Ernesto de la Cárcova:

Desván de Buenos Aires
Ernesto de la Cárcova
La Bella Buenos Aires
Fue pintor, medallista y maestro de una generación que
aspiraba a una representación propia del país en una
época de cambios polares y paradójicos. Las generaciones
siguientes se beneficiaron con su generosa obra.
Su espíritu ligado al arte no quiso que éste quedara sólo en
los museos…
Lic. Stella Maris De Lellis
Publicado por primera vez en Historias de la Ciudad. Nª 50. 2009.
Corregido y amentado 2014
UNA INICIATIVA EXITOSA...
La de Eduardo Sívori al organizar reuniones informales de
pintores. Unos dicen que tenían lugar en casa de los padres del
artista en la calle Victoria, otros en una barraca “extramuros” –la
ciudad era muy pequeña entonces- depósito de cueros, lanas y
frutos que utilizaba como taller. Allí acudían entre otros José
Aguyarí, Alfredo Paris y Eduardo Schiaffino entre quiénes surgió
la idea de crear un espacio para fomentar el cultivo del arte
nacional en lo que era, al menos en este aspecto, un erial
porteño.
Pero precisaban apoyo y para difundir la idea enviaron
invitaciones con ribetes de suspenso “15 de enero de 1877. En el
salón alto de la Confitería del Águila en la calle Florida.”1 Fue
suficiente para que un público curioso y entusiasta creara esa
misma noche la “Sociedad Estímulo de Bellas Artes” y nombrara presidente al veterano pintor
Juan L. Camaña2 que muere al año siguiente. A los artistas se sumaron socios y una comisión de
mecenas: Leonardo Pereyra, Martín Yraola, León Gallardo, Manuel Guerrico, Francisco Uriburu y
Ventura Marcó del Pont, entre todos redactaron un ambicioso programa. 3
Aunque a los pocos meses ya había déficit los gastos fueron cubiertos con discreta
elegancia. No se dejaron decaer y consiguieron un local, iniciaron la formación de una biblioteca
especializada y el 10 de noviembre de 1877 el Ministro de Gobierno de la Provincia de Buenos
Aires Vicente G. Quesada inauguró oficialmente la “Exposición Permanente”. Allí fueron
expuestas pinturas europeas junto con los precursores del arte argentino: Pueyrredón, Camaña,
Pellegrini, Murature; y de la nueva generación: Sívori, Schiaffino, París y Ballerini.
El éxito y el nuevo año trajo dos logros: el 1º de enero apareció la efímera publicación “El
arte en el Plata” y el 24 fundaron la “Academia Libre” que fue inaugurada en marzo bajo la
dirección del pintor italiano Francisco Romero.
EL VIAJE OBLIGADO
En Europa los museos y “pinacotecas nacionales” exponían con orgullo el arte de siglos.
París se había convertido en el centro cultural y allí las academias enseñaban el estilo oficial que
luego se mostraba en los “Salones” mientras una nueva generación escandalizaba con nuevas
formas de expresión.
A mediados del siglo XIX ya se perfilaban los avances industriales, científicos y técnicos
–en especial Inglaterra y Francia- pero también las hambrunas y el pésimo estado sanitario
diezmaba a la población que terminó provocando una ola inmigratoria sin precedentes hacia
América del Norte y la Argentina que crecía a pasos agigantados con la llegada del ferrocarril, las
aguas corrientes, la construcción del puerto y el establecimiento de colonias agrícolas, fábricas y
talleres.
Pero Buenos Aires carecía de lugares suficientes y aptos para albergar tanta gente,
situación que generó abusos y provocó con el tiempo serios conflictos. Pero, inmigrantes o no,
mientras algunos no pudieron abrirse camino, otros prosperaron dando al país una nueva
generación de profesionales.
1
Hoy Florida entre Presidente Perón y Bartolomé Mitre.
Había sido profesor de dibujo de Manuelita Rosas.
3
“Su objeto único e inalterable es responder al desarrollo y adelanto entre nosotros del dibujo, pintura,
escultura, arquitectura y demás artes que de estas dimanan”. Para lograrlo establecían seis puntos: apoyar
todo acto que tienda al progreso de lo que al tema se refiere, obtener un punto de reunión, crear una
biblioteca especializada, relacionarse con lugares afines en el extranjero, organizar exposiciones anuales y
premios, además crear una galería de arte.
2
Al mismo tiempo una selecta minoría contrataba arquitectos, escultores y decoradores
europeos. Además de coleccionar pintura y escultura española, francesa e italiana.
Los arquitectos debían entonces terminar su formación en el Viejo Continente, ya que aquí
sólo se daba el título de Ingeniero Civil que habilitaba para hacer trabajos de arquitecto,
agrimensor y maestro mayor de obra.
Entonces el jóven Ernesto de la Cárcova, había nacido en Buenos Aires el 3 de marzo de
1866, al finalizar sus estudios con Romero decidió continuar su especialización viajando a Italia.
Ingresó en la Real Academia Albertina de Turín teniendo como maestro a Giácomo Grosso.
En 1891 obtuvo su primer gran logro al presentar en el Círculo de Artistas Turinenses el
pastel “Cabeza de Viejo” que adquirió el rey Humberto Iº para la colección del Quirinal.
Finalmente ingresó en el Real Instituto de Roma dónde ganó una medalla de oro y tres de
plata, luego de una breve estadía en París retornó a Argentina en 1893.
UN COLMENAR DE ARTISTAS...
Mientras tanto en Buenos Aires por iniciativa del escritor chileno Alberto del Solar se
reunían en casa del poeta Rafael Obligado representantes de las más variadas expresiones del
arte.
El 23 de julio de 1892 en una reunión especial se
constituyó la nueva sociedad “El Ateneo” y de inmediato se
dispuso su organización: presidente, comisiones y
reglamentos.
Después de una larga discusión escritores, músicos y
pintores, entre otros: Ricardo Gutierrez, Lucio V. Mansilla,
Lucio V. López, Daniel García Mansilla, Martín Coronado,
Ramón Cárcano, Miguel Cané (h), Joaquín V. González,
Nicolás Matienzo, Ángel Estrada, Roberto J. Payró, Eduardo
Sívori, Eduardo Schiaffino, Ángel Della Valle, Alberto
Williams y Julián Aguirre eligieron la primera comisión
directiva y nombraron como presidente por unanimidad al
poeta Carlos Guido Spano.
Las reuniones de la nueva entidad se hicieron en
forma provisoria en el Ministerio de Educación (por
entonces en la calle Esmeralda y gracias al presidente
miembro ilustre) y más tarde pudieron obtener su propio
lugar en el palacete de los señores Basualdo en Avenida de
Mayo y Piedras.
Palacio Basualdo
Fue inaugurado el 25 de abril de 1893 y veinte días después abrió al público con gran
éxito la primera exposición. El 27 de mayo del año siguiente fueron exhibidas 170 obras entre
las que se encontraban: La Vuelta del Malón de Ángel de la Valle, El Crucero “La Argentina” de
Martín Malharro, El Combate de San Lorenzo de Julio Fernández Villanueva, Reposo de Eduardo
Schiaffino. Además de Sin pan y sin Trabajo de Ernesto de la Cárcova.4
4
Casi una década después el Gobierno Nacional por Ley del Congreso adquirió La Vuelta del Malón y
Resposo. El Presidente Roca compró El Corsario La Argentina y el Museo de Bellas Artes Sin pan y sin
trabajo.
Superadas las expectativas de
crítica y público, se pensó por primera vez
en otorgar premios. El senador Aristóbulo
del Valle se ofreció costear las medallas
honoríficas. Además de ensayar un remate
con las obras, incluidas las del año
anterior, que tuvo lugar el 11 de
diciembre a cargo de de los martilleros
Guerrico y Williams.
El fracaso más aterrador coronó la
iniciativa, hubo un solo comprador: el
propio Aristóbulo del Valle.
Ángel della Valle – La Vuelta del Malón
El mismo año un grupo de artistas con otros talentos e
intereses, con la participación de Ernesto de la Cárcova y Ángel
della Valle, se separaron y fundaron “La Colmena Artística”
animada por José S. Álvarez (Fray Mocho). Realizaron la
primera exposición humorística en 1896 con un atractivo
catálogo dibujado por Enrique Stein5.
Después de las dos primeras exposiciones “al Ateneo” le
faltó apoyó y le sobró indiferencia, cerró en 1897. 6
Martín Malharro. Crucero “La Argentina”
FALTA DE COSTUMBRE.
Una década antes Eduardo Sívori había presentado el
cuadro “Le lever de la bonne” en el Salón de París. La “Ciudad Luz”
había superado los escándalos provocados por sus pintores. Pero
en Buenos Aires las cosas eran diferentes y el naturalismo del
retrato de una mujer en el momento de su aseo –que no tenía
cuerpo de sílfide ni piel nacarada- hizo que tuviera que ser
expuesta en forma casi secreta en “El Ateneo”.
Apenas recuperados los alientos y la compostura Reinaldo
Giúdice expuso “La sopa de los pobres” que había pintado en Italia
en 1883. Mientras tanto de la Cárcova exhibía “Sin pan y sin
trabajo” –que también había pintado en aquel país- en el 2º Salón
del Ateneo de 1894.
5
Fue por muchos años director de “El Mosquito”
“...faltan Mecenas y protectores en nuestro ‘mundo del dinero’ y que este ambiente indiferente, reposado
y egoísta, es causa primordial y poderosa del ‘desmayo artístico’ de pintores y escultores. El artista se
limita a defenderse de las luchas de la vida, pintando retratos y dando lecciones de pintura y de dibujo,
ocupándole estas tareas, si bien laboriosas y meritorias, poco fecundas para la gloria artística” En: La
Ilustración Sudamericana, Bs As., 1896.
6
Aunque inspiraba encontradas
emociones la representación de ese
obrero con la mirada absorta en la fábrica
cerrada, al mismo tiempo que golpea
impotente la mesa donde están arrojadas
las herramientas ahora inútiles. Mientras
su esposa agotada con el bebé exánime en
brazos espera inútilmente una mirada que
alivie aunque sea por un instante su
angustia... también advertía sobre los
problemas que pronto surgirían.
Reinaldo Giúdice – La sopa de los pobres
Los tres artistas escandalizaban más por el realismo que por los temas, tenían vigor
representativo y destreza plástica. Pero... ¿puede aceptarse algo así con la prosperidad que
estamos viviendo?7
Ernesto de la Cárcova – Sin pan y sin trabajo
EL MUSEO NACIONAL DE BELLAS ARTES.
La iniciativa de formar una “Pinacoteca Nacional” provino del Ministro de Instrucción
Pública Antonio Bermejo con la idea de cubrir la falta que había de una institución de carácter
oficial.
El 16 de julio de 1895 firmó el decreto de creación el Presidente José Evaristo Uriburu. La
inauguración tuvo lugar en la navidad del año siguiente en los salones del “Bon Marché”
(Galerías Pacífico). Fue nombrado director el pintor y crítico de arte Eduardo Schiaffino 8 .
Era el tercer museo de la capital después del de Historia Natural y el Histórico Nacional.
7
Hacia 1895 el dinero sobre la base de la especulación había hecho estragos en la economía, el Presidente
José E. Uriburu tuvo que tomar medidas drásticas para su saneamiento.
8
Pintor y crítico de arte nació en Buenos Aires en 1858. Estudió pintura en Italia, escribió “La pintura y la
escultura en la Argentina” (1933). Falleció en 1935.
La colección se inició con los legados de Adriano E. Rossi y del Dr. Parmenio Piñero, y las
obras rescatadas de diversas oficinas públicas.
También hicieron donaciones el Convento de San Francisco (Córdoba) y del “Ateneo”.
Además de los privados: Juan Bautista Ambrosetti, Ángel Roverano y la familia Vega Belgrano.
Luego fueron sumadas por compra las colecciones de Aristóbulo del Valle, Árraga y Andrés
Lamas.
Las crónicas estimulaban nuevos aportes “... es de
esperar que cunda, haciéndonos esperar para breve tiempo
una ‘galería’ fundamental de alguna solidez, para la futura
pinacoteca del pueblo argentino.”
Entre las primeras 163 obras había firmas de pintores
antiguos y modernos: Murillo, Guercino, Canaletto, Donatello,
Puvis de Chavannes, Rousseau y Doré “...también asimismo
representación los artistas argentinos con obras de Lastra,
Viera, Paris, Agrelo, Pueyrredón, Dresco, Ballerini, Giúdice
(de lo mejor), Correa Morales y Mendilaharzu, y es sensible
que no se cuente con algún trabajo del malogrado
Villanueva.”9
Exactamente un año después y de nuevo por iniciativa
del Ministro de Educación, Uriburu creó la “Comisión
Nacional de Bellas Artes” -que también fue instalada en “Bon
Marche”- para asesorar no sólo con fines estéticos sino además
en lo referido a las becas para estudios en el extranjero.
Pabellón Argentino (Retiro)
Al ser abierta la Avenida de Mayo se pensó instalar en esa vía los museos de Bellas Artes e
Histórico Nacional. Pero con motivo de los Festejos del Centenario la colección fue trasladada a
un espacio más ostentoso “El Pabellón Argentino” 10 en Retiro que estaría a cargo de Carlos E.
Zuberbuhler, pero gravemente enfermo renunció al año siguiente.
Mientras tanto surgían nuevas expresiones artísticas y aquellos que no eran profesionales
del arte crearon en 1905 la “Sociedad Artística de Aficionados” teniendo como principal
referente al pintor Cupertino del Campo. Organizaron cinco exposiciones hasta 1909.
Hacia 1907 tomó forma “Nexus” un grupo que había estudiado en el exterior pero que
querían pintar temas propios argentinos. Lo integraron Fernando Fader, Alberto Rossi, Justo
Lynch, los escultores Rogelio Yrurtia y Arturo Dresco. Además de los ex-alumnos de de la
Cárcova Cesáreo Bernaldo de Quirós y Carlos P. Ripamonte.
Animados por Pío Collivadino se afirmaron con tres exposiciones, dos de pintura y una de
escultura, en el Bazar Costa y en la Galería Witcomb.
Su sucesor el pintor Cupertino del Campo organizó con gran éxito en la primavera de 1911
el “Primer Salón Nacional” para dar aliento y prestigio a los pintores argentinos aumentando
también el acervo del museo.11
9
La Ilustración Sudamericana, Enero 1º de 1897. De gran popularidad entonces, el médico-pintor
Benjamín Villanueva había fallecido durante los enfrentamientos de la Revolución del ’90, había alcanzado
éxito su cuadro Combate de San Lorenzo que fue destinado al Museo Histórico Nacional.
10
Construido para la Exposición Universal de París en 1889 por el arquitecto Roger Ballu, estaba hecho en
hierro, cerámica y vidrio. Estaba decorado en los tímpanos de las cúpulas con pinturas alegóricas al
trabajo e industrias modernas.
11
En 1931 Obras Sanitarias de la Nación cedió la ex Casa de Bombas en Recoleta que fue remodelada por
el arquitecto Alejandro Bustillo y el pintor Jorge Soto. La Nueva Sede en Av. Libertador y Pueyrredón fue
inaugurada en 1934. El Pabellón Argentino fue demolido para formar el Gran Parque Retiro.
OTRAS FORMAS DE EXPRESIÓN
La actividad docente no le daba respiro pero don Ernesto no abandonó su propia actividad
pictórica. Surgieron así Pomona, De Visita, De viaje, Doña Remilgos, Contraluz, Primavera, En el
jardín y varios retratos. Todos trabajos hechos en su propio taller del “Bon Marché” o en su casa
de Charcas esquina Florida.
En 1905 inició su actividad como medallista con la imagen de su pequeño hijo Ernesto y
tres años después de su esposa Dolores Pérez del Cerro acompañada por su otro hijo Carlos 12.
También realizó la que se considera su obra maestra la plaqueta homenaje a la inauguración del
Teatro Colón de Buenos Aires.
Retomó el tono de crítica social en 1909 con motivo de la inauguración del nuevo edificio
del Banco Municipal de Préstamos y Caja de Ahorros. En la medalla aparece en el campo del
anverso una mujer con el escudo de la ciudad de Buenos Aires en el pecho entregando un
pequeño bolso a una señora y su hija, mientras su brazo izquierdo ahuyenta a un hombre
barbado encarnación de la usura.
Realizó las medallas recordatorias para la “Exposición Internacional de Arte” y el
“Congreso Internacional Americano - Exposición de Higiene” ambas tuvieron lugar en Buenos
Aires en 1910.
Otras obras fueron para el XXV Aniversario de la fundación del Banco Popular Argentino
(1912), el Centenario de la Universidad de Buenos Aires (1921) y los Centenarios de la Fundación
del Banco Provincia y de la Academia de Medicina de Buenos Aires (1922).
Diseñó también en 1921 el Emblema de la Universidad de Buenos Aires que fue utilizado
con diferentes reversos para conmemoraciones, premios y credenciales hasta que se dispuso
fuera adoptado como Sello Mayor por ordenanza del 1º de agosto de ese año.
UNA NUEVA ESCENOGRAFÍA
En 1902 Ernesto de la Cárcova fue nombrado miembro de la
Comisión Municipal. Allí promovió la idea que había importado de
París de un premio “al mejor edificio que se construyera durante el
año”13 con el fin de engalanar la ciudad, educar el gusto, dar trabajo
a la más que abundante mano de obra y sería un incentivo para la
primera generación de arquitectos argentinos recibidos en el país
ya que en 1901 había sido fundada la “Escuela de Arquitectura”
dependiente de la Facultad de Ciencias Exactas.
El Intendente Casares apoyó la iniciativa y firmó la Ordenanza
el 1º de agosto de 1902 creando el premio anual “Municipalidad de
Buenos Aires” consistente en una medalla de oro y diploma para el
arquitecto, exoneración del pago de derechos de edificación para el
propietario y una placa en la fachada del edificio ganador.
Lima 1648 (demolido)
El Jurado, siempre presidido por el Intendente Municipal,
lo formaron: el delegado de la Facultad de Ciencias Exactas Arq. Alejandro Christophersen; el
Ingeniero Carlos Massini en representación de la Sociedad Central de Arquitectos; Ernesto de la
Cárcova en nombre de la Sociedad Estímulo de las Bellas Artes, Eduardo Schiaffino director del
12
Le siguió sus pasos como escultor.
L’Architecture Moderne à Paris: Les Concours de Facades de 1903 à 1908. Seine-et-Oise, Ed. Thezard, s/f..
Contiene la lista de los edificios, direcciones y arquitectos participantes por año, además del relevamiento
fotográfico individualizado
13
Museo Nacional de Bellas Artes. La Municipalidad estaría representada por el Ing. Carlos
Morales y el Arq. Emilio C. Agrelo del Departamento de Obras Públicas.
El primer premio de 1903 lo ganó el arquitecto Eduardo
Le Monnier por un edificio estilo francés ubicado en la calle
Lima 1648 y una mención especial una casa estilo italiano, obra
de Luis Broggi, en Callao 102614. A pesar que la Ordenanza
establecía que el radio debía ser el comprendido por Av. Colón y
Paseo de Julio (Leandro N. Alem), ribera del Río, Canning,
Rivera (Córdoba), Gazcón, Rivadavia, Rioja y Caseros
Al año siguiente recibió el premio el arquitecto Julio
Dormal por el Palacio Anchorena (hoy Cancillería) ubicado en
las calles Arenales, Maipú y Basabilbasso en Plaza San Martín. 15
Los resultados fueron positivos “Como estos edificios [los
ganadores] hay ya muchos centenares, en las Avenidas de Mayo,
del Callao, General Alvear, alrededores de la plaza San Martín y
demás calles centrales.”16º
Callao 1026 (demolido)
Los premios volvieron a entregarse en 1907 y fueron ganadores los arquitectos Lanús y
Hary por una casa en la calle Montevideo 1576. De nuevo lo recibe Broggi por el edificio de
Esmeralda 1058 – 1070 y se le entregó una mención a Julio Jaeschke.
Palacio Ortiz Basualdo (Cancillería)
Al año siguiente el 1º primer premio se declaró desierto y el 2º le correspondió a Luis
Dubois por el edificio de Suipacha 1136, mientras el 3º lo ganó Emilio Hugé por la casa de
Cangallo 666. No fue otorgado en 1910 y 1914.
También promovió de la Cárcova la fiscalización estética de las obras de arte en los
espacios públicos y obtuvo una partida especial para la adquisición de esculturas con este fin.
14
15
La placa del premio coronó la fachada hasta que el edificio fue demolido en el 2010.
El antiguo Teatro de la Ópera también era obra suya.
Martínez, Alberto B.: Censo General de la Población, Edificación, Comercio é Industrias de la Ciudad de Bs.
As. 1904. En la década del 20 la Municipalidad dio otros premios.
16
En 1907 gracias a su gestión obtuvo de
Ángel Roverano la donación de tres esculturas de
Mármol de Carrara obra del escultor Guillaume
que representaban “La Fe”, “La Esperanza” y “La
Caridad” que fueron destinadas a la Plaza
Intendente Alvear.
De su experiencia como medallista
surgieron las “plaquettes” -que se encuentran
todavía en algunas esquinas del microcentrocomo homenaje y recuerdo a quienes dan el
nombre a esas calles.
LA “SOCIEDAD” SE TRANSFORMA EN ACADEMIA DE BELLAS ARTES.
La “Academia de la Sociedad Estímulo” continuaba su actividad. Fallecido Romero
continuaron dictando las clases Reinaldo Giúdice, Ángel Della Valle y de la Cárcova.
En 1893 se sumaron como profesores Lucio Correa Morales para enseñar escultura, el Dr.
Benjamín Larroque a cargo de la clase de anatomía y Carlos E. Zuberbuhler dictaba la Cátedra de
historia del arte.
Sin sede propia se instalaron desde 1898 en el segundo piso de “Bon Marché”.
En sus aulas estudiaron varios artistas ganadores del
“Concurso Nacional” Arturo Dresco, Rogelio Yrurtia, Carlos
P. Ripamonte, Cesáreo B. de Quirós quienes pudieron
completar sus estudios en Europa.
Pero a pesar de la excelencia de profesores y alumnos
era cada vez más difícil sostenerla. Muchos mecenas ya
habían fallecido y de la Cárcova tuvo que gestionar su pase a
la Nación.
Se concretó el 30 de abril de 1905. Era Presidente de
la República Manuel Quintana y Ministro de Instrucción
Pública Joaquín V. González. Recibió el nuevo nombre de
“Academia de Bellas Artes”. Fueron nombrados Cárcova y
Eduardo Sívori como director y vice.
Nacionalización de la Academia.
Cárcova (Izq) Sívori (Der), y el
ministro de Educación Joaquín V.
González (centro
Fueron reorganizadas las clases de dibujo y pintura
quedando a cargo de Cárcova, Della Valle y Giúdici, seguiría
con las clases de escultura Lucio Correa Morales, el Dr.
Benjamín Larroque con Anatomía y Carlos E. Zuberbulher
con Historia del Arte. Se agregaron Plástica Ornamental a
cargo de José Arduino, Dibujo Lineal lo dictaría Ricardo
Martí y Perspectiva José Carminiani.
Tres años después contaba con 536 alumnos y 87 alumnas “Sus clases son concurridas por
distinguidísimas señoritas y por jóvenes de todas las clases sociales, habiendo muchos que van a
ellas no precisamente para hacer arte sino para adquirir conocimientos aplicables a la industria”.
SIEMBRA Y COSECHA
Los primeros años del siglo XX llegaron con múltiples
reconocimientos para Ernesto de la Cárcova. En 1902 fue
nombrado delegado argentino en el “X Congreso de Historia del
Arte” que se celebró en Roma. Dos años después su cuadro Sin pan
y sin trabajo recibió el “Gran Premio de Honor” en la Exposición
Internacional de Saint Louis (EEUU). En 1908 renunció al cargo de
Director de la Academia de Bella Artes para dirigir el Patronato de
Becarios Argentinos, por ese entonces setenta becados por el
gobierno argentino se hallaban estudiando en Europa.
En 1910 ganó la medalla de oro en la muestra del Centenario.
Luego el 1º Premio Adquisición en el Salón Nacional (1914). La
medalla de oro en la Exposición Internacional de San Francisco
(EEUU- 1915) y la medalla de plata “Premio Artistas Extranjeros” en el Salón de Bellas Artes de
París (1916).
El gobierno francés le otorgó la “Legión de Honor en el grado de Caballero” -luego de
Oficial- y la “medalla al reconocimiento francés”.
La 1º Guerra Mundial cambió trágicamente a Europa y de esta forma no sólo terminó un
ciclo sino también el punto de referencia en las ciencias y la artes.
Después de una década a cargo del Patronato de Becarios regresó a Buenos Aires y junto
con el arquitecto Alejandro Christophersen creó la “Sociedad de Acuarelistas” que aunque
reunió en forma anual exposiciones de pintores y grabadores tuvo poca repercusión
“indiferencia y hasta hostilidad ha recibido esta obra patriótica y meritoria”.
El 9 de enero de 1920 el presidente Hipólito Yrigoyen lo invitó a formar parte, junto con
Martín Noel y Cupertino del Campo, de la reorganizada “Comisión Nacional de Bellas Artes”.
Pero la idea de un taller al aire libre era su proyecto más ambicioso y como estaba muy
enfermo apuró a concretarlo. Consiguió un lazareto abandonado para animales cerca del
Balneario Municipal junto con los galpones y terrenos adyacentes “... convertiría en talleres los
establos y en jardines andaluces los potreros, poniendo con sus propias manos en la fuente
decorativa diseñada por el mismo, el patinado azulejo que arrancara, también son sus propias
manos, de algún vetusto caserón porteño” 17
Sólo anhelaba el éxito de esta nueva escuela, muchas piezas de su propia colección
migraban a diario desde su casa a las nuevas aulas-talleres “Había él buscado la
descentralización de ésta con la ‘selección de valores, como maestros y discípulos, en un ambiente
de libertad espiritual, de intensísima labor y de alto ideal artístico’... y ‘volver a los buenos
momentos del Renacimiento, a la famosa ‘bottega’ florentina y romana en la que el maestro
convivía espiritualmente con el discípulo”.
DUELO DE PALETAS Y PINCELES
En estos jardines dio sus postreras lecciones y pintó sus últimas telas Contraluz y
Estibador.
Falleció el 28 de diciembre de 1927 y fue inhumado en el Cementerio de la Recoleta previa
misa misa de cuerpo presente en la Iglesia del Pilar a la que asistieron el Presidente de la Nación
Dr. Marcelo T. de Alvear, el Ministro de Justicia e Instrucción Pública Dr. Sagarna, el Intendente
Municipal Horacio Casco, el Rector de la Universidad de Buenos Aires Dr. Ricardo Rojas. Los
senadores Leopoldo Melo y Fernando Saguier, Tomás A. Le Bretón, Vicente G. Gallo, Dr. Gregorio
Aráoz Alfaro y Cupertino del Campo, entre otras personalidades de la política y la cultura.
17
Palabras dichas por Cupertino del Campo el día de la inhumación de de la Cárcova.
Además de representantes y delegados de la Comisión Nacional de Bellas Artes, Academia
Nacional de Bellas Artes, Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, Sociedad Estímulo de
Bellas Artes, Sociedad Central de Arquitectos, Mutualidad Estudiantes de Bellas Artes y sus
alumnos del taller al aire libre.
QUIEN FUE Y QUIEN ES.
En 1932 el Director de Bellas Artes José Soto Acebal al inaugurar el busto del pintor
–obra de José Fioravanti- en los jardines de la Escuela que había fundado lo definió en una frase:
“La vida de la Cárcova es una larga jornada de pintura argentina y una constante
disciplina de iniciativa generosa. Organizador, consejero y maestro, su espíritu recio no conoció el
decaimiento y la apatía. Donde hubiera obra que crear o estimular, allí estaba su acción y su
tenacidad. Todo lo que constituye un progreso de arte en nuestro país debe algo o mucho a Ernesto
de la Cárcova”.