Epoca V Gan&cez. a nueáltoá qcandeá teácicsá, intecpcetac fielmente áu pensamiento, es un deber, dem os trar un ejemplar espíritu de abnegación y. sacrifi cio, como nuestros mártires, es u na obligación. Nùm. 83 Toulouse, 16 dcr marzo 1947 O'gano de la Federación de Juventudes Soc alistas de Es p a ña en el exilio ReaSirmamos nuestra posidén de van guardia revolucionaria que encarnó Carlos Marx y materializó______________. la "Commune de París" __ _ __ / - LOS Bnigersiirios por 5. Martinez DESI En marzo se han cumplido dos ani versarios de mayor trascendencia en ios anales del movimiento obrero in ternacional. El 14 de marzo se cum plía e l 64 aniversario de la muerte de Carlos Marx, quien con su siempre le a l y fie l compañero Federico Engels, fueron los creadores del Socialismo científico. El i Y. de marzo, honramos altam entei la memoria del primer in ten to revolucionario que, por espa cio de dos meses, puso en manos de la cías etrabajadora de París el poder político. Sobre ambos aniversarios, materia hay para los jóvens socialistas, que le s ilustre y les sirva de guía y de ejemplo. Marx, cerebro privilegiado, puesto al servicio de la clase traba jadora; la Commune, lección de va lor y heroísmo de los trabajadores de París. La obra de Marx, monumental, en ciclopédica, abarca la más profunda critica de la sociedad capitalista y abre, ancho margen y am plias pers pectivas a la nueva clase social que, nacida del hundimiento del feudalis mo, se desarrolla y crece en grandes proporciones a través del siglo XIX. 'Marx, determina las condiciones ciénfíficas de su situación v señala el alcance histórico de la unión que, los proletarios, ¡os trabajadores, han de convertir en realTSad. No solamente Marx fue un gran teórico. Fué tam bién, y lo demostró cumplidamente, un hombre de acción. Aparece siem pre entre los proletarios a llí donde hay conflictos y luchas sociales, en ‘F rancia corno en Alemania. Adcnde Marx no puede llegar, allí está su valioso colaborador Federico Engels. Rompiendo con e l medio social aris tocrático donde pudo vivir, Marx se entrega en cuerpo v alma a la inves tigación, til estudio, a la critica. La Vccián le arrastra y le funde, con la vida de los proletarios. También co noció Marz la tristeza del exilio y la persecución, y la más negra m iseria material. Con plena consciencia de sii obra, se apaga su vida, contem plando va, en parte, él fruto de su aportación a la Humanidad. La Commune de París, eclosión v io lenta a la par que generosa de un pueblo martirizado, vencido por los prusianos; de la clase trabajadora pa risina que vive e l momento histó rico y habiendo adquirido consciencia ' de. su deber como clase, cercado París " sojuzgada ñor un Gobierno tan híbri do como tiránico, se levanta airada para terminar con las provocaciones. En los proletarios de París, más que e l in stin to de clase, ya domina el im perativo dèi una misión cuya clara concepción les guírr. Mas las cor.diIcionés del desarrolo de esta concep ción. en el resto de Francia, no es paralelo. La Resolución triunfa en Pa rís, lucha en los centros de Francia 'donde e l proletariado está ya más ca pacitado, pero no suficientemente des arrollada su percepción del niomento o chocando duramente, heroicam^·n·e, con las fuerzas represivas del Gobier no refugiado en Versalles o con los narros gendarmes, de ocasión, que son las tropas prusianas. De su aspecto consciente y heroico, de su generosidad, que contrasta do lorosam ente con la ferocidad de la represión de Thiers, e l proletariado mundial ha sabido recoger aquella espléndida llamarada de fe y de amor por la libertad emancipadora. Tam bién de aquel gesto, han sabido ex traer provechosas enseñanzas todos los trabajadores del mando. S i hubo imYerfecciones, si no se atendieron to dos los aspectos que una actuación (I • DE 30 AÑOS failSíS HECHAS I P ir @ p a iir © in id l© < e 0 p © ir v @ in ) ó r ■ ■ I na .grave preocupación llena de I inquietud a los jóvnes españo™ y les, tanto en el e x ilio como en el interior de España: el incierto porvenir que les aguarda cuando la historia cierre ese terrible paréntesis que constituye para nuestro pueblo la prolongada pesadilla de la hegemo nía falangistl. Toda una generación ha visto que brada la continuidad de su vida, ro tas sus ilusiones, *us esperanzas, sus legítimas ambiciones de conquistar en a lta lucha una situación que les per m itiera escapar a la m iseria... El sueño dorado de infinidad de jó venes trabajadores dejaron su apren dizaje sin term inar, como el de la le gión de estudiantes, hijos de modes tas fam ilia s, cuyos estudios fueron brutalmente suspendidos por la gue rra, fué destrozado. Esos hombres constituyen un verdadero problema social, un ejército de inadaptados que pulularán en nuestras ciudades como de las secuelas más tristes que nos dejara en herencia el fenómeno fas cista Los hombres de treinta años, amargados por el escepticismo de una * vida hecha de desengaños v de sufri mientos, verdaderos productos de cá"cel o de exilio, no tendrán acceso al circuito económico de la nueva España, al menos en calidad de mano de obra calificada. Y si consideramos la suerte de esa otra generación formada balo los aus. picios del nacionalsindicalismo, la tragedia adquiere proporciones ate rradoras. Las Universidades y las Es cuelas especiales han sido durante estos años, p rivilegio exclusivo de I09 hiios de +a é lite de la más negra re acción, circunstancia eue depara con secuencias de incalculable daño para el porvenir de la democracia españolar^serin neofalangisttis los m agis trados, ios catedráticos, los ingenie ros, los médicos, los abogados... — • si no acertamos a encontrar remedio urgente que ' aminore al menos tan evidente daño. Es hora de ir pensando en todo ello. En primer luga- en posibilitar la reincorporación a la vida de nues tr a geieración, procurándole la opor tunidad de su readaptació». El Est?do deberá organizar cursillos de ca pacitación especiales que permitan a les estudiantes reeuperar, con el há bito al estudio, la pieparación per dida en estos años tristes de cauti verio y destierro. Los jóvenes obreros deberán encontrar en la s escuelas de artesanos la posibilidad ie term inar un oficio comenzado hace años y cuya pericia incipiente anuló la interrup ción en su práctica, procurándoles li oportunidad de incorporarse en con diciones humanas a las activdiades emprendidas antaño aguijoneados por la vocación a defecto de una orien tación profesional ejercida por méto dos científicos. Por otra parte será preciso que el Estado se preocupe de facilitar el ac ceso a las Universidades y Escuelas especiales a los hijos de los trabaja- po' Juan TUNDIDOR dores, terminando con la monstruosa e irritante injusticia que supone el reservar e l acceso a los centros do centes de manera exclusiva a los p ri vilegiados poseedores de medios eco nómicos suficientes para costear el elevado precio de los estudios. Partiendo de la primera enseñanza obligatoria y gratuita, debe el Esta do organizar técnicamente la selec ción de las aptitudes de los jóvenes, para orientar su futuro, elevando, a quienes posean facultades para ello, a estudios superiores. La ciencia debe estar consagrada al pervicio de la sociedad, por cuanto los cerebros privilegiados deben ser cuidadosamente, cultivados ba!o la dirección del Estado, preparándoles para el cumolimiento de su elevada misión social, humana, científlra; no para convertirse en los servidores in condicionales de un sistem a econó m ico absurdo, egoísta, ilógico, *\idaco... La República— nuestra República— había comenzado tímidamente a orien tar la cuestión ñor el buen camino. Además de las Escuelas de Artesanos oue comenzaron a modernizarse des terrando su tradicional vetustez, las Escuelas especiales comenzaron a realizar un trabajo esneranzador. Pe* ejemplo, el antiguo pe-i taje industrial con un plan de estudies reformado ouedaba distribuido en siete cursos' tres de aprendiz, dos de maestro y otros dos de perito o auxiliar indus trial. Terminados estos estudios la legislación vigente en topó permitía a los alumnos oue hubieran demos trado aprovechamiento continuar los estudios en las Escuelas de Ingenie- I? 99 Hú f119P7n on Pànic L/l Zü Uu 111(11 ull I uno ■niiirn iw i ·ini i·iio— — — En efecto, los tres primeros curso3 eran gratuitos ) las horas de clase compatibles con las de trabajo, pero los cuatro siguientes llevaban consigo la necesidad imprescindible de aban donar toda otra ocupación, en virtud de la extensión de las m aterias obje to de estudio, coincidente con la c i r cunstancia del precio elevado de las matrículas, por cuanto el estudiante debía disponer de medios economices piara subsistir como en cualquier otro género de estudios. . No, es nreciso revisar toda esa organización. Es preciso que el Esta do ozoporcione al estudiante no sólo m atrículas gratuitas, sino medios de subsistencia para continuar sus es tudios para él, e incluso en determi nados casos, para ayudar al sosteni miento de sus fam iliares, evitando que los ineludibles deberes para con los suyos le impidan seguir capacitán dose al obligarle a p rostitu ir au fuerza de trabajo alquilando, sus bra zos al mejor postor en las rudas fae nas del oeonate para ganar un m ise rable salario con que mitigar la ban carrota de la economía doméstica. Es preciso garantizar el acceso a lag profesiones liberales de les estudian tes robres. Eg preciso organizar el aprendizaje en los oficios de forma aue terminada la orimera enseñanza, los Institutos de O rientación Profesional descubran en cada individuo las ap titudes, casi siempre ignoradas, oue cada cual debe, poner a contribución de la sociedad^ rodeando al futuro obrero do esnecial atención, prntección, solicitud y posibilidades técni cas oue-hagan de él bien pronto un especialista en lugar de entregarlo indefenso a la vo-acidad y al deseo de lucro d« una burguesía insaciable. Los socialistas deberán pone- todo °u entrevio e" aue la Esnaña del fu turo emprenda su marcha con de cisión inauebrantable ñor eses derro teros. Así haremos Socialism o ; .asi engrandeceremos F-naña ; asi arreba táronlo- al capitalism o una de sus armas de mavor e fla cia : la suoervivencis de m'a intelectualidad ton mentalidad de lacero, sometida al ser vicio incondicional de los poderosos. '■ En esa ta rea de vanguardia tienen 1-, .-a ,-enes so cialistas n -i misión histórica que cum plir; podrán hacerlo si en el e-nreño les acompaña la ad hesión v la cooperación entusiasta de los mejores hijos de los trabaja dores. Homenoje nacional en el I aniversario de I* muerte de F r a n c i s c o L a r g o C a b a lle r o IM A las 9,15, en el Cementerio del Pere Lachahe, el compañero Enrique de Francisco hab'ará en nombre de nuestras organizaciones y de la familia. A los 10,15, en el «Gym nase de la Bidassoa», acto político en el que intei vendrán: ■ Salvador Martínez Dasi por la Fed. de JJ . SS. Pascual Tomds por la- U.G.T. Tritón Cómez por el P.S.O.E. I Hay qie coRducine si mpre como un buen socialista por Enrique e FRUHEÍSED Os aseguro, amigos lectores, y os lo digo aquí un poco en secreto, que cuando en más de una ocasión he oído por boca de algunos compañeros, con tono campanudo y aire de doctrino pronunciar la frase sacram ental: ‘ 'Hay que conducirse siem pre como un buen socialista", me he quedado un poco sorprendido y un mucho in quieto. Sorprendido, poique ¿cómo es po sible admitir que 111 hombre maduro, viejo m ilitante del socialism o, no se dé exacta cuenta de toda la extensión y trascendencia de una expresión con iodo el carácter de un mandato, que tiene que ser ejecutado por mucha chos ti hombres en un medio social refractario ? Inauieto, porque si los que oyen el consejo o mandato analizan, comparan y deducen, lo ' más seguro - y ello es natural — es que e l doctrina tuviera que justificarse por un sinnúmero de acciones quti no correspondíjn exac tamente a la estructura moral del perfecto socialista, na obstante tratar se de aliliados de conducta normal implacable. Expliquémonos. La frase que comen tamos tiene como defecto capital su carácter imperativo y absoluto, y pre supone : primero, que a estas alturas todos poseemos una perfecta cultura v formación general socialista; segun do, que con esa formación y cultura, todos y en todo momento podemos y, ñor lo tagjo, debernos onduciruos, ac tuar, como tales perfectos socialistas. ¡Lástima que ro se-1 verdad tanta belleza t Y no lo es. No lo es, porque ser socialista, buen socialista, lo más perfectamente posible socialista, no demude solamente de vuestra volun tad. sino de otras muchas cosas: ser buen socialista no estriba •an sólo en conocer lo más extensamente posible los nrinemios de doctrina, los regla mentos de nuestras organizaciones, practica- sus no-mas y ser en todo un afiliad/) modelo y éisciplinndo Tjdo eso es mucho y no es butan te n i mucho menos. Pero, en fin ; entrando ya en e l te rreno de, las concisiones y los con,vencwna/ismos, convengamos en que tenemos un cierto grado de. cultura, de conciencia, de moral, de hábitos y 'costumbres socialistas c o m o fruto 'del Ideal que nos inspira. Tenemos SIEMPRE posibilidad de conducirnos como lo exige nuestra propia con ciencia socialista P Veamos Tú, com¡tjfñesro ¡oven, casado con mujer so cialista, tenéis una criatura en edad escolar y queréis, como es lógico, que DENTRO DE LO POSIBLE reciba una instrucción que rs satisfaga. Pe ro da la casualidad de que os faltan los medios adecuados para costearle profesores especiales y ,'e n e l lugar que habitáis, no hay otros centros de instnv.ción bañada so le e principios) socialistas, sino sobre principios ca pitalistas, que en el cerebro de vues tro brío van a sembrar sem illas que consideráis desde ahora perniciosas para 'mañana unas, erróneas e inútiles otras; en contradicción con vuestros sentimientos. ¿Qué haréis para ser fie l al mandato de conduciros como buenos socialistas ? ¿ No enviarlo a la escuela ? Un buen socialista no pue de tr ia r hijos analfabetos, a Enviarlo a la escuela, ? Un buen socialista no puede consentir que a su hijo le lint• huyan principios de doctrina capí tufContinúa íti lq ruar'a) En el LXIV aniversario de su muerte CARLO S ace C arlos Marx el 5 de mayo de 1818, en Trêves (Prusia rena na). Su padre, abogado, israe lita , se convierte en 1824 al prutcStantism o. Su fam ilia, pudiente y de cultura, no era ciertam ente revolu cionaria. Después de haber terminado sus estudios en el Colegio de Trêves, AJarx pasa a la Universidad de Bonn y más tarde a la de Berlín ; en ellas estudia Derecho y, sobre todo, Histo ria de la Filosofía. Acaba sus es.udios, presentando una tesis sobre la Filosofía de Epicuro. Sus concepcio nes hacían de Marx, en esos momen tos, un idealista hegeliano. En Ber lín se adhiere al Círculo de he.gelianos de izquierda (Bruno " Bailer y otros), que buscaban en la filosofía de Hegel conclusiones ateas y revo lucionarias. A la salida de la Universidad, Mnrx fija su residencia en Bonn, con la in tención de hacerse un profesor. Pero la política reaccionaria de un Gobier no que hpbía separado a Ludwig •'euer'cach de su cátedra de profesor en 1832 y le había de nuevo negado la entrada en la Universidad en 1936 v en 1841, y que había asim ism o pro hibido al ¡oven pro'esor Bruno Baúer dar conferencias en Bonn, o'tliga a Marx a renunciar a su carrera uni versitaria. Fn esta época el desenvol vim iento del hegelianismo de izquier das hacv en Alemania un rápido p-ogreso. En particular' desde 1836, Lud wig Feuerbach se entrega a la crítica de la teología y se orienta hacia el materialismo, que le absorbe, escri biendo en 1841 « la esencia del C ris tianism o" v en >84., yus 'P rin cip ies i la Filosofa del porvenir». MARX este momento a la vida social ; la dia léctica es presentada como la ciencia más vasta y la más profunda de la evolución, la teoría de la lucha de clgses y del papel revolucionario his tórico del Proletariado, creador de una Sociedad nueva, la Sociedad so cia lista . Cuando e sta lla la revolución de fe brero de 1S48, Marx es expulsado de Bélgica. Vuelve a París, y después de la revolución de marzo regresa a A le mania, residiendo en Colonia. A llí s<j publica, desde el i.° de junio de 1848 al i() de mayo de 184c/, la «Nueva G a ceta Renana -, de la que M arx es re dactor-jefe. La nueva teoría se confir ma brillantemente en el curso de los sucesos revolucionarios de 1848-1849, v más tarde por los movimientos pro letarios y demóciatas en todos los países del mundo. M¿ rx fué procesado por la contrarrevolución victoriosa, absuelto el 9 de febrero de 1849, y más tarde expulsado de Alemania (16 de mayo de 1849). Vuelve a París, siendo nuevamente expulsado después de la manifestación del 13 de junio de 1849, partiendo para Londres, don de vive hasta el fin de sus días. funda en Londres la célebre Primera Internacional, la Asociación Interna cional de rabajadores,- de la que Marx fué el aln.a y al mismo tiempo el autor del prim er manifiesto y de un gran número de declaraciones, reso luciones, etc. Esforzándose en agrupar el m ovim iento obrero de los diversos países, buscando orientar hacia un mismo fin las diferentes formas del socialism o no proletario, pre-marxisrao (Mazzini, Proudhon, Bakunin, el Tradeunionii.mo liberal inglés, lasallism o derechista alemán, etc.), y com batiendo las teorías de todas estas sectas y escuetas, Marx forja una tác tica única ptra la lucha del Proleta riado y la clase obrera en los diferen tes países. Desde la derrota de la Commune de París (1871)— que Marx, en «La guerra civil en Francia» (1871), con sidera desde, su punto de vista de re volucionario y de hombre de acción en "términos tan penetrantes, tan apropiados y tan brillantes— ; desde la escisión de la Internacional, pro vocada por los bakuninistas, ésta no pudo subsistir en Europa. A partir del Congreso de 1872, en La Haya, Las condiciones de la vida en el exilio eran extremadamente malas, como lo corfirma la correspondencia cursada entre Marx y Engels (editada en 1912). Marx y su fam ilia estaban literalm ente sumidos en la miseria. Sin el apoyo constante y desinteresa do de Engels, M arx no solamente no habría podido acabar «El Capital», sino que habría sucumbido por falta de recjrsos. Además, las doctrinas y corrientes predominantes del socia lismo pequeño-burgués, en general del socialismo no -proletario, obligaban a Marx a llev ar sin cesar una lucha im placable, llegando hasta los ata ques personales. Separado de los círcu los em.grados, Marx elabora una se rie de trabajos históricos sobre la teoría materialista, pero aplicándose sobre todo a estudia;- la Economía política. Esta ciencia fué revoluciona da por Marx en sus obras «Contribu ción a la crítica de la Economía po lítica» (18.51) v «El Capital» (primer volumen, 1867). La época de recrudecimiento de los m ovim ientis democráticos, entre la quinta y se<ta décadas del pasado s i glo, lleva a Marx al trabajo práctico. Así en 1864 (el 28 de septiembre) se M arx transfiere el Consejo general de la Internacional a Nueva Ycrik. La Primera Internacional había te r minado su; m isión histórica, y deja paso a una época en la cual el mo vimiento obrero toma, en todos los países del mundo, un desenvolvimien to infinitamente más amplio y más considerable, época en que dentro de cada Estado se constituye en Partido S ocialista Obrero. La incesante actividad que desarro lla en la Interncaional, unido a los trabajos teóricos que exigían esfuer zos aun más intensos, mina definiti vamente la salud de Marx. Prosigue su obra de transformación de la Eco nomia política y trabt.ja para term i nar «El Capital», produciendo m ulti tud de documentos nuevos y estudian do varias lenguas, pero la enferme dad le impide terminar su ebra. El 2 de diciembre de 1881 muere su mujer ; el 14 de marzc de 1883 Marx se duerme apaciblemente en su butaca, tiendo este su últim o sueño. Fué enterrado con su mujer y su fiel criada Elena Demoth, casi m iembro de la fam ilia, en cementerio Hightgate de Londres. W. I. LENIN. 1 «Hace taita haber sentido en uno mismo la acción emancipo d o n de estas obras», escribe mis tarde Engels con respecto a estos escritos de Fauerbach. uNosot'oi fes de-ir, los he,rella nos ele izquierda, incluyendo a MarA somos, en conjunto, discípulos da rucrbach.» . Es entonces cuando los burgueses radicales de Renania, que tenían cier tos puntos de contacto con los hegelianos de izquierdis, fundan en Colo nia un diario de oposición, «La G a ceta Renana», quo aparece desde el i.° de enero de 1842. Marx y Bruno Bsüer entran a formar parte como principales colaboradores, y en octu bre de 1S42 Marx llega a ser redactor leíe, dejando Bonn para trasladarse a Colonia. Bajo la dirección ds M a-x, la tendencia deraocrático-revoluciona ría del pericd:co se p recisa; y es asi que el Gobierno le somete, orim ero, a doble y tricle censura, y finalmen te le suspende, a partir del i.° de abril de 1843. Un esta fecha Marx so ve obligado a dejar su puesto de re dactor, pero su salida no salv a al diario, ya que fué suspendido definitivame-np e» aquella fecha. Durante su actividad como periodista, Marx cbmorende rué sus conocimientos snhre Economía eolítica eran insuficien tes. y desde entonces se dedica a es tudiar con ardor. En 1843 Marx se casa en Kreuznach con Jenny ven Westohalen. su am ica de la infancia y de la cual era novio desde su época de estudiante. Su mu jer pertenecía a una fam ilia noble y reaccionaria de Prusia. El hermano m ayor de Jenny yon Wetsphalen fué ministro del Interior efi una época de las m is reaccionarias (18 ;o a 1938). Durante el otoño de 1843 Marx m ar cha a París para editar una revista radical con Arnold Ruge (1802-1880), hegeliano de izauierda, encaxelado, desde 1823 a 1830, emigrado dësde 1848 y partidario de Bismarck de 1866 a 1870. Pero sólo aparece el primer fascículo de es*a revista, titulado" «Los ,Anales franco-alemanes». Dicha nublicación fué suspendida a causa de las dificultades que había para su di fusión clandestina én Alemania y por divergencias con R” »e. En los artícu los eue Marx publica en la revista aparece va como nn revolucionario oue m edica «U critica implacable de todo lo pur existe», y sobre to lo «la etílica de la guerra», y hace llam a mientos a las masas y a l Proleta riado. Cuando en septiembre de iS.'4 Fe derico Engels pasa en París algunos días, ll»qa a. se» el amiro íntim o de Marx.’ Los dos tomen parte activa en Ja febril vida de los grupos revolu cionarios de la época en Parts (la doctrina más en boga era l a de Pv-udhon, eue Marx aplasta deflni+iv°mente en «La miseria de la Filoso fía», aparecida, en 1847), combatiendo vigorosamente las doctrinas diversas del socialismo pequeño-burgués y e la borando conjuntamente la teoría y la táctica del socialismo revolucionario (marxismo). En 1845, a demandas del Gobierno prusiano, Marx es expulsa do de París como revolucionario pe ligroso. F i:a su residencia en Bruse las. En lg primavera de 1846, Marx y Engels se afilian a una Sociedad se creta de propaganda, la Liga de Co munistas, y toman parte en el segun do Congreso do esta Liea (Londres, noviem bre de 1817). Dicho Congreso les confía 1* redacción del célebre Manifiesto Com unista, publicado en febrero de 1848. Esta obra expone con una claridad v precisión geniales la nueva concepción del mundo ; el matçrialism o se extiende a p artir de <1 ...................................................... ...................................... La Commune de París LA REPRESION En el mes de junio del 72, la gran represión podía considerar, se como terminada. De los 3(1.309 prisioneros, hombres, mujeres y niños, sin incluir los 5.000 militares que los ver. salieses hablan entregado, 1.179 afirmaban, habían muerto en sus manos; 22.326 hablan sido liberados en el 72 después de haber pasado largos meses de invierno en los pontones, fuer, tes y prisiones; 10.488 compa recieron ante los Consejos de Guerra, quienes condenaron a 8.525. Las persecuciones no ce. saron. A la subida de Mac Ma. hón, el 24 de mayo de 1873, se recrudeció la represión. El 10 de Enero del 75, el resumen ge. ncral de la justicia versallesca anunciaba 1.137 condenas va. rias, y 3.313 por contumacia. Las penas anunciadas se repar. ten de la forma siguiente: PE. ÑAS DE MUERTE: 270. Traba, jos forzados, 410. Deportaciones en fuerte, 3.989. Deportaciones simples, 3.507. Detenciones, 1.2C9. RECLUSION, 64. Traba, jos públicos, 29. Condenas de 3 y menos meses, 432. Condenas de 3 meses a 1 año, 1.622. Con. densa de más de un año, 1.344. DESTIERRO: 322. Vigilancia de alta policía, 117. MULTAS: 9; Niños menores de 16 años en. viados a un correccional, 56. TOTAL: 13.450, de los cuales 157 mujeres. Esta estadística no menciona las sentencias dicta, das en otros Tribunales cuya jurisdicción no era la de Ver. salles. La emancipación de los 1 dores ha de ser obra de bajadores mismos Ca La Revolución Española Recuerdos d la "Cor (Capitulo l (Extracto) del articulo publicado en el «New*York Tribune» el 9 de Septiem bre de 1854) revolución en España lia L Atomado ya tanto el carác ter de duración que, nos escri • be nuestro corresponsal de Lon (1res, los elementos poseyentes y conservadores empiezan a emigrar y he de ponerse en se. guridad' en Francia. Eso no nos sorprende en absoluto. España no se ha apropiado/nunca la m a nera francesa moderna, tan ge. neralmente en voga en 18-48, de comenzar y acabar una révolu ción en tres días. Las tenlati vas que España ha hecho en este orden de ideas son más completas y duraderas. Parece bien que tres años constituyen el más corlo lapso de tiempo al cual ella se limita, y su ciclo revolucionario abarca algunas veces hasta nueve años. Es asi que la primera revlucjón de es. le siglo duró de 1808 a 1815; la segunda de -1820 a 1823, y la tercera de .1834 a 1843. Cuanto durará la revolución actual y cómo terminará, el político mis avisado serla incapaz de prede. cirio. Pero no se anticipa de masiado afirmando que ningu. na otra párle de Eurojm, indu so Turquía o la guerra rusa, no puede, tanto como la Espa ña de hoy, inspirar un interés profundo al observador atento. En España, los levantamien. los y las insurrecciones son tan antiguos como lia * potencia de los cortesanos favoritos, cuntía los cuales van ordinariamente dirigidos .Es asi que, hacia me diados del XV siglo, la aristo cracia se revolvió contra el rey Juan II -y su favorito ¿Ion Al varo de Luna. Más serió toda vía a fué a continuación el ¡le vantamiento en el siglo XV contra el rey Enrique IV y el jefe ’de su camarilla, clon Juan de Pacheco, marqués de Ville na. En el siglo XVII, el pueblo de Lisboa destrozó a Vascon. cellos, el Sertorio del vicerrey español del Portugal, y esta fué igualmente la suerte que corrió de San Colombo, el favorito de Felipe IV, en Zaragoza. Al íl. na] del mismo siglo, bajo el gobierno de Carlos II, la pobln ción de Madrid se levantó con tra la camarilla de la reina, compuesta por la condesa de Berlepsch y de los condes de Oropesa y de Melgar, quienes se repartían un derecho de con sumo obtenido sobre todtfS las mercancías alimenticias lleva das a Madrid. El pueblo mar chó sobre el palacio real, forzó al rey a mostrarse al balcón y a estigmatizar él mismo a la camarilla de, la reina. La mu chedumbre marchó seguidamen te sobre los palacios de los condes de Oropesa y de Melgar entrando a saco e incendián dolos e intentando apoderarse dp, los propietarios, pero éstos fueron bastante afortunados para escapar, bien que debie ■ sen salvar sus vidas al precio de un exilio perpetuo. El acón, tecimiento que provocó los le. vantamientós revolucionarios del siglo XV, fué la convención traidora que el marqués de Vi llena, favorito de Enrique IV, habla formalizado con el rey de Francia y en virtud de la cual Cataluña debería ser en • Regada a L'uis XI. Tres siglos más tarde, el 27 de octubre de 1807, un tratado íué formaliza do en Fontainebleau, por el cual el favorito venal de Car los IV y amante de la reina, don Manuel Godoy, príncipe de la Paz, arreglaba con Bonapar te el reparto del Portugal y la entrada de las tropas francesas en España. Entonces, el pueblo de Madrid, revuelto, se levantó contra Godoy, y la consecuen cia fué la abdicación de Carlos IV, la ascensión al trono de su hijo Fernando VII, la entrada de las tropas francesas en Es paña y la guerra de indepen. dencia que siguió. La guerra de la independencia española empezó, pues, por un levanta miento popular contra la ca. marilla, personificada entonces por don Mauel Godoy, lo mis tno que la guerra civil del si. glo XV se inició por un levan I-amiento contra la camarilla, de la cual el marqués de Vi llena parecía entonces la per Bonificación, y por lo mismo la revolución de 1854 comenzó por una revuelta contra la oa mari la encarnada en la perso, na del conde de San Luis. .A pesar de esas insurrecció nes renacientes sin cesar, nun. ca ha habido en España, liasla el .siglo actual, una revolución seria, si dejamos de lado la guerra de la Sania Junta del liempo de Carlos I o Garlos V, como le llaman los alemanes. Esta vez aún, como de costum bre, la impulsión inmediata fué dada por una pandilla que, bajo los. auspicios del Atirrey arde.nal Adrián, flamenco* cm pujó a la desesperación, por su insolencia y su avaricia, a los castellanos, vendiendo a los que ofrecían más, los cargos públicos y haciendo abierta mente el tráfico de los procesos jurídicos. Pero la oposición de la camarilla flamenca no tocó más que la superficie del mo vimicnto. Lo que habla en el fondo era la defensa de las ¡li berlades de la España de la edad media contra las Usurpa iones del absolutismo modor no.» rillllllllllllllllllllllllllllllllU lllllllllll ‘'Las condiciones dp exis. Ifincia de la vieja sociedad están destruidas ya en las condiciones de existencia del proletariado. El prolela, riado carece de propiedad; sus relaciones de fam ilia no tienen. nada de común con las de la fam ilia b urques a. El trabajo industrial m oder. nn que implica avasalla, miento del obrero por el capital, tanto en Francia co. mo en Inglaterra, en Am é. rica o en Alemania, despoja al proletariado de todo ca. rácter internacional. Las le. yes, la moral, la rciqión , son para él otros tantos prc. juicios burgueses detrás de los cuales se ocultan inte, reses burgueses." "Todos los movimientos históricos han sido, hasta boy, movimientos de m ino, rias en provecho de m ino, rías. El movimiento prolela, rio es el movimieto espon. lánco de la inmensa mayoría en provecho de la inmensa m ayoría.” '‘El proletariado, última capa de la sociedad actual, nn puede levantarse sin ha. cer saltar todas las capas superpuestas que constilu. yen la sociedad oficial." por M. España y afiliado al 1 A proclamación de la Gom muñe de París, llevada a cabó por la Révolu, ción triunfante del 18 de mar zo, atrajo sobre la Internacional las miradas de todo el mundo, por creer en principio, aunque sin fundamento, que aquella Revolución era obra suya. Lo cierto fué que en aquella Revolución, en que el proleta. riado de París fué dueño del Poder i>olilico por espacio de dos meses, vió la clase obrera de todos los países que se ven. biaban sus propios intereses. En España se hicieron mu. chas demostraciones de simpa, tía a la Commune, siendo las más importantes las realizadas por ios internacionales de Ma. drid y Barcelona el día 2 de Mayo, celebrándola «très fra. lerncllement» entre franceses y españoles, a las cuales fueron invitados todos los elementos que simpatizaban con la Gom. muñe. En el mitin de Madrid, cele, brado ol 2 de mayo en el Café Internacional, se acordó remi. tir a la Commune el siguiente mensaje: «Felicitamos a la Commune de París por haber tenido el va. lor de derribar la Columna de Vendóme, monumento enripíe nlo rali vo de la tiranta -y de los odios internacionales». ■ Con la calda de la Commune coincidió la primera persecu. ción de la Internacional en Es paña. Es más: desde que él Consejo General de Londres publicó su célebre manifiesto en .'defensa de la Commune, ha. ciándose solidario de todos sus actos y reivindicando para la clase obrera Ja gloria de aquel alzamiento de carácter social, la burguesía de todos los países y sus representantes políticos, 'os Gobiernos, declararon abier. tamenle la guerra a la Interna, cional, guerra que antes se ha cía de una manera sigilosa y embozada. A consecuencia de estas per. secuciones tuvo que emigrar el Consejo Federal Español, que fijó su residencia en Lisboa. Las noticias que llegaban a diario de los fusilamientos de los valientes comuneros y el de. seo de conocer la suerte reser vada a nuestros amigos de Pa. rls, nos hizo escribir a los ami. gos del Consejo General, cuyo secretario para España era Fe. derico Engels, y éste nos con testó con la siguiente carta, que publicamos sin comenta, rios y sin alterar en lo más mí nimo su ortografía, y en la que se da idea clara del estado'de ánimo en que se encontraba a la sazón nuestro amigo Engels. Derla así la caria: L Londres, 27 julio 1871. Ciudadano Mora: Querido amigo: Aunque sean más de veinte y cinco años que no he hablado o escribido es. paño!, quiero ensayar a contes tar a tu caria en esa lengua. Cuanto es de nuestros amigos de París, las noticias de la Prensa son falsas la mayor par te. Se ha fusilado, y lo digo con satisfacción, a muchos burgue ses tomándolos por los nues, tros. Sorraillier, a quien hubie. ron fusilado dos veces, esté \ aquí salvo y sano, y podrá, lo icipación de los trabaja EL 18 DE MSRZa DE 1871 n de ser obra de los traE lores mismos paz. Qoáé Qffleáa Œompact plebiscito rural, l j M ilicia Na cional parisin a había contestado con la Federación ; a las ame nazas de los monárquicos, con las ma nifestaciones de la B a stilla ; al pro yecto de descapitalización con el nom bram iento d’Aurelles, contestó con la constitución definitiva de .un Com ité Central. . . Este fué-elegido e l 15 en Asamblea general, donde se hallaban represen tados doscientos quince batallonés.' G aribaldi fué aclamado .general en jefe de Ja M ilicia Nacional, después de lo cual sé proclamaron los nom bres dé los que debían componerlo en lo sucesivo, que eran tre in ta y tan tos, pues varios distritos no habían votado todavía. -Muchos de los nueva-1 mente elegidos procedían de la anti-, gua Comisión ; los demás pertenecían igualmente a la cíase media y a la cla se trabajadora, y eran conocidos tan sólo en sus batallones. Tal fué el C o m ité definitivo, el aue. tomaría po sesión del Hôtel de Ville. Todo el mundo estaba en la incer tidumbre de lo que iba a suceder. Las Secciones ue la Internacional convo caron a los dipútados para preguntarl Cor .i U. ¿■ ' i. >n Española)Recuerdos del tiempo de la "Commune" lo publicado en cl «New*York ? 1854) l £ fundador de la Internacional en don Manuel Godoy, principe de ? "España y afiliado al P.S.O.E. desde su fundación. la Paz, arreglaba con Bonapar £ te el reparlo del Portugal y la? A proclamación de la Com espero, en poco liempo, de nue entrada de las tropas francesas I muñe de París, llevada vo encargarse del Secretariado en España. Entonces, el pueblo | a cabo por la Révolu, Español. Robin ha estado aquí de Madrid, revuelto, se levantó ? ción triunfante del 18 de mar desde más de seis meses. Los contra Godoy, y la consecuen- § zo, atrajo sobre la Internacional nombres de Chemali y Murat cia fué la abdicación de Carlos no han comparecido al tiempo IV, la ascensión al trono de su las miradas de todo el mundo, de la Commune, y no sé qué hijo Fernando Vil, la entrada por creer en principio, aunque sin fundamento, que aquella han hecho o dónde están. Var de las tropas francesas en Es lin ha estado fusilado, se ha paña y la guerra de indepen. Revolución era obra suya. dejado ver inconsideradamente Lo cierto fué que en aquella dencia que siguió. La guerra en las calles de París desde la de la independencia española Revolución, en que el proleta. victoria de los versalleses. De rindo de París fué dueño del empezó, pues, por un levanta Malón no puedo darte noticias, miento popular contra la ca. Poder político por espacio de esperamos siempre por lo me. dos meses, vió la clase obrera marida, personificada entonces de todos los países que se ven. jor. Es aquí así Vaillant con por don Mauel Godoy, lo mis otros refugiados menos conocí mo que la guerra civil del si. lilaban sus propios intereses. dos y algunos bravos polacos. En España se hicieron mu. glo XV se inició por un levan Dereure, de la Commune, se ha chas demostraciones de simpa lamiento conlra la camarilla, embarcado para los Eslados tía a la Commune, siendo las de la cual el marqués de Vi Unidos. Algunos están en Suí llena parecía entonces la per | más importantes las realizadas za, cuyos nombres no se cono por los internacionales de Ma. Bonificación, y por lo mismo | cen por cierto. No puedo deta. la revolución de 1854 comenzó?- drid y Barcelona el día 2 de llar más con respecto a ese pun Mayo, celebrándola «très fra. por una revuelta conlra la ca % to, a causa de la solidaridad de marida encarnada en la perso, lemellement» entre franceses y las policías europeas, y por no españoles, a las cuales fueron na del conde de San Luis. invitados todos los elementos meter en peligro a nuestros A pesar de esas insurrecció amigos, los cuales ya no están nes renacientes sin cesar, nun. que simpatizaban con la Com. en seguridad. Se abren las car muñe. ca ha habido en España, hasla tas en lodijs parles, aquí así En el mitin de Madrid, cele, el siglo actual, una revolución brado el 2 de mayo en el Café bien que otra parle. Las certas seria, si dejamos de lado la Internacional, se acordó remi. destinadas a mí o al Consejo, guerra de la Santa Junta del tir a la Commune el siguiente haréis bien de enviarlas a estas liempo de Carlos I o Carlos V, señas: Miss Burns, 122 Regent's mensaje: como le llaman los alemanes. «Felicitamos a la Commune Park Itoad, N.W. London. Esta vez aún, como do costum Y nada más, ni al exterior ni de París por haber tenido el va. bro, la impulsión inmediata lor de derribar la Columna de al interior; es mi sobrina y-no fué dada por una pandilla que, sabe español. Las cartas dirigi bajo tos auspicios del Jcirrey Vendóme, monumento conpie. moral ivo de la tiranía-y de los das a Itigt Ilolborn nos llegan ardenal Adrián, flamenco,* em odios internacionales». • muchas veces violadas, y como pujó a la desesperación, por Con la caída de la Commune no va allá que una vez la sema su insolencia y su avaricia, a coincidió la primera persecu. na, están unos días sin que yo los- castellanos, vendiendo a los las vea. ción de la Internacional en Es que ofrecían más, los cargos Espero que en poco tiempo paña. Es más: desde que él públicos y haciendo abierta Consejo General de Londres podrás, con los otros amigos, mente el tráfico de los procesos publicó su célebre manifiesto volver a Madrid y tarbajar allá jurídicos. Pero la oposición da en 'defensa de la Commune, ha. a la organización de| proletaria la camarilla flamenca no tocó ciándose solidario de todos sus do español. más que la superficie del mo actos y reivindicando para la Tuyo, Engels. vimiento. Lo que había en el cJase obrera la gloria de aquel fondo era la defensa de las li» ? alzamiento de carácter social, El 18 de marzo de 1872 se ce berládes de la España de la I la burguesía de todos los países lebró en España el primer ani edad media contra las usurpa | y sus representantes políticos, versario de la proclamación de iones del absolutismo moder | no.» i ’os Gobiernos, declararon abier. la Commune de París. El perió tamerite la guerra a la Interna, dico «La Emancipación», que n iiiiiiii i i i i i i i i i i i i ii i i i i i i i i i i i i i i i i ii i i i i H i cional, guerra que antes se ha tantos servicios prestó a la cau "Las condiciones de exis. i cía de una manera sigilosa y sa proletaria, tomó la iniciativa embozada. Unida de lu vieja sociedad para conmemorar esta fecha glo A consecuencia de estas per. riosa. están destruidas ya en las sediciones tuvo que emigrar el condiciones de existencia Con gran entusiasmo fué Consejo Federal Español, que acogida la idea de celebrar esta del proletariado. El prolela. fijó su residencia en Lisboa. rindo carece de propiedad; fiesta conmemorativa del alza Las noticias que llegaban a miento de París. Muy pocas, sus relaciones de ¡am ida no diario de los fusilamientos de casi contadas fueron las pobla tienen nada de común con los valientes comuneros y el de. clones en que la clase trabaja, las de la fam ilia burguesa. seo de conocer la suerte reser dora nb celebró esta manifesta El trabajo industrial m oder. vada a nuestros amigos de. Pa. ción, un mitin o un banquete no que implica avasalla, ris, nos hizo escribir a los ami. en honor a ios héroes que He. . miento del obrero por el gos del Consejo General, cuyo varón a cabo el primer acto de capital, tanto en Francia co. secretario para España era Fe. la Revolución social el 18 de mo en Inglaterra, en Amé. derico Engels, y éste nos con rica o en Alemania, despoja marzo de 1871, distinguiéndose testó con la siguiente carta, por las manifestaciones reali ■ al proletariado de todo ca. que publicamos sin comenta, zadas las Federaciones de Zara, racler internacional. T.as le. rios y sin alterar en lo más mí yes, la moral, la religión, goza, Barcelona, Alcalá de He nimo su ortografía, y en la que nares, Madrid, Palma, Valen, son para él otros tantos pre. se da idea clara del estado'de cia, Cádiz y Valladolid. juicios burgueses detrás de únimo en que se encontraba a los cuales se ocultan inte, En estas reuniones, al propio la sazón nuestro amigo Engels. tiempo que se conmemoraba el reses burgueses.'' Decía así la carta: aclo realizado por los obreros "Todos los movimientos Londres, 27 julio 1871. de París, se hicieron suscrip ciones para socorrer a los emú históricos han sido, hasla Ciudadano Mora: hoy, movimientos de m ino, Querido amigo: Aunque sean grados de la Commune y a las rias en provecho de m ino, más de veinte, y cinco años que viudas y huérfanos de los muer rías. El movimiento prolela. no he hablado o escribido es. tos en el combate y de los fu. silados después por los asesi rio es el m ovimielo - espon. paño!, quiero ensayar a contes tuneo de la inmensa mayoría tar a tu carta en esa lengua. nos de Versalles. Desde entonces se celebra en en provecho de la inmensa Cuanto es de nuestros amigos m ayoría." de París, las noticias de la España todos los años el 18 de Prensa son falsas la mayor par • marzo en aquellas localidades ''El proletariado, ultima te. Se lia fusilado, y lo digo con en que existen organizaciones rapa de la sociedad actual, satisfacción, a muchos burgue socialistas. no puede levan tarse "sin ha. ses tomándolos por los nues, cer saltar todas las capas tros. Serraillier, a quien h-ubie. (Este trabajo fué publicado en superpuestas que constilu. ron fusilado dos veces, está «La Revista Socialista» de Ma yen la sociedad oficial." aquí salvo y sano, y podrá, lo drid el año 1903). L húmedo, firmado per Thiers y sus m i nistros, donde se hablaba de comer cio paralizado, de los pedidos en sus penso, de los capitales retraídos, y que terminaba con la frase del 2 de diciem bre: «Los culpables serán engades a la J u sticia. Es necesario que renazca el orden completo, inmedia to, inalterable...» Se hablaba de or den : la sangre ib* a correr. ,, Las mujeres marchaban las prim e, ras, como en los gandes días revolu cionarios. El 18 de marzo, exaspera das por el s itie , durante el cual ha bían tenido ración doble de m iseria, no agnardaron a sus maridos. Rodea, ron las am etralladoras y apostrofa ron a los artilleros. «Lo o-ue hacéis es indigno. ¿N o os da vergüenza?» Los soldados no se atrevieron a con testar. Al mismo tiempo, un puñado de m ilicianos nacionales fueron al cuerpo de guardia de la c a lle de Doudeaville, hallaron dos tambores y to caron furiosamente generala. A las ocho, doscientos oficiales y guardias eue subían por el bulevar Oruano en contraron un pelotón de soldados del 88.° regim iento de linea y, gritándo les «¡ Viva la República !», los arras- Las barricadas levantadas por el pueblo de París en la Rue de la Paix en Marzo de 1871. les: «¿Qué debemos hacer?» Pero nadie formuló ni nindicó siquiera la idea de ataque. El Comité Central declaró formalmente que el primer disparo no saldría del Pueblo, el cual &e defendería solam ente en caso de agresión. ■ El agresor llegó a Farís el 15 : era monsieur Thiers, quien de mucho tiempo atrás tenía previsto que ha bría que reñir una ttrrib le batalla. Pero se proponía obrar ccn tiempo oportuno y acoderarse insensiblemen te de Ja ciudad con 40.000 hombres, bien escogidos y cuidadosamente ais lados de sus familiares. En aquel mo mento sólo disponía de un resto de ejército, y éste resorganizado. En rea lidad, el 17, el Gobierno no tenía a su disposición más de 25.000 hombres, sin cohesión, sin disciplina y cuyas tres cuartas parte- ccntraternizaban Con el Fhieblo. ¿C óm o desarmar a 100.000 hom bres con semejantes tropas? Fhies para apoderarse de los cañones había que drsarmar a la M ilicia. «Si nos qui tan los cañones, empezarán por qui narnos les fusiles.» T a l era la voz ge neral. Y París había aprendido el arte de la guerra. Apenas desembarcó, Thiers se vió acosado e insultado pa'a oue tomase la ofensiva. Había que hacer la amputación lo más pronto posible, Los hombres de negocies— los mismos que habían precipitado la gue rra para alim entar sus infames espe culaciones— le decían : «No podrá ha cer usted nin°una operación, financie ra si no acaba con esos malvados.» Toda acuella rente consideraba la t e n u d“ los cañones como la cosa más fácil del mundo. Un ataque parecía a todos insensa to, y era lo cae mantenía a París a la defensiva. Pero Thiers no vió nada ; ni el despego de tedas las clases ni la sorda irritación de les obreros. El sanguinario hombrecillo, que creía a los revolucionarios incapaces de una acción seria v oue estaba impaciente por jugar al Napoleón, lanzóse ccn los ojos cerrados a la aventura. El 16- ce lebró Conse’o. y sin calcular sus fuer zas ni las del enemigo, ni escuchar a los comandantes de loa batallones bur gueses, aquel Gobierno, que no tenía peder para prender a los veinte indi viduos del Com ité Central, dió orden de escamo'ear 2m cañones custodia dos por todo un Pueblo. * * * las seis de la mañana la so*presa era completa. En todos los puntos, los que guardaban los cañones fueron igualmente sor prendidos. El Gobierno triunfaba en toda la línea, y d'A u relles'd e Pala dine envió a los'periódicos una pro clama de vencedor. No faltaban má3 que los caballos para hacer la mu danza de tan gloriosa conquista. A las ocho solamente se empezó a en-' ganchar algunas piezas. Durante ese tiempo los barrios se despertaban. Delante de los tabernas se hablaba en voz baja ; se señalaba las tabernas ; las ametralladoras con baterías contra las calles populares, y en las paredes un cartel, todavía THIERS, EL PROVOCADOR SANGRIENTO nsolente ante el proletariado de París, se negó a toda con ciliaciôn e hizo intervenir bru tal y salvajemente a la policía y a) ejército. y niños desembocan por el otro lado de la montaña, por la c a lle d e .B o 6iers. Viéndose envueltos, e l general Lecomte y sus oficiales son hechos prisioneros. El general Raturel quería acarrear los cañones tomados en el Moulin da la G alette, pero se vió atajado por una barricada viviente en la c a lle d a Lepic. El Pueblo detuvo los caballos, cortó la s correas y llevó los cañon es’ a sus antiguas baterías. En la plaza P ig alle , el general Susbielle mandó cargar contra el Pueblo, que se había agrupado en la calle de Hondop, Los húsares, intimidados, marchan a_ re-J culones, provocando risa, Un capitán se adelanta, sable en mano, hiero un guardia nacional y cae acribillan do a balazos. El general ruge; lo s gendarmes, que abren el fuego detrás de unas barricadas, no tardan en s e r desalojados. • * » la s once de la mañana el Pue blo ha vencido la agresión en todos los puntos, conservando casi todos sus cañones y ganando m i llares de fusiles. El Gobierno, que so había concentrado en el M inisterio de Negocios Extranjeros, hizo esfuerzos inauditos por reunir los batallones nel Orden pero, a pesar de sus pro testas de que, «no preparaba nincún golpe de Estado» y de oue su único fin era acabar con un Com ité insu rrecto, «cuyos individuos representa ban las ideas comunistas», los bur gueses permanecieron sordos a sus llam amientos y no pudo reunir m is que 500 hombres. Desde las primeras derrotas, Thiers había dispuesto que se replegasen las tropas en el Cam po de Marte. Cuando su p o 'la deser ción de los guardias nacionales del centro, declaró que era preciso aban donar París. El Gobierno decidió eva cuar la capital, hasta los fuertes del Sur, restituidos por los prusianos quince días antes. . A las tres y media de la tarde, los batallones populares del Gros C a il lou desfilaron por delante del M inis terio, con tambores y trompetas a l frente. * El Consejo de m inistros so creyó cercado, y Thiers escapó por <ma escalera excusada, dirigiéndose a Versalles. Su turbación y su miedo eran tales, que al lleg ar a l puente de Sèvres dió. la orden escrita de eva cu ar el fuerte de Mont-Valérien. A la hora en que el jefe del Poder ejecutivo huía tan vergonzosamente, los batallones revolucionarios no ha bían intentado ningún ataque. La agresión de aquella mañana había sor prendido al Com ité C entral, lo m is mo que a todo l ’aris. Desde el 15, nuevas elecciones habían aumentado el número de sus miembros y había nombrado un Com ité de Defensa. A l saber las noticias de los ataques, unos corrieron al panto de cita, otros se ocuparon en reunir los batallones do sus barrios: Vari i n en Batignolles, *Bergeret en Montmartre, Duval en el Panteón, l ’indy en el 3.0 d is trito y Rauvier y Brunet en el 10 y en Bellevue. A las diez, una docena de m iem bros se hallaban reunidos, acosados de reclamaciones y preguntas y recibían a los prisioneros. Las noticias cier tas y detalladas no llegaron hasta la s dos de la tarde. En vista de ellas, trazaron una especie de plan, según el cual los batallones federados debían converger hacia el Hôtel de V ille , y se dispersaron luego en todas direc ciones para tran sm itir sus órdenes. La noche pasó tranquila, de una tranquilidad funesta para la Revolu traron consigo. El cuerpo de guardia ción. P.or las puertas del Sur, el ge se les reúne, y, con las cu latas hacia neral Vinoy hacía desfilar con direc arriba, soldados y m ilicianos, confun didos, trepan la cade de Müller, que ción a V ersalles sus regimientos, ar tillería y bagajes. Los soldados, des conduce a jas alturas ocupadas por bandados, marchaban lentam ente e los soldades ael 88.° regimiento. Es insultaban a los gendarmes. El Esta tos, a l ver a sus camaradas mezcla do Mayor, Siguiendo sus tradiciones, dos con los m ilicianos, les hacen se ñales de que se acerquen, que les de había perdido la brújula y dejado QÍvijarán paso ubre. El general Lecomte, dados en Paros tres regimientos, seis baterías y todos los cañones. La me que observa su movimiento, los raan■ ta relevar por guardias de Orden Pú nor demostración de los federados ha bría sido suficiente para detener esta blico y encierra a los tránsfugas en la torre Solferino. Los guardias dis huida. Pero, le’os de pensar en ce rrar las puertas, el nuevo comandante de paran algunes tiros. Les m ilicianos la M ilicia dejó libres todas la s s a li les contes;an. De repente, un gran nú mero de m ilicianos, con las culatas das al ejército, de lo cual se alabó hacia arriba, y m ultitud de mujeres más tarde. ' iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiH iiiiiiiiiiiiiiiiiim iiiiiiiiiiiim n zi SUR UNE BARRICADE Junio de 1871 (fragmento) Sur une barricade au milieu des pavés Souillés d'un sang coupab.e et d'un sang pur lavés, Un enfant de douze ans est pris avec des hom m es. —Es.tu de ceux.là, toi ?—L'enfant dit: Nous en sommes. —C'est bon dit l'officier, on va te fusiller. Attends ton tour. — L'enfant voit des éclairs briller, Et tous ses com pagnons tom ber shus la murai.le. U dit à l'officier: Permettez vous que j'aille Rapporter celte montre à m a m ère chez nou$ 7 — Tu veux t'enfuir ? —Je vais revenir.—Ces voyous Ont peur ! — Où loges'tu ? — Là, près de la fontaine. Et ja vais revenir, m onsieur le capitaine. —Va.t'en drôle 1 — L'enfant s'en va. — Piège grossier I Et les soldats riaient avec leur officier. Et les mourants m êlaient à ce rire leur, râle ; Mais le tire cessa, car soudain l'enfant pâ'e, Brusquement reparu, fier com m e com m e Vial*, Vient s’adosser au mur et leur dit : Me voilà / No debemos de perder mas tiempo poc cJUclocio (/¿enteca Fábulas del ErrabuÉ Inquietudes Juveniles por Angel Dt¡ FRANCISCO, En razón de las circunstancias di sa acción, ni mucho menos pondríamos trabas en su camino, pero a Lo que fíciles por las que hri atravesado si tenemos derecho y hasta la obli nuestra organización, existe un com gación es a dar a conocer a l Partido, plejo que quisiéramos desvanacer pa las inquietudes, preocupaciones y con ra, que se termine de considerarnos cepciones de los jóvenes. El único be con desconfianza por los unos y con neficiario con esta actitud es el Par lástima por los otros. tido, que puede enontrar en esta sa E n virtud de la traición no sólo de via ¡oven nuevas energías a veces los jóvenes comunistas, sino también aprovechables. de los que llamándose jóvenes socia S i por el contrario las Juventudes listas entregaron nuestro movimien se lim itaran única y exclusivamente to a l Partido Comunista, los jóvenes a ser fuerza muerta, sin vibración y socialistas nos encontramos en cuadro, calor, que siguiera desmayadamente teniendo que dedicar la casi totali la dirección trazada, sin pararse » dad de nuestras esfuerzos a la recu meditar y hasta a criticar s i hubiera peración de los compañeros que por lugar, no servirían para nada o para dedicar todos sus minutos a la lucha muy poco. Somos aprendices de po contra Franco; habían abandonado un lítica, es cierto, pero cuando en Qli poco la organización, contribuyendo a oficio se realiza e l aprendizaje, ééto que se desentieran de ella las noti se hace manejando los útiles indis cia s que les llegaban a los frentes pensables al mismo. de las actividades de los queridos di Por otra parte existe e l caso con rigentes. trario Se nos mira con lástima. Hay Terminada esta labor y cuando nos compañeros que a l vernos tan modoquedaba tiempo para examinar lo su sitos y sin marcar discrepancias creen cedido, sentim os todo el dolor y re ver e l signo de aue nuestro resorte pugnancia que puede producir e l ver se ha roto, de que las Juventudes no pagados los mejores deseos de con sirven actualmente a otra cosa que a cordia y camaradería por la más as seguir tranquilamente la estela que querosa de las ventas, hecha no solo va dejando e l Partido, marchando a respondiendo a deseos partidistas, si remolque en vez de ir desbrozando el no a las más bajas ambicionéis perso camino. nales. , Estos compañeros recuerdan su épo Entonces fuimos incomprendidos por ca juvenil y hallan la diferencia ló compañeros del Partido que no sólo gica, pero que ellos no quieren com nos atribuían gran parte del fracaso prender, entre el desarrollo de un que suponía para nuestro movimiento movimiento juvenil en el ámbito na la Unificación, sino que nos estig cional y su equivalente en el exilio. matizaban por haberla propiciado, m i Olvidan que las circunstancias anor rando nuestro renacer con aprensión, males de nuestra vida repercuten con temiendo sin duda que pudiéramos mayor intensidad sobre los jóvenes, convertirnos de nuevo en manzana dé por hallarse faltos de la experiencia discordia. y de los recuerdos de los adultos. Este fenómeno se reprodujo, aun Nuestras actividades en e l exilio que en menor grado, cuando liberada son muy lim itadas v tratarnos de cu Francia las J uventuies salieon a la brirlas en su totalidad, preparándo luz pública, después dé haber contri nos para que cuando e l momento lle buido con todo su Entusiasmo a la gue, seamos la fuerza juvenil espa reorganización del Partido en la clan ñola que pueda impulsar nueva vida destinidad. a las generaciones que están sufrien Han transcurrido ya muchos meses do e l tóxico falangista. y nos parece haber dado pruebas su La juventud española saldrá de es ficientes de nuestra consciencia. Sin tos años de oscurantismo y opresión embargo, todavía pueden apercibirse con unos problemas propios que ten restos de desconfianza. S i alzamos un drán que resolverlos las organizacio poco la voz, hay quien ve en nosotros nes juveniles. Entonces deberemos pe un instrumento de discordia para e l dir consejo a l Partido para darles las Partido. ” Jóvenes que quieren marcar soluciones qué convenga, pero es in e l camino que han de seguir sus ma dudable que nuestra acción tendrá yores y que lo único que consiguen que ser exclusivamente juvenil, prees poner obstáculos en el mismo! , sentanc)j un progarama y unas reiparecen decirse. E inmedialemente a »vindicaciones de jóvenes para los /Ví recordar como nefasta y dolorosa _la veres. En éste aspecto las J J . SS. sa ‘época en que las Juventudes realiza brán ser los guías seguros y decididos ban una labor un poco estrepitosa. de la juventud española hacia los, ] C la ro es que voluntariamente olvidan nuevos horizontes; siguiendo la tra- ; qué aquella propaganda respondía por dición de nuestra federación. ¡ completo ai la forma de pensar del Por e l momento, lo úrico qué de- ] Partido. seamos es aue se nos mira, y se nos ■ Los jóvenes socialistas no acepfqi considere como lo oue somos, /Vive- ; mos más que una disciplina, la del ne* socialistas inquietos pero disci- ! Partido y ésta la. aceptamos ciega plinados. Comprendiéndonos y- avit- ' mente después de haber sido discuti dándonos a atravesar estos años amar dos todos los problemas de una forma gos con el menor daño, todos traba democrático. N i intentam os dirigir jarán. por e l Partido. n i i m m i i i i i ii ii ii i ii ii ii ii i ii ii ii i ii ii ii ii i ii ii ii i ii ii ii ii i im i i ii ii ii ii i ii ii ii i ii ii ii ii i ii ii flniverarios Frases hechas ■ (Viene de la priifiera). lista, falsos principios de moral, de historia, etc. ¿ Qué hacer ? ¿Qué con ducta se im pone en este caso a un buen socialista ? Pues, querido amigo, en éste como en otros muchos casos, lo que hay que hacer es que en los consejos, como en las acciones debe huirse de los extremismos y aunque a regañadien te s s o m e te r s e a las realidades. Ven• e tu repugnancia y la de tu esposa; envía a l muchacho a la escuela y, en cumplimiento de tu deber de padre y tíe padre socialista, vigila cuanto, te - se a posible la educa ñón y la instruc ción de la criatura, contrarresta há bilm ente Igs enseñanzas perniciosas, suple con tus conocimientos los que no le proporcionan e n la escuela y con vuestro amor, la aridez de los métodos oficiales. Y habrás cumplido ‘c om o bueno, un deber de socialista. V fe habrás conducido como buen ¡socialista has'a donde es posible ha cerlo. F.n resumen, y siem pre partiendo de la base de que un socialista debe ser ejemplo, por su conducta, de hijo," de ciudadano, de padre y de trabaja dor, s i alguna, vez oves pronunciar la frase que comentamos, rectifícala di- ' riendo Proi uremos conducirnos siemp-e. como buenos socialistas. Los Jóvenes Socialis. tas Españoles no esta mos conformes, no po demos estar conformes, dada n u e s t r a idio sincrasia, con la política de solidaridad que entre el movL miento obrero internacional se viene practicando en estos ú lti Por T omas Meabb mos tiempos. Fundador de las Jf.SS. Gomo españoles y como so EL AMO cialistes, nuestra disconformi. Una vez vi a un hom bre ] dad, -lógicamente, és mucho La bestia, )t)oda ensangren, más acusada con los compañe. tada, m iraba al hom bre con ] ros socialistas en todo el mun do, de cuya familia formamos ojos sobrehum anos. parte. Le caían golas de sudor, ] Hemos abrigado la esperanza gotas de sangre, gotas de ] durante el largo período de lluvia. guerra mundial, guerra que he A veces parecía que qu e. | mos soportado desde' el princi. ría gemir, y de m iedo no ] pió hasta el Un y que seguimos podía, y ta garganta se le j padeciendo sus peores conse quedaba hinchada. cuencias los españoles, dentro y Al fin puso las rodillas en ¡ fuera de España, de que tas re. tierra y, convulsos los ijares, ] laciones entre los "trabajadores alargando el cuello al cielo, ] no importa de que país, sobre echó un débil relincho de ] todo entre los Socialistas, se. dolor. guirian un nuevo camino, como consecuencia lógica de la prepa. Corrí. ración de las clases oprimidas y Dominando mi ira, di la ] el avance social que en una espalda al hornbre y cubrí : guerra, como. la pasada, debe con mi cuerpo la parle de lu ] producirse. bestia donde caían los ver. ! Nuestras apreciaciones, en el gajazos. orden social, han sido una rea. Luego, nerviosísimo, m i. lidad en diferentes países, for. ré, no sé por qué, com o la mando cuerpo con nuestras bestiar al cielo, que estaba ] doctrinas en este momento his. lleno de nubarrones apuña, tórico en que la palabra Socia. lados de rayos, y sentí ansia ista y las realizaciones que ella de abrazar a un tiempo a la encierra en sí, figura en todos bestia y al hom bre. . los lugares de la tierra como Pero de pronto, al verme ] garantía de la libertad de los tan m anchado de sangre, tan j pueblos, de una parte, como grotesco, so té a reir... ; seguridad y bienestar de todos El hombre, sorprendido, los ciudadanos, de otra, y como desarm ado, m e miró de pies ] instrumento de luena eficaz en a cabeza, juró, escupió, ex. ] la conciencia de la inmensa ma. yoría de los trabajadores, eflea clam ó: cia que, haciendo desaparecer —!Un loco! de una vez y para siempre los Yo pensé: males que padecen los pueblos, "Loco hay que ser o pa.\ pondrá fin a la lucha de clases recer a veces. existente. Sin embargo, nos. "Loco soy para ti. Si no, oíros, Jóvenes Socialistas Espa. ya estarías gritando que eres] ñoles, repetimos, no podemos el am o de la bestia y que j ni debemos conformarnos, con. en la bestia mandas tu, y ] lo conseguido, porque en Ha ya estaríamos tú pegándom e | consecución del logro de nues, y yo pegándote; lodo por la ] tros ideales, representa una mí nima parte. bestia. 1; La realidad demuestra, pues, "No por la bestia que tú (on ello radica nuestro descon. crees, no, sino por la de : dentro, por la que causa tentó), que las fuerzas del pro tanta guerra y tanta violen. letariado padecen una crisis de cia inútil en nuestro pequ e. ] estacionamiento que es preciso ño mundo, por aquella bes. ' superar si como tal fuerza re. tia que vive siem pre dentro ' volucionaria se quiere cumplir de cada hom bre y de la cual la misión que las propias cir. tenemos que ser amos o es. ' cunstancias ofrecen en la hora presente. clavos. Se ha cometido un error, a "De m odo que tu llámame ] nuestro juicio, error que puede com o quieras; pero en este ] subsanarse con facilidad si nos momento, yo, sólo„ yo, soy ] decidimos los trabajadores a aquí el verdadero am o de la ] cambiar de táctica, al ocuparse tuya y de la mía." principalmente a resolver los Pensando en esto m iré en | problemas que afeclan a los los ojos al animal, que no ¡ pueblos, individualmente en pri sabía' cóm o m irarm e; miré] mer término, consagrando las en los ojos al hombre, que] preocupaciones más fundamen. tuvo que bajarlos; m e-abracé \ tales al establecimiento y es a. m í mismo con fuerza, di. ; tructuración de los regímenes ciéndom e: "Ay, loco, foco!"] polli icos, a lo largo de muchos Y corrí a casa, avergon. ] meses, sin echar ]a mirada más zadísimo de verme tan sucio ] lejos de] circulo estrecho de sus >de sangre delante de la gen. ] fronteras que antaño fueron es. tablecidas por el capitalismo. te... Las Juventudes y los Partidos c i i i i i m i ii !i ii ii i ii ii im ii ii ii i ii m i !i i Socialistas en Europa y Améri. "El comunismo no sus. : ca, lian tenido el desacierto de trae a nadie el poder de j descuidar (no puede ni,debe in. apropiarse de su parle de terprelarse de otra manera), los productos sociales; no sus. principios doctrinales en políti ca internacional, en relación trae m ás que el poder de con los Partidos hermanos de sojuzgar, mediante e s t a ¡ clase, principios dp tanta virtud apropiación, el trabajo aje. y de tan buenos frutos para la no." causa que defiende te clase Ira. (Viene de la primera). du do del estadio del desarrollo de revolucionaria requiere, eso es pro las luchas sociales. Setenta v sets años después, cuántas y cuántas im perfecciones y faltas podríamos seña lar al proletariado de nuestros dias... A l contemplar el panorama político social del presente, la figura de Marx se agiganta. Las visiones fragorosas de la Commune también. Nos pare cen más penetrantes los pensamientos d el primero, y más profundos, más verdaderos. Las escenas la icamente heroicas de los obreros de París, de los soldados fraternizando con e l pue blo, las dé los oficiales v generales vencidos con las solas culatas de los fusiles levantadas, mujeres arrastran do los cañones hacia sus baterías, las barricadas defendidas hasta el último obrero vestido con sencilla blusa, el ¡aprendiz que abandonando e l ta ller sirve al maestro también en la trin chera hermanados en e l combate... ¡Magnífico pueblo de París! Fn estos aniversarios, la figura fa m ilia r de Marx y las estampas de la Commune nos hablan de fe entre los proletar ils , de hermandad, (te. teroísmo y lucha. Seamos dignos sucesores de quienes supieron entregar, para legarnos este presente, sus vidas y sus obras. A ellos les d-bemos e l pri- ] mer vagido de la. República Social. bajadora, métodos que, de se. guir practicándolos por naAs tiempo, pueden proporcionar grandes trastornos a . la acción revolucionaria que deben seguir el movimiento socialista en su conjunto. Esa forma de proceder, cir. cunstancialmente, podemos c a lificarla circunsiancialmente tam bién, como una desviación de la justa interprelaciói de la doc. trina y, por consiguiente, una política de conformismo que sirve de freno a la marcha as» cendente de la revolución pro. tetaría. No se debe continuar por más. tiempo por ese camino para po. ner fln a las contradicciones do clase, de una vez y para siem. pre. Si en los primeros mesesde terminada ía guerra pude Icner cierta justificación nuestra actuación desconectada, para: sentar las bases en la vida do los pueblos en régimen de li bertad, no la puede tener en la bora que vivimos. El Socialismo (no decimosnada nuevo), no tiene fronteras. No puede tenerlas si sigue su verdadero camino. La grandeza de ios pueblos, de que tanto so habla en este momento de la historia, es para los Jóvenes Socialistas la justa interpreta ción en los problemas socialesque no conocen las clases opri midas como reivindicación de sús justos derechos y la exis tencia de la libertad y la demo cracia bien ordenada, sin quepueda confundirse- con la po tencia o la fuerza material or ganizada a los fines de guerra. Pero tales principios no tienen su valor fundamenta! en lo querepresentan si los empleamos sinu más alcance del pueblo en que vivimos. Hay, pues, que disponerse a; constituir el organismo interna cional de los Jóvenes Socialis» las y sus Partidos bajo la orien tación del marxismo revolucio». nario que defiende el! P. S. O. E. y sus Juventudes. Seguir con los brazos cruzados, esperando que el Socialismo sea una rea. lidad y que nos lo sirvan en nuestra propia casa o en los pueblos donde hemos nacido, es: dejar el campo libre a las fuer, zas capitalistes, organizadas inlernacionulmente con nuevos procedimientos de táctica, y a ios Partidos Comunistas, dirigí, dos por Rusia, con las mismas ambiciones de imperialismo quelos capilalisfas. ios mismos métodos de trabajo que llevan ¡mp'icilo la esclavitud de la dase trabajadora. liiilillllllllllllllllllllllllllllllllllllllllr "El proletariado se servirá de su supremacía política para arrancar paulatinarhen. te todo el capital a la bur. guesía, para centralizar to dos los instrumentos de producción en manos det Estado, es decir, del prole, tariado organizado en clase reinante, y para aum entar rápidam ente las masas d e fuerzas productivas dispon'u bles." Proletario# de todo# lo# paite# lunio#! ■ ■ v : Sito vvv*. <*'. . - ............. ■ — ............... ....................... v................... ■ * -
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