¿Para nuestro bien o para nuestro mal? Sexualidades adolescentes

12
Ineke Dibbits
¿Para nuestro bien o
para nuestro mal?
Estudios e investigaciones
Sexualidades adolescentes
El impacto de los Mecanismos
de Represión del Mundo Adulto
¿Para nuestro bien o
para nuestro mal?
Sexualidades adolescentes
El impacto de los Mecanismos de
Represión del Mundo Adulto
Ineke Dibbits
Serie Estudios e investigaciones
12
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
Sexualidades adolescentes
El impacto de los Mecanismos de
Represión del Mundo Adulto
Serie Estudios e investigaciones 12
Primera edición: septiembre 2016
Conexión Fondo de Emancipación
Tel./Fax: 591 -2-2141473
www.conexion.org.bo
Cuidado de edición:
Javier Medina
Cuadro de la tapa:
“Suéñame” de Guiomar Mesa
Depósito legal: 4- 1 – 4181 - 16
I.S.B.N.: 978-99974-63-28-9
Impreso en:
Área de Impresión
La Paz, Bolivia
Equipos de Investigación
Santa Cruz: Guadalupe Pérez y Moira Rimassa
Cochabamba: Daniela Elías y Jhaskara Chumacero
La Paz: Magali Terrazas y Mónica Sebastián
Si una persona o mujer decide tener relaciones
sexuales; quisiera que les ayuden a encontrar un
método, por el cual se pueda tener una experiencia
sexual libre y, a la vez, responsable. Es decir, suponte
que quiero explorar mi cuerpo, quiero tener
relaciones sexuales y no sé nada. Quisiera que me
orienten a cómo tener o con quién no tener.
¿Cómo saber?
(Luis, de Cochabamba)
Agradecimientos
Un agradecimiento sincero a los directores, directoras y plantel docente
de todos los colegios en que se nos permitió trabajar con un grupo de
estudiantes: por su hospitalidad, su confianza y apoyo.
De la ciudad de La Paz: el Colegio “Pablo Iturri” y el Colegio
“Puerto Rico”. Del municipio de Laja: el Colegio “Pedro Domingo
Murillo” y el Colegio de la comunidad de Curva Pucara, del mismo
municipio.
De la ciudad de Cochabamba: el Colegio “IV Centenario” (turno
mañana y tarde); el Colegio Nacional Ucureña, del municipio de
Cliza y la Unidad Educativa Anocaraire, del municipio de Vinto.
De la ciudad de Santa Cruz: el Colegio “Rubén Darío Gutiérrez”
(turno mañana y tarde); el Colegio “13 de Mayo” del municipio
de Pailón y el Colegio de la comunidad de Cachuela España, del
municipio de San Javier.
Asimismo, de todo corazón, a los y las estudiantes que participaron en el
estudio: por su generosidad y franqueza; por haber compartido aspectos
tan íntimos de sus vidas: sus emociones de amargura y/o de decepción,
de alegría y optimismo. Esperamos que tomen buenas decisiones para
que su vida se pinte con los colores que ustedes elijan.
Finalmente, a todas las personas que han hecho posible este estudio y a
las que aportaron con debates, reflexiones y su experiencia.
Contenido
Capítulo 1. Introducción.................................................................................................. 13
Educación sexual ....................................................................................................... 15
Salud Sexual y Salud Reproductiva.......................................................................... 18
Capítulo 2. Marco conceptual y metodológico............................................................. 21
Adolescencias............................................................................................................ 21
Derechos sexuales y derechos reproductivos....................................................... 22
El sujeto/objeto madre adolescente...................................................................... 23
Sexualidades.............................................................................................................. 25
El riesgo de la culpa, la sumisión y del amor romántico........................................ 27
Sexualidad y un debate feminista............................................................................ 29
La teoría de género................................................................................................. 29
Feminismos, sexualidades y el derecho al placer ................................................. 30
Aspectos metodológicos........................................................................................... 32
El ámbito de estudio............................................................................................... 33
Metodologías y los y las adolescentes que participaron en la investigación....... 33
Metodologías y las investigadoras que participaron en la investigación............. 34
El proceso de recolección de la información y el procesamiento de datos......... 35
Capítulo 3. Hallazgos...................................................................................................... 37
Ser adolescente......................................................................................................... 37
No había esa libertad que ahora tenemos............................................................. 37
¿Podemos hablar de sexualidad?............................................................................ 44
Trayectorias sexuales................................................................................................ 50
Aunque no amen a la persona del sexo contrario ................................................ 51
Cuando ven eso, se vuelven más atrevidos, más machistas................................. 58
No tienen pareja para tener relaciones, por eso lo hacen.................................... 64
Se llamaba Cielo...................................................................................................... 68
Ya pasó, pero al otro día no somos nada............................................................... 70
Las chicas extrovertidas siempre se hacen faltar el respeto................................ 73
La apariencia a veces engaña................................................................................. 76
Lo fácil no es bueno, ni lo bueno es fácil............................................................... 80
Me dijo que si podía darme un beso...................................................................... 81
Ya empezábamos a ponerle nombre a lo que teníamos....................................... 83
Hay mujeres que quieren que uno esté ahí, ahí..................................................... 85
No tienen que dedicarse a las chicas..................................................................... 87
Embarazos no deseados ........................................................................................... 92
Ellos piensan que vamos a cometer errores.......................................................... 92
Por amor a Dios, no te hagas líos con mujeres ..................................................... 101
Jamás escuché que haya sido por voluntad propia............................................... 102
Sabemos que, al ser padres jóvenes, no nos va a ir bien a los dos....................... 104
Lo hacen de preocupación y porque es la única salida......................................... 108
Para no perder la oportunidad lo usa.................................................................... 112
Hacer el amor............................................................................................................. 118
El cuerpo de la mujer también pide eso ................................................................ 118
No nos sentíamos culpables de haberlo hecho .................................................... 126
Eso no era un juego................................................................................................. 131
Quería complacerlo, pero no quería tener relaciones.......................................... 135
A modo de conclusión.........................................................................................147
Bibliografía...........................................................................................................149
Anexos..................................................................................................................157
Capítulo 1
Introducción
Educar en sexualidad es emancipar; es dar lugar a
una vida más autónoma y más feliz. No es la cura
mágica de todo, pero sí es una llave transformadora
que abre puertas de libertad, autoconfianza, salud y
desarrollo personal.
Por lo general se suele pensar aún que los
conocimientos por sí solos son suficientes
para que los y las adolescentes tomen buenas
decisiones respecto a su vida amorosa y su
sexualidad. Pero la educación sexual va más allá
de brindar información, pues, es facilitar que sean
capaces de hablar sobre sus preocupaciones,
sus miedos, sus deseos, los problemas en sus
relaciones estables o pasajeras.
Contar con información sobre el aparato
reproductor de hombres y mujeres e, inclusive,
tener algún conocimiento sobre métodos
anticonceptivos, no ha tenido como resultado
que los y las adolescentes sepan desarrollarse en
su vida sexual sin angustias y percances. Tenemos
1
que saber que hoy en día siguen saliendo chicos y
chicas de los colegios que viven o vivirán abusos,
enamoramientos violentos, celos enfermizos,
desencuentros, manipulaciones y falta de cuidado.
Cuando se habla sobre sexualidad es necesario
considerar que cada individuo, cada familia o
grupo social construye y recrea sus imaginarios
muy particulares sobre el término: en cuanto a su
sentido, su valor, su rol en la vida de cada persona,
etc. La afectividad, la comunicación, la moralidad,
los mitos y creencias, son esferas que interactúan
entre sí y determinan la vivencia de la sexualidad.
Esto implica una manera de ser y de actuar para
cada persona, que se refleja en su capacidad de
comunicarse corporalmente, en el desarrollo de
su autoestima, el contacto con sus emociones
y sentires, en sus concepciones de género, en
sus ideas sobre prácticas sexuales legítimas y/o
ilegítimas. Es en este sentido que debemos hablar
sobre “sexualidades”, tomando en cuenta también
el impacto que tiene la historia personal en cada
persona, en cada adolescente.
Al respecto, cabe señalar también que, en la
mayoría de los contextos socioculturales de
nuestro país, predomina la idea de atribuir a
la sexualidad y al cuerpo1 una verdad única
Utilizamos el término “cuerpo” expresamente, ya que por mucho tiempo se ha anulado al cuerpo como elemento de generación de
conocimiento, como si la única parte de nuestra anatomía apta para el aprendizaje fuese la cabeza y el resto de nuestro organismo un
mero apéndice. Asimismo, la fragmentación del cuerpo se hace evidente cuando se reduce la sexualidad a la genitalidad.
Introducción
Hace ya varias décadas que se viene hablando
acerca de las carencias en la educación sexual y,
en concreto, de su siempre aplazada implantación
en el sistema educativo, a pesar de las normas
existentes.
13
y homogenizante, que ha provocado que la
diversidad de opciones y manifestaciones de la
sexualidad fuesen objetadas, invisibilizadas e,
inclusive, combatidas, restringiendo la autonomía
individual. Los placeres múltiples, las más de las
veces, se catalogan en el ámbito de lo perverso y,
por lo tanto, son objeto de control y castigo. Con
sus matices, es aún hegemónica la idea de que la
única función natural del sexo es la reproducción,
considerando la respuesta erótica heterosexual
como la “natural”, única, instintiva e innata. De
esta manera, la diversidad de expresiones de la
sexualidad es vista como una amenaza: trastoca
y pone en riesgo “el orden establecido”.
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
La familia es, de manera primordial, la institución
en la que se ejerce este “poder/saber” sobre la
sexualidad, no sólo para condenar o tolerar, sino
para dirigir, administrar y regular. Pero también
en la escuela, en los colegios, la mayoría de los
y las docentes comparten el imaginario de las
prácticas sexuales “normales”, enmarcado en una
historia personal de represión, de sentimientos
confusos y negativos hacia la sexualidad. Muchos/
as asocian, de este modo, la sexualidad con el
temor, la prohibición, el tabú y, por tanto, con
sometimientos, advertencias y amenazas. Es así
como los y las adolescentes aprenden que de
la sexualidad no se habla, no se pregunta, ni en
la casa ni en el colegio, y que se procure ocultar
cualquier hecho “sospechoso” de transgresión
de la norma.
14
Está por demás subrayar que el significado que
se otorga a la sexualidad y las dimensiones que lo
componen, son también producto de relaciones
sociales (de poder) establecidas. También lo son
las normas que regulan cómo vivirla. En este
sentido, las mujeres suelen tener que lidiar con
pautas más restrictivas que los varones.
Existe la idea muy arraigada que los y las adolescentes están sometidos/as al “imperio de las hormonas” y que a las personas adultas corresponde
contenerles/as del desborde. Sin embargo, aunque se suele pensar que las hormonas del cuerpo
de los varones son más poderosas, los cuerpos
de las mujeres son “los peores”, porque visibilizan las consecuencias de la sexualidad genital.
De esta manera, el afán por ejercer control y vigilancia con relación a las mujeres adolescentes,
es mucho más pronunciada. Es una forma de biologización de la sexualidad y del sexismo, ya que
se concibe como una “educación” sexual para
“mujeres-futuras madres”, mientras que no existe la misma figura de “varones-futuros padres”,
manteniéndose la expectativa de la maternidad
como destino para las mujeres, así como la heteronormatividad.
Como consecuencia de ello, se refuerza, particularmente en las chicas, la imagen de una sexualidad, tipo vivencia-laberinto, al enfrentarse
a diversas tensiones: la presión de sus padres y
profesores/as para que se abstengan de relaciones sexuales y para que prolonguen sus estudios,
pues, el estudio es incompatible con prácticas
sexuales coitales, cuando el uso de métodos anticonceptivos está fuera del horizonte. Luego,
está la presión de sus pares, las amigas, para tener experiencias sexuales; está la presión de los
enamorados para tener sexo y su propio interés
de experimentar, entre otras razones, por sentimientos amorosos, por la curiosidad o por el puro
deseo sexual. Ante estos conflictos, parece difícil
que las adolescentes puedan tomar decisiones
autónomas; conflictos que, además, se ven agudizados por el temor a un embarazo o una infección
de transmisión sexual, en el marco de una falta de
poder en la negociación con la pareja.
Desde este punto de vista, es paradójico que a las
mujeres se les siga inculcando que, para ser aceptadas y queridas, deben acceder a las demandas
de las personas que les rodean; como solemos
decir: responder a las necesidades de otros. Con
otras palabras: no deben decir “no” a ningún pedido y, por tanto, valga subrayarlo, no disponen
de un cuerpo para sí. ¿Cómo deconstruir este discurso, si otro mandato poderoso ordena que “no
se debe entregar a nadie, antes de la conformación formal de la pareja”, para no decir hasta el
A sabiendas que los y las adolescentes suelen
valorar la normalidad; que buscan pasar
desapercibidos/as en sus grupos de amigos y
amigas, ¿cuál será en los escenarios descritos
el criterio de normalidad que manejan? Pues,
pareciera ser que el control sobre el propio
cuerpo, ese cuerpo que, a primera vista, sería
lo más cercano y, por tanto, lo más conocido
y previsible, se vuelve en estas condiciones un
territorio de tensiones casi irresolubles.
Los sentimientos de culpa y/o de vergüenza
pueden provocar diversos grados de malestar:
tristeza, angustia, ansiedad, depresión, etc. En
lo que a las prácticas sexuales atañe, es probable
que los cuerpos atravesados por el control y el
dominio, estructuren dinámicas disociadoras3,
que les impidan a los adolescentes (pero
especialmente a las adolescentes) construir una
identidad sexual que les permita disfrutar sin
culpas. Es probable también que les dificulte
tomar decisiones en base a su propio bienestar;
es probable que les sea más difícil desarrollar
aptitudes para construir vínculos cuya base es
el diálogo, vínculos que les permita resolver
conflictos, evitar la violencia, para que se sientan
bien con las relaciones que construyen.
Educación Sexual
Cuando revisamos la prensa local o nacional, nos
llama la atención cuánta preocupación existe en
diversos ámbitos sociales, gubernamentales y no
gubernamentales, con respecto a los altos índices
de embarazos no deseados en adolescentes. La
mayoría de las voces que se refieren a aquello,
hablan sobre la necesidad de mejorar la educación
sexual, generalemente refiriéndose a la falta de
información sobre métodos anticonceptivos y
menos, sobre el por qué del poco uso efectivo.
Otras, que el problema reside en la falta de afecto
que reciben los y las adolescentes en sus hogares;
otras que son las letras de la música favorita que
les lleven a hacer cosas que no deben. Es extraño
que el mundo adulto, cuando habla en la prensa,
se olvida de su propia adolescencia, quiera ignorar
que en aquellos años experimentaba sensaciones
nuevas: los varones, tenían sueños húmedos; de
pronto “se le paraba”; que se morían de amor por
una chica del curso. Asimismo, las mujeres, que se
les erizaba la piel al primer roce con el chico más
guapo que habían conocido en su vida.
Pareciera que, en el mundo adulto, no hemos
superado aún el pudor de hablar sobre todo
aquello. Nombramos lo que son las consecuencias
de ciertas prácticas sexuales, sin hablar sobre la
sexualidad. Hablamos sobre lo nocivo de las letras
de las canciones más populares, a lo máximo,
mencionando que inducen a que se “utilice”
a las chicas, las compañeras, como un objeto,
pero no se dice en qué consiste eso de “utilizar”
a las compañeras. La censura social con relación
a ciertas prácticas sexuales y, en la etapa de la
adolescencia en especial, no es explícita ni se
dirige directamente al objeto de la prohibición.
Al Poder no le interesa refutar de manera abierta
2
No puede admitir su propio deseo, es decir, que fue su propia decisión, ya que en su caso es la mayor vergüenza, siendo la faceta más
silenciada de la sexualidad femenina, tanto en las unidades educativas como en el entorno familiar. Esto no vale para los adolescentes
varones. Fuller, al respecto, llama la atención sobre un código ético diferente para varones y mujeres en relación al concepto del honor:
“Si en la mujer la conducta sexual desordenada es un atentado contra su honor y del grupo, en el caso del hombre no lo es, se trata
simplemente de una falta que no cae sobre él, sino sobre la honra de la mujer agraviada y de su familia” (1994: 242).
3
Disociación: La coexistencia de representaciones o contenidos internos de tipo opuesto o incompatible, sin aparente contacto o conexión
entre sí en la conciencia del sujeto.
Introducción
matrimonio? Pues, es un callejón sin salida y, de
este modo, cuando sale a la luz su transgresión2,
la mayoría de las veces no le queda otra que “hacerse” a la víctima, pues, “fue obligada”, “se la
chantajeó”, “se dejó llevar por promesas falsas”,
etc. Si bien esto ocurre, en muchas ocasiones es
también un mecanismo de defensa del “honor
propio”, aunque la mayoría de las veces inefectiva, ya que la sociedad, su entorno, ni siquiera así
la suele exculpar, cuando, por ejemplo, se suele
decir: “ella misma se lo ha buscado”.
15
el derecho al placer, la legitimidad del ejercicio
de los derechos sexuales. Las refuta subrepticia
e indirectamente. Pues, los mensajes suelen
transmitirse subliminalmente4, en el plano de
las representaciones simbólicas ya que de este
modo tiene una enorme eficacia, precisamente
porque al no pasar por el consciente, no se
pueden levantar defensas. Es el orden simbólico
que la publicidad conoce y maneja con éxito
(Rodrígañez 2010: 67).
La cacofonía de alusiones, generalmente
indirectas, al sexo genital y a la peligrosidad
del hecho de que nos sexuamos desde que
nacemos, resultará, la mayoría de las veces, en
un imaginario de una sexualidad sórdida, un
escollo más en la etapa de la adolescencia: algo
para temer; si es posible, menospreciar, de la
condición humana. Al menos, así suele sonar
desde el mundo adulto.
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
Como señala Rodrigáñez, refiriéndose a otros
contextos, existen también en el nuestro
serias deficiencias en el lenguaje del placer,
definiéndolo como un lenguaje de “un vacío
de sexualidad” (2011: 65, 72). Al respecto, cabe
recordar también cómo la OMS (Organización
Mundial de la Salud) precisó la definición de
salud sexual en el año 2000:
16
Un estado de bienestar físico, emocional,
mental y social relacionado con la sexualidad; no es meramente ausencia de enfermedad, disfunción o malestar. La salud sexual
requiere un acercamiento positivo y respetuoso hacia la sexualidad y las relaciones
sexuales, así como la posibilidad de obtener
placer y experiencias sexuales seguras, libres de coacción, discriminación y violencia.
Para que la salud sexual se logre y se mantenga, los derechos sexuales de todas las
personas deben ser respetados, protegidos
y satisfechos (Promoción de la Salud Sexual.
Recomendaciones para la acción 2000: 6).
Por otra parte, en el marco de un estudio que
tiene como eje las sexualidades adolescentes,
es imprescindible referirnos a los modelos
hegemónicos de educación sexual que están
presentes en el imaginario de nuestra sociedad;
es decir, de padres de familia, proveedores y
proveedoras de salud, los medios de comunicación
y, en especial, del sistema educativo. Aunque
no hay ningún modelo o malla curricular5,6 de
educación sexual que se esté implementando
en nuestro país, se estilan diferentes puntos
de vista desde los cuales se emiten mensajes
que se derivan de una diversidad de valores
y objetivos. La realidad nos demuestra que,
4
Según la enciclopedia de Wikipedia un mensaje subliminal es: “un mensaje o señal diseñado para pasar por debajo (sub) de los límites
(liminal) normales de percepción. Entre los ejemplos, puede mencionarse un mensaje en una canción, inaudible para la mente consciente
pero audible para la mente inconsciente o profunda; o una imagen transmitida de un modo tan breve (como la décima parte de un
segundo) que pase desapercibida por la mente consciente pero, aun así, es percibida inconscientemente”.
5
En una nota de prensa, de junio del 2015, se señala que Bolivia es uno de los países más rezagados en educación sexual, haciendo referencia
a un estudio de la Sociedad Internacional de Sexología, que establece que, en el país, sólo el 3,2% de bolivianos accede a educación sexual.
En la misma nota se informa que “el tema entró en debate la semana pasada cuando el Ministro de Educación Roberto Aguilar, se refirió
a la educación sexual a adolescentes y en el que recomendó el fortalecimiento de “escuelas de padres” para fortalecer la educación
sexual a jóvenes, para prevenir embarazos. En este mismo contexto, la autoridad nacional sugirió también analizar el contenido de las
canciones del género musical reggaetón por considerar que repercute en el comportamiento y embarazo de adolescentes”. Se informa,
asimismo, que “los estudios indican que Bolivia es uno de los últimos países que tiene formación en sexualidad, porque el primero es
Haití”. Sin embargo, esperamos que esta situación cambie pronto, ya que en el Plan Nacional de Salud Sexual y Reproductiva (2014-2018)
se contempla “la elaboración e implementación de la Educación Integral de la Sexualidad, basada en derechos y en la evidencia científica,
adecuada a los diferentes grupos etareos y entornos culturales, accesible para niñas, niños, adolescentes, jóvenes y personas adultas,
para que todas las personas y prioritariamente niñas, niños, adolescentes y jóvenes, acceden a una adecuada educación integral de la
sexualidad”. Por otra parte, mediante las notas de prensa de UNFPA, se informa que la educación sexual integral es parte de un plan,
liderado por la Unidad de Género, Generacional y Justicia Social, del Ministerio de Educación, para su incorporación en la currícula.
6 En un estudio del año 2010, sobre factores socioculturales del embarazo en adolescentes, se señala al respecto: “Uno de los problemas
más importantes que podemos encontrar es la deficiente enseñanza sobre la temática de sexualidad en las unidades educativas. (…) Es
importante resaltar que no es parte de la malla curricular, al contrario, son charlas que se dan de manera ocasional y en la materia de biología
está con metodologías fuera de contexto, en las cuales sólo se da una lectura sin debate y mucho menos explicación” (Observatorio de
Derechos Sexuales y Derechos Reproductivos. Católicas por el Derecho a Decidir. CIES Salud Sexual - Salud Reproductiva).
Si bien no existe un programa, ni leyes a las que
nos podamos referir en el contexto boliviano, es
decir, que los escenarios educativos constituyen
escenarios de educación no formal, podemos
advertir, sin embargo, dos modelos hegemónicos
que coexisten en la mayoría de las unidades
educativas: el biologista y el moralista.
Desde la perspectiva biologista se considera que
se abordan cuestiones de la sexualidad si se estudia la anatomía de la reproducción. Para este
modelo, hablar de sexualidad es hablar de la reproducción y, por lo tanto, de la genitalidad. Se
entiende que “los aparatos” son contenidos que
deben enseñarse como parte de la materia de
biología. Últimamente, este abordaje se complementa a veces con algunos aspectos que se consideran necesarias desde la perspectiva médica,
apuntando más que todo a la prevención de infecciones de transmisión sexual, el VIH/Sida y la
prevención de embarazos. El contenido generalmente está desconectado de la noción de derechos sexuales y derechos reproductivos y el derecho a decidir sobre el propio cuerpo; así también
se silencia la sexualidad no reproductiva y los derechos de chicos y chicas con otra orientación sexual o identidad de género. Es así como el modelo
biomédico suele abordar las cuestiones de la sexualidad, poniendo el eje en las amenazas de las
enfermedades o “los efectos” no deseados de la
sexualidad, quedando afuera, no solamente todo
contenido vinculado con los sentimientos o las
relaciones humanas, sino también toda referencia a los efectos “deseados” o “deseables” que
una sexualidad plena podría aportar al bienestar
bio-psico-sexual en la adolescencia.
El modelo moralista de educación sexual existe
paralelamente al modelo biologista y médico.
Este discurso se caracteriza por el desfase entre
la realidad social observable y el imperativo moral
que articula su ideario. En las unidades educativas se concibe generalmente que forma parte de
la materia “valores, espiritualidad y religiones”,
pero está omnipresente en la socialización informal, tratándose de una parte indisoluble de la cultura educativa (moralista y vertical), en general.
Consiste, generalmente, en un abordaje que enfatiza las cuestiones vinculares y éticas que sustentan las expresiones de la sexualidad y, con frecuencia, las encara desde una perspectiva que se
basa en los sistemas normativos (el “deber ser”)
dominantes, pasando por alto los sentimientos y
experiencias “reales” de los y las adolescentes.
Este modelo también comparte con el anterior,
el supuesto de que la sexualidad se expresa centralmente en la genitalidad, poniendo especial
énfasis en su control, mediante la abstinencia de
la práctica sexogenital. Esta perspectiva es contradictoria con el principio de Estado laico y, complementándose estos dos modelos, terminan reforzando las jerarquías sexuales, en desmedro de
las mujeres, así como de los chicos y chicas que no
se definen como heterosexuales o que, a la edad
que tienen, no lo tienen claro aún.
Esto lleva a analizar los modos en que operan los
prejuicios sociales acerca de lo “adecuado” o no,
para que las mujeres sean “femeninas” y que los
varones sean “masculinos”. La coerción sexual, las
creencias con respecto a la sexualidad, los temores
a acudir a los servicios de salud, el desconocimiento del propio cuerpo, y tantas otras limitaciones
que impactan en la vida de las personas, tienen sus
raíces en la sociedad y no solamente en la constitución subjetiva individual. Existen diversas formas
de vivir el propio cuerpo y de construir relaciones
afectivas, formas y relaciones que deben enmarcarse en el respeto por sí mismo/a y por los/as demás y que merecen -todas- el mismo respeto.
Obviamente, no se trata de eliminar el abordaje
de las dimensiones biomédicas de la sexualidad
Introducción
consciente o inconscientemente, voluntaria o
involuntariamente, se transmiten formas de
pensar sobre la sexualidad: en cada gesto, en cada
palabra, en cada actitud. Las personas adultas,
quieran o no, positiva o negativamente, educan
sexualmente. Asimismo, lo hacen los padres, los
amigos, los medios de comunicación, la sociedad
toda. Es lo que se suele llamar la Educación Sexual
Informal o Socialización Sexual.
17
y, menos, de eliminar las oportunidades de
niños, niñas y adolescentes, de cuidar su salud.
Pero es urgente que se avance en un enfoque de
sexualidad en un marco más amplio, que restablece
su sentido social, su dimensión placentera y de
derecho. Al respecto, cabe subrayar que en una
encuesta, realizada por Católicas por el Derecho
a Decidir, entre el 2010 y 2011, se respondió a la
pregunta, si el sistema educativo debería incluir,
en la currícula de enseñanza, la materia de
educación sexual en todos los colegios, el 89.5%
respondió afirmativamente. Lo cual, según los y
las investigadoras, permite pensar que este dato
“constituye una de las evidencias del proceso de
secularización del país, pues independientemente
de la creencia religiosa, la población ve la
necesidad de que las y los estudiantes accedan a
información y educación sexual” (Católicas por el
Derecho a Decidir 2011).
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
Salud Sexual y Salud Reproductiva
18
La Constitución Política del Estado, aprobada en el
año 2009, ha implicado un avance significativo, al
reconocer los derechos sexuales y reproductivos
(art. 66), el derecho a una vida libre de violencia
y otros derechos clave en el contexto de un
Estado laico. A ello se suman normativas vigentes
que expresan un compromiso de viabilizar el
ejercicio de los derechos sexuales y los derechos
reproductivos, la equidad de género, la inclusión
social y la no discriminación. Sin embargo,
también se observan aún muchísimas trabas para
avanzar en el ejercicio efectivo de estos derechos.
Aunque acabamos de celebrar, hace muy poco, la
promulgación de la Ley de Identidad de Género,
es un hecho vergonzante que hasta la fecha no
se logre la aprobación de una Ley de Derechos
Sexuales y Derechos Reproductivos7 y, para dar
otro ejemplo, no podamos contar aún con una ley
que haga factible la unión civil entre personas del
mismo sexo, dando lugar, de esta manera, a que un
grupo importante de la población siga padeciendo
la discriminación por orientación sexual e identidad
de género, a pesar de su prohibición y sanción
mediante nuestra Carta Magna.
Sin embargo, como ya mencionamos, con relación
a la situación de los y las adolescentes, hoy en
día, el objeto de mayor preocupación en los
ámbitos gubernamentales, calificándolo como un
problema social y de salud pública, es el índice de
embarazos no deseados8. La Encuesta Nacional
de Demografía y Salud (ENDSA), de 2008, registró
que de más de medio millón de mujeres, de entre
15 y 19 años de edad, el 18%, ya eran madres o
estaban embarazadas. De estos embarazos,
al menos el 70%, no fueron planificados (INE/
Ministerio de Salud y Deportes 2008).
Por otra parte, en 2015, UNFPA informó que la
tasa de embarazos en adolescentes, entre 12 y 18
años (otro rango de edad), se incrementó del 18%
al 25%, lo que suma un total de 90 mil embarazos
adolescentes al año.
La ENDSA del 2008, asimismo, refiere datos sobre
la situación de las adolescentes del área rural y
urbana. Las últimas alcanzan un promedio de 128
hijos por cada mil adolescentes, en tanto que,
en el área urbana, se registra un promedio de 68
hijos por cada mil adolescentes (INE/Ministerio de
Salud y Deportes 2008).
Con relación a la iniciación sexual, la Encuesta
Nacional de Adolescencia y Juventud 2008, indica
que, en promedio, los adolescentes y jóvenes
tienen su primera relación sexual a los 17 años de
7
La encuesta ya mencionada, de Católicas por el Derecho a Decidir (2010-2011), arroja el dato que “los derechos humanos son el parámetro
que la población considera como el más importante (78%) para desarrollar políticas públicas en materia de derechos sexuales y derechos
reproductivos (…) lo que refleja el reconocimiento de la sociedad acerca de la necesidad de legislar basadas/os en preceptos éticos
(referidos a la responsabilidad basada en los derechos) quedando lo personal/moral y religioso por debajo del 25%” (Ibid. 2011).
8
Por tal motivo, se lanzó este año el Plan Plurinacional de Prevención de Embarazos en Adolescentes y Jóvenes 2015 -2020.
No podemos ahondar aquí con más cifras y otras
temáticas, como el VIH, las estadísticas de abuso
sexual, la poca apropiación de los derechos sexuales y los derechos reproductivos que consta
en muchos documentos, así sobre los riesgos de
la práctica del aborto en condiciones inseguras.
Pues, es llamativo que la mayoría de los informes
no asocian el problema de los embarazos adolescentes con esta práctica y con la seriedad que se
merece. Ni siquiera se identifica, aparentemente, como una violencia, es decir, como una vulneración del derecho a decidir sobre sus cuerpos,
cuando ellas desean llevar adelante el embarazo
y padres o parejas “les obligan” a abortar.
en los documentos revisados hemos encontrado,
en escasísimas oportunidades, el término
“sexualidad placentera”. A lo máximo se habla
sobre “sexualidad saludable”. Lo cual, desde un
enfoque médico es entendible, pero sabemos
que no refleja la integralidad del significado de
la sexualidad. De hecho, la sexualidad se aborda
como un tema reproductivo y de enfermedad,
como en el caso de la prevención del VIH,
expresando con aquello un enfoque reduccionista
de la sexualidad: la sexualidad genitalizada. Pues,
la mayoría de los y las adolescentes no quieren
reproducirse; quieren disfrutar de su cuerpo, de
su sexualidad, de las relaciones afectivas y se
encuentran con la censura. Al respecto nos parece
pertinente una reflexión que hace Morgade,
cuando aborda el concepto de “prevención”,
concepto clave del trabajo en apoyo a la salud
sexual y la salud reproductiva de los y las
adolescentes:
De todos modos, se están diseñando propuestas
y/o se están implementando estrategias que
permiten pensar en una mejoría en la atención
de la salud sexual y la salud reproductiva y la
accesibilidad a los servicios de salud, como es
aquella del programa de Atención Diferenciada
para adolescentes y jóvenes. Pues, las barreras
de acceso a los servicios son evidentes, como
ser, el temor y la vergüenza, la desconfianza
por una falta de confidencialidad, los prejuicios
y la discriminación que pueden encontrar en el
contacto con los y las proveedoras, entre otros.
La operación simbólica que encierra
la idea de “prevención” implica que el
segundo término, aquello que se previene,
es negativo, perjudicial o simplemente
“no deseado”. “Prevenir” es sinónimo
de prever, precaver, impedir, evitar. El
antónimo es descuidar; sin embargo,
“prevenir” no parece significar una forma
de “cuidar de” en un sentido subjetivante
sino más bien una de las formas del temor
o, aún más, del terror frente a los efectos
“no” deseados de algunas prácticas
(Morgade s/f: 8).
Sin embargo, nos parece oportuno llamar la
atención sobre la visión adultista y moralista
que aún hoy en día predomina -como en toda la
sociedad-, también en el sistema de salud. Pues,
Asimismo, esta pedagoga, especialista en temas de
educación sexual, sostiene que lo natural vuelve,
una y otra vez, a transformarse en social, con el
ejemplo de “las enfermedades de transmisión
9 Continúa baja la utilización de métodos anticonceptivos por parte de los y las adolescentes (4,6% métodos modernos y 23,3% tradicionales). Se observa que, entre 2003 y 2008, la demanda insatisfecha de métodos disminuyó en todos los grupos etéreos, excepto entre los/
as adolescentes (INE/Ministerio de Salud y Deportes 2003 y 2008). También la necesidad insatisfecha de anticoncepción es más alta en las
adolescentes (38%) y las mujeres jóvenes de 20 a 24 años (27%), en comparación al promedio nacional (20%) (Ministerio de Salud y Deportes
2010).
Introducción
edad. Al dato anterior, se suma que la mitad de
los embarazos, en adolescentes, suceden durante
los 6 meses siguientes al inicio de “la actividad
sexual” y el 20% en el curso del primer mes, lo cual
indica que la utilización de métodos de protección
es sumamente baja9.
19
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
sexual” que, en su opinión, son construidas
como “enfermedades de transgresión moral”.
De este modo, si nos atenemos a la realidad
científica, señala, la verdadera vía de transmisión
son “los contactos genitales no protegidos
adecuadamente” y no “la sexualidad” (Ibid. 11).
20
Asimismo, para redondear la idea, cita a Francisco
Maglio que propone cambiar el nombre de las
ETS por “enfermedades de transmisión genital”,
porque la sexualidad, las prácticas sexuales
consensuadas, suelen transmitir placer y, en
muchos casos, amor.
Capítulo 2
Marco conceptual y metodológico
El campo del estudio y de los conceptos en torno a
las nociones de adolescencia y juventud ha tenido
un desarrollo notable, sobre todo en las últimas
décadas, tanto desde el punto de vista analítico,
como desde la necesidad de diseñar políticas
públicas.
Los conceptos de adolescencia que se manejan
corresponden a una construcción social, histórica,
cultural y relacional, que a través de las diferentes
épocas y procesos históricos y sociales han
ido adquiriendo denotaciones y delimitaciones
diferentes.
En la segunda mitad del siglo pasado se crean las
condiciones para establecer, de modo claro y explícito, que los niños, niñas y adolescentes tienen
derecho a la ciudadanía. Esto queda concretado
en la Convención de los Derechos del Niño (1989),
el instrumento jurídico de mayor aceptación en el
mundo. Un avance en el reconocimiento diferenciado de la niñez y la adolescencia se encuentra
actualmente en diversos programas y en Bolivia
en el Código Niña, Niño, Adolescente.
El enfoque de derechos abandona (formalmente)
el énfasis estigmatizante y reduccionista de la
juventud como problema. La integración del
paradigma, que la señala como actor estratégico,
con el paradigma de juventud ciudadana, permite
reconocer su valor como colectividad flexible
y abierta a los cambios, expresión clave de la
sociedad y de la cultura global, con capacidades
y derechos para intervenir protagónicamente
en su presente, construir democrática y
participativamente su calidad de vida y aportar al
desarrollo colectivo10.
La etapa de la adolescencia nos remite a un
período de transición, desde una situación
de dependencia (infancia) a una situación de
emancipación y autonomía social. Este período de
transición se ha modificado, principalmente, por
el alargamiento de la condición de estudiante y el
retraso en cuanto a la inserción laboral11.
Podemos distinguir entre la transición, considerada como movimiento (la trayectoria biográfica
que va de la infancia a la edad adulta) y la transición considerada como proceso de reproducción
social. Desde esta perspectiva, las trayectorias
10 Ver también la Ley de la Juventud (2013).
11 Muchas instancias han definido la adolescencia desde un criterio etareo diferente, con las dificultades que han surgido para unificar criterios para definir los grupos que deben ser incluidos en esta categoría. En el caso de la Organización Mundial de la Salud se considera como
adolescentes a las personas que tienen entre 10 y 20 años de edad; la Asamblea de las Naciones Unidas fija la adolescencia entre los 15 y
24 años. En Bolivia, el Código Niño, Niña y Adolescente fija la edad desde los 12 hasta los 18 años.
Marco conceptual y metodológico
Adolescencias
21
de los jóvenes son algo más que historias vitales
personales: son un reflejo de las estructuras y los
procesos sociales; procesos que se dan de manera conjunta, es decir, a nivel de la configuración
y percepciones desde la propia individualidad y
subjetividad del sujeto, y las relaciones que se establecen entre aquellas y los contextos a nivel de
las estructuras sociales en las cuales se desarrollan aquellas subjetividades (Redondo y Criado,
en Dávila León 2004). De ese modo, en la transición a la vida adulta el tiempo presente no está
determinado solamente por las experiencias acumuladas del pasado del sujeto, sino que también
forman parte de él las aspiraciones y los planes
para el futuro: el presente aparece condicionado
por los proyectos o la anticipación al futuro (Pais
y Casal, en Ibid.).
Debemos destacar también que la adolescencia
forma parte de un conjunto de procesos vividos
por las familias, que cuentan con personas en este
período etario. La entrada de los hijos e hijas a la
adolescencia introduce cambios en las relaciones
familiares. Al iniciarse la pubertad, la emergencia
de la maduración sexual y la adquisición de
nuevas herramientas cognitivas, conllevan la
diferenciación del sistema familiar, a través del
proceso de individualización y separación. Se
evidencian también los dinamismos y valores que,
en relación a la sexualidad y los roles, manejan los
miembros del grupo familiar y su capacidad de
considerar los cambios en el contexto cultural y
social.
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
Derechos sexuales y derechos reproductivos
22
Uno de los grandes avances en la lucha por un
mundo más igualitario para hombres y mujeres ha
sido el reconocimiento de los derechos sexuales
y los derechos reproductivos como derechos
humanos; fue en la Conferencia Internacional
de Población y Desarrollo, celebrada en El Cairo,
en 1994. En la Declaración que surge de esta
conferencia, los gobiernos de más de 180 países
reconocieron por primera vez como derechos
humanos aquellos dirigidos a garantizar la salud
sexual y la salud reproductiva, la elección libre
e informada y la no discriminación o coerción
en asuntos relacionados con la vida sexual y
reproductiva.
Hasta ese momento estos derechos habían sido
concebidos sobre todo como parte de políticas de
control demográfico; quedaban reducidos a la reproducción y dejaban por fuera la sexualidad y su
relación con la salud reproductiva. Otro gran avance fue que la salud sexual y reproductiva dejó de
considerarse como la mera ausencia de enfermedades o dolencias relacionadas con el sistema reproductivo y sus funciones, y se empieza a entender
que se asocian más bien con un estado general de
bienestar físico, mental y social. Sin embargo, uno
de los problemas surgidos en la definición de estos
derechos es la relación entre la salud reproductiva
y la sexualidad. Al respecto surgieron, al menos,
dos posturas contrapuestas: una que sostiene que
los derechos sexuales y los derechos reproductivos
deben ser considerados como derechos separados
e independientes y, otra, que considera los derechos sexuales incluidos en los reproductivos, tal y
como se expresó en la declaración de la Conferencia del Cairo. Aunque una de las ventajas, de este
último argumento, es que ha permitido combinar
las demandas de condiciones para disfrutar de la
salud sexual y cuestionar las relaciones de poder
y los prejuicios, también ha servido para que los
derechos sexuales se consideren un subconjunto
de los reproductivos, lo que al final ha incidido en
una formulación mucho menos elaborada de las
obligaciones estatales y de los contenidos. En este
trabajo se parte de la premisa de que es necesario
considerar los derechos sexuales como un conjunto de derechos diferenciados de los reproductivos.
De todas maneras, los derechos sexuales y
reproductivos han ido cobrando una importancia
creciente, al hacerse indiscutible la necesidad
de que sean reconocidos y garantizados como
bienes sociales que permiten la vinculación con
la democracia y el ejercicio de las libertades
individuales. De esta manera se asocian con el
concepto de ciudadanía plena. En el caso de los y
(…) éstos son los más humanos de
todos los derechos. Su concepción no
entra exclusivamente en el terreno de la
salud como un derecho social, sino que
se refieren a la autonomía personal, al
derecho de disponer del propio cuerpo y
tomar decisiones sobre el mismo e incluso
al ejercicio de las libertades individuales
(1996).
En Bolivia, el Estado Plurinacional garantiza el
ejercicio de los derechos sexuales y derechos reproductivos, también de adolescentes, mediante
la Constitución Política del Estado (Art. 66). Asimismo, el Código Niño, Niña, Adolescente, hace
referencia a los derechos sexuales y a la salud sexual y salud reproductiva, en el artículo 22:
1. El Estado en todos sus niveles, garantiza
el desarrollo, procesos de información,
sensibilización y capacitación relacionados a los derechos sexuales, derechos
reproductivos, sexualidad integral, la
provisión de servicios de asesoría, así
como la atención y acceso a insumos
para el cuidado de la salud reproductiva,
mediante servicios diferenciados.
2.Las niñas, niños y adolescentes, de
acuerdo a su desarrollo físico y psicológico, tienen derecho a recibir información
y educación para la sexualidad y para la
salud sexual y reproductiva, en forma
prioritaria por su padre y por su madre,
guardadora o guardador y tutora o tutor, y dentro del sistema educativo.
Podemos observar, que los derechos aquí
mencionados, dejan mucho que desear en cuanto
al concepto de ciudadanía, pues, ponen en duda,
de alguna manera, el derecho a la autonomía
personal y el derecho de tomar decisiones sobre
el propio cuerpo. Para este trabajo definimos a los
y las adolescentes como personas y como actores
sociales, que tienen proyectos de vida, capacidad
de análisis y de discernir qué les conviene o
no les conviene; claro, con sus limitaciones,
especialmente cuando no reciben un trato de
respeto a su autonomía y cuentan con pocos
espacios en los que puedan ejercitar estas sus
capacidades en un escenario de confianza.
De esta manera, aunque en Bolivia el Estado ha
reconocido los derechos sexuales, no son contemplados en todas sus dimensiones, pues sufren embates desde sectores conservadores y fundamentalistas e, incluso, desde esferas gubernamentales,
a través de la censura. La no aprobación de la Ley
de Derechos Sexuales y Derechos Reproductivos,
más de veinte años después de la Declaración del
Cairo, es una evidencia. En el caso de los y las adolescentes esto se ha visto también en las confrontaciones sobre aspectos relacionados al tipo de
educación sexual que se debe implementar o en las
condenas al ejercicio libre de las prácticas sexuales
que ellos/as decidan, incluyendo el autoerotismo,
así como el derecho a vivir sus sexualidades libres
de discriminación y violencia.
El sujeto/objeto madre adolescente
Se puede decir que, hasta la conferencia de
El Cairo, los derechos sexuales y los derechos
reproductivos habían sido concebidos sobre
todo como parte de las políticas de control
demográfico. Alexandra Quintero, en su trabajo
de tesis, sostiene, sin embargo, que las políticas
de población, en su sentido coercitivo, nunca
han dejado de existir. Las califica como parte
integrante del biopoder12:
12 “Biopoder” es un término originalmente acuñado por el filósofo e historiador Michel Foucault, para referirse a la práctica de los Estados
modernos de “explotar numerosas y diversas técnicas para subyugar los cuerpos y controlar la población” (Foucault 2005).
Marco conceptual y metodológico
las adolescentes, dado que se encuentran en una
etapa de formación, están inmersos en un proceso
de construcción de ciudadanía que implica su
reconocimiento como sujetos de derechos en
la práctica y no sólo objetos de derechos en la
legislación. Como señala Londoño:
23
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
Programar a los individuos como población
es una acción política por excelencia. Es
un acto de biopoder en el que juegan
las instituciones, el estado, los saberes
expertos y demás instancias de la vida
social. El ejercicio del biopoder implica
transformar la vida, forma de pensar,
costumbres, cuerpos, mentes y cotidianidad
de los individuos. La constitución de la
población se materializa en la construcción
de individuos muy específicos, en los cuales
se instalan los ideales y necesidades del
estado y la sociedad (2008: 4).
24
A propósito, la autora se pregunta por qué las
palabras “embarazo” y “adolescente” implican
hoy en día una imagen tan negativa. La pregunta
de por sí, señala, “es desafiar el sentido común”.
Desentraña, de este modo, la construcción del
problema de la adolescente embarazada, en
su caso, mediante el estudio de las políticas del
biopoder en Colombia. Nos hace ver que los y las
adolescentes son los y las ciudadanas del futuro y,
las mujeres, por su potencial reproductivo, se han
convertido en sujetos objeto de “un gran cuidado,
control y vigilancia”. Ya desde los años sesenta
las adolescentes estaban en la mira, pues, los
demógrafos detectaron que el momento de tener
el primer hijo, tiene consecuencias en la fecundidad
total y en el comportamiento reproductivo de
las mujeres a lo largo de su vida fértil. A partir de
entonces el poder biomédico fue construyendo la
imagen de un cuerpo adolescente no preparado
para la maternidad y, en consecuencia, se consolidó
la asociación entre adolescente madre y “riesgo
reproductivo”. A eso se sumaron una serie de
“saberes científicos” sobre las consecuencias para
el bebé de una madre adolescente. La autora, sin
embargo, refuta muchos argumentos que utiliza
el saber científico médico, con explicaciones de
orden social, pero además, se hace la pregunta,
cómo es posible que la mujer, al finalizar la
pubertad, adquiere la madurez reproductiva,
está capacitada para embarazarse y no para parir
(riesgo obstétrico). De este modo contrasta la
imagen de la adolescente madre cuando en otras
épocas, por ejemplo, al principio del Siglo XX, las
políticas poblacionales impulsaban el aumento de
la población y de esa manera, la gente común y
corriente se apropió del dicho: “cada niño trae su
pan bajo el brazo”. Así sucesivamente, la autora
analiza el rol de la psicología, de los planificadores,
los economistas, etc.
Ahora bien, debemos recordar que “el nacimiento” de los derechos sexuales y los derechos reproductivos se dio en un contexto de cuestionamiento de las políticas natalistas, el cuestionamiento
de la falacia de considerar el bienestar general
por encima de la consideración las necesidades
de los individuos y, por tanto, de los derechos individuales, los humanos.
Sin embargo, Quintero constata que hoy en día los
derechos sexuales y los derechos reproductivos
“operan como una práctica discursiva social y
específica que interviene en la configuración del
sujeto adolescente”, mediante dos engranajes:
“la idea de la autonomía reproductiva y por otro,
se posiciona la posibilidad reproductiva de la
mujer adolescente como un riesgo”:
Esto deriva en una imposibilidad de identificación total del adolescente con la idea
de un individuo autónomo. Por un lado le
dice “eres libre de tomar decisiones frente
a tu capacidad reproductiva y procreadora”, pero por otro lado le advierte “si caes
en embarazo, aún este sea deseado, te
verás constreñido a enfrentar una experiencia totalmente negativa para tu vida,
la de tu hijo, la de tu familia, la de la sociedad y la especie entera”. Entonces ¿qué
margen de maniobra le deja el discurso de
los derechos sexuales y reproductivos al
adolescente frente a su posibilidad reproductiva? (Ibid.: 58)
De esta manera, Quintero afirma que los derechos
sexuales y los derechos reproductivos de los y las
adolescentes generan un “híbrido de ataduras
que el sujeto adolescente debe enfrentar, lo cual
También en Bolivia, revisando distintos documentos y el mismo Código Niño, Niña, Adolescente, advertimos estos discursos de estigmatización de las
adolescentes madres. Como hemos visto, desde el
biopoder, por ejemplo, desde el sistema de salud,
el educativo, no se explicitan los derechos sexuales
y los derechos reproductivos en términos de autonomía sobre el cuerpo; no se explicita el derecho
a decidir libremente sobre las sexualidades, a decidir libremente sobre la maternidad, la paternidad;
pero si los y las adolescentes no utilizan el derecho
a la información, si no reclaman una educación sexual adecuada, las instancias que deben garantizar
estos derechos se proyectan “desde la responsabilidad que les corresponde” como instancias
correctivas de modos de vida inadecuados. Es así
como una parte limitada de los derechos, como
decíamos, el derecho a la información, el acceso
a los servicios de salud, se convierten en deberes.
Cuando no se nombra y/o se niega el derecho a
una sexualidad placentera, se debe perseguir una
sexualidad “saludable y libre de errores”13.
Sexualidades
La sexualidad es una parte integral de la
personalidad y de la vida de todo ser humano. Su
desarrollo pleno depende de la satisfacción de
necesidades humanas básicas, como ser: el deseo
de contacto, intimidad, expresión emocional, de
placer, ternura y amor.
La sexualidad es la manera que cada persona
tiene de vivir “el hecho de ser sexuado”. Es
una categoría subjetiva y no hace referencia,
exclusivamente a los genitales o funcionamientos
anatomofisiológicos. Dicho en otras palabras, la
sexualidad es el resultado de la propia sexuación.
El proceso de sexuación, es muy flexible y es la
gran diversidad de resultados lo que lo caracteriza. Cada persona, por tanto, debe desarrollar su
propia ruta de sexuación a lo largo de su biografía. Es un proceso personal, único e irrepetible, dinámico y en permanente construcción; por tanto,
diferente en cada edad (Gómez 2000).
Desde las posturas más conservadoras de la cultura occidental, transmisoras de la tradición judeocristiana, que predominantemente asocia la
sexualidad con la reproducción, la sexualidad de
las personas mayores no tiene interés, si es que no
se la ignora por completo. Así también, tradicionalmente, se ha negado la sexualidad de los niños y
niñas. Pero cada periodo vital tiene sentido en sí
mismo. Por ejemplo, la sexualidad infantil no es
una etapa precaria, en comparación a la sexualidad
adulta, sino que las experiencias sexuales concretas, tanto en lo que se refiere a la adquisición de la
identidad sexual, como a las experiencias eróticas
propias de la edad, deben ser respetadas, porque
cumplen una función importante en la estructuración personal. Lo mismo podríamos decir de la sexualidad de las personas mayores. Los ritmos, los
intereses, los significados cambian siendo propios
del momento de desarrollo (Ibid.).
Los horizontes que conforman el hecho sexual se
expresan en una dualidad masculino-femenina,
resultado de un largo proceso de diferenciación.
13 Savater observa al respecto: “Tal como la salvación, la salud es el fin de la vida del hombre sobre la tierra (...) en ambos casos existe un
cuerpo de especialistas dedicado a concretar cuáles son las vías para alcanzarlas y a condenar cualquier iniciativa herética individual; una
y otra son, en último término, impuestos -por el bien de todos- mediante instituciones oficiales destinados a impedir las tentaciones y
sancionar los extravíos” (2000: 138).
Marco conceptual y metodológico
limita las posibilidades de su empoderamiento
y la materialización de sus derechos sexuales
y reproductivos”, pues, los derechos humanos
aparecen ahora en su función de empoderar y
de dominar (Ibid.: 56). Si los adolescentes y, en
especial, las adolescentes, no acogen o reclaman
el derecho a recibir educación sexual, a recibir
información sobre métodos anticonceptivos, si
no acuden a un servicio de salud para conseguir el
método y protegerse al tener relaciones sexuales
coitales, su vida será una desgracia.
25
Se trata de una dualidad referencial, es decir,
sea cual sea el propio proceso de sexuación, es
inevitable situarse en relación con esta referencia.
El hecho de ser mujer o varón depende de la
unión de los cromosomas X Y por azar. Sin
embargo, no determina nuestra sexuación; tan
sólo la orienta. La sociedad (o la gran mayoría
de las sociedades) ha hecho ver lo masculino y lo
femenino como polos opuestos, antagónicos. La
concepción de sexualidad en que nos basamos
aquí, sin embargo, entiende la sexuación como
un hecho flexible y plástico. De modo que como
resultado de la sexuación hay tantas sexualidades
como personas y modos de ser mujer o varón. Por
ejemplo, una persona transexual o transgenérica
es así, por su propio proceso de sexuación.
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
Si consideramos al ser humano en su totalidad,
la dimensión sexual forma parte del eje que lo
constituye. La sexuación genera el cuerpo sexuado
y la imagen corporal. El efecto que ésta produce
en las diversas geografías del planeta, mediatiza la
construcción de la propia identidad en la medida
en que la cultura y el contexto social imprimen sus
códigos acerca de los estereotipos de género en los
cuerpos. Las teorías feministas evidencian cómo la
construcción de las identidades está mediatizada
por las estructuras sociales, que discriminan a las
mujeres. Los procesos de socialización mediatizan
las prácticas sexuales, estructuran la identidad, las
particularidades del deseo erótico, las actitudes
y formas de conducirse. Asimismo sucede en el
ámbito de lo afectivo emocional.
26
El erotismo es la forma concreta en que se expresa la sexuación, lo que somos y lo que vivimos. Por
tanto, tiene múltiples y variadas formas. Cada cual
tiene sus preferencias de expresión y sus propias
peculiaridades. El deseo puede orientarse de múltiples y entrecruzadas formas hacia ambos sexos.
Puede ser satisfecho directa y libremente; puede
ser aplazado, modificado; puede ser reprimido.
El deseo erótico es una de las emociones más
silenciadas y menos visibles. Para el desarrollo
de la expresión erótica entran en juego muchos
factores: los valores y creencias, la forma de
pensar y de entender las relaciones eróticas y
las relaciones de pareja, los sentimientos y la
importancia que se den a los mismos; en fin, todo
lo que cada cual pueda considerar al respecto.
De todo esto, que surge del propio individuo, así
como de otras influencias, acabará surgiendo un
tipo de erotismo. Son expresiones del erotismo
las fantasías, las caricias, el autoerotismo, el
contacto piel a piel, el abrazarse, el cogerse de la
mano, el beso, el baile, del mismo modo que lo
son el coito vaginal, oral, etc.
En la cultura occidental, existe una jerarquía
de las conductas sexuales. En la cúspide de la
pirámide, se encuentra la sexualidad reproductiva
entre un hombre y una mujer al interior de una
relación matrimonial. Quienes se encuentren en
este supuesto, gozan de una serie de beneficios
jurídicos y sociales importantes: desde una
presunción de normalidad y de gozo de salud
mental, hasta los derechos que se le atribuyen,
por ejemplo, a la institución del matrimonio.
Quienes no se encuentran en este supuesto no
sólo no tienen estos beneficios, sino que aparecen
los perjuicios para quienes son homosexuales,
promiscuos, no procreativos, comerciales y fuera
del matrimonio (ANEP - CODICEN s/f).
Pero es indudable que siempre se ha deseado el
placer por sí mismo, sin desear su función reproductiva, por el bienestar que produce. De este
modo, Foucault ha indagado sobre los discursos
hegemónicos con relación a la sexualidad en el
mundo occidental, en el “cómo las relaciones
de poder pueden penetrar materialmente en el
espesor mismo de los cuerpos” (Foucault 1992:
166), constituyendo a un sujeto no sólo atado,
sujetado, a otro por el control y la dependencia,
sino además atado a sí mismo, a su identidad,
por la conciencia y el conocimiento de sí mismo.
El sujeto, sostiene Foucault, se constituye entonces como “producto de una relación de poder
que se ejerce sobre los cuerpos, las multiplicidades, los movimientos, los deseos, las fuerzas”
(Foucault 1992: 129). Se trata de un poder que se
Veremos más adelante cómo en los adolescentes
y, en las adolescentes en especial, se han inscrito en sus cuerpos los tabúes sociales y religiosos
como son aquellos que se refieren al pecado, la
virginidad, la masturbación, las relaciones sexuales prematrimoniales, y el deber de complacer a la
pareja heterosexual. Al respecto, Franca Basaglia
sostiene que “el cuerpo femenino es la base para
definir la condición de la mujer y la apreciación
patriarcal dominante que la considera un don natural. El ser considerada cuerpo-para-otros, para
entregarse al hombre o procrear, ha impedido a la
mujer ser considerada como sujeto histórico-social, ya que su subjetividad ha sido reducida y aprisionada dentro de una sexualidad esencialmente
para otros, con la función específica de la reproducción” (Citada en Lagarde 2003).
De esta manera, Rodrigañez considera que debemos desentrañar y hacernos conscientes del daño
que causa la represión social y corporal y “la masacre que supone nuestra forma de nacer y de socializarnos”. Pues, arguye que lo malo no son las
emociones, como la culpa, la ansiedad, sino, el no
saber a qué responden o la creencia que responden a algún tipo de pecado o culpa propia (Rodrigañez 2009: 159). Pues, como ella señala: “debemos estar conscientes de la verdad corporal y de
la verdad social” (Ibid.: 196).
El riesgo de la culpa, la sumisión y del amor
romántico
Cuando revisamos estudios en que se indaga sobre las causas de los altos índices del embarazo en
adolescentes, se suelen mencionar principalmente
factores socioeconómicos, la falta de información
o de uso de métodos anticonceptivos. Poco se ha
estudiado sobre las causas en relación a la cons-
trucción de las subjetividades en varones y mujeres, tanto por el impacto de las relaciones de poder
entre adultos y adolescentes como por género.
Las culpas se generan, ya sabemos por qué, en
mayor grado en las mujeres. De esta manera se
han ido dando estudios que indagan respecto a
las consecuencias de la negatividad hacia la sexualidad y/o de la “culpabilidad sexual”, así como
su frecuencia, comparando mujeres y varones.
Tomamos aquí la definición de la culpabilidad sexual de Mosher y Cross: “la tendencia a sentirse
culpable por la violación o por la anticipación de la
violación de los estándares o normas acerca de lo
que se considera conducta sexual apropiada” (Citado en Ortega et al. 2005: 268). En un estudio en
España, Granada, se encontró mayor culpabilidad
sexual en las mujeres que en los varones (Sierra
et al. 2010). Este hallazgo se repite en diferentes
estudios. Gómez-Zapiain y Etxebarria refieren lo
mismo y destacan además un estudio de 1973 en
que a un grupo de personas se les dio información
sobre métodos anticonceptivos y se pudo observar que las personas con culpa sexual alta retuvieron menos información que aquellas con culpa sexual baja. Por tanto, los autores concluyen
“que también la conducta contraceptiva puede
verse influida por la experiencia de culpa”. Estos
autores se refieren, asimismo, a un estudio, realizado en 1986, en los Estados Unidos, en que se
pudo constatar que las personas con más negatividad hacia la sexualidad tendían a presentar dificultades para anticipar sus posibles experiencias
sexuales. Afirmaban que no esperaban tener relaciones sexuales en el futuro inmediato y preguntándoles un mes después si efectivamente no las
tuvieron, se pudo comprobar que “subestimaron
la probabilidad de tener relaciones sexuales coitales”. En el mismo artículo se citan diversos estudios en que se constata que la culpabilidad sexual
influye en el uso de métodos anticonceptivos. Los
autores del artículo concluyen al respecto que
“la educación sexual debería tenerlo en cuenta,
cuidar de no generar tales sentimientos de culpa
y ser capaz de ayudar a superarlos cuando estén
presentes” (1993).
Marco conceptual y metodológico
ejerce en la vida cotidiana y que “(...) clasifica a
los individuos en categorías; los designa por su
propia individualidad, los ata a su propia identidad, les impone una ley de verdad que deben
reconocer y que los otros deben reconocer en
ellos” (Foucault 2001: 231).
27
De este modo, hemos puesto en el análisis de la
información, especial atención en los diversos
malestares que genera la culpa por la moral social
hegemónica y su articulación con el adultismo.
Igualmente, se ha indagado si podemos asociar
los sentimientos de culpa, de alguna manera,
con las prácticas de prevención de infecciones de
transmisión sexual, el VIH/Sida y la prevención de
embarazos no deseados14.
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
El amor romántico es otro de los factores
mencionado en la bibliografía como un factor
de riesgo para la prevención de ITS y embarazos
no deseados. Los aspectos asociados al amor
romántico son social e históricamente construidos
y se interiorizan casi de forma inconsciente,
por lo que influyen en las creencias y actitudes
en el ámbito de las relaciones afectivas. El ideal
del amor romántico, concepto que procede
de Europa, se ha globalizado y universalizado
mediante los medios de comunicación, las redes
sociales, etc., predominando -especialmente en
América Latina- un modelo de amor romántico
que presupone el gusto por las desgracias. Una
característica también son las narraciones de los
amores imposibles, como puede ser la oposición
de la familia, por pertenecer a diferentes clases
sociales, por orígenes étnicos distintos, entre
otros.
28
Desde el análisis de las relaciones de poder,
se hace necesario comprender las ideologías y
prácticas amorosas, ya que el amor romántico
justifica con mucha frecuencia el machismo, la
violencia hacia las mujeres, adicciones de todo
tipo y, lo que mencionamos, puede tener como
consecuencia la falta de prevención de embarazos
e infecciones de transmisión, al tener relaciones
sexuales coitales. En cuanto a este aspecto,
son fundamentales las ideas asociadas al amor
romántico de la fusión y entrega, el del “amor sin
límites”, incontrolable y salvaje, “el amor ciego e
irracional”. Así también el amor romántico tiene
un componente de la suposición de la confianza
ilimitada.
De este modo, las prácticas sexuales no se dan
frecuentemente en un marco de libertad, ya que
existen normativas para demostrar y certificar
ese amor pasión, desiguales entre mujeres y
varones. Aunque no se asumen y se reproducen
los condicionantes de género de modo uniforme
y “vivimos hoy con diversas maneras de entender
y construir una relación sentimental, sin embargo
el ideal romántico como único y natural está
más socializado y aceptado que otras formas
más diversas de entender y vivir el amor (Riviere
Aranda s/f).
Uno de los aspectos del amor romántico que
define cómo, frecuentemente, las relaciones
de pareja suelen tender a ser desiguales, es la
mayor apropiación por parte de las mujeres de
la valoración de la dependencia: “sin ti no puedo
vivir”, “sin ti no soy nada” y para que esto se
garantice, ellas se encargan de las necesidades
afectivo-sexuales de su pareja. De esta manera, se
refuerza socialmente un estereotipo de maneras
de ser “femenina” que limita la autonomía y la
libertad. Al contrario, igualmente en términos de
estereotipo, un valor típico de la masculinidad es
no mostrarse vulnerable emocionalmente y, por
tanto, transmitir una imagen de no dependencia,
ni de la pareja ni del sentimiento amoroso. En
palabras de Riviere Aranda:
La importancia y el lugar que ocupa el
amor en la vida de muchos hombres, a
pesar de ser grande, es más relativa y no
tiene un carácter tan absoluto como en las
mujeres. El modelo masculino sitúa el éxito
personal en más territorios que en el amor
o la familia, y el éxito será una combinación
de factores donde la pareja es una parte.
14 Los resultados de los estudios citados corresponden a contextos de los Estados Unidos y Europa. Encontramos un solo estudio con relación a la culpabilidad sexual de un país latinoamericano, Chile. Se realizó entre estudiantes universitarios de la ciudad de Concepción y no
se pudo establecer una relación entre la culpabilidad o negatividad sexual y las prácticas de prevención.
De este modo, volviendo al aspecto de la prevención de riesgos, ante la práctica del sexo coital, las
mujeres, por ese amor salvaje o por el ideario de
la entrega a un amor sin límites, son más vulnerables a tomar decisiones para complacer a su pareja. Es así como eso sucede también en circunstancias en que no se negocie el uso de métodos de
protección. Habiendo múltiples estudios16 en que
se pudo constatar que el amor romántico disminuye la posibilidad de que se utilice el preservativo, Díaz y Robles realizaron un estudio en Xalapa,
México, en que constataron que “los resultados
obtenidos respecto de la vinculación de las intenciones con la atracción física y el amor romántico
mostraron un efecto diferencial por experiencia
sexual. La intención de uso de condón se relacionó con el amor romántico sólo en aquellos adolescentes que nunca habían tenido relaciones
sexuales, y con atracción física en los que sí las
habían tenido. De acuerdo con Rosenthal y cols.
(1998), en quienes ya tienen experiencia sexual,
el amor romántico no se asocia con la intención
de protegerse sexualmente porque ello implicaría
el riesgo de perder a la pareja amada” (Díaz y Robles 2009), como si la prevención podría eliminar
el enamoramiento o las emociones.
Por tanto, estos tópicos nos han alertado a
analizar dinámicas en base a la dicotomía placer y
amor, imaginarios que existen en base al sexismo
y que están detrás de las decisiones que se
toman respecto a la prevención de embarazos no
deseados y las infecciones de transmisión sexual
y el VIH/Sida.
Sexualidad y un debate feminista
La teoría de género
Sin pretender que un estudio puede desvelar “la
verdad”, aludiendo a Rorigañez, constituye no
obstante una oportunidad para analizar a mayor
profundidad los procesos de construcción de las
subjetividades adolescentes. Ya mencionamos la
dimensión de las relaciones de poder, que atraviesan los cuerpos, en nuestro caso, de los y las
adolescentes (pero también de los de sus padres,
profesores, profesoras, etc.). Así también ya sugerimos que uno de los ejes de las relaciones de dominación es la construcción sociocultural e histórica
de las relaciones de género. Entendemos aquí el
género tal y como lo plantea Butler (2001): como
un sistema de reglas, convenciones, normas sociales y prácticas institucionales que producen performativamente el sujeto que pretenden describir.
En base al pensamiento de Butler consideramos
también que la idea de la construcción de
15 Jones (Trelew, Argentina) comenta sobre el abordaje diferenciado con relación a hijos e hijas, por parte de los padres: “(…) para las
mujeres, ‘en lo posible no tengas relaciones sexuales durante tu adolescencia pero, en caso de tenerlas, que sea con un novio, por amor y
utilizando algún método de prevención del embarazo y las enfermedades’; para los varones, ‘podés tener relaciones sexuales durante tu
adolescencia siempre y cuando uses preservativo’. Estos consejos son tradicionales en términos de género, en la medida en que producen
normatividades sexuales rígidamente diferenciadas para varones y mujeres. Para las adolescentes delinean una jerarquía de comportamientos que ubica primero a la abstinencia sexual y sólo en segundo lugar a las relaciones sexuales protegidas. También establecen requisitos sobre con quién y por qué motivo deberían tener relaciones (con un novio y por amor) que, de cumplirse, justificarían su actividad
sexual ante la mirada de los padres. En cambio, para los varones no especifican el tipo de vínculo con la compañera sexual, ni la motivación
para tener relaciones; la única exigencia es el uso de preservativo” (2010: 98).
16 “De manera sistemática, se ha reportado que el uso del preservativo es más probable con la pareja ocasional que con la pareja regular
(Bayés, Pastells y Tuldrà, 1996; Fishbein y Jarvis, 2000; Fortenberry, Tu, Harezlak y Orr, 2002; Gebhardt, Kuyper y Greunsven, 2003), hecho
que se ha interpretado en términos del papel que desempeña la implicación emocional con la pareja. (…). Gebhardt y cols. (2003) evaluaron los motivos para tener sexo con la pareja ocasional (para complacer a otros, para mejorar el humor, para experimentar placer o para
expresar amor), encontrando que quienes practican el sexo para experimentar placer usan más el condón, y que quienes tienen un mayor
grado de intimidad con la pareja (tienen sexo para expresar amor) lo usan con menor frecuencia” (Citados en Díaz y Robles 2009).
Marco conceptual y metodológico
En consecuencia, la ausencia de amor no
aparece en los hombres tan fuertemente
unida al fracaso personal ni con la misma
intensidad que en las mujeres (Ibid. s/f).15
29
género no es estática, se define y se redefine
continuamente; que es un proceso dinámico y
continuo, mediante lo que ella define como la
“performatividad del género”; es decir, a través
de la repetición de una serie de actos, el género
va cambiando.
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
La teoría de género -o si se quiere, del sistema
sexo-género- permite explicar las desigualdades
entre hombres y mujeres y sus características en
un momento dado y en determinado contexto,
poniendo el énfasis en la noción de multiplicidad
de identidades. Es así también que debemos subrayar que lo femenino y lo masculino se conforman a partir de una relación mutua, cultural e histórica. El concepto de género se lo suele asociar
todavía con “mujeres”, pero indaga tanto sobre
la situación, las subjetividades de las mujeres,
como de los hombres, ya que se trata de una dinámica relacional. Esta idea permite comprender
la lógica con la que se construyen identidades y
relaciones de género en las diversas formas de organización de la vida social. Permite, a modo de
lupa, observar críticamente las relaciones entre
hombres y mujeres y develar, como ningún otro,
la subordinación en que las niñas, adolescentes y
mujeres adultas entiendan su posición y su accionar en el tejido social: los mandatos, las restricciones, pero así también sus formas de transgredir y
de rebelarse.
30
Para los hombres, la construcción de las masculinidades es también producto de un proceso social y cultural que impuso límites a su desarrollo
integral como seres humanos. Ellos enfrentan
problemas específicos ligados al deber ser del
hombre: el rol de proveedor, conquistador, los
mandatos de independencia, de racionalidad,
etc. Ocupan un lugar desde el poder, aunque éste
pueda tener características diversas. A partir de
la consideración del sexo masculino, como sujeto universal, eje de toda experiencia, se ha definido al sexo femenino como subordinado o complementario. Asimismo los hombres han tenido
asignado el espacio público y han intervenido en
el espacio privado ejerciendo su autoridad sobre
toda la familia. Ese poder, que han ocupado en el
orden familiar y social, da origen a un sistema jerarquizado, denominado patriarcado.
Si bien las relaciones entre mujeres y hombres
se construyen de múltiples maneras, se configuran como relaciones de dominación masculina y
subordinación femenina. El análisis desde la teoría de género permite comprender (mejor) cómo
las relaciones sociales son asimétricas y jerárquicas, incorporando otras categorías generadoras
de desigualdades tales como la clase social, la etnia, la edad, la orientación sexual, entre otros. Asimismo, alude también a procesos que se dan en
la sociedad: instituciones, símbolos, identidades,
sistemas económicos y políticos. De modo que el
poder no solamente está en los escenarios de socialización cotidiana (familia, colegio, medios de
comunicación), “sino en todas partes y en ninguna a la vez, de tal forma que la ausencia de una estructura formal o institución crea la impresión de
que la producción de la feminidad es voluntaria y
natural” (Martínez Barreiro 2004).
Es así que la mirada de género permite acercarnos a concepciones del mundo y de la vida en
diversidad; permite dar cuenta de los roles, identidades y valores que son atribuidos a varones y
mujeres e internalizados mediante los procesos
de socialización en contextos sociales y culturales determinados.
Feminismos, sexualidades y el derecho al
placer
Así como hemos visto que el reconocimiento
de los derechos sexuales constituyó un hito en
cuanto a la legitimidad del placer erótico en la
vida de las mujeres (que muchas colectividades
de feministas ya habían tomado como un puntal en el camino a la liberación sexual desde los
años 60) aún hasta hoy en día existen muchas
tensiones y debates al respecto. Pues, hubo y
hay corrientes feministas que consideran que la
coyuntura, cada vez más favorable para el reconocimiento de los derechos sexuales, permite
por disociar la sexualidad de la reproducción,
siguen unificando estos dos ámbitos como parte
de una unidad indisoluble. Alice Miller también
sostiene que a pesar de los avances y acuerdos
que se han ido trazando en las sucesivas
convenciones y conferencias, en lo que se refiere
a la creación de un marco internacional sobre los
derechos sexuales y derechos reproductivos,
estos logros han tenido un precio: “la incapacidad
de gestionar las necesidades más allá de la
necesidad de protección contra la violencia, y un
enfoque estrecho en cuanto a la sexualidad, que
abarca principalmente un limitado número de
prácticas e identidades que han sido objeto de
violaciones y discriminaciones” (Muelas de Ayala
2015).
Carol Vance, en un artículo que ha generado mucho debate al interior del movimiento feminista,
se preguntaba si el placer sexual en las mujeres va
siempre unido al peligro. La antropóloga reflexiona sobre la poderosa tensión que se establece en
la vida de las mujeres entre el placer y el peligro.
Según la autora, concentrarnos únicamente en el
placer pasaría por alto el sistema de género en el
que se inserta la sexualidad femenina, pero existe
un riesgo también al poner el foco sólo en las opresiones, ya que, en palabras de la autora, “aumenta, sin pretenderlo, el terror y el desamparo sexual
con el que viven las mujeres” (Vance 1989: 9).
El placer y no el peligro, es considerado por estas
y otras autoras como un elemento fundamental
para el empoderamiento de las mujeres. Como
señala también la nigeriana Bakare Yusuf, las mujeres que se convierten en sujetos deseantes son
transgresoras, ya que la posibilidad de reivindicar
el placer les lleva muchas veces a cuestionar la posición otorgada a las mujeres dentro de la estructura social y familiar. Asimismo, “pensar desde el
placer” se convierte en algo mucho más desestabilizador para el orden sexual dominante que focalizar la sexualidad desde el peligro y la violencia
(Citada en Ibid.).
En esta línea, diversas autoras han analizado
las consecuencias de asociar con demasiada
frecuencia el placer al peligro. Una de estas se
ve reflejado en la terminología de instituciones
y organismos internacionales que, pese a los
esfuerzos del movimiento feminista a nivel global
De esta manera, ya aterrizando en los y las
adolescentes y, en las últimas en especial, el
estudio tiene como trasfondo el pensamiento de
Michelle Fine, que después de haber trabajado
con adolescentes mujeres en temas de educación
sexual, concluyó que:
17 Al respecto Araujo plantea que “la sexualidad no se reduce a ser expresión de dominación, violencia y subordinación. (…) al leer la sexualidad
como una puesta en escena de las relaciones de poder entre hombres y mujeres, lo que produce es una reducción de la sexualidad al
género; interpreta todo acto o práctica sexual a partir de lo que considera normas fijas de producción modélica de los géneros y en clave
de subordinación. Con ello, generaliza una imagen victimizada de las mujeres y proporciona una clave estática de interpretación para las
diferentes modalidades de encuentros y prácticas sexuales (Butler 1997: 18). La reducción de la sexualidad al género tiene como efecto una
reducción de la noción misma de sexualidad (Rubin 1993). La sexualidad es cosa distinta al género, porque los regímenes sociales a los que
está sometida son otros, pero, también, porque su carácter, visto desde una perspectiva individual y psicológica, no es equivalente al del
género. La crítica en este punto no es desconocer las relaciones entre género y sexualidad, sino, como apunta Rubin, señalar que no se trata
de lo mismo” (Araujo s/f).
Marco conceptual y metodológico
con mayor fuerza defender los derechos de las
mujeres frente a la violencia sexual, la explotación sexual, los efectos nocivos de la pornografía, etc. Como señala Villalba, este enfoque y, por
consiguiente, la manera de hacer política, ha direccionado la lucha feminista, desproporcionalmente, desde un ideario de la sexualidad como
amenaza, la sexualidad como un lugar de peligro
y eso “ha hecho que también el cuerpo sea tratado de esta manera, y no como un agente de cambio, como un lugar de resistencia, de vida que va
y viene, materia que se transforma y se proyecta, con el que negociamos, nos transformamos,
crecemos, materializamos nuestros deseos, fantasías eróticas, con el que finalmente nos realizamos como seres humanos” (Villalba s/f)17.
31
Un discurso genuino del deseo invitaría a
los y las adolescentes a examinar lo que se
siente mal y lo que se siente bien, deseable e indeseable, basándose en experiencias, necesidades y límites. Tal discurso
liberaría a las mujeres de una posición de
receptividad, haría posible un análisis de
la dialéctica de la victimización y el placer
y colocaría a las adolescentes como sujetos de la sexualidad, iniciadoras así como
también negociadoras (1999).
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
Aspectos Metodológicos
32
El estudio plantea, en primer lugar, realizar el
análisis de la información en base a la teoría de
género, que permite analizar y deconstruir las
relaciones de género y de desigualdad social, entendiendo el género como un principio “estructurante y estructurado” de las relaciones humanas en los múltiples contextos socioculturales.
A sabiendas que los roles de género se construyen, social y culturalmente, las diversas poblaciones, de 3 regiones del país, además, urbanas
y rurales, nos confrontan con escenarios muy
diversos y, por tanto, apropiados para visibilizar
la multiplicidad de pautas y circunstancias que
dan contenido al actuar cotidiano de varones y
mujeres adolescentes; así también, a través de
ellos y ellas, de su entorno más cercano. Por otra
parte, no podemos prescindir del análisis del enfoque de interculturalidad; es decir, del reconocimiento de que las personas nos guiamos por
patrones de comportamiento de más de una
cultura, no solamente en el terreno de lo étnico,
sino también en términos generacionales. Como
señala Urresti, las narraciones (…) “reflejan una
pertenencia específica a una clase y a un género,
pero además a una generación en la medida en
que revelan el modo en que una época se corporiza en los sujetos. Es ahí donde las narrativas
de la identidad recogen y movilizan a su modo
la experiencia histórica común en los múltiples
puntos de inserción localizada que se incorporan
-hacen cuerpo- en los sujetos” (Urresti s/f).
Por todo lo expuesto, tratándose de una temática
que apenas se ha abordado -con su eje en las
sexualidades adolescentes en relación a los
discursos represivos- se define el carácter de
esta investigación como exploratoria. De este
modo ha sido útil tomar elementos del análisis
de la Teoría Fundamentada (Grounded Theory),
que es un método de investigación en el que la
teoría emerge desde los datos (Glaser y Strauss,
citados en Cuñat s/f). No parte de una hipótesis
para validar. Los conceptos y las hipótesis se van
formulando a lo largo de la propia investigación.
A partir del análisis de la información recolectada,
se construyen las categorías y las propuestas
teóricas. Los métodos y las teorías, que se aplican
a los temas de estudio, deben adaptarse al mismo
y, si no resulta, se reformulan, se adaptan o se
desarrollan nuevos métodos o enfoques. Es así
como los conceptos y las relaciones entre los
datos son producidos y analizados continuamente
hasta la finalización del estudio.
De esta manera, Strauss y Corbin, citados en Cuñat
(s/f), afirman que la Teoría Fundamentada puede
ser utilizada para un mejor entendimiento de un
fenómeno ya estudiado y así poder profundizar en
él. Sostienen que el aspecto cualitativo de esta metodología favorece el desarrollo de respuestas a fenómenos sociales, respecto a lo que está ocurriendo y por qué. Al respecto, es importante destacar
que, desde el punto de vista de la epistemología,
se considera importante el concepto de Verstehen,
introducido por Weber; es un término alemán que
significa “comprender, entender, ver con la inteligencia. Supone una comprensión empática, tener
la destreza de representar en nuestra mente los
pensamientos, sentimientos y motivaciones de los
otros (…). Desde este punto de vista, la investigación cualitativa trata de comprender un fenómeno
concreto, para lo cual se va a apoyar en la visión
que del mismo tiene un sujeto o sujetos diferentes. Es por ello que en la investigación, a través de
entrevistas, cobra especial relevancia basarnos en
los puntos de vista de los entrevistados, así como
en una construcción de la realidad a través de los
Consideramos también importante tener presente que las realidades se construyen y, por tanto,
existen muchas lecturas posibles al respecto.
Nuestras interpretaciones tienen, como contexto, rutas ya recorridas en la vida y el trabajo. “La
experiencia estructura expresiones, y entendemos a otras personas y sus expresiones, sobre
la base de nuestra propia expresión” (Bruner y
Turner, citados en Amuchástegui 1996: 147). Filck
(citado en Hernández 2014) aporta, sobre esta
cuestión, lo siguiente, opinando que, a diferencia
de la investigación cuantitativa, los métodos cualitativos toman la comunicación del investigador,
de la investigadora, con los y las participantes en
la investigación, como una parte explícita de la
producción de conocimiento, en lugar de excluirla, como una variable parcialmente responsable.
“Las subjetividades del investigador y de aquéllos
a los que se estudia son parte del proceso de investigación. Las reflexiones de los investigadores
sobre sus acciones y observaciones en el campo,
sus impresiones, accesos de irritación, sentimientos, etc., se convierten en datos de propio derecho, formando parte de la interpretación, y se
documentan en diarios de investigación o protocolos de contexto” (Hernández 2014).
El ámbito de estudio
La investigación se realizó en los departamentos
de La Paz, Cochabamba y Santa Cruz, entre el mes
de mayo de 2015 y mayo de 2016. En cada uno de
los departamentos se inició el trabajo de campo,
mediante un equipo de dos investigadoras. Al
habernos planteado contar con información de
adolescentes del área rural y urbana, se eligió la
modalidad de trabajar en el escenario de los colegios
fiscales; de este modo, se establecieron contactos
con diversas unidades educativas, explicando el
propósito de la investigación, así como las formas
de colaboración necesarias para poder recolectar la
información. Aunque en algunos colegios, donde se
hizo el contacto, no hubo posibilidades por diversos
motivos, no fue muy difícil conseguir el apoyo por
parte de 4 colegios de cada departamento: dos del
área rural y dos del área urbana (barrios periféricos)
de las capitales. En el caso del área rural de La Paz,
hubo interés por parte de un colegio del pueblo de
Laja y de una comunidad, Curva Pucara, del mismo
municipio. En el departamento de Cochabamba
se trabajó, en el área rural, con dos colegios de las
localidades de Ucureña y de Anocaraire. En Santa
Cruz, se trabajó con dos colegios del municipio de
Pailón y Cachuela España18.
Metodologías y los y las adolescentes que
participaron en la investigación
La investigación se realizó con la participación de
adolescentes mujeres y varones, de 15 a 19 años,
que cursaban el quinto curso; es decir, formaban
parte de “la pre promoción”. Se explicó, en
cada curso, el objetivo de la investigación, así
como las actividades a realizar, para obtener
el consentimiento por su parte. El equipo de
investigadoras de cada departamento aplicó
técnicas en aula19 y, en total, pasó unas 8 horas
con cada curso. Hubieron unos 4 encuentros,
de un promedio de dos horas, en los 12 colegios.
Aplicando las técnicas, se trabajó con un total de
aproximadamente 300 adolescentes. Al tratarse
de temas relacionados con un tabú, se consideró
importante complementar las entrevistas con
18 En Pailón, la población es de procedencia étnica chiquitana y ayoreode, así como mestiza. Al ser una población próxima a la ciudad de
Santa Cruz, se tiene todo tipo de vínculos familiares en esta ciudad. Cachuela España, una comunidad del municipio de San Javier, está
ubicada a 250 km de la ciudad de Santa Cruz y cuenta con una población mayoritariamente chiquitana. Ucureña (municipio de Cliza)
está cercano a la ciudad capital. Asimismo, Anocaraire, ubicado en el municipio de Vinto. Ambas localidades tienen mayoritariamente
una población quechua. En cuanto a La Paz, igualmente, el municipio de Laja está cerca de la ciudad de La Paz y El Alto. Cuenta con una
población mayoritariamente aymara.
19 Se encuentran en los anexos.
Marco conceptual y metodológico
mismos, utilizando el texto de las transcripciones
como material empírico” (Hernández 2014).
33
dibujos y técnicas diversas, porque la información
verbal podría resultar en una limitante, por las
problemáticas que se abordan. De esta manera,
recogimos un material muy rico que, no en
toda su magnitud e importancia, podemos
abordar en este texto; pero nos ha guiado, de
manera significativa, en la interpretación de las
entrevistas. Los objetivos de cada técnica se
plantearon de este modo:
Técnica 1: Recoger información sobre aspectos de (in)comunicación sobre sexualidad,
entre padres e hijos/as, desde la percepción
de los/as participantes en la investigación.
Técnica 2: Recoger información sobre la
construcción social de prácticas sexuales
permitidas y no permitidas (su propia opinión y las apreciaciones con relación a las
opiniones de las personas mayores).
Técnica 3: Recoger información sobre gustos estéticos con relación a los cuerpos de
hombres y mujeres adolescentes, gustos en
cuanto a modos de ser (valores) y aspectos
relacionados con la autoestima.
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
Técnica 4: Recoger información con relación a las representaciones sociales sobre
el amor (adolescente), la atracción sexual y
las emociones que ello conlleva.
34
Técnica 5: Recoger información sobre las
ideas respecto al contacto físico (la comunicación corporal) permitido, con personas
del entorno.
Técnica 5 b: Recoger información, por un
lado, sobre lo que se considera agradable y
desagradable con relación al contacto físico
(la comunicación corporal) y, por otro, las
sensaciones/sentimientos que se generan
con relación a lo agradable y desagradable.
Estas actividades sirvieron, también, para tener
charlas informales, captar actitudes, dinámicas di-
versas en el aula y para conocer a los y las adolescentes en un escenario en que se encuentran entre
sí de forma cotidiana (observación participante).
Por último, y no menos importante, también coadyuvó a crear un clima de confianza para que un
grupo de cuatro (2 chicas y 2 chicos por cada colegio) se animara a acceder a la entrevista. A veces,
al enterarse que se iban a realizar entrevistas, hubo
los/as que expresaron su agrado de ser entrevistados/as; en otras oportunidades, las investigadoras
animaban a determinado alumno, alumna, del curso. De esta manera, podemos interpretar que, entre las entrevistadas, hubo chicas que pasaron por
la experiencia del abuso sexual, como el incesto,
y revelaron aspectos extremadamente dolorosos
al respecto; pensamos que, justamente, por haber
logrado lo que se proponía: crear un clima distendido, de complicidad y confianza.
En total se entrevistaron a 24 chicas y a 24 chicos,
cuyas edades se pueden apreciar en el siguiente
cuadro:
Chicas
15
16
17
18
19
La Paz
2
5
1
Cochabamba
6
2
Santa Cruz
2
4
1
1
Total (24)
2
13
7
1
1
Chicos
15
16
17
18
19
La Paz
2
2
3
1
Cochabamba
2
2
2
2
Santa Cruz
2
4
1
1
6
9
4
3
Total (24)
2
Metodologías y las investigadoras que
participaron en la investigación
Como mencionamos, un trabajo en torno a temas que hacen a la sexualidad y las subjetividades adolescentes, exige una autoreflexión de
las investigadoras, con relación a quiénes so-
Por varios motivos, no se pudieron conformar
equipos “mixtos”, es decir, de hombres y mujeres. Por lo cual no podemos perder de vista de
que los chicos se han visto en la situación de estar conversando con mujeres, lo cual, entre otros,
podría haber influido para que tiendan (más) a
expresarse de modo “políticamente correcto”.
Pero también lo políticamente correcto es parte
del discurso social y, por otro, la ubicación de las
chicas en conversación con otra mujer, con sus características particulares, igualmente es un hecho
para considerar en el análisis.
El proceso de recolección de la información y
el procesamiento de datos
El objetivo de la investigación se planteó de la
siguiente manera: “Generar conocimientos so-
bre las percepciones y experiencias de los/as
adolescentes con respecto a su sexualidad, poniendo especial atención en la internalización de
los mandatos de control sobre el cuerpo y su impacto en las prácticas sexuales y sentimientos de
bien y/o malestar, con la finalidad de contar con
insumos que complejizan y enriquecen el debate
y la implementación de políticas (más) efectivas
con respecto a la educación sexual y el cuidado
de la salud sexual y la salud reproductiva”.
Desarrollamos una revisión de documentos de carácter sociológico/antropológico y de documentos
que se posicionan desde el movimiento feminista
(sexualidades/cuerpos/atributos de género; derechos sexuales y derechos reproductivos; enfoques
de educación sexual) con el fin de conocer diversas
perspectivas respecto al tema. Asimismo, se revisaron libros y documentos, de carácter investigativo, sobre la identidad de los y las adolescentes,
prácticas sexuales y las representaciones con relación al cuerpo, que constituyeron otro insumo para
el análisis de la información.
Se elaboraron diversos instrumentos para recoger la información: una guía de preguntas para la
realización de las entrevistas, técnicas de aplicación en aula, instrumentos de sistematización y
de análisis.
Se grabaron las entrevistas. Para la grabación de
las entrevistas se solicitó el permiso de los y las chicas entrevistadas y se explicó que no se iban a utilizar sus nombres, para resguardar el anonimato.
Asimismo, cuando se aplicaron las técnicas, se les
pidió que se pusieran un nombre ficticio.
Finalmente, se transcribieron las entrevistas y la
información recogida mediante las técnicas, literalmente, sin quitar u omitir detalles de las expresiones. Posteriormente, cada equipo trabajó en
la sistematización de la información recogida y
elaboró un informe con análisis, a nivel regional.
Luego, se trabajó el material, recogido de las tres
regiones, para este texto.
Marco conceptual y metodológico
mos, de dónde venimos, cuáles son los tabúes,
los silenciamientos, los castigos imaginarios y
“reales”, que también nos han marcado a nosotras: feministas y activistas, para “el vivir bien”
de las mujeres en nuestro país. De manera que
compartimos espacios, no solamente para unificar criterios sobre aspectos metodológicos y
teóricos, sino también, para indagar sobre cómo
nos construimos nosotras mismas como seres
sexuados. El cómo nos construimos, nos remitió
a culpas, a rebeldías, a enredos múltiples; lo cual,
por un lado, aportó a que cada una revise su propio recorrido y, por otro, a una escucha activa y
(más) perspicaz en nuestro acercamiento a los
y las adolescentes. Contribuyó también a (re)
dimensionar esa injusticia que casi nunca nombramos: la injusticia erótica (Morgade 2011). Nos
sensibilizó para valorar enormemente la apertura de los y las adolescentes para conversar sobre aspectos tan íntimos; a valorar y respetarles
cuando nos decían: “eso sí, no te lo voy a contar”. Y, finalmente, nos ayudó a interpelarnos y
retroalimentarnos con respecto a sensaciones,
intuiciones y el saber de cada una, a la hora de
interpretar las narraciones, los dibujos y las opiniones de los y las adolescentes.
35
36
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
Capítulo 3
Hallazgos
No había esa libertad que ahora tenemos
La denominación “adolescencia”, como una etapa
de la vida entre la niñez y la adultez, tiene muchas
particularidades, al tratarse de una construcción
social y cultural. Sin embargo, a pesar de la
diversidad geográfica y las diferencias entre lo
urbano y lo rural, se constata que en los últimos
quince años, en todo el territorio, se han producido
transformaciones sociales, que han tenido un
impacto sustancial en cómo los y las adolescentes,
hoy en día, están viviendo su adolescencia.
Los y las adolescentes rurales constituyen un
sector que experimenta procesos similares de
transformación a los/as de las ciudades. Las
frecuentes estadías en la ciudad, por medio de
las redes migratorias, así como en muchos casos,
el aumento del nivel adquisitivo de sus familias,
facilitan cada vez más el acceso, por ejemplo, a la
tecnología digital. Es así como se van construyendo
y socializando, entre adolescentes de condiciones
sociales parecidas, pero de geografías diversas,
nuevos universos simbólicos.
Pero, indudablemente, uno de los factores que
más ha marcado un antes y un después, es la
creciente escolarización de las mujeres. Pues, se
ha generalizado la noción de que tanto varones
como mujeres, tienen que estudiar, al menos hasta
obtener el bachillerato. Esto no solamente se debe
a un cambio en las ideas respecto a la equidad
de género, sino también porque muchos padres
y madres piensan que un mejor futuro para sus
hijos e hijas se dará en la medida en que estudien.
En la mayoría de las familias, tanto urbanas como
rurales, inclusive, se habla de que deberían salir
profesionales. De esta manera, se ha prolongado
la etapa de estudios y, por tanto, los años, de
dependencia de los padres20. La mayoría de los
chicos y chicas, que participaron en el estudio,
piensan que es deseable formar una familia entre
los 25 y 30 años lo cual, en comparación a sus
padres y madres, es un cambio bastante radical:
Mi mamá se casó a los 15 años. No creo
que haya tenido más cortejos que mi
padre. Siempre escucho en mi casa que mi
padre fue su único cortejo. Mi padre, je je,
... no…, no creo. Mi padre sí creo ha tenido
a varias mujeres. (Damián; 16-SCR)21
(…) bueno yo, ya tuve dos novios y mi
mamá, con un año más, ya estaba casada
con mi papá. Sí, es diferente. A mí eso no
me pasará. (Belén; 16-SCR)
20 Hay chicos o chicas que mencionan tener responsabilidades en casa, como es el cuidado de hermanitos/as, sobrinos, etc. Igualmente,
algunos/as refieren que tienen un trabajo fuera de horario de clases, para obtener sus propios ingresos, pero son una minoría.
21 Los códigos de referencia de las citas, se han elaborado de la siguiente manera: el nombre ficticio del adolescente, la adolescente, va
adelante; luego se menciona su edad y finalmente su procedencia. SC representa el departamento de Santa Cruz; si procede de la ciudad
se añade una C; si es del área rural, una R. Cochabamba tiene el código CB y La Paz LP.
Hallazgos
Ser adolescente
37
Es así como la transición a la vida adulta no solamente está determinada por las experiencias
acumuladas del pasado, sino que también forman
parte de aquella las proyecciones hacia el futuro.
Fabiola, por ejemplo, realza que tiene otras aspiraciones que las mujeres de la anterior generación,
cuando, de modo optimista, sostiene que cuenta
con las condiciones que le permitirán plantearse
un plan de vida diferente:
(…) ahora decimos que hay igualdad
de género; que ambos, hombre y mujer
pueden hacer las mismas cosas, tanto la
mujer como el hombre. Antes era más
machista, porque decían siempre que
la mujer es para la casa, que tenía que
cocinar y atender al hombre, y el hombre
iba a trabajar, sí o sí. Ahora no. Pienso que
ha cambiado un poco, sí. (Fabiola; 15-LPC)
Por otra parte, el acceso de las mujeres a la educación secundaria ha aumentado considerablemente las oportunidades de interactuar cotidianamente entre mujeres y varones, fuera del ámbito
del control familiar y, frecuentemente, también
del comunitario. De hecho, hoy en día, los y las
adolescentes pasan la mayor parte del tiempo
con sus pares: en el colegio y en los espacios de
esparcimiento.
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
Como un ejemplo del cambio, con relación a
este aspecto del tiempo y el espacio en que los
y las adolescentes y, por tanto, las parejitas de
enamorados, pueden y podían compartir, citamos
a Natasha, de la ciudad de La Paz:
38
Mi mamá me ha dicho que antes, más
que todo se conocían en afuera, porque
los colegios eran para señoritas y para
jóvenes. Me ha dicho que se han conocido
en afuera. (Natasha; 16-LPC)
Es así también que el tiempo de ocio es mayor y,
además, el tipo de diversiones que hoy en día más
atraen, es mucho más variado que hace una década
atrás. Así, por ejemplo, las fiestas u otro tipo de
encuentros, son organizados por los/as mismos/
as adolescentes, al margen de las festividades
familiares, del barrio o de la comunidad. Abajo
encontramos algunas referencias con respecto a
las diversiones que se mencionan:
(…) yo creo que es bonito experimentar,
siempre con límites y así.
P: ¿A qué te refieres con límites?
Como dejar de lado las drogas, fumar. Está
bien, de vez en cuando, ir a fiestas, divertirse,
pero no hasta pasarse o ir a cualquier lado
que no sepas. A veces las chicas de hoy en
día se drogan y siempre salen embarazadas
por esas cosas. (Mariela; 17-LPC)
Para mí fue algo raro, porque primera vez
que lo hacía; para mí fue algo raro (…)
Pasó nomás de un de repente. Fue para un
festival que hubo en Santa Cruz y ya nos
quedamos a dormir allá y nos quedamos
en un alojamiento (…). (Manuel; 17-SCR)
Lo más lindo es que puedes aprovechar
esta vida haciendo diferentes cosas,
practicando deportes, porque cuando
seas un poco mayor ahí sí, no vas a poder;
si haces otra cosa ya empieza a dolerte
el cuerpo, los pies, diferentes cosas. Ser
adolescente se lo puede aprovechar en
diferentes cosas, hacer cosas divertidas,
estar con tus amigos o con tu enamorada,
llegar al fondo, ¿no? (Daniel; 16-LPC)
Asimismo, mirar televisión, acudir al internet, usar
el celular, entre otros, intercambiando mensajes
mediante el whatsapp, son actividades cotidianas
para la mayoría, que también están cambiando
los modos de interacción entre amigos, amigas y
las parejitas de enamorados:
(…) más antes se escribían cartas, poemas;
ahorita todo es mensajes. Ahora todo
es whatsapp, teléfono, que ni la ven.
Más antes, vos tenías que entregársela
personalmente: “toma, te amo, lo hice
con cariño”. En cambio, ahorita, le mandas
un mensaje: “mi amor, te amo” y ella ya
contenta. (Manuel; 17-SCR)
Era diferente por lo que a mí me cuenta.
Más antes no se podían ver en la calle;
(…) no había tanta tecnología en ese
tiempo, y en parte sí, la tecnología impide
tener un acercamiento porque, digamos,
están conversando en whatsapp y al
mismo tiempo están conversando con
otras personas; así, con varias personas
pueden conversar. Entonces es…, no sé,
no te concentras tanto en la persona;
en esa persona que es tu enamorada,
digamos, sino, lo haces con varias
personas siempre. Entonces, para mí,
sería una combinación de antes y de ahora
para que los enamoramientos puedan ser
mejores, digamos, sí, habría que hacer el
intento… Yo lo he intentado y era bonito,
pero es difícil combinar lo de antes con
lo de ahora, por la tecnología, yo creo, sí.
(Lorenzo; 15-LPR)
Pero lo que más se resalta, en cuanto a lo que
fue la experiencia de la anterior generación en
términos de enamoramiento(s) y la formación
de una pareja con proyecciones de estabilidad,
es que por entonces no tenían la posibilidad de
conocerse mucho, pues, enseguida había que
formalizar la relación. Inclusive, se “arreglaban”
las parejas entre los padres sin el consentimiento
pleno por parte de ambos. Observamos que las
apreciaciones al respecto coinciden mucho entre
regiones muy alejadas entre sí:
La diferencia es que antes era más grave,
porque uno no… Bueno, lo que me contaba
mi padre es que fue muy difícil, porque me
dijo que se la robó a mi madre, y era muy
difícil llegar a la persona que querías. Ahora
ya casi ya es; depende de los jóvenes; ya
no depende del padre. En cambio antes,
el padre… tenía que decir si “sí” o “no”.
Ahora ya no mucho. Ya depende de los
jóvenes. (Edmundo; 19-SCR)
¡Ahh, sí! Según de lo que me están
contando mis papás, ¿no?, dice que a ellos
no les permitían que se enamoren, sino,
les obligaban ya. O sea, hablaban con su
papá y su mamá nomás, y…, digamos,
que de mi papá a su papá puede hablarlo
(…) “mi hijo quiere estar con tu hija” y
se aceptaban entre ellos. O sea, decidían
el amor sólo los padres, no los hijos. (…)
Ahora ya es algo distinto. O sea, cada uno
tiene a cual amor ir y todo es distinto.
(Adrián; 17-LPR)
Antes, sus papás de mis papás, no les
dejaban ni salir a la esquina; les cuidaban
demasiado. No había la libertad que hay
ahora (…) Antes era de palabra, como
dicen. Antes le dicen a sus papás y sus
papás hablan con mis papás, conversan
y era un matrimonio arreglado. No había
enamoramiento; era por palabra. Desde
los 17, 16, les hacían juntar. No importaba
la edad. Si era una persona mayor, igual les
hacían juntar. De esa manera no había esa
libertad que ahora tenemos. Ahora es por
amor que se juntan. Los papás no pueden
opinar. (Valeria; 16-CBC)
Cuando se aborda esta temática, de las prácticas
sexuales en tiempos de sus padres, saltan a la vista cómo brotan en las narraciones los conceptos
de “libertad”, articulado con el privilegio de poder
elegir la pareja por “amor” (mutuo); lo cual parece
ser percibido como una conquista maravillosa de su
generación. Veremos más adelante que esta “conquista”, en muchos casos, sin embargo, tiene en la
práctica aún muchas limitaciones; limitaciones que
varían de familia a familia y, sorprendentemente,
no tanto de región a región. Pues, no debe llamar
la atención que en esta época de transiciones tan
profundas, a muchos adultos les falten referencias
sobre el nuevo papel a desempeñar. El conflicto no
consiste en que no haya consenso entre padres e
hijos/as sobre lo acertado de los proyectos de vida
de la nueva generación, sino que no conocen un
modelo educativo y de acompañamiento, acorde
al modo de vida y las experiencias de sus hijos/as.
De este modo, si no se aferran al modelo conocido, que ocurre también, se suele caer en los dobles
Hallazgos
tenían que ir a su casa, delante de sus
papás, pero en cambio ahora hay el
whatsapp y le dicen: “te estoy esperando
en la esquina” y ahí corriendo empiezan a
verse. Es muy distinto antes de lo de ahora.
(Laura; 16-SCC)
39
mensajes: la aceptación de una mayor autonomía
en aspectos varios, pero en el plano de las actitudes
y la toma de decisiones, permanecen los roles más
tradicionales en que fueron socializados durante
su propia formación. Es decir, se constata que, salvo algunas excepciones, no existe una asimilación
cabal de lo que implican los cambios culturales, en
cuanto a (nuevas) pautas educativas que favorezcan el desarrollo de los hijos e hijas adolescentes.
De todos modos, los y las adolescentes, cuando
se les pregunta cómo es para ellos/as esta etapa
de su vida, enfatizan en su gran mayoría aspectos
positivos. Sin embargo, en algunos chicos y chicas
se observa mucha pesadumbre, como es el caso
de Santiago, que responde de la siguiente manera,
cuando se le pregunta qué es lo más bonito de ser
adolescente:
La verdad, no sé. Hasta ahora no he
descubierto. (Santiago; 18-CBC)
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
La mayoría de las veces, el tono de desazón se explica por la situación familiar que están viviendo:
por estar alejados/as de sus padres por razones
de trabajo; porque se separaron, etc. Sobre el total de 24 chicas entrevistadas, 18 vivían en el momento de la entrevista con su padre y madre. En
el caso de los chicos fueron 13 que vivían con padre y madre, un poco más de la mitad. Pero las familias diversas también pueden aportar aprendizajes distintos y flexibilizar roles de género, como
en el caso de Vicente, de 17 años, que ha vivido
principalmente con su abuela y su tía:
40
(…) ahora cuido a mi sobrina. Yo la estoy
como criando. Ella me dice “papá” y todo
eso. Porque mi hermana está un poco
enferma y no puede atenderla y todo eso.
Yo la estoy cuidando por el momento;
tiene 3 añitos. (…) Ella va a pasar por lo
mismo que yo estoy pasando. (…) Sí,
le hablaría aunque yo sea un hombre y
ella mujercita, le hablaría, porque es lo
normal que hace un padre o una madre
a sus hijos… Ese caso yo no lo tuve, pero
creo que sería bueno. (…) A los 11 años yo
pienso [que le hablaría], porque ya ahí van
teniendo su menstruación y después se
asusta y de eso hay que hablarle y no tiene
que tener miedo, ¿no ve? (Vicente; 17-SCC)
Estas y otras historias nos revelan que “la adolescencia” tiene muchos rostros y que debemos actuar con mucha cautela al analizar las narraciones,
ya que se trata de relatos, convertidos en textos,
que hablan de un conjunto de aspectos que no
solamente hacen a la edad que tienen estos/as
adolescentes, sino, también a su experiencia muy
personal. De la misma manera podemos intuir por
qué Santiago expresa no disfrutar de su adolescencia, cuando nos confía algo sobre su vida:
P: ¿Vives con tus papás?
No, son separados. No vivo con ninguno
de mis papás; vivo con mis tíos y mi
hermano. Tengo un hermano que es mayor
con 5 años y una hermana que vive con mi
mamá.
P: ¿Y por qué vives con tus tíos?
Porque se separaron. Ya es mucho tiempo,
hace 13 años, yo tenía 5 años. Se separaron.
No sé por qué. Nunca le he preguntado a mi
mamá; nunca me ha importado preguntarle.
A mi papá lo veo, pero sólo le saludo, nada
más. (Santiago; 18-LPC)
Sofía, de la ciudad de Santa Cruz, que según
su relato vive con su hermana por no llevarse
bien con sus padres, transmite también mucha
amargura, al hablar sobre su estado de ánimo:
(…) tengo esa cicatriz de pequeña, o sea,
ese alejamiento con mis padres. A veces
me han tratado mal. Desde pequeña
siempre he nacido con ese no sé; algo
que uno siente que hace que se aleje de la
persona. A veces la persona te quiere dar
el apoyo pero, no sé, lo rechazas. ¿Por qué?
No sé. Desde pequeña tus padres siempre
te han pegado y, eso, le afecta a uno. Eso
ha continuado así, hasta mis quince años
(…) Aunque tenga la sensación de risa por
fuera, pero, por dentro me estoy muriendo
(…). (Sofía; 18-SCC)
Otros/as, aparentemente con una historia familiar
nada especial, comentan que han vivido ya expe-
Lo más bonito de esta etapa es que uno es
joven y puede divertirse, puede salir, está
siempre riendo y lo malo de esta edad es
que a uno, por no saber bien las cosas, a
veces uno mismo se busca sus problemas
y es la aflicción que uno siente. Un ejemplo
puede ser que una se enamore y está
pensando y está pensando y hace cosas
indebidas y esa es la aflicción que una
siente. (Laura; 16-SCC)
Hay también chicos y chicas que abordan alguna de
las características de la etapa de la adolescencia,
cuando observan en sí mismos/as o en sus pares
las dificultades en el proceso de construcción de su
propia identidad:
(…) siempre estamos buscando una
imagen, algo que queremos demostrar.
Por eso también es que se arreglan los
jóvenes. No saben cómo comportarse,
si están de acuerdo en algo o no están
de acuerdo o cómo comportarse o qué
actitud tomar. (Rodrigo; 18-CBC)
Muchos y muchas adolescentes, como hemos
descrito anteriormente, destacan la mayor libertad que tienen, en comparación a sus padres. Sin
embargo, nuevamente en su mayoría las chicas,
se refieren a disputas en casa, con respecto al grado de autonomía que se les otorga, generalmente, relacionado con las prescripciones referidas a
las prácticas sexuales:
Para mí, es un poco difícil porque,
principalmente, la sociedad siempre te
enseña cómo tiene que ser: cómo uno
tiene que vivir, sin dejar que uno piense
lo que cada uno siente. Eso es para mí, mi
etapa es difícil; cambia mi forma de ser. Ya
no era lo que yo era, pero al tiempo que
voy cambiando, va cada vez mi madre, mi
tía, metiéndome ideas de cómo son las
cosas, que así tiene que ser, sin ver ese
punto de afecto de lo que ellas dicen (…).
(Romina; 17-SCC)
Romina, de cuyo relato se extrajo esta cita, expresa de forma muy plástica, lo que le conflictúa de la sociedad y de las personas adultas con
quienes se interrelaciona en su casa, pues, quiere vivir “sin dejar que uno piense lo que cada
uno siente”, haciendo entender que quisiera ser
tomada en cuenta como un sujeto, un sujeto sexuado, con afectos y, tal vez, aunque no lo diga,
con un cuerpo para sí. No basta que pueda enamorarse de quien quiera, que inclusive puede
“probar” uno u otro enamorado, pues, la negación de ser sujeto, una adolescente que experimenta nuevas sensaciones y deseos, implica aún
mucha censura sobre sus pensamientos y sentires más íntimos.
Es así como hay chicos y chicas que optan por
hablar con sus pares o buscan información
en internet, ya que según su experiencia, las
personas adultas tienen ideas muy equívocas en
cuanto a la orientación que deben dar; por tanto,
las recomendaciones de una y otra persona suelen
ser muy dispares:
Es que…, claro, el pensamiento de las
personas adultas varía. Si a una le puedo
preguntar o le puedo pedir un consejo,
me puede decir, “ajjjj, pero cómo, pues,
vas a tener chica!!!! ¡Qué estás haciendo
con chica!”, que “¡preocupáte en tus
estudios!!” O hay otros que me dicen: “ya,
está bien que estés pasando por esa etapa
de tener chica, que está bien, a tu edad yo
también”, así. (…) No sé, tengo esa duda,
digamos, si le cuento a tal persona. No sé
qué me va a responder, pero si le cuento
a esta persona, igual…, ¡o sea!!!! (Diego;
17-LPC)
Es, depende de en quién uno confía.
Puedo hablar con mi amigo y él me puede
dar buenos consejos y otra persona me
puede decir que eso es malo (…) Mejor no
preguntar para que no te confundan más.
(Pablo; 17-LPC)
Hallazgos
riencias de mucha turbulencia durante su misma
adolescencia. Esta sensación de haber pasado ya
por enredos, conflictos afectivos y emocionales
muy serios y, además, por “la propia culpa”, es
algo que se repite con más frecuencia en las chicas:
41
Otros/as refieren no confiar en casa lo que les
está ocurriendo, ya que han constatado que los
padres no están dispuestos al diálogo. El deseo
de independencia, el cambio de valores y modos
de ser, según transmiten estos chicos y chicas, se
percibe por parte de sus padres como una pérdida
de autoridad, que conlleva una descalificación22;
lo cual puede generar un aislamiento voluntario
al interior de la familia, rupturas afectivas y/o
conductas de una autonomía aún más radical:
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
(…) lo que no me gusta es que los padres
no confían en uno; no le dan confianza;
no se puede hablar con ellos (…) No me
gusta. No quieren tenernos en cuenta
(…). Ellos no reconocen; dicen otra cosa,
pero si quieren conversar con los hijos,
les darían confianza, pero todo es palo
y crítica y castigos. Los padres ellos son
los que tienen que darnos más confianza
y conversar mejor con los hijos. Con las
chicas todo está bien, nos contamos cosas,
con los chicos también. El problema son
los padres. (Belén; 16-SCR)
42
Igualmente, Leonardo no habla sobre sexualidad(es) con su padre, ya que opina que es de la “era
jurásica”. Es de destacar que un grupo considerable, tanto de chicas como de chicos, comenta que
no habla sobre sus prácticas sexuales y/o su vida
amorosa con su padre, por ser más “cerrado” que
su madre. De manera que se comenta poco sobre
una relación de confianza o de complicidad entre
padres e hijos varones, como solemos suponer.
Probablemente tenga que ver también con la
poca presencia en la casa del padre y, asimismo,
pudiera ser, -al menos si damos crédito a lo que
opina Ángela-, que la responsabilidad mayor re-
cae en la madre cuando surgen problemas y, por
tanto, ellas harían un mayor esfuerzo para dar seguimiento al pasatiempo y al tipo de amistades de
sus hijos/as, así como a las andanzas de enamoradas o enamorados:
P: ¿Conoces a algún chico que embarazó a
una chica y no se hizo responsable?
Aquí no se da eso. Es difícil. Los chicos
tienen que responder pero, a veces, hay
problemas porque las familias no se llevan.
Las chicas terminan viviendo con sus padres
o, mejor, con sus madres, porque los padres
casi siempre culpan a las mamás cuando las
hijas se embarazan. (Ángela; 17-SCR)
En su generalidad, cuando analizamos aspectos
de la construcción de las sexualidades adolescentes, solemos poner mucho énfasis en el impacto del manejo de estereotipos de género y la
consiguiente represión que viven las adolescentes mujeres. Sin embargo, por lo que expresan
los y las adolescentes que participaron en la investigación, nos percatamos del hecho de que
existe una imbricación muy elocuente entre la
opresión por género y por edad. La última no solamente se trata de la opresión o discriminación
por el adultocentrismo vigente, sino también
por el adultismo. Si el adultocentrismo se traduce en prácticas sociales que se sustentan en la
representación del mundo adulto como un modelo acabado al que se aspira también en cuanto al horizonte de los/as niños y adolescentes, el
adultismo se refiere a las interacciones directas
entre adultos y jóvenes. Es así que el deber ser
de hijos/as adolescentes se traduce rígidamente
desde la perspectiva de las experiencias propias
y los mandatos que por entonces se obedecían.
22 Morgade refiere que la situación de los y las adolescentes es compleja y menciona algunas características (referidas a la Argentina) de
la problemática: “desajuste entre las subjetividades supuestas y las reales, mensajes y metamensajes contradictorios sobre lo que se
espera de ellos y de ellas y lo que realmente se les ofrece, y muchos otros etcs” (s/f). Krauskopf, estudiosa de temas relacionados con
las adolescencias en América Latina, expresa algo similar: “El reconocimiento de la incertidumbre actual, de la rápida obsolescencia de
los instrumentos de avance cognitivo y social, favorece una crisis de los adultos. El adulto se siente responsable de ser una imagen clara
para el joven; teme no mantener la autoridad ni el respeto si comparte las dudas y confusiones por las que atraviesa. Pero los jóvenes
deslegitiman una intervención adulta que no esté basada en una comunicación clara y sincera que permita la apertura. Este cambio va
a influir en nuevas relaciones entre los jóvenes y los adultos” (1998). Observamos que se trata de un documento que se refiere a una
situación de los años 90; consideramos sin embargo, que su descripción tiene aún mucha actualidad, al menos por lo que van trasmitiendo
los y las adolescentes, participantes en el estudio.
P: ¿Qué cosas crees que le podrías contar a
tu papá y qué cosas no?
No le cuento casi nada porque reacciona
muy mal; por eso no puedo confiar.
P: Ahora no le puedes contar que tienes
chica…
No, si se entera, no sé, me reñiría. ”¡Por
qué haces esas cosas!”, me diría, yo creo.
P: ¿Por qué crees que no quieren que
tengan chicas a tu edad?
Según mi papá, porque dice que no
estamos en nuestra edad para tener chicas
y que no nos podemos cuidar todavía, por
eso.
P: Y tú, ¿a qué edad crees que uno podría
empezar a tener chicas?
No sé, desde los 10. Sí, desde los 10.
(Leonardo; 17-CBR)
Llama la atención con cuanta flexibilidad los
adultos, del área rural y de barrios periféricos de
las ciudades, han hecho el cambio en su imaginario
en cuanto a lo que es deseable para sus hijos/as
con relación a la edad en que deberían formar
una familia. Pues, no tenemos el dato de todos
los padres, pero muchísimos/as adolescentes
han señalado que se juntaron en la adolescencia.
Sorprende entonces que, hoy en día, la gran
mayoría de los chicos y chicas transmiten que
hay mucha presión sobre ellos/as para que no
formen una familia y no tengan hijos/as antes de
tener una profesión y, por tanto, no deben tener
relaciones sexuales coitales. Es decir, aún con el
acceso a los métodos anticonceptivos que hoy
en día tienen los/as adolescentes, los padres no
desean que sus hijos/as hagan lo que ellos/as sí
hicieron: tener relaciones sexogenitales en la
adolescencia. Pues, como veremos más adelante
también reiteradamente, inclusive se les advierte
de no tener enamorada o enamorado.
No conocemos estudios muy detallados al respecto, pero por lo que escuchamos y comentan
también los/as adolescentes, como hemos visto,
los padres no tenían la libertad de “caminar”
por mucho tiempo con enamorados/as, ya que
cuando se hacía público se les obligaba a juntarse formalmente, lo cual les autorizaba a tener
relaciones sexuales coitales. Es decir, había poco
tiempo entre los primeros “chequeos” y la formación de la pareja con todo lo que implica. Por
otra parte, las parejas que lograban ocultar, por
un tiempo algo más largo, que estaban “caminando” como enamorados, se tenían que juntar
en el momento en que había un embarazo. Es decir, en el primer caso, los abuelos de entonces,
reconocían que la atracción conlleva necesariamente a que se tengan relaciones sexogenitales
en muy poco tiempo y para evitar que la unión
se dé por simple embarazo, se les juntaba. En el
segundo caso, igual se puede suponer que las
relaciones sexogenitales se dieran pronto y se
producía un embarazo en determinado tiempo.
Como no era muy fácil que el varón no reconociera su paternidad, tampoco era frecuente que
la hija quedara como madre soltera. Por tanto, la
aceptación del hecho no era tan difícil.
De modo que la mayoría de los padres no han
conocido un enamoramiento muy largo sin tener
relaciones sexuales coitales. De esta manera desconfían que sus hijos/as, sí pueden tener enamorados/as, tener cierto contacto físico, sin que eso
finalice pronto en relaciones sexuales. Veremos
que pocos padres o madres hablan seriamente
sobre el uso de métodos anticonceptivos, pues,
no está en el imaginario y por razones de mandatos de género, menos aún en el caso de las hijas.
De modo que los enamoramientos les suponen
un riesgo muy grande para que se produzca un
embarazo y, por tanto, se apela a la sensatez de
los/as hijos/as de no tener relaciones, arguyendo
que ellos/as no tienen aún la edad para eso. Pues,
el aplazamiento de la formación de la pareja estable debe, necesariamente, aplazar el momento
de las primeras relaciones sexuales coitales. Esta
sensación de que los padres piensan que sus hijos, sus hijas no van a tener frenos, al igual que
Hallazgos
En el caso de Leonardo vemos cómo sus criterios
difieren de los de su padre, en cuanto a la edad
en que se puede tener enamorada; además de
constatar que no solamente la sobreprotección
y, por ende, la infantilización, se da en el caso de
las hijas mujeres:
43
ellos en su tiempo, lo expresa de alguna manera
Rodrigo, de Cochabamba:
Las personas mayores creen que nosotros,
vamos, queremos hacer eso; el acto
sexual, y ya está, y todo el tiempo hacer
eso. Pero no saben que somos personas
normales. (Rodrigo; 18-CBC)
De este modo, los padres, madres, tutores, que no
hablan constantemente sobre el peligro de tener
enamorados, enamoradas o de tener relaciones
sexogenitales, son escasos. En ese sentido, se
destaca la madre de Fabiola:
(…) mi mamá me dice: “estás bien como estás. Si quieres cambiar algo, hazlo por dentro, hazlo por tí misma y no por los demás”,
así me dice. (…) “Cuando tienes relaciones
sexuales, si quieres tenerlos, tiene que ser
algo bonito, hermoso, y que te tienes que
proteger al tener relaciones sexuales”. Sí, y
que tenemos que utilizar anticonceptivos y
condones. (Fabiola; 15-LPC)
(…) Algunos de los padres piensan que
no hace falta que los hijos sepan sobre
la sexualidad, pero los jóvenes tratan
de aprender sobre el tema y de la forma
de saber. (…) Hay algunos padres que
no saben sobre la sexualidad y los hijos
saben más. (Ad. mujer, Ucureña)
El miedo o la vergüenza de los padres genera mucha inseguridad y desconfianza en los y las adolescentes. Por ejemplo, una chica de Santa Cruz
menciona que los padres tienen vergüenza, pero
cuando dibuja un escenario de una conversación
entre una madre y una hija y la madre propone
hablar, ella le responde: “no mamá, no tengo
confianza para hablar de mi intimidad”; pues, la
confianza, entre otras, se construye mediante un
abordaje abierto y de atenta escucha. La confianza presupone reciprocidad; desaparece la confianza y desaparece el estado de desinhibición, de
no represión.
¿Podemos hablar de sexualidad?
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
Mediante las entrevistas, pero también por
la información que se obtuvo mediante una
de las técnicas que se aplicó en los colegios23,
se constata que la mayoría de los y las adolescentes demanda más educación sexual en casa.
En cuanto a los motivos por los cuales no se habla, los adolescentes expresan sus ideas, refiriéndose en especial al miedo o a la vergüenza
de los padres:
44
(…) algunos padres no hablan por
vergüenza. No saben y no saben cómo.
(Ad. mujer, Santa Cruz)
(…) hay algunos padres que les da miedo
o vergüenza hablar sobre la sexualidad
23 La técnica se encuentra de forma completa en el anexo 1. Se hicieron preguntas que se contestaron por escrito. Las preguntas giraban en
torno a una escena de una familia con un hijo y una hija adolescente (ver imagen). Luego, se les pidió que dibujaran también una escena
y un diálogo, desde su propia imaginación (se exponen tres ejemplos). Transcribimos opiniones y, asimismo, algunos diálogos que se
apreciaron en los dibujos, a modo de ilustrar los resultados más destacados de la aplicación de la técnica. Un total de 300 estudiantes
participaron en la actividad. Las citas van acompañadas con la referencia de la localidad del adolescente, la adolescente. Ad. significa
“adolescente”. Las ilustraciones o transcripciones de cada técnica se identifican con la técnica 1 (T1), técnica 2 (T2) y así, sucesivamente.
Madre: Hijo, ¿te acuerdas de los dos
perritos que dijiste que estaban peleando?
Hijo: ¡Ma! Los que se estaban cruzando.
Madre: [cara de sorprendida] (Ad. varón,
Cochabamba)
Hija: Papá, ¿me puedes explicar de dónde
provienen los bebés o cómo se hacen?
Padre: Bueno, hija, los bebés son traídos
por cigüeñas. Los dejan en la puerta para
que nosotros los cuidemos y les amemos,
como te queremos a ti…
Hija [después, estando sola]: ¡jajaja!, como
si fuera tonta y creer que los niños son
traídos por cigüeñas. Después, ¿por qué
suceden los embarazos?, porque nuestros
padres no quieren hablarnos sobre la
sexualidad. (Ad. varón, Cochabamba)
El departamento de La Paz tiene como particularidad que algunos varones hacen referencia a
cómo los padres les infantilizan y rehúsan hablar
sobre sexualidad, con el argumento de que no
han cumplido aún con el servicio militar; pues, por
mucho tiempo se autorizaba en el altiplano paceño a los varones a formar pareja, cuando tenían su
libreta. Igual, para los padres de la novia éste era
un requisito importante para dar el visto bueno
a que la hija se juntara o casara, para formar una
familia. Lo cual nos confirma la idea de los padres
que la práctica sexual coital se da apenas se inicia “el cortejo” y, parece ser que, mientras tanto,
tampoco se debería hablar sobre aquello:
Hijo: Papá, ¿qué es la sexualidad?
Padre: Para qué quieres saber, ¡si todavía
no has ido al cuartel!!!! (Ad. varón, Curva
Pucara)
Aparentemente, en este mismo departamento,
se acostumbra de manera más tajante que en los
otros, que los padres hablen con los hijos y las
madres con las hijas:
Madre: Mi amor, es hora de que hables con
tu hijo sobre sexualidad.
Padre: OK y tú con tu hija.
Hijo: ¡Ohhhh!!
Hija: ¡Ohhhh!!! (Ad. varón, La Paz)
Pero, aunque es más flexible en otros departamentos, llama la atención que se refleja a veces la
complicidad -aunque generalmente momentáneaentre padres e hijos varones, cuando varios chicos
se imaginan la charla que inicia su padre, de la siguiente manera: “hijo, vamos a hablar de hombre
a hombre”. Así también, cuando se menciona en el
diálogo el tema de la protección mediante el condón, suelen ser los padres que explican al respecto.
Otro fenómeno que aparece en estas ilustraciones,
es el desacuerdo entre padre y madre sobre la
orientación que se debe dar a los hijos o hijas:
Madre: Hija, ya tienes 16 años. Creo que ya
es hora de que hablemos de la sexualidad…
Hija: Bueno, está bien, mami.
Padre: Estela, ¿se puede saber qué haces?
¿Cómo se te ocurre hablar a nuestra hija
esas cosas? Ella todavía es una niña…,
vamos, hija, “tú no tienes por qué escuchar
eso”. (Ad. mujer, Cochabamba)
Padre: Hija, tenemos que hablar. Si quieres tener relaciones sexuales, debes usar condón.
Hallazgos
En varios diálogos se hace referencia a cómo se expresa la vergüenza de los padres también en la infantilización de los/as hijos/as. Muchos/as opinan,
de este modo, que recién empiezan a hablar cuando ellos/as ya saben todo o cuando ya es tarde:
45
Hija: mmm, está bien.
Madre: “¡Esa no es la manera de educar a
nuestra hija!” (Ad. mujer, Cochabamba)
Las chicas reclaman, más que los chicos, que los
padres tienen la obligación de hablar. Se quejan a
veces de su falta de responsabilidad, enfatizando
las consecuencias, ya que ellas necesitarían contar
con más información para no embarazarse; es
decir, se asumen como desacompañadas en
asuntos de prevención. De esta manera, en
algunos diálogos, llama la atención que las hijas
toman la iniciativa para pedir una conversación,
pero se transmiten reproches, cuando los padres
no responden como quisieran, sea por simple
vergüenza o por desinterés:
Hija: Papi, ¿usted me podría explicar algo
sobre la sexualidad?
Padre: Hija, mira, ahora no hay tiempo.
Tengo mucho trabajo. (Ad. mujer, Santa
Cruz)
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
Hijo: Mamá, ¿podemos hablar de la
sexualidad?
Madre: ¿De qué? Ay, mi hijo, al rato nos
vemos. Voy a salir. (Ad. mujer, La Paz)
46
Sin embargo, viendo el conjunto, la balanza se inclina más hacia el otro lado, es decir, que a los y
las adolescentes no les gusta que los padres les
toquen el tema; en muchos casos se aduce igualmente vergüenza. De ese modo, disfrazando la
incomodidad, se muestran también indiferentes
o sino, afirman que no les interesa; lo cual se da
en mayor proporción en los varones. Lo mismo argumentan frecuentemente las chicas refiriéndose
a los varones, que las cosas de la sexualidad lo toman “a chiste”.
Pero hay otro grupo considerable de adolescentes que prefiere evitar la charla en su casa, más
que todo, porque se toca el tema para censurar
o castigar, mediante un trato vertical, como anteriormente también comentaba Belén:
Muchas veces los hijos se apartan de
los padres, porque piensan que sólo les
quieren reñir o castigar”. (Ad. varón,
Cochabamba)
(…) los padres nunca les preguntan a sus
hijas o a sus hijos de la sexualidad. Sólo le
dan consejos. (Ad. varón, Ucureña)
Observamos que este adolescente, de Ucureña, se
refiere a “consejos”, que suele ser un eufemismo
para no decir “órdenes”. De forma irónica, uno de
los chicos, con referencia a lo que suelen decir los
compañeros o compañeras cuando se habla sobre
la forma de pensar y/o de hablar de los padres,
con la típica frase: “es para nuestro bien”, opina lo
contrario: “nosotros pensamos diferente, a veces
creemos que es para nuestro mal”.
De forma bastante generalizada se deja traslucir
también que los padres tampoco conversan
mucho sobre los vaivenes de la vida de su hija o de
su hijo, fuera de casa. Por tanto, por parte de los
hijos/as es difícil plantear, compartir inquietudes
y/o hacer preguntas, en base a una relación de
comunicación cotidiana, sobre aspectos más
allá de los avances en el colegio. Como opinaba
también un estudiante de la ciudad de Santa
Cruz: “La juventud sabe más de lo que se cree y
muchos padres no se dan cuenta qué hacen los
hijos”. Este sentimiento también expresa una de
las chicas de Cachuela España, que se ha puesto
el pseudónimo de “Soledad”, cuando representa
una conversación entre una hija y su madre:
Por otra parte, ya lo mencionamos, las charlas
que inician los padres, casi exclusivamente, giran
en torno a la prevención de embarazos, lo cual
muchos chicos y chicas encuentran trillado y no
esperan que pueda ser muy interesante:
Madre: Hijos, ya sé que en el cole les
hablaron sobre esto, pero quiero hablarles
de sexualidad.
Hija: Ya estás con tu sermón.
Hijo: Ufff, qué aburrido. (Ad. mujer, Pailón)
Hija: ¡Ay, papá!, mientras tú estás de ida,
yo estoy volviendo. (Ad. varón, Cachuela
España)
(…) los hijos piensan que ya están en edad
de hacerlo, en cambio los padres creen que
todavía les falta. (Ad. mujer, Pailón)
De este modo, se repite en muchas oportunidades
que los padres les hablan dando mensajes muy reiterativos, mientras que los hijos ya cuentan con
información más “avanzada”, también por el acceso a internet y la comunicación mediante redes
sociales.
(…) a veces los padres sólo te pueden
decir que te cuides o algo, en cambio,
los hijos te hablan de los métodos
anticonceptivos. (Ad. mujer, La Paz)
(…) existen padres que no quieren hablar
de ese tema y los jóvenes se informan a
través de la tecnología. (Ad. mujer, Pailón)
Nos aburre que se pasen toda la vida
enseñándonos. (Ad. varón, Santa Cruz)
(…) los padres tienen un concepto de
precaución y prevención y los hijos un
concepto de broma y placer. (Ad. varón,
Anocaraire)
Lo que afirma este adolescente varón, de Anocaraire, es excepcional en cuanto a su sinceridad,
pues, los padres, en contadas ocasiones abordan
aspectos del placer, es decir, de una sexualidad positiva. Desde esta perspectiva, hay chicos y chicas
que dejan traslucir que evitan la conversación, por
ser especialmente incómoda cuando, por ejemplo,
ya han tenido relaciones sexuales coitales, es decir,
cuando tienen secretos que se relacionan con lo
prohibido. De esta manera hay también los/as que
reivindican su derecho a la privacidad.
En cuanto al enfoque de la prevención de embarazos no deseados, en base a la abstención del sexo
genital, llamó la atención el siguiente diálogo; pues,
no podríamos aventurarnos a una interpretación
equívoca si representa una broma o si es posible
que se puedan generar este tipo de confusiones:
Padre: Hijo, ¿qué es la sexualidad?
Hijo: No tener familia.
Madre: Está bien. (Ad. varón, Laja)
Para hacer notar a los padres que no “se ubican”,
en muchos diálogos se hace referencia al hecho
de que en el colegio se les está enseñando
aspectos importantes de educación sexual, lo cual
es otro motivo para desconocer el valor de las
recomendaciones de sus padres, especialmente
cuando, según ellos/as, tienen ideas equivocadas
de lo que es la sexualidad:
Los padres, desde otro punto, tratan de no
hablar de ese tema, porque piensan que es
sólo sexo. Nosotros pensamos diferente,
ya que nos han explicado en el colegio la
diferencia entre sexo y sexualidad. (Ad.
mujer, Cochabamba)
Subrayando el desconocimiento en casa sobre lo
que se enseña en el colegio, una estudiante de la
ciudad de La Paz opina que “los hijos saben más y
por eso sorprenden a los padres”. Es notable que,
Hallazgos
Hija: Mamá, en el colegio hay alguien que
me gusta.
Mamá: Hija, ¿tienes algo más importante
que decirme?
47
en la aplicación de esta técnica, se evidencia una
mayor soltura en cuanto a la crítica hacia los padres;
probablemente, porque podían confiar sus ideas
“al papel”24 y no había réplica posible, pues, en las
entrevistas se percibe, en su generalidad, más cuidado de criticar abiertamente la forma de pensar o
de conversar de los padres. Nos imaginamos por la
susceptibilidad y/o inseguridad de que no podría ser
bien recibido por parte de la entrevistadora. Por eso
también hubo, en los dibujos, diálogos burlescos y
de caricatura, como podemos apreciar:
Padre: Ale, hija, hablemos de sexualidadHija: No, gracias papá, ya sé suficiente.
Hijo: Jaja, si, hasta lo practica…
Hija: ¡Cállate tonto!!! (Ad. varón, La Paz)
Padre: Hijo, hablemos de la educación
sexual.
Hijo: Papá, ya sé qué es eso, me lo
enseñaron en el colegio.
Padre: Bueno, está bien hijo.
Hijo: Gracias papá, pero me tengo que ir.
Padre: Bueno, chau!!!! (Ad. varón, Laja)
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
Pero no podemos pasar por alto que hay también
un grupo considerable que opina que los padres
hacen lo correcto, ya que quieren lo mejor para
sus hijos e hijas. A veces se alude a su experiencia
de vida, cuyas enseñanzas se consideran valiosas
y como para tomar en serio. A propósito, uno de
los chicos de La Paz tiene un mensaje conciliador,
planteando la necesidad de superar el tabú acerca
de la sexualidad, entre padres e hijos, hijas:
48
Hay diferencia en los pensamientos del padre y el hijo, existe, porque el papá tiene un
punto de vista muy básico y algo estricto,
mientras los adolescentes, como yo, tal vez
lo tomamos un poco a la ligera, pero con
ayuda de adultos y nuestros papás sobre
todo, lograremos estar bien y sin miedo de
hablar de sexualidad. (Ad. varón, La Paz)
En cuanto a los temas que los y las adolescentes
han tocado -probablemente también por el dibujo
motivador-, se ha reflejado en especial el aspecto del tabú sobre la sexualidad, tanto por parte
de padres como por parte de ellos mismos, ellas
mismas. La hegemonía de una educación sexual,
basada en la prevención de embarazos no deseados, por otro lado, se evidencia como omnipresente. A propósito, es de destacar que, en menos
del 10% de los diálogos se ha mencionado algo
sobre métodos anticonceptivos. Pues, la apropiación del derecho al disfrute es mínima, además de
la noción de que lo prohibido se puede hacer responsablemente. Es de destacar, asimismo, que, al
margen de la prohibición de los enamoramientos,
no se abordaron aspectos que relacionan placer
con afectos, ni gustos y placeres al margen de la
práctica sexual genital, reproduciendo de esta
manera un coitocentrismo alarmante por parte
de padres, madres y la sociedad, en general.
Luego, aisladamente, chicas y chicas han tocado
el tema de alguna conversación sobre los cambios corporales que se dan en la adolescencia;
una sola chica ha elaborado un diálogo sobre el
derecho a decidir y a evitar las relaciones sexogenitales no deseadas. Finalmente, en el dibujo
de otra chica hubo un diálogo, sobre este mismo aspecto, pero enfatizando la importancia de
tener las primeras relaciones sexogenitales con
alguien muy especial.
Asimismo, es notable también que los varones,
cuando reflejan los sermones que reciben, en muchas ocasiones se refirieran a la responsabilidad,
reconociendo de alguna manera que no se les
puede controlar y, por tanto, se apela a su capacidad de actuar de manera libre y responsable, desde “la naturalidad” de su rol activo. Este saberse
con un rol activo, pero de responsabilidad propia,
podría explicar también de alguna manera que
son más independientes y “oídos sordos” ante
los mensajes represivos de sus padres.
24 Además, cada uno/a podía ponerse un pseudónimo, lo cual daba aún más garantía de anonimato.
Las/os adolescentes, en su mayoría, han expresado que las ideas y actitudes con respecto a la(s)
sexualidad(es) son distintas para padres e hijos/
as adolescentes. La crítica principal es el tabú y la
desactualización de sus padres. La ponderación
de los y las adolescentes sobre sus conocimientos, gracias al acceso a la información, les otorga
un poder simbólico -el poder del saber- que los/
as ayuda, de algún modo, a contrarrestar el poder
hegemónico de sus padres. Sin embargo, persisten aún muchas ambivalencias para acoger los
derechos sexuales como legítimos. El respeto y
la autoridad, adscritos a las personas mayores,
excluyen aún con demasiada frecuencia que se
conciba la aceptación de diversidad de prácticas
sexuales y/o se analicen de modo (más) abierto.
Finalmente, podemos concluir que, salvo algunas
particularidades, el lenguaje, las opiniones e
inquietudes de los y las adolescentes que han
participado en esta actividad, son muy similares,
pues, reflejan los tabúes y las preocupaciones de
las personas adultas, de geografías muy diversas,
con “diagnósticos”, casi idénticos.
En cuanto a la ilustración que se aprecia a
continuación, no hace falta dar mayor explicación
en cuanto al mensaje que se pretende transmitir.
Lo que sí puede quedar desapercibido es, por un
lado, la posición del padre y su hijo y, por otro, la
de la madre con su hija. Pues, la falta de vergüenza
entre padre e hijo, la relación de confianza entre
ellos, se hace evidente al mirarse “de frente”. Al
contrario, la madre y la hija, no se miran entre sí. A
la madre le caen las lágrimas, tal vez por acordarse
de sus propios “errores” y sus consecuencias, tal
vez para que se grabe en la hija la imagen de la
desgracia, en caso de transgresión.
Hallazgos
Las mujeres, por otra parte, como mencionaba una
de las chicas, simplemente “se tienen que cuidar”.
Veremos más adelante en detalle, en qué consiste,
pero de todos modos, refleja una actitud pasiva,
de tener que protegerse ante algo malo, sin que
eso se traduzca en la expectativa de una actitud de
responsabilidad que, de alguna manera, implicaría
un reconocimiento de su libertad y de considerar
opciones nuevas o diferentes.
49
Trayectorias sexuales
Aunque no amen a la persona del sexo
contrario
Señalábamos que la sexualidad es la manera
que cada persona tiene de vivir “el hecho de ser
sexuado”. Como sostiene Weeks:
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
(…) la sexualidad es la forma en que cada
persona se construye, vive y expresa como
ser sexual; las maneras en que pensamos,
entendemos y expresamos el cuerpo humano; es una construcción histórica a la
cual la modernidad ha contribuido de manera que los cambios estructurales influyen sobre las prácticas sexuales, reflejo
de la estructura entre lo subjetivo y lo adquirido socialmente. La sexualidad reúne
una variedad de posibilidades biológicas y
mentales diferentes; no es un hecho dado
sino producto de la negociación, la lucha y
la acción humana (Weeks, citado en Sánchez Olvera 2009).
50
El binomio cuerpo-sexualidad, hoy en día es reconocido como un territorio de derechos. El
cuerpo es uno de los sitios privilegiados donde
se encarna la libertad y se forjan los significados
de la pluralidad y de la democracia. Las sexualidades, de este modo, son también el resultado
de diferentes prácticas sociales y luchas entre
quienes tienen el poder de definir cómo deben
ser y quienes se oponen a las restricciones, a la
homogenización y el ejercicio del derecho a la diversidad de expresiones de la sexualidad y afectividad (Weeks 1998).
En este acápite nos referiremos a una diversidad de prácticas sexuales que se pueden ob-
servar en la adolescencia, a “la primera vez25
del abrazo amoroso, del beso, a cómo están construidos las imágenes del cuerpo y sus atracciones,
así como los estereotipos de género que se advierten en las narraciones de chicos y chicas.
Con relación a la atracción y el deseo erótico, ha
llamado la atención que varios chicos -y no así las
chicas-, cuando se les pregunta sobre los cambios
que han sentido relacionados con la adolescencia,
no se refirieran a los cambios físicos, sino a lo que
descubrieron respecto al deseo erótico:
P: ¿Y a qué edad tú has notado que tu
cuerpo estaba cambiando?
A mis quince años…, sí, quince, catorce
ya…, ehhh…, ya…, ya sentía atracción
por la otra persona, porque antes no!!!
Uyyy!!!! Antes, cuando yo he llegado,
jugaba con mis amigos; todo esto
correteábamos, por todo esto..., futbol
sabemos jugar, pescapesca (…) Quince,
diez y seis haiga sido ya, he sentido ya
otras..., cierta atracción. Ya me ha dejado
de interesar un rato jugar pescapesca
y, ahí, ya me ha parecido raro, tener
atracción por la otra persona. (Diego; 17LPC)
(…) uno empieza a experimentar cambios
y a tener deseos de todo. (Sabino; 16-SCC)
P: A ver, entonces, ¿cuál ha sido tu mayor
problema: cuando estabas cambiando tu
voz, tu cuerpo?
Cuando…, cuando me he enamorado
de…, esa chica también… Parece que se
había enamorado profundamente… Ya no
hacía mis tareas, ni nada de eso. Sí, eso.
(Adrián; 17-LPR)
25 Generalmente se hace referencia a “la primera vez” con relación a la primera relación sexual coital, reflejando el coitocentrismo, que
suele centrarse en la genitalidad. Es llamativo que, a sabiendas que la sexualidad es parte de la vida desde el nacimiento y que desde la
infancia se experimentan sensaciones placenteras, se siga hablando sobre la primera relación sexual coital en términos como “el inicio de
la vida sexual”, “el inicio de la actividad sexual”, “la iniciación sexual”. También se habla sobre el “debut sexual”. Nosotras emplearemos
el término “primera vez” cuando se sobreentiende que se refiere a la primera relación sexual coital, a sabiendas que hay muchas primeras
veces en el proceso de sexuación y en la realización de diversas prácticas sexuales. Pero, de momento, no encontramos un término (más)
pertinente.
Mi punto de vista es que nosotros
debemos pensar porque, con el tiempo
que vamos creciendo, siempre el cuerpo,
siempre va a tener deseos ¿no? Y eso le he
dicho a mi mamá, que el cuerpo siempre
va a tener deseo, pero ella dice que hay
que esperar y yo le digo: “pero mamá,
pide el cuerpo, es un deseo”. No sé, lo
que uno quiere tener y me dice “¡no!, ¡así
no son las cosas!” y lo único que hacemos
con mi hermano es agacharnos y nada
más.
P: ¿Y con tu hermano hablas de sexualidad?
(…) mi hermano me dice que la sexualidad
es una parte del cuerpo que te pide y se basa
en tener relaciones, me dice. La cosa es que
tenés que cuidarte (…). (Romina; 17-SCC)
Observamos que el hermano de Romina le
transmite un concepto limitado y coitocéntrico de
la sexualidad; pues, el “cuidar” se relaciona con
métodos de protección. Pero no es de extrañar,
ya que es la idea dominante que se maneja en
la sociedad y, por tanto, también entre los y las
adolescentes.
Reiteramos, sin embargo, cuando hablamos de
sexo, sexualidad, no sólo hablamos sobre lo que
se tiene, es decir, genitales, ni tampoco sólo sobre
lo que se hace, ni sobre las formas concretas de
expresar el erotismo. Hablamos también de cómo
se da significado y se vivencia el hecho de ser
personas sexuadas.
De este modo -haciendo notar a los y las chicas
entrevistadas, que pueden hablar sobre su manera de ser únicos, únicas, sobre todas sus particularidades como seres sexuados-, se preguntó
sobre su orientación sexual; en concreto, si les
gustan los chicos o las chicas. Todos y todas afirmaron que son heterosexuales, pero hay que señalar también que en pocas ocasiones -más en el
caso de los chicos que en el de las chicas- se hizo
notar un gesto de sorpresa ante la pregunta; es
decir, a la mayoría no les ha parecido una pregunta “fuera de lugar”, a pesar de la heteronormatividad existente.
Muchos y muchas investigadoras, que indagaron
con respecto a la aceptación de las diversidades
sexuales por parte de los y las adolescentes26, refieren que el hecho de conocer, de cerca, a un gay
o a una lesbiana, incrementa la aceptación de la
homosexualidad. Desde esta perspectiva podemos entender de alguna manera el comentario de
David, que se expresa con cierta extrañeza ante
“esta diferencia”, aunque al mismo tiempo opina
que no es quién para juzgar27:
(…) no sé, es su vida. Ellos deben querer
que sea así su vida, su elección debe ser
(…) Me parece medio un poco misterioso.
¿Cómo puede haber personas así? (David;
16-LPR)
Entre los y las participantes en la investigación,
hubo una chica que afirmaba que su mamá tiene
un amigo gay y otras dos comentaron que ellas
mismas tienen un amigo homosexual:
Me parece que son más normales.
P: ¿Por qué?
Porque cuando tienes un amigo así, te
sientes muy cómoda; porque, aquí, los
chicos normales son bien torpes, ¿no? Y
26 Caycho Rodríguez s/f.; Megías et. al. 2005.
27 Las imágenes y los comentarios al respecto, forman parte de una de las actividades en aula (Anexo 2). A partir de ciertas imágenes se les
pidió su opinión sobre lo que les parece permitido o no y, asimismo, el por qué.
Hallazgos
La presencia de los deseos es algo evidente para los
chicos. En el caso de las chicas se tiende a disimular
y/o guardar para sí, pues, socialmente existen muchos tabúes al respecto. Una sola chica hace referencia a aquello y tal vez no sea casualidad él que
tenga un hermano con quien compartir aspectos
de las sensaciones y/o placeres corporales:
51
un chico así es totalmente…, te entiende.
Es mejor hablar con él que con otras
personas. (Sandra; 16-LPR)
Sí, mi mejor amigo, él es.
P: ¿Él ya se ha asumido y ha reconocido ser
gay?
Si, él me lo dijo. Me dijo que era gay y me
pidió que a nadie más se lo dijera.
P: ¿A ti te atraen los chicos?
Sí, pero últimamente no. Es que estoy un
poco alejada, no sé, no quiero estar con
nadie. Hay veces que prefiero estar así…,
sola, y estar con mi amigo, riendo, estar en
una reunión en mi casa; a veces río, a veces
no. (Sofía; 18-SCC)
Es interesante que Sandra se refiera a “chicos
normales”, es decir, heterosexuales, que, sin
embargo, tienen actitudes que no le agraden
mucho. Más bien insinúa, en base a su experiencia,
que con un chico gay puede haber más afinidad
para hablar sobre temas de la intimidad. Sofía,
que ha sufrido una decepción con uno de sus
enamorados, igualmente, comenta que se siente
muy a gusto con su amigo gay, con quien tiene
una relación de confianza tal, que le ha hablado
sobre su orientación sexual.
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
Es de destacar que ninguno de los chicos comentó tener un amigo gay o una amiga lesbiana. Sin intención de estigmatizar a los chicos,
nos parece interesante la relación que una de
las chicas establece entre el machismo y la homofobia28.
52
(…) es su orientación sexual, que si
prefieren ser eso, está bien. Yo lo voy a
aceptar, porque la mayoría de las personas,
dicen, ¿no ve?, salen del closet y: “no, no,
no, vos eres gay, me vas a hacer algo”, y
piensan que es como una enfermedad, la
mayoría de las personas; especialmente los
hombres, porque son bien machistas (…).
(Fabiola; 15-LPC)
T2) No sé si está permitido. A mí, por el momento,
no me interesa la sexualidad, que cada persona
elija cómo y de qué forma quiere ser y cómo lo
vean todos. (Ad. varón, La Paz)
Sobre el total de 16 chicas a quienes se preguntó
si conocen gays o lesbianas, algo más de la
mitad, 9 en total, conocían a un gay y/o a una
lesbiana. En cuanto a los chicos, sobre el total
de 21 a quienes se hizo la pregunta, 9 decían
conocer a alguien. Hay los que comentan que
hay alguien -generalmente en el colegio- de
quien se dice que “es”, pero que no lo podrían
decir con mucha seguridad. En su generalidad,
se trata de gays, pues, solamente en dos
ocasiones se comentó conocer a una lesbiana.
Tanto en el caso de chicos como de chicas, en
el departamento de Santa Cruz se respondió en
28 “La homofobia es un temor irracional a ser gay, lesbiana o bisexual, pero también se conceptualiza como un temor a tener contacto con
personas con esa orientación sexual, de cualquier tipo o bajo cualquier forma, e igualmente a sentir algún rasgo de la homosexualidad de
uno mismo. (…) La homofobia se desarrolla por los mismos mecanismos tanto en la población homosexual como en la heterosexual. No
es únicamente un problema que ocurre en las relaciones de los heterosexuales con los homosexuales. Tampoco de estos últimos consigo
mismos y con su grupo de referencia, sino que también es un problema de los heterosexuales entre sí y de cada uno para consigo mismo, que
puede afectar profundamente a las relaciones con las personas tanto del mismo sexo como del otro sexo” (COGAM s/f: 2).
es como es ella; no se le puede obligar
a que le gusten los chicos, nada. Es su
decisión, como podría ser mi decisión que
me gusten las chicas, sí. (Lorenzo; 15-LPR)
Sin embargo, de los 15 chicos/as que expresan
una opinión sobre la homosexualidad, 5 se expresan con descalificativos rotundos, 4 con cierta ambigüedad y 6 con una aceptación plena.
Entre las 11 chicas que dieron su opinión, hubo
una que se expresó de manera tajante rechazando la homosexualidad; 8 se refirieron al tema
con aceptación plena y 4 con cierta ambigüedad.
Bajo el término ambigüedad se han agrupado las
opiniones que reflejaban tolerancia y la intención de no discriminar, como una “concesión”
hacia las personas con una orientación distinta a
la hetero; de esta manera, dejando por sentada
la “anormalidad”:
Una opinión que se destaca por constituir uno de
los pilares de la argumentación con respecto a la
legitimidad de los derechos de las colectividades
de diversidad sexual, es la de uno de los chicos del
área rural de La Paz, Lorenzo29. Pues, cuestiona de
forma muy “natural” el imaginario hegemónico
de la heterosexualidad como norma:
(…) éramos amigos y (…) la chica me ha
dicho que le gustaba otra chica y como era
nuestra amiga, nosotros le hemos…, o sea,
no le hemos criticado, nada; entonces, le
hemos apoyado nomás como si le gustara
un chico, así nomás, sí. (…) Es decisión
de ellos (…) Una chica que le gustan los
chicos o una chica que le gustan las chicas,
P: Y ¿qué te parece a tí un chico gay o una
chica lesbiana?
Es su forma de ser. No podemos hacer nada
para cambiarlos. (Natasha; 16-LPC)
De modo que la tolerancia y la intención de no discriminar, no evita la estigmatización y la violencia
simbólica hacia gays y lesbianas, pues, el término
“molestar”, que utiliza Santiago, lo sabemos, no
es en este contexto un juego ni algo inocente.
Hay que “tratar” de hablar, no podemos hacer
nada para “cambiarlos”, igualmente, son expresiones que no dejan lugar a duda al respecto. Se
29 Su apertura podría tener que ver con el hecho de que nació y vivió por mucho tiempo en la ciudad de El Alto, es decir, en la ciudad.
Hallazgos
más oportunidades que conocen o han conocido
a algún gay o lesbiana y, en Cochabamba, fueron
los/as menos.
P: ¿Hay algún chico o chica que sea gay o
lesbiana?
No, no creo. Hay uno que le molestamos,
pero no creo que sea gay.
P: Y ¿qué harías si fuera?
Ahí nada, porque ya sería discriminar. Hay
que entenderle, tratar de hablar con él. No le
diría nada, sólo que yo lo acepto. (Santiago;
18-CBC)
53
tolera lo que, en realidad, no se soporta, lo que no
se desea que exista. Como señala Jones, la tolerancia es permitir la manera de vivir de aquel que
se considera diferente, “pero significa al mismo
tiempo admitir la presencia del otro a regañadientes, la necesidad de soportarlo o simplemente
dejarlo subsistir (…) Está muy lejos de la plena
aceptación y del reconocimiento social: sin una
definición negativa de la homosexualidad, la tolerancia no tendría razón de ser” (Jones, citando a
Pecheny y Meccia 2010: 126).
Con o sin prejuicios, ambivalencias, se observa
que la censura a la discriminación de chicas y chicos homosexuales, es un aspecto presente en la
mayoría de los discursos de los y las adolescentes. Parece que de algún modo el debate público al respecto está teniendo su impacto. Ejemplos son los comentarios de Alejandra y Paula al
respecto:
pensar que si ellos no aceptan, nunca van a
ser felices. (Mónica; 17-SCC)
Que cada persona decida ser como quiera
ser. Si mi hijo fuera gay tendría que
aceptarlo tal como es, una persona que
vino al mundo. Algunas familias rechazan
eso, otras sí aceptan. Creo que depende de
la comunicación de la familia, el compartir
de la familia. No creo que tenga que ver
la religión. No sé… En mi familia somos
católicos. Mis padres no me han hablado
de gays ni lesbianas; no he visto que
tengan alguna reacción. (Rudy; 19-SCC)
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
Pienso, que es…, de que, yo no pienso
nada malo de él. Es diferente persona.
P: ¿Está bien que a un chico le guste otro
chico?
No está bien. Pero ahora ya está bien, para
estos tiempos. (Alejandra; 16-CBC)
54
P: ¿Conoces a chicos gays, lesbianas?
Sí, conozco a un chico que es gay.
P: ¿Está en tu colegio?
Sí.
P: ¿Qué piensas de eso?
Me parece algo bonito, la verdad. No
discrimino. Son personas igual que
nosotros, igual sienten pues, es… Me
parece bien. (Paula; 16-CBC)
Algunas chicas y chicos comentan sobre los
discursos de rechazo que se basan en la religión y
consideran que el principio de la no discriminación
está por encima de las creencias religiosas:
(…) las personas se ponen a pensar por lo
que dicen que Dios creó al hombre y a la
mujer; pero, digamos, hay que ponerse a
T2) No está permitido, porque Dios creó a Adán
y Eva, no a dos Adán; creó a un hombre y a una
mujer para reproducirse. (Ad. varón, Cachuela
España)
Hay algunos chicos y chicas, que afirman no
discriminar, pero cuando la expresión de afectos
homosexuales se manifestaría en público sería
otro cantar:
¿Has visto a gays besándose o a lesbianas?
(…) tengo amigos gay, sí. También
conozco lesbianas. Bueno, yo los trato
bien, aunque la Biblia dice que eso no está
bien. Dios hizo a Adán y a Eva para que
procrearan (…). No…, no, eso sí que no
he visto… gays besándose … No sé, creo
que no me gustaría, por algo no lo hacen
en público. Es normal que un hombre bese
a una mujer. No sé qué haría si lo viera, es
difícil. (Belén; 16-SCR)
P: Sí, bueno, ellos…, ellos han querido eso.
Les gusta otro hombre, pero lo único que
es, en lo que me opongo, es que molesten
a otros que realmente sí se creen hombres.
(Daniel; 16-LPC)
De esta manera, se advierte un doble estándar
de juicio respecto a la homosexualidad, según se
trate de un espacio privado o público. Mientras
que se toleran las prácticas sexuales entre dos
varones, entre dos mujeres, en espacios privados,
fuera de la vista del resto, es mucho más difícil
soportar las expresiones públicas de afecto. Para
que sean “tolerados” y no se “perjudican” a sí
mismos -así lo deja traslucir Belén-, no cree ella
que se animen: “por algo no lo hacen”.
P: ¿Qué piensas de los gays o lesbianas?
No sé. Por ejemplo me decían: “hay un
gay en la promoción”, diciendo. Eso sería
raro, no sé. Incluso de la forma de hablarle
mismo, tuviera miedo; no sé. No me pudiera
acercar fácilmente. (Simón; 19-CBR)
Entre las opiniones de rechazo, por parte de
los chicos, también están aquellas que cubren
el concepto de homofobia en su versión más
“pura”30, es decir, relacionada con la hombría:
Sí, que era gay. Era gay, pero no ha
adoptado una forma así como lo muestran
¿no? [se refiere a una forma afeminada]. Él
adoptaba una forma normal, pero no una
forma muy varonil, sino una forma más
femenina, pero no tan femenina. Era una
persona normal que no estaba ni en ser un
hombre, hombre, hombre, ni una mujer,
sino estaba al medio.
P: ¿Y cómo lo trataban en tu curso?
Bien, era una persona súper abierta y,
como le digo, podía ser…, era arriesgado,
era entrador. Podía ser conductor de un
canal o algo, porque era divertido, siempre
estaba ayudándonos. No tenía miedo de
hablar con nadie, era el más participativo
en el curso, normal. (Rodrigo; 18-CBC)
30 “Muchos hombres heterosexuales suelen reprimir los sentimientos, las conductas, las actitudes y los deseos que se dirigen hacia cualquier
tipo de contacto físico con el propio sexo. Temen que se puede llegar a pensar que tienen rasgos que caracterizan al estereotipo de los
homosexuales” (COGAM s/f).
Hallazgos
T2) No sé, tal vez está permitido, pero la verdad,
no sé, yo creo que es normal, porque ellos no
tienen la culpa de tener ese problema o no sé si
será problema. (Ad. mujer, Cochabamba)
Observamos que Daniel tiene una confusión con
relación a lo que es la identidad sexual y la orientación sexual. Para él un gay ya no se puede llamar
“hombre”. Este abordaje, aparte de la confusión,
tiene, sin embargo, una connotación claramente
homofóbica. Rodrigo y Manuel, igualmente, se
expresan, reflejando los estereotipos de lo que
socialmente se considera “ser mujer” o “ser hombre”, pero no tienen la misma intención discriminatoria que en el caso de Simón:
55
Acá en el colegio conozco y en otro colegio
igual, o sea, son mis amigos. O sea ellos
enfrentan muchas cosas porque, por
ejemplo, si hacen un grupo entre hombres
lo discriminan, “vos sos mujer, te vas pa
llá”, o sea…, lo que siempre va a seguir
siendo hombre, aunque actúe como
mujer. Es algo que algunos no entienden,
que yo trato de hacerles entender a mis
compañeros, aunque ellos están “que vos
sos gay, que te vas de acá pa acá…”, yo
sé que lo dicen en jugando, pero igual a la
persona le duele, porque son indirectas
hacia esa persona. (Manuel; 17-SCR)
Manuel nos subraya que, en muchas unidades
educativas, los gays y lesbianas son objeto de
acoso homofóbico, es decir, de burla y/o insultos,
a pesar de que en el caso de Rodrigo, él manifestaba que en su colegio se acepta plenamente
a un compañero gay. Ilustra, asimismo, que al
respetar o mostrar cierta empatía con la minoría
homosexual, se puede poner en riesgo la propia
imagen de masculinidad, colocándose en una posición vulnerable ante una sociedad heterosexista
y represora.
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
Debemos destacar que los chicos abordan mucho
más que las chicas, este tema o, mejor dicho,
la preocupación, por los roles y apariencias
femeninos y masculinos. Así también se observa
en el comentario de Edmundo:
56
Ehhh, sí conozco, pero todavía no estoy
seguro si son, porque a veces paran con
chicas, a veces con chicos. No se puede
distinguir, qué más tira a qué son, así… En
el colegio…, pero en otro colegio…, nada.
No sé, no me gusta. (Edmundo; 19-SCR)
En una sociedad sexista y machista, en que
prevalecen las actitudes de subordinación de la
mujer y de lo femenino, también se suelen observar
con mayor rigidez actitudes de homofobia. El
varón homosexual es doblemente discriminado,
no solamente por atribuirle rasgos femeninos,
sino que por su propio rechazo de la masculinidad
hegemónica. De esta manera, algunos autores,
autoras, sostienen que la discriminación no se
dirige en primer lugar a lo homosexual, sino hacia
los comportamientos, propios de un género que
no les corresponde, “rebajándose a la condición
femenina”31.
Sin embargo, ha sido también notorio que,
con respecto a la técnica 2, en que se exponen
imágenes de prácticas sexuales diversas, en la
imagen de una chica masturbándose y otra, con
dos chicas besándose, ha habido en ocasiones
como un bloqueo para reconocer que se trata de
chicas. Una de las estudiantes, cuando describe
la imagen de los dos chicos, señala que son “dos
hombres acariciándose y expresando afecto
y cariño”. Podríamos suponer que la mención
de estos aspectos tan positivos, tuviese como
resultado la consideración de que es una práctica
sexual permitida, pero fue todo lo contrario,
pues, después de que la imagen, aparentemente,
le haya evocado algo agradable, opina que no es
permitido:
Dios hizo una ayuda idónea para
el hombre: la mujer. Ambos se
complementan y ayudan a mejor y
desarrollarse en la sociedad.
Luego, describe la imagen que se expone de
las dos chicas besándose como “un hombre y
una mujer que se acarician”. Opina que no está
permitido, porque:
Porque aún no es tiempo de que los jóvenes realicen estas muestras de afecto, sino
después del matrimonio. Cada persona
31 “La construcción de la identidad masculina en el adolescente está instalada performativamente en la negación, en el peligro, en la necesidad
de la defensa, psicoanalíticamente en el temor simbólico a la pérdida del pene (falo), que subroga la pérdida del poder, un poder asignado
desde el discurso androcéntrico y que se refleja en el estereotipo masculino tradicional” (Beltrán 2011: 52).
debe hacerse respetar como persona, hacer reconocer sus derechos y establecer
sus límites. (Ad. mujer, Cochabamba)
podemos interpretar, su gran dificultad de poder
identificar a estas chicas como lesbianas, radica
en el hecho de que desde su punto de vista, se
trata de dos tabúes, el de la homosexualidad femenina y del deseo erótico de las mujeres. De
modo que con respecto a las mujeres, igualmente se manifiesta el problema que señalamos anteriormente con relación a los varones: es doble
“cuando no se responde adecuadamente a los
comportamientos, propios del género”.
Por otra parte, hay algunas chicas y chicos que en
sus narraciones abordan también el debate con
respecto a si un gay o una lesbiana nace o se hace.
El argumento que se nace así y, por tanto, es algo
incontrolable e involuntario, lo hemos reflejado
en el comentario de Natasha, cuando señalaba
“que no se puede cambiar”. Este argumento se
utiliza frecuentemente para tomar una actitud
de tolerancia. La idea que ”se hace”, aunque
por motivos muy traumáticos, no suele tener
como consecuencia una toma de posesión de
“tolerancia”:
Finalmente, llama la atención que aquellos/as
que se manifiestan positivamente, es decir, que
Hallazgos
Es notable cómo esta chica no relaciona los afectos y el cariño que se manifiesta entre los dos
chicos con el matrimonio y solamente aborda
la cuestión de la heteronormatividad. Con respecto a las chicas, no reconoce que son lesbianas, pero además, su imaginación vuela hacia la
sexualidad genital -lo que, por cierto, para ella
podría representar, el máximo placer-, cuando
se refiere a la virginidad y el matrimonio, ya que
le debe parecer una aberración que el placer sexual femenino no tenga consecuencia alguna en
cuanto a su potencialidad reproductiva. Por eso,
P: ¿Y si tu hijo te preguntara sobre las
personas gays y lesbianas, ¿qué le dirías?
Este…. No sé…. Este, no sé… ¿Qué son los
gays?..., no sé la verdad. No creo que mi hijo
me llegue a tocar ese tema. No creo que
me salga gay. No creo. La verdad, el hijo no
nace gay se lo hace, no creo que este… ,
no. No creo tomar ese tema con mi hijo.
Se hacen. La violencia a veces, violaciones a
los niños, no sé, por eso se hacen gay, algo
por ahí. Las lesbianas, por maltrato de su
padre, yo creo, tienen miedo a los hombres.
(…) Les he visto, pero no conozco. Así de
pasada, se distingue cuando la persona es
gay… o lesbiana… de que son…, que ya no
tienen ni vergüenza ni nada, que se ponen
los hombres que pasan con chores [shorts]
de mujeres, con vestido, falda. Ahí, puej,
uno se da cuenta. (Joaquín; 17-SCC)
57
argumentan que existe el derecho a decidir sobre
la orientación sexual, emplean en su gran mayoría
el término “gustar”, limitándose, tal vez no
intencionalmente, a la atracción física. Solamente
una de las chicas se refiere al amor, aunque
expresa también que la relación homosexual
podría ser una opción por simple despecho:
(…) yo respeto, aunque no amen a la
persona del sexo contrario, pero ellos sí
sienten y son personas y si ellos eligieron
amar a otra persona será porque quizás
tuvieron una desilusión de otra persona y
ellos quizás piensan que en otra persona
pueden encontrar amor. (Mónica; 17-SCC)
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
De esta manera, aunque se dejan traslucir perspectivas muy diversas, se constata la persistencia
de actitudes de homofobia, especialmente por
parte de los adolescentes varones. Como consta
en múltiples estudios, las diferencias de género al
respecto pueden ser explicadas por algunas características asociadas con el género femenino,
como puede ser la mayor sensibilidad, la mayor
capacidad de empatía, etc., por lo cual las mujeres tendrían opiniones de mayor aceptación que
los varones hacia “lo diferente” (Caycho s/f: 87;
COGAM s/f: 15). Por otra parte, se dejan traslucir
en un número considerable de chicos y chicas, actitudes ambivalentes, de apertura, por un lado,
y, por otro, expresando estereotipos y prejuicios
tradicionales, propios de la cultura heterosexista
que, en alguna medida, han sido más notables en
el área rural y, en especial, en el área rural del departamento de Santa Cruz.
58
Cuando ven eso se vuelven más atrevidos,
más machistas
Ya lo señalamos, cotidianamente se transmiten
formas de pensar sobre la sexualidad, en la fami-
lia, en el colegio, en la iglesia, etc. Los y las adolescentes se informan y/o se autoeducan también
mediante la experiencia y la experimentación, revistas, libros, mediante sus pares, la televisión, la
radio, el uso del internet, el teléfono móvil, etc.
Una de las variaciones intergeneracionales importantes es el acceso a internet, como ya se mencionó
anteriormente. Hoy en día se tiene acceso a cócteles
explosivos de información con sólo teclear el buscador de una computadora, con un apretón de dedo
del celular. Con el internet también se ha facilitado
enormemente el acceso a los videos y películas pornográficas. Hoy en día, no se sabe desde qué edad y
con qué frecuencia, niños y niñas, así como adolescentes, están viendo estas películas.
La curiosidad por este tipo de imágenes es
normal. Pero debemos tener presente que hace
no mucho tiempo atrás, el conseguir pornografía
representaba una odisea de ir al puesto de
revistas, pasar tiempo viendo otras cosas, hasta
que tal vez el mismo vendedor las ofrecía. Estas
revistas costaban dinero y había que esconderlas
para que nadie las encontrase. Estos escenarios
de la adquisición de imágenes pornográficas han
desaparecido. Hoy en día es accesible de muchas
maneras, gratis y de forma anónima.
La pornografía, por sí misma, no tiene por qué ser
negativa, pero si es en la práctica el único modelo
de sexualidad al que acceden los y las adolescentes
-porque la sexualidad es algo clandestino, de la
que apenas se habla con las personas adultas-, se
vuelve preocupante32.
Mediante diferentes estudios se ha podido
establecer una clara diferencia entre adolescentes
mujeres y varones en la atracción que sienten por
las películas porno. Pero el impacto, aunque no lo
miran con la misma frecuencia que los adolescentes
32 Gómez señala al respecto: “Los adolescentes, que se sitúan en un momento de vulnerabilidad relativa respecto a la construcción de su
identidad, dependiendo ésta de variables individuales, están continuamente bombardeados por mensajes repletos de modelos implícitos y/o
explícitos respecto a las relaciones hombre-mujer, imbuidos de una alta intensidad de estimulación erótica, que responden generalmente a
fines comerciales. Es como si se produjese una confrontación entre el o la adolescente y el contexto social sin espacios intermedios, ya que
no es fácil poder verbalizar dudas y contradicciones de la experiencia que se está viviendo, ni existiesen referencias apropiadas debido a que
este tema está manifiestamente tabuizado” (s/f).
T1) Hija: Papá, quisiera que hablemos de
sexualidad…
Padre: ¡Pero qué!!! Uno no habla de eso con los
hijos [cara enojada].
Hija: Pero papá, ¿prefieres que investigue o vea
programas en internet?
Padre: Eso podría ser peligroso y podrías encontrar
cosas feas allí. [está pensando]
Padre: Tienes razón hija, mejor yo te explico sobre
la sexualidad [cara alegre]. (Ad. mujer, La Paz.)
T1) Padre: Hola, hijo.
Hijo: Hola, papá, ¿qué pasó?
Padre: Hijo, entré a tu cuarto y encontré unas revistas.
Hijo: Papá, no es lo que piensas, puedo explicártelo…
Padre: Bien, espero…
Hijo: Perdón, papá, no sabía que era malo…
Padre: Hijo, no te preocupes, todos los hombres
pasamos por eso, pero tienes que aprender a controlarlo…
Hijo: Está bien, papá, lo prometo y gracias por
entender. (Ad. varón, Cochabamba)
Uno de los mayores problemas de que la pornografía se convierta en principal medio para buscar
información sobre sexualidad, es que, como ya
señalamos, puede deformar la manera de concebir relaciones sexuales placenteras, afectivas.
Pues, la pornografía reproduce estereotipos machistas, relaciones violentas, falsas expectativas
y un modelo coitocéntrico. Sugiere que al ser
utilizadas como objeto o mercancía, se satisface
la naturaleza erótica de las mujeres. Así también
insinúa que las mujeres son prostitutas; las muestra como trozos de cuerpo, como genitales, como
aperturas vaginales, como pezones, como nalgas,
como labios, etc. Es así que la pornografía puede
generar la humillación y la degradación de la inteligencia y creatividad de las mujeres: las deshumaniza, las cosifica.
Las adolescentes mujeres que han participado en
el estudio tienen opiniones diversas con respecto
a la pornografía. Varias afirman que han visto algo,
que saben de qué se trata, pero no han querido
ver más:
Me pareció el descaro de la gente. ¿Cómo
pueden poner eso? Vergüenza. ¿No
sentirían vergüenza?
P: ¿Por qué?
Porque para mí que mostrar tu cuerpo a
personas, muchas personas, es una falta
de respeto a tí mismo, así.
P: ¿Y alguna vez quisieras ver los videos por
curiosidad? O ¿has tenido la oportunidad y
no has querido?
He tenido la oportunidad y no he querido.
P: ¿Por qué?
Porque me parece totalmente vergonzoso
y asqueroso y así. (Sandra; 16-LPR)
(…) mis amigos me llamaron y me dijeron:
“vení, mira, mira…”, pero yo cerré los
ojos y no vi; pero dijeron que veían para
satisfacerse… No sé cómo pueden ver eso.
(Gaby; 18-CBR)
Así, como Gaby, hay varias chicas que comentan
sobre alguna experiencia de haber sido sorprendidas, provocadas, por un grupo de chicos, poniéndoles una película porno, para gozar de su
reacción. Es así también que constatamos que la
pornografía no es un tema que los chicos esconden delante de las chicas:
Sí, una vez, por accidente. En mi curso ya
es normal que todos miren. Ya estamos
en pre y es normal que miren y una vez
teníamos libre y han apagado las luces, han
Hallazgos
varones, también les llega a ellas; tal vez podamos
afirmar inclusive, que el impacto puede ser peor
para ellas. Aunque se habla de pornografía leve,
fuerte, etc., es decir, que no toda la pornografía
es igual, algunos efectos que se describen en la
bibliografía se deben tomar en cuenta.
59
cerrado la puerta y han traído un video y
cómo no ver, si todos escuchaban eso.
P: Y ¿qué te ha llamado la atención?
Me ha llamado la atención cómo a las
mujeres nos hacen quedar mal, porque
cómo se van a desvestir frente a una
cámara y hagan esas cosas. Me parece mal.
(Mariela; 17-LPC)
Muchas chicas expresan que lo más chocante
para ellas es ver cómo las mujeres actúan en esas
películas; pues lo consideran una ofensa a su
propio género:
(…) estaban mirando y yo entré y los miré
nomás.
P: ¿Te llama la atención?
No, no me gusta. Yo veo que hay veces que
la chica grita. No sé si lo hacen por querer;
pero, la verdad, no me gusta cómo lo
hacen. Se ve que ellos lo hacen por un video
para mostrar, nada más. (Romina; 17-SCC)
De este modo, la mayoría se expresa con mucha
aversión con respecto a la imagen de mujer, que
se muestra en las películas, pero muy pocas lo
relacionan con lo que puede generar esta imagen
en los varones que las miran, como lo hacen
Sandra y Camila:
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
No me ha gustado, porque aparecen
mujeres en ropas interiores. Está mal.
En parte los chicos se vuelven más
depravados. (Sandra; 16-LPR)
60
P: ¿Y tú qué piensas de tus amigos, amigas,
que ven esos videos?
Que cuando ven eso se vuelven más
atrevidos, más machistas, se sienten
que ellos son lo más grande. Yo me daba
cuenta de eso, porque mi primo miraba
eso y se ha vuelto más machista. No sé, él
se creía todo, sí. Tengo un amigo de aquí
del colegio y una vez le he preguntado
por qué miran los chicos eso, y me dice,
“miramos porque queremos excitarnos”.
Eso es lo que me ha dicho y no sé, si de las
chicas será lo mismo o por qué mirarán las
chicas. (Camila; 15-LPC)
La vergüenza para la mujer, es el aspecto dominante en las narraciones de las chicas. El análisis no va
mucho más allá. En el caso del varón, su cuerpo es
el gran ausente, ya que no se debe considerar objeto de deseo de las mujeres. Su subjetividad tampoco se relaciona con la vergüenza, ya que lo esperado es que no tenga vergüenza, pues, sobre la
normalidad no hay por qué hablar. La anormalidad
somos “nosotras”, las mujeres, ese es su sentir:
¡Jeje!, claro, he visto. Eso está en
todas partes. En los celulares de mis
compañeros … A mí no me gusta. Todos
mis compañeros tienen. Creo que quieren
saber cosas, mirar, en algunos es también
para sentir cosas. Bueno, se sabe, son
hombres. (…)
P: Tú, cuando te tocas algunas partes de tu
cuerpo ¿sientes cosas agradables?
No, no me gusta tocarme, no siento
nada…, yo soy insensible. No me pasa
nada. Me tocan el cuello y no me pasa
nada. (…) Creo que soy insensible. A mis
compañeras les tocan el cuello y se ponen
mal. A mí, por suerte, nada de eso me
pasa. No, no sé por qué, pero hasta ahora
no sé por qué me pasa. (Belén; 16-SCR)
Como los hombres están fuera de observación y
discusión, apenas alguna que otra chica, menciona que a los varones les gusta ver porno porque
buscan excitarse, es decir, darse placer. Pues, aparentemente, no hace falta ni mencionarlo, porque
es la normalidad. Solamente una de las chicas se
refiere a la transgresión de la norma; aquella de
que las mujeres no buscarían el placer. Se refiere
a lo que se suele censurar, cuando observa que algunas amigas ven estas películas, aparentemente
sin culpa ni vergüenza:
(…) tengo una amiga que mira eso, pero
imágenes, no videos.
Las mujeres no han mencionado en ninguna oportunidad que se excitan con las películas. Tampoco
han manifestado, en ninguna ocasión, que las han
mirado por simple curiosidad o por querer aprender, lo cual nos remite también a la norma social
de la pasividad femenina. Pero con toda seguridad,
su rechazo a la pornografía también reside en el
hecho de que ésta muestra los contactos sexuales,
despojados de cualquier tipo de afectividad y, específicamente, de amor. “La narración pornográfica representa a las relaciones sexuales coitales
sin marco sentimental donde se encuentran socialmente aprobadas para las mujeres adolescentes y
entra en tensión con el modelo del amor romántico del que ellas están imbuidas. Ver pornografía
difícilmente puede relacionarse con el amor, en la
medida en que ésta se define por presentar actividades sexuales sin sentimientos y con el único fin
de excitar al espectador, la espectadora. Al dirigirse exclusivamente a la obtención del propio placer, cualquier práctica autoerótica se aparta de la
expectativa hacia las mujeres de que su actividad
sexual debe comunicar sentimientos y fortalecer
el vínculo afectivo con su pareja” (Heilborn et al.,
citados en Jones: 28).
En las narrativas de los chicos, nos encontramos
con un repertorio más amplio de opiniones y
comentarios con relación a la pornografía. La
mayoría señala que es normal mirar revistas,
películas, etc. En el caso de Mario, que utiliza el
término “para los hombres”, podríamos pensar
que está sugiriendo que, en el caso de las chicas,
no es tan normal ver porno:
Para los hombres es normal. Nadie se
avergüenza de mirar eso, a menos que sus
padres lo vean. (Mario; 17-CBR)
De esta manera, Mario sitúa el mirar pornografía,
en el ámbito de la vergüenza. Desde su punto de
vista, los chicos no la tienen y, pareciera ser, que
piensa que las chicas sí. No se refiere a un rechazo o aceptación de las imágenes, sino a la norma
social de género.
Pero hay un número considerable de chicos que
comentan, al igual que la mayoría de las chicas,
que no quieren ver porno33 y utilizan adjetivos parecidos -e, inclusive más condenatorios- a los de
aquellas, cuando hablan sobre las sensaciones
que les produce verlo:
(…) a mí me parecen asquerosos. No me
parece… ¿cómo se dice?, no me parece
que yo los mire, porque…, no me parecen
algo.., de manera moral. No me parece que
sean buenos, que si lo hacen y los están
grabando..., tienen una mente cochina y
asquerosa, sí. (Lorenzo; 15-LPR)
P: ¿Alguna vez has visto videos pornográficos?
¿En tu curso, ven estos videos?
Sí, me mostraron cuando tenía 15 años casi,
pero no le tomé mucha importancia; casi
me daba un poco de asco. (Celso; 18-CBR)
Yo, personalmente, en mi celular no tengo
ese tipo de cosas, porque yo hallo muy
vulgar tener esas cosas en el celular o ver
esas cosas. (Vicente; 17-SCR)
Por otra parte, solamente uno de los chicos, comenta que también se pueden ver películas en que dos
chicas están teniendo sexo y le consta además que
hay chicas que las tienen en su celular. Pero cuando se pide opiniones sobre chicas que ven películas
porno, algunos expresan su censura al respecto.
33 Jones, en su estudio sobre sexualidades adolescentes, en Trelew, Argentina, destaca más bien que “se da un contraste significativo
entre el aprendizaje de la pornografía que declaran los varones (y ninguna mujer) y el “asco” que manifiestan algunas mujeres (y
ningún varón)” (2010: 34).
Hallazgos
P: ¿Y qué piensas de las chicas que miran?
No sé, es… que es de ella [el celular], no
puedo hacer nada para quitarle (…) las
chicas son un poco más mal vistas… que
los chicos. En los chicos y, entre ellos se
socapan o miran igual; pero si una chica
muestra a la otra, a veces te parece mal.
(Natasha; 16-LPC)
61
Por otra parte, Rodrigo reflexiona sobre el por qué
se mira pornografía, pero también ve el peligro en
cuanto a la socialización de los adolescentes varones con respecto a la imagen de la mujer:
P: ¿Te gustan esos videos? ¿No te gustan?
Mmm, no es que me gustan, sino que estoy
de acuerdo. Se podría decir, porque para
una pareja que no está segura de tener relaciones sexuales y demás, también te da una
experiencia; te enseña cómo hacer y demás.
Pero yo creo que está mal, porque denigran
a la mujer. La mayoría de videos que he
visto, denigran a la mujer. (…) cuando se
masturban y están todo el tiempo en eso, es
una adicción y los perturba. Empiezan a ver
a la mujer de una sola forma, como lo ven
en los videos. Entonces, ellos empiezan a
adoptar un punto de vista hacia las mujeres
erróneo. (Rodrigo; 18-CBC)
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
Es llamativo que Rodrigo toque aspectos importantes del impacto -la imagen estereotipada y reduccionista de las mujeres- que puede tener el uso
de la pornografía en los varones y, sin embargo, se
le pasa por alto, que también podría producir una
imagen uniforme de los varones y sus cuerpos, en
las mujeres. Tal vez, en su caso, no conciba que las
mujeres también lo ven o, sino, se repite el imaginario del varón ausente en la pornografía, por
“normal” o porque los varones no deben fijarse en
los varones, por simple homofobia.
62
Pablo también se refiere a la imagen de las mujeres, pero en un sentido diferente, de censura y
juzgando a las mujeres que actúan en esas películas; aparentemente, pasa por alto a los hombres,
aunque al final comentara sobre el valor de tener
relaciones sexuales coitales para ambas personas:
No sé, cierta parte me gusta, porque veo
eso y no sé, me gusta y lo que no me gusta
es que son mujeres, son mujeres que les
importa un bledo su vida o ser grabadas;
para mí eso es algo bien bonito, pero sólo
para vos, para nadie más. (Pablo; 17-LPC)
Daniel, más bien, se refiere a actores, hombres y
mujeres, expresando sus sensaciones cuando ve
estas películas:
P: Y ¿qué te ha llamado la atención?
Que cómo pueden hacer eso. No parecen
humanos (…) parecen robots, no quieren
su cuerpo, están ahí por dinero. Al hacer eso
contraen enfermedades. (Daniel; 16-LPC)
T2) No está permitido. Porque dicen los padres
que se masturban por mirar pornografía. (Ad.
mujer, Santa Cruz)
Es interesante cómo se expresan ideas tan dispares
sobre el papel de las mujeres en las películas porno. Pues, al respecto, Diego adopta otra perspectiva y se manifiesta de manera muy clara en cuanto
a lo que los productores de estas películas buscan,
considerando “los gustos” de los hombres:
P: ¿Qué es lo que más te llama la atención
de estas películas, videos?
Umm…, ¡las mujeres! Jejeje..., y cómo
lo hacen!!!! La mayoría de las personas o
de las mujeres que actúan en ahí son...,
mujeres…, mujersonas..., no sé cómo se
dice …, ¡mujeronas!!!!, porque tienen todo a
su medida, o todo como quisiera un hombre
que ellas tuvieran. Sí, eso, sí. (Diego; 17-LPC)
Es de destacar que en las narraciones de los varones adolescentes se destaca repetidamente el
término “reír”, con relación a la experiencia de
mirar porno entre amigos. Las siguientes citas
Es diferente verlos en grupo. Entre amigos
uno se burla, se ríe y uno solito, está
mirándolo nomás. (Jorge; 17SCR)
(…) siempre miraremos, a modo de reír,
miramos. (Mario; 17CBR)
(…) en el curso se juntan entre varios y
empiezan a reír y uno se acerca y eso es
lo que están viendo. Sí, empiezan a ver
videos, películas, revistas; empiezan a
ver, sí, aquí en el colegio. Sí, hasta en sus
celulares, sí. (Lorenzo; 15LPR)
Llama la atención que los varones no expresan el
propósito de ver pornografía para divertirse. Es
decir, describen lo que suele suceder, sin mencionar el término “diversión”, dejando entrever cierto reparo para definirlo de esta manera.
Por otra parte, podemos deducir de las narraciones,
que el colegio es el espacio privilegiado para ver
porno en grupo. Puede ser en el patio o en el aula,
en el recreo o cuando falta un profesor y se tiene
una hora libre, por ejemplo. En algunas ocasiones se
transmite que está prohibido y, en caso que se descubra, pueden ser decomisados los celulares.
Cabe mencionar también que, según se transmite, ver porno en casa tiene otra finalidad, que verlo en grupo:
Es diferente cuando lo ven solos. Se deben
excitar más, llegas a otro límite, cuando la
ves en grupo, solamente la ven nomás...
(Sabino; 16-SCC)
P: Y cuando están viendo esos videos entre
hombres, ¿qué les provoca?
Me puedes contar alguna experiencia que
tal vez a tí te ha pasado?
A mí, sí... [se ríe]. Pero..., ¿para qué te
voy a mentir? Estaba viendo la primera
vez y ¡utha!!!, pero no he hecho nada
y, pensándolo bien, no es bueno eso
también, ¿no?
P: ¿Y qué haces ese rato?, o cuando están
con amigos viendo eso, ¿qué hacen?
Nada, controlar nomás pues.
P: Te has contenido, y en el mismo grupo
¿no hablan de esto?
No..., o sea, tampoco he visto masturbarse.
No, no creo, tal vez se masturbarán, pero
yo no. (David; 16-LPR)
P: ¿Y cómo has visto la reacción de tus
compañeros?
Ehhh…, digamos, se emocionan, se
emocionan, se emocionan, dicen…
¡Uhhhuhh!..., yo quisiera hacer eso!!! Así
dicen, sí. (Hugo; 18-LPC)
Como se señala en estudios con relación a temas
similares, existe también la idea de que se ve porno
por falta de enamorada, es decir, por falta de oportunidades para tener relaciones sexuales coitales:
Se dicen cosas. Al que no tiene novia le
dicen “pajero”; esas cosas, porque miran
esa clase de videos. No sé si las chicas se
masturban. Yo creo que sí. (Rudy; 18-SCC)
Rudy relaciona el ver porno de manera directa con
la masturbación. Y, asimismo, expresa que ésta es
una necesidad por falta de relaciones sexuales,
pues, “pajero” se usa despectivamente, con relación a un compañero adolescente, que tiene la
edad como para tener novia y, más que todo, para
tener relaciones sexuales. Como señala Rubin:
“estas dinámicas (…) suponen una jerarquía de
valor de las prácticas sexuales, donde el poderoso
estigma que pesaba sobre la masturbación (como
pecado o causa de locura) permanece en formas
más débiles, como la idea de que es un sustituto
inferior de los encuentros en pareja” (Rubin, citada en Jones 2010: 29). De alguna manera, también lo expresa Manuel que, efectivamente, está
teniendo relaciones sexuales coitales:
Hallazgos
proceden de narraciones de chicos de Santa Cruz,
Cochabamba y La Paz, es decir, todos del área rural, pero de geografías y ámbitos culturales que
podríamos calificar como muy distintos:
63
Lo que yo digo es ¿para qué ver eso? Pero,
por ejemplo, hasta en las películas sale “sólo
apta para mayores de 18 años” y entonces,
digo, para qué ver eso si uno lo puede
hacer…, tampoco lo vas a publicar... O sea, yo
digo, mirarán para aprender o de psicópatas
nomás mirarán… (Manuel; 17-SCR)
Si bien en cuanto a la pornografía el acento está
en el propósito de la excitación, hay también algunos chicos que destacan que es por curiosidad
o para aprender, identificando con aquello vacíos
en otras instancias de aprendizaje sexual, como el
colegio y la familia:
Sí, he aprendido a…, los estilos, digamos,
¿no? Cómo hay que hacer a una chica, todo
eso. (Adrián; 17-LPR)
P: ¿Y has aprendido algo de esas películas?
Sí…., digamos, algunas poses…. [se tapa la
cara]
P: ¿Y en tu primera vez has hecho algo de
lo que has aprendido? [Risas]
¡Sí, sí!!! (…). (Diego; 17-LPC)
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
¡Pa qué!, sí..., me gusta... A veces aprendo.
Al principio, que no sabía, era más
para aprender. Algunos de mis amigos
farsantean. (Vicente; 17-SCR)
64
P: ¿Y por qué te llama más la atención eso
de las relaciones sexuales? ¿Qué puedes
aprender de eso?, ¿por qué te llama más la
atención?
Ser más atrevido con ella. No sé… De mi
punto de vista, porque…, no; tampoco te
voy a mentir: me gusta mirar; pero mucho
que no vemos seguido. Tampoco tengo
ese interés de estar viendo esas cosas
nomás. (Adrián; 17-LPR)
Pero muchos chicos abordan también el peligro
de la adicción, como argumento para privarse o
moderarse en el consumo de pornografía:
Todo el mundo tiene un celular hoy en
día con internet y todo, pero acceder a la
pornografía, digamos, no, porque es algo
que daña la mente. Porque tanto ver eso,
uno no deja de pensar en eso; se hace
como una adicción a veces, porque hay
gente que no deja de ver eso. (Joaquín;
17-SCC)
(…) si empiezas a emocionarte con eso,
hasta en adicción puede convertirse y
traerte problemas y es por eso que no
me… Prefiero no ver eso, sí. (Lorenzo;
15-LPR)
No tienen pareja para tener relaciones, por
eso lo hacen
La masturbación es una práctica sexual saludable y frecuente durante la adolescencia; cumple funciones importantes, como es aquella
de aliviar la tensión sexual y como manera de
conocer el propio cuerpo; da placer y a la vez
se conoce cómo se produce, lo cual es importante para cuando luego compartan prácticas
sexuales con otra persona. De modo que tiene
un sentido en sí mismo y puede practicarse con
mayor o menor intensidad, a lo largo de las edades; pero especialmente en los primeros años
de la adolescencia puede suponer un ensayo
imaginado de la anhelada experiencia sexual
coital (Gómez s/f: 15).
La masturbación, en el caso de los chicos que
participaron en la investigación, es vista por la
mayoría como algo normal; ya que se considera
el deseo masculino como algo individual que
necesita ser descargado, es decir, reflejando con
aquello un discurso esencialista de la sexualidad
como naturaleza. Sin embargo, entre 14 chicos
que abordaron el tema, 3 afirman que no lo han
hecho nunca. En muy pocos casos trasluce que
se mantienen creencias sobre las consecuencias
de la masturbación34. Vicente, en realidad, es el
único:
34 A la masturbación se le atribuyeron, a lo largo del tiempo, muchos efectos nocivos: la locura, la ceguera, disfunciones sexuales, se acabarían
los espermatozoides, el crecimiento de pelos en las manos, granitos, etc.
No sé, yo lo hallo muy feo…, porque
es estar dañándose psicológicamente
y a veces daña también el cerebro, yo
pienso… a veces… Porque a veces dicen
que no tienen pareja y por eso lo hacen… y
eso… y se truncan en eso, haciendo todas
esas cosas… Se quedan en eso, pensando
en eso, en eso y en eso y no tienen pareja
para tener relaciones; por eso lo hacen…
(Vicente; 17-SCR)
Vicente, al mismo tiempo de considerar la práctica
de la masturbación como algo feo, plantea la existencia de “la necesidad”35. Esa “necesidad”, como
mencionamos, desparece o debería desaparecer,
cuando se tiene novia, como también lo sugieren
Nicolás y Daniel. Nicolás, inclusive, tipifica las fantasías sexuales como una especie de infidelidad:
Hay cosas que quisiera guardarlas; que
no sepan mis padres, de mi vida personal,
también así. [tímidamente]. No sé, me da
miedo. Sería la masturbación.
P: ¿Tu mamá no sabe?
No. Me di cuenta que es algo muy feo, que
las personas, sé que las personas te pueden
ver mal por lo que haces eso, quisiera
guardar eso. (…) Bueno, la verdad, quisiera
cambiar y cambiar otras cosas, ¿no? No sólo
eso, sino hacer el bien, ya no cometer más.
Es como decir que estarías cometiendo
adulterio, ¿no? Bueno, eso quisiera cambiar
de mi vida. (Nicolás; 16-CBC)
P: ¿Qué opinas de la masturbación?
La verdad no es bueno, bueno para la
gente. En tu casa, tu puedes hacerlo,
porque necesitas…, estás excitado,
necesitas hacer eso, ya que no puedes
tocar a una chica o no puedes hacer eso
es porque lo hacen y en las chicas es
incómodo.
P: Y ¿por qué será incómodo?
Porque una chica, que esté haciendo eso,
la verdad, no se respeta a sí misma. Eso es
lo que pasa. (Daniel; 16-LPC)
De esta manera, varios chicos transmiten una
visión coitocéntrica respecto a la sexualidad, pues,
la masturbación no se trata de una práctica con un
fin en sí mismo, de autoplacer, sino que se trataría
de un simple sustituto de la relación coital36.
T2) No está permitido, porque para eso hay
solución, hay chicas para que se desahogue. (Ad.
varón, Ucureña)
Entre las chicas, una mayoría aplastante afirma
que no se ha masturbado nunca, manifestando,
36 (…) “boludo” y “pajero” son sinónimos que connotan una reputación sexual negativa por masturbarse después de los 15 años. “Pajero”
se usa despectivamente para referirse o interpelar a alguien, como broma o insulto. “Boludo” también sirve para descalificar y aquí alude
a una incompetencia sexual: a cierta edad sólo se masturbarían quienes no logran tener relaciones (y por eso se los califica de “boludos”).
“Fracasado” y “perdedor” son los otros términos que actúan como sinónimos de “pajero” en los testimonios, cuyo significado es autoevidente (Jones 2010: 30).
Hallazgos
35 “El deseo sexual es una realidad compleja que, a partir de disposiciones preprogramadas genéticamente, se articula en función de la
experiencia personal, derivada de un contexto socio-cultural portador éste de su propio discurso sobre la sexualidad. En este sentido el deseo
sexual no puede reducirse a una mera reacción instintiva a estímulos eróticos, sino que, en conjunción con otros procesos psicológicos, se
configura a lo largo de la historia personal” (Gómez Zapiain 1995).
65
de este modo, el tabú sobre la exploración del
cuerpo y el autoplacer. En la narración de Paula
observamos cómo las chicas deben esforzarse
para que la moral dirija sus sensaciones corporales.
Al inicio de la narración afirma que no es correcto
masturbarse, luego se ratifica al respecto, pero
la puerta de la libertad para el disfrute la cierra
nuevamente, cuando expresa que no le gusta:
Explorar el cuerpo, conocerlo, masturbarse, es
un tabú en el caso de las chicas, y doblemente en
su caso, porque pueden llegar a transgredir otro
tabú, “con todas sus consecuencias”:
P: ¿Cómo has descubierto tu cuerpo? ¿Te
tocabas tu cuerpo? ¿Te has masturbado
alguna vez?
No, no he hecho eso. No me parece
correcto.
P: ¿Por qué no te parece correcto?
Bueno, no es que no parezca correcto. No
me siento a gusto haciendo esas cosas. No
sé, no me gusta. (Paula; 16-CBC)
La única chica que sin tapujos expresa que la
masturbación es una práctica “normal”, también
en el caso de las mujeres, es Lucía. Sin embargo,
ella se define en seguida como “anormal”, al decir
que ella no lo hace:
Lisa, por otra parte, expresando de una manera
similar “el enredo”, en primera instancia afirma
que las chicas no se masturbarían, para luego, reconocer que también lo pueden necesitar hacer;
pero, eso no quita que sea algo malo:
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
P: ¿Crees que las chicas también se
masturban?
No.
P: ¿No crees que se masturben?
Pues yo creo que sí se masturban, pero yo
creo que está mal eso. (Lisa; 16-CBC)
66
T2) No está permitido. Nunca, nunca se puede
masturbar una mujer; para las mujeres hay
hombres y pueden tener fácil las mujeres. (Ad.
varón, Cochabamba)
(…) me han dicho que es perjudicial; te
enamoras y puedes hacer cualquier cosa.
(Alejandra; 16-CBC)
P: ¿Qué piensas tú de la masturbación?
Pienso que cada persona tiene eso y yo creo
que siempre hay esa motivación en una
persona. Me parece que es un tema muy importante que cada señorita debería saber.
P: ¿Tú crees que es normal que las chicas se
masturben?
De pensar, “mirá ese chico, qué lindo”,
fantaseando, yo creo que sí, pasa. Para mí
sería algo normal.
P: ¿Tú exploras tu cuerpo? ¿Te tocas para
saber dónde se siente placer?, ¿dónde no
sientes placer?
No. Tal vez cuando era chiquita, porque se
da mucho con los niños; pero en esta edad,
no. (Lucía; 16-CBR)
De este modo, Lucía deja traslucir que si una mujer se masturba no lo comenta fácilmente: por la
falta de aceptación, los prejuicios y el pudor que
rodean a la masturbación femenina -en la sociedad en general y, entre las mujeres, en particular-.
Inclusive, relacionando la masturbación con las
fantasías -término que ni los chicos se han animado a mencionar-, sorprende que se inhiba frente
a la pregunta, si ella explora su cuerpo para, finalmente, señalar que, en la actualidad, (ya) no lo
hace. De modo que expresa la misma inseguridad
y/o ambivalencia que las chicas a las cuales nos referimos anteriormente, en cuanto a la práctica de
la masturbación.
Sin embargo, cuando a Isabel, al final de la entrevista, se le pregunta si quiere comentar algo más
o si, tal vez, tiene alguna duda, pregunta, sin muchos rodeos, sobre la masturbación, reconociendo que ella lo hace:
Sandra, por otra parte, es irreverente en cuanto a
la lucidez respecto a los tabúes imperantes; tabúes,
cuya interiorización, por parte de la mayoría de las
chicas de su edad, causan muchísimo daño a la autoestima y a la capacidad de decidir sobre sus cuerpos
y sexualidad. Observamos en la siguiente cita que
ella, al inicio, se expresa de forma cautelosa con respecto a la masturbación, al saber que se está tocando un tema espinoso para, luego, animarse a hablar
con franqueza sobre sus percepciones:
P: ¿Qué opinas de la masturbación?
Masturbación. Me parece algo incómodo.
Me parece que es algo perjudicial para una
persona pero, a la vez, me parece un poco
facilitable al conocer tu cuerpo.
P: Y ¿piensas que es igual en los chicos y en
las chicas?
Hmmm….
P: ¿Que es aceptado de igual manera?
Yo creo que, en el ámbito de la
masturbación, es mucho más machista,
porque se les permite más a los chicos que
a las chicas. Decir que una chica se está
masturbando, es decir que es totalmente
perjudicial, totalmente admirable y así;
entonces, decir que un chico es así, es
decir: “ah ya, es un chico, es un loco” (…).
(Sandra; 16-LPR)
T2) En esta imagen se vé que se está agarrando,
se está tocando, porque quiere y necesita ir al
baño y lastimosamente le duele.
No está permitido, porque le puede causar una
enfermedad que ya no se puede curar. (Ad.
varón, Cachuela España)
T2) Está permitido. Porque seguro le pica o algo.
(Ad. mujer, Santa Cruz)
Algunos chicos se refieren a la masturbación como
una “necesidad” individual; es decir, se practica
cuando no cuentan con una pareja para tener relaciones coitales. Nos están transmitiendo que la
asocian con la sexualidad relacional como ideal. En
cambio, en las chicas, lo relacional y la consiguiente vivencia emocional, es el discurso mayoritario
de la práctica sexual y así también en el caso de
la masturbación. Como tal, se entiende que sería
propio de las mujeres, tener una menor pulsionalidad del deseo que los varones. Esta figura, de la
vivencia de la sexualidad, con una obligatoriedad
de relación y afectos, la advertiremos a lo largo de
este documento, refiriéndonos a la diversidad de
prácticas sexuales. Por otra parte, los chicos que
rechazan la idea de la masturbación femenina, no
se refieren a una menor necesidad por parte de
ellas, sino que simplemente se ve “feo”, es decir,
lo enfocan más bien desde la censura social: el doble estándar con respecto a la “normalidad” de
ciertas prácticas en varones y mujeres.
La masturbación y el consumo de pornografía, son
prácticas sexuales poco abordados en los estudios
Hallazgos
P: ¿Tienes alguna duda o algo que quieras
profundizar?
La masturbación, ¿Por qué lo hacen?
Bueno, sí sé que es para sentir placer. ¿Es
porque uno está deprimido o le falta algo o
algo así? ¿A qué edad sería?
P: Depende de cada uno.
Sí, que está bien, no hace daño a nadie.
P: ¿Tú alguna vez te has masturbado?
Sí. (Isabel; 16-CBR)
67
de sexualidad adolescente, porque para quienes
hacen y/o financian investigaciones, es más
relevante abordar la actividad sexual relacional que
la solitaria, ya que las potenciales consecuencias de
la primera (embarazos no planificados, infecciones
de transmisión sexual) hoy son consideradas
problemas sociales más importantes que los
atribuidos a la pornografía y a la masturbación.
T2) No sé si estará permitido. Ni idea. Se está
masturbando, porque es símbolo de que se
está independizando. ¡Je, je, je, je!!! (Ad. varón,
Cochabamba)
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
Se llamaba Cielo
68
Cuando hablamos sobre sexualidades adolescentes,
ya lo mencionamos, nuestra atención suele dirigirse
a aquellas prácticas que se relacionan con problemas, riesgos, desde nuestro enfoque predominantemente médico o de salud reproductiva. Desde
esta perspectiva, el beneficio de las investigaciones
consiste en mejorar el diseño de estrategias de prevención; es decir, nuestro foco de interés está asociado a la genitalidad y al coito37, pasando por alto
la gran diversidad de disfrutes que se presentan en
la etapa de la adolescencia. Un adolescente, una
adolescente, puede actuar de forma muy sensato/a
para evitar el tipo de riesgos que nos preocupan y,
sin embargo, sufre por discriminación, prejuicios,
por falta de aceptación de su forma de ser y/o de
Creemos, sin embargo, que una mayor atención
a estas prácticas, nos permitiría abrir debates,
entre adolescentes, sobre los roles de género, con
relación al placer, el amor, la cosificación de las
mujeres, el derecho al goce, al autoerotismo, etc.
T2) Está permitido, porque he aprendido de
diferentes educadores sexuales y profesores,
que es algo normal y sano; es un desestresante
y, por otra parte, evita contagiarse de diferentes
enfermedades. No está permitido en exceso. (Ad.
varón, Santa Cruz)
su cuerpo, por problemas de comunicación en las
relaciones afectivas, por no lograr disfrutar del abanico de sensaciones placenteras; es decir y, ya lo señalamos, nuestros parámetros de identificación de
riesgos suelen ser muy limitados, por más que en lo
cotidiano conozcamos a adolescentes con experiencias “riesgosas”, que sabemos les han afectado en
su autoestima y/o que están causando sentimientos
profundos de infelicidad. Nos olvidamos con demasiada frecuencia que “la sexualidad está en todo el
cuerpo (…) los genitales forman parte del cuerpo y
no es el cuerpo el que ‘acompaña’ a los genitales”
(De la Cruz y Fernández s/f: 22).
Es así también -ya lo mencionamos- que el término “la primera vez” suele entenderse como
sinónimo de la primera relación sexual coital.
37 Además, desde la heteronormatividad, por más que las infecciones de transmisión sexual se pueden producir mediante prácticas
homosexuales.
De este modo, las trayectorias sexuales son
únicas, diversas e irrepetibles39. Por ejemplo, el
deseo erótico suele surgir entre los 12 y 15 años,
pero constatamos que la primera atracción, según las narraciones de chicas y chicos, participantes en la investigación, se experimenta mucho más antes:
(…) yo estaba, antes, en un hogar de
niños. Se podría decir que ahí la conocí
a ella. Como bien sabe, hay cuartos de
mujeres y de hombres y charlábamos,
jugábamos y de ahí me empezó a gustar
ella y eso… (…) Fue exactamente a los 7
años, me acuerdo; lo tengo presente (…)
Hasta ahora lo sigo recordando, como
lo más bonito que me pasó en la vida,
porque nos queríamos harto (…) y nuestra
relación duró hasta los 10 años.
P: ¿Y te declaraste?
Sí, le dije que ella me gustaba; ella decía que
yo le gustaba también y ¡elay! Fuimos, así
como se dice, “cortejitos”. (Vicente; 17-SCR)
Es llamativo de que muchísimos chicos y también
chicas, se recuerden de tantos detalles de ese su
primer amor, como ser, la edad, las circunstancias
y, a veces, hasta el nombre de la chica o el chico:
T4) Una historia de amor
Era aquella vez que tenía ocho años. Apenas
era un chico muy tierno y cariñoso, juguetón
(…) Yo, en ese tiempo, me enamoré de una
de las chicas gemelas; ella era muy tierna y
se llamaba Gabriela. Al comienzo éramos muy
buenos compañeros y, luego, le pedí que sea mi
novia; ella enseguida me dijo que sí. Ese día fue
el mejor de todos. Yo le di un beso; bueno, en
realidad, los dos. Yo creo que eso fue un beso
con amor, porque lo hicimos con sentimiento y,
bueno, fuimos enamorados dos años. Luego, yo
tuve que viajar y me despedí con el corazón en la
mano (…). (Ad. varón, Santa Cruz)
(…) fue a los 7 años (…) Se llamaba Cielo
y, la verdad, éramos niños. No sabíamos
de eso; sólo sabíamos corretear, jugar
pescapesca. (…)
P: Y ¿te has declarado o ella?
No, porque éramos niños. Yo no sabía tanto
de eso. La verdad, no le he dicho nada; sólo
éramos amiguitos. Si alguien le quitaba
algo, yo la defendía. (Daniel; 16-LPC)
Sí, era un… Yo estaba en tercero básico y
él estaba en cuarto.
Sí, porque iba y me buscaba en mi casa
para que vayamos y juguemos a la
maquinita. Como vivía a una cuadra de
la plaza, también nos íbamos a la plaza a
jugar. Ya no lo veo. No lo volví a ver más.
P: ¿Y qué hacían?
A lo máximo o a lo mínimo que
llegábamos, era a agarrarnos las manos y
un piquito. (Mónica; 17-SCC)
En el relato de Joaquín, que en aquel tiempo
tenía apenas 11 años, observamos que se trataba
38 Grimberg (1999) utiliza el término Trayectoria sexual “para dar cuenta, primero, de la sexualidad como proceso que no sólo se desenvuelve,
sino que se construye en una historia con otros, y segundo, de las singularidades de esa historia en los sujetos, sobre todo de un proceso que
implica la iniciación sexual y el desempeño sexual posterior”. Desde la sexología sustantiva se habla de “biografías sexuadas”, pues, según
Amezúa, la biografía tiene la virtud de resumir lo biológico y lo social en “el sujeto que los vive y transforma” (Amezúa 2003: 64). Otros/as
autores/as se refieren a biografías sexuales.
39 Además, cabe subrayarlo, que la adolescencia es una etapa en la que continúa el proceso de sexuación. Solamente podemos definirla como
una etapa particularmente intensa.
Hallazgos
Pero hay muchísimas “primeras veces” en las
biografías o las trayectorias sexuales38: la primera atracción, el primer beso, el primer abrazo, la
primera declaración de amor y, lastimosamente,
también el primer episodio de violencia sexual.
Todas estas primeras veces tienen su impacto
en cómo se vive la sexualidad y cómo, posteriormente, en un momento dado, también se experimentan y disfrutan las (primeras) relaciones
sexuales coitales.
69
de algo ya “más serio”, con otras características,
cuando describe aspectos del contacto físico
con una chica. Además, nos transmite cómo por
entonces ya ponía en práctica sus ideas sobre
algunas características del “ser hombre”:
Sería a los 11 años. Yo siempre fui despierto
¿no ve? (…) Uno los mira, cuando están
saliendo del colegio, a los más grandes,
tratando de hacer lo mismo. (…) O sea,
fui y le hablé a la pelada, hecho al experto,
como dicen… Vamos a sentarnos y, ahí,
con que “me gustás”, toda esa cosa… Ella
nerviosa; era igual 11 años. Pero uno, como
hombre, siempre es, puej, hecho más al
entrador. La mujer siempre es tímida y, no
puej, yo ya la abracé y todas esas cosas.
Estuvimos un tiempo, uno lo ve por jugar.
Así, de la nada, “terminamos” por hecho
el bueno, uno en peladito, así nomás…
(Joaquín; 17-SCC)
Es notable que algunos chicos hagan gala de haber
sido precoces, así también Rodrigo, que tuvo sus
primeras relaciones sexuales a los 12 años:
P: ¿Y las dos veces has utilizado condón?
Sí, las dos veces. Siempre he sido responsable. Aunque haya sido menor, siempre responsable. Además, todos me decían: ¡vivo!,
¡vivo! Sí. He sido vivo. Siempre estaba adelantado. (Rodrigo; 18-CBC)
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
Ya pasó, pero al otro día no somos nada
70
Los adultos solemos suponer que las prácticas
sexuales en la adolescencia, giran alrededor de
enamorados y enamoradas. Tal vez, porque hay
un mayor tabú sobre las prácticas y/o juegos eróticos casuales y los y las adolescentes no ventilan
fácilmente sus experiencias al respecto. Es así
también que hubo poca posibilidad de que los
chicos y las chicas, participantes en la investigación, contaran mucho al respecto. Sin embargo,
tratándose de otros u otras, la información fluía
sin mayor dificultad:
P: ¿Hay amigos, amigas, que cambian con
más facilidad de enamorado/a?
Sí.
P: ¿Qué te parece eso?
De esas hay muchas, pero los chicos más.
Los chicos lo que quieren es acostarse con
las chicas, tener relaciones y si no les surte
van y buscan a otra. Si la otra era amiga de
su corteja, no les importa. (Ángela; 17-SCR)
Cierto tipo de fiestas que se organizan, suelen
ser espacios donde en realidad ya está previsto
que hayan encuentros sexuales casuales; puede tratarse de relaciones sexogenitales u otras
prácticas:
(…) ellos se respetaban, pero llegaron a
beber, empezaron a tomar, empezaron
a echarle no sé qué cosa al trago. Al fin
y al cabo, todos se quedaron mareados.
Yo me quedé mirando tele, cuidándolos
a todos. Ellos, al día siguiente, cuando se
despertaron se pusieron a discutir: “¿por
qué vos no me respetaste?”, “¿por qué vos
me faltaste el respeto?” y no sé qué. Todo
por el trago. Para mí el punto es que ellos
toman y quedan ahí. (Romina; 17-SCC)
Sólo estábamos tomando en ahí.
Después, con mi amiga de la banda,
igual, toca clarinete; con ella estábamos
tomando, estábamos ebrios ya, ¿no ve?
Después, no sé, porque me habrá besado
largo tiempo. Me estaban sacando fotos
mis amigos; estaban haciendo chistes.
Con eso, igual, al día siguiente me estaban
molestando. (Mario; 17-CBR)
Uno de los fenómenos que se pueden observar
en las fiestas, con los escenarios descritos por
chicas y chicos, se ha dado en llamar “el prende”,
concepto que en Brasil, según Bismarck Pinto, se
llama “ficar”. Pinto expone diferentes hipótesis
en cuanto al uso de la denominación en Bolivia;
una de éstas es su asociación con la expresión
“prenderse”, que se utiliza entre jóvenes argen-
Pinto señala que “el prende” es una práctica sexual que desde los años noventa se puede observar en Bolivia. Una de sus características es
el encuentro entre dos adolescentes que en una
fiesta, en una discoteca, etc., coinciden en “pasarlo bien”, sin compromiso alguno:
Sí, pasa; es algo normal. Puede ser que
me guste, que pase. Creo que sería algo
así como que ya pasó pero, al otro día,
no somos nada; algo así. Que no se haga
luego una relación. (Rudy; 18-SCC)
Las fiestas se organizan, toman, empiezan
a bailar reggaetón, empiezan a tocarse,
empiezan a llegar a un extremo ilimitado.
(Romina; 17-SCC)
El “prende” se da también cuando el chico, la chica, o también ambos, tienen una relación amorosa
seria, estable, aunque Ángela se refiera solamente a los chicos. Pero observamos que, frecuentemente, las chicas que dan lugar a aquello, reciben
más censura que los chicos, especialmente por
parte de las chicas entrevistadas:
Lo que no me gusta de las fiestas es la
borrachera y que, a veces, chicos que
tienen cortejas se sobrepasan con otras.
Aquí todo se sabe, todos nos conocemos.
Por eso no me gusta ver a una amiga con el
cortejo de otra. A los hombres, eso, no les
importa. (Ángela, SCR-17)
(…) en mi curso hay una chica que, ¡ucha!,
hasta los chicos, ahora, no la respetan,
porque dicen que, supuestamente, cuando
va a tomar se prende con todos. Entonces
ya nadie respeta a esa persona. Más que
todo a la chica le ven eso, porque es la que
tiene que poner sus límites. (Paula; 16-CBC)
Paula afirma que son las mujeres que tienen que
poner los límites, proyectando sobre ellas la capacidad de autocontrol sobre sus impulsos. En
cambio, los varones están determinados por su
“instinto” masculino. De modo que, aparte de
poner en acción su propia capacidad de autocontrol, el deber ser femenino, son ellas también que
deben encargarse del control sobre el deseo “incontenible” de los varones. Caso contrario serán
tachadas de chicas fáciles e irresponsables. Pues,
los hombres, por naturaleza, caen ante el juego
de seducción de las mujeres y, por tanto, se minimiza su responsabilidad.
Mariela, al constatar la doble moral y las diferencias de prestigio entre hombres y mujeres con
relación a las prácticas sexuales, plantea, con
resignación, que ante este panorama, para las
mujeres no hay otra alternativa que cuidar “nomás” su imagen. Pues su perspicacia no le lleva
a subvertir en su relato los fundamentos de la
estigmatización y discriminación de las mujeres
adolescentes:
El chico tiene más libertad que las chicas.
Viendo las diferencias, sí, los chicos pueden
estar con más chicas y las chicas no. Si
tienen muchos enamorados, te ven mal;
si tienen relaciones sexuales, la chica sale
perjudicada, no el hombre .
P: Y ¿qué piensas tú?
Bueno, yo digo que no debería haber esas
diferencias, pero ya hemos crecido con
eso y las chicas deberían saber que hay
que cuidarnos más. Si los chicos tienen esa
visión de nosotras, deberíamos cuidarnos
más. (Mariela; 17-LPC)
Por otra parte, las chicas, si es que participan en
“prendes” se cuidarán de hablar abiertamente
sobre aquello; hablarán de “otras”. Al contrario,
cabe reiterarlo, muchos chicos lo conciben como
un comportamiento “natural”, tal como se espera
de ellos. Es así que no tienen los mismos reparos
de hablar. Es más, caen en “la tentación” de hacer
gala de sus éxitos por el gusto de poder demostrar
Hallazgos
tinos, que significa “pasar a la acción”. Otra asociación que hace el psicólogo, es con el término,
en italiano,“mi prende”, que tiene el sentido de
“agarrarse”. (Pinto 2012)
71
ser “muy hombres”, actuando “adecuadamente”
en función a su rol de género:
(…) sí, me pasó una vez en una fiesta con
una chica... No, no era mi corteja. Bueno, nos
besamos pero no…, no hicimos nada más.
Ella me gustaba mucho. Sí, a mí me gustó besarla y ella también quería. (Damián; 16-SCR)
Aquellos varones, dispuestos a aprovechar las “oportunidades”40, obviamente, no tienen mucha justificación para censurar a las chicas que también están con
la intención del “prende”, como observamos también en el caso de Simón, que se “prendió”, estando
su enamorada presente en la misma fiesta41:
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
(…) a veces me provocan. A veces vamos
con mi amigo, de aquí al lado, a una
fiesta. Me lleva. Siempre hay chicas que te
provocan, pero no me pongo a pensar ahí
en ella y casi no.
P: ¿Nunca has caído? ¿No te has prendido
en una fiesta?
No, aunque una vez (…). No sé, siempre
se la pasaba mirándome y mirándome.
No sé, me empezó a caer. Me ha dicho
“bailaremos” y comencé a bailar. Me dejé
llevar. La vi normal como si fuera ella mi
enamorada (…) En ahí, sentía cosas. Era
buena chica y me ha gustado, no sé. Le
hablaba, unas canciones igual le dedicaba
al bailar. Me imagino ¿no? Después así,
quería ella más, pero se ha enojado [mi
chica]. (Simón; 19-CBR)
72
Las iniciativas de las chicas, en estos contextos, son
bienvenidas42. Joaquín deja traslucir su aceptación,
aunque expresa también cierta admiración y
censura con respecto a las mujeres que actúan “al
mismo nivel” que los chicos:
Ya es normal, ya se ve en todo lado,
en discotecas, todos salen. Hasta las
mujeres mismas, salen a buscar, las
mismas peladas. Para que eso deje de
pasar tendrían que respetarse un poco
como mujer, ¿no? (…) Si no están en una
relación seria, los dos están solteros, está
bien, puej, ¿no? (Joaquín; 17-SCC)
Vemos que al final, Joaquín rectifica de alguna
manera su opinión sobre las chicas, dando
prioridad a los intereses de los varones, cuando
opina que todo eso, pasarlo bien durante
una sola noche, es correcto cuando ambos
son solteros. Pues, “la disponibilidad” es una
preocupación, ya que si ellas se comportarían
según los mandatos de género, resultaría en
un problema de “escasez” para ellos. De esta
manera, muchos varones “navegan” entre lo
que en el caso de las chicas es formalmente
“correcto” y lo que realmente es deseable,
según criterios pragmáticos. Como señala Jones
también en su estudio, para que hayan varones
“ganadores”, tienen que haber también chicas
“fáciles” (Jones 2010: 115). Es decir, mujeres
disponibles como parejas ocasionales y/o que
cambien frecuentemente de pareja.
Las chicas entrevistadas, sin embargo, afirman
unánimemente que no participan en “prendes” y,
ya lo mencionamos, en su generalidad, son mucho
más críticas en cuanto a los comportamientos de
otras chicas, de sus amigas, que los chicos:
40 Pinto afirma que “el prende” deja de ser “prende” si se trata de un preámbulo para tener una relación sexual coital (2012); sin embargo, según
las chicas y los chicos participantes en esta investigación, es también frecuente, como hemos podido constatar en muchas narraciones.
41 Pinto señala al respecto: “El “prenderse” se ha convertido en un instrumento de manipulación en las relaciones interpersonales. Por ejemplo,
si una muchacha o un muchacho, desea estropear una relación amorosa, puede generar un “prende” con alguno de los miembros de la
pareja, y posteriormente de manera directa o indirecta hacerle saber al otro de la falta de honorabilidad de su consorte” (Ibid). Así también,
cuando un chico o una chica siente la necesidad de “celar” a su pareja, el escenario es perfecto.
42 “En el “prende” tanto la mujer como el varón se encuentran en las mismas condiciones de conquista y de intercambio de caricias, desplaza
al “agarrón” machista, conformado por el que “agarra” y por la que es “agarrada”, para constituirse en una manera de amar independiente
del género, en la que ambos se prenden apasionadamente por un breve periodo de tiempo” (Ibid.).
El tipo de música, generalmente reggaetón,
pero también se escucha hablar sobre la música
bachata, propician mediante el baile el roce y la
interacción erótica. A esto se añaden los efectos
deseados del alcohol43, especialmente en el caso
de las chicas, para que no estén tan alertas y
pendientes de lo que pueda ocurrir: para que “se
dejen llevar”. De modo que las presiones que
existen para tomar y ser parte del grupo, también
existen en el caso de las mujeres adolescentes44.
Por lo que comenta Natasha, se pueden emplear
argumentos que implican la desobediencia a
los padres, apelando a la transgresión de los
mandatos de género:
más que todo, por lo que transmiten los chicos, no
se puede descartar que un número considerable
de ellas maneje ese discurso y que, en la práctica,
actúe con menos restricciones de las que quieran
transmitir. Reiteramos, la pregunta es si, en la
práctica, se hacen más vulnerables al chantaje, la
manipulación, etc., o, por el contrario, aprenden a
controlar la situación, a conocerse y a reconocer,
tanto sus gustos como las sensaciones de
displacer, para decidir libremente sobre sus
cuerpos y prácticas sexuales.
Las chicas extrovertidas siempre se hacen
faltar el respeto
Volviendo al tema de las relaciones casuales,
sexogenitales o de otra índole, en las narraciones
sobresale la frecuencia con que los chicos tienen
estos encuentros. Sin embargo, una de las
chicas, Sandra, es muy transparente al respecto.
Aunque habla sobre “enamorados” por cómo
se le hace la pregunta, pareciera ser que no
excluye las relaciones casuales y, sin reparos,
expresa también que no toma muy en serio lo de
la fidelidad:
A veces, si tu no quieres tomar o no sabes,
te dicen “hijita de mamá”, digamos; o
“polla”45, si no sabes tomar; cosas así.
(Natasha; 16-LPC)
Es difícil calibrar si estos espacios de diversión,
constituyen para las chicas o, sino, para la mayoría
de ellas, un real espacio de libertad, de disfrute y de
autoafirmación del derecho a la experimentación
y al placer. Veremos a lo largo de este documento
que predominan en ellas los discursos “del deber
ser” y, por tanto, censuran a “las otras”, que se
comportan de manera similar a los chicos. Pero
P: ¿Cuántos enamorados has tenido?
¿He tenido o tengo?
P: Has tenido.
No me acuerdo…, varios…
P: ¿Y ahora?
Unos 5…u 8…
P: ¿Ellos saben que estás con varios?
Se podría decir que cada uno piensa que le
soy fiel a cada uno, pero no es así.
P: Y eso, ¿qué te parece?
Me parece mal por mi parte, porque si
yo exijo fidelidad y…yo no la pongo, me
parece un poco muy mal; pero, a la vez,
pienso: “no pues, soy adolescente y qué
miércoles me va a pasar”. (Sandra; 16-LPR)
43 En las tres regiones se menciona en algunas ocasiones el consumo de drogas.
44 En diversos estudios se califica la incitación al consumo de alcohol y/o de drogas, como una estrategia de coerción sexual (Fuertes et. al.
2007).
45 “Polla” sería la hija de la “mamá gallina”.
Hallazgos
P: ¿Qué es lo que no te gusta de esas
fiestas?
Ya cuando empiezan a emborracharse,
porque ya siempre es pelea. En el baile ya
se ven muchas cosas que no se tienen que
hacer, digamos.
P: ¿Hombres y mujeres se emborrachan?
Sí, y más pena dan las chicas, porque
siempre la mujer tiene que cuidar su
dignidad, su imagen y cosa que cuando
una mujer esta borracha, yo creo que no se
debe acordar de nada. (Laura; 16-SCC)
73
Así también Sandra relata que tiene novios online,
de Brasil y, en Bolivia, de Cochabamba, Santa
Cruz, Apolo y Tarija. Utiliza el skype, whatsapp,
facebook e instagram. Cuando se le pregunta
cómo son esas relaciones responde que:
Un poco aburridas, porque te mandan imágenes de “te quiero”. No sabes si te está engañando o no. Vos también le engañas (…).
P: Y ¿qué imágenes se mandan?
Imágenes con ositos, peluchitos o de “te
quiero”, así. (Sandra; 16-LPR)
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
Por cómo describe sus interacciones sexuales,
Sandra podría ser definida como una típica “chica
fácil”, ya que tiene varios enamorados al mismo
tiempo; les deja al poco tiempo; luego, tiene
otro u otros, por un tiempo indeterminado, sin
tomar en cuenta los encuentros casuales. Pero el
término chica “fácil”, así como chica “cualquiera”,
“extrovertida”, “perra” o “puta”, puede referirse
también a chicas que se visten de manera
“provocadora” y que, por tanto, quieren llamar
la atención y estarían dispuestas en cualquier
momento o si no, ya “habrían tenido relaciones
sexuales”, como afirma Mariela, que se arrepienta
de haber tenido un período en que le gustaba
vestirse con escote:
74
(…) mi amiga, ella me ha dicho así, ella
me ha empezado a vestir. Yo ya también
quería tener ropa como las chicas,
escotadas, ropas extrovertidas, así. (…)
Mi enamorado me ha hecho cambiar, mi
primer enamorado que tenía, él me decía,
él me ha puesto la diferencia entre una
chica extrovertida y una que no… Las
chicas extrovertidas siempre se hacen
faltar el respeto; los demás creen que
ella ya ha tenido relaciones, que ella ya
ha experimentado. Una chica que no se
viste así, vale la pena… y otra que no
tampoco… Una chica que se viste así
parece fácil. Ya no vale la pena, dicen…
Y yo no quería que me vean así. (Mariela;
17-LPC)
El término “experimentar” es un término que es
utilizado con mucha frecuencia, tanto por varones
como por mujeres. Generalmente se refieren a hacer todo aquello que es prohibido y, especialmente en el caso de los chicos, incluye tomar, consumir drogas, tener relaciones sexuales coitales con
una “chica cualquiera” o con la enamorada. En el
caso de las chicas suele reducirse a tener relaciones sexogenitales, porque sería el mayor peligro
para ellas. Otras expresiones, para no mencionar
el tabú de las relaciones sexogenitales, son:
-
-
-
-
Pasarse de los límites
Llegar a un extremo
Ir más allá/llegar más allá
Hacer “eso”/”esa clase de cosas”
Hemos visto que Mariela ha visto conveniente
cambiar sus gustos en cuanto a su manera de
vestir, al tener un primer enamorado. Pues, “las
chicas fáciles” son para los encuentros ocasionales e intrascendentes, pero no para una relación
de mayor compromiso; más aún, darían la impresión de ya no ser vírgenes, según su primer enamorado. Detrás de este discurso, sin duda, está
también el riesgo de que por su atractivo corporal, ella le puede ser arrebatada en cualquier
momento por la competencia, pues, su apariencia sugeriría que (aún) está disponible para cualquier propuesta con el consiguiente riesgo que
le sea infiel.
En cuanto a este aspecto, de los gustos de las
chicas para vestirse, varias comentan que uno
de los conflictos más frecuentes que tienen
con sus padres y madres gira alrededor de este
tema, de que con determinada ropa se le va a
ver como una “chica fácil” y, por tanto, ya no se
le va a respetar. Con estos y otros mensajes, las
chicas, cotidianamente, están siendo sexuadas
por padres o madres, moldeadas tanto en su
identidad sexual como en la de género.
Sin embargo, también hay chicas a quienes les
gusta la ropa más bien suelta e igualmente se encuentran motivos para censurarlas. En el siguien-
(…) me dicen que…, que una muchacha
decente no debería vestirse así, o que no
soy chica de la calle para vestirme mal,
así… Hay veces que me gusta vestirme
como señorita, con tacos, con soleritas
pero, hay veces, con gorra de rapera, mis
tenis, mis buzos anchos y no les gusta,
no les gusta. (…) Salgo de mi casa y me
visto diferente. Voy a su casa de mi tía,
me visto como quiero y salgo. (Yesica;
16-LPC)
Es así que las transgresiones no faltan, ya que
muchas se dan modos para no claudicar ante
prohibiciones que les afectan en su identidad.
Esto también le ocurre a Alejandra, con respecto
al maquillaje:
P: ¿En tu casa, les gusta cómo eres?
No, incluso me quitan mis cosas [de
maquillaje].
P: ¿Qué haces cuando te quitan tus cosas?
Me compro otro, antes me quitaban más,
ahora ya no tanto (…). (Alejandra; 16-CBC)
El uso del maquillaje, la ropa, son artefactos a
través de los cuales los padres inscriben en los
cuerpos de sus hijas, cómo cada género debe
comportarse y mostrarse; inclusive mediante
normas que se relacionan con la edad y el estatus
profesional, como en el caso de Isabel:
Mi papá me ha dicho que no, que
“cuando seas grande, puedes ponerte así
o puedes ponerte tal o puedes pintarte
la cara. Anda con calma, porque cuando
seas profesional vas a estar mucho más
representada, pero no ahora, estás
estudiando”. (Isabel; 16-CBR)
En los discursos de los padres, aquellos para ejercer control sobre las hijas, se escucha reiteradamente la noción de que la práctica sexual de la
relación sexogenital, debe ser postergada hasta
ser profesionales. En los hechos, los padres no
diferencian la edad “adecuada” para el matrimonio con la edad de la primera relación sexual
coital. Pues, en el imaginario está el matrimonio
como el destino de las hijas; la profesionalización es un tema de prestigio social, simbólico,
que no se hace tangible como un anhelo que implique una vida diferente y mejor para las hijas,
es decir, con autonomía económica. No existe
en el imaginario la posibilidad de que las hijas no
se casen y tendrán que mantenerse por sí solas;
que no cuenten con parejas que les mantengan a
ellas y a sus hijos/as o sino, que se divorcien, que
tengan esposos que no asumen su responsabilidad como proveedores o que no sean capaces
de cumplir ese rol al cien por cien. De esta manera, el padre de Isabel apela a “la decencia” de su
hija, mientras que no sea profesional, pues, para
poder casarse en las mejores condiciones, debe
cuidar su reputación. Cumpliendo con estos requisitos, además de ser profesional, aumentarán
las posibilidades de que se case con un hombre
que vale la pena, que la mantendrá a ella y a sus
hijos/as, que la protegerá, que la amará, etc.
Pues, tendrá muchos pretendientes, lo cual le
permitirá elegir al mejor: un hombre “de bien”.
Mientras tanto, no debe “provocar”, dar la impresión que “está disponible” o que es sexualmente activa, ya que los juegos de seducción “a
destiempo” son una amenaza para una hija con
éxito, merecedora de un matrimonio ejemplar.
Pero los roles de género masculinos también
46 A propósito de “la chica de la calle”, uno de los chicos de Santa Cruz opina que para él, la chica que vale la pena es: “una persona que
sea sencilla, tranquila, de su casa” (en oposición clara “a la chica de la calle”). La expresión “de su casa”, nos remite al modelo de mujer
hacendosa, recatada, buena madre y buena esposa. Es así, cuando se le pregunta cómo es una chica que no vale la pena, responde: “Esas
chicas que salen a las fiestas, que paran en la calle con sus amigas, hay diferentes… ¿no ve?”. (Rudy; 18-SCR)
Hallazgos
te caso, por parecer una “chica de la calle”46,
término que tiene connotaciones, inclusive más
descalificadoras que la de la “chica fácil”:
75
pueden ser punto de discusión y de “corrección”
cuando de gustos se trata. Pues, en el caso de
Simón, podemos apreciar la preocupación de su
padre, al advertir sobre la necesidad de resguardar
la heteronormatividad:
P: ¿Les gusta cómo te vistes?
A veces no, a veces no me dicen nada.
A mí me gusta ponerme pantalones
metidos, chupados. Me gusta ponerme
así, pero a mi papá no le gusta: “¿cómo
te vas a poner eso?”, pareces señorita47.
(Simón; 19-CBR)
Por parte de las chicas, sin embargo, hay también
las que no se preocupan por el estigma que supone el vestirse con escote, tacones, etc. Pero
por pragmatismo evitan ponerse ropa que pueda
atraer la atención, pues, les molestan los efectos
que producen:
(…) no les gusta que me ponga cosas muy
abiertas como mi hermanita. (…)
P: ¿Ella se viste así?
Sí, con cosas chiquititas, tacones. (…)
P: Y a tí ¿qué te parece?
Muy feo, porque pasas por ahí y los chicos
ya empiezan a hablar cualquier tontería de
vos. (Sandra; 16-LPR)
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
Fabiola -como una excepción-, cuando se le
pregunta por las cosas feas de la adolescencia, se
refiere al hecho de que, de pronto, ha sentido que
es objeto de la mirada y del deseo del varón:
76
P: ¿Y lo más feo de ser adolescente?
¡Ahhh! que cuando tu cuerpo está
empezando a formarse, la mayoría de los
chicos se fijan más en el cuerpo y no saben
lo que hay por dentro y que los chicos te
utilizan a veces y a mí me parece lo más
feo, la verdad, no me parece…
P: ¿Tú estás viviendo eso?
No, pero sí he visto y no me ha gustado
para nada. Sí, en mis compañeras he visto,
sí, están más pendientes del cuerpo y
eso nomás están mirando y a veces hasta
están por apuesta y, eso, es lo que más me
molesta de ellos. (Fabiola; 15-LPC)
Observamos en este acápite que las chicas soportan con más rigor que los chicos, las arremetidas por “las vigilancias” sobre sus cuerpos.
Aunque en los medios de comunicación se exalta
la belleza y el atractivo sexual de las adolescentes “sexys”, esto no contradice con el discurso
hegemónico históricamente construido, que
ellas deberían sentir pudor o vergüenza de sus
cuerpos, ser siempre cuidadosas de mostrarse
con una actitud de “no proposición” y esperar
ser “conquistadas” por los varones, que siempre
estarían en posición de “caza”.
La apariencia a veces engaña
Como mencionamos, el primer amor suele ser un
recuerdo muy bonito. Pero, en la adolescencia,
las sensaciones de atracción son de otra índole.
Los y las adolescentes comienzan a experimentar
una atracción, que resulta en el deseo de estar
juntos, acariciar, besar, tener relaciones sexogenitales, etc., con la persona en cuestión. La atracción está influenciada por la propia orientación
del deseo, las preferencias personales, la cultura,
etc. Nos preguntamos, de esta manera, ¿cuáles
son los modelos de atracción física y de belleza
que manejan los y las adolescentes que han participado en la investigación? Pues, se podría suponer que están surgiendo nuevas tendencias,
dado el acceso a múltiples imágenes publicitarias
en la calle, en las revistas y todos los días se reciben mensajes e imágenes mediante los medios
de comunicación, el internet. Pues, estos medios
transmiten imágenes de una estética bastante
uniforme, especialmente con relación al modelo
de belleza de mujer.
47 A colación, cabe llamar la atención sobre la tenacidad con que en el ámbito escolar se sigue hablando de “jóvenes” y “señoritas”. El término
“señorita” contiene un mensaje sobre el deber ser de una chica, mientras que el término “joven” es neutral y no tiene ninguna connotación
en términos “educativos”.
En el aspecto físico me gusta que sea alta,
igual que yo; me da igual si es blanca,
morena, de cualquier color; bonita,
digamos… (Vicente; 17-SCC)
Sin embargo, llama la atención que se percibe
un poco de incomodidad en los chicos al hacerles la pregunta. Pues, hablar sobre los cuerpos
de las chicas es algo que se hace entre amigos y,
generalmente, no de la forma más respetuosa.
Responder a esta pregunta en un escenario tan
diferente y serio, como que les tomara un poco
de sorpresa.
Es así que muy pocos chicos se animan a expresarse en el lenguaje que ellos suelen utilizar, cuando
comparten espacios de complicidad masculina.
Leonardo es la excepción, cuando responde sin
ningún rubor sobre sus apreciaciones, haciendo
referencia justamente a cómo se suele hablar entre chicos sobre los cuerpos de las compañeras o
sino, de las mujeres, en general:
Primero la miro de pies a cabeza…
P: ¿Y después vas por partes?
¡Ajá! Hay otro directo o sino nosotros
decimos: “¿Qué te gusta de esa
chica?” “Su poto”, así directo, o sino
su “pechonalidad”, así hablamos, nos
comunicamos. (Leonardo; 17-CBR)
La mayoría es más cautelosa y enfatiza que más
importante es su forma de ser, por ejemplo, que
no sea celosa, que sea alegre, divertida, que
sea buena, sensible, educada. David reacciona,
inclusive, con cierto pudor cuando se le pregunta:
P: ¿Qué es lo que más te atrae de una chica
en relación a su aspecto físico?
A mí me gustaría una persona normal. (…)
P: ¿Y de su físico? ¿Sus ojos, o qué es lo que
más te gusta?
Una persona así normal.
P: Pero, digamos, no te atraen todas las
chicas de tu curso, ¿no? Debe haber algo
específico en tu chica que te atrae más que
de otras, ¿no?
P: Sí, su cuerpo, sería su cuerpo. (David;
16-LPR)
En cuanto a su manera de ser, hay también los
que expresan que es importante que tenga
personalidad:
P: ¿Y qué es lo que atrae de una chica, de
su manera de ser?
Que sea…, que tenga un carácter
fuerte, que no se deje mandar por otros
y especialmente con los chicos; pero
tampoco con las chicas; luego, que sea
amable, o sea, que no ande peleándose
con todos, o sea, que tenga carácter
fuerte, pero que no haga problemas y que
no sea celosa; eso sería. (Lorenzo; 15-LPR)
A mí me gusta que una persona no sea
oveja. Últimamente muchas personas
y muchas mujeres, perdón por decirlo,
siguen un ritmo de vida que se adapta al
modernismo, o sea que siempre quieren
vivir como viven los demás. Me gusta,
lo que más me gusta de ella es que sea
ella misma. Me gusta de una persona
que sepa qué es lo que es y lo que está
haciendo, ¿me entiendes? Que sepa bien
claro sus cosas y que sea directa (…).
(Luis; 19-CBC)
Cuando se les hace la pregunta a las chicas, qué es
lo que puede atraer a un chico de su forma de ser,
para que se enamoren de ellas o sino, para que
sientan una atracción física hacia ellas, confirman
que hay los que aprecian su personalidad:
P: ¿Qué es lo más atractivo en tu apariencia
o forma de ser para que alguien se
enamore de ti?
Hallazgos
Constatamos que en cuanto a la atracción
física hacia las mujeres, los chicos se expresan
de manera muy variada, es decir, no existe un
prototipo de mujer linda:
77
Mi forma de ser, la forma en que me visto,
la forma en que tal vez hablo, mi cabello y
así.
P: ¿Cómo es la forma en la que hablas?
Generalmente, a los chicos no les gustan
las chicas fresas… ¿A qué me refiero?
chicas totalmente afeminadas y así…
¿verdad? Yo no soy tanto así y creo que eso
les gusta.
P: ¿Alguna vez, alguno de tus chicos te ha
dicho que le gusta eso de ti?
¡Ajá! Sí, porque soy un poco loca y eso.
(Sandra; 16-LPR)
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
Es interesante que justamente Sandra, -recordamos, que ella podría ser tachada de ser “una chica
fácil-, recibe piropos respecto a su personalidad. Según ella, es valorada porque transgrede las pautas
de feminidad hegemónicas, pues, a determinados
chicos no les gustan “las chicas fresas”, chicas que
son un ejemplo de delicadeza, moralidad y “rectitud”. Nos imaginamos que, desde el punto de vista
de muchos chicos, no les agradan mucho por “poco
accesibles”. Sandra se contrapone a aquellas como
loca, calificativo nuevo en cuanto a característica
de identidad femenina. Podría ser que prefiere usar
este término que es menos “preciso”, más ambiguo, pues, al igual que “la chica fácil”, se refiere a la
anormalidad, tratándose de la locura; sin embargo,
parece preferir este término ante la disyuntiva de
autocalificarse como prostituta.
78
Llama la atención que Fabiola –que también se refiere a que ciertos chicos simpatizan con ella por
su personalidad– se ubique más bien en el otro
extremo. No tiene enamorado hasta el momento,
pues, frena en seco a los pretendientes, expresando “que no les da alas”. Se describe a sí misma
como alguien que no tiene costumbre de agradar
a como dé lugar, ni en su forma de ser, ni en su
apariencia física. Desde este punto de vista, ella
tampoco podría ser considerada una chica fresa:
Para que alguien se enamore de mí…,
ehhh, lo fuerte, porque la mayoría de los
chicos ven que yo soy más fuerte que las
otras chicas en..., en mis sentimientos;
sí, soy fuerte, porque no doy mi brazo a
torcer y soy muy orgullosa; soy re orgullosa
y no me dejo manipular; que si digo algo,
lo mantengo y que... ¿a ver, qué más?…
que se fijen en mí por la personalidad
que tengo y por lo que soy por dentro,
por mis sentimientos y no por el físico,
porque la mayoría de los chicos en eso
nomás piensan; ésta es bonita, su cara, su
cuerpo, “con esta nomás estaré”, y no,
no, no, no pienso eso y no, no cambiaría.
Me mantendría con mi forma de ser, mi
carácter, todo, sí. (Fabiola; 15-LPC)
En cuanto a las chicas, hay muchas que no entienden de buenas a primeras la pregunta, pudiéndose interpretar que la socialización entre amigas
sobre el atractivo de los chicos, es prácticamente
inexistente y, por tanto, descalifican inmediatamente prestar atención a aquello:
P: ¿Qué es lo que más te atrae de un chico
en su aspecto físico?
En su aspecto físico, creo que casi nada.
P: Cuando miras, ¿qué es lo que te atrae?
Su forma de vestir, solo eso (…).
P: ¿Qué es lo que te atrae más: ¿su forma
de ser o la apariencia física?
Su forma de ser, no la apariencia. La
apariencia a veces engaña; por eso hay
que saber conocer a la persona qué tal es y
saber cómo es (…). (Sofía; 18-SCC)
En su forma de ser…, ehh…, que se
comunique, que haya confianza, que sea
más…, que sea más abierto conmigo y que
demuestre cómo es él en realidad, que no
se oculte, porque uno muestra una cara
y tiene otra. Eso es lo que me gusta de
los chicos (…) no con doble personalidad
[Risas] (…). (Fabiola, 15-LPR)
En su imaginario, las chicas perciben que, al contrario a ellas, los sentimientos, lo interior, suele
ser secundario para los chicos:
(…) y a algunos chicos también creo que
les gusta los sentimientos. Eso yo creo que
sienten, si es buena o algo así. (Tania; 16-LPR)
T4) Esta es la historia de mi primera experiencia
en mi vida amorosa.
Era una tarde de julio, en los primeros días de
vacaciones invernales del colegio. Yo estudiaba en
las mañanas y trabajaba en las tardes.
Esa tarde no fui a trabajar (…) Esperé la noche
(…) Fue como si alguien me dijera que entre al
comedor y fue ahí donde estaba la chica más
hermosa que mis ojos hayan visto por primera
vez. Me le acerque despacio y la saludé con
mucho respeto y ella me sonrió y también me
contestó: “hola, soy Keila”. Esa noche trabajamos
hasta las tres de la mañana. Luego nos fuimos
a dormir. Ese mismo día fui a las ocho de la
mañana; la volví a encontrar. Nos pusimos a
charlar (…) Nos sentamos los dos en la mesa y
ella empezó a decirme que yo le gustaba mucho
desde el momento que me vio. Ella me dijo que
no creía en el amor a primera vista, pero ese día,
en lo que ella no creía, funcionó, como si fuera su
primera vez. Yo quedé sorprendido y admirado
y sin palabras, porque ella siendo una chica tan
linda, que muchos chicos desearían estar con
ella, llegaría a quererme a mí. Por el momento
pensé que sólo se burlaba de mí; pero ella me
dijo tantas cosas tan lindas que llegué a decirle
que ella también había despertado en mi algo que
nunca había sentido en mi corazón y fue, en ese
momento, aunque los dos nos acercamos muy
lentamente que nos dimos un beso; ese primer
beso, que hasta hoy no puedo olvidarlo, aunque
pasen los años. (Ad. varón, Cachuela España).
De esa manera, ellas, en varias oportunidades, se
refieren a que les gustan los chicos románticos.
Este calificativo no ha sido utilizado por parte de los
chicos, ya que para ellos será una cualidad innata
de las mujeres, que no hace falta ni mencionar
como una cualidad que podrían apreciar en ellas.
Por otra parte, llama la atención que, cuando
las chicas se expresan de alguna manera sobre
la atracción física, resaltan muy frecuentemente
que se fijan en los ojos y, asimismo, se repite en
muchas ocasiones que es importante cómo se
viste, refiriéndose generalmente a lo que no les
gusta, como ser, los pantalones chupados o sino,
al contrario, los pantalones anchos.
Cabe resaltar, asimismo, que a pesar de que tanto
los chicos como las chicas se quejan, en otros momentos de la entrevista, de los celos de enamorados
y enamoradas, apenas mencionaran que les gusta
como cualidad de su manera de ser, que no sea celoso/a. En el caso de los chicos, este aspecto está más
presente. Cabe la pregunta, si para ellas los celos,
muy en el fondo, se relacionan con un amor obsesivo, ¿pero al final de cuentas amor?; mientras que en
el caso de los chicos se asocia más con el control y
la desconfianza insistente en cuanto a la veracidad
de su amor Pues, no es casualidad que la única chica
que mencionó que no le gustan los chicos celosos,
sea aquella que tiene chicos por doquier, que no se
quiere complicar la vida por ser infiel, es decir, la que
parece dar rienda suelta a sus apetitos sexuales, sin
preocuparse por cuestiones del amor.
Finalmente, cabe señalar que si bien no existe un
prototipo de mujer linda, un modelo de belleza
que se menciona reiteradamente, tres chicas
hacían notar que les afecta mucho ser gordas:
T. 3) P: ¿Cómo es para ti una chica linda?
“No debería haber discriminación a
chicas pasadas de peso”. (Ad. mujer,
Cochabamba)
T. 3) (…) “mi cuerpo es un espejo, cuando
me miro me siento tan gorda que es lo que
Hallazgos
(…) por la forma que yo he visto, que
siempre se enamoran, es en el cuerpo.
No piensan en nada más. Puede ser que
algunos se enamoren después que ya la
va conociendo a la chica, cómo es ella por
dentro, cómo es su forma de ser, cómo lo
trata o si lo busca o no. (Mónica; 17-SCC)
79
más odio, uff, casi todo, mi baja autoestima
a veces me deprime mucho” (…) “insegura,
celosa y aburrida, insegura, porque soy
tímida”. (Ad. mujer, Santa Cruz)
T.3) P: ¿Qué te gusta más de tí misma?
Nada, ¿por qué?, me odio yo misma. ¿Por
qué?, soy gorda y fea.
P: ¿Qué te gusta menos de tí misma?
Mi gordura y mi cara. (Ad. mujer, Laja)
De manera que, el hecho de que los chicos no se
refirieran mucho a la delgadez, como uno de los
aspectos de atracción femenina, no quiere decir
que, socialmente, lo contrario, la gordura, no se
asocie con una cualidad que se rechace o critique
de los cuerpos de las mujeres y, especialmente, en
los cuerpos de las mujeres jóvenes; pues, no puede
quedar apercibida la propaganda por los medios de
comunicación, vinculada a la moda, que generan
también, en nuestros contextos, vulnerabilidades
que pueden impactar -como hemos visto- de manera funesta en la autoestima y, por consiguiente,
en la vida misma de las mujeres jóvenes.
Lo fácil no es bueno, ni lo bueno es fácil
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
En el caso de un amor en la infancia, no hace falta
“una declaración” explícita para agarrarse de la
mano y estar “muy juntitos”. En la adolescencia,
sin embargo, se estila que hay que declararse
para poder tener cierto contacto físico.
Generalmente se supone que los chicos toman la
iniciativa, pero hay varios chicos que comentan
lo contrario:
80
La otra me dijo que yo le gustaba y si podía
estar conmigo. No sé si sería por curiosidad
o no sé, porque ella era menor que mí.
Me sorprendió, porque yo ni tenía una
mentalidad de (…) encontrarme así en
esas circunstancias. Bueno, yo también. Me
causó curiosidad y la acepté. Después me
di cuenta que no debía ser así. Lo que llega
fácil no es bueno. Lo fácil no es bueno, ni lo
bueno es fácil. (Edmundo; 19-SCR)
Más adelante veremos que las chicas, aunque no
es lo más frecuente, también pueden tomar la iniciativa para dar un nuevo paso en la amistad o en
la relación de pareja. Curiosamente, cabe mencionarlo, son los chicos que lo comentan en sus narraciones y no ellas. A la mayoría de estos chicos
pareciera que no les afecta en su masculinidad; al
contrario de Edmundo -como hemos visto- que, al
final de cuentas, después de haberse recuperado
de la sorpresa de la iniciativa de una chica, concluye que no se debe haber tratado de una chica
que vale la pena: “por fácil”. De esta manera, deja
entrever que se sintió afectado en su rol masculino y, además, subrayando “el atrevimiento” de la
chica cuando comenta que era menor a él.
Hemos señalado anteriormente que, por un lado,
muchas chicas aprecian a los chicos románticos y,
por otro, que los chicos no han mencionado esta
cualidad de las chicas, ya que no se trata de una
característica cualquiera, que unas chicas puedan
tener y otras no -como puede ser la bondad, la
buena educación, etc.-, sino que ellas la tienen de
por sí, por pertenecer al género femenino.
Sin embargo, cuando los chicos, por asumir el rol
activo en la formación de la pareja, están ante el
reto de declararse a una chica, se acuerdan muy
bien que para tener éxito, tienen que sacar todo su
ingenio para hacerse ver como muy románticos. A
Rodrigo, por ejemplo, conocedor de la psicología
femenina, le funcionó:
(…) lo que a las chicas les gusta es cuando
les hacen sentir bien y les hacen sentir
como si fueran lo único para ellos, ¿no?,
para los chicos. Y ella se ha sentido así y le
he gustado (…) La he abrazado y ella se
ha sentido así pasmada. (Rodrigo; 18-CBC)
Este “conocimiento” tiene su trasfondo, cuando
Rodrigo explica que su mamá tiene una idea errónea de las mujeres: las tacha a todas de “sinvergüenzas”, que “se dejan llevar mucho” y que no
saben “conservar la decencia”. Su papá, sin embargo, le orienta bastante bien:
Pero aun así pensó en su momento que, aparte
de su madre, necesitaba a otra mujer para que le
complemente las ideas valiosas que le transmite
su padre. Es así como cuenta sobre sus charlas
con una tía:
Es como mi confidente. Es una amiga
más que yo tengo y ella se siente libre de
hablarme a mí. Como ella tiene experiencia,
ella ha sido madre joven, entonces ella
me dice cómo es el comportamiento de
las chicas. Y no en ese erróneo, sino cómo
realmente es. Y cómo una chica no se siente
segura cuando está con un hombre que
solamente quiere eso y cómo es realmente
el comportamiento de una chica cuando
tiene que tener una relación sexual. Y ella
me da así, consejos, y me va apoyando en
eso. (Rodrigo; 18-CBC)
Es muy interesante que Rodrigo llevara la charla
al punto “débil” de muchos chicos adolescentes:
la falta de paciencia y tacto con las chicas para
proponerles relaciones sexogenitales, sin que
eso concluya en un rechazo o un rechazo a la relación en sí. Otro chico, Nicolás, entre suspiros,
igualmente expresa que los asuntos del amor,
de ninguna manera son desinteresantes para los
chicos:
(…) hubiese querido a alguien que me
oriente, o sea, en esto del amor. O sea,
cuando no sabes cómo pasan las cosas,
usualmente tiendes a equivocarte mucho
y, bueno, somos jóvenes y es más lindo
vivir así, digo yo; pero, de vez en cuando,
sería bonito una ayuda para todos, así.
(Nicolás; 16-CBC)
Constatamos, de esta manera, que si bien los
modelos hegemónicos de masculinidad están muy
vigentes, hay también un número considerable
de chicos que no responde en todas sus facetas
a aquellos. En el caso de que necesiten hablar,
por ejemplo, sobre el amor o sobre sus penas,
no se suelen arriesgar a hablarlo en su grupo de
pares, por el riesgo de exponerse al “ridículo”.
Por ese motivo se escucha frecuentemente que
buscan a alguien de la familia o a un amigo que
no está en contacto con su grupo de referencia
más cotidiano, por la discreción que se requiere.
En cambio, para las chicas las cosas “del corazón”
son las más serias y rara vez se exponen a la burla
de las amigas cuando las comparten.
Me dijo que si podía darme un beso
La primera chica, el primer chico que gustaba, la
primera vez que sintió físicamente la atracción
por una persona, más o menos de la misma edad,
la primera declaración de amor, son todos momentos importantes, si no, inolvidables, del desarrollo personal y sexual. Así también suele ser
el episodio del primer beso. Pero entre los chicos
y las chicas, participantes en la investigación, no
hay una voz unánime de agrado al respecto, pues,
no les gustó a todos y todas desde un principio
y/o fue un momento de tensión, especialmente
por como lo recuerdan algunas chicas:
P: ¿Te acuerdas de tu primer beso?
Eh, sí. A veces preferiría casi no recordarlo.
P: ¿Por qué?
No sé. Me siento a veces incómoda;
siempre he sido tímida. (Sofía; 18-SCC)
Fue después de dos semanas, porque
yo tenía vergüenza. Yo no quería que él
sepa cómo yo besaba, porque en otras
palabras, yo no sabía ni cómo era un beso.
(Romina; 17-SCC)
Con mi primer novio (…) ha sido a la
fuerza. Estaba distraída y me he dado la
vuelta y en ahí me ha besado; (…) por eso
Hallazgos
Y es por eso que no quiero hablar mucho
con ella sobre eso, porque ella tiene un
punto de vista de las chicas de ahora.
En cambio, mi papá como, bueno, él era
mujeriego, conoce bien a las mujeres,
¿no? Y él me orienta más en ese aspecto.
(Rodrigo; 18-CBC)
81
será que no me dejo besar. Como todas
mis amigas que dicen que cuando te besan
por primera vez se siente algo feo, en serio
he sentido algo feo. Tal vez por eso ya no
quiero besar a nadie.
P: ¿Qué cosa no te ha gustado?
Que lo haya hecho sorpresivamente. (Lisa;
16-CBC)
T4) La primera vez que lo vi…. ¡Ohhh, le vi a él!!!
Sentí algo muy bonito. Quería que me pelara; hacía
todo… Por último, él y yo estuvimos. Cada vez
que me daba un beso, me agarraba de la mano,
sentía que me temblaban las piernas, mi piel se
ponía totalmente chinita. Con el tiempo, le empecé
a querer más y más. Hasta hoy en día le quiero
muchísimo (…) Le empecé a querer, porque él
se lo gana cada día con su forma de ser. Cada
día me traía cosas, osos, chocolates, aunque, por
un momento, pensé que sólo quería hacer que
engorde y, luego, dejarme. Pero me di cuenta que
lo hacía porque él también me quería. Ambos nos
queremos y mucho… Sólo tengo miedo a ser
lastimada otra vez y, esta vez, rendirme. Pero tengo
en mi mente que vendrán más y sólo es juventud,
en esta época. ¡Todo vale!!!!! (Ad. mujer, La Paz)
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
A otras chicas les había gustado el primer besoy fue
también con su pleno consentimiento. Para muchas
es la interacción sexual que espontáneamente
reconocen como una de las más placenteras, lo
cual nos remite a que la educación sexual debería
poner más énfasis en las posibilidades del goce de
los cuerpos, al margen del coito48:
82
(…) la verdad, yo estaba esperando que él
me preguntara. Le dije que sí y esa tarde
salí a la venta; me fui a lo más lejos de la
casa y me encontré con él. Me dio un beso.
Yo tenía 14. ¡No sé ni qué fue lo que sentí!
Me gustó mucho. (Ángela; 17-SCR)
Él me ha besado. Yo me he sentido rara,
porque ha sido ese mismo día, creo. Me ha
acompañado a mi casa. Era muy raro para
mí, porque yo nunca salía con nadie y era,
era lindo. (Alejandra; 16-CBC)
P: ¿Y quién ha tomado la iniciativa, tú o él?
El… y yo… [sonríe] Sí, me ha pedido
permiso…, me dijo que si podía darme un
beso…, “sí o no”… y yo… no sabía qué
responderle ese rato. Le dije: “no creo que te
atrevas”, le he dicho… Y él se ha atrevido…
P: ¿Y te ha gustado?
Ahhh, sí… (Tania; 16-LPR)
Por otra parte, nuevamente hay que destacar que
no todos los chicos han tomado la iniciativa en el
momento de su primer beso:
Con ella sí di un beso, pero la verdad me
sentía algo raro.
P: ¿Por qué?
Que alguien te bese.
P: ¿Ella te besó?
Sí, ella. Yo no sabía nada. (…) No sé, se
sentía algo raro, no sé. Luego ya, poco
a poco, ya me atrapó, como se diría. Me
empezó a gustar, ¿no? (Mario; 17-CBR)
(…) me ha prometido que (…) si yo
bajaba [a la plaza Villarroel], me iba a
dar ya un beso y yo le he dicho: “ya,
voy a bajar”, “ya, pero seguro el beso”,
“sí, seguro”, me ha dicho (…) Me ha
besado… [sonríe]. Ella me ha dado el
primer beso, sí… (Diego; 17-LPC)
En su generalidad, los chicos han sido más espontáneos y plásticos en la descripción del primer
beso. Luis es un ejemplo de aquello:
48 Se utiliza generalmente el término petting (en inglés) para las relaciones sexuales sin penetración (coito). En castellano existe una
denominación bastante desconocida: magreo. “Las prácticas sexuales de elevada intimidad pero sin realizar el coito se conocen como
petting. Pueden ser definidas como un conjunto de besos, abrazos y caricias por el cuerpo, así como contactos intergenitales, e incluso
masturbaciones mutuas, que lleva a ambos miembros de la pareja a un alto grado de excitación que puede tener o no conclusión orgásmica”
(Heras et al. 2016: 3).
Ya empezábamos a ponerle nombre a lo que
teníamos
Dos tercios de los chicos y chicas, participantes en
el estudio, tienen en el momento de la entrevista
enamorado o enamorada. Camila no tuvo nunca
un enamorado y, aparentemente, no le preocupa
que a su edad ella pudiera ser una excepción. Así
también para Carola, el tener enamorado no es
imprescindible, si eso significa que le empiezan a
controlar:
P: Entonces esa persona tenía los mismos
sentimientos hacia ti porque….
¡Sí!! Yo también le gustaba porque…, sí,
porque la mayoría de los chicos sabían,
me molestaban; después, él se quería
animar, pero yo le he…, no le he dado
alas para que se anime, solamente
me gustaba. No hemos llegado a ser
enamorados, no, nada de eso.
P: ¿Y no estás pensando tener?
Pienso, pero yo creo que va a venir así
por si solito nomás. No pienso que es algo
obligatorio, ni que me fuercen a mí, que
tienes que tener tu chico sí o sí, no. Nada
de eso. Pienso que si va a venir, va a ser a
su tiempo. Sí, va a ser así, sí. (Camila; 15LPC)
P: ¿El único chico que has tenido era por
una semana?
Ajá, por una semana, o sea, no sé. A él le
gustaba que sea fiel y todo, pero para mí
no. Para mí, siguiendo como mi amigo,
así jugaba con otros, con otros. No sé y él
se ponía celoso (…). No, entonces, ahí lo
dejé. (Carola; 17-CBR)
T4) Había un chico llamado Yhalmar. El era muy
rico y tenía cerca de 22 años de edad. El podía
tener la compañía que él quisiera y las mujeres
que él quisiera, pero, a pesar de todo eso, había
una muchacha que le quitaba el sueño. Ella era
Samanta, que cuando eran niños el tuvo una
amistad sincera, pura y tierna con ella y el la
perdió por un capricho. Y el destino hizo que
él la volviera a ver (…) y ella lo recibió con un
abrazo. El decidió nunca más soltar su mano
(…) y ella llegó y lo cambió todo. El cambió
su vida por ella. Ella era diferente, era humilde,
buena, muy simpática y de buen corazón.
Una tarde, cuando salieron a dar una vuelta al
parque, él decidió declararse a ella. El tenía mucho
miedo, pero la ternura y la sinceridad de Samanta
le dieron fuerzas. Yhamal le dijo que sólo quería
hacerla feliz y nunca lastimarla. Ella aceptó y
empezaron una relación, el uno era complemento
de la otra. (Ad. mujer, Cochabamba).
Aparte de Sandra, que menciona tener seis enamorados en el momento de la entrevista y unos cuantos más online, tenemos a Paula, que es la segunda
en el “ranking”. Igualmente, su relato tiene facetas
interesantes, en términos de roles de género:
P: ¿Cuántos enamorados has tenido?
Tengo que contar, a ver espera, como unos
15, por ahí.
P: ¿Cuánto ha sido el tiempo mínimo que
has estado y el tiempo máximo?
El tiempo mínimo era de tres días y el
tiempo máximo era como un año y medio.
(…)
P: ¿Cuál ha sido tu máxima expresión de
amor a nivel físico hacia tu chico?
¿Cómo?
P: Tu máxima expresión de amor a nivel
físico, por ejemplo, me amas, “sí”, la
prueba de amor…
Ay no, no.
P: ¿Por más de que te digan que si no
aceptas, te terminan?
Hallazgos
¿Has sentido una explosión alguna vez?
Como si algo explotara, o sea, es como si
wowwick y no sé, cuando la besaba me
olvidaba hasta cómo me llamaba. No sé
ni cuál es mi pie izquierdo, soy zurdo y a
principios chocaban mis dientes, que yo
me acuerde. (Luis; 19-CBC)
83
Que si no acepto, me terminan; no me
hago problema. Lo dejo, tanto lío.
P: ¿De tu forma de ser qué es lo que más
enamora?
El que no soy tan fácil. Las cosas conmigo
no son muy facilitas. A la primera no digo
“ya”. Con calma las cosas, con tiempo.
Creo que más fría eres, más te quieren los
chicos. Eso pienso. (Paula; 16-CBC)
Paula, al contar sobre sus experiencias, también
utiliza el término “fácil”, haciendo entender que
la chica que no es fácil se define por “fría” y, a
la larga, tendría más éxito en sus conquistas. De
manera que “la chica fácil” tiene, a pesar de su ser
femenino, grados de deseo sexual, parecidos a
los varones, es decir, se “calientan” con facilidad
y por eso también su gran peligrosidad, ya que no
se trata siempre de una simple pose.
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
Veremos a continuación que las prácticas sexuales, al menos de las chicas y chicos que han participado en la investigación, son muy variadas. Un
grupo de chicos, no así de chicas, transmite que
después de unos meses de enamoramiento ya se
puede ir pensando en tener relaciones sexuales
coitales:
84
Para empezar besos, cariños; ya después,
con el tiempo, hay parejas que tienen
relaciones sexuales. Así con el tiempo
ya, porque tampoco van a ser novios una
semana y ya vas a tener relaciones. Bueno,
eso es lo que yo pienso. Cuando pase el
tiempo ya puede ser, por lo menos un año
o 7 meses. (Manuel; 17-SCR)
Los chicos hacen una distinción entre lo que es
una chica con quien no quieren más que pasarlo
bien o si se trata de alguien que les gusta muy en
especial o de quien están enamorados:
P: A tu edad ¿qué hacen los enamorados?
Van a comer, salen a pasear y si están buen
tiempo, tienen relaciones.
P: ¿Cuánto tiempo crees que tardan en
tener relaciones sexuales coitales?
Tres meses, sí. A lo que he escuchado 3
meses. A veces es un poco más pronto
como un mes, pero a veces es 6 meses o
un año, pero más seguido es 3 meses.
P: ¿Y tú qué opinas de eso? ¿del tiempo?
No sé. Eso depende, si es un sentimiento
verdadero y demostrado, no importa el
tiempo. Si es un chiste, va a ser rápido o no
sé. (Pablo; 17-LPC)
Pablo se refiere a tiempos muy variados para
tener relaciones sexogenitales con la enamorada:
entre un mes y un año. Luego, sin embargo,
deja traslucir que esos tiempos tan elásticos,
imprevisibles, son así, porque dependen más de la
decisión de las chicas que de los chicos. Pues, si a
él le propondrían en seguida, no tendría problema
alguno:
P: Y según tu experiencia u opinión ¿Cuál
es la máxima expresión de amor?
¿Según yo? Tener relaciones. (…)
P: ¿Tu tienes enamorada actualmente?
No
P: ¿Qué cosas le permitirías a tu
enamorada?
Todo, porque si es mi enamorada es
porque le tengo confianza y le permitiría
todo. (Pablo; 17-LPC)
T4) El primer amor…
Era una noche. Yo sentado en una tienda y, de
repente, viene una linda chica para comprar en
la tienda. Yo mirándola a ella de pies a cabeza y
pensaba que ella era una chica linda y hermosa.
Estando yo sentado con mis amigos, ellos me
dijeron que la molestara, pero yo no quise. Pensé
“como ella es tan linda, no me hará caso”. Ya mis
amigos estaban burlándose de mí por no decirle
algo a la chica, pero yo no me quedé ahí a estar
escuchándolos. De repente vino un valor en mí
que, de ahí, me atreví a hablarle. Supe su nombre.
Me dio su número de celular y así nos conocimos.
Fue mi primer amor… (Ad. varón, Santa Cruz)
P: En las novelas, películas se ve que se
enamoran y enseguida acaban en la cama,
¿esto ocurre también en el caso de tus
amigos, amigas?
Depende, porque si las dos personas
buscan placer, pues, están un tiempo y lo
hacen, pero si las dos personas se ponen
de acuerdo en que quieren algo serio y se
quieren enamorar, pues, se enamoran y lo
toman con más calma. (…) Somos pocas
las personas que lo hacemos por amor. Yo
creo, o digamos que llegamos a sentir algo
de eso (…) Yo creo que hay que esperar un
tiempo para tener relaciones con la pareja,
ujumm, conocerse bien, sí. (Diego; 17-LPC)
En el caso de Rodrigo, después de haber tenido
muchas enamoradas pasajeras y encuentros
casuales, sin involucramiento emocional, deja
entrever que cambió su vida, ahora que tiene una
enamorada con quien habla ya de una vida juntos
a futuro:
(…) mis intereses empezaban a cambiar,
porque ya quería algo más serio. Y ya
empezábamos a ponerle nombre a lo
que teníamos; ya no era algo como un
juego, sino algo más serio. Algo como una
posesión, algo posesivo, algo que ella era
de mí, digamos. Y yo no quería compartirla,
digamos. Y ahí es donde empieza a ser algo
que yo no experimentaba antes. (Rodrigo;
18-CBC)
Esta distinción, entre cómo son las prácticas
sexuales con una enamorada y cómo cuando
simplemente se presenta “la oportunidad”, deja
en claro, una vez más, que la creencia de que los
varones no pueden controlar sus impulsos, es una
simple construcción social, basada en roles de
género y modelos de masculinidad, aún hoy en
día preponderantes.
Hay mujeres que quieren que uno esté ahí,
ahí
El aspecto del sentido de “propiedad”, de “posesión”, como lo llamaba Rodrigo, pareciera ser la
dificultad más grande en el relacionamiento entre
parejas de enamorados. Algunos chicos y chicas lo
definen como una obsesión o una enfermedad. En
ocasiones comentan inclusive sobre episodios de
violencia física a raíz de los celos.
Sin embargo, al mismo tiempo que se habla de estos episodios, todos y todas saben perfectamente cómo se puede superar el problema, ya que se
repite una y otra vez: “mediante una base de confianza”. Pero eso no cambia el hecho de que muchas “peleas” en la pareja se dan por este motivo
o sino, suele ser motivo para terminar la relación.
Y, no cabe duda, tanto chicos como chicas intercalan escenarios de ser controlados/as y de ser
controladores/as: la balanza entre celos de unos
y de otras parece bastante equilibrada.
Lo que son los roles de género, aquellos que exhiben muchos congéneres varones, resulta en el
caso de los chicos como un “lastre”; especialmente para aquellos que afirman actuar con respeto
hacia sus enamoradas. Pues, comprenden que los
varones están continuamente bajo sospecha de
ser infieles:
Casi la mayoría de mi curso piensa que es un
rato nada más. Las chicas pasan, se puede
decir. Piensan que es sólo para divertirse,
como un juguete. (Santiago; 17-CBC)
A (…) algunos chicos les gusta eso, estar
con una y con otra, y digamos, se sienten
los únicos y se sienten bien diciendo que
están con varias chicas (…) A mí no, no
me gusta mucho eso, es feo, sí. (…) Yo
Hallazgos
Es interesante que Pablo se refiriera a la confianza que él tendría en ella, para tener relaciones sexuales coitales, por el mero hecho de que es su
enamorada. Diego maneja el criterio de la necesidad de conocerse bien, para tomar esa decisión,
al menos cuando se trata de una enamorada que
para él es importante:
85
creo que es por ser más hombrecitos y
bien (…) por ellos, ¿no?, pero me parece
mal que se crean más superiores a los que
no lo hacen, que no están con una y con
otra, sí. (Hugo; 18-LPC)
La mayoría se creen los más, los macho
macho y decir “yo me la agarré a esta, yo
me la cogí”, eso es lo que ellos buscan…
“Mira, esa chica bonita, se hizo corteja de
tu peor enemigo…”. “¡Bah!, si yo ya me la
agarré y me la cogí y la hice y la deshice”,
eso pensarán algunos… (Manuel; 17-SCR)
Hugo y Manuel se refieren a la presión de grupo
que se ejerce entre varones, para lucirse y obtener
prestigio, mediante las conquistas de una y otra
chica. Es de esta manera también que David, con
sus 16 años, comenta cómo se le hace la burla, por
no animarse (todavía) a proponer tener relaciones
sexuales coitales, con su enamorada:
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
P: ¿Y tus amigos no se hacen la burla
cuando les dices que tienes miedo, que
eres respetuoso? ¿Qué te dicen?
Sí, hacen la burla, según que me dijeron,
eres “kollo” [podrido], “no tienes bolas”,
así me dicen, y yo: “tengo, pues, o te
muestro”, sé decirles… [Risas]. (…) Y yo,
tampoco, esas palabras me lastiman pues,
porque lo que ellos dicen, no son verdades,
¿no ve?, y esas palabras se me vienen, se
me van y a veces pienso también, pues,
porque sé que ese miedo que tengo, no lo
puedo hacer perder, pues. (David; 16-LPR)
86
Es así que la imagen del estereotipo de varón
“con éxito”, afecta de alguna manera a todos, a
“ganadores” y “perdedores”, ya que no todo se da
de forma gratuita; exige que se esté pendiente de
los mismos amigos, a sabiendas que difícilmente
se resisten a coqueteos o insinuaciones de las
enamoradas de otros, como mencionaba Manuel.
También lo deja traslucir Sabino y, Beatriz, por su
parte, comenta que “el control” sobre los pares
no siempre termina pacíficamente:
P: ¿Cuáles son las principales razones de
pelea?
Los celos y la desconfianza en los amigos,
por como la tratan. (Sabino; 16-SCC)
(…) así cuando me veía hablar con otro
chico, se subía a golpes con él. Una vez lo
ha hecho en el curso así (…) como a dos
metros se ha sentado y me ha empezado a
hablar…, él ha entrado, ha pensado mal y
le ha golpeado a él… (Beatriz; 16-LPR)
Desde nuestra perspectiva resulta confuso cuáles
son las situaciones en que se cree tener motivos
para tener celos, especialmente cuando se usa el
verbo “hablar”, que puede tener connotaciones
muy variadas:
P: Tú sientes que te has equivocado alguna
vez en cómo has actuado con tu pareja?
Sí
P: ¿Algún ejemplo?
Engañarla, bueno no engañarla, pero he
hablado con otra y de eso ha sido eso y
cargo la culpa que ha sido por mi culpa.
(Alvaro; 15-LPR)
(…) con mi primer enamorado, por celos
he terminado con él, porque no le gustaba
que yo mire o hable con alguien; hasta
por un simple “hola” se enojaba y por eso
hemos terminado. (Mariela; 17-LPC)
Aparte de “hablar” de determinada manera con
otro chico, otra chica, la comunicación con otros/
as mediante el celular, es también un motivo de
“sospecha”. Al respecto cabe destacar también
que los teléfonos celulares y las redes sociales han
aumentado mucho las posibilidades de control:
Se ponía celosa, porque hablaba con otras
chicas, me whatsappeaba, por eso, fotos
me mandaban, en grupos y todo eso. Por
eso creo que se puso celosa y hasta que
me dijo que no quería saber nada más de
mí. No me dijo nada más, sólo me dijo que
Las chicas, la otra cara de la medalla, deben estar
atentas a los juegos de seducción de sus compañeras, ya que teniendo un enamorado incontrolable
en sus impulsos, la menor “provocación” de otra
chica, representa un peligro:
Pero ¿cómo se controlan los celos?, es
difícil, que una persona te guste y a cada
rato le estén llamando, enviando mensajes.
Se siente feo sentirse así, sientes que te
está engañando, que está contigo ahorita
y después estará con otra. (Valeria; 16-CBC)
Lo que llama la atención en algunas narraciones
de los varones, es su fastidio porque sus chicas les
exigirían que todo el tiempo libre lo pasen juntos,
motivo que ellas no mencionan:
(…) hay mujeres que quieren que uno esté
ahí, ahí, ahí y es lo que acobarda y es lo que
nos obliga a dejarlas. (Manuel; 17-SCR)
Por los estereotipos de género, para mostrarse
“humildes” y diferentes al resto, hay varones que
dejan traslucir someterse a reglas muy estrictas:
P: ¿Y si tu novia te pidiera que no salieras
con tus amigas, por ejemplo?
Ehh.. Puede ser que sí acepte. Porque uno
es hombre y la tentación siempre va a caer
en el hombre, más que en la mujer, porque
el hombre es débil en la tentación. (Rudy;
18-SCC)
(…) yo hablaba con mis amigas y ella ha
visto eso y se ha enojado y “chau”, me
ha dicho y yo: “no, ¿por qué?”. “Perdón,
que me he equivocado, perdón” y me ha
perdonado y ya (Pablo; 17-LPC)
P: ¿Y tú sientes que te has equivocado
alguna vez en algo con tu enamorada?
No, sí, es que yo siempre la he respetado y
también ella. No es ni celosa, tampoco yo
hablo con las chicas. (Diego; 16-LPC)
Es así también que las mujeres tienen el sartén
por el mango como justificativo para controlar de
forma rigurosa a sus enamorados:
(…) ella quiere tenerme siempre todo
el tiempo cerca. Y ella empieza a tener
celos y empieza a tener, bueno, paranoia
se puede decir, que yo estoy con otra
persona. Como ya hay más confianza, ella
se siente más libre de expresar realmente
lo que siente. Y ella me ha dicho que se
sentía insegura, de que no estaba del todo
segura de que yo le era fiel, porque ella
había tenido ya hartos chicos que le habían
dicho lo mismo. (Rodrigo; 18-CBC)
Podemos constatar, de esta manera, que el derecho a vigilar y controlar se ha “democratizado”,
ya que es propio de varones y mujeres, al menos
en el período de enamoramiento; es más, en su
generalidad, se percibe que lo consideran una
parte inevitable del mismo y no se percibe mayormente como violencia. Todos y todas lo tipifican
simplemente como un problema de falta de confianza que debería ser superable.
No tienen que dedicarse a las chicas
Como mencionamos, las chicas no hablan en ningún momento que hay un término de tiempo para
tener relaciones sexuales en el caso de estar enamoradas o en el caso que se menciona, se trata de
un tiempo bastante largo, por ejemplo, cuando
tengan una profesión, siguiendo las recomendaciones de muchos papás. También existe un criterio de edad que para algunas serían los 18 años.
Probablemente esa edad tendrá que ver con que
legalmente adquieren la mayoría de edad y/o con
que terminan la secundaria. Frecuentemente se
considera también que puede ser cuando ya exista mucha seguridad de que la pareja es estable y
se estime que la relación tiene perspectivas de
Hallazgos
quería terminar. No me dio ni una razón,
pero ya era sabido que iba a ser por eso.
(Santiago; 17-CBC)
87
ser duradera. Otras dicen querer esperar hasta
casarse, que a veces tiene que ver con la religión
“cristiana”49 que se profesa en la familia. Aunque
durante la entrevista con estas chicas- y también
chicos- se percibe en ocasiones que esta idea
“tambalea” con bastante facilidad.
Hay chicas que transmiten que este tema de las relaciones sexogenitales es algo muy lejano, a veces
con el argumento que se transmite en casa, de que
a su edad no puede haber amor. Aparentemente,
el amor, según los padres, es lo que más riesgo podría significar para que se cometa el error de tener
sexo. Pues, especialmente en el caso de las hijas,
es un argumento muy convincente, porque se supone que solamente accederían a tener relaciones
por amor. Isabel y Rocío comentan al respecto:
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
A los 14 años empecé a notar cambios en
el cuerpo, pero personalmente, no creo
que uno a esta edad se enamore, ni que
sepamos qué es el amor, confundimos
el gusto por el amor. Así les pasa, creo.
(Rocío; 17-SCR)
88
P: Tú sólo has tenido dos chicos, pero hay
chicas que están con cinco, con diez, ¿qué
piensas de eso?
A lo que me han dicho y a lo que yo pienso,
a esta edad no nos podemos enamorar,
porque somos changos o algo así, nos dice
mi papá. Pues uno se enamora, que ya
se terminó y, al día siguiente, “uh, ¿quién
quiere conmigo?” [se ríe]. Así yo pienso
que a esa edad no nos podemos todavía
enamorar. (Isabel; 16-CBR)
Llama la atención cómo Isabel fusiona en una sola
frase “lo que me han dicho y a lo que yo pienso”,
haciendo notar que no necesariamente es lo que
siente; pues, comenta lo que le dice su padre y,
por tanto, es lo que “debe pensar”.
El padre de Isabel tiene más de una estrategia para
“frenar” a su hija, por si acaso piensa ir “más allá”.
49
Hemos visto que inculca que a su edad no existe
el amor, por tanto, no asociará el tener relaciones
sexuales con los sentimientos amorosos. Le protegería también a no ceder, si eventualmente se le pidiera “la prueba de amor”, porque sería una simple
creencia. Otra arma para “detener” a su hija es el
argumento de la avidez sexual de los chicos:
Que los chicos por naturaleza son
impulsivos y quieren eso [relaciones
sexuales] y, entonces, me dice que tenga
cuidado. Que no me confíe de ningún chico
a esta edad y es medio peligroso, porque
una puede quedar embarazada. Entonces
me dice que siempre tenga cuidado. Que
sí, me entiende que tenga enamorado,
pero primero está mi estudio y eso.
Siempre me dice eso. (Isabel; 16-CBR)
Desde diferentes frentes se educa en sexualidad,
desde la perspectiva de que una mujer adolescente es víctima potencial del deseo “incontenible” de
los varones. Con mucha vehemencia se transmite
que si se evitan las relaciones sexuales, la victimización puede evitarse. Dicho en otras palabras, la
desgracia siempre está a la vuelta de la esquina, depende de una y la culpa será propia. Sin embargo,
dentro de unos años, cuando se establezca la pareja dentro de la normatividad hegemónica, estos
mismos varones serán una garantía de protección
para ellas.
Isabel, sin embargo, es muy perspicaz e intuye
que su padre, cuando le dice que puede tener
enamorado -aparentemente haciendo una concesión- no actuará en coherencia cuando se entere
que, efectivamente, tiene su enamorado:
Si se enteran, no sé. Me harían a un
lado. Principalmente me dirían: “Me
has fallado”. A pesar de que soy
sobresaliente y no estoy descuidando
mis estudios. Yo creo que para ellos sería
una tremenda decepción. Yo creo que me
harían a un lado. (Isabel; 16-CBR)
Es decir, de ciertas Iglesias Cristianas, Evangélicas, generalmente las más fundamentalistas.
P: ¿Por qué crees que tus papás no te
hablan directamente [de sexo, placer,
erotismo]?
No sé. Ellos creo que tienen miedo a que
yo sienta curiosidad de eso. No sé. (Isabel;
16-CBR)
El uso del término “curiosidad” es muy frecuente
cuando en realidad se está hablando sobre las
“ganas” de tener relaciones sexuales coitales. Es
decir, es otro término que se usa para encubrir la
existencia del deseo.
Alejandra es otra de las chicas que no cuenta en
su casa que tiene enamorado. Llama la atención,
por otra parte, que, cuando se le hace la pregunta
si conocen a su enamorado, no responde a esta
pregunta, sino que, respondiendo más bien a su
propia angustia, asocia inmediatamente “chico”
con “embarazo”:
P: ¿Tampoco tu papá y tu mamá saben que
tienes tu chico?
No. Se arruinaría mi vida, porque yo
he visto que se embarazan. Todos les
miran mal. Tienes… que generalmente,
ya no vuelven al colegio; se descuidan.
(Alejandra; 16-CBC)
Alejandra utiliza la expresión: “se arruinaría mi
vida”. Luego amplía su narración con respecto a
lo que le dicen en su casa e, igual que en el caso
de Isabel, son palabras mayores que explican el
terror que se va generando en estas chicas:
(…) me han dicho que si yo quedaría
embarazada, entonces sería para mí, ¿no?
Yo voy a estar destruida, que sólo yo, que
digamos ya no voy a poder estudiar y eso y
todo lo que tenían que invertir en mí, en mi
hermana … (Alejandra; 16-CBC).
Pero el argumento de la avidez sexual del otro
género también se utiliza, aunque no con la misma
frecuencia y el ímpetu, en el caso de los chicos:
Me dice, “ustedes tienen que estudiar,
no tienen que dedicarse a las chicas,
porque las chicas son perjuicio al
estudio”, porque mi mamá me dice así:
“que las chicas siempre buscan relaciones
sexuales”. (Celso; 16-CBR)
P: ¿Qué dice tu mamá respecto a las chicas?
Que las chicas ahora son…, está bien ser
abierto, ¿no?, pero no ser sin vergüenza
y siempre conservar la decencia y las
chicas ahora se dejan llevar mucho y es
por eso que hay embarazos y demás. Pero
es un punto de vista un poco erróneo,
pero también es algo que los jóvenes le
demuestran a la sociedad. (Rodrigo; 18-CBC)
Sin embargo, contrasta con las chicas la actitud
que asume la mayoría de los varones, frente a los
discursos paternos del espanto. Un ejemplo encontramos en el relato de Simón:
P: ¿Tienen miedo de que le embaraces?
Viendo a otras personas, así, sí. “Que me
hagas llegar a una mujer nomás, te vas de
la casa”.
P: ¿Te dicen así?
Sí, yo en chiste lo tomo. (Simón; 19-CBR)
Hemos podido observar en los relatos que
el aspecto de la edad y la consiguiente
infantilización, es un elemento que coadyuvaría
al autocontrol que, además, se articula con la
supuesta ausencia del amor romántico. Luego
está el tema de la importancia del estudio
como un privilegio de su generación, que no se
puede echar por la borda, simplemente por un
momento de “locura”. Pues, es un desprecio del
Hallazgos
Observamos la dureza en las palabras, que Isabel
se imagina, recibirá, en caso de transgresión: “Me
has fallado”, “tremenda decepción”, “me harían
a un lado”. Pero luego, a propósito de otra pregunta, toma distancia de los discursos de su padre, cuando revela lo que piensa sobre las verdaderas intenciones de lo que le dice:
89
sacrificio de los padres, más aún, si ellos mismos
no han conocido este derecho.
Si bien el discurso de la demonización de las mujeres adolescentes existe, el de la demonización de
los varones resulta más efectivo, porque los roles
de género imperantes, darían motivos para interiorizar aquel discurso, como lo expresa Mónica:
Siempre la mujer pierde, porque al hombre
nunca se le va a notar, en cambio a la
mujer sí, el hombre de último se puede
cagar en todo y la mujer siempre va a ser
la afectada, porque siempre manchan el
nombre de la mujer. (Mónica; 17-SCC)
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
La ausencia del discurso sobre el deseo femenino
se articula a la perfección con aquellos discursos
sobre el machismo, que en tiempos de equidad
de género no están ausentes en los análisis o los
comentarios de los mismos chicos y chicas. De
esta manera, a las adolescentes se les apabulla
con mensajes para negar sus deseos y decir
“no”: en sus casas, en los colegios, mediante los
múltiples mensajes, aunque bien intencionados,
sobre la violencia de género y el derecho a
denunciar; para ni hablar, sobre el morbo con que
la prensa sensacionalista reporta las desgracias
de las mujeres, víctimas de violencia física, sexual
y de feminicidio.
90
Esta condición tan vulnerable de las mujeres adolescentes encuentra, sin embargo, una compensación en la sublimación de los deseos mediante
la figura del estatus superior al varón50, como
“premio” a la castidad:
(…) como dicen, hombre es hombre. El
hombre después de tener relaciones no
tiene, como tiene la mujer, el hombre no
tiene dignidad, la mujer tiene que tener
dignidad (…). (Laura; 16-SCC)
En palabras de los chicos esta figura, sin
embargo, no se asocia de ninguna manera con
algún tipo de superioridad, pues, se aborda
desde el pragmatismo, es decir, constatando
que simplemente se les “obliga” a ellas procurar
cierta imagen; imagen que, por cierto, está
ausente en la vivencia masculina, pues, se
sienten cómodos con el modelo de varón que les
toca reproducir:
Es diferente, porque si eres una
adolescente mujer, y un varón…, si la
embarazas a la mujer en tu adolescencia, y
si eres varón y eres responsable, ya, buscas
un trabajo inmediatamente para mantener
a la mujer y al hijo, pero si eres una mujer
embarazada, adolescente, mejor dicho, es
muy diferente, porque tienes que cuidarte,
tienes que cuidar tu imagen, tienes que
ser más precavida en todas las cosas, sí,
porque es bien fuerte en todo lado eso de
la imagen de la mujer.
P: ¿Y los chicos no se preocupan por su
imagen?
Ehhhh, tenemos imagen, pero creo que no
nos importa, no. No nos importa mucho.
(Diego; 17-LPC)
De esta manera, el lenguaje y la carga de emotividad del conjunto de estos discursos distraen la
atención de las estructuras, disposiciones y relaciones que oprimen a las mujeres y, en particular,
a las mujeres adolescentes.
Sin embargo, la interiorización de estos mensajes
no suele ser completo y sin algunas transgresiones. Alejandra, al hablar sobre la prohibición de
tener enamorado, deja traslucir que asume los
mensajes de sus padres parcialmente, pues, oculta el hecho de que tiene enamorado para que no
le limiten en su libertad de movimiento y en el
tiempo que puede pasar con él:
50 En base a lo que se ha denominado el “Marianismo” (Sonia Montecinos s/f; Norma Fuller 1996).
Pero inclusive va más allá de desoír los sermones
aterradores de sus padres, cuando, luego, al
preguntarle si alguna vez ha pensado en tener
relaciones coitales con el enamorado, responde:
P: ¿Tú nunca has tenido algún deseo de
tener relaciones sexuales con tu chico?
Mm….
P: ¿Sí o no? Sí, ¿no ve?
Tal vez por curiosidad.
P: ¿A qué edad?
Mm, este año ha empezado.
P: ¿Por curiosidad querías tener relaciones
sexuales con él?
Sí, pero (…) como no hemos ido a una
casa, a un lugar, entonces no. (Alejandra;
16-CBR)
Recordamos que Alejandra, por otra parte, ha
preguntado a la entrevistadora sobre la masturbación, reconociendo abiertamente que ella sí se
masturba, lo cual ante tanto discurso represivo
en su casa, sorprende de alguna manera. Asimismo, insinúa que si tuviera la oportunidad, podría
decidir tener relaciones sexogenitales con su
enamorado. De modo que hay elementos para
pensar que lo dicho por sus padres, “de que se
arruinaría su vida si es que se embarazaría”, no
le impresiona de manera contundente, dándose
permiso para fantasear, masturbarse y, de pronto, tener relaciones sexuales coitales. Pero con la
interiorización del tabú, no es impensable que lo
haga “de imprevisto” y sin utilizar ningún método
anticonceptivo. Pues, los padres de Alejandra han
apostado a evitar que su hija no tenga enamorado. Como el problema mayor es el enamorado,
evitan hablar sobre métodos de anticoncepción,
sobre la importancia de “la primera vez”, del disfrute y la necesidad de que no se lastime, en fin,
de todo lo que Alejandra tendría necesidad de hablar y pensar.
El aspecto de la prohibición de tener enamorados, hoy en día, parecería algo anacrónica, pero
sucede aún con mucha frecuencia, como hemos
podido apreciar. Así también Yesica tuvo un problema por ingenua, al contar en casa que tenía
enamorado, pues, el castigo en su caso fue inclusive físico:
Antes les contaba que tenía mi
enamorado, así, pero…, pero ahora no,
no sé. Me han decepcionado, porque...,
uno, le contaba y el otro ya me pegaba o
me decía algo, que “vos esto, vos lo otro”
y ya me echaba en cara todo lo que le
había contado y por eso ya no les cuento.
(Yesica; 16-LPC)
Hay chicos y chicas, por otra parte, que no
comentan en casa sobre sus enamorados o
enamoradas, porque se crea la expectativa de
que es una relación duradera y la gran mayoría no
suele estar convencida de aquello:
P: ¿Tus papás te preguntan cómo te sientes
o si tienes corteja?
Preguntan, que si tengo novia, que la lleve
a la casa.
P: ¿Y la llevas?
No, porque no me gusta… No sé, por
ahí la presento a mi madre y al otro día
terminamos y así… (Rudy; 18-SCC)
En Santa Cruz se mantiene en muchas familias,
más que todo en el área rural, un acuerdo tácito de que un enamorado se presenta a la familia
para recibir un permiso formal de los padres, para
poder “caminar” como enamorados. En el caso
Hallazgos
P: Como no saben que tienes chico, ¿hay
cosas que prefieres no contarles?
Sí, porque no me dejarían salir, porque
ahora digo estoy yendo donde mis amigas,
estoy yendo a su casa y me creen, pero
si les diría que tengo, me dirían “seguro
estás con él”. No me dejarían salir, porque
hay de algunas que sus mamás ya saben y
no les dejan cuando ya saben, ir a muchos
lugares. Incluso cuando vas a su casa de tu
amiga, ya piensan que no estás yendo ahí;
ya no confían tanto. (Alejandra; 16-CBR)
91
de las chicas, si es que se aprueba al enamorado,
puede tener ventajas, ya que suele significar que
se le dé más libertad para salir con el enamorado.
Para ellas, por otra parte, cuando el enamorado
está de acuerdo en “presentarse”, es un momento importante, ya que representa algún tipo de
compromiso por su parte. En el caso de Rudy hemos visto que no se anima (aún) a dar ese paso.
Pero en su generalidad, de que los padres conozcan a los enamorados/as, depende mucho de la
apertura de aquellos. Es así que en algunos contextos se experimenta como algo positivo, como
una oportunidad de disfrutar de más libertad y,
en otros, perjudicaría e implicaría lo contrario,
menor libertad y mayor control, como también en
el caso de Lisa:
P: ¿Te permiten tener chico?
No sé, pero no lo he dicho [Risas].
P: ¿Pero tienes chico?
Me han dicho que sí puedo tener, pero es
difícil si les puedo presentar, pero no sé,
a veces mucho me controlan, también da
miedo presentarles. (Lisa; 16-CBC)
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
Respecto al tema de control de los padres sobre
las hijas, hay varios chicos, cuando se les pregunta
sobre aspectos de la equidad de género, que se
refieren a este aspecto como un ejemplo de desigualdad entre mujeres y varones adolescentes.
Pues, evidentemente, en su caso les interesa que
haya un trato más igualitario entre hijos varones e
hijas mujeres:
92
P: ¿Te acuerdas de alguna situación
incómoda en alguna de tus relaciones?
Cuando uno está en pareja y quiere salir,
pero a veces no la dejan sus padres y para
que la dejen tiene que irnos acompañando
su hermana y a veces que su hermana
se quería ir y ya teníamos que irnos. La
hermana tenía 12 años. (Manuel; 17-SCR)
P: ¿Pero en qué situaciones aparece el
hermanito?
Bueno, cuando ya, cuando le quieres
besar, ¿no? (…) Cuando estoy con ella y
de repente se aparece y bueno ahí me
siento incómodo. Se la lleva a su hermana
y bueno no me deja estar con ella, ¿no? Me
siento enojado, ¿no? (Nicolás; 16-CBC)
A propósito de estas temáticas, de relaciones de
pareja en la adolescencia, se hace evidente que
la educación sexual no puede reducirse a dar información sobre métodos anticonceptivos, que
a lo mucho es la idea que se suele tener al respecto. Pues, si bien a pesar de todo, los y las adolescentes, en su gran mayoría, afirman disfrutar
de muchas libertades, los mensajes con respecto
a lo que es permitido y no permitido, lo que es
peligroso y no es peligroso, lo que es moralmente bueno y moralmente malo, se constituyen en
laberintos cuyos muros obstaculizan el poder
saber por dónde están las salidas, es decir, las
mejores opciones para decidir en función del
bienestar y el disfrute sin percances, por parte
de cada adolescente.
Embarazos no deseados
Ellos piensan que vamos a cometer errores
Hay dos aspectos que intervienen primordialmente para que los y las adolescentes que han
participado en la investigación puedan tomar decisiones “racionales” respecto a la prevención del
embarazo. Uno es contar con información sobre
los métodos y saberla aplicar. No hay mayores
obstáculos al respecto, ya que la mayoría de los
y las adolescentes conoce métodos y, en el caso
del condón, todos y todas saben que es muy efectivo para evitar un embarazo; una gran parte de
los chicos y chicas comenta también que su uso
protege contra las ITSes y el VIH/Sida. En algunos
casos se menciona que quisieran tener más información para estar más seguros/as, pero si hay
decisión, saben que es posible acceder a la información que necesitan obtener. Así también Manuel, del área rural de Santa Cruz tiene sus ideas
al respecto:
El otro aspecto gira alrededor de las trabas internas, subjetivas, que no permiten concebir la idea
de tener relaciones sexuales coitales y anticipar
a aquello. Como ya hemos podido constatar, una
de estas trabas consiste en la interiorización del
tabú sobre esta práctica sexual.
cuando mi papá la rechazó. Después a mí
me hablaron, me dijeron “bueno tú eres
la segunda hija que tenemos y no nos
gustaría que pase lo mismo porque no
queremos perderte”. Y sí, yo soy la única
que vive con mis papás, mis dos hermanos
ya se fueron, como hija única ya me
miran… Así que me dicen “no hagas eso,
siempre contános lo que te pasa y siempre
cuídate. Si tienes tu enamorado, siempre y
cuando te respete, pero a esta edad no”.
(Lucía; 16-CBR).
Al respecto, hemos podido observar que hay un
grupo pequeño, de chicos y chicas, para quienes
este aspecto del tener relaciones sexogenitales o
no, se aborda en casa a partir de un hecho familiar:
el embarazo de una hermana, unas primas,
relativamente jóvenes, de unos hermanos que se
vieron obligados a juntarse “a temprana edad”,
porque su enamorada se embarazó. Si se trata
de una hermana, el impacto es mayor, porque
aparte del hecho en sí, que es más difícil que esta
hermana termine los estudios, se considera que
es una vergüenza para la familia y se aumenta la
gravedad de esta vergüenza si no se junta con el
padre de su hijo, hija.
Este relato se compone de varios elementos. La
hermana ha defraudado a los padres, siendo que
ellos se sacrificaban por ella, como comentaba en
otro momento de la entrevista. En la cita de arriba,
el padre se pregunta en qué ha fallado él, asumiendo que la responsabilidad por lo sucedido es también de él como padre. Su error, desde su óptica,
consistirá probablemente en haberse descuidado
en cuanto a la vigilancia de su hija, de no haber
hecho el suficiente esfuerzo por inculcarle ciertos
valores, etc. Luego, Lucía comenta cómo su padre
le encargó no caer en el mismo error que su hermana: “si tienes tu enamorado, siempre y cuando te
respete, pero a esta edad, no”.
Veremos a continuación cómo gravitan estos
hechos en la subjetividad de algunas chicas y
algunos chicos. Tenemos a Lucía, cuyo relato nos
da pautas sobre el peso de “la responsabilidad”
que puede representar el embarazo de una
hermana:
A continuación, la entrevistadora le hace una
pregunta por la cual se aclara que el embarazo
en sí, es decir, las consecuencias, por ejemplo, en
términos de las posibilidades de estudio, no es
el mayor problema; se trata, en primer lugar, de
la vergüenza que representa el hecho de haber
tenido relaciones sexuales:
(…) era la hija que él más quería,
porque era su primera hija. Entonces, ha
reaccionado mal, lloró, no quería verla a
mi hermana. Porque dijo “no, una de mis
hijas no podría hacer eso, ¿qué es lo que
hice?”. Entonces, se lamentaba mi papá.
(…) No, reaccionó mal, le hizo llorar a
mi hermana, le habló, le dijo “¿por qué
hiciste eso? Yo les daba de todo”, cosas así
y, bueno, le dijo a mi hermana de que le
pida perdón. Sí, sufrió mi hermana, sufrió
P: ¿Cuál ha sido el motivo principal para
que tu papá se enoje así con tu hermana?
¿Ha sido el que se embarace y, por tanto,
toda su vida futura se le complique o
lo que le ha indignado y que no podía
entender tu papá era que la hermana había
tenido relaciones sexuales?
Yo creo que porque sabe mi papá que ha
pasado por esa etapa donde ella ha tenido
relaciones sexuales. Yo creo que eso es lo
Hallazgos
(…) les hablaría de sexualidad [a mis
hijos]. Empezaría de los 10, porque
últimamente…, los chicos no hay que
decirles, qué tienen que hacer, sino cómo,
porque ya saben todo… (Manuel; 17-SCR)
93
que más le molestó, porque no se esperaba
mi papá que ella tuviera relaciones sexuales
y después quede embarazada y de allí llega
el problema de que mi papá no le aceptaba.
Yo creo que, para mí, en esa parte es lo que
más le ha molestado a mi papá, que tuviera
relaciones… (Lucía; 16-CBR)
Es así que el problema mayor no consiste en lo
concreto, en la reducción de oportunidades de
estudio para la hermana y ni siquiera en el hecho
de que el padre, dentro de unos años no podrá
experimentar el mismo orgullo de su hija por no
haber logrado ser profesional; no, el problema
está en la vergüenza, algo intangible, que se sitúa
en el plano simbólico del prestigio social.
En el relato de Mariela, que también tiene una
hermana que se embarazó de modo imprevisto,
pareciera que sí se pone el acento en las
consecuencias muy concretas en la vida de una
hija adolescente:
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
(...) yo digo que mi papá tiene razón; tal
vez no quiere que a mí me pase lo mismo
que a mi hermana. Hay veces que ella
quiere hacer algo pero no puede porque ya
tiene su familia y él no quiere que me pase
lo mismo. Quiere que yo salga adelante. Sí,
yo le apoyo. (Mariela; 17-LPC)
94
Mariela enfatiza que el papá tiene razón al
advertirle sobre el peligro de un embarazo y de
tener un enamorado; no se refiere a lo que ella
piensa al respecto, es decir, en su comentario
está central la palabra de autoridad de su padre.
Sin embargo, en otro momento de la entrevista,
lo sucedido con la hermana se enfoca desde el
registro de la moral, aunque en este caso, con la
moral de los padres, es decir, con la doble moral:
P: Y ¿qué será lo más feo de ser
adolescente?
Lo más feo digamos…, cuando eres joven
puedes cometer errores pero, en esa
parte, tus papás no te entienden, como
si ellos no hubiesen pasado por lo mismo.
Digamos, tú te equivocas o tienes algún
tropiezo como hoy en día, hay señoritas
que se embarazan a temprana edad, como
por ejemplo mi hermana, así; hay papás
que no le entienden, que les botan de la
casa y todo. Cuando eres joven no tienes
el derecho de decir “tú has pasado por lo
mismo”. Yo no…, yo sé que está mal, pero
como padres deberían apoyarlos en esa
parte y ellos mismos darnos ejemplos y no
sólo juzgarnos. (Mariela; 17-LPC)
Mariela, como muy pocas adolescentes mujeres,
tiene presente que a las hijas se les exige no
equivocarse en nada, mientras que muchos padres
no pueden presumir de haber actuado siempre de
modo intachable. Su actitud crítica probablemente
se debe a la situación familiar, sobre la cual no
contamos con más detalles que éstos:
(...) mi mamá el año pasado me ha contado: él no es mi papá, que a mí me ha dado
la vida; tampoco mis hermanos son mis
hermanos, pero yo igual los quiero. El es
mi papá y yo he crecido con él. (Mariela;
17-LPC)
A la luz de la historia de la hermana o más bien,
de la hermanastra, el conflicto con el que en realidad es su padrastro, queda manifiesto, cuando
comenta:
Sí, yo hablo con mi mamá, por esa parte
mi mamá me entiende. Sabe que tengo
mi enamorado; mi enamorado viene a mi
casa, nos visita, a veces cocinamos. Mi
mamá cocina con él; sí, mi mamá sí me
entiende.
P: ¿Y tu papá?
No [risas], mi papá no [risas]. No sabe que
tengo enamorado, me mataría. (Mariela;
17-LPC)
De modo que también en el caso de Mariela, ella
es muy consciente de que pesa sobre su cabeza
Luego tenemos a Valeria, que comenta que unas
primas que se embarazaron antes de terminar
sus estudios, son el motivo para que a ella le
adviertan constantemente que no cometa los
mismos errores, más que todo a propósito de
algún permiso para salir:
(…) “estás viendo la experiencia de tus
primas. No quiero que suceda lo mismo
contigo. Te estoy dando una oportunidad,
pero tampoco sobrepasarse de la
confianza (…). Por eso, no cometer esos
errores, seguir adelante con los estudios”.
Si no habría confianza con mis papás, todo
sería distinto, ya no sería igual. Eso me
decían (…). (Valeria; 16-CBC)
A Valeria la intimidan con un ingrediente, aún no
mencionado, del discurso represivo: el de la confianza que se le está depositando. La confianza que
le brindan los padres, en términos de algunos “privilegios” de libertad, constituye un bien, cuya valoración se expresa mediante la obediencia. En el
caso de Valeria le hablan de la siguiente manera sobre lo que debería evitar para no caer en desgracia:
P: ¿Has hablado alguna vez sobre
sexualidad con tu mamá?
Sí, pero no mucho, así a fondo no, sólo de
una manera que, no sé, una manera un
poquito compleja. Es que también ellos
tienen miedo de hablar con nosotros de
eso. Ellos piensan que vamos a cometer
errores y eso. “No des gusto a tu cuerpo”
y así. “No te dejes llevar”, pero no así a
profundidad. (Valeria; 16-CBC)
Observamos que a Valeria le resulta complejo, tal
vez confuso, lo que le dice su mamá. Pero este
mensaje, “no des gusto a tu cuerpo”, en realidad
lo podríamos calificar como uno de los más “pertinentes”, pues, es la única madre que habla claro,
en cuanto al meollo del asunto: que las mujeres
también tienen sus impulsos, hormonas alborotadas, debilidades de la carne, etc. Pero es entendible que a Valeria le pueda parecer un mensaje muy
escueto, si no se explica algo más sobre lo que
le pasa a ese su cuerpo y en qué puede consistir
ese su gusto. Probablemente la madre de Valeria
decide nombrar algo, dejando sentado la noción
de peligro, porque explicaciones más amplias podrían suscitar más bien las ganas de experimentar
ese gusto, coincidiendo con otros padres: para
no “incitar”. Como consecuencia, Valeria saca
algunas conclusiones sobre la conducta a seguir,
como ya señalamos, asumiendo la intención de la
absoluta obediencia:
No faltarle el respeto, digamos, de una
manera de que te den confianza. No debes
perder esa confianza: llegar cuando te
dicen, hacer caso. No cometer errores
que después te puedas arrepentir; pensar
las cosas antes. No cometer locuras que
después tienes miedo de decirles a tus
papás (…). (Valeria; 16-CBC)
Un tema que ya abordamos ampliamente, la
fragilidad del cuerpo, es algo sabido y natural en el
caso de los varones. Se aborda nuevamente en el
relato de Adrián, que ha tenido hermanos que se
han juntado con su enamorada por un embarazo,
también antes de terminar sus estudios. En
contraste a Valeria, él no está tan seguro si podrá
cumplir con los mandatos de abstinencia respecto
a la práctica sexogenital:
(...) la vida es bien … este pues… Nuestro
cuerpo es bien frágil y no hay caso de controlarse. Y no sé, ni cómo también me irá a
mí. Es que mis hermanos hablaban de estudiar y estaban estudiando y, de ahí se han
ido a otros caminos, sí. (Adrián; 17-LPR)
Observamos, de este modo, que entre hermanos
es más fácil relativizar “el error” cometido,
porque en su caso el cuerpo “pide” con mucha
más urgencia y eso, a pesar de que los mensajes
no sean menos claros que en el caso de las chicas:
Hallazgos
la espada de Damocles ante la posibilidad de que
en algún momento se embarazara.
95
(...) “estoy con esa chica”, le he dicho a
mi mamá… “¡Cómo vas a estar andando
así, vos tienes que estudiar!”, me decía mi
mamá, así. Pero yo: “si ya estoy entrando a
época de joven”; así también le he dicho a
mi mamá.
P: ¿Y qué te ha contestado a eso?
Sí, pero “vas a estar andando con cuidado.
Cuidado que caigas como tus hermanos”.
Ese siempre me ha dado… ese consejo, sí.
(Adrián; 17-LPR)
Se percibe reiteradamente que las recomendaciones de los padres, para que se evite un embarazo,
no suele tener el mismo efecto que en las chicas.
Adrián cuenta en casa que tiene enamorada; luego, ante la desaprobación de su madre, discute
con ella, haciéndole ver que ya tiene edad para
eso. Finalmente, aunque también expresa tener
miedo, está a punto de proponer a su enamorada
tener relaciones:
(...) no hemos hablado, pero…….., según
yo estaba pensando……
P: A ver, ¿qué estás pensando?, ¿tener
relaciones?
¡Aja!... tener sexo... pero que sea con
mucho respeto y si ella no quiere, yo
tampoco obligarle y… según de cómo ella
es, ¿no? (Adrián; 17-LPR)
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
Pablo, cuyo hermano igualmente se juntó muy
joven por asumir la responsabilidad como padre,
transmite de manera similar el ánimo que hubo en
su casa al respecto:
96
(...) tampoco ha acabado sus estudios, ni
ha salido bachiller; ha ido al cuartel y ya.
No ha acabado sus estudios.
P: ¿Y qué piensan tus papás de eso?
Están decepcionados, porque le han
ayudado en todo lo que han podido y él no
ha sabido aprovechar (…). (Pablo; 17-LPC)
Con esta experiencia, sus padres, en sus
recomendaciones también le hacen recuerdo que
se cuide, para que no le pase lo mismo que a su
hermano:
P: ¿Qué te recomiendan? ¿Qué te dicen?
Que no ande mucho con chicas, con chicas
malas más que todo; con esas chicas que
toman, porque tienen miedo que yo haga
una tontería, como embarazar a una chica
(…). (Pablo; 17-LPC)
Advertimos que los padres no les hablan a sus
hijos adolescentes varones en términos de “vergüenza” para la familia, cargándoles con una
responsabilidad enorme para que no se repita el
mismo problema. A Pablo le hablan sobre la transgresión, calificándola de simple “tontería”.
De este modo, a Adrián no le cuesta ser sincero
y manifestar que, al igual que sus hermanos,
podría fallarles a sus padres. Pablo, por su parte,
ya tuvo la primera relación sexogenital, utilizando
preservativo y, según su narración, no fue un
episodio sin meditación alguna:
P: Y ¿qué han conversado?
Que sí tenía miedo ella. Ella también me
ha preguntado, si tenía miedo yo, qué iba
a pasar después, nada… Sí, eso, si los dos
estábamos seguros de lo que íbamos a
hacer; eso, sí. (Pablo; 17-LPC)
En cuanto a las chicas, cuyas narraciones analizamos más arriba, una de ellas, Valeria, afirma
que piensa firmemente tener relaciones recién
de casada:
P: ¿Cuándo piensas que estarías lista?
A ver, cuando tenga una relación firme,
pero las relaciones ya serían para una
persona casada, para personas que se
hayan casado. Yo creo que en ahí estaría
bien. No sé, tu virginidad entregarle a
alguien que, tal vez, se vaya; eso sería
distinto. Cuando te cases; cuando tengas
una relación sentimental, amorosa. Yo
pienso así, cuando te cases, en ahí tener
De esta manera advertimos que Adrián y Pablo se
expresan desde su vivencia cotidiana y, por tanto,
de forma más realista, que las chicas. Adrián asocia la idea de tener relaciones sexogenitales, con
el aspecto de la libre decisión por parte de ambos.
Pablo ha resaltado en la narración sobre su “primera vez”, el diálogo previo con su enamorada,
entre otros, sobre los miedos de ambos, sobre el
después, etc. Valeria, sin embargo, pensando en
la posibilidad de tener relaciones sexogenitales,
nos habla sobre la virginidad, el amor y el matrimonio. Es decir, su argumentación es ideológica,
moralista y encerrada en un universo simbólico
que le permite mantenerse “fiel” al mandato de
su madre: los gustos del cuerpo se disfrutarán
con un esposo; es decir, después de haber cumplido con el sagrado sacramento del matrimonio.
A las otras dos chicas, Lucía y Mariela, se les
hace notar que se puede tener relaciones con
protección y se les pregunta si no han pensado en
aquello. Las respuestas fueron las siguientes:
Yo creo que se molestarían mucho, a
pesar de que supieran que me estoy
cuidando y toda la cosa; pero, en su
mente de ella, siempre estaría “no”, de
que “no”, porque, bueno, también sería
eso; porque ella no sabe, digamos, de
esas protecciones, de cómo es el cuidado,
porque ella no ha pasado por eso. Yo me
pongo a pensar eso porque ella igual me
comentó que ella no sabía nada de eso. Y
no, a pesar de que supiera que me estoy
cuidando, no le gustaría. (Lucía; 16-CBR)
(...) estaría bien, siempre y cuando yo
no me perjudique en mis estudios y yo
esté igual sana como antes, como si no
hubiera pasado, para que mis papás no se
decepcionen de mí, porque lo importante
es que tus papás no se decepcionen
de vos, porque ellos nos dan todo para
estudiar y nosotros les decepcionamos
de esa manera y no debemos
decepcionarlos. Mayormente nunca he
tenido esa curiosidad de tener relaciones
sexuales, por mis papás. Yo no quiero
decepcionarlos como mi hermana, pero
si los jóvenes y las señoritas no cambiaran
nada, teniendo relaciones sexuales, yo
creo que estaría bien. (Mariela; 17-LPC)
Mariela piensa que, evitando el embarazo, puede
tener relaciones sexuales coitales. Ambas enfocan el tema desde la posible reacción de los padres. Pero a diferencia de Mariela, Lucía mantiene
el discurso sobre la prevención de un embarazo
no deseado, en el marco de la abstención. Pues,
ya vimos que en su caso el mayor peso está en el
tema del prestigio social, en la verguënza. No le
cabe que podría ocultar la transgresión mediante
el uso de un método anticonceptivo. No es capaz
de pensar y actuar de forma autónoma, reconociendo que ella cuenta con conocimientos que su
madre, desde su experiencia, no confía (aún).
No es casualidad que Mariela aborde el tema de
la toma de decisiones respecto a las relaciones sexogenitales, desde la prevención de un embarazo, cuando nos enteramos que su madre también
es coherente y pragmática en la orientacion que
da a su hija, para que no se perjudique:
Mi mamá y mi amiga, siempre me dicen
que si yo decido tener relaciones sexuales
con mi pareja que me cuide; que él siempre
use protección (…). Mi mamá me dice que
si él me quiere, me va a saber respetar y
esperar hasta que yo esté lista para tener
relaciones con él. (Mariela; 17-LPC)
Como muy pocas chicas, Mariela transmite que
tiene una base de confianza con su mamá. Así
también conoce métodos:
P: Y ¿tú conoces las formas de protección?
Sí, varias formas, digamos el condón,
Hallazgos
relaciones. Te casaste, entonces bueno
pues, ya es momento de otra etapa.
(Valeria; 16-CBC)
97
la T de cobre, el condón para mujer, el
calendario, pastillas anticonceptivas, eso.
P: ¿Y sabes cómo funcionan?
Sí, el calendario es cuando te baja tu menstruación. Tienes que, o sea, en tu calendario tachas los días que te baja; luego, tienes
que esperar tres días y sólo tienes tres días
para tener relaciones; después todos son
fértiles o algo así me han explicado. Pero
eso dice que funciona con las señoritas
que les baja regularmente su período en
una fecha y a nosotras, a las adolescentes,
no les pasa eso porque nuestras hormonas
están alborotadas y no nos baja en la fecha
indicada. (Mariela; 17-LPC)
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
Mariela ha comentado, como hemos visto, que
utilizaría un método al tener relaciones sexuales y
tiene la información al respecto, además del visto
bueno de su mamá. Podríamos interpretar que la
sombra del papá que, en realidad, es el padrastro
-que la mataría si supiera que tiene enamorado-,
le impide decidir tener relaciones coitales, porque
el novio se lo pide, pues, ya están enamorando un
año. Sin embargo, de tanto en tanto, aparece en
la narración, la voz de una tía que es cristiana, que
cumple para ella el rol de una segunda madre:
98
Hmmm… yo digo… Yo tengo 17 años
(…) Estamos ya un año y no puedo decir
que estoy realmente enamorada, así
como para tener relaciones con él. A mí
siempre me han dicho, no mis padres,
sino mis tíos y los demás, siempre me han
dicho que tener relaciones sexuales sólo
con tu enamorado. Además, a esta edad,
pueden pasar cosas aunque te protejas;
no es 100% seguro y me han dicho que
siempre me aleje de esas cosas. Más bien
mi enamorado me apoya en esas cosas.
(Mariela; 17-LPC)
Reiteradamente escuchamos el argumento, con
mucho énfasis, de que ningún método es seguro,
cuando el chico o la chica entrevistada señala ser de
una familia cristiana. En este caso, advertimos que a
Mariela le es muy dificil tomar una decisión. Por un
lado, cuenta con una madre que le “da permiso” y,
por otro, tiene al padre/padastro a quien ni siquiera
puede confiar que tiene enamorado; además de
tener una tía que le debe repetir una y otra vez que
ningún método anticonceptivo es seguro.
Otro motivo para no querer hacerlo podría ser que
fue abusada de niña por un primo y un hermano,
aunque ella no lo asocia en ningún momento.
Pues, recién lo comenta cuando se le hace una
pregunta al respecto:
P: ¿Alguna vez de niña o siendo ahora
adolescente te has sentido incomóda por
miradas de una persona desconocida o un
pariente?
Sí, cuando vivía con mi tía. Mi primo venía y
dormía conmigo. Se entraba a mi cama. Yo
tenía 7 años y me decía: “me hace frío”.
P: ¿Cuántos años tenía tu primo?
Quince. (...) Se metía en mi cama. Para mí,
yo no sabía si estaba bien o mal; sólo me
asustaba y me dormía. Ha pasado varias
veces hasta que lo he contado a mi tía y
mi tía le ha mandado a mi primo a Tarija.
Mi tía me ha dicho que no me preocupe,
que no ha pasado nada. Me ha llevado al
ginecólogo y que estoy bien pero, a veces,
pienso: “¿cómo mi propia familia me va a
hacer eso?”
P: ¿Y al final pasó algo?
No, pero en una ocasión sí con mi
hermano, el que se ha muerto. Cuando
tenía 8 años, no me acuerdo muy bien de
él, me han dicho que se había muerto, pero
yo no he sentido nada, porque sabía que él
había hecho mal, ¿cómo llorar por alguien
que me ha lastimado? Ha abusado de mí
cuando él tenía 18 años.
P: ¿Y has contado esto a alguien?
No, no he contado nada; sólo a mi amiga.
¿Cómo le podría decir a mi mamá? “mira,
tu hijo…”. En todo caso mi hermano ya se
ha muerto, ¿para qué hablar del tema? (...)
Cuando se lo he contado a mi amiga, me he
De esta manera, cuando hablamos sobre temas de
salud sexual y salud reproductiva de adolescentes,
así como sobre derechos sexuales y derechos
reproductivos, nos percatamos de que nuestros
abordajes suelen ser muy racionales y estrechos
y no logramos aprehender la inmensidad de los
sentimientos y heridas que hacen a todo aquello.
Con razón, a Mariela, cuando en su casa le quieren
insinuar algo sobre la moral de su hermana, que se
embarazó a los 20 años, se le puede ocurrir pensar
en la doble moral, de la cual ella fue víctima.
En cambio, hemos visto que a Lucía nada pareciera
confundirla o hacerla dudar. De este modo, es
entendible que, al principio de la entrevista, no se
animara a revelar su gran secreto, si en su casa le
sermonean constantemente sobre los peligros de
tener enamorado:
P: ¿Ahora estás con alguien?
Sí, ahora sí.
P: ¿Hace cuánto estás?
Bueno, ya va a ser un año y nueve meses.
P: Un montón de tiempo. Al principio me
has dicho que estabas sola…
No me sentía segura. (Lucía; 16-CBR)
Por todo el drama que hubo en su casa, alrededor del embarazo de su hermana y teniendo ya
casi dos años un enamorado en secreto, Lucía
despliega una serie de mecanismos de autocontrol, “para no caer en lo mismo”. En su caso, la
capacidad de autocontrol se refuerza al compartimentar lo permitido y lo prohibido según la
edad, como si fuera algo neutral, objetivo, que
no tuviera relación con su adscripción sexual,
otorgada por género, con los consiguientes
mandatos de “decencia”. Pues, llama la atención
que el término “edad” aparece en muchísimas
oportunidades en su narración; término que se
articula con “el no saber”, “el no poder saber”,
las barreras del conocimiento, claro está, “para
no hacer”:
-
-
-
-
-
-
-
A los 20 años tuvo su hija y a pesar de que no
sabíamos nada, pero a mí me parece una idea
donde ambos deberían ser responsables. No
sé, cuando ya salieron profesionales, tuvieron
a su hija, a esa edad; sí, me parece; pero a su
corta edad, no.
Así que me dicen “no hagas eso, siempre
contános lo que te pasa y siempre cuídate.
Si tienes tu enamorado, siempre y cuando te
respete, pero a esta edad, no”.
No me sentía culpable [de tener chico]. No
tenía por qué sentirme culpable. Yo creo
que lo hacen por mi bien. Siempre me están
hablando ahí que no debería tener y sí, tienen
razón, porque ellos piensan, ¿no?, de que
si tienes a esta edad tu enamorado, vas a
quedar embarazada.
P: ¿En el futuro te gustaría tener hijos?
Puede ser, pero cada cosa en su momento.
Me gustaría tener, pero saliendo profesional.
Ahí sí puedo decir: “que venga lo que sea”.
Tener a esta edad, no. La verdad no me
gustaría tener a esta edad, pero cuando ya
fuera profesional, sí.
P: ¿Y alguna vez te ha dado curiosidad, has
querido, has pensado en algún momento que
lo harías?
Bueno, sólo he visto algunas veces, tal vez en
novelas, pero no tengo esa curiosidad. No, la
verdad, no. Yo sé que para hacer eso hay que
pensarlo mil veces ya que, en esta edad, no
sé cuidarme muy bien.
P: ¿Tú exploras tu cuerpo? ¿Te tocas para
saber dónde se siente placer, dónde no
sientes placer?
No. Tal vez cuando era chiquita, porque se da
mucho con los niños; pero en esta edad, no.
P: ¿Cuándo tú podrías decidir tener sexo?
Bueno, en el momento en que estuviera más
preparada, ya supiera perfectamente lo que
es el cuidado, el utilizar el condón y todas
Hallazgos
sentido más aliviada, pero siempre hay momentos en los que me acuerdo y me siento
mal. “¿Cómo un familiar me va a hacer eso?”
Sí, me siento mal a veces, pero no puedo
seguir guardándo rencor por alguien que ya
no está aquí. (Mariela; 17-LPC)
99
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
100
esas cosas. A la edad, no sé, de los veinte y
tantos, puede ser; pero a esta edad, no.
- P: ¿Conoces a alguien que tenga más o menos
tu edad que ya sea padre o madre? ¿Qué te
parece eso?
La verdad, a mí me parece una
responsabilidad muy grande. (…) Cuando
tienes tu hijo ya no es lo mismo y a esa edad
me parece algo muy…, no sé cómo decirlo;
pero no me parece a esa edad.
- P: ¿Conoces chicos que se hayan negado
a ejercer su paternidad, que se hayan
escapado?
Bueno, de conocer… Bueno, la chica ya es
mayor pero, ahora, ya tiene un poco más
edad… Pero, esa vez, tenía 18 años; tiene ya
su hijo, pero el papá se ha negado y, ahora,
su papá es otra persona, si no me equivoco.
- P: ¿Cuándo vas a poder tener pareja, según
ellos?
Bueno, yo creo que a los 18 años. Bueno, más
que todo desde los 18 años, a su parecer de
mi mamá.
P: ¿Por qué a los 18?
Ellos piensan que a esa edad eres más
responsable; ya sabes cuidarte… “Ya vas a
ser un poco más mayor, y a ésta no, porque
eres aún muy niña”.
- P: ¿Crees que hay muchas personas de tu
entorno, de tu edad, que ya hayan tenido
relaciones sexuales?
Una persona sí. Me contaron que tuvo. Hubo
un chisme de que tuvo y toda la cosa. De
mi edad no; pero conozco a personas que
tuvieron, pero de 18, así.
- Claro, de hablar, le hablan de algunas cosas,
“no vas a hacer esto”. Más se preocupan
por mí, porque soy menor de edad; también
porque soy mujer. De ese lado, más
importancia me dan a mí que a mi hermano.
(Lucía; 16-CBR)
Lucía, a la edad que tiene y con un enamorado
a escondidas -pues, la prohibición siempre va de
la mano con la ocultación-, no puede aún saber
cómo se utiliza un condón. La edad para poder
saber cómo se usa, tiene que coincidir con la
edad en que ella sale profesional, como dice, a
los veinte y tantos años. Para poder disfrutar de
relaciones sexogenitales tiene que estudiar, ser
curiosa, adquirir conocimientos, que darán a sus
padres la satisfacción de tener una hija profesional, inteligente, capaz, además de decente. Sin
embargo, la inteligencia, el saber, la curiosidad,
son cualidades peligrosas para una hija mujer, si
se emplean para actuar con libertad, utilizando
los medios que existen, para el goce de la sexualidad y de las prácticas que se le antojan. Pues,
no puede ser que a las mujeres que disfruten plenamente de su sexualidad no se “les castigue”
con la maternidad.
De esa manera, Lucía tiene una madre que no le
habla sobre ninguna forma de prevención de un
embarazo. Recordamos lo que mencionaba sobre
aquello:
(…) ella no sabe, digamos, de esas
protecciones, de cómo es el cuidado,
porque ella no ha pasado por eso. Yo me
pongo a pensar eso, porque ella igual me
comentó que ella no sabía nada de eso.
(Lucía; 16-CBR)
Si la madre de Lucía le dice que ella no “sabía”
nada “de eso”, es que ahora sí sabe. Pero se deja
entender que Lucía no puede o no debe trascender el destino suyo, ni el de su otra hija que se embarazó a los 20 años, porque el placer sin culpa ni
castigo, es cosa de hombres. Lucía, de esta manera, renuncia o no se imagina tener relaciones
sexogenitales, para mantener una identidad pura
que asegure la honorabilidad de su familia.
Finalmente, no podemos pasar por alto que la focalización exclusiva, del discurso de algunas chicas, en
la prevención de los embarazos mediante la abstención de la práctica de las relaciones sexogenitales,
resulta a momentos en una exacerbación tal, que
en la narración de Lucía el peligro de un embarazo
represente una cuasi negación de lo que puede significar el impacto emocional de una violación:
Un embarazo no deseado y una violación, son los
aspectos que Lucía aborda a partir de “los riesgos”
que corren las mujeres. Expresa, como señala
Amber Hollibaugh, que “las mujeres en nuestra
cultura viven con el temor sexual como una
segunda piel” (Citada en Villalba s/f). El ejemplo
de la violación, por un lado, subraya la noción de
la sexualidad coitocéntrica y heteronormativa.
Por otro, a pesar de que la maternidad no es
parte del discurso de las adolescentes mujeres,
su construcción social de género no les permite
considerar que solamente se tiene un cuerpo
“dotado” para la reproducción; es decir, que la
maternidad también podría ser consecuencia
de una decisión que se tome libremente. De
esta manera, la noción de sexualidad de muchas
adolescentes, aún hoy en día, no se está dando
en el marco de la condición “potencial” de la
maternidad, perpetuándose la configuración
tradicional de cómo se vive o entiende el hecho
de ser mujer desde el punto de vista simplemente
reproductivo.
Por amor a Dios, no te hagas líos con
mujeres
Aparte de Adrián y Pablo, hay un número
considerable de chicos que mencionan que, en su
casa, se les habla sobre el perjuicio que se causaría
al embarazar a una chica. A veces también se les
puede hablar en tono amenazante, pero como
decíamos, no les afecta como en el caso de
muchas chicas.
Sin embargo, no podemos concluir que los
chicos reaccionan todos de la misma manera que
Simón. Manuel, por ejemplo, transmite sentir
una responsabilidad muy grande, parecida a la
de las chicas que tuvieron una hermana que dejó
de estudiar por el embarazo, ya que a su madre,
antes de morir, le prometió que terminaría los
estudios y, por tanto, no embarazaría a una
chica:
P: ¿Hay momentos en los que te sientes
culpable, porque haces cosas que tus
abuelos piensan que no deberías hacer?
Sí, me siento culpable, porque a mi mamá,
antes de morir, le hice como una promesa;
digamos, que por lo menos yo, (porque
mis hermanos no salieron de bachiller) iba
a salir bachiller. Que sí iba a tener corteja,
pero que no me iba a meter a mujer y,
ahora, yo me sentí culpable cuando tuve
mi primera relación. Dije, “¡qué hice! Yo
prometí no meterme a mujer y por ahí hay
un embarazo no deseado y ¿qué va a pasar
conmigo?” (Manuel; 17-SCR)
Manuel no usó, en esa “su primera vez”, protección; pero su enamorada tomó unas tabletas que
le hicieron pasar el sofocón:
(…) como hay harta tableta y ella se tomó,
pero fue después… Cada tableta costaba
50 bolivianos. (Manuel; 17-SCR)
Por otra parte, cabe destacarlo, dos chicos refieren
que en su casa no solamente se les advierte sobre
el problema de la paternidad no deseada, sino
que también les hablan de que tengan cuidado
de no hacer daño a ninguna chica. En el caso de
Joaquín se apunta exclusivamente a la posibilidad
del embarazo y en el caso de Luis se aborda más
bien el tema de los sentimientos:
(…) que tengo que cuidarme, más que
todo; que el fregau no soy yo, que el que la
frega uno es a la mujer; que eso uno tiene
que pensar. (Joaquín; 17-SCC)
Hallazgos
Más se preocupan por mí porque soy
menor de edad; también porque soy
mujer. De ese lado, más importancia me
dan a mí que a mi hermano.
P: ¿Crees que las mujeres corren más
riesgo?
Para mi punto de vista, sí. Más corre
riesgo la mujer, porque, bueno, si alguien
abusa de vos ya quedas embarazada,
pero si abusan de un chico no va a quedar
embarazado. Obviamente, más corre
riesgo una mujer. (Lucía; 16-CBR)
101
(…) “por amor a Dios no te hagas líos con
mujeres. No enamores a alguien mientras
tú no sientas nada, ¿a ti te gustaría que
te hagan eso?”. Me dice, “si vas amar a
una persona, ámala con el corazón para
que cuando, digamos, todo termine y
des todo y ya no te quede nada, digas,
di todo, estoy feliz con eso, pero si no
ha funcionado eso no es mi culpa. Si es
que ella te hace daño, la que va a matar
el amor no eres tú. Te apuesto que no
vas a ser tú”. Yo le digo: “¿pero si yo me
equivoco?”. “Todos somos humanos”, me
dice. (Luis; 19-CBC)
El reconocimiento de que los hijos/as pueden
equivocarse, pero que eso no signifique que
no tengan la libertad de decidir por sí mismos/
as sobre aspectos importantes, propios de su
edad, es una noción que está poco presente en el
diálogo con los hijos e hijas. En el caso de ellas es
algo muy excepcional:
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
P: ¿Y en qué notas que te comprenden tus
padres?
Hablando. Cuando les hablo de las cosas,
por ejemplo, de las cosas que yo hago; a
veces las hago mal, a veces las hago bien
y ellos comprenden que nadie es perfecto
y que también una se equivoca. (Fabiola;
15-LPC)
102
Si anteriormente mencionamos cómo “la confianza” puede ser utilizada como una amenaza para
asegurar la obediencia, en el caso de algunos chicos el término se utiliza con una connotación muy
distinta, al apelar a la responsabilidad propia y a
la capacidad de discernir qué conviene y qué no.
Los padres de Diego también le hablan en palabras duras pero, al mismo tiempo, fomentan la
autoconfianza:
(…) “depende de vos si te cuidas o no,
o si te arruinas”, me han dicho. (…)
Siempre nos aconsejan: “elegí bien tus
amistades; confía en tí mismo para tomar
tus decisiones, y si quieres preguntar
a alguien, pregunta, pero analiza
también sus respuestas; no la tomes tan
rápidamente”, me dice. (Diego; 17-LPC)
Hace como dos años que me dejaron
a la de mí, digamos. Mis decisiones las
tomo yo; lo que quiera hacer lo decido
yo. Me dieron el camino libre, pero
siempre me inculcan lo bueno y lo malo,
las amistades, la clase de amigos. (Rudy;
18-SCC)
Una de las tareas principales de los y las adolescentes consiste en alcanzar una mayor autonomía. En general, se dice que alguien es autónomo cuando asume la responsabilidad básica
respecto a su propia vida: cuando aprende a
confiar en su forma de pensar y razonar, en su
esfuerzo para cubrir sus necesidades y alcanzar
sus metas. Esto tiene lugar cuando él o ella, por
sí mismo/a toma decisiones y no por la exigencia
o la aprobación de otras personas. Desde esta
perspectiva, la tendencia de una mayor infantilización de las hijas, se refleja en una mayor dependencia y necesidad de no arriesgarse, en la
falta de confianza en la decisión propia, como
veremos también más adelante.
Jamás escuché que haya sido por voluntad
propia
Salvo un solo chico, que menciona que hay chicas
de su edad que quieren embarazarse, todos/as
los/as adolescentes, participantes en el estudio,
piensan que no hay chicos ni chicas que a su
edad busquen el embarazo. Estas son algunas
opiniones que se han dado al respecto:
(…) tener un hijo joven te arruina. O sea,
que las metas ya no podés cumplir (…).
Tuve amigas que dejaron de estudiar por
atenderlo. Jamás escuché que haya sido
por voluntad propia y he escuchado a unas
siete amigas cercanas, contando dos en el
colegio. (Rocío; 17-SCR)
En el caso de las chicas hay solamente 2 de 24,
cuya madre les da “permiso” para, si lo deciden,
tener relaciones sexuales. Mariela es una de ellas,
lo vimos anteriormente, y Camila, la otra chica, se
expresa al respecto de la siguiente manera:
(…) cuando tienes relaciones sexuales,
si quieres tenerlas, tiene que ser algo
bonito, hermoso. Que te tienes que
proteger al tener relaciones sexuales, sí, y
que tenemos que utilizar anticonceptivos
y condones… también. Lo he escuchado
en los chicos, porque a veces no se
cuidan y son los más desprevenidos, eso
nomás. (…) No hagas burradas, así por
decirlo, no hagas burradas con cualquier
persona. Mejor piensa antes de hacerlo,
así, porque si hay experiencias y que
sufren mucho (…). (Camila; 15-LPC)
Es importante hacer notar que la madre de Camila no solamente se enfoca en cuanto a su orientación, en la prevención de un embarazo, sino
que le enfatiza que la sexualidad y/o las relaciones sexogenitales, tienen toda la potencialidad
de ser experimentadas de manera positiva: tiene
51 Es justamente el que califica a su padre como un mujeriego.
que ser “bonito”, “hermoso”. Otro ejemplo de
un “permiso” en el marco del disfrute de la sexualidad, es la manera en que Luis comenta sobre las charlas con su madre:
Me habla y me cuenta y me dice que tengo
que protegerme. No solamente eso, tengo
que ser responsable, porque no puedo
andarme juntando con otra, con una, con
otra. “Mira, imagínate que te dé sífilis,
que te dé gonorrea”, o sea, hasta sabía
más que yo y “es mejor estar protegido”.
“Disfruta”, o sea, “hijo, tú eres lindo
(…) y si vas a disfrutar tu vida sexual, sé
responsable”. (Luis; 19-CBC)
Con relación a la información que se recibe en casa,
sobre métodos anticonceptivos, de las 8 chicas de
La Paz, 3 mencionan que les han dicho algo sobre
uno o dos métodos; lo cual simplemente puede
ser la mención a la existencia de un preservativo
o, en un caso, al método del calendario. De las
de Cochabamba solamente 1 comenta que le han
hablado de algo y, en Santa Cruz, ninguna. Lo
cual no es un dato exacto, ya que no se abordó el
tema de modo directo, tipo encuesta. Además, en
ambos casos, de chicos y chicas, es notable de que
si no viven con los dos padres, lo más probable es
que no se habla de nada.
De esta manera, sobre 24 chicas, 4 han comentado
que se les habló de algo y en el caso de 2, ya lo
mencionamos, para que ellas lo “apliquen”
cuando decidieran tener relaciones sexuales. En
el caso de los chicos, sobre los 8 de La Paz, 2 han
comentado que les han hablado sobre el condón
-pues, con relación a los chicos se suele limitar a
eso-. De los de Cochabamba, 3 y, de Santa Cruz,
ninguno. De modo que sumando 24, los padres
de 5 chicos -que puede ser también o la madre
o el padre-, han abordado alguna vez el tema.
Solamente un chico de Cochabamba ha recibido,
en alguna oportunidad, de su padre, condones51.
Lo cual no quiere decir que no cuentan con
Hallazgos
(…) a nadie le gustaría ser padre a esta
edad, digamos, porque uno quiere ir a la
universidad, conocer todo eso y cuando ya
eres padre tienes que ir a trabajar, cuidar
a tu bebé, todo eso y, además, no sabes si
tus papás te van a apoyar o no, o te van a
dar la espalda.
P: ¿Y en el caso de las chicas que ya han
sido madres, piensas lo mismo?
Sí, porque ellas tampoco quieren ser
mamás a esta edad, pero en un accidente,
porque no han previsto eso o les ha salido
mal, digamos; por eso tanto el chico
como la chica no quieren ser padres a esa
edad, porque quieren vivir su vida hasta la
edad en que puedan ser papás, siempre.
(Lorenzo; 15-LPR)
103
información, pues, mal que mal, en los colegios
pareciera que cada vez se habla más.
Sabemos que, al ser padres jóvenes, no
nos va a ir bien a los dos
Hemos visto que, aunque no con la misma carga
que a las chicas, la mayoría de los padres de los
chicos abordan el tema de que tengan cuidado
para no embarazar a una chica mientras que no
hayan terminado sus estudios. Pero en su caso es
muy excepcional de que se insinúe que, mientras
tanto, se mantengan vírgenes. En cuanto a eso los
chicos también tienen la ventaja de no tener que
asumir planteamientos “irrealistas”.
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
Analizamos de ese modo hasta qué punto ellos
lo toman en cuenta y si hay alguna relación con el
hecho de que han tenido relaciones sexogenitales
o no. En este análisis se distinguieron dos tipos de
discursos, aquellos que hablan sobre el riesgo de
embarazo y aquellos que hablan en concreto sobre
lo que significaría la responsabilidad de ser padre.
El mismo análisis se hizo con relación a las chicas,
en su caso, cuán frecuente y cómo hablan sobre el
hecho de que a su edad ya podrían ser madres.
104
La sorpresa fue grande cuando pudimos constatar
un patrón muy diferente entre los chicos y las
chicas. Pues, con mucho rigor, distinguimos en el
análisis si se trata de una mención al embarazo,
la maternidad o paternidad, hablando de otros,
otras, es decir, por ejemplo, si se les pregunta por
un amigo que es padre, una amiga que es madre, o
si se hace mención de forma espontánea, a partir
de preguntas que están dirigidas al abordaje de
otros temas. Solamente tomamos en cuenta las
menciones que surgieron espontáneamente.
Constatamos que, sobre el total de 13 chicos que
afirman no haber tenido relaciones sexuales, solamente 3 no abordaron el tema de un posible
embarazo ni el de las consecuencias de tener
que asumir la paternidad, en el caso de tener relaciones sexuales (sin protección). Lo ilustramos
en el cuadro siguiente.
VARONES
El riesgo de un
La responsabilidad
embarazo no deseado por un hijo, una hija
1) 16 años
2) 18 años
3) 15 años
4) 17 años
5) 16 años
6) 15 años
7) 16 años
8) 19 años
9) 18 años
10) 17 años
11) 16 años
12) 17 años
13) 19 años
Podemos constatar que estos adolescentes, que
afirman no haber tenido relaciones sexogenitales, al igual que la mayoría de las chicas, no tienen mucha confianza en el uso del preservativo
u otros métodos anticonceptivos. Lo podemos
apreciar en el anexo respectivo52. Por otra parte,
nos ha llamado la atención que Santiago hablara
de “un bebé no planeado”; nos hace notar cuán
limitado es el lenguaje más usual nuestro, pues,
un bebé no planeado incluye de modo más “natural” a los varones y no así cuando hablamos sobre un embarazo no deseado o no planificado53.
Como resumen, observamos en el cuadro -ya lo
señalamos- que sobre 13 chicos que afirman no
haber tenido relaciones sexuales coitales, tres no
mencionaron ni el riesgo del embarazo ni la consecuencia de la paternidad, al tenerlas sin protección. Dos mencionaron ambos aspectos, el riesgo
52 El cuadro con las citas se encuentra en el Anexo 6.
53 De esta manera también se podría poner en uso con más frecuencia el término “la paternidad no deseada” al igual que “la maternidad no
deseada”, “la paternidad voluntaria” y “la maternidad voluntaria”.
del embarazo y, como consecuencia, la paternidad. Cinco mencionaron solamente el riesgo de
la paternidad y tres se refirieron al riesgo del embarazo sin mencionar el aspecto de la paternidad.
Es decir, sobre 13 chicos, algo más de la mitad, 7,
mencionaron que tendrían la responsabilidad sobre un hijo, una hija, si embarazaran a una chica y
sugieren que por ese motivo se cuidan.
A continuación tenemos el mismo cuadro con lo
expresado al respecto, de las chicas.
consecuencia, al tener relaciones sin protección o
por una falla del método, podría ser su paternidad
en un momento no muy oportuno.
De modo que los chicos hablan mucho más sobre
el embarazo y la paternidad, que las chicas sobre
embarazo y maternidad. Nos preguntamos cuál
podría ser la explicación. Tomamos como ejemplo
una de las chicas cuando habla sobre el riesgo del
embarazo:
-
MUJERES
El riesgo de un
embarazo no deseado
La responsabilidad
por un hijo, una hija
-
1) 17 años
2) 16 años
3) 16 años
4) 15 años
-
5) 16 años
6) 16 años
7) 16 años
8) 16 años
9) 16 años
-
(…) las mujeres no podemos estar en esas cosas, porque nos embarazamos y defraudamos
a nuestras familias.
Sí, yo digo, el miedo siempre está en el embarazo, porque es un problema para la familia.
Sales embarazada y es lo peor, defraudas. Yo
no quiero defraudar a mi familia.
No. Yo ni tengo curiosidad. Yo no quiero. Quiero
ser mayor, a unos 18 años. Porque el embarazo
es un problema. Sí, aquí, es un problema serio
eso del embarazo y es defraudar a la familia.
Claro que sí son libres. Ellos no se embarazan.
Los padres les dan más libertad. No nos tratan
igual; ellos no defraudan. (Belén; 16-SCR)
10) 17 años
12) 16 años
13) 16 años
14) 17 años
15) 17 años
Entre las chicas que no han tenido relaciones sexuales, la mayoría evita hablar sobre ambos temas, 9 sobre 15. Una, por cierto, que tiene “permiso” en su casa para decidir tener relaciones
sexuales, menciona ambos aspectos, el del embarazo y la maternidad, lo cual es indicativo de cómo
el tabú, en este caso lo contrario, es decir, su ausencia, hace que las consecuencias sean nombrables. Cuatro chicas hablan sobre el embarazo y 1
no menciona el embarazo pero sí la maternidad.
Es decir, sobre 15 chicas, solamente 2 han abordado el tema de la maternidad, mientras que, sobre
13 chicos, fueron 7 los que mencionaron que una
Las chicas, cuando piensan en el peligro de un embarazo, no piensan en una panza, no piensan en
un bebé que hay que cuidar, pues, ellas no alcanzan a imaginarse el problema más allá del problema con sus padres. Ellas piensan en la vergüenza,
en qué castigo recibirán; si se les obligará a abortar; en fin, se juega toda su imagen de mujer/hija.
De este modo, sobre la responsabilidad muy concreta por un hijo o una hija, se pensará después.
Ya mencionamos anteriormente cómo Diego se
manifestaba con su lucidez al respecto:
Es diferente (…) Si eres varón y eres
responsable, ya…, buscas un trabajo
inmediatamente para mantener a la
mujer y al hijo; pero si eres una mujer
embarazada, adolescente, mejor dicho, es
muy diferente, porque tienes que cuidarte;
tienes que cuidar tu imagen; tienes que
ser más precavida en todas las cosas. Sí,
Hallazgos
11) 18 años
105
porque es bien fuerte, en todo lado, eso de
la imagen de la mujer. (Diego; 17-LPC)
Ellas han evitado tener relaciones sexuales, como
señala Diego, por las consecuencias que conlleva
en el plano simbólico y, por tanto, esquivan los aspectos concretos, ya que el pavor es tan grande
que prefieren pensar que “a mí no me va a suceder”54. En otras palabras: en ese momento no se
vislumbra ni una pizca de instinto maternal en su
horizonte; lo cual nos aclara, una vez más, que el
supuesto instinto maternal es una construcción
sociocultural, que cambia cuando cambian los escenarios y contextos.
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
Los chicos, en su gran mayoría, no han evitado el
tema del embarazo y la posible paternidad, porque
si asumen la responsabilidad, la noticia causará
cierto disgusto momentáneo en los padres, pero el
entorno más allá, el comunitario, etc., les aplaudirá
por responsables y, no poco importante, la familia de la chica, ya que le salvó su honor en alguna
medida, al no quedar como madre soltera. Es así
que ellos sí piensan en un hijo, una hija en concreto, que significará probablemente no poder seguir
estudiando, tener que darle de comer, de vestir.
Inclusive, uno de los chicos, que sí tuvo relaciones,
según él, con todas las precauciones, tiene este
tipo de conversaciones con su enamorada:
106
(…) sí, se podría decir que hemos tenido ya
sexualidad y demás, pero siempre siendo
responsables, porque sabemos que (al) ser
padres jóvenes, no nos va a ir bien a los dos
y ella tiene la preocupación de mí, porque
yo no soy paciente con los niños [ríe]. Soy
tolerante. Sí, me gustan los niños, pero no
soy paciente. (Rodrigo; 18-CBC)
ración, por un lado, de la paternidad y, por otro,
de la maternidad, nos obliga a repensar los roles
de género establecidos o sino, si tendrá algún
impacto en las identidades a futuro. Pues, vemos
que el rol de proveedor evoca -al menos en este
período de su vida- en los varones, sentimientos
de responsabilidad, de protección y cuidado hacia su prole, atribuciones que solemos relacionar
de manera casi exclusiva con las mujeres. Es paradójico que el control patriarcal sobre los cuerpos (que incluye mentes) de las mujeres elimine
“el habla” sobre la maternidad. Si el rol de madre se asocia, por un lado, con la entrega y, por
otro, con la culpa, al producirse sensaciones de
imperfección, es sorprendente cómo varios adolescentes varones se anticipan a una paternidad
fallida, expresando desde ya, su culpa, si se presentara sin estar preparados:
-
-
-
-
-
De modo que estos adolescentes, varones y mujeres, nos dejan con la pregunta si esta configu-
(…) no quiero que mis hijos estén afuera,
con sus ropas viejas; estén pidiendo
limosna, o sea, eso nos puede doler más
y me puedo meter de lo que sea, vender
lo que sea, cualquier trabajo, pero que no
estén mis hijos así. Por eso es que quiero
acabar y verlos a los hijos. (Daniel; 16LPC)
(…) tienen relaciones sexuales sin saber,
digamos, lo que puede pasar y sólo traen
un hijo, una hija al mundo, para hacerle
sufrir. (Hugo; 18-LPC)
(…) una vez que ya tienes tu hijo, tienes
que conseguir dinero de donde sea;
tienes que trabajar para llevar el pan de
cada día. (David; 16-LPR)
(…) a nadie le gustaría ser padre a esta
edad (…) Tienes que ir a trabajar, cuidar
a su bebé. (Lorenzo; 15-LPR)
(…) yo sigo siendo un niño. Ella sigue
siendo una niña y no estamos en la
madurez mental, quizás genéticamente
54 Hay una coincidencia con lo que afirma De Jesús Reyes, por lo que observó en contextos urbano-marginales de Nuevo León, México:
“Desde el sentir de las adolescentes, el hecho de que sus padres consideren que ellas han defraudado su confianza, es un hecho mucho
más representativo e importante que el mismo hecho que tengan relaciones sexuales, pues simbólicamente se rompe un vínculo por la
trasgresión de las normas que se le impusieron, y como ya se mencionó, para los padres su hija siempre será un sujeto asexuado, alejado
de toda pretensión sexual, pues eso le han enseñado en el transcurso de su vida, para eso se le ha entrenado” (2011: 171).
-
Si repasamos lo que comentaron las dos chicas
que, como excepción, relacionaron un embarazo
con un hijo, una hija, observamos que no mencionan en ningún momento el aspecto del cuidado “maternal”. Tampoco, como podemos ver en
los hallazgos de otros estudios (De Jesús-Reyes
2014: 167, 168) los padres o las madres de las chicas, cuando les repiten, día a día, que se cuiden
para no embarazarse, lo hacen en base a lo que
implica la responsabilidad por un bebé: noches
sin dormir, cambiar pañales, lavar su ropita, etc.
Pues, se podría pensar que ese argumento reforzaría aún más el rechazo a un embarazo. Yesica
es la única que, muy de paso, comenta algo al
respecto, cuando refiere que sus padres le hablan de forma indirecta sobre la responsabilidad
por un hijo, una hija, y en su caso es interesante
también que utiliza el término “disfrute”, proponiéndose la abstinencia de la práctica del sexo
genital:
(…) me dicen que no arruine mi futuro,
que todavía soy muy joven para tener un
hijo y yo creo que sí, porque estoy muy
joven, tengo que disfrutar un poco más.
(Yesica; 16-LPC)
De este modo, al igual que se demoniza en casa
a los adolescentes varones, que son un peligro en cuanto al imperativo de que las hijas se
mantengan asexuadas y “puras”, se demoniza
a la maternidad55. El discurso adulto, como hemos visto en reiteradas oportunidades, gira en
torno a la profesionalización, cuya realización,
sin embargo, se asocia de forma directa con el
matrimonio y la maternidad, no así con la autonomía y la mayor libertad para decidir sobre
su vida, cuerpo y maternidad. La pregunta, sin
embargo, que nos tenemos que hacer, sería:
¿cómo, en su momento, ellas podrán asumir la
maternidad con toda la felicidad que se supone,
después de años de rechazo, grabados en sus
cuerpos? ¿Será que cuando sean licenciadas,
doctoras, tendrán de pronto el deseo de ser
madres? ¿Cómo operará en sus subjetividades
el discurso hegemónico de la maternidad como
sinónimo de completud para todas las mujeres?
¿Hasta qué punto se podrá evitar que se manifieste en algún momento un solapamiento
entre lo que representa el embarazo y lo que
representa la maternidad? ¿Significa todo esto
que la maternidad se está desnaturalizando? De
momento es una incógnita56.
Los varones, mientras tanto, se dan “el lujo”
de asumir con “naturalidad” su futuro como
padres, sin más complicaciones que el cuidarse,
para no perjudicar a sí mismos ni a sus hijos,
hijas. Es irónico, desde esta perspectiva, que
corresponde utilizar el término “paternidad
responsable”, una cualidad de los varones, de la
cual pensábamos que escasea. Mientras que el
55 Hemos podido constatar que los chicos no ponen el énfasis en la profesionalización, sino, en conseguir un trabajo. A la pregunta de Santiago, cuándo cree que puede decidir tener relaciones sexuales, la respuesta era: “Cuando ya tenga una carrera y esté trabajando, para tener
un hijo, tal vez; para que no venga a sufrir”.
56 No se ha hecho una pregunta explícita sobre el deseo de maternidad, paternidad. Dos chicas, sin embargo, han afirmado espontáneamente que no se piensan casar.
Hallazgos
-
sí, pero en la madurez mental para
asumir esa responsabilidad, ¿me
entiendes? Y pasa que tenemos el hijo y
no tenemos ni cómo alimentarlo y antes
de ver a mi propio hijo, sangre de mi
sangre, sufrir, y que sea por mi culpa,
preferible abortarlo; porque si voy a traer
a alguien a este mundo es para cuidarle.
(Luis; 19-CBC)
P: ¿Cuándo crees que te decidirías a tener
relaciones sexuales?
Cuando ya tenga una carrera y esté
trabajando, para tener un hijo, tal vez;
para que no venga a sufrir. (Santiago;
18-CBC)
(…) tengo la mentalidad de que tengo
que salir del colegio, ser profesional. Para
cuando tenga eso ya poder mantener;
cuando tenga eso ya, supongo que es
para tener hijos. (Edmundo; 19-SCR)
107
concepto de maternidad responsable no existe,
en virtud de que sería una cualidad innata de las
mujeres.
La tendencia de que los chicos hablen más sobre
la paternidad y la prevención de un embarazo,
por cierto, se mantiene con relación a los chicos
que sí han tenido o están teniendo relaciones
sexogenitales. Sobre 11 varones, 5 hablaron sobre
aquello. En cuanto a las chicas, si no contamos
a la chica que ya tuvo su bebé, tenemos a 8
chicas que han tenido relaciones sexogenitales y
solamente dos han hablado sobre la posibilidad
de ser madres en un momento no oportuno.
Sin embargo, con relación a los chicos, cabe
destacar que los que no han tenido relaciones
sexogenitales han hablado en mayor número
sobre una paternidad no deseada (7 sobre 11)
que los que sí han tenido o están teniendo;
como señalamos, son 5 sobre 11. De modo que
podría haber una relación entre la abstinencia de
relaciones sexogenitales y la idea del riesgo de
una paternidad temprana.
Lo hacen de preocupación y porque es la
única salida
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
Con este trasfondo, el de la angustia con relación
a los padres, en caso de un embarazo, cabe la
pregunta: ¿cuál es el modo en que se piensa sobre
el aborto?
108
Dado que, en su generalidad, la vergüenza que
representa el embarazo de una hija adolescente,
se inculca con mayor rigor en el área rural, nos
preguntamos, asimismo, si se baraja el aborto
también en el área rural como una opción, al tener
cada vez más facilidades de acceso a la ciudad con
sus clínicas clandestinas, o sino, por conocimientos
sobre pastillas abortivas57. La respuesta, al menos
considerando el grupo de chicas que participaron
en este estudio, es afirmativa. Si podríamos haber
57 Que no se debe confundir con la llamada Pastilla del Día Después.
58 Una chica se refirió a su madre.
supuesto que al vivir en el área rural se dificulta
la decisión por un aborto, parece que estábamos
equivocadas. Once chicas sobre el total de doce,
que en el momento del estudio vivían en el área
rural, conocen a alguien, más o menos de su edad58,
que se ha hecho un aborto, una o más veces. En el
área urbana la mitad, seis sobre doce, señalaron
que han conocido a alguien que ha abortado.
No podríamos, de manera fehaciente, dar una
explicación con respecto a la diferencia entre
ambos grupos, pero uno de los motivos podría ser
que, en el área rural, no se tienen muchas amigas
fuera del ámbito del colegio con quienes compartir
este tipo de problemas y, además, por mecanismos
de control más efectivos, podría ser más difícil
mantener un secreto, no solamente por tratarse
de un mundo más pequeño, sino también por la
ansiedad que supone la situación. A continuación
podemos advertir cómo en las narraciones se
refieren detalles acerca de las chicas adolescentes
sobre las cuales comentan que han abortado:
He escuchado así comentarios porque vive
cerca de mi casa… A lo que yo sé, es que
había abortado ya varias veces y después
ha decidido tener recién su hijo; pero él no
es su papá, el chico que lo reconoció, sino
que es otra persona que no ha querido
reconocer. (Lucía; 16-CBR)
Creo que un aborto es un pecado súper
grande; que ellos lo van a pagar arriba y he
conocido solamente el caso de una amiga
que ha hecho un aborto; bueno, 3 abortos.
(Belén; 16-SCR)
Lucía pareciera estar al tanto que la amiga en
cuestión abortó varias veces y, además, ha llegado
a saber que el chico con quien se juntó no es el
papá de su bebé. Por su parte, Belén, con mucha
seguridad, comenta sobre el número de abortos
de la amiga.
P: ¿Qué piensas de las chicas que a tu edad
se embarazan y abortan?
Mm, no sé, o sea, tienen sexo y todo así y
se embarazan. Entonces vergüenza a tener
a esa edad bebés, yo creo, y lo aborta,
pues. “¿Para qué?, es un estorbo”, dicen.
No sé.
P: ¿Está bien que la mujer aborte?
Eh, no sé, sería por…, si es que ella lo
quiere abortar, si es por violación u otras
cosas, yo creo que sí. (Carola; 17-CBR)
Llama la atención de que esta chica, del área rural,
pareciera conocer algo sobre la ley que establece
que el aborto por violación es impune. Además,
la expresión de que “si es por violación u otras
cosas”, da la posibilidad de pensar que, en el
caso de las chicas adolescentes, pueden haber
más “cosas”, por las cuales se decide no llevar
adelante el embarazo.
Hemos visto anteriormente que Gaby, que ya
tiene su bebé, también es del área rural de
Cochabamba. Su papá, cuando supo que estaba
embarazada, le dio una semana para “deshacerse
del bebé”. Un chico de Santa Cruz también se
refiere a las presiones que pueden existir por
parte de los padres e, inclusive, por parte de
amistades:
Sí, de una vecina mía, sí, que ha abortado
por no querer tener, no fregar su futuro
en la universidad y eso (…) Ellas piensan
que abortaron. Tienen ese trauma, que
abortaron…, que fue por obligación, por
obligación de la madre, del padre, no
sé. O, a veces, por las mismas amistades
también. (Vicente; 17-SCC)
Otra chica, nuevamente del área rural, insinúa
también que la decisión puede ser a causa de la
actitud de los padres, cuando señala:
P: ¿Has conocido a alguien que se ha hecho
un aborto?
Sí.
P: ¿Qué piensas de eso?
Que ha hecho mal. Ese bebé, que viene en
camino, no tiene la culpa de nada. Entonces,
yo creo que debería tener, por una parte,
el apoyo de sus papás. Tal vez los padres
han cometido un error en algo ¿no? Yo creo
que no tiene la culpa el bebé. Debe dejarlo
nacer; debe tenerlo. (Isabel; 16-CBR)
La mayoría de las chicas, como hemos podido
notar también en la anterior cita, se sienten en
la obligación de comentar que está muy mal
hacerse un aborto, pero cuando ya cuentan lo
que le pasó a una amiga, pareciera que la censura
es relativa:
P: Bueno, ¿y tal vez tienes amigas que se
han hecho un aborto?
De una chica sí, que ha resultado
embarazada (…) Ella ha dicho: “recién
estoy de una semana, puedo, si quiero
abortar... y… no sé de dónde ha
comprado, pero la cuestión es que me
ha dicho que ha comprado unas pastillas
y que tiene que esperar un mes; ha
esperado un mes y ha tomado esas
pastillas. Yo creo que haya sido para
tomar; no sé… Solamente me ha dicho:
“he comprado pastillas” y, después de un
mes, ha venido. Estaba llorando y yo le
he dicho: “¿por qué estás llorando?”. “Es
que he abortado…”. “Pero ¿por qué estás
llorando? si querías abortar…”. “Es que...
he ido al baño; no sé, me he asustado”,
me ha dicho... “Pero… ¿por qué?” “Es que
ha salido una bolita de sangre... Me ha
dado miedo. No sabía qué hacer… Estaba
solita”. Y dice que su chico sabía, sí, y el
Hallazgos
Una de las chicas del área rural de Cochabamba,
relaciona de forma directa el aborto con la
vergüenza de un embarazo. Tal vez, por este
mismo hecho, deja entrever que decidir hacerse
un aborto, a su edad, no es un hecho tan “fuera
de lugar”:
109
chico creo que no quería que aborte, pero
ella..., está estudiando. Sigue... No sé.
(Yesica; 16-LPC)
A pesar del susto que tuvo la amiga de esta chica,
notamos que, al mismo tiempo, se dialoga sobre
el hecho en sí, con bastante “normalidad”. Cabe
señalar, por otra parte, que, sobre el total de las
chicas entrevistadas, solamente dos mencionaron
que hay peligro, pues, la mayoría expresa, desde la
moral religiosa, su objeción a la decisión tomada:
Yo, la verdad, no lo haría porque tengo
miedo, en parte de lo religioso y también
en parte de mi cuerpo, porque hay
personas que hasta llegan a sacarles la
matriz y no pueden volver a tener más
hijos. (Sofía; 17-SCC)
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
Acá y afuera he visto y me pedían consejo:
qué podía tomar para abortar y yo les
decía que eso era antes que lo hagan, no
después. He visto personas que mueren
por hacer eso. Buscan en internet cómo
hacerse un aborto más rápido, qué hierbas
tomar, alzar peso y tontería y media, jugar
torpemente. Tengo una amiga que lo hace
y juega futbol y está embarazada de cuatro
meses y juega torpemente, porque no lo
quiere tener y otra que se lo hizo y cuando
me lo dijo fui al hospital. (Rocío; 17-SCR)
110
Es así que la mayoría se ha referido a aspectos
religiosos como motivo de desaprobación. En la
cita de abajo, sin embargo, vemos que uno de
los chicos, Edmundo, del área rural cruceña, es el
más explícito en cuanto a lo que ha escuchado y
piensa con relación a las amigas que abortaron.
Otra chica entrevistada comenta que su amiga ha
quedado “tranquila”:
(…) un día en casa de su enamorado, se
ha puesto a tomar no sé qué píldora, no
sé qué medicamento, que ha hecho que
aborte y, ese mismo día, que ha tomado las
píldoras, se ha echado en su cama del chico
y cuando se ha despertado ha botado una
bolita, algo así, y se ha ensangrentado. Eso
me ha dicho y eso, “que eran dos bolitas”,
me ha dicho. “Entonces, han debido ser
gemelos o mellizos”. Es lo que ha pasado,
luego de ahí, estaba tranquila la chica.
P: ¿Se ha sentido bien con la decisión que
ha tomado?
Sí, porque dice que, supuestamente, lo
había hecho más de una vez. (Paula; 16-CBC)
De las chicas que han abortado, las he visto
que han salido bien. No han tenido ningún
problema. (Edmundo; 19-SCR).
Constatamos, por otro lado, que Edmundo
habla en plural, sugiriendo que conoce a más de
una chica que ha abortado. En comparación a
las chicas, los chicos han respondido en mayor
proporción que no conocen a ninguna chica
que haya abortado: sobre el total de diecinueve
a quienes se les hizo la pregunta, 12 dijeron que
no han conocido a nadie, lo cual, obviamente, se
puede deber también a una estrategia para no
abordar el tema más allá. Hubo también chicos
que comentaron que no han conocido a nadie en
específico pero que escuchan “cosas”; pero creen
que son rumores y no le dan mucha importancia.
Podría ser que Diego, de la ciudad de La Paz, nos
está dando una pista del por qué los chicos, en
mayor proporción que las chicas, no conocen a
ninguna chica que haya abortado. Pues, según lo
que él observa, las chicas hablarían mucho más
entre sí sobre el tema:
P: ¿Qué hablan?
Que se han ido a hacer y, a veces, las
noto preocupadas, porque lo hacen de
preocupación y porque es la única salida y
también porque no se quieren perjudicar.
P: ¿Y crees que los chicos también deciden
por el aborto cuando se enteran que la
chica está embarazada? ¿Se enteran del
embarazo? Las chicas ¿les avisarán o cómo
será?
Depende de cómo sea la chica. Yo creo que
Observamos que Diego habla sobre la corresponsabilidad, al menos económicamente, en el caso
de que las chicas no tienen dinero suficiente, porque desde su óptica ellas podrían preferir decidir
por sí solas. Es un aspecto importante de ahondar
en futuras investigaciones, si las chicas, en el caso
de la decisión por un aborto, tienen menos dificultades para ejercer su derecho. Podríamos pensar
que, en este caso, “la relación”, obligadamente,
se tiene que establecer -al menos en la mayoría de
las situaciones- consigo mismas y con nadie más;
es decir, en la soledad más grande.
Por otra parte, hay también ejemplos de chicos
que confían el problema a un amigo, por ejemplo,
preguntando dónde puede conseguir un test de
embarazo y en el caso que menciona Manuel,
cuando el embarazo ya es un hecho:
(…) la chica sólo tenía 14 años y el
chico tenía 15 y donde él me dijo que
qué hacía. Primero que nada, le dije,
que no deje el estudio y le pregunté si
lo pensaba mantener y me dijo que no
quería y yo hablé con la chica y me dice
que ella lo quería abortar y, al fin y al
cabo, lo abortó y ya no se supo. Porque
la chica incluso me lloró para que yo no
diga que ella lo había abortado y yo me
enojé con mi amigo. No le hablo porque
él permitió que ella haga eso. (Manuel;
16-SCR)
Se habla poco de que el aborto fue realizado en
una clínica clandestina. Por parte de las chicas
más bien se escucha hablar sobre tabletas,
pero las creencias sobre la eficacia de métodos
“naturales” no han desaparecido:
Ella me decía que tenía unas tabletas.
No sé qué se llamarían, pero… ella las
introducía vía oral y por su parte íntima.
Después decía de que tomaba orégano
con café y con eso abortaba. No sé, la
verdad, y no quiero saber. (…) Sí… ella
se consiguió unas tabletas. Incluso me
dijo que yo la ayudara a metérselas a
su parte; porque, dice, que eso hay que
metérselo bien al fondo. Ella así me dijo,
cómo yo tenía que hacérselo y, la verdad,
yo no me quise meter en eso; porque, la
verdad, tengo mucho miedo. Imagínese
que algo le pueda pasar a ella (…).
(Laura; 16-SCC)
He escuchado de algunas chicas que han
abortado. Es mayorcita que mí. Ya abortó.
P: Y en la comunidad ¿se sabe de mujeres?
Han querido, pero no han podido. Una de
mis tías quiso, pero nunca salió su bebé.
P: Y con qué, ¿sabes?
Sí, con tabletas o con remedios caseros
también. (Sofía; 18-SCC)
Por más que las amigas decidían por sí mismas
hacerse el aborto, el proceso de toma de
decisiones, con toda seguridad, no ha sido muy
simple; pero algunas chicas entrevistadas dejan
traslucir que no se titubeaba, al haberlo decidido.
Pues, conversan con amigas u otras personas
para averiguar cómo se puede hacer; conseguían
por sí mismas las tabletas y, aunque no sabemos
si la aplicación fue correcta, pareciera que al final
contaban con algún conocimiento:
(…) y me pedía consejo: qué podía tomar
para abortar. (Rocío; 17-SCR)
(…) ella ha dicho, “recién estoy de una
semana; puedo, si quiero abortar... y… no
sé de dónde ha comprado, pero la cuestión
es que me ha dicho que ha comprado unas
pastillas y que tiene que esperar un mes.
Ha esperado un mes y ha tomado esas
pastillas. (Yesica; 17-LPC)
Hallazgos
la chica, si no tiene la suficiente economía,
le dice al chico: “Mira, estoy embarazada y
ahora me quiero hacer abortar y el aborto
cuesta tantos. Yo voy a dar la mitad y tú
vas a dar la mitad”. Pero si hay una chica
que tiene la plata, yo creo que no le dice al
chico. (Diego; 17-LPC)
111
Para no perder la oportunidad lo usa
Pareciera ser que, cuando se concluye que “ya no
hay otra salida”, se actúa con mucha decisión para
no llevar adelante el embarazo. Esto contrasta, a
veces, con cómo se habla sobre la importancia de
saber sobre métodos anticonceptivos y la supuesta (in)capacidad de adquirir los conocimientos necesarios, como lo expresa Isabel:
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
P: ¿Nunca has tenido curiosidad por los
embarazos no deseados? ¿Cómo puedes
prevenir?
Sí, me preocupa un montón, pero no he
preguntado. (…)
P: ¿No has sentido curiosidad de
preguntar?
No, no me he puesto a pensar.
P: ¿Nunca?
No. Yo creo que con los años voy a ir
aprendiendo. Es más, quiero estudiar
psiquiatría. (Isabel; 16-CBR)
112
Pero no podemos colegir que se trate de un
simple desinterés o descuido, cuando a Isabel le
preocupan “un montón” los embarazos no deseados y, sin embargo, nunca se le ha ocurrido
averiguar bien cuáles métodos existen y cómo
funcionan. Pues, nuevamente, nos topamos
con mecanismos de autocontrol. Ya que, sabiendo cómo se utiliza un método, se podría sucumbir ante la tentación de “hacerlo”. Pues, no
hablar, no hacer pensar, no informar, es una estrategia muy difundida, en primer lugar, como
hemos visto, por parte de muchos padres, para
evitar que se transgreda lo preestablecido. Por
tanto, más que de descuido, se trata de un acto
de obediencia.
Isabel, a pesar de que le preocupen “un montón”
los embarazos no deseados, comenta también
que no tiene tiempo y tampoco está interesada en
saber más. Algo similar expresa Tania, pues, nos
llamó la atención que ella, al preguntarle sobre
los problemas de la adolescencia, se refiriera a los
embarazos y abortos:
P: ¿Y lo más feo qué será?
Que… No sé qué sería… Algunas se
equivocan, así, tienen relaciones, se
embarazan, lo abortan. Eso es malo…
(Tania; 16-LPR)
Observamos que a Tania se le hace una pregunta a nivel personal, pero responde sobre un problema que, supuestamente, ella ha observado en
chicas de su entorno. En su caso, señala que tiene
algún conocimiento sobre métodos y si la adolescencia lo asocia con el problema de los abortos,
sorprende que, al igual que a Isabel, no le preocupe saber más:
Me saben decir que hay el calendario, la
pastilla y el condón, sólo eso, sí.
P: Y alguna vez que quisieras tener
relaciones, ¿has pensado qué método
utilizarías o no?
Más que todo, el calendario para mí
sería…, pero..., no sé cómo es…, sí,
pero….., como nunca lo he hecho, casi
no pienso tanto, no. (Tania; 16-LPR)
De esta manera, muchas chicas adolescentes no
evitan los riesgos de un embarazo o del contagio
de una infección de transmisión sexual, por esa necesidad de sentirse “inocentes”. No se permiten
ser conscientes. No pueden asimilar y/o ampliar la
información que sí poseen, para dejar en manos
del azar lo que se les presenta o sino, depositan su
confianza en “el saber hacer” de la pareja; esa pareja que, por otro lado, “es el chico irresponsable”,
“el chico que solamente juega con ellas”, etc.
Volviendo a la narración de Tania, observamos
que a ella le cuesta hablar sobre sí misma, sobre
su propia experiencia, sus opiniones, también
cuando se le pregunta qué piensa con respecto a
un chico que lleva condones en su bolsillo:
No…Todos pensarían lo malo; que
siempre tiene relaciones y que, por eso,
maneja esos condones. Para mí eso sería,
sí. (Tania; 16-LPR)
El tema del derecho al placer o, sino, el veto a este
disfrute, aparece con mucha claridad cuando se
hace la pregunta qué se piensa sobre un chico o
una chica con condones en el bolsillo, la mochila, etc. Once de las 22 chicas, a quienes se hizo
la pregunta, afirman que está bien, que se tenga
condón en el bolsillo, tanto en el caso de un chico como de una chica. Luego, ocho chicas opinan
que está mal en ambos casos y 3 piensan que está
bien pero, por otro lado, mal también. Es decir,
ninguna opina que solamente está bien en el caso
de que lo utilice un chico. De esta manera podemos concluir que la mitad de las chicas concibe
que también las chicas puedan tomar la iniciativa.
Sin embargo, ha llamado la atención que ninguna
chica haya comentado sobre algún episodio concreto de negociación con relación al uso del condón con alguna pareja sexual.
Entre las que afirman que está bien que se tengan
condones en el bolsillo, dos comentan espontáneamente, sin ninguna insinuación descalificadora, que las relaciones sexogenitales no se prevén
siempre:
P: ¿Y qué piensas tú de un chico que lleva
condones en el bolsillo?
Que es precavido, que en cualquier
momento se puede dejar llevar por sus
impulsos de querer tener relaciones, y
que si lo quiere, lo va a utilizar en ese
momento; que es responsable con su
sexualidad, sí.
P: ¿Y de una chica?
De una chica, igual. Sería ser más
responsable, precavida, que no tenga
embarazos no deseados, que no estén
abortando. Se pueden prevenir varias
cosas de esas, varias enfermedades y
consecuencias, sí. (Camila; 15-LPC)
P: ¿Qué piensas si un chico lleva
condones en el bolsillo?
De que ya tiene la libertad de poder
estar con cualquiera, porque ya está
cuidándose digamos. No importa la hora,
ni el momento. Ya está cuidado. (Laura;
16-SCC)
Dos chicas enfatizan que la protección con condón
es muy importante para las chicas. Una de ellas es
Camila, que asocia el grado de amor y la responsabilidad de la pareja, con el uso del preservativo. Es
llamativo, porque es poco frecuente que se haga
esta relación, pues, generalmente, se hace referencia al uso del condón y las relaciones sexogenitales
ocasionales. Por otra parte, cabe destacar que, al
igual que Alejandra, como vimos anteriormente,
Camila utilice la expresión de que un embarazo “te
arruina la vida”. Sorprende cómo se repiten, en regiones tan diversas, las mismas palabras para dar
significado a la catástrofe de un embarazo:
Que…que nos quiere más y que no
quiere arruinarnos a nosotras. Que
quiere prevenir, antes de hacernos algo
perjudicial. Porque tener un hijo así,
a menor de edad, es un perjuicio y le
arruina la vida a uno. Debemos de tener
un…, una edad para tenerlo; pero no a
estas edades. (Camila; 15-LPR)
Hallazgos
De modo que Tania pone una gran distancia entre sí misma y, por ejemplo, un chico que tiene
condones en la billetera, ya que ella “nunca lo ha
hecho” y los chicos que quieren prevenir infecciones de transmisión sexual o un embarazo, lo
quieren hacer “siempre”. Sin embargo, le preocupan mucho los embarazos y los abortos, pues,
sin hacerle una pregunta específica al respecto,
lo identifica como un problema de la adolescencia. Es un ejemplo de disociación que, sin poder
entrar más a fondo al campo de la psicología,
refleja, nuevamente, cómo la represión actúa,
obstaculizando la toma de decisiones de manera
oportuna. Pues, para ella, para Isabel y muchas
otras chicas, se interioriza la idea de que no les
debe interesar mucho el conocimiento sobre
métodos anticonceptivos, “porque nunca lo han
hecho”, “no lo deben hacer” y “no lo harán”. En
realidad, el no querer o no poder saber es el resultado de otro saber: que no les corresponde
disfrutar de sus cuerpos.
113
Ocho chicas, algo más de un tercio, opinan que
está mal tener condón en el bolsillo, tanto en el
caso de chicos como de chicas, asociándolo con el
libertinaje y/o la promiscuidad:
Yo… a mi parecer, está mal. Porque se
hacen ver mal. Pareciera que en eso
nomás piensan o a cualquiera chica se la
pueden llevar a la cama.
P: Y de una chica que tiene un condón en
el bolsillo, en la mochila, ¿qué piensas?
De una chica, sí. No sé ver... pero… yo
creo que pensaría mal de esas personas,
al igual que de los chicos. ¿Por qué?,
porque parecería una chica fácil, alguien
que al solo hablar, tomar, se la pueden
llevar. (Yesica; 16-LPC)
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
P: ¿Qué piensas de un chico que tiene
condones en el bolsillo?
Pienso que si ellos lo cargan es porque
de repente les hablan a las chicas y les
hablan burreras y ellas aceptan eso.
P: ¿Y si una chica lleva condones?
Será que le ha quitado a su enamorado.
(Vanessa; 19-SCR)
114
según Romina, tener relaciones sexogenitales se
puede planificar. Tal vez es su experiencia, ya que
estuvo unos años con un solo chico con quien
tuvo “la primera vez”:
P: ¿Qué pensarías si, de pronto, conoces un
chico que te gusta y tiene condones en el
bolsillo?
¿Yo que pensaría? Para mí que ese chico
está mal. Mi punto de vista: yo dijera está
bien que se cuide, pero que ande con
condones (…) Hablamos entre chicas y
decimos que sólo lo utilice en ocasiones,
donde pueda tener sexo y nada más.
(Romina; 17-SCC)
Luego, hay varias que tienen mal concepto de chicos que “caminan” con condón, porque opinan
que es más que todo para hacerse la gala y mostrarse muy viriles:
P: ¿Qué piensas de un chico que tiene
condones en su bolsillo?
Depende de la persona. Yo diría; porque,
a veces, en el colegio lo tienen. A los 14 o
15 están manejando. A mí me parece que
la persona quizás lo hace por manejar o
porque ya tuvo o porque va a tener… No
me caen las personas que lo manejan a
esa edad. No sé si lo hacen porque lo vean
todos y que se vea alguien importante,
sólo por tener un condón. (Lucía; 16-CBR)
Llama la atención, cómo estas chicas se expresan con tanto desprecio con respecto a chicas
como ellas: “son cabeza hueca”, “simplemente
obedecen a los chicos”, “solamente piensan en
sexo”. Además, proyectan la pasividad de las
mujeres, cuando se comenta que “a cualquier
chica se le puede llevar a la cama” y “que al sólo
hablar, tomar, se la pueden llevar”. Pues, no
conciben la idea de que se puede decidir libremente tener sexo y, además, con un condón en
el bolsillo; pues, si lo tiene, era de su pareja. La
otra cara de la medalla es el estereotipo de conducta de los varones, magnificado en todo “su
potencialidad”.
Tres chicas expresan su conflicto entre un mal
y un bien, como también ocurre en el caso de
algunos chicos. Pues está “mal visto” por la
sociedad, pero está bien que sean responsables
y se protejan. Pero Mónica, al margen de esa
duda, despeja de alguna manera la imagen de
que los chicos con condón son todopoderosos
en la conquista de las chicas:
Una de las chicas no está en desacuerdo de que se
“camine” con condón, pero esa persona no tendría buena reputación si los llevara en el bolsillo.
Pues, aunque no suele ser la práctica más común,
Al principio lo ven como nada que ver con lo
que tengan, pero es bien, digamos. El sobre
todo la está cuidando a la chica con la que
piensa meterse, porque es, depende de la
En cuanto a los 20 chicos con quienes se abordó
la pregunta, nos sorprende que solamente 8 lo
aprueben, tanto en el caso de las chicas como
en el caso de los chicos. Por otra parte, 5 opinan
que está bien en el caso de los chicos y mal
en el caso de ellas. Por otra parte, hay 5 que
opinan que está bien y mal y, finalmente, hay
2 a quienes les parece mal en ambos casos. De
modo que los chicos, en menor número que las
chicas opinan que en ningún caso es bueno que
un adolescente varón o mujer tenga condones
en el bolsillo, la billetera, etc. Sin embargo, en
el caso de los chicos llama la atención que una
cuarta parte piensa que está bien en el caso de
los chicos, mientras que lo censuran en el caso
de las chicas. No cabe duda de que tiene que ver
con la aversión a la iniciativa de las chicas y que
lo asocien con la posibilidad de que se obligue a
su uso. Ninguno de los chicos se refirió al hecho
de que los chicos hacen ver en el colegio que
llevan condones para mostrarse más hombres,
como señalaron algunas chicas.
Hugo refleja el contraste entre lo prohibido y,
por tanto, lo que no se planifica y menos aun
teniendo relaciones sexuales con “varias” y, lo
que paulatinamente también se socializa con más
fuerza mediante los medios de comunicación y en
los colegios, es decir, el aspecto de la prevención:
Bueno, yo creo que…Yo pienso que, tal
vez, él quiere tener varias relaciones,
pero protegiéndose, y…ummm…Para
mí está mal. Tal vez para la persona que
lleva condón, como dice, tal vez para esa
persona está bien, porque se protege; tiene
relaciones y se protege, sí. (Hugo; 18-LPC)
Hugo, al igual que Mónica, no aprueba, “en
abstracto” el hecho de llevar condones, porque
no está en la normatividad hegemónica, pero en
el caso concreto de determinado chico, puede
estar bien, ya que previene muchos problemas.
De modo que se distingue en su punto de vista,
por un lado, una dimensión de decisión personal
y, por otro, un nivel societal, relacionado con la
moral sexual.
Diego refleja, lo que podríamos llamar, el discurso
moderno, realista y, como muy pocos, deja traslucir que él mismo actúa así:
(…) de alguna forma se está tratando
de proteger él mismo y va a tratar de
proteger a la otra persona. Está bien
porque…, o sea, no dices tampoco “hoy
(…) me lo abre mi mochila y saca mis cuadernos para escribir y busco mis bolígrafos y empieza a decir….. “¡La
X había usado condón!!!!” Y yo le digo, “no…, a ver, ¡encontrá!!!”, y no sé, no le he visto que él se ha sacado su
billetera y lo ha puesto a mi mochila, en uno tenía dinero y en el otro había estado un condón medio blanquito y
lo ha sacado y ha dicho, “¡aquí esta!!!” [Risas] y la profesora se lo ha creído todo siempre. Ha pensado que yo he
manejado condón… y no sé, me ha dicho, “tenemos que hablar contigo”, y le he pegado a él, “¡di la verdad!!!”,
le he agarrado del cabello y le he hecho gritar, y le ha dicho… “¡no profe, era de mí!!!, pero que me suelte del
cabello!!!” [Risas] y todos me estaban mirando, todos me miraban… “X, ¡cómo vas a manejar condón!!!” Todos
gritaban y todos en mi vista, todos me estaban mirando a mí, sí, me estaban mirando mal (…) Y la profesora
lo que me ha dicho, que si voy a manejar eso, iba a ser bien, porque quería cuidarme yo misma, que no quería
contagiarme de alguna enfermedad o embarazarme. La profesora me ha dicho, “si manejas, va a ser un bien,
siempre hay que prevenir”, así me ha dicho la profesora, sí. (…) Sí… y todos han escuchado, y una chica que
tiene eso es también que se está previniendo a no embarazarse porque en las noticias de la tv saben decir que
una chica debe tener siempre un condón en la cartera…, ujum… (Camila; 15-LPR)
Hallazgos
pelada, él puede tener todo lo que quiera,
pero es así como dicen: el hombre propone
y la mujer dispone. (Mónica; 17-SCC)
115
día voy a tener relaciones”, porque pasa
y si estás preparado, bueno pues, ya, sin
preocupaciones, sino, estás preocupado,
qué va a pasar, qué va a pasar, y….
P: Entonces, ¿tú crees que es bueno estar
preparado antes de tener relaciones?
Sí, sí, claro. En mi caso, tener un condón,
siempre, en mi billetera o en mi bolsillo
para así ya estar preparado para alguna
ocasión, si se da… (Diego; 17-LPC)
Ilustrativo es también Mario cuando describe las
situaciones en que los y las adolescentes tienen
relaciones coitales sin protección:
P: ¿Qué piensas de un chico que siempre
lleva condones en los bolsillos?
Mm, bueno y malo, ¿no? Porque siempre
hay esos momentos, ¿no? Porque dice,
“mejor por condones”, porque, bueno,
a veces en fiestas siempre toman, ¿no?
Y si no llevan, tal vez una chica quiere
contigo relaciones sexuales; tal vez no
te llevas condón y tienes relaciones y
puedes tener consecuencias, ¿no? Tal vez
esa chica tuvo VIH o alguna enfermedad
o tal vez quede embarazada, las
consecuencias que vienen, ¿no? (Mario;
16-CBR)
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
Es interesante constatar que varios chicos sugieren, como vimos anteriormente también, que
tener relaciones sexogenitales no se planifica, ya
que depende, más que todo, de “la oportunidad”.
116
Por otra parte, Álvaro es aún más radical en sus
afirmaciones. En su imaginario, el hecho de tener
un condón en el bolsillo, de por sí parecería aumentar el deseo y/o la potencia sexual:
Que es bien adicto al sexo.
P: ¿Y en el caso de una chica?
También.
P: ¿Por qué?
Es que si es que lleva condones y digamos
a una chica le gusta y se lleva a la chica,
rápido lo hace, no espera el tiempo, o sea,
no espera…, digamos…, sería como un
vicio al sexo y si se le da la oportunidad,
para no perder la oportunidad lo usa.
(Álvaro; 15-LPR)
Como mencionamos, hay un número importante
de chicos que considera que un chico que lleva
consigo condones, “es normal”, pero en el caso
de una chica sería algo totalmente reprochable.
Daniel la compara, inclusive, con una trabajadora
sexual:
(…) que una chica lleve eso es incómodo
¿Cómo puede ser que una chica?… una
chica tiene que respetarse a sí misma, no
llevar eso. Pero… la mayoría de las chicas
que he conocido en este tiempo, desde mi
pequeñez hasta ahorita, es que… a nadie
he visto con eso, a las únicas que he visto
son la que se venden a los hombres por
dinero y eso…, a las únicas (…). (Daniel;
16-LPC)
Constatamos que, en pocas ocasiones, observamos diferencias marcadas en términos de “modernidad”, entre chicos del área rural y del área
urbana, cuando Lorenzo, del área rural de La Paz,
cuestiona un aspecto del imaginario más común,
con relación a una chica que quiere estar preparada para cualquier eventualidad:
P: Entonces, ¿tú qué piensas de un chico
que lleva condones en el bolsillo o en la
mochila?
Primeramente debe... o sea: debe tener una
vida sexual más activa, o sea, para él sería
normal que un día esté pasando clases y ya,
por la tarde, esté con una chica, eso. Y al día
siguiente, con otra chica. Por eso, si lleva
condones en el bolsillo sería que está…
sería como si estuviese…, que necesitará
cualquier día, digamos. Eso sería.
P: ¿Y de una chica, qué pensarías de ella
si lleva un condón en el bolsillo, en la
mochila?
Finalmente, cabe remarcar que sobre 20 chicos,
4 han comentado que el condón, aparte de proteger contra un embarazo, también protege para
no contraer ITSes. Es notable que sean tan pocos,
además, tomando en cuenta que en muchos estudios se refiere que las chicas relacionan con más
frecuencia el uso del condón con la prevención
de un embarazo y que los chicos enfatizan la prevención de infecciones de transmisión sexual y el
VIH/Sida, en cuanto a su beneficio. Por otra parte, sobre un total de 24 chicas, solamente una ha
asociado el uso del condón, con la prevención de
infecciones y el VIH/Sida.
No parece que el uso del condón sea una práctica
muy extendida a pesar de que existen conocimientos al respecto. Algunas chicas comentan que han
escuchado comentarios de que los chicos no sienten
el mismo placer59. Entre los chicos no hubo ninguno
que mencionó “esta desventaja” de forma explícita; tal vez porque saben que no es un argumento
“políticamente correcto”. Responde, sin embargo,
al modelo hegemónico de la sexualidad masculina
irreprimible e impulsiva y/o al temor a perder la potencia (la erección), asumiendo una actitud individualista y de sometimiento (Beltrán 2011: 70).
Jorge, sin embargo, expresa de manera bastante
clara su aversión al cuidado con el preservativo:
Fue después de un tiempo, en la casa
de mi madre. No había nadie y tuvimos.
No nos cuidamos con condón, no. No
he usado nunca. Nos cuidamos con
los días, es muy bueno, es mejor que
el condón (…) No, en el colegio no
hablan … bueno, sí, nos dieron charlas
de enfermedades y del Sida una vez
(…) No, yo no tengo miedo, porque yo
tengo mi novia; ella no me pide que me
ponga condón. Yo le digo, “nosotros
nos cuidamos con los días”, no tenemos
riesgos, ni peligro. (Jorge; 17-SCR)
Vemos que Jorge ha recibido charlas en el colegio sobre la prevención de infecciones de transmisión sexual y el VIH/Sida y, sin embargo, la preocupación por un embarazo es el único aspecto
que toma en cuenta. Como a las chicas les suele
preocupar únicamente eso, el uso del método de
“los tres días”, en base al método del calendario,
del cual se les habla (también) en el colegio, parece tranquilizarles a ellas de manera fehaciente60.
Pero, asimismo, no podemos descartar que la
idea del amor romántico también esté en juego.
Pero podemos colegir también que el uso del
preservativo es muy limitado, cuando vemos
que algunos chicos afirman evitar el embarazo
mediante el coito interrumpido:
59 Aguirre y Güell -citados en De Jesús Reyes-, que hicieron en 2002 una síntesis de estudios cualitativos sobre salud sexual y salud reproductiva de los adolescentes y jóvenes varones en países seleccionados de América Latina, tocaron el aspecto del por qué los varones se resisten
a usar condón en sus relaciones sexuales; se encontró que “los varones no usan condón porque sienten menos placer, lo cual significaba
una amenaza a su virilidad o menor supremacía en su relación. Mientras que las mujeres nunca negocian el uso del condón, porque puede
significar su desprestigio o su deshonor con la pareja por llegar a ser consideradas promiscuas” (2011: 93).
60 Parece insuficiente la calidad de la información que se brinda, aunque la gran mayoría señala que algo se ha hablado sobre métodos anticonceptivos en el colegio. Por otra parte, aún hay chicas que refieren que los o las profesoras les han hablado únicamente sobre el método
de la abstención.
Hallazgos
Lo mismo, digamos. Que le… que tiene
una vida sexual activa también; que para
ella sí es necesario llevar, porque, en cualquier momento, se puede dar la ocasión,
digamos, y no quiere salir embarazada,
porque tampoco se puede pensar que ella
es… que ella está con uno u otro chico,
tampoco, porque es injusto si un chico tiene eso y es mejor y si una chica tenga eso
no es aceptada; sí, es injusto, porque también, como el chico, puede estar con una
chica, también la chica puede estar con un
chico. (Lorenzo; 15-LPR)
117
Cuando tenemos relaciones…, claro,
siempre nos cuidamos. Más que todo
procuro de no eyacular adentro. (…)
[Usamos condón] cuando estoy borracho,
porque uno no sabe a veces, pero siempre
me cuido. (Joaquín; 17-SCC)
De esta manera, es llamativo cómo Joaquín y Jorge
transmiten sentirse muy seguros de que sin usar
preservativos “no va a pasar nada”. Finalmente,
debemos mencionar que la pastilla del día después
también se utiliza; pero no podemos calibrar
si realmente se usa como anticoncepción “de
emergencia” o si su frecuencia está en función de
múltiples “emergencias”.
Hacer el amor
razos no deseados, más bien se evitarían. El uso del
condón, según Valeria, se relaciona, sin más, con la
fatalidad de un embarazo, pues, prevé que el chico
puede negar su paternidad y/o que la chica puede
llegar a abortar. Una chispa de lucidez le hace pensar que un condón puede funcionar y puede fallar,
pero el conjunto del comentario nos indica que va
a fallar. Además, a la edad que se tiene, no es recomendable tener relaciones y, por tanto, nuevamente, aparece la figura del inevitable castigo, ya
que el goce se asocia con la irresponsabilidad y, por
tanto, no es compatible con la responsabilidad.
Valeria emplea luego otro código, nuevamente,
para reiterar la fatalidad de tener sexo, pero desde
el ángulo contrario, el del no uso de protección, la
irresponsabilidad:
El cuerpo de la mujer también pide eso
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
Hemos visto que las relaciones casuales son más
aceptadas entre varones que entre mujeres. El
amor romántico es el paradigma de felicidad para
la mayoría de las chicas. Valeria, cuya madre le dice
que “no des gusto a tu cuerpo”, piensa firmemente que recién de casada tendrá relaciones sexogenitales. Ella, cuando habla sobre la prevención de
un embarazo y el uso del condón, menciona un
arsenal de tabúes y premoniciones sombríos:
118
Preservativos… para las personas que
quieran tener relaciones, porque algo
planeado ya no sería igual; tal vez, ni
siquiera va a reconocer a su hijo. Algunos
piensan en abortar, para que sus papás
no se enteren. Tal vez les haiga fallado,
pero lo recomendable es que no deberían
tener relaciones sexuales todavía, porque
es a temprana edad. (Valeria; 16-CBC)
Como muchos chicos y chicas, Valeria asocia el uso
del condón con las relaciones casuales y la ausencia de compromiso. Luego, enumera una lista de
consecuencias por tener relaciones sexuales con
protección, que desde las estrategias de comunicación y los criterios vigentes para prevenir emba-
(...) yo he visto en programas y eso, dicen
¿no?, que (...) no es lo mismo utilizar
condón y no utilizar. Es más, ¿cómo
decir esto?, no se siente igual dicen, más
placentero. Es distinto usar condón; dicen
que no se siente nada; pero saben las
consecuencias y ellos mismos se están
haciendo eso. (Valeria; 16-CBC)
De este modo, da lo mismo, la estigmatización de
los y las adolescentes, amigos y amigas, que tienen relaciones sexogenitales, se mantiene: cuando se trata de lo prohibido no hay lugar para matices, para la observancia de la responsabilidad o la
irresponsabilidad. Pues, la moral judeocristiana es
dicotómica; no da lugar a complejización o relativización alguna.
El cuerpo y sus gustos, si bien constituyen un tabú,
están presentes, aunque entre líneas, por doquier;
pero se exterioriza como un hecho fatídico, un escollo para el proyecto de vida trazado, al igual que
un embarazo, ya que ambos son inseparables si el
uso de métodos anticonceptivos no es una opción:
-
Algunos, creo, que por dejarse llevar por
su cuerpo. No es que les falta información,
saben; nos dan en el colegio. Ellos
Los chicos, en la calle, en el aula, entre pares, hablan sobre sus experiencias y cuantas más tengan,
mejor. Las historias, los comentarios, se acompañan con chistes de diversa indole y con la consiguiente risa. Es por ello que algunos chicos echan
en falta el poder hablar más en serio con sus congéneres sobre aspectos relacionados con la sexualidad y afectividad. Cuando se pregunta a las chicas
de qué hablan entre amigas, la respuesta suele ser
que no se habla sobre “sexo”, sino que sobre los
enamorados y/o los enamoramientos:
P: ¿Las chicas hablan de sexualidad?
De sexo, no mucho, casi no; de cosas, de
los novios, de eso; pero así de sexualidad,
no. (Alejandra; 16-CBC)
P: ¿Alguna vez han hablado, por ejemplo,
sobre sexo, sobre relaciones sexuales?
¿Hablan? ¿Se dan concejos?
De sexualidad no. De tener novio, de que he
conocido a alguien, de eso. (Lisa; 16-CBC)
Tania es la que se expresa con más soltura
cuando se le pregunta sobre el placer sexual.
Es interesante que ella analiza simplemente el
significado de la palabra “placer”, entonces,
concluye que debe ser bueno. Como la gran
mayoría, ella relaciona el placer con las relaciones
sexogenitales:
P: Bueno, ¿tú has escuchado sobre el
placer sexual y….
Sí…..
P: ¿Podrías poner en palabras lo que es el
placer sexual?
Que… para mí qué es... Dicen que hacer
relaciones es bien, hasta... no sé... que se
siente bien; así me han dicho, por eso creo
que le dicen placer sexual… que se siente
bien…
P: ¿Y será que todos, todas, encuentran el
placer que buscan?
Algunos no y algunos sí; pero mayoría que
sí encuentran el placer.
P: ¿Y las chicas también?
Sí, así como lo dicen, que se sienten bien;
pero, la verdad, que casi no hablamos de eso;
alguna vez escuché, pero… (Tania; 16-LPR)
Como señalamos, el intercambio de experiencias,
la socialización de aspectos de la sexualidad, el
amor y los afectos, en grupos de chicos y chicas,
es muy distinta e, inclusive, hay como un acuerdo
tácito de que no se comparte en grupos mixtos.
Los momentos en que los chicos provocan a las
chicas para hablar o reir del sexo, es cuando les
sorprenden a ellas con una película porno. Como
no se crean en los colegios espacios “alternativos” de diálogo, existen pocos escenarios reflexivos entre adolescentes varones y mujeres. Leonardo, como un ejemplo, expresa cómo los chicos
-pero también se da en el caso de las chicas- pueden alarmarse cuando se transgreden las normas
de género y se habla o comparte entre chicos y
chicas:
P: ¿Te ha dado asco?
Sí. Está fuera de lo normal, creo. Pero las
Hallazgos
no piensan en lo que hacen y quedan
embarazadas. (Valeria; 16-CBC)
- (…) me han dicho que es perjudicial [la
masturbación] y te enamoras y puedes
hacer cualquier cosa. (Alejandra; 16-CBC)
- P: ¿Puedes poner en palabras como es el
placer sexual?
Placer sexual. Dice que es una satisfacción.
Dice que no sólo el cuerpo del hombre,
sino el cuerpo de la mujer también
pide eso. Tienen esa tentación; quieren
satisfacer a su cuerpo. (Mariela; 17-LPC)
- P: Escuchaste (que tus amigos) han tenido
relaciones sexuales. ¿Tú sabes si han tenido
por presión, por placer o por qué han tenido?
Por placer, porque no piensan con la
cabeza, sino con el cuerpo. (Isabel; 16-CBR)
- P: ¿Las chicas que se embarazan a
temprana edad?
No tienen experiencia suficiente o es
que dicen que se dejan llevar por sus
sentimientos, por sus impulsos y se olvidan
de todo. Ya pasó y listo. (Paula; 16-CBC)
119
chicas de mi curso, sí, creo que ven. Las
chicas [haciendo énfasis]. No puedo creer
eso…
P: ¿Por qué?
No sé. Están hablando así entre chicas:
“hay que ver esto, ¿quién tiene crédito?,
hay que hacernos pasar para comprar
megas, tenemos que ver esto…”. Hasta a
los chicos, “¿saben ver videos caseros?”,
nos dicen, ¡las chicas! Nosotros, “no, ¿qué
es eso?” Nos hacemos a los locos…
P: ¿Por qué te es tan difícil pensar que
T4) Había una vez una pareja que durante un buen
tiempo estuvo enamorando. Todo marchaba a la
perfección. Hasta el momento en el que un jueves
6 de Octubre, la pareja salió a caminar y de pronto
se sentaron en un parque. Hasta que María sintió
varios cosquilleos por diferentes partes del cuello,
ella pensaba que no era nada, y después de ir al
parque fueron a comer y de ahí la llevó a su casa.
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
Al día siguiente ella pudo ver cuando se bañaba,
unas manchas medias rojas y pudo entender que
eran chupones… Trató de ocultarlo pero la madre se
dio cuenta y empezó a regañarla y la prohibió volver
con él, volver a verlo.
120
las chicas igual pueden tener estas
curiosidades sexuales?
No debe hacer eso una mujer, digo. Es feo
siempre que vea esas cosas…, no, no, no
me agrada a mí. (Leonardo; 17-CBR)
Leonardo se manifiesta como un guardian de
la decencia femenina. Los roles tienen que
mantenerse tal cual y sería un peligro que los
varones adolescentes empezaran a contagiar
a las mujeres con “su naturaleza de sexualidad
desbordante”. Desde una posición de poder
ninguno de los dos se dio cuenta cómo llegaron a su
cuarto de él. Ellos continuaron hasta que la pasión
los invadió y cuando estaba a punto de pasar algo,
llegó su mamá. María, avergonzada, se sentó y de
igual manera lo hizo Mauricio. Prendió la televisión
para disimular y no pudiera sospechar.
Ese mismo día María experimentó muchas cosas y
entre esas una cosa que ella no sabía.
Desde ahí la madre no la dejó salir para ningún lado
y mucho menos con él.
Apenas su mamá de Mauricio se fue y desapareció la
pasión que había entre los dos. María pudo sentir que
por dentro de las piernas sentía que estaba mojada y
esa era su gran interrogación, se preguntaba dentro
de ella ¿por qué? Pero cuando él se dio cuenta, María
pudo ver que él no se sorprendió y por el contrario,
parecía que supiera mucho del tema.
Ella no hizo caso a su madre, continuaba con
Mauricio y salían sin permiso de su madre.
Pasados unos 20 minutos luego de que su mamá los
saludó, ella se fue muy avergonzada.
Hubo un día en el que María salió de su casa,
supuestamente, para hacer tareas; pero no era así.
Una vez más era para encontrarse con él. Cuando
ambos se encontraron en la hora pactada, él la llevo
al cine y luego de ahí a su casa de él, para que
pudiera cocinar algo para los dos y, luego de que
cenaron, él se arrodilló y le pidió su mano.
Y no se volvió a dar eso nunca más, porque la mamá
de María descubrió que estaba con él y que se veían
a escondidas y su mamá quiso ir a la casa de él y
armarle un lio, pero no fue, porque María prometió a
su mamá que terminaría con él y que no se volvería
a acercar y, mucho menos, a hablarle.
Ella estaba tan emocionada y tan feliz (…) cuando
le hizo la pregunta y le dijo muchas otras cosas tan
bellas… Ella le dijo que sí y lo besó; era el beso
más intenso que pudieron sentir ambos… Soñaba
que estaba volando por los cielos y que todo era tan
hermoso y ese beso estaba tan lleno de pasión que
Desde ahí María y Mauricio no se volvieron a ver…
Y fue así como el amor de esa pareja terminó. Pero
ambos sueñan con que en un futuro ese amor se
vuelva a dar y que las cosas terminen mejor que
esta. (Ad. mujer, Cochabamba)
P: ¿Alguna vez has criticado algún
comportamiento de alguna amiga o
amigo?
Sí. Una compañera nos ha contado que
ha tenido relaciones sexuales y esas
cosas. Y yo le dije, “¿cómo va a hablar
esas cosas siendo una mujer?”
P: ¿Qué es lo que más te ha molestado de
eso?
Que hable así abiertamente, que nos
diga que ha tenido relaciones. Eso me ha
molestado más (…).
P: Y ¿crees que hubiera sido distinto si
hubiera sido un chico que contaba eso?
Ah sí, porque un chico queda más bien
(...).
P: ¿Qué es lo que piensas de esa chica si
habla así?
Pienso que ya sabe todas esas cosas;
que ya no tiene respeto a las chicas; que
es una... cómo dicen los chicos: “una
cualquiera”. (Leonardo; 17-CBR)
Leonardo, tocando el tema de las chicas que se
muestran abiertamente sexuadas, subraya cual
es la amenaza ante esta clase de chicas: “ya
saben todas esas cosas”. El saber y la experiencia
de las mujeres adolescentes, de esta manera, se
censura tanto desde el flanco de sus padres como
desde el flanco de algunos varones de su edad. La
construcción de los roles de género, por parte de
Leonardo, queda más clara aun cuando comenta
lo que pasa en su casa:
P: ¿Qué libertades tienen los hombres?
Todo, creo. Podemos hacer todo, por lo que
son hombres.
P: ¿Tu papá trata distinto a los chicos que a
las chicas en tu casa?
Sí.
P: ¿Cuál es la diferencia?
Entre hombres a veces nos burlamos,
hacemos chistes; mientras con mi hermana
no; está más alejada por lo que es mujer. Por
eso no deja que se nos acerque. Por eso le
manda a la casa de mi abuela a mi hermana
y sólo quedamos los cuatro y podemos
hacer chistes, bromas entre hombres, que
entendamos. (Leonardo; 17-CBR)
Este escenario que nos ilustra Leonardo, nos hace
ver cuán importante es la implementación de la
educación sexual con un contenido de deconstrucción de las relaciones de género imperantes.
Pues, muchas chicas suelen alinearse bajo la misma figura, de procurar no dar una imagen de “chica fácil” o chica “cualquiera”. En este sentido, lo
que comenta Paula, es excepcional:
Había una vez que se ha tocado el tema,
aquí con mis compañeros, sobre qué es lo
que ellos sienten cuando están teniendo
relaciones. Entonces, sobre eso estábamos
hablando; unas tres veces máximo, no ha
sido más.
P: ¿Han hablado a partir de sus propias
experiencias?
Sí, han hablado. Uno ha hablado, luego el
otro decía lo que pensaba.
P: ¿Tú no has hablado de eso?
No, porque nunca he tenido relaciones
sexuales. (Paula; 16-CBC)
Leonardo no concibe la idea de que en casa se pueda
hablar con una hermana, también adolescente, sin
tabúes, sobre las sexualidades y las prácticas de
sexo coital. Pablo expresa reparos similares, cuando
comenta sobre las charlas con su hermana:
Hallazgos
para su género, excluye inclusive la idea de que
las chicas supieran que ellos consumen porno,
reforzando la imagen de mujeres pasivas,
ingenuas y totalmente cohibidas. Pues, le dan
asco las películas porno, pero las mira, y los
chicos se tienen que hacer “a los locos” para
que ellas no caigan en la misma tentación. Es así
también como Leonardo censura duramente que
una chica pueda comentar en el curso sobre sus
experiencias con el sexo genital:
121
P: Sí, sobre los enamorados, pero sobre la
sexualidad es un tema muy cerrado, sobre
todo para ella que es señorita y yo soy
varón y creo que es eso.
P: Y alguna vez ¿tú le das consejos?
Sí, de su enamorado, que se cuide, que no
vaya a lugares alejados o muy oscuros, que
siempre tenga distancia. (Pablo; 17-LPC)
Advertimos que Pablo, que ya ha tenido su primera relación sexogenital y que da el calificativo de “bonito” a la práctica, cuando se trata
de su hermana enfoca la sexualidad como algo
peligroso, reproduciendo los modelos hegemónicos de sexualidad positiva y negativa, en base
a la condición de género. Pues, él disfruta y lo
primordial, en el caso de la hermana, es que se
cuide.
Romina, por su parte, nos hacía notar cómo
las conversaciones con su hermano, desde la
complicidad, es decir, a partir de las semejanzas
entre adolescentes varones y mujeres, tienen un
impacto positivo en cuanto a sus ideas y el habla
sobre la legitimidad de las sensaciones de placer
que ella experimenta:
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
Mi punto de vista es que nosotros debemos
pensar, porque con el tiempo que vamos
creciendo, siempre el cuerpo va a tener
deseos, ¿no? (…) El cuerpo de la mujer
también pide eso (…). (Romina; 17-SCC)
122
Lorenzo aborda el problema de que entre varones
y mujeres no se habla sobre las experiencias de
sexo genital, por el hecho de que hay chicos que
hacen gala de haber estado con una y con otra;
pero, según él, se hace difícil saber si es cierto lo
que dicen, ya que no se les puede preguntar a ellas.
Pablo expresa nuevamente sus reparos de hablar
con alguna chica sobre sus experiencias -aparte de
lo que ya comentamos sobre sus ideas con relación
a lo que comparte con su hermana- pero, en esta
oportunidad, trae a colación que le podrían ver a él
como un chico “cualquiera”, situando, esta vez, el
problema en su propia imagen:
(...) los chicos dicen que ya lo han hecho
cuando ni siquiera lo han hecho o a veces
cuando te cuentan, dicen eso, que solo “ya
lo han hecho” y nada más. Es difícil que también la chica te cuente eso. (Lorenzo; 15-LPR)
P: Y ¿las chicas será que también
encuentran el placer que buscan?
No sé, a mí no me gusta contar esas cosas
a las chicas. Eso, para mí, es un tema
personal; entre amigos se habla y no creo
que un amigo le diga a una amiga, tal vez
en el caso de que la chica pueda ser muy
libre; quizás en ese caso. A mí me da miedo
preguntar eso.
P: ¿Por qué?
Me da miedo que se sientan ofendidas o
que a ti te vean como una persona mala,
que le gusta eso. (Pablo; 17-LPC)
Es interesante constatar que Pablo no utiliza el
término “chica fácil” o “cualquiera”, sino el de una
chica “libre”. En ese caso habría una relación más
igualitaria: él “libre”, por ser varón y ella “libre”,
por subversiva. Desde esta condición se plantea la
posibilidad de la deconstrucción del tabú. La proliferación de estos escenarios les haría bien a ellas,
porque podría coadyuvar a que reconozcan con
menor dificultad el derecho al placer y, a ellos,
porque de esta forma se ejercitarían en ver a sus
pares mujeres como sujetos; como un mecanismo
para ir construyendo relaciones más igualitarias
y empáticas entre mujeres y varones. De hecho,
los mismos chicos, en muchas oportunidades -ya
lo hemos mencionado- cuestionan los estereotipos de género, pero no encuentran fácilmente las
formas para, en los hechos, cambiar sus prácticas
cotidianas, si eso significa la desaprobación de sus
pares:
(…) a mí no me gustaría ser mujer…
porque estoy bien como hombre. No me
gustaría ser mujer, porque en las mujeres
se ve feo cuando tienen varios tipos de
relaciones sexuales. Los hombres hasta
pensamos mal de que ya es tal y cual.
(...) si una chica está con muchos chicos,
le dicen: “eres fácil” o malinterpretan las
cosas. Si un chico está con hartas chicas,
“ya”, dicen; ahí lo respetan a veces. A
veces dicen “qué cabrón eres”, todo eso.
Dicen, “qué cabrón eres, yo me podía
agarrar a esa mina” (...). (Santiago; 18-CBC)
Santiago se refiere a cómo los varones suelen ganar el respeto de su grupo de pares. Los significados del término “respeto” son muy variados y
hasta opuestos con respecto a las normativas de
hombres y mujeres. Hablando en estereotipos, en
el caso de los chicos, el respeto se consigue mediante el alardeo o la conquista efectiva de muchas chicas a la vez o muy seguidas. Por su parte,
ellas se refieren al respeto y el autorespeto cuando se defienden bien ante este tipo de actitudes
de los chicos:
P: ¿Cuál ha sido tu máxima expresión de
amor para con tu chico?
Que él sea feliz. [Sonriendo].
P: Y si él, para ser feliz, te pediría relaciones
sexuales...
No. No le aceptaría, porque yo me respeto
y si yo no quiero o no estoy preparada, él
tiene que aceptar. Entonces, no. (Isabel;
16-CBR)
Sí. Algunas chicas terminan acostándose
con los chicos cuando salen, pero luego
todos comentan y nadie las respeta.
Todos saben quiénes son esas chicas.
(Ángela; 17-SCR)
De este modo, el chico que no goza de mucho respeto entre sus pares, es el que respeta a las chicas.
La chica que no contribuye al respeto, a la popularidad, de los chicos, es una chica que goza del
respeto de sus pares, varones y mujeres; aunque
a muchos varones les puede “convenir” que más
chicas “descuiden” la imagen de ser “respetadas”.
El respeto también se asocia con la libre decisión
de las mujeres. A los chicos se les obedece o
no, pero no hace falta decir que se les debe
respetar, ya que se da por hecho. A lo máximo
se habla sobre el respeto mutuo de la pareja.
Por eso tanto énfasis por parte de los chicos en
el término, ya que hoy en día es una cualidad
cada vez más valorizada en la relación con las
chicas:
No obligando a la mujer, porque habemos
hombres como adictos al sexo (...) Tienen
que respetarla, porque si ellas no quieren
es su decisión. (Manuel; 17-SCR)
(...) les gusta mi carácter, porque en esa
parte soy muy respetuoso. Respeto lo
que ella quiere. Eso les gusta, que respete
sus decisiones y que sepa pensar y eso…
(Vicente; 17-SCC)
(...) no obligarle a algo que no le gusta. Respetar su opinión y lo que ella piensa. Lo que
ella piensa yo sé respetar y nunca obligo a
algo que ella no quiere. (Pablo; 17-LPC)
(...) yo le he dicho: “no, anda despacio, que
si va a pasar algo que dependa de cada
uno; que si vos quieres y ella no, tampoco
la obligues”, le dije. (Diego; 17-LPC)
Las chicas, cuando se les pregunta de forma directa
si han tenido algún enamorado que les haya maltratado, responden unánimemente que no, aunque sí
se refieren frecuentemente a chantajes y manipulaciones, como veremos más adelante. Pero también
hubo las que comentaron haber salido airosas ante
el pedido de tener relaciones sexogenitales:
P: ¿Y alguno de tus chicos te ha pedido,
lo ha intentado, te ha dicho, “tendremos
relaciones”?
Uno sí, el segundo, me ha dicho y yo le
dije, “no”, y me dijo, “te entiendo nomás”
y después ya no me ha vuelto a pedir, sí.
(Tania; 16-LPR)
Hallazgos
De los hombres nunca van a hablar mal,
porque son hombres. (Joaquín; 17-SCC)
123
(...) él me ha preguntado por qué no
quiero o “yo no te gusto o dime qué pasa”
y siempre le he dicho que no quiero; que
cuando yo quiera le voy a decir; hablamos,
siempre hablamos de eso. (...)
P: Y ¿cómo te has sentido después de
expresarle todo esto?
Me he sentido bien, aliviada, porque tenía
miedo que él piense que yo no gustaba
de él; que no me interesaba en esa parte
o que yo no quería estar con él. Me he
sentido bien. (Mariela; 17-LPC)
Pero también hay chicos -con más razón que las
chicas, por ser una decisión poco frecuente en
los varones- que se sienten en la necesidad de
aclarar las expectativas que tienen en cuanto a las
prácticas sexogenitales:
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
P: ¿Alguna vez has querido tener relaciones
sexuales?
No, la verdad no. Siempre hablamos eso
con mi enamorada y es lo primero que le he
dicho (...) Le he dicho: “mira, antes de tener
relaciones sexuales primero hay que salir
del colegio, hay que tener trabajo digno” y
ella me ha dicho “sí, estás en lo correcto; es
lo que debemos hacer”. No se ha enojado,
no ha hecho nada. “No hay problema” ha
dicho, “porque yo también quiero darles lo
mejor a mis hijos”. (Daniel; 16-LPC)
124
La propuesta de tener sexo genital, se hace,
en ocasiones, sin hablar previamente sobre
sentimientos, miedos; en fin, sobre todo lo que
suele ser relevante, para que sea gratificante
para ambos. Las chicas, en ese caso, suelen
reconocer las “maniobras” y “leen” el mensaje
como una especie de código, para ponerse en
alerta sobre ciertas intenciones. Generalmente
se le propone un paseo a un lugar alejado o de
ir a su casa:
P: ¿Quiere?
Yo pienso que sí, porque es hombre y ha
habido algunos momentos en los que
también me ha dicho, no me ha dicho. Ya la
cosa es que quiere.
P: ¿De cómo te has dado cuenta?
Porque mucho me indirectea.
P: ¿Algunos de tus chicos se ha querido
sobrepasar de tus límites?
Una vez, me ha querido llevar a su casa,
pero no he querido ir. Me ha dicho que
“vamos a mi casa”, pero yo, “no”, “no”.
También cuando me ha dicho que vayamos
a los Molles, yo no sabía dónde era. Me
han dicho que es por Sacaba, pero hasta
ahora no sé dónde es. Ahí me ha querido
llevar; luego me ha dicho: “vamos a mi
casa”, no hay nadie y “no”.
P: ¿Y no has ido?
No.
P: ¿Por qué no has ido?
Porque sabía yo, que para eso [relaciones
sexuales] siempre van a sus casas. Como
me ha dicho que no había nadie, peor
todavía. (Alejandra; 16-CBC)
Alejandra no puede avisar en su casa que tiene enamorado, pues, le dicen que se arruinaría su vida si
se embarazara y, por tanto, no se habla de la toma
de decisiones sobre una u otra práctica sexual:
Son muy estrictos, especialmente mi papá,
en cómo me educan; tampoco me gustaría
que me hablen de eso, de sexualidad; me
daría cosas hablar de eso con mi papá.
(Alejandra; 16-CBC)
Con todo el tabú sobre la sexualidad que le rodea,
es comprensible que a Alejandra le falten herramientas para poder encarar con solvencia las insinuaciones que le hace su enamorado. Pues, sin
práctica de diálogo es difícil que pueda actuar de
forma asertiva; habilidad que le ayudaría a interpretar las intenciones de su enamorado, a expresar lo que le gusta y no le gusta, a confiar en su
juicio propio, etc. Aparentemente, tampoco su
enamorado dispone de la capacidad o la voluntad de abordar el tema e iniciar la comunicación
al respecto. De esta manera, Alejandra maneja un
La construcción de relaciones afectivas se hace
difícil en las condiciones, descritas por muchas
chicas. La imagen del enamorado “objeto” -simplemente “hombre”-, minimiza la posibilidad de
empatía, de comunicación y de negociación entre
ambas partes. Beatriz, que relata con arrepentimiento sobre su primera experiencia de haber
tenido relaciones sexogenitales, igualmente nos
plantea lo que ocasiona la vulnerabilidad ante una
educación sexual tan limitada y represiva:
P: ¿Qué es lo que no te gusta mucho o te
incomoda de una relación de pareja?
Cuando piensan tener relaciones sexuales,
esa parte.
P: ¿Por qué?
No sé. Porque saben decir los chicos que
quieren destruir a la chica nomás y siempre
viene a mi mente eso nomás. Si voy a
tener, él se va a hacer a un lado de mí y se
va a ir. (Beatriz; 16-LPR)
A primera vista, las ideas de Beatriz son difíciles
de comprender. Describe un panorama muy
tremendista, crudo, con relación a lo que ella
supone que van a ser las consecuencias de ceder
ante la propuesta de su enamorado de tener
relaciones sexogenitales: la va a “destruir”.
Generalmente, se piensa que la presión, la
coerción sexual, logra su objetivo, por constituir
un chantaje afectivo. Pero Beatriz transmite que,
si cede, no espera mantener su amor, sino que
ya sabe que solamente le quiere hacer daño y,
además, después la dejará. Luego, Beatriz cambia
la versión de los hechos, al referir que no se trata
de algo que se puede dar en el futuro, sino que
ya ha pasado. Ella cedió y, no sabemos cuanto
tiempo después, terminó la relación. De modo que
Beatriz nos insinuaba, al principio, que se trataba
de una profecía cumplida, pues, ella ya sabía que
le iba a ir muy mal. Sin embargo, cuando nos
habla sobre el grado de atracción que sentía hacia
su enamorado, se constata que probablemente
decidió decir que “sí”, ante la clásica presión de la
prueba de amor:
Yo, cuando me he enamorado, solo en él
pensaba, en nada más. A mi familia ya le
he dejado en otro lado (…) Yo, por fuera
de mi corazón, decía: “le voy a dejar”;
pero, dentro de mi corazón, no quería
dejar. (Beatriz; 16-LPR)
No podemos calificar el grado de coerción sexual
que ejerció el enamorado sobre Beatriz. Pero
consideramos pertinente resaltar que ella, como
muchas otras chicas, sugiere que su chico fue un
amor romántico, de tal magnitud que le hizo olvidar hasta de su familia, familia que le había educado en pautas de conducta que ella, desde su
sentir, no supo valorar. De esta manera, Beatriz
expresa cargar con una amargura muy grande,
ya que su manera de actuar concibe como una
especie de traición a la familia -tal como hemos
podido apreciar en otras chicas-, reconociendo,
además, que todo lo que le habían advertido se
cumplió:
(…) en un rato te puede pasar algo, si no
te cuidas, me saben decir (...).
61 Haciendo referencia a la teoría de la performatividad de género de Butler, Carlos Duque opina que “cuando pensamos que hemos encontrado un punto de oposición a la dominación y luego nos damos cuenta de que ese punto de oposición es el instrumento a través del
cual opera la dominación, y que sin querer hemos fortalecido los poderes de dominación a través de nuestra participación en la tarea de
oponernos. La dominación aparece con mayor eficacia precisamente como su ‘otro’” (Duque 2010).
Hallazgos
argumento muy reduccionista para interpretar
las intenciones de su enamorado: “es hombre”.
Este pensamiento, bastante lógico desde el tipo
de educación que recibe, convierte a su enamorado en una simple categoría de ser humano y,
de paso, a sí misma en “una mujer”. Advertimos
cómo en el lenguaje, a propósito de un hecho tan
importante en la vida de los seres humanos, se
anula toda referencia a los sentimientos y al regocijo de una relación que, no cabe duda, es muy
especial para ella61.
125
P: Y ¿qué crees que deberías hacer para
cuidarte?
Hmm… Yo misma cuidarme, eh… o
sea… cuidarme sería. Escuchar a mi
mamá siempre lo que me dice, llevar
en mi corazón cuando camino. Siempre
recordarme esas palabras que me dice mi
mamá. (...) Me he sentido bien culpable,
¿“Pa qué he conocido? ¿pa qué he dicho?
porque ya no podré olvidarlo ¿Por qué
he conocido? Hay veces, cuando no hago
caso a mi mamá, “¿por qué no he hecho
caso?” Así. Me sé arrepentir. (Beatriz;
16-LPR)
Beatriz tiene, sin embargo, un recurso, que le
ayuda a relativizar de alguna manera la culpa,
cuando nos habla sobre el primer beso con este
su enamorado:
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
(…) sí, me he arrepentido, porque
he tenido el primer beso. Me he
arrepentido, porque cuando he tenido,
de ese rato ya no he podido olvidar a él.
De ahí me he sentido bien culpable. Yo he
tenido la culpa por aceptar.
P: ¿Y por qué crees que está mal besarse?
Porque según me saben decir, cuando le
besas a un chico y no le puedes olvidar
nunca, porque has tenido el primer beso
y por eso no sería bien. (Beatriz; 16-LPR)
126
Si bien Beatriz se culpa por haber aceptado el
primer beso, al mismo tiempo se quita algo de
responsabilidad propia, cuando ese beso, según
su creencia, tuvo como resultado que ya no podía olvidar y soltar a esa persona, por más que
quisiera.
De esta manera, a modo de conclusión, advertimos
que las chicas, cuando en su casa se les conversa
constantemente sobre los peligros que encierran
los enamorados; cuando ellas mismas demonizan
a los chicos por querer “usarlas nomás”, cuando
no pueden hablar en el aula sobre sexualidad,
placer y afectos con aquellos, ellas se “achican” en
sus capacidades comunicativas, capacidades que
justamente se consideran más desarrolladas en
las mujeres. Pues, cuando se sienten presionadas,
no logran hablar sobre sus sensaciones de manera
asertiva y, de este modo, no logran tampoco
discernir entre las buenas y malas intenciones y
actuar, de forma coherente, en consecuencia.
No nos sentíamos culpables de haberlo
hecho
De los 24 chicos entrevistados, 11 han mencionado
haber tenido relaciones sexogenitales. La mayoría
son del departamento de Santa Cruz, en total 6.
Del departamento de Cochabamba fueron 3 y
de La Paz 2 (sobre 8, en los tres casos). Por otra
parte, cabe mencionar que 6 chicos son del área
rural y 5 del área urbana.
Los chicos no se preocupan por el honor, no conocen la sensación de vergüenza, de culpa, en la
misma magnitud que las chicas sin embargo las
referencias al código moral que manejan ellas,
frecuentemente están presentes en su imaginario, cuando hablan sobre las relaciones sexuales
coitales con sus enamoradas. Lo podemos apreciar en la narración de Rodrigo. Él tuvo su primera relación coital a los 12 años. Afirma haber
tenido unas 72 enamoradas, pero ahora, a sus
18 años, con una relación estable que le interesa
mantener, hace notar que ha tomado en cuenta
la sensibilidad de su enamorada:
P: En las películas, una pareja se conoce y
esa misma noche se acuesta. ¿Qué piensas
de eso?
Sí, me ha pasado a mí. Una chica que
un mes la he conocido y ya quería tener
relación. En cambio con mi chica me ha
costado un año (…) estar con ella, porque
ella me consideraba su amigo y no quería
hacerle daño. (Rodrigo; 18-CBC)
Rodrigo deja en claro que le importa mucho
la relación con su actual enamorada, ya que
inclusive está pensando que se casaría con ella
P: ¿Qué es lo que más te acuerdas de la
primera vez con ella?
Yo recuerdo que yo estaba feliz y ella
también. Ambos estábamos felices de
hacerlo y una vez de haberlo hecho y al
finalizar no nos sentíamos culpables de
haberlo hecho. Yo creo que ahora los
jóvenes se deben sentir un poco culpables
de haberlo hecho; como dicen, “sucios”
¿no? Pero nosotros no, nos hemos sentido
normal.
P: ¿Por qué crees que se sienten sucios?
Porque no están con la persona correcta,
tal vez. Porque no tienen esa…Cuando
haces eso, tienes que estar en completa
confianza con esa persona. Y si ellos se
sienten así [sucios] o se sienten un poco
culpables o demás, es porque no conocen
muy bien a la otra persona o no están muy
conectados con esa persona. Yo no, yo
siempre estoy hablando y ella conoce a mi
familia y yo también. Hay harta confianza,
no hay por qué sentirse mal. Ella se siente
feliz y yo también. (Rodrigo; 18-CBC)
Rodrigo introduce un aspecto que podríamos
denominar “la disidencia sexual”. Es consciente
de lo que es la normatividad hegemónica, aquella
que el sexo genital fuera del matrimonio debe
producir “culpa”; debe producir una sensación
de “suciedad”. Se autodefine de esta manera
a sí mismo y a su pareja como transgresores;
aun siendo disidentes, los valores dominantes
son su referencia. De esta manera trasciende la
violencia simbólica que se ejerce cotidianamente
sobre los y las adolescentes: la violencia de los
dictados sobre qué se puede hacer y qué no y,
en caso de no obediencia, cuáles deben ser las
sensaciones.
Pero no es muy probable que Rodrigo, que tuvo
“su primera vez” a los 12 años y que menciona haber tenido unas 70 chicas, se complique todavía
por cuestiones como la culpa o posibles sensaciones de “suciedad”. De esta manera no habla de sí
mismo sino que Rodrigo, podríamos interpretar,
traduce los miedos y las ambivalencias de su enamorada y los despeja con conceptos como ser: la
confianza y la conexión. La confianza también la
enlaza con el hecho de que no se trata de una relación oculta, pues, ambas familias conocen a “los
novios”. Hemos visto que, especialmente para las
chicas, es un aspecto primordial: no sorprender ni
defraudar las expectativas hacia ellas, por parte
de sus seres más queridos.
Pero Rodrigo va aún más allá en lo que describe
sobre la construcción de una relación de confianza, cuando opina que para él son las mujeres
que deben proponer tener sexo genital y no así
el varón; seguramente, con la experiencia que
tiene, se refiere a las particularidades de esta relación exclusiva, que espera poder mantener sin
tropiezos:
Esperaba que ella me dijera y en confianza,
porque si yo lo decía, bueno, desde ya
iba a esperar a que yo tomara todas las
decisiones. Y yo prefiero que ella las tome
para que estemos en confianza los dos,
porque cuando una chica espera que el
chico tome las decisiones no se siente
segura de decirle si ha pasado algo; si está
embarazada o algo; no se sentiría segura
de decirle. ¿Por qué? Porque no habría una
buena comunicación. Es como, digamos,
tú le dices a una chica (de) tener sexo,
entonces… si tú le dices, la chica dice “ya”.
¿Por qué? Porque está de acuerdo. Ella va a
esperar a que tú le digas cómo hacer todo
y tú no puedes tomar las decisiones que
ella tiene que tomar. Yo esperaba que ella
Hallazgos
y que tendrían hijos/as. Con toda su experiencia
de muchas relaciones pasajeras, Rodrigo se
define a sí mismo como un experto, en cuanto
a las características de esta relación y “el
manejo específico” que requiere. Manifiesta
reiteradamente cuán delicada es la decisión para
su enamorada, de tener relaciones sexogenitales,
refiriéndose a la prevención de sentimientos
negativos, tan generalizados, en las chicas:
127
me dijera y eso he hecho. He esperado a
que ella me diga cuándo estaba segura de
hacerlo. (Rodrigo; 18-CBC)
La narración de Rodrigo difiere mucho de la de
Beatriz y Alejandra, con relación al tipo de comunicación entre enamorados. Alejandra siente una
presión para tener relaciones sexogenitales, porque su enamorado “le indirectea” y explica esa
presión simplemente desde el argumento esencialista de la sexualidad masculina. Beatriz no da
muchos detalles sobre el proceso de negociación
o las características de la coerción sexual, pero es
obvio que quedó muy marcada por el episodio de
la primera relación sexogenital, además del primer beso; entre otros, por no contar con recursos
comunicacionales asertivos. Pues, el amor no basta para poder disfrutar de ciertas prácticas sexuales. El diálogo sobre los sentimientos, los miedos,
los gustos, es fundamental, como podemos apreciar en el relato de Rodrigo:
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
P: ¿Cómo te lo ha pedido tu chica?
Estaba así hablando de otro tema y me
lo ha planteado así directo (…) “¿quieres
tener relaciones conmigo?”, así [ríe]. Y yo le
he dado la confianza. Le he mirado y le he
dicho que sí, (le he dicho) que no tenía que
tener miedo de nada, que yo era su pareja
y que no pasaba nada, que podía contarme
lo que ella quisiera, si estaba cómoda, no
estaba cómoda. (Rodrigo; 18-CBC)
128
La empatía de Rodrigo, en cuanto a los significados
morales y simbólicos de la decisión, para su chica,
se evidencia, cuando le tranquiliza, diciendo: “no
pasa nada”. Sin embargo, no todos los chicos
que comentan sobre su “primera vez” o sobre la
primera relación sexogenital con su enamorada,
transmiten esa seguridad de que lo supieron
manejar bien, como es el caso de Pablo:
P: Y ¿cómo te has sentido después?
Raro.
P: ¿Por qué?
No sé. Sentía en mi cuerpo algo que
no era normal. Me sentía un poco
incómodo conmigo. Me daba un poco
arrepentimiento pero, pasado el tiempo,
ya no.
P: Y ¿de qué te arrepentías?
De haber hecho eso con alguien.
P: ¿Por qué?
Porque no era el momento.
P: ¿Y antes hablaron? ¿Mucho antes?
¿Sobre el tema de si querían o no?
No. Fue imprevisto. (Pablo; 17-LPC)
Pablo deja traslucir que fue él que tomó la iniciativa y de alguna manera expresa lo que Rodrigo
menciona como una posible consecuencia, cuando no hay una buena comunicación. Pues, Pablo
comenta que no solamente tuvo la iniciativa, sino
también el control, cuando dice que se arrepintió
de haber hecho eso “con alguien”. De ese modo,
parece que su enamorada no quiso repetirlo y no
sabemos si fue por este u otro motivo, pero de
hecho terminó la relación de pareja:
(…) después tuvimos problemas,
porque…, como ya he sentido eso, me he
dado cuenta que era bonito, quería hacerlo
otra vez y ella se ha molestado. Me ha
dicho que “¿cómo?” (Pablo; 17-LPC)
La duda de Pablo, se deja entrever de una manera
similar en el relato de Simón. El, sin embargo,
sigue con la misma enamorada:
No sé, tal vez le he hecho daño. No sé. Me
he equivocado, pero después todo pasó
normal y lo mismo que antes. (…)
P: ¿Era porque tú le has pedido o ella te ha
dicho?
No sé. Como estábamos para dos años, ya
entonces, quedamos de acuerdo los dos.
P: ¿Qué te acuerdas de ese momento? ¿Fue
tal como te habías imaginado?
Sí. Fue hermoso, algo así. (Simón; 19-CBR)
Para Pablo la experiencia fue “bonito” y para
Simón “hermoso” y, sin embargo, ambos dejan
(…) ya tuviste relaciones sexuales y ella
ya te creía como tu dueño. Yo le sentí el
cambio que ella mucho más me celaba. Me
iba a mi casa, le tenía que hablar. La llevaba
a su casa y me tenía que ir en moto, porque
siempre, sí o sí, esa desconfianza. Ya la sentí
más desconfiada. (Manuel; 17-SCR)
Tenía 16 años. Yo estaba esperando que
eso sucediera, quería que pasara.
P: Será que no le ha gustado, que no lo ha
disfrutado ¿qué crees?
A ella le dio vergüenza y quería
controlarme y que nos estabilizáramos
mejor como cortejos. Se creía que yo no
podía mirar a nadie.
P. ¿Sabes si para ella era la primera vez?
¿Crees que ella se puede haber sentido
presionada?
Fue la primera vez para los dos. Yo quería.
Le dije que era normal. Con mi anterior
corteja casi llegamos a tener. Creo que
a ella le gustó; pero, luego, quería más
control, que fuera a su casa, que hablara
con su padre.
P: Estaba con inseguridad, o sea, ¿que se
pudiera haber embarazado?
Ella sabía que usamos condón y luego le
bajó su período.
P: ¿Crees que las mujeres lo toman de otro
modo que los varones, el tener relaciones?
[Silencio…] Yo no sé. A esa chica le
gustaba tener relaciones y nos separamos,
creo, que por celos. (Rudy; 18-SCC)
Yo me sentí bien, normal, pero pronto
terminó la relación. Se volvió más
incómoda, por la forma en que ella me
miraba, como con vergüenza. Creo que
porque la vi de una forma en que otro no la
puede ver. (Rudy; 18-SCC)
Pareciera ser (también) un modo recurrente de
persuadir a una enamorada, el decirle que “no
pasa nada”. Pero luego, para ellas, aparentemente, la relación ya no es la misma. Pues, les debe
rondar el sentimiento de culpa, la idea de la transgresión, que se puede aplacar de alguna manera
asegurándose de que se trata de una relación estable, de amor, para no sentirse “chicas fáciles”.
Mariela tiene esa duda también cuando comenta
sobre sus reparos para tomar la decisión:
Rudy tuvo sus primeras relaciones sexogenitales
con una enamorada para quien también era “la
primera vez”. Similar a lo que refirió Rodrigo, no
menciona haberla presionado con la prueba de
amor, sino que la convenció de que es normal y
que “no pasa nada”. Se le hace algunas preguntas
más para aclarar lo que, según él, pudiera haber
sucedido con ella después:
P: Y ¿alguna vez has querido tener
relaciones sexuales coitales?
No, bueno, sí. Me pregunto cómo será,
pero me da miedo. Tengo miedo de que
mi enamorado, no sé, siempre los chicos
quieren presumir: “he tenido con ella y
con ella” y yo no quiero que mi enamorado
piense que soy fácil. Siempre he tenido
Hallazgos
traslucir que tienen dudas si para sus enamoradas fue lo mismo. Pareciera que tenían motivos
para pensar que no y expresan que ellos mismos
se pueden haber “equivocado” en algo. De esta
manera, advertimos nuevamente cuánta falta
hace que chicos y chicas dialoguen sobre sus
experiencias, sobre sus dudas, sobre sus emociones. Pablo y Simón no parecen indiferentes
ante los sentimientos de sus enamoradas y,
sin embargo, no supieron cómo hacerlo mejor.
Dado el entorno, la educación represiva de varones y mujeres adolescentes y, en particular, de
las últimas, no es de extrañar que se hace complicado planificar y vivir estos momentos con la
confianza necesaria, y no en último lugar, con la
desinhibición de poder hablar sobre lo que gusta
o no, o, al menos, para poder descubrir y expresar, qué es lo que agrada o no agrada. Pues, las
culpas y vergüenzas, la desconfianza, son sensaciones que no se pueden evitar con facilidad, a
pesar del amor -como ya señalamos- y todas las
buenas intenciones:
129
curiosidad, pero querer hacerlo, no.
(Mariela; 17-LPC)
También Joaquín se refiere al después y cómo tomar el hecho de que -como han transmitido varios
chicos- sus enamoradas no lo quieran repetir o, al
menos, por un tiempo. Pues, se entiende que a él
también le pasó:
Hay que pensar no solamente en ese
momento, sino en lo que puede pasar
y dejar de lado lo que uno quiere hacer
con la pareja. Uno a veces cuando tiene
relaciones sexuales, quiere seguir; pero
hay que saber pensar y aguantarse.
(Joaquín; 17-SCC)
Asimismo Rodrigo, que es el que transmite contar con más capacidad de paciencia, de comunicación y empatía, refiere que después de haber
tenido relaciones sexogenitales con su enamorada, para quién era “la primera vez”, ha crecido
por parte de ella la desconfianza con respecto a
su fidelidad:
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
(…) ella quiere tenerme siempre todo
el tiempo cerca. Y ella empieza a tener
celos y empieza a tener, bueno, paranoia
se puede decir, que yo estoy con otra
persona. (…) Y ella me ha dicho que se
sentía insegura; de que no estaba del
todo segura de que yo le era fiel, porque
ella había tenido ya hartos chicos que le
habían dicho lo mismo. (Rodrigo; 18-CBC)
130
Pero no podemos pasar por alto que hay chicos
-aunque los menos- que expresan no haber verbalizado prácticamente nada, al haber tenido la primera relación sexogenital. Mario deja entender
eso cuando comenta:
P: ¿Le has dicho tú a tu chica o ella te ha
dicho, ¿cómo ha sido?
Mm, ha pasado nomás. (Mario; 17-CBR)
Al inicio Mario afirma que solamente una vez tuvo
relaciones; pero, luego, al dejar entrever que no
fue tan así, se le pregunta si les presiona u obliga
a las chicas. Su respuesta refleja nuevamente la
falta de comunicación y el consiguiente control
sobre las chicas:
P: ¿Obligas a tus chicas a tener relaciones
sexuales?
No.
P: ¿Ellas te insinúan?
No, sólo me dejan nomás. (Mario; 17-CBR)
Joaquín, por su parte, se expresa de forma
transparente y amplia sobre el rol del varón, al
tener relaciones sexogenitales. Es orgulloso de
cómo actuó la primera vez:
Sí, por ratos nervioso, pero uno como
hombre, hecho al que sabe; hecho al que
la puede controlar a la mujer. Pero pa la
primera vez, salió bien. No fue planificado,
era mi corteja (…). No usamos método,
pero como yo siempre fui bien despierto,
yo sabía que no había que terminar
nunca dentro. Uno como hombre siente
y yo preferí no terminar adentro, hasta
ahí nomás. (…) Estábamos así medio
tomaditos, pero supe lo que hice. Fue
bonito. (Joaquín; 17-SCC)
En dos ocasiones, como una forma de iniciarse con
relación a la práctica sexogenital, se menciona que
entre amigos se habla también de ir al prostíbulo.
Diego, en cambio, a sus 15 años, aprovechó “la
oportunidad” de aprender con una chica de unos
20 años, universitaria ella:
Yo le he conversado antes. Le he dicho:
“¿qué vamos hacer? Lo haremos”. Que así,
que así, que esto y “no sé… depende de
vos”, me ha dicho. “Porque yo ahorita, sí.
Yo te quiero y me gustas”, me ha dicho,
pero ahora, depende de vos. Y… “ya”, le
Hemos visto que muchos chicos, cuando comentan sobre su “primera vez”, transmiten haberse
puesto nerviosos y/o inseguros. No conocemos
los detalles del episodio -pues, tratándose de un
asunto tan sensible para los varones no se indagó
más-, pero es de sorprender que Sabino sea tan
sincero al reconocer que fue una experiencia de
la cual se quisiera olvidar:
Un desastre... porque no fue... Nunca es
lo que uno espera... Siempre pasa algo...
Siempre es... un desastre.
P: ¿Fue planificado o imprevisto? ¿Pudieron
usar algún método?
Fue planificado, pero fue un desastre. (…)
Usamos pastilla...
P: ¿Qué mejorarías?
Sólo he tenido una vez. No podría decir qué
le faltó, porque fue un desastre... No lo he
vuelto a hacer, porque no me animo. Pienso
que va a ser un desastre. (Sabino; 16-SCC)
En síntesis, cuatro de los once chicos comentan
que sus chicas cambiaron mucho de actitud
después de la primera experiencia sexogenital,
a tal punto que tres de ellos se hayan referido
a conflictos insuperables. Por otra parte, hubo
cuatro que en el momento de la entrevista
seguían con la misma pareja. Es, entre otros, el
caso de Jorge y Damián:
No sé. Sí, bueno. Sí fue bien. A mí me
pareció bien. Sí... sí. Me gusta tener
relaciones sexuales. Bueno, la primera
vez, usted sabe, es un poco nervioso, pero
bien. (Damián; 16-SCR)
Cuando tuvimos, ella también quería.
A los dos, claro, nos gusta porque nos
amamos. Ella es lo mejor para mí, es todo
(…) Lo más bello es hacer el amor. Sí, me
gusta. Ahora lo hacemos en mi casa o en
la de ella o en el río. Siempre me gusta
estar con mi novia. Cuando conversamos,
cuando hacemos el amor, cuando nos
besamos, todo es muy bien. (…) Fue
lindo, jeje, estaba nervioso, claro. Mi
primo me había conversado algo. Nunca
es igual que le charlen, a hacerlo. (…)
Siempre me gusta estar con mi novia.
Cuando conversamos, cuando hacemos el
amor, cuando nos besamos, todo es muy
bien. (Jorge; 17-SCR)
Jorge es el único chico que utiliza el término “hacer el amor” y por cómo describe su experiencia,
no parece “farsantear”. Pues, deja traslucir que
disfruta mucho, a tal punto que fusiona en su narración la belleza, el placer y el amor. Más adelante analizaremos las narraciones de las chicas y veremos cómo el relato de Jorge contrasta con los
de la gran mayoría de ellas, ya que el placer y el
amor, en su caso, suelen “atraer”, más que todo,
engaños y arrepentimientos.
Eso no era un juego
Entre las 24 chicas, hubo 9 que tuvieron
relaciones sexuales. Tres chicas fueron abusadas
sexualmente en su niñez por algún pariente.
Mariela, por primos y un hermano. Ya se abordó
cómo ella hace referencia a aquello. Yesica rehúye
dar detalles sobre las personas que abusaron de
ella, pero se deduce que fueron personas de su
familia. El impacto es muy notorio en su narración,
entre otros, porque no logra un acercamiento
afectivo con chicos de su edad. Tampoco ayuda la
hipocresía de sus padres:
(…) me siento extraña, no, incómoda,
porque…, ellos me hablan, me dicen
esto…, que solamente un hombre es para
eso; que solamente un hombre te busca
para eso…
P: ¿A qué le llamas “eso”?
A tener relaciones. Sí, sí…, y que después
Hallazgos
dije. “Veremos, pues; a ver, hasta donde
llegamos”, yo le he dicho y ya…. se dio
nomás… (…) Y ya cada uno por su camino,
por experimentar, sí…Jejeje…Sí, pensaba
que sabía más que yo… (Diego; 17-LPC)
131
te dejan, eso sí, siempre me lo han dicho
y me siento incómoda al hablar con ellos
de eso. (…) Mi papá (…) me dice que
siempre me cuide de los chicos, que no
siempre son angelitos y que me cuide.
(Yesica; 16-LPC)
Cuando a Yesica se le pregunta si alguna vez se
ha sentido culpable o arrepentida por algo que
le pasó en su adolescencia, responde sin titubear
que sí, que ella está muy arrepentida, porque al
enterarse que su padre tenía otra mujer, lo contó
a su madre. Luego se supo que también tuvo una
hija con la “otra”:
Mi mamá, mi mamá le tenía que botar
y (…) mi hermanita, más que todo,
ha llorado para que se quede y se ha
quedado. (…) Y con esa persona tiene
una hija de seis años… Y yo he dicho…
“¡qué es esto!!!” Por eso, no; prefiero estar
solita… (Yesica; 16-LPC)
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
Yesica siente que ha causado un alboroto por nada
y, dentro de todo lo complejo de su situación,
comenta cómo le ha hablado a su padre como si
fuera una “amiga”, a ese padre que le recomienda
que se cuide de los chicos, porque “no siempre
son angelitos”:
132
(…) le he hablado, no como una hija; como
una persona muy aparte le he hablado,
como una amiga, que haga…, “¿qué quiere
hacer?, pero que no esté así…” Y él me ha
entendido. Me ha dicho: “sí, así…., que
creo, no sé, mi hija también es… así y ¿qué
voy a hacer? mi hija también es…” Así
nomás me dice. (Yesica; 16-LPC)
Luego, cuenta también sobre una amiga que sufrió incesto. Lo había contado en el curso y luego
habló en su casa, pero no le creyeron, pues, le dijeron que seguramente ella también había “molestado” a esa persona. En ese período la amiga
se emborrachaba muy seguido. Según Yesica,
ella afirma que ahora está mejor, pero Yesica expresa tener mucha duda al respecto:
(…) habla, es muy divertida, ahora se ríe,
se ríe de lo que ha pasado. Más bien, dice,
“no, chiste era”. Así y, eso, también me da
miedo (…). (Yesica; 16-LPC)
Al ser cada vez más evidente que Yesica también
había pasado por algo similar, traumático, se le
anima a que hable sobre lo propio. De ese modo
cuenta a grandes rasgos su historia:
(…) ahora recién pienso y digo, eso no
era un juego…Sí… han abusado de mí…
dos personas que vivían conmigo…
[llora]. Después del abuso, creo que han
pasado seis años… No… me han abusado
como seis años… hasta que una vez…
les he puesto un alto. Les he dicho que…
“¡basta!!!, sino, le voy a avisar a mi mamá,
a mi papá…; que se van a enterar todos”
y ya han dejado de molestarme. Pero… no
sé…, Ahora sí pienso que debería hablar
antes, pero… ahora digo ¿para qué voy a
hablar si solamente voy a causar pleitos?
(…) Siempre me dejaban con ellos… A mi
mamá yo le decía: “mami, me han pegado,
o me han molestado…”. Yo sí, peleaba
con ellos y a mi mamá le decía: “me han
pegado” y mi mamá me decía: “pero
vos les haigas molestado!!!!” ¡Nunca me
defendía!!!! Por eso también he decidido,
de una parte, ya no decirles nada…
(Yesica; 16-LPC)
Yesica comenta, asimismo, que ha tenido varios
enamorados. El primero era “el mejor”, porque
“no le exigía” nada; eran como amigos. Ella se
incomoda mucho cuando se habla sobre el tema
de las relaciones sexogenitales:
Mis amigas hablan riéndose o de chiste.
Sí, hablan; hay veces me asustan o hay
veces… no sé, pero yo siempre me hago a
De esta manera, cuando hablamos de que hay muchas “primeras veces”, el primer beso, la primera
caricia, debemos tener presente que también puede existir el primer abuso, el cual implica un contexto específico que aquí no alcanzamos a abordar
con la profundidad y el cuidado que se merece.
La virginidad es un aspecto que para las chicas
que sufrieron violaciones, sea por parte de alguien de la familia o de una persona ajena a ésta,
adquiere una dimensión diferente que para el resto de las chicas adolescentes. Como no reciben
información que por diversos motivos es posible
que no haya sangrado en la primera relación sexogenital, es evidente que atormenta mucho más
que lo normal, la idea de la vergüenza, la culpa,
por la pérdida de la virginidad:
(…) me sé querer matar… No sé… Me sé
sentir… no sé…, asqueada me sé sentir.
Sé sentir que... que ya no era la misma
que las otras (…) Sabemos hablar con mis
amigas y saben decir: “¿tú eres virgen?”
y… y yo ¡¡no sé qué responderles!!!!
(Camila; 15-LPR)
Camila sufrió incesto desde muy niña por parte
del padrastro, aunque pensó por mucho tiempo
que se trataba de su papá. Las secuelas del abuso son iguales o más impactantes aun que en el
caso de Yesica, por los años de duración y circunstancias diversas; pero ella, a la vez, deja traslucir
un proceso de cierto “progreso” en términos de
acercamiento afectivo a chicos de su edad, especialmente con relación a su actual enamorado:
(…) y me sabe decir: “me gustas, quiero
estar contigo”. Así me sabe hablar y...
primera vez que… no sé… como estaba
ebria, no sé. No me he dado cuenta y me
ha dado un beso y… no le he rechazado.
Siempre les rechazaba a otros chicos y a él
no, no le he rechazado. Sí, y me he sentido
bien; me he sentido alegre: me he sentido
bien bonito desde ahí… Y me ha dicho...
se ha arrodillado y me ha dicho: “¿quieres
ser mi novia?”. Y yo… no le podía dejar
ahí arrodillado y decir que no… No sé. He
pensado con mi otra cabeza y he dicho…
intentaré, intentaré olvidar todo y he
dicho “sí…”. Y esa vez sí me ha abrazado
y me ha agarrado de mi mano y no sé.
No le he rechazado, no le he rechazado.
Me he sentido bien, como si lo habría
conocido de toda mi vida; como si le habría
tenido mucha confianza a él. Así me he
sentido. No le he rechazado y he llegado
a mi casa y me he sentido muy diferente.
Me he preguntado: “¿por qué no le he
rechazado??? ¿Por qué no me he sentido
asqueada como con mis otros novios?”.
(Camila; 15-LPR)
Camila construye la historia de su proceso de sanación en el marco del estado de ebriedad. Pues,
de “sana” no permitiría que se le acerque ningún
chico y de borracha es capaz de utilizar su “otra
cabeza”. Así también describe su primera relación
sexogenital con su enamorado, ya que dice que no
se enteró de lo que pasó, pero tampoco le afectó
cuando su enamorado le confirmó lo que ella ya
“presentía”. Pues, por cómo describe su protesta ante el hecho, sonaba como a “un cumplido”.
Por tal motivo, se incluye a Camila en la lista de las
chicas que tuvieron relaciones sexuales con su enamorado y no se toma en cuenta a Mariela y Yesica,
que fuera de las violaciones que sufrieron, no han
tenido otro tipo de relación sexogenital con características similares a las otras chicas. Pues, el tema
de las primeras relaciones sexogenitales, desde
nuestro punto de vista, no es un asunto fisiológico;
es decir, de que se rompió un himen o no.
Camila expresa que, a pesar de su historia
desgarradora, ya está mejor, pero su deseo de
Hallazgos
un lado cuando hablan de eso.
P: ¿Y de qué hablan para que te asustes?
Más o menos de que un hombre y una
mujer… o que de una mujer cuando pierde
su virginidad es así… Siempre hablan de
eso y me da miedo… (Yesica; 16-LPC)
133
hacerse la cirugía plástica de su nariz, como si eso
completaría sus ganas de vivir y su aceptación de
experiencias sexuales placenteras, deja traslucir
que aún tendrá que vencer muchos obstáculos.
Asimismo, nos subraya que un proceso de
sanación, después de una violación, puede
implicar la idea de querer cambiar el rostro de la
vergüenza y no así reconstruir una telita delgada
en la vagina:
Sí. Voy a salir adelante, te prometo,
porque solamente tengo esperanza de
que después de mi operación, siento
que va a ser diferente. Voy a ser más
feliz con él. Ya no voy a tener miedo de
mirarle a los ojos y voy a olvidar lo que
me ha hecho mi papá, sí… Lo que él
me ha dicho: “¿por qué te tapas la cara
cuando hablas conmigo? ¿Por qué te
da vergüenza de mirarme?” Y… y yo, le
invento otras cosas; decirle algo, que
había un gato, no sé. (…) Siempre busco
excusas, porque me da miedo que vea
mi cara y diga: “ay, no, está muy fea, no
quiero estar con ella…”. Creo que, ahora,
ya me quiero a mí misma. Sí, más después
de mi operación. Ahí va a cambiar todo,
todo, sí. (Camila; 15-LPR)
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
Hay, también, entre otras chicas, referencias
sobre situaciones incómodas en la calle y/o de
algún que otro pariente con gestos extraños. En
el caso de Vanesa fue también bastante serio:
134
(…) uno de mis tíos, él, cuando una
vez que estaba con mi hermana, quiso
abusar de mí y de ahí soy miedosa
y tengo miedo de encontrarme con
alguien. Mi papá y mi mamá recién han
sabido, porque mi hermana les dijo. No
logró abusar, pero quiso.
P: ¿Y tus papás qué hicieron al saber?
Le dijeron que se modere; que si alguna
vez se le ocurre, que van a hacer algo.
Que ellos no sabían, “si hubiéramos
sabido, te hayamos metido preso y si
tiene una hija mayor que no se la dejan
con él”, desde el día que le dijeron que
quiso abusar. (Vanessa; 19-SCR)
Llama la atención que, en los medios de comunicación, se suelen abordar temas de abuso sexual con
morbo, de forma sensacionalista, pero poco se habla y/o se orienta sobre el acoso sexual que niñas
y adolescentes mujeres soportan cotidianamente:
Hay personas mayores. Tengo amigos
mayores que tienen mujeres y me miran
así con un deseo. No me miran la cara. Me
miran el cuerpo. Me siento incómoda y se
asustarme (…). (Romina; 17-SCC)
Sí, las personas mayores te miran…
te miran de abajo, en las piernas o en
el pecho, porque hay personas así. Te
silban… “¡fiuu, fiuu, mamacita!!!”. Y yo,
“ay, señor, cállese”, le digo (…)” ¡Qué
cosa quiere, pervertido!”, yo le digo así en
su cara. “Respeta a una mujer” yo le sé
decir. Sí, en la calle. (Fabiola; 15-LPC)
Pero no se descarta que también los chicos puedan experimentar situaciones incómodas y se evidenció que, efectivamente, algunos se acuerdan
de hechos que les causaron un sofocón e, inclusive, sustos serios:
(...) me incomodé, por ejemplo, cuando
yo llegué acá de España y salí a pasear a la
plaza y me miraban. Yo digo que estaban
borrachos o drogados, una de dos. Y me
miraban y me seguían… Me dijeron si
les podía prestar 2 pesos y entonces me
agarraban y me querían violar, porque me
agarraban la nalga y ahí me siguieron. Lo
primero que hice fue correr, agarrar una
moto e irme. (Manuel; 17-SCR)
(…) tenía miedo de qué me iba a hacer. Era
(…) una conocida y… ya me empezaba a
acariciar: ya me empezaba a tocar y yo he
dicho: “yaaa ¿qué está pasando aquí”. Era
A uno de los chicos le pareció extraña la pregunta si alguna vez se sintió incómodo por manoseos, miradas, etc., porque suponía que el acoso
sexual puede ser solamente un problema para
las mujeres. En ese sentido, cabe mencionar lo
que comenta Daniel, ya que no debe ser muy común que los padres hablen con sus hijos varones
sobre la posibilidad de sufrir violaciones o acoso
sexual:
(...) la verdad, a mí nunca me ha pasado
eso, nunca, porque siempre me decían
mis papás de pequeño, si hay alguien que
te está acosando o tocando algo, que no
debe tocarte tu cuerpo, sólo avísános a
nosotros. Si ya es muy tarde, sólo pide
auxilio. Pero, la verdad, nunca me ha
pasado eso a mí. (Daniel; 16-LPC)
Con este estudio no alcanzamos a determinar
toda la magnitud de los abusos sexuales que ocurren en la niñez o en la adolescencia y, menos aún,
en sus versiones más cotidianas, supuestamente
más “inocentes”. Por otra parte, no cabe duda
de que el incesto suele representar uno de los secretos “mejor” guardados en las familias, para no
darle el adjetivo de “herméticamente”. Mariela,
de esta manera, comentaba que puede ser hasta
la muerte del agresor/violador. Pues, cuando se
enteró que el hermano que la abusó se había accidentado mortalmente, no lloró: “¿cómo llorar por
alguien que me ha lastimado?”
Si bien el estudio no nos proporciona estadísticas,
nos plantea con mucha urgencia realizar investigaciones al respecto. Si sobre 24 adolescentes
mujeres, 3 señalan con bastante detalle haber sufrido incesto y 1, que estuvo a punto de haber sido
abusada por un pariente, no hace falta dar más
argumentos para entender la necesidad.
Quería complacerlo pero no quería tener
relaciones
Hemos constatado que los chicos, heterosexuales, en nuestro caso, cuando hablan sobre sus
primeras relaciones coitales62, dejan traslucir que
fue un momento especial, pues, de alguna forma
se pone en juego su hombría, tratándose de un
rito de pasaje hacia la adultez. Se habla sobre nervios, inseguridad y varios también refieren que
después se sintieron “raros”, a veces también
con sentimientos encontrados; la mayoría de las
veces, relacionados con el estado emocional de
sus enamoradas, después de “haberlo hecho”.
Con el sinnúmero de tabúes que rodean a las sexualidades adolescentes, no es de extrañar -ya lo
hemos visto- que no se cuente con las competencias comunicacionales e, inclusive, la información
necesaria sobre aspectos importantes de la misma práctica sexogenital, condiciones básicas que
podrían dar más chance de que sea una experiencia gratificante para ambos.
Hemos podido apreciar que Rodrigo y Jorge, en
especial, comentaban sobre la intimidad sexual
que comparten con su enamorada, de manera
celebrativa, como un aspecto muy positivo de su
desarrollo personal y de su capacidad de construcción de lazos afectivos.
La mayoría de los chicos no se refieren extensamente a las características de la relación con la
enamorada; a veces ya se había hablado por mucho tiempo sobre aquello, a veces se dio de imprevisto. Hubo quienes señalaron que luego se
62 Los chicos han hablado más que todo sobre su experiencia con relación a una enamorada; lo cual no quiere decir necesariamente que se
trataba de “la primera vez”.
Hallazgos
una noche y yo ya me estaba durmiendo
o yo me he hecho los dormidos. Ella
también creo que estaba borracha, si no
me equivoco. Y no, justo cuando ya me
estaba…, me he dormido y justo ya estaba
empezando y ha entrado la otra persona
y ya se ha parado… “estoy buscando mis
llaves”, ya ha dicho. Y yo asustado… y
se ha ido, y sí, con un poco de miedo…
(Diego; 17-LPC)
135
presentaron problemas, a veces a raíz de un cambio en cuanto a actitudes más posesivas, generalmente atribuidas a sus enamoradas. Si terminó la
relación, se acepta como “cosas de la vida”. No se
evalúa si fue por falta de amor, por falta de placer,
de comunicación, pues, para la mayoría simplemente era “bonito”, “hermoso” y punto.
En su generalidad, pudimos constatar también
que los chicos no se refieren mucho al amor cuando comentan sobre sus relaciones sexogenitales.
Cuando hablan sobre el placer, por ejemplo, pueden referirse a las hormonas, como podemos observar en la narración de Diego:
P: ¿Y tú crees que encuentran el placer que
buscan o no?
No sé. Depende de cada persona. Si la
persona es… tiene las hormonas más
alborotadas, yo creo que encuentra placer.
Pero si es una persona que no tiene sus
hormonas tan alborotadas, yo creo que es
difícil hacerle sentir placer. (Diego; 17-LPC)
Contrasta la referencia a las hormonas, a lo
puramente biológico, con los discursos de muchas
chicas, que mayormente piensan en el aspecto
relacional y sentimental:
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
P: ¿Crees que sientan placer en todas sus
relaciones?
Yo creo que si es con la persona que
quiere, sí se debe sentir. (Laura; 16-SCC)
136
Asimismo, aunque Mariela no alude de forma
directa al amor, según su opinión es necesario
que haya una atracción especial, inclusive para
un chico, para que la experiencia sea de lo más
placentero. Pero, al mismo tiempo, constata que
a muchos chicos no les importa; como que se
pueden contentar con lo mínimo. Ya que no van a
perder la oportunidad:
Bueno, yo diría que no todos. Un chico
dice “yo quiero tener con esa chica” y si no
tiene con esa chica, yo digo que no es lo
mismo tener con una chica que no le gusta.
P: Y ¿por qué crees que no será lo mismo?
Porque, digamos, él no quería estar con
esa chica. Cualquier chico dice: “no voy a
perder esa oportunidad”. No se quedan
totalmente satisfechos, porque querían
tener con la chica que les gusta. No les
gusta y ya. (Mariela; 17-LPC)
Daniel se muestra observador de lo que suele
ocurrir con muchas chicas, cuyo imaginario ideal
es el amor (mutuo) romántico e, inclusive, el
matrimonio y la formación de una familia, cuando
se trata de decidir sobre el tener o no, relaciones
sexogenitales:
(…) las chicas también se ilusionan muy
rápido. Se les dice, por mensajes, están
hablando todo…y se les dice: “quiero
estar siempre contigo, quiero casarme
contigo, quiero formar una familia, quiero
hacer esto”. La chica se ilusiona y, mientras
eso, la chica dice: “yo también; no quiero
perderte”. Y ahí, cuando digamos un día
están así descuidadamente, la chica o
el chico dice: “hagámoslo, tendremos
relaciones, así nadie nos va a poder
separar”. La chica eso piensa y dice “ya”,
por no querer perder al chico, pero es ahí
donde la chica sale más afectada que el
chico. (Daniel; 16-LPC)
Pablo coincide, de alguna manera, con el escenario
que sugiere Daniel, el de un campo de conflictos
y/o de malentendidos entre chicos y chicas,
con relación a los sentimientos supuestos en la
relación. Pues, él se siente a veces en la necesidad
de declarar su amor, simplemente para no quedar
mal o -lo podemos suponer- eventualmente, para
lograr su objetivo de que la chica ceda ante su
pedido de tener sexo coital:
P: En las novelas o películas muchas veces
se enamoran y terminan en la cama ¿Tú
crees que pasa esto? ¿Es tu caso o el caso
de alguno de tus amigos/as?
Es interesante cómo Pablo deja entender que sí,
puede llevar a la cama a alguien cuando tiene la
oportunidad, pero pone en su respuesta el acento
en sus ideas sobre si le manipularía con palabras
de amor o no. Su sinceridad le dice que no lo
debería hacer, pero en la práctica resulta a veces
necesario expresar ese sentimiento.
Algunas chicas han comentado que sus padres
les inculcan que, a su edad, no existe el amor,
para que no se emocionen y, por tanto, no tengan relaciones sexogenitales por la simple manipulación, el engaño con ese sentimiento. Los
chicos, sin embargo, no suelen complicarse con
esas “sutilezas” cuando de sexo se trata, pero
lo toman en cuenta para optimizar sus artimañas
de seducción.
Vicente no habla sobre el grado de amor, sino que
para él, la decisión por ambas partes, es primordial
para que el sexo genital pueda ser placentero para
ambos. Pero hace notar también de que es más
frecuente que la chica no esté de acuerdo y que en
tal caso el varón podría “pasarlo” bien y ella no:
(…) si es que ambos están de acuerdo,
ambos sentirán placer, pero si la chica no
está de acuerdo, no va a sentir nada; eso. Y
digamos... si es que es mutuo, van a sentir
placer los dos y si uno quiere y el otro no
quiere, entonces, no; es cierto, que no va
a sentir placer. (…) Antes de la relación
coital tiene que haber acuerdo mutuo para
sentir placer. (Vicente; 15-LPR)
Como ya señalamos, hubo 9 chicas que tuvieron
relaciones sexuales, 3 del departamento de La
Paz, 1 de Cochabamba y 5 del departamento de
Santa Cruz; 4 viven en la ciudad y 5 en el área rural.
Una de ellas, Gaby, de 17 años, ya tiene un bebé.
Su embarazo, a los 16 años, y todo lo que conlleva,
no lo exterioriza como un hecho muy conflictivo.
Pues, deja entrever que fue el resultado de una
estrategia para “recuperar” a su enamorado, de
quien supo que estaba “andando con otra”. Por
ese motivo también decidió “tenerlo”, en contra
de la voluntad de su padre:
Antes de eso mi papá me ha dicho…
mmm… Una semana me ha dado para
que me deshaga del bebé. (…) “Si no te
deshaces de ese niño, yo voy a saber qué
hacer”, así me ha dicho. (…) Y el X lo
quería tener harto y como no podía hacer
lo contrario igual, él ha dicho: “Nos vamos
a juntar. Dáme tiempo para hablar con tus
papás”, me ha dicho. (Gaby; 18-CBR)
Gaby no menciona que pasó por mucha angustia,
por más que su padre reaccionó en su momento
con bastante enojo. Por todo lo que comenta,
sin embargo, está pagando un precio muy caro
por tener que vivir con un esposo tradicional y
machista que, a pesar de sus pocas ganas, le exige
sexo todos los días, además de que la comida esté
lista cuando llega del trabajo, para mencionar
algunos ingredientes de la vida en común. Pero
ella pareciera tomar todo aquello con bastante
normalidad. Tal vez tenga que ver con que nunca
tuvo una vida muy fácil:
Desde chiquitita yo he sido la mamá
de mis hermanitas, porque mis papás
viajaban constantemente de aquí para
allá. (…) Nos dejaban a mí y a mis
hermanitos. ¡Y eso! No nos dejaban
Hallazgos
Sí, mis amigos sí. Se conocen, pasa una
semana…“te amo…” la lleva al cuarto y
ya.
P: Y ¿en tu caso?
No. Yo no digo “te amo”. Esa palabra para
mí se forja.
P: ¿Tú crees que es importante? ¿Has dicho
alguna vez “te amo”?
Sí, pero por chiste, cuando esa persona me
ha dicho. Por no hacerla sentir mal le he
dicho, aunque no sea verdad.
P: Y ¿te has dado cuenta que no es bueno
eso?
Sí, porque a lo que veo esa palabra no se
suelta. Eso es para años. (Pablo; 17-LPC)
137
dinero. Para nuestro recreo unos 10 pesos
nos dejaban. Yo tenía que trabajar para los
recreos de mis hermanitos. Ellos igual no
pueden comer sin carne, sopa, ni segundo,
nada. Siempre he tenido que trabajar yo
para mis hermanitos. Yendo a cosechar
coca. Bien se gana ahí. (Gaby; 18-CBR)
En cuanto a las otras chicas que tuvieron sus primeras relaciones sexogenitales, solamente Vanessa
-aparte de Gaby con su esposo y Camila que tuvo
relaciones sin estar muy consciente de aquello- sigue con el mismo enamorado con quien tuvo “la
primera vez”. Ella es bastante parca en su narración y comenta que al principio sintió asco, pero
que la segunda vez ya fue mejor: “bien nomás”.
Pero hay varias que expresan estar muy amargadas con respecto a la experiencia. Una de ellas
es Laura, que comenta que se ha sentido mal,
manipulada, después de haber tenido relaciones
sexogenitales:
(…) yo quería que él vaya a mi casa,
hable con mi mama, le diga “señora, yo
quiero que salga conmigo”, venir a verla.
Y él lo que me dijo fue que si hacíamos
eso, las cosas iban a cambiar, que él
iba a ir a mi casa pero, primero, que yo
le demuestre que de verdad lo quería.
(Laura; 16-SCC)
que sus padres se enteraran, un embarazo, etc.
Sin embargo, el amor que ella sentía por él fue lo
que inclinó la decisión y lo que según ella, también
le hizo sentir feliz:
P: ¿Cómo te sentiste?
A la vez feliz y a la vez triste, porque en mí
estaba la presión de que yo pueda quedar
embarazada o ya no estudiar o que me
boten de mi casa y a la vez feliz, porque
estuve con la persona que yo quería.
(Laura; 16-SCC)
Por cómo describe otros elementos de la historia,
nos recuerda a Daniel, cuando opinaba que las
chicas se emocionan con mucha facilidad:
(…) me arrepentí, pero en su momento
lo viví como toda niña ilusa, creo (…)
Yo no sé si es por amor o por capricho,
agarré y me ilusioné con él gravemente.
Cosa que sigo ilusionada y fui y me
entregué a él. (Laura; 16-SCC)
Otras adolescentes mujeres, igualmente, utilizan
el término “entregar”, que puede tener múltiples
connotaciones. Se puede tratar de la virginidad, la
entrega del cuerpo, el corazón, el amor, la entrega a
los deseos del hombre. En el caso de algunas chicas
se habla inconfundiblemente sobre la virginidad:
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
-
138
Ya mencionamos que en Santa Cruz puede ser
importante, también según la tradición de cada
familia, que los enamorados se presenten formalmente ante las familias, lo cual especialmente
para las chicas les confirma la seriedad por parte
del enamorado, de quien suelen desconfiar mucho, como hemos evidenciado. En este caso, el
enamorado de Laura logró que las cosas fueran al
revés. Pues, él pedía -desde sus propios códigos-,
antes que nada, una señal de “seriedad”, de compromiso, por parte de ella.
Laura expresa que fue una decisión deliberada
por parte suya, a pesar de los riesgos, como ser,
-
-
Ya no tendría nada que darle a mi
esposito, yo creo [se ríe]. (Carola; 17CBR)
No sé, tu virginidad entregarle a
alguien que, tal vez, se vaya, eso sería
distinto. (Valeria; 16-CBC)
(…) no a cualquiera puede entregar
lo más precioso que tú tienes. (Isabel;
16-CBR)
La cuestión de la virginidad suena, más que todo,
como “una frase hecha”, como lo “políticamente
correcto”. Cuando se les pregunta a estas chicas si
eso implica que van a esperar hasta el matrimonio,
se responde “tal vez”, “yo creo”, “no sé” y,
Debemos llamar la atención, por otra parte, sobre
lo que expresan claramente Carola e Isabel y, la
última en especial, cuando habla sobre la entrega
de “lo más precioso”, pues, se trata nuevamente
de un reduccionismo, de una autodefinición de
objeto: no es precioso su inteligencia, su sensibilidad, su personalidad, su risa y no serán apreciadas sus habilidades, ni siquiera su capacidad de
amar, sino: su vagina.
Otra connotación del término “entrega” es la del
sacrificio; por ello también no se festeja a una amiga por su primera relación sexogenital, como se
hace en el caso de los chicos. Rudy, aparentemente, ha “filosofado” sobre esta diferencia y piensa que la enamorada con quien tuvo “la primera
vez” debería recibir el mismo trato que él:
Le conté a un amigo de confianza; lo que
me dijo fue como una felicitación. (…)
A los chicos los felicitan, pero no sé qué
se dicen entre mujeres. Yo creo que la
felicitaría a alguna amiga. (Rudy; 18-SCC)
Como piensa Rudy, la celebración podría haber
también para las chicas, por haber hecho por
primera vez “el amor”. Esta afirmación contrasta
duramente con las expresiones de Laura. Ella
maneja registros diversos en su relato, ya que luego
de comentar que fue manipulada, deja traslucir
que se trataba de algo más agresivo aún: “si yo
no estaba con él, se iba a enojar”. Pero pareciera
que su arrepentimiento no consiste tanto en haber
tomado la decisión de ceder ante las presiones,
sino, porque luego se enteró que su enamorado
tenía otra pareja e, inclusive, una hija; de ese modo
se culpabiliza de la siguiente manera:
(…) yo calladita, no lo buscaba y nada y
al siguiente mes volvía como sin nada y
otra vez lo recibía y así, o sea, esa era una
rutina constante todos mis 15 años y yo ya
después me sentía, perdón por la palabra,
una puta y agarré y no quise más. (Laura;
16-SCC)
Laura se arriesgó, podría haber quedado embarazada, sus padres podrían haberse enterado, pero
todo ese sacrificio, la entrega de su amor, de su
virginidad, su enorme sacrificio, fue en vano. Resulta, desde esta perspectiva, un golpe muy fuerte a
la autoestima, ya que ni siquiera su enamorado ha
valorado todo lo que le entregó a él, su cuerpo, su
vagina, pues, ni tenía expectativas de que valorara
su personalidad, su manera de ser, su atracción física más allá de lo puramente genital. Por eso, ya no
le parece lo más doloroso sentirse una prostituta,
sino que se ha hecho “mujer”, pues, una chica adolescente se hace mujer mediante el sufrimiento:
(…) y ya pasó. Cumplí los 16 y ya me
sentía, en otras palabras, ya me sentía
mujer, porque pasé tanto, pasé varias
humillaciones, me humillaba él, me
humillaba la otra persona (…). Por lo
general, la que madura más rápido es la
mujercita, por lo que sufre más, digamos.
(Laura; 16-SCC)
Es así que sin una apropiación de los derechos
sexuales, las adolescentes mujeres se enfrentan a
diversas tensiones: la presión de sus padres y del
mundo adulto, en general, para que se abstengan
de tener relaciones sexogenitales. Luego, está
la presión de los enamorados para tener sexo y
su propio interés al respecto: generalmente, por
sentimientos amorosos y, excepcionalmente, por
el mero deseo. Estas tensiones las advertimos
con mucha claridad también en el relato de Sofía,
pues, ella transmite mucho descreimiento de que
se pueda disfrutar de la sexualidad, después de
que sufrió una decepción con el chico con quién
tuvo la primera relación sexogenital:
A una compañera, que ya hace como cinco
años que anda con su pareja, sí le gusta.
Hallazgos
generalmente, “se corrigen” y argumentan que,
al menos tiene que ser con la persona con quien
se piensan casar. De modo que no toman a la letra
el principio moral católico de la condena de las
relaciones sexuales coitales fuera del matrimonio.
139
No sé, le complace a ella. Dice que la hace
sentir bien. Esa es su forma de ella, ¿no?
Como dicen, que cuando te enamoran
te endulzan el oído y después te hacen
arrepentir de cosas que has hecho. (...)
Yo estaba con miedo y confundida.
Quería complacerlo pero no quería tener
relaciones. (Sofía; 18-SCC)
A Sofía, como les pasa a muchas chicas, se le
hace difícil abordar su experiencia en términos de
disfrute, como sujeto deseante, especialmente,
cuando a posteriori se constata que, por parte de
la pareja, no hubo (suficiente) amor:
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
P: ¿Y qué hacen a tu edad los enamorados?
¡Ucha! Son muy complicados. A veces uno
se harta, se acobarda. Creo que sólo la
utilizan a una para un rato y después se
van con otra. Casi no lo toman en serio. No
respetan a nadie. (…) Estuvimos… íbamos
para un año y unos tres meses, pero a él
no le gustaba estar con una sola chica, sino
con varias y eso fue lo que a mí me dolió.
(Sofía; 18-SCC)
140
No conocemos los detalles en cuanto a la
magnitud de la coerción que hubo por parte de
la pareja de Sofía, pero advertimos que para ella
el recuerdo de esa su “primera vez” podría haber
sido muy diferente si es que seguía en pareja
con este enamorado, al igual que en el caso de
Laura. Luego, debemos llamar la atención sobre
el hecho de que Sofía, por un lado, reconoce que
su amiga experimenta “placer para sí” y, por
otro, aparentemente sin poder apreciar la gran
diferencia, comenta que ella solamente quería
“complacer”, porque “le endulzaron el oído”;
es decir, no concibe la idea que el placer puede
ser una experiencia gratificante en sí. Podemos
colegir, por otra parte, que la expresión “me
endulzaron el oído”, tenga que ver con que le
declaraba su amor, no sabemos cuántas veces,
para que ella se convenza de tener relaciones
sexogenitales. De esta manera, la importancia del
placer se supedita al del amor y, por desgracia, lo
que su enamorado le soplaba en el oído, fue falso.
Así también, retrospectivamente, Laura no da
más detalles sobre sensaciones placenteras o no
placenteras de esa su primera relación sexogenital -o sobre todas las veces, como a momentos
insinúa también-, pues, recordamos que ella dijo
haberse sentido feliz, porque se entregó a la persona a quien amaba. Pero por todo lo que pasó
luego, reconociendo que ese amor fue una mentira, pareciera que no puede sostener que hubo
placer, ya que la condición esencial de disfrutar
del sexo es el amor (mutuo)63.
A posteriori, Sofía tampoco expresa que al
menos valora que su pareja utilizó condón, ya
que, curiosamente, está en contra de los que se
protegen:
P: ¿Y ese día utilizaste algún método para
cuidarte o él?
Él ha utilizado. Yo no sabía.
P: ¿Condón?
Sí, preservativo había utilizado él.
P: ¿Qué pensarías de un chico que te gusta,
que tenga condones en el bolsillo?
No, preferiría lejos. Le diría que no
malinterprete, que yo sólo soy su amiga.
Preferiría alejarme, perder la amistad. Pero
que yo le guste o él me guste, preferiría
decirle que no. (Sofía; 18-SCC)
Sofía, después de haber tenido relaciones sexuales,
se sintió muy defraudada, porque descubrió que su
pareja le era infiel. De esa manera, podríamos interpretar que, al haber constatado que su enamorado
63 Jones refiere en cuanto a lo que observó en Trelew: “ninguna [de las chicas]está dispuesta a decir que debutó simplemente por curiosidad
o excitación. En este sentido, no es casual que otra dimensión del noviazgo que legitima la primera vez de una mujer, es que permite presentarla como una apuesta a fortalecer y profundizar el vínculo afectivo. (…) En síntesis, el noviazgo es el marco preferido y más legítimo
para la iniciación sexual de estas mujeres adolescentes porque presupone sentimientos amorosos mutuos, un horizonte de continuidad
temporal del vínculo y la expectativa de profundizar la relación afectiva a partir de tener relaciones sexuales” (Jones 2010: 63,64)
Sofía, con el paradigma del amor romántico,
rechaza la idea de la protección, pues, el amor
verdadero es entrega, es sacrificio, es riesgo,
como también mencionaba Laura:
(...) yo creo que esta vez esperaría que él se
arriesgue. Yo ya no arriesgaría, porque por
arriesgarme, lo que me pasó… Porque la
que jugaba siempre el todo por el todo era
yo, él nada. (Laura; 16-SCC)
Desde esta perspectiva, a Sofía, inclusive, le
puede parecer “sospechoso” que su pareja se
ocupó de tener un preservativo, pues, no se quiso
arriesgar, no se quiso “sacrificar” como ella, lo
que al margen de todo lo que pasó después, resta
al grado de amor que sentía por ella.
Es así como podemos apreciar el impacto de los
discursos dominantes y sus efectos identitarios
en la subjetivización adolescente. En cuanto a
Sofía, observamos que a pesar de su “desliz”,
irradia mucho apego a “modelos estandarizados
de género y de orientación del deseo (Beltrán 70:
s/f)”, cuando en otro momento de la entrevista,
afirma lo siguiente:
P: ¿Crees que ahora es diferente a la época
de tu papá y de tu mamá?
Sí, creo que ha cambiado harto.
P: ¿Por qué crees que ha cambiado tanto?
Porque en la época en la que estaban
ellos era bien. No era como hoy. Hoy todo
ha cambiado. Los jóvenes no son como
eran antes (…) Todo ha cambiado. Ahora
todo es moderno, antes era diferente,
su manera de pensar. Ahora los jóvenes
hacen lo que quieren. (Sofía; 18-SCC)
A Sofía no le funcionó la modernidad, es decir,
en realidad, no es que a pesar de su “desliz” reivindica el pasado, pues, pareciera más bien que,
justamente, a consecuencia de su desliz, por
haber hecho “lo que ha querido”, evalúa que la
libertad es una gran trampa. Por eso Sofía construye su historia desde el punto de vista de no
haber sabido manejar su libertad, ya que, tenía
toda la voluntad de ser una hija que obedecía a
su mamá, una hija “decente”, a pesar de la mala
relación que tenía con ella. La libertad, en su
caso, no se trataba de un espacio para construir
su capacidad de autonomía, sino que, por más
que actuó “libremente”, no pudo asumirlo con
responsabilidad, simplemente por no poder concebir -como ya mencionamos- que la libertad, el
goce y la responsabilidad, pueden ir perfectamente de la mano:
(…) no tenía esa libertad o yo sí tenía la
libertad, pero mi cuerpo lo rechazaba.
Porque yo creo, por lo que mi mamá
estuvo lejos; yo creo que ella pensaba
constantemente en mí y, eso, no me
dejaba a mí hacer lo que yo quiera,
siendo que tenía la libertad de hacerlo.
(Sofía; 18-SCC)
De esta manera, la intención de Sofía no fue
defraudar a su madre y, sin embargo, siendo
que su cuerpo rechazaba la libertad, no tuvo
defensa ante las libertades que los varones se
atribuyen sobre los cuerpos de las mujeres. Es la
gran paradoja que viven las chicas de hoy ante
los mensajes de represión y de negación de las
potencialidades de disfrute de su propio cuerpo.
Pues, cuando se tropiezan con varones que apelan
a aquel mandato de género, el de complacer
a otros cuerpos, no logran conectarse con sí
mismas y con la legitimidad del ejercicio de sus
derechos. Olvidan a su madre, como lamentaba
también Beatriz, y responden a lo que en ese
momento más creen necesitar: amor. Desde
esta perspectiva es sorprendente que las chicas
no se hayan apropiado más del término “hacer
el amor”, ya que va más con ellas que con ellos
Hallazgos
era un mujeriego, por no decir “un chico fácil”, ella
asume que se contagió con “la facilidad” y, de esa
manera, se siente en la necesidad de decir a un chico que le propone algo -no importando si es con
protección- que “no malinterprete”, que ella no es
igual a él, es decir, una chica “fácil” o una “prostituta”, como se definió Laura.
141
y podría acallar de alguna manera sus culpas por
haber cedido ante las necesidades no legítimas.
Tampoco Mónica tenía expectativas distintas
cuando tuvo “su primera vez”. Su narración tiene
algunas particularidades, ya que expresa claramente que se enamoró por carencias de afecto y
por la necesidad de compartir sufrimientos:
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
- (…) los problemas con los padres que,
a veces, no te entienden. Entonces una
busca una amiga o un cortejo que te diga:
“¿cómo estás?” Aunque sea para que te
moleste, pero que sentís que alguien se
preocupa por una misma.
- (…) tenía problemas peores que los míos,
entonces él no me ayudaba a mí, sino
que yo lo ayudaba a él, así fue. (…) El me
contaba cómo sufría y todas esas cosas,
entonces a mí me iba interesando más,
porque a veces uno más se centra en el
sentimiento, porque cuando la persona
está bien, a veces una se llega a aburrir.
- (…) a mí me gustaba, por lo que
estábamos juntos y charlábamos pero, una
vez ya… Como el hombre es un poco ya…
es directo, la verdad es que él sí me dio mi
tiempo pero, digamos, yo me sentí mal,
porque yo me arrepiento por haber hecho
esas cosas. (Mónica; 17-SCC)
142
A Mónica, tal vez, le bastaba tener un gran amigo
que tenía tantos o más problemas que ella.
Pero su enamorado le pedía tener relaciones
sexogenitales. Ella supo aplazarlo por un tiempo,
pues, le considera todavía porque él “le dio su
tiempo”. Pero al igual que Sofía y Laura, se dio
cuenta que se dejó utilizar y que no hubo amor
por parte de su pareja, por más que ella le había
apoyado como una Madre Teresa de Calcuta:
(…) no fue como yo quería, para mí fue
lo peor… (…) Yo tenía en mi cabeza…
yo nunca pensé, porque uno no sabe qué
es lo que espera de ese momento… Yo
le dije a él que quería con una persona
que me quiera, porque mi mamá siempre
me recalcó eso, que tenía que ser con
una persona que vos elegís para toda la
vida. Entonces yo le dije eso y agarró y me
manipuló… Me dijo: “entonces vos no me
querés”. Entonces yo, en ese momento,
sentía o pensaba que yo lo quería. (…)
Después se hizo la burla de mí… Agarró
y me dijo: “no me aguantaste” así…Yo lo
más bonito que pensaba es que me hayan
dicho, no sé… algo bonito o algún cariño,
pero no fue así. (Mónica; 17-SCC)
Muchas chicas, obnubiladas por el amor romántico, piensan que el sacrificio, la entrega, será correspondida y que serán felices, tal vez para siempre. Mónica, al recordar las palabras de su mamá,
que la virginidad se entrega a alguien que es para
toda la vida, se arrepiente y hace notar la gran
confusión que le causó el episodio. Más que las
otras chicas, se expresa sobre el cinismo por parte de este su enamorado, para quien no solamente se sacrificó por entregarle su virginidad, dándole su apoyo incondicional para que supere sus
problemas, para que le convirtiera en una simple
prostituta y, finalmente, en una mujer, con todas
las implicaciones de sufrimiento:
(…) y todo fue cambiando, porque ya no
me gustó el saber que yo ya no era una
niña, ya era una mujer y ya él me trataba
diferente. Ya no me respetaba mucho,
porque pensaba que tenía derecho de mi
cuerpo. Entonces ya no me gustó eso y
me arrepentí mucho, porque yo estoy así
ahorita y un chico que sepa que ya yo no
soy, ya no me respeta, porque yo ya no
tengo nada que cuidarme. (Mónica; 17-SCC)
La falta de respeto y, asimismo, el hecho de que su
enamorado, según ella, era adicto a la marihuana,
le hicieron ver la relación sin futuro. La mujer objeto, al “entregarse” sin recibir amor, según Mónica, pierde todo. Ella, de esta manera, repite el
patrón, que por haber tenido relaciones sexuales
coitales y no haber sido correspondida, se siente
Sin embargo, es de destacar que estas tres chicas
tienen algo en común y es la tristeza por el abandono afectivo que experimentan con respecto a
su familia, especialmente por la poca comunicación y relación de confianza con su madre:
- P: ¿Con quien hablabas de esos cambios
[físicos]? ¿Sentías necesidad de hablar?
La verdad es que, siempre, todos mis
problemas fueron para mí. No me gusta
comentarle a nadie. Por eso le digo que los
cambios que yo sufría eran aflicción. Para
mí, que los problemas que sentía eran para
mí. No tenía con quien comentarlos (...).
- P: ¿Prefieres no contarle cosas?
Cosas buenas le cuento y las cosas malas
prefiero no, para evitarle los enojos y
aparte que ella está enferma (…).
- Mi mamá actuó bien y actuó mal, porque yo
quería comentarle lo que a mi me pasaba
y ella no tenía tiempo y, a veces, me decía:
“¿por qué me estás hablando de eso?” cosa
que yo me privaba y me limitaba con mis
palabras (…). (Laura; 16-SCC)
- P: ¿A qué edad notaste que tu cuerpo
cambiaba?
Eso fue a mis doce años y comencé a sentir
miedo.
P: ¿Por qué miedo?
No sé. Porque, o sea, mi padre, mi madre,
que es mujer, nunca me dijo nada, que
esto vas a desarrollar en tu cuerpo y todo,
nunca me dijo. Y yo tuve que aprender
de mí, a saber qué era lo que mi cuerpo
tenía; unos cambios. A veces me asustaba,
pero a veces mi hermana, con la que estoy
viviendo, ella fue la única que me habló.
Me decía: “cuando uno va creciendo su
cuerpo se va desarrollando”, todo eso.
- P: Me dices que lo más difícil es que no te
comprenden, ¿a ti no te comprendieron?
La verdad que nunca. Siempre lo han
querido hacer, pero no lo hacen de las
maneras en que los padres deberían
hacerlo. Es algo que lo hace sentir a
uno mal y se siente que uno no tiene la
confianza para decirle lo que uno quiere
o siente, si tiene derecho de decidir y eso.
No sé, no lo saben comprender, entender
y no lo escuchan. Dicen: “estoy ocupada,
hablamos después”, o está aburrida y
están renegando.
- Fue por eso que me vine acá a vivir con mi
hermana. Porque, bueno, estaba cansada
de que mis padres me estén tratando, me
hagan a un lado por el color de piel de uno;
a veces me trataban de “negra” o “porra”,
así hablaban, discriminando un poco.
(Sofía; 18-SCC)
- (…) como mi mamá no estuvo un tiempo
conmigo, entonces yo tuve que madurar
como casi a la fuerza, digamos. Entonces
yo ya sé de las cosas.
- Sólo cuento a mis amigas. No se… porque
me siento más en confianza con ellas (…)
porque si yo llego a contarle algo a mi
mamá, ella no me va a entender (…) Yo
creo que, a esta edad, uno necesita una
persona; porque, a esta edad, tenemos
problemas (…) Entonces, los problemas
con los padres, que a veces no te
entienden, entonces una busca una amiga
o un cortejo que te diga “¿cómo estás?”
(Mónica; 17-SCC)
También se expresan de manera clara, cuando
se les pregunta qué tipo de relación les gustaría
tener con sus hijos o hijas:
- (…) yo creo que lo que yo pasé, no voy a
querer que pase mi hijo o mi hija o que lo
haga mi hijo, digamos. Yo creo que voy a
tener que actuar de la manera más libre
para que ella se atreva a contarme sus
Hallazgos
puta por “fácil”, mujer por “sufrida” y despojada
de todas las cualidades que podría tener. Para su
enamorado es un cuerpo que ni siquiera en su versión más reducida le pertenece; pero finalmente
es lo único que Mónica resiste a aceptar.
143
problemas y yo poder ayudarla en algo…
No sé. (Laura; 16-SCC)
- Tratarlos de lo mejor, hacerles sentir ese
apoyo y que, realmente, me interesan, ya
que mis padres nunca me lo mostraron,
pero yo sí lo haré para ellos. Aconsejarlos,
cualquier cosa, y estar ahí para ellos.
Hacerlos sentir que son y siempre van a ser
realmente valiosos para mí. (Sofía; 18-SCC)
- Yo quisiera llevarme, que se comuniquen
conmigo y me digan sobre lo que ellas
están pasando, porque, la verdad, yo igual
necesitaba a alguien que me escuche; sin
embargo, mi mamá no estaba ahí para
escucharme. (Mónica; 17-SCC)
De este modo, se deja entrever que la falta de
control sobre la relación de pareja, la dependencia afectiva y la falta de asertividad, se relacionan
(también) con la necesidad de sentirse acogidas
por alguien, reconocidas, escuchadas, queridas.
Desde esta perspectiva su lamento, su poca autoestima, su necesidad de autoflagelarse, se hace
inteligible. Asimismo, se puede explicar que necesitan aferrarse a los mandatos de casa, para tal vez
lograr que las quieran un poquito (más). Por tanto,
la transgresión es doblemente traumática64.
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
La historia de Romina es distinta, cuando comienza
su recato ¡vaya sorpresa!, con el autoreproche por
su propia falta de amor, al tener la primera relación
sexogenital. Argumenta que fue simplemente por
querer experimentar:
144
(…) por curiosidad. Fue mi decisión. Fue
querer estar con él, ¿no ve? Pero nada
más (…) Yo solamente quería sentir qué
era, pero sentir; sólo quería experimentar,
nada más, pero sin sentir amor” (…).
P: ¿Cómo te sentiste después?
Me sentí dolorida, principalmente.
Después me sentí mal, porque me decía
“¿por qué dizque algo que para mí era
importante”, que para mí valía harto, “por
qué no dejé que espere?”. Me sentía mal.
Me sentía culpable. (Romina; 17-SCC)
Romina destaca y repite varias veces que quería experimentar y, sin embargo, si prestamos atención
al conjunto del relato, no podemos pasar por alto
que se trata de un argumento no muy convincente.
Se lamenta por no haberlo hecho con la dosis necesaria de amor por él; pero, luego, deja traslucir que
no hubo amor por ambas partes y, a consecuencia,
aparece nuevamente el sentimiento de culpa. Por
eso el lamento, “¿por qué no dejé que espere?”,
supone algún desbalance respecto a la necesidad
de experimentar. Pero Romina reconstruye el episodio de forma menos autodestructiva que Laura,
Sofía y Mónica, pues, al no haberlo hecho con suficiente amor, no necesita definirse como puta y
mujer sufrida. En su caso el enamorado no fue el
que le hizo puta, lo cual, aparentemente, no causa
el mismo dolor, pues, ambos lo hicieron, por “experimentar”. Pero muy en el fondo, Romina, que
también ante su madre reivindica el derecho al placer y a experimentar, no puede ignorar del todo el
entorno discriminatorio hacia las mujeres, lo cual
explica que tampoco pudo obviar ese sentimiento
tan recurrente de la culpa:
Porque yo veo, si es mujer, una mujer
puede sentir vergüenza ¿no ve? Puede
sentir miedo. En cambio en un hombre,
lo que le pueden enseñar; ellos dicen que
pueden hacerlo pa no quedar mal pero,
sin embargo, ni ellos mismos saben lo que
están haciendo. (Romina; 17-SCC)
Observamos que, finalmente, Romina expresa también algún reproche con respecto a este enamorado con quién tuvo su primera relación sexogenital.
64 Ma. del Carmen García señala al respecto: “Cuando se subvierten y entremezclan estas formas de expresión corporal tradicional, inmediatamente surge la culpa, lo demoniaco, el loco amor, la vergüenza o el pecado. Pues en los sistemas patriarcales lo erótico está firmemente
ligado a la reproducción y en el caso de las mujeres supeditado a ésta: de tal manera que al subvertir esta relación, la experiencia del
pecado es inevitable” (2002).
P: ¿Cuándo o en qué momento te sientes
más a gusto con el enamorado?
Cuando compartimos, cuando estamos en
familia o cuando estamos charlando, eso
para mí es gusto.
P: ¿Y cuando no te gusta o te incomoda?
Cuando llegamos a ese punto de… cuando
ya se toca el punto de sexualidad y ahí
ya te preguntan; “¿tuviste ya relaciones?
¿tuviste enamorado? ¿tuviste con él?
¿cuántas veces estuviste?”. Eso, para mí, es
incómodo. (Romina; 17-SCC)
De todas maneras, Romina no deposita “la culpa”
por sentirse ella “culpable”, en el enamorado. Se
refiere a un modo de actuar de muchos varones:
“ellos dicen que pueden hacerlo pa no quedar
mal”. Reconoce los mandatos de género como
explicación de lo ocurrido: ella no debería haberlo hecho para no quedar mal y él lo hizo o tenía
que hacerlo para quedar bien. La capacidad de
Romina de analizar lo que pasa en la sociedad, el
reconocimiento de las diferencias entre lo permitido para varones y mujeres, le evita victimizarse
como Laura, Sofía y Mónica. Revisaremos lo que
ellas decían:
- (…) se lavó las manos y yo quedé mal.
(…) Ya no conforme con lo que hizo, me
siguió buscando, me siguió haciendo daño
(…) Siempre creí en él, pero él siempre me
defraudó. (Laura; 16-SCC)
- Sólo la utilizan a una para un rato y
después se van con otra. Casi no lo toman
en serio. No respetan a nadie. (…) A él no
le gustaba estar con una sola chica, sino
con varias y eso fue lo que a mí me dolió.
(…) Siento que me destrozó para siempre,
como hasta ahorita. Es algo que no se
puede remediar, ni volver el tiempo para
que no te endulcen el oído (…). (Sofía; 18SCC)
- (…) agarró y me manipuló… Me dijo
entonces: “vos no me querés …” Entonces
yo, en ese momento, sentía o pensaba
que yo lo quería. (…) Después se hizo la
burla de mí…Agarró y me dijo: “no me
aguantaste”, así. (Mónica; 17-SCC)
Ahora, la pregunta es ¿cuál es el mecanismo que
permite que tantas chicas se victimicen y no conciban que son sujetos activos para cambiar el rumbo de sus vidas y cambiar su actitud con respecto
a la toma de decisiones sobre sus cuerpos y sus
vidas? La narración de Sandra nos puede dar también alguna respuesta, cuando reiteradamente
explica que para ella es muy complicado ser adolescente. Nos expone, lo que en muchos estudios
sobre la problemática adolescente se calificaría
como “conducta de riesgo”:
A mí me parece complicado. A esta
edad los jóvenes quieren experimentar
y conocer cosas y gracias a eso tienen
sus cabezas terribles como embarazos o
enfermedades, así.
P: ¿Y te parece fácil o difícil ser
adolescente?
Muy difícil, difícil, porque ésta es la
etapa en la que te vas desarrollando y te
vienen ideas a la mente. No sabes qué
elegir (…) Somos curiosos, queremos
experimentar más y al experimentar más
nos metemos en problemas y nosotros
mismos nos metemos en problemas,
nosotros mismos creamos los problemas,
nosotros queremos salir, salir dañados y lo
empeoramos todavía más.
P: Y ¿qué serán esas ideas que se te vienen
a la mente cuando eres adolescente?
Hallazgos
Alude al hecho de que él no “sabía lo que estaba
haciendo”. Vuelve, de este modo, la imagen del
desbalance, de la relación no igualitaria, cuando
menciona que ahora tiene un nuevo enamorado.
Pues, deja traslucir que le cuesta compartir con él
que ya tuvo “su primera vez” y, peor aún -suponemos-, por haberlo hecho “sin amor”, por “experimentar”, lo que suele ser lo más normal entre
varones:
145
Hmmm… el de ser libre; salir a la hora
que quieres, incluso hasta tomar; tener
relaciones sexuales; querer ganar tu propio
dinero; ser independiente, eso.
P: Y ¿qué será lo más lindo de ser
adolescente?
Experimentar las cosas, conocer, saber
caer y saber levantarte, eso es lo más
lindo. (Sandra; 16-LPR)
Observamos que Sandra no atribuye sus problemas a otros/as. Reconoce que no lo tiene fácil,
por esas ganas suyas de sentirse libre, por querer
conocer, experimentar; con el resultado de que a
momentos se siente caer. Sin embargo, para ella
“lo más lindo” es saber levantarse y, no menos
importante, aunque no lo diga expresamente,
con su propia fuerza.
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
Sandra tuvo a los 14 años “su primera vez” y para
ella fue: “agradable, por primera vez había sentido eso en mi vida, totalmente libre y así”. Ha tenido muchos enamorados, los tiene también “online” y reconoce que en algunas oportunidades ha
tenido sexo por presión, pero considera que (ella
misma) debe corregir este tipo de “equivocaciones”. En un pasaje de su relato deja entrever que,
a su vez, ella también “ha sacado provecho” de
sus enamorados:
146
P: Si te cuesta tener confianza con tus
padres, ¿de dónde obtuviste información
sobre estos métodos?
En el internet y con los novios que he
tenido, porque generalmente cuando tenía
15 años mis chicos eran de 23, 24… 30 y así.
P: ¿Y con ellos hablaban?
Sí, tenían más experiencia. (Sandra; 16LPR)
A medida que Sandra nos va relatando sobre
sus experiencias, nos puede dejar con preocupaciones, ya que acude a fiestas “pecaminosas” e,
inclusive, comparte sobre algunos episodios de
consumo de drogas. Sin embargo, paradójicamente, es irreverente en cuanto a la lucidez respecto a los tabúes imperantes, tabúes, cuya interiorización, por parte de la mayoría de las chicas
de su edad, causan muchísimo daño a la autoestima y a la capacidad de decidir sobre sus cuerpos
y sexualidad. Pues, Sandra está en un proceso de
fortalecimiento de su capacidad de autonomía, lo
más lindo para ella “es experimentar las cosas, conocer, saber caer y saber levantarte” y es capaz;
pues, no sabemos cómo y por qué, pero tiene claro cuáles son los mandatos de género que, injustamente, se imponen a las mujeres.
De esta manera, los adolescentes, pero las adolescentes mujeres en especial, nos interpelan mediante la crudeza de muchas de sus historias respecto a
lo que Sofía llamaba “los cuerpos que rechazan la
libertad”. Pues, a pesar de los avances y acuerdos
que se han ido trazando en las sucesivas convenciones y conferencias internacionales, para posesionar los derechos sexuales, y pese a las políticas
públicas establecidas, no se ha planteado de manera contundente el ejercicio de los derechos sexuales, desde un enfoque de construcción de autonomía y de poder de decisión, que permita a chicos y
chicas disfrutar a plenitud de la(s) sexualidad(es),
con todo su potencial afectivo y erótico.
A modo de conclusión
Considerando la tristeza profunda -especialmente
en la narración de algunas chicas-, muchas dejan
traslucir que pueden superar anímicamente la
mentira de un compañero, de un enamorado, pero
las medias verdades, la manipulación de los adultos
más queridos es lo más doloroso y, frecuentemente
ni siquiera es reconocida como tal.
Podríamos concluir que el lente del mundo adulto,
en especial de las madres, los padres, que son los
primeros encargados en brindar afecto a los hijos,
las hijas, es de aumento: de aumento para vigilar
la mantención estricta de los atributos de género;
de aumento para ver demonios por todas partes.
Ya lo mencionamos, solemos dirigir nuestra propia mirada hacia las desigualdades genéricas entre pares, chicos y chicas de la misma edad, pero
el rol del mundo adulto para exacerbar las desigualdades de género, para subrayar los atributos
del ser femenino y del ser masculino y su relación
jerarquizada, pareciera que ocupa un espacio
predominante en los modos de experimentar la
opresión de género; de las adolescentes mujeres
en especial.
De esta manera, se hace también necesario realizar
investigaciones que permitan visibilizar las circunstancias en que chicos y chicas adolescentes, que
no responden a la expectativa heteronormativa,
construyen sus identidades y se enfrentan cotidianamente, tanto a la discriminación sutil como a las
formas más agresivas: en el colegio, en sus comunidades, para ni mencionar sus casas.
Si bien en algún número de colegios se desarrollan algunas iniciativas para, al menos, hacer conocer algo sobre métodos anticonceptivos, esta
instancia no se posesiona como un espacio de
referencia para trastocar los roles y estereotipos
de género, así como los de la heteronormatividad. Los conceptos de libertad y derechos están
ausentes desde el discurso educativo formal. Un
número considerable de chicas y chicos identifican desigualdades entre mujeres y varones, doble estándares, que se mantienen por parte de
las personas adultas y el contexto social entero;
pero no cuentan con espacios de diálogo que
permiten trascender, de manera más contundente, los guiones establecidos para el relacionamiento con sus pares, varones y mujeres.
El amor romántico y, por otro lado, el imaginario
social de “la chica fácil”, constituyen definitivamente los ejes de la complejidad en que las chicas
toman decisiones sobre su sexualidad y relaciones afectivas. El amor romántico, en primer lugar,
con relación a sus enamorados; “la chica fácil”, en
primer lugar, con relación a las expectativas de
decencia por parte del círculo familiar.
Introducción
Hemos podido constatar que una dimensión del
ser humano, con un potencial tan placentero,
como es la sexualidad, puede convertirse -por diversos motivos- en la causa de muchas angustias.
Cuando este potencial -para esta generación, que
tiene muchos motivos para ser más optimista que
la anterior- representa simplemente una relación
íntima con miedos y culpas, algo está mal en nuestra sociedad.
147
El estudio, con un enfoque desde el derecho al
placer erótico, paradójicamente, nos enfrentó
con múltiples sensaciones de displacer; no hay escape posible al respecto. Pero nos convence aún
más de que el hablar sobre el placer y el displacer
es la vía para, paulatinamente, construir cuerpos,
capaces de apreciar y acoger la libertad y el derecho propio. Pues, si subjetivamente no hay opciones, no hay forma de ejercer el derecho a elegir.
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
Paradójicamente, se explica el fenómeno del tabú
sobre las libertades sexuales de las adolescentes,
de alguna manera, por los cambios que se han
dado respecto a la legitimidad de algunos (nuevos) derechos de las mujeres. Si, hace un tiempo
atrás, la maternidad era el destino obvio de ellas
y, así también, en muchos casos, de las mujeres
adolescentes, hoy en día, se ha volcado la expectativa hacia el estudio, encubriendo con ello la negación del deseo sexual femenino. Sin embargo,
ni desde el Estado, ni desde el sector educativo
y de salud, se ha puesto atención en esta nueva
injusticia. Pues, el derecho a la profesionaliza-
148
ción y a la participación de las mujeres en la sociedad, no puede restringir el derecho a disfrutar
libremente de la sexualidad en la adolescencia.
Es como si el mensaje fuera que, para alcanzar la
meta de la ciudadanía, las mujeres y, en nuestro
caso, las adolescentes, tienen que pagar nomás
algún precio por estas nuevas oportunidades de
emancipación: preocuparse exclusivamente por
la nota, para no temer el rechazo de su entorno
más querido.
Con respecto a este nuevo horizonte de la
profesionalización, cabe profundizar en futuros
estudios cómo opera, en las subjetividades de
las mujeres adolescentes, la configuración de sus
proyectos de vida. Pues, si, aparentemente, la
meta de la profesionalización no se asocia con algo
más concreto, como ser, un futuro laboral más
satisfactorio, con independencia, con derechos
sexuales, con elecciones sobre la maternidad, con
un cuerpo para sí, ¿en qué quedará la perspectiva
de la equidad que tanto se anhela para las nuevas
generaciones?
Bibliografía
Aliaga, Sandra, Ximena Machicao Barbery, Franklin García Pimentel, Louise Bury 2011. Situaciones evitables:
Embarazos no deseados y abortos inseguros en cinco ciudades de Bolivia, La Paz: Marie Stopes.
Amuchástegui Herrera, Ana 1996. “El significado de la virginidad y la iniciación sexual. Un relato de
investigación”. En: Szasz, Ivonne y Lerner, Susana; Para comprender la subjetividad. Investigación
cualitativa en salud reproductiva y sexualidad. México: El Colegio de México.
ANEP (Programa de Educación Sexual - Comisión de Educación Sexual) s/f. Módulos docentes. Módulo
1. La educación sexual. Marco conceptual y metodológico. Disponible en: http://www.mysu.org.uy/
haceclick/modulos-docentes/m01-la-ed-sexual-ok.pdf
Araujo, Kathya s/f. Entre el paradigma libertario y el paradigma de derechos: límites en el debate sobre
sexualidades en América Latina. Disponible en: http://equidad.org.mx/ddeser/seminario/internas/
lecturas/lect-sexual/virginidad einiciacionsexual.pdf
Asamblea Legislativa Plurinacional 2014. Código Niño, Niña, Adolescente. Ley 548.
Becerra Brito, Miguel Ángel 2015. Cuerpos, sexualidades y cibercultura: Uso de redes sociales digitales
por jóvenes en Bolivia. Tesis de Master. Oviedo, España. Disponible en: http://hdl.handle.net/
10651/32602
Beltrán, Álvaro 2011. Análisis de los discursos que conforman el imaginario adolescente en torno a la
sexualidad, salud sexual y diversidades sexuales: el poder socio-simbólico del género. Trabajo fin
de Master. Disponible en: https://www.researchgate.net/publication/277044481_Analisis_de_
los_discursos_que_conforman_el_imaginario_adolescente_en_torno_a_la_sexualidad_salud_
sexual_y_diversidades_sexuales_El_poder_socio-simbolico_del_genero
Butler, Judith 2001. El género en disputa. México: Ediciones Paidós.
______ 1997. “La cuestión de la transformación social”. En: Mujeres y transformaciones sociales.
Barcelona: Ed. El Roure.
Bibliografía
Boccardi, Facundo s/f. Los efectos del feminismo y los estudios de género en la educación sexual. Escuela
de Letras. Facultad de Filosofía y Humanidades. Universidad Nacional de Córdoba. Argentina.
149
Caplan, Patricia 1989. “Introduction”. En: Caplan (ed.). The cultural construction of sexuality. London y
Nueva York: Routledge.
Castro, María Dolores, María Eugenia López 2014. Embarazo en adolescentes. Acceso de adolescentes
embarazadas a servicios públicos de salud sexual y salud reproductiva en El Alto. La Paz: CIDESUMSA, OMS, OPS/OMS y UNFPA.
Castro, María Dolores s/f. La salud sexual y reproductiva de las poblaciones indígenas. Tierras bajas, valles
y altiplano. La Paz: UNFPA, FCI, Viceministerio de Salud Intercultural y Medicina Tradicional.
Católicas por el Derecho a Decidir 2014. Espiral del silencio en torno al aborto en Bolivia. La Paz.
______ 2011. Encuesta Nacional de Opinión sobre Derechos Sexuales, Derechos Reproductivos y Aborto.
La Paz.
Caycho R., Tomás s/f. Actitudes hacia la homosexualidad masculina y femenina en adolescentes y jóvenes
limeños. Disponible en: http://sisbib.unmsm.edu.pe/BVRevistas/rev_psicologia_cv/v12_2010/pdf/
a04.pdf
COGAM (Colectivo de Lesbianas y Gays de Madrid) s/f. Investigación sobre las Actitudes hacia la
Homosexualidad en la Población Adolescente Escolarizada de la Comunidad de Madrid. Disponible
en: https://www.google.com/search?q= Actitudes+hacia+la+Homosexualidad+en+la+Poblaci%C3
%B3n+Adolescente+Escolarizada+&ie=utf-8&oe=utf-8
Cuñat, Ruben s/f. Aplicación de la teoría fundamentada. Disponible en: https://www. google.
com/search?q=Cu%C3%B1at+investigaci%C3%B3n&ie=utf-8&oe=utf-8&client=firefoxb#
q=la+Teor%C3%ADa+fundamentada+puede+ser+utilizada+para+un+mejor+entendimiento+de+un+fen%C3%B3meno+Cu%C3%B1at+investigaci%C3%B3n
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
Dávila León, Oscar 2014. Adolescencia y juventud: de las nociones a los abordajes. Última Década, Nº 21,
CIDPA Valparaíso. Disponible en: http://dx.doi.org/10.4067/ S0718-22362004000200004 150
De Jesús Reyes, David 2011. Adolescencias escindidas. Sexualidad y reproducción adolescente en
contextos urbano-marginales de Nuevo León. Universidad Autónoma de Nuevo León, México.
Disponible en: https://www.academia.edu/6715704/Adolescencias_escindidas_sexualidad_y_
reproducci%C3%B3n_adolescente_en_contextos_urbanos marginales_de_Nuevo_Le%C3%B3n
De la Cruz Martín-Romo, Carlos; Fernández, Miguel Ángel s/f. Manual Educar y Atender la Sexualidad
desde Pediatría. UNAF (Unión de Asociaciones Familiares). Disponible en: https://www.google.
com/search?q=Educar+y+ Atender+la+Sexualidad+desde+Pediatr%C3%ADa%E2%80%9D+UNAF+&i
e=utf-8&oe=utf-8&client=firefox-b
Díaz Loving, Rolando; Robles Montijo, Susana 2009. Atracción, romance, sexo y protección en adolescentes.
Enseñanza e Investigación en Psicología. Vol. 14, núm. 2. Consejo Nacional para la Enseñanza en
Investigación en Psicología A. C. Xalapa, México. Disponible en: http://www.redalyc.org/pdf/292/
29211992001.pdf
Dibbits, Ineke; Pabón, Ximena 2012. Granizadas, bautizos y despachos. Aportes al debate sobre el aborto
desde la Provincia Ingavi. La Paz. Conexión Fondo de Emancipación/TAHIPAMU.
Díaz Sanchez, Josefina 2006. Identidad, adolescencia y cultura. Jóvenes secundarios en un contexto
regional. Revista Mexicana de Investigación Educativa, vol. 11, núm. 29, abril-junio, 2006, pp. 431457. Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id= 14002906
Duarte Quapper, Klaudio 2011. Privilegios patriarcales en varones jóvenes de sectores empobrecidos
¿cambios o acomodos? Disponible en: http://repositorio.uchile.cl/bitstream/handle/2250/121850/
Privilegios_patriarcales_en_varones.pdf?sequence=1
Foucault, Michel 2005. Historia de la sexualidad I: la voluntad de saber. Trigésima edición. Buenos Aires.
Siglo XXI.
______ 2001. Un diálogo sobre el poder y otras conversaciones. Primera edición con nueva introducción.
Madrid: Alianza Editorial.
______1993. Historia de la sexualidad 2: el uso de los placeres. Madrid: Siglo XXI.
Fine, Michelle 1999. Sexualidad, educación y mujeres adolescentes: El discurso ausente del deseo.
Disponible en: http://cdd.emakumeak.org/ficheros /0000/0551/Fine.pdf
Fuertes Martín, Antonio et. al. 2007. La coerción sexual en las relaciones de los y las adolescentes y jóvenes:
naturaleza del problema y estrategias de intervención. Apuntes de Psicología. Colegio Oficial de
Psicología. Vol. 25, número 3, Universidad de Salamanca. Disponible en: http://www.cop.es/
delegaci/andocci/files/contenidos/VOL25_3_8.pdf
Fuller, Norma 1994. “En torno de la polaridad marianismo-machismo”. En: Gabriela Arango, Magdalena
León y Mara Viveros (eds.). Lo Femenino y lo Masculino: estudios sociales sobre las identidades de
género en América Latina. Bogotá: Universidad de los Andes.
Gavilán, Vivian; Carrasco, Ana María 2009. Representaciones del cuerpo, sexo y género entre los Aymara
del Norte de Chile. Chungara, Revista de Antropología Chilena. Disponible en: http://www.redalyc.
org/articulo.oa?id=32612464006
Giddens, Anthony 1992. La transformación de la intimidad. Sexualidad, amor y erotismo en las sociedades
modernas. PSICOLIBRO. Disponible en: http://www.obta.uw.edu.pl/~lukasz/ZESPOL/zajecia/
Anthony%20Giddens%20-%20La%20Transformacion%20de%20la%20Intimidad.pdf
______s/f. El desarrollo sexual en la adolescencia. Disponible en: http://www.inppares.org/sites/default/
files/Desarrollo%20sexual%20en%20la%20adolescencia.PDF
Bibliografía
Gómez Zapiain, Javier 1995. El deseo sexual y sus trastornos: aproximación conceptual y etiológica.
Disponible en: https://sexologiaenredessociales.files.wordpress.com /2013/08/a1-4-gomez.pdf
151
Gozálvez Pérez, Vicent; Zeballos Clavijo René s/f. Las interacciones mediáticas de la juventud boliviana: la
competencia mediática de jóvenes de La Paz. Disponible en: http://www.revistachasqui.org/index.
php/chasqui/article/view/16/26
Grimberg, Mabel 2002. Iniciación sexual, prácticas sexuales y prevención al VIH/SIDA en jóvenes de sectores
populares: un análisis antropológico de género. Horizontes antropológicos. Vol.8, Nº 17. Disponible
en: http://dx.doi.org/10.1590/S0104-71832002000100003.
Heras, Davinia et. al. 2016. Evaluación de los efectos del Programa de Educación Sexual SOMOS sobre la
experiencia sexual y las actitudes hacia la sexualidad de adolescentes. Revista de Psicodidáctica,
2016, 21(2). Disponible en: http://www.ehu.eus/ojs/index.php/psicodidactica/article/viewFile/
14300/14214
Hernández, Rafael 2014. La investigación cualitativa a través de entrevistas: su análisis mediante la teoría
fundamentada. Disponible en: http://institucional .us.es /revistas/cuestiones/23/Mis_5.pdf
INE/Ministerio de Salud y Deportes 2008. Encuesta Nacional de Demografía y Salud (ENDSA).
Insaurralde, Emilse René 2013. Sexualidad, cuerpo y género: Las representaciones de jóvenes pobres de la
ciudad de La Plata. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. En: Memoria Académica.
Disponible en: http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/tesis/te.846/te.846.pdf
IPAS - Bolivia 2011. Las cifras hablan. El aborto es un problema de salud pública. La Paz.
Juárez Herrera y Cairo, Lucero Aída 2009. Apropiación de derechos sexuales y reproductivos en la
adolescencia: dimensiones de la ciudadanía. Revista de Estudios de Género. La ventana, vol. IV, núm.
30. Universidad de Guadalajara. Disponible en: http://www.redalyc.org/pdf/884/88412190007.pdf
Jones, Daniel 2010. Sexualidades adolescentes. Amor, placer y control en la Argentina contemporánea.
Buenos Aires: Fundación Centro de Integración, Comunicación, Cultura y Sociedad - CICCUS;
Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales – CLACSO.
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
Krauskopf, Dina 1998. Dimensiones críticas en la participación social de las juventudes. En: Participación y
Desarrollo Social en la Adolescencia. San José. Fondo de Población de Naciones Unidas. Disponible
en: http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/ar/libros/cyg/juventud/krauskopf.pdf
152
______ s/f. Los procesos de la adolescencia en las familias contemporáneas. Disponible en: https://prezi.
com/22yui2wtgqbv/los-procesos-de-la-adolescencia-en-las-familias-contemporane/
Londoño, M.L. 1996. Derechos sexuales y reproductivos: Los más humanos de todos los derechos. Cali:
ISEDER.
Lozano Vicente, Agustín 2014. Teoría de teorías sobre la adolescencia. Última Década, Nº 40. Centro de Estudios
Sociales, Valparaíso, Chile. Disponible en: http://www.redalyc.org/pdf/195/19531682002.pdf
Martínez Barreiro, Ana 2004. La construcción social del cuerpo en las sociedades contemporáneas. Papers
73. Revista de Sociología. Disponible en: http://papers.uab.cat/article/view/v73-martinez/pdf-es
Martínez Velásquez, Ben Samuel s/f. Prácticas comunicativas de los adolescentes cochabambinos en la
mensajería instantánea y su relación con la configuración de sus identidades individuales. Disponible
en: http://www.scielo.org.bo/pdf/rpc/v11n13/ v11n13a04.pdf
Megías, Ignacio 2005. Jóvenes y sexo. El estereotipo que obliga y el rito que identifica. Madrid: INJUVE,
Disponible en: http://www.injuve.es/sites/default/files/ jovenes_y_sexo0.pdf
Ministerio de Salud y Deportes 2014. Plan Nacional de Salud Sexual y Reproductiva (2014-2018).
______2013. Guía Nacional para la Atención Integral y Diferenciada de Adolescentes y Jóvenes. La Paz.
______2010a. Plan Nacional para la Salud Integral de la Adolescencia y Juventud Boliviana 2009-2013. La
Paz.
______2010b. Estudio de embarazo en adolescentes en cuatro hospitales materno infantiles de La Paz, El
Alto, Cochabamba y Santa Cruz. La Paz.
Montecino Aguirre, Sonia 2014. Madres y Huachos. Alegorías del mestizaje chileno. Santiago de Chile:
Editorial Catalonia.
Morgade, Graciela (comp.) 2011. Toda educación es sexual. Hacia una educación sexuada justa. Buenos
Aires: La Crujía Ediciones.
______ s/f. Sexualidad y prevención: discursos sexistas y heteronormativos en la escuela media. Disponible
en: http:// www.uepc.org.ar/conectate/wpcontent/uploads/2013/04/Sexualidad_y_prevencion_
Discursos_sexistas_en_la_escuela_media.pdf
Muelas de Ayala, Laura 2014. El placer como proceso creativo en la transformación feminista.Trabajo
de investigación. Disponible en: https://addi.ehu.es/bitstream/ 10810/16509/1/Trabajo%20Fin%20
de%20M%C3%A1ster_Laura%20Muelas%20de%20Ayala.pdf
Observatorio de Derechos Sexuales y Derechos Reproductivos et al. 2010. Factores socioculturales del
embarazo en adolescentes. La Paz: UNFPA.
Padrón, María del Mar 2009. Libro Blanco sobre Educación Sexual de la provincia de Málaga. Diputación
de Málaga. Disponible en: http://www.redpapaz.org /aprendiendoaserpapaz/images/stories/
investigaciones/afectividad/libroblancoeducacionsexual.pdf
Bibliografía
OMS 2000. Promoción de la Salud Sexual. Recomendaciones para la acción 2000. Disponible en: http://
www.flasses.net/boletines/salud_sexual_ops.pdf
153
Pinto Tapia, Bismarck 2008. Amor y personalidad en universitarios aymaras del departamento de La Paz.
Tesis Doctoral, Universidad de Granada. La Paz: s/e.
Piñón Lora, Maybel; Cerón Hernández, Cyntia 2007. Ambitos sociales de representación del cuerpo
femenino. El caso de las jóvenes estudiantes universitarias de la Ciudad de México. Última Década Nº
27, Valparaíso CIDPA. Disponible en: http://www.scielo.cl/pdf/udecada/v15n27/art07.pdf
Poggi, Carolina et. al. 2009. Subjetividades Juveniles: entre el adultocentrismo y el patriarcado. Revista
Tesis 2009, N° 2, pp. 59-73. Disponible en: https://www.academia.edu /4684220/Subjetividades_Juveniles_entre_
el_adultocentrismo_y_el_patriarcado
Quintero Benavides 2008. Algunas ideas en torno al embarazo adolescente: un ejercicio biopolítico. Tesis
para optar al título de Magister en Derecho. Bogotá: UNIANDES.
Rincón Gallardo, Paula 2014. Nuevas formas de interacción social en adolescentes a través de los teléfonos
celulares. Tesis. Disponible en: http://aldeavirtual.infotec.com.mx/wp-content/uploads/2014/09/
textopdf.pdf
Raguz, María s/f. Erotismo, Placer y Sociedad. Un paseo por la historia: Ayer y hoy. Disponible en: http://
www.ciudadaniasexual.org/boletin/b5/Erotismo,%20Placer %20y%20Sociedad.pdf
Rodrígañez, Casilda 2010. La Sexualidad y el funcionamiento de la dominación para entender el origen
social del malestar individual. La rebelión de Edipo, parte II. Edición digital. Disponible en: https://
www.google.com/search?q=casilda+rodriga%C3%B1ez&ie=utf-8&oe=utf-8&client=firefoxb#q=sexualidad+casilda+rodriga %C3%B1ez
Rubin, Gayle 1993. “Thinking Sex: Notes for a Radical Theory of the Politics of Sexuality”, en Henry
Abelove, Michèle Barale y David Halperin, eds. The Lesbian and Gay Studies Reader. New York,
London: Routledge.
Salinas, Silvia (Coord.) 2014. Vivencias y relatos sobre el embarazo en adolescentes. Una aproximación
a los factores culturales, sociales y emocionales a partir de un estudio en seis países de la región.
Informe Final. Plan Internacional; UNICEF.
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
Salinas Mulder, Silvia; Castro Mantilla, María Dolores 2011. Diagnóstico sobre el estado actual de la salud
y los derechos sexuales y reproductivos en Bolivia (versión para la difusión).
154
Salinas, Silvia 1998. Más allá de sueños y contradicciones: identidad, poder y sexualidad en adolescentes de
zonas peri-urbanas de La Paz y El Alto. La Paz: UNFPA.
Sánchez Olvera, Alma Rosa 2009. Cuerpo y sexualidad, un derecho: avatares para su construcción en la
diversidad sexual. Sociológica, año 24, número 69. Disponible en: http://www.scielo.org.mx/pdf/
soc/v24n69/v24n69a6.pdf
Savater, F. 2000. El contenido de la felicidad. Madrid: Suma de Letras.
Szasz, Ivonne, Susana Lerner (comp.) 1996. Para comprender la subjetividad: investigación cualitativa en
salud reproductiva y sexualidad. México: El Colegio de México, Centro de Estudios Demográficos
y de Desarrollo Urbano.
Taborda, Alejandra, Gladys Leoz y Gabriela Dueñas (comp.) 2012. Paradojas que habitan las instituciones
educativas en tiempo de fluidez. San Luis, Argentina: Nueva Editorial Universitaria. Disponible en:
http://www0.unsl.edu.ar/~disgraf/neuweb2/pdf/ Libro%20Paradojas.pdf
Téllez Infantes, Anastasia 2013. El análisis de la adolescencia desde la antropología y la perspectiva de
género. Interaccoes, Nº 5. Disponible en: http://www.eses.pt/interaccoes
Téllez Infantes, Anastasia s/f. La identidad cultural en la adolescencia. Universidad Miguel Hernández, Elche
(Alicante). Disponible en: http://www.dip alicante.es/hipokrates/ hipokrates_i/pdf/ESP/414e.pdf
UNFPA Fondo de Población de Naciones Unidas 2011. Mitos y Creencias Sobre Sexualidad y Embarazo en
Hombres y Mujeres Adolescentes Aymaras del Municipio de San Andrés de Machaca Provincia Ingavi
del Departamento de La Paz. La Paz: UNFPA.
Urresti, Marcelo s/f. Adolescentes, consumos culturales y uso de la ciudad. Disponible en:http://www.oei.
org.ar/edumedia/pdfs/T01Docu3Adolescentesconsumosculturales _Urresti.pdf
Vance, Carole S. 1989. “El placer y el peligro: hacia una política de la sexualidad”, en Carole S. Vance
(comp.). Placer y peligro. Explorando la sexualidad femenina. Madrid: Talasa Ediciones.
Vega, Verónica, Jésica Maza, Denise Roitman y Magalí Sánchez s/f. Identidad de Género, construcción
subjetiva de la adolescencia. Universidad de Buenos Aires. Facultad de Psicología. Disponible en:
http://www.psi.uba.ar/academica/ carrerasdegrado/psicologia/sitios_catedras/obligatorias/055_
adolescencia1/material/archivo/identidad_genero.pdf
Villalba, Verónica 2006. Naturalización y renaturalización de las mujeres. Cuerpos, sexualidad y deseo.
Madrid: Instituto de la Mujer. Disponible en: http://www.mujeresenred.net/IMG/pdf/cuerpos.pdf
Bibliografía
Weissmann, Patricia s/f. La adolescencia. Revista Iberoamericana de Educación. Disponible en: http://
www.rieoei.org/deloslectores/898Weissmann.PDF.
155
156
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
Anexos
Anexo 1: Técnica 1
Anexos
1) ¿Qué te parece el dibujo y la respuesta de la hija a su padre?
2) ¿Por qué el hijo estará pensando “uff…..”?
3) ¿Es solamente un chiste o es algo que está pasando en la realidad? ¿Hay diferencias en lo que
saben o piensan padres e hijos/as? ¿Por qué?
4) Dibuja un diálogo entre un padre y su hijo o una madre con su hija, etc., sobre un tema de
educación sexual, algo diferente a lo que está en el dibujo.
157
Anexo 2: Técnica 2
¿A tu edad cuáles crees que son prácticas sexuales permitidas y cuáles no?
Está permitido....................... NO está permitido.......................
No sé si estará permitido..........................
¿Por qué has dado esta respuesta?
...............................................................................................................................
...............................................................................................................................
Está permitido....................... NO está permitido.......................
No sé si estará permitido..........................
¿Por qué has dado esta respuesta?
...............................................................................................................................
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
...............................................................................................................................
158
Está permitido....................... NO está permitido.......................
No sé si estará permitido..........................
¿Por qué has dado esta respuesta?
...............................................................................................................................
...............................................................................................................................
Está permitido....................... NO está permitido.......................
No sé si estará permitido..........................
¿Por qué has dado esta respuesta?
...............................................................................................................................
...............................................................................................................................
Está permitido....................... NO está permitido.......................
No sé si estará permitido..........................
¿Por qué has dado esta respuesta?
...............................................................................................................................
...............................................................................................................................
Está permitido....................... NO está permitido.......................
No sé si estará permitido..........................
¿Por qué has dado esta respuesta?
...............................................................................................................................
Anexos
...............................................................................................................................
159
Está permitido....................... NO está permitido.......................
No sé si estará permitido..........................
¿Por qué has dado esta respuesta?
...............................................................................................................................
...............................................................................................................................
Está permitido....................... NO está permitido.......................
No sé si estará permitido..........................
¿Por qué has dado esta respuesta?
...............................................................................................................................
...............................................................................................................................
Está permitido....................... NO está permitido.......................
No sé si estará permitido..........................
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
¿Por qué has dado esta respuesta?
160
...............................................................................................................................
...............................................................................................................................
Anexo 3: Técnica 3
¿Cómo es para ti una chica linda?
.................................................................................................................................................................................................................
¿Cómo es un chico lindo?
.................................................................................................................................................................................................................
¿Qué te gusta más de ti misma?
.................................................................................................................................................................................................................
¿Qué te gusta menos de ti misma?
.................................................................................................................................................................................................................
Para enamorarte de alguien, ¿cuáles son las cualidades que debe tener?
.................................................................................................................................................................................................................
Anexo 4: Técnica 4
Una historia de atracción, amor y de emociones
Ejemplo:
Anexos
Cuando se acercó, sentí algo en el
centro de mi cuerpo y no, no eran
mariposas ni cosas raras, era una
explosión de energía que estalló
dentro de mí y recorrió todo mi
cuerpo. Solamente con un abrazo.
161
Anexo 5: Técnica 5
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
Yo soy ........................................................................................
162
Colorea las partes donde te pueden tocar
Mi mamá me puede tocar
Mi papá me puede tocar
............................
............................
Mi compañera de curso me
puede tocar
Mi enamorada me puede
tocar
............................
............................
Mi hermana me puede
tocar
Una persona desconocida
me puede tocar
............................
............................
Colorea las partes donde te pueden tocar
Mi mamá me puede tocar
Mi papá me puede tocar
............................
............................
Mi compañero de curso me
puede tocar
Mi enamorado me puede
tocar
............................
............................
Mi hermano me puede
tocar
............................
Una persona desconocida
me puede tocar
............................
Anexos
Yo soy ........................................................................................
163
Técnica 5 b
Si me gusta que me toquen el cuerpo es porque
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
Si no me gusta que me toquen el cuerpo es porque
164
Anexo 6:
CHICOS
Daniel; 16-LPC
La responsabilidad/riesgo de un embarazo
La responsabilidad por un hijo, una hija
P: La verdad, cuando una chica, digamos, de
15 o 16 años, tiene relaciones sexuales (…) la
mayoría de los chicos no se hacen responsables
o, sino, ahí son sus padres los que los socapan,
haciéndolos escapar del país. Hacen diferentes
cosas, ¿no? Y eso no es bueno, porque
si ha hecho algo malo el chico debería ser
responsable de sus actos, de lo qué ha hecho
con la chica.
[sobre películas porno] (…) esos actores ya tienen
dinero y, por eso, terminan en la cama. Tienen dinero;
pueden traer ya a un hijo; tienen con qué mantenerlo.
(…) puedo hacer todo, menos llegar a eso de los temas
sexuales, o sea, ir hasta ahí, porque, primero, tengo
que acabar mis estudios (…) Quiero tener una casa,
tener una familia bien. No quiero… digamos. Ahora
puedo tener relaciones… y embarazo y … me hago
responsable. No quiero que mis hijos estén afuera con
sus ropas viejas; estén pidiendo limosna, o sea, eso
nos puede doler más y me puedo meter de lo que sea,
vender lo que sea, cualquier trabajo, pero que no estén
mis hijos así. Por eso es que quiero acabar y verlos a los
hijos.
(…) llevar a cabo esas relaciones sexuales, debería
llevar eso a esa luna de miel que dicen, ahí. Cuando ya
tenga un trabajo digno, una profesión digna, para poder
mantener a esa criatura que van a traer al mundo.
Hugo; 18-LPC
Álvaro; 15-LPR
(…) Dicen que una pareja tiene que tener un hijo, casi
a los treinta años. Sí, a los treinta años deben tener su
hijo realmente, pero algunas personas no lo hacen, no
lo hacen eso, o sea, se juntan por juntarse nomás. Se
juntan, tienen relaciones sexuales sin saber, digamos, lo
que puede pasar y sólo traen un hijo, una hija al mundo
para hacerle sufrir, por una parte, y a veces también no
les hacen sufrir, pero depende de cada persona, sí.
P: ¿Alguna vez has querido tener una relación
sexual coital?
Sí, pero me he evitado.
P: Y ¿qué es lo que te ha detenido?
En pensar en mi futuro. Por ahí hago algo que
no debería hacer y me arrepiento, tal vez.
P: ¿Y si utilizarías métodos anticonceptivos?
Tal vez lo haría, pero no es nada recomendable,
digo…
Diego; 17-LPR
Lorenzo; 15-LPR
(…) una vez que ya tienes tu hijo, tienes que conseguir
dinero de donde sea; tienes que trabajar para llevar el
pan de cada día; tienes que trabajar para sus hijos, para
la esposa. No, tampoco puedes estudiar bien, porque te
falta dinero.
(…) pero también nunca se ha dado la
oportunidad, digamos, porque sólo íbamos
a… salíamos de la escuela, del colegio, íbamos
paseando por ahí y no nos hemos quedado a
solas para…, a solas en el curso, en la casa
para…., aparte que piensas “¿qué va a pasar?”
Después de hacerlo, tal vez, se embaraza
la chica y esa es una de las razones más
fuertes para no hacerlo, digamos. Y prevenir
eso, porque debe ser difícil también comprar
pastillas y eso, sí; debe ser difícil, porque no,
hasta ahora no he ido para ver; pero a veces me
han contado y dicen que no, que es bien difícil.
Porque en la farmacia hay varias personas, que
te vean y es difícil. Porque, más que todo, eso
ha sido uno para que…, o sea, me he retenido,
sí.
(…) a nadie le gustaría ser padre a esta edad. (…)
Tienes que ir a trabajar, cuidar a su bebé, todo eso y,
además, no sabes si tus papás te van a apoyar o no, o te
van a dar la espalda.
(…) que ya no haya más embarazos no deseados,
porque también es peligroso para la chica que…,
digamos, salga algo mal y se muera, digamos. Eso sería,
que haya más responsabilidad cuando se quiere tener
relaciones coitales para que ninguno salga perdiendo y
no tomarlo a chiste, como ahora lo están haciendo, tanto
algunas chicas, como también algunos chicos. Eso sería,
sí.
Anexos
David; 16-LPR
165
CHICOS
Nicolás; 16-CBC
La responsabilidad/riesgo de un embarazo
La responsabilidad por un hijo, una hija
Yo le digo, no aún no. Yo no quiero arruinar su
vida. Yo no quiero arruinar mi vida. Quiero que
ella salga igual profesional, que tenga un buen
futuro. Tal vez, a la larga, cuando ya seamos
mayores, ahí tal vez pueda.
Luis; 19-CBC
P: ¿Escuchaste de personas que abortaron por decisión
propia? ¿Qué piensas de eso?
Yo pienso que eso es decisión y solamente decisión de
una mujer. Puede hacer con su cuerpo lo que quiera.
P: ¿Estás de acuerdo con el aborto?
Tendríamos que ver el contexto, la opinión que tenemos
que dar y en qué momento lo vamos a hacer. Si
digamos, hipotéticamente, pasa ahorita, ella (mi chica)
está embarazada, yo sigo siendo un niño. Ella sigue
siendo una niña y no estamos en la madurez mental,
quizás genéticamente sí, pero en la madurez mental para
asumir esa responsabilidad, ¿me entiendes? Y pasa
que tenemos el hijo y no tenemos ni cómo alimentarlo
y, antes de ver a mi propio hijo, sangre de mi sangre,
sufrir, y que sea por mi culpa, preferible abortarlo;
porque si voy a traer a alguien a este mundo es para
cuidarle.
Santiago; 18-CBC
P: ¿Tú has tenido relaciones sexuales alguna vez?
No, la verdad no.
P: ¿Y alguna vez has sentido curiosidad?
Sí, pero no llegar por miedo.
P: ¿Miedo a qué?
Al embarazo, un bebé no planeado.
P: ¿Cuándo crees que te decidirías a tener relaciones
sexuales?
Cuando ya tenga una carrera y esté trabajando, para
tener un hijo tal vez, para que no venga a sufrir.
(…) Bueno, hay chicos que están solo por sexo. Eso
es la moda de ahora. Bueno, yo nunca he mirado casi
esa opción. Bueno, la verdad, sí miraba; pero no tanto,
porque sabía que iba a arruinar la vida de alguien y no
quería que sufra por mi culpa.
P: ¿Cómo arruinar?
No se puede decir arruinar, ¿no? Sería tener un bebé,
porque no he terminado el colegio y quiero terminar.
Leonardo; 17-CBR
Celso; 16-CBR
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
Vicente; 17-SCC
166
Edmundo; 19-SCR
No voy a mentir. Se me ha pasado por la cabeza
que sí, pero… todo, como me dicen a mí, tiene
su momento, su lugar y su hora.
Ahora, por ejemplo, si yo me meto a tener
relaciones sexuales y por un descuido mío, yo
usando protección y la protección esté fregada
o este, y yo la embarace a la muchacha, eso me
pongo a pensar también…
P: ¿Has tenido relaciones sexuales?
No, porque no… es una decisión…, no todavía, cuando
se tenga es para crear una familia…
P: ¿Has querido?
Sí, pero me he puesto un alto, porque tengo la mentalidad de que tengo que salir del colegio, ser profesional.
Para cuando tenga eso ya, poder mantener, cuando tenga eso ya supongo que es para tener hijos.
CHICAS
Mariela; 17-LPC
La responsabilidad/riesgo de un embarazo
La responsabilidad por un hijo, una hija
(…) estaría bien, siempre y cuando yo no me
perjudique en mis estudios y yo esté igual
sana como antes, como si no hubiera pasado,
para que mis papás no se decepcionen de mí.
Porque lo importante es que tus papás no se
decepcionen de vos; porque ellos nos dan todo
para estudiar y nosotros les decepcionamos
de esa manera y no debemos decepcionarlos.
Mayormente nunca he tenido esa curiosidad de
tener relaciones sexuales, por mis papás. Yo
no quiero decepcionarlos como mi hermana.
Pero si los jóvenes y las señoritas no cambiaran
nada, teniendo relaciones sexuales, yo creo que
estaría bien.
(…) siempre he pensado que los jóvenes tenemos
que tener como prioridad estudiar, salir adelante
y luego pensar en tener hijos y esas cosas. No
ahorita. Sí, podemos tener novios, podemos tener
relaciones sexuales siempre y cuando con protección
y cuidarnos y, así, para que no se arruine nuestro
futuro.
Yesica; 16-LPC
Natasha; 16- LPC
P: Los chicos/as de tu edad sienten su cuerpo
de otra manera, se enamoran, algunos sufren
por amor, otros tienen relaciones sexuales,
otros no, a ti ¿qué te parece?
Que, para mi edad, es muy temprano tener
relaciones
P: ¿Por qué?
Ah, porque parecen un poco muy despiertas
(…)
P: ¿Son muy despiertas?
Sí.
P: Y eso ¿por qué no te parece a ti?
Porque igual estamos al riesgo de embarazarnos
(…)
Por miedo, tal vez, a contraer enfermedades
o embarazarme, ya que si no te proteges
corres más riesgos (…) Sí, igual hay un riesgo
de quedar embarazada por más que tengas
protección.
Fabiola; 15-LPC
Tania; 16-LPR
(…) alguna vez lo he pensado, pero tenía miedo
de que salga mal y que tenga problemas, sí.
P: Entonces, has pensado pero no lo has hecho,
¿y qué te ha retenido?
Eso de que salga mal o tener problemas….
Lo primero que mi mamá me ha dicho es eso
pues, y me hace tener miedo…, “si tienes
tu enamorado y si estás embarazada, te voy
a mandar directo con el chico aunque no lo
quieras”, me sabe decir y eso me afecta más a
mí. Sería cuando tenga una relación más formal,
sí.
Valeria; 16-CBC
¿Tampoco tu papá y tu mamá no saben que
tienes tu chico?
No, se arruinaría mi vida, porque yo he visto
que se embarazan, todos les miran mal. Tienes,
que generalmente ya no vuelven al colegio, se
descuidan.
Anexos
Alejandra; 16-CBC
167
CHICAS
La responsabilidad/riesgo de un embarazo
La responsabilidad por un hijo, una hija
Lisa; 16-CBC
Paula; 16-CBC
Carola; 17-CBR
Lucía; 18-CBR
Isabel; 16-CBR
Belén; 16-SCR
Rocío; 17-SCR
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?
Ángela; 17-SCR
168
Yo le advertí. Yo voy a la iglesia y, además,
está el peligro del embarazo. Las mujeres
no podemos estar en esas cosas, porque
nos embarazamos y defraudamos a nuestras
familias.
Sí, yo digo, el miedo siempre está en el
embarazo, porque es un problema para
la familia. Sales embarazada y es lo peor;
defraudas. Yo no quiero defraudar a mi familia.
No. Yo ni tengo curiosidad. Yo no quiero.
Quiero ser mayor, a unos 18 años. Porque
el embarazo es un problema. Sí, aquí es un
problema serio eso del embarazo y es defraudar
a la familia.
Claro que sí son libres. Ellos no se embarazan.
Los padres les dan más libertad. No nos tratan
igual; ellos no defraudan.
La adolescencia es una etapa bonita pero hay que
saberla vivir, hay que saberla conocer y disfrutar,
pero con límites; no pasar los límites. Todo se puede
vivir, aunque nadie sabe qué va a pasar. Pero ser
un poco más responsables, saber cuidarse y ser
responsables, que sepan las consecuencias que trae
tener relaciones sexuales, porque trae consecuencias
y piensen en los problemas que les puede traer; no
siempre un hijo, sino otras enfermedades. Eso seria.
169
Anexos
170
1
¿Para nuestro bien o para nuestro mal?