Número suelto € 1,00. Número atrasado € 2,00 L’OSSERVATORE ROMANO EDICIÓN SEMANAL Unicuique suum Año XLVIII, número 6 (2.452) EN LENGUA ESPAÑOLA Non praevalebunt Ciudad del Vaticano 12 de febrero de 2016 Papa Francisco inicia su 12º viaje apostólico hacia México con escala en Cuba La misericordia no conoce fronteras Y en La Habana histórico encuentro con el Patriarca ortodoxo ruso Catequesis del 10 de febrero: «Si el jubileo no llega a los bolsillos, no es un verdadero jubileo»: en la audiencia general del miércoles de ceniza el Papa recordó que el año santo debe servir para «combatir la pobreza y la desigualdad». En la reflexión propuesta a los fieles reunidos en la plaza de San Pedro , Francisco habló de la historia jubileo, que tiene sus raíces en la Biblia como ocasión para promover la justicia y el compartir. Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días y buen camino de Cuaresma! Es bonito y también significativo tener esta audiencia precisamente el miércoles de Ceniza. Comenzamos el camino de la Cuaresma y hoy nos detenemos sobre la antigua institución del «jubileo», es una cosa antigua, testificada en la Sagrada Escritura. Lo encontramos particularmente en el Libro del Levítico, que lo presenta como un momento culminante de la vida religiosa y social del pueblo de Israel. Cada 50 años, «el día de la Expiación» (Lev 25, 9), cuando la misericordia del Señoreara invocada sobre todo el pueblo, el son de la trompeta anunciaba un gran evento de liberación. De hecho, leemos en el Libro del Levítico: «Declararéis santo el año cincuenta y promulgaréis por el país la liberación para todos sus habitantes. Será para vosotros un jubileo: cada uno recobrará su propiedad y retornará a su familia […] En este año jubilar cada uno recobrará su propiedad» (25, 10.13). Según estas disposiciones, si alguno había sido obligado a vender su tierra o su casa, en el jubileo podía retomar la posesión; y si alguno había contraído deudas y, no podía pagarlas, hubiese sido obligado a ponerse al servicio del acreedor, podía regresar libre a su familia y recuperar todas las propiedades. Era una especie de «indulto general», con el cual se permitía a todos regresar a la situación originaria, con la cancelación de todas las deudas, la restitución de la tierra, y la posibilidad de gozar de nuevo de la libertad propia de los miembros del pueblo de Dios. Un pueblo «santo», donde las prescripciones como la del jubileo servían para combatir la pobreza y la desigualdad, garantizando una vida digna para todos y una justa distribución de la tierra sobre la SIGUE EN LA PÁGINA 16 Del abrazo con Kirill al encuentro con el pueblo mexicano La Cuaresma en el mensaje papal Por ENZO BIANCHI El Papa Francisco mantendrá un histórico encuentro con el Patriarca ruso Kiril en Cuba. Este encuentro, según el comunicado de la Sala stampa vaticana, ha sido «preparado desde hace tiempo, será el primero en la historia y marcará una etapa importante en las relaciones entre las dos iglesias». «La Santa Sede y el Patriarcado de Moscú desean que sea una señal de esperanza para todos los hombres de buena voluntad. Invitando a todos los cristianos a rezar con fervor para que Dios bendiga este encuentro, que de buenos frutos», concluye. El Patriarcado como la Santa Sede están trabajando a esta reunión desde hace dos años con mayor intensidad, según desveló padre Lombardi. La Cuaresma es un tiempo privilegiado, tanto para cada cristiano como para toda la Iglesia, para poner por obra la verdad: poner por obra la verdad encontrando y reencontrando lo esencial de la vida cristiana y liberándose del «algo más» que «viene del Maligno» (Mt 5, 37); poner por obra la verdad purificando el propio modo de hablar de la mentira; poner por obra la verdad descubriendo la unidad entre decir y hacer, entre palabra y acción, ambas llamadas a obedecer al gran mandamiento del amor al prójimo. El Papa Francisco, en el Mensaje para la Cuaresma, indica los elementos fundamentales para poner por obra la verdad, que es vital para llegar a la conversión: la escucha de la palabra profética, el conocimiento de la misericordia de Dios y, en consecuencia, «practicar la misericordia». Siempre en el principio para el cristiano está la escucha, así como para Dios «en el principio es la Palabra» (cf. Jn 1, 1). Por eso, toda la vida cristiana está bajo el SIGUE EN LA PÁGINA 5 L’OSSERVATORE ROMANO página 2 viernes 12 de febrero de 2016, número 6 En el Ángelus, el Pontífice invoca la paz para Siria y denuncia el atroz crimen de la trata de personas La lógica del pescador Y pide a los fieles que recen por el próximo viaje y por el encuentro con el patriarca Kirill «Ir a buscar, “pescar” a los hombres y las mujeres»: esta es «la lógica que guía la misión de Jesús y la misión de la Iglesia». Lo explicó el Papa Francisco antes del rezo del Ángelus con los fieles reunidos en la plaza de San Pedro. Queridos hermanos ¡buenos días! y hermanas, El Evangelio de este domingo cuenta —en la redacción de san Lucas— la llamada de los primeros discípulos de Jesús (Lc 5, 1-11). El hecho tiene lugar en un contexto de vida cotidiana: hay algunos pescadores sobre la orilla del mar de Galilea, los cuales, después de una noche de trabajo sin pescar nada, están lavando y organizando las redes. Jesús sube a la barca de uno de ellos, la de Simón, llamado Pedro, le pide separarse un poco de la orilla y se pone a predicar la Palabra de Dios a la gente que se había reunido en gran número. Cuando terminó de hablar, le dice a Pedro que se adentre en el mar para echar las redes. Simón ya había conocido a Jesús y había experimentado el poder prodigioso de su palabra, por lo que le contestó: «Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos recogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes» (v. 5). Y su fe no se ve decepcionada: de hecho, las redes se llenaron de tal cantidad de peces que casi se rompían (cf. v. 6). Frente a este evento extraordinario, los pescadores se asombraron. Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús diciendo: «Señor, apártate de mí, que soy un pecador» (v. 8). Ese signo prodigioso le convenció de que Jesús no es sólo un maestro formidable, cuya palabra es verdadera y poderosa, sino que Él es el Señor, es la manifestación de Dios. Y esta cercana presencia despierta en Pedro un fuerte sentido de la propia mezquin- el pescador de Galilea, poniendo su confianza en esta palabra, deja todo y sigue a Aquel que se ha convertido en su Maestro y Señor. Y así hicieron también Santiago y Juan, compañeros de trabajo de Simón. Esta es la lógica que guía la misión de Jesús y la misión de la Iglesia: ir a buscar, «pescar» a los hombres y las mujeres, no para hacer proselitismo, sino para restituir a todos la plena dignidad y libertad, mediante el perdón de los pecados. Esto es lo esencial del cristianismo: difundir el amor regenerante y gratuito de Dios, con actitud de acogida y de misericordia hacia todos, para que cada uno puede encontrar la ternura de Dios y tener plenitud de vida. Y aquí, especialmente, pienso en los confesores: son los primeros que tienen que dar la misericordia del Padre siguiendo el ejemplo de Jesús., como han hecho los dos frailes santos, padre Leopoldo y padre Pío. El Evangelio de hoy nos interpela: ¿sabemos fiarnos verdaderaLa condición de pecador requiere que el mente de la palabra del Señor? ¿O nos deSeñor no se aleje de él, igual que un jamos desanimar por médico no se puede alejar del enfermo nuestros fracasos? En este Año Santo de la Misericordia estamos dad e indignidad. Desde un punto llamados a confortar a cuantos se de vista humano, piensa que debe sienten pecadores e indignos frente haber distancia entre el pecador y el al Señor y abatidos por los propios Santo. En verdad, precisamente su errores, diciéndoles las mismas palacondición de pecador requiere que el bras de Jesús: «No temas». Es más Señor no se aleje de él, de la misma grande la misericordia del Padre que forma en la que un médico no se tus pecados. ¡Es más grande, no temas! Que la Virgen María nos ayude puede alejar de quien está enfermo. a comprender cada vez más que ser La respuesta de Jesús a Simón Pe- discípulos significa poner nuestros dro es tranquilizadora y decidida: pies en las huellas dejadas por el «No temas; desde ahora serás pesca- Maestro: son las huellas de la gracia dor de hombres» (v. 10). Y de nuevo divina que regenera vida para todos. L’OSSERVATORE ROMANO EDICIÓN SEMANAL Unicuique suum EN LENGUA ESPAÑOLA Non praevalebunt GIOVANNI MARIA VIAN director Sigo con viva preocupación la dramática situación de la población civil afectada por los violentos combates en la amada Siria y obligada a abandonar todo para huir de los Sólo una solución política del conflicto horrores de la guerra. Deseo que, con geneen Siria será capaz rosa solidaridad, se dé de garantizar un futuro de reconciliación la ayuda necesaria para asegurar su supervivencia y dignidad, Saludo a todos los peregrinos, a mientras hago un llamamiento a la comunidad internacional para que los grupos parroquiales y a las asono ahorre ningún esfuerzo para lle- ciaciones procedentes de Italia, Esvar con urgencia a la mesa de nego- paña, Portugal, Ecuador, Eslovaquia ciación a las partes implicadas. Sólo y otros países. ¡Son muchos para una solución política del conflicto enumerarlos todos! Cito sólo a los será capaz de garantizar un futuro jóvenes de conformación de la dióde reconciliación y de paz a ese quecesis de Treviso, Padua, Cuneo, Lorido y martirizado país, por el que os invito a rezar mucho; y también di, Como y Crotone. Y saludo a la ahora, todos juntos, rezamos a la comunidad sacerdotal del Colegio Virgen por la amada Siria: Dios te mexicano de Roma, con otros mexicanos: gracias por vuestro comproSalve María... miso de acompañar con la oración el viaje apostólico en México que realiQueridos hermanos y hermanas: zaré dentro de pocos días y también Hoy, en Italia, se celebra la Jorna- el encuentro que tendré en La Hada por la Vida, sobre el tema «La bana con mi querido hermano Kirimisericordia hace florecer la vida». ll. Me uno a los obispos italianos para A todos os deseo un feliz domindesear por parte de varios sujetos institucionales, educativos y sociales go. Por favor, no os olvidéis de rezar un renovado compromiso a favor de por mí. ¡Buen almuerzo y hasta la vida humana desde la concepción pronto! TIPO GRAFIA VATICANA EDITRICE L’OSSERVATORE ROMANO don Sergio Pellini S.D.B. Giuseppe Fiorentino subdirector Ciudad del Vaticano [email protected] www.osservatoreromano.va Al término de la oración, después de haber hecho una serie de llamamientos —por la paz en Siria, por la protección de la vida humana, por el fin de la trata de personas— el Papa dirigió sus felicitaciones a los pueblos de Extremo Oriente, que celebran el nuevo año lunar. Después pidió a los fieles que recen por el próximo viaje en México y por el encuentro con el patriarca Kirill en La Habana. hasta su natural ocaso. Nuestra sociedad debe ser ayudada a sanar de todos los atentados contra la vida, mediante un cambio interior, que se manifiesta también a través de las obras de misericordia. Saludo y animo a los profesores universitarios de Roma y a cuantos están comprometidos en testimoniar la cultura de la vida. Mañana se celebra la Jornada de oración y reflexión contra la trata de personas, que ofrece a todos la oportunidad de ayudar a los nuevos esclavos de hoy a romper las pesadas cadenas de la explotación para reapropiarse de su libertad y dignidad. ¡Pienso especialmente en muchas mujeres y hombres, y en tantos niños! Es necesario hacer todo lo posible para acabar con este crimen, y esta vergüenza intolerable. Y mañana, en el Extremo Oriente y en varias partes del mundo, millones de hombres y mujeres celebran el nuevo año lunar. A todos les deseo que experimenten serenidad y paz en el seno de sus familias, que constituyen el primer lugar en el que se viven y se transmiten los valores del amor y de la fraternidad, de la convivencia y del compartir, de la atención y del cuidado del otro. Que el nuevo año pueda llevar frutos de compasión, misericordia y solidaridad. Y a estos hermanos y hermanas nuestras de Extremo Oriente que mañana celebrarán el año lunar, les saludamos con un aplauso desde aquí. director general Servicio fotográfico [email protected] Publicidad: Il Sole 24 Ore S.p.A. Redacción System Comunicazione Pubblicitaria via del Pellegrino, 00120 Ciudad del Vaticano Via Monte Rosa 91, 20149 Milano [email protected] teléfono 39 06 698 99410 Tarifas de suscripción: Italia - Vaticano: € 58.00; Europa (España + IVA): € 100.00 - $ 148.00; América Latina, África, Asia: € 110.00 - $ 160.00; América del Norte, Oceanía: € 162.00 - $ 240.00. Administración: 00120 Ciudad del Vaticano, teléfono + 39 06 698 99 480, fax + 39 06 698 85 164, e-mail: [email protected]. En México: Arquidiócesis primada de México. Dirección de Comunicación Social. San Juan de Dios, 222-C. Col. Villa Lázaro Cárdenas. CP 14370. Del. Tlalpan. México, D.F.; teléfono + 52 55 2652 99 55, fax + 52 55 5518 75 32; e-mail: [email protected]. 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En una carta de felicitación dirigida al líder ortodoxo, el purpurado señaló que este «histórico encuentro, que sella felizmente décadas de diálogo entre la Santa Sede y el patriarcado de la Iglesia ortodoxa rusa, también alienta a la CCEE a invertir en este el diálogo. Junto con el metropolita Ilarione di Volokolamsk, presidente del Departamento de relaciones eclesiásticas exteriores del Patriarcado de Moscú, hemos trabajado mucho para la creación y la realización del Forum europeo católico, instancia eclesial dirigida a promover una mejor colaboración pastoral entre la Iglesia católica y las Iglesias ortodoxas en Europa, y de la que ya se está preparando la quinta edición». La Iglesia en Europa, añade el cardenal Erdő, «ve este evento como un paso más hacia la unidad y el testimonio común de los cristianos». Los obispos católicos de Cuba recibieron con alegría la noticia, que en el marco de los esfuerzos llevados a cabo por el Papa Francisco para promover una «cultura del encuentro, del diálogo y de la reconciliación». Recordando, en este sentido, no sólo el viaje realizado por el Papa el pasado septiembre en Cuba junto con el compromiso de la Santa Sede para reconstruir finalmente las relaciones entre La Habana y Estados Unidos, sino también la anunciada participación del Papa en la conmemoración de los quinientos años de la reforma luterana. Este encuentro entre el primado de la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa rusa ha tenido un eco importante en la comunidad ecuménica de Taizé. Al escuchar la noticia, el prior, el hermano Alois, escribió una breve oración para la «comunión de la Iglesia», difundida a través de la página web de la comunidad. En ella, se encomienda al Espíritu Santo la tarea de «sostener» y «alentar» al Papa Francisco Francisco y al patriarca Kirill es este encuentro «esperado desde hace mucho tiempo». Y se renueva el llamamiento hecho a todos los bautizados, para convertirse en «constructores de paz en la familia humana». Sobre la importancia extraordinaria de la cita cubana también ha hablado Enzo Bianchi, prior de la comunidad de Bose. En una reflexión que aparece en la web de «Familia Cristiana», Bianchi señala en particular, que esta reunión se llevará a cabo «en obediencia al Evangelio de Cristo, en un contexto en el que Roma y Moscú piden oraciones al Señor, que rogó a sus discípulos que buscasen, viviesen y custodiasen la unidad que sólo en Dios encuentra su cumplimiento y su sello». En esta perspectiva, añade, la nueva fase de las relaciones entre Roma y Moscú «se convierte en un modelo a seguir: es fruto de un diálogo perseguido con santa tozudez y aceptado con humildad evangélica». Para el prior de Bose, con Bergoglio se ha abierto una nueva fase. «El encuentro —sostiene Bianchi— es fruto del ecumenismo concreto de Francisco que se nutre, sí, de profundidad evangélica, pero que no utiliza la confianza en el Espíritu como excusa para no dar un paso, aquí en la tierra». Videomensaje en vísperas del viaje a México Como misionero de misericordia El Papa Francisco desea ir a México como «misionero de la misericordia y de la paz»: lo explica en un videomensaje difundido antes de la visita a este país donde permanecerá del 12 al 18 de febrero. A continuación el texto del mensaje. Queridos hermanos: en cuestión de minutos dio la vuelta al mundo, del encuentro que Francisco y el patriarca ortodoxo de Moscú tendrán en suelo cubano, refiriéndose a este como un acontecimiento histórico y una fase más del camino emprendido con determinación por el Papa Francisco para derribar las barreras entre los pueblos y las religiones. Para el secretario ejecutivo y portavoz del episcopado, José Félix Pérez, el evento previsto para el 12 de febrero en el aeropuerto internacional José Martí tendrá «gran significado histórico», porque «después de siglos de alejamiento será un encuentro que significará mucho de punto de vista del diálogo entre las religiones». Pero, sobre todo, en un comunicado enviado a la agencia Efe, el sacerdote muestra que este acontecimiento se inscribe Cuando ya falta muy poco para mi viaje a México, estoy contento, siento una gran alegría. Siempre tuve un recuerdo especial en mi oración por todos los mexicanos. Los llevo dentro de mi corazón, ahora podré visitarlos y pisar esa bendita tierra, tan amada de Dios, y tan querida de la Virgen María. Es posible que ustedes se pregunten: ¿Y qué pretende el Papa con este viaje? La respuesta es inmediata y sencilla: Deseo ir como misionero de la misericordia y de la paz; encontrarme con ustedes para confesar juntos nuestra fe en Dios y compartir una verdad fundamental en nuestras vidas: que Dios nos quiere mucho, que nos ama con un amor infinito, más allá de nuestros méritos. Quiero estar lo más cerca posible de ustedes, pero de modo especial de todos aquellos que su- fren, para abrazarlos y decirles que Jesús los quiere mucho, que Él siempre está a su lado. Me alegra saber que se están preparando para el viaje con mucha oración. La oración ensancha nuestro corazón y lo prepara para recibir los dones de Dios. La oración ilumina nuestros ojos para saber ver a los demás como los ve Dios, para amar como ama Dios. Les agradezco mucho que recen también por mí, pues lo necesito. ¿Quieren que les confíe otro de mis deseos más grandes? Poder vi- sitar la casa de la Virgen María. Como un hijo más, me acercaré a la Madre y pondré a sus pies todo lo que llevo en el corazón. Es lindo poder visitar la casa materna, y sentir la ternura de su presencia bondadosa. Allí la miraré a los ojos y le suplicaré que no deje de mirarnos con misericordia, pues ella es nuestra madre del Cielo. A ella le confío desde ahora mi viaje y a todos ustedes, mis queridos hermanos mexicanos. Que Jesús los bendiga y la Virgen santa los cuide. L’OSSERVATORE ROMANO página 4 viernes 12 de febrero de 2016, número 6 A los frailes capuchinos Francisco les habla de la figura del confesor El gran perdonador El mismo hábito, barbas símiles, igual el cordón franciscano en las caderas. Cientos de hermanos menores capuchinos de los dos santos Pío de Pietrelcina y Leopoldo Mandiĉ —cuyos restos permanecieron del 5 al 11 de febrero expuestos para la veneración de los fieles en la basísilica vaticana — participaron en la misa presidida por el Papa Francisco el martes 9 de febrero por la mañana en el altar de la Cátedra. Los capuchinos —sacerdotes, hermanos laicos, guiados por el ministro general, el padre Mauro Jöhri— animaron la liturgia. Junto con el Papa concelebraron ocho cardenales, entre los cuales, Pietro Parolin, secretario de Estado, y catorce En la liturgia de la Palabra de hoy encontramos dos actitudes. Una actitud de grandeza delante de Dios, que se expresa en la humildad del rey Salomón; y otra actitud, de mezquindad, que es descrita por el mismo Jesús: como hacían los doctores de la ley, para los que todo era preciso, y que dejaban aparte la ley para observar sus pequeñas tradiciones. Vuestra tradición de capuchinos es una tradición de perdón, de dar el perdón. Entre vosotros hay muchos buenos confesores: porque se sienten pecadores, como nuestro fray Cristóbal. Saben que son grandes pecadores y delante de la grandeza de Dios continuamente rezan: «Escucha Señor y perdona» (cf. 1 Re 8, 30). Y porque saben rezar así, saben perdonar. En cambio cuando alguien se olvida de la necesidad que tiene de perdón, lentamente se olvida de Dios, se olvida de pedir perdón y no sabe perdonar. El humilde, quien se siente pecador, es un gran perdonador en el confesonario. Los otros, como estos doctores de la ley que se sienten «los El humilde, quien se siente pecador es un gran perdonador en el confesonario puros», los maestros, solamente saben condenar. Os hablo como hermano, y en vosotros querría hablarle a todos los confesores, especialmente en este Año de la Misericordia: el confesonario es para perdonar. Y si tú no puedes dar la absolución —hago esta hipótesis— por favor no «varees». La persona que viene, viene a buscar consuelo, perdón y paz en su alma; que encuentre a un padre que lo abraza, que le dice: «Dios te quiere mucho» y ¡que se lo haga sentir! Me disgusta decirlo, pero cuánta gente — creo que la mayoría de nosotros lo hemos oído— dice: «No voy más a confesarme porque una vez me hicieron estas preguntas, arzobispos y obispos. Subieron al altar durante la consagración el cardenal capuchino Sean Patrick O'Malley, arzobispo de Boston, el ministro general, los padres provinciales del Veneto y de la Puglia los hermanos menores capuchinos, respectivamente Roberto Genuin y Francesco Colacelli, y los dos rectores de los santuarios de San Giovanni Rotondo y Padua. En la oración de los fieles se rezó por el Papa y la Iglesia, por los confesores, por los pobres y quienes sufren y por las clarisas. Al final, el padre Jöhri dirigió un breve saludo al Papa, en el que destacó la importancia del ejemplo de dos santos capuchinos, Pío y Leopoldo, quienes fueron servidores me hicieron esto…». Por favor... Pero vosotros capuchinos tenéis este don especial del Señor: perdonar. Y os pido: ¡no os canséis de perdonar! Me acuerdo de uno que conocí en mi otra diócesis, un hombre de gobierno, que después, acabado su tiempo de gobierno como guardián y provincial, a los 70 años fue enviado a un santuario a confesar. Este hombre tenía una fila de gente, todos, todos: sacerdotes, fieles, ricos, pobres, ¡todos! Un gran perdonador. Siempre encontraba el modo de perdonar o al menos de dejar esa alma en paz con y modelos de la misericordia. El ministro general, a continuación, señaló la gran participación de los fieles que en fila esperaron durante horas para venerar las reliquias de los dos santos. En particular, el padre Jöhri recordó que el «pequeño Leopoldo, de alma sensible» fue una oferta viva por la unidad de los cristianos. Seguramente, agregó el ministro general, también el sacrificio de Mandiĉ contribuyó al histórico encuentro entre el Papa y el Patriarca kirill el 12 de febrero. Por último, en nombre de todos los capuchinos, confirmó el filial afecto y las oraciones por las intenciones del Pontífice. Hay muchos lenguajes en la vida: el lenguaje de la palabra, pero también el lenguaje de los gestos. Si una persona se acerca a mí, al confesonario, es porque siente algo que le pesa, que quiere quitarse. Quizás no sabe cómo decirlo, pero el gesto es este. Si esta persona se acerca es porque quiere cambiar, y lo dice con el gesto de acercarse. No es necesario hacer preguntas: «¿Pero tú, tú...?». Y si una persona viene es porque en su alma quisiera no hacerlo más. Pero muchas veces no pueden, porque están condicionados por su psicología, por su vida y su situación... «Ad impossibilia nemo tenetur». Corazón amplio... El perdón... El perdón es una semilla, es una caricia de Dios. Tened confianza en el perdón de Dios. ¡No caed en el pelagianismo! «Tú tienes que hacer esto, esto, esto….». Vosotros tenéis ese carisma de confesores. Hay que retomarlo y renovarlo siempre. Y sed grandes perdonadores, porque quien no sabe perdonar termina como estos doctores del Evangelio: es una gran con- un abrazo. Y una vez lo encontré y me dijo: «Escúchame, tú que eres obispo, tú puedes decírmelo: yo creo que peco porque perdono mucho y me viene este escrúpulo...» — «¿Y por qué?» — «No sé, pero siempre encuentro cómo perdonar...» O haces el oficio de Jesús, que perdona — «¿Y qué haces dando la vida o haces cuando te sientes el oficio del diablo que condena y acusa así?» — «Voy a la capilla delante del tabernáculo y le digo al Señor: Discúlpame Señor, perdóname, denador, que siempre acusa... ¿Y creo que hoy he perdonado demasia- quién es el gran acusador en la Bido. Pero Señor, ¡has sido Tú quien blia? ¡El diablo! O haces el oficio de me ha dado el mal ejemplo!». Sed Jesús, que perdona dando la vida, y hombres de perdón, de reconcilia- la oración, tantas horas allí sentado, como [san Leopoldo e san Pío]; o ción y de paz. haces el oficio del diablo que condena y acusa... No sé, no logro deciros otra cosa. En vosotros, se lo digo a todos, a todos los sacerdotes que van a confesar. Si no os sentís capaces, sed humildes y decid: «No, no, yo celebro la Misa, limpio el suelo, pero no confieso porque no sé hacerlo bien». Y pedid al Señor la gracia, la gracia que pido para cada uno de vosotros, para todos vosotros, para todos los confesores y también para mí. L’OSSERVATORE ROMANO número 6, viernes 12 de febrero de 2016 página 5 En la misa del miércoles de Ceniza el Papa pide vencer la hipocresía, la mundanidad y la indiferencia Tiempo para podar «Que la Cuaresma sea un tiempo de beneficiosa “podadura” de la falsedad, de la mundanidad, de la indiferencia»: es la esperanza expresada por el Papa durante la misa celebrada el 10 de febrero por la tarde, miércoles de Ceniza, en la basílica de San Pedro, para la atribución del mandato a los misioneros de la misericordia. La Palabra de Dios, al inicio del camino cuaresmal, dirige a la Iglesia y a cada uno de nosotros dos invitaciones. La primera es la invitación de san Pablo: «Dejaos reconciliar con Dios» (2 Cor 5, 20). No es simplemente un buen consejo paterno y tampoco sólo una sugerencia. Es una auténtica súplica en nombre de Cristo: «Os suplicamos en nombre de Cristo: dejaos reconciliar con Dios» (ibíd.). ¿Por qué un llamamiento tan solemne y sentido? Porque Cristo sabe cuán frágiles y pecadores somos, conoce la debilidad de nuestro corazón; lo ve herido por el mal que hemos cometido y sufrido; sabe cuánto necesitamos el perdón, sabe que necesitamos sentirnos amados para realizar el bien. Nosotros solos no podemos hacerlo: por ello el Apóstol no nos dice que hagamos algo, sino que nos dejemos reconciliar por Dios, que le permitamos perdonarnos, con confianza, porque «Dios es más grande que nuestro corazón» (1 Jn 3, 20). Él derrota el pecado y nos levanta de la miseria, si se las entregamos. Nos corresponde a nosotros reconocernos necesitados de misericordia: es el primer paso del camino cristiano. Se trata de entrar a través de la puerta abierta que es Cristo, donde nos espera Él mismo, el Salvador, y nos ofrece una vida nueva y gozosa. Puede haber algunos obstáculos que cierran las puertas del corazón. Está la tentación de blindar las puertas, o sea de convivir con el propio pecado, minimizándolo, justificándose siempre, pensando que no somos peores que los demás. Así, sin embargo, se bloquean las cerraduras del alma y quedamos encerrados dentro, prisioneros del mal. Otro obstáculo es la vergüenza de abrir la puerta secreta del corazón. La vergüenza, en realidad, es un buen síntoma, porque indica que queremos tomar distancia del mal; pero nunca debe transformarse en temor o en miedo. Y hay una tercera insidia: la de alejarnos de la puerta. Esto sucede cuando nos escondemos en nuestras miserias, cuando hurgamos continuamente, relacionando entre sí las cosas negativas, hasta llegar a sumergirnos en los sótanos más oscuros del alma. De este modo llegamos a convertirnos incluso en familiares de la tristeza que no queremos, nos desanimamos y somos más débiles ante las tentaciones. Esto sucede porque permanecemos solos con nosotros mismos, encerrándonos y escapando de la luz. Y sólo la gracia del Señor nos libera. Dejémonos, entonces, reconciliar, escuchemos a Jesús que dice a quién está cansado y oprimido «venid a mí» (Mt 11, 28). No permanecer en uno mismo, sino ir a Él. Allí hay descanso y paz. En esta celebración están presentes los Misioneros de la Misericordia, para recibir el mandato de ser signos e instrumentos del perdón de Dios. Queridos hermanos, que podáis ayudar a abrir las puertas del corazón, a superar la vergüenza, a no huir de la luz. Que vuestras manos bendigan y vuelvan a levantar a los hermanos y a las hermanas con paternidad; que a través de vosotros la mirada y las manos del Padre se posen sobre los hijos y curen sus heridas. Hay una segunda invitación de Dios, que, por medio del profeta Joel, dice: «Volved a mí con todo el corazón» (2, 12). Si hay necesidad de volver es porque nos hemos alejado. Es el misterio del pecado: nos hemos alejado de Dios, de los demás, de nosotros mismos. No es difícil darse cuenta de ello: todos sabemos cuánto nos cuesta tener verdadera confianza en Dios, confiar en Él como Padre, sin miedo; cuán difícil es amar a los demás, sin llegar a pensar mal de ellos; cómo nos cuesta realizar nuestro bien verdadero, mientras que nos atraen y seducen muchas realidades materiales, que desaparecen y al final nos empobrecen. Junto a esta historia de pecado, Jesús inauguró una historia de salvación. El Evangelio que abre la Cuaresma nos invita a ser sus protagonistas abrazando tres remedios, tres medicinas que curan del pecado (cf. Mt 6, 16.16-18). En primer lugar la oración, expresión de apertura y de confianza en el Señor: es el encuentro personal con Él, que acorta las distancias creadas por el pecado. Rezar signifiSIGUE EN LA PÁGINA 15 La Cuaresma en el mensaje papal VIENE DE LA PÁGINA 1 primado de la escucha y requiere una escucha orante, obediente, activa. Los profetas de la Antigua Alianza habían afirmado que «mejor es obedecer que sacrificar» (1 Sam 15, 22), porque abre al conocimiento del Dios vivo, hace nacer la confianza en un Dios fiable, genera el amor por él y por su voluntad. Cuando el creyente en la escucha inicia el propio camino de conocimiento del Señor, conoce ante todo su misericordia, sentimiento de un padre (hesed) con vísceras de misericordia (rehem-rahamim), amor visceral siempre fiel que no decae jamás, incluso cuando el creyente o la comunidad cristiana en su conjunto llegan a contradecir el amor de Dios hasta romper la alianza. Sí, el comportamiento misericordioso de Dios con el pecador no es justicia ni retributiva ni meritocrática, sino voluntad de que el pecador no muera sino que viva, se convierta y viva la comunión con su Señor (cf. Ez 18, 23; 33, 11). Este conocimiento del amor misericordioso de Dios nos lo dio plenamente Jesús, el Hijo que nos contó a Dios (exeghésato, en Jn 1, 18): él, crucificado, quiso ser «contado entre los pecadores» (Is 53, 12; Lc 22, 37), como siempre había vivido, alcanzándolos en su lejanía. Por eso Pablo, con admiración y por experiencia personal, podrá anunciar: «Siendo nosotros todavía pe- cadores, Cristo murió por nosotros», y «cuando éramos enemigos, fuimos reconciliados con Dios» (Rom 5, 8. 10). Esta es la misericordia de Dios con nosotros, que debemos conocer y experimentar para convertirnos nosotros mismos en hombres y mujeres misericordiosos con los demás. Así, el Papa Francisco nos recuerda que debemos «practicar la misericordia» con nuestro prójimo con actos concretos y cotidianos. Así como el samaritano «practicó la misericordia» (Lc 10, 37), así también estamos llamados a hacer en la cotidianidad, en la historia, porque junto a nosotros está siempre el pobre concreto: hambriento, desnutrido, en fuga, extranjero, descartado, olvidado, último… Nuestra conciencia humana, educada por la palabra de Dios, debe aprender a ver, a «distinguir al pobre» (cf. Sal 41, 2), para sentirse responsable y realizar acciones que liberen, alivien y consuelen de los males que afligen a los pobres. Acciones u obras de misericordia para los cuerpos y las vidas psíquicas y espirituales de los demás, que son siempre cuerpo y espíritu íntimamente unidos. Pero para el Papa —no lo olvidemos— los pobres no son sólo los primeros destinatarios de nuestra caridad, sino que son también una cátedra magistral, porque pueden enseñarnos lo que no sabemos, o sea, la «sabiduría de la cruz» (cf. 1 Cor 1, 17-18) que ignora quien no es po- bre. Por otra parte, en el centro de la historia, según la visión de Juan, está el Cordero inocente, degollado pero vencedor de la muerte (cf. Ap 5, 7-14; 7, 17), emblema de toda víctima, de todo perseguido, de todo justo no reconocido. Los pobres son —el Papa Francisco no deja de decirlo— la carne de Cristo, son la zarza ardiente en la que Dios está presente y ante el cual es necesario arrodillarse (cf. Éx 3, 1-6). Pero es significativo que entre los pobres el Papa nos invite a poner también a los ricos: ¿por qué? Primero, porque antes o después en la vida se entra a formar parte de la categoría de los pobres, por la enfermedad, la ancianidad, el aislamiento, las desgracias de la vida. Luego, porque el rico, no sabiendo reconocerse pobre, de hecho es más mísero que los mismos pobres. El rico que no ve al hermano necesitado, es ciego; si no escucha el grito de los pobres, es sordo; si no sabe compartir lo que tiene, está destinado a una soledad desesperada. Que los ricos lo sepan: el pobre que encontramos es uno que los llama a la conversión, es uno que pasa mendigando la conversión, es un verdadero maestro que nos «hace una señal», nos indica un camino de salvación. Moisés, los profetas, y sobre todo el Evangelio, siguen exhortándonos siempre: «Dejaos convertir, y pedid: “Conviértenos, Señor, y nosotros nos convertiremos”» (Lam 5, 21). L’OSSERVATORE ROMANO página 6 viernes 12 de febrero de 2016, número 6 A los misioneros de la misericordia el Papa explica cómo hacer el confesor Cubrir al pecador con la manta de la Misericordia «Estáis llamados a expresar la maternidad de la Iglesia» dijo el Papa a los misioneros de la misericordia a los que encontró el martes 9 de febrero por la tarde en la Sala regia y en la Sala ducale del Palacio Apostólico. A continuación, el Pontífice recordó a los sacerdotes y religiosos que recibirán el mandato el miércoles de ceniza: «Ser confesor, según el corazón de Cristo, equivale a cubrir al pecador con la manta de la misericordia, para que ya no se avergüence y para que pueda recobrar la alegría de su dignidad filial». Queridos hermanos sacerdotes, ¡buenas tardes! Os encuentro con gran placer antes de daros el mandato de ser misioneros de la Misericordia. Este es un signo de especial importancia porque caracteriza el Jubileo y permite que todas las Iglesias locales vivan el misterio insondable de la misericordia del Padre. Ser misionero de la Misericordia es una responsabilidad que se os confía porque requiere de vosotros que seáis en primera persona testigos de la cercanía de Dios y de su forma de amar. No a nuestra modo, siempre limitado y, a veces contradictorio, sino a su manera de amar y a su manera de perdonar que es, precisamente, la misericordia. Me gustaría ofrecer algunas breves reflexiones, para que el mandato que recibiréis pueda llevarse a cabo de manera coherente y como una ayuda concreta para las muchas personas que se acercarán a vosotros. Antes de nada deseo recordaros que en este ministerio estáis llamados a expresar la maternidad de la Iglesia. La Iglesia es Madre porque siempre genera nuevos hijos en la fe; la Iglesia es Madre porque nutre la fe; y la Iglesia es Madre también porque ofrece el perdón de Dios, regenerando a una nueva vida, fruto de la conversión. No podemos correr el riesgo de que un penitente no perciba la presencia materna de la Iglesia que lo acoge y lo ama. Si faltara esta percepción, debido a nuestra rigidez, sería un daño grave en primer lugar para la fe misma, porque impediría al penitente considerarse incluido en el Cuerpo de Cristo. Además, limitaría mucho su sentirse parte de una comunidad. En cambio, nosotros estamos llamados a ser expresión viva de la Iglesia que, como Madre, acoge a quien se acerque a ella, sabiendo que a través de ella es incluido en Cristo. Al entrar en el confesonario, recordemos siempre que es Cristo quien acoge, es Cristo quien escucha, es Cristo quien perdona, es Cristo quien da paz. Nosotros somos sus ministros, y siempre necesitamos ser perdonados por Él primero. Por lo tanto, sea cual sea el pecado que se confiese — o que la persona no se atreve a decir pero con que lo dé a entender es suficiente— cada misionero está llamado a recordar la propia existencia de pecador y a ofrecerse humildemente como «canal» de la misericordia de Dios. Y, os confieso fraternalmente que para mí es una fuente de alegría la confesión del 21 de septiembre del 53, que reorientó mi vida. ¿Qué me dijo el sacerdote? No lo recuerdo. Recuerdo una sonrisa, y luego no sé qué pasó. Pero es acoger como padre… Otro aspecto importante es saber ver el deseo de perdón presente en el corazón del penitente. Es un deseo fruto de la gracia y de su acción en la vida de las personas, que permite sentir la nostalgia de Dios, de su amor y de su casa. No nos olvidemos de que es precisamente este deseo el que se encuentra en el inicio de la conversión. El corazón se dirige a Dios reconociendo el mal realizado, pero con la esperanza de obtener el perdón. Y este deseo se refuerza cuando se decide en el corazón cambiar de vida y no querer pecar más. Es el momento en que uno se confía a la misericordia de Dios, y se tiene plena confianza en que nos entienda, nos perdone y nos sostenga. Concedamos gran espacio a este deseo de Dios y de su perdón; hagamos que emerja como una verdadera expresión de la gracia del Es- Quisiera, por último, recordar un elemento del que no se habla mucho, pero que es, por el contrario, determinante: la vergüenza. No es fácil ponerse frente a otro hombre, incluso sabiendo que representa a Dios, y confesar el propio pecado. Se siente vergüenza tanto por lo que se ha cometido, como por tener que confesarlo a otro. La vergüenza es un sentimiento íntimo que incide en la vida personal y que exige por parte del confesor una actitud de respeto y de ánimo. Muchas veces la vergüenza te deja mudo y.... El gesto, el lenguaje del gesto. Desde las primeras páginas, la Biblia habla de la vergüenza. Después del pecado de Adán y Eva, el autor sagrado observa de inmediato: «Se les abrieron los ojos a los dos y descubrieron que estaban desnudos; y entrelazaron hojas de higuera y se las ciñeron» (Gen 3, 7). Le primera reacción de esta vergüenza es la de esconderse delante de Dios (cf. Gén 3, 8-10). píritu que mueve a la conversión del corazón. Y aquí recomiendo entender no sólo el lenguaje de la palabra, sino también el de los gestos. Si alguien viene a confesarse es porque siente que hay algo que debería quitarse pero que tal vez no logra decirlo, pero tú comprendes.. y está bien, lo dice así, con el gesto de venir. Primera condición. Segunda, estar arrepentido. Si alguien viene a ti es porque querría no caer en estas situaciones, pero no se atreve a decirlo, tiene miedo de decirlo y después no puedo hacerlo. Pero si no puede hacerlo, ad impossibilia nemo tenetur. Y el Señor entiende estas cosas, el lenguaje de los gestos. Los brazos abiertos, para entender lo que está en el corazón que no puede ser dicho o dicho así ... un poco es la vergüenza... me entendéis. Vosotros recibís a todos con el lenguaje con el que pueden hablar. Hay otro pasaje del Génesis que me llama la atención, y es la historia del arca de Noé. Todo lo conocemos, pero rara vez se recuerda el episodio en el que él se emborrachó. Noé en la Biblia se considera un hombre justo; sin embargo, no está exento de pecado: su estar ebrio nos hace darnos cuenta de lo mucho que él también era débil, hasta el punto de menoscabar su dignidad, que la Escritura expresa con la imagen de la desnudez. Dos de sus hijos, sin embargo, toman el manto y lo cubren para restituirle la dignidad de padre (cf. Gén 9, 18-23). Este pasaje me hace decir lo importante que es nuestro papel en la confesión. Frente a nosotros hay una persona «desnuda», con su debilidad y sus límites, con la vergüenza de ser un pecador, y muchas veces sin lograr decirlo. No lo olvidemos: frente a nosotros no hay pecado, sino el pecador arrepentido, el peca- dor que quisiera no ser así, pero no puede. Una persona que siente el deseo de ser acogida y perdonada. Un pecador que promete que ya no quiere alejarse de la casa del Padre y que, con las pocas fuerzas que le quedan, quiere hacer de todo para vivir como hijo de Dios. Por lo tanto, no estamos llamados a juzgar, con un sentimiento de superioridad, como si nosotros fuésemos inmunes al pecado; al contrario, estamos llamados a actuar como Sem y Jafet, los hijos de Noé, que tomaron una manta para salvaguardar al propio padre de la vergüenza. Ser confesor, según el corazón de Cristo, equivale a cubrir al pecador con la manta de la misericordia, para que ya no se avergüence y para que pueda recobrar la alegría de su dignidad filial y pueda saber dónde se encuentra. No es, pues, con el mazo del juicio que lograremos llevar a la oveja perdida al redil sino con la santidad de vida que es principio de renovación y de reforma en la Iglesia. La santidad se nutre de amor y sabe llevar sobre sí el peso de los más débiles. Un misionero de la misericordia lleva siempre sobre sus hombros al pecador, y lo consuela con la fuerza de la compasión. Y el pecador que va allí, la persona que va allí, encuentra a un padre. Vosotros habéis escuchado, yo también he oído, a mucha gente que dice: «No, yo no voy más, porque fui una vez y el cura me vareó, me regañó mucho, o fui y me hizo preguntas un poco oscuras, de curiosidad». Por favor, esto no es el buen pastor, este es el juez que cree que tal vez no ha pecado, o es el pobre enfermo que fisgonea con preguntas. A mí me gusta decirle a los confesores: si no se la acoge con el corazón de padre, no vayas al confesonario, mejor haz otra cosa. Porque se puede hacer mucho daño, mucho mal, a un alma si no se cumple con el corazón de un padre, con el corazón de la Madre Iglesia. Hace unos meses hablando con un sabio cardenal de la curia romana sobre las preguntas que algunos sacerdotes hacen en la confesión, él me dijo: «Cuando una persona comienza y veo que quiere tirar algo fuera, y me doy cuenta, le digo: ¡Comprendo!, ¡Esté tranquilo! ". Y hacia adelante. Esto es un padre. Os acompaño en esta aventura misionera, dándoos como ejemplo dos santos ministros del perdón de Dios, san Leopoldo y san Pío —ahí entre los italianos hay un capuchino que se parece mucho a san Leopoldo: pequeña, con barba...—, junto a muchos otros sacerdotes que en su vida han sido testigos de la misericordia de Dios. Ellos os ayudarán. Cuando sintáis el peso de los pecados que os confiesan, y la limitación de vuestra persona y de vuestras palabras, confiad en la fuerza de la misericordia que sale al encuentro de todos como amor y que no conoce fronteras. Y decid como muchos santos confesores: «Señor, yo perdono, ponlo en mi cuenta». Que os ayude la Madre de la Misericordia y os proteja en este servicio así de precioso. Que os acompañe mi bendición; y vosotros, por favor, no os olvidéis de rezar por mí. Gracias. número 6, viernes 12 de febrero de 2016 L’OSSERVATORE ROMANO página 7 Conferencia sobre el celibato El sacerdote ordenado in persona Christi PIETRO PAROLIN Me urge poner en evidencia la «conveniencia especial» que la Iglesia reconoce entre celibato y sacerdocio. En este sentido, entonces, el celibato es en primer lugar una ocasión de seguimiento discipular y de conformación especial a Cristo. Como los Apóstoles, llamados por Jesús «para que estuvieran con él (Marcos 3, 14), el sacerdote vive la realidad del celibato como un espacio de escucha y de relación privilegiada con el Señor; en el silencio y en la intimidad, el discípulo ve crecer el amor por el Maestro y une la propia vida a la suya, transformándola con vistas a las exigencias de la misión que el Maestro mismo le encomienda. El sacerdote célibe es tal por estar conformado sacramentalmente a Cristo, pastor y siervo, sacerdote, cabeza y esposo de la Iglesia. Así resulta más fácil comprender cómo el celibato es conveniente para el sacerdote en la misión que se le encomienda, como he recordado más arriba. En el celibato el sacerdote es libre para amar a todos en Cristo, sin vincularse especialmente a nadie. Es una libertad para amar que se concreta no solo en los sentimientos, sino sobre todo en las acciones, que nace en el corazón y fluye en la vida de cada día. Lejos de entender la ausencia de una relación única, o privilegiada, como la matrimonial, por ejemplo, como índice de relaciones «ligeras», jamás profundizadas, el celibato constituye para el sacerdote la oportunidad de hacerse cargo cada vez, en profundidad y verdad, de las per- sonas y de las situaciones que encuentra en razón de su ministerio. En una afectividad bien cuidada, tal amor es también libre, en el sentido de que no se convierte en deseo de posesión o apego excesivo; precisamente porque ama a Cristo, el sacerdote, fiel a la propia misión, obra como un instrumento en las manos de Dios, para unir a él y a su Iglesia las personas. Es hermoso ver a personas y comunidades afeccionadas a su pastor, pero gracias a él enamoradas sobre todo de Cristo y dispuestas a continuar siguiendo solo a Cristo. Un sacerdote que ama en la libertad no teme, pues, traslados o nuevos encargos, aun con la comprensible fatiga humana de la separación de algunas personas concretas. También en el cambio de lugar y situaciones, se percibirá como discípulo encaminado detrás del Maestro, por un camino que es unitario y para siempre, y en esto no percibirá interrupciones o fracturas; el suyo será un ininterrumpido camino discipular, del que cualquier cambio representa una etapa, y en la unidad de él encuentra su racionalidad. En fin, me agrada pensar el celibato sacerdotal como una libertad para servir. Así como Jesús invitó a los discípulos a no confiar en los bienes y en los instrumentos humanos (cf. Mt 10, 9-10) con vistas a su misión, así también el celibato representa este «viajar ligero» para llegar a todos, llevando sólo el amor de Dios. Conformado a Cristo pastor, el sacerdote estará siempre en camino para servir al pueblo. El celibato es una vocación que en la Iglesia latina se considera especialmente conveniente para quienes están llamados al ministerio sacerdotal. Es la ocasión para que el sacerdote viva una afectividad rica, para su camino personal y para el ejercicio de su misión; no es ausencia de relaciones profundas, sino espacio para ellas. Es un «camino de libertad», que el discípulo sacerdote realiza junto con Cristo, sostenido y animado por su gracia, en favor de la Iglesia y del mundo. La espiritualidad célibe del presbítero es una propuesta «positiva», constructiva, que tiende a que el pueblo de Dios tenga siempre pastores radicalmente libres del riesgo de la corrupción y del aburguesamiento. Al mismo tiempo, reconocer la altura que esta propuesta comporta, no la hace exclusiva. La Iglesia católica, en efecto, jamás ha impuesto a las Iglesias orientales la elección del celibato. Por otra parte, también ha permitido excepciones a lo largo de la historia, como en el caso de los pastores luteranos, calvinistas o anglicanos casados que, acogidos en la Iglesia católica, han obtenido una dispensa para recibir el sacramento del orden. Esto ya sucedió durante el pontificado de Pío XII, en 1951. Más recientemente, en 2009, el motu proprio Anglicanorum coetibus, de Benedicto XVI, autorizó la constitución de ordinariatos en los territorios de la Iglesia latina, donde ejercen exministros anglicanos, ordenados sacerdotes católicos. También después de la intensa emigración de católicos de Oriente Medio, en junio de 2014, el Papa Francisco, con el decreto Pontificia praecepta de clero uxorato orientali, consintió a los sacerdotes casados orientales trabajar en las comunidades cristianas de la diáspora, por tanto, fuera de sus territorios tradicionales, abrogando precedentes prohibiciones. Además, en la situación actual se evidencia a menudo, especialmente en algunas áreas geográficas, una suerte de «emergencia sacramental», causada por la falta de sacerdotes. Esto ha suscitado en muchos sectores el interrogante sobre la eventualidad de ordenar a los así llamados viri probati. Aunque la problemática no parece irrelevante, ciertamente no hay que dar soluciones presurosas y sólo sobre la base de las urgencias. Es verdad que las exigencias de la evangelización, juntamente con la historia y la multiforme tradición de la Iglesia, dejan abierto el escenario a debates legítimos, si motivados por el anuncio del Evangelio y conducidos de modo constructivo, con tal que se salvaguarden siempre la belleza y la altura de la elección del celibato. En efecto, el celibato es un don que requiere ser acogido y cuidado con gozosa perseverancia, para que pueda dar plenamente sus frutos. Para vivirlo proficuamente, es necesario que cada sacerdote siga sintiéndose discípulo en camino durante toda la vida, y a veces necesitado de redescubrir y reforzar su relación con el Señor, y, también, de dejarse «curar». L’OSSERVATORE ROMANO número 6, viernes 12 de febrero de 2016 páginas 8/9 Las Patronas y su ayuda a los migrantes que se dirigen al Norte Papa Francisco en México con escala en Cuba Un tren llamado la bestia Agenda del 12º viaje apostólico Atraviesa México y representa la vía principal de la migración entre América Central y los Estados Unidos Son palabras de Norma Romero VásPor SILVINA PÉREZ quez, que, mientras habla, se encuentra Parece imposible que haya todavía junto a las vías teniendo en las manos quienes parten cuando la muerte por el tres botellas atadas con una cuerda. La camino a recorrer se ha convertido ya Bestia chirría sobre las vías mientras en una historia habitual. Y sin embar- entra en la estación, los ruidos se amgo, cada año son miles los que empren- plifican. La tensión crece. La carga huden una carrera dramática que comien- mana que ha llegado hasta allí ha recoza con un salto y tiene un solo objeti- rrido ya centenares de kilómetros utilivo: la frontera norte. Hay un tren que zando todo tipo de medios: los propios atraviesa México de Sur a Norte pasan- pies, embarcaciones, autocares y una de do por cuatro mil kilómetros entre bos- las líneas ferroviarias conectadas con ques y desiertos hasta el Río Grande y Ciudad de México, principal vía de transporte para centenares de migrantes provenientes de América CenEn la desolación del viaje un punto tral y cuya meta es Estados Unidos. de esperanza y de alivio está representado Aferrados al tren van por la pequeña ciudad de Guadalupe cientos y cientos de personas: montados sobre el o La Patrona, en el Estado de Veracruz techo de los vagones o en el sur de México también colgados del costado del tren junto al cual se encuentra la muque transporta a la mayor parte de los jer se estiran hacia el vacío cogiéndose migrantes hacia la estación donde se de los bordes de las aberturas y de llega al último obstáculo para alcanzar otros asideros. Al oír los pitidos del su sueño. «La Bestia» —así se da en lla- tren que se avecina, Norma pone mamar comúnmente el tren que realiza es- nos a la obra. Unas cucharadas de te itinerario, con su carga de dolor— arroz en una bolsa de plástico bien merece su nombre: muertes y mutila- anudada y una botella de agua, todo ciones por accidentes están a la orden ello lanzado con pericia desde el costadel día, junto a extorsiones, homicidios do de las vías a través de los portones y violaciones. abiertos de los vagones de mercancías, Miles son los migrantes que desapa- con su carga de hombres, mujeres, nirecen simplemente en la nada. Los ni- ños y esperanzas. ños y las mujeres están más expuestos a En la desolación del viaje, un punto los peligros del viaje. «Hay que experi- de esperanza y de alivio está represenmentar la pobreza para comprenderlo. tado por la pequeña ciudad de GuadaLa necesidad de creer que hay algo más lupe (o La Patrona), en el Estado de que la miseria y el abandono es más Veracruz, en el sur de México. Menos fuerte que cualquier muro, que cual- de cuatro mil habitantes entre montaquier río, que cualquier mafia, que ñas y bosques, una carretera estatal que cualquier crisis». Es la fuerza de quie- une las pequeñas ciudades de Amatlán nes no tienen nada que perder. de los Reyes, Coetzala y Cuichapa. Las Patronas —como su comunidad ha dado en llamar a estas mujeres— trabajan juntas para ofrecer comidas sencillas a los centenares de migrantes que atraviesan su territorio a bordo de trenes de mercancías que circulan día a día de Sur a Norte en dirección a los Estados Unidos. Norma Romero Vásquez es la líder del grupo. El documental Las Patronas, realizado por Javier García, es la historia de un grupo de campesinas mexicanas que no hicieron como si nada pasara en relación con el tren de mercancías que pasa por su aldea llevando a miles de personas desde los países de Centroamérica hasta la frontera con los Estados Unidos. En poco más de quince años, Guadalupe se ha convertido en la Lampedusa latinoamericana. Una aldea pequeña pero que representa un punto neurálgico de la migración entre América Central y los Estados Unidos. «Muchos años atrás el tren no llevaba gente —relata la más anciana de las mujeres, delgada, con la piel arrugada por una vida transcurrida cortando caña de azúcar—, pero después comenzaron a subirse al tren, cada vez más. Parecían moscas pegadas a los vagones. Creo que lo que hacemos por ellos se debe a la enseñanza de nuestros padres: respetar a las personas y, sobre todo, amarlas. Amar no cuesta nada». El objetivo de la cámara enfoca ahora a un muchacho: está sobre el techo del tren en marcha, sentado sobre el vagón en movimiento. El viento le hace temblar la camiseta. «Cuando no se puede mantener a la familia, uno se marcha fuera. Venimos de Nicaragua, El Salvador, Guatemala, Honduras. Quiero ir a los Estados Unidos de América para trabajar y dar de comer a mis hijos. No me importa tener la residencia, solo me importa su futuro». Subirse al tren no es fácil. En estos trenes se transportan materias primas y productos agrícolas junto con aquellos mismos que han intervenido en su extracción y que irán a procesarlos con su trabajo en las grandes fábricas del Norte. Quienes lo han vivido cuentan acerca de jóvenes que quedan mutilados o que apenas logran evitar las ruedas del tren. Está también la historia de Carlos María, de 26 años, ingresado en Ciudad de México. El tren en movimiento le cortó la pierna derecha por debajo de la rodilla cuando, como muchos otros compañeros suyos, cayó agotado sobre las vías. Soñaba reunirse con su Los vecinos querían denunciarlas. «¿Qué mal hacíamos dando de nuestra comida a gente hambrienta? No había organizaciones humanitarias». Era el año de 1995. Tendrán que pasar casi veinte años para que llegaran los reconocimientos. El obispo de la diócesis de Saltillo, México, Mons. José Raúl Vera López, fue uno de los primeros que pidió un reconocimiento internacional para este grupo de mujeres que trabajan gratuitamente a favor de los migrantes. Para las Patronas pasar de la palabra a la acción ha significado desafiar los lugares comunes sobre la inmigración que rigen en el pensamiento de sus mismos conciudadanos: a menudo, las mujeres, además de preparar la comida para los indocumentados, hospedan a los migrantes que se encuentran en condiciones críticas de salud tras días y días de viaje expuestos a la intemperie. Desde el Gobierno no llega ayuda alguna: el «comedor» que levantaron Norma y sus hermanas fue construido en un terreno que es propiedad de su padre, sin ayuda municipal o estatal alguna. «Para huir de los controles, los clandestinos intentan atravesar el desierto de Arizona, donde la temperatura llega incluso a los cincuenta grados, o bien el río, que tiene corrientes fortísimas. Esto ha aumentado el número de las muertes por deshidratación o ahogamiento entre los que intentan entrar ilefamilia en California, un sueño que ha galmente a los Estados Unidos. Y eso quedado trunco y brutalmente despe- siempre que no caigan víctimas de las dazado. Sentado en una silla junto a su garras de los llamados «polleros», los cama del hospital relata el «pequeño» traficantes de vidas humanas. «Los incidente que le impedirá para siempre «pasadores» —agrega Rosa, voluntaria tener una existencia normal. Saltando desde hace más de diez años en el grusobre la pierna que le ha quedado dice po—, después de haber cobrado cifras en una toma de primer plano, como si enormes, a menudo los «despluman» y nada pasara: «Volveré a Los Ángeles». los abandonan en el desierto». Resulta emotivo el material de archivo Entre tanto llegan otras personas a en el que intentan encaramarse al tren ayudar, como la cuñada de Norma: «Yo pensaba: por qué voy a tener que hacerlo? Hasta que un día En poco más de quince años, Guadalupe se detuvo un tren cargado de más de quise ha convertido en la Lampedusa nientas personas, y tulatinoamericana. Una aldea pequeña ve miedo. Muchos comenzaron a descender pero que representa un punto neurálgico de los vagones y rode la migración entre América Central dearon mi furgón. En ese momento comy los Estados Unidos prendí que no querían robarme ni golpearme, sino que lo que buscados padres que se pasan la hijita de po- ban era solo ayuda. Me pedían ayuda. cos años, mientras esta grita. Ver a esa mujer que se arrodillaba de«Un día —explica Norma— nos acer- lante de la puerta de casa: no podré olcamos al tren y los hombres nos grita- vidarlo nunca más. Solo habría que ron: «Madre, tenemos hambre». Regre- arrodillarse delante de Dios, y, en camsé a casa y dije: «Tenemos que darles bio, la desesperación obliga a estas percomida». No sabíamos quiénes eran». sonas a suplicar para recibir ayuda». Eran migrantes que afrontaban un viaje Norma se conmueve al recordar una de veinte días bajo el sol y la lluvia ha- historia que le relataron. Se trata de un cia la esperanza. Algunos no comían muchacho que, agotado tras días de desde hacía cinco días, estaban cansa- frío y de ayuno, se había dormido feliz dos, hambrientos. La familia de Norma porque, gracias a ellas, había podido puso manos a la obra: prepararon bote- saciar su hambre. Pero el tren frenó llas con agua, arroz, tortillas. Cocina- bruscamente, y cayó. Sus compañeros ron judías con tomate para hacerlas de viaje cuentan que murió lleno de más sabrosas. Después, se acercaron de agradecimiento, sabiendo que en el nuevo a las vías. «Cuando el maquinis- mundo existe gente de corazón. «Si no ta nos vio y el tren comenzó a pitar, la estuviésemos nosotras —comenta Norgente se asomó. Entonces comenzamos ma—, podrían pensar que no hay más a lanzar la comida y el agua». esperanza». VIERNES 12 DE FEBRERO DE 2016 07.45 Salida del aeropuerto de Roma/Fiumicino hacia La Habana, Cuba 14.00 Llegada al aeropuerto internacional José Martí de La Habana 14.15 Encuentro privado con S.S. Kiril, Patriarca de Moscú y de toda Rusia 17.45 Visita al Hospital pediátrico «Federico Gómez» LUNES 15 DE FEBRERO DE 2016 7.30 Salida en avión hacia Tuxtla Gutiérrez 9.15 Traslado en helicóptero a San Cristóbal de Las Casas 16.30 Firma de la Declaración conjunta 10.15 Santa Misa con las comunidades indígenas de Chiapas en el Centro deportivo municipal 17.10 Saludo de despedida entre S.S. Kiril y el Santo Padre 13.00 Almuerzo con representantes de indígenas y el séquito papal 17.30 Salida del aeropuerto de La Habana hacia Ciudad de México 15.00 Visita a la Catedral de San Cristóbal de las Casas 19.30 Llegada al aeropuerto internacional «Benito Juárez» de la Ciudad de México. Acogida oficial 15.35 Traslado en helicóptero a Tuxtla Gutiérrez SÁBAD O 13 DE FEBRERO DE 2016 16.15 Encuentro con las familias en el estadio «Víctor Manuel Reyna» de Tuxtla Gutiérrez 9.30 Ceremonia de bienvenida en el Palacio Nacional 18.10 Salida en avión hacia la Ciudad de México Visita de cortesía al Presidente de la República 20.00 Llegada al aeropuerto de la Ciudad de México 10.15 Encuentro con las autoridades, la sociedad civil y el cuerpo diplomático MARTES 16 11.30 Encuentro con los obispos de México en la Catedral 17.00 Santa Misa en la Basílica de Guadalupe D OMINGO 14 DE FEBRERO DE 2016 DE FEBRERO DE 2016 7.50 Salida en avión hacia Morelia 10.00 Santa Misa con sacerdotes, religiosas, religiosos, consagrados y seminaristas, en el estadio «Venustiano Carranza» 15.20 Visita a la Catedral 10.15 Traslado en helicóptero a Ecatepec 16.30 Encuentro con los jóvenes en el estadio «José María Morelos y Pavón» 11.30 Santa Misa en el área del Centro de Estudios de Ecatepec 18.30 Salida en avión hacia la Ciudad de México Ángelus 14.00 Almuerzo con el séquito papal en el seminario diocesano de Ecatepec 16.45 Traslado en helicóptero a la Ciudad de México 17.15 Llegada a Ciudad de México 19.35 Llegada a Ciudad de México MIÉRCOLES 17 DE FEBRERO DE 2016 8.35 Salida en avión hacia Ciudad Juárez 10.00 Llegada al aeropuerto internacional «Abraham González» de Ciudad Juárez 10.30 Visita al Centro de Readaptación Social (Cereso) número 3 12.00 Encuentro con el mundo del trabajo en el Colegio de Bachilleres del Estado de Chihuahua 16.00 Santa Misa en el área de la feria de Ciudad Juárez 19.00 Ceremonia de despedida en el aeropuerto internacional de Ciudad Juárez 19.15 Salida avión hacia ma/Ciampino JUEVES 18 DE 2016 en Ro- DE FEBRERO 14:45 Llegada al aeropuerto de Roma/Ciampino L’OSSERVATORE ROMANO página 10 viernes 12 de febrero de 2016, número 6 COMUNICACIONES Audiencias pontificias El Santo Padre ha recibido en audiencia: Jueves, día 14 —A monseñor Giovanni D’Aniello, arzobispo titular de Paestum, nuncio apostólico en Brasil. —A monseñor Marek Zalewski, arzobispo titular de África, nuncio apostólico en Zimbabwe. —A monseñor Héctor Miguel Cabrejos Vidarte, O.F.M., arzobispo de Representaciones pontificias El Papa ha nombrado nuncio apostólico en Moldavia a monseñor MIGUEL MAURY BUENDÍA, arzobispo titular de Itálica, nuncio apostólico en Rumanía. MIGUEL MAURY BUENDÍA nació en Madrid (España) el 19 de noviembre de 1955. Recibió la ordenación sacerdotal el 26 de junio de 1980. Benedicto XVI lo nombró arzobispo titular de Itálica y nuncio apostólico en Kazajtán el 19 de mayo de 2008; recibió la ordenación episcopal el 12 de junio del mismo año. Lo nombró también nuncio en Kirguizistán y en Tayikistán el 12 de julio sucesivo. El Papa Francisco lo nombró nuncio en Rumanía el 5 de diciembre de 2015. El Santo Padre ha nombrado nuncio apostólico en el Principado de Mónaco a monseñor LUIGI PEZZUTO, arzobispo titular de Torre de Proconsolare, nuncio apostólico en Bosnia y Herzegovina y en Montenegro. LUIGI PEZZUTO nació en Squinzano, archidiócesis de Lecce (Italia), el 30 de abril de 1946. Recibió la ordenación sacerdotal el 25 de septiembre de 1971. Entró en el servicio diplomático de la Santa Sede el 1 de abril de 1978. Juan Pablo II lo nombró arzobispo titular de Torre de Proconsolare y nuncio apostólico en Congo y Gabón el 7 de diciembre de 1996; recibió la ordenación episcopal el 6 de enero de 1997. El mismo Papa, 22 de mayo de 1999, lo nombró nuncio apostólico en Tanzania. El 2 de abril de 2005 fue trasladado a El Salvador, y el sucesivo 7 de mayo fue nombrado también representante pontificio en Belice. Benedicto XVI lo nombró nuncio apostólico en Bosnia y Herzegovina y en Montenegro el 17 de noviembre de 2012. Trujillo (Perú), con monseñor Norbert Klemens Strotmann Hoppe, M.S.C., obispo de Chosica, ymonseñor Robert Francis Prevost, O.S.A., obispo de Chiclayo. —Al presidente de la «Fédération internationale de l’automobile» (FIA), enviado especial de las Naciones Unidas para la seguridad vial, Jean Todt, con el séquito. —Al cardenal George Pell, prefecto de la Secretaría para los asuntos económicos. —A monseñor Luciano Russo, arzobispo titular de Monteverde, nuncio apostólico en Rwanda. —A monseñor Hubertus Matheus Maria van Megen, arzobispo titular de Novaliciana, nuncio apostólico en Sudán y en Eritrea. —Al presidente de «Aeroporti di Roma», doctor Fabrizio Palenzona. Lunes, día 18 —A la presidenta honoraria de la Fundación De Gasperi, Maria Romana De Gasperi —A la directora general del Fondo monetario internacional, Christine Lagarde, con el séquito. Viernes, día 15 —A sus altezas el Príncipe Alberto y la princesa Charlene de Mónaco, con el séquito. II —Al cardenal Fernando Filoni, prefecto de la Congregación para la evangelización de los pueblos. —A monseñor Giuseppe Lazzarotto, arzobispo titular de Numana, nuncio apostólico en Israel y en Chipre; delegado apostólico en Jerusalén y Palestina. —A monseñor Antonio Mennini, arzobispo titular de Ferento, nuncio apostólico en Gran Bretaña. —A monseñor Leo William Cushley, arzobispo de San Andrés y Edimburgo (Escocia). Martes, día 19 —A monseñor Luigi Pezzuto, arzobispo titular de Torre di Proconsolare, nuncio apostólico en Bosnia y Herzegovina y en Montenegro. —A monseñor César Daniel Fernández, obispo de Jujuy (Argentina). —Al presidente ejecutivo de Google, Eric Schmidt. Jueves, día 21 —Al padre Pedro Aguado Cuesta, prepósito general de los Clérigos Regulares Pobres de la Madre de Dios de las Escuelas Pías (escolapios). —Al embajador de Australia ante la Santa Sede, John Anthony Gerard McCarthy, en visita de despedida. —A monseñor Eliseo Antonio Ariotti, arzobispo titular de Vibiana, nuncio apostólico en Paraguay. —Al nuevo embajador de Burkina Faso ante la Santa Sede, Robert Compaore, con ocasión de la presentación de las cartas credenciales. Sábado, día 16 —A monseñor Rubén Oscar Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús (Argentina). —Al cardenal Marc Ouellet, P.S.S., prefecto de la Congregación para los obispos. cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las causas de los santos. —Al S.D.B., Viernes, día 22 —Al presidente de la Mancomunidad de Dominica, Charles Angelo Savarin, con la esposa y el séquito. Al cardenal Gerhard Ludwig Müller, prefecto de la Congregación para la doctrina de la fe. —Al administrador delegado de Apple, Timothy Donald Cook. —A monseñor Pio Vito Pinto, decano del Tribunal de la Rota romana y al Colegio de los prelados auditores del Tribunal de la Rota romana. —Al cardenal Marc Ouellet, P.S.S., prefecto de la Congregación para los obispos. Sábado, día 23 —Al nuevo embajador de la República de China ante la Santa Sede, Matthew S.M. Lee, con ocasión de la presentación de las cartas credenciales —A Su Beatitud el cardenal Béchara Boutros Raï, patriarca de Antioquía de los maronitas (Líbano). —Al prefecto Francesco Paolo Tronca, comisario del Ayuntamiento de Roma. —Al cardenal Rubén Salazar Gómez, arzobispo de Bogotá (Colombia), con: monseñor Luis Augusto Castro Quiroga, I.M.C., arzobispo de Tunja, presidente de la Conferencia episcopal de Colombia; monseñor Óscar Urbina Ortega, arzobispo de Villavicencio, vicepresidente; monseñor José Daniel Falla Robles, obispo titular de Calama, auxiliar de Cali, secretario general. —A monseñor Roberto Rodríguez, obispo emérito de La Rioja (Argentina). Lunes, día 25 Colegio episcopal EL PAPA HA NOMBRAD O: —Obispo titular de Cemeriniano y auxiliar de Oporto (Portugal) al presbítero ANTÓNIO AUGUSTO DE OLIVEIRA AZEVED O. António Augusto de Oliveira Azevedo nació en São Pedro de Avioso, diócesis de Oporto, el 14 de junio de 1962. Recibió la ordenación sacerdotal el 13 de julio de 1986. En su ministerio ha desempeñado, entre otros, los siguientes cargos: vicario parroquial, capellán militar, párroco, asesor diocesano de la pastoral obrera, prefecto y miembro del equipo de formadores del seminario mayor, capellán universitario, profesor en la Universidad católica de Oporto, juez del Tribunal eclesiástico, secretario del Consejo presbiteral y rector del seminario mayor diocesano. —Administrador apostólico de la diócesis de Mannar (Sri Lanka) a monseñor JOSEPH KINGSLEY SWAMPILLAI, obispo emérito de Trincomalee. JOSEPH KINGSLEY SWAMPILLAI nació en Kayts, diócesis de Jaffna, el 9 de diciembre de 1936. Recibió la ordenación sacerdotal el 20 de diciembre de 1961. Juan Pablo II lo nombró obispo de Trincomalee el 17 de marzo de 1983; recibió la ordenación episcopal el 7 de mayo sucesivo. El Papa Francisco aceptó su renuncia al gobierno pastoral de dicha sede el 3 de junio de 2015. —Al nuevo embajador de Croacia ante la Santa Sede, Neven Pelicarić, con ocasión de la presentación de las cartas credenciales. SIGUE EN LA PÁGINA 12 Curia romana El Santo Padre ha nombrado miembro de la Administración del Patrimonio de la Sede apostólica al cardenal RICARD O BLÁZQUEZ PÉREZ, arzobispo de Valladolid (España). El Papa ha nombrado subsecretario de la Administración del Patrimonio de la Sede apostólica a monseñor GIUSEPPE RUSSO, del clero de la archidiócesis de Taranto (Italia). número 6, viernes 12 de febrero de 2016 L’OSSERVATORE ROMANO página 11 A los devotos de padre Pío, el Papa recuerda que la oración mueve el mundo y abre el corazón de Dios Tenemos la llave La oración es «la fuerza que mueve el mundo» es la «llave que abre el corazón de Dios». Lo recordó el Papa Francisco a los fieles y devotos de san Pío de Pietrelcina que se desplazaron a Roma con ocasión de la peregrinación jubilar de las reliquias. El Pontífice los recibió el sábado 6 de febrero por la mañana en la plaza de San Pedro. Queridos hermanos ¡buenos días! y hermanas, Os doy mi bienvenida —veo que sois muy numerosos— y agradezco a monseñor Castoro por las palabras que me ha dirigido. Dirijo un saludo a todos los que habéis venido de diferentes países y regiones, unidos por el afecto y agradecimiento a san Pío de Pietrelcina. Le estáis muy agradecidos, porque os ayudó a descubrir el tesoro de la vida, que es el amor de Dios, y a experimentar la belleza del perdón y de la misericordia del Señor. Y esto es una ciencia que tenemos que aprender todos los días, porque es hermoso: la belleza del perdón y de la misericordia del Señor. Podemos decir que el padre Pío fue un servidor de la misericordia. Lo fue a tiempo completo, practicando, a veces hasta el agotamiento, «el apostolado de la escucha». Se convirtió, a través del ministerio de la confesión, en una caricia viviente del Padre, que sana la heridas del pecado y refresca el corazón con la paz. San Pío nunca se cansó de acoger a las personas y de escucharlas, de dedicar tiempo y fuerzas para difundir el perfume del perdón del Señor. Podía hacerlo porque estaba siempre unido a la fuente: se aferraba continuamente a Jesús Crucificado, y así se convertía en canal de misericordia. Ha llevado en el corazón a tantas personas y tantos sufrimientos, uniendo todo al amor de Cristo que se ha entregado «hasta el extremo» (Jn 13, 1). Ha vivido el gran misterio del dolor ofrecido por amor. De este modo su pequeña gota se convirtió en un gran río de misericordia, que ha regado muchos corazones desiertos y ha creado oasis de vida en muchas partes del mundo. Pienso en los grupos de oración, que san Pío ha definido «viveros de fe, hogares de amor»; no sólo centros de encuentro para estar bien, ción es una fuerza que mueve el mundo! Sin embargo, ¿creemos en esto? Es así. ¡Haced la prueba! Esta —añadió— «expande la sonrisa y la bendición de Dios en cada languidez y debilidad» (2ª Conferencia Internacional de los grupos de oración 5 de mayo de 1966). La oración, entonces, no es una buena práctica para poner un poco de paz en el corazón, ni tampoco un medio devoto para obtener de Dios lo que nos hace falta. Si fuese así, sería movida por un egoísmo sutil: yo rezo para estar bien, como tomarse una aspirina. No es así: «Yo rezo para obtener esto». Esto es un negocio, no es así, la oración es otra cosa. Es otra cosa. La oración, por el contrario, es una obra de misericordia espiritual, que quiere llevar todo al corazón de Dios. «Tómalo Tú, que eres Padre», sería así, por decirlo de forma simple. La oración es decir: «Tómalo Tú, que eres Padre», es simple. Esta es la relación con el Padre. La oración es así. Es un don de fe y de amor, una intercesión que se necesita como el pan. En una palabra, significa encomendar: encomendar la Iglesia, a las personas, las situaciones, al Padre —«yo te encomiendo esto»— para que las cuide. Para esto la Padre Pío fue un servidor de la oración, como le gusmisericordia. Lo fue a tiempo completo taba decir al Padre practicando a veces hasta el agotamiento Pío, es «la mejor arma que tenemos, una llave que abre el corazón de Dios. Una llave con los amigos y consolarse un po- que abre el corazón de Dios: es una co», sino hogares de amor divino. ¡Es- llave fácil. El corazón de Dios no está «blindado» como muchos medios to son los grupos de oración! de seguridad. Tú puedes abrirlo con La oración, de hecho, es una au- una llave común, con la oración. téntica misión, que trae el fuego del Porque tiene un corazón de amor, amor a toda la humanidad. Padre un corazón de padre. Es la fuerza Pío dijo que la oración es «una fuer- más grande de la Iglesia, que no deza que mueve el mundo». ¡La ora- bemos dejar nunca, porque la Iglesia da fruto si hace como la Virgen y los Apóstoles», que «perseveraban unánimes en la oración» (Hch 1, 14) cuando esperaban el Espíritu Santo. Perseverantes y unánimes en la oración. importante esto: tratar la enfermedad, pero sobre todo cuidar del enfermo. Son dos cosas diferentes, y las dos importantes: tratar la enfermedad y cuidar del enfermo. Puede suceder que, mientras se De lo contrario se corre el riesgo medican las heridas del cuerpo se de apoyarse en otras cosas: en los agraven las heridas del alma, que medios, el dinero, el poder; después la evangelización desaparece y la alegría se El corazón de Dios no está «blindado» apaga y el corazón se como muchos medios de seguridad. Tú vuelve aburrido. ¿Vopuedes abrirlo con la oración sotros tenéis un corazón aburrido? [La gente: ¡No!]. ¿Queréis tener un corazón alegre? [¡Sí!]. ¡Rezad! Esta es la receta. son más lentas y a menudo difíciles Al tiempo que os agradezco por de sanar. También los moribundos, a veces aparentemente inconscientes, vuestro compromiso, os animo a que participan en la oración hecha con los grupos de oración sean «centra- fe cercana a ellos, y se confían en les de misericordia»: centrales siem- Dios, en su misericordia. Recuerdo pre abiertas y activas, que con el po- la muerte de un amigo sacerdote amigo. Él era un apóstol, un hombre de Dios. Estaba en coma desde hacía mucho tiempo, mucho tiempo... Los médicos decían: «No sabemos cómo aún es capaz de respirar». Llegó otro amigo sacerdote, se acercó a él y le habló. Se escuchaba «Déjate llevar por el Señor. Déjate llevar hacia adelante. Ten confianza, encomiéndate al Señor». Y con estas palabras, se dejó ir en paz. Muchas personas necesitan, muchos enfermos, que se les diga palabras, que se les de caricias, que les den fuerza para llevar a la enfermedad o ir al encuentro del Señor. Ellos necesitan que se les ayude a confiar en el Señor. Estoy muy agradecido a vosotros y a cuantos servís a los enfermos con competencia, amor y fe viva. Pidamos la gracia de reconocer la presencia de Cristo en los enfermos y en quienes sufren; como repetía Padre Pío, «el enfermo es Jesús». El enfermo es Jesús. Es la carne de Cristo. También me gustaría extender un saludo especial a los fieles de la Arder humilde de la oración provean quidiócesis de Manfredonia-Viestede la luz de Dios al mundo y la San Giovanni Rotondo. San Juan Pablo II dijo que «quien acudía a energía del amor a la Iglesia. San Giovanni Rotondo para particiPadre Pío, que se definía solo «un par en su misa, para pedirle consejo pobre fraile que reza», escribió que o confesarse, descubría en él una la oración es «el apostolado más alimagen viva de Cristo doliente y reto que un alma pueda ejercer en la sucitado. En el rostro del padre Pío Iglesia de Dios» (Epistolario II, 70). resplandecía la luz de la resurrec¡Sed siempre apóstoles alegres de la ción». (Homilía para la beatificación oración! La oración hace milagros. del padre Pío de Pietrelcina, 2 de maEl apostolado de la oración hace miyo de 1999: Enseñanzas XXII, 1 lagros. [1999], 862). Que cualquiera que se Al lado de la obra de misericordia acerca a vuestra hermosa tierra —yo espiritual de los grupos de oración, quiero ir allí!— también puede ensan Pío quiso una extraordinaria contrar en vosotros ¡un reflejo de la obra de misericordia corporal: la «Casa luz del Cielo! Muchas gracias, y os Alivio del Sufrimiento», inaugurada pido que por favor recéis por mí. hace 60 años. Él deseaba que no Gracias. fuera solo un excelente hospital, siTodos juntos rezamos, llamamos a no un templo de ciencia y de oración». En efecto, «se trata de seres la puerta del corazón de Dios que es humanos, y los seres humanos nece- Padre de la Misericordia: Padre sitan siempre algo más que una nuestro… Y nosotros no somos una Iglesia atención sólo técnicamente correcta. Necesitan humanidad. Necesitan huérfana: tenemos una madre. Rezaatención cordial» (BENEDICTO XVI, mos a nuestra madre, rezamos a nuesEnc. Deus caritas est, 31). Es muy tra madre. Ave María... L’OSSERVATORE ROMANO página 12 viernes 12 de febrero de 2016, número 6 Audiencias pontificias VIENE DE LA PÁGINA 10 Martes, día 26 —A monseñor Miguel Maury Buendía, arzobispo titular de Italica, nuncio apostólico en Rumanía. —Al presidente de la República islámica de Irán, Hassan Rohani, con el séquito. —A monseñor Wojciech Załuski, arzobispo titular de Diocleziana, nuncio apostólico en Burundi. —A monseñor Mario Antonio Cargnello, arzobispo de Salta (Argentina). —Al embajador de Indonesia ante la Santa Sede, Budiarman Bahar, en visita de despedida. —Al cardenal Giuseppe Betori, arzobispo de Florencia (Italia). Jueves, día 28 —Al cardenal Stanisław Ryłko, presidente del Consejo pontificio para los laicos. —Al presidente de la República de Togo, Faure Essozimna Gnassingbé, con el séquito. —A monseñor Luciano Suriani, arzobispo titular de Amiterno, nuncio apostólico en Serbia. —A monseñor George Panikulam, arzobispo titular de Arpaia, nuncio apostólico en Uruguay. Sábado, día 30 —Al señor Leonardo DiCaprio. —Al cardenal Marc Ouellet, P.S.S., prefecto de la Congregación para los obispos. Lunes 1 de febrero Viernes, día 29 —A monseñor Marcelo Daniel Colombo, obispo de La Rioja (Argentina). Lutos en el espiscopado Monseñor CARLOS MILCÍADES VILLALBA AQUINO, obispo emérito de San Juan Bautista de las misiones (Paraguay), falleció el 8 de enero. Había nacido en San Pedro de Ycuamandyjú, diócesis de San Pedro, el 22 de agosto de 1924. Era sacerdote desde el 28 de noviembre de 1948. El Papa Pablo VI lo nombró obispo de San Juan Bautista de las misiones el 25 de julio de 1978; recibió la ordenación episcopal el 3 de septiembre sucesivo. Juan Pablo II aceptó su renuncia al gobierno pastoral de dicha sede el 22 de julio de 1999. Monseñor BARNABAS R. HALEM ‘IMANA, obispo emérito de Kabale (Uganda), falleció el 4 de enero. Había nacido en Rulangara, diócesis de Kabale, en 1929. Era sacerdote desde el 7 de diciembre de 1958. Pablo VI lo nombró obispo —Al cardenal Domenico Calcagno, presidente de la Administración del Patrimonio de la Sede apostólica. de Kabale el 29 de mayo de 1969; recibió la ordenación episcopal el 1 de agosto del mismo año. Juan Pablo II aceptó su renuncia al gobierno pastoral de dicha sede el 15 de julio de 1994. Monseñor DANIEL LEO RYAN, obispo emérito de Springfield in Illinois (Estados Unidos), falleció el 31 de diciembre de 2015. Había nacido en Mankato, diócesis de Winona, el 28 de septiembre de 1930. Era sacerdote desde el 3 de mayo de 1956. El Santo Padre Juan Pablo II lo nombró obispo titular de Surista y el 13 de agosto de 1981; recibió la ordenación episcopal el 30 de septiembre sucesivo. El mismo Papa lo nombró obispo de Springfield in Illinois el 19 de noviembre de 1983 y aceptó su renuncia al gobierno pastoral de dicha sede el 19 de octubre de 1999. —A monseñor Hugo Nicolás Barbaro, obispo de San Roque de Presidencia Roque Sáenz Peña (Argentina). —A la superiora general de la Sociedad «Hijas del Divino Salvador», madre Zulema Nelly Zayas. Viernes, día 5 —Al presidente de la República de Zambia, Edgar Chagwa Lungu, con el séquito. —Al cardenal Gerhard Ludwig Müller, prefecto de la Congregación para la doctrina de la fe. —A monseñor Baldomero Carlos Martini, obispo emérito de San Justo (Argentina). —A monseñor Han Lim Moon, obispo tituloar de Tucca de Mauritania, auxiliar de San Martín (Argentina). Congregación para las causas de los santos Promulgación de decretos El 21 de enero de 2016, el Santo Padre Francisco recibió en audiencia privada al cardenal ANGELO AMATO, S.D.B., prefecto de la Congregación para las causas de los santos. Durante la audiencia el Papa autorizó a la Congregación la promulgación de los siguientes decretos: —un milagro atribuido a la intercesión del beato Estanislao de Jesús María (en el siglo: Juan Papczyński), fundador de la congregación de los Clérigos Marianos de la Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen María; nació el 18 de mayo de 1631 y murió el 17 de septiembre de1701; —un milagro atribuido a la intercesión del beato JOSÉ GABRIEL DEL ROSARIO BRO CHERO, sacerdote diocesano; nació el 16 de marzo de 1840 y murió el 26 de enero de 1914; —un milagro atribuido a la intercesión del beato JOSÉ SÁNCHEZ DEL RÍO, laico, mártir; nació el 28 de marzo de 1913 y fue asesinado el 10 de febrero de 1928; —un milagro atribuido a la intercesión del venerable siervo de Dios FRANCESCO MARIA GRECO, sacerdote diocesano, fundador de la congregación de las Pequeñas Obreras de los Sagrados Corazones; nació el 27 de julio de 1857 y murió el 13 de enero de 1931; —un milagro atribuido a la intercesión de la venerable sierva de Dios ELISABETTA SANNA, laica, viuda, de la Tercera Orden de San Francisco, miembro de la Unión del Apostolado católico fundado por san Vicente Pallotti; nació el 23 de abril de 1788 y murió el 17 de febrero de 1857; —el martirio del venerable siervo de Dios ENGELMAR UNZEITIG (en el siglo: Uberto), sacerdote profeso de la congregación de los Misioneros de Mariannhill, nació el 1 de marzo de 1911 y fue asesinado por odio a la fe el 2 de marzo de 1945; —el martirio de los siervos de Dios GENARO FUEYO CASTAÑÓN, sacerdote diocesano, y 3 compañeros, laicos, asesinados por odio a la fe en 1936; —el martirio del siervo de Dios GIUSTO TAKAYAMA UKON, laico; nació entre 1552 y 1553 y fue asesinado por odio a la fe el 3 de febrero de 1615; —las virtudes heroicas del siervo de Dios ARSENIO DE TRIGOLO (en el siglo: Giuseppe Migliavacca), sacerdote profeso de la Orden de Frailes Menores Capuchinos, fundador de la congregación de las Hermana de María Santísima Consoladora; nació el 13 de junio de 1849 y murió el 10 de diciembre de 1909; —las virtudes heroicas de la sierva de Dios MARÍA LUISA DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO (en el siglo: Maria Velotti), de la Tercera Orden de San Francisco, fundadora del instituto de las Hermanas Adoradoras de la Santa Cruz; nació el 16 de noviembre de 1826 y murió el 3 de septiembre de 1886. Sábado, día 6 —Al cardenal Marc Ouellet, P.S.S., prefecto de la Congregación para los obispos. Miércoles, día 10 —Al primer ministro de la República de Irak, Haydar al-Abadi, con el séquito. Iglesias Orientales Católicas El Sínodo de los obispos de la Iglesia arzobispal mayor siro-malabar reunido en Mount Saint Thomas (Kerala, India), habiendo recibido el previo asentimiento pontificio, ha elegido canónicamente según el Código de cánones de las Iglesias orientales, canon 184, al sacerdote JOSE PULICKAL, hasta ahora protosincelo responsable para el clero, a la función de obispo auxiliar de la eparquía de Kanjirapally de los siro-malabares (India). Se le ha asignado la sede titular de Lares. JOSE PULICKAL nació en Inchiyani el 3 de marzo de 1964. Recibió la ordenación sacerdotal el 1 de enero de 1991. Obtuvo el doctorado en teología bíblica en Bangalore. Ha sido vicario de la catedral, responsable de la oficina de catequesis, vicario foráneo, consultor eparquial y protosincelo responsable para el clero. El Santo Padre ha concedido su asentimiento a la elección canónicamente realizada por el Sínodo de los obispos de la Iglesia grecocatólica ucraniana del padre VOLODYMYR HRUTSA, C.SS.R., hasta ahora maestro de novicios de la provincia de Lvov de la Congregación del Santísimo Redentor, a la función de obispo auxiliar de la archieparquía de Lvov de los ucranianos (Ucrania), asignándole la sede episcopal titular de Baanna. VOLODYMYR HRUTSA, C.SS.R., nació en Dobromyl, en la región de Lvov, el 19 de agosto de 1976. En 1994 ingresó en la Congregación del Santísimo Redentor, donde recibió la ordenación sacerdotal el 12 de julio de 2001. De 1998 a 2002, y de 2003 a 2008, continuó los estudios en la Universidad de Innsbruck, donde obtuvo el doctorado en teología dogmática. Durante el período de estudio en Innsbruck colaboró en el Centro pastoral de la ciudad. Luego, de 2009 a 2012, fue director de estudios de la provincia de Lvov de la Congregación del Santísimo Redentor y desde el año 2013 era maestro de novicios de dicha provincia de su congregación, así como docente de teología dogmática en la Universidad católica ucraniana, en el seminario mayor de Lvov y en el seminario de los padres basilianos en Bryukhovychi. número 6, viernes 12 de febrero de 2016 L’OSSERVATORE ROMANO página 13 La Misa diaria en Santa Marta La mejor herencia «La fe es la más grande herencia que un hombre puede dejar». Y precisamente la fe nos invita a «no tener miedo de la muerte», que es sólo el inicio de otra vida. Es el punto central de la reflexión del Papa en la misa del jueves 4 de febrero, en la capilla de la Casa Santa Marta. «En estas semanas la Iglesia, en la liturgia, nos ha hecho reflexionar sobre el santo rey David», hizo presente Francisco. Y «hoy —prosiguió— nos narra su muerte». Al recordar que «en cada vida hay un fin», el Papa volvió a proponer la regla que David deja al hijo Salomón: «Yo me voy por el camino de cada hombre sobre la tierra». No obstante, añadió, «sea al camino de la vida», es también «un pensamiento que no nos gusta tanto». En efecto, ha dicho Francisco, tendemos casi a alejar el pensamiento de la muerte —«Estoy enfermo, estoy un poco anciano...», «pero, ¡sé fuerte, sigue adelante!»— y «tenemos miedo», también si «es la realidad de todos los días». «En un poblado del norte de Italia» recordó el Pontífice, precisamente «al ingreso del cementerio está escrito así: “Tú que pasas, detén tu paso y piensa, de tus pasos, en el último”». Pensar, por lo tanto: «esta es una luz que ilumina la vida». Y «la vida de David —explicó— fue una vida vivida con intensidad por aquel muchacho que llevaba a pastar el rebaño, con tantas dificultades; ungido por el Señor, después vivió bien, como un hombre que amaba al Señor; después, cuando se sintió seguro, comenzó a pecar y casi, casi, casi acaba en la corrupción». Pero David, prosiguió Francisco, «se arrepintió, lloró, peco otra vez. Y así. Pero aprendió a pedir perdón por sus pecados. Y la Iglesia dice: el santo rey David. Pecador, pero santo». Por lo que «esta vida acaba así: comienza a los 16, 17 años, y acaba». Además, «la duración de su poder, del reino, fue de cuarenta años». Pero «también los 40 años pasan». «En una de las audiencias del miércoles —confesó— se encontraba una hermanita anciana, pero con una cara pacífica, una mirada luminosa». Francisco le preguntó cuántos años tenía. Y la religiosa, con una sonrisa: «83, pero estoy acabando mi recorrido en esta vida para comenzar el otro camino con el Señor, porque tengo un cáncer de páncreas». Y «así en paz —dijo el Papa— esa mujer había vivido con intensidad su vida consagrada. No tenía miedo de la muerte», tanto que dijo: «Estoy acabando mi camino de vida para comenzar el otro». La muerte, recalcó el Papa, «es un paso» y «estos testimonios nos hacen bien». «Cuando se está por morir —prosiguió Francisco— es costumbre dejar un testamento». Así hace también David llamando «al hijo Salomón». Y «¿qué le aconseja, que le deja en herencia al hijo?». Le dice: «Ten valor y sé hombre». En síntesis, David «vuelve a lo que el Señor le dijo a Moisés, a Josué: Sé fuerte, sé hombre; observa la ley del Señor, tu Dios, continuando en sus caminos y cumpliendo las leyes, sus mandatos, sus normas, la instrucción, como está escrito en la ley de Moisés». David le hereda el reino, un reino fuerte», pero «deja también otra cosa, que es la herencia más bella y más grande que un hombre o una mujer pueda dejar a los hijos: le deja la fe». En el pasaje bíblico actual se leen las palabras de David: «para que el Señor cumpla la promesa que me hizo diciendo: “Si tus hijos vigilan sus pasos, caminando fielmente ante mí, con todo su corazón y toda su alma, no te faltará uno de los tuyos sobre el trono de Israel”». Es precisamente «la fe en la promesa de Dios: dejar la fe como gran herencia», explicó Francisco. «Cuando se hace un testamento —añadió el Pontífice— la gente dispone: “Esto lo dejo a este, esto a aquel...”». Pero «la más bella herencia, la más grande herencia que un hombre, una mujer puede dejar a sus hijos es la fe» recalcó. Y «David se acuerda de las promesas de Dios, hace memoria de la propia fe en estas promesas y se las recuerda al hijo: dejar la fe como herencia». A propósito el Papa hizo notar: «Cuando, en el rito del bautismo, damos —los papás— la vela encendida, la luz de la fe, decimos: “Custódiala, consérvala, hazla crecer en tu hijo y en tu hija, y déjala en herencia”». Por lo tanto, «dejar la fe como herencia: esto nos enseña David. Y muere así, sencillamente como todo hombre». Pero «sabe bien qué aconsejar al hijo y cuál es la mejor herencia que le puede dejar: no el reino, sino la fe. Y recita de memoria lo que el Señor había prometido». «Todos nosotros iremos por el camino de nuestros padres —afirmó Francisco— pero cuándo, sólo lo sabe Él». Y así «nos hará bien preguntarnos: «¿Cuál es la herencia que yo dejo con mi vida? ¿Dejo la herencia de un hombre, una mujer de fe? ¿A los míos dejo esta herencia?». En esta perspectiva, concluyó, «pidamos al Señor dos cosas». Sobre todo «no tengáis miedo de este último paso, como la hermana de la audiencia del miércoles» que confía: «Estoy acabando mi recorrido y comienzo otro». Y la segunda cosa que hay que pedir al Señor es «que todos nosotros podamos dejar con nuestra vida, como mejor herencia, la fe: la fe en este Dios fiel, este Dios que siempre está a nuestro lado, este Dios que es Padre y no defrauda jamás». D isminuir, disminuir, disminuir Juan Bautista, «el más grande de los profetas», nos enseña una regla fundamental de la vida cristiana: hacernos pequeños con humildad para que sea el Señor quien crezca. Es este el «estilo de Dios», diverso del «estilo de los hombres», que el Papa propuso durante la misa celebrada el viernes 5 de febrero en la capilla de la Casa Santa Marta. Marcos, en el pasaje evangélico de hoy (6, 14-29), escribe «que la gente hablaba de Jesús porque “su nombre se había hecho famoso”». En definitiva «todos hablaban» y se preguntaban quién sería él realmente. Y así uno decía: «Es uno de los profetas que ha regresado». Y otro: «Es Juan Bautista que ha resucitado». El hecho es que ante Jesús «la gente se quedaba con curiosidad». Mientras que el rey Herodes, escribe aún Marcos, era «temeroso, angustiado» también porque «era perseguido por el fantasma de Juan» a quien él había mandado matar. Además, hizo notar Francisco, están «otros personajes que aparecen en este pasaje del Evangelio: una mujer mala, que odiaba y buscaba venganza; una muchacha que no sabía nada y solo le interesaba su vanidad». Tanto que «parece una novela»: es la historia de Herodías y de su hija. Precisamente en este marco —explicó el Papa— el evangelista narra el fin de Juan Bautista, «el hombre más grande nacido de mujer» como dice la fórmula de canonización». Y nacido de mujer, el santo más grande: así Jesús lo canonizó». Pero Juan «acaba en la cárcel, decapitado». Y «la única frase» del pasaje evangélico de hoy parece tener además una nota de «resignación»: «los discípulos de Juan, al enterarse del hecho, fueron a recoger el cadáver y lo pusieron en un sepulcro». Es así que «acaba “el hombre más grande nacido de mujer”: un gran profeta, el último de los profetas, el único a quien se le permitió ver la esperanza de Israel». Sí «el gran Juan que ha invitado a la conversión: todo el pueblo lo seguía y le preguntaba “¿qué debemos hacer?”». Lo seguían, añadió el Pontífice, «también los soldados, todos iban detrás de él para hacerse bautizar, para pedir perdón, a tal punto que los doctores de la ley fueron a él para hacerle una pregunta: ¿eres tú aquel que nosotros esperamos?». La respuesta de Juan es clara: «No, no, yo no. Hay otro que viene detrás de mí: ese es. Yo soy solamente la voz que grita en el desierto». Al respecto, explicó el Papa, «san Agustín nos hace pensar bien cuando dice: “Sí, Juan dice de sí mismo que es la voz, porque detrás de él viene la Palabra”». Y «Cristo es la Palabra de Dios, el verbo de Dios». En verdad «Juan es grande» repropuso Francisco. Grande cuando dice que no es él aquel a quien esperan: precisamente «aquella frase es su destino, su programa de vida: “Aquel, el que viene detrás de mí, debe crecer; yo, en cambio, disminuir”». Precisamente «así fue la vida de Juan: disminuir, disminuir, disminuir y acabar de esta manera tan prosaica, en el anonimato». Y así, Juan fue «alguien grande que no buscó su propia gloria, sino la de D ios». Y no acaba aquí. El Pontífice quiso destacar el hecho de que Juan «sufrió en la cárcel además —digamos la palabra— la tortura interior de la duda». Hasta preguntarse: «Pero, quizá me he equivocado. Este Mesías no es como imaginaba que debería ser el Mesías». Tanto que «invitó a sus discípulos a preguntar a Jesús: “Di la verdad: ¿eres tú quien debe venir?”». Evidentemente «esa duda la hacía sufrir» y se preguntaba: «¿Me he equivocado en anunciar uno que no era? ¿He engañado al pueblo?”». Fue grande «el sufrimiento, la soledad interior de este hombre». Y así vuelven, con toda su fuerza, sus palabras: «Yo, en cambio, debo disminuir, pero disminuir así: en el alma y en el cuerpo, todo». A la duda de Juan, «Jesús responde: “Mira lo que sucede”. Y se fía, no dice: «Soy yo». dice: «Id y anunciad a Juan lo que habéis visto». Da también las señales, y lo deja sólo con la duda y la interpretación de los signos». Así pues, afirmó Francisco, «este es el gran profeta». Pero siempre respecto a Juan «hay una última cosa que nos hace pensar: con esta actitud de «disminuir» para que Cristo pueda «crecer», ha preparado el camino hacia Jesús. Y Jesús murió en angustia, solo, sin discípulos». La «gran gloria» de Juan, por lo tanto, es el haber sido profeta no sólo de palabras, sino con su carne: con su vida preparó el camino hacia Jesús. ¡Es un grande!». En conclusión, el Papa sugirió —«nos hará bien»— «leer hoy este pasaje del Evangelio de Marcos, capítulo 6». Sí, insistió, «leer ese trozo» para «ver cómo Dios vence: el estilo de Dios no es el estilo del hombre». Y precisamente a la luz del pasaje evangélico, «pedir al Señor la gracia de la humildad que Juan tenía, y no adjudicarnos a nosotros méritos y glorias de otros». Y «sobre todo la gracia de que nuestra vida siempre esté en su lugar para que Jesús crezca y nosotros disminuyamos, hasta el final». L’OSSERVATORE ROMANO página 14 viernes 12 de febrero de 2016, número 6 Entrevista a la Hna. Carmen Sammut, desde hace tres años presidenta de la Unión Internacional de Superioras Generales Para decidir el futuro de la Iglesia manas enseñábamos allí en una escuela secundaria, en un barrio modesto en que solo vivían musulmanes. Nos confiaban los casos más difíciles, pensando que como cristianas íbamos a saber afrontarlos. Fue verdaderamente servir a los más pobres de entre los pobres. LUCETTA SCARAFFIA Las religiosas parecen siempre más jóvenes de lo que realmente son. Esto se debe a una vida apasionante y a la implicación en experiencias siempre nuevas. Estos son mis pensamientos mientras me apresto a entrevistar a Carmen Sammut, presidente de la UISG (Unión Internacional de Superioras Generales) en la sede de la organización, situada en el lungotevere casi frente al Vaticano. La posición es estratégica, pero las relaciones con la jerarquía eclesiástica no son muchas: solo un encuentro cada seis meses en la Congregación de Religiosos, con la simultánea presencia de representantes de la análoga unión masculina. «Con la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada hemos tenido encuentros en ocasión del Año de la vida consagrada», dice Sammut. «Trabajamos en común en los cambios que hay que introducir en un documento que se remonta a los años setenta relacionado con la reglamentación de las relaciones entre los institutos religiosos y los obispos. Se trata de un documento escrito casi totalmente en género masculino, marcado por la relación entre los clérigos. Esperamos que, por el contrario, en el nuevo documento en gestación se pueda configurar la gramática de una nueva relación entre las religiosas y las jerarquías, entre mujeres y hombres». La Hna. Carmen es abierta y batalladora, de sonrisa pronta y abierta, de ojos muy vivaces, llenos de proyectos y esperanzas. Como explica de inmediato, la asociación que dirige tiene que ver sobre todo con el ámbito de las religiosas de vida activa. Fue fundada hace cincuenta años para coordinar e intensificar los intercambios de información entre las numerosas congregaciones femeninas activas en el mundo. De ella forman parte casi dos mil superioras generales divididas en constelaciones según los países: 10 en América, 8 en Europa, 10 en África, 8 en Oriente Medio, Asia y Oceanía. Carmen es también superiora general de su congregación, las Hermanas Misioneras de Nuestra Señora de África, a la que entró a la edad de 22 años. ¿Cuándo sintió la vocación a la vida religiosa? Nací en Malta de una familia maltesa y estudié para llegar a ser maestra. Mi primera vocación fue para África; después llegó la vocación a la vida religiosa, y las uní eligiendo ¿Encontró dificultades en las relaciones con los musulmanes? una congregación que no estaba en Malta, pero que vivía para África. Las primeras religiosas, nacidas a mediados del siglo XIX en Argelia, eran llamadas «hermanas blancas» por los largos vestidos y el velo que llevaban: de atrás no se distinguían de las mujeres musulmanas. Después de un período de preparación en Londres estuve durante dos años en Malawi para verificar mis dos vocaciones. Después hice el noviciado en Canadá. Qué extraño: ¿qué tiene que ver con Canadá una congregación nacida en Argelia para África? Esto se debe a que fue una canadiense la que nos salvó de la deci- sión del obispo de Argel de disolvernos, considerándonos no aptas para la tarea que nos habíamos propuesto. Nos había prohibido aceptar nuevas postulantes, pero tiempo después, tras un largo viaje, llegó Adelaide procedente de Canadá, y fue imposible rechazarla. Desde el comienzo hubo en la congregación un pequeño grupo de maltesas. ¿Cómo se halló en Malawi? ¡Muy bien! Enseñaba inglés y vivía con 120 chicas estudiantes. Pero también me hallé muy bien cuando me trasladé a Argelia para vivir finalmente en relación con los musulmanes en Bechar, un pequeño centro a 1100 kilómetros de Argel. Dos her- No, nunca. Nos respetaban, en cierto sentido nos ayudaban a dar testimonio de nuestra condición de cristianas, a sentirnos levadura también en su sociedad. Allí viví un episodio que considero ejemplar para comprender qué son las relaciones interreligiosas: había trabado amistad con una joven trabajadora que durante la mañana realizaba el mismo camino que yo para ir a su trabajo. El invierno era muy frío, y yo no tenía guantes, mientras que ella sí. Una mañana me ofreció uno de sus guantes, diciéndome: así, cada una de nosotras puede guardar una mano en el bolsillo y defender la otra con el guante. ¿Aprendió el árabe? Lo estudié en Roma, en el Pontificio Instituto de Estudios Árabes, en dos fases entre 1983 y 1989. Después fui a Mauritania, a la capital, por tres años: también allí enseñé inglés. Los cristianos eran muy pocos. Más tarde, de 1989 a 2000, estuve en Túnez. Durante seis años fui administradora de nuestra provincia, razón por la cual viajaba mucho. Estuve también en Yemen, después nuevamente en Túnez, donde no enseñé, sino que me ocupé de una biblioteca a la que por la tarde venían SIGUE EN LA PÁGINA 15 L’OSSERVATORE ROMANO número 6, viernes 12 de febrero de 2016 página 15 Para decidir el futuro de la Iglesia VIENE DE LA PÁGINA 14 a estudiar chicas tunecinas. Me esforcé por dotar la biblioteca de textos árabes a fin de seguir a las chicas en su estudio. En el año 2000 fui elegida para un período de seis años superiora de la provincia de África del Norte (Argelia, Túnez y Mauritania), cuya sede estaba en Argel. De modo que se ocupó de proyectos muy diversos y desarrolló numerosos papeles… Sí. Una vez concluida la experiencia de la provincia, en el año 2006, participé en Gales de un curso de los jesuitas para acompañamiento espiritual y retiros. Entre tanto seguía a las hermanas que debían prepararse a los votos perpetuos. ¿Qué piensa del hecho de que las religiosas acudan casi siempre a sacerdotes o religiosos varones para la enseñanza y la asistencia espiritual? ¿Le parece verdaderamente necesario? No. Pienso que las religiosas deben aprender a desarrollar estas funciones, aprender a predicar. Hay ya algunas que han hecho estudios para poder dedicarse a este ministerio. Y después pueden asistir espiritualmente también a los hombres, no solo a las otras religiosas (una práctica aún demasiado poco frecuente). A partir de 2011 es superiora general, y desde 2013 presidente de la UISG por tres años. ¿Piensa que podría ser reelegida? No creo. Para la presidencia es necesario ser superiora general, y yo cesaré en ese papel en el curso de un eventual segundo mandato. ¿Cómo se ha hallado en ese papel? ¿Quién le ayuda? Tengo a mi lado un consejo de diez superioras generales provenientes de los cinco continentes, elegidas por la asamblea. En cambio, la secretaria ejecutiva es nombrada por el consejo. La Unión está dividida en constelaciones. Es una organización complicada, porque somos muchas, pero funciona. La correspondiente organización masculina funciona de manera diferente, porque los religiosos son mucho menos numerosos. Durante el sínodo, un superior general me dijo que, en su propuesta de hacer reuniones comunes de superiores y superioras, se le había respondido que vosotras sois demasiado numerosas, que los habríais hecho desaparecer… Es verdad, la situación es paradójica: las religiosas son casi las tres cuartas partes del conjunto de los religiosos, pero son invisibles, es como si no estuvieran en la Iglesia. Justamente por eso hemos iniciado nuevos proyectos para hacernos conocer y para compartir mejor los proyectos entre nosotras y con los demás. Se trata, ante todo, de una renovación de nuestra imagen hacia fuera, mediante Facebook, a través de un sitio nuevo: somos conscientes de que tenemos que renovar la comunicación. Esta atención a la comunicación se agrega a los objetivos tradicionales: reconocernos como organización de carácter profético, suscitar la ayuda recíproca, hacer una aportación a la vida religiosa. ¿Tenéis un diálogo abierto con las congregaciones? ¿Os plantean problemas? Ciertamente, y a partir de estos planteamientos llega el impulso para nuevos proyectos. Dos están en curso: Talita kum, una red para salvar a las mujeres de la esclavitud sexual —proyecto en el que están implicadas diversas congregaciones—, y un proyecto de ayuda a Sudán del Sur, en el que se trabaja en común no solo entre congregaciones femeninas, sino también con masculinas («donne chiesa mondo» se ha ocupado ya de ambos proyectos). Pero hemos iniciado asimismo proyectos nuevos, como el de reforzar la presencia de canonistas. Estamos creando una red entre todas las expertas en derecho canónico del mundo: no son muchas, y están aisladas. Es importante vincularse, ofrecerse mutuamente servicios de consulta, estimular el aumento de las expertas en este tema. Tenemos en programa financiar tres becas de estudio para las africanas. El derecho canónico es un punto esencial tanto para defenderse de abusos como para proponer modificaciones que permitan ampliar el papel de las mujeres. Sin duda. Es muy importante que tomemos consciencia y que, en caso de necesidad, aprendamos a utilizar también los instrumentos legislativos. La próxima etapa es la de salir de nuestro aislamiento y convertirnos en una voz reconocida y escuchada en el seno de la Iglesia. En el fondo, ya existen instituciones de religiosas como la nuestra. Bastaría con darles una tarea, con hacerlas participar en los momentos en que se decide el futuro de la Iglesia: de esa Iglesia que también nosotras contribuimos a hacer vivir y crecer —y no en pequeña medida—. *Nacida en Malta el 20 de diciembre de 1951, Carmen Sammut ha sido docente durante tres años en Malta antes de entrar, en 1974, a las Hermanas Misioneras de Nuestra Señora de África. En 1989 se graduó en el Pontificio Instituto de Estudios Árabes y de Islamística. Desde 1980 ha estado tres años en Mauritania, nueve en Argelia y quince en Túnez. Ha sido superiora provincial de 2000 a 2006, en 2001 fue elegida superiora general y, dos años más tarde, presidente de la UISG. Tiempo para podar VIENE DE LA PÁGINA 5 ca decir: «no soy autosuficiente, te necesito, Tú eres mi vida y mi salvación». En segundo lugar la caridad, para superar el sentido de extrañeza en la relación con los demás. El amor verdadero, en efecto, no es un acto exterior, no es dar algo de modo paternalista para tranquilizar la conciencia, sino aceptar a quien necesita de nuestro tiempo, de nuestra amistad, de nuestra ayuda. Es vivir el servicio, venciendo la tentación de complacernos. En tercer lugar el ayuno, la penitencia, para liberarnos de las dependencias de las cosas que pasan y ejercitarnos para ser más sensibles y misericordiosos. Es una invitación a la sencillez y a la fraternidad: quitar algo de nuestra mesa y de nuestros bienes para reencontrar el verdadero bien de la libertad. «Volved a mí —dice el Señor—, volved con todo el corazón»: no sólo con algún gesto externo, sino desde la profundidad de nosotros mismos. En efecto, Jesús nos llama a vivir la oración, la caridad y la penitencia con coherencia y autenticidad, venciendo la hipocresía. Que la Cuaresma sea un tiempo de beneficiosa «podadura» de la falsedad, de la mundanidad, de la indiferencia: para no pensar que todo está bien si yo estoy bien; para comprender que lo que cuenta no es la aprobación, la búsqueda del éxito o del consenso, sino la limpieza del corazón y de la vida; para volver a encontrar la identidad cristiana, es decir el amor que sirve, no el egoísmo que se sirve. Pongámonos en camino juntos, como Iglesia, recibiendo la Ceniza —también nosotros nos convertiremos en ceniza— y teniendo fija la mirada en el Crucificado. Él, amándonos, nos invita a dejarnos reconciliar con Dios y a volver a Él, para encontrarnos a nosotros mismos. L’OSSERVATORE ROMANO página 16 viernes 12 de febrero de 2016, número 6 En el jubileo sacar dinero del bolsillo VIENE DE LA PÁGINA 1 cual habitar y de la cual extraer el sustento. La idea central es que la tierra pertenece originalmente a Dios y ha sido confiada a los hombres (Cf. Gén 1, 28-29), y por eso ninguno puede atribuirse la posesión exclusiva, creando situaciones de desigualdad. Esto, hoy en día, podemos pensarlo y volverlo a pensar; cada uno en su corazón creo que tiene demasiadas cosas. Pero ¿por qué no dejar a quienes no tienen nada? El diez por ciento, el cincuenta por ciento... Yo digo: que Espíritu Santo inspire a cada uno de vosotros. Con el jubileo, quien se había vuelto pobre volvía a tener lo necesario para vivir, y quien se había hecho rico restituía al pobre lo que le había quitado. El fin era una sociedad basada en la igualdad y la solidaridad, donde la libertad, la tierra y el dinero se convirtieran en un bien para todos y no sólo para algunos, como sucede ahora, si no me equivoco... Más o menos, las cifras no son seguras, pero el ochenta por ciento de la riqueza de la humanidad está en manos de menos del veinte por ciento de la población. Es un jubileo —y esto lo digo recordando nuestra historia de salvación— para convertirse, para que nuestro corazón se haga más grande, más generoso, más hijo de Dios, con más amor. Os digo una cosa: si este deseo, si el jubileo no llega a los bolsillos, no es un verdadero jubileo. ¿Lo entendéis? ¡Y esto está en la Biblia! No lo inventa este Papa: está en la Biblia. El fin —como dije— era una sociedad basada en la igualdad y la solidaridad, donde la libertad, la tierra y el dinero se convirtiesen en un activo para todos y no para algunos. De hecho, el jubileo tenía la función de ayudar al pueblo a vivir una fraternidad concreta, hecha de ayuda recíproca. Podemos decir que el jubileo bíblico era un «jubileo de misericordia», porque era vivido en la bús- queda sincera del bien del hermano necesitado. En la misma línea, también otras instituciones y otras leyes gobernaban la vida del pueblo de Dios, para que se pudiese experimentar la misericordia del Señor a través de la de los hombres. En esas normas encontramos indicaciones válidas también hoy, que nos hacen reflexionar. Por ejemplo, la ley bíblica prescribía el pago del «diezmo» que era destinado a los Levitas, encargados del culto, los cuales no tenían tierra, y a los pobres, los huér- fuente de nutrimiento y de vida. «La tierra es mía, y vosotros sois emigrantes y huéspedes en mi tierra» (Lev 25, 23). Somos todos huéspedes del Señor, en espera de la patria celeste (Cf. Heb 11, 13-16; 1 Pe 2,11)», llamados a hacer habitable y humano el mundo que nos acoge. Y ¡cuantas «primicias» quien es afortunado podría donar a quien está en dificultad! ¡Cuántas primicias! Primicias no sólo de los frutos de los campos, sino de todo otro producto del trabajo, de los sueldos, de los y angustia llevan a las familias! Y muchas veces, en su desesperación, muchos hombres terminan en el suicidio porque no lo soportan y no tienen esperanza, no tienen la mano extendida que les ayude; sólo la mano que viene a hacerles pagar los intereses. Es un grave pecado la usura, es un pecado que grita en la presencia de Dios. El Señor en cambio ha prometido su bendición a quien abre la mano para dar con generosidad (Cf. Dt 15,10). Él le dará el doble, tal vez no en dinero, sino en otras fanos, las viudas (Cf. Dt 14, 22-29). Es decir, se preveía que la décima parte de la cosecha, o de lo proveniente de otras actividades, fuese dada a quienes estaban sin protección y en estado de necesidad, favoreciendo así condiciones de relativa igualdad dentro de un pueblo en el cual todos deberían comportarse como hermanos. Estaba también la ley concerniente a las «primicias». ¿Qué es esto? La primera parte de la cosecha, la parte más preciosa, debía ser compartida con los Levitas y los extranjeros (Cf. Dt 18, 4-5; 26, 1-11), que no poseían campos, así que también para ellos la tierra fuese ahorros, de tantas cosas que se poseen y que a veces se desperdician. Esto también sucede hoy. A la Limosnería apostólica llegan muchas cartas con un poco de dinero: «Esta es una parte de mi sueldo para ayudar a otros». Y esto es bonito; ayudar a los demás, a las instituciones de beneficencia, a los hospitales, a las residencias de ancianos...; dar también a los emigrantes, los que son extranjeros y están de paso. Jesús estuvo de paso en Egipto. Y precisamente pensando en esto, la Sagrada Escritura exhorta con insistencia a responder generosamente a los pedidos de préstamos, sin hacer cálculos mezquinos y sin pretender intereses imposibles: «Si un hermano tuyo se empobrece y no se puede mantener, lo sustentarás como al emigrante o al huésped, para que pueda vivir contigo. No le exigirás interés ni recargo, sino que temerás a tu Dios y dejarás vivir a tu hermano contigo. No le prestarás dinero con interés ni le darás víveres con recargo» (Lev 25, 35-37). Esta enseñanza es siempre actual. ¡Cuántas familias están en la calle, víctimas de la usura! Por favor, recemos porque en este Jubileo el Señor elimine del corazón de todos nosotros este deseo de tener más, la usura. Que se vuelva a ser generosos, grandes. ¡Cuántas situaciones de usura estamos obligados a ver y cuánto sufrimiento cosas, pero el Señor siempre te dará el doble. Queridos hermanos y hermanas, el mensaje bíblico es muy claro: abrirse con coraje al compartir, y ¡esto es la misericordia! Y si queremos la misericordia de Dios comencemos a hacerla nosotros. Es esto: comencemos a hacerla nosotros entre conciudadanos, entre familias, entre los pueblos, entre los continentes. Contribuir en realizar una tierra sin pobres quiere decir construir una sociedad sin discriminación, basada en la solidaridad que lleva a compartir cuanto se posee, en una distribución de los recursos fundada en la fraternidad y en la justicia. Tuits del Papa en Pontifex_es 8 FEB [10.30 AM] Entrar por la Puerta Santa significa descubrir la profundidad de la misericordia del Padre, que busca a cada uno personalmente 11 FEB [7.37 AM] En México miraré a los ojos de María y le suplicaré que no deje de mirarnos con misericordia. A Nuestra Madre confío desde ahora mi viaje
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