LA VIDA EN LA IGLESIA Basado en 1 Tés. 5:12-28. INTRODUCCIÓN: La iglesia ortodoxa (verdadera), fue fundada por Nuestro Señor Jesucristo sobre los doce Apóstoles, en la ciudad de Jerusalén cuando envió el Espíritu Santo prometido, en formas de lenguas de fuego sobre el Cenáculo, en el día de Pentecostés, mientras todos los Apóstoles se hallaban reunidos en oración (Hechos 2:1-4,14,15). Esta fue la primera comunidad cristiana o de creyentes en Jesús, es decir, la primera Iglesia cristiana. Su doctrina, como lo es El mismo, es divina, es sobrenatural, enviada por Dios para la salvación de los hombres. Cristo permanece desde entonces con su Iglesia hasta la consumación de los siglos. El es su única cabeza y jefe. TEXTO BACE: “No menospreciéis las profecías. Examinadlo todo; retened lo bueno” 1 Tesalonicenses 5:20-21 • PROPÓSITO: Mostrar el papel vital que tienen los líderes y miembros de la iglesia en el bienestar de todos los creyentes; para que todos deseen hacer de su iglesia un lugar donde habiten juntos en armonía; y así decidan ser una influencia positiva para el bien. «el que desee ser grande entre vosotros, debe ser vuestro servidor» Mateo 20:26. Mutualidad: Si hay un lugar en todo el mundo donde siempre debe hallarse la mutualidad, debe ser en la vida de la iglesia. Amor mutuo. Consideración mutua. Respeto mutuo. Ánimo mutuo. Oración mutua. Bien mutuo… Este es mi mandamiento: que os améis los unos a los otros, así como yo os he amado Juan 15:12. Eso implica ¡Mutualidad! ACTITUD DE LOS HERMANOS HACIA: «Nada hagáis por rivalidad o por vanidad; antes bien, con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo». Fil.2:3. “Os rogamos, hermanos, que reconozcáis a los que trabajan entre vosotros, y os presiden en el Señor, y os amonestan; y que los tengáis en mucha estima y amor por causa de su obra. Tened paz entre vosotros» (1 Tesalonicenses 5:12-13) La costumbre de Pablo bajo la inspiración de Dios era constituir ancianos en cada iglesia que establecía (Hechos 14:23). Pablo indica que los hermanos deben reconocer a los dirigentes de la iglesia, por causa de su obra, además debían estimar y estar en paz con sus hermanos. ACTITUD DE LOS LÍDERES: “También os rogamos, hermanos, que amonestéis a los ociosos, que alentéis a los de poco ánimo, que sostengáis a los débiles, que seáis pacientes para con todos. Mirad que ninguno pague a otro mal por mal; antes seguid siempre lo bueno unos para con otros, y para con todos” (1 Tesalonicenses 5:14-15) Después de indicar qué actitud deben tomar los hermanos con sus dirigentes, Pablo pasa a enumerar la actitud que los dirigentes deben tener para con los hermanos: “Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús” (1 Tesalonicenses 5:16-18). «Dios está atento a toda la vida de sus hijos, pero siente una especial preocupación por la salud espiritual de ellos. Anhela que los cristianos sean felices, que oren mucho y sean agradecidos. Nuestro descuido en no cultivar estas características representa un fracaso en cumplir la voluntad divina” (Comentario bíblico Adventista, sobre 1 Tesalonicenses 5:18). Piensa en todas las cosas por las que puedes dar gracias a Dios. Inclúyelas en tus oraciones y regocíjate en ellas. Dios quiere que vivas feliz y seas agradecido (Colosenses 3:15). “Nada tiende más a fomentar la salud del cuerpo y del alma que un espíritu de agradecimiento y alabanza. Resistir a la melancolía, a los pensamientos y sentimientos de descontento, es un deber tan positivo como el de orar. Si somos destinados para el cielo, ¿cómo podemos portarnos como un séquito de plañideras, gimiendo y lamentándonos a lo largo de todo el camino que conduce a la casa de nuestro Padre? Los profesos cristianos que están siempre lamentándose y parecen creer que la alegría y la felicidad fueran pecado, desconocen la religión verdadera. Los que sólo se complacen en lo melancólico del mundo natural, que prefieren mirar hojas muertas a cortar hermosas flores vivas, que no ven belleza alguna en los altos montes ni en los valles cubiertos de verde césped, que cierran sus sentidos para no oír la alegre voz que les habla en la naturaleza, música siempre dulce para todo oído atento, los tales no están en Cristo. Se están preparando tristezas y tinieblas, cuando bien pudieran gozar de dicha, y la luz del Sol de justicia podría despuntar en sus corazones llevándoles salud en sus rayos”. El ministerio de curación, “La cura mental”, p. 194. “No apaguéis al Espíritu. No menospreciéis las profecías. Examinadlo todo; retened lo bueno. Absteneos de toda especie de mal” (1 Tés. 5:19-22). “Apagar al Espíritu”. Es probable que en la iglesia de Tesalónica se estuviera enfriando el fuego de algunos de los miembros que habían manifestado con entusiasmo dones espirituales. Pablo advierte a la iglesia contra la extinción de la llama del fuego espiritual que ardía entre ellos, para que no alejaran al Espíritu Santo. Con esta advertencia no daba ninguna autorización para manifestaciones de fanatismo que desacreditaran al Espíritu; habla de la obra que puede ser correctamente fomentada por, el Espíritu Santo. La Biblia es clara a la hora de identificar a un verdadero profeta: a) Debe confesar a Cristo con su vida y con sus palabras (1 Juan 2:22-23; 4:1- 3). b) Sus enseñanzas deben concordar con las de las Escrituras (Isaías 8:20; Hechos 17:11; Gálatas 1:8-9). c) El resultado o fruto de su enseñanza debe ser “bueno” (Mateo 7:18-20). Como Iglesia Adventista, tenemos el privilegio de contar con el ministerio profético de la hermana Elena G. de White. A través de su vida y enseñanzas podemos identificarla como a una verdadera profeta. Leed sus libros. Pablo no presenta aquí un estudio de la naturaleza del hombre, sino que está asegurando a sus conversos que ninguna parte de sus vidas quedará sin recibir la influencia del poder santificador de Dios. Al igual que los tesalonicenses, nosotros podemos estar seguros de que Dios, por su poder y fidelidad, «terminará la obra de santificación que ya ha comenzado en nosotros» (Fil.1:6). CONCLUSIÓN: Cada líder y miembro de iglesia debe cumplir su deber, con una actitud de respeto y amor a todos. Orando y obrando juntos harán avanzar la causa de Dios. Santificación Destino final
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