“Tras las huellas de Nuestro Padre Santo Domingo” “Hemos sido bendecidos con toda clase de bienes espirituales y celestiales”. Ir tras las huellas de Nuestro Padre Santo Domingo ha sido un privilegio y una oportunidad extraordinariamente valiosa. Ha sido un tiempo de gracia para acercarnos en representación de toda la Orden de Predicadores, a lo más verificable que tenemos de Nuestro Padre: sus huellas. Las siguientes líneas expresan algunos elementos teológicos reflexionados en el peregrinar dominicano realizado, así como también, la profunda gratitud para con nuestro padre Provincial que tuvo a bien, luego de los discernimientos en Consejo de Provincia, enviarme a representar en una actividad de carácter mundial, a esta porción de hermanos que como tantas personas en el mundo, han encontrado en Santo Domingo, una forma de comunicar compasivamente la Palabra de Jesucristo en estos pueblos centroamericanos. Durante los días de peregrinación, los desafíos más fuertes estuvieron relacionados con la diversidad lingüística; no obstante, el deseo de caminar buscando la herencia de Nuestro Padre Santo Domingo, hizo posible la interacción, convivencia y profundización de los rasgos dominicanos encontrados a nuestro paso. Un elemento valioso del peregrinar fue el hecho de caminar junto al Maestro; el cual, en diferentes momentos del trayecto fue expresando su sentir y pensar en relación con los acontecimientos y lugares en los cuales tuvimos el privilegio de estar. Iniciamos nuestra peregrinación con las palabras del coordinador general de la peregrinación, Fray Franklin Buitrago. Seguidamente escuchamos al Maestro de la Orden. En sus palabras de inauguración nos dijo que los frailes jóvenes íbamos a peregrinar en busca de la verdad de Dios en nombre de toda la Orden para ser capaces de transmitir la herencia que hemos recibido. Por ello, íbamos a ir a las fuentes para llevar hacia adelante a toda la Orden. Él nos señaló que podíamos tener la tentación de decir muchas cosas de la Orden; sin embargo, en esta oportunidad la propuesta era contemplar a Santo Domingo y mirar profundamente como vivió su seguimiento de Jesucristo. El Maestro destacó la suerte de peregrinar como hermanas y hermanos; el cual, era un gesto importante para el futuro, puesto que con ello estamos siendo un signo para la Iglesia de predicación en familia. Después de escuchar estas palabras, rezamos juntos en francés, luego fuimos a cenar y finalmente tuvimos un espacio recreativo viendo bailes típicos propios de la región. El día 2 de julio celebramos la eucaristía en idioma español en el Monasterio de Santo Domingo el Real, en este lugar se encuentra la pila bautismal en que Nuestro Padre Santo Domingo se incorporó a la vida cristiana. De acuerdo con las explicaciones ofrecidas, se encuentra ahí a solicitud de la Casa Real, para ser utilizada en sus bautismos. Durante la eucaristía el Maestro de la Orden nos recordó que "todo el esfuerzo de dar la Palabra comenzó con el Bautismo". En este sentido llegar a la fuente bautismal era llegar a la fuente en la cual nos identificamos con la Palabra, pero también de la cual emana la Palabra por la cual hemos sido enviados. A la luz de los textos bíblicos leídos en esa eucaristía el Maestro nos decía que es una palabra que lo cambia todo. Así como Jesús cambió todas las formas de su tiempo para reconstruirlas; también Santo Domingo cambio las formas de su tiempo para potenciar una nueva forma de predicar. Por la tarde de este día, conocimos las pinturas originales de algunos artistas dominicos, cuya palabra ha quedado perpetuada para la contemplación de quienes visitan el Museo del Prado en la ciudad de Madrid. Fue muy interesante contemplar cómo ellos cambiaron la forma de comunicar la Palabra, haciendo del arte, su recurso fundamental. Por la noche hemos rezado vísperas con la familia dominicana de Madrid en el Convento de Atocha, el cual es actualmente la Curia Provincial de los dominicos de la nueva entidad española. El 3 de julio nos trasladamos de Madrid a Caleruega. En el camino nos detuvimos en Segovia para visitar la cueva de Santo Domingo. Ahí se aprovechó para hablar de la oración como punto de partida para la renovación de la Orden. El Maestro nos recordó en este contexto los nueve modos de orar de Nuestro Padre. El coordinador de la peregrinación, en su homilía señaló la necesidad de ubicar las grutas de Segovia en nuestra vida; es decir, los lugares en que hablamos con Dios sobre lo que encontramos en el camino, especialmente, del sufrimiento que tanto nos cuestiona. Estar en las fuentes de la oración nos debe recordar que el camino de la predicación inicia contemplando a Cristo para después dar de lo contemplado. El 4 de julio celebramos la memoria del Beato Pier Giorgio Frassati; con ello, las esperanzas de un soñador, expresión de los sueños de la juventud que se ha atrevido a peregrinar pensando en el futuro. Ahí aprovechamos para visitar los lugares de tantas memorias dominicanas: el Torreón, el Claustro, el Museo, la Iglesia, la Bodega de la Beata Juana de Aza, el Monasterio y la Parroquia San Sebastián. Los lugares propios de los primeros pasos de Nuestro Padre. Espacios que dejan entrever la percepción de un afecto inmenso de la gente de su pueblo que ha tenido a bien conservarlo con cariño en su memoria colectiva. El 5 de julio visitamos el Monasterio de Santo Domingo de Silos, Gumiel de Izán y la Catedral de Burgo de Osma. Estando en Silos, uno de los elementos que nos comunicaron los monjes fue su énfasis en la redención de cautivos porque fue uno de los aspectos elementales para su fundador. Reconociendo las múltiples dimensiones inherentes a la liberación de cautivos, Silos es el lugar propicio para interpretar los sueños, el espacio adecuado en el cual, la Beata Juana recuperó la alegría liberándose de las angustias generadas a raíz de aquel sueño en el cual ella se observa llevando en su vientre, un perrito que recorría el mundo con una antorcha en su hocico. Fue interesante encontrarse en la palabra de los monjes, los mismos datos que nosotros ofrecemos sobre este sueño de la Beata Juana; inclusive, la incorporación de este sueño en los acontecimientos de la vida de Santo Domingo de Silos que ha sido ilustrada entorno a su tumba. Estando en Gumiel de Izán, lo primero en contemplar fue la casa en la cual vivió Nuestro Padre con su tío. Actualmente ha sido decorada con un rótulo “se vende”. Entramos al templo y observamos en medio de tantas piezas valiosas descuidadas, la imagen de un niño vestido de canónigo con su perrito, mundo y antorcha, en lo alto de la sacristía; la memoria de aquel que fue hasta ahí para instruirse en los asuntos eclesiales con el consentimiento de su madre, desde muy temprana edad. En la Catedral de Burgo de Osma, uno de los aspectos más significativos fue la enorme valoración que tienen de Nuestro Padre como modelo de canónigo entre muchos. Fue interesante ver su imagen en muchos espacios de la Catedral, inclusive, al lado de Pedro de Osma, el santo más importante de ese sitio. En ese lugar de tantas memorias, nos recibió el sacerdote que ahora ejerce la función que Nuestro Padre ejerció ocho siglos antes, el subprior. El Maestro aprovechó para comunicarnos una palabra antes de orar las vísperas. Nos recordó la dimensión vocacional y compasiva de Santo Domingo y expresó cómo en ese lugar se había consolidado esa vocación, viviendo la vida capitular en un ambiente de tranquilidad, aunque el entorno manifestaba condiciones demasiado convulsas, las cuales se pueden observar en el contacto con el mundo de la herejía encontrado en el viaje hacia Las Marcas. Terminada la estancia en Caleruega, el Maestro nos enfatizó en la necesidad de crear diversos espacios de diálogo de cara al Capítulo General de la Orden que se celebraría en Bolonia. Para ello, se fueron generando mesas de diálogo por grupos lingüísticos en los diferentes puntos en que nos fuimos hospedando durante la peregrinación. El propósito de estos intercambios de opiniones era consolidar una palabra para expresarla en el espacio que la Orden considera el más importante para la toma de decisiones, el Capítulo General. Llegamos a Toulouse el 6 de julio. En el camino pasamos a Lourdes. El Santuario de nuestra Madre. Ahí celebramos la fe y nos unimos a la experiencia cristiana de tantos fieles que peregrinan a dicho santuario. Concluimos nuestra estancia en el lugar, haciendo adoración al Santísimo con los feligreses que tarde a tarde llegan para orar. En alguna medida, nos unimos a la vida celebrativa de los frailes de Francia que año con año visitan a María para unirse en oración con el pueblo cristiano. Por la noche de este día llegamos a la comunidad de las Dominicas de la Presentación que tuvieron a bien recibirnos en su casa durante los días de nuestra estancia en Toulouse. El día 7 recorrimos los sitios dominicanos de esta ciudad. Iniciamos celebrando la eucaristía en el Convento-Iglesia de los Jacobinos. El provincial de Toulouse nos recordó en su predicación la importancia de desarrollar en el estudio, el arte de creer, al afirmar que no basta con ser intelectuales, hay que mantener la unidad de la intelectualidad y la santidad, como nos enseña Santo Tomás de Aquino, el cual se encuentra enterrado en ese templo que la municipalidad lo convirtió desde mucho tiempo atrás, en museo de la ciudad. Seguidamente nos trasladamos a la casa de Pedro de Seila, la cual ha pasado a ser nuevamente un bien de la Orden para mantenerla como museo. Ahí recordamos el origen de la misión que hemos recibido. Nuestro recorrido del día terminó en el Convento actual de Toulouse, en una experiencia fraterna con los dominicos de aquella Provincia. El día 8 fuimos a Fanjeaux. En lo alto de ese lugar celebramos nuestra fe haciendo la oración de laudes en español y posteriormente recorrimos los lugares identificados como sitios dominicanos en ese poblado. El lugar propicio para recordar el “milagro del fuego” ha sido recreado por los frailes para mantener la memoria de cómo en medio de una situación políticamente convulsa sobrevivió la Palabra de Dios que Nuestro Padre proclamaba. Desde este lugar que Nuestro Padre solía frecuentar, bajamos hacia Prulla, sitio en el que celebramos la eucaristía con las monjas de la comunidad internacional que habita ahí donde todo comenzó. Al llegar la tarde nos dirigimos hacia Carcasona, la fortaleza medieval en la cual predicó Nuestro Padre Santo Domingo la Cuaresma de 1213. Sitio que perpetúa los estragos de la herejía de la época, frente a la cual Santo Domingo se vio interpelado hasta el punto de consolidar su vocación de fraile predicador. Luego del viaje largo que supuso el traslado desde Toulouse hasta Siena, durante el día 9 y parte del 10 de julio, llegamos hacia el mediodía a la Basílica de Santo Domingo en la ciudad de Santa Catalina. Ahí celebramos nuestra eucaristía. Posteriormente nos dirigimos hacia el lugar en que Santa Catalina vivió. Recordamos la importancia de la obediencia dominicana, la cual está mediada por la realidad que nos rodea. Nuestro recorrido del día terminó en Roma, lugar en el cual nos alojamos por los días subsiguientes. El día 11 aprovechamos para visitar la Basílica de Santa Sabina, así como también el Convento de San Sixto, El Angelicum, la Basílica de San Marcos y la Mierva. Lugares importantes por las referencias históricas fundamentales para nuestra Tradición dominicana. El 12 de julio nos dirigimos a las Basílicas mayores de la ciudad de Roma. Celebramos en el Vaticano y por la tarde nos dispusimos a visitar la Basílica de San Juan de Letrán, el lugar que determinó considerablemente el proceso de confirmación de la Orden a partir de las disposiciones ofrecidas por el IV Concilio de Letrán, para las Órdenes nacientes, incluida la nuestra. El Maestro nos hizo ver cómo Santo Domingo aprovechó la oportunidad generada por el Concilio para la legitimación de su proyecto de predicación manteniendo la unidad de la Iglesia. La tarde se cerró celebrando en la Basílica de Santa María la Mayor, en la cual se encuentran los restos de San Pío V. Lugar en el cual nuestros hermanos dedican una fuerte cantidad de energías para la pastoral penitenciaria. El día 14 nos trasladamos de Roma a Bolonia. En el camino pasamos por Florencia. Visitamos el actual museo que antiguamente fue el convento en el cual el Beato Angélico decoró con su propio arte los diversos espacios, incluyendo cada habitación. Seguidamente fuimos a la Iglesia contigua que todavía conservan los frailes en aquel lugar; al finalizar nos trasladamos hacia la Catedral de la Santa Cruz para recordar a Savonarola y terminamos nuestro recorrido en el templo de Santa María La Novella, para celebrar la eucaristía y posteriormente contemplar el arte de este hermano nuestro que tanto le ha aportado a la Iglesia y al mundo. Terminada la noche concluimos nuestro peregrinar en Bolonia. El día 15, nos dirigimos a visitar el Convento Patriarcal de Bolonia, el lugar donde se encuentran los restos de Nuestro Padre. El lugar en el cual quiso estar Santo Domingo. El lugar propicio para comenzar un Capítulo General y para terminar nuestra peregrinación. El lugar que ha concentrado los pies de tantos frailes que peregrinan por el mundo. Los pies bajo los cuales Domingo quiso estar. Al atardecer nos dirigimos a la Basílica de San Petronio, en lo alto del cerro para recordar el sitio en el cual Domingo estuvo a punto de morir. Desde ahí, unidos a todos los frailes capitulares peregrinamos hacia el convento sede del Capítulo General, donde celebramos vísperas como familia dominicana. Llegado el 16 de julio participamos en la inauguración del Capítulo General con la Eucaristía de invocación al Espíritu Santo. Al entrar la tarde tuvimos el privilegio de ingresar a la sesión del Capítulo General para compartirles la palabra reflexionada durante el peregrinar de los días precedentes. Los representantes de las diferentes entidades de la Orden nos escucharon durante una hora y seguidamente tuvimos intercambio de opiniones entre capitulares y los frailes estudiantes que habíamos peregrinado hasta aquel lugar. Finalmente el Maestro nos despidió y todos regresamos hacia nuestros lugares de destino renovados en nuestro deseo de seguir predicando el Evangelio al estilo de Nuestro Patriarca Fundador.
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