L`O S S E RVATOR E ROMANO

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L’OSSERVATORE ROMANO
EDICIÓN SEMANAL
EN LENGUA ESPAÑOLA
Unicuique suum
Año XLVII, número 47 (2.441)
Non praevalebunt
Ciudad del Vaticano
20 de noviembre de 2015
Francisco pide ocuparse de los demás sin tener en cuenta las diferencias sociales y religiosas
Más allá de toda barrera
La «cercanía al otro» supera «toda
barrera de nacionalidad, de clase
social»: lo recordó el Papa Francisco al
recibir en la sala Regia, el jueves 19 de
noviembre por la mañana, a los
participantes en la conferencia
internacional del Consejo pontificio para
la pastoral de la salud.
Queridos hermanos y hermanas:
¡Gracias por vuestra acogida!
Agradezco a monseñor Zygmunt Zimowski el amable saludo que me ha
dirigido en nombre también de todos
los presentes, y doy mi cordial bienvenida a vosotros, organizadores y
participantes en esta trigésima Conferencia internacional dedicada a «La
cultura de la salus y de la acogida al
servicio del hombre y del planeta».
Un afectuoso gracias a todos los colaboradores del dicasterio.
Múltiples son las cuestiones que se
tratarán en esta cita anual, que señala
los treinta años de actividad del Consejo pontificio para la pastoral de la
salud y que coincide también con el
vigésimo aniversario de la publicación de la carta encíclica Evangelium
vitae de san Juan Pablo II.
Precisamente el respeto por el valor de la vida, y, aún más, el amor a
ella, encuentra una realización insustituible en hacerse prójimo, acercarse,
hacerse cargo de quien sufre en el
cuerpo y en el espíritu: son todas acciones que caracterizan la pastoral de
la salud. Acciones y, antes aún, actitudes que la Iglesia pondrá especialmente de relieve durante el Jubileo
de la misericordia, que nos llama a
todos a estar cerca de los hermanos y
las hermanas que más sufren. En la
Evangelium vitae podemos encontrar
los elementos constitutivos de la
«cultura de la salus»: es decir acogida, compasión, comprensión y perdón.
Son las actitudes habituales de Jesús
hacia la multitud de personas necesitadas que se le acercaban cada día:
enfermos de todos los tipos, pecadores públicos, endemoniados, marginados, pobres y extranjeros... Y, curiosamente, en nuestra actual cultura del
descarte ellos son rechazados, son dejados de lado. No cuentan. Es curioso... ¿Qué quiere decir esto? Que la
cultura del descarte no es de Jesús.
No es cristiana.
Tales actitudes son las que la encíclica llama «exigencias positivas» del
mandamiento sobre el carácter inviolable de la vida, que con Jesús se manifiestan en toda su amplitud y profundidad, y que aún hoy pueden, es
más, deben caracterizar la pastoral de
la salud: las mismas «van desde cuidar la vida del hermano (familiar,
perteneciente al mismo pueblo, extranjero que vive en la tierra de
Israel), a hacerse cargo del forastero,
hasta amar al enemigo» (n. 41).
Esta cercanía al otro —cercanía de
verdad, no fingida— hasta llegar a
sentirlo como alguien que me pertenece —también el enemigo me pertenece como hermano— supera toda
barrera de nacionalidad, de clase social, de religión..., como nos enseña
el «buen samaritano» de la parábola
evangélica. Supera también esa cultura en sentido negativo según la
cual, tanto en los países ricos como
en los países pobres, los seres humanos son aceptados o rechazados según criterios utilitaristas, en especial
de utilidad social o económica. Esta
mentalidad es pariente de la así llamada «medicina de los deseos»: una
costumbre cada vez más difundida
en los países ricos, caracterizada por
la búsqueda a cualquier precio de la
Peregrinación y misericordia
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La Iglesia es la portera de la casa
del Señor, no es la dueña
En un congreso celebrado en Roma
PIETRO PAROLIN
perfección física, con la ilusión de la
eterna juventud; una costumbre que
induce precisamente a descartar o
marginar a quien no es «eficiente»,
a quien es considerado como un peso, una molestia, o que sencillamente es feo.
10
Los diez años de Deus caritas est
Sobre la verdad del amor
GERHARD MÜLLER
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5
Ofensiva de la misericordia
Reconocer
la vía de la paz
JOSÉ BELTRÁN
EN PÁGINA
16
En páginas centrales el Pontífice explica el sentido de la Puerta santa
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viernes 20 de noviembre de 2015, número 47
En el Ángelus el dolor del Papa por los crueles ataques terroristas en París
La violencia en el nombre de Dios es una blasfemia
Por lo tanto, el problema no es
«cuándo» sucederán las señales premonitorias de los últimos tiempos,
sino el estar preparados para el encuentro. Y no se trata ni si quiera de
saber «cómo» sucederán estas cosas,
sino «cómo» debemos comportarnos, hoy, mientras las esperamos. Estamos llamados a vivir el presente,
Queridos hermanos y hermanas, construyendo nuestro futuro con se¡buenos días!
renidad y confianza en Dios. La paEl Evangelio de este penúltimo rábola de la higuera que germina,
domingo del año litúrgico propone como símbolo del verano ya cercauna parte del discurso de Jesús so- no, (cf. vv. 28-29), dice que la persbre los últimos eventos de la historia pectiva del final no nos desvía de la
humana, orientada hacia la plena vida presente, sino que nos hace mirealización del Reino de Dios (cf. rar nuestros días con una óptica de
Mc 13, 24-32). Es un discurso que Je- esperanza. Es esa virtud tan difícil
sús pronunció en Jerusalén, antes de de vivir: la esperanza, la más pequesu última Pascua. Contiene algunos ña de las virtudes, pero la más fuerelementos apocalípticos, como gue- te. Y nuestra esperanza tiene un rosrras, carestías, catástrofes cósmicas: tro: el rostro del Señor resucitado,
«El sol se oscurecerá, la luna no da- que viene «con gran poder y gloria»
rá su esplendor, las estrellas caerán (v. 26), que manifiesta su amor crucificado, transfigurado en la resurrección.
El triunfo de Jesús al
Estamos llamados a vivir el presente,
final de los tiempos,
será el triunfo de la
construyendo nuestro futuro
Cruz; la demostración
con serenidad y confianza en Dios
de que el sacrificio de
uno mismo por amor
al prójimo y a imitación de Cristo, es el
del cielo, los astros se tambalearán» único poder victorioso y el único
(vv. 24-25). Sin embargo, estos ele- punto fijo en medio de la confusión
mentos no son la cosa esencial del y tragedias del mundo.
mensaje. El núcleo central en torno
El Señor Jesús no es sólo el punto
al cual gira el discurso de Jesús es de llegada de la peregrinación terreÉl mismo, el misterio de su persona na, sino que es una presencia consy de su muerte y resurrección, y su tante en nuestra vida: siempre está a
regreso al final de los tiempos.
nuestro lado, siempre nos acompaña;
Nuestra meta final es el encuentro por esto cuando habla del futuro y
con el Señor resucitado. Yo os qui- nos impulsa hacia ese, es siempre
siera preguntar: ¿cuántos de vosotros para reconducirnos en el presente.
pensáis en esto? Habrá un día en Él se contrapone a los falsos profeque yo me encontraré cara a cara tas, contra los visionarios que prevén
con el Señor. Y ésta es nuestra meta: la cercanía del fin del mundo y coneste encuentro. Nosotros no espera- tra el fatalismo. Él está al lado, camos un tiempo o un lugar, vamos al mina con nosotros, nos quiere.
encuentro de una persona: Jesús. Quiere sustraer a sus discípulos de
«Adversidades y desgracias de todo
tipo» consternan nuestros días. Lo
recordó el Papa introduciendo la
oración del Ángelus del domingo 15 de
noviembre, en plaza de San Pedro,
antes de manifestar su dolor por los
sangrientos ataques terroristas de
París.
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GIOVANNI MARIA VIAN
director
subdirector
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cada época de la curiosidad por las
fechas, las previsiones, los horóscopos, y concentra nuestra atención en
el hoy de la historia. Yo tendría ganas de preguntaros —pero no respondáis, cada uno responda interiormente—: ¿cuántos de vosotros leéis
el horóscopo del día? Cada uno que
se responda.. Y cuando tengas de leer el
horóscopo, mira a JeEl camino de la violencia y del odio no
sús, que está contigo.
Es mejor, te hará meresuelve los problemas de la humanidad,
jor. Esta presencia de
utilizar el nombre de Dios para justificar
Jesús nos llama a la
este camino ¡es una blasfemia!
espera y la vigilancia,
que excluyen tanto la
impaciencia como el
adormecimiento, tanto las huidas hacia delante como el recemos un momento en silencio y
permanecer encarcelados en el mo- después recitamos el Ave María.
mento actual y en lo mundano.
También en nuestros días no fal- [Ave María...]
tan las calamidades naturales y moAyer, en Três Pontas, en el estado
rales, y tampoco la adversidad y las de Minas Gerais en Brasil, fue prodesgracias de todo tipo. Todo pasa clamado beato don Francisco de
—nos recuerda el Señor—; sólo Él, su Paula Victor, sacerdote brasileño de
Palabra permanece como luz que origen africano, hijo de una esclava.
guía, anima nuestros pasos y nos Párroco generoso y celoso en la cateperdona siempre, porque está al la- quesis y en la administración de los
do nuestro. Sólo es necesario mirarlo sacramentos, se distinguió sobre toy nos cambia el corazón. Que la Vir- do por su gran humildad. Que su
gen María nos ayude a confiar en extraordinario testimonio sea modeJesús, el sólido fundamento de nues- lo para muchos sacerdotes, llamados
tra vida, y a perseverar con alegría a ser humildes servidores del pueblo
en su amor.
de Dios.
Os saludo a todos vosotros, famiAl término de la oración mariana, el
lias, parroquias, asociaciones y fieles,
Papa tuvo duras palabras de condena
que venís de Italia y de muchas parpor la «barbarie» de la masacre de
tes del mundo. De manera particuParís, reiterando que usar el nombre de lar, saludo a los peregrinos proveDios para justificar la violencia es
nientes de Granada, Málaga, Valen«una blasfemia».
cia y Murcia (España), San Salvador
y Malta; a la asociación «AcompaQueridos hermanos y hermanas:
ñantes santuarios marianos en el
Deseo expresar mi dolor por los mundo» y al instituto secular «Crisataques terroristas que en la noche to Rey».
del viernes ensangrentaron Francia,
A todos os deseo un feliz domincausando numerosas víctimas. Ex- go. Y por favor, no os olvidéis de represo mi más fraterno pésame al zar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta
presidente de la República Francesa la próxima!
TIPO GRAFIA VATICANA EDITRICE
L’OSSERVATORE ROMANO
don Sergio Pellini S.D.B.
Giuseppe Fiorentino
y todos los ciudadanos. Acompaño,
de manera especial, a las familias de
los que perdieron la vida y los heridos.
Tanta barbarie nos deja consternados y hace preguntarnos cómo el corazón del hombre pueda idear y realizar actos tan horribles, que han
asolado no solamente a Francia sino
al mundo entero. Ante estos hechos,
no se puede no condenar la incalificable afrenta a la dignidad de la
persona humana. Deseo volver a
afirmar con vigor que el camino de
la violencia y del odio no resuelve
los problemas de la humanidad, y
que utilizar el nombre de Dios para
justificar este camino ¡es una blasfemia!
Os invito a uniros a mi oración:
confiemos a la misericordia de Dios
las víctimas indefensas de esta tragedia. Que la Virgen María, Madre de
la misericordia, suscite en los corazones de todos pensamientos de sabiduría y propósitos de paz. A Ella
le pedimos que proteja y vele sobre
la querida nación francesa, la primera hija de la Iglesia, sobre Europa y
sobre todo el mundo. Todos juntos
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número 47, viernes 20 de noviembre de 2015
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página 3
Feroz ataque yihadista que sigue provocando muerte en París
No hay justificaciones
El Papa Francisco se manifiesta dolorido y cercano al tan querido pueblo francés.
«Esto no es humano». Así el Papa
Francisco, interpelado telefónicamente por la emisora italiana
Tv2000, habló el 14 de noviembre de
los ataques yihadistas del viernes 13
de noviembre por la noche ensangrentaron París. «Estoy conmovido y
dolorido —dijo al director Lucio
Brunelli— y no entiendo, pero estas
cosas son difíciles de entender, realizadas por seres humanos; y por eso
estoy conmovido y dolorido y rezo.
Estoy muy cercano al pueblo francés, tan querido, estoy cercano a los
familiares de las víctimas y rezo por
todos ellos».
El Pontífice definió la masacre de
la capital francesa «un trozo» de la
«tercera guerra mundial a pedazos»
de la que ya habló en otras ocasiones, añadiendo que «no hay justificaciones para estas cosas». Y retomando una expresión que destacó el
entrevistador, recordó que para esto
no puede haber justificación «ni reli-
giosa ni humana». Por ello —concluyó— «estoy cercano a todos los que
sufren y a toda Francia, a quien
quiero mucho».
Anteriormente, el dolor del Pontífice por lo sucedido se expresó en
un telegrama, firmado por cardenal
Pietro Parolin, y se envió al cardenal
André Vingt-Trois, arzobispo de París. El Papa Francisco, se lee en el
mismo, «se une en la oración al sufrimiento de las familias afectadas» y
expresa «a quienes participaron en
los trabajos de socorro su cercanía
espiritual». El Papa «condena una
vez más con firmeza la violencia,
que nada puede resolver, y le pide a
Dios que inspire a todos pensamientos de paz y solidaridad».
En los ataques terroristas simultáneos que golpearon a París murieron
cerca de 130 personas —según balances oficiales— y las personas heridas
fueron más de trescientas cincuenta.
Números terribles que hacen del
múltiple atentado el más grave perpetrado en Francia. El presidente
François Hollande, que declaró tres
días de luto nacional, habló de un
«acto de barbarie absoluta», un «acto de guerra cometido por un comando yihadista contra los valores
que nosotros defendemos y contra lo
que somos: un país libre». Solidaridad con el pueblo francés tan duramente golpeado expresaron líderes
políticos de todo el mundo y representantes de todas las confesiones
religiosas.
Muchos comentaristas dicen que la culpa es de una integración fallida
La herida y el vacío
LUCETTA SCARAFFIA
Bien podemos entender cómo el
mundo occidental, de herencia cristiana, hoy se siente devastado y herido.
Herido también en aquello que
considera sus valores, en especial el
de acoger a los necesitados y perseguidos, defendido por muchos en
los últimos meses difíciles debido al
número creciente de inmigrantes que
están llegando a Europa huyendo de
la guerra y el terrorismo islámico.
Está claro que los atentados de
París juegan a favor de quien, en
cambio, es contrario a la acogida, de
quien ve en cada inmigrante a un
potencial terrorista.
Pero si se mira bien, los terroristas
que actúan en Francia no son —al
menos hasta el momento— inmigrantes que acaban de llegar a Europa,
sino hijos o, incluso, nietos de inmigrantes llegados hace muchos decenios, que nacieron y crecieron aquí,
por lo tanto, ciudadanos a todos los
efectos.
Pero se trata de ciudadanos que
no han asimilado el sistema de valores que les han sido transmitidos en
la escuela: el valor de la laicidad y
de la igualdad, y en particular de la
libertad individual asegurada a todos.
Muchos comentaristas dicen que
la culpa es de una integración fallida, sobre todo profesional y social.
Y si en esto hay mucho de verdad, se podría pensar, sin embargo,
en preguntarse qué integración económica sea posible hoy, cuando están sin trabajo también los jóvenes
franceses, y la crisis de la escuela hace cada vez más difícil —o incluso
imposible— el ascenso social para las
clases subalternas. No es, por lo tanto, sólo un problema de los hijos de
los inmigrantes, sino que estos lo viven diversamente, junto a cualquier
chico europeo que se les une en el
frente del odio.
A este respecto, resulta mucho
más convincente el análisis de Farhad Khosrokhavar, sociólogo iraní
que estudia desde hace años la inmigración islámica en Europa, en un
escrito publicado en el número de
junio pasado en la revista «Études».
El estudioso individua
la crisis que lleva a los
jóvenes a la ruptura
con las sociedades occidentales no tanto en
el rechazo de los valores que éstas les ofrecen, sino sobre todo
en el vacío de reglas
morales que los acoge
en el nuevo mundo.
Con la incomodidad
con la que el occidente de hoy acepta su
modo de comportarse,
que destaca la acentuada diferencia entre
sexos, mientras que el
modelo que vence es
el de su cancelación.
En una sociedad en donde todo
parece lícito y posible para el individuo, en donde las relaciones entre
los sexos se dan en medio de la ausencia de normas, en donde se evita
toda respuesta relativa a la muerte y
a la vida después de ésta, a los jóvenes les queda la posibilidad de esperar sólo en una buena ganancia que
permita un nivel creciente de consumo. Camino débil, que, entre otras
cosas, hoy está cerrado para ellos.
El sociólogo iraní lee, de este modo, la aceleración hacia el fundamentalismo como un 68 al revés, en
donde a cambio de la liberación se
busca un mundo de reglas donde
encontrar dignidad más allá de la
condición económica y un significado seguro de la existencia.
Esta interpretación, mucho más
sutil y aguda de las que estamos
acostumbrados a leer y escuchar, revela cómo sea engañosa la esperanza
de afrontar este problema enfatizando la laicidad, volviendo a cazar las
religiones en lo escondido y en lo
indecible.
Y al mismo tiempo abre nuevas
responsabilidades —aunque también
nuevas posibilidades— para la acción
de las mujeres y de los hombres de
fe.
L’OSSERVATORE ROMANO
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viernes 20 de noviembre de 2015, número 47
Ban Ki-moon apoya la decisión de no cancelar la conferencia mundial pese a los atentados de París
Francia mantiene la cumbre del clima
A fin de evitar riesgos suplementarios prohibirá las manifestaciones paralelas previstas en la vía pública
El Gobierno francés anunció el jueves 19 que las manifestaciones paralelas a la cumbre sobre el cambio
climático, que París albergará desde
final de mes, serán prohibidas por
motivos de seguridad. Ningún mandatario ha anulado su viaje a París
hasta el momento y, por el contrario,
muchos manifiestan su interés en venir como gesto solidario, según un
portavoz del Ministerio de Asuntos
exteriores francés. «A fin de evitar
todo riesgo suplementario, el Gobierno ha decidido no autorizar las
marchas por el clima previstas en la
vía pública en París y en otras ciudades de Francia los próximos 29 de
noviembre y 12 de diciembre», señaló en un comunicado el presidente
de la COP21 y ministro francés de exteriores, Laurent Fabius. Reconoció
que «es una decisión difícil que decepcionará sin duda a algunos de los
que pensaban participar pero, en el
contexto actual, la exigencia de seguridad se impone». La Cumbre del
Clima, también llamada COP21 (21ª
conferencia de las partes), se celebrará en las instalaciones del aeropuerto
de Le Bourget, al norte de París,
cerca del Charles de Gaulle. Allí
tendrá lugar la reunión de los mandatarios y se desarrollarán las negociaciones. El dispositivo previsto de
seguridad solo para este lugar es de
1.500 agentes y bomberos. La ONU,
además, dispondrá de 400 agentes
de seguridad. Lo que es seguro es
que los controles de acceso y los trayectos para acudir al lugar serán
mucho más minuciosos de lo previsto. En esta ocasión, todos los países
presentarán sus compromisos de reducción de gases de efecto invernadero (GEI), esencialmente el CO2
proveniente de la utilización de los
combustibles fósiles como fuente de
energía primaria. Cada país presentará compromisos voluntarios (IND C,
de Intended Nationally Determined
Contributions) con vistas a la reducción de emisiones de GEI en el horizonte de 2030. Se trata de una aproximación en la que, a diferencia de
Kioto, no se negocian ni se imponen
tasas de reducción ni sanciones. Pero
el objetivo compartido es que la
temperatura media del planeta no se
incremente en dos grados centígrados (2º C) en lo que queda de siglo,
límite que, de sobrepasarse, los expertos en clima consideran que podría producir consecuencias globales
impredecibles, seguramente graves.
Recordemos que en su encíclica
«Laudato si’», la primera de un
Pontífice dedicada enteramente al
medio ambiente, el Papa Francisco
no pide medidas técnicas para curar
las heridas ecológicas, sino un cambio «valiente» de estilos de vida.
El Papa ha definido el medio ambiente como un bien colectivo, «patrimonio de la humanidad», que es
«responsabilidad» de todos, por lo
que ha pedido una «colaboración
internacional» que se traduzca en un
acuerdo y en «decisiones concretas
que fijen objetivos de desarrollo sostenible», ante la 21ª Conferencia de
las Naciones Unidas sobre el clima,
que se celebrará en París del 30 de
noviembre al 11 de diciembre.
Durante la audiencia celebrada el
16 de septiembre en el aula Pablo VI,
en el Vaticano con cerca de treinta
ministros del Ambiente de los países
de la Unión Europea, el Pontífice
también ha abogado por limitar el
consumo de energía no renovable y
ha hecho hincapié en la necesidad
de afrontar el despilfarro de comida.
«Queridos ministros, la COP21 se
acerca rápidamente y todavía hay un
largo camino por recorrer para lograr un resultado capaz de reunir
positivamente todos los estímulos
que se han ofrecido
como contribución a
este importante proceso», ha dicho el Papa.
Francisco también
ha puesto en valor el
«principio de solidaridad» que a su juicio
está «olvidado» o en
muchos casos se usa
de forma «estéril».
«Sabemos que las personas más vulnerables
ante el degrado ambiental son los pobres,
que sufren las consecuencias más graves»,
ha señalado a este respecto.
Por ello ha pedido
solidaridad para que a
la lucha contra la degradación
ambiental
se sume la lucha para
erradicar la pobreza.
En este sentido, ha reFavela de Mandela de Río de Janeiro, barrio marginal situado entre dos desagües de ríos contaminados (AP)
clamado el uso de tec-
nologías adecuadas «capaces de usar
mejor los recursos humanos, naturales y socioeconómicos» que garanticen su sostenibilidad a largo plazo.
También ha reflexionado sobre el
«principio de justicia» en relación a
la «deuda ecológica» que ya explicó
en la encíclica «Laudato si’» y sobre
el «principio de participación» que
exige la implicación de todas las
partes, incluso de aquellas «que suelen mantenerse al margen de los
procesos decisionales». Subrayando
también la importancia de emprender un diálogo radicado en la visión
de la «economía integral» que se
traduce en un «gran desafío cultural,
espiritual y educativo».
La encíclica señala hacia la raíz
del problema del calentamiento, que
«se ve potenciado especialmente por
el patrón de desarrollo basado en el
uso intensivo de combustibles fósiles». El Papa apunta el camino a seguir: «la tecnología basada en combustibles fósiles muy contaminantes
—sobre todo el carbón, pero aun el
petróleo y, en menor medida, el
gas— necesita ser reemplazada progresivamente y sin demora». Pero el
Pontífice da un paso más al vincular
el cambio climático con las desigualdades en el planeta. «El calentamiento originado por el enorme consumo de algunos países ricos tiene
repercusiones en los lugares más pobres de la tierra, especialmente en
África, donde el aumento de la temperatura unido a la sequía hace estragos en el rendimiento de los cultivos».
número 47, viernes 20 de noviembre de 2015
L’OSSERVATORE ROMANO
página 5
A diez años de la «Deus caritas est»
La verdad del amor
La profunda intuición del Papa
consiste precisamente en constatar
que ambas derivan de una falta de
conocimiento de la naturaleza cognoscitiva del amor.
Me refiero al racionalismo y al
emotivismo. El primero rechazó el
amor como fuente de conocimiento
relegándolo a la posición de afecto
subjetivo y privado.
El segundo, que inicialmente apareció con el romanticismo, hizo
GERHARD MÜLLER
emerger la importancia de los afecenedicto XVI, en todo su ma- tos pero desde una perspectiva irragisterio y en particular en el cional como reacción a la enorme
discurso pronunciado en la carencia afectiva que la Ilustración
Universidad de Ratisbona, mientras había proyectado en las relaciones
afirmaba con claridad que «no ac- humanas.
El rechazo del racionalismo como
tuar según la razón es contrario a la
naturaleza de Dios», destacó con comprensión reductiva de la razón,
precisión cómo el diálogo fe-razón, con la implícita reducción de la verinicialmente realizado con el helenis- dad a la sola certeza, es un principio
mo, es normativo para el cristianis- actualmente asumido por la teología,
que tuvo que sufrir las limitaciones
mo.
Nuestra primera afirmación es que en las que encierra esta perspectiva
la encíclica Deus caritas est obedece que separa radicalmente de la cona la intención profunda de este diá- templación del misterio forzando el
logo que debe guiar siempre el ca- dinamismo específico de la fe. En
mino de la Iglesia y en el cual se cambio, queda aún por profundizar
pone en juego la verdad. Como co- el sentido del emotivismo en cuanto
rrectamente lo indicó el Papa Bene- asunción irracional de los afectos codicto en el discurso antes menciona- mo guía para la existencia.
El emotivismo de la fe y de la
do, el abandono de la razón con el
deseo de buscar la verdad es una conciencia son, al día de hoy, los fedialéctica de poder que deja gran es- nómenos más difundidos que vuelpacio a la arbitrariedad y a la violen- can en la experiencia religiosa un vago irracionalismo.
La fragilidad del sujeto emotivo, en camEl emotivismo de la fe y de la conciencia bio, lo hace muy receptivo ante cualquier
son los fenómenos más difundidos
tema que trate sobre
que vuelcan en la experiencia religiosa
los afectos. Es precisaun vago irracionalismo
mente este el aspecto
relevante de nuestra
encíclica que puede
afrontarlos partiendo
cia. Se trata de una cuestión que el de una perspectiva en la que la verPontífice quiso profundizar también dad está presente como luz.
De este modo, cae la acusación
en su discurso al Reichstag, al hablar
de la razón como fuente de derecho. que pesaba sobre el cristianismo a
La grandeza celada en la primera partir de Feuerbach, quien, ponienencíclica del Papa alemán consiste do como esencia del cristianismo el
en percibir el gran desafío de propo- amor universal, concluía afirmando
ner la esencia del cristianismo en el que la fe era un obstáculo para su
amor, para descubrir en ella el puesto central de la verdad precisamente
como luz del amor. Es imposible olvidar el discurso de presentación de
esta encíclica ante la asamblea plenaria de Cor Unum, que parte de
una sorprendente propuesta acerca
del valor cognoscitivo del amor:
«Luz y amor son una sola cosa».
Analicemos brevemente el alcance
de esa afirmación, tan inmensamente
valiente. Su propuesta contiene una
fuerza epistemológica de gran relevancia porque significa, al mismo
tiempo, la superación de dos propuestas cognoscitivas insuficientes,
además de la explicación de la falacia de la pretensión post-cristiana
que incluye, en sus presupuestos,
una actitud distinta respecto a la
verdad.
En lo que respecta al primer elemento, el texto pontificio toma en
consideración dos deficiencias epistemológicas que, en cuanto tales,
son opuestas pero que, en su coincidencia, representan el obstáculo más
grande para la evangelización.
Publicamos la intervención del prefecto
de la Congregación para la doctrina de
la fe durante el simposio internacional
«Deus caritas est. Puerta de misericordia» —en el décimo aniversario de la
publicación de la primera encíclica de
Benedicto XVI— organizado en Roma
por la Pontificia Universidad Lateranense y el Instituto patrístico Augustinianum.
B
realización y que, como consecuen- en el amor permanece en Dios y
cia, había que declarar obsoleta la Dios en él» (1 Juan 4, 16). La intenpropuesta cristiana.
ción de esta elección es establecer
Indudablemente, un mínimo acer- una conexión con la frase de san
camiento al amor cristiano hace Juan completa que introduce inmeemerger los grandes límites del filó- diatamente la fe: «Nosotros hemos
sofo alemán acerca del amor que conocido el amor que Dios nos tiene
comprendió sólo como altruismo y y hemos creído en él» (1 Juan 4, 16).
que ignora como comunicación en el He aquí dos de las más grandes afirbien partiendo de una
trascendencia de Dios.
Por esta razón, el
indudable valor metaLa interrelación entre amor y fe es tan
físico que brota de la
grande que se puede decir que el objeto
identidad entre «luz y
específico de la fe es la caridad divina
amor», radicado en
una visión cósmica del
amor, no es sólo la
respuesta fundamental
a esta acusación, sino que es ante to- maciones del cristianismo en las que
do la propuesta cristiana capaz de está implicado el amor: el conocipresentar una provocación radical en miento de Dios en lo profundo y el
el pensamiento contemporáneo.
modo amoroso de conocimiento de
Toda la encíclica tiene como base este misterio por parte del hombre.
fundamental la verdad del amor co- La interrelación entre amor y fe es
mo luz. Sólo si se adopta esta pers- tan grande que se puede decir, retopectiva se puede comprender el real
mando las palabras de Spicq, que
alcance de sus afirmaciones. A esto
«para san Juan, el objeto específico
nos invita su introducción misma,
de la fe es la caridad divina». En esdonde el Papa emérito, en lugar de
citar que Dios es amor, como se pecial, no podemos eximirnos de
acostumbra hacer retomando la fór- mencionar la inclusión del «permamula que aparece por primera vez necer» tan típico de san Juan, en la
en la Escritura, o sea el versículo 8 frase inicial de la encíclica. En el
de la Primera Carta de san Juan, eli- fondo, con esta afirmación, el Papa
ge el versículo 16, más extenso: está trazando sintéticamente la es«Dios es amor, y quien permanece tructura dual del documento.
Panorámica de Ratisbona
L’OSSERVATORE ROMANO
página 6
viernes 20 de noviembre de 2015, número 47
El Papa Francisco pide perdón por las divisiones
La última elección
Durante la visita a la iglesia luterana
de Roma, el domingo 15 de noviembre,
y después de la lectura del Evangelio,
el Papa pronunció de forma
espontánea la siguiente homilía.
Jesús, durante su vida, hizo muchas
elecciones. Esta que hoy hemos escuchado será la última elección. Jesús hizo muchas elecciones: los primeros discípulos, los enfermos que
curaba, la multitud que lo seguía...
—lo seguía para escuchar porque
hablaba como alguien que tiene autoridad, no como sus doctores de la
ley que se pavoneaban; pero podemos leer quien era esta gente dos
capítulos antes, en el capítulo 23 de
Mateo; no, en Él veían autenticidad; y esa gente lo seguía. Jesús hacía con amor las elecciones y tam-
¿Has hecho una buena catequesis?». No, las preguntas serán acerca de los pobres, porque la pobreza
está en el centro del Evangelio. Él
siendo rico se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza. Él no
considera un privilegio ser como
Dios, sino que se abajó, se humilló
hasta el final, hasta la muerte de
Cruz (cf. Flp 2, 6-8). Es la opción
del servicio. ¿Jesús es Dios? Es verdad. ¿Es el Señor? Es verdad. Pero
es el servidor, y la elección la hará a
partir de ello. Tú, ¿has usado tu vida para ti o para servir? ¿Para defenderte de los demás con muros o
para acogerlos con amor? Y esta será la última opción de Jesús. Esta
página del Evangelio nos dice mucho acerca del Señor. Y puedo preguntarme: nosotros, luteranos y ca-
Diálogo con la comunidad evangélica luterana de Roma
No a corazones cerrados
Antes de la oración común de la
tarde en la «Christuskirche» —que
visitó el domingo 15 de noviembre,
por la tarde—, el Papa Francisco
respondió de forma espontánea a
las preguntas de tres miembros de
la comunidad evangélica luterana
de Roma.
El pequeño Julius, de nueve años, preguntó: «¿Qué te gusta más de ser Papa?».
bién las correcciones. Cuando los
discípulos se equivocaban en los
métodos: «¿Hacemos que descienda
fuego desde el cielo?...». –«Pero vosotros no sabéis cuál es vuestro espíritu». O cuando la madre de Santiago y Juan fue a pedir al Señor:
«Señor, te quiero pedir un favor,
que mis dos hijos, en el momento
de tu Reino, uno esté a la derecha y
el otro a la izquierda...». Y Él corregía estas cosas: siempre guiaba,
acompañaba. Y también después de
la Resurrección causa mucha ternura ver cómo Jesús elige los momentos, elige a las personas, no asusta.
Pensemos en el camino hacia
Emaús, cómo los acompaña [a los
dos discípulos]. Ellos tenían que ir
a Jerusalén, pero habían escapado
de Jerusalén por miedo, y Él va con
ellos, los acompaña. Y luego se reveló a ellos, hizo que lo reconociesen. Es una opción de Jesús. Y luego la gran opción que a mí siempre
me emociona, cuando prepara la
boda del hijo y dice: «Id al cruce
de los caminos y traed aquí a los
ciegos, los sordos, los cojos...».
¡Buenos y malos! Jesús siempre elige. Y luego la elección de la oveja
perdida. No hace un cálculo financiero: «Tengo 99, y pierdo una de
ellas...». No. La última opción será
la opción definitiva. Y, ¿cuáles serán las preguntas que el Señor nos
hará ese día: «¿Has ido a misa?
tólicos, ¿de qué parte estaremos, a
la derecha o la izquierda? Y hubo
tiempos feos entre nosotros... Pensemos en las persecuciones entre nosotros, con el mismo Bautismo.
Pensemos en los muchos que fueron
quemados vivos. Debemos pedirnos
perdón por esto, por el escándalo
de la división, porque todos, luteranos y católicos, estamos en esta
elección, no en otras opciones, en
esta opción, la elección del servicio
como Él nos indicó siendo siervo, el
siervo del Señor.
A mi me gusta, para acabar,
cuando veo al Señor siervo que sirve, me gusta pedirle que Él sea el
servidor de la unidad, que nos ayude a caminar juntos. Hoy hemos rezado juntos. Rezar juntos, trabajar
juntos por los pobres, por los necesitados; querernos, con verdadero
amor de hermanos. «Pero, padre,
somos distintos, porque nuestros libros dogmáticos dicen una cosa y
los vuestros dicen otra». Pero uno
de vuestros grandes [un exponente]
dijo una vez que existe la hora de la
diversidad reconciliada. Pidamos
hoy esta gracia, la gracia de esta diversidad reconciliada en el Señor, es
decir en el Siervo de Yahvé, de ese
Dios que vino entre nosotros para
servir y no para ser servido.
Os agradezco mucho esta hospitalidad fraterna. Gracias.
La respuesta es sencilla. Lo que
me gusta... Si yo te pregunto qué
comida te gusta más, tú me dirás la
tarta, lo dulce. ¿O no? Pero hay
que comer todo. La que me gusta,
sinceramente, es ser párroco, ser
pastor. No me gustan los trabajos
de oficina. No me gustan esos trabajos. No me gusta hacer entrevistas de protocolo —esta no es protocolar, ¡es familiar!—, pero tengo que
hacerlo. Por ello, ¿qué es lo que
más me gusta? Ser párroco. Y en
otra época, mientras era rector de la
facultad de teología, era párroco de
la parroquia que estaba al lado de
la facultad. ¿Sabes? Me gustaba enseñar el catecismo a los niños y el
domingo celebrar la misa con los
niños. Había más o
menos 250 niños, era
difícil que todos estuviesen en silencio, era
difícil. El diálogo con
los niños... Eso me
gusta. Tú eres un muchacho y tal vez me
comprendas. Vosotros
sois concretos, no hacéis preguntas sin fundamento,
teóricas:
«¿Por qué esto es así?
¿Por qué?...». Es esto,
me gusta ser párroco
y, siendo párroco, lo
que más me gusta es
estar con los niños,
hablar con ellos. Se
aprende mucho. Me
gusta ser Papa con estilo de párroco. El servicio. Me gusta, en el
sentido de que me
siento bien, cuando visito a los enfermos,
cuando hablo con las
personas que están un
poco
desesperadas,
tristes. Me gusta mucho ir a la cárcel, pero no que me
detengan en la prisión. Porque al
hablar con los detenidos... cada vez
que entro en una cárcel —tú tal vez
comprenderás lo que te diré—, me
pregunto a mí mismo: «¿Por qué
ellos y yo no?». Y allí percibo la
salvación de Jesucristo, el amor de
Jesucristo por mí. Porque es Él
quien me salvó. Yo no soy menos
pecador que ellos, pero el Señor me
tomó de la mano. También esto
percibo. Y cuando voy a la cárcel
soy feliz. Ser Papa es ser obispo, ser
párroco, ser pastor. Si un Papa no
se comporta como obispo, si un Papa no se comporta como párroco,
no es pastor, será una persona muy
inteligente, muy importante, tendrá
mucha influencia en la sociedad,
pero pienso —¡pienso!— que en su
corazón no es feliz. No sé si respondí a lo que querías saber.
Anke de Bernardinis, casada con un
católico romano, expresó su dolor por
«no poder participar juntos en la Cena del Señor», y preguntó: «¿Qué podemos hacer para alcanzar, finalmente,
la comunión en este punto?».
Gracias, señora. La pregunta sobre el hecho de compartir la Cena
del Señor para mí no es fácil responderla, sobre todo ante a un teólogo como el cardenal Kasper. ¡Me
da miedo! Pienso que el Señor
cuando nos dio este mandato nos
dijo: «Haced esto en memoria
mía». Y cuando compartimos la
Cena del Señor, recordamos e imitamos, hacemos lo mismo que hizo
el Señor Jesús. Sí que habrá una
Cena del Señor, habrá un banquete
SIGUE EN LA PÁGINA 7
número 47, viernes 20 de noviembre de 2015
L’OSSERVATORE ROMANO
VIENE DE LA PÁGINA 6
final en la Nueva Jerusalén, pero será lo último. En cambio en el camino me pregunto —y no sé cómo responder, pero su pregunta la hago
mía—: compartir la Cena del Señor,
¿es el final de un camino o es el viático para caminar juntos? Dejo la
pregunta a los teólogos, a los que
entienden. Es verdad que en cierto
sentido compartir es afirmar que no
existen diferencias entre nosotros,
que tenemos una misma doctrina
—destaco la palabra, palabra difícil
de comprender—, pero me pregunto:
¿no tenemos el mismo Bautismo? Y
si tenemos el mismo Bautismo debemos caminar juntos. Usted es testigo
de un camino incluso profundo porque es un camino conyugal, un camino precisamente de familia, de
amor humano y de fe compartida.
Tenemos el mismo Bautismo. Cuando usted se siente pecadora —también yo me siento muy pecador—,
cuando su marido se siente pecador,
usted va ante el Señor y pide perdón; su marido hace lo mismo y va
al sacerdote y pide la absolución.
Son remedios para mantener vivo el
Bautismo. Cuando vosotros rezáis
juntos, el Bautismo crece, se hace
fuerte; cuando vosotros enseñáis a
vuestros hijos quién es Jesús, para
qué vino Jesús, qué hizo por nosotros Jesús, hacéis lo mismo, tanto en
lengua luterana como en lengua católica, pero es lo mismo. La pregunta: ¿y la Cena? Hay preguntas a las
que sólo si uno es sincero consigo
mismo y con las pocas «luces» teológicas que tengo, se debe responder
lo mismo, vedlo vosotros. «Este es
mi Cuerpo, esta es mi Sangre», dijo
el Señor, «haced esto en memoria
mía»; es un viático que nos ayuda a
No a corazones cerrados
mo, un Señor», así nos dice Pablo, y
de allí sacad las consecuencias. No
me atrevería nunca a dar permiso
para hacer esto porque no es mi
competencia. Un Bautismo, un Señor, una fe. Hablad con el Señor y
seguid adelante. No me atrevo decir
más.
Luego, Gertrud Wiedmer, suiza, tesorera de la comunidad, describió al Papa
un proyecto de ayuda para los refugiados y preguntó: «¿Qué podemos hacer,
como cristianos, para que las personas
no se resignen o no levanten nuevos
muros?».
Usted, al ser suiza, al ser la tesorera, tiene todo el poder en sus manos. Un servicio... La miseria... Usted dijo esta palabra: la miseria. Me
surge decir dos cosas. La primera,
los muros. El hombre,
desde el primer momento —si leemos las
Cuando rezáis juntos el Bautismo crece.
Escrituras— es un gran
constructor de muros,
Cuando enseñáis a vuestros hijos quién
separan de Dios.
es Jesús, para qué vino, hacéis lo mismo que
En las primeras páginas del Génesis vemos
esto. Y hay una fantacaminar. He tenido una gran amis- sía detrás de los muros humanos, la
tad con un obispo episcopaliano, de fantasía de llegar a ser como Dios.
cuarenta y ocho años, casado, con Para mí, el mito, por decirlo con pados hijos, y él tenía esta inquietud: labras técnicas, o la narración de la
la esposa católica, los hijos católicos, Torre de Babel, es precisamente la
él obispo. Él acompañaba los do- actitud del hombre y de la mujer
mingos a su esposa y a sus hijos a que construyen muros, porque consmisa y luego iba al culto con su co- truir un muro es decir: «Nosotros
munidad. Era un paso en la partici- somos potentes, vosotros fuera». Pepación en la Cena del Señor. Y él si- ro en este «nosotros somos potentes
guió adelante, era un hombre justo, y vosotros fuera» está la soberbia del
y el Señor lo llamó. A su pregunta poder y la actitud propuesta en las
le respondo sólo con una pregunta: primeras páginas del Génesis: «Se¿cómo puedo hacer con mi marido, réis como Dios» (cf. Gn 3, 5). Hacer
para que la Cena del Señor me un muro es para excluir, va en esta
acompañe en mi camino? Es una línea. La tentación: «Si coméis de
cuestión a la cual cada uno debe res- este fruto, seréis como Dios». A proponder. Pero me decía un pastor pósito de la Torre de Babel —esto tal
amigo: «Nosotros creemos que el vez ya lo habéis escuchado, porque
Señor está allí presente. Está presen- lo repito, pero es tan «plástico»—
te. Vosotros creéis que el Señor está hay un midrash escrito por un rabino
presente. ¿Cuál es la diferencia?» judío en el año 1200 más o menos,
—«Eh, son las explicaciones, las in- en el tiempo de Tomás de Aquino,
terpretaciones...». La vida es más de Maimónides, más o menos en esa
grande que las explicaciones e inter- época, que explicaba a los suyos en
pretaciones. Haced siempre referen- la Sinagoga la construcción de la
cia al Bautismo: «Una fe, un bautis- Torre de Babele, donde el poder del
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me surge ahora, un poco espontánea, es la palabra de Jesús: ¿cómo
hacer para no construir muros? Servicio. Haced la parte del último, que
lava los pies. Él te dio el ejemplo.
Servicio a los demás, servicio a los
hermanos, a las hermanas, servicio a
los más necesitados. Con esta obra
de ayuda a 80 madres jóvenes, vosotros no levantáis muros, prestáis un
servicio. El egoísmo humano quiere
defenderse, defender el propio poder, el propio egoísmo, pero en ese
acto de defensa se aleja de la fuente
de riqueza. Los muros, al final, son
como un suicidio, te cierran. Es algo
feo tener el corazón cerrado. Y hoy
lo vemos, el drama... Mi hermano
pastor hoy al hablar de París, habló
de corazones cerrados. También el
nombre de Dios se usa para cerrar
los corazones. Usted me pedía:
«Tratemos de ser una ayuda a la miseria, pero sepamos también que las
posibilidades tienen un final. ¿Qué
podemos hacer como cristianos para
que las personas no se resignen o no
levanten nuevos muros?». Hablar
claro, rezar —porque la oración es
potente— y servir. Y servir. Un día, a
la Madre Teresa de Calcuta le hicieron esta pregunta: «Todo este esfuerzo que usted realiza sólo para hacer
morir con dignidad a esta gente que
hombre se hacía sentir. Era muy difícil, muy costoso, porque se tenía que
hacer el barro y no siempre el agua
estaba cerca, había que buscar la paja, hacer la mezcla, luego cortarlos,
dejarlos secar, dejarlos reposar y cocinarlos en el horno, y al final salían
y los obreros los llevaban... Si se
caía uno de estos ladrillos se convertía en una catástrofe, porque eran
un tesoro, eran
El egoísmo humano quiere defenderse
costosos,
costaban. Si se caía un
pero en ese acto se aleja de la fuente de
obrero, en camriqueza. Los muros son como un
bio, no pasaba nasuicidio, te cierran
da. El muro siempre excluye, prefiere el poder —en
este caso el poder
del dinero porque el ladrillo era cos- está a tres o cuatro días de la muertoso, o la torre que quería llegar has- te, ¿qué es?». Es una gota de agua
ta el cielo—, y así siempre excluye a en el mar, pero después de esto el
la humanidad. El muro es el monu- mar ya no es lo mismo. Y, siempre
mento a la exclusión. También nosocon el servicio, los muros caerán sotros, en nuestra vida interior, cuántas
veces las riquezas, la vanidad y el or- los; pero nuestro egoísmo, nuestro
gullo se convierten en un muro ante deseo de poder busca siempre consel Señor, nos alejan del Señor. Cons- truir muros. No lo sé, esto se ocurre
truir muros. Para mí, la palabra que decir. ¡Gracias!
L’OSSERVATORE ROMANO
número 47, viernes 20 de noviembre de 2015
páginas 8/9
El 20 de diciembre
Francisco invita a todos a mostrar el rostro de una Iglesia abierta y acogedora
«¡Ánimo! ¡Entremos por esta puerta!».
El Papa Francisco, «en los umbrales del
Jubileo», invita a toda la Iglesia a
acercarse «a la gran puerta de la
Misericordia de Dios». En la catequesis
del miércoles 18 de noviembre durante la
audiencia general en la plaza de San
Pedro, el Pontífice animó a todos,
especialmente a las familias, a la acogida
y al perdón, porque «una Iglesia
inhospitalaria, así como una familia
cerrada en sí misma, mortifica el
Evangelio y aridece el mundo».
Atravesar el umbral de la misericordia
Testigos de un Dios que nunca se cansa de perdonar y esperarnos
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
Con esta reflexión hemos llegado a
los umbrales del Jubileo, ya se acerca.
Delante de nosotros se encuentra la
puerta, pero no sólo la Puerta santa, sino la otra: la gran puerta de la Misericordia de Dios —y esa es una puerta
hermosa—, que acoge nuestro arrepentimiento ofreciendo la gracia de su perdón. La puerta está generosamente
abierta, pero es necesario un poco de
coraje por nuestra parte para cruzar el
umbral. Cada uno de nosotros tiene
dentro de sí cosas que pesan. ¡Todos
somos pecadores! Aprovechemos este
momento que viene y crucemos el umbral de esta misericordia de Dios que
nunca se cansa de perdonar, ¡nunca se
cansa de esperarnos! Nos mira, está
siempre a nuestro lado. ¡Ánimo! Entremos por esta puerta.
Del Sínodo de los obispos, que celebramos el pasado mes de octubre, to-
familias cristianas, especialmente, se las
alentó a abrir la puerta al Señor que espera para entrar, trayendo su bendición
y su amistad. Y si la puerta de la misericordia de Dios está siempre abierta,
también las puertas de
nuestras iglesias, comunidades,
parroLa puerta no se debe forzar, al contrario,
quias, instituciones, de
nuestras diócesis, dese pide permiso, porque la hospitalidad
ben estar abiertas, paresplandece en la libertad de la acogida
ra que así todos podamos salir a llevar esta
misericordia de Dios.
El Jubileo se refiere a
das las familias, y la Iglesia entera, han la gran puerta de la misericordia de
recibido un gran aliento para encon- Dios, pero también a las pequeñas
trarse en el umbral de esta puerta. La puertas de nuestras iglesias abiertas paIglesia ha sido animada a abrir sus ra dejar entrar al Señor —o muchas vepuertas, para salir con el Señor al en- ces dejar salir al Señor— prisionero de
cuentro de sus hijos y de sus hijas en nuestras estructuras, nuestro egoísmo y
camino, a veces indecisos, a veces per- de muchas cosas.
El Señor no fuerza jamás la puerta:
didos, en estos tiempos difíciles. A las
Él también pide permiso para entrar. El
Libro del Apocalipsis dice: «Mira, estoy de pie a la puerta y llamo. Si alguien escucha mi voz y abre la puerta,
entraré en su casa y cenaré con él y él
conmigo» (3, 20). ¡Imaginemos al Señor que toca a la puerta de nuestro corazón! Y en la última gran visión de este Libro del Apocalipsis, así se profetiza sobre la Ciudad de Dios: «Sus puertas no cerrarán, pues allí no habrá noche», lo que significa para siempre,
porque «allí no habrá noche» (21, 25).
Existen lugares en el mundo donde no
se cierran las puertas con llave, todavía
los hay. Pero existen muchos donde las
puertas blindadas se han convertido en
normales. No debemos rendirnos a la
idea de tener que aplicar este sistema a
toda nuestra vida, a la vida de la familia, de la ciudad, de la sociedad. Y mucho menos a la vida de la Iglesia. ¡Sería terrible! Una Iglesia inhospitalaria,
así como una familia cerrada en sí misma, mortifica el Evangelio y aridece el
mundo. ¡Nada de puertas blindadas en
Dos sacerdotes argentinos misionan y ayudan a las víctimas de Alepo
Una Puerta santa también en Siria
Fue a Egipto a estudiar árabe porque
su siguiente destino como sacerdote
era Irak. Pero se quedó en Siria para
acompañar por un año a otro sacerdote del Instituto del Verbo Encarnado
al que pertenece. En ese momento
inició la guerra y el padre David Fernández (argentino, de Tucumán, de
48 años) se quedó con los pasajes en
la mano. Se cerraron el aeropuerto y
los caminos. Y él comenzó a entender
los planes que Dios. Vive desde hace
seis años en Alepo, segunda ciudad
siria en importancia después de Damasco. Tiene cinco millones de habitantes y antes de la guerra era la capital económica del país, pero ahora las
industrias están destruidas y el caos es
total. Y en medio de esa realidad, el
domingo 13 de diciembre se abrirá
también allí una Puerta santa, en la
parroquia de San Francisco.
¿Cómo es la vida en Alepo?
«Recognitio» de la Puerta Santa en la basílica de San Pedro, 17 de noviembre de 2015
manidad y de acogida de toda la casa,
ya desde el ingreso. ¡Hay que aprender de estos hombres y mujeres, que
son los guardianes de los lugares de
encuentro y de acogida de la ciudad
del hombre! A todos vosotros, guardianes de muchas puertas, sean éstas
puertas de las casas o puertas de la
iglesia, ¡muchas gracias! Y siempre
con una sonrisa, mostrando siempre la
hospitalidad de esa casa, de esa iglesia, para que la gente se sienta feliz y
acogida en ese lugar.
En verdad, sabemos
bien que nosotros misLas ovejas no las elige el guardián
mos somos los custosino que son elegidas por el buen Pastor.
dios y los servidores
de la Puerta de Dios,
La Iglesia es la portera de la casa del Señor,
y ¿cómo se llama la
no es la dueña
puerta de Dios? ¡Jesús! Él nos ilumina en
todas las puertas de la
tal vez no tiene la valentía, o ni siquie- vida, incluidas la de nuestro nacimienra la fuerza de tocar. Cuántas personas to y nuestra muerte. Él mismo ha afirhan perdido la confianza, no tienen el mado: «Yo soy la puerta: quien entre
coraje de llamar a la puerta de nuestro por mí se salvará y podrá entrar y sacorazón cristiano, a las puertas de lir, y encontrará pastos» (Jn 10, 9). Jenuestras iglesias... Y ellos están ahí, sús es la puerta que nos hace entrar y
no tienen valor, hemos perdido su salir. ¡Porque el rebaño de Dios es un
confianza: por favor, que esto no vuel- refugio, no una prisión! La casa de
va a suceder. La puerta dice muchas Dios es un refugio, no una prisión, y
cosas de la casa, y también de la Igle- la puerta se llama Jesús. Y si la puerta
sia. La gestión de la puerta necesita está cerrada, decimos: «¡Señor, abre la
un atento discernimiento y, al mismo puerta!». Jesús es la puerta y nos hace
tiempo, debe inspirar gran confianza. entrar y salir. Son los ladrones, los que
Quisiera expresar una palabra de agra- tratan de evitar la puerta: es curioso,
decimiento para todos los guardianes los ladrones siempre tratan de entrar
de las puertas: de nuestros edificios, por otro lado, por la ventana, por el
de las instituciones cívicas, de las mis- tejado, pero evitan la puerta, porque
mas iglesias. Muchas veces la sagaci- tienen malas intenciones, y se meten
dad y la gentileza de la recepción son en el rebaño para engañar a las ovejas
capaces de ofrecer una imagen de hu- y aprovecharse de ellas. Nosotros dela Iglesia, nada! ¡Todo abierto!
La gestión simbólica de las «puertas» —de los umbrales, de los caminos,
de las fronteras— se ha vuelto crucial.
La puerta debe proteger, claro, pero
no rechazar. La puerta no se debe forzar, al contrario, se pide permiso, porque la hospitalidad resplandece en la
libertad de la acogida, y se oscurece
en la prepotencia de la invasión. La
puerta se abre frecuentemente, para
ver si afuera hay alguien que espera, y
bemos pasar por la puerta y escuchar
la voz de Jesús: si escuchamos su tono
de voz, estamos seguros, estamos salvados. Podemos entrar sin temor y salir sin peligro. En este hermoso discurso de Jesús, se habla también del
guardián, que tiene la tarea de abrir al
buen Pastor (cf. Jn 10, 2). Si el guardián escucha la voz del Pastor, entonces abre, y hace entrar a todas las ovejas que el Pastor trae, todas, incluidas
las perdidas en el bosque, que el buen
Pastor ha ido a buscar. Las ovejas no
las elige el guardián, no las elige el secretario parroquial o la secretaria de la
parroquia; las ovejas son todas invitadas, son elegidas por el buen Pastor.
El guardián —también él— obedece a
la voz del Pastor. Entonces, podemos
decir que nosotros debemos ser como
ese guardián. La Iglesia es la portera
de la casa del Señor, no es la dueña
de la casa del Señor.
La Sagrada Familia de Nazaret sabe
bien qué cosa significa una puerta
abierta o cerrada, para quien espera
un hijo, para quien no tiene refugio,
para quien huye del peligro. Que las
familias cristianas hagan del umbral
de sus casas un pequeño gran signo
de la Puerta de la misericordia y de la
acogida de Dios. Es precisamente así
como deberá ser reconocida la Iglesia,
en cada rincón de la tierra: como la
custodia de un Dios que llama, como
la acogida de un Dios que no te cierra
la puerta en la cara, con la excusa de
que no eres de casa. Con este espíritu
nos acercamos al Jubileo: estará la
puerta santa, y ¡la puerta de la gran
misericordia de Dios! También está la
puerta de nuestro corazón para recibir
todos el perdón de Dios y dar, a su
vez, nuestro perdón, acogiendo a todos los que llaman a nuestra puerta.
Vivimos sin luz ni agua de forma
permanente. Sólo hay pozos en las
iglesias y en las mezquitas, pero están
contaminados y por eso hay muchos
enfermos. Hemos vivido un verano
sin agua y con una temperatura de 45
grados. Los hospitales están llenos de
gente accidentada por la guerra. Los
medicamentos escasean. Llega ayuda
de Cáritas y de la ONU , pero es limitada. Los caminos principales están sitiados y el aeropuerto ya no se usa
porque está destinado a actividades
militares. En Alepo somos dos argentinos de Tucumán, el padre Rodrigo
Rojas, que es de Banda del Río Salí, y
yo. Tenemos allí un pensionado para
jóvenes universitarios. Además tenemos confiada la atención de la Catedral que es de rito latino. Pero no sólo
estamos allí los sacerdotes, también las
hermanas del Instituto, las Servidoras
del Señor y de la Virgen de Matará.
Tenemos una casa muy precaria donde
alojamos a 16 chicos, y las hermanas a
unas 20 chicas. También hay muchas
familias refugiadas que salen con lo
puesto de sus casas y viven en carpas,
y nosotros las ayudamos en la medida
que podemos. Además colaboramos
con aquellas familias que no quieren
dejar lo poco que tienen y se quedan.
Tenemos preparados los salones de la
iglesia para albergar a los refugiados y
pensionados.
¿Como se les podría ayudar?
Hacen falta alimentos y remedios
pero es difícil recibirlos. Nos conviene
recibir dinero, porque a veces debemos ayudar a huir a las familias. Pueden obtener información a través de
nuestro blog soscristianosensiria.
¿Cuál es la situación?
Alepo es una ciudad cercada por los
grupos terroristas desde hace tres
años. El pueblo es de mayoría musulmán y es sunita. Los católicos, ortodoxos y protestantes son una minoría.
Están tomados los barrios periféricos,
y soportamos entre 30 y 40 misiles por
día y más de un centenar en las fiestas
religiosas, con ondas expansivas que
destruyen y matan. Hospitales y escuelas son los blancos preferidos. Pero
aún así, crece la heroica fe de los cristianos, a pesar de que son martirizados.
Jubileo en
Tierra Santa
«Como un vaso de agua fresca para el
sediento». Visto desde la Franja de Gaza el ya inminente jubileo extraordinario de la misericordia asume, si es posible, una importancia aún mayor. Encierra en sí, como un respiro, todas las esperanzas de paz de un pueblo postrado. Como cuenta el padre Mario da
Silva, misionero brasileño y párroco de
la Sagrada Familia, la única parroquia
católica de la Franja. Aquí el 20 de diciembre próximo el patriarca de Jerusalén de los latinos, Fouad Twal, abrirá la
puerta santa del jubileo. Quienes la
atravesarán serán los casi doscientos
fieles de la pequeña comunidad católica, que con el resto de la población palestina de la Franja, más de 1,5 millones
de habitantes de religión musulmana,
comparten las dramáticas condiciones
de vida. «Al inicio —explica el párroco
de Gaza a la agencia Sir— eran dos las
puertas santas previstas en la diócesis:
una en Nazaret y la otra en la basílica
de Getsemaní, junto al huerto de los
Olivos, en Jerusalén. Le habíamos dicho al patriarca que hubiera sido imposible para nosotros salir de la Franja
para ir a celebrar el jubileo. Así es como quiso que en nuestra parroquia se
añadiera una tercera puerta santa».
Una inyección de esperanza en una
realidad marcada por el sufrimiento.
Las guerras, ya tres en nueve años
(2006, 2008-2009 y 2012), que estallaron entre Hamas, que gobierna la Franja, e Israel, después de la retirada de
este último en 2005, han dejado sobre
el terreno muchas víctimas, escombros
y un pueblo postrado, privado de agua,
luz, gas, materiales para la reconstrucción y productos de primera necesidad.
A esto se añade el bloqueo en la frontera de la Franja que limita fuertemente
todo acceso ya sea de productos como
de hombres.
«Aquí hay mucho por hacer —explica
el padre Mario— en las zonas más afectadas de Beit Lahiyah, Beit Hanoun,
Shujaya, Khan Younis y Rafah, y la reconstrucción avanza con lentitud. La
desocupación es dramática, que entre
los jóvenes alcanza el 40 por ciento.
No hay dinero para vivir. Y los jóvenes
no pueden emigrar porque no se les
permite. Podemos contar sólo con las
ayudas humanitarias externas, cuando
se les permite entrar en la Franja». Un
importante apoyo para la población llega desde las comunidades cristianas de
Tierra Santa que gestionan cinco escuelas, un hospital, una casa de acogida y
la clínica móvil de Cáritas Jerusalén».
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L’OSSERVATORE ROMANO
viernes 20 de noviembre de 2015, número 47
Búsqueda del sentido de la vida y atención al prójimo
Peregrinación y misericordia
A continuación, algunos pasajes de la
intervención del cardenal secretario de
Estado con ocasión del XVIII congreso
nacional teológico-pastoral de la Obra
romana de peregrinaciones sobre el tema «Peregrinación y misericordia en
las tres grandes religiones monoteístas».
PIETRO PAROLIN
A los santuarios concurre un gran
número de personas de todas las
edades y condiciones sociales y religiosas, muchas de las cuales se han
alejado de la vida de fe y viven al
margen de la pertenencia eclesial.
No se trata, sin embargo, de personas indiferentes, sino en búsqueda
del sentido de la vida y de las cosas,
a veces con corazón sincero y a veces simplemente impulsadas por la
curiosidad. Ir en peregrinación hacia
metas que revelan el paso de Dios
significa, por lo tanto, acercarse a la
misericordia divina después de haber
emprendido un camino interior de
conversión, que conduce a la purificación y a la paz, suscitando un renovado entusiasmo por traducir el
Evangelio en la vida cotidiana.
Para algunas personas, el lugar sagrado puede ser el único vínculo
con la comunidad eclesial. Para
otras, en cambio, en el contexto de
una Iglesia que es como «un hospital de campaña», el santuario hace
las veces de «clínica especializada»
que suministra una palabra que cura, una voz que alienta y hasta una
invitación a revisar la opciones de
vida según la conciencia.
De todo lo dicho hasta aquí, es
fácil deducir que la peregrinación
cristiana es desde siempre una experiencia fuerte y privilegiada de bondad y de misericordia, que ha trazado sobre la tierra una densa red de
itinerarios sagrados que se extienden
no sólo en el espacio sino también
en el tiempo.
En la realización de la peregrinación cristiana, la guía sabia e inteligente valora mucho la fase del viaje,
tanto de ida como de vuelta, como
una oportunidad para tomar distancia de la vida rutinaria de cada día,
tal vez recurriendo a la oración coral
y al canto sacro. Además de ofrecer
un testimonio edificante de comportamiento cristiano, esta fase de la
peregrinación es de gran utilidad para que cada persona y el grupo se
preparen para pedir y acoger la misericordia divina al llegar a la meta
del viaje.
En este aspecto san Juan Crisóstomo fue un maestro excepcional. Él
consideraba el esfuerzo de colmar la
distancia entre el lugar de salida y la
meta sacra como medio para imitar,
en cierto sentido, los sufrimientos de
los mártires: se alentaba al peregrino
a vivir el tiempo del viaje como terapia espacio-temporal. En efecto, el
avance progresivo hacia la meta marcaba las etapas de la liberación del
pasado para abrir nuevos horizontes
hacia el futuro: poco a poco, la peregrinación exterior se convertía en
un soporte de la peregrinación interior, capaz de hacer madurar una intensa conversión del corazón.
Así exhortaba Crisóstomo a sus
peregrinos: «El camino es muy largo: usemos la extensión del camino
para recoger las cosas que se han dicho; inundemos el camino con suaves perfumes… Procedamos bien ordenados, exhortándonos mutuamente, para caminar de modo correcto y
causar asombro a quien nos mire no
sólo por el número, sino también
por el modo de proceder».
En la peregrinación cristiana se da
también especial importancia a la
atención de la acogida del peregrino,
que se manifiesta en los detalles más
sencillos y en la disponibilidad a la
escucha y al acompañamiento durante toda la peregrinación. En esto está el aspecto visible de la caridad de
quien vive y actúa en el lugar sagrado, en tal medida que puede llevar
al peregrino, por haber sido bien
acogido por los hermanos, a reflexionar en el hecho de sentirse acogido por Dios. En efecto, para muchos hombres y mujeres se trata de
un momento decisivo, que puede
dejar señales profundas y determinar
en gran medida algunas opciones
del futuro.
Por ello, escuchando la invitación
que Juan Pablo II dirigió a los participantes en el congreso mundial de
pastoral de los santuarios y peregrinaciones de año 1992, hay que estar
«atentos a los “tiempos” y a los ritmos de cada peregrinación: la salida,
la llegada, la “visita” al santuario y
el regreso. Son muchos los momentos de su itinerario que los peregrinos confían a vuestra solicitud pastoral. Tenéis la tarea de guiarlos hacia lo esencial: Jesucristo Salvador,
término de todo camino y fuente de
toda santidad».
La eficacia de la acogida, en efecto, se experimenta en contacto con
la Palabra de Dios que consuela, sana y fortalece. El peregrino se pone
en camino y llega al lugar sagrado
en situaciones contrastantes de esperanza o de sufrimiento, de alegría o
de confusión, de acción de gracias,
de preocupación, de incerteza o de
fragilidad. Muchas de estas experiencias son el canal que permite salir a la luz a los interrogantes más
do en su vocación. En efecto —afirmó el Santo Padre Francisco en la
bula Misericordiae Vultus— «la Iglesia
tiene la misión de anunciar la misericordia de Dios, corazón palpitante
del Evangelio, que por su medio debe alcanzar la mente y el corazón de
toda persona» (n. 12). Y es por ello
que aprovecha también las ocasiones
que le ofrecen las peregrinaciones,
sobre todo por su característica de
atraer a multitudes de personas. Lo
recordó también Benedicto XVI, al
destacar la importancia de la peregrinación «por su gran capacidad de
convocatoria, reuniendo a un número creciente de peregrinos y turistas
religiosos, algunos de los cuales se
encuentran en complicadas situaciones humanas y espirituales, con cierta lejanía respecto a la vivencia de la
fe y una débil pertenencia eclesial»
(íbid.).
Pablo VI dijo que «evangelizar
constituye, en efecto, la dicha y voapremiantes de la existencia. Y en cación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. Ella existe para
Cristo encuentran respuesta.
evangelizar, es decir, para predicar y
Si el camino, la llegada y la perenseñar, ser canal del don de la gramanencia en el lugar sagrado forcia, reconciliar a los pecadores con
man las etapas más significativas de Dios, perpetuar el sacrificio de Crisla peregrinación, la espiritualidad to en la santa misa, memorial de su
del regreso corona todo el itinerario. muerte y resurrección gloriosa»
Para el peregrino cristiano, en efec- (Evangelii nuntiandi, 14). Aquí está la
to, el regreso no coincide con el sim- síntesis de la peregrinación cristiana
ple volver hacia atrás. La experiencia como experiencia particular que desde la misericordia lo ha cambiado y taca la esencia de la Iglesia: mediandeja señales evidentes al retomar los te la peregrinación, en efecto, la
ritmos cotidianos. Él intuye que Iglesia manifiesta la misericordiosa
bondad de Dios a través de los tres elementos constitutivos de la
identidad cristiana: la
El avance progresivo hacia la meta marca
de
los
las etapas de la liberación del pasado para enseñanza
Apóstoles, la comuabrir nuevos horizontes hacia el futuro:
nión en la oración y
en la fracción del pan,
la peregrinación exterior se convierte
la comunión de la vien un soporte de la peregrinación interior
da y de los bienes.
Inmersos en la espiritualidad y en la experiencia de la comutambién el regreso forma parte de la nión, los lugares sagrados de las peperegrinación cuando se siente inter- regrinaciones cristianas hacen más
pelado a vivir cristianamente su vida eficaces e incisivas las obras de miseal regresar a su comunidad y a con- ricordia espirituales y corporales de
solidar los vínculos con ella, ante to- la Iglesia diocesana, en estrecha relado contando lo que ha vivido y tal ción con el Ordinario local, plenavez contribuyendo en la renovación mente integrados en los programas
de la manifestación eclesial de la fe, pastorales diocesanos que siempre se
muestran sensibles y atentos para
la esperanza y la caridad.
Así se expresó Benedicto XVI al aliviar las llagas de la humanidad inrecordar que la peregrinación puede cluso con la creación de estructuras
llegar a ser «ocasión propicia para apropiadas.
El Concilio ecuménico Vaticano II
que se vigorice en los que lo visitan
el deseo de compartir con otros la destacó con énfasis especial la mimaravillosa experiencia de saberse sión de la Iglesia de manifestar la
amados por Dios y ser enviados al misericordia de Dios a la humanidad
mundo para dar testimonio de ese mientras camina también ella en el
amor» (Mensaje al II Congreso mun- tiempo y en el espacio, estableciendo
dial de pastoral de peregrinaciones y una analogía con el Israel de la antisantuarios, 8 de septiembre de 2010). gua Alianza en camino a través del
Por lo demás, la peregrinación desierto.
cristiana pone de relieve algunos asEn la Iglesia, el peregrino —como
pectos de la misericordia que son los escribió el Santo Padre Francisco—
frutos que ella produce, solicitando adquiere la consciencia de que «la
nuevas formas de compromiso y de misericordia es la viga maestra que
responsabilidad a fin de que la expe- sostiene la vida de la Iglesia. Todo
riencia de la bondad divina se tra- en su acción pastoral debería estar
duzca en otros tantos gestos de mi- revestido por la ternura con la que
sericordia hacia el prójimo. En todo se dirige a los creyentes; nada en su
esto, emerge una vez más que la anuncio y en su testimonio hacia el
Iglesia está llamada a realizar la fra- mundo puede carecer de misericorternidad universal, mandato conteni- dia» (Misericordiae Vultus, 10).
número 47, viernes 20 de noviembre de 2015
L’OSSERVATORE ROMANO
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Misa del Pontífice en Santa Marta
Pequeña
y gran belleza
«Nunca caer en la idolatría de las
inmanencias y en la idolatría de los
hábitos» y apuntar, en cambio,
«siempre hacia más allá: desde la inmanencia contemplar la trascendencia y desde los hábitos mirar la meta
final, que será la contemplación de
la gloria de Dios». Con la certeza de
que si «la vida es bella, también el
ocaso será muy bonito». Estas son
las recomendaciones, para no caer
en las dos idolatrías, sugeridas por
el Papa en la misa que celebró el
viernes 13 de noviembre, por la mañana, en la capilla de la Casa Santa
Marta.
El Papa Francisco se inspiró en el
Salmo 18, propuesto por la liturgia.
En la oración, dijo, «hemos repetido: “Los cielos narran la gloria de
D ios”: su gloria, su belleza, la única
belleza que permanece para siempre».
En cambio «las dos lecturas —tanto la del libro de la Sabiduría (13, 19) como la del Evangelio (Lucas 17,
26-37)— nos hablan de glorias humanas, es más, de idolatrías». En particular, destacó el Papa, «la primera
lectura habla de la belleza de la
creación: ¡es hermosa! ¡Dios hizo cosas hermosas!». Pero inmediatamente «destaca el error, la equivocación
de esa gente que, en estas cosas hermosas, no fue capaz de mirar más
allá, a la trascendencia». Sí, ciertamente son cosas «hermosas en sí
mismas, tienen su autonomía de belleza en este caso», pero esos hombres «no fueron capaz de ver que esta belleza es un signo de otra belleza más grande que nos espera». Precisamente «esa belleza» a la que se
refiere el salmo 18: «Los cielos narran la gloria de Dios». Es «la belleza de Dios».
En cambio, se lee en el libro de la
Sabiduría, estos hombres «fascinados» por la belleza de las «cosas
creadas por Dios acabaron por considerarlas «dioses».
Es precisamente «la idolatría de la
inmanencia». En concreto, pensaron
que «estas cosas no van más allá y
son tan bonitas que son dioses». Pero de este modo «se han apegado a
esta idolatría; asombrados por su
poder y energía». Sin pensar, en
cambio, en «cuán superior es su
creador, porque los ha creado Aquel
que es principio y autor de la belleza».
«Es una idolatría contemplar las
numerosas bellezas sin pensar que
habrá un ocaso», destacó el Pontífice, considerando que «también el
ocaso tiene su belleza». Y todos
contamos con «el peligro» de tener
«esta idolatría de estar apegados a
las bellezas de la tierra, sin la trascendencia».
Se trata, precisamente, insistió el
Papa Francisco, de «la idolatría de
la inmanencia: creemos que las cosas
como son, son casi dioses y no acabarán nunca». Y «olvidamos el ocaso».
«La otra idolatría es la de los hábitos», afirmó el Papa Francisco. En
el pasaje evangélico del día, «Jesús,
hablando del último día, precisamente del ocaso, dice: “Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre: comían, bebían, se casaban los
hombres y las mujeres tomaban esposo, hasta el día en que Noé entró
en el arca”». En definitiva, «todo
son hábitos, la vida es así: vivimos
así, sin pensar en el ocaso de este
modo de vivir».
Pero «también esto es una idolatría: estar apegado a los hábitos, sin
pensar en que esto se acabará». Y
«la Iglesia nos hace contemplar el final de estas cosas». Por lo tanto,
«también los hábitos pueden ser
pensadas como dioses». De este modo, «la idolatría» consiste en pensar
que «la vida es así», que se sigue
adelante por costumbre. Y «como la
belleza acabará en otra belleza,
nuestras costumbres terminarán en
una eternidad, en otros hábitos. ¡Pero con Dios!».
Es por esto, entonces, explicó el
Papa Francisco, que «la Iglesia nos
prepara, durante esta semana, al final del año litúrgico y nos hace pensar precisamente en el final de las
cosas creadas».
Sí, «serán transformadas, pero hay
un consejo —añadió el Papa— que
Jesús nos da en este Evangelio de
hoy: “No retroceder, no mirar hacia
atrás”». Y «presenta el ejemplo de la
mujer de Lot».
También «el autor de la Carta a
los Hebreos», destacó al final el
Pontífice, recoge «este consejo y dice: “Nosotros —los creyentes— no somos gente que retrocede, sino gente
que siempre va hacia adelante”».
Y el Papa Francisco relanzó también el consejo de «seguir siempre
adelante por este camino, contemplando las bellezas, y con los hábitos que todos tenemos, pero sin divinizarlos» porque «acabarán». Así,
pues, concluyó, «que sean estas pequeñas bellezas, que reflejan la gran
belleza, nuestros hábitos para sobrevivir en el canto eterno, en la contemplación de la gloria de Dios».
Identidad
a subasta
El Papa Francisco comentando la liturgia de la palabra del lunes 16 de
noviembre durante la celebración
matutina de la misa en la capilla de
la Casa Santa Marta, hizo un llamamiento a no poner «a subasta nuestra identidad cristiana», y no uniformarnos al espíritu del mundo, que
cuando prevalece conduce a la apostasía y la persecución.
El Pontífice dedicó su reflexión
por completo a la primera lectura,
tomada del primer libro de los Macabeos (1, 10-15.41-43.54-57 62-64),
reasumiendo los contenidos «con
tres palabras: mundanidad, apostasía
y persecución». En su relectura el
Papa evidenció «que el pasaje empieza de este modo: “En esos días
salió una raíz perversa”». Y explicó
cómo: «la imagen de la raíz que está
debajo de la tierra, no se ve, parece
que no hace mal, pero después crece
y se muestra, hace ver la propia realidad» negativa, está presente también en la carta de los Hebreos, cuyo «autor lo advertía del mismo modo: “Que no surja, ni crezca entre
vosotros ninguna raíz venenosa, que
provoque males y contagie a muchos”».
En este sentido, el Papa describió
«la fenomenología de la raíz», que
«crece, siempre crece», aun cuando
—como en el caso del pasaje analizado— puede parecer una «raíz razonable: "Vamos a estrechar una alianza con las naciones que nos rodean;
¿por qué tantas diferencias? Porque
desde que nos separamos de ellos,
muchos males nos han sobrevenido.
Vamos a ellos, somos iguales”». Y
así, prosiguió en la descripción, «algunas del pueblo tomaron la iniciativa y fueron al rey que les dio poder
para introducir las instituciones de
las naciones. ¿Dónde? En el pueblo
elegido, es decir, en la Iglesia de ese
tiempo».
Pero, de inmediato, advirtió Francisco, en esa acción «está la munda-
nidad. Hacemos lo que hace el mundo, lo mismo: subastamos nuestro
documento de identidad; somos
iguales a todos». Al igual que los
hombres de Israel, que «empezaron
a hacer esto: construyeron un gimnasio en Jerusalén, de acuerdo a las
costumbres de las naciones, las costumbres paganas; borraron los signos de la circuncisión, es decir renunciaron a la fe, y se alejaron de la
santa alianza; se unieron a las naciones y se entregaron a hacer el mal».
Pero, advirtió el Pontífice, precisamente «esto, que parecía tan razonable, —“somos como todos, somos
normales”— se convirtió en la destrucción». Porque, reiteró, «esto es
la mundanidad. Este es el camino de
la mundanidad, de esa raíz venenosa
y perversa».
En este sentido, Francisco confesó
cómo siempre lo había sorprendido
el hecho de «que el Señor en la Última cena orase por la unidad de los
suyos y pidiese al Padre que les librase de todo espíritu del mundo,
de toda mundanidad, porque la
mundanidad destruye la identidad;
la mundanidad conduce al pensamiento único, no hay ninguna diferencia».
Y la primera consecuencia de esto
es la apostasía. El Papa lo demostró
continuando con la lectura del pasaje: «Después, el rey prescribió en todo su reino que todos fuesen un solo pueblo —el pensamiento único, la
mundanidad— y que cada uno abandonase sus propias costumbres. Todos los pueblos se adaptaron a las
órdenes del rey; también muchos
israelitas aceptaron su culto: sacrificaron a los ídolos y profanaron el sábado». Por lo tanto, «la apostasía.
Es decir, la mundanidad te lleva al
pensamiento único y la apostasía.
No se permiten, no son permisibles
las diferencias». Terminamos siendo
«todos iguales. Y en la historia de la
Iglesia, en la historia lo hemos visto,
pienso en un caso, que a las fiestas
religiosas se les cambió el nombre
—la Natividad del Señor tiene otro
nombre— para borrar la identidad».
Tampoco hay que olvidar, parece
querernos decir la lectura, que a la
apostasía le sigue la persecución.
«El rey —continuó el Papa— elevó
sobre el altar una devastación abominable. Incluso en las cercanas ciudades de Judá erigieron altares y
quemaron incienso en las puertas de
las casas y en las plazas; rasgaban
los libros de la ley que encontraban
y los arrojaban al fuego. Si, a alguien, se le encontraba en posesión
del libro de la alianza y si alguien
obedecía la ley, la sentencia del rey
lo condenaba a muerte». Esa es, de
hecho, «la persecución» que «inicia
a partir de una raíz», también «pequeña, y termina con la abominación de la desolación». Por otra parte, «este es el engaño de la mundanidad». Y por eso, en la última cena
Jesús pidió al Padre: «No voy a pedirte que los quites del mundo, pero
que los salvaguardes del mundo», o
sea, «de esta mentalidad, este humanismo, que viene para ocupar el lugar del verdadero hombre, JesucrisSIGUE EN LA PÁGINA 13
L’OSSERVATORE ROMANO
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viernes 20 de noviembre de 2015, número 47
El Papa irá a África a llevar paz y reconciliación a los lugares de violencia
Esperando a Francisco
El papa Francisco realizará del 25 al
30 de noviembre el undécimo viaje
internacional de su pontificado. La
gira incluye tres países africanos: Kenia, Uganda y la República Centroafricana.
A pesar de las dudas sobre la última etapa del viaje debido a la fuerte
oleada de violencia reciente en este
país, el padre Federico Lombardi,
director de la oficina de prensa del
Vaticano, ha confirmado que se
mantiene. Ni siquiera los atentados
de París del fin de semana pasado,
han modificado la gira papal.
Asimismo, Padre Lombardi, ha indicado que el Santo Padre “quiere
llevar un mensaje de paz y reconciliación” a un lugar marcado por muchas “violencias”. En los cinco días
de duración del viaje, el Pontefice
encontrará en Kenia, al presidente
Uhuru Kenyatta y a las autoridades
del país. Asimismo, tendrá lugar un
encuentro interreligioso y ecuménico, una misa en el Campus de la
universidad de Nairobi, en un zona
en la que hay capacidad para un millón de personas. También se reunirá
con el clero, religiosos y seminaristas. Visitará la sede de las Naciones
Unidas y allí pronunciará un discurso en español. Finalmente, acudirá a
Kangemi, un barrio pobre de Nairobi. Después se dirigirá al Estadio
Kasarani, para reunirse con los jóvenes, donde está previsto un testimonio de un supervivientes de la matanza del campus de Garissa. Su último encuentro en Kenia será, en
privado, con los obispos de la nación. La segunda etapa del viaje africano es Uganda. En donde se reunirá con el presidente, Yoweri Museveni, quien gobierna desde hace 30
años. A propósito de la visita a este
país, el padre Federico Lombardi ha
subrayado que tendrá gran importancia el tema de los mártires ugan-
deses. El Santo Padre visitará Munyonyo, donde fueron condenados a
muerte estos mártires católicos y anglicanos. Siguiendo con la temática
de los mártires, acudirá también al
santuario dedicado a ellos, después
de celebrar la misa el sábado 28 de
noviembre.Esa misma tarde, se encontrará con unos 100 mil jóvenes
en el Kololo Air Strip de Kampala.
Para finalizar las visitas en Uganda,
el Santo Padre irá a la Casa de Caridad de Nalukolongo, después una
reunión privada con los obispos y
concluirá con un encuentro con sacerdotes, religiosos y seminaristas.
La última etapa del viaje es la República Centroafricana. A su llegada, Francisco visitará a la presidenta
de transición, Catherine Samba-Panza, y después mantendrá un encuentro con el cuerpo diplomático y la
clase dirigente, donde pronunciará
un discurso en francés, idioma que
utiliza por primera vez en un acto
público desde que es Papa. A continuación, Francisco visitará un campo de refugiados. En ese momento,
el Santo Padre abrirá la puerta santa
de la catedral de Bangui, como anticipo del Jubileo de la Misericordia.
El Pontífice a la Romano Guardini Stiftung
Que la Europa rica acoja a los hermanos hambrientos
«Dios ha enviado a la Europa rica al
hambriento para que le demos de
comer, al sediento para que le demos de beber, al forastero para que
lo acojamos y al desnudo para que
lo vistamos». Lo destacó el Papa
Francisco, aplicando a nuestra época
las reflexiones de Romano Guardini.
Al recibir a la fundación dedicada al
reconocido teólogo, el viernes 13 de
noviembre por la mañana, el Pontífice destacó cómo a partir de sus enseñanzas es posible tratar «de descu-
brir la mano de Dios en los acontecimientos actuales», por ejemplo en
materia de migraciones.
Porque también quien abandona
su tierra buscando un presente y un
futuro mejor es un hermano nuestro.
«La historia —comentó— lo demostrará: si somos un pueblo, ciertamente lo acogeremos»; pero, advirtió con palabras fuertes, «si somo
sólo un grupo de individuos más o
menos organizados, nos veremos
tentados de salvar ante todo a noso-
Al congreso de exalumnos de los jesuitas latinoamericanos
Para mantener vivo el
«virus jesuítico»
Atención sanitaria, alimentación, educación»: son los tres campos de acción que deben comprometer a los exalumnos jesuitas en América Latina.Los indicó el Papa Francisco en el vídeomensaje que les envió con
ocasión del decimosexto congreso continental que tuvo lugar en Guayaquil, Ecuador, del 11 al 13 de noviembre. El Papa les pidió en particular
que piensen en las «tragedias humanas», las cuales son más que «tragedias sociales», porque «cada persona —explicó— es templo de la Trinidad».
Recomendando que se piense «en las tragedias humanas que están pasando en Latinoamérica», Francisco —como sucede habitualmente en circunstancia similares— recordó la experiencia pastoral como arzobispo en
la capital argentina. «Me impresiona mucho en Buenos Aires —recordó—
una zona a la orilla del río. Había 36 restaurantes seguidos. Al que iba a
cenar ahí le cortaban la cabeza, le hacían pagar una barbaridad. Estaban
normalmente llenos. Terminado eso, había una estación ferroviaria y empezaba enseguida una «villa miseria», una «chabola», una «favela»...
Que esa figura —exhortó— les haga ver la tragedia que trae hoy día la falta de justicia, la falta de equidad». Y, destacó, «la gente que estaba comiendo allí, mucha era cristiana, mucha creía en Jesucristo y se profesaba
católica, y quizás habrían estudiado en colegios católicos».
De aquí el aliento para hacer que su pensamiento entre «en un
diálogo polifónico con
los ambientes de la
política, la cultura y la
ciencia».
Sucesivamente el Papa comentó un pasaje del libro El mundo religioso de Dostoyevski, cuyo autor, entre otras
cosas, retoma un episodio de Los hermanos Karamazov: donde relata «que la gente va al “starets” Zosima para presentarle
sus preocupaciones y
dificultades». Se acerca también una campesina que dice hacer
asesinado al marido
enfermo, que la había
maltratado mucho. El
“starets” percibe que
la mujer está convencida de su condena,
por ello «le muestra
tros mismos, pero no tendremos
continuidad». De aquí el deseo conclusivo de que «la obra de Guardini
haga comprender cada vez más el
valor de los fundamentos cristianos
de la cultura y de la sociedad».
En su discurso el Pontífice saludó
a los participantes en el congreso
promovido por la Universidad Gregoriana con ocasión del 130° aniversario del nacimiento de Guardini, y
agradeció al presidente de la fundación berlinesa, von Pufendorf, «el
anuncio de la inminente publicación
de un texto inédito» de Guardini.
una vía de salida: su existencia tiene
un sentido —explicó— porque Dios
la acoge en su arrepentimiento». Y
ella «se transforma y recibe nueva
esperanza». Da tales hecho se recibe
la lección de que son precisamente
las personas más sencillas las que
comprenden «lo que significa una
existencia vivida en la fe, capaz de
ver que Dios está cerca de los hombres». Es lo que Guardini llama
«unidad viviente» con Dios y «consiste en la relación concreta de las
personas con el mundo y con los demás».
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Misa diaria del Pontífice
VIENE DE LA PÁGINA 11
to»; esta mundanidad «que vienen a
quitarnos la identidad cristiana y nos
lleva al pensamiento único:" Todos
lo hacen así, ¿por qué nosotros
no?”».
De ahí la actualidad del pasaje de
hoy, que «en estos tiempos, nos debe hacer pensar» en cómo es nuestra
identidad. Hay que preguntarse:
«¿Es cristiana o mundana? O ¿me
digo cristiano porque me bauticé de
niño o nací en un país cristiano,
donde todos son cristianos?». El Papa dijo que es necesario encontrar
una respuesta a estas preguntas porque «la mundanidad entra lentamente», después «crece, se justifica
y se contagia». ¿Cómo? «Crece como esa raíz» que se cita en la lectura; «se justifica —“hacemos como toda la gentes, no somos muy diferentes”— busca siempre una justificación, y al final se contagia, tanto
males proviene de ahí».
Después de la homilía, el Papa
subrayó que toda «la liturgia, en los
últimos días del año litúrgico», nos
hace pensar en estas cosas, y sobre
todo hoy decimos «en el nombre del
Señor: tened cuidado con las raíces
venenosas, las raíces perversas que te
llevan lejos del Señor y te hacen
perder tu identidad cristiana». Se
trata en definitiva de una exhortación a mantenerse alejado «de la
mundanidad» y pedir en la oración,
en particular, que la Iglesia sea preservada «de toda forma de mundanidad. Para que la Iglesia siempre
tenga la identidad dispuesta por Jesucristo; que todos tengamos la
identidad recibida en el bautismo;
«y que esta identidad no sea descartada» sólo por querer «ser como los
demás, por motivos de "normalidad"». Por último, el Pontífice concluyó, «que el Señor nos dé la gracia para mantener y preservar nuestra identidad cristiana contra del espíritu de mundanidad que siempre
crece, se justifica y contagia».
Sin falsos
compromisos
No dejarse debilitar por el espíritu
del mundo y vivir coherentemente,
sin ceder y sin componendas, el propio ser cristiano. Es la invitación que
el Papa Francisco, meditando en las
lecturas del días, dirigió durante la
misa que celebró el martes 17 de noviembre en Santa Marta. Siguiendo
el camino a través del cual en estos
días «la Iglesia nos prepara para el
final del año litúrgico», el Pontífice
habló acerca de «cómo comportarse
en la persecución». Y para hacerlo
desarrolló el hilo lógico que había
iniciado el día anterior, cuando su
reflexión se había centrado en los
tres conceptos de la «mundanidad»,
de la «apostasía» y de la «persecución».
El punto de partida lo presentó el
pasaje del segundo libro de los Macabeos (6, 18-31), donde Eleazar
—una especie de «Policarpo», de pater familias del Antiguo Testamento—, con sus noventa años, «no permite que el espíritu de la mundanidad lo debilite» y «ante la prueba
no se entrega».
¿Qué había sucedido? «El pensamiento único de la apostasía —explicó el Papa— pretendía que comiese
carne de cerdo»; él en cambio la rechazó y la escupió. Entonces «sus
amigos mundanos, los que habían
cedido al espíritu de la mundanidad,
lo llamaron, lo llevaron a un sito
aparte y trataron de convencerlo»,
proponiéndole una solución cómoda: «Hagamos una cosa, prepárate
una buena sopa de carne que tú
puedas comer y simula que comes la
carne de cerdo, así salvas tu vida y
no pecas». Pero el anciano escriba
«se indignó». Y «con esa dignidad,
con esa nobleza que él tenía de una
vida coherente» se encaminó al
«martirio», dando testimonio: «No,
yo a mi edad no daré este ejemplo a
los jóvenes».
Es un claro ejemplo de «coherencia de vida» de la cual nos aleja «la
mundanidad espiritual». Precisamente en esto se centró el Papa
Francisco analizando el comportamiento de muchos: «Tú finges ser
así, pero vives de otra forma». Es la
mundanidad que se introduce en el
espíritu humano y poco a poco va
tomando posesión de él: «es difícil
identificarla desde el comienzo
—destacó el Papa Francisco— porque
es como la polilla que lentamente
destruye, carcome la tela y luego esa
tela es inutilizable». Así «el hombre
que se deja llevar por la mundanidad pierde la identidad cristiana», la
arruina, llegando a ser «incapaz de
coherencia». En efecto, continuó el
Papa, está quien dice: «Oh, yo soy
muy católico, padre, voy a misa todos los domingos, soy muy católico»; luego, sin embargo, en la vida
cotidiana o en el trabajo es incapaz
de ser coherente. Así, por ejemplo,
cede ante el discurso de quien le
propone: «Si me compras esto, hacemos este acuerdo y tú te quedas con
una suma de dinero».
«Esto —recordó el Pontífice— no
es coherencia de vida, esto es mundanidad». Y es precisamente la
mundanidad la que «conduce a la
doble vida, la que es apariencia y la
En Brasil la beatificación de Francisco de Paula Victor
Fuerte y humilde al mismo tiempo. Así
el cardenal Angelo Amato destacó las
dos virtudes que más sobresalen en la vida de don Francisco de Paula Victor, el
sacerdote brasileño de origen africano
que el sábado 14 de noviembre fue beatificado en Brasil.
Al presidir el rito, en representación
del Papa Francisco, en el ex-aeropuerto
de Três Pontas, en el Estado de Minais
Gerais, el purpurado recordó que algunos con desprecio lo llamaban «pretinho y
lo humillaban por su descendencia africana».
Al inicio, en efecto, «tenían prejuicios
raciales contra él. Pero luego fueron conquistados por su modestia, bondad y
simpatía».
El cardenal mencionó algunas características de la personalidad de don Victor,
que tenía «un alma noble. No se dejó
llevar por la mentalidad elitista de los sacerdotes, sino que cultivó la virtud de la
humildad y la sencillez».
que es verdadera, y te aleja de Dios
y destruye tu identidad cristiana».
Por esto «Jesús es tan fuerte cuando
pide al Padre: «Padre, no te pido
que los quites del mundo sino que
los salves, que no tengan el espíritu
mundano”», es decir «ese espíritu
que destruye la identidad ¡cristiana».
De la Sagrada Escritura, en particular del relato que habla del anciano Eleazar, surge un «ejemplo contra este espíritu de mundanidad».
No por casualidad el Pontífice invitó
a los fieles a volver a escuchar sus
palabras coherentes: «Si muchos jóvenes piensan que yo a los noventa
años me he pasado a las costumbres
extranjeras, a su vez, por causa de
mi comportamiento, se perderán por
mi culpa». Eleazar, por lo tanto, se
preocupa por el ejemplo que podría
dar a los jóvenes si cediese. Es una
elección que el Papa interpretó así:
«El espíritu cristiano, la identidad
cristiana, nunca es egoísta, siempre
trata de iluminar con la propia coherencia, cuidar, evitar el escándalo,
cuidar a los demás, dar un buen
ejemplo».
Cierto, añadió el Papa Francisco,
alguno podría objetar: «Pero no es
fácil, padre, vivir en este mundo,
donde las tentaciones son tantas, y
la astucia de la doble vida nos tienta
todos los días, ¡no es fácil!». En realidad, explicó el Pontífice, «para nosotros no sólo no es fácil, es imposible. Sólo Él es capaz de hacerlo».
Por ello la liturgia del día invita a
rezar con el Salmo: «El Señor me
sostiene».
Es Dios, recordó el Papa, «nuestro apoyo contra la mundanidad que
destruye nuestra identidad cristiana,
que nos conduce a la doble vida».
Sólo Él puede salvarnos. Y, así,
«nuestra oración humilde será: “Señor, soy pecador, de verdad, todos
lo somos, pero te pido tu apoyo, dame tu apoyo, para que de una parte
no finja ser cristiano y por otra viva
como un pagano, como un mundano”». El Pontífice concluyó la homilía con un consejo: «Si hoy tenéis
un poco de tiempo, tomad la Biblia,
el segundo libro de los Macabeos,
capítulo sexto, y leed esta historia de
Eleazar. Os hará bien, os animará a
todos a ser ejemplo y también os dará fuerza y ánimo para vivir la identidad cristiana, sin componendas, sin
doble vida».
L’OSSERVATORE ROMANO
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viernes 20 de noviembre de 2015, número 47
COMUNICACIONES
Representaciones
pontificias
Colegio episcopal
Monseñor Juan Antonio Menéndez Fernández, obispo de Astorga (España)
Monseñor Enrique Sánchez Martínez, obispo de Nuevo Laredo (México)
RENUNCIAS:
El Papa ha aceptado la renuncia al
gobierno pastoral de la diócesis de
Astorga (España) que monseñor CAMILO LORENZO IGLESIAS le había
presentado en conformidad con el
canon 401 § 1 del Código de derecho canónico.
Camilo Lorenzo Iglesias nació en
La Canda, diócesis de Orense, el 7
de agosto de 1940. Recibió la ordenación sacerdotal el 23 de diciembre
de 1966. Juan Pablo II lo nombró
obispo de Astorga el 14 de junio de
1995; recibió la ordenación episcopal
el 30 de julio del mismo año.
nación episcopal el 5 de abril sucesivo.
El Papa ha aceptado la renuncia al
gobierno pastoral de la diócesis de
Jales (Brasil) que monseñor LUIZ
DEMÉTRIO VALENTINI le había presentado en conformidad con el canon 401 § 1 del Código de derecho
canónico.
Luiz Demétrio Valentini nació en
San Valentín, diócesis de Erexim, el
31 de enero de 1940. Recibió la ordenación sacerdotal el 6 de febrero de
1965. Juan Pablo II lo nombró obispo de Jales el 8 de junio de 1982; recibió la ordenación episcopal el 31
de julio del mismo año.
El Papa ha aceptado la renuncia al
gobierno pastoral de la diócesis de
Senigallia (Italia) que monseñor
GIUSEPPE ORLAND ONI le había presentado en conformidad con el canon 401 § 1 del Código de derecho
canónico.
EL PAPA
Giuseppe Orlandoni nació en
Castelfidardo, archidiócesis de Ancona-Ósimo, el 12 de marzo de 1939.
Recibió la ordenación sacerdotal el
11 de septiembre de 1965. Juan Pablo
II lo nombró obispo de Senigallia el
21 de enero de 1997; recibió la orde-
Juan Antonio Menéndez Fernández nació en Villamarín de Salcedo
Grado, archidiócesis de Oviedo, el 6
de enero de 1957. Recibió la ordenación sacerdotal el 10 de mayo de
1981. El Papa Francisco lo nombró
obispo titular de Nasai y auxiliar de
la archidiócesis de Oviedo el 26 de
abril de 2013; recibió la ordenación
episcopal el 8 de junio del mismo
año.
Lutos
en el episcopado
—Monseñor GEORG MÜLLER,
SS.CC., obispo prelado emérito de
Trondheim (Noruega), falleció el
25 de octubre. Había nacido en
Volkesfeld, diócesis de Tréveris
(Alemania), el 7 de junio de 1951.
Era sacerdote desde el 18 de marzo de 1978. Juan Pablo II lo
nombró obispo prelado de Trondheim el 20 de junio de 1997; recibió la ordenación episcopal el
28 de julio sucesivo. Benedicto
XVI aceptó su renuncia al gobierno pastoral de la prelatura territorial el 8 de junio de 2009.
—Monseñor JOSEPH DERGHAM,
obispo emérito de El Cairo de
los maronitas (Egipto), falleció el
28 de octubre. Había nacido en
Ebrine, eparquía de Batrun de
los maronitas, el 23 de abril de
1930. Era sacerdote desde el 12
de abril de 1959. Juan Pablo II lo
nombró obispo de El Cairo de
los maronitas el 5 de junio de
1989; recibió la ordenación episcopal el 16 de septiembre sucesivo. Benedicto XVI aceptó su renuncia al gobierno pastoral de
dicha sede el 24 de septiembre
de 2005.
HA NOMBRAD O:
—Obispo de Astorga (España) a
monseñor JUAN ANTONIO MENÉNDEZ FERNÁNDEZ, hasta ahora obispo
titular de Nasai y auxiliar de Oviedo.
—Obispo de Senigallia (Italia) a
monseñor FRANCESCO MANENTI.
Francesco Manenti nació en Sergnano, diócesis de Crema, el 26 de
junio de 1951. Recibió la ordenación
sacerdotal el 28 de junio de 1975.
Obtuvo la licenciatura en teología
en la Facultad teológica de Italia
septentrional, en Milán. En su ministerio ha desempeñado, entre
otros, los siguientes cargos: vicario
parroquial, director de la oficina de
catequesis y de la de familia, director espiritual del seminario diocesano, responsable del centro diocesano
de espiritualidad, profesor de teología, vicario general, párroco y miembro de la comisión para la formación permanente del clero.
—Obispo de Jales (Brasil) al presbítero JOSÉ REGINALD O ANDRIETTA.
José Reginaldo Andrietta nació en
Pirassununga, diócesis de Limeira,
el 7 de marzo de 1957. Recibió la ordenación sacerdotal el 18 de marzo
de 1983. Se licenció en teología pastoral en la Universidad católica de
Lovaina, Bélgica. Ha sido asesor a
diversos niveles —nacional, continental e internacional— de la Juventud
obrera católica, vicario parroquial en
diversas parroquias, formador en el
seminario diocesano, párroco, miem-
bro del consejo presbiteral y profesor de teología en el Centro diocesano de formación teológica.
—Obispo de Nuevo Laredo (México) a monseñor ENRIQUE SÁNCHEZ
MARTÍNEZ, hasta ahora obispo titular de Tamugadi y auxiliar de Durango.
Enrique Sánchez Martínez nació
en Cuencamé, diócesis de Gómez
Palacio, el 2 de diciembre de 1960.
Recibió la ordenación sacerdotal el
20 de junio de 1986. Se licenció en
sociología en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. Benedicto XVI lo nombró obispo titular de
Tamugadi y auxiliar de Durango el
21 de julio de 2008; recibió la ordenación episcopal el 10 de octubre
del mismo año.
Curia romana
El Papa ha nombrado miembro
de la Congregación para las causas de los santos al cardenal EDWIN FREDERICK O’BRIEN, gran
maestre de la Orden ecuestre del
Santo Sepulcro de Jerusalén.
El Santo Padre ha nombrado
consultor de la Congregación para las causas de los santos a la
profesora STEFANIA NANNI, docente asociada de historia moderna en la Universidad «La Sapienza» de Roma.
El Pontífice ha nombrado consejero de la Comisión pontificia
para América Latina a monseñor
JORGE CARLOS PATRÓN WONG,
arzobispo-obispo emérito de Papantla (México), secretario para
los seminarios de la Congregación para el clero.
El Santo Padre ha nombrado nuncio apostólico en Ucrania a monseñor CLAUDIO GUGEROTTI, arzobispo titular de Ravello, hasta
ahora nuncio apostólico en Bielorrusia.
Claudio Gugerotti nació en Verona (Italia) el 7 de octubre de
1955. Recibió la ordenación sacerdotal el 29 de mayo de 1982. Ingresó en el servicio a la Santa Sede en la Congregación para las
Iglesias orientales en 1985; fue
nombrado subsecretario de dicho
dicasterio el 17 de diciembre de
1997. Juan Pablo II lo nombró arzobispo titular de Ravello y nuncio apostólico en Georgia y en Armenia el 7 de diciembre de 2001; y
en Azerbaiyán el 13 de diciembre
sucesivo. Recibió la ordenación
episcopal el 6 de enero de 2002.
Benedicto XVI lo nombró nuncio
apostólico en Bielorrusia el 15 de
julio de 2011.
El Santo Padre ha nombrado delegado apostólico en la Islas Comores, con funciones de delegado
apostólico en La Reunión, a monseñor PAOLO RO CCO GUALTIERI,
arzobispo titular de Sagona, nuncio apostólico en Madagascar,
Mauricio y Seychelles.
Paolo Rocco Gualtieri nació en
Supersano (Lecce, Italia) el 1 de
febrero de 1961. Recibió la ordenación sacerdotal el 24 de septiembre de 1988. Entró en el servicio
diplomático de la Santa Sede el 1
de julio de 1996. El Papa Francisco lo nombró arzobispo titular de
Sagona y nuncio apostólico en
Madagascar el 13 de abril de 2015;
recibió la ordenación episcopal el
30 de mayo sucesivo. Además, lo
nombró nuncio apostólico en Seychelles el 26 de septiembre de 2015
y en Mauricio el 24 de octubre sucesivo.
Audiencias pontificias
EL PAPA
HA RECIBID O
EN AUDIENCIA:
—Al secretario general de la Organización de los Estados americanos, Luis Leonardo Almagro.
Viernes 13 de noviembre
—Al nuevo embajador del Principado de Mónaco ante la Santa Sede, Claude-Joël Giordan, con ocasión de la presentación de las cartas credenciales.
—Al cardenal Fernando Filoni,
prefecto de la Congregación para
la evangelización de los pueblos.
—A monseñor Ivan Jurkovič, arzobispo titular de Corbavia, nuncio
apostólico en Rusia y en Uzbekistán.
Sábado, día 14
—Al
cardenal Marc Ouellet,
prefecto de la Congregación
para los obispos.
P.S.S.,
—Al cardenal Robert Sarah, prefecto de la Congregación para el
culto divino y la disciplina de los
sacramentos.
Martes, día 17
—A monseñor Nunzio Galantino,
secretario general de la CEI.
número 47, viernes 20 de noviembre de 2015
L’OSSERVATORE ROMANO
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Caravaggio en preparación para el jubileo de la misericordia
En el camino de la luz, la conversión de san Pablo
ARTURO LÓPEZ
Era el 24 de septiembre de 1600,
cuando monseñor Tiberio Cerasi,
antiguo abogado, quien de pronto
abraza el camino de la carrera eclesiástica y a nueve meses de morir,
encarga a Caravaggio una obra símbolo, reformadora del arte: «La conversión de san Pablo». La pintura
conservada en la Iglesia «del Popolo» en Roma, es la segunda con este
tema, no se sabe a ciencia cierta por
qué Caravaggio cancelaría la primera
tela para elaborar la actual.
En el año dedicado a la misericordia este cuadro nos permite tener
una segunda mirada, una segunda
estación para meditar sobre la misericordia. Una vez que Dios llama,
que toca el corazón del hombre,
misterio hecho color en «la vocación
de san Mateo», el hombre responde,
se encuentra con Dios y le entrega
su vida, sus energías, y emprende el
camino hacia Él.
«La conversión de san Pablo».
Una obra que escandalizó a muchos
de sus contemporáneos, que rompe
los estándares de la pintura de la
época: no se podía representar flora
ni fauna alguna en el centro de una
obra, cuando éste no es el tema
principal. Y aquí, el centro lo ocupa
un caballo. Causó tanto revuelo este
hecho que muchos a este cuadro le
llamarían «la conversión del caballo». Pero veamos la obra. Un golpe
de luz parece impactar contra la crin
del caballo y baña de luz casi tres
cuartas partes del animal, difumi-
nándose después por
el resto de la pintura.
Cristo no aparece y,
sin embargo, es él
quien ciega, quien
tumba a Saulo del caballo: «Cuando ya estaba cerca de Damasco, de repente una luz
celestial lo envolvió
con su resplandor. Cayó a tierra y oyó una
voz que le decía:
“Saúl, Saúl, ¿por qué
me persigues?”» (Hch
9, 4).
El imponente caballo levanta una de sus
patas como para evitar
pisar a san Pablo. Para
algunos se trata de la
representación del pecado que parece duplicar de tamaño a san
Pablo. Tres miradas
quedan en línea: el
anciano, detrás del caballo, que parece opacarse ante el brillo de
su frente marcada por
las resaltadas arrugas,
el inminente paso del
Caravaggio, «la conversión de san Pablo» (1601)
tiempo; el caballo que
mira de reojo al espectador, como ajeno a la escena; y san bién en la cultura griega antigua se
Pablo. Este último con la vista ciega, solía implorar la ayuda de los dioses
recuerda a las esculturas de las divi- ante las desgracias, calamidades o
nidades greco-romanas: vacías y al augurios: levantar las manos para
mismo tiempo retando al tiempo en pedir misericordia y piedad. Para alesa serenidad petrificada. Abre los gunos es el gesto del abandono total
brazos, del mismo modo como tam- en manos de Dios. El criado del
apóstol además de las arrugas de la
frente muestra sus piernas desnudas
y sus venas en pies y manos, un
gran escándalo para la época, pues
habla de un hombre cualquiera traído de cualquier esquina. Sin embargo, el artista quería decirle al espectador que las escenas divinas necesariamente tienen que tocar la realidad
humana, sumergirse en su crudeza y
revestirla así de gran luz y significado.
Se entrevé el camino, se supone
de Damasco, flanqueado por piedras
y vegetación, magníficamente sugeridas en el juego de ese claroscuro que
insinúa, susurra, y descubre parcialmente el misterio representado.
En la preparación a este gran jubileo, la conversión del apóstol nos
conecta con la consideración del camino. Dios llama, quien se siente interpelado lo sigue, avanza con Él, o
simplemente se encuentra con Él. Es
Dios quien se adelanta, sale al encuentro de nuestro avanzar cotidiano, y en un punto se revela, habla,
ciega. Se trata del momento del encuentro. Esta reunión con Dios que
vuelve a pedir, a tocar el corazón y
la voluntad del hombre. Espera, invita, deja a la libre aceptación la realización de un plan trazado desde la
eternidad. Un segundo momento,
una segunda parada que nos muestra el encuentro con el corazón misericordioso de Dios, que atrae, que
quiere desvelar los misterios que se
esconden en su amor, y que irá mostrando, poco a poco a lo largo del
propio camino.
En los meses de diciembre y enero
Calendario de las celebraciones presididas por el Papa
Diciembre de 2015
DE LA
MARTES 8
SOLEMNIDAD
INMACULADA CONCEPCIÓN
Misa y apertura de la Puerta santa, en la plaza de San Pedro, a las
9.30.
Acto de veneración a la Inmaculada en la plaza de España, a las 16.00
SÁBAD O 12
Santa misa en la basílica de San
Pedro con ocasión de la fiesta de
Nuestra Señora de Guadalupe, a las
18.00.
D OMINGO 13
III D OMINGO DE ADVIENTO
“GAUDETE”
Santa misa y apertura de la Puerta santa en la basílica de San Juan
de Letrán, a las 9.30.
***
Santa misa y apertura de la Puerta
santa en la basílica de San Pablo
Extramuros, presidida por el cardenal James Harvey, a las 10.30.
***
JUEVES 24
Misa de medianoche en la basílica
vaticana, a las 21.30.
VIERNES 25
SOLEMNIDAD
DEL NACIMIENTO DEL
SEÑOR
Bendición «Urbi et orbi» desde el
balcón central de la basílica vaticana, a las 12.00.
D OMINGO 27
SAGRADA FAMILIA
DE JESÚS, MARÍA Y JOSÉ
Santa misa para las familias en la
basílica vaticana, a las 10.00.
FIESTA
DE LA
JUEVES 31
Primeras Vísperas de la solemnidad de Santa María, Madre de Dios,
y «Te Deum» en acción de gracias
por el año transcurrido, en la basílica vaticana, a las 17.00.
Enero de 2016
Viernes 1
SOLEMNIDAD DE SANTA MARÍA,
MADRE DE DIOS
XLIX JORNADA MUNDIAL DE LA PAZ
Santa misa, con la presencia de
los «Pueri Cantores» por la clausura
del XL Congreso internacional, en la
basílica vaticana, a las 10.00.
VIERNES 1
SOLEMNIDAD DE SANTA MARÍA,
MADRE DE DIOS
Santa misa y apertura de la Puerta santa en la basílica de Santa María la Mayor, a las 17.00
DE LA
MIÉRCOLES 6
SOLEMNIDAD
EPIFANÍA DEL SEÑOR
Misa en la basílica vaticana, a las
10.00.
FIESTA
D OMINGO 10
BAUTISMO DEL SEÑOR
DEL
Misa con administración del sacramento del Bautismo a algunos niños, en la Capilla Sixtina, a las 9.30.
L’OSSERVATORE ROMANO
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viernes 20 de noviembre de 2015, número 47
Ante la oleada de violencia la ofensiva de la misericordia
Llorar por un mundo que no reconoce la vía de la paz
JOSÉ BELTRÁN*
«¿Qué hace que yo me crea mejor
que vos para matarte?». Mi oído se
cuela en una conversación entre un
padre y su hija adolescente en un
vagón del metro de Buenos Aires.
Los atentados de París, como telón
de fondo. Durante el almuerzo en
casa de las calasancias en el barrio
de Matadero, el tema se autoinvita
en la mesa sin que se le llame. «En
esa silla en la que estás tú, estaba
sentado Juan Carlos un día antes de
que muriera en el ataque contra la
embajada de Israel. Era nuestro capellán».
Me cuesta tragar la saliva. Como
cuando era niño y los programas de
televisión se interrumpían para dar
cuenta de un nuevo atentado de ETA
en Madrid. Mi madre cogía el teléfono rápidamente para llamar a mis
tías y asegurarse de que todos estaban a salvo. Respiraba algo más
tranquila. Hasta la próxima.
Ante el Estado Islámico, resulta
harto complicado tomarse ese esa incómoda exhalación materna. Las
preguntas sobre el porqué de la irracionalidad de los yihadistas suicidas
y su imparable sed de violencia se
amontonan. Como se acopia el miedo ante el terror que siembran. Miedo que paraliza. Miedo que hace levantar muros y responder con violencia a la violencia. Un bombardeo
a cambio de un atentado.
Hay que frenar al yihadismo. Incluso ejercer la legítima defensa. Pe-
ro no con una exhibición de fuerza
militar teñida de venganza. Pan para
hoy, hambre para mañana. Esta tercera guerra mundial por fascículos
bautizada por Francisco no se acabará así. Tampoco blindando las
fronteras y criminalizando a quienes
buscan refugio en Occidente desde
una perniciosa sospecha.
«Ofensiva de la misericordia» llama el cardenal Parolin a la operación cristiana para desactivar esta
tentación de responder al mal con el
mal. No hay guerra de religiones ni
tan siquiera una batalla de civilizaciones. Tan sólo unos fanáticos que
se intentan amparar en el hecho reli-
gioso cuando su Dios es el Misericordioso. La diplomacia parece debilitada ante la cerrazón. Pero nunca
está de más. Como tampoco lo está
la apuesta por la integración de
quienes vienen de fuera para evitar
los guetos que asilan, que son caldo
de cultivo. Lo sabe y lo vive Pepa
Torres, religiosa apostólica del Sagrado Corazón de Jesús. En Lavapiés, el barrio de Madrid con más
concentración de población musulmana, trabaja para que no haya inmigrante sin papeles, sin la dignidad
que da un empleo, sin el acceso a
una educación que le aleje de las tinieblas de la ignorancia. Trabaja por
Más allá de toda barrera
VIENE DE LA PÁGINA 1
Igualmente, el «hacerse prójimo»
—como recordaba en mi reciente encíclica Laudato si’— conlleva también asumir responsabilidades impostergables hacia la creación y la «casa
común», que pertenece a todos y
cuyo cuidado está confiado a todos,
también para las generaciones que
vendrán.
La preocupación manifestada por
la Iglesia, en efecto, es por la suerte
de la familia humana y de toda la
creación. Se trata de educarnos todos en «custodiar» y «administrar»
la creación en su conjunto, como
don entregado a la responsabilidad
de cada generación para que la
vuelva a entregar más íntegra y humanamente habitable a las generaciones venideras. Esta conversión
del corazón al «Evangelio de la
creación» comporta que hagamos
nuestra parte y seamos intérpretes
del grito por la dignidad humana,
que se eleva sobre todo desde los
más pobres y excluidos, como lo
son muchas veces las personas enfermas y las que sufren. Que en el
ya inminente Jubileo de la misericordia, este grito pueda encontrar
un eco sincero en nuestro corazón,
para que también en la práctica de
las obras de misericordia, corporales y espirituales, según las diversas
responsabilidades confiadas a cada
uno, podamos acoger el don de la
gracia de Dios, mientras que nosotros mismos nos convertimos en
«canales» y testigos de la misericordia.
Deseo que en estas jornadas de
profundización y debate, en las que
consideráis también el factor ambiental en sus aspectos mayormente
vinculados a la salud física, psíquica, espiritual y social de la persona,
podáis contribuir a un nuevo desa-
rrollo de la cultura de la salus, considerada también en sentido integral. Os aliento, en esta perspectiva, a tener siempre presente, en
vuestros trabajos, la realidad de las
poblaciones que sufren en mayor
medida los daños provocados por
la degradación ambiental, daños
graves y a menudo permanentes a
la salud. Y al hablar de estos daños
que vienen de la degradación ambiental, es una sorpresa para mí encontrar —cuando voy a la audiencia
de los miércoles o cuando voy a las
parroquias— tantos enfermos, sobre
todo niños... Me dicen los padres:
«Tiene una enfermedad rara. No
saben lo que es». Estas enfermedades raras son consecuencia de la enfermedad que nosotros provocamos
en el ambiente. ¡Y esto es grave!
Pidamos a María santísima, Salud de los enfermos, que acompañe
los trabajos de esta Conferencia
vuestra. A ella encomendamos el
compromiso que, cotidianamente,
las diversas figuras profesionales del
mundo de la salud desempeñan en
favor de los que sufren. Os bendigo de corazón a todos vosotros, a
vuestras familias, a vuestras comunidades, así como a quienes encontráis en los hospitales y clínicas.
Rezo por vosotros; y vosotros, por
favor, rezad por mí. ¡Gracias!
ello. Pero sobre todo, vive con ellos.
Como las hermanitas de Carlos de
Foucauld en la humilde ciudad de
Humanes, que hacen de su mesa del
comedor un foro del diálogo interreligioso con café y algún bollo que
aportan sus vecinas marroquíes.
Urge vivir codo a codo con los
musulmanes, acompañarnos mutuamente para visibilizar una unidad
contra los extremistas, que debe ir
acompañada de una condena firme y
sin fisuras de quienes profesan el islam para que no puedan cobijarse
bajo el paraguas del Corán. A los
gobiernos y a la comunidad internacional les corresponde analizar con
sensatez y compromiso real el enjambre de Oriente Medio para analizar salidas viables a su parálisis política y para frenar de inmediato el
comercio de armas. Ofensiva de la
misericordia para intentar parar una
guerra. Para buscar la paz.
Termina el almuerzo en Matadero
y vuelvo a coger el metro. Pero antes, me detengo en San José de Flores. Entro unos minutos para rezar
junto al confesionario donde Bergoglio dio su primer salto al vacío de
la fe. Y respiro algo más tranquilo.
Como mi madre. Lamentablemente,
hasta la próxima.
*Director de Vida Nueva
Los tuits
del Papa
en Pontifex_es
14 O CT [7.05 PM] Quiero expresar
mi profundo dolor por los ataques terroristas de París. Recen
conmigo por las víctimas y sus familias. #PrayersForParis
15 NOV [10.15 AM] Es una alegría
rezar hoy en Roma con los hermanos luteranos. Dios bendiga a
quienes trabajan por el diálogo y
la unidad de los cristianos
19 NOV [11.19 AM] Todas las personas —verdaderamente todas— son
importantes a los ojos de Dios