MAUCCI H.oS MÉXICO BIBLIOTECA DEL NIÑO MEXICANO TERCER.\. SERIE.- DESPUÉS DE LA. CONQUISTA has dos pl1ineesas sublimes ó El. ~subterráneo de la Gloria POR HERIBERTO FRIAS )(aucci HermaDo8.-Prímera del Relox, 1 19'>0 Propiedad rxclllsíf)(J de los I~ ñorc& Mal/ccí Hef'llIallos. Las dos princesas sublimes I \' !'\lid ami¡;os mios; venid mis jovenes lectores ~ue desde ba,'e tílnto tieroro me habéiS acompanado con alrgría y noble curiosidad por los campos de la historia patriíl, !Ienos de bellísimos m(}IlUll1ellto~ donde brillan COIIIO objptos de eterna adorantín, nuestras glorias nacioll'lles J l.:Js meJorf'! elJlsodioll de las edades primitivas cuando lIe~aron dl·l :'\orte las razas '1u~ poblaron el 11'rnLollo tle la patna mf'\icaJla ..• Venid mis fieles J amabll's If'ctorcitos que tantas veces lile hdbtlis ugulllo por los bOlooues le;nbles, por las sinies11'120 D1olltdilas, por los Dt"~ros precipicios J lóbre'os abi:.mos, (Ior los lorrt'ntrs impt"luosos, por las caLifal I~ horrend." de sangre y I.¡grimas J por ntre 105 nUt':! de horror en que be libran bata11 ... atracts, .. J también 105 que me habéis acoropañ¡do , los 't'rgdes, ¡ lo, jardlOea J buenos -6arrebatar á los vencidos ... ¡Y lambffB aHí se ear con traban los nobles prisioneros, entre en. Cuauhtemoct,in! . En Texcoco había también algazaras por el triunfo de la traición de SIl rey lxtlixochitl que se vendió á Cortés, con más infamia que los de Tlaxcala, manchando la ~emoria del gran reJ poeta y lilósofo :J"{et{ahua/coyotel . JunIo á Cuauhtemoch permaneCÍa prrs& el fiel monarca de 'Ilacopan y varios de ~ os principal...' guerreros ... Allá en el lag.) triste y solitario, -en vez del numeroso y pintoresco enjambre de las multitudes de canoas de todas dimensiones que; lo surcaban ligeras, sólo !oie veían á los grandesbergantines de combate de los españoles. desple-. gando al viento sus velas, como inmensas aver siniestras que presagiaran la matanza! * * * tarde, tr:lnquila y de Entremos una hermosa suave trmprratura, al interior de una humilde cho· za ó xacallí alteca, situado cerca de XfJchlmi/co,' -llamada «lug~r de los jarr1ine~ ... » Dentro sólo se ven una allciana cerca de UIl metate, cerca una brllísima joven sentada ea una estera., ten iendo á su lado un cesto con lelas de al~orlón y plumas de a\"t's muy finas ... ¡La jo": ven bordaba un hicipillí lujosísimo, mient,. grue~as lágrimas corríall por sus mejillas •.• Dtt -7repente una ligera chalupa, pequeñita 'J estreeha que apenas podía conteuer ~ un remero chaparro, enano y á un ser 'lcstido con gruesa J tosca' piel de coyote, se dctuvo,-Ivenía como una flecha por el canal!-en la orilla de la iarga chinanip« donde se encontraba el humilde xacal... ' La figura de la piel de coyote salló hasta la chinampa y de allí se dirigió hacia la choza, pre~enlándo~e en el umbral, diciendo en mexicano: - j Drsvrntnracla y noble princesa; tú que has sirio talllbién víctima de los crímines de la raza nahuatl; 'l"e has sulriclo por la caída de Iu alllOr írnico, del gallardo y valiente Cuanhtemoc; tir, 8pII"lalla pur el cielo para predecir las profecías . de la tI"strucciún del imperio de Anahuac; tú, que ahora pallt'ct's esperando á tu principe, para mo· rir, rrdllf'IIIe 1.'01110 una hrrmana; he drjado· de 8rr potll'rosa y de ser ~I'nio dl'srle que 1'1 último rl'y a~tt'ca ca~ó en poder del que la Alta Voluntad del Mundo desi~nó hace siglos para que. camlllara la f.ll de estos reinos ... IOh sí, anri¡.:a J dl'sventurada compañera mía .. yo que anlrs fuí poderosa y habitaba en un misterro~o p:llaclo subterr;ineo, d;rigiendo mi proircrióll harid lOS últimos a~tt'ca!. hijos de la raza nlirnte ell' las tribu .. 'Iue partieron de A z.lldn , buscaudo 1'1 lu~"r S3¡!1 atlo donde habría de hallarse el á¡:-uila magllilica, ton las alas abiertas, -8Jlo:>ada sobre un yerde nopal, devorando GDa s~r ¡Jieote ... Yo, que supe también por las revelacIones del espíritu de Quet::.alcoalt que tu eres la preferiJa para anunciar su pérdida al mismo due¡lO de tu corazón, ya sin poder, sin ambicioDes, quiero venir á expirar contigo, dando eterna des,· pedida á la última águila regia de la raza mexi· cana!' , Mientras decía estas solem nes frases aquel ser extraño, que era una mujer alt:!., béllísima, ma- , gestuosamente vestida con un rico huipilIi blanco '! azul bordado de rojo y oro con finas plumas de colibrí y g,ecas negras de plumazón de águila, eubierto todo con el manto de coyote, guarnecido el forro con plumajes y algodones magnificos, mientras pronunciaba aquellas palabras el magno personaje que se presen tó en el xacal, la buena y duliellte joven que bordaba en un rincón cerca /Ie la anciana que dormitaba ante un metate, se levantó asombrada contemplando con raro embeleso y ternura á la inesperada reina, á la poderosa 'lll'incesa que habia sido t lOto tiempo la protectora de la raza que .lebia ya haber sucumbido en su ~Ioria para siem prel Ya deben saber mis lectores que la joven era la que habia tenido el espantoso y extraño sueño de la destrucción de Tenochtitlán, viendola ar· der, lloviendo fuego y sangre, en una noche azul, }lasta que al fin desaparecía para dar paso en el -9horizonte ennegrecido á una gigantesca J luminosísima Cruz blanca 'Iue aparecía como el símbolo del triunfo en aquel Valle de México, después de los últimos crímenes que habían ensangrentado el imperio aztecal (1). La pobre víctima, aquella princesa del xacal, salvada desde niña por Cuallhtemoc, cuando iba á ser inmolada, lo mismo que sus padres, á la feroz tiranía del cruel emperador Motequma, aquella joven que vivía esperando con resignación la muerte para despt'dirse de su amado salvador, comprendió-según refiere el anciano cronista de estas bellísimas Il'yendas trarlucidas del mexica-' no,-que el sl'r ql/e se le presf'ntaba estaba unido á su suerte J á la de Cuaflhtemoc, J corrió á abrilLarla como á una madre, conlundiendo sus lágrimas .•• Lar~o tiempo lloraron las desventurada!\ criaturas, sabiendo que había muerto para siempre la raza y el imperio que ya ocupaban los conquisl:u!ores blancos ... • * día de vida, hijal -¡1I0, es nuestro *último murmurÓ al fin la que era aún el genio de su raza .•. Tenemos que morir hoy miSIl/O .•• Dentro de unas horas llegarán á esta c/¡inampa, donde 111 RC('OmentiAmoA lOA cuentos tic lA ú'tima parte de la lIe¡¡-uDda SerIe de la Biblioteca del Niiio Moxicano. --lOhas podido vivir oculta tanto tiempo. los hombres blancos que ya tienen noticia por unos miserábles traidores de que guardas esparcillos en la misma chinampa los tesoros del Imperio del Anahuac ... Tú los guardabds sin saberlo, ¿verdad? •. pues bien, si. .. dfb;¡jo del Xacal tu ~pñor Cuabitemoczin ha ocultado las cajas de pil'dra donde están los rullos encerrados en pieles de tigre, de jeroglíficos que intiican donde están las riquezas de todos los reyes, sus ~ntepasados y de todos los - H-mb ricos templos y de todos los más ricos palacios ... ¡Ya lo sabes!. .. ¡Pero ellos vienen por ti para que hables! ••. ¡Tú no hablarás, ni JO tampoco! ¡ Habremos muertol ,.. -¿Y si escavan é:I Xaca/? preguntó angustio• la joven amante. -¡El Xacal habrá desaparecido también. -¿Cómo'! ... ¡Buscarán en los escombros .. .! -¡El tnego no df'jará sino cenizas! -¿Y si cavan el fitngO de la chinampa? volvié , preguntar la joven. -¡También desaparecerá, desmoronándose y -luadiendose hasta ser arrastrada á las profundidadesl Las piedras dejarán paso á la humedad del agua y se Plldririín las pieles que tienen los jeroglifico'! ... y jamh los hombres hallarán 105 tesoros ... -¡Ven á mi pequeña chalupa; el fuego vá i consumirlo todo!. .. Ven, cuando vengan los hombres blancos no encontrarán nada ... Mientras buscan aquí... nosotros estaremos en Coyoacán para despedirnos del último emperador méxica ilieiéndole que espero '.ranquilo la mup-rte .•. porque el secreto se "a á ir con nosotros .•. ¡Luege iremos á morir en Sil prest'ncial ... Ven, hija mia. que es la buena mujer eno:uentre muerte sagradal ... ¡V"nl La joven s'guió á la extraña CI iatura ... andl1vieron por entre las flores y al bustos de la chi- -unampa solitaria hasta llegar á la orilla en que tStaba la chalupila con el remero enano.. . -¡Ve, lxonochitl á cumplir el sacrificio de 105 dioses!. .. ¡Te espera la morada de 1/ s valientes! le dijo al remero, quien soltó corriendo hilcia el. xacal, donde entró ••• Momentos después las ;1Iamas lo convirtieron en una hoguera inmensa, ell 1111 torbtllino de llamas y de humo ..• Después se "ió al enano cavando la tierra hasta que sallarOIl -chorros de agua •.. y pronto se fué desmoronanM el lodo de la chinampa y vino una corriente y se s"mergió todó bajo las olas nf'gras del canal!.. Luego todo había desaparecido ... ¡Ni xacal, ni chillampa! ... * "** -j~hora, vamonos nosotros! gritó la místerio~ mUJer. Empezó ella sola á remar en la chalupita que, COlIJO era tan ligera v breve, volaba e/l las aguas como nn pájaro, llevando á la enamorada jOV88 princesa triste y resignada ... El rojo Sol, Poi sobrrbio 'Tonatillh encendía también en vivísimas brasas y en áscuas de· oro, su chimalli de guerra, al! gran escudo relampagueante. allá en una vasta llanura celestial de ro" sas de púrpura y de azulf's violetas ... mientras el ~bscuro Omecatl allá donoe se miraban IOmóviles cterno~ el Titán Humeante y su adorada Sil - llS - Blanca durmIente, iba en~endiendQ en 109 pri- meros crespones, alfileritus de luzl ... •*. Oh; ved, ved amigos á las dos princesas envueltas en las sombras, corriendo del brazo, por las obscuras calladas que conducen á Coyoacán, al suntllo,>o y alrgl'e pueblo donde se abriga el Conquistador en Dlagllífico palacio donde llay eterna fiesla ..• ¡Desde If'jos se escurhan ¡as músicas, la algazara de las danzas, las tumultuosas carcajadas de los soldados, siempre contentos, pues todavía no sabrn que será muy poco el oro que les hahía dI' tocarL .. ¡Esperan que CuanhtenlOc y sus amigos los reyes de Tlacllpan y otros territorios confiesen 1I0ude eslán las riquezasl .•. . . . . . . . . . . .. -¡Vrn, no tema~; si~ueme, yo conozco bien el palaCIO, ~é las \'~redas ..• vamos por la cueva ... aquí, aquí está ..• detr;ís ~e estas rora,s y nogales ... ~ves? .. ¡Entra y sl~ueme. tomandome de la pUllla de mi huipiUI!... ¡Eso esl. .. ¡.4.delanle!. .. Al dt'cir eslas palabras se internaron por un obsfulísimo sulllerr;\neo ... hasta IIf'gar á un punlo donde ~e oían "a ¡os rumores confusos de la Ii.sla. • ". . -¡Anilla eslá él! ¡E~per¡.r Dt'~ ·t'~t;lr so¡o .. -14te despides como lo quiere el Excelso Señor de1 Mundo, Unico Rey!... ¡Es preciso! Entonces la extraña Axempaxochitl entonó en las tinieblas del subterráneo uha caución muy triste.,. Luego, la joyen que le seguía, 110 la sintié. j Espantosa fué su angustia; creía morir antes de ver á su amado. cuando escuchó su voz cerea de ella murmurando: -¡Amada míal -Oh, Señor, oh amado Príncipe. oh, Cuanhtemoctzin ... ¡Voy á morir! ¡Amallle! ¡ -¡Todos lOociremos! ¡No quedará una sola rota de san~re leal azteca; ya sé que esa es Ja voluntad!.,. Oye; ¿ha desaparecido todo en ,. chinampa? -¡Todo!... _ -Bien; gracias. Pronto vendrán á martirizarme los blancos paLI que diga donde están los teso-. fOS .•• ¡no lo sabrán nuncal ¡Y como no quiero qlle ~ tí, á quien te amé tanto, te toquen, profanndo tu cuerpo adorado, ven á decirme que me ha. amado siempre y que mueres contenta ... ¿{)uiefei? "' . -Oh, si. .. ¡COl! todo el alma!. .. ¡Matamel -¡Yo como Rey me sacrifico hasta esperar lA wuelte ,de la voluntad de lo Alto! ... Oyéronse dos cernidos ... El rey hundió un cuchillo de pedernal en el pecho de la infeliz princesa ... Y luego des- -15apareció; abandonando su ciidáver á Axempaxo-' chillo Esta lo lomó en sus brazos y pcbó á correr baeia la salilla del subterr;ínpo ... dp!'pnés continué por las calzadas hasta la laguna ..• allí, en la orilla, ató su eUf'rpo ai dt"1 rad.¡ver .•• J se arrojó al abisDIO de lal> aguao ... Lanzó un gemido horroroso ..• ¡Y 111 dos Jlnncrsas desaparecieron tD ellólgo, se,.Ilando d secreLo tl'rrible por el que tantos J tal -16horribles crímenes se habían cometido ya y por el que seguirían cometiendose siglosl . ........ .. . .., ¡Las aguas se quejaron en la sombra de la noche al sentir en su seno profundo aquellos ilustres cadáveres que le arrojaba la agonía de una raza, antes tan poderosa y que reinó en aquel hermoso valle, teñido siempre por la sangre de los vencidos y por las \'Íl:timas de sanguinarios fanatismos, que el cielo en su eterna Justicia empezaba á castigar! B;¡'~I'I"n,I,-JIIl;'. ti" 1.1 Ca"" E,litori,,¡ Mliucei BIBLIOTECA I,EL :\1:\0 MEXICANO ® @ - -- -... , " ... - ' -'- . " • _ _ _ _• _ __ - ~ _ _ • _ __ _. _ . _ • -' ~..., __ • "~ ___ o '· • _ _ _ ___ • I "".....". ~_-- ~ -- . . . .·-,. __ -,,'.''; __ ". __ Fra.y Bartolomé de las 0&1&1 La Pñrpura de 1& Tr&ici6n El Fin de un Héroe El Incendio de un Alma El Palacio de OoyOac&D. 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