CONOCERTE PARA ACOMPAÑARTE. EL DESARROLLO

CONOCERTE PARA ACOMPAÑARTE. EL DESARROLLO
EVOLUTIVO.
María Bermejo Peláez
Psicóloga Clínica y de la Salud.
Sobre él debemos saber algunas cuestiones:
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Contacto: 628 056 184. maria [email protected]
Centro de Psicología CISAF.
Cuando hablamos de desarrollo evolutivo nos disponemos a tratar un tema
tan amplio como la historia del hombre, ya que podemos enfocarla desde el
entendimiento del desarrollo motor, el desarrollo biológico y/o cognitivo, el
desarrollo del lenguaje, el desarrollo emocional…
Intentaremos dar unas claves generales para entender algunas cuestiones
principales de todos éstos ámbitos del desarrollo evolutivo, para centrarnos
en aquellas funciones en las que padres y maestros podemos aportar nuestro
conocimiento y acompañar a nuestros hijos. Comenzaremos a conocer cómo
crecen para poder acompañarlos en todo este proceso.
Es posible que os sean familiares los nombres de Freud, Piaget, Vygotsky…
todos ellos tienen teorías sobre cómo el ser humano aprende y se relaciona
con su entorno y con otras personas; no todas sus teorías están aceptadas,
pero nos ayudan a entender cómo crecen, piensan y se comportan los niños.
EL DESARROLLO MOTOR
Para comprender cómo evoluciona el cerebro y la mente del niño es
importante tener en cuenta que el desarrollo motor es la base que permite
que éstos se desarrollen.
Es secuencial: una habilidad permite que surja la siguiente.
Es progresivo: se acumulan las funciones sencillas y luego surgen
las complejas.
Se desarrolla de arriba a abajo: cabeza, tronco, manos-dedos. Desde
que nacen se desarrolla la motricidad fina (coordinación ojosmovimientos de dedos) y la gruesa (equilibrio y posición corporal).
A los 2-3 años, se fortalece la musculatura de brazo y mano, y
garabatean mejor y durante más tiempo que antes.
Sabiendo esto, ¿qué puedo hacer en casa para que mi hijo vaya
fortaleciendo esos músculos y adquiera más habilidades?
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Juega con ellos con plastilina, pintura de dedos, a rasgar y cortar
papeles, pintar con espumas y otras texturas.
Con esta edad, van aprendiendo a hacer trazos verticales,
horizontales y circulares. Por ello, puedes jugar a hacer trazos cada
vez más gordos y también progresivamente más finos, con la misma
cera o crayón. Así desarrolla la motricidad fina.
Puedes poner música y bailar con él al ritmo de la misma (si él elige
la canción estará más motivado). De esta forma, estimula la
motricidad gruesa.
Para aprender expresión corporal, que no solo forma parte del
desarrollo motor, sino que también es la base de un buen desarrollo
emocional (que es lo que normalmente nos importa más a los
padres), puedes contarle un cuento y que él vaya dramatizándolo,
como si hiciera un teatro.
Ante todo, debemos saber que cada niño tiene su ritmo, unos desarrollan
antes la motricidad fina, otros la parte emocional, otros el lenguaje… igual
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que hay bebés que empiezan a andar antes y otros después, y esto no es
alarmante. Los profesores y orientadores del centro tienen la formación
necesaria para detectar los casos en los que se tenga que hacer una
evaluación u observación más detallada, por esto los padres no debemos
comparar continuamente si nuestros hijos van cumpliendo a la perfección lo
que se espera para su desarrollo según su edad. Estas conocidas tablas son
orientativas, en caso de dudas por observar retrasos importantes en alguno
de los ámbitos del desarrollo, es importante que nos dirijamos a los
profesionales del centro para que consideren el hacer o no una evaluación
más exhaustiva.
un puzzle... hasta que por ensayo y error encuentran la solución. Así
aprenden los niños, construyendo de forma activa su conocimiento. Por eso
es bueno que los padres no les trituremos las soluciones como si fuera un
puré, sin dejar ni un grumito. El niño aprende cuando intenta y se equivoca,
y vuelve a intentarlo una y otra vez hasta que lo logra. Así aprende de forma
adaptativa y sana a relacionarse con el mundo de forma activa, no esperando
a que se lo den resuelto. Y aprende por tanto a disfrutar de la satisfacción de
haber logrado una meta o de resolver algo que antes no lograba. De esta
forma, participando, construyendo, aprendiendo de forma activa, se sienten
mayores, y es que, efectivamente, así crecen.
Por otro lado, los 3 años (aproximadamente), es la época de asentar y definir
finalmente la lateralidad. Habréis observado que vuestro hijo tiene
preferencia por usar una mano u otra, un pie u otro para lanzar un balón. No
es mejor ser diestro que zurdo, ni al contrario. Debemos respetar sus
preferencias, ya que hasta los 5 años no se define esa tendencia, y lo que es
negativo es forzar al niño a utilizar un lado u otro, sea cual sea, ya que eso
cambiaría o entorpecería el desarrollo de determinadas áreas cerebrales.
LAS ETAPAS DEL DESARROLLO COGNITIVO:
EL DESARROLLO COGNITIVO
Hoy en día, cuando hablamos de Desarrollo Evolutivo solemos tomar como
referencia principalmente a Piaget, un psicólogo y biólogo que estudió el
desarrollo cognitivo de los niños, clasificándolo en varias etapas. Pero lo
más importante de cómo explica el desarrollo no son las etapas, aunque nos
sirvan para guiarnos de forma general, sino que parte de la idea de que el
niño va adquiriendo de forma activa el desarrollo cognitivo. Compara a los
niños con “pequeños científicos”.
Habréis visto cómo vuestros niños se fijan en cosas que hacéis y las imitan,
o ellos mismos se concentran en resolver un problema, una tarea, un juego,
Sobre las etapas del desarrollo, dado que nos preocupa que nuestro hijo pase
exitosamente por ellas, daremos algunas pinceladas generales.
1.
-
Etapa sensoriomotora:
Desde nacimiento hasta que adquiere lenguaje (oraciones simples)
Empiezan a distinguir entre “yo”-“el entorno”.
Empiezan a entender que porque dejen de ver un objeto no significa
que éste deje de existir.
2. Etapa preoperacional:
- De los 2 a 7 años aproximadamente.
- Empiezan a ponerse en el lugar de los demás, actuar y hacer roles
ficticios.
- Pensamiento abstracto muy limitado, todavía bastante centrados en
el egocentrismo.
- Presencia de pensamiento mágico sobre cómo se organiza el mundo.
3. Etapa de operaciones concretas:
- De los 7 a los 12 años aproximadamente.
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4.
-
Ante situaciones concretas llegan a conclusiones.
Abandonan el egocentrismo.
Etapa de las operaciones formales
De los 12 a la vida adulta.
Llegamos a conclusiones abstractas, incluso a partir de ejemplos
concretos.
Teoría del Aprendizaje de Piaget “El niño es el motor de su propio
aprendizaje”
El niño es el motor, los padres, maestros etc somos facilitadores, porque el
niño no aprende “tal cual” lo que recibe de su entorno, sino que lo interpreta.
Vamos relacionando éstas ideas, y así aprendemos.
Este hecho de relacionar ideas, unas con otras, no solo sirve para entender
el desarrollo cognitivo, sino también otros ámbitos de desarrollo, como el
emocional. Por ejemplo, imaginemos a un niño con baja autoestima, que
además ha tenido experiencia de fallar en una tarea y de que un adulto le
dijera que no a todo el mundo se le da bien escribir letras, o dibujar…
Pongamos que este niño un día hace bien un dibujo, pero se siente inseguro,
y le dicen que qué bien lo ha hecho, incluso cuando el reconocimiento es tan
claro, puede que éste interprete que se lo dicen por pena, no como un halago.
El niño ha interpretado lo que le ha dicho el adulto en base a las ideas previas
que tiene sobre sí mismo y la capacidad de hacer un dibujo o escribir una
letra X. Esto es un ejemplo de cómo puede desarrollar el niño su idea de sí
mismo en forma negativa, y aquí observamos que los padres,
maestros…somos facilitadores, pero no todo lo que pretendemos que el niño
reciba, lo recibe tal cual, sino con el filtro de una interpretación en base a su
experiencia.
Empiezan a tener esquemas, y funcionan en base a ellos. Ya no solo hacen
ensayo y error, sino que los esquemas les guían en su aprendizaje.
Sin embargo también existe la opción de que el niño acomode su idea a lo
que le dice su profesora, y vaya mejorando su autoestima paulatinamente, y
su idea de que es poco hábil para pintar se vaya modificando en base a otras
experiencias positivas.
De forma que el niño va aprendiendo según va relacionando las ideas e
interpretaciones que va construyendo sobre su entorno. Y entonces, ¿para
qué sirven las famosas etapas del desarrollo? El desarrollo se va
construyendo mientras el niño crece. Y esto también depende del desarrollo
biológico. El desarrollo biológico (del cerebro, de los músculos de los dedos,
piernas…) permite el desarrollo cognitivo, por eso muchos niños adquieren
habilidades similares en etapas, meses, años parecidos.
EL DESARROLLO DEL LENGUAJE
El desarrollo del lenguaje entre los 3 y 5 años es muy complejo y rápido, los
niños adquieren muchas palabras (entre 5 y 10 vocablos diarios), por lo que
se denomina a ésta como la “edad de explosión del vocabulario”.
En estos años habréis observado que vuestro hijo comete ciertos “errores” a
la hora de expresarse. Muchos de ellos son normales y esperables en este
tiempo de desarrollo del lenguaje, como:
-
Simplificar algunos fonemas, “dobar” por “robar”.
Asimilar unos fonemas a otros: “bobo”- “globo”.
Acortar sílabas “nador” en vez de “ordenador”.
Cometer errores de concordancia género-número: “las tías”
compró “un” “muñeca”.
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-
Emitir sobregeneralizaciones: decir “mesa” para denominar a
cualquier tipo de mueble de madera con cuatro patas.
En cualquier caso, es importante fiarse del profesorado y demás
profesionales del centro de enseñanza, ya que son ellos los que pueden
detectar por su formación problemas o retrasos en el desarrollo del lenguaje.
Y para resolver cualquier duda o inquietud, es importante tener una
comunicación fluida con el personal docente, de forma que se pueda
contrastar y completar la información de ambos entornos educativos:
colegio y casa.
En esta etapa, además, hay un incremento notable en la comprensión del
lenguaje, por lo que es importante controlar los focos de aprendizaje de
donde puede absorber el vocabulario: la televisión, la radio, las
conversaciones de los adultos… Los padres tenemos una valiosa misión,
educar a nuestros hijos, y responsabilizarnos de lo que oyen (en la medida
de lo posible) en la televisión, videos de Youtube, publicidad, y otros medios
de comunicación, es algo que nos pertenece. Si esta edad es propicia para
empezar a entender muchas cosas del mundo que les rodea, será mejor que
los valores e ideas que reciban sobre él sean las mismas que nosotros
queramos transmitirles, no “las que toquen” según el canal de televisión
que estemos viendo.
EL DESARROLLO EMOCIONAL
Ésta es quizá la parte menos tangible pero la más relevante para la felicidad
de nuestros hijos. Puede que el niño no haya aprendido a montar en bici, o a
cortar bien con tijeras, pero si es capaz de reconocer que esto le hace sentirse
triste y lo puede verbalizar, ha aprendido una habilidad imprescindible para
la vida adulta: identificar y expresar emociones.
Frustración. Qué es y cómo ayudarles a manejarla.
La Frustración. Todos tenemos una idea o creencia sobre ella. ¿Qué es? ¿Es
algo malo o bueno? ¿Sirve para algo? ¿Es preferible que nuestros hijos no
la sufran si se lo podemos evitar?
Los niños que crecen sin aprender a manejar la frustración, cuyos padres les
dan “el puré de soluciones” desde pequeños para que no sufran, no aprenden
las habilidades necesarias para vivir y afrontar los sufrimientos y el estrés
cotidiano. Muchos de estos niños luego vienen a consulta, sean niños o ya
adolescentes o adultos, con ansiedad, depresión, dificultades en las
habilidades sociales, problemas de autoestima…
Nuestra tarea como padres es ayudarles a aceptarla y vivirla como algo
natural en la vida. Normalizar este hecho facilitará que no hagan un drama
de cada situación en la que no consigan lo que quieran. Si cada vez que llora
o tiene una rabieta le doy el móvil o una Tablet para que se tranquilice, le
estoy dando el mensaje de que ante la rabia o la frustración es mejor
distraerse, y por tanto no aprenderá a vivir con naturalidad las emociones
negativas: será complicado que aprenda a aceptarlas y gestionarlas.
¿Qué es una rabieta? ¿Cómo actuar frente a ella?
Es una forma inmadura de expresar un enfado, que no es desadaptativa por
sí misma, ya que en un rango de edad determinado (hasta los 5 años) es
normal que se den con cierta frecuencia, ya que el niño no ha aprendido a
comunicar su ira eficazmente de otras maneras.
Cuando el niño empieza su etapa escolar (en torno a los 5-6 años), las
rabietas suelen ser menos frecuentes. Sin embargo, hay niños que continúan
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expresando su ira de esta forma ¿por qué?, ¿es malo?, ¿cómo lo
solucionamos?
Estas tres cuestiones tienen una misma respuesta: los padres podemos
aprender cómo ayudar a nuestro hijo a expresarse de una forma más
adaptativa, más sana, que genere menos problemas para sí mismo y para el
entorno. Esa es la “solución”: enseñarle a expresar.
Como en casi todas las cuestiones educativas, lo deseable es prevenir:
anticiparnos a que aparezcan los berrinches, cuanto más pequeño sea el niño,
mejor. Pero si ya han aparecido y no sabes cómo manejarlos, debes tener en
cuenta los siguientes puntos para tratarlos:
1. Si tu hijo tiene entre 3 y 5 años, le puedes ayudar a expresar y definir lo
que siente con frases como “estás enfadado porque…”. De esta forma, el
niño va aprendiendo que es normal sentir rabia, enfado, impotencia, … y
que no es bueno “taponar” ese sentimiento, sino que es preferible expresarlo
con palabras a una persona de confianza (padres, maestro, cuidadores…).
2. No debes disgustarte o mostrar enfado ni castigar porque el niño esté
enfadado. Recuerda que el enfado es una emoción normal, si se muestra de
forma apropiada, tu misión en enseñarle a hacerlo.
3. Enséñale a contar hasta 10 cuando esté en un “ataque de ira” o rabieta, o
cuando creas que está empezando a ponerse nervioso y puede desencadenar
en un berrinche: la clave es anticiparse. Cuando la rabieta ha alcanzado su
“pico” es muy difícil pararla, por ello, cuanto antes identifiques que puede
desencadenar en esa situación, actúa.
4. Si tu hijo ya ha comenzado con la rabieta, no le atiendas, eso refuerza la
rabieta. Vete de la habitación o estancia donde estéis (si es un lugar seguro).
Recuerda que el berrinche necesita público, nunca se da cuando el niño está
solo.
5. Por otro lado, cuando hablamos de educación, está demostrado que se
consigue más con premios que con castigos. Por eso, es importante que
elogies al niño cuando se autocontrola o expresa su enfado hablando y hagas
hincapié en lo bien que lo ha hecho.
Además de manejar y prevenir la rabieta, a vuestro hijo le será más fácil
aprender cómo debe reaccionar ante la rabia si os ve a vosotros
hacerlo correctamente. Esto, en psicología, lo llamamos Modelado (ver e
imitar a un modelo). Es bueno que el niño vea que sus padres también son
vulnerables y se enfadan, pero que afrontan ese sentimiento de forma
adaptativa: lo expresan, no gritan/rompen cosas/insultan ni reaccionan de
forma desmedida. Si algunas veces perdéis el control, también les debéis
enseñar a pedir perdón y reparar el daño que hayáis podido causar.
Cómo educar en la coherencia, el respeto y el afecto. Claves para
poner límites y normas.
Ante todo, debemos saber que poner límites a nuestros hijos es algo bueno
y necesario para su educación. Poner límites no es sinónimo de ser un padre
estricto, autoritario, poco afectivo. Es enseñar, educar en una disciplina que
no tiene por qué ser de castigo, sino que también conlleve refuerzos y
atención.
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Los niños que crecen sin límites cuando crecen suelen tener problemas de
autoestima, se sienten poco valorados por sí mismos y por otros y tienden a
ser inseguros. Es nuestro deber como padres ayudarles desde pequeños en
este sentido.
Por otro lado, nuestro lenguaje es importante. Si nuestro hijo hace una
conducta poco deseada, desadaptativa, rompe algo, desobedece, pega,
grita… debemos definirlo como lo que es: una conducta errónea, mala.
Ha hecho algo mal, no es que el niño sea malo.
-. Cómo deben ser las consecuencias cuando no cumple una norma o aviso:
•
Coherentes
•
Proporcionadas y que guarden relación con la conducta desadaptativa
•
Avisadas al niño (y pensadas por los padres) de antemano.
-. Cómo deben ser los límites/normas:
•
Concretos, no infinitos.
•
Coherentes. Cumplir consecuencias
•
Firmes (no hace falta enfadarse, gritar, amenazar).
•
Explicar el por qué. Evitar abusar del “porque sí”.
•
Plantea una alternativa o distintas opciones a la conducta problema.
¿Cómo podemos
emocionalmente?
fomentar
que
se
desarrolle
de
forma
sana
El niño se irá desarrollando de forma natural, pero los padres podemos
ayudar a que esto ocurra o que se asiente el aprendizaje que el niño
construye. ¿Cómo? Mediante el juego.
Jugar no es solo pasarlo bien, y mejorar la relación con padres/profesores e
iguales, sino que a través del juego desarrollan sus capacidades físicas y
mentales, así como las sociales y su autoestima. El niño aprenderá antes o
después a manejar una bici, o a coordinar perfectamente ojo-mano, pero
hacerlo en compañía de sus padres, mientras se divierte y se siente valorado
y querido hace que su autoestima se fortalezca, y crezca en él un vínculo
sano con las personas de referencia, un apego seguro que le ayudará el resto
de su vida a relacionarse con otros. Aquí radica la importancia del juego.
Podríamos hablar de cada uno de los hitos del desarrollo, y de las habilidades
que se deben ir logrando mes a mes, pero eso lo podéis consultar con el
pediatra, y hoy en día incluso hay cientos de tablas en internet al alcance de
todos donde aparecen cada uno delos logros esperados. Pero por encima de
eso, es importante hacer un trabajo de prevención y ayudaros a vosotros, los
padres, a acompañar a crecer a vuestros hijos.
Algunos padres piensan que los niños son tan sensibles que es fácil que se
“traumaticen” y queden con una “tara” de por vida. Esto aterra a muchos
padres: hacer algo mal sin querer y que por ello el niño se desarrolle de una
forma inadecuada. Puede que lo hayáis pensado en alguna ocasión: ¿y si
meto la pata?
Lo más importante no es hacerlo todo perfecto. Que el niño no me vea llorar,
que me vea fuerte, como un padre capaz, ideal... De hecho es importantísimo
que los niños nos vean sufrir y manejar el sufrimiento, el dolor, la tristeza,
la rabia. Si lo apartamos de ellos constantemente creamos niños de cristal,
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que a medida que crezcan no sabrán afrontar el dolor o la incertidumbre, tan
presentes en la vida cotidiana.
Como padres, tenemos el deber de enseñar a los niños que no pasa nada
por ser vulnerable..
Hay acontecimientos doloros que les podemos evitar, pero les hacemos un
flaco favor cuando les ocultamos que papá está triste porque la abuela está
malita, o que mamá ha gritado porque en el trabajo está un poco nerviosa…
Normalizar esto, que todos tenemos emociones negativas y positivas,
momentos agradables y desagradables, y que no hay que negar o
minimizar el malestar, es una parte esencial del desarrollo emocional.
Para el desarrollo emocional, lo mejor que puede hacer un padre es compartir
tiempo con sus hijos. Hoy en día todos (los que tenemos la suerte de trabajar)
trabajamos mucho, y estamos en casa menos tiempo del que querríamos,
pero esto no significa que no podamos pasar tiempo de calidad con nuestros
hijos. Aunque solo compartas con ellos 15 minutos a la vuelta del cole, o al
acostarles, o si tú te encargas de ayudarles con los deberes, ése puede ser un
tiempo valioso, y puedes hacer mucho con y por ellos en esos ratos. No hace
falta esperar al fin de semana para disfrutar de ellos.
La autoexigencia exagerada es la base de muchas psicopatologías y
sufrimientos en la vida adulta. No podemos protegerles de sufrir, pero sí
podemos darles las herramientas necesarias para afrontar el dolor, los fallos,
y normalizar las emociones negativas que surgen de ello.
Incluso el rato de hacer los deberes es buen momento para que aprendan a
manejar la frustración cuando no le sale bien el escribir la letra Z, buen
momento para que le transmitas que es normal fallar hasta que uno aprende
a hacer las cosas bien, que tú en el trabajo también te equivocas, o cuando
vas a la compra u organizas la ropa del día siguiente.
Todos nos equivocamos, enseñarles con normalidad este hecho hace que
crezcan emocionalmente y que en la vida adulta no sean unas personas
tan autoexigentes que no se permitan fallar. Evitémosles ese sufrimiento
innecesario en el futuro.