Tras la huella de Russell Beckett 1 No basta con tener la voz más melodiosa para cantar un tango, ¡No! Hay que sentirlo además. Hay que vivir su espíritu. Carlos Gardel Tras la huella de Russell Beckett Lackington VIÑA DEL MAR, otoño de 1964. Mediodía de un lunes de junio. Es un día frio. En la estación ferroviaria (ya desaparecida) a pasos de la plaza parroquia, acaba de llegar el tren que salió a las nueve de la mañana de Mapocho. Del coche A, bajan tres personas, hombres jóvenes, ninguno supera los treinta y dos años, se visten de modo similar, formalmente parecidos, riguroso terno oscuro, camisa blanca, corbata. Todos usan abrigo y cada uno carga una maleta pequeña cerrada con correas de cuero. Caminan por el andén con paso seguro, saben hacia donde van, conocen el lugar, se mueven con certezas. Llegan juntos al Hotel Capri, emplazado en la plaza parroquia, muy cerca de la estación. Uno de ellos, que actúa con mayor decisión, lleva en su mano el telegrama que confirmó la reserva de las tres habitaciones contiguas que utilizarán durante la estadía en la ciudad jardín. Esta pequeña comitiva se compone de un Ingeniero Comercial, un Abogado y un Contador. Vistos con ojos cinematográficos, se parecen a los intocables de Eliott Ness, pero no son policías, ellos son jóvenes funcionarios de una joven institución del Estado, son servidores públicos y los envuelve una mística especial; se sienten actores importantes para su institución y para el país. En esos años, en que la organización del aparato del Estado es aún Tras la huella de Russell Beckett 2 nueva, juvenil, briosa, la idea del burócrata de escritorio, insensible, distante y soberbio, aún no se ha instalado. Estos tres profesionales jóvenes vienen a intervenir una compañía de seguros que ha caído en insolvencia, vienen a hacerse cargo de un buque encallado y ellos trasuntan cierto mesianismo, cierta especial satisfacción del rol que deberán cumplir. Los tres son enviados desde Santiago a Viña del Mar, por la Superintendencia de Sociedades Anónimas, Compañías de Seguros y Bolsas de Comercio, actual Super Intendencia de Seguros y Valores, SVS. Los tres funcionarios públicos tienen rangos (escalafóngrados) distintos y salarios distintos lo que significa que cuando la organización los envía en comisión de servicios, les asigna un viático establecido según el nivel salarial, a mayor rango o grado, mayor es el viático. En la tarde de ese lunes de otoño, se juntan a tomar un café en el Samoiedo y el jefe de la delegación les habla en tono pausado y firme... Hemos venido los tres a enfrentar un gran desafío, tenemos casi la misma edad, los tres somos profesionales que conocemos nuestro trabajo. Tenemos grado funcionario distinto pues hemos llegado en tiempos distintos al servicio público y estaremos varios meses viviendo de lunes a viernes en este hotel, cada uno en una habitación similar a la de los otros. A partir de hoy, les dice, haremos un fondo común con los viáticos y juntaremos en un solo total los tres valores. De esta forma, pagaremos todos nuestros gastos en Viña con cargo a este fondo común de viáticos. Los dos colegas se miran, han escuchado atentamente y entendieron palabra por palabra; cruzan miradas y uno de ellos, el Abogado, expone: Colega, me sorprende con su propuesta, usted tiene el mejor viático de los tres y es usted mismo quien nos invita a compartir un recurso al cual tiene total derecho. Me sorprende y me agrada pero quisiera pedirle que nos diga por qué lo hace. Esa tarde de invierno en Viña del Mar, la conversación fue extensa, del café y los cigarros, pasaron a la cerveza y a los buenos sándwich que el –también desaparecido Tras la huella de Russell Beckett 3 Samoiedo- preparaba. El camino de regreso al Hotel los vio plenos de satisfacción. Esta historia perduró en la memoria de ellos por más de cincuenta años y la relata –con gran carga emotiva- el Abogado Ricardo Peralta como su primer y más profundo recuerdo de quien era el jefe de esa pequeña delegación, Russell Beckett. HACE CASI JUSTAMENTE UN AÑO, FALLECIÓ RUSSELL BECKETT. Ingeniero comercial de la Universidad Católica, continúa trabajando en esa casa de estudios después de su titulación. Tenía 26 años cuando es motivado a ingresar al servicio público. Será en la Super Intendencia de Sociedades Anónimas Compañías de seguros y bolsas de valores (hoy SVS) donde se encontrará con un mundo, una industria, que lo absorbe y captura tan fuertemente que nunca más en su vida cambiará de giro. Llegaría al cargo de jefe del departamento de seguros, espacio que permitirá a este hijo de británicos desplegar sus mayores y mejores virtudes, virtudes que las irá desarrollando y perfeccionando en su dilatada trayectoria profesional. Una mezcla especial de rigurosidad técnica y sentido de la justicia, una combinación acertada entre investigador y juez; un hombre de carácter amable y acogedor pero firme y riguroso. Russell Beckett representa a esa generación de profesionales que aportaron en la fundación de la moderna institucionalidad del país, especialmente en el ámbito técnico y político en que le correspondió desempeñarse. Si bien la industria de los seguros es antigua, los años 60 representan la consolidación de una nueva concepción de “lo público”, marcada por los vientos desarrollistas de los 50. En esos años (60 y 70) esta industria era pequeña y diametralmente distinta a lo que ocurre hoy, había solo una compañía y era del Estado (El ISE) y el mercado de los seguros era muy pequeño. No existían muchos procedimientos, las referencias internacionales eran más Tras la huella de Russell Beckett 4 bien débiles y todo estaba por ser construido, diseñado. La generación de los 60 fundó las bases de esta industria y luego, esa misma generación ya en los años 80 cuando se produce la primera gran reforma, volverá a tomar las riendas de la nueva fundación; Russell Beckett es parte de esta historia. En 1975 Russell Beckett funda la empresa (Beckett Liquidadores de Seguros) que será su plataforma de desarrollo por el resto de su vida laboral-profesional y a la que le será tan fiel como a su mujer, Viola, con quien vivió 60 años y de quien se declaraba aún enamorado. Convertido en liquidador oficial de seguros, comienza a cimentar un prestigio que acrecentará con el correr del tiempo y que le posibilitará en los años 80, tiempos de cambios en esta industria, afianzar una posición y una fama de profesional serio y certero liquidador. Son los años de la profesionalización del negocio, el mercado crece, se desarrolla y Russell encontrará campo fértil para desenvolver una amalgama de valores y competencias personales y profesionales que lo destacarán prontamente en esta industria. Profesional riguroso, metódico, hará de la investigación del siniestro casi una religión, perfeccionista y minucioso, detallista, gran observador, estudioso, son aptitudes y habilidades personales que logra conjugar y poner al servicio de su profesión de un modo realmente notable. Dirán quienes lo conocieron en las distintas facetas de su profesión, … “no era fácil discutir con Russell, tenía la capacidad de escuchar, reflexionar y argumentar de un modo tan sólido, con tanta base y fundamento que si no estabas bien preparado, te podía demoler, pero –también-era cuidadoso de no lesionar a nadie con su contundencia argumentativa, incluso llegaba a ser cariñoso para mostrarte el error o la equivocación”. EL GATO CON PARAFINA Hombre de verbo fácil y con una vocación pedagógica envidiable. “Los viajes en tren al Sur, a investigar un Tras la huella de Russell Beckett 5 siniestro eran tan entretenidos que las horas se nos pasaban volando escuchando sus historias y anécdotas, todas con un fondo educativo”. Gustaba de compartir sus experiencias con los profesionales jóvenes que en los años 80 y 90 iban acercándose a esta industria y se mostró siempre disponible a conversar, a analizar, a sugerir, a ayudar. “La historia del gato con parafina era un clásico de su repertorio y cada vez que la contaba uno podía sacar una conclusión distinta a la anterior, en eso era un artista, capaz de mantener cautiva a su audiencia por horas y horas”. La tarea del liquidador o ajustador no es simple. Debe ser capaz de hacer una comprensión global del problema, conocer y evaluar los detalles, integrar informaciones de contexto, la mayor parte de las veces de alta complejidad técnica y encontrar ese punto justo, equilibrado, sensato, ecuánime, que responde mucho más a su profundo sentido del deber profesional que a una adecuada capacidad negociadora; el liquidador es más un árbitro, un juez que un buen componedor. En esta dimensión Russell Beckett actuó siempre desde una posición ética inquebrantable, riguroso consigo mismo y con los demás, no aceptaba transacciones y logró sortear con sabiduría y coraje las tentaciones a las que todo actor, en cualquier industria, está sometido. Su fortaleza ética es reconocida por la industria como un valor sustancial en su vida y en su actuar profesional y esto que a la larga le reportó un prestigio bien ganado, no le fue fácil…”no es gratis en esta o en cualquier área de los negocios, actuar con principios éticos y a Russell aquello le significó perder clientes, perder negocios, pero se mantuvo firme en sus valores sin renunciar a ellos”. Lo anterior no le impidió entender que siempre es mejor buscar el acuerdo, el mejor posible, sin tener que entregar en ello “el alma al diablo”. Un profesional estudioso, fue convirtiéndose en un referente de esta industria, actuando con gran generosidad, compartía sus saberes con colega y amigos…”hasta varios años después de su retiro, yo seguía llamándolo para pedir su opinión, para consultarle y jamás me negó su palabra, su reflexión Tras la huella de Russell Beckett 6 seria y profunda. No compartíamos nada en los Político y ambos lo sabíamos, pero aquello nunca fue un problema para regalar su razonamiento técnico” Era dueño de una gran capacidad de observación y esta minuciosidad para hacer las cosas no solo la aplicaba para su desenvolvimiento profesional. Russell Beckett era un furibundo admirador del tango; coleccionista por antonomasia, recogía piedras, conchas en las playas de Papudo y las ordenaba con esmero propio de su condición natural de curador; su colección de discos superó los 4.500 unidades; llegó a tener más de 300 ejemplares distintos de réplicas de Ranas y Sapos (batracios), traídos desde los más recónditos lugares del planeta; comprador de libros y lector compulsivo. “Un tarde de sábado, puede haber sido en noviembre, conversando de lo humano y lo divino en su casa del Arrayán, caminamos por ese maravilloso entorno y Russell reconocía más de 30 especies de aves, era sorprendente, un ornitólogo autodidacta que disfrutaba con ese regalo de la naturaleza” . LA PERSONA Y EL PERSONAJE A juicio de quienes lo conocieron y aportaron sus recuerdos y opiniones para este reportaje, Russell Beckett es uno de los tres profesionales más influyentes en el devenir de la industria de los seguros en los últimos 40 años. Su aporte a la profesionalización de la industria, su estructura valórica y su ética en los negocios lo ubican en un sitial trascendente. Logró abordar temas áridos en algunos papers que quedan ya para el análisis histórico y técnico. La revista O´Higgins RE Capacitando recogió entre los años 80 y 90 muchas de sus opiniones a través de artículos técnicos. Vistos desde el ahora, es un agrado reconocer su gran facilidad para hablar en fácil, para exponer en un lenguaje simple, temas complejos y áridos. Esa vocación pedagógica también la desarrolla en el aula dictando Tras la huella de Russell Beckett 7 clases en la academia de aseguradores, pero donde su influencia e impronta quedará marcada será en su propia empresa. “Es difícil saber si sus enseñanzas y aportes lograron trascender en el mercado y en la industria al punto de hacer escuela, pero no cabe duda que su estilo se graba a fuego en Beckett Liquidadores de Seguros,… hasta ahora es posible ver en los equipos que formó ese sello de pulcritud y rigurosidad en el trabajo y lo prueba el hecho de que sigue siendo una empresa muy requerida por las compañías...” Russell Beckett fue un hombre apasionado por la vida, todo lo que capturó su atención recibió de él un compromiso profundo, férreo, inclaudicable; su trabajo, su mujer, su familia, su empresa, sus amigos, conocieron esa forma tan particular de asumir su paso por la vida, queriendo dejar huella, buscando que el arado entrara más profundo, evitando la superficialidad. Supo compartir con los suyos y con quienes interactuó, ese don de la palabra, esa alegría y satisfacción de quien se siente completo en la vida. Russell Beckett Lackington ya no está. Parte de su huella rescatamos ahora. Abril, 2016. Agradecimientos Este trabajo fue posible gracias a la gentil y generosa contribución de un conjunto amplio y diverso de personas que dispusieron de su tiempo para refrescar sus recuerdos y traer al presente a Russell Beckett. Especialmente la gratitud se personaliza en Mario Claro P-C, Sergio Arellano, Mauricio Riesco, Hernán Zilleruelo, Ricardo Peralta Valenzuela, Peter Foley, Manuel García de Los Ríos, Hugo Merino, Viola Vermeheren, Eileen Beckett, Catalina López Beckett, Patricio López. Las cursivas corresponden a expresiones –no necesariamente textuales- de los entrevistados. La diagramación y corrección de estilo gráfico pertenece a la diseñadora Alicia San Martín. Las entrevistas y la redacción final del texto son responsabilidad del Periodista Álvaro Fischer Díaz.
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