superar a nuestros padres y sus mitos

1
Universidad de San Carlos
de Guatemala
Dr. Carlos Guillermo Alvarado Cerezo
Rector
Dr. Carlos Enrique Camey Rodas
Secretario General
Lic. Julio Sebastián Chilín
Jefe de la División de
Publicidad e Información
Rafael Gutiérrez Esquivel
Director de Revista USAC
Comité Editorial
Julio Sebastián Chilín
Roberto Ganddini Gudiel
Raúl Monterroso
Rafael Gutiérrez Esquivel
Ensayos
Superar a nuestros padres y sus mitos
Mi David Bowie en tres acercamientos
Un país incómodo
Escritos radiográficos tras un año convulso
Poemas
Difusión Electrónica
Jaime Cabrera Letona
Lourdes Gallardo Shaul
Poemas
Ilustración de portada,
separadores e ilustraciones interiores
Eny Roland Hernández
Diseño
Rafael Gutiérrez Esquivel /
Alejandro Marré
Diagramación
Work And Feeling
Abril-Junio / Número 32 / 2015
Correspondencia y canje
Universidad de San Carlos de Guatemala
Ciudad Universitaria, zona 12 Ciudad
Guatemala. Edificio de Rectoría,
Oficina 310
Teléfonos: (502) 24187640 y 24187642
Pablo Bromo / 13
Carlos González Orellana / 17
Sergio Castañeda / 25
Letras
Apoyo Administrativo
Milvia Dardón
Colaboradores
Juan B. Juárez / José Mejía/Dina Posada /
Anabella Paiz / Miguel Ángel Barrios /
Luis Díaz / Edelberto Torres-Rivas /
Moisés Barrios / Javier Payeras /
Luis Aceituno / Gustavo Berganza /
Anabella Giracca
Luisa González-Reiche / 5
Joss Pinto / 37
Dulcinea Gramajo /40
Poemas
Cristian Garzaro / 43
Relato
Juan B. Juárez / 47
Debate
Treinta años de una democracia quimérica
Leo de Soulas / 55
Arte
De la vida en imágenes o de la obra de Eny Roland Hernández
Denise Phé-Funchal / 73
Comentario
Fantasmas con chaqueta de cuero: Black Rebel Motorcycle Club
Álvaro Sánchez / 83
Correo electrónico:
[email protected]
2
I
ntenté, un par de veces, escribir sobre la obra de Eny Roland Hernández desde una perspectiva un tanto más académica, un tanto
más sociológica e impersonal, pero era imposible quedar satisfecha con el resultado simple y sencillamente porque la misión
del arte, del verdadero, es impactar, es dejarnos pensando en nuestra
propia humanidad a partir del registro que un artista hace de las peripecias de la vida, de las contradicciones en las que nos vemos sumergidos al ser esta combinación divina y fatal de cuerpo y mente viviendo en un espacio cerrado –el mundo– y lleno de reglas –la sociedad–.
La primera vez que vi el trabajo de Eny, fue una foto –que aparece
en esta colección– que llenó de alegría mi alma y que guardo en la memoria para aquellos momentos en los que la vida necesita una sonrisa.
Era un perro callejero cruzando la calle sobre una alfombra de semana
santa. La gente lo miraba sin rabia, con sonrisas que se adivinaban en
los ojos. Esa humanidad capaz de sonreír me dejó con ganas de conocer
más del trabajo de este fotógrafo que ahora se perfila como uno de los
mejores y que tiene lo que más aprecio en el arte: una voz propia. La
colección de fotografías que aparece en esta revista muestra una visión
más descarnada de la vida, las pasiones y la sensualidad, de la sexualidad que todos llevamos dentro y que ha sido domada, coartada por lo
religioso –esencialmente–, por la prohibición de ser, cuando es precisamente la exploración de nosotros mismos y de los otros, lo que nos
lleva a descubrirnos a través de las contradicciones, de los contrastes y
de las semejanzas.
Denise Phé-Funchal
3
4
SUPERAR A NUESTROS
PADRES Y SUS MITOS
Luisa González-Reiche
El psicoanálisis desde sus inicios hace
referencia a la identidad del ser, desde la
infancia, ligada a las figuras materna y paterna. Según Lacan, el niño ingresa a lo
simbólico1 a partir del reconocimiento de
la autoridad del nombre del padre y de la
ruptura que ello implica entre el niño y la
madre. Para Freud las figuras materna y paterna estaban intrínsecamente atadas al pasado de todo individuo, son la frustración de
sus deseos y de sus impulsos.
A principios de los años ochenta, la psicoanalista François Dolto planteó que los
hijos son los síntomas de sus padres. “Los
hijos son los detectores de sus padres”, escribe, y agrega: “al traer a ese hijo al mundo
lo perturbaron completamente al transferirle
su propia vivencia arcaica. Es una relación
de transferencia en lugar de una relación
auténtica (…). Los padres desempeñan una
función de objeto falseado por la repetición
de su pasado en el hijo” (1982. P. 32).
Esta idea se conecta también con Freud,
quien concibe el psicoanálisis como un proceso de excavación cuasi arqueológica del
pasado del paciente. Así, más que la idea del
lazo de carácter sexual entre el niño y sus
padres, desarrolla una teoría alrededor de la
Historia.
En su obra El Malestar en la cultura
(1929) Freud expone la idea de que la histeria y la psicosis de la sociedad de inicios del
siglo XX en realidad se debían a la historia,
es decir, al pasado. El pasado enferma a las
personas (su pasado individual y el de su
sociedad) pues ese pasado está fundamentado por la “moral burguesa” (ese producto
contradictorio del progreso iluminista) que
define a la civilización occidental, la cual
se ha encargado de alejar cada vez más al
individuo de su verdadera esencia, a la vez
que ha profundizado en éste un sentimiento
de culpa.
Para Nietzsche la sociedad occidental
era un sistema de deuda permanente con
el ideal, algo contradictorio por naturaleza
5
Luisa González-Reiche: Superar a nuestros padres y sus mitos
pues ese ideal es inalcanzable por ser irreal
y lo único que produce es frustración, y
también culpa. Nietzsche había mostrado en
su genealogía (1887) cómo conceptos como
ética y moral eran conceptos construidos
por las sociedades a conveniencia de cada
momento histórico y la manera cómo en
nombre de dichos conceptos los entes de
poder habían alejado a las personas de su
verdadera fortaleza.
Diversos pensadores occidentales, principalmente en la posmodernidad, harán referencia a la historia como una manera de
comprender la fuente de los problemas sociales, sus instituciones fallidas y los discursos que los habían provocado.
Descubrir gracias al estudio de la historia la raíz de las tradiciones, así como de
la creación de las grandes verdades (que
en la mayoría de casos no han hecho más
que oprimir y manipular a las sociedades)
ha sido un legado que muchos autores de la
posmodernidad nos dejaron. Sin embargo
esa noción no parece haber llegado a nuestra sociedad, tan urgida de cuestionarse a sí
misma a partir de la comprensión de su propia historia.
Vivimos en un país donde la sombra de
nuestros padres sigue pesando sobre nosotros como una deuda impagable. Nos hemos dedicado a consolidar las reglas y las
convenciones del pasado casi afanosamente,
aun ante la evidencia de su fracaso. Somos
como ese hijo en la obra de Dolto, reflejo
de los síntomas de sus padres y ese paciente histérico de Freud privado de su esencia
y su libertad por culpa de su cultura, pero
que conscientemente reprime esa esencia en
función de una supuesta moral, fundamento
de dicha cultura.
A través del psicoanálisis, el individuo
busca comprender su historia y conciliarse
con ella. Al entender de dónde vienen sus
frustraciones y sus síntomas, tendría la posibilidad de una vida más acorde a su realidad
y a sus necesidades.
La libre asociación es una manera de acceder a su propio pasado sin dejarse influir
por la conciencia –esa parte forjada por la
cultura y sus convencionalismos–.
Partiendo de esas ideas, y sin pretensión
de novedad, me atrevo a proponer un ejercicio psicoanalítico a nivel de sociedad en
su forma más elemental: analicemos nuestra
historia más allá de los mitos que nos rigen
y conciliémonos con nosotros mismos.
Historias e historias
¿Qué es la historia? Una manera sencilla
de responder a esta pregunta es que la historia es una sucesión de hechos en el tiempo,
6
Luisa González-Reiche: Superar a nuestros padres y sus mitos
que han dado como resultado diversas culturas, conformadas por creencias, instituciones y particulares artefactos (encargados
de hacer palpables las ideas construidas por
cada cultura). No podemos caer en la idea
de una sucesión lineal de hechos donde lo
que viene siempre supera a lo anterior ni
como un proceso de búsqueda y alcance de
progreso. Cada momento histórico posee
sus propios procesos y retrocesos.
La historia del ser humano ha sido creada, a su vez, por historias. Según diversas
teorías sobre la evolución del cerebro de la
especie Homo Sapiens, su éxito radica en
su posibilidad de lenguaje ficticio, es decir,
nuestra capacidad de hablar de cosas que no
existen (Harari, 2013).
Esas historias inventadas nos dieron la
posibilidad de colaborar de manera efectiva
y flexible en grupos humanos cada vez mayores. Son las que definen una meta común:
un mito fundacional, un imaginario colectivo que rija nuestro comportamiento, nuestra
visión, nuestras decisiones.
Así, una de las historias que más éxito ha tenido ha sido la de la religión. En
ella se han justificado guerras, jerarquías,
desigualdades que han contribuido a definir
y a redefinir culturas. Con la llegada de la
modernidad, el mito de la religión converge –y por momentos se pelea– con el mito
del liberalismo y la visión nacionalista, una
nueva historia en la cual se justificarían diferencias, coacción, manipulación y hasta
crímenes en nombre de la “libertad”.
Al día de hoy algunos grupos insisten
en justificar y defender crímenes de lesa humanidad, siendo consecuentes con la visión
capitalista contemporánea de que el crecimiento económico es el bien supremo y que
la justicia, la libertad y la felicidad dependen de ese crecimiento.
Cuando la economía se ve amenazada por la historia misma, se vale hasta negarla. “La praxis subversiva depende de
la intransigencia de la teoría respecto a la
inconsciencia con que la sociedad deja que
el pensamiento se endurezca”, escriben
Horkheimer y Adorno (1947, P. 33). Ese
conjunto de historias han moldeado en cada
cultura un ideario que define la manera en
que la sociedad se concibe a sí misma, a la
naturaleza, a la ciencia, las ideas y el conocimiento.
La teoría del conocimiento, o epistemología, se va construyendo al lado de las
historias más poderosas, las que rigen a la
sociedad. Estas combinan saberes de la realidad objetiva con esa realidad subjetiva que
se concibe como buena o necesaria.
Esto implica que los conocimientos o
saberes que la sociedad posee están restringidos hasta cierto punto. En la mayor parte
de los casos sabremos lo que convenga saber o lo que el “orden imaginado” (Harari,
2013) por excelencia –el episteme2 de Foucault– defina.
Hoy, por ejemplo, alrededor del mundo
muchas publicaciones, programas educativos e incluso investigaciones científicas
dependen del interés económico que haya
detrás de estas, perdiendo de vista valiosos
conocimientos. En su obra “Verdad y mentira en sentido extramoral” (1873) Nietzsche
ya había hecho este planteamiento (Pp. 77
– 97). Según él, los conceptos científicos
son cadenas de metáforas ligadas a verdades aceptadas. Esto significa que hay otros
saberes que se quedan restringidos a una mínima esfera de la sociedad y cuya influencia
es demasiado débil como para llegar a influir la narrativa general.
Foucault habla de saberes sometidos
(1975, P. 27) para referirse a aquellos contenidos históricos presentes “pero enmascarados en coherencias funcionales o sistematizaciones formales” y a los saberes
particulares, locales, regionales, diferenciales, incapaces de unanimidad, opuestos al
saber general, los cuales son siempre descalificados por el sistema. Ambos tipos de
saberes se mantienen limitados también en
nuestra sociedad.
La memoria se ha mantenido a raya
mientras los “conocimientos” establecidos
se han encargado de hacernos pensar que
poseemos un entendimiento claro de la verdad y de nosotros mismos cuando en realidad es todo lo contrario. Abrazamos la
tradición y evitamos el escepticismo a la
vez que desconfiamos de lo nuevo y de lo
que no nos pueda sacar de nuestro estado
7
Luisa González-Reiche: Superar a nuestros padres y sus mitos
de confort; volteamos a ver con ojos de
quien pide permiso a la autoridad antes de
emitir nuestra “opinión” y despotricamos
sin fundamento al sentirnos amenazados.
Las verdades que gobiernan nuestra sociedad son verdades consensuadas en círculos reducidos basados en la protección
de sus intereses. Las historias que definen
nuestra cultura e incluso nuestra realidad
objetiva han sido transmitidas de generación en generación con pequeñas variables,
por momentos breves creando historias más
acordes a nuestras necesidades, por momentos más largos regresando a las anteriores o
creando otras aún más despóticas. Y somos
nosotros, como sociedad, los que le damos
vida a esas historias, perpetuando nuestros
peores vicios. Nuestra cultura está definida
por el egoísmo y la negación. Cardoza y
Aragón (1955) escribe: “No salimos de nosotros y si lo hacemos no es para entablar el
diálogo, sino para estallar encima del monólogo mismo”.
Las nuevas generaciones heredan la tendencia a negar su realidad y a escaparse de
sí mismos. Si pensamos en el papel que el
alcohol, los ritos religiosos, el machismo –
la figura autoritaria del Padre– y la violencia
juegan en nuestra sociedad, es probable que
todos estos elementos tengan una relación
estrecha con ese sentimiento de enajenación
y refuercen la represión.
Nuestra historia es contradictoria. Hemos sido víctimas y victimarios. El liberalismo del siglo XIX, basado en el mito de la
Ilustración, se integró a la derecha a partir
de la segunda mitad del siglo XX, dando
paso al nuevo mito de derecha versus izquierda. Esa derecha es una mezcla de conservadores (“cachurecos” del siglo anterior)
y liberales. Una de las causas de dicha unión
es el nexo de la izquierda con el ateísmo,
algo que ni los liberales estaban dispuestos
a aceptar, así como tampoco aceptarían las
propuestas del mito socialista en relación al
mercado y la propiedad. Esa derecha ahora
se divide en el fanatismo religioso y el fanatismo capitalista. Ambos mitos –el del
liberalismo y el de la religión– coinciden en
una visión particular de un país: un país caracterizado por la censura, la desigualdad, la
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Luisa González-Reiche: Superar a nuestros padres y sus mitos
pobreza y la ignorancia. Para las dictaduras
liberales de la primera mitad del siglo XX la
educación fue secundaria, el credo “orden
y progreso” que buscaron poner en práctica
al pie de la letra, era ya una mezcla entre
visiones antagónicas históricamente: el orden era un aspecto conservador mientras el
progreso era liberal.
Esta combinación implicaba que hasta que no hubiera orden no habría progreso. Los liberales, al día de hoy, conciben
la educación como la última consecuencia
de un sistema centrado en la economía: es
el crecimiento económico y la generación
de infraestructura la que dará lugar, eventualmente, a una sociedad educada. Y sólo
cuando esa sociedad sea educada tendrá acceso a la participación política.
Irónicamente, los hechos que desembocaron en la Revolución de 1944, se dieron gracias a la educación (los saberes particulares) que se desarrolló en la clase media,
la que imposibilitó la extensión de la dictadura. La educación, sin embargo, sigue
siendo un adoctrinamiento de los mitos dominantes, quizás un engaño. Más que formar, responden a estrategias de marketing o
fundamentan sus “verdades” en seres imaginarios.
En los años sesenta del siglo XX la crítica se convirtió en una tendencia filosófica
de gran influencia social y cultural, partiendo de algunas de las propuestas de la Escuela Crítica de Frankfurt fundada en los años
treinta. Para pensadores como Horkheimer,
la teoría crítica buscaba la emancipación del
hombre, actuando como una influencia liberadora y creando un mundo que satisfaciera
las necesidades y fortalezas de los seres humanos (1972, 246).
Esa emancipación significaba liberarse
de circunstancias de dominación y opresión,
a partir de identificar problemas en la realidad social, identificar factores para cambiar
dicha realidad y brindar normas claras de
criticismo así como metas prácticas y alcanzables para la transformación. Esto hacía
sentido en una sociedad heredada del pensamiento hegeliano y la visión marxista de
la filosofía como praxis. Sin embargo, tras
la Segunda Guerra Mundial esa concepción
9
Luisa González-Reiche: Superar a nuestros padres y sus mitos
de la historia y de la sociedad no parecían
tener tanto sentido, y la posibilidad de integrar las complejidades sociales e históricas
a una estructura o serie de normas basadas
en un concepto de “verdad” resultaba inútil.
La posmodernidad, a partir de la segunda mitad del siglo XX, desarrolló una
una serie de prácticas críticas, estratégicas
y retóricas que aplicaban ideas como diferencia, repetición, trazo, simulacro e hiperrealidad con el propósito de desestabilizar
conceptos tradicionales como presencia,
identidad, progreso histórico, certeza epistémica o significado unívoco3. Con énfasis
en lo histórico, el posmodernismo encontró
diversas maneras de explorar el pasado sin
las restricciones del estructuralismo y la visión metadiscursiva de la modernidad.
La idea de una narrativa coherente se
pierde con la concepción de la autoridad.
La posmodernidad se libera de la modernidad criticándola pero no pretendiendo sustituirla con nuevos moldes. Para Lyotard, la
posmodernidad es, de hecho, no el fin de la
modernidad sino su estado naciente (1979,
79). La concepción posmoderna de la Historia no traza sucesos de manera lineal ni genera datos cuantitativos bajo criterios como
el del progreso sino desmenuza el momento
histórico para poner en evidencia los conceptos e instituciones que han dominado a
las sociedades. La deconstrucción no impone un nuevo significado o interpretación a
la lectura que hace de la historia sino señala
sus incongruencias o contradicciones. Ese
tipo de ejercicio no llegó a nuestro país4.
Nuestro ejercicio histórico se ha limitado
al señalamiento a través del lente del mito
que cada quien ha heredado o ha elegido.
Ahora estamos dando un salto desde la
temprana modernidad en que nos encontramos hasta la hipermodernidad a causa de la
globalización. La “disolución de la moral
civilizada”, apunta Miller (2004).
La modernidad nos hizo caer en la trampa
de la Ilustración, nos dejamos guiar por la
idea de “verdades absolutas”. Esas verdades autoritarias han definido nuestro camino, nuestras estructuras sociales, nuestras
decisiones. El estructuralismo nos hizo ver
10
Luisa González-Reiche: Superar a nuestros padres y sus mitos
la historia reducida a un compuesto cuya expresión estaba resuelta de antemano. Ahora,
ignorando nuestro pasado, no habiendo sido
capaces de entenderlo para entendernos a
nosotros mismos, siendo autocríticos, le damos paso a un nuevo marco de referencia.
La hipermodernidad es la explosión de la
expresión total de los deseos individuales y
la búsqueda de la autocomplacencia. Los jóvenes emprendedores marchan convencidos
de que los sueños son la mejor guía y que la
mejor herramienta para alcanzar la felicidad
es “hacer cosas extraordinarias de la nada”.
Lopovetsky (2005) afirma que la cultura occidental ha entrado a una fase definida
por el “individuo hiper-moderno” producto
del “triunfo americano del hiper-poder, el
hiper-consumo y el hiper-narcisismo”.
Por supuesto que esta tendencia no nos
influye a todos por igual. Nuestra sociedad
se caracteriza por estar conformada por burbujas que subsisten como universos paralelos, ajenos unos de otros, apenas mirándose
sorprendidos de vez en cuando en momentáneos dejá-vu5. Mientras la hipermoderni-
11
dad abraza con su corriente a un sector de
nuestra sociedad, otro permanece en la modernidad temprana, osificada en sus propios
mitos. “En ocasiones, no sabemos qué hacer
y nos esforzamos en ser lo que no somos,
y cargados de resentimiento embestimos
contra lo europeo. Tal resentimiento es tan
fuerte que negamos lo indígena y pasamos
al menosprecio de lo que poseemos –firme
y grande– y caemos en el extremo opuesto:
europeísmo desenfrenado y falso” escribió
Cardoza y Aragón (1955, 375).
Hoy nos influye más la cultura de masas norteamericana y las aspiraciones de
muchos de nuestros jóvenes citadinos se
pueden resumir en el apellido de una familia artificial de televisión. ¿Estamos listos
para analizar y cuestionar nuestra episteme?
¿Podemos provocar una ruptura radical con
los mitos? Nos encontramos en un momento donde la posibilidad de explorar otras
realidades, de estar en contacto con otras
versiones de nosotros mismos, parece demandante. Nuestra historia es esa, nuestras
faltas históricas aquellas. La culpa la tene-
Luisa González-Reiche: Superar a nuestros padres y sus mitos
mos todos y también la responsabilidad de
permitirnos hacer algo. Nuestras acciones –
manifestaciones– no pueden ser mediáticas
pues mientras no sean conscientes de lo histórico resultarán aisladas.
El pasado moldea nuestros anhelos,
nuestras esperanzas, nuestros temores: nos
limita. Enfrentar la historia, comprenderla
y conciliarnos con esta podría significar liberarnos de sus instituciones y de sus mitos. Liberarnos del pasado mismo. Freud no
pretendía curar a sus pacientes o ayudarlos
a ser más felices pero sabía que una vez éstos identificaran las causas de su sufrimiento tendrían la posibilidad de una vida más
llevadera.
Notas
Accedemos a lo simbólico –al inconsciente– por
medio del habla: verbalizando. El inconsciente es
para Lacan el parlêtre. A diferencia de Freud, Lacan
considera que el inconsciente no es el un lado irracional, anárquico, ligado a nuestros instintos animales
(el id) sino que está estructurado como el lenguaje y
que es un reflejo de la influencia de las estructuras
externas y la interpretación que hacemos de éstas en
nuestra imaginación.
2
La episteme en la que los conocimientos, considerados fuera de cualquier criterio que se refiera a su valor
1
12
racional o a sus formas objetivas, hunden su positividad y “manifiestan así una historia que no es la de
su perfección creciente, sino la de sus condiciones de
posibilidad” (Foucault, 1966. P. 7).
3
Posmodernism http://plato.stanford.edu/
4
Las ideas de la posmodernidad se quedaron y
continúan restringidas al ámbito cultural, y más
específicamente al arte contemporáneo, y más en teoría que en la práctica.
5
Haciendo referencia a la teoría de Michiu Kaku
(2006).
MI DAVID BOWIE
(EN TRES ACERCAMIENTOS)
Pablo Bromo
particular, mi Bowie tiene mucho que ver
con omnipresencia y vacuidad infinita. Una
especie de estalacmita que se erige desde el
epicentro de la tristeza y explota los universos más desolados con una cuasi felicidad
incierta («Far above the Moon, Planet Earth is blue and there’s nothing I can do…»,
Bowie dixit).
Por otro lado, puedo imaginar que tu
Bowie y el mío están conectados. No lo
dudo. Seguramente tu Bowie personal es un
“Personal Jesus” que todo lo puede hasta en
los tiempos más difíciles, donde sacar agua
del pozo creativo es una mera tarea lógica
que por necedad hacemos sensible. Pero a
ver, vamos por partes. Mi Bowie tiene tres
episodios cruciales que extrapolan situaciones y circunstancias disímiles totalmente
encantadoras. Desde que me infectó con su
genio (al igual que el Capitán Beto: Luis Alberto Spinetta) una hiedra sonora me sigue
inyectando poesía, ternura y asombro.
Strange fascination, fascinatingme.Changes are
taking the pace I’m going through.
Todos tenemos un David Bowie que idolatramos y celebramos a nuestra manera. Un
David Bowie que nos inunda el corazón de
ternura y paraliza nuestros sentidos con maquillaje, lentejuelas y euforia.
Tu Bowie no tiene nada que ver con el
mío, o tal vez sí, pero en una dimensión
everettiana que estruja toda la música hasta desaparecerla y atomizarla en diminutas
partículas que contienen todo el funk, rock,
pop, soul y glam de la historia. No es fácil
asimilarlo de un solo cuentazo, pero poco a
poco se digiere como ayahuasca exquisita y
el panorama completo va cediendo.
Digamos que tu Bowie puede ser la
ecuación perfecta del algoritmo musical
que Bach (o Bartók) tenían trabado en la
modorra intelectual que los agitaba y matematicalizaba todo el tiempo. En mi caso
13
Pablo Bromo: Mi David Bowie
Mi Bowie tiene que ver con espaciotiempo, y más o menos así fue el acercamiento: 1) Adolescencia. 2) Irreverencia. 3)
Conciencia. De estos tres episodios puedo
decir que está completo mi Bowie. Un tipo
singular, atemporal, inspirador, poético,
multifacético y hermoso. Todo en él acarrea vibraciones sinfónicas y experimentos
valiosísimos que también inspiraron a muchos, sobre todo a estos “joyas”: Ian Curtis
(Joy Division), Jarvis Cocker (Pulp), Robert
Smith (The Cure), James Murphy (LCD
Soundsystem), Kurt Cobain (Nirvana), Lou
Reed (Velvet Underground), Brian Molko
(Placebo), Freddy Mercury (Queen), Da-
vid Graham (Depeche Mode), Trent Reznor
(NIN), Alex Turner (Arctic Monkeys), The
Smiths, Marilyn Manson, Lady Gaga, Vanilla Ice y demás. Pero bueno, quería hablarles de mi Bowie y sigamos adelante.
1. ADOLESCENCIA o cuando Vanilla
Ice y MC Hammer inundaban los repasos con Giorgo Bottinelli y pantalones
pachucos
Sucedían los repasos, esas fiestas inocentes en las que los nenes hormonales se
ponían frente a una fila de nenas copetudas
–a lo Cyndi Lauper o Madonna– para bailar
14
Pablo Bromo: Mi David Bowie
un sinfín de canciones malas que salían de
una radiograbadora ochentera con casetera
y orillas cromadas. Las rolas: Los Chicos,
Vilma Palma, Magneto, Timbiriche y otro
repertorio de maldiciones en las que se colaban algunas “gringadas” como MC Hammer, Technotronic, Ace of Base o Vanilla
Ice. De este último retumbaba la clásica:
«All right stop, collaborate and listen…»,
Robert Matthew Van Winkle dixit, su verdadero nombre. La línea rítmica era tan
pegajosa que sólo daban ganas de bailarla.
Esto, porque daba la casualidad que estaba
inspirada en la famosa “Under Pressure”
de Mercury con Bowie. Algo que Vanilla
Ice repetiría con la homónima “Fame” de
su siguiente disco: Rollem Up.
Y así, mientras este rapero homenajeaba
con sus samples al gran Bowie, una parte de
mi niño adolescente se adentraba en lo que
sería mi primer encuentro (aún desconocido) con toda su influencia y genio.
2. IRREVERENCIA o cuando los Maxell
Cromados eran la onda
Tenía quince años, jugaba básquet y por
las tardes escuchaba Nirvana, Pearl Jam,
STP y esos grupos grunge de la época. Todo
era incierto y un pasatiempo. Después de
15
los entrenos, mi vieja pasaba por mí frente
al colegio. Ya en el carro abría mi mochila
y metía uno de mis dos casetes favoritos al
estéreo: Nevermind o MTV Unplugged.
La estridencia de Cobain parecía hipnotizarme junto a la línea de Novoselic y el
retumbo maravilloso de Grohl. Todo en su
música era un delirio contenido, en especial
con las versiones acústicas que parecían más
melancólicas. Siempre fui melancólico, y
ahí estaba el secreto que me conectaría con
Bowie. De entre toda esa resonancia rebelde me encantaba rebobinar “The man who
sold the world”, sin saber que era una rola
de este canchito que había transformado la
historia de la música décadas antes. Luego,
años después con la llegada del Internet,
supe que la canción no era de los peluditos
de Nirvana sino de este tipo a quien le dediqué admiración bajando todas sus rolas en
Kazaa y Audiogalaxy, ya cuando los Maxell
Cromados estaban pasados de moda.
Poco a poco, rolas como Space Oddity,
Heroes, Diamond Dogs, China Girl, Modern Love, Sorrow, Ziggy Stardust, Let’s
Dance, Changes y otras más se convertirían
en la piedra angular de mis recién cumplidos veintidós años. Pero siempre recordaría
a Cobain con esa guitarra misteriosa y ese
cantadito espectral del cover, porque pare-
Pablo Bromo: Mi David Bowie
recía recordarme a un lugar que había existido en otro tiempo, un lugar que después
descubrí con la llegada de Joy Division y el
postpunk a mi disco duro.
nido del Ziggy Stardust setentero, inclusive
Arcade Fire, inclusive Beck, inclusive LCD
Soundystem.
Así, poco a poco, me fui dando cuenta que
hay músicos que todo lo inspiran sin darse
cuenta. Siempre hay esos Morrison, Dylan
y Barrett que pasan por esta vida para dejar
una estela de genio y buena racha. Con el
tiempo, Bowie se me fue pegando más de lo
quisiera. Todo en su música me pareció un
ejercicio necesario y una fuerza que lo llenó todo de estruendo. Una especie de vara
que mide lo que es bueno y un estandarte
cabrón para futuras generaciones de artistas
y músicos.
Por eso está de más contarles que no tengo un disco favorito. Todos me parecen especiales en su hallazgo, poética y momento.
Pero si me tocara recomendar alguno, claro
que me quedo con Ziggy Stardust. O bueno,
por qué no Heroes, o Let’s Dance o Hunky
Dory. Ya ven, no puedo. Hay que escuchar
a todos los Bowie. Empecemos con el tuyo
o el mío.
3. CONCIENCIA o cuando las fiestas
duras duraban hasta el amanecer y la
resaca era algo que se quitaba bailando
Pasé mis veintes descubriendo y descu
briendo música. De fiesta en fiesta me
aprendía los nombres de bandas y cantantes
que me gustaban. La lista es enorme pero
empezó con cinco bandas que son el epicentro del poema: Joy Division, The Velvet
Underground, The Cure, Depeche Mode y
Placebo. Por estas cinco bandas conocí a
otras cinco, y así a otras cinco, y así sucesivamente continúa la historia.
De madrugada en madrugada o de afterparty en afterparty fui empapándome de
todo lo que significaba Bowie. Toda la música de los ochentas y noventas me parecía
tener un aire melancólico con el mejor so-
16
UN PAÍS INCÓMODO
Carlos González Orellana
Siempre que el perdón está al servicio de una finalidad, aunque sea noble y espiritual (rescate o redención,
reconciliación, salvación) siempre que tiende a restablecer la normalidad (social, nacional, política, psicológica) mediante el trabajo del duelo, mediante alguna terapia o ecología de la memoria, entonces el perdón no es
puro –ni su concepto–. El perdón no es, ni debería ser, ni normal ni normativo ni normalizador. Debería seguir
siendo excepcional y extraordinario, a prueba de lo imposible: como si interrumpiera la corriente ordinaria de
la temporalidad histórica.
Jacques Derrida, citado por Paul Ricoeur. La memoria. La historia. El olvido.
Observa el rebaño que está paciendo pasa ante ti: no sabe qué significa el ayer ni el hoy, salta de un lado para
otro, come, descansa, digiere, salta de nuevo, y así de la mañana a la noche y día tras día, atado estrechamente,
con su placer o dolor, al poste del momento y sin conocer, por esta razón, la tristeza ni el hastío.
Friedrich Nietzsche. Consideraciones intempestivas.
Hace unos días, conversábamos con unos
compañeros del trabajo sobre las capturas
recientes realizadas por el Ministerio Público contra los exmilitares vinculados con
el terrible hallazgo de las osamentas encontradas en el Comando Regional de Entrenamiento de Operaciones de Paz (Creompaz).
El argumento de uno de mis compañeros era que no había visto nunca un juicio
contra exguerrilleros. Luego hablamos de
las pruebas y las exhumaciones, pero como
siempre sucede en estos casos, los sesgos
ideológicos pueden más que la argumentación lógica.
El nombre de la antigua zona militar 21
encierra de por sí una verdad siniestra. Esa
paz institucional cuya intención es imponer
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una forma de olvido está construida sobre
un montón de huesos rotos, quebrantados,
torturados. Sobre un montón de gritos olvidados y heridas abiertas.
Pero ahí están las osamentas, testimonios
silenciosos y terribles que evidencian y quebrantan cualquier sesgo, cualquier verdad a
medias, cualquier sospecha.
Como la mayoría de las ocasiones en las
que se tocan estos temas, la conversación se
evitó por ser un tema incómodo. Y pensé
yo para mis adentros, en ese ratito, que por
tratarse ni más ni menos que de nuestra historia reciente, el país en el que vivimos es
un país incómodo. Así como evitamos hablar de la guerra, evitamos hablar también
de los objetivos de desarrollo, de los índices
Carlos González Orellana: Un país incómodo
de pobreza y de extrema pobreza. Hasta evitamos pasar por zonas marginales, o cerramos los vidrios de los carros para no ver la
cara de la anciana indigente que se asoma a
pedir limosna.
Todos estos fenómenos de injusticia y
desigualdad no resultan incómodos únicamente para las élites políticas y económicas
(de hecho, es posible que sea a ellos a quienes menos incómodos resulten). Resultan
incómodos para cualquier persona que pueda suplir de forma paupérrima sus necesidades vitales.
Al ir de vacaciones, por ejemplo al área
rural, procuramos hospedarnos en un hotel
que nos ahorre el contacto con la gente, con
la pobreza que a gritos está rodeando los sitios turísticos, las ventas de artesanías, los
restaurantes, los paseítos en lancha. Sí, a
cualquiera incomodaría esta situación. Pero
en lugar de cuestionarnos, de adentrarnos en
esa realidad profunda, en lugar de pensarnos
como turistas extranjeros en otra Guatemala, elegimos mirar hacia otro lado, así como
evitamos hablar de la guerra por temor a ser
tachados de comunistas o de guerrilleros o
de ignorantes.
Las razones que se dan para desconocer y evitar de esa manera nuestra historia
son varias. Por un lado está la amenaza que
el conocimiento generalizado de la historia
podría suponer en las luchas reivindicativas, y las consecuencias negativas que supondría para el régimen de conservación y
distribución actual de la riqueza.
Por otro lado, es parte de la política de
la memoria, que señala Edgar Balsells en su
libro Olvido o memoria. Dicha política busca ocultar y tergiversar los hechos ocurridos
como parte de una desorientación de valores
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Carlos González Orellana: Un país incómodo
ideológicos y motivaciones políticas que
conduce a la inacción y a la preservación
de un statu quo de las condiciones estructurales que fueron las causas principales del
conflicto armado mismo.
Por otro lado, existe la postura que adopta el argumento de Friedrich Nietzsche, en
la que se critica el exceso de la cultura histórica como un factor que impide el desarrollo de las sociedades. “El exceso de historia
aniquila al hombre” (Nietzsche, 2002).
Parte de este argumento cuestiona que al
tener los ojos vueltos hacia el pasado, sería
imposible emprender acciones nuevas, “seguir adelante como país”, de cara al futuro.
La ley de reconciliación nacional (decreto número 145-1996) es un ejemplo de
la ejecución de este tipo de argumentos en
un grado jurídico. Para Nietzsche, el objeto
último de bienestar es el concepto de vida
(en su concepción pragmática). Para la ley
guatemalteca, el objeto último es la paz:
“obtener la paz constituye un interés nacional, primario e insoslayable” (Ley de reconciliación nacional, 1996).
El texto nietzscheano, como bien señala Ricoeur, es claro en sus planteamientos,
pero ambiguo en su resolución. A pesar de
que va en defensa de lo ahistórico, adopta
un posicionamiento opuesto radical, es decir, “anti-histórico”.
Contradiciendo la premisa inicial del
desarrollo de su discurso, que establecía en
igual grado de necesidad la historia y la memoria, como el olvido para la vida. Sin embargo, en ningún momento de la argumentación establece las características y el grado
de este equilibrio. Se trata de una consideración filosófica que puede malinterpretarse y
tergiversarse como una justificación social.
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Carlos González Orellana: Un país incómodo
Que es como se ha hecho en países como
el nuestro, en los que el pasado reciente (y
remoto) representa problemas estructurales
que empañan el desarrollo justo y equitativo
de las relaciones económicas y sociales.
¿Hacia dónde nos conduce el olvido de
nuestra memoria? El perdón difícil es el título que Paul Ricoeur le da al epílogo de su
libro La memoria, la historia, el olvido. Dicho libro es el penúltimo publicado por Ricoeur, luego de un extenso y vital ejercicio
de profundización y reflexión humanística y
filosófica. En él, el olvido es problematizado como un fenómeno más complejo que el
cierre del ciclo constituido por la memoria
y la historia.
El olvido representa en primer lugar una
amenaza, que evidencia la vulnerabilidad de
la memoria y pone en riesgo el desarrollo
epistemológico de la historia. Si nos ubicamos en el caso de Guatemala, el olvido está
vinculado con un ejercicio de manipulación
de la memoria.
Es común que las instituciones educativas
corran un tupido velo sobre la historia reciente para evitar tratar el tema del conflicto
armado. Incluso, es posible que se niegue o
que sea representado como una gesta heroica gracias a la cual hoy tenemos elecciones
democráticas y podemos tomar Coca Cola
y comer en McDonald’s mientras estamos
conectados a Internet a través de nuestros
teléfonos hechos en la maquila de un país
extranjero con condiciones laborales igual
de depauperadas que las nuestras.
En primer lugar, debemos recordar que
toda epopeya es un constructo retórico, que
busca crear una obra literaria.
En segundo lugar, las epopeyas que podemos leer hoy a través de la historia están
hechas siguiendo el discurso de los vencedores 1.
En tercer lugar, esta argumentación se
vuelve inválida, ya que la epopeya es una
construcción con valor literario y, vamos,
es aberrante llamar epopeyas a todas las
construcciones discursivas de los vencedores guatemaltecos. Este tipo de relatos surge
gracias a la construcción de la subjetividad
heroica de la posguerra. En este tipo de casos, contra la falsa epopeya está la historia,
esclarecida y documentada. La labor de la
Comisión para el Esclarecimiento Histórico
(CEH, de aquí en adelante) es valiosísima
para este fin, ya que representa una narración lejana en la medida de lo posible de los
sesgos políticos.
Dentro de ese tipo de ejercicios de duelo, fincados en el conocimiento mismo de
la pérdida, es posible ejercer el perdón. El
único perdón posible para la sociedad guatemalteca llegará el día que las condiciones
de vida respondan a las necesidades de la
totalidad de la población.
Llegará el día que en las instituciones
educativas el informe de conclusiones de la
CEH: Guatemala, memoria del silencio, sea
una lectura obligatoria y que aunado al desarrollo personal y al cuadro profesional de
las personas se valore también la dimensión
del conocimiento que tiene sobre su país.
De lo contrario, estaremos inmersos en acciones fallidas, tratando de salvar un país
que jamás llegó a conformarse como tal.
La confrontación
Las reacciones ante los juicios de los exmilitares vinculados con asesinatos civiles
durante el conflicto armado se fundan en
dos argumentos: primero reclaman que el
juicio fue viciado por la ideologización del
sistema de justicia. Argumento que resulta
inválido, ya que tanto los militares como las
fuerzas populares están sujetas a los dictámenes jurídicos del sistema.
Por otro lado, el segundo argumento es
recurrir a la rememoración del pasado desde la subjetividad heroica, diciendo que fue
gracias a los militares que se evitó que las
garras oscuras del comunismo se apoderaran del país. En conjunto con este argumento se estableció una compleja y enorme
estructura de propaganda que satanizaba el
comunismo como una especie de bestia infernal que devoraba a las naciones. Este último argumento es el más alarmante, ya que
es inaudito que en pleno siglo XXI se sigan
utilizando este tipo de fundamentalismos
ideológicos. Sobre todo porque fue gracias
a estos fundamentalismos absolutos que se
llegaron a concebir las políticas y prácticas
20
Carlos González Orellana: Un país incómodo
Un duelo inconcluso
contrainsurgentes más inhumanas por parte
del Estado en las décadas del conflicto. Lo
que es inquietante y descorazonador es la
existencia y la posibilidad de que se den aún
este tipo de confrontaciones.
Un fenómeno similar sucedió con el juicio
por genocidio: es posible polarizar la sociedad en dos bandos completamente opuestos
y que aflore el discurso del odio, con sólo
mencionar el tema. Como recurso desesperado, se ha hablado del tema de la amnistía
suscrita en la Ley de Reconciliación Nacional (aunque esta se refiere únicamente a
crímenes políticos, no de lesa humanidad).
La amnistía pone fin a graves desórdenes
políticos que afectan a la paz social, que la
amnistía interrumpe. Se distingue por la institución que instaura.
Con astucia erudita, Paul Ricoeur señala
que el parecido entre las palabras amnistía
y amnesia no se limita al ámbito fonético,
sino que finca sus raíces en el ámbito semántico-etimológico. La amnistía señala en
realidad un pacto secreto con el olvido, con
el negacionismo, con la amnesia.
El ejercicio de duelo es esencial para la
salud mental de una sociedad. Fundar una
nación, un país, sobre la base del olvido es
comenzar de nuevo un ciclo vicioso, que
inevitablemente nos conducirá a su repetición.
La falta de educación, hermana cómplice
con la alienación, la pobreza y la memoria
manipulada han generado un mandato de
impunidad, dentro del cual, el cumplimiento de la norma es la excepción. De ahí que
cuando esta se cumple, las reacciones son
inmediatas.
Ricoeur aborda el fenómeno del duelo y
lo proyecta socialmente a partir de dos ensayos de Sigmund Freud: Rememoración, repetición, per-elaboración (1904) y El duelo
y la melancolía (1915).
En el primer ensayo, Ricoeur señala el
peligro que para Freud implica la resistencia
de la represión a remontar un hecho traumático a través de la memoria. Dicha represión
conduce a una repetición compulsiva que
21
Carlos González Orellana: Un país incómodo
tiende a replicar el hecho para sustituir el
recuerdo. Al trasladar el análisis clínico al
plano de la moral colectiva, la represión de
hechos traumáticos a través de políticas de
olvido violentas y sistemas de justicia amnésicos, conduciría inevitablemente a su
réplica. El “trabajo de rememoración” se
hace indispensable para liberar la conciencia moral colectiva del riesgo de la repetición compulsiva. En el segundo ensayo,
Freud, citado y trabajado por Ricoeur, trata
el tema del duelo en oposición al fenómeno
de la melancolía.
El duelo es la resistencia de la libido a la
pérdida de un objeto o persona amada. La
melancolía en cambio es un padecimiento
sin objeto alguno, ejecutado desde un yo
empobrecido. Al no haber trabajo de duelo,
consciente de la pérdida, pueden erigirse, en
la conciencia individual, sustitutos de valor:
la patria, el trabajo, la libertad. De ahí la necesidad de desconfiar del discurso que trata
de sustituir el trabajo del duelo por el amor
a la patria y al progreso, que se trató con
anterioridad y que se funda en el exceso de
la memoria como obstáculo.
La idea de progreso, de hecho, que se
enarbola en la actualidad es de sí cuestionable, y este cuestionamiento se puede intensificar en países en vías de desarrollo, como
el nuestro, en los que el ciclo del progreso
está relacionado siempre con ciclos de generación del binomio dialéctico riqueza/
pobreza, y el crecimiento de estas dos condiciones.
Mientras no haya justicia, seguiremos
divididos. Seguiremos entendiendo esa ficción de país que nos han creado como tal:
élites urbanas que polarizan el poder económico y una especie de país subalterno, que
tales élites desconocen.
Ese país subalterno del cual los políticos
han tratado de esconderse, protegiéndose
a través de círculos privados de seguridad.
Ese país subalterno que queda ahí, fuera de
la garita de seguridad de las colonias privadas. Ese país subalterno que merece, según
las élites urbanas, un salario mínimo (de por
sí pírrico) menor al del promedio. Que no
importa si muere en los hospitales porque
no hay una sonda o un antibiótico. Llora
22
san
Carlos González Orellana: Un país incómodo
sangre que la memoria, matriz originaria
de la historia, haya sido relegada como un
obstáculo en las carreras de desarrollo empresarial. Llora sangre que aun hoy en día,
las decisiones jurídicas de carácter penal
que pesan sobre los responsables de los vejámenes acontecidos en el pasado, puedan
llegar a ser un motivo para polarizar a la
sociedad guatemalteca. ¿Por qué aún somos
capaces de dividirnos? No se trata de buscar
un culpable, un “enemigo interno”, alguien
a quien echarle las culpas. Se trata solo de
hacer justicia.
Conclusión
La petición ampliar la ley de amnistía sobre los delitos de lesa humanidad es mucho
más seria de lo que aparenta. La consecuencia evidente es la impunidad y la injusticia
social, que imposibilita la reconciliación.
Si quien comete la falta no está capacitado para aceptarla como propia y hacerse
responsable de ella, no puede existir por
otro lado un perdón auténtico de la otra
parte. Sin embargo, y salvando esta trágica
consecuencia social, la petición atenta contra la constitución del sistema de justicia.
Durante el conflicto armado, uno de los
elementos del gobierno fue la suplantación
de la acción judicial por medio de la instauración de un sistema punitivo ilegal dirigido
por las estructuras de inteligencia militar
(informe de la CEH, conclusión 9).
El nuevo riesgo de mancillar el sistema
de justicia es la reinstauración de un recurso
manido del conflicto.
La principal incomodidad que las personas conscientes tendrían que sentir de vivir
en este país es precisamente la circunstancia
del duelo inconcluso, ocasionado principalmente por la ausencia de un sistema de justicia eficaz.
Por eso, los dictámenes que las cortes
presenten contra los actores armados del
conflicto, que no estén amparados por la ley
de reconciliación nacional deben ser cuestionados únicamente en el ámbito legal, y
no ideológico.
La dificultad de fundar un proyecto nacional incluyente, participativo e igualitario
23
Carlos González Orellana: Un país incómodo
y de creer en una sociedad unida que sea
crítica y consecuente con el aparato estatal radica principalmente en esa carencia,
y en la discriminación étnica enquistada en
el imaginario mestizo mayoritariamente. A
manera de conclusión, me gustaría pensar
en darle un voto de fe a la historia y a la
verdad. Me gustaría pensar que en algunos
años, recordaremos esta posguerra confun-
dida por tantas tensiones económicas como
otra etapa oscura de nuestro desarrollo histórico.
Como la última etapa oscura que comenzó desde el establecimiento de la Colonia, y que continuó con la formulación de
un proyecto de nación excluyente, injusto,
heterosexual, y fundado sobre el mismo tipo
colonial de relaciones comerciales.
Notas
1
Un ejemplo tangible es la epopeya de la conquista de Guatemala, descrito por Severo Martínez en La patria del criollo.
Bibliografía
Balsells, E. A. (2009). Olvido o memoria. El dilema de la sociedad guatemalteca. Guatemala: Flacso.
Comisión para el Esclarecimiento Histórico. (1999). Guatemala, memoria del silencio. Conclusiones y recomendaciones.
Guatemala: Oficina de Servicios para Proyectos de las Naciones Unidas (UNOPS).
Cortéz, B. (2012). Memorias del desencanto: el duelo postergado y la pérdida de una subjetividad heroica. En e. a. Beatriz
Cortéz, (Per)Versiones de la modernidad. Literaturas, identidades y desplazamientos (págs. 259 - 280). Guatemala: F y G.
nacional, L. d. (1996).
Nietzsche, F. (2002). Consideraciones intempestivas (II): de la
utilidad y los inconvenientes de la historia para la vida. Madrid: Alianza Editorial.
Ricoeur, P. (2010). La memoria, la historia, el olvido (2a. edición ed.). (A. Neira, Trad.) Madrid: Trotta.
24
Mariano Roberto Morales: Imagen, poder y política: Hacia un cine nacional
ANÁLISIS RADIOGRÁFICO
TRAS UN AÑO CONVULSO
Sergio Castañeda
Contexto coyuntural
e inactiva. Pero si bien fue la clase media
la que tras revelarse esta situación salió a
las calles a pronunciarse, posteriormente las
movilizaciones comenzaron a madurar y se
convertían poco a poco y en buena medida
en una articulación interétnica, interclasista
e intergeneracional. Fue, sin lugar a dudas,
un escenario que se daba ante una sociedad
que no estaba preparada para tal acontecimiento y donde varios colectivos reconocían lo imperante de la articulación de diversos sectores y de un accionar estratégico
para que tras este despertar producto de un
hartazgo social de décadas, pudiera accionarse el principio de un movimiento social
que incidiera de tal forma que apuntara a
dar paso a las soluciones estructurales que
tanto se necesitan. Es decir, que iniciará a
transformar radicalmente las estructuras del
estado.
Y es que a pesar de las dificultades que se
iban dando para la unificación de una manera estratégica y de lo comprensible que resultaba que la diversidad de iniciativas que
El 2015 ha quedado en la historia de
Guatemala como un año de convulsiones
constantes, de escenarios inesperados dentro del ámbito político y social, de un sube
y baja de emociones que sin lugar a dudas
han marcado nuestras sensibilidades como
individuos y sociedad. Todo se desencadenó
cuando la Comisión Internacional contra la
Impunidad en Guatemala (CICIG) y el MP
evidenciaron el desfalco y fraude aduanero
realizado por una red criminal denominada
“La línea” donde se sospecha estaban involucrados el Presidente de la Republica Otto
Pérez Molina y la Vicepresidenta Roxana
Baldetti entre otros funcionarios más. Lo
que sucedió tras esto fue una coyuntura que
nos trascendió a todos.
Es tras este destape que el hartazgo social rebalsó y se comenzaron a dar movilizaciones, digamos espontáneas, por parte de
la capa media urbana. Sí, de esa que en los
últimos tiempos había permanecido apática
25
Sergio Castañeda: Análisis radiográfico tras un año convulso
se desarrollaban para mostrar indignación
tuvieran ciertos desfases o grados de desorganización, todo parecía apuntar a un verdadero despertar ciudadano (en cuanto al
territorio capitalino, pues cabe recalcar que
en el interior del país diversos grupos se han
mantenido en resistencia inclusive durante
siglos)donde las movilizaciones comenzaban a romper paradigmas así como reinventaban la estética de la protesta en el país.
Con el pasar de los meses las movilizaciones masivas se continuaron dando los
días sábados en el mayor de los casos, conformadas en buena parte por la clase media
urbana pero donde también asistían diversos colectivos de ciudadanos que han incidido y vigilado al estado corruptor desde
tiempo atrás y que ahora buscaban mantener
la tensión política para que no decayera ese
despertar tan necesario en tiempos oscuros.
A estos colectivos se fueron sumando tam-
26
bién organizaciones de estudiantes, tanto de
la universidad de San Carlos de Guatemala
como de universidades privadas y, como no
podía ser de otra manera se contó con sectores populares organizados de indígenas y
campesinos, donde por momentos parecía
vislumbrarse esa luz que diera paso por fin a
la tan necesaria unión entre campo y ciudad.
Las consignas más pronunciadas durante las movilizaciones correspondían a la exigencia de la renuncia del binomio presidencial, así como a posponer las elecciones y
llevar a cabo reformas a la ley electoral y de
partidos políticos. Se comprende la primera
como el rebalso de indignación ciudadana,
como un precedente importante aunque sus
efectos en las problemáticas sociales no
iban mucho más allá de la coyuntura.
Por el contrario, la segunda consigna
apostaba a un tema más de fondo, a comenzar a tocar raíces del sistema para pensar en
Sergio Castañeda: Análisis radiográfico tras un año convulso
transformaciones radicales. El ocho de
mayo renunciaba la Vicepresidenta Roxana
Baldetti y el tres de septiembre el mandatario Otto Pérez Molina, se había creado un
precedente, en buena parte gracias a la incidencia de la sociedad guatemalteca, no sería
justo demeritar eso.
Pero, a pesar de la alegría de ese momento, está claro que no se fue mucho más allá
de la superficie.
Si, la renuncia marcaba un precedente histórico pero también era una consecuencia
de la fuerte influencia de la embajada estadounidense con la complicidad de las élites
económicas del país, pues los exmandatarios representaban una clase política excesivamente cínica en su corrupción y ahora la
desestabilización de su gobierno no cesaría,
cosa que no convenía para quienes priorizan
en la estabilidad de las relaciones dentro del
denominado Triángulo Norte.
Lo que sucedió a esto fue la designación
como Presidente provisional, por los meses
que restaban al oficialismo patriota, del Abogado y Notario Alejandro Maldonado Aguirre, quien ya había llevado a cabo funciones de diputación, magistratura y también
había sido embajador de Guatemala ante la
Organización de Naciones Unidas (ONU).
Se trataba de un personaje –ya conocido–
de la extrema derecha y quien apuntó a la
continuidad de la política conservadora de
la historia del país.
El guión orquestado por la embajada estadounidense con la complicidad de la oligarquía nacional no permitiría la posposición
del proceso electoral. Así que tras una fe-
cha estratégica de la renuncia de Otto Pérez
(tres días antes de las elecciones) y con la
incapacidad de las movilizaciones por impedir el proceso electoral buena parte de la
población despolitizada e indiferente hasta
hace unos meses atrás –que no concibió que
el problema más allá de un período presidencial, es sistémico– se volcó a las urnas
creyendo que a través del sufragio podía venir algún tipo de cambio, pues tras la reciente renuncia había en el ambiente una especie
de patriotismo, digamos, mediático.
Así fue como las elecciones se llevaron
a cabo el día domingo seis de septiembre
en medio de un viciado proceso electoral,
donde hubo evidentes campañas mediáticas
contra uno de los candidatos punteros quien
resultaba incómodo para cierto sector, ya
que no cumplía con el perfil de sumisión y
obediencia ante el poder hegemónico.
Pegando un pequeño y necesario salto del
ya mencionado proceso, situémonos en el
catorce de enero, fecha donde tomó posesión como presidente un personaje con poca
experiencia política y de pensar conservador, respaldado por militares implicados en
el conflicto armado interno y la cúpula empresarial.
Es así, pues, como al analizar lo acontecido estos meses vemos la diferencia entre un
sector de la población que manifestó puro
hartazgo y catarsis, así como otros ciudadanos desde su singularidad y algunos colectivos que comprendían la importancia de
iniciar transformaciones de fondo, quienes
no cedieron a la manipulación de los medios y apostaban a trabajar por soluciones
27
Sergio Castañeda: Análisis radiográfico tras un año convulso
estructurales ante las problemáticas que sufre día a día la gran mayoría y, muy alejados
de los anteriores; la pequeña pero poderosa
élite vinculada con la embajada estadounidense quienes por el bien de sus intereses,
protegieron a toda costa la Alianza para la
Prosperidad del Triángulo Norte de Centroamérica.
vención
Sobre la dificultad de articulación
y el accionar de la izquierda
Llegados hasta acá es momento de enfocarnos en las movilizaciones realizadas,
verlas hacia adentro, así como de analizar
el por qué en el país los sectores del centro
hacia la izquierda no han podido incidir profundamente en los últimos años. Y es que en
un país donde las crisis sociales aumentan
críticamente, afectando a las masas, resulta
irónico que la izquierda o incluso el progresismo tanto institucional como ciudadano
organizado no cobren auge en las mayorías
y sean los planes de las minorías con su neoconservadorismo político y neo-liberalismo
económico quienes continúen imperando
sin ningún tipo de regulación ni resistencia
de peso significativo.
¿Acaso, tras la reciente coyuntura, no
era justamente la oportunidad idónea para
que los sectores de izquierda fuesen quienes
tomaran la batuta radicalizando las movilizaciones y orientando el camino para así
madurar a un movimiento social fuerte y organizado? Por qué no se pudo incidir como
era necesario para que se ejecutaran las reformas a la ley electoral y de partidos políticos y se llegara a un gobierno provisional
conformado por personas que representaran
realmente a todos los sectores del país.
Está claro que esta coyuntura era una
gran oportunidad para el comienzo de cambios radicales, sabiendo que este destape
de corrupción no era más que otro efecto de
las causas de un sistema creado a través del
despojo, la explotación y la criminalidad.
Si nos preguntamos el por qué no se ha
podido incidir radicalmente en busca de
transformaciones profundas en los últimos
tiempos, no podemos dejar de un lado el
triunfo ideológico conservador con su in-
28
Sergio Castañeda: Análisis radiográfico tras un año convulso
vención del “anticomunismo”, que continúa
vigente en el imaginario social.
A esto se debe sumar la pobre incidencia
de la izquierda institucional en los últimos
años, que desemboca en la falta de credibilidad que le tiene gran parte de la población.
Se debe, pues, escudriñar en qué se ha
fallado, qué errores se han cometido en los
últimos tiempos y qué acciones estériles se
realizaron durante estas movilizaciones.
Habrá que realizar, constantemente, como
los viejos partidos comunistas de Europa, la
autocrítica desde la mayor honestidad y radicalidad posible. Poner las barbas en remojo, tanto como partidos políticos, colectivos,
plataformas, organizaciones estudiantiles o
sencillamente como individuos que comulgan con ideas solidarias, humanistas y comprenden la necesidad de encaminar la lucha
hacia cambios profundos.
No se puede problematizar estas dificultades planteadas sin tomar en cuenta que en
las últimas décadas resulta sumamente difícil la articulación como sociedad.
Por supuesto que esto no es un producto
casual, sino todo lo contrario, responde a un
proyecto ideológico que ha logrado despolitizar a las mayorías, es decir, la prioridad de
este proyecto de valores neoliberales consiste en alienar al individuo para conquistar
su subjetividad y así éste carezca de pensamiento crítico y por ende, de interés por
temáticas que necesitan de cierta profundidad. Porque si bien podemos denominar a
este sistema imperante como un gran fracaso económico, también debemos ser claros
en que representa un triunfo ideológico que
sujeta a los individuos y los determina en
su forma de ver el mundo, arrastrándolos a
diversos digamos, delirios.
Ese triunfo ideológico busca ir anulando
la conciencia crítica y conducir a la normalización de observar y/o perpetrar vejaciones
con total naturalidad como lo son la cosificación, la destrucción del medio ambiente y
las inequidades más grandes en la historia
de la humanidad.
En Guatemala, tras el triunfo contrainsurgente, comienza a cimentarse este proyecto neoliberal de colonizar subjetividades a
través de métodos educativos y mediáticos,
29
Sergio Castañeda: Análisis radiográfico tras un año convulso
efecto que se evidenció en estas jornadas en
la dificultad organizativa en un momento
histórico que requería de estratégica y contundencia.
Definitivamente la izquierda institucional
tendría que tener esto muy claro, pues su deber es alcanzar el poder y para eso debe conseguir adeptos y no, por el contrario, buscar
su catarsis con un grupo selecto, con los
mismos de siempre. La izquierda partidista
demostró una vez más ineficacia, cierto anacronismo, segregación producto de disputas
internas y la poca importancia que le da a
las demandas populares.
No se pronunció a favor de la exigencia
popular respecto a la posposición de elecciones, conformó el juego una vez más el
seis de septiembre –día de la vergüenza nacional– y en las estadísticas evidenció nuevamente su debilidad. Claro, tal y como lo
entiendo, considero que ante la inminente
realización de las elecciones, los partidos
de izquierda debían presentar candidatos a
diputación, puesto que si bien son indiscuti-
blemente minoría, esto es mejor que no tener presencia alguna en el legislativo.
Ahora bien, también estuvieron en constante accionar organizaciones de izquierda y
progresistas como lo son los diversos colectivos urbanos y rurales, así como asociaciones estudiantiles que claramente marcaron
distancia con la izquierda partidista.
Resulta necesario reconocerles su incidencia y aportes, pues es justo admitir que
crearon un precedente con sus acciones y
algunos comenzaron a ejercer estrategias
de incidencia más acordes a nuestro tiempo. Accionaron de tal forma que lograron
estimular y convocar, lo que por transición
sucedió fue el acercamiento de muchas
personas, poco vinculadas a las demandas
populares hasta hace unos meses, quienes
decidieron unirse a estos colectivos pues su
sensibilidad fue tocada y optaron por el interés de las problemáticas que aquejan a las
mayorías.
Estas organizaciones también iniciaron
la tarea de reinventar la estética y las formas
30
Sergio Castañeda: Análisis radiográfico tras un año convulso
de hacer protesta, lo que es fundamental
continuar trabajando. Claro, lo realizado
no fue suficiente y ahora, tras la resaca de
aquellas jornadas, tendrán que reconocer
sus desaciertos y replantear sus estrategias.
Hay cosas que por el bien del porvenir
en cuanto a resistencia social se refiere no
se pueden olvidar y deben tenerse en cuenta
para la maduración de esta, como por ejemplo: que con lo sucedido en el año 2015 se
puede hablar de movilizaciones pero no de
un movimiento social, puesto que este no es
efímero y si es necesario apela a acciones
extrainstitucionales, solo por dar dos características. Se tendrá que reconocer que si
bien alguna sector de académicos acudió a
las calles realizando la denominada praxis,
esto fue solo en cierta medida, pues también en otra vemos como el lenguaje técnico de los científicos sociales no trascendió
el claustro debido a la incapacidad muchas
veces de aterrizar y ejecutar ideas. Evidenciar a la izquierda institucional y parte de la
de “a pie”, que continúa cayendo en manías
de izquierdómetro; con símbolos y acciones
similares con las que ha sido derrotada en
varias ocasiones. Aprender a detectar a sujetos y ONGs que utilizan el paternalismo
como negocio y se oponen desde la reacción
a cualquier tipo de innovación en la lucha,
pues no desean cambio alguno debido a que
logran su comodidad económica con la continuidad del sistema.
Transmutación de formas.
Radicalizar para intentar crear
un movimiento social
Tengamos ahora claras todas las consideraciones del caso y para eso se debe reconocer los errores y las limitaciones, así como
examinar la correlación de fuerzas y contra
qué se continúa resistiendo. El panorama
no es alentador pero la contemplación y la
inacción burguesa definitivamente no son
una opción. Por ello se deberá apostar por
la articulación solidaria, por la organización
cooperativa pero comprendiéndola y realizándodola a cabalidad. Habrá que aterrizar las teorías pues de qué sirve el lenguaje
31
Sergio Castañeda: Análisis radiográfico tras un año convulso
grandilocuente si no se llega a vincularse
con las masas, si aún peor, existe una mayoría social que probablemente esté aburrida
de las prácticas tradicionales de la izquierda
guatemalteca.
Si el imperativo categórico es encarar la
lucha y la resistencia para así buscar soluciones estructurales y maneras de una vida
más digna para las masas, entonces como
sujetos incidentes se tendrá que comenzar
a respetar justamente a estas y lograr su
empatía, no desde paternalismos o caridad
vertical, sino desde una vinculación cómplice de concebirnos como prójimos coincidiendo en principios de unidad y solidaridad
horizontal y, para ello, se debe cambiar de
fórmulas, pues lo que se ha venido hacien-
do sin lugar a dudas no ha funcionado del
todo. Habrá que realizar cosas distintas. No
se trata de perder la esencia, el tema pasa
por evolucionar en las formas.
No se renunciará en lo más mínimo a los
ideales revolucionarios ni al espíritu combativo, pero debemos aclararnos la garganta, bajar de los aires y hablar claro y contundente. La premisa es ir deconstruyendo ese
individualismo arraigado y, por el contrario,
lograr estimular el interés de quienes la despolitización y enajenación los ha invadido.
Por lo tanto la importancia de la memoria histórica nuevamente salta a la luz, nos
encandila, por suerte, de congruencia; pues
al revisar los anales históricos que encausan
su vista desde el compromiso crítico –y no
32
Sergio Castañeda: Análisis radiográfico tras un año convulso
desde la historia oficial escrita por el poder
para apaciguar y dominar– nos muestran
que el proyecto del anticomunismo, inyectado en América Latina y tan bien cimentado lamentablemente en Guatemala, condenó por igual a toda filosofía política que
se opusiera al poder hegemónico. El cual,
con esto, logró posicionar su discurso en
las masas y tener el campo despejado para
conquistar poder y capital controlando cualquier débil resistencia que surja.
Para muestra un botón, en la actualidad se encuentra el poderío hegemónico de
este país moviendo las piezas a su antojo,
creando sus propias agendas de modelo
económico y al cual no le incomoda en lo
más mínimo percatarse que la resistencia
ciudadana actualmente es pequeña y poco
organizada con egolatrías y disputas internas. Parece que les encanta ver una resistencia hermética, repitiendo formas que no
han dado mayor resultado positivo y que no
logran sumar sujetos a las causas.
Es por los hechos que no dejan lugar a
dudas que considero de suma importancia la
trasmutación en las formas sin el renunciamiento a los fondos.
La organización y la disciplina son fundamentales pues la espontaneidad hedonista
nunca ha fraguado cambios radicales en los
terrenos políticos y económicos.
Para recuperar el tejido social es necesario reivindicarnos con el prójimo y con la
historia y para ello la radicalidad y la arti-
33
Sergio Castañeda: Análisis radiográfico tras un año convulso
culación son primordiales. Reconocer el
problema de este sistema desde su raíz, emprender disciplinadamente el arduo trabajo
desde la diversidad de tareas sin menospreciar unas de otras; labores como la construcción del pensamiento crítico a través de las
letras y la docencia, el analizar como tocar
ciertos temas sin causar polarización es un
reto que se debe asumir claro, siempre brindando acompañamiento y seguimiento en
las cortes a las víctimas del terrorismo de
estado.
Sería importante llevar a cabo proyectos
de formación ciudadana en barrios y comunidades, creando células de diálogo político, así como mantener la presencia en las
calles y realizar constantemente festivales
artísticos en verdad comprometidos. El diálogo sobre las coyunturas con el vecino y el
compañero a cualquier hora del día es fundamental. Habrá –y esto puede que moleste
a más de algún dogmático– que utilizar un
lenguaje, digámoslo así, mediático, cuando
de convocatoria se trate, puesto que tras el
sistémico proceso colonizador de mentes
el cual ya se mencionó en este ensayo, es
justamente a ese lenguaje al que responden
una mayoría intergeneracional, interétnica e
interclasista.
Imperante es no confundir, por ejemplo,
la importancia de llevar el marxismo como
método de análisis y ejercer la “praxis”, con
lo que dista mucho, como lo es caer en enfermedades infantiles. Fundamental resulta
no confundir los procesos sociales con una
competencia de incidencia donde se exige
implícitamente reconocimiento y se menosprecia las luchas de otros actores, lo que al
final facilita las políticas segregacionistas
que ejercen los grupos de poder.
Realizo una invitación a los diversos
sectores izquierdistas y progresistas para
que den la oportunidad a la autocrítica y así
reflexionar sobre los modos de acción poco
contundentes. Es momento de reconocer
que las distintas luchas deben ser enlazadas
para formar una red de articulación de resistencia anti-hegemónica, radical y consistente. Es válido equivocarse en el proceso,
pero ya es hora de relacionarnos de forma
más horizontal –sin caer en la ingenuidad de
creer que no son necesarios liderazgos para
encaminar las acciones, pues la historia no
nos deja mentir acerca de lo necesarios que
resultan estos–.
Es momento, también, de comprender
más allá del discurso, la riqueza de la multiplicidad y multiculturalidad para que así
estas dejen de ser sinónimo de divisionismo
y extremismos herméticos. Toca, por fin,
contemplar lo trascendente del diálogo intergeneracional y erradicar esa falsa brecha
segregacionista. Es hora, pues, de la trasmutación en las formas a la hora de accionar,
pero nunca olvidado el fondo, es decir; los
principios. Llegó la gozosa hora de emanciparnos para así aprender de los errores de
antaño, madurar y comenzar a crear un verdadero movimiento social.
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Poesía de Joss Pinto
I
Jamás sabré qué es caer sobre un lago congelado
y luchar contra mi propia fuerza.
Viajaré por el mundo entero en busca de nieve,
para contradecir pronósticos y las imágenes de mis infancias.
Ante mis ojos hoy solo hay niebla.
Estoy segura que en otras latitudes, mundos, espacios,
el sol se viste de verde sobre llanuras menos tristes.
Es imposible que la soledad pueda caber
en un sitio como éste.
Debo irme con lágrimas aún sobre los ojos
para que todos sepan el mensaje de mis palabras
y yo no olvide la intención de estos pasos.
Viajaré en busca del aire que se acople
a mis perforados pulmones,
para ver finalmente un cambio de paisaje
y sentir los pies congelados por diversión.
37
Poesía de Joss Pinto
Pero, ¿qué sé yo de geografía?
si ante mis ojos solo hay montañas
que me absorben como musgo
y están ya demasiado húmedas para aceptar mi llanto.
Qué sé yo si cuando digo África,
sueño mujeres de oro
esperando en línea a sus hijos vivos
o digo Egipto y aún las aguas guardan
niños legendarios.
Qué se yo de geografía si en los libros
nunca llovió en Venecia.
Siempre me dijeron que no confiara en ojos ajenos,
que percibiera el mundo desde mis errores.
Por eso viajaré a tierras lejanas
en busca del relieve que aún le falta a mi camino
rodeado de vanidosos volcanes.
Viajaré para desprender las imágenes
de una tierra plana pintada de solo tres colores y estrellas.
Qué sé yo de geografía sino aquello
que me enseñaron en la escuela imaginaria.
El relieve de los mapas es igual de abstracto
Tal vez algún día lo intente,
y así pueda traer las faldas
de mis montañas tristes a nuevas tierras
donde la emoción de sentir
por primera vez frío, calor o sueño
es la solución para caminar sola
entre espejismos reales de mundos
que solo descubriré soñando despierta.
II
¿Por qué intentar sanarme?
Pelear con la desesperación
¿Por qué intentarme?
Juego con la palabra y trato de inventar un nuevo significado,
pero todo ya está nombrado.
¿Cuál es mi espacio sino puedo inventar el mundo?
Dicen que lo que siento es vacío, que soy tristeza.
¿Qué caso tiene inventarme de una forma diferente?
Pensar que soy cielo o muerte.
¿Qué acaso no se puede sentir lejos de la materia?
Hoy preferiría no ser, no estar.
38
Poesía de Joss Pinto
Pero no hay palabra para nombrar mi ausencia en lo presente.
Hay algo que aún no llega.
No sé si pueda seguir esperando.
III
Soy el sueño de mí
Un fracaso de la realidad que me dice
Recorro un vacío en búsquedas de un devenir
Hoy solo me encuentro palabra
Debo decirme silencio.
IV
Te encuentro en la memoria,
y recuerdo cuánto miedo le tenía al olvido.
Me persigue la secuela de tu imagen.
Resuenas.
Aprendí a deletrearte para hacer más largo tu nombre.
Pero te disuelves,
en lo que tardo en pronunciarte.
V
Otro día aquí,
inmóvil,
con los gritos de la mente abandonándose
en un ciego atardecer.
Me he vuelto una caverna sin ventanas,
y el oxígeno escasea.
Inhalaciones contadas
para sobrevivir
un gris retorno al olvido.
Nada puede surgir
de la oscuridad de cueva
el fuego ya fue inventado
y ni el silencio sirve
para rascar la muerte por la espalda y vivir
con justificaciones para esconderme.
39
Poesía de Dulcinea Gramajo
Besos al borde de las profundidades
A los treinta ya había escuchado al gran Charly García
Había un ejército de copas de cristal
impregnadas de violento rubí
Coleccionaba recetas de cocina olvidadas
en un rincón junto a Agatha Christie
Las musas de Almodóvar
estaban al borde de un ataque de nervios
El corazón reclamaba una tregua
Por las noches enfurecía
Borracho de sombras y luna escarlata
Mi enemiga íntima era la ironía
A los treinta ya no viajaba con excesos de equipaje
Bastaban un par de bragas y un labial color dulce vino tinto
Me proclamé traficante de besos, libros y cuchillos
Convertí en un arte las sonrisas prohibidas
Intercambié melancolía por cinematografía
Ya no confiaba en las pastillas
Me automedicaba venenos más letales
Como besos al borde de profundidades.
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Poesía de Dulcinea Gramajo
Caperucita
A Caperucita le aterrorizan los truenos
Sin embargo,
aprendió a domar lobos
Sus labios desatan las fieras del bosque
Su mirada se impregnó
con el azabache profundo de la noche
En su caperuza esconde lunas desveladas
En su cesto pendulan mieles de higos
Caperucita mordió el fruto prohibido
Lo disfrutó y nadie le pudo vender culpas
Ofrendó sus terribles dolores menstruales
A una diosa milenaria
Caperucita palpó los peligros del bosque
Sabía que su vieja abuela no la podría proteger
Caperucita arrojó sus tristezas en una hoguera
Recolectó sus propios frutos
Se armó con lirios salvajes
Su pupila incendió una jauría
Domingo
El domingo huele a comida de la abuela
Mientras los feligreses asisten a misa
Yo leo poesía con el rímel corroído del día anterior
Alterando mis ojeras.
El repique de las campanas
Hace un llamado a la congregación
Mi llamado es la dulce lírica de Cerati
Estallando en mis oídos.
A las ocho de la mañana una mujer toca la puerta
Me ofrece lirios fucsias
Soy incapaz de regatear por su precio
No hay escena más lamentable y vulgar que negociar la sutileza.
Las flores de un Nazareno se cuelan por mi ventana
Desafiando mi mirada con su púrpura insolente
Me advirtieron que es un sacrilegio
vivir frente a una iglesia y no asistir
Para mí el sacrilegio sería no descubrir magia
en el intimismo de la belleza.
41
Poesía de Dulcinea Gramajo
Reconstrucción
Recojo mis pedazos
Mis silencios
Mis insultos
Mi tragedia.
Me volveré a armar
Con una porcelana más resistente
Me volveré a armar
Con la ternura que me quisiste arrebatar
Mi perfume ya no huele a ti
Mi amnesia es implacable
Ya no hace negocios
Con ilusiones rotas
El aire duele
Es el síntoma de la resurrección
Es la bocanada
Anunciando la fuga de esta prisión.
Tazas abismales
Quita las tazas al borde de orillas abismales
El fondo no tendrá piedad de ellas
Será implacable ante su fragilidad
No considerará la exquisitez de su material
El golpe seco las partirá en un segundo
El espejo reflejara el desastre
El líquido derramado formará un charco
Que nadie querá limpiar
Quita las tazas al borde de orillas abismales
El vértigo las atraerá
Salpicarán en su inminente caída
Los libros de Virginia Woolf
Quita las tazas suicidas del borde de orillas abismales
Darán un salto, buscando el carmín de tus labios
Sin embargo, antes de quitarlas, no las trates de salvar
Su artesano fue amante del precipicio.
42
Poesía de Cristian Garzaro
Gruta (esquirla)
Lady X se perfora el pene,
con una argolla de cristal sostiene la niebla
electrocuta las formas
descansa descalza en el humo,
es montaña beso
Omega Sur la cesárea de la boca
sin la inmundicia del ojo
describiremos la noche como saliva
astilla sangrante en la mano del despierto
son inútiles los obsequios bajo la adormidera
que tiene cuatro esquinas y médico de cabecera
loto azul
si algún tipo de narcótico nos sirve será el oxígeno
se reunió el martes con los vientos
y vomitó una violencia que habitaba sus sueños
escribió desde el reino medio:
CARROÑA
el Taj Majal es un inmenso crackhaus del río Yamuna
y Ra, el joven, es la pureza y la fuerza lunar
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Poesía de Cristian Garzaro
Gruta (esquirla No. 3)
un vampiro fue la primera ruina,
el oscuro capítulo en la vida de Jasón
huyo con su madre conejo hacia la sal
buscando al esposo del manantial Noruego
patino y veo música caliente
paro y es el año 288
el año de la tragedia
en donde la transgresión hizo planta común el silencio
niño eléctrico
tus pasos piedras hermoso flujo vital
atraviesa a cristo
bebe incestos
llama a la puerta estoy hastiado
un trueno ilumina la boca de Guinea Bissau
yo yo yo
yo yo yo
yo yo yo
9 RAVAL
Canción de cuna para un bebé norcoreano (esquirla No. 1)
Detrás de su maquinaria defectuosa
dejo un papel escrito a mano
un inmenso número telefónico
con el código de Massachusetts (Cambridge)
¿Cómo la sal sana las heridas?
ver es exactamente lo mismo que sonar
bebe hasta la mitad de la copa muérdete el labio superior
y recuerda que un bombardero no tiene alma
el sonido de una lavadora es hermoso robot
elsonidoesunalavadora robot
elsonidosuavedeunalavadora robot
elsonidodeunalavadorarobot
elsonidohermosounalavadorade robot
44
Poesía de Cristian Garzaro
ahora eres suave y vegetal gelatinoso 8
vertebral
verbal
viscoso
robot
bisonte de ojos negros
no te olvides de mí
piensa que cada pájaro tiene el nido que se merece
toc toc toc toc
toc toc toc toc
toc toc toc toc
una bola de fuego hace música en el firmamento
45
Relato de Juan B. Juárez
Antonio, el filósofo
Hoy le dieron tres páginas en el suplemento cultural del periódico del
domingo. Las dos fotografías de medio cuerpo mostraban a un hombre demasiado avejentado, quizás por los efectos de la quimioterapia que lo ha
dejado sin un solo cabello y el rostro totalmente lampiño en el que se marcan
demasiado las líneas que toda una vida llena de emociones dibujaron en esa
piel que se mantuvo jovial durante demasiado tiempo, antes de marchitarse
quizás demasiado abruptamente.
Confieso que al decir abruptamente estoy especulando o simplemente proyectando mis deseos sin mucho disimulo, porque la verdad es que hace más
de 20 años que no lo veo en persona, y que de todas maneras le encontré, tras
esas arrugas, el mismo atractivo que hace muchos años me enloqueció. Además de las fotos, el reportaje incluía una pequeña entrevista en la que, a pesar
de la superficialidad de las preguntas y la brevedad de las respuestas, no deja
de brillar la chispa y la ironía que siempre brilló en sus labios finos cubiertos
en parte por un bigote grueso y profuso y en sus ojos pequeños y achinados.
No estoy segura de si me agradó verlo en esa revista popular y de gran
tiraje que de todas maneras representa un reconocimiento a sus prolongadas
y, al parecer, brillantes investigaciones en el campo de la historia del arte
nacional: sus quince minutos de fama efímera, como quien dice, en un medio
46
Relato de Juan B. Juárez
que por otro lado, está destinado al olvido casi inmediato. Pero mi indecisión
no va por allí. Después de todo ese tiempo, a mí tampoco me importan su
fama efímera ni sus méritos permanentes.
El caso es que en su momento yo lo amé con locura y él no me correspondió con la misma intensidad, absorbido como estaba por ese mundo artístico
del que ya nunca salió, y que yo, por mi extrema juventud —mi confusión
de adolescente sería más exacto—, o porque decididamente no era lo mío,
no pude seguirlo por mucho tiempo. Para mí era un locura o una excentricidad muy propia de un joven que quiere distinguirse entre la multitud de
hermanos y de amigos que siempre inundaban su casa, preocupados más por
el futbol, los cantantes de moda y las incipientes aventuras amorosas que por
los acontecimientos políticos que enturbiaban la vida cotidiana de aquellos
años aciagos.
Con los años, y ya en la facultad de Humanidades, a la que todavía lo
acompañé un par de semestres, tuve que reconocer que sus inclinaciones
artísticas e intelectuales no eran una simple locura sino que con ellas seguía
algo así como el impulso más profundo de una vocación o un destino.
Demás está decir que ya no eran sólo los libros, las bibliotecas y el tiempo que le dedicaba a la lectura y a la redacción de los trabajos de clase, sino
también las discusiones con los compañeros, que se prolongaban hasta casi
la medianoche y que, en mi caso, me significaban serios disgustos con mis
padres que veían en peligro mi decencia y el honor del apellido. Yo era una
chica de casa, egresada de colegio católico, de padres trabajadores, esforzados en progresar en lo económico y lo profesional, que desconfiaban del arte
y la política hasta el grado de considerarlos como una especie de introducción al mal y a todos los vicios y perversidades que marcan la decadencia de
la época y de la humanidad.
Al poco tiempo a esas discusiones también empezaron a llegar otro tipo de
personajes que hasta a mí me asustaron y llenaron de desconfianza. Los primeros eran los pintores y dibujantes que llevaban sus obras de crítica social
y política, como decían ellos, y sobre las cuales los estudiantes y los otros
invitados, obviamente experimentados oradores, opinaban incansablemente,
no tanto sobre la calidad estética de las imágenes cuanto sobre el “contenido” de los cuadros, es decir las atrocidades que recogían de la mismísima
realidad circundante. Todos hablaban con pasión, y algunos hasta lúcida y
brillantemente.
Antonio, mi Antonio, se estaba convirtiendo no sólo en un estudioso del
arte sino en un intelectual comprometido con las grandes causas sociales,
dueño de una autoridad moral que justificaba su indignación y su deseo de
cambiar el estado de cosas que rige en este país desde hace siglos, a cambiar el mundo, como, según decían, le corresponde a cada nueva generación.
Eran los tiempos en los que empezaba la represión política que preludiaba
ya la guerra civil, y las reuniones y discusiones ya no se limitaban a la cafe47
Relato de Juan B. Juárez
tería de la facultad sino que se llevaban a cabo en las casas de ciertos personajesde oscura fama de conspiradores, a las que se asistía únicamente con
invitación verbal comunicada con pocas horas de antelación. Así que para
asistir, había que dejar de lado lo que uno estuviera haciendo, así fuera recibiendo clases, cenando con la familia o haciendo el amor con quien fuera
(aunque en mi caso sólo con Antonio, siempre con Antonio).
***
El primer día de clases del segundo semestre apareció Julio, un nuevo
compañero que el año anterior había abandonado los estudios para atender
asuntos de vida o muerte, según nos confió días después a Antonio y a mí.
Pero ese primer día, se presentó al pleno de la clase y dijo que regresaba a
la facultad con muchas dificultades porque, precisamente por atender asuntos
impostergables, había perdido la bolsa de estudios que le concedieron el año
anterior, y que ahora necesitaba de un empleo urgentemente.
Antonio se solidarizó inmediatamente con él y en el receso de las 7 p.m. lo
invitamos a un café y a un pastel en una cafetería cercana a la facultad. Nos
contó que al día siguiente tenía una entrevista de trabajo en un colegio, pero
que no tenía ropa para asistir. Antonio le ofreció prestarle su único traje y, al
terminar las clases, se lo llevó a su casa para que lo fuera a traer, y a mí me
mandó sola en el autobús de regreso a la mía.
Julio fue una verdadera revelación, y a los pocos días era el amigo inseparable de Antonio, a cuya casa se pasó a vivir a la semana siguiente. En
verdad regresaba de México, a donde había huido espectacularmente luego
de haber participado en el secuestro de un embajador alemán y haber estado a
punto de ser capturado por un chivatazo de uno de los conjurados. El equipaje que portaba era mínimo, quizás un par de mudadas y tal vez tres revólveres
y cuatro escuadras de grueso calibre.
A los pocos días dejó de buscar empleo y una buena noche nos invitó a
cenar a un restaurante argentino de la avenida Reforma. Nos fuimos en taxi
y el vestía ropa nueva e informal pero insistió en usar una corbata amarilla
que no le hacía ningún favor.
Hizo que nos atendieran bien, pidió la mejor carne y el mejor vino y la
pasamos rebién. A la hora de pagar, sacó de su billetera un manojo demasiado voluminoso de billetes altos y dejó una generosa propina. Caminando
en busca de un taxi que nos llevara de regreso a casa, nos contó que el día
anterior había asaltado el negocio por el que justamente pasábamos enfrente
y que, por casualidad, había descubierto al traidor que los delató en el asunto
del embajador alemán, y que a la mañana siguiente terminaría de arreglar ese
tema pendiente.
Al otro día, según me contó Antonio, salió muy temprano, mucho antes
de que él se diera levantara, y se fue sigilosamente, y ya no regresó nunca.
48
Relato de Juan B. Juárez
Antonio sospechó que el supuesto traidor también lo había descubierto a
él y se le adelantó a “madrugárselo”. Como al mes tuvimos algún indicio
que confirmaba esta sospecha y decidimos revisar su pequeña maleta. Allí
estaban las pistolas pero no había ninguna maleta de dinero que pudiéramos
entregar a su familia, a quien ya habíamos localizado en una de las covachas
que se levantaban a la orilla de la línea del ferrocarril. Con el armamento Antonio decidió que por el momento lo mejor era que él mismo lo conservara, y
así lo hizo durante algunos meses, hasta que finalmente lo vendió a unos sus
amigos finqueros de la Facultad de Agronomía.
Para mí fue una pequeña decepción, pero que la dejé pasar sin prestarle
demasiada atención al significado del gesto de deshacerse de las cosas de un
amigo que había jugado en nuestras vidas y en nuestra formación política un
papel simbólico tan importante.
***
Fue por esta época en que empecé a separarme de él, o mejor dicho que
él empezó a abandonarme. Él dejaba todo por ir a la reunión, sin importarle
mi estado físico o emocional, mi gana de seguir durmiendo o cogiendo, y de
nada valían mis airados reclamos inmediatos ni mis silenciosos y tozudos
resentimientos posteriores. Me dejaba sola, ahogándome en un mar de lágrimas, en una tormenta de ira o en un frío desierto de soledad y abandono.
Finalmente dejé que se fuera. Me resigné a vivir sin él, aunque durante
mucho tiempo, demasiado diría hoy, con la seguridad y la angustia de que
se estaba involucrando en asuntos demasiado peligrosos que le podían traer
muchos problemas no sólo con la ley sino también con las fuerzas oscuras
que, atrás de los entramados legales, no se tentaban el alma para secuestrar,
torturar, asesinar y desaparecer a la gente, y hacerla aparecer de nuevo en
alguna banqueta de algún barrio céntrico o en la cuneta de algún camino
marginal como un mensaje macabro y amedrentador. Pero mi Antonio estaba decidido, aunque según yo lo más seguro es que “lo habían decidido” con
una especie de lavado de cerebro, y su vida estaba entonces ya más allá de
mis ruegos y súplicas, de mi sentido común y de mi instinto de conservación.
Y él simplemente se fue. Ni siquiera hizo el intento de convencerme o
de postergar su partida hasta que me sintiera más calmada, y mientras se
alejaba ni siquiera volteó la vista como para, a manera de despedida, verme
por última vez. Luego, ni una llamada, ni una carta, ni un mensaje a través
de un amigo o conocido. No es que se hubiera ido a la montaña o enrolado
en la guerrilla urbana, sino simplemente se había liberado de mí, me había
hecho a un lado como si se tratara de un lastre que le dificultara andar por los
caminos que quería para su vida, casi lo mismo que lo que había hecho con
las pistolas de Julio. Fue para mí un descubrimiento demasiado doloroso, y
por allí empieza eso de no saber si me agradó verlo triunfante en esa revista,
49
Relato de Juan B. Juárez
avejentado pero de cierta manera intacto física y espiritualmente, pese a su
enfermedad que, hoy sé, ya superó la etapa en que podía ser mortal. La depresión en la que yo caí, esa sí casi fue mortal. Pensé en el suicidio, o mejor
dicho sentí dentro de mí el impulso de matarme, de tirarme del puente más
alto, de envenenarme con pastillas o de cortarme las venas y morir lentamente en la bañera.
Está claro que no lo hice, pero durante mucho tiempo sentí que algo en
mí se estaba apagando, que mi espíritu estaba inmovilizado, temblando de
miedo y al mismo tiempo a punto de congelarse en el fondo de un abismo
oscuro erizado de aristas filosas que me desgarraban el alma. Hoy me gusta
pensar que ese temblor no era de miedo sino de ira y que justamente fue la
cólera lo que me sacó de la depresión y me salvó de la nada que me estaba
carcomiendo por dentro.
***
Pasaron muchos años. Me casé con alguien a quien no le importó mi
frialdad y que aceptó hacerse cargo de mi espíritu enfermizo y de mis afectos
todavía trastornados por el abandono. Yo no me engañaba —ni lo engañaba a él— cuando decía que me casaba por despecho, que seguía amando y
odiando a mi Antonio con todas las fuerzas de mi corazón.
Como era de esperarse, las buenas intenciones de mi esposo no duraron
lo suficiente como para sanar las profundas heridas de mi psiquis, ni su amor
fue lo suficientemente fuerte como para soportar el cruel desprecio que en el
fondo era lo único que sentía por él. En medio de esa atmósfera desangelada
que era nuestro matrimonio, todavía nos dio tiempo de engendrar un hijo
que, para colmo de males, nació con un defecto congénito del que no sobrevivió sino unos cuantos meses.
***
Otra vez la depresión y el deseo de desaparecer, mientras mi esposo se
escapaba por los laberintos del alcohol no sin antes descargar sobre mi enflaquecido cuerpo su ira y su frustración con una paliza despiadada que me
valió algunos días de internamiento en la sección de cuidados intensivos de
un hospital público.
Después que murió mi hijo y que mi esposo se fue, no quise regresar a
casa de mis padres ni siquiera para convalecer, y me quedé viviendo sola
en el pequeño apartamento en el que a mi alrededor se formaban pequeñas
ondas como las que se crean cuando una piedra tirada desde la orilla cae en
medio de una poza, como ecos que repetían las razones y los sentimientos de
mi abandono.
***
50
Relato de Juan B. Juárez
Una tarde cuando ya no esperaba que nada sucediera en mi vida, tocaron
a la puerta de mi apartamento. Era Antonio. Se había enterado de mi tragedia y decidió buscarme para ofrecerme la ayuda y algún tipo de consuelo
que me pudiera sacar de aquella crisis que tenía alarmados a mis padres. En
verdad, fueron ellos los que le contaron y lo convencieron de hacerme aquella visita que me dio por creer que era espontánea y casual sin darme cuenta
de su carácter humanitario y como paternalista. Y debo confesar que estuve
a punto de caerme con la sorpresa y que no pude ocultar la alegría profunda
que sentí en mi interior y que seguramente se traslucía en mi rostro turbado
y tembloroso.
Su inesperada visita y su conversación casual y optimista me hicieron
mucho bien y casi no me percaté del cinismo que se escondía en sus nuevos
“principios y estrategias ideológicas”, por llamarles de alguna manera. No
es que haya concebido nuevas esperanzas amorosas que cegaran mi espíritu
crítico, sino fue simplemente el calor de un afecto que me pareció sincero y
sin segundas intenciones. Quedó de llamarme para ver si alguna noche de
esas me sentía con ánimos para salir a cenar y tomarnos una botella de vino,
como en los viejos tiempos, solos los dos, sin la bulliciosa compañía de los
revoltosos compañeros de nuestra juventud revolucionaria. Y así fue.
A los pocos días me llamó y esa misma noche fuimos a un restaurante
que estaba de moda por aquellos días, con mucha gente y mucha luz como
para que nadie pensara que se trataba de una reunión romántica. Seguía
soltero, pero no porque le faltaran las mujeres sino porque le interesaban
más sus libros, sus estudios y también las clases que impartía y que se le
daban muy bien. Las mujeres ahí estaban, pero pronto se ponían exigentes
y se aburrían que la relación, según él, hermosa como era, no evolucionara
a algo más serio, y terminaban por dejarlo. Y él, contento de que se alejaran
sin violencia, sin escenas patéticas, ni resentimientos, sino más bien felices,
con la autoestima en alto por haber tomado una decisión inteligente, madura
y oportuna.
Algo que, obviamente, en su momento yo no pude hacer, y de allí que la
cena terminara secretamente muy mal para mí. Ciertamente Antonio no tenía
segundas intenciones para conmigo, ni primeras ni terceras, a decir verdad.
Él, en lo emocional, no había cambiado nada. Seguía siendo el mismo de
siempre aunque con el cinismo más pronunciado que en los días de nuestra
juventud, pero inconsciente de ese rasgo que se le escondía a las luces de sus
ambiciones académicas y literarias.
No esperaba, sino estaba seguro, sin mucha emoción por cierto, que yo
caería otra vez en sus brazos y que lo amaría intensamente mientras él seguiría concentrado en sus lecturas, en las conversaciones con sus estudiantes o en la escritura de sus ensayos, que yo funcionaría para él justamente
como si fuera una copa de vino que resulta estimulante mientras uno no se
emborrache, se enamore o se vuelva adicto. Pero de todas maneras, fue una
51
Relato de Juan B. Juárez
experiencia liberadora, como a él le gustaba llamar a las situaciones críticas
de las que prefería evadirse por el lado egoísta. Con el pretexto de que pronto
regresaría a trabajar, dejé abierta la fecha de la próxima cita, sin comprometerme demasiado ni dar muestras de ansiedad o frustración, pero en el fondo
decidida a no responder sus llamadas ni recibirlo nuevamente en mi casa.
***
Después de otros 20 años no es que lo haya olvidado. De hecho, algunas
veces ha caído en mis manos más de una revista especializada y he leído con
gusto y con provecho sus interesantes ensayos. Yo soy la primera en reconocer que escribe muy bien. No es sólo su erudición y su dominio del tema, sino
sobre todo sus conjeturas psicológicas y la forma sutil y convincente con la
que ata ideas aparentemente desconectadas, como metáforas filosóficas hilvanadas con hilos poéticos que, a la postre, resultan muy sugerentes, aunque
no sean del todo consistentes como argumentos.
De manera que no hay razón para que le niegue el mérito de aparecer en
esa revista popular, protagonizando un gran papel de intelectual e investigador. Lo que sí es cierto es que no estoy segura de alegrarme de lo que tuvo
que pagar por eso.
Me veo en él, en cada una de sus arrugas y en su frente brillante y en sus
ojos que parecen mirar para dentro, como viendo su propio vacío interior,
que es de la misma especie que el que me apagaba la vida cuando atravesaba
aquel abismo frío y oscuro.
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TREINTA AÑOS DE UNA
DEMOCRACIA QUIMÉRICA
Leo de Soulas
Aunque oficialmente el conflicto armado finalizó el 29 de diciembre de 1996, la
instauración de la democracia significó el
fin del período más cruento de los 36 años
de conflicto. De ahí que sea conveniente señalar que el arribo de la Democracia
Cristiana al poder, en 1986, representó un
cambio significativo en la historia del país,
no por la llegada de este partido –porque
su advenimiento fue una cuestión de suerte histórica–, sino por lo que implicó en el
devenir de sucesos que habían acontecido
en las últimas décadas. Ante el predominio
de regímenes militares surgió la necesidad
de buscar alternativas que superaran el esquema de administración castrense, que tan
profundas heridas había dejado en el país.
No obstante, la restauración de gobiernos civiles constituyó una oportunidad para
dar seguimiento al proyecto democrático
que se vio interrumpido luego de la caída
de Jacobo Árbenz en 1954. Sin embargo,
aunque el sistema democrático se logró
restablecer con éxito en lo relativo al tema
electoral, la sociedad guatemalteca todavía
se encontraba demasiado lejos de alcanzar
una democracia plena, puesto que los vicios
cimentados tras largos gobiernos de represión y abuso dieron como resultado una nación traumatizada, violenta y dominada por
el miedo.
Ante un panorama como este, era de
esperarse que solo un proceso de ensayo y
error fuera capaz de ir recuperando el equilibrio de la dinámica social, tal y como parece demostrarlo la historia de tres décadas
de gobiernos que, muy a pesar de ellos y de
la población, han ido tanteando lentamente,
con aciertos y retrocesos, la configuración
de un proyecto de nación. Esto quiere decir
que, más que un “tomar conciencia” repentino de las mieles de la democracia y de los
fatales resultados que signaron con sangre
y oscuridad el ocaso de los gobiernos militares, pareciera que las administraciones
de las últimas tres décadas se entregaron a
55
perpetuar un sistema de corrupción cuyos
tentáculos, hoy más que nunca, se hacen visibles en la nación fallida y desfalcada que
hemos heredado.
La famosa llegada de la “era democrática” no quiere decir que la sucesión de
gobiernos civiles de las últimas tres déca-
das hayan marcado, hasta el día de hoy, un
cambio cualitativo hacia el camino de la
democracia y el desarrollo del país ni que
los “poderes ocultos” que han gobernado a
Guatemala desde los albores de la nación
hayan renunciado a la cuota de poder que
los alimenta. Por el contrario, estos grupos
56
Leo de Soulas: Treinta años de una democracia quimérica
han permanecido tras bambalinas cual hábiles titiriteros dirigiendo los destinos y
reduciendo al mínimo las posibilidades de
generar cambios estructurales en la sociedad, precisamente porque la conservación
de este sistema de cosas es adecuado y compatible a sus propios intereses de clase.
No es de extrañar que Guatemala, siendo la antigua capital de la Capitanía General, sea hoy el país más conservador del área
y, por lo tanto, más reacio a los cambios.
Pero el iluso “orgullo” de haber sido la
capital del Reino tiene una explicación que
va más allá de un rasgo identitario. Es un
sentimiento que se viene construyendo porque precisamente perpetúa y legitima una
serie de privilegios adquiridos por una clase
dominante.
Resulta claro, entonces, que en aras de
proteger sus propios intereses, esta clase se
convierta en el principal obstáculo para generar cambios coyunturales.
De ahí que estos grupos, en su afán por
monopolizar la riqueza y cohesionar su
poder, desplieguen toda una serie de estrategias destinadas a cimentar su posición:
educan a una creciente clase media bajo los
principios del liberalismo; se valen de las
iglesias para implementar a nivel masivo un
falso sistema de valores morales que intentan con éxito dormir la conciencia crítica y
demonizar todo aquello que represente una
amenaza; despliegan recursos económicos
para mantener en los tres poderes a personas que representen sus intereses, de manera que las leyes y el sistema de derecho
no es más que la base jurídica que protege
y garantiza sus utilidades; de ser necesario,
recurren a la fuerza por medio de su policía privada, representada en el ejército, para
imponer sus ideas y decisiones.
Solo un sistema como tal, que además
crea la ilusión de vivir bajo libertad, explica por qué en treinta años los gobiernos que
han desfilado en la dirección del aparato
estatal se mantienen en una amodorrada situación de estatismo, la cual pareciera que
no promoverá cambios cualitativos durante
muchos años más. De esto se puede deducir
que una de las características que identifica
a este conjunto de gobiernos es, más allá de
su mediocridad, la incapacidad que tienen
para generar un proyecto de desarrollo para
la nación en todos los órdenes. Los gobiernos que han desfilado a lo largo de estas tres
décadas constituyen una muestra de ese estancamiento en el que el país se ha quedado
encharcado, y a menos que suceda un hecho
extraordinario, estaremos condenados a una
inamovilidad que perdurará hasta el desgaste. En lugar de ello, los regímenes “democráticos” solo han conseguido convertirse en
una última radiografía del estado canceroso
de nuestra sociedad, que ha pasado por un
largo período de deterioro determinado por
las relaciones de poder con hondas raíces
coloniales. Los gobiernos de turno tan solo
han sido agentes perpetuadores de ese sistema de desigualdades y ninguno ha reunido
el suficiente coraje para tratar de fondo los
problemas que en realidad carcomen el tejido social. Por el contrario, se han convertido en posiciones estratégicas para ascender
a costa de la rapiña; y a su vez, han sido
propiciadores de un sistema de corrupción
que corroe las entrañas mismas de la constitucionalidad y convierten la política en un
mercado de influencias. La exposición de
hechos históricos demuestra la inercia de
estos gobiernos civiles y su impotencia para
convertirse en agentes de cambio, pero también apoya la tesis de que esta situación se
mantendrá a menos que surja una nueva estirpe política que se desligue de los actuales
grupos de poder, lo cual, en el contexto que
hoy vivimos, es una quimera, pues son estos
grupos de poder quienes dirigen el mercado
político y establecen las condiciones necesarias para asirse de la administración pública. Hoy es imposible pensar que una agrupación política pueda subsistir sin asociarse
a estos “peces mayores” que patrocinan en
función de sus propias expectativas.
La administración de Óscar Mejía Víctores pretendió ser la transición entre una gobierno militar a otro civil, y a su vez, sentar
las bases de una naciente democracia que
hiciera superar las dictaduras de terror que
se habían vivido bajo los gobiernos militares desde la época de Carlos Castillo Armas.
Para ello convocó a elecciones generales en
1985, en la que salió victorioso para la silla
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Leo de Soulas: Treinta años de una democracia quimérica
del Ejecutivo Marco Vinicio Cerezo Arévalo,
de la Democracia Cristiana Guatemalteca,
partido que desde finales de la década de
1960 estuvo procurando hacerse del poder.
A Vinicio Cerezo le tocó enfrentar a una
cúpula militar ultraderechista que intentaba
erradicar de raíz cualquier signo de tinte socialista; pero también, a un insurgencia marxista insatisfecha con los abusos y excesos
de una burguesía de tradición explotadora.
Así, se encontró con unas fuerzas castrenses escindidas: mientras un grupo del ejército quería continuar la acción militar contra
la guerrilla, pero aislando a los insurgentes
de las poblaciones civiles, otro, el de aquellos veteranos oficiales radicales declarados
abiertamente como anticomunistas, querían
seguir aplicando su doctrina de seguridad
nacional y llevando a cabo los abusos cometidos durante los gobiernos represivos. Este
último grupo estaba aliado a distintos sectores de la oligarquía, quienes desplegaban
recursos para mantener la ofensiva contra
los focos guerrilleros.
Cerezo también encontró fuerte oposición por parte de la oligarquía y la cúpula
de empresarios aglutinados en el Comité
Coordinador de Asociaciones Agrícolas,
Comerciales, Industriales y Financieras
−CACIF−, al presentar su plan de Reordenamiento Económico y Social –PRES– en
el que proponía establecer impuestos sobre
las exportaciones.
En realidad se trataba de una reforma tributaria que afectaba los intereses de los empresarios y tras la cual, se pretendía realizar
una reforma agraria.
Estos hechos, sumados a los primeros
contactos que el presidente había establecido con los líderes de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca –URNG–
para establecer la paz provocaron un fuerte
descontento por parte de los grupos de poder, que de hecho, intentaron dar dos golpes de Estado, en 1988 y 1989, dirigido por
oligarcas agrupados en la Unión Nacional
de Agricultura –UNAGRO– y apoyados por
el CACIF.
Si bien es cierto que estos movimientos
no tuvieron éxito, el gobierno de Vinicio
Cerezo quedó completamente desprestigiado ante la opinión pública, lo que impidió su
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Leo de Soulas: Treinta años de una democracia quimérica
reelección en el período siguiente. Sin embargo, merece reconocerse que este gobierno inició las negociaciones para la firma
de la paz a través de las reuniones con sus
homólogos en Esquipulas I y Esquipulas II,
en donde se creó la Comisión Nacional de
Reconciliación.
Bajo el mandato de Cerezo también hubo
una mayor apertura hacia las demandas de
los movimientos populares, que luego de
haber permanecido callados ante los horrores de la guerra, podían expresar con relativa libertad sus querellas. En este período
surgieron diversos colectivos, formados a
partir de organizaciones no gubernamentales con apoyo extranjero, que se agruparon
en la Unidad de Acción Sindical y Popular
–UASP–. Sin embargo, ante el constante
acoso, el presidente ejerció una fuerte represión contra el movimiento popular.
Al final de su gestión, el gobierno de
Cerezo Arévalo estaba totalmente desprestigiado por su incapacidad para hacerse cargo
del control del gobierno al margen de los
grupos de poder y por el recrudecimiento
de una ola de violencia en los últimos años
de su mandato. Aunque disminuyeron las
masacres, hubo un proceso de represión
selectiva y actos violentos que el gobierno
intentó atribuir a la delincuencia común.
Fueron habituales los asesinatos y desapariciones forzadas de intelectuales, como Myrna Mack, líderes comunitarios, sindicales y
estudiantiles, así como los atentados, persecuciones y acosos a voluntarios de cuerpos
de paz extranjeros. En 1990 se celebraron
elecciones en las que triunfó Jorge Antonio
Serrano Elías, del Movimiento de Acción
Solidaria –MAS–, apoyado por familias de
la oligarquía protestante. Sin embargo, las
contradicciones y debilidades de esta administración pudieron vislumbrarse casi desde
el principio, dado que apenas logró ganar
con un 24.8% del total del electorado.
Por el contrario, los partidos de oposición
(la Democracia Cristiana y la Unión del
Centro Nacional –UCN–) lograron hacerse
de más bancadas en el Congreso y establecieron alianzas entre ellos para enfrentarse
al partido oficial. Esta incapacidad de poder
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Leo de Soulas: Treinta años de una democracia quimérica
lograr relaciones cordiales con los partidos
de oposición fue el germen mismo que contribuyó dos años después a la disolución de
este gobierno.
Como gobierno de tendencia derechista
neoliberal y apoyado por la iniciativa privada, durante el mandato de Serrano Elías
se liberaron los precios topes de la canasta
básica, se alzó la tasa de intereses en el sector financiero y se comenzó un proceso de
privatización de bienes y servicios. Serrano
creó una comisión que logró la privatización
de la energía eléctrica, los ferrocarriles –que
incluía el derecho a vía– y comenzó a gestionar la privatización del sistema de comunicaciones. Además, creó varios planes de
desarrollo regional y promovió la aprobación de diversas leyes que afectaron y cambiaron la actividad económica y financiera
del país.
Durante su gestión también dieron inicio
las actividades del narcotráfico en Guatemala, quienes lavaban grandes capitales en
los sectores de la construcción y las importaciones, o los ponían como bonos del Estado. Durante su período no solo se incrementó la deuda pública, lo cual provocó que se
suspendieran los préstamos exteriores, sino
también cayeron los precios internacionales
del café, por lo que la oligarquía cafetalera
tuvo que reagruparse corporativamente.
La pugna entre militaristas, que tendían
a volver a las medidas represivas, y los
institucionalistas, que buscaban seguir con
las negociaciones de la paz bajo el apoyo
de Estados Unidos, continuó en las fuerzas
castrenses. Los militaristas aumentaron las
medidas violentas, el plan de represión selectiva y las medidas tomadas contra la Organización del Pueblo en Armas –ORPA– y
el Ejército Guerrillero de los Pobres –EGP–.
Por esta razón, el gobierno fue señalado internacionalmente de violar los derechos humanos, lo que llevó a Serrano Elías
a redoblar sus esfuerzos por mantener relaciones con distintos países. Con ello, la
URNG se dio cuenta que el gobierno no era
protegido por Estados Unidos y ejercieron
influencia para que en las negociaciones de
paz interviniera la Comisión de Derechos
Humanos. Ante estos hechos, Serrano pre-
sentó su Plan Total de Paz, que reconocía a
la guerrilla como parte negociadora. Logró
así consolidar al Grupo de Países Amigos
del Proceso de Paz, conformado por México, Venezuela, Colombia y España.
Un apartado diferente merece el caso de
Belice. Por maniobras secretas del gobierno
de Cerezo, se vio obligado a reconocer la
soberanía de este Estado el 5 de septiembre de 1991, decisión tomada sin consultar
al pueblo, lo cual representó una violación
constitucional, razón por la que, este caso
pasó a la Corte de Constitucionalidad que,
en su momento, resolvió sin lugar la inconstitucionalidad y dejó la decisión en manos
del Congreso, obteniendo el apoyo de 78
diputados, en contra de 24. Guatemala quiso reanudar el proceso de negociación sobre
varios temas que habían quedado pendientes, entre ellos el reclamo de territorio que
buscara una salida al mar, pero el Ministro
de Belice se mostró renuente.
Los conflictos que tuvo con el Congreso,
que no lo alejaron de los oligarcas y capitalistas extranjeros al quedar estancado el
proceso de privatización; los conflictos entre las dos facciones del ejército y la presión
por ser acusado por irrespetar los derechos
humanos; sumado a la ingobernabilidad y la
notable corrupción que había alcanzado a
los altos funcionarios provocó que el 25 de
mayo de 1993 suspendiera las garantías, disolviera el Congreso y destituyera al Procurador General de la Nación y al Procurador
de los Derechos Humanos. El autogolpe de
Estado o Serranazo fue declarado inconstitucional por varias instancias y sectores que
exigían volver a la constitucionalidad.
El presidente y vicepresidente tuvieron
que salir al exilio, y luego de varias deliberaciones entre diversos sectores ciudadanos, el 5 de junio fue nombrado presidente
el Procurador de los Derechos Humanos,
Ramiro de León Carpio. En sus inicios, De
León Carpio y Arturo Herbruger prometieron continuar con las negociaciones de paz
y velar por el respeto a los derechos humanos. Sin embargo, la intervención de los
grupos de poder hizo que la figura del presidente perdiera fuerza. Estos mismos grupos
tuvieron enfrentamientos directos contra la
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Leo de Soulas: Treinta años de una democracia quimérica
cámara de diputados y presionaron al presidente porque se llevara a cabo una depuración en los órganos Legislativo y Judicial.
La cámara de diputados emitió una serie
de leyes que afectarían los intereses del sector empresarial, entre ellas el apoyo a una
reforma tributaria. En medio de este clima,
a inicios de 1994, se convocó a una consulta popular en la cual los ciudadanos tenían
que elegir si estaban o no de acuerdo con
reformas en 43 artículos de la Constitución.
Sin embargo, la discusión de estas reformas
se mantuvo en secreto, de modo que los
ciudadanos no sabían a ciencia cierta sobre
qué estaban votando. Tanto celo y reserva
se debió a que había una enmienda en la
que se prohibía al Banco Central del Estado brindar ayuda al gobierno. De necesitar
financiamiento, el gobierno debía acudir a
los bancos privados y pagar altas tasas de
interés, que se cancelarían con los impuestos de los contribuyentes.
Con todas las tensiones y conflictos existentes entre los diversos sectores, el gobierno de De León Carpio logró proseguir con
las negociaciones de paz y durante su administración se firmaron importantes acuerdos
que fueron encaminando el proceso. Tanto
la Comisión de Paz del gobierno –COPAZ–,
la Comisión política del Parlamento Centro-
americano −PARLACEN− como la URNG
se comprometieron al cumplimiento de estos acuerdos en agosto de 1995, en la isla de
Contadora.
El gobierno de De León Carpio también
consiguió crear algunas entidades que promovían el desarrollo, como el Fondo Nacional de Desarrollo Indígena –FODIGUA–, el
Programa Nacional de Autogestión Administrativa –PRONADE– y el Fondo Guatemalteco para la Vivienda –FOGUAVI–.
Además, se instaló la Misión de Verificación de las Naciones Unidas para Guatemala –MINUGUA– y comenzó el arribo masivo de refugiados.
Para el final del mandato, la administración pública era muy débil y el sistema de
salud casi había colapsado. Además, cada
día se hacía mas incontrolable la situación
de violencia y represión, entre cuyos hechos
destaca el asesinato de Jorge Carpio Nicolle, primo del presidente y uno de los fundadores del partido Unión del Centro Nacional –UCN– y la masacre de campesinos
en una finca del municipio de Chisec. Las
elecciones de 1995 fueron ganadas por Álvaro Arzú Irigoyen y Luis Flores Asturias,
del Partido de Avanzada Nacional –PAN–.
La intención de esta administración era
bastante clara: un gobierno representado
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Leo de Soulas: Treinta años de una democracia quimérica
por dirigentes del sector empresarial para
velar por los intereses de ese mismo grupo.
Arzú manejó el discurso de modernización del Estado y de promover el desarrollo
de la nación, pero en realidad el progreso,
como era de esperarse, solo llegó para la
economía empresarial, que comenzó a experimentar un repunte en sus actividades,
mientras las desigualdades se hacían mayores. De hecho, son innegables los avances
de este gobierno en materia económica. No
obstante, este desarrollo nunca redundó en
beneficio de la población.
Para llevar a cabo su ambicioso plan de
gobierno, Arzú tenía que crear las condiciones necesarias, por lo que el aceleramiento
de las negociaciones por la paz se convirtió
en una de sus prioridades, lo que explica por
qué antes de que terminara el primer año de
su gobierno la firma de la paz se cristalizó.
El 29 de diciembre de 1996 se llevó a
cabo este espectáculo diplomático, montado por un pequeño grupo de políticos que
tranzaron con los líderes guerrilleros para
quedar bien ante la mirada internacional. Ni
los sectores conservadores ni la guerrilla estaban completamente convencidos. Los primeros, porque no aceptaban la legitimidad
de negociar con la URNG; y los segundos,
porque acusaban a sus líderes de compro-
meter los principios revolucionarios. Los
acuerdos de paz implicaban compromisos
a corto y mediano plazo que, hasta el día
de hoy, no se han cumplido. Además, incluían reformas constitucionales inmediatas
que no eran convenientes para los sectores
conservadores y poderosos, puesto que implicaban el reconocimiento de los hechos
acontecidos durante esa etapa, el examen
de los problemas estructurales de la sociedad y la disposición a realizar reformas que
propiciaran el desarrollo de las clases menos privilegiadas. No tardó en desmontarse la parodia desde el inicio del proceso de
reforma. Aunque se admitieron propuestas
de muchos sectores populares, el Congreso
organizó, en 1998, una Comisión Multipartidaria en la que se revisaron y aprobaron,
casi de manera secreta, todas las iniciativas
de ley, para luego someterla a una consulta
popular. Estas propuestas, que apuntaron a
desbaratar el sistema que había imperado
desde la época colonial, despertaron temores entre los terratenientes, las iglesias católicas y evangélicas, organizaciones como la
Liga Pro-Patria, el Centro de Defensa de la
Constitución –CEDECON– y la Asociación
de Dignatarios de la Nación, entre otros, que
pusieron a su disposición todos los medios
que estaban a su alcance, incluyendo los de
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Leo de Soulas: Treinta años de una democracia quimérica
comunicación para convencer a la población, siempre apática ante temas de política,
a votar por el No en la consulta popular de
mayo de 1999.
Otro hecho sangriento evidenció la inconveniencia de los acuerdos de paz para sectores ocultos a los que no les convenía que
la verdad saliera a la luz: el asesinato del
obispo Juan Gerardi, quien dos días antes
de su deceso había presentado el informe
“Proyecto Interdiocesano de Recuperación
de la Memoria Histórica-Guatemala Nunca más”, donde detallaba los horrores de la
guerra y las masacres, cometidas casi en su
totalidad por el ejército de Guatemala. A pesar de eso, el 31 de julio de 1998 se logró
instalar la Comisión para el Esclarecimiento
Histórico con el fin de dar a conocer con imparcialidad la verdad de los hechos ocurridos durante el conflicto armado.
Este escenario era necesario para que
el gobierno llevara a cabo su plan: la
privatización de los servicios públicos. Uno
de los casos más dramáticos es el de Ferrocarriles de Guatemala –FEGUA–, que fue
concesionada en junio de 1997 a la empresa norteamericana Railroad Development
Corporation –RDC–. El contrato, además
de inconstitucional, presentaba una serie
de anomalías, por lo que diez años después,
el presidente Berger declaró lesivo para
los intereses de la nación. Como reacción,
la empresa norteamericana inició una demanda contra el Estado de Guatemala por
incumplimiento de contrato y expropiación
indebida.
Especial atención merece el caso de la
privatización de la Empresa Guatemalteca
de Comunicaciones –GUATEL– que fue
subastada y vendida a las empresas Luca,
S.A. y Telemex bajo procedimientos dudosos que despertaron denuncias por parte de
diversos sectores, pero que al final, fueron
desestimadas por la Corte de Constitucionalidad bajo el pretexto de que no existían
bases jurídicas para dar seguimiento a acciones penales en contra de la actual Telgua,
S.A.
La energía eléctrica fue otro de los servicios que fueron privatizados. Desde 1996
se había creado la Ley General de Electrici-
dad, con el fin de desmonopolizar el servicio de la energía eléctrica, que había estado
a cargo del Instituto Nacional de Electrificación –INDE–. En diciembre se hizo la venta
oficial de sus acciones y su adjudicación a
Unión Fenosa Desarrollo y Acción Exterior,
S.A. En 1998 comenzó la capitalización activa de la Empresa Eléctrica de Guatemala
–EEGSA–, que fue vendida a un consorcio
español, portugués y norteamericano.
A partir del gobierno de Arzú, el proceso electoral quedó convertido en un juego
de ping-pong, en el que el poder parecía
turnarse a uno y otro lado de un péndulo,
en cuyos extremos se encontraban partidos
con ideologías contrarias. Este fenómeno,
que se ha mantenido durante los primeros
quince años del nuevo siglo, solo demuestra
cómo el proceso electoral fue degradado a
la ley de demanda y oferta establecida por
el mercado, y denota la ignorancia de la mayoría de la población, que otorgaba su voto
a una campaña publicitaria más que a un
plan de gobierno. El nuevo siglo inició con
la elección de Alfonso Portillo Cabrera, asesino impune al que se le dio la absolución de
sus delitos en México, y Juan Francisco Reyes López, quienes con un discurso populista lograron convencer a la desencantada
población guatemalteca. Los nuevos gobernantes representaban al Frente Republicano
Guatemalteco –FRG–, guiado desde atrás
por el genocida Efraín Ríos Montt, a quien
se le había prohibido participar en las elecciones. Aunque Ríos Montt fue responsable
de muchas masacres y asesinatos durante el
conflicto armado, tenía una gran cantidad de
adeptos que lo idealizaban para resolver los
problemas de seguridad.
De acuerdo con José Antonio Móbil, el
gobierno del FRG se caracterizó por tres
líneas diferentes: la primera, liderada por
el presidente aliado con algunos militares,
quienes cometieron crímenes de peculados
y delitos contra la integridad de los derechos humanos, entre ellos, muchas ejecuciones extrajudiciales; la segunda, encabezada por el vicepresidente, que se enfrentó
abiertamente ante el sector empresarial; y la
tercera, al mando de Ríos Montt, que hizo
lo posible por estancar los procesos legales
63
Leo de Soulas: Treinta años de una democracia quimérica
ante los crímenes cometidos durante el conflicto armado. Esta última tendencia marca
uno de los aspectos más contradictorios de
este período presidencial, que, por un lado,
había prometido continuar con el cumplimiento de los acuerdos de paz; pero, al mismo tiempo, era dirigido desde la oscuridad
por uno de los principales responsables en
los asesinatos contra la humanidad cometidos durante la guerra civil. Uno de los signos distintivos del gobierno de Portillo fue
su oposición al sector empresarial. El CACIF y la cúpula oligarca reunieron a otros
sectores de la sociedad civil en torno al Foro
Guatemala, cuyo objetivo era tratar temas y
problemas de interés nacional. Sin embargo, el sector empresarial tenía una agenda
oculta que iba encaminada a quitarle poder
al gobierno del FRG, que había ignorado la
propuesta de un pacto fiscal que garantizaría una mayor recaudación tributaria para
cumplir con las metas del acuerdo de paz
relativo a los aspectos socioeconómicos y
a la situación agraria que se había firmado
en México en 1996. El gobierno presentó
varias contrapropuestas, que incluían una
mayor carga tributaria para el sector empresarial y la persecución de delitos fiscales.
Estas diferencias llevaron a los empresarios
a organizar un paro nacional y pusieron en
peligro la estabilidad del país.
En el mismo afán de contradecir y condenar al gobierno anterior, que era de corte
oligárquico y empresarial, Portillo ofreció
hacer una revisión de la venta de Telgua,
para lo cual creó una comisión que determinó la inconstitucionalidad, ilegalidad y
lesividad de esta transacción. Sin embargo,
sus efectos no fueron retroactivos. Aunque
Portillo atacó directamente a la oligarquía,
un aspecto notable en su administración fue
la corrupción, de modo que, al finalizar su
período, las arcas del Estado quedaron casi
en quiebra. La intención de este gobierno no
era el desarrollo de los sectores populares,
sino más bien configurarse como una nueva oligarquía que desplazara a la clase empresarial. Así como la mayoría de desfalcos
fueron de dominio público, así fueron quedando impunes o se castigaron con medidas
que no eran proporcionales a la gravedad de
64
Leo de Soulas: Treinta años de una democracia quimérica
los delitos. Muy conocido fue el caso de
los 80 millones de quetzales sustraídos del
Ministerio de Gobernación, por el ministro
Byron Barrientos. Hasta el mismo Portillo,
luego de su mandato, guardó prisión por
haber hurtado 120 millones de quetzales
del ejército, sin contar los 500 mil dólares
obtenidos de una donación por parte del
gobierno de Taiwán. Otros casos fueron el
desfalco del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social –IGSS– de 350 millones de
quetzales, donde estuvieron involucrados
diputados y el mismo gerente de la entidad.
Un último hecho, sucedido casi a finales
del gobierno, merece mención: el famoso
jueves negro, donde murió un periodista de
los medios radiofónicos. El partido oficial,
liderado por Ríos Montt, organizó a diferentes sectores populares para una manifestación frente a los Tribunales de Justicia, con
el objetivo de mostrar su inconformismo
ante la decisión de no dejar participar al genocida en la siguiente contienda electoral.
En realidad, el FRG quería asegurarse del
poder con un fuerte apoyo popular. Sin embargo, no consiguió su inscripción y tampoco lograron ganar las siguientes elecciones,
dado el descrédito que había ganado su partido. Las elecciones fueron ganadas por su
opositor Óscar Berger Perdomo, del partido
Gran Alianza Nacional –GANA–. Aunque
Berger representaba una posición derechista moderada, ser uno de los miembros más
prominentes de la oligarquía predecía la
dirección que su plan de gobierno tomaría:
de corte neoliberal dispuesto a proteger los
intereses de los empresarios, oligarcas y terratenientes, y que, además, deseaba llevar a
la práctica medidas para globalizar los productos agropecuarios. Aunque ofrecía hacer
profundas reformas constitucionales para el
bienestar social, fue uno de los gobiernos
más represivos. Además, su plan le daba continuidad al proceso de privatización iniciado por Arzú, principalmente en el sector de
la educación, provocando enfrentamientos
entre la ministra de esa cartera, María del
Carmen Aceña, y el Magisterio Nacional.
Con la administración de Portillo se había firmado el Tratado de Libre Comercio
con Estados Unidos, Centroamérica y Re-
pública Dominicana –TLC-CARD– lo que
abría grandes posibilidades para que el sector empresarial y los terratenientes pudieran
incursar de manera más agresiva en el mercado internacional y sus productos se hicieran más competentes. En 2007 comenzó
negociaciones para firmar tratados de libre
comercio con otros países, como México,
Canadá, la Unión Europea y algunos países
de América del Sur. Como buen empresario,
le interesaba propiciar un clima adecuado
para generar nuevas negociaciones y atraer
la inversión extranjera. Durante su administración las exportaciones tuvieron una notable alza y, según un informe de la Comisión
Económica para América Latina –CEPAL–,
el Producto Interno Bruto –PIB– creció un
5.6% para el final de su gobierno. Sin embargo, a medida de que el país recibía más
ingresos, las desigualdades se hacían cada
vez mayores. La riqueza generada iba a parar a los bolsillos de los empresarios y latifundistas, mientras que el resto de la población no gozaba del mismo desarrollo. Una
característica de la administración de Berger fue su política de represión, que se vio
traducida en desalojo, expropiación de tierras, criminalización de las protestas campesinas y asesinatos de líderes campesinos
y sindicales. Algunos desalojos violentos se
llevaron a cabo en enero de 2004, en las fincas Nueva Linda, Chitocan, Santa Inés, Sayachut, Trece Aguas y María Linda. Estos
hechos llevaron a la Coordinadora Nacional
de Organizaciones Campesinas –CNOC–,
apoyados por el Comité de Unidad Campesina –CUC– y Plataforma Agraria, a realizar
un paro nacional el 8 de junio de 2004, en
demanda del cumplimiento de los acuerdos
de paz relativos a los problemas de desarrollo agrario. Algunas instituciones, como el
Observatorio del Gasto Social y el Fondo
de Tierras –FONTIERRAS– hicieron ver
la necesidad de plantear soluciones al problema de la tenencia de la tierra, una de las
principales causas de la conflictividad social guatemalteca. El mismo Berger había
permitido el abuso en tierras campesinas en
la región del Polochic, para beneficiar a las
empresas agroindustriales que se dedicaban
al cultivo de caña de azúcar y palma africa-
65
Leo de Soulas: Treinta años de una democracia quimérica
na, una de las cuales pertenecía a su misma
familia. Y aunque la Política Agropecuaria
del Gobierno de Berger 2004-2007 incluía
programas de seguridad alimentaria, acceso
a tierras y créditos a pequeños y medianos
productores, nunca fueron llevados a cabo.
Otro aspecto notable que ilustra el abuso
de las autoridades, esta vez, con el objetivo
de favorecer a empresas extranjeras, fue el
caso de la minería. En el gobierno de Berger se extendió una licencia para que la empresa Montana Exploradora de Guatemala
explotara metales en la mina Marlin, en San
Miguel Ixtahuacán y Sipacapa, San Marcos,
para lo cual recibió un financiamiento por
parte del Banco Mundial de 45 millones de
dólares. A pesar de que la empresa estaría
exonerada de pagar impuestos los primeros
dos años de actividades, generando apenas
una ganancia del 1% para el Estado, Montana Exploradora no realizó un estudio de impacto ambiental ni la consulta obligatoria a
las diversas comunidades indígenas afectadas, violando el Convenio 169, asumido en
1989 por la Organización Internacional de
Trabajo –OIT–. El Colectivo Madre Selva,
Cáritas, la Pastoral Arquidiocesana y el Colectivo de Organizaciones Sociales en San
Marcos –COSAM– denunciaron los problemas de salud de la población, contaminación
del agua, deforestación y las consecuencias
que la actividad minera traía a la actividad
agrícola de las comunidades. Estos hechos
no tardaron en desembocar, en enero de
2005, en conflictos y enfrentamientos entre
policías, militares y campesinos, quienes no
dejaron ingresar maquinaria destinada a la
mina. Berger también fue señalado por cometer abusos y violaciones a los derechos
humanos. Bajo su régimen se acrecentaron
los problemas de seguridad pública nacional, aumentó el sicariato y el narcotráfico
y se llevaron a cabo ejecuciones extrajudiciales en las cárceles, sucesos en los cuales
estuvieron implicados Carlos Vielman, ex
Ministro de Gobernación; Alejandro Giammattei, ex Director del Sistema Penitenciario; Erwin Sperissen, ex Director de investigaciones criminalísticas; Javier Figueroa,
subdirector de investigaciones criminalísticas de la PNC; y el ex Funcionario Policíaco
Víctor Soto. A esto se debe agregar la ejecución de tres diputados salvadoreños del
PARLACEN y la masacre de campesinos
de Colotenango, en Huehuetenango.
El siguiente período de elecciones se
caracterizó por la violencia y la eliminación
casi sistemática de muchos candidatos a las
alcaldías o a los curules del Congreso. Para
el período presidencial 2008-2011 quedaron
electos para la presidencia y la vicepresidencia los candidatos de la Unidad Nacional de la Esperanza –UNE–, Álvaro Colom
Caballero y Rafael Espada, quienes habían
obtenido un segundo lugar en las elecciones anteriores. Esta tendencia solo expresa
la desinformación y falta de criterio de la
ciudadanía, fácilmente influenciable por
campañas publicitarias y demagogia barata,
aunado a una actitud de indiferencia hacia
la participación política y para informarse
de los programas de gobierno de la oferta
electoral. De un deber cívico, entonces, el
proceso de elecciones se fue convirtiendo
en un mercado, tras del cual había oscuros
financistas que querían asegurar su propia
cuota de poder. Precisamente fue esto lo que
le sucedió a Colom, con orientación política
de centroderecha, cuya campaña estuvo enfocada en reformas populares que asustaron
a los miembros de la oligarquía.
Lo contradictorio, sin embargo, es que al
aceptar dinero de sus financistas poderosos,
se vio obligado a proteger los intereses de
estos grupos, lo que redujo el impacto de su
plan de gobierno. Como sus antecesores, su
administración no tardó en caer en el fango
de la corrupción, la malversación de fondos,
el clientelismo y la impunidad.
El gobierno de Colom heredó del gobierno anterior una deuda pública de Q2,500
millones y un Estado a punto de colapsar.
A esta situación se le debe adicionar las dos
crisis económicas internacionales, cuyos
efectos se manifestaron en nuestra economía dependiente, principalmente de Estados
Unidos. El alza en los precios del petróleo
provocó que muchos productos de la canasta básica subieran y aumentó los niveles de
inflación. Ante esta situación, era imperante
implementar una reforma tributaria. Aunque
la oposición de la oligarquía fue moderada,
66
Leo de Soulas: Treinta años de una democracia quimérica
puesto que esta medida era apoyada por el
gobierno de Estados Unidos, los grupos de
poder aprovechaban la primera oportunidad
para desprestigiar la imagen del gobierno, al
mismo tiempo que engavetaban y dilataban
el proceso legal para que la reforma fiscal se
cristalizara.
Álvaro Colom fue percibido como un
gobernante débil. Conforme su esposa, la
exmilitante Sandra Torres, se hacía más popular al frente del programa “Mi Familia
Progresa”, ganaba poder, a tal punto que se
llegó a afirmar que era ella quien en realidad
dirigía las riendas de la administración pública. Esta sensación se acentuaba no solo
por el éxito de sus programas, que cada año
fueron ampliando su cobertura, sino por la
habilidad política de la Primera Dama.
En 2009, el gobierno de Colom estuvo
a punto de perder la silla del Ejecutivo. El
abogado Rodrigo Rosemberg había sido
asesinado en una zona residencial de la capital. Al día siguiente, se encontró un video
grabado por él donde responsabilizaba de su
muerte al mismo presidente, en confabulación de su esposa y su secretario privado.
Este escándalo causó revuelo en la sociedad guatemalteca, el cual fue aprovechado
por diferentes grupos de la oligarquía para
iniciar una campaña de desprestigio e, incluso, manipular a otros sectores de la población para exigirle su renuncia. Ante estos
hechos, intervino la recién establecida Comisión Internacional Contra la Impunidad
en Guatemala –CICIG–, que luego de investigar, determinó que la muerte de Rosemberg había sido un suicidio planeado con
la intención, quizá, de crear un complot.
Durante el gobierno de Colom tampoco
fue posible crear una reforma agraria ni solucionar el problema de la tenencia de las
tierras, y al final de su período, con casi 15
años de haberse cumplido la firma de la paz,
el país seguía estando en las mismas o en
peores condiciones de la época del conflicto
armado. Los niveles de desnutrición, inseguridad, delincuencia, analfabetismo, desigualdad, pobreza eran alarmantes. Además,
la mayoría de las metas de la Comisión del
Esclarecimiento Histórico –CEH– no se habían alcanzado. El último año de gobierno
de Colom fue el más violento de todos, pues
no solo aumentó el índice de criminalidad,
sino que muchas comunidades, principalmente en el valle del Polochic y en el municipio de Panzós, fueron desalojadas de
manera violenta, tanto por la policía como
por militares y campesinos contratados por
el ingenio Chabil Utzaj. Hubo desapariciones, linchamientos y asesinatos, tanto de
hombres, mujeres y niños. Aunque muchos
de estos ataques iban en contra de invasores, la mayoría eran comunidades despojadas que mantenían sus tierras gracias a las
cooperativas.
En el siguiente período de elecciones la
silla del ejecutivo fue ganada en segunda
vuelta por el Partido Patriota –PP–, cuyos
candidatos eran el militar retirado Otto Pérez Molina y su compañera, Roxana Baldetti, primera vicepresidenta del país. Muy de
cerca estuvo el candidato de la oposición
y representante del partido Líder, Manuel
Baldizón, de ganarle las elecciones. Pérez
Molina ganó gracias al ofrecimiento de
“mano dura” –como rezaba su eslogan–,
ante un pueblo que se encontraba desesperado por la violencia y la inseguridad que
se respiraba. El clamor popular hacia este
líder era un deseo profundo por parte de la
ciudadanía de regresar a la época opresiva
de un dictador capaz de poder ponerle orden
a la casa.
Una de las primeras medidas, con carácter de urgencia nacional, fue la realización de una reforma tributaria que afectaría, principalmente, a la clase trabajadora.
Así, en enero de 2012, fue aprobada la Ley
Antievasión II, que incluía cambios a diversos impuestos, con el fin de combatir la
defraudación fiscal. La justificación, en su
momento, fue la necesidad de obtener una
recaudación más efectiva que permitiera
saldar la deuda pública. Sin embargo, hacia
el final del período, salió a la luz pública los
negocios sucios que los dirigentes realizaron a través de esta entidad.
Mientras se llevaba a cabo esta reforma
fiscal, el gobierno de Otto Pérez presentó
ante los países de América una iniciativa
para despenalizar las drogas, la cual fue rechazada por el gobierno de Estados Unidos
67
Leo de Soulas: Treinta años de una democracia quimérica
y no tuvo eco en la Cumbre de las Américas,
celebrada en Cartagena. Se dice que la propuesta fue uno de tantos distractores para
minimizar las negociaciones turbias del
patrimonio del Estado con inversionistas
extranjeros. Uno de los aspectos acaso más
preocupantes sobre el gobierno de Otto Pérez fue su plan de militarización, con el objetivo de garantizar la seguridad nacional.
El presidente estableció seis fuerzas de tarea militar que solo se reduciría hasta que
la Policía Nacional Civil incorporara entre
sus filas a 40 mil efectivos. Lo cierto es que
estas medidas, más que reducir los índices
de violencia e inseguridad en el país, fueron
utilizadas para proteger los intereses de empresas extractivas extranjeras. De ahí que,
durante este período, continuase la criminalización hacia las protestas campesinas por
la actividad minera, la represión violenta
de muchos de los líderes comunitarios y la
política de desalojos. A las empresas extranjeras no les interesaba el impacto ambiental
de esta actividad y tampoco les importaba
tomar en cuenta la opinión de las comunidades afectadas.
En este sentido, el Estado actuó como
cómplice al acordar recibir Q800 millones
anuales en regalías. El mejor ejemplo de
esta represión pudo observarse en la población de Santa Cruz Barillas, municipio
de Huehuetenango. La empresa española
Hidro Santa Cruz había recibido el permiso del gobierno para la instalación de una
hidroeléctrica en el río Cambalán. Ya antes,
la comunidad había mostrado su desacuerdo ante esta iniciativa, pero con la llegada
del nuevo gobierno, en 2012, la empresa
comenzó a tomar diversas medidas para iniciar sus actividades, entre ellas, la compra
de terrenos, el ingreso de maquinaria y la
desecación de algunas fuentes de agua. Las
organizaciones comunitarias no tardaron en
reaccionar ante estas medidas.
El departamento de seguridad de esta
empresa comenzó a llevar a cabo actos delictivos, entre ellos, el asesinato de algunos
líderes comunitarios, lo que provocó una
fuerte respuesta por parte de los campesinos, quienes iniciaron una serie de medidas,
como la destrucción de varios edificios pú-
blico
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Leo de Soulas: Treinta años de una democracia quimérica
blicos del municipio. Ante esta situación,
intervino el gobierno con un estado de sitio,
en mayo de 2012, pero la reacción de rechazo de muchos sectores, hizo que se depusiera esta medida.
Otros hechos negativos de la administración de Otto Pérez fueron el cierre de
los Archivos de la Paz, pues, según él, su
existencia no tenía justificación en un país
donde quedaba descartada la existencia de
genocidio.
En realidad, el cierre de esta entidad era
conveniente para el gobierno, de corte militarista, pues una de las funciones de esta
entidad era, precisamente, mostrar y documentar los horrores cometidos principalmente por el ejército durante el conflicto
armado. Durante este gobierno se lleva a
cabo el llamado juicio del siglo. Por primera vez es llevado a juicio a Efraín Ríos
Montt, debido a las masacres ocurridas en el
Triángulo Ixil durante la época más violenta del conflicto armado, hecho que provocó
encontradas opiniones entre la población.
Por un lado, una gran clase media, asentada en las áreas urbanas y manipuladas por
los grupos de poder, negaban la existencia
del genocidio. Por aparte, un creciente grupo de ciudadanos afirmaba la existencia de
genocidio y pedía justicia ante los hechos
atroces. Aunque en el juicio fue reconocido
el acto de genocidio, dando una sentencia de
80 años de cárcel al dictador por crímenes
de lesa humanidad, la manipulación de grupos de poder ante la opinión pública trajo
una apelación a la Corte de Constitucionalidad, la que anuló la resolución, alegando
errores de procedimiento, y dejó pendiente
el desarrollo del juicio.
Este espectáculo causó decepción entre
algunos sectores y evidenció una vez más la
corrupción en diversas entidades del sistema jurídico nacional, lo que llevó a la necesidad de reflexionar sobre una “limpieza” de
toda la casta política actual, que hacen funcionar las instituciones para la protección de
sus propios intereses.
Motivo de conflicto también fue la supresión de la carrera magisterial a nivel medio, tomada por la Ministra de Educación,
Cinthia del Águila. Esta medida, que se ve-
nía desarrollando desde la gestión de María
del Carmen Aceña, no fue más que una táctica para hacer desaparecer la carrera de magisterio que obedece a una estrategia y plan
general de corte neoliberal y privatizador
de la educación. Ante estos hechos, el sector estudiantil tuvo fuertes enfrentamientos
ante las autoridades educativas.
Sin embargo y con evidentes errores, el
plan a nivel superior de la carrera del magisterio se echó a andar, constituyendo una
seria amenaza para la educación pública.
Para el último año de su gobierno, el PP
había perdido demasiada credibilidad ante
la opinión pública. La ostentación de riqueza de la que los gobernantes hicieron alarde –principalmente la Roxana Baldetti−, el
abuso de poder, el nepotismo y la ambición
voraz que los había embriagado se hizo evidente. Para toda la sociedad fue claro que la
intención de este gobierno fue el enriquecimiento personal, usando medios ilícitos. Un
secreto a voces que ha caracterizado a todos
los gobiernos de turno de los últimos treinta
años y que terminó de ser confirmado por
la investigación realizada por la CICIG, al
desmantelar las bandas de negocios ilegales que se habían llevado a cabo en el seno
mismo de la institucionalidad. De la noche
a la mañana salieron a luz malversación de
fondos y desfalcos millonarios en diversas
entidades, como la Superintendencia de Administración Tributaria −SAT− (caso La Línea), el IGGS y el Caso de Redes.
A estas organizaciones clandestinas pertenecían personalidades de la vida pública,
que fueron perseguidas y puestas tras las
rejas, aunque muchas de ellas fueron liberadas por medidas sustitutivas. Desde mayo
de 2015 la ciudadanía y diversos sectores
comenzaron a darse cita en manifestaciones
pacíficas, convocadas en las redes sociales,
pidiendo la renuncia y la pérdida de inmunidad de la vicepresidenta y el presidente.
Hoy, se encuentran en prisión esperando
juicio. Sin embargo, se presupone que esta
jornada de marchas estuvo manipulada por
grupos de poder, quienes, al verse afectados
ante esta estructura corrupta, movieron sus
influencias hasta hacer caer al gobierno.
Además, en estas manifestaciones se criticó
69
Leo de Soulas: Treinta años de una democracia quimérica
fuertemente a los candidatos de las elecciones que se avecinaban, siendo la principal
causa de la pérdida de credibilidad del candidato Manuel Baldizón, quien se auguraba
como futuro gobernante. Sin embargo, una
vez caídos los gobernantes, las olas se calmaron. Las manifestaciones no tuvieron la
suficiente fuerza para llevar a cabo una reforma en la Ley Electoral y tampoco para
llegar a las empresas privadas, aliadas al
CACIF, que habían participado en los negocios fraudulentos.
Como gobierno de transición quedó a la
cabeza el político de ultraderecha Alejandro
Maldonado Aguirre, cuya injerencia política data desde los años de la Revolución de
1944 y que en múltiples ocasiones había
participado como candidato a la presidencia. Su único legado fue dejar establecido
un salario mínimo diferenciado, ante lo cual
reaccionaron distintos grupos.
En las últimas elecciones salió victorioso
el partido nacionalista Frente de Convergencia Nacional –FCN-Nación−, liderado por
el comediante Jimmy Morales y el ex rector
de la Universidad de San Carlos, Jafeth Cabrera, en la presidencia y vicepresidencia,
respectivamente. Sin embargo, este partido
es apoyado por militares ultraconservadores recalcitrantes, hecho que ha creado pesimismo ante la poca población informada.
Como ya lo había hecho el gobierno de Otto
Pérez, los militares utilizaron la figura de
este comediante conocido por su programa
en televisión, quien además nunca antes había incursionado en política.
La estrategia de utilizar figuras de la farándula para atraer la atención no solo había
sido empleada ya por el gobierno anterior,
quienes designaron como Ministro de Cul-
tura y Deportes a un popular exfutbolista
que muy pronto evidenció su ignorancia
en temas políticos, sino ha sido copiada de
naciones vecinas, como México, que tiene
como Primera Dama a una actriz de la empresa Televisa, que, dicho sea de paso, es
una empresa con arraigados intereses políticos. Lo cierto es que la nueva presidencia,
en el poco tiempo de gobernar, ha dado mucho de qué hablar, no solo por la ignorancia
atribuida a su líder, sino por su posición moralista que, incluso, se presenta como una
amenaza al Estado laico. Al final de este
recorrido de treinta años de supuesta “apertura democrática” solo queda reconocer que
la tal “apertura” es tan solo una estratagema
utilizada por los mismos grupos de poder
que, al final de cuentas, han manipulado la
opinión pública a favor de sus propios intereses y desde atrás han jugado con todos los
recursos sucios de que disponen para seguir
ejerciendo su santa voluntad.
No querer tratar de cara los problemas
coyunturales de la nación hace latente la
amenaza de otro conflicto armado de mayores magnitudes, porque la medicina ofrecida
en la firma de los acuerdos de paz apenas
fueron paleativos que han ignorado el problema de fondo. Mientras los problemas de
desigualdad y la tenencia de la tierra no lleguen a solucionarse, la miseria y la ignorancia estarán a la orden del día y constituirán
una amenaza para la aparente estabilidad
alcanzada. Lamentablemente, el panorama
futuro de la política en el país no es nada
alentador y, al parecer, seguiremos condenados por mucho tiempo más a este juego
sucio que propicia la corrupción y que nos
mantiene como una de las naciones más
atrasadas del planeta.
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DE LA VIDA EN IMÁGENES
O DE LA OBRA DE
ENY ROLAND HERNÁNDEZ
Denise Phé-Funchal
Intenté, un par de veces, escribir sobre la
obra de Eny Roland Hernández desde una
perspectiva un tanto más académica, un tanto más sociológica e impersonal, pero era
imposible quedar satisfecha con el resultado simple y sencillamente porque la misión
del arte, del verdadero, es impactar, es dejarnos pensando en nuestra propia humanidad a partir del registro que un artista hace
de las peripecias de la vida, de las contradicciones en las que nos vemos sumergidos al
ser esta combinación divina y fatal de cuerpo y mente viviendo en un espacio cerrado
–el mundo– y lleno de reglas –la sociedad–.
La primera vez que vi el trabajo de Eny,
fue una foto –que aparece en esta colec-
ción– que llenó de alegría mi alma y que
guardo en la memoria para aquellos momentos en los que la vida necesita una
sonrisa. Era un perro callejero cruzando
la calle sobre una alfombra de semana
santa. La gente lo miraba sin rabia, con
sonrisas que se adivinaban en los ojos.
Esa humanidad capaz de sonreír me
dejó con ganas de conocer más del trabajo de este fotógrafo que ahora se perfila
como uno de los mejores y que tiene lo
que más aprecio en el arte: una voz propia.
La colección de fotografías que aparece
en esta revista muestra una visión más descarnada de la vida, las pasiones y la sensualidad, de la sexualidad que todos llevamos
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Denise Phé-Funchal: De la vida en imágenes o de la obra de Eny Roland
dentro y que ha sido domada, coartada
por lo religioso –esencialmente–, por la
prohibición de ser, cuando es precisamente la exploración de nosotros mismos
y de los otros, lo que nos lleva a descubrirnos a través de las contradicciones,
de los contrastes y de las semejanzas.
Como muchos humanos, durante la infancia me vi atraída por las imágenes religiosas, esencialmente por una que seguiría en mi memoria si no fuera porque
Eny logró desplazar la que habitaba en mi
mente y reemplazarla por su San Sebastián Triunfante, hermosamente desnudo y
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Denise Phé-Funchal: De la vida en imágenes o de la obra de Eny Roland
lleno de vida a pesar de la tortura, de las
huellas que los hombres, en su incomprensión del otro, dejaron en su cuerpo muerto pero que Eny nos muestra vivo. Esa
cultura que nos impregna desde chicos,
de adoración a la muerte y al suplicio se
ve reflejada en las fotografías de tipo religioso que pueblan esta publicación.
Un Cristo hermoso de mirada penetrante que nos recuerda la fragilidad del
ser que –por satisfacer a su padre y por
sentir que puede lograr un lugar en la
historia, en la memoria de las generaciones– lo da todo y gana, en el sentido de que miles de años después, tiene
ejércitos de personas que quizá avergonzadas
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Denise Phé-Funchal: De la vida en imágenes o de la obra de Eny Roland
por sus propios demonios, por sus deseos,
se vuelcan a las calles para cargar andas pesadas que dejan huella más en sus cuerpos
que en sus espíritus, intentando dar algo a
cambio de la vida de aquel que se supone
redimió hace miles de años, sus pecados.
Sin embargo, a pesar de su arrepentimiento –tan chico o tan grande como
sea– las y los cargadores que Eny nos
muestra siguen siendo humanos cargados de vida, de sensualidad que esconden
tras los trajes negros, tras las mantillas
que ocultan miradas y pensamientos que
no están en la tónica de la redención.
Quién no ha visto en las procesiones que
una vez al año nos inundan, esas miradas
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Denise Phé-Funchal: De la vida en imágenes o de la obra de Eny Roland
que se cruzan, que se encuentran, que se
sonríen pensando, imaginando su cuerpo y el de otros parroquianos en situaciones completamente alejadas –o quizá más
cercanas de lo que a las iglesias les gustaría– de la redención y el perdón a través del dolor, del sufrimiento del cuerpo.
De ahí seguramente, el impacto y los
comentarios, las reacciones que causaron
dos de las obras más comentadas de Eny.
La Virgen de la Asunción, representada por una sensual adolescente y la pareja originaria Adán y Esteban cuyos genitales y nalgas, al estar expuestos en una
calle de la ciudad de Guatemala, fueron
“mutilados”, arrancados por el simple hecho
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Denise Phé-Funchal: De la vida en imágenes o de la obra de Eny Roland
de recordarnos que una de las pasiones
que nos atrapa es el sexo. Relacionada a
esta sensación de pecado, de incapacidad
de redimir a los otros, porque a veces somos incapaces de reconocer en ellos la
libertad que quisiéramos para nosotros
mismos, está la serie de fotografías expuesta en Copenhague, una que muestra
rostros anónimos pero que después de unos
días se revelan como pertenecientes a la
diversidad que, según los otros, nos aleja del mandato divino de reproducirnos.
Me contaba Eny que luego de unos días de
estar expuestas y como parte del proyecto,
se escribieron sobre ellas palabras de odio.
La idea era evidenciar el rechazo a estas
identidades que existe en todas las sociedades, sin importar si se trata de las que llamamos de “primer” o de “tercer” mundo.
Porque sí, incluso en esos lugares que
consideramos avanzados e inclusivos
–como Dinamarca–, algunos apoyaron
el odio, el etiquetar a los otros como salidos de lo moral y como merecedores de
78
Denise Phé-Funchal: De la vida en imágenes o de la obra de Eny Roland
castigo y de rechazo por el simple hecho
de aspirar a ser libremente, a amar, a sentir.
Afortunadamente, también hubo quien reclamó por esa manía de etiquetar para odiar.
De nuevo aparece el tema del pecado,
de lo que se sea que desaparezca de la vida
porque nos resulta extraño, tentador, contradictorio porque nos recuerda que somos
carne y la carne –como nos muestra Eny–
debe ser castigada y soportar los castigos
divinos que nos llevan al arrepentimiento.
Los martirios sobre la carne y el cuerpo son
loables, como nos muestra en las imágenes
religiosas que él reproduce para recordarnos que, tal el caso de Santo Dominguito de
Val –niño mártir–, la disposición de sacrificarse por lo divino no tiene edad, ni límites.
Dentro de esta serie de Fábrica de Santos, la que más se asemeja a lo que somos
es la de Maximón, que nos recuerda ese
deseo de adorar imágenes de una manera más humana, con alcohol y otros vicios
para obtener amor, placer, risas, olvido.
Esa misma alegría, esa fuente de placer
momentáneo que el cuerpo y sus posibilidades nos brinda, está también reflejada en
79
Denise Phé-Funchal: De la vida en imágenes o de la obra de Eny Roland
otras de las imagenes que más amo de
Eny, las de los convites en las que vemos sobre fondos tristes y pobres a figuras sonrientes a la fuerza, encarnadas
por seres que se preparan todo el año
para bailar por las calles con la libertad
y anonimato a la que todos aspiramos.
La obra de Eny Roland es una celebración
de la humanidad, una celebración a veces
triste y llena de dolor, a veces llena de alegría, de sonrisas y de melodías. La obra de
Eny está viva, llena de música –sacra o pagana– llena de deseos sexuales, de perdón,
de amor, de felicidad. Deténgase un rato, un
largo rato en cada fotografía y vea el mundo, véase a usted mismo en estas imágenes.
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FANTASMAS
CON CHAQUETAS
DE CUERO
Black Rebel
Motorcycle Club
Álvaro Sánchez
Cuando pienso en bandas que tienen
la cualidad de abarcar un rango de emociones con su música, pienso en muy
pocas. No todas tienen esa capacidad
de asombrar con cada disco que sacan.
La mayoría resulta en compilaciones de
música de relleno que solo sirve para
ambientar con ruido y pocas cosas buenas o ninguna sale de ello.
No recuerdo muy bien como me
crucé con Black Rebel Motorcycle Club
una banda originaria de Riverside, California USA, liderada por Peter Hayes
y Robert Levon Been. Si algo me enganchó de esta banda desde la primera
canción que escuché, fue el toque de
blues áspero que tiene, uno que mezclado con la neo-psicodelia, y los sonidos
saturados de las guitarras del shoegaze,
logran una armonía que a primera oída
hace que nuestra cabeza empiece a moverse sola. Algo así como si mezcláramos a los Rolling Stones con Howlin’
Wolf. Un combo hermoso. Pertenece
BRMC a una camada de bandas que surgieron a finales de los 90’s fuertemen-
te influenciadas por personajes como
Rocky Erikson, bandas de rock clásico
como Led Zeppelin, o grupos más experimentales tales como Sonic Youth, The
Brian Jonestown Massacre y The Jesus
And Mary Chain; estos dos últimos a
mi parecer es con quienes más cercano siento su sonido. Tan así que Peter
Hayes perteneció por breve tiempo a los
Jonestown Massacre antes de formar el
grupo.
Dejando las influencias de la banda por un lado, creo que lo que admiro
de BRMC es su capacidad de llevarnos
a rincones oscuros con líricas con mucha reflexión de corte existencial, son
como para escucharlas en una noche fría
en medio de un paisaje abierto como si
fuera una escena de un filme de Wim
Wenders.
En un poco más de una década
BRMC ha logrado madurar su sonido desde los primeros albums con el
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homónimo B.R.M.C., Take Them On
Your Own que a mi criterio son como
una especie de introducción a una época
en donde la banda descargaba su furia
rocanrolera en canciones como “Spread
Your Love” y “What Ever Happend to
My Rock ‘n’ Roll”. Riffs bluseros y una
armónica que rinde tributo a todos esos
músicos del Delta.
El sonido siguió evolucionando –cosa
que yo celebro en una banda– en albums
como Baby 81, Beat the Devil’s Tattoo
hasta su última entrega Spectre At The
Feast. Disco que saliera al mercado en
2013, la banda logró un crossover de
banda más underground a las grandes
arenas y con la inserción de Leah Shapiro en la batería reemplazando a Nick
Álvaro Sánchez: Black Rebel Motocycle Club
Lago de alguna manera ayudó a refrescar el sonido del grupo.
Basta con oír joyas como “Lose Yourself” o “Some Kind of Ghost” y porque
después de todo a quien no le gusta ver a
una chica desarmando una batería como
si se tratara de un sacrificio como los
que se practicaban en el viejo testamento, solo que este dedicado a los dioses
del rock ‘n’ roll y sin tanta sangre de por
medio o tal vez sí.
La búsqueda interna de la banda se
percibe a partir del disco Howl que de
alguna manera me remitió inmediatamente al texto sagrado de Allen Ginsberg. Por su contenido lírico, muy parecido a la literatura beatnik en su parte
espiritual. O como si se tratara de alguien que buscó el exilio en el porche de
alguna casa en algún lugar olvidado del
sur americano hace más de 100 años. En
una cacería de inspiración y salvación.
El sonido Post Grunge y un tanto melancólico de las guitarras se impregna en
canciones como “Ain’t No Easy Way”,
“Howl” o “Restless Sinner”. En una extraña mezcla del sonido de Johnny Cash
combinado con el de Love and Rockets.
Cuando lo pienso este es un disco que
poco a poco crece en nuestro interior
y las melodías se van marcando como
tatuajes en nuestra piel. Y de alguna
forma nos enfrenta a cuestiones del espíritu. Y lo digo sin ningún delirio religioso, pero ese es el sentimiento con el
que fue creado este album en particular.
El de la introspección personal. Basta
con leer letras como la de “Devil’s Waitin” que reza así : «They say there’s a
passing where all stand to judge But the
devil’s a waitn’ with Christ like a son
When the look comes your way you best
say was I For the reasons you hold give
reasons to die ».
No podía dejar de mencionar el disco
en vivo Black Rebel Motorcycle Club
Live in Paris. Básicamente es una selección de canciones representativas de sus
álbumes anteriores. La edición contiene
un DVD del concierto, donde se puede
disfutar de la energía y entrega de la
banda en el escenario. Donde nuestros
ojos son hipnotizados por la guitarra de
Peter Hayes y sus acordes neopsicodélicos. Soltando en cada guitarrazo rock
‘n’roll puro sin adulterar. Como un buen
trago del whiskey más fino.
Cabe decir que también se puede disfrutar la fuerza femenina de Shapiro en
la batería. Nada que envidiarle a ningún
baterista masculino. El sonido de sus
tambores le otorga a la banda un aura
ritualista en el escenario.
Este disco doble es como un menú
para viejos y nuevos fans. A mi criterio
hizo falta un poco más de canciones de
los primeros álbumes. Aún así la selección es buena y la producción del DVD
en vivo es muy buena. No deja de hacer-
nos sentir en primera fila deseando que
nuestros oídos se llenen de esas melodías y de los ritmos producidos por la
armonica de Robert L.
Con los años BRMC se ha dado el
lujo de poder moverse en escenarios pequeños como grandes arenas. Cosa que
es digna de admirarse porque mantienen
ese balance sin caer en una sobreproducción del sonido o de los shows en
vivo, manteniendo esa fuerza a manera
de gasolina combinada con rock ‘n’ roll
en el trío.
Es necesario mencionar de nuevo el
album “Specter at the Feast” como parte
de un ciclo importante en la banda donde reafirman su sonido que sigue siendo a mi criterio una bienvenida con los
brazos abiertos a nuestro peor estado de
ánimo con el universo, esto debido a los
arreglos que proporcionan una mayor
textura a las canciones.
Un dato curioso es el cover de “Let
The Day Begin” el primer single lanzado por la banda. Originalmente de
la banda del papá de Robert Levon llamada The Call en la cual se siente una
especie de liberación emocional muy
clara, bastante palpable, que sirve no
sólo como un hermoso tributo a la memoria de Michael Been, sino de alguna
forma marca el ritmo del disco. “Lose
Yourself” también tiene el mismo toque
melancólico.
En general es un disco agradable,
uno que todos los fans han disfrutado.
Conforme lo he escuchado desde que
lo conseguí, he descubierto que cada
vez que le doy play a este disco, es de
esos que crecen en uno. Y estoy seguro que para las personas que lo descubran será la misma experiencia. Si bien
el ritmo tiende a arrastrarse a veces y
en canciones como “Hate the Taste” y
“Funny Games”, dos de las pistas más
pesadas brindan un aporte de esa maraña de blues-rock muy característica de
la banda.
Este séptimo álbum es un ligero retorno a sus etapas más densas, pero de
alguna forma más filtrada. Un sonido
de rock de garaje como el de sus dos
primeros discos, pero con una calidad
más pulida. Sin embargo, mientras más
evolucionan, crean riffs más memorables con suficiente fuerza para mantener
nuestra atención.
Otro dato interesante es que el disco fue grabado en su mayor parte en el
estudio de Dave Grohl en Los Ángeles,
en la misma consola de la que se habla
en el excelente documental Sound City,
dándole un toque más místico a las can-
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ciones por así decirlo. A mi parecer este
disco le dio a la banda una nueva vida.
Como si los dioses del rock les dieran
una segunda oportunidad de continuar
con lo que saben hacer. Con su propia
música y conservar la parte autoral.
Para este trío el camino aún tiene muchas sorpresas, como si tuvieran cosas
que de alguna forma tienen que seguir
purificando.
“Pasamos dos años haciendo este disco, gracias por estar ahí para nosotros”,
dice el guitarrista Peter Hayes.
Tal vez eso explica como canción por
canción este álbum está lleno de vida y
oscuridad. De la melancolía del blues
pero con otro feeling. Uno más esperanzador.
Es increíble que hayan pasado 15
años desde su espectacular debut. Con 7
discos de estudio, pareciera que la banda
está lejos de parar. Cruzo dedos porque
la gasolina rockanrolera no se les termine aún.
Pero ciertamente el tiempo ha volado y no puedo creerlo. Se me disolvió
el tiempo como agua entre las manos,
y eso de alguna forma me hace ir a lugares de mi pasado o de mi propia historia con la banda como otro fan más.
Haciéndome extrañar los días en donde
podía conducir mi viejo volkswagen por
la noche sin un rumbo fijo solo por que
sí. Prender la radio y escuchar buena
música como ésta. No sé si será la nostalgia de los días de gloria del rock, o
qué se yo. Pero esos días quedaron atrás
en recuerdos que ya se vuelven un poco
borrosos en mi cabeza y la música de la
radio. Sus decadentes pop stars con sus
canciones sobre traseros es lo más inteligente y trendy son lo mejor que pueden decir. Al final a quién se le puede
echar la culpa. ¿A las masas que ya se
cansaron de pensar un poco? ¿A nadie
le gusta ya escuchar música que rete sus
sentidos? ¿Se extinguieron los melómanos empedernidos ? Quién sabe. Solo
sé que toda esa basura musical hace que
mis oídos sangren y que mis dientes
rechinen cuando la escucho. O tal vez
simplemente voy entendiendo de que se
trata hacerse viejo y convertirme en un
fantasma.
Eny Roland Hernández
Imágenes:
(Guatemala, 1981)
Portada
El grito.
Fotografía.
2014.
Ensayos
Sin título.
De la serie
Semana Santa en el centro.
Fotografía.
2011.
Letras
El poder de la palabra
Fotografía.
2015.
Debate
San Francisco de Asís
De la serie
Fábrica de Santos.
2012.
Arte
La Consagración
De la serie
Dulce Mortificación.
Fotografía.
2014.
Comentarios
1. El Convite de Totonicapán.
2. La Santísima Trinidad
de San Simón.
3. El poder de la palabra.
Fotografía.
Años: 2012, 2014 y 2015.
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Artista autodidacta que inició su carrera en la
ciudad de Guatemala como fotoperiodista de
la sección cultural del periódico Siglo 21. Progresivamente se desarrolló en las técnicas del
retrato, la fotografía urbana y editorial. En
su obra fotográfica combina estéticas como el
kitsch, pop art, religión, erotismo. Su propuesta
se centra en las contradicciones de la religión,
cuestionando los dogmas de la fe.
Entre sus exhibiciones más recientes, entre
otras, se encuentran:
-Las penitentes de la Recolección. Exposición
colectiva Entre Siglos. Museo Nacional de Arte
Moderno Carlos Mérida. Guatemala. Diciembre, 2015.
-San Sebastián y la muerte. GuatePhoto 2015.
Pared exterior Teatro Lux, Ciudad de Guatemala. Noviembre, 2015.
-El poder de la palabra (Ordets magt). Proyecto Galería Urbana. Metroselskabet Byens Hegn,
Pride Copenhagen Dinamarca. Agosto, 2015.
-Latinoamérica: Un pueblo al sur de Estados
Unidos. Exposición Colectiva, Casa de América, PhotoEspaña 2015. Junio, 2015.
-A(normal) Cuarto Oscuro. Exposición Colectiva La Casa - Cultura de Barrio. Agosto, 2015.
-Arte en Mayo. Exposición Colectiva Museo
Nacional de Arte Moderno Carlos Mérida.
Mayo, 2015.
-El sueño interrumpido. Exposición Colectiva
Centro Cultural Metropolitano. Enero, 2015.
-30 years on the road. Nocturno. Proyecto Galería Urbana. Art Center South Florida. Noviembre, 2014.
-Intimidad compartida. Fotografías de los coleccionistas Juan Redón y Miguel Flores Castellanos. Bienal de Artes Visuales del Istmo
Centroamericano (Bavic 09). Centro Cultural
de España. Agosto, 2014.
-Proyecto Galería Urbana. Intervenciones en
los espacios de la Galería Piegatto Arte. Guatemala, agosto, 2014.
-Se alquila / estado. Fotografía de gran formato,
mural. Antiguo Edificio Hotel Ritz Continental.
Junio, 2014.
Sobre los colaboradores:
Luisa González-Reiche
Guatemalteca. Directora en Heurística, Arte y Educación. Realizadora de capacitaciones docentes sobre nuevas metodologías de enseñanza, tales como Enseñanza para la
Comprensión, Pensamiento Visible y Culturas de Pensamiento para maestros y educadores de preprimaria, primaria, nivel medio y diversificados. Asimismo es diseñadora y
coordinadora del programa de Estudios Superiores en Fotografía y Gestión de Proyectos Fotográficos y Docentes de Teoría de la Imagen en la Fototeca, Guatemala. Realizó
estudios en la Universidad Francisco Marroquín, en el Art Institute of Philadelphia y
en GSE Harvard / Wide World Program.
Pablo Bromo
Guatemalteco. Editor, poeta y reseñista de música. Colabora con diferentes revistas y
ha publicado los libros Arbitraria Muchedumbre, A dos pasos, Alicia, SPAM y Stereo
Offset. Su obra aparece en más de veinte antologías en Estados Unidos, México y
Centroamérica. Dirige la editorial Vueltegato Editores y trabaja en mercadeo.
Carlos González Orellana
Guatemalteco. Poeta. Ingeniero químico. Cursa estudios tanto de literatura como de
maestría en filosofía en la Universidad de San Carlos de Guatemala. Sus textos han
sido publicados en algunas revistas de América Latina. Colaborador permamente de
la revista Casi Literal.
Sergio Castañeda
Guatemalteco. Cursa estudios de Historia y Ciencias Sociales en la Universidad de
San Carlos de Guatemala. Integrante del seminario permanente de teoría crítica. Poeta
y escritor. Escribe para el sitio virtual Casi Literal. Colabora para diversos espacios
virtuales y desempeña un papel activo en las redes sociales. Está asimismo vinculado
a redes comunitarias.
Joss Pinto
Guatemalteca. Es poeta, periodista cultural y estudiante de curaduría de arte contemporáneo. Publicó el poemario Cartas íntimas (2015) con Chuleta de Cerdo Editorial
en Quetzaltenango, y su poesía se encuentra en varias antologías de El Salvador, Guatemala y México. Ha participado en distintos festivales en la Ciudad de Guatemala y
actualmente es co-editora de la revista esQuisses.net.
Dulcinea Gramajo
Guatemalteca. Estudiante de literatura en la Universidad de San Carlos de Guatemala.
Tiene una presencia activa en las redes sociales. Publica por vez primera.
Cristian Garzaro
Guatemalteco. Una de las voces más estimulantes de la actual poesía guatemalteca. Sus
innumerables viajes lo han dotado de una visión a un tiempo personal y cosmopolita.
Es asimismo editor de poesía emergente, de la cual ha publicado poesía berlinesa, portuguesa y española. Poeta inatrapable, su poesía abreva en las distintas experiencias
vividas y las que todavía están por vivirse.
Juan B. Juárez
Guatemalteco. Cursó estudios de Filosofía y Letras. Uno de los críticos de arte más
sólidos en el panorama artístico del país. Colabora asimismo para diversos medios
culturales.
Leo de Soulas
Profesor de Educación Primaria Urbana del Instituto Rafael Aqueche y Bachiller en
Arte con especialización en Teatro, egresado de la Escuela Nacional de Arte Dramático
Carlos Figueroa Juárez. Tiene el título de Profesor en Enseñanza Media en Lengua
y Literatura y el pensum cerrado en la Licenciatura en Letras de la Universidad de
San Carlos. Ha desarrollado una carrera como actor de teatro en propuestas serias y,
eventualmente, ha incursionado como director. Ha sido jurado calificador en distintos
certámenes de dramaturgia. Ha publicado el libro Al borde del precipicio, con Letra
Negra Editores, y diferentes artículos en diversos medios, entre ellos, la revista Conjunto, La Ermita, el blog Casi Literal, Diario Digital y República GT.
Denise Phé-Funchal
Nació en la ciudad de Guatemala en 1977. Escritora y socióloga. Ha publicado Las
Flores (novela, F&G Editores, 2007), Manual del Mundo Paraíso (poesía, Editorial
Catafixia, 2010), Buenas Costumbres (cuento, F&G Editores, 2011), Ana sonríe (novela, F&G Editores, 2015) y La habitación de la memoria (novela, Alfaguara, 2015).
Sus cuentos han sido publicados en antologías en Guatemala, El Salvador, Argentina,
Chile, Estados Unidos, Honduras, Nicaragua, Suiza, Italia, México y Alemania.
Álvaro Sánchez
Artista gráfico y autodidacta radicado en la ciudad de Guatemala, ha colaborado y
publicado en revistas de arte y diseño. Su obra ha sido expuesta en países como Italia,
Francia, Alemania, España, Estados Unidos, Costa Rica, Ucrania, Suecia, Noruega,
Grecia y ciudad de Guatemala, entre otros. La mayoría de sus obras están inspiradas
en la literatura (Bukowski, Ginsberg y Kerouack) en pintura (Francis Bacon, Jean Michel Basquiat, Olivier de Sagazan, Hermann Nitsch) y cine (David Lynch, Jean Luc
Godard, Jim Jarmusch), pero su inspiración es la ciudad de Guatemala y sus calles.
Es asimismo un agudo y amplio conocedor de las expresiones del rock, blues y otras
manifestaciones contraculturales, sobre las cuales escribe y publica periódicamente.
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