Biscotes, bocados crocantes de pan - Revista

guía de compra biscotes
Biscotes, bocados
crocantes de pan
Elaborados a partir de harina de trigo, azúcares, sal, levadura,
grasas vegetales y aditivos, son un tipo de alimento muy utilizado
en las dietas por su facilidad para controlar su consumo
Es difícil imaginar en nuestro país una comida
sin su acompañante más tradicional: el pan. Este producto tan valorado por algunos (a veces
menospreciado por otros) falta en muy pocas
mesas. Ya sea para el desayuno, la comida, la
merienda o la cena, ningún alimento sabe igual
si no está acompañado de una rebanada de pan.
En cualquiera de sus modalidades (recién hecho,
tostado o del día anterior), este alimento se come con sumo gusto y se echa mucho de menos
cuando se viaja a otros países donde su consumo en las comidas no es tan habitual. El biscote
es un tipo de pan muy arraigado en nuestra
sociedad, aunque ya no se parezca tanto a su
antepasado artesanal, el biscotti italiano o los
carquiñolis, muy típicos de Cataluña.
Lo que hoy en día conocemos como biscote es un
pan industrial doblemente horneado, seco, que
se elabora generalmente con harinas refinadas,
agua, azúcar, grasas vegetales, leche desnatada, levaduras y sal. Es un pan especial y así
lo define la legislación actual, ya que contiene
más ingredientes que los que se emplean en la
preparación del pan tradicional. Además, tiene
un formato especial y una duración mayor: su
periodo apto de consumo desde que se abre el
12
paquete es superior a tres días. Por tanto, los
biscotes se definen como ese pan que, después
de su cocción en moldes con tapa, se corta
en rebanadas, se tuesta y se envasa (no debe
confundirse con el pan tostado o desecado por
efecto del calor).
en el extranjero
Los biscotes no solo se consumen en nuestro
país. También tienen buena aceptación en el
Reino Unido, donde los llaman rusk y suele
ser habitual ofrecérselos a los bebés durante
su primera dentición. En Holanda, se les llama
beschuit; son ligeros, redondos y quebradizos.
También son conocidos los skorpor suecos, que
pueden condimentarse con diferentes hierbas
aromáticas, frutos secos o alguna que otra especia, como el anís o el cardamomo.
En España, la responsable de que tengamos
biscotes en nuestras despensas es la familia
Recondo, que importó la idea desde Francia
hace ya bastantes décadas. La elaboración
y venta de estos panecillos mantiene a esta
empresa guipuzcoana en la cresta del negocio
desde hace tres generaciones. El origen remoto de la compañía se sitúa en 1870, cuando
13
guía de compra biscotes
14
Ignacio Recondo, un hombre de negocios muy emprendedor, abrió una panadería en el casco viejo
de Irún.
A la luz del mercado actual, su iniciativa fue un
acierto: en nuestro país existen casi 60 marcas
distintas que producen biscotes, cada una de ellas
con sus distintas variedades: con o sin sal, con
fibra, sin azúcar, con pasas...
Consumo de pan
El consumo de pan en nuestro país se sitúa alrededor de los 150 gramos al día, entre un 32% y
un 40% menos que las cantidades recomendadas
por la Organización Mundial de la Salud (OMS),
que oscilan entre los 220 y los 250 gramos diarios.
La presencia del pan en nuestra dieta habitual es
cada vez más reducida debido a la errónea asociación que las personas hacen entre su ingesta y
el aumento de peso. Según muestran los estudios
sobre las tendencias de mercado y los datos de
la Confederación Española de Organizaciones de
Panadería (CEOPAN), en España, el consumo de
pan anual per cápita ha descendido de manera
más acusada en los últimos cuatro años. Mientras
que en 2010 cada español consumía 51 kg de pan
al año, en 2014 el consumo bajó un 10%, situándose
en los 46 kg de pan al año.
Por unas razones u otras, lo cierto es que las
cifras de consumo global de pan también están
muy alejadas de los 90 kg al año per cápita que
la OMS recomienda dentro de una dieta saludable
y equilibrada. A nivel mundial, cada individuo consume alrededor de 53 kg de pan al año. Esta cifra
mejora a nivel europeo, alcanzándose los 60 kg.
Sin embargo, el pan es un alimento muy importante.
La evidencia científica más actual nos dice que una
alimentación saludable y sostenible pasa por poner
en nuestro carro de la compra más verduras, hortalizas, legumbres y frutas. Después, debemos incorporar todo el grupo de cereales integrales, semillas y
granos y, finalmente, el resto de grupo de alimentos.
Su lugar en la dieta
Consumo saludable
El pan ocupa un lugar importante en la dieta cotidiana de la mayoría de las personas. De hecho,
el pan en particular y los cereales en general
siempre han sido considerados como la base de
nuestra alimentación por la mayoría de las sociedades científicas.
Sin embargo, algo está cambiando. El consumo
de pan está disminuyendo paulatinamente desde
hace cuatro décadas y las sociedades científicas
internacionales apuestan cada vez más por las
frutas, las verduras y las hortalizas como la base
de una alimentación saludable y sostenible.
Con todo, el pan y sus variedades son alimentos
tradicionales y nutricionalmente humildes que no
pueden ser considerados como los causantes de
todos nuestros males. Desde luego, la calidad importa y sus ingredientes también. Decir que “el pan
engorda”, por ejemplo, no solo es una leyenda urbana, sino que además es injusto si se tiene en cuenta
la multitud de otros productos procesados y poco
saludables que tenemos al alcance de la mano.
Ninguna sociedad sanitaria alude a una recomendación de consumo saludable específica de biscotes. Sin embargo, sí existen recomendaciones
sobre los farináceos en general (pan, pasta, arroz,
otros cereales, patata...), que sitúan su consumo
entre las 4 y 6 raciones diarias (un plato de arroz,
de pasta o legumbres, tres o cuatro puñados de
cereales de desayuno, una patata mediana, etc.).
También sabemos que una ración de pan de barra
(50 gramos) equivalen a 1 rebanada de pan de
molde, que a su vez se corresponde con 3 biscotes
tostados. Es decir, si no comiéramos ningún otro
farináceo a lo largo del día, cubriríamos la recomendación con apenas 12 o 15 biscotes. Pero esto
no es aconsejable, ya que estaríamos desplazando
de nuestra dieta a otros alimentos muy importantes y necesarios.
En definitiva, el consejo dietético es sencillo: los
biscotes se pueden incluir en nuestra dieta de
manera ocasional, para variar nuestros desayunos
y meriendas, o incluso utilizarlos de vez en cuando
en las comidas principales. Eso sí, es mucho mejor
que la elección sea la de un biscote integral y bajo
en sal y azúcar.
Para hacer la mejor elección posible, conviene
leer la etiqueta de este producto y desglosar
los ingredientes que suelen formar parte de su
formulación, tal y como se hace a continuación
en el semáforo nutricional.
Dietas para adelgazar
En ocasiones, en las dietas para adelgazar se sustituye el pan de barra por biscotes. Este cambio puede llevar a pensar que los biscotes tienen menos
calorías, cuando en realidad es al contrario: si se
compara la misma ración de pan y de biscotes con
el mismo peso, se puede comprobar que el biscote
concentra más calorías que el pan tradicional.
No obstante, se apuesta por el biscote porque es
más fácil de controlar y cuantificar su consumo
(por eso a veces se le denomina “pan de régimen”)
como unidades estándar de igual peso. Además, al
ser un producto seco, cuesta más tiempo masticarlo y se bebe más agua. El tiempo, la masticación
y la ingesta de agua aumentan la sensación de
saciedad que llega al cerebro trascurrido un tiempo tras comenzar a comer.
Pero, al margen de la saciedad y del control de
las raciones, los biscotes son, dentro de la familia
de los panes, uno de los productos más calóricos.
Suelen tener unas 370 Kcal por cada 100 gramos
aproximadamente. Además, suelen llevar más ingredientes que los que tradicionalmente lleva el
pan y, por tanto, elevan un poco su valor nutritivo.
Son responsables los aceites vegetales y el azúcar
o el jarabe de glucosa.
Sería lógico pensar que estos ingredientes “extras” también aumentan el valor energético del
producto pero, sorprendentemente, no es así. No
incrementan las calorías de manera muy significativa, ya que las cantidades en que se utilizan
no son tan grandes como para que haya importantes diferencias. La principal razón para añadir
grasas y azúcar a los biscotes es la de aumentar
la palatabilidad -es decir, que sea más grato al
paladar- de un producto que carece de ella por
su naturaleza.
¿Cómo se elaboran los biscotes?
Los biscotes son un tipo de pan de elaboración sencilla. Aun así, cabe destacar que, al incorporar más ingredientes que
el tradicional, requiere más control de calidad sobre las materias primas y, a posteriori, un doble tostado. Los pasos
para la buena elaboración de un biscote son los siguientes:
> Recepción y control de calidad de todas las
materias primas. En esta etapa, el laboratorio es el
protagonista.
> Se empieza con el ciclo del amasado. Se pesa la
harina, el agua, la materia grasa, el azúcar, la levadura y
la sal. Se vierten los ingredientes en la cubeta y se amasa
durante unos minutos. Una vez transcurrido ese tiempo,
se controla la temperatura y la textura de la masa.
> Una vez que la masa está bien amasada, se pesa y se
trocea en pedazos pequeños y después se transforma
en bolas. A continuación, la masa se deja reposar
durante diez minutos.
> Las bolas de masa ya reposada se alargan para obtener
panes ovalados y alargados que se colocarán en moldes también alargados, de manera automática.
> En esta etapa, se llevan los moldes a la cámara de
fermentación donde se reproduce un ambiente
de humedad y temperatura elevada. La masa aumenta su volumen.
> Los panes se cuecen
menos de media hora.
y se doran durante algo
> Se desmolda el pan cocido.
> Una vez desmoldado, a través de la cinta transportadora, entran en una cámara, donde se dejan reposar
durante diez horas a temperatura ambiente. Más o
menos, a unos 20 grados. Con el reposo se persigue
endurecer el pan para que la corteza esté crocante, lo
que permitirá un buen corte de las rebanadas.
> Corte. De cada pan se hacen las rebanadas que se
estimen necesarias.
> Las rebanadas, o ya biscotes, que se obtengan se
colocan en una cinta transportadora hacia el horno
de tostado. Allí se extrae toda la humedad. Ambas
caras del biscote se tuestan y se doran.
> Los biscotes se apilan en pequeños grupos y se
embalan. Estos últimos se introducen en cajas de
cartón ya listos para su consumo.
15
Grasas. Están presentes en poca cantidad.
Aun así, el biscote es el tipo de pan que más
grasa contiene en comparación con los panes
de molde y el pan de barra.
En el listado de ingredientes habituales en los
biscotes, también se encuentra el azúcar, que se
emplea para dar sabor a las masas. Además, retrasa la caducidad del producto y ayuda a conseguir
una corteza más apetecible.
Por su parte, la sal se utiliza como potenciador
del sabor y como conservante, en menor medida. Es importante recordar que no es conveniente
abusar de productos salados.
Todas las marcas utilizan la levadura que se
denomina “de panificación”. Existen varios tipos,
aunque esta es la más adecuada para formar la
miga deseada. La levadura se alimenta del azúcar
que proviene de la harina (maltosa) y de los azúcares que se le pueda añadir.
En los productos panificables se utilizan las grasas,
normalmente, para dar elasticidad y plasticidad. En
el caso de los biscotes, se busca también un extra
de palatabilidad, para conseguir un producto más
apetecible y sabroso. Es en este ingrediente donde
muchas marcas penalizan, ya que suelen utilizar
aceite de palma, reconocido por sus efectos adversos en el colesterol sanguíneo.
Semáforo nutricional
guía de compra biscotes
La mayoría de los biscotes se elaboran a partir de
harina de trigo, azúcares, sal, levadura, grasas vegetales y aditivos. El ingrediente principal es la harina
de trigo y de su calidad dependerá la obtención de
un producto mejor fermentado. Conviene detenerse
en cada uno de los componentes de la harina.
Almidones. Son hidratos de carbono complejos que nos aportan parte de la energía que
necesita nuestro cuerpo.
Proteínas. Encontramos dos tipos: las solubles y las insolubles. Estas últimas formarán
el gluten, que a su vez se compone de gluteninas y gliadina. La proporción y la cantidad de
las proteínas del gluten será lo que determine
la calidad de cualquier pan.
Azúcares. El azúcar natural de la harina es la
maltosa, que es muy parecido estructuralmente
a la glucosa (el azúcar común). Este ingrediente es muy importante porque, junto con la levadura, enciende la chispa de la fermentación.
PRINCIPALES PROPIEDADES DE LOS BISCOTES
¿QUÉ NOS MUESTRA EL SEMÁFORO NUTRICIONAL?*
RACIÓN: 22,5 gramos (3 rebanadas)
TIPO DE BISCOTE
ENERGÍA
(kcal)
% IR
GRASA
(1)
GRASAS SATURADAS
(g)
% IR
(1)
(g)
% IR
(1)
AZÚCARES
(g)
% IR
SAL
(1)
FIBRA
(g)
% IR
(1)
(g)
% IR(1)
Normales
88,5
4,4
1,1
1,6
0,5
2,4
1,4
1,5
0,2
4,8
0,9
3,8
Integrales
85,5
4,3
1,1
1,5
0,1
0,7
1,0
1,1
0,2
4,4
2,0
8,4
Sin sal
89,1
4,5
1,2
1,7
0,5
2,5
1,5
1,7
0,0
0,4
0,9
3,8
*Semáforo nutricional resultante de comprar 6 tipos distintos de biscotes (se hace la media aritmética de dos referencias de cada categoría), según una ración de consumo: 22,5 gramos. (3
rebanadas) (1) Indica la proporción aportada respecto a la Ingesta de Referencia (IR) que una persona adulta necesita ingerir de cada nutriente: 2.000 kcal, 70 g de grasa, 20 g de grasa
saturada, 90 g de azúcares, 5 g de sal y 24 g de fibra. El semáforo nutricional se basa en un sistema de colores: verde-baja cantidad (la aportación es menos del 7,5% de la IR), amarillo-cantidad media (entre el 7,5% y el 20%) y naranja-cantidad alta (más del 20%).
16
Desde el punto de vista tecnológico, el aceite de
palma es interesante porque es barato, estable y
tarda mucho tiempo en enranciarse. Son muy pocas
las marcas que apuestan por aceite de girasol o
girasol alto oleico.
En cuanto a los aditivos, el más utilizado es el
E-300 (ácido ascórbico o vitamina C), que se emplea con mucha frecuencia en la panadería en
general por su poder antioxidante. También suelen
utilizarse el E-472e y el E-341 por ser emulsionantes y acidulantes, y correctores de la acidez,
respectivamente.
Como los biscotes son un producto horneado a alta temperatura (más de 120 oC) que contiene azúcares y proteínas, es muy posible que se generen
sustancias secundarias, como las acrilamidas, un
compuesto producto de la “reacción de Maillard”
y causante del color dorado del pan.
SimilITUDES Y diferencias
Los biscotes, el pan de molde y el pan de barra
podrían parecer muy similares, pero no lo son.
Unos y otros tienen diferencias nutritivas.
Generalmente, los biscotes y los panes de molde
contienen más grasa que el pan de barra: 100 gramos de biscotes tienen alrededor de 5 gramos de
grasa; el pan de molde, algo menos (unos 3 gramos
de grasa por 100 gramos de producto); y el pan
de barra contiene aproximadamente 1,6 gramos de
grasa por 100 gramos de pan.
Tanto la cantidad de grasa añadida como el tipo
(aceites de palma, de girasol o de oliva en recientes versiones de pan de molde) depende exclusivamente de la formulación de cada marca comercial,
de ahí que sea muy importante revisar el etiquetado nutricional, así como la lista de ingredientes
de cada producto.
Por otro lado, está la fibra, un componente de
suma importancia, ya que una dieta rica en este
nutriente es fundamental para prevenir numerosas enfermedades. Los biscotes, especialmente los
integrales, contienen cantidades nada despreciables de fibra. Estos pueden resultar de gran ayuda
para combatir el estreñimiento y, además, la fibra
tiene la cualidad de aumentar la saciedad, por lo
que ayuda a controlar el apetito.
Asimismo, la cantidad de azúcar presente en los biscotes y el pan de molde (alrededor de 3 gramos por
100 gramos) también supera a la presente en el pan
de barra (1,8 gramos por 100 gramos).
Es fácil imaginar que el valor calórico de los biscotes supere al del pan de barra. Concretamente,
100 gramos de este producto aportan alrededor de
370-380 calorías, frente a las 240-250 calorías en
la misma cantidad de pan de molde y el de barra.
Resulta curioso que el valor energético del pan de
molde sea muy parecido al del pan de barra, pese
a tener grasas entre sus ingredientes. El motivo
es que el pan de molde tiene menos proteínas e
hidratos de carbono.
Con todo, también existen algunas similitudes. En
los tres tipos de panes, el patrón de consumo tiende hacia lo saludable. Así lo indican la mayoría de
analistas en marketing alimentario. La industria
alimentaria pone en el mercado opciones más saludables. Por ejemplo, biscotes que no contienen
sal, ni azúcar, que son integrales porque se le
añaden harinas no refinadas o que, por lo menos,
consiguen un producto no tan dextrinado. Son opciones interesantes desde el punto de vista nutricional, pero que conviene valorar desde el punto
de vista económico, ya que este tipo de biscotes,
panes de molde o barras de pan suelen tener un
precio más elevado que el producto originario.
Generalmente, la formulación del biscote es la
misma aunque se le retiren la sal, el azúcar o
incluso ambos ingredientes. Si es un producto
más calórico es porque es seco, no tiene humedad
y, por tanto, es un alimento más concentrado. El
Código Alimentario Español (CAE) regula la denominación pan “sin sal”, pero no constan indicaciones sobre el azúcar o las grasas, así que será
el fabricante del biscote quien decida el contenido
de estos otros nutrientes.
17
guía de compra biscotes
Sugerencias de compra
Los biscotes forman parte de nuestra alimentación. Ahora que los conocemos más, podemos hacer una compra
más adecuada en función de nuestras necesidades. Las
siguientes recomendaciones están pensadas para:
Otros tipos de biscotes
Quienes cuidan su línea
Esta es la opción más saludable
para toda la población. Los biscotes ideales son los integrales
y bajos en grasa, sal y azúcar.
Más de uno puede pensar que
son los más sosos, pero depende de nosotros convertirlos en
un bocado sabroso y saludable.
Por ejemplo, acompañándolos
de un delicioso humus casero.
Los aventureros del sabor
Para los más atrevidos o sibaritas están los biscotes con pasas,
frutos secos y diversas semillas. Ideales para acompañarlos
de un paté de aceitunas negras.
La combinación es exquisita.
18
Las personas
con hipertensión
Claramente, deberían comprar
los biscotes bajos o muy bajos
en sal. El acompañamiento ideal
puede ser un queso fresco sin sal.
Un bocado muy fresco y saciante.
Las personas
con digestiones difíciles
El biscote es un producto dextrinado, es decir, es un pan sometido a una cocción que permite
quitarle toda la humedad. En el
caso de las digestiones difíciles,
el pan dextrinado es uno de los
más aconsejables porque facilita
la digestión ya que, al dextrinar
el pan, el almidón que contiene
se convierte en dextrinas (sustancias mucho más fáciles de digerir).
Además, debido a que es un pan
seco, se requiere una mayor salivación y masticación, por lo que su
beneficio digestivo aumenta. Estas
personas pueden utilizar el biscote
tradicional junto con una loncha de
un buen jamón cocido al natural.
Los biscotes más comunes son los tostados normales y los
integrales. Sin embargo, en el mercado existen otros tipos que
nos pueden resultar muy interesantes. Por ejemplo, los biscotes
“bajos en sal”, “sin sal”, “bajos en azúcar” y “sin azúcar”. A estos
productos se les han reformulado sus ingredientes añadidos
(grasa, azúcar o sal). Se elaboran para permitir la máxima
variedad, pero particularmente pretenden responder a las necesidades de aquellas personas en situaciones especiales, como
la dieta sin sal por hipertensión arterial, retención de líquidos
o patologías cardiovasculares o incluso renales; con pautas
dietéticas con control de azúcares para personas con diabetes e,
incluso, en caso de padecer sobrepeso u obesidad.
Otra variedad muy demandada son los biscotes sin gluten
para todas aquellas personas celiacas o con intolerancia
hacia esta proteína. Normalmente se elaboran con harina de
maíz o de arroz.
Además, existen biscotes destinados a aquellos a quienes les
complace probar nuevos sabores y texturas. Cada vez con
mayor frecuencia, aparecen nuevas referencias con ingredientes
variados, como la harina de centeno o de espelta, y a las que se
les pueden incorporar semillas (de linaza, por ejemplo) o incluso frutos secos. También están las versiones ecológicas o “bio”
para quienes lo consideren una seña de identidad y de calidad.
Cómo no, tener biscotes de diferentes tamaños son opciones
que la industria ha contemplado. Así, no solo tenemos el
tamaño habitual, una rebanada de pan de 5,5 x 5 x 0’5 cm y
7,5 gramos, también las encontramos en formato mini,
destinado a la elaboración de pequeños canapés.
Poseen la misma formulación y valores nutricionales, solamente que en formato más pequeño.
integrales
Tostados normales o
son los biscotes más comunes,
pero también hay otros tipos
con la grasa, el azúcar o la sal
reformulados
19
guía de compra biscotes
Apuntes para el ahorro
Buscar el ahorro implica examinar las ofertas
que lanzan los fabricantes (paquetes multiahorro, formatos económicos…) y también
comparar lo que unas marcas de biscotes
ofrecen frente a otras, como elegir marcas
blancas o combinarlas con otras para reducir
el presupuesto destinado a su compra.
EROSKI CONSUMER ha realizado una comparativa entre dos familias tipo:
> Familia A: compuesta por 2 adultos y 1
niño, que consumirían, al mes, 54 rebanadas de biscotes (cada una pesa 7,5 gramos).
> Familia B: compuesta por 3 adultos y 2
niños, que consumirían, cada mes, 90 rebanadas de biscotes (cada una pesa 7,5 gramos).
En nuestro país se consume 1,6 kg de pan
seco al año, según los datos que recoge el
Informe del consumo de alimentación en
España, publicado en 2014 por el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio
Ambiente (MAGRAMA). Esto supone unos
130 gramos de biscotes al mes o, lo que es
lo mismo, 18 rebanadas de
tamaño estándar mensuales por persona.
Por otro lado, se han elaborado cuatro cestas de compra con paquetes de este producto, cuyas cantidades cubren las necesidades
mensuales de biscotes de estos dos tipos
de familias: 405 gramos la Familia A y 675
gramos la Familia B. Están compuestas por
distintas marcas, clasificadas de mayor a
menor en función del precio.
La siguiente comparativa ilustra cómo
ciertas elecciones pueden contribuir
(o no) al ahorro. En todos los casos, es
importante recordar que, como se trata de
un tipo de pan especial, no está gravado
con el IVA superreducido que sí tiene el
pan tradicional.
En España se consumen
1,6 kilos de pan seco al año,
es decir, 18 rebanadas
de tamaño estándar al mes
por persona
Cabe destacar que en el caso la Familia A,
las cestas 1 y 2 son incluso más baratas, ya
que las cantidades de los envases propuestos alcanzan para cubrir las necesidades de
casi dos meses. Una de las grandes ventajas
de los biscotes es que, al tratarse de un alimento seco, dura más y permite, justamente, el almacenamiento en casa.
Los minibiscotes, que se han incluido en
algunas de las cestas, son la mejor opción
para las ocasiones especiales, cuando hacemos una reunión con amigos o queremos
preparar unos entrantes o canapés. Sin
embargo, no son la opción más económica
para consumir a diario.
www.consumer.es
FAMILIA A: 2 adultos + 1 niños
FAMILIA B: 3 adultos + 2 niños
CONSUMO MENSUAL: 54 rebanadas = 405 gramos
CONSUMO MENSUAL: 90 rebanadas = 675 gramos
CESTA
20
PRECIO
POR KILO
PRECIO FINAL
SEGÚN PESO
2,48 euros
1,86 euros
CONTENIDO
- Biscotes EROSKI Basic (750 g)
- Pan tostado multicereal Ortiz (640 g)
3,83 euros
2,45 euros
- Biscotes Veritas (270 g)
- Pan tostado Recondo integral (270 g)
10,56 euros
6,63 euros
- Biscotes Veritas harina espelta (270 g)
- Pan tostado Silueta integral (250 g)
14,63 euros
7,16 euros
CONTENIDO
- Biscotes EROSKI Basic (750 g)
PRECIO
POR KILO
PRECIO FINAL
SEGÚN PESO
2,48 euros
1,86 euros
- Biscotes Sannia integral (750 g)
2,60 euros
1,95 euros
4,60 euros
- Biscotes Veritas (270 g)
- Minibiscotes EROSKI (120 g)
- Pan tostado Recondo 10 cereales (270 g)
10,56 euros
5,75 euros
6,63 euros
5,30 euros
5,75 euros
- Pan tostado La Gavilla con manzana (100 g)
- Biscotes Veritas harina de espelta (270 g)
- Minibiscotes Recondo (120 g)
- Pan tostado Silueta 8 cereales (250 g)
21,88 euros
14,63 euros
9,00 euros
7,16 euros
9,00 euros
CESTA
21