Número suelto € 1,00. Número atrasado € 2,00 L’OSSERVATORE ROMANO EDICIÓN SEMANAL EN LENGUA ESPAÑOLA Unicuique suum Año XLVII, número 47 (2.441) Non praevalebunt Ciudad del Vaticano 20 de noviembre de 2015 Francisco pide ocuparse de los demás sin tener en cuenta las diferencias sociales y religiosas Más allá de toda barrera La «cercanía al otro» supera «toda barrera de nacionalidad, de clase social»: lo recordó el Papa Francisco al recibir en la sala Regia, el jueves 19 de noviembre por la mañana, a los participantes en la conferencia internacional del Consejo pontificio para la pastoral de la salud. Queridos hermanos y hermanas: ¡Gracias por vuestra acogida! Agradezco a monseñor Zygmunt Zimowski el amable saludo que me ha dirigido en nombre también de todos los presentes, y doy mi cordial bienvenida a vosotros, organizadores y participantes en esta trigésima Conferencia internacional dedicada a «La cultura de la salus y de la acogida al servicio del hombre y del planeta». Un afectuoso gracias a todos los colaboradores del dicasterio. Múltiples son las cuestiones que se tratarán en esta cita anual, que señala los treinta años de actividad del Consejo pontificio para la pastoral de la salud y que coincide también con el vigésimo aniversario de la publicación de la carta encíclica Evangelium vitae de san Juan Pablo II. Precisamente el respeto por el valor de la vida, y, aún más, el amor a ella, encuentra una realización insustituible en hacerse prójimo, acercarse, hacerse cargo de quien sufre en el cuerpo y en el espíritu: son todas acciones que caracterizan la pastoral de la salud. Acciones y, antes aún, actitudes que la Iglesia pondrá especialmente de relieve durante el Jubileo de la misericordia, que nos llama a todos a estar cerca de los hermanos y las hermanas que más sufren. En la Evangelium vitae podemos encontrar los elementos constitutivos de la «cultura de la salus»: es decir acogida, compasión, comprensión y perdón. Son las actitudes habituales de Jesús hacia la multitud de personas necesitadas que se le acercaban cada día: enfermos de todos los tipos, pecadores públicos, endemoniados, marginados, pobres y extranjeros... Y, curiosamente, en nuestra actual cultura del descarte ellos son rechazados, son dejados de lado. No cuentan. Es curioso... ¿Qué quiere decir esto? Que la cultura del descarte no es de Jesús. No es cristiana. Tales actitudes son las que la encíclica llama «exigencias positivas» del mandamiento sobre el carácter inviolable de la vida, que con Jesús se manifiestan en toda su amplitud y profundidad, y que aún hoy pueden, es más, deben caracterizar la pastoral de la salud: las mismas «van desde cuidar la vida del hermano (familiar, perteneciente al mismo pueblo, extranjero que vive en la tierra de Israel), a hacerse cargo del forastero, hasta amar al enemigo» (n. 41). Esta cercanía al otro —cercanía de verdad, no fingida— hasta llegar a sentirlo como alguien que me pertenece —también el enemigo me pertenece como hermano— supera toda barrera de nacionalidad, de clase social, de religión..., como nos enseña el «buen samaritano» de la parábola evangélica. Supera también esa cultura en sentido negativo según la cual, tanto en los países ricos como en los países pobres, los seres humanos son aceptados o rechazados según criterios utilitaristas, en especial de utilidad social o económica. Esta mentalidad es pariente de la así llamada «medicina de los deseos»: una costumbre cada vez más difundida en los países ricos, caracterizada por la búsqueda a cualquier precio de la Peregrinación y misericordia EN PÁGINA SIGUE EN LA PÁGINA 16 La Iglesia es la portera de la casa del Señor, no es la dueña En un congreso celebrado en Roma PIETRO PAROLIN perfección física, con la ilusión de la eterna juventud; una costumbre que induce precisamente a descartar o marginar a quien no es «eficiente», a quien es considerado como un peso, una molestia, o que sencillamente es feo. 10 Los diez años de Deus caritas est Sobre la verdad del amor GERHARD MÜLLER EN PÁGINA 5 Ofensiva de la misericordia Reconocer la vía de la paz JOSÉ BELTRÁN EN PÁGINA 16 En páginas centrales el Pontífice explica el sentido de la Puerta santa L’OSSERVATORE ROMANO página 2 viernes 20 de noviembre de 2015, número 47 En el Ángelus el dolor del Papa por los crueles ataques terroristas en París La violencia en el nombre de Dios es una blasfemia Por lo tanto, el problema no es «cuándo» sucederán las señales premonitorias de los últimos tiempos, sino el estar preparados para el encuentro. Y no se trata ni si quiera de saber «cómo» sucederán estas cosas, sino «cómo» debemos comportarnos, hoy, mientras las esperamos. Estamos llamados a vivir el presente, Queridos hermanos y hermanas, construyendo nuestro futuro con se¡buenos días! renidad y confianza en Dios. La paEl Evangelio de este penúltimo rábola de la higuera que germina, domingo del año litúrgico propone como símbolo del verano ya cercauna parte del discurso de Jesús so- no, (cf. vv. 28-29), dice que la persbre los últimos eventos de la historia pectiva del final no nos desvía de la humana, orientada hacia la plena vida presente, sino que nos hace mirealización del Reino de Dios (cf. rar nuestros días con una óptica de Mc 13, 24-32). Es un discurso que Je- esperanza. Es esa virtud tan difícil sús pronunció en Jerusalén, antes de de vivir: la esperanza, la más pequesu última Pascua. Contiene algunos ña de las virtudes, pero la más fuerelementos apocalípticos, como gue- te. Y nuestra esperanza tiene un rosrras, carestías, catástrofes cósmicas: tro: el rostro del Señor resucitado, «El sol se oscurecerá, la luna no da- que viene «con gran poder y gloria» rá su esplendor, las estrellas caerán (v. 26), que manifiesta su amor crucificado, transfigurado en la resurrección. El triunfo de Jesús al Estamos llamados a vivir el presente, final de los tiempos, será el triunfo de la construyendo nuestro futuro Cruz; la demostración con serenidad y confianza en Dios de que el sacrificio de uno mismo por amor al prójimo y a imitación de Cristo, es el del cielo, los astros se tambalearán» único poder victorioso y el único (vv. 24-25). Sin embargo, estos ele- punto fijo en medio de la confusión mentos no son la cosa esencial del y tragedias del mundo. mensaje. El núcleo central en torno El Señor Jesús no es sólo el punto al cual gira el discurso de Jesús es de llegada de la peregrinación terreÉl mismo, el misterio de su persona na, sino que es una presencia consy de su muerte y resurrección, y su tante en nuestra vida: siempre está a regreso al final de los tiempos. nuestro lado, siempre nos acompaña; Nuestra meta final es el encuentro por esto cuando habla del futuro y con el Señor resucitado. Yo os qui- nos impulsa hacia ese, es siempre siera preguntar: ¿cuántos de vosotros para reconducirnos en el presente. pensáis en esto? Habrá un día en Él se contrapone a los falsos profeque yo me encontraré cara a cara tas, contra los visionarios que prevén con el Señor. Y ésta es nuestra meta: la cercanía del fin del mundo y coneste encuentro. Nosotros no espera- tra el fatalismo. Él está al lado, camos un tiempo o un lugar, vamos al mina con nosotros, nos quiere. encuentro de una persona: Jesús. Quiere sustraer a sus discípulos de «Adversidades y desgracias de todo tipo» consternan nuestros días. Lo recordó el Papa introduciendo la oración del Ángelus del domingo 15 de noviembre, en plaza de San Pedro, antes de manifestar su dolor por los sangrientos ataques terroristas de París. L’OSSERVATORE ROMANO EDICIÓN SEMANAL Unicuique suum EN LENGUA ESPAÑOLA Non praevalebunt GIOVANNI MARIA VIAN director subdirector Ciudad del Vaticano [email protected] www.osservatoreromano.va cada época de la curiosidad por las fechas, las previsiones, los horóscopos, y concentra nuestra atención en el hoy de la historia. Yo tendría ganas de preguntaros —pero no respondáis, cada uno responda interiormente—: ¿cuántos de vosotros leéis el horóscopo del día? Cada uno que se responda.. Y cuando tengas de leer el horóscopo, mira a JeEl camino de la violencia y del odio no sús, que está contigo. Es mejor, te hará meresuelve los problemas de la humanidad, jor. Esta presencia de utilizar el nombre de Dios para justificar Jesús nos llama a la este camino ¡es una blasfemia! espera y la vigilancia, que excluyen tanto la impaciencia como el adormecimiento, tanto las huidas hacia delante como el recemos un momento en silencio y permanecer encarcelados en el mo- después recitamos el Ave María. mento actual y en lo mundano. También en nuestros días no fal- [Ave María...] tan las calamidades naturales y moAyer, en Três Pontas, en el estado rales, y tampoco la adversidad y las de Minas Gerais en Brasil, fue prodesgracias de todo tipo. Todo pasa clamado beato don Francisco de —nos recuerda el Señor—; sólo Él, su Paula Victor, sacerdote brasileño de Palabra permanece como luz que origen africano, hijo de una esclava. guía, anima nuestros pasos y nos Párroco generoso y celoso en la cateperdona siempre, porque está al la- quesis y en la administración de los do nuestro. Sólo es necesario mirarlo sacramentos, se distinguió sobre toy nos cambia el corazón. Que la Vir- do por su gran humildad. Que su gen María nos ayude a confiar en extraordinario testimonio sea modeJesús, el sólido fundamento de nues- lo para muchos sacerdotes, llamados tra vida, y a perseverar con alegría a ser humildes servidores del pueblo en su amor. de Dios. Os saludo a todos vosotros, famiAl término de la oración mariana, el lias, parroquias, asociaciones y fieles, Papa tuvo duras palabras de condena que venís de Italia y de muchas parpor la «barbarie» de la masacre de tes del mundo. De manera particuParís, reiterando que usar el nombre de lar, saludo a los peregrinos proveDios para justificar la violencia es nientes de Granada, Málaga, Valen«una blasfemia». cia y Murcia (España), San Salvador y Malta; a la asociación «AcompaQueridos hermanos y hermanas: ñantes santuarios marianos en el Deseo expresar mi dolor por los mundo» y al instituto secular «Crisataques terroristas que en la noche to Rey». del viernes ensangrentaron Francia, A todos os deseo un feliz domincausando numerosas víctimas. Ex- go. Y por favor, no os olvidéis de represo mi más fraterno pésame al zar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta presidente de la República Francesa la próxima! TIPO GRAFIA VATICANA EDITRICE L’OSSERVATORE ROMANO don Sergio Pellini S.D.B. Giuseppe Fiorentino y todos los ciudadanos. Acompaño, de manera especial, a las familias de los que perdieron la vida y los heridos. Tanta barbarie nos deja consternados y hace preguntarnos cómo el corazón del hombre pueda idear y realizar actos tan horribles, que han asolado no solamente a Francia sino al mundo entero. Ante estos hechos, no se puede no condenar la incalificable afrenta a la dignidad de la persona humana. Deseo volver a afirmar con vigor que el camino de la violencia y del odio no resuelve los problemas de la humanidad, y que utilizar el nombre de Dios para justificar este camino ¡es una blasfemia! Os invito a uniros a mi oración: confiemos a la misericordia de Dios las víctimas indefensas de esta tragedia. Que la Virgen María, Madre de la misericordia, suscite en los corazones de todos pensamientos de sabiduría y propósitos de paz. A Ella le pedimos que proteja y vele sobre la querida nación francesa, la primera hija de la Iglesia, sobre Europa y sobre todo el mundo. Todos juntos director general Servicio fotográfico [email protected] Publicidad: Il Sole 24 Ore S.p.A. 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En Perú: Editorial salesiana, Avenida Brasil 220, Lima 5, Perú; teléfono + 51 42 357 82; fax + 51 431 67 82; e-mail: [email protected]. número 47, viernes 20 de noviembre de 2015 L’OSSERVATORE ROMANO página 3 Feroz ataque yihadista que sigue provocando muerte en París No hay justificaciones El Papa Francisco se manifiesta dolorido y cercano al tan querido pueblo francés. «Esto no es humano». Así el Papa Francisco, interpelado telefónicamente por la emisora italiana Tv2000, habló el 14 de noviembre de los ataques yihadistas del viernes 13 de noviembre por la noche ensangrentaron París. «Estoy conmovido y dolorido —dijo al director Lucio Brunelli— y no entiendo, pero estas cosas son difíciles de entender, realizadas por seres humanos; y por eso estoy conmovido y dolorido y rezo. Estoy muy cercano al pueblo francés, tan querido, estoy cercano a los familiares de las víctimas y rezo por todos ellos». El Pontífice definió la masacre de la capital francesa «un trozo» de la «tercera guerra mundial a pedazos» de la que ya habló en otras ocasiones, añadiendo que «no hay justificaciones para estas cosas». Y retomando una expresión que destacó el entrevistador, recordó que para esto no puede haber justificación «ni reli- giosa ni humana». Por ello —concluyó— «estoy cercano a todos los que sufren y a toda Francia, a quien quiero mucho». Anteriormente, el dolor del Pontífice por lo sucedido se expresó en un telegrama, firmado por cardenal Pietro Parolin, y se envió al cardenal André Vingt-Trois, arzobispo de París. El Papa Francisco, se lee en el mismo, «se une en la oración al sufrimiento de las familias afectadas» y expresa «a quienes participaron en los trabajos de socorro su cercanía espiritual». El Papa «condena una vez más con firmeza la violencia, que nada puede resolver, y le pide a Dios que inspire a todos pensamientos de paz y solidaridad». En los ataques terroristas simultáneos que golpearon a París murieron cerca de 130 personas —según balances oficiales— y las personas heridas fueron más de trescientas cincuenta. Números terribles que hacen del múltiple atentado el más grave perpetrado en Francia. El presidente François Hollande, que declaró tres días de luto nacional, habló de un «acto de barbarie absoluta», un «acto de guerra cometido por un comando yihadista contra los valores que nosotros defendemos y contra lo que somos: un país libre». Solidaridad con el pueblo francés tan duramente golpeado expresaron líderes políticos de todo el mundo y representantes de todas las confesiones religiosas. Muchos comentaristas dicen que la culpa es de una integración fallida La herida y el vacío LUCETTA SCARAFFIA Bien podemos entender cómo el mundo occidental, de herencia cristiana, hoy se siente devastado y herido. Herido también en aquello que considera sus valores, en especial el de acoger a los necesitados y perseguidos, defendido por muchos en los últimos meses difíciles debido al número creciente de inmigrantes que están llegando a Europa huyendo de la guerra y el terrorismo islámico. Está claro que los atentados de París juegan a favor de quien, en cambio, es contrario a la acogida, de quien ve en cada inmigrante a un potencial terrorista. Pero si se mira bien, los terroristas que actúan en Francia no son —al menos hasta el momento— inmigrantes que acaban de llegar a Europa, sino hijos o, incluso, nietos de inmigrantes llegados hace muchos decenios, que nacieron y crecieron aquí, por lo tanto, ciudadanos a todos los efectos. Pero se trata de ciudadanos que no han asimilado el sistema de valores que les han sido transmitidos en la escuela: el valor de la laicidad y de la igualdad, y en particular de la libertad individual asegurada a todos. Muchos comentaristas dicen que la culpa es de una integración fallida, sobre todo profesional y social. Y si en esto hay mucho de verdad, se podría pensar, sin embargo, en preguntarse qué integración económica sea posible hoy, cuando están sin trabajo también los jóvenes franceses, y la crisis de la escuela hace cada vez más difícil —o incluso imposible— el ascenso social para las clases subalternas. No es, por lo tanto, sólo un problema de los hijos de los inmigrantes, sino que estos lo viven diversamente, junto a cualquier chico europeo que se les une en el frente del odio. A este respecto, resulta mucho más convincente el análisis de Farhad Khosrokhavar, sociólogo iraní que estudia desde hace años la inmigración islámica en Europa, en un escrito publicado en el número de junio pasado en la revista «Études». El estudioso individua la crisis que lleva a los jóvenes a la ruptura con las sociedades occidentales no tanto en el rechazo de los valores que éstas les ofrecen, sino sobre todo en el vacío de reglas morales que los acoge en el nuevo mundo. Con la incomodidad con la que el occidente de hoy acepta su modo de comportarse, que destaca la acentuada diferencia entre sexos, mientras que el modelo que vence es el de su cancelación. En una sociedad en donde todo parece lícito y posible para el individuo, en donde las relaciones entre los sexos se dan en medio de la ausencia de normas, en donde se evita toda respuesta relativa a la muerte y a la vida después de ésta, a los jóvenes les queda la posibilidad de esperar sólo en una buena ganancia que permita un nivel creciente de consumo. Camino débil, que, entre otras cosas, hoy está cerrado para ellos. El sociólogo iraní lee, de este modo, la aceleración hacia el fundamentalismo como un 68 al revés, en donde a cambio de la liberación se busca un mundo de reglas donde encontrar dignidad más allá de la condición económica y un significado seguro de la existencia. Esta interpretación, mucho más sutil y aguda de las que estamos acostumbrados a leer y escuchar, revela cómo sea engañosa la esperanza de afrontar este problema enfatizando la laicidad, volviendo a cazar las religiones en lo escondido y en lo indecible. Y al mismo tiempo abre nuevas responsabilidades —aunque también nuevas posibilidades— para la acción de las mujeres y de los hombres de fe. L’OSSERVATORE ROMANO página 4 viernes 20 de noviembre de 2015, número 47 Ban Ki-moon apoya la decisión de no cancelar la conferencia mundial pese a los atentados de París Francia mantiene la cumbre del clima A fin de evitar riesgos suplementarios prohibirá las manifestaciones paralelas previstas en la vía pública El Gobierno francés anunció el jueves 19 que las manifestaciones paralelas a la cumbre sobre el cambio climático, que París albergará desde final de mes, serán prohibidas por motivos de seguridad. Ningún mandatario ha anulado su viaje a París hasta el momento y, por el contrario, muchos manifiestan su interés en venir como gesto solidario, según un portavoz del Ministerio de Asuntos exteriores francés. «A fin de evitar todo riesgo suplementario, el Gobierno ha decidido no autorizar las marchas por el clima previstas en la vía pública en París y en otras ciudades de Francia los próximos 29 de noviembre y 12 de diciembre», señaló en un comunicado el presidente de la COP21 y ministro francés de exteriores, Laurent Fabius. Reconoció que «es una decisión difícil que decepcionará sin duda a algunos de los que pensaban participar pero, en el contexto actual, la exigencia de seguridad se impone». La Cumbre del Clima, también llamada COP21 (21ª conferencia de las partes), se celebrará en las instalaciones del aeropuerto de Le Bourget, al norte de París, cerca del Charles de Gaulle. Allí tendrá lugar la reunión de los mandatarios y se desarrollarán las negociaciones. El dispositivo previsto de seguridad solo para este lugar es de 1.500 agentes y bomberos. La ONU, además, dispondrá de 400 agentes de seguridad. Lo que es seguro es que los controles de acceso y los trayectos para acudir al lugar serán mucho más minuciosos de lo previsto. En esta ocasión, todos los países presentarán sus compromisos de reducción de gases de efecto invernadero (GEI), esencialmente el CO2 proveniente de la utilización de los combustibles fósiles como fuente de energía primaria. Cada país presentará compromisos voluntarios (IND C, de Intended Nationally Determined Contributions) con vistas a la reducción de emisiones de GEI en el horizonte de 2030. Se trata de una aproximación en la que, a diferencia de Kioto, no se negocian ni se imponen tasas de reducción ni sanciones. Pero el objetivo compartido es que la temperatura media del planeta no se incremente en dos grados centígrados (2º C) en lo que queda de siglo, límite que, de sobrepasarse, los expertos en clima consideran que podría producir consecuencias globales impredecibles, seguramente graves. Recordemos que en su encíclica «Laudato si’», la primera de un Pontífice dedicada enteramente al medio ambiente, el Papa Francisco no pide medidas técnicas para curar las heridas ecológicas, sino un cambio «valiente» de estilos de vida. El Papa ha definido el medio ambiente como un bien colectivo, «patrimonio de la humanidad», que es «responsabilidad» de todos, por lo que ha pedido una «colaboración internacional» que se traduzca en un acuerdo y en «decisiones concretas que fijen objetivos de desarrollo sostenible», ante la 21ª Conferencia de las Naciones Unidas sobre el clima, que se celebrará en París del 30 de noviembre al 11 de diciembre. Durante la audiencia celebrada el 16 de septiembre en el aula Pablo VI, en el Vaticano con cerca de treinta ministros del Ambiente de los países de la Unión Europea, el Pontífice también ha abogado por limitar el consumo de energía no renovable y ha hecho hincapié en la necesidad de afrontar el despilfarro de comida. «Queridos ministros, la COP21 se acerca rápidamente y todavía hay un largo camino por recorrer para lograr un resultado capaz de reunir positivamente todos los estímulos que se han ofrecido como contribución a este importante proceso», ha dicho el Papa. Francisco también ha puesto en valor el «principio de solidaridad» que a su juicio está «olvidado» o en muchos casos se usa de forma «estéril». «Sabemos que las personas más vulnerables ante el degrado ambiental son los pobres, que sufren las consecuencias más graves», ha señalado a este respecto. Por ello ha pedido solidaridad para que a la lucha contra la degradación ambiental se sume la lucha para erradicar la pobreza. En este sentido, ha reFavela de Mandela de Río de Janeiro, barrio marginal situado entre dos desagües de ríos contaminados (AP) clamado el uso de tec- nologías adecuadas «capaces de usar mejor los recursos humanos, naturales y socioeconómicos» que garanticen su sostenibilidad a largo plazo. También ha reflexionado sobre el «principio de justicia» en relación a la «deuda ecológica» que ya explicó en la encíclica «Laudato si’» y sobre el «principio de participación» que exige la implicación de todas las partes, incluso de aquellas «que suelen mantenerse al margen de los procesos decisionales». Subrayando también la importancia de emprender un diálogo radicado en la visión de la «economía integral» que se traduce en un «gran desafío cultural, espiritual y educativo». La encíclica señala hacia la raíz del problema del calentamiento, que «se ve potenciado especialmente por el patrón de desarrollo basado en el uso intensivo de combustibles fósiles». El Papa apunta el camino a seguir: «la tecnología basada en combustibles fósiles muy contaminantes —sobre todo el carbón, pero aun el petróleo y, en menor medida, el gas— necesita ser reemplazada progresivamente y sin demora». Pero el Pontífice da un paso más al vincular el cambio climático con las desigualdades en el planeta. «El calentamiento originado por el enorme consumo de algunos países ricos tiene repercusiones en los lugares más pobres de la tierra, especialmente en África, donde el aumento de la temperatura unido a la sequía hace estragos en el rendimiento de los cultivos». número 47, viernes 20 de noviembre de 2015 L’OSSERVATORE ROMANO página 5 A diez años de la «Deus caritas est» La verdad del amor La profunda intuición del Papa consiste precisamente en constatar que ambas derivan de una falta de conocimiento de la naturaleza cognoscitiva del amor. Me refiero al racionalismo y al emotivismo. El primero rechazó el amor como fuente de conocimiento relegándolo a la posición de afecto subjetivo y privado. El segundo, que inicialmente apareció con el romanticismo, hizo GERHARD MÜLLER emerger la importancia de los afecenedicto XVI, en todo su ma- tos pero desde una perspectiva irragisterio y en particular en el cional como reacción a la enorme discurso pronunciado en la carencia afectiva que la Ilustración Universidad de Ratisbona, mientras había proyectado en las relaciones afirmaba con claridad que «no ac- humanas. El rechazo del racionalismo como tuar según la razón es contrario a la naturaleza de Dios», destacó con comprensión reductiva de la razón, precisión cómo el diálogo fe-razón, con la implícita reducción de la verinicialmente realizado con el helenis- dad a la sola certeza, es un principio mo, es normativo para el cristianis- actualmente asumido por la teología, que tuvo que sufrir las limitaciones mo. Nuestra primera afirmación es que en las que encierra esta perspectiva la encíclica Deus caritas est obedece que separa radicalmente de la cona la intención profunda de este diá- templación del misterio forzando el logo que debe guiar siempre el ca- dinamismo específico de la fe. En mino de la Iglesia y en el cual se cambio, queda aún por profundizar pone en juego la verdad. Como co- el sentido del emotivismo en cuanto rrectamente lo indicó el Papa Bene- asunción irracional de los afectos codicto en el discurso antes menciona- mo guía para la existencia. El emotivismo de la fe y de la do, el abandono de la razón con el deseo de buscar la verdad es una conciencia son, al día de hoy, los fedialéctica de poder que deja gran es- nómenos más difundidos que vuelpacio a la arbitrariedad y a la violen- can en la experiencia religiosa un vago irracionalismo. La fragilidad del sujeto emotivo, en camEl emotivismo de la fe y de la conciencia bio, lo hace muy receptivo ante cualquier son los fenómenos más difundidos tema que trate sobre que vuelcan en la experiencia religiosa los afectos. Es precisaun vago irracionalismo mente este el aspecto relevante de nuestra encíclica que puede afrontarlos partiendo cia. Se trata de una cuestión que el de una perspectiva en la que la verPontífice quiso profundizar también dad está presente como luz. De este modo, cae la acusación en su discurso al Reichstag, al hablar de la razón como fuente de derecho. que pesaba sobre el cristianismo a La grandeza celada en la primera partir de Feuerbach, quien, ponienencíclica del Papa alemán consiste do como esencia del cristianismo el en percibir el gran desafío de propo- amor universal, concluía afirmando ner la esencia del cristianismo en el que la fe era un obstáculo para su amor, para descubrir en ella el puesto central de la verdad precisamente como luz del amor. Es imposible olvidar el discurso de presentación de esta encíclica ante la asamblea plenaria de Cor Unum, que parte de una sorprendente propuesta acerca del valor cognoscitivo del amor: «Luz y amor son una sola cosa». Analicemos brevemente el alcance de esa afirmación, tan inmensamente valiente. Su propuesta contiene una fuerza epistemológica de gran relevancia porque significa, al mismo tiempo, la superación de dos propuestas cognoscitivas insuficientes, además de la explicación de la falacia de la pretensión post-cristiana que incluye, en sus presupuestos, una actitud distinta respecto a la verdad. En lo que respecta al primer elemento, el texto pontificio toma en consideración dos deficiencias epistemológicas que, en cuanto tales, son opuestas pero que, en su coincidencia, representan el obstáculo más grande para la evangelización. Publicamos la intervención del prefecto de la Congregación para la doctrina de la fe durante el simposio internacional «Deus caritas est. Puerta de misericordia» —en el décimo aniversario de la publicación de la primera encíclica de Benedicto XVI— organizado en Roma por la Pontificia Universidad Lateranense y el Instituto patrístico Augustinianum. B realización y que, como consecuen- en el amor permanece en Dios y cia, había que declarar obsoleta la Dios en él» (1 Juan 4, 16). La intenpropuesta cristiana. ción de esta elección es establecer Indudablemente, un mínimo acer- una conexión con la frase de san camiento al amor cristiano hace Juan completa que introduce inmeemerger los grandes límites del filó- diatamente la fe: «Nosotros hemos sofo alemán acerca del amor que conocido el amor que Dios nos tiene comprendió sólo como altruismo y y hemos creído en él» (1 Juan 4, 16). que ignora como comunicación en el He aquí dos de las más grandes afirbien partiendo de una trascendencia de Dios. Por esta razón, el indudable valor metaLa interrelación entre amor y fe es tan físico que brota de la grande que se puede decir que el objeto identidad entre «luz y específico de la fe es la caridad divina amor», radicado en una visión cósmica del amor, no es sólo la respuesta fundamental a esta acusación, sino que es ante to- maciones del cristianismo en las que do la propuesta cristiana capaz de está implicado el amor: el conocipresentar una provocación radical en miento de Dios en lo profundo y el el pensamiento contemporáneo. modo amoroso de conocimiento de Toda la encíclica tiene como base este misterio por parte del hombre. fundamental la verdad del amor co- La interrelación entre amor y fe es mo luz. Sólo si se adopta esta pers- tan grande que se puede decir, retopectiva se puede comprender el real mando las palabras de Spicq, que alcance de sus afirmaciones. A esto «para san Juan, el objeto específico nos invita su introducción misma, de la fe es la caridad divina». En esdonde el Papa emérito, en lugar de citar que Dios es amor, como se pecial, no podemos eximirnos de acostumbra hacer retomando la fór- mencionar la inclusión del «permamula que aparece por primera vez necer» tan típico de san Juan, en la en la Escritura, o sea el versículo 8 frase inicial de la encíclica. En el de la Primera Carta de san Juan, eli- fondo, con esta afirmación, el Papa ge el versículo 16, más extenso: está trazando sintéticamente la es«Dios es amor, y quien permanece tructura dual del documento. Panorámica de Ratisbona L’OSSERVATORE ROMANO página 6 viernes 20 de noviembre de 2015, número 47 El Papa Francisco pide perdón por las divisiones La última elección Durante la visita a la iglesia luterana de Roma, el domingo 15 de noviembre, y después de la lectura del Evangelio, el Papa pronunció de forma espontánea la siguiente homilía. Jesús, durante su vida, hizo muchas elecciones. Esta que hoy hemos escuchado será la última elección. Jesús hizo muchas elecciones: los primeros discípulos, los enfermos que curaba, la multitud que lo seguía... —lo seguía para escuchar porque hablaba como alguien que tiene autoridad, no como sus doctores de la ley que se pavoneaban; pero podemos leer quien era esta gente dos capítulos antes, en el capítulo 23 de Mateo; no, en Él veían autenticidad; y esa gente lo seguía. Jesús hacía con amor las elecciones y tam- ¿Has hecho una buena catequesis?». No, las preguntas serán acerca de los pobres, porque la pobreza está en el centro del Evangelio. Él siendo rico se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza. Él no considera un privilegio ser como Dios, sino que se abajó, se humilló hasta el final, hasta la muerte de Cruz (cf. Flp 2, 6-8). Es la opción del servicio. ¿Jesús es Dios? Es verdad. ¿Es el Señor? Es verdad. Pero es el servidor, y la elección la hará a partir de ello. Tú, ¿has usado tu vida para ti o para servir? ¿Para defenderte de los demás con muros o para acogerlos con amor? Y esta será la última opción de Jesús. Esta página del Evangelio nos dice mucho acerca del Señor. Y puedo preguntarme: nosotros, luteranos y ca- Diálogo con la comunidad evangélica luterana de Roma No a corazones cerrados Antes de la oración común de la tarde en la «Christuskirche» —que visitó el domingo 15 de noviembre, por la tarde—, el Papa Francisco respondió de forma espontánea a las preguntas de tres miembros de la comunidad evangélica luterana de Roma. El pequeño Julius, de nueve años, preguntó: «¿Qué te gusta más de ser Papa?». bién las correcciones. Cuando los discípulos se equivocaban en los métodos: «¿Hacemos que descienda fuego desde el cielo?...». –«Pero vosotros no sabéis cuál es vuestro espíritu». O cuando la madre de Santiago y Juan fue a pedir al Señor: «Señor, te quiero pedir un favor, que mis dos hijos, en el momento de tu Reino, uno esté a la derecha y el otro a la izquierda...». Y Él corregía estas cosas: siempre guiaba, acompañaba. Y también después de la Resurrección causa mucha ternura ver cómo Jesús elige los momentos, elige a las personas, no asusta. Pensemos en el camino hacia Emaús, cómo los acompaña [a los dos discípulos]. Ellos tenían que ir a Jerusalén, pero habían escapado de Jerusalén por miedo, y Él va con ellos, los acompaña. Y luego se reveló a ellos, hizo que lo reconociesen. Es una opción de Jesús. Y luego la gran opción que a mí siempre me emociona, cuando prepara la boda del hijo y dice: «Id al cruce de los caminos y traed aquí a los ciegos, los sordos, los cojos...». ¡Buenos y malos! Jesús siempre elige. Y luego la elección de la oveja perdida. No hace un cálculo financiero: «Tengo 99, y pierdo una de ellas...». No. La última opción será la opción definitiva. Y, ¿cuáles serán las preguntas que el Señor nos hará ese día: «¿Has ido a misa? tólicos, ¿de qué parte estaremos, a la derecha o la izquierda? Y hubo tiempos feos entre nosotros... Pensemos en las persecuciones entre nosotros, con el mismo Bautismo. Pensemos en los muchos que fueron quemados vivos. Debemos pedirnos perdón por esto, por el escándalo de la división, porque todos, luteranos y católicos, estamos en esta elección, no en otras opciones, en esta opción, la elección del servicio como Él nos indicó siendo siervo, el siervo del Señor. A mi me gusta, para acabar, cuando veo al Señor siervo que sirve, me gusta pedirle que Él sea el servidor de la unidad, que nos ayude a caminar juntos. Hoy hemos rezado juntos. Rezar juntos, trabajar juntos por los pobres, por los necesitados; querernos, con verdadero amor de hermanos. «Pero, padre, somos distintos, porque nuestros libros dogmáticos dicen una cosa y los vuestros dicen otra». Pero uno de vuestros grandes [un exponente] dijo una vez que existe la hora de la diversidad reconciliada. Pidamos hoy esta gracia, la gracia de esta diversidad reconciliada en el Señor, es decir en el Siervo de Yahvé, de ese Dios que vino entre nosotros para servir y no para ser servido. Os agradezco mucho esta hospitalidad fraterna. Gracias. La respuesta es sencilla. Lo que me gusta... Si yo te pregunto qué comida te gusta más, tú me dirás la tarta, lo dulce. ¿O no? Pero hay que comer todo. La que me gusta, sinceramente, es ser párroco, ser pastor. No me gustan los trabajos de oficina. No me gustan esos trabajos. No me gusta hacer entrevistas de protocolo —esta no es protocolar, ¡es familiar!—, pero tengo que hacerlo. Por ello, ¿qué es lo que más me gusta? Ser párroco. Y en otra época, mientras era rector de la facultad de teología, era párroco de la parroquia que estaba al lado de la facultad. ¿Sabes? Me gustaba enseñar el catecismo a los niños y el domingo celebrar la misa con los niños. Había más o menos 250 niños, era difícil que todos estuviesen en silencio, era difícil. El diálogo con los niños... Eso me gusta. Tú eres un muchacho y tal vez me comprendas. Vosotros sois concretos, no hacéis preguntas sin fundamento, teóricas: «¿Por qué esto es así? ¿Por qué?...». Es esto, me gusta ser párroco y, siendo párroco, lo que más me gusta es estar con los niños, hablar con ellos. Se aprende mucho. Me gusta ser Papa con estilo de párroco. El servicio. Me gusta, en el sentido de que me siento bien, cuando visito a los enfermos, cuando hablo con las personas que están un poco desesperadas, tristes. Me gusta mucho ir a la cárcel, pero no que me detengan en la prisión. Porque al hablar con los detenidos... cada vez que entro en una cárcel —tú tal vez comprenderás lo que te diré—, me pregunto a mí mismo: «¿Por qué ellos y yo no?». Y allí percibo la salvación de Jesucristo, el amor de Jesucristo por mí. Porque es Él quien me salvó. Yo no soy menos pecador que ellos, pero el Señor me tomó de la mano. También esto percibo. Y cuando voy a la cárcel soy feliz. Ser Papa es ser obispo, ser párroco, ser pastor. Si un Papa no se comporta como obispo, si un Papa no se comporta como párroco, no es pastor, será una persona muy inteligente, muy importante, tendrá mucha influencia en la sociedad, pero pienso —¡pienso!— que en su corazón no es feliz. No sé si respondí a lo que querías saber. Anke de Bernardinis, casada con un católico romano, expresó su dolor por «no poder participar juntos en la Cena del Señor», y preguntó: «¿Qué podemos hacer para alcanzar, finalmente, la comunión en este punto?». Gracias, señora. La pregunta sobre el hecho de compartir la Cena del Señor para mí no es fácil responderla, sobre todo ante a un teólogo como el cardenal Kasper. ¡Me da miedo! Pienso que el Señor cuando nos dio este mandato nos dijo: «Haced esto en memoria mía». Y cuando compartimos la Cena del Señor, recordamos e imitamos, hacemos lo mismo que hizo el Señor Jesús. Sí que habrá una Cena del Señor, habrá un banquete SIGUE EN LA PÁGINA 7 número 47, viernes 20 de noviembre de 2015 L’OSSERVATORE ROMANO VIENE DE LA PÁGINA 6 final en la Nueva Jerusalén, pero será lo último. En cambio en el camino me pregunto —y no sé cómo responder, pero su pregunta la hago mía—: compartir la Cena del Señor, ¿es el final de un camino o es el viático para caminar juntos? Dejo la pregunta a los teólogos, a los que entienden. Es verdad que en cierto sentido compartir es afirmar que no existen diferencias entre nosotros, que tenemos una misma doctrina —destaco la palabra, palabra difícil de comprender—, pero me pregunto: ¿no tenemos el mismo Bautismo? Y si tenemos el mismo Bautismo debemos caminar juntos. Usted es testigo de un camino incluso profundo porque es un camino conyugal, un camino precisamente de familia, de amor humano y de fe compartida. Tenemos el mismo Bautismo. Cuando usted se siente pecadora —también yo me siento muy pecador—, cuando su marido se siente pecador, usted va ante el Señor y pide perdón; su marido hace lo mismo y va al sacerdote y pide la absolución. Son remedios para mantener vivo el Bautismo. Cuando vosotros rezáis juntos, el Bautismo crece, se hace fuerte; cuando vosotros enseñáis a vuestros hijos quién es Jesús, para qué vino Jesús, qué hizo por nosotros Jesús, hacéis lo mismo, tanto en lengua luterana como en lengua católica, pero es lo mismo. La pregunta: ¿y la Cena? Hay preguntas a las que sólo si uno es sincero consigo mismo y con las pocas «luces» teológicas que tengo, se debe responder lo mismo, vedlo vosotros. «Este es mi Cuerpo, esta es mi Sangre», dijo el Señor, «haced esto en memoria mía»; es un viático que nos ayuda a No a corazones cerrados mo, un Señor», así nos dice Pablo, y de allí sacad las consecuencias. No me atrevería nunca a dar permiso para hacer esto porque no es mi competencia. Un Bautismo, un Señor, una fe. Hablad con el Señor y seguid adelante. No me atrevo decir más. Luego, Gertrud Wiedmer, suiza, tesorera de la comunidad, describió al Papa un proyecto de ayuda para los refugiados y preguntó: «¿Qué podemos hacer, como cristianos, para que las personas no se resignen o no levanten nuevos muros?». Usted, al ser suiza, al ser la tesorera, tiene todo el poder en sus manos. Un servicio... La miseria... Usted dijo esta palabra: la miseria. Me surge decir dos cosas. La primera, los muros. El hombre, desde el primer momento —si leemos las Cuando rezáis juntos el Bautismo crece. Escrituras— es un gran constructor de muros, Cuando enseñáis a vuestros hijos quién separan de Dios. es Jesús, para qué vino, hacéis lo mismo que En las primeras páginas del Génesis vemos esto. Y hay una fantacaminar. He tenido una gran amis- sía detrás de los muros humanos, la tad con un obispo episcopaliano, de fantasía de llegar a ser como Dios. cuarenta y ocho años, casado, con Para mí, el mito, por decirlo con pados hijos, y él tenía esta inquietud: labras técnicas, o la narración de la la esposa católica, los hijos católicos, Torre de Babel, es precisamente la él obispo. Él acompañaba los do- actitud del hombre y de la mujer mingos a su esposa y a sus hijos a que construyen muros, porque consmisa y luego iba al culto con su co- truir un muro es decir: «Nosotros munidad. Era un paso en la partici- somos potentes, vosotros fuera». Pepación en la Cena del Señor. Y él si- ro en este «nosotros somos potentes guió adelante, era un hombre justo, y vosotros fuera» está la soberbia del y el Señor lo llamó. A su pregunta poder y la actitud propuesta en las le respondo sólo con una pregunta: primeras páginas del Génesis: «Se¿cómo puedo hacer con mi marido, réis como Dios» (cf. Gn 3, 5). Hacer para que la Cena del Señor me un muro es para excluir, va en esta acompañe en mi camino? Es una línea. La tentación: «Si coméis de cuestión a la cual cada uno debe res- este fruto, seréis como Dios». A proponder. Pero me decía un pastor pósito de la Torre de Babel —esto tal amigo: «Nosotros creemos que el vez ya lo habéis escuchado, porque Señor está allí presente. Está presen- lo repito, pero es tan «plástico»— te. Vosotros creéis que el Señor está hay un midrash escrito por un rabino presente. ¿Cuál es la diferencia?» judío en el año 1200 más o menos, —«Eh, son las explicaciones, las in- en el tiempo de Tomás de Aquino, terpretaciones...». La vida es más de Maimónides, más o menos en esa grande que las explicaciones e inter- época, que explicaba a los suyos en pretaciones. Haced siempre referen- la Sinagoga la construcción de la cia al Bautismo: «Una fe, un bautis- Torre de Babele, donde el poder del página 7 me surge ahora, un poco espontánea, es la palabra de Jesús: ¿cómo hacer para no construir muros? Servicio. Haced la parte del último, que lava los pies. Él te dio el ejemplo. Servicio a los demás, servicio a los hermanos, a las hermanas, servicio a los más necesitados. Con esta obra de ayuda a 80 madres jóvenes, vosotros no levantáis muros, prestáis un servicio. El egoísmo humano quiere defenderse, defender el propio poder, el propio egoísmo, pero en ese acto de defensa se aleja de la fuente de riqueza. Los muros, al final, son como un suicidio, te cierran. Es algo feo tener el corazón cerrado. Y hoy lo vemos, el drama... Mi hermano pastor hoy al hablar de París, habló de corazones cerrados. También el nombre de Dios se usa para cerrar los corazones. Usted me pedía: «Tratemos de ser una ayuda a la miseria, pero sepamos también que las posibilidades tienen un final. ¿Qué podemos hacer como cristianos para que las personas no se resignen o no levanten nuevos muros?». Hablar claro, rezar —porque la oración es potente— y servir. Y servir. Un día, a la Madre Teresa de Calcuta le hicieron esta pregunta: «Todo este esfuerzo que usted realiza sólo para hacer morir con dignidad a esta gente que hombre se hacía sentir. Era muy difícil, muy costoso, porque se tenía que hacer el barro y no siempre el agua estaba cerca, había que buscar la paja, hacer la mezcla, luego cortarlos, dejarlos secar, dejarlos reposar y cocinarlos en el horno, y al final salían y los obreros los llevaban... Si se caía uno de estos ladrillos se convertía en una catástrofe, porque eran un tesoro, eran El egoísmo humano quiere defenderse costosos, costaban. Si se caía un pero en ese acto se aleja de la fuente de obrero, en camriqueza. Los muros son como un bio, no pasaba nasuicidio, te cierran da. El muro siempre excluye, prefiere el poder —en este caso el poder del dinero porque el ladrillo era cos- está a tres o cuatro días de la muertoso, o la torre que quería llegar has- te, ¿qué es?». Es una gota de agua ta el cielo—, y así siempre excluye a en el mar, pero después de esto el la humanidad. El muro es el monu- mar ya no es lo mismo. Y, siempre mento a la exclusión. También nosocon el servicio, los muros caerán sotros, en nuestra vida interior, cuántas veces las riquezas, la vanidad y el or- los; pero nuestro egoísmo, nuestro gullo se convierten en un muro ante deseo de poder busca siempre consel Señor, nos alejan del Señor. Cons- truir muros. No lo sé, esto se ocurre truir muros. Para mí, la palabra que decir. ¡Gracias! L’OSSERVATORE ROMANO número 47, viernes 20 de noviembre de 2015 páginas 8/9 El 20 de diciembre Francisco invita a todos a mostrar el rostro de una Iglesia abierta y acogedora «¡Ánimo! ¡Entremos por esta puerta!». El Papa Francisco, «en los umbrales del Jubileo», invita a toda la Iglesia a acercarse «a la gran puerta de la Misericordia de Dios». En la catequesis del miércoles 18 de noviembre durante la audiencia general en la plaza de San Pedro, el Pontífice animó a todos, especialmente a las familias, a la acogida y al perdón, porque «una Iglesia inhospitalaria, así como una familia cerrada en sí misma, mortifica el Evangelio y aridece el mundo». Atravesar el umbral de la misericordia Testigos de un Dios que nunca se cansa de perdonar y esperarnos Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días! Con esta reflexión hemos llegado a los umbrales del Jubileo, ya se acerca. Delante de nosotros se encuentra la puerta, pero no sólo la Puerta santa, sino la otra: la gran puerta de la Misericordia de Dios —y esa es una puerta hermosa—, que acoge nuestro arrepentimiento ofreciendo la gracia de su perdón. La puerta está generosamente abierta, pero es necesario un poco de coraje por nuestra parte para cruzar el umbral. Cada uno de nosotros tiene dentro de sí cosas que pesan. ¡Todos somos pecadores! Aprovechemos este momento que viene y crucemos el umbral de esta misericordia de Dios que nunca se cansa de perdonar, ¡nunca se cansa de esperarnos! Nos mira, está siempre a nuestro lado. ¡Ánimo! Entremos por esta puerta. Del Sínodo de los obispos, que celebramos el pasado mes de octubre, to- familias cristianas, especialmente, se las alentó a abrir la puerta al Señor que espera para entrar, trayendo su bendición y su amistad. Y si la puerta de la misericordia de Dios está siempre abierta, también las puertas de nuestras iglesias, comunidades, parroLa puerta no se debe forzar, al contrario, quias, instituciones, de nuestras diócesis, dese pide permiso, porque la hospitalidad ben estar abiertas, paresplandece en la libertad de la acogida ra que así todos podamos salir a llevar esta misericordia de Dios. El Jubileo se refiere a das las familias, y la Iglesia entera, han la gran puerta de la misericordia de recibido un gran aliento para encon- Dios, pero también a las pequeñas trarse en el umbral de esta puerta. La puertas de nuestras iglesias abiertas paIglesia ha sido animada a abrir sus ra dejar entrar al Señor —o muchas vepuertas, para salir con el Señor al en- ces dejar salir al Señor— prisionero de cuentro de sus hijos y de sus hijas en nuestras estructuras, nuestro egoísmo y camino, a veces indecisos, a veces per- de muchas cosas. El Señor no fuerza jamás la puerta: didos, en estos tiempos difíciles. A las Él también pide permiso para entrar. El Libro del Apocalipsis dice: «Mira, estoy de pie a la puerta y llamo. Si alguien escucha mi voz y abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo» (3, 20). ¡Imaginemos al Señor que toca a la puerta de nuestro corazón! Y en la última gran visión de este Libro del Apocalipsis, así se profetiza sobre la Ciudad de Dios: «Sus puertas no cerrarán, pues allí no habrá noche», lo que significa para siempre, porque «allí no habrá noche» (21, 25). Existen lugares en el mundo donde no se cierran las puertas con llave, todavía los hay. Pero existen muchos donde las puertas blindadas se han convertido en normales. No debemos rendirnos a la idea de tener que aplicar este sistema a toda nuestra vida, a la vida de la familia, de la ciudad, de la sociedad. Y mucho menos a la vida de la Iglesia. ¡Sería terrible! Una Iglesia inhospitalaria, así como una familia cerrada en sí misma, mortifica el Evangelio y aridece el mundo. ¡Nada de puertas blindadas en Dos sacerdotes argentinos misionan y ayudan a las víctimas de Alepo Una Puerta santa también en Siria Fue a Egipto a estudiar árabe porque su siguiente destino como sacerdote era Irak. Pero se quedó en Siria para acompañar por un año a otro sacerdote del Instituto del Verbo Encarnado al que pertenece. En ese momento inició la guerra y el padre David Fernández (argentino, de Tucumán, de 48 años) se quedó con los pasajes en la mano. Se cerraron el aeropuerto y los caminos. Y él comenzó a entender los planes que Dios. Vive desde hace seis años en Alepo, segunda ciudad siria en importancia después de Damasco. Tiene cinco millones de habitantes y antes de la guerra era la capital económica del país, pero ahora las industrias están destruidas y el caos es total. Y en medio de esa realidad, el domingo 13 de diciembre se abrirá también allí una Puerta santa, en la parroquia de San Francisco. ¿Cómo es la vida en Alepo? «Recognitio» de la Puerta Santa en la basílica de San Pedro, 17 de noviembre de 2015 manidad y de acogida de toda la casa, ya desde el ingreso. ¡Hay que aprender de estos hombres y mujeres, que son los guardianes de los lugares de encuentro y de acogida de la ciudad del hombre! A todos vosotros, guardianes de muchas puertas, sean éstas puertas de las casas o puertas de la iglesia, ¡muchas gracias! Y siempre con una sonrisa, mostrando siempre la hospitalidad de esa casa, de esa iglesia, para que la gente se sienta feliz y acogida en ese lugar. En verdad, sabemos bien que nosotros misLas ovejas no las elige el guardián mos somos los custosino que son elegidas por el buen Pastor. dios y los servidores de la Puerta de Dios, La Iglesia es la portera de la casa del Señor, y ¿cómo se llama la no es la dueña puerta de Dios? ¡Jesús! Él nos ilumina en todas las puertas de la tal vez no tiene la valentía, o ni siquie- vida, incluidas la de nuestro nacimienra la fuerza de tocar. Cuántas personas to y nuestra muerte. Él mismo ha afirhan perdido la confianza, no tienen el mado: «Yo soy la puerta: quien entre coraje de llamar a la puerta de nuestro por mí se salvará y podrá entrar y sacorazón cristiano, a las puertas de lir, y encontrará pastos» (Jn 10, 9). Jenuestras iglesias... Y ellos están ahí, sús es la puerta que nos hace entrar y no tienen valor, hemos perdido su salir. ¡Porque el rebaño de Dios es un confianza: por favor, que esto no vuel- refugio, no una prisión! La casa de va a suceder. La puerta dice muchas Dios es un refugio, no una prisión, y cosas de la casa, y también de la Igle- la puerta se llama Jesús. Y si la puerta sia. La gestión de la puerta necesita está cerrada, decimos: «¡Señor, abre la un atento discernimiento y, al mismo puerta!». Jesús es la puerta y nos hace tiempo, debe inspirar gran confianza. entrar y salir. Son los ladrones, los que Quisiera expresar una palabra de agra- tratan de evitar la puerta: es curioso, decimiento para todos los guardianes los ladrones siempre tratan de entrar de las puertas: de nuestros edificios, por otro lado, por la ventana, por el de las instituciones cívicas, de las mis- tejado, pero evitan la puerta, porque mas iglesias. Muchas veces la sagaci- tienen malas intenciones, y se meten dad y la gentileza de la recepción son en el rebaño para engañar a las ovejas capaces de ofrecer una imagen de hu- y aprovecharse de ellas. Nosotros dela Iglesia, nada! ¡Todo abierto! La gestión simbólica de las «puertas» —de los umbrales, de los caminos, de las fronteras— se ha vuelto crucial. La puerta debe proteger, claro, pero no rechazar. La puerta no se debe forzar, al contrario, se pide permiso, porque la hospitalidad resplandece en la libertad de la acogida, y se oscurece en la prepotencia de la invasión. La puerta se abre frecuentemente, para ver si afuera hay alguien que espera, y bemos pasar por la puerta y escuchar la voz de Jesús: si escuchamos su tono de voz, estamos seguros, estamos salvados. Podemos entrar sin temor y salir sin peligro. En este hermoso discurso de Jesús, se habla también del guardián, que tiene la tarea de abrir al buen Pastor (cf. Jn 10, 2). Si el guardián escucha la voz del Pastor, entonces abre, y hace entrar a todas las ovejas que el Pastor trae, todas, incluidas las perdidas en el bosque, que el buen Pastor ha ido a buscar. Las ovejas no las elige el guardián, no las elige el secretario parroquial o la secretaria de la parroquia; las ovejas son todas invitadas, son elegidas por el buen Pastor. El guardián —también él— obedece a la voz del Pastor. Entonces, podemos decir que nosotros debemos ser como ese guardián. La Iglesia es la portera de la casa del Señor, no es la dueña de la casa del Señor. La Sagrada Familia de Nazaret sabe bien qué cosa significa una puerta abierta o cerrada, para quien espera un hijo, para quien no tiene refugio, para quien huye del peligro. Que las familias cristianas hagan del umbral de sus casas un pequeño gran signo de la Puerta de la misericordia y de la acogida de Dios. Es precisamente así como deberá ser reconocida la Iglesia, en cada rincón de la tierra: como la custodia de un Dios que llama, como la acogida de un Dios que no te cierra la puerta en la cara, con la excusa de que no eres de casa. Con este espíritu nos acercamos al Jubileo: estará la puerta santa, y ¡la puerta de la gran misericordia de Dios! También está la puerta de nuestro corazón para recibir todos el perdón de Dios y dar, a su vez, nuestro perdón, acogiendo a todos los que llaman a nuestra puerta. Vivimos sin luz ni agua de forma permanente. Sólo hay pozos en las iglesias y en las mezquitas, pero están contaminados y por eso hay muchos enfermos. Hemos vivido un verano sin agua y con una temperatura de 45 grados. Los hospitales están llenos de gente accidentada por la guerra. Los medicamentos escasean. Llega ayuda de Cáritas y de la ONU , pero es limitada. Los caminos principales están sitiados y el aeropuerto ya no se usa porque está destinado a actividades militares. En Alepo somos dos argentinos de Tucumán, el padre Rodrigo Rojas, que es de Banda del Río Salí, y yo. Tenemos allí un pensionado para jóvenes universitarios. Además tenemos confiada la atención de la Catedral que es de rito latino. Pero no sólo estamos allí los sacerdotes, también las hermanas del Instituto, las Servidoras del Señor y de la Virgen de Matará. Tenemos una casa muy precaria donde alojamos a 16 chicos, y las hermanas a unas 20 chicas. También hay muchas familias refugiadas que salen con lo puesto de sus casas y viven en carpas, y nosotros las ayudamos en la medida que podemos. Además colaboramos con aquellas familias que no quieren dejar lo poco que tienen y se quedan. Tenemos preparados los salones de la iglesia para albergar a los refugiados y pensionados. ¿Como se les podría ayudar? Hacen falta alimentos y remedios pero es difícil recibirlos. Nos conviene recibir dinero, porque a veces debemos ayudar a huir a las familias. Pueden obtener información a través de nuestro blog soscristianosensiria. ¿Cuál es la situación? Alepo es una ciudad cercada por los grupos terroristas desde hace tres años. El pueblo es de mayoría musulmán y es sunita. Los católicos, ortodoxos y protestantes son una minoría. Están tomados los barrios periféricos, y soportamos entre 30 y 40 misiles por día y más de un centenar en las fiestas religiosas, con ondas expansivas que destruyen y matan. Hospitales y escuelas son los blancos preferidos. Pero aún así, crece la heroica fe de los cristianos, a pesar de que son martirizados. Jubileo en Tierra Santa «Como un vaso de agua fresca para el sediento». Visto desde la Franja de Gaza el ya inminente jubileo extraordinario de la misericordia asume, si es posible, una importancia aún mayor. Encierra en sí, como un respiro, todas las esperanzas de paz de un pueblo postrado. Como cuenta el padre Mario da Silva, misionero brasileño y párroco de la Sagrada Familia, la única parroquia católica de la Franja. Aquí el 20 de diciembre próximo el patriarca de Jerusalén de los latinos, Fouad Twal, abrirá la puerta santa del jubileo. Quienes la atravesarán serán los casi doscientos fieles de la pequeña comunidad católica, que con el resto de la población palestina de la Franja, más de 1,5 millones de habitantes de religión musulmana, comparten las dramáticas condiciones de vida. «Al inicio —explica el párroco de Gaza a la agencia Sir— eran dos las puertas santas previstas en la diócesis: una en Nazaret y la otra en la basílica de Getsemaní, junto al huerto de los Olivos, en Jerusalén. Le habíamos dicho al patriarca que hubiera sido imposible para nosotros salir de la Franja para ir a celebrar el jubileo. Así es como quiso que en nuestra parroquia se añadiera una tercera puerta santa». Una inyección de esperanza en una realidad marcada por el sufrimiento. Las guerras, ya tres en nueve años (2006, 2008-2009 y 2012), que estallaron entre Hamas, que gobierna la Franja, e Israel, después de la retirada de este último en 2005, han dejado sobre el terreno muchas víctimas, escombros y un pueblo postrado, privado de agua, luz, gas, materiales para la reconstrucción y productos de primera necesidad. A esto se añade el bloqueo en la frontera de la Franja que limita fuertemente todo acceso ya sea de productos como de hombres. «Aquí hay mucho por hacer —explica el padre Mario— en las zonas más afectadas de Beit Lahiyah, Beit Hanoun, Shujaya, Khan Younis y Rafah, y la reconstrucción avanza con lentitud. La desocupación es dramática, que entre los jóvenes alcanza el 40 por ciento. No hay dinero para vivir. Y los jóvenes no pueden emigrar porque no se les permite. Podemos contar sólo con las ayudas humanitarias externas, cuando se les permite entrar en la Franja». Un importante apoyo para la población llega desde las comunidades cristianas de Tierra Santa que gestionan cinco escuelas, un hospital, una casa de acogida y la clínica móvil de Cáritas Jerusalén». página 10 L’OSSERVATORE ROMANO viernes 20 de noviembre de 2015, número 47 Búsqueda del sentido de la vida y atención al prójimo Peregrinación y misericordia A continuación, algunos pasajes de la intervención del cardenal secretario de Estado con ocasión del XVIII congreso nacional teológico-pastoral de la Obra romana de peregrinaciones sobre el tema «Peregrinación y misericordia en las tres grandes religiones monoteístas». PIETRO PAROLIN A los santuarios concurre un gran número de personas de todas las edades y condiciones sociales y religiosas, muchas de las cuales se han alejado de la vida de fe y viven al margen de la pertenencia eclesial. No se trata, sin embargo, de personas indiferentes, sino en búsqueda del sentido de la vida y de las cosas, a veces con corazón sincero y a veces simplemente impulsadas por la curiosidad. Ir en peregrinación hacia metas que revelan el paso de Dios significa, por lo tanto, acercarse a la misericordia divina después de haber emprendido un camino interior de conversión, que conduce a la purificación y a la paz, suscitando un renovado entusiasmo por traducir el Evangelio en la vida cotidiana. Para algunas personas, el lugar sagrado puede ser el único vínculo con la comunidad eclesial. Para otras, en cambio, en el contexto de una Iglesia que es como «un hospital de campaña», el santuario hace las veces de «clínica especializada» que suministra una palabra que cura, una voz que alienta y hasta una invitación a revisar la opciones de vida según la conciencia. De todo lo dicho hasta aquí, es fácil deducir que la peregrinación cristiana es desde siempre una experiencia fuerte y privilegiada de bondad y de misericordia, que ha trazado sobre la tierra una densa red de itinerarios sagrados que se extienden no sólo en el espacio sino también en el tiempo. En la realización de la peregrinación cristiana, la guía sabia e inteligente valora mucho la fase del viaje, tanto de ida como de vuelta, como una oportunidad para tomar distancia de la vida rutinaria de cada día, tal vez recurriendo a la oración coral y al canto sacro. Además de ofrecer un testimonio edificante de comportamiento cristiano, esta fase de la peregrinación es de gran utilidad para que cada persona y el grupo se preparen para pedir y acoger la misericordia divina al llegar a la meta del viaje. En este aspecto san Juan Crisóstomo fue un maestro excepcional. Él consideraba el esfuerzo de colmar la distancia entre el lugar de salida y la meta sacra como medio para imitar, en cierto sentido, los sufrimientos de los mártires: se alentaba al peregrino a vivir el tiempo del viaje como terapia espacio-temporal. En efecto, el avance progresivo hacia la meta marcaba las etapas de la liberación del pasado para abrir nuevos horizontes hacia el futuro: poco a poco, la peregrinación exterior se convertía en un soporte de la peregrinación interior, capaz de hacer madurar una intensa conversión del corazón. Así exhortaba Crisóstomo a sus peregrinos: «El camino es muy largo: usemos la extensión del camino para recoger las cosas que se han dicho; inundemos el camino con suaves perfumes… Procedamos bien ordenados, exhortándonos mutuamente, para caminar de modo correcto y causar asombro a quien nos mire no sólo por el número, sino también por el modo de proceder». En la peregrinación cristiana se da también especial importancia a la atención de la acogida del peregrino, que se manifiesta en los detalles más sencillos y en la disponibilidad a la escucha y al acompañamiento durante toda la peregrinación. En esto está el aspecto visible de la caridad de quien vive y actúa en el lugar sagrado, en tal medida que puede llevar al peregrino, por haber sido bien acogido por los hermanos, a reflexionar en el hecho de sentirse acogido por Dios. En efecto, para muchos hombres y mujeres se trata de un momento decisivo, que puede dejar señales profundas y determinar en gran medida algunas opciones del futuro. Por ello, escuchando la invitación que Juan Pablo II dirigió a los participantes en el congreso mundial de pastoral de los santuarios y peregrinaciones de año 1992, hay que estar «atentos a los “tiempos” y a los ritmos de cada peregrinación: la salida, la llegada, la “visita” al santuario y el regreso. Son muchos los momentos de su itinerario que los peregrinos confían a vuestra solicitud pastoral. Tenéis la tarea de guiarlos hacia lo esencial: Jesucristo Salvador, término de todo camino y fuente de toda santidad». La eficacia de la acogida, en efecto, se experimenta en contacto con la Palabra de Dios que consuela, sana y fortalece. El peregrino se pone en camino y llega al lugar sagrado en situaciones contrastantes de esperanza o de sufrimiento, de alegría o de confusión, de acción de gracias, de preocupación, de incerteza o de fragilidad. Muchas de estas experiencias son el canal que permite salir a la luz a los interrogantes más do en su vocación. En efecto —afirmó el Santo Padre Francisco en la bula Misericordiae Vultus— «la Iglesia tiene la misión de anunciar la misericordia de Dios, corazón palpitante del Evangelio, que por su medio debe alcanzar la mente y el corazón de toda persona» (n. 12). Y es por ello que aprovecha también las ocasiones que le ofrecen las peregrinaciones, sobre todo por su característica de atraer a multitudes de personas. Lo recordó también Benedicto XVI, al destacar la importancia de la peregrinación «por su gran capacidad de convocatoria, reuniendo a un número creciente de peregrinos y turistas religiosos, algunos de los cuales se encuentran en complicadas situaciones humanas y espirituales, con cierta lejanía respecto a la vivencia de la fe y una débil pertenencia eclesial» (íbid.). Pablo VI dijo que «evangelizar constituye, en efecto, la dicha y voapremiantes de la existencia. Y en cación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. Ella existe para Cristo encuentran respuesta. evangelizar, es decir, para predicar y Si el camino, la llegada y la perenseñar, ser canal del don de la gramanencia en el lugar sagrado forcia, reconciliar a los pecadores con man las etapas más significativas de Dios, perpetuar el sacrificio de Crisla peregrinación, la espiritualidad to en la santa misa, memorial de su del regreso corona todo el itinerario. muerte y resurrección gloriosa» Para el peregrino cristiano, en efec- (Evangelii nuntiandi, 14). Aquí está la to, el regreso no coincide con el sim- síntesis de la peregrinación cristiana ple volver hacia atrás. La experiencia como experiencia particular que desde la misericordia lo ha cambiado y taca la esencia de la Iglesia: mediandeja señales evidentes al retomar los te la peregrinación, en efecto, la ritmos cotidianos. Él intuye que Iglesia manifiesta la misericordiosa bondad de Dios a través de los tres elementos constitutivos de la identidad cristiana: la El avance progresivo hacia la meta marca de los las etapas de la liberación del pasado para enseñanza Apóstoles, la comuabrir nuevos horizontes hacia el futuro: nión en la oración y en la fracción del pan, la peregrinación exterior se convierte la comunión de la vien un soporte de la peregrinación interior da y de los bienes. Inmersos en la espiritualidad y en la experiencia de la comutambién el regreso forma parte de la nión, los lugares sagrados de las peperegrinación cuando se siente inter- regrinaciones cristianas hacen más pelado a vivir cristianamente su vida eficaces e incisivas las obras de miseal regresar a su comunidad y a con- ricordia espirituales y corporales de solidar los vínculos con ella, ante to- la Iglesia diocesana, en estrecha relado contando lo que ha vivido y tal ción con el Ordinario local, plenavez contribuyendo en la renovación mente integrados en los programas de la manifestación eclesial de la fe, pastorales diocesanos que siempre se muestran sensibles y atentos para la esperanza y la caridad. Así se expresó Benedicto XVI al aliviar las llagas de la humanidad inrecordar que la peregrinación puede cluso con la creación de estructuras llegar a ser «ocasión propicia para apropiadas. El Concilio ecuménico Vaticano II que se vigorice en los que lo visitan el deseo de compartir con otros la destacó con énfasis especial la mimaravillosa experiencia de saberse sión de la Iglesia de manifestar la amados por Dios y ser enviados al misericordia de Dios a la humanidad mundo para dar testimonio de ese mientras camina también ella en el amor» (Mensaje al II Congreso mun- tiempo y en el espacio, estableciendo dial de pastoral de peregrinaciones y una analogía con el Israel de la antisantuarios, 8 de septiembre de 2010). gua Alianza en camino a través del Por lo demás, la peregrinación desierto. cristiana pone de relieve algunos asEn la Iglesia, el peregrino —como pectos de la misericordia que son los escribió el Santo Padre Francisco— frutos que ella produce, solicitando adquiere la consciencia de que «la nuevas formas de compromiso y de misericordia es la viga maestra que responsabilidad a fin de que la expe- sostiene la vida de la Iglesia. Todo riencia de la bondad divina se tra- en su acción pastoral debería estar duzca en otros tantos gestos de mi- revestido por la ternura con la que sericordia hacia el prójimo. En todo se dirige a los creyentes; nada en su esto, emerge una vez más que la anuncio y en su testimonio hacia el Iglesia está llamada a realizar la fra- mundo puede carecer de misericorternidad universal, mandato conteni- dia» (Misericordiae Vultus, 10). número 47, viernes 20 de noviembre de 2015 L’OSSERVATORE ROMANO página 11 Misa del Pontífice en Santa Marta Pequeña y gran belleza «Nunca caer en la idolatría de las inmanencias y en la idolatría de los hábitos» y apuntar, en cambio, «siempre hacia más allá: desde la inmanencia contemplar la trascendencia y desde los hábitos mirar la meta final, que será la contemplación de la gloria de Dios». Con la certeza de que si «la vida es bella, también el ocaso será muy bonito». Estas son las recomendaciones, para no caer en las dos idolatrías, sugeridas por el Papa en la misa que celebró el viernes 13 de noviembre, por la mañana, en la capilla de la Casa Santa Marta. El Papa Francisco se inspiró en el Salmo 18, propuesto por la liturgia. En la oración, dijo, «hemos repetido: “Los cielos narran la gloria de D ios”: su gloria, su belleza, la única belleza que permanece para siempre». En cambio «las dos lecturas —tanto la del libro de la Sabiduría (13, 19) como la del Evangelio (Lucas 17, 26-37)— nos hablan de glorias humanas, es más, de idolatrías». En particular, destacó el Papa, «la primera lectura habla de la belleza de la creación: ¡es hermosa! ¡Dios hizo cosas hermosas!». Pero inmediatamente «destaca el error, la equivocación de esa gente que, en estas cosas hermosas, no fue capaz de mirar más allá, a la trascendencia». Sí, ciertamente son cosas «hermosas en sí mismas, tienen su autonomía de belleza en este caso», pero esos hombres «no fueron capaz de ver que esta belleza es un signo de otra belleza más grande que nos espera». Precisamente «esa belleza» a la que se refiere el salmo 18: «Los cielos narran la gloria de Dios». Es «la belleza de Dios». En cambio, se lee en el libro de la Sabiduría, estos hombres «fascinados» por la belleza de las «cosas creadas por Dios acabaron por considerarlas «dioses». Es precisamente «la idolatría de la inmanencia». En concreto, pensaron que «estas cosas no van más allá y son tan bonitas que son dioses». Pero de este modo «se han apegado a esta idolatría; asombrados por su poder y energía». Sin pensar, en cambio, en «cuán superior es su creador, porque los ha creado Aquel que es principio y autor de la belleza». «Es una idolatría contemplar las numerosas bellezas sin pensar que habrá un ocaso», destacó el Pontífice, considerando que «también el ocaso tiene su belleza». Y todos contamos con «el peligro» de tener «esta idolatría de estar apegados a las bellezas de la tierra, sin la trascendencia». Se trata, precisamente, insistió el Papa Francisco, de «la idolatría de la inmanencia: creemos que las cosas como son, son casi dioses y no acabarán nunca». Y «olvidamos el ocaso». «La otra idolatría es la de los hábitos», afirmó el Papa Francisco. En el pasaje evangélico del día, «Jesús, hablando del último día, precisamente del ocaso, dice: “Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre: comían, bebían, se casaban los hombres y las mujeres tomaban esposo, hasta el día en que Noé entró en el arca”». En definitiva, «todo son hábitos, la vida es así: vivimos así, sin pensar en el ocaso de este modo de vivir». Pero «también esto es una idolatría: estar apegado a los hábitos, sin pensar en que esto se acabará». Y «la Iglesia nos hace contemplar el final de estas cosas». Por lo tanto, «también los hábitos pueden ser pensadas como dioses». De este modo, «la idolatría» consiste en pensar que «la vida es así», que se sigue adelante por costumbre. Y «como la belleza acabará en otra belleza, nuestras costumbres terminarán en una eternidad, en otros hábitos. ¡Pero con Dios!». Es por esto, entonces, explicó el Papa Francisco, que «la Iglesia nos prepara, durante esta semana, al final del año litúrgico y nos hace pensar precisamente en el final de las cosas creadas». Sí, «serán transformadas, pero hay un consejo —añadió el Papa— que Jesús nos da en este Evangelio de hoy: “No retroceder, no mirar hacia atrás”». Y «presenta el ejemplo de la mujer de Lot». También «el autor de la Carta a los Hebreos», destacó al final el Pontífice, recoge «este consejo y dice: “Nosotros —los creyentes— no somos gente que retrocede, sino gente que siempre va hacia adelante”». Y el Papa Francisco relanzó también el consejo de «seguir siempre adelante por este camino, contemplando las bellezas, y con los hábitos que todos tenemos, pero sin divinizarlos» porque «acabarán». Así, pues, concluyó, «que sean estas pequeñas bellezas, que reflejan la gran belleza, nuestros hábitos para sobrevivir en el canto eterno, en la contemplación de la gloria de Dios». Identidad a subasta El Papa Francisco comentando la liturgia de la palabra del lunes 16 de noviembre durante la celebración matutina de la misa en la capilla de la Casa Santa Marta, hizo un llamamiento a no poner «a subasta nuestra identidad cristiana», y no uniformarnos al espíritu del mundo, que cuando prevalece conduce a la apostasía y la persecución. El Pontífice dedicó su reflexión por completo a la primera lectura, tomada del primer libro de los Macabeos (1, 10-15.41-43.54-57 62-64), reasumiendo los contenidos «con tres palabras: mundanidad, apostasía y persecución». En su relectura el Papa evidenció «que el pasaje empieza de este modo: “En esos días salió una raíz perversa”». Y explicó cómo: «la imagen de la raíz que está debajo de la tierra, no se ve, parece que no hace mal, pero después crece y se muestra, hace ver la propia realidad» negativa, está presente también en la carta de los Hebreos, cuyo «autor lo advertía del mismo modo: “Que no surja, ni crezca entre vosotros ninguna raíz venenosa, que provoque males y contagie a muchos”». En este sentido, el Papa describió «la fenomenología de la raíz», que «crece, siempre crece», aun cuando —como en el caso del pasaje analizado— puede parecer una «raíz razonable: "Vamos a estrechar una alianza con las naciones que nos rodean; ¿por qué tantas diferencias? Porque desde que nos separamos de ellos, muchos males nos han sobrevenido. Vamos a ellos, somos iguales”». Y así, prosiguió en la descripción, «algunas del pueblo tomaron la iniciativa y fueron al rey que les dio poder para introducir las instituciones de las naciones. ¿Dónde? En el pueblo elegido, es decir, en la Iglesia de ese tiempo». Pero, de inmediato, advirtió Francisco, en esa acción «está la munda- nidad. Hacemos lo que hace el mundo, lo mismo: subastamos nuestro documento de identidad; somos iguales a todos». Al igual que los hombres de Israel, que «empezaron a hacer esto: construyeron un gimnasio en Jerusalén, de acuerdo a las costumbres de las naciones, las costumbres paganas; borraron los signos de la circuncisión, es decir renunciaron a la fe, y se alejaron de la santa alianza; se unieron a las naciones y se entregaron a hacer el mal». Pero, advirtió el Pontífice, precisamente «esto, que parecía tan razonable, —“somos como todos, somos normales”— se convirtió en la destrucción». Porque, reiteró, «esto es la mundanidad. Este es el camino de la mundanidad, de esa raíz venenosa y perversa». En este sentido, Francisco confesó cómo siempre lo había sorprendido el hecho de «que el Señor en la Última cena orase por la unidad de los suyos y pidiese al Padre que les librase de todo espíritu del mundo, de toda mundanidad, porque la mundanidad destruye la identidad; la mundanidad conduce al pensamiento único, no hay ninguna diferencia». Y la primera consecuencia de esto es la apostasía. El Papa lo demostró continuando con la lectura del pasaje: «Después, el rey prescribió en todo su reino que todos fuesen un solo pueblo —el pensamiento único, la mundanidad— y que cada uno abandonase sus propias costumbres. Todos los pueblos se adaptaron a las órdenes del rey; también muchos israelitas aceptaron su culto: sacrificaron a los ídolos y profanaron el sábado». Por lo tanto, «la apostasía. Es decir, la mundanidad te lleva al pensamiento único y la apostasía. No se permiten, no son permisibles las diferencias». Terminamos siendo «todos iguales. Y en la historia de la Iglesia, en la historia lo hemos visto, pienso en un caso, que a las fiestas religiosas se les cambió el nombre —la Natividad del Señor tiene otro nombre— para borrar la identidad». Tampoco hay que olvidar, parece querernos decir la lectura, que a la apostasía le sigue la persecución. «El rey —continuó el Papa— elevó sobre el altar una devastación abominable. Incluso en las cercanas ciudades de Judá erigieron altares y quemaron incienso en las puertas de las casas y en las plazas; rasgaban los libros de la ley que encontraban y los arrojaban al fuego. Si, a alguien, se le encontraba en posesión del libro de la alianza y si alguien obedecía la ley, la sentencia del rey lo condenaba a muerte». Esa es, de hecho, «la persecución» que «inicia a partir de una raíz», también «pequeña, y termina con la abominación de la desolación». Por otra parte, «este es el engaño de la mundanidad». Y por eso, en la última cena Jesús pidió al Padre: «No voy a pedirte que los quites del mundo, pero que los salvaguardes del mundo», o sea, «de esta mentalidad, este humanismo, que viene para ocupar el lugar del verdadero hombre, JesucrisSIGUE EN LA PÁGINA 13 L’OSSERVATORE ROMANO página 12 viernes 20 de noviembre de 2015, número 47 El Papa irá a África a llevar paz y reconciliación a los lugares de violencia Esperando a Francisco El papa Francisco realizará del 25 al 30 de noviembre el undécimo viaje internacional de su pontificado. La gira incluye tres países africanos: Kenia, Uganda y la República Centroafricana. A pesar de las dudas sobre la última etapa del viaje debido a la fuerte oleada de violencia reciente en este país, el padre Federico Lombardi, director de la oficina de prensa del Vaticano, ha confirmado que se mantiene. Ni siquiera los atentados de París del fin de semana pasado, han modificado la gira papal. Asimismo, Padre Lombardi, ha indicado que el Santo Padre “quiere llevar un mensaje de paz y reconciliación” a un lugar marcado por muchas “violencias”. En los cinco días de duración del viaje, el Pontefice encontrará en Kenia, al presidente Uhuru Kenyatta y a las autoridades del país. Asimismo, tendrá lugar un encuentro interreligioso y ecuménico, una misa en el Campus de la universidad de Nairobi, en un zona en la que hay capacidad para un millón de personas. También se reunirá con el clero, religiosos y seminaristas. Visitará la sede de las Naciones Unidas y allí pronunciará un discurso en español. Finalmente, acudirá a Kangemi, un barrio pobre de Nairobi. Después se dirigirá al Estadio Kasarani, para reunirse con los jóvenes, donde está previsto un testimonio de un supervivientes de la matanza del campus de Garissa. Su último encuentro en Kenia será, en privado, con los obispos de la nación. La segunda etapa del viaje africano es Uganda. En donde se reunirá con el presidente, Yoweri Museveni, quien gobierna desde hace 30 años. A propósito de la visita a este país, el padre Federico Lombardi ha subrayado que tendrá gran importancia el tema de los mártires ugan- deses. El Santo Padre visitará Munyonyo, donde fueron condenados a muerte estos mártires católicos y anglicanos. Siguiendo con la temática de los mártires, acudirá también al santuario dedicado a ellos, después de celebrar la misa el sábado 28 de noviembre.Esa misma tarde, se encontrará con unos 100 mil jóvenes en el Kololo Air Strip de Kampala. Para finalizar las visitas en Uganda, el Santo Padre irá a la Casa de Caridad de Nalukolongo, después una reunión privada con los obispos y concluirá con un encuentro con sacerdotes, religiosos y seminaristas. La última etapa del viaje es la República Centroafricana. A su llegada, Francisco visitará a la presidenta de transición, Catherine Samba-Panza, y después mantendrá un encuentro con el cuerpo diplomático y la clase dirigente, donde pronunciará un discurso en francés, idioma que utiliza por primera vez en un acto público desde que es Papa. A continuación, Francisco visitará un campo de refugiados. En ese momento, el Santo Padre abrirá la puerta santa de la catedral de Bangui, como anticipo del Jubileo de la Misericordia. El Pontífice a la Romano Guardini Stiftung Que la Europa rica acoja a los hermanos hambrientos «Dios ha enviado a la Europa rica al hambriento para que le demos de comer, al sediento para que le demos de beber, al forastero para que lo acojamos y al desnudo para que lo vistamos». Lo destacó el Papa Francisco, aplicando a nuestra época las reflexiones de Romano Guardini. Al recibir a la fundación dedicada al reconocido teólogo, el viernes 13 de noviembre por la mañana, el Pontífice destacó cómo a partir de sus enseñanzas es posible tratar «de descu- brir la mano de Dios en los acontecimientos actuales», por ejemplo en materia de migraciones. Porque también quien abandona su tierra buscando un presente y un futuro mejor es un hermano nuestro. «La historia —comentó— lo demostrará: si somos un pueblo, ciertamente lo acogeremos»; pero, advirtió con palabras fuertes, «si somo sólo un grupo de individuos más o menos organizados, nos veremos tentados de salvar ante todo a noso- Al congreso de exalumnos de los jesuitas latinoamericanos Para mantener vivo el «virus jesuítico» Atención sanitaria, alimentación, educación»: son los tres campos de acción que deben comprometer a los exalumnos jesuitas en América Latina.Los indicó el Papa Francisco en el vídeomensaje que les envió con ocasión del decimosexto congreso continental que tuvo lugar en Guayaquil, Ecuador, del 11 al 13 de noviembre. El Papa les pidió en particular que piensen en las «tragedias humanas», las cuales son más que «tragedias sociales», porque «cada persona —explicó— es templo de la Trinidad». Recomendando que se piense «en las tragedias humanas que están pasando en Latinoamérica», Francisco —como sucede habitualmente en circunstancia similares— recordó la experiencia pastoral como arzobispo en la capital argentina. «Me impresiona mucho en Buenos Aires —recordó— una zona a la orilla del río. Había 36 restaurantes seguidos. Al que iba a cenar ahí le cortaban la cabeza, le hacían pagar una barbaridad. Estaban normalmente llenos. Terminado eso, había una estación ferroviaria y empezaba enseguida una «villa miseria», una «chabola», una «favela»... Que esa figura —exhortó— les haga ver la tragedia que trae hoy día la falta de justicia, la falta de equidad». Y, destacó, «la gente que estaba comiendo allí, mucha era cristiana, mucha creía en Jesucristo y se profesaba católica, y quizás habrían estudiado en colegios católicos». De aquí el aliento para hacer que su pensamiento entre «en un diálogo polifónico con los ambientes de la política, la cultura y la ciencia». Sucesivamente el Papa comentó un pasaje del libro El mundo religioso de Dostoyevski, cuyo autor, entre otras cosas, retoma un episodio de Los hermanos Karamazov: donde relata «que la gente va al “starets” Zosima para presentarle sus preocupaciones y dificultades». Se acerca también una campesina que dice hacer asesinado al marido enfermo, que la había maltratado mucho. El “starets” percibe que la mujer está convencida de su condena, por ello «le muestra tros mismos, pero no tendremos continuidad». De aquí el deseo conclusivo de que «la obra de Guardini haga comprender cada vez más el valor de los fundamentos cristianos de la cultura y de la sociedad». En su discurso el Pontífice saludó a los participantes en el congreso promovido por la Universidad Gregoriana con ocasión del 130° aniversario del nacimiento de Guardini, y agradeció al presidente de la fundación berlinesa, von Pufendorf, «el anuncio de la inminente publicación de un texto inédito» de Guardini. una vía de salida: su existencia tiene un sentido —explicó— porque Dios la acoge en su arrepentimiento». Y ella «se transforma y recibe nueva esperanza». Da tales hecho se recibe la lección de que son precisamente las personas más sencillas las que comprenden «lo que significa una existencia vivida en la fe, capaz de ver que Dios está cerca de los hombres». Es lo que Guardini llama «unidad viviente» con Dios y «consiste en la relación concreta de las personas con el mundo y con los demás». número 47, viernes 20 de noviembre de 2015 L’OSSERVATORE ROMANO página 13 Misa diaria del Pontífice VIENE DE LA PÁGINA 11 to»; esta mundanidad «que vienen a quitarnos la identidad cristiana y nos lleva al pensamiento único:" Todos lo hacen así, ¿por qué nosotros no?”». De ahí la actualidad del pasaje de hoy, que «en estos tiempos, nos debe hacer pensar» en cómo es nuestra identidad. Hay que preguntarse: «¿Es cristiana o mundana? O ¿me digo cristiano porque me bauticé de niño o nací en un país cristiano, donde todos son cristianos?». El Papa dijo que es necesario encontrar una respuesta a estas preguntas porque «la mundanidad entra lentamente», después «crece, se justifica y se contagia». ¿Cómo? «Crece como esa raíz» que se cita en la lectura; «se justifica —“hacemos como toda la gentes, no somos muy diferentes”— busca siempre una justificación, y al final se contagia, tanto males proviene de ahí». Después de la homilía, el Papa subrayó que toda «la liturgia, en los últimos días del año litúrgico», nos hace pensar en estas cosas, y sobre todo hoy decimos «en el nombre del Señor: tened cuidado con las raíces venenosas, las raíces perversas que te llevan lejos del Señor y te hacen perder tu identidad cristiana». Se trata en definitiva de una exhortación a mantenerse alejado «de la mundanidad» y pedir en la oración, en particular, que la Iglesia sea preservada «de toda forma de mundanidad. Para que la Iglesia siempre tenga la identidad dispuesta por Jesucristo; que todos tengamos la identidad recibida en el bautismo; «y que esta identidad no sea descartada» sólo por querer «ser como los demás, por motivos de "normalidad"». Por último, el Pontífice concluyó, «que el Señor nos dé la gracia para mantener y preservar nuestra identidad cristiana contra del espíritu de mundanidad que siempre crece, se justifica y contagia». Sin falsos compromisos No dejarse debilitar por el espíritu del mundo y vivir coherentemente, sin ceder y sin componendas, el propio ser cristiano. Es la invitación que el Papa Francisco, meditando en las lecturas del días, dirigió durante la misa que celebró el martes 17 de noviembre en Santa Marta. Siguiendo el camino a través del cual en estos días «la Iglesia nos prepara para el final del año litúrgico», el Pontífice habló acerca de «cómo comportarse en la persecución». Y para hacerlo desarrolló el hilo lógico que había iniciado el día anterior, cuando su reflexión se había centrado en los tres conceptos de la «mundanidad», de la «apostasía» y de la «persecución». El punto de partida lo presentó el pasaje del segundo libro de los Macabeos (6, 18-31), donde Eleazar —una especie de «Policarpo», de pater familias del Antiguo Testamento—, con sus noventa años, «no permite que el espíritu de la mundanidad lo debilite» y «ante la prueba no se entrega». ¿Qué había sucedido? «El pensamiento único de la apostasía —explicó el Papa— pretendía que comiese carne de cerdo»; él en cambio la rechazó y la escupió. Entonces «sus amigos mundanos, los que habían cedido al espíritu de la mundanidad, lo llamaron, lo llevaron a un sito aparte y trataron de convencerlo», proponiéndole una solución cómoda: «Hagamos una cosa, prepárate una buena sopa de carne que tú puedas comer y simula que comes la carne de cerdo, así salvas tu vida y no pecas». Pero el anciano escriba «se indignó». Y «con esa dignidad, con esa nobleza que él tenía de una vida coherente» se encaminó al «martirio», dando testimonio: «No, yo a mi edad no daré este ejemplo a los jóvenes». Es un claro ejemplo de «coherencia de vida» de la cual nos aleja «la mundanidad espiritual». Precisamente en esto se centró el Papa Francisco analizando el comportamiento de muchos: «Tú finges ser así, pero vives de otra forma». Es la mundanidad que se introduce en el espíritu humano y poco a poco va tomando posesión de él: «es difícil identificarla desde el comienzo —destacó el Papa Francisco— porque es como la polilla que lentamente destruye, carcome la tela y luego esa tela es inutilizable». Así «el hombre que se deja llevar por la mundanidad pierde la identidad cristiana», la arruina, llegando a ser «incapaz de coherencia». En efecto, continuó el Papa, está quien dice: «Oh, yo soy muy católico, padre, voy a misa todos los domingos, soy muy católico»; luego, sin embargo, en la vida cotidiana o en el trabajo es incapaz de ser coherente. Así, por ejemplo, cede ante el discurso de quien le propone: «Si me compras esto, hacemos este acuerdo y tú te quedas con una suma de dinero». «Esto —recordó el Pontífice— no es coherencia de vida, esto es mundanidad». Y es precisamente la mundanidad la que «conduce a la doble vida, la que es apariencia y la En Brasil la beatificación de Francisco de Paula Victor Fuerte y humilde al mismo tiempo. Así el cardenal Angelo Amato destacó las dos virtudes que más sobresalen en la vida de don Francisco de Paula Victor, el sacerdote brasileño de origen africano que el sábado 14 de noviembre fue beatificado en Brasil. Al presidir el rito, en representación del Papa Francisco, en el ex-aeropuerto de Três Pontas, en el Estado de Minais Gerais, el purpurado recordó que algunos con desprecio lo llamaban «pretinho y lo humillaban por su descendencia africana». Al inicio, en efecto, «tenían prejuicios raciales contra él. Pero luego fueron conquistados por su modestia, bondad y simpatía». El cardenal mencionó algunas características de la personalidad de don Victor, que tenía «un alma noble. No se dejó llevar por la mentalidad elitista de los sacerdotes, sino que cultivó la virtud de la humildad y la sencillez». que es verdadera, y te aleja de Dios y destruye tu identidad cristiana». Por esto «Jesús es tan fuerte cuando pide al Padre: «Padre, no te pido que los quites del mundo sino que los salves, que no tengan el espíritu mundano”», es decir «ese espíritu que destruye la identidad ¡cristiana». De la Sagrada Escritura, en particular del relato que habla del anciano Eleazar, surge un «ejemplo contra este espíritu de mundanidad». No por casualidad el Pontífice invitó a los fieles a volver a escuchar sus palabras coherentes: «Si muchos jóvenes piensan que yo a los noventa años me he pasado a las costumbres extranjeras, a su vez, por causa de mi comportamiento, se perderán por mi culpa». Eleazar, por lo tanto, se preocupa por el ejemplo que podría dar a los jóvenes si cediese. Es una elección que el Papa interpretó así: «El espíritu cristiano, la identidad cristiana, nunca es egoísta, siempre trata de iluminar con la propia coherencia, cuidar, evitar el escándalo, cuidar a los demás, dar un buen ejemplo». Cierto, añadió el Papa Francisco, alguno podría objetar: «Pero no es fácil, padre, vivir en este mundo, donde las tentaciones son tantas, y la astucia de la doble vida nos tienta todos los días, ¡no es fácil!». En realidad, explicó el Pontífice, «para nosotros no sólo no es fácil, es imposible. Sólo Él es capaz de hacerlo». Por ello la liturgia del día invita a rezar con el Salmo: «El Señor me sostiene». Es Dios, recordó el Papa, «nuestro apoyo contra la mundanidad que destruye nuestra identidad cristiana, que nos conduce a la doble vida». Sólo Él puede salvarnos. Y, así, «nuestra oración humilde será: “Señor, soy pecador, de verdad, todos lo somos, pero te pido tu apoyo, dame tu apoyo, para que de una parte no finja ser cristiano y por otra viva como un pagano, como un mundano”». El Pontífice concluyó la homilía con un consejo: «Si hoy tenéis un poco de tiempo, tomad la Biblia, el segundo libro de los Macabeos, capítulo sexto, y leed esta historia de Eleazar. Os hará bien, os animará a todos a ser ejemplo y también os dará fuerza y ánimo para vivir la identidad cristiana, sin componendas, sin doble vida». L’OSSERVATORE ROMANO página 14 viernes 20 de noviembre de 2015, número 47 COMUNICACIONES Representaciones pontificias Colegio episcopal Monseñor Juan Antonio Menéndez Fernández, obispo de Astorga (España) Monseñor Enrique Sánchez Martínez, obispo de Nuevo Laredo (México) RENUNCIAS: El Papa ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la diócesis de Astorga (España) que monseñor CAMILO LORENZO IGLESIAS le había presentado en conformidad con el canon 401 § 1 del Código de derecho canónico. Camilo Lorenzo Iglesias nació en La Canda, diócesis de Orense, el 7 de agosto de 1940. Recibió la ordenación sacerdotal el 23 de diciembre de 1966. Juan Pablo II lo nombró obispo de Astorga el 14 de junio de 1995; recibió la ordenación episcopal el 30 de julio del mismo año. nación episcopal el 5 de abril sucesivo. El Papa ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la diócesis de Jales (Brasil) que monseñor LUIZ DEMÉTRIO VALENTINI le había presentado en conformidad con el canon 401 § 1 del Código de derecho canónico. Luiz Demétrio Valentini nació en San Valentín, diócesis de Erexim, el 31 de enero de 1940. Recibió la ordenación sacerdotal el 6 de febrero de 1965. Juan Pablo II lo nombró obispo de Jales el 8 de junio de 1982; recibió la ordenación episcopal el 31 de julio del mismo año. El Papa ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la diócesis de Senigallia (Italia) que monseñor GIUSEPPE ORLAND ONI le había presentado en conformidad con el canon 401 § 1 del Código de derecho canónico. EL PAPA Giuseppe Orlandoni nació en Castelfidardo, archidiócesis de Ancona-Ósimo, el 12 de marzo de 1939. Recibió la ordenación sacerdotal el 11 de septiembre de 1965. Juan Pablo II lo nombró obispo de Senigallia el 21 de enero de 1997; recibió la orde- Juan Antonio Menéndez Fernández nació en Villamarín de Salcedo Grado, archidiócesis de Oviedo, el 6 de enero de 1957. Recibió la ordenación sacerdotal el 10 de mayo de 1981. El Papa Francisco lo nombró obispo titular de Nasai y auxiliar de la archidiócesis de Oviedo el 26 de abril de 2013; recibió la ordenación episcopal el 8 de junio del mismo año. Lutos en el episcopado —Monseñor GEORG MÜLLER, SS.CC., obispo prelado emérito de Trondheim (Noruega), falleció el 25 de octubre. Había nacido en Volkesfeld, diócesis de Tréveris (Alemania), el 7 de junio de 1951. Era sacerdote desde el 18 de marzo de 1978. Juan Pablo II lo nombró obispo prelado de Trondheim el 20 de junio de 1997; recibió la ordenación episcopal el 28 de julio sucesivo. Benedicto XVI aceptó su renuncia al gobierno pastoral de la prelatura territorial el 8 de junio de 2009. —Monseñor JOSEPH DERGHAM, obispo emérito de El Cairo de los maronitas (Egipto), falleció el 28 de octubre. Había nacido en Ebrine, eparquía de Batrun de los maronitas, el 23 de abril de 1930. Era sacerdote desde el 12 de abril de 1959. Juan Pablo II lo nombró obispo de El Cairo de los maronitas el 5 de junio de 1989; recibió la ordenación episcopal el 16 de septiembre sucesivo. Benedicto XVI aceptó su renuncia al gobierno pastoral de dicha sede el 24 de septiembre de 2005. HA NOMBRAD O: —Obispo de Astorga (España) a monseñor JUAN ANTONIO MENÉNDEZ FERNÁNDEZ, hasta ahora obispo titular de Nasai y auxiliar de Oviedo. —Obispo de Senigallia (Italia) a monseñor FRANCESCO MANENTI. Francesco Manenti nació en Sergnano, diócesis de Crema, el 26 de junio de 1951. Recibió la ordenación sacerdotal el 28 de junio de 1975. Obtuvo la licenciatura en teología en la Facultad teológica de Italia septentrional, en Milán. En su ministerio ha desempeñado, entre otros, los siguientes cargos: vicario parroquial, director de la oficina de catequesis y de la de familia, director espiritual del seminario diocesano, responsable del centro diocesano de espiritualidad, profesor de teología, vicario general, párroco y miembro de la comisión para la formación permanente del clero. —Obispo de Jales (Brasil) al presbítero JOSÉ REGINALD O ANDRIETTA. José Reginaldo Andrietta nació en Pirassununga, diócesis de Limeira, el 7 de marzo de 1957. Recibió la ordenación sacerdotal el 18 de marzo de 1983. Se licenció en teología pastoral en la Universidad católica de Lovaina, Bélgica. Ha sido asesor a diversos niveles —nacional, continental e internacional— de la Juventud obrera católica, vicario parroquial en diversas parroquias, formador en el seminario diocesano, párroco, miem- bro del consejo presbiteral y profesor de teología en el Centro diocesano de formación teológica. —Obispo de Nuevo Laredo (México) a monseñor ENRIQUE SÁNCHEZ MARTÍNEZ, hasta ahora obispo titular de Tamugadi y auxiliar de Durango. Enrique Sánchez Martínez nació en Cuencamé, diócesis de Gómez Palacio, el 2 de diciembre de 1960. Recibió la ordenación sacerdotal el 20 de junio de 1986. Se licenció en sociología en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. Benedicto XVI lo nombró obispo titular de Tamugadi y auxiliar de Durango el 21 de julio de 2008; recibió la ordenación episcopal el 10 de octubre del mismo año. Curia romana El Papa ha nombrado miembro de la Congregación para las causas de los santos al cardenal EDWIN FREDERICK O’BRIEN, gran maestre de la Orden ecuestre del Santo Sepulcro de Jerusalén. El Santo Padre ha nombrado consultor de la Congregación para las causas de los santos a la profesora STEFANIA NANNI, docente asociada de historia moderna en la Universidad «La Sapienza» de Roma. El Pontífice ha nombrado consejero de la Comisión pontificia para América Latina a monseñor JORGE CARLOS PATRÓN WONG, arzobispo-obispo emérito de Papantla (México), secretario para los seminarios de la Congregación para el clero. El Santo Padre ha nombrado nuncio apostólico en Ucrania a monseñor CLAUDIO GUGEROTTI, arzobispo titular de Ravello, hasta ahora nuncio apostólico en Bielorrusia. Claudio Gugerotti nació en Verona (Italia) el 7 de octubre de 1955. Recibió la ordenación sacerdotal el 29 de mayo de 1982. Ingresó en el servicio a la Santa Sede en la Congregación para las Iglesias orientales en 1985; fue nombrado subsecretario de dicho dicasterio el 17 de diciembre de 1997. Juan Pablo II lo nombró arzobispo titular de Ravello y nuncio apostólico en Georgia y en Armenia el 7 de diciembre de 2001; y en Azerbaiyán el 13 de diciembre sucesivo. Recibió la ordenación episcopal el 6 de enero de 2002. Benedicto XVI lo nombró nuncio apostólico en Bielorrusia el 15 de julio de 2011. El Santo Padre ha nombrado delegado apostólico en la Islas Comores, con funciones de delegado apostólico en La Reunión, a monseñor PAOLO RO CCO GUALTIERI, arzobispo titular de Sagona, nuncio apostólico en Madagascar, Mauricio y Seychelles. Paolo Rocco Gualtieri nació en Supersano (Lecce, Italia) el 1 de febrero de 1961. Recibió la ordenación sacerdotal el 24 de septiembre de 1988. Entró en el servicio diplomático de la Santa Sede el 1 de julio de 1996. El Papa Francisco lo nombró arzobispo titular de Sagona y nuncio apostólico en Madagascar el 13 de abril de 2015; recibió la ordenación episcopal el 30 de mayo sucesivo. Además, lo nombró nuncio apostólico en Seychelles el 26 de septiembre de 2015 y en Mauricio el 24 de octubre sucesivo. Audiencias pontificias EL PAPA HA RECIBID O EN AUDIENCIA: —Al secretario general de la Organización de los Estados americanos, Luis Leonardo Almagro. Viernes 13 de noviembre —Al nuevo embajador del Principado de Mónaco ante la Santa Sede, Claude-Joël Giordan, con ocasión de la presentación de las cartas credenciales. —Al cardenal Fernando Filoni, prefecto de la Congregación para la evangelización de los pueblos. —A monseñor Ivan Jurkovič, arzobispo titular de Corbavia, nuncio apostólico en Rusia y en Uzbekistán. Sábado, día 14 —Al cardenal Marc Ouellet, prefecto de la Congregación para los obispos. P.S.S., —Al cardenal Robert Sarah, prefecto de la Congregación para el culto divino y la disciplina de los sacramentos. Martes, día 17 —A monseñor Nunzio Galantino, secretario general de la CEI. número 47, viernes 20 de noviembre de 2015 L’OSSERVATORE ROMANO página 15 Caravaggio en preparación para el jubileo de la misericordia En el camino de la luz, la conversión de san Pablo ARTURO LÓPEZ Era el 24 de septiembre de 1600, cuando monseñor Tiberio Cerasi, antiguo abogado, quien de pronto abraza el camino de la carrera eclesiástica y a nueve meses de morir, encarga a Caravaggio una obra símbolo, reformadora del arte: «La conversión de san Pablo». La pintura conservada en la Iglesia «del Popolo» en Roma, es la segunda con este tema, no se sabe a ciencia cierta por qué Caravaggio cancelaría la primera tela para elaborar la actual. En el año dedicado a la misericordia este cuadro nos permite tener una segunda mirada, una segunda estación para meditar sobre la misericordia. Una vez que Dios llama, que toca el corazón del hombre, misterio hecho color en «la vocación de san Mateo», el hombre responde, se encuentra con Dios y le entrega su vida, sus energías, y emprende el camino hacia Él. «La conversión de san Pablo». Una obra que escandalizó a muchos de sus contemporáneos, que rompe los estándares de la pintura de la época: no se podía representar flora ni fauna alguna en el centro de una obra, cuando éste no es el tema principal. Y aquí, el centro lo ocupa un caballo. Causó tanto revuelo este hecho que muchos a este cuadro le llamarían «la conversión del caballo». Pero veamos la obra. Un golpe de luz parece impactar contra la crin del caballo y baña de luz casi tres cuartas partes del animal, difumi- nándose después por el resto de la pintura. Cristo no aparece y, sin embargo, es él quien ciega, quien tumba a Saulo del caballo: «Cuando ya estaba cerca de Damasco, de repente una luz celestial lo envolvió con su resplandor. Cayó a tierra y oyó una voz que le decía: “Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues?”» (Hch 9, 4). El imponente caballo levanta una de sus patas como para evitar pisar a san Pablo. Para algunos se trata de la representación del pecado que parece duplicar de tamaño a san Pablo. Tres miradas quedan en línea: el anciano, detrás del caballo, que parece opacarse ante el brillo de su frente marcada por las resaltadas arrugas, el inminente paso del Caravaggio, «la conversión de san Pablo» (1601) tiempo; el caballo que mira de reojo al espectador, como ajeno a la escena; y san bién en la cultura griega antigua se Pablo. Este último con la vista ciega, solía implorar la ayuda de los dioses recuerda a las esculturas de las divi- ante las desgracias, calamidades o nidades greco-romanas: vacías y al augurios: levantar las manos para mismo tiempo retando al tiempo en pedir misericordia y piedad. Para alesa serenidad petrificada. Abre los gunos es el gesto del abandono total brazos, del mismo modo como tam- en manos de Dios. El criado del apóstol además de las arrugas de la frente muestra sus piernas desnudas y sus venas en pies y manos, un gran escándalo para la época, pues habla de un hombre cualquiera traído de cualquier esquina. Sin embargo, el artista quería decirle al espectador que las escenas divinas necesariamente tienen que tocar la realidad humana, sumergirse en su crudeza y revestirla así de gran luz y significado. Se entrevé el camino, se supone de Damasco, flanqueado por piedras y vegetación, magníficamente sugeridas en el juego de ese claroscuro que insinúa, susurra, y descubre parcialmente el misterio representado. En la preparación a este gran jubileo, la conversión del apóstol nos conecta con la consideración del camino. Dios llama, quien se siente interpelado lo sigue, avanza con Él, o simplemente se encuentra con Él. Es Dios quien se adelanta, sale al encuentro de nuestro avanzar cotidiano, y en un punto se revela, habla, ciega. Se trata del momento del encuentro. Esta reunión con Dios que vuelve a pedir, a tocar el corazón y la voluntad del hombre. Espera, invita, deja a la libre aceptación la realización de un plan trazado desde la eternidad. Un segundo momento, una segunda parada que nos muestra el encuentro con el corazón misericordioso de Dios, que atrae, que quiere desvelar los misterios que se esconden en su amor, y que irá mostrando, poco a poco a lo largo del propio camino. En los meses de diciembre y enero Calendario de las celebraciones presididas por el Papa Diciembre de 2015 DE LA MARTES 8 SOLEMNIDAD INMACULADA CONCEPCIÓN Misa y apertura de la Puerta santa, en la plaza de San Pedro, a las 9.30. Acto de veneración a la Inmaculada en la plaza de España, a las 16.00 SÁBAD O 12 Santa misa en la basílica de San Pedro con ocasión de la fiesta de Nuestra Señora de Guadalupe, a las 18.00. D OMINGO 13 III D OMINGO DE ADVIENTO “GAUDETE” Santa misa y apertura de la Puerta santa en la basílica de San Juan de Letrán, a las 9.30. *** Santa misa y apertura de la Puerta santa en la basílica de San Pablo Extramuros, presidida por el cardenal James Harvey, a las 10.30. *** JUEVES 24 Misa de medianoche en la basílica vaticana, a las 21.30. VIERNES 25 SOLEMNIDAD DEL NACIMIENTO DEL SEÑOR Bendición «Urbi et orbi» desde el balcón central de la basílica vaticana, a las 12.00. D OMINGO 27 SAGRADA FAMILIA DE JESÚS, MARÍA Y JOSÉ Santa misa para las familias en la basílica vaticana, a las 10.00. FIESTA DE LA JUEVES 31 Primeras Vísperas de la solemnidad de Santa María, Madre de Dios, y «Te Deum» en acción de gracias por el año transcurrido, en la basílica vaticana, a las 17.00. Enero de 2016 Viernes 1 SOLEMNIDAD DE SANTA MARÍA, MADRE DE DIOS XLIX JORNADA MUNDIAL DE LA PAZ Santa misa, con la presencia de los «Pueri Cantores» por la clausura del XL Congreso internacional, en la basílica vaticana, a las 10.00. VIERNES 1 SOLEMNIDAD DE SANTA MARÍA, MADRE DE DIOS Santa misa y apertura de la Puerta santa en la basílica de Santa María la Mayor, a las 17.00 DE LA MIÉRCOLES 6 SOLEMNIDAD EPIFANÍA DEL SEÑOR Misa en la basílica vaticana, a las 10.00. FIESTA D OMINGO 10 BAUTISMO DEL SEÑOR DEL Misa con administración del sacramento del Bautismo a algunos niños, en la Capilla Sixtina, a las 9.30. L’OSSERVATORE ROMANO página 16 viernes 20 de noviembre de 2015, número 47 Ante la oleada de violencia la ofensiva de la misericordia Llorar por un mundo que no reconoce la vía de la paz JOSÉ BELTRÁN* «¿Qué hace que yo me crea mejor que vos para matarte?». Mi oído se cuela en una conversación entre un padre y su hija adolescente en un vagón del metro de Buenos Aires. Los atentados de París, como telón de fondo. Durante el almuerzo en casa de las calasancias en el barrio de Matadero, el tema se autoinvita en la mesa sin que se le llame. «En esa silla en la que estás tú, estaba sentado Juan Carlos un día antes de que muriera en el ataque contra la embajada de Israel. Era nuestro capellán». Me cuesta tragar la saliva. Como cuando era niño y los programas de televisión se interrumpían para dar cuenta de un nuevo atentado de ETA en Madrid. Mi madre cogía el teléfono rápidamente para llamar a mis tías y asegurarse de que todos estaban a salvo. Respiraba algo más tranquila. Hasta la próxima. Ante el Estado Islámico, resulta harto complicado tomarse ese esa incómoda exhalación materna. Las preguntas sobre el porqué de la irracionalidad de los yihadistas suicidas y su imparable sed de violencia se amontonan. Como se acopia el miedo ante el terror que siembran. Miedo que paraliza. Miedo que hace levantar muros y responder con violencia a la violencia. Un bombardeo a cambio de un atentado. Hay que frenar al yihadismo. Incluso ejercer la legítima defensa. Pe- ro no con una exhibición de fuerza militar teñida de venganza. Pan para hoy, hambre para mañana. Esta tercera guerra mundial por fascículos bautizada por Francisco no se acabará así. Tampoco blindando las fronteras y criminalizando a quienes buscan refugio en Occidente desde una perniciosa sospecha. «Ofensiva de la misericordia» llama el cardenal Parolin a la operación cristiana para desactivar esta tentación de responder al mal con el mal. No hay guerra de religiones ni tan siquiera una batalla de civilizaciones. Tan sólo unos fanáticos que se intentan amparar en el hecho reli- gioso cuando su Dios es el Misericordioso. La diplomacia parece debilitada ante la cerrazón. Pero nunca está de más. Como tampoco lo está la apuesta por la integración de quienes vienen de fuera para evitar los guetos que asilan, que son caldo de cultivo. Lo sabe y lo vive Pepa Torres, religiosa apostólica del Sagrado Corazón de Jesús. En Lavapiés, el barrio de Madrid con más concentración de población musulmana, trabaja para que no haya inmigrante sin papeles, sin la dignidad que da un empleo, sin el acceso a una educación que le aleje de las tinieblas de la ignorancia. Trabaja por Más allá de toda barrera VIENE DE LA PÁGINA 1 Igualmente, el «hacerse prójimo» —como recordaba en mi reciente encíclica Laudato si’— conlleva también asumir responsabilidades impostergables hacia la creación y la «casa común», que pertenece a todos y cuyo cuidado está confiado a todos, también para las generaciones que vendrán. La preocupación manifestada por la Iglesia, en efecto, es por la suerte de la familia humana y de toda la creación. Se trata de educarnos todos en «custodiar» y «administrar» la creación en su conjunto, como don entregado a la responsabilidad de cada generación para que la vuelva a entregar más íntegra y humanamente habitable a las generaciones venideras. Esta conversión del corazón al «Evangelio de la creación» comporta que hagamos nuestra parte y seamos intérpretes del grito por la dignidad humana, que se eleva sobre todo desde los más pobres y excluidos, como lo son muchas veces las personas enfermas y las que sufren. Que en el ya inminente Jubileo de la misericordia, este grito pueda encontrar un eco sincero en nuestro corazón, para que también en la práctica de las obras de misericordia, corporales y espirituales, según las diversas responsabilidades confiadas a cada uno, podamos acoger el don de la gracia de Dios, mientras que nosotros mismos nos convertimos en «canales» y testigos de la misericordia. Deseo que en estas jornadas de profundización y debate, en las que consideráis también el factor ambiental en sus aspectos mayormente vinculados a la salud física, psíquica, espiritual y social de la persona, podáis contribuir a un nuevo desa- rrollo de la cultura de la salus, considerada también en sentido integral. Os aliento, en esta perspectiva, a tener siempre presente, en vuestros trabajos, la realidad de las poblaciones que sufren en mayor medida los daños provocados por la degradación ambiental, daños graves y a menudo permanentes a la salud. Y al hablar de estos daños que vienen de la degradación ambiental, es una sorpresa para mí encontrar —cuando voy a la audiencia de los miércoles o cuando voy a las parroquias— tantos enfermos, sobre todo niños... Me dicen los padres: «Tiene una enfermedad rara. No saben lo que es». Estas enfermedades raras son consecuencia de la enfermedad que nosotros provocamos en el ambiente. ¡Y esto es grave! Pidamos a María santísima, Salud de los enfermos, que acompañe los trabajos de esta Conferencia vuestra. A ella encomendamos el compromiso que, cotidianamente, las diversas figuras profesionales del mundo de la salud desempeñan en favor de los que sufren. Os bendigo de corazón a todos vosotros, a vuestras familias, a vuestras comunidades, así como a quienes encontráis en los hospitales y clínicas. Rezo por vosotros; y vosotros, por favor, rezad por mí. ¡Gracias! ello. Pero sobre todo, vive con ellos. Como las hermanitas de Carlos de Foucauld en la humilde ciudad de Humanes, que hacen de su mesa del comedor un foro del diálogo interreligioso con café y algún bollo que aportan sus vecinas marroquíes. Urge vivir codo a codo con los musulmanes, acompañarnos mutuamente para visibilizar una unidad contra los extremistas, que debe ir acompañada de una condena firme y sin fisuras de quienes profesan el islam para que no puedan cobijarse bajo el paraguas del Corán. A los gobiernos y a la comunidad internacional les corresponde analizar con sensatez y compromiso real el enjambre de Oriente Medio para analizar salidas viables a su parálisis política y para frenar de inmediato el comercio de armas. Ofensiva de la misericordia para intentar parar una guerra. Para buscar la paz. Termina el almuerzo en Matadero y vuelvo a coger el metro. Pero antes, me detengo en San José de Flores. Entro unos minutos para rezar junto al confesionario donde Bergoglio dio su primer salto al vacío de la fe. Y respiro algo más tranquilo. Como mi madre. Lamentablemente, hasta la próxima. *Director de Vida Nueva Los tuits del Papa en Pontifex_es 14 O CT [7.05 PM] Quiero expresar mi profundo dolor por los ataques terroristas de París. Recen conmigo por las víctimas y sus familias. #PrayersForParis 15 NOV [10.15 AM] Es una alegría rezar hoy en Roma con los hermanos luteranos. Dios bendiga a quienes trabajan por el diálogo y la unidad de los cristianos 19 NOV [11.19 AM] Todas las personas —verdaderamente todas— son importantes a los ojos de Dios
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