l`o sse rvator e romano

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L’OSSERVATORE ROMANO
EDICIÓN SEMANAL
Unicuique suum
Año XLVIII, número 6 (2.452)
EN LENGUA ESPAÑOLA
Non praevalebunt
Ciudad del Vaticano
12 de febrero de 2016
Papa Francisco inicia su 12º viaje apostólico hacia México con escala en Cuba
La misericordia no conoce fronteras
Y en La Habana histórico encuentro con el Patriarca ortodoxo ruso
Catequesis del 10 de febrero: «Si el
jubileo no llega a los bolsillos, no es
un verdadero jubileo»: en la
audiencia general del miércoles de
ceniza el Papa recordó que el año
santo debe servir para «combatir la
pobreza y la desigualdad». En la
reflexión propuesta a los fieles
reunidos en la plaza de San Pedro ,
Francisco habló de la historia jubileo,
que tiene sus raíces en la Biblia
como ocasión para promover la
justicia y el compartir.
Queridos hermanos y hermanas,
¡buenos días y buen camino de
Cuaresma!
Es bonito y también significativo tener esta audiencia precisamente el miércoles de Ceniza. Comenzamos el camino de la Cuaresma y hoy nos detenemos sobre la
antigua institución del «jubileo»,
es una cosa antigua, testificada en
la Sagrada Escritura. Lo encontramos particularmente en el Libro
del Levítico, que lo presenta como
un momento culminante de la vida religiosa y social del pueblo de
Israel.
Cada 50 años, «el día de la Expiación» (Lev 25, 9), cuando la
misericordia del Señoreara invocada sobre todo el pueblo, el son de
la trompeta anunciaba un gran
evento de liberación. De hecho,
leemos en el Libro del Levítico:
«Declararéis santo el año cincuenta y promulgaréis por el país la liberación para todos sus habitantes. Será para vosotros un jubileo:
cada uno recobrará su propiedad y
retornará a su familia […] En este
año jubilar cada uno recobrará su
propiedad» (25, 10.13). Según estas
disposiciones, si alguno había sido
obligado a vender su tierra o su
casa, en el jubileo podía retomar
la posesión; y si alguno había contraído deudas y, no podía pagarlas, hubiese sido obligado a ponerse al servicio del acreedor, podía regresar libre a su familia y recuperar todas las propiedades.
Era una especie de «indulto general», con el cual se permitía a
todos regresar a la situación originaria, con la cancelación de todas
las deudas, la restitución de la tierra, y la posibilidad de gozar de
nuevo de la libertad propia de los
miembros del pueblo de Dios. Un
pueblo «santo», donde las prescripciones como la del jubileo servían para combatir la pobreza y la
desigualdad, garantizando una vida digna para todos y una justa
distribución de la tierra sobre la
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Del abrazo con Kirill al encuentro con
el pueblo mexicano
La Cuaresma
en el mensaje papal
Por ENZO BIANCHI
El Papa Francisco mantendrá un
histórico encuentro con el Patriarca
ruso Kiril en Cuba. Este encuentro,
según el comunicado de la Sala
stampa vaticana, ha sido «preparado
desde hace tiempo, será el primero
en la historia y marcará una etapa
importante en las relaciones entre
las dos iglesias». «La Santa Sede y
el Patriarcado de Moscú desean que
sea una señal de esperanza para todos los hombres de buena voluntad.
Invitando a todos los cristianos a rezar con fervor para que Dios bendiga este encuentro, que de buenos
frutos», concluye. El Patriarcado como la Santa Sede están trabajando a
esta reunión desde hace dos años
con mayor intensidad, según desveló
padre Lombardi.
La Cuaresma es un tiempo privilegiado, tanto para cada cristiano
como para toda la Iglesia, para
poner por obra la verdad: poner
por obra la verdad encontrando y
reencontrando lo esencial de la
vida cristiana y liberándose del
«algo más» que «viene del Maligno» (Mt 5, 37); poner por obra
la verdad purificando el propio
modo de hablar de la mentira;
poner por obra la verdad descubriendo la unidad entre decir y
hacer, entre palabra y acción, ambas llamadas a obedecer al gran
mandamiento del amor al prójimo. El Papa Francisco, en el
Mensaje para la Cuaresma, indica
los elementos fundamentales para
poner por obra la verdad, que es
vital para llegar a la conversión:
la escucha de la palabra profética,
el conocimiento de la misericordia de Dios y, en consecuencia,
«practicar la misericordia».
Siempre en el principio para el
cristiano está la escucha, así como
para Dios «en el principio es la
Palabra» (cf. Jn 1, 1). Por eso, toda la vida cristiana está bajo el
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viernes 12 de febrero de 2016, número 6
En el Ángelus, el Pontífice invoca la paz para Siria y denuncia el atroz crimen de la trata de personas
La lógica del pescador
Y pide a los fieles que recen por el próximo viaje y por el encuentro con el patriarca Kirill
«Ir a buscar, “pescar” a los hombres y
las mujeres»: esta es «la lógica que
guía la misión de Jesús y la misión de
la Iglesia». Lo explicó el Papa
Francisco antes del rezo del Ángelus
con los fieles reunidos en la plaza de
San Pedro.
Queridos hermanos
¡buenos días!
y
hermanas,
El Evangelio de este domingo
cuenta —en la redacción de san Lucas— la llamada de los primeros discípulos de Jesús (Lc 5, 1-11). El hecho tiene lugar en un contexto de
vida cotidiana: hay algunos pescadores sobre la orilla del mar de Galilea,
los cuales, después de una noche de
trabajo sin pescar nada, están lavando y organizando las redes. Jesús sube a la barca de uno de ellos, la de
Simón, llamado Pedro, le pide separarse un poco de la orilla y se pone
a predicar la Palabra de Dios a la
gente que se había reunido en gran
número. Cuando terminó de hablar,
le dice a Pedro que se adentre en el
mar para echar las redes. Simón ya
había conocido a Jesús y había experimentado el poder prodigioso de
su palabra, por lo que le contestó:
«Maestro, hemos estado bregando
toda la noche y no hemos recogido
nada; pero, por tu palabra, echaré
las redes» (v. 5). Y su fe no se ve decepcionada: de hecho, las redes se
llenaron de tal cantidad de peces
que casi se rompían (cf. v. 6).
Frente a este evento extraordinario, los pescadores se asombraron.
Simón Pedro se arrojó a los pies de
Jesús diciendo: «Señor, apártate de
mí, que soy un pecador» (v. 8). Ese
signo prodigioso le convenció de
que Jesús no es sólo un maestro formidable, cuya palabra es verdadera y
poderosa, sino que Él es el Señor, es
la manifestación de Dios. Y esta cercana presencia despierta en Pedro un
fuerte sentido de la propia mezquin-
el pescador de Galilea, poniendo su
confianza en esta palabra, deja todo
y sigue a Aquel que se ha convertido
en su Maestro y Señor. Y así hicieron también Santiago y Juan, compañeros de trabajo de Simón. Esta
es la lógica que guía la misión de Jesús y la misión de la Iglesia: ir a
buscar, «pescar» a los hombres y las
mujeres, no para hacer proselitismo,
sino para restituir a todos la plena
dignidad y libertad, mediante el perdón de los pecados. Esto es lo esencial del cristianismo: difundir el
amor regenerante y gratuito de Dios,
con actitud de acogida y de misericordia hacia todos, para que cada
uno puede encontrar la ternura de
Dios y tener plenitud de vida. Y
aquí, especialmente, pienso en los
confesores: son los primeros que tienen que dar la misericordia del Padre siguiendo el ejemplo de Jesús.,
como han hecho los dos frailes santos, padre Leopoldo y padre Pío.
El Evangelio de hoy
nos interpela: ¿sabemos fiarnos verdaderaLa condición de pecador requiere que el
mente de la palabra
del Señor? ¿O nos deSeñor no se aleje de él, igual que un
jamos desanimar por
médico no se puede alejar del enfermo
nuestros fracasos? En
este Año Santo de la
Misericordia estamos
dad e indignidad. Desde un punto llamados a confortar a cuantos se
de vista humano, piensa que debe sienten pecadores e indignos frente
haber distancia entre el pecador y el al Señor y abatidos por los propios
Santo. En verdad, precisamente su errores, diciéndoles las mismas palacondición de pecador requiere que el bras de Jesús: «No temas». Es más
Señor no se aleje de él, de la misma grande la misericordia del Padre que
forma en la que un médico no se tus pecados. ¡Es más grande, no temas! Que la Virgen María nos ayude
puede alejar de quien está enfermo.
a comprender cada vez más que ser
La respuesta de Jesús a Simón Pe- discípulos significa poner nuestros
dro es tranquilizadora y decidida: pies en las huellas dejadas por el
«No temas; desde ahora serás pesca- Maestro: son las huellas de la gracia
dor de hombres» (v. 10). Y de nuevo divina que regenera vida para todos.
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Unicuique suum
EN LENGUA ESPAÑOLA
Non praevalebunt
GIOVANNI MARIA VIAN
director
Sigo con viva preocupación la dramática situación de la población civil afectada por los violentos combates en la amada Siria y
obligada a abandonar
todo para huir de los
Sólo una solución política del conflicto
horrores de la guerra.
Deseo que, con geneen Siria será capaz
rosa solidaridad, se dé
de garantizar un futuro de reconciliación
la ayuda necesaria para asegurar su supervivencia y dignidad,
Saludo a todos los peregrinos, a
mientras hago un llamamiento a la
comunidad internacional para que los grupos parroquiales y a las asono ahorre ningún esfuerzo para lle- ciaciones procedentes de Italia, Esvar con urgencia a la mesa de nego- paña, Portugal, Ecuador, Eslovaquia
ciación a las partes implicadas. Sólo y otros países. ¡Son muchos para
una solución política del conflicto enumerarlos todos! Cito sólo a los
será capaz de garantizar un futuro jóvenes de conformación de la dióde reconciliación y de paz a ese quecesis de Treviso, Padua, Cuneo, Lorido y martirizado país, por el que
os invito a rezar mucho; y también di, Como y Crotone. Y saludo a la
ahora, todos juntos, rezamos a la comunidad sacerdotal del Colegio
Virgen por la amada Siria: Dios te mexicano de Roma, con otros mexicanos: gracias por vuestro comproSalve María...
miso de acompañar con la oración el
viaje apostólico en México que realiQueridos hermanos y hermanas:
zaré dentro de pocos días y también
Hoy, en Italia, se celebra la Jorna- el encuentro que tendré en La Hada por la Vida, sobre el tema «La bana con mi querido hermano Kirimisericordia hace florecer la vida».
ll.
Me uno a los obispos italianos para
A todos os deseo un feliz domindesear por parte de varios sujetos
institucionales, educativos y sociales go. Por favor, no os olvidéis de rezar
un renovado compromiso a favor de por mí. ¡Buen almuerzo y hasta
la vida humana desde la concepción pronto!
TIPO GRAFIA VATICANA EDITRICE
L’OSSERVATORE ROMANO
don Sergio Pellini S.D.B.
Giuseppe Fiorentino
subdirector
Ciudad del Vaticano
[email protected]
www.osservatoreromano.va
Al término de la oración, después de
haber hecho una serie de llamamientos
—por la paz en Siria, por la protección
de la vida humana, por el fin de la
trata de personas— el Papa dirigió sus
felicitaciones a los pueblos de Extremo
Oriente, que celebran el nuevo año
lunar. Después pidió a los fieles que
recen por el próximo viaje en México y
por el encuentro con el patriarca Kirill
en La Habana.
hasta su natural ocaso. Nuestra sociedad debe ser ayudada a sanar de
todos los atentados contra la vida,
mediante un cambio interior, que se
manifiesta también a través de las
obras de misericordia. Saludo y animo a los profesores universitarios de
Roma y a cuantos están comprometidos en testimoniar la cultura de la
vida.
Mañana se celebra la Jornada de
oración y reflexión contra la trata de
personas, que ofrece a todos la oportunidad de ayudar a los nuevos esclavos de hoy a romper las pesadas
cadenas de la explotación para reapropiarse de su libertad y dignidad.
¡Pienso especialmente en muchas
mujeres y hombres, y en tantos niños! Es necesario hacer todo lo posible para acabar con este crimen, y
esta vergüenza intolerable.
Y mañana, en el Extremo Oriente
y en varias partes del mundo, millones de hombres y mujeres celebran
el nuevo año lunar. A todos les deseo que experimenten serenidad y
paz en el seno de sus familias, que
constituyen el primer lugar en el que
se viven y se transmiten los valores
del amor y de la fraternidad, de la
convivencia y del compartir, de la
atención y del cuidado del otro. Que
el nuevo año pueda llevar frutos de
compasión, misericordia y solidaridad. Y a estos hermanos y hermanas
nuestras de Extremo Oriente que
mañana celebrarán el año lunar, les
saludamos con un aplauso desde
aquí.
director general
Servicio fotográfico
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Redacción
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222-C. Col. Villa Lázaro Cárdenas. CP 14370. Del. Tlalpan. México, D.F.; teléfono + 52 55 2652 99 55,
fax + 52 55 5518 75 32; e-mail: [email protected].
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e-mail: [email protected].
número 6, viernes 12 de febrero de 2016
L’OSSERVATORE ROMANO
página 3
Satisfacción tras el anuncio del encuentro entre el Papa Francisco y el Patriarca Kirill
Esperado desde hace mucho tiempo
Un «encuentro histórico» y un «paso más hacia la unidad» de los cristianos. De esta forma el cardenal arzobispo de Esztergom-Budapest, el
cardenal Péter Erdő, presidente del
Consejo de las conferencias episcopales de Europa (CCEE), definió el
encuentro entre Francisco y el patriarca de Moscú Kirill. En una carta de felicitación dirigida al líder ortodoxo, el purpurado señaló que este «histórico encuentro, que sella felizmente décadas de diálogo entre la
Santa Sede y el patriarcado de la
Iglesia ortodoxa rusa, también alienta a la CCEE a invertir en este el diálogo. Junto con el metropolita Ilarione di Volokolamsk, presidente del
Departamento de relaciones eclesiásticas exteriores del Patriarcado de
Moscú, hemos trabajado mucho para la creación y la realización del Forum europeo católico, instancia eclesial dirigida a promover una mejor
colaboración pastoral entre la Iglesia
católica y las Iglesias ortodoxas en
Europa, y de la que ya se está preparando la quinta edición». La Iglesia
en Europa, añade el cardenal Erdő,
«ve este evento como un paso más
hacia la unidad y el testimonio común de los cristianos».
Los obispos católicos de Cuba recibieron con alegría la noticia, que
en el marco de los esfuerzos llevados
a cabo por el Papa Francisco para
promover una «cultura del encuentro, del diálogo y de la reconciliación». Recordando, en este sentido,
no sólo el viaje realizado por el Papa
el pasado septiembre en Cuba junto
con el compromiso de la Santa Sede
para reconstruir finalmente las relaciones entre La Habana y Estados
Unidos, sino también la anunciada
participación del Papa en la conmemoración de los quinientos años de
la reforma luterana.
Este encuentro entre el primado
de la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa rusa ha tenido un eco importante en la comunidad ecuménica de
Taizé. Al escuchar la noticia, el
prior, el hermano Alois, escribió una
breve oración para la «comunión de
la Iglesia», difundida a través de la
página web de la comunidad. En
ella, se encomienda al Espíritu Santo
la tarea de «sostener» y «alentar» al
Papa Francisco Francisco y al patriarca Kirill es este encuentro «esperado desde hace mucho tiempo».
Y se renueva el llamamiento hecho a
todos los bautizados, para convertirse en «constructores de paz en la familia humana».
Sobre la importancia extraordinaria de la cita cubana también ha hablado Enzo Bianchi, prior de la comunidad de Bose. En una reflexión
que aparece en la web de «Familia
Cristiana», Bianchi señala en particular, que esta reunión se llevará a
cabo «en obediencia al Evangelio de
Cristo, en un contexto en el que Roma y Moscú piden oraciones al Señor, que rogó a sus discípulos que
buscasen, viviesen y custodiasen la
unidad que sólo en Dios encuentra
su cumplimiento y su sello». En esta
perspectiva, añade, la nueva fase de
las relaciones entre Roma y Moscú
«se convierte en un modelo a seguir:
es fruto de un diálogo perseguido
con santa tozudez y aceptado con
humildad evangélica». Para el prior
de Bose, con Bergoglio se ha abierto
una nueva fase. «El encuentro —sostiene Bianchi— es fruto del ecumenismo concreto de Francisco que se
nutre, sí, de profundidad evangélica,
pero que no utiliza la confianza en
el Espíritu como excusa para no dar
un paso, aquí en la tierra».
Videomensaje en vísperas del viaje a México
Como misionero de misericordia
El Papa Francisco desea ir a México
como «misionero de la misericordia y
de la paz»: lo explica en un
videomensaje difundido antes de la
visita a este país donde permanecerá
del 12 al 18 de febrero. A
continuación el texto del mensaje.
Queridos hermanos:
en cuestión de minutos dio la vuelta
al mundo, del encuentro que Francisco y el patriarca ortodoxo de
Moscú tendrán en suelo cubano, refiriéndose a este como un acontecimiento histórico y una fase más del
camino emprendido con determinación por el Papa Francisco para derribar las barreras entre los pueblos
y las religiones. Para el secretario
ejecutivo y portavoz del episcopado,
José Félix Pérez, el evento previsto
para el 12 de febrero en el aeropuerto internacional José Martí tendrá
«gran significado histórico», porque
«después de siglos de alejamiento
será un encuentro que significará
mucho de punto de vista del diálogo
entre las religiones». Pero, sobre todo, en un comunicado enviado a la
agencia Efe, el sacerdote muestra
que este acontecimiento se inscribe
Cuando ya falta muy poco para
mi viaje a México, estoy contento,
siento una gran alegría. Siempre tuve un recuerdo especial en mi oración por todos los mexicanos. Los
llevo dentro de mi corazón, ahora
podré visitarlos y pisar esa bendita
tierra, tan amada de Dios, y tan
querida de la Virgen María.
Es posible que ustedes se pregunten: ¿Y qué pretende el Papa
con este viaje? La respuesta es inmediata y sencilla: Deseo ir como
misionero de la misericordia y de la
paz; encontrarme con ustedes para
confesar juntos nuestra fe en Dios y
compartir una verdad fundamental
en nuestras vidas: que Dios nos
quiere mucho, que nos ama con un
amor infinito, más allá de nuestros
méritos. Quiero estar lo más cerca
posible de ustedes, pero de modo
especial de todos aquellos que su-
fren, para abrazarlos y decirles que
Jesús los quiere mucho, que Él
siempre está a su lado.
Me alegra saber que se están preparando para el viaje con mucha
oración. La oración ensancha nuestro corazón y lo prepara para recibir los dones de Dios. La oración
ilumina nuestros ojos para saber ver
a los demás como los ve Dios, para
amar como ama Dios. Les agradezco mucho que recen también por
mí, pues lo necesito.
¿Quieren que les confíe otro de
mis deseos más grandes? Poder vi-
sitar la casa de la Virgen María.
Como un hijo más, me acercaré a la
Madre y pondré a sus pies todo lo
que llevo en el corazón. Es lindo
poder visitar la casa materna, y sentir la ternura de su presencia bondadosa. Allí la miraré a los ojos y le
suplicaré que no deje de mirarnos
con misericordia, pues ella es nuestra madre del Cielo. A ella le confío
desde ahora mi viaje y a todos ustedes, mis queridos hermanos mexicanos.
Que Jesús los bendiga y la Virgen santa los cuide.
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viernes 12 de febrero de 2016, número 6
A los frailes capuchinos Francisco les habla de la figura del confesor
El gran perdonador
El mismo hábito, barbas símiles, igual el cordón
franciscano en las caderas. Cientos de hermanos
menores capuchinos de los dos santos Pío de
Pietrelcina y Leopoldo Mandiĉ —cuyos restos
permanecieron del 5 al 11 de febrero expuestos para
la veneración de los fieles en la basísilica vaticana —
participaron en la misa presidida por el Papa
Francisco el martes 9 de febrero por la mañana en el
altar de la Cátedra. Los capuchinos —sacerdotes,
hermanos laicos, guiados por el ministro general, el
padre Mauro Jöhri— animaron la liturgia. Junto
con el Papa concelebraron ocho cardenales, entre los
cuales, Pietro Parolin, secretario de Estado, y catorce
En la liturgia de la Palabra
de hoy encontramos dos actitudes. Una actitud de grandeza delante de Dios, que se
expresa en la humildad del
rey Salomón; y otra actitud,
de mezquindad, que es descrita por el mismo Jesús: como hacían los doctores de la
ley, para los que todo era
preciso, y que dejaban aparte
la ley para observar sus pequeñas tradiciones.
Vuestra tradición de capuchinos es una tradición de
perdón, de dar el perdón.
Entre vosotros hay muchos
buenos confesores: porque se
sienten
pecadores,
como
nuestro fray Cristóbal. Saben
que son grandes pecadores y
delante de la grandeza de
Dios continuamente rezan:
«Escucha Señor y perdona»
(cf. 1 Re 8, 30). Y porque saben rezar así, saben perdonar.
En cambio cuando alguien se
olvida de la necesidad que
tiene de perdón, lentamente
se olvida de Dios, se olvida
de pedir perdón y no sabe perdonar.
El humilde, quien se siente pecador,
es un gran perdonador en el confesonario. Los otros, como estos doctores de la ley que se sienten «los
El humilde, quien se siente
pecador es un gran perdonador
en el confesonario
puros», los maestros, solamente saben condenar.
Os hablo como hermano, y en vosotros querría hablarle a todos los
confesores, especialmente en este
Año de la Misericordia: el confesonario es para perdonar.
Y si tú no puedes dar
la absolución —hago
esta hipótesis— por favor no «varees». La
persona que viene, viene a buscar consuelo,
perdón y paz en su alma; que encuentre a
un padre que lo abraza, que le dice: «Dios
te quiere mucho» y
¡que se lo haga sentir!
Me disgusta decirlo,
pero cuánta gente —
creo que la mayoría de
nosotros lo hemos oído— dice: «No voy
más a confesarme porque una vez me hicieron estas preguntas,
arzobispos y obispos. Subieron al altar durante la
consagración el cardenal capuchino Sean Patrick
O'Malley, arzobispo de Boston, el ministro general,
los padres provinciales del Veneto y de la Puglia los
hermanos menores capuchinos, respectivamente
Roberto Genuin y Francesco Colacelli, y los dos
rectores de los santuarios de San Giovanni Rotondo
y Padua. En la oración de los fieles se rezó por el
Papa y la Iglesia, por los confesores, por los pobres y
quienes sufren y por las clarisas. Al final, el padre
Jöhri dirigió un breve saludo al Papa, en el que
destacó la importancia del ejemplo de dos santos
capuchinos, Pío y Leopoldo, quienes fueron servidores
me hicieron esto…». Por favor...
Pero vosotros capuchinos tenéis
este don especial del Señor: perdonar. Y os pido: ¡no os canséis de
perdonar! Me acuerdo de uno que
conocí en mi otra diócesis, un hombre de
gobierno, que después,
acabado
su
tiempo de gobierno
como guardián y provincial, a los 70 años
fue enviado a un santuario a confesar. Este hombre tenía
una fila de gente, todos, todos: sacerdotes, fieles, ricos, pobres, ¡todos!
Un gran perdonador. Siempre encontraba el modo de perdonar o al
menos de dejar esa alma en paz con
y modelos de la misericordia. El ministro general, a
continuación, señaló la gran participación de los fieles
que en fila esperaron durante horas para venerar las
reliquias de los dos santos. En particular, el padre
Jöhri recordó que el «pequeño Leopoldo, de alma
sensible» fue una oferta viva por la unidad de los
cristianos. Seguramente, agregó el ministro general,
también el sacrificio de Mandiĉ contribuyó al
histórico encuentro entre el Papa y el Patriarca kirill
el 12 de febrero. Por último, en nombre de todos los
capuchinos, confirmó el filial afecto y las oraciones
por las intenciones del Pontífice.
Hay muchos lenguajes en
la vida: el lenguaje de la palabra, pero también el lenguaje de los gestos. Si una
persona se acerca a mí, al
confesonario, es porque siente algo que le pesa, que quiere quitarse. Quizás no sabe
cómo decirlo, pero el gesto es
este. Si esta persona se acerca
es porque quiere cambiar, y
lo dice con el gesto de acercarse. No es necesario hacer
preguntas: «¿Pero tú, tú...?».
Y si una persona viene es
porque en su alma quisiera
no hacerlo más. Pero muchas
veces no pueden, porque están condicionados por su psicología, por su vida y su situación... «Ad impossibilia nemo tenetur».
Corazón amplio... El perdón... El perdón es una semilla, es una caricia de Dios.
Tened confianza en el perdón
de Dios. ¡No caed en el pelagianismo! «Tú tienes que hacer esto, esto, esto….». Vosotros tenéis ese carisma de
confesores. Hay que retomarlo y renovarlo siempre. Y sed grandes perdonadores, porque quien no sabe
perdonar termina como estos doctores del Evangelio: es una gran con-
un abrazo. Y una vez lo encontré y
me dijo: «Escúchame, tú que eres
obispo, tú puedes decírmelo: yo creo
que peco porque perdono mucho y
me viene este escrúpulo...» — «¿Y
por qué?» — «No sé,
pero siempre encuentro cómo perdonar...»
O haces el oficio de Jesús, que perdona
— «¿Y qué haces
dando la vida o haces
cuando
te
sientes
el oficio del diablo que condena y acusa
así?» — «Voy a la capilla delante del tabernáculo y le digo al Señor: Discúlpame Señor, perdóname, denador, que siempre acusa... ¿Y
creo que hoy he perdonado demasia- quién es el gran acusador en la Bido. Pero Señor, ¡has sido Tú quien blia? ¡El diablo! O haces el oficio de
me ha dado el mal ejemplo!». Sed Jesús, que perdona dando la vida, y
hombres de perdón, de reconcilia- la oración, tantas horas allí sentado,
como [san Leopoldo e san Pío]; o
ción y de paz.
haces el oficio del diablo que condena y acusa... No sé, no logro
deciros otra cosa. En
vosotros, se lo digo a
todos, a todos los sacerdotes que van a
confesar. Si no os sentís capaces, sed humildes y decid: «No, no,
yo celebro la Misa,
limpio el suelo, pero
no confieso porque no
sé hacerlo bien». Y pedid al Señor la gracia,
la gracia que pido para
cada uno de vosotros,
para todos vosotros,
para todos los confesores y también para mí.
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número 6, viernes 12 de febrero de 2016
página 5
En la misa del miércoles de Ceniza el Papa pide vencer la hipocresía, la mundanidad y la indiferencia
Tiempo para podar
«Que la Cuaresma sea un tiempo de
beneficiosa “podadura” de la falsedad,
de la mundanidad, de la indiferencia»:
es la esperanza expresada por el Papa
durante la misa celebrada el 10 de
febrero por la tarde, miércoles de
Ceniza, en la basílica de San Pedro,
para la atribución del mandato a los
misioneros de la misericordia.
La Palabra de Dios, al inicio del
camino cuaresmal, dirige a la Iglesia
y a cada uno de nosotros dos invitaciones.
La primera es la invitación de san
Pablo: «Dejaos reconciliar con Dios»
(2 Cor 5, 20). No es simplemente un
buen consejo paterno y tampoco sólo una sugerencia. Es una auténtica
súplica en nombre de Cristo: «Os
suplicamos en nombre de Cristo: dejaos reconciliar con Dios» (ibíd.).
¿Por qué un llamamiento tan solemne y sentido? Porque Cristo sabe
cuán frágiles y pecadores somos, conoce la debilidad de nuestro corazón; lo ve herido por el mal que hemos cometido y sufrido; sabe cuánto
necesitamos el perdón, sabe que necesitamos sentirnos amados para realizar el bien. Nosotros solos no podemos hacerlo: por ello el Apóstol
no nos dice que hagamos algo, sino
que nos dejemos reconciliar por Dios,
que le permitamos perdonarnos, con
confianza, porque «Dios es más
grande que nuestro corazón» (1 Jn
3, 20). Él derrota el pecado y nos levanta de la miseria, si se las entregamos. Nos corresponde a nosotros reconocernos necesitados de misericordia: es el primer paso del camino
cristiano. Se trata de entrar a través
de la puerta abierta que es Cristo,
donde nos espera Él mismo, el Salvador, y nos ofrece una vida nueva y
gozosa.
Puede haber algunos obstáculos
que cierran las puertas del corazón.
Está la tentación de blindar las puertas, o sea de convivir con el propio
pecado, minimizándolo, justificándose siempre, pensando que no somos
peores que los demás. Así, sin embargo, se bloquean las cerraduras
del alma y quedamos encerrados
dentro, prisioneros del mal. Otro
obstáculo es la vergüenza de abrir la
puerta secreta del corazón. La vergüenza, en realidad, es un buen síntoma, porque indica que queremos
tomar distancia del mal; pero nunca
debe transformarse en temor o en
miedo. Y hay una tercera insidia: la
de alejarnos de la puerta. Esto sucede
cuando nos escondemos en nuestras
miserias, cuando hurgamos continuamente, relacionando entre sí las
cosas negativas, hasta llegar a sumergirnos en los sótanos más oscuros
del alma. De este modo llegamos a
convertirnos incluso en familiares de
la tristeza que no queremos, nos desanimamos y somos más débiles ante
las tentaciones. Esto sucede porque
permanecemos solos con nosotros
mismos, encerrándonos y escapando
de la luz. Y sólo la gracia del Señor
nos libera. Dejémonos, entonces, reconciliar, escuchemos a Jesús que dice a quién está cansado y oprimido
«venid a mí» (Mt 11, 28). No permanecer en uno mismo, sino ir a Él.
Allí hay descanso y paz.
En esta celebración están presentes los Misioneros de la Misericordia,
para recibir el mandato de ser signos
e instrumentos del perdón de Dios.
Queridos hermanos, que podáis ayudar a abrir las puertas del corazón, a
superar la vergüenza, a no huir de la
luz. Que vuestras manos bendigan y
vuelvan a levantar a los hermanos y
a las hermanas con paternidad; que
a través de vosotros la mirada y las
manos del Padre se posen sobre los
hijos y curen sus heridas.
Hay una segunda invitación de
Dios, que, por medio del profeta
Joel, dice: «Volved a mí con todo el
corazón» (2, 12). Si hay necesidad de
volver es porque nos hemos alejado.
Es el misterio del pecado: nos hemos alejado de Dios, de los demás, de
nosotros mismos. No es difícil darse
cuenta de ello: todos sabemos cuánto nos cuesta tener verdadera confianza en Dios, confiar en Él como
Padre, sin miedo; cuán difícil es
amar a los demás, sin llegar a pensar
mal de ellos; cómo nos cuesta realizar nuestro bien verdadero, mientras
que nos atraen y seducen muchas
realidades materiales, que desaparecen y al final nos empobrecen. Junto
a esta historia de pecado, Jesús inauguró una historia de salvación. El
Evangelio que abre la Cuaresma nos
invita a ser sus protagonistas abrazando tres remedios, tres medicinas
que curan del pecado (cf. Mt 6, 16.16-18). En primer lugar la oración,
expresión de apertura y de confianza
en el Señor: es el encuentro personal
con Él, que acorta las distancias
creadas por el pecado. Rezar signifiSIGUE EN LA PÁGINA 15
La Cuaresma en el mensaje papal
VIENE DE LA PÁGINA 1
primado de la escucha y requiere
una escucha orante, obediente, activa. Los profetas de la Antigua
Alianza habían afirmado que «mejor es obedecer que sacrificar» (1
Sam 15, 22), porque abre al conocimiento del Dios vivo, hace nacer la
confianza en un Dios fiable, genera
el amor por él y por su voluntad.
Cuando el creyente en la escucha
inicia el propio camino de conocimiento del Señor, conoce ante todo
su misericordia, sentimiento de un
padre (hesed) con vísceras de misericordia (rehem-rahamim), amor visceral siempre fiel que no decae jamás,
incluso cuando el creyente o la comunidad cristiana en su conjunto
llegan a contradecir el amor de
Dios hasta romper la alianza. Sí, el
comportamiento misericordioso de
Dios con el pecador no es justicia
ni retributiva ni meritocrática, sino
voluntad de que el pecador no
muera sino que viva, se convierta y
viva la comunión con su Señor (cf.
Ez 18, 23; 33, 11).
Este conocimiento del amor misericordioso de Dios nos lo dio plenamente Jesús, el Hijo que nos
contó a Dios (exeghésato, en Jn 1,
18): él, crucificado, quiso ser «contado entre los pecadores» (Is 53, 12;
Lc 22, 37), como siempre había vivido, alcanzándolos en su lejanía. Por
eso Pablo, con admiración y por
experiencia personal, podrá anunciar: «Siendo nosotros todavía pe-
cadores, Cristo murió por nosotros», y «cuando éramos enemigos,
fuimos reconciliados con Dios»
(Rom 5, 8. 10). Esta es la misericordia de Dios con nosotros, que debemos conocer y experimentar para
convertirnos nosotros mismos en
hombres y mujeres misericordiosos
con los demás.
Así, el Papa Francisco nos recuerda que debemos «practicar la misericordia» con nuestro prójimo con
actos concretos y cotidianos. Así
como el samaritano «practicó la misericordia» (Lc 10, 37), así también
estamos llamados a hacer en la cotidianidad, en la historia, porque
junto a nosotros está siempre el pobre concreto: hambriento, desnutrido, en fuga, extranjero, descartado,
olvidado, último… Nuestra conciencia humana, educada por la palabra de Dios, debe aprender a ver,
a «distinguir al pobre» (cf. Sal 41,
2), para sentirse responsable y realizar acciones que liberen, alivien y
consuelen de los males que afligen
a los pobres. Acciones u obras de
misericordia para los cuerpos y las
vidas psíquicas y espirituales de los
demás, que son siempre cuerpo y
espíritu íntimamente unidos. Pero
para el Papa —no lo olvidemos— los
pobres no son sólo los primeros
destinatarios de nuestra caridad, sino que son también una cátedra
magistral, porque pueden enseñarnos lo que no sabemos, o sea, la
«sabiduría de la cruz» (cf. 1 Cor 1,
17-18) que ignora quien no es po-
bre. Por otra parte, en el centro de
la historia, según la visión de Juan,
está el Cordero inocente, degollado
pero vencedor de la muerte (cf. Ap
5, 7-14; 7, 17), emblema de toda víctima, de todo perseguido, de todo
justo no reconocido. Los pobres
son —el Papa Francisco no deja de
decirlo— la carne de Cristo, son la
zarza ardiente en la que Dios está
presente y ante el cual es necesario
arrodillarse (cf. Éx 3, 1-6).
Pero es significativo que entre los
pobres el Papa nos invite a poner
también a los ricos: ¿por qué? Primero, porque antes o después en la
vida se entra a formar parte de la
categoría de los pobres, por la enfermedad, la ancianidad, el aislamiento, las desgracias de la vida.
Luego, porque el rico, no sabiendo
reconocerse pobre, de hecho es más
mísero que los mismos pobres. El
rico que no ve al hermano necesitado, es ciego; si no escucha el grito
de los pobres, es sordo; si no sabe
compartir lo que tiene, está destinado a una soledad desesperada. Que
los ricos lo sepan: el pobre que encontramos es uno que los llama a la
conversión, es uno que pasa mendigando la conversión, es un verdadero maestro que nos «hace una señal», nos indica un camino de salvación. Moisés, los profetas, y sobre
todo el Evangelio, siguen exhortándonos siempre: «Dejaos convertir, y
pedid: “Conviértenos, Señor, y nosotros nos convertiremos”» (Lam 5,
21).
L’OSSERVATORE ROMANO
página 6
viernes 12 de febrero de 2016, número 6
A los misioneros de la misericordia el Papa explica cómo hacer el confesor
Cubrir al pecador con la manta de la Misericordia
«Estáis llamados a expresar la
maternidad de la Iglesia» dijo el
Papa a los misioneros de la
misericordia a los que encontró el
martes 9 de febrero por la tarde en la
Sala regia y en la Sala ducale del
Palacio Apostólico. A continuación, el
Pontífice recordó a los sacerdotes y
religiosos que recibirán el mandato el
miércoles de ceniza: «Ser confesor,
según el corazón de Cristo, equivale a
cubrir al pecador con la manta de la
misericordia, para que ya no se
avergüence y para que pueda recobrar
la alegría de su dignidad filial».
Queridos hermanos sacerdotes, ¡buenas tardes!
Os encuentro con gran placer antes
de daros el mandato de ser misioneros de la Misericordia. Este es un
signo de especial importancia porque caracteriza el Jubileo y permite
que todas las Iglesias locales vivan
el misterio insondable de la misericordia del Padre. Ser misionero de la
Misericordia es una responsabilidad
que se os confía porque requiere de
vosotros que seáis en primera persona testigos de la cercanía de Dios y
de su forma de amar. No a nuestra
modo, siempre limitado y, a veces
contradictorio, sino a su manera de
amar y a su manera de perdonar que
es, precisamente, la misericordia. Me
gustaría ofrecer algunas breves reflexiones, para que el mandato que recibiréis pueda llevarse a cabo de manera coherente y como una ayuda
concreta para las muchas personas
que se acercarán a vosotros.
Antes de nada deseo recordaros
que en este ministerio estáis llamados a expresar la maternidad de la
Iglesia. La Iglesia es Madre porque
siempre genera nuevos hijos en la fe;
la Iglesia es Madre porque nutre la
fe; y la Iglesia es Madre también
porque ofrece el perdón de Dios, regenerando a una nueva vida, fruto
de la conversión. No podemos correr el riesgo de que un penitente no
perciba la presencia materna de la
Iglesia que lo acoge y lo ama. Si faltara esta percepción, debido a nuestra rigidez, sería un daño grave en
primer lugar para la fe misma, porque impediría al penitente considerarse incluido en el Cuerpo de Cristo. Además, limitaría mucho su sentirse parte de una comunidad. En
cambio, nosotros estamos llamados a
ser expresión viva de la Iglesia que,
como Madre, acoge a quien se acerque a ella, sabiendo que a través de
ella es incluido en Cristo. Al entrar
en el confesonario, recordemos siempre que es Cristo quien acoge, es
Cristo quien escucha, es Cristo
quien perdona, es Cristo quien da
paz. Nosotros somos sus ministros, y
siempre necesitamos ser perdonados
por Él primero. Por lo tanto, sea
cual sea el pecado que se confiese —
o que la persona no se atreve a decir
pero con que lo dé a entender es suficiente— cada misionero está llamado a recordar la propia existencia de
pecador y a ofrecerse humildemente
como «canal» de la misericordia de
Dios. Y, os confieso fraternalmente
que para mí es una fuente de alegría
la confesión del 21 de septiembre del
53, que reorientó mi vida. ¿Qué me
dijo el sacerdote? No lo recuerdo.
Recuerdo una sonrisa, y luego no sé
qué pasó. Pero es acoger como padre…
Otro aspecto importante es saber
ver el deseo de perdón presente en
el corazón del penitente. Es un deseo fruto de la gracia y de su acción
en la vida de las personas, que permite sentir la nostalgia de Dios, de
su amor y de su casa. No nos olvidemos de que es precisamente este
deseo el que se encuentra en el inicio de la conversión. El corazón se
dirige a Dios reconociendo el mal
realizado, pero con la esperanza de
obtener el perdón. Y este deseo se
refuerza cuando se decide en el corazón cambiar de vida y no querer
pecar más. Es el momento en que
uno se confía a la misericordia de
Dios, y se tiene plena confianza en
que nos entienda, nos perdone y nos
sostenga. Concedamos gran espacio
a este deseo de Dios y de su perdón;
hagamos que emerja como una verdadera expresión de la gracia del Es-
Quisiera, por último, recordar un
elemento del que no se habla mucho, pero que es, por el contrario,
determinante: la vergüenza. No es
fácil ponerse frente a otro hombre,
incluso sabiendo que representa a
Dios, y confesar el propio pecado.
Se siente vergüenza tanto por lo que
se ha cometido, como por tener que
confesarlo a otro. La vergüenza es
un sentimiento íntimo que incide en
la vida personal y que exige por parte del confesor una actitud de respeto y de ánimo. Muchas veces la vergüenza te deja mudo y.... El gesto, el
lenguaje del gesto. Desde las primeras páginas, la Biblia habla de la
vergüenza. Después del pecado de
Adán y Eva, el autor sagrado observa de inmediato: «Se les abrieron los
ojos a los dos y descubrieron que estaban desnudos; y entrelazaron hojas
de higuera y se las ciñeron» (Gen 3,
7). Le primera reacción de esta vergüenza es la de esconderse delante
de Dios (cf. Gén 3, 8-10).
píritu que mueve a la conversión del
corazón. Y aquí recomiendo entender no sólo el lenguaje de la palabra, sino también el de los gestos. Si
alguien viene a confesarse es porque
siente que hay algo que debería quitarse pero que tal vez no logra decirlo, pero tú comprendes.. y está bien,
lo dice así, con el gesto de venir.
Primera condición. Segunda, estar
arrepentido. Si alguien viene a ti es
porque querría no caer en estas situaciones, pero no se atreve a decirlo, tiene miedo de decirlo y después
no puedo hacerlo. Pero si no puede
hacerlo, ad impossibilia nemo tenetur.
Y el Señor entiende estas cosas, el
lenguaje de los gestos. Los brazos
abiertos, para entender lo que está
en el corazón que no puede ser dicho o dicho así ... un poco es la vergüenza... me entendéis. Vosotros recibís a todos con el lenguaje con el
que pueden hablar.
Hay otro pasaje del Génesis que
me llama la atención, y es la historia
del arca de Noé. Todo lo conocemos, pero rara vez se recuerda el
episodio en el que él se emborrachó.
Noé en la Biblia se considera un
hombre justo; sin embargo, no está
exento de pecado: su estar ebrio nos
hace darnos cuenta de lo mucho que
él también era débil, hasta el punto
de menoscabar su dignidad, que la
Escritura expresa con la imagen de
la desnudez. Dos de sus hijos, sin
embargo, toman el manto y lo cubren para restituirle la dignidad de
padre (cf. Gén 9, 18-23).
Este pasaje me hace decir lo importante que es nuestro papel en la
confesión. Frente a nosotros hay una
persona «desnuda», con su debilidad y sus límites, con la vergüenza
de ser un pecador, y muchas veces
sin lograr decirlo. No lo olvidemos:
frente a nosotros no hay pecado, sino el pecador arrepentido, el peca-
dor que quisiera no ser así, pero no
puede. Una persona que siente el
deseo de ser acogida y perdonada.
Un pecador que promete que ya no
quiere alejarse de la casa del Padre y
que, con las pocas fuerzas que le
quedan, quiere hacer de todo para
vivir como hijo de Dios. Por lo tanto, no estamos llamados a juzgar,
con un sentimiento de superioridad,
como si nosotros fuésemos inmunes
al pecado; al contrario, estamos llamados a actuar como Sem y Jafet,
los hijos de Noé, que tomaron una
manta para salvaguardar al propio
padre de la vergüenza. Ser confesor,
según el corazón de Cristo, equivale
a cubrir al pecador con la manta de
la misericordia, para que ya no se
avergüence y para que pueda recobrar la alegría de su dignidad filial y
pueda saber dónde se encuentra.
No es, pues, con el mazo del juicio que lograremos llevar a la oveja
perdida al redil sino con la santidad
de vida que es principio de renovación y de reforma en la Iglesia. La
santidad se nutre de amor y sabe llevar sobre sí el peso de los más débiles. Un misionero de la misericordia
lleva siempre sobre sus hombros al
pecador, y lo consuela con la fuerza
de la compasión. Y el pecador que
va allí, la persona que va allí, encuentra a un padre. Vosotros habéis
escuchado, yo también he oído, a
mucha gente que dice: «No, yo no
voy más, porque fui una vez y el cura me vareó, me regañó mucho, o
fui y me hizo preguntas un poco oscuras, de curiosidad». Por favor, esto no es el buen pastor, este es el
juez que cree que tal vez no ha pecado, o es el pobre enfermo que fisgonea con preguntas. A mí me gusta
decirle a los confesores: si no se la
acoge con el corazón de padre, no
vayas al confesonario, mejor haz otra
cosa. Porque se puede hacer mucho
daño, mucho mal, a un alma si no
se cumple con el corazón de un padre, con el corazón de la Madre
Iglesia. Hace unos meses hablando
con un sabio cardenal de la curia romana sobre las preguntas que algunos sacerdotes hacen en la confesión, él me dijo: «Cuando una persona comienza y veo que quiere tirar
algo fuera, y me doy cuenta, le digo:
¡Comprendo!, ¡Esté tranquilo! ". Y
hacia adelante. Esto es un padre.
Os acompaño en esta aventura
misionera, dándoos como ejemplo
dos santos ministros del perdón de
Dios, san Leopoldo y san Pío —ahí
entre los italianos hay un capuchino
que se parece mucho a san Leopoldo: pequeña, con barba...—, junto a
muchos otros sacerdotes que en su
vida han sido testigos de la misericordia de Dios. Ellos os ayudarán.
Cuando sintáis el peso de los pecados que os confiesan, y la limitación
de vuestra persona y de vuestras palabras, confiad en la fuerza de la misericordia que sale al encuentro de
todos como amor y que no conoce
fronteras. Y decid como muchos
santos confesores: «Señor, yo perdono, ponlo en mi cuenta». Que os
ayude la Madre de la Misericordia y
os proteja en este servicio así de precioso. Que os acompañe mi bendición; y vosotros, por favor, no os olvidéis de rezar por mí. Gracias.
número 6, viernes 12 de febrero de 2016
L’OSSERVATORE ROMANO
página 7
Conferencia sobre el celibato
El sacerdote ordenado in persona Christi
PIETRO PAROLIN
Me urge poner en evidencia la «conveniencia especial» que la Iglesia reconoce entre celibato y sacerdocio.
En este sentido, entonces, el celibato es en primer lugar una ocasión
de seguimiento discipular y de conformación especial a Cristo.
Como los Apóstoles, llamados por
Jesús «para que estuvieran con él
(Marcos 3, 14), el sacerdote vive la
realidad del celibato como un espacio de escucha y de relación privilegiada con el Señor; en el silencio y
en la intimidad, el discípulo ve crecer el amor por el Maestro y une la
propia vida a la suya, transformándola con vistas a las exigencias de la
misión que el Maestro mismo le encomienda.
El sacerdote célibe es tal por estar
conformado sacramentalmente a
Cristo, pastor y siervo, sacerdote, cabeza y esposo de la Iglesia.
Así resulta más fácil comprender
cómo el celibato es conveniente para
el sacerdote en la misión que se le
encomienda, como he recordado
más arriba.
En el celibato el sacerdote es libre
para amar a todos en Cristo, sin vincularse especialmente a nadie.
Es una libertad para amar que se
concreta no solo en los sentimientos,
sino sobre todo en las acciones, que
nace en el corazón y fluye en la vida
de cada día.
Lejos de entender la ausencia de
una relación única, o privilegiada,
como la matrimonial, por ejemplo,
como índice de relaciones «ligeras»,
jamás profundizadas, el celibato
constituye para el sacerdote la oportunidad de hacerse cargo cada vez,
en profundidad y verdad, de las per-
sonas y de las situaciones que encuentra en razón de su ministerio.
En una afectividad bien cuidada,
tal amor es también libre, en el sentido de que no se convierte en deseo
de posesión o apego excesivo; precisamente porque ama a Cristo, el sacerdote, fiel a la propia misión, obra
como un instrumento en las manos
de Dios, para unir a él y a su Iglesia
las personas.
Es hermoso ver a personas y comunidades afeccionadas a su pastor,
pero gracias a él enamoradas sobre
todo de Cristo y dispuestas a continuar siguiendo solo a Cristo.
Un sacerdote que ama en la libertad no teme, pues, traslados o nuevos encargos, aun con la comprensible fatiga humana de la separación
de algunas personas concretas.
También en el cambio de lugar y
situaciones, se percibirá como discípulo encaminado detrás del Maestro, por un camino que es unitario y
para siempre, y en esto no percibirá
interrupciones o fracturas; el suyo
será un ininterrumpido camino discipular, del que cualquier cambio representa una etapa, y en la unidad
de él encuentra su racionalidad.
En fin, me agrada pensar el celibato sacerdotal como una libertad
para servir.
Así como Jesús invitó a los discípulos a no confiar en los bienes y en
los instrumentos humanos (cf. Mt
10, 9-10) con vistas a su misión, así
también el celibato representa este
«viajar ligero» para llegar a todos,
llevando sólo el amor de Dios. Conformado a Cristo pastor, el sacerdote
estará siempre en camino para servir
al pueblo.
El celibato es una vocación que
en la Iglesia latina se considera especialmente conveniente para quienes
están llamados al ministerio sacerdotal. Es la ocasión para que el sacerdote viva una afectividad rica, para
su camino personal y para el ejercicio de su misión; no es ausencia de
relaciones profundas, sino espacio
para ellas. Es un «camino de libertad», que el discípulo sacerdote realiza junto con Cristo, sostenido y
animado por su gracia, en favor de
la Iglesia y del mundo.
La espiritualidad célibe del presbítero es una propuesta «positiva»,
constructiva, que tiende a que el
pueblo de Dios tenga siempre pastores radicalmente libres del riesgo de
la corrupción y del aburguesamiento.
Al mismo tiempo, reconocer la altura que esta propuesta comporta,
no la hace exclusiva. La Iglesia católica, en efecto, jamás ha impuesto a
las Iglesias orientales la elección del
celibato.
Por otra parte, también ha permitido excepciones a lo largo de la historia, como en el caso de los pastores luteranos, calvinistas o anglicanos casados que, acogidos en
la Iglesia católica, han
obtenido una dispensa
para recibir el sacramento del orden.
Esto ya sucedió durante el pontificado de
Pío XII, en 1951. Más
recientemente,
en
2009, el motu proprio
Anglicanorum coetibus,
de Benedicto XVI, autorizó la constitución
de ordinariatos en los
territorios de la Iglesia
latina, donde ejercen
exministros
anglicanos, ordenados sacerdotes católicos. También después de la intensa emigración de
católicos de Oriente
Medio, en junio de 2014, el Papa
Francisco, con el decreto Pontificia
praecepta de clero uxorato orientali,
consintió a los sacerdotes casados
orientales trabajar en las comunidades cristianas de la diáspora, por
tanto, fuera de sus territorios tradicionales, abrogando precedentes prohibiciones.
Además, en la situación actual se
evidencia a menudo, especialmente
en algunas áreas geográficas, una
suerte de «emergencia sacramental»,
causada por la falta de sacerdotes.
Esto ha suscitado en muchos sectores el interrogante sobre la eventualidad de ordenar a los así llamados viri probati.
Aunque la problemática no parece
irrelevante, ciertamente no hay que
dar soluciones presurosas y sólo sobre la base de las urgencias.
Es verdad que las exigencias de la
evangelización, juntamente con la
historia y la multiforme tradición de
la Iglesia, dejan abierto el escenario
a debates legítimos, si motivados
por el anuncio del Evangelio y conducidos de modo constructivo, con
tal que se salvaguarden siempre la
belleza y la altura de la elección del
celibato.
En efecto, el celibato es un don
que requiere ser acogido y cuidado
con gozosa perseverancia, para que
pueda dar plenamente sus frutos.
Para vivirlo proficuamente, es necesario que cada sacerdote siga sintiéndose discípulo en camino durante toda la vida, y a veces necesitado
de redescubrir y reforzar su relación
con el Señor, y, también, de dejarse
«curar».
L’OSSERVATORE ROMANO
número 6, viernes 12 de febrero de 2016
páginas 8/9
Las Patronas y su ayuda a los migrantes que se dirigen al Norte
Papa Francisco en México con escala en Cuba
Un tren llamado la bestia
Agenda del 12º
viaje apostólico
Atraviesa México y representa la vía principal de la migración entre América Central y los Estados Unidos
Son palabras de Norma Romero VásPor SILVINA PÉREZ
quez, que, mientras habla, se encuentra
Parece imposible que haya todavía junto a las vías teniendo en las manos
quienes parten cuando la muerte por el tres botellas atadas con una cuerda. La
camino a recorrer se ha convertido ya Bestia chirría sobre las vías mientras
en una historia habitual. Y sin embar- entra en la estación, los ruidos se amgo, cada año son miles los que empren- plifican. La tensión crece. La carga huden una carrera dramática que comien- mana que ha llegado hasta allí ha recoza con un salto y tiene un solo objeti- rrido ya centenares de kilómetros utilivo: la frontera norte. Hay un tren que zando todo tipo de medios: los propios
atraviesa México de Sur a Norte pasan- pies, embarcaciones, autocares y una de
do por cuatro mil kilómetros entre bos- las líneas ferroviarias conectadas con
ques y desiertos hasta el Río Grande y Ciudad de México, principal vía de
transporte para centenares de migrantes provenientes de América CenEn la desolación del viaje un punto
tral y cuya meta es Estados Unidos.
de esperanza y de alivio está representado
Aferrados al tren van
por la pequeña ciudad de Guadalupe
cientos y cientos de personas: montados sobre el
o La Patrona, en el Estado de Veracruz
techo de los vagones o
en el sur de México
también colgados del
costado del tren junto al
cual se encuentra la muque transporta a la mayor parte de los jer se estiran hacia el vacío cogiéndose
migrantes hacia la estación donde se de los bordes de las aberturas y de
llega al último obstáculo para alcanzar otros asideros. Al oír los pitidos del
su sueño. «La Bestia» —así se da en lla- tren que se avecina, Norma pone mamar comúnmente el tren que realiza es- nos a la obra. Unas cucharadas de
te itinerario, con su carga de dolor— arroz en una bolsa de plástico bien
merece su nombre: muertes y mutila- anudada y una botella de agua, todo
ciones por accidentes están a la orden ello lanzado con pericia desde el costadel día, junto a extorsiones, homicidios do de las vías a través de los portones
y violaciones.
abiertos de los vagones de mercancías,
Miles son los migrantes que desapa- con su carga de hombres, mujeres, nirecen simplemente en la nada. Los ni- ños y esperanzas.
ños y las mujeres están más expuestos a
En la desolación del viaje, un punto
los peligros del viaje. «Hay que experi- de esperanza y de alivio está represenmentar la pobreza para comprenderlo. tado por la pequeña ciudad de GuadaLa necesidad de creer que hay algo más lupe (o La Patrona), en el Estado de
que la miseria y el abandono es más Veracruz, en el sur de México. Menos
fuerte que cualquier muro, que cual- de cuatro mil habitantes entre montaquier río, que cualquier mafia, que ñas y bosques, una carretera estatal que
cualquier crisis». Es la fuerza de quie- une las pequeñas ciudades de Amatlán
nes no tienen nada que perder.
de los Reyes, Coetzala y Cuichapa.
Las Patronas —como su comunidad
ha dado en llamar a estas mujeres— trabajan juntas para ofrecer comidas sencillas a los centenares de migrantes que
atraviesan su territorio a bordo de trenes de mercancías que circulan día a
día de Sur a Norte en dirección a los
Estados Unidos.
Norma Romero Vásquez es la líder
del grupo. El documental Las Patronas,
realizado por Javier García, es la historia de un grupo de campesinas mexicanas que no hicieron como si nada pasara en relación con el tren de mercancías
que pasa por su aldea llevando a miles
de personas desde los países de Centroamérica hasta la frontera con los Estados Unidos.
En poco más de quince años, Guadalupe se ha convertido en la Lampedusa latinoamericana. Una aldea pequeña pero que representa un punto
neurálgico de la migración entre América Central y los Estados Unidos. «Muchos años atrás el tren no llevaba gente
—relata la más anciana de las mujeres,
delgada, con la piel arrugada por una
vida transcurrida cortando caña de azúcar—, pero después comenzaron a subirse al tren, cada vez más. Parecían
moscas pegadas a los vagones. Creo
que lo que hacemos por ellos se debe a
la enseñanza de nuestros padres: respetar a las personas y, sobre todo, amarlas. Amar no cuesta nada».
El objetivo de la cámara enfoca ahora a un muchacho: está sobre el techo
del tren en marcha, sentado sobre el
vagón en movimiento. El viento le hace
temblar la camiseta. «Cuando no se
puede mantener a la familia, uno se
marcha fuera. Venimos de Nicaragua,
El Salvador, Guatemala, Honduras.
Quiero ir a los Estados Unidos de
América para trabajar y dar de comer a
mis hijos. No me importa tener la residencia, solo me importa su futuro».
Subirse al tren no es fácil. En estos
trenes se transportan materias primas y
productos agrícolas junto con aquellos
mismos que han intervenido en su extracción y que irán a procesarlos con su
trabajo en las grandes fábricas del Norte. Quienes lo han vivido cuentan acerca de jóvenes que quedan mutilados o
que apenas logran evitar las ruedas del
tren. Está también la historia de Carlos
María, de 26 años, ingresado en Ciudad de México. El tren en movimiento
le cortó la pierna derecha por debajo
de la rodilla cuando, como muchos
otros compañeros suyos, cayó agotado
sobre las vías. Soñaba reunirse con su
Los vecinos querían denunciarlas.
«¿Qué mal hacíamos dando de nuestra
comida a gente hambrienta? No había
organizaciones humanitarias». Era el
año de 1995. Tendrán que pasar casi
veinte años para que llegaran los reconocimientos. El obispo de la diócesis
de Saltillo, México, Mons. José Raúl
Vera López, fue uno de los primeros
que pidió un reconocimiento internacional para este grupo de mujeres que
trabajan gratuitamente a favor de los
migrantes. Para las Patronas pasar de la
palabra a la acción ha significado desafiar los lugares comunes sobre la inmigración que rigen en el pensamiento de
sus mismos conciudadanos: a menudo,
las mujeres, además de preparar la comida para los indocumentados, hospedan a los migrantes que se encuentran
en condiciones críticas de salud tras
días y días de viaje expuestos a la intemperie. Desde el Gobierno no llega
ayuda alguna: el «comedor» que levantaron Norma y sus hermanas fue construido en un terreno que es propiedad
de su padre, sin ayuda municipal o estatal alguna.
«Para huir de los controles, los clandestinos intentan atravesar el desierto
de Arizona, donde la temperatura llega
incluso a los cincuenta grados, o bien
el río, que tiene corrientes fortísimas.
Esto ha aumentado el número de las
muertes por deshidratación o ahogamiento entre los que intentan entrar ilefamilia en California, un sueño que ha galmente a los Estados Unidos. Y eso
quedado trunco y brutalmente despe- siempre que no caigan víctimas de las
dazado. Sentado en una silla junto a su garras de los llamados «polleros», los
cama del hospital relata el «pequeño» traficantes de vidas humanas. «Los
incidente que le impedirá para siempre «pasadores» —agrega Rosa, voluntaria
tener una existencia normal. Saltando desde hace más de diez años en el grusobre la pierna que le ha quedado dice po—, después de haber cobrado cifras
en una toma de primer plano, como si enormes, a menudo los «despluman» y
nada pasara: «Volveré a Los Ángeles». los abandonan en el desierto».
Resulta emotivo el material de archivo
Entre tanto llegan otras personas a
en el que intentan encaramarse al tren ayudar, como la cuñada de Norma:
«Yo pensaba: por qué
voy a tener que hacerlo? Hasta que un día
En poco más de quince años, Guadalupe
se detuvo un tren cargado de más de quise ha convertido en la Lampedusa
nientas personas, y tulatinoamericana. Una aldea pequeña
ve miedo. Muchos comenzaron a descender
pero que representa un punto neurálgico
de los vagones y rode la migración entre América Central
dearon mi furgón. En
ese momento comy los Estados Unidos
prendí que no querían
robarme ni golpearme,
sino que lo que buscados padres que se pasan la hijita de po- ban era solo ayuda. Me pedían ayuda.
cos años, mientras esta grita.
Ver a esa mujer que se arrodillaba de«Un día —explica Norma— nos acer- lante de la puerta de casa: no podré olcamos al tren y los hombres nos grita- vidarlo nunca más. Solo habría que
ron: «Madre, tenemos hambre». Regre- arrodillarse delante de Dios, y, en camsé a casa y dije: «Tenemos que darles bio, la desesperación obliga a estas percomida». No sabíamos quiénes eran». sonas a suplicar para recibir ayuda».
Eran migrantes que afrontaban un viaje
Norma se conmueve al recordar una
de veinte días bajo el sol y la lluvia ha- historia que le relataron. Se trata de un
cia la esperanza. Algunos no comían muchacho que, agotado tras días de
desde hacía cinco días, estaban cansa- frío y de ayuno, se había dormido feliz
dos, hambrientos. La familia de Norma porque, gracias a ellas, había podido
puso manos a la obra: prepararon bote- saciar su hambre. Pero el tren frenó
llas con agua, arroz, tortillas. Cocina- bruscamente, y cayó. Sus compañeros
ron judías con tomate para hacerlas de viaje cuentan que murió lleno de
más sabrosas. Después, se acercaron de agradecimiento, sabiendo que en el
nuevo a las vías. «Cuando el maquinis- mundo existe gente de corazón. «Si no
ta nos vio y el tren comenzó a pitar, la estuviésemos nosotras —comenta Norgente se asomó. Entonces comenzamos ma—, podrían pensar que no hay más
a lanzar la comida y el agua».
esperanza».
VIERNES 12
DE FEBRERO DE
2016
07.45 Salida del aeropuerto de Roma/Fiumicino hacia La Habana, Cuba
14.00 Llegada al aeropuerto internacional José Martí de La Habana
14.15 Encuentro privado con S.S.
Kiril, Patriarca de Moscú y de toda
Rusia
17.45 Visita al Hospital pediátrico
«Federico Gómez»
LUNES 15
DE FEBRERO DE
2016
7.30 Salida en avión hacia Tuxtla
Gutiérrez
9.15 Traslado en helicóptero a San
Cristóbal de Las Casas
16.30 Firma de la Declaración conjunta
10.15 Santa Misa con las comunidades indígenas de Chiapas en el Centro deportivo municipal
17.10 Saludo de despedida entre
S.S. Kiril y el Santo Padre
13.00 Almuerzo con representantes
de indígenas y el séquito papal
17.30 Salida del aeropuerto de La
Habana hacia Ciudad de México
15.00 Visita a la Catedral de San
Cristóbal de las Casas
19.30 Llegada al aeropuerto internacional «Benito Juárez» de la Ciudad
de México. Acogida oficial
15.35 Traslado en helicóptero a Tuxtla Gutiérrez
SÁBAD O 13
DE FEBRERO DE
2016
16.15 Encuentro con las familias en
el estadio «Víctor Manuel Reyna» de
Tuxtla Gutiérrez
9.30 Ceremonia de bienvenida en el
Palacio Nacional
18.10 Salida en avión hacia la Ciudad de México
Visita de cortesía al Presidente de la
República
20.00 Llegada al aeropuerto de la
Ciudad de México
10.15 Encuentro con las autoridades,
la sociedad civil y el cuerpo diplomático
MARTES 16
11.30 Encuentro con los obispos de
México en la Catedral
17.00 Santa Misa en la Basílica de
Guadalupe
D OMINGO 14
DE FEBRERO DE
2016
DE FEBRERO DE
2016
7.50 Salida en avión hacia Morelia
10.00 Santa Misa con sacerdotes,
religiosas, religiosos, consagrados y
seminaristas, en el estadio «Venustiano Carranza»
15.20 Visita a la Catedral
10.15 Traslado en helicóptero a Ecatepec
16.30 Encuentro con los jóvenes en
el estadio «José María Morelos y Pavón»
11.30 Santa Misa en el área del
Centro de Estudios de Ecatepec
18.30 Salida en avión hacia la Ciudad de México
Ángelus
14.00 Almuerzo con el séquito papal en el seminario diocesano de Ecatepec
16.45 Traslado en helicóptero a la
Ciudad de México
17.15 Llegada a Ciudad de México
19.35 Llegada a Ciudad de México
MIÉRCOLES 17
DE FEBRERO DE
2016
8.35 Salida en avión hacia Ciudad
Juárez
10.00 Llegada al aeropuerto internacional «Abraham González» de
Ciudad Juárez
10.30 Visita al Centro de Readaptación
Social (Cereso) número 3
12.00 Encuentro con
el mundo del trabajo
en el Colegio de Bachilleres del Estado de
Chihuahua
16.00 Santa Misa en
el área de la feria de
Ciudad Juárez
19.00 Ceremonia de
despedida en el aeropuerto
internacional
de Ciudad Juárez
19.15
Salida
avión
hacia
ma/Ciampino
JUEVES 18
DE 2016
en
Ro-
DE FEBRERO
14:45 Llegada al aeropuerto
de
Roma/Ciampino
L’OSSERVATORE ROMANO
página 10
viernes 12 de febrero de 2016, número 6
COMUNICACIONES
Audiencias pontificias
El Santo Padre ha recibido en audiencia:
Jueves, día 14
—A monseñor Giovanni D’Aniello,
arzobispo titular de Paestum, nuncio
apostólico en Brasil.
—A monseñor Marek Zalewski, arzobispo titular de África, nuncio
apostólico en Zimbabwe.
—A monseñor Héctor Miguel Cabrejos Vidarte, O.F.M., arzobispo de
Representaciones
pontificias
El Papa ha nombrado nuncio
apostólico en Moldavia a monseñor MIGUEL MAURY BUENDÍA,
arzobispo titular de Itálica, nuncio apostólico en Rumanía.
MIGUEL MAURY BUENDÍA nació en Madrid (España) el 19 de
noviembre de 1955. Recibió la ordenación sacerdotal el 26 de junio
de 1980. Benedicto XVI lo nombró
arzobispo titular de Itálica y nuncio apostólico en Kazajtán el 19
de mayo de 2008; recibió la ordenación episcopal el 12 de junio
del mismo año. Lo nombró también nuncio en Kirguizistán y en
Tayikistán el 12 de julio sucesivo.
El Papa Francisco lo nombró
nuncio en Rumanía el 5 de diciembre de 2015.
El Santo Padre ha nombrado
nuncio apostólico en el Principado de Mónaco a monseñor LUIGI
PEZZUTO, arzobispo titular de Torre de Proconsolare, nuncio apostólico en Bosnia y Herzegovina y
en Montenegro.
LUIGI PEZZUTO nació en
Squinzano, archidiócesis de Lecce
(Italia), el 30 de abril de 1946.
Recibió la ordenación sacerdotal
el 25 de septiembre de 1971. Entró
en el servicio diplomático de la
Santa Sede el 1 de abril de 1978.
Juan Pablo II lo nombró arzobispo titular de Torre de Proconsolare y nuncio apostólico en Congo
y Gabón el 7 de diciembre de
1996; recibió la ordenación episcopal el 6 de enero de 1997. El
mismo Papa, 22 de mayo de 1999,
lo nombró nuncio apostólico en
Tanzania. El 2 de abril de 2005
fue trasladado a El Salvador, y el
sucesivo 7 de mayo fue nombrado
también representante pontificio
en Belice. Benedicto XVI lo nombró nuncio apostólico en Bosnia
y Herzegovina y en Montenegro
el 17 de noviembre de 2012.
Trujillo (Perú), con monseñor Norbert Klemens Strotmann Hoppe,
M.S.C., obispo de Chosica, ymonseñor Robert Francis Prevost, O.S.A.,
obispo de Chiclayo.
—Al presidente de la «Fédération
internationale
de
l’automobile»
(FIA), enviado especial de las Naciones Unidas para la seguridad vial,
Jean Todt, con el séquito.
—Al cardenal George Pell, prefecto de la Secretaría para los asuntos
económicos.
—A monseñor Luciano Russo, arzobispo titular de Monteverde, nuncio apostólico en Rwanda.
—A monseñor Hubertus Matheus
Maria van Megen, arzobispo titular
de Novaliciana, nuncio apostólico en
Sudán y en Eritrea.
—Al presidente de «Aeroporti di
Roma», doctor Fabrizio Palenzona.
Lunes, día 18
—A la presidenta honoraria de la
Fundación De Gasperi, Maria Romana De Gasperi
—A la directora general del Fondo
monetario internacional, Christine
Lagarde, con el séquito.
Viernes, día 15
—A sus altezas el Príncipe Alberto
y la princesa Charlene de Mónaco, con el séquito.
II
—Al cardenal Fernando Filoni,
prefecto de la Congregación para la
evangelización de los pueblos.
—A monseñor Giuseppe Lazzarotto, arzobispo titular de Numana,
nuncio apostólico en Israel y en
Chipre; delegado apostólico en Jerusalén y Palestina.
—A monseñor Antonio Mennini,
arzobispo titular de Ferento, nuncio
apostólico en Gran Bretaña.
—A monseñor Leo William Cushley, arzobispo de San Andrés y
Edimburgo (Escocia).
Martes, día 19
—A monseñor Luigi Pezzuto, arzobispo titular de Torre di Proconsolare, nuncio apostólico en Bosnia
y Herzegovina y en Montenegro.
—A monseñor César Daniel Fernández, obispo de Jujuy (Argentina).
—Al presidente ejecutivo de Google, Eric Schmidt.
Jueves, día 21
—Al padre Pedro Aguado Cuesta,
prepósito general de los Clérigos
Regulares Pobres de la Madre de
Dios de las Escuelas Pías (escolapios).
—Al embajador de Australia ante
la Santa Sede, John Anthony Gerard
McCarthy, en visita de despedida.
—A monseñor Eliseo Antonio
Ariotti, arzobispo titular de Vibiana,
nuncio apostólico en Paraguay.
—Al nuevo embajador de Burkina
Faso ante la Santa Sede, Robert
Compaore, con ocasión de la presentación de las cartas credenciales.
Sábado, día 16
—A monseñor Rubén Oscar Frassia, obispo de Avellaneda-Lanús
(Argentina).
—Al cardenal Marc Ouellet, P.S.S.,
prefecto de la Congregación para los
obispos.
cardenal Angelo Amato,
prefecto de la Congregación
para las causas de los santos.
—Al
S.D.B.,
Viernes, día 22
—Al presidente de la Mancomunidad de Dominica, Charles Angelo
Savarin, con la esposa y el séquito.
Al cardenal Gerhard Ludwig Müller, prefecto de la Congregación para la doctrina de la fe.
—Al administrador delegado de
Apple, Timothy Donald Cook.
—A monseñor Pio Vito Pinto, decano del Tribunal de la Rota romana
y al Colegio de los prelados auditores del Tribunal de la Rota romana.
—Al cardenal Marc Ouellet, P.S.S.,
prefecto de la Congregación para los
obispos.
Sábado, día 23
—Al nuevo embajador de la República de China ante la Santa Sede,
Matthew S.M. Lee, con ocasión de la
presentación de las cartas credenciales
—A Su Beatitud el cardenal Béchara Boutros Raï, patriarca de Antioquía de los maronitas (Líbano).
—Al prefecto Francesco Paolo
Tronca, comisario del Ayuntamiento
de Roma.
—Al cardenal Rubén Salazar Gómez, arzobispo de Bogotá (Colombia), con: monseñor Luis Augusto
Castro Quiroga, I.M.C., arzobispo de
Tunja, presidente de la Conferencia
episcopal de Colombia; monseñor
Óscar Urbina Ortega, arzobispo de
Villavicencio, vicepresidente; monseñor José Daniel Falla Robles, obispo
titular de Calama, auxiliar de Cali,
secretario general.
—A monseñor Roberto Rodríguez,
obispo emérito de La Rioja (Argentina).
Lunes, día 25
Colegio episcopal
EL PAPA
HA NOMBRAD O:
—Obispo titular de Cemeriniano y
auxiliar de Oporto (Portugal) al
presbítero ANTÓNIO AUGUSTO DE
OLIVEIRA AZEVED O.
António Augusto de Oliveira
Azevedo nació en São Pedro de
Avioso, diócesis de Oporto, el 14
de junio de 1962. Recibió la ordenación sacerdotal el 13 de julio de
1986. En su ministerio ha desempeñado, entre otros, los siguientes
cargos: vicario parroquial, capellán
militar, párroco, asesor diocesano
de la pastoral obrera, prefecto y
miembro del equipo de formadores
del seminario mayor, capellán universitario, profesor en la Universidad católica de Oporto, juez del
Tribunal eclesiástico, secretario del
Consejo presbiteral y rector del seminario mayor diocesano.
—Administrador apostólico de la
diócesis de Mannar (Sri Lanka) a
monseñor
JOSEPH
KINGSLEY
SWAMPILLAI, obispo emérito de
Trincomalee.
JOSEPH KINGSLEY SWAMPILLAI
nació en Kayts, diócesis de Jaffna,
el 9 de diciembre de 1936. Recibió
la ordenación sacerdotal el 20 de
diciembre de 1961. Juan Pablo II lo
nombró obispo de Trincomalee el
17 de marzo de 1983; recibió la ordenación episcopal el 7 de mayo
sucesivo. El Papa Francisco aceptó
su renuncia al gobierno pastoral de
dicha sede el 3 de junio de 2015.
—Al nuevo embajador de Croacia
ante la Santa Sede, Neven Pelicarić,
con ocasión de la presentación de
las cartas credenciales.
SIGUE EN LA PÁGINA 12
Curia romana
El Santo Padre ha nombrado miembro de la Administración del Patrimonio de la Sede apostólica al cardenal RICARD O BLÁZQUEZ PÉREZ,
arzobispo de Valladolid (España).
El Papa ha nombrado subsecretario
de la Administración del Patrimonio de la Sede apostólica a monseñor GIUSEPPE RUSSO, del clero de
la archidiócesis de Taranto (Italia).
número 6, viernes 12 de febrero de 2016
L’OSSERVATORE ROMANO
página 11
A los devotos de padre Pío, el Papa recuerda que la oración mueve el mundo y abre el corazón de Dios
Tenemos la llave
La oración es «la fuerza que mueve el
mundo» es la «llave que abre el
corazón de Dios». Lo recordó el Papa
Francisco a los fieles y devotos de san
Pío de Pietrelcina que se desplazaron a
Roma con ocasión de la peregrinación
jubilar de las reliquias. El Pontífice los
recibió el sábado 6 de febrero por la
mañana en la plaza de San Pedro.
Queridos hermanos
¡buenos días!
y
hermanas,
Os doy mi bienvenida —veo que
sois muy numerosos— y agradezco a
monseñor Castoro por las palabras
que me ha dirigido.
Dirijo un saludo a todos los que
habéis venido de diferentes países y
regiones, unidos por el afecto y
agradecimiento a san Pío de Pietrelcina. Le estáis muy agradecidos,
porque os ayudó a descubrir el tesoro de la vida, que es el amor de
Dios, y a experimentar la belleza del
perdón y de la misericordia del Señor. Y esto es una ciencia que tenemos que aprender todos los días,
porque es hermoso: la belleza del
perdón y de la misericordia del Señor.
Podemos decir que el padre Pío
fue un servidor de la misericordia. Lo
fue a tiempo completo, practicando,
a veces hasta el agotamiento, «el
apostolado de la escucha».
Se convirtió, a través del ministerio de la confesión, en una caricia viviente del Padre, que sana la heridas
del pecado y refresca el corazón con
la paz. San Pío nunca se cansó de
acoger a las personas y de escucharlas, de dedicar tiempo y fuerzas para
difundir el perfume del perdón del
Señor. Podía hacerlo porque estaba
siempre unido a la fuente: se aferraba continuamente a Jesús Crucificado, y así se convertía en canal de
misericordia.
Ha llevado en el corazón a tantas
personas y tantos sufrimientos,
uniendo todo al amor de Cristo que
se ha entregado «hasta el extremo»
(Jn 13, 1). Ha vivido el gran misterio
del dolor ofrecido por amor.
De este modo su pequeña gota se
convirtió en un gran río de misericordia, que ha regado muchos corazones desiertos y ha creado oasis de
vida en muchas partes del mundo.
Pienso en los grupos de oración,
que san Pío ha definido «viveros de
fe, hogares de amor»; no sólo centros de encuentro para estar bien,
ción es una fuerza que mueve el
mundo! Sin embargo, ¿creemos en
esto? Es así. ¡Haced la prueba! Esta
—añadió— «expande la sonrisa y la
bendición de Dios en cada languidez y debilidad» (2ª Conferencia Internacional de los grupos de oración
5 de mayo de 1966).
La oración, entonces, no es una
buena práctica para poner un poco
de paz en el corazón, ni tampoco un
medio devoto para obtener de Dios
lo que nos hace falta. Si fuese así,
sería movida por un egoísmo sutil:
yo rezo para estar bien, como tomarse una aspirina. No es así: «Yo rezo
para obtener esto». Esto es un negocio, no es así, la oración es otra cosa. Es otra cosa.
La oración, por el contrario, es
una obra de misericordia espiritual,
que quiere llevar todo al corazón de
Dios. «Tómalo Tú, que eres Padre»,
sería así, por decirlo de forma simple. La oración es decir: «Tómalo
Tú, que eres Padre», es simple. Esta
es la relación con el Padre.
La oración es así. Es un don de fe
y de amor, una intercesión que se
necesita como el pan. En una palabra, significa encomendar: encomendar la Iglesia, a las personas, las situaciones, al Padre
—«yo te encomiendo
esto»— para que las
cuide. Para esto la
Padre Pío fue un servidor de la
oración, como le gusmisericordia. Lo fue a tiempo completo
taba decir al Padre
practicando a veces hasta el agotamiento
Pío, es «la mejor arma
que tenemos, una llave que abre el corazón
de Dios. Una llave
con los amigos y consolarse un po- que abre el corazón de Dios: es una
co», sino hogares de amor divino. ¡Es- llave fácil. El corazón de Dios no está «blindado» como muchos medios
to son los grupos de oración!
de seguridad. Tú puedes abrirlo con
La oración, de hecho, es una au- una llave común, con la oración.
téntica misión, que trae el fuego del Porque tiene un corazón de amor,
amor a toda la humanidad. Padre un corazón de padre. Es la fuerza
Pío dijo que la oración es «una fuer- más grande de la Iglesia, que no deza que mueve el mundo». ¡La ora- bemos dejar nunca, porque la Iglesia
da fruto si hace como la Virgen y los
Apóstoles», que «perseveraban unánimes en la oración» (Hch 1, 14)
cuando esperaban el Espíritu Santo.
Perseverantes y unánimes en la oración.
importante esto: tratar la enfermedad, pero sobre todo cuidar del enfermo. Son dos cosas diferentes, y
las dos importantes: tratar la enfermedad y cuidar del enfermo.
Puede suceder que, mientras se
De lo contrario se corre el riesgo medican las heridas del cuerpo se
de apoyarse en otras cosas: en los agraven las heridas del alma, que
medios, el dinero, el
poder;
después
la
evangelización desaparece y la alegría se
El corazón de Dios no está «blindado»
apaga y el corazón se
como muchos medios de seguridad. Tú
vuelve aburrido. ¿Vopuedes abrirlo con la oración
sotros tenéis un corazón aburrido? [La
gente: ¡No!]. ¿Queréis
tener un corazón alegre? [¡Sí!]. ¡Rezad! Esta es la receta. son más lentas y a menudo difíciles
Al tiempo que os agradezco por de sanar. También los moribundos, a
veces aparentemente inconscientes,
vuestro compromiso, os animo a que participan en la oración hecha con
los grupos de oración sean «centra- fe cercana a ellos, y se confían en
les de misericordia»: centrales siem- Dios, en su misericordia. Recuerdo
pre abiertas y activas, que con el po- la muerte de un amigo sacerdote
amigo. Él era un apóstol, un hombre de Dios. Estaba en coma desde
hacía mucho tiempo, mucho tiempo...
Los médicos decían: «No sabemos
cómo aún es capaz de respirar». Llegó otro amigo sacerdote, se acercó a
él y le habló. Se escuchaba «Déjate
llevar por el Señor. Déjate llevar hacia adelante. Ten confianza, encomiéndate al Señor». Y con estas palabras, se dejó ir en paz.
Muchas personas necesitan, muchos enfermos, que se les diga palabras, que se les de caricias, que les
den fuerza para llevar a la enfermedad o ir al encuentro del Señor.
Ellos necesitan que se les ayude a
confiar en el Señor.
Estoy muy agradecido a vosotros
y a cuantos servís a los enfermos con
competencia, amor y fe viva. Pidamos la gracia de reconocer la presencia de Cristo en los enfermos y
en quienes sufren; como repetía Padre Pío, «el enfermo es Jesús». El
enfermo es Jesús. Es la carne de
Cristo.
También me gustaría extender un
saludo especial a los fieles de la Arder humilde de la oración provean quidiócesis de Manfredonia-Viestede la luz de Dios al mundo y la San Giovanni Rotondo. San Juan
Pablo II dijo que «quien acudía a
energía del amor a la Iglesia.
San Giovanni Rotondo para particiPadre Pío, que se definía solo «un
par en su misa, para pedirle consejo
pobre fraile que reza», escribió que
o confesarse, descubría en él una
la oración es «el apostolado más alimagen viva de Cristo doliente y reto que un alma pueda ejercer en la
sucitado. En el rostro del padre Pío
Iglesia de Dios» (Epistolario II, 70).
resplandecía la luz de la resurrec¡Sed siempre apóstoles alegres de la
ción». (Homilía para la beatificación
oración! La oración hace milagros.
del
padre Pío de Pietrelcina, 2 de maEl apostolado de la oración hace miyo de 1999: Enseñanzas XXII, 1
lagros.
[1999], 862). Que cualquiera que se
Al lado de la obra de misericordia acerca a vuestra hermosa tierra —yo
espiritual de los grupos de oración, quiero ir allí!— también puede ensan Pío quiso una extraordinaria contrar en vosotros ¡un reflejo de la
obra de misericordia corporal: la «Casa luz del Cielo! Muchas gracias, y os
Alivio del Sufrimiento», inaugurada pido que por favor recéis por mí.
hace 60 años. Él deseaba que no Gracias.
fuera solo un excelente hospital, siTodos juntos rezamos, llamamos a
no un templo de ciencia y de oración». En efecto, «se trata de seres la puerta del corazón de Dios que es
humanos, y los seres humanos nece- Padre de la Misericordia: Padre
sitan siempre algo más que una nuestro…
Y nosotros no somos una Iglesia
atención sólo técnicamente correcta.
Necesitan humanidad. Necesitan huérfana: tenemos una madre. Rezaatención cordial» (BENEDICTO XVI, mos a nuestra madre, rezamos a nuesEnc. Deus caritas est, 31). Es muy tra madre. Ave María...
L’OSSERVATORE ROMANO
página 12
viernes 12 de febrero de 2016, número 6
Audiencias pontificias
VIENE DE LA PÁGINA 10
Martes, día 26
—A monseñor Miguel Maury
Buendía, arzobispo titular de Italica,
nuncio apostólico en Rumanía.
—Al presidente de la República islámica de Irán, Hassan Rohani, con
el séquito.
—A monseñor Wojciech Załuski,
arzobispo titular de Diocleziana,
nuncio apostólico en Burundi.
—A monseñor Mario Antonio Cargnello, arzobispo de Salta (Argentina).
—Al embajador de Indonesia ante
la Santa Sede, Budiarman Bahar, en
visita de despedida.
—Al cardenal Giuseppe Betori, arzobispo de Florencia (Italia).
Jueves, día 28
—Al cardenal Stanisław Ryłko,
presidente del Consejo pontificio para los laicos.
—Al presidente de la República de
Togo, Faure Essozimna Gnassingbé,
con el séquito.
—A monseñor Luciano Suriani, arzobispo titular de Amiterno, nuncio
apostólico en Serbia.
—A monseñor George Panikulam,
arzobispo titular de Arpaia, nuncio
apostólico en Uruguay.
Sábado, día 30
—Al señor Leonardo DiCaprio.
—Al cardenal Marc Ouellet, P.S.S.,
prefecto de la Congregación para los
obispos.
Lunes 1 de febrero
Viernes, día 29
—A monseñor Marcelo Daniel Colombo, obispo de La Rioja (Argentina).
Lutos en el espiscopado
Monseñor CARLOS MILCÍADES VILLALBA AQUINO, obispo emérito de
San Juan Bautista de las misiones
(Paraguay), falleció el 8 de enero.
Había nacido en San Pedro de
Ycuamandyjú, diócesis de San Pedro, el 22 de agosto de 1924. Era
sacerdote desde el 28 de noviembre
de 1948. El Papa Pablo VI lo nombró obispo de San Juan Bautista
de las misiones el 25 de julio de
1978; recibió la ordenación episcopal el 3 de septiembre sucesivo.
Juan Pablo II aceptó su renuncia al
gobierno pastoral de dicha sede el
22 de julio de 1999.
Monseñor BARNABAS R. HALEM
‘IMANA, obispo emérito de Kabale
(Uganda), falleció el 4 de enero.
Había nacido en Rulangara, diócesis de Kabale, en 1929. Era sacerdote desde el 7 de diciembre de
1958. Pablo VI lo nombró obispo
—Al cardenal Domenico Calcagno,
presidente de la Administración del
Patrimonio de la Sede apostólica.
de Kabale el 29 de mayo de 1969;
recibió la ordenación episcopal el 1
de agosto del mismo año. Juan Pablo II aceptó su renuncia al gobierno pastoral de dicha sede el 15 de
julio de 1994.
Monseñor DANIEL LEO RYAN,
obispo emérito de Springfield in
Illinois (Estados Unidos), falleció
el 31 de diciembre de 2015. Había
nacido en Mankato, diócesis de
Winona, el 28 de septiembre de
1930. Era sacerdote desde el 3 de
mayo de 1956. El Santo Padre Juan
Pablo II lo nombró obispo titular
de Surista y el 13 de agosto de
1981; recibió la ordenación episcopal el 30 de septiembre sucesivo. El
mismo Papa lo nombró obispo de
Springfield in Illinois el 19 de noviembre de 1983 y aceptó su renuncia al gobierno pastoral de dicha
sede el 19 de octubre de 1999.
—A monseñor Hugo Nicolás Barbaro, obispo de San Roque de Presidencia Roque Sáenz Peña (Argentina).
—A la superiora general de la Sociedad «Hijas del Divino Salvador»,
madre Zulema Nelly Zayas.
Viernes, día 5
—Al presidente de la República de
Zambia, Edgar Chagwa Lungu, con
el séquito.
—Al cardenal Gerhard Ludwig
Müller, prefecto de la Congregación
para la doctrina de la fe.
—A monseñor Baldomero Carlos
Martini, obispo emérito de San Justo (Argentina).
—A monseñor Han Lim Moon,
obispo tituloar de Tucca de Mauritania, auxiliar de San Martín (Argentina).
Congregación para las causas de los santos
Promulgación de decretos
El 21 de enero de 2016, el Santo Padre Francisco recibió
en audiencia privada al cardenal ANGELO AMATO, S.D.B.,
prefecto de la Congregación para las causas de los santos. Durante la audiencia el Papa autorizó a la Congregación la promulgación de los siguientes decretos:
—un milagro atribuido a la intercesión del beato Estanislao de Jesús María (en el siglo: Juan Papczyński),
fundador de la congregación de los Clérigos Marianos
de la Inmaculada Concepción de la Bienaventurada Virgen María; nació el 18 de mayo de 1631 y murió el 17 de
septiembre de1701;
—un milagro atribuido a la intercesión del beato JOSÉ
GABRIEL DEL ROSARIO BRO CHERO, sacerdote diocesano;
nació el 16 de marzo de 1840 y murió el 26 de enero de
1914;
—un milagro atribuido a la intercesión del beato JOSÉ
SÁNCHEZ DEL RÍO, laico, mártir; nació el 28 de marzo de
1913 y fue asesinado el 10 de febrero de 1928;
—un milagro atribuido a la intercesión del venerable
siervo de Dios FRANCESCO MARIA GRECO, sacerdote
diocesano, fundador de la congregación de las Pequeñas
Obreras de los Sagrados Corazones; nació el 27 de julio
de 1857 y murió el 13 de enero de 1931;
—un milagro atribuido a la intercesión de la venerable
sierva de Dios ELISABETTA SANNA, laica, viuda, de la
Tercera Orden de San Francisco, miembro de la Unión
del Apostolado católico fundado por san Vicente Pallotti; nació el 23 de abril de 1788 y murió el 17 de febrero
de 1857;
—el martirio del venerable siervo de Dios ENGELMAR
UNZEITIG (en el siglo: Uberto), sacerdote profeso de la
congregación de los Misioneros de Mariannhill, nació el
1 de marzo de 1911 y fue asesinado por odio a la fe el 2
de marzo de 1945;
—el martirio de los siervos de Dios GENARO FUEYO
CASTAÑÓN, sacerdote diocesano, y 3 compañeros, laicos,
asesinados por odio a la fe en 1936;
—el martirio del siervo de Dios GIUSTO TAKAYAMA
UKON, laico; nació entre 1552 y 1553 y fue asesinado por
odio a la fe el 3 de febrero de 1615;
—las virtudes heroicas del siervo de Dios ARSENIO DE
TRIGOLO (en el siglo: Giuseppe Migliavacca), sacerdote
profeso de la Orden de Frailes Menores Capuchinos,
fundador de la congregación de las Hermana de María
Santísima Consoladora; nació el 13 de junio de 1849 y
murió el 10 de diciembre de 1909;
—las virtudes heroicas de la sierva de Dios MARÍA
LUISA DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO (en el siglo: Maria
Velotti), de la Tercera Orden de San Francisco, fundadora del instituto de las Hermanas Adoradoras de la
Santa Cruz; nació el 16 de noviembre de 1826 y murió el
3 de septiembre de 1886.
Sábado, día 6
—Al cardenal Marc Ouellet, P.S.S.,
prefecto de la Congregación para los
obispos.
Miércoles, día 10
—Al primer ministro de la República de Irak, Haydar al-Abadi, con
el séquito.
Iglesias
Orientales
Católicas
El Sínodo de los obispos de la
Iglesia arzobispal mayor siro-malabar reunido en Mount Saint
Thomas (Kerala, India), habiendo
recibido el previo asentimiento
pontificio, ha elegido canónicamente según el Código de cánones de las Iglesias orientales, canon 184, al sacerdote JOSE PULICKAL, hasta ahora protosincelo responsable para el clero, a la función de obispo auxiliar de la
eparquía de Kanjirapally de los
siro-malabares (India). Se le ha
asignado la sede titular de Lares.
JOSE PULICKAL nació en Inchiyani el 3 de marzo de 1964.
Recibió la ordenación sacerdotal
el 1 de enero de 1991. Obtuvo el
doctorado en teología bíblica en
Bangalore. Ha sido vicario de la
catedral, responsable de la oficina
de catequesis, vicario foráneo,
consultor eparquial y protosincelo
responsable para el clero.
El Santo Padre ha concedido su
asentimiento a la elección canónicamente realizada por el Sínodo
de los obispos de la Iglesia grecocatólica ucraniana del padre VOLODYMYR HRUTSA, C.SS.R., hasta
ahora maestro de novicios de la
provincia de Lvov de la Congregación del Santísimo Redentor, a
la función de obispo auxiliar de
la archieparquía de Lvov de los
ucranianos (Ucrania), asignándole
la sede episcopal titular de Baanna.
VOLODYMYR HRUTSA, C.SS.R.,
nació en Dobromyl, en la región
de Lvov, el 19 de agosto de 1976.
En 1994 ingresó en la Congregación del Santísimo Redentor,
donde recibió la ordenación sacerdotal el 12 de julio de 2001. De
1998 a 2002, y de 2003 a 2008,
continuó los estudios en la Universidad de Innsbruck, donde obtuvo el doctorado en teología
dogmática. Durante el período de
estudio en Innsbruck colaboró en
el Centro pastoral de la ciudad.
Luego, de 2009 a 2012, fue director de estudios de la provincia de
Lvov de la Congregación del
Santísimo Redentor y desde el
año 2013 era maestro de novicios
de dicha provincia de su congregación, así como docente de teología dogmática en la Universidad católica ucraniana, en el seminario mayor de Lvov y en el
seminario de los padres basilianos
en Bryukhovychi.
número 6, viernes 12 de febrero de 2016
L’OSSERVATORE ROMANO
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La Misa diaria en Santa Marta
La mejor
herencia
«La fe es la más grande herencia
que un hombre puede dejar». Y precisamente la fe nos invita a «no tener miedo de la muerte», que es sólo el inicio de otra vida. Es el punto
central de la reflexión del Papa en la
misa del jueves 4 de febrero, en la
capilla de la Casa Santa Marta.
«En estas semanas la Iglesia, en la
liturgia, nos ha hecho reflexionar sobre el santo rey David», hizo presente Francisco. Y «hoy —prosiguió—
nos narra su muerte».
Al recordar que «en cada vida hay
un fin», el Papa volvió a proponer
la regla que David deja al hijo Salomón: «Yo me voy por el camino de
cada hombre sobre la tierra». No
obstante, añadió, «sea al camino de
la vida», es también «un pensamiento que no nos gusta tanto». En efecto, ha dicho Francisco, tendemos casi a alejar el pensamiento de la
muerte —«Estoy enfermo, estoy un
poco anciano...», «pero, ¡sé fuerte,
sigue adelante!»— y «tenemos miedo», también si «es la realidad de
todos los días».
«En un poblado del norte de Italia» recordó el Pontífice, precisamente «al ingreso del cementerio está escrito así: “Tú que pasas, detén
tu paso y piensa, de tus pasos, en el
último”». Pensar, por lo tanto: «esta
es una luz que ilumina la vida». Y
«la vida de David —explicó— fue
una vida vivida con intensidad por
aquel muchacho que llevaba a pastar
el rebaño, con tantas dificultades;
ungido por el Señor, después vivió
bien, como un hombre que amaba al
Señor; después, cuando se sintió seguro, comenzó a pecar y casi, casi,
casi acaba en la corrupción».
Pero David, prosiguió Francisco,
«se arrepintió, lloró, peco otra vez.
Y así. Pero aprendió a pedir perdón
por sus pecados. Y la Iglesia dice: el
santo rey David. Pecador, pero santo». Por lo que «esta vida acaba así:
comienza a los 16, 17 años, y acaba».
Además, «la duración de su poder,
del reino, fue de cuarenta años». Pero «también los 40 años pasan».
«En una de las audiencias del
miércoles —confesó— se encontraba
una hermanita anciana, pero con
una cara pacífica, una mirada luminosa». Francisco le preguntó cuántos años tenía. Y la religiosa, con
una sonrisa: «83, pero estoy acabando mi recorrido en esta vida para comenzar el otro camino con el Señor,
porque tengo un cáncer de páncreas». Y «así en paz —dijo el Papa—
esa mujer había vivido con intensidad su vida consagrada. No tenía
miedo de la muerte», tanto que dijo:
«Estoy acabando mi camino de vida
para comenzar el otro». La muerte,
recalcó el Papa, «es un paso» y «estos testimonios nos hacen bien».
«Cuando se está por morir —prosiguió Francisco— es costumbre dejar
un testamento». Así hace también
David llamando «al hijo Salomón».
Y «¿qué le aconseja, que le deja en
herencia al hijo?». Le dice: «Ten valor y sé hombre». En síntesis, David
«vuelve a lo que el Señor le dijo a
Moisés, a Josué: Sé fuerte, sé hombre; observa la ley del Señor, tu
Dios, continuando en sus caminos y
cumpliendo las leyes, sus mandatos,
sus normas, la instrucción, como está escrito en la ley de Moisés». David le hereda el reino, un reino fuerte», pero «deja también otra cosa,
que es la herencia más bella y más
grande que un hombre o una mujer
pueda dejar a los hijos: le deja la
fe». En el pasaje bíblico actual se
leen las palabras de David: «para
que el Señor cumpla la promesa que
me hizo diciendo: “Si tus hijos vigilan sus pasos, caminando fielmente
ante mí, con todo su corazón y toda
su alma, no te faltará uno de los tuyos sobre el trono de Israel”». Es
precisamente «la fe en la promesa de
Dios: dejar la fe como gran herencia», explicó Francisco. «Cuando se
hace un testamento —añadió el Pontífice— la gente dispone: “Esto lo dejo a este, esto a aquel...”». Pero «la
más bella herencia, la más grande
herencia que un hombre, una mujer
puede dejar a sus hijos es la fe» recalcó. Y «David se acuerda de las
promesas de Dios, hace memoria de
la propia fe en estas promesas y se
las recuerda al hijo: dejar la fe como
herencia». A propósito el Papa hizo
notar: «Cuando, en el rito del bautismo, damos —los papás— la vela
encendida, la luz de la fe, decimos:
“Custódiala, consérvala, hazla crecer
en tu hijo y en tu hija, y déjala en
herencia”». Por lo tanto, «dejar la fe
como herencia: esto nos enseña David. Y muere así, sencillamente como todo hombre». Pero «sabe bien
qué aconsejar al hijo y cuál es la mejor herencia que le puede dejar: no
el reino, sino la fe. Y recita de memoria lo que el Señor había prometido».
«Todos nosotros iremos por el camino de nuestros padres —afirmó
Francisco— pero cuándo, sólo lo sabe Él». Y así «nos hará bien preguntarnos: «¿Cuál es la herencia que
yo dejo con mi vida? ¿Dejo la herencia de un hombre, una mujer de
fe? ¿A los míos dejo esta herencia?».
En esta perspectiva, concluyó,
«pidamos al Señor dos cosas». Sobre todo «no tengáis miedo de este
último paso, como la hermana de la
audiencia del miércoles» que confía:
«Estoy acabando mi recorrido y comienzo otro». Y la segunda cosa
que hay que pedir al Señor es «que
todos nosotros podamos dejar con
nuestra vida, como mejor herencia,
la fe: la fe en este Dios fiel, este
Dios que siempre está a nuestro lado, este Dios que es Padre y no defrauda jamás».
D isminuir,
disminuir, disminuir
Juan Bautista, «el más grande de los
profetas», nos enseña una regla fundamental de la vida cristiana: hacernos pequeños con humildad para
que sea el Señor quien crezca. Es este el «estilo de Dios», diverso del
«estilo de los hombres», que el Papa
propuso durante la misa celebrada el
viernes 5 de febrero en la capilla de
la Casa Santa Marta.
Marcos, en el pasaje evangélico de
hoy (6, 14-29), escribe «que la gente
hablaba de Jesús porque “su nombre
se había hecho famoso”». En definitiva «todos hablaban» y se preguntaban quién sería él realmente. Y así
uno decía: «Es uno de los profetas
que ha regresado». Y otro: «Es Juan
Bautista que ha resucitado». El hecho es que ante Jesús «la gente se
quedaba con curiosidad». Mientras
que el rey Herodes, escribe aún
Marcos, era «temeroso, angustiado»
también porque «era perseguido por
el fantasma de Juan» a quien él había mandado matar.
Además, hizo notar Francisco, están «otros personajes que aparecen
en este pasaje del Evangelio: una
mujer mala, que odiaba y buscaba
venganza; una muchacha que no sabía nada y solo le interesaba su vanidad». Tanto que «parece una novela»: es la historia de Herodías y de
su hija.
Precisamente en este marco —explicó el Papa— el evangelista narra el
fin de Juan Bautista, «el hombre
más grande nacido de mujer» como
dice la fórmula de canonización». Y
nacido de mujer, el santo más grande: así Jesús lo canonizó».
Pero Juan «acaba en la cárcel, decapitado». Y «la única frase» del
pasaje evangélico de hoy parece tener además una nota de «resignación»: «los discípulos de Juan, al
enterarse del hecho, fueron a recoger
el cadáver y lo pusieron en un sepulcro». Es así que «acaba “el hombre
más grande nacido de mujer”: un
gran profeta, el último de los profetas, el único a quien se le permitió
ver la esperanza de Israel». Sí «el
gran Juan que ha invitado a la conversión: todo el pueblo lo seguía y
le preguntaba “¿qué debemos hacer?”».
Lo seguían, añadió el Pontífice,
«también los soldados, todos iban
detrás de él para hacerse bautizar,
para pedir perdón, a tal punto que
los doctores de la ley fueron a él para hacerle una pregunta: ¿eres tú
aquel que nosotros esperamos?».
La respuesta de Juan es clara:
«No, no, yo no. Hay otro que viene
detrás de mí: ese es. Yo soy solamente la voz que grita en el desierto».
Al respecto, explicó el Papa, «san
Agustín nos hace pensar bien cuando dice: “Sí, Juan dice de sí mismo
que es la voz, porque detrás de él
viene la Palabra”». Y «Cristo es la
Palabra de Dios, el verbo de Dios».
En verdad «Juan es grande» repropuso Francisco. Grande cuando dice
que no es él aquel a quien esperan:
precisamente «aquella frase es su
destino, su programa de vida:
“Aquel, el que viene detrás de mí,
debe crecer; yo, en cambio, disminuir”». Precisamente «así fue la vida
de Juan: disminuir, disminuir, disminuir y acabar de esta manera tan
prosaica, en el anonimato». Y así,
Juan fue «alguien grande que no
buscó su propia gloria, sino la de
D ios».
Y no acaba aquí. El Pontífice quiso destacar el hecho de que Juan
«sufrió en la cárcel además —digamos la palabra— la tortura interior
de la duda». Hasta preguntarse:
«Pero, quizá me he equivocado. Este
Mesías no es como imaginaba que
debería ser el Mesías». Tanto que
«invitó a sus discípulos a preguntar
a Jesús: “Di la verdad: ¿eres tú
quien debe venir?”».
Evidentemente «esa duda la hacía
sufrir» y se preguntaba: «¿Me he
equivocado en anunciar uno que no
era? ¿He engañado al pueblo?”».
Fue grande «el sufrimiento, la soledad interior de este hombre». Y así
vuelven, con toda su fuerza, sus palabras: «Yo, en cambio, debo disminuir, pero disminuir así: en el alma y
en el cuerpo, todo». A la duda de
Juan, «Jesús responde: “Mira lo que
sucede”. Y se fía, no dice: «Soy yo».
dice: «Id y anunciad a Juan lo que
habéis visto». Da también las señales, y lo deja sólo con la duda y la
interpretación de los signos».
Así pues, afirmó Francisco, «este
es el gran profeta». Pero siempre
respecto a Juan «hay una última cosa que nos hace pensar: con esta actitud de «disminuir» para que Cristo
pueda «crecer», ha preparado el camino hacia Jesús. Y Jesús murió en
angustia, solo, sin discípulos». La
«gran gloria» de Juan, por lo tanto,
es el haber sido profeta no sólo de
palabras, sino con su carne: con su
vida preparó el camino hacia Jesús.
¡Es un grande!».
En conclusión, el Papa sugirió
—«nos hará bien»— «leer hoy este
pasaje del Evangelio de Marcos, capítulo 6». Sí, insistió, «leer ese trozo» para «ver cómo Dios vence: el
estilo de Dios no es el estilo del
hombre». Y precisamente a la luz
del pasaje evangélico, «pedir al Señor la gracia de la humildad que
Juan tenía, y no adjudicarnos a nosotros méritos y glorias de otros». Y
«sobre todo la gracia de que nuestra
vida siempre esté en su lugar para
que Jesús crezca y nosotros disminuyamos, hasta el final».
L’OSSERVATORE ROMANO
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viernes 12 de febrero de 2016, número 6
Entrevista a la Hna. Carmen Sammut, desde hace tres años presidenta de la Unión Internacional de Superioras Generales
Para decidir el futuro de la Iglesia
manas enseñábamos allí en una escuela secundaria, en un barrio modesto en que solo vivían musulmanes. Nos confiaban los casos más difíciles, pensando que como cristianas
íbamos a saber afrontarlos. Fue verdaderamente servir a los más pobres
de entre los pobres.
LUCETTA SCARAFFIA
Las religiosas parecen siempre más
jóvenes de lo que realmente son. Esto se debe a una vida apasionante y
a la implicación en experiencias
siempre nuevas. Estos son mis pensamientos mientras me apresto a entrevistar a Carmen Sammut, presidente de la UISG (Unión Internacional de Superioras Generales) en
la sede de la organización, situada
en el lungotevere casi frente al Vaticano. La posición es estratégica, pero las relaciones con la jerarquía
eclesiástica no son muchas: solo un
encuentro cada seis meses en la
Congregación de Religiosos, con la
simultánea presencia de representantes de la análoga unión masculina.
«Con la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada hemos
tenido encuentros en ocasión del
Año de la vida consagrada», dice
Sammut. «Trabajamos en común en
los cambios que hay que introducir
en un documento que se remonta a
los años setenta relacionado con la
reglamentación de las relaciones entre los institutos religiosos y los
obispos. Se trata de un documento
escrito casi totalmente en género
masculino, marcado por la relación
entre los clérigos. Esperamos que,
por el contrario, en el nuevo documento en gestación se pueda configurar la gramática de una nueva relación entre las religiosas y las jerarquías, entre mujeres y hombres».
La Hna. Carmen es abierta y batalladora, de sonrisa pronta y abierta, de ojos muy vivaces, llenos de
proyectos y esperanzas. Como explica de inmediato, la asociación que
dirige tiene que ver sobre todo con
el ámbito de las religiosas de vida
activa. Fue fundada hace cincuenta
años para coordinar e intensificar los
intercambios de información entre
las numerosas congregaciones femeninas activas en el mundo. De ella
forman parte casi dos mil superioras
generales divididas en constelaciones
según los países: 10 en América, 8
en Europa, 10 en África, 8 en Oriente Medio, Asia y Oceanía. Carmen
es también superiora general de su
congregación, las Hermanas Misioneras de Nuestra Señora de África, a
la que entró a la edad de 22 años.
¿Cuándo sintió la vocación a la vida
religiosa?
Nací en Malta de una familia maltesa y estudié para llegar a ser maestra. Mi primera vocación fue para
África; después llegó la vocación a
la vida religiosa, y las uní eligiendo
¿Encontró dificultades en las relaciones
con los musulmanes?
una congregación que no estaba en
Malta, pero que vivía para África.
Las primeras religiosas, nacidas a
mediados del siglo XIX en Argelia,
eran llamadas «hermanas blancas»
por los largos vestidos y el velo que
llevaban: de atrás no se distinguían
de las mujeres musulmanas. Después
de un período de preparación en
Londres estuve durante dos años en
Malawi para verificar mis dos vocaciones. Después hice el noviciado en
Canadá.
Qué extraño: ¿qué tiene que ver con
Canadá una congregación nacida en
Argelia para África?
Esto se debe a que fue una canadiense la que nos salvó de la deci-
sión del obispo de Argel de disolvernos, considerándonos no aptas para
la tarea que nos habíamos propuesto. Nos había prohibido aceptar
nuevas postulantes, pero tiempo después, tras un largo viaje, llegó Adelaide procedente de Canadá, y fue
imposible rechazarla. Desde el comienzo hubo en la congregación un
pequeño grupo de maltesas.
¿Cómo se halló en Malawi?
¡Muy bien! Enseñaba inglés y vivía con 120 chicas estudiantes. Pero
también me hallé muy bien cuando
me trasladé a Argelia para vivir finalmente en relación con los musulmanes en Bechar, un pequeño centro
a 1100 kilómetros de Argel. Dos her-
No, nunca. Nos respetaban, en
cierto sentido nos ayudaban a dar
testimonio de nuestra condición de
cristianas, a sentirnos levadura también en su sociedad. Allí viví un episodio que considero ejemplar para
comprender qué son las relaciones
interreligiosas: había trabado amistad con una joven trabajadora que
durante la mañana realizaba el mismo camino que yo para ir a su trabajo. El invierno era muy frío, y yo
no tenía guantes, mientras que ella
sí. Una mañana me ofreció uno de
sus guantes, diciéndome: así, cada
una de nosotras puede guardar una
mano en el bolsillo y defender la
otra con el guante.
¿Aprendió el árabe?
Lo estudié en Roma, en el Pontificio Instituto de Estudios Árabes,
en dos fases entre 1983 y 1989. Después fui a Mauritania, a la capital,
por tres años: también allí enseñé inglés. Los cristianos eran muy pocos.
Más tarde, de 1989 a 2000, estuve en
Túnez. Durante seis años fui administradora de nuestra provincia, razón por la cual viajaba mucho. Estuve también en Yemen, después nuevamente en Túnez, donde no enseñé, sino que me ocupé de una biblioteca a la que por la tarde venían
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L’OSSERVATORE ROMANO
número 6, viernes 12 de febrero de 2016
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Para decidir el futuro de la Iglesia
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a estudiar chicas tunecinas. Me esforcé por dotar la biblioteca de textos árabes a fin de seguir a las chicas
en su estudio. En el año 2000 fui
elegida para un período de seis años
superiora de la provincia de África
del Norte (Argelia, Túnez y Mauritania), cuya sede estaba en Argel.
De modo que se ocupó de proyectos muy diversos y desarrolló numerosos papeles…
Sí. Una vez concluida la experiencia de la provincia, en el año 2006,
participé en Gales de un curso de
los jesuitas para acompañamiento espiritual y retiros. Entre tanto seguía
a las hermanas que debían prepararse a los votos perpetuos.
¿Qué piensa del hecho de que las religiosas acudan casi siempre a sacerdotes
o religiosos varones para la enseñanza
y la asistencia espiritual? ¿Le parece
verdaderamente necesario?
No. Pienso que las religiosas deben aprender a desarrollar estas funciones, aprender a predicar. Hay ya
algunas que han hecho estudios para
poder dedicarse a este ministerio. Y
después pueden asistir espiritualmente también a los hombres, no solo a las otras religiosas (una práctica
aún demasiado poco frecuente).
A partir de 2011 es superiora general,
y desde 2013 presidente de la UISG
por tres años. ¿Piensa que podría ser
reelegida?
No creo. Para la presidencia es
necesario ser superiora general, y yo
cesaré en ese papel en el curso de
un eventual segundo mandato.
¿Cómo se ha hallado en ese papel?
¿Quién le ayuda?
Tengo a mi lado un consejo de
diez superioras generales provenientes de los cinco continentes, elegidas
por la asamblea. En cambio, la secretaria ejecutiva es nombrada por el
consejo. La Unión está dividida en
constelaciones. Es una organización
complicada, porque somos muchas,
pero funciona. La correspondiente
organización masculina funciona de
manera diferente, porque los religiosos son mucho menos numerosos.
Durante el sínodo, un superior general
me dijo que, en su propuesta de hacer
reuniones comunes de superiores y superioras, se le había respondido que vosotras sois demasiado numerosas, que los
habríais hecho desaparecer…
Es verdad, la situación es paradójica: las religiosas son casi las tres
cuartas partes del conjunto de los religiosos, pero son invisibles, es como
si no estuvieran en la Iglesia. Justamente por eso hemos iniciado nuevos proyectos para hacernos conocer
y para compartir mejor los proyectos
entre nosotras y con los demás. Se
trata, ante todo, de una renovación
de nuestra imagen hacia fuera, mediante Facebook, a través de un sitio
nuevo: somos conscientes de que tenemos que renovar la comunicación.
Esta atención a la comunicación se
agrega a los objetivos tradicionales:
reconocernos como organización de
carácter profético, suscitar la ayuda
recíproca, hacer una aportación a la
vida religiosa.
¿Tenéis un diálogo abierto con las congregaciones? ¿Os plantean problemas?
Ciertamente, y a partir de estos
planteamientos llega el impulso para
nuevos proyectos. Dos están en curso: Talita kum, una red para salvar a
las mujeres de la esclavitud sexual
—proyecto en el que están implicadas diversas congregaciones—, y un
proyecto de ayuda a Sudán del Sur,
en el que se trabaja en común no solo entre congregaciones femeninas,
sino también con masculinas («donne chiesa mondo» se ha ocupado ya
de ambos proyectos). Pero hemos
iniciado asimismo proyectos nuevos,
como el de reforzar la presencia de
canonistas. Estamos creando una red
entre todas las expertas en derecho
canónico del mundo: no son muchas, y están aisladas. Es importante
vincularse, ofrecerse mutuamente
servicios de consulta, estimular el
aumento de las expertas en este tema. Tenemos en programa financiar
tres becas de estudio para las africanas.
El derecho canónico es un punto esencial
tanto para defenderse de abusos como
para proponer modificaciones que permitan ampliar el papel de las mujeres.
Sin duda. Es muy importante que
tomemos consciencia y que, en caso
de necesidad, aprendamos a utilizar
también los instrumentos legislativos. La próxima etapa es la de salir
de nuestro aislamiento y convertirnos en una voz reconocida y escuchada en el seno de la Iglesia. En el
fondo, ya existen instituciones de religiosas como la nuestra. Bastaría
con darles una tarea, con hacerlas
participar en los momentos en que
se decide el futuro de la Iglesia: de
esa Iglesia que también nosotras
contribuimos a hacer vivir y crecer
—y no en pequeña medida—.
*Nacida en Malta el 20 de diciembre
de 1951, Carmen Sammut ha sido
docente durante tres años en Malta
antes de entrar, en 1974, a las
Hermanas Misioneras de Nuestra
Señora de África. En 1989 se graduó
en el Pontificio Instituto de Estudios
Árabes y de Islamística. Desde 1980
ha estado tres años en Mauritania,
nueve en Argelia y quince en Túnez.
Ha sido superiora provincial de 2000
a 2006, en 2001 fue elegida superiora
general y, dos años más tarde,
presidente de la UISG.
Tiempo para podar
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ca decir: «no soy autosuficiente, te
necesito, Tú eres mi vida y mi salvación». En segundo lugar la caridad, para superar el sentido de extrañeza en la relación con los demás. El amor verdadero, en efecto,
no es un acto exterior, no es dar algo de modo paternalista para tranquilizar la conciencia, sino aceptar
a quien necesita de nuestro tiempo,
de nuestra amistad, de nuestra ayuda. Es vivir el servicio, venciendo la
tentación de complacernos. En tercer lugar el ayuno, la penitencia, para liberarnos de las dependencias
de las cosas que pasan y ejercitarnos para ser más sensibles y misericordiosos. Es una invitación a la
sencillez y a la fraternidad: quitar
algo de nuestra mesa y de nuestros
bienes para reencontrar el verdadero bien de la libertad.
«Volved a mí —dice el Señor—,
volved con todo el corazón»: no
sólo con algún gesto externo, sino
desde la profundidad de nosotros
mismos. En efecto, Jesús nos llama
a vivir la oración, la caridad y la
penitencia con coherencia y autenticidad, venciendo la hipocresía.
Que la Cuaresma sea un tiempo
de beneficiosa «podadura» de la
falsedad, de la mundanidad, de la
indiferencia: para no pensar que todo está bien si yo estoy bien; para
comprender que lo que cuenta no
es la aprobación, la búsqueda del
éxito o del consenso, sino la limpieza del corazón y de la vida; para
volver a encontrar la identidad cristiana, es decir el amor que sirve, no
el egoísmo que se sirve.
Pongámonos en camino juntos,
como Iglesia, recibiendo la Ceniza
—también nosotros nos convertiremos en ceniza— y teniendo fija la
mirada en el Crucificado. Él, amándonos, nos invita a dejarnos reconciliar con Dios y a volver a Él, para
encontrarnos a nosotros mismos.
L’OSSERVATORE ROMANO
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viernes 12 de febrero de 2016, número 6
En el jubileo sacar dinero del bolsillo
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cual habitar y de la cual extraer el
sustento. La idea central es que la
tierra pertenece originalmente a
Dios y ha sido confiada a los hombres (Cf. Gén 1, 28-29), y por eso
ninguno puede atribuirse la posesión
exclusiva, creando situaciones de desigualdad. Esto, hoy en día, podemos pensarlo y volverlo a pensar;
cada uno en su corazón creo que tiene demasiadas cosas. Pero ¿por qué
no dejar a quienes no tienen nada?
El diez por ciento, el cincuenta por
ciento... Yo digo: que Espíritu Santo
inspire a cada uno de vosotros.
Con el jubileo, quien se había
vuelto pobre volvía a tener lo necesario para vivir, y quien se había hecho rico restituía al pobre lo que le
había quitado. El fin era una sociedad basada en la igualdad y la solidaridad, donde la libertad, la tierra
y el dinero se convirtieran en un
bien para todos y no sólo para algunos, como sucede ahora, si no me
equivoco... Más o menos, las cifras
no son seguras, pero el ochenta por
ciento de la riqueza de la humanidad está en manos de menos del
veinte por ciento de la población. Es
un jubileo —y esto lo digo recordando nuestra historia de salvación— para convertirse, para que nuestro corazón se haga más grande, más generoso, más hijo de Dios, con más
amor.
Os digo una cosa: si este deseo, si
el jubileo no llega a los bolsillos, no
es un verdadero jubileo. ¿Lo entendéis? ¡Y esto está en la Biblia! No lo
inventa este Papa: está en la Biblia.
El fin —como dije— era una sociedad
basada en la igualdad y la solidaridad, donde la libertad, la tierra y el
dinero se convirtiesen en un activo
para todos y no para algunos. De
hecho, el jubileo tenía la función de
ayudar al pueblo a vivir una fraternidad concreta, hecha de ayuda recíproca. Podemos decir que el jubileo
bíblico era un «jubileo de misericordia», porque era vivido en la bús-
queda sincera del bien del hermano
necesitado. En la misma línea, también otras instituciones y otras leyes
gobernaban la vida del pueblo de
Dios, para que se pudiese experimentar la misericordia del Señor a
través de la de los hombres. En esas
normas encontramos indicaciones
válidas también hoy, que nos hacen
reflexionar. Por ejemplo, la ley bíblica prescribía el pago del «diezmo»
que era destinado a los Levitas, encargados del culto, los cuales no tenían tierra, y a los pobres, los huér-
fuente de nutrimiento y de vida. «La
tierra es mía, y vosotros sois emigrantes y huéspedes en mi tierra»
(Lev 25, 23). Somos todos huéspedes
del Señor, en espera de la patria celeste (Cf. Heb 11, 13-16; 1 Pe 2,11)»,
llamados a hacer habitable y humano el mundo que nos acoge. Y
¡cuantas «primicias» quien es afortunado podría donar a quien está en
dificultad! ¡Cuántas primicias! Primicias no sólo de los frutos de los
campos, sino de todo otro producto
del trabajo, de los sueldos, de los
y angustia llevan a las familias! Y
muchas veces, en su desesperación,
muchos hombres terminan en el suicidio porque no lo soportan y no
tienen esperanza, no tienen la mano
extendida que les ayude; sólo la mano que viene a hacerles pagar los intereses. Es un grave pecado la usura,
es un pecado que grita en la presencia de Dios. El Señor en cambio ha
prometido su bendición a quien abre
la mano para dar con generosidad
(Cf. Dt 15,10). Él le dará el doble,
tal vez no en dinero, sino en otras
fanos, las viudas (Cf. Dt 14, 22-29).
Es decir, se preveía que la décima
parte de la cosecha, o de lo proveniente de otras actividades, fuese dada a quienes estaban sin protección
y en estado de necesidad, favoreciendo así condiciones de relativa igualdad dentro de un pueblo en el cual
todos deberían comportarse como
hermanos. Estaba también la ley
concerniente a las «primicias». ¿Qué
es esto? La primera parte de la cosecha, la parte más preciosa, debía ser
compartida con los Levitas y los extranjeros (Cf. Dt 18, 4-5; 26, 1-11),
que no poseían campos, así que
también para ellos la tierra fuese
ahorros, de tantas cosas que se poseen y que a veces se desperdician.
Esto también sucede hoy. A la Limosnería apostólica llegan muchas
cartas con un poco de dinero: «Esta
es una parte de mi sueldo para ayudar a otros». Y esto es bonito; ayudar a los demás, a las instituciones
de beneficencia, a los hospitales, a
las residencias de ancianos...; dar
también a los emigrantes, los que
son extranjeros y están de paso. Jesús estuvo de paso en Egipto.
Y precisamente pensando en esto,
la Sagrada Escritura exhorta con insistencia a responder generosamente
a los pedidos de préstamos, sin hacer cálculos mezquinos y sin pretender intereses imposibles: «Si un hermano tuyo se empobrece y no se
puede mantener, lo sustentarás como
al emigrante o al huésped, para que
pueda vivir contigo. No le exigirás
interés ni recargo, sino que temerás
a tu Dios y dejarás vivir a tu hermano contigo. No le prestarás dinero
con interés ni le darás víveres con recargo» (Lev 25, 35-37). Esta enseñanza es siempre actual. ¡Cuántas familias están en la calle, víctimas de la
usura! Por favor, recemos porque en
este Jubileo el Señor elimine del corazón de todos nosotros este deseo
de tener más, la usura. Que se vuelva a ser generosos, grandes. ¡Cuántas situaciones de usura estamos
obligados a ver y cuánto sufrimiento
cosas, pero el Señor siempre te dará
el doble. Queridos hermanos y hermanas, el mensaje bíblico es muy
claro: abrirse con coraje al compartir, y ¡esto es la misericordia! Y si
queremos la misericordia de Dios
comencemos a hacerla nosotros. Es
esto: comencemos a hacerla nosotros
entre conciudadanos, entre familias,
entre los pueblos, entre los continentes. Contribuir en realizar una tierra
sin pobres quiere decir construir una
sociedad sin discriminación, basada
en la solidaridad que lleva a compartir cuanto se posee, en una distribución de los recursos fundada en la
fraternidad y en la justicia.
Tuits del Papa
en Pontifex_es
8 FEB [10.30 AM] Entrar por la
Puerta Santa significa descubrir la
profundidad de la misericordia
del Padre, que busca a cada uno
personalmente
11 FEB [7.37 AM] En México miraré a los ojos de María y le suplicaré que no deje de mirarnos con
misericordia. A Nuestra Madre
confío desde ahora mi viaje