Evaluación de la seguridad y eficacia clínica de dosis intramusculares e intravenosas de dexmedetomidina y medetomidina en perros y la reversión con atipamezol. M. Granholm, B. C. McKusick, F. C. Westerholm, J. C. Aspegrén Veterinary Record (2007) 160, 891-897 M. Granholm, DVM, B. C. McKusick, DVM, MS, PhD, F. C. Westerholm, DVM, J. C. Aspegrén, MSc, Orion Corporation, Orion Pharma, Tengströminkatu 8, PO Box 425, FIN-20101 Turku, Finlandia La dirección actual del Dr. Granholm es Clínica Veterinaria Vettori, Kreetankuja, 21200 Raisio, Finlandia DEXMEDETOMIDINA, un agonista adrenoceptor-α2 selectivo y específico ha sido aprobado recientemente en EU y en México por la SAGARPA para uso clínico en perros y gatos. El medicamento racémico, medetomidina, que contiene las mismas concentraciones de enantiómetros ópticos que la dexmedetomidina y la levomedetomidina, ha estado disponible en la mayoría de los países Europeos desde 1994. La dexmedetomidina y la medetomidina pueden ser combinadas con opioides como el butorfanol (Bartram y otros 1994, Leppänen y otros 2006) para proporcionar un nivel de sedación y analgesia más profundo, y ambos agonistas-α2 pueden ser administrados para premedicar antes de la inducción de la anestesia intravenosa o por inhalación (Young y otros 1990, Kuusela y otros 2001a). Atipamezol, un antagonista adrenoceptor-α2, puede ser usado para revertir los efectos clínicos de la dexmedetomidina. Muchos estudios han demostrado que a dosis clínicamente relevantes, los efectos farmacológicos de la medeto- • Doscientos doce perros fueron tratados intramuscularmente o intravenosamente con dexmedetomidina en un estudio clínico aleatorio multicéntrico dobleciego durante procedimientos radiográficos, limpieza dental, diagnóstico y tratamiento ótico. Se evaluaron los parámetros sedativos, analgésicos, cardiorespiratorios y temperatura corporal tres horas después de los tratamientos. Aproximadamente a la mitad de los perros se les administró atipamezol intramuscularmente al terminar el procedimiento, y los otros perros se recuperaron espontáneamente. La dexmedetomidina y la medetomidina indujeron efectos clínicos similares, y el procedimiento se completó exitosamente en 97 por ciento de los casos. Se reportaron algunos efectos secundarios adversos, pero incluyeron sedación prolongada, hipotermia, apnea y bradicardia; no se observaron efectos adversos después de la administración de atipamezol, que revirtió efectivamente todos los efectos clínicos de la dexmedetomidina. midina se deben completamente a la dexmedetomidina y que la levomedetomidina no presenta actividad biológica (Vickery y otros 1988, Savola y Virtanen 1991, Kuusela y otros 2000, 2001b). Estudios de laboratorio realizados por Kuusela y colaboradores (2000, 2001b) con dexmedetomidina intravenosa en perros han reportado claros efectos sedativos y analgésicos dependientes de la dosis similares a los de la medetomidina a dosis equivalentes, siendo la dexmedetomidina dos veces más potente que la medetomidina. Su hipótesis era que la dexmedetomidina podría tener ciertas ventajas cardiovasculares y analgésicas sobre la medetomidina, pero no evaluaron la importancia clínica de estas ventajas. Las ventajas potenciales de la dexmedetomidina sobre la medetomidina pueden deberse al hecho de que la levomedetomidina posee propiedades de agonista adrenoceptor-α2 débil o de agonista adrenoceptor-α2 inverso (antagonista negativo) (Jansson y otros 1994, 1998). Kuusela y otros (2000) han sugerido que la ausencia de levomedetomidina de las formulaciones comerciales de dexmedetomidina podría permitir sedación y analgesia más predecible en comparación con la medetomidina racémica. Los reportes anteriores sugieren que la dexmedetomidina puede ser valiosa para uso clínico en perros, pero no se han publicado reportes que hayan evaluado las vías de administración intravenosa e intramuscular de la dexmedetomidina en un gran número de perros para una variedad de procedimientos clínicos. El objetivo de este estudio fue evaluar y comparar los efectos sedativos y analgésicos de la dexmedetomidina y la medetomidina, administrada intravenosa o intramuscularmente, y evaluar la reversión de los efectos de ambos medicamentos con atipamezol bajo condiciones clínicas en una población extensa y diversa de los perros con dueño. MATERIALES Y MÉTODOS Perros y tratamientos El estudio fue realizado de acuerdo con las Buenas Prácticas Clínicas y fue aprobado por la Dirección General de Medicina Veterinaria (Certificado de Estudio Animal 03649/0001) en el Reino Unido. Este estudio incluyó perros clínicamente sanos de ambos sexos y de cualquier raza, pesando 2 kg o más, de 12 semanas de edad en adelante que fueron examinados en siete clínicas veterinarias en el Reino Unido (RU), y en cinco clínicas veterinarias en Alemania en varios procedimientos veterinarios que requerían control, sedación y/o analgesia. Ciento cincuenta y seis (74 por ciento) de los 212 perros reclutados en el estudio fueron razas puras, y los otros 56 fueron mestizos. Reportaban un promedio (desviación estándar) de edad de 6.2 (3.8) años, con un rango de 0.3 a 16 años y pesaban 20.5 (12.5) kg (rango de 2.2 a 64 kg); 110 eran machos y 102 eran hembras. Durante el proceso de selección, los perros fueron examinados físicamente y calificados por los veterinarios de acuerdo con el sistema de clasificación de la Sociedad Americana de Anestesistas (ASA) y únicamente los perros en la clase I (perros con salud normal sin enfermedad detectable) o clase II (enfermedad ligera o moderada que no causa incapacidad evidente) fueron incluidos en el estudio. Se obtuvo el consentimiento de los dueños de cada perro para tomar parte en el estudio. Los perros fueron asignados aleatoriamente para recibir una inyección de dexmedetomidina (Dexdomitor®; Orion Corporation) o de medetomidina (Domitor®; Orion Corporation) por vía de administración intravenosa (n=105) o intramuscular (n=107) por un veterinario que no sabía cuál era el tratamiento. Las inyecciones intravenosas de dexmedetomidina (375 µg/m2 en 52 Tabla 1. Número de procedimientos realizados en 212 perros usando sedación y analgesia con dexmedetomidina (n=106) o medetomidina (n=106) en procedimientos realizados con éxito o no. Procedimiento Exitoso Examen y tratamiento dental Radiografías Tratamiento de óticos/examen oído Raspado de piel/biopsia Remoción de tumor de la piel Tatuaje Tratamiento para saco anal Corte de uñas Incisión abscesos/drenaje de heridas Estéticas Examen oftálmico Lavado rectal Sutura de heridas Remoción de suturas Colocación de férulas y vendajes Otro Total‡ 85 52 13 11 7 6 5 5 5 4 3 3 2 2 1 9 213 NO exitoso* 3 1† 1 1 1 7 * Procedimiento no realizado debido a sedación y/o analgesia insuficiente † Procedimiento no realizado debido a complicaciones (apnea) durante la sedación ‡ Más de un procedimiento pudo haber sido realizado en algunos perros perros) y medetomidina (750 µg/m2 en 53 perros) fueron administradas en la vena cefálica, y las inyecciones intramusculares de dexmedetomidina (500 µg/m2 en 54 perros) y de medetomidina (1000 µg/m2 en 53 perros) fueron administradas en el músculo glúteo. Debido a que este estudio fue ciego, ambos medicamentos fueron proporcionados en frascos con etiquetas idénticas que contenían el mismo volumen de líquido del mismo color. Los veterinarios recibieron una tabla de dosis que convertía µg/m2 a ml/kg. Para un perro de 16 kg en promedio, las dosis intravenosas de 375 y 750 µg/m2 correspondieron a la dosis de 15 y 30 µg/kg, y las dosis intramusculares de 500 y 1000 µg/m2 correspondieron a las dosis de 20 y 40 µg/kg. Los perros fueron colocados en jaulas individuales a temperatura ambiente y se recomendó un periodo de ayuno de 12 horas antes de sedarlos. Después de administrar los medicamentos, inició el procedimiento veterinario correspondiente (Tabla 1) cuando el veterinario sintió que el animal estaba suficientemente sedado. Se registraron otros tratamientos aplicados en el estudio y los datos obtenidos de los animales que recibieron un tratamiento que podría haber sesgado el estudio, por ejemplo, un medicamento anestésico o analgésico, fueron excluidos del análisis estadístico. Después de concluir el procedimiento veterinario, aproximadamente la mitad de los perros de cada grupo (26 y 28, respectivamente de los tratados intravenosamente con dexmedetomidina y medetomidina y, 26 y 25 respectivamente, de los tratados intramuscularmente) fueron asignados aleatoriamente para recibir atipamezol (Antisedan®; Orion Corporation) mientras los demás se recuperaron espontáneamente. La administración de atipamezol no fue ciega y ocurrió tan pronto como el procedimiento veterinario fue realizado, con una media (desviación estándar) de 40 (15) minutos después de la dosis intravenosa y 55 (24) minutos después de los tratamientos intramusculares de los medicamentos. Después de los tratamientos intravenosos, 3750 µg/m2 de atipamezol fueron administrados (n=54) en los músculos glúteos, y después de los tratamientos intramusculares, 5000 µg/m2 fueron administrados (n=51). Evaluaciones y colección de datos Se recabaron los datos inmediatamente antes (Basal, 0 minutos) y 5, 15, 30, 60, 90, 120 y 180 minutos después de la administración intravenosa o intramuscular de los medicamentos. Para los perros tratados con atipamezol se recabaron datos adicionales inmediatamente antes y 5, 15, 30 y 120 minutos después de su administración. La tolerancia local de las inyecciones intravenosas e intramusculares de los analgésicos sedativos fue evaluada al momento de la inyección y fue registrada como excelente, moderada o mala. Los niveles de sedación y de analgesia fueron evaluados de acuerdo con los criterios de la Tabla 2. La frecuencia cardiaca de los perros fue valorada por auscultación y su frecuencia respiratoria fue valorada observando la expansión del tórax; la temperatura corporal se midió con un termómetro rectal; el color de sus membranas mucosas fue calificado de manera subjetiva como normal, pálido, pálido/ligeramente azuloso, cianótico o inyectado/hiperémico; y las características de su pulso fueron evaluadas por palpitación de la arteria femoral y calificados subjetivamente como normal, elevada, débil o ausente. Los efectos adversos fueron registrados y evaluados por el veterinario como improbablemente, posiblemente o probablemente relacionados con los tratamientos. Análisis estadísticos Los grupos de datos de las vías de administración intravenosa e intramuscular fueron analizados por separado. Los datos de la línea de base fueron analizados con un análisis de varianza de 1 camino (one-way) para variables continuas y con la prueba de la Xi2 para variables categóricas. Las mediciones repetidas de la calificación sedativa compuesta, la calificación analgésica, frecuencia cardiaca, frecuencia respiratoria, y temperatura rectal fueron analizadas con un análisis de varianza de modelo variado incluyendo el tratamiento, el tiempo y las interacciones del tratamiento por tiempo como efectos fijos, y el animal en el tratamiento como efecto aleatorio. Se usó una transformación de datos (log- transformation) en caso necesario para cumplir las premisas de normalidad. El color de la membrana mucosa (normal vs todos los otros grados) y las características de pulso (normal, o elevado vs débil o ausente) fueron analizados con ecuaciones de estimación generalizada para datos binarios con mediciones repetidas. Se aplicaron análisis similares pero separados a los datos recabados después de administrar atipamezol. Finalmente, se aplicaron análisis similares pero separados a algunas variables para comparar Tabla 2. Criterios subjetivos usados para calificar los niveles de sedación (postura espontánea, respuesta al ruido y relajación muscular) y analgesia (reflejo de retiro de miembro pélvico) en perros tratados con dexmedetomidina o medetomidina Variable Calificación Calificación Sedativa 0-9 Postura espontánea 0 1 2 3 4 Respuesta al ruido (dejar caer fórceps hemostáticos) 0 1 2 Tono muscular de mandíbula y lengua 0 1 2 3 Calificación analgésica Criterios Normal Cansado pero de pie Acostado, capaz de lograr recumbencia esternal Acostado, se levanta con dificultad Incapaz de levantarse Sensible o normal Débil Sin reacción Normal Ligeramente débil, no se puede sacar la lengua, se puede sacar sólo con dificultad Débil, se puede sacar la lengua pero el perro puede retirarla Muy débil, se puede sacar la lengua fácilmente y el perro es incapaz de retirarla 0-3 Respuesta de retiro de miembro pélvico al pellizcar un tejido interdigital o digital 0 Hipersensible o normal 1 Ligeramente incapacitado 2 Claramente débil 3 Ausente Fig. 1. Calificación total sedativa promedio de perros tratados a) intravenosamente (n=105) e (b) intramuscularmente (n=107) con dexmedetomidina (DEX) o medetomidina (MED) a 0 minutos. * Indica valor significativamente diferente de 0 minutos; † indica el tiempo promedio de la administración intramuscular de atipamezol (ATI) a aproximadamente a ½ de los perros. iv Intravenosa, im Intramuscular Fig. 2. las vías de administración intravenosa e intramuscular. Los valores P no fueron ajustados y el nivel de importancia estadística fue establecido a P≤0.05. Los datos se resumen como medias. RESULTADOS La edad, peso y sexo de los perros tratados con dexmedetomidina y medetomidina fueron generalmente similares y no hubo diferencias significativas entre los grupos de tratamiento para las variables medidas antes de los tratamientos. Los perros tratados intravenosamente con medetomidina eran más viejos y un mayor porcentaje eran machos, comparados con los otros tres grupos. Su edad promedio era 7.2 (0.5) años, comparada con 6.3 (0.5) años para medetomidina intramuscular y 5.6 Calificaciones promedio analgésicas totales de los perros tratados (a) intravenosamente (n=105) e (b) intramuscularmente (n=107) con dexmedetomidina (DEX) o medetomidina (MED) a 0 minutos. * Indica un valor significativamente diferente de 0 minutos; † indica el tiempo promedio de administración intramuscular de atipamezol (ATI) a aproximadamente la mitad de los perros. iv Intravenosa, im Intramuscular (0.5) y 5.5 (0.5) años, respectivamente, para dexmedetomidina intravenosa e intramuscular. Eficacia clínica Las calificaciones promedio sedativas (Fig. 1) y analgésicas (Fig. 2) fueron significativamente (P<0.05) mayores que los valores de la línea de basal por cinco minutos después de la administración de alguno de los medicamentos y fueron significativamente mayores (P<0.0001) para la vía de administración intravenosa que para la intramuscular; los efectos sedativos y analgésicos máximos se observaron entre los 15 y los 30 minutos después de las dosis intravenosas, y 30 minutos después de las dosis intramusculares. No se observaron diferencias significativas entre las calificaciones sedativas (Fig. 1a) y anal- Fig. 3. Frecuencia cardiaca, frecuencia respiratoria y temperatura corporal promedio de los perros tratados intravenosamente (a, c y e, respectivamente) (n=105) o intramuscularmente (b, d y f, respectivamente) (n=107) con dexmedetomidina (DEX) o medetomidina (MED) a los 0 minutos. * Indica un valor significativamente diferente de 0 minutos; † indica el tiempo promedio de administración intramuscular de atipamezol (ATI) a aproximadamente la mitad de los perros. iv Intravenoso, im Intramuscular gésicas (Fig. 2a) después de las dosis intravenosas de los dos medicamentos en ningún momento. Se observó una interacción significativa de tratamiento por tiempo (P<0.004) en las calificaciones sedativas (Fig. 1b) y analgésicas (Fig. 2b) para la vía de administración intramuscular, lo que indicó que los efec- tos de la medetomidina fueron mayores que los de la dexmedetomidina durante los primeros 30 minutos, pero después de la máxima sedación y analgesia, las calificaciones de los dos medicamentos no fueron significativamente diferentes. Los perros tratados con algunos de estos medicamentos intravenosamente que no recibieron atipamezol no reportaron niveles clínicamente o estadísticamente significativos de sedación (Fig. 1a) o analgesia (Fig. 2a) después de 180 minutos, cuando 96 por ciento de los perros tratados con dexmedetomidina y 88 por ciento de los tratados con medetomidina fueron capaces de ponerse en pie. En contraste, solo 65 por ciento de los perros tratados intramuscularmente con dexmedetomidina y 79 por ciento de los tratados con medetomidina fueron capaces de levantarse después de 180 minutos si no recibieron atipamezol, y mostraron niveles significativos (P<0.05) de sedación (Fig. 1b) y analgesia (Fig. 2b). Atipamezol invirtió significativamente los efectos sedativos (Fig. 1) y analgésicos (Fig. 2) de ambos medicamentos, independientemente de su vía de administración (P<0.0001), a los cinco minutos, y la reversión se completó a los 15 minutos. Los procedimientos realizados más frecuentemente fueron exámenes o tratamientos dentales y estudios radiográficos (Tabla 1), y en algunos casos se realizaron varios procedimientos sucesivamente en el mismo perro. Los procedimientos no pudieron ser realizados con éxito en dos de los perros tratados intravenosamente y en cinco de los tratados intramuscularmente con dexmedetomidina, y se requirieron medicamentos anestésicos adicionales para terminar los procedimientos (Tabla 1). Aunque no hubo fallas en el tratamiento en los perros tratados con medetomidina no hubo diferencia significativa entre la incidencia de las fallas de tratamiento en los dos grupos. Seguridad clínica Se reportaron disminuciones (P<0.0001) en la frecuencia cardiaca, frecuencia respiratoria y temperatura corporal de los perros tratados intravenosamente o intramuscularmente con alguno de los medicamentos, y en los animales no tratados con atipamezol las tres variables permanecieron signi- ficativamente por debajo de los valores de la línea de basal hasta los 180 minutos (Fig. 3). No se observaron diferencias significativas entre los dos medicamentos, y no hubo interacciones de tratamiento por tiempo importantes para las dos vías de administración (Fig. 3). La administración de atipamezol a los perros tratados intravenosamente con los medicamentos dio como resultado aumentos significativos (P<0.0001) hacia la línea de basal en términos de frecuencia cardiaca y frecuencia respiratoria a los cinco minutos (Fig. 3), la respuesta de la frecuencia cardiaca tendió a ser mayor (P=0.06) en los perros tratados con dexmedetomidina (Fig. 3a). Se observaron aumentos similares en la frecuencia cardiaca y en la frecuencia respiratoria a los cinco minutos de la administración de atipamezol a los perros tratados intramuscularmente, pero permanecieron por debajo de los valores de la línea de base durante el resto del experimento (Fig. 3). La temperatura corporal de los perros después de la administración de atipamezol permaneció cercana a los valores de la línea de base en los perros tratados intravenosamente o intramuscularmente con alguno de los medicamentos (Fig. 3e, f). Después de la administración de los medicamentos por cualquier vía, el porcentaje de perros con color normal de la membrana mucosa y pulso fue menor durante aproximadamente los primeros 30 minutos y luego aumentó gradualmente (Fig. 4). Aunque la mayoría de los perros presentaron membranas mucosas normales o pálidas durante el estudio, cuatro perros que recibieron medetomidina intramuscularmente y un perro que recibió dexmedetomidina intramuscularmente presentaron membranas mucosas cianóticas al menos durante los primeros 120 minutos. La administración de atipamezol resultó en un aumento en el porcentaje de perros tratados con alguno de los medicamentos por cualquier vía de administración con membranas mucosas de color normal y pulso normal a los cinco minutos (Fig. 4). La tolerancia local a las inyecciones intravenosas de los medicamentos fue evaluada como moderada o excelente en al menos 96 por ciento de los perros, y la tolerancia local de las inyecciones intramusculares fue evaluada como moderada o excelente en 87 por ciento de los perros. No hubo diferencias significativas entre los dos medicamentos, independientemente de su vía de administración, en términos del color de la membrana mucosa de los perros, el pulso o la tolerancia a las inyecciones. Se reportaron cuatro eventos adversos posiblemente o probablemente relacionados con la dexmedetomidina y cuatro con la medetomidina, pero Fig. 4. siete de ellos ocurrieron después de las inyecciones intramusculares y sólo uno después de la administración intravenosa. Este evento que afectó a un perro tratado con dexmedetomidina fue calificado como grave por el veterinario. El perro desarrolló apnea severa durante un examen de saco anal y fue tratado con atipamezol y se recuperó sin problema. No se reportaron efectos adversos después de la administración de atipamezol. Se reportó hipotermia prolongada en dos de los perros y se reportó una lenta inducción/recuperación en uno de los perros tratados intramuscularmente con dexmedetomidina. Se reportó sedación prolongada y lenta inducción/recuperación en cuatro de los perros tratados intramuscularmente con medetomidina y uno de estos pe- Porcentaje de perros con membrana mucosa de color normal y pulso normal después del tratamiento intravenosamente (a y c, respectivamente) (n=105) o intramuscularmente (b y d, respectivamente) (n=107) con dexmedetomidina (DEX) o medetomidina (MED) a los 0 minutos. † Indica el tiempo promedio de la administración intramuscular de atipamezol (ATI) a aproximadamente ½ de los perros, iv Intravenoso, im Intramuscular rros reportó disminución rápida y prolongada de la frecuencia cardiaca (32 lpm a los 120 minutos). DISCUSIÓN La administración por vía intravenosa de dexmedetomidina o medetomidina produjo niveles de sedación y analgesia comparables en este gran y diverso grupo de perros con dueño, en armonía con los resultados de estudios con perros de laboratorio (Kuusela y otros 2000, 2001b). Entre 5 y 15 minutos después de la administración intravenosa y entre 15 y 30 minutos después de la administración intramuscular, se observaron los efectos clínicamente relevantes de la dexmedetomidina y medetomidina y continuaron en promedio aproximadamente 45 minutos. Los niveles máximos de sedación y analgesia ocurrieron más rápidamente y disminuyeron más rápido en los perros tratados intravenosamente, una diferencia que se explica fácilmente por las diferencias en la farmacocinética de las dos vías de administración. El tiempo del efecto máximo (aproximadamente 20 minutos) observado después de la administración intravenosa concuerda muy de cerca con un estudio realizado por Kuusela y colaboradores (2000). Las propiedades sedativas y analgésicas de ambos medicamentos permitieron la realización exitosa de 213 de los 220 procedimientos, indicando que son clínicamente equivalentes y eficaces para la realización de exámenes y procedimientos menores o moderadamente dolorosos de corta duración en perros. Las calificaciones sedativas y analgésicas fueron mayores al principio en las dosis intramusculares de medetomidina que en las dosis intramusculares de dexmedetomidina. Estos hallazgos son diferentes de los datos intravenosos en perros (Kuusela y colaboradores 2001b) en los que la levomedetomidina demostró reducir los efectos sedativos y analgésicos de la medetomidina racé- mica, en comparación con la dexmedetomidina únicamente. Sin embargo, la dosis de levomedetomidina (80 µg/kg) usada en el estudio por Kuusela y colaboradores (2001b) fue cuatro veces mayor que la dosis de levomedetomidina administrada de medetomidina en este experimento (aproximadamente 20 µg/kg). Las diferencias observadas entre la medetomidina y la dexmedetomidina durante los primeros 30 minutos, podría deberse a diferencias en la absorción o eliminación de los medicamentos. Estudios sobre la cinética de la medetomidina después de la administración intramuscular, midiendo las concentraciones de levomedetomidina y dexmedetomidina por separado, pueden proporcionar mayor información. En un estudio separado realizado por Kuusela y colaboradores (2000), la dexmedetomidina demostró la tendencia a ser ligeramente más potente que la medetomidina en términos de duración de la analgesia. Los resultados de este estudio concuerdan en que las calificaciones analgésicas fueron mayores para la dexmedetomidina que para la medetomidina gran parte del tiempo después del efecto máximo, aunque las diferencias no fueron estadísticamente significativas o clínicamente apreciables. La prueba de retiro del miembro pélvico, usada para evaluar la analgesia en este experimento, ha sido usada para evaluar la analgesia inducida por agonistas adrenoceptores-α2 (Poree y otros 1998, Kuusela y otros 2000). Debido a que la acción analgésica de la dexmedetomidina y de la medetomidina es principalmente mediada a nivel espinal (Kalso y otros 1991), esta prueba se considera apropiada para medir la sensación de dolor en estudios clínicos con animales con dueños para quienes éticamente no se aceptan métodos más invasivos. Una posible desventaja de la prueba de retiro del miembro pélvico es el hecho de que los efectos sedativos de los agonistas adrenoceptores-α2 pueden influenciar también reflejos es- pinales. Se requieren mayores investigaciones en perros con métodos experimentales más sensibles para soportar la hipótesis de que la dexmedetomidina es superior a la medetomidina en términos de analgesia. El hecho de que los perros se recuperaron de manera similar de la sedación y analgesia de la dexmedetomidina o de la medetomidina después de la administración de atipamezol indica que este antagonista adrenoceptor-α2 puede restaurar a los perros a su comportamiento normal después de la sedación de manera efectiva y confiable. La efectividad clínica de atipamezol pareció no depender de la presencia o ausencia de la levomedetomidina. Este hallazgo es consistente con los resultados de un estudio clínico en 60 perros que concluyó que atipamezol proporciona una recuperación excelente de la anestesia por medetomidina-tiopentalhalotano (Young y otros 1990). El atipamezol por lo tanto, puede ser recomendado cuando se desea una recuperación rápida después del procedimiento de la sedación por dexmedetomidina. La sedación y la analgesia fueron acompañadas por los efectos cardiovasculares típicos debidos a las propiedades farmacodinámicas de la dexmedetomidina (Bloor y otros 1992). El rápido aumento de la frecuencia cardiaca es principalmente el resultado de la respuesta del reflejo baroreceptor después de la vasoconstricción inducida por dexmedetomidina (Schmeling y otros 1991); la levomedetomidina no tiene efectos o tiene un efecto muy ligero sobre la frecuencia cardiaca (Vickery y otros 1988, Kuusela y otros 2000, 2001b). La frecuencia cardiaca es un indicador sensible de la acción del agonista-α2, y cierto grado de bradicardia es evidente generalmente aun a dosis muy bajas (Kuusela y otros 2001b). El efecto de la dexmedetomidina en la frecuencia cardiaca parecería exceder la duración de sus efectos sedativos y analgésicos, y esto debe tomarse en cuenta durante el procedimiento postratamiento. En contraste con su reversión total de la sedación y la analgesia, el atipamezol no revirtió completamente los efectos cardiovasculares de la dexmedetomidina. Aunque el aumento en la frecuencia cardiaca después del atipamezol fue rápido y clínicamente aparente, la frecuencia cardiaca de los perros permaneció en promedio entre 80 y 90 lpm comparada con un valor promedio anterior a la sedación de 110 lpm. El efecto depresivo de los agonistas-α2 en la frecuencia respiratoria se considera mínimo (Nguyen y otros 1992), sin embrago persistió en este experimento. Además, la frecuencia cardiaca y respiratoria de los perros antes de la sedación pudo haber sido alta debido al estrés y excitación asociados con la clínica veterinaria, el manejo del procedimiento y/o la anticipación del procedimiento. La magnitud de las reducciones inducidas por la dexmedetomidina y los aumentos inducidos por el atipamezol en las frecuencias cardiaca y respiratoria son por lo tanto típicamente de diferente magnitud cuando la frecuencia cardiaca antes de la sedación, y no la frecuencia cardiaca en descanso, se usa para propósitos de comparación. Aunque la frecuencia cardiaca en descanso es influida por la raza, el peso y la edad, un estudio que usó el monitoreo de electrocardiogramas continuo en beagles de laboratorio, encontró que su frecuencia cardiaca en descanso era entre 55 y 65 lpm antes de la administración intramuscular de 250 µg/m2, 40 a 50 lpm después y 65 y 75 lpm durante la tarde (12 a 24 horas) después de la administración del medicamento (Kuusela y otros 2002). El hecho de que las frecuencias cardiaca y respiratoria no volvieran a sus valores antes de la sedación podría deberse a la atenuación por la dexmedetomidina o medetomidina de la activación del sistema nervioso simpático y menores concentraciones de hormonas relacio- nadas con el estrés (Väisänen y otros 2002). durante el procedimiento y la recuperación. Signos clínicos de vasoconstricción, como membranas mucosas pálidas y pulso femoral débil fueron monitoreados por el veterinario como evaluaciones de soporte adicionales de los sistemas cardiovascular y respiratorio. Técnicas más invasivas, como la medición directa de la presión arterial sanguínea y técnicas que son menos exactas en caso de vasoconstricción, por ejemplo, la oximetría de pulso y la presión arterial sanguínea indirecta, no fueron utilizadas. Sin embargo, la disminución de la incidencia del pulso normal y color normal de la membrana mucosa asociada con la administración de los agonistas adrenoceptores-α2 seguida por el aumento gradual en la incidencia de observaciones normales de estas variables a través del tiempo, y después de la administración de atipamezol fueron efectos esperados relacionados con el tratamiento. A pesar de la apariencia pálida de las membranas mucosas, que se observa comúnmente después de administrar agonistas adrenoceptores-α2, la oxigenación aceptable se mantiene generalmente en los perros que respiran espontáneamente (Pettifer y Dyson 1993, Ko y otros 2001). Membranas mucosas cianóticas, fueron reportadas solo en 5 de los 212 perros en el estudio, y no se administró oxígeno adicional a estos perros, aunque se ha recomendado la administración de oxígeno complementario en casos en que se sospecha hipoxia. La dexmedetomidina y la medetomidina indujeron efectos sedativos, analgésicos y cardiorespiratorios clínicamente confiables en estos 212 perros. Atipamezol fue efectivo para revertir los efectos sedativos y analgésicos pero solo revirtió parcialmente los efectos cardiorespiratorios. La dexmedetomidina parece ser adecuada para procedimientos de diagnóstico y terapéuticos para los que se requiere sedación moderada a profunda y analgesia leve a moderada. Aunque se observó una disminución en la temperatura rectal en los perros tratados con dexmedetomidina y medetomidina, su temperatura permaneció en promedio dentro de los límites clínicamente aceptables. Los agonistas-α2 son famosos por influir en la termoregulación a través de adrenoceptores-α2 centrales (Sabbe y otros 1994) y los perros deben mantenerse bajo temperaturas tibias y constantes RECONOCIMIENTOS Los autores agradecen a los investigadores veterinarios Drs. Clifford E. Aldermann, Gavin A. T. Dalton-Morgan, David P. Fisher, Stefan Termote, Patrick von Heimendahl, Elisabeth A. Watkins, Ian Wills, Susan P. Yeo, Andreas Böhm, Sibylle Lutz, Birgit Kraus y Petra Wittmann por la realización del estudio clínico, y a los Drs. Luis Bettinelli y Klaus Hellmann por el monitoreo y administración del estudio. Este estudio fue financiado por Orion Corporation, que también proporcionó los medicamentos, asesoría estadística y aseguramiento de calidad. REFERENCIAS BARTRAM, D. H., DIAMOND, M. 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