Revista Electrónica de Ciencias Sociales y Educación. Año 3, Nº 6, enero – junio 2015 Revista Electrónica de Ciencias Sociales y Educación. ISSN: 2343-6441 http://www.revista-humanartes.webnode.es Instrucciones para Artículos: Modelo de Artículo para la Revista Electrónica de Ciencias Sociales y Educación, HumanArtes.p. 3. Presentación: Maximino Valerio, p.7 Artículos: El triángulo: anomalía lingüística hispana desde lo didáctico. Elizardo Velásquez, p. 8 Formación para una praxis educativa emancipadora desde la geohistoria. Alí Marcano, p. 17 La investigación y el pensar. Jesús Olivero, p. 28 El uso de la cartografía geohistórica como medio de participación pedagógica. Jesús Pérez, p. 41 Crónicas de la concupiscencia: una alternativa otra de vivir la historia venezolana. Liz Carolina Acuña, p. 53 Admisión en educación universitaria: una realidad multifactorial. Jesús Berbín, p. 61 El arte de poetizar los nmex0os entre la universidad y el otro. Isaura Montaño, p.80 Democracia participativa: hacia una nueva comprensión de la filosofía política de la educación venezolana. María Fernanda Calzadilla, p. 95 Formación de sí: una posibilidad lectora en Amenodoro Urdaneta. Maira Solé, p. 119 Bárbaro Rivas: algunas observaciones de su vida y obra. Luis F. Castillo, p. 126 La naturaleza y el conocimiento en el contexto sudamericano desde la sustentabilidad ambiental: un recorrido histórico. Miriam Marcano, p. 138 Universidad Pedagógica Experimental Libertador. Instituto Pedagógico de Maturín, “Profesor Antonio Lira Alcalá” Subdirección de Investigación y Postgrado. Departamento de Humanidades y Artes. Centro de Investigaciones Históricas “Dr. Jesús R. Zambrano” 1 2 HumanArtes Revista Electrónica de Ciencias Sociales y Educació n. Periodicidad Semestral. Depósito Legal: 20122MO4131 ISSN: 2343-6441 Director: Maximino Valerio Universidad Pedagógica Experimental Libertador Consejo de Redacción: Nelson Caraballo Universidad de Oriente. Venezuela. Ricardo Pino Torres Universidad central “Martha Abreu”, de las Villas. Cuba. Jesús Alejandro Marcano. Universidad Pedagógica Experimental Libertador. Venezuela. María Arisela Medina. Universidad Nacio nal Experimental Ró mulo Gallegos. Venezuela. Hernán Venegas Delgado. Universidad Autónoma de Coahuila. México. Hancer González Sierralta Biblioteca Febres Cordero. Venezuela. Luis Felipe Díaz Universidad Nacio nal Experimental Francisco de Miranda. Venezuela. Antonio Juan Briones Peñalver Universidad Po litécnica de Cartagena. España. 3 HumanArtes. Revista Electrónica de Ciencias Sociales y Educación Año 3, N° 6, enero – junio 2015, pp: 3-5 www.revista-humanartes.webnode.es Normas Generales 10 Enviar 20 30 40 50 textos (artículos de investigación, ensayos, reseñas, proyectos) de ciencias sociales) siguiendo el modelo que se incorpora al final de estas Normas Generales. El Consejo de Redacción no procesará arbitrajes para textos que: a) hayan sido publicados por cualquier medio; b) no estén enmarcados en las ciencias sociales y la educación; c) contengan secciones de textos que no pertenezcan al autor (o a los autores); d) no sigan el modelo que se incorpora al final de estas Normas Generales; e) lo suscriban más de tres (3) autores. Todo texto ajeno o del autor (en caso de obra publicada), tendrá que ser presentado con las debidas referencias, siguiendo las normas APA. Se aceptará un artículo de autor o autora, por año. Alguna duda: por favor escribir a [email protected] TÍTULO DEL TEXTO PARA LA REVISTA ELECTRÓNICA HUMARTES Nombre y Apellido del primer autor[*] Departamento o Institución, Universidad Ciudad, País dirección de correo electrónico Nombre y Apellido del segundo autor[**] Departamento o Institución, Universidad Ciudad, País dirección de correo electrónico Resumen Este documento es un modelo que proporciona a los autores las instrucciones necesarias para preparar sus textos para esta Revista. Los artículos deben estar escritos en español. Deben incluir un resumen en español de no más de 200 palabras, y un resumen en inglés de longitud similar, donde queden claramente incorporados: tema del artículo, propósito, aspectos que se desarrollan, importancia y conclusión general. Palabras claves: Palabra clave 1, Palabra clave 2, Palabra clave 3, Palabra clave 4, Palabra clave 5. 4 Abstract This document is a sample that provides the guidelines and format required for preparing and submitting your paper to this journal. The paper must be written in Spanish. All papers must include an abstract in English of no more than 200 words. Also, an abstract in Spanish of no more than 200 words must be included, which are clearly identified: subject of the article, purpose, aspects that are developed, importance and general conclusion. Keywords: Keyword 1, Keyword 2, Keyword 3, Keyword 4, Keyword 5. Introducción Iniciar el artículo con una Introducción, para incorporar: descripción del tema a ser desarrollado, antecedentes históricos y teóricos, objetivo de la investigación, importancia. Al final de ésta, describir el contenido de las otras secciones. Tamaño y Cantidad de Páginas El tamaño de papel a utilizar es carta. Los márgenes deben ser: superior e inferior: 3 cm.; izquierdo y derecho: 4 cm. Las páginas no deben estar numeradas ni tener encabezados ó pies de páginas. Cada artículo tendrá un mínimo de 6 páginas escritas a un espacio y no debe exceder de 20. Tipo y Tamaño de Letra Los artículos deben estar escritos en procesador de texto (word) usando letra Times New Roman de 12 puntos. El título del trabajo, los autores y los títulos de las secciones y subsecciones usan el mismo tipo de letras pero de diferentes estilos y tamaños, tal como se indican en este modelo. Título del trabajo y autores El título del trabajo, que refleja el tema central de la exposición, debe estar en negrita, 14 puntos. El nombre de los autores en negrita, 12 puntos; la dirección de afiliación y el correo electrónico de los autores (en un máximo de 3) en letra de tamaño 12 puntos. Todos estos datos deben estar centrados. Referencias y notas al pie Para indicar las referencias, se utilizarán las normas APA. Para notas de ampliaciones, sugerencias, aclaratorias, etc., en el texto se incluirán números entre corchetes (por ejemplo [1]). Al final del artículo, colocar la lista numerada ordenada según su aparición en el texto, como se ejemplifica al final de este documento. Secciones 5 El título de cada sección debe estar en negrita en Times New Roman 12 puntos, centrado, con letras mayúsculas iniciales. Subsecciones El título de cada subsección debe estar alineado a izquierda, en Times New Roman, en negritas cursivas de 12 puntos y la primera letra en mayúscula. Subsubsecciones Los títulos de las subsubsecciones deben estar alineados a izquierda, en Times New Roman, cursiva de 12 puntos y la primera letra en mayúscula. Figuras y Tablas Las figuras ó gráficos, y las tablas se deben insertar en el texto en la ubicación apropiada. Las figuras y los gráficos deben estar subtitulados con un número consecutivo y un texto breve descriptivo. Las tablas deben tener un título que las preceda con un número consecutivo y un texto breve descriptivo. Los subtítulos de las figuras y los títulos de las tablas deben estar centrados y escritos en Times New Roman de 10 puntos. Las figuras y las tablas deben estar centradas. Conclusiones Finalizar el artículo con las conclusiones. Se desprenden del desarrollo del trabajo y dan cuenta de los hallazgos relevantes que corresponden a cada sección del texto. Notas al pie [*] Incorporar síntesis curricular. Extensión máxima: cinco (5) líneas. [**] Incorporar síntesis curricular. Extensión máxima: cinco (5) líneas. [1] Se presenta el texto necesario en Times New Roman de 10 puntos. [2] Se presenta el texto necesario en Times New Roman de 10 puntos. Referencias Birgin, A., Dussel, I., Duschatzky, S., y Tiramonti, G. (comp.). (1998). La formación docente. Cultura, escuela y política. Debates y Experiencias. Buenos Aires: Troquel Briceño, Miguel. (1998). La necesidad del filosofar y la formación (bildung); Revista Apuntes Filosóficos, Nº 12, pp. 141-159. Búfalo, Enzo del, (1992). Individuo, mercado y utopía. Caracas: Monte Ávila Editores Latinoamericana. 6 HumanArtes. Revista Electrónica de Ciencias Sociales y Educación Año 3, N° 6, enero – junio 2015, p: 7 www.revista-humanartes.webnode.es Presentación EL NÚMERO 6 Maximino Valerio Universidad Pedagógica Experimental Libertador Maturín, Venezuela Respetables lectoras y lectoras de HumanArtes, arribamos al número 6 de vuestra Revista, remontando escenarios de dificultades. Por ello, agradecidos de una super demostrada constancia y sobrada paciencia, nos permitimos dar cabida a producciones intelectuales que recibimos hasta el pasado mes de abril. Las que recibimos en mayo y hasta finales de septiembre, estarán disponibles para el público en el número 7, correspondiente a los meses de julio-diciembre 2015. Y ya esperamos, gracias a Uds., regularizar los procesos, propios de una hermosa tarea como esta. En este número, mantenemos la diversidad temática, siempre en el marco de las ciencias sociales sociales y la educación, campos privilegiados de nuestra atención. Investigadoras e investigadoras en pleno desarrollo, voces de dilatada experiencia se dan cita en este número, con una excelente representación de diversas instituciones de formación de Venezuela y particularmente del oriente, tierra de sueños y esperanzas. Confiando en Uds: A sus órdenes. Y Nuestros mejores deseos. 7 HumanArtes. Revista Electrónica de Ciencias Sociales y Educación Año 3, N° 6, enero – junio 2015, pp: 7-16 www.revista-humanartes.webnode.es Recibido: 4/7/2014 Aprobado: 11/11/2014 EL TRIÁNGULO: ANOMALÍA LINGÜÍSTICA HISPANA DESDE LO DIDÁCTICO Elizardo Velásquez Universidad de Oriente (República Bolivariana de Venezuela) [email protected] Resumen La enseñanza y el aprendizaje de la matemática son procesos de suma importancia en el desarrollo de la humanidad. Por ello, sometemos al debate el tema relativo a la fundamentación matemática sobre la denominación del objeto conocido como triángulo o trígono a las figuras planas rectilíneas trilaterales, en contraposición con el de trilátero, nombre con el que el investigador también denota a dicha figura. En sí, el propósito principal de esta investigación es el de proponer otra vía para facilitar en la educación básica el aprendizaje del triángulo, término al que consideramos en este artículo como anomalía lingüística hispana desde la didáctica inicial. La investigación la realizamos partiendo en lo metodológico desde una perspectiva hermenéutica y vivencial, cristalizada desde la investigación documental de trabajos realizados de traductores de la obra: “Elementos de geometría” de Euclides, continuando la revisión hasta obras de autores de nuestro tiempo, así como también de la propia experiencia del investigador, mediante un recorrido autoetnográfico. Esta propuesta didáctica, podría ser instrumentada en nuestro país en un nuevo currículum, con un diseño instruccional que permita guiar el aprendizaje desde lo más simple a lo más complejo, lo que posibilitaría el mejoramiento de los índices académicos de nuestros estudiantes. Palabras clave: triángulo, trilátero, trígono, didáctica de la matemática, educación básica. Abstract The mathematics teaching and learning are high important processes in the development of the humanity. Therefore, we submit the issue to debate the subject of mathematical foundation about the name of the object known as triangle or trigon as trilateral rectilinear plane figures, in contrast of trilateral (masculine noun), name by which the researcher also denotes such figure. So the main purpose of this research is to propose another way to facilitate the basic education learning of the triangle, a term that we consider in this article as Hispanic linguistic anomaly from the initial teaching. The research was conducted based on the methodology of a hermeneutic and existential perspective, crystallized from documentary research of the work done by translators of the book "Elements of geometry" by Euclid, continuing the review of authors works of our times, as well as the experience of the researcher, through an autoethnographic journey. This methodological approach could be instrumented in our country in a new curriculum, with an instructional design guide that allows learning from simple to complex, which would enable the improvement of academic levels of our students. Keywords: triangle, trilateral, trigon, teaching mathematics, basic education. 8 Introducción La matemática es confusa y difícil de aprender, según la opinión de muchos estudiantes en todo el mundo. ¿Qué hace que las matemáticas sean confusas? Algunos autores, entre los que citamos a González (1997), han considerado que ello se debe a que en la formación de los profesores de matemáticas existe un divorcio entre la formación didáctico-pedagógica y la formación en la disciplina correspondiente. Es decir, no hay vínculo en las instituciones académicas entre el qué enseñar y el cómo enseñar, lo cual se hace evidente dado el desarrollo de cursos aislados entre el conocimiento de la matemática y el de su didáctica. Por otra parte, también se soslaya el cómo aprende la gente. El asunto que sometemos al debate es el relativo a la fundamentación matemática sobre la denominación del objeto triángulo, el cual perdió en alguna parte del tiempo su concepción primaria de figura trilateral, denominación dada por Euclides, uno de los matemáticos más leídos de la humanidad, a las figuras planas rectilíneas de tres lados, adjetivación que dio precisamente antes de considerarla con el término equivalente de triángulo. La pérdida de la denominación adjetivada del objeto, que en esta investigación su sustantivación es considerada como básica, la vemos como una posibilidad de causar confusión en la enseñanza primaria; y, por supuesto también, en su aprendizaje. En este sentido, lo que perseguimos no es el cambio de nombre de la palabra triángulo. Lo que se desea es recuperar, principalmente en la enseñanza inicial, el término original de figura trilateral (trilátero), en lugar de su equivalente triángulo, quedando éste postergado para su posterior enseñanza. En el subsistema de educación básica de la República Bolivariana de Venezuela, el tema relativo a los triángulos es uno de los primeros que se imparte en la enseñanza de la geometría. Como se sabe, los triángulos son objetos matemáticos ontológicamente indefinibles, pero de acercamiento posible por medio de representaciones a una definición práctica. Sin embargo, maestros y maestras definen a los triángulos como polígonos de tres lados, siguiendo la vigente acepción de la definición dada por el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) del 2001. En este sentido, observamos la presencia de cierta anomalía lingüística, enmarcada dentro de la dimensión semántica de la palabra, la cual literalmente se entiende como objeto de tres ángulos. Las medidas de longitudes de lados y amplitudes de ángulos son necesarias en la vida cotidiana. Es posible medir longitudes de ciertos elementos o cosas de interés personal, bien sea para medir directamente, por ejemplo, la estatura de las personas, el largo de una mesa, el ancho de una tabla, lo cual se hace de forma simple y directa con un instrumento calibrado para medir longitudes, como por ejemplo una cinta métrica. Sin embargo, la dificultad se incrementa cuando se desea realizar mediciones de superficies planas y volúmenes de cuerpos de estructura regular, los cuales se realizan también, pero de forma indirecta, con la misma cinta utilizada para medir longitudes Así, es posible medir, de forma indirecta, las superficies planas de las figuras, tales como las 9 triangulares de un techo, las rectangulares de una pared, entre otras; e incluso, las volumétricas espaciales de ciertos cuerpos, tal como por ejemplo, los volúmenes de los tanques de almacenamiento de agua tipo cisterna, ya sean de forma cilíndrica o paralelepipédica. Para un estudio posterior quedarían relegadas las medidas de aquellas figuras y cuerpos contorneados por curvas regulares e irregulares debido al incremento mayor de la complejidad de sus medidas, Ahora bien, la tarea de medir amplitudes de ángulos parece ser una cosa fácil en buena parte de nosotros los adultos, puesto que se sabe que ello es posible hacerlo con instrumentos diseñados para ello, como por ejemplo el sencillo útil escolar conocido con el nombre de transportador. La dificultad de realizar medidas con este instrumento se basa por un lado en que las medidas son bidimensionales y no unidimensionales como la de la simple regla de medir longitudes. Por otra parte, las mediciones de ángulos se pueden realizar inicialmente utilizando un sistema numérico llamado sexagesimal, el cual es poco conocido por los estudiantes del subsistema de educación básica, en contraposición con el sistema decimal utilizado para medir longitudes, cuyos rudimentos son conocidos por los estudiantes, incluso momentos antes de ingresar por primera vez a los institutos de educación básica. Dos Palabras para Denominar al mismo Objeto Matemático: Triángulo y Trígono Para el Diccionario de La Real Academia Española (2001), las palabras triángulo y trígono, tienen las siguientes acepciones: Triángulo (del latín triangŭlus): 1) adjetivo: de forma de triángulo, 2) masculino: polígono de tres lados; y, 3) masculino: instrumento musical que consiste en una varilla metálica doblada en forma triangular y suspendida de un cordón, la cual se hace sonar golpeándola con otra varilla también de metal. Trígono (del latín trigōnus, y éste del griego τρίγωνος): 1) masculino: conjunto de tres signos del Zodiaco equidistantes entre sí, 2) masculino: triángulo (figura formada por tres líneas que se cortan); y, 3) masculino: radio de los signos. En geometría, las figuras planas compuestas por una secuencia finita de segmentos rectos consecutivos continuos no alineados se denominan polígonos. Sin embargo, aunque el significado etimológico de polígono sea el de una figura geométrica de muchos ángulos, controvertidamente los polígonos son conocidos actualmente por el número de sus lados, y no por el de sus ángulos o el de sus vértices, de allí que la Real Academia Española signifique, por un lado, al sustantivo triángulo como polígono de tres lados, y, por otro, trígono como el equivalente de triángulo, figura formada por tres líneas que se cortan. Otras posibilidades para denominar al objeto matemático en referencia pudieran ser las de: Trivértice o Trilátero. Sin embargo, en la revisión realizada en el 10 DRAE (ob. Cit.) no aparecen registradas ambas palabras. Anomalía Lingüística Hispana Producto de la Denominación Inicial del Objeto Matemático Triángulo en la Didáctica En Educación, la didáctica de las matemáticas debe tener como principio básico el inicio del estudio de los objetos matemáticos y sus conceptos, partiendo desde la fundamentación natural de las cosas más simples hacia las más complejas (Comenio, 1998). El propósito de ello es el de evolucionar el conocimiento a enseñar, partiendo desde lo más fácil hacia lo más difícil. Uno de los factores que inciden en la apropiación de un concepto son las experiencias y los conocimientos previos que el sujeto tiene del mundo. Como problematización del nombre de triángulo, voy a relatar lo que me sucedió en la época de los años sesenta cuando estudiaba la primaria en el colegio “Aníbal Lárez” de la población de El Espinal en el estado Nueva Esparta. En aquel entonces, a los maestros les alcanzaba el tiempo para enseñar la geometría porque, posiblemente, las clases eran trabajadas en dos turnos (mañana y tarde). Aún recuerdo vivamente los momentos cuando elaborábamos figuras y objetos geométricos regulares y concretos bajo la tutela de nuestros padres y maestros; y no, como sucede ahora en nuestro tiempo que los temas geométricos son escasamente tratados, bien sea porque, entre otras consideraciones, están en el currículo ubicados al final (después de la enseñanza de los números y sus operaciones), o porque los maestros tienen poco conocimiento del tema, no le dan la importancia debida, laboran en un solo turno o no vinculan la realidad con el conocimiento geométrico. En mi caso, sucedió que varias veces fui castigado por no saber el nombre de las figuras planas de cuatro lados (en aquel entonces, los castigos eran permitidos). Hoy les aseguro que el dilema se me presentaba porque a las figuras de tres lados, cuando el maestro discurría sobre ellas (siguiendo la receta aprendida) las denominaba triángulos; a las de cuatro lados, cuadriláteros; a las de cinco lados, pentágonos,..., ¡y… así sigue siendo hasta ahora! Evidentemente, hoy les aseguro que la música de las palabras resultaba disonante en mis oídos ante tal anomalía lingüística hispana, vista desde lo didáctico, puesto que impedía la grabación de esos nombres tan dispares en mi memoria, en atención a la inexistencia, por un lado, de las secuencias naturales de los prefijos, ya sean latinos o griegos, y, por otro, de la diversidad de uso de las raíces de las palabras, con significaciones totalmente distintas. Desde ese entonces, y tal como ha venido ocurriendo hasta ahora, en el proceso de aprendizaje del concepto del objeto triángulo, el saber institucional y el enseñado han estado en conjunción y han permanecido prácticamente invariables en el tiempo. La didáctica de las matemáticas, como nueva ciencia, ha venido a llenar un vacío investigativo en la tetralogía fenoménica docenteestudiante-saberes-contexto, que considera a la ciencia matemática como producto humano en evolución. 11 Las Mediciones de Lados y Ángulos de Triángulos Los triángulos son clasificados de acuerdo, por un lado, a las longitudes de sus lados y, por otro, de acuerdo a la amplitud de sus ángulos interiores (Tomo I de “Los Elementos” de Euclides en Fitzpatrick, R., 2007). Por el tamaño de sus lados, se clasifican en equiláteros (tres lados iguales), isósceles (dos lados iguales y el otro diferente) y escalenos (tres lados diferentes). Por la amplitud de sus ángulos se clasifican en acutángulos (si sus tres ángulos son menores de 90° sexagesimales), rectángulos (si alguno de sus tres ángulos es igual a 90°) y obtusángulos (si alguno de sus tres ángulos es mayor de 90°). También existe una clasificación compartida entre ambas, es decir, por la longitud de sus lados y por la amplitud de sus ángulos, que no vamos a detallar en este tratado. La medición de longitudes es una actividad de uso corriente en el hogar, en la escuela, en el campo, así como en cualquier otro escenario que los humanos consideren en sus prácticas de vida. En el Artículo 8º de la Ley de Metrología vigente (Reforma del 26-11-2007 -Decreto N° 5.693- publicada en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela, número 38.819, en fecha 27 de noviembre del 2007), se establece la obligatoriedad de la enseñanza del Sistema Legal de Unidades de Medida en los institutos decentes de educación básica y diversificada, así como su uso y aplicación lo será para la educación superior. En el Artículo 6º de la referida ley, queda establecido que en todo el territorio nacional regirá como el Sistema Legal de Unidades de Medida el Sistema Internacional de Unidades (SI), adoptado por la Conferencia General de Pesas y Medidas. En dicha conferencia se fijó como unidad básica de medición de longitud al metro lineal (m), siendo la primera de las siete (7) magnitudes básicas del SI. De igual manera, quedó establecida la medición de ángulos planos mediante la unidad derivada Radián (rad). Por consiguiente, la medición de las longitudes de los lados de los triángulos se realiza con instrumentos de escala lineal, la cual presenta divisiones de la unidad fundamental de longitud en el SI (metro). Esta unidad básica tiene múltiplos y submúltiplos, que se expresan mediante prefijos. Para medir la amplitud de un ángulo plano, usualmente se utiliza en el espacio escolar un instrumento llamado transportador, que permite realizar la medición en grados sexagesimales. En este sentido, se tiene una equivalencia entre radianes, que es la unidad de medida en el SI, y los grados sexagesimales, la cual viene dada por la fórmula: . Es de hacer notar que los grados sexagesimales y los radianes son dos sistemas diferentes para medir ángulos. Por lo tanto, en el trabajo didáctico de la ciencia matemática, y tomando en consideración lo expresado por Comenio (1998), en el sentido de manejar la enseñanza partiendo de las cosas más sencillas, consideramos entonces que es necesario realizar en primer lugar, en la formación educativa inicial, el estudio y comprensión de la medición unidimensional de objetos de la cotidianidad. En el caso de los triángulos, su aprendizaje se iniciaría realizando las medidas de las longitudes de los lados, en unidades y subunidades del metro lineal (sistema de base 10). Posteriormente, se recomienda realizar la medición bidimensional 12 de la amplitud de los ángulos internos de los triángulos, lo cual se hace en grados sexagesimales (sistema de base 60); y, finalmente, esta medición sería realizada en radianes, con la complejidad del número irracional pi. Génesis de la Denominación del Triángulo La antigua civilización griega es la que nos ha legado los primeros escritos que se tienen sobre el tema relativo a los triángulos. En esta cultura sobresale la famosa obra de Euclides: “Los Elementos”, por ser la más rigurosa, la de mayor completitud y la más leída en los estudios de la geometría. Dicha obra, compuesta por un total conocido de trece tomos, resume el conocimiento geométrico de aquella época. De ella, vamos a comentar algunos detalles de precisión sobre la fundamentación que daba Euclides al objeto triángulo. En el libro primero, Euclides hace una exposición detallada, siguiendo un orden jerárquico, de las primeras 23 definiciones geométricas, de las cuales vamos a mostrar a continuación, por ser de interés en este artículo, lo expresado en las distinguidas con los números 19, 20 y 21, que hemos extraído del texto de Fitzpatrick (2007). 1 Las figuras rectilíneas son aquellas que están compuestas por líneas rectas: figura trilateral la que está constituida por tres líneas rectas, cuadrilateral por cuatro, y multilateral por más de cuatro. 2 Sobre las figuras trilaterales: un triángulo equilátero es aquel que tiene tres lados iguales, un triángulo isósceles es aquel que tiene sólo dos lados iguales, y un triángulo escaleno es aquel que tiene sus tres lados desiguales. 3 Más adelante, de las figuras trilaterales: un triángulo rectángulo es aquel que tiene un ángulo recto, un triángulo obtusángulo es aquel que tiene un ángulo obtuso, y un triángulo acutángulo es aquel que tiene sus tres ángulos agudos. De lo anteriormente expuesto, se deduce que Euclides fue enfático al asumir como nombre primario a las figuras trilaterales, por delante del nombre de triángulo. Así mismo, cuando clasifica a los triángulos lo hace inicialmente en función de la longitud de sus lados y, posteriormente, en función de la amplitud de sus ángulos. Por tal razón, se infiere que Euclides le da más complejidad al tamaño de los ángulos que a la dimensión de los lados. Génesis de la Denominación Sustantiva de la Palabra Trilátero La idea de nombrar a los triángulos, equivalentemente, con la denominación de triláteros, se me ocurrió durante la realización de una ponencia en la vigésima quinta edición de las Jornadas Venezolanas de Matemáticas, que se llevaron a efecto en las instalaciones de la Universidad de Oriente, realizada en la ciudad de Cumaná, del 26 al 29 de Marzo de 2012. En ese entonces, en momentos cuando el profesor Andrés Hernández, catedrático de la Universidad Simón 13 Bolívar, realizaba la explicación del tema “El Plegado del Papel para la Enseñanza de la Geometría”, anoté en mi agenda lo difícil que sería para los estudiantes de primaria la comprensión de las palabras, y muy en particular, la referida a la figura geométrica triángulo. Terminada la ponencia, llegado el momento de las preguntas, es allí donde hago la observación de la posibilidad de bautizar a los triángulos con el nombre de triláteros. Posteriormente, después del destello de la idea, comencé a investigar la posibilidad de la pertinencia del nombre trilátero. Busqué el término en el diccionario de La Real Academia Española y obtuve como resultado lo siguiente: 1. adj. De tres lados. De allí observamos que el DRAE le asigna una única significación, considerándolo solamente como adjetivo, es decir, no lo considera como forma sustantiva. Es conveniente aclarar a la comunidad matemática que en este tratado no se pretende ofrecer los resultados de una investigación de los mecanismos psicológicos de aprendizaje de los estudiantes (invito por ello a su realización) sobre la adquisición del concepto del objeto matemático llamado hasta ahora triángulo o trígono, o, quizás más adelante, con la denominación propuesta de trilátero. Lo que se busca es someter al debate el término, de manera tal de posibilitar que la palabra trilátero sea admitida como sustantivo en el DRAE, como equivalente a los términos triángulo y trígono, en caso de considerarla útil en la adquisición y evolución del concepto respectivo, tanto en los espacios de la didáctica de las matemáticas como en los cotidianos. Es en esta situación que coincidimos con el punto de vista de Chevallard (1991), en lo relativo a su teoría antropológica de lo didáctico, que posiciona al ser humano como elemento central en la investigación, la enseñanza y el aprendizaje de la matemática en relación con la evolución del saber de esa ciencia en el marco de los cambios sociales. En tal sentido, situamos el fenómeno de la didáctica de las matemáticas en la parte antropológica de dicha ciencia, para compartir con su historia, su epistemología y su ontología un mismo objeto de estudio: nacimiento, desarrollo, madurez, utilización y difusión crítica del saber matemático. De lo que se trata en este artículo es de proponer y generar un nuevo nombre para las figuras planas de tres lados, que promueva la generación de aprendizaje de las mismas mediante una nueva forma de relacionarlas con las figuras de más de tres lados. Este planteamiento lo hacemos, en consonancia con la propuesta de Gergen (1989), cuando afirma que el científico social debe inventar términos con libertad, para que presente conceptos nuevos sin temor a la verificación empírica. Las formas de conocimiento sociohistóricas que se han mantenido hegemónicamente por miles de años, en este periodo del mundo deben ser de-construidas para beneficio del nuevo ser humano. A Modo de Propuesta Didáctica En resumen, presento en este trabajo documental algunas ideas que podrían servir como aporte para la mejora en la didáctica del tema referido a la 14 enseñanza-aprendizaje de las figuras geométricas, en los grados y etapas del nivel de la educación primaria correspondiente. Evidentemente, luego de ser considerada su dimensión teórica, su factibilidad práctica y su pertinencia, esta propuesta didáctica podría ser instrumentada en un nuevo currículum, con un diseño instruccional que permita su revisión en todos los aspectos posibles de ser evaluados en el sistema educativo. Concretamente, los aportes son los siguientes: 1 Las figuras geométricas planas son comúnmente denominadas así: las de tres lados, triángulos (significado literal: tres ángulos); las de cuatro lados, cuadriláteros (significado literal: cuatro lados); las de cinco lados, pentágonos (significado literal: cinco ángulos) …Se sugieren en la didáctica inicial (primera etapa del nivel de educación primaria) los nombres de triláteros, cuadriláteros, pentaláteros, …, multiláteros, (se trabajaría gradualmente la medición de longitudes de lados de primero a tercer grado, de acuerdo a la evolución del bloque de números), de manera de mantener los criterios de uniformidad y de analogías en la clasificación, la correspondencia de significado literal de los términos utilizados para la mejor comprensión de los mismos y el uso de medidas según las bases numéricas conocidas. Tal planteamiento, permitiría mejorar el discurso, al hacerlo más diáfano, puesto que el joven estudiante, por simple inducción, podría generar en su mente los nombres compuestos de las figuras multilaterales, si ya tiene bajo su conocimiento el nombre de la raíz de la palabra y la de los prefijos griegos y latinos; y, al mismo tiempo, trabajar la parte más sencilla de medir, la cual es la longitud de los lados. Además, ésta es una medida unidimensional, efectuada con el sistema numérico de base decimal, con aproximación racional. 2 Continuando la labor didáctica en la siguiente etapa del nivel de educación primaria (grados del cuarto al sexto), a las figuras geométricas planas se les podría llamar según el número de ángulos internos que posean. De aquí los nombres de triángulos o trígonos, tetrágonos, pentágonos, …, polígonos. Se mantiene la claridad del discurso. Se incrementa la complejidad al manejar una medida bidimensional de ángulos y un sistema numérico de base sexagesimal, con aproximación racional. 3 Más adelante, conocidas las figuras geométricas, tanto por el nombre de sus lados como por el de sus ángulos, se dejaría para la primera etapa del nivel de educación media (del primer año hasta el tercero), el estudio de dichas figuras con una complejidad aún mayor a la mencionada en el punto anterior, que se traduce por la medición bidimensional de ángulos, efectuada con el sistema numérico de base decimal, teniendo como valor un múltiplo del número irracional pi (π). Referencias 15 Chevallard, Y. (1999). El análisis de las prácticas docentes en la teoría antropológica de lo didáctico. Revista Recherches en Didactique des Mathématiques, Vol 19, nº 2, pp. 221-266. Comenio, J. (1998). Didáctica magna. (8a. ed.). México: Porrúa. Diccionario de La Real Academia Española. (2001). Vigésima segunda edición. 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Estado Sucre, Venezuela [email protected] Resumen La educación está pensada como un acto humano, por ello el Estado venezolano avanza hacia la calidad educativa, en este presente donde la contradicción Imperio-Nación se agudiza entre Venezuela Bolivariana y el Imperio Estadounidense. Es imperativo entonces desarrollar prácticas formativas que contribuyan a la cimentación de una praxis educativa emancipadora, abriendo posibilidades de libertad e independencia partiendo del insurgir simbiótico educacióngeohistoria-trabajo creador como claves para transformar y elevar la calidad de la educación. Aportar nociones epistémicas formativas que permitan la concienciación partiendo de las dinámicas espaciales locales y regionales geohistóricas, a través de una praxis educativa emancipadora-transformadora de la realidad, estructurante de una nación libre, soberana, laboriosa e independiente es responsabilidad y reto docente indefectible. En la dialéctica materialista el campo educativo para elevar su calidad encuentra un punto de inflexión al posibilitar con una educación formativa la transformación de la realidad a través de su comprensión elevando los niveles de conciencia y capacidad productiva de quien forma y es formado. En el marco de dicha contradicción esto es insoslayable para Venezuela, pues la educación por su definición humana e ideológica debe contribuir a la arquitectura de una patria bolivariana, socialista: emancipada cultural, política y económicamente a lo nuestro americano. Palabras claves: Simbiosis Educación-Geohistoria-Trabajo Creador, Formación, Transformación, Praxis Educativa Emancipadora, Calidad Educativa. Abstract Education is conceived as a human act, so the Venezuelan State advances to the quality of education in this present where the Empire-Nation sharpens contradiction between Venezuela and the Bolivarian American Empire. It is imperative then develops educational practices that contribute to the foundation of an emancipatory educational praxis, opening up possibilities for freedom and independence based on the symbiotic insurgir geohistory-education-job creator as key to transform and improve the quality of education. Provide training epistemic notions for awareness building on the local and regional geo-historical spatial dynamics, through an emancipatory-transformative educational praxis of reality, structuring of a free, sovereign, and independent laborious is unfailing teaching responsibility and challenge. In the materialist 17 dialectic Education to raise standards is a turning point to allow a formative education transformation of reality through their understanding by raising levels of awareness and capacity of those who shape and is formed. As part of this contradiction that is unavoidable for Venezuela, as education for their human and ideological definition should contribute to the architecture of a Bolivarian socialist fatherland: cultural, politically and economically to our American emancipated. Keywords: Symbiosis Education-Job Creator-Geohistory, Training, Transformation, Emancipatory Praxis Educational, Educational Quality. “…los intentos de transformar eficazmente nuestro mundo en tal o cual aspecto específico se ven expuestos de inmediato a la aplastante fuerza de lo existente y parecen estar condenados a la impotencia. Es posible que quien quiera transformar sólo pueda hacerlo en la medida en que convierta esta misma impotencia, junto con su propia impotencia, en un momento de lo que piensa y quizá también de lo que hace.” Theodor W. Adorno. “El Estado interviene, por derecho propio en la organización de la Educación del país, y orienta, según su doctrina política esa educación.” Prieto Figueroa. La educación venezolana históricamente ha sido rubricada en su devenir pedagógico, teórico, académico y hasta epistemológico por patrones foráneos respondiendo a los intereses políticos, culturales y económicos de las clases dominantes. Desde la colonia hasta finales del Siglo XX esa fue la tendencia. Solo en los tiempos del Sócrates de Caracas, Simón Rodríguez (Siglo XIX), se intentó con sus postulados e ideas dar una visión original y autónoma a la educación; sentenciaba Rodríguez (1975:343): “La América española es original, originales han de ser sus instituciones y su gobierno, y originales los medios de fundar uno y otro. Inventamos o erramos” (Revista de Pedagogía. 1992:15). Hoy en la Venezuela Bolivariana los antecedentes de una educación que respondía a los lineamientos del ideal clásico de racionalidad en conexión con el estatus quo del capital (fraguado desde los inicios de la Venezuela democrática representativa), contrasta con la realidad histórica nacional reciente, con sus avances y retrocesos para la transformación y emancipación de los pueblos; encarnando una lucha en el campo epistémico con sus matices socioeconómicos, ideológicos y políticos cuyo marco educativo presente es la Educación Bolivariana y Robinsoniana. En estos escenarios sin duda renace la 18 necesidad del debate, retos y una crítica abierta. Renacen los encuentros y desencuentros, las diatribas ideológicas y políticas, las posturas académicas especializadas y subjetividades educativas particulares protagonizan las escenas epistémicas, económicas, políticas e ideológicas de la praxis educativa en su ejecutoria. Y bien pertinente es que la educación venezolana sea un espacio de diálogo y crítica, en la búsqueda de su calidad agitando lo que yace estático en tanto “…entendiendo la crítica como el movimiento de deslegitimación de lo dado, con toda la carga de riesgo y posibilidad que ello implica. La crítica erosiona, desnaturaliza, borra las falsas neutralizaciones, remueve lo sedimentado” (Téllez. 2009:16) [1] En el tejido de la discusión en el escenario educativo que se debate en este presente en la espacialidad nacional venezolana (a propósito del devenir de la calidad de la Educación Bolivariana, entendida ésta como creación humana formativa para la emancipación) consideramos siempre debe existir el espacio para la crítica y la invención, que es el espacio para las posibilidades y los retos por-venir. Sobre este magma de debates y retos abre paso la consulta nacional por la calidad educativa aperturada democráticamente por el gobierno bolivariano a través del Ministerio del Poder Popular para la Educación. En este contexto del debate pensamos que la formación devenida de una praxis educativa emancipadora es el camino hacia el inventarnos, en singularidad y en comunión, y esta comunión está en el pueblo, en los barrios, en las aldeas, en las urbanizaciones, y la llamamos comunidad regional geohistórica o región geohistórica; “…de tal modo que ya los propios presupuestos de la emancipación, de la que depende una sociedad libre, vienen determinados por la falta de libertad de la sociedad” (Adorno.1998:117). Y eso ha ocurrido en nuestros contextos, por cuanto se ha invisibilizado desde la educación al sujeto geohistórico latinoamericano, nacional, regional y local, y se ha invisibilizado nuestra propia tierra, nuestro propio territorio, nuestro propio terruño. La emancipación tal como es catalogada por Theodor Adorno, ha de ser ontológica, política, económica y socialmente abarcante, entendida como condición humana no acabada, dialéctica en su dinámica, nunca es acabada en su finitud por el contrario es posible alcanzar grados de emancipación en sus múltiples determinaciones cada vez más profundos y permanentes, que solo cobra sentido pleno con la potenciación de la existencia misma del Ser. Es pertinente esta digresión territorial: Cuba al igual que las naciones de otros países que con sus luchas históricas han desterrado las fuerzas colonizadoras y neo-colonizadoras del capitalismo, por ejemplo, se podría decir es una Estado Emancipado que en el fragor de la contradicción imperio - nación está siempre en la búsqueda de grados superlativos de emancipación. Así como también en continuidad histórica en este presente – presente durante los últimos 15 años a través de su Revolución Bolivariana, Venezuela deja su impronta en la búsqueda y construcción de originales niveles y estadios de emancipación. Ha de ser entonces, sí y solo sí entendida “… la emancipación no como una categoría estática, sino, dinámica, como algo en formación y no como algo que ya es.” (Adorno 1998: 124). 19 Esta búsqueda de originales niveles y estadios de emancipación se refleja en los esfuerzos por construir e implementar un modelo de sistema educativo, el Sistema Educativo Bolivariano (SEB), respondiendo a las necesidades de una educación en y para el trabajo creador, original, contextualizada, transformadora, de nuevos modos de producción del saber con la participación, el protagonismo y la consulta (ejemplo la Constituyente Educativa iniciada en 1999 o la Consulta sobre la Calidad Educativa en 2014). Un proceso revolucionario necesita de una revolución educativa. Formulamos esta afirmación, ya que antes de 1999 y durante todo un período de debate extendido hasta el 2014, con una etapa intermedia muy dinámica durante el 2002-2007 (establecimiento de la Educación Bolivariana) en Venezuela, los modelos educativos eran calco y copia de experiencias ya fracasadas en otras latitudes. La Ley Orgánica de Educación de 1980 y todo el Estado Docente eran reflejo de una política educativa cuya “…expresión neoliberal la constituyó la tendencia privatizadora y de exclusión” (Armado Rojas. 2007:89), respondiendo a las directrices del Banco Mundial y a la tendencia globalizadora del capitalismo; esta ley sustentaba e implementaba teorías educativas descontextualizadas de nuestra realidad, con fórmulas curriculares sin vinculación alguna con las diferentes regiones, sus pobladores y quehaceres productivos. Los planes, proyectos y programas respondían a un gobierno centralista, cuya representación educativa era el entonces parcamente denominado Ministerio de Educación (ME), de donde se emanaban las directrices (Reformas Educativas) pensadas desde la capital de la república sin mediación alguna o consulta con las regiones y su gente, sin pertinencia con su historicidad y economías tradicionales locales. Su carácter era predominantemente homogeneizador, sin tomar en cuenta lo regional, mucho menos las singularidades de los contextos espaciales y de quienes lo habitaban, constituyéndose todo esto en caldo de cultivo para la implantación de modelos y teorías educativas ajenas a la realidad y necesidades temporo-espaciales de Venezuela. Por ello valoramos los esfuerzos por rescatar lo humano y la participación de las subjetividades en la contextualización del curriculum en lo relativo al SEB, sin dejar de reconocer sus debilidades y la resistencia que se le impone limitando su avance y calidad. En estos esfuerzos por una nueva concepción educativa y la puesta en escena de su necesaria calidad forjadora de conciencia histórica y del trabajo creador, se inscribe desde su perspectiva geohistórica, esta discursiva con la idea de formación de posibilidades para la emancipación, como reto en esta epocalidad La conciencia histórica de quien forma y es formado con base en la investigación de su realidad socioeconómica y política desde la simbiosis educación – geohistoria – trabajo creador teniendo como contexto la Región Geohistórica, permitiría que desde los espacios de educabilidad podamos posesionarnos del saber como vehículo para la toma y elevación de la conciencia crítica, y con ello la posibilidad de acción política formativa para la organización y participación en cada espacio de nuestras realidades para 20 transformarla y transformarnos ejerciendo el trabajo como un acto de creación, teniendo como punto de apoyo la idea particular que expresamos en Formación Para Una Praxis Educativa Emancipadora en imbricación recíproca a las categorías Geohistoria-Trabajo y todas las nociones que se desprenden o son intrínsecas a ellas como por ejemplo localidad geohistórica, región geohistórica, sujeto geohistórico, enfoque geohistórico [2], producción y reproducción geohistórica de la vida material y espiritual. La formación en simbiosis Educación - Geohistoria -Trabajo Creador ha de contar con todos los elementos constitutivos de una praxis educativa contextualizada con adecuación en las regiones geohistóricas, donde los elementos copartícipes característicos de toda praxis educativa: Objetivos de la Educación, Participantes, los Contenidos Programáticos y la Metodología desde nuestra mirada, articulados a la acción educativa formativa para la transformación, la emancipación, serán permeados por las categorías geohistóricas y sus formas interpretativas: Tiempo, Espacio, Hombre (Sincronía, Diacronía, Antropía). Circunscritas e impulsoras de una praxis creativa de alternativas posibles, impulsoras de una praxis educativa emancipadora devenida de una educación inclusiva, “desneocolonizada”, valoradora de las tradiciones, de las prácticas productivas originarias, de los saberes artesanales, cotidianos y ancestrales, social, envolvente e interdisciplinaria y transversalizada por las dinámicas espaciales locales geohistóricas transcendiendo lo desplegado hasta la actualidad. Educación que tal como lo considera Salazar: No se limita a que todos sepan que tienen acceso sino que se deberá proporcionar los medios y hacer uso de ellos para hacer efectivo lo dispuesto. Con ello se deja sin lugar a la demagogia y al populismo. Se trata de un planteamiento que remite a la igualdad y la equidad, lo que llamaríamos inclusión social. Su carácter es público y, de este modo, social, para proporcionar la educación a un pueblo que ha alcanzado su independencia. (2012: 58) Este argumento de Salazar cobra pertinencia en una educación para la emancipación con originalidad, para y en las regiones geohistóricas, la cual debe ser envolvente en los medios para ser aplicada y abarcante para quienes integran y conviven en estos espacios, es decir el sujeto geohistórico que con su trabajo creador satisface sus necesidades. Esta educación que forma mediante una praxis emancipadora, como aspecto de su calidad, debe ser inclusiva, no sólo desde la cuantificación estadística o guarismo para satisfacer una demanda censitaria. Su carácter inclusivo rebasa toda intención cuantitativa para alcanzar la cualitatividad que ha de romper con patrones heterónomos y en encuentro humano dialéctico de alteridad, incluir al otro que en conjunto somos nosotros relacionados en fraterna armonía con el medio natural que proporciona los recursos para la producción y reproducción de la vida material y espiritual en las regiones geohistóricas. 21 Identificarán entonces a nuestra simbiosis educación – geohistoria – trabajo creador para la formación educativa emancipadora como claves para la transformación y la calidad de la educación los siguientes elementos caracterizadores: Localidades y Regiones Geohistóricas, Propósitos de la Educación, los Sujetos Geohistóricos para la Formación y en Formación, los Saberes Programáticos, la Metodología, la Temporalidad, la Espacialidad, las Subjetividades Geohistóricas y el Trabajo Emancipador. La intención de una formación para una praxis educativa emancipadora en simbiosis educación - geohistoria - trabajo creador a desarrollarse en y desde los contextos microlocales, microregionales de las regiones geohistóricas lleva introyectado, como propuesta educativa, estrategias innovadoras que respondan a las necesidades e intereses formativos del sujeto geohistórico de las diferentes espacialidades y sus dinámicas espaciales conformantes de las regiones geohistóricas. Los saberes pertinentes en este contexto educativo estarán trasversalizados por la contextualización y experiencialidad vivencial de sus actores regionales donde su formación, debe estar en lo fundamental articulada al ser humano con sentimientos de amor, querencias propias y hacia el otro. De querencias y encuentros con su entorno bio-espacial e indudablemente con una visión política que sea de nuevo cuño en lo referente a una concepción de vida históricamente cimentada en la originalidad, el trabajo fecundo y la libertad; la cual debe rebasar la colonización incubada por sistemas culturales y económicos de explotación, dependencia y sometimiento ajustados a la lógica capitalista. Un cuestionamiento sería pertinente en el contexto de nuestro debate: ¿Podemos reinventarnos como venezolanos en términos educativos y formativos desde un nuevo orden político como lo es el socialismo bolivariano? El reto primario y necesario es librar creativos combates educativos para la construcción de una Venezuela no copiada de otras latitudes sino inventada como cultura y humanidad geohistórica desde lo propio… “Inventamos o erramos” como ese magno llamado del maestro Simón Rodríguez. Este accionar de invención formativa para una praxis educativa emancipadora ha de tener como horizonte programático la contextualización de los saberes partiendo de lo microlocal, relacionado en ejercicio envolvente y de reciprocidad con lo microregional, regional, nacional y mundial donde los factores económico productivos, sociales, políticos, antropológicos, la ancestralidad y la cotidianidad permeen la formación para la transformación de los espacios geohistóricos, partiendo de sus realidades concretas dando así pertinencia a la perspectiva epistemológica aquí pretendida, con la mirada hacia el enfoque geohistórico tal como lo establece la Ley Orgánica de Educación en su artículo 15 numeral 3 y a la educación y el trabajo como “procesos fundamentales para alcanzar” los fines del estado delineados en el Artículo N° 3 de la CRBV. La formación para una praxis educativa emancipadora en simbiosis educación - geohistoria - trabajo creador por-venir para dar cuerpo a la calidad educativa debe constituirse en un proceso epistémico de desarrollo educativo formativo-concienciador con posibilidad de transformación, en constante 22 redimensionamiento teórico-práctico de su deconstrucción y construcción. En este sentido es importante “…trasladar la posibilidad de emancipación a las relaciones concretas de formación.” (Adorno. 1998:123), respondiendo a la dinámica temporoespacial de las realidades vitales tanto regionales, microregionales como microlocales concatenadas a la realidad nacional e internacional; lo que implica el establecimiento per se en el proceso educativo de vasos comunicantes con el objetivo, propósitos y los fines (carácter Teleológico) de la educación, con los intereses del discente y un elevado nivel de conciencia del docente, con los saberes artesanales y ancestrales, los métodos y formas de resolver la vida, con la cotidianidad humana geohistórica: ciudadana y comunal. Vale decir que “La teoría refleja un clima inherente a la vida práctica de los sujetos que intervienen socialmente la realidad.” (Lárez. 2012:51) Asumir una teoría educativa en simbiosis geohistórica en y para el trabajo creador, permitiría una apertura para que las prácticas educativas formativas con posibilidad de transformación se abran a la multilinealidad de las realidades temporoespaciales y que los educandos, educadores y miembros de la comunidad en general narren sus geohistorias y se vean en los significados aprendidos, en las realidades continuamente transformadas, emancipadas en sus vivencias caracterizadas por la integración y la segmentación social que constituyen los aspectos que singularizan su cotidianidad de vida en su espacialidad geohistórica. La dimensión política educativa geohistórica permitiría contribuir a identificar la trama entre la voluntad del hombre, su naturaleza, su poder, su ontología y los rasgos de animalidad racional. Para una vez formado transformar su realidad para emanciparse y emancipándose dialécticamente mantener en el tiempo su independencia conquistada. (Lárez. 2012:106)[3] El diálogo simbiótico entre educación, geohistoria y el trabajo creador, declarativo de una intencionalidad formativa como reto para incidir en la transformación y calidad de la educación, partiendo de nuestra propia experiencia como docente en la Región Geohistórica Cariacana[4] y la de sus actores en cada microlocalidad (La Soledad, El Zamuro, Maturincito, Petare, Güirintal, Campoma, Guacarapo, El Peñón, Caigüire, Manicuare, Salazar, entre muchas otras) participantes de una educación que muy a pesar de los esfuerzos generados por el presente proceso político bolivariano venezolano, no ha fundado los saberes transformadores necesarios para la emancipación en su espacialidad; por tanto menos aún ha posibilitado la inclusión sistémicamente de los saberes cotidianos de vida y para la vida en acción creativa por sus subjetividades geohistóricas ciudadanas.[5] Este diálogo cobra en el trabajo, en lo geohistórico y lo formativo musculatura como estrategia de fuerza para repensar el hecho educativo como reto e instancia ético-política, hecho en donde la dinámica escolar, académica, pedagógica y didáctica respondan a los 23 intereses y necesidades de los sujetos en franca dinámica geohistórica; lo que implica pensar y hacer de la patria una escuela de formación, una escuela de formación fértil en lo político y económico, repensada desnuda al debate y la confrontación creativa para fructificar sin manipulación en la emancipación e independencia del Ser. Ya nos dice Simón Rodríguez, “…la Escuela debe ser política también, pero sin pretextos ni disfraces” (1975: t. 1, p. 234). La escuela se implica como espacio de comunidad y la comunidad como espacio de educabilidad, convencidos de encontrar a través de su impronta su reinvención como seres humanos en libertad material y espiritual; es decir desde los contextos cotidianos y el modo de vida de los actores de nuestras realidades geohistóricas comunitarias, para apostar a la construcción de nuevos senderos para la educación venezolana a través de una posible formación para una praxis educativa emancipadora en simbiosis educación-geohistoria-trabajo creador. Estos trazados insurgentes apuntan a que docente-discente-comunidad de las regiones geohistóricas innoven en cuanto a las condiciones teóricas, epistemológicas y formativas para desarrollar una praxis educativa transformadora, de emancipación, de trabajo creador emancipatorio, de construcción libertaria, de posibilidades de vida con humanidad, de vida en libertad. En este sentido, si de calidad se trata, recalcamos, es vital “… trasladar la posibilidad de emancipación a las relaciones concretas de formación.” (Adorno. 1998:123). Esto implica calidad, pero inmersa en un proceso de transformación, y no la rígida e instrumental concepción de calidad proveniente de los contextos empresariales y que es bandera de la educación en los países capitalistas “desarrollados”, que sólo ven como meta de la educación la profesionalización, capacitación y especialización de mano de obra para el mercado en su más expresiva determinación: oferta y demanda laboral para la obtención de ganancias a través de su explotación. El asumir esta premisa implica un compromiso de gran calado y de retos porvenir en la innovación, en la deconstrucción, reconstrucción y construcción de una nueva visión de lo educativo con calidad donde la geohistoria, el enfoque geohistórico, el trabajo creador, la praxis educativa y la formación configuren un clima cultural e ideológico y político para una educación de nuevos signos en estos tiempos de retos venezolanos, donde la legitimidad educativa y el Estado Docente que la sustentan cobren cuerpo práctico dando cuenta de las trasformaciones que las dinámicas espaciales demandan a través de las palabras, voces y haceres de los sujetos geohistóricos en formación y los sujetos geohistóricos para la formación, a ser reclamadas con su participación y el protagonismo ciudadano, con sus conciencias elevadas en armonía subversiva contra los paradigmas educativos impuestos por el ideal clásico de racionalidad, por la modernidad misma que sustenta un sistema ideológico a través de lo educativo para la sumisión, la dependencia y el trabajo explotador. La geohistoria en esta relación simbiótica, tal como lo plantea Caraballo (2014), de manera interdisciplinar, entonces: ... no puede convertirse en una nueva disciplina o ciencia social moderna, no puede ser una nueva forma de 24 representación de lo social, apoyada en la fuerza de la unidad paradigmática, sino convertirse en estrategia autónoma para pensar la realidad y estrategia para la formación en manos del maestro, es decir, instrumento para una acción de poder que integre pensamiento-pasión y realidad. [6] En correspondencia el trabajo será concebido y realizado deslastrado de la concepción capitalista centrada en la generación de plusvalía. Éste debe asumir, desde lo local, regional, nacional y nuestro americano su esencia originaria como hecho social, como acción dignificadora del Ser, como acción de los pueblos para vivir, como acción creadora forjadora de la condición humana. Como hecho social emancipando, catapultando la animalidad irracional a la humanidad que somos y estamos construyendo hoy. Hilvanando signos emancipatorios en el hacer, vivir y ser de la fuerza dicotómica saber - poder en y por el sujeto geohistórico, edificando historicidad emancipada de su realidad espacial microlocal, microregional, regional. Signos de relación nocional entre la geohistoria-educación-formación-trabajo y la significación de poder revolucionario desde la formación transformadora a través de una praxis educativa emancipadora implícita en esta relación epistémica interdisciplinar educación-geohistoria-trabajo creador. La praxis educativa con calidad en el campo de las regiones geohistóricas es en esencia una apuesta militante y revolucionaria. Al respecto nos dice Foucault: No penséis que haya que estar triste para ser un militante, aun cuando lo que se combata sea abominable. Es la conexión entre el deseo y la realidad (y no su retirada hacia las formas de la representación) lo que posee fuerza revolucionaria. (Citado por Caraballo, 2014) Esta educación en busca de la calidad y de retos por-venir a través de la simbiosis educación –geohistoria-trabajo creador amerita de un sujeto geohistórico en formación y de un sujeto geohistórico para la formación integral, comprometido con la humanidad, con su humanidad, con la necesidad de Hacer para Saber Vivir y llegar a Ser. Ambos dialogando con una educación excitante en la búsqueda de la integralidad del “Continuo Humano”, tal como también lo plantea Armando Rojas (2007), haciendo para saber vivir y llegar a ser. A decir de Nicolescu (1996:96), “Una educación viable sólo puede ser una educación integral del hombre, (…). Una educación que se dirige a la totalidad abierta del ser humano y no a uno solo de sus componentes.” Consideramos conclusivamente el contenido de esta discursiva es un reto porvenir que sabremos confrontar sin atajos en nuestro devenir educativo y político revolucionario, de eso estamos esperanzadoramente convencidos. Por ello apostamos en esta epocalidad al insurgir de una educación de calidad de nuevo tipo en tanto es trans-formación y reto permanente, en una praxis educativa de calidad de nuevo tipo, en una formación de calidad sustentada en y para el trabajo creador; apostamos a la geohistoria y al enfoque geohistórico permeando dialécticamente las subjetividades y todas las ramas curriculares del saber. Ya que el hecho educativo amerita de permanente transformación y 25 deliberación crítica y autocrítica desde el pueblo mismo y su dinámica espacial comunitaria local y regional transversalizada por la escuela. En tal sentido seguimos concluyendo con palabras de Paulo Freire (1999:94): “Al fin y al cabo, el espacio pedagógico es un texto para ser constantemente ´leído´, interpretado, escrito y reescrito”, por tanto de diálogo fructífero. Para finalizar sentenciamos: no es fortuito que todo sujeto geohistórico para la formación y en formación esté felizmente condenado al debate, a la consulta, a las transformaciones curriculares constantes, a los retos y al pensamiento que convoque la creación, la autonomía y la originalidad; pues sólo así y con el compromiso concienciado lograremos inventarnos una Educación Bolivariana realmente revolucionaria alternando con la emancipación del pueblo y con defender y mantener su independencia alcanzada. Notas [*]Profesor en Cs. Sociales, Mención: Historia (1986) UPEL-IPM. TSU en RR.II (1994) IUTAJS. Especialista en Andragogía (1991) URU. Magister en Educación, Mención Enseñanza de la Geohistoria (2011) UPEL-IPM. Participante y Ponente en eventos nacionales e internacionales relacionados con la educación. Profesor contratado en UPEL-IMPM Anzoátegui, I.U.T.A.J.S Barcelona-Anzoátegui, UDO Cumaná, UNESR Extensión Cumaná. Línea de investigación: Educación–Geohistoria e Investigación Geohistórica Regional. En la actualidad: Docente VI en Función Supervisora, Desarrollo Tesis Doctoral en Educación UPELIPM. [1]Esta consideración que Téllez formula sobre la crítica ha de ser introyectada con seriedad en los espacios educativos desde lo ontológico y político, abriendo posibilidades formativas para la transformación. [2] Para profundizar sobre esta noción epistémica que además es parte del Estado Docente (“Formar ciudadanos y ciudadanas a partir del enfoque geohistórico…” LOE. 2009:18), sugerimos la lectura del Libro “El Enfoque Geohistórico” de Ramón Tovar (1986). [3] Las cursivas en esta cita del Dr. Ronald Lárez Romero, tomada del libro titulado “Dilemas en la Construcción de una Teoría Educativa”, son agregadas por el autor de este artículo con la finalidad de dar sentido y referencia directa al tema tratado. En ningún momento se pretende distorsionar o tergiversar la idea original de su autor. [4] La Región Geohistórica Cariacana es un espacio del estado Sucre conformada por los cinco municipios que circundan el Golfo de Cariaco: Sucre, Bolívar, Mejía, Ribero y Cruz Salmerón Acosta, ésta está integrada por regiones, microregiones y microlocalidades determinadas por las dinámicas espaciales generadas en su accionar humano cotidiano de vida de mar y de montaña. Para mayor referencia al respecto remitimos a nuestro lector al trabajo de tesis de maestría “Cuando la Palabra le da Vida al Golfo de Cariaco. Una Aproximación Geohistórica” (UPELIPM) de nuestra autoría en donde proponemos y sustentamos la conformación de esta región geohistórica. [5] Afirmamos: Tal premisa se encuentra presente en toda región geohistórica declarada, definida por las características del sistema educativo venezolano en su devenir en el marco de la realidad democrática representativa y la relativamente reciente realidad democrática participativa y protagónica. [6] Conferencia dictada por el Dr. Nelson Caraballo. (2014). “Geohistoria y Ciudadanía. Pensar en la Educación Venezolana”. En el marco del encuentro pedagógico Pensar la Educación Venezolana desde el Enfoque Geohistórico: Límites y Posibilidades para una Formación de Sí. Ateneo Luis Mariano Rivera de Carúpano, 20 y 21 de febrero. Referencias 26 Adorno, T. (1998). Educación para la Emancipación. Conferencias y Conversaciones con Hellmut Becker (1959-1969). Madrid: Morata, S.L. Caraballo, N. (2014), “Geohistoria y ciudadanía. Pensar en la Educación Venezolana”. 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Caracas: Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia. 27 HumanArtes. Revista Electrónica de Ciencias Sociales y Educación Año 3, N° 6, enero – junio 2015, pp: 28-40 www.revista-humanartes.webnode.es Recibido: 11/07/2014 Aprobado: 3/9/2014 LA INVESTIGACION Y EL PENSAR Jesús Olivero [email protected] Resumen El presente texto plantea la necesidad de replantear los modos de pensar y asumir la investigación. Tiene como propósito esencial dos cuestiones puntuales: primero, develar e impugnar las inconveniencias de la habitual lógica que históricamente ha dictaminado un modo de hacer investigación fundamentado en criterios de objetividad; segundo, presentar una visión argumentada de la posibilidad de pensar y asumir la investigación de otro modo, un modo en el que no se anule , sino que se le garantice cabida a algo que consideramos debe ser insoslayable en toda investigación, el pensar, entendido este como interrogación profunda y critico reflexiva del problema-objeto, como interrogación que hermenéuticamente interpreta, pero no para el mero entendimiento, sino para a partir de allí construir una visión propia de quien investiga, en relación a lo investigado. La importancia de esta pequeña propuesta estriba su envite a replantear el sentido de la investigación, a asumir esta desde una intención que más que entender y asimilar, se interese en interrogue para producir visiones, concepciones. Palabras Claves: investigación, pensar, conocimiento, fecundidad, subjetividad Abstract The present text poses the need to reconsider the way to think and to assume the research. It has the essential purpose two detailed issues: first, to unveil and to challenge the incomuniencias of habitual logic which it has historically stated a way to do research based in criterion of objectivity. Second, to present a view argues about the possibility of thinking and to assume the research of other way, a way in which doesn’t repress, but in which it guarantees capacity to something that we consider it should be unavoidable in all research, thinking. Understand it like question that hermeneutically interprets, but to the mere understanding, but to begin from there, to build researcher’s own view in relation to the investigated. The importance of this short proposal rest on in its invite to restate sense of the investigation, to assume that, from an intention than more to understand and to assimilate, it interests in interrogating to produce views and conceptions. Key Words: research, to think, knowledge, productiveness, subjectivity Introducción Históricamente la investigación ha estado dictaminada por la racionalidad del método científico, y atravesada por la ilusión de objetividad. Cuestiones que atentan contra la posibilidad de un pensar libre, autonómico, creativo, interrogativo. En razón, a ello el escrito que ahora presentamos se concreta a plantear la necesidad de repensar los modos de asumir la investigación y proponer algunos horizontes teóricos desde dónde es posible asumírseles. Para el orden expositivo del mismo, hemos planteado tres ángulos de reflexión: 28 Investigación y el cultivo del Pensar, La Investigación Fundamentada en un Pensar Fecundador y La Investigación Fundamentada en un Pensar de Efectos Cognitivos y Subjetivos. El primero reclama la perentoria necesidad de que la investigación le dé cabida al arte de pensar. El segundo apuesta a estilos de investigaciones, que no solo descubran, describan y verifiquen el conocimiento, sino que en relación reflexiva con el problema-objeto den cabida a su fecundidad, un conocimiento fecundo es un conocimiento que marca la otredad con respecto a lo que se aborda. El tercero planta la propuesta de investigaciones, cuya discursividad tengan efectos subjetivos de formación, tanto en el investigador que las produce, como en los individuos lectores que tengan la oportunidad de relacionarse intelectualmente con ellas. Investigación y Cultivo del Pensar Relacionado con la investigación y el desempeño de su práctica, hay un asunto temático específico que, a nuestro modo de ver merece especial atención y que constituye la inquietud que llevó a que nos planteáramos este ángulo de reflexión. Nos referimos a la necesaria e inexcusable afinidad que, consideramos, debe existir entre estas dos entidades intelectuales. El investigar y el pensar conjugan la más importante y común fuente de conocimientos, saberes, pensamientos, subjetividades, incluso modos y/o estilos de vida. Es fundamental que en el imperioso arte de producir conocimientos se tenga en consideración, se asuma y no se soslaye, que es clave y hasta vital para esta tarea, garantizar que el investigar y el pensar vallan siempre de la mano. Estamos perfectamente de acuerdo con Peñalver, cuando propone “apostar en términos hípicos a una llave ganadora: investigar y pensar” [1]. Es irrefutable la pertinencia de concebir y asumir la investigación como noción y praxis indisolublemente ligada a la noción y la práctica del pensar. Creemos que si esto no se asume de este modo el investigador y su práctica investigativa dejarían mucho que desear. De tal modo que uno de los desafíos fundamentales de todo investigador serio y comprometido éticamente con el arte que lo ocupa, es el esfuerzo por garantizar que la investigación no quede huérfana de pensamiento. Sin pretender ser deterministas, nos permitimos aseverar que el cumplimiento o incumplimiento de este desafío, declararía respectivamente la fecundidad o la infecundidad de cualquier investigación. La humanidad necesita cada vez más de conocimientos pertinentes, significativos, juiciosos, fecundos, éticos; conocimientos que tengan sentido e importancia para las prácticas y mundos de vida. Tipo de conocimientos que es imposible verlo brotar si en las investigaciones que realizamos no le damos cabida al arte de pensar, al cultivo del pensamiento. Consideramos prudente apostar a ese tipo de conocimientos porque ¿de qué valdría la constitución de un sinfín de conocimientos, si no tienen ninguna significación ni sentido para la humanidad? Ello trivializa la investigación, hace de ella práctica inútil e injustificada que se agota en banalidades. Esto es algo que se puede hacer extensivo a la escuela misma como centro privilegiado de educación; 29 preguntamos a educadores y a investigadores ¿vale la pena que la escuela se agote en el abordaje de conocimientos innecesarios para la vida? ¿Qué sentido tiene que un investigador desperdicie su tiempo en investigaciones descontextualizadas de las necesidades vitales y de formación de la humanidad? De estas interrogantes se desprende una pregunta obligatoria para todos nosotros ¿qué es lo necesario y que no lo es, qué es lo pertinente y qué no lo es, qué es lo ético y qué no lo es, qué es lo qué vale y lo qué no vale la pena para el mundo de vida y para la educación de los seres humanos? Determinar esto solo es posible a través del pensar, porque demanda juicio, percepción, visión, concepción ¿Acaso no es a través del pensar -de virtudes intelectuales como la percepción, la reflexión, la interrogación, el juicio- que podemos develar la pertinencia o impertinencia, lo significativo y lo trivial, el sentido y el sin sentido, la vigencia y el desfase, la fecundidad y la esterilidad de eso que llamamos conocimiento, saber, pensamiento, subjetividad? ¿A caso no es a través del pensar, y solo a través del pensar, que podemos irrumpir en emergencias de pensamientos/otros, de sensibilidades/otras, de mundos de vida/otros? Claro nos referimos a un pensar que no tiene nada que ver con el pensar positivo, el cual es imposibilititador de lo otro y posibilitador de lo mismo, sino mas bien a un pensar que interroga, interpreta no solo para comprender, sino comprender para a partir de allí constituir otras horizontes, otras posibilidades en razón a eso que se piensa. Desafortunadamente, la práctica investigativa y el pensar no siempre van de la mano. Más lamentable todavía, son “pírricas” las experiencias en que la investigación es acompañada por la “generosa caballerosidad” del pensamiento. Incalculable volumen de textos resultantes de innumerables investigaciones, rebosan bibliotecas y circulan en descomunales proporciones a través de la red de internet. Vivimos un momento epocal en el que “la explosión y el volumen de los conocimientos parecieran no tener límites” [2]. E aquí la gran pregunta del asunto; ¿cuánto de esa hipertextualidad, de ese, prácticamente inconmensurable, volumen -impreso y digital- de conocimientos ha pasado por la lupa interpeladora y reflexiva del pensar? Consideramos que es esta una buena pregunta para la reflexión, y tal vez ruidosa para muchos investigadores de oficio. El vacío de pensamiento que tradicionalmente y de manera preponderante ha estigmatizado y estigmatiza aún en nuestros días la práctica investigativa, tiene su razón de ser. Obedece a una concepción instalada, un modo tipificado de pensar, entender, conceptualizar y asumir en la praxis el pensar y la investigación misma. Lógica, cuya prevalencia se ha impuesto a lo largo de muchos años y que, hoy por hoy, muchos centros del saber en el mundo– inclusive los más prestigiosos y renombrados- son fieles reservorios conservatistas de ese tipo de racionalidad intelectual, de esa lógica de representación cognitiva que en lugar de desarrollar el pensar lo anestesia, lo imposibilita, le niega su espacio, al entenderlo como voluntad de verdad, como relación objetivista con la existencia. Ha sido esta una manera de entender y asumir la noción de pensamiento, que ha dado lugar a toda una tradición que 30 deja imaginar que no puede existir conocimiento sin cientificidad, es la lógica positiva del conocimiento, esa desde la que empecinadamente se ha pretendido la separación sujeto-objeto, esa que considera que el objeto se explica. Es necesario renunciar a ese tipo de racionalidad intelectual, a ese modo de entender y asumir la producción de conocimientos. No es lo vetusto de la misma lo que nos motiva a declarar la necesidad de su abandono, es la lógica que la rige, esa que en el acto de producción de conocimientos impone intereses meramente cognitivos y desvirtúa toda postura subjetiva referente al campo problemático que se aborda. Es conveniente que se apueste a modalidades intelectuales/otras, desde las que emprender la práctica investigativa implique cultivo del pensar y concepción del conocimiento, como modo fecundo y pertinente de producción y enunciación de significados y saberes. Esta posibilidad implica un desafío interesante sobre el cual queremos enfatizar y apostar, nos referimos a el reto de repensar la noción de conocimiento misma y asumirla de modo distinto a como se ha venido asumiendo desde posturas intelectuales que han considerado y en muchos casos siguen considerando esta noción como la representación meramente conceptual y objetiva del objeto de estudio. Esto es fundamental y determinante para la manera de emprender la práctica investigadora. El modo de entender el significado de la noción de conocimiento juega un papel significativo y decisivo en la definición de las modalidades y/o racionalidades de investigación. El conocimiento es producto de la investigación y a su vez algo cuyo significado, cuyo modo de entendérsele, condiciona el sentido de la misma. Si asumimos que conocimiento es algo objetivo, entonces los modos de investigar asumirán en su práctica, mecanismos y estilos objetivistas; existiría la posibilidad de que la intención no iría más allá del mero interés de descubrir y demostrar la objetividad del conocimiento en torno a tal o cual objeto, por lo menos así lo establece la normatividad que rige esta racionalidad intelectual. La investigación en este caso estaría condicionada por la lógica de lo que Foucault, M. en algunos de sus escritos, ha denominado “voluntad de verdad”. Ahora, si entendemos el conocimiento como algo que se concibe, como algo que tiene una natalidad, que es fecundado, constituido reflexivamente por quien investiga. Como lo que brota de la insoslayable relación reflexivo-interpeladora con el campo-objeto que se aborda, entonces la intención de la investigación, su estilo y manera de abordaje de los objetos y enunciación de los saberes sería radicalmente distinta. Es de suponer que su modalidad se basaría en una relación interpeladora y reflexiva con el campo problemático, en tal sentido: 1.-Su principio esencial no sería la objetividad, sino la problematización. 2.-Algo sumamente imperioso y elogiable, su estilo no sería predeterminista sino intempestivo. Lo que demanda decir que el conocimiento no hay que entendérsele como algo ya dado, como algo pre-definible, sino como algo incierto que surge de la también incierta relación con el campo problemático, como algo que va resultando de esa relación con lo abordado, al mismo tiempo que ésta se va dando. Metafóricamente hablando, podemos decir que conocimiento no es otra cosa que los surcos que consecuente y súbitamente van 31 brotando del pensar. 3.-Su pregunta esencial por el conocimiento no sería ¿es verdadero o es falso? Su preguntas fundamental sería una poli-pregunta sobre el conocimiento ¿es pertinente, tiene sentido, es trasgredible, está desfasado, es necesario, es ético, vale la pena…? 4.-No asume el conocimiento como petrificación sólida, como tal magma que emerge del volcán y se solidifica en tipos de rocas que existen impunes e ilesas a toda erosión natural. Su intención no es cristalizar el conocimiento en verdad eterna, como magma inmodificable e intrasgredible, como algo que no puede ser cambiado y puede sufrir desplazamientos, como sacrilegio que no puede ser repensado y mucho menos dudar de él. Por el contrario, lo asume como algo de lo que se puede dudar, algo que puede sufrir desplazamientos y sinsentidos, algo trasgredible si el caso lo amerita, algo erosionable por los cambios epocales y por las percepciones e interpelaciones, algo que no está exento del error y la equivocación y, en razón a todo ello, como materia prima de interpelación permanente, algo de cuya reflexión pueden surgir conocimientos otros, posturas de pensamiento otras. En este orden de ideas consideramos que es prudente que eso forme parte de la conciencia y la sensibilidad de quienes nos dedicamos el significativo oficio de investigar. Cuando abordamos un campo problemático, lo ideal no es la cerrazón, ver y asumir lo que resulta de ese abordaje como algo acabado, conclusivo, que ya fue investigado y ya no tiene nada de lo que se pueda dar cuenta. No, lo pertinente sería dejar el debate abierto a nuevas/otras posibilidades de reflexión, asumiendo razonable y conscientemente que, vía otras interpelaciones y percepciones; de las reflexiones, percepciones, representaciones, conocimientos, criterios, posturas, enunciados e ideas producto de la investigación, puede resultar la fecundación, de otras y otras y otras…percepciones, miradas, criterios, ideas, aportes cognitivos y reflexivos. En razón a lo que venimos planteando, nos consideramos partidarios de que no conviene seguir entendiendo y asumiendo el conocimiento como algo que está dado, que sólo hay que buscarlo, encontrarlo, demostrarlo y representarlo teórica y/o discursivamente. Nos contraponemos a ello, porque consideramos que una significación pertinente de la noción de conocimiento, es la que la entiende como algo que se produce y que se configura de acuerdo a percepciones y posturas de pensamientos bien fundamentadas, o mejor dicho, como algo que resulta de acuerdo a esas posturas, percepciones e interpelaciones que se dan a través del acto de pensar. Cuando hablamos de fundamento nos referimos, no a demostración científica, sino más bien a consistencia argumentativa, a riqueza de sentido y pertinencia de los enunciados, de los conocimientos que se enuncian. Foucault asume posición en relación a la noción de conocimiento, su visión al respecto es que “el conocimiento es un efecto o un acontecimiento” [3]. Genial y lúcida concepción, con la que estamos perfectamente de acuerdo. Es efecto o acontecimiento porque resulta, brota de una acción, de la aguda acción del pensar, y pensar es interpelar, interrogar, reflexionar campos problemáticos, de 32 lo que surgen súbitamente posturas cognitivas y subjetivas. Pero también podemos argumentar que es efecto y acontecimiento porque deviene en lo otro, acontecimiento no es todo lo que sucede, es lo que emerge de otro modo, lo que intempestivamente brota y trasciende a lo que estamos habituados, las lógicas y límites de lo instituido, de lo común, de lo consabido. Es lo que rompe el sentido y establece contrasentidos con respecto a lo que se aborda en el pensar. La Investigación Fundamentada en un Pensar Fecundador Hablar de la investigación y el pensar como fuente fecundadora, remite inevitablemente a las nociones de natalidad y fecundidad que respectivamente han postulado Hannah Arendt y Enmanuel Levinas, y que Jorge Larrosa esboza de forma admirable en algunos de sus destacados escritos [4]. Ambas nociones constituyen expresiones metafóricas representativas de todo lo que en el pensar, el sentir y el vivir es capaz de producir discontinuidades y emergencias. Si nos concretamos a lo netamente intelectual, podemos decir que dichas metáforas contienen en su integridad un mensaje que concita a modos de pensar que apuesten siempre a la concepción de lo “radicalmente otro”, de “la novedad radical”, del “origen absoluto” de lo que se hace nacer; en una palabra, del acontecimiento. En términos más concretos, representan la apuesta por modos de pensar que produzcan esos efectos en las lógicas dominantes instaladas que rigen los desempeños humanos en todos sus planos; por ejemplo las lógicas de lo cultural, lo político, lo educativo, lo social etc. Relativo a la idea de natalidad, la propia Arendt sostiene que “el nacimiento constituye un verdadero acontecimiento” [5]. Cuando la referida autora nos dice que el nacimiento constituye un verdadero acontecimiento, es porque lo que nace, o se hace nacer con el impulso de la fuerza del pensar, trae una forma/otra que rompe radicalmente con la forma existente, una forma que inaugura consigo un nuevo origen, un origen genealógico que viene a producir discontinuidad al interrumpir intempestivamente la permanencia y continuidad de lo que se ha venido asumiendo y viviendo como lo habitual común. Es por ello que, fundamentándose en ese supuesto harendtiano, Larrosa sostiene: “el nacimiento es la aparición de la novedad radical”. Respecto a la idea de fecundidad, Levinas sostiene: “un ser capaz de otro destino que el suyo es un ser fecundo”. A propósito de esta genial frase levinasiana, el mismo Larrosa parafrasea: “(…) una palabra capaz de otra palabra que la suya es una palabra fecunda; un pensamiento capaz de otro pensamiento que el suyo es un pensamiento fecundo (…)” [6] La comprensión y reflexión de los referidos postulados, permite que fijemos una consideración importante; las nociones de natalidad y fecundidad se presentan como figuras que dibujan un horizonte interesante y prudente para el investigar-pensar. Las mismas pueden ser asumidas como propiedades pertinentes, como claves fundantes en función de las cuales es posible pensar en la constitución de un modo singular de asumir, teórica y operativamente, la 33 investigación. Vendría a ser una especie de estilo radicalmente otro, radicalmente distinto al modo desde el que, históricamente, ha sido pensada y asumida en la praxis la investigación, el cual se funda en el esencial criterio epistemológico que considera que conocimiento es algo que se descubre y verifica científicamente o algo elaborable, en el sentido literal del término elaborar. La idea de una modalidad investigativa fundada en los postulados de la natalidad y la fecundidad, implica entender la investigación al margen de esos criterios que referimos al final del anterior párrafo, y, en lugar de ello, pensarla y asumirla no como práctica descubridora-verificadora ni confeccionadora, sino más bien como práctica pensante de efectos intempestivos, cuyo esfuerzo se concreta a hacer nacer el conocimiento, el pensamiento, la subjetividad de otro modo. Ello demanda una relación intelectual con lo que se aborda, no proyectual, sino intempestiva, no asimilativa y reproductista sino reflexiva y perspectivezca. No se trata, en este sentido, de descubrimiento, como un minero descubre una beta de oro; tampoco de demostración, como un tribunal demuestra la culpabilidad del delito; ni de fabricación, como un artesano teje un chinchorro o un carpintero fabrica una mesa. Se trata más bien de la habilidad y la genialidad de hacerlo nacer, de propiciar su natalidad de manera fecunda, como el emerger de la radiación solar interrumpe la oscuridad y hace nacer intempestivamente la aurora de cada día, o como el avivamiento que en el semblante del día produce el sol al brotar, también intempestivamente, de una nube luego de la tolda. O a la inversa, el efecto, también eventual, que produce la nube al entoldar al sol. Pensar y asumir la investigación y el pensar desde la fecundidad y la natalidad, implica asumir como criterio esencial que lo que de la práctica investigativa resulta -conocimientos, pensamientos, subjetividades- es efecto y no descubrimiento, ni demostración, ni fabricación. Dicho de otra forma, el investigar-pensar no es para el conocimiento, la subjetividad, y el pensamiento lo que el minero es para la beta de oro, su descubridor; lo que el tribunal es para la culpabilidad del delito, su demostrador; lo que el artesano es para el chinchorro y el carpintero para la mesa, su fabricador. Apoyándonos en el pensamiento analógico, podemos afirmar que; el investigar-pensar, desde la natalidad y la fecundidad, es para el conocimiento, el pensamiento y la subjetividad lo que el manantial es para el agua que éste hace brotar, su fecunda fuente de natalidad. El manantial hace nacer de la tierra algo/otro que aunque viene de su seno, no es la misma tierra, es agua, la cual viene a representar lo radicalmente otro, una materia distinta a la materia tierra de donde emerge, tan radicalmente distinta que su estado es líquido, mientras el estado de la tierra es sólido. Una práctica investigativa, para merecer el calificativo de investigación fecunda, es una investigación que apueste siempre al origen de conocimientos que rompan con lo consabido, y a la configuración de modos de pensar, ser y de vivir diferentes. 34 La Investigación Fundamentada en un Pensar de Efectos Cognitivos y Subjetivos Históricamente, la investigación y el pensar constituyen la fuente esencial más común, usual y convencional de producción de conocimientos y saberes necesarios para la vida. Para los hombres -las gentes-, como bien apunta Zambrano M., “la forma de saber ha sido el pensar” [7]. Esto nos habla claramente de el pensar como medio esencial de conocimientos y de saberes; como práctica intelectual a través de la cual se constituyen estos. Siempre, en el devenir del tiempo, desde que la humanidad se organizo en sociedad, ha existido el permanente desafío de corresponder las demandas cognitivas y formativas de los individuos. Al lado de la educación, el medio de correspondencia a tal desafío lo constituyen la investigación y el pensar; en ellos encontramos representada una especie de máquina generadora de saberes, de concepciones, e ideas convenientemente significativos, que en los escenarios educativos -convencionales y no convencionales- vienen a ser la materia prima de intercambios y relaciones pedagógicas promovidos a través de la práctica educativa en sus dos dimensiones neurálgicas; la cognitiva y la formativa. La primera referida a la asimilación de conocimientos y saberes significativos y útiles para las prácticas y necesidades humanas y la segunda, a la configuración subjetiva del ser. Es importante recordar que no sólo lo cognitivo constituye el papel primordial de la educación, sino también lo subjetivo, el ser, la conciencia. Es pertinente que ese papel sea también prioridad en el ámbito del investigar-pensar. La investigación tiene como resultado un escrito, una textualidad contenida de significados y enunciaciones correspondientes a un determinado campo problemático, con los cuales interactúan intelectualmente individuos lectores. Es desafío para todo investigador, lograr que quienes lean sus escritos, no sólo encuentren en éstos un medio de conocimiento, sino también un medio de configuración subjetiva. Que los textos que resulten de su práctica pensanteescritural, sean capaces de producir efectos que transfiguren lo que Heidegger ha definido como “el ser sí mismo y el ser en el mundo [de los seres humanos]” [8]. [itálicas agregadas]. Textos que al leerlos produzcan efectos en la subjetividad; esto es, efectos de formación en la sensibilidad, modos de pensar, y actuar de quienes los lean; que quienes los lean no sean los mismos que eran antes de leerlos, sino que sus respectivos seres se vean profundamente afectados por la lectura, que la misma los des-forme, que haga que dejen la forma que ya tienen, la que los constituye previamente a ella y consecuentemente asuman en su ser formas de pensamiento y de práctica de vida otras. Textos cuya lectura genere experiencia en el otro y en quienes los produce. En razón a esto último es importante tener en consideración que, cundo emprendemos la escritura es prudente hacerlo con la intención no solo de cambiar al otro, los otros, sino también con la voluntad de autocambiar a través de lo que escribimos, generalmente la actitud que nos mueve cuando 35 investigamos es querer cambiar lo exterior a nosotros, soslayando que el primer desafío de un investigador-escritor es lograr que cada investigación, cada escritura que asuma trastoque su interioridad subjetiva; el primer cambio que debemos apostar como investigadores-escritores, es el cambio de nosotros mismos, ya que si mi investigación, mi escritura no produce experiencia y formación en mí mismo, es posible que tampoco genere experiencia y formación en los otros, el cambio del mundo, empieza por el cambio de nosotros mismos. Emprender la escritura es un acto que hay que asumírsele como búsqueda de experiencia; primero para quienes nos desempeñamos como escritores y luego para quienes lean lo que escribimos. “La experiencia es lo que le pasa a un ser en tránsito” [9], nos dice Jorge Larrosa, la escritura implica un transitar que puede o no generar experiencias. Si escribimos y no nos pasa nada, si seguimos siendo lo mismo que éramos antes de la escritura, no hay efecto de experiencia. Si escribimos, y nos pasa algo, dejamos de ser lo que éramos antes de la escritura, podemos decir que lo que escribimos ha producido un efecto de experiencia en nosotros y posiblemente lo produzca luego en quienes lean lo que escribimos. Es necesario y conveniente que escribamos, no para llegar a un conocimiento y reproducirlo para que sea leído y asimilado por los otros que nos lean, sino para buscar a través de la escritura experiencias significativas para nosotros escritores y para los otros, los que tengan la oportunidad de leer lo que escribimos. Una escritura solo puede tener efectos de experiencia cuando nuestra relación intelectual con lo que abordamos es una relación interior. Lo que contiene el texto que del investigar-pensar resulta, es palabra, palabra de quien investiga. Lo que hemos querido enfatizar, es que es fundamental que todo investigador, en su oficio, produzca siempre una palabra no con la intensión de que ésta sea asimilada/aprendida y apropiada/tomada para sí por quien la lea, que si la definimos vendría a ser una especie de palabra objetivista; modalidad de palabra, que ha preponderado y dominado históricamente el mundo intelectual. Consideramos que es de mayor pertinencia, que se rompa con la lógica de ese tipo de palabra, estrictamente cognitivista y reproductista, y se apueste a la producción de un tipo de palabra que genere efectos subjetivos de formación. No nos referimos a la concepción tradicional de formación, que se basa en cúmulo de conocimientos asimilados, esa desde la que se considera que “mientras más repertorio cognitivo acumulamos en la mente, más y mejor formados estamos”. Nos referimos a la noción de formación que ha sido propuesta por el pensador catalán Jorge Larrosa, ese tipo de formación que se basa en lo que nos pasa al relacionarnos con algo, o con algún tipo de palabra como él mismo sostiene (con una lectura, un conversatorio, un seminario, una canción, una película…), ese tipo de formación que implica el prefijo des y el acompañamiento intercalado del guión (-) entre este y la expresión formación, es decir, des-formación, que a su vez implica transformación de lo que somos, en lo otro: otro ser, otra subjetividad, otra sensibilidad, otro pensar, otro actuar, otro valorar, otro estado de conciencia, otra identidad. Se habla de des-formar, porque al relacionarnos con algo o con alguien, esa relación nos afecta y en 36 consecuencia hace que dejemos una forma subjetiva y asumamos otra. Algo así como ocurre con las serpientes, que los avatares del tiempo afectan la piel que poseen y hacen que se les desprenda para que otra emerja con nuevos/otros matices y coloridos. Larrosa, piensa y asume con genialidad la noción de formación y su concepción en torno a ella es que: La formación no es otra cosa que el resultado de un determinado tipo de relación con un determinado tipo de palabra: una relación constituyente, configuradora, aquella en la que la palabra tiene el poder de formar o trasformar la sensibilidad y el carácter del lector [10] La cita refiere dos cuestiones sumamente interesantes. Por una parte, nos habla de relación constituyente, configuradora y, por la otra, de poder formador de la palabra. Vemos allí una apuesta interesante e insoslayable para la práctica investigativa. Sobre la base de estas consideraciones, creemos que más allá de la presunción de que sus producciones intelectuales se basen en la estricta y única intención de conocer, es pertinente que todo investigador se interese además por la intensión de producir siempre una palabra propiciadora de una relación configuradora con quienes tengan la oportunidad de leerla, una palabra que tenga el poder de formar los lectores, como bien sugiere el propio Larrosa. Una palabra que produzca acontecimientos en el ser, la sensibilidad, la subjetividad, los estados de conciencias, los modos de pensar y, consecuentemente, en el actuar, en el vivir. Cuando hablamos de una palabra productora de acontecimientos subjetivos, nos referimos al poder de la palabra producida por el investigador de afectar a los lectores que con ella se relacionan, y hacer que los mismos devengan en lo otro, en lo que trasciende los límites de lo que para éstos ha venido siendo su habitual-común. Nos referimos también al poder que tiene la palabra de derrocar en la sensibilidad y en la concepción de los individuos lectores, la voluntad de todo tipo de cerrazón canónica, permanencia, pretensiones de eternidad, en lo que respecta a modos de pensar y vivir la vida. Y en lugar de ello, agenciar la voluntad de dejarse afectar, la voluntad de abandono y asunción de nuevas/otras posibilidades y horizontes de pensamiento y de vida. La voluntad crítico-reflexiva de abandonar lo que, de acuerdo a percepción interpeladora, amerite ser abandonado y de asumir, también crítica y reflexivamente lo que sea pertinente asumir. Es necesario y hasta vital para el pensamiento que se apueste al quiebre de una voluntad que se ha hecho tradición y que le ha hecho mucho daño al pensamiento y a la humanidad misma, me refiero a la voluntad de permanencia, de sacralización e inmutación de los modos de pensamiento y de vida. Para ello es clave la instauración de modos de pensar que se contrapongan a toda voluntad de cierre epistemológico, esa voluntad que hace que empecinadamente queramos permanecer siempre atrapados en la verdad habitualmente existente y que nos ceguemos ante la pertinente posibilidad de apostar a visiones y concepciones otras de la vida y del pensamiento. 37 La producción de este tipo de palabra, representa un esfuerzo intelectual al que es pertinente apostar. Es fundamental que todo investigador en su oficio, esté siempre acompañado de la intención, el interés y el empeño de ser productor de una modalidad de palabra como esta, ya que lo mismo viene a constituir un esfuerzo intelectual de gran fecundidad para la práctica investigativa; en ésta, el rol de investigar ya no sería un acto solitario, estaría acompañado por el no menos significativo y esencial papel de formar, formar a través de lo que se enuncia con la escritura, lo que a su vez permite definir la investigación como práctica formativo-indagatoria. Estamos conscientes de que no se trata de un desafío fácil, es un reto difícil, pero no imposible, y sobre todo si tenemos en consideración que los logros dependen del empeño y el corazón que le pongamos a los desafíos que nos planteamos. Es un desafío que tiene como primera gran tarea el despojarnos de los poderes de las viejas formas de pensar, investigar, escribir, leer y hasta vivir que en muchos casos aun actúan y condicionan nuestro pensar. En el sentido de las consideraciones anteriores, estaríamos apostando a modalidades investigativas integrales e integradoras. Investigaciones asumidas como medio de producción de conocimientos y también como fuente agenciadora de subjetividades, investigaciones que apuestan a lo cognitivo y lo subjetivo a la vez, sin desvirtuar ni lo uno ni lo otro. Tradicionalmente la apuesta del pensamiento y de la investigación ha sido la apuesta por el conocer. Hoy nos preguntamos ¿y la apuesta por el ser, la conciencia, la sensibilidad, la subjetividad dónde queda? ¿Acaso lo subjetivo, que es la materia prima de la formación, no es tan significativo como el conocer? La inquietud que mostramos a través de estas interrogantes, obedece a que en el campo de la investigación se ha hecho tradición la preponderancia de presunciones estrictamente cognitivistas, lo cual constituye una limitante que tiende a unidimensionalizar la investigación, convirtiéndola con ello en práctica reduccionista. De hecho, hoy por hoy, continúa vigente la casi ausente preocupación porque se propugne la posibilidad de modos de efectuar prácticas indagatorias que se basen en producciones que, además de lo cognitivo, valoren también como propósito fundamental, el agenciamiento de subjetividades. Un individuo puede saber y conocer mucho, llegar a conocer muchas cosas pero ¿y su modo de pensar, ser y actuar, su estado de conciencia? ¿A caso los resultados indeseados de la educación no obedecen en gran medida a que siempre se privilegia el conocimiento, lo técnico y se desvirtúa, se anula el interés por la conciencia, el ser, la humanidad? Es hora que investigadores y docentes pensemos con preocupación y seriedad este asunto y que nos percatemos de una vez por todas que la posibilidad de una práctica investigativa y una educación pertinentes solo la podemos encontrar en un solo acto: en el cambio radical de sus lógicas. La investigación y la educación son prácticas que tienen que ser humanizadoras y el sentido netamente utilitarista, tecnicista y objetivista que se les ha dado las han convertido, paradójicamente, en prácticas deshumanizadoras. Estamos perfectamente de acuerdo con el pensador monaguense Aníbal Lárez, cuando sostiene que estamos en un mundo en el que 38 “lo objetivo todo lo reduce a cosa, todo lo reduce a objeto (…) una consecuencia nefasta de la lógica positiva es que el sentido humanístico de la escuela ha desaparecido” [11]. ¿Cómo se convierte en objeto, en cosa el ser humano mediante esta lógica? cuando se le anula la posibilidad de experiencia, cuando se le anula lo único que puede garantizar esa posibilidad, su pensar, y se convierte en especie de cosa en el que se depositan conocimientos, pensamientos subjetividades, valoraciones que corresponden a determinados intereses ideológicos, cundo se moldea, se disciplina para corresponder a un sistema dominante. ¿Cómo alcanzamos experiencia humana en un mundo regido por un sistema, cuya lógica no nos deja pensar, con lo que, al mismo tiempo, nos arrebata la voluntad de vivir experiencia? Hemos vivido y vivimos un mundo en el que nos ahoga la angustia y la impotencia de no poder pensar a voluntad, la misma angustia de Franz Kafka, cundo dice “ya no puedo pensar; cundo pienso, tropiezo incesantemente con limites” [12]. Los limites con que tropiezan y han tropezado siempre nuestros pensamientos, son las “piedras colocadas en el camino” por el sistema y los discursos dominantes, los limites son el mecanismo a través del cual el sistema busca atraparnos en la quietud del pensamiento, en el cierre epistemológico, en la jaula de sus verdades; son los que hacen que veamos el orden en el que vivimos como natural, como obvio; son los que hacen que creamos que pensamos, pero no pensamos, que hablamos, pero no hablamos, que actuamos, pero no actuamos, lo que realmente ocurre, sin que nos percatemos de ello, es que somos actuados en todo, en el pensar, en el hablar y en el actuar mismo. Nos ocurre lo de la metáfora nietzscheana, a través de la cual su autor hace una genial representación de cómo actúa el poder sin que de él nos percatemos “por mucho esfuerzo que hago no puedo sacudir este árbol. Sin embargo el viento, al que no vemos, lo zarandea y lo dobla hacia donde quiere. Unas manos invisibles son las que nos zarandean y nos doblan” [13]. Los limites representan la asfixia del pensamiento, el pensamiento tiene que ser salvado, hay que convertir las angustias y la impotencia de no poder pensar en estímulos que hagan brotar nuevos/otros modos de pensar, cuya fuerza y potencia vaya siempre contra los limites y los poderes dominantes que entrampan e imposibilitan el pensar. Es esta la primordial apuesta que hoy tiene como desafío todo pensador, en todos los escenarios intelectuales; investigativo, educativo etc. El pensamiento representa la herramienta fundamental de toda aspiración emancipatoria de la humanidad, de toda aspiración a modos de vida más pertinentes y convenientes para los seres humanos. Solo a través del pensamiento podemos visualizar los horizontes de aspiraciones como las que acabamos de referir. Otro modo de pensar es posible, han afirmado distinguidos pensadores como el insigne Rigoberto Lanz, es clave abrirse a esa posibilidad pero teniendo en consideración que pensar de otro modo parte de la necesidad pionera de romper con los límites del pensamiento heredado, los límites de lo históricamente aprendido, con los limites de nuestra formación, con los limites en función de los cuales hemos sido constituidos en nuestro ser, nuestro sentir y nuestro pensar. 39 A modo de conclusión podemos puntualizar lo siguiente. Es necesario repensar los modos de hacer investigación, replantearlos en sus concepciones y praxis. Sustraerlos de la ilusión de objetividad, dotarlos de un pensar profundo que interrogue, un pensar fecundador, un pensar de las emergencias, capaz de irrumpir en lo otro, un pensar que escape a la intención de reflejar la naturalidad del problema-objeto tal como se presenta y que contrariamente se interese en comprenderlo hermenéuticamente. Es decir, que su comprensión sirva de base para que quien investiga asuma posición crítico-reflexiva y construya su propia concepción, su propia teoría, su propia visión, lo cual vendría a ser un conocimiento creado y no meramente representado. Referencias [1] Peñalver, L. (2000). Investigación y Currículum Básico Nacional. Revista Educación y Sociedad. # 1 Maturín, p. 55 [2] Martínez, M. (2000). El Proceso de Nuestro Conocer Postula un Nuevo Paradigma Epistémico. RELEA. # 11. Caracas. P. 16 [3] Foucault, M. (1996). La Verdad y las Formas Jurídicas. Barcelona-España: Editorial Gedisa. P. 30 [4] Larrosa, J. (1998). Uno más Uno Igual Otro. Meditaciones Sobre la Fecundidad. RELEA #5. Caracas. P. 59 [5] Arendt citada por Larrosa, J. Ibídem. P. 68 [6] Larrosa, J. La Liberación de la Libertad (y otros textos). Caracas: CIPOST, p. 55 [7] Zambrano, M. (S/A). Notas de un Método. EDITORIAL MONDADORI. P. 105 [8] Heidegger, M. (1988). Ser y Tiempo. México: FCE. P. 64 [9] Larrosa, J. (1998). Sobre el camino Recibido, o la Delicada Conjunción Entre Método, Vida y Experiencia. En: Revilla, Carmen (Editora). Claves de la Razón Poética. María Zambrano: un pensamiento en el orden del tiempo. España: Editorial Trotta. p. 134 [10] LARROSA, J. (2000). Pedagogía Profana: estudios sobre lenguaje, subjetividad, formación. Buenos Aires: Editorial Novedades Educativas. P. 45 [11] Lárez, A. (2013). Clase Magistral “Educación Universitaria en Venezuela. Maturín, 17 Noviembre. [12] Kafka, F. (2010). Microcuentos y Dibujos. Medellín-Colombia: Universidad de Antioquia. P. 6 [13] Nietzsche, F. (2000). Así hablóo Zaratustra. Madrid-España: Melsa, S.A. P. 43 40 HumanArtes. Revista Electrónica de Ciencias Sociales y Educación Año 3, N° 6, enero – junio 2015, pp: 41-52 www.revista-humanartes.webnode.es Recibido: 13/11/2014 Aprobado: 21//02/2015 EL USO DE LA CARTOGRAFÍA GEOHISTÓRICA COMO MEDIO DE PARTICIPACIÓN PEDAGÓGICA Jesús Pérez Universidad de Oriente Carúpano, Venezuela [email protected] Resumen Desde un singular contexto, el uso de la cartografía como método de reconocimiento físico del lugar, ha sido herramienta base para la praxis geográfica e histórica como disciplinas separadas, por esa razón El uso de la Cartografía Geohistórica como medio de Participación Pedagógica, manifiesta un enfoque más cercano a la condición humana, esto supone sin duda, una acción crítica para comprender una nueva condición pedagógica, sobre la interrelación hombresociedad-naturaleza, desde la perspectiva Geohistórica, para el estudio, confección e interpretación de cartogramas. En este sentido, el propósito desde esta concepción Geohistórica y Pedagógica, radica en la vinculación directa y afectiva del educando sobre su espacio, es decir, no solo perpetuarle información sobre la disciplina cartográfica y el manejo de mapas, cartogramas etc. sino fomentar el trabajo en conjunto docente-estudiante, haciendo uso de la metodología Geohistórica como base clave para la práctica pedagógica. Durante el desarrollo se plantean estrategias pedagógicas, donde se fusionan el estudio comunitario mediante su diagnostico para recopilar información, la sensación de satisfacción profesional y personal que siente el educando cuando se integra afectivamente con su propio aprendizaje, puesto que, es él quien está construyendo lo que va a aprender mediante su participación directa con el objeto de estudio y no de la manera tradicional que implica al docente explicando lo que es un mapa, en ese mismo sentido el educando lograra elaborarlo, comprenderlo y explicarlo. Dadas las condiciones que anteceden, se pone en práctica el postulado que manifiesta el currículo sobre la educación venezolana, donde manifiesta la creación de ciudadanos críticos, reflexivos, creativos, comprometidos con la conservación de la identidad cultual. Descriptores: Educación, Pedagogía, Geohistoria, Cartografía. Abstract From a singular context, the use of cartography as a method of physical examination of the place has been tool base for the geographical and historical praxis as disciplines separately, that is why the use of cartography itself as a means of educational participation, says an approach closer to the human condition, this is undoubtedly an action critical to understand a new pedagogical condition on the relationship spilled - nature perspective itselffor the study, preparation and interpretation of cartograms. In this sense, this conception itself and pedagogical purpose lies in direct and emotional bonding of the learner on his space, i.e. not 41 only perpetuate him information about the mapping discipline and management of maps, cartograms etc. but encourage working together docente-estudiante, making use of the methodology itself as a key basis for teaching practice. During development there are pedagogical strategies where the community study by merge their diagnosis to collect information, the sense of personal and professional satisfaction that feels the learner when integrating emotionally with their own learning, since that is who is building what will learn through their involvement in order to study and not in the traditional way which implies to the teacher explaining what a mapin this same sense the learner to achieve produce it, understand and explain it. Given the conditions above, put into practice the postulate that manifests the curriculum on the Venezuelan education, who says the creation of citizens critical, reflective, creative, committed to the preservation of the cultural identity. Key words: Education, pedagogy, Geohistoria, cartography. Introducción El docente como actante principal de la educación, debe hacer uso necesario y obligatorio de la pedagogía, no sólo como disciplina mediante el cual se imparten una sucesión de conocimientos hacia el educando. El uso de la Cartografía Geohistórica como medio de Participación Pedagógica, permitirá transcender más allá de la plena acción de dar una clase, conviene de manera emergente involucrarse con el educando, no como su alumno, sino como su compañero de estudio, esto es, con la intención de promover una integración equilibrada en el compartir de los saberes. De tal manera que, el docente al mantener la postura de superioridad sobre el estudiante, es decir, yo (docente) soy el que sabe y tú (discente) es quien debe aprender, este segundo siempre vera en él, un ser extraño e inalcanzable dentro de sus capacidades, sintiéndose incompetente para lograr por si mismo sus propias creaciones en el proceso de aprendizaje, donde el afecto humano, la motivación, el reconocimiento de las particularidades cognitivas que posee cada estudiante no prevalecen. Al respecto Freire (2004) señala: Quien se está formando, desde el principio mismo de su experiencia formadora, al asumirse también como sujeto de la producción del saber, se convenza definitivamente de que enseñar no es transferir conocimiento, sino crear las posibilidades de su producción o de su construcción. Si en la experiencia de mi formación, que debe ser permanente, comienzo por aceptar que el formador es el sujeto en relación con el cual me considero objeto, que él es el sujeto que me forma y yo el objeto formado por él, me considero como un paciente que recibe los conocimientos-contenidos-acumulados por el sujeto que sabe y que me son transferidos. (p.p 11-12) Bajo las premisas señaladas en la cita anterior, cabe destacar que El uso de la Cartografía Geohistórica como medio de participación Pedagógica, pretende exclusivamente incentivar al educando a la construcción de su propio aprendizaje, impulsar el despertar poiesico del estudiante, pues, el docente en su rol de orientador y facilitador le proporcionara las bases teóricas, herramientas, 42 técnicas de elaboración y metodología para la confección de los cartogramas. Desde un carácter inter-transdisciplinario el uso de la Geohistoria, Pedagogía, Cartografía etc., como herramientas educativas, proporcionan los elementos necesarios para lograr la participación pedagógica por medio de la elaboración de mapas o cartogramas, estas disciplinas no sólo aportan sobre el objeto de estudio (comunidad) sino que, entre ellas se complementan, no solo hay una interrelación, sino que prevalece la interacción continua, de hecho, están entrelazadas bajo un mismo enfoque para hacer un estudio significativo del tiempo-espacio. Hechas las consideraciones anteriores, a esto hay que añadir medidas importantes desde el punto de vista de la praxis pedagógica, el cual es uno de los grandes retos al constituir una educación más apegada al crecimiento del Ser, desarrollada de adentro hacia afuera, que tenga consonancia con los valores culturales, sentimentales, crítico-reflexivo, intuición e interpretación, donde la integralidad y heterogeneidad jueguen el papel principal al abordar el lado sensible del educando como ser humano, puesto que la realidad es subjetiva. Facilitar el cambio de esta tendencia educativa es el fuerte principal de la Cartografía Geohistórica, por lo que tiene como finalidad, fomentar en el estudiante nuevos conceptos del quehacer educacional. En este mismo orden y dirección, bajo esta concepción de poner en práctica la acción pedagógica en el educando, se apuesta a un cambio entre la relación docente-discente, romper con los estatutos tradicionales de un ser superior (docente) y uno inferior (discente) puesto que, visto desde este enfoque, implica determinar una praxis pedagógica no ajustada a la particularidad de lo que refiere en términos de inclusión y participación. Queda un gran tramo por recorrer en el desenlace de lo que aquí se pretende transmitir, por esa razón se plantean dos secciones que conformaran la fundamentación discursiva a lo largo de este corpus teórico, teniendo como base argumentativa la crítica-teórica, en efecto, tales secciones son: 1) la categoría de noción pedagógica a través de la participación en el levantamiento cartográfico 2) Lo geohistórico dentro del contexto epistemológico de la enseñanza cartográfica. La Categoría de noción Pedagógica a través de la Participación en el Levantamiento Cartográfico Pedagogía, palabra que para algunos docentes positivistas encierra una particularidad homogénea y universal en el arte de enseñar, o en su defecto, de transmitir conocimientos de manera técnico-instrumental. Pedagogía, palabra que para otros docentes es sinónimo de libertad, inclusión, participación sin discriminación, igualdad de géneros, motivación, integración y respeto por la capacidad cognitiva que posee particularmente cada estudiante. En 2003, Azerédo (citado en Contreras y Contreras, 2012) sostiene que: La comunicación pedagógica efectiva se lleva a término por medio del diálogo. El diálogo se enmarca en la diferencia y la diversidad. Por tanto, debe haber espacio en la práctica 43 docente para la palabra del profesor y los alumnos, para el ejercicio de la argumentación y la crítica. Haciendo hincapié bajo el enfoque humano que debe contener la praxis pedagógica en virtud de una libre y justa participación, Freire (2004) establece: “transformar la experiencia educativa en puro adiestramiento técnico es depreciar lo que hay de fundamentalmente humano en el ejercicio educativo: su carácter formador” (p.16). Al respecto de esta mirada, una acción demagógica de la práctica pedagógica, implicaría hacer de la educación, el canal más oportuno por el cual se quiere seguir bajo un domo con limitantes hacia la capacidad creativa del educando, es decir, seguir perpetuando acciones ya preconcebidas, sin detenerse a establecer en la congruencia de lo que se pretende enseñar y con lo que se destinara a aprender. La didáctica de la enseñanza cartográfica trasciende mas allá del periplo escolar, permite coadyuvar al educando a extraer sus proporciones académicas y humanas, la cual, esta segunda debe estar de manera omnipresente en la tarea pedagógica, atribuye de manera sustancial a mirar al educando desde adentro hacia afuera. Pues, bajo este aspecto se pretende pensar acertadamente en un caudal de participación pedagógica por medio del levantamiento cartográfico, en otras palabras, hacer uso del levantamiento cartográfico como herramienta donde la figura docente-discente sea en un solo conjunto la actante principal sin pretender que haya una puesta de poder de uno sobre el otro. La praxis educativa debe transformarse correlativamente para fomentar proyectos de vidas que conduzca a un desarrollo armónico sobre la gnoseología del educando, por esa razón se pretende exponer aquí, el motivo por el cual hacer uso de la cartografía se puede promover una pedagogía asociada a la lógica de la racionalidad humana, antes que nada, cabe destacar el significado de Cartografía, que en palabras de Joly (1988) dice: “la cartografía tiene función de referencia, función de inventario, función de explicación, función de prospectiva, función de comunicación: las finalidades de la cartografía son múltiples” (p.10). Ahora bien, el levantamiento cartográfico más allá de hacer uso a una representación territorial, bajo esta perspectiva desde la participación pedagógica, permite ampliar un universo de posibilidades para la inclusión del discente a una descripción temporo-espacial ajustado a las necesidades sobre la potencialidad creativa y productora de manera particular, puesto que cada individuo posee cualidades únicas e irrepetibles. De tal manera que, el rol del docente bajo esta premisa no es la del solo dador de clases o aquel que solo destina el espacio escolar para homogeneizar el saber, una acción docente que no permite el acercamiento humano y profesional por creer “rebajarse” a nivel del estudiante, siendo esto visto como una forma de discriminación y enfermedad intelectual, pero entonces ¿Cómo ser un docente alejado de sus estudiantes? ¿Cómo alardear de valores cuando se hace discriminación al creer que se “rebajan” al nivel del estudiante? ¿Es el estudiante una cosa que necesita ser preconcebido bajo imagen y semejanza del docente? bajo el marco de este tratamiento a la práctica pedagógica participativa e integradora, promotora del valor compañerismo y que pretende enaltecer una nueva forma de construcción 44 del aprendizaje, que se haga desde la propia experiencia del educando, a razón que prevalezca significativamente en su proceso de formación, el levantamiento cartográfico desde un enfoque geohistórico romperá con la imperante forma en que muchos docentes se relacionan con sus “súbditos” En este sentido el levantamiento cartográfico de la comunidad, promoverá una participación pedagógica desde el escenario educativo en consonancia con la comunidad, donde será el educando quien otorgue la mayoría de las ideas en el proceso de confección, claro, bajo la orientación dictaminada del docente, quien le facilitara las técnicas y herramientas hasta lograr la versión final del mapa o cartograma. al respecto Zaragoza y Romaní (2007) plantean: “Tradicionalmente la pedagogía comunitaria se ha ocupado de aquellas prácticas o acciones que tenían como sujeto al educando y como contexto de acción socioeducativa a la misma comunidad”(p.53) este planteamiento supone una acción pedagógica con y desde la comunidad, trasladando la situación socio-espacial hacia el campus educativo y viceversa, esto con la finalidad de ofrecer al estudiante la posibilidad de pensar, reflexionar y comprender, a medida que desarrollan habilidades para elevar su visión de vida. Así mismo, la integración docente-discente se verá reflejada no en una imposición o mandato sobre lo que se debe hacer, sino en una apertura de intercambios e interacción de ideas y opiniones, incentivando al pensamiento crítico-reflexivo-creativo, sin caer en una pugna de conocimientos, una acción pedagógica democratizada, dejando de ser docente de sus alumnos para convertirse en su compañero de estudio, puesto que, el docente que trata de enseñar no debe dejar de aprender. La relación docente-discente, debe romper con los estatutos tradicionales de un ser superior (docente) y uno inferior (discente) puesto que, visto desde este enfoque, implica determinar una praxis pedagógica no ajustada a la particularidad de lo que refiere en términos de inclusión, de tal manera que, el docente al mantener la postura de superioridad sobre el estudiante, es decir, yo (docente) soy el que sabe y tú (discente) es quien debe aprender, este segundo siempre vera en él, un ser extraño e inalcanzable dentro de sus capacidades, sintiéndose incompetente para lograr por si mismo sus creaciones en el proceso de aprendizaje, donde el afecto humano, la motivación, el reconocimiento de las particularidades cognitivas que posee cada estudiante no prevalecen. El trabajo mancomunado del levantamiento cartográfico, persigue que el estudiante logre aportar ideas en la creación de signos, símbolos, colores adecuados, ajustarlo a una escala, resaltando la información cartográfica de carácter humano y natural bajo sus preferencias, de lo que percibe y como lo percibe para darle una toponimia según la dinámica espacial, económica, social, cultural, religiosa etc., que en dicha comunidad prevalece. Al respecto Joly (1979) dice: “sistema gráfico de transcripción lógicamente ordenada sobre un plano representativo del espacio terrestre, de una información previamente recogida, analizada y reducida a sus relaciones esenciales” (p.32) esto explica en buena parte el escenario que hay que constituir para el abordaje cartográfico, la sucesión de una sistematizada forma de recopilación de datos 45 para concretar el confeccionamiento sobre el papel, a esto hay que añadir una serie de pasos pertinentes que se clasifican en los siguientes: selección de la comunidad, hacer visitas constantes en virtud de visualizar y que permitan la clasificación de los elementos naturales y humanos para construir su composición geohistórica, hacer un croquis o borrador del espacio, hacer una clasificación de los aspectos cualitativos y cuantitativos, elaborar los signos convencionales, el uso de colores adecuados es imprescindibles para contrastar la información, respetar los estatutos cartográficos ya establecidos como por ejemplo: el azul para representar el agua, el verde para vegetación, etc. ser cuidadoso con los detalles para hacer la versión definitiva en un papel vegetal u otro a considerar en dimensiones rectangulares, cabe destacar que el mismo también se hará de manera digitalizada. Representación cartográfica de la comunidad. Imagen 1. Fuente: Cartograma elaborado por el autor Estas son algunas de las pautas a considerar-que en ciertos elementos no implican mandato alguno-en los levantamientos cartográficos. Los principales retos que afectan los grandes objetivos al coadyuvar una praxis pedagógica ajustada al respeto por el saber de los educandos, sin duda alguna se establecen a medida que se coacciona la dinámica educativa, una brecha entre docente y discente creada por el mismo docente bajo la creencia que el estudiante está por debajo de sus capacidades, esto predispone una transmisión pedagógica nula de sensibilidad y que por consiguiente el resultado será quizás un individuo escaso de sensibilidad social. El uso y aplicación de la esencia pedagógica no está realmente concebida en un proceso de formación, cuando el 46 que la aplica (docente) a quien la recibe (alumno) está compuesta de superioridad, es decir, que el docente mira al grupo estudiantil como un ser vacío que necesita de, un relleno, de moldearlo, que aprenda de lo que yo (docente) se, esta forma de ver la labor educativa elimina toda oportunidad de creación del educando, una didáctica pedagógica que a fin de cuentas sólo trata de buscar un objetivo, el cual es medir conocimiento bajo términos de discriminación, competencia, exclusión y que por siglos ha sido heredada bajo los términos eurocentrista y que son aplicados entre la masa estudiantil. Bajo este enfoque, el docente parece ser el “normal” y el discente lo incompleto. Es por ello que en el proceso del constructo cartográfico bajo la perspectiva de la participación y fomentación pedagógica, es una aplicación didáctica que no busca que el estudiante cubra la necesidad de un día, plasmar y repetir, en otras palabras, no una acción estandarizada, mecanizada, sino que, en el nazca, crezca y se fortalezca la ética del compromiso, la responsabilidad, el amor y respeto por lo que se hace. La elaboración de mapas o cartogramas a raíz del reconocimiento cartográfico, situándola desde aquel escenario para la formación, excluye aquel sistema de evaluación que clasifica entre los que “saben” y los que “no saben” pues, para la construcción cartográfica no existen etiquetas de números y nomenclaturas en las capacidades del estudiante, dispone una apertura total para plasmar ideas, no penaliza los conocimientos, no trata de medir y menos de controlar la intención de participación intelectual del estudiante. Este nuevo sentido cartográfico tiene gran importancia pedagógica, puesto que, da a la realidad subjetiva la conformación y comprensión territorial, el levantamiento cartográfico debe ser motivo de reflexión, interpretación y razonamiento sin hacer sesgo en las contribuciones que se le ha de permitir ilimitadamente al estudiante. Esta práctica yuxtapuesta entre cartografía y pedagogía van de manera intrínseca, puesto que ambas se manejan en el ambivalente campo de la educación, de modo que, para unos la educación se limita a la trasmisión tecnificada, estandarizada, mecanizada, capacitada de los contenidos y para otros, contempla una la labor partiendo desde la aceptación del educando como sujeto, es un proceso continuo y dinámico entre sujeto y sujeto (docentediscente) con lo que, busca a través del reconocimiento cartográfico la confluencia activa, consciente, empática, responsable y armónica del individuo en el medio social. Lo Geohistórico dentro del Contexto Epistemológico de la Enseñanza Cartográfica El enfoque geohistórico en el contexto cultural reciente, vislumbra una necesidad permanente de identidad cultural en el proceso de formación de los educandos, en respuesta a esa necesidad social, tal postulado se hará a través de la aplicación cartográfica, donde ambas se fusionan en un conjunto de trabajo aportando sus estatutos en pro de fomentar la consolidación que reclaman los 47 tiempos actuales. La cartografía otorgara el reconocimiento topográfico del espacio, por otro lado, la geohistoria nutre al levantamiento cartográfico con una ovación al sujeto como un ser activo, protagónico y participante principal de su realidad socio-cultural. El docente emprendedor de la enseñanza cartográfica, no debe ir al margen con lo que demanda el estado venezolano en el uso de la geohistoria como medio de formación. Sobre este aspecto, La Ley Orgánica de Educación (2009), en su Art. 15-3 establece: Formar ciudadanos y ciudadanas a partir del enfoque geohistórico con conciencia de nacionalidad y soberanía, aprecio por los valores patrios, valorización de los espacios geográficos y de las tradiciones, saberes populares ancestrales, artesanales y particularidades culturales de las diversas regiones del país y desarrollar en los ciudadanos y ciudadanas la conciencia como país energético y especialmente hidrocarburífero, en el marco de la conformación de un nuevo modelo productivo endógeno. La especificidad geohistórica aportara al trabajo cartográfico, una ineludible forma de abordar el estudio sobre el espacio, partiendo desde lo antrópico, una condición dada de manera ontológica entre docente-discente-comunidad, puesto que hay una interacción socio-espacial activa y no debe ser abordada por separado. La enseñanza cartográfica aprehendida desde el contexto geohistórico, otorgara los cimientos teórico-práctico que contribuirán de manera útil, necesaria y conveniente a reflexionar de forma crítica al momento de la intervención comunitaria. Si bien es cierto que la cartografía como disciplina, se sostiene bajo estatutos técnicos-profesionales que rigen su peculiaridad científica en su uso sobre el espacio y que está compuesta de un conglomerado cerco de contenidos elementales al momento de describir cuantitativamente el lugar, pues, no todo puede ser tratado de forma cuantificable, en ese sentido Tovar (1986) sostiene que: El mundo se nos aparece como un inmenso campo de pueblos y naciones; unos y otras en el mismo plano de igualdad; lo que ha engendrado como una necesidad del momento, la búsqueda y proposición de la identidad; identidad que, a la par de las categorías que define, asume un valor geohistórico. (p.9) Es por ello que la cartografía geohistórica es en cierto modo, una imbricación que deriva como criterio básico, fundamental y eje principal, la permisibilidad al educando de explorar y exponer todas sus competencias creativas, entiéndase competencia aquí como una cualidad pedagógica para la producción y no para soslayar entre ganadores y perdedores. El concepto geohistórico dignificara una nueva forma de enseñar la cartografía, apegado en primer lugar a la condición socio-cultural, afectiva, formativa y humana de la relación hombre-naturaleza en un tiempo espacio determinado. Su particularidad de estudio se situara en enaltecer el arraigo humano sobre su entorno, partiendo desde lo local en primer lugar, trascendiendo luego a lo regional y nacional. Desde este postulado, la 48 enseñanza cartográfica no puede anclarse, solo en trazados de líneas y colores, en uso de figuras, signos o símbolos. Lo sustancial de la cartografía geohistórica evoca la idea un trato más justo, honorable y equilibrado de la comunidad, sin distinción de supremacía y poder del sujeto sobre el espacio, la intención es transmitir y gestar en el estudiante una empatía por la sociedad. El aporte humano-afectivo que otorga la geohistoria junto al carácter científico de la cartografía, supone desde esta perspectiva, una extrapolación de criterios para construir un cimiento propio donde la razón principal de estudio sea la condición social. La enseñanza cartográfica apoyada sobre las bases metodológicas que componen los fundamentos geohistórico, permitirá al profesor crear una articulación para promover en el estudiante una apreciación y aprehensión del espacio de manera bi-multi y pluridimensional, de modo que, no solo vera el espacio de estudio desde una visión lejana, sino que, él se involucrara de manera simultánea en todo el proceso del levantamiento cartográfico. El docente como promotor social, no puede deslindar al estudiante de su propia realidad, pretender contextualizarlo en un trabajo cartográfico bajo una mirada unidimensional con el fin único de resaltar sobre un papel la realidad topográfica, esto de alguna manera gesta en el aprendizaje del estudiante una forma de exclusión de la sociedad sobre el espacio. Cabe aclarar que de ninguna manera en este escrito se está descalificando a la disciplina cartográfica enseñada de forma individual y menos se está refiriendo a ella de manera peyorativa. Desde un carácter inter-transdisciplinario, esta forma de enseñar la cartografía, constituye un conjunto de elementos que imperan, se interrelacionan e interactúan a favor de dar respuesta en conjunto sobre el objeto de estudio, tomando como base la categoría geohistórica, pedagógica y por su puesto cartográfica, aplicados sobre un contexto de estudio que se adecue a lo que establece la educación venezolana en referencia a la formación integral de un ser crítico, reflexivo y participativo, en razón de enaltecer la identidad local, regional y nacional. Esta acción en su especificidad lograra espacios de diálogos entre el escenario académico y comunitario, trasladar la praxis pedagógica fueras de las arcar escolares inmiscuyéndose en la realidad social. Del mismo modo, esto perpetuara un incentivo al estudiante a entender y comprender la complejidad social sobre el contexto espacial actual. En este sentido, la aplicación geohistórica, cartográfica y pedagógica, propician un estudio heterogéneo sobre la comunidad, no se trata de sobreponer una disciplina sobre otra, o de hacer ovación de manera individual, ni de hacer uso de ellas de forma independiente para crear un discurso, se trata de colocar en un mismo cause a estas tres categorías, donde cada una de ellas no sólo aportara su concepción y análisis de acuerdo a sus bases epistemológicas, sino que se fomentara una interacción constante, de manera que haya un cruzamientos dialéctico para lograr un eficaz entendimiento en un nivel máximo de integración, borrando los limiten que demarcan cada disciplina y así otorgar un análisis en consonancia a la realidad comunitaria. 49 Acción Inter-Transdisciplinaria Fuente: Creación propia del Autor (2014) Al hablar de un trato inter-transdisciplinario para la enseñanza cartográfica, no solo se establece como aporte de categoría intelectual, se trata -como se ha señalado antes- de una aplicación de conocimientos en sentido de formación en la educación, que genere la problematización en el educando a modo de despertar él su interés por la comunidad. En ese sentido, he aquí un ejemplo de Brown y Selznick tomado del libro “Interdisciplinariedad en Educación” de Ezequiel Ander-Egg (1994) (p.28) el cual es muy ilustrativo para explicar una acción inter-transdisciplinaria vaga de interacción e intercambio y con una visión múltiple de apreciación cerrada e individual según su especificidad para con el objeto de estudio, tal ejemplo dice: “Observemos una silla”…Si un especialista de la rama de la física que llamamos mecánica decidiera estudiarla, la vería como una combinación de peso y equilibrio, un biólogo especializado en anatomía la vería como un receptáculo de la forma humana y podría determinar sus efectos sobre la columna vertebral; un economista podría verla como el resultado de la producción en masa, como una unidad de costo y precio, el psicólogo podría verla como parte del esquema perceptual del estudiante; finalmente, el sociólogo podría ver en una silla un símbolo de status”. Al respecto del ejemplo presentado, la geohistoria, la cartografía y la pedagogía, tomadas como un complexus estructural para abordar una enseñanza sobre el levantamiento cartográfico de una comunidad, cuya cooperación se hace de manera integral y no unidimensional desde su concepción como disciplina, esta agrupación se enriquece de manera conceptual que constituyen un todo, es una articulación inter-transdisciplinaria. Al respecto de la 50 transdisciplinariedad Ander-Egg (1994) sostiene que: “no solo busca el cruzamiento e interpenetración de diferentes disciplinas, sino que pretende borrar los limites que existen entre ellas, para integrarlas en un sistema único” (p.31) en consonancia con lo que plantea el autor en la respectiva cita, esta acción inter-transdisciplinaria plantea una unificación entre el sujeto, objeto de estudio y su contexto. Conclusiones Un debate conceptual debe inclinarse hacia la capacidad independiente que debe tener el docente y el estudiante para ejercer una práctica pedagógica, apegada a las necesidades sociales, culturales, económicas, tomando como punto de partida la realidad. Se necesita una educación que propicie enaltecer el gentilicio, la identidad cultural, la participación integral del educando, la formación de un ser crítico-reflexivo. La geohistoria como estrategia pedagógica para la enseñanza cartográfica, dignificará la labor educativa en tanto el docente respete y valore al estudiante como sujeto, un ser con características humanas y cognitivas propias, pues, la geohistoria logra abrir espacios de interacción dialéctica entre el contexto educativo y el escenario comunitario. Evitar las prácticas homogéneas, es uno de los alcances que tiene la cartografía geohistórica, puesto que fomentara no solo la enseñanza de la geohistoria como tal, sino que, propicia la participación activa y protagónica del educando en su relación con la comunidad. Nota [1] la realización del mapa tomado como referencia en la imagen 1, cabe destacar que la recopilación de información la hice con dos compañeros de la maestría en educación: enseñanza de la geohistoria, específicamente en la asignatura Geohistoria y la integración escuela-comunidad. Pero la elaboración y confección total del mapa digital fue única y exclusivamente de mi autoría. Referencias Ander-Egg, E. (1994). Interdisciplinariedad en educación. Buenos Aires: Magisterio del Rio de la plata. Contreras, M., Contreras, F. A. (2012) Práctica Pedagógica: Postulados Teóricos y Fundamentos Ontológicos y Epistemológicos. Revista Digital Heurística. ISSN 1690-3544. Nº15, pp.197-220. Enero-Diciembre. Disponible en: http://www.saber.ula.ve/handle/123456789/37309 Freire, P. (2004). Pedagogía de la autonomía. Saberes necesarios para la práctica educativa. Sao Paulo: Paz e Terra S.A Joly, F. (1979). La Cartografía. Barcelona, Ariel. ______ (1988). La Cartografía. Barcelona, Oikos-Tau. 51 Ley Orgánica de Educación. (2009). Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela, Nº 5.929 (Extraordinario), Agosto 15, 2009. Tovar, R. (1986). El enfoque Geohistórico. Academia Nacional de la Historia. Caracas. Venezuela: Editorial Italgráfica, S.R.L. Zaragoza i Civis, M. y Romaní i Riera, J. (2007). La nueva pedagogía comunitaria. Un marco renovado para la acción sociopedagógica interprofesional. Valencia: Nau Llibres-Edicions Culturals Valencianes, S.A. 52 HumanArtes. Revista Electrónica de Ciencias Sociales y Educación Año 3, N° 6, enero – junio 2015, pp: 53-61 www.revista-humanartes.webnode.es Recibido: 30/11/2014 Aprobado: 2/03/2015 CRÓNICAS DE LA CONCUPISCENCIA: UNA ALTERNATIVA OTRA DE VIVIR LA HISTORIA VENEZOLANA Liz Carolina Acuña Unidad Educativa “Petrica Reyes de Quilarque” Carúpano – Venezuela [email protected] Resumen Las ciencias sociales y humanas atraviesan actualmente una fase caracterizada por los fuertes debates, a raíz de las contradicciones ocasionadas por el modo bajo el cual interpretan sus objetos de estudios. Esta condición demanda la reconceptualización de sus teorías y métodos, sus argumentos y estatutos. Sin duda, nuevas estrategias son necesarias a la luz de los más recientes problemas y desafíos que han aparecido, incomprensibles desde las disciplinas por su amplia naturaleza compleja, que se ve reducida a fragmento por un campo del saber que exclusivamente atiende eventualidades específicas y elementos preconcebidos. Y como consecuencia, niega y anula la diversidad presente en espacios y tiempos. Desde esta perspectiva, se pretende analizar la obra “Crónicas de la Concupiscencia” del Prof. Orlando Boada, para entronizar en la realidad cotidiana de las localidades de una forma distinta, viendo en cada pequeña experiencia vivida una historia, generalmente silenciada por la historia manualezca y convencional. De este modo el enfoque al mismo tiempo se apoya en lo interdisciplinario e intenta lo transdisciplinario, asumido estrictamente como actitud éticapolítica en la comprensión, construcción y aporte concreto de la realidad histórica y social de Venezuela. Palabras Claves: Memorias de la Concupiscencia, Interdisciplinariedad, Transdisciplinariedad, y Geohistoria. Abstract Social and human sciences are currently going through a phase characterized by strong debates, following the contradictions caused by the mode in which they interpret their objects of study. This condition demands rethinking their theories and methods, their arguments and statutes. Undoubtedly, new strategies are needed in the light of recent problems and challenges that have appeared incomprehensible from the disciplines for its wide complex nature, which is reduced to fragment by a field of knowledge that caters exclusively specific eventualities and preconceived elements . And therefore, denies and annuls this diversity in space and time. From 53 this perspective, I analyze the play "Lust Chronicles" by Orlando Boada, to enthrone in the daily reality of the localities in a different way, seeing every little lived experience a story, usually silenced by history manualized and conventional. Thus while the approach is based on the interdisciplinary and transdisciplinary tries, taken strictly as an ethical-political attitude in understanding, construction and concrete contribution to the historical and social reality of Venezuela. Keywords: Memories of lust, Interdisciplinarity, Transdisciplinarity, and Geohistory Introducción Hay quienes suponen ingenuamente, que las huestes occidentales, no sustrajeron parte de la cultura e historia de nuestra América y las hicieron suyas, patentándolas en lo que hoy se argumenta como verdad conveniente y absoluta o conocimiento universalmente válido, Boada (2014) en Crónicas de la Concupiscencia, plantea: …los saberes nacieron con el hombre cuando comenzó a transformar el medio ambiente para lograr el mayor bienestar posible. ¡Ah! Pero aconteció que algunos humanos clasistas comenzaron a jerarquizar esas expresiones de saberes, a clasificarlos, y a darles lo que ellos llamaron un “orden lógico racional”; en otras palabras lo plagiaron en algo que llamaron “conocimiento”… ¡Claro! Pretendieron ser dueños de todo, que en su locura hasta se apropiaron de la fragmentación de saberes, y eso los condujo a la invención de su propia ignorancia. (p.7). A través de estas líneas, el mencionado autor, nos adentra a una gran verdad; esa de la que aún no nos hemos liberado, y que pone de manifiesto el saqueo que de lo nuestro hicieron los invasores colonizadores; de igual forma evoca como la fragmentación de los saberes por la búsqueda del perfeccionamiento del conocimiento en un campo del saber particular que desató occidente durante el siglo XIX, extendiéndose incluso hasta nuestros días, invadió consciente e inconscientemente todas las esferas del diario devenir de nuestra cotidianidad, suscitando la visibilización de una inmensa ignorancia denominada Razón. De este modo se constituyeron también las Ciencias Sociales que heredamos por acumulación, siempre atadas a la verdad conveniente y absoluta de la cientificidad, que responde a la geopolítica mundial del conocimiento modernooccidental, y en el devenir del tiempo nos han acostumbrado, más que a crear, a reproducir esos conocimientos, que respondían a una lógica instalada en esa ideología, sin tomar en cuenta las diferencias existentes de las culturas otras, así se fue encasillando la cosmovisión del saber y la interpretación de la realidad histórico social quedó marcada por una subjetivación que devino en un modelo de civilización que confina a civilizaciones no occidentales (otras) como sujetos históricos y con derecho a una cultura propia; matriz de poder que los ha mantenido en la inferioridad, a través de la cristalización de un discurso hegemónico planificado e ideado para determinar que es conocimiento y quienes lo producen, de esta forma se validan como verdaderos rehusando toda 54 posible creación de saberes que no les sean de utilidad para alcanzar sus fines de dominio y superioridad. El texto, “Crónicas de la Concupiscencia”, representa una posibilidad de estudiar interdisciplinariamente la historia, de forma alternativa, e intentar lo transdisciplinario, sin restarle importancia ni seriedad a tan complejo tema, a través de él, su autor por medio de una serie de “presentes sucesivos” (Peñalver 2012, p. 5); describe los acontecimientos que se suscitaron y suscitan en la localidad donde se desarrollan un conjunto de historias particulares, desatando complejísimas relaciones sociales entre los seres humanos y el ambiente percibido, e “…invita a la imaginación a surcar ese horizonte” “…trascendental que orientaba una triada constituida por la dignificación – realidad- felicidad, que era la base de esa sociedad”.(p.8). “Dignificación” por resaltar cada uno de los saberes históricos silenciados, que deben emerger de hombres y mujeres que viven, que sienten, que tienen aspiraciones y cometen errores; “realidad” pues es necesario aceptar, que los nuestros no son los únicos, saberes históricos, que existen otros que nos hacen diferentes y “felicidad” al comprender que juntos pueden coexistir en ciclo fraternal eterno sin que uno prime sobre el otro, permitiendo la transformación social. Lo Inter y Transdisciplinario en la Enseñanza de la Historia Febvre (1982) escribió “La historia es la ciencia del hombre” (p. 53), pero, al ser el ser humano un conjunto complejo de interrelaciones sociales en constante cambio dentro de un espacio y tiempo concluyente, no puede ser generalizado ni parcelado, debido a ello una o dos disciplinas no bastan para entender la complejidad de las relaciones socio históricas que confluyen en los espacios cohabitados de las regiones constitutivas. Surge así la geohistoria, “como una simbiosis interdisciplinaria” (Peñalver, 2012, p. 3), y transdisciplinaria que orienta el estudio de los espacios/tiempos históricos. Partiendo de lo antes expuesto, se hace evidente que la realidad geohistórica de los espacios cohabitados, naturalmente no pueden ser abordados bajo el enfoque eurocéntrico de ese sistema-mundo, por lo que se hizo necesario la identificación, conjunción y articulación de saberes para asumir y resolver los problemas presentes, a los fines de transformar la realidad de la sociedad desde perspectivas propias, auténticas y válidas; situación que originó el surgimiento de la trans e interdisciplinariedad, no como sinonimia la una de la otra, sino como perspectivas epistemológicas coherentes que posibilitan trascender las disciplinas para interpretar y entender la complejidad sobre la existencia, la vida y el cosmos; a decir de Boada (2014) esto “… les posibilitó la observación y comprensión de los procesos de la convivencia cotidiana”. (p.9). La Renovación de la Historia Durante siglos, la historia que se institucionalizó en el mundo ha sido netamente manualesca, una historia contada a partir de fuentes documentales, 55 Febvre (1982) ya lo había advertido cuando expreso “…los historiadores son, muy a menudo, pasivos ante los documentos” y sin saberlo terminan por aceptar “…el axioma de Fustel (La historia se hace con texto)” (p. 132), lo que generó la rigidez de la historia, acostumbrándose a copiar de los libros lo que estos les ofrecían textualmente. En Venezuela la promoción y difusión de la historia adquirió un matiz claramente narrativo, que tiene su esencia en héroes, gobernantes y batallas, heredada del mundo grecorromano; siempre enfocada en “…documentos como factor de demostración incuestionable, lo cual garantizaba la objetividad de la narración que ofrecían al lector” (Quintero 2001, p.125), pero al describir la historia de esta forma, se olvida que como seres humanos subjetivos plasmamos lo que a partir de nuestra hermenéutica comprendemos, esto originó que la historia se contara de múltiples formas y en ocasiones se convirtiera en una tabla rasa que no tomaba en cuenta las relaciones de los seres humanos, sus vivencias, el contexto y sobre todo sus diferencias, todo partía del punto de vista de autor-investigador. Por ello, es necesario que se comience a escribir la historia desde la realidad, desde las particularidades de cada ser humano en la cotidianidad, donde lo complejo toma el espacio y se hace propicio para que se desarrollen las relaciones sociales; esa es la “verdadera historia” la que se construye en la vida diaria, “no encerrados en las bibliotecas y con veinte especialistas, sino ante el público, en público” (Febvre 1982 124). En rigor de lo antes expuesto se debe “Despertar urgente a la Princesa” dormida” (op cit p.57), esa hermosa niña de sueños distantes, y traerla triunfante a la realidad, para ello debemos reconocer la importancia de irrumpir la forma tradicional de hacer historia desde el pasado, despertarla con sus palabras, sueños y creencias para apropiarse de la historia viva y a partir de ella transformar las colectividades humanas. En consecuencia la historia, no sólo necesita de textos para estudiarse, también están las tradiciones orales de las colectividades humanas, quienes en su diario devenir construyen procesos de convivencia cotidiana, esa es la historia que emerge del claroscuro mito colonial realizada “en función de las concepciones e intereses prevalecientes en la Venezuela de entonces” (Quintero 2001, p. 121) , no obstante aun hoy , es evidente que esta continua siendo la noción de la historia que se sigue narrando en pleno siglo XXI, una historia alejada totalmente de la realidad y con formato eurocéntrico. La proeza de emprender un combate contra esa historia, surge de la iniciativa de miles de hombres y mujeres venezolanos con deseos de emerger del sueño letárgico en el que sumergieron nuestra historicidad. Caraballo (2014) considera que: En la mayoría de los textos de historia de Venezuela vemos que existe una periodización cronometrada que habla del período indígena hasta un año determinado -1498- y a partir de allí se invisibiliza el tema indígena, excluyendo derechos históricos consagrados de estos grupos culturales, pero olvidamos muchas veces que “Este tiempo verdadero es por su propia naturaleza, 56 un continuo”, como lo dice Marc Bloch (1982:53). (p.69). Lo anterior deja en evidencia la forma como se nos enseñó a transmitir nuestra historia, pero también a partir de allí, se hace necesario que rompamos las cadenas del eurocentrismo y por lo verdaderamente nuestro reivindiquemos eso que nos hace ser venezolanos y venezolanas de ayer, de hoy y de siempre con nuestras costumbres, tradiciones, nuestras hazañas y desalientos, las historias cotidianas, de los lugares olvidados que luchan a diario por prorrumpir son necesarias y la geohistoria permitirá su advenimiento. Crónicas de la Concupiscencia, una forma de Vivir la Historia Crónicas de la Concupiscencia (2014), constituye una serie de cuentos agrupados a través de los cuales Boada relata desde su propia hermenéutica los procesos históricos de un pueblo y como se han articulado con las relaciones sociales de los individuos que en el habitan y el tiempo para formar una comunidad de encuentros en las diferencias que lo han constituido hasta hoy; la primera triada de parajes “El Pueblo”, “El Ambiente” y “Mi Abuela”, constituyen el nacimiento de la historia de un pueblo, en ellos el autor describe ese paisaje con una fuerza inédita, al igual que las realidades sociales que se suscitan en su interior, nos habla de “relaciones espaciales ancestrales” que permitieron a los habitantes del lugar consolidarse como comunidad, del establecimiento de características culturales diversas y la intromisión de occidente “en intentos alienantes, ilógicos, antihumano y antinatural de convertir este pueblo y otros pueblos” en colonias dependientes de su poder hegemónico, pero a pesar de esto “afortunadamente la memoria colectiva a sabido conservar su historia”, esa hermosa cultura enraizada en cada uno de nosotros. De igual forma, Boada nos brinda la oportunidad de estudiar las coyunturas que han alterado las dinámicas del tiempo y la apropiación del espacio existente, lo que hace que en cada una de sus líneas la geohistoria tome vida y la describe a través de palabras que reflejan su apropiación, con frecuencia escribe como las especies humanas de esta parte del mundo promulgaban “…la más alta valoración por la vida y la naturaleza, con modos de existencias muy originales; lo cual le otorgaba dignificación a cada humano y la vivenciaban en la dignidad como personas.”(16). La comunión hombre-espacio, presente-pasado encuentran una simbiosis increíble de entendimiento y de “…profunda conciencia colectiva, pero bien personalizada en lo concreto, en lo espiritual, en lo social…” (p. 18), lo que permitió la consolidación de la comunidad como parte de la memoria colectiva. La cotidianidad resalta en toda su crónica como expresión de vivencias colectivas que permiten el encuentro de todos los habitantes del pueblo en cada una de las actividades que realizan y que han alterado las dinámicas del tiempo y apropiación del espacio causando transformaciones reciprocas en las que se construyen las memorias históricas. Esta historia va surgiendo con el encuentro entre indios, afrodescendientes y 57 “prepusianos” occidentales, siendo estos últimos los que ostentaban el poder y a través de este fueron dominando, destruyendo y saqueando todo lo que pertenecía a los habitantes originarios y que luego compartieron con los afrodescendientes que la hicieron suya, pero este dominio iba más allá, pues traían de occidente la “funesta pretensión de borrar el origen de los elementos de identidad autóctonos de las comunidades, y la utilizaron como arma de dominación en una forma clasista que luego llamaron “analfabetismo”(p. 10). Esto provocó el silencio de nuestra cultura y su posterior homogenización. De igual forma describe como a pesar del poder empleado para negar lo que somos a conveniencia de sus conocimientos eurocéntricos e individualistas “el colectivo siempre ha sido sabio y conservó sus saberes en la tradición oral, que son dialécticos, pues se incrementan y transforman con el devenir diario y cotidiano de la vida y la convivencia” (p. 21). Fue así como a pesar de todos los intentos por alienarnos la memoria histórica resistió y de forma oral a permanecido en nosotros. Pero de un modo casi perfecto los países hegemónicos trazaron las líneas para el estudio de la historia en beneficio de sus intereses y hasta nuestro días se siguen escribiendo estudios historiográficos con predominio de guerras, militares y presidentes, en forma lineal desde el periodo de la colonización hasta nuestros días e influenciada por particularidades de nacionalidad, siempre vista desde la capital, a decir de Caraballo (2013): Su peor expresión en la historia de Venezuela es la invisibilización de las regiones y localidades con su compleja realidad humana ante el privilegio de la capitalidad de la historia (la historia se hizo en Caracas) y su consecuente entender como ciencia del pasado . (p.97). Obviamente la historia que nos han contado esta sesgada, dibujada desde las ciudades, impregnada de batallas, victorias y fracasos, dispuesta secuencialmente y siempre apoyada por teorías existentes en libros anteriores. Invisibilizando las historias locales y regionales, esas donde el hombre y la mujer construyen a diario su devenir a partir de sus relaciones sociales y particularidades personales, enraizadas dentro de un marco de saberes populares que despiertan su sentido de pertenencia. No obstante, el planteamiento antes descrito, ha generado una resistencia por parte de los historiadores o investigadores sociales, quienes se limitan a transmitir sólo los contenidos expuestos dentro de los archivos historiográficos del país implementados por autores de una época determinada, que la mayoría de las veces no se contextualizan con la realidad social, cultural, económica y política de una determinada región. Boada (2014), entroniza en todo su cuento la historia como expresión filosófica en permanente “…estructuración, puesto que estaba fundamentada en el saber comunitario…con profundo criterio sobre lo verdadero, lo real; que versaba sobre la práctica de la cotidianidad y estimulaba la creatividad”. (p.30). En virtud de esto, es necesario mirar dentro de las localidades para irrumpir con fuerza en lo que nos pertenece y que parece desconocido, inscribir nuevamente 58 la historia a partir de lo ancestral, lo propio, eso que identifica a los personajes que a diario luchan por su bienestar social dentro de su comunidad, para engrandecer la historia colectiva, olvidada, promoviendo la alteridad como sendero que permita el transitar hacia otro forma de revivir la historia. Cada uno de los parajes de esta obra están llenos de una magia indescriptible que te abraza con la calidez de una madre y seduce con la algarabía de lo desconocido. El autor desarrolla una apasionada reflexión sobre los elementos constitutivos de la nacionalidad e identidad, a la vez que detalla el pasado procura el rescate de la venezolanidad a través de un recorrido por lo cotidiano, dejando entrever un ciclo en el que se articula secuencialmente las historias vividas por sus protagonistas y los espacios/tiempos sucesivos, explicando con palabras amenas la historia de lo que para él fue la conquista y sus sucesivos acontecimientos, dentro de los limites de un pueblo naturalmente hermoso y acogedor. Un Horizonte Otro Al comprender que la historia debe emerger de las cavernas del olvido con fuerzas renovadas en virtud de una definitiva transformación social, se vislumbra en el horizonte la posibilidad de estudiar lo gehistórico de las localidades y regiones constitutivas del país, con sus rasgos y características particulares que las hacen ser especiales, únicas y diferentes, partiendo de esto, hay que dejar de investigar o estudiar la historia bajo un mismo modelo estandarizado que persigue sin vacilar que todos miremos el mundo de la misma manera y que se ha constituido repitiendo inconscientemente lo que dicen los libros haciendo de nuestra historia un panorama manualesco que se debe cumplir sin salir de los márgenes, a juicio de Boada (2014) Lo importante era repetir lo que decían los libros; claro era la descontextualización deliberada, que pasaba por desproveer a la gente del autentico conocimiento que construía la propia comunidad para enajenarlo con presupuestos de saberes con la intensión de que nos pareciéramos a sujetos de otro contexto diferente con una realidad diferente; la mascara de una verdadera trampa que flexibilizara la perdida de la identidad. (p.23) Visto de esta forma nos convirtieron en pueblos desprovistos de historias vividas desde la cotidianidad, dibujando todos los espacios con el mismo pincel, cambiando sólo nombres y dejando las cosmovisiones particulares en el olvido. Por ello se hace necesario que el historiador recopile la historia desde las localidades preguntando, viviendo, observando, por que en la historia escrita no aparecemos. Lo anterior incide en forma negativa, y se puede evidenciar, por la poca promoción de saberes y pensamientos comunitarios lo que provoca el desconocimiento de su localidad, convirtiéndose en puente para la alienación cultural extranjera; alejándonos de la historia y cultura que nos identifica generando el desinterés por el conocer de lo autóctono Al asumir que los pueblos ni sus habitantes son iguales, se estaría gestando la 59 construcción de un horizonte otro, en el lo que lo alterno reviste de imaginarios propios los libros que se escribirán, en los que habrá que sumergirse como forma de independizar los saberes que nos constituyen como pueblos singulares, lo que se pretende en todo caso es redignificar la historia comunitaria que se ve empequeñecida por la historia nacional. Se trata de reaparecer de los calabozos del silencio a través de voces reivindicadas que tienen necesidad de refundar un mundo nuevo. Se hace necesario que pensemos en soberanía, más allá de los textos de moda, empezar a valorar los saberes construidos desde el poder de los sentimientos rebeldes, que nos identifican como naciones libres e independientes forjando ideas y sentimientos que representen alternativas para formar humanizando la vida. De ahí, que un horizonte otro como potencia formativa constituye un espacio para que los pueblos se reapropien de su historia de resistencia, que no es más que el combate por la vida, la libertad, la justicia, la autonomía; repensar nuestra cultura desde donde somos y teniendo una visión clara de hacia donde vamos, fomentando el diálogo de saberes como herramienta esencial de complemento entre conocimientos. Reescribir la historia, esa que construye a través del tiempo en el devenir de lo cotidiano y que nos identifica como venezolanos, responde a una deuda social que se debe asumir con compromiso y convicción, esto no significa que tengamos que olvidar lo que aprendimos de forma objetiva, sino reconocer que existe la diversidad, y que son tan válidas nuestras culturas como las otras, se trata entonces, de revalorizar las historias negadas que no han sido consideradas, o como dice Fanón (1965), “El sumergirse en la inmensidad del pasado es condición y fuente de libertad”. (p.51), pero no como forma de reproducir el pasado, sino, como un puente hacia el transitar de una nueva historia, impregnada por las particularidades y potencialidades de cada región. Una Breve Conclusión Crónicas de la Concupiscencia es un texto que narra historias sencillas y amenas de hombres y mujeres que construyen su viada de forma individual y colectiva que a diaria enfrentan situaciones complejas y buscan resolverlas para garantizar que ese pequeño pueblo a pesar de sus cambios se conserve en la memoria histórica con relatos orales que se van contando de generación en generación; así como también los conflictos que deben ser resueltos para evitar que desaparezca el sentido de pertenencia que invade a los personajes que describe. A través de estas líneas el autor promueve la concienciación del lector sobre la importancia de valor sus espacios regionales y locales, además de procurar establecer una interpretación de los procesos sociales basándose en la explotación de los grupos que dominaron la colonialidad del saber. Para concluir, es importante señalar, que la profesión de historiador requiere de compromiso, capacidad para analizar, de cambiar la visión de cómo se ve el mundo, de ser críticos, reflexivos, lectores, investigadores, sobre todas estas ser innovadores y creativos, con valores de responsabilidad, tolerancia, 60 colaborativos y auténticos, para fortalecer la memoria histórica y el sentido de pertenecía por los espacios sociales. Por ello es necesario que los encargados del nuevo devenir histórico repiensen, se formen y autoformen para que sean capaces de contribuir con la transformación integral, humanista y liberadora de, de manera tal que rompa las cadenas que nos atan a la modernidad. Partiendo de enfoques inter y transdiciplinarios que han surgido para transformar las relaciones sociales complejas que se desarrollan desde lo cotidiano en las localidades y que generan el afianzamiento de aquellos que son capaces de posibilitar las acciones de lucha producto de un espacio cargado de contradicciones, pero también de posibilidades. Es por ello que la historia debe entenderse como la confluencia de relaciones sociales complejas originadas en torno a un espacio y temporalidades que se encuentran y desencuentran para transformar la realidad, pues “Afortunadamente también crece la indignación de los oprimidos y el deseo por regresar a ser hombres de la tierra, y para la tierra, de ella deriva la lucha profunda, permanente y solidaria por la convivencia…” (Boada, 2014, p.35). Referencias a).- Bibliográficas: Boada, O. (2014). “Crónicas de la Concupiscencia”. Editorial el Perro y la Rana. Cumaná. Estado Sucre. Fanón, F. (1965). “Por la revolución africana”. México: Fondo de Cultura Económica. Febvre, L. (1982). “Los Combates por la Historia” Barcelona, España: Editorial Ariel. Peñalver, L.(2012) “Geohistoria: Teoría, Metodología y Discurso”. Universidad Pedagógica Experimental Libertador. Maturín. b).- Digitales: Caraballo, N. (2013). “Metodología, Investigación y Ciencias Sociales ¿El Antimanual del Investigador?”. HumanArtes. Revista Electrónica de Ciencias Sociales y Educación Año I, Volumen I, N° 2, enero – junio 2013, pp.: 92-104 __________ (2014). “La Historia Emergente: ¿Eurocentrismo o Saberes Históricos Descolonizados?” HumanArtes. Revista Electrónica de Ciencias Sociales y Educación Año 2, N° 4 – junio 2014, pp.: 63-74. www.revista-humanartes.webnode.es Quintero, I. (2001). “La historiografía Venezolana del siglo XIX”. Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura. N° 28 2001 pp: 119-134. www.revistas.unal.edu.co/index.php/achsc/.../17773 61 HumanArtes. Revista Electrónica de Ciencias Sociales y Educación Año 3, N° 6, enero – junio 2015, pp: 62-80 www.revista-humanartes.webnode.es Recibido: 11/2/2015 Aprobado: 7/5/2015 ADMISIÓN EN EDUCACIÓN UNIVERSITARIA: UNA REALIDAD MULTIFACTORIAL Jesús Rafael Berbín Marcano Universidad de Oriente Nueva Esparta,Venezuela [email protected] Resumen El tema de estudio es una realidad compleja y multifactorial digna de estudiar, por la proximidad que tiene con el proceso histórico que se ha venido experimentando en Venezuela desde hace un poco más de una década, respecto a un incremento progresivo de jóvenes que demandan su ingreso a la Educación Universitaria después de haber culminado el bachillerato. Para los gestores de las universidades públicas del país es un gran reto a superar, por la cercanía que tiene este fenómeno con elementos de justicia social y su relación con políticas de calidad. El propósito de la investigación es generar una teoría que permita explicar la admisión a la educación universitaria, desde una visión multifactorial. Se adoptó como postura metodológica la investigación cualitativa de corte naturalista, sobre la base de un proceso hermenéutico. Ontológicamente el ser humano es complejo y debe encontrar una clara identidad de sí mismo; gnoseológicamente la elección de una carrera universitaria viene dado por un proceso evolutivo a la largo de la vida del sujeto; axiológicamente mientras más se asista al joven en la formación de valores, en una toma de conciencia, de compromiso sobre la estructura que impone la sociedad, el ingreso será más satisfactorio. Palabras clave: Admisión, estudiante, universidad, vocación, prosecución. Abstract he topic of study is a complex reality and multifactorial worthy of study, by the proximity that has with the historical process that has been experiencing in Venezuela since it was a little over a decade, with respect to a progressive increase in young people who demand their income to the University Education after having completed the baccalaureate. For managers of public universities of the country is a great challenge to overcome, by the closeness that has this phenomenon with elements of social justice and its relation to quality policy. The purpose of the research is to generate a theory that could explain the admission to the university education, from a vision multifactorial. It was adopted as methodological stance the qualitative research of court naturalist, on the basis of a process hermeneutic. Ontologically the human being is complex and must find a clear identity of itself; gnoseologicamente the choice of a college 62 career is given by an evolutionary process in the course of the life of the subject; axiomatic while more will attend the young on the formation of values, in a decision of conscience, of commitment on the structure imposed by the society, the income will be more satisfactory. Key Words: Income, student, university, vocation, pursuance Introducción La variedad de situaciones que se presentan en el momento del proceso de transición de los estudiantes de la educación media a los estudios universitarios requiere de una gran atención, ya que es un proceso que amerita del estudiante significativos y múltiples cambios, y adaptaciones durante su formación. Dentro de ésta compleja situación, encontramos que el deterioro que existe entre la articulación de las instituciones de educación media y las instituciones de educación públicas universitarias, promueve en el estudiante una carga de desmotivación, ciertas confusiones con respecto a la elección vocacional universitaria, desinformación sobre la vida universitaria, sobre los planes y contenidos de las carreras, deficiencia en la formación académica previa, sentimientos de inadecuación e inseguridad, descenso de la autoestima, ineficacia y desgano de la labor que realizará en su vida profesional, entre otras cosas. Los fenómenos aludidos se producen con mayor intensidad en los primeros semestres de las carreras, originando la propensión a la deserción estudiantil, el desgranamiento y la lentificación en la prosecución de los estudios, lo cual inferimos que los mecanismos de ingresos y seguimientos académicos que aplican la mayoría de las universidades públicas venezolanas, constituyen un capítulo transcendental dentro de las políticas de las universidades. Como consecuencia de esto, resulta fundamental previo al ingreso a la universidad estudiar las condiciones y características de los aspirantes al subsistema de educación, así como un diagnóstico de las potencialidades mínimas requeridas para la carrera elegida, acompañado de un proceso de orientación vocacional adecuado por especialistas en la materia que dediquen el tiempo suficiente para que cada estudiante descubra su verdadera vocación hacia una determinada ocupación profesional. De allí que, investigar las causas que originan estos fenómenos surgen de la necesidad de dar respuestas y encontrar soluciones que contribuyan a mejorar las condiciones de ingreso a la educación universitaria, cuyos conocimientos sirvan de soporte en el diseño del nuevo sistema nacional de ingreso a la educación universitaria. Caracterización Epistémica e Ideológica del Objeto de Estudio Contextualización del problema El compromiso de indagar en este campo temático surgió como motivo de reflexionar sobre las series de circunstancias que frecuentemente tienen los estudiantes en la transición de la educación media, diversificada y profesional a 63 los estudios en la educación universitaria pública en Venezuela, en cuanto al ingreso, la prosecución y el egreso de este nivel académico, enmarcado dentro de los criterios pedagógicos, filosóficos y sociológicos, de una educación universitaria inclusiva, con equidad y de calidad, como lo establece la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Comenzaré la disertación señalando que el sistema de ingreso a las universidades en la mayoría de los países de América Latina y el Caribe se concibe como un conjunto de eventos aislados, en lugar de concebirse como un proceso, debido a que los mecanismos de selección están elaborados rígidamente y, en el cual todos los bachilleres son sometidos a los mismos acontecimientos, es decir, se aplica una prueba y de acuerdo a los resultados arrojados los estudiantes se inician o no en una carrera; en la mayoría de los casos sin tomar en consideración los aspectos individuales del estudiante, como por ejemplo, sus inclinaciones naturales, es decir, su vocación hacia una cierta ocupación o área de estudio. En el caso de Venezuela, encontramos que en la actualidad no existe un sistema nacional de ingreso a la educación universitaria, sino que cada universidad aplica su propia modalidad de ingreso, y esto va a depender en gran medida del tipo de institución, su grado de autonomía, enfoques y principios. En este sentido, esta heterogeneidad de mecanismos regula el derecho de los estudiantes a acceder a la educación universitaria venezolana, que en vez de beneficiarlos los perjudican, en especial aquellos que provienen de sectores sociales de escasos recursos y los que geográficamente viven lejos de las universidades. También encontramos, que estos mecanismos de selección no garantizan que los estudiantes elegidos cuenten con las competencias necesarias, ni los conocimientos requeridos para iniciar con éxito sus estudios universitarios. Aunado a esto, se observa que a partir del ingreso de los bachilleres a las universidades públicas, no se realiza un seguimiento de la continuidad de su proceso formativo durante la trayectoria de sus estudios, es decir, no se marca una pauta de cuando los estudiantes deben egresar, corriendo el riesgo de que una gran parte de ellos soliciten cambios de especialidades, por no sentirse a gusto con la carrera elegida, originando además desmotivación, baja autoestima y bajo rendimiento académico. En este contexto, se aprecia que las instituciones universitarias han hecho más énfasis en la cobertura que en la calidad del producto, lo cual ha tenido una incidencia desfavorable en el desarrollo de estas instituciones, debido a que su crecimiento ha estado centrado más en lo cuantitativo que en lo cualitativo. En este sentido, el compromiso que deben asumir las universidades venezolanas no es solamente tener más estudiantes, sino formar con equidad teniendo como principio esencial la calidad del egresado. Según Rama (2008), la masificación de la educación universitaria ha generado desde el punto de vista sistémico un aumento de la tasa de deserción, repetición y abandono al incrementarse la libre entrada de sectores sociales con menos capital cultural, trabajadores, personas discapacitadas, indígenas, personas de la 64 tercera edad, a los estudios universitarios, y cuyos procesos no son de tiempo completo. Estos nuevos sectores sociales no solo promueven un aumento de la cobertura, sino una diferenciación estudiantil de acuerdo con sus características, ya que tienen demandas distintas que los estudiantes de las universidades tradicionales de tiempo completo, los cuales se articulan en función de sus intereses particulares y no de una población estudiantil de tiempo parcial. En los últimos años en Venezuela se ha creado un sistema universitario paralelo, y en muchos casos de baja calidad, que vincula la masificación con la inclusión. En cuanto a este comentario, Guadilla (2006) comenta que el gobierno considera que este paralelismo institucional constituye la única forma de mejorar la inclusión en la educación universitaria, y simultáneamente la formación académica de los alumnos en los principios del proyecto revolucionario bolivariano. En este sentido, los problemas relacionados con los cambios de carreras, la deserción, el desgranamiento y la lentificación de los estudiantes en los primeros semestres de estudios universitarios, se ha convertido en una situación perjudicial en las últimas décadas. Según Romero (2003), la formación de la educación secundaria, la desorientación y la crisis de la adolescencia, la escasa o distorsionada información acerca de los planes de estudios, campo ocupacional y salida laboral de las carreras, la ausencia de procesos de orientación vocacional y otros tantos factores psicológicos, sociológicos y económicos, provocan entre otras causas, el alto índice de deserción y desgranamiento de los estudiantes. Igualmente en las aulas de clases se observa importantes errores en la autopercepción, distorsiones en la información, dificultades en la elaboración de las funciones de adaptación, interpretación y sentido de la realidad; así como una marcada inmadurez vocacional hacia la carrera que cursan en la educación universitaria, ocasionando en muchos casos altas repitencias, aplicaciones de medidas y hasta la deserción escolar. La problemática planteada, nos lleva a reflexionar que lo vocacional es un elemento crucial cuando se trata del ingreso a la educación universitaria, por cuanto se deben considerar los verdaderos intereses, aptitudes y competencias de los jóvenes para una buena toma de decisiones, y por consiguiente, tener una mayor constancia en los estudios universitarios. Propósito de la investigación El propósito de la presente investigación es generar un enfoque teórico que permita comprender y explicar la realidad sobre la admisión a la educación universitaria, desde una visión multifactorial, con la finalidad de construir un conocimiento amplio, lógico y coherente sobre la temática objeto de estudio, como aporte al campo de la educación, que sirva de soporte científico en la definición de algunos lineamientos que orienten el diseño del sistema nacional de ingreso a la educación universitaria, desde una pluralidad de perspectivas, que conduzcan a la optimización de las condiciones de ingreso estudiantil a las 65 universidades públicas del país, de modo que puedan cumplir a cabalidad sus funciones y que se adapten a las exigencias y a los cambios de la nueva sociedad. Justificación de la investigación Se justifica esta investigación, ya que los resultados constituye un aporte enriquecedor tanto para el sujeto investigador como para los que tienen la responsabilidad de dirigir los destinos de las universidades en Venezuela, debido a que se pueden obtener algunas respuestas para la definición de algunos lineamientos que orienten el nuevo diseño del sistema nacional de admisión a la educación universitaria, desde una pluralidad de perspectivas, que conduzcan a la optimización de las condiciones de ingreso estudiantil a las universidades públicas del país. Metodología Configuración epistemológica de la investigación La investigación se enfoca epistemológicamente en un paradigma cualitativo, ya que el interés del autor es intentar comprender e interpretar la realidad de un fenómeno social dentro de un contexto educativo, como es el Ingreso Estudiantil a la Educación Universitaria, desde una Perspectiva Teórica Vocacional. Es decir, lo que pretende el investigador con la aplicación de éste enfoque es indagar en la realidad que transitan los jóvenes a la hora de ingresar a cursar estudios en las instituciones universitarias de nuestro país, entrando en contacto directo con el fenómeno, observando e integrando las diferentes apreciaciones relatadas por las personas directamente en el ambiente o contexto dentro de lo cual se pueden descubrir patrones para interpretar y comprender esa realidad. Dentro de este orden de ideas, Martínez (2006) expresa que “la metodología cualitativa no se trata del estudio de cualidades separadas o separables, se trata del estudio de un todo integrado que forma o constituye una unidad de análisis y que hace que algo sea lo que es: una persona, una entidad étnica, social, empresarial, un producto determinado, entre otras (p.128). De allí que, el enfoque cualitativo cobra gran importancia por el hecho que permite la integración de un conjunto de relaciones que encausan la construcción del conocimiento de manera integrada, entre las partes y el todo. Por otro lado, la investigación se fundamenta teóricamente en un proceso hermenéutico, tal como lo expresa Gadamer (1994) “Una praxis hermenéutica se basa en el arte de comprender y de hacer comprensible las cosas” (p.56). En este sentido, se justifica una orientación hermenéutica, ya que el tema del Ingreso a la Educación Universitaria, desde una Perspectiva Teórica Vocacional, es una realidad compleja que amerita un proceso descriptivo e interpretativo sistemático que va del todo a las partes y de las partes al todo, con la finalidad de buscarle significados a esta realidad por medio de la comprensión de las 66 experiencias mediante el diálogo o conversación con las personas que están implicadas directamente con el objeto de estudio. Desde el punto de vista sistémico, la interdisciplinariedad tiene un gran valor en el desarrollo del estudio, precisamente por la existencia de una relación sistémica entre diferentes disciplinas condicionada por objetivos comunes, destacando la importancia que tiene la misma en la construcción de una aproximación teórica que permita comprender y explicar el Ingreso Estudiantil a la Educación Universitaria, desde una perspectiva Vocacional. Según Jean Piaget (1979), interpreta la interdisciplinariedad como “la cooperación entre varias disciplinas o sectores heterogéneos de una misma ciencia llevan a interacciones reales, es decir, hacia una cierta reciprocidad de intercambios que dan como resultado un enriquecimiento mutuo” (p.67). Los estudios de tipo interdisciplinario permiten que diversas áreas del saber se integren en la exploración de un fin común, como es el caso de la presente investigación cuyo propósito es integrar el conocimiento de un interobjeto de varias disciplinas, en el sentido de comparar y analizar los acuerdos o desacuerdos existentes entre la información suministrada por los informantes claves, a fin de lograr el cambio en el interobjeto. Diseño y método de recolección de información El estudio se enmarca en un diseño de campo, tal como lo reseña Tamayo y Tamayo (2007), en el sentido que “los datos se recogen directamente de la realidad..., su valor radica en que permiten cerciorarse de las verdaderas condiciones en que se han obtenido los datos, lo cual facilita su revisión o modificación en caso de surgir dudas” (p.110). En consecuencia, se justifica este diseño de investigación porque es la vía más pertinente para encontrar respuesta a la pregunta de investigación, ya que la información se obtiene directamente de la realidad donde acontece el fenómeno, permitiendo al investigador asegurarse de las condiciones reales en que se han conseguido los datos. Para efecto de la investigación se consideró pertinente la aplicación de la Entrevista a Expertos y la Entrevista Semiestructurada individualizada. Se realizó intencionalmente la entrevista a expertos ya que dentro del estudio hay actores que son particularmente claves por su relación con el contexto de investigación, entre los que se destacan: Rectores, Secretarios, Decanos de algunas universidades públicas como privadas, y representantes de la OPSU. De igual manera, se aplicó la entrevista semiestructurada ya que el investigador se interesa por recoger información de la comprensión de las opiniones y las actitudes que tienen algunos informantes claves respecto a sus experiencias sobre la situación planteada, entre los entrevistados se indican: Investigadores, Psicólogos, Representantes Estudiantiles y Estudiantes. Para realizar las entrevistas se diseñó un guión de temas relevantes que sirvieron como punto de referencia para alcanzar el propósito de la investigación, permitiendo un amplio margen de libertad y flexibilidad en su aplicación. 67 Categorización, análisis e interpretación de la información Una vez recabada la información pertinente a la investigación, se procedió a la categorización de los datos con la finalidad de nutrir un buen análisis, interpretación sobre el objeto de estudio, conduciendo a resultados valiosos. El procedimiento práctico que se llevó a cabo para la categorización y el análisis del contenido del material recopilado, es el mismo que establece Martínez (2007) donde se siguen ciertos pasos necesarios: En primer lugar, se procedió a transcribir detalladamente todo el contenido de la información protocolar (las entrevistas, grabaciones y anotaciones de campo) la cual fue revisada minuciosamente antes de abandonar el campo, en los dos tercios derechos de las páginas, dejando el tercio izquierdo para la categorización y anotaciones especiales. Se numeraron las páginas y las líneas para facilitar luego las referencias. En segundo lugar, se dividió el contenido enunidadestemáticas (párrafos o grupos de párrafos que expresan una idea o un concepto central). En tercer lugar, se realizó la codificación abierta del material tal como lo reseña Strauss y Corbin (2002), mediante la asignación de una expresión breve (categoría descriptiva) que refleja la idea central de cada unidad temática. Estas expresiones se escribieron en el tercio izquierdo de la página. También se distinguieron algunas subcategorías o propiedades descriptivas especificando causas, condiciones, consecuencias, dimensiones, entre otras. En cuarto lugar, se procedió a la agrupación o asociación de las categorías de acuerdo con su naturaleza y contenido de la información. El procedimiento práctico utilizado para agrupar las categorías obedeció a la capacidad del investigador mediante un arduo trabajo manual (sin ayuda de programas computacionales) manipulando esquemas o matrices que permitieron tener a la vista simultáneamente el descubrimientos de relaciones entre las categorías y poder describir el fenómeno por lo menos en toda su amplitud a través de la información recopilada. Una vez identificado las categorías y las subcategorías del material recopilado por entrevistador, tanto de los expertos, de los informantes claves y de las anotaciones del propio investigador, luego se realizó el proceso de triangulación, que según Cisterna (2005) lo define como la acción de reunión y cruce dialéctico de toda la información pertinente al objeto de estudio surgida en una investigación por medio de los instrumentos correspondientes, y que en esencia constituye el corpus de resultados de la investigación. Conclusiones Masificación de la educación universitaria 68 La situación del ingreso estudiantil al subsistema de educación universitaria, ha sido uno de los temas más controversiales de abordar, no solo por el incremento reciente de la matrícula, sino por los diferentes escenarios que de ello resultan. Hay un problema de naturaleza sociológica que es una necesidad que se ha venido desarrollando en la familia. En América latina cuando se desarrolla el proceso de migración del campo a la ciudad, el campesino va a la ciudad en la búsqueda de mejores condiciones de vida, y una de sus prioridades que busca es la educación de sus hijos. Fue una tradición en la historia Venezolana que la familia pudiente trasladaba a todo su grupo familiar desde el campo donde vivían a la gran ciudad, con el motivo de acompañar a alguien que deseaba estudiar en la universidad. De tal manera, que una persona desde niño comienza a desarrollar la universidad como un culmen, es decir, mira a la universidad como una alternativa de alcanzar una preparación profesional y tener un mejor estilo de vida. No obstante, hasta hace relativamente poco tiempo (aproximadamente 30 años) todo el que lograba egresar de la universidad garantizaba una mejor calidad de vida, y esa mentalidad ha quedado un poco en la arqueología de las personas, de la decisiva de ingresar a la universidad. En vista de ello, el aumento de la demanda por estudios universitarios implica una estrategia de supervivencia de los hogares de los bachilleres, por cuanto sus familias prefieren invertir en educación para sus hijos en razón de un buen salario, tener mayor posibilidad al empleo y salir de la precariedad. Sin embargo, esto trajo como consecuencias que muchas universidades del país, entre ellas las autónomas establecieran mecanismos selectivos de ingreso para contrarrestar la demanda. Pero este cambio generó que las familias realizaran sacrificios para costear una educación universitaria privada para sus hijos, cuyo interés es invertir en educación en razón de un mejor estilo de vida. A estas ideas, es conveniente citar a Torres y Rodríguez (2006) quienes señalan como resultado de sus investigaciones, que es interesante reflexionar sobre las expectativas que tenían las familias acerca de los estudios de sus hijos, y una de las expectativas primordiales fue la de tener un buen empleo; es decir, un empleo bien remunerado, acorde al tiempo de estudio empeñado. Además, dicen que las carreras universitarias siguen siendo un camino para mejorar en el nivel social y económico, una esperanza para mejorar como personas, como ciudadanos y como clase social (Revista Enseñanza e Investigación en Psicología. Vol.11. p. 264). En vista de esto, no cabe duda que la familia juega un papel fundamental en la educación de sus hijos, y que hacen cualquier sacrificio para proporcionarles estudios, y particularmente a nivel universitarios, con el fín de que alcancen sus logros académicos y pueden tener una mejor calidad de vida. Aunado a este comentario, las investigadoras sostienen que es importante que se establezcan vínculos entre las universidades y las familias de los estudiantes para así coadyuvar al beneficio de la actividad educativa de los alumnos universitarios y contribuir a frenar el problema de la deserción escolar. Por otro lado, se aprecia por ejemplo las cifras astronómicas que ganan un 69 artista de televisión, un cantante, un deportista famoso, entre otros, la cual ha dejado sin incentivo desde el punto de vista del mejoramiento de la calidad de vida, el ingreso a la educación universitaria. De acuerdo a esta observación, según Romero (2003) los temores de los adolescentes con respecto al futuro se agudizan al sufrir el abandono de la educación media, para ingresar en un ámbito desconocido y fantaseado como es la universidad. Asímismo, el autor manifiesta que el incremento de temores y ansiedades ante el hecho de asumir responsabilidades, están referidas al mundo de las carreras y ocupaciones o a la incertidumbre del futuro. En cuanto a estos señalamientos, se puede inferir que en este momento del desarrollo histórico de nuestra sociedad, el ingreso a la educación universitaria está cada vez más lejos de ser un derecho evidente para todo la población, ya que se reduce a formar un privilegio de aquellos estudiantes que puedan culminar la educación media, pero además, que tengan aspiraciones y cuenten con las posibilidades económicas y culturales para continuar con sus estudios universitarios. En este sentido, se puede decir que el ingreso a la educación universitaria no siempre responde a intereses de tipo vocacional, debido a la gran contradicción que existe si decidir por una carrera que coincida con los intereses y motivaciones del sujeto, pero que ofrece dudosas posibilidades de ocupación laboral, o elegir aquellas carreras que el imaginario social indica como exitosas, de rápida empleabilidad y con buenas perspectivas económicas. La situación planteada, guarda relación con el pensamiento de Acedo (2005) cuando afirma que “El bachiller que ingresa a la universidad actualmente viene con muchas fallas de formación, no existiendo ni continuidad conceptual, ni conocimientos básicos para asumir las exigencias de la educación superior, en particular la universidad” (p.2). En este contexto, se sugiere conocer al estudiante, detectar cuáles son sus debilidades y programarle adecuadamente su formación universitaria, eso va a garantizar que el sujeto se prepare en una profesión para la cual realmente le nace estudiar. De esa manera, se podrá mejorar la prosecución de la formación universitaria y graduar profesionales de calidad con agrado a la labor que van a realizar. Una posible solución al problema de la masificación de la educación universitaria es elevar la calidad de la educación de los niveles precedentes a la universidad, dotar de recursos a las universidades públicas, y no solamente un mayor presupuesto para su funcionamiento, sino la incorporación de un mayor número de profesores, de empleados y obreros, así como la ampliación de las edificaciones, como comedor, bibliotecas, transportes, becas, áreas verdes, prominencias universitarias, entre otros aspectos. Selectividad de los talentos Como consecuencia de la masificación de la educación universitaria una forma de frenar el ingreso estudiantil a las universidades públicas del país, es mediante la aplicación de pruebas internas o selectivas de ingreso (combinando aptitud con conocimientos específicos), cuyo mecanismo permite la selección 70 de aquellos estudiantes que obtengan una mayor puntuación en la evaluación que en muchos casos son estudiantes que provienen de instituciones privadas. A propósito de esta reflexión, Hurtado (2008) nos dice que las pruebas internas que aplican las distintas facultades, tampoco han servido para solventar la ausencia de cupo; y por el contrario, se han convertido en una muy controvertida via de ingresos propios para los auspiciantes (Revista Investigación y Educación, Año V. Vol. 9. p.85). Encontramos en esta cita, que las pruebas internas lejos de resolver imponente injusticia se ha convertido en una barrera de represión para las posibilidades de superación de nuestros jóvenes. Como consecuencia de lo anterior, las pruebas selectivas no es la solución al problema de la masificación, porque un gran número de estudiantes quedan excluidos del subsistema, que en su mayoría son personas que proceden de instituciones públicas presentando deficiencias académicas y de bajas condiciones socioeconómicas. La constitución de la República Bolivariana de Venezuela, establece en su artículo 103 que “toda persona tiene derecho a una educación integral de calidad, permanente, en igualdad de condiciones, sin más limitaciones que las derivadas de sus aptitudes, vocación y aspiraciones”. Además, la constitución expresa claramente la necesidad de permanencia y culminación de los estudios. Entonces se evidencia notoriamente que la problemática de la Educación Universitaria radica principalmente en el acceso, la permanencia y en el egreso. Cotejando esta información, la UNESCO (2007) considera el acceso a la Educación Superior como un proceso que se inicia para el estudiante desde los niveles de educación precedentes, continúa con la entrada a la universidad, su permanencia, hasta lograr la exitosa graduación (Informe sobre tendencias sociales y educativas en América Latina, 2007). De esta manera, queda establecido que es primordial garantizar el ingreso de todos (a) a la educación universitaria, pero también es cierto que todas las personas no poseen las competencias académicas necesarias y las condiciones socioeconómicas mínimas para proseguir y finalizar satisfactoriamente sus estudios universitarios. Interpretando a Ovejeros (2003), las pruebas de ingreso lo que realmente miden es el contexto social y cultural de las personas, más que cualquier otra cosa; en otras palabras, quien realiza la prueba intenta seleccionar aquellos estudiantes que considera mejor acomodados a su ideal cultural y que supuestamente debe ser proporcionado en buena parte por la educación anterior y la familia. Además, Sternberg (1999) critica que estas pruebas se diseñan para medir el conocimiento estático de la persona, lo que se supone que debe saber hasta ese momento y no indaga sobre las potencialidades del individuo. Argumentando aún más lo anterior, la aplicación de pruebas internas como mecanismo para acceder a un cupo universitario, deben abrirse y darle la oportunidad a todos aquellos bachilleres que aspiren cursar estudios universitarios previo a una análisis exploratorio de su vocación, y que el promedio y el status socioeconómico no sea un requisito limitante para el 71 ingreso. Por otra parte, las Autoridades Universitarias en conjunto con el Gobierno Nacional y Representantes de las Instituciones de Educación Media Diversificada y Profesional, deben formar una mesa de diálogo para analizar profundamente la problemática del ingreso a la educación universitaria. La solución a esta situación no está en la aplicación de pruebas de conocimientos específicos, tampoco en la selección interna mediante promedios y condiciones socioeconómicas. Para nadie es un secreto que las universidades públicas las financia el Estado; por ello, no puede estar a espalda de las políticas del Estado. En tal sentido, tiene que haber un acuerdo entre las partes, o sea, tiene que nacer un Sistema Nacional Único de Ingreso, administrado por la OPSU y apoyado por las Instituciones de Educación Universitarias, especialmente las universidades autónomas, donde lo vocacional sea un requisito fundamental para que los jóvenes tengan una idea clara de las habilidades que deben poseer para determinadas especialidades, así como una orientación sobre las fuentes de empleo una vez que culminen sus estudios. A pesar de esto, también se plantea la situación si realmente es solamente la vocación lo que designe la elección de una carrera universitaria, o será la oportunidad que se le presente al sujeto elegir una profesión, es decir, siempre habrá una confrontación entre la oferta universitaria y la vocación real del sujeto. En virtud de todo lo antepuesto, es indispensable que las instituciones universitarias faciliten mayores ofertas de estudios a los estudiantes tomando en cuenta las necesidades de cada región que está planteando la sociedad, ya que lo importante no es dar títulos, lo importante es la formación del sujeto. Dicho en otras palabras, lo primordial no es graduar una cantidad de profesionales, el problema no es egresar de la universidad, el problema se centra en tener una formación que nos permita ejercer ciudadanía, es decir, formar ciudadanos con responsabilidad, crítico y con pertinencia social en su profesión, comprometido con la sociedad y el desarrollo de la nación, y esto tiene una íntima relación de carácter vocacional. Inclusión y equidad al acceso universitario La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela es bastante clara, cuando establece en su artículo 103 que: “Toda persona tiene derecho a una educación integral, de calidad, permanente, en igualdad de condiciones y oportunidades” (Asamblea Nacional Constituyente, 2000). Se trata entonces de una obligación del Estado venezolano a través del Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria, garantizar la calidad académica de las actividades que se llevan a cabo dentro de los recintos universitarios. De allí que, el principio de calidad educativa ya no constituye un privilegio para ciertos sectores de la población, sino que es hoy en día un derecho constitucional de todas y todos. Este principio que obedece la constitución, trae a la mesa el problema de la inclusión que se interpreta que ninguna condición distinta a la establecida en la constitución puede limitar el ingreso estudiantil a la educación universitaria, por ejemplo el tipo de plantel de donde provienen los 72 estudiantes (Público o Privado), la zona geográfica de procedencia de los aspirantes, su condición socioeconómica, el sexo, la etnia, la edad, la religión, y las personas con discapacidad. De acuerdo a esto, la inclución significa cumplir con el mandato constitucional de admitir a todas aquellas personas que tengan las aptitudes, la motivación e intereses nacesarios para que tengan una buena prosecución en sus estudios universitarios. Parafraseando a Fuenmayor (2005), el autor comenta que la equidad no es sólo en el ingreso, la misma debe extenderse a la prosecución de los estudiantes admitidos, lo que significa que todos los estudiantes deben disponer del mismo nivel de goce de las facilidades académicas, de manera de tener una educación de calidad tal como lo exige la Constitución. Es decir, por mandato constitucional se ofrecen las mejores condiciones posibles para la enseñanza, tanto por parte de las instituciones de educación universitaria, como de los estudiantes. Las universidades deben transformarse en espacios para la resolución de los problemas reales de las distintas comunidades del país. En este sentido, los Municipios en unión de las Autoridades Municipales deben articular planes de estudios que coadyuven al desarrollo de las necesidades de cada Estado, Región o Municipio, que garantice una educación de calidad a los futuros profesionales, y no tengan que migrar a otros estados. Del mismo modo, deben dárseles la oportunidad a todos aquellos estudiantes que tengan las competencias necesarias para estudiar una carrera universitaria fuera de su Estado, asignarle una beca o un tipo ayudantía para que tengan una buena prosecución en sus estudios, ya que actualmente hay muchos estudiantes que se encuentran deprimidos, frustrados y desmotivados cursando estudios universitarios, sencillamente porque no tienen la vocación para ello, debido a que no se le orientó oportunamente en la elección. La creación de nuevas instituciones universitarias implementadas por el Gobierno Nacional (Misión Sucre, Universidad Bolivariana de Venezuela y las Aldeas Universitarias) como proceso de municipalización de la educación universitaria, aunque favorece la inclusión de la población excluida del sistema de educación universitaria tradicional, también hay que subrayar que es un proceso educativo que termina diferenciando la formación de los egresados, ya que la dedicación a los estudios es de tiempo parcial, a diferencia de los egresados de otras instituciones universitarias, entre ellas las autónomas, cuyos dedicación a los estudios es de tiempo completo. Por otro parte, la propuesta de Municipalización y Territorialidad de la educación universitaria facilita el ingreso de todas y todos a cursar estudios universitarios en su propia localidad, sin una exploración vocacional anticipada con expertos en la materia que permita una mejor distribución del estudiantado en las carreras afines a su vocación, que cada Aldea oferta a sus pobladores para garantizar una satisfactoria prosecución y un grato desempeño en el ejercicio profesional. De igual manera, restringe la posibilidad al estudiantado de formarse en una carrera distinta a las opciones que ofertan las Aldeas Universitarias aledañas a su territorio donde habita, es decir, se estaría cercando 73 a las personas a estudiar las profesiones que únicamente ofrecen las instituciones universitarias de su Estado o Municipio. Formación Preuniversitaria Se evidencia que una de las grandes dificultades que presenta el sistema educativo es la formación que se imparte a nuestros hijos dentro de las escuelas, dentro de los liceos antes de ingresar a la educación universitaria. Este nivel educativo depende mucho de las bases; sin embargo, frecuentemente se observa con gran preocupación las deficiencias que traen los estudiantes principalmente aquellos que provienen de la educación media-diversificada y profesional, donde estas debilidades se reflejan en las aulas de las universidades. A propósito de esto, tomando las ideas de Romero (2003) el autor comenta que en este momento particular del desarrollo histórico de nuestra sociedad, el ingreso a estudios superiores está cada vez más lejos de ser un derecho accesible para toda la población, se reduce a constituir un privilegio de aquellos que puedan culminar la enseñanza media, que tengan aspiraciones y cuenten con posibilidades económicas y culturales para continuar con estudios universitarios (III Coloquio Internacional sobre Gestión Universitaria en América del Sur, 2003). Actualmente se observa una muy marcada diferencia entre el contingente de estudiantes que proceden de un mismo año escolar de diversas instituciones educativas, eso se nota inmediatamente en estos espacios universitarios, aunque a veces en los promedios de notas pareciera que vienen muy preparados, pero cuando se evalúan se evidencia una gran diferencia en la formación del sujeto. Estos comentarios tienen relación con lo que dice Acedo (2005), el cual plantea que: “El bachiller que ingresa a la universidad actualmente viene con muchas fallas de formación, no existiendo ni continuidad conceptual, ni conocimientos básicos para asumir las exigencias de la educación superior, en particular la universidad” (p.2). Ante esta situación, se deben definir estrategias que contribuyan a la calidad de la formación que se imparten en todas las instituciones de educación media diversificada y profesional. El gobierno debe entender que es prioritario elevar la calidad en la educación pública gratuita en los niveles previos al ingreso a las universidades. Adicional a esto, como consecuencias de las políticas educativas, las instituciones de educación media-diversificada y profesional han disminuido los niveles de exigencias hacia los estudiantes, ya que prácticamente se realizan evaluaciones continuas, pruebas cortas por objetivos dados, se eliminaron los exámenes finales y pruebas de lapsos, no está permitido la repitencia de los estudiantes, no se practican a menudo exámenes individuales, las evaluaciones para comprobar conocimientos no se están aplicando adecuadamente, la mayoría de las evaluaciones son trabajos en equipos, talleres y exposiciones grupales, aunque forman parte de la educación aprender a trabajar en equipo, pero no se está aplicando cabalmente, en el sentido de que no se están tomando en cuenta las competencias previstas para el nivel superior inmediato. Conforme a las opiniones de los psicólogos entrevistados, en el área de orientación de las universidades se atienden frecuentemente casos de 74 estudiantes con dificultades de aprendizajes, con un coeficiente intelectual que está por debajo de la media o de los parámetros normales, cuyo indicador revela que el joven va a tener un bajo rendimiento académico en sus estudios, debido a que su cerebro no se desarrolló propiamente por múltiples causas. Además, se observan importantes errores en la autopercepción, distorsiones en la información, dificultades en la elaboración de las funciones de adaptación, interpretación y sentido de realidad; así como una marcada inmadurez vocacional de los estudiantes que ingresan a la educación universitaria. Es por ello que actualmente se observan en las aulas universitarias muchas repitencias, aplicaciones de medidas y deserción escolar. A pesar de todo, esos estudiantes tienen derecho a formarse, pero existen otras alternativas que los pueden ayudar, como por ejemplo la formación para un oficio. De acuerdo a lo planteado, la solución se abordaría comenzando por una revisión de la estandarización de los contenidos curriculares a nivel de la educación media, y su posible articulación con el sector universitario, donde los profesores como parte del proceso educativo se comprometan con responsabilidad ética y social en impartir una formación de calidad a los futuros ciudadanos que requiere el país. En este sentido, es necesario que exista una perentoria articulación en las políticas educativas entre las instituciones de educación media-diversificada y profesional y sector universitario, con la finalidad de optimizar el acceso estudiantil. Esta medida en gran parte se justifica por el hecho de que generalmente la mayoría de los estudiantes que ingresan a las universidades venezolanas muestran deficiencias en su formación preuniversitaria, originando la necesidad de aplicar ciertas pruebas diagnósticas, la evaluación de competencias exclusivamente en el ámbito del conocimiento, la justificación de lapsos (semestres, trimestres u otros), el desarrollo de cursos de preingreso, tales como los cursos de nivelación o propedéutico, y actualmente en proceso de discusión el llamado ingreso asistido, generándose toda una economía política de la incompetencia. El problema de la formación preuniversitaria hay que afrontarlo desde que el estudiante se inicia en la educación con la ayuda de la formación familiar; es decir, la prosecución y el control que ejerza la familia en los estudios de esa persona es fundamental en las primeras etapas educativas porque son menores de edad, y una vez que ingresan a la universidad que están en el proceso de la adolescencia a la adultes y toman sus propias decisiones, entran en un ambiente que puede resultar inóspito porque se les cambian todos los esquemas, tienen que tener un mayor nivel de responsabilidad, estar preparado para compartir con personas mucho más experimentado que él, es decir, tienen que librar una contienda de adaptación con el contexto universitario, y eso puede marcar el inicio del éxito que pueda tener el estudiante dentro de la universidad. Pertinencia Vocacional en el Ingreso Desde el punto de vista social, existe como una especie de síndrome que las 75 personas tienen que tener una formación profesional universitaria. Esta reflexión pone entre dicho el carácter vocacional, porque lo más razonable sería que las personas puedan desempeñarse en una actividad satisfactoriamente porque les gusta, sin necesidad de obligarlos a tener una formación universitaria, de tener una mentalidad prejuiciada de la necesidad de un título universitario. Hay que dignificar las ofertas de estudios profesionales, formar a las personas para las profesiones, que tengan una educación que les permitan hacer su labor adecuadamente. Esto no quiere decir que se discriminen a las personas en cuanto a las opciones y posibilidades de estudios universitarios, sino brindarles la oportunidad de poder educarse profesionalmente en otras áreas de conocimientos (a nivel técnico-medio o superior), aquí lo vocacional jugaría un papel determinante, ya que un gran número de estudiantes están ingresando a las universidades por carreras que no tienen nada que ver con su vocación real, presentan un nivel de inmadurez emocional a la hora de elegir una opción de estudio. De allí la importancia de los especialistas de la orientación vocacional para detectar en las personas aún cosas que no sabe que pueda emprender satisfactoriamente para su propio beneficio, el de su grupo familiar, el de la región y del país en general. En la actualidad existe una ausencia de profesionales especialistas en orientación vocacional para una gran cantidad de liceos a nivel nacional, lo que conlleva a contratar psicólogos, trabajadores sociales, o en su defecto los mismos profesores quienes asumen estas responsabilidades, condicionando a los estudiantes a seleccionar opciones para el ingreso a las universidades que no llenan sus expectativas vocacionales. Entonces se supone que las personas que orientan deben ser especialistas o tener una formación en la materia, que en la realidad no existe. Los profesionales que se dedican a esta actividad deben poseer una calidad humana, una formación ética, porque en sus manos está en gran medida el éxito académico de los nuevos profesionales. Esta situación se empeora, ya que son pocas las universidades que ofertan y promocionan la carrera de orientación a nivel nacional. Aunado a esto, la ausencia de una normativa concreta que regule el marco de acción del orientador vocacional y/o profesional, así como la diversidad de labores y las precariedades propias de los establecimientos educativos, en cuanto a la carencia de espacio físico para ejercer sus funciones impactan de manera importante en la efectividad de la orientación vocacional en todos los niveles educativos. En tal sentido, el nuevo sistema nacional de ingreso a la educación universitaria debe de alguna manera considerar dentro de sus políticas la necesidad de determinar las competencias que poseen cada estudiante para cursar estudios en una universidad; así como, la aplicación de una adecuada orientación vocacional con especialistas en la materia durante los tres últimos períodos escolares preuniversitarios. Esta medida de acción institucional se justifica, porque no es posible que un estudiante ingrese a una carrera universitaria sin conocer realmente cuáles son sus capacidades, sus aptitudes y sus motivaciones que los impulsan hacia los estudios de una profesión, corriendo el riesgo de fracasar en los primeros semestres de la carrera. 76 Indudablemente esta es una situación que se enfoca desde el punto de vista sociológico, donde la universidad juega un papel crucial en la formación de los profesionales que requiere el país. Es importante comprender que la palabra profesión proviene de fé y la fé está asociada con la vocación. En este sentido, hay que hacer un gran esfuerzo en la consolidación de un sistema nacional de ingreso a la educación universitaria donde participe representantes del Estado y autoridades educativas en todos los niveles para establecer políticas que permitan una articulación efectiva de inclusión de jóvenes al sector universitario con pertinencia social a través de una adecuada orientación vocacional iniciándose a nivel de bachillerato a los fines de prepararlos para su futura ubicación académica y profesional. Consideraciones finales reflexivas Con el propósito de generar un enfoque teórico que explique la admisión a la educación universitaria, se llegó a las siguientes reflexiones: Desde el punto de vista ontológico, hay que entender que el ser humano es complejo, y permanentemente vive realizando un esfuerzo por encontrar una clara identidad de sí mismo, cuyo esfuerzo puede durar toda una vida. Como decía Sócrates “el sujeto debe conocerse a sí mismo”. En tal sentido, cuando alguien aspira formarse en un oficio, antes que todo debe vencer las ambigüedades que muchas veces se originan producto de las circunstancias que lo rodean, permitiendo de esta forma conseguir la verdadera autenticidad (ser veraz con uno mismo), con la finalidad de convivir en armonía con nuestros actos y siendo responsables de las decisiones que tomemos. Ontológicamente hablando he venido insistiendo de que una de las misiones fundamentales del hombre desde la antigüedad es la de obtener un mayor grado de felicidad en su vida, con armonía consigo mismo y con todo lo que lo rodea, cuyas actitudes se manifestarán al desarrollar libremente todas sus potencialidades en la realización de una actividad profesional. Desde el punto de vista gnoseológico, la elección vocacional de una carrera universitaria se debe construir en el ser humano mediante un proceso evolutivo como señalan Ginzberg, Ginsburg, Axelrad y Herman (1951), a través del cual la persona se desarrolle en un proceso continuo y dinámico a la largo de toda la vida, ya que sus aptitudes, destrezas, intereses y sus expectativas evolucionan y cambian con el tiempo, ajustándose constantemente debido a la retroinformación producto del contexto social. En este sentido, la teoría evolutiva o de desarrollo es uno de los modelos más comprensivo e integral, cuyo proceso se puede desarrollar en los diferentes niveles del sistema educativo desde la infancia hasta la adultez, realizando los respectivos ajustes en los contenidos curriculares, que permita clarificar la toma de decisión vocacional universitaria. Desde el punto de vista psicológico, sería razonable comenzar a preparar al estudiante vocacionalmente desde sus inicios en la educación, en el desarrollo de sus habilidades, aptitudes, intereses, valores y expectativas, lograr a que se 77 conozca a sí mismo, que identifique sus debilidades y fortalezas, para que en el momento de la elección universitaria se encuentre vocacionalmente maduro y consciente de ese gran paso en su vida académica. Se trata de crear en el sujeto elementos autovalorativos y autoreflexivos que le permita tomar una decisión autodeterminada que le asegure el éxito en su carrera profesional. Desde el punto de vista axiológico, para el ingreso a la educación universitaria es necesario considerar los valores del ser humano, debido a que lleva al sujeto a defender y crecer en su dignidad de persona dentro de la sociedad. La existencia de un valor es el resultado de la interpretación que hace el sujeto del mismo contexto social, cultural, político y económico, producto de la experiencia. Para que se dé esta trasmisión de valores son de vital importancia la calidad de las relaciones con las personas significativas en la vida de los estudiantes, su grupo familiar, la escuela y los amigos. En otras palabras, mientras más se asista al joven en una toma de conciencia, de compromiso en cuanto a la estructura que impone la sociedad, el ingreso a la educación universitaria será más satisfactorio, debido a que los jóvenes se encontraran mejores preparados para realizar una toma de decisión más efectiva, autónoma y madura. Desde el punto de vista social, es preciso que el estudiante y su familia entiendan que asumir el reto de estudiar en una universitaria requiere una gran responsabilidad, un compromiso, ser honesto consigo mismo, tratando siempre de buscar la armonía y la mayor perfección posible que hagan de su vida una suma de felicidad. Hay que reconocer las influencias que tienen las determinaciones sociales y personales en la construcción de la conducta vocacional del sujeto en la preferencia de su elección vocacional. Lo fundamental no es graduar una cantidad de profesionales, el problema se centra en tener una formación que permita ejercer ciudadanía, es decir, formar ciudadanos con responsabilidad, crítico y con pertinencia social, comprometido con el desarrollo de la nación. Desde el punto de vista pedagógico, las instituciones educativas deben organizar actividades que permitan proporcionar herramientas que ayuden a los jóvenes a identificar los factores individuales y sociales que condicionan sus preferencias en la elección universitaria; como también la organización de los contenidos curriculares, la difusión de la información, los servicios de orientación vocacional, la formación del profesorado, entre otras. Las actividades pedagógicas tienen un fuerte impacto en el desarrollo emocional y social de los jóvenes, debido a que durante este periodo se obtienen una serie de habilidades y conocimientos que les permite para su posterior incorporación al mundo del trabajo. La educación debe preparar a la juventud para el proceso de transición académica y socio-laboral, es decir, que el alumnado “aprenda para la vida”, estos temas deben ser tratados en la escuela como aprender e emprender, incorporándose en el contenido del currículum escolar. Se debe enseñar al estudiantado a planificar su vida en sentido amplio antes de que acabe su trayectoria de educación formal. Cabe resaltar, el aporte de la tipología de la 78 carrera de Holland, cuando señala que la persona debe autoconocerse y tener conocimiento de las ocupaciones laborales. Es decir, mientras mayor sea la cantidad y la exactitud de la información que el individuo tenga sobre los ambientes ocupacionales, más adecuada será su elección vocacional. Desde el punto de vista ético, es imprescindible elevar la calidad de la formación educativa en los niveles precedentes a la universidad; así como, exigir como requisito obligatorio para ingresar a la universidad un diagnóstico de las potencialidades mínimas del aspirante, en conjunto con un proceso de orientación vocacional con especialistas en la materia que ayuden a canalizar las incertidumbres asociadas al imaginario social, cultural y ocupacional en cada sujeto individualmente. Asimismo, la formalización de la orientación vocacional dentro del currículo de las instituciones educativas, así como, una planificación política de formación de profesionales en orientación vocacional, para suplir la demanda existente actualmente en las diferentes instituciones educativas, y que exista una articulación efectiva entre la educación básica, media-diversificada y profesional con el sector universitario. Desde el punto de vista político, es necesario que existan acuerdos entre el Gobierno Nacional y las Instituciones de Educación Universitaria en materia del nuevo sistema nacional de admisión a la educación universitaria, donde se garantice a toda la población estudiantil un proceso transparente que logre la asignación con equidad a los aspirantes para cada institución universitaria, tomando como elementos fundamentales las potencialidades y el desarrollo vocacional de los participantes. Referencias Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. (1999). 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Revista Electrónica de Ciencias Sociales y Educación Año 3, N° 6, enero – junio 2015, pp: 80-94 www.revista-humanartes.webnode.es Recibido: 27/3/2015 Aprobado: 16/4/2015 EL ARTE DE POETIZAR LOS NEXOS ENTRE LA UNIVERSIDAD Y EL OTRO Isaura Del Carmen Montaño Andrádez Universidad Politécnica Territorial del Oeste de Sucre “Clodosbaldo Russián” Cumaná- Estado Sucre- Venezuela [email protected] Resumen La universidad hace décadas inició un peregrinaje, desde diversas perspectivas y en distintos contextos históricos intentando escuchar los murmullos de su fuente primigenia. En ese constante proceso de indagación, se han develado paradigmas emergentes que reclaman su presencia en el arte de mirarse hacia dentro y mirar al otro, pero hasta ahora la academia no se atreve a escuchar su monólogo interior y transitar otras sendas. Aún persisten matrices culturales que hunden sus raíces en la razón instrumental, desprovista de todo rasgo de afectividad. Por ello, se plantea el compromiso histórico de re- encontrar- se con esas otras modalidades narrativas y geografías simbólicas que claman subjetividad, sensibilidad, intuición y percepción para captar las resonancias populares, sus confidencias y dar paso a la revelación de la vida y la construcción de una teoría emocional compartida. De allí que se entrelazaron hilos epistemológicos, ontológicos y poéticos, bajo un despliegue hermenéutico y una especie de juego metaficcional; habilitando zonas de intercambio discursivos entre dos cultores: uno universal y el otro, local que aportan otros ecos al pensamiento emergente. Este compromiso se potencia en el arte de poetizar los nexos entre la universidad y el otro en esa realidad vivida, inaparente y soñada que toca la médula de lo que somos y nos construimos. Palabras Clave: Universidad, otredad, antología, sensibilidades. Abstract Decades ago, the university began a peregrination, from several perspectives and within different historical contexts, trying to hear the mutterings of its primal source. In this constant process of inquiry, some emergent paradigms have been revealed, and they reclaim their presence within the art of look inside and look to the other, but until now, the academy has not dare to hear its interior monologue and move to other ways. Still some cultural matrixes persist and sink their roots in the instrumental reason, unprovided of all feature of affectivity. Therefore, it is posed the historical commitment of find again itself with the other narrative modalities and symbolic geography that reclaim subjectivity, sensibility, intuition and perception to capture the popular resonances, their confidences and give way to the revelation of the life and the construction of an emotional shared theory. Thence some epistemological, ontological and poetical thread had been weaved under a hermeneutic deployment and some 81 kind of metafictional game, enabling zones of discursive exchange between two exponents: one universal and the other, local, who provide other echoes to the emergent thought. This commitment gets maximize within the art of poeticize the nexus between the university and the others in that vivid, unapparent and dreamed reality that touches the marrow of what we are and what we build ourselves. Key words: university, otherness, anthology, sensibilities. Introducción La universidad tiene la inmensa responsabilidad de entrelazarse con el diálogo social que hay a su alrededor porque en la calle la gente piensa y siente otra cosa. Posee un código práctico. Allí procede otra lógica que construye sentidos diferentes; no sólo de su comunidad, sino también del país e inclusive de la vida en general. De este modo, la universidad y el pueblo tienen ante sí una multitud de sendas, caminos y rutas impresas por la conciencia social. En estos dos ámbitos se vivencia una dialéctica de percepciones, de intereses, de lugares sociales y de formas de construir la realidad. Se proyectan formas de vivir distintas y se expresan dos sensibilidades que guardan amplias distancias y proximidades entre sí. Este ensayo abre las puertas hacia otras dimensiones del universo simbólico a partir del encuentro con la palabra evocadora de dos poetas, cada composición brinda una oportunidad a la ensoñación creadora, intuitiva y mítica que revoletea en el contexto humano. La invitación es a que nos dejemos palpar por las palabras y las imágenes que reconstruyen las posibilidades intersubjetivas de nuestra vida cotidiana y colectiva. Ellos configuran lo vivido, lo inaparente y lo soñado. Por ello, se plantea el compromiso histórico de re- encontrar- se con esas otras modalidades narrativas y geografías simbólicas que claman subjetividad, sensibilidad, intuición y percepción para captar las resonancias populares, sus confidencias y dar paso a la revelación de la vida y la construcción de una teoría emocional compartida. Veremos y sentiremos en este escenario, cómo se manifiesta en sus prácticas discursivas y en sus formas actuales de interacción, ese tejido socio-histórico y poético del que están hechos estos hombres y mujeres de nuestra cotidianidad. Este es un cauce abierto para que germinen categorías emergentes, ficciones y pistas y de este modo, emprender el camino hacia la construcción de otra antología humana, irreverente con sus infinitos modos de hacer. Aquí entraremos en contacto con la cotidianidad de sus existencias, sus dilemas conceptuales y vividos. Sus signos, lenguajes y palabras adquieren en este ensayo una intensidad provocativa que se concreta en esa nueva sociología del lenguaje que emana de esta antología poética y enaltece recuerdos y afectos. Con esta sugerente advertencia, conozcamos a nuestros imaginarios poéticos y el poder de su palabra. Escuchemos, pues en primera persona, los ecos de su poética. Prácticas y Poéticas entre la Universidad y el Otro 82 Con una proposición distinta, intento iniciar este complejo juego metaficcional entre la universidad y el otro; aún corriendo el riesgo de perderme en el camino de la transdisciplinariedad. Convoco a las obras de dos majaderos poetas, uno universal y el otro local: a Neruda con su Canto General, (1999) quien nos dice:” Yo estoy aquí para contar la historia”, y a Luis Jesús Montaño [1] con sus Desquiciados; (2010) quien también nos declara: “Yo soy aquél que de mi propio sentimiento y de mi humilde inspiración entrego todo mi amor en la versificación y en la décima inspirada”, entrelazados con mi narrativa para penetrar en esa dimensión afectiva de la condición humana. Organizo, entonces, toda una expedición para que la universidad llegue hasta el subsuelo de la vida y penetre en esa trama de significaciones simbólicas que se encuentran en la sociología vivida de esos otros seres excluidos de toda valoración ontológica. ¿Por qué escoger un juego metaficcional para reencontrarnos con el otro? Porque es la mirada de la metaficción la que mejor desentraña los misterios de la realidad, en sus distintas facetas: manifiesta, inaparente y soñada. Ella nos revela la verdad, pero contada de otra manera, porque la ficción es la historia de los sentimientos. Les propongo esta lectura desde una posición lúdica: ese algo que nos hace visitar dimensiones más allá de lo posible, de lo inédito, de lo pensable, desde esa experiencia espiritual que busca ángulos distintos de expresión. En esta senda socio-simbólica, los poetas en referencia, alertan a la universidad, para que se aventure con todo un arsenal metodológico que involucre no sólo sus documentos personales: historias de vida, métodos biográficos; registros narrativos: anecdotario, notas de campo y registros mecánicos: pruebas fotográficas, video cámaras, etc. Sino también de una esencia que llaman “sensibilidad”. Todo ello con la misión de captar la fugacidad del mundo percibido por la percepción y la intuición, porque nos estamos aventurando hacia las fronteras de la realidad vivida, inaparente y soñada, a ese lugar donde el código se destruye y se renueva en la interacción con el otro. En este juego metaficcional, llegó la hora de dibujar nuevas rutas interrogativas: ¿Por qué si hemos explorado y convivido con todos los reinos de este mundo: el protista, el monera, el fungi, el vegetal, el animal, el onírico y el mítico tras la resignificación del ser y el saber aún no hemos alcanzado el arte de potenciar lo humano del ser humano? ¿Por qué seguimos empeñados en buscar en, Nicolescu, Maffesoli, Agnes Heller, en las gramáticas de otras latitudes esa gramática intuitiva, lúdica, simbólica, sensible, imaginativa, maravillosa que habita en ti y en mí? ¿Por qué la educación sigue siendo tan indiferente e insensible con el ser que habita en ese otro reino que llaman las lagunas mentales? ¿Por qué la academia raspó a Juan Manuel [2] y decretó que no iba a servir en la vida, si éste tiene el don de una gramática intuitiva y empírica que ha ayudado a salvar vidas? Con estas preguntas provocativas y reflexivas, iniciamos el juego metaficcional de indagar en las geografías imaginarias de nuestro ser, escuchar sus recuerdos, palpar sus sentimientos, percibir las revelaciones del ser y el saber, descubrir 83 sus ondas poéticas, provocar sus narrativas. Lo mítico y lo mágico se entrelazan con sus diversos lenguajes evidentes y simbólicos en un intento por develar la realidad vivida del otro. En tal sentido, la universidad debe abrir un espacio de silencio a fin de que la presencia del otro, invitado, emerja, al mejor estilo de Deleuze (1998) “y es que las nociones necesarias para la descripción del mundo permanecerían vacías e inexplicables, si el “otro” no estuviera ahí, expresando mundos posibles” (p. 18) Metafóricamente, la universidad debe buscar sus pendientes en la ostra marina, abrir sus valvas para que ingrese el grano en su interior y no percibirlo como un intruso; sino como un invitado especial y de este modo, iniciar el ritual de la creación. En este juego de ficciones, la universidad está convocada a ungirse de sensibilidad para sondear las vivencias de otros seres, incluso de otros tiempos y lugares y así palpar la esencialidad de la palabra, revelando sus ecos en narrativa, entre- ecos y sus meta- ecos. Escuchemos sus resonancias: Sus Ecos La universidad hace décadas inició un peregrinaje, desde diversas perspectivas y en distintos contextos históricos intentando escuchar los murmullos de su fuente primigenia, pero aún no ha logrado humanizar sus caminos y muestra signos de debilitamiento. Se le percibe como una estatua de sal, construida a la inversa del escenario de la vida. En este constante proceso de indagación se han develado paradigmas emergentes y se han construido premisas desde múltiples lenguajes, desnudando la esencia de la academia. Se han desdibujado y dibujado senderos inéditos que tratan de desamarrar el pensamiento y la mirada personal en una constante voluntad de diálogo. Ecos interiores reclaman su presencia en el arte de mirarse hacia dentro, pero hasta ahora no se atreven a escuchar su monólogo interior y transitar otras sendas. Un universo de propuestas, desde la perspectiva del otro, de la pedagogía del amor, de la poética- estética, de lo político- discursivo, desde la transescuela, de la resignificación del ser y el saber etc. vagan por sus estantes y el saber intenta invadir su ser, pero no se deja enamorar. La universidad en su proceso de re-invención ontológica debe mostrar su más bello testimonio de sensibilidad por el otro, por ese otro sufrido, olvidado, ignorado, pero que aún alberga en su corazón nobles sentimientos de amor y por ello “nunca deja de ser”. Y es precisamente desde este precepto “nunca deja de ser” que Plaza (2009:148) enarbola su himno de pedagogía del amor “como un camino infinito de encuentro con lo humano, al poseer la persona el potencial de re-crearse en el formando-se, en el hacer-se que “nunca deja de ser” De allí que su pedagogía aboga por la conformación de ese nuevo hombre que se reinventa con el otro. La universidad debe indagar en las despobladas comarcas de su territorio para re- encontrarse con esas otras modalidades narrativas, costumbres, creencias, 84 pasiones, percepciones con los cuales deberá construir su vitalismo y su propia teoría emocional. En sus permanentes cruces e intersecciones, estos simultáneos recorridos de la universidad han dejado entrever sus múltiples realidades que han sido interrogadas y cuestionadas de manera creativa. Aún persisten matrices culturales que hunden sus raíces en la razón instrumental, desprovista de algún rasgo de afectividad. Los ecos resuenan pidiendo el rescate del sentido de universidad, otros espacios de referencia, otros planos de representación, otras geografías simbólicas. Aprovecharé entonces este espacio para conocernos y reconocernos en esos nuevos ecos que claman subjetividad, sensibilidad, intuición y percepción. Ruptura y recomposición son los ecos que se escuchan desde lo más recóndito de sus recintos. La universidad aún tiene muchas asignaturas pendientes que requieren de grandes sacudidas emocionales y recrear sus segmentos narrativos. De allí que debe hacer gala del antiguo arte de echar cuentos con la propuesta de reencontrarnos en lo que somos, a través de la memoria personal y colectiva que define nuestro sentido de identidad. En esta búsqueda, como umbral creativo y afectivo que elimina la frontera del “hasta aquí”, abriendo la brecha hasta donde “tú lo desees”, multiplicando la diferencia y afirmándola en su lado oscuro, invisible, incierto, lúdico, imaginativo y poético; capaz de constituirse en la potencia que relaciona al yo con el otro; hacemos nuestro el pensamiento político de Lanz (2006:112) cuando intuye “que el pueblo puede estar en camino de retomar su voz... que tal vez llegó la hora de aprender la palabra primigenia en donde reside el núcleo duro de lo político: nosotros...” Percibimos en el ámbito universitario, la necesidad de un tono profundo de búsqueda, de errancia como modo de vida para captar sus resonancias populares, sus confidencias, replantearse todos los conceptos humanos y de convivencia, construir su identidad expresiva para percibir lo impalpable, restablecer los nexos entre lo científico y lo mágico para dar paso a la revelación de la vida. Entre – Ecos La universidad activa su conciencia histórica y humana manifestando su presencia en este juego ficcional, transfigurándose en un hablante lírico. Asume como suya la voz prestada del Canto General de Neruda para navegar por el mar de la sensibilidad en búsqueda del ser humano. Esta travesía la emprende desde una perspectiva personal, subjetiva y emotiva. Construye durante el ejercicio, un diálogo vivo e intenso con la memoria histórica de los desposeídos y desquiciados. Elige para ello, una tercera voz poética que no es la de Neruda para iniciar el recorrido hacia Dora y Félix, [3] en este viaje hacia el subsuelo de estos dos sujetos, se nutre de revelaciones misteriosas. Por ello, pareciera volver al génesis, volver al hombre, volver al pueblo y se interroga incesantemente por esa memoria fragmentada como única metáfora epistemológica de la realidad: 85 PIEDRA en la piedra, el hombre, dónde estuvo? Aire en el aire, el hombre, dónde estuvo? Tiempo en el tiempo, el hombre, dónde estuvo? Y en este viaje lírico- espiritual, abre, entonces, el espacio de la sensibilidad para sentir con Neruda, los latidos del otro, de ese ser primigenio que ha sido despojado de su condición humana, que deambulan por la era del vacío. Por ello, se pasea como viento de verano para escudriñar en lo arcano la existencia incierta, la soledad y las huellas humanas de una identidad que se percibe inconclusa. Fuiste también el pedacito roto de hombre inconcluso, de águila vacía que por las calles de hoy, que por las huellas, que por las hojas del otoño muerto va machacando el alma hasta la tumba? En un lenguaje metaficcional, subvierte los espacios y pide interrogar y revisitar ese escenario simbólico, donde lo insólito siempre es cotidiano y palpar al hombre en sus aflicciones, en ese espacio inédito donde nada agota su caudal. Viaja hasta el núcleo de la palabra para desnudar las emociones que habitan en cada uno de los rincones de lo aparente y lo oculto. Se sumerge, entonces, en el mundo de la intuición y de la subjetividad del otro en un juego de provocaciones infinitas para luego emerger con “verdades sumergidas” ésas que provocan la renovación del ser. Yo te interrogo, sal de los caminos, Muéstrame la cuchara, déjame, arquitectura, roer con un palito los estambres de piedra, subir todos los escalones del aire hasta el vacío, rascar la entraña hasta tocar el hombre. A través de este canto, la universidad, en una misma línea de encuentro emocional con Neruda, quiere sentir las palpitaciones de esas comunidades pulsionales para poner en movimiento lo excluido, “subiendo todos los escalones del aire hasta el vacío”. Trasciende el intimismo del ser para compartir sentimientos. Pretende, pues, re-encontrarse con esa otra sensibilidad de realismo social y humano en su intento de compenetrarse con “el corazón del olvidado”. A través del confuso esplendor, A través de la noche de piedra, déjame hundir la mano Y deja que en mí palpite, como un ave mil años prisionera, El viejo corazón del olvidado Déjame olvidar hoy esta dicha, que es más ancha que el mar, Porque el hombre es más ancho que el mar y que sus islas, Y hay que caer en él como un pozo para salir del fondo Con un ramo de agua secreta y de verdades sumergidas 86 La universidad, metafóricamente libera su ave fénix y convoca al otro a nacer con ella, uniendo lo semejante y lo diverso, en un intento por encontrar su propia esencia escondida. Por ello se bifurca en ese espacio simbólico y extiende la mano para que ingrese “tu dolor diseminado, tu voz endurecida, tus ojos taladrados, tus dedos machacados, tus viejos dolores enterrados…” el decir toca a lo real y lo maravilloso, haciendo surgir la dimensión de lo escondido o del lugar vacío. Sube a nacer conmigo, hermano. Dame la mano desde la profunda zona de tu dolor diseminado. No volverás del fondo de las rocas. No volverás del tiempo subterráneo. No volverá tu voz endurecida. No volverán tus ojos taladrados. Mírame desde el fondo de la tierra, labrador, tejedor, pastor callado (…) traed a la copa de esta nueva vida vuestros viejos dolores enterrados. En su lenguaje metaficcional, la academia posibilita sumergirse en el dolor del otro y entabla un diálogo de humanizaciones, pareciera entender que el tiempo de escucharnos, de vernos, de reconocernos en nuestras diferencias, de sentirnos se está extinguiendo por ello su angustia de indagar en la otredad del hombre. La expresión: “Yo vengo a hablar por vuestra boca muerta” es un signo revelador de que la universidad, durante esta travesía, se encontró al hombre en una actitud de entrega y de renuncia, en unas ruinas circulares, diría Sábato. Mostradme vuestra sangre y vuestro surco, decidme: aquí fui castigado, porque la joya no brilló o la tierra no entregó a tiempo la piedra o el grano: Yo vengo a hablar por vuestra boca muerta. La universidad quiere escuchar esa voz subterránea que también convocó en su momento Neruda para restablecer el vínculo de la fraternidad, para enlazar los hilos temporales, para crear una complicidad con el alma. En ese “contadme todo, cadena a cadena, eslabón a eslabón, y paso a paso”, apreciamos el rescate de la memoria, de la oralidad, del diálogo sentimental e íntimo de una universidad que se sueña redentora del ser humano. Porque ¿de qué sirve la educación, sino logramos con ella el dulce aprendizaje de vivir en un mundo más humano? A través de la tierra juntad todos los silenciosos labios derramados 87 y desde el fondo habladme toda esta larga noche como si yo estuviera con vosotros anclado, contadme todo, cadena a cadena, eslabón a eslabón, y paso a paso, afilad los cuchillos que guardasteis, ponedlos en mi pecho y en mi mano, como un río de rayos amarillos, como un río de tigres enterrados, y dejadme llorar, horas, días, años, edades ciegas, siglos estelares. Nuevas reconceptualizaciones narrativas y poéticas abren sus compuertas para permitirnos visitar recuerdos y palpar el tiempo con las manos, en un mágico re-encuentro con esos seres que simbolizan esas otras ficciones de la imaginación, ignoradas por la academia, percibida por la sensibilidad de un cultor popular de un pueblito situado en la misma línea del sol. Queremos acceder a este juego metaficcional entre la universidad y el imaginario popular por la vía poética de una pareja de desquiciados que crearon su propio mundo, su realidad soñada. Ubiquemos, ahora, el contexto de su realidad manifiesta: En aquel horizonte de pescadores, mar y cielo; donde apenas se desdibuja un diminuto acento en el mapa nacional, hallamos a un pueblito olvidado por la geografía, la historia, la botánica y tantas otras disciplinas de la vida. Allí en esa tierra irredenta, fundada por la hermandad margariteña de los Figueroa, tiene lugar esta historia aldeana de dos seres que se refugiaron en la nube de la demencia para evadir sus penas. Trataré de indagar en la cotidianidad de sus existencias para develar esa palabra ignorada que en su hacer y en su decir nos susurra sus infinitas tempestades imaginativas. ¿Cómo miro el rostro de mis hijos, si me declaro una intelectual transdisciplinaria, pero no acepto que me salpique la suerte del indigente de mi pueblo? Los universitarios estamos convocados para dibujar, con los pinceles de la sensibilidad, el croquis de la ética, la esperanza y la estancia lírica de aquellos que aún viven con los pies descalzos, la memoria perdida y el corazón atado. La universidad acepta la invitación para escuchar y ver al otro, prometiendo reconocerlo en la soberanía de su diferencia como ser humano. Para ello, se nos presenta revestida con la magia del mito y comienza a desandar sus pasos, ubicándose en los senderos de la memoria porque allí se anida el objeto de su indagación. De este modo, pretende descubrir a través de las memorias de lo vivido por Dora y Félix, lo real, lo simbólico y lo imaginario de unas historias de vida con distintas brechas y múltiples fisuras. Escuchemos, entonces, la poética compartida. La dama desquiciada 88 Oye esta niña Isidora El recao que mando yo Si ves por allá a mi pay Dile que solita me dejó. Que no me marcho contigo Pa allá donde está Dios Porque el bote es muy pequeño Y no cabemos las dos Que acá estoy sufriendo mucho Pasando necesidá Y que como nada como En loca voy a pará Que no me dejan salí Porque hablo pendejá Pero no me dan comía Y el hambre me va a matá Que salgo hacia la avenía Pa buscá distracción A echá una conversaíta Con la buena Adoración. Por eso la gente mala Dice que el coco me falla Cuando me ven conversando con la difunta tocaya Que loca loca no estoy Dile que eso es puro cuento Lo que pasa es que mis hijas No me dan un alimento. Dile a mi pay que perdone Si una letra no le escribo Pero con esta hambrazón He perdío los estribo. Este poema se contextualiza en una tarde más soleada de lo acostumbrada. Se han dado cita los aldeanos del lugar, reunidos en una humilde vivienda. Lágrimas, sentimientos de pesar y de solidaridad, satinan la atmósfera comunitaria de la despedida final de un ser querido en su terruño. De pronto, se escucha un sollozo y todos voltean. Hace su aparición, frente al cofre, Dora, 89 llamada “Dora la loca”. Allí ante la mirada atónita de los presentes, mira a su amiga perdida con los ojos nublados por el llanto e inicia su letanía de peticiones, recriminaciones y encargos. El cofre lo concibe como un bote. Muecas de llantos entremezclados con sonrisas sentimentales, no se hacen esperar. ¿Cuánto de cierto tiene la analogía de Dora, si consideramos la partida como una travesía? ¿Quiénes estamos en el mundo real y quiénes en el mundo al revés? ¿Quién percibe lo impalpable de la vida? ¿Quién pulveriza a la realidad inaparente? Sin duda, subyace un lenguaje que tiende a hacerse ritual con el otro. La universidad debe abrir sus espacios para que reingrese ese ser íntimo, cotidiano, millonario de pesares para hacer la re-lectura de esa realidad distinta que muestra sus propias líneas y trazos, y de esta manera evocar su juego metaficcional, convocando los símbolos de lo que realmente somos, replanteándonos todos los conceptos, códigos humanos y de convivencia. Este juego sólo será un ejercicio de la imaginación. ¿Cuántos universitarios tenemos nuestra mirada en otras distancias que no nos percatamos de captar las resonancias fundamentales de la vida popular con sus memorias dulces y amargas? Una asamblea de voces, entre- ecos da cuenta de las fuentes orales de la memoria y de la poética; así como de su diverso impacto y de su gran resonancia. La universidad no tiene otro camino que ser proceso, salirse de sí misma, recrearse y buscar inauditos acentos para soñarse. Debe aceptar el reto de enfrentarse y de recrearse desde su propia dimensión interior, de encontrarse con el otro y aceptarlo. ¿Si somos pueblo por qué entonces nos alejamos tanto de nuestra esencia? “Dora” aparece -en el poema- delineada psicológicamente mediante ese accionar que desnuda sus carencias y traumas. Con sus letanías, abre las compuertas hacia otra dimensión. Se nos muestra como un ser desarraigado. En su mundo inverso, se da una apertura del yo a su otredad. Presiente que su amiga irá al re- encuentro con el otro. Ella forma parte de esos personajes de pueblo que son legendarios porque nacen para no morir jamás. El poeta con hábil percepción penetra en la mirada y en los susurros de Dora, que nos hacen brotar inéditas interrogaciones. En medio de su laberinto mental comienza a ver otros mundos y encomienda trozos de su vida. Escuchemos ese otro tono revelador de historias entrelazadas, cargadas de pueblo, emparentadas por la afinidad del amor y de una dolorosa historia compartida. La duda existencial de Félix, su esposo, se transforma en una duda imaginaria que lo lleva a indagar al infinito y nos revela la real dimensión de esas otras formas sensibles del ser.– en medio de su laberinto mental- nos deja entrever ese otro eje simbólico de lo que es el mundo: la soledad y la plenitud de la nostalgia que lo envuelve. En su constante evadirse, entra en el reino del silencio que apunta a lo infinito. Su pensamiento pareciera anclado en el recuerdo. , son dos biografías poéticas inscritas en el juego de los significados inagotables. En lo más recóndito de su interioridad, se ve carente de afecto y de sentido para seguir la senda de la vida. Félix, el atarantado, no solo se muestra 90 errabundo por los caminos y mundos de la soledad, sino por el vasto universo del ser. La universidad, en este juego ficcional, se compromete en caminar junto al alma visible e inaparente de los pueblos, en descubrir sus escapes de afectividad y en la tarea de desplegar su voz lírica para indagar cuál es el espacio y el destino de estos seres que como Dora y Félix se muestran perdidos entre tiempos míticos, reales, inaparentes y soñados, Éste es el compromiso humano de la universidad porque las historias de seres como ellos aún pueblan el imaginario popular y tocan la médula de lo que somos y nos construimos. El atarantado Corre morocho ligero Y no des un paso atrás Que la gente está gritando Que al monte tu padre va Estaba despreocupado Cuando Dora se murió Como andaba trastornado De nada cuenta se dio Después empezó a buscarla En la sombra del misterio Por eso todas las tardes Lo ven rumbo al cementerio Cuando sólo se encontró Sin cariño y sin querer Buscaba desconsolado A su querida mujer Daba vueltas errabundo Por las calles de El Rincón Preguntando a todo el mundo Si habían visto a Adoración. Se mira al hombre rodando Ya sin alegría ni fe Pensando siempre pensando Que al monte Dora se fue Camina triste y solito Por toda la carretera Preguntando al infinito Por su humilde compañera. 91 Son voces que emergen de la cotidianidad y tocan nuestros afectos. En estos poemas se da el reconocimiento del otro, de ese otro excluido, olvidado, mitificado. Ellos conforman los referentes de una condición humana tantas veces negada y reprimida. Luis Jesús deja escuchar el habla de aquellos que históricamente no han tenido voz, este cultor tiene el don de rimar armoniosamente las intimistas confesiones de dos seres marginados y de compartir con la memoria colectiva, sus sensibilidades: la universidad tiene el compromiso histórico y humano de construir un espacio que dé cabida a esas nuevas vibraciones de ese ser tan lleno de nosotros. Meta – Ecos Inmersa en esta dinámica, la universidad habilitó sus propias zonas de intercambio discursivos para re- crear a través de la poesía de Neruda y de Montaño sus ansiedades e inquietudes en una permanente danza entre lo dado y lo dándose. Invocando su condición de nómada pide a todos los géneros literarios y de la sociología de lo vivido que multiplique nuestro tiempo, espacios, identidades y circunstancias en su propio relato. La universidad ya se está atreviendo a abrir el abanico narrativo en aras de movilizar nuestras identidades. Entre ellos se teje y desteje una gran red de significados que enaltecen otros mundos de vida. Comprender esta articulación de distintas identidades nos ayudarán a reconocer nuestras propias diferencias. Estas dos biografías poéticas cobran sentido en el terreno de los distintos universos simbólicos. Una en la despedida a la amiga, en la que no sólo se muestra el traje más visible de las costumbres y valores de los moradores del lugar; sino el recado en tono confidencial que envía a la figura de su padre que se encuentra en el más allá. Un estimulante para repensar la realidad aparente e inaparente que se esconde detrás de este retrato costumbrista que diluyen distancias y marcan rupturas temporales y espaciales y que dejan al descubierto otras formas de ver, de sentir, de ser… Como lo acotó nuestro amigo Luis Rafael Peñalver en uno de esos enriquecedores encuentros posdoctorales (2014) “este juego es un interesante y a veces escandaloso llamado a ser en la universidad con la universidad. Que la palabra, tu palabra y la mía, sea un serpentín de sensibilidades” En esta red subyace un reservorio inagotable de imágenes en estado de pureza primigenia, conmovedoramente humanas que testimonian las precarias condiciones vitales del imaginario y sus implicaciones psíquicas, dejando al descubierto los lugares más recónditos y apartados del sentir humano. Dora “la loca” y “el atarantado” son dos seres colectivos que se configuran como referencias identitarias de las memorias de un pueblo. Estos dos testimonios poéticos se revelan como dos referentes imaginarios contrastados y al mismo tiempo tan conectados en la sociología de lo vivido. 92 La socialidad fundada en sus nexos familiares va más allá del horizonte, más allá del infinito. Porque ellos están sedientos de compañía y de afecto. Cada verso es portador de una sugestiva carga valorativa y sentimental que estremece al más terco corazón. Evidentemente, se aprecia una voz poética con una privilegiada capacidad de hurgar en el alma humana. Estos dos poemas, sin duda, invaden los aposentos de la memoria colectiva para traer a estos dos seres excluidos por la academia y romper con sus testimonios de vida, todas las murallas imaginarias de los territorios sostenidos en prácticas y re-presentaciones socio-culturales. Ellos forman parte de un gran bagaje cultural y humano que la universidad debe aprender a valorar para comprender esas actitudes y modos de vida que dejan cicatrices digitales en el alma de las comunidades y marcan las arterias de su convivencia local. Debemos insistir en la tarea de construirnos como seres humanos, ya que se trata de colocar el acento en el arraigo de la sensibilidad solidaria en el núcleo de la propia visión epistemológica porque no tenemos otra apertura al mundo del otro que no sea la mirada, la caricia y la palabra. Son parte del difícil e intrincado proceso de humanización por el que todos tenemos que transitar. Recurrir a las voces poéticas de un cultor popular es acceder a la fuente primigenia que mejor recoge la versión de la vida sensible con sus inquietudes y anhelos, creando y recreando continuamente su identidad local, arraigada en el parentesco. Estas dos historias son portadoras de la esencia humana. Hay entre ellas una íntima conexión no sólo de espacio, tiempo, visiones; sino también en lo afectivo. Es conmovedor ver, a través del poema, el corazón del hombre buscando al infinito. “Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el reino de los cielos”. Espero que este juego metaficcional se constituya como uno de los núcleos narrativos expandibles para abrir la brecha humana de la receptividad conmovedora del nosotros para hablar, sentir, imaginar y sobre todo, para que la universidad descubra la secreta química del encuentro, un conocerse a sí misma y un revelarse ante los demás y, de este modo, ensaye mil formas y fábulas de construir con el otro. Este es un juego de final inconcluso que aún debe abrir malezas y discurrir por cauces muy diversos. Ahora es cuando se visualizan caminos y caminantes. Estamos en presencia de un ejercicio expresivo, luminoso, subjetivo desde la palabra hacia la existencia, la memoria y el juego de la imaginación, hasta hacerse intensidad cuando deja entrever en cada verso la circularidad trágica que atrapa a estos seres que habitan lo otro desde la lógica de sus fantasías y muestran sus estelas como la más activa gestadora de realidades, sólo nos queda elevar el deseo de que la universidad construya, junto al pueblo, su propio Canto General, una especie de himno “donde el otro nos mira y nos piensa incesantemente”. Notas: [1] Luis Jesús Montaño: Patrimonio cultural viviente del Municipio Cruz Salmerón Acosta. 93 [2] Juan Manuel Andrade: personaje emblemático de la comunidad de El Rincón de Araya por sus dotes de sobrevivencia en el monte y poseedor de saberes populares. [3] Dora y Félix: personajes populares, emblemáticos de la comunidad de El Rincón de Araya. Referencias Deleuze, G. (1988) Diferencia y repetición. Barcelona: Júcar Universidad,. Lanz, R (2006). Lo Político transfigurado. Estrategias para entrar al mundo Postmoderno. En Utopía y Praxis Latinoamericana. Año 11 Nº 32. Maffesoli, M (1997) Elogio de razón sensible. Una visión intuitiva del mundo contemporáneo. Barcelona. Paidos. Montaño, L (2010) Dora la loca y el atarantado. Poesías inéditas. Neruda, P. (1999) Canto general. Buenos Aires: Seix Barral Editores, Plaza, M (2009) La pedagogía del amor: hacia una estética de la existencia. (Tesis doctoral) UDO 94 HumanArtes. Revista Electrónica de Ciencias Sociales y Educación Año 3, N° 6, enero – junio 2015, pp: 95-118 www.revista-humanartes.webnode.es Recibido: 2/10/2014 Aprobado: 7/01/2015 DEMOCRACIA PARTICIPATIVA: HACIA UNA NUEVA COMPRENSIÓN DE LA FILOSOFÍA POLÍTICA DE LA EDUCACIÓN VENEZOLANA María Fernanda Calzadilla Muñoz * Universidad Pedagógica Experimental Libertador Instituto de Mejoramiento Profesional del Magisterio Edo. Nueva Esparta –Venezuela [email protected] Resumen La reconfiguración del sistema democrático venezolano en orden a una mayor participación ciudadana, constituye un planteamiento problematizador en el estudio de la filosofía política de la educación que demanda un ejercicio hermenéutico crítico que exprese el compromiso con la construcción social y la maduración del proceso sociopolítico venezolano, en orden a posibilitar que los sujetos pedagógicos intervengan protagónicamente en la transformación de su realidad, al mismo tiempo que acontece la apropiación conceptiva del mundo por parte de ellos. Desde esta perspectiva el presente artículo sintetiza la búsqueda de creación de sentido ontoepistémico de carácter participativo, desde la interpretación de los fundamentos políticos y pedagógicos expuestos en Jean Jacques Rousseau (1712-1778), John Dewey (1859-1952) y Paulo Freire (1921- 1997). Palabras clave: Filosofía política de la educación, transformación educativa. Summary The reconfiguration of the Venezuelan democratic system in order to greater citizen participation is a problematizing approach in the study of political philosophy of education that demands a critical hermeneutic exercise that expresses the commitment to social construction and maturation of Venezuelan socio-political process, in order to enable the educational subjects as protagonists involved in the transformation of their reality, while the conceptive happens appropriation of the world from them. From this perspective, this article summarizes the search for meaning making onto-epistemic participatory, since the interpretation of political and pedagogical reasons stated in Jean Jacques Rousseau (1712-1778), John Dewey (1859-1952) and Paulo Freire (1921 1997). Keywords: Political philosophy of education, educational transformation. Una Búsqueda desde una Visión Creadora de Subjetividad La visión mecanicista de la historia niega todo poder transformador de la educación y toda la importancia de la construcción de la subjetividad como 95 conciencia humana capaz de transformar el mundo. (Freire, 1998b). En este marco la dinámica individuo-sociedad es asumida como integración plena determinada por la primacía razonable de la dimensión constitutiva de lo social, siendo en consecuencia, la conservación de las formas básicas de sociabilidad (familia, escuela, iglesia, ámbitos laborales) la función esencial de los procesos de socialización y metas más importantes de la dinámica social. Desde esta óptica, el despliegue del orden vigente y la sana convivencia normatizada orientan el sentido de la educación, por lo que tiende a regular la actuación de los individuos a estos espacios de vida privada y a entender a la cultura ciudadana como el buen comportamiento cívico que permite la gobernabilidad; relegando o prácticamente excluyendo de su contexto de referencia el espacio público y con ello la posibilidad de empoderamiento [1] del sujeto; es decir, la emergencia del sujeto político, capaz de participar conscientemente en la gestión de su espacio vital. Los trabajos de Foucault (1979, 1991 y 1999) otorgan el sustento necesario para pensar al sujeto, y por ende a la sociedad, como un producto histórico y político, que acontece en un tiempo y espacio determinado a través de instituciones y dispositivos que operan eficazmente procesos heterogéneos que lo configuran y transforman desde diferentes ámbitos, entre ellos el educativo, a partir de prácticas discursivas (de saber) y no discursivas (de poder) propias. Dichos procesos constituyen lo que este autor denomina subjetivación. Vommaro (2012) expone con amplitud este concepto de Foucault (1991, 1994, 1999 y 2002) y lo complementa con los aportes de Guattari (1995), Deleuzze (1995) y cabrera (2010) [2] entre otros, al explicar que: Los procesos de subjetivación están situados espacial y temporalmente –tienen una intensidad y una extensión y se realizan en el territorio–, y expresan una forma de vida por la cual el individuo deviene sujeto –se subjetiva–. Estos procesos están conformados por valores, percepciones, sentimientos, afectos, lenguajes, saberes, deseos, concepciones, prácticas y acciones que se inscriben en el cuerpo producido, vivido y experimentado de los sujetos. En tanto acto de ruptura o fractura con lo instituido, la subjetivación implica un movimiento, un desplazamiento, una fuga respecto a la normalización y homogenización que objetiva el poder. Como producción situada en el tiempo, la subjetivación también incluye la memoria, el recuerdo y el olvido…La subjetivación es también una resistencia a la dominación (abrir una grieta, sustraerse, producir lo diverso, alterativo y alternativo). Como tal, es también una forma de producir sujetos en relación con otros. Subjetivarse es ser sujeto, con otros. Así, las subjetividades producidas en la dinámica territorial expresan la construcción comunitaria. Participar de lo común en tanto sujeto también es una práctica subjetivante. (p.68) 96 Este constructo teórico foucaultiano, rompe con la comprensión naturalizada y despolitizada de la subjetividad a partir de una visión compleja y transdisciplinar de la realidad, en orden a la gestación de un nuevo sujeto ético, político, cultural y social; abierto al despliegue de nuevas intersubjetividades, a la promoción de saberes, a los procesos centrados en el diálogo y a la comprensión crítica; capaz de protagonizar la transformación social y la democracia participativa en el contexto actual. Por su parte, Castoriadis (1999) sirve de sustento para pensar a la sociedad como una autocreación, tomando como punto de partida la dimensión históricosocial para desarrollar un modo de entender la historia como creación ontológica de normas, valores, lenguaje, instrumentos, procedimientos y métodos cuya unidad y cohesión de significaciones da sentido y orientación a la convivencia social, entendiendo que estas significaciones, históricas, colectivas, impersonales y anónimas, son imaginarias- es decir, no racionales, ni reflejo de una realidad. Castoriadis (2003) permite entender la subjetividad como el producto de la incorporación de estas significaciones imaginarias de la sociedad. La historicidad, la creación y la autonomía son esenciales porque se entiende que a través de ellas el sujeto carga de sentido su vida a partir de su experiencia vital. Estos tres elementos que comportan una actitud dialógica, abierta a la alteridad, en búsqueda de respuestas a las múltiples interrogantes que plantea este mundo complejo signado por la incertidumbre, encuentran en la política un cauce plural de reflexión que se interroga acerca de las instituciones de la sociedad y posibilitan la aspiración de transformarlas. (cfr. Castoriadis, 1997). Podría afirmarse, según Castoriadis (2003), que los venezolanos estamos viviendo un proceso socio-histórico de transformación del imaginario político social cuya producción de sentido va constituyendo el tejido singular de cada sujeto, y de acuerdo a Foucault (1979, 1991 y 1999) este proceso de transformación ocurre bajo modos de subjetivación heterogéneos, expresados en las relaciones de poder que se establecen entre instituciones y personas, y las condiciones sociales y económicas que progresivamente emergen o se legitiman en el marco del ejercicio ciudadano. No obstante, a juicio de Urreiztieta (2013) siguiendo a Modonesi (2010) estos modos de subjetivación política nunca se presentan como formas puras, estáticas o definitivas, sino que se configuran de manera híbrida, tensional, compleja, articulando formas oscilantes de subordinación, antagonismo y autonomía. Explica Urreiztieta (op.cit) que: …en el proceso de conformación de las subjetividades políticas se va perfilando una condición dominante (u orientadora), es decir, en el intercambio de las relaciones de poder van predominando significados, sentidos, praxis de subordinación, de insubordinación o de autonomía de manera no exclusiva, lo que quiere decir que, aunque dominen pueden convivir con otros diferentes o contradictorios. Esto ocurre debido a que los procesos de subjetivación política – 97 como todo el desarrollo humano–, se configuran a partir de experiencias dispares y aparentemente desconectadas de subordinación, insubordinación y emancipación. (p. 137). La Transformación Educativa como Posibilidad: “Aunque no lo pueda todo, la práctica educativa puede algo”. (Freire, 1998b, p.107). En el marco de esta visión sociológica, es relevante el aporte que el hecho educativo puede brindar al proceso de transformación sociopolítica que vive Venezuela, ya que como todo acto humano se configura en las coordinadas de espacio y tiempo (Guichot, 2006) y se conforma mutuamente; lo cual implica que junto a su función reproductora del sistema (Bourdieu y Passeron 1998, y Bourdieu, 1999 [3]) y su historicidad (Guichot, op.cit), se asume la condición ética y política de la educación como generadora de subjetividades, palanca de cambio, de transformación social. (Freire, 1975 y 1998b). Esta perspectiva es destacada por el enfoque culturalista en el cual la educación se contempla como un bien de cultura, como síntesis de cultura, como individualizadora de cultura, como conservadora de cultura y como transformadora de cultura. En palabras de Freire (1996): “la transformación es un proceso del que somos sujetos y objetos, y no algo que ocurre inexorablemente” (p.129). Asumir la historia como posibilidad implica reconocer la importancia de la decisión como acto que implica ruptura, la importancia de la conciencia y de la subjetividad que se construye dialécticamente en la praxis, de la intervención crítica de los seres humanos en la reconstrucción del mundo, reconocer la individualidad, que no se diluye amorfa, en lo social, ni tampoco crece y prospera fuera, ajena al mundo. (Freire 1998b) La complejidad implicada en el proceso de transformación personal ya la observaba el escritor alemán Inmanuel Kant (2009) cuando reflexionaba en la naturaleza de los sujetos y proponía únicamente al hombre como ser necesitado de cuidado y formación, ya que ningún animal lo necesita. Los animales no necesitan ninguna transformación individual ni de su especie. Nacen con todos los recursos para adaptarse a su ambiente. Subraya, de esta manera, el escritor alemán que “el hombre sólo por la educación puede llegar a ser hombre…el hombre es sólo educado por hombres” (p.31). Es propio, entonces, de la humanidad transformase cada vez más a sí misma a través del aprendizaje. Sin embargo; como seres condicionados, programados para aprender, no somos seres determinados. Esta idea de Kant (opus cit.) sobre la capacidad de cambio implicada en la educación está sustentada a la vez, en las reflexiones anteriores del mismo autor en torno a la urgencia de pensar por sí mismo como inquietud, idea, plan, característico de toda persona que se proponga desarrollar todo su potencial en y desde la construcción de una sociedad digna. Para lo cual, es prioritario mantener tanto el pensamiento como la voluntad en constante formación de modo que sea el sujeto capaz de vigilar no solamente la voluntad del Estado, de la Religión, sino también las pretensiones de omnipotencia presentes en la 98 Ciencia. Esta postura crítica y constructiva se vuelve un imperativo de actualidad. Asimismo la política como actividad social puede resultar complaciente para que los sujetos mantengan su minoría de edad: Mediante una revolución acaso se logre derrocar el despotismo personal y acabar con la opresión económica o política, pero nunca se consigue la verdadera reforma de la manera de pensar; sino que, nuevos prejuicios, en lugar de los antiguos, servirán de riendas para conducir al gran tropel. (Kant, 1979, pp.27-28). La crítica como constituyente del proceso educativo la expresan de manera distinta a Kant, pero con un significado no totalmente ajeno al mencionado por el autor germano, los educadores españoles Gimeno y Pérez (2008): “el objetivo básico de toda actividad educativa es favorecer que los estudiantes elaboren personalmente el conocimiento y el significado a partir de su experiencia vital con la realidad, que reconstruyan la cultura y no simplemente la adquieran” (p.107), a fin de transformar su pensamiento cotidiano, induciendo así la transformación de su cultura vulgar y empírica. A juicio de Gimeno y Pérez (op.cit) “la educación escolar debe provocar la relación activa y creadora de los individuos y grupos con la cultura pública de la comunidad humana en general y de la comunidad local, en particular” (p.108), considerando que dichos elementos culturales son construcciones históricas, relativas a un espacio y tiempo, contingentes, condicionadas y susceptibles de transformación. Entonces, teniendo en cuenta que la transformación educativa debe estar estrechamente vinculada con profundos cambios en las relaciones económicas, políticas, sociales y culturales, que marcan el tránsito de un tipo de sociedad a otra; la superación de la pobreza y las desigualdades sociales, la producción de relaciones sociopolíticas de carácter plural e incluyente, sólo pueden devenir del progresivo y constante desarrollo de las capacidades de todos los miembros de la sociedad, como una propuesta que arraigada en la educación posibilite el inicio y desarrollo de instituciones moralmente sólidas, aptas para el desarrollo del país, con un sentido capaz de armonizar, desde una perspectiva más práctica que teórica, los lineamientos de equidad y productividad. Desde este punto de vista el pensador venezolano Pedro Trigo afirma, en Raynero (2013), que la construcción de una cultura democrática, es “el humus de toda genuina democracia política” (pág. 273) y se sostiene en el modo personalizante en que cada sujeto se relaciona en todos los ámbitos de la vida, por el que a su vez constituye comunidades, grupos, instituciones y organizaciones en agrupaciones personalizadoras o que al menos propician la personalización. Si nos negamos a actuar como sujetos responsables y libres, no podremos interactuar democráticamente, ya que no vivimos desde nosotros mismos sino conductualmente, es decir a partir de pautas emanadas desde el poder, sea económico o político. Así pues, el sujeto es el elemento base 99 del que tiene partir todo. (Trigo, en Raynero (op.cit), pp. 274275). Así puede entenderse en lo expresado en el artículo Nº 4 de la nueva Ley Orgánica de Educación (LOE, 2009), cuando define la educación como un derecho humano y deber social que se orienta al desarrollo del potencial creativo de cada ser humano, y la declara como eje central para apreciar, asumir y transformar la realidad. Siguiendo los fines de la educación expuestos en la misma ley, se infiere que hablar de una transformación educativa en el tránsito de la democracia representativa a la democracia participativa implica: Desarrollar una nueva cultura política fundamentada en la participación protagónica y el fortalecimiento del Poder Popular, en la democratización del saber y en la promoción de la escuela como espacio de formación de ciudadanía y de participación comunitaria, para la reconstrucción del espíritu público (LOE, 2009, art.15, numeral 2). Cuando se comprende y se explica la transformación social como un cambio que abarca el pensamiento, la acción y el ser, y que, a su vez, tiene que ver con los individuos o con las agrupaciones sociales, vistas estas última con relación los primeros, no de una manera antitética sino complementaria, sólo en este momento se puede afirmar que se comprende al proceso educativo como un proceso interdisciplinario, capaz por su naturaleza de enriquecer la realidad sociopolítica. La Política como Realidad Ontológica del Sujeto Pedagógico. Se postula aquí, que no resulta pertinente ni relevante captar y exponer la educación, la política y la sociedad como simples abstracciones conceptuales independientes y autosuficientes. Tampoco se pretende hacer de la sociopolítica un nuevo dogma que ha de imponerse en la construcción del carácter de ciudadano perteneciente a cada individuo, sino, como punto necesario en el diálogo que siempre es necesario en la democracia. Si se pretende que la educación escolar provoque una relación activa y creadora de los individuos y grupos con la cultura pública de la comunidad humana en general y de la comunidad local, en particular; se requiere asumir la concepción de lo político como realidad constitutiva del hombre (Arendt, 2005); éste será el punto de partida para la posibilidad participativa de la democracia. Se cuestiona entonces la concepción moderna del individuo sobre la cual se sustenta la democracia liberal, caracterizada por la independencia de su naturaleza respecto de la sociedad, que supone la capacidad de los sujetos de constituirse con autonomía, en oposición a lo comunitario o colectivo. Entender la política como el marco en el cual se construye el mundo y como tal, base de la condición humana (Arendt, opus cit.), supone afirmar la necesidad de la interacción entre individuos, del diálogo y la participación. Esta visión genera una perspectiva de inclusión, una posibilidad de libertad e igualdad política entre las personas, lo que representa una postura crítica frente a la 100 representatividad como única opción política. Sin embargo; esta condición de pluralidad como visión antropológica del paradigma participativo de la democracia no debe asumirse como contraria a la construcción personal de un pensamiento complejo, creativo y crítico pues éste posibilita a cada ciudadano su aparición frente a otros en igualdad de condiciones y el ejercicio de su libertad a través de acciones y palabras que incidan en la conformación de un destino y un mundo común, que acontece en la medida en que cada quien comparte significados, perspectivas y acuerdos, es decir, en la medida que los seres humanos actúan concertadamente. La participación requiere así de una actitud personal de corresponsabilidad social, que supere la interpretación de los referentes subjetivos individualistas, en detrimento del bien común, con miras a alcanzar una armonización de la autonomía con la reciprocidad social. Rousseau y su Comprensión Ética de la Soberanía de los Ciudadanos: “sujetos de libertad” y “en igualdad”. La Justa Tensión entre lo Colectivo y lo Individual. Rousseau (1999) se propuso examinar el acto por el cual el pueblo se hace a sí mismo convirtiéndose en sujeto colectivo; él mismo explica que a través de su Contrato Social pretende: Encontrar una forma de asociación que defienda y proteja con la fuerza común la persona y los bienes de cada asociado, y por la cual cada uno, uniéndose a todos, no obedezca sino a sí mismo y permanezca tan libre como antes. (Libro I, Cap. 6, p. 14) A diferencia de Hobbes y Locke, quienes buscaban fundamentar la obediencia política a una autoridad externa a los sujetos (pacto de sujeción), pues gobernantes y gobernados eran dos funciones cualitativamente diferentes e incompatibles, y el Estado no podía sino construirse sobre esta división; el filósofo ginebrino concibe un pacto de asociación que hace radicar la soberanía en el pueblo, y con ella la obediencia política sería auto obediencia que preserva la libertad, en la que: Cada uno pone en común su persona y todo su poder bajo la suprema dirección de la voluntad general, y cada miembro considerado como parte indivisible del todo. Este acto de asociación convierte al instante la persona particular de cada contratante, en un cuerpo normal y colectivo, compuesto de tantos miembros como votos tiene la asamblea, la cual recibe de este mismo acto su unidad, su yo común, su vida y su voluntad… (Rousseau, opus cit., Libro I, Cap. 6, p. 15) Según Rousseau (1999) el contrato social produce un cuerpo moral y colectivo compuesto de tantos miembros como tiene la asamblea, el cual recibe en este mismo acto su unidad. Este yo común, que surge de la asociación, es a la vez el Estado y el pueblo. 101 Esta persona pública que así se constituye con la unión de todos tomaba el otro tiempo el nombre de ciudad y ahora toma el de República o cuerpo político, el cual es llamado por sus miembros Estado cuando es pasivo, Soberano cuando es activo Respecto a sus asociados, toma colectivamente el nombre de Pueblo (Rousseau, ibídem). Esto significa que el Estado democrático russoniano es el pueblo convertido en sujeto colectivo que se autogobierna. El acto de asociación sintetiza las voluntades en una sola voluntad y le otorga su unidad, su yo común, su vida y su carácter soberano por el cual ejerce un papel protagónico en la formación de la sociedad y del Estado. …Despréndese de esta fórmula que el acto de asociación implica un compromiso recíproco del público con los particulares y que, cada individuo, contratando, por decirlo así, consigo mismo, se halla obligado bajo una doble relación, a saber: como miembro del soberano para con los particulares y como miembro del Estado para con el soberano. (Rousseau, op.cit., Libro I, Cap. 6, pp. 15-16) En este nuevo contrato social la relación que cada uno establece con todos no es una dependencia personal, sino un sistema de interdependencia recíproco que favorece a todos. En suma, al darse cada uno a todos no se da a nadie, y como no hay ningún asociado sobre el cual no se adquiera el mismo derecho que cada uno le otorga sobre sí, se gana el equivalente de todo lo que se pierde, y más fuerza para conservar lo que se tiene. (Rousseau, Libro I, Cap. 6, p. 15) Cabe destacar que para Rousseau (1999) la integración de los individuos al Estado no implica una subsumisión anuladora, subordinación o sumisión; cada individuo puede tener una voluntad particular diferente u opuesta a la voluntad general que tiene como ciudadano, pero no puede desobedecer esta última porque forma parte de ella. (cfr. Libro I cap.7) De acuerdo a Vergara (2012) la voluntad particular tiende al interés privado y al bien particular y “la voluntad general es la única que puede dirigir el Estado al bien común; tiende a la igualdad, es general frente a los intereses particulares, y solo ella puede realizar el bien público” (p.43). Este autor argumenta que mediante esta distinción Rousseau en su obra El Contrato Social cuestiona el supuesto fundamental de la teoría de la representación de Hobbes y Locke, quienes afirman que solamente una minoría es capaz de hacer coincidir sus intereses particulares con el interés general, considerando que es esta élite la que posee la capacidad de discernir el bien común y la actitud política para guiar al pueblo hacia tal fin [4]. Rousseau (1999) completa su argumento en contra de la teoría de la representación y su carácter autoritario señalando: “Si el pueblo promete simplemente obedecer, se disuelve en ese acto y pierde su calidad de pueblo. En el instante en que hay un amo ya no hay soberano, entonces el cuerpo político 102 está destruido” (Libro II. Cap.1, p.23). Añade además: “no siendo la soberanía sino ejercicio de la voluntad general, jamás deberá enajenarse,… el soberano, que no es más que un ser colectivo, no puede ser representado sino por él mismo: el poder se transmite, pero no la voluntad” (Rousseau, ibídem). Más adelante insiste: “La soberanía no puede ser representada por la misma razón de ser inalienable; consiste esencialmente en la voluntad general y la voluntad no se representa: es una o es otra”. (Libro III, Cap.15. p. 89) La perspectiva roussoniana aporta a este proceso hermenéutico el sustento necesario para afirmar la comprensión de la democracia no como un estado inerte, sino como un proceso dinámico, como participación siempre en incremento, que permite que la midamos en cada momento por la distancia que se perciba hasta la meta inalcanzable del autogobierno [5]. De acuerdo al sentido del contrato social de Rousseau esta búsqueda incesante del autogobierno que se hace patente en el estilo de vida democrático, debe reconciliar la libertad y la igualdad [6], ambas constitutivas de lo humano. En el sentido político de estos principios, Rousseau (op.cit) plantea que si delegásemos en los representantes parte de nuestra libertad, perderíamos la igualdad, pues habría diferencia entre representantes y representados, gobernantes y gobernados. En cuanto al sentido económico, Rousseau (op.cit) estima que para dar consistencia del Estado y robustecer el sentido del bien común, no puede obviarse la estrecha relación que guardan la libertad y la igualdad, por lo que aclara la importancia de “que ningún ciudadano sea suficientemente opulento para poder comprar a otro, ni ninguno bastante pobre para ser obligado a venderse”(Libro II capo 11, p. 48) ya que de estos dos estados “naturalmente inseparables” brotan los factores de la tiranía mediante el tráfico de la libertad pública: unos la compran, otros la venden. Señala además que esto supone moderación de bienes y de crédito tanto como de avaricia y de codicia. Se expone en estos textos la tensión entre los derechos individuales y lo social, conflicto que sigue vigente y se encuentra reflejado en la disyuntiva que presenta el Estado Social vinculado a la democracia participativa, frente al Estado liberal y la democracia representativa, dos modelos que conllevan dos formas antagónicas de entender al hombre y la función de las instituciones políticas y sociales, tal y como acontece hoy en Venezuela. Este conflicto es focal en toda la obra de Rousseau, por lo que también reflexiona desde el punto de vista educativo en El Emilio: El hombre natural es todo para él, es la unidad numérica, el entero absoluto que no tiene más relación que consigo mismo o con su semejante. El hombre civil es una unidad fraccionaria que determina el denominador, y cuyo valor está en relación con el entero, que es el cuerpo social. Las buenas instituciones sociales son aquellas que mejor saben desnaturalizar al hombre, quitarle su existencia absoluta para darle una relativa, y transportar el yo a una unidad común; de 103 suerte que cada particular ya no se crea uno, sino parte de la unidad, y no sea sensible más que en el todo (Rousseau (1990, p.37). Este texto de Rousseau destaca el papel de las instituciones sociales en la superación del conflicto básico de la formación del sujeto como ser individual y social, que experimenta constantemente la tensión manifiesta entre su integración y autonomía en los procesos de socialización. Podría deducir de tal planteamiento que la participación, en tanto acción en la que “cada particular ya no se crea uno, sino parte de la unidad”, para que se genere primero tiene que trabajarse como proceso socio-pedagógico desde la familia, la escuela y demás agentes educativos. Pero será Dewey quien, posterior a Rousseau, desarrolle más ampliamente esta idea y exprese todo su sentido democrático a lo largo de su obra; tal y como se puede apreciar en esta afirmación suya tan sugerente: …la nota clave de la democracia como forma de vida puede ser expresada a mi forma de ver como la necesidad de participación de todo ser humano adulto en la formación de los valores que regulan la vida de los hombres, tanto desde el punto de vista del bienestar social de todos, como del completo desarrollo de los seres humanos como individuos. Dewey (1937) [7], citado por Catalán, 2009, (p. 6). Visión de la Individualidad y la Libertad como Ejes de la Propuesta Educativa Democrática de John Dewey Una de las razones por las que en el filósofo norteamericano se resuelve la aparente dualidad entre la integración y la autonomía del sujeto en los procesos de socialización se funda en su planteamiento óntico-social, expresado en su idea de que la sociedad y el individuo son orgánicos uno respecto del otro (Dewey (1888) [8], citado por Catalán, 2009), por lo que entiende que la individualidad no se disuelve sino que alcanza todo su potencial al insertarse como miembro activo de una comunidad. La auténtica individualidad, dice Dewey (2003) tendrá como norte un sujeto de “pensamiento comunal bien anclado en sus hábitos mentales”, estará marcado por el consenso con los demás y por una interpretación de la sociabilidad como “sinónimo de la cooperación con todas las asociaciones humanas regulares.” (p. 113-114). De acuerdo a Pineda (2010) a Dewey no le es posible pensar las nociones más elementales de la vida democrática sin la idea de individualidad. Su concepto de individualidad se convierte en la medida de valor en el plano espiritual: la auténtica igualdad democrática no es sino el reconocimiento de la singularidad de cada uno y de las diferencias que ello implica en la práctica cotidiana; reconocimiento que implica la necesidad de una libertad personal no meramente comparativa, legal o externa, sino intrínseca y constructiva. Pero también considera el filósofo que serán las condiciones de libertad económica y política y de igualdad social las que generen las posibilidades reales para del libre despliegue y armonización del potencial creador y transformador de todas las 104 individualidades. La posibilidad de la libertad está profundamente arraigada en nosotros mismos, pues ella es una única cosa con nuestra individualidad, con ese ser único que hace que seamos lo que somos, y no imitadores o parásitos de otros. Las condiciones que forman la libertad económica y política son condiciones que se requieren en orden a realizar la potencialidad de libertad que cada uno de nosotros lleva consigo en su propia estructura. Las condiciones sociales interactúan de un modo favorable con las referencias del individuo (que son su individualidad), en orden a actualizar su libertad, únicamente cuando éstos desarrollan inteligencia; y ésta no es ni conocimiento ni pensamiento abstractos, sino poder de visión y reflexión, pues son estos poderes los que tienen por efecto hacer las preferencias, los deseos y los propósitos más flexibles, perceptivos y decididos. (Dewey (1928) [9] citado por Pineda, 2010, p.2). La realización plena del ideal de vida democrático está condicionada a esta capacidad de libertad y autodeterminación de los individuos en el proceso de construcción y desarrollo de su personalidad en un mundo plural, abierto, contingente 2008) Dewey entiende que el individuo “sólo puede experimentarse libre en una comunidad que se construye a sí misma teniendo como valor fundamental la confianza plena en las potencialidades humanas de sus miembros y en el ejercicio colectivo y cooperativo de la inteligencia” (p.91). Esto significa que la comunidad que ofrecerá las condiciones y oportunidades para el más pleno desarrollo personal es aquella donde se vivan efectivamente los valores de la fraternidad humana, y será mediante experiencias de participación, cooperación que se pueda desarrollar, “aquella clase de individualidad que es inteligentemente sensible a una vida en común y sensiblemente leal al mantenimiento de aquello que es común” (Dewey, 1996b, p. 190) Como puede apreciarse junto a la idea de individualidad; el otro aspecto que resulta fundamental en la concepción deweyana de la democracia es la preeminencia del sentido moral que otorga a la participación de cada individuo en la construcción de la sociedad democrática, derivada del mismo carácter orgánico de su ontología social: La causa de la democracia es la causa moral de la dignidad y el valor del individuo… Es últimamente el único método por el cual los seres humanos pueden … vivir juntos de tal manera que la vida de cada uno sea provechosa en el sentido más profundo de la palabra, provechosa para uno mismo y productiva en la construcción de la individualidad de los demás. (Dewey (1938) [10], citado por Catalán 2009, p.179) Bajo estos fundamentos, se comprende porqué para Dewey (1961) el ideal participativo de la democracia encuentra en los procesos formativos iniciales de 105 cada persona el principal motor para su subsistencia y desarrollo: La democracia y la educación se hallan en una relación recíproca, porque no sólo es cierto que la democracia sea en sí misma un principio educacional, la democracia no puede subsistir, y mucho menos desarrollarse, sin la educación en el sentido más estricto que comúnmente le damos, la educación que se imparte en el medio familiar y especialmente en la escuela. (Dewey, 1961, p.39). Esta vinculación entre la educación y la democracia ha sido con frecuencia punto de discusión en la literatura resaltando principalmente “cómo la educación califica a la gente para la democracia y ayuda a consolidarla pero no por qué la educación debería predisponer a la gente a favor de la democracia” (Fukuyama, 1992, p.174). Por esto resulta bastante contradictoria la creencia educativa de que se está trabajando desde el aula por la consolidación de la participación ciudadana a la par que se recurre a la autoridad de los padres, a los ejercicios propuestos en los textos, o a lo indicado en las costumbres sociales para descalificar de ese modo la iniciativa individual de los estudiantes. La Democracia en Dewey: un Estilo de Vida Participativo. La idea de democracia, en tanto se opone a cualquier forma de aristocracia, consiste en que cada individuo debe ser consultado en forma activa y no pasiva de modo tal que se haga por sí mismo partícipe del proceso de autoridad, de control social y que sus necesidades y deseos tengan la oportunidad de registrarse de modo que cuenten en la determinación política colectiva. (Dewey 1961, p.38) Si bien, esta referencia del filósofo social norteamericano deja en claro su amplia comprensión del carácter participativo de la democracia como forma de gobierno, no cabe la menor duda que su planteamiento del libre desarrollo de los individuos supone la comprensión más amplia de la democracia, no sólo en términos de una cierta concepción política, sino como una forma de vida de los individuos, en lo personal y como modo de organización social “basada en la continua crítica y reconstrucción de su experiencia personal e histórica”. (Pineda 2010, p.118). Es importante el análisis que al respecto realiza Figueroa (2008) al señalar que las comprensiones estrictamente políticas de la democracia que hacen de ésta una realidad posible sólo a partir de la implantación de un modelo específico y predeterminado de Estado o gobierno, tienden a abandonar los medios democráticos que pretenden defender, pues al absolutizar dichos medios haciéndolos inmodificables renuncian al pluralismo, la tolerancia y la posibilidad de estar en desacuerdo que son valores que están a la base de una verdadera democracia. Considera el mencionado autor que esta restricción a lo político busca que la 106 educación impartida en las escuelas forme ciudadanos adaptados a las estructuras fijas de la sociedad, de tal manera que las puedan reproducir sin mayores modificaciones, evitando al máximo la readaptación de las instituciones y presentándolo todo como un patriotismo loable. Así pues, “detrás de la aparente causa noble de formar ciudadanos patrióticos lo que en realidad ocurre es la negación de la posibilidad de despliegue de las capacidades humanas y el desarrollo de la individualidad de los ciudadanos”. (Figueroa, 2008, p.48) Para Dewey (1996a) “la democracia es una forma personal de vida que significa la posesión y el continuo uso de ciertas actitudes, formando el carácter personal y determinando los deseos y propósitos en todas las relaciones de la vida” (p. 202), porque considera que la democracia no se decreta sino que se construye a través de los hábitos y actitudes que expresen valores de solidaridad, altruismo, espíritu cívico y respeto a la diversidad; que permitirán la inclusión de los más diversos sectores de la sociedad. Dewey critica el concepto de democracia como algo dado y acabado que podría responder a todos los problemas futuros, y la entiende más bien como un dinamismo donde el sujeto juega un papel esencial, como constructor continuo de ésta; por esta razón es categórico al expresar que la democracia “equivale a la supresión de aquellas barreras de clase, raza y territorio nacional que impiden que el hombre perciba la plena significación de su actividad” (Dewey, 1995, p. 98) y considera fundamental que tal sistema procure una forma de organización social que garantice la igualdad de los ciudadanos, tal y como lo entendía Rousseau. En este sentido propone que las instituciones educativas sean el escenario donde el individuo descubra su potencial transformador, induciendo este proceso formativo no sólo en cada uno de los educandos, también partiendo de las comunidades, de las familias y de manera cotidiana, hacia todas las expresiones corrientes de la vida, haciendo posible el tránsito de una ética de individualismo a una ética colectiva, propia del modelo político propuesto por Rousseau. Dada la complejidad de relaciones necesarias para que pueda afirmarse que esta acontece plenamente (Dewey, 1961), se asume que la democracia participativa es un proceso de construcción social permanente, en constante devenir, un estilo de vida fundado en una relación solidaria con los demás (Dewey, 1995), que permite a todos constituirse como sujetos autónomos y contribuir a que los otros se construyan como tales, a través de la participación y la corresponsabilidad conjunta, sin dejar de ser por ello una forma de gobierno en el cual se pretenda siempre la mayor inclusión, en concordancia con Rousseau (1999), quien denomina a este sistema como el gobierno “de muchos para muchos”. Si bien Dewey (1995) afirma que el crecimiento individual es soporte de la democracia, entiende que el mismo sólo puede realizarse en la interacción social, la cual genera oportunidades para la constitución armónica y genuina de la individualidad. Así mismo se debe puntualizar que para el filósofo norteamericano esta relación intersubjetiva fundada en la comunicación, entendida como intercambio, vínculo y participación, es lo que determina la 107 existencia de la comunidad. Sin la consolidación de este factor no es posible hablar de una comunidad genuina, puesto que es la existencia de un fin común, el reconocimiento del mismo y el interés de los miembros del grupo en su realización, lo que hace la comunidad. De acuerdo a Romo (2006) un aspecto de máxima relevancia se destaca en el pensamiento de Dewey (1995): la necesidad de establecer las condiciones propicias para que todos los miembros de la comunidad aporten sus respectivas experiencias en el proceso del desarrollo de la inteligencia o entendimiento común. De allí se desprende la necesidad de convertir los espacios educativos en lo que espacios de comunicación, formar seres capaces de comunicarse como interlocutores válidos. Lo que Dewey (op.cit) denomina “common intelligence” corresponde, pues, a la necesidad de generar un estado de cohesión social dentro de la comunidad como condición principal para su pervivencia. A partir de allí es posible afirmar el respeto a la diversidad y la participación social. Dewey y la Transformación Educativa desde las Comunidades Desde este punto de vista, actualmente algunos autores como Torres, citado por Romero (2007), sostienen que la transformación de las relaciones socio-política está vinculada a la creación de comunidades de aprendizaje, asumida como política educativa, centrada en una estrategia de desarrollo y transformación cultural, que abarca más allá de lo escolar, pues pretende el protagonismo ciudadano, el desarrollo local y humano, basado en el esfuerzo endógeno, cooperativo y solidario, partiendo de un diagnóstico de su realidad. Todo ello implica revisar la relación convencional que existe entre cualquier institución educativa y su contexto comunitario. Las comunidades de aprendizaje son proyectos de transformación educativa, cultural y social de los centros educativos y su entorno, que basados en el aprendizaje dialógico y en una educación participativa de toda la comunidad intentarán conseguir una sociedad del conocimiento…. Se concibe la educación como un factor de transformación social, y el centro educativo y su entorno como un conjunto de instrumentos que puestos al servicio de esa transformación social, convertirán al centro en una comunidad de aprendizaje.(Barrio, 2005, p.131-132). En estas comunidades la colaboración y la participación son principios fundamentales para desarrollar el proceso educativo de transformación social. La participación facilita la integración en el grupo de todos sus miembros, así como la responsabilidad y el compromiso en la realización de todas las tareas. Con la participación se tiene la oportunidad de dialogar, reflexionar y deliberar para tomar por consenso las decisiones más adecuadas, evitando la exclusión. Algunos autores hablan desde hace años de convertir el entorno comunitario inmediato en el espacio central desde el 108 que articular todas las prácticas educativas, sin exceptuar la educación formal. Se trataría de disponer todas las potencialidades educativas de una forma diferente y novedosa para acercarla a todos los ciudadanos y ciudadanas, evitando que nadie se quede fuera: ni como corresponsable, ni como destinatario de unos servicios educativos que tienen necesariamente que extenderse en el tiempo y en el espacio. (Fernández, 2012, p.48) Se trata de realizar una acción coordinada de todos los agentes educativos, de un entorno determinado, con su cultura, sus saberes, con la visión de mundo compartido por todos aquellos que conforman esa comunidad. Esta visión de la educación, desdibuja la tradicional demarcación entre lo formal y lo informal, y amplia la perspectiva más allá de lo escolar, recuperando un concepto amplio de educación, que permita retomar la corresponsabilidad de los diversos actores sociales y de la comunidad en su conjunto, ante los temas y las cuestiones educativas. Este cambio en la forma de pensar la educación no se centra en un simple cuestionamiento programático o didáctico, sino que va más allá, buscando recuperar agentes educativos, escenarios y reconsiderar las finalidades de la educación, dando un énfasis particular a lo que está más allá de lo escolar. Implica redimensionar el hecho educativo a partir de su contenido ético, antropológico, sociológico y por qué no, también lo político como parte constitutiva del ser humano, dejando de focalizarse en los aspectos técnicos tal y como lo señala Fernández (op.cit): …la educación no puede reducirse a la didáctica o a los mecanismos que favorecen el aprendizaje; por importante que estos sean, la educación conlleva siempre una propuesta antropológica y ética, que debería anteceder a todas las demás. La primera responsabilidad de la educación es ayudar a que afloren las potencialidades de una persona. Y estas potencialidades son de orden individual pero también social. El ser humano aspira a la plenitud y ésta pasa por la vida pública. La educación debe propiciar que las personas asuman su responsabilidad, no sólo para vivir con otras, sino incluso para transformar la realidad (p.54). Este poder transformador de la educación democrática en vida de las comunidades, encuentra su fundamento más original en el pensamiento Dewey (1995) quien expresa que la participación democrática de los adultos en la vida pública se construye desde la experiencia en los espacios escolares, lo cual garantiza que esa experiencia formativa abarcará a todos los miembros de la sociedad; esto también significa que las vivencias infantiles en la institución escolar han de aproximarse a la vida real y a situaciones vinculadas con la vida pública y social del educando. Para el filósofo de Burlington la educación inspirada en valores democráticos es siempre inclusiva y significa desarrollo y crecimiento tanto para el individuo 109 como para su comunidad, por ello la educación está llamada a ofrecer experiencias de participación en la vida del grupo, de tal forma que contribuya al desarrollo personal del educando, de acuerdo con los fines sociales marcados por la propia sociedad. Por otra parte, su planteamiento epistémico expresa la visión de las cosas como sometidas a una genuina contingencia y a un continuo proceso de cambio que se traduce en la comprensión del conocimiento humano entendido como algo circunstancial, inconcluso y falible, lo cual conlleva la necesidad de formación permanente y de una búsqueda continua de fuentes de conocimiento, como también de obstáculos o vacíos a superar. Freire: la Educación como Práctica Política de Transformación Social De los filósofos de la educación latinoamericana, seguramente es Freire (1998a) quien más coincide con Dewey en la propuesta del proceso educativo como una posibilidad para construir socialmente subjetividades, descubrir y desmontar las formas de producir desigualdades; democratizar los espacios cotidianos para consolidar en última instancia, la democracia política; por supuesto, cada uno desde realidades y motivaciones muy particulares. El pedagogo brasilero concibe al educando y al educador como sujetos igualmente reflexivos y productivos, en búsqueda de una concreción en acciones prácticas transformadoras de sí mismos, del entorno y de la comunidad en ese entorno: “Nadie educa a nadie, así como tampoco nadie se educa a sí mismo, los hombres se educan en comunión, y el mundo es el mediador” (p. 61). El aporte de la teoría pedagógica de Freire (1990) a la luz de la democracia participativa está centrado en su comprensión de la educación como un proceso donde el conocer y aprender se traducen en una lectura de lo que sucede en el mundo, con la mirada puesta en hacer posible su transformación, desde la perspectiva y realidad de los individuos que la viven. Su visión antropológica centra sus planteamientos en la idea de apertura e inacabamiento del ser humano, así como en el carácter histórico que éste adquiere a través de su capacidad de conciencia, que lo impulsa como ser relacional y dialógico en la construcción de su existencia en el mundo: “…existir es un concepto dinámico, implica un diálogo eterno del hombre con el hombre, del hombre con el mundo y del hombre con su Creador” (1973, p.53). Esta visión de inacabamiento y apertura concuerda con la visión de contigencia y cambio constante con la que Dewey concibe toda realidad, y con la necesidad de formación continua del ser humano, dado el carácter inconcluso de todo conocimiento que éste mismo autor plantea. La concepción de Freire (1998a) sobre la educación parte de esta relación creadora del hombre con la realidad. Es por esto que critica la concepción tradicional de educación, entendida como una simple trasmisión de conocimientos, que él ha llamado educación bancaria (op. cit., p.50). Hernández (2010) afirma que la articulación entre los conceptos de hombre y 110 educación, expuestos por Freire (1997b) fundamentan una antropología educativa progresista centrada en la liberación al considerar que “enseñar no es transferir conocimiento, sino crear las posibilidades para su propia producción o construcción” (1997b, p. 47). Posibilitar este acto de creación es impulsar la liberación de cada ser humano, y del conjunto social: “la educación para la libertad es un acto de conocimiento y un proceso de acción transformadora que debería ejercerse sobre la realidad” (Freire, 1990, p. 107) Esta educación para la liberación tiene correspondencia con la educación democrática desde el planteamiento del diálogo como herramienta fundamental para el proceso de humanización, pues al resaltar carácter social del conocimiento y la consideración del educando como el sujeto central del acto educativo, que parte de sus saberes y experiencias para facilitar una discusión generadora de ideas y conocimientos; el diálogo gana significado precisamente porque los sujetos dialógicos no sólo conservan su identidad, sino que la defienden y así crecen uno con el otro. Implica siempre un respeto de los sujetos involucrados en él. Todas estas características develan el hecho fundamental de que la educación es un acto político: “todo acto educativo tiene naturaleza política y todo acto político posee naturaleza educativa”. (Freire 1990, p.185) En palabras de El Achkar (2002) para Freire la educación es: "El mecanismo pedagógico y político por medio del cual se establecen las condiciones ideológicas y las prácticas necesarias para inventar otra democracia." (p. 14). Jaramillo (2008), por su parte destaca que Freire fundamenta el papel político de la educación en la ética, el respeto y la tolerancia: El espacio y acto educativo, debe ser ante todo un acto donde convivan, estén y recreen los conceptos de ciudadanía, democracia, representación política y participación, y además, un espacio donde se desarrollen valores como la autonomía, la igualdad, la diferencia, el respeto y la justicia; es por esta razón que Freire insiste en que se necesita de una educación liberadora, dialógica y democrática que contribuya a la formación de la ciudadanía. (p.7) En la propuesta de la Educación Popular de Paulo Freire la participación deviene en práctica política y metodología de transformación social, y se orienta hacia la radicalización de la democracia. Para Freire (1973) la participación del pueblo es la clave para luchar contra el inmovilismo, la apatía y el silencio frente a las diversas formas de explotación y exclusión. La participación es poder para imaginar y transformar el mundo que encontramos hecho. La participación genera esperanza y, junto a la concientización, retroalimenta el proceso mediante el cual el hombre se convierte en hacedor de su historia, en sujeto moral y políticamente autónomo. La educación para la democracia participativa ha de ser entonces una acción transformadora de las relaciones sociales y por ende de la sociedad. El Estado Docente habrá de propiciar esta participación de todos los agentes educativos, con miras a la transformación de la realidad, dentro y fuera del ámbito escolar. 111 En el pensamiento de Freire la institución escolar debe dar oportunidades de implementar prácticas pedagógicas que trasciendan sus paredes y les permitan involucrarse con las comunidades, incorporando nuevos actores locales y sacando un mejor provecho de los recursos disponibles. Así podrá cambiar esquemas de acción y logrará que la educación se transforme en un hecho solidario, democrático, actual y productivo (Freire 1998b) Desde la visión freireana la escuela debe constituir un ambiente de confianza, respeto, solidaridad, colaboración y libertad de expresión que genera un proceso de liberación personal y colectiva, a través de la participación en la toma de decisiones y acuerdos que brinde oportunidades para que, en lo individual y lo colectivo, se alcance un desarrollo que repercuta en la calidad de vida. La escuela pública que deseo es la escuela donde tiene lugar desatacado la aprehensión crítica del conocimiento significativo a través de la relación dialógica. Es la escuela que estimula al alumno a preguntar, a criticar, a crear; donde se propone la construcción del conocimiento colectivo, articulando el saber popular y el saber científico, mediados por las experiencias del mundo. (Freire 1997a, p.96). ….la escuela como un centro abierto a la comunidad y no como un espacio cerrado, atrancado con siete llaves, objeto del ansia posesiva del director o directora, que quisieran tener la escuela virgen de la presencia amenazadora de extraños. (Freire 1998b, p.113) Como ya se dijo, Freire (1973) refiere que la participación debe ser “un acto de creación capaz de desencadenar actos creadores, donde los sujetos participantes desarrollen la impaciencia, la vivacidad, (...) la invención y reinvención” (p. 2). Para ello propone desarrollar experiencias de aprendizaje donde los alumnos escudriñen en la realidad, desde una perspectiva global, para comprenderla de manera consciente y crítica, tomar posición sobre ella y proponer formas creativas de transformarla. Esto obliga al docente a recurrir a prácticas diferentes a las tradicionales y a actualizar con profundidad su conocimiento del contexto social con un manejo de la información más interdisciplinario, para poder desempeñarse como un orientador efectivo. La participación desde la perspectiva de Freire plantea como elemento central la incorporación del potencial de expresión creativa y crítica, así como el aprovechamiento del potencial comunicativo del alumno (Freire 1997a). La visión democrática de la educación se expresa en la metodología y en el ambiente de aprendizaje que se genera: favorecer la indagación y no la información, formar para la opinión y no para la repetición de conceptos, dar la oportunidad para el ejercicio de la palabra y no limitarse al alumno a la escucha del maestro, creando espacios para que los estudiantes asuman el protagonismo, y por ende la responsabilidad, de su proceso formativo a través de la proposición de formulaciones propias y el desarrollo de toma de decisiones individuales y colectivas. Obviamente toda esta praxis transformadora habrá de sustentarse en un redireccionamiento de los procesos iniciales y permanentes de 112 la formación docente, orientados fundamentalmente a despertar la posibilidad del diálogo intersubjetivo y la inquietud genuina por la búsqueda compartida de nuevos saberes y aprendizajes. Conclusiones El ejercicio hermenéutico efectuado en torno a los fundamentos políticos y pedagógicos de expuestos en Jean Jacques Rousseau (1712-1778), John Dewey (1859-1952) y Paulo Freire (1921-1997) resalta la importancia de la formación de la subjetividad como principio fundamental para alcanzar la participación democrática. La construcción de un horizonte discursivo que de soporte a “una nueva cultura política fundamentada en la participación, en la democratización del saber y la promoción de la escuela como espacio de formación de ciudadanía y de reconstrucción del espíritu público” (LOE, 2009, art. 15, numeral 2), exige la superación dialéctica de las binas de confrontación conceptual que constituyeron los nudos críticos en el proceso hermenéutico de esta investigación: libertad del sujeto vs obediencia al estado, libertad vs igualdad, individuo vs sociedad-comunidad, democracia como forma de gobierno vs democracia como forma de vida, interés particular vs voluntad general, representación vs, participación. Si se desea forjar un modo de vida personal y social de talante democrático ha de ser encarnando a los sujetos en las instituciones a través de experiencias que potencien la expresión compartida de sus valores, creencias, afectos y sentimientos, y todos los elementos que configuran la subjetividad, para lograr que su acción política sea una experiencia intersubjetiva de creación en el mundo con los otros. El docente habrá de formarse como sujeto dialogante, propiciador del poder subjetivante en la construcción de la vida social, a través de la búsqueda y creación del conocimiento colectivo. Sólo desde allí podrá ejercer una praxis educativa que impulse el consenso, la acción creadora y transformadora que permita una continua revisión y renovación de los mecanismos y dispositivos reguladores, en orden a una justa tensión entre lo colectivo y lo individual. Así mismo, engendrar este principio de compromiso y participación subjetiva en todas las acciones potenciará la dimensión educativa y de crecimiento en el espíritu comunitario de todos los agentes sociales, en pro de un estilo de vida más democrático, otorgándole el fundamento humano creador y de continua transformación a las instituciones y a los procedimientos de ésta forma de gobierno, por el cual lleguemos colectivamente a apropiarnos de la realidad social y dotemos de significaciones nuestra convivencia ciudadana. La democracia sólo tendrá sentido y significado desde la encarnación de nuestras subjetividades tal y como Dewey (1996a) lo expresó: “En vez de pensar en nuestras disposiciones y hábitos como algo que se acomoda a cierto tipo de instituciones, tenemos que aprender a pensar en estas últimas como expresiones, proyecciones y extensiones de actitudes personales habitualmente 113 dominantes” (p.203) Notas al pie * Profesora Agregada a Dedicación Exclusiva de la Extensión Nueva Esparta del Instituto de Mejoramiento Profesional del Magisterio - Universidad Pedagógica Experimental Libertador. Tesista del Doctorado en Ciencias de la Educación Convenio UDO-UPEL IPM. Miembro fundador de la Línea de Investigación Educación: Ethos, Pensamiento y Praxis, adscrita al Núcleo de Investigación Nueva Esparta. [1]Siguiendo a Sánchez (2007) se entiende por empoderamiento” el proceso intencional, intersubjetivo y continuo de conversión de los individuos en sujetos conscientes de sí mismo, de las circunstancias y del entorno social, mediante la acción comprensiva, crítica y transformadora de sus propias interacciones sociales” (p.70). Explica el autor que esta visión del empoderamiento lleva implícita “la posibilidad de reconocer “el poder” en todos los seres humanos y la consiguiente capacidad de convertirlo en una fuerza motivadora positiva y no en un elemento de opresión” (p.69), integrando dialécticamente la concepción dicotómica del “poder sobre” (vinculado a formas heterónomas de sumisión, obediencia y control) versus el “poder para” (vinculadas a la autonomía como capacidad para cuestionar, decidir y resistir) [2]Foucault, M. (1991). Historia de la sexualidad I. La voluntad de saber. México: Siglo XXI. Foucault, M. (1992). Microfísica del poder. Madrid: La Piqueta. Foucault, M. (1994). Vigilar y castigar. México: Siglo XXI. Foucault, M. (2002). La hermenéutica del sujeto. Buenos Aires: FCE. Guattari, F. (1995) Cartografías del deseo. Buenos Aires: La Marca. Deleuze, G. (1995) Conversaciones 1972-1990. Valencia: Pre Textos. Cabrera, P. (2010). Antropología de la subjetividad: un estudio desde las alquimias corporales, la sensibilidad teórica y el habitus. Buenos Aires: FFyL-Posgrado. Según referencia Vonmaro (2012) [3] Para Bourdieu la reproducción cultural es el punto focal para la comprensión de la reproducción social. Desde su perspectiva el campo cultural constituye el eje de la conservación y legitimación de las relaciones de poder y desigualdad, por lo que asume la importancia clave de la acción escolarizada como transmisora de lo que cada sociedad constituye la cultura legítima. En sus propias palabras la escuela “…mediante una serie de operaciones de selección, separa a los poseedores de capital cultural de los que carecen de él…” por lo que “…según el capital heredado, tiende a mantener las diferencias sociales preexistentes.” (Bourdieu, 1999, p.35). Así mismo afirma que “…la acción pedagógica es objetivamente una violencia simbólica en tanto que imposición, por un poder arbitrario de una arbitrariedad cultural” (Bourdieu y Passeron, 1998, p. 45) [4]Cobo (1996) afirma que la teoría política del ginebrino expresa la preocupación y el temor de que el poder del pueblo sea constreñido o usurpado. Tanto el gobierno como la propia noción de representación son contemplados con desconfianza por nuestro autor (cfr. Rousseau (1999) Libro III cap. 10 al 18). Considera que son legítimas mientras cumplen con las funciones encomendadas por el pueblo. Rousseau apuesta por el poder de la asamblea como columna vertebral del Estado. La democracia directa es el mejor sistema político porque es el único que salvaguarda la libertad del ciudadano. Es la única forma en que la voluntad general puede ser expresada. Sin asamblea no hay soberanía ni voluntad general. La asamblea tiene una cualidad: la de aunar las voluntades particulares. Para nuestro autor las voluntades se hacen más activas a medida que se concentran (Rousseau(op. cit)Libro III, cap. 2) (en Cobo (1996) p. 276) [5]Rousseau es el único filósofo contractualista que rechaza el pacto de sujeción en la construcción del Estado. El ginebrino defiende que sólo el pacto de asociación debe constituirse en fundamento del Estado. La eliminación del pacto de sujeción en la teoría social y política de este autor no afecta sólo a la constitución misma de la comunidad, sino también a todo el sistema político. Con esta definición de la soberanía, Rousseau se convierte en referente de las ideologías revolucionarias que consideran que el poder debe residir en las manos del pueblo. En Cobo (1996) p. 276. [6]A finales del siglo XVII comienza a aparecer tímidamente la categoría de igualdad en la literatura filosófico-política, que se consolidará a lo largo del siglo XVIII y se convertirá, junto 114 al concepto de libertad, en los dos principios fundamentales que junto a la noción de universalidad que articularon la conformación de las sociedades modernas occidentales. El paradigma de la igualdad es la respuesta a la rígida sociedad estamental de la Baja Edad Media. Se edifica sobre el mérito y el esfuerzo individual y abre el camino a la movilidad social. Y además fabrica la idea de sujeto e individuo como alternativa a la supremacía social de las entidades colectivas que eran los estamentos. Una vez que se aflojan los códigos que mantenían la dominación de la aristocracia, la burguesía conquista el poder político y se convierte en la clase hegemónica, entonces el principio de igualdad se debilita y pasa a otorgar un lugar ético y político privilegiado a la idea de libertad. El ámbito de la igualdad será el de la política y el de los derechos civiles y políticos. Los derechos sociales que apuntan directamente a la desigualdad económica no entraron en el marco ético y político liberal. Por el contrario, las teorías políticas críticas, cuyo horizonte ético-normativo es la emancipación de determinados grupos y sectores sociales oprimidos, reivindican la igualdad que, a su vez, les proporciona ámbitos de libertad. Sin embargo, hay que señalar que la conquista de espacios de libertad no se traduce necesariamente en ámbitos de igualdad. A los grupos y sectores oprimidos les es muy útil la libertad a condición de que desactive la desigualdad. Pero las libertades civiles y políticas no eliminan por sí solas la pobreza y la desigualdad a no ser que vayan acompañadas de derechos sociales. Y los derechos sociales germinan en el campo de la igualdad, en Cobo (2012), p.110-112. [7] En Democracia y Administración de la Educación de Dewey (1937), ensayo que figuran en la colección de las Obras Completas de Dewey, J. (1981): The Later Works, vol. 11 (19351937). Carbondale, Southern Illinois University Press, según el autor que lo cita. [8]En Ética de la Democracia de Dewey (1888), ensayo que figuran en la colección de las Obras Completas de Dewey, J. (1969): The Early Works, 1882-1898., vol. 3 (1889-1892). Carbondale, Southern Illinois University Press, según el autor que lo cita. [ 9] En Filosofía de la Libertad de Dewey (1928) ensayo que figuran en la colección de las Obras Completas de Dewey, J. (1981): The Later Works. vol. 3 (1927-1928). Carbondale, Southern Illinois University Press, según el autor que lo cita. [10]En Democracia y Educación en el mundo de hoy de Dewey (1938) ensayo que figuran en la colección de las Obras Completas de Dewey, J. (1981): The Later Works, vol. 12 (1938). Carbondale, Southern Illinois University Press, según el autor que lo cita. Referencias Arendt, H. (2005). La Condición Humana. 1era ed. Barcelona: Paidós. Barrio, J. (2005). La Transformación Educativa y Social en las Comunidades de Aprendizaje. Disponible: http://gredos.usal.es/jspui/bitstream/10366/ 71907/1/La_transformacion_educativa_y_social_en_.pdf [Consulta: 2011, Mayo, 15]. Beuchot, M (1997). Perfiles Esenciales de la Hermenéutica: La Hermenéutica Analógica. [Resumen en Línea] Disponible: http://www.ensayistas.org/ critica/ teoria/beuchot/ [Consultado: 2008, Mayo, 30]. Bourdieu, P. (1999). Razones prácticas. Sobre la teoría de la acción. Barcelona: Anagrama. Bourdieu, P. y Passeron,J. (1998). La Reproducción. México: Fontamara. Castoriadis, C. (2003). La institución imaginaria de la sociedad. 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Venezuela [email protected] Resumen El presente trabajo es una revisión histórico-documental cuyo texto de fundamento es El libro de la infancia. Por un amigo de los niños (1865), del escritor Amenodoro Urdaneta (18291905). Dicha obra es considerada emblema de las letras venezolanas. En ella son descritas situaciones de la cotidianidad familiar con el matiz moralista que caracterizó al autor, desde aquellas de índole religiosa hasta las concernidas con los quehaceres del hogar, la escuela, la cortesía, la disciplina, el orden, entre otras. El objetivo de este trabajo es precisar ciertos rasgos de la formación de sí manifestados por Urdaneta, los cuales pueden ser considerados como excelentes referentes en la literatura infantil. En esta forma la lectura se convierte en un proceso que forma y transforma al individuo -al niño-, hasta llegar a ser el hombre que es. Aquel que se apropia del texto hasta hacerlo suyo y darle la interpretación desde su cosmovisión. Será por medio de la tradición hermenéutica que produciremos un acercamiento entre la formación de sí mismo y la lectura, por considerarlas horizontes interesantes para pensar y repensar la lectura. Palabras claves: Amenodoro Urdaneta, formación de sí, lector, lectura Summary The present work is a documentary historical review the text of foundation is children's book. By a friend of children (1865), the writer Amenodoro Urdaneta (1829-1905). This work is considered an emblem of the Venezuelan letters. In it are described situations of everyday family life with moralistic tone that characterized the author, from those of a religious nature to the concerned with household chores, school, courtesy, discipline, order, among others. The aim of this paper is to clarify certain features of the formation of self manifested by Urdaneta, which can be considered as excellent references in children's literature. In this way reading becomes a process that forms and transforms the individual-at child-, to become the man he is. One who appropriates the text to make it yours and give the interpretation from their world view. It will be through the hermeneutic tradition that will produce a rapprochement between the training itself and the reading, considering them interesting horizons for thinking and rethinking reading. Keywords: Amenodoro Urdaneta, self-forming, reader, reading 119 Introducción El presente trabajo forma parte de un trío de ponencias, en las cuales se ha venido trabajando con el texto de Amenodoro Urdaneta titulado: El libro de la infancia. Por un amigo de los niños (1865), cuya idea central es la configuración ética-moralizante de la educación en Venezuela en el siglo XIX. La investigación ha ido evolucionando en tres directrices las cuales han dejado algunos aportes en lo relativo a la formación de sí del individuo (en el caso particular de los niños). La primera ponencia tuvo como propósito hurgar aspectos referentes al texto escolar. Para ello se estableció un recorrido que abarcó desde Urdaneta hasta Santillana de allí que el trabajo llevó como título: El texto escolar: De Urdaneta a Santillana. Para su análisis se escogió el texto de Urdaneta más un texto de educación primaria –Caracol 5to. Grado–, en el contraste realizado pudimos apreciar menor cantidad de lecturas de índole moralizante o educativa para los niños, mientras que la concepción de Urdaneta convoca a una formación del hombre basada en amor, valores y principios que se enseñan desde el núcleo familiar. Una muestra de ello son estos extractos de dos lecciones: 1. El que trabaja honradamente sin envidiar la prosperidad agena i sin emplear malos medios, siempre debe esperar mejor suerte. [Lección El cuento del viejo.p.92]. 2. El hombre rico es como un árbol cargado de frutas, a quien todos rodean mientras las tiene; pero luego que se le han acabado, lo abandonan. [Lección: Sentencia árabe. p.91]. La segunda ponencia es la presentada en el XXXIV Simposio de Investigadores de la Literatura Venezolana (SILVE`2013) titulada: Formación de sí: Una posibilidad lectora en Amenodoro Urdaneta. Su intención es plantear este libro como una posibilidad en el campo de la lectura. Esto debido a que su esencia comienza desde la cotidianidad del niño: sus relaciones con sus padres, hermanos, amigos y maestros. Además de ser un excelente recurso para el crecimiento moral y espiritual de los niños tal como apreciaremos más adelante. La tercera ponencia fue titulada: Amenodoro Urdaneta: Campo de posibilidades para la lectura y la formación (bildung). Este último trabajo tiene como propósito la vinculación lectura y formación desde la perspectiva neohumanista de bildung. En ella convergen diversos aspectos que habían sido trabajados en las ponencias anteriores pero que ahora quedan consolidados. A Propósito de las Emergencias Lectoras A pesar de la diversidad de elementos que han estado cercando a la lectura existen tres emergencias que han condicionado el acto de leer. La primera de ellas son las emergencias conceptuales, son aquellas referidas al hecho de las diversas perspectivas u ópticas existentes en el tema de lectura. Esto resulta interesante pero al mismo tiempo ha dado pie a inclinarnos a una u otra, 120 haciendo que tengamos una sola visión de la lectura. Las interpretaciones y visiones sobre la lectura han sido constantes, llama la atención la propuesta por Chartier (1999) quien la circunscribe a una práctica social o cultural, en tal sentido el quehacer de cada individuo, su cultura, sus costumbres y su contexto juegan un papel fundamental puesto que se crean vínculos entre el lector y la sociedad o entorno dialógico o interpretativo. Las prácticas sociales y experiencias personales que Urdaneta relata en su libro vienen a confirmar lo anterior: Una señora heredó cuantiosos bienes de un pariente, i entre ellos un magnífico palacio de una aldea, cuyo señorío le pertenecía. Antes de morir recomendó el testador a la señor que diese sus bienes una pensión de cien pesos a la familia más caritativa de la comarca. Algún tiempo después, la señora avisó que iría a tomar posesión del castillo; y dos días antes del fijado para la ceremonia se vio en la aldea una pobre, estraña al país, que andaba de puerta en puerta pidiendo limosna. En la mayor parte de las casas le respondían con dureza, que el pan estaba caro i que no lo tenían de sobra. [Lección: La Mendiga.pp.71-72] La historia de La Mendiga es muy común y su final da una gran lección algo semejante a tal como trates serás tratado o nos lleva a recordar la parábola bíblica de la viuda y la dracma perdida. En fin la misma Mendiga concluye con estas sabias palabras: No olvidéis que así seréis recompensados en el otro mundo. A pesar de que las historias de Urdaneta no sean las más llamativas para un niño hoy en día, tal vez por no satisfacer su interés o necesidad u otra razón, no es menos cierto que La Mendiga es una historia que refleja controversias del amor y desamor; la (in)sensibilidad del hombre en un mundo tan desprendido del otro y donde el centro de atención es el mismo individuo y el otro no forma parte de mi mundo o simplemente está desfigurado y borrado. La Mendiga posee un tema para compartir y debatir con los infantes sobre la vida y sus desaciertos y oportunidades. Luego están las emergencias operativas las que en cierta forma se derivan de las anteriores. Estas van orientadas al quehacer del lector, si presentamos diversidad entonces habrá lectores decididos, distintos y emancipados. Pero si la operación es la misma entonces acontecerá lo opuesto. Diversas muestras ubicadas en la segunda parte del libro, donde se reseñan nociones religiosas fundamentales como: Bondad, Verdad y Pensamientos; tres narraciones que explican la grandeza de Dios e instan al niño a la oración, al perdón y al altruismo. Por último tenemos las emergencias de índole investigativa, son estas las que reclaman sean manifestadas en esta mesa del Simposio. Tenemos interminables investigaciones llenas de porcentajes y cifras que dicen mucho o poco del quehacer del maestro y de lo que hacen los alumnos lectores, a propósito la mayoría de las investigaciones no está inclinada al buen reporte. La intención es 121 aquí asomar una forma por medio de la cual abordemos al niño lector que se está formando y poder llegar como afirma Peñalver (2013) a lo más humano del humano (p.12). Aún en aquellas situaciones contrarias como la ingratitud, donde aflora lo que verdaderamente hay en el corazón del hombre. Así como el reconocimiento garantiza un buen corazón, así la ingratitud es señal segura de corazón perverso. En efecto ¿qué puede esperar del hombre ingrato? Nada.-Se puede asegurar que la caridad, el amor patrio, la beneficencia i las demás dotes de una alma noble, no se encuentran donde alberga la ingratitud. Huid de ella como de un animal ponzoñoso. El hombre ingrato es el peor enemigo de la sociedad [Lección: Ingratitud.p.124] Una Lectura–Otra: El Libro de la Infancia Definitivamente este es otro texto al que muchos no estamos habituados a leer. Es una fuente de inspiración histórica colmada de dos realidades: la disciplina y la ternura. Veamos como el autor describe su obra: El librito que os presento ha sido dictado por la más mínima convicción de que los primeros sentimientos arraigados en el corazón del hombre son los que deciden con más firmeza de su educación posterior i de su felicidad, en cuanto ella es posible en este bajo teatro de agonías que llamamos mundo. A medida que se siguen los diversos i variados casos de la vida, nuestras sensaciones van entrando en el espíritu; pero todas son, más o menos, el desarrollo de los efectos que nuestros padres i maestros nos inculcaron en la más tierna edad. Si fueron firmes i saludables, vienen a ser como el cimiento de una dulce, pacífica i existencia: i envidiable existencia; i si, al contrario, ha sido descuidada o mal dirigida nuestra niñez, casi imposible será sustraernos a la funesta influencia de las doctrinas que la formaron. (p.54). El libro está estructurado en dos momentos. En el primero el autor dibuja el proceso formativo como tal, con un despliegue de eventos alegres, llenos de amor, ternura y pasión, bien acorde resulta la descripción de Peñalver a propósito de esta primera parte: (…) expone que son los sentimientos arraigados en el corazón del niño la fuente fundamental para tener firmeza en la educación que se desarrollará en las etapas juvenil y adulta y posibilidad de felicidad en lo que el designa como “bajo teatro de agonías que llamamos mundo”. Sensibilidad, pasión y no razón, son las potencias de la formación en Amenodoro, que pudiéramos atrevernos a llamar la educación del corazón. (2013:10). En el segundo momento Urdaneta utiliza el verso y expone diversas enseñanzas 122 moralizantes. Ofrece también orientaciones a padres y maestros bien exactas. El Libro de la Infancia nos llama a la reflexión y nos convoca a la formación del niño como seres humanos que necesitan alcanzar su identidad por medio de la guía del adulto. Formación de Sí, por un Amigo de los Niños La formación de sí es desarrollada a través de los planteamientos teóricos de Michel Foucault sobre el cuidado de sí. Para Foucault este tema corresponde a le denominada fase ética y es en ella donde expone la relación del hombre consigo mismo. Este período se caracteriza por ser sumamente reflexivo marcado por un impulso del hombre a pensarse y a ocuparse de sí mismo. Veamos cómo es definido por el mismo Foucault (1998): El cuidado de sí es, bien entendido, el conocimiento de sí –es el costado socrático-platónico–, pero es también el conocimiento de cierto número de reglas de conducta o de principios que son a la vez verdades y prescripciones. Cuidar de sí es equiparse de estas verdades: es ahí donde la ética está ligada al juego de la verdad. (…). El cuidado de sí es ético en sí mismo; pero implica relaciones complejas con los otros, en la medida que este ethos de la libertad es también una manera de cuidar de los otros; por esto es importante, para un hombre libre que se conduzca como se debe, saber gobernar a su mujer, a sus hijos, a su casa. Ahí está el arte de gobernar. Se tiene necesidad de un guía, de un consejero, de un amigo, de alguno que le diga la verdad. Así, el problema de las relaciones con los otros está presente a lo largo de todo este desarrollo del cuidado de sí. (pp. 263–264). Nada tan acertado con lo que hemos venido señalando en El libro de la Infancia: un verdadero equipamiento para la vida, cuando la lectura del mundo tiene sentido y sirve para conducirse en la vida, ya que tiene sentido y valor. Incluso las palabras preliminares ofrecida a los padres de familia y a los maestros muestran esa preocupación de Amenodoro Urdaneta por el cuidado de los infantes, bien se puede afirmar que su libro también interpela a estos dos actores en su trato hacia los niños. A continuación parte de esas advertencias que el autor hace: El librito que os presento ha sido dictado con la más íntima convicción de que los primeros sentimientos arraigados en el corazón del hombre son los que deciden con más firmeza de su educación i de su felicidad, en cuanto ella es posible en este teatro de agonías que llamamos mundo. A medida que siguen los diversos i variados casos de la vida, nuevas sensaciones van entrando en el espíritu; pero todas son más o ménos el desarrollo de los efectos que nuestros padres i 123 maestros nos inculcaron en la más tierna edad. (p.47). A los maestros les aconseja lo siguiente: Vosotros, miembros de ese sacerdocio que yo creo el más augusto en el orden social. –la enseñanza;– cuyo destino es recibir de las manos de los padres el precioso tesoro de la infancia, para encaminarla por la áspera senda de la vida; vosotros, a quienes quisiera ver en el digno puesto que merecéis i bajo mejor protección por medio de leyes sábias i equitativa, recibid con este pequeño trabajo, que bien merece indulgencia por la buena intención que le dictó, el deseo ardiente de vuestra prosperidad i de que veáis los felices resultados de vuestras tareas. (p.56). La formación de sí del niño encuentra en el texto de Urdaneta asilo para su vida de niño y también para lo que será de adulto. En ese sentido el énfasis hacia padres y maestros como mentores iniciales o primarios, pues lo que el ser humano es hoy es en parte una extensión de lo que sus preceptores le inculcaron. Conclusiones Preliminares Considerando las palabras de Maggi (1998) y el historiador Peñalver (2013), quienes han dado aportes interesantes en el campo de la formación y al análisis del texto en estudio y sumado a los tres momentos investigativos desarrollados en las ponencias referidas al libro de Urdaneta se concluye lo siguientes: Existe un escenario de investigación amplio para el análisis de elementos de lectura, formación, historia, discursivos entre otros, soportados en la obra de Amenodoro Urdaneta. El campo de la formación de sí del niño tiene un caudal de elementos para ser abordados en el aula escolar, ya que son una alternativa de lectura impresionante. El libro de la infancia, por un amigo de los niños, constituye un legado pedagógico, en el cual pesa lo ético, moral y religioso como piezas claves para la transformación vital del hombre actual. Referencias Chartier, R. (1999). Historia de la lectura en el mundo occidental. Buenos Aires: Taurus Foucault, M. (1998). 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En este sentido, el presente trabajo busca examinar el carácter artístico inmerso en el trabajo del petareño Bárbaro Rivas, destacando no sólo los aspectos más relevantes de su trajinada vida, sino además el significado simbólico de alguna de sus obras, donde se apreciaran los tres ejes temáticos, religión, autorretratos y aspectos vivenciales de Petare. Palabras claves: Bárbaro Rivas, arte ingenuo, Petare. Abstract The pages of art in Venezuela are mined in large figures, the nineteenth century saw notable hip teachers, however, in the late nineteenth century and in the dawn of the twentieth, Bárbaro Rivas see the light of life without even imagining that his name would be inscribed on the triumphal arch of the national pictorial world. In this sense, this paper seeks to examine the artistic nature immersed in the work of petareño Bárbaro Rivas, highlighting not only the most important aspects of your life complicated but also the symbolic meaning of some of his works, where the three axes appreciate thematic, religion, self and experiential aspects of Petare. Keywords: Bárbaro Rivas, naive art, Petare Introducción Referirnos al arte pictórico venezolano implica recordar notables personalidades que han hecho resonar el escenario artístico nacional e internacional, como ecos en el tiempo retumban los nombres de Juan Lovera, Arturo Michelena, Cristóbal Rojas, Martín Tovar y Tovar, Armando Reverón, 126 entre otros tantos que harían una lista más que interminable. En aquel extenso listado de nombres y apellidos, se encuentra uno muy particular, el cual merece ser despolvado y dejar brillar con su propia y autentica luz, se trata de, Bárbaro Rivas, el oriundo de Petare, el hombre que impactó a los críticos con su estilo naif de ver el mundo. Una cantidad importante de individuos destacados en el mundo de las bellas artes, como Miguel Von Dangel, Francisco Da Antonio, Alfredo Boulton o Juan Calzadilla, concuerdan en el virtuosismo innato de Rivas, además de su capacidad para lograr revolucionar el mundo sin una preparación formal. Un hombre analfabeta que conquistó y removió los cimientos del arte venezolano, dejando una huella que puede ser ignorada pero jamás sepultada o borrada. Mediante el arqueo bibliográfico de rigor, es posible apreciar la producción significativa de obras dedicadas al iluminado de Petare. Sin embargo, esa producción ha estado ceñida al examen, o más bien recuento de su tortuosa vida, la cual por si sola ya exige un necesario y profundo examen. En esta oportunidad, el norte investigativo va más allá de la biografía del notable hombre. Siendo de un interés mayor la revisión simbólica, estética y religiosa de su obra, así como el potencial narrativo que ésta alberga. De esta forma el presente escrito, está centrado en un objetivo general el cual es; Analizar el mensaje visual del petareño Bárbaro Rivas a través de su densa obra pictórica. Seguido de tres objetivos específicos a) Conocer los aspectos fundamentales de la vida del artista Bárbaro Rivas como claves de su expresión pictórica, b) Describir los elementos propios del arte naif como genero pictórico, c) Comprender los elementos simbólicos plasmados en la obra de Bárbaro Rivas. Son estos los objetivos que han guiado los rumbos de ésta sucinta investigación, que más allá de estar acabada, concluida o cerrada es simplemente la obertura al estudio pictórico de varios de nuestros notables y tristemente olvidados artistas plásticos locales y regionales, siendo Bárbaro Rivas un ejemplo latente de ello. Un Petareño entre Sueños y Tormentos El arte lo podríamos calificar como la fugaz maravilla del ser humano. Es ir más allá del cerco impuesto y aceptado por las caprichosas reglas de la sociedad. El arte y su protagonista el artista, responde irreverentemente ante la apatía, monotonía y frialdad de lo común. El arte redime al hombre, lo transforma y lo lleva a lo más profundo de su ser, convierte a la creación divina, en un pequeño y mortal creador. Las líneas precedentes describen simbólicamente a Bárbaro Rivas, el singular petareño ve la luz de la vida el 4 de diciembre de 1893, hijo de Prudencio García y María del Carmen Rivas de quien obtendrá el apellido con el cual pasará a la inmortalidad. A pesar de haber nacido en Petare, será El Caruto donde se desarrollará la infancia del futuro artista. Aquel lugar, escenario de futuras inspiraciones es reconstruido imaginativamente por Reyes-Torres: 127 Muy cerca operaban los trapiches de La Urbina, Marrón, Moreno y Arevalo. También existieron potreros con sus puntas de ganado que andaban y desandaban los cerros. A poca distancia del barrio pasaba el torrente fuerte del río Guaire y, un poco más allá, desembocaban en él las cristalinas aguas del río Caurimare. Para ir a Maiquetía o hasta Ocumare se podía tomar el tren. Y cerca del lugar donde se encuentra el Hospital Pérez de León estuvo una estación ferroviaria. (Reyes-Torres, 2011, p.14) Un escenario de múltiples elementos que más tarde cambiará drásticamente, sin embargo, mientras estuvo incólume sirvió como el modelo y paisaje idóneo para Bárbaro Rivas. La formación educativa formal de Rivas será menos que inexistente, “…nunca asistió a la escuela ni nadie de su familia le enseño a leer y escribir” (Ob., Cit p. 15). Pese a provenir de un núcleo familiar donde existieron los elementos para un mediano desarrollo educativo, éste nunca llegó a materializarse. El padre de nuestro artista, fue boticario y director de la Banda Municipal de Petare. Estos elementos permiten imaginar que don Prudencio García de haberlo deseado hubiese dedicado esfuerzos en la formación de su retoño. Al preguntarnos sobre las causas de la negada educación al joven, debemos tomar en cuenta la aún fuerte y pragmática influencia religiosa imperante en Venezuela, que lentamente entrará en el siglo XX. Don Prudencio y doña Carmela, no estaban casados, razón por la cual Bárbaro no recibe el apellido paterno, y en cierta medida desliga al padre de otorgarle educación formal al hijo. Pronto don Prudencio contraería matrimonio con otra mujer, de aquella unión surgirá por otro lado el espíritu religioso del joven Bárbaro, doña Daniela Suárez su madrastra, poseía un innegable apego y amor a las santas escrituras, la palabra de Dios era un legado que necesariamente debía ser respetado y trasmitido a las nuevas generaciones. Es de esta manera, como Bárbaro Rivas entrará en contacto con el mensaje sagrada. Aquellos encuentros donde las líneas bíblicas eran las protagonistas, pudo representar el escenario idóneo para inculcarle las primeras letras al futuro artista. No obstante, el joven petareño estuvo alejado del conocimiento de la escritura y la lectura. Podríamos imaginar que aquel muchacho, producto de una unión carnal no bendecida por el Altísimo debía en primer lugar salvar su alma antes de conocer y manejar los requerimientos académicos mundanos (Ídem). De esta manera, ayer como hoy el desconocimiento y la ignorancia relegan al individuo a trabajos manuales inestables, además de quedar en desventaja ante el resto, propenso a las artimañas y trampas de la sociedad. El analfabeto, queda a merced de quienes requieren su mano de obra barata y sin el más mínimo sentido del valor monetario, estos son seducidos con facilidad. Esta será la situación de Bárbaro Rivas, el niño que pronto pasa a la condición de hombre trabajador. 128 Cabe destacar que la condición de Rivas era una muestra de las vicisitudes de una Venezuela rudimentaria, con poca aproximación a los elementos culturales, donde la férrea presencia del hombre del puño de hierro Juan Vicente Gómez, gobernaría de manera implacable, reduciendo a la intelectualidad en disidentes o lacayos políticos, prestos a justificar la presencia del benemérito en el solio presidencial. Bárbaro Rivas en consecuencia, estaría alejado de cualquier taller, técnica o concepción artística. De hecho sus primeras incursiones laborales serán variadas y desconectadas del mundo pictórico. Se desempeñó inicialmente como banderero de ferrocarril, albañil, pintor de brocha gorda, entre otros quehaceres dignificantes, empero, desligados de la pasión artística y creadora. No obstante, el empleo en el ferrocarril le permitía apreciar nuevos paisajes, nuevas sensaciones que más tarde fungirán como materia prima para sus obras. El analfabetismo y la inestabilidad laboral se adherirían al alcoholismo, Bárbaro Rivas sucumbirá ante la tentación de la bebida, que pronto le traerá fuertes crisis que lo demolerán. La primera de aquellas crisis, se registran en 1937, ya pintaba uno que otro cuadro de pequeñas dimensiones. Se estima que aquella crisis se deba a su despido como banderero en el ferrocarril. Trabajo que lo mantenía ocupado y lo hacía parte útil de una confusa sociedad. Tras la recuperación bajo los cuidados de su hermana, pintaría La fábrica de Chocolates (1937). Trabajaría en otros cuadros, pero, sumido en las seductoras y embriagantes fauces del alcohol. En 1949, se daría el encuentro más importante en la vida de Bárbaro Rivas, esta fecha dará inicio al recorrido y reconocimiento artístico del ingenuo petareño. Un joven artista de nombre Francisco Da Antonio, reconocería a primera vista el talento de aquel desaliñado hombre: ¿Qué motivó el interés de Da Antonio por Bárbaro Rivas? (…) es posible que Da Antonio haya estado expuesto a lecturas que representan un cuerpo de textos más amplio, donde se relaciona el modernismo con el arte ingenuo. (Gamboa, 2013, p. 19) Da Antonio reconocería la calidad artística de Rivas, en medio de un encuentro aparentemente intrascendente, el joven artistas observaría una escena bíblica pintada en una bolsa de papel que portaba el petareño, el intrigante estilo pictórico conectaría automáticamente al jovial Francisco con el carismático personaje. Reyes-Torres (2011) destaca que: Para el momento en que se produjo dicho encuentro, Bárbaro no se hallaba en su mejor momento. Debido a eso, el empeño de Da Antonio en visitarlo y conocer sus otros trabajos se estrelló contra la férrea oposición del artista. (p. 25) Aquel encuentro dejaría grandes resultados, sin embargo pronto el artista quedaría sumido en una nueva crisis provocada por el alcohol, dejaría de pintar y la miseria lo bordearía. Pese a ello, un halo de luz lo cubriría una vez más. Al contar Rivas con sesenta primaveras daría inicio a su vida (artística) donde los sueños plasmados en los pequeños cartones empezarían a brillar. Ya Francisco 129 Da Antonio había realizado un inventario de las obras realizadas hasta ese momento por Rivas, contando un total de veinte pinturas, de las cuales comenta Reyes-Torres sólo sobrevivieron nueve. Para el año de 1954, se cernían comentarios impropios en torno a la existencia de un nuevo artista. Algunas auras mal intencionadas aseguraban que la figura de Bárbaro Rivas era inexistente, una invención fantástica, ante aquellos llamados de incertidumbre Francisco Da Antonio buscó mostrar la efigie del maestro ingenuo, y el 25 de abril de 1954, se publicaba un artículo de prensa que revelaba el misterio del artista petareño. La estocada que terminaría por exponer al hombre adusto y sencillo sería la pequeña exposición organizada por Francisco Da Antonio en un local del pueblo de Petare llamado Bar Sorpresa, aquella exposición nombrada Siete pintores espontáneos y primitivos de Petare, fue el escenario propicio para que el mundo del arte local conociera al nuevo integrante del Olimpo artístico venezolano, el 23 de febrero de 1956 es una fecha significativa en la vertiginosa vida de Bárbaro Rivas. A partir de aquella presentación pública donde era posible visualizar al creador con sus creaciones, se iniciaría una época de luces brillantes para el artista. Los laureles se posarían en las sienes de Rivas, primeramente se le otorgaría el Premio Arístides Rojas, lauro entregado de forma unánime por el jurado del XVII Salón Oficial Anual de Arte Venezolano, entre los miembros del jurado cabe señalar la presencia de notables hombres del orbe académico y artístico como Manuel Cabré, Alfredo Boulton y Arturo Uslar Pietri. Seguidamente, ese mismo año el Museo de Bellas Artes en Caracas exponía cerca de cuarenta obras, reuniendo piezas realizadas por Rivas entre los años 1926 y 1956. Sin embargo, el momento fulgurante de la vida artística de Bárbaro Rivas estará dado por su premiación en la IV Bienal Sao Paulo. Es menester destacar que en aquella oportunidad solo Bárbaro Rivas recibió mención honorifica de los artistas ingenuos que se dieron cita. El inició de su vida artística tiene una obertura quizás muy tardía. Rivas contaba con sesenta y cuatro años cuando recibe su premiación en tierras cariocas, esto poseía una significación de gran peso, pronto el cansancio físico sumado a otra vicisitudes golpearan el genio creador. Entre la sucesión de hechos desafortunados encontramos el incendio de su casa en Petare. Aquella no sería sólo una estructura física, ese lugar devorado por las llamas, representaba el espacio místico y especial donde el artista se sentía gustoso para dar rienda suelta a la creatividad. A pesar de habérsele otorgado una nueva morada Rivas nunca estuvo cómodo en aquella nueva pero extraña vivienda, así lo refiere Calzadilla (1976): …le resultaba difícil acostumbrarse a esa nueva casa de platabanda, demasiado clara, con sus ventanales de cristal que dan para la calle, sobre la vista del río, y por donde entra una luz excesiva (p. 16) Pese a ese nuevo escollo en su vida tan trajinada, recibirá una vez más en 1960 el Premio Arístides Rojas, por su magnifica obra El ferrocarril de La Guaira 130 (1959) obra que podríamos calificar como una de las más excelsas del artista. Durante ese lapso temporal, se corren rumores de la explotación que sufría Bárbaro Rivas por aquellos que se llegaron a considerarse como sus marchand. Se hablaba de la explotación del petareño, que explica el crecimiento de su producción artística, no obstante, Von Dangel (1994) comenta aquella aparente extorción a Rivas como un elemento más bien mítico: “Es buena pues la oportunidad para romper, al menos en parte, con el mito de la rapiña a Bárbaro como se ha manejado…” (p. 26). Para el Miguel Von Dangel, no existió tal voracidad que acabó con Bárbaro Rivas, sino más bien un mar de confusión y malos entendidos. Por su parte, Fábregas (1967) relata y mantiene la existencia de acciones irregulares que llegaron ha ocurrirle a Bárbaro Rivas, como es el caso de la pensión de trescientos bolívares que se le había otorgado: Bárbaro Rivas parece resignado a que todo el mundo lo estafe. Cuando, poco tiempo antes de ingresar al hospital, se le preguntó si le llegaba puntualmente su pensión, dijo que a él le entregaban 50 bolívares y a su hermana 30. O sea, que de los 300 bolívares solo le llegaban 80. (p. 49) La década de los sesenta será la última para Rivas, donde hará emerger obras como La palomera (1960), Crucifixión (1961), Lo que esperan (1962) y La huida a Egipto (1964). Este periodo se caracterizó por un ímpetu mayor hacia la temática religioso, y autorretratos más sombríos, oscuros llenos de un aparente dolor interno, señalados por la relativa ausencia de color, en oposición a su estilo colorido de otrora: Casi llega a prescindir del color y comienza a valerse del blanco y negro, utilizando también grises intermedios. La composición se vuelve virtualmente plana y aparecen zonas muy abstractas, franjas y elementos geométricos que determinan a los perfiles de las casas o las líneas de la perspectiva, horizontes, calles y calzadas. (Calzadilla, 1974, p. 461) En 1967 Bárbaro Rivas debe ser ingresado al Hospital Pérez de León ubicado en Petare, ya se encontraba en un estado bastante inconveniente, su condición de vida no había cambiado “La casa (donde habitaba) es pobre. No tiene agua. Rivas está enfermo. Con dificultad para moverse (encima de la cama, un cordel le sirve para ayudarse en sus movimientos)” (Carrasquel, 1965, p. 47). Era esa la realidad del pintor petareño años antes de su muerte. Tres meses del año 1967 serían los últimos para Bárbaro Rivas, internado en el Hospital Pérez de León desde febrero de aquel año por complicaciones reumáticas. El 12 de marzo la luz ingeniosa se disipará en la habitación de aquel centro médico. Llegaba a su fin la vida de un hombre sencillo, talentoso, con una ingenuidad natural, que lo convirtió en victima en muchas ocasiones. Sin lugar a dudas Rivas dejó una impronta imborrable en el mundo artístico venezolano. 131 Arte Naif, más allá de la Ingenuidad Revisar el denominado arte ingenuo implica apreciar un estilo pictórico de características propias, con sentidos y abstracciones singulares, donde el artista representa libremente y en apariencia desatado de los distintos dogmas o cánones técnicos del arte. Para Da Antonio (1974) el artista ingenuo simboliza un milagro que “consisten en dar respuesta de la manera más simple y natural del mundo a todos aquellos problemas que confronta y resuelve la plástica de los grandes maestros…” (p. 5). Por su parte, Marco Gamboa afirma que no todo aparente artista ingenuo o primitivo puede ser interpretado como tal, su argumento se encuentra sustentado en la existencia de individuos formados para la producción de obras de corte ingenua pues este género también posee un público y una demanda comercial. Si nos apegamos pragmáticamente a los conceptos, el artista ingenuo representa una existencia excepcional una “rareza” del arte. En este sentido, existe una diatriba en torno al carácter pictórico de Bárbaro Rivas, para Rial (1993), Rivas representa no un artista ingenuo sino primitivo, partiendo del hecho que sus obras poseen una intencionalidad, posee una carga simbólica, una expresividad preconcebida por el artista, no encajando con la idea sencilla y desprendida de intencionalidad propia del ingenuísimo. Sin embargo, Salvador (1992) califica abiertamente de ingenuo el trabajo de Rivas pues éste partía: …en todo momento al margen de la “belleza” tradicional, en franca rebeldía frente a las normas connacionales sobre el uso del lenguaje pictórico y el tratamiento de formas y espacios. Por instinto y por talante fue (en elocuente coincidencia con su propio nombre) un autentico bárbaro en arte (p. 6). Ante las distintas ópticas, podríamos aventurarnos a explicar que el artista ingenuo o naif si bien se encuentra en la periferia del arte moderno, logra envolver con su simpleza una gran cantidad de ideas y símbolos que narran lo común, que relatan la historia cercana, parroquial o local. El artista naif suele conectar su creación con la realidad vivida, explica a través de la visión más sencilla las complicaciones, estructuras y desestructuras de la decadente sociedad. El Onírico Mundo de Bárbaro Rivas El mundo construido por Bárbaro Rivas es una adecuación fantástica de la realidad, ese onírico mundo gira en torno a tres variables fundamentales, en primer lugar la concepción religiosa de la sociedad, para Rivas el carácter religioso y bíblico es imperante, no puede entender su escenario vivencial sin los mensajes aleccionadores de la biblia. La segunda variable, esta representada por la búsqueda de su identidad a través de una gama de autorretratos. Finalmente, la representación del espacio físico donde se desarrolla su vida se presenta como la tercera variable donde es posible observar su particular forma 132 de apreciar Petare. De esta manera, el factor religioso cobra auge en la vida del artista petareño, como pudimos apreciar en el primer acápite, Rivas desconocía las primeras letras, se trataba de un iletrado total. Empero, conocía los aspectos religiosos con gran determinación y ese conocimiento lo exponía en sus obras. Escenas vibrantes como la última cena y la crucifixión son temas predilectos del artista. La forma más expedita para lograr organizar las obras de temática religiosa en Bárbaro Rivas es mediante la ubicación de cuatro grandes ejes representativos. Tal y como lo refiere Fanny Peña, la obra de éste artista se resume en pinturas cristológicas, mariológicas, de santoral y devocionales. De esta manera, las cristológicas representan la vida pública y privada de Jesús, así como su pasión y muerte, las mariológicas exponen las imágenes de la virgen María. De seguida, las de corte santoral exponen la silueta de algún santo de la orden católica, mientras que las devocionales plasman las fiestas y costumbres propias del catolicismo. En este sentido, revisemos a continuación algunas características del mundo imaginado por Bárbaro Rivas. San Juan y el niño es una obra de 1954, donde Rivas transforma la representación pictórica del artista español Bartolomé Murillo, como lo menciona Calzadilla (1974), es “…una versión ingenua de Los niños de la Concha de Bartolomé Murillo, que el artista petareño había visto en una postal y traducido libremente, modificándolo bastante, a su peculiar estilo” (p. 32). La obra tiene varios elementos a destacar, en primer lugar representa uno de los pocos trabajos donde emplea acuarelas, los espacios se encuentran expuestos con gran sincronía. En segundo lugar, Rivas busca con ésta representación exponer la relación existente y vinculante de la religión, el mensaje de Dios y la infancia, siendo San Juan un emisario de la esperanza y la espiritualidad que impera en los niños. Otra obra de corte religioso es El Nacimiento del Señor, elaborada en 1957 con unas dimensiones 51 x 40 cm, en ella Rivas empleó como de costumbre esmalte sobre cartón. De esta pieza Juan Calzadilla resalta los elementos topográficos, esa sinuosa montaña que repunta al fondo, nos hace imaginar al Ávila y muy probablemente sea ese el paisaje destacado por el artista. Por otro lado, el nacimiento simboliza un factor que se repite constantemente en la producción de Bárbaro Rivas, así como sus autorretratos, el nacimiento evocan el génesis, alfa de la vida, y es precisamente allí donde el petareño enfoca sus inquietudes pictóricas. Como se ha reseñado, el material pictórico de Rivas es una muestra gráfica de la palabra del Señor, a través de su obra el artista intenta llevar mensajes de significación espiritual. La Samaritana es una pieza donde Rivas intenta reflejar la buena voluntad del ser humano, mostrando en esta oportunidad la figura de una mujer, quien le entrega una copa de agua a Jesús. La figura de la mujer, representa dedicación y constancia además de simbolizar la figura de la madre y la hermana del artista. Los colores utilizados para el firmamento que se impone al fondo de las dos figuras humanas, divide el cielo entre un azul 133 intenso y un resplandor que parece emanar del mismo Jesús. Seguidamente, La crucifixión (1951) obra cristológica, se caracteriza por su dinámica desenfrenada, se entrecruza la pasión, el dolor y el desorden, donde la violencia posee una significación tenaz, reflejada en la sangre del cuerpo maltrecho de Jesucristo. Para Calzadilla la obra representa grosso modo: …la violencia de una orquestación alocada y tímbrica, donde los rojos de las vestiduras y los azules de la pavorosa noche alcanzan sus notas más intensas, contrastando con los blancos que gritan en medio de lo que, conforme a la profundidad de la escena, parece desarrollarse con el movimiento de una danza infernal (Ibídem, p. 58). En una misma escena, Rivas resuelve la exposición de los momentos más dramáticos del hijo de Dios. Iniciando con la presencia mariana, abrazada a los pies de aquel cuerpo crucificado yace la virgen María, ataviada con telas blancas y una aureola iluminada, junto a ella el soldado perfora el costado del desvalido condenado con una lanza. En la cúspide de la cruz el romano que ha ascendido por medio de una escalera sitúa el cartel donde se lee INRI. Cerrando aquel marco la esponja con vinagre en lugar de agua que es aproximada a los labios del aturdido personaje objeto de la crueldad. Por otro lado, el tema de los autorretratos expresa una constante búsqueda de identidad, Rivas expresa en sus autorretratos al hombre que es observado por Dios. Estas piezas artísticas también nos permiten ver el decaimiento del personaje, pues sus últimos autorretratos se pierden con el uso prácticamente exclusivo de colores oscuros, donde el negro cubre mayoritariamente las escenas. Incluso en algunas de sus obras se aprecia como los distintos personajes guardan cierto parentesco con sus autorretratos, en este sentido, Rivas pareciera estar enlazado con sus creaciones más allá de lo evidente. Más de diez autorretrato evidencia una necesidad imperiosa de explorar su propia imagen, él representa indudablemente el mejor o por lo menos el más próximo modelo para sus obras. La ausencia paterna, por decirlo de alguna manera, generó en Bárbaro Rivas la necesaria tarea de emprender a través de sus pinturas la búsqueda de si mismo, trata mediante ellas crear una y otra vez al Bárbaro que fue desatendido por el padre terrenal. En cuanto a ello Von Dangel (1994) explica que: …nuestro artista estará condenado a buscar por el resto de su vida una correspondencia en la imagen de su padre: por la ausencia irresponsable de éste le habrán de culpabilizar y le harán sentir hasta siempre laceraciones de indignante bastardía… (pp. 26, 27) El autorretrato en Bárbaro Rivas se encuentra además vinculado con elementos religiosos. En su autorretrato con Santa Bárbara, de 1956, se observa la conexión entre el hombre y el carácter místico-religioso, donde aparece el artista en cuerpo completo en un paisaje portuario custodiado por la imagen religiosa que lo contempla de manera celestial. Recordemos que el nombre del artista esta vinculado con la tradición onomástica católica y ésta obra en 134 particular es un recordatorio de ello. Por su parte, la representación de las costumbres de un pueblo, las creencias religiosas y la vida diaria representaron parte de la inspiración de Bárbaro Rivas para exponer a través de su pintura las características de Petare, la localidad que lo vio crecer y surgir como artista ingenuo. De esta manera, aparece en escena Procesión de semana santa en Petare (1966), esta pieza corresponde al ocaso artístico y físico del personaje. En comparación con el resto de las obras de Rivas esta refleja un carácter mucho más violento como lo refiere Juan Calzadilla, se observa la horizontalidad de los trazos, es una obra de mayor sencillez, sin embargo, de ella saltan dos elemento esenciales. En primer lugar, la posición de la iglesia, ubicada por encima de todo lo demás, otorgándole un grado de relevancia en contraste con el resto de los elementos inmersos en la obra. En segundo lugar, el eje central de la obra parece no ser la procesión, sino el símbolo que ella representa, los creyente que van en marcha, son expuestos de forma grotesca, desordenados, siendo los únicos elementos de la obra que carecen de color. Ese gris, posee la representación del pecado que deben expiarse a través de una larga peregrinación. Indudablemente para Bárbaro Rivas, tanto el aspecto religioso personal como las expresiones colectivas poseían una trascendencia singular, es por ello que el tema de las procesiones posee un lugar en su expresiva pictórica. El Nazareno de Petare (1964), ataviado y adornado como usualmente ocurre en semana santa: …domina toda el espacio, aquí se representa no al personaje, como acatamiento bíblico sino a la figura representada en una imagen del Nazareno puesto que aparece con los característicos propios de la imagen que se utiliza en las iglesias para su adoración y procesión (Peña, 2001, p. 105). Por su parte, Placita de Petare en 1910 (1953), simboliza otra de las creaciones de Rivas donde se aprecia la visión del artista hacia el terruño. La plaza que se observa en la obra corresponde a la llamada Plaza la Libertad, se trata de una muestra pictórica que evoca el mejor momento creativo del artista, el uso de los colores y el espacio parecieran insuperables enmarcado siempre en el género ingenuo por supuesto. En primer plano se destaca una cerca azul que divide la obra en dos espacios: el primero conformado por una empinada escalera, cuya construcción genera un ritmo horizontalvertical que contrasta con las inclinadas líneas de la cerca. El segundo espacio está constituido por el área interior definida perimetral por la cerca (GAN, 1995, p. 14). Existen algunos elementos adicionales que a pesar de su aparente intrascendencia posee un carácter significativo, entre ellos encontramos el cableado telegráfico que parece irrumpir en la quietud bucólica de la escena, ese factor nos da una idea de los cambios que un hombre como Bárbaro Rivas pudo presenciar a lo largo de su vida, el tránsito de una Petare que avanza 135 progresivamente hacia una nueva época. Seguidamente Riña de gallos (1965), es otra pieza que nos relata la vida en Petare, o por lo menos vivencias del propio Bárbaro Rivas. Estamos en presencia de una pintura que obliga al espectador a centrar su mirada en el enfrentamiento entre las dos aves de corral, creando la sensación de ser parte del espectáculo popular. El dominio del color es innegable, utilizado con particular estilo, tanto en los gallos que disputan el combate, como en el arco del palco. Anteriormente Rivas ya había empleado las denominadas peleas de gallos dentro de su repertorio pictórico, de esta manera en 1962 realizó la obra Pelea de gallos, se trata de una pieza de mayor elaboración concluida en 1965. La recurrencia de este tema nos hace inferir que el artista solía concurrir a este tipo de actividades, muy comunes en la localidad. Esta pequeña selección de obras nos evidencia la variedad temática en Bárbaro Rivas, no obstante, siempre enmarcado en el aspecto religioso y místico. Conclusiones Bárbaro Rivas simboliza un punto de quiebre en el concierto artístico venezolano, su peculiar estilo de singulares llamados al mundo religioso lo hacen además de un exponente en el arte, un mensajero de la palabra de Dios. Sus múltiples biógrafos concuerdan en ese aspecto. La prolífica obra de Rivas, se clasifica en tres vertientes fundamentales, religiosidad, autorretratos y vivencias que incluyen el mundo que él observó durante toda su vida. Se trata de un caso excepcional, iletrado, aislado en muchos aspecto de la dinámica social, aturdido ante las exigencias del entorno que se encuentra en constante movimiento. Hijo expósito, alcohólico, de crisis emocionales suficientemente fuertes para derrumbarlo por meses, ingenuo en su arte y su desenvolvimiento con las masas. Todo aquel marco dio paso al éxito que probablemente nunca comprendió en su totalidad. La importancia de Rivas radica en primer lugar en su espontaneidad autodidacta, lo cual maravilla aún más, es un hombre que desconoce cualquier significado académico de Arte, no reconoce estilos, géneros, ni maestros del orbe pictórico. En segundo lugar, Bárbaro Rivas logró conjugar el arte y la religión desde la perspectiva más sencilla, aunque su aparición no significaba la apertura del arte ingenuo en Venezuela, si marcaría una impronta imborrable. El arte ingenuo, naif o primitivo atraería la atención de críticos y público general, con la llegada en escena de Bárbaro Rivas, marcaría más de una década de asombro y halagos. Pero también de tristezas e injusticias, que sólo concluirían con la muerte del artista en 1967. Desde la perspectiva regional y local, Rivas no sólo ubicó una vez más a Petare en el mapa mediante la evocación de su nombre y su estancia en aquel lugar durante, además de ello, Rivas dejó reflejada a Petare en su pintura, evidenciando sus vivencias y las tradiciones de la popular localidad. 136 Referencias Calzadilla, Juan. (1974). Pintores venezolanos. Caracas: Ediciones Edime. Calzadilla, Juan. (1976). Obras fundamentales de Bárbaro Rivas. Caracas: Edición del Concejo Municipal del Distrito Sucre. Carrasquel, Adriana. (1965). El mundo apasionante del ingenuo Bárbaro Rivas. Caracas: Revista Momento, Enero 10. Da Antonio, Francisco. (1974). El arte ingenuo en Venezuela. Caracas: Edición La Huella. Fábregas, Marta. (1967). Ya nadie explotará más a Bárbaro Rivas. Caracas: Revista Momento, Marzo. GALERÍA DE ARTE NACIONAL. (1995).Bárbaro Rivas: Imágenes y revelaciones. Caracas: GAN. Gamboa Acuña, Marco. (2013). 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Revista Electrónica de Ciencias Sociales y Educación Año 3, N° 6, enero – junio 2015, pp: 138-156 www.revista-humanartes.webnode.es Recibido: 8/4/2015 Aprobado: 12/6/2015 LA NATURALEZA Y EL CONOCIMIENTO EN EL CONTEXTO SUDAMERICANO DESDE LA SUSTENTABILIDAD AMBIENTAL: UN RECORRIDO HISTÓRICO Miriam L. Marcano S. Gerencia de Recursos Humanos, Universidad de Oriente, Venezuela [email protected] Resumen Se realiza una travesía histórica donde se interpretan las representaciones sobre la naturaleza y el conocimiento en el espacio Sudamericano, enmarcada en la perspectiva hermenéutica. Se recogen las construcciones sobre la naturaleza y el conocimiento en los pueblos originarios, en el mal llamado “descubrimiento”, en el proceso de independencia, en el contexto de dominio de Norteamericano desde finales del siglo XIX, época donde se destaca la influencia del positivismo y la intensificación de la explotación de la naturaleza y a partir de la segunda mitad del siglo XX, donde se enfatiza el surgimiento de la filosofía de la liberación y la visibilidad de la crisis ambiental. Se formula también, a manera de conclusión lo que se considera como los nuevos caminos que marca la contemporaneidad en relación con la naturaleza y el conocimiento, así como las propuestas relevantes para la construcción de un camino sustentable. La importancia de la investigación radica en que permite revisar las diversas interpretaciones registradas en historia sobre la naturaleza y el conocimiento, desde donde se recogen planteamientos que subrayan la identidad sudamericana como aspecto relevante de retomar en la interpretación contemporánea desde la sustentabilidad ambiental. Se concluye que una propuesta sudamericana sobre la naturaleza y el conocimiento debe retomar la concepción de la “madre tierra”, el pensamiento centrado en el “estar” en la naturaleza, el sentido de “ser colectivo” y “bien común” como elementos relevantes en la construcción de una vía a la sociedad sustentable. Palabras claves: naturaleza, conocimiento, Sudamérica, colonialismo, sustentabilidad ambiental. Abstract A historical journey where representations about the nature and knowledge in the South American space, framed in a hermeneutic perspective interpreting is done. Construction on the nature and knowledge of native peoples in the so-called "discovery" in the process of independence in the context of North American domain since the late nineteenth century, a period where the influence of positivism stands are collected and intensifying the exploitation of nature and from the second half of the twentieth century, where the emergence of philosophy of liberation and visibility of the environmental crisis is emphasized. It also formulates, in conclusion what is considered as the new paths that mark contemporary regarding the nature and knowledge, as well as relevant proposals for building a sustainable way. The importance of 138 research is that it allows you to review the various interpretations recorded in history about the nature and knowledge from which approaches that emphasize the South American identity as a relevant aspect of return in contemporary interpretation from environmental sustainability are collected. We conclude that a South American proposal on the nature and knowledge must retake the concept of "mother earth", centered thinking "being" in nature, meaning "collective being" and "common good" as relevant elements in building a path to sustainable society. Keywords: nature, knowledge, South America, colonialism, environmental sustainability. Introducción Las diversas interpretaciones sobre la naturaleza y el conocimiento registrado por la historia, son propios del interés del hombre por comprender al mundo desde su constitución como ser pensante. Estas concepciones, marcadas por el contexto cultural y geográfico, así como por las formas de organización social y económica que caracterizan una época determinada, permiten un acercamiento a la pluralidad de representaciones sociales sobre el conocimiento y la relación con la naturaleza, recorrido que inicio intentando develar sus tramas. Esta afirmación inicial, realizada por muchos estudiosos de lo social, sobre todos aquellos inspirados en planteamientos de Carlos Marx (Bourdieu, 1995; Leff, 2007, entre otros), que comparto, me conduce a plantear la siguiente reflexión: ¿La influencia contextual es inexorable? ¿No es posible escapar de sus inevitables condicionamientos? [1]...interrogante que me motiva a evocar la capacidad crítica, creativa y de invención humana ubicada más allá de los condicionamientos, encontrando eco en los que se han atrevido a pensar desde la diferencia, motivados por la necesidad de interpretar y proponer alternativas a los grandes desafíos que han enfrentado las sociedades. En tal sentido, parto de la certeza que pensar la naturaleza y el conocimiento desde hoy, pero estudiando su historia, deja ver atractivos senderos dejados de lado, algunos de los cuales son urgentes retomar en la actualidad [2], en la vía de construcción de una alternativa a la actual crisis ecológica, en tanto una de sus causas fundamentales obedecen a la relación establecida con la naturaleza, al concebirla como una instancia inagotable, necesaria de dominar para colocarla al servicio del hombre, convertida mercancía, en una racionalidad económica donde priva el incremento de la productividad del capital y el trabajo, ante una sociedad condicionada para el consumo. Manifestaciones de esta forma de vivir y producir se expresan en el ambiente a través del calentamiento global, la lluvia ácida, la pérdida de biodiversidad y en el ámbito social con el aumento de la pobreza y desigualdad social, sobre todo en los países que ocupan lugares menos privilegiados en la economía mundial. En el camino recorrido se realizan estaciones en las concepciones que sobre la naturaleza y el conocimiento predominaron en los pueblos originarios, en lo que se conoce como el proceso de independencia, en los sucesos ocurridos a finales del siglo XIX y a partir de la segunda mitad del siglo XX. Por último se exploran algunos caminos transitados en la contemporaneidad, cerrando con la identificación de los aspectos que debe ser retomados en una propuesta que pretenda erigirse desde la sustentabilidad ambiental. 139 La Naturaleza y el Conocimiento en los Testimonios Originarios: Evidencias de un Camino Sustentable La búsqueda para la construcción de un camino propio forma ecos con propuestas cuyas voces emanan de las significaciones construidas desde las raíces sudamericanas, desde el sentir originario, de sus respuestas a los acontecimientos históricos, de quienes lo interpretan y plantean opciones para el rescate de un modo de vida que no sucumba a las tentaciones individualistas, consumistas e indiferentes a la pérdida de diversidad de la naturaleza con las que nos ha acostumbrado el progreso. A plantear las reflexiones sobre los “núcleos problemáticos universales” que hacen referencia al conocimiento y a la naturaleza, auto-invitada como depositaria de un profundo sentir sudamericano, a participar en el llamado a encontrar vías a través de un diálogo entre la filosofía europea y tradiciones filosóficas no occidentales, que devele la falsa construcción homogeneizadora y totalizadora de la narrativa occidental Camino donde es imprescindible referir los testimonios orales y escritos en cantos, poesías y mitos de creación, expresión de la cultura de los pueblos originarios de Sudamérica que permanecieron como únicos ocupantes hasta fines del siglo XV o comienzos del XVI. León-Portilla (2009), por ejemplo, al estudiar la visión del mundo presente en la filosofía Náhuatl, grupo indígena de la región central de México, recuerda la visión de los griegos cuando le atribuyen a poderes más allá de lo humano a aquellos fenómenos donde no encontraban explicación lógica. Igualmente, la puesta en escena pública de estas incógnitas a través de diversos cantos, aunque ideados para ser entonados con acompañamiento musical. Ruiz Sotelo (2009), también refiere a Francisco Javier Clavijero (1731-1787), sacerdote jesuita investigador de los modos de vida de los indígenas Náhuatl, al comparar esta cultura con las europeas afirma que “Tezcoco era…la Atenas del Anáhuac, y Nezahualcóyotl el Solón de aquellos pueblos” (p.160), afirmando con esto que podía ser considerada clásica. Hernández Díaz (2009), también refiere cómo la filosofía Maya usa la metáfora para reflexionar sobre el sentido de las cosas y de su significación en el mundo. Sin embargo, la concepción del universo presente en los pueblos aborígenes difiere en mucho al pensamiento occidental. La principal diferencia la destaca Salas Astrain (2009) al referir sobre la ausencia de la fragmentación del conocimiento ocurrida en la tradición occidental e iniciada con la separación del “mito” y “logos”, la escisión de lo “emocional” con lo “racional”, instaura una forma de conocimiento dual, de oposición entre teoría y práctica, entre ciencia y conocimiento ordinario. Ruiz Sotelo (op.cit), también relata las diferencias encontradas por Francisco Javier Clavijero cuando cita su afirmación sobre que “los griegos se aplicaban más a ilustrar la mente, los mexicanos a rectificar el corazón…enseñaban a sus hijos, juntamente con las artes, la religión, la modestia, la honestidad, la sobriedad… (p.160)”. Expresión de la diferencia descrita es recogida por Estermann (2009), quien reseña cómo en la filosofía Quechua, grupo indígena con presencia en América 140 del Sur, en los territorios ocupados hoy por Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile y Argentina, el universo es definido como “pacha”, cuya interpretación incluye categorías sobre espacio y tiempo conformando una totalidad interrelacionada e interdependiente, donde se integran el cosmos, la naturaleza y el ser humano. La relación es la esencia, identifica al “ente”, profundizando la diferencia con la filosofía occidental donde el ente, la existencia, es la esencia y la relación entre los entes es secundaria, una forma de la razón. La relacionalidad se muestra en todos los ámbitos de la vida del Quechua, a través de conductas y formas de pensar con principios cuyos contenidos vuelven a plantear distinciones con el pensamiento occidental, tal es el caso de la correspondencia, que no contempla la causalidad sino la fractalidad, alude a la constitución en niveles micro de las mismas formaciones presentes en las macroestructuras. La reciprocidad, relacionada con la interacción y la justicia cósmica, contribuye con la armonía y el equilibrio, cada acción le corresponde un acto recíproco. La complementariedad, donde se entiende la oposición como complemento, como dialéctica, como equilibrio y no como contradicción, y el principio de ciclicidad, que implica la concepción del tiempo y el espacio como un ciclo discontinuo, donde establecen círculos en función de la repitencia de fenómenos. El tiempo está constituido por el antes y después, signado por los acontecimientos (Estermann, op.cit.). Otra diferencia se encuentra en la cultura Maya, donde se plantea la figura de un solo Dios: Ometéotl, pero es entendido como el Dios de la dualidad y está representado con rostro masculino y femenino al mismo tiempo ¿estarán aludiendo a una posición de igualdad de poder de género?. Imaginan al universo conformado por ese Dios que crea y destruye, se sacrificó para hacer posible la vida, por lo cual el hombre debe practicar los sacrificios, la abstinencia y, más importante, la contemplación o meditación profunda sobre el sentido del hombre y el mundo para merecerla y lograr el equilibrio cósmico, retardar con esto el fin del universo o acceder a la región de la sabiduría que queda en el camino de la región de la luz, desde donde se aprecia enaltecimiento a quienes cultivan la sabiduría, el conocimiento Se practica respeto al conocimiento, quienes saben se ubican en una posición privilegiada, logran ser depositarios de los poderes divinos, en la cultura Náhuatl lo representaban los ancianos y en los Mayas los pensadores sabios, quienes mantenían comunicación con la vida y la naturaleza, reflexionaban sobre su desarrollo y lograban entender sus designios. Para el Maya el cuerpo es quien realiza el acto del pensamiento, la materia, que es cuerpo y naturaleza, está en primer lugar. La corporalidad es el parámetro desde el cual se explican las cosas: “su cabeza de la casa” es el techo de la casa, un “corazón firme” “hábil y comprensivo” y el “rostro sabio” describe la personalidad de un hombre maduro. Al ser erigida la realidad en función de lo que se siente y piensa, construyen conocimiento con significación emocional y vital, desde “su preexistencia, de la existencia y de las cosas del mundo”, produciendo así síntesis, integración, y también reflexión sobre el ser y el devenir cuando se formula preguntas como “¿Quién soy? ¿De dónde vengo? 141 ¿Cuál es la causa de mi existencia? ¿Por qué nuestra materia es previa al pensamiento en el mundo?” (op.cit., p.29). Reflexionan sobre el propósito del hombre en la tierra, la búsqueda de algo que satisfaga el corazón entendido como lo más íntimo del ser, la búsqueda de la verdad, del fundamento o cimiento. También meditan sobre el cambio, la muerte y la vida eterna. En relación con la naturaleza, referimos a Sanchez Pirela (2009), quien manifiesta cómo en el pensamiento Wayuu se considera la madre tierra como la gran diosa, signo de poder originario, creadora de vida y de todo lo que existe en ella, la madre de todos, fecundada en la unión con la divinidad del cielo, “juya”, que significa “lluvia” y simboliza “el semen universal que fecunda la tierra”, donde se plasma “el milagro de la creación”. Recogen una concepción de la naturaleza como la “Madre Tierra” en tanto significa el ser de donde emana la vida. La naturaleza inspira al pensamiento, es una divinidad venerada, sagrada, respetada. Esta cosmogonía es expresión de la importancia de la naturaleza en la forma como organizan sus actividades vitales, sobre todo aquellas que les garantizan la subsistencia como comunidad, los cuales giran en torno a la recolección y caza, cultivo y cría de animales, o urbanos dependiendo del período histórico o grupo social del cual se trate. En la concepción de los pueblos Mayas, la naturaleza es la fuente de conocimiento, de “existir pensando”. La naturaleza y la materia son previas al pensamiento, por lo tanto hay que existir para entender y enfrentarse al mundo, tal como lo expresa Hernández Díaz (op.cit.). La naturaleza no es un ente inerte, ésta tiene corazón, son sujetos con sensibilidad, con sustancia. El “nosotros” de la cultura Maya, tal como lo expresa Lenkersdorf (2009) en su estudio de la filosofía Tojolabal, incluye también a la naturaleza, el hombre habita con otras especies que también tienen corazón, a las que se debe respetar, no tratarlas como objeto, sino con respeto y sentido de convivencia. La naturaleza es “nuestra madre”, quien da y mantiene la vida. Esta visión de la naturaleza condujo a los pueblos originarios de América a desarrollar tecnologías adaptadas al medio ambiente. Como ejemplo de lo anterior referimos el estudios sobre este tema desarrollado por Gligo y Morello (1980), donde refieren la racionalidad ecológica en la artificialización del indígena en desarrollos como la Chinampa de México, basado en la formación de un suelo orgánico en un ambiente acuático, el cual requería conocimientos de técnicas de control biológicos de malezas y plagas, ingeniería y botánica. Predomina en el conocimiento indígena un saber cotidiano que se expresa en el cuidado a la naturaleza, en la enseñanza y aprendizaje compartido a través de la experiencia, al cultivo del saber en una construcción colectiva y milenaria acumulada a través de la protección y práctica de las sapiencias de los antepasados, conformada por símbolos y significaciones que conforman una cultura propia, adaptada a sus condiciones de vida, erigida alrededor del respeto a la diversidad y equilibrio con la naturaleza. El Significado del Encuentro: la Avalancha de la Dominación y los Atajos de la Resistencia [3]. 142 A partir del siglo XV se inaugura un nuevo escenario en el contexto mundial y sudamericano, con el llamado “descubrimiento” de América signado por el inicio de la colonialidad en estas tierras. El modo de producción predominante en España en el inicio del período es el capitalismo pre-industrial o modernidad temprana y el “descubrimiento” de América significó una oportunidad para lograr un desarrollo comercial e industrial de relevancia. Sudamérica se inserta en este circuito como espacio desde donde se extrajo oro y plata que facilitó la acumulación de riquezas en los países europeos y permitió la “acumulación originaria” de España para lograr su desarrollo industrial. En el ámbito latinoamericano, se produce también la acumulación de riquezas por parte de un sector ligado a este circuito económico, constituido como oligarquía. La actitud y conducta del español en este momento de la ocupación se corresponde, en afirmaciones de Gligo y Morello (op.cit.), con su idea de “propagar y defender la fe católica, de extender los dominios de la Corona y ganar fama, honra y riqueza para ellos”, formada en los ocho siglos de reconquista de su territorio ante la ocupación árabe” (p.66). Desde el punto de vista ecológico, significó la ocupación del territorio por parte de España y la instauración de una dinámica de expoliación o rapiña[4], bajo el fundamento de la existencia de recursos ilimitados, con consecuencias determinantes en la alteración del ecosistema, al destruir la estructura social, económica y cultural existente, instaurar una nueva forma de organización y de uso tecnológico basada en la extracción minera intensiva y en menor medida, en el desarrollo agrícola para el autoconsumo y la exportación, lo cual produjo un cambio en el uso de la tierra. La destrucción significó también, de acuerdo con Gligo y Morello (op.cit.), la desaparición de “técnicas y tácticas ecológicamente apropiadas”(p.68). Es el inicio también de formas latifundistas de propiedad al ser utilizada la tierra por la Huesta Indiana, principal empresa de la conquista, en figuras de intercambio conocidas como mercedes y donaciones directas, para retribuir la participación en la guerra y promover el cultivo. La encomienda, otra forma de posesión donde se asignaban tierras ocupadas por grupos de indígenas, devino en formas de explotación y esclavitud. La ocupación y uso de la tierra, al tener como objetivo principal la generación de excedentes, contribuyó con el uso intensivo y depredador del ambiente. El deterioro del ecosistema lo produjo básicamente la actividad minera, su demanda de energía y agua generó el uso indiscriminado de recursos forestales. También produjo cambios, modificaciones y destrucciones importantes en el ecosistema la introducción de especies para la tracción animal destinados al transporte y arado (caballos, mulas y asnos), el ganado vacuno, así como la penetración de cazadores y pescadores de manera intensiva. La producción de conocimiento en el inicio de esta época se vincula con la instauración de la escolástica moderna, desarrollada a través de la fundación de 143 escuelas relacionadas con las universidades creadas en República Dominicana (1536), Perú (1551) y México (1553), y producción filosófica de relevancia como la edición del libro de Antonio Rubio (1548-1615) denominado “Lógica mexicana”, convertido en texto de consulta en España y Alemania. Dussel (1994) afirma que con la invasión europea surge tanto el pensamiento crítico como el que justifica la opresión, sin embargo, “El mismo amerindio no produjo filosofía sino pensamiento simbólico ‘de los vencidos’, pensamiento de protesta, de indignación, pero, indefectiblemente discurso del derrotado, de la subjetividad pasiva que todavía no sueña con su liberación” (p.30). Lo anterior puede constatarse en los diversos relatos recogidos por Gonzalez Quezada, Sierra Miranda, Chávez Sandoval y Betanzon Alva (2009), quienes recopilan e interpretan testimonios de la “reacción crítica de los oprimidos”, mencionando las figuras de Hernando de Alvarado Tezozomoctzin (1519 o 1530 y 1610), un indígena perteneciente a los mexicatl quien con la escritura de sus “Crónicas mexicayotl”, recogió información sobre sus costumbres y modos de vida, como una manera de proteger y generar resistencia al proceso de destrucción al que sometieron a su pueblo; Felipe Guamán Poma de Ayala (1535-1616), cronista peruano autor del libro “Nueva crónica y buen gobierno”, donde se encuentran de fuentes directas aspectos relacionados con el tiempo de la conquista, particularmente los atropellos y la violencia que caracterizó el período colonial. Otro grupo de pensadores críticos dentro de los que se puede citar a Bernardino de Sahagún (1499-1590), sacerdote franciscano quien, con su convicción ilustrada acerca de la importancia de conocer a profundidad las costumbres indígenas para poder influir en ellas, recoge los relatos de la cultura azteca (nahuátl); Lucas Fernández de Piedrahita (1624-1688), quien nació en Bogotá, Colombia, de madre indígena y padre español, escribió el libro “historia general de las conquistas del nuevo reino de Granada donde expone su pensamiento crítico a la modernidad, a la avaricia del hombre europeo y Bartolomé las Casas (1484-1566) quien se denunció en múltiples ocasiones los maltratos y vejaciones a los que sometían a los pueblos originarios, sin embargo, como bien señalan González Quezada y otros (op.cit.) “no pueden transcender el horizonte de la colonialidad asignada. A pesar de asumir posturas éticas contradictorias hasta el antagonismo, el objetivo último es el mismo: la conversión de los indios al catolicismo” (p.68). Mignolo (2000) menciona como ya desde el siglo XVI Juan Ginés de Sepúlveda (1490-1573) contribuyó con la construcción de la diferencia colonial, en lo que puede denominarse como un pensamiento para la conquista, dado su carácter eurocéntrico y colonialista. Dussel (2009), por otra parte, recoge párrafos textuales de los escritos de Sepúlveda, donde se expresan planteamientos que permanecerán como fundamentos en toda la filosofía moderna: la civilización es un privilegio otorgado por la cultura europea a los pueblos atrasados de américa. Se trata de pueblos caníbales, caribes que pueden ser llamados bárbaros y deben ser sometidos por la razón o por las armas. Aunque reconoce que los aztecas y los incas tienen un modo institucional de 144 república, el no poseer propiedad privada, los convierte en siervos, sumisos y bárbaros. La Independencia: Manifestación de Caminos Bifurcados El siglo XIX se inicia en Europa con la invasión de Napoleón a Portugal en 1807 y a España en 1808. El contexto se caracteriza por un importante desarrollo del capitalismo industrial, ya no el intercambio de mercancías, sino los procesos de acumulación de capital con la circulación monetaria. La ilustración y el empirismo inglés, son las filosofías que apoyan los avances tecnológicos que comienzan a hacer posible el desarrollo industrial. En el ámbito sudamericano, la oligarquía criolla, que había desarrollado una actividad mercantil relevante y acumulado capital y tierra, empieza a manifestar descontento y buscar vías de liberación, ante la necesidad de incorporarse al mercado internacional para colocar las exportaciones de recursos naturales e importar bienes manufacturados, limitadas por las restricciones proteccionistas del mercantilismo europeo y la dificultad que presentaba España para adaptarse a los cambios en el mercado. Este contexto determina los procesos de emancipación. La independencia, es concebida por González Quezada y otros (op.cit.) como un momento en el cual “la visibilidad de la diferencia colonial, en el mundo moderno, comenzó a notarse con los movimientos de descolonización (o independencia) desde finales del siglo XVIII hasta la segunda mitad del siglo XX” (p.59). Para Bohórquez (2009), se trata de un movimiento dirigido por los criollos, con apoyo de los jesuitas y franciscanos, cuya construcción filosófica provino mayoritariamente de la praxis de los discípulos y de aquellos formados en las universidades coloniales, quienes tomaron consciencia de la subordinación y promovieron la independencia de España. También se nutrió de los saberes jurídicos emanados de España y en particular del padre Francisco Suarez, quien entendía la soberanía como aquella de origen divino, derivaba en el pueblo, quien delegaba en el Rey, y no en el hijo del rey como se planteaba en la época, adelantándose a los planteamientos del contrato social de Rousseau. Se forman también movimientos de recuperación del poder por parte de los españoles peninsulares en México y Venezuela, y otros con un carácter popular como el de Artigas en parte del territorio argentino e Hidalgo y Morelos en México. La diversidad de los procesos de independencia conduce a Bohórquez (op.cit) a clasificar cinco ciclos emancipatorios, con similitudes en los tres primeros: el “sanmartiniano” de Argentina, Chile y Perú; el “bolivariano” de la Gran Colombia, el “hidalguense” en México y Centroamérica; el “brasileño” y el “caribeño”. Dentro de los procesos de independencia sanmartiniano, bolivariano e hidalguense resaltan los planteamientos de igualdad y soberanía popular, a través de propuestas concretas de inclusión de indios y negros en la 145 organización de las nuevas repúblicas. Sin embargo, el proceso de emancipación y los sucesos ocurridos durante este contexto es denominado por Dussel (1994) como “El fracaso del nuevo orden”, por cuanto no se logra la instauración de un capitalismo industrial autónomo. Se caracteriza por una gran inestabilidad, ante la ausencia de propuestas que permitan la expresión de las mayorías en un proyecto político común. Constituye la finalización de los procesos de independencia, donde el predominio del liberalismo europeo en la producción de conocimiento de la época, hace eco en la intelectualidad sudamericana e incide en la penetración de una nueva forma de dominación foránea. En este contexto se visualiza en el pensamiento hispanoamericano la preocupación por los valores de la sociedad, propia del romanticismo francés y alemán, con la diferencia que mientras los primeros la viven como continuidad, los americanos la conciben como ruptura, el pasado colonial obstaculizaba y el ideal ilustrado había fracasado. El conocimiento en este momento histórico da cuenta de un esfuerzo intelectual por expresar las razones que dificultaba un destino autóctono, que se combina con un liberalismo más adaptado a la realidad sudamericana (Zea, 1974). Dussel menciona cómo Juan Bautista Alberdi (1810-1884), argentino que formó parte de la generación del 37’ formando parte de la democracia liberal, si bien afirma la importancia de que la filosofía sudamericana surja de las necesidades de la región, la define como “…positiva y realista en sus procedimientos; republicana en su espíritu y destino” (p.14), igualmente, en muchos pasajes defiende el individualismo, el “egoísmo inteligente” más que el patriotismo, la acción llamada a construir la república. También refiere al chileno Francisco Bilbao, quien en 1862 escribió “La América en peligro”, donde plantea “O el catolicismo triunfa y la monarquia y la teocracia, o el republicanismo triunfa, enseñoreando en la conciencia de todo hombre la razón libre y la religión de la ley”, defendiendo de esta manera al liberalismo europeo. La oposición a Europa surgió de pensadores como Simón Rodríguez, ya referido, para quien Hispanoamérica debía desarrollar una cultura original, atendiendo a su realidad y nada había que aprender de Europa en organización política o en educación moral ni de Estados Unidos, porque no tienen semejanzas; mientras que el argentino Esteban Echeverría (1805-1851) destaca que Europa, ante las diferencias raciales y contextuales, nada tenía que ofrecer a América (Zea, op.cit.). El Positivismo en Sudamérica: Nuevos Conductores e Idénticos Caminos A finales del siglo XIX, Dussel plantea un nuevo período donde destaca la conformación de la etapa monopólica e imperialista del capitalismo mundial, con Inglaterra como centro imperial y Estados Unidos con presencia en el 146 Caribe y el pacífico. El pensamiento dominante está dirigido por la corriente positivista, coexistiendo con filosofías krausistas y espiritualistas. Para Sudamérica significa un período de incremento de la dependencia, ahora con mecanismos más sofisticados y con presencia a través de actividades productivas y financieras. En lo político significa el triunfo del liberalismo y la apertura al libre comercio. En este nuevo orden, los países latinoamericanos se inscriben dentro de la esfera de dominación del imperio norteamericano. Castro Herrera, Cabriolé Vargas y Von Grafenstein (1994), afirman que la organización de los estados nacionales sudamericanos expresaron las relaciones de poder existente en esta primera mitad del siglo XIX, constituyéndose con el dominio político la oligarquía terrateniente, que ya detentaba el poder económico, lo cual les permitió vincularse con el nuevo orden instaurado a partir del capitalismo nor-atlántico (Europa y EEUU), fortaleciendo aún más su posición. La oferta de tierra se convirtió la ventaja comparativa de Sudamérica que, combinada con el desarrollo tecnológico y de comunicación del siglo XIX (ferrocarriles, naves de vapor), acercaron la materia prima producida a los centros de consumo (Europa fundamentalmente) y convirtió a estos países en un atractivo mercado para la inversión. El importante proceso de privatización de tierras ocurrido a finales del siglo XIX en los países latinoamericanos, generador de la consolidación de la oligarquía en el poder, el trasfondo teórico liberal y positivista permitió la creación de los fundamentos legales para viabilizar estos hechos y la base ideológica apoyaba las acciones dirigidas a procurar la civilización de los pueblos “bárbaros” del continente. En la producción de conocimiento en este período puede destacarse entonces, la posición de las élites oligárquicas quienes, como plantean Castro Herrera y otros (op.cit.) “…se vieron a sí mismas…como destinadas a encabezar a las sociedades en la marcha por la ruta hacia el progreso, y a defender esa ruta en una lucha feroz…en contra de la barbarie y de la naturaleza a un mismo tiempo o, de modo más preciso, contra una naturaleza definida como el medio ambiente de la barbarie” (p.29). Se destaca también una posición crítica, enfrentada a la posición de la oligarquía en la figura del político cubano José Martí (1853-1895), quien afirma que no hay “batalla entre la civilización y la barbarie, sino entre la falsa erudición y la naturaleza” (ibídem), en clara oposición a la depredación ambiental comandada por este sector. Los daños ambientales en el siglo XIX los expresa también Rodríguez Becerra (2008), al afirmar cómo desde la independencia y hasta el siglo XX, las formas de explotación de “tierra arrasada”, el uso de tecnología en actividades agrícolas y ganaderas no apta a las características del trópico y los vertederos de desechos industriales y domésticos a suelo abierto, generó la destrucción de la naturaleza en Sudamérica. Esta situación provocó una tímida acción gubernamental durante el siglo XIX, particularmente en el ámbito legal, referido por el autor en los siguientes hechos: En 1851, el gobierno de México separó el Desierto de 147 Carmelitas…como reserva forestal. Argentina y Chile crearon reservas forestales a principios del siglo XX…se expidieron normas para…la protección de la alpaca (1863) y la chinchilla (1906) en Bolivia, la vicuña en Bolivia (1922), el borrego cimarrón y el berrendo en México(1922)…en los albores del siglo XX se crearon los primeros parque nacionales. El movimiento para la creación de las áreas protegidos en América Latina y el Caribe se inició en argentina en 1904 (p.553). Sobre el tema ambiental también se refiere Gallini (2009), quien reseña cómo durante el siglo XIX, a pesar de la importancia del ambiente, en tanto la actividad económica fundamental de Sudamérica se basa en la exportación de materias primas agrícola y mineral, la naturaleza no es estudiada como un ente en sí mismo, sólo es mencionada de manera soslayada en investigaciones sobre las sociedades, acontecimientos históricos, formación de identidades o relaciones sociales. Se construye un positivismo hispanoamericano a través de lo que Zea (op.cit.) interpreta como aquellas construcciones teóricas que buscaron proponer un cambiformulao a través de una transformación mental, un instrumento de cambio para hacer posible un hombre diferente, con mentalidad práctica, llamado a conducir un nuevo orden político y económico. Se planteó como necesidad cambiar la mentalidad formada por España en sus antiguos dominios coloniales para el logro de la civilización y el vehículo era la educación. Esta idea tiene como excepción el caso brasileño[7] y si bien presenta particularidades en cada país, tiene características comunes entre la que destaca su adopción como doctrina educativa en todo el territorio. Zea (op.cit.) resume en la siguiente cita los logros del positivismo en las naciones Sudamericanas: Entre 1880 y 1900 pareció surgir una Hispanoamérica nueva…un nuevo orden se alzaba en cada país; pero ya no era el orden teológico y colonial que había repudiado. Ahora era un orden apoyado en la ciencia. Un orden que se preocupaba por la educación de sus ciudadanos y por alcanzar para ellos el mayor confort material. Los ferrocarriles empezaron a surgir y cruzar los caminos, las industrias se multiplicaban. Se dejaba sentir una era de progreso y, con ella, una era de gran optimismo (p.34) Este proceso, inscrito dentro de un contexto mundial signado por períodos de crisis y guerras, facilitó una relativa libertad de acción en los países sudamericanos. Significó el desarrollo de un cierto parque industrial y la consolidación de las burguesías, como consecuencia de la pérdida de poder y hegemonía de las oligarquías terratenientes. Se consolida la ideología burguesa, entendida como la conducta económica dirigida a la inversión de recursos financieros para producir mercancías e incrementar el patrimonio, aunque siempre tendrá un carácter dependiente de los centros industriales. Sin embargo, en muy corto tiempo se empiezan a sentir el descontento ante la presencia de situaciones de desigualdad social manifiesta por quienes no 148 percibían los beneficios del “progreso”. En este escenario, ante la coyuntura de un excesivo dogmatismo en la aplicación de sus principios y ante el surgimiento de nuevas corrientes de pensamiento en el mundo, el positivismo empieza a tener detractores. Más que la oposición a esta corriente, lo más significativo fue el fructífero beneficio del debate generado, en tanto contribuyó con el fortalecimiento de la filosofía sudamericana durante los años 1910 a 1930, período en los se consolidan propuestas filosóficas de autores como el mexicano Antonio Caso, el argentino Alejandro Korn, el uruguayo Carlos Vaz Ferreira, el peruano Alejandro Deústua y el brasileño Raimundo Farías Brito, el chileno Enrique Molina, entre los nombrados por Silva Martínez (2009) como más relevantes, de los cuales menciona como característica común la autonomía de pensamiento, en tanto no estaban inscritos dentro de las reflexiones políticas o culturales que supeditaban las producciones teóricas de períodos anteriores, mientras que Sanchez Reulet (1949) afirma que estos grupos pensadores: Desde ángulos diversos y con acento distinto, criticaron la concepción cientificista de la realidad, el progresismo ingenuo y la estrechez dogmática de los positivistas. Frente al naturalismo, defendieron la autonomía de la historia y de la cultura; y, en oposición al mecanicismo determinista, los fueros de la libertad humana (pp. 13-14). Nuevos Caminos para la Naturaleza y el Conocimiento A mediados del siglo XX surge una nueva forma de pensamiento denominada filosofía de la liberación, en tanto rompe con la influencia de los filósofos europeos o norteamericanos que había acompañado la producción filosófica sudamericana hasta ese entonces, se parte de la toma de consciencia sobre el comportamiento colonial, basado en la adaptación de sus modelos, categorías y métodos. Surge en la década de los sesenta, en los países que fueron colonias europeas, en un contexto de crisis manifiesta a todos los niveles y en una coyuntura donde los acontecimientos del mayo francés seguían estimulando situaciones explosivas. El grupo inicial de esta corriente de pensamiento estuvo constituida por el mexicano Leopoldo Zea (1912-2004), el uruguayo Arturo Ardao (19122003) y el argentino Francisco Romero (1891-1962), quienes partieron del estudio de la historia de la producción de conocimiento en Sudamérica, desde donde destacan como raíz común la interpretación de la realidad a partir de la adaptación de los principios filosóficos producidos en los países europeos y norteamericanos, conclusión generadora de la polémica acerca de la existencia de filosofía en Sudamérica hasta ese entonces. No obstante, su consolidación como doctrina filosófica ocurre en siglo XXI, encontrándose en los acontecimientos históricos que han servido de centro de reflexión y apoyo en su construcción filosófica, la mayor intervención de Norteamérica en los países sudamericanos a partir de la década de los 149 cincuenta, la revolución cubana en 1959 y los acontecimientos de cambios políticos ocurridos en Chile (1970), Nicaragua (1979), México (1994), Venezuela (1999), Bolivia (2006) y Paraguay (2008). La producción teórica de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) sobre el contenido estructural de la dependencia, los aportes en investigación acción participativa de Fals borda, la teología de la liberación, la pedagogía del oprimido de Paulo Freire, “los condenados de la tierra” de Franz Fanon y la producción literaria de Alejo Carpentier y Gabriel García Márquez, estuvieron dentro de los aportes teóricos relevantes que guiaron las primeras discusiones sobre las categorías dependencia y liberación . En la década de los setenta se incrementa la participación alrededor de las discusiones iniciales, con la incorporación de un grupo importante de filósofos argentinos fundamentalmente. Dentro de los más relevantes destacamos al filósofo argentino jesuita Juan Carlos Scannone, quien realiza aportes relevantes en la estructuración ontológica del proceso de liberación con la creación de categorías que parten de la sabiduría popular, como el “nosotros estamos”, que comprende el sujeto comunitario que se ha conformado en la historia de los pueblos de Sudamérica. Igualmente, Enrique Dussel es uno de los filósofos que contribuyen a la conformación del método de la filosofía de la liberación, rescatando la dialéctica y planteando la ana-léctica que concibe la trans-ontología, en tanto el “ente” no es reductible al “ser”, sino que sigue presente como originalidad, y la “metafísica de la alteridad” que enfrenta la ontología de la totalidad occidental, al anteponer al otro en una relación de diversidad, de reconocimiento y de afecto. Con respecto al tema ambiental, aunque tiene antecedentes relevantes en los estudios realizados en Norteamérica, Europa y Asia partir de los años sesenta del siglo veinte y el surgimiento de movimientos ambientalistas en todas partes del mundo, ante la constatación del deterioro ambiental y sus dimensiones planetarias, es a partir de las décadas de los ochenta y noventa del siglo XX que se visualiza el interés del estudio sobre la naturaleza en Sudamérica. Una de las razones a la cual obedece su surgimiento, es mencionada por Gallini (op.cit.) como la preocupación de un sector de intelectuales ante la crisis ambiental del mundo y de Sudamérica, lo cual se expresa en investigaciones y publicaciones de libros y artículos sobre el tema. La autora también menciona las características fundamentales que presentan los estudios ambientales en el ámbito sudamericano, donde destaca cómo desde su nacimiento, asumieron un carácter interdisciplinario, por lo cual su abordaje se realiza comúnmente con la participación de equipos multidisciplinarios; y su asociación a la pobreza y desigualdad social. El surgimiento de los estudios ambientales con las características referidas le otorgan gran relevancia, significa una superación de la mayor dificultad de los estudios ambientales en otras partes del planeta, y en Norteamérica específicamente, donde las referencias de Worster (2004), argumentan el disciplinamiento como obstáculo a una visión de conjunto y al abordaje del 150 tema ambiental con la complejidad requerida, y aboga por la multidisciplinariedad como condición indispensable para abordar este tema. De igual manera, su vínculo a la lucha contra la pobreza y la desigualdad, le otorga un carácter de territorialidad, de búsqueda de solución a problemas desde la integralidad y complejidad, en tanto el deterioro ambiental en Sudamérica guarda relación intrínseca con el establecimiento de un modo de organización y producción social que ha generado, además de destrucción del ecosistema, profundas desigualdades sociales y pobreza, al constituirse sobre formas de propiedad caracterizada por grandes concentraciones de tierras y capitales en reducidos grupos sociales, mientras la gran mayoría permanece relegada de sus beneficios. La condición de dependencia de Sudamérica y su articulación al circuito económico mundial establecido en el orden económico desde el siglo XIX y hasta el presente, como exportadora de materia prima, una de las condiciones centrales a ser revertida para lograr la organización social, económica, política y ambiental que supere la economía de rapiña en que se encuentran insertas nuestras economías. A Manera de Conclusión: Ideas para Construir Camino Sustentable La situación contemporánea, plantea retos aún mayores a Sudamérica. El contexto globalizado del que hemos venido formando parte desde finales del siglo XX ha complejizado los escenarios. Si bien la sociedad contemporánea ha tenido logros importantes como el incremento de la esperanza de vida, el incremento de las libertades y derechos individuales, la variedad de opciones y estilos culturales, la profundización de la democracia, el desarrollo de la tecnología de la información y comunicación que ha generado un efecto de integración mundial. También se enfrenta a efectos negativos como el incremento de la indefensión ciudadana ante el dominio transnacional en detrimentos de las organizaciones locales y con un poder superior a los Estados-nación; el multiculturalismo radical que está produciendo incremento de la discriminación, de nacionalismo y xenofobia; un sistema financiero en constante cambio y movimiento especulativo que mueve capitales con vaivenes espeluznantes; la cultura de la virtualidad que transforma las estructuras sociales con estereotipos forjados a través de los medios de comunicación y la presencia de un mundo cada vez más vigilado, entre los factores más relevantes. La sociedad contemporánea debe afrontar innumerables desafíos, marcados por la imposibilidad de prever los efectos de un espacio globalizado, con fenómenos multirelacionados e imprevisibles, que hacen de la incertidumbre el comportamiento cotidiano. La confianza de que los adelantos tecnológicos proporcionarían el estado de bienestar anhelado ya no existe, también se acabó el sueño de la integración mundial post guerra fría y el crecimiento económico 151 como garantía de integridad. Por el contrario, la gran mayoría de la población mundial y sudamericana tiene la certeza de que los cambios hacia donde avanza el mundo, como la biotecnología, tendrán desenlaces fatales para la vida y el ambiente, lo cual incrementa la intolerancia, impotencia, desencanto, frustración y violencia. Sobre todo en los espacios latinoamericanos, el incremento de la individualidad, la inseguridad personal y social cada vez más creciente y la disminución de acción pública estatal, están conduciendo a la pérdida de los espacios de convivencia familiar y social. Este panorama, que no es ajeno a los países sudamericanos, genera un desafío a la producción de conocimiento. Asumir la complejidad como paradigma para la interpretación de los acontecimientos sociales implica un cambio en el modo tradicional con el cual se aborda el conocimiento, incorporar la multidisplinariedad y transdisciplinariedad para entender los fenómenos que traspasan las fronteras disciplinarias. Escobar (2003) también plantea como reflexión el dilema sobre cómo concebir el lugar sin caer en el rescate del tradicionalismo apartado de los cambios mundiales ni ser arrastrados por la influencia de la interconexión global. Propone entonces el abordaje desde lo local, valorando la adscripción a una geografía concreta, con sus movimientos y conexiones con la vida cotidiana, con los arraigos y sentimientos de pertenencia que comprende. Lo cual no implica una identidad fija, ya que no se trata del mantenimiento de las tradiciones como estructuras de pensamiento fijas e inmutables, sino como una construcción histórica que tome en cuenta las combinaciones. Dussel (2000) por su parte, complementa esta visión, al plantear como alternativa para sudamérica la “co-realización de la alteridad negada”, entendiéndose como un proyecto transmoderno, donde se reconozca al “otro” de la modernidad, lo cual implica un proyecto de liberación política, económica, ecológica, erótica, pedagógica, religiosa, entre otras (p.51-52). En tal sentido, buscar un pensamiento propio desde la contemporaneidad sudamericana pasa asumir una geopolítica del saber, volviendo la mirada hacia las historias formadas desde la colonialidad. Esto debe constituir un punto de reflexión en las esferas donde se toman las decisiones sobre el rumbo del planeta y, lógicamente, también desde Sudamérica, por cuanto constituye una de las zonas de la geografía mundial que aún mantiene espacios ambientales donde permanece la diversidad ecológica y la presencia de grupos sociales que habitan en ella con armonía, constituyéndose en un espacio desde donde se puede generar conocimientos acerca de la diversidad de la naturaleza. Un lugar donde la crisis ambiental puede también ser una oportunidad para construir un modelo de sociedad más humano, solidario, armónico e integrado, donde se rescaten los principios originarios de armonía, relación, correspondencia y complementariedad. Los planteamientos rectores de esta concepción pueden retomarse de las propuestas de Montero (1998) y Escobar (2000); Arriarán (2009), (Lenkersdorf, 2009) Lander (1997, 2000, 2014) Dussel (1994, 2000, 2004, 152 2009), Estermann (2009) como: La “madre tierra” como horizonte de intencionalidad latente en la sabiduría popular. El pensamiento centrado en el “estar” en la naturaleza sagrada y no en el “ser”. El rescate de la diversidad con el principio constitutivo de la naturaleza y el ser. El “nosotros”, el “ser colectivo”, “bien común” e “intersubjetividad” como categorías de sentido. Concepción de comunidad, participación y saber popular como consecuencia de una “episteme de relación”, El conocimiento con significación, construido desde la sensibilidad y con la consciencia del pasado, presente y devenir. El conocimiento como un resultado histórico, relativo, conformado por múltiples voces y heterogeneidad epistémica. La realidad como totalidad interrelacionada e interdependiente, integración naturaleza y ser. Principios de fractalidad, reciprocidad, complementariedad y ciclicidad en la comprensión de la realidad. La construcción de alternativas a la dependencia desde la resistencia. El investigador como sujeto-objeto de la investigación, lo cual significa la construcción de conocimiento con compromiso, al ser actor del proceso en el cual el conocimiento se construye. La revalorización del lugar y la defensa de los lugares para la cultura, la naturaleza y la economía. La complejidad como paradigma multidisciplinario y transdisciplinario para abordar los hechos sociales contemporáneos. El carácter interdisciplinario y multirelacional de la dimensión ambiental. Superación de la condición de dependencia. Abandono del imaginario del crecimiento sin fin. Notas al pie [1] Como se pregunta Deleuze (1980), citado por Lanz (1988) “…Cuál acuerdo existe entre…la regla de la naturaleza y la regla de las representaciones, entre la regla de la reproducción de los fenómenos de la naturaleza y la regla de la reproducción de los fenómenos del espíritu? (p.165) [2] Leff (2007) afirma que las teorías son generadas también por “un largo esfuerzo de producción teórica a partir del saber heredado…una lucha teórica y política destinada a vencer los efectos del encubrimiento ideológico en el que son generados los saberes útiles”(p.23) [3] El comportamiento de este proceso histórico en el espacio sudamericano ha sido organizado por Dussel (1994), al establecer épocas diferenciadas por criterios como la estructura productiva o “totalidad práctico-productiva”, mientras en los períodos y fases, 1 considera los bloques históricos caracterizados por el dominio político y económico de una clase social dominante. La periodización propuesta será utilizada para ordenar la exposición de la 153 historia del pensamiento y la naturaleza en el contexto sudamericano [4] Gligo y Moreno (op.cit.) utilizan el término expoliación, mientras que Castro Herrera (1994) lo define como rapiña. [5] El autor aclara que entiende el término como la “construcción simbólica mediante la cual una comunidad…se define a sí misma (p-56)” [6] En las Gacetas de literatura de México, donde se recogen muchos de los escritos de Alzate Ramírez (1831), encontramos pasajes como el siguiente: “…¿Como los indios conducían piedras de mucho volumen careciendo de mulas y bueyes…?...la multitud en operaciones de semejante naturaleza es inútil…el uso de la palanca sin duda era el medio de que se valían…me mueve a creer que esa era su práctica el ver que en las canteras de los Remedios los indios dislocan piedras de mucha magnitud sin garruchas, sin cables y sin máquinas complicadas, con unas solas bigas con las que palanquean, y con cuyo ausilio (sic) en poco tiempo quedan triunfantes de los enormes pesos…” (p.127) y más adelante: “…los indios no carecían totalmente de los conocimientos de la mecánica. Los restos de sus antigüedades nos lo indican de un modo tan claro que casi es imposible dudar de ello…los que niegan a los mexicanos estos conocimientos, no advierten que le conceden mayor habilidad, y es la de haber suplido con su industria los socorros que nosotros solo podemos sacar de la maquinaria.” (p.131). [7] Explican Magallón Anaya y Escalante Rodríguez (2009), que Brasil logra su independencia desde 1822, sin plantear revolución y por el traslado del reino de Portugal a ese país debido al peligro que representaba para ellos la expansión francesa, que ya había hecho preso a Fernando VII de España. Referencias Alzate Ramírez, J.A. (1831). Gacetas de literatura de México. Tomo II. Puebla, México. [Fecha de consulta: 31 de octubre de 2014] Disponible en http://books.google.co.ve/books?id=ydG4AAAAIAAJ&pg Bohórquez, C. (2009). Filosofía de la independencia. En: En: Dussel, E., Mendieta, E. y Bohórquez, C. El pensamiento filosófico latinoamericano. pp. 162-175, México: Siglo XXI. 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