12 Jueves 19 de mayo de 2016, Trujillo, La Libertad La Industria Amor y esfuerzo por la educación La Vida La profesora Rosmery Cruz Caballero, fundadora de Hilo Rojo en Trujillo, ejerce la docencia hace 26 años. Para la pedagoga, esta institución significa el camino de la vida a la educación, donde su base es la teoría humanista de Carl Roger que propone que con amor se puede conseguir todo. SIN FRONTERAS. LECCIONES DE PROFESIONALES DEDICADOS AL SERVICIO VOLUNTARIO FOTOS: A. CASTRO El Hilo Rojo que conecta a la educación y La Esperanza A tres años de su creación, Hilo Rojo ha comenzado a mejorar, pero necesita el apoyo de personas y empresas que quieran contribuir al desarrollo de niños con escasas oportunidades. Ana Claudia Anticona Guarniz [email protected] En los arenales del distrito de La Esperanza hay niños que han vuelto a las aulas gracias al anhelo de dos profesoras que creen firmemente que en nuestra sociedad se deben crear oportunidades. Ahora, este anhelo recibe el apoyo de profesionales del extranjero que cautivan a los pequeños. a educación en el Perú se ha convertido en un privilegio y ha dejado de ser un derecho. Hilo Rojo apuesta por la educación en uno de los sectores más pobres de Trujillo, con voluntarios extranjeros que enseñan los cursos básicos con dedicación. Todos juntos forman un hilo que teje el camino de sus vidas. Un cerro es cómplice de las risas, llantos y sueños de grandes y pequeños. El apu Cabras los ve caminar a diario hacia un lugar donde el derecho a la educación no tiene distinción, donde reír es gratis y jugar forma parte del día. Así es la ONG Hilo Rojo, una pequeña “escuelita” que se ha convertido en el lugar preferido de los niños de La Esperanza. Ahí no se necesita uniforme, los profesores no son esos típicos docentes que visten sastre y no sonríen, acá lo que sobra es la risa, L abrazos y ganas de aprender. Las profesoras Rosmery Cruz Caballero y Carmen Arteaga Contreras iniciaron este proyecto en el 2013, al notar la deserción escolar que había en ese distrito. Es así que comenzaron a subir el cerro, para visitar a las familias y entender porqué los niños no acudían al colegio. “Al visitar las casas nos dimos con la sorpresa que los niños no estudiaban porque no tenían documentos, partida ni DNI”, afirma la docente Rosmery Cruz, quien cuenta que junto a su colega decidieron motivar a los infantes para que estudien. Hilo Rojo comenzó a funcionar en el comedor popular del colegio Indoamérica, con cinco estudiantes. En ese momento una nueva cómplice se sumó, la señora Evelia Aponte Carrión. Sin embargo, esta labor de enseñar sin pedir nada a cambio no SIN DISTINCIÓN. Hay estudiantes con habilidades especiales. fue bien vista por los padres de familia y vecinos, pues creían que las docentes deseaban algo a cambio ya que invertían su tiempo y dinero, pero para estas tres mujeres, lo único que les interesaba era cuidar de los niños, de su mente y fortalecerlos ante la vida. “Un padre de familia nos ofreció ir a su casa, estuvimos ahí un año”, recuerda Aponte Carrión. Con ello no desistieron de este sueño y fueron en búsqueda del alcalde de La Esperanza, Daniel Marcelo Ja- cinto, quien les donó un área frente al camal y las apoyó incursionando una profesora de inicial al proyecto. Todos los países Un hilo no tiene edad, religión ni mucho menos raza. Puede conectar países con un solo fin ayudar y conocer una nueva realidad, eso lo saben bien los voluntarios que llegan de diferentes partes del mundo como Australia, España, Brasil, Esta- dos Unidos, Colombia, México, Cuba, Canadá, entre otros. Todos los niños de tres a seis años están sentados en una ronda, el salón es pequeño, tiene mesas, sillas, espacios donde guardan los cuentos que han sido donados, con suma atención y como hipnotizados escuchan a sus maestros, tres españoles: Virginia Baeza Cabrero, Sara Riesco y Diego Barcon Torcal, estudiantes de educación infantil en la Universidad Complutense de Madrid, los cuales llegaron hasta la ONG a realizar sus prácticas. En cuatro meses han reorganizado todo de manera distinta, logrando que los niños sonrían y ya no lloren, aprendan, decidan y desarrollen su creatividad. Es recreo y el patio de arena espera a los niños. La pelota ha comenzado a volar por los aires. Risas, juegos y cánticos no pasan desapercibidos. El cerro observa la belleza de los niños libres, sin miedo ni distinción. Hay pequeños que no fueron aceptados en el colegio por tener habilidades diferentes. Quizás la leyenda del hilo rojo sea verdad, que estamos conectados a una persona.
© Copyright 2024