Número suelto € 1,00. Número atrasado € 2,00 L’OSSERVATORE ROMANO EDICIÓN SEMANAL Unicuique suum Año XLVIII, número 8 (2.454) EN LENGUA ESPAÑOLA Non praevalebunt Ciudad del Vaticano 26 de febrero de 2016 Francisco recordó que la vida cristiana es concreta, no es la religión del decir Por el camino del hacer En una homilía en Santa Marta pidió que Dios enseñe la senda de las obras y no sólo de las palabras El futuro de las mujeres en la Iglesia PAUL-ANDRÉ DURO CHER* En mi primera intervención en el reciente Sínodo de los obispos los medios recogieron solamente la propuesta de estudiar la posibilidad de ordenar a mujeres para el diaconado permanente. En realidad, mi intervención iba más allá. Hacía referencia al número 30 del Instrumentum laboris, centrado en el papel de la mujer en el seno de la familia, que incluye la siguiente afirmación: «La condición femenina en el mundo está sujeta a grandes diferencias que derivan principalmente de factores culturales». Un estudio reciente llevado a cabo por la Organización mundial de la familia confirma este juicio subrayando que alrededor de un tercio de las mujeres en el mundo es víctima de violencia conyugal. Frente a ello quise invitar a los padres sinodales a renovar el compromiso de la Iglesia a favor de la igual dignidad del hombre y la mujer. En un segundo momento, mi intervención proponía que tal compromiso debía abarcar también la vida institucional de la Iglesia. Quería dar más espesor al número 30 del Instrumentum laboris, donde dice: «Puede contribuir al reconocimiento del papel determinante de las mujeres una mayor valorización de su responsabilidad en la Iglesia: su intervención en los procesos de decisión; su participación, no sólo formal, en el gobierno de algunas instituciones; su participación en la formación de los ministros ordenados». A ese propósito formulé tres sugerencias: estudiar la posibilidad de ordenar a mujeres para el diaconado permanente; permitir que parejas casadas tomen la palabra durante las homilías en la misa a fin de dar testimonio del nexo entre la palabra proclamada y su vida de cónyuges y padres; reconocer la igual capacidad de las mujeres de asumir papeles de decisión en la Iglesia nombrándolas en puestos que podrían ocupar en la Curia romana y en nuestras curias diocesanas. Reconozco que un Sínodo sobre la familia no es el lugar más apto para discutir estructuras de colaboración en la Iglesia. De todos modos, la cuestión sigue siendo importante, más aún: urgente. Quisiera aprovechar el espacio que se me ha concedido en esta página para detenerme en la cuestión de la consulta SIGUE EN LA PÁGINA 3 La religión cristiana es concreta y se practica haciendo el bien y no sólo hablando. Lo dijo el Papa durante su misa del martes 23 en la Casa Santa Marta poniendo en guardia contra las actitudes de hipocresía y vanidad. Francisco censuró a los cristianos que sienten su religión como una decoración sin obligaciones. Se trata de cristianos que «quizá tienen a sus padres en una re- sidencia de ancianos, pero siempre están ocupados y no pueden ir a visitarlos y los dejan abandonados. Pero, “¡Ey, soy muy católico! Formo parte de esa asociación...”. Esta actitud es típica de la religión del decir: yo digo que soy así, pero me comporto como un mundano». «Y esto no es la realidad del Evangelio. Que el Señor nos enseñe este camino”». Comentario a la Laudato si’ Tras la visita del Papa a México Una nueva civilización PÁGINAS 6 Y 7 Segunda audiencia jubilar Caricia de Dios PÁGINA 11 Catequesis del 24 de febrero Juegos de poder ALBERTO SUÁREZ INDA EN PÁGINA 3 PÁGINA 12 L’OSSERVATORE ROMANO página 2 viernes 26 de febrero de 2016, número 8 En el Ángelus del domingo 21 el Pontífice habla de su reciente viaje apostólico Experiencia de transfiguración Y pide que se suspendan las ejecuciones capitales durante el Jubileo «El viaje apostólico a México fue una experiencia de transfiguración»: lo dijo el Papa Francisco en el Ángelus recitado en la plaza de San Pedro el 21 de febrero por la mañana, relacionando el Evangelio del domingo con la reciente experiencia vivida en el gran país latinoamericano. A continuación su meditación, durante la cual Francisco también recordó el encuentro en La Habana con el Patriarca Kirill. Queridos hermanos ¡buenos días! y hermanas, El segundo domingo de Cuaresma nos presenta el Evangelio de la Transfiguración de Jesús. El viaje apostólico que realicé los días pasados a México fue una experiencia de transfiguración. ¿Por qué? Porque el Señor nos mostró la luz de su gloria a través del cuerpo de su Iglesia, de su Pueblo santo que vive en esa tierra. Un cuerpo muchas veces herido, un Pueblo tantas veces oprimido, despreciado, violado en su dignidad. De hecho los diversos encuentros vividos en México estuvieron llenos de luz: la luz de la fe que transfigura los rostros e ilumina el camino. El «baricentro» espiritual de la peregrinación fue el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe. Quedarme en silencio frente a la imagen de la Madre era lo que me había propuesto antes de todo. Y agradezco a Dios que me lo concedió. Contemplé y me dejé mirar por Aquella que lleva impresos en sus ojos las miradas de todos sus hijos y recoge los dolores por las violencias, los secuestros, los asesinatos, los abusos en detrimento de muchas personas pobres y de tantas mujeres. Guadalupe es el santuario mariano más frecuentado del mundo. De toda América van allí a rezar donde la Virgen Morenita se mostró al indio san Juan Diego, dando inicio a la evangelización del continente y a su nueva civilización, fruto del encuentro entre diversas culturas. Esta es precisamente la herencia que el Señor entregó a México: custodiar la riqueza de la diversidad y, al mismo tiempo, manifestar la armonía de la fe común, una fe sincera y robusta, acompañada por una gran carga de vitalidad y de humanidad. Como mis predecesores, también yo fui para confirmar la fe del pueblo mexicano, pero contemporáneamente a ser confirmado; he recogido a manos llenas este don para que vaya en beneficio de la Iglesia universal. Un ejemplo luminoso de lo que estoy diciendo fue dado por las familias: las familias mexicanas me acogieron con alegría en cuanto mensajero de Cristo, Pastor de la Iglesia; pero ellas a su vez me dieron testimonios límpidos y fuertes, testimonios de fe vivida, de fe que transfigura la vida, y esto para edificar a todas las familias cristianas del mundo. Y lo mismo se puede decir de los jóvenes, de los consagrados, los sacerdotes, los trabajadores y los encarcelados. Por ello doy gracias al Señor y a la Virgen de Guadalupe por el don unidad. Recemos a la Virgen de Kazán, de la que el Patriarca Kirill me ha regalado un ícono. de esta peregrinación. Además agradezco al presidente de México y a las demás autoridades civiles por la calurosa acogida; agradezco vivamente a mis hermanos en el episcopado y a todas las personas que de diversas maneras han colaborado. Una alabanza especial elevamos a la Santísima Trinidad por haber querido que en esta ocasión se llevase a cabo en Cuba el encuentro entre el Papa y el Patriarca de Moscú y de toda Rusia, el querido hermano Kirill; un encuentro muy deseado también por mis predecesores. También este evento es una luz profética de Resurrección, de la cual hoy el mundo necesita más que nunca. Que la Santa Madre de Dios continúe guiándonos en el camino de la za está constituida por el desarrollo, en la opinión pública, de una contrariedad cada vez mayor hacia la pena de muerte, también sólo como instrumento de legítima defensa social. De hecho las sociedades modernas tienen la posibilidad de reprimir eficazmente el crimen sin quitar definitivamente a quien lo cometió la posibilidad de redimirse. El problema va encuadrado en la óptica de una justicia penal que sea cada vez más conforme a la dignidad del hombre y al designio de Dios para el hombre y la sociedad y también a una justicia penal abierta a la esperanza de la reinserción en la sociedad. El mandamiento «no matarás», tiene valor absoluto y se refiere tanto al inocente como al culpable. L’OSSERVATORE ROMANO EDICIÓN SEMANAL Unicuique suum EN LENGUA ESPAÑOLA Non praevalebunt GIOVANNI MARIA VIAN director Queridos hermanos y hermanas: Mañana tendrá lugar en Roma un congreso internacional que se titula «Por un mundo sin pena de muerte», promovido por la Comunidad San Egidio. Deseo que el congreso pueda dar un renovado impulso al compromiso por la abolición de la pena capital. Una señal de esperan- TIPO GRAFIA VATICANA EDITRICE L’OSSERVATORE ROMANO don Sergio Pellini S.D.B. Giuseppe Fiorentino subdirector Ciudad del Vaticano [email protected] www.osservatoreromano.va Al término de la oración mariana el Pontífice lanzó un llamamiento contra la pena de muerte y saludó a los grupos de fieles presentes, a los cuales se les regaló una cajita que contenía un rosario y la imagen de Jesús misericordioso. director general Servicio fotográfico [email protected] Publicidad: Il Sole 24 Ore S.p.A. Redacción System Comunicazione Pubblicitaria via del Pellegrino, 00120 Ciudad del Vaticano Via Monte Rosa 91, 20149 Milano [email protected] teléfono 39 06 698 99410 El Jubileo extraordinario de la Misericordia es una ocasión propicia para promover en el mundo formas cada vez más maduras de respeto de la vida y de la dignidad de cada persona. También el criminal tiene el derecho inviolable a la vida, don de Dios. Hago un llamamiento a la conciencia de los gobernantes, para que se llegue a un consenso internacional para la abolición de la pena de muerte. Y propongo a quienes entre ellos son católicos que realicen un gesto valiente y ejemplar: que ninguna condena sea ejecutada en este Año santo de la Misericordia. Todos los cristianos y hombres de buena voluntad están llamados hoy a trabajar no sólo por la abolición de la pena de muerte, sino también para mejorar las condiciones de las cárceles, en el respeto de la dignidad humana de las personas privadas de libertad. Dirijo un cordial saludo a las familias, a los grupos parroquiales, a las asociaciones y a todos los peregrinos de Roma, de Italia y de los diversos países. Saludo a los fieles de Sevilla, Cádiz, Ceuta (España) y a los de Trieste, Corato y Turín. Un pensamiento particular dirijo a la comunidad Papa Juan XXIII, fundada por el siervo de Dios, don Oreste Benzi, que el viernes próximo promoverá por las calles del centro de Roma un «Vía Crucis» de solidaridad y oración por las mujeres víctimas de la trata. La Cuaresma es un tiempo propicio para realizar un camino de conversión que tiene como centro la misericordia. Por ello he pensado regalaros a quienes estáis aquí en la plaza una «medicina espiritual» llamada Misericordina. Una vez ya lo hicimos, pero esta es de mejor calidad: es la Misericordina plus. Una cajita que contiene un rosario y una imagen pequeña de Jesús Misericordioso. Ahora la distribuirán los voluntarios entre los cuales hay pobres, sin techo, refugiados y también religiosos. Recibid este regalo como una ayuda espiritual para difundir, especialmente en este Año de la misericordia, el amor, el perdón y la fraternidad. Os deseo a todos un feliz domingo. Y por favor no os olvidéis de rezar por mí. Buen almuerzo y hasta la próxima. Tarifas de suscripción: Italia - Vaticano: € 58.00; Europa (España + IVA): € 100.00 - $ 148.00; América Latina, África, Asia: € 110.00 - $ 160.00; América del Norte, Oceanía: € 162.00 - $ 240.00. 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Mauricio Rueda, nuevo coordinador de los viajes del Papa, al terminar esa jornada: «sin palabras...». También yo quede atónito, mudo, al mismo tiempo que contento y agradecido con Dios, pero consciente de que la gracia recibida nos compromete a todos, a mí el primero, a corresponder al Señor, fuente de toda bendición. En primer lugar quiero resaltar el enorme esfuerzo y la generosidad del Santo Padre, su entrega personal y su testimonio, su palabra clara y directa, su alegría y sencillez, su paciencia casi ilimitada, su humanidad que también se manifiesta en el enojo y reclamo justo, en la valiente denuncia ante conductas negativas que estorban al proyecto de Dios. Dios le ha concedido un carisma, gran capacidad de trabajo, intuición para captar la realidad, sin faltarle el sentido del humor. Por otro lado admiro la respuesta del pueblo en general. Multitudes en las calles y plazas, forasteros llegados de distintos Estados y del País del Norte; ambiente de fiesta y armonía, niños en brazos de sus padres, jóvenes bullangueros, enfermos y ancianos pidiendo a gritos la bendición. Atestados los balcones de casas, negocios y oficinas; gente en las azoteas y aun en los árboles. Después de muchas horas de espera se dieron por satisfechos al ver fugazmente el paso del papamóvil. Especial reconocimiento merecen los miles de hombres y mujeres que prestaron servicio en las vallas. Con espíritu de sacrificio, aguantando el frío y el calor, animando y apaciguando a la multitud, hicieron posible que pudiera recorrer el Papa una ruta de más de veinte kilómetros saludando sonriente y bendiciendo a diestra y siniestra. Mucho colaboraron igualmente policías y agentes de tránsito que, con respeto y eficiencia, ayudaron a mantener el orden. Se contó igualmente con el apoyo de Protección Civil y servicios de Salud. Los tres grandes eventos resultaron magníficos. La misa en el estadio Venustiano Carranza se celebró con fervor y devoción, participando cerca de veinticinco mil personas, la mayoría eran sacerdotes, religiosas, religiosos y seminaristas. Animaron un gran equipo de liturgia, un coro con trescientas voces y la Orquesta Sinfónica de Michoacán, colaborando voluntarios. El encuentro con cientos de niños en Catedral fue conmovedor, sobre todo al saludar el Papa a la niña milagrosamente curada por intercesión del beato José Sánchez del Río, al ofrecer el Santo Padre una breve catequesis y acercarse a decenas de niños minusválidos. Tanto el coro de Infantes en el interior del recinto como el coro «suma de voluntades» en el atrio entonaron cantos alegres con voces limpias al Papa Francisco. Sin duda el culmen festivo de la jornada fue el encuentro con los jó- venes que abarrotaron el estadio José María Morelos y los estacionamientos aledaños, se calcularon cerca de cien mil. Después de escuchar los testimonios francos y vibrantes de dos muchachas y dos muchachos, el Papa dio una catequesis maravillosa subrayando la riqueza, la esperanza y la dignidad que representa la juventud de nuestra patria. Ante las críticas mordaces, debo afirmar que la actitud valiente de autoridades civiles que saludaron al Papa con respeto y veneración en nada viola el carácter laico del Estado Mexicano que respeta y valora la libertad religiosa de todos los ciudadanos, creyentes y no creyentes. No tiene porqué prohibirse a un funcionario manifestar públicamente su condición de católico, evangélico, seguidor de otra religión o no creyente. O hay libertad para todos, o no se aplica la ley en forma equitativa. Finalmente los exhorto a releer los mensajes del Santo Padre tan fuer- tes, claros y provocadores que merecen ser asimilados y aplicados en la vida. La visita apostólica del sucesor de Pedro nos deja un compromiso y una tarea a largo plazo. Con la ayuda de Dios la siembra es augurio de frutos abundantes. Bendigamos al Señor que nos ha concedido recibir al Misionero de la paz. *Cardenal, arzobispo de Morelia Hablar, aconsejar y decidir VIENE DE LA PÁGINA 1 a las mujeres en la Iglesia y, sobre todo, en el Vaticano. Es agradable encontrar a menudo a mujeres entre los que participan en los encuentros menos formales —congresos, conferencias, sesiones de estudios— organizados por diversos dicasterios. Cada vez son más las mujeres que toman la palabra como relatoras. Tuve ocasión de constatarlo recientemente durante algunos encuentros dedicados al tema de la trata de seres humanos, donde la aportación de las mujeres ha sido particularmente apreciada. Pero son menos las mujeres nombradas en estructuras permanentes. También es agradable que la Comisión teológica internacional tenga hoy entre sus treinta miembros a cinco mujeres, mientras que, en el momento de su fundación, en 1969, no había ninguna. Y no se puede sino aplaudir al Consejo pontificio para la cultura por haber instituido un comité consultivo de mujeres que puede expresar su propio parecer acerca de todos los temas y proyectos examinados por el Consejo. Pero ¿puede decirse otro tanto de todos los dicasterios? ¿No sería oportuno iniciar una reflexión seria al respecto? Un grupo que podría ayudar a llevar a cabo es- ta tarea es la Unión internacional de superioras generales (UISG). Muchas de sus miembros han adquirido competencias y realizado experiencias muy importantes. ¿No habrá llegado, tal vez, el momento de abrirles la puerta para una colaboración más estrecha en todos los niveles de la vida eclesial? He aquí un ejemplo. Un miembro laico de un instituto religioso participó en el último Sínodo como padre sinodal. Se planteó entonces la pregunta: ¿por qué no una mujer, miembro de una comunidad religiosa? ¿Qué impediría reservarle a la UISG en la asamblea sinodal puestos análogos a los reservados a la Unión de su- periores generales? El ministerio episcopal no puede más que enriquecerse con la escucha de la voz carismática en la Iglesia. Por tanto, se podría pensar en invitar a la UISG a enviar a algunas de sus miembros a las reuniones de los consistorios de los cardenales como observadoras o consejeras, e incluso a las reuniones preparatorias de un cónclave. Tales encuentros, extremadamente importantes para la vida de la Iglesia, se refieren también a las mujeres, fieles de Cristo. Todos ganaríamos invitándolas a participar en ellos, y el testimonio dado al mundo sería aún más fuerte. De manera análoga, todas las Conferencias episcopales del mundo deberían sentirse honradas de invitar a representantes de las asociaciones de comunidades religiosas femeninas como observadoras y participantes en sus sesiones generales. Sin realizar grandes cambios estructurales, recogemos la invitación hecha por el Papa Francisco a elaborar en nuestra Iglesia, una verdadera sinodalidad en la que todas las voces sean escuchadas, también las de las mujeres. Así podríamos realizar un poco más la visión del Concilio: «De esta manera, todos rendirán un múltiple testimonio de admirable unidad en el Cuerpo de Cristo». Pues «la misma diversidad de gracias, servicios y funciones congrega en la unidad a los hijos de Dios» (Lumen gentium, 32). *Arzobispo de Gatineau, Canadá L’OSSERVATORE ROMANO página 4 viernes 26 de febrero de 2016, número 8 Homilías en Santa Marta Entre el hacer y el decir No sirve de nada autoproclamarse cristianos, porque «Dios es concreto» y la vida cristiana es la del «hacer» y no «la religión del decir». Así lo expresó el Papa Francisco en la homilía de la misa celebrada en la capilla de la Casa Santa Marta el 23 de febrero por la mañana, invitando a todos a realizar un examen de conciencia sobre las bienaventuranzas y en especial sobre el proprio testimonio en la familia. «La liturgia de la Palabra de hoy nos introduce en la dialéctica evangélica entre el hacer y el decir», observó desde el inicio el Papa, refiriéndose al pasaje del libro del profeta Isaías (1, 10. 16-20). «El Señor llama a su pueblo a hacer: “Venid, discutamos”. Discutamos y “dejad de hacer el mal, aprended a hacer el bien, buscad la justicia, socorred al oprimido, haced justicia al huérfano, defended la causa de la viuda». En resumidas cuentas «haced, haced cosas», porque «Dios es concreto». haces?». Por ejemplo, evidenció Francisco, «muchos padres se dicen católicos, pero nunca tienen tiempo para hablar con los hijos, para jugar con los propios hijos, para escuchar a sus hijos». Quizás, prosiguió, «tienen a sus padres en una residencia de ancianos, pero siempre están ocupados y no pueden ir a Decir y no hacer es un engaño que nos visitarlos y los dejan abandonados». Pero lleva precisamente a la hipocresía repiten: «¡Ey, soy muy católico! Formo parte de esa asociación...». Esta actitud, afirmó el Papa, es tíPor otra parte, Jesús mismo dijo: «No aquellos que me dicen: “Señor, pica de la «religión del decir: yo diSeñor” entrarán en el reino de los go que soy así, pero me comporto cielos: sino ¡los que han hecho!». como un mundano. Como estos Por lo tanto, «no aquellos que di- clérigos de los cuales hablaba Jecen» y basta, sino «quienes han he- sús». A ellos «les gustaba exhibirse, les cho la voluntad del Padre». De esta forma el Papa recordó que «el Señor gustaba la vanidad, pero no la justicia; les gustaba hacerse llamar maesnos enseña el camino del hacer». Y, añadió, «cuántas veces encon- tro; les gustaba el decir pero no el tramos gente —también nosotros—, hacer». Una realidad que se repite tammuchas veces en la Iglesia», que proclama: «¡soy muy católico!». Y te bién en el pasaje evangélico de la lidan ganas de preguntar: «¿tú que turgia, tomado del capítulo 23 de cer». Tanto que a «quienes tocan a la puerta y dicen: “Pero, Señor, te acuerdas que yo he dicho...”», Él les responde: «¡No te conozco!». Sin embargo, a quienes «hacen» les dice: «Eres pecador como la escarlata, tu serás blanco como la nieve». Así, «la misericordia del Señor va al encuentro de quienes tienen el coraje de confrontarse con Él, pero confrontarse sobre la verdad, sobre las cosas que hago o las que no hago, para corregirme». Y «este es el gran amor del Señor, en esta dialéctica entre el decir y el hacer». A continuación el Papa recalcó que «ser cristiano significa hacer: hacer la voluntad de Dios». Y «el último día —porque todos nosotros tendremos uno— ¿qué nos preguntará el Señor? Nos dirá: “¿qué habéis dicho sobre mí?”. ¡No! Nos preguntará sobre las cosas que hemos hecho». Nos preguntará, en resumen, por «las cosas concretas: “Tenía hambre y me diste de comer; tenía sed y me diste de beber; estaba enfermo y viniste a verme; estaba en la cárcel y viniste a visitarme”». Porque «esta es la vida cristiana». Por el contrario «el solo decir nos lleva a la vanidad, a ese aparentar ser cristiano. Pero no, ¡no se es cristiano así!». Inmersos en el tiempo que nos acerca a la Pascua, «en este camino de conversión cuaresmal», Francisco propuso un examen de conciencia, Mateo (1-12). «Pensemos —dijo el Papa— en esas diez jóvenes que eran felices, porque esa noche tenían que ir a esperar al esposo. ¡Estaban felices! Cinco habían hecho lo que se debía hacer para esperar al esposo; las otras cinco estaban en las nubes». Y así, prosiguió, cuando «llegó el esposo les faltaba el aceite: eran necias». «Decir y no hacer es un engaño» advirtió el Pontífice. Y «es un engaño que nos lleva precisamente a la hipocresía». Tal «como Jesús dice de estos clérigos». Pero «el SeLa misericordia del Señor va al encuentro ñor va más allá: ¿qué es lo que les dice que de quienes tienen el coraje de confrontarse hagan a los que se con Él sobre las cosas que hago acercan?». Sus palabras son: o las que no hago, para corregirme «¡Vamos, venid y discutamos! Aun si vuestros pecados fuesen como escarlata, se volverán blancos sugiriendo algunas preguntas para como la nieve. Si fuesen rojos como hacerse a uno mismo: «¿Yo soy de la púrpura se volverán como lana». esos que dicen tanto y no hacen naDe ahí que, explicó Francisco, «la da? O ¿hago algo e intento hacer misericordia del Señor está en el ha- más?». El objetivo, subrayó, es «hacer la voluntad del Señor para hacer el bien a mis hermanos, a quienes están más cerca». Como conclusión, antes de continuar con la celebración eucarística, el Papa invitó a rezar para que «el Señor nos dé esta sabiduría de entender bien dónde está la diferencia entre el decir y el hacer, nos enseñe el camino del hacer y nos ayude a ir por ese camino, porque el camino del decir nos lleva al lugar donde estaban estos doctores de la ley, estos clérigos, a los cuales les gustaba engalanarse y ser como reyezuelos». Pero «¡esta no es la realidad del Evangelio!». Y de ahí, la oración para que «el Señor nos enseñe este camino». L’OSSERVATORE ROMANO número 8, viernes 26 de febrero de 2016 página 5 El nombre y el adjetivo ¿Estamos abiertos a los demás y somos capaces de misericordia? o ¿vivimos encerrados en nosotros mismos, esclavos de nuestro egoísmo? La parábola evangélica de Lázaro y del hombre rico, presentada por la liturgia, condujo al Papa Francisco —en la misa celebrada el jueves 25 de febrero de 25 en Santa Marta— a una reflexión sobre la calidad de la vida cristiana. Recordando la antífona de entrada tomada del salmo 139 (23-24), el Papa subrayó la importancia de pedir al Señor «la gracia de saber» si seguimos «un camino de mentiras» o el «de la vida». Nos encontramos, explicó Francisco, en la línea de la reflexión desarrollada en los días anteriores cuando se hablaba de la «religión del hacer» y de la del decir», y que es suscitada por los dos personajes evangélicos: el hombre rico, descrito como uno «que vestía de púrpura y lino finísimo» y que «todos los días se entregaba a lujosos banquetes». Una caracterización un poco forzada que quiere mostrarnos a una persona que «tenía todo, todas las posibilidades». Frente a él se encuentra «un hombre pobre llamado Lázaro» que «estaba en su puerta, cubierto de llagas, deseando alimentarse con lo que caía de la mesa del rico; pero eran los perros los que venían y le lamían las llagas». El Papa analizó la descripción de los personajes y evidenció como el rico —«se ve en el diálogo final con el padre Abraham»— era «un hombre de fe», que «había estudiado la ley, conocía los mandamientos» y que «seguramente todos los sábados iba a la sinagoga y una vez al año al templo»; en pocas palabras: «un hombre que tenía una cierta religiosidad». Al mismo tiempo, del relato evangélico emerge como él también era «un hombre cerrado, cerrado en su pequeño mundo, el mundo de los banquetes, la ropa, la vanidad y los amigos». Encerrado en su «burbuja de vanidad», este «no tenía capaci- Codex aureus Epternacensis, (1035-1040) dad de mirar más allá» y no se «daba cuenta de lo que sucedía fuera de su cerrado mundo». Por ejemplo, «no pensaba en las necesidades de muchas personas o en la necesidad de compañía de los enfermos», sino que por el contrario pensaba en sí mismo, «en sus riquezas, su buena vida: se dedicaba a la buena vida». Era —concluyó su análisis el Pontífice— un hombre «religioso, aparente». De hecho, un perfecto ejemplo «de la religión del decir». El rico epulón «no conocía ninguna periferia, estaba todo encerrado en sí mismo». Y sin embargo, «precisamente la periferia» estaba «cerca de la puerta de su casa», pero él «no la conocía». Esta, explicó Francisco, «es el camino de la mentira» del cual en la antífona se pide al Señor que nos libre. Gustave Doré, «El rico y Lázaro» (detalle) Ante esta descripción, el Pontífice ha profundizado en el análisis interior del hombre rico, una persona que «sólo confiaba en sí mismo, en sus cosas» y «no confiaba en Dios», absolutamente lejos del «dichoso hombre que confía en el Señor», que se le contrapone en el salmo responsorial tomado del salmo 1. «Qué herencia —se preguntó entonces el Papa— dejó este hombre?». Seguramente, dijo de nuevo citando el salmo responsorial, «no es como un árbol plantado junto a corrientes de agua», sino «como paja que se lleva el viento». Este hombre tenía una familia, hermanos. En el relato evangélico se lee que le pide al padre Abraham que envíe a alguien para advertirles: «Deteneos, ¡este no es el camino!». Y cuando murió, explicó Francisco, «no dejó herencia, no dejó vida, ya que sólo estaba cerrado en sí mismo». Una esterilidad de vida recalcada, señaló el Papa, por un detalle: el Evangelio hablando de este hombre «no dice cómo se llamaba, sólo dice que era un hombre rico». Un detalle significativo, porque «cuando tu nombre es solamente un adjetivo, es porque has perdido: has perdido la sustancia, has perdido fuerza». De ahí que de algunos se diga: «este es rico, este es poderoso, este puede hacerlo todo, esta es un sacerdote de carrera, un obispo carrera ....». A menudo sucede, explicó el Papa, que tendemos a «nombrar a las personas con adjetivos, no con nombres, porque no tienen sustancia». Esta era la realidad del rico del relato de hoy. En este punto, Francisco se hizo una pregunta: «Dios que es Padre, ¿no tuvo misericordia de este hombre? ¿No llamó a su corazón para conmoverlo?». Y la respuesta fue inmediata: «Sí, estaba en la puerta, estaba en la puerta, en la persona de Lázaro». Lázaro, él sí que tenía un nombre. «Lázaro —añadió el Papa— con sus necesidades y sus miserias, sus enfermedades, era el Señor quien llamaba a la puerta, para que este hombre abriese su corazón y la mise- ricordia pudiese entrar». Y sin embargo, el rico «no veía» «estaba cerrado» y «para él, más allá de la puerta, no había nada». El pasaje del Evangelio, comentó el Pontífice, es útil para todos nosotros, a mitad de camino cuaresmal, para hacernos algunas preguntas: «Yo, ¿estoy en el camino de la vida o el camino de la mentira? ¿Cuántas cerrazones aún tengo en mi corazón? ¿Dónde está mi alegría: en el hacer o en el decir?», y también: ¿ mi alegría está «en salir de mí mismo para ir al encuentro de los demás, para ayudar?», o «¿mi alegría es tener todo resuelto, encerrado en mí mismo? ». Y mientras pensamos en todo esto, concluyó Francisco, «pidamos al Señor» la gracia «de ver siempre a los Lázaros que están en nuestra puerta, los Lázaros que tocan al corazón», y aquella de «salir de nosotros mismos con generosidad, con actitud de misericordia, para que la misericordia de Dios pueda entrar en nuestro corazón». L’OSSERVATORE ROMANO número 8, viernes 26 de febrero de 2016 páginas 6/7 El aporte de la encíclica «Laudato si’» para salvaguardar nuestra casa común Una nueva civilización JEAN-LOUIS TAURAN* No hay tiempo para más dilaciones FERNAND O CHICA ARELLANO* La encíclica del Papa Francisco Laudato si’ es una invitación a tener ojos nuevos. Recorrer los 246 números de este documento pontificio es recordar que tenemos un origen común, pues Dios es nuestro Padre. La fraternidad es la mejor medicina contra la cultura del descarte que engendra desigualdades, contra el individualismo atroz que genera desechos, y no solo materiales. Una sociedad que ha arrebatado a Dios el primer puesto ha condenado al último a los pobres. Cuando se arrincona a Dios el hombre queda postergado. Y cuando el hombre se siente postergado grita. El grito es la única riqueza del menesteroso. Leyendo Laudato si’ percibimos que común es también la casa que todos habitamos: nuestra madre y hermana la tierra con palabras de San Francisco de Asís. Ella grita igualmente por las heridas que tiene abiertas. Su clamor y el de los más desfavorecidos están entrelazados. Entre todos debemos curarla. Porque a todos nos acoge, entre todos debemos cuidarla y no de cualquier forma. Hay que hacerlo con esmero y, además, juntos, cooperando. Nadie sobra a la hora de realizar esta tarea de ser protectores, custodios, de un mundo que en el corazón de Dios tenía la belleza, la bondad, la verdad y la unidad como sus cuatro puntos cardinales. Un egoísmo rampante ha logrado que esta brújula se extraviara. Si no cambiamos el rumbo, si nos evadimos o paralizamos ante la actual emergencia ecológica, el planeta será un cúmulo de escorias, como desgraciadamente en tantas partes ya lo es. Pero de las páginas de Laudato si’ aprendemos también que tenemos un destino común, más allá del Sol. Caminamos al compás de un cántico, buscando como criaturas al Creador. «Que nuestras luchas y nuestra preocupación por este planeta no nos quiten el gozo de la esperanza» (LS 244). Son las manos de Dios las que nos esperan, las mismas que plasmaron nuestra tierra, no como un conjunto azaroso de elementos, sino como un jardín luminoso. La llegada del lector al punto y final de las páginas de Laudato si’ pide el inicio del reconocimiento de la grandeza, la urgencia y la hermosura del desafío que se nos presenta: salvaguardar nuestra casa común y buscar un desarrollo humano sostenible e integral. Y esto hoy. No hay tiempo para más dilaciones. El presente comentario a la mencionada encíclica aspira a ser una humilde contribución a asumir con responsabilidad este compromiso. *Observador permanente de la Santa Sede ante la FAO, IFAD y PAM El libro «Loado seas, mi Señor». Comentario a la encíclica del Papa Francisco «Laudato si’», BAC, Madrid 2015 de F. Chica Arellano y C. Granados García nos muestra la riqueza de la encíclica del Papa Francisco «Laudato si’». Recorriendo las páginas de esta obra, me he convencido de que lo que propone la mencionada encíclica no es otra cosa sino una nueva civilización. Por eso tiene como destinatarios no solamente a los católicos, sino también a todos los habitantes del planeta. Este escrito se presenta como un diálogo con los científicos y trae a colación interlocutores inesperados, como el Patriarca Bartolomé (es la primera vez que se cita a un Patriarca ortodoxo en una encíclica); Paul Ricoeur, filósofo protestante francés; incluso un místico musulmán, Ali Al-Jhawas. El texto pontificio reposa sobre dos predicados: Primero: todo está conectado (ecología, cultura, economía). Segundo: todo es don. Nosotros somos criaturas; somos administradores, no propietarios (destino universal de los bienes). «Laudato si’» no es una encíclica sobre el cambio climático. Es una encíclica social. El Papa comienza con una mirada a su entorno y percibe que todo está entrelazado: los seres humanos, la naturaleza, el medio ambiente, la creación y la sociedad. De ahí la gran afirmación: «ecología humana y ecología ambiental caminan juntas». Estamos llamados a contemplar el mundo con los ojos del Creador: la Tierra es el ambiente que hay que custodiar y el jardín que hay que cultivar. La relación hombre/naturaleza no debe estar vertebrada por la avidez, la manipulación y la explotación. Debe conservar la armonía de la creación, para que todo esté al servicio de los hombres de Basureros en Guatemala hoy y de mañana. Estamos, pues, ante una ecología global. Para el creyente, nuestro ambiente es «divino», porque puede ser interpretado como espacio de unión con Dios. «Laudato si’» denuncia una forma de divinización de la técnica y del mercado. No hay un crecimiento infinito o ilimitado (cf. LS 139). «Laudato si’» es además una llamada a cambiar nuestro modo de pensar y vivir. Para ello se nos invita a abandonar la lógica del dominio, la explotación, el despilfarro y la depredación. Para el Santo Padre, la crisis ecológica y la crisis social son dos caras de una misma moneda. Por este motivo, hace falta un acercamiento integral para combatir la pobreza, para devolver la dignidad a los excluidos y simultáneamente salvaguardar la naturaleza. El texto está atravesado por ejes fundamentales que le otorgan unidad. El Papa mismo los menciona al comienzo de su escrito. Se trata de «la íntima relación entre los pobres y la fragilidad del planeta, la convicción de que en el mundo todo está conectado, la crítica al nuevo paradigma y a las formas de poder que derivan de la tecnología, la invitación a buscar otros modos de entender la economía y el progreso, el valor propio de cada criatura, el sentido humano de la ecología, la necesidad de debates sinceros y honestos, la grave responsabilidad de la política internacional y local, la cultura del descarte y la propuesta de un nuevo estilo de vida» (LS 16). A la luz de estas consideraciones, según cuanto ha escrito el conocido periodista francés Henry Tincq, se podrían formular diez mandamientos del Papa Francisco para tutelar el planeta: Primer mandamiento: Saldrás del mundo de la indiferencia. La tierra es nuestra casa común. El mal uso de plaguicidas en las cultivaciones centroamericanas deteriora la calidad de la tierra Segundo mandamiento: Lucharás contra el calentamiento del sistema climático. Hay que promover fuentes de energía alternativa y renovable, cambiar de estilo de vida, de producción y de consumo. Tercero: Aprovisionarás de agua a toda la Tierra. El acceso al agua potable es un derecho humano fundamental. Cuarto: Pondrás en el centro a los pobres. Luchar por la salvaguarda del planeta supone igualmente que se supriman las desigualdades sociales. Y, sin embargo, los excluidos son todavía hoy la inmensa mayoría. Quinto: Combatirás el mito del progreso indefinido. El crecimiento perdurable y los progresos técnicos no son neutros. Tienden a la acumulación de ganancias que permiten a los países ricos experimentar un superdesarrollo, donde consumo y derroche se dan la mano, mientras que las naciones pobres permanecen en la miseria. Sexto: Resistirás a la omnipotencia. Hay una conexión entre la degradación del medio ambiente y la degradación humana y ética. Es preciso un acercamiento integral para combatir la pobreza, para otorgar dignidad a los descartados y al mismo tiempo preservar la naturaleza. Séptimo: Entrarás en la lógica del don gratuito. La Tierra nos ha sido dada. No puede entenderse por ello según criterios utilitaristas. Pertenece a cuantos vienen detrás de nosotros. Octavo: Favorecerás la transición energética. Hay que desarrollar gradualmente formas de energía poco contaminante, fomentar una agricultura diversificada, asegurar el acceso al agua potable. En este contexto, hay que pensar en instituciones internacionales dotadas de poder para sancionar. Noveno: Aceptarás aminorar la marcha. Hay que pararse y pensar que «cuando somos capaces de superar el individualismo, realmente se puede desarrollar un estilo de vida alternativo y se vuelve posible un cambio importante en la sociedad» (LS 208). Décimo y último mandamiento: Buscarás una feliz sobriedad. Se trata de apreciar lo que es pequeño, de agradecer las posibilidades que brinda la vida. Concluyendo, el grito de la naturaleza maltratada y el grito de los pobres abandonados llegan hasta el cielo. Es importante saber qué mundo deseamos legar a las generaciones venideras (cf. LS 160). El Papa Francisco actualiza en su encíclica la Doctrina social de la Iglesia. Y lo hace de forma novedosa, sintetizando para ello elementos conocidos, pero dentro de un cuadro de reflexión global que se deja interpelar por experiencias y valores que influyen en la manera en que una sociedad percibe la realidad, reacciona y construye el porvenir. Su Santidad nos hace comprender mejor la complejidad de los problemas, no dudando utilizar el método del diálogo con la filosofía y las ciencias humanas. Nos invita a repensar nuestro mundo y a actuar. En definitiva, Francisco propone a las sociedades materialistas sedientas de «bienestar» el «buen vivir». Cardenal presidente del Pontificio Consejo para el diálogo interreligioso Contaminación ambientales en las grandes ciudades europeas (Milán AFP) Invitación a una lectura pausada y fecunda de la encíclica Loado seas, mi Señor JOSÉ FRANCISCO SERRANO O CEJA* El tiempo verbal sobre el que se articula la inteligencia de la fe, tal y como la formula el Papa Francisco, no es solo el presente, también lo es el futuro. La encíclica Laudato si’ permite profundizar de forma luminosa en lo que significa que la persona, en el marco de la teología de la creación, sea un «ser proyectivo» en la «casa común». Necesitamos perspectiva para percibir las dimensiones reales de lo que vivimos como don y estupor, novedad y sugerencia. El ejercicio del primado de Pedro, a través de sus textos, es una oferta para que redescubramos la dimensión de sorpresa y propuesta del cristianismo. Ante quienes han basado su concepción de las relaciones con Dios, Jesucristo y la Iglesia, con los hombres, con la naturaleza, sobre la base de la sospecha, el papa Francisco les seduce con la sorpresa, transformada en llamada a la cordial cooperación y en mano tendida al diálogo fraterno. La sorpresa es siempre también una invitación a la esperanza. Laudato si’ es una sorpresa y debe seguir siendo una sorpresa. La palabra del Obispo de Roma es asimismo un grito contra el pesimismo. Es una brújula que orienta, una brisa que repara y alienta, que descubre ventanas donde otros levantan muros. En no pocas ocasiones, el proyecto de salvaguarda humana de la creación ha estado ligado a la combinación del cálculo estratégico de las voluntades políticas, económicas e incluso éticas. Era preciso un paso más, el plano teológico, espiritual, de la alabanza al Creador a través del cuidado de la creación. Este paso está muy presente en este libro, glosa académica y científica a la segunda encíclica del Santo Padre. Bajo el título, «Loado seas mi Señor. Comentario a la encíclica Laudato si’ del papa Francisco», editado por la prestigiosa BAC (Biblioteca de Autores Cristianos), y coordinado por monseñor Fernando Chica Arellano, observador permanente de la Santa Sede ante la FAO, IFAD y PAM, y el director de la citada editorial, el profesor Carlos Granados, diversos autores se han acercado al texto papal. Y lo han hecho desde las perspectivas de la recepción, el rigor y el esmero, tratando de hacer resonar las diversas melodías contenidas en sus 246 parágrafos, escritos desde su raíz en la lengua cervantina. Los autores no han buscado repetir las ideas principales que aparecen en el citado documento pontificio, sino que han querido más bien invitar a una lectura pausada y fecunda del mismo. Algunas claves que hay que tener en cuenta a la hora de abordar este oportuno trabajo —alguien diría equivocadamente, «uno más dentro del panorama de comentarios a la encíclica»—, como condiciones de percepción y estudio, son la perspectiva interdisciplinar —visión de conjunto— y la sinfonía hermenéutica en torno a los conceptos de conversión ecológica y antropología integral. Dos notas que permiten que la encíclica se reciba en su contexto adecuado para evitar así el riesgo de pretextos varios. En este sentido, monseñor Víctor Manuel Fernández, uno de los colaboradores de esta publicación, habla en su artículo de la «mirada mezquina» que algunos han utilizado para leer y comentar la encíclica. Ante tales erradas perspectivas, el rector de la Universidad católica de Argentina advierte que «si alguien se pregunta por qué el Papa quiso escribir una encíclica sobre el medio ambiente, podríamos responder que lo ha hecho por fidelidad al nombre que eli- F. Chica Arellano - C. Granados García (eds.), Loado seas, mi Señor. Comentario a la encíclica Laudato sì del papa Francisco, BAC (Estudios y ensayos. Teología 187), Madrid 2015, 342 pp. gió, pero en realidad la respuesta está en el primer título de la presentación: “Nada de este mundo nos resulta indiferente”» (p. 80). La sola enumeración de los colaboradores en esta obra es su mejor carta de presentación. Nos encontramos con escritos de los cardenales GerhardLudwig Müller, prefecto de la Congregación para la doctrina de la fe; JeanLouis Tauran, presidente del Pontificio Consejo para el diálogo interreligioso; Peter K. A. Turkson, presidente del Pontificio Consejo «Justicia y Paz»; Beniamino Stella, prefecto de la Congregación del clero; del arzobispo de Oviedo, monseñor Jesús Sanz Montes, O.F.M.; del ya citado monseñor Víctor Manuel Fernández, arzobispo titular de Tiburnia; del coordinador del volumen, monseñor Fernando Chica Arellano; de los profesores de la Universidad eclesiástica San Dámaso de Madrid, Juan de Dios Larrú, Gerardo del Pozo Abejón y Carlos Granados García; de Michael Roy, secretario general de Caritas internationalis; de Emilio López-Barajas Zayas, catedrático emérito de la Universidad Nacional de educación a distancia (España); de Fernando del Pino Calvo-Sotelo, economista y empresario; de los profesores de la Pontificia Universidad Antonianum, Fr. LLuis Oviedo Torró, O.F.M., y Álvaro Garre Garre; de Arturo Bellocq Montano, profesor de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz; de Alberto García, director de la Cátedra UNESCO de bioética y derechos humanos del Pontificio Ateneo «Regina Apostolorum», y de John Lunstroth, profesor de derecho de la Universidad de Houston. Este volumen, que incluye una certera presentación del cardenal presidente de la Conferencia episcopal española, Ricardo Blázquez Pérez, desea prestar un servicio a cuantos no quieren permanecer insensibles ante el clamor de la Tierra, casa común que a todos nos acoge, herida «por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella» (LS 2). Se convierte así esta publicación en un horizonte abierto a la inteligencia de la fe y en una invitación a levantar la mirada hacia un mundo en el que habite la esperanza que no defrauda. *Profesor en la Universidad San PabloCEU, Madrid L’OSSERVATORE ROMANO página 8 viernes 26 de febrero de 2016, número 8 COMUNICACIONES Colegio episcopal Monseñor Manuel Eugenio Salazar Mora, obispo de Tilarán-Liberia (Costa Rica) Monseñor Miguel Ángel Morán Aquino, obispo de Santa Ana (El Salvador) Monseñor Antonio Calderón Cruz, obispo de San Francisco de Asís de Jutiapa (Guatemala) Monseñor Ángel Antonio Recinos Lemus, obispo de Zacapa y Santo Cristo de Esquipulas (Guatemala) Monseñor Carlos Alberto Salcedo Ojeda, obispo auxiliar de Huancayo (Perú) Monseñor Miguel Fernando González Mariño, obispo auxiliar de Ibagué (Colombia) RENUNCIAS: El Santo Padre ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la diócesis de Tilarán-Liberia (Costa Rica) que monseñor VITTORINO GIRARDI STELLIN, M.C.C.J., le había presentado en conformidad con el canon 401 § 1 del Código de derecho canónico. Vittorino Girardi Stellin, M.C.C.J., nació en Lendinara, diócesis de Adria-Rovigo (Italia), el 24 de marzo de 1938. Recibió la ordenación sacerdotal el 30 de marzo de 1963. Juan Pablo II lo nombró obispo de Tilarán el 13 de julio de 2002; recibió la ordenación episcopal el 21 de septiembre sucesivo. El Santo Padre ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la diócesis de Santa Ana (El Salvador) que monseñor ROMEO TOVAR ASTORGA, O.F.M., le había presentado en conformidad con el canon 401 § 1 del Código de derecho canónico. Audiencias pontificias EL PAPA HA RECIBID O: Sábado 20 de febrero —Al cardenal Jean-Louis Tauran, presidente del Consejo pontificio para el diálogo interreligioso, con el secretario de dicho dicasterio, monseñor Miguel Ángel Ayuso Guixot, M.M.C.C.J., obispo titular de electo de Luperciana. Martes, día 23 —Al nuevo embajador de Timor Oriental ante la Santa Sede, Egas da Costa Freitas, con ocasión de la presentación de las cartas credenciales. —Al nuevo embajador de Argentina ante la Santa Sede, Rogelio Francisco Emilio Pfirter, con ocasión de la presentación de las cartas credenciales. —Al cardenal Reinhard Marx, arzobispo de Munich y Freising (República federal de Alemania), coordinador del Consejo para la economía. Miércoles, día 24 —Al cardenal Mario Aurelio Poli, arzobispo de Buenos Aires (Argentina). Romeo Tovar Astorga, O.F.M., nació en Ciudad Delgado, arquidiócesis de San Salvador, el 5 de marzo de 1940. Recibió la ordenación sacerdotal el 25 de junio de 1968. Juan Pablo II lo nombró obispo de Zacatecoluca el 5 de mayo de 1987; recibió la ordenación episcopal el 25 de julio del mismo año. El Santo Padre lo nombró obispo coadjutor de San Miguel el 17 de diciembre de 1996. Pasó a ser obispo de dicha sede el 10 de abril de 1997. El mismo Papa lo trasladó a la diócesis de Santa Ana el 12 mayo de 1999. El Papa ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral del exarcado apostólico para los católicos de rito bizantino en Grecia que monseñor DIMITRIOS SALACHAS, obispo titular de Grazianópoli, le había presentado en conformidad con el canon 210 § 1 del Código de cánones de las Iglesias orientales. Dimitrios Salachas nació en Atenas el 7 de junio de 1939. Recibió la ordenación sacerdotal el 9 de febrero de 1964. Benedicto XVI lo nombró obispo titular de Carcabia y exarca apostólico para los católicos de rito bizantino residentes en Grecia el 23 de abril de 2008; recibió la ordenación episcopal el 24 de mayo del mismo año. El Santo Padre le asignó la sede episcopal titular de Grazianópoli el 14 de mayo de 2012. EL PAPA ciembre de 1981. Juan Pablo II lo nombró obispo de la diócesis de San Miguel el 19 de julio de 2000; recibió la ordenación episcopal el 2 de septiembre sucesivo. —Obispo de Zacapa y Santo Cristo de Esquipulas (Guatemala) al presbítero ÁNGEL ANTONIO RECINOS LEMUS. Ángel Antonio Recinos Lemus nació en Azulco, diócesis de Jalapa, el 2 de agosto de 1963. Recibió la ordenación sacerdotal el 3 de diciembre de 1994. Obtuvo la licenciatura en teología bíblica en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. En su ministerio ha desempeñado, entre otros, los siguientes carSIGUE EN LA PÁGINA 10 Santa Sede El Papa ha nombrado directora del Departamento teológico pastoral de la Secretaría para la comunicación a la profesora NATAŠA GOVEKAR, docente en el «Atelier de teología Card. T. Špidlík» del Centro Aletti de Roma, y director de la Dirección tecnológica de dicha Secretaría al ingeniero FRANCESCO MASCI, hasta ahora responsable del área técnica del Servicio Internet Vaticano. Representaciones pontificias El Santo Padre ha nombrado nuncio apostólico en Sudáfrica y en Botsuana a monseñor PETER BRYAN WELLS, hasta ahora asesor para los Asuntos generales de la Secretaría de Estado, elevándolo al mismo tiempo a la sede titular de Marcianopoli, con dignidad de arzobispo. Peter Bryan Wells nació en Tulsa, Oklahoma (Estados Unidos), el 12 de mayo de 1963. Recibió la ordenación sacerdotal el 12 de julio de 1991. Obtuvo la licenciatura en teología en el Pontificio Instituto Juan Pablo II para los estudios sobre el matrimonio y la familia y el doctorado en derecho canónico en la Pontificia Universidad Gregoriana. Entró en el servicio diplomático de la Santa Sede el 1 de julio de 1999, y prestó servicio en la nunciatura apostólica en Nigeria y en la Sección de la Secretaría de Estado para los Asuntos generales. El Papa Benedicto XVI lo nombró asesor de la Secretaría de Estado para los Asuntos generales el 16 de julio de 2009. Curia romana El Papa ha nombrado miembros de la Congregación para las causas de los santos a los monseñores GIORGIO CORBELLINI, presidente de la Oficina del trabajo de la Sede apostólica, y GUID O POZZO, secretario de la Comisión pontificia «Ecclesia Dei». HA NOMBRAD O: —Obispo de Tilarán-Liberia (Costa Rica) al presbítero MANUEL EUGENIO SALAZAR MORA. Manuel Eugenio Salazar Mora nació en Guadalupe, arquidiócesis de San José de Costa Rica, el 9 de octubre de 1958. Recibió la ordenación sacerdotal el 4 de diciembre de 1982. Se licenció en teología en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. Ha sido vicario parroquial, director del Departamento de la Conferencia episcopal para la educación religiosa, director del seminario introductorio, rector del seminario mayor nacional, vicario episcopal y párroco. —Obispo de Santa Ana (El Salvador) a monseñor MIGUEL ÁNGEL MORÁN AQUINO, hasta ahora obispo de San Miguel. Miguel Ángel Morán Aquino nació en Esquipulas, diócesis de Santa Ana, el 25 de mayo de 1955. Recibió la ordenación sacerdotal el 5 de di- Erección de diócesis El Papa ha erigido la diócesis de SAN FRANCISCO DE ASÍS DE JUTIAPA (Guatemala), con territorio desmembrado de la diócesis de Jalapa, y la ha hecho sufragánea de la arquidiócesis de Santiago de Guatemala. La nueva diócesis tiene una extensión de 3.219 km² y cuenta con una población de 458.321 habitantes, de los cuales 389.573 son católicos. Pastoralmente están distribuidos en 15 parroquias y son atendidos por 14 sacerdotes diocesanos y 10 sacerdotes religiosos. También desempeñan su misión en esa circunscripción eclesiástica 2 religiosos no sacerdotes y 80 religiosas. En la actualidad hay 15 seminaristas. El templo parroquial de San Cristóbal, en el municipio de Jutiapa, pasa a ser iglesia catedral de la nueva diócesis. El Pontífice ha erigido la diócesis de BARISAL (Bangladesh), con territorio desmembrado de la diócesis de Chittagong, y la ha hecho sufragánea de la sede metropolitana de D acca. La nueva diócesis tiene una extensión de 20.708 km² y cuenta con una población de 15.183.927 habitantes, de los cuales 29.685 son católicos. Pastoralmente están distribuidos en 5 parroquias y son atendidos por 13 sacerdotes diocesanos y 6 sacerdotes religiosos. También desempeñan su misión en esa circunscripción eclesiástica 4 religiosos no sacerdotes y 29 religiosas. En la actualidad hay 3 seminaristas mayores. El templo parroquial de San Pedro, de la ciudad de Barisal, pasa a ser iglesia catedral de la nueva diócesis. número 8, viernes 26 de febrero de 2016 L’OSSERVATORE ROMANO página 9 A la Curia romana el Papa recuerda la necesidad de conjugar fidelidad y misericordia Comunidad de servicio La Curia romana, la Gobernación y las instituciones vinculadas con la Santa Sede constituyen una «comunidad de servicio» donde se conjuga «fidelidad y misericordia» y donde nunca nadie debería sentirse «ignorado o maltratado». Lo destacó el Papa Francisco durante la misa que celebró en la basílica de San Pedro el lunes 22 de febrero, por la mañana, fiesta litúrgica de la Cátedra del Apóstol, con ocasión del jubileo de los empleados vaticanos. La fiesta litúrgica de la Cátedra de san Pedro nos congrega para celebrar el Jubileo de la Misericordia como comunidad de servicio de la Curia romana, de la Gobernación y de las Instituciones vinculadas con la Santa Sede. Hemos atravesado la Puerta Santa y llegamos a la tumba del Apóstol Pedro para hacer nuestra profesión de fe. Y hoy la Palabra de Dios ilumina de modo especial nuestros gestos. En este momento, el Señor Jesús repite a cada uno de nosotros su pregunta: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» (Mt 16, 15). Una pregunta clara y directa, ante la cual no es posible huir o permanecer neutrales, ni postergar la respuesta o delegarla a otro. Pero en ello no hay nada de inquisitorio, es más, ¡está llena de amor! El amor de nuestro único Maestro, que hoy nos llama a renovar la fe en Él, reconociéndolo como Hijo de Dios y Señor de nuestra vida. Y el primero en ser llamado a renovar su profesión de fe es el Sucesor de Pedro, que tiene la responsabilidad de confirmar a los hermanos (cf. Lc 22, 32). Dejemos que la gracia modele de nuevo nuestro corazón para creer, y abra nuestra boca para hacer la profesión de fe y obtener la salvación (cf. Rm 10, 10). Así, pues, hagamos nuestras las palabras de Pedro: «Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo» (Mt 16, 16). Que nuestro pensamiento y nuestros ojos estén fijos en Jesucristo, inicio y fin de cada acción de la Iglesia. Él es el fundamento y nadie puede poner otro cimiento (1 Cor 3, 11). Él es la «piedra» sobre la cual debemos construir. Lo recuerda con palabras expresivas san Agustín cuando escribe que la Iglesia, que viéndose agitada y sacudida por las vicisitudes de la historia, «no se cae, porque está cimentada sobre la piedra de donde Pedro tomó el nombre, pues “piedra” no viene de “Pedro”, sino “Pedro” de “piedra”; como tampoco “Cristo” viene de “cristiano”, sino “cristiano” de “Cristo”. […] La roca es el Mesías, cimiento sobre el que también Pedro mismo está edificado» (In Joh 124, 5: PL 35, 1972). De esta profesión de fe surge para cada uno de nosotros la tarea de corresponder a la llamada de Dios. A los Pastores, ante todo, se les pide tener como modelo a Dios mismo, que cuida su rebaño. El profeta Ezequiel describió el modo de obrar de Dios: Él va en busca de la oveja perdida, conduce de nuevo al aprisco a la descarriada, venda y cura a la enferma (34, 16). Un comportamiento que es signo del amor que no conoce límites. Es una entrega fiel, constante, incondicional, para que su mi- sericordia pueda llegar a todos los más débiles. Pero no tenemos que olvidar que la profecía de Ezequiel se inspira en la constatación de las faltas de los pastores de Israel. Por lo tanto, nos hace bien también a nosotros, llamados a ser Pastores en la Iglesia, dejar que el rostro de Dios Buen Pastor nos ilumine, nos purifique, nos transforme y nos restituya plenamente renovados a nuestra misión. Que también en nuestros ambientes de trabajo podamos sentir, cultivar y practicar un fuerte sentido pastoral, sobre todo hacia las personas con las que nos encontra- mos todos los días. Que nadie se sienta ignorado o maltratado, sino que cada uno pueda experimentar, sobre todo aquí, el cuidado atento del Buen Pastor. Estamos llamados a ser los colaboradores de Dios en una empresa tan fundamental y única como es testimoniar con nuestra vida la fuerza de la gracia que transforma y el poder del Espíritu que renueva. Dejemos que el Señor nos libere de toda tentación que aleja de lo que es esencial en nuestra misión, y redescubramos la belleza de profesar la fe en el Señor Jesús. La fidelidad al ministerio se conjuga bien con la misericordia que queremos experimentar. En la Sagrada Escritura, por otro lado, fidelidad y misericordia son un binomio inseparable. Donde está una, allí está también la otra, y precisamente en su reciprocidad y complementariedad se puede ver la presencia misma del Buen Pastor. La fidelidad que se nos pide es obrar según el corazón de Cristo. Como hemos escuchado de las palabras del apóstol Pedro, tenemos que apacentar el rebaño con «espíritu generoso» y llegar a ser un «modelo» para todos. De este modo, «cuando aparecerá el Pastor supremo» podremos recibir la «corona inmarcesible de la gloria» (1 Pe 5, 4). Peregrinación hacia la Puerta Santa de la basílica de San Pedro Entre los fieles Entre los fieles, como un simple peregrino, en procesión hacia la Puerta Santa. Así el Papa Francisco participó en la celebración jubilar de la Curia romana, el lunes 22 de febrero. Los empleados del Vaticano se dieron cita a las 8.30 horas en el aula Pablo VI donde, en presencia del Pontífice, se reunieron para la oración de la Hora tercia y para escuchar la meditación sobre el tema «La misericordia en la vida cotidiana» llevaba a cabo por el jesuita Marko Ivan Rupnik. La oración —así como los cantos de la misa sucesiva— la guió el coro de la Capilla Sixtina dirigido por monseñor Palombella. Al final de la meditación, los fieles abandonaron el aula y, detrás de la cruz, se encaminaron hacia la basílica. La procesión a la Puerta Santa la encabezaban los cardenales, obispos, religiosos y religiosas, y a continuación, los fieles laicos a los que —acompañado por los arzobispos Angelo Becciu, sustituto de la Secretaría de Estad, Georg Gänswein, prefecto de la Casa pontifi- cia, y Rino Fisichella, presidente del Consejo pontificio para la promoción de la nueva evangelización— se unió el Papa Francisco. Por último los sacerdotes concelebrantes, con los ornamentos litúrgicos. Los fieles fueron recibidos en la basílica con el himno del Año santo, con la invitación a ser «misericordiosos como el Padre». El Papa Francisco celebró la misa en la fiesta de la Cátedra de San Pedro, junto con cuarenta y dos cardenales, entre ellos el secretario de Estado, Pietro Parolin, y cincuenta y cinco obispos y arzobispos. La ceremonia fue dirigida por el maestro de las celebraciones litúrgicas pontificias, monseñor Guido Marini. Durante la liturgia eucarística, el Papa tuvo a su lado, en el altar de la confesión, a los cardenales Angelo Sodano, decano, Giovanni Battista Re, Francis Arinze y Tarcisio Bertone. Antes de abandonar la basílica, el Pontífice rindió homenaje a san Pedro besando el pie de la estatua del apóstol que, según la tradición, llevaba las vestiduras litúrgicas. página 10 L’OSSERVATORE ROMANO Colegio episcopal VIENE DE LA PÁGINA 8 gos: rector del seminario menor diocesano, vicario parroquial, representante ante la Conferencia episcopal de la pastoral indígena de su diócesis, párroco en diversas parroquias y formador y profesor en el seminario mayor nacional. —Obispo de la nueva diócesis de San Francisco de Asís de Jutiapa (Guatemala) al presbítero ANTONIO CALDERÓN CRUZ. Antonio Calderón Cruz nació en Ciudad de Guatemala el 13 de junio de 1959. Recibió la ordenación sacerdotal el 5 de julio de 1986, incardinado en la diócesis de San Marcos. Ha sido colaborador parroquial, responsable de la pastoral juvenil diocesana, formador en el seminario mayor nacional, párroco, vicario episcopal para la pastoral y administrador diocesano de San Marcos. —Obispo de la nueva diócesis de Barisal (Bangladesh) a monseñor LAWRENCE SUBRATO HOWLADER, C.S.C., hasta ahora obispo titular de Afufenia y auxiliar de Chittagong. Lawrence Subrato Howlader, nació en Noborgram, diócesis de Chittagong, el 11 de septiembre de 1965. Recibió la ordenación sacerdotal el 31 de diciembre de 1994. Benedicto XVI lo nombró obispo titular de Afufenia y auxiliar de Chittagong el 7 de mayo de 2009; recibió la ordenación episcopal el 3 de julio sucesivo. C.S.C., su ministerio ha desempeñado, entre otros, los siguientes cargos: vicario parroquial, párroco, consejero de su congregación en Perú, formador y vicario episcopal en Huancayo. —Obispo titular de Boseta y auxiliar de la arquidiócesis de Ibagué (Colombia) al presbítero MIGUEL FERNAND O GONZÁLEZ MARIÑO. Miguel Fernando González Mariño nació en Tunja el 25 de enero de 1966. Recibió la ordenación sacerdotal el 1 de agosto de 1998, incardinado en la diócesis de Santa Marta. Se licenció en teología dogmática en Roma. Ha sido colaborador parroquial; párroco; delegado diocesano para la liturgia; formador, secretario académico y director espiritual del seminario mayor diocesano, del que actualmente era rector. —Obispo titular de Apollonia y auxiliar de la diócesis de Saint-Jean Longueuil (Canadá) al presbítero CLAUDE HAMELIN. Claude Hamelin nació en Sherington, diócesis de Saint Jean Longueuil, el 10 de julio de 1952. Recibió la ordenación sacerdotal el 3 de diciembre de 1977. Obtuvo la licenciatura en teología moral en Pontificia Academia Alfonsiana de Roma. En su ministerio ha desem- Lutos en el episcopado peñado los siguientes cargos: vicario parroquial, párroco, vicario episcopal, responsable de la oficina diocesana para el clero y vicario general. —Obispo titular de Cedie y auxiliar de Łowicz (Polonia) a monseñor WOJCIECH TOMASZ OSIAL. Wojciech Tomasz Osial nació en Łowicz el 19 de noviembre de 1970. Recibió la ordenación sacerdotal el 25 de mayo de 1995. Ha sido profesor en el seminario mayor diocesano, notario de la curia, miembro del consejo pastoral y profesor en la Universidad Cardenal Wyszyński de Varsovia. —Obispo titular de Macriana minore y auxiliar de la archidiócesis de Porto Alegre (Brasil) al presbítero APARECID O D ONIZETE DE SOUZA. Aparecido Donizete De Souza nació en Primeiro de Maio, archidiócesis de Londrina, el 13 de enero de 1964. Recibió la ordenación sacerdotal el 12 de diciembre de 1992, incardinado en la diócesis de Cornélio Procópio. Se licenció en espiritualidad en el Pontificio Instituto Teresianum de Roma. Ha sido vicario parroquial, párroco, rector del seminario y asesor diocesano para la pastoral litúrgica. Cartas credenciales de los embajadores de Timor Oriental y Argentina —Obispo titular de Carcabia y exarca apostólico para los católicos de rito bizantino residentes en Grecia al archimandrita MANUEL NIN, O.S.B. Manuel Nin, O.S.B., nació en El Vendrell, archidiócesis de Tarragona (España), el 20 de agosto de 1956. Ingresó en la Orden benedictina, donde recibió la ordenación sacerdotal el 18 de abril de 1998. Se doctoró en teología y ciencias patrísticas en el Pontificio Instituto Augustinianum de Roma. Ha sido profesor en diversos centros académicos pontificios de Roma, donde también ahora desempeña una intensa actividad educativa; director espiritual del Pontificio colegio griego de Roma, del cual es actualmente rector, desde el 29 de junio 1999. El 14 de noviembre de 1999 fue nombrado archimandrita de la diócesis de Akko, Haifa, Nazaret y toda Galilea. Además, ha sido primer asistente del abad presidente de la congregación sublacense-cassinese. Es consultor de la Oficina para las celebraciones litúrgicas del Sumo Pontífice, miembro de la comisión litúrgica de la Congregación para las Iglesias orientales, autor de numerosos escritos y editorialista de «L’O sservatore Romano». El lunes 22 de febrero, por la mañana, el Papa Francisco recibió en audiencia al nuevo embajador de Timor Oriental ante la Santa Sede, Egas da Costa Freitas, con ocasión de la presentación de las cartas credenciales. —Obispo titular de Mattiana y auxiliar de la arquidiócesis de Huancayo (Perú) al padre CARLOS ALBERTO SALCED O OJEDA, O.M.I. Carlos Alberto Salcedo Ojeda, nació en Comas, diócesis de Carabayllo, el 25 de noviembre de 1960. Ingresó en la Orden de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada, donde recibió la ordenación sacerdotal el 6 de enero de 1996. En viernes 26 de febrero de 2016, número 8 O.M.I., El Papa Francisco, el lunes 22 de febrero, por la mañana, recibió en audiencia al nuevo embajador de Argentina ante la Santa Sede, Rogelio Francisco Emilio Pfirter, con ocasión de la presentación de las cartas credenciales. —Monseñor CARLOS QUINTERO ARCE, arzobispo emérito de Hermosillo (México), falleció el 16 de febrero. Había nacido en Etzatlán, arquidiócesis de Guadalajara, el 13 de febrero de 1920. Era sacerdote desde el 8 de abril de 1944. Juan XXIII lo nombró obispo de la nueva diócesis de Ciudad Valles el 20 de marzo de 1961; recibió la ordenación episcopal el 14 de mayo sucesivo. Pablo VI lo nombró «pro illa vice» arzobispo titular de Tisdro y coadjutor de la arquidiócesis de Hermosillo el 3 de marzo de 1966. Pasó a ser arzobispo de dicha sede el 13 de agosto de 1968. Juan Pablo II aceptó su renuncia al gobierno pastoral de la arquidiócesis el 20 de agosto de 1996. BIBLE —Monseñor FRANCIS SCHULTE, arzobispo emérito de Nueva Orleans (Estados Unidos), falleció el 17 de enero. Había nacido en Filadelfia el 23 de diciembre de 1926. Era sacerdote desde el 10 de mayo de 1952. Juan Pablo II lo nombró obispo titular de Afufenia y auxiliar de Filadelfia el 27 de junio de 1981; recibió la ordenación episcopal el 12 de agosto del mismo año. El Santo Padre lo nombró obispo de Wheeling-Charleston el 31 de mayo de 1985, lo promovió a Nueva Orleans el 6 de diciembre de 1988 y aceptó su renuncia al gobierno pastoral de dicha sede el 3 de enero de 2002. —Monseñor FRANCIS THOMAS HURLEY, arzobispo emérito de Anchorage (Estados Unidos), falleció en Alaska el 10 de enero. Había nacido en San Francisco el 12 de enero de 1927. Era sacerdote desde el 16 de junio de 1951. Pablo VI lo nombró obispo titular de Daim laig y auxiliar de Juneau el 27 de enero de 1970; recibió la ordenación episcopal el 19 de marzo sucesivo. El mismo Papa lo promovió a arzobispo de Anchorage el 29 de abril de 1976. Juan Pablo II aceptó su renuncia al gobierno pastoral de la archidiócesis el 3 de marzo de 2001. —Monseñor PAUL-MARIE ROUSSET, obispo emérito de Saint Étienne (Francia), falleció el 9 de enero. Había nacido en Grièges, diócesis de Belley-Ars, el 27 de agosto de 1921. Era sacerdote desde el 24 de febrero de 1945. Pablo VI lo nombró obispo titular de Utimma y auxiliar de Lyon el 24 de enero de 1966; recibió la ordenación episcopal el 6 de marzo sucesivo. El Papa lo nombró primer obispo de nueva diócesis de Saint Étienne el 23 de febrero de 1971. Juan Pablo II aceptó su renuncia al gobierno pastoral de dicha sede el 28 de septiembre de 1987. —Monseñor ALWIN ALBERT HAFNER, obispo emérito de Morombe (Madagascar), falleció el 7 de enero. Había nacido en Balsthal, diócesis de Basilea (Suiza), el 11 de septiembre de 1930. Era sacerdote desde el 28 de junio de 1957. Juan Pablo II lo nombró obispo de Morombe el 15 de mayo de 1989; recibió la ordenación episcopal el 22 de abril sucesivo. El Papa aceptó su renuncia al gobierno pastoral de la diócesis el 15 de julio de 2000. número 8, viernes 26 de febrero de 2016 L’OSSERVATORE ROMANO página 11 La segunda audiencia jubilar se centró en la relación entre compromiso y misericordia Para llevar la caricia de Dios «Las personas abandonadas, los que cargan minusvalías muy pesadas, los enfermos más graves, los moribundos, los que no son capaces de expresar gratitud»: estas son las realidades en las que el cristiano está llamado a llevar la caricia de Dios. Lo señaló el Papa Francisco el sábado 20 de febrero, por la mañana, durante la segunda audiencia jubilar en la plaza de San Pedro. Queridos hermanos ¡buenos días! y hermanas, El Jubileo es una verdadera oportunidad para profundizar en el misterio de la bondad y del amor de Dios. En este tiempo de Cuaresma, la Iglesia nos invita a conocer cada vez más al Señor Jesús, y a vivir de manera coherente la fe con un estilo de vida que exprese la misericordia del Padre. Es un compromiso que estamos llamados a asumir para ofrecer a los que encontramos el signo concreto de la cercanía de Dios. Mi vida, mi actitud, la forma de ir por la vida debe ser justamente un signo concreto del hecho de que Dios está cerca de nosotros. Pequeños gestos de amor, de ternura, de cuidado, que hacen pensar que el Señor está con nosotros, está cerca de nosotros. Y así, se abre la puerta de la misericordia. Hoy quisiera reflexionar brevemente con vosotros sobre el tema de esta palabra que he dicho: el tema del compromiso. ¿Qué es un compromiso? ¿Qué significa comprometerse? Cuando me comprometo quiere decir que asumo una responsabilidad, una tarea hacia alguien; y significa también el estilo, la actitud de fidelidad y de dedicación, de atención particular con la que llevo ade- lante esta tarea. Cada día se nos pide que pongamos empeño en las cosas que hacemos: en la oración, en el trabajo, en el estudio, pero también en el deporte, en las actividades libres... Comprometerse, en definitiva, quiere decir poner nuestra buena voluntad y nuestras fuerzas para mejorar la vida. También Dios se ha comprometido con nosotros. Su primer compromiso fue el de crear el mundo, y a pesar de nuestros atentados para destruirlo —y son muchos—, Él se compromete a mantenerlo vivo. Pero su compromiso más grande ha sido donarnos a Jesús. ¡Este es el gran compromiso de Dios! Sí, Jesús es justamente el compromiso extremo que Dios ha asumido para con nosotros. Lo recuerda también san Pablo, cuando escribe que Dios «no se reservó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros» (Rm 8, 32). Y, en virtud de esto, junto a Jesús el Padre nos dará cualquier cosa que necesitemos. Y, ¿cómo se ha manifestado este compromiso de Dios por nosotros? Es muy fácil verificarlo en el Evangelio. En Jesús, Dios se ha comprometido completamente para devolver la esperanza a los pobres, a cuan- tos estaban privados de dignidad, a los extranjeros, a los enfermos, a los prisioneros y a los pecadores, que acogía con bondad. En todo esto, Jesús era expresión viviente de la misericordia del Padre. Y quisiera referirme a esto: Jesús acogía con bondad a los pecadores. Si nosotros pensamos en modo humano, el pecador sería un enemigo de Jesús, un enemigo de Dios, pero Él se acerca a ellos con bondad, los amaba y les cambiaba su corazón. Todos nosotros somos pecadores: ¡todos! Todos tenemos alguna culpa delante de Dios. Pero no debemos tener desconfianza: Él se acerca para darnos el consuelo, la misericordia, el perdón. Este es el compromiso de Dios y para esto ha enviado a Jesús: para acercarse a nosotros, a todos nosotros y abrir la puerta de su amor, de su corazón, de su misericordia. Y esto es muy bonito. ¡Muy bonito! A partir del amor misericordioso con el que Jesús ha expresado el compromiso de Dios, también nosotros podemos y debemos corresponder a su amor con nuestro compromiso. Y esto sobre todo en las situaciones de mayor necesidad, donde hay más sed de esperanza. Pienso —por ejemplo— en nuestro compromiso con las personas abandonadas, con los que cargan minusvalías muy pesadas, con los enfermos más graves, con los moribundos, con los que no son capaces de expresar gratitud. A todas estas realidades nosotros llevamos la misericordia de Dios a través de un compromiso de vida, que es testimonio de nuestra fe en Cristo. Debemos siempre llevar esa caricia de Dios —porque Dios nos ha acariciado con su misericordia—, llevarla a los demás, a aquellos que tienen necesidad, a aquellos que llevan un sufrimiento en el corazón o están tristes: acercarse con esa caricia de Dios, que es la misma que Él nos ha dado a nosotros. Que este Jubileo ayude a nuestra mente y a nuestro corazón a tocar con la mano el compromiso de Dios por cada uno de nosotros, y gracias a esto transformar nuestra vida en un compromiso de misericordia para todos. L’OSSERVATORE ROMANO página 12 viernes 26 de febrero de 2016, número 8 En la audiencia general la advertencia del Papa Francisco contra la arrogancia y los abusos Juegos de poder También hoy hay quienes explotan la autoridad y fomentan la corrupción, el trabajo esclavo y la trata Si se pierde la dimensión del servicio «el poder se transforma en arrogancia y se convierte en dominación y abuso» fomentando «los juegos sucios realizados por los seres humanos». Lo recordó el Papa Francisco en la audiencia general del miércoles 24 de febrero, en la plaza de San Pedro. Queridos hermanos ¡buenos días! y hermanas, Proseguimos con las catequesis sobre la misericordia en la Santa Escritura. En varios pasajes se habla de los poderosos, los reyes, los hombres que están «en lo alto», y también de su arrogancia y sus abusos. La riqueza y el poder son realidades que pueden ser buenas y útiles para el bien común, si se ponen al servicio de los pobres y de todos, con justicia y caridad. Pero cuando, como ocurre con demasiada frecuencia, si se viven como un privilegio, con egoísmo y prepotencia, se transforman en instrumentos de corrupción y muerte. Esto es lo que sucede en el episodio de la viña de Nabot, que se describe en el Primer Libro de los Reyes, capítulo 21, sobre el que hoy reflexionamos. Este texto cuenta como el rey de Israel, Ajab, quiere compara la viña de un hombre llamado Nabot, porque ésta linda con el palacio real. La propuesta parece legítima, incluso generosa, pero en Israel las propiedades de tierras se consideraban casi inalienables. De hecho, el libro de Levítico prescribe: «La tierra no puede venderse para siempre, por- que, a su modo de ver, está puesto de haber maldecido a Dios y al rey, medio del país!» (Is 5, 8). Y el proen entredicho por la negativa de Na- un crimen castigado con la muerte. feta Isaías ¡no era un comunista! Pebot. Un poder que por el contrario De esta forma, una vez que Nabot ro Dios es más grande que la malella considera absoluto, y por el cual está muerto, el rey puede apropiarse dad y que los juegos sucios realizatodo deseo del rey poderoso se con- de su viña. Y esta no es una historia dos por los seres humanos. En su vierte en una orden. El gran san de otro tiempo, es también la histo- misericordia envía al profeta Elías Ambrosio escribió un pequeño libro ria de hoy, los poderosos que para para ayudar a que Ajab se convierta. sobre este episodio. Se llama «Na- tener más dinero explotan a los po- Ahora giramos la página, y ¿cómo bot». Nos hará bien leerlo en este bres, explotan a la gente. Es la his- sigue la historia? Dios ve este critiempo de Cuaresma. Es muy boni- toria de la trata de personas, del tra- men y toca también al corazón de to, es muy concreto. Jesús, recordan- bajo esclavo, de la pobre do estas cosas, nos dice: «Sabéis que gente que trabaja en nelos jefes de las naciones las dominan gro y con el salario míniDios es más grande que la maldad como señores absolutos, y los gran- mo para enriquecer a los des las oprimen con su poder. No poderosos. Es la historia y que los juegos sucios realizados ha de ser así entre voso- de los políticos corruptos por los seres humanos tros, sino que el que que quieren ¡más y más y quiera ser grande entre más! Es por esto que he Si pierde la dimensión de servicio, vosotros, será vuestro ser- dicho que haremos bien vidor, y el que quiera ser en leer ese libro de San Ambrosio Ajab, y el rey, colocado frente a su el poder se transforma en arrogancia el primero entre vosotros, sobre Nabot, porque es un libro de pecado, comprende, se humilla, y piy se convierte en dominación y abuso será vuestro esclavo» (Mt actualidad. He aquí donde lleva el de perdón. ¡Qué bonito sería si to20, 25-27). Si pierde la ejercicio de una autoridad sin respe- dos los poderosos explotadores hoy dimensión de servicio, el to por la vida, sin justicia, sin mise- hicieran lo mismo! El Señor acepta que la tierra es mía, ya que vosotros poder se transforma en arrogancia y ricordia. Y a qué lleva la sed de po- su arrepentimiento; sin embargo, un sois para mí como forasteros y hués- se convierte en dominación y abuso. der: se convierte en codicia que hombre inocente fue asesinado, y la pedes» (Lv 25, 23). La tierra es sa- Precisamente esto es lo que sucede quiere poseerlo todo. Al respecto falta cometida tendrá consecuencias grada, porque es un don de Dios, y en el episodio de la viña de Nabot. hay un texto del profeta Isaías parti- inevitables. El mal que se hace, de como tal debe ser custodiado y con- Jezabel, la reina, sin ningún escrú- cularmente iluminador. En este, el hecho, deja sus huellas dolorosas, y servado como un signo de la bendi- pulo, decide eliminar a Nabot y eje- Señor advierte contra la codicia de la historia de los hombres lleva las ción divina que pasa de generación cuta su plan. Se sirve de las aparien- los ricos latifundistas que quieren heridas. La misericordia muestra en generación y garantía de digni- cias engañosas de una legalidad per- poseer cada vez más casas y terre- también en este caso la vía maestra dad para todos. Se comprende en- versa: envía, en nombre del rey, car- nos. Y el profeta Isaías dice: «¡Ay, que debe perseguirse. La misericortonces la respuesta negativa de Na- tas a los ancianos y notables de la los que juntáis casa con casa, y cam- dia puede curar las heridas y puede bot al rey: «Líbreme Yaveh de darte ciudad ordenando que falsos testigos po a campo anexionáis, hasta ocu- cambiar la historia. ¡Abre tu corazón la herencia de mis padres» (1 Re 21, que acusen a Nabot públicamente par todo el sitio y quedaros solos en a la misericordia! La misericordia di3). El rey Ajab reacciona a esta nevina es más fuerte que el pecado de gativa con amargura e indignación. los hombres. ¡Es más fuerte, este es Él se siente ofendido —él es el rey, el el ejemplo de Ajab! Nosotros conopoderoso—, disminuido en su autoricemos el poder, cuando recordamos dad soberana, y frustrado en la posila venida del Hijo inocente de Dios bilidad de satisfacer su deseo de poque se hizo hombre con el fin de sesión. Al verlo tan abatido, su espodestruir el mal con su perdón. JesuLa Limosnería apostólica vaticana en colaboración con la campaña sa Jezabel, una reina pagana que hacristo es el verdadero rey, pero su «Acompañar» promovida por la Embajada de Bolivia con el apoyo de bía incrementado los cultos idolátripoder es completamente diferente. las Embajadas de Angola, Armenia, El Salvador, Líbano, Panamá, Pacos y que hacía matar a los profetas Su trono es la cruz. Él no es un rey raguay, Portugal, Santo Domingo y Venezuela, acogiendo el llamadel Señor (cf. 1 Re 18, 4), —no era que mata, sino que por el contrario miento del Papa, «en favor de los refugiados», ha distribuido más de mala, ¡era sumamente mala!— decide da la vida. Su ir hacia todos, espe50 cajas con ropas y alimentos en parroquias y centros de Cáritas en intervenir. Las palabras que dirige cialmente a los más débiles, derrota Roma así como en una guardería de la misma institución para niños rey son muy significativas. Escuchad la soledad y el destino de muerte al extranjeros. También la parroquia romana de San Frumenzio, una de la maldad que esconde esta mujer: que conduce el pecado. Jesucristo las 130 que abrió sus puertas luego del llamado del Papa a acoger y ¿Y eres tú el que ejerces la realeza con su cercanía y ternura lleva a los dar techo provisorio a los refugiados recibió las donaciones. Las entreen Israel? Levántate, come y que se pecadores en el espacio de la gracia gas fueron supervisadas por el responsable de la Limosnería apostólica alegre tu corazón. Yo te daré la viña y el perdón. Y esta es la misericordia monseñor Konrad Krajewski, por el director de Cáritas Roma, monsede Nabot de Yizreel» (v. 7). Ella enfatiza el prestigio y el poder del rey, ñor Enrico Feroci, y por Ericka Farfán coordinadora del proyecto. de Dios. Una esperanza concreta
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