Número suelto € 1,00. Número atrasado € 2,00 L’OSSERVATORE ROMANO EDICIÓN SEMANAL Unicuique suum Año XLVII, número 46 (2.440) EN LENGUA ESPAÑOLA Non praevalebunt Ciudad del Vaticano 13 de noviembre de 2015 Humildad, desinterés y bienaventuranza los tres rasgos del humanismo cristiano Un camino de grandeza posible El Papa Francisco sueña. Sueña con una Iglesia inquieta que abarca a todo el Pueblo de D ios. Es el sueño irrenunciable de la historia de la Iglesia, que el Concilio Vaticano II hizo resonar con fuerza redescubriendo la fuerza de los laicos, llamados a iluminar el mundo con el Evangelio. Hace 50 años que el decreto Apostolicam actuositatem anunciaba cuál era la misión de los laicos: el apostolado, que no consiste en otra cosa que propagar el Reino de Cristo, aquí en medio de las ocupaciones ordinarias, llevando a los demás esa luz que en muchos lugares está apagada, no ha llegado, o simplemente necesita que se intensifique. Este redescubrimiento es, como decía el cardenal Suenens, el «germen de vida» con más consecuencias pastorales del Concilio, porque exhorta a todos, no sólo a los miembros del Orden sagrado y los del estado religioso, a la santificación del mundo. Todos corresponsables de la acción evangelizadora y de la recapitulación de todo en Cristo. Estos días, el Papa desde la catedral de Florencia, con ocasión de la asamblea nacional de la Iglesia en Italia, nos recordaba que la nación no es un museo, sino una obra colectiva en la que todos estamos llamados a participar. Con otras palabras lo expresaba la poeta Lauris Edmond: «Es verdad que no puedes vivir aquí por casualidad, tienes que hacer y estar, no simplemente ver y describir. Esta es la ciudad de la acción, la sede mundial del verbo». Es una acción que siempre está en salida con los rasgos del humanismo de Cristo, esto es, con la «humildad, el desinterés, la bienaventuranza». En el 50° aniversario de la Apostolicam actuositatem el Papa ha escrito un mensaje al Consejo pontificio para los laicos, reconociendo el valor para la Iglesia de este documento el cual recuerda que los laicos no son de «segundo orden» sino «discípulos de Cristo», y que por encima de cualquier distinción, todos, por el bautismo, tenemos que ser testimonio de Él, para «llevar la caridad recibida de Cristo en esos lugares que de otro modo permanecerían ajenos a la acción de Dios y abandonados a la miseria de la condición humana en el mundo». La miseria no puede esperar La medalla partida GIOVANNI MARIA VIAN Fiarse, mirar y darse prisa. Estos son los tres verbos concretos que el Papa Francisco ha presentado en su discurso a los participantes en la peregrinación de la Familia Guanelliana, a quienes ha recibido este jueves en el aula Pablo VI. El Santo Padre aseguró que el mundo de hoy necesita personas con ojos renovados por el amor y miradas que infundan esperanza. Como el Padre es delicado y concreto con los hijos más pequeños y débiles —terminó Francisco— tampoco nosotros podemos hacer esperar a los hermanos y hermanas en dificultad, porque —son siempre palabras de Don Guanella— «la miseria no puede esperar. Y no nos podemos parar mientras haya pobres que socorrer». Un auténtico discurso de fijación de rumbo es el que dirigió el Papa Francisco a toda la Iglesia en Italia, hablando en la catedral de Florencia con ocasión de la asamblea nacional eclesial, la quinta que se celebra en los últimos cuarenta años. Con un preámbulo en Prato, donde el Papa repitió su convicción, que como arzobispo de Buenos Aires ya había expresado con claridad en una intervención durante las reuniones precedentes al cónclave: es el Señor quien nos exhorta a no quedarnos cerrados en nosotros mismos y nos pide «salir para acercarnos a los hombres y mujeres de nuestro tiempo». En Prato precisó que «salir, evidentemente, significa arriesgarse, pero no hay fe sin riesgo». Y, en los «caminos accidentados de hoy», los cristianos deben caminar protegidos por «una armadura particular»: la de la verdad, con la que se defiende la sacralidad de todo ser humano que exige «respeto, acogida y un trabajo digno». A propósito de esto, el Papa tamSIGUE EN LA PÁGINA 13 L’OSSERVATORE ROMANO página 2 viernes 13 de noviembre de 2015, número 46 En el Ángelus el Pontífice recuerda que robar documentos reservados es un delito La reforma sigue adelante Con la ayuda de mis colaboradores y con el apoyo de toda la Iglesia «Sobre los documentos reservados de la Santa Sede que fueron sustraídos y publicados, quisiera deciros, ante todo, que robar esos documentos es un delito. Es un acto deplorable que no ayuda». Con estas consideraciones, al término del Ángelus del domingo 8 de noviembre en la plaza de San Pedro, el Papa Francisco aseguró a los fieles que «este triste hecho» no le «desvía en absoluto del trabajo de reforma» que está «llevando adelante» con sus «colaboradores y con el apoyo de todos». Con anterioridad había dedicado su reflexión al pasaje evangélico del día, subrayando el significado del gesto ejemplar de la viuda que «se priva de todo» por amor a Dios. Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días, con este sol bonito! El episodio del Evangelio de este domingo se compone de dos partes: en una se describe cómo no deben ser los seguidores de Cristo; en la otra, se propone un ideal ejemplar de cristiano. Comencemos por la primera: qué es lo que no debemos hacer. En la primera parte, Jesús señala tres defectos que se manifiestan en el estilo de vida de los escribas, maestros de la ley: soberbia, avidez e hipocresía. A ellos —dice Jesús— les encanta «que les hagan reverencia en las plazas, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes» (Mc 12, 38-39). Pero, bajo apariencias tan solemnes, se esconden la falsedad y la injusticia. Mientras se pavonean en público, usan su autoridad para «devorar los bienes de las viudas» (v. 40), a las que se consideraba, junto con los huérfanos y los extranjeros, las personas más indefensas y desamparadas. Por último, los escribas «aparentan hacer largas oraciones» (v. 40). También hoy existe el riesgo de comportarse de esta forma. Por ejemplo, cuando se separa la oración de la justicia, porque no se puede rendir culto a Dios y causar daño a los pobres. O cuando se dice que se ama a Dios y, sin embargo, se antepone a Él la propia vanagloria, el propio provecho. También la segunda parte del Evangelio de hoy va en esta línea. La escena se ambienta en el templo de Jerusalén, precisamente en el lugar donde la gente echaba las monedas como limosna. Hay muchos ricos que echan tantas monedas, y una pobre mujer, viuda, que da apenas dos pequeñas monedas. Jesús observa atentamente a esa mujer e indica a los discípulos el fuerte contraste de la escena. Los ricos han dado, con gran ostentación, lo que para ellos era superfluo, mientras que la viuda, con discreción y humildad, ha echado «todo lo que tenía para vivir» (v. 44); por ello —dice Jesús— ella ha dado más que todos. Debido a su extrema pobreza, hubiera podido ofrecer una sola moneda para el templo y quedarse con la otra. Pero ella no quiere ir a la mitad con Dios: se priva de todo. En su pobreza ha comprendido que, teniendo a Dios, lo tiene todo; se siente amada totalmente por Él y, a su vez, lo ama totalmente. ¡Qué bonito ejemplo esa viejecita! Jesús, hoy, nos dice también a nosotros que el metro para juzgar no es la cantidad, sino la plenitud. Hay una diferencia entre cantidad y plenitud. Tú puedes tener tanto dinero, pero ser una persona vacía. No hay plenitud en tu corazón. Pensad esta semana en la diferencia que hay entre cantidad y plenitud. No es cosa de billetera, sino de corazón. Hay diferencia entre billetera y corazón… Hay enfermedades cardíacas que hacen que el corazón se baje hasta la billetera… ¡Y esto no va bien! Amar a Dios «con todo el corazón» significa confiar en Él, en su providencia, y servirlo en los hermanos más pobres, sin esperar nada a cambio. Permitidme que cuente una anécdota, que sucedió en mi diócesis anterior. Estaban en la mesa una mamá con sus tres hijos; el papá estaba en el trabajo; estaban comiendo filetes empanados… En ese momento, llaman a la puerta y uno de los hijos —pequeños, 5, 6 años, y 7 años el más grande— viene y dice: «Mamá, hay un mendigo que pide comida». Y la mamá, una buena cristiana, les pregunta: «¿qué hacemos?». —«Démosle mamá…». —«De acuerdo». Toma el tenedor y el cuchillo y les L’OSSERVATORE ROMANO EDICIÓN SEMANAL Unicuique suum EN LENGUA ESPAÑOLA Non praevalebunt GIOVANNI MARIA VIAN director discípulos, hace subir a la cátedra y presenta como maestra de Evangelio vivo. Por intercesión de María, la mujer pobre que ha dado toda su vida a Dios por nosotros, pidamos el don de un corazón pobre, pero rico de una generosidad alegre y gratuita. Al término de la oración mariana, tras unas palabras sobre el robo de los documentos reservados, el Papa habló de la jornada de acción de gracias, celebrada por la Iglesia italiana, y del inminente viaje a Prato y Florencia con ocasión de la asamblea eclesial nacional. Queridos hermanos y hermanas: Sé que muchos de vosotros os sentís turbados por las noticias que han circulado en los últimos días sobre documentos reservados de la TIPO GRAFIA VATICANA EDITRICE L’OSSERVATORE ROMANO don Sergio Pellini S.D.B. Giuseppe Fiorentino subdirector Ciudad del Vaticano [email protected] www.osservatoreromano.va quita la mitad de cada filete. «¡Ah, no, mamá no! ¡Así no! Dáselo del frigo». —«¡No, preparamos tres bocadillos con esto!». Y los hijos aprendieron que la verdadera caridad se hace no con lo que nos sobra, sino con lo que nos es necesario. Estoy seguro que esa tarde tuvieron un poco de hambre... Pero, así se hace. Ante las necesidades del prójimo, estamos llamados a privarnos —como esos niños, de la mitad del filete— de algo indispensable, no sólo de lo superfluo; estamos llamados a dar el tiempo necesario, no sólo el que nos sobra; estamos llamados a dar enseguida sin reservas algún talento nuestro, no después de haberlo utilizado para nuestros objetivos personales o de grupo. Pidamos al Señor que nos admita en la escuela de esta pobre viuda, que Jesús, con el desconcierto de los director general Servicio fotográfico [email protected] Publicidad: Il Sole 24 Ore S.p.A. Redacción System Comunicazione Pubblicitaria via del Pellegrino, 00120 Ciudad del Vaticano Via Monte Rosa 91, 20149 Milano [email protected] teléfono 39 06 698 99410 Santa Sede que fueron sustraídos y publicados. Por esta razón quisiera deciros, ante todo, que robar esos documentos es un delito. Es un acto deplorable que no ayuda. Yo mismo había pedido que se hiciera ese estudio, y mis colaboradores y yo ya conocíamos bien esos documentos, tomándose algunas medidas que comenzaron a dar frutos, incluso algunos visibles. Quiero aseguraros que este triste hecho no me desvía en absoluto del trabajo de reforma que estamos llevando adelante, con mis colaboradores y con el apoyo de todos vosotros. Sí, con el apoyo de toda la Iglesia, porque la Iglesia se renueva con la oración y con la santidad cotidiana de cada bautizado. Por consiguiente, os agradezco y os pido que continuéis rezando por el Papa y por la Iglesia, sin dejarse turbar, yendo adelante con confianza y esperanza. Hoy, en Italia, se celebra la Jornada de acción de gracias que este año tiene por tema «El suelo, bien común». Me uno a los obispos en el deseo de que todos se comporten como administradores responsables de un precioso bien colectivo, la tierra, cuyos frutos tienen un destino universal. Estoy cercano, con gratitud, al mundo agrícola, y animo a cultivar la tierra de modo que se custodie su fertilidad, a fin de que produzca alimento para todos, hoy y para las generaciones futuras. En este contexto, se lleva a cabo en Roma la Jornada diocesana por la custodia de la creación, que este año está enriquecida por la «Marcha por la tierra». En Florencia comenzará mañana la V Asamblea eclesial nacional, con la participación de los obispos y de los delegados de todas las diócesis italianas. Se trata de un importante evento de comunión y de reflexión, en el que también yo tendré la alegría de participar, durante la jornada del martes próximo, después de una breve visita a Prato. Saludo con afecto a todos los fieles romanos y peregrinos. De modo especial a los estudiantes franceses de la región parisiense, a los fieles procedentes de Japón y Polonia, y también los de la localidad italiana de Scandicci. Saludo a los representantes de la Orden de Predicadores —dominicos— que ayer comenzó las celebraciones con motivo del octavo centenario de su fundación. Que el Señor os bendiga mucha en esta celebración. Y muchas gracias por todos lo que hacéis en y por la Iglesia. A todos os deseo un feliz domingo. Y no os olvidéis de rezar por mí. Buen almuerzo y hasta la vista. Tarifas de suscripción: Italia - Vaticano: € 58.00; Europa (España + IVA): € 100.00 - $ 148.00; América Latina, África, Asia: € 110.00 - $ 160.00; América del Norte, Oceanía: € 162.00 - $ 240.00. Administración: 00120 Ciudad del Vaticano, teléfono + 39 06 698 99 480, fax + 39 06 698 85 164, e-mail: [email protected]. En México: Arquidiócesis primada de México. Dirección de Comunicación Social. San Juan de Dios, 222-C. Col. Villa Lázaro Cárdenas. CP 14370. Del. Tlalpan. México, D.F.; teléfono + 52 55 2652 99 55, fax + 52 55 5518 75 32; e-mail: [email protected]. En Argentina: Arzobispado de Mercedes-Luján; calle 24, 735, 6600 Mercedes (B), Argentina; teléfono y fax + 2324 428 102/432 412; e-mail: [email protected]. En Perú: Editorial salesiana, Avenida Brasil 220, Lima 5, Perú; teléfono + 51 42 357 82; fax + 51 431 67 82; e-mail: [email protected]. número 46, viernes 13 de noviembre de 2015 L’OSSERVATORE ROMANO página 3 Ayuda para los desempleados y protección especial para la ocupación femenina y la maternidad Derecho al trabajo, derecho al descanso Defensa del derecho al trabajo y tutela del derecho al descanso: dos exigencias a las que el Papa se refirió en el discurso dirigido a los empleados y dirigentes del Instituto nacional italiano de la seguridad social (Inps), recibidos en audiencia el sábado 7 de noviembre por la mañana, en la plaza de San Pedro. Queridos hermanos y hermanas: Con viva cordialidad dirijo mi saludo a vosotros, empleados y dirigentes del Instituto nacional italiano de la seguridad social, reunidos aquí en audiencia por primera vez en la historia secular del ente. ¡Muchas gracias! Gracias por vuestra presencia —¡de verdad que sois muchos!— y gracias a vuestro presidente por sus gentiles palabras. Vosotros honráis, de varias formas, la delicada tarea de tutelar algunos derechos ligados al ejercicio del trabajo; derechos basados en la misma naturaleza de la persona humana y su trascendental dignidad. De manera especial, se os ha confiado la que quisiera definir como la custodia del derecho al descanso. Me refiero no solamente al descanso que es sostenido y legitimado por una amplia serie de prestaciones sociales (del día de reposo semanal a las vacaciones, a las que todo trabajador tiene derecho: cf. Juan Pablo II, carta enc. Laborem exercens, 19), sino también y sobre todo a una dimensión del ser humano que no carece de raíces espirituales y de la que también vosotros, en lo que os compete, sois responsables. Dios llamó al hombre al descanso (cf. Ex 34, 21; Dt 5, 12.15) y Él mismo quiso ser partícipe de este el séptimo día (cf. Ex 31, 17; Gn 2, 2). Por mente humana, y por ello abierta a la posibilidad de un nuevo encuentro con Dios y con los demás. Esto, que es un honor, se convierte al mismo tiempo en una responsabilidad. De hecho, estáis llamados a enfrentar desafíos cada vez más complejos. Estos provienen tanto de la sociedad actual, con la criticidad de sus equilibrios y la fragilidad de sus relaciones, como del mundo del trabajo, flagelado por la insuficiencia ocupacional y la precariedad de las garantías que logra ofrecer. Y si se vive así, ¿cómo se puede descansar? El descanso es el derecho que todos tenemos cuando tenemos trabajo; pero si la situación de desempleo, injusticia social, trabajo en negro y precariedad en el trabajo es tan fuerte, ¿cómo puedo descansar? ¿Qué decimos? Podemos decir —¡es vergonzoso!—: «Ah, ¿tú quieres El trabajo no puede ser ampliado trabajar?» —«Sí». —«Estupendo. Llegueo reducido en función de la ganancia mos a un acuerdo: tú de unos pocos y de formas comienzas a trabajar en septiembre, pero productivas que sacrifican valores, hasta julio, y después relaciones y principios julio, agosto y parte de septiembre, no comes, no descansas…». lo tanto el descanso, en el lenguaje ¡Esto sucede hoy! Pasa hoy en todo de la fe, es al mismo tiempo dimen- el mundo y aquí; ¡pasa hoy en Rosión humana y divina. Pero con una ma también! Descanso porque hay prerrogativa única: la de no ser una trabajo. De lo contrario, no se puede simple abstención del esfuerzo y del descansar. compromiso ordinario, sino una ocaHasta hace poco era común asosión para vivir plenamente la propia «creaturalidad», elevada a la digni- ciar la meta de la jubilación con lledad filial por Dios mismo. La exi- gar a la llamada tercera edad, para gencia de «santificar» el descanso (cf. Ex 20, 8) —que se repite semanalmente el domingo— se une a la de de un tiempo que permita ocuparse de la vida familiar, cultural, social y religiosa (cf. Conc. Ecum. Vat. II, const. past. Gaudium et spes, 67). Del justo descanso de los hijos de Dios, también vosotros sois en cierto sentido colaboradores. En la multiplicidad de servicios que prestáis a la sociedad, tanto en términos asistenciales cuanto de seguridad social, vosotros contribuís a poner las bases para que el descanso pueda ser vivido como una dimensión auténtica- vicio con vuestra obra. Sosteniendo el ingreso durante y después del periodo laboral, contribuís a la cualidad de su compromiso como inversión para una vida a la medida del hombre. Trabajar, por lo demás, quiere decir prolongar la obra de Dios en la historia, contribuyendo a ella de manera personal, útil y creativa (cf. ibid., 34). Apoyando el trabajo vosotros sostenéis esta misma obra. Y también, garantizando una existencia digna a los que tienen que dejar la actividad laboral, afirmáis una realidad más profunda: el trabajo no puede ser un mero engranaje en el mecanismo perverso que pisotea los recursos para obtener ganancias siempre mayores; el trabajo no puede ser ampliado o reducido en función de la ganancia de unos pocos y de formas productivas que sacrifican valores, relaciones y principios. Esto vale para la economía en general, que «no puede recurrir a remedios que son un nuevo veneno, como cuando se pretende aumentar la rentabilidad reduciendo el mercado laboral y creando así nuevos excluidos», (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 204). Y vale, análogamente, para todas las instituciones sociales, cuyo principio, sujeto y fin es y debe ser la persona humana (cf. Conc. Ecum. Vat. II, const. past. Gaudium gozar del merecido descanso y ofrecer sabiduría y consejos a las nuevas generaciones. La época contemporánea ha cambiado significativamente este ritmo. Por un lado, la eventualidad del descanso ha sido anticipada, a veces diluida en el tiempo, a veces renegociada hasta extremos aberrantes, como el que llega a desnaturalizar la hipótesis misma de un cese laboral. Por otra parte, no han disminuido las exigencias asistenciales, tanto para quien ha perdido o El verdadero descanso viene justamente del no ha tenido nunca un trabajo, como para trabajo. Tú puedes reposar cuando estás quien se ha visto obliseguro de tener un trabajo seguro, que te gado a interrumpirlo da una dignidad, a ti y a tu familia por diferentes motivos. Tú interrumpes el trabajo y la asistencia sanitaria cae… Vuestra difícil tarea es contribuir et spes, 25). Su dignidad no puede para que no falten los subsidios in- ser perjudicada nunca, ni cuando dispensables para la subsistencia de deja de ser económicamente produclos trabajadores desempleados y sus tiva. familias. Que no falte entre vuestras Alguno de vosotros puede pensar: prioridades una atención privilegia- «Pero qué extraño este Papa: primeda al trabajo femenino, ni mucho ro nos habla del descanso, ¡y desmenos a la asistencia a la materni- pués dice todas estas cosas sobre el dad que debe siempre tutelar la vida derecho al trabajo!». Son cosas enlaque nace y a quien la sirve cotidia- zadas. El verdadero descanso viene namente. Tutelad a las mujeres, ¡el justamente del trabajo. Tú puedes trabajo de las mujeres! Que no falte reposar cuando estás seguro de tener nunca la seguridad social para la an- un trabajo estable, que te da una cianidad, la enfermedad, los acciden- dignidad, a ti y a tu familia. Y tú tes de trabajo. Que no falte el dere- puedes descansar cuando en la ancho a la jubilación, y subrayo: el de- cianidad estás seguro de tener la recho —¡la pensión es un derecho!— pensión que es un derecho. Están porque de esto se trata. Sed cons- enlazados, los dos: el verdadero descientes de la altísima dignidad de canso y el trabajo. cada trabajador, al cual prestáis serNo os olvidéis del hombre: éste es el imperativo. Amar y servir al hombre con conciencia, responsabilidad y disponibilidad. Trabajad para quien trabaja y, no menos importante, por quien quisiera hacerlo y no puede. Hacedlo no como obra de solidaridad, sino como un deber de justicia y de subsidiariedad. Apoyad a los más débiles, para que a nadie le falte la dignidad y la libertad de vivir una vida auténticamente humana. Muchas gracias por este encuentro. Invoco la bendición del Señor sobre cada uno de vosotros y de vuestras familias. Os aseguro mi recuerdo en la oración y os pido por favor que recéis por mí. L’OSSERVATORE ROMANO página 4 viernes 13 de noviembre de 2015, número 46 La crisis de refugiados cambia los equilibrios políticos del continente Nuevos muros dividen Europa Soldados eslovenos colocan barreras de alambre de púas en la villa de Gibina en la frontera con Croacia, 11 de noviembre de 2015. El pasado 9 de noviembre, el mundo celebró el aniversario de la caída del muro de Berlín, abierto al paso el 9 de noviembre de 1989, que significó un cambio irreversible del orden mundial. Después de una larga y dolorosa división, los europeos disfrutaban de la oportunidad de construir un espacio económico, social y cultural que pudiera elevarse sobre el mal sueño nunca resuelto de la pasión nacionalista que sólo habría traído consigo guerras y miseria al continente. Aquel día la vieja Europa desapareció bajo los escombros de hormigón y piedras del muro de Berlín. El 11 de noviembre de 2015 será recordado por todo lo opuesto: Por la construcción en Eslovenia de una valla fronteriza con Croacia para controlar la ola de refugiados que llegan a través de la ruta de los Balcanes; las declaraciones del comisario europeo de inmigración, Dimitris Avramopoulos, que dijo: «Es un momento difícil para Europa; el sueño europeo se ha desvanecido»; y por la cumbre que la UE celebraba en Malta con 35 Estados africanos para tratar de gestionar los flujos migratorios. ¡Han pasado 26 años! pero la historia nunca es previsible y los muros dejan huellas mucho más profundas de lo que pueda parecer. La reportera italiana de la Rai, Eva Giovannini otorga un nombre preciso a este tiempo «Europa año cero». Y el cero marca una diferencia. La centralidad de la crisis de los refugiados se debe a que el continente se juega nada más y nada menos que ser fiel a sus valores funda- Eva Giovannini nació en Livorno, Italia, en 1980. Es reportera y presentadora de la televisión italiana Rai3. «Europa anno zero» le demandó siete meses de trabajo en seis países europeos. Ha entrevistado a los principales dirigentes políticos de los nuevos partidos de la escena del continente. cionales: o la UE es capaz de dar una respuesta eficaz conjunta y solidaria a la llegada de los refugiados o no será lo que siempre ha pretendido ser: una potencia inspirada en valores de libertad y respeto de los derechos humanos. Si la crisis del euro nos ha acostumbrado a ver una Europa dividida entre países del norte y del sur y entre quienes forman parte o no de la moneda común, ahora brilla con especial fuerza la distancia que separa a los países del centro y este de Europa. La Unión Europea está atravesada por fortísimas tensiones, y en este clima los partidos nacionalistas han visto crecer su fuerza. Estamos ante un fenómeno político muy difundido que poco a poco está envolviendo a todos los países de la Unión. Una mezcla explosiva de populismo antieuropeo con marcados rasgos de nacionalismo, que logra atraer la atención de los medios de prensa y televisión con consignas a menudo peligrosas. Los muros de la nueva Europa son varios. El libro escrito por Eva Giovannini y publicado por la editorial italiana Marsilio es una trepidante historia contada por sus protagonistas directos en donde resulta evidente que el año cero porta consigo un germen de racismo que serpentea en prácticamente todos los estados de la Unión. En medio del nacionalismo radical populista que avanza en Europa las mujeres son activísimas, «aunque su participación multitudinaria en las plazas no corresponde a una presencia en el liderazgo», dice Eva Giovannini. En estos movimientos —entre imagen y actitud machista— «no hay cabida para los temas de género con algunas excepciones. En Hungría para las mujeres se ha abierto la “Nueva Guardia Húngara”, organización paramilitar vinculada al partido Jobbik y acusada de actos contra los inmigrantes: las reclutas son equiparadas a los varones, el mismo uniforme, la misma brutalidad. Icono femenino del partido es Dóra Dúró, 28 años, una de las dos diputadas del movimiento y la más joven del Parlamento, que encarna el modelo ideal anhelado por Gabon Vora, su líder: casada a los 19 años, y madre de tres niños». En Italia, Giovannini habla de una Liga decididamente «machista y de un líder adorado por las militantes, a medio camino entre un cantante rock y un hijo, y ninguna mujer en el horizonte que lo disturbe». Por consiguiente, emerge claramente en el libro que dos son los elementos fundamentales de esta nueva política: la hostilidad y la aversión a los «otros»; y la oposición a la Unión Europea y al euro. El libro «Europa año cero», es un viaje a través de seis países europeos y de sus fenómenos nacionalistas: Alba Dorata en Grecia, Pegida en Alemania, Front National en Francia, Jobbik en Hungría, United Kingdom Independence Party en el Reino Unido y la Liga en Italia. Es la historia de un hilo conductor transnacional contada a través de los testimonios recogidos entre los líderes de estas formaciones como entre la gente común, en un año que para la nueva derecha ha significado importantes victorias. número 46, viernes 13 de noviembre de 2015 L’OSSERVATORE ROMANO página 5 El flujo de migrantes de la isla se habría incrementado en un 80 por ciento en los últimos días Oleada de cubanos en la frontera sur de México A muchos les ha costado un año, a otros unos meses y algunos emprendieron el viaje apenas hace tres semanas. Vienen de Cuba, pero también de Ecuador, Colombia, Panamá y Guatemala. El recorrido hasta la frontera mexicana les toma unas dos semanas, durante las cuales atraviesan ríos, pantanos y viajan en lancha en zonas costeras. «La mayoría sale de manera regular de Cuba con autorización del Gobierno para luego iniciar una larga travesía en la cual viajan principalmente en avión a Ecuador y de allí pasan a Colombia en no da abasto para atenderlos», dijo el padre César Augusto Cañaveral Pérez a nuestro periódico. Y agregó que «además tenemos que ver la situación de los hoteles, y de las autoridades que regulan esos establecimientos, porque les cobran 60 dólares por una noche a los cubanos; y los taxistas, al salir de la estación migratoria, hacia el centro, les cobran 50 dólares. También las combis que circulan por la noche les cobran hasta cuatro o cinco dólares, así que ya existe una red para extorsionarlos, de hecho cuando ven a un cubano lo ven donde les espera el trayecto más difícil y peligroso en lancha vía mar hacia Panamá. Quienes superan este tramo llegan a Costa Rica para dirigirse hacia Honduras y vía tierra hacia Guatemala. Atraviesan siete países antes de llegar a la frontera con los Estados Unidos. Es el relato de padre César Augusto Cañaveral Pérez, coordinador diocesano de la movilidad humana en la diócesis de Tapachula, Chiapas, quien asiste día a día a la llegada masiva de migrantes cubanos al sur de México. No ocupan las primeras páginas de los periódicos ni abren los telediarios, pero la marcha cubana no cesa, sino que se incrementa. A las dificultades de su viaje, lleno de peligros, se suman las dificultades de la región, pues están expuestos a toda clase de injusticias. «El anuncio del inicio de relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba ha motivado este movimiento extraordinario de nacionales cubanos tratando de llegar al continente y buscando llegar al norte. Temen supuestas fechas límite para cruzar la frontera antes de que el Gobierno americano decida cerrar el ingreso y cambiar las leyes vigentes de inmigración. Sólo el lunes 9 de noviembre medio millar colapsaba la frontera de Tapachula, aunque más de 2.000 han pasado por aquí en el último mes. La presencia de cubanos en la frontera Sur es un desafío para la Iglesia y las instituciones encargadas de la protección de los migrantes. La estación migratoria Siglo XXI ya como cajeros automáticos y la experiencia que tengo al trabajar con ellos, es que no traen dólares, vienen limitados, piden a familiares para pagar sus pasajes», añadió el padre Cañaveral Pérez. Reconoció que «al estar fuera de la estación migratoria las mujeres y los hombres cubanos podrían ser víctimas de la explotación, trata de personas y prostitución, debido a su condición de vulnerabilidad; aunque tratan de estar unidos al verse en alguna necesidad, pueden verse involucrados en esos problemas». La Iglesia local está hospedando en los hoteles de la zona a 1200 cubanos y «los restantes duermen en la capilla, pero la capacidad está al completo, explicó el sacerdote. «Así como tenemos una migración de cubanos y mexicanos hacia los Estados Unidos, tenemos también una migración interna del campo hacia las grandes ciudades en busca de empleo, y también migraciones internas forzadas por la situación de inseguridad y la violencia que genera el crimen organizado, que obligan a la población a A la derecha de la foto padre César Augusto Cañaveral Pérez optar por otro lugar de residencia, ya sea dentro del mismo estado, en otras Dios ahorita tenemos un Papa que entidades o en el extranjero. está impulsando este sentido humaOtro fenómeno que enfrentamos nitario. La forma misma de acercarse como país es el de la migración tem- a los pobres no es una opción. Yo poral que venía a México —consti- no estoy optando por el pobre. Retuida por trabajadores temporales en cordemos que el primer viaje pastoel sur de Chiapas, donde se les em- ral fuera de la diócesis de Roma del plea en las zonas bananeras, la cose- Papa Francisco ha sido un viaje a la cha del café, el corte de la caña de periferia extrema de Europa, a la anazúcar, además de las trabajadoras helada “puerta” para miles de inmidomésticas que se emplean en Tapa- grantes víctimas de traficantes de chula—, y ahora se pasó a la migra- hombres, no podía ser más embleción indocumentada masiva de cen- mático de lo que Francisco es y retroamericanos como consecuencia de presenta para la Iglesia y el munla situación social, los fenómenos do». naturales catastróficos como el huraEn un mundo cada vez más glocán Mitch y la constante inestabili- balizado, el desplazamiento de los dad económica de algunos países», creyentes y no creyentes, tanto a niañadió el religioso. vel nacional como internacional, reCañaveral Pérez dijo también que quiere de la Iglesia mayor creativicomo Iglesia «tenemos que replan- dad en un desarrollo estructural fletear nuestra evangelización hacia los xible y de interconexión en redes, y migrantes, pues la evangelización to- en ese mismo desarrollo se requiere ca al hombre, toca al ser humano, “una pastoral sin fronteras”, una aquél que tiene carne. Gracias a nueva evangelización», concluyó. Estación migratoria Siglo XXI en Tapachula, México L’OSSERVATORE ROMANO página 6 viernes 13 de noviembre de 2015, número 46 Más de 70 participantes de todo el mundo en el Simposio celebrado en la Casina Pío IV La trata de personas y un llamado a la humanidad ROBERTO DABUSTI En reiteradas oportunidades el Papa Francisco hizo mención a que la trata de personas es una llaga de la humanidad. Una llaga que sigue abierta y en muchos casos sangrante por la indiferencia. Las principales víctimas de este delito de lesa humanidad que afecta a 30 millones de personas en el mundo según la Organización internacional del trabajo (OIT), son los jóvenes, quienes no encuentran un presente que los comprometa a trabajar y estudiar con miras al futuro. La Pontificia Academia para las ciencias organizó, el 7 y 8 de noviembre, un simposio internacional de jóvenes sobre la trata de personas, uno de los flagelos de nuestra actualidad y que muchas veces pasa desapercibido para los medios de comunicación. Setenta delegados provenientes de diversos países participaron y escucharon relatos y vivencias estremecedoras, que reflejan historias generalmente ocultas a los medios masivos de comunicación. La conocida frase que afirma que la realidad supera a la ficción, dolorosamente aquí cobra vida y con vidas y rostros sufrientes. Fueron varios los casos presentados, y cada uno era muy particular. El simposio tuvo por lema: «El perfecto amor echa fuera el temor, la avidez y la esclavitud: los jóvenes tienen que guiar el camino», y buscó centralizar el llamado a tomar conciencia de la valentía necesaria para salir adelante; y justamente, esa fuerza vendrá principalmente de los jóvenes. «A veces, por un futuro mejor, saltan a una trampa» afirma la religiosa italiana Eugenia Bonetti, quien coordina a 250 religiosas de 80 congregaciones diferentes que trabajan en un centenar de refugios repartidos por toda Italia. «Para evitar el tráfico hay que llevar adelante tareas de prevención, y para eso hay que apostar por la educación y la información» dijo con ojos esperanzadores a los jóvenes. Los jóvenes participantes en el simposio compartieron sus experiencias de vulnerabilidad y estigmatización del flagelo junto a expertos y activistas en la materia especialmente invitados al evento. En muchos de los casos se pone al descubierto que la persona es usada como un objeto de descarte, otra idea que el Papa Francisco reitera a menudo. Pero a los ojos de Dios no hay material de descarte, sólo hay dignidad. Por ello, la idea que rondó durante las jornadas de trabajo fue la de «fin a la esclavitud» (#EndSlavery). Hay una frase en el ámbito de la comunicación social y de los medios de prensa que afirma que aquellas cosas que no se comunican no existen, por lo menos desde la mirada social. Justamente fue este uno de los temas de debate del simposio: si convenía comunicar y exponer a las víctimas recuperadas de la trata. Está claro que aquí hay que poner en primer lugar a la persona, al ser humano sufriente, a quien hay que cuidar y preservar. Pero también es cierto que los casos presentados con cuidado y, sobre todo, de forma caritativa sobre la persona, pueden servir para recuperar a tantos miles de jóvenes que están siendo víctimas. Es aquí donde los medios de comunicación juegan un rol fundamental, ya que pueden ser un canal que sirva para salvar la vida de alguna persona que está siendo víctima de la trata y la explotación. En esto se requiere mucho esfuerzo, compromiso y valentía, ya que el tema de la trata de perso- nas es un tema económico por los millones de dólares que mueve anualmente. Pero no hay que perder de vista que detrás de todo esto hay vidas humanas, seres humanos privados de su libertad. Esto requiere un verdadero compromiso por el bien de los demás. Por todo ello, se debe luchar contra el flagelo de la trata de personas para que esa llaga que se encuentra abierta se vaya cerrando y permita reducir y erradicar este crimen de lesa humanidad. Desde la mirada cristiana la oración es fundamental, ya que sólo ella y el verdadero amor podrán hacer que la misericordia del Padre convierta los corazones de quienes negocian con la dignidad de las personas y, a la vez, consuele a las víctimas. Ocho décadas de historia en la Iglesia chilena Una vieja aspiración hecha realidad SAMUEL FERNÁNDEZ* En 1935, es decir hace 80 años, bajo el impulso de la constitución apostólica Deus scientiarum Dominus, que fomentaba el trabajo científico y la presencia de las fuentes en la investigación teológica, se fundó la facultad de teología de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Una facultad de teología había sido una vieja aspiración de la Universidad católica, creada en 1888, y, según el entonces rector, mons. Carlos Casanueva, esta Facultad debía aspirar a ofrecer «la formación más elevada y completa» para los sacerdotes y para los dirigentes católicos seglares y, para ello, debía contar con un grupo de profesores bien preparados y consagrados al estudio. San Alberto Hurtado, jesuita chileno que desde Lovaina colaboró mucho consiguiendo profesores y libros, así definía la misión de la nueva institución: «Una facultad de teología en la Universidad, además de completar y coronar los estudios universitarios, permitiría tener en Chile un pequeño grupo de mucha competencia, al cual se podría acudir para pedir orientación en los problemas, cada vez más agudos, que se irán presentando. Estos estudios más profundos y más modernos son necesarios para realizar un verdadero apostolado intelectual en Chile» (Carta de 1934). En 1935 comenzó a funcionar con sus tres ciclos, bachillerato, licencia- tura y doctorado en teología, y con cursos para seglares. Pocos años después, en 1940, comenzaron las publicaciones, por medio de «Anales de la Facultad de teología» y, más tarde, en 1960 se comenzó a publicar la revista «Teología y Vida», ambas publicaciones han continuado hasta hoy, sin interrupciones. Durante el Concilio Vaticano II, los profesores de la Facultad de teología ofrecieron un importante servicio al episcopado chileno. Como es sabido, los obispos chilenos realizaron un significativo aporte en la ela- boración de la constitución dogmática Lumen gentium, y esto fue posibilitado, entre otras cosas, por el trabajo de un grupo de jóvenes profesores de la Facultad de teología. En medio de los difíciles años '70 y '80, la Facultad buscó elaborar una teología capaz de iluminar a la sociedad y comprendió que, para ello, era fundamental buscar el mejor nivel académico. Actualmente la Facultad está situada en el centro del campus San Joaquín, en contacto y en diálogo con muchas facultades. Cuenta con 230 alumnos propios, religiosos, seminaristas, religiosas, laicas y laicos. Además, la Facultad imparte cursos teológicos a los más de 23.000 estudiantes de pregrado, lo que significa una excelente ocasión de diálogo académico a partir de la fe cristiana y una oportunidad para que la teología acoja las preguntas de los jóvenes estudiantes. La planta académica cuenta con profesores formados en diversos centros europeos y latinoamericanos, y se destaca por la pluralidad de métodos teológicos que acoge, poniendo siempre el énfasis en el estudio de las fuentes. Las líneas principales de investigación son el Concilio Vaticano II, la teología fundamental, la teología de los signos de los tiempos y el estudio de los padres de la Iglesia. En la fiesta de Santa Teresa, el día de la celebración de los 80 años, el rector de la Universidad, Ignacio Sánchez, valoró la labor realizada por la Facultad e invitó a mirar hacia el futuro a la luz de la misión fundacional encomendada, tanto por la Iglesia como por la Universidad. Por su parte, el decano, prof. Fredy Parra, destacó que la celebración de los 80 años de la Facultad coincide con los años 50 del Concilio Vaticano II, y afirmó que la variedad de escuelas que conviven en la Facultad implica una pluralidad que enriquece la catolicidad. *Teólogo y sacerdote chileno número 46, viernes 13 de noviembre de 2015 L’OSSERVATORE ROMANO página 7 En Prato el Pontífice pide que se combata el cáncer de la corrupción y el veneno de la ilegalidad Por un trabajo digno Y recuerda a los siete chinos muertos por la explotación y las condiciones inhumanas de vida Antes de ir a Florencia, en su décimo viaje en Italia, el Pontífice visitó Prato, ciudad a la que llegó en helicóptero, procedente del Vaticano, el martes 10 de noviembre, por la mañana. Desde el balcón externo de la catedral el Papa saludó a los fieles y pronunció el siguiente discurso. Queridos hermanos ¡buenos días! y hermanas, Doy las gracias a vuestro obispo, monseñor Agostinelli, por las palabras muy amables que me ha dirigido. Saludo con afecto a todos vosotros y a los que no pueden estar aquí presentes físicamente, en especial a las personas enfermas, ancianas y las detenidas en el centro penitencial. He venido como peregrino —un peregrino… de paso. Poca cosa, pero al menos la voluntad está— a esta ciudad rica de historia y de belleza, que a lo largo de los siglos ha merecido la definición de «ciudad de María». Sois afortunados, porque estáis en buenas manos. Son manos maternales que protegen siempre, abiertas para acoger. Sois privilegiados también porque custodiáis la reliquia del «Sagrado cíngulo» de la Virgen, que he podido visitar hace un momento. Este signo de bendición para vuestra ciudad me sugiere algunas reflexiones, suscitadas también por la Palabra de Dios. La primera nos remite al camino de salvación iniciado por el pueblo de Israel, desde la esclavitud de Egipto a la Tierra Prometida. Antes de liberarlo, el Señor pidió que se celebre la cena pascual y que lo hagan de un modo particular: «con la cintura ceñida» (Ex 12, 11). Ceñir los vestidos al cuerpo significa estar preparados, prepararse para partir, para salir y ponerse en camino. A esto nos exhorta el Señor también hoy, hoy más que nunca: a no permanecer encerrados en la indiferencia, sino abrirnos; a sentirnos, todos, llamados y preparados a dejar algo con el fin de ir al encuentro de alguno, con quien compartir la alegría de haber encontrado al Señor y también la fatiga de ir por su camino. Se nos pide salir para acercarnos a los hombres y a las mujeres de nuestro tiempo. Salir, cierto, quiere decir arriesgar —salir quiere decir arriesgar—, pero no existe una fe sin riesgo. Una fe que piensa en sí mismo y está cerrada en su casa no es fiel a la invitación del Señor, que llama a los suyos a tomar la iniciativa y a implicarse, sin miedo. Ante las transformaciones a menudo vortiginosas de estos últimos años, está el peligro de ser arrasados por el torbellino de los acontecimientos, perdiendo la valentía de buscar la senda. Se prefiere entonces el refugio de algún puerto seguro y se renuncia a remar mar adentro a partir de la Palabra de Jesús. Pero el Señor, que quiere llegar a quien aún no lo ama, nos sacude. Desea que nazca en nosotros una renovada pasión misionera y nos confía una gran responsabi- lidad. Pide a la Iglesia, su esposa, que camine por los senderos accidentados de hoy; que acompañe a quien se ha extraviado en el camino; que instale tiendas de esperanza, donde se acoja a quien está herido y ya no espera nada de la vida. Esto nos pide el Señor. Él mismo nos da el ejemplo, acercándose a nosotros. El Sagrado Cín- contrastando la cultura de la indiferencia y del descarte. En tiempos marcados por incertezas y miedos, son encomiables vuestras iniciativas que sostienen a los más débiles y a las familias, que os comprometéis también a «adoptar». Mientras que os dedicáis a buscar mejores posibilidades concretas de inclusión, nos os desalentéis ante las dificultades. No os resignéis ante las que parecen di- establecer nada bueno sobre las tramas de la mentira o la falta de transparencia. Buscar y elegir siempre la verdad no es fácil; pero es una decisión vital, que debe marcar profundamente la existencia de cada uno y también de la sociedad, para que se más justa, para que sea más honesta. La sacralidad de cada ser humano requiere para cada uno respeto, acogida y un trabajo digno. ¡Trabajo gulo, en efecto, recuerda también el gesto realizado por Jesús durante su cena pascual, cuando se ciñió sus vestiduras, como un siervo, y lavó los pies de sus discípulos (cf. Jn 13, 4; Lc 12, 37). Para que, como lo hizo Él, lo hiciésemos también nosotros. Hemos sido servidos por Dios que se hizo nuestro prójimo, para servir también nosotros a quien está cerca nuestro. Para un discípulo de Jesús ningún cercano puede llegar a ser alguien lejano. Es más, no existen lejanos que estén demasiado distantes, sino sólo próximos a quienes hemos de llegar. Os agradezco los esfuerzos constantes que vuestra comunidad realiza para integrar a cada persona, fíciles situaciones de convivencia. Que os anime siempre el deseo de establecer auténticos «pactos de proximidad». Esto es, ¡proximidad! Acercarse para realizar esto. Existe también otra sugerencia que quisiera proponeros. San Pablo invita a los cristianos a revestirse con una armadura especial, la de Dios. Dice, en efecto, que se revistan de las virtudes necesarias para afrontar a nuestros enemigos reales, que nunca son los demás, sino «los espíritus malignos». En esta armadura ideal está en primer lugar la verdad: «ceñid la cintura con la verdad», escribe el Apóstol (Ef 6, 14). D ebemos ceñirnos con la verdad. No se puede digno! Me permito recordar aquí a los cinco hombres y a las dos mujeres de ciudadanía china que fallecieron hace dos años a causa de un incendio en la zona industrial de Prato. Vivían y dormían dentro del mismo galpón industrial en el que trabajaban: en un espacio se habían acomodado un pequeño dormitorio de cartón y cartón piedra, con camas superpuestas para aprovechar la altura de la estructura. Es una tragedia de la explotación y de las condiciones inhumanas de vida. Y esto no es trabajo digno. La vida de cada comunidad exige que se combata hasta las últimas consecuencias el cáncer de la corrupción, el cáncer de la explotación humana y laboral y el veneno de la ilegalidad. Dentro de nosotros y junto a los demás, nunca nos cansemos de luchar por la verdad y la justicia. Aliento a todos, sobre todo a vosotros jóvenes —me han dicho que vosotros, los jóvenes, habéis hecho ayer una vigilia de oración, toda la noche… ¡Gracias, gracias!— a no ceder jamás ante el pesimismo y la resignación. María es aquella que con la oración y el amor, en un silencio activo, transformó el sábado de la decepción en el alba de la resurrección. Si alguno se siente cansado y oprimido por las circunstancias de la vida, confíe en nuestra Madre, que es cercana y consuela porque es Madre. Siempre nos alienta y nos invita a volver a poner nuestra confianza en Dios: su Hijo no traicionará nuestras expectativas y sembrará en los corazones una esperanza que no decepciona. ¡Gracias! L’OSSERVATORE ROMANO número 46, viernes 13 de noviembre de 2015 páginas 8/9 En la asamblea eclesial italiana de Florencia el Papa invita a rechazar la obsesión del poder y a no perder el contacto con el pueblo Sueño una Iglesia inquieta Cada vez más cercana a los abandonados con el rostro de madre que comprende, acompaña, acaricia Una Iglesia libre, abierta, inquieta, «cada vez más cercana a los abandonados», con el rostro de madre que «comprende, acompaña, acaricia». Es este el «sueño» que el Papa Francisco confesó a los participantes en la asamblea nacional de la Iglesia italiana reunidos el martes 10 de noviembre, por la mañana, en la catedral de Florencia. Queridos hermanos y hermanas, en la cúpula de esta bellísima catedral está representado el Juicio universal. En el centro está Jesús, nuestra luz. La inscripción que se lee en el ápice de la pintura es «Ecce Homo». Mirando esta cúpula somos atraídos hacia lo alto, mientras contemplamos la transformación del Cristo juzgado por Pilato en el Cristo sentado en el trono del juez. Un ángel le lleva la espada, pero Jesús no asume los símbolos del juicio, sino que levanta la mano derecha mostrando los signos de la pasión, porque Él «se entregó en rescate por todos» (1 Tm 2, 6). «Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él» (Jn 3, 17). Ante la luz de este Juez de misericordia, nuestras rodillas de doblan en adoración y nuestras manos y nuestros pies se fortalecen. Podemos hablar de humanismo solamente a partir de la cen- tralidad de Jesús, descubriendo en Él los rasgos del auténtico rostro del hombre. Es la contemplación del rostro de Jesús muerto y resucitado la que recompone nuestra humanidad, también la que está fragmentada por las fatigas de la vida, o marcada por el pecado. No hay que domesticar el poder del rostro de Cristo. Su rostro es la imagen de su trascendencia. Es el misericordiae vultus. Dejémonos mirar por Él. Jesús es nuestro humanismo. Dejémonos inquietar siempre por su pregunta: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» (Mt 16, 15). Contemplando su rostro, ¿qué vemos? Ante todo el rostro de un Dios «despojado», de un Dios que asumió la condición de esclavo, humillado y obediente hasta la muerte (cf. Flp 2, 7). El rostro de Jesús es similar al de tantos hermanos nuestros humillados, convertidos en esclavos, despojados. Dios asumió su rostro. Y ese rostro nos mira. Dios —que es «el ser de quien no se puede pensar nada más grande», como decía san Anselmo, o el Deus semper maior de san Ignacio de Loyola— se convierte en más grande que sí mismo abajándose. Si no nos abajamos no podremos ver su rostro. No veremos nada de su plenitud si no aceptamos que Dios se despojó. Y, por lo tanto, no en- mos llegar a la felicidad más auténticamente humana y divina. Jesús habla de la felicidad que experimentamos sólo cuando somos pobres en el espíritu. Para los grandes santos la felicidad tiene relación con la humillación y la pobreza. Pero también entre los más humildes de nuestra gente hay mucho de esta bienaventuranza: es la que conoce la riqueza de la solidaridad, del compartir también lo poco que se posee; la riqueza del sacrificio cotidiano de un trabajo, a veces duro y mal pagado, pero desempeñado por amor a las personas queridas; y también la de las propias miserias que, sin emPodemos hablar de humanismo solamente a bargo, al vivirlas con confianza en la provipartir de la centralidad de Jesús, descubriendo dencia y en la miserien Él los rasgos del auténtico rostro del hombre cordia de Dios Padre, alimentan una grandeza humilde. Las bienaventuranzas que leemos en fuerza interior que nos hace capaces de el Evangelio inician con una bendición vivir y de tomar decisiones. ¿Cuáles son estos sentimientos? Hoy y terminan con una promesa de consoquisiera presentaros al menos tres de lación. Nos introducen en un camino de grandeza posible, la del espíritu, y ellos. cuando el espíritu está dispuesto todo El primer sentimiento es la humillo demás viene solo. Cierto, si no tenedad. «Con toda humildad, cada uno mos el corazón abierto al Espíritu Sanconsidere a los demás superiores a sí to, parecerán tonterías porque no nos mismo» (Flp 2, 3), dice san Pablo a los llevan al «éxito». Para ser «dichosos», Filipenses. Más adelante el apóstol hapara gustar la consolación de la amisbla del hecho que Jesús no considera tad con Jesucristo, es necesario tener el un «privilegio» ser como Dios (Flp 2, corazón abierto. La dicha es una apues6). Aquí hay un mensaje preciso. La ta laboriosa, hecha de renuncias, escuobsesión por preservar la propia gloria, cha y conocimiento, cuyos frutos se rela propia «dignidad», la propia influencogen con el tiempo, regalándonos una cia no debe formar parte de nuestros paz incomparable: «Gustad y ved qué sentimientos. Debemos buscar la gloria bueno es el Señor» (Sal 34, 9). de Dios, que no coincide con la nuesHumildad, desinterés, bienaventutra. La gloria de Dios que resplandece ranza: estos son los tres rasgos que hoy en la humildad de la gruta de Belén o en el deshonor de la cruz de Cristo nos quiero presentar para vuestra meditación sobre el humanismo cristiano que sorprende siempre. nace de la humanidad del Hijo de Otro sentimiento de Jesús que da Dios. Y estos rasgos dicen algo tamforma al humanismo cristiano es el debién a la Iglesia italiana que hoy se sinterés. «No os encerréis en vuestros reúne para caminar juntos en un ejemintereses, sino buscad todos el interés plo de sinodalidad. Estos rasgos nos de los demás» (Flp 2, 4), pide también dicen que no debemos estar obsesionasan Pablo. Por lo tanto, más que el dedos por el «poder», también cuando el sinterés, debemos buscar la felicidad de mismo asume el rostro de un poder útil quien está a nuestro lado. La humaniy funcional para la imagen social de la dad del cristiano está siempre en salida. Iglesia. Si la Iglesia no asume los sentiNo es narcisista, autorreferencial. Cuando nuestro corazón es rico y está muy satisfecho de sí mismo, entonces ya no tiene sitio para Dios. Evitemos, por favor, «encerrarnos en las estructuras que nos dan una falsa contención, en las normas que nos vuelven jueces implacables, en las costumbres donde nos sentimos tranquilos» (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 49). Nuestro deber es trabajar para hacer de este mundo un sitio mejor y luchar. Nuestra fe es revolucionaria por un impulso que viene del Espíritu Santo. Tenemos que seguir este impulso para salir de nosotros mismos, para ser hombres según el Evangelio de Jesús. Toda vida se decide a partir de la capacidad de donarse. Es allí donde se trasciende a sí misma, donde llega a ser fecunda. Un ulterior sentimiento de Cristo Jesús es la dicha. El cristiano es un bienaventurado, tiene en sí mismo la alegría del Evangelio. En las bienaventuranzas el Señor nos indica el camino. Al recorrerlo, los seres humanos podetenderemos nada del humanismo cristiano y nuestras palabras serán bonitas, cultas, refinadas, pero no serán palabras de fe. Serán palabras que suenan vacías. No quiero esbozar aquí en abstracto un «nuevo humanismo», una cierta idea del hombre, sino sencillamente presentar algunos rasgos del humanismo cristiano que es el de los «sentimientos de Cristo Jesús» (Flp 2, 5). Los mismos no son abstractas sensaciones provisionales del alma, sino la cálida mientos de Jesús, se desorienta, pierde la dirección. Si los asume, en cambio, sabe estar a la altura de su misión. Los sentimientos de Jesús nos dicen que una Iglesia que pensase en sí misma y en sus propios intereses sería triste. Las bienaventuranzas, en definitiva, son el espejo en el cual podemos mirarnos, que nos permite saber si estamos caminando por el sendero justo: es un espejo que no miente. Una Iglesia que presenta estos tres rasgos —humildad, desinterés, bienaventuranza— es una Iglesia que sabe reconocer la acción del Señor en el mundo, en la cultura, en la vida cotidiana de la gente. Lo he dicho en más de una ocasión y lo repito una vez más hoy a vosotros: «prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, antes que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades. No quiero una Iglesia preocupada por ser el centro y que termine clausurada en una maraña de obsesiones y procedimientos» (Evangelii gaudium, 49). Pero sabemos que las tentaciones existen; son muchas las tentaciones que hay que afrontar. Os hablo al menos de dos de ellas. No os asustéis, esto no será una lista de tentaciones como las quince que les dije a la Curia. tema cerrado incapaz de generar preLa primera es la pelagiana. Ella guntas, dudas, interrogantes, sino que empuja a la Iglesia a no ser humilde, está viva, sabe inquietar, sabe animar. desinteresada y bienaventurada. Y lo Tiene un rostro que no es rígido, tiene hace con la apariencia de un bien. El pelagianismo nos conduce a poner la un cuerpo que se mueve y crece, tiene confianza en las estructuras, en las or- carne tierna: la doctrina cristiana se llaganizaciones, en las planificaciones per- ma Jesucristo. fectas, siendo abstractas. A menudo nos lleva también a asumir El rostro de Jesús es similar al de tantos un estilo de control, de dureza, de normatihermanos nuestros humillados. Dios asumió su vidad. La norma da al rostro. Y ese rostro nos mira pelagiano la seguridad de sentirse superior, de tener una orientación precisa. Allí encuentra su fuerza, La reforma de la Iglesia —y la Iglesia no en la suavidad del soplo del Espíri- es semper reformanda— es ajena al pelatu. Ante los males y los problemas de gianismo. La misma no se agota en el la Iglesia es inútil buscar soluciones en enésimo proyecto para cambiar las esconservadurismos y fundamentalismos, en la restauración de conductas y for- tructuras. Significa en cambio injertarse mas superadas que ni siquiera cultural- y radicarse en Cristo, dejándose condumente tienen capacidad de ser significa- cir por el Espíritu. Entonces todo será tivas. La doctrina cristiana no es un sis- posible con ingenio y creatividad. Que la Iglesia italiana se deje conducir por su soplo poderoso, y por ello a veces inquietante. Que asuma siempre el espíritu de sus grandes exploradores, que en los barcos fueron apasionados por la navegación en mar abierto y no se asustaron ante las fronteras y tempestades. Que sea una Iglesia libre y abierta a los desafíos del presente, jamás a la defensiva por temor a perder algo. Jamás a la defensiva por temor a perder algo. Y, encontrando a la gente a los largo de sus caminos, que asuma el propósito de san Pablo: «Me he hecho débil con los débiles, para ganar a los débiles; me he hecho todo para todos, para ganar, sea como sea, a algunos» (1 Cor 9, 22). Una segunda tentación que hay que vencer es la del gnosticismo. Ella conduce a confiar en el razonamiento lógico y claro, que pierde la ternura de la carne del hermano. La fascinación del gnosticismo es la de «una fe encerrada en el subjetivismo, donde sólo interesa una determinada experiencia o una serie de razonamientos y conocimientos que supuestamente reconfortan e iluminan, pero en definitiva el sujeto queda clausurado en la inmanencia de su propia razón o de sus sentimientos» (Evangelii gaudium, 94). El gnosticismo no puede trascender. La diferencia entre la trascendencia cristiana y cualquier forma de espiritualismo gnóstico está en el misterio de la Encarnación. No poner en práctica, no llevar la Palabra a la realidad, significa construir sobre arena, permanecer en la pura idea y degenerar en intimismos que no dan fruto, que hacen estéril su dinamismo. La Iglesia italiana tiene grandes santos cuyos ejemplos pueden ayudarle a vivir la fe con humildad, desprendimiento y alegría, desde Francisco de Asís a Felipe Neri. Pero pensemos también en la sencillez de personajes de ficción como don Camilo que formaba un dúo con Pepón. Me llama la atención cómo en las historias de Guareschi la oración de un buen párroco se una a su evidente cercanía con la gente. De él mismo don Camilo decía: «Soy un pobre cura de campo que conoce a sus parroquianos uno por uno, los ama, que conoce los dolores y las alegrías, que sufre y sabe reír con ellos». Cercanía a la gente y oración son la clave para vivir un humanismo cristiano popular, humilde, generoso, alegre. Si perdemos este contacto con el pueblo fiel de Dios perdemos en humanidad y no vamos a ninguna parte. Pero entonces, ¿qué tenemos que hacer, padre?, me preguntaréis vosotros. ¿Qué nos está pidiendo el Papa? Corresponde a vosotros decidir: pueblo y pastores juntos. Yo hoy sencillamente os invito a levantar la cabeza y contemplar una vez más el Ecce Homo que tenemos sobre nosotros. Detengámonos a contemplar la escena. Volvamos al Jesús que está aquí representado como Juez universal. ¿Qué sucederá cuando «venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con Él, y se sentará en el trono de su gloria» (Mt 25, 31)? ¿Qué nos dice Jesús? Podemos imaginar a este Jesús que está sobre nuestras cabezas decir a cada uno de nosotros y a la Iglesia italiana algunas palabras. Podría decir: «Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme» (Mt 25, 34-36). Y viene a mi memoria el sacerdote que acogió a este joven cura que dio su testimonio. Pero podría también decir: «Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis» (Mt 25, 41-43). Las bienaventuranzas y las palabras que acabamos de leer sobre el juicio universal nos ayudan a vivir la vida cristiana a nivel de santidad. Son pocas palabras, sencillas, pero prácticas. Dos pilares: las bienaventuranzas y las palabras del juicio final. Que el Señor nos dé la gracia de comprender su mensaje. Y contemplemos una vez más los rasgos del rostro de Jesús y sus gestos. Vemos a Jesús que come y bebe con los pecadores (Mc 2, 16; Mt 11, 19); contemplémoslo mientras conversa con la samaritana (Jn 4, 7-26); espiémoslo mientras se encuentra de noche con Nicodemo (Jn 3, 1-21); gustemos con afecto la escena en la que se deja ungir los pies por una prostituta (cf. Lc 7, 36-50); percibamos su saliva sobre la punta de nuestra lengua, que, de ese modo, se suelta (Mc 7, 33). Admiremos la «simpatía de todo el pueblo» que rodea a sus discípulos, es decir nosotros, y experimentemos su «alegría y sencillez de corazón» (Hch 2, 46-47). A los obispos les pido que sean pastores. Nada más: pastores. Que esta sea vuestra alegría: «Soy pastor». Será la gente, vuestro rebaño, quien os sostendrá. Hace poco he leído sobre un obispo que decía que estaba en el metro en la hora de punta y había tanta gente que ya no sabía donde poner la mano para sostenerse. Inclinado a la derecha y a la izquierda, se apoyaba en las personas para no caer. Así, pensaba que, además de la oración, lo que hace permanecer en pie a un obispo es su gente. Que nada ni nadie os quite la alegría de ser sostenidos por vuestro pueblo. Como pastores no seáis predicadores de SIGUE EN LA PÁGINA 10 página 10 L’OSSERVATORE ROMANO viernes 13 de noviembre de 2015, número 46 Sueño una Iglesia inquieta VIENE DE LA PÁGINA 8 es eso lo que quiero decir. Sino que es buscar el bien común para todos. Discutir juntos, me atrevería a decir enfadarse juntos, pensar en soluciones mejores para todos. Muchas veces el encuentro se complica con el conflicto. En el diálogo tiene lugar el conflicto: es lógico y previsible que sea así. Y no debemos temerle ni ignorarlo, sino aceptarlo. «Aceptar sufrir el conflicto, resolverlo y transformarlo en el eslabón de un doctrinas complejas, sino anunciadores de Cristo, muerto y resucitado por nosotros. Apuntad a lo esencial, al kerygma. No hay nada más sólido, profundo y seguro que este anuncio. Pero que sea todo el pueblo de Dios quien anuncie el Evangelio: pueblo y pastores, eso quiero decir. He expresado esta preocupación pastoral mía en la exhortación apostólica Evangelii gaudium (cf. nn. 111-134). Debemos buscar la felicidad de quien A toda la Iglesia italiana le recomiendo está a nuestro lado. lo que indiqué en esa La humanidad del cristiano exhortación: la inclusión social de los poestá siempre en salida. bres, que tienen un siNo es narcisista tio privilegiado en el pueblo de Dios, y la capacidad de encuentro y de diálogo para promover la nuevo proceso» (Evangelii gaudium, amistad social en vuestro país, bus- 227). cando el bien común. Pero debemos recordar siempre La opción por los pobres es «forma que no existe humanismo auténtico especial de primado en el ejercicio que no contemple el amor como vínde la caridad cristiana, testimoniada por toda la Tradición de la Iglesia» culo entre los seres humanos, sea el (Juan Pablo II, enc. Sollicitudo rei so- mismo de naturaleza interpersonal, cialis, 42). Esta opción «está implíci- íntima, social, política o intelectual. ta en la fe cristológica en aquel Dios que se ha hecho pobre por nosotros, para enriquecernos con su pobreza » (Benedicto XVI, Discurso a la sesión inaugural de la V Conferencia general del episcopado latinoamericano y del Caribe, 13 de mayo de 2007). Los pobres conocen bien los sentimientos de Cristo Jesús, porque por experiencia conocen al Cristo sufriente. «Estamos llamados a descubrir a Cristo en ellos, a prestarles nuestra voz en sus causas, pero también a ser sus amigos, a escucharlos, a interpretarlos y a recoger la misteriosa sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de ellos» (Evangelii gaudium, 198). Que Dios proteja a la Iglesia italiana de cualquier subrogado de poder, de imagen, de dinero. La pobreza evangélica es creativa, acoge, sostiene y está llena de esperanza. Estamos aquí en Florencia, ciudad de la belleza. ¡Cuánta belleza en es- Sobre esto se funda la necesidad del ta ciudad se ha puesto al servicio de diálogo y del encuentro para consla caridad! Pienso en el Spedale degli truir junto con los demás la sociedad Innocenti, por ejemplo. Una de las civil. Nosotros sabemos que la mejor primeras arquitecturas renacentistas respuesta a la situación de conflicto fue creada para el servicio de los ni- del ser humano del célebre homo hoños abandonados y madres desespe- mini lupus de Thomas Hobbes es el radas. A menudo estas madres deja- «Ecce homo» de Jesús que no recriban, junto a los recién nacidos, me- mina, sino que acoge y, pagando dallas partidas por la mitad, con las personalmente, salva. La sociedad cuales esperaban, presentando la italiana se construye cuando sus diotra mitad, poder reconocer a sus versas riquezas culturales pueden hijos en tiempos mejores. Entonces, dialogar de modo constructivo: la debemos imaginar que nuestros po- popular, la académica, la juvenil, la bres tienen una medalla partida por artística, la tecnológica, la económila mitad, y nosotros tenemos la otra ca, la política, la de los medios de mitad. Porque la Iglesia madre tiene comunicación... Que la Iglesia sea en Italia la mitad de la medalla de levadura de diálogo, de encuentro, todos y reconoce a todos sus hijos de unidad. Además, nuestras formuabandonados, oprimidos, cansados. laciones de fe son fruto de un diáloY esta, desde siempre, es una de go y de un encuentro de culturas, vuestras virtudes, porque bien sabéis comunidades e instancias diferentes. que el Señor derramó su sangre no No debemos tener miedo del diálopor algunos, ni por pocos ni por go: es precisamente la confrontación muchos, sino por todos. y la crítica las que nos ayuda a preOs recomiendo también, de forma es- servar a la teología de transformarse pecial, la capacidad de diálogo y de en ideología. encuentro. Dialogar no es negociar. Acordaos, además, de que el meNegociar es tratar de llevarse la pro- jor modo para dialogar no es el de pia «tajada» de la tarta común. No hablar y discutir, sino hacer algo juntos, construir juntos, hacer proyectos: no sólo entre católicos, sino juntamente con todos los que tienen buena voluntad. Y sin miedo de realizar el éxodo necesario en todo diálogo auténtico. De otro modo no es posible comprender las razones del otro, ni comprender totalmente que el hermano es más importante que las posiciones que juzgamos lejanas de las nuestras, incluso auténticas certezas. Es hermano. Que Iglesia sepa también dar una respuesta clara a las amenazas que surgen en el seno del debate público: esta es una de las formas de la aportación específica de los creyentes en la construcción de la sociedad común. Los creyentes son ciudadanos. Y lo digo aquí en Florencia, donde arte, fe y ciudadanía se constituyeron siempre en un equilibrio dinámico entre denuncia y propuesta. La nación no es un museo, sino una obra colectiva en permanente construcción en la que se deben poner en común precisamente las cosas que diferencian, incluidas las pertenencias políticas y religiosas. Hago un llamamiento sobre todo «a vosotros, jóvenes, porque sois hoy, de vivir los cambios y las transformaciones. Se puede decir que hoy no vivimos una época de cambio sino un cambio de época. Las situaciones que vivimos hoy plantean desafíos nuevos que para nosotros, a veces, son incluso difíciles de comprender. Nuestro tiempo nos pide vivir los problemas como desafíos y no como obstáculos: el Señor está activo y obra en el mundo. Vosotros, por lo tanto, salid por las calles e id a las encrucijadas: llamad a todos los que encontraréis, ninguno excluido (cf. Mt 22, 9). Sobre todo acompañad a quien se ha quedado al borde del camino, «tullidos, liciados, ciegos, sordomudos» (Mt 15, 30). Dónde sea que os encontréis, no construyáis nunca muros ni fronteras, sino plazas y hospitales de campaña. *** Me gusta una Iglesia italiana inquieta, cada vez más cercana a los abandonados, los olvidados, los imperfectos. Deseo una Iglesia alegre con rostro de madre, que comprenda, acompañe, acaricie. Soñad también vosotros con esta Iglesia, creed en ella, innovad con libertad. El humanismo cristiano que estáis llamados a vivir afirma radicalmente la dignidad de cada persona como hijo de Dios, establece entre cada ser humano una fraternidad fundamental, enseña a comprender el trabajo, a habitar la creación como una casa común, ofrece razones para la alegría y el humorismo, incluso en medio de una vida muchas veces muy dura. Si bien no me toca a mí decir cómo realizar hoy este sueño, permitidme sólo dejaros una indicación para los próximos años: en cada comunidad, en cada parroquia e institución, en cada diócesis y circunscripción, en cada región, tratad de iniciar, de forma sinodal, una profundización de la Evangelii gaudium, para sacar de ella criterios prácticos y poner en práctica sus disposiciones, especialmente sobre las tres o cuatro prioridades que indicaréis en fuertes», decía el apóstol Juan (1 Jn esta asamblea. Estoy seguro de vues2, 14). Jóvenes, superad la apatía. tra capacidad de poneros en moviQue nadie menosprecie vuestra ju- miento creativo para concretizar este ventud, en cambio aprended a ser estudio. Estoy seguro de ello porque modelos al hablar y al obrar (cf. 1 sois una Iglesia adulta, antiquísima Tm 4, 12). Os pido ser constructores en la fe, sólida en las raíces y abunde la Italia, que trabajéis por una dante en frutos. Por ello sed creatiItalia mejor. Por favor, no miréis la vos al expresar ese ingenio que vuestros grandes, desde Dante a Miguel Ángel, expresaron de forma iniLa nación es una obra colectiva en gualable. Creed en el genio del cristianismo itapermanente construcción en la que se liano, que no es patrimodeben poner en común las cosas que nio ni de algunos ni de una élite, sino de la codiferencian, incluidas las pertenencias munidad, del pueblo de políticas y religiosas este extraordinario país. Os encomiendo a María, que aquí en Florencia vida desde el balcón, sino compro- se venera como «Santissima Annunmeteros, sumergíos en el amplio diá- ziata». En la pintura que se encuenlogo social y político. Que las ma- tra en la homónima basílica —que vinos de vuestra fe se eleven hacia el sitaré dentro de un rato—, el ángel cielo, pero que lo hagan mientras calla y María habla diciendo «Ecce edifican una ciudad construida a ancilla Domini». En esas palabras partir de relaciones donde el amor nos encontramos todos nosotros. de Dios sea el fundamento. Y así se- Que toda la Iglesia italiana las proréis libres de aceptar los desafíos de nuncie con María. ¡Gracias! número 46, viernes 13 de noviembre de 2015 L’OSSERVATORE ROMANO página 11 Conclusión de la visita en tierra toscana con la misa celebrada en el estadio de Florencia Semillas de humanidad nueva Un gracias especial a los presos que construyeron el altar Con la misa presidida el martes 10 de noviembre, por la tarde, en el estadio Artemio Franchi, el Papa Francisco concluyó su visita a Florencia. En el Evangelio de hoy Jesús plantea dos preguntas a sus discípulos. La primera: «La gente, ¿quién dice que es el Hijo del hombre?» (Mt 16, 13) es una pregunta que demuestra en qué medida el corazón y la mirada de Jesús están abiertos a todos. A Jesús le interesa lo que piensa la gente no para complacerla, sino para poder entrar en comunicación en ella. Sin saber lo que la gente piensa, el discípulo se aisla y empieza a juzgar a la gente según sus pensamientos y convicciones. Mantener un sano contacto con nuestra condición humana, y podrela realidad, con lo que la gente vive, mos dar nuestra aportación para la con sus lágrimas y sus alegrías, es la plena humanización de la sociedad. única forma de poder ayudarle, de Custodiar y anunciar la recta fe en poder formarla y comunicar con Jesucristo es el corazón de nuestra ella. Es el único modo de hablar al identidad cristiana, porque al reconocorazón de las personas tocando su cer el misterio del Hijo de Dios heexperiencia cotidiana: el trabajo, la cho hombre por nosotros podremos familia, los problemas de salud, el penetrar en el misterio de Dios y en el tráfico, la escuela, los servicios sani- misterio del hombre. tarios, etc... Es el único modo de A la pregunta de Jesús responde abrir su corazón a la escucha de Simón: «Tú eres el Mesías, el Hijo Dios. En realidad, cuando Dios qui- del Dios vivo» (v. 16). Esta respuesta so hablar con nosotros se encarnó. encierra toda la misión de Pedro y Los discípulos de Jesús nunca deben resume lo que llegaría a ser para la olvidar de dónde fueron elegidos, es Iglesia el ministerio petrino, es decir decir de entre la gente, y nunca de- custodiar y proclamar la verdad de ben caer en la tentación de asumir la fe; defender y promover la comuactitudes distantes, como si lo que la nión entre todas las Iglesias; consergente piensa y vive no les afectase y var la disciplina de la Iglesia. El Pano fuese importante para ellos. pa León fue y sigue siendo, en esta Esto es válido también para noso- misión, un modelo ejemplar, tanto tros. Y el hecho de que hoy nos ha- por sus luminosas enseñanzas como yamos reunido para celebrar la santa por sus gestos llenos de mansedummisa en un estadio deportivo nos lo bre, de la compasión y la fuerza de recuerda. La Iglesia, como Jesús, vi- D ios. ve en medio de la gente y para la También hoy, queridos hermanos gente. Por ello la Iglesia, en toda su y hermanas, nuestra alegría es comhistoria, siempre ha llevado con ella partir esta fe y responder juntos al la misma pregunta: ¿quién es Jesús Señor Jesús: «Tú eres para nosotros el Cristo, el Hijo del Dios vivo». Nuespara los hombres y las mujeres de hoy? También el santo Papa León Magno, originario de la región Sólo si reconocemos a Jesús en su verdad de Toscana, de quien hoy celebramos la mepodremos dar nuestra aportación para la moria, llevaba en su plena humanización de la sociedad corazón esta pregunta, esta inquietud apostólica de que todos pudiesen conocer a Jesús, y conocerlo tra alegría también es ir a contracopor lo que verdaderamente es, no rriente e ir más allá de la opinión una imagen suya distorcionada por corriente, que, como entonces, no las filosofías o las ideologías de la logra ver en Jesús más que a un proépoca. feta o un maestro. Nuestra alegría es Por esto es necesario madurar una reconocer en Él la presencia de fe personal en Él. Y he aquí, enton- Dios, el enviado del Padre, el Hijo ces, la segunda pregunta que Jesús que vino para ser instrumento de plantea a los discípulos: «Y vosotros, salvación para la humanidad. Esta ¿quién decís que soy yo?» (Mt 16, 15). profesión de fe proclamada por SiPregunta que resuena aún hoy en món Pedro es también para nosonuestra conciencia, la de sus discípu- tros. La misma no representa sólo el los, y es decisiva para nuestra identi- fundamento de nuestra salvación, sidad y nuestra misión. Sólo si reco- no también el camino a través del nocemos a Jesús en su verdad, sere- cual ella se realiza y la meta a la cual mos capaces de mirar la verdad de tiende. queñez y Su misericordia que colmará cada uno de nuestros límites. Pero esa meta no es sólo el horizonte que ilumina nuestro camino sino que es lo que nos atrae con su fuerza suave; es lo que se comienza a pregustar y vivir aquí y se construye día a día con todo tipo de bien que sembramos a nuestro alrededor. Son estas las semillas que contribuyen en la creación de una humanidad nueva, renovada, donde nadie es dejado de lado o descartado; donde quien sirve es el más grande; donde los pequeños y los pobres son acogidos y ayudados. Dios y el hombre no son dos extremos de una oposición: ellos se buscan desde siempre, porque Dios reconoce en el hombre su imagen y el hombre se reconoce sólo mirando a Dios. Esta es la verdadera sabiduría, que el Libro del Sirácida indica como característica de quien sigue al Señor. Es la sabiduría de san León Magno, fruto de la convergencia de viarios elementos: palabra, inteligencia, oración, enseñanza, memoria. Pero san En la raíz del misterio de la salvación está, en efecto, la voluntad de un Dios misericordioso, que no se quiere rendir ante la incomprensión, la culpa y la miseria del hombre, sino que se dona a él hasta llegar a ser Él mismo hombre para ir al encuentro de cada persona en su condición concreta. Este amor misericordioso de Dios es lo que Simón Pedro reconoce en el rostro de Jesús. El mismo rostro que nosotros estamos llamados a reconocer en las formas El humanismo, del cual Florencia fue en las que el Señor nos ha asegurado su testigo en sus momentos más creativos, tuvo presencia en medio de siempre el rostro de la caridad nosotros: en su Palabra, que ilumina las oscuridades de nuestra mente y de nuestro corazón; en sus León nos recuerda también que sólo Sacramentos, que, de cada una de puede existir verdadera sabiduría en nuestras muertes, nos vuelven a en- la unión con Cristo y en el servicio a gendrar a una vida nueva; en la co- la Iglesia. Es este el camino en el munión fraterna, que el Espíritu que nos cruzamos con la humanidad Santo da vida entre sus discípulos; y donde podemos encontrarla con el en el amor sin límites, que se hace espíritu del buen samaritano. No sin servicio generoso y atento hacia tomotivo el humanismo, del cual Flodos; en el pobre, que nos recuerda cómo Jesús quiso que su suprema rencia fue testigo en sus momentos revelación de sí y del Padre tuviese más creativos, tuvo siempre el rostro la imagen del humillado y crucifica- de la caridad. Que esta herencia sea fecunda con un nuevo humanismo do. Esta verdad de la fe es una verdad para esta ciudad y para toda Italia. que escandaliza, porque pide creer en Jesús, quien, incluso siendo Dios, se Al término de la misa, antes de la anonadó, se abajó a la condición de bendición conclusiva, el Papa agradeció siervo, hasta la muerte en la cruz, y a los presentes con estas palabras. por esto Dios lo hizo Señor del universo (cf. Flp 2, 6-11). Es la verdad Quiero agradeceros esta cálida acoque aún hoy escandaliza a quien no gida, durante toda la jornada. Doy tolera el misterio de Dios impreso en las gracias al señor cardenal arzobisel rostro de Cristo. Es la verdad que po, a los cardenales y obispos de la no podemos rozar y abrazar sin en- Conferencia episcopal italiana, con trar, como dice san Pablo, en el mis- su presidente. Todo lo que habéis terio de Jesucristo, y sin hacer nues- hecho hoy por mí, es un testimonio. tros sus mismos sentimientos (cf. Flp Un agradecimiento para cada uno 2, 5). Sólo a partir del Corazón de de vosotros. Cristo podemos comprender, profePero especialmente quiero decir sar y vivir su verdad. gracias a los detenidos, que hicieron En realidad, la comunión entre divieste altar, al que hoy vino Jesús. no y humano, realizada plenamente en Jesús, es nuestra meta, el punto de Gracias por haber hecho esto para llegada de la historia humana según Jesús. Y a todos vosotros, muchas grael designio del Padre. Es la dicha del encuentro entre nuestra debili- cias. Y, por favor, os pido que recéis dad y Su grandeza, entre nuestra pe- por mí. L’OSSERVATORE ROMANO página 12 viernes 13 de noviembre de 2015, número 46 COMUNICACIONES Colegio episcopal Audiencias pontificias Mons. Juan José Omella, arzobispo de Barcelona (España) Mons. Pedro M. Salamanca Mantilla y Luis Manuel Alí Herrera, auxiliares de Bogotá (Colombia) Mons. Ricardo Orlando Seirutti, auxiliar de Córdoba (Argentina) RENUNCIAS: El Papa ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la archidiócesis metropolitana de Barcelona (España) que el cardenal LLUÍS MARTÍNEZ SISTACH le había presentado en conformidad con el canon 401 § 1 del Código de derecho canónico. Lluís Martínez Sistach nació en Barcelona el 29 de abril de 1937. Recibió la ordenación sacerdotal el 17 de septiembre de 1961. Juan Pablo II lo nombró obispo titular de Aliezira y auxiliar de Barcelona el 6 de noviembre de 1987; recibió la ordenación episcopal el 27 de diciembre sucesivo. El mismo Papa lo nombró obispo de Tortosa el 17 de mayo de 1991; lo promovió a Tarragona el 20 de febrero de 1997 y lo trasladó a Barcelona el 15 de junio de 2004. Benedicto XVI lo creó cardenal del título de San Sebastián en las Catacumbas en el consistorio del 24 de noviembre de 2007. El Papa ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la archidiócesis de Malinas-Bruselas (Bélgica) y al cargo de Ordinario militar para Lutos —Monseñor ALESSANDRO PLOTTI, arzobispo emérito de Pisa (Italia), falleció el 19 de octubre. Había nacido en Bolonia el 8 de agosto de 1932. Era sacerdote desde el 25 de julio de 1959. Juan Pablo II lo nombró obispo titular de Vannida y auxiliar de la diócesis de Roma el 23 de diciembre de 1980; recibió la ordenación episcopal el 6 de enero de 1981. El mismo Papa lo promovió a arzobispo de Pisa el 7 de junio de 1986. Benedicto XVI aceptó su renuncia al gobierno pastoral de dicha sede el 2 de febrero de 2008. —Monseñor IGNAZIO CANNAVÒ, arzobispo emérito de MessinaLípari-Santa Lucía del Mela (Italia), falleció el 19 de octubre. Había nacido en Fiumefreddo di Sicilia, diócesis de Acireale, el 12 de diciembre de 1921. Era sacerdote desde el 5 de noviembre de 1944. Pablo VI lo nombró obispo titular de Ottava y auxiliar de Acireale el 31 de octubre de 1970; recibió la ordenación episcopal el 13 de diciembre sucesivo. El mismo Papa lo nombró arzobispo coadjutor de Messina el 21 de feSIGUE EN LA PÁGINA 14 Bélgica que monseñor ANDRÉ LÉONARD le había presentado en conformidad con el canon 401 § 1 del Código de derecho canónico. André Léonard nació en Jambes, diócesis de Namur, el 6 de mayo de 1940. Recibió la ordenación sacerdotal el 19 de julio de 1964. Juan Pablo II lo nombró obispo de Namur el 7 de febrero de 1991; recibió la ordenación episcopal el 14 de abril del mismo año. Benedicto XVI lo promovió a arzobispo de Malinas-Bruselas el 18 de enero de 2010; y el sucesivo 27 de febrero lo nombró también Ordinario militar para Bélgica. El Papa ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la diócesis de Jaffna (Sri Lanka) que monseñor THOMAS SAVUNDARANAYAGAM EMMANUEL le había presentado en conformidad con el canon 401 § 1 del Código de derecho canónico. Thomas Savundaranayagam Emmanuel nació en Kayts, diócesis de Jaffna, el 13 de julio de 1938. Recibió la ordenación sacerdotal el 21 de diciembre de 1963. Juan Pablo II lo nombró obispo Mannar el 24 de enero de 1981; recibió la ordenación episcopal el 30 de julio sucesivo. El mismo Papa lo trasladó a Jaffna el 6 de julio de 1992. EL PAPA HA RECIBID O EN AUDIENCIA: Jueves 5 de noviembre —Al ministro presidente del land de Sajonia (República federal de Alemania), honorable Stanislaw Tillich, con su esposa y el séquito. —Al cardenal George Pell, prefecto de la Secretaría para los asuntos económicos. —A monseñor Joseph Marino, arzobispo titular de Natchitoches, nuncio apostólico en Malasia y en Timor Oriental; delegado apostólico en Brunei Darussalam. —A monseñor Charles Henry Dufour, arzobispo de Kingston en Jamaica. —Al embajador de la República de Irak ante la Santa Sede, Habeeb Mohammed Hadi Ali Al-Sadr, en visita de despedida. Viernes, día 6 —A la gobernadora general de Granada, Cécile La Grenade, con el séquito. —A monseñor Luis Francisco Ladaria Ferrer, S.J., arzobispo titular de Tibica, secretario de la Congregación para la doctrina de la fe. —A monseñor Celestino Migliore, arzobispo titular de Canosa, nuncio apostólico en Polonia. Sábado, día 7 El Papa ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la diócesis de Mtwara (Tanzania) que monseñor GABRIEL MMOLE le había presentado en conformidad con el canon 401 § 1 del Código de derecho canónico. —Al cardenal Marc Ouellet, P.S.S., prefecto de la Congregación para los obispos. Gabriel Mmole nació en Nangoo, —Al embajador de China ante la Santa Sede, Larry Yu-yuan Wang, en visita de despedida. SIGUE EN LA PÁGINA 14 —Al cardenal Agostino Vallini, vicario general para la diócesis de Roma. Iglesias orientales católicas El Sínodo de los obispos de la Iglesia patriarcal armenia ha elegido al presbítero SARKIS DAVIDIAN como obispo de Ispahan de los armenios (Irán); y el Santo Padre ha concedido su asentimiento a la elección realizada canónicamente. El Papa ha dado su asentimiento a la elección realizada canónicamente por el Sínodo de los obispos de la Iglesia maronita, reunido del 10 al 14 de marzo de 2015, del presbítero JOSEPH TOBJI, como arzobispo de Alepo de los maronitas (Siria). Sarkis Davidian nació en Alepo (Siria) el 9 de noviembre de 1943. Recibió la ordenación sacerdotal el 11 de octubre de 1970. Inició su ministerio como en Beirut, luego marchó a Marsella, donde fue párroco durante diecisiete años. Al regresar al Líbano ha sido párroco, rector del seminario menor de Alepo. En el último período era párroco en Kanaker (Armenia). Joseph Tobji nació el 28 de marzo de 1971. Recibió la ordenación sacerdotal el 16 de marzo de 1996. Se licenció en derecho canónico en el Pontificio Instituto Oriental de Roma. Ha sido párroco, promotor de justicia, defensor del vínculo, juez en el Tribunal de tercera instancia para ciertas causas de la Iglesia melkita y secretario de la Asamblea de los obispos católicos . —A los miembros del «Cuarteto» para el diálogo en Túnez, ganadores del Premio Nobel de la Paz 2015: Mohamed Fadhel Mahfiudh, Abdessatar Ben Moussa, Wided Bouchamaoui y Houchine Abbassi. Lunes, día 9 —Al presidente de la República de Polonia, Andrzej Duda, con su esposa y el séquito. —Al cardenal Antonio Cañizares Llovera, arzobispo de Valencia (España). —A monseñor Michael A. Blume, arzobispo titular de Alessano, nuncio apostólico en Uganda. —A monseñor José Antonio Eguren Anselmi, arzobispo de Piura (Perú). Miércoles, día 11 —Al presidente de turno de la presidencia colegial de Bosnia y Herzegovina, Dragan Čović, con el séquito. —Al cardenal Dominique Mamberti, prefecto del Tribunal supremo de la Signatura apostólica. Jueves, día 12 A los obispos de la Conferencia episcopal eslovaca, en visita «ad limina Apostolorum»: —Monseñor Stanislav Zvolenský, arzobispo de Bratislava, con el auxiliar: monseñor Josef Hal’ko, obispo titular de Serra. —Monseñor Marian Chovanec, obispo de Banská Bystrica. —Monseñor Viliam Judák, obispo de Nitra. —Monseñor Ján Orosch, arzobispo de Trnava. —Monseñor Tomáš Galis, obispo de Zilina. —Monseñor Bernard Bober, arzobispo de Košice, con el arzobispo emérito: monseñor Alojz Tkáč. —Monseñor Stanislav obispo de Rožańava. Stolárik, —Monseñor Stefan Sečka, obispo de Spiš. —Monseñor Ján Babiak, arzobispo de Prešov para los católicos de rito bizantino, con el auxiliar: monseñor Milan Lach, obispo titular de O stracine. —Monseñor Peter Rusnák, obispo de Bratislava para los católicos de rito bizantino. —Monseñor Milan Chautur, obispo de Konce para los católicos de rito bizantino. —Monseñor František Rábek, Ordinario militar. número 46, viernes 13 de noviembre de 2015 L’OSSERVATORE ROMANO página 13 Caravaggio en preparación al jubileo de la Misericordia Todo comienza con una mirada ARTURO LÓPEZ En un ángulo de la Ciudad eterna, dentro de la Iglesia nacional de los franceses de Roma, en el altar izquierdo junto al ábside, esplende el cuadro de la vocación de Mateo del gran Caravaggio. Se trató de su primer encargo monumental. Un solo punto de luz, que atraviesa dinámicamente de izquierda a derecha como si penetrara en la estancia al entrar Cristo. Cinco personajes sentados vestidos con atuendos pudientes de la época. Ropajes que contrastan, sin embargo, con la sencillez del vestuario de Cristo y de Pedro. Caravaggio se deleita plasmando personajes que encarnan la realidad tal cual es, y lo hace tomando modelos sacados de tabernas y lugares de vicio. Ésta, parecería una escena de taberna, dividida contrastantemente entre el dinero que reúne a los cinco individuos y la irrupción de este personaje que paraliza la escena. Cristo se presenta con facciones juveniles y vigorosa complexión física. De los que están sentados a la mesa, refleja una actitud diversa ante la misteriosa dualidad: riqueza-desprendimiento, luz-oscuridad, mundanidad-espiritualidad: el joven a la derecha de Mateo, que se señala a sí mismo como preguntándose si es él a quien Cristo llama, encarna para muchos al joven rico, cuya mirada se pierde a través del cuadro. En el ángulo contrario a Cristo, se encorva un anciano decrépito con anteojos concentrado en el cúmulo de monedas sobre a la mesa y en actitud como de estar aconsejando al joven de su derecha. ¿Será que el usar gafas quiere significar la ceguera causada por la avaricia y los vi- cios vinculados al dinero? Y es que «cuando nuestro corazón es rico», ha dicho el Papa en su reciente visita a Florencia, «y está muy satisfecho de sí mismo, entonces ya no tiene sitio para Dios». El joven que da la espalda al espectador, está en actitud de estar pronto para el litigio, el pleito, la acción. La espada ceñida, pendiente de lo que pasa del otro lado del cuadro. Y ni si quiera mira a Cristo. Caravaggio habla con las manos de sus personajes. Tres manos se conectan: la de Cristo, la de Mateo y la de san Pedro ubicado a un costado de Cristo. La mano de Cristo se asemeja a la que Miguel Ángel nos regaló en la Capilla sixtina, en el momento en el que Dios creador está por insuflar su hálito divino en Adán, quien espera con el cuerpo en tensión, pero con la mano fláccida aguardando el toque divino. En este caso la mano de Cristo, es muy parecida a la de Adán, como simbolizando a Cristo, precisamente como nuevo Adán, quien se presenta para instaurar su pacto de amistad con los hombres. Y ahí está, podríamos decir con cierta analogía, miserando atque eligendo, invitando a un hombre a formar parte de su futura misión. El único personaje que mira a Cristo es Mateo. Interpelado por la voz de Dios se pregunta si es a él a quien está llamando: «al pasar vio Jesús un hombre llamado Mateo sentado en la mesa de los impuestos, y le dijo: “Sígueme”» (Mt 9, 9) Se ha escogido este cuadro al inicio de este caminar hacia el Jubileo para encarnar en el arte el camino de la misericordia: Dios entra, irrumpe de pronto en la escena de cada vida humana, de cada historia, Caravaggio, «La vocación de san Mateo» (1601) en medio de una actividad del todo natural y cotidiana. Lo primero que hace es mirar. La mirada de Dios que toca el alma, que habla sin hablar, que ama sin hacer más que mirar. Y sin embargo, siendo Creador y Señor, no quiere imponer. Sugiere, pregunta, pide. Respetuoso de la libertad individual, deja espacio al individuo para que tome su tiempo y decida. Es Dios el primer interesado en llevar a su creación al punto donde nació: el corazón de Dios. En eso consiste la misericordia divina, en atraer a su fuente lo que de la misma salió. Sólo que, en el caso de su creatura racional, lo debe hacer de un modo consciente. Él sabe que en su apuesta divina también entran en juego otros intereses que atraen poderosamente a las almas. No porque sean malas, sino porque a la larga, si se eligen, llevan al rechazo de Dios, al final llegan a esclavizar y cegar. Es la luz que busca entrar en las oscuridades de tantos espacios que esperan ser tocados por ese corazón desbordante de misericordia. La medalla partida VIENE DE LA PÁGINA 1 bién añadió unas palabras conmovedoras recordando a los cinco hombres y las dos mujeres de nacionalidad china, víctimas dos años atrás de un incendio en la ciudad, una «tragedia de la explotación y las condiciones inhumanas de vida». El Pontífice recuperó el tema de la salida en el largo discurso dirigido a toda la Iglesia en Italia —de una duración de cincuenta minutos e interrumpido 24 veces por los aplausos—, una reflexión centrada en Jesús, «nuestra luz» y «juez de misericordia», única medida del humanismo cristiano. Concretizando así el tema de la asamblea nacional, el Papa Francisco pidió que «dando ejemplo de sinodalidad», los católicos italianos se confronten con los rasgos distintivos de este humanismo que son, dice san Pablo, los sentimientos de Cristo: humildad, desinterés, bienaventuranza. Siguiendo los sentimientos de Jesús —ha remarcado con fuerza el Pontífice— «no debemos estar obsesionados por el “poder”, aun cuando este asume el rostro de un poder útil y funcional para la imagen social de la Iglesia». Y repitió que es preferible una Iglesia accidentada por haber salido, antes que una encerrada en sí misma, víctima de las tentaciones como las del pelagianismo y el gnosticismo. En el extremo opuesto están los santos, desde Francisco de Asís a Felipe Neri, y también personajes ficticios pero familiares para muchísimas personas, como don Camilo y Pepón. Es precisamente una frase de don Camilo imaginada por Giovannino Guareschi, el creador de los dos cé- lebres personajes, la que sirvió al Papa para describir el humanismo cristiano popular —sintetizado en «pueblo y pastores juntos» y «cercanía a la gente y oración»— que debe continuar caracterizando al catolicismo italiano: «Soy un pobre cura de campo que conoce a sus parroquianos uno por uno, los ama, conoce sus dolores y alegrías, que sufre y se sabe reír con ellos». El Papa sugirió a la Iglesia en Italia que ponga en marcha —«de forma sinodal», en sus comunidades, parroquias, diócesis— una profundización de la Evangelii gaudium, al tiempo que la interpeló a ser inquieta para estar cerca de los abandonados, los olvidados y los imperfectos. Francisco usó en su discurso una metáfora conmovedora y preciosa, que tomó de la historia de la caridad: la de la medalla partida por la mitad que las madres desesperadas dejaban con sus hijos abandonados por necesidad, y de la que conservaban la parte faltante con la esperanza de reconocerlos en el futuro. Como la Iglesia madre, que desea reconocer y abrazar a «todos sus hijos abandonados». L’OSSERVATORE ROMANO página 14 viernes 13 de noviembre de 2015, número 46 Colegio episcopal VIENE DE LA PÁGINA 12 EL PAPA diócesis de Mtwara, en 1939. Recibió la ordenación sacerdotal el 14 de octubre de 1971. Juan Pablo II lo nombró obispo de Mtwara el 12 de marzo de 1988; recibió la ordenación episcopal el 25 de mayo del mismo año. —Arzobispo metropolitano de Barcelona (España) a monseñor JUAN JOSÉ OMELLA OMELLA, hasta ahora obispo de Calahorra y La CalzadaLogroño. El Papa ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la diócesis de Ragusa (Italia) que monseñor PAOLO URSO le había presentado en conformidad con el canon 401 § 1 del Código de derecho canónico. Paolo Urso nació en Acireale el 17 de abril de 1940. Recibió la ordenación sacerdotal el 7 de octubre de 1962. Juan Pablo II lo nombró obispo de Ragusa el 16 de febrero de 2002; recibió la ordenación episcopal el 12 de abril del mismo año. El Papa ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la diócesis de Cerignola-Ascoli Satriano (Italia) que monseñor FELICE DI MOLFETTA le había presentado en conformidad con el canon 401 § 1 del Código de derecho canónico. Felice di Molfetta nació en Terlizzi el 7 de abril de 1940. Recibió la ordenación sacerdotal el 29 de junio de 1966. Juan Pablo II lo nombró obispo de Cerignola-Ascoli Satriano el 29 de abril de 2000; recibió la ordenación episcopal el 1 de julio sucesivo. El Papa ha aceptado la renuncia a la función de auxiliar de la diócesis de Spiš (Eslovaquia) que monseñor ANDREJ IMRICH, obispo titular de Castello Tituliano, le había presentado en conformidad con los cánones 411 y 401 § 2 del Código de derecho canónico. Andrej Imrich nació en Mnišek nad Popradom, diócesis de Spiš, el 9 de enero de 1948. Recibió la ordenación sacerdotal el 8 de junio de 1974. Juan Pablo II lo nombró obispo titular de Castello Tituliano y auxiliar de Spiš el 4 de junio de 1992; recibió la ordenación episcopal el 11 de julio del mismo año. HA NOMBRAD O: Juan José Omella Omella nació en Cretas, provincia de Teruel y archidiócesis de Zaragoza, el 21 de abril 1946. Recibió la ordenación sacerdotal el 20 de septiembre de 1970. Juan Pablo II lo nombró obispo titular de Sasabe y auxiliar de Zaragoza el 15 de julio de 1996; recibió la ordenación episcopal el 22 de septiembre sucesivo. El mismo Papa lo nombró obispo de Barbastro-Monzón el 29 de octubre de 1999; y lo trasladó a Calahorra y La CalzadaLogroño el 8 de abril de 2004. —Arzobispo de Malinas-Bruselas (Bélgica) y Ordinario militar para Bélgica a monseñor JOZEF DE KESEL, hasta ahora obispo de Brujas. Jozef de Kesel nació en Gantes el 17 de junio de 1947. Recibió la ordenación sacerdotal el 26 de agosto de 1972. Juan Pablo II lo nombró obispo titular de Bulna y auxiliar de Malinas-Bruselas el 20 de marzo de 2002; recibió la ordenación episcopal el 26 de mayo sucesivo. Benedicto XVI lo nombró obispo de Brujas el 25 de junio de 2010. —Arzobispo de Porto Velho (Brasil) a monseñor RO QUE PALOSCHI, hasta ahora obispo de Roraima. Roque Paloschi nació en Lageado, diócesis de Santa Cruz do Sul, el 5 de noviembre de 1956. Recibió la ordenación sacerdotal el 7 de diciembre de 1986. Benedicto XVI lo nombró obispo de Roraima el 18 de mayo de 2005; recibió la ordenación episcopal el 17 de julio del mismo año. —Obispo de Jaffna (Sri Lanka) a monseñor JUSTIN BERNARD GNANAPRAGASAM. Justin Bernard Gnanapragasam nació en Karampon, diócesis de Jaffna, el 13 de mayo de 1948. Recibió la ordenación sacerdotal el 24 de Lutos en el episcopado VIENE DE LA PÁGINA 12 brero de 1976 y prelado de Santa Lucía del Mela el 20 de diciembre de dicho año. Pasó a ser arzobispo de Messina el 3 de junio de 1977. El Sumo Pontífice lo nombró, además, obispo de Lípari el 10 de diciembre del mismo año. El 30 de septiembre de 1986 se unificaron las tres circunscripciones eclesiásticas en una sede metropolitana. El Santo Padre aceptó su renuncia al gobierno pastoral de la archidiócesis el 17 de mayo de 1997. —Monseñor GILBERTO JIMÉNEZ NARVÁEZ, obispo titular de Apollonia y auxiliar emérito de Medellín (Colombia), falleció el 20 de octubre. Había nacido en Abejorral, diócesis de Sonsón-Rionegro, el 18 de febrero de 1937. Era sacerdote desde el 1 de septiembre de 1963. Juan Pablo II lo nombró obispo de Riohacha el 16 de julio de 1996; recibió la ordenación episcopal el 7 de septiembre sucesivo. El mismo Papa aceptó su renuncia al gobierno pastoral de la diócesis el 8 de marzo de 2001, y el sucesivo día 20 lo nombró obispo titular de Apollonia y auxiliar de Medellín. Benedicto XVI aceptó su renuncia a la función de auxiliar de dicha sede el 25 de febrero de 2013. —Monseñor GASTON POULAIN, obispo emérito de Périgueux (Francia), falleció el 24 de octubre. Había nacido en Truttemer le Grand, diócesis de Bayona, el 19 de julio de 1927. Era sacerdote desde el 8 de diciembre de 1951. Juan Pablo II lo nombró obispo coadjutor de Périgueux el 24 de octubre de 1985; recibió la ordenación episcopal el 3 de noviembre sucesivo. Pasó a ser obispo de dicha sede el 15 de octubre de 1988. El Papa aceptó su renuncia al gobierno pastoral de la diócesis el 5 de marzo de 2004. abril de 1974. Ha desempeñado su ministerio como vicario parroquial, párroco, delegado decanal, profesor en el seminario diocesano y vicario general. —Obispo de Mtwara (Tanzania) a monseñor TITUS JOSEPH MD OE, hasta ahora obispo titular de Baanna y auxiliar de la archidiócesis de Dares-Salaam. Titus Joseph Mdoe nació en Lushoto, diócesis de Tanga, el 19 de marzo de 1961. Recibió la ordenación sacerdotal el 24 de junio de 1986. Benedicto XVI lo nombró obispo de Tanga el 16 de febrero de 2013; recibió la ordenación episcopal el 1 de mayo sucesivo. —Obispo de Ragusa (Italia) a monseñor CARMELO CUTTITTA, hasta ahora obispo titular de Novi y auxiliar de Palermo. Carmelo Cuttitta nació en Godrano, archidiócesis de Palermo, el 24 de marzo de 1962. Recibió la ordenación sacerdotal el 10 de enero de 1987. Benedicto XVI lo nombró obispo titular de Novi y auxiliar de Palermo el 28 de mayo de 2007; recibió la ordenación episcopal el 7 de julio sucesivo. —Obispo de Cerignola-Ascoli Satriano (Italia) a monseñor LUIGI RENNA. Luigi Renna nació en Corato, archidiócesis de Trani-Barletta-Biscegli, el 23 de enero de 1966. Recibió la ordenación sacerdotal el 7 de septiembre de 1991, incardinado en la diócesis de Andria. Obtuvo la licenciatura en teología moral en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. Ha sido vicario parroquial, director del centro diocesano vocacional, rector del seminario menor, profesor en la Facultad teológica de Molfetta, delegado episcopal para los diáconos permanentes, canónigo de la catedral, miembro del colegio de consultores y rector del Pontificio seminario regional de Molfetta. —Obispo de Pitigliano-Sovana-Orbetello (Italia) al padre GIOVANNI RONCARI, O.F.M.CAP. Giovanni Roncari, O.F.M.CAP., nació en Verona el 19 de agosto de 1949. Ingresó en la Orden de Frailes Menores Capuchinos, donde recibió la ordenación sacerdotal el 22 de marzo de 1975. Se licenció en historia de la Iglesia en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. En su ministerio ha desempeñado, entre otros, los siguientes cargos: formador, consiliario de la Orden franciscana seglar, vicario parroquial, profesor en la Facultad teológica de Italia central, párroco y vicario episcopal para el clero de la archidiócesis de Florencia. —Obispo de San Miniato (Italia) a monseñor ANDREA MIGLIAVACCA. Andrea Migliavacca nació en Pavía el 29 de agosto de 1967. Recibió la ordenación sacerdotal el 27 de junio de 1992. Se doctoró en derecho canónico en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. Ha sido consiliario de la Acción católica, notario del Tribunal eclesiástico diocesano, vicario judicial adjunto, juez del Tribunal eclesiástico regional lombardo, rector del seminario, res- ponsable de la pastoral vocacional y canónigo del cabildo de la catedral. —Obispo de Kalookan (Filipinas) a monseñor PABLO VIRGILIO SIONGCO DAVID, hasta ahora obispo titular de Guardialfiera y auxiliar de San Fernando. Pablo Virgilio Siongco David nació en Betis, archidiócesis de San Fernando, el 2 de marzo de 1959. Recibió la ordenación sacerdotal el 12 de marzo de 1983. Benedicto XVI lo nombró obispo titular de Guardialfiera y auxiliar de San Fernando el 27 de mayo de 2006; recibió la ordenación episcopal el 10 de julio sucesivo. —Obispo de Zomba (Malawi) al padre GEORGE DESMOND TAMBALA, O.C.D. George Desmond Tambala, O.C.D., nació en Zomba el 11 de noviembre de 1968. Ingresó en la Orden de los Carmelitas Descalzos, donde recibió la ordenación sacerdotal el 13 de abril de 1996. Obtuvo la licenciatura en teología en Ávila (España). Ha desempeñado su ministerio como vicario parroquial, formador, profesor en el seminario intercongregacional de Balaka, superior y delegado provincial de los carmelitas en Malawi y definidor general de la Orden. —Obispo titular de Acque di Mauritania y auxiliar de la arquidiócesis de Bogotá (Colombia) al presbítero PEDRO MANUEL SALAMANCA MANTILLA. Pedro Manuel Salamanca Mantilla nació en Bucaramanga el 4 de junio de 1961. Recibió la ordenación sacerdotal el 30 de noviembre de 1986, incardinado en la arquidiócesis de Bogotá. Se licenció en teología bíblica en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. Ha sido vicario parroquial, párroco, formador en el seminario mayor y delegado diocesano para la coordinación de la formación permanente del clero. —Obispo titular de Giubalziana y auxiliar de la arquidiócesis de Bogotá (Colombia) al presbítero LUIS MANUEL ALÍ HERRERA. Luis Manuel Alí Herrera nació en Barranquilla el 2 de mayo de 1967. Recibió la ordenación sacerdotal el 28 de noviembre de 1992, incardinado en la arquidiócesis de Bogotá. Se licenció en psicología y en teología en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. Ha desempeñado su ministerio como vicario parroquial, párroco y formador en el seminario mayor. Desde 2014 es miembro de la Comisión pontificia para la tutela de los menores. —Obispo titular de Bela y auxiliar de la arquidiócesis de Córdoba (Argentina) al presbítero RICARD O ORLAND O SEIRUTTI. Ricardo Orlando Seirutti nació en Buenos Aires el 31 de julio de 1956. Recibió la ordenación sacerdotal el 6 de octubre de 1988, incardinado en la arquidiócesis de Córdoba. En su ministerio ha desempeñado los siguientes cargos: formador en el seminario menor, asesor de la pastoral juvenil, miembro del equipo de pastoral vocacional, formador de los candidatos al diaconado permanente, vicario foráneo y párroco. número 46, viernes 13 de noviembre de 2015 L’OSSERVATORE ROMANO página 15 Misa del Papa en Santa Marta Servir, no servirse Existen «sacerdotes y obispos trepas y apegados al dinero» que «en lugar de servir se sirven de la Iglesia», haciéndola «especuladora» y «tibia» con su forma de vivir cómodamente el propio estatus sin honestidad. De esta «tentación de una doble vida» el Papa puso en guardia en la misa del viernes 6 de noviembre, por la mañana, en la capilla de la Casa Santa Marta. Una celebración matutina, confesó, en la que a menudo participan misioneros y religiosas que entregan toda la vida al servicio de los demás, imitando el modelo de san Pablo y yendo «siempre más allá, siempre en salida». «La liturgia de hoy —afirmó inmediatamente el Papa Francisco— nos hace reflexionar sobre dos figuras, dos figuras de servidores, de empleados, dos personas que están llamadas a realizar una tarea». En el pasaje de la Carta a los Romanos (15, 1421) emerge «la figura de Pablo: precisamente el celo por evangelizar». Escribe, en efecto, el apóstol: «Lo he dicho en virtud de la gracia que Dios me ha otorgado —¿cuál era la gracia que él había recibido?—: ser ministro de Cristo Jesús... ejerciendo el oficio sagrado del Evangelio de Dios». Es decir «ministrar, servir». Y «Pablo tomó en serio esta vocación y se entregó totalmente al servicio, siempre iba más allá, nunca estaba quieto: siempre más allá, más allá, más allá... para acabar, después, aquí en Roma, traicionado por algunos de los suyos. Y terminó como un condenado, precisamente así». Pero «¿de dónde venía esa grandeza, esa audacia de Pablo?». Él mismo declara: «yo me glorío de esto». Y «¿de qué se gloriaba? Se gloriaba de Jesucristo». Se lee, en efecto, en el pasaje litúrgico de su Carta a los Romanos: «Así pues, tengo de qué gloriarme en Cristo y en relación con las cosas que tocan a Dios. En efecto, no me atreveré a hablar de otra cosa que no sea lo que Cristo hace a través de mí en orden a la obediencia de los gentiles, con mis palabras y acciones, con la fuerza de signos y prodigios, con la fuerza del Espíritu de Dios». Con esta actitud, continuó el Pontífice, san Pablo «fue a todos lados: él se gloriaba de servir, de ser elegido, de tener la fuerza del Espíritu Santo, de ir por todo el mundo». Pero «había algo que para él era una alegría grande». Lo dice así: «Pero considerando una cuestión de honor —un punto de honor: ¿cuál era?— no anunciar el Evangelio más que allí donde no se haya pronunciado aún el nombre de Cristo, para no construir sobre cimiento ajeno». En definitiva, «Pablo se dirigía a sitios donde no se conocía el nombre de Cristo; era el siervo que servía, administraba, abriendo a nuevos horizontes, es decir, anunciando a Jesucristo siempre más allá, siempre en salida, cada vez más lejos; nunca se detenía con el fin de tener la ventaja de un puesto, de una autoridad, de ser servido». Pablo «era ministro, siervo para servir, no para servirse». El Papa Francisco confesó la alegría que experimenta hasta llegar a emocionarse cuando, precisamente en la misa celebrada por la mañana en la capilla de la Casa Santa Marta, «vienen algunos sacerdotes y me saludan» diciendo: «Padre, he venido aquí para visitar a mi familia, porque desde hace cuarenta años soy misionero en la Amazonia». Alegría y emoción suscita también el testimonio de una religiosa que trabaja «desde hace treinta años en un hospital en África» o bien «que desde hace treinta o cuarenta años está en un sector del hospital con los discapacitados, siempre sonriente». En concreto, afirmó el Papa Francisco, «esto se llama servir, esta es la alegría de la Iglesia: ir más allá, siem- pre; ir más allá y dar la vida». Y precisamente «esto es lo que hizo Pablo: servir». Retomando luego el pasaje evangélico de san Lucas (16, 1-8) que habla del administrador deshonesto, propuesto por la liturgia, el Papa destacó que «el Señor muestra la imagen de otro siervo que, en lugar de servir a los demás, se sirve de ellos». En el Evangelio «hemos leído lo que hizo este siervo, con cuánta astucia se movió para quedarse en su puesto, en otra parte, pero siempre con cierta dignidad». Y «también en la Iglesia —dijo el Papa— están estos que, en lugar de servir, de pensar en los demás, de abrir a nue- vos horizontes, se sirven de la Iglesia: los trepas, los apegados al dinero. Y cuántos sacerdotes y obispos hemos visto así. Es triste decirlo, ¿no?». «La radicalidad del Evangelio, de la llamada de Jesucristo» —recordó el Pontífice— está en «servir: estar al servicio, no detenerse, ir siempre más allá, olvidándose de sí mismo». Por otra parte, en cambio, está «la comodidad del estatus: he alcanzado un estatus y vivo cómodamente sin honestidad, como los fariseos de los que habla Jesús que paseaban por las plazas, haciéndose ver por los demás». Y estas son «dos imágenes: dos imágenes de cristianos, dos imágenes de sacerdotes, dos imágenes de religiosas. Dos imágenes». En san Pablo, explicó el Papa, «Jesús nos hace ver» el «modelo» de una «Iglesia que nunca se detiene, que siempre se abre a nuevos horizontes, que siempre sigue adelante y muestra que ese es el camino». En cambio, «cuando la Iglesia es tibia, cerrada en sí misma, también especuladora muchas veces, no se puede decir que sea una Iglesia que ministra, que está al servicio, sino que se sirve de los demás». El Papa Francisco concluyó pidiendo al Señor «la gracia que dio a Pablo, ese punto de honor de seguir siempre adelante, siempre, renunciando muchas veces a las propias comodidades». Y que así «nos salve de las tentaciones, de esas tentaciones que en el fondo son tentaciones de una doble vida: me hago ver como ministro, como el que sirve, pero en el fondo me sirvo de los demás». Se abrirá en la iglesia de San Francisco Una Puerta santa para Alepo Panorámica de la ciudad de Alepo bajo las bombas El próximo 13 de diciembre en la ciudad mártir siria de Alepo, bajo asedio desde 2012, se abrirá una Puerta santa en la parroquia de San Francisco, atacada y dañada el 25 de octubre por el lanzamiento de granadas. La palabra «misericordia», ante cientos de miles de muertos y heridos, así como de miles de desplazados y refugiados, adquiere un valor significativo en una ciudad como la de Alepo, antaño la más poblada de Siria (aproximadamente 4 millones de habitantes) y la capital económica del país. Desde 2012 Alepo está en el centro de los duros ataques entre el ejército regular del presidente As- sad, los rebeldes y los milicianos del Estado islámico (EI). Por esto se la ha definido como la «Sarajevo del siglo XXI». Antes del inicio de las hostilidades, la comunidad cristiana estaba compuesta por poco menos de 200.000 miembros. Hoy han disminuido, alcanzando los casi 90.000, todos concentrados en la parte de la ciudad que está en manos de las fuerzas del Gobierno. El total de la población, en cambio, disminuyó a casi 1,9 millones de personas. «Estamos sin agua, sin energía eléctrica y sin carburantes. Faltan los productos de primera necesidad. Granadas, bombas y proyectiles pueden alcanzarnos en cualquier momento y en cualquier lugar. El 3 de noviembre —cuenta a la agencia Sir el vicario apostólico de Alepo, Georges Abou Khazen— el ejército regular volvió a tomar el control de la calle que conduce a la ciudad y así volvieron a entrar los transportes con los víveres y provisiones. Pero no sabemos cuánto durará». No obstante la gravedad de la situación, los habitantes de Alepo resisten. Resisten también los cristianos cuya fe no mengua a causa de las bombas, de la violencia y del avance del EI. «Sabemos —destaca el vicario apostólico— que estamos todos en el punto de mira». L’OSSERVATORE ROMANO página 16 viernes 13 de noviembre de 2015, número 46 En la audiencia general el Pontífice habla de la convivialidad Alrededor de la mesa en familia La convivialidad es «un termómetro seguro para medir la salud de las relaciones». Lo dijo el Papa en la audiencia general del miércoles 11 de noviembre, en la plaza de San Pedro. Antes de pronunciar la catequesis Francisco invitó a los fieles a rezar por la asamblea de la Iglesia italiana que tiene lugar en Florencia. Queridos hermanos ¡buenos días! y hermanas, Hoy reflexionaremos sobre una cualidad característica de la vida familiar que se aprende desde los primeros años de vida: la convivialidad, es decir, la actitud de compartir los bienes de la vida y ser felices de poderlo hacer. ¡Compartir y saber compartir es una virtud preciosa! Su símbolo, su «icono», es la familia reunida alrededor de la mesa doméstica. Compartir los alimentos —y por lo tanto, además de los alimentos, también los afectos, las historias, los acontecimientos…— es una experiencia fundamental. Cuando hay una fiesta, un cumpleaños, un aniversario, nos reunimos alrededor de la mesa. En algunas culturas es habitual hacerlo también por el luto, para estar cerca de quien se encuentra en el dolor por la pérdida de un familiar. La convivialidad es un termómetro seguro para medir la salud de las relaciones: si en la familia hay algo que no va bien, o alguna herida escondida, en la mesa se percibe inmediatamente. Una familia que no come casi nunca junta, o en cuya mesa no se habla sino que se ve la televisión, o el smartphone, es una familia «poco familia». Cuando los hijos en la mesa están pegados al ordenador, al móvil, y no se escuchan entre ellos, esto no es familia, es una pensión. El cristianismo tiene una especial vocación a la convivialidad, todos lo saben. El Señor Jesús enseñaba de buena gana en la mesa, y algunas veces representaba el Reino de Dios como un banquete festivo. Jesús también escogió el lugar para juntarse a comer para entregar a sus discípulos su testamento espiritual —lo hizo durante la cena— concentrado en el gesto memorial de su sacrificio: entrega de su cuerpo y de su sangre como alimento y bebida de salvación, que nutren el amor verdadero y duradero. En esta perspectiva, podemos decir que la familia es «de casa» en la misa, precisamente porque lleva a la Eucaristía la propia experiencia de convivialidad y la abre a la gracia de una convivialidad universal, del amor de Dios por el mundo. Participando en la Eucaristía, la familia es purificada de la tentación de cerrarse en sí misma, fortalecida en el amor y en la fidelidad, y extiende los confines de su fraternidad según el corazón de Cristo. En nuestro tiempo, marcado por tantas cerrazones y tantos muros, la convivialidad, generada por la familia y dilatada desde la Eucaristía, se convierte en una oportunidad crucial. La Eucaristía y las familias que se nutren de ella pueden vencer las cerrazones y construir puentes de acogida y caridad. Sí, la Eucaristía de una Iglesia de familias, capaces de restituir a la comunidad la levadura dinámica de la convivialidad y la hospitalidad recíproca, ¡es una escuela de inclusión humana que no teme confrontaciones! No existen pequeños, huérfanos, débiles, indefensos, heridos y desilusionados, de- sesperados y abandonados, que la convivialidad eucarística de las familias no pueda nutrir, dar de comer, proteger y hospedar. La memoria de las virtudes familiares nos ayuda a entender. Nosotros mismos hemos conocido, y aún conocemos, los milagros que pueden suceder cuando una madre se preocupa, atiende y cuida a los hijos de los demás, y no sólo los suyos. ¡Hasta ayer, bastaba una mamá para todos los niños del patio! Y además: sabemos bien la fuerza que adquiere un pueblo cuyos padres están preparados para movilizarse con el fin de proteger a los hijos de todos, porque consideran a los hijos un bien indiviso, que están felices y orgullosos de proteger. Hoy muchos contextos sociales ponen obstáculos a la convivialidad familiar. Es verdad, hoy no es fácil. Debemos encontrar el modo de recuperarla; en la mesa se habla, en la mesa se escucha. Nada de silencio, ese silencio que no es el silencio de las monjas de clausura, es el silencio del egoísmo donde cada uno se dedica a lo suyo, o la televisión o el ordenador… y no se habla. No, nada de silencio. Hay que recuperar esta convivialidad familiar, adaptándola a los tiempos. La convivialidad parece que se haya convertido en una cosa que se compra y se vende, pero así es otra cosa. Y la nutrición no es siempre el símbolo de un justo compartir de los bienes, capaz de llegar a quien no tiene ni pan ni afectos. En los países ricos se nos induce a gastar en una nutrición excesiva, y luego se nos induce de nuevo para remediar el exceso. Y este «ne- gocio» insensato desvía nuestra atención del hambre verdadera, del cuerpo y del alma. Cuando no hay convivialidad hay egoísmo, cada uno piensa en sí mismo. Sobre todo porque la publicidad la ha reducido a una debilidad por las golosinas y a un deseo de dulces. Mientras tanto, muchos hermanos y hermanas se quedan fuera de la mesa. ¡Es un poco vergonzoso! Miremos el misterio del banquete eucarístico. El Señor entrega su cuerpo y derrama su sangre por todos. De verdad no existe división que pueda resistir a este sacrificio de comunión; sólo la actitud de falsedad, de complicidad con el mal puede excluir de él. Cualquier otra distancia no puede resistir a la potencia indefensa de este pan partido y de este vino derramado, sacramento del único cuerpo del Señor. La alianza viva y vital de las familias cristianas, que precede, sostiene y abraza en el dinamismo de su hospitalidad las fatigas y las alegrías cotidianas, coopera con la gracia de la Eucaristía, que es capaz de crear comunión siempre nueva con su fuerza que incluye y que salva. La familia cristiana mostrará precisamente de este modo, la amplitud de su verdadero horizonte, que es el horizonte de la Iglesia Madre de todos los hombres, de todos los abandonados y de los excluidos, en todos los pueblos. Recemos para que esta convivialidad familiar pueda crecer y madurar en el tiempo de gracia del próximo Jubileo de la Misericordia. Los tuits del Papa en Pontifex_es 31 O CT [11.45 AM] La vanidad no sólo nos aleja de Dios sino que nos hace ridículos 12 NOV [11.00 AM] Todos los cristianos estamos llamados a imitar al Buen Pastor y ocuparnos de las familias heridas
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