Boletín informativo

¿Qué pasa en Siria? Una explicación del conflicto
Por: Rolf Siegel
Bashar al-Assad, quien pertenece a la minoría alauí chií, es el presidente de Siria,
un país de mayoría sunita. En el caso de una caída, los alauitas probablemente
estarían expuestos a la venganza de la insurgencia suní y perderían el poder para
siempre. Esta es la razón por la que Assad no puede abandonar el poder.
Dos años y medio después del estallido de la guerra civil en Siria, la situación del
país es más oscura y los objetivos de las distintas partes en el conflicto parecen
cada vez más ambiguos.
Para entender el conflicto en Siria es esencial conocer las diferentes corrientes
islámicas: el chiísmo y el sunismo. Para los chiítas, solamente los descendientes
directos de Mahoma están autorizados para ser líderes de la fe; mientras que en
el caso de los sunitas, no es necesario que los líderes procedan directamente de
Mahoma. Para cualquiera que no se identifique con el Islam esta diferencia puede
significar poco, pero es un principio fundamental para los musulmanes y causa de
muchos conflictos bélicos.
Los sunitas están extendidos especialmente en el Magreb (norte de África), la
Península Arábiga y parte de Asia Central, mientras que la mayoría de los chiítas
vive el antiguo territorio de Persia (Irán y el Irak de hoy). En el Medio Oriente, en
particular en Líbano y Siria, se encuentran las diferencias de tensión
geoestratégica de la creencia, y sus fronteras nacionales también se caracterizan
por la diversidad étnica y religiosa.
Bashar al-Assad, quien pertenece a la minoría alauí chií, es el presidente de Siria,
un país de mayoría sunita. En el caso de una caída, los alauitas probablemente
estarían expuestos a la venganza de la insurgencia suní y perderían el poder para
siempre. Esta es la razón por la que Assad no puede abandonar el poder. Tras el
estallido de la violencia denominada como Primavera Árabe (2011) no había –en
su punto de vista– otra opción que seguir la escalada hasta el amargo final. Sin
embargo, Assad decidió enfrentar las protestas de una manera
desproporcionadamente violenta. Una reacción indulgente por parte de Assad
podría haber evitado que la situación empeorara. La respuesta de Assad puede
explicarse en parte por el pasado de su padre, quien en los ochentas como
Presidente de Siria, enfrentó a los levantamientos con violencia, estrategia con la
que tuvo éxito y por lo tanto, posiblemente influyó a su hijo a tomar una respuesta
incorrecta.
El gobierno chií de Assad es apoyado por Irán, un país chií, que ha luchado por la
influencia en la región desde hace miles de años. Una toma de control sunita
alteraría el delicado equilibrio de fuerzas, y el corredor chiíta de Irán, Siria y la
organización terrorista libanesa Hezbollah perdería su poder. Con las mismas
razones, Arabia Saudita y Qatar han brindado apoyo financiero y logístico a los
rebeldes sunitas pues de esta manera Siria se convertiría en un estado sunita, lo
que cambiaría el equilibrio geopolítico del poder en el Medio Oriente a su favor.
Sin embargo, los jugadores principales en este conflicto son Rusia y los
EE.UU. Rusia desde el comienzo del conflicto ha apoyado a Assad, ya que tiene
su único puerto en el Mar Mediterráneo en la ciudad siria de Tartus –el único
puerto marítimo de Rusia, que no se encuentra en un antiguo territorio de la Unión
Soviética– y por lo tanto de importancia estratégica vital. Por otra parte, la política
exterior de Rusia, después de la caída de la Cortina de Hierro, se ha caracterizado
por ser no intervencionista en los asuntos internos de otros países. Antecedentes
de esta directiva es la heterogeneidad étnica de Rusia y el temor a que la
intervención internacional puede ser utilizada como un argumento en las frágiles
estructuras estatales rusas para futuros levantamientos. Una toma de control suní
podría tener, por ejemplo, un impacto en los musulmanes del sur de Rusia y así
desestabilizar la región. Además, la política exterior de Rusia también se rige bajo
el llamado “juego de suma cero”, en donde decisiones como ésta se toman para
demostrar su propia fuerza, pues el hecho de que EE.UU no gane representa un
éxito para Rusia.
Al mismo tiempo, los EE.UU. apoyan a los insurgentes sunitas para derribar al
gobierno chíita de Asaad y así debilitar a la alianza Irán-Siria-Hezbollah, principal
enemigo de Israel (aliado número uno de EE.UU en Medio Oriente). Además, la
influencia rusa en la región podría verse debilitada. Sin embargo, los EE.UU.
temen que la caída de Assad y las armas químicas que se encuentran en el país
caigan en manos de los islamistas (sunitas) insurgentes y Siria no se estabilice
después de la caída de Assad, sino se convierte en otro estado fallido, como
Somalia.
Una intervención internacional para solucionar el conflicto parece poco probable.
Las posiciones de veto de Rusia y China no han cambiado desde 2011 y el
Consejo de Seguridad de la ONU no aprobaría una resolución para una posible
intervención. Sin embargo, los EE.UU podrían justificar una intervención si
demuestran una emergencia humanitaria, como sucedió en Bosnia con la OTAN.
Si las probabilidades de que el Consejo de Seguridad de la ONU para aprobar una
intervención son escasas, la confirmación del uso de armas químicas por parte del
gobierno sirio es una pieza importante del rompecabezas para los americanos, ya
que viola el derecho internacional de la Convención de Ginebra.
Por lo tanto, los Estados Unidos podrían aprovechar el uso ilegal de las armas
químicas para justificar ir por sí solos. En realidad, existen diversas razones
multidimensionales para justificar su acción militar: es una señal de que el uso de
armas químicas contra su propio pueblo no se tolerará; también representa una
manera de desviar la atención del conflicto presupuestario en EE.UU. y la
posibilidad de unir demócratas y republicanos en una misma causa, así como un
signo de la fuerza de Estados Unidos, sobre todo en lo que se refiere a la nueva
posición de China en el mundo. Y finalmente, es una manera de evidenciar el
poder del presidente Barack Obama frente a Vladimir Putin, quien ha venido
provocando a los Estados Unidos a través de acciones como las restricciones a
los derechos de los homosexuales en Rusia, el rechazo de adopción para niños
rusos en los Estados Unidos y el caso de Edward Snowden, el cual todavía está
muy sensible.
La solución que se ha encontrado ahora –la transferencia de las armas químicas a
la comunidad internacional– es una situación clásica de ganar-ganar: Putin ya no
puede ser acusado de apoyar la guerra y Obama puede terminar un debate
políticamente sensible sin perder la cara.
Con la adhesión de Siria a la Convención sobre Armas Químicas de las Naciones
Unidas, así como el compromiso de renunciar a sus armas químicas y transferirlas
a la comunidad internacional, el gobierno de Assad gana tiempo. Un
procedimiento complicado de los inspectores, los plazos y la burocracia crea las
posibilidades de un juego del gato y el ratón y así podrá mantener su status quo
probablemente por otros años.
Siria seguirá siendo un foco de conflicto en los próximos meses o años, y las
disputas internas podrían degenerar fácilmente en un incendio en Israel, en Irak o
Líbano. Incluso ahora el mayor campo de refugiados de Siria es la quinta ciudad
más grande en el Líbano. Sin embargo, entender las razones de cada una de las
partes involucradas es fundamental para entender el conflicto y sus alcances.
*Rolf Siegel es Consultor Asociado de Inteligencia Pública
¿Cuál es la verdad de Siria, del sionismo, del ISIS, de las potencias? ¿Será
la tercera guerra mundial?
El sólo título de este escrito lo llena de incertidumbre y temor, con lo que está
sucediendo hoy en este nuevo orden mundial. La región de Siria fue el centro de
una civilización semita de gran importancia. Tierra de paso por su situación
estratégica que ha estado dominado por egipcios, cananeos, hititas, hebreos,
asirios, persas, griegos, imperio seléucida (imperio sucesor de Alejandro Magno),
romanos, árabes, mongoles, otomanos y franceses hasta su independencia en
1946.
En 1948 Siria estuvo involucrada en la guerra árabe-israelí, Siria logró mantener
los límites del Golán. La crisis del canal de Suez, tras la invasión de la península
del Sinaí por tropas israelíes y la intervención de tropas británicas y francesas se
declaró la ley marcial en Siria. En 1956 Siria firmó un pacto con la Unión Soviética,
proporcionando un asidero al comunismo. Hoy Rusia mantiene una gran Base
Naval asentada en territorio Sirio. También se destacó la intervención de Siria en
la guerra de Israel en 1973, conocida como Guerra del Yon Kippur o del Ramadán.
Recordemos que la guerra era entre Israel contra Egipto y Siria. Estos últimos
querían recuperar el Sinaí y los Altos del Golán y de igual manera, Anwar Sadat
deseaba reabrir el canal del Suez. Israel era apoyado por los Estados Unidos,
Reino Unido y Francia. La coalición árabe que apoyaban a Egipto y Siria eran
Irak, Jordania, Arabia Saudita, Argelia, Cuba, Marruecos, Libia, Túnez, Kuwait,
Sudán y Pakistán con apoyo de la Unión Soviética. El hecho más significativo es la
de Arabia Saudita, donde el islam se aplica rigurosamente, mantiene hoy
relaciones tensas con Siria e Irán y es un aliado vital para la Unión Europea,
Japón y especialmente los EE.UU.Ganó Egipto porque recuperó el Sinaí y ganó
Israel porque más tarde efectuó el acuerdo de paz con el mayor país árabe:
Egipto. Fue la última gran guerra convencional de Israel.
La guerra civil Siria es un conflicto bélico iniciado a principios de 2011. Se
enfrentan Fuerzas Armadas de Siria, del gobierno del presidente sirio Bashar AlAsad, con grupos armados rebeldes de diversa índole. La oposición al gobierno la
componen: Una parte del territorio controlado por el gobierno sirio en la parte
occidental y cerca a Damasco, su capital, apoyados por Rusia y la China; la parte
central hacia el Este controlado por el Estado Islámico, al norte cerca de la
frontera con Turquía las milicias kurdas, más al norte por el frente Al-Nusra una
parte de Al Qaeda, al Norte y Sur controlado por alrededor de 70.000 hombres del
ejército opositor apoyado por los EE.UU. y sus aliados.
¿LA TERCERA GUERRA MUNDIAL?
Los yihadistas quieren trasladar la guerra santa al territorio chino con apoyo de
los rebeldes chinos “los yihadistas uigures” provenientes de la provincia china de
Xinjiang, situada al norte del país y de mayoría musulmana, combaten en Siria
junto al ISIS. Por tal razón la China ha enviado su portaviones “Liaoning” con mil
infantes de Marina y escoltado por cruceros lanzamisiles para unirse a Rusia en la
lucha contra el Estado Islámico (ISIS). Este pacto ruso-chino incluye atacar al ISIS
en territorio Sirio y de Irak y evitar que el autoproclamado Califato se extienda a
zonas de influencia de Rusia y China. Recordemos que Rusia apoya también al
régimen de Bashar-Al-Sad, cuyas fuerzas están siendo atacadas por fuerzas
opositoras apoyadas por la Otan y 60 aliados. Observamos que los EE.UU. y
China practican un doble lenguaje, fruto de la desconfianza mutua. De igual
manera el EI ha sido desafiante con la nación China, al asesinar a dos rehenes
vivos, un noruego y un chino por la intensificación de los bombardeos rusos y
franceses.
CONCLUSIONES
Para nadie es un secreto que Siria, está convertido en un polvorín en el cual se
puede extender la 3ª guerra mundial. Siria pide apoyo a Rusia e Irak a la China.
Los aliados apoyan al ejército opositor del presidente sirio (que a su vez es
apoyado por Putin) y en esta mezcla explosiva, está el Estado Islámico que
combaten los aliados (62 Países), los chinos y los rusos. A su vez, el Estado
Islámico ataca al régimen sirio que apoya Rusia. Los turcos y griegos, apoyan a
otras fracciones opositoras al régimen sirio. En resumen los rusos atacan a las
fuerzas opositoras apoyadas por los EE.UU. y sus aliados y también al EI.
Lo que me impresiona es que Israel, que limita al Sur-Oeste con Siria, se
encuentra expectante con gran interés lo que sucede con su enemigo, el país
sirio. Irán y Hesbolá han fortalecido la ayuda a Assad y esto le hace creer que
puede aferrarse al poder y prevalecer militarmente o por lo menos controlar una
franja estratégica, mientras sus aliados lo apoyan. Israel no hace nada porque su
archienemigo Irán apoya al régimen sirio y no quiere encender más la hoguera y a
su vez hace acuerdos con Obama, en caso de un potencial conflicto en el área.
En mi modo de ver, para que no suceda lo que puede ser inevitable “una tercera
guerra mundial” es que Assad salga del poder y todos combatan al Estado
Islámico y colocar una junta de gobierno auspiciada por todas las potencias.
Panorama bien difícil. Sumado lo anterior los miles de sirios que están buscando
refugio en todas partes del mundo, han generado problemas, que en el caso de
los Estados Unidos y varios países de Europa, no los quieren tener porque pueden
en este éxodo traer terroristas que pueden generar miedo y temor en sus
poblaciones.Ayer encontraron sirios en la frontera de Honduras.
Colombia no debe hacerle el quite a sus fronteras y mantener un control territorial
razonable y los mandos dejar de pensar en reducir fuerzas y más bien emprender
la tarea ineludible de estructurar fuerzas para la “Guerra de Cuarta Generación”
que es la “guerra asimétrica” que nos han colocado los grupos terroristas, de
narcotráfico, de violencia criminal, a nivel táctico, operacional y estratégico. Los
roles deben cambiar por este nuevo concepto. Lo de Siria es un ejemplo de ello y
pensar que lo asimétrico rompe el esquema tradicional de los niveles de
conducción del conflicto, al no darle la importancia debida. Allí debemos apuntar y
es mi recomendación respetuosa para los líderes de las Fuerzas Militares y de
Policía.
Vicealmirante (RA) Luis Fernando Yance V.