La construcción del lugar del PROFESIONAL DOCENTE Mg. Marta Spahn INDICE Docente Incentivador Cuál es el bagaje del docente De la teoría a la práctica El pensamiento del profesor La reconceptualización didáctica La Tarea Docente La situación de clase Enfoque sistémico Reflexiones y alternativas para mejorar la práctica docente Condiciones del accionar docente Esquemas Enfoques posibles para orientar la reflexión Ciclo de la acción reflexiva Cómo es un docente transformador Transposición didáctica Práctica docente 1 INTRODUCCIÓN Dentro y fuera de las instituciones educativas hay quienes enseñan y quienes aprenden. Pueden ser conscientes de que este hecho está sucediendo, pueden no darse cuenta. Enseñar y aprender son dos tareas recíprocas y complementarias por medio de las cuales la sociedad garantiza la educación de sus miembros. Pero enseñar no es una actividad monolítica como la del vendedor de un producto, ni aprender es un consumo pasivo de informaciones. En el acto educativo hay un intercambio simbólico y comunicativo marcado por determinados procesos de culturización. Así, el profesor no es un puro emisor, presentador de conocimientos acumulados, ni el alumno un receptor tipo “caja negra” que registra información para luego reproducirla más o menos intacta en la evaluación. En realidad hay una compleja trama de relaciones (sociales, culturales, económicas, psicológicas, políticas, etc.) que condicionan la efectividad del enseñar y el aprender, que es la que explica las dificultades que se dan en la tarea diaria, por parte de los protagonistas: el alumno y el docente. DOCENTE INCENTIVADOR Saber respetar los diferentes ritmos de aprendizaje, detectar temas de interés o temas que problematizan al alumno, garantizar el derecho de cada uno a ser escuchado, ser tomado en cuenta, también al más tímido, ser respetado como persona autónoma… Se debe considerar al docente también como protagonista y artífice de su propio crecimiento como profesional por eso se pone a modo de ejemplo el ideal de Docente Incentivador, solamente y con el único objeto de reflexionar sobre la tarea diaria, pensando que a veces nos apartamos de los principios que nos pueden llevar a disfrutar de nuestra actividad logrando nuestro propio perfeccionamiento. A modo de reflexión para que pueda servir para todo docente, con o sin mucha experiencia, agobiado por la rutina para lograr una mejora en la calidad de su clase, podríamos formularnos estos interrogantes: Yo docente incentivador: ¿Estimulo al alumnado a poner a prueba sus ideas? ¿Asumo lo que puede realizarse? ¿Estoy en disposición de ayuda? ¿Creo un ambiente sin tensiones? 2 ¿Postergo mis opiniones? ¿Concedo tiempo? ¿Valoro las ideas creativas? ¿Acepto decisiones del alumnado? ¿Demuestro verdadero interés? ¿Reflexiono junto con mis alumnos? ¿Aliento la independencia de juicio? ¿Soy optimista sobre los resultados? ¿Escucho atentamente? ¿Comparto los riesgos? ¿Trato con iguales? ¿Soy uno más? ¿Estimulo la acción? ¿Acepto errores, como parte del aprendizaje? ¿Atiendo a los intereses de los alumnos? ¿Recurro a preguntas y problemas abiertos? En este sentido y como propuestas de ayuda didáctica es posible pensar en algunas estrategias participativas. En primer lugar las técnicas grupales son los métodos o los medios empleados para lograr la acción de un curso o un grupo. Estas técnicas si se emplean adecuadamente pueden resultar muy eficaces en el momento de disparar las motivaciones intrínsecas de las personas que componen ese grupo, por supuesto que las motivaciones extrínsecas también y entonces el grupo camina hacia sus metas. Solamente a modo de dar ideas. El docente puede elegir una de estas técnicas puras o lograr él, la combinación más adecuada al grupo y en determinadas ocasiones, surgiendo métodos más creativos todavía. ¿CUÁL ES EL BAGAJE DEL DOCENTE? Si bien es imprescindible que el profesional docente domine su campo disciplinar, cuando entra al aula su accionar se rige por un pensamiento práctico derivado de su experiencia como estudiante y como docente. Gimeno Sacristán, pedagogo español, dice que, naturalmente, en el momento en el que el docente se enfrenta a su grupo de alumnos, en general recurre a las imágenes más primarias, evoca a sus maestros y profesores y de allí, elige las estrategias para enseñar. Sin embargo, no es una actividad que puede ser llevada al azar, en función solamente de las historias escolares de los docentes. Al respecto dice Pérez Gómez: “...el carácter profesional de la formación del docente requiere la 3 compleja y enriquecedora fusión de la teoría y la práctica; de la ciencia, la técnica y el arte; de la sensibilidad y la razón; de la lógica y la intuición. Es decir; se impone un proceso de formación del pensamiento práctico del docente, no sólo como esquemas teóricos, sino como estrategias de intervención, reflexión y valoración de la propia intervención” Pero también es cierto que se ha ampliado la tarea del docente. En la actualidad, no basta con que domine sólidamente los conocimientos científicos y tecnológicos de su área, ni que esté capacitado para analizar las necesidades que surjan en el aula o poder evaluar su propio accionar. La complejidad del escenario sociocultural actual exige que, inevitablemente, el docente debe posibilitar que sus alumnos adquieran instrumentos y técnicas de trabajo pero que también ejerzan su pensamiento crítico de forma tal de poder interpretar y comprender una realidad caracterizada por múltiples estímulos informativos, la dinámica de los cambios científicos y el dominio de las nuevas tecnologías. Los desarrollos exponenciales en los campos de conocimientos y la renovación de los mismos hacen que ya sea imposible que el docente pueda enseñarlo todo. Sí, en cambio, debe enfrentarse y resolver de la mejor manera posible el problema de la diversidad de origen, medios y capacidades de sus alumnos. Obviamente a partir de inicios del siglo XX los requerimientos de educación parecen no dar abasto. Los conocimientos se generan de manera exponencial y muchos de ellos entran en desuso muy rápidamente. Las instituciones educativas y, dentro de ellas, los docentes, tienen la misión de seleccionar aquellos saberes necesarios para la formación de las generaciones más jóvenes. Pero además tienen la misión de enseñar en un lapso determinado, a un grupo determinado y en consonancia con lo que enseñan y enseñaron otros docentes. Dentro del universo de los docentes, los hay quienes se han formado explícitamente para la tarea. Pero hay otros docentes que no son docentes. Son expertos en un campo de saberes, profesionales o técnicos que tienen la voluntad de enseñar y trabajan de docentes. No puede decirse que no saben de educación. Han transitado como alumnos por los distintos niveles del sistema. Han enseñado y aprendido en su casa, con sus amigos, en su trabajo. Todos hemos transitado años de aula. No puede negarse que todos hemos aprendido de esos docentes no-docentes, así como no hemos aprendido de otros docentes- docentes. De todas formas, la reflexión sistemática sobre el hecho educativo en sus distintos niveles y modalidades permite acortar caminos, prever situaciones de incertidumbre y en suma, acercar saberes y herramientas para hacer del acto de educar un hecho eficiente, eficaz y además placentero tanto para los docentes como para los alumnos. Una definición simple de qué es enseñar: En principio enseñar es desarrollar estrategias para que los alumnos aprendan, esto es, que construyan significados, que los contenidos se hagan significativos. 4 ¿Desde dónde surge la Didáctica, en tanto disciplina que se ocupa del enseñar? En el campo de las Ciencias de la Educación se reconoce a Juan Amós Comenio, nacido en 1592 como el precursor de la enseñanza moderna. En su libro “Didáctica Magna”, escrito entre 1628 y 1632 define la enseñanza: “Enseñar de un modo cierto, de tal manera que no pueda menos de obtenerse resultado. Enseñar rápidamente, sin molestia ni tedio alguno para el que enseña y para el que aprende, antes por el contrario, con el mayor atractivo y agrado para ambos.” A partir de estos inicios, la Pedagogía comenzó su constitución como disciplina normativa y prescriptiva, tomando como objeto de estudio los actos de otros, interviniendo para la mejor transmisión de otros saberes, incorporando para ello teorías provenientes de otros campos: la sociología, la psicología, la teoría organizacional. Tal vez esta indefinición de objeto propio haya producido las resistencias que con frecuencia se observan cuando la Pedagogía se entromete en otras disciplinas. Paulatinamente se constituye la Didáctica como campo de conocimientos ocupado fundamentalmente de la enseñanza. Sus temas-objeto de estudio giran alrededor del pensamiento del profesor, las estrategias de enseñanza, las comparaciones de diseños alternativos de programación, la evaluación de los aprendizajes y de la gestión institucional y como dice Camilloni: “en todos los casos, la relación entre teoría y acción pedagógica y entre explicación y prescripción didáctica”. (1996, p. 26) Actualmente se entiende que la Didáctica es la teoría que se ocupa de las prácticas de la enseñanza, apoyada en las teorías del aprendizaje, aunque no sea éste su único sustento. Por el contrario, las prácticas de la enseñanza también se basan en las peculiaridades de los contenidos a enseñar, del grupo de alumnos, del contexto institucional, del marco social, así como de la propia historia del docente como tal. En la medida en que las prácticas de la enseñanza necesariamente se contextualizan, esta práctica debe ser pensada también como una intervención social y esto conduce a una reflexión ética no menor. Cuando un docente se pregunta: ¿Qué enseñamos?, ¿cómo lo enseñamos?, ¿qué debemos enseñar? y ¿qué debe ser y hacer la institución educativa?, lo hace teniendo en cuenta “es una institución absolutamente fundamental en la construcción de una sociedad… Sabemos que sus modos de transmisión propios son importantes en la construcción de la sociedad y en el tipo de sociedad que de ella resulte. Por esta razón, es imprescindible tratar de responder a esas preguntas, que están claramente impregnadas de valores y comprometidas con la ética”. (Camilloni, 1996, p. 32) 5 DE LA TEORÍA A LA PRÁCTICA Criteriosamente Daniel Feldman dice: “En el lenguaje educativo, “teoría” y “práctica” parecen dos substancias diferentes de difícil combinación. La búsqueda de los puntos de articulación es como la búsqueda de la piedra filosofal por parte de los alquimistas.. ¿Cuál será el punto de toque que permitirá convertir el plomo en oro? En el caso de la enseñanza, podría traducirse así: ¿cuál será el conocimiento necesario para que esas acciones de los maestros, espontáneas, incorrectas, incómodas y mal informadas, se conviertan en buenas acciones pedagógicas capaces de conducir hacia el cumplimiento de altas metas educativas?” (Feldman, 1999. p.28) En todo caso: ¿sirve la teoría para mejorar la práctica? Se entiende por práctica a la actividad dirigida a cambiar un estado de cosas. Teoría, en cambio, refiere a un estado de conocimiento. La primera relación a establecer es casi obvia: para poder cambiar algo, hace falta conocer algo, vale decir, no hay práctica sin algún conocimiento subyacente. Llevado esto al ámbito de la enseñanza y expresado de manera muy simple: algo sabe un profesor para poder enseñar algo. A partir de este punto, se hace posible comenzar a reflexionar acerca del pensamiento del profesor. EL PENSAMIENTO DEL PROFESOR Según Pope, los seres humanos interpretan, construyen la realidad sobre la base de las teorías de que disponen. Son ellas las que permiten hacer interpretaciones significativas y actuar, por tanto, de acuerdo a esas significaciones. Poniéndolo en ejemplos muy cotidianos: se decide cortar una explicación cuando se interpreta que los alumnos están muy cansados, o dispersos. Y a este juicio se llega sobre la base del conocimiento sobre los comportamientos de los alumnos. Siguiendo la construcción de la escena, se podría imaginar al profesor comentando con colegas el por qué de la decisión tomada, y los juicios compartidos acerca de los signos de las conductas y sus efectos en el proceso de enseñanza y aprendizaje. ¿Dónde lo aprendió el docente? A partir de su formación en el profesorado, un curso sobre psicología educacional, la lectura de un libro, los comentarios de un colega experimentado, su propia práctica, su experiencia como padre o madre, el sentido común... Esta simple enumeración, necesariamente incompleta, permite percibir que hay diferentes niveles de conocimiento de la realidad. ¿Cuánto hay de teoría y cuánto de práctica? Un tanto más difícil es evaluar si aquellos juicios que le permitieron explicar su decisión de cortar la explicación se parecen, distorsionan o reflejan lo que efectivamente la teoría científica sobre el comportamiento podría explicar e interpretar. 6 Esta aseveración anterior lleva a otra cuestión: ¿Desde qué marco teórico? ¿Conductista, neoconductista, fenomenológico, psicoanalítico, algún otro? Desde esta perspectiva, adscribir a los aportes del conductismo y sus derivados, tal vez permita aplicar algunos modelos tecnológicos: premiar, castigar, reforzar, asociar... Si en cambio, se elige el marco psicoanalítico se puede interpretar la realidad, comprender causas, iluminar supuestos subyacentes... Otra dificultad para integrar teoría y práctica se presenta cuando se entiende que la teoría sirve para planificar estrategias, secuencias y uso de recursos, y en cambio, la práctica refiere a la puesta en acto de lo previsto. A veces la teoría falla, o la práctica fracasa. ¿Qué pasó? Como se puede apreciar, hay diversas maneras de analizar la trama que entreteje la teoría con la práctica, cuando se trata de la enseñanza. Feldman resume: ”En mi opinión, cuando en contextos educativos se utiliza el par ‘teoría-práctica’, se está hablando de alguna de estas cosas: La relación entre el pensamiento y la acción de un sujeto o una variante de este problema, que es la relación entre decir y hacer. Las interacciones entre ámbitos especializados de gestión educativa –y los conocimientos teóricos y técnicos propios de ellos- y ámbitos prácticos de trabajo escolar –y el tipo de conocimiento propio de esos espacios, La relación entre las intenciones y la realidad. Quizás también interpretable en términos de relaciones entre concepción y ejecución, La relación entre teorías de base y teorías “aplicadas”. Esto atañe al problema de cómo obtener “conclusiones prácticas” de nuestras teorías o cómo volverlas operativas con relación a las exigencias que proponen las situaciones educativas”. (Feldman, 1999. p.29-32) Tal vez sea provechoso dejar planteado el tema del pensamiento del profesor e introducir otra cuestión para ver si es posible iluminar aún más la cuestión de los aportes de la teoría para lograr, en la práctica cotidiana, la buena enseñanza. 7 LA RECONCEPTUALIZACIÓN DIDÁCTICA Tomamos aquí los aportes del pedagogo español Pérez Gómez, quien en su artículo “El pensamiento del profesor vínculo entre la teoría y la práctica” (1987) propone un modo alternativo de entender la práctica, a partir de describir la conducta del profesor desde otros parámetros. Se parte de analizar la acción humana, independientemente de los contextos sociales en los que se efectivice, desde dos modalidades: la técnica y la práctica. En las acciones escolares pueden entenderse las modalidades técnicas como aquellas que suponen que la acción deviene de un sistema bien especificado de reglas. Así, Schön explica: “La racionalidad técnica defiende la idea de que los profesionales de la práctica solucionan problemas instrumentales mediante la selección de los medios técnicos más idóneos para determinados propósitos. Los profesionales de la práctica que son rigurosos resuelven problemas instrumentales bien estructurados mediante la aplicación de la teoría y la técnica que se derivan del conocimiento sistemático, preferiblemente científico” (Schön, 1992, p.17) Desde esta modalidad, la acción tiene un contexto de concepción, en el que traza un plan de trabajo, y se prevé un determinado resultado. Este esquema es propio de aquella tendencia a fijar objetivos y resultados. En consecuencia una actividad es exitosa en la medida en que se obtengan exactamente los productos previstos en la planificación. Así, se diseñan modelos “infalibles” en tanto, quien lo aplica desarrolle la propuesta estrictamente. Sin embargo, este modelo presenta sus fallas. Porque no contempla la contingencia ni lo impredecible de los actos sociales. La modalidad práctica supone que ante cada situación, es necesario tomar decisiones y que éstas siempre tienen un valor relativo a cada situación en particular. Desde esta perspectiva, es prácticamente imposible definir con antelación un curso de acción. Por el contrario, las opciones se eligen y definen en función del análisis de los datos presentes. Si se aplica a una situación de enseñanza, se puede pensar que cada grupo, cada día, configura un escenario específico y que el docente se relaciona también de manera original con esa situación, por lo tanto, lo que el docente elija hacer ha de partir de una decisión original que se espera que sea éticamente correcta, en el sentido de ser lo mejor posible. Por lo mismo, desde esta modalidad, actúa continuamente de manera reflexiva, evaluando, sopesando y decidiendo los cursos de acción. Resulta necesario explicitar que ambas modalidades no son irreconciliables, sino que, por el contrario, se articulan necesariamente. Cada una de ellas corresponde a un ámbito 8 distinto de la acción humana. La racionalidad instrumental, propia de la modalidad técnica, permite el progreso científico y tecnológico. El problema surge cuando esta modalidad se generaliza a todo saber y toda acción. Feldman recupera el pensamiento de House (1988) en el sentido que los procesos educativos se pueden analizar como si estuvieran organizados por tres marcos interpretativos: - la perspectiva tecnológica que se apoya en la imagen de la producción, la eficacia y la eficiencia, - la perspectiva política que enfatiza los procesos de negociación, de juegos de poder, autoridad e interés, - la perspectiva cultural, basada en la idea de comunidad, de valores y tradiciones compartidas. Puede resultar interesante analizar cualquiera de las situaciones cotidianas desde las tres así como reconocer la preeminencia de alguna de ellas en las actitudes para la toma de decisiones en el contexto educativo. En todo caso, vale reflexionar que las tres son imprescindibles y útiles en dicho proceso, y que la ausencia de alguna impide una comprensión integral de la situación analizada. Retomando lo dicho sobre el pensamiento del profesor: ¿Cómo se produce cada decisión del docente cuando está en clase? ¿Qué la determina? Desde la década del ´70 se viene estudiando de qué manera se va procesando la información y cuáles son las señales significativas que se producen en el contexto del aula que desembocan a la elección y ejecución de las acciones que se evalúan como pertinentes para cada situación. En todo caso, ¿esta habilidad del docente proviene de su formación inicial, del ejercicio de la práctica, de los consejos de otros docentes más expertos, de un don natural…? ¿Siempre son decisiones racionales, o a veces no se puede dar cuenta de su por qué? ¿Cómo funciona el pensamiento del profesor? Sin duda, el estilo de acción reconocible en cada docente evidencia que hay un orden, un sistema. Éste se organiza de diversas formas y cumple con una multiplicidad de funciones, lo que permite entender la regularidad de algunos comportamientos. En principio, podemos convenir que cada docente tiene una batería de esquemas y guiones que organizan su actividad, los que permiten explicar la estabilidad de sus comportamientos. Según Rumelhart y Ortony, y tomándolo desde una perspectiva cognitiva, los esquemas son: “Estructuras de datos para representar conceptos genéricos almacenados en la memoria. Aunque la comparación resulte simplista, puede ser útil pensar que un esquema es análogo a una obra de teatro, la estructura interna del esquema corresponde al 9 guión de la obra. Un esquema está relacionado con un caso particular del concepto que representa, del mismo modo que una obra está relacionada con una representación particular de la misma.” Citado por Feldman, (1999), p. 73 Así, se puede entender un esquema como una unidad compleja que contiene conocimiento, saber qué, y también información procedimental, saber cómo. Aplicado a la propia experiencia, cada docente tiene su manera de proceder para comenzar una clase, neutralizar la charla, focalizar la atención, evitar las pérdidas de tiempo, etc. La evaluación sobre los resultados de la aplicación de los propios esquemas permite refinarlos, cambiar los que se consideran perimidos y también producir otros nuevos, más eficaces. En la medida en que estos esquemas están incorporados al comportamiento regular del docente, se produce una economía de las acciones, que permite manejar otras variables menos predecibles. A esta batería se la denomina conocimiento práctico y puede ser aplicada para comprender y explicar los comportamientos expertos de cualquier actividad profesional o técnica. Según Elbaz, citado por Feldman, este conocimiento práctico se organiza en tres categorías: Reglas de la práctica, que se siguen metódicamente, enuncian qué o cómo hacer algo frente a una situación habitual) del estilo de las maneras en que un docente inaugura un curso, prepara a sus alumnos para una inminente evaluación, sofoca protestas cuando entrega un trabajo práctico, argumenta a favor de cumplir con las tareas, etc. Estas reglas se repiten año a año, en la medida en que dan resultados positivos. Principios prácticos, que se utilizan reflexivamente, de alcance más amplio e inclusivo que la regla. Oigamos a un docente: “Yo, en quinto año, sé que es difícil dar clase cuando vuelven del viaje porque...”. O bien “ los grupos mixtos, a diferencia de los grupos en los que son sólo varones, normalmente...” Imágenes, que guían la acción de manera intuitiva, ya que combinan los sentimientos, los valores, las creencias y las necesidades del profesor. Al decir de Elbaz “La imagen está generalmente imbuida con juicios de valor y constituye una guía para la realización intuitiva de los propósitos del profesor” (1981, p. 61). El docente las expresas con frases del estilo de “ Me da rabia que no estudien, uno se desvive por enseñar y ellos sólo piensan en el fin de semana; no valoran lo que el estudio les puede significar mañana. Yo trato de explicarles que...”. 10 Es necesario volver a las preguntas anteriores, porque más allá de lo difícil que sea para un docente explicitar estos esquemas y rastrear hasta sus orígenes, está claro que por medio de la reflexión se puede llegar a encontrar una plataforma teórica, combinada con la práctica propia y con la práctica socializada entre colegas. Esta teoría, articulada en organizadores y perspectivas –aunque no siempre sea una ordenación jerárquica de conceptos- permite construir el escenario de cada situación educativa. Está significada a partir de las tradiciones, de las diversas fuentes de formación (inicial y continua), recibida a través de cursos, jornadas, documentos, artículos, etc. Y organizan en su conjunto, la teoría personal de cada docente. Sin embargo, y esto es habitual en las actividades de formación, cuando el docente habla sobre la teoría no expresa exactamente lo que en realidad sucede en su práctica. Así Schön (1983, p. 305), quien se dedicó a estudiar los comportamientos profesionales, distingue entre las teorías expuestas y las teorías en uso. Las primeras están expresadas por los enunciados que se organizan para explicar la propia actividad. En cambio las teorías en uso, se actúan en la práctica, pero son tácitas. De esta forma, el conocimiento declarado no necesariamente coincide con el conocimiento operante, el que se pone en juego, implícitamente cuando el docente actúa en el aula. ¿En qué situaciones se pone en juego el pensamiento del profesor? En principio en los momentos en los que planifica la tarea y en la articulación entre lo planificado y lo que efectivamente sucede en esa clase. Pero además y por lo ya dicho, su conocimiento le permite predecir, responder y organizar los eventos en tiempo real, es decir, a medida que se suceden en el aula. Sin embargo, también se pone en juego cuando el docente debe adaptarse, acomodarse o rebelarse ante las indicaciones de la política educativa, momento en que debe medir la distancia entre lo propuesto y lo que él sabe, íntimamente, que realiza cotidianamente, esto es cuánto, dónde y para qué cambiar su práctica presente. Por lo antedicho, queda claro que cada docente posee un conocimiento práctico, personal que lo orienta en la práctica profesional y le permite resolver las situaciones que se presentan a cada paso. Feldman (1999, p. 86) lo define así: “Conocimiento necesario para la acción (en este caso, pedagógica) con independencia del grado de sistematicidad, el modo de representación o sus contenidos específicos”. LA TAREA DOCENTE Introducción Cuando un docente es nombrado en un cargo de Profesor, se plantea una serie de interrogantes, relativos a su nuevo trabajo ¿Cómo serán mis alumnos? ¿Serán pocos o muchos? ¿Tendrán los conocimientos suficientes de cursos anteriores como para 11 enseñarles esta materia? ¿Les interesará lo que van a aprender? ¿Tendrán alguna experiencia en este campo? ¿Estarán acostumbrados a un trabajo intensivo? La Facultad, si es la primera vez que trabaja allí, ¿dispondrá de una buena biblioteca? ¿Tendrá el nivel que pretendo dar a mi materia? ¿El estilo de trabajo en las otras materias será acorde con el que espero trabajar? y se podrían agregar muchas más. Todas estas dudas demuestran que el lugar y las condiciones de trabajo inciden en lo que se hace en el aula. Ese será el eje que se desarrollará para ubicarse en la situación de clase o aula que constituye el ámbito natural del trabajo docente. Del mejor aprovechamiento de dichas condiciones depende que Aprendizaje y Enseñanza resulten exitosos. La situación de Clase La clase es el lugar de trabajo del docente. Es un espacio con características que no han sido estudiadas en cuanto a sus peculiaridades, sino en los últimos años. Cuando se investigaba acerca del proceso de enseñanza-aprendizaje, o cuando se capacitaba a los futuros docentes para enseñar a sus alumnos se pensaba en la situación considerada ideal, de un profesor y un alumno y se los describía interactuando, sin tener en cuenta la realidad en la que se encontraban. Las nuevas teorías educacionales, influidas por corrientes actuales provenientes de distintas disciplinas enfatizan que la enseñanza y el aprendizaje son procesos en que las relaciones sociales son de tipo grupal. Esos procesos se dan en el aula que es un contexto complejo y dinámico que impregna de manera muy particular lo que en ella ocurre. Enfoque sistémico: Concepto de Sistema Basándonos en este enfoque, se hará referencia a la clase como un sistema con características particulares. Pero primero cuál será el concepto al que se hace referencia cuando se habla de sistema: Es un conjunto de componentes u objetos con propiedades que se interrelacionan para formar un todo. Ese todo adquiere su verdadera dimensión a partir de la singularidad de las interrelaciones de sus elementos que le otorgan unidad al sistema La mayoría de los autores utilizan indistintamente “enfoque sistémico” o “enfoque ecológico” para referirse a esta nueva manera de considerar los procesos de enseñanzaaprendizaje en relación con los contextos en que se producen. 12 Cada uno de esos componentes que conforman el sistema clase modifica a los demás y es modificado por ellos. Por la dinámica misma de dicho sistema en funcionamiento surgen nuevas propiedades del mismo. Los componentes de un sistema, pueden a su vez, agruparse por características comunes formando subsistemas del mismo Los componentes de cada subsistema guardan relaciones específicas entre ellos, mientras que el subsistema guarda relaciones con el sistema total. Por ejemplo en el grupo clase se puede distinguir un subsistema didáctico formado por objetivos, contenidos, evaluación, métodos y estrategias, etc. La Teoría de Sistemas, los enfoques ecológicos en biología y los estudios antropológicos ponen el acento en el estudio de esos ambientes complejos y dinámicos, entre los cuales puede incluirse el aula, que es necesario captar de manera global en toda su riqueza. En ese sistema que es la clase, se centrará el interés en los principales actores: Docente y Alumnos; estos se contactan a fin de obtener conocimientos. Para ello se ponen en juego procesos de Enseñanza-aprendizaje que constituyen en realidad un único proceso. Sus elementos solo podrán ser visualizados separadamente a los fines de un análisis teórico más profundo. En el aula uno existe en función del otro constituyendo un todo singular. El modelo ecológico representa una perspectiva de orientación social en al análisis de la enseñanza. Concibe la vida del aula en términos de intercambios socioculturales y asume los principales supuestos del modelo mediacional: - Recíproca influencia en las relaciones de clase entre profesor y alumnos/as. - Énfasis en el individuo como procesador activo de información. - Importancia de la creación e intercambio de significados que subyacen a los comportamientos. Gimeno Sacristán y Pérez Gómez “Comprender y transformar la enseñanza” Enseñanza y aprendizaje constituyen pasos dialécticos inseparables, integrantes de un proceso único en permanente movimiento pero no sólo por el hecho de que, cuando hay alguien que aprende tiene que haber otro que enseña, sino también en virtud del principio según el cual no se puede enseñar correctamente mientras no se aprenda durante la misma tarea de la enseñanza. Bleger, J. La relación que se establece entre docente y alumnos que buscan un conocimiento instaura estos tres elementos en un lugar privilegiado que intenta explicar esta situación. REFLEXIONES Y ALTERNATIVAS PRÁCTICA DOCENTE. 13 PARA MEJORAR LA Condiciones del accionar docente Habiendo caracterizado el aula como ese lugar de encuentro de docente y alumnos, donde se lleva a cabo el proceso de: enseñanza-aprendizaje, corresponde ahora describir las condiciones en que el profesor desarrolla sus acciones. Lo primero que surge del análisis de las mismas, es el aislamiento en el que éste se enfrenta a situaciones que debe resolver con inmediatez. Por lo En realidad cuando está enseñando en el aula frente a sus alumnos, el profesor es el único adulto responsable de la situación, se encuentra solo frente al grupo. Sin embargo a la vez se trata de una situación social que se constituye en parte integral de un proyecto más amplio. Salinas Fernández, Dino “Reflexión del profesor: la novedad de un viejo principio” Barcelona, “Cuadernos de Pedagogía” Nº 226 (1994) cual, aislamiento y urgencia serían condiciones de la labor docente. El profesor en el aula carece de la posibilidad de realizar consultas con sus colegas acerca de lo acertado de sus decisiones ante situaciones imprevistas que deben ser resueltas. Esto se completa con una tercera distinción: La autonomía docente, que le posibilita dar solución a situaciones en el marco del aula, haciéndose responsable de las derivaciones que se produzcan. La complejidad de lo anteriormente expuesto hace que el docente oriente sus acciones hacia determinadas situaciones que focaliza y prioriza relegando o ignorando otras, ante la imposibilidad de abarcar la totalidad del sistema. Para tal fin selecciona una serie de estrategias que le permiten desempeñarse con eficacia. Esquemas de acción docente 14 El alumno en última instancia, es un ser cambiante que está motivado por intereses, expectativas y valores de diferente naturaleza. Para hacer frente a ese complejo y dinámico mundo de culturas y subculturas el profesor necesita, no un registro de respuestas estereotipadas y rígidas, sino un pensamiento práctico capaz de acomodarse crítica, flexible e inteligentemente a las peculiaridades de cada situación. Santos Guerra, Miguel “El curriculum del nadador” Barcelona, “Cuadernos de Pedagogía” Nº220 (1993) El docente enfrentado a la situación de aula y urgido por la inmediatez y el aislamiento, elige y aplica determinados esquemas de acción originados en la práctica concreta. Los mismos, según investigaciones realizadas, se fueron estructurando a partir de sus vivencias como alumnos, de la teoría que fue asimilando y mediante la práctica por ensayo y error. Precisamente esta última pareciera ser la de mayor peso en el momento de la selección para su aplicación. Estos esquemas de acción se refuerzan más cuando la evaluación de su aplicación es positiva. Y en la mayoría de los casos la persona que los implementa los ha incorporado de manera tal, como contradictorios. El estereotipo en la aplicación La investigación de la acción se diferencia de la reflexión sobre la práctica, en que: la investigación- acción sostiene que se dirige a conocer una realidad o un fenómeno mientras que la práctica se valdría de técnicas y recomendaciones que se deducen de aquel conocimiento. Contreras Domingo, José Barcelona, “Cuadernos de los mencionados esquemas da como resultado de Pedagogía” Nº224 (1994) que no puede fundamentarlos teóricamente porque forman parte de su saber tácito. Por esta circunstancia, si a dichos esquemas los sometemos a un análisis comparativo, podríamos observar que no guardan coherencia entre sí. Inclusive en muchos casos pueden manifestarse una acción rutinaria siguiendo la distinción establecida por J. Dewey. Esta rutina requerirá una permanente revisión de sus fundamentos para explicitarla y convertirla en “acción reflexiva”. Hacia ese objetivo se orienta toda propuesta de capacitación docente en servicio, transformando la acción rutinaria en reflexiva. Enfoques posibles para orientar la reflexión 15 Si bien un profesor aislado en su cátedra y como lo plantea Grundy mencionado en el artículo de José Contreras Domingo, no puede realizar investigación en la acción, sería deseable que lo docentes se concientizaran acerca de la importancia de reflexionar sobre su propia práctica en un sentido critico. Esta actitud permitiría visualizar que la práctica no se limita al espacio del aula, por que los alumnos, no pertenecen exclusivamente a ella sino que pertenecen además al espacio social. Por lo tanto, la transformación que se lleve a cabo en ellos influirá en la sociedad en la cual actúan. La propuesta es lograr, en parte, rescatar algo de lo que en el mencionado artículo se plantea según lo expresado por Grundy, sobre todo en los enfoques práctico y crítico para la investigación en la acción. Sería conveniente que los docentes adoptaran una actitud similar para el análisis de su propio El enfoque práctico supone un proceso de indagación y reflexión de la práctica a la luz de los fines, y, viceversa, de los fines o valores a la luz de los acontecimientos prácticos (sustentada por Elliot y Stenhouse) El enfoque crítico plantea que no siempre es posible la realización del enfoque práctico, debido a las restricciones institucionales e ideológicas. Por tal motivo es insuficiente plantearse solo la modificación de la práctica particular, sino que necesario Dewey se refiere a un equilibrio entre la reflexión y la rutina, entre pensamiento y acción. Dewey sostiene que los maestros han de procurar mantener el equilibrio entre la arrogancia que rechaza ciegamente; lo que por regla general se acepta como verdad. Zeichner, Kennet, M. “El maestro como profesional reflexivo” accionar. será Cuando Dewey y otros hacen la distinción entre la acción reflexiva y la rutinaria, no pretenden decir que los maestros hayan de reflexionar sobre todo y durante todo el tiempo. Es obvio que una postura por completo contemplativa no es adecuada ni posible para los maestros. la transformación de estas estructuras restrictivas, para lo cual debería recurrir a fuentes teórico-críticas, que sirvan de soporte a esta toma de conciencia de las 16 Barcelona, “Cuadernos de Pedagogía” Nº220 (1993) limitaciones de la práctica, (sustentada por Carr y Kemmis y también podría decirse por Grundy). Acción reflexiva: actitudes Dewey (1989) definía la acción reflexiva como la acción que supone una consideración activa, persistente cuidadosa de toda creencia o práctica a la luz de los fundamentos que la sostienen y de las consecuencias a las que las conduce. Hay tres actitudes que Dewey considera El profesor puede a veces encontrar grados de libertad en la escuela en los que intenta de enseñar de manera diferente y convertirse en algo similar al práctico reflexivo. Son las situaciones en las que puede reflexionar en la acción durante el proceso de enseñanza para darle sentido a su propio trabajo, a lo que los alumnos dicen. Con ello pone a prueba su propia comprensión y puede unirse a otra persona en ese proceso dándose libertad para resituar y redefinir los problemas en estudio y volver a pensar estrategias a utilizar. Shön, Donald necesarias para la acción reflexiva. Se refiere al deseo activo de atender a más de un punto de vista, a prestar plena atención a las posibilidades alternativas y a reconocer la posibilidad de errores, “La práctica reflexiva: aceptar y aprender de la discrepancia” Entrevista realizada por Sancho, J y Hernando, F. Barcelona “Cuadernos de Pedagogía” Nº 222 (1994) incluso en nuestras más caras creencias. Supone una consideración cuidadosa de las consecuencias a las que conduce la propia acción. alude al hecho de que la apertura intelectual y la responsabilidad deben constituir elementos fundamentales de la vida del maestro o profesor reflexivo, e implica que se responsabilicen de su propio aprendizaje. Reflexiones sobre la acción y reflexión en la acción. La bibliografía actual sobre la práctica reflexiva tanto en la enseñanza como en otras profesiones, nos dice también que la reflexión es un proceso que se lleva a cabo, por una parte, antes y después de la acción - lo que Donald Schön ha denominado “reflexión sobre la acción” -; y por otra, a medida que la acción se desarrolla (por ejemplo, cuando el profesor mantiene un diálogo reflexivo con las situaciones en las que desarrolla su actividad encuadrando y resolviendo problemas sobre la marcha). A esta última, Schön lo denomina “reflexión en la acción”. 17 Los profesores reflexivos examinan su ejercicio docente tanto sobre la acción como en la acción. “De lo que se trata es de volver a pensar lo que hago en el momento que lo estoy haciendo.” Ciclo de la acción reflexiva Cómo síntesis, la comprensión de una situación no lleva implícita una forma de mejorar la acción. La relación entre la comprensión de la práctica y nuevas posibilidades para la misma normalmente no nace de lo que hay implícito en la comprensión, sino de las ideas alternativas que pueden haber sugerido la reflexión, al analizar y criticar las formas que hasta ahora presentaba la situación y los presupuestos en que se sustentaba. Cualquier propuesta de acción a la que se llegue tras el análisis y la reflexión debe siempre entenderse en un sentido hipotético; es decir como un supuesto de mejora de la práctica que debe analizarse nuevamente. NUEVA SITUACIÓN DE CLASE O REDEFINICIÓN DE LA ANTERIOR SITUACIÓN DE CLASE PROPUESTA DE ACCIÓN Y REALIZACIÓN DE LA MISMA ANÁLISIS DE LA PRÁCTICA RECOGIDA DE DATOS NUEVA RECOGIDA DE EVIDENCIA ANÁLISIS DE LOS DATOS Y REFLEXIÓN Sólo el análisis de nuevos datos recogidos en este segundo ciclo podrá proporcionar evidencias del alcance y consecuencias, de las acciones emprendidas y de su valor como mejora de la práctica. No se debe olvidar que uno de los criterios fundamentales a la hora de valorar la nueva situación y sus consecuencias, es en qué medida el propio proceso de transformación ha supuesto un proceso de aprendizaje e implicación de los participantes. ¿Cómo es un docente transformador?. 18 El docente como intelectual transformativo es aquel que conjuga la reflexión y la práctica académica. Presenta las siguientes características: - Capacidad humana para integrar pensamiento y práctica. - Dedicación a los valores y al ejercicio de la capacidad crítica. - Responsabilidad por los objetivos y condiciones de su enseñanza (tiene presente las condiciones ideológicas y económicas). - Contextualiza en términos políticos y normativos las funciones concretas que realiza. - Visualiza a las escuelas como lugares económicos, culturales, políticos y sociales, ligados al poder y control (status quo) - Comprometido con la autocrítica de su tarea. - Capacidad para organizarse colectivamente. - Reivindicador de su papel como profesional de la reflexión - Pensador y reformador de las condiciones que le han impedido cumplir su rol. En fin, es un docente que trata de desenmarañar los múltiples lenguajes para fomentar un discurso que genere posibilidades para la emancipación individual y social. Los saberes para ser enseñables y enseñados sufren un proceso de transformación. Trasposición didáctica refiere: “a la transformación que sufren los saberes en el pasaje desde las instituciones donde fueron producidos, hasta alcanzar las instituciones didácticas” (Quaranta). En ese pasaje los saberes sufren mutaciones desde la disciplina de origen (saber sabio), selección (saberes enseñables), a la introducción al sistema didáctico (saberes enseñados). El proceso de trasposición se inicia en “la ciudad sabia”. Cuando ese saber es comunicado a los colegas, se descontextualiza y despersonaliza. 19 En un sistema abierto los saberes circulan por distintos sistemas, entre ellos el didáctico, constituido por el sistema de enseñanza. La sociedad en su conjunto es el medio de ubicación de los sistemas. El filtro entre sistema y medio, lo constituye la noosfera, lugar donde se encuentran los representantes de la sociedad y del sistema de enseñanza. La distancia entre unos y otros saberes es ignorada y se presenta el saber enseñado como científico. En esta ficción se basa la enseñanza. “La trasposición se produce por la textualización del conocimiento” (Quaranta) Se llama textualización del conocimiento al proceso por el que se determinan los saberes se organizan, manipulan y cambian, con fines didácticos. El texto del conocimiento es una herramienta fundamental de la práctica docente. Los contenidos llegan a él pre-moldeados, él está fuera de la producción científica. Los saberes llegan al docente como finitos, tienen principio y fin, están fuera de la historia. Además se le presentan en determinada secuencia temporal para enseñarlos. Se crea así la ilusión de que enseñar en un tiempo didáctico posibilita en aprenderlo. Además esa crono-génesis lleva a una delimitación de roles, topo-génesis: el que enseña sabe más, tiene poder, un lugar diferenciado del alumno. Romper con la visión unitaria de la trasposición didáctica (descontextualizada) requiere vigilancia epistemológica: es comprender por una apertura de conciencia lo que realmente se pone en juego en la tarea docente. Los autores señalaba que la epistemología se ocupó de la producción de saberes y descuidó otros aspectos de suma importancia, hay que “antropologizar la epistemología y abarcar cómo se produce la aclimatación de esos saberes en las instituciones” (Chevalard). Acusar a la trasposición didáctica de racionalidad técnica, es negar la posibilidad de una visión emancipatoria. Compatibilizar, flexibilizar, propiciar un acercamiento entre la didáctica y las Ciencias Sociales está dado por la “antropología didacta de los saberes”, ésta consiste en analizar qué en el docente y qué en el alumno es específico del contenido y qué depende de lo social y educativo que lo enmarcan. PRÁCTICA DOCENTE “Así es como el cambio representa para nosotros, antes que nada, un acontecimiento marcado por el advenimiento, en la vida de un sujeto o de una colectividad, de una ruptura con respecto a su ciclo de repeticiones y, consecuentemente, por el acceso a una historia, a lo desconocido, al riesgo, a lo incierto”…el descubrimiento de un vacío allí donde se creía encontrar lo pleno, encontrar lo posible ahí donde se supondría una certidumbre, una pregunta allí donde aparecía una afirmación. Gracias a este vacío súbitamente revelado se hace posible un juego más libre…Lo nuevo que aparece no es lo pleno: algo 20 a lo que habría que hacer un lugar y que sería preciso acomodar entre lo que ya está ahí. No es una adición, una certidumbre más, sino una sustracción una certidumbre menos, una pieza desprendida del edificio en equilibrio”. (Levy) ¿Qué es la Práctica Docente? Es el lugar en el que convergen todos los aspectos que dan forma y figura a una práctica social que es la profesión docente. Se trata de una instancia curricular en la que el alumno aprende a dimensionar y construir su hacer profesional. ¿Cómo lo hace? A partir de la articulación de los conocimientos aprendidos en otras instancias curriculares en función de los problemas que se plantean en situaciones educativas reales. La tarea áulica, es una de las dimensiones de la Práctica Docente, dado que se encuentra enmarcada en una situación institucional y en un contexto global, en el que adquiere pleno sentido. Poner en circulación y articular los conocimientos adquiridos en otros espacios de la formación manifiesta la intención de coadyuvar en la construcción de un marco teórico - práctico que permita al futuro docente acceder a una visión integrada de la acción pedagógica en su contexto social e institucional, como una práctica anudada en otras, para que puedan encontrar propuestas alternativas de enseñanza, y que definan el sentido de la acción educativa. La institución formadora tiene la tarea difícil, por cierto, de ayudar al estudiante a descentrarse de su rol de alumno y el de proyectarse en rol de futuro docente. Es una tarea que ofrece dificultades, pues se plantea a la institución formadora la necesidad de articular las representaciones previas de los estudiantes y una concepción rigurosa e integral del rol docente. Los futuros docentes tienen ideas formadas acerca de lo que es la educación, poseen un bagaje acumulado por la experiencia previa que han tenido dentro del sistema educativo ya sea como estudiantes o aprendices de espacios curriculares. Se originan así las ideas previas que constituyen significados que atribuyen acera del rol docente, de los alumnos como aprendices del contenido educativo y propósitos de la educación. Se trata de una manera de ver, una manera de interpretar el hecho educativo. Esas ideas son generalmente fragmentarias, pues desde su experiencia escolar, desde otro rol, desde otros elementos, no han podido percibir la totalidad del fenómeno pedagógico. De ahí la necesidad de construir un marco teórico – práctico que proporciona una visión integral del hecho educativo que considere: 1. Determine la racionalidad que subyace a las concepciones docentes (creencias, experiencias personales, conocimientos, intenciones) 2. La coherencia entre los postulados teóricos y los esquemas prácticos que se espera adquieran los futuros docentes. 3. Estimule una actitud de investigación y de crítica que impulse al estudiante a la reflexión permanente sobre la situación pedagógica de la que es partícipe durante su formación y/o acción. 4. Conciencia sobre la incidencia de las dimensiones social, institucional y laboral de la práctica docente. 21 5. Priorice los procesos comunicativos, los trabajos colectivos, la revalorización de los espacios de aprendizaje comunes y la constitución del conocimiento comparativo. ¿Hay relación entre teoría y práctica?. Por mucho tiempo los docentes fueron receptores de teorías elaboradas por otros. Esos otros eran los expertos, los investigadores. Los docentes referían críticas constantes hacia ellos. La teoría puede ser muy buena, solían decir, pero no sirve para mi clase, son generalizaciones, pasan por alto las contingencias concretas con las que debo enfrentarme, no tienen en cuenta mi experiencia cotidiana. Para los docentes la teoría supone alejamiento de la experiencia profesional y representa una amenaza a su conocimiento pues proviene de la comunidad de investigadores, que generalmente son universitarios. Pareciera ser entonces, que hay una separación entre teoría y práctica: si la teoría es cosa de investigadores, la práctica sería un asunto privado. Sin embargo, siendo privado tiene repercusión pública. Ubicarse en la práctica como construcción es inscribirse en la línea del movimiento de investigación acción. Este tipo de investigación tiene como objetivos: 1- Mejorar la práctica, en lugar de generar nuevos conocimientos. 2- Implantar los valores que constituyen los fines de la práctica, es decir privilegia el fin de la enseñanza que es la educación. "La práctica reflexiva es una reflexión simultánea de procesos y productos" (Schön). Valora una reflexión en y sobre la acción. La práctica supone traducir a formas concretas de acción, los valores que determinan sus fines. Los valores se traducen en la práctica por eso, no puede separarse la reflexión acerca de los medios, de la reflexión acerca de los fines. “Investigación - acción es desmantelar la estructura de valores de intimidad, territorialidad y jerarquía, y sustituirla por los valores de apertura, responsabilidad crítica compartida y autonomía racional”. (Elliot) “Yo considero investigación en educación dentro del proyecto educativo y enriquecedora de la empresa educativa” (Stenhouse) Lo que se afirma es que la investigación en educación debe recurrir al juicio del docente, que la mejora de la enseñanza se basa en desarrollar el arte docente y no en la adopción de procedimientos elaborados por otros. Naturalmente, exigirá de los docentes mayores conocimientos, investigación y teorías que sean más accesibles. - La investigación acción unifica los procesos considerados independientes Supone que el desarrollo del curriculum es paralelo al desarrollo profesional del 22 - docente Refuerza la auto-regulación del rol, no hace falta que alguien externo regule la acción del docente. Requiere trabajo cooperativo. El cambio depende de una tarea cooperativa, de compromisos negociados. Privilegia la auto-evaluación por parte del docente. A modo de conclusión… La práctica consiste, entonces, en traducir a formas concretas de acción, los valores que determinan sus fines. Se trata de la elección de un curso de acción, en tales circunstancias, para llevar a cabo determinados fines. Como los valores se traducen en la práctica, no puede, la reflexión acerca de los medios, estar separada de la reflexión acerca de los fines. Reflexionar acerca de lo que está bien o está mal, abarca una dimensión ética. Se requiere pues, un docente ético. Un docente ético deliberará para llegar a la mejor decisión. "Mejor no significa acabada, verdadera" (Schwab), sino aquella que puedo tomar en un momento determinado con los datos disponibles, con mis conocimientos previos y en una realidad concreta. Es preciso hacer notar que la calidad de la reflexión dependerá de los datos que se puedan recoger, y a partir de los cuales se realizarán los juicios de valor. Por eso la calidad de la investigación - acción dependerá de los juicios de valor que se hacen en situaciones concretas. En estos casos hay que desarrollar la prudencia práctica, generar teoría para iluminar la práctica. La investigación está subordinada de esta forma, a la sabiduría práctica. Esta sabiduría se almacena en la mente como una serie de casos procesados reflexivamente, en esa reflexión están incluidos los conocimientos teóricos y casos anteriores que ilustran la situación actual. A veces, la información que se dispone no es suficiente, no alcanza para tomar una decisión, es preciso recurrir a otras fuentes que cubran el vacío de saber. Se observa entonces la unificación de dos procesos: en la práctica entendida como praxis, el saber teórico y el saber de experiencia se unifican. “Poder saber la educación supone como punto de partida la reflexión crítica acerca de nuestras prácticas en el contexto Argentino y latinoamericano” (Guyot) La práctica docentea se fundamenta en opciones ontológicas y epistemológicas. No hay recetas para "saber qué es lo que hay que hacer" en la clase, sino que es preciso propiciar, como docente, "un estado de movilización teórica y ser instrumento útil para modificar la realidad". Para que esto sea posible hay que descubrir lo que impide, retarda o hace más difícil la tarea docente. De esta manera se puede plantear la articulación teoría - práctica. La práctica educativa es una práctica social, se vincula con aspectos culturales, políticos, económicos y establecen con ellos variadas y múltiples relaciones. Existen 23 prácticas educativas formales, no - formales e informales. En todas ellas se producen vínculos humanos. Docente y alumno ocupan, en esa relación un lugar establecido por relaciones de saber - poder. En la cotidianeidad de las prácticas educativas se ponen de manifiesto discursos provenientes de las distintas esferas mencionados anteriormente. Esos discursos producen técnicas, remiten al autor y procedimientos, rituales, gestos, legitimados desde el saber y desde el poder. “El docente, por la naturaleza de su quehacer: facilitar el desarrollo autónomo de las nuevas generaciones; requiere autonomía profesional, independencia intelectual suficiente, no para evitar los influjos contaminantes de los intereses, valores y tendencias del contexto social, sino para comprenderlos, situarlos y procurar su transformación consciente hacia valores explícita y públicamente debatidos y asumidos... La formación de ciudadanos autónomos, conscientes, informados y solidarios requiere una escuela donde pueda recrearse la cultura, no una academia para aprendizajes mecánicos o adquisiciones irrelevantes, sino una escuela viva y comprometida con el análisis y reconstrucción de las contingencias sociales, donde los estudiantes y docentes aprenden al mismo tiempo que viven y viven al mismo tiempo que aprenden, los aspectos más diversos de la experiencia humana” Angel Pérez Gómez; “Autonomía profesional y control democrático” Revista Cuadernos de Pedagogía” Nº 20; Diciembre 1993 Barcelona; España BIBLIOGRAFIA CONSULTADA: - Aebli, Hans (1998) Doce formas básicas de enseñar. Una Didáctica basada en la Psicología. Madrid, Narcea. - Antelo, Estanislao (1999). Instrucciones para ser profesor. Pedagogía para aspirantes. Buenos Aires, Santillana - Camilloni, A. y otros (1996). Corrientes didácticas contemporáneas. Buenos Aires, Paidós - Carretero, Mario (comp.) 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