Estudios A tacam eños N°17 - 1999 B io lo g ía del grupo prehistórico de Pisagua, costa norte de C h ile 1 J o sé A. C o c il o v o 2, S ilvia Q u e v e d o 3, H é c t o r R E SU M E N 2 3 S ilv ia V a l d a n o 2 y M a r io C a s t r o 3 ción es com pletada con observaciones sobre la incidencia de algunas patologías, el estado de la dentición y las características del perfil dem ográ fico. Se establecen sus relaciones biológicas con otros grupos próxim os del N orte de Chile y se rea lizan inferencias sobre el origen probable de la población local. En la costa norte de Chile y en las proxim idades de la actual localidad de Pisagua, vivió un grupo prehistórico de pescadores desde el 300 AC hasta el 1.450 DC. Sus restos, actualm ente conservados en el M useo N acional de H istoria N atural (San tiago Chile), fueron exhum ados por M ax U hle en 1913 en cuatro cem enterios correspondientes a tres etapas del desarrollo agroalfarero del N orte de Chile (Form ativo, Tiw anaku y D esarrollo R egio nal). El objetivo del presente trabajo es el estudio de la estructura de la población a partir del análi sis de la distribución de rasgos fenotípicos. Bajo el supuesto de distribución al azar de efectos no g e n é tic o s , d ic h a e s tru c tu r a r e f le ja c a m b io s genéticos que dependen de la acción de factores m icroevolutivos asociados con eventos históricos producidos a nivel regional y local. Se relevó un conjunto de rasgos m orfológicos (atributos y va riables continuas) en un total de 120 individuos y se analizó la distribución de estos rasgos de acuer do con el sexo, la edad, la deform ación artificial y el cem enterio de origen, aplicando técnicas de aná lisis estadístico uni y m ultivariadas. Esta inform a 1 H. V a r e l a 2, A B ST R A C T On the northem coast o f Chile and near o f w hat is today the city o f Pisagua, a group o f prehistoric fisherm en lived from 300 A C to 1450 DC. Their rem ains, now preserved at the N ational M useum o f N atural History, w ere exhum ed by M ax U hle in 1913 in four burial sites corresponding to three stages o f the agriculturist developm ent o f Northern Chile. The aim o f the present w ork is the study of the population structure from the analysis o f the phenotypic traits distribution. On the assum ption o f random distribution o f non genetic effects, such structure reflects genetic changes w hich depend on the a c tiv ity o f m ic ro e v o lu tio n a ry fac to rs associated with historical events w hich took p la ce at a local and regional level. The achievem ent o f the aim s required the acquisition o f the set o f m orphological traits (attributes and continuous variables) in 120 individuáis. The study o f the lo cal biology was carried out through the analysis of the distribution o f such features in relations to se x , ag e , a r tif ic ia l d e fo rm a tio n an d so u rc e cemetery. Uni and m ultivariate techniques w ere applied. This was com pleted with observation on the incidence o f certain pathologies and dentition State, and ch a ra c te ristic s o f the d em o g rap h ic profile. Its biological relations with other nearly groups in northern Chile are established, and Trabajo realizado con subsidios de FONDECYT (Chile, Proyecto 348, 1174/83), SUBCYT (Argenti na, Resol. 417/83, 150/85) y UNRC (programa 477/ 83/84/85). Departamento de Ciencias Naturales, Facultad de Ciencias Exactas, Físico-Químicas y Naturales, Uni versidad Nacional de Río Cuarto y CONICET, C am pus, 5800 RIO CUARTO, A rgentina, [email protected] Museo Nacional de Historia Natural, Casilla 787, Santiago, Chile. 207 Tiw anaku (700 -1 0 0 0 DC), Pichalo IV (1000 DC), San M iguel (1200 DC), G entilar ( 1350 DC) e Inca (1450 D C), hasta el colapso de la sociedad indí gena en 1550 (N uñez, 1965 y 1980). El m aterial exhum ado por U hle en Pisagua cubre el registro desde el llam ado com plejo de Faldas El M orro hasta el siglo X IV de nuestra era, lapso durante el cual se espera, a partir de los datos culturales, una activa interacción entre la sociedad local y las po blaciones de otras subáreas y de otras regiones más alejadas. in ferences are realized about local population origin. Introducción La reconstrucción de las características biológi cas de las p o b lacio n es hum an as p reh istó ricas involucra la recuperación de inform ación, a partir de una m uestra de restos óseos, sobre el dim orfis mo sexual, la variación etaria, el efecto de la de form ación artificial, la incidencias de patologías, la nutrición y la dem ografía. E sta inform ación perm ite evaluar de una m anera m ás realista la di ferenciación geográfica de los grupos cuando, a través del estudio de sus relaciones y afinidades biológicas, se intenta una explicación probable sob re los fac to re s d e te rm in a n te s del pro ceso m icroevolutivo que operó en una determ inada re gión. Trabajos de esta naturaleza, no abundan en el área andina centro m eridional y particularm en te en el norte de Chile. A portes parciales pueden m encio n arse p ara la serie de M orro de A rica exhum ada por M ax U hle en 1912 (Cocilovo et al., 1982; M endonga et al., 1983, 1986; M endonga y D iR ienzo, 1 9 8 1 -8 2 ;M artin o eta l., 1991;M artino y Cocilovo, 1988, etc), derivados del desarrollo desde 1978 del proyecto conjunto “M icroevolución en Poblaciones del A rea A ndina M eridional” entre especialistas argentinos y chilenos. El paisaje de Pisagua participa de las característi cas generales vinculadas con el D esierto de Atacam a en la costa árida, en la cual los principales factores lim itantes para el desarrollo de la pobla ción son la disponibilidad de agua, de alim entos y de com bustible. El clim a es desértico con nubla dos abundantes (BW n) con un a alta hum edad re lativa, gran frecuencia de días nublados, escasas precipitaciones y régim en térm ico hom ogéneo; los vientos dom inantes son de com ponente sur y su doeste (E rrazuriz et al., 1987; N uñez y Varela, 1967-68). E l p rincipal accid en te g eográfico lo constituye la Punta Pichalo (19° 36' 30” latitud y 70° 19' de longitud W ). El relieve es abrupto y no existe una terraza de abrasión verdadera, tam po co hay una desem bocadura de río propiam ente dicha, sino un poco m ás al norte cerca de Pisagua Viejo. C om enzando casi en el borde del agua, el terreno sube en una m arcada pendiente por 335 m, al cabo de la cual continúa p o r 450 m m ás has ta el nivel general de la m eseta costera. Los yaci m ientos se encuentran localizados en prom onto rios rocosos o em inencias destacadas que ofrecen reparo para el oleaje y perm iten, a la vez, la prác tica de la pesca com o fuente principal de recur sos. Este m odo de vida parece haber perdurado aún después de la introducción de la agricultura cuya producción no debe h aber alcanzado para inducir un cam bio substancial en el tipo de sub sistencia (Bird, 1943 y 1946). El presente inform e se refiere a los principales resultados obtenidos durante el estudio de los m ateriales de la colección M ax U hle de la locali dad de Pisagua, con la finalidad de brindar una contribución al conocim iento de la biología del grupo en el sentido antes indicado. Esto incluye adem ás, la investigación de la estructura de la m uestra según su distribución en cuatro cem ente rios posiblem ente pertenecientes a distintos m o m entos del desarrollo cultural del norte de Chile y de sus relaciones con otras localidades. Un trata m iento más com pleto del tem a se encuentra en Cocilovo (1995). P róxim a hacia el norte, se desarrolla la quebrada de T ana o C am iñ a q ue se co n tin ú a con la de T iliviche y la de Jazpam pa, constituyendo una vía p r o b a b le d e c o m u n ic a c ió n q u e en tie m p o s preagrícolas perm itió integrar el aprovecham ien to de los recursos de distintas regiones, en un m e canism o de transhum ancia, entre P isagua y la lla m ada Pam pa del Tam arugal, con la existencia pro Para la zona de Pisagua, la arqueología hoy con cibe un sistem a de desarrollo cultural continuo con dataciones desde el V III m ilenio AC, hasta la con quista española, desde T iliviche (7810 ± 4 110 AC), Punta Pichalo I (4206±220 AC), P unta Pichalo II (3666±145 AC), Chinchorro (2930±320 AC), Fal das del M orro (0-700 D C), Pichalo III (700 DC), 208 bada de cam pam entos interm edios com o: Saya, Q uiuña Bajo, T iliviche y A ragón (N uñez et al., 1976). Seguram ente, a este circuito no debió estar ajena la zona altiplánica, que en épocas posterio res pudo haber aportado recursos agropecuarios propios com o la quinua y la papa, que hasta hoy se m anejan con una tecnología sim ilar por ejem plo en Islu g a (L anino R ozas, 1977; A lbornoz Acosta, 1977). ciones locales que desde el Período A rcaico se fueron paulatinam ente diferenciando desde el pun to de vista biológico en áreas geográficas y en biotopos específicos, a pesar de las com probadas interacciones culturales entre ellas (C ocilovo y Rothham m er, 1990). Por razones técnicas, los trabajos antes citados se realizaron em pleando un conjunto de nueve va riables craneométricas. En cada muestra la influen cia de los factores de variación interna com o el sexo, la edad y la deform ación artificial en la po sición del vector de m edias no fue adecuadam en te resuelto por el escaso núm ero de observaciones disponibles en varias series y por desconocim ien to del verdadero efecto sobre la estim ación de las distancias D 2. L as experiencias realizadas aquí intentan resolver este pro b lem a m ediante una evaluación previa de tales factores en la expre sión de las características m étricas y la posterior reducción de su efecto por la aplicación de una técnica num érica que perm ite trabajar con los va lores residuales, descontando la variación produ cida por cada uno de ellos. El conocim iento de las interacciones biosociales im plica adem ás del aporte de la arqueología, la incorporación de los datos obtenidos por medio de los estudios de relaciones biológicas entre los distintos grupos. Investigaciones anteriores per m itieron com prender la variación geográfica de la m orfología de los grupos prehistóricos desde Perú hasta Tierra del Fuego, y su correlación con la distribución espacial (Cocilovo, 1981; Cocilovo y Di Rienzo, 1985). Casi sim ultáneam ente se en c a ra ro n tr a b a jo s p a ra e s tu d ia r la v a ria c ió n cronológica de la m orfología craneana desde el punto de vista m étrico y no m étrico en el Valle de A zapa (N orte de Chile), cuyos resultados perm i tieron verificar una alta correlación entre las dis tancias D 2 y las diferencias cronológicas entre las m uestras, habiéndose postulado la acción de m i g ra c io n e s de a m p lio ra n g o s o b re la re g ió n (R o th h am m eretal., 1981,1982 y 1984). Con pos terioridad se dem ostró la influencia en esa región de poblaciones altiplánicas (R othham m er et al., 1983) y am azónicas (Rivera y Rothhammer, 1986), sentándose las bases para explicar el poblam iento del N orte de C hile a p artir de cinco corrientes m igratorias (R othham m er et al., 1984; R othham m er et al., 1986). M aterial y m étodos D e acuerdo con la inform ación proporcionada en los catálogos del M useo N acional de H istoria Natural la colección de Pisagua fue recuperada por M ax U hle en los m eses de m ayo, setiem bre y no viem bre de 1913, a partir de cuatro cem enterios designados con las letras “H ”, “d” , “c” y “A ” , ubicados en los alrededores del poblado actual y de Punta Pichalo (figura 1). Siguiendo los traba jo s de U hle (1913 y 1919) y las propuestas de N uñez (1965,1968 y 1978) es posible asignar cada cem enterio, con alguna aproxim ación, a un m o m ento d eterm inado del d esarro llo cu ltu ral del N orte de Chile. Sobre los depósitos precerám icos se dispone la fase de ocupación Pichalo III (200 300 DC) con la incorporación efectiva de recur sos agrícolas, cerámica, el uso de grandes turbantes e inhum aciones en posición genuflexa en grandes canastos, equivalentes al inventario del sitio “d” y al llam ado com plejo Faldas del M orro de A rica (Form ativo). Luego, con rasgos Tiw anaku prin cipalm ente en los textiles, se habría form ado una nueva ocupación (400 al 1000 DC) atestiguada por los restos hallados en los cem enterios “c” y “A ”. El desarrollo postiw anaku (D esarrollo Regional) E m pleando un conjunto de m uestras con cronolo gías conocidas y aproxim adas de Perú, Bolivia, N.O. A rgentino y N orte de Chile se preparó el p ri m er cuadro de desarrollo biológico de los grupos prehistóricos del área C entro Sur A ndina y se pro porcionaron las hipótesis más probables sobre el origen de las poblaciones de varias localidades. L a estructura básica estuvo fundada en los desa rrollos del Valle de A zapa, de Pisagua y de San Pedro de A tacam a. Los principales resultados in dican la conform ación de dos grandes conglom e rados separados por la cordillera andina: uno en el N orte de C hile y otro en el N.O. Argentino, con tando cada uno de ellos con un conjunto de pobla 209 se correspondería con los m ateriales del cem ente rio “H ” y a la fase Pichalo IV (1000 al 1430 DC), con contactos evidentes con la cultura A rica (Fi gura 1). A unque la citada colección está com puesta por cerca de un centenar de restos óseos, 60 cuerpos m o m ific a d o s y a b u n d a n te m a te ria l c u ltu ra l exhum ados en cuatro cem enterios próxim os a la Figura 1: U bicación de la localidad de Pisagua (costa norte de Chile) en la cual se obtuvieron los m ateriales em pleados en el presente trabajo. Tabla 1: Pisagua. Com posición y estructura de la m uestra p o r cem enterio, sexo y edad. COM PONENTE D F SEXO C I M F A I M F H I M F T otal I T o ta l M F I 1 2 22 16 16 1 6 2 16 15 4 14 2 57 44 19 G en eral ED A D N IN O SUB A D U L T O A D U L T O JO V E N ADULTO AD. M ADURO AD. M AD. AVA. Sub T otal Total 1 1 2 I 5 5 2 1 4 6 2 2 14 1 13 4 1 2 3 1 8 26 5 6 3 1 2 1 3 3 8 5 3 7 18 31 7 2 9 6 18 1 1 2 4 29 1 2 7 1 2 15 9 4 39 33 20 120 M = M asculinos, F = Femeninos, I = Indeterminados; D = Protonazca, C = Tiwanaku, A = Tiwanaku-Atacameño y H = Atacameño. 210 rios. C om o no es posible suponer ausencia de interacción entre los citados factores, los diseños experim entales em pleados fueron preparados para superar este inconveniente. En el caso de los atri butos se tuvo en cuenta poner a prueba previa m ente la independencia entre estos factores (sexo x edad, sexo x deform ación, sexo x cem enterio, edad x deform ación y edad x cem enterio y defor m ación x cem enterio) antes de hacer inferencias sobre la distribución de una determ inada caracte rística en función de ellos. En todos los casos, las variantes no m étricas fueron evaluadas com o pre sencia y ausencia y para los atributos m ayores o gruesos, se siguieron las categorías que se especi fican en la tabla del A péndice 1. Con respecto a las variables m étricas se procedió a realizar la dócim a de cada efecto por separado elim inando antes la variación producida por los otros, es d e cir, trabajando con los valores residuales (Sokal y Rohlf, 1979). localidad hom ónim a, la m uestra que en realidad fue trabajada se consigna a continuación (Tabla 1). Los restos óseos disponibles para su estudio están representados casi exclusivam ente por cabezas y cráneos, el m aterial postcraneano es sum am ente escaso y no fue considerado. Se observa una pro porción m ayor de individuos m asculinos que de fem eninos; los indeterm inados son ejem plares in fantiles. Son m ás frecuentes las piezas que pre sentan algún tipo de deform ación artificial, y en tre éstos predom inan los tabulares; los indeterm i nados con respecto a este atributo son restos muy fragm entados. Las tareas de relevam iento fueron realizadas en el M useo N acional de H istoria N atural de Santiago (Chile), las cuales incluyeron la observación sis tem ática de un conjunto de rasgos: atributos m a yores (m orfoscopía gruesa), atributos m enores (rasgos no m étricos) y variables métricas. La in form ación recuperada fue prim eram ente consig nada en form a estandarizada en fichas especiales y c o n tro la d a p o r m ás de un o b se rv a d o r. El relevam iento de 29 rasgos anatóm icos gruesos, en las cinco norm as craneales, fue llevado a cabo de a c u e r d o c o n C o m a s ( 1 9 6 6 ), B a ss (1 9 7 1 ), Brothwell (1981), Stew art (1979), H rdli?ka (1947) y A nderson (1962), com plem entadas con Testut (1921), B órm ida (1953/54 y 1961/63), N eum an (1942), W eiss (1961), D em bo e Im belloni (1938) y Ferem bach, Schw idetzky y Sloutkal (1979). La observación de 35 rasgos no m étricos se hizo de acuerdo con el trabajo de Castro y Q uevedo (198384). La determ inación del sexo, de la edad y de la deform ación artificial fue encarada según Genovés (1962), S tew art (1979), Im belloni (1925), D em bo e Im belloni (1938), Neum an (1942), Weiss (1961 y 1962), y p articu la rm en te F erem bach, Schw idetzky y Sloukal (1979). Las m ediciones de 53 variables fueron realizadas de acuerdo con las recom endaciones de la C onvención Internacional de M onaco (1906, en Com as 1966), W ilder (1920) y Bass (1971). Las dócim as de hipótesis referidas a proporcio n es p a ra la s e x p e r ie n c ia s c o n c a r a c te r e s m orfológicos gruesos y rasgos no m étricos fue ron realizadas em pleando la distribución Chi2 para tablas de contingencia 2 x 2 y R x C (Snedecor y Cochran, 1984; Lison, 1976). La evaluación de las diferencias entre valores m edios para edad, dimorfismo sexual, deform ación y cem enterios fue realizada por medio del análisis de la varianza para un criterio y dos o m ás niveles. Previam ente fue ron controlados los supuestos de distribución nor mal y de hom ocedasticidad por las estadísticas W y W , y sus correlativas W y u para la asim etría y la curtosis, y M ’ de B arttlet (R ao ,1952:218-219; Schapiro y W ilk, 1965; D avid et al., 1954; Bliss, 1967:239-241; S okal y R ohlf, 1979; S cheffé, 1959). Tam bién, las diferencias entre cem enterios fueron evaluadas em pleando técnicas de estadís tica multivariada. La reconstrucción de la estructura paleodem ográfica del grupo de Pisagua fue encarada siguiendo las recom endaciones de U belaker (1974) para el cálculo de la tabla de vida, considerando la m ues tra total com o derivada de una única población. L a m uestra disponible fue clasificada por clases d e e d a d , se x o , d e f o r m a c ió n y c e m e n te r io , procediéndose con posterioridad al estudio de la distribución de las distintas variables de acuerdo con la variación etaria, el dim orfism o sexual, la deform ación artificial y los com ponentes funera El estudio de las relaciones y afinidades biológi cas entre Pisagua y otras series del N orte de Chile (M orro de Arica, San Pedro de A tacam a y Calama) fue desarrollado analizando las diferencias 211 entre las localidades. Bajo el supuesto de distri bución norm al m ultivariada e igualdad de m atri ces de dispersión, las diferencias entre los vectores m edios de k m uestras p variadas em pleando va riables m étricas pueden ser docim adas m ediante la estadística Lam bda de W ilk (Seber, 1984; Rao, 1952) y su aproxim ación basada en la distribu ción F. Para el caso particular cuando k = 2 (Rao, 1952; Seber, 1984) las diferencias entre pares de grupos pueden ser evaluadas por el valor D2 trans form ado en un cociente entre varianzas F con p y m grados de libertad. Partiendo de un conjunto de 36 m ediciones y 291 observaciones corregidas para edad, sexo y deform ación artificial, se aplicó un procedim iento de selección m ultivariado paso a paso que perm itió obtener un subconjunto de 13 variables elegidas com o las de m ayor poder dis criminante. Con estas m ediciones se realizaron los cálculos del análisis discrim inante canónico. tos los m ateriales de algunas fases en el esquem a que sigue: San Pedro I incluye m ateriales de I y 1/ II, San Pedro II de II y II/III, San Pedro III de III (Illa) y San Pedro IV de IV (Illb). La presente serie fue obtenida en los cem enterios Toconao Oriental, Q uitor 1 ,2 ,5 ,6 , y 8, Coyo Oriental, Yaye 1, 2, 3, y 4, sum ando en total 118 ejem plares. Un estudio com pleto sobre esta colección fue reali zado por Varela (1997). Con la denom inación de M orro de A rica defini mos una m uestra osteológica derivada de la co lección del M useo N acional de H istoria Natural (Santiago, Chile) obtenida por M ax U hle en 1912 en cem enterios de la Pam pa de Chinchorro y en los faldeos del M orro de la ciudad de Arica. C o rre sp o n d e a una fase del d e sa rro llo cu ltu ral preagroalfarero contem poránea con el llam ado com plejo Chinchorro (3000 AC), resultante de la actividad de una com unidad de hábitos costeros c o n u n a e c o n o m ía c a z a d o ra y p e s c a d o ra (Dauelsberg, 1974; Rivera, 1975; Mostny, 1977). En esta oportunidad hem os em pleado 44 ejem pla res de am bos sexos, de edad adulto y m aduro, de formados circularm ente y no deform ados. Resultados Con el nom bre de Calam a designam os una m ues tra de 66 cráneos obtenida en 1912 por M ax Uhle en el cem enterio de C hunchurí próxim o a la loca lidad citada, tam bién form ada por ejem plares de am bos sexos, adultos, m aduros y seniles, defor mados artificialm ente y no deform ados. E sta lo calidad corresponde al yacim iento Dupont-1 del período de D esarrollo Regional postiw anaku d a tado en 1490±100 (Nuñez, 1965). Tal com o fueron diseñadas las distintas experien cias realizadas en el presente estudio, se exponen los siguientes resultados con referencia al dim or fismo sexual y a la variación etaria, a la deform a ción artificial y a la diferenciación por cem ente rios, a la paleodem ografía y a las relaciones con otros grupos. Un estudio más com pleto se encuen tra en Cocilovo (1995). D im orfism o Sexual En la tabla 2 se consignan los resultados de las dócim as de hipótesis de independencia referidas a los atributos mayores. No hem os obtenido prue bas suficientes com o para dem ostrar una asocia ción entre el sexo, la edad y la deform ación artifi cial de las piezas. Tam bién parece ser indepen diente de este carácter el grado de conservación, el desgaste dentario, la prom inencia del vertex y del o c c ip u c io , el p e rfil c ra n e a n o , lo s arcos cigom áticos (cripto y fenocigia) y la form a del foramen magnun. En cam bio, se com prueba cla ram ente el dim orfism o sexual con relación al ta maño y al peso de los cráneos. La prom inencia g la b e la r, el su rc o r e tr o g la b e la r , lo s a rc o s superciliares y los relieves óseos son más m arca dos en los cráneos m asculinos y en los femeninos predom inan las caras angostas, los huesos nasales son menos pronunciados, las aberturas y las espi- San Pedro de A tacam a constituye una serie de 114 ejem plares de la colección del M useo de A rqueo logía de la localidad hom ónim a, integrada como la anterior con piezas m asculinas y fem eninas, adultos, m aduros y seniles, y cráneos deform a dos (tabulares erectos y oblicuos) y no deform a dos. Estos m ateriales corresponden a los siguien tes períodos: San Pedro I (500 A C-300 DC), San Pedro II (300 D C -900 DC), San Pedro Illa (900 D C-1300 DC) y San Pedro Illb (1300 DC-1536 DC) de acuerdo con la observaciones de Costa Junqueira (1985) sobre la periodificación original de Orellana (1963a y b). En este trabajo, por razo nes técnicas relacionadas con la cantidad de ob servaciones por subm uestra, se consideraron ju n 212 Tabla 2: A tributos M ayores, valores Chi2 de las pruebas de independencia pa ra sexo, edad, deform ación artificial y variación entre cem enterios V A RIA BLE SEXO EDAD D EFORM A CIO N C O N SER V A CIO N TA M A Ñ O D EL CRANEO PESO DEL CRA N EO RELIEVES OSEOS FORMA D E LA CARA G LABELA SU TU R A M ETOPICA ARCOS SU PER CILIA R ES FORMA D E LAS O RBITA S A B ER TU RA S N A SA LES ESPINA N A SA L TA M A Ñ O H U ESO M ALAR D ESGA STE D EN TARIO VERTEX IN C LINA C IO N FRONTAL SU R C O R ETRO G LA BELA R PRO M IN EN . HUESOS N A SALES ARCOS C IG O M A TICO S CRESTA SU PRA M A STO ID EA OCCIPUCIO APO FISIS M A STO ID EA A LTURA D E LA BOVED A RELIEV E PLANO NU CA L PR O TU B .O C C IPITA L EX TERNA PERFIL C RA N E A N O ARCOS C IG O M A TICO S PLA G IO CEFA LIA FORMA FO R A M E M M AGNUN DEPRESIO N ESFEN O ID A L TA M A Ñ O FO SA S G LEN OID EA S 7,306 3,071 0,489 2 2 2 1 1 7,182* 2 5,620* 7,855* 1 2 3,007 5,142 9,936** 11,000** 1 1 2 8,969** 0,323 2 9,688** 20,639** 3,028 1,489 8.028** 0,914 11,988** D EFO R M A CIO N EDAD SE X O 2 2 2 2 13,419 5,436 35,306** 23,885** 30,284** 15,403** 7,438 10,152* 42,433** 8,798 14.095* 11,539* 35,008** 44.426** 5.241 14.690* 13,075** 18,200** 45,958** 17,862* 0,553 42,525** 1.947 21,741** 7,528 14,745 18,521** 3,402 1,744 7,922 33,698** 6 6 6 3 6 6 6 3 3 6 6 6 3 6 2,795 16,648* 17,499* 16,084* 0,826 17,914** 6,483 2,380 3,194 7,527 2,955 8,630 15,188 30,328** 27,787** 0,878 4,131 6.953 4,465 3,794 11,386 28,248** 17,712* 20,708** 38,516** 12,872* 19.378** 0,428 5,952 7,513 CEM EN TER IO G.L 11,968** 9,402 35,581** 1,738 15,040* 11,798 21,387** 11,129* 12,069** 4,312 13,018* 1,292 3,225 2,092 11,016 6.648 3,203 15,026* 3.630 5,055 8.008 4,595 0,698 10,361 15,620* 8,704 6,956 j 21,040* 0,729 7,690 10,493* 10.994 5,388 * y ** rechazos de la h ip ó te sis nula a los niveles d el 0,05 y 0,01 de p ro b ab ilid ad nes, deben ser tom ados con precaución u om iti dos los resultados de las décim as para diferencias entre sexos realizadas con estas características. Con respecto al resto hay 37 m ediciones que se m anifiestan diferentes entre m asculinos y fem e ninos. A quellos se caracterizan por alcanzar m a yores dim ensiones en la longitud y altura de la bóveda, en la anchura de la base craneal, en las dim ensiones generales de la cara y en la altura de la nariz, en las dim ensiones del foram en magnun, la capacidad craneana, en las curvas horizontal, nasion bregm a y bregm a lam bda, y en el m axilar inferior. ñas nasales son pequeñas y la sutura m etópica es más escasa. En los m asculinos se destaca la cresta supram astoidea así com o la apófisis m astoidea, el hueso m alar es más robusto y el frontal más incli nado, las bóvedas son m ás altas y las líneas nucales y la cresta occipital aparecen m ás m arcadas. En la tabla 4 se exponen los resultados de la prue ba F sobre la igualdad de los valores m edios de rasgos m étricos entre uno y otro sexo. El supues to de distribución norm al se cum ple en la m ayoría de las variables, sin em bargo hay algunos casos d e c u r to s is y de a s im e tría m a rc a d a (a ltu ra sinfisiana y altura del cuerpo m andibular en fe m eninos). Se verificaron varianzas desiguales al nivel del 0,05 en el caso de la anchura bim astoidea y biastérica, de la longitud m axilo alveolar y de la altura del cuerpo m andibular. Por estas razo En la tabla 3 figuran los valores de las dócim as de independencia para atributos m enores (rasgos no métricos). En este ensayo no hem os obtenido prue bas suficientes para dem ostrar asociación entre el sexo de las piezas y la distribución de la mayoría 213 Tabla 3: A tributos menores, valores Chi2 p a ra las décim as de independencia referidas al sexo, la edad, la deform ación artificial y el cementerio. VARIABLE DEFORM ACION SEXO EDAD SURCOS DEL FRO N TA L FORAMEN SUPRA ORBITARIO ESCOTADURA SUPRAO RBITA RIA FORAM EN 0 ESCOTA. FR O N TA L TU BERCU LO TROCLEAR FORAM EN ETM O I.A N TER.SU TU RA . SUTURA INFRA O RBITA RIA FORAM EN IN FR A O R B IT.A C C ES. FORAMEN CIG O M A TICO FA CIA L TU BRERCULO CIGOM AXILAR TU BER O SID A D M ALAR TU BERCULO M ARG IN A L H U ESO PTERICO H U ESO ESCA M .PA RIET.TEM PORA L HUESO ASTERICO RAMA EM ISARIA A RT.M EN.M ED . A R T.TEM P.PRO FU N D A POSTERIOR FORAMEN PA LAT.M EN .A CCESO RIO ESPOLONES A LA PTER.LA TERA L FORAMEN EM ISARIO ESFEN O ID A L D EHISCENCIA LAM. TIM PAN ICA FOR. M A R G IN . LAM TIM PÁ N ICA TU BÉRCULO PRECONDILEO FORAM EN C O ND ILEO IN TER M ED IO APOFISIS PA R AM ASTOIDE LIG AM EN TO APICAL O SIFICA D O FORAMEN HIPO G LO .D O BLE CA NA L CONDILEO PO STERIOR H UESO A PIC A L 0 LAM BDÁTICO. HUESO SUTURA LA M BDICA HUESO EPACTAL PRESENCIA LINEA N U CA L ALTA W ORM IA N O OCCIPITO M A STO ID E O FORAMEN M ASTO ID EO EX SUTU . APOFISIS M ASTO ID ES ESCO TA DA FORAMEN PARIETAL SEXO 2,959 1,914 0,166 0,074 0,490 0,037 0,028 0,345 0,580 0,007 7,025* 7,313** 0,433 0,045 0,356 0,186 0,167 0,104 0,003 2,514 0,069 0,0 0,023 0,002 0,184 0,262 0,768 0,952 0,708 2,919 0,351 0,020 0,004 0,019 1,863 0,134 0,068 EDAD DEFORM ACION 2,668 2,992 0,752 1,545 3,316 5,214 0,594 0,030 0,448 4,767 2,376 1,786 0,620 1,657 0,335 0,182 4,550 2,376 0,608 3,467 0,252 1,819 1,386 3,203 0,096 0,200 0,118 0,852 4,624 3,702 0,135 1,175 0,936 1,566 0,475 0,697 2,689 3,685 7,372 9,137 3,841 1,837 1,936 2,530 1,869 0,492 0,392 4,644 2,474 4,290 1,800 4,802 6,467 2,527 9,059 0,778 0,209 5,421 1,694 11,734 0,994 5,078 2,014 1,063 3,599 2,438 0,232 0,158 2,024 0,802 1,459 8,115 0,173 1,006 GL C EM EN TER IO 24,844* 9,000* 8,136 5,087 2,426 0,241 0,157 2,746 2,283 1,680 1,691 0,498 9,660 3,102 0,114 3,535 5,761 1,499 1,243 6,163 0,605 3,071 4,829 2,834 5,291 1,728 6,818 0,212 2,916 1,498 6,135 2,717 2,912 1,744 1,616 4,996 9,396 3,365 0,087 GL t y ** rechazos de las hipótesis de nulidad a los niveles del 0,05 y 0,0 de probabilidad de los rasgos considerados con la excepción del tubérculo cigom axilar y la tuberosidad malar. bles m orfoscópicas ocurren con independencia de la variación etaria, com o por ejem plo el tipo de deform ación, la conservación, la prom inencia de la glabela, la form a de las órbitas, el vertex, el occipucio, etc., m ientras que otras se m uestran estrecham ente asociadas com o el tam año del crá neo, los relieves óseos, la form a de la cara, el ta m año de los arcos superciliares, la abertura nasal y los huesos m alares, cuyas categorías de m enor desarrollo son m ás frecuentes en las clases de m enor edad. El desgaste dentario sigue un patrón de edad creciente en form a neta, la sutura metópica Variación etaria En la tabla 2 se dan los valores de las pruebas de independencia referida a la distribución de los ras gos m orfológicos gruesos en función de la edad de los cráneos. En este diseño se han agrupado las clases prerreproductivas (1, 2 y 3) por el escaso núm ero de ejem plares disponibles. Los principa les resultados indican que un conjunto de varia 214 Tabla 4: Variables m étricas, décim as de hipótesis (Valores F) referidas a las diferencias debidas al sexo, la edad, la deform ación y el cem enterio VARIABLE LONGITUD MAXIMA GLA-OPIST. LONGITUD GLABELA INION ANCHURA MAXIMA ALTURA BAS1LOBREGMATICA ALTURA PORIO BREGMATICA DIAMETRO FRONTAL MINIMO DIAMETRO FRONTAL MAXIMO ANCHURA BIMASTOIDEA ANCHURA BIMASTOIDEA MAX. ANCHURA BICIGOMATICA ALTURA DEL POMULO ANCHURA BIAURICULAR DIAMETRO NASIO BASILAR DIAMETRO ALVEOLO BASILAR ALTURA NASIO ALVEOLAR ALTURA DE LA NARIZ ANCHURA APERT.PYRIFORMIS DISTANCIA INTERORB.ANTE. ANCHURA BIORBITARIA ANCHURA DE LA ORBITA ALTURA DE LA ORBITA LONGITUD DEL PALADAR ANCHURA DEL PALADAR ALTURA ORBITO ALVEOLAR LONGITUD FORAMEN MAGNUM ANCHURA FORAMEN MAGNUM CAPACIDAD CRANEANA ANCHURA FRONTO MALAR ANCHURA BIMAX1LAR MAXIMA ANCHURA BIASTERICA DIAMETRO NASION SPHENOBA. DIAMETRO ALVEOLO SPHENOB. DIAMETRO BASION GNATION ALTURA NASION GNATION ANCHURA MAXILO ALVEOLAR LONG. MAXILO ALVEOLAR CURVA TRANSVERSAL CURVA HORIZONTAL P/OPIST. CURVA NASION BREGMA CURVA BREGMA LAMBDA CURVA LAMBDA OPISTION ANCHURA B1CONDILEA ANCHURA BIGONIACA LONGITUD MANDIBU LA ALTURA RAMA MONTANTE ALTURA MIN. RAMA MONTANT. ANCHURA RAMA MONTANTE ANCHURA MIN. RAMA MONT. ALTURA SINFISIANA ALT. CUERPO MANDIBULAR ESPESOR CUERPO MANDIBULAR ANGULO (GONION) SEXO 15,7267** 12,9622** 0,9695 10,9735** 2,4822 2,2493 0,2132 6,9327*(1) 15,2966** 31,1021** 4,0610* 22,1744** 6,0375* 0,3345 6,7173* 7,8070** 0,1401 4,3337* 1,4575 2,2513 2,0495 3,1038 0,5272 6,1373* 10,5844** 7,6293** 8,3055** 6,7863* 10.7233** 0,1191(1) 1,9164 1,9220 5,1003* 5,5525* 7,6106** 0,0815(1) 0,3620 14,8392** 9,6240** 3,9870* 2,7247 4,9778* 10,0382** 1,5408 6,8242* 4,1476* 3,9283* 2,1844 4,1939* 4,9984*(1) 0,3898 5,1421* EDAD 7,1180** 8,8084**0) 5,9576** 4,6975** 3,4032* 2,8517* 3,6526** 9,5148** 13,1627** 34,2599** 7,6827** 16,0453** 12,2653** 7 9217** 17,5672** 16,9320** 5,2773** 4,5232** 17,2207** 11,5696** 6,4689** 9,4532** 8,0332** 18,1495** 1,1841 3,0795* 1,3299 19,3527** 17,0223** 6,3868** 9,2156** 12,6478**0) 7,9872**0) 10.3200** 7,3001** 20,3480** 6,3053** 14,4322** 3,3904* 1,7303 1,3940 11,2399** 9,6879** 6,4057** 13,6378** 13,3569** 13,1248** 6,2154** 6,0960** 4,3194**0) 4,1597** 2,6496* 81 74 44 51 DEFORMACION 6,8896** 3,7903** 6,6833**(1) 2,5046 2,3299(1) 3,1180* 3,9549** 1,9536 2,2968 2,4687 0,6904 2,6054* 2,990* 1,6266 1,0201 0.8085 0,4115 3,4764* 3,2507* 1,1321 1,3340 1,2778 0,9060 1,4782 1,4897 1,3689 0,4408 2,7567* 1,1675 1,3952 2,4830 1,0417 0,5482(1) 1,7568 0,4665 1,5414 3,5973* 1,7516 2,3870 0,5871 0,9563 3,0651*(I) 3,5905* 1,4817 1,5377 0,1881 1,0097 1,3516 0,7984 2,3539 0,5734 0,5145 G.L CEMENTERIO 0,8093 0,0085 3,5147(1) 0,3127 0,8125 0,9918 1,8753 0,9231 0,3860 2,8755* 1,1068 0,7494 0,1463 0,6575 0,4281 0,6127 0,7437 0,4029 0,3466 0,2134 1,2377(1) 2,9966* 1,3042 0,7910 0,0041 0,1874(1) 0,3415 0,6347 1,7407 1,2348 0,2575 0,7571 0,5099 0,6734 0,8310 1,1387 0,2858 0,4157 0,1531 1,3585 0,1995 0,4437 0,8968 0,2931 1,0053 0,4375 1,0974 1,0601 0,2654(1) 0,3174 1,5957 0,7762 G.L * y ** rechazo de la hipótesis de nulidad a los niveles del 0,05 y 0,01 de probabilidad, (1) heterogeneidad de varianzas al nivel 0,05 de probabilidad. 215 desaparece, el frontal se inclina progresivam ente, el surco retroglabelar se m arca más, igual que la prom inencia de los huesos nasales y el desarrollo de los arcos cigom áticos, entre otras característi cas. res respectivam ente. No hem os com probado variaciones significativas producidas por la práctica cultural de diversos ti pos (tabular erecta y oblicua, circular erecta y obli cua) en num erosos atributos m ayores com o la for m a de la cara, la presencia de sutura m etópica, el tam año de los arcos superciliares, la form a de las órbitas, el tam año de las aberturas nasales, el ta m año de los m alares, etc. Pero la acción de los aparatos deform antes, com o era de esperar, si p a rece ponerse de m anifiesto a nivel de la glabela y del vertex, de la inclinación del frontal y de la al tura de la bóveda, en la protuberancia occipital externa, del perfil craneano y en la presencia de plagiocefalía, etc. (Tabla 2). Tam poco se observó u n a a s o c ia c ió n e n tr e lo s d is tin to s tip o s deform atorios y el desgaste dentario. Los cam bios antes señalados indicadores de un efecto dependiente de la edad de desarrollo de los individuos se acom pañan de una evidente varia ción m étrica tal com o se pone de m anifiesto en la Tabla 4, en la cual se consignan los resultados de las décim as de hipótesis referidas a las diferen cias entre los valores m edios. Las pruebas previas referidas a la distribución de las variables indica ron algunos problem as de curtosis y dos casos de asim etrías al 0,01 de probab ilid ad (la anchura biastérica y la altura sinfisiana) en alguna clase de e d a d . T a m b ié n se c o m p ro b a ro n v a r ia n z a s heterogéneas al nivel del 0,05 en la longitud antero p o ste rio r g la b e la in io n , el d iá m e tro a lv é o lo sphenobasion y la altura nasion gnation, y al nivel del 0,01 en la altura del cuerpo mandibular. El efec to de la edad se m anifiesta en la m ayoría de las características m étricas estudiadas a dos niveles de significación. En cam bio, carecem os de prue bas suficientes para com probar la variación etaria en el caso de la capacidad craneana, la longitud del foram en, la curva bregm a lam bda y lam bda opistion. En todos los casos se observa un claro patrón de crecim iento gradual. Del total de variables m étricas analizadas (Tabla 4), no podem os tom ar en cuenta los resultados obtenidos con respecto a la anchura de la órbita, la anchura bigoníaca, la altura sinfisiana y el án g u lo g o n io n , p u e s p re s e n ta n d is trib u c io n e s asim étricas, y la anchura m áxim a, la altura porio bregm ática, el diám etro basion gnation y la an c h u r a b ic o n d íle a q u e p r e s e n ta n v a r ia n z a s heterogéneas al 0,05 de probabilidad. El factor deform ación se puso en evidencia particularm en te a nivel de la longitud y anchura del cráneo, de lo s d iá m e tro s f r o n ta le s ( ta b la 4 ), a n c h u r a b ia u ricu la r, d iá m etro n asio b asila r, d ista n c ia interorbitaria, anchura biorbitaria, anchura fronto malar, etc. E xiste un conjunto de m ediciones que parecen ser invariantes, entre las que se destaca la capacidad craneana. Los atributos m enores se m anifestaron insensibles a la variación entre ejem plares adultos, m aduros y seniles tal com o puede apreciarse en la tabla 3, en la cual figuran los resultados de los valores C hi2 correspondientes a las dócim as de independencia para estos caracteres. Este es un resultado de nues tro diseño que no incluyó individuos infantiles y juveniles. En el futuro, si se cuenta con esta infor m ación es posible que se pueda com probar la in fluencia de la variación etaria en la distribución de estos rasgos. Con respecto a los atributos m enores (Tabla 3) nada hace pensar en una distribución diferente entre los distintos tipos deform atorios y los ejem plares norm ales. Variación entre cem enterios D eform ación craneana artificial En las tablas 2, 3 y 4 se presentan los resultados de las dócim a de hipótesis referidas a la distribu ción de los tres conjuntos de variables analizados en este trabajo en función de los cuatro cem ente rios. En las tablas 2, 3 y 4 se consignan los resultados de las dócim as de hipótesis referidas al análisis de las variaciones producidas por la deform ación ar tificial en la m orfogénesis del cráneo desde el pun to de vista de características anatóm icas gruesas, de las variables m étricas y de los atributos m eno Los datos disponibles no perm iten com probar una 216 variación apreciable de la estructura por edades entre los distintos com ponentes, pero si en lo que respecta al sexo y a la deform ación artificial (Ta bla 2). Del conjunto de atributos gruesos analiza dos sólo nueve presentan proporciones diferentes entre cem enterios. L a distribución de los sexos varia con respecto a la esperada en el cem enterio A. A quí se produce una inversión en las propor ciones normales, observándose un exceso de ejem plares fem eninos y una escasa ocurrencia de m as culinos. La deform ación artificial tam bién se en cuentra asociada con el tipo de cem enterio: los m odelos circulares ocurren con m ayor frecuencia y los tabulares oblicuos no existen en la unidad D, y en la designada con H predom inan los tabulares oblicuos y están ausentes los circulares erectos. Estas com probaciones sin dudas afectan las dife rencias observadas con respecto a las característi cas anatóm icas gruesas, cuya distribución no pu e de ser analizada en form a independiente del sexo, de la edad o del tipo de deform ación. Los relieves óseos muy m arcados son más probables entre los individuos del com ponente d y muy escasos entre los de a; en aquel se presentan con m ayor frecuen cia las glabelas prom inentes, las cuales se tornan raras en el c. Los ejem plares d son en general de m ayor tam año que los del sitio a, en donde son m ás frecuentes las caras anchas y escasean los ar cos superciliares m arcados. Los frontales vertica les predom inan en a. En el sitio d, los cráneos son Tabla 5: R econstrucción de la tabla de vida para la población de Pisagua considerando la m uestra completa. Clases de edad 0 - 2 3 - 12 13 - 18 1 9 -2 4 2 5 -2 9 3 0 -3 5 36 total Rango Int 2 10 6 6 5 6 0 15 9 4 39 33 20 dx lx 0 12,5 7,5 3,3 32,5 27,5 16,6 87,5 80,0 76,7 44,2 16,7 0,1 qx Lx Tx e° ,000 937,5 502,5 470,1 302,25 182,7 50,4 0,0 2445,45 1507,95 1005,45 535,35 233,1 50,4 0,0 24,45 17,23 12,57 6,98 5,27 3,02 0,0 120 Dx: número de muertos, dx: porcentaje de muertos; lx: sobrevivientes; qx: probabilidad de muerte; Lx: total de años vividos; Tx: total de años vividos después del nacimiento; e°: esperanza de vida. Tabla 6: D iferencias entre cem enterios. Valor D 2 entre pares de grupos con la correspondiente dócim a de hipótesis F. D C A H D 0,000000 1,248634 1,148881 1,744245 C ,516017 0,000000 4,458101** 5,561569** A ,395027 1,410033 0,000000 2,323863 H ,701048 2,082083 ,708641 0,000000 Distancias D23 hemimatriz superior; Valores F hemimatriz inferior g.l = 3 y 70; ** p < 0,001 217 m ayor poder discrim inante perm itió com probar la existencia de variabilidad dem ostrable estadísti cam ente solam ente para dos m ediciones: la lon gitud del paladar y el diám etro alveolo sphenobasion, siguiéndoles en orden de im portancia la anchura bim axilar m áxim a. C on estas tres varia bles se calcularon los valores D 2 de la Tabla 6, y el gráfico de la F igura 3 fue dibujado con las dos prim eras com ponentes discrim inantes canónicas. Los resultados obtenidos indican claram ente que las diferencias entre com ponentes son escasas des de el punto de vista estadístico. Se observa que los m ateriales del cem enterio c son los que más se apartan del resto y que las elipses de equiprobabilidad al 90 % no son sim ilares para cada m uestra indicando cam bios en la varianza. altos y de perfil ovoide y en C hay más pentagonoid es, etc. El d e s g a s te d e n ta rio se d istrib u y e hom ogéneam ente entre los distintos cem enterios. En cam bio, la distribución de los rasgos no m étri cos perm anece invariante (Tabla 3) pues no fue posible obtener pruebas fehacientes de variación entre com ponentes cronocontextuales. Con respec to a las variables m étricas, se repite la observa ción anterior. Con la excepción de algunos recha zos de hipótesis vinculadas con distribuciones dis tintas de la norm al y heterogeneidad de varianzas, las pruebas de diferencias entre m edias no revela ron variación alguna entre cem enterios (Tabla 4). L o s c a m b io s v e r if ic a d o s en la a n c h u ra bicigom ática y en la longitud del paladar son rela tivam ente débiles (al 0,05 de probabilidad). P aleodem ografía La igualdad entre los vectores m edios de cada par de cem enterios fue puesta a prueba en form a si m ultánea para un conjunto de 36 variables m étri cas, em pleando datos libres de los efectos sexo, edad y deform ación artificial. L a aplicación de un procedim iento de selección de variables por su En la tabla 5 se presentan los resultados del aná lisis de la tabla de vida para el total de la m uestra disponible de Pisagua los cuales deben ser tom a d o s co m o v a lo re s m e d io s p a ra el in te rv a lo cronológico representado por la m uestra. La dis 6 o S.P. A T A C A M A 5 □ CALAM A 4 o M. A R IC A A P IS A G U A 3 2 CNJ 0 1 V) ?01 o o -1 -2 -3 -4 -6 -5 -4 -3 -2 -1 0 1 2 3 4 5 6 C a n d is c 1 Figura 2: D istribución de las observaciones de cada localidad en fu n ció n de sus valores en la coordenada discrim inante canónica 1 y 2; elipses de equiprobabilidad al 95% 218 tribución po r edades parece consistente con la conocida para otras poblaciones prehistóricas (cfr. Bennett, 1973; U belaker, 1974; Quevedo, 1976; Benfer, 1984; K am ps, 1984). Se observa una m a yor proporción en las categorías infantil, adulto y siguientes a ésta, en las cuales el riesgo de muerte era m ayor por las condiciones de vida. Entre los distintos com ponentes parecería existir un desigual balance entre clases pre y postrreproductivas, pero lam entablem ente con los datos disponibles no es posible dem ostrarlo por el m om ento. C onsideran do la m uestra sin discrim inar en fases cronocontextuales, en la Población de Pisagua la esperanza de vida al nacim iento era de 24 años. U na persona que llegaba a los 35 años podía esperar vivir tres años más. Entre los 13 y los 24 años la probabili dad de m uerte era baja, increm entándose substan cialm ente con la edad. Los m om entos de m ayor riesgo eran cerca de los dos años y durante la edad adulta. L am entablem ente, no poseem os por el m om ento una estim ación del período de acum u lación de los restos, lo cual nos im pide hacer un cálculo del núm ero efectivo de la población. -4 -3 -2 -1 A este nivel es posible realizar una síntesis para ensayar una caracterización, al estilo tradicional, de los cem enterios de acuerdo con los m ateriales exhum ados de cada uno de ellos (Figura 4, 5, 6 y 7): El cem enterio d se encuentra integrado por indi viduos de todas las edades y de am bos sexos en proporciones sem ejantes a las esperadas, que acos tum braban a deform arse la cabeza según los m o delos circular erecto y oblicuo. Predom inan los cráneos grandes con relieves óseos en general bien desarrollados, glabela prom inente, bóveda m edia na a alta, perfil ovoide y foram en m agnun circu lar. Los m ateriales se encuentran bien conserva dos, algunos todavía con restos de tejidos adheri dos. Existen casos de exostosis del conducto au ditivo externo y un ejem plo de M3 incluido, ade más de la sutura esfenobasilar abierta. Hay una observación de proceso alveolar en PM 2 superior derecho. Escasos rasgos de patologías. U na ac tualización de los datos de este cem enterio fue realizada por Q uevedo y C ocilovo (1995). 0 1 2 3 4 5 C a n d is c 1 Figura 3: D istribución de las observaciones p o r cem enterio en fu n ció n de las coordenadas discrim inantes canónicas 1 y 2; elipses de equiprobabilidad al 90% 219 El cem en terio c posee tam bién ejem plares de am bos sexos y diferentes edades en proporciones sem ejantes, pero predom ina la costum bre de de form arse la cabeza de acuerdo con los tipos tabu lares erectos y oblicuos. D ism inuyen sensiblem en te las glabelas prom inentes y predom ina el perfil craneano pentagonoide. Las restantes caracterís ticas no perm iten obtener m ayor inform ación. Se observaron varios ejem plares que presentaban sig nos de osteoporosis generalizada con recuperación. H ay v ario s caso s de co n se rv a c ió n de tejid o s desecados. Son frecuentes los procesos infeccio sos con reabsorción alveolar, en particular pode mos citar tres ejem plos a nivel de M I izquierdo superior y M 2 superior derecho. H em os encon trado tam bién un caso de M 3 incluido y sinostosis esfenobasilar. U na revisión m oderna de estos m a teriales fue realizada por Q uevedo y C ocilovo (1996). m uy escasos los grandes, al igual que los relieves óseos m arcados. Predom inan las caras angostas y los arcos su p erciliares m uy d esarro llad o s son infrecuentes. Los cráneos presentan frontales ver ticales, p red o m in an d o los p erfiles esfenoides. H em os anotado casos de erupción del M 3 y per m anencia de la sutura esfeno basilar abierta. Hay frecuentes signos de osteoporosis y m uchos casos de espongiohiperostosis con indicios de recupe ración. Tam bién se observaron restos de tejidos adheridos a las piezas craneales. Son bastante fre cuentes los procesos alveolares, particularm ente en M I, M 2 izquierdo superior y en el m axilar in ferior con reabsorción alveolar en M 3 y M 2 dere chos. El cem enterio H posee una proporción m ayor de individuos m asculinos que de fem eninos, distri buidos en todas las clases de edad. P redom inan las form as tabulares oblicuas y desaparecen las circulares erectas. El tam año de los cráneos no varía y tam poco el aspecto de los relieves óseos, aunque son m ás frecuentes los arcos superciliares fuertes. H ay evidencias m arcadas de osteoporosis generalizada en la bóveda y en el techo de las ór bitas. Es tam bién frecuente la reabsorción alveolar extendida, y los procesos alveolares en distintas El cem enterio a presenta una inversión en la p ro porción sexual estadísticam ente significativa, pre dom inando los ejem plares fem eninos frente a los masculinos. Las clases de edad no difieren m a yorm ente de la esperada para la población en con junto. Se m antiene la práctica tabular erecta y obli cua. Son más probables los cráneos pequeños y Tabla 7: Relaciones Biológicas. M uestras del N orte de Chile y cronologías estim adas p a ra cada una de ellas Grupo 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 COLECCION CALAMA (CHUNCHURI) MORRO DE ARICA PISAGUA D PISAGUA C PISAGUA A PISAGUA H N 17 34 35 28 PERIODO S.P.I s.p.n s.p.ni S.P.IV TARDIO ARCAICO AGR.TEMP AGR. MEDIO AGR.TARDIO AGR. TARDIO 66 44 15 17 23 12 220 CRONOLOGIA 800aC- 100 dC 100 - 1000 dC 1000 - 1400 dC 1400 y + 1450 dC 3000 aC 0 - 300 dC 300 - 1000 dC 300 - 1000 dC 1000 - 1450 dC piezas. sultados de la reclasificación de las observacio nes por m edio de las funciones discrim inantes. En la F igura 2 se consigna la distribución de las ob servaciones de acuerdo con las dos prim eras co ordenadas discrim inantes canónicas; cada m ues tra se encuentra circunscripta por una elipse de equiprobabilidad al nivel del 95 %. R elaciones y afinidades biológicas E m pleando un conjunto de 13 variables se com paró en form a global la inform ación m étrica dis ponible entre Pisagua, San Pedro de A tacam a, M orro de A rica y Calam a. Estos resultados, fue ron obtenidos a partir de los datos libres de efec tos debidos al sexo, la edad y la deform ación arti ficial y se exponen en las tablas 7, 8 y 9, y en la Figura 2. En la p rim era observam os las m uestras em pleadas y las cronologías aproxim adas para cada una de ellas, en la segunda se consignan los valores D 2 entre pares de localidades y las dócimas de hipótesis referidas a la igualdad entre vectores m edios, y en la tercera tabla se presentan los re Las m ediciones resultantes del procedim iento de selección en orden de im portancia fueron: curva transversal, diám etro frontal m áxim o, altura basilo bregm ática, anchura m áxim a, anchura del pala dar, diám etro frontal m ínim o, longitud del pala dar, anchura de la nariz, anchura m axilo alveolar, anchura bicigom ática, curva nasion bregm a, altu ra orbitaria y diám etro nasion sphenobasion. Los dos prim eros vectores propios del análisis discri- Tabla 8: D iferencias entre localidades. Valores D 2 entre pares de grupos con la correspondiente dócim a de hipótesis F S. P ATACAMA CALAMA M. ARICA PISAGUA S. P. ATACAMA 0,000000 11,81094 7,28496 29,32347 CALAMA 3,88334 0,00000 6,54414 32,74001 M. ARICA 3,173198 3,430737 0,000000 17,72059 PISAGUA 9,54857 13,56392 9,23389 0,00000 Valores D213 hemimatriz superior y Valores F (p< 0,0001, g.l. = 13 y 275) hemimatriz inferior Tabla 9: M atriz de clasificación, Filas: clasificaciones observadas, Columnas: clasificaciones estim adas S .P ATACAMA CALAMA M. ARICA PISAGUA Total Porcentaje Correcto 78,07018 71,21212 43,18182 85,07462 72,85223 S .P ATACAMA p= ,39175 89 15 14 6 124 221 CALAMA p=,22680 12 47 6 3 68 M. ARICA p = ,15120 9 4 19 1 33 p=,23024 4 0 5 57 66 m inante canónico explican el 90 % de la variabi lidad total. El valor lam bda de W ilk fue 0,1897, ~ F = 15 y 737 g.l. (p< 0,000) indicando diferencias globales significativas entre los vectores m edios de las distintas localidades. Las variables que más contribuyeron en la ponderación del prim er vector propio fueron: curva transversal, diám etro frontal máximo, altura basilo bregm ática y anchura m áxi ma, y en el segundo vector propio: longitud del paladar, anchura m áxim a, anchura del paladar y c u rv a n a s io n b re g m a . L a s d is ta n c ia s D 2 de M ahalanobis entre pares localidades indicaron tam bién la existencias de diferencias significati vas, siendo Pisagua la m uestra que m ás se distin gue del resto. previam ente el efecto de los restantes. Los supues tos de distribución norm al y de hom ocedasticidad fueron evaluados para cada variable, lo cual for talece las dócim as y las inferencias realizadas en las estim ación de las diferen cias entre valores m edios. H em os tom ado con prudencia estos re sultados cuando dichos supuestos no se cum plían al 0,05 de probabilidad y no eran sistemáticos, pero sí hem os desechado del análisis un a característica cuando presentaba problem as al nivel 0,01. De todas form as estos resultados están expuestos y el lector puede tom ar una decisión por sí m ism o. A continuación, com entam os los principales temas de acuerdo com o fueron expuestos anteriorm en te, intentando destacar los aspectos m ás im por tantes en una apretada síntesis. L a proporción de observaciones clasificadas den tro del propio grupo es variable, siendo el valor más alto el correspondiente a Pisagua y el más bajo, a M orro de Arica. L a com posición generali zada de esta últim a m uestra se pone en evidencia por la m ayor cantidad de observaciones propias asignadas a otro grupo entre los que se destaca San Pedro de Atacam a. El dim orfism o sexual puede ser apreciado por la m orfología externa de los cráneos, em pleando un conjunto estandarizado de características anató m icas gruesas, con independencia de las variacio nes producidas por la edad y la deform ación arti ficial. Se com prueba claram ente la falta de prue bas para dem ostrar la asociación entre el sexo, la edad y la deform ación artificial, aunque el prim e ro y el últim o factor sí están vinculados con el tipo de cem enterio pero no entre si. E sto parece ría determ inar una situación de incertidum bre en el m om ento de evaluar objetivam ente las relacio nes de causalidad entre un determ inado carácter y un efecto dado, pero teniendo en cuenta la natura leza del rasgo anatóm ico considerado, podem os avanzar en consideraciones m ás confiables. En la tabla 2 se observan los rasgos que m ás se asocian con la expresión del sexo en el cráneo y que por ello constituyen buenos indicadores para el diag nóstico. E sto es algo esperado de acuerdo con la b ib lio g rafía sobre el tem a (B orovansky, 1936; Bass, 1971; G enovés, 1962; B o y d y T rev o r, 1953; L a r n a c h y F re e d m a n , 1 9 6 4 ; K e e n , 1950; Ferem bach, Schw idetzky y Stloukal, 1979). Existe tam bién un conjunto de características que per m anecen invariantes, entre las cuales el desgaste dentario podría indicar una dieta de naturaleza sim ilar entre uno y otro sexo. D iscusión y conclusiones El análisis y la discusión de los resultados obteni dos en el conjunto de experiencias aquí relatadas deben ser realizados de acuerdo con los supuestos que condicionan las dócim as de hipótesis y con la naturaleza de los diseños experim entales aplica dos. El núm ero total de observaciones es todavía escaso para sustentar la inform ación derivada en form a más sólida, pero a la vez, esta constituye la única fuente de conocim ientos disponibles por el m om ento. En los procesos estadísticos de atribu tos debem os tener en cuenta la posible correla ción entre factores com o la edad, el sexo, la de form ación y el tipo de cem enterio, y entre estos y las características an ató m icas em pleadas. P or ejem plo, mal podem os evaluar la variación de una distribución asociada con el tipo de com ponente contextual si ésta es producida en form a subya cente por la influencia del dim orfism o sexual. Esto fue probado en cada opo rtu n id ad antes de las dócimas realizadas para rasgos m orfológicos grue sos y no m étricos. C on respecto a las variables continuas, el problem a es sim ilar, sólo que con éstas intentam os una form a de superarlo analizan do por separado cada factor habiendo elim inado La distribución independiente de la edad con res pecto a los restantes factores analizados, en prin cipio, puede asegurar la evaluación de sus efectos directos sobre los rasgos anatóm icos gruesos. El conjunto asociado con la variación etaria son fun 222 dam entalm ente aquellos que reflejan cam bios de tam año en determ inadas porciones óseas. Desde el punto de la bibliografía existente sobre el tem a esto no constituye ninguna novedad (Bass, 1971; G enovés, 1962; Boyd y Trevor, 1953; Ferem bach, S chw idetzky y Stloukal, 1979) excepto por la for m a de probarlo. El m ayor o m enor desarrollo de un accidente anatóm ico tam bién se encuentra re lacionado con la expresión del dim orfism o sexual, sin em bargo, existen dos rasgos el desgaste den tario y los arcos cigom áticos (desde criptocigia a fenocigia) que parecen seguir un patrón de desa rrollo de acuerdo con la edad y sin relación con el d im o rfis m o se x u a l. P o r e s ta ra z ó n p u e d e n ponderarse m ás que los restantes en trabajos futu ros de determ inación de las distintas fases de edad. zados con anterioridad en los m ism os m ateriales (M unizaga, 1964a y 1974). Un hecho que debe mos anotar es la hom ogeneidad del desgaste den tario en tre los e jem p lares co n d istin to s tip o s deform atorios e incluso entre aquellos sin defor mación. Las diferencias m orfológicas halladas entre ce menterios son más difíciles de evaluar pues el sexo y la deform ación artificial se distribuyen fuerte m en te a so c ia d o s co n el tip o d e c o m p o n e n te cronocontextual. Por ejem plo, m ientras que en la unidad “D ” predom inan los individuos de m ayor tam año y de relieves óseos m arcados, en “A” son más frecuentes los cráneos pequeños y es escasa la categoría de ese atributo, precisam ente en don de ocurre un m ayor núm ero de fem eninos, p red o m inan las caras angostas y escasean los arcos superciliares grandes, am bos rasgos característi cos de este sexo. Las glabelas prom inentes son más frecuentes en la unidad D, en la cual tam bién se da una m ayor proporción de deform ados circu lares, práctica cultural que com o hem os dem os trado se asocia con un m ayor desarrollo de esta porción anatóm ica. A lgo sim ilar ocurre con los restantes rasgos com o la inclinación del frontal relacionado con el sexo y el tipo de deform ación a rtific ia l, la a ltu ra de la b ó v e d a y el p e rfil craneano. Finalm ente nos queda una sola caracte rística que es la form a del foram en m agnun (rele vada com o circular o poligonal) no asociada con ningún otro factor y que aparece predom inando en la prim era categoría en el cem enterio D. L a m entablem ente, constituye una prueba m uy débil para sustentar la diferenciación entre unidades cron ocontextuales. E stos resu ltad o s hablan p o r si m ism os sobre el escaso valor de las tradicionales descripciones m orfológicas realizadas para p o s tular tipos hum anos o razas, sin dudas desarrolla das y aplicadas sin un adecuado control de la v a riabilidad debida al sexo, a la edad y a la defor m ación artificial. O tro hecho interesante es que el desgaste dentario se reparte en form a sem ejante entre los m ateriales de los distintos cem enterios indicando poco cam bio de la dieta. El efecto de la deform ación artificial tam bién es evidente a p artir del exam en de características anatóm icas gruesas en aquellas porciones en don de es de esperar que se alteren por la práctica cul tural com o la prom inencia de la glabela, del vertex y la m ayor o m enor inclinación del frontal, la al tura de la bóveda, el aspecto de la escam a occipital, el perfil craneano, la existencia de plagiocefalía y los arcos cigom áticos (criptocigia y fenocigia). A unque no tenem os pruebas de la aplicación de tipos deform atorios diferentes para uno u otro sexo, algunos rasgos indicadores, tam bién se dis tribuyen diferencialm ente de acuerdo con el sexo lo que podría confundir la evaluación de los ver daderos efectos producidos por la deform ación artificial. Sin em bargo, un resultado interesante es la asociación con el tam año y el peso del crá neo: en la deform ación tabular oblicua predom i nan los ejem plares m ás livianos y pequeños, en contrándose los ejem plares m ás grandes entre los deform ados circulares oblicuos. Las glabelas pro m inentes predom inan exclusivam ente entre los circulares igual que el vertex pronunciado y el frontal m uy inclinado. Las bóvedas altas son ca racterísticas de los circulares erectos, en cam bio las bajas son típicas de los tabulares oblicuos. Las protuberancias occipitales externas son de desa rro llo m e d ian o a fu erte, el p erfil o v oide y la criptocigia predom inan entre los circulares, m ien tras que la plagiocefalía se asocia con las form as tabulares. L a discusión de estas com probaciones con lo tra d ic io n a lm e n te p ro p u e sto (D em bo e Im belloni, 1938) es difícil por la sencillez de las descripciones disponibles, aún en estudios reali L a distribución de los atributos m enores (rasgos discretos o no m étricos) no ofrecen pruebas sufi cientes para dem ostrar su asociación con alguno de los factores de variación estudiados. D e 36 ca racterísticas, sólo dos, el tubérculo cigom axilar y 223 riantes. Las diferencias radican en la adquisición de dim ensiones m ayores en los varones con res pecto a las m ujeres, en el volum en endocraneano, en el desarrollo de la porción fronto-parietal del perfil sagital, en la anchura de la base y en el fora men magnun, en las dim ensiones generales de la cara, y del m axilar inferior en cuanto a la anchura y al tam año de las ram as ascendentes. Tanto uno com o otro sexo adquieren un desarrollo igual a nivel de la anchura de la bóveda, de la altura porio bregm ática, del crecim iento en anchura del fron tal, de la longitud de la base craneal y de la pirá m ide facial, en las dim ensiones de las órbitas y del paladar, etc. E stas com probaciones, con las razonables diferencias producidas por otros dise ños experim entales, coinciden con los resultados obtenidos con m ateriales de P atagonia, Perú y Norte de Chile (Cocilovo, 1 9 7 3 ,1975,1978; C oci lovo et al., 1982, etc.), y con las observaciones de K een (1950). la tuberosidad m alar se encuentran vinculados con el sexo, el resto perm anece realm ente invariante con respecto a este factor, a la deform ación artifi cial y a la variación etaria. Estos resultados no son com patibles con los obtenidos por otros auto res que se han ocupado del tem a, pero debem os advertir que nuestra m uestra (con ejem plares adul tos, m aduros y seniles) no es adecuada para de m ostrar una asociación real con la edad pues no incluyó piezas infantiles y juveniles. Su invariancia con respecto a los citados factores es declarada p o r S u lliv a n (1 9 2 2 ), B e rry y B e rry (1 9 6 7 ), Perizonius (1979), F innegan y M arcsik (1979), O ssem berg (1987) y Vives y B ertranpetit (1986). La influencia de la deform ación artificial dem os trada por O ssem berg (1970) no es muy sólida. Por otra parte, las com probaciones de Pucciarelli (1972 y 1973) en m ateriales del N .O . argentino y de Patagonia no son confirm adas por nuestro traba jo. En M orro de A rica (Chile) no se pudo dem os tra r en fo rm a in d is c u tib le u n a r e la c ió n de causalidad con el sexo, la edad y la deform ación artificial (M artino et al., 1991). Buikstra (1976) tam poco encuentra pruebas concluyentes acerca de la influencia de la deform ación artificial, pero sí la distribución de estas variables parece ser d e pendiente del desarrollo ontogenético. Las discre pancias observadas entre los distintas experien cias citadas, sin dudas se deben a la naturaleza de los datos y a los diseños experim entales aplicados en cada caso; por ejem plo, en m uchos trabajos no puede asegurarse la independencia entre los pro pios factores ensayados, lo cual puede confundir los resultados presentados. A lgo sim ilar ocurre con el pionero trabajo de M unizaga (1964b) en pobla ciones del N orte de Chile. L a edad constituye un im portante factor de varia ción m étrica pues casi la totalidad de las variables analizadas acusan diferencias m arcadas entre las distintas clases etarias. El com portam iento de al gunas de ellas siguen patrones diferentes, pero con sistentes con lo esperado, a pesar de la escasa lite ratura existente sobre el tem a. L a m uestra dispo nible y el especial algoritm o em pleado, perm itie ron estudiar un fenóm eno al cual pocas veces se tuvo acceso con m ateriales de poblaciones p re históricas. Tam bién el análisis de los resultados obtenidos indica que algunas variables siguen un ritm o de crecim iento distinto, com o por ejem plo la longitud del foram en m agnun, la capacidad craneana y los segm entos parietal y occipital del perfil craneano sagital, las cuales alcanzan el va lor adulto a una edad m ás tem prana que el resto. L a am plitud de las clases de edad existentes en esta colección no nos perm itió, en estas m edidas dem ostrar cambios estadísticam ente significativos. Estas observaciones coinciden con las variacio nes m orfológicas declaradas por la literatura so bre el tem a (Cocilovo, 1995). Tam poco pudim os encontrar distribuciones distin tas a las esperadas de acuerdo al tipo de unidad funeraria. En base a esto últim o, la consecuencia es inmediata: con la m uestra disponible no tene mos pruebas para suponer en Pisagua la existen cia de más de un com ponente asociado con algu na unidad funeraria y diferente al de la población ancestral. En el análisis m étrico de la deform ación artificial, se han com parado los tipos tabular erecto, tabular oblicuo, circular erecto y circular oblicuo, con un grupo de ejem plares sin deform ar, en form a si m u ltán e a. P o r e s ta razó n lo s re s u lta d o s son globales y poco dem ostrativos del com portam iento Desde el punto de vista m étrico, la variabilidad es mayor y pudo ser dem ostrada en form a m ás proli ja para cada efecto en particular. D e 52 m edicio nes, 32 m ostraron alguna variación con relación al dim orfism o sexual y 20 perm anecieron inva 224 dad am biental. Si esto fue así, las pruebas realiza das adquieren particular significación para ev a luar las reales diferencias entre los distintos ce m e n te r io s a u n q u e d e s d e el p u n to d e v is ta univariado ni m ultivariado no se haya logrado confirm ar la estructuración de la población de Pisagua en cuatro com ponentes cronocontextuales. La variación residual restante puede ser, en un futuro, im portante para com prender los m eca nism os m icroevolutivos locales que operaron en el pasado. de cada práctica en particular. En este punto, nues tro objetivo no fue brindar una caracterización m étrica exacta de cada una de ellas, sino lograr una evaluación general del efecto sobre la m orfo logía craneana. Se observa una influencia más acentuada sobre el neurocráneo y una extensión más ligera de la m ism a al esplacnocráneo. Los cam bios com probados son los esperados de acuer do con trabajos anteriores (Cocilovo, 1973, 1975, 1978; Cocilovo et al., 1982). Las diferencias m étricas halladas entre los m ate riales de los distintos cem enterios, una vez elim i nados los efectos de la edad, el sexo y la deform a ción artificial, son sum am ente escasas. Los m ate riales de la colección de Pisagua pueden conside rarse com o pertenecientes a una m ism a población, pues no obtuvim os pruebas suficientes para de m ostrar diferencias estadísticam ente significativas entre las distintas unidades funerarias. Esta es una c o n c lu s ió n r a z o n a b le , ta n to a n iv e l de la m orfoscopía gruesa, com o de los rasgos no m étri cos y de las variables m étricas, aunque no pode mos descartar que desde el punto de vista estadís tic o , un in c re m e n to f u tu ro en lo s ta m a ñ o s m uéstrales podría arrojar resultados distintos. Sin em bargo consideram os que la prueba aquí presen tada es m uy sólida. Considerando los m ateriales de Pisagua com o una unidad biológica local, estrecham ente adaptada a la explotación de recursos m arinos, com plem en tados con productos continentales, durante un lap so entre 1400 a 1700 años, la evaluación de su tabla de vida en form a global proporciona una im p o r ta n te in f o r m a c ió n s o b r e el p r o c e s o adaptativo local. L a esperanza de vida de 24 años es m ayor que la obtenida por K am ps (1984) para C am arones 14 (6000 AC), aunque se m enciona un rango de exo entre 20,7 y 24 años asociada con una tasa bruta de m ortalidad de 45,1 o/oo. Para Pisagua este últim o valor llega a 41 o/oo. U n revi sión más m oderna con m ayor inform ación perm i tió realizar para el cem enterio C una estim ación de e x o d e 2 5 ,4 3 a ñ o s co n u n a ta sa b ru ta de natim ortalidad del 39 o/oo (Q uevedo y Cocilovo, 1995). En m ateriales de Q uitor 6 correspondien tes a la fase tardía del desarrollo cultural de San Pedro de A tacam a (900 a 1200 DC) se calculó una esperanza de vida al nacim iento de 26,61 años (C osta Junqueira, 1985). En el N.O. A rgentino en el grupo de Las Pirguas, som etido a un alto im pacto am biental, correspondiente a una etapa tem prana y m edia de la cultura Candelaria (600 DC), se encontró para este parám etro un valor de 22,06 años (Baffi, 1989), m ientras que en la Quebrada de Humahuaca, Cocilovo y Bordach (1985) en ma teriales tardíos del Pucará de Tilcara estimaron una cifra de 24,69 años. Estos distintos valores, sin duda se acusan diferencias en el modo de vida y en la estrategia reproductiva de las poblaciones cuya discusión exige la disponibilidad de mayor información sobre salud y nutrición, sobre el apro vecham iento de recursos y la m agnitud de las interacciones biosociales. Por otra parte, no podem os ocultar que el conjun to de com probaciones realizadas producen muchas dudas sobre las tradicionales clasificaciones ra ciales realizadas en A m érica, tom ando en cuenta características m orfológicas gruesas, con una apo yatura nom inal solam ente de una m étrica mal eva luada (cfr: Im belloni, 1938, 1958; Bórm ida, 195354; M unizaga, 1974, 1976). Los resultados de nuestro trabajo apoyan el em pleo de atributos grue sos para la determ inación del sexo, de la edad y de la deform ación artificial, pero no para evaluar las diferencias entre cem enterios cuando dichos factores no se distribuyen aleatoriam ente y, aun que así lo fuera, este tipo de rasgos se encuentran m uy vinculados con el grado de desarrollo de los in dividuos, siendo difícil ev alu ar con ellos la interacción entre los distintos efectos. La corrección de los datos m étricos originales, extrayendo el efecto del sexo, de la edad y de la deform ación artificial, puede haber producido la elim inación de una gran proporción de variabili La cuestión del origen, del desarrollo y de las re laciones biológicas de la población de Pisagua con 225 el resto de los grupos del N orte de Chile es un pro blem a com plejo. L a variació n m orfológica entre localidades, evaluada sin la influencia de los factores intrapoblacionales, es m anifiesta desde el punto de vista estadístico. En efecto, Pisagua, M orro de Arica, San Pedro de A tacam a y Calam a, considerados globalm ente, constituyen núcleos poblacionales diferentes. Las dos prim eras series parecen pertenecer a entidades biológicas muy distintas, dicho esto a partir de pruebas con varia bles m étricas y no m étricas (M artino y Cocilovo, 1988). La observación de la F igura 2 es particu larm ente dem ostrativa con respecto a la com posi ción de Pisagua pues la distribución de las obser vaciones en las dos prim eras variables canónicas m uestra una área de superposición con las otras localidades y a la derecha del gráfico otra área extensa particular que se proyecta en form a inde pendiente en la dirección positiva de la prim era com ponente discrim inante. E sto indica la existen cia en Pisagua de una cierta cantidad de variación vinculada con los restantes grupos y una propor ción de variación nueva y diferente del resto, cuyo origen plantea un im portante problem a de inves tigación. C on estos resultados se podría postular en el N orte de Chile, la existencia de dos m odelos fenotípicos: uno continental y otro litoral, pero hace falta el desarrollo de una investigación parti cular. A tacam a. En el área de Pisagua, a pesar de que se registra la presencia de estos grupos desde el pun to de vista arqueológico, lam entablem ente los d a tos antropológicos son insuficientes para inferir sus características biológicas, aunque en la F ig u ra 2 se distingue claram ente una am plia área de superposición en las elipses de equiprobabilidad de M orro de A rica y de Pisagua. D urante el Form ativo, parece ser m ás clara la diferenciación de estas dos entidades que, sin dudas, poseen raíces m ás antiguas en la región. G rupos sem ejantes a los que dejaron sus restos en el cem enterio “D ” de Pisagua habrían dado origen al desarrollo del segm ento histórico de la población presentado en este trabajo, los cuales posiblem ente se encuen tren asociados con los del período agroalfarero más tem prano de San Pedro de A tacam a. Estas d ife rencias se asentuaron con el correr del tiem po, con firiendo a cada localidad, durante la influencia de T iw anaku y en el período de D esarrollos R egio nales, una personalidad propia que parece m ante nerse durante la expansión incaica. U na explica c ió n m á s d e ta lla d a s o b r e lo s p r o c e s o s m icroevolutivos ocurridos en San Pedro de Atacam a y en la presente localidad se expone en los trabajos de C ocilovo (1995) y Varela (1997). El poblam iento del N orte de Chile sin dudas es el resultado de procesos m icroevolutivos generados en áreas próxim as que por m ilenios afectaron tan to el litoral norte com o la zona de los oasis y cuen cas interm edias. A las m igraciones de am plio ran go (desde fuera de la región: altiplano, selvas y N .O. argentino), propuestas y probadas por otros trab a jo s (R o th h a m m e r et al., 1983; R iv e ra y Rothham m er, 1986), debem os sum ar adem ás, la influencia de los fenóm enos de adaptación local y la interacción entre localidades. Las diferencias halladas pueden ser explicadas m ediante la apli cación de un m odelo basado en la m igración, la selección y la deriva com o factores fu ndam enta les que producen cam bios genéticos, para lo cual se torna necesario evaluar su participación indivi dual y conjunta a través del aporte de variación nueva, del im pacto am biental y social sobre la m ism a, y del costo del proceso de adaptación que im plicó la co lo n izació n de nu ev o s am bientes. R esulta im prescindible el aporte de inform ación sobre la calidad de vida en determ inados períodos y entre localidades para inferir su influencia ju n ta m e n te co n el flu jo g e n é tic o en la ta s a de La historia biológica de los grupos arcaicos, sin dudas, es la clave para interpretar el desarrollo posterior de la población del norte de Chile. Las sim ilitudes entre las m uestras indican su origen a partir de un fondo genético com ún, y las diferen cias, com o en el caso particular de las novedades halladas en Pisagua por la existencia de procesos independientes en cada localidad. Por esta razón, en esta población es necesario pensar que el ori gen de la nueva variación puede haber sido local a partir de un fuerte proceso de diferenciación por aislam iento o extrarregional (m igración). En este últim o caso, sería interesante probar la posible estructuración de la población arcaica a partir de la cual se originan los grupos form ativos en dos o más sistem as biológicos dentro de los cuales la interacción fue m ayor que entre ellos. G rupos ar caicos sem ejantes a M orro de A rica podrían ha ber sido, en parte, los responsables del poblamiento tem prano del Valle de A zapa, de las cuencas in term edias y de la zona del oasis de San Pedro de 226 Figura 4: C E M E N TER IO D. E jem plar 220, sin deform ación, fem enino, adulto m aduro avanzado y E jem plar 346, circular erecto, m asculino, adulto m aduro avanzado. 227 Figura 5: C em enterio C, ejem plar 255, sin deform ación, fe m en in o ,adulto y ejem plar 259, sin deform ación, m asculino, adulto m aduro avanzado. 228 Figura 6: C em enterio A. E jem plar 337, tabular erecto, m asculino, adulto m aduro y Cem enterio H, ejem plar 299, tabular oblicuo, m asculino, adulto maduro. 229 F igura 7: C em enterio A, ejem plar 325, tabular erecto, fem enino, adulto m aduro y C em enterio C, ejem plar 264, tabular erecto, m asculino, adulto m aduro avanzado. 230 m icroevolución por la ganancia o pérdida de va riabilidad. P or ejem plo, la velocidad de cam bio m orfológico entre M orro de A rica y Pisagua, es m ucho m ayor que entre ella y San Pedro de Atacam a. E sto está claram ente indicando historias biológicas diferentes. Un conocim iento m ás ade cuado de la estructura dem ográfica de cada grupo nos aportaría la inform ación básica necesaria para inferir una de las posibles causas del proceso de m icrodiferenciación, así com o la disponibilidad de un m ayor núm ero de m uestras a nivel regional nos ayu dará a co m p ren d er m ejor la estructura genética de la población y la naturaleza de las interacciones biosociales. A gradecim ientos En especial deseam os b rindar un reconocido h o m e n aje a la D ra. G re te M o stn y , al Dr. H an s N iem eyer y al Dr. F rancisco R othham m er p o r el apoyo y el perm anente estím ulo que nos brin d a ron. D ejam os expresa constancia de nuestro sin cero agradecim iento al personal de M useo N acio nal de H istoria N atural por su cooperación d uran te la preparación de la colección para la realiza ción de los trabajos. T am bién deseam os hacer ex tensivo nuestro agradecim iento a la Sra. Loreto Solé por su ayuda en el relevam iento de los datos y al Lic. Julio Sanhueza por habernos proporcio nad o in fo rm a c ió n p e rso n a l so b re la z o n a de P isagua y la distribución de los cem enterios. B IB L IO G R A FIA ALBORNOZ ACOSTA, I.A. Antecedentes sobre estudios de 1977 suelo y agua del sector de Isluga. Al tiplano Tarapaqueño, Centro Isluga In vestigaciones Andinas, Universidad del Norte, Iquique, Chile. ANDERSON, J.E. 1962 The human skeleton. A manual for archaeologist, National Museum of Cañada, Otawa. BAFFI, E.I. 1989 Antropología física de la región valliserrana. III. Relaciones Biológicas con Selvas Occidentales, Informe Beca Perfeccionamiento CONICET, Buenos Aires. BASS.W.M. 1971 Human osteology: A laboratory and field manual of the human skeleton, U niversity o f M issouri Press, Springfield. BENFER, R.A. 1984 The Challenges and rewards of sedentism: The preceramic village of paloma, Perú, en Paleopathology at the origins of Agriculture, Ed. M. N. Cohén y G. J. Armelagos, pp. 531-558, Academic Press. BENNETT, K.A. 1973 A m erican In d ian s, 2: 587-594, Smithsonian Institution, Washington. BLISS, C.I. 1967 Statistic in biology, Ed. Me Graw-Hill Book, New York. BÓRMIDA, M. 1953-54 Los antiguos patagones. Estudio de craneología, Runa 6 (l-2):l-96, Buenos Aires. 1961-63 Los esqueletos de Lauricocha, Acta Prehistórica 5-7:1-34, CAEA, Buenos Aires. BOROVANSKY, L. Sex differences in the human skull, am. 1936 Jour. Phys. Anthrop., 22:162-163, Philadelphia. BOYD, J.D. y J.C. TREVOR Problems in reconstruction. 1953 race, sex and stature from skeletal ma terial, pp. 133-152, en Modern trends in forensic medicine, ed. por C.K. Simpson, Butterwoth, London. BROTHWELL, D.R. Digging-up bones, Cornell University 1981 Press, Ithaca. BUIKSTRAJ.E. 1976 On the estimation of some demographic characteristics on a prehistoric p opulatio n s from the am erican southwest, Am. J. Phys. Anthrop., 39:223-232, Philadelphia. Hopewell in the lower Illinois Valley: a regional study of human biological V va ria b ility and p reh istoric m ortuary behavior, N orthw estern Univ. A rchaeol. Program , Sci.Pap, Illinois. BERRY, A.C. y R. J. BERRY Epigenetic variation in the human 1967 cranium, J. of Anatomy, 101:361-379. CASTRO, M. Y S. QUEVEDO Proposiciones metodológicas 1983-84 para el estudio de los rasgos no-métri cos en el cráneo humano, Bol. Mus. Nac. Hist. Nat., 40:173-210, Santiago. BIRD, J. 1943 Excavations in northern Chile, Anthrop., Papers Amer. Mus. Nat. Hist., 38: 172-316, New York. COCILOVO, J.A. 1973 1946 The cultural sequence in the north chilean coast, Handbook of South 1975 231 Dimorfismo sexual y deformación cra neana artificial en patagones de chubut, A ctas II S im p osio Int. Cs. Morfológicas, pp. 633-642, Córdoba. Estudio de dos factores que influencian 1978 la morfología craneana en una colección andina: el sexo y la deformación artifi cial, Rev. Inst. Antrop., 3(2): 197-212, Fac. Fil. Let., Univ. Nac. Tucumán. DEMBO, A. y J. IMBELLONI. Deformaciones Iintencionales 1938 del cuerpo humano de carácter étnico, Humanior A, III, Ed. Anesi, Buenos Aires. Estudio de dos factores que influyen en la morfología craneana en una colección patagónica: el sexo y la deformación ar tificial, Archivos de Anatomía e An tropología, 3(3): 113-141, Río de Janeiro. ERRAZURIZ, A.M., J.I. GONZÁLEZ, M. HENRIQUEZ, P. 1987 CERECEDA, M. GONZÁLEZ y R. RIOSECO. Manual de Geografía de Chile, Ed. A.Bello, Santiago, Chile. 1981 Estudio sobre discriminación y clasifi cación de poblaciones prehispánicas del N.O. argentino, Publ. Ocas. 36, Mus. Nac. Hist. Nat., Santiago, Chile. 1995 Biología de la población prehistórica de Pisagua. Continuidad y cambio biocultural en el norte de Chile,Tesis Doctoral, Universidad nacional de Cór doba, Córdoba, Argentina FEREMBACH, D„ I. SCHWIDETZKY y M. SLOUTKAL. 1979 Recom m andations pour determ iner 1’Age et le sexe sur le squelette, Bull. et Mém. de la Soc. d ’Anthrop. de París, 6(13):7-45, París. FINNEGAN, M. y A. MARCSIK A non-metric examination 1979 . oftherelationshipsbetweenosteological remains from Hungary representing populations o f Avar Period, Acta Biologica Szeged, 25 (1-2): 97-118, COCILOVO, J.A. y M. A. BORDACH. Antropología física 1985 de la Quebrada de Humahuaca. La colección Pukará de Tilcara. Estudio osteológico, Informe CONICET, Río Cuarto, Argentina. COCILOVO, J. A. y J. DI RIENZO , Un modelo biológico 1985 para el estudio del poblamiento prehispánico del territorio argentino. Correla ción fenética- espacial, Reí. Soc. Arg. Antrop., 16:119-135, Buenos Aires. COCILOVO, J.A., F. ROTHHAMMER, S. QUEVEDO y E. 1982 LLOP, Microevolución en poblaciones prehistóricas del area andina. III. La p oblación del M orro de A rica. Craneometría, Rev. UNRC 2(2):91-111, Río Cuarto. COCILOVO, J.A. y F. ROTHHAMMER. Paleopopulation 1990 biology of the Southern Andes: C ran io facial chronological and geographical differentiation, Homo 41(1): 16-31, G.F.Verlag, Stuttgart-New York, COMAS, J. 1966 Introducción al diagnóstico de la edad y del sexo en restos óseos prehis tóricos. UNAM, México. HRDLIQKA, A. Practical Anthropometry. 3a ed., The W istar In stitu te o f A natom y and Biology, Philadelphia. IMBELLONI, J. 1925 Deformaciones intencionales del crá neo en Sud América. Rev. Mus. La Pla ta, 18:328-407, La Plata. 1938 Tabla clasificatoria de los indios. Regio nes biológicas y grupos raciales huma nos de América. PHYSIS, 12:229-249, Buenos Aires. 1958 Nouveaux apports á la clasification de l’Homme Americain, Miscellanea Paul Rivet Octogenario Dicata, XXXI Con greso Interamericano, Universidad Autónoma de México, 1:107-136, Méxi co. KAMPS, J.E. 1984 Paleodemografía del cementerio de Ca marones 14, en V. Schiappacasse y H. N iem eyer “ D escripción y A nálisis Interpretativo de un Sitio Arcaico Tem prano en la Quebrada de Camarones, Publ. Ocas. 41, Mus. Nac. Hist. Nat., pp. 163-172, Santiago. KEEN, J.A. 1950 A Study of the differences between male and female skulls, Am. Jour. Phys. Anthrop., 8:65-79, Philadelphia. LANINO R„ I.M. 1977 Antecedentes de las explotaciones agrícolas en Isluga. Altiplano de la Provincia de Iquique, Centro Isluga de Investigaciones Andinas, Universidad del Norte, Iquique, Chile. Manual de Antropología Física, Univ. Nac. Aut. México, México. CONVENCIÓN INTERNACIONAL DE MONACO. Unifi1906 cación de las medidas craneométricas y cefalométricas, en J. Comas 1966 Ma nual de Antropología Física, pp. 634641, UNAM, México. COSTA J. M.A. 1985 GENOVES, S.T 1962 Quitor 6: Sector Tardío. Memoria para optar al título de Arqueólogo, De partamento de Arqueología, Universi dad del Norte, Antofagasta, Chile. DAUELSBERG, H.P. Excavaciones arqueológicas en Quiani 1974 (Provincia de Tarapacá, Dept. Arica). Chungará, 4:7-38, Departamento de Antropología, Universidad del Norte, Arica, Chile. LARNACH, S.L. y L. FREEDMAN, Sex determination of 1964 aboriginal crania from Coastal New South Wales, Australia. Records of the Australian Museum, 26(11): 295-308, Sydney. DAVID, H.A., O. HARTLEY y E.E, PEARSON, The Distri1954 bution of the ratio in a single normal sample of range to standard deviation, Biometrika, 41(3-4):482-497, London. LISON, L. 1976 Estadística Aplicada a la Biología Experimental. Ed. EUDEBA, Buenos Ai- MARTINO, A.L. y J.A. COCILOVO. El uso y la importancia 232 1988 Meighan, Chronologies in New World A rch aeology, pp. 483-511, Ed. Academic Press, New York. de los atributos morfológicos. II Com paración de dos grupos de la Costa Norte de Chile (Morro de Arica y Pisagua). Es tudios de Antropología Biológica, V Congreso de Antropología Física Juan Comas: pp. 151-175, México. 1980 MARTINO, A.L., M. CASTRO y S. QUEVEDO, La distribu1991 ción de atributos morfológicos según el sexo, la edad y la deformación artificial de la población Morro de Arica (3000 aC), Antropología Biológica, ALAB 1(1): 33-48, Santiago, Chile. Cazadores tempranos en andes meridio nales, Bol. Antrop. Amer.,2:87-120, Instituto Panamericano de Geografía e Historia. NUÑEZ L.A. y J. VARELA. Sobre los recursos de agua y el 1967-68 poblamiento de la costa del Norte Gran de de Chile, Estudios Arqueológicos, 3-4:7-16, Universidad de Chile, Anto fagasta, Chile. MENDONQA, O.J. y J.A. DI RIENZO, La deformación cra1981-82 neana artificial en la serie masculina de Morro de Arica (Chile), Segunda Parte, Reí. Soc. Arg. Antrop., 14(2):49-66, Buenos Aires. NUÑEZ, L.A., V. ZLATAR y P. NUÑEZ. Un circuito trans1976 humántico entre la costa de Pisagua y el borde occidental de la Pam pa del Tam arugal, Estudios Atacam eños, 3:49-52, San Pedro de Atacama. MENDONQA, O.J., J. DI RIENZO y M.A. BORDACH 1983 La deformación craneana artificial en la serie masculina de Morro de Arica (Chi le). Prim era Parte, Rev. UNRC., 3(l):27-40, Río Cuarto. ORELLANA, M. 1963 OSSEMBERG, N.S. The influence of artificial cranial on 1970 discontinuous morphological traits. A. J. Phys. Anthrop., 33:357-371, Phi ladelphia. MENDONQA, O.J., M.A. BORDACH y J.A. DI RIENZO 1986 La deformación craneana artificial en la serie femenina de Morro de Arica (Chi le), Primera Parte, Runa 16:85-102, Buenos Aires. MOSTNY, G. 1977 Prehistoria de Chile, Editorial Univer sitaria, Santiago. MUNIZAGA, J.R. 1964 a Deformación cefálica intencional (aná lisis de algunas poblaciones precolom binas en el Norte de Chile), Antropolo gía 2(2):5-18, Centro de Estudios An tropológicos, Universidad de Chile, San tiago, Chile. 1964 b 1974 1976 Desarrollo cultural prehispánico del nor te de Chile. Estudios Arqueológicos 1:37-109, U niversidad de C hile, Antofagasta. 1978 PUCCIARELLI, H. M. Relaciones entre huesos wormianos y 1972 otros rasgos neurocraneanos sobre un grupo racial hom ogéneo. An. Soc. Cient. Arg., 194:233-243, Buenos Ai res. 1973 QUEVEDO, S. 1976 Paleoindio en sudamérica (restos óseos humanos de las cuevas de Palli Aike y Cerro Sota, Pcia. de Magallanes, Chi le). Homenaje al Dr. G. Le Paige, pp. 19-30, Universidad del Norte. Chile. NUÑEZ,L.A. 1965 R etrom olar foram en of the human m andible. Am. J. Phys. Anthrop., 73:119-128, Philadelphia. PERIZONIUS, W. R. K. Non-metric Cranial traits: sex diffe1979 rences and age dependence, J. of Hura. Evol., 8:679-684. Deformación craneal y momificación en Chile, Anales de Antropología, 11:329336, México. Types of artificial cranial deformation in the Eastem United States, American Antiquity, 7:306-310, U.S.A. 1968 1987 Comparación de poblaciones precolom binas del norte de Chile (empleo de ras gos morfológicos de variación discon tinua), Antropología 2:87-95, Centro de Estudios Antropológicos, Santiago. NEUMAN, G.K. 1942 La cultura San Pedro. Arqueología Chilena, 3(17), Centro de estudios Antro pológicos, Universidad de Chile, San tiago. Influence du milieu dans la formation des os worm iens chez des groupes raciaux Sud-Américains, Biometrie humaine, 8:53-62, París. Estudio de un cementerio pre-histórico exploración de sus potencialida des demográficas y socio-culturales. Tesis de Lic. en Arqueología y Prehis toria, Fac. Cs. Humanas, Univ. Chile, Santiago. QUEVEDO, S. y J. A. COCILOVO, La población antigua de 1996 Pisagua. C aracterización bioantropológica del cementerio “C” de la co lección Max Uhle, Informes DIBAM 4:46-53, Santiago, Chile. 1995 S ubárea L oa-C osta chilena desde Copiapó a Pisagua, Región Norte Gran de de Chile, Zona: Río Loa-Río Camina (De cordillera a mar), Actas y Memo rias 37 Cong. Int. Amer., 2:145-180, Buenos Aires. RAO, C. R. 1952 Northern Chile, en R.E. Taylor y C.W. 233 El cementerio Protonazca de Pisagua (“D” colección Max Uhle 1913), Carac terización biocultural. Hombre y De sierto. Una Perspectiva Cultural, Ins titu to de In v e stig a cio n e s A ntro pológicas, Universidad de Antofagasta, Sociedad Chilena de Arqueología, An tofagasta, Chile. Advanced statistical methods in biometrics Research,J. Wiley, N. York. USA. RIVERA, M, 1975 SNEDECOR, G. W.y W. G. COCHRAN, Métodos estadís1984 ticos, Ed. CECSA, México. Una hipótesis sobre movimientos poblacionales altiplánicos y transaltiplánicos en las costas del norte de C hile. Chungará, 5:7-32, Departamento de Antropología, Universidad de Tarapacá, Arica. SOKAL, R. R. y F. J. ROHLF, Biometría. Ed. Blume, Ma1979 drid, España ROTHHAMMER, F„ S. QUEVEDO, J. A. COCILOVO, E. 1981 LLOPyG.FOCACCI. Microevolución en poblaciones del Area Andina. Varia ción craneométrica cronológica en los valles de Arica. Chungará 8:275-289, Dep. Antrop. Univ. Tarapacá, Arica, Chile. ROTHHAMMER, F„ S. QUEVEDO, J. A. COCILOVO y E. 1982 LLOP. Microevolution in Prehistoric andean population. Chronologic craniom etric variatio n s. Ara. J. Phys. Anthrop. 58(4):391-396,Philadelphia. 1984 1983 Microevolution ¡n prehistoric andean population. Chronologic cranio-metric non-metrical Variation, Am. J. Phys. Anthrop., 65(2): 157-162, Philadelphia. Afinidad biológica de las poblaciones prehistóricas del litoral ariqueño con grupos poblacionales costeros peruanos y altiplánicos. Chungará 11: 161-165, Dto. Antrop. Univ. Tarapacá, Arica, Chile. Essential of forensic anthropology, Ed. Ch. Thomas Publ., Springfield. SULLIVAN, L.R. 1922 The frecuency and distribution of some anatom ical variations in am erican Crania. Anthrop. Papers, Am. Mus. of Nat. Hist., 23:203-258. TESTUT, L. 1921 Tratado de anatomía humana, 11, Ed. Salvat, Barcelona. UBELAKER, D.H. 1974 Reconstruction of Demographic Profiles from Ossuary Skeletal Samples. A Case Study from the Tidewater Potomac. Sm ith son ian co n trib u tio n s to anthropology, 18, pp. 1-79, Washington. UHLE, M. 1913 Ausgrabungen im nórdlichen Chile, Z eitsch rift für E th n ologie, 45, Jahrgang, Heft 6, pp. 1141-1142, Berlin. 1919 La Arqueología de Arica y Tacna. Bol. Soc. Ecuat. Est. Hist. Amer., Quito. VARELA, H.H. 1997 ROTHHAMMER, F„ J. A. COCILOVO y S. QUEVEDO. El 1984 poblamiento temprano de Sudamérica, Chungará, 13:99-108, Univ. Tarapacá, Arica, Chile. 1986 STEWART, T.D. 1979 VIVES, E. y J. BERTRANDPETIT. Les non-métricques et 1986 descripties du crane déformé. Bull. et Mém. Soc. d ’Anthrop. París, 3,14 (4):237-248. Origen y microevolución de la pobla ción chilena. En Culturas de Chile, Prehistoria, Desde sus Orígenes has ta los Albores de la Conquista (varios autores), pp. 403-413, Ed. Andrés Be llo, Santiago, Chile. WEISS, P. 1961 1962 ROTHHAMMER, F. y M. RIVERA. Evaluación biológica y 1986 cultural de poblaciones Chinchorro: Nuevos elementos para la hipótesis de contactos transaltiplánicos, cuenca Amazonas-Costa Pacífico, Chungará 16-17: 295-306, Arica, Chile. WILDER, H. H. 1920 SHAPIRO, S. S. y M. B. WILK. An Analysis of variance test 1965 for norm ality (com plete sam ples). Biometrika, 52(3-4): 591-61 l,London. SCHEFFÉ, H. 1959 SEBER G.A.F 1984 La Población prehistórica de San Pe dro de Atacama. Composición, estruc tura y relaciones biológicas, Tesis Doc toral, U niversidad Nacional de Río Cuarto, Río Cuarto, Argentina. The Analysis of variance, Ed. J. Wiley and Sons, New York. Multivariate observation, J. Wiley and Sons, USA. SNEATH, P. H. A. y R. R. SOKAL. Numerical Taxonoray W. 1973 H. Freeman and Comp., San Francisco. 234 Osteología Cultural. Prácticas Cefálicas, 2a Parte, Lima. Tipología de las deformaciones cefá licas. Rev. Mus. Nac., 31:15-42, Lima. Laboratory Mannual of Anthropometry. P. B lakiston’s Son and Co., Philadelphia. A p é n d ic e 1: A tr ib u to s g r u e s o s y su s c a te g o r ía s N" D en om in ación del atributo C ategorías de observación 1 Conservación Bueno 2 Tamaño 3 Peso 4 5 Regular Malo Pequeño Mediano Grande Liviano Mediano Pesado Relieves oseos Suaves Regulares Fuertes Form a de la cara Angosta Ancha Prom inente 6 Glabela Suave 7 Tamaño arcos superciliares Suaves M edianos M arcados 8 Form a de las órbitas Redondas Intermedias Cuadradas 9 Abertura fosas nasales Pequeña Mediana Grande 10 Espina nasal Reducida 11 Tamaño huesos malares Pequeños Medianos M arcada Grandes 12 Desgaste dentario Leve Mediano Pronunciado 13 Vertex Suave Medio Pronunciado 14 Inclinación frontal Suave Mediana Fuerte 15 Surco retroglabelar Suave M arcado 16 Prom inencia huesos nasales Leve Pronunciada 17 Arcos cigomaticos Gráciles Medios Robustos 18 Cresta supram astoidea Suave Mediana Pronunciada 19 Occipucio Suave Medio M arcado 20 Apófisis mastoideas Pequeñas M edianas Grandes 21 A ltura bóveda craneana Baja Mediana Alta 22 Relieves plano nucal Suave Medianos M arcados 23 Protuberancia occipital externa Suave Media M arcada 24 Perfil craneano Ovoide, Elipsoide, Pentagonoide, Esfenoide, Esferoide, Romboide, Brisoide 25 Arco cigomatico Criptocigia Fenocigia 26 Plagiocefalia Presencia Ausencia 27 Form a foramen magnum Circular Poligonal 28 Depresión del esfenoides Leve Mediana Pronunciada 29 Tamaño fosas glenoideas Pequeñas Regulares Grandes 235
© Copyright 2024