POLISEMIA De la viralización de la intimidad y la sociedad del conocimiento Adriana L. Cueva Rábago “ Dirección General: ARMANDO MARTÍNEZ DE LA ROSA Coordinación: GLENDA LIBIER MADRIGAL TRUJILLO Las opiniones expresadas aquí son exclusivas de sus autoras y no representan necesariamente la opinión de esta casa editora. Las fotos que aquí se publican son de apoyo para ilustrar los textos. Las seguimos invitando para que nos acompañen los miércoles y nos hagan llegar sus comentarios al correo: [email protected] Año 22 Hace dos semanas, en Italia, una joven se suicidó después de que se hiciera viral un video con contenido sexual difundido por su expareja, en el que ella aparece diciendo la frase: “¿Estás grabando un video? Bravo”. Sobre la chica se hicieron parodias, camisetas con la frase, memes, chistes en Twitter y Facebook e incluso en programas locales de televisión. A ella se le insultó en sus redes sociales y en los lugares públicos en donde se presentara. Y aunque trató de huir de todo ese acoso cambiando de ciudad y de nombre, el peso de la web es inclemente y sus efectos despiadados. El chiste de millones, el objeto de juicio moral de otros tantos, terminó en la muerte de la joven. En todo este proceso con desenlace trágico, el protagonista masculino del video, ha pasado desapercibido. En México, estamos ante una situación que en esencia no está tan lejos del fenómeno: el video #LadyCoralina, que muestra a una joven besándose con un hombre desconocido durante una fiesta en Playa Coralina, es otro más que exhibe la intimidad de una mujer, viralizado en redes sociales, que desata el linchamiento social, “el nacimiento de una puta” ha escrito María Tapia. Y es que no se trata aquí de escribir si actuó bien o mal. Se trata del papel de inquisidores con el que nos revestimos. De la manera en que todas y todos somos jueces implacables. La madre y el padre de Emma (la chica expuesta en el video), han declarado que su hija está destrozada. ¿Estamos esperando otra acción desesperada frente a las críticas, humillaciones, burlas y señalamientos? ¿Qué responsabilidad vamos a tomar ante las consecuencias morales y/o físicas que le conlleven a esta chica nuestra mórbida necesidad de entrometernos en la vida privada de los demás? Cada vez que se filtran videos y fotos íntimas surgen las sentencias: “¿Y para qué lo hizo si no quería que nadie la vea?”. Convertimos su humanidad en errores imperdonables: se lo buscaron, se expusieron, se lo merecen. Pero todas y todos vivimos en una era en la que las tecnologías de la información y la comunicación han modificado en muchísimos sentidos nuestra cotidianidad, y las relaciones sociales en especial. Todas y todos estamos, en ese sentido, expuestos a una cámara, a la publicación de la vida privada, a la viralización y el escrutinio público. ¿Y si fueras tú, tu hija, tu hermana… juzgadas por tomar decisiones, buenas o malas, pero que les incumben exclusivamente a sí mismas? La invitación de la campaña es a no ser cómplices y hoy en día, parece pertinente recordar que a un click de “compartir”, está en juego la integridad de una persona. El daño es muy real y muchas veces ha sido trágico. Cada vez que se filtran videos y fotos íntimas surgen las sentencias “¿Y para qué lo hizo si no quería que nadie la vea?”. Convertimos su humanidad en errores imperdonables: se lo buscaron, se expusieron, se lo merecen. 2 Adolescencia en riesgo 3 Nostalgia y futuro 4 • Miércoles 28 de septiembre de 2016 • Número 1162 Lourdes Carrillo de Calvario Ma. Elena García Rivera QUINTO PODER Las invisibles entre invisibles Argentina Casanova 5 Cáncer ovárico y sexualidad 6 Hablemos de violencia política 7 8 Rossy Villarruel Figueroa Sara Elizabeth Cernas Verduzco El libro de Ángela Ana Alcántar POLISEMIA De la viralización de la intimidad y la sociedad del conocimiento Adriana L. Cueva Rábago Ayotzinapa, a 2 años de impunidad. Foto: César Martínez López/Cimacnoticias Página 8 Si te llega un video que expone la intimidad de las personas, las humilla o las vulnera, no lo compartas. No seas cómplice. Corta la cadena”, es el slogan de la campaña #YoRespeto, promovida por la Asociación Uruguaya Pensamiento Colectivo. Aunque esta campaña salió a la luz desde febrero de este año, se ha reposicionado nuevamente, luego de un par de casos recientes que han desatado polémica en las redes sociales. Adolescencia en riesgo El libro de Ángela Ana Alcántar D el 21 al 23 de septiembre se llevó a cabo el primer Curso Internacional de Salud Reproductiva de la Adolescencia, que reportó datos preocupantes, como que cada semana, dan a luz en el país 118 niñas de entre 10 y 14 años, mientras que en adolescentes de15 a 19 años, se tienen 7 mil 50 partos, denunció el Colegio Mexicano de Ginecología y Obstetricia (Comego), y refiere que si bien, los jóvenes conocen los anticonceptivos, los embarazos en ese sector se han incrementado (La Jornada 21-09-16). En la Semana Nacional de la Salud de la Adolescencia, indicaron que 23 por ciento de los jóvenes en México reportan tener actividad sexual, y su primer encuentro ocurre entre los 15 y 16 años, en promedio. Asimismo, 51.9 por ciento de las jóvenes han tenido un embarazo, 54.8 por ciento utilizaron un anticonceptivo en el primer contacto sexual y 74 por ciento de las jóvenes que tienen relaciones lo han hecho por deseo y curiosidad. En 2014 se reportaron 372 mil 782 nacimientos en adolescentes, por lo cual la tasa de embarazo en ese sector fue de 77 por cada mil. En cambio, en países como Suecia, la tasa es de 6 por cada mil. De los casi 22 millones de adolescentes que hay en México, 24 por ciento admite tener una vida sexual activa. La Comego reporta que ese sector de la población en el país enfrenta una ambivalencia, dado que si bien del total de los embarazos en mujeres de entre 15 y 19 años, 50 por ciento no fueron deseados, el otro restante 50 por ciento sí lo fue, bajo la idea de mejorar su actual condición de vida al lado de una pareja. Cifras del Consejo Nacional de Población (Conapo) de 2014, señalan que el deseo de ser madres motivó a 18 por ciento de adolescentes a no utilizar un anticonceptivo en su primer encuentro sexual, mientras que el argumento de 33 por ciento fue que no planeaba tener relaciones sexuales. En tanto, 17.8 por ciento no creyó que al no utilizar un método anticonceptivo se embarazarían, y 17 por ciento no sabía o no conocía dónde conseguir un método de planificación familiar. También reportó la Comego que una adolescente que se embaraza tiene cuatro veces más posibilidades de morir por eclampsia, hemorragia o sepsis, entre las principales causas, y los estados con más gestaciones entre adolescentes son: Coahuila, Chihuahua y Durango. El vocero del organismo subrayó que hacen falta más campañas informativas dirigidas a los jóvenes para evitar dicho fenómeno. Y que es mejor el uso de dos métodos anticonceptivos para tener doble protección, por lo que recomendó siempre usar el condón y algún otro método adicional. En Colima también es creciente el número de adolescentes embarazadas. Sorprende encontrar en lugares como Madrid, Tecomán, y Manzanillo, abuelas de 30 años. Se repite el esquema familiar con todos los riesgos arriba anotados, además de acrecentar la problemática social. Urge más atención e información a estos grupos adolescentes, además de suficiente material de anticonceptivos gratuitos en las clínicas. Por otra, parte, en México, envejecer es un grave problema para las mujeres. Denuncian especialistas de la UNAM que con un sistema de pensiones desfavorable especialmente para la población femenina, la pobreza y la dependencia se acentúan y originan “una vejez desgraciada”. Lo demuestra que en 2013, los más de 8 millones de habitantes mayores de 60 años que no gozaban de una pensión, 5 millones eran mujeres, según la reciente Encuesta Nacional de Empleo y Seguridad Social. También se dio a conocer que 31 por ciento de las pensionadas en el IMSS recibían apenas un salario mínimo al mes. Esa situación, en cambio, alcanza a 18 por ciento de los varones. La historia de la precariedad en que viven las adultas mayores comienza desde hacerse cargo de los quehaceres del hogar y de ser cuidadoras, lo que les impidió en su adolescencia y juventud avanzar de nivel educativo. Las mayores tasas de analfabetismo las tienen ellas. “Ser mujer implica seguir procesos que les impiden construir su bienestar en la vejez”. Aunque la esperanza de vida es mayor que la de los hombres, la mayoría viven “con una sensación de dependencia y pérdida de autonomía”. *Ex presidenta de la ACPE Página 7 Página 2 Lourdes Carrillo de Calvario* E ste fin de semana, fui a visitar a mi madrina a su pueblo en Michoacán. La encontré muy cambiada, ya no era aquella mujer fuerte que conocí; ahora era una tierna viejecita de cabello blanco, que hasta me pareció que era más pequeña que la última vez que la vi. Mi prima, que vive ahí, me invitó a que diéramos una vuelta por el pueblo. Nos fuimos y, claro, como suele ser en cualquier pueblo, toda la gente se conoce y saludaban a mi prima por donde quiera que pasáramos. “Me acuerdo que tú escribes, vamos a que conozcas a una señora”. Fue todo lo que me dijo mi prima, pero imaginé que siempre se puede sacar una buena historia de los pueblos. Llegamos a una casa bastante bonita, no era lujosa, pero en realidad lucía bien. Entramos y mi prima gritó: “Ángela”. Era el nombre de la mujer a la que habíamos ido a buscar. Cuando íbamos a medio pasillo, salió una niña de algunos diez años, que se abrazó a mi prima, pero no como lo haría una niña de su edad, sino como lo haría una persona adulta. Después me saludó, como si me conociera de toda la vida. Era una niña bastante educada y prudente. Llegamos a un pequeño patio, en el que había un perro y unas cuantas gallinas. Al lado de dos pilas de juguetes, estaba sentada una mujer bastante guapa que usaba un pañuelo en su cabeza y que parecía que los estaba acomodando o repartiendo para guardar unos y tirar otros. La mujer saludó a mi prima con mucho entusiasmo y a mí igual, era muy amable y de inmediato nos ofreció una taza de café. Nosotras accedimos, pero no pude evitar mi sorpresa cuando se levantó y tomó lo que me parecieron dos bastones improvisados con pedazos de madera. Mi prima me hizo una seña para que no comentara nada, lo cual obviamente no iba a hacer. Ángela regresó para pedir ayuda a mi prima para traer los cafés hasta donde nos habíamos sentado. “Mira, ella escribe, igual que tú, pero ella allá en Colima”, dijo mi prima. Los ojos de la mujer se iluminaron, igual que los de un niño que mira un dulce que ha estado anhelando comer. Llamó a su hija y le pidió que trajera “el libro”. La niña, después de unos segundos, llegó con el mismo brillo que la madre en sus ojos y con “el libro” en las manos. La mujer tomó aquel cúmulo de hojas despastadas y amarillentas en sus manos como si fuera un tesoro, y lo abrió. “Ésta es la historia de mi vida: amor, desamor, tres hijos, mi accidente -en esta parte se notó su cambio a lo que parecía más bien una mueca de dolor- y otras cosas que quizá ya se me olvidaron, pero que por fortuna quedaron ahí escritas”. Como me quedaría ahí todo el fin de semana, Ángela me prestó su libro para que lo leyera y aunque al principio me sentí un poco rara, como si estuviera leyendo el diario personal de alguien a sus espaldas, después tomé confianza a las letras que estaban escritas. Las palabras de Ángela, eran como las de un poeta que nunca publicó sus poemas, pero que eran conocidas por todos. Ella me autorizó publicar una parte de su libro que me gustó mucho: “Día 21. Siempre quise saber a qué se refería la gente cuando decía ‘toqué fondo’. Cuando era pequeña, escuché muchas veces a mis tíos e incluso a mi madre decir esa frase y a mí me llamaba mucho la atención. Ayer, después de aproximadamente doce años, supe el verdadero significado. Decidí plenamente que ya había sido demasiado, que ya había llorado lo que debía llorar y que mis ojos estaban cansados. Que me habían sucedido todas las cosas malas que me podían suceder hasta ahora y que esta mala racha ya había llegado a su fin. “Toqué fondo, y pensé: ¿qué estoy haciendo con mi vida? No vale la pena llorar siendo tan joven y hermosa. Yo soy inteligente y sé que vendrán muchas cosas, quizá más fuertes de las que me han pasado, pero esto debe ser un aprendizaje, no una derrota. Lo entendí. Tocar fondo significa que ya no serás más lo que hasta ese momento fuiste. Que estás decidido a cambiar las cosas que te hacen mal y limpiarte las lágrimas del rostro para seguir caminando”. Las palabras de Ángela llenaban el vacío que también yo sentía. Cuando la vi de nuevo, después de haber leído gran parte de su libro escrito a mano, decidí preguntarle sobre aquel pequeño capítulo llamado “Día 21”. “Bueno -me dijo- había pasado muchas cosas para ese entonces. Te puedo decir que mis hijos eran pequeños y yo sufrí un accidente que me dejó sin poder caminar bien y tuve que buscar la manera de sacar adelante a mi familia yo sola. De verdad había tocado fondo. De verdad sentía ganas de llorar, pero también quería ser feliz, a pesar de todo lo que me había pasado”. Mi prima y yo, nos despedimos de ella y yo me quedé pensando en todo lo que había leído. El libro de Ángela describía, en gran parte, cosas que le pasan a toda la gente, pero escritas de una manera que las hacía parecer poesía. Ojalá las cosas que nos pasan en la vida fueran cono aquellos párrafos literarios que leí. Ojalá todo fuera tan fácil como tomar una hoja y comenzar a escribir para que parezca que lo malo se convierte en algo bueno. Me gustaría conocer a más personas cómo Ángela, que, por todo lo que leí en su libro, siempre saben cómo manejar los problemas, siempre saben cómo hacer para trasmitir su felicidad, aunque ésta se encuentre atrapada entre las páginas de un libro. [email protected] QUINTO PODER Cáncer ovárico y sexualidad Las invisibles entre invisibles Rossy Villarruel Figueroa* E n medio de la invisibilidad socialmente construida hacia las mujeres, hay quienes son más invisibles dentro del imaginario colectivo, así como su sexualidad y sus derechos sexuales. Ellas son las mujeres con discapacidad, las que se encuentran privadas de su libertad, las enfermas mentales y las que viven en situación de calle, entre otras. No hay políticas públicas y por supuesto son pocas o escasas las acciones que desde las instituciones se diseñan pensando en sus contextos y condiciones. En vez de eso, tenemos posturas basadas en el exterminio poblacional, una suerte de discurso eugenésico que pretende hacerse sutil al proponer la esterilización de “ellas”, que sólo así son vistas. La sexualidad de las mujeres ha sido explotada como un sistema de control y opresión, como una cuota a cubrir para hacerse visibles; pero es selectiva, está dirigida a las mujeres cuyos cuerpos son consumibles por el mercado patriarcal que determina quiénes son consumibles, cosa de exhibición. En una centralidad de las hegemonías del deber ser en la feminidad y el cuerpo de las mujeres. Las demás salen a la periferia, ese ámbito disperso en el que el Estado patriarcal ya no compromete protección a cambio de ser “consumible”, y ahí están las mujeres consumidoras de drogas, las mujeres privadas de su libertad, las enfermas mentales, las mujeres con discapacidad y las que viven en situación de calle. Y quizá habría que sumar a las más pobres entre las pobres: las mujeres indígenas que al no ser vistas como personas, son abandonadas a su suerte y sólo se concibe una política de exterminio institucionalizada a través de las esterilizaciones forzadas y/o el parto en la acera pública, en la exposición y la violencia. No hay estrategias de acceso a métodos anticonceptivos o distribución de éstos entre poblaciones de mujeres que viven estos contextos de vulnerabilidad e intersecciones de discriminación; aunque en general hay un difícil acercamiento entre las adolescentes y mujeres jóvenes a los métodos anticonceptivos que esté pensada con un enfoque de Derechos Humanos y de género. Esto ofrece un reto para las activistas y defensoras de derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, quienes afrontan la falta de recursos etiquetados no solamente para la promoción, sino para la defensa en caso de violaciones a éstos. Los medios de comunicación han empezado a difundir cuando una mujer indígena es abandonada y obligada a parir en la puerta del hospital, se ha puesto atención en la esterilización forzada que se realizaba en algunas clínicas rurales contra grupos étnicos, y quizá se ha pensado en la difusión de los derechos sexuales de las mujeres con discapacidad auditiva, pero poco hay para mujeres con otras discapacidades. Pensar en la sexualidad no consumible por el patriarcado está casi fuera del ámbito de reflexión y pensamiento y, en consecuencia, de las políticas públicas; es algo de lo que se elige no hablar. Se prefiere no pensar en la sexualidad que no es “bonita”, en los cuerpos que no son consumibles por el sistema patriarcal y que no ofrecen ningún interés en su erotización y reproducción; pero ocurre en el discurso periférico de la violencia, ahí donde se cometen violaciones contra mujeres discapacitadas, enfermas mentales o en condición vegetativa, en contra de mujeres que consumen alguna droga o de las que viven en situación de calle. Esta violencia sexual poco denunciada pero ligada a la percepción del cuerpo de las mujeres como una extensión de los territorios, está latente y demanda ser visibilizada. De la misma forma, la sexualidad y los derechos reproductivos de las mujeres que viven en situación de cárcel y que están dando a luz a niñas y niños que permanecen con ellas hasta los 3 años de edad, porque son separados como parte No hay estrategias de acceso a métodos anticonceptivos o distribución de éstos entre poblaciones de mujeres que viven estos contextos de vulnerabilidad e intersecciones de discriminación. de las políticas institucionales, sin que se revise o considere las condiciones de la violencia de género que contribuyeron a la criminalización y encarcelamiento. Construir una acción de intervención desde la sociedad civil organizada, asociaciones defensoras de mujeres, iniciativas y colectivos feministas, puede contribuir a atender, pero el Estado debe asumir también la parte que le toca y empezar a hacer visibles a las invisibles, y junto a ellas, a sus hijos. *Integrante de la Red Nacional de Periodistas y del Observatorio de Feminicidio en Campeche/ Cimacnoticias Página 5 Página 4 Argentina Casanova* U na de las muchas enfermedades que azota a la humanidad es el cáncer, manifestado en diferentes modalidades y presentaciones, y que desafortunadamente se presenta más en las mujeres, debido a la composición orgánica de nuestro cuerpo y sus funciones reproductivas, así como la omisión en la prevención y cuidado oportuno. Uno de ellos es el cáncer de ovario, que según la Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia (FIGO) afecta al 1.5 de mujeres en el mundo, y al colocarse en el 4 por ciento de los cánceres en mujeres, es la principal causa de muerte por cáncer ginecológico. Por reflejos socioculturales, las mujeres somos las últimas de las familias en atender nuestra salud, máxime si somos parte de los millones de familias pobres, donde primero está la sobrevivencia que la salud, que aun cuando se perciban las molestias, presentadas mediante alteraciones en la menstruación, dolores pélvicos o deseo hipo/activo generado por las molestias, desafortunadamente cuando se acude al especialista, el 75 por ciento de los casos se diagnostica en etapas avanzadas, donde el tratamiento puede arrojar resultados halagadores o catastróficos. Algunos factores que inciden sobre la aparición de cáncer de ovario y que ya han sido estudiados científicamente, según el ginecólogo español, Eduardo García del Real, son los siguientes: 1.- Las mujeres con un mayor número de hijos o hijas, presentan menor posibilidad de padecer este tipo de cáncer. 2.- Las mujeres que amamantan a sus hijos o hijas tienen un efecto protector, frente a aquellas que no han accedido a la maternidad o no los han alimentado de forma natural. 3.- Quienes se han sometido a algún tratamiento por esterilidad, a la fecha no está comprobado si éste puede ser factor de riesgo para la adquisición de cáncer de ovario; o si ya se tiene, es importante realizar estudios específicos antes de iniciar un proceso medico de fertilización. 4.- Los anticonceptivos orales combinados, coadyuvan a la prevención de este tipo de cáncer, sobre todo cuando su uso rebasa hasta los cinco años de consumo. 5.- Una duda frecuente es la relacionada con los tratamientos hormonales sustitutivos, sobre todo en la menopausia, según estudios realizados, éstos no incrementan el riesgo de contraer este tipo de cáncer. 6.- La salpingoplastia o ligadura de trompas no se encuentra relacionada con este padecimiento, toda vez que para realizarla se hacen estudios suficientes que detectarían su proclividad a ella. 7.- Se ha detectado un mayor riesgo en mujeres que consumen alimentos con alto contenido de proteína animales y grasas del mismo origen. 8.- La herencia genética puede favorecer la aparición de cáncer de ovario. El control anual realizado, sobre todo en mujeres con una vida sexual activa, ayudará enormemente a detectar cualquier tumoración que se encuentre en ovarios u órganos reproductores. No quedarse con un solo diagnóstico, confirmará la existencia o no, de quistes u otro tipo de fibromas que pudieran desencadenar un cáncer. También, reacciones bioquímicas específicas en sangre pueden proporcionar datos claros sobre este tipo de problemas de salud. ¿Cómo nos afecta a las mujeres este tipo de padecimiento? Cualquier sintomatología ginecológica afecta enormemente nuestra vida sexual, disminuye la capacidad de respuesta en todas las aéreas de acción, convirtiendo, además, en factor de riesgo todo aquello que nos genere alteración física y emocional, pues una circunstancia nos lleva a la otra. Si nos sentimos mal físicamente, la capacidad de rendimiento baja, así como los ánimos y el estrés puede aparecer como respuesta inmediata por no cumplir a cabalidad con las responsabilidades propias, pero más las ajenas. Muchas veces, la desidia es el factor que deambula en el quehacer cotidiano de las mujeres; le damos prioridad a otro tipo de actividades, que en la mayoría de las veces tienen más que ver con satisfacer la vida de los otros, que a nosotras mismas. En este sentido, el llamado es a fijar más la atención de las sintomatologías personales, como dolores pélvicos, cistitis recurrentes, menstruaciones abundantes acompañadas de dolor, ausencia de sangrado, etcétera, que son focos rojos que nos indican que algo no está funcionando adecuadamente en nuestro cuerpo. Recordemos que el cuerpo habla, y también tienen buena memoria. Evitar cualquier tipo de cáncer está en nuestras manos, con la prevención oportuna. *Sexóloga y Psicoterapeuta Gestalt [email protected] Cel. 3121324714 Hablemos de violencia política Nostalgia y futuro Hoy por hoy, México no cuenta aún con un marco legal específico en materia de violencia política, sin embargo, existen varias iniciativas de senadoras y diputadas. A falta de ello, el concepto de violencia política se ha construido a partir de la Convención de Belém do Pará, de la Convención sobre la Eliminación de toda forma de Discriminación contra la Mujer y de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (LGAMVLV). En efecto, la violencia ha mostrado un impacto diferenciado en las mujeres e incluso tiene lugar por razones de género. Por ello, resulta necesario legislar y conceptualizar la violencia política contra las mujeres, ya que de ello depende que estén en condiciones de igualdad para desarrollarse en el ámbito político-electoral. La violencia política puede ser perpetrada por el Estado o sus agentes, por superiores jerárquicos, subordinados, colegas de trabajo, partidos políticos o representantes de los mismos; por medios de comunicación y sus integrantes. Además, puede cometerla cualquier persona y/o grupo de personas. Por tal motivo, la urgencia de emitir un protocolo en el que se establezcan las acciones frente a casos de violencia política contra las mujeres, con el fin de prevenir y evitar daños mayores a las víctimas, sus familias y personas cercanas. Un caso exitoso de la implementación del Protocolo se presentó en el mes de agosto, cuando por violaciones generalizadas consistentes en violencia política de género, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación anuló la elección del Ayuntamiento de San Felipe de Orizatlán, Hidalgo. La candidata al Ayuntamiento de San Felipe de Orizatlán, la priista Lizzete Flores, acusó a su oponente panista Raúl Valdivia Castillo, por haberla ofendido en su calidad de mujer y por haber incurrido en actos de discriminación contra las mujeres durante su campaña. Sin embargo, y aunque esta situación se ha visibilizado ante el incremento de actos agresivos contra las mujeres, principalmente durante los procesos electorales, la violencia política de género es un tema pendiente, tanto en la práctica como en la normativa del país. Es por ello que es necesario y urgente poner en la mesa de debate la violencia política y buscar los magnos espacios en los que centremos la atención ante esta problemática para encontrar, juntas, soluciones precisas, tal pudiera ser el caso de ejercer la acción penal correspondiente. Este jueves 29 y viernes 30 de septiembre se llevará a cabo el VII Coloquio Internacional “Violencia y Cambio Cultural” por parte del Centro Universitario de Estudios de Género en la Universidad de Colima, el cual comprende de 10 mesas de trabajo y dos conferencias magistrales: Género y democracia; Transversalidad de la Perspectiva de Género en las IES; Conciliación, trabajo y familia; Violencias simbólicas; Género y nuevas identidades; Empoderamiento de las mujeres/Liderazgo femenino; Género, migración y cambio cultural; Feminicidio y “ Alertas de Género; Acoso laboral, entre otras. La Conferencia inaugural “Los feminicidas como sujetos: los casos del Mili y el Arroyo del Navajo”, estará a cargo del doctor Héctor Domínguez Ruvalcaba, y la Conferencia de clausura “Violencia, Cultura y Feminismo”, por la doctora Marta Lamas Encabo. penas hace dos días, mientras charlaba con una amiga, llegaron a nosotras acordes de una canción de trova, exitosa a finales de los años setenta del Siglo XX. Guardé silencio; mi cara debió denotar un cambio de ánimo, porque mi amiga preguntó si algo me sucedía. Este evento es idóneo para dar la información a toda la población colimense y para que desde la ciudadanía también se reprueben estas agresiones hacia las mujeres. Recordemos que uno de los obstáculos para lograr una sustantiva participación de las mujeres en la política y quizá el reto más importante, por la dificultad para que tanto instituciones como partidos la implementen, es garantizar que las mujeres militantes o candidatas e integrantes de las campañas de todos los partidos, no sufran violencia política ni dentro de sus partidos políticos ni como servidoras públicas, aunque para eso debamos empezar desde nuestras casas. Le respondí que me llegó la nostalgia, al recordar los sueños y deseos de cambio que nos impulsaron a participar en grupos de estudio y autoconciencia; queríamos contribuir a la construcción de un mundo más justo, un mejor reparto de la riqueza. *Impulsora del colectivo Calle sin Acoso Colima. Politóloga Página 3 S egún el Protocolo para Atender la Violencia Política contra las Mujeres, esta violencia comprende todas aquellas acciones y omisiones —incluida la tolerancia— que, basadas en elementos de género y dadas en el marco del ejercicio de derechos político-electorales, tengan por objeto o resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce y/o ejercicio de los derechos políticos o de las prerrogativas inherentes a un cargo público de las mujeres. Ma. Elena García Rivera Foto: César Martínez López/Cimacnoticias Página 6 Sara Elizabeth Cernas Verduzco* A finales de los setenta, como resultado del movimiento hippy, el mundo se había pintado de colores y, en Colima, las feministas nos dimos cuenta que las mujeres, además de la explotación económica, vivíamos la opresión por razón de sexo. La indignación se convierte en acción; de la reflexión, pasamos a la exigencia de que se ampliaran y cumplieran nuestros derechos. Hoy, la situación no sólo no se ha revertido, sino que en el mundo laboral han perdido decenas de derechos; el trabajo se convirtió en mercancía, las presentaciones y estímulos son cosas del pasado, no existen plazas de base, sólo contratos temporales, y así desaparece el derecho a la jubilación. Pero… interroga mi amiga, cuya edad no rebasa los 34 años, ¿a poco no ha cambiado la situación de las mujeres? ¿No hemos mejorado nada? Sí, respondo, ha habido cambios. En nuestro estado, a inicio de los 80, bastaban cinco pesos para que los violadores recobraran la libertad y quien se había atrevido a denunciarlos, vivía en constante zozobra. Las feministas colimenses logramos la modificación del Código Penal para que los violadores no pudieran salir bajo fianza. Las leyes han mejorado, sin embargo, no siempre las averiguaciones previas son bien integradas y la justicia a las mujeres vejadas sexualmente no siempre llega. A partir de los ochenta, se incrementó geométricamente la participación de las mujeres en la vida económica, pero siguen recibiendo salarios menores a los de los varones. El valor del trabajo doméstico fue reconocido y dejó de tener sentido la respuesta: “No trabajo, soy ama de casa”, utilizada por cientos de mujeres, cuando se les preguntaba cuál era su ocupación; no obstante, en nuestro país, el Estado no ofrece ninguna remuneración económica a las “amas de casa”, lo que sí sucede en países como Chile. El feminismo mostró que la familia, no siempre es el lugar más seguro para sus integrantes; allí, son comunes las relaciones interpersonales que tienen como base la violencia física, psicológica, económica y sexual. El peligroso mundo privado quedó al descubierto y gracias las exigencias del movimiento en favor de los derechos de las mujeres, las leyes se modificaron, se diseñaron y desarrollaron metodologías para atender la violencia de género. Así, las colimenses constaron que la violencia doméstica no era normal, sino un delito. Con el paso de los años, surgió la contraofensiva al avance del género femenino. Primero, en la frontera norte, luego en el centro del país y después en todo el territorio nacional, los asesinatos de mujeres tienen un crecimiento exponencial. Parece que se quisiera castigar lo que para los sectores más retardatarios es una osadía: exigir derechos y justicia. delincuencia. Si bien existe un protocolo cuya aplicación es obligatoria en todos los casos de asesinatos de mujeres, por cuestión cultural, en algunas ocasiones, antes de que haya realizado averiguación previa, se concluye que las muertes de decenas de mujeres no se pueden tipificar como feminicidios. Así, pues, le digo a mi amiga, sí, en efecto, se han alcanzado algunos logros, pero falta mucho, mucho camino por recorrer. Por eso, no puedo evitar que las notas de las canciones de trova que ponían cadencia y ritmo a nuestros sueños, me llenen de nostalgia. Sin embargo, ni duda cabe, hay que seguir adelante. A partir En el presente el incremento de la violencia atribuido a la delincuencia organizada, en numerosos casos este “argumento” ha servido de cortina de humo para hacer aparecer a los feminicidios como resultado de la participación de las mujeres en ese tipo de de los ochenta, se incrementó geométricamente la participación de las mujeres en la vida económica, pero siguen recibiendo salarios menores a los de los varones.
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