La convicción de no ser madre POLISEMIA

POLISEMIA
La convicción de no ser madre
Rosa María Alonzo González
Página 8
Dirección General:
ARMANDO
MARTÍNEZ
DE LA ROSA
Coordinación:
GLENDA LIBIER
MADRIGAL
TRUJILLO
Las opiniones
expresadas aquí
son exclusivas
de sus autoras
y no representan
necesariamente
la opinión de esta
casa editora. Las
fotos que aquí
se publican son
de apoyo para
ilustrar los textos.
Las seguimos
invitando para que
nos acompañen
los miércoles y
nos hagan llegar
sus comentarios
al correo:
[email protected]
El estigma de la reproducción humana está
más cargado a la mujer, por ser quien da
vida a un nuevo ser, sin embargo, el hecho
de renunciar a la maternidad o paternidad
es una decisión individual que involucra a
ambos géneros, de manera diferenciada.
Ayer acabamos de festejar el Día de las
Madres, celebrando a las mujeres que
han decido serlo, al cuidar de otro ser vivo
hasta su adultez, la cual es una hermosa
responsabilidad para quienes así lo desearon y llevan acabo. Pero esto nos pone a
pensar en aquellas mujeres que no desean
ser madres, así como en las situaciones que
se presentan al enfrentar esta expectativa
socialmente establecida.
Como ya se mencionó, la mujer, por tener
la posibilidad física y biológica de parir a
otros seres humanos, se ve asociada automáticamente a la figura de “madre”, independientemente de los deseos que tenga de
serlo; también se le atribuye socialmente la
obligación de cumplir con las expectativas
creadas por los imaginarios sociales asociados a la maternidad, como el deseo de ser
madre, la necesidad de embarazarse, el tener
hijos o hijas a quienes debe querer y cuidar
con devoción, entre otros. Este podría ser
el sueño de muchas mujeres, pero también
la pesadilla de otras, quienes por decisión y
convicción evitan a toda costa ser madres.
Es un hecho que la sociedad en general, y
particularmente las instituciones y los medios masivos de comunicación, inducen a
dictaminar el comportamiento ideal de una
mujer como “madre”, creando imaginarios
sobre lo que se debe esperar de ella; los
cuales quedan grabados en la memoria y
hacen difícil la reflexión sobre las posibilidades que nos muestran algunos casos
particulares y decisiones individuales, que
cada vez son más comunes.
“Los entretelones de la maternidad. A la luz
de las mujeres filicidas”, de Cristina Palomar
y Cristina Suárez, es un documento que
aborda cinco casos de mujeres que asesinan
a sus hijos e hijas, cometiendo más que un
homicidio, un filicidio; por ser un acto en
el que una mujer no sólo mata a un menor
nacido de su vientre, sino además, aniquila
“el ideal de “buena madre” que sostiene el
imaginario ligado a la maternidad.
Más allá del crimen cometido en estos
casos, el documento nos hace reflexionar
sobre cómo las instituciones encargadas
de penalizar el acto criminal, aportan una
visión moralista construida a partir de un
imaginario de lo que debe ser la mujer
como madre, castigándolas severamente
por su acción, lo cual es notorio cuando
observamos la pena disminuida en quienes
son considerados “cómplices” aunque tenían
un rol más activo en el crimen y en algunos
casos eran incluso, padres biológicos de los
infantes occisos.
Las expectativas hacia la mujer y los imaginarios que la rodean no sólo están en su
condición de madre, sino también en su
condición de mujer y su práctica sexual, la
cual se ve naturalmente ligada a la finalidad
de procreación, pero desnaturalizada cuando
se refiere al placer, a menos que sea como
objeto de y para el placer del hombre.
La sexualidad femenina pocas veces se
liga a una fuente de placer y bienestar, que
contribuye a la realización personal y a la
satisfacción general de la mujer; pocas veces
se le ve con un enfoque positivo y respetoso,
si no esta encaminada a la función biológica de procrear. De ahí que se establezcan
muchos estereotipos que discriminan a la
mujer que quiere vivir una vida sexual plena
fuera del matrimonio.
Año 22 •
Miércoles 11 de mayo de 2016
•
Número 1142
La mujer puede vivir una sexual plena independientemente de su estado civil, no es
necesario mantener una relación sentimental
estable para poder ejercer una sexualidad
en plena libertad. En caso de que decida
procurarse una sexualidad activa, independientemente de su estado civil, deberá tener
presente la responsabilidad de cuidar su
salud sexual, y en caso de no desear hijos,
procurar métodos anticonceptivos o definitivos para evitar un embarazo no deseado.
Esto aplica también para los hombres.
No toda mujer debe ser madre, esta es una
decisión que cada una tiene para elegir entre
las múltiples opciones que le puede ofrecer
la vida; el ser madre debe ser primero una
decisión individual, después una decisión
en pareja. La convicción de no ser madre
como elección individual de vida, debe ser
tan respetada como la decisión de serlo. No
te olvides de seguirnos en nuestra página de
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En la Ciudad de México, madres de hijas e hijos desaparecidos participaron ayer en la V Marcha de la Dignidad Nacional.
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Maternidades tempranas
Rossy Villarruel Figueroa
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Aumentan embarazos
tempranos y muertes
de adolescentes
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Lourdes Godínez Leal
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Condiciones de las
madres mexicanas
Glenda Libier Madrigal Trujillo
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Una Constitución
que será ejemplar
Lourdes Carrillo de Calvario
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A tiempo
Sara Elizabeth
Cernas Verduzco
POLISEMIA
La convicción de
no ser madre
Rosa María Alonzo González
Foto Cimacnoticias
D
e manera común, se nos ha dicho
que “la realización de toda mujer
es el llegar a ser madre”, lo cual
no es aplicable a todas, y esto no
es sólo cosa de género, ya que también suele
mencionarse que “el ser humano sigue un
ciclo de vida: crecer, reproducirse y morir”.
Lo cual nos lleva a considerar que existe
un momento de vida en el que todo individuo de la especie humana, debiera sentir
inclinación por ser madre o padre, pero esto
no siempre sucede así, pues no todas las
personas piensan que el reproducirse sea
un objetivo de vida.
Maternidades tempranas
A tiempo
E
n tiempos no muy lejanos, la transición entre la pubertad y la adolescencia ocurría en edades más avanzadas
de lo que sucede ahora, por lo que la
capacidad biológica de la maternidad
y el hecho social de serlo, no era tan alarmante.
Algunas niñas llegaban a la menarquía entre los
doce y quince años de edad, pero en la actualidad
vemos muchos casos donde ésta se presenta
desde los diez años, disminuyendo su etapa de la
niñez considerablemente, dado que socialmente
la menstruación representa el salto de una etapa
temprana a otra, y donde las responsabilidades
personales toman otra dimensión.
Si partimos del hecho de que la maternidad
corresponde a un constructo social, y per se
representa un tema complicado, en donde confluyen muchos factores de tipo cultural, familiar y
hasta religioso, las maternidades en adolescentes
se presentan por diferentes circunstancias, pero
seguramente no por decisiones personales, al
menos no conscientes; luego entonces se tendría
que abordar el tema desde una perspectiva donde
este tipo de hechos tienen que ver más con una
situación de salud pública.
Sabemos que la pobreza en México va en
aumento, siendo las mujeres las más azotadas
por ella, toda vez que las coyunturas de acceder a un empleo remunerado, una educación
que les permita salir adelante, o mínimamente
estar informadas adecuadamente para tomar
las riendas de su vida, es sumamente limitada,
sobre todo en zonas rurales, donde todavía
las pocas oportunidades que hay son para los
hombres; las mujeres ni siquiera tienen el debido
conocimiento de sus derechos como personas,
contemplados en las leyes y otros ordenamientos
de tipo social y jurídico.
La información sobre sexualidad es deficiente,
y la que existe está permeada por prejuicios y
tabúes donde sobresalen elementos que poco
tienen que ver con la promoción de llevar
a las adolescentes a un conocimiento de las
responsabilidades que implica este hecho. En
ese camino, la información se desvirtúa y toma
aspectos donde se hacen notar más las conductas,
comportamientos y formas de ser de las adolescentes, que ponerle frente a ellas las posibles
desventajas reales que existen de un embarazo
temprano, y en lugar de responsabilizarlas totalmente por el acontecimiento, involucrarlas
Sara Elizabeth Cernas Verduzco*
en encontrar conjuntamente opciones de vida
diferentes.
Las expectativas que los padres ponen en el
futuro de las y los hijos, en contraste con las
realidades que ofrece esta sociedad limitante
de oportunidades, colocan, desde mi punto de
vista, a las y los adolescentes en franca vulnerabilidad ante las posibles decisiones que podrían
vislumbrar para su futuro a corto y largo plazos.
En los casos concretos de adolescentes de las
aéreas rurales y zonas urbanas, que desde niñas
van aprendiendo roles estereotipados, como
la maternidad, son caldo de cultivo para estos
embarazos tempranos; aunado a la falta de
otros incentivos que las puedan orientar hacia
expectativas de vida
diferentes, y no donde
tengan que sucumbir
a matrimonios forzados, que se ven
como una posibilidad de salir de una
situación en desventaja, sin considerar
que entrarán a otras
seguramente peores
y sobrecargadas de
responsabilidades.
Hemos observado,
sobre todo en las
escuelas secundarias y bachilleratos,
seguramente por la
concentración que
existe en ellas, muchas adolescentes en
estado de gravidez,
que con apoyo de sus
padres siguen estudiando en tanto nace la criatura, porque a partir del parto, toda la atención
y cuidado se centran en el o la recién nacida.
Algunos padres ven como opción el matrimonio
temprano para resarcir el hecho, sin embargo,
la realidad nos dice que no siempre es la recomendable, ya que todo el sustento finalmente
recae en ambas familias y al cabo del tiempo la
separación hace lo suyo, ya que esta decisión,
en la mayoría de los casos, es tomada por los
padres, aunque también algunos adolescentes
se dejan llevar por esa idea romántica, muy
arraigada en nuestra sociedad, del matrimonio.
La ONU y otros organismos internacionales
nos aportan los siguientes datos que nos pueden
ilustrar de cómo se comporta la maternidad
temprana, que cada día toma dimensiones
alarmantes:
“Mundialmente, las niñas menores de 15 años,
aportan 2 millones de nacimientos de los 7.3 millones que se presentan en mujeres adolescentes.
El número de embarazos es aún superior. En
América Latina se estima que el número anual
de abortos inseguros entre las adolescentes de
15 a 19 años, alcanza un número de 670 mil.
En el mundo, cerca de 70 mil adolescentes
mueren cada año por causas relacionadas con
la gestación y el
nacimiento. 146
países aprueban
el matrimonio o
las uniones de
mujeres menores
de 18 años. En
52 países, las niñas menores de
15 años pueden
casarse bajo el
consentimiento
de los padres. La
reducción de la
tasa de fecundidad específica entre mujeres adolescentes ha sido
lenta, pasando de
74 a 61 nacimientos por cada mil
mujeres”.
Los gobiernos de
todos los niveles debieran tomar cartas en el
asunto y promover más una orientación sexual
en adolescentes, libre de todo prejuicio y cargas morales, pues solo así este segmento de la
sociedad podrá ejercer una sexualidad libre y
responsable.
*Sexóloga y Psicoterapeuta Gestalt
[email protected]
Cel.3121324714
No fuiste antes ni después, fuiste a tiempo.
A tiempo para que me enamorara de ti.
Jaime Sabines
H
ace días, cuando estábamos en una
manifestación en el Congreso con
motivo de los matrimonios igualitarios, llegó el novio de un amigo con
un bonito ramo de rosas; más allá de nuestra
reacción, un compañero que estaba a un lado
de mí, volteó y me dijo, “ha de ser muy bonito
tener un novio que te apoye en este tipo de
cuestiones”. Al principio me causó ruido su
comentario y sólo asentí a responderle: “no es
necesario tener una pareja para que te sientas
respaldado, ni es obligación de tu compañero
apoyarte, pero sí es bonito”.
Ya por la noche, destiné un momento para mí
y razoné sobre ese pequeño encuentro y mi
reacción. Recordé el camino que he recorrido,
que me ha puesto donde estoy y me ha hecho
contestar de esa manera; recordé todos estos
años dentro del activismo y mi constante deconstrucción personal, el esfuerzo que me ha
costado conocerme, aceptar y amar mi cuerpo,
también dentro del feminismo. Recordé las
lecciones que me fueron enseñando a quiénes
quiero realmente en y para mi vida.
Y es que a lo largo de nuestra vida, nos van
y nos vamos construyendo con base en ideas
mañosas, así las califica mi compañera Gabriela.
Un mundo donde nos enseñan a vivir en pareja
porque nos valida como persona, que el cortejo
es derecho del macho. Se nos dice que somos
naranjas y estamos siempre incompletos hasta
que llega nuestra “otra mitad”, que el sueño de
toda mujer es casarse y tener hijos, generamos
expectativas ilusorias hacia nuestra pareja y
aceptamos que ésta nos controle y nos cele por
amor; del mismo modo que tanto mujeres como
hombres debemos seguir patrones de conducta y
nuestros gustos deben ser de acuerdo al género.
El problema, como dice Gabriela, es que no
nos enseñan a hacernos responsables de cuidar
nuestra salud mental ni nuestros sentimientos,
porque nos han aleccionado para creer que el
amor no se razona, que tú no lo eliges, sino que
él te elije a ti, que hay permiso de volverse “loca
de amor”; que “el amor es ciego y todo lo puede,
todo lo perdona”, y no debes huir de él, porque
corres el riesgo de que nunca vuelva a “tocar a
tu puerta”, incluso que puedes morir en nombre
de él. Obviamente no nos enseñan a querernos
y valorarnos como personas, porque entonces
la heteronorma se vulnera, nos dicen que la
felicidad y plenitud están en elegir a alguien.
Antes, cuando platicaba con alguien mayor
que yo sobre mi última experiencia amorosa
que, para variar, no había resultado mejor que
la anterior, o en otras palabras tampoco fue
como yo esperaba, pedía que me escuchara, y
siempre terminaba diciéndome: “eres muy corta
de edad, aún te falta mucho por vivir”. Sentía
como si en ese momento tuviera que guardar
mis sentimientos y emociones para otra ocasión,
como una condena a resignarme dentro del
conformismo de las desilusiones. Aunque puedo
presumir que salía viva, aunque me sentía rota
en pedacitos. El patrón que seguía, culpable de
afectar mi estado de ánimo y salud, se le conoce
como amor romántico.
Según la definición de la Fundación Mujeres
Info 93, la heteronorma de este sistema patriarcal
expresada a través del amor romántico y que
afecta a mujeres y hombres por igual, ofrece
un modelo de conducta amorosa que estipula
lo que “de verdad” significa enamorarse y qué
sentimientos han de sentirse, cómo, cuándo, y
con quién sí y con quién no. Este componente
cultural, descriptivo y normativo, es el causante
de que se desarrollen creencias e imágenes
idealizadas en torno al amor que en numerosas
ocasiones dificulta el establecimiento de relaciones sanas y provoca la aceptación, normalización
o justificación de comportamientos claramente
abusivos y ofensivos, tolerando de esa manera
al machismo.
Hoy, después de rebelarme y haber sanado,
me he reconciliado conmigo misma, me siento
una mujer plena y completa, sin ataduras, que
vive su mejor momento y comienza una nueva
relación. A tiempo, ya lo dijo Sabines, coincido
con alguien y vemos hacia la misma dirección.
Nos respetamos, respetamos nuestro tiempo y
espacio, aceptamos los gustos y la personalidad
de cada uno. Nuestra base es la confianza. Soy
consciente de que lo nuestro es temporal y lleno
de momentos inolvidables, que quizás podría
durar el resto de nuestras vidas.
En estos tiempos difíciles, mantener una relación
“no desechable” vale la pena y muchas alegrías,
por eso estoy dispuesta a contribuir para que sea
una experiencia con sentido y enriquecedora.
Cómo lograr que funcione, no sé, pero tampoco
busco explicación, sencillamente hay cosas
que se dan porque sí. Tenemos claro que hay
un proyecto de vida que vamos construyendo
poco a poco, con todo y sus vicisitudes. Nadie
dijo que fuera fácil.
Cuando comprendamos que el amor no es posesión y celos, que no es lo romántico que nos
han vendido y que va más allá de este ideal, ese
día que como sociedad lo comprendamos, y sólo
ese día, podremos llamarlo amor.
*Impulsora del Colectivo Calle
sin Acoso Colima. Politóloga
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Rossy Villarruel Figueroa*
Aumentan embarazos tempranos y muertes de adolescentes
*BCS, Colima y Sinaloa, con más registro de decesos
La Muerte MAterna (MM) en adolescentes (menores de 20 años) se incrementó. En los años de 2010 y 2014 murieron
137 y 142 adolescentes respectivamente por esta causa. En adolescentes, la MM representa 13.8 por ciento del total
de muertes maternas registradas a nivel nacional (861).
La tasa de nacimientos anual en adolescentes en nuestro país es de aproximadamente 77 por cada 1000 mujeres
entre 15 y 19 años.
E
n México, desde hace 16 años el embarazo en
adolescentes ha ido en incremento, y derivado
de ello aumentó la muerte materna (MM) en
esta población menor de 20 años de edad, pues
mientras en 2010 murieron 137 adolescentes por esta
causa, en 2014 subió la cifra mortal a 142.
Según el informe “Embarazo y maternidad en la adolescencia; estado de las madres en México”, de la organización
internacional Save the Children, presentado la semana
anterior en Casa Lamm, en la Ciudad de México, la tasa
de nacimientos anual en adolescentes en nuestro país es
de aproximadamente 77 por cada mil mujeres de entre
15 y 19 años.
En México, la Razón de Muerte Materna (RMM) se ubicó
en 2013 en 38.2 defunciones por cada 100 mil nacidos
vivos (en total 861 muertes de mujeres); 13.8 por ciento de
los decesos corresponden a menores de 20 años de edad.
Desde hace varios años, organizaciones defensoras de los
derechos sexuales y reproductivos han alertado sobre el
peligro y riesgos que conlleva que las adolescentes lleven
a término un embarazo, pues no sólo están expuestas a
perder la vida, sino a padecer las secuelas de una gestación
mal atendida (daños a la salud conocidos como morbilidad
materna).
En su estudio, Save the Children subraya que las adolescentes que deciden continuar su embarazo pueden tener
más riesgos para su salud y su vida, ya que no cuentan
con el desarrollo físico adecuado, y presentan dos veces
más probabilidades de morir por complicaciones durante
el embarazo o el parto, en comparación con las adultas.
Cabe destacar que Colima y Nayarit modificaron sus
constituciones locales para “proteger la vida desde la concepción-fecundación”, lo que derivó en que se criminalice
a las mujeres por abortar.
Respecto a las muertes por enfermedades hipertensivas por
embarazo (presión alta), la media nacional se ubica en 23.7
por ciento de decesos. En el caso de las adolescentes de
Baja California Sur, el 50 por ciento de los fallecimientos
que se dan en este grupo poblacional son por esta causa,
casi el doble de la media nacional. Le siguen Querétaro
con 42.9, y Coahuila con 37.5 por ciento.
La hemorragia obstétrica se ubica en la media nacional
en 17.5 por ciento. En Sinaloa, las adolescentes registran
el primer lugar con 35.7 por ciento, seguidas de Aguascalientes con 28.6. Incluso el registro de muertes por esta
causa es muy superior al que se registró en 2006, cuando
se ubicó en 22.1 por ciento para la población de mujeres
en general.
DÓNDE ESTÁN MURIENDO
Un dato importante del estudio es que también ha bajado el número de adolescentes atendidas en servicios de
salud: mientras en 2010, 92.7 por ciento de ellas contaba
con atención médica, para 2014 la cifra disminuyó a 85.9
por ciento.
Aun así, las que cuentan con servicios de salud no están
exentas de morir, toda vez que la mayor parte de las MM
se dieron en instituciones de la Secretaría de Salud (SS).
Según el análisis de Save the Children, a partir de los datos
de MM en 2014, desde 2010 la SS ha registrado el más
alto porcentaje de muertes maternas en adolescentes; lo
más grave es que lejos de disminuir, se ha incrementado.
Así, de 2010, cuando la SS registró 50 por ciento de los
decesos por muerte materna en adolescentes, para 2012
se ubicó en poco más de 60 por ciento; y para 2014 llegó
a 70 por ciento de los fallecimientos por muerte materna.
El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) también
se ubica como otra de las instituciones que pese a atender
a adolescentes embarazadas, tiene un registro del 10 por
ciento de muertes maternas entre estas jóvenes a 2014,
destacando 2011 con poco más de 10 por ciento, porcentaje que disminuyó en 2014 con menos de 10 por ciento
de muertes maternas.
Un dato que destaca es que las adolescentes que no tienen
ningún servicio de salud han fallecido en su hogar. El
porcentaje de estas muertes fue mayor en 2011, cuando
se registró casi 15 por ciento de decesos en el hogar; para
2013 y 2014 la proporción se mantuvo casi igual al no
bajar del 10 por ciento.
JÓVENES CON EDUCACIÓN BÁSICA,
LAS QUE MÁS MUEREN
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Lourdes Godínez Leal/Cimacnoticias
El grueso de las adolescentes que están muriendo por causas
asociadas a la maternidad se ubica principalmente en el grupo
con estudios de secundaria.
Durante 2011, casi 35 por ciento de las jóvenes con secundaria o que la cursaban al momento de estar embarazadas,
fallecieron por MM. En 2014 el porcentaje disminuyó muy
poco, apenas tres puntos porcentuales.
indicadores por estado
Aguascalientes
Colima
Nayarit
Tlaxcala
Les siguen las adolescentes con estudios de bachillerato o
preparatoria incompleta. Mientras en 2010 el porcentaje de
decesos casi llega a 20 por ciento, para 2014 se ubicó en
poco más de 15 por ciento.
ZONAS RURAL Y URBANA
Por ubicación geográfica y contrario a lo que pudiera creerse,
las adolescentes de zonas urbanas son las que más están
muriendo. Lo más grave es que no se observa una reducción,
al contrario, los porcentajes no se han podido ni disminuir
ni siquiera mantener, pues incluso duplican los de las zonas
rurales, aunque es importante precisar que en estas últimas
hay un subregistro en el número de defunciones por MM.
Lo cierto es que mientras en 2010 un 67 por ciento de los
decesos se dieron en zonas urbanas, para las zonas rurales el
porcentaje se ubicó en 31.3; en 2011, 62.4 por ciento de los
fallecimientos se registró en zona urbana, mientras
en la rural alcanzó 36.9; para 2014, la zona urbana se
ubicó en 69 por ciento y la zona rural alcanzó 30.2,
es decir, se duplicaron las muertes en las ciudades.
Las defunciones por MM en adolescentes se duplicaron de 2010 a 2014 en Morelos, al pasar de
20 por ciento en 2010 a 40 por ciento en 2014; en
Quintana Roo pasaron de 18.75 a 25 por ciento en
el mismo periodo, y en Campeche la cifra se quintuplicó al pasar de 10 por ciento a 50 por ciento en
el mismo lapso.
Asimismo, las posibilidades de morir durante el parto
o el puerperio (40 días siguientes al alumbramiento), o
tener un nacimiento prematuro o un bebé con bajo peso,
son otros de los factores a los que se exponen las jóvenes
menores de edad.
¿POR QUÉ MUEREN LAS ADOLESCENTES?
Save the Children considera que para prevenir el
embarazo en adolescentes es esencial que se les
generen mayores oportunidades de desarrollo económico, ya que este fenómeno está muy relacionado
con que las menores de edad presenten embarazos.
De acuerdo con el reporte, la principal causa de MM tiene
que ver con causas obstétricas indirectas (relacionadas con
enfermedades asociadas, es decir, las que se presentan o
se complican con el embarazo). Mientras el promedio
nacional de muerte por estas causas se ubica en 28 por
ciento, existen estados con alarmantes cifras que superan
por mucho la media nacional.
La falta de oportunidades de educación, de acceso
a servicios de salud sexual y reproductiva, y la
desigualdad económica y social son factores que
influyen en esta problemática.
Destaca Colima, donde el número de muertes por causas
obstétricas indirectas en adolescentes se ubica en 66.7 por
ciento, seguido de Aguascalientes con 57.1, y Nayarit y
Tlaxcala con 50 cada uno.
La población adolescente es una de las más excluidas de la política pública, alertó la organización
internacional, y en tanto no se le considere como
sujeta de derechos, habrá pocas probabilidades de
prevenir gestaciones tempranas.
Foto Yunuhen Rangel Medina
secundaria completa (37%)
secundaria incompleta (24%)
primaria completa (19%)
bachillerato o preparat. (20%)
Elaborada por Cimacnoticias con información del informe “Embarazo y maternidad en la adolescencia. Estado de las madres en México” de Save the Children 2016.
Una Constitución que será ejemplar
Condiciones de las madres mexicanas
Glenda Libier Madrigal Trujillo
L
a reforma política de la Ciudad de
México reviste gran importancia
para todas las mujeres, por la amplia
repercusión que conllevaría en las
constituciones locales para los estados de la República Mexicana. Organismos internacionales
como la ONU-Mujeres están alertas y siguen
con interés el proceso del Constituyente, al ser
la primera carta magna del mundo que se realiza
en el contexto de la Agenda para el Desarrollo
Sostenible, que une los Derechos Humanos y
la dimensión económica, social y ambientan en
sus objetivos y metas.
La representante de la ONU Mujeres reconoció
a la capital del país como una ciudad que se
distingue por el avance en libertades, derechos
y su compromiso por la igualdad.
En el Foro Democracia e Igualdad de Género en
las Constituciones latinoamericanas organizado
por el Instituto de las Mujeres de la Ciudad de
México,(La Jornada 29-04-16) Ana Güemez
García señaló “en tanto se trabaja en acciones
que hagan de esta la ciudad más segura y libre
de violencia para mujeres, incluidas niñas, las
expectativas en el texto constitucional local son
muy altas para acelerar el ritmo en lograr que
la igualdad no solamente esté en la ley, sino
que pueda ser una realidad vivida por todos los
hombres y mujeres de la ciudad”
También el comisionado del gobierno capitalino
para la reforma política y coordinador del equipo
redactor del proyecto de constitución, Porfirio
Muñoz Ledo, dijo que ya concluyó la parte que
corresponde a la carta de derechos, siguiendo la
línea que autorizó el jefe de Gobierno.
“Vamos a consagrar genéricamente todos los
derechos que están reconocidos a escala federal
y todos los derechos aplicables de los trabajos
internacionales, y por ese solo hecho serán litigados ante las autoridades. Además, hemos hecho
una síntesis de los más importantes derechos
emergentes, de los que caracterizan el espíritu
de la ciudad, sobre todo los que se refieren a
personas en situación de vulnerabilidad”
Todo lo plasmado en el proyecto de Constitución
capitalino es de suma importancia, confirma a
la ciudad de México como ejemplo liberal, no
puede haber retrocesos, pero de su implementación y respeto a lo ya logrado, dependerá en
mucho de los representantes que resulten electos
en los próximos comicios, quienes tendrán su
voto decisivo.
El artículo del periodista Jorge Fernández
Méndez (Diario de Colima 5-05-16) analiza la
utilidad de una buena elección del Constituyente
en la capital. Consideramos como él, que las
campañas no han aterrizado en temas concretos.
Los partidos y sus candidatos, evaden abordar
el aborto, el derecho de la mujer a decidir sobre
su propio cuerpo y otras medidas de equidad
como los matrimonios igualitarios. Alerta, como
hace unas semanas publiqué en estas páginas,
que la candidata del PAN Cecilia Romero,
ha prometido oponerse al derecho al aborto y
busca el respaldo de gente de extrema derecha
para lograrlo. El punto del transporte público
también es muy importante puesto que “ya no
sirve” el “hoy no circula” y debe buscarse un
transporte moderno, eficiente, limpio y seguro.
Es conocido el reclamo de las mujeres sobre el
riesgo al que se someten al abordar el transporte
público, miles de policías ya han sido destacadas
para apoyarlas, pero sigue sin ser alentador el
resultado.
Es de suma importancia el resultado que presente
el Constituyente de la Ciudad de México, los
logros legislativos serán un ejemplo a seguir en
los Estados de la Republica, Colima incluido.
P.D. Felicidades Glenda por tu atinado comentario (Diario de Colima 06-05-16) los pusilánimes
diputados demuestran que no sirven para asumir
su compromiso con valentía y decisión. Eluden
cumplir un mandato como es el hacer pública
su declaración patrimonial.
Hace unos días una amiga alarmada declaraba
su miedo ante lo que acontece. Que deberíamos
encerrarnos y hasta armarnos. La contradije de
inmediato. “La ciudad es nuestra, no vamos a
temer a nadie. Siempre he andado sola y hasta
en carretera a altas horas de la noche y nunca he
portado armas. Siempre he defendido y lo seguiré
haciendo, la paz que conocí y por la que amo
a Colima, no la vamos a ceder a delincuentes”.
Y asintió decidida.
*Ex presidenta de la ACPE.
¿
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Lourdes Carrillo de Calvario*
Alguna vez le ha preguntado a su
madre si sufrió violencia en el hogar
por parte de su cónyuge? Estoy segura
que pocos hijos o hijas nos hemos
atrevido a hacer esta pregunta, o
evitamos hablar del tema cuando de antemano
sabemos que nuestra progenitora, en algún momento de su vida fue violentada, y como hijas o
hijos fuimos testigos, pero no identificamos el
problema o no podíamos intervenir por nuestra
corta edad.
A propósito del Día de la Madre que se celebró
ayer, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) refiere la Encuesta Nacional sobre
la Dinámica de las Relaciones en los Hogares
(Endireh) 2011, que arrojó un dato preocupante:
45.7 por ciento del total de mujeres unidas (casadas o en unión libre) de 15 años y más con hijos,
dijo haber padecido algún tipo de violencia por
parte de su última pareja.
De ese total, la violencia que más prevalece es
la emocional (89.2 por ciento), que consiste en
insultos, amenazas, humillaciones y otras ofensas
de tipo psicológico o emocional; le sigue la violencia económica (56.8 por ciento); la violencia
física (26.3 por ciento) que tiene que ver con
empujones, jalones, golpes, agresión con armas,
entre otras, y la violencia sexual (12 por ciento).
Los datos anteriores nos indican que casi la mitad
de las mujeres que son madres y que tienen o han
tenido pareja, han padecido o padecen algún tipo
de violencia, donde la de tipo emocional tiene
el primer lugar, lo cual no es asombroso, pues
agredir verbal y emocionalmente a la mujer es
una de las prácticas más comunes y normalizadas
en nuestro entorno familiar y social, que no ha
podido ser erradicada.
El hecho de que no medien golpes o abuso sexual,
no significa que la violencia emocional no dañe de
manera importante a las mujeres. Los insultos, las
humillaciones, las ofensas que una madre recibe
de parte de su pareja, van acumulando una serie
de sentimientos como frustración, desánimo,
abandono y depresión, y eso conlleva que con
el tiempo su mal estado emocional se refleje a
través de enfermedades diversas.
Un dato interesante que deriva de la encuesta
referida, es que las mujeres unidas que tienen a
su primer hijo en la adolescencia (15 a 19 años)
experimentan mayor violencia de su última pareja
(49.7 por ciento) que aquellas que lo tuvieron
a mayor edad (45.6 por ciento). Y es que, por
donde quiera que se le vea, convertirse en madre
a edad temprana no es opción para ninguna niña.
Soportado en datos que arrojan diferentes mediciones relacionadas con las mujeres, su situación
general y su condición como madres, el Inegi
sostiene que el ejercicio de la maternidad es una
condición que exige un alto grado de compromiso,
tenacidad y perseverancia, pero muchas veces el
entorno impide que la maternidad ocurra bajo esas
premisas, sobre todo por motivos de pobreza.
El Módulo de Condiciones Socioeconómicas
(MCS) de la Encuesta Nacional de Ingresos y
Gastos en los Hogares (ENIGH 2014) indica
que en México, 619 mil mujeres de 15 a 19 años
tienen al menos un hijo nacido vivo. De ellas,
28.3 por ciento se encuentra en una situación
conyugal de no unión, es decir, no sólo enfrentan
las complicaciones propias de la maternidad
adolescente, sino que además lo hacen sin el
apoyo de una pareja. De las 175 mil mujeres en
esta condición, 62.6 por ciento se encuentran en
situación de pobreza multidimensional, 30.7 por
ciento está en situación de vulnerabilidad por carencias sociales, 2.9 por ciento es vulnerable por
ingresos y sólo 3.8 no es pobre ni es vulnerable.
Las condiciones para la gran mayoría de las
mujeres en México no siguen siendo propicias
para tener hijos o hijas con la certeza de que
les garantizan un futuro próspero. Persisten los
embarazos adolescentes, la falta de cobertura de
métodos anticonceptivos, problemas de acceso
a los servicios de salud y desempleo.
Actualmente, el promedio de hijos por mujer
es de 2.21, y el Consejo Nacional de Población
señala que el promedio anual de nacimientos,
entre los años 2000 y 2014, es de 2.3 millones.
Si bien es cierto que se han alcanzado logros
en materia de control natal, actualmente los
programas de anticoncepción están rezagados,
como lo demuestran la cantidad de embarazos
adolescentes no deseados que siguen ocurriendo.
Por ejemplo, de las mujeres de 15 a 19 años que
son sexualmente activas, 19.9 por ciento no utiliza
método anticonceptivo.
Datos de la Encuesta Intercensal, indican que en
2015 existían en el país 31.9 millones de hogares,
y en 85 por ciento de ellos hay al menos una
mujer con hijos nacidos vivos. La mayoría de
las madres son esposas o compañeras del jefe
del hogar (54.6 por ciento), mientras que una de
cada cuatro (24.8 por ciento) son jefas del hogar
y 9.9 por ciento son hijas.
De las jefas del hogar, la mayoría son separadas,
divorciadas, viudas o solteras (69 por ciento);
mientras que de las madres que son hijas, 7.1
por ciento son adolescentes de 12 a 19 años, y
de éstas, 81.4 por ciento no asiste a la escuela.
Definitivamente, la mayoría de las madres en
México no lo ha sido en las mejores condiciones,
y lo peor es que el embarazo adolescente sigue
una carrera desenfrenada que no se ve cómo la
puedan detener en un futuro próximo.