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Hablar de Sexo con mi hija. Hablar de sexo con mi hijo.
Colegio Santa María del Bosque – 27 de abril de 2016
Hablar de sexo con mi hija.
Hablar de sexo con mi hijo.
Colegio Santa María del Bosque
Documento elaborado por:
María Contreras. Sexóloga. Psicóloga.
Carlos Chiclana. Médico Psiquiatra.
1.- Introducción.
2.- ¿Y qué hago?
3.- Necesidad de educación sexual.
3.1.- Práctica y hábitos sexuales en jóvenes españoles.
3.2.- Fuentes de información.
3.3.- Principales consideraciones de la educación sexual.
3.4.- Educación sexual en España.
4.- Ideas para trabajar.
5.-Ideas concretas para poner en práctica.
6.- Qué te pide tu hijo aunque no lo parezca.
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1.- Introducción.
Una de las variables que en todos los estudios se encuentra asociada a los
problemas relativos a la vida sexual, es la falta de formación. Que es distinto del acceso
a la información o a la exposición al sexo, o a las actividades sexuales.
¿Por qué preocuparnos ahora de hablar con nuestros hijos sobre la sexualidad?
Porque nuestros hijos son normales y están donde tienen que estar: en las aulas del
colegio, en la calle, en las redes sociales, en los foros de adolescentes, en las fiestas con
sus amigos.
La mejor inversión es la formación. Así que otro de los intereses es que dejemos
de dar estas sesiones, porque los padres tomáis la palabra y no precisáis de los
profesionales de la salud más que para atender los problemas y las enfermedades.
Porque lo natural, lo sano, lo bueno, lo bello, lo explicáis y vivís vosotros con vuestros
hijos e hijas.
Estamos en una buena época para dar a la sexualidad un equilibrio adecuado,
que se fundamente en la libertad y en la dignidad de la persona. Que esperemos de la
sexualidad lo que nos puede dar, como explica el profesor Félix López, catedrático de
sexología: “sin duda alguna la sexualidad está supravalorada e infravalorada.
Supravalorada en el sentido de que a veces se espera del sexo lo que no puede dar (…)
infravalorada en el sentido de que muchas veces se tiene actividad sexual con mucha
banalidad o superficialidad, con lo cual no le das valor. Sin embargo no se tiene en
cuenta su enorme riqueza, porque el ser humano es el único ser vivo que puede tomar
decisiones sobre su sexualidad. Puede decir sí o puede decir no, y esto es lo que
dignifica la sexualidad humana”.
2.- ¿Y qué hago?
Te animo a que sueñes. ¿Qué deseas para tu hija? ¿Qué deseas para tu hijo?
¿Cómo te gustaría que fuera capaz de dirigir su vida? ¿Con conocimiento, libertad,
fortaleza? Quizá queremos que sean capaces de tener un amor pleno que integre
intimidad, pasión y compromiso; y que la sexualidad se integre en un marco de vínculo
afectivo y cuidados recíprocos, como propone el psicólogo Stenberg.
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Amistad
Apego
I
Sexual
Romántico
Compañeros
PLENO
Formal
C
Fatuo
P
Pasión
Cuidados
El amor reclama eternidad. Por eso parece normal que cada persona lo busque
con ansia en cada instante. El amor reclama autenticidad. Por eso parece normal que se
selle con una relación sexual, nada más auténtico.
Ya no hay nada prohibido “desde fuera” y esto es estupendo. Te quedas desnudo
con tu libertad. Tener o no una conducta sexual, y cómo tenerla, es un acto personal y
libre. De ti depende que te haga más tú. No hay inquisiciones represoras ni a quién
echarle la culpa. Tú eliges. Ser libertad y novedad. Tú aciertas y tú te equivocas.
Lo único que queda por transgredir es la propia persona. Podría ser que el morbo
estuviera precisamente en ir contra uno mismo. Autodestrucción. Sadomasoquismo
moral con consecuencias sexuales. Autodestrucción en el desprecio y minusvaloración
de uno mismo, envuelto en una capa narcisista de autosuficiencia que llora por dentro.
A fin de cuentas se trata de aprovechar las circunstancias que proponen el
hedonismo, la evitación del sufrimiento y el individualismo, para ayudarles a
reflexionar sobre sí mismos, sobre sus ilusiones, deseos, miedos, su cuerpo, sus
reacciones, y desde ahí elaborar una respuesta que les lleve a conocer sus emociones y
el conocimiento que les aportan, a cuidar su cuerpo, a ser autónomos.
La conducta sexual pide que la sexualidad esté presente. En una ocasión, al
terminar de impartir unos talleres de sexualidad a adolescentes, varios se acercaron con
preguntas personales.
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Varias horas después se acercó uno muy agobiado: “¿por qué la sexualidad tiene que
estar presente en todos los campos de la vida? Es que no lo entiendo…” No es que
tenga que estar, es que está, por cómo es la naturaleza real del ser humano. Aunque no
quieras, está.
Quizá este chico entendía sexualidad como placer genital, como relaciones
sexuales y le faltaba un empujoncito para abrir su mente y percibir la presencia de la
sexuación y la capacidad de amar gracias a ser sexuados, de diversa manera a diversas
personas y sin tener una relación genital. Integración de muchos elementos como
propone la OMS.
“La
integración
los somáticos,
elementos
"la integración
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somáticos,
emocionales,
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y el amor".
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y el
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3.- Necesidad de Educación Sexual.
3.1.- Práctica y hábitos sexuales en jóvenes españoles
Los jóvenes de hoy en día se han convertido en población de riesgo, tanto para
contraer enfermedades de transmisión sexual (ETS) como para los embarazos no
deseados. Son situaciones que han ido aumentando progresivamente desde la década de
los setenta, debido a la mayor liberalización de los comportamientos sexuales en el
mundo occidental.
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En España, como en el resto de Europa, se ha ido registrando una mayor
precocidad de los jóvenes en el inicio de las relaciones sexuales, respecto a sus iguales
de hace varias décadas.
Según las investigaciones revisadas, una mayoría de jóvenes menores de 25 años
ha tenido ya relaciones sexuales. Los estudios parecen coincidir en que la actividad
sexual en chicos y chicas tiende a igualarse, dándose una generalización del
comportamiento.
Por ejemplo, los estudios previos al año 2000 suelen referir que los chicos, en
general, comienzan las relaciones más precozmente, tienen más parejas sexuales y la
duración de las mismas es menor, suelen mantener más relaciones con parejas
ocasionales y un mayor número de conductas de riesgo.
Los principales factores de riesgo de este adelanto generacional, como hemos
dicho al comienzo, son las enfermedades de transmisión sexual y los embarazos no
deseados. Sin embargo no suelen tenerse en cuanta los riesgos afectivos,
emocionales, sociales, de alteración en el vínculo social, cultural y otros tantos
elementos presentes en la sexualidad.
La alta prevalencia de “errores sexuales” entre los jóvenes llama especialmente
la atención, porqué estos tienen muchos medios de información a su alcance, por tanto,
no se debe asumir que un mayor acceso a la información sobre sexualidad se traduzca
necesariamente en formación sobre factores de riesgo de la conducta sexual precoz en
los jóvenes.
Según datos de estudios realizados en Estados Unidos, indican que son varios los
factores de riesgo que influyen en el comportamiento sexual de la población
adolescente.
Estos factores se pueden clasificar en:
1. Las características individuales de los jóvenes, incluidos conocimientos,
valores, motivaciones y experiencias.
2. Otros jóvenes o compañeros sexuales con quienes interactúan.
3. Las familias y personas adultas con las que conviven.
4. Las comunidades, mediante las cuales se transmiten las expectativas
relativas a normas de género, comportamiento sexual y procreación.
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Dado que la conducta sexual no parece fácil de cambiar al asentar sus raíces en
los estilos de vida y la identidad personal, podemos promover el desarrollo de estilos de
vida saludables en el ámbito de la sexualidad, antes de que los patrones de conducta
sexual se hayan asentado y cristalizado dentro del paradigma biospicosocial de salud de
cada persona.
3.2.- Fuentes de Información.
Durante el proceso de crecimiento, los adolescentes van adquiriendo de forma
gradual conocimientos, desarrollan modelos, valores, actitudes y habilidades
relacionadas con el cuerpo humano, las relaciones de pareja y la sexualidad.
Para ello, utilizan una gran variedad de fuentes de aprendizaje. Las más
importantes, son fuentes informales, incluyendo los padres y madres. El papel de los
profesionales, ya sea médico, pedagógico, social o psicológico, normalmente no se está
pronunciado en este proceso, lo cual es comprensible porque la asistencia de
profesionales se solicita prácticamente sólo cuando hay un problema que sólo
un profesional puede ayudar a resolver.
Se han realizado varios estudios nacionales, los cuales miden, que fuentes de
información son elegidas preferiblemente por los jóvenes, con edades comprendidas
entre 18 y 24 años, a la hora de informarse acerca de cuestiones sexuales. Según la
Encuesta Nacional de Hábitos Sexuales del 2003 con una muestra de 10.338 sujetos,
la fuente de información preferible y real (Tabla 1 y 2) por los jóvenes, fueron:
Tabla 1.- Fuente de información preferible por los jóvenes
Padres
48,4%
Profesionales sanitarios y educadores
25,3%
Personas de edades próximas
17,8%
Pareja
4,7%
Material audiovisual
3,7%
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Tabla 2.- Fuente de información real a la que acuden
Personas de edades próximas
38,2%
Padres
16,9%
Pareja
15,4%
Profesionales sanitarios*
13,6%
Material audiovisual
10,6%
No había obtenido educación sexual
5,2%
*Los profesionales sanitarios y educadores fueron referidos por el 13,6%. Para los menores de 20 años
son más importantes los profesionales sanitarios y educadores (18%) que la pareja (8,9%) para obtener
información acerca de temas sexuales.
En 2004 se realizó la encuesta sobre Actitudes y hábitos sexuales en España
con una muestra de 1.202 jóvenes. Se les preguntaba sobre su fuente real de
información sobre sexualidad, siendo los amigos (38,8%).
En 2005 se realizó un estudio en el que se valoraba el impacto de los medios en
los jóvenes a la hora de informarse sobre conocimientos sexuales:
•
95,3% televisión
•
56,5% revistas
•
48,9% internet
Siendo la TV la principal fuente de información, seguido de las revistas e internet.
En 2006 el instituto de la mujer, realizó un estudio en el cual, medía los
principales agentes socializadores de las relaciones sexuales que influían en los jóvenes:
•
La familia y los amigos eran los principales, con un 53,7% y 47,2%
respectivamente.
•
Y revistas e internet con un 22,9% y 21,6% respectivamente, superando a los
profesores.
En 2007, un estudio realizado por una conocida marca, informó del aumento del
uso de internet y los medios de comunicación en los hombres, superando a los colegios
como agente socializador de las relaciones sexuales.
En 2009, se realizó la Encuesta Nacional de Salud Sexual con una muestra de
9.850 personas, en la cual se les preguntaba ¿A través de quién le hubiese gustado
recibir información acerca de la sexualidad?
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En cuanto a las fuentes de información preferidas, la primera elección fue la
familia y fue diferente en cuanto al sexo: los hombres prefieren al padre (35,6%) y
las mujeres a la madre (58,3%). Coinciden después ambos sexos en indicar al
profesorado y al personal sanitario. Aunque cada vez son más los padres que hablan de
sexualidad con sus hijos, las diferencias entre los modos de acceder a este tipo de
información, siguen siendo notables.
Un artículo reciente publicado en el periódico “El País”, informó de que los
menores tienen acceso a su principal fuente de información de forma muy accesible:
más de la mitad (53,5%) de los adolescentes españoles de entre 14 y 17 años ha
consumido pornografía en Internet. Entre los 11 y 12 años, el 4% reciben contenido
sexual en sus móviles.
Los estudios cualitativos coinciden en señalar a los amigos y los medios de
información, como la principal fuente de orientación y consejo a la que acuden los
jóvenes para resolver dudas, sobre las relaciones sexuales.
Manifiestan que es con los amigos con los que se habla de estos temas con
mayor libertad y naturalidad. Además, internet aumenta de manera progresiva, pudiendo
llegar a ser el primer medio de información sexual en los jóvenes.
Parece por tanto, que los jóvenes de hoy en día reciben la mayor parte de la
información a través de la televisión, series o amigos. No parece que el objetivo de estos
medios sea que desarrollen la vivencia de una sexualidad sana.
Sería bueno, que los familiares y profesionales reflexionásemos sobre ser los
referentes de los jóvenes de hoy en día, para que reciban una información y educación
afectivo-sexual, sin ser necesario que acudan a los amigos o medios de comunicación.
3.3.- Principales consideraciones de la educación sexual.
La sexualidad es una parte central del ser humano.
Todas las personas desde que nacen son seres sexuados y tienen la potencialidad
de desarrollar su sexualidad de una u otra forma. La educación sexual ayuda a preparar
a la juventud para la vida en general, especialmente para construir y mantener relaciones
satisfactorias que contribuyan a desarrollar de manera positiva la personalidad y la
autoestima.
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Las personas tienen derecho a ser informadas.
La Convención de los Derechos de la Infancia de las Naciones Unidas, establece
claramente el derecho a la información y la obligación de los Estados de proporcionar a
la infancia las medidas educativas necesarias.
La educación sexual informal no es adecuada para la sociedad moderna
Como decíamos con anterioridad, los padres y madres, diferentes miembros de
la familia y otras fuentes informales, son importantes para el aprendizaje sobre las
relaciones humanas y la sexualidad, especialmente para los grupos más jóvenes.
Sin embargo, en una sociedad “moderna” esto no es suficiente porque a estas
fuentes informales, a menudo, les faltan los conocimientos necesarios, particularmente
cuando se necesita una amplia información técnica
Además de todo esto, la persona joven, cuando entra en la pubertad, suele
preferir otras fuentes de información diferentes a su madre y padre, ya que los
consideran demasiado cercanos.
La juventud está expuesta a demasiadas nuevas fuentes de información.
Los medios técnicos actuales, sobre todo los teléfonos móviles e Internet, se han
convertido en poco tiempo, en importantes fuentes de información.
Pero mucha de esta información, en especial todo lo relacionado con la
sexualidad, esta distorsionada, desequilibrada, poco realista y a menudo degradante, en
particular en cómo se representa a la mujer.
Por eso, surgen nuevas formas de educación sexual que han de contrarrestar y
corregir la información e imagen engañosa que presentan los medios.
3.4.- Educación sexual en España.
¿Qué educación sexual se está dando en los centros educativos? Normalmente
los centros educativos se ponen en contacto con instituciones o entidades para que
vayan a dar un curso o pequeñas charlas de formación. Se suelen realizar motivados por
alguna alarma social, como por ejemplo, que una chica se ha quedado embarazada.
Como se puede observar, no se trata sólo de que los adolescentes adquieran y
expresen con rigor una serie de conocimientos, sino que deben desarrollar una serie de
capacidades que les permitan comportarse con libertad, tolerancia y responsabilidad,
valorando críticamente los hábitos sociales relacionados con la salud y tomando
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decisiones sobre las opciones que favorezcan afianzar hábitos saludables y fortalecer
sus capacidades afectivas.
Varios estudios publicados en los últimos años señalan que, junto al aumento de
la utilización de preservativos, asistimos también al aumento de la transmisión
heterosexual del sida y otras infecciones de transmisión sexual (ITS). Este incremento
es especialmente significativo entre los jóvenes de 15 a 24 años.
En España ha aumentado el número de embarazos y abortos en adolescentes y
jóvenes. En concreto, la cifra de embarazos en menores de 18 años se ha duplicado en
una década. La tasa de abortos en menores de 20 años se ha incrementado 10%.
La actividad sexual en la adolescencia es preocupante y está asociada a
diferentes efectos negativos sobre la salud. Esto se debe a que el inicio precoz en la
actividad sexual está asociado a un incremento en el número de parejas sexuales, lo que
se relaciona con un mayor riesgo de adquirir una ITS. Estas evidencias científicas, entre
otras, deben hacernos reflexionar sobre el tipo de educación afectivo-sexual que se
imparte en la escuela, así como sobre la oportunidad y adecuación de los mensajes que
se transmiten para favorecer los estilos de vida más saludables.
Pese a la clara y urgente necesidad de contar con una educación en sexualidad a
nivel escolar que sea efectiva, en la mayoría de los países del mundo esto aún no es
posible.
Existen numerosas razones que lo explican: la resistencia ‘percibida’ o
‘esperada’, producto de errores de interpretación sobre la naturaleza, propósitos y
efectos de la educación en sexualidad.
La evidencia señala que muchas personas pueden no estar convencidas de la
necesidad de proporcionar educación en sexualidad o bien se muestran reacios a
impartirla por falta de confianza y de personal competente para hacerlo.
Los valores personales o profesionales de los adolescentes también podrían
entrar en conflicto con los temas que se les solicita abordar, o bien, puede darse el caso
que no existan pautas claras sobre qué enseñar y cómo hacerlo.
Respecto a la participación de los padres, algunos pueden tener opiniones e
inquietudes fuertemente arraigadas sobre los efectos de la educación en sexualidad. En
algunos casos, estas inquietudes están sustentadas en información incompleta o temores
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infundados sobre la naturaleza y los efectos de la educación en sexualidad o en
percepciones individuales de las normas sociales.
Desde el comienzo, es bueno tener en cuenta que las percepciones y los
comportamientos de los jóvenes están relacionados con los valores de la familia, así
como por las normas y condiciones sociales.
Las inquietudes de los padres se pueden atender a través de programas paralelos
que den orientación sobre el contenido del aprendizaje de sus hijos y se les entrene en
las habilidades necesarias para establecer diálogos más abiertos en materia de
sexualidad, aplacando sus temores y logrando que apoyen los esfuerzos de la escuela
encaminados a impartir una educación en sexualidad de buena calidad.
4.- Ideas para trabajar.
Parece que los temas de sexualidad son complejos para ser tratados y demandan
de nosotros estar muy bien formados, tener el lenguaje adecuado "utilizar un lenguaje
que ellos entiendan, no llegar a ser soeces, pero sí, que sea un lenguaje que entiendan y
que utilicen"; ser muy sinceros y claros, saber integrar la fisiología con la moral, las
creencias con la libertad, lo posible con lo bueno.
Libertad. Confianza. Educación. Formación. Estas son propuestas de
adolescentes, recogidas en talleres impartidos, que piden lo siguiente: "que se eduque a
los hijos a saber buscar las cosas buenas y a ignorar las que no lo son". "Un padre, no
es un espía que tiene que estar cuidando de todo lo que hacen sus hijos. Esto
empequeñecería mucho la figura del padre. Un padre es la persona, que tiene la misión
de cuidar y ayudar a madurar correctamente a los hijos..."
Tenemos por delante una tarea muy interesante y bonita: cultivar los valores
sexuales de cada persona y enmarcarlos en personas con libertad, rostro y afectos, que
nos permitan amar y ser amados: actuar conforme a lo que valoramos para
desarrollarnos con virtudes.
Así es mucho más productivo trabajar por lo que se quiere conseguir, en vez de
explicar lo malo. Que dediquemos nuestras fuerzas a que reciban más entradas de
contenido sano que pernicioso.
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Tendremos conversaciones según madurez de cada hijo, según lo que pueda
entender de cómo funciona el cuerpo, de la vida emocional, de las relaciones personales
que tenga, con integración de lo biológico y plausible, con lo deseable.
Al enmarcarlo en la concepción moral, valores humanos o creencias religiosas
que se pretenden transmitir, procuraremos explicar los porqués, en positivo, para que le
interese vivirlo por algún motivo.
Escúchale
1.- Escuchar para saber qué detalles les interesan de cosas que uno jamás
explicaría.
2.- Sin entrar en pánico e intentando conectar con sus emociones y sentimientos
en ese momento: curiosidad, preocupación, desafiante, miedo, interés…
3.- Estar presentes, disponibles, dar tiempo para hablar, momentos para
encontrarse.
4.- Que se pueda hablar de sexualidad en casa. Sin miedo. Animadles a hablar.
Evitar cortar las conversaciones cuando sean respetuosas. Dejar que hablen entre los
hermanos y no intervenir en el momento.
5.- Conocer por dónde se mueven tus hijos, con quién salen, videojuegos, series,
internet, modos de vestir, música, bares, modas, viajes, gimnasios, playas.
6.- Responder siempre. Si no se sabe, decir que vamos a preguntarlo a alguien
que sepa o a comprar un libro para leerlo juntos.
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Háblale
Dejar libertad y a la vez no ser ignorantes. José estaba un poco enfadado con sus
padres: "Que no sean perezosos a la hora de hablarme de este tema”. Si el hijo no ve
que sus padres creen en él y le ayudan como pueden, al final nos acabamos viniendo un
poco abajo”.
1.- Argumentar en positivo, sin enjuiciar, proponiendo modelos interesantes.
2.- Explicar o ayudar en orden a su demanda, no lo que a ti te interese.
3.- Preguntar cómo se interpreta en su ambiente que haga algo o no. Por ejemplo el que
no tenga relaciones sexuales puede ser tratado de “acomplejado, tío con heridas o
traumas, reprimido, no tienes ni idea y te da miedo, mariquita, no quieres a las tías”.
4.- Es mejor hablar pronto que tarde, y mejor tarde que nunca.
5.- Al responder con un lenguaje elegante, positivo, afirmativo, que promueve el
desarrollo y la integración personal, iremos humanizando la sexualidad, ayudándoles a
recuperar la fe en el amor y la ternura.
José, 19 años, familia estructurada, alto nivel cultural y de formación humana,
propone "dar más libertad, no atosigar, pero estar alerta. No estancarnos en la idea de
"mi hijo está bien educado y está por encima de todo eso, él puede apañárselas" y
poner a su disposición ayuda discretamente y los medios que el propio hijo vea
necesarios."
5.- Ideas concretas para poner en práctica.
1.- Biblioteca en casa de estos temas. Libros que hay en casa y que él pueda ver,
coger.
2.- Ver películas y comentar situaciones, personajes, relaciones.
3.- Jugar a videojuegos juntos.
4.- Comentar noticias (moda, famosos, violencia, abusos).
5.- Canciones, música, letras. Escuchar las suyas y proponer nuevas.
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6.- Ver series con modelos interesantes. Ver las que le gustan a ellos y
comentarlas.
7.- Leer el periódico con ellos.
8.- Aprovechar: hermanos pequeños, baño, médico, dolores,
9.- Tiempos reservados para hablar con cada uno. Momentos de referencia.
10.- Usar nosotros los teléfonos como queremos que los usen ellos.
11.- Entrar en redes sociales con ellos.
12.- Págale un curso de formación: Teen Star, Fundación Desarrollo y Persona,
Consulta Dr. Carlos Chiclana.
13.- Organiza en tu casa un curso sobre sexualidad con chicos y chicas.
14.- Pídele al colegio que organice un curso (que lo impartan padres).
15.- Aprovechar para hablar cuando vaya a fiestas.
16.- Comentar cuando estéis en playas, piscinas, vestuarios.
17.- Hablar sobre modo y modos de vestir, peinarse, ropas.
18.- Comentar lo que se ve en la TV. Enseñar a criticar anuncios. Preguntar
primero.
6.- Qué te pide tu hijo aunque no lo parezca?
1.- Escúchame:
Para que te hable una vez de cosas de fondo, necesito que me escuches cien
veces sobre asuntos que parecen superficiales. Aunque te asuste lo que te cuento, intenta
ponerme cara de comprensión.
2.- Dame formación y libertad:
Confía en mí y déjame responsabilidad.
3.- Facilítame historias que me hagan pensar:
Los sermones no me llegan. Historias de personas, historias de amor, eso es lo
que me importa.
4.- Complícate la vida:
Lee y fórmate.
5.- Vive tú lo que quieras enseñarme:
Así tendré un modelo en quién fijarme.
6.- Sé diligente para ayudarme:
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Sé que no es un tema fácil. Siempre te lo agradeceré, aunque nunca te lo haga
saber.
7.- Observa y estate alerta
8.- Valida mi interés por saber más cosas
Refuérzalo con contenidos sanos, sabrosos y enriquecedores.
BIBLIOGRAFÍA:
1. Cómo hablar a los jóvenes de sexualidad. Anna Otte. Ediciones
Internacionales Universitarias, 2006.
2. Tus preguntas y las respuestas sobre el amor y sexo. Mary Beth Bonacci.
Palabra, 2009.
3. ¡Por favor! Háblame del amor. La educación afectiva y sexual de los niños
de 3 a 12 años. Inès Pélissié du Rausas. Palabra, 2013.
4. Afectividad y sexualidad. Fernando Sarráis. Eunsa, 2015.
5. La pornografía online: una nueva adicción. Óscar Tokumura. Voz de papel,
2015.
6. Los costes sociales de la pornografía. James R. Stoner y Donna M. Hughes
(ed.), Rialp, 2014.
7. Nuestros hijos quieren saber…60 preguntas sobre sexualidad. Jokin de Irala
y C. Baltramo. Eunsa, 2013.
8. Hablemos de sexo con nuestros hijos. Nieves González Rico. Editorial Palabra.
9. Cómo tener éxito en tu vida afectiva y sexual. Editorial Palabra
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