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LA TRADICIÓN PERIODÍSTICA LITERARIA EN AMÉRICA LATINA
The Literary Journalism Tradition in Latin America
Recibido: 19 de Enero 2015
Aprobado: 23 de Febrero 2015
Jeovanny Benavides
Universidad Autónoma de Barcelona
Ecuador
[email protected]
Profesor titular de la Universidad Técnica de Manabí (Ecuador). Becario del gobierno del
Ecuador. Fue editor durante cuatro años de la revista La Técnica de Ecuador. Ha sido becario de
la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano. Su trabajo
como cronista ha sido reconocido en varios ámbitos: en 2011 fue finalista del concurso Las
Nuevas Plumas que organiza la Universidad de Guadalajara y la Escuela de Periodismo Portátil.
En el 2014 fue finalista del primer concurso de crónicas organizado por el Centro Internacional
de Estudios Superiores de Periodismo para América (Ciespal). Es colaborador frecuente de las
revistas Verd y Edu@new editadas en su país. Su tesis doctoral versa sobre el periodismo
literario latinoamericano.
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EDICIÓN No. 90: REFLEXIONES EN TORNO A LA HISTORIA DE LA PRENSA Y EL PERIODISMO EN
IBEROAMÉRICA MAYO-SEPTIEMBRE 2015.
Resumen
Este trabajo se propone señalar la forma en que surge el periodismo literario en América Latina.
Hay escasos estudios en la región y ante el desafío de tener una orfandad teórica este artículo
plantea un acercamiento a la génesis de esta tendencia, a su evolución.
Se analizan los principales antecedentes del periodismo literario y para ello el artígulo hurga en
las crónicas de indias, avanza hacia el modernismo y refuta la forma en que algunos estudiosos
han situado el origen de esta tendencia en la corriente estadounidense denominada “Nuevo
Periodismo”. Ya en el modernismo, a fines del siglo XIX, las crónicas de José Martí, Rubén
Darío o de Gutiérrez Nájera eran el preludio de un movimiento al que varios investigadores han
llamado el nuevo boom de las letras hispánicas.
En este trabajo se indaga, además, en el auge que el periodismo literario ha tenido en América
Latina desde fines de la década de 1990 a partir del surgimiento de revistas especializadas como
Gatopardo (México), SoHo (Colombia), Etiqueta Negra (Perú), Piauí (Brasil) y Anfibia
(Argentina).
Palabras clave: Periodismo literario; crónicas de indias; modernismo; América Latina; revistas
especializadas.
Abstract
This paper intends to point out the way in which emerges the literary journalism in Latin
America. There are few studies in the region and faced the challenge of having a theoretical
orphan this article presents an approach to the genesis of this trend, its evolution.
Discusses the major background of literary journalism and for this purpose the artigulo delves
into the Chronicles of the Indies, moves into modernism and refutes the way in which some
scholars have situated the origin of this trend the U.S. current called "New journalism". Already
in modernism, at the end of the 19th century, José Martí, Rubén Dario or Gutiérrez Nájera
chronicles were the prelude to a movement that several researchers have called the new boom in
Hispanic letters.
In this work he investigates, in addition, the boom that literary journalism he had in Latin
America since the end of the 1990s from the emergence of specialized journals such as
Gatopardo (Mexico), SoHo (Colombia), Etiqueta Negra (Peru), Piauí (Brazil) and Anfibia
(Argentina).
Keywords: Literary Journalism; Chronicles of the Indies; modernism; Latin America;
specialized magazines.
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EDICIÓN No. 90: REFLEXIONES EN TORNO A LA HISTORIA DE LA PRENSA Y EL PERIODISMO EN
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Introducción
Referirse al origen del periodismo literario en Latinoamérica es remitirnos a las crónicas de
Indias, que surgieron con la conquista y colonización de América a fines del siglo XV y a lo
largo del siglo XVI. Se trata de textos históricos literarios, donde se juega claramente la
investigación de los cronistas en esa nueva tierra, mezclada con una prosa hiriente y fantástica en
sus descripciones de la fauna, la flora y las costumbres indigenistas.
La prehistoria del periodismo literario latinoamericano se encuentra en estas crónicas y en sus
autores. Algunos de los más representativos cronistas de Indias, fueron: Fray Bartolomé de las
Casas, Fray Pedro Simón, Fray Bernardino de Sahagún, el inca Garcilaso de la Vega, Bernal
Díaz del Castillo, entre otros.
Aunque se trata de una referencia remota es un antecedente ineludible tanto de la crónica
modernista como de la crónica latinoamericana contemporánea. Son textos que se publicaron en
la época de la conquista y la colonización. Estas obras se encuentran marcadas los viajes de los
españoles y el descubrimiento de lo que para ellos era “un mundo nuevo”. Algunos de los más
representativos cronistas de Indias fueron Fray Bartolomé de las Casas, Fray Pedro Simón, Fray
Bernardino de Sahagún, el inca Garcilaso de la Vega, Bernal Díaz del Castillo, entre otros.
Ya sea con publicaciones esporádicas o con crónicas y reportajes difundidos en algunos
segmentos de la prensa periódica, esta forma de hacer periodismo se mantuvo en la región con
artículos muy esporádicos y sin que se considere una tendencia en los medios impresos que hacia
los siglos XVII y XVIII apuntaban más a consolidar las revoluciones que germinaban en los
países latinoamericanos contra el denominado “yugo español”
Hacia las últimas décadas del siglo XIX la prensa latinoamericana y los escritores comenzaban a
dejar de lado la faceta de propagadores de ideas políticas partidistas y empiezan a buscar su
propio discurso, a generar su propio espacio creativo. Así surgen las figuras de algunos
reporteros a la par que se mantenía la difusión de textos literarios y crónicas, géneros que se
publicaban simultáneamente con las noticias convencionales. Es este uno de los momentos en
que se entrecruzan disciplinas como el periodismo y la literatura.
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1. Los antecedentes del Nuevo
Periodismo están en América Latina
El Nuevo Periodismo estadounidense que tuvo su apogeo en las décadas de 1960 y 1970 fue una
tendencia que es considerada por algunos estudiosos como el inicio del periodismo literario. Sin
embargo, investigadores como Rotker (1992) sostienen que lo que se conoce como Nuevo
Periodismo nació no en Estados Unidos, sino en América Latina con autores como José Martí,
Rubén Darío o Manuel Gutiérrez Nájera.
En su libro “La invención de la crónica”, Susana Rotker afirma que el primer equívoco es que el
periodismo y la ficción son dos escrituras diversas. El segundo, que el primer puente entre ambos
lo construyeron Tom Wolfe, Truman Capote y Norman Mailer con el nombre de Nuevo
Periodismo. Esta autora asegura que fue a fines del siglo XIX cuando el periodismo y la
literatura como instituciones iniciaron su separación del ámbito estatal y buscaron sus propios
discursos acentuando las diferencias entre una y otra.
Wolfe (1976) concibe el periodismo como proceso creativo y lo relaciona con la literatura,
especialmente, con la novela realista del siglo XIX. También detalla ejemplos de reportajes
novelados que se constituyen en el primer canon de esta corriente. La expresión “Nuevo
Periodismo” fue rebautizada en 1984 como “Periodismo Literario” por Norman Sims, profesor
de periodismo en la Universidad de Massachusetts.
Las crónicas de Martí analizadas por Rotker muestran rasgos similares a los del Modernismo en
poesía: expresividad impresionista, simbolismo, incorporación de la naturaleza. Es por ello que
la crónica nace con el modernismo.
La época en que surgieron las figuras de José Martí, Rubén Darío y Manuel Gutiérrez Nájera se
producía un cambio en los sistemas de percepción y expresión. De ser un mero reproductor el
escritor pasó a ser también un creador. Se cuestionaba con fuerza el objetivismo científico y
surge el subjetivismo como una herramienta válida de autenticidad, porque
… la realidad es irónica contradictoria. El hombre había construido totalidades para
encontrar su propio contexto y sentido dentro de ellas. El autor deja de ser espectador que
reproduce lo real tras un concepto universal, para tratar de alcanzarlo desde su propio ser
(Rotker, 1992, p. 42).
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Más de la mitad de la obra escrita de José Martí y dos tercios de la de Rubén Darío se componen
de textos publicados en periódicos. No obstante, para la historia y la citica literaria el interés
hacia estos autores se ha fundamentado en el estudio de sus poesías. A pesar de la importancia de
las crónicas
periodísticas
para comprender
una etapa fundamental de la cultura
hispanoamericana, ese desinterés por parte de la crítica ha afectado no sólo la total valoración de
la obra de Martí y Darío sino la de los escritores modernistas en general, como si su producción
poética hubiera estado totalmente divorciada de sus textos periodísticos.
De esta manera lo que hace un poco más de doscientos años era “desclasado”, “impuro” o
“marginal”, como señala Rotker sobre los textos de los modernistas latinoamericanos del
siglo XIX, en la actualidad alcanza vigencia y es considerado como “el boom del
periodismo literario en América Latina” (Anderson, 2006, p. 25).
En la región esta forma de hacer periodismo se desarrolla notablemente en forma de crónica
narrativa, porque éste es un género que nace precisamente con el modernismo, así lo empiezan a
practicar destacados cultores del género. Modernismo y modernidad eran usados por Darío ya en
1888. En este contexto esta tendencia pretendía unir formas diversas y aplicar la dualidad como
sistema, la escritura como tensión y punto de encuentro entre antagonismos: prosa y poesía,
espíritu y materia, lo importado y lo propio, la literatura y el periodismo. Se generaban de esta
manera lo que Martí definía como espacios de condensación o encuentros dialécticos donde
formas diferentes se entrelazan y se relacionan.
Así como la imagen del centauro es el prototipo simbólico de la dualidad hombre /
animal, la crónica se constituye en un espacio de condensación por excelencia,
condensación modernista porque en ella se encuentran todas las mezclas, siendo ellas la
mixtura misma convertida en una unidad singular y autónoma (Rotker, 1992, p. 45).
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1.1 La relevancia del Boom
Mientras en las década del sesenta y setenta se desarrollaba el Nuevo Periodismo en los Estados
Unidos, en América latina se desencadena el “Boom Latinoamericano”, fenómeno literario que
visibilizó a esta región y que fue liderado por escritores como Gabriel García Márquez, Mario
Vargas Llosa, Julio Cortázar, Juan Rulfo, Juan Carlos Onetti y Carlos Fuentes. La mayoría de los
autores del Boom, encasillado no sólo en la literatura, incursionaron en el periodismo.
Ambas corrientes, el Nuevo Periodismo y el Boom Latinoamericano, están estrechamente
vinculadas en la consolidación y formación del Periodismo Literario en América latina, acepción
que es empleada en este trabajo de investigación.
Aunque algunos estudiosos de la historia de la literatura consideran que el Boom
Latinoamericano sólo fue una estrategia editorial, este movimiento tuvo una considerable
influencia en el periodismo. Incluso algunos autores surgieron del campo de la literatura hacia la
prensa gráfica, ubicándole a sus textos su estilo personal y voz propia, para narrar la realidad
socioeconómica de sus países.
No es por azar que en América Latina los grandes escritores fueron alguna vez
periodistas: Borges, García Márquez, Fuentes, Onetti, Vargas Llosa, Asturias, Neruda,
Paz, Cortázar (Martínez, 1997, p. 4).
Sobre este aspecto, Vargas Llosa (1972), señala que el denominado Boom no se trató en ningún
momento de un movimiento literario vinculado por un ideario estético, político o moral. Asegura
que se advirtió cierta distancia respecto entre esos autores así como cierta continuidad en sus
obras. Sostiene que, por ejemplo, Cortázar y Fuentes tienen pocas cosas en común y muchas
otras en divergencias y que esta situación fue aprovechada por los editores y que por ello
contribuyó a que se difundiera la literatura latinoamericana. El premio Nobel de Literatura 2010
explica:
Lo que se llama boom y que nadie sabe exactamente qué es -yo particularmente no lo sées un conjunto de escritores, tampoco se sabe exactamente quiénes, pues cada uno tiene
su propia lista, que adquirieron de manera más o menos simultánea en el tiempo, cierta
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difusión, cierto reconocimiento por parte del público y de la crítica. Esto puede llamarse,
tal vez, un accidente histórico (Vargas Llosa, 1972, p. 2).
Desde la perspectiva de Rama (1985) el boom de la literatura latinoamericana fue un fenómeno
de la sociedad de consumo en las que era posible el consumo editorial. A los autores de esta
tendencia se los empezaba a ver como la novedad literaria del momento y también había la
necesidad en el ámbito académico de estudiar este movimiento. Rama considera que distinguir al
boom como un fenómeno distinto de la literatura latinoamericana contemporánea y aun de la
narrativa actual, es, por lo tanto, una petición de principios metodológica, aunque
… es igualmente legítimo interrogarse sobre los motivos de las operaciones reductoras
del boom, porque se aplica a unos productos en desmedro de otros, ya que no es aceptable
la candorosa concepción circulante lo que sólo se debe a la excelencia artística de ciertas
obras” (Rama, 1985, p. 54).
Según Ortega (1988), los narradores del Boom continuaron con la búsqueda de voces y formas
estéticas ticas diversas, plurales y hasta contradictorias que habían iniciado novelistas de la talla
de Onetti, Asturias, Rulfo o Roa Bastos en la década anterior, para narrar las problemáticas
cruciales del hombre latinoamericano. De esta manera se desarrolla un proceso de conexión entre
las tradiciones locales, las leyendas indígenas, los diversos paisajes rurales y urbanos, personajes
propios de América Latina. Ortega añade que los textos enmarcados dentro de esta tendencia se
escriben con nuevas técnicas narrativas en las que predomina la ruptura del orden cronológico
temporal, el juego de narradores, el monólogo interior y el fluir de la conciencia.
Desde la perspectiva de Ortega (1988), las producciones de los autores del Boom mostraban un
lenguaje nuevo que les permitía narrar las respectivas problemáticas locales y trascender sus
fronteras para exigir a sus lectores estar abiertos a nuevas formas de lectura que demandaban
mayor compromiso y participación, por ello “esta narrativa hizo que autores y lectores ya no se
sintieran peruanos, paraguayos, colombianos, cubanos o mexicanos, sino latinoamericanos”. (p.
187)
La contribución tanto del periodismo a la literatura y viceversa fue lo que el profesor Chillón
denominó relaciones promiscuas.
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De este modo, nace la novela de no ficción, de la mano de Truman Capote, en Estados
Unidos, y de Rodolfo Walsh en Argentina. Sus obras tienen propósitos disímiles, sin
embargo, ambos autores se sirven de los recursos literarios para narrar sucesos reales,
basándose en investigaciones periodísticas serias y elaboradas (Fernández Chapou, 2011,
p. 13).
Un homenaje a los cronistas de indias, considerado el primer antecedente y referente del
periodismo literario, es el evento que ha organizado la Fundación Gabriel García Márquez para
el Nuevo Periodismo Iberoamericano.
En el 2008 se desarrolló en Bogotá el Primer Encuentro de “Nuevos Cronistas de Indias”, que
tuvo su segunda versión en el 2012 en México. En este tipo de eventos se descubre un mundo de
narradores que intentan preservar el rigor y las historias bien contadas, grandes maestros que
inspiran a las nuevas generaciones y emprendedores de proyectos innovadores que, desde
distintas perspectivas y países, desafían las fronteras del oficio.
Nuestros cronistas del modernismo fundaron esa tradición en la que se insertaron Tomás
Eloy Martínez y Carlos Monsiváis, maestros de la crónica urbana y también del
irreverente juicio a la historia presente y sus personajes, una tradición iluminada por
Gabriel García Márquez, cronista mayor de Indias, de modo que podemos trazar ese arco
mágico que va de Rubén Darío hasta él (Ramírez, 2012, p. 1).
1.2 El periodismo literario hoy: el auge de la crónica y su desarrollo en las revistas
especializadas latinoamericanas
“Hacia fines de la década del 90 e inicios del siglo asistimos al nacimiento de revistas
especializadas en las que están presentes trabajos periodísticos escritos con el lenguaje propio de
la literatura” (Saad, 2005, p. 2). Desde entonces un grupo de autores latinoamericanos que
cultiva el periodismo literario se abre paso en diversos espacios.
Desde hace dos décadas, el Periodismo Literario se abre paso en diarios, publicaciones de libros
y, en particular, en revistas especializadas por medio de autores que han hecho de la narración su
principal herramienta. La crónica en especial acompaña a esta manifestación de hacer
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periodismo y es un género que ha pasado por un proceso de visibilización en varios sectores
editoriales. Por ello y según teóricos como Rotker (1992), la crónica es el género más rico y vital
que hay en esta parte del continente. Una muestra de ello son las publicaciones de este tipo de
narraciones en libros y antologías (Jaramillo Agudelo, 2012 y Carrión, 2012), los concursos,
premios, reconocimientos y, sobre todo, la aparición de revistas especializadas.
La tradición periodística literaria se ha consolidado desde inicios del siglo XXI en América
Latina con el surgimiento de concursos, premios, reconocimientos y, sobre todo, la aparición de
revistas especializadas y de notable calidad que expresan hoy a una nueva generación de autores,
constan entre ellas: Gatopardo (México), SoHo (Colombia), Etiqueta Negra (Perú), Piauí (Brasil)
y Anfibia (Argentina). Estas publicaciones se han convertido en los principales exponentes del
género en Latinoamérica, en un intento por construir la realidad de una manera distinta,
reduciendo la distancia entre el narrador, los protagonistas de sus historias y los lectores.
Las páginas de las revistas especializadas en América Latina han contado con plumas literarias,
bien al dar los escritores a conocer sus obras en este espacio, o bien al hacer ellos también una
labor periodística con crónicas, entrevistas, perfil y reportajes. Se evidencia una profunda
preocupación por narrar. En este proceso el periodista literario está movilizado por una vocación
innata de comprender el significado profundo de lo que ocurre a su alrededor pero también
dentro de los personajes que son los protagonistas de las historias: ese es el foco de esta forma de
hacer periodismo.
La tradición periodística literaria se ha consolidado desde inicios del siglo XXI en América
Latina con el surgimiento de concursos, premios, reconocimientos y, sobre todo, la aparición de
revistas especializadas y de notable calidad que expresan hoy a una nueva generación de autores.
La revista Gatopardo empezó a publicarse en 1999 originalmente en Colombia y desde 2006 es
editada en México por Editorial Mapas. Se define a sí misma como “una revista dedicada al
periodismo narrativo que presenta una mezcla de buena escritura, aguda intuición social,
reportajes en profundidad y retratos memorables de la gente más influyente de la región”. En sus
páginas han publicado crónicas, reportajes y entrevistas perfiles prestigiosos escritores
consagrados considerados “las grandes plumas del continente”, constan entre ellos: Ernesto
Sabato, Tomás Eloy Martínez, Antonio Tabucchi, Juan Villoro, Carlos Fuentes, Martín Caparrós,
Alma Guillermoprieto, entre otros autores latinoamericanos. El nombre de la revista se basa en el
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nombre de la novela “El gatopardo” de Giuseppe Tomasi di Lampedusa y circula en Argentina,
México, Colombia, Panamá, Venezuela, Chile, Perú, Uruguay, Costa Rica, Ecuador, Puerto
Rico, Miami y Nueva York (EE.UU.). Su director editorial es Guillermo Osorno. Desde el 2012
circula Gatopardo Ecuador.
La revista SoHo
es una de las revistas de Publicaciones Semana, un grupo editorial de
Colombia. Fue fundada en este país en 1999 por el periodista Daniel Samper Ospina y es
ampliamente conocida por la publicación de fotografías sugerentes y desnudos de modelos,
actrices y mujeres de la vida pública colombiana. SoHo publica crónicas, perfiles y reportajes de
reconocidos autores latinoamericanos y tiene un staff de columnistas irreverentes entre los que se
encuentra una actriz de cine porno. Esta publicación presenta una mirada original e inteligente
sobre la vida cotidiana. Desde 2002 ha circulado SoHo Ecuador, y desde 2006 circula SoHo
Costa Rica.
El primer número de la revista Etiqueta Negra se lanzó en el 2002. Fue primero bimestral y luego
mensualmente, cada número de Etiqueta Negra aborda un determinado tema como dinero, viajes,
cine, erotismo, moda, cocina, entre otros. Sus páginas son un referente de la narrativa en
América Latina en las que se publican crónicas, reportajes gráficos, columnas, ensayos, perfiles
y cuentos. Etiqueta Negra se ha convertido en un espacio para leer a los grandes autores, pero
también en una vitrina para nuevos narradores latinoamericanos. Etiqueta Negra se
autodenomina como “una revista para distraídos” y fue creada y dirigida por Julio Villanueva
Chang. La revista ha publicado textos de importantes escritores e intelectuales como Guillermo
Cabrera Infante, Mario Vargas Llosa, Juan Villoro, Jon Lee Anderson, Carlos Monsiváis, Jorge
Luis Borges, Martín Caparrós, Fernando Savater, Joaquín Sabina, Jaime Bayly, Alberto Fuguet,
Susan Orlean, Iván Thays y Oliver Sacks, entre otros. A pesar de su corta vida, Etiqueta Negra se
ha convertido, por su rigor, calidad y originalidad, en una revista de culto. Es una revista que
llega a varias partes del mundo.
El espacio que el género recibe en estas revistas son evidencias de los que algunos nombran
como un revival del periodismo literario en América latina. Es preciso señalar que no hay
investigaciones que analicen el auge de las revistas latinoamericanas de periodismo literario. Los
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trabajos sobre periodismo están circunscritos a las rutinas del periodismo tradicional en las salas
de redacción.
Un aporte en la región ha sido la aparición de organismos que impulsan el periodismo literario en
Latinoamérica. Hacia 1994, el Premio Nobel de Literatura Gabriel García Márquez establece en
Cartagena de Indias, Colombia, la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, un organismo
que nació para impulsar la narración periodística y que ha realizado más de 300 talleres y
seminarios de periodismo literario y capacitado a más de siete mil reporteros y cronistas.
Otro aporte importante que ha promovido el surgimiento de este género y ha hecho visible a los
cronistas de la región, ha sido el Premio Las Nuevas Plumas, que empezó en el 2010. El galardón
es impulsado por la Universidad de Guadalajara (México) y la Escuela de Periodismo Portátil
(Chile).
2. Estudios sobre el periodismo literario en América Latina
Pese a la importancia del periodismo literario, hay escasos estudios sobre este género en la
región. Incluso, algunos autores consideran que “los estudios sobre las relaciones entre
periodismo y literatura han sido hasta la fecha dispersos y ocasionales, impresionistas y, en
general, carentes de rigor” (Chillón, 1999, p. 395).
En América Latina dos de los referentes más valiosos para el estudio de esta forma de hacer
periodismo son “Literatura y periodismo: una tradición de relaciones promiscuas” de Albert
Chillón (1999) y “La invención de la crónica” de Susana Rotker (1992). A ellos debe sumarse el
libro “Periodismo Narrativo” del argentino Roberto Herrscher (2012) y “Escribiendo historias, el
arte y el oficio de narrar en el periodismo” del colombiano Juan José Hoyos (2003).
Varios de los textos referidos le conceden especial importancia al periodismo literario
latinoamericano. Incluso, la obra del profesor catalán Albert Chillón dedica un capítulo íntegro a
lo que denomina “Los nuevos periodismos latinoamericanos”. Este autor admite que en la región
se ha cultivado en las últimas décadas un periodismo literario de alta calidad. Incluso, en su obra,
el profesor Chillón destaca y analiza a autores consagrados como Gabriel García Márquez,
Miguel Barnet, Fernando Gabeira, Tomás Eloy Martínez, entre otros. “Aunque el vocablo
Latinoamérica esconde, en realidad, una diversidad de culturas y tradiciones tan grande que hace
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casi imposible cualquier generalización, se puede hablar, en mi opinión, de la existencia de
algunos rasgos comunes” (Chillón, 1999, p. 337). Y son precisamente aquellas particularidades,
esas características que lo hacen tan singular, de las que se ocupa el presente trabajo de
investigación.
Mientras que Rotker (1992) focaliza su mirada de análisis en la subjetividad que posee la crónica
como uno de sus rasgos más relevantes. En la misma línea, el investigador Aníbal González
(1983) enfoca uno de sus trabajos en el análisis de la crónica hispanoamericana con una intensa
relación con lo literario. González sostiene que autores como Rubén Darío, Martí, Gutiérrez
Nájera y Rodó han sido figuras esenciales en la conformación de la crónica modernista
hispanoamericana y que gracias a este género el periodismo se ha situado en una compenetración
histórica más relevante que los textos de historia u obras literarias como las novelas, pues la
crónica ha permitido conocer cómo los escritores sistematizaban sus creaciones. De esta manera
González correlaciona el estudio de los textos periodísticos con su respectivo contexto histórico.
Además, este autor analiza la crónica modernista desde sus inicios, evolución y desarrollo.
También establece las distinciones y similitudes existentes de los textos periodísticos con los
artículos costumbristas. Al concebir, este género como el más moderno asegura que en él
subsiste el estrecho nexo entre historia y ficción, que ha sido objeto de debate en la literatura
hispanoamericana.
Por su parte, Julio Ramos (1989) en su obra “Desencuentros de la modernidad en América
Latina” concibe el auténtico significado del cronista situado en la ciudad latinoamericana. Este
autor se refiere a los periodistas como cronistas de la vida urbana que con los editores,
traductores y correctores fueron los primeros literarios en el campo profesional interesados en
conformar un mercado literario.
Otro autor que aborda una de las manifestaciones del periodismo literario como la crónica es
Ángel Rama (1985). Lo hace en su libro “La ciudad letrada”, donde además estudia el
modernismo y la obra de Rubén Darío.
Abordajes como los de Añon, (2008), Saitta, (1993) y Bernabé (2006), dejan entrever la forma
en que ha evolucionado esta disciplina y los vasos comunicantes entre literatura y periodismo a
través de múltiples manifestaciones en América Latina.
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Más reciente es el estudio de Linda Egan (2013) quien aborda la obra del escritor y periodista
Carlos Monsiváis y brinda una aproximación a lo que define como crónica urbana, un género
híbrido que pretende poner en la palestra a grupos marginados. Esta autora considera que
periodismo y literatura no son disciplinas contrarias, sino equivalentes, y que géneros como la
crónica y el reportaje novelado poseen características comunes de ambas disciplinas.
El libro de Roberto Herrscher (2012) “Periodismo narrativo: cómo contar la realidad con los
recursos de la literatura” analiza la historia y la actualidad del periodismo literario, tendencia a la
que este autor denomina “narrativo”. La obra explora un mapa de los caminos y las posibilidades
del periodismo literario, repasa, además, el legado de grandes maestros, las herramientas y las
posibilidades de este acercamiento periodístico-literario a la realidad política, social, cultural y
económica de Latinoamérica. Afirma que en esta región vibra desde hace un par de décadas un
fenómeno que permite contar, pensar y actuar en la realidad con valentía y originalidad. Esos
textos están escritos como novelas o cuentos, pero relatan hechos, y en muchos casos están
investigados con un rigor similar o superior al de los grandes ejemplos del periodismo de
investigación. Entre los autores latinoamericanos destaca a Rodolfo Walsh, Gabriel García
Márquez, Alma Guillermoprieto, entre otros.
Una particular visión del periodismo literario en América Latina la brinda el profesor
colombiano Juan José Hoyos (2003) en su libro “Escribiendo historias, el arte y el oficio de
narrar en el periodismo”. Asegura que la inmersión es el único camino para encontrar una
historia y que eso sucede precisamente con el periodismo literario en la región, donde el autor va
al mundo con el corazón abierto para obtener el poder de narrar la vida en toda su complejidad.
Hay otros estudios que ayudan a comprender el conjunto de conexiones diacrónicas y sincrónicas
existentes dentro de la cultura periodística como de la literaria, estudios realizados en gran parte
desde la academia gracias al interés que el tema despierta en teóricos, críticos, investigadores y
profesores de periodismo, por ejemplo: “Periodismo y literatura” de José Acosta Montoro
(1973); “La literatura en el periodismo” de Octavio Aguilera (1992); “La crónica periodística” de
Manuel Rodríguez (1997); “Tan real como la ficción” de Doménico Chiappe (2010), entre otros.
Uno de los problemas para la elaboración de este estado de la cuestión es que en América Latina
persiste el vicio de llamar crónica a casi toda manifestación de periodismo literario. Además,
muchos escritores que incursionaron en ambas disciplinas han realizado aproximaciones teóricas
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y múltiples formas híbridas entre ensayos, investigaciones y textos en los que la relación entre
periodismo y literatura, ficción y relatos facticios, información y relato, mantiene un debate
abierto y una discusión permanente.
A ello debe sumarse que se ha puesto de moda la etiqueta
“periodismo narrativo” en
Latinoamérica y en España de la mano de algunos estudiosos del fenómeno. Es una etiqueta que
no designa bien lo que quiere designar, porque buena parte del periodismo convencional, del
periodismo ortodoxo ya es narrativo. La narración tiene una forma muy importante en cualquier
manera de hacer periodismo, sea creativo o sea convencional. En este sentido, autores Chillón
(1999) expresan que llamar periodismo narrativo a las nuevas tendencias creativas es reducir la
riqueza y hablar con poca propiedad, ya que narrativo vendría a ser todo tipo de periodismo.
La etiqueta de periodismo narrativo reduce la diversidad de las manifestaciones y por otra parte
no reconoce el entronque con la tradición; además designa con el adjetivo de “narrativo” lo que
caracteriza a cualquier periodismo, por tanto para este estudio se ha optado por la categoría de
“periodismo literario”, que señala el entronque entre esas tendencias creativas de las últimas
décadas y la gran tradición de literatura y periodismo que tiene varios siglos de antigüedad muy
intensa y muy rica.
Por otra parte, la etiqueta de periodismo literario tiene una segunda virtud: designa modalidades
periodísticas que no son narrativas, pero que sin embargo son creativas. Por ejemplo, una
modalidad como el retrato, el perfil, las semblanzas. Por esta razón, en esta investigación se
emplea la denominación periodismo literario.
En los últimos quince años también se han multiplicado investigaciones sobre el periodismo
literario desde la academia, en modalidad de tesis tanto en pregrado como en posgrado.
Estas investigaciones se han generado tanto en universidades europeas como en universidades de
la región. Por ejemplo, Daniel Centeno Maldonado (2004) realizó su tesis doctoral para la
Universidad Complutense de Madrid titulada “Boom de narrativa latinoamericana y periodismo:
una relación de vasos comunicantes”. En ella realiza un breve repaso histórico por lo que
denomina “el Nuevo Periodismo Latinoamericano”, indaga en lo que significó este movimiento,
sus propulsores, sus estrategias editoriales y hasta sus mayores filiaciones ideológicas.
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En esta línea el autor chileno Gonzalo Saavedra Vergara (1999) realiza su tesis doctoral para la
Universidad Autónoma de Barcelona titulada “Voces con poder, Estrategias de autoridad del
narrador periodístico” trata sobre el punto de vista, refiriéndose a la narrativización y el efecto
omnisciente en los relatos facticios. En esta investigación describe la técnica de la
narrativización de los discursos y el consiguiente efecto de acceso interior.
Además, la investigadora mexicana María del Carmen Fernández Chapou (2009) escribió su
tesis doctoral titulada “El Nuevo Periodismo en la Prensa Hispana Contemporánea: Una
propuesta para los medios del siglo XXI”. Se trata de una investigación que se propone recuperar
las posibilidades de la corriente del Nuevo Periodismo estadounidense de los años sesenta en la
prensa del siglo XXI. Esta autora se pregunta si ¿se puede hablar en la actualidad de un postNuevo Periodismo? Estudia algunos autores y considera como corpus a textos de la revista
Rolling Stone.
Una investigación para la Universidad de la Sabana, Colombia, denominada “Gatopardo como
manifestación del periodismo literario en América Latina”, fue realizada por Juan González
Quintero y Manuel Sarmiento Pinilla (2002). Este estudio destaca la labor pionera de la revista
de periodismo literario Gatopardo de rescatar géneros como la crónica y el reportaje.
La investigación titulada “Crónicas Latinoamericanas. Las herramientas discursivas que utilizan
los cronistas para construir su lugar en las crónicas finalistas y ganadoras del Premio Nuevo
Periodismo” fue elaborada por Julia Comba (2012) para la Universidad Nacional de Rosario de
Argentina. Este estudio analizó las estrategias discursivas que utilizan los cronistas para
posicionarse y construcción su mirada desde donde narran sus crónicas. La autora analizó solo
siete crónicas y dejó de lado 16 trabajos periodísticos finalistas y ganadores que pertenecían a la
categoría de reportaje.
En Argentina la profesora Graciela Falbo realizó un análisis de casos sobre el papel de las
revistas culturales en la Argentina en el proceso de transición a la democracia (1963-1990). Y
ella misma dirigió entre el 2002 y el 2004 el proyecto de investigación denominado “Periodismo
y Literatura.: la crónica narrativa y su evolución en Latinoamérica”. Se trata de un proyecto
desarrollado para la Facultad de Periodismo e Investigación Social de la Universidad Nacional
de La Plata.
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Géneros como la crónica, el reportaje y la entrevista perfil acompañan a esta manifestación de
hacer periodismo. Además este tipo de narraciones se han publicado en libros y antologías como
las de Jaramillo Agudelo (2012) y de Jorge Carrión (2012).
Las antologías de Carrión y Jaramillo no son las primeras en América Latina. Se han publicado
antologías de un solo autor como las de Tomás Eloy Martínez, Martín Caparrós, Clarice
Lispector, Juan Villoro, Pedro Lemebel, Gabriel García Márquez, Rodolfo Walsh, Mario Vargas
Llosa, Laura Restrepo, Juan Carlos Onetti, Julio Cortázar, por mencionar solo algunos.
Los diversos ejemplos de obras y autores, que a lo largo de este artículo hemos detallado no
alcanzan a cubrir la gran diversidad que existe, sobre todo en el ámbito latinoamericano donde
las relaciones mutuas entre el periodismo y la literatura cuentan con una prolífica tradición. Estas
publicaciones han perdurado en el tiempo y han logrado consolidarse en una plataforma
significativa de difusión. Desde ella el cronista ha presentado una mirada subjetiva del mundo y
ha sido testigo, en muchas ocasiones, de lo que narra.
Uno de los propósitos de este trabajo ha sido demostrar que las relaciones entre literatura y
periodismo constituyen un campo fértil para la investigación, porque el periodismo literario no es
una alternativa al periodismo apresurado de las agencias ni al periodismo ortodoxo, sino su
eclosión evolutiva, una mutación que perfecciona el organismo original y lo adapta a un entorno
que exige nuevas y mejores respuestas. El periodismo literario es una adaptación evolutiva a un
mundo que no lo ha dicho todo sobre sí mismo. Con este este artículo
brindamos una
aproximación a los orígenes y a la evolución del periodismo literario en América Latina y
planteamos explicaciones abarcativas, aunque no exhaustivas ni determinantes de los procesos
estudiados. En este sentido, la formulación misma de esta propuesta constituye un aporte, en
tanto involucra una combinatoria inhabitual de aspectos y saberes.
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