Número suelto € 1,00. Número atrasado € 2,00 L’OSSERVATORE ROMANO EDICIÓN SEMANAL Unicuique suum Año XLVIII, número 9 (2.455) EN LENGUA ESPAÑOLA Non praevalebunt Ciudad del Vaticano 4 de marzo de 2016 Francisco habla del perdón de Dios y recuerda que la Iglesia no acepta donaciones sucias de sangre Una puerta siempre abierta Y recuerda a los numerosos refugiados que desembarcan en Europa y no saben a dónde ir También ante las culpas más graves del hombre, «Dios deja siempre abierta la puerta a la esperanza». Lo recordó el Papa Francisco en la audiencia general del miércoles 2 de marzo, en la plaza de San Pedro, centrándose en la relación entre misericordia y corrección. Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días! Hablando de la misericordia divina, hemos recordado en más de una ocasión la figura del padre de familia, que ama a sus hijos, les ayuda, se ocupa de ellos, los perdona. Y como padre, los educa y los corrige cuando se equivocan, favoreciendo su crecimiento en el bien. Así se presenta a Dios en el primer capítulo del profeta Isaías, donde el Señor, como padre afectuoso pero también atento y severo, se dirige a Israel acusándolo de infidelidad y corrupción, para llevarlo nuevamente por el camino de la justicia. Inicia así nuestro texto: «Oíd, cielos, escucha, tierra, / que habla el Señor: / “Hijos crié y saqué adelante, / y ellos se rebelaron contra mí. / Conoce el buey a su dueño / y el asno el pesebre de su amo. / Israel no conoce, / mi pueblo no discierne”» (1, 2-3). Dios, mediante el profeta, habla al pueblo con la amargura de un padre desilusionado: crió a sus hijos, y ahora ellos se rebelaron contra Él. Hasta los animales son fieles a su dueño y reconocen la mano que los nutre; el pueblo, en cambio, ya no reconoce a Dios, no quiere comprender. Incluso herido, Dios deja que hable el amor, y hace un llamamiento a la conciencia de estos hijos que se han desviado para que se conviertan y permitan ser amados de nuevo. ¡Esto es lo que hace Dios! Viene a nuestro encuentro para que nos dejemos amar por Él, por nuestro Dios. La relación padre-hijo, a la que con frecuencia hacen referencia los profetas para hablar de la relación de alianza entre Dios y su pueblo, se ha desnaturalizado. La misión educativa de los padres se orienta a hacer que crezcan en la libertad, que sean responsables, capaces de realizar obras de bien para sí y para los demás. En cambio, a causa del pecado, la libertad se convierte en pretensión de autonomía, pretensión de orgullo, y el orgullo lleva a la contraposición y a la ilusión de autosuficiencia. He aquí, entonces, que Dios vuelve a llamar a su pueblo: «Os habéis equivocado de camino». Afectuosa y amargamente dice «mi» pueblo. Dios nunca reniega de nosotros; nosotros somos su pueblo, el más malo de los hombres, la más mala de las mujeres, los más malos de los pueblos son sus hijos. Y este es Dios: ¡jamás, jamás reniega de nosotros! Dice siempre: «Hijo, ven». Y este es el amor de nuestro Padre; esta es la misericordia de Dios. Tener un padre así nos da esperanza, nos da confianza. Esta pertenencia debería ser viSIGUE EN LA PÁGINA 12 Ejercicios espirituales del Papa y la Curia romana Diez preguntas para preparar la Pascua El Papa Francisco y los miembros de la Curia romana participarán, del 6 al 11 de marzo, en los ejercicios espirituales en la Casa Divino Maestro de Ariccia, a pocos kilómetros de Roma. El padre Ermes Ronchi, de la Orden de los Siervos de María, dirigirá las meditaciones sobre las «preguntas tomadas del Evangelio»: «¿Qué buscáis» (Jn 1, 38). «¿Por qué estáis con tanto miedo? ¿Cómo no tenéis fe?» (Mc 4, 40). «Vosotros sois la sal de la tierra. Mas si la sal se desvirtúa, ¿con qué se la salará?» (Mt 5, 13). «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» (Lc 9, 20). «Y volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón: ¿Ves a esta mujer?» (Lc 7, 44). «Jesús preguntó a sus discípulos: “Cuántos panes tenéis?”» (Mc 6, 38; Mt 15, 34). «Jesús le dijo: “Mujer, ¿dónde están? ¿Nadie te ha condenado?”» (Jn 8, 10). «Mujer ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?» (Jn 20, 15). «Simón, hijo de Juan ¿me amas?» (Jn 21, 16). «María respondió al ángel: “¿Cómo será esto?”» (Lc 1, 34). El programa prevé en la jornada inicial, el domingo 6, a las 18.00, la adoración eucarística y el rezo de las vísperas. Durante el periodo de retiro, como de costumbre, se suspenden las audiencias privadas y especiales, incluyendo la audiencia general del miércoles. L’OSSERVATORE ROMANO página 2 viernes 4 de marzo de 2016, número 9 En el Ángelus el Papa pide apoyo para los países que acogen a los refugiados Respuesta coral Es necesaria la colaboración de todas las naciones para sostener a los países que están en primera línea en la acogida de los refugiados: lo recordó el Papa Francisco el domingo 28 de febrero durante la oración del Ángelus en la plaza de San Pedro, después de una reflexión sobre la necesidad de convertirse «para emprender con firmeza el camino del Evangelio». Queridos hermanos ¡buenos días! y hermanas, Cada día, lamentablemente, las crónicas presentan malas noticias: homicidios, accidentes, catástrofes... En el pasaje evangélico de hoy, Jesús se refiere a dos hechos trágicos que en ese tiempo habían suscitado gran impacto: una represión cruenta realizada por los soldados romanos en el templo y el derrumbe de la torre de Siloé, en Jerusalén, que había causado dieciocho víctimas (cf. Lc 13, 1-5). Jesús conoce la mentalidad supersticiosa de su auditorio y sabe que ellos interpretan de modo equivocado ese tipo de hechos. En efecto, piensan que, si esos hombres murieron cruelmente, es signo de que Dios los castigó por alguna culpa grave que habían cometido; o sea: «se lo merecían». Y, en cambio, el hecho de salvarse de la desgracia equivalía a sentirse «sin falta». Ellos «se lo merecían»; yo no «tengo faltas». Jesús rechaza completamente esta visión, porque Dios no permite las tragedias para castigar las culpas, y afirma que esas pobres víctimas no eran de ninguna manera peores que las demás. Más bien, Él invita a sacar de estos hechos dolorosos una advertencia referida a todos, porque todos somos pecadores. En efecto, así lo dice a quienes lo habían interrogado: «Si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo» (v. 3). También hoy, ante ciertas desgracias y lutos, podemos ser tentados de «descargar» la responsabilidad sobre las víctimas, o, es más, sobre Dios mismo. Pero el Evangelio nos invita a reflexionar: ¿qué idea nos hemos hecho de Dios? ¿Estamos convencidos de que Dios es así? O, ¿no se trata de una proyección nuestra, de un dios hecho «a nuestra imagen y semejanza»? Jesús, al contrario, nos llama a cambiar el corazón, a hacer un cambio radical en el camino de nuestra vida, abandonando las componendas con el mal —y esto lo hacemos todos, las componendas con el mal—, las hipocresías —creo que casi todos tenemos al menos un trocito de hipocresía—, para emprender con firmeza el camino del Evangelio. Pero, he aquí de nuevo la tentación de justificarnos: «¿De qué cosa deberíamos convertirnos? Considerándolo bien, ¿no somos buena gente?». Cuántas veces hemos pensado esto: «Pero, conside- rándolo bien, yo soy de los buenos, soy de las buenas —¿no es así?—. ¿No somos de los creyentes, incluso bastante practicantes?». Y así creemos que estamos justificados. Lamentablemente, cada uno de nosotros se parece mucho a un árbol que, durante años, ha dado múltiples pruebas de su esterilidad. Pero, afortunadamente, Jesús se parece a ese campesino que, con una paciencia sin límites, obtiene una vez más una prórroga para la higuera infecunda: «Déjala por este año todavía —dijo al dueño— […] Por si da fruto en adelante» (v. 9). Un «año» de gracia: el tiempo del ministerio de Cristo, el tiempo de la Iglesia antes de su retorno glorioso, el tiempo de nuestra vida, marcado por un cierto número de Cuaresmas, que se nos ofrecen como ocasiones de revisión y de salvación, el tiempo de un Año Jubilar de la Misericordia. La invencible paciencia de Jesús. ¿Habéis pensado en la paciencia de Dios? ¿Habéis pensado también en su obstinada preocupación por los pecadores? ¡Cómo es que aún vivimos con impaciencia en relación a nosotros mismos! Nunca es demasiado tarde L’OSSERVATORE ROMANO EDICIÓN SEMANAL Unicuique suum EN LENGUA ESPAÑOLA Non praevalebunt Marzo y abril Calendario de las celebraciones presididas por el Pontífice Marzo DÍA 4, VIERNES Celebración penitencial en la basílica vaticana, a las 17.00. DÍA 6 D OMINGO DE CUARESMA Inicio de los ejercicios espirituales para la Curia romana, en Ariccia. IV DÍA 11, VIERNES Conclusión de los ejercicios espirituales para la Curia romana. DÍA 15, MARTES Consistorio para algunas causas de canonización, en la sala del Consistorio, a las 10.00. DÍA 20 D OMINGO DE RAMOS Y DE LA PASIÓN DEL SEÑOR Bendición de los ramos, procesión y santa misa en la plaza de San Pedro, a las 9.30. DÍA 24 JUEVES SANTO Santa misa del crisma, en la basílica vaticana, a las 9.30. DÍA 25 VIERNES SANTO Celebración de la Pasión del Señor, en la basílica vaticana, a las 17.00. GIOVANNI MARIA VIAN director Vía Crucis, en el Coliseo, a las 21.15. DÍA 26 SÁBAD O SANTO Vigilia pascual de la Noche santa, en la basílica vaticana, a las 20.30. DÍA 27 D OMINGO DE PASCUA Santa misa, en la plaza de San Pedro, a las 10.00. Bendición «Urbi et orbi», desde el balcón central de la basílica vaticana, a las 12.00. Abril DÍA 2, SÁBAD O Jubileo para quienes adhieren a la espiritualidad de la Divina Misericordia. Vigilia de oración en la plaza de San Pedro, a las 18.00. DÍA 3 D OMINGO DE PASCUA (O DE LA DIVINA MISERICORDIA) Jubileo para quienes adhieren a la espiritualidad de la Divina Misericordia. Santa misa en la plaza de San Pedro, a las 10.30. II TIPO GRAFIA VATICANA EDITRICE L’OSSERVATORE ROMANO don Sergio Pellini S.D.B. Giuseppe Fiorentino subdirector Ciudad del Vaticano [email protected] www.osservatoreromano.va para convertirse, ¡nunca! Hasta el último momento: la paciencia de Dios nos espera. Recordad esa pequeña historia de santa Teresa del Niño Jesús, cuando rezaba por el hombre condenado a muerte, un criminal, que no quería recibir el consuelo de la Iglesia, rechazaba al sacerdote, no lo quería: quería morir así. Y ella, en el convento, rezaba. Y cuando ese hombre estaba allí, precisamente en el momento de ser asesinado, se dirige al sacerdote, toma el Crucifijo y lo besa. ¡La paciencia de Dios! Y hace lo mismo también con nosotros, ¡con todos nosotros! Cuántas veces —nosotros no lo sabemos, lo sabremos en el cielo—, cuántas veces nosotros estamos ahí, ahí… [a punto de caer] y el Señor nos salva: nos salva porque tiene una gran paciencia con nosotros. Y esta es su director general Servicio fotográfico [email protected] Publicidad: Il Sole 24 Ore S.p.A. Redacción System Comunicazione Pubblicitaria via del Pellegrino, 00120 Ciudad del Vaticano Via Monte Rosa 91, 20149 Milano [email protected] teléfono 39 06 698 99410 misericordia. Nunca es tarde para convertirnos, pero es urgente, ¡es ahora! Comencemos hoy. Que la Virgen María nos sostenga, para que podamos abrir el corazón a la gracia de Dios, a su misericordia; y nos ayude a nunca juzgar a los demás, sino a dejarnos provocar por las desgracias de cada día para hacer un serio examen de conciencia y arrepentirnos. Al término de la oración, después del llamamiento en favor de los refugiados, el Papa expresó esperanza por la apertura de un resquicio de paz en Siria y manifestó cercanía a las poblaciones de las Islas Fiyi golpeadas en estos días por un devastador ciclón. Queridos hermanos y hermanas: Mi oración, y también la vuestra, tiene siempre presente el drama de los refugiados que huyen de guerras y otras situaciones inhumanas. En especial Grecia y los demás países que están en primera línea prestando a ellos un generoso auxilio, y que necesitan la colaboración de todas las naciones. Una respuesta coral puede ser eficaz y distribuir los pesos de forma equitativa. Por esto es necesario centrarse con firmeza y sin reservas en las negociaciones. Al mismo tiempo, he acogido con esperanza la noticia sobre el cese de las hostilidades en Siria, e invito a todos a rezar a fin de que la apertura de este resquicio pueda traer alivio a la población que sufre, favoreciendo las necesarias ayudas humanitarias, y abra el camino al diálogo y a la paz tan deseada. Además, quiero asegurar mi cercanía al pueblo de las Islas Fiyi, duramente golpeado por un devastador ciclón. Rezo por las víctimas y por quienes están comprometidos en prestar socorro. A todos deseo un feliz domingo. No os olvidéis de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta la vista! Tarifas de suscripción: Italia - Vaticano: € 58.00; Europa (España + IVA): € 100.00 - $ 148.00; América Latina, África, Asia: € 110.00 - $ 160.00; América del Norte, Oceanía: € 162.00 - $ 240.00. 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En Perú: Editorial salesiana, Avenida Brasil 220, Lima 5, Perú; teléfono + 51 42 357 82; fax + 51 431 67 82; e-mail: [email protected]. número 9, viernes 4 de marzo de 2016 L’OSSERVATORE ROMANO página 3 Mensaje con motivo del Día de Hispanoamérica, el 6 de marzo, en las diócesis de España Testigos de misericordia Es un hecho muy significativo y apreciable que en la actualidad haya más de 9.000 misioneros y misioneras españoles cooperando con las Iglesias locales de América en la actividad misionera. Si bien en su mayoría provienen de congregaciones religiosas, son unos 1.000 los sacerdotes diocesanos españoles presentes en dichas Iglesias particulares, de los cuales 300 han partido acogiéndose a la Obra de cooperación sacerdotal hispanoamericana (O CSHA), servicio de la Conferencia episcopal española encomendado a su Comisión episcopal de misiones y cooperación entre las Iglesias. Incluso realizan allí su labor evangelizadora más de medio millar de laicos españoles, muchos de ellos como familias misioneras. Por ello, la Comisión pontificia para América Latina no puede dejar de responder positivamente a S. E. Mons. Braulio Rodríguez, presidente de la mencionada Comisión episcopal, a su solicitud de un mensaje para el próximo «Día de Hispanoamérica», que la Iglesia de Dios que está en España celebrará el 6 de marzo de 2016. Esta importante cita se dará en pleno curso del Jubileo Extraordinario de la Misericordia, convocado por el Santo Padre Francisco con la Bula Misericordiae vultus [MV] e inaugurado el 8 de diciembre de 2015, en la solemnidad de la Inmaculada Concepción. Es muy oportuna y adecuada, pues, la elección del lema para este día: «Testigos de misericordia», signo distintivo y, a la vez, invitación urgida para todos los que prestan su servicio misionero en América Latina. De este modo, se da efectiva respuesta de comunión a la invitación del Papa a «contemplar el misterio de la misericordia» (MV 2), a dejarnos abrazar por el amor misericordioso de Dios y a convertirnos en discípulos, testigos y misioneros de su misericordia. «Será un año para crecer en la convicción de la misericordia» (Francisco, Homilía en la apertura de la Puerta Santa del Jubileo, 8-12-2015). Un amor sin límites... «Este amor misericordioso —afirmó el Santo Padre Francisco con ocasión de la festividad de Nuestra Señora de Guadalupe (12-12-2015)— es el atributo más sorprendente de Dios, la síntesis en la que se condensa el mensaje evangélico, la fe de la Iglesia». Dios nos ama con un amor gratuito, sin límites, siempre dispuesto a perdonarnos, abrazando incluso nuestras miserias para liberarnos de ellas. Nos ha de causar siempre renovado estupor y gratitud esta inaudita pasión de Dios por nosotros: «el Verbo se hizo carne», siendo rico se anonada para compartir la condición humana, para hacerse compañero en el camino de la existencia de todos los hombres, para curarlos y servirlos con un amor lleno de compasión y ternura, para dar la vida por nosotros y abrirnos así las puertas de una vida nueva, reconciliada. El Hijo de Dios no se ha avergonzado ni nos ha condenado por nuestras limitaciones y llagas, sino que ha venido hasta nosotros pa- belleza. Esta experiencia jubilar nos pacifica el corazón, nos pone nuevamente en camino más allá de tropiezos y caídas, nos llena de alegría y esperanza, nos alienta ante las dificultades y fracasos, nos convierte en «testigos de misericordia» allí donde la Providencia de Dios nos ha destinado a servirlo en sus hijos más necesitados. Nos convertimos, sí, en «testigos de misericordia» cuando experimentamos esa misericordia de Dios hacia nuestras propias personas y nos entregamos con entusiasmo a una nueva búsqueda de crecimiento espiritual. ra introducirnos en su vida, en su familia y en su casa. Este es el designio misericordioso del Padre, que el Hijo pone de manifiesto y lleva a cabo hasta sus últimas consecuencias y que el Espíritu Santo difunde en la existencia humana mediante su gracia de perdón y salvación. Este mensaje de la Iglesia universal ha de llegar a cada uno de los misioneros y misioneras que servís a las Iglesias y a los pueblos de América Latina. Cada uno de vosotros está invitado, ante todo, a pasar por la «Puerta Santa» —¡que es Cristo mismo!—, en las catedrales o santuarios de las Iglesias locales en las que prestáis servicio, para «descubrir la profundidad de la misericordia del Padre que acoge a todos y sale personalmente al encuentro de cada uno. Es Él el que nos busca. Es Él el que sale a nuestro encuentro» (Francisco, Homilía, 8-12-2015). ¡Qué mejor ocasión para renovar nuestro seguimiento fiel a Jesucristo y nuestro servicio entregado a la misión universal de la Iglesia! Os deseo de todo corazón, si es que aún no lo ¿Acaso no ha sido la sorprendente experiencia de ese inaudito amor de Dios hacia cada uno de vosotros, queridos misioneros, lo que os ha llevado a desear compartirlo de todo corazón y con las manos llenas mediante la entrega a la misión ad gentes? ¡No tiene confines el amor de Dios! Supera toda frontera geográfica, étnica, social, política, cultural. habéis hecho, que paséis por la «Puerta Santa», recitando el Credo de los apóstoles, rezando por las intenciones del Pastor universal y acercándoos después al sacramento de la Reconciliación. A cincuenta años del Concilio Vaticano II este gesto nos vuelve a recordar con fuerza el llamado universal a la santidad. El Jubileo Extraordinario de la Misericordia es un llamamiento a la conversión de cada uno. No se trata de una genérica exhortación a la humanidad. ¡No! Este amor, esta pasión, este perdón, esta reconciliación, son ante todo para mi vida y tu vida. No son realidades para los otros. Son «para ti, para mí. Un amor activo, real. Un amor que sana, perdona, realza, cuida» (Francisco, Discurso, 10-7-2015). Si no se da esta apertura del corazón de la persona a la gracia, de nada valen todas las aperturas de las demás puertas. Por eso, cada uno de los misioneros y misioneras españoles en América Latina quedáis llamados por vuestro propio nombre a vivir este Jubileo en toda su profundidad, verdad y Está destinado a todos, sin excepción, sin exclusiones. Por la gratitud y desbordamiento de ese amor con el que hemos sido abrazados hemos emprendido el camino de la misión. La misión no es otra cosa que compartir la misericordia compasiva y redentora que Dios me ha hecho experimentar y que quiere ofrecer a todos los hombres. Es el ardiente anhelo de que los hombres y mujeres de todo tiempo y lugar experimenten la mirada misericordiosa de Dios. El mismo Papa Francisco se define como un pecador en el que Dios ha puesto su mirada misericordiosa. ¿Qué tendríamos que decir cada uno de nosotros? Es esta la experiencia originaria que os lleva a convertiros en misioneros y misioneras, dentro de un abrazo de amor que anhelamos para todos. Toda la Iglesia «vive un deseo inagotable de ofrecer misericordia» (Evangelii gaudium, 24). «La credibilidad de la Iglesia pasa a través del camino del amor misericordioso y compasivo» (MV 10). ... y sin confines Sois, por gracia de Dios, sus testigos en medio de la grey que os ha sido confiada. Antes que todo anuncio, antes que toda catequesis, antes que todo servicio, importa que nuestra mirada hacia los que encontramos en las más diversas circunstancias de la vida exprese un reflejo sorprendente de la ternura, compasión y misericordia de Dios. Como en el primerísimo momento del encuentro de Jesús con el joven rico, cuando, «fijando en él los ojos, lo amó»; o como con la samaritana en el pozo, no obstante fuese extranjera para los judíos y casada varias veces; o como con el publicano Zaqueo, que se había subido al árbol para verle pasar y que le recibirá en su casa; o como con María Magdalena, inmediatamente perdonada porque mucho amó. Estamos llamados a acoger a todos, sin poner condiciones morales preventivas, para hacerlos partícipes del amor de Dios, que perdona, cura y salva, que cambia la vida llenándola de «sentido» y felicidad. Sea el paradigma de nuestra misión misericordiosa la actitud del samaritano que se detiene ante el herido en el camino, que se interesa por su persona, que le lava sus heridas, que lo conduce a esa posada en la que podemos entrever la imagen del «hospital de campaña» con que el Papa Francisco muestra a la Iglesia en acción. ¡Cuántos son los heridos en el cuerpo y en el alma que encontramos en las ciudades y en los campos, mientras recorremos los caminos de la misión! Son muchos los que sufren la soledad y el desaliento, los afectados profundamente por la ruptura de los vínculos familiares, las mujeres maltratadas, abandonadas y que cargan con el drama del aborto, los ancianos considerados un estorbo, los niños huérfanos de afecto y educación, los migrantes y refugiados que golpean a nuestras puertas, los desempleados, los que han perdido su trabajo, los que trabajan en condiciones precarias o sufren explotación, las víctimas de las drogas y de la violencia, los que viven en SIGUE EN LA PÁGINA 4 L’OSSERVATORE ROMANO página 4 viernes 4 de marzo de 2016, número 9 En el congreso promovido por Cor Unum el Papa habla de la caridad en la vida de la Iglesia El corazón y la brújula La caridad es el «corazón palpitante» de la vida de la Iglesia y la «brújula» que orienta nuestra vida: lo recordó el Papa Francisco en el discurso que dirigió, el viernes 26 de febrero por la mañana, a los participantes en el congreso internacional promovido por Cor Unum sobre la encíclica «Deus caritas est» de Benedicto XVI, en el décimo aniversario de su publicación. Queridos hermanos y hermanas: Les doy la bienvenida a esta audiencia al fin de su Congreso internacional sobre el tema: «La caridad no pasará jamás (1 Co 13, 8). Perspectivas a los 10 años de la encíclica Deus caritas est», organizado por el Consejo pontificio Cor Unum, y agradezco a mons. Dal Toso las palabras de saludo que me ha dirigido en nombre de todos ustedes. La primera encíclica del papa Benedicto XVI trata un tema que permite recorrer toda la historia de la Iglesia que, entre otras cosas, es una historia de caridad. Es la historia del amor que hemos recibido de Dios y debemos llevar al mundo: esta caridad recibida y dada es el fundamento de la historia de la Iglesia y de la historia de cada uno de nosotros. El acto de caridad, en efecto, no es sólo una limosna para limpiar la propia conciencia; incluye «una atención de amor puesta en el otro» (cfr. Exhort. ap. Evangelii gaudium, 199), al que considera «como uno consigo» (cf. Santo Tomás de Aquino, Summa Theologiae, II-II, q. 27, art. 2) y desea volver a este corazón palpitante de nuestra vida y de nuestro testimonio, al centro del anuncio de fe: «Dios es amor» (1 Jn 4, 8.16). Dios no tiene simplemente el deseo o la capacidad de amar; Dios es caridad: la caridad es su esencia, su naturaleza. Él es único, pero no es solitario; no puede estar solo, no puede cerrarse en sí mismo, porque es comunión, es caridad, y la caridad por naturaleza se comunica, se difunde. Así, Dios asocia al hombre a su vida de amor y, aunque el hombre se aleje de él, él no permanece distante sino que le sale al encuentro. Este salir al encuentro del hombre, que culmina en la encarnación del Hijo, es su miseri- compartir la amistad con Dios. La caridad, por tanto, está en el centro de la vida de la Iglesia, y es verdaderamente su corazón, como decía santa Teresa del Niño Jesús. Para cada uno de los fieles, como para la comunidad cristiana en su conjunto, vale la palabra de Jesús, según la cual la caridad es el primer mandamiento y el más alto: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser… Amarás a tu prójimo como a ti mismo» (Mc 12, 30-31). El Año jubilar que estamos viviendo nos brinda también la ocasión de Testigos de misericordia VIENE DE LA PÁGINA 3 condiciones miserables... Todos cargamos con las propias heridas, pero no podemos quedar indiferentes ante los que soportan el tremendo peso del desamparo, del sufrimiento, de la desesperanza. Solo el milagro del encuentro con Dios mediante nuestro testimonio de caridad y misericordia puede ir cicatrizando heridas y hacer reemprender el camino de la vida con esperanza. Este Año Santo nos invita a peregrinar al encuentro de los más necesitados como humildes servidores de obras materiales y espirituales de misericordia. Tres recomendaciones Me permito, finalmente, dejaros tres recomendaciones concretas para este Año Jubilar, como «testigos de misericordia». La primera es que estéis muy disponibles, si es posible en los confesionarios, para acoger a tantas personas a las que la perseverante predicación del Papa Francisco está conduciendo al sacramento del Perdón y la Reconciliación. Es una gracia de Dios para nuestro tiempo eclesial que se redescubra por doquier este sacramento, que quizás haya sido a veces algo descuidado en nuestra acción pastoral. No os canséis de pedir perdón, re- pite con confianza el Papa a los fieles de todo el mundo. Dios perdona todo, «setenta veces siete», siempre que invoquemos su perdón. Para muchos esta experiencia sacramental es de auténtica conversión y pacificación. ¡Todos la estamos necesitando! Facilitemos, pues, este acercamiento a quienes Dios mismo ha puesto como ministros de su perdón y reconciliación. La segunda recomendación que me permito plantearos es alentar vuestra convicción de que, siendo cierto que la misericordia y el perdón se dan la mano con la justicia, la animan desde dentro y la sobrepasan en el amor, que es incluso amor a los enemigos. Vivimos en tiempos tensos y violentos. Muchas veces somos testigos de la violencia en los ámbitos familiares donde tendrían que reinar los afectos más íntimos, compartimos la cotidianidad de la inseguridad ciudadana, por todas partes se exacerban los conflictos, y no faltan las estrategias de quienes defienden sus intereses y sostienen sus causas con la brutalidad de las armas, sin detenerse ante los crímenes terroristas. Predicar y ofrecer el perdón puede parecer algo «angelical», ilusorio; sin embargo, es fuerza profética para ir recomponiendo el tejido familiar y social, para suscitar una cultura del encuentro, para educar en la «amis- tad social», para abrir los caminos del «Príncipe de la Paz», para impregnar de verdad y amor las relaciones humanas y estructuras sociales. ¡Seamos educadores, testigos y misioneros de la misericordia, convencidos de que la gracia del perdón y la reconciliación es más fuerte que la acción demoníaca de la división y violencia entre hermanos! La tercera recomendación es que renovéis con todo fervor filial vuestro amor a la Santísima Virgen María, Madre de Misericordia. Nadie como Ella experimentó la misericordia de Dios en su propia vida, desde la encarnación del Verbo hasta la muerte de su Hijo en la Cruz. Por eso tiene un corazón tan inmenso y tan lleno de amor materno para acogernos, para hacernos muy cercana y palpable la misericordia de Dios, para enseñarnos a ser misericordiosos. ¡Que Dios os conceda a cada uno de vosotros, misioneros y misioneras españoles que prestáis tan generoso y precioso servicio a las Iglesias y a los pueblos de América Latina, un Año Jubilar con abundantes gracias de misericordia y experiencias de perdón y reconciliación! Marc Card. Ouellet Presidente Comisión pontificia para América Latina cordia; es su modo de expresarse con nosotros, que somos pecadores, es su rostro que nos mira y vela por nosotros. El programa de Jesús —está escrito en la encíclica— es «un “corazón que ve”. Este corazón ve dónde se necesita amor y actúa en consecuencia» (n. 31). Caridad y misericordia están tan estrechamente vinculadas porque son el modo de ser y de actuar de Dios: su identidad y su nombre. El primer aspecto que la encíclica nos recuerda es precisamente el rostro de Dios: quién es el Dios que podemos encontrar en Cristo, cuán fiel e insuperable es su amor: «Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos» (Jn 15, 13). Cualquier forma de amor, de solidaridad, de compartir es sólo un reflejo de la caridad que es Dios. Él derrama incansablemente su caridad sobre nosotros y nosotros estamos llamados a ser testigos de este amor en el mundo. Por eso, debemos ver la caridad divina como la brújula que orienta nuestra vida, antes de encaminarnos en cualquier actividad: en ella encontramos la dirección, de ella aprendemos cómo mirar a los hermanos y al mundo. «Ubi amor, ibi oculus», decían los hombres medievales: donde está el amor, está la capacidad de ver. Sólo «si permanecemos en su amor» (cf. Jn 15, 1-17), sabremos comprender y amar a quien vive a nuestro lado. La encíclica —y este es el segundo aspecto que quisiera subrayar— nos recuerda que esta caridad quiere verse reflejada cada vez más en la vida de la Iglesia. Cuánto desearía que en la Iglesia cada fiel, cada institución, cada actividad revelara que Dios ama al hombre. La misión que desempeñan nuestros organismos de caridad es importante, porque acercan a muchas personas pobres a una vida más digna, más humana, y esto es algo muy necesario; es una misión importantísima porque, no con palabras, sino con el amor concreto puede hacer sentir a todo hombre que el Padre le ama, que es hijo suyo, destinado a la vida eterna con Dios. Quisiera dar las gracias a todos aquellos que trabajan diariamente en esta misión, que interpela a todo cristiano. En este Año jubilar he querido resaltar que todos podemos vivir la gracia del Jubileo, precisamente poniendo in práctica las obras de misericordia corporales y espirituales: vivir las obras de misericordia significa conjugar el verbo amar como lo hizo Jesús. Y así, todos juntos, contribuimos concretamente a la gran misión de la Iglesia de comunicar el amor de Dios, que desea extenderse. Queridos hermanos y hermanas, la encíclica Deus caritas est conserva intacta la frescura de su mensaje, con el que indica la perspectiva siempre actual para el camino de la Iglesia. Y todos seremos cristianos más auténticos cuanto más vivamos con este espíritu. Les agradezco de nuevo su trabajo y todo lo que puedan realizar en esta misión de caridad. Que les asista siempre la Virgen Madre y les acompañe mi bendición. Por favor, hagan un acto de caridad y no se olviden de rezar por mí. Gracias. número 9, viernes 4 de marzo de 2016 L’OSSERVATORE ROMANO página 5 A los empresarios italianos el Pontífice recuerda que precariedad y desocupación privan a los jóvenes de la dignidad Una economía de todos y para todos Y los invita a rechazar recomendaciones, favoritismos y deshonestidad «Una economía de todos y para todos» es posible: lo recordó el Papa Francisco, al recibir en audiencia el sábado 27 de febrero, por la mañana, en el aula Pablo VI, a los empresarios italianos agrupados en «Confindustria». Gentiles señoras y señores, ¡buenos días! Os saludo a todos vosotros, representantes del mundo de la empresa, que habéis venido tan numerosos. Doy las gracias al presidente señor Squinzi, así como al señor Ghizzoni y a la señora Marcegaglia, por las palabras que me han dirigido. Con este encuentro, que constituye una novedad en la historia de vuestra Asociación, os habéis propuesto confirmar un compromiso: el de contribuir con vuestro trabajo a una sociedad más justa y cercana a las necesidades del hombre. Queréis reflexionar juntos sobre la ética de construir la empresa; juntos habéis decidido reforzar la atención a los valores, que son la «espina dorsal» de los proyectos de formación, de valorización del territorio y de promoción de las relaciones sociales, y que son una alternativa concreta ante el modelo consumista de la ganancia a toda costa. «Hacer juntos» es la expresión que habéis elegido como guía y orientación. Ella inspira a colaborar, compartir, preparar el camino a relaciones reguladas por un sentido común de responsabilidad. Este camino abre el campo a nuevas estrategias, nuevos estilos, nuevas actitudes. ¡Cúan diversa sería nuestra vida si aprendiéramos de verdad, cada día, a trabajar, a pensar, a construir juntos! En el complejo mundo de la empresa, «hacer juntos» significa invertir en proyectos que sepan incluir sujetos que a menudo son olvidados o descuidados. Entre ellos, ante todos, las familias, hogares de humanidad, donde encuentran sentido y valor la experiencia del trabajo, el sacrificio que lo alimenta y los frutos que de él se derivan. Y, juntamente con las familias, no podemos olvidar las categorías más débiles y marginales, como los ancianos, que aún podrían aportar recursos y energías para una colaboración activa, sin embargo con demasiada frecuencia son descartados como inútiles e improductivos. Y, ¿qué decir luego de todos los potenciales trabajadores, especialmente de los jóvenes, que, prisioneros de la precariedad o de largos períodos de desocupación, no se ven interpelados por una petición de trabajo que les dé, además de un honesto salario, también la dignidad de la que a menudo se sienten privados? Todas estas fuerzas, juntas, pueden marcar la diferencia para una empresa que coloque a la persona en el centro, la calidad de sus relaciones, la verdad de su compromiso para construir un mundo más justo, un mundo verdaderamente de todos. «Hacer juntos» quiere decir, en efecto, plantear el trabajo no a partir del genio solitario de un individuo, sino a partir de la colaboración de mu- chos. Significa, en otros términos, «hacer red» para valorizar los dones de todos, pero sin descuidar la unicidad irrepetible de cada uno. Que en el centro de cada empresa esté el hombre: no el hombre abstracto, ideal, teórico, sino el hombre concreto, con sus sueños, sus necesidades, sus esperanzas, sus cansancios. Esta atención a la persona concreta comporta una serie de elecciones importantes: significa dar a cada uno lo que le corresponde, alejando a madres y padres de familia de la angustia de no poder dar un futuro y tampoco un presente a sus hijos; significa saber dirigir, pero también saber escuchar, compartiendo con humildad y confianza proyectos e ideas; significa hacer que el trabajo cree otro trabajo, la responsabilidad cree otra responsabilidad, la esperanza cree otra esperanza, sobre todo para las jóvenes generaciones, que hoy más que nunca tienen esta necesidad. En la exhortación apostólica Evangelii gaudium relancé el desafío de sostenernos mutuamente, de hacer de la experiencia de fraternidad una ocasión para «más posibilidades de encuentro y de solidaridad entre todos» (n. 87). Ante tantas barreras de injusticia, soledad, desconfianza y sospecha que aún se siguen levantando en nuestros días, el mundo del trabajo, del cual vosotros sois actores de primer nivel, está llamado a dar pasos valientes para que «encontrarse y estar juntos» no sea sólo un eslogan, sino un programa para el presente y el futuro. Queridos amigos, vosotros tenéis «una noble vocación orientada a producir riqueza y a mejorar el mundo para todos» (Carta enc. Laudato si’, 129); estáis llamados, por ello, a ser constructores del bien común y artífices de un nuevo «humanismo del trabajo». Estáis llamados a tutelar la profesionalidad, y, al mismo tiempo, a prestar atención a las condiciones en las que se realiza el trabajo, para que no se tengan que verificar accidentes y situaciones de malestar. Que vuestra vía maestra sea siempre la justicia, que rechaza los atajos de las recomendaciones y de los favoritismos, y las desviaciones peligrosas de la deshonestidad y de las componendas fáciles. Que en todo la ley suprema sea la atención a la dignidad del otro, valor absoluto y legítimo. Que este horizonte de altruismo sea lo que distinga vuestro compromiso: ello os conducirá a rechazar categóricamente que la dignidad de la persona sea pisoteada en nombre de exigencias productivas, que enmascaran miopías individualistas, tristes egoísmos y sed de ganancia. En cambio, que la empresa que vosotros representáis esté siempre abierta a ese «significado más amplio de la vida», que le permitirá «servir verdaderamente al bien común, con su esfuerzo por multiplicar y volver más accesibles para todos los bienes de este mundo» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 203). Que el bien común sea precisamente la brújula que oriente la actividad productiva, para que crezca una economía de todos y para todos, que no sea «insensible a los ojos suplicantes» (Si 4, 1). Esto es verdaderamente posible, con la condición de que la simple proclamación de la libertad económica no prevalezca sobre la concreta libertad del hombre y sus derechos, que el mercado no sea algo absoluto, sino que considere las exigencias de la justicia y, además, la dignidad de la persona. Porque no hay libertad sin justicia y no hay justicia sin el respeto de la dignidad de cada uno. Os agradezco vuestro compromiso y todo el bien que hacéis y que podréis hacer. Que el Señor os bendiga. Y os pido, por favor, que no os olvidéis de rezar por mí. ¡Gracias! Y ahora quiero pedir al Señor que os bendiga a todos vosotros, a vuestras familias y a vuestras empresas. [Bendición...] Con el patriarca ortodoxo de Etiopía Ecumenismo de los mártires El Papa se reunió con el patriarca Abuna Matthias I, jefe de la Iglesia ortodoxa Tewahedo de Etiopía, el lunes 29 de febrero. «Le saludamos en nombre de Dios Todopoderoso. Es un gran placer vernos aquí, en la antigua Ciudad del Vaticano». Francisco recordó que este encuentro se enmarca en las cordiales relaciones que mantienen ambas Iglesias. «Vuestra visita, Santidad, refuerza los lazos fraternos que ya unen nuestras Iglesias. Recordamos con gratitud la visita del Patriarca Abuna Paulos a san Juan Pablo II en 1993. El 26 de junio de 2009, Abuna Paulos volvió para verse con Benedicto XVI». El Papa explicó que son Iglesias hermanas a cuyos miembros les une el bautismo. También recordó el ecumenismo de sangre que une a todos los cristianos perseguidos, en especial en Oriente Medio y África. Por eso pidió una vez más a las autoridades de todo el mundo que promuevan la cultura de la paz. El Patriarca entregó al Papa una cruz etíope y un libro de oraciones. Francisco le obsequió con un relieve del olivo de la paz. La Iglesia ortodoxa Tewahedo de Etiopía tiene 35 millones de fieles, una gran comunidad en Roma y fue fundada por San Frumencio en el siglo IV. L’OSSERVATORE ROMANO número 9, viernes 4 de marzo de 2016 GIANLUCA BICCINI El Papa reza cada día por China, ante una imagen de la Virgen de Sheshan, y entre sus santos preferidos, además de Ignacio de Loyola y Francisco de Asís, está la joven Teresa de Lisieux. Lo confesó él mismo a cerca de quince niños de todo el mundo con los que se reunió el lunes 22 de febrero, por la tarde, en una sala del aula Pablo VI. Representaban a alumnos entre los ocho y los trece años de varios institutos escolares que tienen los jesuitas en diversas partes del mundo, y que a partir de una iniciativa del jesuita Antonio Spadaro formularon una serie de preguntas que el pasado mes de agosto el director de la «Civiltà Cattolica» presentó al Pontífice. De ello nació el libro, publicado en diversos idiomas, presentado durante un encuentro, caracterizado por la espontaneidad y la inocencia de los niños: una auténtica fiesta, que duró casi una hora, en la que participó, entre otros, el cardenal Luis Antonio G. Tagle, presidente de Caritas internationalis, y algunos padres y maestros de los pequeños protagonistas. Una edición especial de este en- Francisco responde a un grupo de pequeños alumnos Las preguntas difíciles de los niños gusto su propuesta de publicación, luego realizada gracias a «Loyola Press». A continuación presentó a dos colaboradores de la casa editora, Terry Locke y al jesuita Paul Campbell, y al joven estudiante Andrij, también de la Compañía, que traducía en español, italiano e inglés las diversas intervenciones. Y el Papa aprovechó para hacer otra broma: «Somos demasiados aquí». Luego Francisco, dejando de lado las bromas, hizo una introducción en espaLas preguntas más difíciles ñol. «Quiero decir una cosa a los niños y a los adultos: que me han hecho no las hicieron las preguntas más difíciles los profesores en los exámenes, que me han hecho no las hicieron los profesores en sino las preguntas de los niños los exámenes, sino las preguntas de los niños. Porque responder a las preguntas cuentro transmitió en Estados Unidos, de un niño te crea dificultad, porque el niño tiene algo que mira a los esencial el 25 de febrero, la red televisiva Abc. Acompañado por el prefecto de la y hace preguntas directas, y esto tiene Secretaría para la comunicación, mon- un efecto de maduración interior en señor Dario Edoardo Viganò, el Papa quien escucha la pregunta. Así los nifue recibido por un largo aplauso de ños hacen madurar a los adultos con los presentes. Y los niños que estaban sus preguntas». Al sucesivo intercambio de regalos, sentados en el piso se pusieron de pie pues cada uno de los pequeños había para ir a abrazarlo. El primero en tomar la palabra en el llevado un regalo, sobre todo producmicrófono fue el purpurado filipino, tos alimentarios típicos de los países de que dirigió un saludo al Pontífice por proveniencia, pero también un par de la fiesta de la Cátedra del Apóstol Pe- botas, el dibujo de un crucifijo y una dro y le dio las gracias por haber decidido celebrarla con los niños. «Me recuerdan a Jesús a la edad de doce años —dijo en inglés el purpurado— cuando en el templo de Jerusalén comenzó a hacer preguntas a los maestros. Hoy vosotros —añadió hablando directamente a ellos— hacéis preguntas al sucesor de san Pedro, quien está muy contento de leer vuestras preguntas y de responderos». E inmediatamente comenzó el primero de los diversos intercambios de bromas que caracterizaron el encuentro. El Papa, en efecto, comentó: «Yo creo que san Pedro alejaba a los niños de Jesús». «Pero usted no los espanta, al contrario», fue la intervención del padre Spadaro, quien recordó que en mayo el Papa había aceptado con mucho invitación para visitar Singapur, un separados de la gente?». Y ante la reschal, una pelota de fútbol y también puesta «¡Mejor juntos!», recordó: «Pavasos para tomar cerveza. En primer lu- ra ser felices en la vida hay que consgar se puso de pie Clara (Irlanda), a truir puentes con la gente». quien siguieron Ryan (Canadá), AleA la niña filipina que preguntó qué xandra (Filipinas), Lucas y su hermani- le hubiese gustado hacer si no hubiese ta (Australia), Alessio (Italia), Carolina sido Papa, Francisco explicó que cuany Juan Pablo (Argentina), Natasha (Ke- do tenía más o menos su edad iba con nia), William (Estados Unidos), Faith sua madre o con su abuela al mercado (Singapur), Judith (Bélgica), Mansi a hacer las compras. «Entonces no (India) e Yfan (China). Hacia cada existía el supermercado. Existía el meruno Francisco tuvo un gesto de afecto. cado en la calle que se llamaba “feria” En el momento de las preguntas, y estaba el local de la verdura, de la nuevamente la niña irlandesa rompió el silencio preguntando qué aspecto preUna cosa que me conmueve mucho fiere de ser Papa. «Lo había dicho que los niños hacen y me causa dolor, es cuando saludo las preguntas más difíciles», a los niños enfermos en las audiencias. comentó Francisco, y continuó: «Estar con la gente, Surge en mí la pregunta, estar cerca de la gente me ¿por qué sufren los niños? gusta mucho porque cuando estás con un anciano, un niño, una joven, un hombre grande, cada uno te enseña algo de la fruta, de la carne. A mí me gustaba ver vida y te hace vivir la vida. Y se crea cómo el carnicero cortaba la carne, ¡con una relación con la gente. Cuando es- cuánto arte! Y, así, decía que me hubietoy con la gente aprendo siempre algo. se gustado ser carnicero. Después estuY esto es muy importante para la vida: dié química, pero esa fue la primera vocuando encuentro a una persona me cación». La niña de Singapur le hizo la pregunto qué tiene de bello esta perso- pregunta sobre los santos preferidos. na, qué cosas buenas me ha enseñado o «Tengo muchos santos amigos —resqué cosa no me ha gustado». Al res- pondió el Pontífice— y no sé a cual adpecto, quiso hacer él una pregunta: miro más. Pero soy amigo de Teresita «¿Es mejor estar con la gente o estar de Jesús, de san Ignacio y de san Fran- cisco. A cada uno de ellos los admiro por una razón diferente, pero ellos son los tres que están más presentes en mi corazón». La pequeña de Kenia lo interrogó sobre cómo se siente siendo Papa. «Me siento tranquilo —afirmó Francisco— y Dios me ha dado la gracia de no perder la paz. Es una gracia de Dios. Me siento como uno que está terminando la vida aquí con mucha paz. Me siento bien por esto, siento que Dios me da paz. Y al mismo tiempo me da alegría, por ejemplo este encuentro con vosotros me hace muy feliz. Cuando el padre Spadaro me habló de esta iniciativa, le dije: ¡está loco! Pero sin dudas esto significa mucho, porque puedo ser puente con cada uno de vosotros». El niño italiano preguntó al Pontífice qué fue lo que lo convenció a aceptar la elección. «Tenía a mi lado —recordó el Papa— a un gran amigo, un brasileño que ahora tiene más de ochenta años, el cardenal Hummes. Y cuando vio que podía ser elegido me dijo: “No te preocupes, aquí está la obra del Espíritu Santo”. Y después cuando fui elegido, él me abrazó y me dijo: “No te olvides de los pobres”. Me puso ante dos personajes: el Espíritu Santo y los pobres. Y esto me convenció páginas 6/7 para que aceptase y eligiese el nombre de Francisco». El mismo niño italiano preguntó luego de modo directo y un poco imprevisto: «Y tú, ¿qué amor sientes por Jesucristo?». El Pontífice respondió con humildad que no está seguro de amarlo verdaderamente, pero que «trata» de amarlo. Además, continuó, «de lo que estoy seguro es que Él me ama: de esto estoy segurísimo». El pequeño de Canadá preguntó si antes de ser Papa era tan religioso como ahora. «Yo soy anciano —confesó Francisco—, tengo ochenta años. La vida de una persona no siempre es así [traza una línea recta con el dedo]; la vida de una persona es así [traza una serie de ondas]: hay momentos alegres y momentos en los que estás triste; hay momentos de gran amor a Jesús y a los compañeros y a toda la gente. Y hay momentos en los que el amor a la gente no está y tú traicionas un poco el amor de Jesús. Hay momentos en los que te parece ser más santo y otros en los que eres más pecador. Mi vida es así [de nuevo hace las ondas]: nunca te asustes si vives un mal momento. Nunca te asustes si cometes un pecado. El amor de Jesús es más grande que todo: dirígete a Él y déjate abrazar». Después de un pequeño intermedio sobre la edad de Bergoglio, provocado por un error de traducción, el niño americano preguntó si es difícil ser Papa. «Es fácil y difícil —dijo Francisco— como la vida de cualquier persona. Es fácil porque hay mucha gente que te ayuda: por ejemplo todos vosotros ahora me estáis ayudando, porque mi corazón está feliz al trabajar mejor y hacer muchas cosas más. Y hay momentos difíciles porque las dificultades existen en todos los trabajos: o sea, están las dos cosas». El chaval argentino quiso saber algo más sobre la elección del nombre Francisco. «Cuando fui elegido —explicó de nuevo el Pontífice— el cardenal brasileño que estaba a mi lado me abrazó diciéndome: no te olvides de los pobres. En ese momento comenzó a dar vueltas por mi cabeza la palabra “pobres” y también san Francisco de Asís, y es así como elegí su nombre». La niña belga, en cambio, preguntó por qué vive en que me encuentro. Os he mostrado el Roma: «Porque el Papa es el obispo de rosario y os regalaré uno para cada Roma. Ante todo es obispo de Roma y uno, pero en el bolsillo tengo también por ello es Papa», fue la respuesta. un Vía crucis: y cuando veo lo que JePor úlitmo, el niño chino, el más sús sufrió por mí, por cada uno de nogrande del grupo, preguntó cuántas ve- sotros, por amor, esto me hace más ces reza cada día y cómo reza Francis- bueno». co. En las respuestas, además de la confesión sobre su devoción a la Virgen de A los adultos, el Pontífice recomendó Sheshan y su oración por los chinos, el Pontífice trazó estar cerca de los niños que sufren una especie de agenda de y enseñar a estar cerca de los niños su jornada: «Rezo por la mañana cuando me despierque sufren to con el libro de oración que usan todos los sacerdotes, el Breviario; luego rezo cuando celebro la misa, y también rezo Terminada la conversación, el autor el rosario. Os aconsejo tener siempre el de la iniciativa editorial de «Loyola rosario con vosotros. Yo lo tengo en el press», Tom Mc Grath, entregó al Papa bolsillo. Por la tarde la adoración del todas las cartas no publicadas, y los niSantísimo Sacramento: estos son los ños se pusieron de pie para una foto momentos formales. Pero me gusta recuerdo que en cierto sentido reprodutambién rezar por las personas con las cía un dibujo realizado por la niña belga y entonaron un breve canto en español. Por último, antes de la bendición, se distribuyó a los presentes «Jesus Teacher», un muñeco de peluche que ayuda a los niños a rezar. «Os agradezco esta visita, porque —concluyó Francisco— para Jesús los niños eran como el reflejo del camino hacia el Padre. Cuando me reuno con niños salgo rejuvenecido y rezo para que su vida sea buena: y una cosa que me conmueve mucho y me causa dolor, es cuando saludo a los niños enfermos en la audiencia general. Entonces surge en mí la pregunta —que ya se la hacía el gran D ostoievski—, ¿por qué sufren los niños?», asegurando que incluso el Papa, «que parece saber todo y tener todo el poder», no sabe responder a esta pregunta. «La única cosa que me da luz —admitió— es mirar la cruz de Jesús, contemplar por qué Jesús sufre por nosotros. Es la única respuesta que encuentro». Este es un «mensaje» válido también para los adultos, a quienes el Pontífice recomendó «estar cerca de los niños que sufren y enseñar a estar cerca de los niños que sufren». L’OSSERVATORE ROMANO página 8 viernes 4 de marzo de 2016, número 9 Misas en Santa Marta La salvación viene de lo pequeño La salvación de Dios no viene de las cosas grandes, del poder o del dinero, de los grupitos clericales o políticos, sino de las cosas pequeñas y sencillas que, algunas veces, suscitan incluso indignación. Es la meditación propuesta por Francisco durante la misa celebrada el lunes 29 de febrero, por la mañana, en la capilla de la Casa Santa Marta. «La Iglesia nos prepara para la Pascua y hoy nos hace reflexionar sobre la salvación: cómo pensamos que es la salvación, esa salvación que todos nosotros queremos», afirmó Francisco. Y precisamente la historia «de la enfermedad de Naamán», narrada en el segundo libro de los Reyes (5, 1-15), «nos acerca al hecho de la muerte: ¿y después?». En efecto, «cuando hay una enfermedad, siempre nos remite a ese pensamiento: la salvación». Pero, se preguntó el Pontífice, «¿cómo viene esta salvación? ¿Cuál es el camino para la salvación? ¿Cuál es la revelación sobre la salvación que Dios nos hace a nosotros cristianos?». Para el Papa «la palabra clave para comprender el mensaje de hoy de la Iglesia es indignación». Cuando «Naamán, al ir al encuentro de Eliseo, pide la curación, Eliseo manda a un mensajero a decirle que se bañe siete veces en el Jordán. Una cosa sencilla». Tal vez precisamente por esto «Naamán se irritó» exclamando: «Hice un viaje así, con tantos dones...»: todo, en cambio, se resuelve con un simple baño en el río. Más allá de todo, reprocha Naamán: «nosotros tenemos río mejores que este». Incluso «los habitantes de Nazaret —puso de relieve Francisco refiriéndose al pasaje evangélico de Lucas (4, 24-30)— se indignaron después de escuchar la lectura del profeta Isaías, que leyó Jesús ese sábado en la sinagoga diciendo “hoy se cumple esto”, que habla de la liberación, del modo en el que el pueblo será liberado». Y comentaban: «¿Qué se cree este? Es uno de nosotros, lo vimos crecer cuando era un muchacho, nunca estudió». Y «se indignaron» en tal medida que «querían matarlo». También, continuó el Papa, «más adelante Jesús escuchó este desprecio por parte de los dirigentes, los doctores de la ley que buscaban la salvación en la casuística de la moral —“esto se puede hasta aquí, hasta allá...”—, y de ese modo tenían no sé cuántos mandamientos, y el pobre pueblo...». Precisamente por esto la gente no confiaba en ellos. Lo mismo sucedía con «los saduceos, que buscaban la salvación en los acuerdos con los poderes del mundo, con el imperio: unos con los grupitos clericales, otros con los grupitos políticos buscaban de este modo la salvación». Pero «el pueblo tenía olfato y no creía» en ellos. En cambio «creía en Jesús porque hablaba con autoridad». «Pero, ¿por qué esta indignación?», es la cuestión planteada por el Pontífice. «Porque —destacó— en nuestra imaginación la salvación de- be venir de algo grande, de algo majestuoso: nos salvan sólo los poderosos, los que tienen fuerza, los que tienen dinero, los que tienen poder, estos pueden salvarnos». En cambio «el plan de Dios es otro». Y así «se indignan porque no pueden comprender que la salvación sólo viene de lo pequeño, de la sencillez de las cosas de Dios». Y «cuando Jesús propone el camino de la salvación, nunca habla de cosas grandes», sólo «de cosas pequeñas». En esta perspectiva, el Papa Francisco sugirió releer las Bienaventuranzas evangélicas —«Te salvarás si haces esto»— y el capítulo 25 de Mateo. Son «los dos pilares del Evangelio: “Ven, ven conmigo porque has hecho esto”». Y se trata de «cosas sencillas: tú no has buscado la salvación o tu esperanza en el poder, en los grupitos, en las negociaciones, no; has hecho sencillamente esto». Pero precisamente «esto indigna a muchos». «Como preparación a la Pascua —propuso el Papa— os invito, también yo lo haré, a leer las Bienaventuranzas y Mateo 25, y pensar y ver si algo de esto me indigna, me quita la paz». Porque «la indignación es un lujo que sólo pueden permitirse los vanidosos, los orgullosos». Precisamente «al final de las Bienaventuranzas —explicó Francisco— Jesús dice una palabra» fuerte: «Bienaventurado quien no se escandaliza de mí», es decir, «que no se indigna por esto, que no siente indignación». Y reflexionando sobre la razón de estas palabras, el Papa repitió que «nos hará bien dedicar un poco de tiempo —hoy, mañana— y leer las Bienaventuranzas, leer Mateo y estar atentos a lo que sucede en nuestro corazón: si hay algo de indignación». Y «pedir al Señor la gracia de comprender que la única vía de la salvación es la locura de la cruz, es decir el abajamiento del Hijo de Dios, de hacerse pequeño». En la liturgia de hoy, concluyó, «lo pequeño» está precisamente «representado por el baño en el Jordán y por el pequeño poblado de Nazaret». La ecuación del perdón La misericordia es el «eje» de la liturgia del martes 1 de marzo. Es la «palabra más repetida» y en ella se centró la reflexión del Papa Francisco durante la misa celebrada en Santa Marta. En toda la liturgia de la Palabra resuena este concepto, y en el salmo responsorial se repite: «Acuérdate, Señor, de tu misericordia». Al respecto, el Pontífice explicó que es como si se dijese: «Acuérdate de tu nombre, Señor: ¡tu nombre es misericordia!». También en la primera lectura, tomada del libro del profeta Daniel (3, 25.34-43), la petición de misericordia está en el centro del relato. Se lee, en efecto, de la «oración de Azarías, uno de los jóvenes que estaban en el horno porque no querían adorar al ídolo de oro»: él «pide misericordia, para él y para el pueblo; pide a Dios el perdón». No «un perdón superficial», no un quitar simplemente una mancha «como hacen en la tintorería cuando llevamos una prenda de vestir». La petición, puso de relieve el Papa Francisco, es de un «perdón del corazón» que, cuando viene de Dios, «siempre es misericordia». Azarías «pide humildemente: “Por amor de tu nombre, acuérdate de Abraham, de Isaac, de Jacob”». El joven «recuerda a Dios todas sus promesas», pero reconoce la necesidad de perdón: «somos más pequeños que todas las naciones, que hoy estamos humillados en toda la tierra, por causa de nuestros pecados; ya no hay en esta hora príncipe, profeta ni caudillo, ni holocausto». Entra aquí, dijo Francisco, la segunda palabra clave de la meditación del día: «perdón». La dinámica es la siguiente: «me dirijo a Dios recordándole su misericordia y le pido perdón», pero «el perdón como lo da Dios». Aquí el Pontífice profundizó una característica de este perdón de Dios, cuya perfección es tan incomprensible para nosotros hombres que llega al punto de que Él se «olvida» de nuestros pecados. «Cuando Dios perdona —dijo el Papa— su perdón es tan grande que es como si “olvidase”». Así, «una vez que estamos en paz con Dios por su misericordia», si le preguntáramos al Señor: «Pero, ¿te acuerdas de esa cosa fea que he hecho?», la respuesta podría ser: «¿Cuál? No me acuerdo...». Es, explicó Francisco, «todo lo contrario de lo que hacemos nosotros» y que surge con frecuencia de nuestras «conversaciones: “Este hizo eso, hizo aquello, hizo también esto otro...”». Nosotros «no olvidamos» y de muchas personas conservamos «la historia antigua, media, medieval y moderna». Y la razón está en el hecho de «que no tenemos un corazón misericordioso». Dirigiéndose al Señor, en cambio, Azarías puede hacer «un llamado» a su misericordia «para que nos dé el perdón y la salvación y olvide nuestros pecados». Por ello pide: «Trátanos conforme a tu bondad», y dice también: «Trátanos según la abundancia de tu misericordia». Es la misma oración que se repite en el salmo responsorial: «Acuérdate, Señor, de tu misericordia». También en el pasaje del Evangelio de Mateo (18, 21-25) se afronta el mismo tema. Aquí el protagonista es Pedro, quien «había escuchado muchas veces al Señor hablar del perdón, de la misericordia». El apóstol, evidentemente, en su sencillez —«no había cursado muchos estudios, no tenía títulos: era un pescador»— no había comprendido plenamente el significado de esas palabras. Por ello «se acercó a Jesús y le dijo: “Pero, dime, Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Te parece que hasta siete veces?”». Siete veces: tal vez le pareció haber sido incluso «generoso». Pero «Jesús lo detiene y dice: “No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete”». Para explicarse mejor, Jesús relata la parábola del rey «que quiso ajustar cuentas con sus siervos». A este, se lee en la Escritura, le fue presentado «uno que le debía diez mil talentos», una cantidad enorme para la cual, «según la ley de esos tiempos», se hubiese visto obligado a vender «todo, también la esposa, los hijos y los campos». Ante esta situación, dijo el Papa retomando el rela- número 9, viernes 4 de marzo de 2016 to evangélico, el deudor «comenzó a llorar, a pedir misericordia, perdón», hasta que «su señor tuvo “compasión”». «Compasión», explicó el Pontífice, es otra palabra que se aproxima fácilmente al concepto de misericordia. Cuando en los Evangelios se habla de Jesús y cuando se describe su encuentro con un enfermo, se lee, en efecto, que Él «tuvo “compasión” de él». La parábola continúa con el propietario que «dejó marchar» al siervo «le perdonó la deuda». Se trataba de «una deuda grande». El siervo, en cambio, al encontrarse «con uno de sus compañeros, que tenía una pequeña deuda con él, quería mandarlo a la cárcel». Ese hombre, explicó el Papa, «no había comprendido lo que su rey había hecho con él» y así se «comportó de forma egoísta». Como conclusión del relato, el rey llama al siervo al cual había perdonado la deuda y lo mandó a la cárcel porque no había sido «generoso». Es decir, no había hecho «con su compañero lo que Dios había hecho con él». Para sacar una enseñanza válida para todos, Francisco recordó la frase del Padrenuestro que dice: «Perdona nuestras ofensas así como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden». Y afirmó que se trata de «una ecuación», o sea: «Si tú no eres capaz de perdonar, ¿cómo podrá perdonarte Dios?». El Señor, añadió el Papa, «quiere perdonarte, pero no podrá hacerlo si tú tienes el corazón cerrado, y la misericordia no puede entrar». Alguien podría objetar: «Padre, yo perdono, pero no puedo olvidar el mal que me ha hecho...». La respuesta es: «Pide al Señor que te ayude a olvidar». En todo caso, añadió el Pontífice, si es verdad que «se puede perdonar, pero olvidar no siempre se logra», seguramente no se puede aceptar la actitud del «“perdonar” y “me la pagarás”». Es necesario, en cambio, «perdonar como perdona Dios», quien «perdona al máximo». Concluyendo su meditación el Papa se centró en nuestras dificultades de cada día: «No es fácil perdonar; no es fácil» reconoció, y recordó cómo en muchas familias hay «hermanos que pelean por la herencia de los padres y no se saludan nunca más en la vida; muchas parejas pe- L’OSSERVATORE ROMANO lean y crece, crece el odio, y esa familia acaba destruida». Estas personas «no son capaces de perdonar. Y este es el mal». Que la Cuaresma, fue el deseo de Francisco, «nos prepare el corazón para recibir el perdón de Dios. Pero recibirlo y luego hacer lo mismo con los demás: perdonar de corazón». Es decir, tener una actitud que nos lleve a decir: «Tal vez no me saludas nunca, pero en mi corazón yo te he perdonado». Es esta la mejor forma, concluyó, para acercarnos «a esta cosa tan grande, de Dios, que es la misericordia». En efecto, «perdonando abrimos nuestro corazón para que la misericordia de Dios entre y nos perdone a nosotros». Y todos tenemos motivos para pedir el perdón de Dios: «Perdonemos y seremos perdonados». Historia de una fidelidad fallida Reconocerse pecadores y ser capaces de pedir perdón es el primer paso para responder con claridad, sin entablar negociaciones, a la respuesta que Jesús nos dirige a cada uno de nosotros: «¿estás conmigo o contra mí?». La invitación a abrirse incondicionalmente a la misericordia de Dios la lanzó el Papa durante la misa celebrada el 3 de marzo, por la mañana, en la capilla de la Casa Santa Marta. Al inicio de la primera lectura, destacó inmediatamente Francisco, el profeta Jeremías (7, 23-28) «nos recuerda el pacto de Dios con su pueblo: “escuchad mi voz y yo seré vuestro Dios y vosotros seréis mi pueblo, y seguiréis todo camino que yo os mandaré, para que os vaya bien». Es «un pacto de fidelidad». Y «ambas lecturas —prosiguió— nos narran otra historia: este pacto ha caído y hoy la Iglesia nos hace reflexionar sobre, podemos llamarla así, una historia fallida de fidelidad». En realidad, «Dios sigue siendo fiel, porque no puede renegar de sí mismo», en cambio el pueblo acumula infidelidades «una tras otra: es infiel, siguió siendo infiel». En el libro de Jeremías se lee que pueblo no confió en el pacto: «ellos no escucharon, ni prestaron el oído a mi Palabra». La Escritura, explicó Francisco, «nos cuenta muchas cosas que hizo Dios para atraer a los corazones del pueblo, de los suyos: “desde la fecha en que salieron vuestros padres del país de Egipto hasta el día de hoy, os envié a todos mis siervos, los profetas, cada día puntualmente. Pero no me escucharon ni aplicaron el oído, sino que atiesando la cerviz hicieron peor que sus padres”». Y este pasaje de Jeremías acaba con una expresión fuerte: «Ha perecido la lealtad, ha desaparecido de su boca». La «infidelidad del pueblo de Dios», así como nuestra infidelidad, «endurece el corazón: cierra el corazón»; y «no deja entrar la voz del Señor que, como padre amoroso, nos pide siempre que nos abramos a su misericordia y a su amor». En el salmo 94 «hemos rezado todos juntos: ¡Oh si escucharais hoy su voz! ¡No endurezcáis vuestro corazón!». En verdad, afirmó el Pontífice, «el Señor siempre nos habla así» y «también con ternura de padre nos dice: regresad a mí con todo el corazón, porque soy piadoso y misericordioso». Pero «cuando el corazón es duro esto no se entiende», explicó Francisco. En efecto, «la misericordia de página 9 Dios se entiende sólo si tú eres capaz de abrir tu corazón para que pueda entrar». Y «esto sigue, sigue: el corazón se endurece y vemos la misma historia» en el pasaje del evangelio de Lucas (11, 14-23) propuesto hoy por la Liturgia. «Estaba la gente que había estudiado las Escrituras, los doctores de la Ley que conocían la teología, pero eran muy cerrados. La multitud estaba admirada: ¡la admiración! Porque la multitud seguía a Jesús. Alguno dirá: “Pero lo seguía para ser curado, lo seguía por este motivo”». La realidad, hizo presente Francisco, era que la gente «¡tenía fe en Jesús! Tenía el corazón abierto: imperfecto, pecador, pero el corazón abierto». En cambio, «estos teólogos tenían una actitud cerrada». Y «buscaban siempre una explicación para no comprender el mensaje de Jesús». En tal medida que en este caso específico, como lo relata Lucas, dicen: «Pero no, este expulsa los demonios en nombre del jefe de los demonios». Y así buscaban siempre otros pretextos, continua el pasaje evangélico, «para ponerlo a prueba, le pedían una señal del cielo». El problema de fondo, destacó el Papa, era su modo de estar «siempre cerrados». Así, pues, «era Jesús quien tenía que justificar lo que hacía». «Esta es la historia, la historia de esta fidelidad fallida —dijo Francisco—, la historia de los corazones cerrados, de los corazones que no dejan entrar la misericordia de Dios, que han olvidado la palabra “perdón” —“¡Perdóname Señor!”— simplemente porque no se sienten pecadores: se sienten jueces de los demás». Y es «una larga historia de siglos». Precisamente «esta fidelidad fallida Jesús la explica con dos palabras claras para acabar este discurso de estos hipócritas: “El que no está conmigo, está contra mí”». El lenguaje de Jesús, volvió a decir el Papa, es «claro: o eres fiel, con tu corazón abierto, al Dios que es fiel contigo o estás en contra de Él: “El que no está conmigo, está contra mí”». Alguno podría pensar que, tal vez, hay «un camino intermedio para negociar», huyendo de la claridad de la palabra de Jesús «o eres fiel o estás en contra». Y, en efecto, respondió Francisco, «existe una salida: ¡confiésate, pecador!». Porque «si dices “yo soy pecador” el corazón se abre y entra la misericordia de Dios y comienzas a ser fiel». Antes de continuar la celebración, el Pontífice invitó a pedir «al Señor la gracia de la fidelidad». Con la consciencia de que «el primer paso para ir por este camino de la fidelidad es sentirse pecador». En efecto, «si tú no te sientes pecador, has comenzado mal». Por lo tanto, concluyó Francisco, «pidamos la gracia de que nuestro corazón no se endurezca, que esté abierto a la misericordia de Dios, y la gracia de la fidelidad». Y también, «cuando somos nosotros» quienes somos «infieles, la gracia de pedir perdón». L’OSSERVATORE ROMANO página 10 viernes 4 de marzo de 2016, número 9 COMUNICACIONES Colegio episcopal RENUNCIAS: El Papa ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la archidiócesis metropolitana de Trento (Italia) que monseñor LUIGI BRESSAN le había presentado en conformidad con el canon 401 § 1 del Código de derecho canónico. Luigi Bressan nació en Sarche, archidiócesis de Trento, el 9 de febrero de 1940. Recibió la ordenación sacerdotal el 28 de junio de 1964. Juan Pablo II lo nombró arzobispo titular de Severiana y pronuncio apostólico en Pakistán el 3 de abril de 1989; recibió la ordenación episcopal el 18 de junio sucesivo. El Papa lo nombró nuncio apostólico en Tailandia y Singapur, y delegado apostólico en Laos, Malasia, Brunei Darussalam y Myanmar el 26 de julio de 1993; y, además, nuncio apostólico en Camboya el 16 de julio de 1994. El Pontífice lo nombró arzobispo metropolitano de Trento el 25 de marzo de 1999. El Papa ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la diócesis de Moosonee y Hearst (Canadá), diócesis unidas «in persona episcopi», que monseñor VINCENT CADIEUX, O.M.I., le había presentado en conformidad con el canon 401 § 1 del Código de derecho canónico. Vincent Cadieux, O.M.I., nació en Alfred, archidiócesis de Ottawa, el Lutos en el episcopado —Monseñor IAN MURRAY, obispo emérito de Argyll y las Islas (Escocia), falleció el 22 de enero. Había nacido en Lennoxtown, archidiócesis de San Andrés y Edimburgo, el 15 de diciembre de 1932. Era sacerdote desde el 17 de marzo de 1956. Juan Pablo II lo nombró obispo de Argyll y las Islas el 3 de noviembre de 1999; recibió la ordenación episcopal el 7 de diciembre sucesivo. Benedicto XVI aceptó su renuncia al gobierno pastoral el 16 de octubre de 2008. Audiencias pontificias 16 de febrero de 1940. Recibió la ordenación sacerdotal el 17 de diciembre de 1966. Juan Pablo II lo nombró obispo de Moosonee el 26 de noviembre de 1991; recibió la ordenación episcopal el 29 de marzo del mismo año. El Santo Padre lo nombró también obispo de Hearst el 26 de julio sucesivo, como diócesis unidas «in persona episcopi». El Papa ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la diócesis de Conversano-Monópoli (Italia) que monseñor D OMENICO PAD OVANO le había presentado en conformidad con el canon 401 § 1 del Código de derecho canónico. Domenico Padovano nació en Mola di Bari, archidiócesis de BariBitonto, el 27 de septiembre de 1940. Recibió la ordenación sacerdotal el 29 de junio de 1965. Juan Pablo II lo nombró obispo titular de Mazaca y auxiliar de Bari-Bitonto el 30 de septiembre de 1982; recibió la ordenación episcopal el 24 de octubre del mismo año. El Santo Padre lo nombró obispo de Conversano-Monópoli el 13 de febrero de 1987. El Papa ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la diócesis de Ales-Terralba (Italia) que monseñor GIOVANNI DETTORI le había presentado en conformidad con el canon 401 § 1 del Código de derecho canónico. Giovanni Dettori nació en Nule, diócesis de Ozieri, el 26 de enero de 1940. Recibió la ordenación sacerdotal el 1 de julio de 1965. Juan Pablo II lo nombró obispo de AlesTerralba el 5 de febrero de 2004; recibió la ordenación episcopal el 18 de abril del mismo año. EL PAPA HA NOMBRAD O: —Arzobispo metropolitano de Trento (Italia) a monseñor LAURO TISI. Lauro Tisi nació en Giustino, archidiócesis de Trento, el 1 de noviembre de 1962. Recibió la ordenación sacerdotal el 26 de junio de 1987. Ha desempeñado su ministerio como vicario parroquial, vicerrector del seminario, delegado para los sacerdotes jóvenes y vicario general, cargo que desempeñaba actualmente. —Monseñor EMILE DESTOMBES, obispo titular de Altava y vicario apostólico emérito de Phnom Penh (Camboya), falleció el 28 de enero. Había nacido en Roncq, archidiócesis de Lille (Francia), el 15 de agosto de 1935. Era sacerdote desde el 21 de diciembre de 1961. Juan Pablo II lo nombró obispo titular de Altava y vicario apostólico de Phnom Penh el 14 de abril de 1997; recibió la ordenación episcopal el 5 de octubre sucesivo. Benedicto XVI aceptó su renuncia al gobier- Robert Bourgon nació en Sudbury, diócesis de Sault Sainte Marie, el 10 de marzo de 1956. Recibió la ordenación sacerdotal el 8 de mayo de 1981. Obtuvo el doctorado en derecho canónico en Ottawa. En su ministerio ha desempeñado, entre SIGUE EN LA PÁGINA 11 SIGUE EN LA PÁGINA 11 —Obispo de Hearst y administrador apostólico de Moosonee (Canadá) a monseñor ROBERT BOURGON. EL PAPA HA RECIBID O EN AUDIENCIA: Viernes 26 de febrero —A monseñor Osvaldo Padilla, arzobispo titular de Pia, nuncio apostólico en Corea y en Mongolia, con sus familiares. —Al ministro presidente del Estado libre de Turingia, honorable Bodo Ramelow, con su esposa y el séquito. —A monseñor Aldo Giordano, arzobispo titular de Tamada, nuncio apostólico en Venezuela. —A monseñor Jean-Abdo Arbach, arzobispo de Homs de los grecomelquitas (Siria). Sábado, día 27 —Al presidente de la República Argentina, Mauricio Macri, con su esposa y el séquito. —Al cardenal Marc Ouellet, P.S.S., prefecto de la Congregación para los obispos. —A monseñor Carlos José Tissera, obispo de Quilmes (Argentina). Lunes, día 29 —A monseñor Roberto Octavio González Nieves, O.F.M., arzobispo de San Juan de Puerto Rico, presidente de la Conferencia episcopal de Puerto Rico, con: monseñor Ál- varo Corrada del Río, S.J., obispo de Mayagüez, vicepresidente, y monseñor Eusebio Ramos Morales, obispo de Fajardo-Humacao, secretario general. —A Su Santidad Abuna Matthias Patriarca de la Iglesia ortodoxa Tewahedo de Etiopía, con el séquito. I, —Al cardenal Theodoro Edgar McCarrick, arzobispo emérito de Washington (Estados Unidos). —A monseñor Paul Tighe, obispo titular de Drivasto, secretario adjunto del Consejo pontificio para la cultura, con sus familiares. —Al cardenal George Pell, prefecto de la Secretaría para los asuntos económicos. Enviado especial El Santo Padre ha nombrado enviado especial suyo para la celebración conclusiva del Año inocenciano, convocado en el IV centenario del nacimiento del Papa Inocencio XII, que tendrá lugar en Spinazzola el próximo 13 de marzo, al cardenal FRANCESCO MONTERISI, arcipreste emérito de la basílica papal de San Pablo Extramuros. Representaciones pontificias El Pontífice ha nombrado nuncio apostólico en Lesotho y en Namibia a monseñor PETER BRYAN WELLS, arzobispo titular de Marcianopoli, nuncio apostólico en Sudáfrica y en Botsuana. Publicamos la biografía de monseñor Wells en nuestro periódico del 26 de febrero, p. 8. El Santo Padre ha nombrado observador permanente de la Santa Sede ante la Oficina de las Naciones Unidas e instituciones especializadas en Ginebra y observador permanente ante la Organización mundial del comercio (O.M.C.) a monseñor IVAN JURKOVIČ, arzobispo titular de Corbavia, hasta ahora nuncio apostólico en la Federación Rusa y en Uzbekistán. Ivan Jurkovič nació en en Kočevje, archidiócesis de Liubliana (Eslovenia), el 10 de junio de 1952. Recibió la ordenación sacerdotal el 29 de junio de 1977. Entró en el servicio diplomático de la Santa Sede el 1 de mayo de 1984. Juan Pablo II lo nombró arzobispo titular de Corbavia y nuncio apostólico en Bielorru- sia el 28 de julio de 2001; recibió la ordenación episcopal el 6 de octubre de dicho año. El mismo Papa lo nombró nuncio apostólico en Ucrania el 22 de abril de 2004. Benedicto XVI lo nombró nuncio apostólico en la Federación Rusa el 19 de febrero de 2011 y en Uzbekistán el 22 de julio sucesivo. El Papa ha nombrado observador permanente de la Santa Sede ante la Organización mundial del turismo a monseñor MAURIZIO BRAVI, consejero de nunciatura. Maurizio Bravi nació en Capriate San Gervasio, diócesis de Bérgamo (Italia), el 20 de julio de 1962. Recibió la ordenación sacerdotal el 21 de junio de 1986. Obtuvo el doctorado en derecho canónico. Entró en el servicio diplomático de la Santa Sede el 1 de julio de 1995 y trabajó sucesivamente en las representaciones pontificias en la República Dominica y en Argentina, en la Sección de la Secretaría de Estado para las Relaciones con los Estados y en las nunciaturas en Francia y Canadá. L’OSSERVATORE ROMANO número 9, viernes 4 de marzo de 2016 Lutos en el episcopado VIENE DE LA PÁGINA 10 no pastoral del vicariato apostólico el 10 de octubre de 2010. —Monseñor JOHN BAPTIST KAKUBI, obispo emérito de Mbarara (Kenia), falleció el 11 de febrero. Había nacido en Birunduma el 23 de septiembre de 1929. Era sacerdote desde el 11 de junio de 1960. Pablo VI lo nombró obispo de Mbarara el 26 de junio de 1969; recibió la ordenación episcopal el 1 de agosto sucesivo. Juan Pablo II aceptó su renuncia al gobierno pastoral de la diócesis el 23 de noviembre de 1991. —Monseñor BARRY PHILIP JONES, obispo de Christchurch (Nueva Zelanda), falleció el 13 de febrero. Había nacido en Rangiora, diócesis de Christchurch, el 29 de septiembre de 1941. Era sacerdote desde el 4 de julio de 1966. Benedicto XVI lo nombró obispo coadjutor de Christchurch el 28 de junio de 2006; recibió la ordenación episcopal el 4 de octubre del mismo año. Pasó a ser obispo de dicha diócesis el 4 de junio de 2007. —Monseñor MOISÉS JULIO BLANarzobispo emérito de Salta (Argentina), falleció el 28 de febrero. Había nacido en Esperanza, arquidiócesis de Santa Fe de la Vera Cruz, el 4 de septiembre de 1923. Era sacerdote desde el 14 de diciembre de 1947. Juan XXIII lo nombró obispo titular de Belali y auxiliar de Río Cuarto el 13 de febrero de 1960; recibió la ordenación episcopal el 24 de abril sucesivo. El mismo Papa lo nombró obispo de Río Cuarto el 6 de septiembre de 1962 y Juan Pablo II lo promovió a la sede de Salta el 7 de enero de 1984. El Santo Padre aceptó su renuncia al gobierno pastoral de la arquidiócesis el 6 de agosto de 1999 y lo nombró administrador apostólico de la arquidiócesis de Santa Fe de la Vera Cruz el 1 de octubre de 2002, cargo que desempeñó hasta el 30 de marzo de 2003. CHOUD, Congregación para las causas de los santos Promulgación de decretos El 3 de marzo de 2016, por la tarde, el Santo Padre recibió en audiencia privada al cardenal Angelo Amato, S.D.B., prefecto de la Congregación para las causas de los santos. Durante la audiencia, el Papa autorizó a la Congregación promulgar los siguientes decretos: —un milagro atribuido a la intercesión del beato MANUEL GONZÁLEZ GARCÍA, obispo de Palencia, fundador de la Unión Eucarística Reparadora y de la congregación de Misioneras Eucarísticas de Nazaret; nació el 25 de febrero de 1877 y murió el 4 de enero de 1940; —un milagro atribuido a la intercesión de la beata ISABEL DE LA TRINIDAD (en el siglo: Isabel Catez), monja profesa de la Orden de las Carmelitas Descalzas; nació el 18 de julio de 1880 y murió el 9 de noviembre de 1906; —un milagro atribuido a la intercesión del venerable siervo de Dios MARÍA EUGENIO DEL NIÑO JESÚS (en el siglo: Enrique Grialou), sacerdote profeso de la Orden de los Carmelitas Descalzos, fundador del instituto secular de Nuestra Señora de la Vida; nació el 2 de diciembre de 1894 y murió el 27 de marzo de 1967; —un milagro atribuido a la intercesión de la venerable sierva de Dios MARÍA ANTONIA DE SAN JOSÉ (en el siglo: María Antonia de Paz y Figueroa), fundadora del Beaterio de Ejercicios espirituales de Buenos Aires, Argentina; nació en 1730 y murió el 7 de marzo de 1799; —las virtudes heroicas del siervo de Dios ESTEBAN FERRAND O, de la Sociedad Salesiana de San Juan Bosco, arzobispo titular de Troina, obispo emérito de Shillong, fundador de la congregación de las Hermanas Misioneras de María Auxilio de los Cristianos; nació el 28 de sep- tiembre de 1895 y murió el 20 de junio de 1978; —las virtudes heroicas del siervo de Dios ENRIQUE BAUTISTA ESTANISLAO VERJUS, de la congregación de los Misioneros del Sagrado Corazón de Jesús, obispo titular de Limyra, coadjutor del vicariato apostólico de Nueva Guinea; nació el 26 de mayo de 1860 y murió el 13 de noviembre de 1892; —las virtudes heroicas del siervo de Dios GIOVANNI BATTISTA QUILICI, sacerdote diocesano, párroco, fundador de la congregación de las Hijas del Crucificado; nació el 26 de abril de 1791 y murió el 10 de junio de 1844; —las virtudes heroicas del siervo de Dios BERNARD O MATTIO, sacerdote diocesano, párroco; nació el 2 de enero de 1845 y murió el 11 de abril de 1914; —las virtudes heroicas del siervo de Dios QUIRICO PIGNALBERI, sacerdote profeso de la Orden de Frailes Menores Conventuales; nació el 11 de julio de 1891 y murió el 18 de julio de 1982; —las virtudes heroicas de la sierva de Dios TEOD ORA CAMPOSTRINI, fundadora de la congregación de las Hermanas Mínimas de la Caridad de María Dolorosa; nació el 26 de octubre de 1788 y murió el 22 de mayo de 1860; —las virtudes heroicas de la sierva de Dios BIANCA PICCOLOMINI CLEMENTINI, fundadora de la Compañía de Santa Ángela Merici de Siena; nació el 7 de abril de 1875 y murió el 14 de agosto de 1959; —las virtudes heroicas de la sierva de Dios MARÍA NIEVES SÁNCHEZ Y FERNÁNDEZ (nombre religioso: María Nieves de la Sagrada Familia), religiosa profesa de las Hijas de María de las Escuelas Pías; nació el 2 de mayo de 1900 y murió el 1 de mayo de 1978. página 11 Colegio episcopal VIENE DE LA PÁGINA 10 otros, los siguientes cargos: vicario parroquial, párroco, miembro de los tribunales diocesanos de London y de Kingston, miembro del colegio de consultores, vicario judicial, vicario episcopal, canciller y vicario general. —Obispo de Conversano-Monópoli (Italia) a monseñor GIUSEPPE FAVALE. Giuseppe Favale nació en Palagiano, diócesis de Castellaneta, el 28 de febrero de 1960. Recibió la ordenación sacerdotal el 6 de julio de 1985. Se doctoró en Utroque iure en la Pontificia Universidad Lateranense de Roma. Ha sido ceremoniero diocesano, vicario parroquial, párroco, canciller, vicario judicial, vicario general, delegado para el clero joven y director espiritual en el seminario regional de Molfetta. —Obispo de Ales-Terralba (Italia) al padre ROBERTO CARBONI, O.F.M.CONV. Roberto Carboni, O.F.M.CONV., nació en Scano Montiferro, diócesis de Alghero-Bosa, el 12 de octubre de 1958. Recibió la ordenación sacerdotal el 29 de septiembre de 1984. Obtuvo la licenciatura en psicología en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. Inició su ministerio como director espiritual del Centro nacional de orientación vocacional de Asís, profesor en el Instituto teológico de Asís, vicario parroquial en Cágliari, rector del postulantado franciscano en Oristano, secretario y vicario provincial. En el año 2001 fue enviado a Cuba, donde, como misionero de la provincia franciscana italiana de Le Marche, fue director espiritual del seminario interdiocesano, formador de postulantes y profesor de psicología. En el último período, en la Orden, era secretario general para la formación. —Obispo de Dili (Timor Oriental) al padre VIRGILIO D O CARMO DA SILVA, S.D.B. Virgilio Do Carmo Da Silva, nació en Venilale, diócesis de Baucau, el 27 de noviembre de 1967. Recibió la ordenación sacerdotal el 18 de diciembre de 1998. Obtuvo la licenciatura en espiritualidad en la Pontificia Universidad Salesiana de Roma. En su ministerio ha sido formador, vicario parroquial, director de una escuela técnica y, desde 2015, superior de los salesianos en Timor Oriental. S.D.B., —Obispo de Alba (Italia) al presbítero MARCO BRUNETTI. Marco Brunetti nació en Turín el 9 de julio de 1962. Recibió la ordenación sacerdotal el 7 de junio de 1987. Estudió pastoral sanitaria en Roma. Ha sido vicario parroquial, párroco, director de la Oficina de pastoral de la salud, responsable regional de la pastoral de la salud y miembro del consejo presbiteral diocesano y regional.. —Obispo titular de Luperciana al padre MIGUEL ÁNGEL AYUSO GUIXOT, M.C.C.J., secretario del Consejo pontificio para el diálogo interreligioso. Miguel Ángel Ayuso Guixot, nació en Sevilla (España) el 17 de junio de 1952. Recibió la ordenación sacerdotal el 20 de septiembre de 1982. Benedicto xvi lo nombró secretario del Consejo pontificio para el diálogo interreligioso el 30 de junio de 2012. M.C.C.J., Audiencia al presidente de la República Argentina El sábado 27 de febrero, por la mañana, en el palacio apostólico vaticano, el Papa Francisco recibió en audiencia a Mauricio Macri, presidente de la República Argentina, el cual, sucesivamente, ha encontrado al cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado, acompañado por monseñor Paul Richard Gallagher, secretario para las Relaciones con los Estados. Durante el transcuros de los cordiales coloquios, que manifiestan el buen estado de las relaciones bilaterales existentes entre la Santa Sede y la República Argentina, han sido abordados temas de mutuo interés, tales como la ayuda al desarrollo integral, el respeto de los derechos humanos, la lucha contra la pobreza y el narcotráfico, la justicia, la paz y la reconciliación social. En tal contexto, ha sido subrayada la positiva contribución, sobre todo en el ámbito de la promoción humana y de la formación de las nuevas generaciones, ofrecida por el episcopado y por las instituciones católicas en la sociedad argentina, de manera particular en la coyuntura económica actual. Por último, se hizo referencia a algunos temas de mayor relevancia e interés en el ámbito regional y mundial. L’OSSERVATORE ROMANO página 12 viernes 4 de marzo de 2016, número 9 Una puerta siempre abierta VIENE DE LA PÁGINA 1 vida en la confianza y en la obediencia, con la consciencia de que todo es don que viene del amor del Padre. Y, en cambio, he aquí la vanidad, la necedad y la idolatría. Por ello, ahora el profeta se dirige directamente a este pueblo con palabras severas para ayudarle a comprender la gravedad de su culpa: «¡Ay, gente pecadora […] hijo de perdición! / Han dejado al Señor, / han despreciado al Santo de Israel, / se han vuelto de espaldas» (v. 4). La consecuencia del pecado es un estado de sufrimiento, del cual también sufre las consecuencia el país, devastado y desolado como un desierto, al punto que Sión —es decir Jerusalén— llega a ser inhabitable. Donde hay rechazo de Dios, de su paternidad, ya no hay vida posible, la existencia pierde sus raíces, todo se presenta pervertido y aniquilado. Sin embargo, también este momento doloroso se da con vistas a la salvación. La prueba se presenta para que el pueblo pueda experimentar la amargura de quien abandona a Dios, y, así, confrontarse con el vacío desolador de una elección de muerte. El sufrimiento, consecuencia inevitable de una decisión autodestructiva, debe hacer reflexionar al pecador para abrirlo a la conversión y al perdón. Y este es el camino de la misericordia divina: Dios no nos trata según nuestras culpas (cf. Sal 103, 10). El castigo se convierte en instrumento para provocar la reflexión. Se comprende así que Dios perdona a su pueblo, lo dispensa y no destruye todo, sino que deja siempre abierta la puerta a la esperanza. La salvación implica la decisión de escuchar y dejarse convertir, pero es siempre don gratuito. Así, pues, el Señor, en su misericordia, indica un camino que no es el de los sacrificios rituales, sino más bien el de la justicia. El culto es criticado no por ser inútil en sí mismo, sino porque, en lugar de expresar la conversión, pretende sustituirla; y se convierte de ese modo en búsqueda de la propia justicia, creando la engañosa convicción de que son los sacrificios los que salvan, no la misericordia divina que perdona el pecado. Para entenderlo bien: cuando uno está enfermo va al médico; cuando uno se siente pecador va al Señor. Pero si en lugar de ir al médico, va a ver a un brujo no se cura. Muchas veces no vamos al Señor, sino que preferimos ir por caminos equivocados, buscando fuera de Él una justificación, justicia, paz. A Dios, dice el profeta Isaías, no le gusta la sangre de toros y de corderos (v. 11), sobre todo si la ofrenda se hizo con manos sucias de la sangre de los hermanos (v. 15). Pienso en algunos bienhechores de la Iglesia que vienen con su limosna —«Tome para la Iglesia este donativo»— que es fruto de la sangre de mucha gente explotada, maltratada y esclavizada con el trabajo mal pagado. A esta gente le digo: «Por favor, llévate tu cheque, quémalo». El pueblo de Dios, es decir la Iglesia, no necesita dinero sucio, necesita corazones abiertos a la misericordia de Dios. Hay que acercarse a Dios con manos purificadas, evitando el mal y practicando el bien y la justicia. Es hermoso cómo termina el profeta: «Desistid de hacer el mal / aprended a hacer el bien, / buscad lo justo, / dad sus derechos al oprimido, / haced justicia al huérfano, / abogad por la viuda» (vv. 16-17). Pensad en los numerosos refugiados que desembarcan en Europa y no saben a dónde ir. Entonces, dice el Señor, los pecados, incluso si fueren como la grana, llegarán a ser blancos como la nieve, y cándidos como la lana, y el pueblo podrá alimentarse con los bienes de la tierra y vivir en paz (vv. 18-19). Es este el milagro del perdón que Dios, el perdón que Dios como Padre, quiere donar a su pueblo. La misericordia de Dios se ofrece a todos, y estas palabras del profeta son válidas también hoy para todos nosotros, llamados a vivir como hijos de Dios. Plácido Domingo saludó al Papa y cantó en la plaza de San Pedro El tenor español Plácido Domingo saludó al Papa Francisco al final de la audiencia general. Se mostró emocionado por la oportunidad de ver al Pontífice y así lo expresó en su perfil de Twitter, donde agradeció al Papa por haberle saludado. «¡Qué experiencia tan emocionante! ¡Gracias Santo Padre!», dijo Domingo en su tuit en inglés. Explicó que se trata del cuarto Papa que conoce, y si bien había podido cantar ante tres de ellos aún no se había dado la oportunidad de hacerlo ante Francisco.
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