1 Ped. 2:21 “Porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas” I. EL SUFRIMIENTO DEL CORDERO Heb. 4:15, 16 “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” . Cuando Juan vio a Jesús dijo: “He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29). El cordero sin defecto que era sacrificado todos los días para remisión de los pecados. Jesús es “el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (Juan 1:29, 36), en el ritual del santuario del A.T., su muerte en la cruz cumple totalmente el sacrificio apuntado diariamente en el santuario terrenal. II. SUFRIÓ POR REVESTIRSE DE HUMANIDAD A través de la Biblia en esta semana ya vimos que el Hijo de Dios decidió nacer, vivir, llorar, entregarse y sufrir por ti; pasó por todo eso como un ser humano victorioso. a) Sufrió cuando era niño b) Sufrió con los pobres c) Sufrió con los soldados d) Sufrió con los líderes y la multitud e) Sufrió con los sacerdotes y los príncipes “Primero, él pensaba antes de reaccionar; segundo, nunca devolvía las agresiones que le hacían; tercero, era capaz de estimular a sus agresores a que penetraran dentro de sí mismos y repensaran su violencia. La manera como Él reaccionó se opone completamente a las reacciones previsibles que tenemos frente a las situaciones de riesgo y de dolor, sean físicas o sicológicas” (O Mestre da Vida [El Maestro de la vida], p. 67). III. SUFRIÓ EN NUESTRO LUGAR Jesús conoce todas sus pruebas, y no lo ha dejado solo para que luche contras las tentaciones, combata el mal y sea finalmente aplastado por las cargas y los pesares. La historia registra el sufrimiento de Jesús en su sentencia injusta por amor a cada uno de nosotros. Debería ser como dice Galileo Galilei: “Debemos grabar en bronce los beneficios que recibimos y en el aire las injurias”. Podemos decir que Jesús nos enseña a soportar todo COMO él lo hizo, pero de la misma manera nosotros no estaremos solos sino CON él a través de la: Confianza incondicional. Humildad real. Entrega total. CONCLUSIÓN “Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios… ... Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar” (Heb. 12:2, 3). Jesús sufrió por ti, para que tú un día no sufras más. Jesús volverá pronto y todo sufrimiento de este mundo será erradicado para siempre.
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