(Toulouse) : Boletín de Información de la Federación de Juventudes

Epoca V
Gan&cez. a nueáltoá qcandeá teácicsá, intecpcetac fielmente áu pensamiento, es un deber, dem os­
trar un ejemplar espíritu de abnegación y. sacrifi­
cio, como nuestros mártires, es u na obligación.
Nùm. 83
Toulouse, 16 dcr marzo 1947
O'gano de la Federación de Juventudes
Soc alistas de Es p a ña
en el exilio
ReaSirmamos nuestra posidén de van
guardia revolucionaria
que encarnó Carlos Marx y materializó______________.
la "Commune
de París"
__ _ __
/
-
LOS
Bnigersiirios
por 5. Martinez DESI
En marzo se han cumplido dos ani­
versarios de mayor trascendencia en
ios anales del movimiento obrero in­
ternacional. El 14 de marzo se cum­
plía e l 64 aniversario de la muerte
de Carlos Marx, quien con su siempre
le a l y fie l compañero Federico Engels,
fueron los creadores del Socialismo
científico. El i Y. de marzo, honramos
altam entei la memoria del primer
in ten to revolucionario que, por espa­
cio de dos meses, puso en manos de
la cías etrabajadora de París el poder
político.
Sobre ambos aniversarios, materia
hay para los jóvens socialistas, que
le s ilustre y les sirva de guía y de
ejemplo. Marx, cerebro privilegiado,
puesto al servicio de la clase traba­
jadora; la Commune, lección de va­
lor y heroísmo de los trabajadores de
París.
La obra de Marx, monumental, en­
ciclopédica, abarca la más profunda
critica de la sociedad capitalista y
abre, ancho margen y am plias pers­
pectivas a la nueva clase social que,
nacida del hundimiento del feudalis­
mo, se desarrolla y crece en grandes
proporciones a través del siglo XIX.
'Marx, determina las condiciones ciénfíficas de su situación v señala el
alcance histórico de la unión que, los
proletarios, ¡os trabajadores, han de
convertir en realTSad. No solamente
Marx fue un gran teórico. Fué tam­
bién, y lo demostró cumplidamente,
un hombre de acción. Aparece siem­
pre entre los proletarios a llí donde
hay conflictos y luchas sociales, en
‘F rancia corno en Alemania. Adcnde
Marx no puede llegar, allí está su
valioso colaborador Federico Engels.
Rompiendo con e l medio social aris­
tocrático donde pudo vivir, Marx se
entrega en cuerpo v alma a la inves­
tigación, til estudio, a la critica. La
Vccián le arrastra y le funde, con la
vida de los proletarios. También co­
noció Marz la tristeza del exilio y la
persecución, y la más negra m iseria
material. Con plena consciencia de
sii obra, se apaga su vida, contem­
plando va, en parte, él fruto de su
aportación a la Humanidad.
La Commune de París, eclosión v io ­
lenta a la par que generosa de un
pueblo martirizado, vencido por los
prusianos; de la clase trabajadora pa­
risina que vive e l momento histó­
rico y habiendo adquirido consciencia
' de. su deber como clase, cercado París
" sojuzgada ñor un Gobierno tan híbri­
do como tiránico, se levanta airada
para terminar con las provocaciones.
En los proletarios de París, más que
e l in stin to de clase, ya domina el
im perativo dèi una misión cuya clara
concepción les guírr. Mas las cor.diIcionés del desarrolo de esta concep­
ción. en el resto de Francia, no es
paralelo. La Resolución triunfa en Pa­
rís, lucha en los centros de Francia
'donde e l proletariado está ya más ca­
pacitado, pero no suficientemente des­
arrollada su percepción del niomento
o chocando duramente, heroicam^·n·e,
con las fuerzas represivas del Gobier­
no refugiado en Versalles o con los
narros gendarmes, de ocasión, que
son las tropas prusianas.
De su aspecto consciente y heroico,
de su generosidad, que contrasta do­
lorosam ente con la ferocidad de la
represión de Thiers, e l proletariado
mundial ha sabido recoger aquella
espléndida llamarada de fe y de amor
por la libertad emancipadora. Tam­
bién de aquel gesto, han sabido ex­
traer provechosas enseñanzas todos los
trabajadores del mando. S i hubo imYerfecciones, si no se atendieron to­
dos los aspectos que una actuación
(I
•
DE 30 AÑOS
failSíS HECHAS
I P ir @ p a iir © in id l© < e 0 p © ir v @ in ) ó r
■ ■
I na .grave preocupación llena de
I inquietud a los jóvnes españo™ y les, tanto en el e x ilio como
en el interior de España: el incierto
porvenir que les aguarda cuando la
historia cierre ese terrible paréntesis
que constituye para nuestro pueblo la
prolongada pesadilla de la hegemo­
nía falangistl.
Toda una generación ha visto que­
brada la continuidad de su vida, ro­
tas sus ilusiones, *us esperanzas, sus
legítimas ambiciones de conquistar en
a lta lucha una situación que les per­
m itiera escapar a la m iseria...
El sueño dorado de infinidad de jó­
venes trabajadores dejaron su apren­
dizaje sin term inar, como el de la le­
gión de estudiantes, hijos de modes­
tas fam ilia s, cuyos estudios fueron
brutalmente suspendidos por la gue­
rra, fué destrozado. Esos hombres
constituyen un verdadero problema
social, un ejército de inadaptados que
pulularán en nuestras ciudades como
de las secuelas más tristes que nos
dejara en herencia el fenómeno fas­
cista Los hombres de treinta años,
amargados por el escepticismo de una
* vida hecha de desengaños v de sufri­
mientos, verdaderos productos de cá"cel o de exilio, no tendrán acceso
al circuito económico de la nueva
España, al menos en calidad de mano
de obra calificada.
Y si consideramos la suerte de esa
otra generación formada balo los aus.
picios del nacionalsindicalismo, la
tragedia adquiere proporciones ate­
rradoras. Las Universidades y las Es­
cuelas especiales han sido durante
estos años, p rivilegio exclusivo de I09
hiios de +a é lite de la más negra re­
acción, circunstancia eue depara con­
secuencias de incalculable daño para
el porvenir de la democracia españolar^serin neofalangisttis los m agis­
trados, ios catedráticos, los ingenie­
ros, los médicos, los abogados... — •
si no acertamos a encontrar remedio
urgente que ' aminore al menos tan
evidente daño.
Es hora de ir pensando en todo
ello. En primer luga- en posibilitar
la reincorporación a la vida de nues­
tr a geieración, procurándole la opor­
tunidad de su readaptació». El Est?do deberá organizar cursillos de ca­
pacitación especiales que permitan a
les estudiantes reeuperar, con el há­
bito al estudio, la pieparación per­
dida en estos años tristes de cauti­
verio y destierro. Los jóvenes obreros
deberán encontrar en la s escuelas de
artesanos la posibilidad ie term inar
un oficio comenzado hace años y cuya
pericia incipiente anuló la interrup­
ción en su práctica, procurándoles li
oportunidad de incorporarse en con­
diciones humanas a las activdiades
emprendidas antaño aguijoneados por
la vocación a defecto de una orien­
tación profesional ejercida por méto­
dos científicos.
Por otra parte será preciso que el
Estado se preocupe de facilitar el ac­
ceso a las Universidades y Escuelas
especiales a los hijos de los trabaja-
po' Juan TUNDIDOR
dores, terminando con la monstruosa
e irritante injusticia que supone el
reservar e l acceso a los centros do­
centes de manera exclusiva a los p ri­
vilegiados poseedores de medios eco­
nómicos suficientes para costear el
elevado precio de los estudios.
Partiendo de la primera enseñanza
obligatoria y gratuita, debe el Esta­
do organizar técnicamente la selec­
ción de las aptitudes de los jóvenes,
para orientar su futuro, elevando, a
quienes posean facultades para ello,
a estudios superiores.
La ciencia debe estar consagrada al
pervicio de la sociedad, por cuanto
los cerebros privilegiados deben ser
cuidadosamente, cultivados ba!o la
dirección del Estado, preparándoles
para el cumolimiento de su elevada
misión social, humana, científlra; no
para convertirse en los servidores in ­
condicionales de un sistem a econó­
m ico absurdo, egoísta, ilógico, *\idaco...
La República— nuestra República—
había comenzado tímidamente a orien­
tar la cuestión ñor el buen camino.
Además de las Escuelas de Artesanos
oue comenzaron a modernizarse des­
terrando su tradicional vetustez, las
Escuelas especiales comenzaron a
realizar un trabajo esneranzador. Pe*
ejemplo, el antiguo pe-i taje industrial
con un plan de estudies reformado
ouedaba distribuido en siete cursos'
tres de aprendiz, dos de maestro y
otros dos de perito o auxiliar indus­
trial. Terminados estos estudios la
legislación vigente en topó permitía
a los alumnos oue hubieran demos­
trado aprovechamiento continuar los
estudios en las Escuelas de Ingenie-
I? 99 Hú f119P7n on Pànic
L/l Zü Uu 111(11
ull I uno
■niiirn iw i ·ini i·iio— — —
En efecto, los tres primeros curso3
eran gratuitos ) las horas de clase
compatibles con las de trabajo, pero
los cuatro siguientes llevaban consigo
la necesidad imprescindible de aban­
donar toda otra ocupación, en virtud
de la extensión de las m aterias obje
to de estudio, coincidente con la c i r ­
cunstancia del precio elevado de las
matrículas, por cuanto el estudiante
debía disponer de medios economices
piara subsistir como en cualquier otro
género de estudios.
.
No, es nreciso revisar toda esa
organización. Es preciso que el Esta­
do ozoporcione al estudiante no sólo
m atrículas gratuitas, sino medios de
subsistencia para continuar sus es­
tudios para él, e incluso en determi­
nados casos, para ayudar al sosteni­
miento de sus fam iliares, evitando que
los ineludibles deberes para con los
suyos le impidan seguir capacitán­
dose al obligarle a p rostitu ir au
fuerza de trabajo alquilando, sus bra­
zos al mejor postor en las rudas fae­
nas del oeonate para ganar un m ise­
rable salario con que mitigar la ban­
carrota de la economía doméstica.
Es preciso garantizar el acceso a lag
profesiones liberales de les estudian­
tes robres. Eg preciso organizar el
aprendizaje en los oficios de forma aue
terminada la orimera enseñanza, los
Institutos de O rientación Profesional
descubran en cada individuo las ap­
titudes, casi siempre ignoradas, oue
cada cual debe, poner a contribución
de la sociedad^ rodeando al futuro
obrero do esnecial atención, prntección, solicitud y posibilidades técni­
cas oue-hagan de él bien pronto un
especialista en lugar de entregarlo
indefenso a la vo-acidad y al deseo
de lucro d« una burguesía insaciable.
Los socialistas deberán pone- todo
°u entrevio e" aue la Esnaña del fu­
turo emprenda su marcha con de­
cisión inauebrantable ñor eses derro­
teros. Así haremos Socialism o ; .asi
engrandeceremos F-naña ; asi arreba­
táronlo- al capitalism o una de sus
armas de mavor e fla cia : la suoervivencis de m'a intelectualidad ton
mentalidad de lacero, sometida al ser­
vicio incondicional de los poderosos.
'■ En esa ta rea de vanguardia tienen
1-, .-a ,-enes so cialistas n -i misión
histórica que cum plir; podrán hacerlo
si en el e-nreño les acompaña la ad­
hesión v la cooperación entusiasta
de los mejores hijos de los trabaja­
dores.
Homenoje nacional en el I aniversario de
I* muerte de F r a n c i s c o L a r g o
C a b a lle r o
IM
A las 9,15, en el Cementerio del Pere Lachahe, el compañero
Enrique de Francisco
hab'ará en nombre de nuestras organizaciones y de la familia.
A los 10,15, en el «Gym nase de la Bidassoa», acto político en el que
intei vendrán:
■
Salvador Martínez Dasi
por la Fed. de JJ . SS.
Pascual Tomds
por la- U.G.T.
Tritón Cómez
por el P.S.O.E.
I
Hay qie coRducine
si mpre como un
buen socialista
por Enrique e FRUHEÍSED
Os aseguro, amigos lectores, y os
lo digo aquí un poco en secreto, que
cuando en más de una ocasión he oído
por boca de algunos compañeros, con
tono campanudo y aire de doctrino
pronunciar la frase sacram ental:
‘ 'Hay que conducirse siem pre como
un buen socialista", me he quedado
un poco sorprendido y un mucho in­
quieto.
Sorprendido, poique ¿cómo es po­
sible admitir que 111 hombre maduro,
viejo m ilitante del socialism o, no se
dé exacta cuenta de toda la extensión
y trascendencia de una expresión con
iodo el carácter de un mandato, que
tiene que ser ejecutado por mucha­
chos ti hombres en un medio social
refractario ?
Inauieto, porque si los que oyen el
consejo o mandato analizan, comparan
y deducen, lo ' más seguro - y ello es
natural — es que e l doctrina tuviera
que justificarse por un sinnúmero de
acciones quti no correspondíjn exac­
tamente a la estructura moral del
perfecto socialista, na obstante tratar­
se de aliliados de conducta normal
implacable.
Expliquémonos. La frase que comen­
tamos tiene como defecto capital su
carácter imperativo y absoluto, y pre­
supone : primero, que a estas alturas
todos poseemos una perfecta cultura v
formación general socialista; segun­
do, que con esa formación y cultura,
todos y en todo momento podemos y,
ñor lo tagjo, debernos onduciruos, ac­
tuar, como tales perfectos socialistas.
¡Lástima que ro se-1 verdad tanta
belleza t Y no lo es. No lo es, porque
ser socialista, buen socialista, lo más
perfectamente posible socialista, no
demude solamente de vuestra volun­
tad. sino de otras muchas cosas: ser
buen socialista no estriba •an sólo en
conocer lo más extensamente posible
los nrinemios de doctrina, los regla­
mentos de nuestras organizaciones,
practica- sus no-mas y ser en todo
un afiliad/) modelo y éisciplinndo
Tjdo eso es mucho y no es butan te
n i mucho menos.
Pero, en fin ; entrando ya en e l te­
rreno de, las concisiones y los con,vencwna/ismos, convengamos en que
tenemos un cierto grado de. cultura,
de conciencia, de moral, de hábitos y
'costumbres socialistas c o m o fruto
'del Ideal que nos inspira. Tenemos
SIEMPRE posibilidad de conducirnos
como lo exige nuestra propia con­
ciencia socialista P Veamos Tú, com¡tjfñesro ¡oven, casado con mujer so­
cialista, tenéis una criatura en edad
escolar y queréis, como es lógico, que
DENTRO DE LO POSIBLE reciba
una instrucción que rs satisfaga. Pe­
ro da la casualidad de que os faltan
los medios adecuados para costearle
profesores especiales y ,'e n e l lugar
que habitáis, no hay otros centros de
instnv.ción bañada so le e principios)
socialistas, sino sobre principios ca­
pitalistas, que en el cerebro de vues­
tro brío van a sembrar sem illas que
consideráis desde ahora perniciosas
para 'mañana unas, erróneas e inútiles
otras; en contradicción con vuestros
sentimientos. ¿Qué haréis para ser
fie l al mandato de conduciros como
buenos socialistas ? ¿ No enviarlo a la
escuela ? Un buen socialista no pue­
de tr ia r hijos analfabetos, a Enviarlo
a la escuela, ? Un buen socialista no
puede consentir que a su hijo le lint•
huyan principios de doctrina capí tufContinúa íti lq ruar'a)
En el LXIV aniversario de su muerte
CARLO S
ace C arlos Marx el 5 de mayo de
1818, en Trêves (Prusia rena­
na). Su padre, abogado, israe­
lita , se convierte en 1824 al prutcStantism o. Su fam ilia, pudiente y de
cultura, no era ciertam ente revolu­
cionaria. Después de haber terminado
sus estudios en el Colegio de Trêves,
AJarx pasa a la Universidad de Bonn
y más tarde a la de Berlín ; en ellas
estudia Derecho y, sobre todo, Histo­
ria de la Filosofía. Acaba sus es.udios, presentando una tesis sobre la
Filosofía de Epicuro. Sus concepcio­
nes hacían de Marx, en esos momen­
tos, un idealista hegeliano. En Ber­
lín se adhiere al Círculo de he.gelianos de izquierda (Bruno " Bailer y
otros), que buscaban en la filosofía
de Hegel conclusiones ateas y revo­
lucionarias.
A la salida de la Universidad, Mnrx
fija su residencia en Bonn, con la in­
tención de hacerse un profesor. Pero
la política reaccionaria de un Gobier­
no que hpbía separado a Ludwig
•'euer'cach de su cátedra de profesor
en 1832 y le había de nuevo negado
la entrada en la Universidad en 1936
v en 1841, y que había asim ism o pro­
hibido al ¡oven pro'esor Bruno Baúer
dar conferencias en Bonn, o'tliga a
Marx a renunciar a su carrera uni­
versitaria. Fn esta época el desenvol­
vim iento del hegelianismo de izquier­
das hacv en Alemania un rápido p-ogreso. En particular' desde 1836, Lud­
wig Feuerbach se entrega a la crítica
de la teología y se orienta hacia el
materialismo, que le absorbe, escri­
biendo en 1841 « la esencia del C ris­
tianism o" v en >84., yus 'P rin cip ies
i la Filosofa del porvenir».
MARX
este momento a la vida social ; la dia­
léctica es presentada como la ciencia
más vasta y la más profunda de la
evolución, la teoría de la lucha de
clgses y del papel revolucionario his­
tórico del Proletariado, creador de
una Sociedad nueva, la Sociedad so­
cia lista .
Cuando e sta lla la revolución de fe­
brero de 1S48, Marx es expulsado de
Bélgica. Vuelve a París, y después de
la revolución de marzo regresa a A le­
mania, residiendo en Colonia. A llí s<j
publica, desde el i.° de junio de 1848
al i() de mayo de 184c/, la «Nueva G a ­
ceta Renana -, de la que M arx es re­
dactor-jefe. La nueva teoría se confir­
ma brillantemente en el curso de los
sucesos revolucionarios de 1848-1849,
v más tarde por los movimientos pro­
letarios y demóciatas en todos los
países del mundo. M¿ rx fué procesado
por la contrarrevolución victoriosa,
absuelto el 9 de febrero de 1849, y
más tarde expulsado de Alemania (16
de mayo de 1849). Vuelve a París,
siendo nuevamente expulsado después
de la manifestación del 13 de junio
de 1849, partiendo para Londres, don­
de vive hasta el fin de sus días.
funda en Londres la célebre Primera
Internacional, la Asociación Interna­
cional de rabajadores,- de la que Marx
fué el aln.a y al mismo tiempo el
autor del prim er manifiesto y de un
gran número de declaraciones, reso­
luciones, etc. Esforzándose en agrupar
el m ovim iento obrero de los diversos
países, buscando orientar hacia un
mismo fin las diferentes formas del
socialism o no proletario, pre-marxisrao (Mazzini, Proudhon, Bakunin, el
Tradeunionii.mo liberal inglés, lasallism o derechista alemán, etc.), y com­
batiendo las teorías de todas estas
sectas y escuetas, Marx forja una tác­
tica única ptra la lucha del Proleta­
riado y la clase obrera en los diferen­
tes países.
Desde la derrota de la Commune
de París (1871)— que Marx, en «La
guerra civil en Francia» (1871), con­
sidera desde, su punto de vista de re­
volucionario y de hombre de acción
en "términos tan penetrantes, tan
apropiados y tan brillantes— ; desde
la escisión de la Internacional, pro­
vocada por los bakuninistas, ésta no
pudo subsistir en Europa. A partir
del Congreso de 1872, en La Haya,
Las condiciones de la vida en el
exilio eran extremadamente malas,
como lo corfirma la correspondencia
cursada entre Marx y Engels (editada
en 1912). Marx y su fam ilia estaban
literalm ente sumidos en la miseria.
Sin el apoyo constante y desinteresa­
do de Engels, M arx no solamente no
habría podido acabar «El Capital»,
sino que habría sucumbido por falta
de recjrsos. Además, las doctrinas y
corrientes predominantes del socia­
lismo pequeño-burgués, en general del
socialismo no -proletario, obligaban a
Marx a llev ar sin cesar una lucha
im placable, llegando hasta los ata­
ques personales. Separado de los círcu­
los em.grados, Marx elabora una se­
rie de trabajos históricos sobre la
teoría materialista, pero aplicándose
sobre todo a estudia;- la Economía
política. Esta ciencia fué revoluciona­
da por Marx en sus obras «Contribu­
ción a la crítica de la Economía po­
lítica» (18.51) v «El Capital» (primer
volumen, 1867).
La época de recrudecimiento de los
m ovim ientis democráticos, entre la
quinta y se<ta décadas del pasado s i­
glo, lleva a Marx al trabajo práctico.
Así en 1864 (el 28 de septiembre) se
M arx transfiere el Consejo general
de la Internacional a Nueva Ycrik.
La Primera Internacional había te r­
minado su; m isión histórica, y deja
paso a una época en la cual el mo­
vimiento obrero toma, en todos los
países del mundo, un desenvolvimien­
to infinitamente más amplio y más
considerable, época en que dentro de
cada Estado se constituye en Partido
S ocialista Obrero.
La incesante actividad que desarro­
lla en la Interncaional, unido a los
trabajos teóricos que exigían esfuer­
zos aun más intensos, mina definiti­
vamente la salud de Marx. Prosigue
su obra de transformación de la Eco­
nomia política y trabt.ja para term i­
nar «El Capital», produciendo m ulti­
tud de documentos nuevos y estudian­
do varias lenguas, pero la enferme­
dad le impide terminar su ebra.
El 2 de diciembre de 1881 muere
su mujer ; el 14 de marzc de 1883
Marx se duerme apaciblemente en su
butaca, tiendo este su últim o sueño.
Fué enterrado con su mujer y su fiel
criada Elena Demoth, casi m iembro
de la fam ilia, en
cementerio Hightgate de Londres.
W. I. LENIN.
1
«Hace taita haber sentido en uno
mismo la acción emancipo d o n de
estas obras», escribe mis tarde Engels
con respecto a estos escritos de Fauerbach. uNosot'oi fes de-ir, los he,rella­
nos ele izquierda, incluyendo a MarA
somos, en conjunto, discípulos da
rucrbach.»
.
Es entonces cuando los burgueses
radicales de Renania, que tenían cier­
tos puntos de contacto con los hegelianos de izquierdis, fundan en Colo­
nia un diario de oposición, «La G a ­
ceta Renana», quo aparece desde el
i.° de enero de 1842. Marx y Bruno
Bsüer entran a formar parte como
principales colaboradores, y en octu­
bre de 1S42 Marx llega a ser redactor
leíe, dejando Bonn para trasladarse a
Colonia. Bajo la dirección ds M a-x,
la tendencia deraocrático-revoluciona­
ría del pericd:co se p recisa; y es asi
que el Gobierno le somete, orim ero,
a doble y tricle censura, y finalmen­
te le suspende, a partir del i.° de
abril de 1843. Un esta fecha Marx so
ve obligado a dejar su puesto de re­
dactor, pero su salida no salv a al
diario, ya que fué suspendido definitivame-np e» aquella fecha. Durante
su actividad como periodista, Marx
cbmorende rué sus conocimientos snhre Economía eolítica eran insuficien­
tes. y desde entonces se dedica a es­
tudiar con ardor.
En 1843 Marx se casa en Kreuznach
con Jenny ven Westohalen. su am ica
de la infancia y de la cual era novio
desde su época de estudiante. Su mu­
jer pertenecía a una fam ilia noble y
reaccionaria de Prusia. El hermano
m ayor de Jenny yon Wetsphalen fué
ministro del Interior efi una época de
las m is reaccionarias (18 ;o a 1938).
Durante el otoño de 1843 Marx m ar­
cha a París para editar una revista
radical con Arnold Ruge (1802-1880),
hegeliano de izauierda, encaxelado,
desde 1823 a 1830, emigrado dësde
1848 y partidario de Bismarck de 1866
a 1870. Pero sólo aparece el primer
fascículo de es*a revista, titulado"
«Los ,Anales franco-alemanes». Dicha
nublicación fué suspendida a causa de
las dificultades que había para su di­
fusión clandestina én Alemania y por
divergencias con R” »e. En los artícu­
los eue Marx publica en la revista
aparece va como nn revolucionario
oue m edica «U critica implacable de
todo lo pur existe», y sobre to lo «la
etílica de la guerra», y hace llam a­
mientos a las masas y a l Proleta­
riado.
Cuando en septiembre de iS.'4 Fe­
derico Engels pasa en París algunos
días, ll»qa a. se» el amiro íntim o de
Marx.’ Los dos tomen parte activa en
Ja febril vida de los grupos revolu­
cionarios de la época en Parts (la
doctrina más en boga era l a de Pv-udhon, eue Marx aplasta deflni+iv°mente en «La miseria de la Filoso­
fía», aparecida, en 1847), combatiendo
vigorosamente las doctrinas diversas
del socialismo pequeño-burgués y e la ­
borando conjuntamente la teoría y la
táctica del socialismo revolucionario
(marxismo). En 1845, a demandas del
Gobierno prusiano, Marx es expulsa­
do de París como revolucionario pe­
ligroso. F i:a su residencia en Bruse­
las. En lg primavera de 1846, Marx
y Engels se afilian a una Sociedad se­
creta de propaganda, la Liga de Co­
munistas, y toman parte en el segun­
do Congreso do esta Liea (Londres,
noviem bre de 1817). Dicho Congreso
les confía 1* redacción del célebre
Manifiesto Com unista, publicado en
febrero de 1848. Esta obra expone con
una claridad v precisión geniales la
nueva concepción del mundo ; el matçrialism o se extiende a p artir de
<1
...................................................... ......................................
La Commune de París
LA REPRESION
En el mes de junio del 72, la
gran represión podía considerar,
se como terminada. De los
3(1.309
prisioneros,
hombres,
mujeres y niños, sin incluir
los 5.000 militares que los ver.
salieses hablan entregado, 1.179
afirmaban, habían muerto en
sus manos; 22.326 hablan sido
liberados en el 72 después de
haber pasado largos meses de
invierno en los pontones, fuer,
tes y prisiones; 10.488 compa­
recieron ante los Consejos de
Guerra, quienes condenaron a
8.525. Las persecuciones no ce.
saron. A la subida de Mac Ma.
hón, el 24 de mayo de 1873, se
recrudeció la represión. El 10
de Enero del 75, el resumen ge.
ncral de la justicia versallesca
anunciaba 1.137 condenas va.
rias, y 3.313 por contumacia.
Las penas anunciadas se repar.
ten de la forma siguiente: PE.
ÑAS DE MUERTE: 270. Traba,
jos forzados, 410. Deportaciones
en fuerte, 3.989. Deportaciones
simples,
3.507.
Detenciones,
1.2C9. RECLUSION, 64. Traba,
jos públicos, 29. Condenas de 3
y menos meses, 432. Condenas
de 3 meses a 1 año, 1.622. Con.
densa de más de un año, 1.344.
DESTIERRO: 322. Vigilancia de
alta policía, 117. MULTAS: 9;
Niños menores de 16 años en.
viados a un correccional, 56.
TOTAL: 13.450, de los cuales
157 mujeres. Esta estadística no
menciona las sentencias dicta,
das en otros Tribunales cuya
jurisdicción no era la de Ver.
salles.
La emancipación de los 1
dores ha de ser obra de
bajadores mismos
Ca
La Revolución Española Recuerdos d
la "Cor
(Capitulo l (Extracto) del articulo publicado en el «New*York
Tribune» el 9 de Septiem bre de 1854)
revolución en España lia
L Atomado
ya tanto el carác
ter de duración que, nos escri •
be nuestro corresponsal de Lon
(1res, los elementos poseyentes
y conservadores empiezan a
emigrar y he de ponerse en se.
guridad' en Francia. Eso no nos
sorprende en absoluto. España
no se ha apropiado/nunca la m a­
nera francesa moderna, tan ge.
neralmente en voga en 18-48, de
comenzar y acabar una révolu
ción en tres días. Las tenlati
vas que España ha hecho en
este orden de ideas son más
completas y duraderas. Parece
bien que tres años constituyen
el más corlo lapso de tiempo al
cual ella se limita, y su ciclo
revolucionario abarca algunas
veces hasta nueve años. Es asi
que la primera revlucjón de es.
le siglo duró de 1808 a 1815; la
segunda de -1820 a 1823, y la
tercera de .1834 a 1843. Cuanto
durará la revolución actual y
cómo terminará, el político mis
avisado serla incapaz de prede.
cirio. Pero no se anticipa de
masiado afirmando que ningu.
na otra párle de Eurojm, indu
so Turquía o la guerra rusa,
no puede, tanto como la Espa
ña de hoy, inspirar un interés
profundo al observador atento.
En España, los levantamien.
los y las insurrecciones son tan
antiguos como lia * potencia de
los cortesanos favoritos, cuntía
los cuales van ordinariamente
dirigidos .Es asi que, hacia me
diados del XV siglo, la aristo
cracia se revolvió contra el rey
Juan II -y su favorito ¿Ion Al
varo de Luna. Más serió toda
vía a fué a continuación el ¡le vantamiento en el siglo XV
contra el rey Enrique IV y el
jefe ’de su camarilla, clon Juan
de Pacheco, marqués de Ville
na. En el siglo XVII, el pueblo
de Lisboa destrozó a Vascon.
cellos, el Sertorio del vicerrey
español del Portugal, y esta fué
igualmente la suerte que corrió
de San Colombo, el favorito de
Felipe IV, en Zaragoza. Al íl.
na] del mismo siglo, bajo el
gobierno de Carlos II, la pobln
ción de Madrid se levantó con­
tra la camarilla de la reina,
compuesta por la condesa de
Berlepsch y de los condes de
Oropesa y de Melgar, quienes
se repartían un derecho de con
sumo obtenido sobre todtfS las
mercancías alimenticias lleva
das a Madrid. El pueblo mar
chó sobre el palacio real, forzó
al rey a mostrarse al balcón y
a estigmatizar él mismo a la
camarilla de, la reina. La mu
chedumbre marchó seguidamen­
te sobre los palacios de los
condes de Oropesa y de Melgar
entrando a saco e incendián­
dolos e intentando apoderarse
dp, los propietarios, pero éstos
fueron
bastante
afortunados
para escapar, bien que debie ■
sen salvar sus vidas al precio
de un exilio perpetuo. El acón,
tecimiento que provocó los le.
vantamientós
revolucionarios
del siglo XV, fué la convención
traidora que el marqués de Vi
llena, favorito de Enrique IV,
habla formalizado con el rey
de Francia y en virtud de la
cual Cataluña debería ser en •
Regada a L'uis XI. Tres siglos
más tarde, el 27 de octubre de
1807, un tratado íué formaliza­
do en Fontainebleau, por el
cual el favorito venal de Car
los IV y amante de la reina,
don Manuel Godoy, príncipe de
la Paz, arreglaba con Bonapar
te el reparto del Portugal y la
entrada de las tropas francesas
en España. Entonces, el pueblo
de Madrid, revuelto, se levantó
contra Godoy, y la consecuen­
cia fué la abdicación de Carlos
IV, la ascensión al trono de su
hijo Fernando VII, la entrada
de las tropas francesas en Es
paña y la guerra de indepen.
dencia que siguió. La guerra
de la independencia española
empezó, pues, por un levanta
miento popular contra la ca.
marilla, personificada entonces
por don Mauel Godoy, lo mis
tno que la guerra civil del si.
glo XV se inició por un levan
I-amiento contra la camarilla,
de la cual el marqués de Vi
llena parecía entonces la per
Bonificación, y por lo mismo
la revolución de 1854 comenzó
por una revuelta contra la oa
mari la encarnada en la perso,
na del conde de San Luis.
.A pesar de esas insurrecció
nes renacientes sin cesar, nun.
ca ha habido en España, liasla
el .siglo actual, una revolución
seria, si dejamos de lado la
guerra de la Sania Junta del
liempo de Carlos I o Garlos V,
como le llaman los alemanes.
Esta vez aún, como de costum
bre, la impulsión inmediata
fué dada por una pandilla que,
bajo los. auspicios del Atirrey
arde.nal Adrián, flamenco* cm
pujó a la desesperación, por
su insolencia y su avaricia, a
los castellanos, vendiendo a los
que ofrecían más, los cargos
públicos y haciendo abierta
mente el tráfico de los procesos
jurídicos. Pero la oposición de
la camarilla flamenca no tocó
más que la superficie del mo
vimicnto. Lo que habla en el
fondo era la defensa de las ¡li
berlades de la España de la
edad media contra las Usurpa
iones del absolutismo modor
no.»
rillllllllllllllllllllllllllllllllU lllllllllll
‘'Las condiciones dp exis.
Ifincia de la vieja sociedad
están destruidas ya en las
condiciones
de
existencia
del proletariado. El prolela,
riado carece de propiedad;
sus relaciones de fam ilia no
tienen. nada de común con
las de la fam ilia b urques a.
El trabajo industrial m oder.
nn que implica avasalla,
miento del obrero por el
capital, tanto en Francia co.
mo en Inglaterra, en Am é.
rica o en Alemania, despoja
al proletariado de todo ca.
rácter internacional. Las le.
yes, la moral, la rciqión ,
son para él otros tantos prc.
juicios burgueses detrás de
los cuales se ocultan inte,
reses burgueses."
"Todos los movimientos
históricos han sido, hasta
boy, movimientos de m ino,
rias en provecho de m ino,
rías. El movimiento prolela,
rio es el movimieto espon.
lánco de la inmensa mayoría
en provecho de la inmensa
m ayoría.”
'‘El proletariado, última
capa de la sociedad actual,
nn puede levantarse sin ha.
cer saltar todas las capas
superpuestas que constilu.
yen la sociedad oficial."
por
M.
España y afiliado al 1
A proclamación de la Gom
muñe de París, llevada
a cabó por la Révolu,
ción triunfante del 18 de mar
zo, atrajo sobre la Internacional
las miradas de todo el mundo,
por creer en principio, aunque
sin fundamento, que aquella
Revolución era obra suya.
Lo cierto fué que en aquella
Revolución, en que el proleta.
riado de París fué dueño del
Poder i>olilico por espacio de
dos meses, vió la clase obrera
de todos los países que se ven.
biaban sus propios intereses.
En España se hicieron mu.
chas demostraciones de simpa,
tía a la Commune, siendo las
más importantes las realizadas
por ios internacionales de Ma.
drid y Barcelona el día 2 de
Mayo, celebrándola «très fra.
lerncllement» entre franceses y
españoles, a las cuales fueron
invitados todos los elementos
que simpatizaban con la Gom.
muñe.
En el mitin de Madrid, cele,
brado ol 2 de mayo en el Café
Internacional, se acordó remi.
tir a la Commune el siguiente
mensaje:
«Felicitamos a la Commune
de París por haber tenido el va.
lor de derribar la Columna de
Vendóme, monumento enripíe­
nlo rali vo de la tiranta -y de los
odios internacionales».
■
Con la calda de la Commune
coincidió la primera persecu.
ción de la Internacional en Es
paña. Es más: desde que él
Consejo General de Londres
publicó su célebre manifiesto
en .'defensa de la Commune, ha.
ciándose solidario de todos sus
actos y reivindicando para la
clase obrera Ja gloria de aquel
alzamiento de carácter social,
la burguesía de todos los países
y sus representantes políticos,
'os Gobiernos, declararon abier.
tamenle la guerra a la Interna,
cional, guerra que antes se ha
cía de una manera sigilosa y
embozada.
A consecuencia de estas per.
secuciones tuvo que emigrar el
Consejo Federal Español, que
fijó su residencia en Lisboa.
Las noticias que llegaban a
diario de los fusilamientos de
los valientes comuneros y el de.
seo de conocer la suerte reser­
vada a nuestros amigos de Pa.
rls, nos hizo escribir a los ami.
gos del Consejo General, cuyo
secretario para España era Fe.
derico Engels, y éste nos con
testó con la siguiente carta,
que publicamos sin comenta,
rios y sin alterar en lo más mí
nimo su ortografía, y en la que
se da idea clara del estado'de
ánimo en que se encontraba a
la sazón nuestro amigo Engels.
Derla así la caria:
L
Londres, 27 julio 1871.
Ciudadano Mora:
Querido amigo: Aunque sean
más de veinte y cinco años que
no he hablado o escribido es.
paño!, quiero ensayar a contes
tar a tu caria en esa lengua.
Cuanto es de nuestros amigos
de París, las noticias de la
Prensa son falsas la mayor par
te. Se ha fusilado, y lo digo con
satisfacción, a muchos burgue­
ses tomándolos por los nues,
tros. Sorraillier, a quien hubie.
ron fusilado dos veces, esté
\ aquí salvo y sano, y podrá, lo
icipación de los trabaja­ EL 18 DE MSRZa DE 1871
n de ser obra de los traE
lores mismos
paz. Qoáé Qffleáa Œompact
plebiscito rural, l j M ilicia Na­
cional parisin a había contestado
con la Federación ; a las ame­
nazas de los monárquicos, con las ma­
nifestaciones de la B a stilla ; al pro­
yecto de descapitalización con el nom­
bram iento d’Aurelles, contestó con la
constitución definitiva de .un Com ité
Central.
.
.
Este fué-elegido e l 15 en Asamblea
general, donde se hallaban represen­
tados doscientos quince batallonés.'
G aribaldi fué aclamado .general en
jefe de Ja M ilicia Nacional, después
de lo cual sé proclamaron los nom­
bres dé los que debían componerlo en
lo sucesivo, que eran tre in ta y tan­
tos, pues varios distritos no habían
votado todavía. -Muchos de los nueva-1
mente elegidos procedían de la anti-,
gua Comisión ; los demás pertenecían
igualmente a la cíase media y a la
cla se trabajadora, y eran conocidos tan
sólo en sus batallones. Tal fué el C o­
m ité definitivo, el aue. tomaría po­
sesión del Hôtel de Ville.
Todo el mundo estaba en la incer­
tidumbre de lo que iba a suceder. Las
Secciones ue la Internacional convo­
caron a los dipútados para preguntarl
Cor
.i
U. ¿■ ' i.
>n Española)Recuerdos del tiempo de
la "Commune"
lo publicado en cl «New*York ?
1854)
l
£
fundador de la Internacional en
don Manuel Godoy, principe de ?
"España y afiliado al P.S.O.E. desde su fundación.
la Paz, arreglaba con Bonapar £
te el reparlo del Portugal y la?
A proclamación de la Com espero, en poco liempo, de nue entrada de las tropas francesas I
muñe de París, llevada vo encargarse del Secretariado
en España. Entonces, el pueblo |
a cabo por la Révolu, Español. Robin ha estado aquí
de Madrid, revuelto, se levantó ?
ción
triunfante
del 18 de mar desde más de seis meses. Los
contra Godoy, y la consecuen- §
zo, atrajo sobre la Internacional nombres de Chemali y Murat
cia fué la abdicación de Carlos
no han comparecido al tiempo
IV, la ascensión al trono de su las miradas de todo el mundo, de la Commune, y no sé qué
hijo Fernando Vil, la entrada por creer en principio, aunque
sin fundamento, que aquella han hecho o dónde están. Var
de las tropas francesas en Es
lin ha estado fusilado, se ha
paña y la guerra de indepen. Revolución era obra suya.
dejado ver inconsideradamente
Lo
cierto
fué
que
en
aquella
dencia que siguió. La guerra
en las calles de París desde la
de la independencia española Revolución, en que el proleta.
victoria de los versalleses. De
rindo
de
París
fué
dueño
del
empezó, pues, por un levanta
Malón no puedo darte noticias,
miento popular contra la ca. Poder político por espacio de
esperamos siempre por lo me.
dos
meses,
vió
la
clase
obrera
marida, personificada entonces
de todos los países que se ven. jor. Es aquí así Vaillant con
por don Mauel Godoy, lo mis
otros refugiados menos conocí
mo que la guerra civil del si. lilaban sus propios intereses.
dos y algunos bravos polacos.
En
España
se
hicieron
mu.
glo XV se inició por un levan
Dereure, de la Commune, se ha
chas
demostraciones
de
simpa­
lamiento conlra la camarilla,
embarcado para los Eslados
tía
a
la
Commune,
siendo
las
de la cual el marqués de Vi
Unidos. Algunos están en Suí llena parecía entonces la per | más importantes las realizadas
za, cuyos nombres no se cono
por
los
internacionales
de
Ma.
Bonificación, y por lo mismo |
cen por cierto. No puedo deta.
la revolución de 1854 comenzó?- drid y Barcelona el día 2 de
llar más con respecto a ese pun
Mayo,
celebrándola
«très
fra.
por una revuelta conlra la ca %
to, a causa de la solidaridad de
marida encarnada en la perso, lemellement» entre franceses y las policías europeas, y por no
españoles,
a
las
cuales
fueron
na del conde de San Luis.
invitados todos los elementos meter en peligro a nuestros
A pesar de esas insurrecció
amigos, los cuales ya no están
nes renacientes sin cesar, nun. que simpatizaban con la Com.
en seguridad. Se abren las car
muñe.
ca ha habido en España, hasla
tas en lodijs parles, aquí así
En
el
mitin
de
Madrid,
cele,
el siglo actual, una revolución
brado el 2 de mayo en el Café bien que otra parle. Las certas
seria, si dejamos de lado la
Internacional, se acordó remi. destinadas a mí o al Consejo,
guerra de la Santa Junta del
tir a la Commune el siguiente haréis bien de enviarlas a estas
liempo de Carlos I o Carlos V,
señas: Miss Burns, 122 Regent's
mensaje:
como le llaman los alemanes.
«Felicitamos a la Commune Park Itoad, N.W. London.
Esta vez aún, como do costum
Y nada más, ni al exterior ni
de París por haber tenido el va.
bro, la impulsión inmediata
lor de derribar la Columna de al interior; es mi sobrina y-no
fué dada por una pandilla que,
sabe español. Las cartas dirigi­
bajo tos auspicios del Jcirrey Vendóme, monumento conpie.
moral ivo de la tiranía-y de los das a Itigt Ilolborn nos llegan
ardenal Adrián, flamenco,* em
odios internacionales».
• muchas veces violadas, y como
pujó a la desesperación, por
Con la caída de la Commune no va allá que una vez la sema
su insolencia y su avaricia, a
coincidió la primera persecu. na, están unos días sin que yo
los- castellanos, vendiendo a los
las vea.
ción de la Internacional en Es
que ofrecían más, los cargos
Espero que en poco tiempo
paña. Es más: desde que él
públicos y haciendo abierta
Consejo General de Londres podrás, con los otros amigos,
mente el tráfico de los procesos
publicó su célebre manifiesto volver a Madrid y tarbajar allá
jurídicos. Pero la oposición da
en 'defensa de la Commune, ha. a la organización de| proletaria
la camarilla flamenca no tocó
ciándose solidario de todos sus do español.
más que la superficie del mo
actos y reivindicando para la
Tuyo, Engels.
vimiento. Lo que había en el
cJase obrera la gloria de aquel
fondo era la defensa de las li» ?
alzamiento de carácter social,
El 18 de marzo de 1872 se ce
berládes de la España de la I
la burguesía de todos los países lebró en España el primer ani
edad media contra las usurpa |
y sus representantes políticos, versario de la proclamación de
iones del absolutismo moder |
no.»
i ’os Gobiernos, declararon abier. la Commune de París. El perió
tamerite la guerra a la Interna, dico «La Emancipación», que
n iiiiiiii i i i i i i i i i i i i ii i i i i i i i i i i i i i i i i ii i i i i H i cional, guerra que antes se ha
tantos servicios prestó a la cau
"Las condiciones de exis. i cía de una manera sigilosa y sa proletaria, tomó la iniciativa
embozada.
Unida de lu vieja sociedad
para conmemorar esta fecha glo
A consecuencia de estas per. riosa.
están destruidas ya en las
sediciones tuvo que emigrar el
condiciones
de
existencia
Con gran entusiasmo fué
Consejo Federal Español, que acogida la idea de celebrar esta
del proletariado. El prolela.
fijó su residencia en Lisboa.
rindo carece de propiedad;
fiesta conmemorativa del alza
Las noticias que llegaban a miento de París. Muy pocas,
sus relaciones de ¡am ida no
diario de los fusilamientos de casi contadas fueron las pobla
tienen nada de común con
los
valientes comuneros y el de. clones en que la clase trabaja,
las de la fam ilia burguesa.
seo de conocer la suerte reser­ dora nb celebró esta manifesta
El trabajo industrial m oder.
vada a nuestros amigos de. Pa. ción, un mitin o un banquete
no que implica avasalla,
ris, nos hizo escribir a los ami. en honor a ios héroes que He. .
miento del obrero por el
gos del Consejo General, cuyo varón a cabo el primer acto de
capital, tanto en Francia co.
secretario
para España era Fe. la Revolución social el 18 de
mo en Inglaterra, en Amé.
derico Engels, y éste nos con
rica o en Alemania, despoja
marzo de 1871, distinguiéndose
testó con la siguiente carta, por las manifestaciones reali ■
al proletariado de todo ca.
que publicamos sin comenta, zadas las Federaciones de Zara,
racler internacional. T.as le.
rios y sin alterar en lo más mí
yes, la moral, la religión,
goza, Barcelona, Alcalá de He
nimo su ortografía, y en la que nares, Madrid, Palma, Valen,
son para él otros tantos pre.
se da idea clara del estado'de cia, Cádiz y Valladolid.
juicios burgueses detrás de
únimo en que se encontraba a
los cuales se ocultan inte,
En estas reuniones, al propio
la sazón nuestro amigo Engels. tiempo que se conmemoraba el
reses burgueses.''
Decía así la carta:
aclo realizado por los obreros
"Todos los movimientos
Londres, 27 julio 1871. de París, se hicieron suscrip
ciones para socorrer a los emú
históricos han sido, hasla
Ciudadano Mora:
hoy, movimientos de m ino,
Querido amigo: Aunque sean grados de la Commune y a las
rias en provecho de m ino,
más de veinte, y cinco años que viudas y huérfanos de los muer
rías. El movimiento prolela.
no he hablado o escribido es. tos en el combate y de los fu.
silados después por los asesi
rio es el m ovimielo - espon.
paño!, quiero ensayar a contes
tuneo de la inmensa mayoría
tar a tu carta en esa lengua. nos de Versalles.
Desde entonces se celebra en
en provecho de la inmensa
Cuanto es de nuestros amigos
m ayoría."
de París, las noticias de la España todos los años el 18 de
Prensa son falsas la mayor par • marzo en aquellas localidades
''El proletariado, ultima
te. Se lia fusilado, y lo digo con en que existen organizaciones
rapa de la sociedad actual,
satisfacción, a muchos burgue­ socialistas.
no puede levan tarse "sin ha.
ses tomándolos por los nues,
cer saltar todas las capas
tros. Serraillier, a quien h-ubie.
(Este trabajo fué publicado en
superpuestas que constilu.
ron fusilado dos veces, está «La Revista Socialista» de Ma
yen la sociedad oficial."
aquí salvo y sano, y podrá, lo drid el año 1903).
L
húmedo, firmado per Thiers y sus m i­
nistros, donde se hablaba de comer­
cio paralizado, de los pedidos en sus­
penso, de los capitales retraídos, y
que terminaba con la frase del 2 de
diciem bre: «Los culpables serán engades a la J u sticia. Es necesario que
renazca el orden completo, inmedia­
to, inalterable...» Se hablaba de or­
den : la sangre ib* a correr.
,,
Las mujeres marchaban las prim e,
ras, como en los gandes días revolu­
cionarios. El 18 de marzo, exaspera­
das por el s itie , durante el cual ha­
bían tenido ración doble de m iseria,
no agnardaron a sus maridos. Rodea,
ron las am etralladoras y apostrofa­
ron a los artilleros. «Lo o-ue hacéis
es indigno. ¿N o os da vergüenza?»
Los soldados no se atrevieron a con­
testar. Al mismo tiempo, un puñado
de m ilicianos nacionales fueron al
cuerpo de guardia de la c a lle de Doudeaville, hallaron dos tambores y to­
caron furiosamente generala. A las
ocho, doscientos oficiales y guardias
eue subían por el bulevar Oruano en­
contraron un pelotón de soldados del
88.° regim iento de linea y, gritándo­
les «¡ Viva la República !», los arras-
Las barricadas levantadas por
el pueblo de París en la Rue de
la Paix en Marzo de 1871.
les: «¿Qué debemos hacer?» Pero
nadie formuló ni nindicó siquiera la
idea de ataque. El Comité Central
declaró formalmente que el primer
disparo no saldría del Pueblo, el cual
&e defendería solam ente en caso de
agresión.
■
El agresor llegó a Farís el 15 : era
monsieur Thiers, quien de mucho
tiempo atrás tenía previsto que ha­
bría que reñir una ttrrib le batalla.
Pero se proponía obrar ccn tiempo
oportuno y acoderarse insensiblemen­
te de Ja ciudad con 40.000 hombres,
bien escogidos y cuidadosamente ais­
lados de sus familiares. En aquel mo­
mento sólo disponía de un resto de
ejército, y éste resorganizado. En rea­
lidad, el 17, el Gobierno no tenía a
su disposición más de 25.000 hombres,
sin cohesión, sin disciplina y cuyas
tres cuartas parte- ccntraternizaban
Con el Fhieblo.
¿C óm o desarmar a 100.000 hom­
bres con semejantes tropas? Fhies para
apoderarse de los cañones había que
drsarmar a la M ilicia. «Si nos qui­
tan los cañones, empezarán por qui­
narnos les fusiles.» T a l era la voz ge­
neral. Y París había aprendido el arte
de la guerra. Apenas desembarcó,
Thiers se vió acosado e insultado pa'a
oue tomase la ofensiva. Había que
hacer la amputación lo más pronto
posible, Los hombres de negocies— los
mismos que habían precipitado la gue­
rra para alim entar sus infames espe­
culaciones— le decían : «No podrá ha­
cer usted nin°una operación, financie­
ra si no acaba con esos malvados.»
Toda acuella rente consideraba la
t e n u d“ los cañones como la cosa más
fácil del mundo.
Un ataque parecía a todos insensa­
to, y era lo cae mantenía a París a
la defensiva. Pero Thiers no vió nada ;
ni el despego de tedas las clases ni
la sorda irritación de les obreros. El
sanguinario hombrecillo, que creía a
los revolucionarios incapaces de una
acción seria v oue estaba impaciente
por jugar al Napoleón, lanzóse ccn los
ojos cerrados a la aventura. El 16- ce­
lebró Conse’o. y sin calcular sus fuer­
zas ni las del enemigo, ni escuchar a
los comandantes de loa batallones bur­
gueses, aquel Gobierno, que no tenía
peder para prender a los veinte indi­
viduos del Com ité Central, dió orden
de escamo'ear 2m cañones custodia­
dos por todo un Pueblo.
*
*
*
las seis de la mañana la so*presa era completa. En todos
los puntos, los que guardaban
los cañones fueron igualmente sor­
prendidos. El Gobierno triunfaba en
toda la línea, y d'A u relles'd e Pala­
dine envió a los'periódicos una pro­
clama de vencedor. No faltaban má3
que los caballos para hacer la mu­
danza de tan gloriosa conquista. A
las ocho solamente se empezó a en-'
ganchar algunas piezas.
Durante ese tiempo los barrios se
despertaban. Delante de los tabernas
se hablaba en voz baja ; se señalaba
las tabernas ; las ametralladoras con
baterías contra las calles populares,
y en las paredes un cartel, todavía
THIERS, EL PROVOCADOR
SANGRIENTO
nsolente ante el proletariado
de París, se negó a toda con
ciliaciôn e hizo intervenir bru
tal y salvajemente a la policía
y a) ejército.
y niños desembocan por el otro lado
de la montaña, por la c a lle d e .B o 6iers. Viéndose envueltos, e l general
Lecomte y sus oficiales son hechos
prisioneros.
El general Raturel quería acarrear
los cañones tomados en el Moulin da
la G alette, pero se vió atajado por
una barricada viviente en la c a lle d a
Lepic. El Pueblo detuvo los caballos,
cortó la s correas y llevó los cañon es’
a sus antiguas baterías. En la plaza
P ig alle , el general Susbielle mandó
cargar contra el Pueblo, que se había
agrupado en la calle de Hondop, Los
húsares, intimidados, marchan a_ re-J
culones, provocando risa, Un capitán
se adelanta, sable en mano, hiero
un guardia nacional y cae acribillan­
do a balazos. El general ruge; lo s
gendarmes, que abren el fuego detrás
de unas barricadas, no tardan en s e r
desalojados.
• * »
la s once de la mañana el Pue­
blo ha vencido la agresión en
todos los puntos, conservando
casi todos sus cañones y ganando m i­
llares de fusiles. El Gobierno, que so
había concentrado en el M inisterio de
Negocios Extranjeros, hizo esfuerzos
inauditos por reunir los batallones
nel Orden pero, a pesar de sus pro­
testas de que, «no preparaba nincún
golpe de Estado» y de oue su único
fin era acabar con un Com ité insu­
rrecto, «cuyos individuos representa­
ban las ideas comunistas», los bur­
gueses permanecieron sordos a sus
llam amientos y no pudo reunir m is
que 500 hombres. Desde las primeras
derrotas, Thiers había dispuesto que
se replegasen las tropas en el Cam ­
po de Marte. Cuando su p o 'la deser­
ción de los guardias nacionales del
centro, declaró que era preciso aban­
donar París. El Gobierno decidió eva­
cuar la capital, hasta los fuertes del
Sur, restituidos por los prusianos
quince días antes. .
A las tres y media de la tarde, los
batallones populares del Gros C a il­
lou desfilaron por delante del M inis­
terio, con tambores y trompetas a l
frente. * El Consejo de m inistros so
creyó cercado, y Thiers escapó por
<ma escalera excusada, dirigiéndose a
Versalles. Su turbación y su miedo
eran tales, que al lleg ar a l puente
de Sèvres dió. la orden escrita de eva­
cu ar el fuerte de Mont-Valérien.
A la hora en que el jefe del Poder
ejecutivo huía tan vergonzosamente,
los batallones revolucionarios no ha­
bían intentado ningún ataque. La
agresión de aquella mañana había sor­
prendido al Com ité C entral, lo m is­
mo que a todo l ’aris. Desde el 15,
nuevas elecciones habían aumentado
el número de sus miembros y había
nombrado un Com ité de Defensa. A l
saber las noticias de los ataques, unos
corrieron al panto de cita, otros se
ocuparon en reunir los batallones do
sus barrios: Vari i n en Batignolles,
*Bergeret en Montmartre, Duval en el
Panteón, l ’indy en el 3.0 d is trito y
Rauvier y Brunet en el 10 y en Bellevue. A las diez, una docena de m iem ­
bros se hallaban reunidos, acosados de
reclamaciones y preguntas y recibían
a los prisioneros. Las noticias cier­
tas y detalladas no llegaron hasta la s
dos de la tarde. En vista de ellas,
trazaron una especie de plan, según
el cual los batallones federados debían
converger hacia el Hôtel de V ille , y
se dispersaron luego en todas direc­
ciones para tran sm itir sus órdenes.
La noche pasó tranquila, de una
tranquilidad funesta para la Revolu­
traron consigo. El cuerpo de guardia
ción. P.or las puertas del Sur, el ge­
se les reúne, y, con las cu latas hacia
neral Vinoy hacía desfilar con direc­
arriba, soldados y m ilicianos, confun­
didos, trepan la cade de Müller, que
ción a V ersalles sus regimientos, ar­
tillería y bagajes. Los soldados, des­
conduce a jas alturas ocupadas por
bandados, marchaban lentam ente e
los soldades ael 88.° regimiento. Es­
insultaban a los gendarmes. El Esta­
tos, a l ver a sus camaradas mezcla­
do Mayor, Siguiendo sus tradiciones,
dos con los m ilicianos, les hacen se­
ñales de que se acerquen, que les de­
había perdido la brújula y dejado QÍvijarán paso ubre. El general Lecomte,
dados en Paros tres regimientos, seis
baterías y todos los cañones. La me­
que observa su movimiento, los raan■ ta relevar por guardias de Orden Pú­
nor demostración de los federados ha­
bría sido suficiente para detener esta
blico y encierra a los tránsfugas en
la torre Solferino. Los guardias dis­
huida. Pero, le’os de pensar en ce rrar
las puertas, el nuevo comandante de
paran algunes tiros. Les m ilicianos
la M ilicia dejó libres todas la s s a li­
les contes;an. De repente, un gran nú­
mero de m ilicianos, con las culatas
das al ejército, de lo cual se alabó
hacia arriba, y m ultitud de mujeres
más tarde. '
iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiH iiiiiiiiiiiiiiiiiim iiiiiiiiiiiim n zi
SUR UNE BARRICADE
Junio de 1871 (fragmento)
Sur une barricade au milieu des pavés
Souillés d'un sang coupab.e et d'un sang pur lavés,
Un enfant de douze ans est pris avec des hom m es.
—Es.tu de ceux.là, toi ?—L'enfant dit: Nous en sommes.
—C'est bon dit l'officier, on va te fusiller.
Attends ton tour. — L'enfant voit des éclairs briller,
Et tous ses com pagnons tom ber shus la murai.le.
U dit à l'officier: Permettez vous que j'aille
Rapporter celte montre à m a m ère chez nou$ 7
— Tu veux t'enfuir ? —Je vais revenir.—Ces voyous
Ont peur ! — Où loges'tu ? — Là, près de la fontaine.
Et ja vais revenir, m onsieur le capitaine.
—Va.t'en drôle 1 — L'enfant s'en va. — Piège grossier I
Et les soldats riaient avec leur officier.
Et les mourants m êlaient à ce rire leur, râle ;
Mais le tire cessa, car soudain l'enfant pâ'e,
Brusquement reparu, fier com m e com m e Vial*,
Vient s’adosser au mur et leur dit : Me voilà /
No debemos de
perder mas tiempo
poc cJUclocio (/¿enteca
Fábulas del ErrabuÉ
Inquietudes Juveniles
por
Angel Dt¡ FRANCISCO,
En razón de las circunstancias di­ sa acción, ni mucho menos pondríamos
trabas en su camino, pero a Lo que
fíciles por las que hri atravesado
si tenemos derecho y hasta la obli­
nuestra organización, existe un com­
gación es a dar a conocer a l Partido,
plejo que quisiéramos desvanacer pa­
las inquietudes, preocupaciones y con­
ra, que se termine de considerarnos
cepciones de los jóvenes. El único be­
con desconfianza por los unos y con
neficiario con esta actitud es el Par­
lástima por los otros.
tido, que puede enontrar en esta sa­
E n virtud de la traición no sólo de
via ¡oven nuevas energías a veces
los jóvenes comunistas, sino también
aprovechables.
de los que llamándose jóvenes socia­
S i por el contrario las Juventudes
listas entregaron nuestro movimien­
se lim itaran única y exclusivamente
to a l Partido Comunista, los jóvenes
a ser fuerza muerta, sin vibración y
socialistas nos encontramos en cuadro,
calor, que siguiera desmayadamente
teniendo que dedicar la casi totali­
la dirección trazada, sin pararse »
dad de nuestras esfuerzos a la recu­
meditar y hasta a criticar s i hubiera
peración de los compañeros que por
lugar, no servirían para nada o para
dedicar todos sus minutos a la lucha
muy poco. Somos aprendices de po­
contra Franco; habían abandonado un
lítica, es cierto, pero cuando en Qli
poco la organización, contribuyendo a
oficio se realiza e l aprendizaje, ééto
que se desentieran de ella las noti­
se hace manejando los útiles indis­
cia s que les llegaban a los frentes
pensables al mismo.
de las actividades de los queridos di­
Por otra parte existe e l caso con­
rigentes.
trario Se nos mira con lástima. Hay
Terminada esta labor y cuando nos
compañeros que a l vernos tan modoquedaba tiempo para examinar lo su­
sitos y sin marcar discrepancias creen
cedido, sentim os todo el dolor y re­
ver e l signo de aue nuestro resorte
pugnancia que puede producir e l ver
se ha roto, de que las Juventudes no
pagados los mejores deseos de con­
sirven actualmente a otra cosa que a
cordia y camaradería por la más as­
seguir tranquilamente la estela que
querosa de las ventas, hecha no solo
va dejando e l Partido, marchando a
respondiendo a deseos partidistas, si­
remolque en vez de ir desbrozando el
no a las más bajas ambicionéis perso­
camino.
nales.
,
Estos compañeros recuerdan su épo­
Entonces fuimos incomprendidos por
ca juvenil y hallan la diferencia ló­
compañeros del Partido que no sólo
gica, pero que ellos no quieren com­
nos atribuían gran parte del fracaso
prender, entre el desarrollo de un
que suponía para nuestro movimiento
movimiento juvenil en el ámbito na­
la Unificación, sino que nos estig­
cional y su equivalente en el exilio.
matizaban por haberla propiciado, m i­
Olvidan que las circunstancias anor­
rando nuestro renacer con aprensión,
males de nuestra vida repercuten con
temiendo sin duda que pudiéramos
mayor intensidad sobre los jóvenes,
convertirnos de nuevo en manzana dé
por hallarse faltos de la experiencia
discordia.
y de los recuerdos de los adultos.
Este fenómeno se reprodujo, aun­
Nuestras actividades en e l exilio
que en menor grado, cuando liberada
son muy lim itadas v tratarnos de cu­
Francia las J uventuies salieon a la
brirlas en su totalidad, preparándo­
luz pública, después dé haber contri­
nos para que cuando e l momento lle ­
buido con todo su Entusiasmo a la
gue, seamos la fuerza juvenil espa­
reorganización del Partido en la clan­
ñola que pueda impulsar nueva vida
destinidad.
a las generaciones que están sufrien­
Han transcurrido ya muchos meses
do e l tóxico falangista.
y nos parece haber dado pruebas su­
La juventud española saldrá de es­
ficientes de nuestra consciencia. Sin
tos años de oscurantismo y opresión
embargo, todavía pueden apercibirse
con unos problemas propios que ten­
restos de desconfianza. S i alzamos un
drán que resolverlos las organizacio­
poco la voz, hay quien ve en nosotros
nes juveniles. Entonces deberemos pe­
un instrumento de discordia para e l
dir consejo a l Partido para darles las
Partido. ” Jóvenes que quieren marcar
soluciones qué convenga, pero es in­
e l camino que han de seguir sus ma­
dudable que nuestra acción tendrá
yores y que lo único que consiguen
que ser exclusivamente juvenil, prees poner obstáculos en el mismo! ,
sentanc)j un progarama y unas reiparecen decirse. E inmedialemente a »vindicaciones de jóvenes para los /Ví­
recordar como nefasta y dolorosa _la
veres. En éste aspecto las J J . SS. sa­
‘época en que las Juventudes realiza­
brán ser los guías seguros y decididos
ban una labor un poco estrepitosa.
de la juventud española hacia los, ]
C la ro es que voluntariamente olvidan
nuevos horizontes; siguiendo la tra- ;
qué aquella propaganda respondía por
dición de nuestra federación.
¡
completo ai la forma de pensar del
Por e l momento, lo úrico qué de- ]
Partido.
seamos es aue se nos mira, y se nos ■
Los jóvenes socialistas no acepfqi
considere como lo oue somos, /Vive- ;
mos más que una disciplina, la del
ne* socialistas inquietos pero disci- !
Partido y ésta la. aceptamos ciega­
plinados. Comprendiéndonos y- avit- '
mente después de haber sido discuti­
dándonos a atravesar estos años amar­
dos todos los problemas de una forma
gos con el menor daño, todos traba­
democrático. N i intentam os dirigir
jarán. por e l Partido.
n i i m m i i i i i ii ii ii i ii ii ii ii i ii ii ii i ii ii ii ii i ii ii ii i ii ii ii ii i im i i ii ii ii ii i ii ii ii i ii ii ii ii i ii ii
flniverarios
Frases hechas
■
(Viene de la priifiera).
lista, falsos principios de moral, de
historia, etc. ¿ Qué hacer ? ¿Qué con­
ducta se im pone en este caso a un
buen socialista ?
Pues, querido amigo, en éste como
en otros muchos casos, lo que hay que
hacer es que en los consejos, como
en las acciones debe huirse de los
extremismos y aunque a regañadien­
te s s o m e te r s e a las realidades. Ven•
e tu repugnancia y la de tu esposa;
envía a l muchacho a la escuela y, en
cumplimiento de tu deber de padre y
tíe padre socialista, vigila cuanto, te
- se a posible la educa ñón y la instruc­
ción de la criatura, contrarresta há­
bilm ente Igs enseñanzas perniciosas,
suple con tus conocimientos los que
no le proporcionan e n la escuela y
con vuestro amor, la aridez de los
métodos oficiales. Y habrás cumplido
‘c om o bueno, un deber de socialista.
V fe habrás conducido como buen
¡socialista has'a donde es posible ha­
cerlo.
F.n resumen, y siem pre partiendo
de la base de que un socialista debe
ser ejemplo, por su conducta, de hijo,"
de ciudadano, de padre y de trabaja­
dor, s i alguna, vez oves pronunciar la
frase que comentamos, rectifícala di- '
riendo Proi uremos conducirnos siemp-e. como buenos socialistas.
Los Jóvenes Socialis.
tas Españoles no esta­
mos conformes, no po­
demos estar conformes,
dada n u e s t r a idio
sincrasia, con la política de
solidaridad que entre el movL
miento obrero internacional se
viene practicando en estos ú lti­
Por T omas Meabb
mos tiempos.
Fundador de las Jf.SS.
Gomo españoles y como so
EL AMO
cialistes, nuestra disconformi.
Una vez vi a un hom bre ] dad, -lógicamente, és mucho
La bestia, )t)oda ensangren, más acusada con los compañe.
tada, m iraba al hom bre con ] ros socialistas en todo el mun
do, de cuya familia formamos
ojos sobrehum anos.
parte.
Le caían golas de sudor, ]
Hemos abrigado la esperanza
gotas de sangre, gotas de ]
durante el largo período de
lluvia.
guerra mundial, guerra que he
A veces parecía que qu e. | mos soportado desde' el princi.
ría gemir, y de m iedo no ] pió hasta el Un y que seguimos
podía, y ta garganta se le j padeciendo sus peores conse
quedaba hinchada.
cuencias los españoles, dentro y
Al fin puso las rodillas en ¡ fuera de España, de que tas re.
tierra y, convulsos los ijares, ] laciones entre los "trabajadores
alargando el cuello al cielo, ] no importa de que país, sobre
echó un débil relincho de ] todo entre los Socialistas, se.
dolor.
guirian un nuevo camino, como
consecuencia lógica de la prepa.
Corrí.
ración de las clases oprimidas y
Dominando mi ira, di la ]
el avance social que en una
espalda al hornbre y cubrí :
guerra, como. la pasada, debe
con mi cuerpo la parle de lu ] producirse.
bestia donde caían los ver. !
Nuestras apreciaciones, en el
gajazos.
orden social, han sido una rea.
Luego, nerviosísimo, m i. lidad en diferentes países, for.
ré, no sé por qué, com o la mando cuerpo con nuestras
bestiar al cielo, que estaba ] doctrinas en este momento his.
lleno de nubarrones apuña, tórico en que la palabra Socia.
lados de rayos, y sentí ansia ista y las realizaciones que ella
de abrazar a un tiempo a la encierra en sí, figura en todos
bestia y al hom bre.
. los lugares de la tierra como
Pero de pronto, al verme ] garantía de la libertad de los
tan m anchado de sangre, tan j pueblos, de una parte, como
grotesco, so té a reir...
; seguridad y bienestar de todos
El hombre, sorprendido, los ciudadanos, de otra, y como
desarm ado, m e miró de pies ] instrumento de luena eficaz en
a cabeza, juró, escupió, ex. ] la conciencia de la inmensa ma.
yoría de los trabajadores, eflea
clam ó:
cia que, haciendo desaparecer
—!Un loco!
de una vez y para siempre los
Yo pensé:
males que padecen los pueblos,
"Loco hay que ser o pa.\ pondrá fin a la lucha de clases
recer a veces.
existente. Sin embargo, nos.
"Loco soy para ti. Si no, oíros, Jóvenes Socialistas Espa.
ya estarías gritando que eres] ñoles, repetimos, no podemos
el am o de la bestia y que j ni debemos conformarnos, con.
en la bestia mandas tu, y ] lo conseguido, porque en Ha
ya estaríamos tú pegándom e | consecución del logro de nues,
y yo pegándote; lodo por la ] tros ideales, representa una mí
nima parte.
bestia.
1;
La realidad demuestra, pues,
"No por la bestia que tú
(on
ello radica nuestro descon.
crees, no, sino por la de :
dentro, por la que causa tentó), que las fuerzas del pro
tanta guerra y tanta violen. letariado padecen una crisis de
cia inútil en nuestro pequ e. ] estacionamiento que es preciso
ño mundo, por aquella bes. ' superar si como tal fuerza re.
tia que vive siem pre dentro ' volucionaria se quiere cumplir
de cada hom bre y de la cual la misión que las propias cir.
tenemos que ser amos o es. ' cunstancias ofrecen en la hora
presente.
clavos.
Se ha cometido un error, a
"De m odo que tu llámame ] nuestro juicio, error que puede
com o quieras; pero en este ] subsanarse con facilidad si nos
momento, yo, sólo„ yo, soy ] decidimos los trabajadores a
aquí el verdadero am o de la ] cambiar de táctica, al ocuparse
tuya y de la mía."
principalmente a resolver los
Pensando en esto m iré en | problemas que afeclan a los
los ojos al animal, que no ¡ pueblos, individualmente en pri
sabía' cóm o m irarm e; miré] mer término, consagrando las
en los ojos al hombre, que] preocupaciones más fundamen.
tuvo que bajarlos; m e-abracé \ tales al establecimiento y es
a. m í mismo con fuerza, di. ; tructuración de los regímenes
ciéndom e: "Ay, loco, foco!"] polli icos, a lo largo de muchos
Y corrí a casa, avergon. ] meses, sin echar ]a mirada más
zadísimo de verme tan sucio ] lejos de] circulo estrecho de sus
>de sangre delante de la gen. ] fronteras que antaño fueron es.
tablecidas por el capitalismo.
te...
Las Juventudes y los Partidos
c i i i i i m i ii !i ii ii i ii ii im ii ii ii i ii m i !i i
Socialistas en Europa y Améri.
"El comunismo no sus. : ca, lian tenido el desacierto de
trae a nadie el poder de j descuidar (no puede ni,debe in.
apropiarse de su parle de terprelarse de otra manera), los
productos sociales; no sus. principios doctrinales en políti­
ca internacional, en relación
trae m ás que el poder de con los Partidos hermanos de
sojuzgar,
mediante
e s t a ¡ clase, principios dp tanta virtud
apropiación, el trabajo aje. y de tan buenos frutos para la
no."
causa que defiende te clase Ira.
(Viene de la primera).
du do del estadio del desarrollo de
revolucionaria requiere, eso es pro­
las luchas sociales. Setenta v sets
años después, cuántas y cuántas im ­
perfecciones y faltas podríamos seña­
lar al proletariado de nuestros dias...
A l contemplar el panorama político
social del presente, la figura de Marx
se agiganta. Las visiones fragorosas
de la Commune también. Nos pare­
cen más penetrantes los pensamientos
d el primero, y más profundos, más
verdaderos. Las escenas la icamente
heroicas de los obreros de París, de
los soldados fraternizando con e l pue­
blo, las dé los oficiales v generales
vencidos con las solas culatas de los
fusiles levantadas, mujeres arrastran­
do los cañones hacia sus baterías, las
barricadas defendidas hasta el último
obrero vestido con sencilla blusa, el
¡aprendiz que abandonando e l ta ller
sirve al maestro también en la trin­
chera hermanados en e l combate...
¡Magnífico pueblo de París!
Fn estos aniversarios, la figura fa­
m ilia r de Marx y las estampas de la
Commune nos hablan de fe entre los
proletar ils , de hermandad, (te. teroísmo y lucha. Seamos dignos sucesores
de quienes supieron entregar, para
legarnos este presente, sus vidas y
sus obras. A ellos les d-bemos e l pri- ]
mer vagido de la. República Social.
bajadora, métodos que, de se.
guir practicándolos por naAs
tiempo,
pueden proporcionar
grandes trastornos a . la acción
revolucionaria que deben seguir
el movimiento socialista en su
conjunto.
Esa forma de proceder, cir.
cunstancialmente, podemos c a ­
lificarla circunsiancialmente tam
bién, como una desviación de
la justa interprelaciói de la doc.
trina y, por consiguiente, una
política de conformismo que
sirve de freno a la marcha as»
cendente de la revolución pro.
tetaría.
No se debe continuar por más.
tiempo por ese camino para po.
ner fln a las contradicciones do
clase, de una vez y para siem.
pre. Si en los primeros mesesde terminada ía guerra pude
Icner cierta justificación nuestra
actuación desconectada, para:
sentar las bases en la vida do
los pueblos en régimen de li­
bertad, no la puede tener en la­
bora que vivimos.
El Socialismo (no decimosnada nuevo), no tiene fronteras.
No puede tenerlas si sigue su
verdadero camino. La grandeza
de ios pueblos, de que tanto so­
habla en este momento de la
historia, es para los Jóvenes
Socialistas la justa interpreta­
ción en los problemas socialesque no conocen las clases opri­
midas como reivindicación de­
sús justos derechos y la exis­
tencia de la libertad y la demo­
cracia bien ordenada, sin quepueda confundirse- con la po­
tencia o la fuerza material or­
ganizada a los fines de guerra.
Pero tales principios no tienen
su valor fundamenta! en lo querepresentan si los empleamos
sinu más alcance del pueblo en
que vivimos.
Hay, pues, que disponerse a;
constituir el organismo interna­
cional de los Jóvenes Socialis»
las y sus Partidos bajo la orien­
tación del marxismo revolucio».
nario que defiende el! P. S. O.
E. y sus Juventudes. Seguir con
los brazos cruzados, esperando
que el Socialismo sea una rea.
lidad y que nos lo sirvan en
nuestra propia casa o en los
pueblos donde hemos nacido, es:
dejar el campo libre a las fuer,
zas capitalistes, organizadas inlernacionulmente con nuevos
procedimientos de táctica, y a
ios Partidos Comunistas, dirigí,
dos por Rusia, con las mismas
ambiciones de imperialismo quelos capilalisfas. ios mismos
métodos de trabajo que llevan
¡mp'icilo la esclavitud de la
dase trabajadora.
liiilillllllllllllllllllllllllllllllllllllllllr
"El proletariado se servirá
de su supremacía política
para arrancar paulatinarhen.
te todo el capital a la bur.
guesía, para centralizar to­
dos los
instrumentos
de
producción en manos det
Estado, es decir, del prole,
tariado organizado en clase
reinante, y para aum entar
rápidam ente las masas d e
fuerzas productivas dispon'u
bles."
Proletario# de todo# lo# paite# lunio#!
■ ■ v
: Sito vvv*.
<*'.
. - ............. ■ —
............... ....................... v...................
■
*
-