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Dominicos | Orden de Predicadores
Evangelio del día y comentarios a la Palabra diaria
Año
Par
Del 20/10/2014 al 25/10/2014
Vigésimo novena semana del Tiempo Ordinario
Introducción a la semana
El capítulo 12 (desde el verso decimotercero) y el arranque del 13 del evangelio de Lucas se nos proclamará a lo largo de esta
semana. Temática variada que versa sobre los bienes materiales (ser rico para Dios), o el poner sólo en Dios la confianza (busquen su
Reino, lo demás vendrá añadido), tres parábolas acerca de la vigilancia, el reclamo que hace Jesús sobre su misión, así como una
llamada de atención sobre los signos de los tiempos, como cierre del capítulo 12. El 13, por su parte, introduce un nuevo tema: la
conversión, con ocasión de dos sucesos que impactaron a los judíos de entonces (asesinato de galileos a manos de Pilato, y los
muertos en el derrumbe de la torre de Siloé).
La carta a los Efesios se desgranará a lo largo de la semana. Dios, rico en misericordia, se nos revela como puro don en Cristo Jesús;
de ahí la suma importancia que tiene el que no renunciemos nunca a ser comunicadores de gracia, animadores de salvación,
mensajeros de esperanza. Sólo desde este arranque de gracia podemos los bautizados aspirar a todo: en Cristo no nos está vedado
nada que plenifique nuestra condición. Por ello, esta fuerza que nos viene de Cristo rompe fronteras y hace que todos seamos un solo
pueblo, sin barreras, sin exclusiones: un bautismo, una fe, un solo Señor, nuestras mejores credenciales.
Archivo Evangelio del día
Evangelio del día y comentarios a la Palabra diaria
Año
Par
Lunes 20 de octubre de 2014
Vigésimo novena semana del Tiempo Ordinario
Lecturas y comentario
I. Contemplamos la Palabra
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 2,1-10:
Hubo un tiempo en que estabais muertos por vuestros delitos y pecados, cuando seguíais la corriente del mundo presente, bajo el jefe
que manda en esta zona inferior, el espiritu que ahora actúa en los rebeldes contra Dios. Antes procedíamos nosotros también así;
siguiendo los deseos de la carne, obedeciendo los impulsos de la carne y de la imaginación; y, naturalmente, estábamos destinados a
la reprobación, como los demás. Pero Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, estando nosotros muertos por los
pecados, nos ha hecho vivir con Cristo por pura gracia estáis salvados , nos ha resucitado con Cristo Jesús y nos ha sentado en el cielo
con él. Así muestra a las edades futuras la inmensa riqueza de su gracia, su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque estáis
salvados por su gracia y mediante la fe. Y no se debe a vosotros, sino que es un don de Dios; y tampoco se debe a las obras, para que
nadie pueda presumir. Somos, pues, obra suya. Nos ha creado en Cristo Jesús, para que nos dediquemos a las buenas obras, que él
nos asignó para que las practicásemos.
Sal 99,2.3.4.5 R/. El Señor nos hizo y somos suyos
Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores. R/.
Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño. R/.
Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre. R/.
«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades.» R.
Lectura del santo evangelio según san Lucas 12,13-21:
En aquel tiempo, dijo uno del público a Jesús: «Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia.»
Él le contestó: «Hombre, ¿quién me ha nombrado juez o árbitro entre vosotros?»
Y dijo a la gente: «Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes.»
Y les propuso una parábola: «Un hombre rico tuvo una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos: "¿Qué haré? No tengo donde
almacenar la cosecha." Y se dijo: "Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el
grano y el resto de mi cosecha. Y entonces me diré a mí mismo: Hombre, tienes bienes acumulados para muchos años; túmbate, come,
bebe y date buena vida." Pero Dios le dijo: "Necio, esta noche te van a exigir la vida. Lo que has acumulado, ¿de quién será?" Así será
el que amasa riquezas para si y no es rico ante Dios.»
II. Compartimos la Palabra
Nos ha hecho vivir con Cristo
Por encima de herencias religiosas que proyectan sospechas sobre nuestra condición humana o de concepciones de Dios dando y
quitando no sé qué recompensas y castigos, nos encontramos con la experiencia del Dios de Jesús que nos transmite el apóstol Pablo,
honda vivencia teológica por otra parte, según la cual nuestra salvación es pura gracia, transparente gratuidad, detalle en el que el
Padre Dios tuvo la iniciativa y la concreción en la persona de su Hijo. No tenemos que acreditar ante nuestro Padre ningún mérito, pues
es suficiente reconocerlo como tal y dejarle todo nuestro espacio vital para que Él se explaye, que sabe hacerlo y siempre muy bien.
Nuestra salvación es un don gratuito del amor de Dios en Cristo ¡nada menos! Nos desenvolvemos en estas coordenadas salvadoras
cuando nos abrimos al Padre con la confianza de la fe, cuando nos vamos transformando en Cristo al impulso del Espíritu, hasta el
punto de resucitar y sentarnos con él en el cielo. Evoca la salvación en Cristo una nueva creación, y así nos la transmite Pablo, al
decirnos que nos ha creado en Cristo Jesús para que nos dediquemos a las buenas obras. ¿Entonces qué son las buenas obras?
Nunca serán la causa o condición, sino la consecuencia de la salvación. ¡Hermosa experiencia de Dios que, vía carta a los Efesios, nos
transmite el bueno de Pablo!
Ser rico para Dios
Es fácil encontrar en el evangelio de Lucas repetidas alusiones a las relaciones entre ricos y pobres y más en concreto a las actitudes
frente a los recursos materiales. En esta ocasión, nuestro texto se fragua en torno al hecho de que una persona pide ayuda a Jesús
para que su hermano reparta con él la herencia, hecho frecuente en Palestina, cuando en situaciones como ésta, los problemas
surgidos podían ser resueltos por los maestros de la Ley, que fungían entonces como asesores legales, amén de religiosos. Elude
Jesús la cuestión económica, y trata de ir más allá reflexionando sobre nuestra relación con la abundancia de recursos. Los bienes
materiales no pueden someterse a una supervaloración más allá de su utilidad, de ser bienes de uso. Es más, la parábola que adjunta
pone de relieve la tremenda insensatez de poner el hombre toda su confianza en las riquezas; para Jesús esto es mirar la vida sin
horizontes, es condenarla al fracaso. Y no porque las riquezas sean malas, que Jesús nunca dice eso, ni porque todos sus seguidores
tengamos que vivir en la miseria que impone la carencia de recursos materiales, pero lo que no se puede admitir en nombre de nadie, y
menos del cultivo de este mundo que Dios Padre ha puesto en nuestras manos para beneficio de todos, es que los bienes materiales
seduzcan con tanta facilidad a los humanos y seamos apartados del camino de la verdadera riqueza que consiste, sobre todo, en ser
ricos para Dios, es decir, en saber partir y compartir lo que somos y tenemos con nuestros iguales: el perfecto cumplimiento de la nueva
ley.
Fr. Jesús Duque O.P.
Convento de San Jacinto (Sevilla)
Evangelio del día y comentarios a la Palabra diaria
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Martes 21 de octubre de 2014
Vigésimo novena semana del Tiempo Ordinario
Lecturas y comentario
I. Contemplamos la Palabra
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 2,12-22:
Antes no teníais un Mesías, erais extranjeros a la ciudadanía de Israel y ajenos a las instituciones portadoras de la promesa. En el
mundo no teníais ni esperanza ni Dios. Ahora, en cambio, estáis en Cristo Jesús. Ahora, por la sangre de Cristo, estáis cerca los que
antes estabais lejos. Él es nuestra paz. Él ha hecho de los dos pueblos una sola cosa, derribando con su carne el muro que los
separaba: el odio. Él ha abolido la Ley con sus mandamientos y reglas, haciendo las paces, para crear con los dos, en él, un solo
hombre nuevo. Reconcilió con Dios a los dos pueblos, uniéndolos en un solo cuerpo mediante la cruz, dando muerte, en él, al odio.
Vino y trajo la noticia de la paz: paz a vosotros, los de lejos; paz también a los de cerca. Así, unos y otros, podemos acercarnos al
Padre con un mismo Espíritu. Por lo tanto, ya no sois extranjeros ni forasteros, sino que sois ciudadanos de los santos y miembros de la
familia de Dios. Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, y el mismo Cristo. Jesús es la piedra angular. Por él todo
el edificio queda ensamblado, y se va levantando hasta formar un templo consagrado al Señor. Por él también vosotros os vais
integrando en la construcción, para ser morada de Dios, por el Espíritu.
Sal 84 R/. Dios anuncia la paz a su pueblo
Voy a escuchar lo que dice el Señor:
«Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos.»
La salvación está ya cerca de sus fieles,
y la gloria habitará en nuestra tierra. R/.
La misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra,
y la justicia mira desde el cielo. R/.
El Señor nos dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
la salvación seguirá sus pasos. R/.
Lectura del santo evangelio según san Lucas 12,35-38:
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Tened ceñida la cintura y encendidas las lámparas. Vosotros estad como los que
aguardan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle apenas venga y llame. Dichosos los criados a quienes el señor, al llegar, los
encuentre en vela; os aseguro que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y los irá sirviendo. Y, si llega entrada la noche o de madrugada
y los encuentra así, dichosos ellos.»
II. Compartimos la Palabra
“Él es nuestra paz”
El proyecto de Dios es un proyecto de paz, es un proyecto de reconciliación.
En el proyecto de Dios no caben muros ni alambradas, ni puertas cerradas ni exclusivas, ni ideologías ni opciones excluyentes.
Tampoco caben el poder, el dominio, la amenaza ni la opresión sobre los más débiles. No cabe la injusticia ni la guerra ni el hambre ni
la pobreza… Son proyectos de los hombres.
Cristo vino y trajo la noticia de la paz; paz para los de lejos y para los de cerca; paz para la humanidad entera. Estamos llamados a
entendernos, a superar diferencias, a vencer egoísmos e intereses, a olvidar pasados y rencores que a nada conducen. Estamos
llamados a entender que es mucho más grande, más valioso, más vivo lo que nos une que lo que nos aleja. Porque todos somos de
Dios y Dios nunca separa.Y, ¡nos hace tanta falta!
“Dichosos los criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela”
A menudo vivimos distraídos. Lo urgente no nos deja ver lo importante. No vemos a Dios, decimos. Pero, ¿dónde esperamos verlo? Tal
vez esperando grandes apariciones o grandes acontecimientos reveladores ignoremos las cosas grandemente sencillas en las que Dios
se nos muestra, en las que Dios se pone en nuestro camino, nos interpela, nos llama, nos habla, se acerca, nos toca. Siempre discreto
y respetuoso, Dios pasa y llama, pero muchas veces los grandes ruidos y brillos de nuestras urgencias nos impiden escuchar y ver. Así
no es posible relacionarnos con Él.
No podemos vivir despistados, sino con ojos abiertos y oídos atentos para darnos cuenta de que Dios llama incansablemente y poder
así cuidar, mimar ,hacer crecer e intensificar nuestra relación con Él.
Dña. María Teresa Fernández Baviera, OP
Fraternidad Laical Dominicana deTorrent (Valencia)
Evangelio del día y comentarios a la Palabra diaria
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Miércoles 22 de octubre de 2014
Vigésimo novena semana del Tiempo Ordinario
Lecturas y comentario
I. Contemplamos la Palabra
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 3,2-12:
Habéis oído hablar de la distribución de la gracia de Dios que se me ha dado en favor vuestro. Ya que se me dio a conocer por
revelación el misterio, del que os he escrito arriba brevemente. Leedlo y veréis cómo comprendo yo el misterio de Cristo, que no había
sido manifestado a los hombres en otros tiempos, como ha sido revelado ahora por el Espíritu a sus santos apóstoles y profetas: que
también los gentiles son coherederos, miembros del mismo cuerpo y participes de la promesa de Jesucristo, por el Evangelio, del cual
yo soy ministro por la gracia que Dios me dio con su fuerza y su poder. A mí, el más insignificante de todos los santos, se me ha dado
esta gracia: anunciar a los gentiles la riqueza insondable que es Cristo, aclarar a todos la realización del misterio, escondido desde el
principio de los siglos en Dios, creador de todo. Así, mediante la Iglesia, los Principados y Potestades en los cielos conocen ahora la
multiforme sabiduría de Dios, según el designio eterno, realizado en Cristo Jesús, Señor nuestro, por quien tenemos libre y confiado
acceso a Dios, por la fe en él.
Is 12,2-3.4bcd.5-6 R/. Sacaréis aguas con gozo de las fuentes del Salvador
Él es mi Dios y Salvador: confiaré y no temeré,
porque mi fuerza y mi poder es el Señor,
él fue mi salvación.
Y sacaréis aguas con gozo
de las fuentes de la salvación. R/.
Dad gracias al Señor,
invocad su nombre,
contad a los pueblos sus hazañas,
proclamad que su nombre es excelso. R/.
Tañed para el Señor, que hizo proezas,
anunciadlas a toda la tierra;
gritad jubilosos, habitantes de Sión:
«Qué grande es en medio de ti el santo de Israel.» R/.
Lectura del santo evangelio según san Lucas 12,39-48:
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, no le dejaría
abrir un boquete. Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.»
Pedro le preguntó: «Señor, ¿has dicho esa parábola por nosotros o por todos?»
El Señor le respondió: «¿Quién es el administrador fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que les
reparta la ración a sus horas? Dichoso el criado a quien su amo, al llegar, lo encuentre portándose así. Os aseguro que lo pondrá al
frente de todos sus bienes. Pero si el empleado piensa: "Mi amo tarda en llegar", y empieza a pegarles a los mozos y a las muchachas,
a comer y beber y emborracharse, llegará el amo de ese criado el día y a la hora que menos lo espera y lo despedirá, condenándolo a
la pena de los que no son fieles. El criado que sabe lo que su amo quiere y no está dispuesto a ponerlo por obra recibirá muchos
azotes; el que no lo sabe, pero hace algo digno de castigo, recibirá pocos. Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá; al que mucho se
le confió, más se le exigirá.»
II. Compartimos la Palabra
“Se me ha dado esta gracia: Anunciar la riqueza insondable que es Cristo”
Pablo es consciente de haber recibido una misión:”Anunciar a los gentiles la riqueza insondable que es Cristo”.
Esta misión es fruto de una experiencia: la de haber vivido el encuentro personal con el Dios que es Gracia y que se revela en
Jesucristo. Un Dios que se desborda en amor para todos, más allá de raza, pueblo, nación o religión.
Es esa gratuidad del amor la que salva y no los méritos o nuestro esfuerzo. Esta es la convicción de Pablo, el centro de su fe y de su
mensaje. Esta es la fe que nos libera porque en Cristo “tenemos libre y confiado acceso a Dios por la fe en él.”
¿Vivimos nosotros la fe como una experiencia de Gracia? ¿Nos sentimos realmente agraciados, es decir, percibimos en la vida de cada
día y en lo que nos ocurre el Misterio del Amor de Dios hecho don? ¿Es la acción de gracias lo que predomina en nosotros?
Sólo desde esta experiencia puede brotar una transmisión gozosa y alegre del Anuncio de Cristo que realmente contagie, plantee
preguntas, que atraiga y genere el deseo de descubrir y encontrarse con Cristo.
El mundo de hoy necesita personas que vivan con fuerza de esta fe que Pablo nos transmite. Ojalá nosotros cada día podamos
cultivarla y abrirnos a ese Misterio escondido y a la vez presente en medio de nosotros.
“A la hora que menos penséis, viene el Hijo del Hombre”
Me parece que a veces hemos escuchado esta frase del Evangelio como una amenaza pero ¿Cómo va a ser amenazante la llegada de
aquel que es la encarnación del Dios de la Vida? ¿Cómo no desear su llegada, su presencia, entre nosotros?
Es el deseo el que alienta la espera, la actitud vigilante, el estar despiertos a que se nos invita. Una espera activa que se concreta en
ser como ese administrador fiel y solícito a la tarea encomendada que se nos presenta en la parábola de hoy. Y esto tiene que ver con
la atención y el cuidado del presente, con cultivar una actitud de tomarse en serio la vida de cada día desde los valores del Evangelio,
no como una imposición, sino como algo que brota de un corazón seducido por aquel que es el dador de la Vida y del sentido de la
nuestra.
El dueño confía su casa al administrador. El Señor nos confía, pone en nuestras manos una parcela de su creación: es el pedacito de
historia que nos ha tocado vivir, con la gente y las situaciones que forman parte de ella, los caminos que vamos transitando, las
situaciones que se nos presentan. Es el don recibido: lo podemos vivir como carga, como peso, o como una pequeña planta, germinal,
que hay que llenar de cuidados para que crezca. ¿Cómo vivimos nosotros la relación con nuestra misión? ¿La vivimos con pasión o
como peso?
Con frecuencia nos cansamos de las cosas, perdemos ilusión, fuerza. Quizás esta pérdida de pasión en lo que hacemos y vivimos tiene
que ver con la falta del cultivo de la espera, del deseo de Dios y esperamos y deseamos muy poquito.
Que la alegría de la presencia del Señor que viene y viene siempre nos devuelva la pasión por el Evangelio y por la misión a la que el
Señor nos llama hoy.
Hna. María Ferrández Palencia, OP
Congregación Romana de Santo Domingo
Evangelio del día y comentarios a la Palabra diaria
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Jueves 23 de octubre de 2014
Vigésimo novena semana del Tiempo Ordinario
Lecturas y comentario
I. Contemplamos la Palabra
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 3,14-21:
Doblo las rodillas ante el Padre, de quien toma nombre toda familia en el cielo y en la tierra, pidiéndole que, de los tesoros de su gloria,
os conceda por medio de su Espíritu robusteceros en lo profundo de vuestro ser, que Cristo habite por la fe en vuestros corazones, que
el amor sea vuestra raíz y vuestro cimiento; y así, con todos los santos, lograréis abarcar lo ancho, lo largo, lo alto y lo profundo,
comprendiendo lo que trasciende toda filosofía: el amor cristiano. Así llegaréis a vuestra plenitud, según la plenitud total de Dios. Al que
puede hacer mucho más sin comparación de lo que pedimos o concebimos, con ese poder que actúa entre nosotros, a él la gloria de la
Iglesia y de Cristo Jesús por todas las generaciones, por los siglos de los siglos. Amén.
Sal 32 R/. La misericordia del Señor llena la tierra
Aclamad, justos, al Señor,
que merece la alabanza de los buenos.
Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas. R/.
Que la palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra. R/.
Pero el plan del Señor subsiste por siempre,
los proyectos de su corazón, de edad en edad.
Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad. R/.
Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre. R/.
Lectura del santo evangelio según san Lucas 12,49-53:
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar
por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla! ¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división. En adelante,
una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la
madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra.»
II. Compartimos la Palabra
“Vivid arraigados y fundamentados en el amor”
San Pablo ha tenido una experiencia tan fuerte del amor de Dios revelado en Cristo que le lleva a postrarse de rodillas ante Él en
actitud de adoración, y a exclamar esta bella oración al amor. Todo el texto rezuma admiración ante el misterio de este amor. El mismo
hecho de que Pablo ore de rodillas nos está indicando que se trata de algo admirable porque la forma habitual de orar de un judío es
de pie.
Pablo no quiere guardarse este tesoro para él sólo, sino que urgido por este mismo amor pide a Dios que robustezca con su Espíritu la
fe de los efesios, que la haga auténtica y vigorosa, para que crezcan interiormente y puedan llegar conocerlo. Es como si lo pidiera
para nosotros, porque, hoy como ayer, la tentación del aburguesamiento y la sordera nos impiden prestar atención a la voz que nos
llama a una vida en plenitud y por eso necesitamos la fuerza del Espíritu.
La fe pone en marcha el amor y el amor es el que da vida a nuestras obras de fe. Si nuestra vida no está “arraigada y fundamentada en
el amor” nunca comprenderemos la anchura y profundidad del amor. Pero no podemos llegar a este conocimiento, “que supera toda
filosofía humana”, como nos dice el Apóstol, a través de un ejercicio de la inteligencia sino por la experiencia que de Dios tenemos en la
oración.
"He venido a prender fuego a la tierra y ojalá estuviera ya ardiendo”
El fuego que Jesús ha traído a la tierra es Él mismo, es la Caridad: ese amor que no sólo une al alma a Dios, sino a las almas entre sí.
Jesús se muestra impaciente, desea que este amor llegue a todos y que su entrega al Padre se vea consumada. En la Cruz tuvo lugar
la plenitud del amor de Dios por todos, pues nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.
El amor de Dios, que se manifiesta en la Cruz, no nos deja indiferentes o impasibles, sino que nos interpela y está reclamando de
nosotros una respuesta de amor. Es un amor que es misericordia y perdón, pero que para poder gozar plenamente de él tenemos que
estar en continuo combate espiritual, no podemos pactar con los ídolos del mundo, tenemos que alejarnos de todo lo que nos impide
crecer como discípulos de Jesús. Hay que hacerse violencia, no nos engañemos, el Evangelio es claro: “¿Creéis que he venido a traer
paz a la tierra? Pues no, sino división.”
Muchas veces confundimos paz con pacifismo, un pacifismo que nos lleva a la confusión y a la tristeza porque somos cobardes y no
queremos complicarnos la vida. La verdadera paz, que vendrá acompañada de alegría, invadirá nuestro corazón cuando nos hagamos
la guerra a nosotros mismos: apaguemos el deseo de sobresalir, de ser el centro de afecto y de consensos. Pongamos freno a las
pasiones que obnubilan la mente y el corazón… Sólo así podremos gustar de la plenitud de Dios a la que hemos sido llamados y que
nos recordaba Pablo en la primera lectura. Ánimo que poderoso es el Señor para concedérnoslo a pesar de nuestra pequeñez y
debilidad.
MM. Dominicas
Monasterio de Sta. Ana (Murcia)
Evangelio del día y comentarios a la Palabra diaria
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Viernes 24 de octubre de 2014
San Antonio Mª Claret
Vigésimo novena semana del Tiempo Ordinario
Lecturas y comentario
I. Contemplamos la Palabra
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 4,1-6:
Yo, el prisionero por el Señor, os ruego que andéis como pide la vocación a la que habéis sido convocados. Sed siempre humildes y
amables, sed comprensivos, sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz.
Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la esperanza de la vocación a la que habéis sido convocados. Un Señor, una fe, un
bautismo. Un Dios, Padre de todo, que lo trasciende todo, y lo penetra todo, y lo invade todo.
Sal 23 R/. Éste es el grupo que viene a tu presencia, Señor
Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos. R/.
¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes y puro corazón,
que no confía en los ídolos. R/.
Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob. R/.
Lectura del santo evangelio según san Lucas 12,54-59:
En aquel tiempo, decía Jesús a la gente: «Cuando veis subir una nube por el poniente, decís en seguida: "Chaparrón tenemos", y así
sucede. Cuando sopla el sur, decís: "Va a hacer bochorno", y lo hace. Hipócritas: si sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del cielo,
¿cómo no sabéis interpretar el tiempo presente? ¿Cómo no sabéis juzgar vosotros mismos lo que se debe hacer? Cuando te diriges al
tribunal con el que te pone pleito, haz lo posible por llegar a un acuerdo con él, mientras vais de camino; no sea que te arrastre ante el
juez, y el juez te entregue al guardia, y el guardia te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que no pagues el último
céntimo.»
II. Compartimos la Palabra
Pablo escribe hoy a sus cristianos de Éfeso. Lo hace desde la cárcel, pero se le nota tranquilo, pensando sólo en el bienestar humano
y espiritual de sus hijos. Invirtiendo el orden que parecería más lógico, les habla primero de actitudes humanas, como la mejor
plataforma, por un lado, y manifestación, por otro, de su vida espiritual. Y, luego acude al fundamento, a lo teologal, a la vida trinitaria,
sostén y esperanza de todo lo que intentamos lograr con nuestras actitudes humanas.
En el Evangelio, Jesús habla de los signos humanos de los tiempos que sabemos interpretar con soltura, y de la incoherencia al no
aplicar la misma “sabiduría” a los signos mesiánicos que su presencia nos trajo.
Saber interpretar el tiempo presente
Los contemporáneos de Jesús, en gran parte pescadores y labradores, sabían interpretar las “señales” del cielo y de la tierra. Hoy
Jesús nos hubiera dicho lo mismo, sólo que con mucha más fuerza. Hoy tenemos indicadores económicos, sociológicos, meteorológicos,
etc. cada vez más fiables. Hoy, en lugar de mirar al cielo, miramos al ordenador, y la pantalla nos muestra lo que le pidamos.
Lo que le pidamos en el orden fenomenológico o científico, ¿pero qué pasa con el tiempo presente al que se refiere Jesús en el
Evangelio? Quizá Jesús pudiera quejarse también de nosotros, y también con más fuerza. Porque, es cierto que los que le escuchaban
le tenían a él delante, pero nosotros jugamos con el tiempo, la experiencia, la multiforme enseñanza de la Iglesia y la misma técnica
para, si nos lo propusiéramos, saber interpretar con bastante precisión los signos de los tiempos y lo que nos dicen sobre el Reino.
Porque “signos”, en el Evangelio, son particularmente los que hacía Jesús con todo el mundo, particularmente con pobres, enfermos,
endemoniados, etc. Y, en genitivo, “del tiempo presente”, hace referencia a esos hechos como ocasión propicia para la conversión y el
seguimiento de Jesús. Para el discernimiento de estos “signos”, más que técnica y ordenadores, necesitamos un corazón limpio, capaz
de ver lo que se le oculta al meramente científico, y la luz y fuerza del Espíritu. Con éstos, son muy útiles aquellos medios técnicos; sin
ellos, seguiremos sin saber discernir “el tiempo presente”.
Para saber juzgar lo que se debe hacer
Y, para acertar en el juicio, hay que saber mirar con ojos limpios, iluminados por la fe y por el Espíritu Santo, sin olvidar que somos
humanos y, como tales, tenemos unas necesidades y obligaciones humanas también. Pero, incluso el desempeño de nuestros
quehaceres habituales como personas será, en el fondo y en la forma, distinto. Y no por un afán de distinción, sino por la convicción de
que el seguimiento de Jesús y la pertenencia al Reino no son realidades para vivirlas en momentos determinados, sino siempre. Incluso
en nuestra vida privada procuramos hacer, privadamente, lo que es correcto y honrado.
Lo que se debe hacer es lo que hizo Jesús y, sobre todo, como lo hizo Jesús.
Fundamentándolo, como él, en las relaciones filiales con el Padre, y movidos siempre por sentimientos de compasión y misericordia.
Los sentimientos se convertirán en actitudes, en este caso, evangélicas; y éstas darán lugar a un amor samaritano que, en casos
extremos, llegará a, olvidando peligros por atender a las personas, contagiarse del ébola como el P. Miguel Pajares hace dos meses,
“adelantado” de muchas misioneras, misioneros y cooperantes que, en medio de peligros y riesgos como el de Miguel, dan prioridad a
las actitudes evangélicas que vieron en Jesús de quien son seguidores. Esto es lo que hizo San Antonio Mª Claret. Esto es lo que
siguen haciendo hoy sus hijos e hijas.
Fray Hermelindo Fernández Rodríguez
La Virgen del Camino
Hoy es San Antonio Mª. Claret
San Antonio Mª. Claret
Obispo, fundador de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María.
Sallent (Cataluña, España), 23 de diciembre de 1807 - Fontfroide (Francia), 24 de octubre de 1870.
Nacido el 23 de diciembre de 1807 en Sallent (Cataluña). [Estudia y trabaja en Barcelona hasta que decide ingresar en el seminario de
Vic, tras descubrir que su primera vocación como cartujo era equivocada. Una vez ordenado se le asigna una parroquia. Después de un
periodo de labor pastoral y al ser consciente de las necesidades espirituales de la época, decide fundar una nueva Congregación].
El 16 de julio de 1849, fiesta de la Santa Cruz y de la Virgen del Carmen, en una habitación austera del seminario de Vic se reunen con
el padre Claret otros cinco sacerdotes catalanes jóvenes y entusiastas. Después de santiguarse reflexivamente, inicia su plática
diciendo: «Hoy comenzamos una gran obra». Aquel día comenzaba, humilde y calladamente su andadura la Congregación de
Misioneros Hijos del Corazón de María (claretianos).
A modo de síntesis: perfil de su personalidad
Antonio María Claret es un profeta fascinado y polarizado por la misión. Vive la experiencia de los profetas. -Había muchos pasajes
(proféticos) que me hacían tan fuerte impresión, que me parecía que oía una voz que me decía a mí lo mismo que leía» (Aut. n. 114).
Como los profetas se siente escogido desde el seno materno, llamado (Ga 1, 15). Se siente en todo momento mediación del Espíritu.
De esta conciencia profética nace su espiritualidad, menos preocupada por la perfección personal que por la fidelidad a la misión. Su
relación personal con el Señor, con María, sus experiencias eucarísticas, la virtudes que pretende, todo viene determinado por la misión
evangelizadora. El vigoroso ejercicio de su misión profética provoca sucesivas persecuciones contra él que rozan lo novelesco. Es difícil
encontrar en la historia de la Iglesia un profeta que supere, ni siquiera que iguale, a Claret en la virulencia de las persecuciones
sufridas.
Antonio María Claret es un hombre de la Palabra; es el discípulo de la Palabra, acogida, asumida, contemplada, orada y proclamada.
Es el hombre centrado en la misión, pero es que entiende que su misión es precisamente el anuncio de la Palabra. «De un modo muy
particular me hizo Dios nuestro Señor entender aquellas palabras: El Espíritu del Señor está sobre mí, porque él me ha ungido para que
dé la Buena Noticia a los pobres» (Lc 4, 18)» (Aut. n. 118). La suya es una espiritualidad marcadamente bíblica. Se convierte en un
gran difusor de la Biblia. Claret derrocha la palabra. Parece como si sufriera una especie de obsesión por predicar, por escribir.
Confiesa que no puede callar. Es incansable en el ministerio de la palabra escrita. Escribió más de doscientos libros; escribe para todos
los públicos, difunde en cantidad asombrosa para su tiempo. y encauza hacia este destino una buena parte de sus ahorros.
Se siente especialmente enviado a anunciar la Buena Noticia a los pobres (Aut. n. 118). »Dios me ha dado una especial ternura hacia
los pobres; y ellos se dan cuenta de lo mucho que les quiero». 'Hay que ahorrar más, hermano José, para poder dar más a los pobres
—le reprocha al hermano coadjutor misionero que convive con él y que persiste en ponerle vino en la comida por la delicadeza de su
salud—. En Madrid se convierte en el gran limosnero. La visita a los enfermos, a los presos y a los establecimientos de caridad formaba
parte de su vida cotidiana.
La evangelización que realiza está llena de lucidez y realismo, sirviéndose de los medios modernos. -Mérito característico suyo —dice
Pío XI— es haber unido en un solo haz la predicación evangélica, el apostolado de la caridad, la organización misionera y la entrega a
la pastoral de medios de comunicación, con el empleo más amplio, más moderno, más vivaz, más genial y popular del libro, del folleto,
de la hoja volante». Cuando emprende el ministerio itinerante organiza equipos de misioneros que se reparten el trabajo y sirven a
distintos sectores del pueblo de Dios. Es flexible en el uso de los medios; lo único que le importa es que el mensaje del Evangelio llegue
al hombre y le libere. Incita a los Misioneros de su congregación a nuevas fronteras, tanto geográficas como pastorales. Les aconseja
que «se valgan de todos los medios». Su apostolado es un apostolado organizado, colectivo y eclesial. Una nota característica de sus
fundaciones es la corresponsabilidad en la que se articulan la acción de los sacerdotes, seglares y religiosos.
La fantasía que derrochó con los nuevos modelos textiles se convierte en fuente de inspiración de sus múltiples y novedosas
actividades apostólicas. Es un hombre que crea, porque es un hombre que cree de verdad. Su creatividad apostólica es asombrosa; va
dando respuesta a los nuevos desafíos. Se adelanta a los tiempos modernos y al Vaticano II en el movimiento bíblico; en tiempos de
total pasividad laical promueve decididamente el apostolado seglar. Funda organizaciones apostólicas como las bibliotecas populares y
parroquiales, la academia de San Miguel y la archicofradía del Corazón de María, organizaciones en las que el protagonismo
corresponde a los seglares. Promueve la recuperación del ministerio de las diaconisas. Funda las religiosas en sus casas (hoy Filiación
Cordimariana), una forma moderna de vida religiosa precursora de los modernos institutos seculares. Crea la granja modelo, las cajas
rurales, instituciones promocionales en favor de los niños desamparados y de los campesinos pobres. Se adelanta a los modernos
institutos seculares de sacerdotes promoviendo la comunidad de pastores. Funda también la librería religiosa para promover la buena
prensa.
A Claret le corresponde vivir en tiempos caóticos y revolucionarios, tiempos de cambio que requieren mucho equilibrio. Claret tiene los
pies en el suelo; evangeliza desde las posibilidades que hay a su alcance. Desde el comienzo de su ministerio se ha propuesto
encarnar la vida profética de Jesús y sus apóstoles, lo que él llama, forma de vida apostólica»: ir siempre a pie de pueblo en pueblo,
acercarse a la gente humilde y sencilla, ejercer gratuitamente el ministerio, vivir de limosna y en total pobreza; no tiene nunca casa
propia, en las comidas es de una austeridad franciscana. Sus grandes aspiraciones son «morir en un hospital como pobre o en un
cadalso como mártir», y muere en el destierro, expoliado incluso de su fama. Todo cuando ahorra lo dedica para ayudar a los pobres, a
la difusión de la buena prensa y a las necesidades de la Iglesia.
Nuestro santo es un místico «de» la acción. No simplemente un místico «en» la acción. La acción no es para él un viento peligroso que
apaga la llama débil de su vitalidad interior, sino un viento benéfico que aviva el fuego de su hoguera. La acción es para él lugar
sagrado de encuentro con el Señor, lugar donde experimenta su presencia. Se propone «ser al mismo tiempo (y lo consigue) Marta y
María. El mismo Pío XII, en su canonización, destaca este rasgo identificador: «Siempre en la presencia del Señor, aun en medio de su
prodigiosa actividad exterior».
En una mirada superficial a la personalidad de Claret resalta su dimensión ascética: es un hombre ordenado y metódico, todo tiene su
tiempo prefijado; elabora un detallado plan de vida según el cual no queda tiempo para la improvisación. Sin embargo, es un místico
con rostro de asceta. Llega a tener experiencia de todos los fenómenos sobrenaturales, resaltando de un modo especial, en los últimos
años de su vida, la permanencia continua de las especies sacramentales en su pecho. A la apariencia predominantemente ascética de
Claret contribuye su gran reserva, su pudor y también su torpeza para expresar su interioridad e interpretar los fenómenos místicos.
Junto al rasgo eucarístico de su espiritualidad, hay que resaltar su dimensión mariana. La Madre de Jesús es locura para Claret.
Cuando habla de ella exulta y se exalta místicamente. Vive su fe en Jesús cíe Nazaret inseparablemente de María, gracias a la
educación familiar y gracias también a la experiencia sobrenatural de su presencia en la hora de la opción radical y vocacional cuando
fue tentado. Se siente acompañado y fortalecido en el ministerio profético y apostólico por María. Su pasión mariana no tiene nada de
intimista ni sensiblera, sino que es dinamizadora apostólicamente. Ella es para él «la Reina de los apóstoles», que sigue alentándole,
acompañándole, implorando para él y sus Misioneros el Espíritu de Jesús que les alienta, ilumina y fortalece en la evangelización. Su
Corazón es fragua de apóstoles».
Murió el 24 de octubre de 1870 a la edad de 62 años. El 25 de febrero de 1934 es beatificado por Pío XI, y el 7 de mayo de 1950
canonizado por Pío XII. Sus restos son venerados en el santuario-sepulcro de Vic (Barcelona), levantado en el solar que ocupó la casamadre de los Misioneros. Su fiesta litúrgica se celebra el 24 de octubre.
Aquilino Bocos Merino, C.M.F.
Texto tomado de: Martínez Puche, José A. (director),
Colección Nuevo Año Cristiano de EDIBESA.
Evangelio del día y comentarios a la Palabra diaria
Año
Par
Sábado 25 de octubre de 2014
Vigésimo novena semana del Tiempo Ordinario
Lecturas y comentario
I. Contemplamos la Palabra
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 4,7-16:
A cada uno de nosotros se le ha dado la gracia según la medida del don de Cristo. Por eso dice la Escritura: «Subió a lo alto llevando
cautivos y dio dones a los hombres.» El «subió» supone que había bajado a lo profundo de la tierra; y el que bajó es el mismo que
subió por encima de todos los cielos para llenar el universo. Y él ha constituido a unos, apóstoles, a otros, profetas, a otros,
evangelizadores, a otros, pastores y maestros, para el perfeccionamiento de los santos, en función de su ministerio, y para la
edificación del cuerpo de Cristo; hasta que lleguemos todos a la unidad en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al hombre
perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud. Para que ya no seamos niños sacudidos por las olas y llevados al retortero por todo
viento de doctrina, en la trampa de los hombres, que con astucia conduce al error; sino que, realizando la verdad en el amor, hagamos
crecer todas las cosas hacia él, que es la cabeza: Cristo, del cual todo el cuerpo, bien ajustado y unido a través de todo el complejo de
junturas que lo nutren, actuando a la medida de cada parte, se procura el crecimiento del cuerpo, para construcción de sí mismo en el
amor.
Sal 121 R/. Vamos alegres a la casa del Señor
¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén. R/.
Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor. R/.
Según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David. R/.
Lectura del santo evangelio según san Lucas 13,1-9:
En una ocasión, se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos cuya sangre vertió Pilato con la de los sacrificios que
ofrecían.
Jesús les contestó: «¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos, porque acabaron así? Os digo que no; y,
si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. Y aquellos dieciocho que murieron aplastados por la torre de Siloé, ¿pensáis que eran
más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera.»
Y les dijo esta parábola: «Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró. Dijo entonces al
viñador: "Ya ves: tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a ocupar terreno en
balde?" Pero el viñador contestó: "Señor, déjala todavía este año; yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto. Si no, la
cortas."»
II. Compartimos la Palabra
“Realizar la verdad en el amor”
Jesús vivió la verdad en el amor. Él era y es la Verdad, y vino a iluminar nuestra vida con la luz de su verdad viviendo el amor. De esta
manera nos ha mostrado el camino, y ya no andamos envueltos en tinieblas. Por eso, se entiende que san Pablo nos diga que
debemos “realizar la verdad en el amor” y todo ello para “la edificación del cuerpo de Cristo”, que es la iglesia, que somos nosotros sus
seguidores. En esta tarea no todos tenemos la misma función. Unos han sido constituido “apóstoles, otros profetas, otros pastores y
doctores”, pero todos tenemos la misma y única gran dignidad: hijos de Dios y hermanos unos de otros. Y todos, cada uno desde su
puesto y desde su ministerio, debemos vivir la verdad en el amor… la única manera de edificar, construir y hacer crecer “el cuerpo de
Cristo”. No tenemos más camino que la verdad y el amor.
“A ver si da fruto”
A lo largo de toda su predicación, de muchas maneras, Jesús insiste en la necesidad de la conversión personal. Es decir, en la
aceptación voluntaria, “desde dentro”, por parte de cada uno de nosotros, de seguir su camino, de entrar en su Reino, de aceptar a
Dios como Rey y Señor de nuestra vida. “Te seguiré donde quiera que vayas”. Si dejamos que Jesús guíe nuestros pasos, que es lo
mismo que dejar que Dios sea nuestro Rey, nos adentraremos por la senda del sentido, de la esperanza, de la resurrección que él nos
promete. Sabiendo que nuestro Padre Dios es paciente, sabe esperar un año, dos años, tres años… muchos años. Pero mejor, ya que
hemos sido seducidos por su amor e iluminados por su poderosa luz, que cada día sigamos siendo files a la promesa voluntaria que le
hicimos de seguirle, de dar fruto en su viña y experimentando el gozo de su amistad.
Fray Manuel Santos Sánchez
Real Convento de Predicadores (Valencia)
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