones de "hipoxemia" se realizó un ajuste circulatorio para preservar la supervivencia y la función de los "órganos vitales" (sistema nervioso central, hígado, corazón, ríñones), así como de la placenta. En pacientes con perímetro cefálico inadecuado para la estatura debe investigarse la posibilidad de afecciones cerebrales, entre las cuales son frecuentes las infecciones congénitas (en particular el síndrome de TORCH) y las malformaciones que dañan el sistema nervioso central. Los trastornos que durante el primer trimestre de la gestación ocasionan un retraso de crecimiento intrauterino conducen por lo general al aborto; en cambio aquellos que surgen desde el segundo trimestre, y particularmente después de la semana 30 de la gestación, no anulan la posibilidad de sobrevivencia intrauterina. El binomio "desnutrición e hipoxemia fetales" origina desproporción somatométrica al nacer de acuerdo con su duración e intensidad. Por lo general, primero se afecta el perímetro abdominal, después el peso y finalmente el perímetro torácico; pero, luego del mejoramiento de las condiciones intrauterinas, la recuperación se realiza en el siguiente orden: peso, perímetro torácico y perímetro abdominal. Entonces, el retraso de crecimiento intrauterino, peso y perímetro abdominal inadecuados para la estatura y perímetro torácico normal reflejan en el recién nacido aporte insuficiente y crónico sin recuperación intrauterina. Por su parte, la combinación de perímetros torácico y abdominal bajos con peso menos afectado indica que las condiciones fueron malas durante un periodo largo, pero que luego mejoraron y permitieron una recuperación parcial. Los recién nacidos con proporciones disarmónicas corren alto riesgo de episodios de hipotermia e hipoglucemia, por lo cual entre otras cosas debe recomendarse a los padres: vigilar periodos de ayuno no mayores de 3 a 4 horas; controlar la temperatura corporal, y mantener un ambiente térmico 134 Sección III • Talla baja por diversos trastornos constante y cercano a los 32 a 34°C durante un lapso de 7 a 21 días, ya sea mediante el uso de incubadora o en su defecto de cobijas. En países en vías de desarrollo, el contacto constante del niño con la temperatura corporal de la madre ("madre canguro"), que en promedio es de 37°C, ha resuelto con eficacia la imposibilidad de usar incubadoras por tiempos prolongados, ya que el control térmico se lleva a cabo hasta que el niño alcanza un peso corporal superior a los 2 000 o 2 300 gramos. En estos pacientes deben investigarse alteraciones gastrointestinales y hepáticas que impidan una glucemia normal, así como trastornos que evitan la expresión de las necesidades alimentarias del paciente (daño neurológico, hipotiroidismo congénito, enfermedades neuromusculares, etc.); también debe educarse a los padres sobre las respuestas del recién nacido o lactante a sus requerimientos nutricios, así como sobre el tipo de alimentación y la preparación de ésta. Las características antropométricas disarmónicas inducen con relativa frecuencia a considerar de alto riesgo a los recién nacidos afectados, por lo que las medidas que coadyuvan a la recuperación se otorgan a una proporción elevada de ellos. En consecuencia, hasta 80% de los pacientes han iniciado la recuperación del crecimiento en las primeras ocho semanas de vida extrauterina, y se sitúan cerca o por arriba de las percentila 50 para peso, estatura y perímetro cefálico a partir de los seis meses de edad. En aquéllos sin tratamiento adecuado o de recuperación incompleta es habitual observar un patrón retrasado de crecimiento, con estatura inferior a la esperada epigenéticamente, velocidad de crecimiento normal y edad ósea retrasada. VIGILANCIA DEL CRECIMIENTO INTRAUTERINO E IDENTIFICACIÓN DE DESARROLLO FETAL INADECUADO El retraso de crecimiento intrauterino depende de la relación entre: causa, momento de inicio, duración, gravedad e hipoxemia En condiciones ideales se posibilita la vigilancia del crecimiento intrauterino y, por tanto, la detección de crecimiento fetal inadecuado puede realizarse mediante el uso transgestacional de uno o varios de los siguientes parámetros que se señalan en el cuadro 11-1. Tales parámetros deben evaluarse de manera prospectiva durante la gestación, al menos en dos momentos distintos del embarazo, y a partir de ello emitir el diagnóstico transgestacional de crecimiento fetal anómalo si ése fuera el caso; de lo contrario, al nacer pueden existir serias limitaciones para determinar con precisión las causas que interactuaron en el origen del retraso de crecimiento intrauterino, así como el momento en que se presentaron, su duración e intensidad y la posibilidad de que haya ocurrido hipoxia relacionada o la gravedad de ésta. No obstante lo anterior, es necesario confirmar o en su caso descartar la existencia de alteraciones fetales mediante una exploración física acuciosa, así como de alteraciones maternas y uteroplacentarias, ya sea a través de un interrogatorio directo Cuadro 11-1. Parámetros para evaluar el crecimiento fetal inadecuado Parámetro Ultrasonográficos Diámetro biparietal Circunferencia abdominal Longitud del fémur Distancia vértice-cóccix Volumen uterino Peso fetal Volumen de líquido amniótico Flujo Bioquímicos Lactógeno placentario 3-metil-histidina Oxitocinasa beta-1 -glucoproteína Fosfatidilglicerol Clínicos Fondo uterino Sensibilidad (%) Especificidad (%) 90 80 87 90 77 90 84 90 93 22 86 88 89 80 86 95 90 93 80 97 90 85 87 90 Valor predictivo 100 40 97 95 80 95 90 97 18 76 78 54 50 79 Capítulo 11· Retraso de crecimiento intrauterino a la madre o incluso mediante el examen físico y exámenes de laboratorio (biometría hemática, examen general de orina, urocultivo, etc.) durante los primeros días posparto. Asimismo, el médico que atendió a la madre durante el embarazo o incluso el que atendió el parto podrían informar en ese sentido sobre las condiciones generales de salud, la presencia de hipertensión arterial, edema, hiperglucemia e infecciones intercurrentes, y características de la placenta y del útero. Alteraciones maternas Estas se deben a falta de aporte nutricio o a enfermedades maternas sistémicas, y otras más tienen relación con el grosor del pliegue tricipital y la estatura de la madre: Falta de aporte nutricio. En la población mexicana es común que la ingestión materna sea insuficiente para las demandas de la gestación; las causas más frecuentes son: 1. Estado nutricio deficiente previo a la gestación, ya sea debido a las características sociales, económicas y culturales de la población de origen de la madre, o bien de manera relacionada a un periodo intergestacional menor a dos años que impiden la recuperación nutricia ade cuada. 2. Gestación relacionada con trabajo físico e infecciones transgestacionales que aumentan las demandas metabólicas del cuerpo materno y en consecuencia limitan el aporte al producto. 3. Además de lo anterior, debe confirmarse o des cartarse la existencia de anemia materna, entre las cuales es frecuente la deficiencia de folatos o hierro o ambos; sin embargo, también es necesario considerar la anemia falciforme, la talasemia, anemias autoinmunitarias, etc. Al gunos estudios han demostrado que en altitudes mayores a 2 000 m sobre el nivel del mar, la mujer embarazada debe tener concentración de hemoglobina superior a 12 g/dl para compensar la disminución del contenido ambiental de oxígeno; sin este ajuste, el producto de la gestación debe considerarse sometido a hipoxia crónica. 4. Alteraciones gastrointestinales maternas. Aun que éstas ocurren por lo general desde etapas previas a la gestación, es posible que pasen desapercibidas; por tanto, es conveniente interrogar específicamente sobre datos sugestivos de colitis ulcerosa crónica inespecífica, enfermedad de Crohn, pancreatitis crónica y malabsorción intestinal. 135 Enfermedades maternas sistémicas 1. Alteraciones cardiacas y pulmonares, así como trastornos vasculares (vasculitis de cualquier causa) que se vinculan o no con hipertensión arterial sistémica crónica y preeclampsia antes de la semana 37, y disminuciones del volumen plasmático materno (diuréticos, diarrea, vómito). Esto puede limitar el flujo sanguíneo aportado a la placenta, la cual requiere de un consumo "fijo" de 40 a 50% puesto que retiene un porcentaje relativamente constante del aporte que recibe a través del flujo uterino, sin importar los requerimientos fetales. De ese modo, hasta no demostrar lo contrario debe pensarse que existió aporte nutricio insuficiente para el producto cuando se tiene evidencia transgestacional de: hipertensión arterial (nefropatías, vasculitis, etc.), insuficiencia cardiaca (cardiopatías congénitas o adquiridas, que involucren miocardio, pericardio o válvulas), obstrucción crónica o intermitente de vías respiratorias (asma, enfisema, neumonías, etc.). 2. Infecciones de vías urinarias y vaginales. Es tas alteraciones pasan desapercibidas en un porcentaje elevado de mujeres o bien sus manifestaciones se justifican de manera errónea por la misma gestación (polaquiuria, tenesmo leve, flujo vaginal constante); por ello es de particular importancia investigar mediante interrogatorio si se diagnosticaron y trataron durante el embarazo o realizar cultivos después del término de la gestación para confirmar o descartar su presencia según el caso. 3. La diabetes mellitus gestacional es frecuente en la población mexicana de mujeres embarazadas y por lo general se inicia después de la semana 12 de embarazo y cede, por lo menos temporalmente, al término del mismo. Aunque la mayoría de los hijos de estas mujeres presentan macrosomía, no debe olvidarse que la combinación de la diabetes mellitus y la hiper tensión arterial grave es capaz de conducir a limitaciones en el crecimiento fetal; en conse cuencia, el recién nacido puede tener peso yestaturas adecuados pese a la hiperglucemia crónica materna (retraso de crecimiento intrauterino), o bien peso y perímetro abdominal disminuidos en relación con la estatura. 4. Aunque se lleve a cabo un control glucémico adecuado durante la gestación, los hijos de mujeres con diabetes insulinodependiente que se complica con nefropatía, neuropatía y vasculopatía con frecuencia padecen retraso de crecimiento fetal. 136 Sección III • Talla baja por diversos trastornos 5. El alcoholismo y la drogadicción materna, así como la ingestión de algunos medicamentos, pueden lesionar el crecimiento fetal. Esto es más evidente cuando a la toxicomanía se agrega disminución en la ingestión alimentaria. El tabaquismo activo (madre fumadora) y pasivo (madre no fumadora que convive con fumadores) origina detención del crecimiento, y en particular disminución del perímetro cefálico si la exposición es igual o superior a tres cigarrillos al día. Cuando la exposición es superior a 20 cigarrillos por día es frecuente encontrar retraso de crecimiento intrauterino, por lo general disarmónico y de intensidad de moderada a grave. Sin importar su relación con malformaciones, algunos medicamentos tienen efectos lesivos bien determinados sobre el crecimiento fetal. Entre esos fármacos se encuentran: aminopterina, anticoagulantes cumarínicos, antidepresores, antitiroideos, bloqueadores de los canales de calcio, fenobarbital, difenilhidantoínas, narcóticos, prednisona, trimetadiona y antihipertensores no cardioselectivos. Estudios realizados en mujeres gestantes han permitido observar que el aporte de nutrimentos al producto guarda una relación directamente proporcional a las modificaciones del grosor del pliegue cutáneo tricipital, el cual en condiciones óptimas debe aumentar progresivamente durante las primeras 30 semanas de la gestación y a partir de entonces disminuir. Las relaciones entre el peso del producto al nacer y las modificaciones en el grosor del pliegue tricipital alrededor de la semana 12 y 38 se muestran en el cuadro 11-2. Lo anterior evidencia dos correlaciones: 1. A menor grosor del pliegue tricipital en las semanas 9 a 12 de la gestación corresponde menor peso al nacimiento; esto se relaciona con el estado nutricio de la madre previo al inicio de la gestación, y corrobora lo señalado respecto de la falta de aporte nutricio 2. Cuando la grasa subcutánea en la madre no disminuye durante el tercer trimestre de la gestación, el peso del producto es inferior a consecuencia de falta de aporte adecuado. Independientemente de sus causas, esta situación permite establecer una opción etiológica distin ta: la madre puede ser "buena" o "mala" aportadora de nutrimentos durante las semanas en que la ganancia ponderal del producto es más rápida, es decir, a partir de la semana 34 de la ges- tación. El mismo estudio evidencia que el ingreso per capita es un factor relacionado, ya que las familias de niños con peso menor a 2.9 kg tienen ingreso promedio de 57 dólares mensuales (alrededor de 450 pesos mexicanos), mientras que las de niños con peso superior a 3.2 kg mostraban un ingreso por persona de 213 dólares mensuales (alrededor de 1 700 pesos mexicanos) La estatura materna no parece ser una limitante fundamental del crecimiento fetal; sin embargo, se ha descrito que las mujeres con estatura inferior a 155 cm tienen hijos con estatura menor a la esperada sólo cuando el peso de éstos es mayor a 3.5 kg, aunque hasta la fecha se desconocen las razones de ello. Alteraciones uteroplacentarias Las restricciones moderadas o graves en la capacidad del contenido intrauterino limitan en ese mismo grado el incremento de estatura, pero en general no afectan el peso y los perímetros del niño y por ello éste tiende a ser proporcionado. Entre dichas restricciones se encuentran el útero bicorne, el útero tabicado y la miomatosis intrauterina transgestacional. La insuficiencia istmicocervical se vincula por lo general con crecimiento fetal inadecuado. Aunque en algunos casos se han demostrado que dicha insuficiencia se debe a infecciones, también en ausencia de éstas existe mayor riesgo de retraso de crecimiento intrauterino, con frecuencia desproporcionado. El principal órgano "nutricio" del producto es la placenta, y por ello es evidente que su grado de insuficiencia origina retraso de crecimiento intrauterino directamente proporcional. En especial debe confirmarse o en su caso descartarse la existencia de abruptio placentae, infecciones, infartos o cal- Capítulo 11 • Retraso de crecimiento intrauterino cificaciones sugestivas de infartos, tumores hemangiomatosos de la placenta o de la cavidad pélvica e inserción anómala del cordón umbilical; asimismo, es necesario determinar el tamaño y peso de la placenta en relación con la edad gestacional. El tamaño de la placenta es directamente proporcional a la ingestión proteínica durante la gestación, pero inversamente proporcional a la ingestión de carbohidratos cuando existe desequilibrio entre calorías y proteínas ingeridas. Alteraciones fetales Cualquier malformación, ya sea de origen genético o congénita, es capaz de limitar el crecimiento intrauterino del producto, con excepción de persistencia del conducto arterioso, arteria umbilical única, luxación congénita de cadera y criptorquidia. Así entonces, es fundamental realizar una exploración ñsica minuciosa con búsqueda intencionada de dismorfias en todo paciente que al nacer evidencie retraso de crecimiento intrauterino. Es de particular importancia señalar que en promedio las pacientes con síndrome de Turner tienen peso de 84% con respecto al ideal para la edad gestacional, y los pacientes con trisomías 13, 18 y 21 sólo alcanzan, en término medio, 80% del peso ideal. El síndrome de Down, las monosomías y las deleciones, también se relacionan con peso bajo para la estatura. Entre los síndromes genéticos que se asocian con talla baja y casi siempre con peso bajo para la estatura al nacer se encuentran los de: De Lange, Mulibrey, Dubowitz, Bloom, Seckel, Williams, Noonan, Aárskog, Rubinstein-Taybi, Silver-Russell, Sanctis-Cacchione, Johanson-Blizzard, HallermanStreif, Opitz, Smith-Lemli-Opitz, Robinow, OpitzFrías, Rothmund-Thomson, Werner y Cockayne. Las alteraciones congénitas que se vinculan con mayor detención del crecimiento son: gastrosquisis, atresia de duodeno, agenesia de páncreas, onfalocele, cardiopatías congénitas complejas y malformaciones renales graves. Las displasias óseas en su gran mayoría ocasionan talla baja neonatal. Esto se detecta con mayor facilidad cuando además de la somatometría propuesta se determina la relación de segmentos (superior e inferior y brazada-estatura). Algunas displasias, como la osteogénesis imperfecta, la acondroplasia y la displasia tanatofórica son muy evidentes al momento del nacimiento; pero otras como las displasias espondiloepifisarias pueden pasar desapercibidas en esta etapa de la vida. Las infecciones fetales, la mayoría congénita, limitan el crecimiento del feto; por tanto, en la 137 madre y en el producto deben investigarse aquéllas más frecuentes en la población. En el medio nacional es necesario evaluar y en su caso descartar la afección por paludismo, toxoplasmosis, rubéola, citomegalovirus, herpes, síñlis, varicela-zoster, parotiditis, hepatitis A y poliovirus. Aunque en la actualidad se conoce poco sobre el efecto del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) en el crecimiento fetal, debe investigarse por fuerza en presencia de retraso de crecimiento intrauterino. Los embarazos múltiples cursan invariablemente con retraso de crecimiento intrauterino. En el caso de los gemelos, por lo general uno maniñesta armonía en las proporciones corporales (casi siempre el de mayor estatura y peso) y otro muestra disarmonía. En embarazos con tres o más productos, el crecimiento intrauterino es inversamente proporcional al número de productos gestados y la mayoría de los fetos tienen retraso de tipo desproporcionado. Además, existe la posibilidad de que ocurra "transfusión feto a feto", en cuyo caso el "donador" crece con parámetros disarmónicos mientras que el "aceptor" es por lo general armónico. La capacidad de nutrición de la placenta depende de su edad. Por ello, en embarazos mayores de 42 semanas de duración se presenta siempre retraso de crecimiento intrauterino; cuando el embarazo termina entre la semana 40 y 42, el producto es por lo general proporcionado, pero después de este momento existe una relación inversamente proporcional entre la duración del embarazo y el peso y perímetro abdominal del producto. Aunque la evaluación prospectiva se dificulta en la primera gestación, es sabido que el primer hijo de una madre muestra estatura y perímetro cefálico limitados en 2 a 3% y peso menor hasta en 10% en relación con el embarazo dos y los subsecuentes. Por tanto, todo producto de la gestación dos o posterior que tenga características somatométricas inferiores a las observadas en la primera debe considerarse portador de retraso de crecimiento intrauterino, sin importar que sus parámetros se mantengan dentro de los límites "habituales" para los recién nacidos sanos. Esta consideración es en especial importante en mujeres multíparas cuyo intervalo intergestacional ha sido persistentemente menor a dos años, de tal manera que sus productos muestran peso y estatura progresivamente menores conforme avanza el número de embarazos. RECUPERACIÓN DEL RETRASO DE CRECIMIENTO INTRAUTERINO Los recién nacidos con retraso de crecimiento intrauterino son aptos para recibir medidas que per- 138 Sección III • Talla baja por diversos trastornos mitán la recuperación extrauterina del déficit de crecimiento transgestacional, con excepción de aquellos que padezcan trastornos genético. Esto se fundamenta en que el control del crecimiento mantiene sus características fetales por lo menos hasta 6 a 12 meses de vida extrauterina. El crecimiento en estos pacientes está regulado por la relación insulina y factor de crecimiento tipo insulina-1 y no por la relación hormona de crecimiento y dicho factor; asimismo, la secreción de insulina mantiene correlación directa con la cantidad de calorías y de glucosa aportada a través de la alimentación. Es importante señalar que en los niños con retraso de crecimiento intrauterino el crecimiento lineal esperado depende por completo de la masa previa: a mayor peso corresponde mayor aceleración en la velocidad de recuperación y, por tanto, el tiempo en que se alcanza la percentila 50 para la población se reduce. Así entonces, se sabe que los recién nacidos con parámetros somatométricos alrededor de la percentila 50 también aumentan 1.1 kg de peso cada seis semanas; los que se encuentran en la percentila 25 crecen 9.1% más despacio, y quienes se ubican en la percentila 10 aumentan su peso sólo 900 g cada seis semanas, lo cual representa un crecimiento 18.2% menor (fig. 11-2). A lo anterior debe agregarse que durante los primeros seis meses de vida extrauterina los varones ubicados en la percentila 50 muestran incrementos 3 a 6% mayores que las mujeres. Esto también es válido para pacientes premaduros, de acuerdo con estudios prospectivos realizados en éstos. Los incrementos de peso en individuos nacidos luego de 28 semanas de gestación, y que no presentaron complicaciones son los siguientes: Grupo 1 (percentila 2 (percentila 3 (percentila 3) 50) 90) 28 34 semanas semanas 700 g 1400 g 1 100 g 2 200 g 1500 g 3 000 g 40 semanas 2 100 g 3 300 g 4 500 g Cada paciente requiere de evaluación específica para adaptar las indicaciones terapéuticas a sus necesidades, sin embargo, vale la pena señalar algunas medidas recomendadas: 1. El aporte nutricio debe contener las proporciones de calorías y proteínas que requiere un feto de 34 a 36 semanas de gestación. Cuando el producto es además premaduro, hay que considerar los requerimientos necesarios de acuerdo con la semana de gestación en que se terminó el embarazo. Fig. 11-2. Diferencias en la recuperación del retraso de crecimiento intrauterino de acuerdo con el peso al momento de nacer. Capítulo 11· Retraso de crecimiento intrauterino 2. Al prepararse la alimentación debe tomarse en cuenta la cantidad de agua así como la concentración u osmolaridad necesarias, de acuerdo con el peso y estatura equivalentes para la edad gestacional calculada. 3. La administración de alimentos tiene que realizarse conforme a la capacidad de succión y deglución del paciente, para evitar que éste efectúe un esfuerzo que consuma calorías en exceso. Entonces es necesario elegir el método más adecuado entre biberón, alimentador y alimentación a través de sonda nasogástrica. 4. La periodicidad de la alimentación depende en buena parte de la proporcionalidad corporal. En ese sentido, los pacientes armónicos pueden recibir alimentación a "libre demanda", siempre y cuando los periodos interalimentarios no excedan de seis horas; en cambio, los disarmónicos deben abstenerse de ayunos mayores a 3 o 4 horas. 5. Es indispensable mantener estable la tempera tura corporal del paciente para evitar que el me tabolismo basal utilice 50% del aporte calóri co. Por ello, se recomienda considerar la posi bilidad de usar incubadora a temperatura de 32 a 34°C, lo cual disminuye de manera ostensi ble el gasto calórico del paciente con fines de termogénesis y en consecuencia permite utili zar la diferencia de calorías en el proceso de crecimiento. Si lo anterior no es posible, se sugiere recurrir a la técnica de "madre cangu ro" que consiste en mantener al paciente en contacto permanente con la piel del tronco de la madre, lo cual le aporta en promedio 37°C de temperatura. En condiciones ideales, el pa ciente tiene que permanecer desnudo o sólo con pañal, mientras la ropa o cobijas lo rodean a él junto a su madre. Cuando el paciente es capaz de mantener su temperatura corporal en condiciones basaÍes y también pesa más de 2 kg puede valorarse la conveniencia de cubrirlo sólo con ropa y cobijas suficientes; en este caso se requiere evitar la sudación en exceso que facilita la pérdida de calor del cuerpo hacia el ambiente 6. Es esencial asegurarse que la concentración de hemoglobina del paciente sea adecuada, y que no existan infecciones intercurrentes capaces de limitar el crecimiento. La recuperación del retraso de crecimiento intrauterino es una medida terapéutica imprescindible, ya que los afectados pueden tener complicaciones y mayor morbilidad general entre menor sea la edad gestacional y más bajo el peso al nacer, 139 aunque no corren riesgo de generar hiperbilirrubinemia. Algunas consecuencias observadas en pacientes que no recuperaron el crecimiento son las siguientes: 1. Aumento en la incidencia de diabetes mellitus no insulinodependiente e hipertensión arterial, con riesgo elevado de sufrir aterosclerosis prematura en la etapa de adulto joven. Aunque se desconoce la relación causa y efecto, a los seis meses de edad posnatal se ha encontrado corelación directa entre la capacidad de producción de insulina y la recuperación del crecimiento. 2. Las mujeres que padecieron retraso de crecimiento intrauterino durante los dos primeros trimestres de la gestación conciben hijos con retraso de crecimiento intrauterino moderado a grave en 90% de los casos; en cambio, sólo 15% de aquellas que sufrieron hipocrecimiento intrauterino durante el tercer trimestre de su gestación tienen hijos con esa característica. 3. A los cuatro años de edad es posible observar perímetro cefálico menor al esperado para la estatura, el cual se acompaña de disfunción cerebelosa moderada y disfunción cognoscitiva leve en intensidad directamente proporcional al peso observado al nacer. 4. A los ocho años de edad, sólo ha sobrevivido 30% de los pacientes con peso menor de 1 kg al nacer. De ellos, sólo 50% presenta un desempeño escolar adecuado (21% tiene retraso psicomotriz leve; 21%, moderado, y 8% grave), y 48% manifiesta alteraciones visuales o visoperceptuales. La recuperación del crecimiento durante los seis primeros meses de vida extrauterina al parecer conduce a crecimiento adecuado en las etapas preescolar y escolar; sin embargo, algunos estudios han demostrado que hasta 37.5% de los pacientes desarrollan grados variables de disfunción en la neurosecreción de hormona de crecimiento. Los pacientes que no lograron recuperar la deficiencia intrauterina del crecimiento, sobre todo quienes poseen proporciones armónicas, adoptan un patrón intrínseco de crecimiento (estatura baja, edad ósea acorde con la cronológica y velocidad de crecimiento normal) que ocasiona estatura menor a la esperada de acuerdo con las características epigenéticas de sus ascendientes: varones 7.5 cm por debajo de lo esperado, y mujeres 9.6 cm inferior a la media familiar. Sin embargo, a menor peso y estatura al nacer corresponde menor estatura final. 140 Sección III • Talla baja por diversos trastornos El peso y la talla al nacer correspondientes a menos de dos desviaciones estándar por debajo de la media poblacional supone en ambos sexos una estatura final ubicada 0.4 desviaciones estándar por debajo del promedio. La estatura al nacer correspondiente a más de dos desviaciones estándar por debajo del promedio implica estatura final situada 0.9 desviaciones estándar inferiores; si además el peso muestra ese mismo esquema gráfico, la estatura final se coloca 1.2 desviaciones estándar abajo de la media familiar. El tratamiento de estos pacientes por medio de hormona de crecimiento humana biosintética es aún controvertido. La administración de esta hormona durante el primer año de la vida, a dosis de 0.3 a 0.7 U/kg/semana, aumenta en 2 a 4 cm la velocidad de crecimiento lograda durante este periodo; pero algunos pacientes muestran aceleración desproporcionada de la edad ósea y esto hace pensar que su estatura final no mejorará. Otros estudios han demostrado que las dosis superiores de esta hormona (1.4 U/kg/semana) aumentan la estatura hasta en 13.8 a 18.7 cm durante los dos primeros años de tratamiento; por ello, aunque la edad ósea se adelante, la estatura obtenida es equivalente a la pérdida del crecimiento intrauterino y en consecuencia la estatura final se sitúa dentro de los límites esperados para las características epigenéticas de los pacientes o incluso por encima de ellos. Sin embargo, hasta en 50% de estos pacientes se ha encontrado duplicación en las concentraciones séricas de insulina, y aunque a corto plazo esto no altera la regulación del metabolismo de carbohidratos sí abre la posibilidad de desarrollo de diabetes mellitus en la edad adulta en una proporción mayor de la esperada para la población general. El niño sin "crecimiento de recuperación" a pesar de haber implementado todas las medidas terapéuticas necesarias (con excepción del uso de hormona de crecimiento) debe considerarse bajo sospecha de alteraciones genéticas y reexaminarse en busca de dismorfias, considerando lo siguiente: 1. Sólo 1% de los pacientes con alteraciones genéticas no presenta dismorfias, sin importar la armonía o disarmonía de sus proporciones corporales. 2. De los pacientes armónicos, 17% padece alteraciones genéticas que se acompañan de dis morfias. 3. De los sujetos disarmónicos al nacer, 66% tiene un síndrome genético caracterizado por dismorfias múltiples. Los recién nacidos que no muestren crecimiento extrauterino normal, y en particular aquéllos con retraso de crecimiento intrauterino no recuperado, deben estudiarse y valorarse en busca de una o más de las siguientes causas: 1. Alimentación insuficiente A. Preparación insuficiente de la fórmula, ya sea en cantidad o en calidad. B. Desconocimiento de la madre respecto de las características de los hábitos alimenta rios del paciente. C. Alteraciones en la relación madre e hijo, ya sea desde el punto de vista psicológico o bien porque la madre se separa del niño desde el primer mes de vida, con frecuencia para incorporarse a actividades laborales. D. Deprivación económica que dificulta la adquisición de nutrimentos adecuados para el paciente. E. Limitaciones perceptuales en la madre, ya sea por desconocimiento de las manifesta ciones de demanda del paciente, o bien por presentar retraso psicomotriz leve, hipoacusia o anacusia, incapacidad para el despla zamiento (fracturas, alteraciones musculosqueléticas, etc.). 2. Dificultades para la alimentación A. Anormalidades congénitas de nariz, boca o mandíbula, entre ellas atresia de coanas, micrognatia grave, glosoptosis, labio lepo rino y paladar hendido. B. Anormalidades congénitas del tracto gas trointestinal superior, del tipo de atresia esofágica, fistula traqueoesofágica, hernia diafragmática, estenosis pilórica, etcétera. C. Alteraciones cardiacas congénitas y disnea de origen respiratorio. 3. Alteraciones para la absorción de nutrimentos A. Deficiencia de disacaridasas o malabsorción de monosacáridos. B. Alergia a las proteínas de la leche de vaca. C. Fibrosis quística del páncreas. D. Enfermedad celiaca. E. Inmunodeficiencias congénitas. F. Enfermedad de Hirschsprung. G. Acrodermatitis enteropática. H. Atresia o hipoplasia de vías biliares. I. Antecedentes de enfermedad isquémica intestinal, estados posteriores a la corrección quirúrgica de gastrosquisis, onfalocele, vólvulos, resección intestinal, etcétera. J. Desnutrición proteínica y calórica. 4. Incremento del metabolismo A. Infecciones crónicas. B. Hipertiroidismo neonatal. C. Fístula arteriovenosa. Capítulo 11 • Retraso de crecimiento intrauterino 5. Menor utilización de nutrimentos A. Infección intrauterina o cromosomopatías. B. Retraso mental o trastornos metabólicos, en especial enfermedades por atesoramien to como glucogenosis, galactosemia, lipidosis y esfingolipidosis. C. Alteraciones en el metabolismo de los aminoácidos, en especial aquellas que evolucionan con hiperamonemia. D. Hipoxemia, ya sea por anemia, enfermedad pulmonar o cardiopatías. E. Hipotiroidismo congénito. 6. Alteraciones neurológicas. Estas pueden impedir la adecuada expresión del paciente encaminada a satisfacer sus demandas nutricias; además suelen coexistir con alteraciones nutricias y de ese modo incrementan el riesgo de malnutrición. Algunas de ellas son: A. Inmadurez que ocasiona disminución en los reflejos de succión y deglución. B. Alteraciones en el mecanismo de la deglu ción. C. Hipotonía generalizada, debido a miastenia grave, síndrome de Werdnig-Hoffman o incluso a hipotonía congénita. D. Daño a sistema nervioso central por hipoxia o kernicterus. E. Hemorragia intracraneana o hematoma subdural. F. Retraso mental de cualquier causa. Todos los pacientes con retraso de crecimiento intrauterino por causas distintas a alteraciones genéticas deben lograr la recuperación luego de que se les aplican las medidas terapéuticas necesarias y se previene la presencia de situaciones limitantes del crecimiento posnatal. No obstante lo anterior, incluso en pacientes con trastornos genéticos, la identificación temprana de riesgos específicos para su trastorno permite establecer conductas adecuadas tanto preventivas como de rehabilitación. Estos niños, pueden tener relacionados factores maternos y uterinos capaces de limitar el crecimiento; en este caso, el crecimiento de recuperación alcanza lo esperado como "normal" para su padecimiento de base. En conclusión, el retraso de crecimiento intrauterino debe considerarse: Un acontecimiento transitorio de limitación del crecimiento fetal, que en la mayoría de los casos puede someterse a tratamiento de tal manera que se logre recuperación extrauterina total 141 LECTURAS RECOMENDADAS Albrecht ED, Pepe GJ. Placental steroid hormone biosynthesis in primate pregnancy. Endocr Rev 1990; 11: 124. Chernausek SD, Breen TJ, Frank GR. Linear growth in response to growth hormone treatment in children with short stature associated with intrauterine growth retardation: the national cooperative group study experience. J Pediatr 1996;128:22. Dorr HG, Versmold HT, Sippell WG. Antenatal betamethasone therapy: effects on maternal, fetal and neonatal mineralocorticoid, glucocorticoid and progestins. J Pediatr 1986;108:990. Evain DB. Hormonal regulation of fetal growth. Horm Res 1994;42:207. Fisher DA. Endocrinology of fetal development. En: Wilson J, Foster D (eds). Textbook of Endocrinology. Philadelphia: WB Saunders, 1991:1049. Frank DA, Bauchner H, Parker S et al. Neonatal body proportionality and body composition after in utero exposure to cocaine and marijuana. Pediatrics 1990;l 17:622. Gardoni J, Chang A, Kalyan B. Customized antenatal growth charts. Lancet 1991;339:283. Gluckman PD, Grumbach MM, Kaplan SL. The neuroendocrine regulation and function of growth hormone and prolactin in the mammalian fetus. Endocr Rev 1981; 2:363. Gunn TR, Gluckman PD. The endocrine control of the onset of thermogenesis at birth. Bailliere's Clin Endocrinol Metab 1989;3:869. Harwell C, Padbury JF, Anand RS. Fetal catecholamine responses to maternal hypoglycemia. Am J Physiol 1990;259:1126. Heinrich UE. Intrauterine growth retardation and familial short stature. Bailliere's Clin Endocrinol Metab 1992; 6:589. Hill DJ, Milner RDG. Insulin as a growth factor. Pediatr Res 1985;19:879. Kaplowitz P, Webb J. Diagnostic evaluation of short children with height 3 SD or more below the mean. 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El diagnóstico inicial de la estatura baja desde el inicio debe diferenciar entre una alteración intrínseca del hueso o la existencia de una o más anomalías que impiden crecer a un hueso por lo demás sano. Las enfermedades esqueléticas primarias agrupan gran número de trastornos denominados displasias óseas que tienen un factor etiopatogénico común: la alteración congénita o hereditaria del tejido conjuntivo que lesiona la síntesis o conformación de la matriz ósea y se expresa como anormalidades en el tamaño, la forma y la remodelación del cartílago y de los huesos que conforman al cráneo, tronco o extremidades. En la actualidad se reconocen más de 80 displasias óseas. La clasificación se ha unificado, pero la nomenclatura todavía es muy variada porque aunque la mayoría de las denominaciones se basan en la parte del esqueleto más afectada, la descripción desde el punto de vista clínico puede realizarse de acuerdo con los resultados radiográficos e incluso con base en los hallazgos histopatológicos. Así por ejemplo, cuando la afección involucra a la columna vertebral, sin importar la región vertebral anormal, se utiliza el término "espóndilo" entre múltiples posibilidades denominativas que impiden inferir la etiología específica y que no son excluyentes entre sí; en cambio, la afección en los huesos largos se describe de acuerdo con la zona radiográfica más alterada, que puede ser la diáfisis, metáfisis o epífisis. Otras denominaciones se basan en el subsegmento de las extremidades que clínicamente se en- cuentra más acortado; se nombra "rizomélica" cuando es proximal, "mesomélica" si es medio y "acromélica" en afecciones distales. En algunas ocasiones se le agrega el prefijo tanato- a la enfermedad que se relaciona con índice alto de mortalidad. En este capítulo se describen las características generales del grupo conocido en la actualidad como osteocondrodisplasias, aunque no se aborda el tema de las disostosis (malformaciones óseas individuales, ya sea aisladas o en combinación, entre ellas la craneosinostosis y el síndrome de KlippelFeil), las alteraciones metabólicas primarias que repercuten directamente en el hueso (mucopolisacaridosis y otras) y las osteólisis. Si bien no todas las displasias óseas originan estatura baja o desproporción corporal flagrante, es esencial establecer la sospecha diagnóstica en todo paciente que evidencie estatura baja desproporcionada durante la realización de una somatometría completa y minuciosa que incluya como mínimo: 1. 2. 3. 4. 5. Estatura de pie o en decúbito, o ambas. Estatura sentado. Longitud de segmentos superior e inferior. Relación de segmentos superior e inferior. Longitud de la brazada y relación brazada-es tatura. 6. Perímetro cefálico y en algunos casos períme tro torácico. El diagnóstico definitivo se establece en la mayoría de los pacientes de acuerdo con las características radiográficas, y en condiciones ideales es necesario integrar un equipo multidisciplinario para el análisis particular de cada caso; pero para facilitar el estudio es importante tomar en cuenta las siguientes consideraciones: 143 144 Sección III • Talla baja por diversos trastornos 1. Posibilidad de afección de otros familiares, que se confirma o descarta mediante el análisis de la estatura de éstos y su correlación con la estatura final esperada de los padres, tíos y abuelos de acuerdo con las características fenotípicas de la familia. Los parientes con sospecha de alteración del crecimiento deben ser entrevistados y sometidos a medición en busca de estatura baja y desproporción corporal; también es necesario someterlos a estudios radio gráficos completos. El análisis de familiares afectados y de la existencia o ausencia de consanguinidad permite determinar el tipo de transmisión hereditaria de la displasia, y después proporcionar consejo genético a cada individuo y a su familia. Para fines de estudio, en este capítulo se señala el tipo de transmisión mendeliana que se ha encontrado en gran número de pacientes; pero es conveniente tomar en cuenta la posibilidad de que ocurran casos esporádicos para cada una de las osteodisplasias, los cuales en proporción pueden representar incluso mayoría en comparación con los que se heredan por patrón mendeliano. 2. Algunas displasias (entre ellas, acondroplasia, acondrogénesis, displasia espondiloepifisaria congénita, condrodisplasia punctata, etc.) se acompañan de alteración prenatal del crecimiento de manera que es posible identificarlas desde la etapa neonatal, mientras que otras se diagnostican con frecuencia después de los dos años de edad (displasia epifisaria múltiple, displasia espondilometafisaria, seudoacondroplasia, hipocondroplasia, etc.). Por otro lado, el grado de afectación del crecimiento varía de un padecimiento a otro (e incluso entre individuos con una misma etiología). Por ejemplo, en términos generales, aquellos pacientes con hipocondroplasia o con displasia epifisaria múltiple desarrollan una estatura cercana a la considerada habitual para la población sana (-1.5 a -3 desviaciones estándar por debajo de la media), que en países sin desarrollo de tecnología obliga a realizar un diagnóstico diferencial y complementario con problemas nutricios. Las displasias con alteración en las metáfisis casi siempre evolucionan con mayor limitación del crecimiento; pero el hipocrecimiento más acentuado se observa en aquellos que sufren afección grave y principal del cartílago de crecimiento (acondroplasia, acondrogénesis, etc.). 3. Es importante determinar si existe alteración respiratoria debida a disminución de la capaci- 4. 5. 6. 7. 8. dad torácica por afección en costillas, ya que en la mayoría de estos pacientes la enfermedad puede ser letal en los primeros días o meses de la vida. También es indispensable investigar la existencia de inestabilidad atlantoaxil, debido a que un traumatismo leve a moderado o incluso el simple intento de intubación traqueal puede provocar lesión o sección medular. Deben evaluarse a este respecto todos los pacientes con sospecha de displasias epifisarias, seudoacondroplasia, displasia espondilometafisaria, hipoplasia cartílago-pelo, síndrome de Kniest, displasia metatrófica y displasia frontometafisaria. Ante una estatura disarmónica relacionada con genu varum es imprescindible estudiar al paciente en busca de acondroplasia, hipocon droplasia, displasias metafisarias e hipoplasia cartílago-pelo. La estatura disarmónica relacionada con genu valgum es más frecuente en displasias que afectan a la columna y particular mente en las espondiloepifisarias, por lo que éstas deben investigarse. Aunque en la mayoría de los pacientes la alteración esquelética no modifica la resistencia ósea y por ello no se relaciona con predisposición a fracturas, el desarrollo presente o pasado de éstas debe hacer sospechar osteogénesis imperfecta, osteopetrosis o picnodisostosis. Las displasias que afectan las epífisis o las metáfisis pueden originar retardo en la aparición radiográfica de los núcleos de crecimiento sobre todo en los huesos largos, por lo que algunos de estos pacientes presentan edad ósea retrasada. La mayoría de los pacientes con displasias óseas poseen desarrollo intelectual normal; pero el efecto emocional y psicosocial debido a la estatura muy baja y fenotipo distinto al del resto de la población con frecuencia se convierte en factor de alto riesgo para la falta de integración sociocultural. En la actualidad, estudios de biología y genética molecular han demostrado la existencia de alteraciones comunes para padecimientos que inicialmente no se consideraban emparentados. Un ejemplo de lo anterior es el análisis de los receptores para el factor de crecimiento de los fibroblastos. En la caracterización de las mutaciones génicas para al menos tres tipos de receptores se ha probado que la alteración de un locus distinto dentro del mismo gen produce fenotipos distintos. De ese modo, los pacientes con síndromes de Pfeiffer, Crouzon y Apert padecen alteraciones en el receptor tipo Capítulo 12 • Displasias óseas dos, en localizaciones muy cercanas pero específicas para cada uno de ellos, y que afecta el dominio transmembrana del receptor; en cambio, los trastornos independientes unos de otros, para un locus del gen que codifica para el dominio transmembrana del receptor tipo tres, se observan en pacientes con acondroplasia, hipocondroplasia y displasia tanatofórica (fig. 12-1). El estudio de los pacientes con sospecha de displasia ósea requiere de un equipo multidisciplinario, por lo que resulta impráctico señalar todas las características de cada una de las osteocondrodisplasias. En consecuencia, sólo se describen aquellos trastornos que se consideran más frecuentes en la población nacional de acuerdo con la estadística de la Clínica Multidisciplinaria para el Estudio de las Displasias Oseas del Instituto Nacional de Pediatría (cuadro 12-1). El cuadro clínico puede variar de un paciente a otro, tanto en la expresión clínica clásicamente descrita como en su intensidad; por ello, aunque los algoritmos de diagnóstico disponibles sean útiles durante el abordaje general, es esencial valorar a cada paciente de acuerdo con sus características 145 individuales antes de establecer el diagnóstico definitivo. Todas las displasias óseas afectan al crecimiento esquelético desde la vida intrauterina, pero desde el punto de vista clínico por lo general se dividen en aquellas que suelen diagnosticarse desde el nacimiento y las que con frecuencia se identifican en pacientes mayores de dos años de edad. DISPLASIAS IDENTIFICARLES DESDE EL NACIMIENTO En términos generales todas las displasias identificables desde el nacimiento evolucionan con una longitud menor a 48 cm al nacer y desproporción en la relación de segmentos superior e inferior. Para fines de estudio, éstas se dividen en las relacionadas con mortalidad temprana y las relacionadas con talla baja neonatal. La mayoría de las displasias relacionadas con mortalidad temprana se caracteriza por tronco estrecho que dificulta la ventilación pulmonar y estatura muy baja. Durante el diagnóstico diferencial de estos trastornos deben considerarse los siguientes aspectos: Fig. 12-1. Alteraciones génicas en algunas displasias óseas. A. Mutaciones en el gen de la colágena tipo 2 (cadena alfa-1), que codifica para el dominio de triple hélice de la colágena, y sus relaciones con distintas displasias óseas. B. Alteraciones en el gen del receptor tipo 2 para el factor de crecimiento de los fibroblastos y las displasias óseas resultantes. 146 Sección III • Talla baja por diversos trastornos Cuadro 12-1. Frecuencia de displasias óseas de acuerdo con estadísticas de la Clínica Multidisciplinaria para el Estudio de las Displasias Oseas del Instituto Nacional de Pediatría Displasia ósea pueden haber islotes óseos múltiples. Los huesos tubulares son cortos y con frecuencia se identifican fracturas costales. Se transmite con patrón autosómico recesivo. Frecuencia (%) Acondroplasia 34.5 Hipocondroplasia 16.5 Displasia epifisaria múltiple Displasia espondiloepifisaria congénita 16.5 5.5 Síndrome de Kniest Displasia metafísaria tipo Schmid 3.7 3.7 Displasia metafísaria tipo McKusick Otras displasias metafisarias 3.7 3.7 Displasia espondiloepifisaria tardía 3.7 Síndrome de Larsen Displasia espondilometafisaria 1.9 1.9 Displasia metatrófica 1.9 Displasia tanatofórica Brazos y piernas muy cortos, macrocefalia con cráneo anormal, con frecuencia en forma de trébol. La talla media es de 40 cm en el momento del nacimiento. El estudio radiográfico muestra costillas cortas, platispondilia y pelvis pequeña y ancha. Durante la gestación con frecuencia se identifica polihidramnios. La mayoría de los casos se presentan de manera esporádica. Displasia campomélica 1. El paciente con longitud menor de 30 cm en el momento del nacimiento puede padecer acondrogénesis. 2. La estatura neonatal cercana a 40 cm implica la necesidad de analizar la forma del cráneo. La probabilidad de encontrar displasia tanatofórica aumenta cuando el cráneo es anormal y con frecuencia en forma de trébol; asimismo, es posible que los pacientes con hipotonía grave aun con cráneo normal tengan displasia campomélica y, en ausencia de hipotonía, el cuadro clínico puede mostrar displasia torácica asfixiante. 3. En un paciente con cataratas, la estatura neo natal cercana a 48 cm debe inducir a pensar como primera posibilidad en la condrodisplasia punctata rizomélica. A continuación se presentan las principales características de las displasias relacionadas con mortalidad temprana, entre las que se encuentran: acondrogénesis, displasia tanatofórica, displasia campomélica, displasia torácica asfixiante y condrodisplasia punctata rizomélica. Acondrogénesis Brazos y piernas tienden a ser muy cortos, con estatura promedio al nacer de 25 a 30 cm; también se observa macrocefalia y cuello corto. Los estudios radiográficos evidencian falta casi total de osificación del esqueleto axil y del pubis, con presencia de hueso membranoso dentro del cual La cara tiende a ser plana, y existe micrognatia e implantación baja de los pabellones auriculares. La estatura media al nacer es de 42 cm; las piernas muestran incurvamiento anterior. De manera muy característica, los pacientes sufren hipotonía muscular muy grave que origina capacidad ventilatoria insuficiente. En las radiografías se comprueba el incurvamiento de huesos largos vinculado con hipoplasia de metacarpianos y falanges, platispondilia y sólo 11 pares de costillas. Se transmite con patrón autosómico recesivo. Displasia torácica asfixiante Los brazos y las piernas son cortos, mientras que las manos y los pies son anchos. Cerca de la cuarta parte de los pacientes muestran polidactilia. El volumen torácico tiende a ser muy disminuido. El estudio radiográfico muestra que las costillas son cortas en extremo. Otros datos son epífisis cónicas con fusión prematura, metáfisis anchas e irregulares y pelvis pequeña con acetábulo plano. Los pacientes que no mueren por asfixia suelen desarrollar insuficiencia renal rápidamente progresiva. Se hereda con patrón autosómico recesivo. Condrodisplasia punctata rizomélica La talla al nacer es muy cercana a 48 cm pese a que los brazos y piernas son cortas, en especial en su porción proximal. La mayoría de los pacientes tiene cataratas congénitas. Capítulo 12 • Displasias óseas 147 Las radiografías muestran metáfisis ensanchadas e irregulares, y de manera característica se identifican calcificaciones epifísarias puntiformes. Se transmite con patrón autosómico recesivo. Por otro lado, los pacientes que padecen displasia relacionada con talla baja neonatal se identifican por la progresión subnormal del crecimiento en los dos primeros años de la vida, cuando no se diagnostican por sus características clínicas en el momento del nacimiento. Sin embargo, algunos de ellos acuden a examen médico por problemas ortopédicos, cardiacos o neurosensoriales sin que se sospeche displasia de este tipo. En general, la observación inicial puede establecerse de acuerdo con los siguientes parámetros: 1. El tronco pequeño y los brazos y piernas normales pueden ser manifestaciones de displasia espondiloepifisaria congénita. 2. Proporciones de segmentos cercanas a lo normal, pero en ausencia de clavículas, implican la posibilidad de displasia cleidocraneal. 3. Tronco normal, piernas relativamente pequeñas y brazos de longitud reducida hacen sospechar la existencia de displasia acromesomélica. 4. El hipocrecimiento notable de piernas y brazos, con un tronco relativamente normal, pueden orientar hacia la diferenciación diagnóstica de acuerdo con los siguientes datos: A. Acondroplasia: lordosis, frente prominente y facies tosca. B. Síndrome de Ellis van Creveld o displasia condroectodérmica: alteraciones dentales, polidactilia y cardiopatía. C. Condrodisplasia punctata no rizomélica: contracturas en flexión y retraso psicomotriz. D. Displasia diastrófica: contracturas en flexión, pie equinovaro, pulgar aducto y escoliosis. E. Síndrome de Kniest: sordera o miopía o ambas. F. Displasia mesomélica: desviación cubital de la mano. G. Displasia metatrófica: xifoscoliosis grave. Acondroplasia Se identifica con facilidad desde el nacimiento, y sus manifestaciones clínicas varían poco conforme aumenta la edad (fig. 12-2). Hay evidente desproporción somatométrica originada por hipocrecimiento muy marcado del segmento inferior (brazos y piernas), aunque la columna vertebral también está afectada. El perímetro cefálico es normal, pero puede existir macrocefalia que en ocasiones aumenta debido a hidrocefalia. Algunas características clínicas presentes de manera casi universal son: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. Frente prominente. Puente nasal deprimido. Prognatismo progresivo leve a moderado. Apiñamiento y maloclusión dental. Otitis de incidencia aumentada. Disminución del diámetro sagital del tórax. Hiperlordosis lumbar con glúteos prominentes. Acortamiento predominantemente proximal de las extremidades (rizomélico), aunque las manos y los pies tienden a ser también pequeños. 9. Con frecuencia signo del tridente (cuando se observa la mano abierta, los dedos cuarto y quinto forman un grupo separado del segundo y tercero, y éstos a su vez del pulgar), y longitud similar de los dedos segundo, tercero y 148 Sección III • Talla baja por diversos trastornos cuarto. Existe limitación articular en hombros, codos y cadera. Las piernas pueden estar arqueadas. El estudio radiológico demuestra las siguientes alteraciones: Huesos tubulares cortos y anchos. En ocasiones se encuentran curvaturas diafisarias moderadas y tibias (pero no peroné) cortas. Espacios articulares en particular amplios antes de que aparezcan los cartílagos de crecimiento. En la columna se observan cuerpos vertebrales con tendencia piriforme y leve platispondilia, así como disminución cefalocaudal de la distancia interpeduncular que se acentúa conforme aumenta la edad. Las costillas tienden a ser cortas. Pelvis corta y ancha en particular a consecuencia de hipoplasia grave del cuerpo del iliaco, con escotaduras sacroiliacas cortas y acetábulos trirradiados. El estudio del cráneo muestra agujero magno muy pequeño que se considera dato indispensable para establecer el diagnóstico, aunque esta característica también puede observarse en la hipocondroplasia. La estatura final tiende a ser muy pequeña, con medias de 132 cm en varones y 123 cm en mujeres. Se transmite con patrón autosómico dominante, pero es frecuente encontrar mutaciones de novo. Las complicaciones observadas con más frecuencia son: hidrocefalia por agujero magno estrecho; parestesias progresivas y paraplejías agudas por traumatismos secundarios a hipoplasia de los arcos neurales; canal raquídeo estrecho, y protrusión de discos intervertebrales hacia éste. En el momento del nacimiento, el diagnóstico diferencial debe incluir: acondrogénesis, displasia tanatofórica, condrodisplasia punctata y displasia condroectodérmica; en cambio, durante la infancia dicho diagnóstico toma en cuenta hipocondroplasia, displasias metafísarias, formas graves de displasia epifisaria múltiple y seudoacondroplasia. El estudio radiográfico muestra vértebras planas y ovoides (en forma de pera), hipoplasia de la apófisis odontoides, iliacos cortos y anchos. Las epífisis son displásicas e irregulares, y con frecuencia no existen en cadera y rodilla. Hay acortamiento rizomélico de extremidades. Se hereda de manera autosómica dominante y se alcanzan 90 a 130 cm de estatura final. El diagnóstico diferencial debe tomar en cuenta la seudoacondroplasia y el síndrome de Morquio. Condrodisplasia punctata no rizomélica Las piernas y los brazos muestran acortamiento leve y la facies es mongoloide; además, existe retraso psicomotriz, cataratas congénitas, modificaciones ictiociformes en la piel y contracturas articulares. En varones con tipo de herencia ligado al cromosoma X la enfermedad suele ser letal. Por medio de estudios radiológicos es posible identificar calcificaciones epifisarias, pero éstas tienden a desaparecer conforme progresa la edad. Las metáfisis son normales. Se transmite con patrón autosómico dominante, y ligado al cromosoma X. La talla final puede ser baja (130 cm), pero existen casos en los que se reportan tallas dentro de los límites normales (hasta 170 cm). Displasia metatrófica Por lo general existe micromelia, tronco corto con xifoscoliosis grave y articulaciones aumentadas de volumen. Por medio de estudios radiológicos se puede observar acortamiento rizomélico de las extremidades con ensanchamiento metafisario. En la columna hay platispondilia con vértebras cuneiformes. El iliaco es hipoplásico, hay falta de osificación del pubis y el sacro tiene aspecto de cola. Se transmite con patrón autosómico recesivo y se alcanzan 120 cm como estatura final media. Displasia espondiloepifisaria congénita Displasia distrófica De modo característico el tronco es pequeño, y brazos y piernas son normales, pero pueden dar la impresión de ser largos. El paciente mide en promedio 45 cm de talla en el momento del nacimiento. Dentro de las manifestaciones clínicas se encuentran: pectus carinatum, miopía, hipotonía y fatiga muscular fácil; la cara tiende a ser redonda y aplanada, y el cuello corto; los ojos son prominentes y puede existir paladar hendido. La mayoría de los pacientes tienen pulgar aducto (como pidiendo "aventón"), pie equinovarus, escoliosis y deformidades articulares con contracturas en flexión. En el pabellón auricular se han encontrado quistes y edema local de presentación aguda. En radiografías del esqueleto se encuentran huesos tubulares cortos, acortamiento del primer metacarpiano, estrechamiento de la distancia interpeduncular a nivel lumbar, epífisis ausentes o fragmentadas y metáfisis anchas. Capítulo 12 • Displasias óseas 149 Se hereda de manera autosómica recesiva. Se alcanzan 120 cm de estatura final media. Displasia condroectodérmica o síndrome de Ellis van Creveld Clínicamente existe acortamiento centrífugo y progresivo de brazos y piernas (esto es, más acentuado en las partes distales que en las proximales), y genu valgum. Se observa polidactilia (más frecuentemente localizada entre el pulgar y el índice), uñas frágiles, cóncavas, pequeñas y con estrías longitudinales. Un tercio de los pacientes posee dientes natales; todos manifiestan erupción dentaria retrasada y pueden carecer de incisivos (fig. 12-3). Una característica patognomónica es la presencia de puentes labiogingivales con pérdida del surco natural entre la encía y la parte interior del labio (fig. 12-4). Las cardiopatías que facilitan el desarrollo de insuficiencia cardiaca se desarrollan en 60% de los pacientes; las más frecuentes son los defectos del Fig. 12-3. Displasia condroectodérmica o de Ellis van Creveld. Fig. 12-4. Puentes labiogingivales con pérdida del surco natural entre la encía y el labio en la displasia condroectodérmica o síndrome de Ellis van Creveld. tabique auricular, aunque también pueden ocurrir defectos del tabique interventricular y transposición de grandes vasos. Hasta 25% de los pacientes sufre alteraciones genitales. En mujeres debe investigarse la posibilidad de útero tabicado, y en varones epispadias o hipospadias, micropene y criptorquidia. Los estudios radiológicos evidencian el desarrollo de huesos tubulares cortos y gruesos con mayor afección acromélica. En extremidades inferiores, el peroné se halla más afectado; mientras que el acortamiento de la tibia es más acentuado en la parte medial que en la lateral a la altura del extremo proximal y con frecuencia se observan exostosis mediales. En extremidades superiores existe: hipoplasia con incurvamiento posterior del olécranon; alargamiento distal y acortamiento proximal tanto de cubito como de radio; fusión de los huesos del carpo (grande y ganchoso) con aparición lenta, y epífisis de las falanges medias de los dedos segundo a quinto en forma cónica. En cadera se puede encontrar infradesarrollo supraacetabular con acortamiento de la espina ciática interna y formación de espolones acetabulares. Las costillas suelen ser ligeramente cortas y es usual que las metáfisis tengan apariencia de brillantez en relación con el resto de los segmentos del hueso. La estatura final es baja y varía entre 110 y 160 cm; asimismo, en la mayoría de los pacientes la enfermedad se hereda de manera autosómica dominante, aunque también se tiene conocimiento de transmisión con carácter autosómico recesivo. 150 Sección HI • Talla baja por diversos trastornos El diagnóstico diferencial debe incluir el síndrome de Hallerman-Streiff, con displasia cleidocraneal y con displasia torácica asfixiante. Displasia mesomélica Acortamiento intenso de brazos y piernas con mayor afectación del segmento medio, desviación cubital de las manos y micrognatia. Los huesos tubulares son cortos y toscos, existe hipoplasia acentuada del segmento proximal del peroné y el radio se encuentra incurvado. Se hereda de manera autosómica, tanto dominante como recesiva. La estatura final media es de 130 centímetros. Displasia acromesomélica Los brazos se afectan más que las piernas, aunque ambas extremidades presentan hipocrecimiento. Las manos son pequeñas e incurvadas, con el primer dedo grande. Es posible el desarrollo de macrocefalia. Los estudios radiológicos evidencian huesos tubulares cortos y además metacarpianos y falanges anchos. Las vértebras son de forma oval. La estatura final oscila entre 95 y 123 cm; asimismo, el trastorno se transmite con carácter autosómico recesivo. Displasia cleidocraneal Aplasia o hipoplasia característica de las clavículas que origina tórax estrecho, braquicefalia, retraso en el cierre de la fontanela anterior y alteraciones dentarias. Por medio de radiografías se confirma la existencia de aplasia o hipoplasia clavicular, y es posible encontrar desarrollo anormal de huesos de la cara y retraso en la osificación del pubis. Se hereda con carácter autosómico dominante, y la estatura final media es de 156 cm en varones y de 144 cm en mujeres. Síndrome de Kniest Extremidades cortas y deformidades articulares e inestabilidad atlantoaxil; es frecuente que las manos posean disposición en "tridente". Asimismo, existe megacefalia con cara plana y cuello corto y alrededor de 50% de los pacientes padecen miopía o sordera, o ambas. El estudio radiológico evidencia diáfisis cortas, platispondilia e hipoplasia proximal del fémur. La estatura final media es de 135 centímetros. Asi- mismo, el trastorno se hereda con carácter autosómico dominante. DISPLASIAS IDENTIFICADAS DURANTE LA INFANCIA Cualesquiera de las displasias descritas a continuación pueden evidenciarse durante los primeros meses de la vida, pero lo más frecuente es que el diagnóstico se establezca durante la etapa preescolar o escolar, cuando la estatura baja se identifica como disarmónica. El estudio inicial basado en características clínicas es poco útil en este grupo de padecimientos, ya que la mayoría afecta de manera predominante el crecimiento del esqueleto paraxil y existen pocas manifestaciones específicas de un trastorno en particular; sin embargo es necesario considerar los siguientes aspectos: 1. Posible desarrollo de displasias espondilometafisaria y espondiloepifisaria tarda en pacientes con hipocrecimiento del tronco, y extremidades normales. 2. Posibilidad de displasia metafisaria tipo McKusik o displasia tricorrinofalángica en pacientes con cabello fino y escaso y con frecuencia hipopigmentado. 3. La displasia metafisaria tipo Shwachman se acompaña de insuficiencia pancreática y neutropenia (cíclica o persistente). 4. Algunas manifestaciones de discondroestenosis, displasia metafisaria tipo Jansen y displasia epifisaria múltiple son afección de brazos y piernas con limitación para la movilidad articular. En la displasia epifisaria múltiple es frecuente el dolor articular. 5. Posible hipocondroplasia en niños con apariencia atlética. 6. Sospechar picnodisostosis ante retraso notable del cierre de la fontanela anterior. 7. La displasia metafisaria tipo Schmid y seudoacondroplasia se caracterizan por acortamiento con predominio rizomélico. La mayoría de las displasias identificadas durante la infancia se complican con osteoartritis durante la etapa de adulto joven. A continuación se mencionan las características principales de estos trastornos. Hipocondroplasia Acortamiento moderado del segmento inferior más acentuado en piernas que en brazos (figs. 12-5 y 12-6). Capítulo 12 • Displasias óseas 151 Fig. 12-6. Proporciones corporales en hipocondroplasia. Fig. 12-5. Madre e hijo con hipocondroplasia. Las características clínicas son similares a las de la acondroplasia, aunque en menor gravedad (frente prominente, hiperlordosis lumbar moderada, manos y pies cortos) y con frecuencia se halla laxitud articular. La apariencia física suele ser atlética y 26% de los pacientes afectados presenta retraso psicomotriz. El estudio radiológico demuestra huesos tubulares cortos y anchos, con cartílagos de crecimiento pequeños. Las metáfisis distales en muñeca y rodilla son ensanchadas, mientras que la metáfisis proximal de la tibia da la apariencia de ser cuadrada; el peroné tiende a ser más largo que la tibia. En la columna existe disminución del espacio interpeduncular lumbar y acortamiento de las costillas; en la pelvis, los iliacos son cortos y cuadrados. El agujero magno del cráneo es pequeño. El trastorno se transmite de manera autosómica dominante y la estatura final varía entre 130 y 150 cm con una media de 140 centímetros. El diagnóstico diferencial debe incluir principalmente acondroplasia, pero también es imprescindible considerar las displasias espondiloepifisaria y metafisaria. Displasia epifisaria múltiple Es usual que el diagnóstico se establezca entre los 5 y 10 años por estatura baja con acortamiento leve a moderado de brazos y piernas mayor que el del tronco. Se presenta dolor episódico e intermitente de miembros inferiores, así como limitación articular en flexión de cadera, codos y rodillas. No es raro que haya dislocación de la rótula, subluxación de la cabeza del radio y deslizamiento epifisario en el extremo proximal del fémur. Coxa vara grave y genu valgum o varum. Las manos son pequeñas con dedos cortos y delgados. 152 Sección III • Talla baja por diversos trastornos Alteraciones osteoarticulares, tanto clínicas como radiológicas bilaterales pero no siempre simétricas. Con frecuencia, cadera, rodillas, tobillos y hombros se encuentran más alterados que codos, muñecas y manos. El estudio radiológico muestra epífisis irregulares, fragmentadas, pequeñas y de aparición lenta (sobre todo en fémur, húmero y carpo), así como metáfisis ligeramente anchas. Las vértebras son irregulares y tienen escotaduras anteriores. Entre otros datos radiológicos se encuentran borde lateral inferior de la tibia más delgado que el medial y peroné largo con prolongación del maléolo externo que condiciona una superficie articular oblicua; en rodillas, es posible observar doble rótula, y cóndilos femoral y tibial cuadrados y angulados. Asimismo, pueden existir centros secundarios de osificación. La estatura final media es de 150 centímetros. El trastorno se transmite con carácter autosómico, tanto dominante como recesivo. El diagnóstico diferencial debe incluir condrodisplasia punctata (aunque en la displasia epifisaria múltiple no se desarrollan cataratas, escoliosis o alteraciones de la piel), hipotiroidismo y enfermedad de Perthes. Displasia espondilometafisaria Acortamiento importante del tronco con extremidades normales, xifosis dorsal y lordosis lumbar, limitación y dolor articular. Los pies suelen ser pequeños. Las radiografías muestran: metáfisis irregulares y escleras de manera universal, edad ósea retrasada, platispondilia con esclerosis de los bordes superior e inferior de las vértebras, iliacos cortos y con disminución de la escotadura ciática, así como unión peculiar de pelvis y fémur. Se transmite con carácter autosómico dominante. La estatura final varía entre 130 y 150 centímetros. El diagnóstico diferencial debe considerar displasias metafisarias, hipotiroidismo y enfermedad de Morquio. Seudoacondroplasia Con frecuencia el diagnóstico se establece entre los dos y cinco años de edad por la presencia de estatura baja con extremidades pequeñas que muestran acortamiento rizomélico y xifoscoliosis dorsal. El estudio radiológico muestra: huesos tubulares cortos e incurvados, metáfisis anchas, epífisis pequeñas e irregulares, platispondilia con vértebras biconvexas y distancia interpeduncular lumbar normal. Los huesos del carpo y del metacarpo son cortos en exceso. La estatura final media es de 120 centímetros. El trastorno se hereda de manera autosómica dominante. El diagnóstico diferencial debe incluir acondroplasia. Displasia espondiloepifisaria tardía Acortamiento y ensanchamiento de tronco, acompañados de cuello corto y esternón protruido. Las radiografías muestran platispondilia y epífisis con alteraciones leves, sobre todo en fémur. La estatura final media es de 140 centímetros. El trastorno se hereda de manera tanto autosómica recesiva como ligada al cromosoma X. Condrodisplasia metafisaria tipo Schmid Acortamiento rizomélico de las extremidades, lordosis lumbar exagerada y rodillas anchas. Los estudios radiológicos muestran: metáfisis irregulares y deshilachadas, estrías óseas que se extienden hacia el cartílago epifisario, epífisis cuadradas y alteraciones en la osificación endocondral que mejoran con el reposo. Se transmite con carácter autosómico dominante y la estatura final varía entre 130 y 150 centímetros. El diagnóstico diferencial incluye raquitismos, sobre todo el resistente a la vitamina D. Condrodisplasia metafisaria tipo Jansen Estatura baja en extremo por acortamiento de las extremidades. Se desarrollan deformidades articulares con limitaciones en flexión de cadera y rodilla, así como ensanchamiento importante en los extremos de los huesos largos. En las radiografías se aprecia metáfisis con afección grave y simétrica caracterizada por ensanchamiento grave, imagen acopada y alteraciones en la calcificación que aparentan densidad mixta entre cartílago y hueso. Existen bandas escleras hasta las epífisis, las cuales son normales. La estatura final media es de 125 centímetros. El trastorno se transmite con carácter autosómico dominante. El diagnóstico diferencial debe incluir endocondromatosis (enfermedad de Ollier). Capítulo 12 • Displasias óseas Condrodisplasia metafisaria tipo Shwachman Neutropenia, insuficiencia pancreática y coxa vara progresiva. En las radiografías se observan alteraciones metafisarias proximales con esclerosis, que afectan con más frecuencia el cuello femoral. Se hereda con carácter autosómico recesivo. La estatura final varía entre 130 y 150 centímetros. El diagnóstico diferencial debe incluir fibrosis quística del páncreas. Condrodisplasia metafisaria tipo McKusik Extremidades muy pequeñas con mayor afección de las inferiores. El tronco también puede ser corto. Cabello fino, escaso, de color claro y frágil, incluso en cejas y pestañas. Además las manos y los pies son pequeños y los dedos presentan hiperextensión. Con frecuencia hay limitaciones para la flexión en codos, y los maléolos laterales son prominentes (fig. 12-7). 153 El estudio radiológico muestra: incurvamiento acentuado de huesos largos; metáfisis anchas, acopadas e irregulares sobre todo en rodillas y tobillos y en algunos sitios con quistes radiolúcidos; epífisis aplanadas; vértebras pequeñas en sentido sagital y posible acortamiento de la distancia interpeduncular a la altura lumbar. Asimismo, las costillas son cortas, mientras que el peroné es muy largo en su extremo distal. Las falanges medias son cortas y de forma triangular. Los pacientes pueden tener megacolon congénito, síndrome de malabsorción intestinal y fístula traqueoesofágica. La estatura final varía entre 110 y 145 centímetros. El trastorno se hereda con carácter autosómico recesivo. Discondrostenosis Estatura baja con acortamiento mesomélico de las extremidades, acompañada de limitaciones articulares en codo y muñeca, así como de hipoplasia mandibular. Las radiografías muestran: acortamiento de huesos largos más acentuado en antebrazo y piernas; pueden existir luxaciones en codos y muñecas. El trastorno se transmite de manera autosómica dominante. La estatura final varía entre 135 y 165 centímetros. Displasia tricorrinofalángica Alteraciones del cabello, el cual es fino y escaso; sin embargo, las cejas suelen estar engrosadas en su porción media. La nariz es grande y bulosa. En las radiografías se observan falanges cónicas con fusión prematura de pulgar, índice y meñique. Se transmite con carácter autosómico dominante. La estatura final varía entre 140 y 160 centímetros. Picnodisostosis Fig. 12-7. Condrodisplasia metafisaria tipo McKusik. Clínicamente existe macrocefalia, dolicocefalia con persistencia de la fontanela anterior, hipoplasia de la mandíbula, anemia y fracturas patológicas. Las radiografías muestran: opacidad ósea moderada, aplasia distal de las falanges e hipoplasia de clavículas. Se hereda con carácter autosómico recesivo. La estatura final varía entre 135 y 155 centímetros. Por otro lado, la sospecha de alteración primaria del esqueleto debe conducir a: 154 Sección III • Talla baja por diversos trastornos 1. Realizar una somatometría completa. 2. Solicitar un estudio radiológico completo que incluya: cráneo (anteroposterior, lateral y Towne), columna (anteroposterior y lateral), pelvis (anteroposterior) y huesos largos, manos y pies (anteroposterior). 3. Evaluar la presencia de restricción torácica que origine insuficiencia respiratoria, así como de inestabilidad atlantoaxil. 4. Integrar un diagnóstico presuncional e infor mar a los padres de la posibilidad diagnóstica. 5. Enviar al paciente a una institución de tercer nivel cuando no se cuenta con equipo multidisciplinario adecuado y con experiencia en el campo. 6. Luego del diagnóstico definitivo, evaluar las posibilidades terapéuticas para corregir las al teraciones ortopédicas y mejorar el pronóstico de estatura final. 7. Proporcionar consejo genético a la familia. LECTURAS RECOMENDADAS Beighthon P, Cremi B, Faure C et al. International nomenclature of constitutional diseases of bones. Ann Radiol 1983;26:457. Beighton P, Cremi BJ. Sclerosing bone dysplasias. New York: Springer-Verlag, 1980. Carnevale A, Espinosa LG, Mayen G, Takenaga MR, Lizalde YA, Grether GP, Armendares S. Displasias óseas. México: Academia Mexicana de Pediatría, 1990. Clark RN. Congenital dysplasias and dwarfism. Pediatr Rev 1990;12:149. Del Castillo RV. Padecimientos genéticos que semejan talla baja familiar. En: Calzada RL (ed). Variantes normales del crecimiento. México: INP, 1996:149. Díaz EG, Carnevale A, Mayen DG. Acondroplasia e hipocondroplasia: datos clínicos y radiológicos. Acta Pediatr Mex 1989;10:66. Gruhn JG, Gorlin RJ, Langer LO. Dyssegmental dwarfism. Am J Dis Child 1978; 132:382. Guízar JJV, Ramírez V. Alteraciones en el crecimiento y desarrollo esquelético. Displasias óseas. En: Guízar JJV (ed). Genética Clínica. 2a ed. México: El Manual Moderno, 1994:553. Horton W. Genetic heterogeneity in multiple epiphyseal dysplasia. Growth, Genetics and Hormones 1995; 11:7. Horton WA, Hall JG, Scott CI. Growth curves for height for diastrophic dysplasia, spondyloepiphyseal dysplasia congenita, and pseudoachondroplasia. Am J Dis Child 1982;136:316. Horton WA, Rotter JI, Rimoin DL. Standard growth curves for achondroplasia. J Pediatr 1978;93:435. Jones KL. Smith's recognizable patterns of human malformation. Philadelphia: WB Saunders, 1988. Kaufmann HJ (ed). Intrinsic diseases of bones. New York: Karger-Basel, 1973. Mayen DG, Carnevale A, Takenaga R, Lizalde A, Del Castillo V. Estudio clínico y radiológico de las enfermedades de la epífisis femoral. Rev Inv Clin 1991;43:364. Mullís PE, Patel MS, Brickett PM et al. Growth characteristics and response to growth hormone therapy in patients with hypocondroplasia. Clin Endocrinol 1991;34: 265. Pauli RM. Osteochondrodysplasia with mild clinical manifestations: a guide for endocrinologists and other. Growth, Genetics and Hormones 1995;11:1. Rimoin DL. International nomenclature of constitutional diseases of bone. J Pediatr 1978;93:614. Robinow M, Chumlea WC. Standard for limb bone lenght ratios in children. Radiology 1982;143:433. Shapiro F. Epiphyseal disorders. N Engl J Med 1987;317: 1702. Springer JW, Langer L, Wiedemann HR. Bone dysplasias: an atlas of constitutional disorders of skeletal development. Philadelphia: WB Saunders, 1974. Stanescu V, Stanescu R, Moroteaux P. Pathogenic mechanisms in osteochondrodysplasias. J Bone Joint Surg 1984;66:817. Taybi H, Lachman RS. Radiology of syndromes, metabolic disorders and skeletal dysplasias. 4th ed. Baltimore: Mosby, 1996. Capítulo 13 Talla baja familiar Todo ser humano tiende a expresar las características fenotípicas de sus ascendientes. La estatura no escapa a esta tendencia y, por tanto, debe asumirse que el crecimiento y desarrollo en condiciones óptimas implica una talla ideal que de no manifestarse señala la existencia de factores limitantes del estado de salud durante un lapso relativamente prolongado. Parece fácil establecer el diagnóstico de talla baja en familias que expresan como condición común una estatura inferior a dos desviaciones estándar por debajo de la media poblacional, con límites de 150 a 160 cm para los varones y 140 a 150 cm para las mujeres, y siempre y cuando reúnan una serie de constantes biológicas de crecimiento que se mencionan a continuación (fig. 13-1). Las características de crecimiento de estos individuos no deben diferir de las consideradas adecuadas para una población, y por lógica excluyen la existencia de alteraciones: 1. Estatura baja por lo menos en 50% de los adultos de dos generaciones previas, sin evidencias de enfermedad orgánica o social. 2. Velocidad de crecimiento superior a la percentila 25 o por lo menos superior a la percentila 10 de los modelos de referencia; por ello, la progresión de la estatura acumulada es paralela a la que se registra en los patrones o modelos poblacionales de referencia. 3. Edad biológica acorde con la edad cronológica, considerando por lo menos la maduración esquelética y sexual como representativa de la maduración somática en general. 4. Armonía en las proporciones corporales tanto longitudinales como transversales, y composición corporal similar a la referida en los modelos poblacionales. 5. El cálculo de la estatura final del niño debe en contrarse dentro de un intervalo considerado como posibilidad de variante fisiológica con respecto a la estatura de sus ascendientes y, por tanto, la estatura expresada desde los dos años de edad debe ser adecuada para el patrón de crecimiento familiar (fig. 13-2). 6. No debe existir evidencia flagrante de altera ción orgánica o social. Así entonces parece relativamente sencillo establecer el desarrollo de talla baja familiar; sin embargo, es conveniente explicar y detallar los puntos señalados como esenciales para el diagnóstico. ANTECEDENTES HEREDOFAMILIARES En relación con la estatura baja en los ascendientes genéticos de un niño es conveniente tomar en cuenta dos posibilidades: tienen menor capacidad de crecimiento en ausencia de enfermedad o bien padecen anomalía orgánica o psicosocial que limita el crecimiento de dos o más generaciones de la misma familia y que pasa desapercibida por su carácter prevalente y endémico en el grupo sociocultural en cuestión. La primera posibilidad supone que los individuos son "sanos", por lo que la estatura baja podría ser secundaria a secreción diaria de hormona de crecimiento menor a la habitualmente presente en la mayoría de la población y sin vínculos con alteraciones orgánicas o funcionales hipotalamohipofisarias. De hecho hay evidencias de que los individuos ubicados cerca de la percentila 3 poblacional de estatura acumulada también muestran secreción diaria de hormona de crecimiento menor a la observada en individuos que se encuentran en la per155 156 Sección III • Talla baja por diversos trastornos Fig. 13-1. Crecimiento característico de la talla baja familiar. centila 50, y que aun éstos secretan menor cantidad de hormona de crecimiento que quienes se sitúan en la percentila 97; esto ha llevado a considerar que la herencia de estatura se determina por la capacidad de secreción diaria de hormona de crecimiento. Sin embargo, no es sencillo afirmar la exactitud de esta condición fisiológica debido a los siguientes datos: 1. Aunque ciertos estudios demuestran una tendencia familiar caracterizada por un patrón de secreción de hormona de crecimiento inferior al habitual para la población, el problema consiste en definir los límites de la normalidad. Los estudios de secreción espontánea, en varias ocasiones y a un mismo sujeto, encuentran variaciones importantes entre dos o más días; asimismo, se carece de estudio prospectivo y longitudinal que demuestre que todos los integrantes de una o varias familias con estatura baja "fisiológica" mantienen secreción hormonal espontánea constante (patrón integrado de 24 horas, patrón integrado durante el sueño, hormona de crecimiento urinaria), aunque es cierto que en edades prepubescentes es más usual encontrar correlación entre la secreción espontánea de hormona de crecimiento y la velocidad de crecimiento durante esa etapa. Esto es cuestionable porque múltiples estudios refieren falta de correlación entre la secreción espontánea de un día al azar y la velocidad de crecimiento, tanto en individuos con estatura normal como en niños con talla baja familiar. 2. Una situación similar a la anterior se presenta al analizar la respuesta a pruebas de estimulación farmacológica con hormona liberadora de hormona de crecimiento, hipoglucemia inducida por insulina, arginina, L-dopa, clonidina y otras, en dos o más días elegidos al azar. Las variaciones de respuesta al mismo fármaco por parte de un mismo sujeto son de hasta 40 a 50% en términos de elevación o no y de concentraciones máximas de hormona de crecimiento. Asimismo, las variaciones de fármaco a fármaco pueden ser incluso de 70%, lo cual puede conducir hacia el diagnóstico de "deficiente" o "insuficiente" para la secreción de hormona de crecimiento en más de 30% de los Capítulo 13 • Talla baja familiar 157 Fig. 13-2. Crecimiento estatural con respecto a la talla baja familiar, acorde con la estatura familiar epigenotípica. pacientes, a pesar de que éstos carezcan de alteraciones del crecimiento. 3. La diferencia de estatura entre los individuos con talla baja familiar y aquéllos con estatura normal para la población podría deberse no a la capacidad de secreción hipofisaria de hormona de crecimiento, sino a la respuesta celular a concentraciones similares de hormona de crecimiento. Actualmente, en niños con estatura baja fisiológica se sabe poco sobre la capacidad de respuesta celular a la propia hormona (libre o unida a su proteína transportadora), y a las somatomedinas o factores de crecimiento tipo insulina (libres o unidos a sus proteínas transportadoras). Sin embargo, hasta en 40% de los niños estudiados con crecimiento normal es evidente la falta de correlación entre los picos de secreción de hormona y las concentraciones de su proteína transportadora, o entre la hormona y la concentración de factor de crecimiento tipo insulina-1 o de proteína transportadora-3 de factor de crecimiento tipo insulina-1; por ello, desde el punto de vista teórico puede asumirse que existen diferencias (¿ge- néticas?) en la eficacia con que la hormona promueve el crecimiento. En algunos pacientes con talla baja familiar que poseen enfermedad orgánica o social, o de ambos tipos, se ha evidenciado aumento en la secreción de somatostatina (tono), mientras que en otros se ha encontrado disminución del tono adrenérgico o serotoninérgico. Cualquiera de estas variaciones aisladas o en conjunto explicarían la disminución en la secreción integrada de hormona de crecimiento; pero otros estudios han mostrado que con el mejoramiento del afecto recíproco entre el paciente y sus padres se modifican esos neurotransmisores y se "normaliza" la secreción de hormona de crecimiento; esto último pone en entredicho la ausencia de trastorno en estas familias y deja entrever que la deprivación emocional e incluso el maltrato físico pueden transmitirse como características socioculturales de generación en generación, sin que se detecte anormalidad en ellas. Se han encontrado situaciones similares en el balance de neurotransmisores hipotalámicos al mejorar el equilibrio energético-proteínico y al detectar atopía 158 Sección III • Talla baja por diversos trastornos respiratoria o digestiva e intolerancias alimentarias parciales. Lo anterior evidencia la necesidad de realizar una encuesta encaminada a discernir la calidad de la nutrición en poblaciones donde es posible que el equilibrio nutricio sea subóptimo, bajo el riesgo de pasar por alto las alteraciones biológicas porque en esas condiciones es frecuente que el nivel cultural de la familia sea insuficiente y ello dificulta que sus integrantes reconozcan la situación prevalente que ha afectado a varias generaciones y se ha convertido en un modus vivendi aceptado como normal. Esto también es válido durante el análisis de las condiciones higiénicas de preparación y preservación de los alimentos que coadyuvan al desarrollo de parasitosis endémicas o epidémicas (p. ej., la giardiasis) que a su vez pueden limitar el crecimiento sin dar lugar a signos o síntomas agregados. Los aumentos de estatura en familias que cambian su habitat y mejoran sus condiciones de alimentación, educación y escolaridad hacen dudar de la condición "fisiológica" de la talla baja familiar. Por otro lado, es necesario considerar que los varones con estatura baja por lo general se casan con mujeres más bajas que ellos, sin importar la existencia de estados patológicos condicionantes de un crecimiento subóptimo; asimismo, cuando no se investiga al respecto es fácil determinar de manera errónea que existe una tendencia familiar "fisiológica" para expresar una estatura menor a la habitual para la población. Desde el punto de vista estadístico, si los padres y hermanos de un niño tienen talla baja la posibilidad de que éste también tenga estatura pequeña es de 50%; esa posibilidad es de 25% si sólo los abuelos y los tíos muestran esa alteración, y se reduce a 12.5% si únicamente los primos lo hacen. Sin embargo, cuando todos los familiares tienen estatura baja, la probabilidad de que el paciente exprese un crecimiento limitado es de 92.5%, pero no de 100%, lo cual señala la posible influencia de múltiples factores en la talla baja familiar. De ese modo, hasta no demostrar lo contrario debe considerarse que la talla baja familiar es secundaria a un estado patológico biológico, psicológico y social. VELOCIDAD DE CRECIMIENTO La progresión del crecimiento momento a momento se vincula directamente con el estado de salud, de modo que una velocidad de crecimiento normal sólo puede lograrse ante ausencia real de enfermedad. Cuando los niños pertenecientes a una familia con estatura baja desarrollan velocidad de crecimiento consistentemente normal existe razón para asegurar que mantienen un buen estado de salud (fig. 13-3). Sin embargo, es necesario estar conscientes de las dificultades que implica considerar "normal" la velocidad de crecimiento de un individuo, para lo cual es indispensable tomar en cuenta por lo menos dos características: 1. Diversos estudios señalan que en "términos generales" cualquier niño situado en la percentila 3 de estatura acumulada, o por debajo de ésta pero de manera paralela, desarrolla una velocidad de crecimiento superior a la señalada en la percentila 25 para este parámetro; por ello se ha propuesto este límite como diagnóstico de normalidad del crecimiento anual. Sin embargo, la aceptación de esta premisa conduce a concluir que la cuarta parte de los individuos considerados normales en una población expresan en realidad un crecimiento subóptimo, lo cual pone en entredicho la veracidad de la información contenida en las gráficas de velocidad de crecimiento. Por otro lado, también debe "uestionarse si 25% de una población que muestra una característica común es anormal o posee una variante fisiológica normal. 2. La velocidad de crecimiento de un organismo depende de la ganancia de masa entre dos momentos; en consecuencia, para que ocurra un aumento proporcional y equivalente entre dos sujetos de la misma edad pero con distinta estatura se requiere que el de menor volumen inicial desarrolle una velocidad de crecimiento más baja para lograr un incremento fisiológico. Si esto es cierto, entonces un niño con estatura baja puede mantener velocidades de crecimiento menores que las observadas en otros más altos, y ser completamente normal. Así, la velocidad de crecimiento que se sitúa por arriba de lo esperado para lograr un incremento fisiológico de la masa podría significar un crecimiento de recuperación, lo cual no ocurre en niños sanos con talla baja familiar que no tienen que recuperarse de algún estado patológico. En la actualidad también se ha puesto en duda que una enfermedad orgánica modifique la velocidad de crecimiento a tal grado que sea ostensible su reducción, ya que en algunos estudios de población escolar aparentemente sana el análisis de esa velocidad ha sido insuficiente para identificar a los niños con trastornos de reciente adquisición como enfermedad celiaca, hipotiroidismo e intoxicación por plomo, o bien enfermedades congénitas del tipo de síndrome de Noonan y neurofibromatosis; en Capítulo 13 • Talla baja familiar 159 Fig. 13-3. Velocidad de crecimiento cuando hay la talla baja familiar. cambio, el análisis de la estatura baja sí muestra sensibilidad en ese sentido. Así, por ejemplo, algunos pacientes con enfermedad celiaca y padres de estatura baja habían sido considerados portadores de talla baja familiar, y sólo el estudio de anemia leve evidenció el trastorno intestinal que además compartían con el padre o la madre. La tendencia familiar de crecimiento se establece entre los 6 y 24 meses de vida extrauterina; por ello es posible encontrar velocidades de crecimiento bajas en niños menores de dos años de edad que observaron crecimiento intrauterino mayor del esperado para el genotipo familiar y que a partir de esa edad inician un ajuste "fisiológico" hacia el canal de crecimiento familiar. Parece pues evidente que una velocidad de crecimiento normal no descarta de manera categórica la existencia de enfermedad, y un niño con talla baja puede crecer por debajo de la percentila 25 sin que esto represente anomalía individual. Esto obliga a analizar cada caso de manera particular. EDAD BIOLÓGICA ACORDE CON LA EDAD CRONOLÓGICA La edad biológica acorde con la edad cronológica es una característica muy constante en los niños con talla baja familiar, pero es necesario considerar algunos aspectos relativos a la evolución de la maduración somática: 1. No todos los individuos muestran concordancia entre los diversos factores que contribuyen al análisis de la edad biológica. La edad ósea y el volumen gonadal tienden a mantener una relación estrecha y directamente proporcional en tre sí (correlación de 0.85 a 0.9), de tal manera que las modificaciones en sólo uno de los dos parámetros puede indicar el desarrollo de en fermedad orgánica, sobre todo en edades prepubescentes; sin embargo esa correlación disminuye incluso hasta 0.6 luego del inicio del desarrollo sexual. 2. La edad dental muestra una correlación prepubescente de 0.6 a 0.7 con la edad ósea y el volumen gonadal, y por ello es menos utilizada. Esto se explica porque la secuencia cronológica de aparición y pérdida de piezas temporales, y la aparición de las permanentes puede variar hasta en 6 a 12 meses en individuos con la misma edad ósea y el mismo volumen gonadal. 3. Como se menciona en capítulos anteriores, la progresión de la edad ósea es constante para 160 Sección III • Talla baja por diversos trastornos cada núcleo de crecimiento analizado, pero variable para el conjunto total de núcleos de un individuo en relación con otros. Así entonces, para definir la normalidad o anormalidad en la maduración esquelética, es necesario analizar cada caso en particular y de manera ideal utilizar el método de Tanner-Whitehouse en su segunda versión. 4. El aumento de volumen testicular es constante para cada individuo, pero difiere con respecto a lo observado en otros. El uso de métodos subjetivos en el análisis del crecimiento gonadal, como pudiera ser el orquidómetro de Prader, dificulta aún más la comparación. Por otro lado, las variaciones en la velocidad de crecimiento testicular son más acentuadas al iniciar la pubertad y, por tanto, menos sensibles para el estudio de la maduración biológica. ARMONÍA Y COMPOSICIÓN CORPORALES En todos los estudios realizados en individuos con talla baja familiar es evidente que las proporciones corporales son adecuadas para la edad cronológica; sin embargo es importante señalar algunas limitaciones al respecto: 1. La descripción de las relaciones de segmentos y subsegmentos corporales se han realizado en individuos con estatura normal, por lo que las variaciones en la estatura pueden producir modificaciones en la armonía sin que ello represente una alteración. 2. En un niño con retraso de crecimiento intrauterino, el segmento superior (tórax) se afecta más que el segmento inferior; en ausencia de crecimiento de recuperación también se retrasa la proporcionalidad corporal con respecto a la edad cronológica, que puede normalizarse hasta cuando se alcanza la estatura definitiva. La talla baja familiar, en su caso, debe tomarse en cuenta durante la evaluación de la armonía corporal. 3. En un paciente con alteraciones nutricias u orgánicas, el crecimiento del segmento inferior está más limitado que el del tórax. Aunque éste puede ser un dato útil para establecer la diferencia entre talla baja familiar fisiológica y patológica, el retraso de crecimiento intrauterino puede originar neutralización en la disarmonía prevista y ocultar el desarrollo de enfermedades posnatales. 4. Existen muy pocos trabajos prospectivos y longitudinales que muestren cambios en la com- posición corporal de niños con talla baja familiar. Sin embargo, la comparación de la composición corporal con los hallazgos habituales para una población "sana" obliga a recordar que, en contraste con lo que se observa en otros países, la población latinoamericana tiende a poseer mayor masa magra (muscular) en relación con el tejido adiposo; por ello esas comparaciones deben realizarse con cautela, en especial durante el análisis del estado nutricio y proteínico por el porcentaje de tejido magro en extremidades. AUSENCIA DE ENFERMEDAD El examen clínico del paciente con frecuencia es insuficiente para demostrar un buen estado de salud. En condiciones de estatura normal, el análisis de la progresión del crecimiento puede representar un signo muy útil de la presencia o ausencia de enfermedades; pero en niños con estatura baja se pierde esta oportunidad. Es importante recordar que algunos exámenes básicos de laboratorio ayudan a complementar la impresión clínica. Entre ellos se sugieren: biometría hemática, análisis parasitológico de heces, examen general de orina, electrólitos séricos incluyendo bicarbonato y en las mujeres, en particular, urocultivo. Las evidencias de alteración nutricia sin que la ingestión de alimentos sea insuficiente (anemia leve, microcitosis, albúmina o transferrina en límites bajos, etc.) deben conducir a investigar en primer lugar el desarrollo de enfermedades inflamatorias intestinales e intolerancias alimentarias, y en segundo lugar infecciones poco sintomáticas (senos paranasales, vías urinarias, infestaciones intestinales y, en mujeres, aparato genital). No debe de pasarse por alto la palpación de la glándula tiroides y el interrogatorio intencionado y dirigido en busca de hipofunción tiroidea. La detección de alguna situación anómala debe investigarse hasta descartar complicaciones secundarias. Por ejemplo, luego de encontrar infección de vías urinarias es importante evaluar la conveniencia de buscar reflujo vesicoureteral, malformaciones renales e incluso alteraciones en la función glomerular y en la función tubular, antes de considerar terminado el abordaje y definir por ende el tratamiento necesario. Con base en lo anterior, después de sospechar la existencia de talla baja familiar y antes de definir el crecimiento como una característica "fisiológica" que no requiere tratamiento para mantener un buen estado de salud, es necesario demostrar la Capítulo 13 • Talla baja familiar 161 Fig. 13-4. Efecto adverso del uso de andró-genos en pacientes con talla baja familiar: estatura final lograda en comparación con la esperada. ausencia de factores modificadores del crecimiento orgánicos y psicosociales y comprobar la normalidad en la progresión del crecimiento por medio de la observación prospectiva y cuidadosa, asi como del análisis de la talla acumulada, la velocidad de crecimiento y la maduración somática (edad biológica y proporcionalidad corporal). En un paciente sin anomalía demostrable, la modificación positiva de la estatura final esperada es difícil, cuestionable e implica un costo económico elevado, y en algunos pacientes la aplicación de medidas empíricas o con conocimientos insuficientes ocasiona una menor estatura final (fig. 13-4). Algunos grupos de pacientes con talla baja familiar que han sido tratados con hormona de crecimiento humana biosintética a dosis de 1 U/kg/ semana, han mostrado que la velocidad de crecimiento aumenta de 2 a 4 cm/año hasta en 50% de los pacientes. Sin embargo, aún no existen datos confiables para evaluar si la ganancia de estatura es un acontecimiento "temporal" y si una vez suspendida la aplicación del medicamento ocurre "desaceleración fisiológica del crecimiento" sin modifica- ción de la estatura final, o bien si en efecto se gane estatura al terminar el periodo de crecimiento. LECTURAS RECOMENDADAS Albertsson KW, Rosberg S, Isaksson O, Westphal O. Secretory pattern of growth hormone in children of differing growth rates. Acta Endocrinol 1983;103:272. Allen DB, Brook CGD, Bridges NA, Hindmarsh, Guyda HJ, Frasier D. Therapeutic controversies: growth hormone (GH) treatment of non-GH deficient subjects. Clin Endocrinol Metab 1994;79:1239. Audi L, Granada M, Carrqascosa A. Growth hormone secretion assessment in the diagnosis of short stature. J Pediatr Endocrinol Metab 1996;9:313. Butenandt O. Diagnostic value of growth hormone releasing hormone tests in short children. Acta Paediatr Scand 1989;349:3. Carlsson LMS, Attie KM, Compton PG, Vitangeol RV, Merimee TJ. Reduced concentration of serum growth hormone-binding protein in children with idiopathic short stature. J Clin Edocrinol Metab 1994;78:1325. Castillo CD, Garcia H, Venegas P, Torrealba 1, Panteón E, Concha N, Pérez P. Zinc supplementation increases 162 Sección III • Talla baja por diversos trastornos growth velocity of male children and adolescents with short stature. Acta Paediatr 1994;83:833. Drug and Therapeutics Committee of the Larson Wilkins Pediatric Endocrine Society. Guidelines for the use of growth hormone in children with short stature. J Pediatr 1995;127:857. García LM. Abordaje diagnóstico en el paciente con sospecha de talla baja familiar. En: Calzada RL (ed). Variantes normales del crecimiento. México: INP, 1996:173. Ghigo E, Arvat E, Nicolosi M, Bellone J, Valetta M, Mazza E, Imperiale E, Procopio M, Ghigo M, Camanni F. Acute clonidine administration potentiates spontaneous diurnal, but not nocturnal, growth hormone secretion in normal short children. J Clin Endocrinol Metab 1990;71: 433. Goddard AD, Covello R, Shiuh-Ming L, Clackson T, Attie KM, Gesundheit N, Rundle AC, Well JA, Carlosson LMS. Mutations of the growth hormone receptor in children with idiopathic short stature. N Engl J Med 1995;333:1093. Greco L, Power C, Peckham C. Adult outcome of normal children who are short or underweight at age 7 years. British Med J 1995;310:696. Grunt JA, Schwartz ID. Growth, short stature and use of growth hormone: considerations for the practicing pediatrician. Curr Probl Pediatr 1992;Oct:390. Hopwood HI, Hintz RL, Gertner JM. 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Preece MA. The genetic contribution of stature. Horm Res 1996;45:56. Ranke MB. Towards a consensus on definition of idiopathic short stature: summary. Horm Res 1996;45:64. Roberts DF. Genetics of growth. Br Med Bull 1981;37:239. Sandrini R. Talla baja familiar. En: Calzada RL (ed). Variantes normales del crecimiento. México: INP, 1996: 133. Tassoni P, Cacciari E, Cau M, Colli C, Tosi M, Zucchini S, Cicognani A, Pirazzoli P, Salardi S, Balsamo A, Frejaville E, Cassio A, Zappulla F. Variability of growth hormone response to pharmacological and sleep tests performed twice in short children. J Clin Endocrinol Metab 1990;71:230. Zadik Z, Chalew SA, Raiti S, Kowarski AA. Do short children secrete insufficient growth hormone? Pediatrics 1985;76:355. Capítulo 14 Retraso constitucional del crecimiento El proceso de maduración somática, encaminado a obtener 100% del tamaño y la función, es un fenómeno poco entendido hasta el momento actual y sus determinantes en términos de regulación son prácticamente desconocidos. Algunos estudios sugieren que la disminución en el aporte y concentración hipotalámica de esteroides sexuales, durante los cuatro a seis primeros meses de la gestación, origina menor capacidad de respuesta de los receptores adrenérgicos alfa-2 con la consecuente disminución en la secreción de hormona liberadora de hormona de crecimiento y aumento de somatostatinas. Esto puede producir una secreción circadiana espontánea de hormona de crecimiento menor de la esperada, aunque no por fuerza distinta a la encontrada en la población "sana"; en consecuencia, los afectados muestran respuestas neurohormonales dentro de lo "habitual", que sin embargo son inferiores a las correspondientes a la capacidad del organismo. Lo anterior puede explicar la disminución en la secreción espontánea de hormona de crecimiento en algunos pacientes, pero no representa un dato concluyente sobre el control de la "velocidad de maduración" y tampoco se ha demostrado que esta velocidad mantenga una relación directamente proporcional con concentraciones de hormona de crecimiento, de hormona liberadora de hormona de crecimiento o de somatostatina. No obstante lo antes mencionado, se puede constatar que los seres humanos alcanzan gradientes de maduración similares en edades cronológicas muy variadas, y la estatura acumulada para una misma edad cronológica es diferente entre los individuos que no desarrollan el mismo patrón de ma- duración puesto que el crecimiento ocurre en función de dicha maduración. La estatura final de un individuo, en ausencia de enfermedad, concuerda con la expresada por su familia, pero el momento en que se termina el crecimiento y, por tanto, se alcanza la talla final puede variar hasta en cuatro años cronológicos. Existen múltiples posibilidades y manifestaciones de un patrón de maduración diferente a lo "habitual" que no implica la existencia de una alteración y se considera, por tanto, "variante normal del crecimiento"; sin embargo, para fines prácticos de estudio y vigilancia es necesario agrupar en estados sindromáticos a los individuos con ese patrón. El retraso constitucional del crecimiento se manifiesta en individuos cuyo ritmo de maduración es consistentemente más lento que el "habitual" para la población general, y se caracteriza por lo siguiente: 1. Antecedentes heredo familiares de patrón retrasado de maduración con estaturas finales normales para las características genéticas. 2. Estatura normal al nacer y durante los primeros 12 a 24 meses de la etapa extrauterina de la vida. 3. Disminución de la velocidad de crecimiento durante 1 a 2 años que se manifiesta por lo general entre los 24 y los 48 meses de edad, lo cual origina estatura menor a la esperada para las características familiares e incluso inferior a las percentilas habituales de distribución poblacional de la estatura. 4. Posterior a esta etapa, la velocidad de crecimiento se normaliza y la estatura progresa de 163 164 5. 6. 7. 8. 9. Sección III • Talla baja por diversos trastornos manera paralela a las percentilas poblacionales, aunque por lo general en límites bajos o incluso por debajo de éstos. Los parámetros utilizados para evaluar la maduración somática (edad esquelética, edad dental, edad genital y edad sexual) evidencian retardo de ésta en relación con lo esperado para la edad cronológica, así como progreso normal. Las proporciones corporales son armónicas y adecuadas para la edad biológica, pero inadecuadas si se les compara con las esperadas para la edad cronológica. La pubertad se presenta en edades cronológicas más avanzadas en relación con lo observado en la población general, pero su progresión y término son normales. En promedio, la estatura final se alcanza dos e incluso cuatro años después de lo observado en el resto de la población, y se sitúa sin variación dentro de los límites esperados para las características epigenéticas familiares (fig. 14-1). Se carece de evidencia actual o pasada de enfermedad orgánica afectiva o social capaz de limitar el crecimiento. Aunque el diagnóstico adecuado de retraso constitucional del crecimiento debe realizarse por exclusión, es bastante fácil de establecer si se toman en cuenta los parámetros mencionados con sus respectivas consideraciones. ANTECEDENTES HEREDOFAMILIARES DE RETRASO CONSTITUCIONAL Es difícil que los padres informen acerca de las estaturas que observaron a lo largo de su propio crecimiento para comprobar la existencia de patrón sugestivo de maduración lenta, pero durante el interrogatorio se ha encontrado estatura baja en la etapa preescolar y hasta el inicio de la pubertad, la cual hasta en 60 a 90% de los pacientes se tuvo de manera tardía en relación con los compañeros de escuela. Es indispensable determinar si el padre y la madre alcanzaron la estatura adecuada para sus características familiares, por lo que la estatura actual de ambos se compara con la de sus respectivos hermanos y padres, de acuerdo con la siguiente fórmula: Fig. 14-1. Curva de crecimiento característica del retraso constitucional del crecimiento. Capitulo 14 • Retraso constitucional del crecimiento Padre: talla media familiar + 6.5 cm Madre: talla media familiar - 6.5 cm La talla media familiar se obtiene por el promedio de estatura de los abuelos del paciente. Así, por ejemplo, cuando en la rama paterna el abuelo mide 173 cm y la abuela 160 cm, se espera una estatura de 173 cm para el padre con variaciones permitidas de 4 cm más o 4 cm menos (169 a 177 cm); si en la rama materna el abuelo mide 178 cm y la abuela 163 cm, se espera una estatura de 164 cm, con 160 a 168 cm como límites máximos tolerados. Los padres que desarrollan un patrón retrasado de crecimiento y poseen estatura final inferior a la esperada para las características de los abuelos, o bien menor a la alcanzada por los hermanos de su mismo sexo, deben someterse a estudios para investigar anomalías orgánicas heredadas o factores ambientales y afectivos limitantes del crecimiento y que pudieran haberse transmitido de una generación a otra. El retraso constitucional del crecimiento se transmite por un patrón mendeliano de herencia, y se comporta de manera autosómica dominante. En la población general, existe 50% de probabilidad de encontrar uno o más sujetos afectados en una sola familia y 29% de hallarlo en ambas. La ausencia de antecedentes familiares de maduración lenta obliga a descartar enfermedad en el niño, y a considerar la existencia de limitación secundaria del crecimiento hasta que no se demuestre lo contrario. ESTATURA NORMAL AL NACER Los pacientes con retraso constitucional siempre poseen estatura normal al nacer. La estatura menor a la esperada para la edad gestacional sugiere el desarrollo de retraso de crecimiento intrauterino disarmónico. En este caso, la ausencia de crecimiento de recuperación durante los primeros cuatro meses de edad conduce a un patrón retrasado de crecimiento muy similar al observado en el retraso constitucional (velocidad de crecimiento normal, edad biológica retrasada y estatura baja), pero el pronóstico de estatura final es inferior al esperado para las características epigenéticas de la familia. El retraso intrauterino de crecimiento diagnosticado al momento del nacimiento que no muestra patrón de recuperación a pesar de la aplicación de medidas terapéuticas adecuadas debe estudiarse en relación con alteraciones genéticas, ya que cuando las entidades patológicas maternas o placentarias 165 dejan de actuar sobre un organismo sano también permiten la recuperación ad integrum de la homeostasis del crecimiento. En estos pacientes, en especial desde los tres años de edad, es posible observar un patrón retrasado de crecimiento que es indispensable diferenciar del retraso constitucional del crecimiento de acuerdo con el antecedente de estatura baja en el momento del nacimiento. DISMINUCIÓN DE LA VELOCIDAD DE CRECIMIENTO El análisis retrospectivo y la reconstrucción del patrón de crecimiento del paciente con sospecha de retraso constitucional permiten observar con facilidad un progreso de estatura paralela a las percentilas poblacionales y velocidad de crecimiento actual normal luego de un periodo de disminución de esa velocidad con el consecuente retraso de estatura que situó al paciente por debajo de lo esperado genéticamente (fig. 14-2). No obstante lo anterior, esa evaluación se dificulta cuando el ajuste de maduración se produce durante el análisis del paciente, es decir, el crecimiento del paciente atraviesa las siguientes etapas consecutivas: 1. La velocidad de crecimiento disminuye, sin acompañarse de retraso en la edad biológica (ósea, dental, genital y sexual). 2. La velocidad de crecimiento continúa baja y la maduración biológica empieza a retrasarse. 3. La velocidad de crecimiento tiende a normalizarse, pero la maduración biológica continúa en progresión con más lentitud de lo esperado. 4. La velocidad de crecimiento se mantiene normal y la maduración biológica progresa a un ritmo normal, de manera que se mantiene un retraso constante en relación con la edad cro nológica. Las tres primeras etapas no se consideran características del patrón retrasado de crecimiento y sí en cambio de un patrón atenuado (indicador invariable de enfermedad con afección moderada a grave); por tanto, aunque existan antecedentes heredofamiliares de retraso constitucional del crecimiento, es obligado investigar la posibilidad de anomalía limitante del crecimiento, ya que el paciente pudo haber heredado una variante normal pero también es posible que padezca enfermedades intercurrentes capaces de detener el crecimiento y la maduración. Aunque el patrón retrasado de crecimiento puede empezar a manifestarse a partir de los 12 166 Sección III • Talla baja por diversos trastornos Fig. 14-2. Patrón característico de la velocidad de crecimiento en el retraso constitucional del crecimiento. meses, lo habitual es que se observe la siguiente secuencia en el crecimiento posnatal: 1. Durante los primeros cuatro a seis meses de la vida es posible observar un crecimiento acelerado que sitúa la longitud del paciente en percentilas progresivamente más altas: por ejemplo, al nacer mide 48 cm, que corresponden a la percentila tres, y a los seis meses de edad tiene una longitud de 69 cm que corresponde a la percentila 90. Hasta que no se demuestre lo contrario, debe considerarse que hubo retraso de crecimiento intrauterino y recuperación posterior adecuada; la falta de esta última indica posible crecimiento prenatal adecuado que no requirió de recuperación, o bien retraso de crecimiento intrauterino de intensidad leve que no fue detectado y tratado. En los primeros seis meses de la vida posnatal, e incluso hasta el término del primer año, la regulación del crecimiento mantiene características fetales; es decir, el factor determinante más importante para una progresión adecuada es el estado nutricio y la ausencia de alteraciones genéticas. 2. A partir de los 12 meses de edad (aunque pue de observarse desde los seis meses) ocurre un "ajuste genético" del crecimiento cuya finalidad es situar la longitud del paciente en la correspondiente para sus características familiares. Así, los niños que al año de edad muestran estatura menor de la esperada aceleran de modo transitorio su velocidad de crecimiento hasta alcanzar la "percentila media familiar", mientras que aquéllos con longitud mayor muestran reducción temporal de la velocidad de crecimiento hasta alcanzar la percentila genéticamente adecuada. La duración de este periodo es variable y la aceleración se inicia por un lado alrededor de los 12 meses, mientras que la desaceleración ocurre por otro lado a partir de los 18 meses; pero en términos generales y para ambos casos, el ajuste termina entre los 24 y 28 meses de edad. 3. Desde los dos años de edad, y por lo general hasta los cuatro años, ocurre el denominado "ajuste de maduración" en el que se evidencia el inicio de retraso constitucional de acuerdo con las características hereditarias (siguiendo las cuatro etapas antes mencionadas). Cualquier paciente tiene posibilidades de mostrar recuperación de retraso intrauterino, seguida por un ajuste genético y después por un ajuste de ma- Capítulo 14 · Retraso constitucional del crecimiento duración; por ello en algunas ocasiones es diñcil establecer la "normalidad" del crecimiento, ya sea mediante seguimiento prospectivo o por análisis retrospectivo, y se requiere descartar enfermedades orgánicas, sociales y afectivas. En conclusión, el diagnóstico de retraso constitucional del crecimiento se emite sólo tras haber "excluido" la existencia de factores modificadores del crecimiento. CRECIMIENTO DESDE LOS CUATRO AÑOS HASTA EL INICIO DE LA PUBERTAD El crecimiento se realiza normalmente luego del ajuste de maduración, es decir: 1. La velocidad de crecimiento se mantiene por arriba de la percentila 10 de la población. 2. La estatura progresa de modo normal y sus incrementos muestran un patrón paralelo a las percentilas poblacionales, aunque puede situarse incluso por debajo de la percentila 3 o más de dos desviaciones estándar por abajo del promedio. 3. Los parámetros para analizar la maduración biológica (edades ósea, dental, sexual y genital) progresan a una velocidad normal, por lo que mantienen un retraso constante en relación con la edad cronológica (por lo general de dos a tres años). La "ganancia de crecimiento" es decir el incremento en centímetros y el gradiente de maduración biológica lograda en el término de un año son normales por completo, y si se toman como única base de valoración señalan la normalidad en el control neuroendocrino del crecimiento. Los estudios realizados en relación con el sistema de la hormona del crecimiento encuentran: 1. La secreción de hormona de crecimiento inducida por fármacos (clonidina, insulina, etc.) y hormona liberadora de hormona de crecimiento muestra respuestas similares a las observadas en niños que se ubican por arriba de la percentila 50 de estatura acumulada y de la percentila 25 de velocidad de crecimiento y que además mantienen una edad biológica acorde con la cronológica. 2. La secreción espontánea de hormona de crecimiento, analizada mediante la determinación del patrón de 12 horas (nocturno) o de 24 horas, o bien mediante la eliminación urinaria de hormona de crecimiento, es semejante a la descrita para niños con crecimiento normal. Sin 167 embargo, algunos estudios han demostrado disminución leve de este parámetro a partir de los 10 a 12 años de edad. 3. Las concentraciones séricas de factor de crecimiento tipo insulina-1 y de proteína transportadora de factor de crecimiento tipo insulina-3 son similares a las descritas para población sana, lo que indica que la acción de la hormona de crecimiento a nivel periférico se realiza de manera adecuada. En pacientes de más de 10 años, las concentraciones séricas de factor de crecimiento tipo insulina-1 son menores de las esperadas para la edad cronológica, pero acordes con la edad ósea. Así entonces, un paciente con retraso constitucional del crecimiento mantiene un crecimiento paralelo a los parámetros poblacionales desde los cuatro años y hasta los 10 años en mujeres o 12 años en varones, y durante esta etapa no se espera una aceleración espontánea, por lo que el niño adquiere de modo constante una estatura más baja que la de la mayoría de sus compañeros, pero con velocidad de crecimiento normal. De hecho, la aceleración espontánea del crecimiento con el consecuente progreso más rápido de estatura obliga a investigar la existencia de: 1. Patrón retrasado de crecimiento "patológico", es decir, secundario a una-enfermedad que-no se diagnosticó, y que de alguna manera se resolvió espontáneamente, permitiendo un crecimiento de "recuperación". 2. Una aceleración patológica de la maduración, originada por un proceso de pubertad precoz u otro-trastorno que de manera-anómala produce esteroides sexuales (hiperplasia suprarrenal de presentación tardía, carcinoma suprarrenal, quistes ováricos, tumores gonadales, etc.) u hormona de crecimiento (adenomas hipofísarios, síndrome de McCune-Albright, etc.). MADURACIÓN BIOLÓGICA Los parámetros para analizar el gradiente de maduración biológico presentan y mantienen una relación proporcional con la edad cronológica en que el paciente alcanza la estatura acorde con el patrón familiar de crecimiento. 1. El estudio mas difundido se refiere al análisis del gradiente de maduración esquelética, que analiza los denominados "núcleos de crecimiento" que se visualizan en distintas regiones anatómicas. El método de más uso es la 168 Sección III • Talla baja por diversos trastornos valoración de los 30 núcleos de la mano. De éstos, la mano contiene el conjunto de cartílagos de crecimiento de las falanges y metacarpianos y de los huesos cortos del carpo. La comparación de estos núcleos con lo esperado para la edad cronológica permite demostrar que existe un retraso de dos a tres años en la mayoría de los pacientes, aunque hay que considerar las siguientes características: A. Cada núcleo de crecimiento muestra una secuencia inalterable de maduración, pero independiente de la de otros núcleos, por lo que sólo en las manos pueden existir 30 distintas secuencias. Esto significa la posibilidad de que los pacientes con retraso en la maduración muestren diferencias en cuanto a la presencia de los núcleos, incluso es posible que posean algunos de los correspondientes para una determinada edad cronológica y carezcan de otros que por lo general ya debieron aparecer para este momento. B. Existen diferencias respecto de la edad de aparición de los núcleos de crecimiento entre una población y otra, y en particular entre estratos socioeconómicos bajos y altos de una misma población con patrones de maduración ligeramente distintos, por lo que la comparación mediante estudios extranjeros (en especial los métodos de Greulich-Pyle y de Tanner-Whitehouse) puede evidenciar variaciones que deben analizarse en función de cada caso específico. C. Aunque se carece de estudios prospectivos que permitan analizar el momento en que la maduración esquelética se detiene o progresa con más lentitud, lo habitual es que esto ocurra después de los 18a 24 meses de edad cronológica; de lo contrario, esa maduración debe considerarse anormal hasta que no se demuestre otra cosa. En toda mujer con estatura baja y edad ósea normal o ligeramente retrasada, sin importar la diferencia con la edad cronológica, debe investigarse la existencia del síndrome de Turner mediante el análisis con técnica de bandeo del cariotipo en sangre periférica. Cuando existe una monosomía regular del cromosoma X (45,XO) es frecuente encontrar estigmas físicos sugestivos y suficientes para establecer la sospecha diagnóstica; sin embargo, en pacientes con mosaicos (45,XO/46,XX) es posible que se carezca de características físicas sugestivas o que éstas sean tan ligeras que no orienten el diagnóstico. 2. Los estudios sobre el gradiente de maduración dental son pocos y aun los más cuidadosos lo enfocan sólo en comparación con la edad cro nológica, por lo que en la actualidad no hay patrón que permita definir el comportamiento de erupción dentaria en pacientes con retraso constitucional del crecimiento. Sin embargo, suele ocurrir que el brote de los dientes tempo rales es adecuado para la edad cronológica o está ligeramente retrasado, y que la erupción de las piezas definitivas o permanentes se atra sa tanto como la maduración esquelética. El retraso en la maduración biológica posee bajo valor para establecer el diagnóstico de retraso constitucional del crecimiento, pero es muy importante que la familia sepa que los dientes temporales no deben extraerse de manera prematura ya que el crecimiento y erupción de las piezas definitivas depende de la nutrición proporcionada por los temporales. En ocasiones, el odontólogo puede interpretar de modo equivocado el retraso en la aparición de los dientes definitivos como un signo de anormalidad dentaria, y proceder a extraer los temporales para acelerar la erupción de los primeros, lo que ocasiona erupción espontánea más retrasada y muy probablemente malposiciones dentarias. 3. El gradiente de maduración genital en varones, que se determina mediante el cálculo de los volúmenes peneano y testicular, mantiene una correlación directamente proporcional con la edad ósea, excepto en aquellos pacientes afectados por alteración gonadal. Es importante determinar la existencia o ausencia de hipogonadismo de cualquier etiología en pacientes en quienes se reconoce por primera vez la asociación de estatura baja y retraso en la aparición de la pubertad, o bien en aquellos que detienen su crecimiento sólo en relación con el retraso de la pubertad. Si el niño se evalúa con regularidad desde los primeros años de la vida, y se sabe que su edad ósea está retrasada en relación con la cronológica es posible predecir con facilidad el inicio tardío de la pubertad, y en la mayoría de los casos no es necesario realizar estudios específicos al respecto. La medición del volumen testicular pierde validez cuando el paciente padece criptorquidia bilateral y es operado después de los tres años de edad, o bien si ha recibido medicamentos para estimular la función androgénica testicular, entre ellos gonado- Capítulo 14 • Retraso constitucional del crecimiento tropina coriónica humana o mezclas de hormonas luteinizante y foliculostimulante. De igual manera, la determinación del volumen peneano deja de ser útil si el paciente recibe tratamiento con testosterona, derivados androgénicos o anabólicos, o bien si ha recibido de manera intermitente gonadotropina coriónica en cantidades mayores a las 10 000 unidades totales. PROPORCIONES CORPORALES Las proporciones corporales del paciente con retraso constitucional son casi siempre inadecuadas para la edad cronológica, pero corresponden a lo esperado para la edad ósea. No existen estudios que permitan analizar la dispersión de los valores de cada segmento y su relación en pacientes con edad ósea retrasada; por ello, contra lo esperado en poblaciones con edades ósea y cronológica equivalentes, el contraste de esos valores se realiza siempre y ello limita su uso en el retraso constitucional del crecimiento. El seguimiento prospectivo de cada caso permite determinar si la proporcionalidad corporal avanza de manera paralela a la maduración esquelética; de lo contrario debe investigarse la existencia de alguna enfermedad responsable de patrón retrasado de crecimiento y en su caso abandonar el diagnóstico de retraso constitucional. Sin embargo es necesario tomar en cuenta que los segmentos crecen en función de la masa previa; en consecuencia, aunque sea de manera temporal, es posible observar proporciones corporales ligeramente distintas de las esperadas para la edad biológica, sin que ello signifique un crecimiento disarmónico. Por otro lado, los antecedentes de herencia africana, sugeridos por rasgos negroides, cabello hirsuto y labios anchos, con frecuencia se acompañan por segmento inferior más largo que el superior, con relaciones entre ellos más cercanas a 1.0 en edades prepubescentes, e inferiores a 0.9 en edades pubescentes. Los pacientes que se recuperan de modo adecuado de retraso de crecimiento intrauterino, y más tarde adoptan un patrón retrasado de crecimiento, con frecuencia muestran segmento inferior más corto del esperado para la media poblacional; durante las primeras etapas de la pubertad se observa tendencia a la recuperación, aunque la longitud obtenida es menor a la esperada cuando se alcanza la estatura final. Cualquier anomalía que lesione el estado nutricio limita más el crecimiento del segmento inferior que el del segmento superior, aunque se carezca de datos evidentes de desnutrición calórica o 169 calórica y proteínica, lo que en la población nacional hace imprescindible la vigilancia sistemática de la proporcionalidad corporal en pacientes con diagnóstico de retraso constitucional. DESARROLLO DE LA PUBERTAD Los individuos con velocidad de maduración somática menor a la del promedio poblacional alcanzan la pubertad en edades cronológicas más avanzadas que implican un retraso de hasta tres a cuatro años con respecto a la media poblacional. Las características sexuales secundarias comienzan a aparecer cuando se alcanza un gradiente de maduración ósea, lo cual ocurre de los 10 a 11 años en mujeres y de los 12 a 13 años en varones. Si la edad esquelética es inferior a estas edades, resulta innecesario elaborar perfiles hormonales relacionados con la maduración sexual (hormonas luteinizante y foliculostimulante, estradiol o testosterona). Por otro lado, la valoración hormonal a partir del retraso en la aparición de la pubertad no debe conducir a la sospecha de hipogonadismo hipogonadotrófico sin el análisis de la edad ósea, porque puede emitirse un diagnóstico equivocado. Una vez que se inicia, la pubertad progresa normalmente hasta su término, tanto en función del avance de las características sexuales secundarias, como de la menarquía o espermenarquía y de la velocidad de crecimiento. Los estudios de pacientes con retraso constitucional del crecimiento muestran: 1. La concentración sérica de sulfato de deshidroepiandrosterona es adecuada para la edad ósea de los individuos. 2. Los estudios de pulsatilidad espontánea de hormonas luteinizante y foliculostimulante mantienen una correlación adecuada entre la presencia e intensidad de éstos y la edad ósea de los pacientes estudiados. 3. La respuesta a pruebas de estimulación gonadal con hormona liberadora de hormona lutei nizante sigue un patrón adecuado para la edad ósea, y la estimulación con dosis bajas de andrógrenos (en ambos sexos) evidencia una capacidad de respuesta en límites pubescentes. 4. La velocidad-de crecimiento durante la puber tad tiende a ser normal, sin embargo algunos estudios han demostrado que en pacientes con patrón retrasado de crecimiento el pico máximo de velocidad de crecimiento es 2 a 3 cm inferior al observado en individuos controles. Este dato es cuestionable porque los estudios 170 Sección III • Talla baja por diversos trastornos no excluyen a individuos con antecedentes personales de anomalías capaces de limitar el crecimiento, sino sólo a aquellos que están libres de enfermedad actual. Como se explica más adelante, en los estudios del crecimiento es indispensable evitar la combinación de esos dos grupos que poseen características y pronóstico distintos, con el fin de asegurar la falta de interferencia en los resultados. ESTATURA FINAL ALCANZADA En principio es necesario asumir que los pacientes con retraso constitucional del crecimiento deben alcanzar una estatura acorde con lo esperado para las características epigenéticas de la familia, aunque es cierto que la edad en que esto se logra es mayor que en la población general. Por lo general, las mujeres alcanzan la estatura definitiva alrededor de los 16 a 18 años, y los varones de los 18 a los 21 años (fig. 14-3). En algunos estudios, los pacientes con retraso constitucional del crecimiento y velocidad de maduración lenta vinculada con velocidad de creci- miento normal muestran estatura final un poco menor a la esperada para la familia (cuadro 14-1). Estos datos pueden manejarse de distinta manera, de acuerdo con la interpretación personal del investigador: 1. La diferencia entre la estatura alcanzada y la esperada es en promedio de 2 cm (mínimo +0.3 cm, máximo -3.3 cm), por lo que el grupo de los pacientes con retraso constitucional del crecimiento alcanza una estatura final dentro de los límites aceptados (con variaciones de 4 cm respecto de la estatura media de los padres). 2. La diferencia entre la estatura final y la familiar es bastante menor, y el promedio se ubica hasta 1.85 desviaciones estándar por debajo de la media lo cual indica que los pacientes con retraso constitucional no logran una estatura final adecuada y deben ser tratados para mejo rar su crecimiento. 3. En un grupo de pacientes con patrón retrasado de crecimiento, la estatura final de algunos es adecuada y la de otros es bastante más baja de lo esperado; esto sugiere que en el universo Fig. 14-3. Ajuste entre talla y talla para la edad ósea en el retraso constitucional del crecimiento, y su relación con la estatura epigenotípica familiar. Capítulo 14 • Retraso constitucional del crecimiento Cuadro 14-1. Resultados de estudios en pacientes con posible retraso constitucional del crecimiento Autor y año Pacientes Talla familiar Estatura final Volta, 1988 Ranke, 1982 27 20 168.4 170.6 168.7 167.3 Kalkreuth, 1990 Crowne, 1990 14 42 173.9 165.4 171.3 163.6 Holl, 1990 88 171.2 168.4 Willig, 1990 77 176.6 168.9 268 169.9 167.9 Promedio 171 cional del crecimiento no debe padecer o haber padecido enfermedad crónica o recurrente, parece lógico concluir que los estudios han carecido de criterios de exclusión para identificar a aquellos niños sanos que presentaban patrón retrasado a causa de un ajuste "fisiológico" temporal ante una situación limitante del crecimiento, la cual, al controlarse de manera espontánea o mediante tratamiento médico, permitió desde entonces una maduración a velocidad normal pero limitó la expresión total de la capacidad genética de crecimiento. ANTECEDENTES PERSONALES PATOLÓGICOS estudiado existen algunos individuos con variantes normales del crecimiento y otros que posiblemente padecieron alguna enfermedad crónica, diagnosticada o no, que originó retraso en el patrón de maduración y al mismo tiempo ejerció un efecto negativo sobre los aumentos de estatura (fig. 14-4). De ese modo, si se asume que un individuo con retraso constitu- De acuerdo con lo antes expuesto, parece evidente que el retraso constitucional del crecimiento es un diagnóstico de exclusión que implica por fuerza haber confirmado o descartado la existencia de enfermedad crónica o recurrente. Así entonces, el interrogatorio sobre el estado de salud previo del paciente es un elemento de gran utilidad, y se requiere consignar y analizar de manera individual la Fig. 14-4. Patrón de crecimiento en pacientes con "patrón retrasado". 172 Sección III • Talla baja por diversos trastornos relación de alguna alteración con un patrón retrasado de crecimiento; asimismo, es esencial que la exploración física sea lo más minuciosa y detallada posible para excluir la presencia actual de alguna enfermedad, alteración nutricia y características socioculturales que produzcan maltrato físico o deprivación emocional. Hasta que no se demuestre lo contrario, el crecimiento de los pacientes con características muy sugestivas de retraso constitucional y antecedentes personales de anomalías capaces de originar patrón retrasado debe atribuirse a esta segunda posibilidad y no manejarse como variante normal sino como proceso de pérdida de homeostasis, con recuperación en apariencia adecuada pero parcial (homeorresis) y que limita el crecimiento final. Es importante señalar algunas situaciones que pueden pasar desapercibidas con relativa facilidad y que originan patrón retrasado pero no retraso constitucional del crecimiento: 4. 5. 1. Infección de vías urinarias, sobre todo en mujeres. Hasta en 90% de los casos, este trastorno no origina signos (fiebre, inflamación uretral, piuría, diarrea, etc.) o síntomas (disuria, polaquiuria, tenesmo, dolor, nicturia, enuresis, etc.) que llamen la atención de los afectados y sus familiares. En ocasiones, la infección se identifica a través de urocultivo recomendado luego de encontrar anorexia y distensión abdominal en conjunto; pero en un porcentaje elevado de pacientes no se llega a establecer el diagnóstico y se permite la evolución crónica que incluso puede conducir a reflujo vesicoureteral con modificaciones lentas de la función renal. 2. Infestaciones intestinales, en especial giardiasis. Pueden originar sólo anorexia y distensión abdominal posprandial, y pese a que la malabsorción secundaria llega a producir esteatorrea suficiente para que las heces floten en el agua, estos datos no se reconocen por el paciente o sus familiares. Por otro lado, la realización periódica de estudios parasitológicos en heces no siempre corrobora la existencia de infesta ciones. En pacientes con enfermedad celiaca o con fibrosis quística del páncreas pueden presentarse cuadros similares que pasan desapercibidos fácilmente porque no se manifiestan con intensidad, o bien porque en las primeras etapas de su historia natural sólo originan detención del crecimiento. 3. Obstrucción nasal crónica, casi siempre secundaria a rinitis alérgica. Se confunde por lo general con procesos infecciosos bacterianos 6. 7. de repetición, que de manera obvia resisten el tratamiento con antibióticos, o bien que se presentan de manera recurrente. La combinación de hipoxemia e hipercapnia se relaciona con patrón retrasado de crecimiento en pacientes con respiración oral persistente, ronquidos nocturnos o periodos breves de apnea durante el sueño, entre otras manifestaciones; asimismo, aun con manejo específico para el problema alérgico, muchos de los pacientes mantienen esta característica de crecimiento. El retraso se acentúa más cuando existen cuadros de sinusitis o pólipos nasales. Asma bronquial. Se vincula con patrón retra sado de crecimiento, aun cuando no ocasione procesos recurrentes de broncospasmo, sino sólo tos durante el ejercicio físico moderado a intenso o disnea leve que puede limitar la capacidad y el gusto para participar en actividades físicas de conjunto. Procesos inflamatorios intestinales, en particular la enfermedad acidopéptica en el niño, la esofagitis por reflujo gastroesofágico, la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa crónica inespecífica. Con frecuencia, estos trastornos se relacionan con anorexia y dolor abdominal recurrente, así como con patrón retrasado de crecimiento; sin embargo en la mayoría de los pacientes se diagnostican de manera tardía, y la alteración del crecimiento puede persistir luego del tratamiento cuando no se normalizan la ingestión calórica y proteínica y la absorción intestinal. Disfunciones tubulares renales, en especial las acidosis tubulares y el síndrome de Bartter, y las malformaciones e infecciones crónicas que ocasionan reflujo vesicoureteral con deterioro lento pero progresivo de la función glomerulotubular. Estos trastornos no se detectan con facilidad sobre todo en ausencia de episodio intercurrente y sintomático de infección de vías urinarias. Incluso después de varios exámenes generales de orina que muestran pH alcalino o presencia de proteinuria leve con o sin glucosuria, estos datos pueden atribuirse de manera equivocada a otras causas en el niño (fiebre, ejercicio, inflamaciones sistémicas, etc.). Sin importar su etiología, las concentraciones de hemoglobina menores a 12 g/L pero superiores a 10 g/L, originan patrón retrasado de crecimiento. En estas condiciones, el paciente es con frecuencia asintomático (sin disnea, palpitaciones, anorexia grave, etc.) y asignológico (sin taquicardia, taquipnea, palidez acentuada de piel ni tegumentos, etc.); por ello no recibe Capítulo 14 • Retraso constitucional del crecimiento 8. 9. 10. 11. tratamiento y durante periodos prolongados sufre anemia, la cual ocasiona patrón retrasado de crecimiento. Algunas cardiopatías sin repercusión hemodinámica importante, y en particular las que evolucionan con comunicaciones arteriovenosas (persistencia del conducto arterial, comunicación interauricular, drenaje anómalo de venas pulmonares, fístulas arteriovenosas) o con obstrucciones leves de la cámara de salida ventricular (estenosis aórtica, estenosis pulmonar). Estas pueden pasar desapercibidas durante la exploración física superficial, pero suelen acompañarse de patrón retrasado de crecimiento. El equilibrio inadecuado en la ingestión calórica y proteínica, aunque no sea de intensidad suficiente para evitar los aumentos esperados de peso, puede disminuir de manera leve la velocidad de crecimiento (permitiendo que el paciente se ubique por arriba de la percentila 10 en las gráficas de velocidad) y retrasar la velocidad de maduración biológica. Esto es sobre todo importante en aquellos niños que "entre comidas" ingieren productos con alto contenido de carbohidratos de absorción rápida y que disminuyen la cantidad de alimentos que consumen en los horarios "regulares" de alimentación. Aunque en la mayoría de los casos se requiere de un acontecimiento adverso coadyuvante para modificar significativa mente el crecimiento (entre ellas, infecciones, infestaciones o inflamaciones intestinales, infección de vías urinarias y anemia), no por ello deja de ser importante su investigación por parte del médico tratante. El hipotiroidismo adquirido y de lenta instalación, como sucede en las tiroiditis, puede ocasionar manifestaciones poco específicas durante tiempo prolongado, y con mucha frecuencia se vincula con patrón retrasado de crecimiento. La falta de palpación tiroidea en el examen sistemático del paciente impide identificar el aumento de consistencia de la glándula, con o sin aumento de volumen o la presencia de dolor a la presión leve. En particular es importante interrogar sobre las características de comportamiento familiar, para tratar de identificar agresiones físicas recurrentes (maltrato físico) o deprivación emocional. Estas condiciones tienden a presentarse en estratos socioeconómicos bajos y altos con mayor frecuencia que en los medios; sobre todo cuando ambos padres trabajan o realizan actividades sociales repetidas fuera del 173 hogar y los niños quedan al cuidado de sus hermanos o de otros familiares o encargados, cuando existe alcoholismo o drogadicción, o bien cuando el niño padece retraso mental leve o alteraciones conductuales o del aprendizaje, como en el síndrome de déficit de atención. En muchas ocasiones, los padres fueron educados bajo un sistema similar, y al no cuestionar la actitud de sus ascendientes, casi siempre por falta de interés en aprender las características adecuadas de educación para los hijos, permiten la expresión de esas entidades patológicas sociales que a su vez transmiten a los hijos como un concepto adecuado de vigilancia y preocupación por el bienestar familiar. 12. Las enfermedades neoplásicas dan manifestaciones relativamente rápidas en la etapa pediátrica; pero los tumores intracraneales, en especial los que se localizan en la silla turca o en regiones vecinas, pueden pasar fácilmente desapercibidos cuando no originan hipertensión intracraneana, disfunción motriz o de pares craneales o deficiencias hormonales adenohipofisarias o neurohipofisarias como diabetes insípida, deficiencia de hormona de crecimiento e hipotiroidismo, entre las más frecuentes. Algo similar ocurre en el caso de los linfomas abdominotorácicos o los sarcomas óseos. Con base en lo anterior, en todo paciente con sospecha de retraso constitucional del crecimiento es recomendable valorar la utilidad de al menos los siguientes estudios: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. Biometría hemática. Química sanguínea. Electrólitos y bicarbonato sérico. Examen general de orina y urocultivo. Análisis químico de heces: pH, azúcares y grasas. Coproparasitoscópico en serie de tres o incluso de seis. Perfil tiroideo mínimo: triyodotironina activa (T3), tiroxina (T4) y hormona estimulante de la tiroides. Análisis con técnica de bandeo del cariotipo en sangre periférica, en mujeres. Radiografías anteroposterior y lateral de cráneo y radiografía posteroanterior de tórax. Ante la sospecha de alguna enfermedad específica deben solicitarse, a la brevedad posible, los estudios adecuados e incluso recomendar la valoración especializada, y es inconveniente continuar la observación pasiva del paciente para ver "cómo 174 Sección III • Talla baja por diversos trastornos se comporta en los siguientes meses". Asimismo debe recordarse que: El diagnóstico de retraso constitucional del crecimiento se establece por exclusión, y siempre y cuando exista patrón hereditario de maduración biológica lento y se carezca de evidencia respecto de enfermedad actual o pasada capaz de limitar el crecimiento El tratamiento del retraso constitucional es cuestionable porque éste se considera "variante normal" del crecimiento. Se recomienda explicar con detalles al paciente y a los padres el patrón de crecimiento hasta lograr la estatura final; en caso de que algún familiar cercano haya presentado esta variante de crecimiento y alcanzado una estatura final normal, también es prudente platicar con él para conocer la percepción de un individuo del mismo estrato socioeconómico y cultural. Asimismo, es importante eliminar la angustia que aqueja al paciente y a los padres, y hacer énfasis en los siguientes puntos: 1. La capacidad genética de crecimiento heredada se expresa por completo, sólo que de manera más lenta; de ese modo el paciente alcanza la estatura final dos o tres años después que sus amigos y compañeros. 2. Los niños entienden con facilidad que su cuerpo "se hace viejo más despacio" que el de sus amigos; es decir, se comportan como "tragaaños", y por ello aparentan menor edad de la que tienen. 3. El paciente y los padres comprenden con facilidad que la maduración se presenta despacio pero normal. Así por ejemplo: dos coches salen a la carretera a 100 km/hora rumbo a una ciudad cercana; uno de ellos se detiene a cargar gasolina para después reanudar su viaje a 100 km/hora y permanece constantemente atrás del que no se detuvo, sin que ello signifique que el motor está dañado, por lo que llega a su destino poco después que el primero y en excelentes condiciones. Es decir, llega "retrasa do" pero normal, y así se comporta el crecimiento del paciente en relación con el de otros compañeros, por lo que a este patrón se le denomina "retraso constitucional". 4. También es importante señalar que esta variante normal del crecimiento se debe a herencia y no a alguna enfermedad. 5. Es necesario que el paciente y los padres estén conscientes de que, en la sociedad nacional, la estatura forma parte de los "valores persona- les" del individuo, desde el inicio de la pubertad hasta el término de la adolescencia, y que debe atenderse la posibilidad de que la autopercepción y autoimagen del niño esté dañada. Así entonces, puede indicarse tratamiento en las siguientes condiciones: 1. Cuando existen alteraciones de adaptación psicosocial, ocasionadas por temor del paciente a integrarse y participar en las actividades sociales, culturales y deportivas con compañeros que pueden sin embargo aceptarlo, o por rechazo de los demás integrantes del gremio debido a las diferencias físicas que existen y que tardarán 2 o 3 años en desaparecer, con las correspondientes limitaciones en: A. Las actividades deportivas, en las cuales muestra menor rendimiento dado que la capacidad y fuerza físicas son prepubescentes y esto en ocasiones no puede ser compensado con mayor agilidad. B. El establecimiento de relaciones afectivas con individuos del sexo contrario ("noviazgo"), por considerarse que el paciente aún es "un niño" desde el punto de vista físico. C. La entrada en centros de convivencia o recreación (cines, teatros, discotecas, etc.) cuyas actividades están permitidas sólo para "adolescentes", es decir, para aquellos individuos que presentan cambios somáticos pubescentes. 2. Cuando el niño ha realizado con éxito algún tipo de actividad deportiva o social que conlleva varios años previos de preparación y adiestramiento, y en torno a las cuales existen competencias reglamentadas de acuerdo con la edad y sin importar el peso, por ejemplo tenis, ballet, danza, fútbol, baloncesto, gimnasia, atletismo. El paciente está incapacitado para mantener un rendimiento adecuado (como antes lo hacía) ya que las categorías superiores implican rendimiento y coordinación musculares mayores de los que somáticamente puede desarrollar, y es desplazado o rechazado con la consecuente modificación en su autoimagen y autopercepción del éxito. En caso de que se considere necesario proporcionar tratamiento al paciente, es importante señalar a los padres que se intentará modificar de manera positiva la velocidad de maduración, pero que no se logrará incrementar la estatura final genéticamente determinada. Capítulo 14 • Retraso constitucional del crecimiento La valoración del tratamiento es muy importante porque cada vez son más frecuentes los informes de alteraciones psicológicas con repercusión en la integración social de pacientes con patrón retrasado de crecimiento. Las opciones terapéuticas que existen son: 1. Medicamentos que disminuyen el tono somatostatinérgico del hipotálamo, y que, por tanto (desde el punto de vista teórico) permiten aumentar la secreción espontánea de hormona de crecimiento. Entre los principales están: A. Ornitina (alfacetoglutarato de ornitina): 2 g durante seis noches consecutivas y una de descanso (12 g/semana). En promedio aumenta la velocidad de crecimiento en 2 a 4 cm/año en 32% de los pacientes. B. Arginina (aspartato o clorhidrato de arginina): 125 a 250 mg/kg/día, dos horas después de la cena. En 45% de los pacientes acelera la velocidad de crecimiento en 2 a 4 cm/año, pero el efecto parece ser mucho más importante en los primeros cuatro meses que posteriormente. C. Clonidina: 150 mg/m2/día, en las noches. En promedio incrementa la velocidad de crecimiento en 3 a 4 cm/año en 65% de los pacientes. En estos casos, es imprescindible evaluar la respuesta por lo menos tres meses después de manejo constante; si esa respuesta es insuficiente conviene suspender el tratamiento. Cuando se continúa con la administración del medicamento deben analizarse cada 3 a 6 meses la velocidad de crecimiento lograda, la proporcionalidad corporal, los cambios en volumen testicular y peneano y la progresión de la edad ósea, ya que se corre el riesgo de que progresen tan rápido que igualen o superen la edad cronológica con lo cual el crecimiento se detiene a menor edad de lo esperado y la estatura final es inferior a la esperada genéticamente. 2. Medicamentos con efecto androgénico, que aumentan la secreción espontánea de hormona de crecimiento, y cuya mayor eficacia se logra siempre y cuando la edad ósea sea menor de 10 años, tanto en varones como en mujeres. A. Oxandrolona: 0.1 mg/kg/día, en una o dos dosis diarias, durante 3 a 6 meses. Aumenta la velocidad de crecimiento en 4 a 6 cm/ año en 85% de los pacientes, pero no se recomienda su uso en mujeres por la posibilidad de causar clitorimegalia. B. Testosterona (varones): 50 mg/m2 cada tres a cuatro semanas, durante tres meses. De 175 este modo acelera la velocidad de crecimiento en 4 a 8 cm/año en 95% de los pacientes. C. Testosterona (mujeres, sin importar peso y superficie corporal): 20 mg cada tres a cuatro semanas, durante tres meses. Incremen ta la velocidad de crecimiento en 4 a 6 cm/ año en 80% de las pacientes. D. Etinilestradiol (mujeres): 1 a 4 |ig/día durante cuatro a seis meses, siempre y cuando la edad cronológica sea mayor a 13 años. Aumenta la velocidad de crecimiento en 3 a 5 cm/año en 85% de los pacientes. La edad ósea avanza de manera rápida con cualquiera de esas opciones; por ello es necesaria su evaluación, así como la de la velocidad de crecimiento, el volumen testicular (pero no el peneano) y las proporciones corporales cada dos a tres meses, para evitar que se crezca y se madure tan rápido que se disminuya la estatura final esperada El tratamiento debe suspenderse una vez que el paciente presenta evidencias de inicio de la maduración pubescente (volumen testicular mayor de 4 cm3, o aparición de botón mamario). LECTURAS RECOMENDADAS Adam L, Souberbielle JC, Brauner R. Management of the short stature due to pubertad delay in boys. J Clin Endocrinol Metab 1994;78:478. Albanese A, Stanhope R. Does constitutional delayed puberty cause segmental disproportion and short stature? Eur JPediatr 1993;152:293. Albanese A, Stanhope R. Investigation of delayed puberty. Clin Endocrinol 1995;43:105. Albanese A, Stanhope R. 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México: 1NP, 1996:255. Heinze HJ, Bercu BB. Short stature and the patterns of growth hormone secretion. Endocrinologist 1993;3:331. Kannengels F, Ernoud C, Bourguignon JP. Two subsets of constitutional delay of growth and puberty with early or late onset of growth failure. Horm Res 1992;37:62. Kerrigan JR, Martha PM, Veldhuis JD, Blizzard RM, Rogol AD. Altered growth hormone secretory dinamics in prepubertal males with constitutional delay of growth. Pediat Res 1993;33:278. LaFranchi S, Hanna CE, Mandel SH. Constitutional delay of growth: expected vs final adult height. Pediatrics 1991;87:82. Lee PDK., Rosenfield RG. Psychosocial correlates of short stature and delayed puberty. Pediatr Clin North Am 1987;34:851. Mahoney CP. Valoración del niño con estatura corta. Clin Pediatr Norte Am 1987;4:885. Nishimura ME. Consideraciones terapéuticas del retraso constitucional del crecimiento y de la pubertad. En: Calzada RL (ed). Variantes normales del crecimiento. México: INP, 1996:291. 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Aporte suficiente de nutrimentos, que asegure el mantenimiento intracelular de concentraciones óptimas de aminoácidos y ácidos grasos (esenciales como no esenciales), así como el equilibrio termoenergético necesario para garantizar el trabajo celular, el depósito de elementos nutritivos disponibles a corto plazo y la síntesis de novo que permita tener un excedente disponible para aumentar el volumen celular. 2. Factores neuroendocrinos en cantidad y calidad suficientes para regular las funciones celulares en función de las características del momento en que se encuentra el organismo como un sistema complejo de interacciones (endocrinas). Esas funciones celulares incluyen las inherentes a la propia célula como unidad funcional (autocrinas) y las necesarias para adaptarse a su ambiente y a las condiciones del tejido del que forma parte (paracrinas). 3. Capacidad de respuesta adecuada y rápida de los "órganos blanco o diana" a los estímulos que regulan el crecimiento; para ello se requiere de la existencia de receptores para diversos factores neuroendocrinos, los cuales se localizan en la superficie de la membrana celular, en el citoplasma y en las membranas de los organelos y del núcleo. Las alteraciones del crecimiento por trastornos de la nutrición se acompañan de alteración en uno o más de los factores anteriores, ya que en términos generales todos los pacientes presentan las siguientes características: 1. Anorexia ocasionada por el padecimiento de base, lo cual conduce a disminución de hasta 50% en el consumo de calorías. 2. Ingestión insuficiente de alimentos que no permite consumir el mínimo indispensable de los requerimientos básicos para mantener el funcionamiento homeostático. En ocasiones, es tos pacientes se someten a dietas que limitan la ingestión de algunos nutrimentos, y no siempre reciben un aporte complementario adecuado, suficiente y constante. 3. Disminución en la capacidad de absorción que, aunque puede ser primaria, se intensifica con frecuencia por infecciones entérales crónicas, o bien por pérdida de gran porcentaje de la superficie de absorción de las criptas intestinales debido a desnutrición crónica. 4. Con frecuencia las manifestaciones clínicas pasan desapercibidas durante lapsos prolongados incluso para el mismo paciente; en consecuencia, el diagnóstico se retrasa al no considerar que todo niño con velocidad de crecimiento baja, aun antes de que se manifieste estatura menor de la esperada, debe estudiarse con intención hasta encontrar la causa. Las enfermedades de origen alimentario que de manera más habitual se relacionan con detención del crecimiento son: 1. Desnutrición primaria crónica. 2. Enfermedad celiaca y otros tipos de malabsorción. 177 178 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. Sección III • Talla baja por diversos trastornos Fibrosis quística del páncreas. Enfermedades inflamatorias intestinales. Intestino corto congénito o posquirúrgico. Gastroenteritis crónicas o intermitentes. Enfermedades hepatobiliares. Hipertrofia congénita de píloro. Enfermedad por reflujo gastroesofágico. manifestaciones secundarias al trastorno del trabajo celular, de las cuales se notifican con más frecuencia las debidas a "disfunción", "dilución" y "atrofia" y que representan desnutrición de tercer grado. En todos los casos anteriores, es importante considerar que desde la adquisición de un signo neutro de crecimiento se modifica la regulación neuroendocrina: DESNUTRICIÓN CRÓNICA Es probable que la desnutrición crónica sea la causa patológica más común de alteraciones del crecimiento en Latinoamérica, en especial en los países "en vías de desarrollo", en los que hasta 70% de sus pobladores viven en condiciones socioeconómicas y culturales inadecuadas. La falta de aporte que permite mantener las funciones celulares de trabajo (en particular las requeridas para mantener los equilibrios hidroelectrolítico, acidobásico y osmolar), y que al mismo tiempo bloquea la posibilidad de sintetizar material de novo a la velocidad necesaria para conservar un signo positivo de crecimiento, con frecuencia se manifiesta a corto y mediano plazo sólo a través de incrementos de estatura que se ubican entre la percentila 3 y 10 de velocidad de crecimiento. Los afectados por lo general mantienen un peso adecuado para la estatura, porque el aporte calórico bajo no ocasiona autoconsumo tisular que a su vez disminuya la masa antes sintetizada. De ese modo se sostiene un signo positivo de crecimiento, aunque en valores bajos, y el paciente es considerado portador de desnutrición en primer grado. En ausencia de factores infecciosos agregados, el aporte insuficiente para mantener la velocidad de síntesis de novo que caracteriza al signo positivo de crecimiento ocasiona detención casi total del incremento de la masa; en consecuencia, los aumentos de estatura son menores a 3 cm/año, y el peso disminuye en lenta progresión, por lo que a mediano o largo plazo puede evidenciarse déficit leve a moderado de éste. Los pacientes afectados manifiestan signo neutro de crecimiento, que representa una adaptación extrema para conservar la función y también implica la existencia de condiciones muy precarias de nutrición. Para fines de estudio, estos pacientes se consideran en segundo grado de desnutrición. Con la ingestión aún más disminuida o la existencia de factores infecciosos agregados se evidencia la reducción de la masa corporal del individuo, por lo que además de detención de crecimiento ocurre pérdida de peso por consumo tisular anormal o "autocanibalismo". En estas condiciones, el signo de crecimiento es negativo, y con rapidez se agregan 1. Aumentan las concentraciones de hormona suprarrenocorticotrópica y cortisol como respuesta metabólica a corto plazo; entre otros efectos, esto disminuye la síntesis hepática y renal de factor de crecimiento tipo insulina-1, aun cuando se mantengan cifras normales o altas de hormona de crecimiento, como un proceso adaptativo que reduce la velocidad de crecimiento pero permite mantener la función celular. 2. La falta de aporte calórico y de elevación de cortisol en conjunto hace descender la secreción de insulina, lo cual contribuye al consumo de lípidos como fuente energética y merma de manera sensible la velocidad de los depósitos de triglicéridos en tejido graso. El resultado a mediano y largo plazo es un consumo mayor a la síntesis, con disminución progresiva e incluso desaparición total del depósito graso subcutáneo y perivisceral. Este equilibrio hormonal también incrementa la utilización energética y reduce la síntesis de proteínas, al favorecer la gluconeogénesis. Aun que la secuencia varía de un individuo a otro en distintas condiciones, por lo general primero se utilizan los aminoácidos no esenciales que aún no constituyen proteínas (depósito intracelular); posteriormente, las proteínas ya sin tetizadas con menor importancia en la regulación metabólica; por último, pueden utilizarse proteínas estructurales y reguladoras de la función celular. En tejidos, la depleción avanza en el orden siguiente: músculo, visceras abdominales, hueso y al final órganos vitales. 3. Sin importar los valores séricos de factor de crecimiento tipo insulina-1, la capacidad de respuesta de los receptores tisulares para esta hormona disminuye porque existe menor número de ellos en la membrana celular y por la presencia de sustancias en apariencia catiónicas, derivadas del metabolismo incompleto de aminoácidos, que bloquean la unión factor de crecimiento tipo insulina-1 y receptor así como las acciones posreceptor. 4. La desyodación periférica de tiroxina (T4) cambia en condiciones de desnutrición, y reduce Capítulo 15 • Retrasos del crecimiento de origen alimentario las concentraciones de triyodotironina activa (T3), mientras coadyuva al aumento de triyodotironina inversa (rT3), la cual no tiene efecto hormonal o regulador. La finalidad primaria de este mecanismo de adaptación consiste en disminuir los requerimientos calóricos con fines de termogénesis, con lo cual es posible utilizar este "ahorro energético" para mantener el trabajo celular. La merma de concentraciones séricas de triyodotironina activa y el aumento de las de triyodotironina inversa origina reducción en la síntesis hipofisaria de hormona de crecimiento con la consecuente disminución de la síntesis de factor de crecimiento tipo insulina-1 y de su proteína transportadora específica (proteína transportadora-3 de factor de crecimiento tipo insulina-1). A nivel posreceptor se produce bloqueo para las acciones de la hormona de crecimiento cuando además de las modificaciones en triyodotironina activa se requiere menor síntesis de tiroxina total como mecanismo de adaptación a un estado de deprivación nutricio, aun cuando se mantengan concentraciones séricas normales de tiroxina libre (FT4). 5. La masa ósea disminuye de manera progresiva cuando las concentraciones séricas de insulina y de factor de crecimiento tipo insulina-1 son bajas mientras que las de cortisol se mantienen elevadas; esto se hace evidente aun en las radiografías simples. El paciente que recibe tratamiento adecuado y de nuevo logra adquirir un buen estado nutricio debe presentar un crecimiento de recuperación relativamente acelerado, siempre y cuando se eliminen los factores patológicos relacionados o concomitantes y se asegure un aporte adecuado de vitaminas y oligoelementos para las necesidades del momento. 179 4. Aumento de insulina y disminución del cortisol, con el consiguiente aumento en lipogénesis y disminución en gluconeogénesis y lipólisis. 5. Recuperación de la capacidad celular de res puesta a factor de crecimiento tipo insulina-1 y, en su caso, normalización de las concentra ciones séricas de hormona de crecimiento. Hasta que no se demuestre lo contrario, el paciente con antecedentes de desnutrición crónica requiere de dos años de recuperación posteriores a la reanudación de un crecimiento con aumentos adecuados de estatura y peso, antes de lograr un estado nutricio que lo libere de riesgos de descompensación metabólica y nutricia ante infecciones, infestaciones u otros acontecimientos adversos. Sin embargo, el fenómeno de recuperación no sucede cuando la lesión del crecimiento es de larga duración y ocurre durante las fases rápidas del crecimiento y posteriormente subsiste en condiciones precarias de vida; en estos casos también se afecta el tamaño de manera definitiva (fig. 15-1). ENFERMEDAD CELIACA Y MALABSORCION La enfermedad celiaca (llamada también esprue no tropical o enteropatía inducida por gluten) se considera una causa poco frecuente de malabsorción crónica, aunque es probable que se encuentre subestimada, sobre todo porque hay pacientes que no presentan cuadro clínico grave o completo de acuerdo con las descripciones "clásicas" notificadas en la literatura médica. Desde el punto de vista metabólico, la recuperación del estado de desnutrición se acompaña de las siguientes etapas secuenciales: 1. Síntesis de proteínas funcionales y estructurales que permiten la readquisición de homeostasis acidobásica, hidroelectrolítica y osmolar, así como de la termogénesis y termorregulación. 2. Síntesis de proteínas reguladoras del metabolismo energético (enzimas alostéricas y más tarde no alostéricas). 3. Aumento en las concentraciones séricas de hormonas tiroideas, hasta su normalización. Fig. 15-1. Diferencias en tamaño final en un modelo animal: rata bien nutrida (izquierda) y rata con desnutrición durante todo el periodo de crecimiento (derecha). 180 Sección HI • Talla baja por diversos trastornos Entre 30 y 50% de los afectados alcanzan una estatura menor a dos desviaciones estándar por debajo de la media poblacional; hasta 80% muestra crecimiento acumulado inferior al esperado para sus características epigenéticas, y prácticamente en todos se demuestra velocidad de crecimiento inferior a la percentila 25 para este parámetro. La disminución en la velocidad de crecimiento con frecuencia precede al establecimiento del diagnóstico en uno a dos años y mantiene correlación con el momento en que se introducen en la dieta alimentos que contienen gluten (predominantemente trigo, pero también cebada, centeno y avena). Además de la detención del crecimiento, el cuadro clínico se caracteriza por irritabilidad, anorexia, cansancio, distensión y dolor abdominal recurrentes así como por evacuaciones diarreicas abundantes, malformadas, fétidas y con esteatorrea que se identifican porque las evacuaciones flotan en el agua; algunos pacientes también padecen vómito. Se ha demostrado que los niños mayores de dos a tres años con frecuencia sufren anemia de instalación y progresión graduales. Al principio el problema primario de malabsorción se limita a la gliadina, pero la diarrea crónica y la malnutrición secundarias producen disminución progresiva del epitelio de las criptas intestinales que a su vez origina dificultades para absorber otros elementos nutricios y con ello se crea un círculo vicioso entre malabsorción y desnutrición. Además, la anorexia, que en la mayoría de los pacientes es moderada a grave, limita la ingestión alimentaria hasta en 30 a 40% de lo recomendado para la edad y coadyuva de manera importante al desarrollo de la desnutrición. En todos los afectados baja la velocidad de maduración biológica, lo cual se identifica con facilidad por retraso en la edad ósea con respecto a la cronológica; sin embargo, el patrón de crecimiento varía de acuerdo con la velocidad: 1. En las etapas iniciales de la enfermedad, o bien cuando la intensidad es leve a moderada, la velocidad de crecimiento se sitúa con frecuencia entre las percentilas 3 y 10 y conduce a patrón retrasado. 2. Conforme la enfermedad progresa y adquiere intensidad de moderada a grave o bien cuando se agregan factores infecciosos o de cualquier otro tipo con efecto negativo sobre el crecimiento, la velocidad de crecimiento cae por debajo de la percentila 3 y origina patrón atenuado. Las hormonas involucradas en el sistema de la hormona del crecimiento, ya antes mencionadas, se modifican en estados de desnutrición crónica. Por ello, durante la fase "activa" de la enfermedad, el análisis de la secreción de hormona de crecimiento inducida por estímulos farmacológicos o incluso de la secreción integrada de 24 horas (innecesarios en este momento de la evolución) conduce a emitir de manera equivocada los diagnósticos de deficiencia de hormona de crecimiento o de secreción inapropiada de ésta. Una vez que el paciente se encuentra bajo tratamiento y presenta crecimiento de recuperación, los resultados de nuevas pruebas muestran suficiencia en el sistema de la hormona de crecimiento. El crecimiento de recuperación debe observarse en los primeros seis meses después de la suspensión de la ingestión de alimentos con contenido de gluten y se acompaña no sólo de aceleración en la velocidad de crecimiento y de aumento de peso, sino también de recuperación del retraso en la edad ósea y, en su caso, de aparición de características sexuales secundarias al permitirse la progresión normal de la pubertad (fig. 15-2). El fracaso en la aceleración de la velocidad de crecimiento, indicativa de la recuperación, obliga a valorar el sistema de la hormona de crecimiento, ya que en series grandes de estudio se ha informado que hasta 10% de los niños afectados presentan, con mayor o menor gravedad, este tipo de alteraciones. Otros trastornos originan síndrome de malabsorción, y deben considerarse dentro del programa de diagnóstico inicial de niños con alteraciones del crecimiento. Los más frecuentes son: alergia a las proteínas de la leche, infestación por Giardia, deficiencias de disacaridasas intestinales e insuficiencia pancreática. Estos se detallan más adelante. Entre las enfermedades poco frecuentes que se vinculan con malabsorción intestinal, esteatorrea y detención del crecimiento con patrón retrasado o atenuado se encuentran hipoplasia de vías biliares, insuficiencia hepática crónica, alfa-lipoproteinemia y beta-lipoproteinemia, y linfangiectasia intestinal. En estas enfermedades, la detención del crecimiento ocurre por la coexistencia de varios factores, de los cuales los más frecuentes son: anorexia moderada a grave, náusea y vómito y malabsorción de grasas. Hasta que no se demuestre lo contrario, todo paciente con malabsorción de grasas sufre deficiencia de vitaminas liposolubles (A, D, E y K), y de ácidos grasos esenciales (linoleico, linolénico y araquidónico), y tiene aporte insuficiente de triglicéridos de cadena media y larga. Es necesario señalar, que la malabsorción de aminoácidos y de vitamina B12 o de ácido fólico no se acompañan de Capítulo 15 • Retrasos del crecimiento de origen alimentario 181 Fig. 15-2. Representación esquemática del crecimiento de una niña con enfermedad celiaca y su respuesta al tratamiento. evacuaciones anormales, pero sí de detención del crecimiento. luar la conveniencia de utilizar complementos de calcio, sobre todo en lactantes cuyo crecimiento de recuperación es sólo parcial. Alergia a las proteínas de la leche Infestación por Giardia Gran número de alimentos pueden provocar respuesta alérgica en el tubo digestivo, pero la leche es con mucho el más frecuente. Un porcentaje elevado de niños que se alimentan con leche de vaca poseen anticuerpos contra las proteínas de ésta; sin embargo, sólo algunos muestran alteraciones del crecimiento o síntomas digestivos a partir de las primeras semanas de introducción de la leche, y con frecuencia presentan evacuaciones acuosas, con gran cantidad de moco e incluso sangre, acompañadas de vómito y dolor abdominal. La persistencia de la diarrea ocasiona pérdida de las vellosidades intestinales y puede entonces simular un síndrome celiaco. La suspensión de la leche se acompaña de desaparición de la sintomatología a partir de las 24 a 48 horas, y de reanudación del crecimiento en los primeros 15 días. En el paciente alimentado con sustitutos de leche elaborados a base de soya, es prudente eva- Por su alta frecuencia, es necesario evaluar en busca de Giardia a los pacientes que presenten evacuaciones acuosas persistentes, en particular en las áreas suburbanas. La infestación crónica tal vez se acompañe de dolor abdominal posprandial que limita la ingestión alimentaría del paciente y con ello se intensifica el deterioro nutricio causado por la diarrea; asimismo, los niños sufren distensión abdominal y esteatorrea de manera habitual, así como disminución moderada de la velocidad de crecimiento con retraso de la edad ósea. El tratamiento de erradicación del parásito tiene que proporcionarse a toda la familia, ya sea de modo empírico o bien después que se identifique la Giardia o sus quistes en el estudio coproparasitoscópico seriado o mediante la determinación de anticuerpos séricos específicos. 182 Sección III • Talla baja por diversos trastornos El crecimiento de recuperación ocurre en las primeras cuatro a seis semanas y por lo general permite que la estatura del paciente se sitúe en la percentila que ocupaba antes de la infestación. Sin embargo, no es raro observar que la edad ósea permanece un poco retrasada con respecto a la cronológica y que el crecimiento experimenta un patrón retrasado. En zonas endémicas, en particular zonas urbanas y suburbanas con instalación relativamente reciente de agua "potable", y en donde aún se realizan construcciones o urbanización, deben realizarse estudios periódicos de escrutinio para confirmar o descartar la existencia de giardiasis y de otras parasitosis intestinales relacionadas, e incluso la posibilidad de reinfestaciones en pacientes antes tratados y sus familiares. Deficiencia de disacaridasas intestinales Posterior a la instalación de episodios agudos de diarrea de diversa causa (alimentaria, tóxica, viral, bacteriana, etc.), es frecuente observar reducción transitoria en la capacidad de absorción de azúcares, que puede manejarse de manera adecuada mediante indicaciones dietéticas que permitan la recuperación del epitelio de las vellosidades intestinales. La falta de estos cuidados puede conducir a persistencia de evacuaciones acuosas, con contenido alto de ácido láctico (producto de la degradación bacteriana incompleta de carbohidratos) que ocasiona flatulencias y eritema perianal. Cuando este cuadro se hace crónico, la anorexia y las pérdidas intestinales originan desnutrición progresiva que limita el crecimiento. Insuficiencia pancreática La forma primaria de este trastorno, causada por agenesia o hipoplasia del páncreas, es muy rara en niños y por lo general es incompatible con la vida o bien se manifiesta por diabetes mellitus insulinodependiente desde la etapa neonatal. La mucoviscidosis se describe posteriormente en este capítulo. El uso de medicamentos antineoplásicos, en particular de L-asparaginasa, se relaciona con episodios de pancreatitis tóxica que a largo plazo, sobre todo si son repetitivos, originan insuficiencia pancreática crónica; ésta se manifiesta por diarrea crónica y esteatorrea y sin variaciones produce patrón retrasado o incluso atenuado de crecimiento. FIBROSIS QUISTICA DEL PÁNCREAS O MUCOVISCIDOSIS La fibrosis quística del páncreas o mucoviscidosis es la causa más frecuente de malabsorción en la etapa pediátrica, ya que la falta parcial o casi total de enzimas pancreáticas digestivas dificulta y disminuye la velocidad de digestión de grasas y proteínas, con lo cual limita la posibilidad de absorción de los nutrimentos. El cuadro clínico tiene un espectro muy amplio e incluye pacientes asintomáticos cuyo diagnóstico se establece de manera fortuita en vida o incluso en estudios anatomopatológicos. Sin embargo, es importante sospechar la existencia de la enfermedad en pacientes que sufran detención del crecimiento con patrón retrasado o atenuado, aun sin manifestaciones sistémicas, o en aquéllos con hipocrecimiento acompañado de infecciones pulmonares de repetición o de síndrome de malabsorción. Las manifestaciones de distensión abdominal, diarrea con esteatorrea y desnutrición son más frecuentes y de mayor intensidad entre mayor es la insuficiencia pancreática exocrina. La estatura baja (más de dos desviaciones estándar por debajo de la media poblacional) se encuentra hasta en 50% de los afectados. Pero el análisis de la estatura alcanzada en relación con la esperada para la familia evidencia que existen problemas hasta en 70% de los pacientes; cuando además se valora la velocidad de crecimiento, se observa que hasta 85% de ellos tienen valores inferiores a la percentila 10 para este parámetro. La detención del crecimiento suele iniciar alrededor del año de edad y se hace muy evidente a partir de los dos años; además, aunque la intensidad varía con la gravedad de la mucoviscidosis, las mujeres tienen tendencia a afectarse con más gravedad. Cuando el diagnóstico no se ha establecido o la terapéutica ha sido incompleta o insuficiente, es posible que no se produzca el brote de crecimiento de la pubertad; de ese modo, la estatura final disminuye entre 15 a 20 cm más de lo esperado en ambos sexos, y se alcanzan estaturas finales menores a 145 cm en varones y 135 cm en mujeres. La causa de la detención del crecimiento se encuentra en la coexistencia de disminución en la ingestión y de exceso de nutrimentos en las pérdidas fecales. La anorexia, con frecuencia de intensidad moderada a grave, puede exacerbarse cuando se agregan: 1. Episodios agudos o crónicos de supuración pulmonar. Capítulo 15 • Retrasos del crecimiento de origen alimentario 2. Esofagitis. 3. Alteraciones en vías biliares por espesamiento de la bilis. 4. Medicamentos que ocasionan irritación gastro intestinal. La pérdida del consumo calórico, ocasionada por la malabsorción, se incrementa durante los episodios supurativos pulmonares e infecciones entérales que aumentan los requerimientos energéticos del organismo (figs. 15-3 y 15-4). Con frecuencia se recomienda a los pacientes que ingieran alimentos bajos en grasas, los cuales disminuyen la esteatorrea y las molestias abdominales pero ocasionan reducción agregada de 10 a 20% en el consumo calórico. El mayor condicionante de la desnutrición y, por tanto, de las alteraciones del crecimiento es el consumo alimentario de los pacientes. Los estudios prospectivos de individuos cuyo programa dietético incluye triglicéridos con ácidos grasos de cadena larga muestran crecimiento de recuperación: en el lapso de 6 a 18 meses se normaliza la velocidad de crecimiento; posteriormente aumenta el peso hasta alcanzar más de 90% en relación con el ideal 183 para la estatura, y finalmente se observa crecimiento de recuperación. Cuando la anorexia constituye un factor limitante de la ingestión alimentaria, la gastrostomía permite lograr recuperación del crecimiento; en los siguientes seis meses a partir del aumento en la velocidad de crecimiento ocurren incrementos de 38% en el nitrógeno total corporal, de 5% en el potasio corporal total, de 20% en peso y de 13% en la masa magra. Los estudios prospectivos comparan el grado de seguridad y eficacia que existe en la ingestión oral y mediante gastrostomia de alimentos con triglicéridos integrados por ácidos grasos de cadena larga; se han contrastado los incrementos de peso y estatura en un periodo de observación de 18 meses previos al inicio del tratamiento y otro periodo posterior similar de tratamiento continuo. Estos estudios confirman que la nutrición oral y la nutrición por gastrostomía brindan igual seguridad, pero esta última es más eficaz. En el cuadro 15-1 se muestra un ejemplo de lo anterior en que se evidencia mejoramiento del crecimiento cuando el aporte de ácidos grasos de cadena larga es suficiente; asimismo, la alimentación oral permite un au- Fig 15-3. Representación esquemática del crecimiento de una niña con fibrosis quística del páncreas no diagnosticada. 184 Sección III • Talla baja por diversos trastornos Fig. 15-4. Efecto de las complicaciones en el crecimiento de un paciente con fibrosis quística del páncreas. mentó de peso de sólo 22.8% y de estatura de 50.6% en relación con los resultados de la gastrostomía. La máxima velocidad de recuperación del crecimiento se alcanza entre los 6 y 12 meses de iniciado el tratamiento, mientras que la recuperación total de estatura y de la concordancia entre edad ósea y cronológica se logra entre los 18 y 24 meses de tratamiento. Los pacientes con enfermedad moderada que reciben tratamiento antes de la aparición de características sexuales secundarias tienen mucho mejor pronóstico para estatura final que los otros grupos de edad o de gravedad, siempre y cuando los episodios supurativos pulmonares se identifiquen y manejen de manera oportuna y adecuada. En conclusión, es posible neutralizar el efecto deletéreo de la mucoviscidosis sobre el crecimiento a través de un programa terapéutico adecuado en la mayoría de los pacientes; asimismo, en aquellos de edad prepubescente con insuficiencia pancreática exocrina moderada es posible lograr crecimiento de recuperación. Cuadro 15-1. Estudio comparativo de la recuperación del crecimiento por medio de gastrostomía La inflamación intestinal crónica tiene múltiples causas; pero los dos trastornos mejor estudiados desde el punto de vista de las alteraciones del crecimiento, y de la recuperación de éstas, son la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa crónica inespecífica (CUCI). La enfermedad de Crohn (enteritis regional o granulomatosa) se origina por un proceso inflamatorio de evolución lenta pero constante, que afecta a la mucosa y a la submucosa de la pared intestinal; durante el proceso patológico se observan granulo- 18 meses previos Vía oral Gastrostomía Media (DE) Media (DE) Media (DE) 0.13 (0.04) 0.21 (0.09) 0.92 (0.45) kg/mes 1.56 (0.48) 0.32 (0.08) 2.52 (0.98) 0.37 (0.12) 11.04 (5.40) kg/año 0.73 (0.15) cm/mes 3.84 (0.96) 4.44 (1.44) 8.76 (1.80) cm/año DE = desviación estándar. ENFERMEDAD INTESTINAL INFLAMATORIA Capítulo 15 • Retrasos del crecimiento de origen alimentario mas constituidos por células epiteliales gigantes en la mucosa y en los ganglios linfáticos regionales. La aparición de la enfermedad es por lo general insidiosa, y sus manifestaciones incluyen anorexia, meteorismo, fatiga, dolor abdominal de tipo cólico e intermitente, diarrea con evacuaciones sanguinolentas (hasta en 90% de los pacientes), fiebre (en 30%), anemia, dedos en palillo de tambor, cálculos vesiculares y litiasis renal. Con frecuencia, los pacientes mayores de 10 a 12 años muestran retraso o detención en la aparición de las características pubescentes del crecimiento y desarrollo somático (fig. 15-5). La colitis ulcerosa crónica inespecífica se debe a un proceso inflamatorio crónico de etiología aún desconocida y que afecta todo el colon de manera difusa. Sus manifestaciones incluyen diarrea sanguinolenta, dolor abdominal de tipo cólico, fiebre, anemia, pérdida de peso, edema distal y artritis. La revisión endoscópica del colon muestra úlceras, inflamación difusa y abscesos de las criptas. Algunos pacientes tienen manifestaciones que sugieren alteraciones en la autoinmunidad, del tipo de iritis, eritema nodoso y piodermitis gangrenosa. 185 En las primeras etapas de la enfermedad no se altera el crecimiento, pero en todos los pacientes con evolución prolongada ocurre detención de crecimiento con estatura baja (figs. 15-5 y 15-6). En términos generales, las alteraciones del crecimiento en ambas enfermedades consisten en: 1. Estatura menor a dos desviaciones estándar por debajo de la media poblacional en 15 a 30% de los pacientes; pero en relación con la esta tura esperada para las características epigenéticas de la familia del paciente, 30 a 55% de los niños tienen estatura baja, y hasta 88% muestran velocidad de crecimiento por debajo de lo señalado en la percentila 10. 2. La edad ósea se encuentra retrasada; sus valores son variables pero la media equivale a dos años menor de lo esperado para la edad cronológica. 3. La disminución en la velocidad de crecimiento puede preceder hasta en cuatro años al inicio de la sintomatología, y el desarrollo de estatura mucho menor de la esperada antecede por lo menos dos años a la instalación de las manifestaciones clínicas. Fig. 15-5. Representación esquemática del crecimiento de una niña con enfermedad de Crohn y su respuesta al tratamiento. 186 Sección III • Talla baja por diversos trastornos Fig. 15-6. Representación esquemática del crecimiento de una niño con colitis ulcerativa crónica inespecífica y su respuesta al tratamiento. 4. Todos los pacientes que no reciben tratamiento muestran retraso en la aparición de las manifestaciones sexuales secundarias o por lo menos lentitud importante en la progresión de las mismas. Las causas de los trastornos del crecimiento son: 1. Ingestión calórica muy baja a consecuencia de la anorexia y del dolor abdominal; las deficiencias son de 50 a 80% de los requerimientos y el consumo calórico suele variar entre 39 y 67 kcal/kg/día. 2. Malabsorción de grasas debido a las alteraciones de la mucosa, así como a las alteraciones biliares y la proliferación bacteriana que con frecuencia afectan a los pacientes. 3. Hipoalbuminemia y aumento de la excreción fecal de proteínas, que se acompaña casi sin variación de trastornos en la absorción de zinc, magnesio y fosfatos, así como de hierro, el cual se pierde durante los episodios de sangrado de tubo digestivo. 4. Aumento de los requerimientos energéticos del organismo a consecuencia de los episodios intercurrentes de fiebre y del proceso constante de inflamación. Ninguna de las dos enfermedades tiene tratamiento específico. En la actualidad se emplean esteroides para disminuir el proceso inflamatorio que origina el trastorno enterocolítico, y salicilazosulfapiridina para la enfermedad de Crohn. La disminución de la inflamación que se acompaña de incremento sustancial en la ingestión calórica (hasta lograr por lo menos un aporte de 130 a 150% de los requerimientos habituales de los pacientes) hace evidente el crecimiento de recuperación en las primeras 8 a 10 semanas de tratamiento. Los pacientes con enfermedad de Crohn, en quienes es técnicamente imposible la resección quirúrgica del segmento afectado, muestran aumento más o menos importante del crecimiento, ya que los pacientes con velocidad previa de 2.4 aumentan a 7.3 cm/año en edades prepubescentes. El uso de alimentación parenteral que al principio aporta 100% de los requerimientos y se com- Capítulo 15 • Retrasos del crecimiento de origen alimentario plementa con ingestión habitual de los pacientes permite lograr un crecimiento de recuperación temporal, mientras que con el uso de esteroides o de cirugía es posible volver a adquirir la capacidad de nutrición enteral. Sin embargo, los esteroides no inducen la estatura final esperada en la mayoría de los pacientes debido a que es necesario utilizarlos en dosis elevadas y durante periodos prolongados; de ese modo, se observan estaturas de 3 a 6 cm menores de las esperadas, al término de su crecimiento. El inicio del tratamiento en la pubertad, aun cuando induzca un crecimiento de recuperación, conduce a lograr una estatura final 8 a 11 cm menor de lo esperado para las características epigenotípicas de la familia. Los pacientes con enfermedad de Crohn sufren retraso de crecimiento secundario a un estado de desnutrición crónica. Por ello no existe alguna indicación formal para utilizar hormona de crecimiento humana biosintética, al menos hasta que se recupere el estado nutricio adecuado, se mantenga una ingestión calórica equivalente a 100% o más de sus requerimientos y haya concluido el periodo de recuperación del crecimiento; en este momento se normaliza el equilibrio en la regulación y funcionamiento del sistema de la hormona del crecimiento. El uso de esteroides sexuales para inducir o incrementar el crecimiento y maduración pubescentes tampoco se recomienda, ya que el eje hipotálamo-hipófisis-gónada no se encuentra afectado y el hipogonadismo hipogonadotrófico mencionado representa sólo un mecanismo de compensación "fisiológico" del organismo con desnutrición. Las pruebas de estimulación con hormona liberadora de hormona luteinizante (hormona hipotalámica estimuladora de la secreción hipofisaria de gonadotropinas) producen respuesta hipofisaria normal aun en pacientes con afección grave; asimismo, la estimulación gonadal con gonadotropina coriónica permite evidenciar una capacidad esteroidógena normal en testículos y en ovarios. Mientras se readquiere un estado nutricio adecuado, los pacientes púberes muestran producción hormonal normal espontánea en un lapso máximo de 8 a 10 semanas, con presentación o reanudación del desarrollo de las características sexuales secundarias. DIARREA CRÓNICA Las poblaciones rurales y suburbanas de países en vías de desarrollo, aun sin las alteraciones funcionales primarias del tubo digestivo antes señaladas, 187 muestran incidencia y frecuencia altas de episodios diarreicos de repetición secundarios a infecciones o infestaciones entérales; los cuadros clínicos abarcan desde cuatro a seis episodios anuales de diarrea con duración media de siete días, hasta la diarrea crónica con duración mayor de dos a cuatro semanas que se presenta más de seis veces al año. En estos pacientes el crecimiento se ve alterado por combinación de uno o más de los siguientes factores: 1. Mínima ingestión de alimentos debido a que las condiciones socioeconómicas facilitan un estado crónico de malnutrición, sobre todo a expensas de la ingestión de proteínas de origen animal, y debido a la anorexia que caracteriza a cada uno de los episodios de diarrea. La disminución de la ingestión que implica la pérdida de 10 a 30% de los requerimientos diarios origina detención del crecimiento durante el episodio de diarrea. En lactantes que presentan un cuadro agudo de gastroenteritis infecciosa se ha encontrado que el consumo de kilocalorías por día disminuye en promedio de 450 a 350, lo cual significa una pérdida de 22.2%, aun en ausencia de modificaciones en el tiempo de lactancia. Cuando el balance nitrogenado del organismo no permite un aprovechamiento proteínico mínimo de 0.9 g/kg/día, el crecimiento disminuye e incluso cesa por completo durante ese periodo; de esa cifra de proteínas, al menos 50 a 60% tiene que ser de origen animal, sobre todo en poblaciones cuya dieta básica consiste en alimentos elaborados de maíz y leguminosas, con predominio de frijol. 2. Además de la alteración en la ingestión, hay pérdida en la capacidad de absorción de gran número de factores nutricios, entre ellos lactosa, grasas, proteínas, vitamina A, zinc y cobre. La readquisición de esa capacidad de absorción requiere de la recuperación del epitelio intestinal y la síntesis de las enzimas necesarias para su digestión en un periodo de 3 a 14 días; en este lapso tienen que vigilarse las características de las evacuaciones para asegurar la ausencia de esteatorrea, evacuaciones disminuidas de consistencia, flatulencias o eritema perianal que indican malabsorción secun daria al problema infeccioso. 3. Aumento en los requerimientos energéticos del organismo por el proceso infeccioso e inflamatorio que condicionó el cuadro enteral. Aunque existen variaciones individuales al respecto, se calcula que las necesidades calóricas 188 Sección III • Talla baja por diversos trastornos se incrementan en 5 a 8% por cada grado centígrado que se eleve la temperatura. Así entonces, para promover el crecimiento de recuperación posterior al cese del cuadro de diarrea, el paciente debe recibir, digerir y absorber, sobre sus necesidades calóricas diarias, un porcentaje equivalente al que perdió, lo cual representa una ingestión diaria aproximada de 115 a 138% al menos durante dos veces el tiempo que se tuvo la enfermedad; también debe asegurarse que la ingestión de vitaminas, zinc y otros oligoelementos sea adecuada. Entre menor sea la edad de los pacientes y mayor sea la duración del cuadro enteral, ocurre mayor detención del crecimiento durante el año en que se presenta la enfermedad. El cuadro 15-2 presenta un estudio prospectivo y comparativo de un grupo de pacientes que recibieron alimentación complementaria con zinc como parte del tratamiento de su enfermedad y otros que no lo hicieron. En ambos casos, la diarrea tiene una duración similar y los resultados muestran las diferencias entre el crecimiento logrado y el esperado (en días por año). Otros estudios han demostrado que sobre el déficit de estatura promedio observado, entre una población indígena (49%) y una población no indígena (18%), la estatura final se sitúa 4 cm por debajo de lo esperado cuando los episodios de diarrea son de grado leve y los individuos reciben alimentación complementaria adecuada posterior al control de cada uno de ellos; en caso de diarrea grave, el déficit de estatura es de 6 cm aunque se haya proporcionado alimentación complementaria adecuada. Los pacientes que no reciben e ingieren los alimentos complementarios durante el tiempo requerido presentan déficit de estatura final de 7 cm en caso de episodios leves de diarrea, y de hasta 9 cm en caso de episodios graves. Los estudios retrospectivos concluyen que no existe diferencia entre la estatura esperada y la lo- grada al término del crecimiento cuando los cuadros entérales representan menos de 6.5% del tiempo de vida durante los tres primeros años de edad; pero cuando la duración de esos cuadros es mayor, se produce un déficit de estatura de 3 a 5 cm tanto a los tres años como durante la adolescencia y al término del crecimiento. Esto también ocurre a pesar de la ausencia de episodios de diarrea o desnutrición a partir del cuarto año de la vida y hasta el término del crecimiento. Lo anterior significa que aunque se vigile de cerca a estos individuos para asegurar la ingestión alimentaria y el estado general de salud adecuados, es posible que no se logre recuperar por completo el déficit de crecimiento producido por episodios repetitivos de diarrea que dan lugar a acontecimientos intermitentes de desnutrición aguda en organismos previamente desnutridos o subnutridos. CRECIMIENTO DE RECUPERACIÓN EN LOS TRASTORNOS DEL CRECIMIENTO DE ORIGEN NUTRICIO El crecimiento de recuperación es el que ocurre en los pacientes que muestran velocidad de crecimiento muy baja de manera temporal como un mecanismo de adaptación "fisiológico", pero que una vez controlados permiten la readaptación del funcionamiento del organismo en condiciones de homeostasis. En este sentido es necesario enfatizar que: 1. El crecimiento de recuperación y la capacidad para lograr una estatura final dentro de las características epigenéticas sólo se logra antes del inicio de la pubertad. Cuando las condiciones de nutrición no son óptimas al iniciar los cambios pubescentes, la estatura final es sin variación menor a la esperada. 2. El crecimiento de recuperación siempre va precedido por la adquisición de una composición corporal adecuada. 3. La regulación fisiológica del sistema de la hormona del crecimiento, así como la respuesta celular en límites fisiológicos a las concentraciones séricas de la hormona del crecimiento y de factor de crecimiento tipo insulina-1, sólo se obtienen cuando la composición corporal refleja un estado nutricio normal. 4. Durante el crecimiento de recuperación, aumenta la sensibilidad de los condrocitos proximales a la hormona del crecimiento al igual que la producción autocrina y efectos paracrinos del factor de crecimiento tipo insulina-1 en condrocitos proximales e intermedios, incluso ante falta de evidencia de modificado- Capítulo 15 • Retrasos del crecimiento de origen alimentario nes en la secreción hormonal, aunque algunos autores informan un ligero incremento en la amplitud de los pulsos de secreción. 5. Existe un mecanismo de regulación que influye sobre el tamaño corporal absoluto, el tamaño corporal relativo al punto diana o estatura final fenotípica, y la capacidad y duración de los episodios de desaceleración (como ajuste "fisiológico" ante acontecimientos adversos que producen pérdida de la homeostasis) y de aceleración o "recuperación" del crecimiento a partir de la readquisición de la homeostasis funcional. Es posible que ese mecanismo se localice en el sistema nervioso central y en particular en el tálamo o hipotálamo; pero aún no se ha demostrado su presencia en experimentos en seres humanos. 6. Además del "regulador central del crecimiento", existen otros mecanismos denominados "control del crecimiento proporcionado" que permiten ajustar los incrementos de la masa de los tejidos blandos al crecimiento esquelético. Lo anterior se deduce por los acontecimientos de los episodios de desnutrición y en los que se hace evidente la siguiente secuencia: A. El tamaño del esqueleto y la masa de los tejidos blandos sufren desproporción durante los episodios de detención del crecimiento causados por desnutrición crónica o crónica agudizada. B. Una vez que se logra un estado nutricio adecuado, es posible que el crecimiento del esqueleto inicie la recuperación acelerada (¿por efectos del "regulador central del crecimiento"?), pero el incremento de la masa de los tejidos blandos (músculo y visceras) no se produce de manera simultánea. C. Cuando se ha logrado recuperar el crecimiento longitudinal del esqueleto, se produce un ajuste paulatino y proporcionado de la velocidad de crecimiento de los tejidos blandos, hasta que se adquieren las relaciones adecuadas (¿por efecto del "control del crecimiento proporcionado"?); de esa manera, la masa y el volumen de los tejidos blandos se mantienen siempre bajo una relación directamente proporcional a la longitud del esqueleto. Esto permite explicar por qué los individuos que presentan episodios crónicos o intermitentes de desnutrición mantienen una masa muscular menor que aquellos que no los sufren, y aunque la estatura final de ellos sea similar es necesario considerar que los prime- 189 ros alcanzaron un crecimiento menor al ideal mientras que los segundos lograron expresar de manera adecuada sus características epigenéticas familiares. 7. El uso de glucocorticoides durante tiempo prolongado, y a dosis mayores de las consideradas fisiológicas (13 a 20 mg/m2/día de hidrocortisona o su equivalente para otros esteroides), tal vez se relacione con recuperación inicial del crecimiento; sin embargo, tiende a producir estaturas finales por debajo de las esperadas, así como disarmonía en las proporciones corporales, ya que retrasa la maduración del esqueleto axil y acelera la del esqueleto apendicular. LECTURAS RECOMENDADAS Bergstrom WH, DeLeon AS, Van Gemund JJ. Growth aberrations in renal disease. Pediatr Clin North Am 1996; 11:563. Beutner EH, Kumar V, Chorzelski TP. Screening for celiac disease. N Engl J Med 1989;320:1087. Byard PJ. Early childhood growth in patients with cystic fibrosis. Ann Hum Biol 1990;17:483. Calzada RL, Bojórquez OA. Causas orgánicas que originan un patrón retrasado de crecimiento. En: Calzada RL (ed). Variantes normales del crecimiento. México: INP, 1996: 241. Graham GC, Adrianzen T, Rabold J. Later growth of malnourished children. Am J Dis Child 1982; 136:348. Griffiths AM, Nguyen P, Smith C, Macmillan JH, Sherman OM. Growth and clinical course of children with Crohn's disease. Gut 1993;34:939. Groll A, Preece MA, Candy DCA, Tanner JM. Short stature as the primary manifestation of coeliac disease. Lancet 1980;2:1097. Kirschner BS. Growth and development in chronic inflammatory bowel disease. Acta Paediatr Scand 1990;366: 98. Knudtzon J, Fluge G, Aksnes L. Routine measurements of gluten antibodies in children of short stature. 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Los varones parecen afectarse de manera más grave, ya que la diferencia de estatura respecto de las mujeres es de 13 cm en una población sana y disminuye a 7 cm en quienes padecen insuficiencia renal crónica. El trasplante renal tal vez normalice la velocidad de crecimiento, pero 30 a 50% de los pacientes obtienen estatura final baja. La velocidad de filtración glomerular inferior a 25 ml/min/1.73 m2 tiende a detener el crecimiento. Sin embargo, las alteraciones del crecimiento son de origen multifactorial en cada caso en particular, por lo que es difícil definir el efecto cuantitativo de cada uno de los acontecimientos involucrados en la detención del crecimiento. Aun en enfermedades renales agudas como la glomerulonefritis, la velocidad de crecimiento disminuye conforme se deteriora la función glomerular, sin importar si existe o no insuficiencia renal crónica. La proteinuria por sí sola puede deteriorar el crecimiento, tanto en el síndrome nefrótico congénito como en el adquirido. Además, el uso de corticosteroides es un factor agregado en la disminución de la velocidad de crecimiento, aunque su efec- to es transitorio y en algunos niños es posible observar "crecimiento de recuperación" luego de su suspensión. Algunas disfunciones tubulares y enfermedades intersticiales se relacionan con detención del crecimiento y del gradiente de maduración. La mayoría de los pacientes con acidosis tubular renal (proximal o distal) muestran normalización de la velocidad de crecimiento cuando se corrige la pérdida de cationes y la acidosis metabólica, pero sólo un porcentaje mínimo logra el "crecimiento de recuperación". Los niños con infecciones de vías urinarias recurrentes y relacionadas con reflujo vesicoureteral también presentan esa normalización luego de la resolución médica o quirúrgica del trastorno o de ambas maneras (fig. 16-2). La diabetes insípida nefrogénica ocasiona que hasta 50% de los pacientes alcancen estatura menor a la esperada para su edad, tal vez por la existencia de hipernatremia, hipovolemia intravascular y malnutrición. En 100% de los pacientes, la resolución de las alteraciones se relaciona con "crecimiento de recuperación". La persistencia de hipopotasemia en el síndrome de Bartter se ha vinculado con detención del crecimiento, pero la gravedad de la depleción del catión y la disminución de la velocidad de crecimiento no mantienen una relación en proporción directa; además, luego del inicio de la pubertad con frecuencia hay tendencia a la recuperación de la estatura, de tal manera que la talla final no es significativamente inferior a la esperada para las características genéticas de los pacientes (fig. 16-3). Los pacientes con nefropatías, en particular en la insuficiencia renal crónica, padecen al menos 191 192 Sección III • Talla baja por diversos trastornos Fig. 16-1. Gráfica de crecimiento de un niño con malformación e infección crónica de vias urinarias y respuesta al tratamiento quirúrgico. cuatro alteraciones orgánicas que influyen en la obtención de estatura baja: 1. 2. 3. 4. Acidosis metabólica persistente. Alteraciones nutricias. Osteodistrofia renal. Alteraciones hormonales. 1. 2. ACIDOSIS METABÓLICA PERSISTENTE 3. Una vez que la velocidad de filtración glomerular disminuye 50% o más, se hace evidente la incapacidad renal para excretar amonio; entonces la acidosis metabólica es inevitable y se intensifica por el catabolismo y nutrición insuficiente que se observa prácticamente en todos los pacientes, así como por las alteraciones relacionadas del equilibrio electrolítico. La acidosis metabólica modifica varias funciones y, aunque la velocidad de filtración glomerular sea normal, produce detención del crecimiento en pacientes con acidosis tubular renal, tanto proximal como distal, ya sea que se relacione o no con un síndrome genético como el de Silver-Russell (figs. 16-4 a 16-9): Incrementa de manera importante el catabolismo de proteínas, en particular valina y leucina, al aumentarse la actividad de la enzima deshidrogenasa de cetoácidos de cadena ramificada, pero también de manera general por el aumento en la producción de glucocorticoides. Favorece la pérdida de electrólitos a través de la orina, en particular potasio y calcio, y en menor cuantía fosfatos y magnesio. Bloquea los mecanismos intramitocondriales para la obtención de trifosfato de adenosina, ya que durante el ciclo de la ubiquinona se requiere de un flujo de seis iones hidrógeno desde la mitocondria hacia el citoplasma que tenga relación con la cadena respiratoria y permita la alcalinización de la matriz mitocondrial, para después invertirse y ser captados en pares por una proteína de membrana como parte del proceso de fosforilación oxidativa. Los iones hidrógeno mitocondriales no pueden salir cuando el citoplasma tiene un pH ácido, y con ello se altera el flujo electrónico de la cadena respiratoria y además se bloquea la fosforilación oxidativa, con la consecuente falta Capítulo 16 • Crecimiento en enfermedades renales 193 Fig. 16-2. Gráfica de crecimiento de un paciente pediátrico con infección crónica de vías urinarias. de generación de trifosfato de adenosina. Al disminuir la energía metabólica, se detiene el proceso de crecimiento celular. 4. Bloquea la expresión y regulación de los mecanismos involucrados en la síntesis de proteínas, ya que en condiciones de acidosis no se lleva a cabo la alcalinización citoplásmica requerida para que el mRNA salga del núcleo y regule la síntesis ribosómica; por el contrario, un medio extracelular con pH bajo favorece la entrada de iones hidrógeno al citoplasma. 5. En condiciones de acidosis disminuye de manera significativa la secreción de hormonas, en tre ellas las del sistema de crecimiento. En la hipófisis inhibe la síntesis de mRNA y la secreción de hormona de crecimiento, e interfiere con la producción hepática de factor de crecimiento tipo insulina-1. ALTERACIONES NUTRICIAS Los pacientes con nefropatía crónica frecuentemente sufren anorexia moderada a grave, náusea y vómito y disfunciones en la motilidad gastrointestinal, lo cual limita de manera importante su inges- tión alimentaria y la absorción de los nutrimentos. Además, las modificaciones terapéuticas en el consumo proteínico pueden agravar el estado de nutrición inadecuado. La ingestión insuficiente de calorías y la detención del crecimiento guardan una relación directamente proporcional. Algunos estudios han demostrado que mientras el aporte sea menor a 67 a 80% de lo recomendado, el crecimiento disminuye hasta en 34%; en cambio, cuando el consumo es mayor de 80 a 100% se produce obesidad pero no recuperación del crecimiento. La persistencia de condiciones catabólicas conduce a decremento de la masa muscular y se vincula con concentraciones séricas bajas de albúmina y transferrina por disminución en su velocidad de síntesis. La disminución en la síntesis de proteínas debido a alimentación inadecuada y el aumento del catabolismo contribuyen en conjunto a reducir la incorporación de las proteínas a procesos biológicos y coadyuvan al aumento en el uso energético de las mismas. Sin importar la cantidad aportada por la ingestión, la conversión a proteínas corporales funcionales es menos eficiente en condiciones de uremia. 194 Sección III • Talla baja por diversos trastornos Fig. 16-3. Gráfica de crecimiento en el síndrome de Bartter y reacción al tratamiento con indometacina y suplemento de potasio. Fig. 16-4. Gráfica de crecimiento de un paciente con acidosis tubular renal tratado de manera adecuada a partir de los tres meses de edad. La capacidad de síntesis proteínica tisular se encuentra mermada en parte por la resistencia a la insulina, de manera que la conversión de proteínas ingeridas en intracelulares no se lleva a cabo, e incluso un aumento en la ingestión se relaciona con mayor utilización energética pero no con la formación de tejidos, lo cual genera obesidad. Entre las alteraciones nutricias, la anemia ejerce un influjo predominante sobre el crecimiento, ya sea que se deba a falta de generación de eritropoyetina o de manera agregada a ingestión y aprovechamiento insuficiente de nutrimentos. Desde el punto de vista teórico, la anemia detiene el crecimiento por varios mecanismos: el apetito disminuido y las infecciones intercurrentes dañan el anabolismo tisular, y la oxigenación deficiente de las células que constituyen el cartílago de crecimiento en huesos largos limita el crecimiento óseo. Por otro lado, la realización adecuada de la cadena respiratoria requiere de concentración intramitocondrial de oxígeno alta y constante; por tanto, los mecanismos de reducción y oxidación se bloquean en condiciones de hipoxemia, y la eficacia en la producción energética se acentúa, con lo cual se favorece la persistencia de un estado catabólico crónico. Capítulo 16 • Crecimiento en enfermedades renales 195 ALTERACIONES HORMONALES Fig. 16-5. Gráfica de crecimiento de un paciente con acidosis tubular renal con tratamiento incorrecto. Puesto que en condiciones de uremia es frecuente observar hemolisis, la hemosiderosis resultante de este proceso puede producir daño y deficiencia parcial de hormonas en hipófisis. OSTEODISTROFIA RENAL En principio se considera que las alteraciones óseas metabólicas ocasionan en parte la detención del crecimiento en niños con insuficiencia renal crónica. Sin embargo, las deformidades esqueléticas pueden contribuir al retraso en el crecimiento pero no existe forzosamente un daño paralelo entre las epífisis y las metáfisis de los huesos largos, y el crecimiento sólo se frena cuando el hiperparatiroidismo secundario produce destrucción grave de la estructura metafisaria que incluso puede fracturar la metáfisis o cuando ocurre desplazamiento epifisario importante. Aun con el uso de dihidroxicolecalciferol (vitamina D3), el crecimiento no mejora. En condiciones de uremia, se produce resistencia a las acciones de la paratohormona sobre el hueso, y con ello se limita la mitosis de las células osteoprecursoras y de los condrocitos y también disminuye la expresión de los receptores para vitamina D. Pero estos efectos son temporales y pueden revertirse, por lo que el lento crecimiento es sensible de recuperación y la estatura final se sitúa muy cerca de la esperada genéticamente. Durante la insuficiencia renal se modifica el estado de homeostasis hormonal. En condiciones fisiológicas el riñón se encarga de degradar 33% de insulina y glucagon, y 67% de proinsulina, péptido C, paratohormona, hormona de crecimiento y prolactina, a través de la captación peritubular de la membrana basolateral, con degradación lisosómica. A partir de una disminución de 50% del flujo glomerular, la depuración de hormonas se reduce de modo paralelo al descenso del flujo sanguíneo renal; por tanto, conforme progresa la insuficiencia renal disminuye la captación tubular y peritubular al igual que la depuración extrarrenal (hepática y muscular), y ello origina aumento desproporcionado de las concentraciones séricas de estas hormonas. El sistema del eje de crecimiento requiere considerar también que las proteínas transportadoras de hormona de crecimiento y de somatomedinas no se eliminan de la circulación cuando se reducen las funciones renales de excreción y por tanto, pese a las concentraciones séricas elevadas de éstas, las fracciones libres están en realidad disminuidas con el consecuente decremento en su actividad biológica. Por último, se ha demostrado reducción de la sensibilidad tisular a hormona de crecimiento y somatomedinas, lo cual se explica por la modificación en la densidad de los receptores tisulares, presencia de sustancias inhibidoras o cambios estructurales del complejo hormona-proteína transportadora-receptor. Con base en lo anterior es posible considerar que las alteraciones en el eje de las hormonas de crecimiento son las siguientes: 1. El niño con uremia se encuentra en un estado de resistencia tisular a la acción fisiológica de la hormona de crecimiento, como lo sugiere el descenso de la expresión del receptor para estahormona y de la producción de factor de crecimiento tipo insulina-1. 2. La actividad biológica de las somatomedinas decae a causa del aumento de las proteínas transportadoras circulantes luego de descenso en su eliminación renal; por ello, pese a concentraciones totales normales de factor de crecimiento tipo insulina-1, las fracciones libres en que reside la actividad biológica son bajas. 3. En contraste, la sensibilidad del cartílago de crecimiento a los esteroides sexuales se mantiene o incluso aumenta. En consecuencia, el crecimiento prepubescente de los pacientes con insuficiencia renal crónica se caracteriza por 196 Sección III • Talla baja por diversos trastornos Fig. 16-6. Gráfica de respuesta al tratamiento en un niño con acidosis tubular renal. reducción en la velocidad de crecimiento; conforme progresa la edad se acentúa la diferencia de estaturas con respecto al promedio poblacional, y además se observa incapacidad de "recuperación" mediada por el eje de la hormona de crecimiento o somatotrópico. En relación con el crecimiento pubescente, los pacientes con insuficiencia renal crónica poseen insensibilidad parcial al efecto de los esteroides gonadales en el eje somatotrópico; así, la secreción diaria de hormona de crecimiento no aumenta ni se potencia su efecto en el cartílago de crecimiento, pero tampoco se modifica la sensibilidad del cartílago de crecimiento a Fig. 16-7. Paciente con síndrome de Silver-Russell (nótese la hemihipotrofia derecha). las hormonas sexuales, de manera que el cierre del cartílago de crecimiento procede normalmente, con lo cual se limita bastante el incremento de estatura vinculado con la pubertad. Los pacientes sometidos a trasplante presentan recuperación en la sensibilidad del eje somatotrópico a los esteroides gonadales y es posible que el brote de crecimiento pubescen- Fig. 16-8. Gráfica de crecimiento y respuesta al tratamiento en un paciente con síndrome de Silver-Russell y acidosis tubular renal. Capítulo 16 • Crecimiento en enfermedades renales 197 Fig. 16-9. Gráfica de respuesta al tratamiento en un varón con síndrome de Silver-Russell y acidosis tubular renal. te ocurra sin alteraciones; pero el uso de glucocorticoides a dosis altas puede bloquear casi por completo los efectos de la testosterona y el estradiol y al mismo tiempo ocasionar velocidades subnormales de crecimiento. Se ha demostrado que entre la dosis de glucocorticoides y la amplitud de los episodios de secreción de hormona de crecimiento hay una relación inversamente proporcional. 4. Las pruebas de estimulación con hormona liberadora de hormona de crecimiento, argini-na, L-dopa e hipoglucemia inducida por insulina muestran elevaciones muy acentuadas de hormona de crecimiento. Paradójicamente, la hiperglucemia origina elevación marcada de los valores de hormona de crecimiento aunque por lo general produce disminución; asimismo, la aplicación de hormona liberadora de tirotropina intravenosa, que fisiológicamente no modifica esos valores, produce incremento extremo en pacientes con uremia. Lo anterior permite comprender por qué la detención del crecimiento en pacientes con insuficiencia renal debe analizarse de manera individual, y por qué el crecimiento no mejora en ausencia de homeostasis completa pese a la corrección de uno solo de los factores en teoría involucrados en la estatura baja. Diversos investigadores han demostrado que aun con la corrección de la acidosis, desnutrición y osteodistrofia renal no se observa normalización del crecimiento, por lo que en la actualidad se realizan diversos estudios para conocer el efecto de la administración de hormona de crecimiento humana biosintética bajo homeorrexis. En estas condiciones es conveniente conocer las acciones del sistema de la hormona del crecimiento sobre el funcionamiento renal, Se ha demostrado que existen receptores para hormona de crecimiento en túbulos proximales y el asa de Henle, y para factor de crecimiento tipo insulina-1 a nivel glomerular, túbulos proximales, asa de Henle, túbulos distales asi como en túbulos colectores corticales y medulares. La hormona de crecimiento y el factor de crecimiento tipo insulina-1 aumentan la gluconeogénesis y la formación de amonio, y este último también estimula la resorción de fosfato dependiente de sodio, el transporte transepitelial de sodio, la velocidad de filtración glomerular, el flujo plasmático renal y la velocidad de crecimiento del riñon. Sin duda, el uso de hormona de crecimiento humana biosintética en pacientes con insuficiencia renal crónica acelera casi al doble la velocidad de crecimiento durante el primer año de tratamiento; asimismo, aunque su eficacia disminuye con el tiempo, la estatura mejora en 1.5 desviaciones estándar en los dos primeros años y dos desviaciones estándar en cuatro años, tanto en relación con el crecimiento del mismo paciente como en estudios con placebo. Además, la edad ósea progresa de manera paralela a la cronológica, por lo que se piensa que es posible alcanzar una estatura final bastante mayor (fig. 16-10). Los efectos de hormona de crecimiento biosintética durante la pubertad son más difíciles de 198 Sección III • Talla baja por diversos trastornos Fig. 16-10. Gráfica de crecimiento de un varón con insuficiencia renal crónica. evaluar, sobre todo porque la velocidad a la que progresa la edad ósea es mayor que en pacientes controles, pero el consenso general es que se logra inducir un brote de crecimiento pubescente de intensidad adecuada, aunque de menor duración que en pacientes sanos, con lo que la estatura final mejorará en 1 a 1.5 desviaciones estándar. La hormona de crecimiento biosintética, además de acelerar la velocidad de crecimiento, produce disminución del tejido subcutáneo (efecto lipolítico) y mayor incorporación de las proteínas alimentarias a proteínas tisulares, y esto demuestra que los efectos de los glucocorticoides utilizados en la mayoría de los pacientes se contrarrestan por lo menos durante el primer año de tratamiento. La hormona de crecimiento aumenta el flujo glomerular en el riñon, y la hiperfiltración sostenida deteriora la función renal a mediano y largo plazo; por ello se ha estudiado con detalle este parámetro en pacientes sometidos a trasplante, sin encontrar diferencias con respecto al grupo placebo a dos y tres años de tratamiento. Algunos grupos han demostrado que los episodios de rechazo agudo al trasplante renal aumentan en pacientes manejados con hormona de crecimiento biosintética; sin embargo, otros han observado que no existe diferencia a tres ni a cuatro años de tratamiento. La eficacia de la hormona de crecimiento biosintética a distintas dosis se ha estudiado en pacientes con diálisis y sin ella. De ese modo, se ha encontrado que la administración de 1 UI/kg/semana produce efectos superiores que a dosis menores (aumenta la velocidad de crecimiento de 2.8 a 5.3 cm/año en pacientes prepúberes, y de 2.9 a 5.9 cm/ año en pacientes púberes); además, en pacientes con diálisis peritoneal o hemodiálisis el efecto es mejor que en pacientes que aún no se someten a estos procedimientos. Asimismo, la eficacia es mayor cuando el estado acidobásico y la nutrición del paciente son adecuados y cuando la dosis de esteroides se administra en días alternos. Mehls y colaboradores informan que la estatura aumenta en 1.5 y 2 desviaciones estándar luego de 2 y 4 años de tratamiento, respectivamente. Koch y colaboradores mostraron que en pacientes con insuficiencia renal crónica y con manejo conservador, la velocidad de crecimiento aumentó de 4.9 a 8.9 cm/año; este efecto se confirmó en estudios controles con placebo, en que la velocidad de crecimiento aumentó 2.9 cm luego de seis meses de tratamiento, mientras que el incremento fue de 4.2 a 7.3 cm/año en pacientes con diálisis. Un grupo de estudio europeo-australiano informa datos similares de velocidad de crecimiento, y además mediante el análisis del uso de hormona de crecimiento en la edad ósea demostró que ésta mantiene correlación con el avance de la edad cronológica; también concluyó que el aumento de la creatinina sérica de 204 a 230 y 262 mmol/L en 12 y 24 meses se debe al incremento de la masa muscular, sin modificar la expectativa de funcionamiento renal. Todos los estudios anteriores concluyen que, en pacientes prepúberes, la respuesta observada en términos de velocidad de crecimiento es mayor en el primer año e incluso en el segundo año de trata- Capítulo 16 • Crecimiento en enfermedades renales miento entre menor sea su edad y su velocidad de crecimiento y entre mejor sea su funcionamiento renal residual antes del inicio del tratamiento con hormona de crecimiento biosintética. La respuesta en púberes es más diñcil de evaluar por la aceleración que experimenta la edad ósea en esta etapa. Los efectos de la hormona de crecimiento en pacientes que han sido sometidos a trasplante son: aceleración de la velocidad de crecimiento sin que se modifique la velocidad de progresión de la edad ósea; ligero aumento en la velocidad de filtración glomerular sin modificaciones a dos y tres años en la función renal, y episodios de rechazo en número similar al observado en pacientes controles. No se han observado efectos indeseables secundarios al uso de hormona de crecimiento biosintética; pero es posible que los pacientes con predisposición genética presenten elevación en los valores séricos de insulina, sin deterioro de los de glucemia, y se acepta que evolucionan con resistencia transitoria a la insulina, la cual no origina diabetes mellitus. El incremento de la velocidad de crecimiento es mayor en pacientes que recibieron trasplante y en quienes se apegan a tratamiento conservador que en los sujetos sometidos a diálisis, y es posible que ello tenga relación con la función renal más baja de este último grupo. Aun con el uso concomitante de glucocorticoides y de inmunosupresores se observa un incremento significativo en la velocidad de crecimiento. LECTURAS RECOMENDADAS Arnols WC, Danford D, Holliday MA. Effects of caloric supplementation on growth in uremia. Kidney Int 1983; 24:205. Bartosh S, Kaiser B, Rezvani I, Polinsky M, Schulman S, Palmer J, Baluarte HJ. 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Hokken ACSK, Hacken WHL, Stijnen T, Wit JM, de Miunick Keizer-Schrama SMPF, Drop SLS. 24-hour plasma growth hormone (GH) profiles, urinary GH excretion and plasma insulin-like growth factor I and II levels in prepubertal children with chronic renal insufficiency and severe growth retardation. J Clin Endocrinol Metab 1990;71:688 Hokken ACSK. Growth hormone treatment in children before and after renal transplantation. J Pediatr Endocrinol Metab 1996;9:359. Janssen F, van-Damme RL, Van MD, Hall M, Proesmans W, Goos G. Effects of recombinant human growth hormone on graft function in renal-transplanted children and adolescents: the three-year experience of a Belgian Study Group Transplant. Proc 1993;25:1049. Mehls O, Ritz E. Skeletal growth in experimental uremia. Kidney Int 1983;21(supl):53. Mehls O, Tonshoff B, Haffner D, Wiihl E, Schaefer F. The use of recombinant human growth hormone in short children with chronic renal failure. J Pediatr Endocrinol 1994;7:107. Potter DE, Najarían J, Belzar F, Holliday MA, Horns G, Salvatierra O. Long-term results of renal transplantation in children. Kidney Int 1991;40:752. Powell DR, Liu F, Baker B, Lee PDK, Belsha DW. Characterization of insuline-like growth factor binding protein3 in chronic renal failure serum. Pediatr Res 1993;33: 136. Rizzoni G, Broyer M, Brunner FP. Combined report of regular hemodialysis and transplantation in Europe, 1985. Proc EDTA 1986;23:55. Schaefer F, Hamill G, Stanhope R, Preece MA, Scháer K. Cooperative study group on puberal development in chronic renal failure. Pulsatile growth hormone secretion in peripubertal patients with chronic renal failure. J Pediatr 1991; 119:568. Scharer K, Gilli G. Growth in children with chronic renal insufficiency. En: Fine RN, Gruskin AB (eds). End-stage renal disease in children. Philadelphia: WB Saunders, 1984:27. Tónshoff B, Veldhuis JD, Heinrich U, Mehls O. 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En toda niña con estatura baja debe sospecharse síndrome de Turner aunque carezca de las características somáticas propias de pacientes con fórmula cromosómica correspondiente a monosomía regular del cromosoma X (45,XO), ya que según se detalla más adelante la pérdida parcial de uno de los cromosomas X se relaciona con muy pocas características físicas específicas o incluso ninguna de ellas (figs. 17-1 y 17-2). En particular la deficiencia de más de 10 cm de estatura para la edad con respecto a lo esperado para las características familiares debe despertar recelos, sin importar si existe o no retraso en la edad ósea. También es necesario considerar la posibilidad de que exista síndrome de Turner en toda niña que al nacer tenga una longitud menor de 48 cm y sobre todo si posee edema localizado en pies o manos (linfedema). El diagnóstico se establece mediante análisis del cariotipo en sangre periférica, pero es importante señalar que la fórmula cromosómica hallada en los linfocitos no representa por fuerza un fenómeno universal en todas las células somáticas del organismo; esto explica por qué la estatura de pacientes con cariotipo similar puede variar de manera significativa, y también permite entender las diferencias informadas en la capacidad de sintetizar estrógenos ováricos con la consecuente variancia en el inicio y progresión de la pubertad e incluso de la capacidad reproductora. De hecho, se cree que el embrión con cariotipo universal 45,XO no es viable y se aborta en el primer trimestre de la gestación, y que, por tanto, los que pueden sobrevivir 200 durante la gestación corresponden a organismos que contienen ambos cromosomas X en un porcentaje más o menos indeterminado de las células somáticas. Fig. 17-1. Paciente con síndrome de Turner por monosomía regular 45.XO. Capítulo 17 • Crecimiento en el síndrome de Turner Fig. 17-2. Paciente con síndrome de Turner por mosaico 45,XO/ 46,XX. La incidencia del síndrome está determinada sólo para las niñas con monosomía regular en linfocitos, pero mientras se realicen cariotipos en mujeres con estatura baja, sin fenotipo característico, se observará incidencia cada vez más alta de monosomías irregulares o "mosaicos" que muestran una fórmula cromosómica 45,XO/46,XX en porcentaje diverso. Sin importar la causa que originó la sospecha diagnóstica, es importante considerar algunas características que se encuentran en la mayoría de las pacientes con síndrome de Turner y que se relacionan con el fenómeno del crecimiento: fases del crecimiento, estatura final, edad ósea, masa ósea y sistema de la hormona de crecimiento. FASES DEL CRECIMIENTO La mayoría de las niñas con síndrome de Turner atraviesan por las siguientes fases de crecimiento: 1. El crecimiento intrauterino se retrasa de manera moderada, y al nacer las afectadas miden en promedio 3 cm menos que las sanas. Asi- 201 mismo, el crecimiento intrauterino puede limitarse aún más cuando coexiste con disfunciones nutricioplacentarias, y la longitud normal al nacer no excluye la posibilidad del síndrome. Desde luego existe la posibilidad de nacimiento prematuro, y ello hace más difícil evaluar las diferencias entre una paciente con síndrome de Turner y otra prematura pero sana. 2. Siempre y cuando el crecimiento intrauterino se haya afectado por alteraciones extrafetales, durante los primeros seis meses de edad puede evidenciarse crecimiento de recuperación, que sin embargo difícilmente sitúa la longitud por arriba de la percentila 50 poblacional. En los escasos estudios realizados, es muy frecuente observar estatura muy cercana o por debajo de la percentila 3 poblacional a pesar de medidas diseñadas para permitir el crecimiento de recuperación posnatal. 3. Entre los seis meses y los tres años, la veloci•dad de crecimiento es similar a la que se registra en niñas sanas, por lo que la progresión de la estatura se mantiene equidistante de la percentila 50 y de la media poblacional, y la velocidad de crecimiento se ubica incluso en la per centila 25. 4. A partir del tercer año en la mayoría de las pacientes existe disminución de la velocidad de crecimiento, que origina incremento de la es tatura menor al esperado de modo persistente, lo cual poco a poco acentúa el déficit de esta tura en la etapa prepubescente; esto también ocurre en 100% de las pacientes durante el cuarto año. A los 12 años de edad, las pacientes tienen un déficit promedio de 15 cm, en relación con lo esperado para sus características epigenéticas familiares. Sin embargo, la estatura en esta etapa muestra una correlación directamente proporcional con la talla media familiar, de manera que se ubica en las percentilas poblacionales "habituales" cuando la estatura de los padres se localiza por arriba de la media; es posible que esto dificulte la detección de alteraciones del crecimiento cuando se carece de análisis periódico completo de este fenómeno y cuando la estatura mínima esperada de una mujer no se calcula de acuerdo con las estaturas de los padres. 5. En la mayoría de las pacientes el desarrollo pubescente no se presenta de manera espontánea debido a falta de producción hormonal ovárica y por ello tampoco se genera aceleración de crecimiento ("pico o brote" de crecimiento pubescente), con lo cual la estatura 202 Sección III • Talla baja por diversos trastornos baja es mucho más ostensible en esta etapa. Sin embargo, la maduración esquelética también progresa con lentitud y, por tanto, se prolonga el crecimiento incluso hasta los 15 o 16 años, de modo que en términos generales hay un déficit de 7 a 8 cm de estatura atribuido a la limitación pubescente ESTATURA FINAL Los informes de estatura en las mujeres adultas con síndrome de Turner varían de modo considerable entre una población y otra, como se muestra en el ejemplo del cuadro 17-1. La diferencia de hasta 10 cm en pacientes con características genéticas similares se explica con base en factores nutricios o ambientales capaces de limitar el crecimiento de cualquier individuo. El análisis de la descripción del crecimiento en distintos grupos estudiados permite determinar lo siguiente: 1. En términos generales, la media de estatura descrita para las pacientes de una población determinada se encuentra 20 cm por debajo de lo expresado en la percentila 50 poblacional que corresponde a mujeres en apariencia sanas. 2. El patrón de crecimiento reportado por los distintos autores es sin variación casi paralelo; es decir, los incrementos de estatura de las pacientes con síndrome de Turner (como grupo) son muy semejantes, sin importar las características geográficas. 3. La variabilidad de la estatura es en cuantía similar a la observada en población normal, lo cual confirma que la estatura final obtenida mantiene una relación en proporción directa con la estatura epigenética de la familia. De esa manera, las pacientes que provienen de Cuadro 17-1. Informes de estatura en mujeres adultas con síndrome de Turner Desviación Estudio Promedio estándar 45 136.7 6.9 117 136.9 5.5 90 62 142.3 142.7 6.0 6.4 Lyon Dinamarca 138 76 142.9 146.8 6.7 6.8 Alemania 46 146.9 7.2 Japón México Estados Unidos Italia Número familias altas miden hasta 20 cm más que aquellas provenientes de familias con estatura baja. En este sentido es posible analizar dos posibilidades: A. La estatura final esperada es de 170 cm (con límites de 166 a 174 cm) cuando el padre y la madre miden 183 y 170 cm, respectivamente. Si una de las hijas de esta pareja padece síndrome de Turner es muy probable que su estatura final se sitúe en 148 a 152 cm, es decir, muy cercana a la percentila 3 poblacional. Estas características pueden hacer que el diagnóstico no se sospeche sino hasta cerca de los 10 a 11 años de edad, cuando se evidencia retraso pubescente o cuando la función ovárica es relativamente suficiente y la paciente se somete a revisión médica por amenorrea primaria o incluso esterilidad. B. La estatura final esperada es de 150 cm cuando el padre y la madre miden 163 y 150 cm, respectivamente; por ello, una niña con el problema genético alcanza una estatura adulta media de 130 cm, muy alejada de la percentila 3 poblacional. En este caso, es probable que desde la edad escolar la hija se someta a evaluación por estatura baja. La estatura final de las pacientes con síndrome de Turner en apariencia mantiene una correlación adecuada con la talla media familiar. Pero estudios recientes demuestran que la estatura materna es un determinante más valioso que la paterna, y que el coeficiente de correlación entre la estatura de hija y madre es de 0.334 frente a 0.281 entre madres e hijas sanas; en cambio, la correlación de la estatura del padre es de 0.266 en comparación con 0.365 en individuos sanos. Este hecho pudiera sumarse a las evidencias existentes en el sentido de que el cromosoma X faltante o anormal es de origen paterno y debe tomarse en cuenta para predecir la estatura final que alcanzará una niña con síndrome de Turner, ya sea de manera espontánea o mediante tratamiento médico. En la actualidad no es concluyente si la estatura final alcanzada se relaciona con el cariotipo en sangre periférica. Sin embargo, es notorio que las pacientes con isocromosoma X poseen estatura bastante menor que aquéllas con monosomía regular, mientras que las portadoras de mosaico 45,XO/ 46,XX logran alcanzar las mayores estaturas. Así entonces, las pacientes con mosaico XO/ XX cuyos padres posean estaturas ubicadas por arriba de la media poblacional tienen mejor pronóstico de estatura final que aquellas con iso- Capítulo 17 • Crecimiento en el síndrome de Turner cromosoma X y padres de estatura baja. En el cuadro 17-2 se observan las diferencias encontradas en un estudio alemán-austriaco realizado en 1991. La normalidad del crecimiento debe establecerse utilizando como parámetro de comparación las tablas diseñadas para grupos de pacientes con síndrome de Turner, ya que con frecuencia el uso de gráficas para mujeres sin anomalía conlleva el riesgo de infraestimar desviaciones pequeñas que alejan a la paciente de su canal percentilar de crecimiento (figs. 17-3 a 17-5). De manera similar, cuando el pronóstico de estatura final se evalúa mediante gráficas de crecimiento es aconsejable emplear modelos construidos de manera específica con pacientes que poseen síndrome de Turner y además considerar la estatura de los padres y la edad ósea de la paciente. EDAD OSEA La maduración biológica progresa en las pacientes con síndrome de Turner de manera distinta a la descrita de modo habitual para la población general. Diversos factores hormonales y ambientales originan velocidad de maduración más lenta que en las niñas sanas; incluso los estudios de seguimiento minucioso han descrito que la progresión evoluciona con periodos de detención seguidos por periodos de aceleración rápida, cuyo resultado anual sin embargo implica una maduración menor a 365 días. Por lo general, desde los 2 a 3 años de edad empieza a notarse disminución en la velocidad de la edad ósea. En promedio, de los 4 a los 9 años la edad ósea se encuentra retrasada un año con respecto a la cronológica; posteriormente muestra desaceleración más marcada, con retraso de dos años de los 10 a los 15, y hasta de tres años de los 15 a los 18 años de edad cronológica. La maduración completa o de 100% se logra alrededor de los 20 e incluso 25 años. Por otro lado, durante el análisis radiográfico de la edad ósea es necesario tomar en cuenta que la Cuadro 17-2. Resultados de un estudio alemán-austriaco (1991) donde se relacionan el cariotipo y la estatura final Desviación Cariotipo 45,XO Número Promedio estándar 24 147.0 7.5 46,X,i(Xq) 8 143.0 6.5 45,XO/46,XX Otros 9 3 149.2 150.4 6.2 8.5 44 146.9 7.2 Total 203 estructura ósea de estas pacientes es distinta y se caracteriza por trabeculación irregular de los huesos del carpo que puede dificultar su observación durante los primeros estadios de calcificación, por lo que la interpretación debe realizarse con cautela. MASA OSEA Además de las anormalidades esqueléticas (acortamiento del cuarto metacarpiano, disminución del ángulo del carpo, deformidad de Madelung y trabeculación irregular de los huesos del carpo), las pacientes con síndrome de Turner manifiestan disminución de la masa ósea. La determinación de los parámetros aceptados como índice confiable de masa ósea (grosor cortical y diámetro diafisario) demuestra que existe déficit de hasta 1.3 desviaciones estándar para el grosor cortical y de hasta 2.16 desviaciones estándar para el diámetro diafisario en relación con el promedio poblacional para la edad. La disminución de la masa ósea se hace más notable desde los ocho años de edad, y alcanza su máximo a los 13 años, pero en edades posteriores se comporta de manera similar que en mujeres posmenopáusicas. Así entonces, parece evidente que la masa ósea guarda una relación directamente proporcional con la deficiencia en la producción ovárica de estrógenos, si bien pudiera estar incrementada por la disminución concomitante observada en la hormona de crecimiento y en sus efectos. Existen muy pocos estudios en los que se haya analizado la masa ósea mediante densitometría y ellos confirman los hallazgos ya mencionados; esto demuestra que la disminución de masa ósea en relación con los pacientes controles se debe a un fenómeno esquelético universal para cada organismo. La causa de disminución en la masa ósea parece ser de manera predominante menor captación y retención de minerales (calcio y fósforo) en el sistema esquelético, pero también la síntesis inadecuada del tejido de sostén y pérdida acelerada del mineral óseo. SISTEMA DE LA HORMONA DE CRECIMIENTO Los estudios encaminados a analizar la secreción de hormona de crecimiento, tanto espontánea como inducida por fármacos, han mostrado que las características de pacientes con síndrome de Turner son similares a las de personas sanas de su misma edad y sexo, por lo que al menos en edades prepubescentes habituales no debe afirmarse a priori que existe déficit de esta hormona, y cualquier sospe- 204 Sección III • Talla baja por diversos trastornos Fig. 17-3. Curvas de talla acumulada en pacientes mexicanas con síndrome de Turner (líneas continuas) y su comparación con niñas europeas con el mismo padecimiento (líneas discontinuas). cha de disfunción en este sentido debe valorarse y en su caso demostrarse. Sin embargo, de manera universal desde los ocho años de edad disminuyen de manera significativa las concentraciones séricas de factor de crecimiento tipo insulina-1 y de proteína transportadora de factor de crecimiento-3 tipo insulina-1, así como la secreción espontánea de hormona de crecimiento; es probable que estos descensos se deban a hipoestrogenismo y se restablezcan con la administración de etinilestradiol. Por otro lado la progresión de la edad ósea y la reducción de la velocidad de crecimiento, así como de las concentraciones de factor de crecimiento tipo insulina-1 y proteína transportadora-3 de factor de Fig. 17-4. Gráfica de crecimiento de niñas mexicanas con síndrome de Turner, comparadas con niñas normales (de acuerdo con el estudio del doctor Ramos Galván). Capítulo 17 • Crecimiento en el síndrome de Turner Fig. 17-5. Velocidad de crecimiento en niñas mexicanas con síndrome de Turner en comparación con velocidad de crecimiento de niñas mexicanas normales. crecimiento tipo insulina-1 deben considerarse marcadores relativamente adecuados de la función ovárica; esta situación es en particular importante en las niñas con cariotipos 45,XO/46,XX. Sin importar las características de crecimiento de las pacientes con síndrome de Turner, es necesario considerarlas un organismo completo; por eso es importante estudiar la posibilidad de enfermedades orgánicas y psicomotrices descritas de modo habitual en relación con la alteración del cariotipo, y evaluar con periodicidad el estado general de salud y el posible efecto de las condiciones socioeconómicas y culturales. Una vez establecido el diagnóstico, es de valor especial descartar o confirmar la existencia de las siguientes entidades patológicas: 1. Estenosis aórtica. Es importante realizar un electrocardiograma y una telerradiografía de tórax, ya sea que se detecte o no la existencia de soplo sistólico. La frecuencia de cardiopatías es de 20% en promedio. 2. Alteraciones renales. Pueden incluir desde agenesia renal unilateral, riñon ectópico y riñón en herradura hasta reflujo vesicoureteral. Las afectadas requieren de evalución a través de pruebas de funcionamiento renal que inclu yen desde un examen general de orina y determinación de la depuración de creatinina hasta un ultrasonido renal y urografia excretora, y si es necesario también cistouretrografía. Se in forma que hasta 40% de las pacientes padece alguna anormalidad renal. 3. Alteraciones en oído medio. Abarcan desde hipoplasia del conducto auditivo externo hasta hipoacusia, y hay predisposición marcada a in- 205 fecciones de oído medio relacionadas o debidas a infecciones de garganta, nariz y senos paranasales. 4. A partir de los seis a siete años de edad se apre cia un incremento en la incidencia de tiroiditis linfocíticas crónicas que en principio se carac terizan sólo por aumento de consistencia de la tiroides y más tarde originan crecimiento pau latino y disminución de la función. El hipotiroidismo resultante puede modificar el creci miento y la capacidad de adecuación a activi dades académicas. El diagnóstico tiene que establecerse luego de detectar incremento de consistencia de la glándula, y es conveniente confirmarlo mediante pruebas de función tiroi dea con anticuerpos y biopsia por aspiración con aguja fina. 5. Aunque en los primeros informes de la litera tura médica se menciona que el coeficiente in telectual de las pacientes es menor que el de la población general, los estudios actuales muestran, sin lugar a dudas, que el coeficiente es normal, y que el rendimiento escolar es similar al de la población. Incluso algunos estudios han comprobado que la incidencia de problemas mentales, cuando existen, es menor en pacientes con cariotipo 45,XO (18%) que en pacientes con otras fórmulas cromosómicas (32%). Las pacientes con síndrome de Turner poseen un nivel académico máximo similar al de sus hermanas, pero registran mucho mayor índice de desempleo (media de 23% con límites de 6 a 50%) que ellas y que las pacientes con otras fórmulas cromosómicas, lo cual ha tratado de explicarse con base en el aspecto físico que las sitúa en condición de desventaja en relación con el resto de las aspirantes a un trabajo y con base en el aumento considerable de la competencia por encontrar empleos bien remunerados desde 1970. Sin embargo, no parece haber diferencia estadística relacionada con la estatura o coeficiente intelectual entre aquellas que consiguen y mantienen un trabajo remunerado y aquellas que no lo consiguen o que lo pierden. Otro hecho de importancia es que 35% de las pacientes nunca ha tenido pareja sexual, y que 15% adicional no ha conseguido una relación estable de pareja; esto puede deberse a falta de información y educación, a terapia estrogénica insuficiente o faltante, o a que hasta 52% de las mujeres adultas con síndrome de Turner tienen problemas con la autoimagen y seguridad, y no aceptan ser portadoras de un trastorno orgánico. 206 Sección III • Talla baja por diversos trastornos El tratamiento hormonal de las pacientes con síndrome de Turner está fuera de los propósitos de esta obra, pero no pueden dejar de mencionarse las conclusiones de los diversos estudios de intervención que se han realizado. Hormona de crecimiento Cuando la estatura final esperada es menor a 150 cm es posible considerar el uso de hormona de crecimiento humana biosintética. Como se ha demostrado para otros grupos de pacientes, el efecto es mejor a menor edad, menor edad ósea y menor velocidad de crecimiento previas al inicio de la terapéutica. La dosis recomendada es de 1.0 U/kg/semana, dividida en siete días, con aplicación nocturna. La aceleración en la velocidad de crecimiento durante el primer año de tratamiento varía entre 4 y 7 cm/ año; disminuye en 20 a 25% durante el segundo año, y hasta 50% en el tercer año. En pacientes menores de 10 años de edad se recomienda administrar sólo hormona de crecimiento, y no se ha observado utilidad en la combinación de ésta y anabólicos del tipo de la oxandrolona, o estrógenos. En pacientes mayores de 10 años de edad se recomienda combinar el tratamiento de hormona de crecimiento con etinilestradiol, pero sólo durante el primer año de manejo y con la finalidad de aumentar la ganancia de estatura. El estudio alemán en que se evalúa el tratamiento de 228 pacientes concluye que los mejores resultados se obtuvieron con la combinación de hormona de crecimiento en dosis de 0.8 U/kg/semana (en especial la obtenida por ingeniería genética a través de células de mamífero) y oxandrolona en dosis de 0.05 a 0.1 mg/kg/día. Estrógenos En la media de la población sin insuficiencia gonadal se observa incremento de las concentraciones séricas de estradiol a partir de los siete años de edad, con valores mayores a 50 pg/ml a los nueve años, y pulsatilidad a partir de los 11 años. Por ello se ha recomendado el uso de estrógenos en las pacientes con síndrome de Turner a partir de las mismas edades, aunque su mayor inconveniente es que producen aceleración en la velocidad de maduración esquelética, lo cual puede disminuir la eficacia de la hormona de crecimiento si ésta no se utiliza en combinación desde el principio del tratamiento. Para la inducción de la pubertad se recomienda el uso de etinilestradiol por vía oral a dosis ba- jas, o la aplicación transdérmica de 17-beta-estradiol. En ese sentido existen algunas controversias; pero el consenso general es que el tratamiento debe iniciarse una vez que la pubarquía aparece de manera espontánea, y que sus efectos son subóptimos cuando la paciente ya alcanzó un estadio equivalente a la etapa cuatro de vello púbico de acuerdo con la clasificación de Tanner y Marshall. La maduración mamaria progresa con más lentitud que en la población general, y en término medio se requieren de tres a cuatro años para lograr un desarrollo mamario completo, aunque el volumen final alcanzado es menor que el de otras mujeres de la misma familia. La administración de estrógenos, cuando está indicada, debe hacerse en menor dosis posible, y durante ella es necesario evaluar la respuesta clínica de la paciente y el grosor del endometrio uterino mediante ultrasonido, ya que existe la posibilidad de que ocurra hiperplasia de este último. La eficacia y los resultados finales del tratamiento estrogénico sustitutivo varían de acuerdo con la sensibilidad individual, por lo que cada caso requiere de análisis específico para definir la dosis mínima requerida en los distintos momentos del desarrollo y la que se mantendrá a partir de entonces. Además de los datos de crecimiento y de desarrollo pubescente ya señalados, la terapia sustitutiva estrogénica mejora sensiblemente la masa ósea de las pacientes y evita, por tanto, la instalación de osteoporosis temprana. LECTURAS RECOMENDADAS Altamirano BN. Tratamiento de pacientes con síndrome de Turner con hormona de crecimiento humana biosintética. En: Calzada RL (ed). El sistema de la hormona de crecimiento. México: Bermúdez, 1995:213. Armendares S. Síndrome de Turner. Diagnóstico y manejo terapéutico. México: Salvat, 1979. Bemasconi S, Ghiconi L, Volta C, Morano M, Giovanelli G. Spontaneous growth hormone secretion in Turner's syndrome. J Pediatr Endocrinol 1992; 101. Brook GDC, Miirset G, Zachmann M, Prader A. Growth in children with 45 X0 Turner syndrome. Arch Dis Child 1974;49:789. Butenandt O, Schmitt S. Metabolic aspects in growth hormone treatment of Ulrich-Turner syndrome. J Pediatr Endocrinol Metab 1992;5:95. Conte F, Grumbach M, Kaplan S. A disphasic pattern of gonadotropin secretion in patientes with the syndrome of gonadal dysgenesis. J Clin Endocrinol Metab 1975; 40:670. Capítulo 17 • Crecimiento en el síndrome de Turner Fernandez AL, Basterra C (eds). Second International Turner contact group meeting. Stockholm: Kabi Pharmacia Peptide Hormones, 1995:1. Joss EE. Anabolic steroids in girls with Turner's syndrome. 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J Pediatr Endocrinol Metab 1993;6:33. Capítulo 18 Deficiencia de hormona de crecimiento En el presente capítulo se describen y analizan de manera crítica las características clínicas que permiten establecer la sospecha diagnóstica de deficiencia de hormona de crecimiento, y además se exponen las controversias al respecto. En primer lugar, las manifestaciones clínicas de la deficiencia de hormona de crecimiento pueden variar de acuerdo con la etiología entre un paciente afectado y otro, y además se modifican con la edad y gravedad del trastorno, por lo que incluso en un mismo individuo es posible encontrar diferencias en la descripción, entre dos momentos distintos de la vida. La investigación sobre la capacidad de secreción hipofisaria de hormona de crecimiento se realiza en gran número de individuos con estatura baja. Por esta razón en la actualidad debe asumirse que en principio existe deficiencia de esa hormona en todo individuo con secreción espontánea disminuida de hormona de crecimiento, suficiente para condicionar que su estatura se sitúe por fuera de los rangos establecidos como habituales para una población. Asimismo, el calificativo de insuficiente de hormona de crecimiento puede aplicarse a un gran porcentaje de individuos en situaciones como talla baja familiar, talla baja idiopática, sobrevivientes de desnutrición crónica y de enfermedades sistémicas, retraso de crecimiento intrauterino, e incluso en niños con maltrato físico y deprivación afectiva; por ello ha podido establecerse que las únicas características comunes en estos pacientes son estatura más de dos desviaciones estándar por debajo del promedio poblacional (con excepción de las deficiencias transitorias de hormona de crecimiento), velocidad de crecimiento baja, edad ósea 208 retrasada, y armonía en las proporciones corporales durante la infancia. A los grupos mencionados es conveniente agregar las enfermedades que se caracterizan por resistencia periférica a la hormona de crecimiento y aquéllos con falta de producción de factor de crecimiento tipo insulina-1, las cuales se analizarán en capítulos posteriores. Con base en lo anterior, es evidente que existe dificultad para establecer la frecuencia con que se presenta deficiencia de hormona de crecimiento en una población determinada, con excepción de la denominada deficiencia de hormona de crecimiento "clásica", que se encuentra en uno de cada 6 000 a 30 000 niños. Las características generales de los pacientes con deficiencia de hormona de crecimiento son estatura baja y velocidad de crecimiento subnormal, edad ósea retrasada y armonía en las proporciones corporales. A continuación se detallan cada una de ellas. TALLA BAJA Y VELOCIDAD DE CRECIMIENTO SUBNORMAL Los niños con deficiencia de hormona de crecimiento deben necesariamente de crecer poco, pero esto es una condición relativa y no absoluta, ya que aunque son más bajos que otros niños de su edad y población, y expresan crecimiento menor al esperado para su genotipo, no todos ellos tienen estatura baja ni toda la estatura baja se acompaña de deficiencia de hormona de crecimiento. Por ejemplo, es posible que la deficiencia sea transitoria y no evolucione con alguna manifestación, excepto por disminución en la velocidad de crecimiento y Capítulo 18 · Deficiencia de hormona de crecimiento 209 ligero retraso en la edad ósea, como sucede en niños con deprivación emocional. A largo plazo todos los pacientes con deficiencia de hormona de crecimiento muestran estatura inferior a la observada en la población general; pero es necesario considerar que la estatura al nacer es normal en la mayoría de ellos y sólo a partir de los 3 a 6 meses de edad es evidente la diferencia de centímetros, que se acentúa partir de los dos años. La excepción la constituye la denominada deficiencia congénita de hormona de crecimiento, que se caracteriza por talla baja prenatal. En hermanos gemelos es relativamente sencillo establecer la sospecha diagnóstica frente a diferencia notable de estatura, la cual debe atribuirse a alteración intrínseca, ya que las condiciones sociales, nutricias y educación se asumen como similares (figs. 18-1 a 18-3). La sospecha de deficiencia de hormona de crecimiento después de los dos años de edad también Fig. 18-2. Proporcionalidad corporal en gemelos: sano (atrás) y con deficiencia de hormona de crecimiento (adelante). Fig. 18-1. Hermanos gemelos, sano (izquierda) y con deficiencia congénita de hormona de crecimiento (derecha). debe conducir a pensar en la posibilidad de que existan alteraciones nutricias, sobre todo cuando éstas prevalecen en la población, ya que en países en desarrollo es frecuente que la estatura baja se deba a subexpresión de la capacidad genética de crecimiento por falta de aporte calórico o proteínico y que sin variación se acompañe de velocidad de crecimiento inferior a la esperada para la edad. También es común encontrar infestaciones o infecciones crónicas, relacionadas con desnutrición, que comprometen la homeostasis corporal y en su caso facilitan o acentúan el catabolismo. Esta consideración es importante porque la secreción de hormona de crecimiento espontánea e inducida por medicamentos (hormona liberadora de hormona de crecimiento, clonidina, arginina, insulina, etc.) disminuye en estados catabólicos crónicos secundarios a deprivación calórica (relacionada o no con infecciones e infestaciones), aunque no en deprivación proteínica pura, lo cual puede originar confusión para diagnosticar deficiencia de esa hormona, sobre todo cuando el trastorno nutricio se agudiza por falta de aporte reciente o por infecciones concomitantes que en combinación reducen la tasa de velocidad de crecimiento de manera sustancial. Lo anterior también es válido para pacientes con alte- 210 Sección III • Talla baja por diversos trastornos Fig. 18-3. Micropene en el hermano gemelo con deficiencia de hormona de crecimiento (derecha) y su comparación con el hermano sano (izquierda). raciones graves y crónicas en la función renal, enteral, hepática y cardiaca. El grupo de pacientes que sufre retraso de crecimiento intrauterino, y en los dos primeros años de la vida no muestra crecimiento de recuperación, tiende a permanecer con estatura ubicada más de dos desviaciones estándar por debajo de la media y con velocidad de crecimiento en los límites inferiores, lo que puede constituir un factor de confusión en el diagnóstico de deficiencia de hormona de crecimiento. El análisis de la velocidad de crecimiento requiere considerar que la definición de "normalidad" en este parámetro no es tan clara ni tan fácil como establecer talla baja. Algunos estudios han demostrado que los niños que aumentan su estatura de acuerdo con lo señalado en la percentila 3 de estatura acumulada, registran velocidad de crecimiento en general superior a la percentila 25, por lo que se considera que un incremento anual de estatura inferior a lo establecido para la percentila 10 implica sin duda velocidad de crecimiento subnormal, e incluso algunos autores proponen como límite de normalidad la percentila 25. Sin embargo, también es cierto que individuos con retraso constitucional del crecimiento y pronóstico de estatura final normal, que, por tanto, no son insuficientes en la producción de hormona de crecimiento, pueden mostrar velocidades de crecimiento inferiores a la percentila 3, en particular cuando se compara su crecimiento con la edad cronológica de individuos que ya iniciaron el brote de crecimiento pubescente. Por otro lado, es necesario considerar que la velocidad de crecimiento depende de la exactitud en la medición de la estatura durante dos ocasiones separadas por un lapso determinado, idealmente de 365 días y, por tanto, la obtenida en lapsos meno- res de un año es poco confiable si no se utiliza un estadímetro preciso, ya que entonces la diferencia inexacta de 0.1 cm en el lapso de un mes suma una disminución anual de 1.2 cm y genera una apreciación equivocada. Lo mismo sucede cuando en cada ocasión el paciente se mide en estadímetros distintos o por dos personas diferentes, ya que las variaciones interensayo e intraensayo suelen ser hasta de 0.5 a 1 cm; además, la velocidad de crecimiento se describe en relación con la edad cronológica y no con la edad ósea de un individuo, pero por acuerdo internacional el crecimiento en condiciones patológicas debe analizarse en relación con esta última, lo cual dificulta la comparación con velocidades de crecimiento de individuos sanos y la definición de progresión normal del crecimiento. Los resultados de medición de la estatura muestran variaciones diurnas, que son mayores en la mañana que en la tarde y en la noche. La velocidad de crecimiento tampoco es constante día a día durante un año, sino que existen variaciones significativas de crecimiento estacional, ya que durante otoño e invierno las velocidades de crecimiento son más bajas y durante la primavera y el verano se tornan mayores; estas diferencias con facilidad pueden ser mayores de 2.5 cm, por lo que se acepta que las determinaciones de la velocidad de crecimiento cada cuatro a seis meses tienen muy poca predictibilidad sobre el crecimiento anual real. EDAD OSEA RETRASADA La edad ósea representa la valoración de la maduración del individuo, es decir, la distancia que ha recorrido entre su punto inicial y final. Aunque existen patrones generales de maduración esquelética, el orden en que ocurren los fenómenos varia de un individuo a otro. Por ejemplo, en la mano hay una secuencia invariable y constante para cada hueso, pero es diferente entre un individuo y otro para el conjunto de huesos; es decir, existen 30 secuencias distintas de maduración si se considera cada uno de los huesos del carpo, metacarpo, falanges, cubito y radio. Por otro lado, la relación entre edad ósea y edad cronológica no es por fuerza constante entre dos o más poblaciones, ni de una época a otra en la misma población, y es asimismo variable entre dos regiones anatómicas del mismo individuo. La edad ósea en pacientes con deficiencia de hormona de crecimiento se encuentra retrasada con respecto a la cronológica (incluso en la mayoría de las deficiencias transitorias), pero el grado es variable y pueden existir diferencias mínimas entre menores de dos años, y límites de 2 a 6 años de Capítulo 18 • Deficiencia de hormona de crecimiento retraso a la edad de 12 años. El retraso de tres o más años en la edad ósea con respecto a la cronológica obliga siempre a tomar en cuenta la posibilidad de alteraciones concomitantes, como hipotiroidismo hipofísario o hipotalámico, disfunciones orgánicas (nefropatías, cardiopatías, etc.) y alteraciones nutricias y parasitosis. En estados de malnutrición y en niveles socioeconómicos bajos, la edad ósea evoluciona con lentitud en comparación con individuos bien nutridos de la misma población, y es probable que existan diferencias de 1 a 1.5 años entre estos dos grupos, que aunado a la variación "permitida" en condiciones fisiológicas puede originar disparidad de hasta dos años; esto junto con estatura baja, velocidad de crecimiento subnormal y falta de respuesta en la secreción de hormona de crecimiento conlleva el riesgo de sobrediagnosticar deficiencias hormonales, en particular deficiencia de hormona de crecimiento. ARMONÍA DE LAS PROPORCIONES CORPORALES El crecimiento esquelético sobre todo en la etapa posnatal se produce de modo fundamental por la regulación del sistema de la hormona de crecimiento, de manera que la progresión del crecimiento óseo se afecta hasta en 60 a 75% ante concentraciones bajas de hormona de crecimiento o de factor de crecimiento tipo insulina-1 o ambos. En condiciones fisiológicas, la velocidad de crecimiento de las extremidades es mayor que la del tronco, de modo que las relaciones entre los segmentos superior e inferior y entre brazada y estatura son en progresión más cercanas a 1.0 y 0, respectivamente, conforme avanza la maduración somática. Las proporciones corporales del paciente con deficiencia de hormona de crecimiento pueden ser anormales si se comparan con las esperadas para la edad cronológica; pero son adecuadas en relación con la edad ósea, por lo menos durante la etapa prepubescente. A partir de la pubertad, sobre todo cuando existe retraso durante el inicio, hay leve disarmonía somática que se acentúa hasta llegar a la edad adulta; así, el segmento inferior es ligeramente más corto que el superior en relación con lo que se observa en pacientes sin deficiencia de hormona de crecimiento, de manera que se conservan proporciones "infantiles" muchas veces sólo apreciables mediante somatometría detallada. Los pacientes con alteraciones nutricias con frecuencia sufren modificaciones en las proporciones corporales, ya que el segmento inferior (ecosensible) tiende a mostrar mayor repercusión en la 211 velocidad de crecimiento que el superior (ecorresistente); sin embargo, existe la posibilidad de esta diferencia sea de tan poca magnitud que no permita la distinción entre este tipo de pacientes y aquéllos con deficiencia de hormona de crecimiento. En pacientes con retraso de crecimiento intrauterino sin recuperación temprana también es posible observar características somatométricas similares, aunque en estos casos es habitual que el segmento superior se afecte más que el inferior; asimismo, puede ocurrir "normalización" de las proporciones corporales que neutralice la desproporción intrauterina cuando se agrega una enfermedad crónica o desnutrición que limita el crecimiento del segmento inferior con más intensidad que el del superior. CARACTERÍSTICAS CLÍNICAS La deficiencia de hormona de crecimiento debe sospecharse en pacientes con estatura baja, velocidad de crecimiento baja, edad ósea atrasada, armonía en las proporciones corporales, ingestión adecuada de nutrimentos y sin antecedentes de peso o estatura bajas al nacimiento ni de padecimientos orgánicos crónicos o alteraciones emocionales o psiquiátricas. Pero además existen causas etiopatogénicas que agregan manifestaciones útiles en el manejo diagnóstico del paciente. La clasificación de uso actual para la deficiencia de hormona de crecimiento tiende a facilitar el abordaje clínico de los pacientes (fig. 18-4): 1. Deficiencia idiopática de hormona de crecimiento o "forma clásica", con o sin antecedentes de trauma perinatal. Los afectados muestran una o más de las siguientes características: A. Edad gestacional normal, ya que no hay relación del padecimiento con los nacimientos prematuros. B. Menor adaptación extrauterina que se manifiesta por una calificación menor a siete en los cinco minutos de vida neonatal según la escala de apgar (5.2% frente a 1.2% en niños sin esta deficiencia hormonal), y ello sugiere hipoxia neonatal. C. Con frecuencia, presentación no cefálica al final del embarazo ( l i a 62%), ya que la pélvica es la más observada (7.1% comparado con 2.8% en niños sin esta deficiencia hormonal). D. La resolución del embarazo mediante extracción abdominal (cesárea) es más habitual en pacientes que más tarde desarrollan deficiencia de hormona de crecimien- 212 Sección III • Talla baja por diversos trastornos Fig. 18-4. Sitios de alteración en el sistema de la hormona del crecimiento. to (16.6%) que en aquellos que no lo hacen (10.4%) E. El análisis del neonato con desarrollo posterior de deficiencia de la hormona de crecimiento muestra que la estatura y el peso se sitúan por debajo del promedio poblacional. Los pacientes con deficiencia de origen orgánico se afectan menos que aquéllos con deficiencia idiopática ya que en el primer caso la estatura y peso se ubican en -0.08 y -0.22 desviaciones estándar, respectivamente, mientras que en el segundo caso estas características corresponden a -0.87 y -0.6 desviaciones estándar, respectivamente. F. Cuando el único antecedente de la deficiencia idiopática posterior es la presentación pélvica, el crecimiento durante el primer año de la vida está menos afectado que cuando existen otros antecedentes perinatales tanto únicos como relacionados; en el primer caso la estatura se ubica en —0.91 ± 1.34 desviaciones estándar, mientras que en el segundo caso la estatura se ubica en -2.7 ± 0.86 y -2.02 ± 1 des viaciones estándar, en varones y mujeres respectivamente. G. Sólo en la deficiencia idiopática se observan diferencias entre varones y mujeres en proporción de tres a uno. 2. Deficiencia orgánica de hormona de crecimiento. Se ha demostrado que existen alteraciones en los genes de hormona liberadora de hormona de crecimiento y hormona de crecimiento, sin que durante la exploración física se encuentren datos que distingan estos dos subgrupos. Además se han descrito vinculaciones entre la deficiencia de esa hormona y los siguientes: A. Malformaciones de la línea media cráneofacial, entre ellas displasia septoóptica, síndrome de silla turca vacía, incisivo central único, paladar hendido, quiste aracnoideo, hidrocefalia congénita y labio leporino. B. Síndromes genéticos como la pancitopenia de Fanconi (aplasia de médula ósea e hiperpigmentación cutánea con alteraciones radiales en extremidades), síndrome de Rieger (displasia del iris, hipoplasia dental, atrofia óptica, microcórnea y glaucoma), displasia ectodérmica con o sin paladar hendido (hipoanhidrosis/anhidrosis, distermias, hipoplasia de cabello y dientes). Capítulo 18 • Deficiencia de hormona de crecimiento C. Infecciones congénitas, con predominio de rubéola, pero también toxoplasmosis, citomegalovirus y herpes. D. Tumores intracraneales de cualquier etiología, pero predominan craneofaringioma, astrocitoma, gliomas, disgerminoma, ependimomas y meduloblastomas. En estos casos con frecuencia hay datos de masa ocupativa, entre ellas cefalea, vómito, al teraciones visuales, motoras y sensitivas, así como otras deficiencias de la hipófisis de las cuales la diabetes insípida es la más habitual. E. Lesiones intracraneanas adquiridas: traumatismo craneoencefálico, hidrocefalia, infecciones, histiocitosis y enfermedades granulomatosas. 3. Deficiencias genéticas de hormona de crecimiento. Pueden heredarse con carácter autosómico recesivo o dominante o ligadas al cromosoma X, y muchas de ellas evolucionan con hipopituitarismo congénito total o parcial; se estima que uno de cada 4 000 a 10 000 nacidos vivos presenta este tipo de deficiencia, y que hasta 5 a 30% de los pacientes cuenta con otro familiar afectado. A. El tipo IA se hereda con patrón mendeliano autosómico recesivo y es la forma más grave de deficiencia de hormona de creci miento, con valores séricos indetectables tanto en condiciones básales como luego de estímulo con agentes farmacológicos. El defecto molecular se sitúa en el gen que codifica para la hormona hipofisaria, y ocurre deleción de tamaño variable de ambos alelos que casi siempre consiste en la pérdida de 6.7 kilobases (70% de los casos). Las diferencias existentes en el origen geográfico de los pacientes y la heterogeneidad observada en los haplotipos sugieren que estas deleciones representan fenómenos recombinacionales independientes. Además existe consanguinidad en elevado número de familias afectadas, lo cual sugiere que los pacientes heredan los dos alelos mutantes idénticos. En estos casos, el tratamiento con hormona de crecimiento biosintética se relaciona con la formación de anticuerpos que inhiben en un lapso breve el efecto del agente farmacológico utilizado, con pérdida del crecimiento en el primer mes. B. El tipo IB se hereda de manera autosómica recesiva y se relaciona con niveles plasmáticos bajos pero detectables de hormona de 213 crecimiento en pruebas de estimulación farmacológica. Todavía se desconoce el locus afectado y las alteraciones responsables de esta enfermedad, pero se supone que existe activación parcial o procesamiento anómalo del producto del gen que codifica para hormona liberadora de hormona de crecimiento. C. El tipo II se transmite de manera autosómica dominante. La alteración genética parece residir en un alelo del intrón III del gen para hormona de crecimiento; también se han descrito sustituciones de un nucleótido en la secuencia 5' donante para el empalme de ácido ribonucleico mensajero, sustituciones simples y deleciones de 18 pares de bases. Todas estas alteraciones producen el mismo efecto en el procesa miento postranscripcional del ácido ribonucleico, con lo que se origina escape o pérdida del exón tres del ácido ribonucleico maduro del gen. La proteína mutante que resulta es la hormona de crecimiento de 17.5 kDa, que carece de los aminoácidos 32 a 71, incluyendo un residuo de cisteína. D. El tipo III se transmite con carácter recesivo ligado al cromosoma X y todos los varones afectados presentan también hipogammaglobulinemia. El defecto genético parece localizarse en la región 21.3 a 22 del brazo largo del cromosoma X y en un locus contiguo, probablemente necesario para la expresión de la hormona de crecimiento. E. Se ha descrito la relación de la deficiencia de hormona de crecimiento con deficiencia de hormonas suprarrenocorticotrópica, estimulante de la tiroides, luteinizante y foliculostimulante (panhipopituitarismo). La mayoría de los casos notificados son esporádicos, pero existen familias en que se transmite de manera autosómica recesiva (tipo 1) o ligada al cromosoma X (tipo 2). Las alteraciones genéticas relacionadas consisten en: mutación sin sentido en el codón 172 (arginina a detención), mutación missence en la posición 158 (cambio de arginina a prolina y arginina a triptófano), y mutaciones en el gen Pit-1. La cara de pacientes con deficiencia de la hormona de crecimiento crece de manera desproporcionada, lo que le da un aspecto inmaduro, con frecuencia referido como "cara de muñeco" o de "querubín", en la que destacan frente prominente. 214 Sección III • Talla baja por diversos trastornos nariz pequeña y puente nasal deprimido. La desproporción radica en el hipocrecimiento longitudinal y transversal de la cara, que se evidencia por medio de somatometría facial cuidadosa. Romer y colaboradores analizaron a 121 niños con deficiencia de hormona de crecimiento (88 varones y 33 mujeres) entre 6 a 13 años de edad cronológica y dos a ocho años de edad ósea y demostraron que la cara es más angosta y más corta, ya que las medidas somatométricas se ubicaron en desviaciones estándar por debajo del promedio poblacional: — 1.04, distancia bigonial; -1.01, distancia biocular; -0.82, anchura de la nariz; -1.02, altura facial; -0.78, altura de la nariz; -0.75, altura de la cara superior, y -0.52 altura de los labios. Otras medidas reflejaron ligera desproporción corporal: -0.59, tronco (dato más acentuado en el sexo femenino); — 0.42, diámetro o distancia biacromial; +0.41, miembros inferiores; +0.26 miembros superiores. La piel y el cabello son delgados y su crecimiento es más lento que en niños normales, por lo que con frecuencia hay trazos vasculares dérmicos que dan la impresión de que el cabello del paciente es más ralo que el del resto de los integrantes de su familia. La fontanela anterior tiende a retrasar su cierre, por lo que tampoco es raro que se observe aún abierta en niños mayores de un año de edad. Cuando la deficiencia de hormona de crecimiento se acompaña de hipotiroidismo por deficiencia de hormona estimulante de la tiroides, el único dato constante de hipofunción tiroidea es la resequedad de la piel. La erupción dentaria está retrasada y las piezas permanentes aparecen de manera irregular, es decir, no adoptan los patrones de erupción descritos. La voz de los pacientes tiende a mostrar un tono más agudo. Los pacientes con hipopituitarismo congénito con frecuencia desarrollan hipoglucemia tras ayunos de mediana duración (4 a 6 horas), sobre todo en los dos primeros años de la vida. Es habitual que estos episodios se acompañen de cetonemia y cetonuria, y que las concentraciones séricas de insulina permanezcan en valores fisiológicos inferiores, o aun por debajo de lo considerado como normal. En pacientes con deficiencia aislada de hormona de crecimiento también se han presentado episodios de hipoglucemia, pero con intensidad y duración menores que en pacientes con hipopituitarismo, por lo que con frecuencia pasan desapercibidos. El desarrollo de micropene y la aparición de pubertad retrasada debe inducir a sospechar posibles deficiencias gonadotrópicas en pacientes con deficiencia de la hormona de crecimiento, aunque esto es difícil de demostrar entre los dos años de edad cronológica y el momento en que los niños alcanzan una edad ósea de 13 años. En un buen número de pacientes con deficiencia aislada de la hormona de crecimiento se ha demostrado que la pubertad se alcanza con una edad ósea adecuada, pero invariablemente retrasada en relación con la edad cronológica, sin que ello se deba a hipogonadismo. La mayoría de los pacientes tiene tendencia a acumular grasa en el tronco y partes proximales de las extremidades, y esto se demuestra mediante la determinación del grosor del tejido subcutáneo en tríceps y regiones subescapular y supraumbilical. El aumento de grasa subcutánea es más ostensible por la hipoplasia muscular relativa que se manifiesta por disminución de la eficacia durante el ejercicio físico, cansancio muscular fácil y disminución de la fuerza. En pacientes con deficiencia de la hormona de crecimiento la relación de grasa y músculo en el muslo es de 85/15% en comparación con 37/63% en pacientes normales, mientras el área muscular total es sólo de 1.58 + 0.08 cm2/kg frente a 1.87 + 0.07 cm2/kg, respectivamente. La característica de acumulación grasa no se observa en pacientes con deficiencia de hormona de crecimiento que sufrieron retraso de crecimiento intrauterino y tampoco en pacientes de origen asiático como los amerindios. Por otro lado, algunos autores consideran que hasta 5 a 10% de los pacientes con deficiencia de hormona de crecimiento padecen algún tipo de displasia septoóptica, por lo que recomiendan la búsqueda intencionada de manifestaciones clínicas sugestivas de esta relación, entre ellas: hipoplasia del nervio óptico unilateral o bilateral, doble contorno de la papila óptica, nistagmo, alteraciones en la capacidad visual (se refiere ceguera unilateral o bilateral hasta en 25% de estos casos), hipotonía y retraso psicomotriz leve a intenso. Es importante considerar que los niños y adultos con deficiencia de hormona de crecimiento tienen disminución en la capacidad para participar en juegos que impliquen ejercicio físico, al igual que en la fuerza muscular y la coordinación neuromuscular; esto con frecuencia se traduce en aislamiento del paciente y preferencia por tareas intelectuales o estáticas y más individuales que gremiales, sin importar las modificaciones de adaptación psicosocial motivadas por la diferencia de estatura respecto de la mayoría de sus compañeros. Los pacientes con esa deficiencia también poseen percepción disminuida de lo que significa un buen estado de salud. Todas las manifestaciones referidas son más acentuadas y fáciles de detectar cuando la evolución del trastorno es mayor; por tanto su aparición Capítulo 18 • Deficiencia de hormona de crecimiento 215 es muy variable en pacientes con deficiencia adquirida de hormona de crecimiento. Conforme se administra hormona de crecimiento humana biosintética, las manifestaciones clínicas de la deficiencia tienden a revertirse de manera progresiva y paralela al aumento de la velocidad de crecimiento (figs. 18-5 y 18-6). DISFUNCION EN LA NEUROSECRECION DE HORMONA DE CRECIMIENTO A partir de 1986 se propuso que algunos pacientes con estatura baja presentan secreción inadecuada de hormona de crecimiento en condiciones basaÍes, pero que ante estímulos farmacológicos muestran incrementos normales en los valores séricos de la hormona, y así se acuñó el término disfunción en la neurosecreción de hormona de crecimiento. Las características universales de estos pacientes son la velocidad de crecimiento en límites bajos y edad ósea retrasada a consecuencia de hiposecreción espontánea de hormona de crecimiento que se evidencia en el estudio de 24 horas, ya que las muestras de sangre cada 15 a 20 minutos registran picos de secreción altos pero estrechos, o amplios pero bajos, lo cual se traduce en secreción menor a Fig. 18-6. Respuesta al uso de hormona de crecimiento biosintética (mismo paciente de la figura 18-5). lo considerado como límite fisiológico luego de analizar el área bajo la curva de la secreción total (fig. 18-7). Sin embargo, esta metodología de escrutinio ha sido muy cuestionada, ya que hasta 35% de los pacientes con estatura baja registran en alguna ocasión secreción integrada de 24 horas que se considera anormal, pero que al repetirla muestran concentraciones promedio dentro de límites normales. Sin que se haya llegado a un consenso universal es posible sugerir que: Fig. 18-5. Pacientes con deficiencia congénita de hormona de crecimiento. 1. Pacientes con antecedentes de radiación en la región hipotalamohipofisaria, que hayan recibido entre 850 y 2 000 rads totales, pueden sufrir daño hipotalámico que origine disfunción en la neurosecreción de hormona de crecimiento siempre y cuando la velocidad de crecimiento sea baja y la edad ósea se encuentre atrasada. 2. Niños que hayan recibido más de 2 400 rads experimentan casi de manera invariable una de ficiencia de hormona de crecimiento, sin respuesta a estimulación farmacológica, por lo que no deben considerarse portadores de disfunción neurosecretora. 216 Sección III • Talla baja por diversos trastornos sos, es necesario realizar pruebas de secreción bajo estímulo farmacológico que permitan definir la existencia de hiposecreción de hormona de crecimiento, y en caso de comprobación se requiere estudiar al paciente como un deficiente de hormona de crecimiento. 5. El paciente que muestra secreción integrada baja y responde a estímulos farmacológicos es probable, pero no por fuerza cierto, que padezca disfunción en la neurosecreción de hormona de crecimiento, por lo que se recomienda repetir una y hasta dos veces las evaluaciones ya descritas antes de afirmar este diagnóstico, sobre todo en pacientes sin antecedentes de enfermedad crónica sistémica o de radiación a cráneo. Lo anterior se debe a que la secreción de hormona de crecimiento al día puede variar de acuerdo con: Fig. 18-7. Patrones de secreción de hormona de crecimiento en pacientes con deficiencia, disfunción neurosecretora y sujetos sanos. 3. El análisis de la secreción espontánea de hormona de crecimiento durante 24 horas permite diferenciar sólo a pacientes normales de casos dudosos; es decir, la suficiencia de la secreción de hormona de crecimiento se asegura al obtener picos de secreción de altura y amplitud normales con promedio de secreción por día dentro de parámetros adecuados. 4. Cuando la altura de los picos o el área bajo la curva del patrón de secreción se encuentran por debajo de los límites "fisiológicos" es conveniente tomar en cuenta la posibilidad de trastorno en la producción, secreción o acción de la hormona de crecimiento, siempre y cuando el estado nutricio sea adecuado y se carezca de antecedente patológico reciente. En estos ca- 1. Características epigenotípicas familiares de estatura final que se traducen, entre otras, por una capacidad variable para secretar hormona de crecimiento. Se sabe que en comparación con lo que sucede en individuos cuya estatura final se sitúa en la percentila 50, esta secreción es bastante superior en familias cuya media de talla se sitúa en la percentila 97, en tanto que es con claridad menor en familias cuya esta tura final corresponde a la percentila 3 poblacional. 2. La temperatura media de las distintas estaciones del año, ya que existen diferencias entre invierno y verano para un mismo individuo. 3. La existencia o no de estrés físico o emocional, así como de deprivación emocional. Esto conduce de manera transitoria a menor secreción espontánea de hormona de crecimiento. El defecto confirmado en la neurosecreción puede tratarse a mediano y largo plazo con fármacos capaces de estimular la secreción de hormona de crecimiento, o bien mediante el uso de hormona de crecimiento humana biosintética. En estos casos tiene que valorarse la velocidad de crecimiento cuyo incremento notorio indica que la terapéutica es exitosa. La respuesta en términos de incremento de estatura acumulada y de velocidad de crecimiento debe compararse con la esperada para la edad biológica, y no con la edad cronológica, sobre todo en aquellos pacientes cuya edad cronológica sugiere inicio a corto plazo de las características pubescentes, pero que mantienen una edad ósea retrasada y Capítulo 18 • Deficiencia de hormona de crecimiento que, por tanto, no iniciarán su pubertad ni a corto ni a mediano plazo. LECTURAS RECOMENDADAS Abdenur JE, Plugiese MT, Cervantes C, Fort P, Lifshitz E. Alterations in spontaneous growth hormone secretion and the response to GHRH in children with nonorganic nutricional dwarfing. J Clin Endocrinol Metab 1992; 75:930. Albertsson KW, Niklasson A, Karlberg P. Birth data for patients who later develop growth hormone deficiency: preliminary analysis of a national register. Acta Paediatr Scand 1990; 370 (supl):115. August GP, Lippe BM, Blethen L et al. 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Capítulo 19 Resistencia a la hormona de crecimiento Esta enfermedad se define por falta de acción total o parcial del sistema de la hormona del crecimiento cuando hay concentraciones séricas normales o aumentadas de esa hormona. La mayoría de los pacientes afectados posee defectos genéticos que originan la síntesis de un receptor anormal para la hormona de crecimiento; sin embargo esto puede ser de expresión variable (insensibilidad total o parcial) o adquirido (permanente o transitorio). La clasificación de los síndromes de resistencia a la acción de la hormona de crecimiento incluye los siguientes: 1. Síndrome de insensibilidad primaria. De modo habitual se trata de un defecto hereditario o congénito y es permanente: A. Deficiencia congénita del receptor para hormona de crecimiento (defectos cuantitativos y cualitativos). B. Anormalidades en la transducción de la señal de la hormona de crecimiento (defectos en el posreceptor). C. Defecto primario en la síntesis de factor de crecimiento tipo insulina-1. 2. Síndrome de insensibilidad secundaria. Con frecuencia se trata de una situación adquirida y transitoria: A. Anticuerpos circulantes dirigidos contra la hormona de crecimiento y que inhiben sus acciones. B. Anticuerpos dirigidos contra el receptor de la hormona de crecimiento. C. Insensibilidad originada por desnutrición o por padecimientos sistémicos y graves: uremia, diabetes mal controlada, hiper- catabolismo, quemaduras extensas, fracturas, sepsis, síndrome de inmunodeficiencia adquirida, quimioterapia, anorexia nerviosa, malabsorción, síndrome de intestino corto, caquexia oncológica, cirugía abdominal extensa, insuficiencia respiratoria, insuficiencia hepática, etcétera. D. Otros trastornos. En términos generales, los pacientes con alteraciones congénitas tienen defectos en la síntesis del receptor para la hormona de crecimiento, lo cual provoca pérdida total o parcial de los efectos metabólicos de la hormona. En cambio, los pacientes con trastornos adquiridos presentan alteraciones en la secreción hipofisaria de hormona de crecimiento o de la capacidad de respuesta de los órganos blanco, pero no sufren modificaciones estructurales en los distintos efectores del sistema de la hormona del crecimiento. El receptor para la hormona del crecimiento (GHR) se sintetiza a partir de un gen único que se localiza en el cromosoma cinco y de modo específico entre las regiones 5pl3 y 5pl2, cercano a los genes que codifican para los receptores de prolactina e interleucina-7. Forma parte de una superfamilia de receptores denominada citocina-hematopoyetina u hormona de crecimiento/prolactina, que incluyen a receptores para prolactina, la mayoría de las interleucinas, el factor estimulador del crecimiento de granulocitos y de los macrófagos, la eritropoyetina, el factor leucémico inhibidor, el factor ciliar neurotrófico y la oncostatina M. La secuencia primaria de aminoácidos de todas estas hormonas y citocinas es diferente. Pero 219 220 Sección III • Talla baja por diversos trastornos en todas ellas, la estructura tridimensional contiene una arquitectura caracterizada por cuatro hélices, y la porción aminoterminal de la porción extracelular del receptor (que consiste en alrededor de 120 aminoácidos con una homología de 14 a 25%) forma 14 bandas beta antiparalelas vinculadas en siete pares, con cuatro residuos de cisteína que a su vez constituyen dos puentes disulfuro y una secuencia idéntica en la porción más proximal a la membrana celular. El gen del receptor para la hormona del crecimiento está constituido por nueve exones funcionales y varios exones no funcionales: el exón dos codifica para el péptido señal; los dominios 3 a 7 para la porción extracelular del receptor (idéntica a la proteína transportadora de hormona de crecimiento); el exón ocho para el dominio transmembrana, y los exones 9 y 10 para la porción citoplásmica o intracelular. La síntesis primaria produce una proteína de 638 aminoácidos, que más tarde pierde 18 (péptido señal de la membrana) para producir un péptido maduro de 620 aminoácidos, con una masa molecular de 65 kDa antes de ser glucosilado. En condiciones fisiológicas, la hormona de crecimiento necesita unirse a dos receptores específicos para realizar sus acciones y entonces se forma un complejo caracterizado por un dímero del receptor para la hormona y una molécula de hormona de crecimiento (receptor-hormona-receptor). La hormona circulante se transporta por medio de su proteína transportadora específica denominada proteína transportadora de hormona de crecimiento (idéntica a la porción extracelular del receptor mencionado), y al alcanzar la membrana celular se traslada desde ahí a un monómero del receptor específico; subsecuentemente se une al segundo monómero de receptor específico y forma el complejo receptor-hormona-receptor, a partir del cual se inicia la transducción celular (fig. 19-1). Existe una variante del receptor para la hormona del crecimiento en la que se pierde el exón tres (GHRd3) y que, a pesar de que origina una fracción extracelular más pequeña, no parece modificar la unión de la hormona de crecimiento con el receptor. De hecho, existe evidencia de que ambas isoformas unen con propiedades idénticas no sólo a la hormona de crecimiento, sino también a la hormona de crecimiento placentaria, que reemplaza a la forma hipofisaria a partir de la mitad de la gestación. Por otro lado, la síntesis de las isoformas puede variar de un tipo celular a otro o incluso coexistir en la misma célula, cada una con función adecuada, y estudios más recientes han demostrado la existencia de células con heterodímeros de Fig. 19-1. Modelos de las posibles alteraciones teóricas para el receptor de la hormona de crecimiento. A. Si la mutación afecta el sitio de unión con la hormona de crecimiento, no se forman homodímeros del receptor y, por tanto, existe falta total de acción o resistencia total. B. Cuando la mutación permite la unión con la hormona de crecimiento, pero afecta la transducción de la señal debido a la existencia de un homodímero "nofuncional", existirá falta total de acción o resistencia total. C. Cuando hay mutación en un receptor híbrido, ocurrirá un efecto escaso de la hormona de crecimiento, frecuentemente menor a 50% del esperado. D. El homodímero normal transmitirá la señal de la hormona sin ningún problema. funcionalidad normal, en los que un receptor corresponde a la expresión normal del exón tres y el otro corresponde a la proteína que no contiene la información codificada en éste (heterodímero receptor para la hormona de crecimiento/GHRd3). En la actualidad se reconocen por lo menos dos grupos de pacientes con resistencia congénita a la hormona de crecimiento: 1. Insensibilidad total a la hormona de crecimiento. El doctor Zvi Laron la describió de modo inicial en tres hermanos de una familia judía yemenita en 1966, y el doctor Jaime Guevara Aguirre la encontró en dos poblaciones de Ecuador. En ambos grupos la alteración se transmite de manera autosómica recesiva; esto significa que los individuos afectados son homocigotos para el defecto, aunque en ocasiones se ha notificado la existencia de heterocigotos dobles, es decir, individuos con dos defectos independientes desde el punto de vista genético, pero con acciones aditivas en lo funcional (fig. 19-2). La mayoría de los pacientes posee estatura baja en especial desde la etapa posnatal, concentraciones séricas altas de hormona de crecimiento y disminución de las cifras de factor de crecimiento tipo insulina-1, proteína transportadora-3 de factor de crecimiento tipo insulina-1 y factor de crecimiento tipo insulina-2. También la mayoría tiene concentraciones bajas de proteína transportadora de hormona de crecimiento y equivalentes a la determinación Capítulo 19 • Resistencia a la hormona de crecimiento 221 Fig. 19-2. Mutaciones del gen para el receptor de hormona de crecimiento referidas en pacientes con resistencia a dicha hormona. cuantitativa de receptor para la hormona del crecimiento, pero se ha descrito un subgrupo de pacientes con valores séricos normales. 2. Insensibilidad parcial a la hormona de crecimiento con un fenotipo mucho más heterogéneo, y que no sólo parece ser mucho más frecuente, sino que incluso pudiera deberse a varios defectos genéticos diferentes. RESISTENCIA TOTAL A LA HORMONA DE CRECIMIENTO El análisis del gen para el receptor de hormona de crecimiento ha sido analizado en numerosos pacientes y, como es de esperarse en un defecto genético autosómico recesivo, la mayoría de los pacientes tiene padres consanguíneos heterocigotos, de manera que el defecto se expresa sólo en los hijos homocigotos para la misma mutación genética, aunque se han encontrado heterocigotos dobles (un defecto genético distinto en cada alelo). Para fines clínicos, los pacientes pueden agruparse en dos diferentes fenotipos de acuerdo con la cantidad de proteína transportadora de hormona de crecimiento circulante o la capacidad de unión sérica para la hormona de crecimiento: sin expresión (75% de los casos descritos) y con expresión del receptor para la hormona del crecimiento (25% de los pacientes). Así se demuestra la heterogenicidad de este síndrome (fig. 19-3). Fenotipo sin expresión de proteína transportadora de hormona de crecimiento El marcador que determina esta variante es la ausencia de concentraciones detectables de proteína transportadora de hormona de crecimiento en suero que puede deberse a una de las siguientes mutaciones: 1. Deleción del gen de receptor para hormona de crecimiento. Existe deleción de los exones 3,5 Fig. 19-3. Gráfica de la correlación entre talla e 1GFBP-3 (proteína transportadora de factor de crecimiento tipo insulina-3) en pacientes con proteina transportadora de hormona de crecimiento (GHBP) (+) y otro grupo tanto positivo como negativo. y 6, con lo que además se genera un codón que detiene la síntesis proteínica en el codón cinco del exón siete, de manera que la porción extracelular del receptor para hormona de crecimiento sólo contiene 53 aminoácidos. 2. Mutaciones que originan una proteína anormal. Producen una proteína truncada con de leción tanto del sitio de unión extracelular de la hormona al receptor para hormona de crecimiento, como de la porción transmembrana e incluso intracelular. En la mayoría de los pa cientes, en los exones 4 o 7, el codón CGA (que codifica para una arginina en la posición 43) ocurre metilación y desaminación de la citosina para convertirla en timina (TGA), lo cual se traduce de modo funcional en una codificación para detener la síntesis proteínica (codón de terminación R43X). Se han identificado muta ciones similares y sin sentido en otros sitios (C38X, Q65X y W80X). También se han des crito otras más que no involucran la codifica ción para arginina en los exones 6 y 7 (W157X, E183X, R217X, 320delTA y 230delT), que no impiden la traslación de la proteína del re ceptor para hormona de crecimiento con ca pacidad de unión pero producen un fenotipo bioquímico con ausencia de proteína transpor tadora específica, debido probablemente a ines tabilidad del mRNA. 3. Defectos de empalme. La alteración del primero o del último dinucleótido de una secuencia intrónica es indispensable para el empalme de los exones. Se han demostrado cuatro mutaciones para el gen del receptor para hormona de crecimiento, que se relacionan con ausencia total de actividad plasmática para unir a esta 222 Sección III • Talla baja por diversos trastornos hormona; en la población de Ecuador se encontró dentro del exón seis, que ocasiona una proteína con deleción de ocho aminoácidos de la región extracelular del receptor. 4. Mutaciones sin sentido. Involucran una región crítica de la molécula, y modifican de manera directa o indirecta la unión con la hormona de crecimiento. Se han descrito 10 mutaciones, de las cuales ocho afectan a la porción extracelular del receptor y dos a la intracelular. Fenotipo con expresión de proteína transportadora de hormona de crecimiento Algunos pacientes con características clínicas y bioquímicas idénticas a las de resistencia total de hormona de crecimiento muestran actividad normal para unir a la hormona de crecimiento circulante y también poseen concentraciones normales o incluso altas de la proteína transportadora de esa hormona; este grupo de pacientes, aunque heterogéneo en su etiología, parece tener afección menos grave y, por tanto, menor déficit de estatura. Las alteraciones genéticas pueden afectar la dimerización del receptor que resulta crítica para la promoción del crecimiento y los efectos metabólicos de la hormona, y se transmiten con carácter autosómico dominante. Otros pacientes muestran defectos de la región intracelular del receptor vinculados con alteraciones de la proteína transportadora-3 de factor de crecimiento tipo insulina-1. Por último, las mutaciones que interfieren con el empalme del exón ocho (que codifica para la región transmembrana) también permiten la expresión de proteína transportadora de hormona de crecimiento pero no su fijación a la membrana celular, y ello origina incluso concentraciones altas en suero, con capacidad de unión para la hormona de crecimiento, pero sin efecto celular. En estos pacientes se mantiene una proporción entre el grado de insensibilidad a la hormona, determinado por la estatura, y las concentraciones séricas de proteína transportadora-3 de factor de crecimiento tipo insulina-1. Características típicas El fenotipo de los pacientes con resistencia total a hormona de crecimiento es muy similar, sin importar el defecto genético que la ocasione; pero es necesario considerar que la mayoría de ellos pertenece a las poblaciones de Israel (deleciones complejas del gen de receptor para la hormona del crecimiento) y de Ecuador (homocigotos para una sola mutación que produce un receptor incompleto). Y sus características son las siguientes: 1. Talla baja. En la población israelita y europea parece existir retraso de crecimiento intrauterino y 60% posee estatura ubicada más de dos desviaciones estándar por debajo del promedio poblacional. En la población de Ecuador la estatura al nacimiento parece ser normal. El crecimiento posnatal está alterado desde la etapa de lactancia y la estatura se sitúa por debajo de la media poblacional: entre —4y —8 desviaciones estándar (DE) para la población israelita; entre -6.8 y -9.6 DE para Ecuador, y entre -3.2 y -10.4 DE para la población europea. La velocidad de crecimiento desde el tercer año de vida se mantiene entre 3 y 4 cm/ año para varones y 4 a 5 para mujeres, lo cual de modo estadístico se sitúa dentro de límites normales de distribución poblacional, aunque sin variación por debajo de la percentila 25. No existe pico de crecimiento pubescente y la pubertad se inicia de manera tardía en varones (alrededor de los 16 años) y normal en las mujeres, pero éstas dejan de crecer hasta los 16 a 19 años mientras que los primeros terminan su crecimiento cerca de los 20 años; asimismo, la estatura final es de 111 a 128 cm para mujeres y de 116 a 132 cm para varones. 2. Peso. Al nacimiento se encuentra entre —0.72 y —1.59 desviaciones estándar por debajo del promedio. Durante el crecimiento posnatal, la progresión es adecuada o un poco baja para la estatura, y hay mayor grosor del pliegue sub cutáneo con acumulación de grasa a nivel del tronco y disminución de las masas muscular y ósea. Al término de la pubertad la progresión del peso continúa y con frecuencia se desarrolla obesidad al llegar a la edad adulta. 3. Desarrollo intelectual. Es variable y se ha notificado como superior al promedio en la población ecuatoriana, normal en el grupo europeo y alterado en el estudio israelita. 4. Desarrollo motor. Se encuentra retrasado en todos los pacientes, es probable que a consecuencia de hipomuscularidad. 5. Edad ósea retrasada de manera universal con respecto a la cronológica, pero es mayor de la esperada para la edad a la que debe alcanzarse una estatura determinada en relación a la población general. 6. Retención de la dentición primaria. Esto origina que incluso los dientes se pudran antes de ser exfoliados y que ocurra apiñamiento dental al emerger la dentición permanente. El ter- Capítulo 19 • Resistencia a la hormona de crecimiento 7. 8. 9. 10. 11. 12. 13. cer molar se pierde en 90% de los pacientes, aunque puede haber hipodoncias agregadas En varones, micropene durante la infancia, pero en ambos sexos las características sexuales secundarias se desarrollan de manera normal y se conserva la fertilidad. Cabellor ralo, hipoplasia ungueal, pies y manos pequeños. Perímetros cefálicos mayores de los esperados para la estatura, frente prominente, puente nasal deprimido e hipoplasia mediofacial. Es posible que esta facies, considerada como clásica, no se observe en individuos con menor grado de afección, ya que la longitud de la cara y la estatura mantienen una correlación directamente proporcional (en desviaciones están dar por debajo de la media). Algunos pacientes tienen signo "del sol naciente", lo que junto con el cierre tardío de la fontanela anterior puede dar la impresión de hidrocefalia. Las escleróticas tienden a ser azules y la voz aguda. En la población de Ecuador 16% desarrollan ptosis, asimetría facial y limitación para la extensión del codo. Proporcionalidad corporal infantil. El segmento superior tiende a ser mayor de lo esperado para la longitud del inferior; pero este dato sólo se presenta en etapa pubescente en la población de Ecuador y en la europea, y durante toda la vida en la población israelita. Displasia de cadera con luxación congénita en alrededor de 25% de los individuos de todas las series estudiadas. Durante los primeros siete años de vida en el grupo de Ecuador existe mayor morbilidad y mortalidad (18% comparado con 11 % en la población general, con p < 0.05), originada por padecimientos infecciosos (neumonía, diarrea y meningitis). Con frecuencia los valores séricos de hormona de crecimiento están elevados. La concentración media es de 16 ug/L, pero los límites varían entre 0.5 y 80, debido a que la secreción hipofisaria mantiene su patrón pulsátil. El número de picos de secreción se mantiene normal y la respuesta es fisiológica (estimulación con hormona liberadora de hormona de crecimiento y disminución con somatostatina), pero la magnitud de éstos se encuentra incrementa da. Se ha informado que la inhibición nocturna de la secreción hipofisaria es incompleta. Las pruebas de estimulación química de ma nera habitual producen valores altos de hormo na de crecimiento (12 a 230 ug/L con media de 75). 223 14. Concentraciones séricas de factor de crecimiento tipo insulina-1 bajas. Estas no aumentan con el uso de hormona de crecimiento (luego de cuatro días de tratamiento con dosis de 0.1 U/kg/día el punto de corte es un incremento máximo de 15 ug/L). Sin embargo en el grupo ecuatoriano, alrededor de los 16 años se produce un incremento espontáneo en los valores (de 3 a 25 ug/L), es probable que como respuesta a los esteroides sexuales. 15. Concentraciones séricas de factor de crecimiento tipo insulina-2 bajas. En apariencia esto se debe a disminución de proteína transportadora-3 de factor de crecimiento tipo insulina1, ya que la suma de los factores de crecimiento tipo insulina-1 y tipo insulina-2 es casi idénti ca a las concentraciones de proteína transportadora-3 de factor de crecimiento tipo insuli na-1. 16. Valores séricos en extremo bajos de proteína transportadora-3 de factor de crecimiento tipo insulina-1. Se notifican concentraciones de 226 ng/ml en individuos prepubescentes y 433 en adultos en comparación con 2 665 en la po blación sana ecuatoriana y 530 (-3 a —14.7 desviaciones estándar por debajo de la media poblacional) en el grupo europeo. Un incremento menor a 400 ng/ml se observa a través de la prueba de estimulación de hormona de crecimiento durante cuatro días a dosis de 0.1 U/ kg/día. Las concentraciones de proteína transportadora-1 de factor de crecimiento tipo insulina-1 se encuentran muy elevadas, mientras que las de proteína transportadora-2 de factor de crecimiento tipo insulina-1 son normales. 17. Las concentraciones séricas de proteína transportadora de hormona de crecimiento tienden a ser bajas, pero en individuos con el mismo defecto genético se han encontrado valores normales. 18. Hasta 50% de los afectados presentan hipoglucemias de ayuno durante la infancia, que tiende a remitir al alcanzar la edad adulta, aunque puede reaparecer luego de ayunos prolonga dos. La mayoría de los pacientes presentan con centraciones séricas bajas de insulina, que al parecer se debe a un efecto compensatorio ante la falta de acciones de la hormona de creci miento sobre el metabolismo de carbohidratos. RESISTENCIA PARCIAL A LA HORMONA DE CRECIMIENTO Los grados de resistencia a la hormona de crecimiento son distintos y los fenotipos son variables. 224 Sección III • Talla baja por diversos trastornos Se han descrito pacientes con valores bajos de proteína transportadora de hormona de crecimiento y de factor de crecimiento tipo insulina-1, en quienes existen alteraciones en la región extracelular del receptor (por mutaciones de punto en la cadena de aminoácidos); éstas originan hasta 300 veces menor sensibilidad a la hormona de crecimiento y, con menor grado de afección, mutaciones que afectan la región intracelular (proteína transportadora de hormona de crecimiento normal con factor de crecimiento tipo insulina-1 bajo). Algunos pacientes considerados en principio portadores de talla baja familiar o de talla baja idiopática se han reconocido con este síndrome. Las características bioquímicas de éste se han descrito en niños, y se cuenta con poca información sobre adultos. Los datos más constantes son: 1. Aumento de hormona de crecimiento, tanto en la secreción espontánea como en la inducida por estimulación química hipotalámica o hipofisaria. 2. Disminución en la concentración sérica de pro teína transportadora de hormona de crecimien to, aunque algunos niños expresan concentra ciones normales de acuerdo con la gravedad del defecto genético subyacente. Más de 18% de los pacientes con talla baja idiopática expresa concentraciones de proteína transportadora de hormona de crecimiento más de dos desviaciones estándar por debajo del promedio esperado para su sexo y edad y más de 90% posee concentraciones inferiores a la media, sin que exista relación con estatura, índice de masa corporal o edad ósea (fig. 19-4). Esta característica se ha observado también en dos poblaciones con estatura baja: los habitantes de las montañas Ok de Papua (Nueva Guinea) y los pigmeos de Zaire. Fig. 19-4. Gráfica del crecimiento en función de la relación entre secreción y acción de la hormona de crecimiento. GHBP = proteína transportadora de hormona de crecimiento. 3. Disminución en la concentración sérica de factor de crecimiento tipo insulina-1. Los niños con talla baja idiopática y con valores reducidos de proteína transportadora de hormona de crecimiento también tienen valores aumenta dos de hormona de crecimiento (durante un periodo de 12 horas), pero el factor de crecimiento tipo insulina-1 es bastante menor que en aquéllos con talla baja idiopática y concentraciones normales de proteína transportadora de hormona de crecimiento, lo cual sugiere que este subgrupo posee insensibilidad parcial a la hormona de crecimiento. 4. Las mutaciones funcionales del receptor para la hormona del crecimiento son muy frecuentes mientras que la disfunción en la neurosecreción y las anormalidades moleculares de la hormona de crecimiento (hormona bioinactiva) se encuentran de manera muy ocasional. Se ha notificado que alrededor de 30% de los pacientes con talla baja idiopática y con expresión familiar presenta mutaciones en el receptor de hormona de crecimiento con predominio en los exones 4 a 7, los cuales codifican para su porción extracelular. En términos generales, los pacientes homocigotos para un defecto en el receptor específico se comportan como una resistencia total a la hormona de crecimiento, mientras que los heterocigotos expresan menor afección funcional (resistencia parcial). Sin embargo, es necesario considerar los siguientes aspectos: A. Las mutaciones que alteran la unión de la molécula con el receptor y la dimerización de éste, tienden a comportarse de manera recesiva; es decir, se requiere que ambos padres sean heterocigotos. B. En contraste, los heterocigotos para un de fecto que ocasione unión adecuada entre la hormona de crecimiento y su receptor, pero con transducción alterada del mensaje (probablemente por interferencia con la autofosforilación de la tirosina), pueden expresar deficiencias de crecimiento hasta en 50% de los casos, con lo cual adquiere carácter hereditario semidominante. 5. Respuesta variable al uso de hormona de crecimiento, tanto en lo referente a la elevación de proteína transportadora de hormona de crecimiento y de factor de crecimiento tipo insulina-1, como de la aceleración en la velocidad de crecimiento. Con base en lo anterior, en niños con estatura baja de expresión familiar (rama paterna o materna Capítulo 19 • Resistencia a la hormona de crecimiento o ambas) parece que se abre un panorama más completo para identificar la causa de alteraciones del crecimiento en los casos en que no se demuestra deficiencia de hormona de crecimiento o síndrome de insensibilidad total para las acciones de ésta, pero hay respuestas parciales (en mayor o menor grado) a concentraciones séricas normales de la hormona sin ninguna otra causa orgánica responsable del hipocrecimiento. LECTURAS RECOMENDADAS Attie KM, Carlsson LMS, Rundle AC, Sherman B/The National Cooperative Growth Study. Evidence for partial growth hormone insensitivity among patients with idiopathic short stature. J Pediatr 1995; 127:244. Bjarnason R, Albertsson-Wikland K, Carlsson LMS. Acute and chronic effects of subcutaneous growth hormone (GH) injections on plasma levels of GH binding protein in short children. J Clin Endocrinol Metab 1995;80: 2756. Blum WF, Cotterill AM, Postel MCV. Improvement of diagnostic criteria in growth hormone insensitivity syndrome: solutions and pitfalls. Acta Paediatr 1994;399: 117. Blum WF, Ranke MB, Savage MO, Hall K. Insulin-like growth factors and their binding proteins in patients with growth hormone deficiency: Suggestions for new diagnostic criteria. Acta Paediatr 1992;383:125. De Vos AM, Ultsch M, Kossiakoff A: Human growth hormone and extracellular domain of its receptor: crystal structure of the complex. Science 1992;255:306. Goddard AD, Covello R, Luoh SM et al. Growth hormone receptor mutations in idiopathic short stature. N Engl J Med 1995;333:1093. Guevara JA, Rosenbloom AL, Fielder PJ et al. Growth hormone receptor deficiency in Ecuador: clinical and bio- 225 chemical phenotype in two populations. J Clin Endocrinol Metab 1993;76:417. Kelly PA, Djiane J, Postel MCV, Elderly M. The prolactin/ growth hormone receptor family. Endocrin Rev 1991; 12: 235. Laron Z, Blum WF, Chatelain P et al. Classifications of growth hormone insensitivity syndrome. J Pediatr 1993; 122:241. Rosenbloom A, Guevara JA, Rosenfeld R, Fielder P. The little woman of Loja-growth hormone receptor deficiency in an inbred population in southern Ecuador. N Engl J Med 1990;323:1367. Rosenbloom A, Savage MO, Blum WF et al. Clinical phenotype and biochemical characteristics of growth hormone receptor deficiency (Laron syndrome). Acta Paediatr 1992,383:117. Rosenbloom AL, Guevara JA, Rosenfeld RG, Fielder PJ. Is there heterozygote expression of growth hormone deficiency? Acta Paediatr 1994;399:125. Rosenfeld RG, Albertsson KW, Cassorla F et al. Diagnostic controversy: The diagnosis of childhood growth hormone receptor deficiency revisited. J Clin Endocrinol Metab 1995;80:1532. Rosenfeld RG, Rosenbloom AL, Guevara JA. Growth hormone (GH) insensitivity due to primary GH receptor deficiency. Endocrine Review 1994;15:369. Savage MO, Blum WF, Ranke MB et al. Clinical features and endocrine status in patients with growth hormone insensitivity (Laron syndrome). J Clin Endocrinol Metab 1993;77:1465. Savage MO, Carlsson L, Chatelain PG et al. Growth hormone insensitivity syndromes. Acta Paediatr 1995; 411:87. Wickelgren RB, Landin KLL, Ohlsson C, Carlsson LMS. Expression of exon 3-retaining and exon 3-excluding isoforms of the human growth hormone receptor is regulated in an inter-individual, rather than a tissue-specific manner. J Clin Endocrinol Metab 1995;80:2154. Capítulo 20 Detención del crecimiento por agentes terapéuticos El crecimiento, es decir el equilibrio continuo entre la generación y la destrucción de masa, puede modificarse por la acción de diversos agentes químicos, la mayoría de los cuales limitan la velocidad de síntesis y en consecuencia cambian el signo del crecimiento de manera por lo general transitoria y dependiente de la edad. Así por ejemplo, en un niño ocurre disminución de la velocidad de crecimiento y aumento lento de la talla acumulada y con mucho menos frecuencia bloqueo en la progresión de la misma; en un adulto, el signo neutro de crecimiento cambia a negativo luego de que disminuye la capacidad de síntesis de nuevo material, y en consecuencia se reduce la masa corporal; en un anciano con signo neutro de crecimiento se acentúa la pérdida de masa al existir menor capacidad de síntesis. Aunque haya bloqueo en la velocidad de síntesis, se requiere tiempo para que la falta de progresión del crecimiento se haga evidente u objetiva. Por ejemplo, cuando un niño crece a velocidad de 6 cm/año (0.5 cm/mes) y un medicamento bloquea el crecimiento en 50%, este hecho se percibe hasta después de al menos 3 o 4 meses y aun así el crecimiento de 1 cm en lugar de los dos esperados puede pasar inadvertido con facilidad sin que se le atribuya al uso del medicamento. Esto implica falta de análisis adecuado sobre la capacidad de diversos medicamentos para disminuir la velocidad de crecimiento, y las causas más frecuentes de ello son: 1. Cada especie animal tiene distinta sensibilidad a los fármacos, y los efectos sobre el crecimiento no se extrapolan con facilidad a los seres humanos. 226 2. No es ético administrar medicamentos a niños sanos con la finalidad de analizar su posible repercusión en el crecimiento. 3. La disminución de la velocidad de crecimiento es muy difícil de valorar en anomalías con duración menor a una o dos semanas, ya que es imposible demostrar modificaciones aunque se usen aparatos de medición con valores micrométricos, como el knemómetro. 4. En entidades patológicas con duración mayor de un mes, la única manera de demostrar que ocurre disminución de la velocidad de crecimiento es contar con grupos control. Por ejemplo, el uso constante de un solo medicamento se compara con la administración intermitente; o bien uno o varios grupos de niños que reciben el fármaco a la misma dosis pero con distinta periodicidad, se compara con otro grupo que no se somete a tratamiento siempre y cuando no exista contraindicación ética para ello. 5. Incluso los individuos con una misma enfermedad crónica muestran distintos grados de al teración en el crecimiento, tanto por el efecto de la enfermedad como por la sensibilidad diversa al medicamento. Por ello, en condiciones ideales debe compararse el uso continuo de un solo fármaco con el uso intermitente y con la utilización de placebo en un mismo paciente, aunque esta última situación es muy difícil de mantener sin alterar la gravedad de la enfermedad y sin transgredir las normas éticas. Con base en lo anterior, se comprende por qué no es factible predecir la futura limitación de la velocidad de crecimiento y gravedad de ésta. Capítulo 20 • Detención del crecimiento por agentes terapéuticos En términos generales, los medicamentos pueden dividirse en aquellos que actúan sobre el sistema de la hormona del crecimiento y los que lo hacen sobre el órgano blanco. ALTERACIÓN DEL SISTEMA DE LA HORMONA DE CRECIMIENTO Bloqueadores beta Los bloqueadores beta modifican los efectos adrenérgicos alfa sobre el hipotálamo y así disminuyen la síntesis de hormona liberadora de hormona de crecimiento; el resultado es un desequilibrio entre la hormona de crecimiento y la somatostatina, lo cual dificulta o incluso bloquea la secreción de la primera y en consecuencia se reduce la velocidad de crecimiento. Los bloqueadores beta también hacen bajar la velocidad de replicación del ácido desoxirribonucleico, lo que puede potenciar el daño sobre el crecimiento (fig. 20-1). El efecto en el hipotálamo depende de que el fármaco atraviese la barrera hematoencefálica y de la sensibilidad individual. Por otro lado, la administración intensiva de bloqueadores beta parece facilitar la liberación de hormona de crecimiento, mientras que el uso a largo plazo se ha relacionado con disminución de la producción diaria. 227 Antihistamínicos Una vez sintetizada la hormona liberadora de hormona de crecimiento (GHRH), el mecanismo involucrado en su secreción depende en parte de la acción de la histamina y por eso los antihistamínicos que atraviesan la barrera hematoencefálica favorecen la existencia de un tono somatostatinérgico. El cromoglicato (que inhibe la liberación de histamina), la difenhidramina y la clorfeniramina (que bloquean a los receptores H-l) pueden reducir las concentraciones de hormona liberadora de hormona de crecimiento; cuando se sustituyen por otro que no atraviesa la barrera hematoencefálica es frecuente observar aumento en la velocidad de crecimiento. Es necesario asumir que el antihistamínico tiene una acción central cuando su uso produce hipersomnia o insomnio (fig. 20-2). Antiserotoninérgicos La mayoría de estos fármacos tienen usos terapéuticos que requieren que la molécula cruce la barrera hematoencefálica y, en consecuencia, la posibilidad de que disminuyan la secreción de hormona de crecimiento es alta. La serotonina es un neurotransmisor hipotalámico que facilita la síntesis y secreción de hormona liberadora de hormona de crecimiento; sin embargo, constituye un agente permisivo y no prima- 228 Sección III • Talla baja por diversos trastornos rio en la regulación de esa hormona, por lo que la intensidad del efecto sobre el crecimiento tiende a ser leve (fig. 20-3). Los antidepresores tricíclicos y los inhibidores de la monoaminooxidasa casi nunca se administran durante la etapa pediátrica; pero es importante señalar que la ciproheptadina, con frecuencia utilizada para aumentar el apetito, es un antiserotoninérgico, y en aquéllos más sensibles es capaz de disminuir la secreción de hormona de crecimiento. Barbitúricos El fenobarbital y otros anticonvulsivos disminuyen la secreción de hormona liberadora de hormona de crecimiento y aumentan la de somatostatina, lo cual a su vez reduce la producción de hormona de crecimiento. Este efecto es mucho más acentuado con concentraciones supraterapéuticas y, como casi nunca se monitorizan los valores séricos para ajustar la dosis, no es de extrañar que algunos informes sugieran que el paciente con crisis convulsivas presenta velocidad de crecimiento menor a la esperada para niños sanos de su mismo sexo y edad (fig. 20-4). ALTERACIONES CELULARES Difenilhidantoínas La difenilhidantoína y otros anticonvulsivos con efecto similar compiten con la vitamina D3 (1,25- Fig. 20-4. Sitio de acción de los barbitúricos sobre la secreción de hormona liberadora de hormona de crecimiento (GHRH). dihidroxicolecalciferol) en el tejido óseo, modificando el metabolismo de calcio. Esa vitamina favorece la diferenciación de monocitos y macrófagos en osteoclastos y la producción del factor de crecimiento esquelético por estos últimos; por otro lado, acelera la diferenciación de los precursores hacia osteoblastos maduros en el hueso. En consecuencia, estos medicamentos disminuyen la incorporación de hidroxiapatita en la matriz mineral y de colágena en la matriz orgánica, así como la formación del disco de crecimiento; en pacientes menores de un año pueden mermar la cantidad de médula ósea, y de ese modo se favorece la existencia de anemia, que por su efecto hipóxico, constituye un factor agregado en la afectación de la velocidad de crecimiento. Glucocorticoides Los glucocorticoides disminuyen la velocidad de crecimiento ya que actúan en distintos niveles del sistema de la hormona del crecimiento (fig. 20-5): Fig. 20-3. Nivel de acción de los antiserotoninérgicos sobre la secreción de hormona liberadora de hormona de crecimiento (GHRH). 1. Reducen la secreción de hormona de crecimiento por aumento del tono somatostatinérgico en el hipotálamo (fig. 20-6). 2. En la hipófisis, alteran el patrón de secreción pulsátil de hormona de crecimiento y en consecuencia la cantidad circulante de ésta se hace menor. Capítulo 20 • Detención del crecimiento por agentes terapéuticos 229 Fig. 20-5. Mecanismos de los esteroides para inhibir el crecimiento lineal en seres humanos. GHRH = hormona liberadora de hormona de crecimiento; SS = somatostatina; IGF = factor de crecimiento tipo insulina; DE = desviación estándar. 3. Bloquean de manera parcial los efectos endocrinos de los factores de crecimiento tipo insulina. 4. Disminuyen la capacidad de respuesta del tejido conjuntivo a hormona de crecimiento y factores de crecimiento tipo insulina. 5. Disminuyen in vitro la capacidad de replicación de los condrocitos (fíg. 20-7). La hidrocortisona, en dosis superior a 25 mg/ m2/dia, interfiere con la calcificación ósea y disminuye además la síntesis de proteínas celulares, con lo que la velocidad de crecimiento desciende de manera moderada a intensa. Si se utiliza prednisona, la dosis equivalente para generar esta alteración es de 6 mg/m2/día. En la mayoría de los casos, los esteroides se utilizan a dosis muy superiores a las mencionadas por lo que se han buscado esquemas terapéuticos para evitar la detención del crecimiento y se ha demostrado que la administración en días alternos mejora 50% la velocidad de crecimiento, y la dosis mayor en la mañana que en la noche aumenta la posibilidad de lesionar el proceso de crecimiento. Estos efectos parecen ser transitorios, ya que la talla genética familiar tiende a alcanzarse aunque el crecimiento muestra un patrón retrasado (fig. 20-8). Antineoplásicos Fig. 20-6. Respuesta secretora de hormona de crecimiento (GH) a la estimulación aguda con hormona liberadora de hormona de crecimiento (GHRH), tras cuatro días de administración de prednisona. En términos generales limitan de manera intensa la capacidad de crecimiento y reproducción celular. Algunos, como la 6-mercaptopurina, el metotrexato y la azatioprina, inhiben la biosíntesis del anillo de purinas; esto limita la cantidad de precursores necesarios para la formación de ácidos nucleicos, con la consiguiente disminución de la capacidad de síntesis proteínica. Las hidroxiureas bloquean la biosíntesis de desoxirribonucleótidos al bloquear la actividad de la enzima ribonucleótido reductasa, y el 5-fluorouracilo inhibe la síntesis de monofosfato de desoxitimidina (fig. 20-9). Otros fármacos que alteran directamente la síntesis del ácido desoxirribonucleico son: citarabina, 230 Sección III • Talla baja por diversos trastornos Fig. 20-7. Proliferación de condrocitos con aplicación constante de hormona de crecimiento (GH), dexametasona y con ambos en el medio de cultivo. mitomicina, cisplatino y los agentes alquilantes del tipo de la mostaza nitrogenada, ciclofosfamida, clorambucil y melfalán (fig. 20-9). Las bleomicinas, dactinomicina y daunorrubicina, producen daño directo a la molécula de ácido desoxirribonucleico e impiden su reparación, mientras que la doxorrubicina y la actinomicina-D bloquean la transcripción de ese ácido (fig. 20-9). Finalmente, algunos antineoplásicos originan alteraciones en los mecanismos involucrados de manera directa en la duplicación celular. Entre ellos se encuentra la L-asparaginasa que bloquea el funcionamiento de la desaminasa de asparagina, así como la vinblastina, la vincristina y la colquicina que dañan a los microtúbulos celulares, con lo que la orientación del material genético y de los organelos celulares no se lleva a cabo de manera fisiológica (fig. 20-9). Fig. 20-8. Gráfica del crecimiento de un paciente bajo tratamiento con esteroides. Radioterapia Los efectos de la radioterapia dependen de la dosis total, de la edad al recibirla y de uno o más sitios radiados. La radioterapia aplicada a la altura de fosa anterior del cráneo produce deficiencia de hormona de crecimiento con afección general del fenómeno, y cuando se aplica en la fosa posterior o columna vertebral limita el desarrollo del segmento superior. Se ha demostrado que los pacientes con antecedentes de radioterapia para tumores intracraneales (craneofaringiomas, meduloblastomas, gliomas, germinomas, etc.) sufren deficiencia total o parcial de hormona de crecimiento, ya que en estos casos el campo de radiación involucra directamente la región hipotalamohipofisaria. Los pacientes con tumores orbitarios (retinoblastoma) y nasales presentarán deficiencia casi total de hormona de crecimiento en un lapso de dos a ocho años aunque durante el tratamiento se proteja la hipófisis. Sin duda, los pacientes que reciben radiación corporal total (preparación para trasplante de médula ósea) tienen mayores posibilidades de daño al somatototropo y de agravamiento de la lesión que aquéllos con radioterapia "profiláctica" al sistema nervioso central (leucemias). La aplicación intracraneana o craneospinal de más de 3 000 cGy en total, sin importar el número de sesiones y la duración del tratamiento, revela deficiencia de hormona de crecimiento en un lapso máximo de cinco años en 100% de los pacientes. Con dosis menores, la deficiencia total se presenta en alrededor de 65%; pero cuando el paciente ya alcanzó la pubertad sólo se altera la neurosecreción (fig. 20-10). El dato clínico más sensible para demostrar alteración en la secreción de hormona de crecimien- Capítulo 20 • Detención del crecimiento por agentes terapéuticos 231 Fig. 20-9. Mecanismo de acción de los antineoplásicos sobre el crecimiento celular. to es la velocidad de crecimiento, por lo que ésta debe analizarse de manera periódica. Además, cuando se corrobora la existencia de detención del cre- Fig. 20-10. Gráfica de la secreción de hormona de crecimiento basal y con estimulación aguda mediante hormona liberadora de hormona de crecimiento (GHRH), en pacientes con antecedentes de radioterapia en comparación con sujetos control sanos. cimiento es necesario estudiar la posibilidad de hipotiroidismo de origen hipofisario o hipotalámico, ya que éste se manifiesta hasta en 50% de los pacientes con radioterapia craneal, y aquellos que reciben radioterapia craneospinal presentan afección tiroidea primaria en un porcentaje similar. La gravedad de la alteración del crecimiento espinal es mayor entre menor sea la edad del paciente. Por ello, los menores de 10 años padecen mayor detención del crecimiento en el segmento superior que a su vez origina desproporción corporal; sin embargo, esta disarmonía se evidencia hasta que el paciente presenta el brote de crecimiento pubescente. En términos generales, los pacientes con deficiencia total o parcial de hormona de crecimiento secundaria a la radioterapia tienen una buena respuesta a la aplicación de hormona de crecimiento biosintética, en torno a la cual es necesario considerar lo siguiente: 1. El uso de hormona de crecimiento biosintética en los dos primeros años posteriores a la erradicación de la neoplasia se relaciona con mayor riesgo de recurrencia. En la actualidad parece claro que este fenómeno no implica que la hormona sea cancerígena sino que acelera el crecimiento de la neoplasia existente pero 232 Sección III • Talla baja por diversos trastornos no demostrada a través de los métodos convencionales de estudio. 2. La hormona de crecimiento acelera la velocidad de crecimiento en pacientes que presentan crecimiento desproporcionado por alteración del segmento superior; pero acentúa la desproporción porque el segmento inferior (brazos y piernas) es ligeramente más sensible a la hormona que el superior; por otro lado, estos pacientes tienen daño primario en la columna vertebral que limita la capacidad de respuesta al medicamento. Por último es conveniente señalar que la radioterapia entre los tres y los seis años de edad puede originar pubertad precoz verdadera. Las niñas la desarrollan con más frecuencia y a menor edad. Por tanto, una aceleración de la velocidad de crecimiento no explicada debe inducir a pensar en este trastorno. LECTURAS RECOMENDADAS Bartlett DL, Charland S, Torosian MH. Growth hormone, insulin and somatostatin therapy of cancer cachexia. Cancer 1994;73:1499. Burguera B, Murruais C, Peñalva A, Dieguez C, Casanueva FF. 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A Agenesia de páncreas, retraso de crecimiento intrauterino y, 137 Aborto, alteraciones de la hiperplasia y, 93 Absorción, de nutrimentos, talla baja y, 122 intestinal, diarrea crónica y, 187 nefropatía crónica y, 193 patrón retrasado de crecimiento y, 172 Acción intracelular de los factores de crecimiento, 26 Acetilcolina, hormona liberadora de hormona de crecimiento y, 28 somatostatina y, 27 Ácidos grasos libres, hormona de crecimiento y, 29, 32 Ácidos nucleicos, regulación genética y, 16 Acidosis metabólica, estatura baja y, 127 persistente, crecimiento y, 192-193, 194 Acidosis, corrección de la, crecimiento y, 197 energética del crecimiento y, 60 tubular renal, crecimiento y, 192-193, 197 detención del crecimiento y, 57 patrón, intrínseco de crecimiento y, 125, 126 retrasado de crecimiento y, 172 talla baja y, 123 Acondrogénesis, 146 Acondroplasia, 146c, 147-148, 147 retraso de crecimiento intrauterino y, 137 Acreción, signo positivo del crecimiento y, 10 Acromion, somatometría, en la, 74 Actinomicina-D, ácido desoxirribonucleico y, 230, 231 Acumulación de grasa, pospubertad y, 116 Adaptación extrauterina, deficiencia idiopática de hormona de crecimiento y, 211 Adaptación psicosocial, deficiencia de hormona de crecimiento y, 214 estatura baja y, 128 Adenohipófisis, deficiencia orgánica de hormona de crecimiento y, 213 Adipocitos, factor de crecimiento tipo insulina-1 y, 36, 37 hormona de crecimiento y, 33 Administración, glucocorticoides, de los, 229 Adrenalina, hipoxemia y, 99 Adulto(s), detención del crecimiento, en el, 226 signo negativo del crecimiento y, 10, 12 signo neutro del crecimiento y, 10, 11 Agenesia renal, síndrome de Turner, en el, 205 Agente inductor, formación del, 18, 19 transcripción y, 17, 18 Agua, recuperación del retraso de crecimiento intrauterino y, 139 Ajuste(es), del crecimiento posnatal, 106 genético del crecimiento, 166 de maduración del crecimiento, 166, 167 Alar, punto, somatometría, en la, 74 Albúmina, nefropatía crónica y, 193 proteínas transportadoras de la hormona de crecimiento y, 34 talla baja familiar y, 160 Alcalinización citoplásmica, acidosis metabólica, en la, 192 canal de sodio e hidrógeno en la, 67 ciclo oxidativo y, 67 desoxirribonucleico y, ácido, 67 duplicación de material genético y, 67, 68 factores de crecimiento en la, 67 Alcalosis metabólica, estatura baja y, 127 Alcoholismo, crecimiento fetal inadecuado y, 136 patrón retrasado de crecimiento y, 173 Alergia, a las proteínas de la leche, retrasos del crecimiento. en los, 181 de vías respiratorias, talla baja y, 123 16-alfa hidroxilasa, hormona de crecimiento y, 30 Alfa-lipoproteinemia, patrón retrasado de crecimiento y, 180 5-alfa-reductasa, hormona de crecimiento y, 30 pubertad y, 110-111 Alimentación, adecuada, diseño de una, 6 información sobre, 6 dificultades para la, 140 recuperación del retraso de crecimiento intrauterino y, 139, 140 Alimentos, talla baja familiar y, 160 trastornos de la nutrición y, 177 Alquilantes, ácido desoxirribonucleico y, 230, 231 Alteraciones afectivas, factores orgánicos del crecimiento, en los, 58 Alteración cromosómica, embarazo y, 94 placenta y, 95 233 234 Indice alfabético Alteraciones celulares, detención del crecimiento, en la, 228-232 Alteraciones congénitas, receptor de hormona de crecimiento y, 219 Alteraciones del crecimiento, paciente con, expresiones sobre el, 5 ideas sobre, 5 plan de estudio del, 5 tratamiento del, 5 Alteración(es) genética(s), deficiencia genética de hormona de crecimiento y, 213 dismorfias y, 140 expresión de proteína transportadora de hormona de crecimiento y, 222 gameto femenino y, 94 gameto masculino y, 94 patrón intrínseco de crecimiento y, 125, 124 Alteraciones digestivas enzimáticas, energética del crecimiento y, 60 Alteraciones emocionales, deficiencia de hormona de crecimiento, 211 Alteraciones en oído medio, síndrome de Turner, en el, 205 Alteraciones génicas, displasias óseas, en las, 145 Alteraciones hormonales, crecimiento en enfermedades renales y, 195-199, 196 Alteraciones neurológicas, ingreso inadecuado y, 56 recuperación del retraso de crecimiento intrauterino y, 140, 141 Alteraciones nutricias, causas de, 55 crecimiento en enfermedades renales y, 193-195 deficiencia de hormona de crecimiento y, 209, 211 diferenciación celular y, 60 factor orgánico del crecimiento, como, 55 programas dietéticos y, 55 segmento inferior y, 211 segmento superior y, 211 sustitutos alimentarios y, 55 talla baja familiar y, 160 talla baja y, 122 Alteraciones orgánicas, estatura baja y, 128 Alteraciones placentarias, somatotropina coriónica y, 97 Alteraciones del receptor, resistencia a la hormona de crecimiento, en la, 220, 220 Alteraciones renales, síndrome de Turner, en el, 205 Alteración respiratoria, displasias óseas y, 144 Alteraciones visuales, deficiencia orgánica de hormona de crecimiento y, 212 Altura, craneal, somatometría, en la, 75 facial, deficiencia de hormona de crecimiento y, 214 de los labios, deficiencia de hormona de crecimiento y, 214 morfológica de la cara, somatometría, en la, 76 de la nariz, deficiencia de hormona de crecimiento y, 214 somatometría, en la, 76 Amenorrea primaria, síndrome de Turner, en el, 202 Amerindios, grasa y, 214 Amibiasis, malabsorción y, 56 Aminoácidos, hormona de crecimiento y, 29 insulina fetal y, 98 lípidos y, 99 placenta y, 97 Aminopterina, crecimiento fetal inadecuado y, 136 Anabólicos, síndrome de Turner, en el, 206 Anabolismo, fetal, placenta y, 97 regulación genética y, 15 Análisis del crecimiento, dinámica del, 119-120 signo del fenómeno en el, 10 Análisis estacional, crecimiento entre los dos primeros años y el inicio de la pubertad y, 109 Análisis inicial sindromático del paciente con talla baja, 124, 126 Análisis de la detención del crecimiento, 226 Anchura bicigomática, somatometría, en la, 75 Anchura, fisiognómica de la cara, somatometría, en la, 75 de la nariz, deficiencia de hormona de crecimiento y, 214 somatometría, en la, 76 Andrógenos, hormona de crecimiento y, 29, 30 retraso constitucional del crecimiento, en el, 170 suprarrenales, pubertad y, 114 talla baja familiar y, 161 Anemia materna, catecolaminas y, 99 Anemia, colitis ulcerosa, en la, 185 crecimiento fetal inadecuado y, 135 crecimiento intrauterino proporcionado y, 133 difenilhidantoína y, 228 energética del crecimiento y, 60 enfermedad de Crohn, en la, 185 mecanismos de la detención del crecimiento en la, 194 nefropatía crónica y, 194 patrón intrínseco de crecimiento y, 125, 125 patrón retrasado de crecimiento y, 174 talla baja familiar y, 160 talla baja y, 123 Anorexia, enfermedad de Crohn, en la, 184 fibrosis quística del páncreas, en la, 183 nefropatía crónica y, 193 nerviosa, hormona de crecimiento y, 29 ingreso inadecuado y, 56 resistencia a la hormona de crecimiento y, 219 patrón retrasado de crecimiento y, 172 talla baja y, 123, 124 trastornos de la nutrición y, 177 Anormalidades, esqueléticas, síndrome de Turner, en el, 203 moleculares, resistencia parcial a hormona de crecimiento y, 224 Antecedentes, heredofamiliares, retraso constitucional del crecimiento, en el, 164, 165 patológicos, picos de secreción y, 216 retraso constitucional del crecimiento, en el, 171-175 Anticoagulantes, crecimiento fetal inadecuado y, 136 Anticolinérgicos, hormona liberadora de hormona de crecimiento y, 122 Anticuerpos, receptor de hormona de crecimiento, contra, 219 resistencia a la hormona de crecimiento y, 219 Antidepresores, crecimiento fetal inadecuado y, 136 tricíclicos, detención del crecimiento, en la, 228 Antihipertensores, crecimiento fetal inadecuado y, 136 Antihistamínicos, detención del crecimiento, en la, 227, 227 hormona del crecimiento y, 58 hormona liberadora de hormona de crecimiento y, 122, 227, 227 sitio de acción de los, 227, 227 velocidad de crecimiento y, 227 Antineoplásicos, crecimiento celular y, 229, 229 detención del crecimiento, en la, 229, 229, 230 duplicación celular y, 229, 230 Antiserotoninérgicos, hormona del crecimiento y, 58 hormona liberadora de hormona de crecimiento y, 121 detención del crecimiento, en la, 227, 228 Antitiroideos, crecimiento fetal inadecuado y, 136 Aparato auditivo, crecimiento de los dos primeros años y, 106 hormonas tiroideas y, 106 Indice alfabético Aparato de Golgi, transcripción y, 21 Apetito, ingreso inadecuado y, 56 Apgar, escala de, deficiencia idiopática de hormona de crecimiento y, 211 Aplasia de médula ósea, deficiencia orgánica de hormona de crecimiento y, 212 Aporte calórico, desnutrición crónica y, 178 signo positivo del crecimiento y, 10 Aporte de nutrimentos, talla baja y, 122 Aporte nutricio, crecimiento fetal inadecuado y, 135 placenta y, 97 recuperación del retraso de crecimiento intrauterino y, 138 signo neutro del crecimiento y, 10 Area muscular, deficiencia de hormona de crecimiento y, 214 Arginina, hormona de crecimiento y, 29 receptor de hormona de crecimiento, del, 221 retraso constitucional del crecimiento, en el, 175 talla baja familiar y, 156 Armonía corporal, medición de la, 120 talla baja familiar y, 155, 160 Armonía del crecimiento, proporciones corporales y, 119 Aromatasas, pubertad y, 110 Arterieesclerosis, recuperación del retraso de crecimiento intrauterino y, 139 Artritis, colitis ulcerosa, en la, 185 Ascaridiasis, malabsorción y, 56 Asimetría facial, resistencia total a hormona de crecimiento y, 223 Asma, crecimiento fetal inadecuado y, 135 detención del crecimiento y, 57 patrón retrasado de crecimiento y, 172 talla baja y, 123 Astemizol, hormona del crecimiento y, 57 Astrocitoma, deficiencia orgánica de hormona de crecimiento y, 212 ATP. Véase Trifosfato de adenosina. Atresia de duodeno, retraso de crecimiento intrauterino y, 137 Atrofia óptica, deficiencia orgánica de hormona de crecimiento y, 212 Aumentos de estatura, talla baja familiar y, 158 Autocrina, comunicación celular, 25 Axogénesis, crecimiento de los dos primeros años y, 106 Azatriopina, ácidos nucleicos y, 229 biosíntesis de purinas y, 229 síntesis proteínica y, 229 B Balance energético térmico, 66 Bandas cromosómicas, cariotipo y, 17 Barbitúricos, detención del crecimiento, en la, 228, 228 hormona de crecimiento y, 228 hormona liberadora de hormona de crecimiento y, 228, 228 sitio de acción de los, 228, 228 somatostatina y, 228 Barrera hematoencefálica, antihistamínicos y, 227 antiserotoninérgicos y, 227 bloqueadores beta y, 227 Bartter, síndrome de, estatura baja y, 127 patrón retrasado de crecimiento y, 172 velocidad de crecimiento, en el, 191, 192, 194 Bases neuroendocrinas del crecimiento, 25-49, 47, 48 diferenciación y crecimiento óseos en las, 44-48, 48 factores de crecimiento para la, 45-49, 48 235 factor(es) de crecimiento tipo insulina, 34-40, 47 -1, 35-37, 38 -2,37 proteína(s) transportadora(s) de, 38, 38 -1,39 -2,39 -3, 39-40 -4,40 -5,40 -6, 40, 41 proteasas de, 40, 40 receptores para los, 37-38 factor(es) de crecimiento, autocrinos y paracrinos en las, 41-44 derivado de plaquetas en las, 41 epidérmico en las, 40, 41 fibroblastos, de los, en las, 41, 42 nerviosos en las, 42-43, 42 transformador beta en las, 41 vitamina D como, 41-42, 43 factores de crecimiento en las, 25-26, 48 características generales de los, 26, 27 funciones de los, 25 hormona de crecimiento en las, 26-34, 27 proteínas transportadoras de la, 34 receptor de la, 32-34, 32 regulación de la secreción de la, 26-32, 30 síntesis y efectos directos de la, 30-32 sistema de la, 26 17-beta-estradiol, placenta y, 97, 96 5-beta-hidroxilasa, hormona de crecimiento y, 30 Beta-lipoproteinemia, patrón retrasado de crecimiento y, 180 Bicarbonato sérico, retraso constitucional del crecimiento, en el, 173 talla baja familiar y, 160 Bilirrubinas séricas, proteínas transportadoras de la hormona de crecimiento y, 34 Biometría hemática, estatura baja y, 127 retraso constitucional del crecimiento, en el, 173 talla baja familiar y, 160 Blastocisto, formación del, 93, 94 Bleomicina, ácido desoxirribonucleico y, 230, 231 Bloqueadores adrenérgicos, hormona liberadora de hormona de crecimiento y, 122 Bloqueadores beta, detención del crecimiento, en la, 227, 227 hormona liberadora de hormona de crecimiento y, 227, 227 sitio de acción de los, 227, 227 somatostatina y, 227, 227 Bombesina, alcalinización citoplásmica y, 67, 67 Brazada, armonía corporal y, 120 estatura y, 211 somatometría, en la, 76 velocidad de crecimiento y, 211 Britten y Davidson, teoría de, 17 C Cabello fino, displasias y, 150 Cabello, deficiencia de hormona de crecimiento y, 214 resistencia total a hormona de crecimiento y, 223 Cadena respiratoria, hipotiroidismo y, 66 temperatura corporal y, 65, 66 Calcificación, pubertad y, 112 236 Indice alfabético Calcio, acidosis metabólica, en la, 192 alcalinización citoplásmica y, 67, 67 difenilhidantoína y, 228 estatura baja y, 127 hormona de crecimiento y, 32 Turner, síndrome de, en el, 203 Calcitonina, crecimiento de los dos primeros años y, 106 somatostatina y, 28 Cálculos vesiculares, enfermedad de Crohn, en la, 185 Calidad de vida, modificación de la, 4 Calor, eliminación de, 61, 62 producción de, 61 Canal de sodio e hidrógeno, alcalinización citoplásmica y, 67, 67 Caninos, crecimiento de los, testosterona y, 114 Cansancio muscular, deficiencia de hormona de crecimiento y, 10 Capacidad, de crecimiento, pospubertad y, 115 de respuesta, órganos blanco y, 219 visual, deficiencia de hormona de crecimiento y, 214 Captación de minerales, síndrome de Turner, en el, 203 Caquexia oncológica, resistencia a la hormona de crecimiento y, 219 Cara, de muñeco, deficiencia de hormona de crecimiento y, 213 de querubín, deficiencia de hormona de crecimiento y. 213 puntos somatométricos de la, 212 Características, clínicas, deficiencia de hormona de crecimiento, de la, 211-215 del crecimiento, clona celular y, 16 dos primeros años, de los, 107 entre los dos primeros años y el inicio de la pubertad, 109, 110 físicas, síndrome de Turner, en el, 200, 205 genéticas, vello corporal y, 114 maternas en el crecimiento prenatal, 100-101, 100 sexuales, retraso constitucional del crecimiento, en el, 169 típicas, resistencia a la hormona de crecimiento, de la, 222-223 Carbohidratos, placenta y, 137 resistencia total a hormona de crecimiento y, 223 Cardiopatía(s), deficiencia de hormona de crecimiento y, 211 energética del crecimiento y, 60 materna, catecolaminas y, 99 patrón intrínseco de crecimiento y, 125, 125 patrón retrasado de crecimiento y, 173 síndrome de Turner, en el, 205 talla baja y, 123 Cariotipo, análisis del, retraso del crecimiento intrauterino y, 131 estatura final y, 203, 203 c retraso constitucional del crecimiento, en el, 173 en sangre periférica, estatura baja y, 127, 128 Cartílago, de crecimiento, hormona de crecimiento y, 196 insuficiencia renal crónica y, 196, 197 y, diferenciación y crecimiento óseos, 47, 48 Catabolismo, regulación genética y, 15 Catecolaminas, células anormales y, 99 flujo placentario y, 99 hipoxia y, 99 insulina fetal y, 99 madre diabética y, 100 nutrimentos y, 99 Causas en el paciente con talla baja, 120-124, 124 Cefalea, deficiencia orgánica de hormona de crecimiento y, 212 Cefalocaudal, crecimiento, 79 Cefalocentrífugo, crecimiento, 79, 80 Ceguera, deficiencia de hormona de crecimiento y, 214 Célula(s), diferenciada, capacidad reproductora de la, 9 funciones de la, 9 velocidad de recambio y, 9 fetales, mitocondrias y, 100 totipotenciales, diferenciación de las, 9 velocidad de recambio y, 9 número de, hiperplasia y, 8 hipertrofia y, 8 Centrípeto, crecimiento, 79 Cerebro, metabolismo basal y, 62 Cesárea, deficiencia idiopática de hormona de crecimiento y, 212 Cianosis, talla baja y, 123 Cicatrización, signo positivo del crecimiento y, 10 Ciclo, celular, factores de crecimiento y, 25 energético, 67 Ciclofosfamida, ácido desoxirribonucleico y, 230, 231 Cigión, somatometría, en la, 74 Cigoto, insulina fetal y, 97 Cinemática del crecimiento, 69-89, 77c, 78 determinante fundamental de la, 69 dirección del crecimiento en la, 79-80 relación segmentaria en la, 79, 80 modelos de referencia en la, 69-72, elaboración de los, 71, 72, 73 estudios longitudinales en los, 70 estudios semi longitudinales en los, 70, 71 estudios transversales en los, 70 momento del crecimiento en la, 69, 85-88 edad dental en el, 87 edad ósea en el, 85-87 índice de maduración sexual en el, 87 somatometría genital en el, 87-88 ritmo del crecimiento en la, 69, 79-82 somatometría en la, 73-79 análisis de la, 76-79 medidas más importantes para la, 74-76 puntos de referencia para la, 73, 74 velocidad del crecimiento en la, 69, 82-85 Ciproheptadina, detención del crecimiento, en la, 228 Circunferencia, cefálica, percentiles de la, 78 del pene, somatometría, en la, 76 Cirrosis hepática, proteínas transportadoras de la hormona de crecimiento y, 34 Cirugía abdominal, resistencia a la hormona de crecimiento y, 219 Cisplatino, ácido desoxirribonucleico y, 230, 231 Citarabina, ácido desoxirribonucleico y, 230, 231 Citocina-hematopoyetina, receptores, receptor de hormona de crecimiento y, 219 Citoesqueleto, expresión de los genes y, 16 Citomegalovirus, deficiencia orgánica de hormona de crecimiento y, 212 retraso de crecimiento intrauterino y, 137 Citoplasma, factores de crecimiento y, 26 Citotrofoblasto, somatotropina coriónica y, 96 Clasificación, deficiencia de hormona de crecimiento, de la, 211-214, 219 resistencia a la hormona de crecimiento, de la, 219 Clona(s) celular(es), crecimiento de la, 16 desarrollo de la, 16 diferenciación de la, 16 especialización de la, 16 Indice alfabético etapas de la, 16 expresión funcional de genes y, 16 factores de crecimiento y, 25 gen sensor-integrado y, 18, 19 genes y, 16 Clonidina, retraso constitucional del crecimiento, en el, 167, 173 somatostatina y, 27, 28 talla baja familiar y, 156 Clorambucil, ácido desoxirribonucleico y, 230, 231 Clorfeniramina, detención del crecimiento, en la, 227 Cloro, estatura baja y, 127 Coactivadores de la transcripción, región TATA y, 19 Cobre, absorción de, diarrea crónica y, 187 Codo, resistencia total a hormona de crecimiento y, 223 Coeficiente intelectual, síndrome de Turner, en el, 205 Colágena, difenilhidantoína y, 228 Colesterol, hormona de crecimiento y, 31 placenta y, 96, 97 Colitis ulcerosa, alteraciones del crecimiento en la, 185-186 crecimiento en la, 186 crecimiento fetal inadecuado y, 135 etiología de la, 185 manifestaciones de la, 185 patrón retrasado de crecimiento y, 172 talla baja y, 123 talla final y, 56 tratamiento de la, 186-187 Colquicina, duplicación celular y, 230, 231 Columna vertebral, pospubertad y, 115 Complejo basal de transcripción, región TATA y, 20 Composición corporal, alteración de tejidos y, 8 armonía del crecimiento, 119 cambios pubescentes y, 110 crecimiento de recuperación y, 188 modificación de tejidos y, 8 pospubertad y, 115 reemplazo de tejidos y, 8 sustitución de tejidos y, 8 talla baja familiar y, 155, 160 Comunicación arteriovenosa, patrón retrasado de crecimiento y, 173 Comunicación intercelular, autocrina, 25 crecimiento y, 25 endocrina, 25 factores de crecimiento y, 25 interacciones celulares y, 25 paracrina, 25 Comunidad, necesidades de la, 5 Condensación celular, crecimiento y, 25 Condiciones de vida, crecimiento y, 12 estatura final y, 12 homeorresis y, 12 proporcionalidad y, 12 Condiciones sociales y ambientales en el paciente con talla baja, 123, 124 Condiciones supresoras del crecimiento, 5 Condrocito(s), crecimiento de recuperación y, 188 diferenciación y crecimiento óseos y, 47, 47 factor de crecimiento tipo insulina-1 y, 36, 37 hormona de crecimiento y, 33 uremia y, 195 Condrodisplasia metafisaria, Jansen, tipo, 153 McKusik, tipo, 146c, 153 Schmid, tipo, 146c, 152 Schwachman, tipo, 153 237 Condrodisplasia punctata, no rizomélica, 148 rizomélica, 147, 148 Conducto arterial, patrón retrasado de crecimiento y, 173 Congénita, resistencia, a la hormona de crecimiento, 220, 220 Consanguinidad, deficiencia genética de hormona de crecimiento y, 213 Consumo calórico, fibrosis quística del páncreas, en la, 183, 184 Control, del crecimiento proporcionado, 189 del crecimiento, características del, 137 genético, cambios pubescentes y, 110 neuroendocrino, cambios pubescentes y, 110 crecimiento entre los dos primeros años y el inicio de la pubertad y, 108 Coordinación neuromuscular, deficiencia de hormona de crecimiento y, 214 Coproparasitoscópico, estatura baja y, 127 retraso constitucional del crecimiento, en el, 173 Corazón, metabolismo basal y, 62 Corticosteroides, velocidad de crecimiento en la, 191 Cortisol, desnutrición crónica y, 178 Cráneo, puntos somatométricos del, 74 Craneofaringioma(s), deficiencia orgánica de hormona de crecimiento y, 212 hormona de crecimiento y, 230 Creatinina, estatura baja y, 127 Crecimiento, actual, patrón intrínseco de crecimiento y, 124, 125 alterado, normalidad del, 3 características del, genes y, 12 celular, cromosoma X y, 16 estadio de, genes y, 16 factor de crecimiento tipo insulina-1 y, 122 fenotipo y, 23 fetal, 22, 23 genotipo y, 23 máximo, 22, 23 óptimo, 22, 23 posnatal, 23 con esteroides, 230 en enfermedades renales, 191-199, 192 acidosis metabólica persistente y, 192-193 acidosis tubular y, 192-193, 196 alteraciones hormonales y, 195-199 alteraciones nutricias y, 193-195 osteodistrofia renal y, 195 espinal, radioterapia y, 231 esquelético, deficiencia de hormona de crecimiento y, 211 familiar, parámetros del, 118 como fenómeno biológico, 8-11, 12 análisis del, 10 composición corporal, cambio de, en el, 8-10 definición del, 8 forma, cambio de, en el, 8-10 hiperplasia en el, 8-10 hipertrofia en el, 8-10 masa, incremento de, en el, 8-10 signo, del, 8, 12 positivo, 10, 12 neutro, 10, 11 negativo, 10, 11 velocidad de recambio en el, 8-10 volumen, incremento de, en el, 8-10 como fenómeno social, 3-7, 8 características que interactúan sobre el, 8 comprensible para la comunidad, 3, 4 comunicación intercelular y, 25 238 Indice alfabético concepto de, 3 decremento secular del, 12, 13 deprivación nutricia y, 6-7 dinámico, 3 estudios del, 3-5 fallas de los, 4-5 modelos nacionales del, 4 óptimo, 3 promoción y vigilancia del, 5 estrategias de la, 5, 6 vigilancia del, 3, 4 genital, edad biológica y, 85 incremento secular del, 12, 13 inicial, características del, 8 intrauterino, altura sobre el nivel del mar y, 101, 102 deficiencia de hormona de crecimiento y, 209 latitud geográfica y, 102 resistencia total a hormona de crecimiento y, 222 retraso del, hijos de madres con, 101 retraso del. Véase Retraso, del crecimiento intrauterino. segmento inferior y, 211 segmento superior y, 211 talla baja familiar y, 159 Turner, síndrome de, en el, 200 variaciones climáticas y, 102 lineal, masa previa y, 138 recuperación del retraso de crecimiento intrauterino y, 137 del niño, norma técnica para el control del, 5 óptimo, capacidad genética y, 3 comunidad mexicana y, 6 derecho de todos los niños, como, 6, 7 dirección del, 4 educación óptima y, 7 mantenimiento del, 4 momento del, 4 Organización Mundial de la Salud y, 6, 7 ritmo del, 4 velocidad del, 4 óseo, pospubertad y, 115 posnatal, 103-105, 104 desde los dos años hasta la pubertad, 105, 107-110 dos primeros años de edad en el, 105-107, 105 estatura, incremento de, en el, 103-105, 104 glucocorticoides y, 122 gónadas, maduración de las, en el, 114-115 hipotiroidismo y, 122 maduración púbica en el, 113-114 mamas, maduración de las, en el, 112-113 paratohormona y, 122 peso, incremento de, en el, 103-105 pospubertad, en la, 115-116 pubertad, en la, 110-115 resistencia total a hormona de crecimiento y, 222 tipos de, 103-105, 104 velocidad del, 103-105, 105 vitamina D y, 122 prenatal, 93-102, 104 características maternas en el, 100-101, 100 efectos ambientales sobre el, 101-102 factores maternos del, 100 placenta, la, en el, 95-97, 96 regulación fetal del, 97-100, 96 proceso multifactorial, como, 25 programación genética y, 177 progresión normal del, 210 proporcionado, control del. Véase Control del crecimiento proporcionado. proporcional secundario, 82 pubescente, patrón de maduración y, 111 proporcionalidad corporal y, 114 de recuperación, acidosis tubular y, 191 alergia a las proteínas de la leche, en la, 181 composición corporal y, 188 corticosteroides y, 191 deficiencia de hormona de crecimiento y, 209 diabetes insípida nefrogénica y, 191 diarrea crónica y, 187, 188 enfermedad celiaca, en la, 180, 181 fibrosis quística del páncreas, en la, 182 infecciones de vías urinarias y, 191, 192 infestación por giardia, en la, 182 pubertad y, 188 retrasos del crecimiento, en los, 188-189 Turner, síndrome de, en el, 201 velocidad de crecimiento y, 105, 106 requerimientos del, 55 retardo del, 93, 94 retraso constitucional del. Véase Retraso constitucional del crecimiento. en el síndrome de Turner. Véase Turner, síndrome de, crecimiento en el. Crisis convulsivas, detención del crecimiento, en la, 228 Crohn, enfermedad de, alteraciones del crecimiento en la, 185-186 crecimiento en la, 185 crecimiento fetal inadecuado y, 135 manifestaciones de la, 184, 185 origen de la, 184 patrón retrasado de crecimiento y, 172 talla baja y, 123 talla final y, 56 tratamiento déla, 186-188 Cromoglicato, detención del crecimiento, en la, 227 Cromosoma(s), cinco, receptor de hormona de crecimiento y, 219 factor de crecimiento, tipo insulina-1, del, 34 tipo insulina-2, del, 35 sexual, estatura final y, 94 retraso psicomotriz y, 94 talla al nacer y, 94 X, crecimiento celular y, 16 deficiencia genética de hormona de crecimiento y, 213 estatura final y, 202 Turner, síndrome de, en el, 200 Cronómero, bandas cromosómicas y, 17 cariotipo y, 17 núcleo de interfase y, 17 Cuerpo, puntos somatométricos del, 75 Cultivo de orina, estatura baja y, 128 Curva de crecimiento, retraso constitucional del crecimiento, en el, 164 D Dactilión, somatometría, en la, 74 Dactinomicina, ácido desoxirribonucleico y, 230, 231 Daño neurológico, crecimiento intrauterino disarmónico y, 134 Daunorrubicina, ácido desoxirribonucleico y, 230, 231 Decremento secular del crecimiento, 12, 13 Defecto molecular, deficiencia genética de hormona de crecimiento y, 213 Defectos de empalme, receptor de hormona de crecimiento, del, 221, 222 Indice alfabético Defectos en la síntesis, receptor de hormona de crecimiento, del, 219 Defectos genéticos, insensibilidad total a la hormona de crecimiento y, 220 receptor de ia hormona de crecimiento y, 219 Deficiencia, congénita, receptor de la hormona de crecimiento y, 219 de crecimiento, hepatopatías crónicas y, 122 nefropatías crónicas y, 122 de hormona de crecimiento, 208-218 armonía de las proporciones corporales y, 211 características clínicas de la, 211-215, 212 clasificación de la, 211, 212 crecimiento de recuperación y, 210 crecimiento intrauterino y, 210 deprivación proteínica y, 210 disfunción en la neurosecresión y, 215-217 edad ósea retrasada y, 210, 211 frecuencia de la, 208 genética, 213-214 idiopática, 211, 212 inducida por medicamentos, 210 malformaciones y, 212 orgánica, 212, 213 proporciones infantiles en la, 211 talla baja prenatal y, 209 talla baja y, 208-210 tipo IA, 213 tipo IB, 213 tipo II, 213 tipo III, 213 velocidad de crecimiento subnormal y, 208-210 enzimáticas entérales, talla baja y, 123 gonadotrópica, micropene y, 214 pubertad retrasada y, 214 Definición, resistencia a la hormona de crecimiento, de la, 219 Deglución, ingreso inadecuado y, 56 Deleciones, complejas del receptor de hormona de crecimiento, 222 retraso de crecimiento intrauterino y, 137 Demanda energética, signo neutro del crecimiento y, 10, 11 Densidad urinaria, estatura baja y, 127 Dentición primaria, resistencia total a hormona de crecimiento y, 222 Depuración de hormonas, flujo sanguíneo renal y, 195 Desarrollo, beneficios de reconocer el, 4 concepto de, 3 endocrinológico con la edad, 81 fetal, vigilancia del, 134-137, 134 individual, aspectos del, 3 factores socioeconómicos y culturales y, 53-55 intelectual, resistencia total a hormona de crecimiento y, 222 motor, resistencia total a hormona de crecimiento y. 222 del niño, Norma técnica para el control del, 5 de la pubertad, retraso constitucional del crecimiento, en el, 169-170 tecnológico, factores socioeconómicos y culturales, en los, 52, 53 Desempeño escolar, recuperación del retraso de crecimiento intrauterino y, 139 Desempleo, síndrome de Turner, en el, 205 Deshidratación materna, catecolaminas y, 99 Deshidroepiandrosterona, sulfato de, placenta y, 96, 97 retraso constitucional del crecimiento, en el, 169 239 Desnutrición, corrección de la, crecimiento y, 197 crecimiento intrauterino disarmónico y, 133 crónica, diferencias en tamaño final, en la, 179, 188c recuperación de la, 179 retrasos del crecimiento, en los, 178-180, 179 deficiencia de hormona de crecimiento y, 210 diferenciación celular y, 60 división celular y, 59 energética del crecimiento y, 60 hormona de crecimiento y, 29 intrauterina, 132 materna, catecolaminas y, 99 peso y edad y, 60 proteínas transportadoras de la hormona de crecimiento y, 34 resistencia a la hormona de crecimiento y, 219 secuencia de la, 189 Desoxirribonucleico, ácido, alcalinización citoplásmica y, 67,67 bloqueadores beta y, 227 descubierto, generación del, 17, 25 genes receptores y, 18 ribonucleico activador, ácido y, 18 ribonucleico mensajero, ácido y, 18 detención del crecimiento, en la, 227 fármacos que alteran el, 229, 230 genes sensor-integrados y, 17 gradiente del, 98 histonas y, 16 insulina fetal y, 98 no histonas y, 16 proteínas nucleares y, 16 receptores de la membrana y, 16 transcripción y, 17 Desproporción corporal, radioterapia y, 231 Detención del crecimiento por agentes terapéuticos, 226-227 adulto, en el, 226 alteraciones celulares en la, 228-232 análisis de la, 226-227 grupos control en la, 226 hormona de crecimiento en la, 227-228 knemómetro en la, 226 masa corporal en la, 226 niño, en el, 226 sensibilidad a los fármacos en la, 226 signo de crecimiento en la, 226 síntesis, velocidad de, en la, 226 uso continuo de fármacos en la, 226 uso intermitente de fármacos en la, 226 Detención del crecimiento, displasias óseas y, 122 Dexametasona, condrocitos y, 230 Diabetes, energética del crecimiento y, 60 estatura final y, 57 insípida, deficiencia orgánica de hormona de crecimiento y, 213 mellitus, crecimiento fetal inadecuado y, 136 hormona de crecimiento y, 29 recuperación del retraso de crecimiento intrauterino y. 139 retraso del crecimiento intrauterino y, 132 patrón retrasado de crecimiento y, 173 resistencia a la hormona de crecimiento y, 219 Diacilglicerol, alcalinización citoplásmica y, 67, 67 hormona de crecimiento y, 34 Diagnóstico del paciente con, patrón atenuado de crecimiento, 126, 127 talla baja, 118-120 240 Indice alfabético Diálisis peritoneal, hormona de crecimiento y, 198 Diámetro, anteroposterior de la cabeza, somatometría, en la, 75 biacromial, deficiencia de hormona de crecimiento y, 214 pospubertad y, 116 pubertad y, 116 somatometría, en la, 76, 77 bicrestal, pubertad y, 116 pospubertad y, 116 somatometría, en la, 76, 77 diafisiario, síndrome de Turner, en el, 203 transverso máximo de la cabeza, somatometría, en la, 75 Diarrea, colitis ulcerosa, en la, 185 crecimiento fetal inadecuado y, 135 Crohn, enfermedad de, en la, 185 crónica, retrasos del crecimiento, en los, 187, 188, 188c energética del crecimiento y, 60 estatura baja y, 56 excreción anormal de nutrimentos y, 57, 58 fibrosis quística del páncreas, en la, 182 malabsorción y, 56 patrón retrasado de crecimiento y, 172 resistencia total a hormona de crecimiento y, 223 talla baja y, 123 Dieta(s), de consumo, nutrición y, 59 ingreso inadecuado y, 56 trastornos de la nutrición y, 177 Difenhidramina, detención del crecimiento, en la, 227 hormona del crecimiento y, 58 Difenilhidantoína, calcio y, 228 crecimiento fetal inadecuado y, 136 detención del crecimiento, en la, 228 hidroxiapatita y, 228 médula ósea y, 228 velocidad de crecimiento y, 228 vitamina D3 y, 228 Diferenciación, celular, alteraciones nutricias y, 60 compartimentalización y, 51 especificidad y, 18 estímulos específicos y, 9 gen productor y, 18 gen receptor y, 18 proceso de, 18 programación genética y, 9 crecimiento y, 25 y crecimiento óseos, 44-49, 44, 45 factores de crecimiento para la, 45-49, 45 Digestión, talla baja y, 122 Dihidrotestosterona, pubertad y, 110 Dimerización, receptor de hormona de crecimiento, del, 222 Dinkas, estatura poblacional promedio de los, 109 Dirección del crecimiento, condiciones de vida y, 12 genes y, 12 óptimo, 4 Disacaridasas intestinales, deficiencia de, retrasos del crecimiento, en los, 182 Disco de crecimiento, difenilhidantoína y, 228 Discondrotenosis, 153 Disfunción cerebelosa, recuperación del retraso de crecimiento intrauterino y, 139 Disfunción cerebral, nivel educacional y, 53 Disfunción en la neurosecresión, deficiencia de hormona de crecimiento y, 215-217 Disfunción motriz, patrón retrasado de crecimiento y, 173 Disgerminoma, deficiencia orgánica de hormona de crecimiento y, 212 Dismorfias, alteraciones genéticas y, 140 recuperación del retraso de crecimiento intrauterino y. 140 retraso de crecimiento intrauterino y, 137 Displasia, acromesomélica, 150 broncopulmonar, detención del crecimiento y, 57 campomélica, 146 cleidocraneal, 150 condroectodérmica, 149-150, 149 distrófica, 148 epifisiaria múltiple, 146c, 151, 152 espondiloepifisiaria congénita, 146c, 148 espondiloepifisiaria tardía, 146c, 152 espondiloepifisiaria, retraso de crecimiento intrauterino y, 137 espondilometafisiaria, 146c, 152 mesomélica, 150 metatrófica, 146c, 148 tanatofórica, 146 tanatofórica, retraso de crecimiento intrauterino y, 137 torácica asfixiante, 146, 147 tricorrinofalángica, 153 Displasia de cadera, resistencia total a hormona de crecimiento y, 223 Displasia del iris, deficiencia orgánica de hormona de crecimiento y, 212 Displasia ectodérmica, deficiencia orgánica de hormona de crecimiento y, 212 Displasia septoóptica, deficiencia de hormona de crecimiento y, 214 deficiencia orgánica de hormona de crecimiento y, 212 Displasias óseas, 143-154, 146c acondrogénesis en las, 146 acondroplasia en las, 146c, 147-148 alteración respiratoria en las, 144, 145 alteraciones génicas en las, 144 armonía corporal y, 120 condrodisplasia metafisiaría, tipo Jansen en las, 152 tipo McKusik en las, 146c, 153, 154 tipo Schmid en las, 146c, 152 tipo Schwachman en las, 153 condrodisplasia punctata, no rizomélica en las, 148 rizomélica en las, 147, 148 detención del crecimiento y, 122 diagnóstico diferencial de las, 145, 146, 148, 150, 151-152 discondrotenosis en las, 153 displasia, acromesomélica en las, 150 campomélica en las, 146 cleidocraneal en las, 150 condroectodérmica en las, 148-150 distrófica en las, 148 epifisiaria múltiple en las, 146c, 151, 152 espondiloepifisiaria congénita en las, 146c, 148 espondiloepifisiaria tardía en las, 146c, 152 espondilometafisiaria en las, 146c, 152 mesomélica en las, 150 metatrófica en las, 146c, 148 tanatofórica en las, 146 torácica asfixiante en las, 146, 147 tricorrinofalángica en las, 153, 154 edad ósea en las, 144 Ellis van Creveld, síndrome de, en las, 149-150 fracturas en las, 144 frecuencia de las, 145, 146c genu varum en las, 144 hipocondroplastia en las, 146c, 151, 152 Indice alfabético identificables desde el nacimiento, 146c, 145-150 identificadas durante la infancia, 146c, 150-154 inestabilidad atlantoaxil en las, 144 Kniest, síndrome de, en las, 150 patrón atenuado de crecimiento y, 126, 126 patrón intrínseco de crecimiento y, 125, 125 picnodisostosis en las, 153 retraso de crecimiento intrauterino y, 137 seudoacondroplasia en las, 152 somatometría de las, 143, 144 transmisión mendeliana de las, 144-154 Disproteinemia, energética del crecimiento y, 60 Distancia bigonial, deficiencia de hormona de crecimiento y, 214 Distancia biocular, deficiencia de hormona de crecimiento y, 214 Distancias alcanzadas, estudios longitudinales y, 70 estudios transversales y, 70 Distensión abdominal, ñbrosis quística del páncreas, en la, 182 patrón retrasado de crecimiento y, 172 Distermia, deficiencia orgánica de hormona de crecimiento y, 212 Disuria, patrón retrasado de crecimiento y, 172 Diuréticos, catecolaminas y, 99 crecimiento fetal inadecuado y, 135 División celular, desnutrición y, 59 División meiótica, error genético y, 94 División(es) mitótica(s), crecimiento prenatal y, 93 error genético y, 94 estatura y, 93 estructuras extraembrionarias y, 94 óvulo fecundado y, 94 Dolor abdominal, colitis ulcerosa, en la, 185 enfermedad de Crohn, en la, 184 patrón retrasado de crecimiento y, 172 Dolor, patrón retrasado de crecimiento y, 172 Dominio transmembrana, receptor de hormona de crecimiento, del, 220 Dopamina, hipoxemia y, 99 hormona liberadora de hormona de crecimiento y, 27 Dosis, glucocorticoides, de los, 229 Down, síndrome de, retraso de crecimiento intrauterino y, 137 Doxorrubicina, ácido desoxirribonucleico y, 230, 231 Drogadicción, crecimiento fetal inadecuado y, 136 patrón retrasado de crecimiento y, 173 Duplicación celular, antineoplásicos y, 230, 231 E Eccema, detención del crecimiento y, 57 Edad biológica, cambios pubescentes y, 110 determinación de la, 85, 120 disfunción neurosecretora de hormona de crecimiento y, 216 edad cronológica y, 118, 119 momento del crecimiento y, 85 percentilas poblacionales y, 118 talla baja familiar y, 155, 159-160 Edad cronológica, ajuste de maduración y, 167 cambios pubescentes y, 110 deficiencia de hormona de crecimiento y, 210 disfunción neurosecretora de hormona de crecimiento y, 216 edad ósea y, 210, 214 241 momento del crecimiento y, 85 patrón intrínseco de crecimiento y, 125, 125 talla baja familiar y, 155, 159-160 Turner, síndrome de, en el, 203 velocidad de crecimiento y, 84, 85, 210 Edad de placentación, 97 Edad dental, cálculo de la, 120 dentición definitiva y, 87 dentición temporal y, 87 edad biológica y, 85 edad cronológica y, 87 evaluación de la, 87 gradiente de maduración y, 87 Edad gestacional, deficiencia idiopática de hormona de crecimiento y, 211 Edad ósea retrasada, deficiencia de hormona de crecimiento y, 210, 211 Edad ósea, deficiencia de hormona de crecimiento, 211 deficiencias hormonales y, 211 determinación de la, 85-87, 120 disfunción neuroendocrina de hormona de crecimiento y, 215 displasias y, 144 edad biológica y, 85 edad cronológica y, 210, 211, 214 enfermedad celiaca, en la, 180 estatura baja y, 211 hipogonadismo y, 169 malnutrición y, 211 nivel socioeconómico y, 211 núcleos de crecimiento en la, 86 patrón atenuado de crecimiento y, 126, 126 patrón intrínseco de crecimiento y, 124, 125 proporciones corporales y, 169, 211 radiación y, 215 resistencia total a hormona de crecimiento y, 222 Turner, síndrome, en el, 203 variación fisiológica de la, 211 velocidad de crecimiento y, 210 Edad sexual, cálculo de la, 120 Edad, estatura definitiva, de la, 170, 171 secreción de hormona de crecimiento según la, 112 Edema, colitis ulcerosa, en la, 185 Turner, síndrome, en el, 200 Educación óptima, niños y, 7 Efecto celular, expresión de proteína transportadora de hormona de crecimiento y, 222 Efectos ambientales sobre el crecimiento prenatal, 101-102 Ejercicio físico, deficiencia de hormona de crecimiento y. 214 Electrólitos, acidosis metabólica, en la, 192 estatura baja y, 127 retraso constitucional del crecimiento, en el, 173 talla baja familiar y, 160 Elementos incrementadores, región TATA y, 20 Elementos promotores proximales, región TATA y, 20 Ellis van Creveld, síndrome de, 149-150, 149 Embarazo múltiple, retraso de crecimiento intrauterino y. 137 Embarazo, duración real del, 97 periodo intergestacional y, 100 Embrión, desarrollo del, 93, 94 Endocitosis, factores de crecimiento y, 26 Endocrina, comunicación celular, 25 Endometrio, velocidad de recambio y, 9-10 242 Indice alfabético Energética del crecimiento, 59-68, 62c, 66 alcalinización citoplásmica en la, 67-68, 67 alteraciones de la, 60-61 aporte nutricio en las, 60 transporte de nutrimentos en las, 60 utilización de nutrimentos en las, 60 determinantes de la, 59-60 equilibrio termoenergético en la, 60-67, 62c, 66 ciclo de la ubiquinona en el, 63, 64 metabolismo basal en el, 62-63, 62c, 63 metabolismo oxidativo en el, 63-67, 63 movimientos iónicos en el, 63, 65-67 temperatura corporal en el, 61, 62, 63 trifosfato de adenosina en el, 61, 62, 63 Energéticos, requerimientos de, 55 Energía metabólica, acidosis metabólica, en la, 192 Energía química, crecimiento celular y, 100 Energía, expresión de los genes y, 16 radicales libres y, 100 Enfermedad acidopéptica, patrón retrasado de crecimiento y, 172 Enfermedad celiaca, patrón retrasado de crecimiento y, 172 retrasos del crecimiento, en los, 179-182, 181 talla baja familiar y, 159 talla baja y, 123 Enfermedad crónica, segmento superior y, 211 Enfermedad febril, talla baja y, 123 Enfermedad granulomatosa, deficiencia orgánica de hormona de crecimiento y, 213 Enfermedad intestinal, retrasos del crecimiento, en los. 184-187 Enfermedad neoplásica, patrón intrínseco de crecimiento y, 125 Enfermedad(es), detención del crecimiento y, 177, 180, 181 patrón atenuado de crecimiento, en el, 126, 165, 166 retraso constitucional del crecimiento, en el, 171 talla baja familiar y, 160-161 Enfermedades agudas, crecimiento de los dos primeros años y, 106 Enfermedades alérgicas, patrón intrínseco de crecimiento y, 125 Enfermedades crónicas, velocidad de crecimiento y, 105 Enfermedades genéticas, talla baja y, 123 Enfermedades orgánicas, paciente con talla baja, en el, 123-124 patrón intrínseco de crecimiento y, 125, 125 Enfisema, crecimiento fetal inadecuado y, 135 Enterobiasis, malabsorción y, 56 Entropía, regulación genética y, 15 Enuresis, patrón retrasado de crecimiento y, 172 Envejecimiento placentario, 97 Enzimas, regulación genética y, 15 Ependimoma, deficiencia orgánica de hormona de crecimiento y, 212 Epidermis, velocidad de recambio y, 9-10 Epigenotipo, estatura final y, 12 Epitelio intestinal, velocidad de recambio y, 9-10 Equipo de salud y crecimiento, 3 Equipo médico, monitorización del crecimiento y, 3 Eritrocito, factor de crecimiento tipo insulina-1 y, 36 Eritropoyesis medular, pubertad y, 114 Eritropoyetina, nefropatía crónica y, 194 somatotropina coriónica y, 96, 97 Error genético, espermatozoide y, 94 huevo fecundado y, 94 óvulo y, 94 Erupción dentaria, deficiencia de hormona de crecimiento y, 214 Esclerótica, resistencia total a hormona de crecimiento y, 223 Esfingolipidosis, energética del crecimiento y, 60 Esfirión, somatometría, en la, 74 Esofagitis, patrón retrasado de crecimiento y, 172 Especificidad, diferenciación celular y, 18 factores de crecimiento, de los, 26, 26 Espermarquia, velocidad de crecimiento y, 115 Espermatogénesis, hormona foliculoestimulante y, 114 Espermatozoide(s), error genético y, 94 eyaculado, en el, 94 fecundación y, 94 velocidad de recambio y, 9-10 Espermenarquia, retraso constitucional del crecimiento, en el, 169 Esquistosomiasis, estatura baja y, 127 Estaciones, variación diaria de hormona de crecimiento y, 216 Estado de salud, deficiencia de hormona de crecimiento y, 215 Estado nutricio, crecimiento de los dos primeros años y, 107 crecimiento del esqueleto y, 189 estatura y peso y, 59 nivel educacional y, 53 peso y edad y, 59 picos de secreción y, 215, 216 segmento inferior y, 169 Estado(s) patológico(s), crecimiento de recuperación y, 105 signo neutro del crecimiento y, 10, 11 Estados catabólicos, deficiencia de hormona de crecimiento y, 210 Estatura actual, percentila familiar y, 119 Estatura acumulada, disfunción neurosecretora de hormona de crecimiento y, 216 estaturas familiares y, 118 parámetros poblacionales de la, 118 talla baja familiar y, 158 Estatura adecuada para la edad, importancia de la, 4 peso apropiado y, 4 Estatura al nacer, deficiencia de hormona de crecimiento y, 209 infecciones congénitas y, 131 infecciones maternas y, 100, 101 mujeres trabajadoras y, 100, 101 retraso constitucional del crecimiento, en el, 165 Estatura alcanzada, fibrosis quística del páncreas, en la, 182 Estatura baja familiar, resistencia parcial a hormona de crecimiento y, 224, 225 Estatura baja neonatal, somatotropina coriónica y, 122 Estatura baja, agravantes para la, 6 colitis ulcerosa, en la, 185 deficiencia de hormona de crecimiento y, 211 descubrimiento de una causa de, 5 diarrea y, 56 factores genéticos y, 120-121 infecciones congénitas y, 131 infestaciones entérales y, 6 insensibilidad total a la hormona de crecimiento y, 220 insulina fetal y, 99 limitaciones nutricias y, 6 proteína transportadora y, 224 proteínas transportadoras de la hormona de crecimiento y. 34 Turner, síndrome de y, 168 variante fisiológica, como, 6 Zaire, pigmeos y, 224 Indice alfabético Estatura de pie, somatometría, en la, 75, 76 Estatura definitiva, edad de la, 170, 171 Estatura en decúbito, somatometría, en la, 75, 76 Estatura entre los dos años y el inicio de la pubertad, 107 Estatura esperada, flbrosis quística del páncreas, en la, 182 retraso constitucional del crecimiento, en el, 170, 171c Estatura final esperada, percentila familiar y, 119 percentila poblacional y, 119 Estatura final, cariotipo en sangre periférica y, 202, 203c condiciones de vida y, 12 cromosoma sexual y, 94 deficiencia de hormona de crecimiento y, 210 diabetes y, 57 diarrea crónica y, 188 epifenotipo y, 12 estatura esperada y, 170 factores que modifican el crecimiento y, 50 fenotipo y, 12 funciones renales y, 191 gemelos univitelinos y, 12 genotipo y, 12 grupos étnicos y, 12 insuficiencia renal y, 57 material genético y, 94 patrón intrínseco de crecimiento y, 125, 125 raquitismo y, 57 resistencia total a hormona de crecimiento y, 222 retraso constitucional del crecimiento, en el, 169-17le talla baja familiar y, 155 tendencia familiar de la, 12 Turner, síndrome de, en el, 202-203, 202c, 203c uremia y, 195 variación diaria de hormona de crecimiento y, 216 Estatura genética, crecimiento posnatal y, 106 Estatura materna, crecimiento fetal inadecuado y, 136 Estatura media, síndrome de Turner, en el, 202 Estatura menor de la esperada, análisis del paciente con, 5 proporciones corporales y, 6 Estatura mínima esperada, cuantificación de la, 119 métodos para determinar la, 13-15 padres, de los, 119 Estatura, ajuste de maduración y, 167 crecimiento fetal inadecuado y, 136 análisis del crecimiento y, 119 armonía corporal y, 120 brazada y, 211 crecimiento intrauterino, disarmónico y, 133 proporcionado y, 132 daño prenatal y, 132 deficiencia de hormona de crecimiento y, 209 desnutrición crónica y, 178, 179 diabetes insípida nefrogénica y, 191 diarrea crónica y, 188, 188c dietas y, 56 displasias óseas y, 146-154 embarazo múltiple y, 137 enfermedad celiaca, en la, 179 expresión de proteína transportadora de hormona de crecimiento y, 222 flbrosis quística del páncreas, en la, 182 grupos raciales y, 109 hipernatremia y, 191 hipovolemia y, 191 hormona de crecimiento y, 29, 30, 29 incremento de, en el crecimiento posnatal, 103-105, 104 menarquia y, 115 perímetro cefálico y, 223 243 población infantil de México, de la, 23, 23c pospubertad y, 115, 116 primera menstruación y, 114 proteínas transportadoras de la hormona de crecimiento y, 34 signo neutro del crecimiento y, 10, 11 velocidad de crecimiento y, 211, 211 Estatura, predicción de la, mujeres, para, 115 varones, para, 115 Esteatorrea, fibrosis quística del páncreas, en la, 182 Estenosis aórtica, patrón retrasado de crecimiento y, 173 Turner, síndrome de, en el, 205 Estenosis pulmonar, patrón retrasado de crecimiento y, 173 Esterilidad, síndrome de Turner, en el, 202 Esferoides sexuales, patrón atenuado de crecimiento y, 126 Esteroides, crecimiento de un paciente bajo, 229, 230 Estilión, somatometría, en la, 74 Estimulación gonadal, retraso constitucional del crecimiento, en el, 170 Estradiol, proteínas transportadoras de la hormona de crecimiento y, 34 Turner, síndrome de, en el, 206 Estrategias, promoción y vigilancia, de, 5, 6 Estrés emocional, variación diaria de hormona de crecimiento y, 216 Estrés físico, variación diaria de hormona de crecimiento y, 216 Estrógenos, calcificación y, 112 factor de crecimiento tipo insulina-1 y, 35 hormona de crecimiento y, 29, 30 pubertad y, 110 Turner, síndrome de, en el, 206 Estrona, placenta y, 97 Estrongiloidosis, malabsorción y, 56 Estructura celular, regulación genética y, 15 Estructura tridimensional, receptor de hormona de crecimiento, del, 220 Estructura, regulación genética y, 15 Estudio del crecimiento, 4-5 aplicación de los resultados de los, 5 calidad de vida y, 4 comunidad y, 4, 5 condiciones, económicas y, 4 geopolíticas y, 4 elementos del, 118, 119 fallas de los, 4-5 hipótesis de los, 4 modelos, internacionales y, 4 nacionales y, 4 objetivos de los, 4 Plan Nacional de Salud y, 4 planteamiento de los, 4 realización de los, 4 Estudios, en la cinemática del crecimiento, 70-71 análisis de resultados de los, 71, 72 longitudinales, 70 recomendaciones para los, 71 semilongitudinales, 70, 71 transversales, 70 Etapa posnatal, deficiencia de hormona de crecimiento y. 211 insensibilidad total a la hormona de crecimiento y, 220 Etapa prenatal, factores que limitan el crecimiento en la. 123 Etinilestradiol, retraso constitucional del crecimiento, en el. 175 Turner, síndrome de, en el, 206 244 Indice alfabético Eurión, somatometría, en la, 74 Examen de orina, estatura baja y, 127 retraso constitucional del crecimiento, en el, 173 Excreción anormal de nutrimentos, factor orgánico del crecimiento, como, 57 Exón(es), deficiencia genética de hormona de crecimiento y, 213 empalme de los, receptor de hormona de crecimiento, del, 221 expresión de proteína transportadora de hormona de crecimiento y, 222 receptor de hormona de crecimiento, del, 220 resistencia parcial a hormona de crecimiento y, 224 resistencia total a la hormona de crecimiento y, 221 talla baja idiopática y, 224 Exploración física, deficiencia orgánica de hormona de crecimiento y, 212 Expresión genética celular, activación del genoma y, 17 aspectos básicos de la, 16-17 complejidad de la, 16-17 desoxirribonucleico, ácido, en la, 16 nucleoproteínas acidas y, 16 regulación de la, 16, 17 ribonucleico, ácido, en la, 16 Expresión genética, nucleosoma y, 17 transcripción y, 17 Expresión genómica, nucleosomas y, 17, 24 Expresión genotípica, nucleosoma y, 17 Expresión somática, genética del crecimiento y, 12-15 Extremidades, velocidad de crecimiento de las, 211 Eyaculado, espermatozoides en el, 94 F Factor de crecimiento derivado de plaquetas, alcalinización citoplásmica y, 67, 67 reparación de fracturas y, 48 Factor de crecimiento epidérmico, alcalinización citoplásmica y, 67, 67 reparación de fracturas y, 48 Factor de crecimiento tipo insulina-1, acidosis metabólica, en la, 193 alcalinización citoplásmica y, 67, 67 desnutrición crónica y, 178-179 eje funcional del, 37 función ovárica y, 205 funcionamiento renal y, 197 insensibilidad total a la hormona de crecimiento y, 220 progresión del crecimiento y, 211 pubertad y, 112 receptores y, 98 recuperación de peso y, 137 resistencia a la hormona de crecimiento y, 219 resistencia parcial a hormona de crecimiento y, 223, 224 resistencia total a hormona de crecimiento y, 223 retraso constitucional del crecimiento, 167 somatotropina coriónica y, 96 talla baja, familiar y, 157 idiopática y, 224 Turner, síndrome de, en el, 205 uremia y, 195 Factor de crecimiento tipo insulina-2, insensibilidad total a la hormona de crecimiento y, 220 resistencia total a hormona de crecimiento y, 223 receptores y, 98 somatotropina coriónica y, 96, 97 Factor de crecimiento tipo insulina-3, función ovárica y, 205 insensibilidad total a la hormona de crecimiento y, 220 resistencia total a hormona de crecimiento y, 223 retraso constitucional del crecimiento, 167 talla baja familiar y, 157 talla y, 221 Turner, síndrome de, en el, 205 Factor hipofisario específico de transcripción, hormona de crecimiento y, 28 Factor transformador del crecimiento, reparación de fracturas y, 48 Factor(es) de crecimiento tipo insulina, 34-40, 36 -1, 35-37, 36 acción del, 35 complejo del, 35 cromosoma del, 34 efectos del 35-36 gen del, 34 ingestión calórica y, 35 producción del, 35 transportadores del, 35, 36 valores séricos del, 35 -2, 37 cromosoma del, 35 efectos del, 35 gen del, 35 regulación del, 37 valores séricos de, 37 receptores para los, 37-38 activación de los, 38 cromosoma de los, 37, 38 efectos de los, 3 proteína(s) transportadora(s) de, 38-39, 38 -1,39 -2, 39 -3, 39-40 -4,40 -5, 40 -6, 40, 41 proteasas de, 40, 41 glucocorticoides y, 228 Factor(es) de crecimiento, 25-26, 25 acción de los, 25, 25 acción intracelular de los, 26, 26 autocrinos y paracrinos, 40-44, 40 características generales de los, 26, 27 comunicación intercelular y, 25 derivado de plaquetas, 41 derivado del cartílago, 44-45 derivado del hueso, 44-46 diferenciación y crecimiento óseos, de, 44-49, 45, 46 epidérmico, 41 esquelético, 45 fibroblastos, de los, 41, 42 funciones de los, 25 interleucina-1, como, 45 nervioso, 42-43, 42 transformador beta, 41 vitamina D como, 43-44, 43 Factor(es) neuroendocrino(s), crecimiento de los dos primeros años y, 106 paciente con talla baja, en el, 121-122 Factor(es) nutricio(s), absorción de, diarrea crónica y, 187 paciente con talla baja, en el, 122-123 patrón intrínseco de crecimiento y, 125 Turner, síndrome de, en el, 202 Indice alfabético Factores de la velocidad de crecimiento, 108 Factores en la regulación del crecimiento prenatal, 100 Factores genéticos en el paciente con talla baja, 120-121 Factores maternos, crecimiento fetal y, 100 Factores orgánicos, crecimiento y, 55-58, 55c Factores que causan retraso del crecimiento intrauterino, 137 Factores que modifican el crecimiento, 50-58, 54, 55c alteraciones afectivas en los, 57 factor(es) orgánico(s) en los, 55-58, 55c alteraciones nutricias como, 55 excreción anormal de nutrimentos como, 57 hipoxemia como, 57-58 ingreso inadecuado como, 55-56, 55c malabsorción como, 56 uso anormal de nutrimentos como, 56, 57 factores socioeconómicos y culturales en los, 50-55 capacidad de desarrollo individual y, 53-54 desarrollo tecnológico en los, 52, 53, 53 nivel educacional en los, 53-54, 54 fármacos en los, 58, 58 incremento secular del crecimiento y los, 50, 51, 51 interacción de los, 54 tecnología social en los, 51, 57 Factores socioeconómicos y culturales, crecimiento, del, 50-55, 55 capacidad de desarrollo individual y, 53-54 desarrollo tecnológico en los, 52, 53, 53 incremento secular del crecimiento y los, 50, 51, 5/ interacción de los, 54 nivel educacional en los, 53-54, 54 Factores, determinantes del crecimiento, 11 genéticos, 11 neuroendocrinos, 11 Factores, modificadores del crecimiento, 11 orgánicos, 11 socioculturales, 11 Familiar, deficiencia genética, de hormona de crecimiento, 213 retraso constitucional del crecimiento, en el, 164 Fanconi, pancitopenia de, deficiencia orgánica de hormona de crecimiento y, 212 síndrome de, detención del crecimiento y, 57 Fármaco(s), crecimiento fetal inadecuado y, 136 factores orgánicos del crecimiento, como, 57, 58 hormona del crecimiento y, 57 sensibilidad a los, detención del crecimiento, en la, 226 Fases del crecimiento, síndrome de Turner, en el, 201-202 Fatiga, enfermedad de Crohn, en la, 184 Fecundación, espermatozoide y, 94 signo de crecimiento y, 100, 101 Femenino, gameto, alteración genética y, 94 Fenobarbital, crecimiento fetal inadecuado y, 136 Fenotipo, 3 crecimiento celular máximo y, 23 estatura final y, 12 expresión del, 3 genotipo y, 3 insensibilidad parcial a la hormona de crecimiento y, 220 proteína transportadora de hormona de crecimiento y, 220-221 resistencia total a hormona de crecimiento, de la, 222 Fertilidad, resistencia total a hormona de crecimiento y, 223 Fetales, alteraciones, en el retraso del crecimiento intrauterino, 137-138 Feto, formación del, 93 incremento de, peso en el, 94 talla en el, 94 trastornos génicos y, 94 245 Fibroblasto, factor de crecimiento tipo insulina-1 y, 37 Fibrosis quística del páncreas, patrón retrasado de crecimiento y, 172 retrasos del crecimiento, en los, 182-184, 184c Fibrosis quística, detención del crecimiento y, 56, 57 talla baja y, 122 Fiebre, colitis ulcerosa, en la, 185 Crohn, enfermedad de, en la, 185 patrón retrasado de crecimiento y, 172 Filtración glomerular, pubertad y, 115 Fisiopatología del paciente con talla baja, 120-124 Fístula arteriovenosa, patrón retrasado de crecimiento y, 173 talla baja y, 123 Flujo, placentario, catecolaminas y, 99 uteroplacentario, crecimiento intrauterino disarmónico y, 133 vaginal, crecimiento fetal inadecuado y, 135 5-FluoruaciIo, desoxitimidina y, 229, 231 Fontanela anterior, deficiencia de hormona de crecimiento y, 214 displasias y, 150, 151 resistencia total a hormona de crecimiento y, 223 Forma, cambio de, alteración de tejidos y, 8 modificación de tejidos y, 8 reemplazo de tejidos y, 8 sustitución de tejidos y, 8 Formación de tejido, crecimiento y, 25 Fosfatos, acidosis metabólica, en la, 192 estatura baja y, 127 Fosfolípidos, alcalinización citoplásmica y, 67, 68 Fósforo, hormona de crecimiento y, 32 Turner, síndrome de, en el, 203 Fracturas, displasias óseas y, 144 reparación de las, 48, 49, 48 resistencia a la hormona de crecimiento y, 219 Frecuencia cardiaca, pubertad y, 115 Frecuencia, deficiencia de hormona de crecimiento, de la, 208 Frente prominente, deficiencia de hormona de crecimiento y, 213 resistencia total a hormona de crecimiento y, 223 Fructosemia, energética del crecimiento y, 60 Fuerza muscular, deficiencia de hormona de crecimiento y. 214 Función celular, desnutrición crónica y, 178 Función, regulación genética y, 16 signo negativo del crecimiento y, 10, 11 signo neutro del crecimiento y, 10 Funcionamiento, factores de crecimiento y, 25 G GABA. Véase Gammaaminobutírico, ácido. Galactosemia, energética del crecimiento y, 60 Galanina, hormona de crecimiento y, 29 somatostatina y, 28 Gammaaminobutírico, ácido, hormona liberadora de hormona de crecimiento y, 27 somatostatina y, 27 Gangliosidosis, energética del crecimiento y, 60 Gasometría venosa, estatura baja y, 127 Gastrina, somatostatina y, 28 Gastroenteritis, catecolaminas y, 99 Gastrosquisis, retraso de crecimiento intrauterino y. 137 Gastrostomía, fibrosis quística del páncreas, en la, 183, 184c Gemelos, deficiencia de hormona de crecimiento y, 2/6 Gen operador, transcripción y, 17 246 índice alfabético Gen productor, diferenciación celular y, 19 expresión final del, 19 mutaciones del, 19 transcripción y, 17 Gen receptor, desoxirribonucleico descubierto, ácido y, 18 diferenciación celular y, 18 transcripción y, 17 Gen represor, transcripción y, 17 Gen sensor integrado, clonas celulares y, 18, 19 expresión final del, 19 mutaciones del, 19 proteínas reguladores y, 19 transcripción y, 17 Gen(es), deficiencia genética de hormona de crecimiento y, 213 deficiencia orgánica de hormona de crecimiento y, 212 deleción del, receptor de hormona de crecimiento, del, 221-222 factor de crecimiento tipo insulina-1, del, 34 factor de crecimiento tipo insulina-2, del, 35 generación del, 21 receptor de hormona de crecimiento, del, 219 Genes, expresión de los, especialización tisular y, 16 tipos celulares y, 16 Genética del crecimiento, 12-24, 23c, 24 expresión somática en la, 12-15, 25 dirección de la, 12-15, 25 ritmo de la, 12-15, 25 velocidad de la, 12-15, 25 regulación, 15-23, 23c, 25 desoxirribonucleico descubierto, ácido, en la, 17-25 transcripción, factores iniciadores de la, en la, 17, 23, 25 Genéticos, síndromes, deficiencia orgánica de hormona de crecimiento y, 212 retraso de crecimiento intrauterino y, 137 Génicos, trastornos, feto y, 94 recién nacido y, 94 Genitales masculinos, etapas de maduración de los, 114 Genoma, activación del, expresión genética celular y, 17 error genético y, 94 expresión del, 17 fundamento anatómico del, 17 momento crítico del crecimiento y, 21 Genotipo familiar, crecimiento entre los dos primeros años y el inicio de la pubertad y, 109 velocidad de crecimiento y, 105, 108 Genotipo, crecimiento celular máximo y, 23 deficiencia de hormona de crecimiento y, 208 error genético y, 94 estatura final y, 12 Genu varum, displasias óseas y, 144 Germinomas, hormona de crecimiento y. 230 Gestación, signo positivo del crecimiento y, 10 Giardiasis, estatura baja y, 127 malabsorción y, 56 patrón retrasado de crecimiento y, 172 Ginecomastia, maduración de las mamas y, 113 Glabela, somatometría, en la, 74 Glándulas endocrinas, velocidad de recambio y, 9 Glaucoma, deficiencia orgánica de hormona de crecimiento y, 212 Glicerol, hormona de crecimiento y, 32 Glicinemia, energética del crecimiento y, 60 Glioma(s), deficiencia orgánica de hormona de crecimiento y, 212 hormona de crecimiento y, 230 Glomerulonefritis, talla baja y, 123 Glucagon, crecimiento de los dos primeros años y, 106 flujo sanguíneo renal y, 195 Glucocorticoides, acidosis metabólica, en la, 192 administración de los, 229 crecimiento de los dos primeros años y, 106 crecimiento de recuperación, en el, 189 crecimiento posnatal y, 122 detención del crecimiento, en la, 228, 231 factores de crecimiento tipo insulina y, 228, 231 hipófisis y, 228 hipotálamo y, 228, 231 hormona de crecimiento y, 28, 197 hormona liberadora de hormona de crecimiento y, 228 patrón atenuado de crecimiento y, 126, 126 patrón retrasado de crecimiento y, 229 secreción pulsátil y, 228 somatostatina y, 228 talla familiar y, 229 tejido conjuntivo y, 228 velocidad de crecimiento y, 228, 229 Glucogénesis, factor de crecimiento tipo insulina-1 y, 36 Glucogenólisis, hormona de crecimiento y, 31 Glucogenosis, energética del crecimiento y, 60 Glucólisis, factor de crecimiento tipo insulina-1 y, 36 Gluconeogénesis, desnutrición crónica y, 178 hormona de crecimiento y, 32 Glucosa, factor de crecimiento tipo insulina-1 y, 36, 37 hormona de crecimiento y, 32, 34 insulina fetal y, 97, 98 placenta y, 97 Glucosuria, patrón retrasado de crecimiento y, 172 Gnatión, somatometría, en la, 73 Gónadas, factor de crecimiento tipo insulina-1 y, 35 maduración de las, 114-115 Gonadotropina coriónica, factor de crecimiento tipo insulina-1 y, 35 Gonión, somatometría, en la, 73 Gradiente(s) de maduración, cambios pubescentes y, 87 edad cronológica y, 84, 85 edad dental y, 87 estudios, longitudinales y, 70 semilongitudinales y, 70 transversales y, 70 momento del crecimiento, 85 ritmo del crecimiento y, 79, 81 velocidad del crecimiento y, 82, 83 volumen testicular y, 88 Gráfica del crecimiento, 3 Grasa subcutánea, hipoplasia muscular y, 214 Grasa(s), absorción de, diarrea crónica y, 187 amerindios y, 214 crecimiento intrauterino y, 214 deficiencia de hormona de crecimiento y, 214 hormona de crecimiento y, 32 resistencia total a hormona de crecimiento y, 222 Greulich-Pyle, atlas de, 86 método de, 168 Grosor cortical, síndrome de Turner, en el, 203 Grosor del pliegue subcutáneo, distribución del, 77 Grupos control, detención del crecimiento, en la, 226 Grupos de edad, estudio de los, 4 Grupos raciales, estatura y, 109 percentila poblacional y, 110 Grupos sindromáticos de estudio del retraso del crecimiento intrauterino, 132-134 Indice alfabético H Haplotipos, deñciencia genética de hormona de crecimiento y, 213 Heces, análisis de las, retraso constitucional del crecimiento, en el, 173 Helmintiasis, malabsorción y, 56 Hemocromatosis, detención del crecimiento y, 57 Hemodiálisis, hormona de crecimiento y, 198 Hemoglobina, crecimiento fetal inadecuado y, 135 patrón retrasado de crecimiento y, 172 pubertad y, 115 recuperación del retraso de crecimiento intrauterino y, 139 somatotropina coriónica y, 96 talla baja y, 123 Hepatitis A, retraso de crecimiento intrauterino y, 137 Hepatopatías crónicas, deficiencia de crecimiento y, 122 Herencia africana, segmento inferior y, 169 Herencia, deficiencia genética de hormona de crecimiento y, 213 Herpes, deficiencia orgánica de hormona de crecimiento y, 212 retraso de crecimiento intrauterino y, 137 Heterocigotos, insensibilidad total a la hormona de crecimiento y, 220 resistencia parcial a hormona de crecimiento y, 224 resistencia total a la hormona de crecimiento y, 224 Heterogenicidad, resistencia total a la hormona de crecimiento, de la, 221 Hidrocefalia, deficiencia orgánica de hormona de crecimiento e, 212, 213 resistencia total a hormona de crecimiento e, 223 Hidrocortisona, calcificación ósea e, 228 crecimiento de recuperación, en el, 189 velocidad de crecimiento e, 229 Hidroxiapatita, difenilhidantoína e, 228 17-hidroxipregnenolona, placenta e, 97 Hidroxiurea, desoxirribonucleótidos e, 229, 231 Hígado, metabolismo basal e, 62 velocidad de recambio e, 9-10 Hipercapnia, nicotina e, 99 patrón retrasado de crecimiento e, 172 Hipercatabolismo, resistencia a la hormona de crecimiento e, 219 Hiperemesis gravídica, catecolaminas e, 99 Hiperglucemia, crecimiento fetal inadecuado e, 136 estatura baja e, 127 Hipernatremia, estatura e, 191 Hiperparatiroidismo, energética del crecimiento e, 60 Hiperplasia celular, factores de crecimiento e, 26 Hiperplasia, alteraciones de la, 93 hipertrofia e, 98 signo positivo del crecimiento e, 10 tejidos e, 8 Hiperplasia, etapa de, crecimiento anormal e, 8 malformaciones e, 8 pubertad e, 8, 9 velocidad de recambio e, 9 vida prenatal e, 8 vulnerabilidad, intervalo de, en la, 8 Hipertensión arterial, crecimiento fetal inadecuado e, 135 recuperación del retraso de crecimiento intrauterino e. 139 retraso del crecimiento intrauterino e, 132 Hipertensión arterial pulmonar, detención del crecimiento e. 57 Hipertensión intracraneana, patrón retrasado de crecimiento e, 173 247 Hipertiroidismo, energética del crecimiento e, 60 Hipertrofia, alteraciones de la, 93 crecimiento e, 25 fecundación e, 100 predominio de la, 98 signo positivo del crecimiento e, 10 Hipertrofia celular, factores de crecimiento e, 26 Hipoactividad motriz, desarrollo individual e, 54 Hipoacusia, síndrome de Turner, en el, 205 Hipocondroplasia, 146c, 151, 151, 152 Hipoestrogenismo, síndrome de Turner, en el, 204 Hipófisis, glucocorticoides e, 228 Hipogammaglobulinemia, deficiencia genética de hormona de crecimiento e, 213 Hipoglucemia, crecimiento intrauterino disarmónico e, 134 deficiencia de hormona de crecimiento e, 214 estatura baja e, 127 hipopituitarismo e, 214 hormona de crecimiento e, 29 resistencia total a hormona de crecimiento e, 223 Hipogonadismo, edad ósea e, 169 retraso constitucional del crecimiento, en el, 168 Hipomuscularidad, resistencia total a hormona de crecimiento e, 222 Hipoparatiroidismo, energética del crecimiento e, 60 Hipopituitarismo, deficiencia genética de hormona de crecimiento e, 213 hipoglucemia e, 214 Hipoplasia de cabello, deficiencia orgánica de hormona de crecimiento e, 212 Hipoplasia de vías biliares, patrón retrasado de crecimiento e, 180 Hipoplasia del nervio óptico, deficiencia de hormona de crecimiento e, 214 Hipoplasia dental, deficiencia orgánica de hormona de crecimiento e, 212 Hipoplasia mediofacial, resistencia total a hormona de crecimiento e, 223 Hipoplasia muscular, cansancio muscular e, 214 ejercicio físico e, 214 grasa subcutánea e, 214 Hipoplasia ungueal, resistencia total a hormona de crecimiento e, 223 Hipopotasemia, velocidad de crecimiento en la, 191, 192 Hipotálamo, glucocorticoides e, 228 hormona liberadora de hormona de crecimiento e, 121 Hipotermia, crecimiento intrauterino disarmónico e, 134 Hipotiroidismo, cadena respiratoria e, 66 crecimiento intrauterino disarmónico e, 134 crecimiento posnatal e, 122 deficiencia de hormona de crecimiento e, 211 energética del crecimiento e, 60 estatura baja e, 127 patrón atenuado de crecimiento e, 126 patrón retrasado de crecimiento e, 173 radioterapia e, 230 talla baja familiar e, 159 Turner, síndrome de, en el, 205 Hipotonía, deficiencia de hormona de crecimiento e, 214 Hipovolemia, estatura e, 191 Hipoxemia, altura sobre el nivel del mar e, 101, 102 crecimiento intrauterino e, 99 factor orgánico del crecimiento, como, 57-58 nicotina e, 99 patrón retrasado de crecimiento e, 172 resistencia vascular umbilical e, 99 Hipoxemia fetal, crecimiento intrauterino disarmónico e, 133 248 Indice alfabético Hipoxia fetal, somatotropina coriónica e, 96 Hipoxia neonatal, deficiencia idiopática de hormona de crecimiento e, 211 Hipoxia, catecolaminas e, 99 Histamina, detención del crecimiento, en la, 227 hormona liberadora de hormona de crecimiento e, 27 Histiocitosis, deficiencia orgánica de hormona de crecimiento e, 213 Histonas, desoxirribonucleico, ácido e, 16 expresión del genoma e, 17, 25 ribonucleico, ácido e, 16 Hombros, anchura de los, pubertad y, 116 Homeorresis, condiciones de vida y, 12 crecimiento y, 55 crecimiento de recuperación y, 105 hormona de crecimiento y, 197 retraso constitucional del crecimiento, 172 Homeostasis, deficiencia de hormona de crecimiento y, 209 placenta y, 97 regulación genética y, 16 Homeotermia, crecimiento intrauterino proporcionado y, 133 Homocigotos, insensibilidad total a la hormona de crecimiento y, 220 resistencia parcial a hormona de crecimiento y, 224 resistencia total a la hormona de crecimiento y, 221 Hormona antidiurética, alcalinización citoplásmica y, 67, 67 Hormona bioinactiva, resistencia parcial a hormona de crecimiento y, 224 Hormona de crecimiento placentaria. Véase Somatotropina coriónica. Hormona de crecimiento, 23-34, 27, 28 acidosis metabólica, en la, 193 antiserotoninérgicos y, 227 barbitúricos y, 228 cartílago de crecimiento y, 196 complejo de la, 220 crecimiento de los dos primeros años y, 106 crecimiento de recuperación y, 188 crecimiento entre los dos primeros años y el inicio de la pubertad y, 108, 109 cromosoma de la, 30 deficiencia de la. Véase Deficiencia de hormona de crecimiento. desnutrición crónica y, 178 detención del crecimiento, en la, 227-228 diálisis peritoneal y, 198 disfunción de la neurosecreción de la, 122, 215 enfermedad celiaca, en la, 180 estructura de la, 31 factor de crecimiento tipo insulina-1 y, 122 flujo sanguíneo renal y, 195 funcionamiento renal y, 197 genes de la, 30 glucocorticoides y, 197, 228 hemodiálisis y, 198 hiposecreción de la, 216 homeorresis y, 197 insensibilidad total a la, 220 insuficiencia renal crónica y, 196 patrón atenuado de crecimiento y, 126 picos de secreción de la, 215-216 proteínas transportadoras de la, 34, 122, 220 receptor de la, 32-34, 32 recuperación de peso y, 137 recuperación del retraso de crecimiento intrauterino y, 139, 140 regulación de la secreción de la, 26-31, 28 resistencia a la. Véase Resistencia a la hormona de crecimiento. retraso constitucional del crecimiento, en el, 163, 167, 175 secreción de la, en la resistencia parcial, 224 secreción por edad de la, 112 síntesis y efectos directos de la, 30-32 sistema de la, 26 talla baja familiar y, 155, 156, 161 talla familiar y, 109 talla genética y, 106 transplante renal y, 198, 199 Turner, síndrome de, en el, 205 uremia y, 195 variación diaria de la, 216, 217 Hormona estimulante de la tiroides, deficiencia genética de hormona de crecimiento y, 213 retraso constitucional del crecimiento, en el, 173 Hormona foliculoestimulante, deficiencia genética de hormona de crecimiento y, 213 espermatogénesis y, 114 maduración de folículos y, 114 pubertad y, 112 retraso constitucional del crecimiento, en el, 169 volumen testicular y, 114 Hormona hipofisiaria, deficiencia genética de hormona de crecimiento y, 213 Hormona liberadora de hormona de crecimiento, 26-29 ámbito pretalámico y, 121, 122 antihistamínicos y, 227 antiserotoninérgicos y, 227 barbitúricos y, 228 bloqueadores beta y, 227 cromosoma de la, 27 efectos de la, 27 glucocorticoides y, 228 hipotálamo y, 122 proceso de secreción de la, 27-28 producción de la, 122 pubertad y, 111 retraso constitucional del crecimiento, en el, 163, 167 serotonina y, 227 síntesis de la, 27 somatostatina y, 27-28 talla baja familiar y, 156 Hormona liberadora de hormona estimulante de la tiroides, somatostatina y, 28 Hormona liberadora de hormona luteinizante. pubertad y, 112 retraso constitucional del crecimiento, en el, 170 Hormona luteinizante, deficiencia genética de hormona de crecimiento y, 213 estrógenos y, 114 factor de crecimiento tipo insulina-1 y, 35 gónadas, maduración de las y, 114 pubertad y, 112 retraso constitucional del crecimiento, en el, 169 testosterona y, 114 Hormona suprarrenocorticotrópica, deficiencia genética de hormona de crecimiento y, 213 desnutrición crónica y, 178 Hormonas placentarias, masa placentaria y, 95 Hormonas sexuales, crecimiento de los dos primeros años y, 106 Indice alfabético Hormonas tiroideas, crecimiento de los dos primeros años y, 106 crecimiento entre los dos primeros años y el inicio de la pubertad y, 108 hormona de crecimiento y, 29 Hueso, factores en la formación de la matriz de, 45, 45 Huesos craneales, pubertad y, 114 Huevo fecundado, error genético y, 94 I Identificación del retraso del crecimiento intrauterino, 134138 alteración nutricia en la, 132 importancia de la, 132 síndrome genético en la, 132 Iliocrestal, punto, somatometría, en la, 74 Ilioespinal anterior, punto, somatometría, en la, 74 IMC. Véase Masa corporal. Incisivo central único, deficiencia de hormona de crecimiento y, 212 Incremento de peso y talla de acuerdo con la edad, 104 Incremento secular del crecimiento, 6, 12, 13 factores socioeconómicos y culturales y los, 50, 51 índice de maduración pubescente, edad biológica e, 85 índice de maduración sexual, 87 índice de masa corporal, somatometría, en la, 76, 79 índice de Tanner y Marshall, edad biológica e, 85 Infancia, displasias identificadas durante la, 150-154 Infancia, velocidad de crecimiento e, 103 Infección vaginal, crecimiento fetal inadecuado e, 135 Infecciones congénitas, crecimiento intrauterino disarmónico e, 133 deficiencia orgánica de hormona de crecimiento e, 212 estatura baja al nacer e, 131 peso bajo al nacer e, 131 Infecciones crónicas, deficiencia de hormona de crecimiento e, 209 Infecciones del tubo digestivo, talla baja e, 122 Infecciones entérales, patrón intrínseco de crecimiento e, 125 talla baja e, 124 Infecciones meningoencefálicas, talla baja e, 123 Infecciones sistémicas, talla baja e, 123 Infecciones, deficiencia orgánica de hormona de crecimiento e, 213 ingreso inadecuado e, 56 nivel educacional e, 53 patrón retrasado de crecimiento e, 172 talla baja familiar e, 160 Turner, síndrome de, en el, 205 Infestación por giardia, retrasos del crecimiento, en los, 181, 182 Infestaciones, deficiencia de hormona de crecimiento y, 209 patrón retrasado de crecimiento e, 172 talla baja e, 123 Infestaciones entérales, estatura baja e, 6 patrón intrínseco de crecimiento e, 125, 125 Información y comunidad, 4 Ingestión alimentaría, nefropatía crónica e, 193 Ingestión calórica, patrón retrasado de crecimiento e, 172, 173 Ingestión de alimentos, diarrea crónica e, 187 Ingestión materna, insulina fetal e, 99 Ingestión proteínica, patrón retrasado de crecimiento e, 173 placenta e, 137 249 Ingestión, trastornos de la nutrición e, 177 Ingreso inadecuado, factor orgánico del crecimiento, como, 55-56 Ingreso, pliegue tricipital e, 136 Insensibilidad primaria, resistencia a la hormona de crecimiento, en la, 219 Insensibilidad secundaria, resistencia a la hormona de crecimiento, en la, 219 Insuficiencia cardiaca materna, catecolaminas e, 99 Insuficiencia cardiaca, crecimiento intrauterino proporcionado e, 133 Insuficiencia hepática, detención del crecimiento e, 56 patrón retrasado de crecimiento e, 180 resistencia a la hormona de crecimiento e, 219 talla baja e, 123 Insuficiencia pancreática, displasias e, 150 patrón retrasado de crecimiento e, 182 retrasos del crecimiento, en los, 182 Insuficiencia renal crónica, cartílago de crecimiento e, 196, 197 hormona de crecimiento e, 196 velocidad de crecimiento en la, 196, 198, 199 Insuficiencia renal, detención del crecimiento e, 57 estatura final en la, 191 homeostasis hormonal e, 195 proteínas transportadoras de la hormona de crecimiento e. 34 talla baja e, 123 velocidad de crecimiento en la, 191 Insuficiencia respiratoria, resistencia a la hormona de crecimiento e, 219 Insulina fetal, carbohidratos e, 98 catecolaminas e, 99 estatura baja neonatal e, 122 glucosa e, 98, 99 ingestión materna e, 100 nutrimentos e, 98, 99 oxígeno e, 99 perímetro cefálico e, 100 Insulina, alcalinización citoplásmica e, 67, 67 desnutrición crónica e, 178, 179 flujo sanguíneo renal e, 195 hipopituitarismo e, 214 hormona de crecimiento e, 29 nefropatía crónica e, 194 pubertad e, 111 recuperación de peso e, 137 resistencia total a hormona de crecimiento e, 223 retraso constitucional del crecimiento, en el, 167 talla baja familiar e, 156 Interacciones celulares, comunicación celular, 25 Intercambio gaseoso, pubertad e, 115 Interleucina-1, 45 Interleucina-7, gen de la, 219 receptor de la, receptor de hormona de crecimiento e. 219 Intestino corto, resistencia a la hormona de crecimiento e, 219 Invierno, variación diaria de hormona de crecimiento e, 236 Isoformas, receptor de hormona de crecimiento, del, 220 J Jacob y Monod, teoría del operón de, 17 Jansen, condrodisplasia metafisiaria tipo, 152 Juego, deficiencia de hormona de crecimiento y, 214 250 Indice alfabético K Ketotifeno, hormona del crecimiento y, 58 Knemómetro, detención del crecimiento, en la, 226 Kniest, síndrome de, 150 L L-asparaginasa, duplicación celular y, 230, 231 Labio leporino, deficiencia orgánica de hormona de crecimiento y, 212 Lactasa, deficiencia de, talla baja y, 123 Lactasa, malabsorción y, 56 Lactógeno placentario. Véase Somatotropina coriónica. Lactosa, absorción de, diarrea crónica y, 187 Latitud geográfica, crecimiento intrauterino y, 102 Leche, alergia a la, retrasos del crecimiento, en los, 181 Lesión intracraneal, deficiencia orgánica de hormona de crecimiento y, 213 Lesiones hipóxicas, hormona liberadora de hormona de crecimiento y, 122 Leucemia(s), factor de crecimiento tipo insulina-1 y, 35 hormona de crecimiento y, 231 Leucodistrofias, energética del crecimiento y, 60 Leydig, células de, factor de crecimiento tipo insulina-1 y, -le Linfangiectasia intestinal, patrón retrasado de crecimiento y, 180 Linfedema, síndrome de Turner, en el, 2O0 Linfocitos, síndrome de Turner, en el, 200 Lípidos, desnutrición crónica y, 178 Lipólisis, hormona de crecimiento y, 32 Lipoproteínas, hormona de crecimiento y, 32 Lisina, hormona de crecimiento y, 29 Litiasis renal, enfermedad de Crohn, en la, 185 Logan y Kronfeld, método de, 87 Longitud, al nacer, síndrome de Turner, en el, 200, 201 análisis del crecimiento y, 119 del antebrazo, somatometría. en la, 76 crecimiento intrauterino proporcionado y, 132 crecimiento prenatal y, 93 en decúbito, somatometría, en la, 75, 76 determinación de la, 119 de la mano, somatometría, en la, 76 del miembro inferior, somatometría, en la, 76 del miembro superior, somatometría, en la, 76 del muslo, somatometría, en la, 76 del pene, somatometría, en la, 76 del pie, somatometría, en la, 76 de la pierna, somatometría, en la, 76 M Macromoléculas, regulación genética y, 15 Macrosomia, crecimiento fetal inadecuado y, 136 Madelung, deformidad de, síndrome de Turner, en el, 203 Madre diabética, catecolaminas y, 99 crecimiento fetal y, 99 Maduración biológica, enfermedad celiaca, en la, 180 retraso constitucional del crecimiento, en el, 167-168 síndrome de Turner, en el, 203 Maduración dental, edad biológica y, 85 retraso constitucional del crecimiento, en el, 168 Maduración esquelética, edad biológica y, 85 maduración dental y, 168 patrones generales de, 210 retraso constitucional del crecimiento, en el, 168 síndrome de Turner, en el, 202 Maduración genital, retraso constitucional del crecimiento, en el, 168 Maduración de los genitales masculinos, 114 Maduración mamaria. Véase Mamas, maduración de las. Maduración de la mano, secuencias de la, 210 Maduración púbica, andrógenos y, 113 crecimiento posnatal, en el, 113-114 estadios de la, 113-114 Maduración sexual, menarquia y, 114 retraso constitucional del crecimiento, en el, 169 Maduración somática, talla baja familiar y, 159, 160 Maduración, ajuste de, 166 crecimiento luego del, 167 crecimiento entre los dos primeros años y el inicio de la pubertad y, 107 patrón intrínseco de crecimiento y, 124, 125 peso al nacer y, 107 ritmo de, retraso constitucional del crecimiento, en el, 163, 164 Maestros, monitorización del crecimiento y, 3 Magnesio, acidosis metabólica, en la, 192 Malabsorción, factor orgánico del crecimiento, como, 56 patrón retrasado de crecimiento y, 172 resistencia a la hormona de crecimiento y, 219 retrasos del crecimiento, en los, 179-182 Malabsorción intestinal, crecimiento fetal inadecuado y. 135 Malformaciones, deficiencia orgánica de hormona de crecimiento y, 212 ingreso inadecuado y, 56 Malnutrición, edad ósea y, 211 Maltrato físico, patrón retrasado de crecimiento y, 173 Mamas, maduración de las, 112-113 etapas de la, 112 ginecomastia y, 116 población indígena, en la, 113 Turner, síndrome de, en el, 206 varones, en los, 113 Mamas, volumen de las, capacidad de maduración y, 113 características genéticas y, 113 estado nutricio y, 113 Manos, edad ósea en las, 86 resistencia total a hormona de crecimiento y, 223 Masa, crecimiento esquelético y, 189 desnutrición crónica y, 178 incremento de, 8 signo positivo del crecimiento y, 10 síntesis y, 8 talla baja familiar y, 158 Masa corporal, proteínas transportadoras de la hormona de crecimiento y, 34 crecimiento prenatal y, 93 detención del crecimiento, en la, 226 signo negativo del crecimiento y, 10, 11 Masa crítica, menarquia y, 115 Masa muscular, nefropatía crónica y, 193 pubertad y, 115 Masa ocupativa, deficiencia orgánica de hormona de crecimiento y, 212 Masa ósea, crecimiento entre los dos primeros años y el inicio de la pubertad y, 110 desnutrición crónica y, 179 síndrome de Turner, en el, 203 Masa previa, recuperación del retraso de crecimiento intrauterino y, 137 Masculino, gameto, alteración genética y, 94 Masticación, ingreso inadecuado y, 56 Indice alfabético Material genético, plegamientos del, 25 talla al nacer y, 94 Maternas, alteraciones, en el retraso del crecimiento intrauterino, 135-136 Matriz, mineral, difenilhidantoína y, 228 orgánica, difenilhidantoína y, 228 ósea, pubertad y, 111 McCall y Schour, método de, 87 McKusik, condrodisplasia metafisiaria tipo, 146c, 152, 153, 153 Mecanismos intracelulares, hormona de crecimiento, de la, 33-34, 33 Mediadores neuroendocrinos, factores de crecimiento y, 25, 26 Medicamentos, crecimiento fetal inadecuado y, 136 Medición de la estatura, variación de la, 210 velocidad de crecimiento y, 210 Medidas antropométricas de relación, 77c Medidas asintóticas, pospubertad y, 116 Médula ósea, difenilhidantoína y, 228 velocidad de recambio y, 9 Meduloblastoma(s), deñciencia orgánica de hormona de crecimiento y, 212 hormona de crecimiento y, 230 Melfalán, ácido desoxirríbonucleico y, 230 Membrana, expresión de los genes y, 16 Menarquía, edad cronológica y, 115 estatura y, 115 maduración sexual y, 114 masa crítica y, 115 mexicanas, en las, 114 nutrición y, 115 peso y, 115 proporcionalidad y, 115 retraso constitucional del crecimiento, en el, 169 tejido muscular y, 115 velocidad de crecimiento y, 115 Meningitis, resistencia total a hormona de crecimiento y, 223 Menstruación, primera, estatura y, 115 6-mercaptopurina, ácidos nucleicos y, 229 biosíntesis de purinas y, 229 síntesis proteínica y, 229 Metabolismo basal, gasto energético y, 62 mujeres, en las, 62 tasa metabólica y, 62, 63 temperatura crítica inferior y, 62 62c Metabolismo energético, regulación genética y, 15 Metabolismo oxidativo, 63-67, 63 ciclo de la ubiquinona en el, 64, 64 iones hidrógeno en el, 65-67, 65 mitocondria y, 60, 61 movimientos iónicos en el, 65-67, 65 reacciones de oxidorreducción en el, 63, 64, 64 trifosfato de adenosina en el, 64, 65 Metabolismo, recuperación del retraso de crecimiento intrauterino y, 141 Meteorismo, enfermedad de Crohn, en la, 184 Metotrexato, ácidos nucleicos y, 229 biosíntesis de purinas y, 229 síntesis proteínica y, 229 Microcitosis, talla baja familiar y, 160 Microcórnea, deficiencia orgánica de hormona de crecimiento y, 212 Micropene, deñciencia de hormona de crecimiento y, 214 resistencia total a hormona de crecimiento y, 223 Miembros inferiores, deficiencia de hormona de crecimiento y, 214 pubertad y, 115 Miembros superiores, deficiencia de hormona de crecimiento y, 214 Migración, crecimiento y, 25 Minerales, síndrome de Turner, en el, 203 Mitocondria(s), acidosis metabólica, en la, 192 alcalinización citoplásmica y, 67, 67 células fetales y, 100 equilibrio termoenergético y, 60-67, 66 factores de crecimiento y, 26 metabolismo oxidativo y, 60, 61 Mitogénesis, hormona de crecimiento y, 33 Mitomicina, ácido desoxirribonucleico y, 230, 231 Modelos de referencia, cinemática del crecimiento, en la, 69-72 condicionantes de los, 69, 70 elaboración de los, 71, 72 estudios, longitudinales en los, 70 semilongitudinales en los, 70, 71 transversales en los, 70 Moléculas reguladoras, regulación genética y, 15 Momento, crecimiento óptimo, del, 4 Momento crítico, generación del gen y, 21 Monitorización del crecimiento, 3, 4 equipo médico y, 3 estrategia, como, 3, 4 maestros y, 3 padres y, 3 promoción de la salud y, 4 Monoaminooxidasa, inhibidores de la, detención del crecimiento, en la, 228 Monosomía regular, estatura final en la, 203 Turner, síndrome de, en el, 200, 205 Monosomías, retraso de crecimiento intrauterino y, 137 Morbilidad, resistencia total a hormona de crecimiento y. 223 Mortalidad, resistencia total a hormona de crecimiento y, 223 Mosaico 45,XO/46,XX, estatura final en el, 203 Turner, síndrome de, en el, 200, 200 Mostaza nitrogenada, ácido desoxirribonucleico y, 230 Movilidad articular, displasias y, 150 Movimientos iónicos, 64-67, 64 Mucopolisacaridosis, energética del crecimiento y, 60 Mucoviscidosis, retrasos del crecimiento, en los, 182-184, 188c Muerte celular programada, crecimiento y, 25 Muerte súbita, retraso del crecimiento intrauterino y, 132 Mujeres, acumulación de grasa en las, 116 crecimiento de los dos primeros años y, 107 crecimiento entre los dos primeros años y el inicio de la pubertad y, 108 deficiencia idiopática de hormona de crecimiento y, 212 edad de la estatura definitiva en las, 170 estatura pospubertad y, 115, 116 predicción de la estatura para, 115 recuperación del retraso de crecimiento intrauterino, en las, 138 resistencia total a hormona de crecimiento y, 222 Mujeres trabajadoras, hijos de, 100, 101 Músculo, deficiencia de hormona de crecimiento y, 214 Músculo estriado, factor de crecimiento tipo insulina-1 y, 36 Musculosquelético, hormonas tiroideas y, 100 Mutaciones del gen, resistencia a la hormona de crecimiento, en la, 221 Mutaciones funcionales, resistencia parcial a hormona de crecimiento y, 224 251 252 Indice alfabético Mutaciones, gen productor, del, 19 gen sensor integrado, del, 19 receptor de hormona de crecimiento, del, 220, 221 resistencia parcial a hormona de crecimiento y, 224 Mutaciones sin sentido, receptor de hormona de crecimiento, del, 220 N Nacimiento, displasias identificables desde el, 145-150, 145, 146c Narcóticos, crecimiento fetal inadecuado y, 136 Nariz pequeña, deficiencia de hormona de crecimiento y, 213 Nasión, somatometría, en la, 73 Náusea, ingreso inadecuado y, 55 nefropatía crónica y, 193 Necesidades higiénicas, nivel educacional y, 53 Nefropatía, crecimiento fetal inadecuado y, 135, 136 deficiencia de hormona de crecimiento y, 211 energética del crecimiento y, 60 patrón intrínseco de crecimiento y, 125, 125 Nefropatías crónicas, deficiencia de crecimiento y, 122 Nefrótico, síndrome, detención del crecimiento y, 57 velocidad de crecimiento en la, 191 Neonato, desarrollo del, deficiencia de hormona de crecimiento y, 212 Neoplasias, ingreso inadecuado y, 56 Neumonía, crecimiento fetal inadecuado y, 135 resistencia total a hormona de crecimiento y, 223 Neumopatía crónica, talla baja y, 123 Neumopatía materna, catecolaminas y, 99 Neumopatía, energética del crecimiento y, 60 Neuroblastoma, energética del crecimiento y, 60 Neuroinfecciones, hormona liberadora de hormona de crecimiento y, 122 Neuronas, factor de crecimiento tipo insulina-1 y, 36 genes de crecimiento y, 16 genes de diferenciación y, 16 genes de especialización y, 16 Neuropéptido Y, somatostatina y, 28 Neuropéptidos, hormona de crecimiento y, Neurotensina, somatostatina y, 28 Neutropenia, displasias y, 150 Nicotina, resistencia vascular uterina y, 99 Nicturia, patrón retrasado de crecimiento y, 172 Niño(s), detención del crecimiento, en el, 226 signo negativo del crecimiento y, 10, 11 Nistagmo, deficiencia de hormona de crecimiento y, 214 Nivel académico, síndrome de Turner, en el, 205 Nivel cognoscitivo, nutrición y, 51, 52 Nivel del mar, altura sobre, crecimiento intrauterino y, 101, 102 Nivel educacional, factores socioeconómicos y culturales, en los, 53-54, 54 nutrición y, 51, 52 Nivel socioeconómico, edad ósea y, 211 No historias, desoxirribonucleico, ácido y, 16 ribonucleico, ácido y, 16 selenoide y, 17 transcripción y, 17 Nolla, método de, 87 Noradrenalina, hipoxemia y, 99 hormona liberadora de hormona de crecimiento y, 27 somatostatina y, 27 Norma técnica para el control de la nutrición, del crecimiento y del desarrollo del niño, 5 Núcleo de interfase, cronómero y, 17 selenoide y, 17 Núcleo ventromedial, hormona liberadora de hormona de crecimiento y, 121 Núcleo, factores de crecimiento y, 26 Núcleos arqueados, hormona liberadora de hormona de crecimiento y, 121 Núcleos de crecimiento, retraso constitucional del crecimiento, en el, 168 Nucleosomas, constitución de los, 17 expresión genómica y, 17 histonas y, 17 selenoide y, 17 transcripción y, 17 Número de embarazo, retraso de crecimiento intrauterino y, 137, 138 talla baja familiar y, 155 Nutrición del niño, Norma técnica para el control del, 5 Nutrición materna, ingreso mensual y, 100 Nutrición, crecimiento y, 59 dieta de consumo y, 59 estado de, 59 estatura y peso y, 60 menarquía y, 115 nivel, cognoscitivo y, 51, 52 educacional y, 51, 52 peso y edad y, 60 sistema social y, 51 tecnología social y, 51, 52 Nutrición, alteraciones de la, 59 composición corporal en las, 59 proporcionalidad en las, 59 Nutrimentos intrauterinos, vida extrauterina y, 100 Nutrimentos, alteraciones de la absorción de, 140, 141 crecimiento fetal inadecuado y, 136 crecimiento intrauterino, disarmónico y, 133 proporcionado y, 132 deficiencia de hormona de crecimiento y, 211 excreción anormal de, 57 insulina fetal y, 98, 100 recuperación del retraso de crecimiento intrauterino y, 140, 141 talla baja y, 123 utilización de los, 141 O Obesidad, hormona de crecimiento y, 29 Onfalión, somatometría, en la, 74 Onfalocele, retraso de crecimiento intrauterino y, 137 Opistocráneo, somatometría, en la, 74 Órganos blanco, capacidad de respuesta y, 219 resistencia a la hormona de crecimiento y, 219 Ornitina, retraso constitucional del crecimiento, en el, 174 Orquidómetro de Prader, 88 Oseas, displasias. Véase Displasias óseas. Osmolaridad, recuperación del retraso de crecimiento intrauterino y, 139 Osteoblasto(s), diferenciación y crecimiento óseos y, 45, 46, 46 factor de crecimiento tipo insulina-1 y, 35, 36, 37 factores de crecimiento de los, 44, 45 Osteocalcina, reparación de fracturas y, 48 Osteocitos, formación de las células precursoras de los, 44 Osteodistrofia renal, corrección de la, 197 crecimiento y, 195 Indice alfabético Osteogénesis imperfecta, retraso de crecimiento intrauterino y, 137 Osteonectina, reparación de fracturas y, 48 Ovario(s), factor de crecimiento tipo insulina-1 y, 35 genes de crecimiento y, 16 genes de diferenciación y, 16 genes de especialización y, 16 Óvulo, error genético y, 94 folículos reclutados y, 94 Oxandrolona, retraso constitucional del crecimiento, en el, 175 síndrome de Turner, en el, 206 Oxidativos, requerimientos de, 55 Oxidorreducción, reacciones de, 63, 64, 63 Oxigenación tisular, crecimiento de los dos primeros años y, 107 crecimiento intrauterino proporcionado y, 132, 133 Oxígeno, aporte de, crecimiento intrauterino disarmónico y, 133 Oxígeno intrauterino, vida extrauterina y, 100 P Paciente con talla baja, 118-128, 124 bases del diagnóstico del, 118-120 causas y fisiopatología del, 120-124 condiciones sociales y ambientales en las, 124 enfermedades orgánicas en las, 122-124 factores, genéticos en las, 120-121 neuroendocrinos en las, 121-123 nutricios en las, 122-123 gabinete, pruebas de, en el, 127-128 laboratorio, pruebas de, en el, 127-128 manifestaciones clínicas en el, 124-127 patrón atenuado de crecimiento en las, 122, 126, 127 patrón intrínseco de crecimiento en las, 122, 124, 125 patrón retrasado del crecimiento en las, 122, 125-126 Pacientes, disfunción neuroendocrina de hormona de crecimiento, con, 215 resistencia congénita a la hormona de crecimiento y, 220, 221 Padecimientos sistémicos, resistencia a la hormona de crecimiento y, 219 Padres, crecimiento intrauterino disarmónico y, 133, 134 estatura de los, síndrome de Turner, en el, 201, 202 monitorización del crecimiento y, 3 resistencia parcial a hormona de crecimiento y, 224 resistencia total a la hormona de crecimiento y, 221 retraso constitucional del crecimiento, en el, 164 Paladar hendido, deficiencia orgánica de hormona de crecimiento y, 212 Paludismo, retraso de crecimiento intrauterino y, 137 Páncreas, genes de crecimiento y, 16 genes de diferenciación y, 16 genes de especialización y, 16 Pancreatitis crónica, crecimiento fetal inadecuado y, 135 Panhipopituitarismo, hormona liberadora de hormona de crecimiento y, 121 Panículo adiposo, crecimiento fetal y, 101 Papila óptica, deficiencia de hormona de crecimiento y. 214 Paracrina, comunicación celular, 25 Parálisis cerebral, talla baja y, 123 Parámetros para evaluar el retraso del crecimiento intrauterino, 134c Parasitosis, deficiencia de hormona de crecimiento, 211 malabsorción y, 56 253 Paratohormona, crecimiento de los dos primeros años y, 106 crecimiento posnatal y, 122 flujo sanguíneo renal y, 195 uremia y, 195 Parcial, resistencia, a la hormona de crecimiento, 223-225 Pareja sexual, síndrome de Turner, en el, 205 Parotiditis, retraso de crecimiento intrauterino y, 137 Patrón atenuado de crecimiento, 126, 127 enfermedad y, 165, 166 Patrón de crecimiento, pubertad y. Ill síndrome de Turner, en el, 202 Patrón de maduración, crecimiento pubescente y, 111 Patrón genético de crecimiento, funciones renales y, 191 Patrón intrínseco de crecimiento, 124-125, 125 Patrón pulsátil, hormona de crecimiento, de la, 29, 30 Patrón retrasado de crecimiento, 125-126, 125 enfermedad celiaca, en la, 180 glucocorticoides y, 229 retraso constitucional del crecimiento, en el, 171, 171 situaciones que originan, 172-173 Patrones de secreción de hormona de crecimiento, 215, 216 Pelvis, anchura de la, pubertad y, 116 Péptido C, flujo sanguíneo renal y, 195 Péptido hipofisiario activador de adenilciclasa, hormona de crecimiento y, 29 Péptido intestinal vasoactivo, somatostatina y, 28 Péptido señal, receptor de hormona de crecimiento, del, 220 Percentila familiar, crecimiento entre los dos primeros años y el inicio de la pubertad y, 107 estatura actual y, 119 estatura final esperada y, 119 patrón intrínseco de crecimiento y, 124, 124 Percentila poblacional, crecimiento entre los dos primeros años y el inicio de la pubertad y, 108 estatura final esperada y, 119 grupos raciales y, 109 velocidad de crecimiento y, 118 Pérdida de nutrimentos, talla baja y, 123 Pérdida de peso, colitis ulcerosa, en la, 185 Perímetro abdominal, crecimiento intrauterino disarmónico y, 133 crecimiento intrauterino proporcionado y, 132 Perímetro cefálico, crecimiento intrauterino, disarmónico y, 133 proporcionado y, 132 daño prenatal y, 132 estatura y, 223 hipoxemia y, 99 pospubertad y, 116 resistencia total a hormona de crecimiento y, 223 somatometría, en la, 75, 79 Perímetro del brazo, somatometría, en la, 76, 77 Perímetro del muslo, somatometría, en la, 76, 77 Perímetro torácico, crecimiento intrauterino, disarmónico y, 133 proporcionado y, 132 somatometría, en la, 76, 77 Periodo intergestacional, crecimiento intrauterino y, 100, 101 embarazo y, 101 mínimo, 101 Peso al nacer, edad de placentación y, 97 fenotipo familiar y, 95 infecciones congénitas y, 131 infecciones maternas y, 100, 101 maduración y, 107 mujeres trabajadoras y, 100, 101 pliegue tricipital y, 136, 136c 254 Indice alfabético Peso apropiado para la estatura, importancia del, 4 Peso bajo, deficiencia de hormona de crecimiento y, 211 infecciones congénitas y, 131 insulina fetal y, 99 Peso ideal para la edad, estado nutricio y, 4 importancia del, 4 Peso molecular, factores de crecimiento, de los, 26 Peso, crecimiento fetal inadecuado y, 136 crecimiento intrauterino, disarmónico y, 133 proporcionado y, 132 crecimiento prenatal y, 93 daño prenatal y, 132 desnutrición crónica y, 178 edad y, 59, 60 embarazo múltiple y, 137 estatura y, 59, 60 incremento de, en el crecimiento posnatal, 103-105, madre diabética y, 99 menarquia y, 115 número de embarazo y, 138 pospubertad y, 116 proteínas transportadoras de la hormona de crecimiento y, 34 recuperación del retraso de crecimiento intrauterino y, 140 resistencia total a hormona de crecimiento y, 222 signo neutro del crecimiento y, 10 somatometría, en la, 75, 79 velocidad del crecimiento y, 95 Picnodisostosis, 153 Picos de secreción, disfunción neuroendocrina de hormona de crecimiento y, 215-216 Piel, deficiencia de hormona de crecimiento y, 214 Pies, resistencia total a hormona de crecimiento y, 223 Pigmeo, síndrome de, 122 Pilosidad, poblaciones indígenas y, 114 pubertad y, 113, 114 Piuria, patrón retrasado de crecimiento y, 172 Placenta, alteración cromosómica y, 95 capacidad de nutrición de la, 137 carbohidratos y, 137 crecimiento prenatal, en el, 95-97 duración de la, 97 formación de la, 97 hormonas placentarias y masa de la, 96 ingestión proteínica y, 137 tamaño fetal y, 96 Plan de estudio, paciente, del, 4 Plan Nacional de Salud, estudios del crecimiento y, 4 Plásticos, requerimientos de, 55 Plegamientos del material genético, 28 Pliegue cutáneo, somatometría, en la, 76, 77 Pliegue subcutáneo, resistencia total a hormona de crecimiento y, 222 Pliegue tricipital, crecimiento fetal inadecuado y, 136, 136c Población indígena, maduración de las mamas y, 113 pilosidad corporal y, 114 Población infantil de México, estatura de la, 23, 23c Pobreza, definición de, 52 Polaquiuria, crecimiento fetal inadecuado y, 135 patrón retrasado de crecimiento y, 172 Poliovirus, retraso de crecimiento intrauterino y, 137 Polipéptido, cambios postranscripcionales del, 19 gen productor y, 19 gen sensor-integrado y, 19 Pólipos nasales, patrón retrasado de crecimiento y, 172 Porción citoplásmica, receptor de hormona de crecimiento, del, 220 Porción extracelular, receptor de hormona de crecimiento, del, 221 resistencia parcial a hormona de crecimiento y, 223, 224 Porción intracelular, receptor de hormona de crecimiento, del, 220 Porción transmembrana, receptor de hormona de crecimiento, del, 221 Posnatal, crecimiento. Véase Crecimiento posnatal. Pospubertad, crecimiento posnatal en la, 115-116 signo de crecimiento y, 115 Potasio, acidosis metabólica, en la, 192 estatura baja y, 127 hormona de crecimiento y, 32 Potencia biológica, factores de crecimiento, de los, 26 Preadipocitos, hormona de crecimiento y, 33 Precondrocitos, hormona de crecimiento y, 33 Prednisona, crecimiento fetal inadecuado y, 136 hormona liberadora de hormona de crecimiento y, 231 Preeclampsia, crecimiento fetal inadecuado y, 135 Pregnenolona, placenta y, 97, 96 Prenatal, crecimiento. Véase Crecimiento prenatal. Presentación, deficiencia idiopática de hormona de crecimiento y, 212 Primeros meses, velocidad de crecimiento en los, 103 Privación emocional, patrón retrasado de crecimiento y, 173 síndrome de, detención del crecimiento y, 57 talla baja familiar y, 157 variación diaria de hormona de crecimiento y, 216 Privación proteínica, deficiencia de hormona de crecimiento y, 209 Problemas mentales, síndrome de Turner, en el, 205 Problemas renales, detención del crecimiento y, 57 Proceso inflamatorio, patrón intrínseco de crecimiento y. 125 Programación genética, crecimiento de acuerdo con la, 177 Progresión de crecimiento, deficiencia de hormona de crecimiento, 211 factor de crecimiento tipo insulina-1 y, 211 Proinsulina, flujo sanguíneo renal y, 195 Prolactina, flujo sanguíneo renal y, 195 gen de la, 219 receptor de la, receptor de hormona de crecimiento y, 219 Proliferación celular, pubertad y, 110 Promoción, estrategias de, 5, 6 Proporcionalidad corporal, pubertad y, 115 resistencia total a hormona de crecimiento y, 223 Proporcionalidad, condiciones de vida y, 12 menarquia y, 115 pospubertad y, 115 Proporciones corporales, armonía del crecimiento y, 119 deficiencia de hormona de crecimiento y, 211 estatura menor de la esperada y, 6 patrón atenuado de crecimiento y, 126 patrón intrínseco de crecimiento y, 124, 125 retraso constitucional del crecimiento, en el, 164, 169, 175 talla baja familiar y, 160 Proporciones infantiles, deficiencia de hormona de crecimiento, 211 Proporciones transversales, pospubertad y, 116 Proteasas de proteína transportadora, 40, 40 Proteína anormal, receptor de hormona de crecimiento, del, 221 Proteína morfogénica ósea, reparación de fracturas y, 48 Indice alfabético Proteína(s) transportadora(s) de factories) de crecimiento tipo insulina, 38, 38 -1, 38, 39 -2,39 -3, 39-40 -4,40 -5,40 -6,40 proteasas de, 40, 40 Proteína(s) transportadora(s), afinidad de las, 34 albúmina y, 34 bilirrubinas séricas y, 34 cirrosis hepática y, 34 concentración de las, 34 desnutrición y, 34 estatura baja y, 34 estatura y, 34 estradiol y, 34 hormona de crecimiento y, 34 insensibilidad total a la hormona de crecimiento y, 220 insuficiencia renal y, 34 masa corporal y, 34 peso y, 34 resistencia a la hormona de crecimiento, en la, 221-222 resistencia parcial a hormona de crecimiento y, 223 resistencia total a hormona de crecimiento y, 223 testosterona y, 34 Proteínas STAT, hormona de crecimiento y, 33 Proteínas, absorción de, diarrea crónica y, 187 acidosis metabólica, en la, 192 desnutrición crónica y, 178 hormona de crecimiento y, 31 nefropatía crónica y, 193 regulación genética y, 15, 16 Proteinuria, patrón retrasado de crecimiento y, 172 velocidad de crecimiento en la, 191 Proteoglucanos, reparación de fracturas y, 48 Proximodistal, crecimiento, 79 Pruebas de estimulación, hormona de crecimiento, de la, 30, 31 Ptosis, resistencia total a hormona de crecimiento y, 223 Pubarquía, síndrome de Turner, en el, 206 Pubertad precoz, radioterapia y, 231, 232 Pubertad retrasada, deficiencia de hormona de crecimiento y, 214 Pubertad, andrógenos, en la, 110 crecimiento de recuperación y, 188 crecimiento en la, 110-115, /// deficiencia de hormona de crecimiento, 211 dietas y, 56 disfunción neurosecretora de hormona de crecimiento y, 216 edad ósea y, 211, 214 estímulos neuroendocrinos en la, 112 etapa de hiperplasia y, 8, 9 gónadas, maduración de las, en la, 114-116 hormona de crecimiento y, 30 maduración púbica en la, 113-114 mamas, maduración de las, en la, 112-113 patrón de crecimiento y, 111 patrón intrínseco de crecimiento y, 124, 125, 125 patrón retrasado de crecimiento y, 125, 125 pilosidad y, 113, 114 resistencia total a hormona de crecimiento y, 222 retraso constitucional del crecimiento hasta el inicio de la, 167 signo positivo del crecimiento y, 10 velocidad de crecimiento y, 103 255 Puente nasal, deficiencia de hormona de crecimiento y, 213 resistencia total a hormona de crecimiento y, 223 Puntos somatométricos, 75 Purkinje, células de, factor de crecimiento tipo insulina-1 y, 36 Q Quemaduras, detención del crecimiento y, 57 resistencia a la hormona de crecimiento y, 219 Química sanguínea, estatura baja y, 127 retraso constitucional del crecimiento, en el, 173 Quimioterapia, resistencia a la hormona de crecimiento y, 219 Quiste aracnoideo, deficiencia orgánica de hormona de crecimiento y, 212 R Radiación, disfunción neuroendocrina de hormona de crecimiento y, 215 Radial, punto, somatometría, en la, 73 Radiografía de cráneo, estatura baja y, 127 Radiografías, retraso constitucional del crecimiento, en el, 173 Radioterapia, crecimiento espinal y, 230 desproporción corporal y, 231 hipotiroidismo y, 230 hormona de crecimiento y, 230-232, 230 hormona liberadora de hormona de crecimiento y, 230, 231 pubertad precoz y, 231, 232 segmento superior y, 231 Raquitismo, armonía corporal y, 120 detención del crecimiento y, 57, 122 patrón atenuado de crecimiento y, 126, 126 Reacciones metabólicas, regulación genética y, 16 Receptor de hormona de crecimiento, 32, 32 alteraciones teóricas del, 220 células indiferenciadas y, 32, 33 complejo del, 32, 220 concentración del, 32 cromosoma cinco y, 219 cromosoma del, 32 eritropoyetina y, 220 estructura tridimensional del, 220 exones del, 220, 221 factor ciliar neurotrófico y, 220 factor estimulador del crecimiento de granulocitos y, 219 factor leucémico inhibidor y, 220 gen del, 32, 219, 220 isoformas del, 220 mutaciones del, 220, 221, 222 porción extracelular del, 221 receptores prolactina-eritropoyetina y, 219 resistencia parcial a hormona de crecimiento y, 224 resistencia total a la hormona de crecimiento y, 221-222 secuencia primaría de aminoácidos del, 220 síntesis del, 219 síntesis primaria del, 220 transducción celular y, 220 variantes del, 220 Receptor, resistencia total a la hormona de crecimiento y. 221 Receptores, factores de crecimiento tipo insulina, para los. 37-38 Recién nacido, trastornos génicos y, 94 256 Indice alfabético Recomendaciones alimentarias, 55c Recuperación del crecimiento, vida extrauterina y, 100 Recuperación del retraso de crecimiento intrauterino, 137-141 agua en la, 139 alimentación en la, 139 aporte nutricio en la, 139 arterieesclerosis y, 139 desempeño escolar y, 139 diabetes mellitus y, 139 disfunción cerebelosa y, 139 hemoglobina en la, 139 hipertensión arterial y, 139 medidas para la, 138-139 osmolaridad en la, 139 temperatura corporal en la, 139 trimestre de gestación y, 139 Reflujo gastroesofágico, enfermedad de, patrón intrínseco de crecimiento y, 125, 125 ingreso inadecuado y, 56 patrón retrasado de crecimiento y, 172 Reflujo vesicoureteral, crecimiento de recuperación y, 191 Turner, síndrome de, en el, 205 Regulación fetal del crecimiento prenatal, 97-100 Regulación genética, meta de la, 16 Regulación neuroendocrina, desnutrición crónica y, 178 Relación entre brazada y talla, determinación de la, 120 Relación entre segmentos superior e inferior, determinación de la, 120 Rendimiento escolar, síndrome de Turner, en el, 205 Renina-angiotensina-aldosterona, placenta y, 97 sistema, hormona de crecimiento y, 32 Reparación tisular, factor de crecimiento tipo insulina-1 y, 35 signo positivo del crecimiento y, 10 Replicación, crecimiento y, 25 Requerimientos energéticos, diarrea crónica y, 187 Requerimientos nutricios, 58 Resistencia periférica, hormona de crecimiento, a la, 32, 33 Resistencia vascular umbilical, hipoxemia y, 99 Resistencia, a la hormona de crecimiento, 219-225 alteraciones del receptor en la, 220, 22! clasificación de la, 219 congénita, 220, 221, 221 definición de la, 219 insensibilidad, parcial en la, 220, 221 primaria en la, 219 secundaria en la, 219 total en la, 220 parcial, 220, 223-225 características bioquímicas de la, 224-225 total, 220, 221-223 características típicas de la, 222-223 mutaciones del gen en la, 220 proteína transportadora en la, 221-222 Resorción glomerular, talla baja y, 123 Resorción tubular, talla baja y, 123 Respuesta celular, talla baja familiar y, 156, 157 Retención de minerales, síndrome de Turner, en el, 203 Retraso constitucional del crecimiento, 163-176, 166, 171c antecedentes, heredofamiliares de, 164, 165 patológicos en el, 171-176 curva de crecimiento en el, 166 desarrollo de la pubertad en el, 169-170 diagnóstico del, 167, 168, 171, 174 estatura al nacer en el, 165 estatura final en el, 166, 170-171, 171c estudios en el, 173 maduración biológica en el, 167-169 patrón atenuado de crecimiento en el, 165, 166 patrón intrínseco de crecimiento y, 125, proporciones corporales en el, 169 pubertad, hasta el inicio de la, 167 retraso intrauterino de crecimiento en el, 165 ritmo de maduración en el, 163, 164, 166 secuencia del, 165-166 talla familiar en el, 171c tratamiento del, 174-175 velocidad de crecimiento en el, 165-167, 166 Retraso mental, ingreso inadecuado y, 56 patrón retrasado de crecimiento y, 173 talla baja y, 123 Retraso psicomotriz, cromosoma sexual y, 94 deficiencia de hormona de crecimiento y, 214 talla baja y, 123 Retraso, del crecimiento intrauterino, 131-142, 131, 134c armónico, 132-133 desproporcionado, 133-134 disarmónico, 133-134 factores que causan, 131 fetales, alteraciones, en el, 137-138 grupos sindromáticos de estudio del, 132-134 identificación del, 134-138, 134c madre con antecedentes de, 132 maternas, alteraciones, en el, 134c, 135-136 número de embarazo y, 138 parámetros para evaluar el, 134c patrón intrínseco de crecimiento y, 124, 125 proporcionado, 132-133 recuperación del, 137-140, 138 retraso constitucional del crecimiento, en el, 134c, 165, 169 uteroplacentarias, alteraciones, en el, 136, 137 vigilancia del, 134-138, 134c, 136c Retrasos del crecimiento de origen alimentario, 177-190, 184c alergia a las proteínas de la leche en los, 181 crecimiento de recuperación en los, 188-189 desnutrición crónica en los, 178-179 diarrea crónica en los, 187, 188 disacaridasas intestinales, deficiencia de, en los, 181, 182 enfermedad, celiaca en los, 179, 182, intestinal en los, 184-187 fibrosis quística del páncreas en los, 182-184, 184c infestación por giardia en los, 181, 182 insuficiencia pancreática en los, 182 malabsorción en los, 179-182 mucoviscidosis en los, 182-184, 184c Ribonucleico mensajero, ácido, agente inductor y, 18 especificidad y, 18 genes productores y, 17 Ribonucleico, ácido, deficiencia genética de hormona de crecimiento y, 213 genes sensor-integrados y, 17 histonas y, 16 no histonas y, 16 Ribosomas, factores de crecimiento y, 26 Rieger, síndrome de, deficiencia orgánica de hormona de crecimiento y, 212 Rinitis alérgica, detención del crecimiento y, 56 patrón retrasado de crecimiento y, 172 Riñon ectópico, síndrome de Turner, en el, 205 Riñón(es), factor de crecimiento tipo insulina-1 y, 35 metabolismo basal y, 62 velocidad de recambio y, 9 Indice alfabético Ritmo de maduración, crecimiento de los dos primeros años y, 107 retraso constitucional del crecimiento, en el, 163, 164 Ritmo del crecimiento, condiciones de vida y, 12 genes y, 12 óptimo, 4 RNA mensajero, receptor de hormona de crecimiento, del, 221 RNA. Véase Ribonucleico, ácido. Robles y Alvarez, método de, 88 Rubéola, deficiencia orgánica de hormona de crecimiento y, 212 retraso de crecimiento intrauterino y, 137 S Saciedad, ingreso inadecuado y, 56 Schmid, condrodisplasia metafisaria tipo, 146c, 152 Schwachman, condrodisplasia metafisaria tipo, 153 Secreción de tejido, crecimiento y, 25 Secreción glomerular, talla baja y, 123 Secreción hipofisiaria, resistencia total a hormona de crecimiento y, 223 Secreción tubular, talla baja y, 123 Secreción, hormona de crecimiento, de la, 26-30, 30 cantidad de la, 30 hormona liberadora y la, 26-29, 27 mediadores de la, 28 mediadores neuroendocrinos de la, 28, 28, 29 picos de, resistencia total a hormona de crecimiento y, 222 pruebas de estimulación de la, 30 pulsátil, 29-30 signo positivo de crecimiento y la, 27 somatostatina y la, 27-29 Segmento inferior, crecimiento intrauterino y, 211 desnutrición y, 211 estado nutricio y, 169 herencia africana y, 169 pospubertad y, 115-116 pubertad y, 115 somatometría, en la, 76 velocidad de crecimiento del, 211 Segmento superior, armonía corporal y, 120 crecimiento intrauterino y, 211 deficiencia de hormona de crecimiento y, 211 desnutrición y, 211 pospubertad y, 115-116 radioterapia y, 231 resistencia total a hormona de crecimiento y, 223 somatometría, en la, 76 velocidad de crecimiento del, 211 Segmentos corporales, talla baja familiar y, 160 Senectud, signo negativo del crecimiento y, 10, 11 Sepsis, factor de crecimiento tipo insulina-1 y, 35 resistencia a la hormona de crecimiento y, 219 Serie ósea, estatura baja y, 127 Serotonina, hormona liberadora de hormona de crecimiento y, 28, 227 Sertoli, células, factor de crecimiento tipo insulina-1 y, 35 Seudoacondroplasia, 152 SIDA, resistencia a la hormona de crecimiento y, 219 Sífilis, retraso de crecimiento intrauterino y, 137 Signo, de crecimiento, 8, 27 desnutrición crónica y, 178 detención del crecimiento, en la, 226 fecundación y, 100 257 hormona de crecimiento y, 67 negativo, homeostasis en el, 10 masa corporal en el, 10 síntesis en el, 10 vida y, 10, 11 neutro, estatura en el, 10 peso en el, 10 presentación del, 10 síntesis en el, 10, 11 positivo, 10, 27 estudio del, 10 histología del, 10 regulación fisiológica del, 10 síntesis y, 10 pospubertad y, 115 regulación genética y, 16 Silver-Russell, síndrome de, detención del crecimiento en el, 193, 197 Silla turca vacía, síndrome de, deficiencia orgánica de hormona de crecimiento y, 212 Sinaptogénesis, crecimiento de los dos primeros años y, 106 hormonas tiroideas y, 106 Sincitiotrofoblasto, somatotropina coriónica y, 96 Síndrome nefrótico, materno, catecolaminas y, 99 talla baja y, 123 Síndromes dismórficos, retraso del crecimiento intrauterino y, 131 Sinfisión, somatometría, en la, 74 Síntesis primaria, receptor de hormona de crecimiento, del, 220 Síntesis proteínica, insulina fetal y, 97 receptor de hormona de crecimiento, del, 221-222 Síntesis, capacidad de, 8 crecimiento y, 8 masa y, 8 signo negativo del crecimiento y, 10, 11 signo neutro del crecimiento y, 10 signo positivo del crecimiento y, 10 velocidad de, 8 vida y, 8 Síntesis, velocidad de, detención del crecimiento, en la, 226 Sinusitis, patrón retrasado de crecimiento y, 172 Sistema colinérgico, somatostatina y, 28 Sistema de la hormona del crecimiento, 26, 27 Sistema nervioso, factor de crecimiento tipo insulina-1 y, 36 Sistema social, nutrición y, 51 Sodio, estatura baja y, 127 Sol naciente, signo del, resistencia total a hormona de crecimiento y, 223 Somatomedina(s), alcalinización citoplásmica, 67, 67 crecimiento de los dos primeros años y, 106 eliminación renal y, 196 Somatometría, 3 básica, población y, 4 crecimiento intrauterino disarmónico y, 133 deficiencia de hormona de crecimiento y, 211 displasias y, 143, 153 patrón intrínseco de crecimiento y, 125, 125 Somatometría, cinemática del crecimiento, en la, 73-77 análisis de la, 76-77, 77c medidas más importantes para la, 74-76, 74 puntos de referencia, para la, 74, 74, 75 impares, 74 pares, 74, 75 Somatometría facial, deficiencia de hormona de crecimiento y, 213, 214 258 Indice alfabético Somatostatina, barbitúricos y, 228 bloqueadores beta y, 227 glucocorticoides y, 228 hormona de crecimiento y, 26-29 retraso constitucional del crecimiento, en el, 163 talla baja familiar y, 157, 158 Somatotropina coriónica, acciones de la, 96-97 estatura baja neonatal y, 122 Subnasal, punto, somatometría, en la, 73 Sudor, pubertad y, 114 Sueño, hormona de crecimiento y, 29 Superficie corporal, pospubertad y, 116 Supraesternal, punto, somatometría, en la, 74 Sustancia P, somatostatina y, 28 Sustrato, factores de crecimiento y, 26 T Tabaquismo, catecolaminas y, 99 crecimiento fetal inadecuado y, 136 Talasemia, crecimiento fetal inadecuado y, 135 Talla al nacer, edad de placentación y, 97 estatura final y, 95 material genético y, 94 Talla baja familiar, 155-162 andrógenos en la, 161 antecedentes heredofamiliares en la, 155-158 armonía corporal, en la, 160 aumentos de estatura en la, 158 ausencia de enfermedad en la, 160-161 biológica, edad, en la, 159-160 composición corporal en la, 160 constantes biológicas de crecimiento en la, 155, 161 cronológica, edad, en la, 159-160 deprivación emocional en la, 157 factor de crecimiento tipo insulina-1 en la, 157 factor de crecimiento tipo insulina-3 en la, 157 familiares en la, 158 hormona de crecimiento en la, 156-157 maduración somática en la, 159, 160 resistencia parcial a hormona de crecimiento y, 223 respuesta celular en la, 156, 157 somatostatina en la, 157, 158 velocidad del crecimiento en la, 158-159, 159 Talla baja idiopática, exones y, 224 factor de crecimiento tipo insulina-1 y, 224 hormona de crecimiento y, 224 proteína transportadora y, 223 resistencia parcial a hormona de crecimiento y, 224 Talla baja prenatal, deficiencia de hormona de crecimiento y, 209 Talla baja, crecimiento intrauterino proporcionado y, 133 deficiencia de hormona de crecimiento y, 208-210 estatura y peso y, 60 normalidad de la, 210 paciente con. Véase Paciente con talla baja. resistencia total a hormona de crecimiento y, 222 Talla de pie, somatometría, en la, 75 Talla familiar, glucocorticoides y, 229 retraso constitucional del crecimiento, en la, 171c Talla final, enfermedades inflamatorias intestinales y, 56 Talla media familiar, estatura mínima esperada y, 13-15 obtención de la, 119 síndrome de Turner, en el, 202 Talla sentado, somatometría, en la, 75 Talla, desviación estándar de la, 71 distribución percentilar de la, 72 edad ósea y, 170 factor de crecimiento tipo insulina-3 y, 221 madre diabética y, 99 recuperación del retraso de crecimiento intrauterino y, 140 Tamaño fetal, placenta y, 96 Tanner y Marshall, índice de maduración pubescente de, 85 método de, 87 Tanner y Whitehouse, método de, 159, 168 valoración esquelética de, 86 Tanner, método de, 13-15 TATA, región, coactivadores de la transcripción y, 19, 20 complejo basal de transcripción y, 20, 21 elementos, incrementadores y, 20 promotores proximales y, 20, 22 localization de la, 19 proteínas fijadoras de la, 19 reconocimiento de la, 19, 22 transcripción y, 19, 22 TBP. Véase TATA, región. Tecnología social, factores socioeconómicos y culturales, en los, 51, 52 Tejido adiposo pardo, 62 Tejido conjuntivo, glucocorticoides y, 229 Tejido graso, insulina fetal y, 98 Tejido intercelular, crecimiento y, 25 Tejido muscular, menarquia y, 115 metabolismo basal y, 62 velocidad de recambio y, 9-10 Tejido nervioso, hormonas tiroideas y, 106 velocidad de recambio y, 9-10 Tejido óseo, factores involucrados en la formación del, 41 Tejido subcutáneo, deficiencia de hormona de crecimiento y, 214 Tejido(s), alteración de, 8 calificación de los, 9 crecimiento inicial de los, características del, 8 hiperplasia de los, 8 hipertrofia de los, 8 modificación de, 8 reemplazo de, 8 signo negativo del crecimiento y, 10, 11 sustitución de, 8 Telión, somatometría, en la, 74 Temperatura corporal, 61, 62 crecimiento intrauterino disarmónico y, 134 recuperación del retraso de crecimiento intrauterino y, 139 Temperatura crítica inferior, 62, 62c Temperatura media, variación diaria de hormona de crecimiento y, 216 Tenesmo, crecimiento fetal inadecuado y, 135 Tensión arterial, pubertad y, 115 Tercer molar, resistencia total a hormona de crecimiento y, 223 Termogénesis, desnutrición crónica y, 179 Termorregulación, 62 Testosterona, crecimiento de los caninos y, 114 hormona luteinizante y, 114 proteínas transportadoras de la hormona de crecimiento y, 34 retraso constitucional del crecimiento, en el, 175 Tibial punto, somatometría, en la, 74 Tiempo, signo negativo del crecimiento y, 10, 11 Timina, receptor de hormona de crecimiento, del, 221 Tipo celular, hormona de crecimiento y, 33 Tipo de crecimiento, vida intrauterina, en la, 100 Indice alfabético Tipo IA, deficiencia genética de hormona de crecimiento, de, 213 Tipo IB, deficiencia genética de hormona de crecimiento, de, 213 Tipos de crecimiento posnatal, 103-105, 104 Tiroides, pruebas de funcionamiento de, estatura baja y, 127 Tiroiditis, patrón retrasado de crecimiento y, 173 síndrome de Turner, en el, 205 Tiroxina, desnutrición crónica y, 179 retraso constitucional del crecimiento, en el, 173 TMF. Véase Talla media familiar. Tono vascular, placenta y, 97 Tórax, anchura del, pubertad y, 116 TORCH, síndrome de, crecimiento intrauterino disarmónico y, 133 Tos, patrón retrasado de crecimiento y, 172 Total, resistencia, a la hormona de crecimiento, 221-223, 221 características típicas de la, 222-223 mutaciones del gen en la, 221 proteína transportadora en la, 221-222 Toxoplasmosis, deficiencia orgánica de hormona de crecimiento y, 212 retraso de crecimiento intrauterino y, 137 Tragión, somatometría, en la, 74 Transcripción, expresión genética y, 17 nucleosoma y, 17 Transcripción, factores iniciadores de la, 17 activación de los, 17 agente inductor en los, 17, 18 desoxirribonucleico, ácido y, 17 gen, operador en los, 17 productor en los, 17 receptor en los, 17 represor en los, 17 sensor-integrado en los, 17 histonas en los, 14 no histonas y, 17 Transcripción, secuencia funcional de la, 19-21 aparato de Golgi en la, 21 modelo de la, 19-22 región TATA en la, 19-22 ribonucleico heteronuclear, ácido, en la, 20 Transducción de señal, resistencia a la hormona de crecimiento y, 219 Transferrina, nefropatía crónica y, 193 talla baja familiar y, 160 Transplante renal, hormona de crecimiento y, 198 Trastornos adquiridos, resistencia a la hormona de crecimiento y, 219 Tratamiento de los pacientes con patrón atenuado de crecimiento, 127, 126 Tratamiento, deficiencia genética de hormona de crecimiento, de la, 213 TRH. Véase Hormona liberadora de hormona estimulante de la tiroides. Tricocefalosis, estatura baja y, 127 Trifosfato de adenosina, acidosis metabólica, en la, 192 calor y, 67 generación del, 65 iones hidrógeno y, 65-67 movimientos iónicos y, 64, 65, 64 regeneración del, 61, 65 tejido adiposo pardo y, 62 trabajo del, 61, 65 Triglicéridos, desnutrición crónica y, 178 Trimestre de gestación, recuperación del retraso de crecimiento intrauterino y, 139 259 Trimetidiona, crecimiento fetal inadecuado y, 136 Triquión, somatometría, en la, 73 Triyodotironina, desnutrición crónica y, 179 retraso constitucional del crecimiento, en el, 173 Tronco, resistencia total a hormona de crecimiento y, 222 velocidad de crecimiento del, 211 Tumor(es) intracraneal(es), deficiencia orgánica de hormona de crecimiento y, 212 patrón retrasado de crecimiento y, 173 Tumores orbitarios, hormona de crecimiento y, 231 Tumores suprasellares, hormona liberadora de hormona de crecimiento y, 122 Turner, síndrome de, crecimiento en el, 200-207, 202c edad ósea del, 203 estatura final del, 202-203, 202c fases del, 200-202 masa ósea del, 203 entidades patológicas en el, 204-206 estatura baja y, 168 hormona de crecimiento, secreción de la, en el, 203, 204 retraso de crecimiento intrauterino y, 137 tratamiento del, 206 estrógenos en el, 206 hormona de crecimiento en el, 206 U Ubiquinona, ciclo de la, 63, 63 Urea, estatura baja y, 127 Uremia, factor de crecimiento tipo insulina-1 y, 195 hormona de crecimiento y, 195 mecanismos de la detención del crecimiento en la, 194 paratohormona y, 195 resistencia a la hormona de crecimiento y, 219 Urocultivo, patrón retrasado de crecimiento y, 172 retraso constitucional del crecimiento, en el, 173 Uso anormal de nutrimentos, factor orgánico del crecimiento, como, 56, 57 Uso continuo de fármacos, detención del crecimiento, en la, 226 Uso intermitente de fármacos, detención del crecimiento, en la, 226 Uteroplacentarias, alteraciones, en el retraso del crecimiento intrauterino, 136, 137 V Valores séricos, deficiencia genética de hormona de crecimiento y, 213 resistencia total a hormona de crecimiento, en la, 213 Variación diurna, velocidad de crecimiento, de la, 210 Variación estacional, velocidad de crecimiento, de la, 210 Variación interensayo, medición de la estatura, de la, 210 Variaciones climáticas, crecimiento intrauterino y, 102 Variantes, receptor de hormona de crecimiento, del, 219 Varicela-zoster, retraso de crecimiento intrauterino y, 137 Varones, crecimiento de los dos primeros años, en los, 107 crecimiento entre los dos primeros años y el inicio de la pubertad y, 108 deficiencia genética de hormona de crecimiento y, 213 deficiencia idiopática de hormona de crecimiento y, 212 edad de la estatura definitiva en los, 170 estatura pospubertad y, 115, 116 predicción de la estatura para, 115 recuperación del retraso de crecimiento intrauterino, en los, 138 resistencia total a hormona de crecimiento y, 222 260 Indice alfabético Vasculitis, crecimiento fetal inadecuado y, 135 Vasculopatía, talla baja y, 123 Velocidad de crecimiento subnormal, deficiencia de hormona de crecimiento y, 208-210 Velocidad de crecimiento, acidosis tubular y, 191 ajuste de maduración y, 167 antes de los tres años de edad, 103 antihistamínicos y, 227 barbitúricos y, 228 bloqueadores beta y, 227 combinada, 108 condiciones de vida y, 12 crecimiento de recuperación y, 105, 106 deficiencia de hormona de crecimiento, 211 definición de la, 119, 120 desnutrición crónica y, 178 difenilhidantoína y, 229 disfunción neuroendocrina de hormona de crecimiento y, 215 disminuciones patológicas de la, 103 edad, cronológica y, 210 ósea y, 210 enfermedad celiaca, en la, 179-180 enfermedades crónicas y, 105 estudios, longitudinales y, 70 semilongitudinales y, 70 transversales y, 70 exactitud de la medición y, 210 extremidades, de las, 211 factores de la, 108 fibrosis quística del páncreas, en la, 182, 183 genes y, 12 genotipo familiar y, 105, 108 glomerulonefritis, en la, 191 glucocorticoides y, 228 gradiente de maduración y, 84 hidrocortisona y, 228, 229 infancia y, 103 insuficiencia renal crónica, en la, 198, 199 maduración mamaria y, 115 menarquía y, 115 miembros inferiores, de los, 115 normalidad de la, 210 patrón intrínseco de crecimiento y, 124, 125 percentilas de la, 84 percentilas poblacionales y, 118 peso y, 98 pies, de los, 115 primeros meses de vida posnatal y, 103 radiación y, 215 resistencia total a hormona de crecimiento y, 222 retraso constitucional del crecimiento, en el, 165-166, 170 subnormal, población con, 118 talla baja familiar y, 155, 158-159, 159 transplante renal y, 191 tronco, del, 211 Turner, síndrome de, en el, 201, 202 variación diurna de la, 210 variación estacional de la, 210 Velocidad de recambio, tejidos y, 9-10 Velocidad de, de la materia, destrucción, 8 producción, 8 síntesis, 8 Velocidad, crecimiento óptimo, del, 4 Vello corporal, características genéticas y, 114 efectos androgénicos y, 114 Vello púbico, estadios del, 113 Ventilación pulmonar, crecimiento intrauterino proporcionado y, 133 Ventrodorsal, crecimiento, 79 Verano, variación diaria de hormona de crecimiento y, 216 Vértice, somatometría, en la, 74 Viabilidad celular, factores de crecimiento y, 25 Viabilidad, alteraciones de la hipertrofia y, 93 Vida extrauterina, nutrimentos intrauterinos y, 160 oxígeno intrauterino y, 100 Vida intrauterina, tipo de crecimiento en la, 100 Vida prenatal, etapa de hiperplasia y, 8 Vida, signo negativo del crecimiento y, 10, 11 síntesis y, 8 Vigilancia del crecimiento, 3 Vigilancia del retraso del crecimiento intrauterino, 134-137, 134c Vigilancia, estrategias de, 5, 6 Vinblastina, duplicación celular y, 230, 231 Vincristina, duplicación celular y, 230, 231 VIP. Véase Péptido intestinal vasoactivo. Vitamina A, absorción de, diarrea crónica y, 187 Vitamina D, crecimiento posnatal y, 122 Vitamina D3, difenilhidantoína y, 228 Volumen cardiaco, pubertad y, 114 Volumen peneano, retraso constitucional del crecimiento, 169 Volumen pulmonar, pubertad y, 115 Volumen respiratorio, pubertad y, 115 Volumen testicular, cálculo del, 88 gradiente de maduración y, 88 hormona foliculoestimulante, 114 retraso constitucional del crecimiento, en el, 169, 175 somatometría, en la, 76 Volumen, incremento de, 8 Vómito, crecimiento fetal inadecuado y, 135 deficiencia orgánica de hormona de crecimiento y, 212 ingreso inadecuado y, 56 nefropatía crónica y, 193 talla baja y, 123 Voz, cambios en la, pubertad y, 114 deficiencia de hormona de crecimiento y, 214 resistencia total a hormona de crecimiento y, 223 Vulnerabilidad, intervalo de, etapa de hiperplasia y, 8 W Watusi, estatura poblacional promedio de los, 109 Z Zaire, pigmeos de, proteína transportadora y, 224 Zinc, absorción de, diarrea crónica y, 187
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