L`O S S E RVATOR E ROMANO

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L’OSSERVATORE ROMANO
EDICIÓN SEMANAL
Unicuique suum
Año XLVII, número 46 (2.440)
EN LENGUA ESPAÑOLA
Non praevalebunt
Ciudad del Vaticano
13 de noviembre de 2015
Humildad, desinterés y bienaventuranza los tres rasgos del humanismo cristiano
Un camino de grandeza posible
El Papa Francisco sueña. Sueña
con una Iglesia inquieta que
abarca a todo el Pueblo de
D ios.
Es el sueño irrenunciable de
la historia de la Iglesia, que el
Concilio Vaticano II hizo resonar con fuerza redescubriendo
la fuerza de los laicos, llamados
a iluminar el mundo con el
Evangelio.
Hace 50 años que el decreto
Apostolicam actuositatem anunciaba cuál era la misión de los
laicos: el apostolado, que no
consiste en otra cosa que propagar el Reino de Cristo, aquí
en medio de las ocupaciones
ordinarias, llevando a los demás
esa luz que en muchos lugares
está apagada, no ha llegado, o
simplemente necesita que se intensifique.
Este redescubrimiento es, como decía el cardenal Suenens,
el «germen de vida» con más
consecuencias pastorales del
Concilio, porque exhorta a todos, no sólo a los miembros del
Orden sagrado y los del estado
religioso, a la santificación del
mundo. Todos corresponsables
de la acción evangelizadora y
de la recapitulación de todo en
Cristo. Estos días, el Papa desde la catedral de Florencia, con
ocasión de la asamblea nacional
de la Iglesia en Italia, nos recordaba que la nación no es un
museo, sino una obra colectiva
en la que todos estamos llamados a participar.
Con otras palabras lo expresaba la poeta Lauris Edmond:
«Es verdad que no puedes vivir
aquí por casualidad, tienes que
hacer y estar, no simplemente
ver y describir. Esta es la ciudad de la acción, la sede mundial del verbo».
Es una acción que siempre
está en salida con los rasgos del
humanismo de Cristo, esto es,
con la «humildad, el desinterés,
la bienaventuranza».
En el 50° aniversario de la
Apostolicam actuositatem el Papa
ha escrito un mensaje al Consejo pontificio para los laicos, reconociendo el valor para la
Iglesia de este documento el
cual recuerda que los laicos no
son de «segundo orden» sino
«discípulos de Cristo», y que
por encima de cualquier distinción, todos, por el bautismo,
tenemos que ser testimonio de
Él, para «llevar la caridad recibida de Cristo en esos lugares
que de otro modo permanecerían ajenos a la acción de Dios
y abandonados a la miseria de
la condición humana en el
mundo».
La miseria no puede esperar
La medalla
partida
GIOVANNI MARIA VIAN
Fiarse, mirar y darse prisa. Estos son los tres verbos concretos que el Papa
Francisco ha presentado en su discurso a los participantes en la peregrinación
de la Familia Guanelliana, a quienes ha recibido este jueves en el aula Pablo
VI. El Santo Padre aseguró que el mundo de hoy necesita personas con ojos
renovados por el amor y miradas que infundan esperanza. Como el Padre es
delicado y concreto con los hijos más pequeños y débiles —terminó Francisco— tampoco nosotros podemos hacer esperar a los hermanos y hermanas en
dificultad, porque —son siempre palabras de Don Guanella— «la miseria no
puede esperar. Y no nos podemos parar mientras haya pobres que socorrer».
Un auténtico discurso de fijación
de rumbo es el que dirigió el Papa
Francisco a toda la Iglesia en Italia, hablando en la catedral de
Florencia con ocasión de la asamblea nacional eclesial, la quinta
que se celebra en los últimos cuarenta años. Con un preámbulo en
Prato, donde el Papa repitió su
convicción, que como arzobispo
de Buenos Aires ya había expresado con claridad en una intervención durante las reuniones precedentes al cónclave: es el Señor
quien nos exhorta a no quedarnos
cerrados en nosotros mismos y nos
pide «salir para acercarnos a los
hombres y mujeres de nuestro
tiempo».
En Prato precisó que «salir, evidentemente, significa arriesgarse,
pero no hay fe sin riesgo». Y, en
los «caminos accidentados de
hoy», los cristianos deben caminar
protegidos por «una armadura
particular»: la de la verdad, con la
que se defiende la sacralidad de
todo ser humano que exige «respeto, acogida y un trabajo digno».
A propósito de esto, el Papa tamSIGUE EN LA PÁGINA 13
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viernes 13 de noviembre de 2015, número 46
En el Ángelus el Pontífice recuerda que robar documentos reservados es un delito
La reforma sigue adelante
Con la ayuda de mis colaboradores y con el apoyo de toda la Iglesia
«Sobre los documentos reservados de la Santa Sede que fueron sustraídos y
publicados, quisiera deciros, ante todo, que robar esos documentos es un delito.
Es un acto deplorable que no ayuda». Con estas consideraciones, al término del
Ángelus del domingo 8 de noviembre en la plaza de San Pedro, el Papa
Francisco aseguró a los fieles que «este triste hecho» no le «desvía en absoluto
del trabajo de reforma» que está «llevando adelante» con sus «colaboradores y
con el apoyo de todos». Con anterioridad había dedicado su reflexión al pasaje
evangélico del día, subrayando el significado del gesto ejemplar de la viuda que
«se priva de todo» por amor a Dios.
Queridos hermanos y hermanas,
¡buenos días, con este sol bonito!
El episodio del Evangelio de este
domingo se compone de dos partes:
en una se describe cómo no deben ser
los seguidores de Cristo; en la otra,
se propone un ideal ejemplar de cristiano.
Comencemos por la primera: qué
es lo que no debemos hacer. En la
primera parte, Jesús señala tres defectos que se manifiestan en el estilo
de vida de los escribas, maestros de
la ley: soberbia, avidez e hipocresía.
A ellos —dice Jesús— les encanta
«que les hagan reverencia en las plazas, buscan los asientos de honor en
las sinagogas y los primeros puestos
en los banquetes» (Mc 12, 38-39).
Pero, bajo apariencias tan solemnes,
se esconden la falsedad y la injusticia. Mientras se pavonean en público, usan su autoridad para «devorar
los bienes de las viudas» (v. 40), a
las que se consideraba, junto con los
huérfanos y los extranjeros, las personas más indefensas y desamparadas. Por último, los escribas «aparentan hacer largas oraciones» (v.
40). También hoy existe el riesgo de
comportarse de esta forma. Por
ejemplo, cuando se separa la oración
de la justicia, porque no se puede
rendir culto a Dios y causar daño a
los pobres. O cuando se dice que se
ama a Dios y, sin embargo, se antepone a Él la propia vanagloria, el
propio provecho.
También la segunda parte del
Evangelio de hoy va en esta línea.
La escena se ambienta en el templo
de Jerusalén, precisamente en el lugar donde la gente echaba las monedas como limosna. Hay muchos ricos que echan tantas monedas, y
una pobre mujer, viuda, que da apenas dos pequeñas monedas. Jesús
observa atentamente a esa mujer e
indica a los discípulos el fuerte contraste de la escena. Los ricos han dado, con gran ostentación, lo que para ellos era superfluo, mientras que
la viuda, con discreción y humildad,
ha echado «todo lo que tenía para
vivir» (v. 44); por ello —dice Jesús—
ella ha dado más que todos. Debido
a su extrema pobreza, hubiera podido ofrecer una sola moneda para el
templo y quedarse con la otra. Pero
ella no quiere ir a la mitad con
Dios: se priva de todo. En su pobreza ha comprendido que, teniendo a
Dios, lo tiene todo; se siente amada
totalmente por Él y, a su vez, lo ama
totalmente. ¡Qué bonito ejemplo esa
viejecita!
Jesús, hoy, nos dice también a nosotros que el metro para juzgar no
es la cantidad, sino la plenitud. Hay
una diferencia entre cantidad y plenitud. Tú puedes tener tanto dinero,
pero ser una persona vacía. No hay
plenitud en tu corazón. Pensad esta
semana en la diferencia que hay entre cantidad y plenitud. No es cosa
de billetera, sino de corazón. Hay
diferencia entre billetera y corazón…
Hay enfermedades cardíacas que hacen que el corazón se baje hasta la
billetera… ¡Y esto no va bien! Amar
a Dios «con todo el corazón» significa confiar en Él, en su providencia,
y servirlo en los hermanos más pobres, sin esperar nada a cambio.
Permitidme que cuente una anécdota, que sucedió en mi diócesis anterior. Estaban en la mesa una mamá
con sus tres hijos; el papá estaba en
el trabajo; estaban comiendo filetes
empanados… En ese momento, llaman a la puerta y uno de los hijos
—pequeños, 5, 6 años, y 7 años el
más grande— viene y dice: «Mamá,
hay un mendigo que pide comida».
Y la mamá, una buena cristiana, les
pregunta: «¿qué hacemos?». —«Démosle mamá…». —«De acuerdo».
Toma el tenedor y el cuchillo y les
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GIOVANNI MARIA VIAN
director
discípulos, hace subir a la cátedra y
presenta como maestra de Evangelio
vivo. Por intercesión de María, la
mujer pobre que ha dado toda su vida a Dios por nosotros, pidamos el
don de un corazón pobre, pero rico
de una generosidad alegre y gratuita.
Al término de la oración mariana, tras
unas palabras sobre el robo de los
documentos reservados, el Papa habló
de la jornada de acción de gracias,
celebrada por la Iglesia italiana, y del
inminente viaje a Prato y Florencia con
ocasión de la asamblea eclesial
nacional.
Queridos hermanos y hermanas:
Sé que muchos de vosotros os
sentís turbados por las noticias que
han circulado en los últimos días sobre documentos reservados de la
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don Sergio Pellini S.D.B.
Giuseppe Fiorentino
subdirector
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quita la mitad de cada filete. «¡Ah,
no, mamá no! ¡Así no! Dáselo del
frigo». —«¡No, preparamos tres bocadillos con esto!». Y los hijos
aprendieron que la verdadera caridad se hace no con lo que nos sobra, sino con lo que nos es necesario. Estoy seguro que esa tarde tuvieron un poco de hambre... Pero,
así se hace.
Ante las necesidades del prójimo,
estamos llamados a privarnos —como
esos niños, de la mitad del filete— de
algo indispensable, no sólo de lo superfluo; estamos llamados a dar el
tiempo necesario, no sólo el que nos
sobra; estamos llamados a dar enseguida sin reservas algún talento
nuestro, no después de haberlo utilizado para nuestros objetivos personales o de grupo.
Pidamos al Señor que nos admita
en la escuela de esta pobre viuda,
que Jesús, con el desconcierto de los
director general
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Santa Sede que fueron sustraídos y
publicados. Por esta razón quisiera
deciros, ante todo, que robar esos
documentos es un delito. Es un acto
deplorable que no ayuda. Yo mismo
había pedido que se hiciera ese estudio, y mis colaboradores y yo ya conocíamos bien esos documentos, tomándose algunas medidas que comenzaron a dar frutos, incluso algunos visibles.
Quiero aseguraros que este triste
hecho no me desvía en absoluto del
trabajo de reforma que estamos llevando adelante, con mis colaboradores y con el apoyo de todos vosotros. Sí, con el apoyo de toda la
Iglesia, porque la Iglesia se renueva
con la oración y con la santidad cotidiana de cada bautizado.
Por consiguiente, os agradezco y
os pido que continuéis rezando por
el Papa y por la Iglesia, sin dejarse
turbar, yendo adelante con confianza
y esperanza.
Hoy, en Italia, se celebra la Jornada de acción de gracias que este año
tiene por tema «El suelo, bien común». Me uno a los obispos en el
deseo de que todos se comporten
como administradores responsables
de un precioso bien colectivo, la tierra, cuyos frutos tienen un destino
universal. Estoy cercano, con gratitud, al mundo agrícola, y animo a
cultivar la tierra de modo que se
custodie su fertilidad, a fin de que
produzca alimento para todos, hoy y
para las generaciones futuras. En este contexto, se lleva a cabo en Roma
la Jornada diocesana por la custodia
de la creación, que este año está enriquecida por la «Marcha por la tierra».
En Florencia comenzará mañana
la V Asamblea eclesial nacional, con
la participación de los obispos y de
los delegados de todas las diócesis
italianas. Se trata de un importante
evento de comunión y de reflexión,
en el que también yo tendré la alegría de participar, durante la jornada
del martes próximo, después de una
breve visita a Prato.
Saludo con afecto a todos los fieles romanos y peregrinos. De modo
especial a los estudiantes franceses
de la región parisiense, a los fieles
procedentes de Japón y Polonia, y
también los de la localidad italiana
de Scandicci. Saludo a los representantes de la Orden de Predicadores
—dominicos— que ayer comenzó las
celebraciones con motivo del octavo
centenario de su fundación. Que el
Señor os bendiga mucha en esta celebración. Y muchas gracias por todos lo que hacéis en y por la Iglesia.
A todos os deseo un feliz domingo. Y no os olvidéis de rezar por mí.
Buen almuerzo y hasta la vista.
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número 46, viernes 13 de noviembre de 2015
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Ayuda para los desempleados y protección especial para la ocupación femenina y la maternidad
Derecho al trabajo, derecho al descanso
Defensa del derecho al trabajo y tutela
del derecho al descanso: dos exigencias
a las que el Papa se refirió en el
discurso dirigido a los empleados y
dirigentes del Instituto nacional
italiano de la seguridad social (Inps),
recibidos en audiencia el sábado 7
de noviembre por la mañana,
en la plaza de San Pedro.
Queridos hermanos y hermanas:
Con viva cordialidad dirijo mi saludo a vosotros, empleados y dirigentes del Instituto nacional italiano
de la seguridad social, reunidos aquí
en audiencia por primera vez en la
historia secular del ente. ¡Muchas
gracias! Gracias por vuestra presencia —¡de verdad que sois muchos!— y
gracias a vuestro presidente por sus
gentiles palabras.
Vosotros honráis, de varias formas, la delicada tarea de tutelar algunos derechos ligados al ejercicio
del trabajo; derechos basados en la
misma naturaleza de la persona humana y su trascendental dignidad.
De manera especial, se os ha confiado la que quisiera definir como la
custodia del derecho al descanso. Me
refiero no solamente al descanso que
es sostenido y legitimado por una
amplia serie de prestaciones sociales
(del día de reposo semanal a las vacaciones, a las que todo trabajador
tiene derecho: cf. Juan Pablo II, carta enc. Laborem exercens, 19), sino
también y sobre todo a una dimensión del ser humano que no carece
de raíces espirituales y de la que
también vosotros, en lo que os compete, sois responsables.
Dios llamó al hombre al descanso
(cf. Ex 34, 21; Dt 5, 12.15) y Él mismo quiso ser partícipe de este el séptimo día (cf. Ex 31, 17; Gn 2, 2). Por
mente humana, y por ello abierta a
la posibilidad de un nuevo encuentro con Dios y con los demás.
Esto, que es un honor, se convierte al mismo tiempo en una responsabilidad. De hecho, estáis llamados a
enfrentar desafíos cada vez más
complejos. Estos provienen tanto de
la sociedad actual, con la criticidad
de sus equilibrios y la fragilidad de
sus relaciones, como del mundo del
trabajo, flagelado por la insuficiencia
ocupacional y la precariedad de las
garantías que logra ofrecer. Y si se
vive así, ¿cómo se puede descansar?
El descanso es el derecho que todos
tenemos cuando tenemos trabajo;
pero si la situación de desempleo,
injusticia social, trabajo en negro y
precariedad en el trabajo es tan fuerte, ¿cómo puedo descansar? ¿Qué
decimos?
Podemos
decir —¡es vergonzoso!—: «Ah, ¿tú quieres
El trabajo no puede ser ampliado
trabajar?»
—«Sí».
—«Estupendo. Llegueo reducido en función de la ganancia
mos a un acuerdo: tú
de unos pocos y de formas
comienzas a trabajar
en septiembre, pero
productivas que sacrifican valores,
hasta julio, y después
relaciones y principios
julio, agosto y parte
de septiembre, no comes, no descansas…».
lo tanto el descanso, en el lenguaje ¡Esto sucede hoy! Pasa hoy en todo
de la fe, es al mismo tiempo dimen- el mundo y aquí; ¡pasa hoy en Rosión humana y divina. Pero con una ma también! Descanso porque hay
prerrogativa única: la de no ser una trabajo. De lo contrario, no se puede
simple abstención del esfuerzo y del descansar.
compromiso ordinario, sino una ocaHasta hace poco era común asosión para vivir plenamente la propia
«creaturalidad», elevada a la digni- ciar la meta de la jubilación con lledad filial por Dios mismo. La exi- gar a la llamada tercera edad, para
gencia de «santificar» el descanso
(cf. Ex 20, 8) —que se repite semanalmente el domingo— se une a la
de de un tiempo que permita ocuparse de la vida familiar, cultural,
social y religiosa (cf. Conc. Ecum.
Vat. II, const. past. Gaudium et spes,
67).
Del justo descanso de los hijos de
Dios, también vosotros sois en cierto
sentido colaboradores. En la multiplicidad de servicios que prestáis a
la sociedad, tanto en términos asistenciales cuanto de seguridad social,
vosotros contribuís a poner las bases
para que el descanso pueda ser vivido como una dimensión auténtica-
vicio con vuestra obra. Sosteniendo
el ingreso durante y después del periodo laboral, contribuís a la cualidad de su compromiso como inversión para una vida a la medida del
hombre.
Trabajar, por lo demás, quiere decir prolongar la obra de Dios en la
historia, contribuyendo a ella de manera personal, útil y creativa (cf.
ibid., 34). Apoyando el trabajo vosotros sostenéis esta misma obra. Y
también, garantizando una existencia digna a los que tienen que dejar
la actividad laboral, afirmáis una
realidad más profunda: el trabajo no
puede ser un mero engranaje en el
mecanismo perverso que pisotea los
recursos para obtener ganancias
siempre mayores; el trabajo no puede ser ampliado o reducido en función de la ganancia de unos pocos y
de formas productivas que sacrifican
valores, relaciones y principios. Esto
vale para la economía en general,
que «no puede recurrir a remedios
que son un nuevo veneno, como
cuando se pretende aumentar la rentabilidad reduciendo el mercado laboral y creando así nuevos excluidos», (Exhort. ap. Evangelii gaudium, 204). Y vale, análogamente,
para todas las instituciones sociales,
cuyo principio, sujeto y fin es y debe
ser la persona humana (cf. Conc.
Ecum. Vat. II, const. past. Gaudium
gozar del merecido descanso y ofrecer sabiduría y consejos a las nuevas
generaciones. La época contemporánea ha cambiado significativamente
este ritmo. Por un lado, la eventualidad del descanso ha sido anticipada,
a veces diluida en el tiempo, a veces
renegociada hasta extremos aberrantes, como el que llega a desnaturalizar la hipótesis misma de un cese laboral. Por otra parte, no han disminuido las exigencias
asistenciales, tanto para quien ha perdido o
El verdadero descanso viene justamente del
no ha tenido nunca
un trabajo, como para
trabajo. Tú puedes reposar cuando estás
quien se ha visto obliseguro de tener un trabajo seguro, que te
gado a interrumpirlo
da una dignidad, a ti y a tu familia
por diferentes motivos. Tú interrumpes el
trabajo y la asistencia
sanitaria cae…
Vuestra difícil tarea es contribuir et spes, 25). Su dignidad no puede
para que no falten los subsidios in- ser perjudicada nunca, ni cuando
dispensables para la subsistencia de deja de ser económicamente produclos trabajadores desempleados y sus tiva.
familias. Que no falte entre vuestras
Alguno de vosotros puede pensar:
prioridades una atención privilegia- «Pero qué extraño este Papa: primeda al trabajo femenino, ni mucho ro nos habla del descanso, ¡y desmenos a la asistencia a la materni- pués dice todas estas cosas sobre el
dad que debe siempre tutelar la vida derecho al trabajo!». Son cosas enlaque nace y a quien la sirve cotidia- zadas. El verdadero descanso viene
namente. Tutelad a las mujeres, ¡el justamente del trabajo. Tú puedes
trabajo de las mujeres! Que no falte reposar cuando estás seguro de tener
nunca la seguridad social para la an- un trabajo estable, que te da una
cianidad, la enfermedad, los acciden- dignidad, a ti y a tu familia. Y tú
tes de trabajo. Que no falte el dere- puedes descansar cuando en la ancho a la jubilación, y subrayo: el de- cianidad estás seguro de tener la
recho —¡la pensión es un derecho!— pensión que es un derecho. Están
porque de esto se trata. Sed cons- enlazados, los dos: el verdadero descientes de la altísima dignidad de canso y el trabajo.
cada trabajador, al cual prestáis serNo os olvidéis del hombre: éste es el
imperativo. Amar y servir al hombre
con conciencia, responsabilidad y
disponibilidad. Trabajad para quien
trabaja y, no menos importante, por
quien quisiera hacerlo y no puede.
Hacedlo no como obra de solidaridad, sino como un deber de justicia
y de subsidiariedad. Apoyad a los
más débiles, para que a nadie le falte la dignidad y la libertad de vivir
una vida auténticamente humana.
Muchas gracias por este encuentro. Invoco la bendición del Señor
sobre cada uno de vosotros y de
vuestras familias. Os aseguro mi recuerdo en la oración y os pido por
favor que recéis por mí.
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viernes 13 de noviembre de 2015, número 46
La crisis de refugiados cambia los equilibrios políticos del continente
Nuevos muros dividen Europa
Soldados eslovenos colocan barreras de alambre de púas en la villa de Gibina en la frontera con Croacia, 11 de noviembre de 2015.
El pasado 9 de noviembre, el mundo
celebró el aniversario de la caída del
muro de Berlín, abierto al paso el 9
de noviembre de 1989, que significó
un cambio irreversible del orden
mundial. Después de una larga y
dolorosa división, los europeos disfrutaban de la oportunidad de construir un espacio económico, social y
cultural que pudiera elevarse sobre
el mal sueño nunca resuelto de la
pasión nacionalista que sólo habría
traído consigo guerras y miseria al
continente. Aquel día la vieja Europa desapareció bajo los escombros
de hormigón y piedras del muro de
Berlín.
El 11 de noviembre de 2015 será
recordado por todo lo opuesto: Por
la construcción en Eslovenia de una
valla fronteriza con Croacia para
controlar la ola de refugiados que
llegan a través de la ruta de los Balcanes; las declaraciones del comisario europeo de inmigración, Dimitris
Avramopoulos, que dijo: «Es un
momento difícil para Europa; el sueño europeo se ha desvanecido»; y
por la cumbre que la UE celebraba
en Malta con 35 Estados africanos
para tratar de gestionar los flujos
migratorios.
¡Han pasado 26 años! pero la historia nunca es previsible y los muros
dejan huellas mucho más profundas
de lo que pueda parecer.
La reportera italiana de la Rai,
Eva Giovannini otorga un nombre
preciso a este tiempo «Europa año
cero». Y el cero marca una diferencia. La centralidad de la crisis de los
refugiados se debe a que el continente se juega nada más y nada menos que ser fiel a sus valores funda-
Eva Giovannini nació en Livorno, Italia, en 1980. Es
reportera y presentadora de la televisión italiana Rai3.
«Europa anno zero» le demandó siete meses de trabajo en seis
países europeos. Ha entrevistado a los principales dirigentes
políticos de los nuevos partidos de la escena del continente.
cionales: o la UE es capaz de dar una
respuesta eficaz conjunta y solidaria
a la llegada de los refugiados o no
será lo que siempre ha pretendido
ser: una potencia inspirada en valores de libertad y respeto de los derechos humanos.
Si la crisis del euro nos ha acostumbrado a ver una Europa dividida
entre países del norte y del sur y entre quienes forman parte o no de la
moneda común, ahora brilla con especial fuerza la distancia que separa
a los países del centro y este de Europa. La Unión Europea está atravesada por fortísimas tensiones, y en
este clima los partidos nacionalistas
han visto crecer su fuerza. Estamos
ante un fenómeno político muy difundido
que poco a poco está
envolviendo a todos
los
países
de
la
Unión. Una mezcla
explosiva de populismo antieuropeo con
marcados rasgos de
nacionalismo, que logra atraer la atención
de los medios de
prensa y televisión con
consignas a menudo
peligrosas.
Los muros de la
nueva Europa son varios. El libro escrito
por Eva Giovannini y
publicado por la editorial italiana Marsilio
es una trepidante historia contada por sus
protagonistas directos
en donde resulta evidente que el año cero
porta consigo un germen de racismo que
serpentea en prácticamente todos los estados de la Unión.
En medio del nacionalismo radical populista que avanza en
Europa las mujeres
son activísimas, «aunque su participación multitudinaria en las plazas
no corresponde a una presencia en
el liderazgo», dice Eva Giovannini.
En estos movimientos —entre imagen
y actitud machista— «no hay cabida
para los temas de género con algunas excepciones. En Hungría para
las mujeres se ha abierto la “Nueva
Guardia Húngara”, organización paramilitar vinculada al partido Jobbik
y acusada de actos contra los inmigrantes: las reclutas son equiparadas
a los varones, el mismo uniforme, la
misma brutalidad. Icono femenino
del partido es Dóra Dúró, 28 años,
una de las dos diputadas del movimiento y la más joven del Parlamento, que encarna el modelo ideal anhelado por Gabon Vora, su líder: casada a los 19 años, y madre de tres
niños».
En Italia, Giovannini habla de
una Liga decididamente «machista y
de un líder adorado por las militantes, a medio camino entre un cantante rock y un hijo, y ninguna mujer en el horizonte que lo disturbe».
Por consiguiente, emerge claramente
en el libro que dos son los elementos fundamentales de esta nueva política: la hostilidad y la aversión a
los «otros»; y la oposición a la
Unión Europea y al euro.
El libro «Europa año cero», es un
viaje a través de seis países europeos
y de sus fenómenos nacionalistas:
Alba Dorata en Grecia, Pegida en
Alemania, Front National en Francia, Jobbik en Hungría, United Kingdom Independence Party en el Reino Unido y la Liga en Italia. Es la
historia de un hilo conductor transnacional contada a través de los testimonios recogidos entre los líderes
de estas formaciones como entre la
gente común, en un año que para la
nueva derecha ha significado importantes victorias.
número 46, viernes 13 de noviembre de 2015
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página 5
El flujo de migrantes de la isla se habría incrementado en un 80 por ciento en los últimos días
Oleada de cubanos en la frontera sur de México
A muchos les ha costado un año, a
otros unos meses y algunos emprendieron el viaje apenas hace tres semanas. Vienen de Cuba, pero también de Ecuador, Colombia, Panamá
y Guatemala.
El recorrido hasta la frontera mexicana les toma unas dos semanas,
durante las cuales atraviesan ríos,
pantanos y viajan en lancha en zonas costeras. «La mayoría sale de
manera regular de Cuba con autorización del Gobierno para luego iniciar una larga travesía en la cual viajan principalmente en avión a Ecuador y de allí pasan a Colombia en
no da abasto para atenderlos», dijo
el padre César Augusto Cañaveral
Pérez a nuestro periódico.
Y agregó que «además tenemos
que ver la situación de los hoteles, y
de las autoridades que regulan esos
establecimientos, porque les cobran
60 dólares por una noche a los cubanos; y los taxistas, al salir de la estación migratoria, hacia el centro, les
cobran 50 dólares.
También las combis que circulan
por la noche les cobran hasta cuatro
o cinco dólares, así que ya existe
una red para extorsionarlos, de hecho cuando ven a un cubano lo ven
donde les espera el trayecto más difícil y peligroso en lancha vía mar
hacia Panamá.
Quienes superan este tramo llegan
a Costa Rica para dirigirse hacia
Honduras y vía tierra hacia Guatemala. Atraviesan siete países antes
de llegar a la frontera con los Estados Unidos. Es el relato de padre
César Augusto Cañaveral Pérez,
coordinador diocesano de la movilidad humana en la diócesis de Tapachula, Chiapas, quien asiste día a
día a la llegada masiva de migrantes
cubanos al sur de México. No ocupan las primeras páginas de los periódicos ni abren los telediarios, pero la marcha cubana no cesa, sino
que se incrementa. A las dificultades
de su viaje, lleno de peligros, se suman las dificultades de la región,
pues están expuestos a toda clase de
injusticias.
«El anuncio del inicio de relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba ha motivado este movimiento extraordinario de nacionales
cubanos tratando de llegar al continente y buscando llegar al norte. Temen supuestas fechas límite para
cruzar la frontera antes de que el
Gobierno americano decida cerrar el
ingreso y cambiar las leyes vigentes
de inmigración. Sólo el lunes 9 de
noviembre medio millar colapsaba la
frontera de Tapachula, aunque más
de 2.000 han pasado por aquí en el
último mes.
La presencia de cubanos en la
frontera Sur es un desafío para la
Iglesia y las instituciones encargadas
de la protección de los migrantes.
La estación migratoria Siglo XXI ya
como cajeros automáticos y la experiencia que tengo al trabajar con
ellos, es que no traen dólares, vienen
limitados, piden a familiares para
pagar sus pasajes», añadió el padre
Cañaveral Pérez. Reconoció que «al
estar fuera de la estación migratoria
las mujeres y los hombres cubanos
podrían ser víctimas de la explotación, trata de personas y prostitución, debido a su condición de vulnerabilidad; aunque tratan de estar
unidos al verse en alguna necesidad,
pueden verse involucrados en esos problemas».
La Iglesia local está
hospedando en los
hoteles de la zona a
1200 cubanos y «los
restantes duermen en
la capilla, pero la capacidad está al completo, explicó el sacerdote. «Así como tenemos una migración de
cubanos y mexicanos
hacia los Estados Unidos, tenemos también
una migración interna
del campo hacia las
grandes ciudades en
busca de empleo, y
también migraciones
internas forzadas por
la situación de inseguridad y la violencia
que genera el crimen
organizado, que obligan a la población a
A la derecha de la foto padre César Augusto Cañaveral Pérez
optar por otro lugar
de residencia, ya sea
dentro del mismo estado, en otras Dios ahorita tenemos un Papa que
entidades o en el extranjero.
está impulsando este sentido humaOtro fenómeno que enfrentamos nitario. La forma misma de acercarse
como país es el de la migración tem- a los pobres no es una opción. Yo
poral que venía a México —consti- no estoy optando por el pobre. Retuida por trabajadores temporales en cordemos que el primer viaje pastoel sur de Chiapas, donde se les em- ral fuera de la diócesis de Roma del
plea en las zonas bananeras, la cose- Papa Francisco ha sido un viaje a la
cha del café, el corte de la caña de periferia extrema de Europa, a la anazúcar, además de las trabajadoras helada “puerta” para miles de inmidomésticas que se emplean en Tapa- grantes víctimas de traficantes de
chula—, y ahora se pasó a la migra- hombres, no podía ser más embleción indocumentada masiva de cen- mático de lo que Francisco es y retroamericanos como consecuencia de presenta para la Iglesia y el munla situación social, los fenómenos do».
naturales catastróficos como el huraEn un mundo cada vez más glocán Mitch y la constante inestabili- balizado, el desplazamiento de los
dad económica de algunos países», creyentes y no creyentes, tanto a niañadió el religioso.
vel nacional como internacional, reCañaveral Pérez dijo también que quiere de la Iglesia mayor creativicomo Iglesia «tenemos que replan- dad en un desarrollo estructural fletear nuestra evangelización hacia los xible y de interconexión en redes, y
migrantes, pues la evangelización to- en ese mismo desarrollo se requiere
ca al hombre, toca al ser humano, “una pastoral sin fronteras”, una
aquél que tiene carne. Gracias a nueva evangelización», concluyó.
Estación migratoria Siglo
XXI
en Tapachula, México
L’OSSERVATORE ROMANO
página 6
viernes 13 de noviembre de 2015, número 46
Más de 70 participantes de todo el mundo en el Simposio celebrado en la Casina Pío
IV
La trata de personas y un llamado a la humanidad
ROBERTO DABUSTI
En reiteradas oportunidades el Papa
Francisco hizo mención a que la trata de personas es una llaga de la humanidad. Una llaga que sigue abierta y en muchos casos sangrante por
la indiferencia. Las principales víctimas de este delito de lesa humanidad que afecta a 30 millones de personas en el mundo según la Organización internacional del trabajo
(OIT), son los jóvenes, quienes no
encuentran un presente que los comprometa a trabajar y estudiar con
miras al futuro. La Pontificia Academia para las ciencias organizó, el 7 y
8 de noviembre, un simposio internacional de jóvenes sobre la trata de
personas, uno de los flagelos de
nuestra actualidad y que muchas veces pasa desapercibido para los medios de comunicación.
Setenta delegados provenientes de
diversos países participaron y escucharon relatos y vivencias estremecedoras, que reflejan historias generalmente ocultas a los medios masivos
de comunicación. La conocida frase
que afirma que la realidad supera a
la ficción, dolorosamente aquí cobra
vida y con vidas y rostros sufrientes.
Fueron varios los casos presentados,
y cada uno era muy particular.
El simposio tuvo por lema: «El
perfecto amor echa fuera el temor, la
avidez y la esclavitud: los jóvenes
tienen que guiar el camino», y buscó
centralizar el llamado a tomar conciencia de la valentía necesaria para
salir adelante; y justamente, esa fuerza vendrá principalmente de los jóvenes. «A veces, por un futuro mejor, saltan a una trampa» afirma la
religiosa italiana Eugenia Bonetti,
quien coordina a 250 religiosas de
80 congregaciones diferentes que
trabajan en un centenar de refugios
repartidos por toda Italia. «Para evitar el tráfico hay que llevar adelante
tareas de prevención, y para eso hay
que apostar por la educación y la información» dijo con ojos esperanzadores a los jóvenes.
Los jóvenes participantes en el
simposio compartieron sus experiencias de vulnerabilidad y estigmatización del flagelo junto a expertos y
activistas en la materia especialmente
invitados al evento. En muchos de
los casos se pone al descubierto que
la persona es usada como un objeto
de descarte, otra idea que el Papa
Francisco reitera a menudo. Pero a
los ojos de Dios no hay material de
descarte, sólo hay dignidad. Por
ello, la idea que rondó durante las
jornadas de trabajo fue la de «fin a
la esclavitud» (#EndSlavery). Hay
una frase en el ámbito de la comunicación social y de los medios de
prensa que afirma que aquellas cosas
que no se comunican no existen, por
lo menos desde la mirada social.
Justamente fue este uno de los temas de debate del simposio: si convenía comunicar y exponer a las víctimas recuperadas de la trata. Está
claro que aquí hay que poner en primer lugar a la persona, al ser humano sufriente, a quien hay que cuidar
y preservar. Pero también es cierto
que los casos presentados con cuidado y, sobre todo, de forma caritativa
sobre la persona, pueden servir para
recuperar a tantos miles de jóvenes
que están siendo víctimas. Es aquí
donde los medios de comunicación
juegan un rol fundamental, ya que
pueden ser un canal que sirva para
salvar la vida de alguna persona que
está siendo víctima de la trata y la
explotación. En esto se requiere mucho esfuerzo, compromiso y valentía,
ya que el tema de la trata de perso-
nas es un tema económico por los
millones de dólares que mueve
anualmente. Pero no hay que perder
de vista que detrás de todo esto hay
vidas humanas, seres humanos privados de su libertad. Esto requiere un
verdadero compromiso por el bien
de los demás. Por todo ello, se debe
luchar contra el flagelo de la trata
de personas para que esa llaga que
se encuentra abierta se vaya cerrando y permita reducir y erradicar este
crimen de lesa humanidad. Desde la
mirada cristiana la oración es fundamental, ya que sólo ella y el verdadero amor podrán hacer que la misericordia del Padre convierta los corazones de quienes negocian con la
dignidad de las personas y, a la vez,
consuele a las víctimas.
Ocho décadas de historia en la Iglesia chilena
Una vieja aspiración hecha realidad
SAMUEL FERNÁNDEZ*
En 1935, es decir hace 80 años, bajo
el impulso de la constitución apostólica Deus scientiarum Dominus, que
fomentaba el trabajo científico y la
presencia de las fuentes en la investigación teológica, se fundó la facultad de teología de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Una facultad de teología había sido una
vieja aspiración de la Universidad
católica, creada en 1888, y, según el
entonces rector, mons. Carlos Casanueva, esta Facultad debía aspirar a
ofrecer «la formación más elevada y
completa» para los sacerdotes y para
los dirigentes católicos seglares y,
para ello, debía contar con un grupo
de profesores bien preparados y consagrados al estudio. San Alberto
Hurtado, jesuita chileno que desde
Lovaina colaboró mucho consiguiendo profesores y libros, así definía la
misión de la nueva institución:
«Una facultad de teología en la
Universidad, además de completar y
coronar los estudios universitarios,
permitiría tener en Chile un pequeño grupo de mucha competencia, al
cual se podría acudir para pedir
orientación en los problemas, cada
vez más agudos, que se irán presentando. Estos estudios más profundos
y más modernos son necesarios para
realizar un verdadero apostolado intelectual en Chile» (Carta de 1934).
En 1935 comenzó a funcionar con
sus tres ciclos, bachillerato, licencia-
tura y doctorado en teología, y con
cursos para seglares. Pocos años después, en 1940, comenzaron las publicaciones, por medio de «Anales de
la Facultad de teología» y, más tarde, en 1960 se comenzó a publicar la
revista «Teología y Vida», ambas publicaciones han continuado hasta
hoy, sin interrupciones.
Durante el Concilio Vaticano II,
los profesores de la Facultad de teología ofrecieron un importante servicio al episcopado chileno. Como es
sabido, los obispos chilenos realizaron un significativo aporte en la ela-
boración de la constitución dogmática Lumen gentium, y esto fue posibilitado, entre otras cosas, por el trabajo de un grupo de jóvenes profesores de la Facultad de teología. En
medio de los difíciles años '70 y '80,
la Facultad buscó elaborar una teología capaz de iluminar a la sociedad y comprendió que, para ello, era
fundamental buscar el mejor nivel
académico.
Actualmente la Facultad está situada en el centro del campus San
Joaquín, en contacto y en diálogo
con muchas facultades. Cuenta con
230 alumnos propios, religiosos, seminaristas, religiosas, laicas y laicos.
Además, la Facultad imparte cursos
teológicos a los más de 23.000 estudiantes de pregrado, lo que significa
una excelente ocasión de diálogo
académico a partir de la fe cristiana
y una oportunidad para que la teología acoja las preguntas de los jóvenes estudiantes. La planta académica
cuenta con profesores formados en
diversos centros europeos y latinoamericanos, y se destaca por la pluralidad de métodos teológicos que
acoge, poniendo siempre el énfasis
en el estudio de las fuentes. Las líneas principales de investigación son
el Concilio Vaticano II, la teología
fundamental, la teología de los signos de los tiempos y el estudio de
los padres de la Iglesia.
En la fiesta de Santa Teresa, el día
de la celebración de los 80 años, el
rector de la Universidad, Ignacio
Sánchez, valoró la labor realizada
por la Facultad e invitó a mirar hacia el futuro a la luz de la misión
fundacional encomendada, tanto por
la Iglesia como por la Universidad.
Por su parte, el decano, prof. Fredy
Parra, destacó que la celebración de
los 80 años de la Facultad coincide
con los años 50 del Concilio Vaticano II, y afirmó que la variedad de
escuelas que conviven en la Facultad
implica una pluralidad que enriquece la catolicidad.
*Teólogo y sacerdote chileno
número 46, viernes 13 de noviembre de 2015
L’OSSERVATORE ROMANO
página 7
En Prato el Pontífice pide que se combata el cáncer de la corrupción y el veneno de la ilegalidad
Por un trabajo digno
Y recuerda a los siete chinos muertos por la explotación y las condiciones inhumanas de vida
Antes de ir a Florencia, en su décimo
viaje en Italia, el Pontífice visitó Prato,
ciudad a la que llegó en helicóptero,
procedente del Vaticano, el martes 10
de noviembre, por la mañana.
Desde el balcón externo de la catedral
el Papa saludó a los fieles y pronunció
el siguiente discurso.
Queridos hermanos
¡buenos días!
y
hermanas,
Doy las gracias a vuestro obispo,
monseñor Agostinelli, por las palabras muy amables que me ha dirigido. Saludo con afecto a todos vosotros y a los que no pueden estar
aquí presentes físicamente, en especial a las personas enfermas, ancianas y las detenidas en el centro penitencial.
He venido como peregrino —un
peregrino… de paso. Poca cosa, pero al menos la voluntad está— a esta
ciudad rica de historia y de belleza,
que a lo largo de los siglos ha merecido la definición de «ciudad de
María». Sois afortunados, porque
estáis en buenas manos. Son manos
maternales que protegen siempre,
abiertas para acoger. Sois privilegiados también porque custodiáis la reliquia del «Sagrado cíngulo» de la
Virgen, que he podido visitar hace
un momento.
Este signo de bendición para
vuestra ciudad me sugiere algunas
reflexiones, suscitadas también por
la Palabra de Dios. La primera nos
remite al camino de salvación iniciado por el pueblo de Israel, desde la
esclavitud de Egipto a la Tierra Prometida. Antes de liberarlo, el Señor
pidió que se celebre la cena pascual
y que lo hagan de un modo particular: «con la cintura ceñida» (Ex 12,
11). Ceñir los vestidos al cuerpo significa estar preparados, prepararse para partir, para salir y ponerse en camino. A esto nos exhorta el Señor también hoy, hoy más que nunca: a no
permanecer encerrados en la indiferencia, sino abrirnos; a sentirnos, todos, llamados y preparados a dejar
algo con el fin de ir al encuentro de
alguno, con quien compartir la alegría de haber encontrado al Señor y
también la fatiga de ir por su camino. Se nos pide salir para acercarnos
a los hombres y a las mujeres de
nuestro tiempo. Salir, cierto, quiere
decir arriesgar —salir quiere decir
arriesgar—, pero no existe una fe sin
riesgo. Una fe que piensa en sí mismo y está cerrada en su casa no es
fiel a la invitación del Señor, que llama a los suyos a tomar la iniciativa y
a implicarse, sin miedo. Ante las
transformaciones a menudo vortiginosas de estos últimos años, está el
peligro de ser arrasados por el torbellino de los acontecimientos, perdiendo la valentía de buscar la senda. Se prefiere entonces el refugio
de algún puerto seguro y se renuncia
a remar mar adentro a partir de la
Palabra de Jesús. Pero el Señor, que
quiere llegar a quien aún no lo ama,
nos sacude. Desea que nazca en nosotros una renovada pasión misionera y nos confía una gran responsabi-
lidad. Pide a la Iglesia, su esposa,
que camine por los senderos accidentados de hoy; que acompañe a
quien se ha extraviado en el camino;
que instale tiendas de esperanza,
donde se acoja a quien está herido y
ya no espera nada de la vida. Esto
nos pide el Señor.
Él mismo nos da el ejemplo, acercándose a nosotros. El Sagrado Cín-
contrastando la cultura de la indiferencia y del descarte. En tiempos
marcados por incertezas y miedos,
son encomiables vuestras iniciativas
que sostienen a los más débiles y a
las familias, que os comprometéis
también a «adoptar». Mientras que
os dedicáis a buscar mejores posibilidades concretas de inclusión, nos os
desalentéis ante las dificultades. No
os resignéis ante las que parecen di-
establecer nada bueno sobre las tramas de la mentira o la falta de transparencia. Buscar y elegir siempre la
verdad no es fácil; pero es una decisión vital, que debe marcar profundamente la existencia de cada uno y
también de la sociedad, para que se
más justa, para que sea más honesta.
La sacralidad de cada ser humano
requiere para cada uno respeto, acogida y un trabajo digno. ¡Trabajo
gulo, en efecto, recuerda también el
gesto realizado por Jesús durante su
cena pascual, cuando se ciñió sus
vestiduras, como un siervo, y lavó
los pies de sus discípulos (cf. Jn 13,
4; Lc 12, 37). Para que, como lo hizo
Él, lo hiciésemos también nosotros.
Hemos sido servidos por Dios que se
hizo nuestro prójimo, para servir también nosotros a quien está cerca nuestro. Para un discípulo de Jesús ningún cercano puede llegar a ser alguien lejano. Es más, no existen lejanos que estén demasiado distantes,
sino sólo próximos a quienes hemos
de llegar. Os agradezco los esfuerzos
constantes que vuestra comunidad
realiza para integrar a cada persona,
fíciles situaciones de convivencia.
Que os anime siempre el deseo de
establecer auténticos «pactos de proximidad». Esto es, ¡proximidad!
Acercarse para realizar esto.
Existe también otra sugerencia
que quisiera proponeros. San Pablo
invita a los cristianos a revestirse con
una armadura especial, la de Dios.
Dice, en efecto, que se revistan de
las virtudes necesarias para afrontar
a nuestros enemigos reales, que nunca son los demás, sino «los espíritus
malignos». En esta armadura ideal
está en primer lugar la verdad: «ceñid la cintura con la verdad», escribe el Apóstol (Ef 6, 14). D ebemos
ceñirnos con la verdad. No se puede
digno! Me permito recordar aquí a
los cinco hombres y a las dos mujeres de ciudadanía china que fallecieron hace dos años a causa de un incendio en la zona industrial de Prato. Vivían y dormían dentro del mismo galpón industrial en el que trabajaban: en un espacio se habían
acomodado un pequeño dormitorio
de cartón y cartón piedra, con camas
superpuestas para aprovechar la altura de la estructura. Es una tragedia de la explotación y de las condiciones inhumanas de vida. Y esto no
es trabajo digno. La vida de cada
comunidad exige que se combata
hasta las últimas consecuencias el
cáncer de la corrupción, el cáncer de
la explotación humana y laboral y el
veneno de la ilegalidad. Dentro de
nosotros y junto a los demás, nunca
nos cansemos de luchar por la verdad y la justicia.
Aliento a todos, sobre todo a vosotros jóvenes —me han dicho que
vosotros, los jóvenes, habéis hecho
ayer una vigilia de oración, toda la
noche… ¡Gracias, gracias!— a no ceder jamás ante el pesimismo y la resignación. María es aquella que con
la oración y el amor, en un silencio
activo, transformó el sábado de la
decepción en el alba de la resurrección. Si alguno se siente cansado y
oprimido por las circunstancias de la
vida, confíe en nuestra Madre, que
es cercana y consuela porque es Madre. Siempre nos alienta y nos invita
a volver a poner nuestra confianza
en Dios: su Hijo no traicionará
nuestras expectativas y sembrará en
los corazones una esperanza que no
decepciona. ¡Gracias!
L’OSSERVATORE ROMANO
número 46, viernes 13 de noviembre de 2015
páginas 8/9
En la asamblea eclesial italiana de Florencia el Papa invita a rechazar la obsesión del poder y a no perder el contacto con el pueblo
Sueño una Iglesia inquieta
Cada vez más cercana a los abandonados con el rostro de madre que comprende, acompaña, acaricia
Una Iglesia libre, abierta, inquieta, «cada
vez más cercana a los abandonados», con
el rostro de madre que «comprende,
acompaña, acaricia». Es este el «sueño»
que el Papa Francisco confesó a los
participantes en la asamblea nacional de
la Iglesia italiana reunidos el martes 10
de noviembre, por la mañana, en la
catedral de Florencia.
Queridos hermanos y hermanas, en la
cúpula de esta bellísima catedral está
representado el Juicio universal. En el
centro está Jesús, nuestra luz. La inscripción que se lee en el ápice de la
pintura es «Ecce Homo». Mirando esta
cúpula somos atraídos hacia lo alto,
mientras contemplamos la transformación del Cristo juzgado por Pilato en el
Cristo sentado en el trono del juez. Un
ángel le lleva la espada, pero Jesús no
asume los símbolos del juicio, sino que
levanta la mano derecha mostrando los
signos de la pasión, porque Él «se entregó en rescate por todos» (1 Tm 2, 6).
«Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el
mundo se salve por Él» (Jn 3, 17).
Ante la luz de este Juez de misericordia, nuestras rodillas de doblan en adoración y nuestras manos y nuestros pies
se fortalecen. Podemos hablar de humanismo solamente a partir de la cen-
tralidad de Jesús, descubriendo en Él
los rasgos del auténtico rostro del hombre. Es la contemplación del rostro de
Jesús muerto y resucitado la que recompone nuestra humanidad, también
la que está fragmentada por las fatigas
de la vida, o marcada por el pecado.
No hay que domesticar el poder del
rostro de Cristo. Su rostro es la imagen
de su trascendencia. Es el misericordiae
vultus. Dejémonos mirar por Él. Jesús
es nuestro humanismo. Dejémonos inquietar siempre por su pregunta: «Y
vosotros, ¿quién decís que soy yo?»
(Mt 16, 15).
Contemplando su rostro, ¿qué vemos? Ante todo el rostro de un Dios
«despojado», de un Dios que asumió
la condición de esclavo, humillado y
obediente hasta la muerte (cf. Flp 2, 7).
El rostro de Jesús es similar al de tantos hermanos nuestros humillados, convertidos en esclavos, despojados. Dios
asumió su rostro. Y ese rostro nos mira.
Dios —que es «el ser de quien no se
puede pensar nada más grande», como
decía san Anselmo, o el Deus semper
maior de san Ignacio de Loyola— se
convierte en más grande que sí mismo
abajándose. Si no nos abajamos no podremos ver su rostro. No veremos nada
de su plenitud si no aceptamos que
Dios se despojó. Y, por lo tanto, no en-
mos llegar a la felicidad más auténticamente humana y divina. Jesús habla de
la felicidad que experimentamos sólo
cuando somos pobres en el espíritu.
Para los grandes santos la felicidad tiene relación con la humillación y la pobreza. Pero también entre los más humildes de nuestra gente hay mucho de
esta bienaventuranza: es la que conoce
la riqueza de la solidaridad, del compartir también lo poco que se posee; la
riqueza del sacrificio cotidiano de un
trabajo, a veces duro y mal pagado, pero desempeñado por amor a las personas queridas; y también la de las propias
miserias que, sin emPodemos hablar de humanismo solamente a
bargo, al vivirlas con
confianza en la provipartir de la centralidad de Jesús, descubriendo
dencia y en la miserien Él los rasgos del auténtico rostro del hombre
cordia de Dios Padre,
alimentan una grandeza humilde.
Las bienaventuranzas que leemos en
fuerza interior que nos hace capaces de
el Evangelio inician con una bendición
vivir y de tomar decisiones.
¿Cuáles son estos sentimientos? Hoy y terminan con una promesa de consoquisiera presentaros al menos tres de lación. Nos introducen en un camino
de grandeza posible, la del espíritu, y
ellos.
cuando el espíritu está dispuesto todo
El primer sentimiento es la humillo demás viene solo. Cierto, si no tenedad. «Con toda humildad, cada uno
mos el corazón abierto al Espíritu Sanconsidere a los demás superiores a sí
to, parecerán tonterías porque no nos
mismo» (Flp 2, 3), dice san Pablo a los
llevan al «éxito». Para ser «dichosos»,
Filipenses. Más adelante el apóstol hapara gustar la consolación de la amisbla del hecho que Jesús no considera
tad con Jesucristo, es necesario tener el
un «privilegio» ser como Dios (Flp 2,
corazón abierto. La dicha es una apues6). Aquí hay un mensaje preciso. La
ta laboriosa, hecha de renuncias, escuobsesión por preservar la propia gloria,
cha y conocimiento, cuyos frutos se rela propia «dignidad», la propia influencogen con el tiempo, regalándonos una
cia no debe formar parte de nuestros
paz incomparable: «Gustad y ved qué
sentimientos. Debemos buscar la gloria
bueno es el Señor» (Sal 34, 9).
de Dios, que no coincide con la nuesHumildad, desinterés, bienaventutra. La gloria de Dios que resplandece
ranza:
estos son los tres rasgos que hoy
en la humildad de la gruta de Belén o
en el deshonor de la cruz de Cristo nos quiero presentar para vuestra meditación sobre el humanismo cristiano que
sorprende siempre.
nace de la humanidad del Hijo de
Otro sentimiento de Jesús que da
Dios. Y estos rasgos dicen algo tamforma al humanismo cristiano es el debién a la Iglesia italiana que hoy se
sinterés. «No os encerréis en vuestros
reúne para caminar juntos en un ejemintereses, sino buscad todos el interés
plo de sinodalidad. Estos rasgos nos
de los demás» (Flp 2, 4), pide también
dicen que no debemos estar obsesionasan Pablo. Por lo tanto, más que el dedos por el «poder», también cuando el
sinterés, debemos buscar la felicidad de
mismo asume el rostro de un poder útil
quien está a nuestro lado. La humaniy funcional para la imagen social de la
dad del cristiano está siempre en salida.
Iglesia. Si la Iglesia no asume los sentiNo es narcisista, autorreferencial.
Cuando nuestro corazón es rico y está
muy satisfecho de sí mismo, entonces
ya no tiene sitio para Dios. Evitemos,
por favor, «encerrarnos en las estructuras que nos dan una falsa contención,
en las normas que nos vuelven jueces
implacables, en las costumbres donde
nos sentimos tranquilos» (Exhort. ap.
Evangelii gaudium, 49).
Nuestro deber es trabajar para hacer
de este mundo un sitio mejor y luchar.
Nuestra fe es revolucionaria por un impulso que viene del Espíritu Santo. Tenemos que seguir este impulso para salir de nosotros mismos, para ser hombres según el Evangelio de Jesús. Toda
vida se decide a partir de la capacidad
de donarse. Es allí donde se trasciende
a sí misma, donde llega a ser fecunda.
Un ulterior sentimiento de Cristo Jesús es la dicha. El cristiano es un bienaventurado, tiene en sí mismo la alegría del Evangelio. En las bienaventuranzas el Señor nos indica el camino.
Al recorrerlo, los seres humanos podetenderemos nada del humanismo cristiano y nuestras palabras serán bonitas,
cultas, refinadas, pero no serán palabras de fe. Serán palabras que suenan
vacías.
No quiero esbozar aquí en abstracto
un «nuevo humanismo», una cierta
idea del hombre, sino sencillamente
presentar algunos rasgos del humanismo cristiano que es el de los «sentimientos de Cristo Jesús» (Flp 2, 5). Los
mismos no son abstractas sensaciones
provisionales del alma, sino la cálida
mientos de Jesús, se desorienta, pierde
la dirección. Si los asume, en cambio,
sabe estar a la altura de su misión. Los
sentimientos de Jesús nos dicen que
una Iglesia que pensase en sí misma y
en sus propios intereses sería triste. Las
bienaventuranzas, en definitiva, son el
espejo en el cual podemos mirarnos,
que nos permite saber si estamos caminando por el sendero justo: es un espejo que no miente.
Una Iglesia que presenta estos tres
rasgos —humildad, desinterés, bienaventuranza— es una Iglesia que sabe reconocer la acción del Señor en el mundo, en la cultura, en la vida cotidiana
de la gente. Lo he dicho en más de una
ocasión y lo repito una vez más hoy a
vosotros: «prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la
calle, antes que una Iglesia enferma por
el encierro y la comodidad de aferrarse
a las propias seguridades. No quiero
una Iglesia preocupada por ser el centro y que termine clausurada en una
maraña de obsesiones y procedimientos» (Evangelii gaudium, 49).
Pero sabemos que las tentaciones
existen; son muchas las tentaciones que
hay que afrontar. Os hablo al menos de
dos de ellas. No os asustéis, esto no será una lista de tentaciones como las
quince que les dije a la Curia.
tema cerrado incapaz de generar preLa primera es la pelagiana. Ella guntas, dudas, interrogantes, sino que
empuja a la Iglesia a no ser humilde, está viva, sabe inquietar, sabe animar.
desinteresada y bienaventurada. Y lo Tiene un rostro que no es rígido, tiene
hace con la apariencia de un bien. El
pelagianismo nos conduce a poner la un cuerpo que se mueve y crece, tiene
confianza en las estructuras, en las or- carne tierna: la doctrina cristiana se llaganizaciones, en las planificaciones per- ma Jesucristo.
fectas, siendo abstractas. A menudo nos lleva también a asumir
El rostro de Jesús es similar al de tantos
un estilo de control,
de dureza, de normatihermanos nuestros humillados. Dios asumió su
vidad. La norma da al
rostro. Y ese rostro nos mira
pelagiano la seguridad
de sentirse superior,
de tener una orientación precisa. Allí encuentra su fuerza,
La reforma de la Iglesia —y la Iglesia
no en la suavidad del soplo del Espíri- es semper reformanda— es ajena al pelatu. Ante los males y los problemas de gianismo. La misma no se agota en el
la Iglesia es inútil buscar soluciones en enésimo proyecto para cambiar las esconservadurismos y fundamentalismos,
en la restauración de conductas y for- tructuras. Significa en cambio injertarse
mas superadas que ni siquiera cultural- y radicarse en Cristo, dejándose condumente tienen capacidad de ser significa- cir por el Espíritu. Entonces todo será
tivas. La doctrina cristiana no es un sis- posible con ingenio y creatividad.
Que la Iglesia italiana se deje conducir
por su soplo poderoso, y por ello a veces
inquietante. Que asuma siempre el espíritu
de sus grandes exploradores, que en los
barcos fueron apasionados por la navegación en mar abierto y
no se asustaron ante
las fronteras y tempestades. Que sea una
Iglesia libre y abierta
a los desafíos del presente, jamás a la defensiva por temor a
perder algo. Jamás a
la defensiva por temor
a perder algo. Y, encontrando a la gente a
los largo de sus caminos, que asuma el propósito de san Pablo:
«Me he hecho débil
con los débiles, para ganar a los débiles; me he hecho todo para todos, para
ganar, sea como sea, a algunos» (1 Cor
9, 22).
Una segunda tentación que hay que
vencer es la del gnosticismo. Ella conduce a confiar en el razonamiento lógico y claro, que pierde la ternura de la
carne del hermano. La fascinación del
gnosticismo es la de «una fe encerrada
en el subjetivismo, donde sólo interesa
una determinada experiencia o una serie de razonamientos y conocimientos
que supuestamente reconfortan e iluminan, pero en definitiva el sujeto queda
clausurado en la inmanencia de su propia razón o de sus sentimientos»
(Evangelii gaudium, 94). El gnosticismo
no puede trascender.
La diferencia entre la trascendencia
cristiana y cualquier forma de espiritualismo gnóstico está en el misterio de la
Encarnación. No poner en práctica, no
llevar la Palabra a la realidad, significa
construir sobre arena, permanecer en la
pura idea y degenerar en intimismos
que no dan fruto, que hacen estéril su
dinamismo.
La Iglesia italiana tiene grandes santos cuyos ejemplos pueden ayudarle a
vivir la fe con humildad, desprendimiento y alegría, desde Francisco de
Asís a Felipe Neri. Pero pensemos también en la sencillez de personajes de
ficción como don Camilo que formaba
un dúo con Pepón. Me llama la atención cómo en las historias de Guareschi
la oración de un buen párroco se una a
su evidente cercanía con la gente. De él
mismo don Camilo decía: «Soy un pobre cura de campo que conoce a sus
parroquianos uno por uno, los ama,
que conoce los dolores y las alegrías,
que sufre y sabe reír con ellos». Cercanía a la gente y oración son la clave para vivir un humanismo cristiano popular, humilde, generoso, alegre. Si perdemos este contacto con el pueblo fiel de
Dios perdemos en humanidad y no vamos a ninguna parte.
Pero entonces, ¿qué tenemos que hacer, padre?, me preguntaréis vosotros.
¿Qué nos está pidiendo el Papa?
Corresponde a vosotros decidir: pueblo y pastores juntos. Yo hoy sencillamente os invito a levantar la cabeza y
contemplar una vez más el Ecce Homo
que tenemos sobre nosotros. Detengámonos a contemplar la escena. Volvamos al Jesús que está aquí representado
como Juez universal. ¿Qué sucederá
cuando «venga en su gloria el Hijo del
hombre, y todos los ángeles con Él, y
se sentará en el trono de su gloria» (Mt
25, 31)? ¿Qué nos dice Jesús?
Podemos imaginar a este Jesús que
está sobre nuestras cabezas decir a cada
uno de nosotros y a la Iglesia italiana
algunas palabras. Podría decir: «Venid
vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros
desde la creación del mundo. Porque
tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo
y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme»
(Mt 25, 34-36). Y viene a mi memoria
el sacerdote que acogió a este joven cura que dio su testimonio.
Pero podría también decir: «Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno, preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis
de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis» (Mt 25, 41-43).
Las bienaventuranzas y las palabras
que acabamos de leer sobre el juicio
universal nos ayudan a vivir la vida
cristiana a nivel de santidad. Son pocas
palabras, sencillas, pero prácticas. Dos
pilares: las bienaventuranzas y las palabras del juicio final. Que el Señor nos
dé la gracia de comprender su mensaje.
Y contemplemos una vez más los rasgos del rostro de Jesús y sus gestos. Vemos a Jesús que come y bebe con los
pecadores (Mc 2, 16; Mt 11, 19); contemplémoslo mientras conversa con la
samaritana (Jn 4, 7-26); espiémoslo
mientras se encuentra de noche con Nicodemo (Jn 3, 1-21); gustemos con afecto la escena en la que se deja ungir los
pies por una prostituta (cf. Lc 7, 36-50);
percibamos su saliva sobre la punta de
nuestra lengua, que, de ese modo, se
suelta (Mc 7, 33). Admiremos la «simpatía de todo el pueblo» que rodea a
sus discípulos, es decir nosotros, y experimentemos su «alegría y sencillez de
corazón» (Hch 2, 46-47).
A los obispos les pido que sean pastores. Nada más: pastores. Que esta sea
vuestra alegría: «Soy pastor». Será la
gente, vuestro rebaño, quien os sostendrá. Hace poco he leído sobre un obispo que decía que estaba en el metro en
la hora de punta y había tanta gente
que ya no sabía donde poner la mano
para sostenerse. Inclinado a la derecha
y a la izquierda, se apoyaba en las personas para no caer. Así, pensaba que,
además de la oración, lo que hace permanecer en pie a un obispo es su gente.
Que nada ni nadie os quite la alegría
de ser sostenidos por vuestro pueblo.
Como pastores no seáis predicadores de
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viernes 13 de noviembre de 2015, número 46
Sueño una Iglesia inquieta
VIENE DE LA PÁGINA 8
es eso lo que quiero decir. Sino que
es buscar el bien común para todos.
Discutir juntos, me atrevería a decir
enfadarse juntos, pensar en soluciones mejores para todos. Muchas veces el encuentro se complica con el
conflicto. En el diálogo tiene lugar
el conflicto: es lógico y previsible
que sea así. Y no debemos temerle
ni ignorarlo, sino aceptarlo. «Aceptar sufrir el conflicto, resolverlo y
transformarlo en el eslabón de un
doctrinas complejas, sino anunciadores de Cristo, muerto y resucitado
por nosotros. Apuntad a lo esencial,
al kerygma. No hay nada más sólido,
profundo y seguro que este anuncio.
Pero que sea todo el pueblo de Dios
quien anuncie el Evangelio: pueblo
y pastores, eso quiero decir. He expresado esta preocupación pastoral
mía en la exhortación apostólica
Evangelii gaudium (cf.
nn. 111-134).
Debemos buscar la felicidad de quien
A toda la Iglesia
italiana le recomiendo
está a nuestro lado.
lo que indiqué en esa
La humanidad del cristiano
exhortación: la inclusión social de los poestá siempre en salida.
bres, que tienen un siNo es narcisista
tio privilegiado en el
pueblo de Dios, y la
capacidad de encuentro y de diálogo para promover la nuevo proceso» (Evangelii gaudium,
amistad social en vuestro país, bus- 227).
cando el bien común.
Pero debemos recordar siempre
La opción por los pobres es «forma que no existe humanismo auténtico
especial de primado en el ejercicio
que no contemple el amor como vínde la caridad cristiana, testimoniada
por toda la Tradición de la Iglesia» culo entre los seres humanos, sea el
(Juan Pablo II, enc. Sollicitudo rei so- mismo de naturaleza interpersonal,
cialis, 42). Esta opción «está implíci- íntima, social, política o intelectual.
ta en la fe cristológica en aquel Dios
que se ha hecho pobre por nosotros,
para enriquecernos con su pobreza »
(Benedicto XVI, Discurso a la sesión
inaugural de la V Conferencia general
del episcopado latinoamericano y del
Caribe, 13 de mayo de 2007). Los pobres conocen bien los sentimientos
de Cristo Jesús, porque por experiencia conocen al Cristo sufriente.
«Estamos llamados a descubrir a
Cristo en ellos, a prestarles nuestra
voz en sus causas, pero también a
ser sus amigos, a escucharlos, a interpretarlos y a recoger la misteriosa
sabiduría que Dios quiere comunicarnos a través de ellos» (Evangelii
gaudium, 198).
Que Dios proteja a la Iglesia italiana de cualquier subrogado de poder, de imagen, de dinero. La pobreza evangélica es creativa, acoge, sostiene y está llena de esperanza.
Estamos aquí en Florencia, ciudad
de la belleza. ¡Cuánta belleza en es- Sobre esto se funda la necesidad del
ta ciudad se ha puesto al servicio de diálogo y del encuentro para consla caridad! Pienso en el Spedale degli truir junto con los demás la sociedad
Innocenti, por ejemplo. Una de las civil. Nosotros sabemos que la mejor
primeras arquitecturas renacentistas respuesta a la situación de conflicto
fue creada para el servicio de los ni- del ser humano del célebre homo hoños abandonados y madres desespe- mini lupus de Thomas Hobbes es el
radas. A menudo estas madres deja- «Ecce homo» de Jesús que no recriban, junto a los recién nacidos, me- mina, sino que acoge y, pagando
dallas partidas por la mitad, con las personalmente, salva. La sociedad
cuales esperaban, presentando la italiana se construye cuando sus diotra mitad, poder reconocer a sus versas riquezas culturales pueden
hijos en tiempos mejores. Entonces, dialogar de modo constructivo: la
debemos imaginar que nuestros po- popular, la académica, la juvenil, la
bres tienen una medalla partida por artística, la tecnológica, la económila mitad, y nosotros tenemos la otra ca, la política, la de los medios de
mitad. Porque la Iglesia madre tiene comunicación... Que la Iglesia sea
en Italia la mitad de la medalla de levadura de diálogo, de encuentro,
todos y reconoce a todos sus hijos de unidad. Además, nuestras formuabandonados, oprimidos, cansados. laciones de fe son fruto de un diáloY esta, desde siempre, es una de go y de un encuentro de culturas,
vuestras virtudes, porque bien sabéis comunidades e instancias diferentes.
que el Señor derramó su sangre no No debemos tener miedo del diálopor algunos, ni por pocos ni por go: es precisamente la confrontación
muchos, sino por todos.
y la crítica las que nos ayuda a preOs recomiendo también, de forma es- servar a la teología de transformarse
pecial, la capacidad de diálogo y de en ideología.
encuentro. Dialogar no es negociar.
Acordaos, además, de que el meNegociar es tratar de llevarse la pro- jor modo para dialogar no es el de
pia «tajada» de la tarta común. No hablar y discutir, sino hacer algo
juntos, construir juntos, hacer proyectos: no sólo entre católicos, sino
juntamente con todos los que tienen
buena voluntad.
Y sin miedo de realizar el éxodo
necesario en todo diálogo auténtico.
De otro modo no es posible comprender las razones del otro, ni comprender totalmente que el hermano
es más importante que las posiciones
que juzgamos lejanas de las nuestras, incluso auténticas certezas. Es
hermano.
Que Iglesia sepa también dar una
respuesta clara a las amenazas que
surgen en el seno del debate público: esta es una de las formas de la
aportación específica de los creyentes en la construcción de la sociedad
común. Los creyentes son ciudadanos. Y lo digo aquí en Florencia,
donde arte, fe y ciudadanía se constituyeron siempre en un equilibrio
dinámico entre denuncia y propuesta. La nación no es un museo, sino
una obra colectiva en permanente
construcción en la que se deben poner en común precisamente las cosas
que diferencian, incluidas las pertenencias políticas y religiosas.
Hago un llamamiento sobre todo
«a vosotros, jóvenes, porque sois
hoy, de vivir los cambios y las transformaciones.
Se puede decir que hoy no vivimos una época de cambio sino un
cambio de época. Las situaciones
que vivimos hoy plantean desafíos
nuevos que para nosotros, a veces,
son incluso difíciles de comprender.
Nuestro tiempo nos pide vivir los
problemas como desafíos y no como
obstáculos: el Señor está activo y
obra en el mundo. Vosotros, por lo
tanto, salid por las calles e id a las
encrucijadas: llamad a todos los que
encontraréis, ninguno excluido (cf.
Mt 22, 9). Sobre todo acompañad a
quien se ha quedado al borde del
camino, «tullidos, liciados, ciegos,
sordomudos» (Mt 15, 30). Dónde sea
que os encontréis, no construyáis
nunca muros ni fronteras, sino plazas y hospitales de campaña.
***
Me gusta una Iglesia italiana inquieta, cada vez más cercana a los
abandonados, los olvidados, los imperfectos. Deseo una Iglesia alegre
con rostro de madre, que comprenda, acompañe, acaricie. Soñad también vosotros con esta Iglesia, creed
en ella, innovad con libertad. El humanismo cristiano que estáis llamados a vivir afirma radicalmente la
dignidad de cada persona como hijo
de Dios, establece entre cada ser humano una fraternidad fundamental,
enseña a comprender el trabajo, a
habitar la creación como una casa
común, ofrece razones para la alegría y el humorismo, incluso en medio de una vida muchas veces muy
dura.
Si bien no me toca a mí decir cómo realizar hoy este sueño, permitidme sólo dejaros una indicación
para los próximos años: en cada comunidad, en cada parroquia e institución, en cada diócesis y circunscripción, en cada región, tratad de
iniciar, de forma sinodal, una profundización de la Evangelii gaudium,
para sacar de ella criterios prácticos
y poner en práctica sus disposiciones, especialmente sobre las tres o
cuatro prioridades que indicaréis en
fuertes», decía el apóstol Juan (1 Jn esta asamblea. Estoy seguro de vues2, 14). Jóvenes, superad la apatía. tra capacidad de poneros en moviQue nadie menosprecie vuestra ju- miento creativo para concretizar este
ventud, en cambio aprended a ser estudio. Estoy seguro de ello porque
modelos al hablar y al obrar (cf. 1 sois una Iglesia adulta, antiquísima
Tm 4, 12). Os pido ser constructores en la fe, sólida en las raíces y abunde la Italia, que trabajéis por una dante en frutos. Por ello sed creatiItalia mejor. Por favor, no miréis la vos al expresar ese ingenio que vuestros grandes, desde Dante a Miguel Ángel, expresaron de forma iniLa nación es una obra colectiva en
gualable. Creed en el genio del cristianismo itapermanente construcción en la que se
liano, que no es patrimodeben poner en común las cosas que
nio ni de algunos ni de
una élite, sino de la codiferencian, incluidas las pertenencias
munidad, del pueblo de
políticas y religiosas
este extraordinario país.
Os encomiendo a María, que aquí en Florencia
vida desde el balcón, sino compro- se venera como «Santissima Annunmeteros, sumergíos en el amplio diá- ziata». En la pintura que se encuenlogo social y político. Que las ma- tra en la homónima basílica —que vinos de vuestra fe se eleven hacia el sitaré dentro de un rato—, el ángel
cielo, pero que lo hagan mientras calla y María habla diciendo «Ecce
edifican una ciudad construida a ancilla Domini». En esas palabras
partir de relaciones donde el amor nos encontramos todos nosotros.
de Dios sea el fundamento. Y así se- Que toda la Iglesia italiana las proréis libres de aceptar los desafíos de nuncie con María. ¡Gracias!
número 46, viernes 13 de noviembre de 2015
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Conclusión de la visita en tierra toscana con la misa celebrada en el estadio de Florencia
Semillas de humanidad nueva
Un gracias especial a los presos que construyeron el altar
Con la misa presidida el
martes 10 de noviembre, por
la tarde, en el estadio
Artemio Franchi, el Papa
Francisco concluyó su visita a
Florencia.
En el Evangelio de hoy Jesús plantea dos preguntas a
sus discípulos. La primera:
«La gente, ¿quién dice que
es el Hijo del hombre?»
(Mt 16, 13) es una pregunta
que demuestra en qué medida el corazón y la mirada
de Jesús están abiertos a
todos. A Jesús le interesa
lo que piensa la gente no
para complacerla, sino para
poder entrar en comunicación en ella. Sin saber lo
que la gente piensa, el discípulo se aisla y empieza a
juzgar a la gente según sus
pensamientos y convicciones. Mantener un sano contacto con nuestra condición humana, y podrela realidad, con lo que la gente vive, mos dar nuestra aportación para la
con sus lágrimas y sus alegrías, es la plena humanización de la sociedad.
única forma de poder ayudarle, de
Custodiar y anunciar la recta fe en
poder formarla y comunicar con Jesucristo es el corazón de nuestra
ella. Es el único modo de hablar al identidad cristiana, porque al reconocorazón de las personas tocando su cer el misterio del Hijo de Dios heexperiencia cotidiana: el trabajo, la cho hombre por nosotros podremos
familia, los problemas de salud, el penetrar en el misterio de Dios y en el
tráfico, la escuela, los servicios sani- misterio del hombre.
tarios, etc... Es el único modo de
A la pregunta de Jesús responde
abrir su corazón a la escucha de Simón: «Tú eres el Mesías, el Hijo
Dios. En realidad, cuando Dios qui- del Dios vivo» (v. 16). Esta respuesta
so hablar con nosotros se encarnó. encierra toda la misión de Pedro y
Los discípulos de Jesús nunca deben resume lo que llegaría a ser para la
olvidar de dónde fueron elegidos, es Iglesia el ministerio petrino, es decir
decir de entre la gente, y nunca de- custodiar y proclamar la verdad de
ben caer en la tentación de asumir la fe; defender y promover la comuactitudes distantes, como si lo que la nión entre todas las Iglesias; consergente piensa y vive no les afectase y var la disciplina de la Iglesia. El Pano fuese importante para ellos.
pa León fue y sigue siendo, en esta
Esto es válido también para noso- misión, un modelo ejemplar, tanto
tros. Y el hecho de que hoy nos ha- por sus luminosas enseñanzas como
yamos reunido para celebrar la santa por sus gestos llenos de mansedummisa en un estadio deportivo nos lo bre, de la compasión y la fuerza de
recuerda. La Iglesia, como Jesús, vi- D ios.
ve en medio de la gente y para la
También hoy, queridos hermanos
gente. Por ello la Iglesia, en toda su y hermanas, nuestra alegría es comhistoria, siempre ha llevado con ella partir esta fe y responder juntos al
la misma pregunta: ¿quién es Jesús Señor Jesús: «Tú eres para nosotros el
Cristo, el Hijo del Dios vivo». Nuespara los hombres y las mujeres de hoy?
También el santo
Papa León Magno,
originario de la región
Sólo si reconocemos a Jesús en su verdad
de Toscana, de quien
hoy celebramos la mepodremos dar nuestra aportación para la
moria, llevaba en su
plena humanización de la sociedad
corazón esta pregunta,
esta inquietud apostólica de que todos pudiesen conocer a Jesús, y conocerlo tra alegría también es ir a contracopor lo que verdaderamente es, no rriente e ir más allá de la opinión
una imagen suya distorcionada por corriente, que, como entonces, no
las filosofías o las ideologías de la logra ver en Jesús más que a un proépoca.
feta o un maestro. Nuestra alegría es
Por esto es necesario madurar una reconocer en Él la presencia de
fe personal en Él. Y he aquí, enton- Dios, el enviado del Padre, el Hijo
ces, la segunda pregunta que Jesús que vino para ser instrumento de
plantea a los discípulos: «Y vosotros, salvación para la humanidad. Esta
¿quién decís que soy yo?» (Mt 16, 15). profesión de fe proclamada por SiPregunta que resuena aún hoy en món Pedro es también para nosonuestra conciencia, la de sus discípu- tros. La misma no representa sólo el
los, y es decisiva para nuestra identi- fundamento de nuestra salvación, sidad y nuestra misión. Sólo si reco- no también el camino a través del
nocemos a Jesús en su verdad, sere- cual ella se realiza y la meta a la cual
mos capaces de mirar la verdad de tiende.
queñez y Su misericordia
que colmará cada uno de
nuestros límites. Pero esa
meta no es sólo el horizonte que ilumina nuestro camino sino que es lo que
nos atrae con su fuerza
suave; es lo que se comienza a pregustar y vivir aquí
y se construye día a día
con todo tipo de bien que
sembramos a nuestro alrededor. Son estas las semillas que contribuyen en la
creación de una humanidad
nueva, renovada, donde nadie es dejado de lado o
descartado; donde quien
sirve es el más grande;
donde los pequeños y los
pobres son acogidos y ayudados.
Dios y el hombre no son
dos extremos de una oposición: ellos se buscan desde
siempre, porque Dios reconoce en el
hombre su imagen y el hombre se
reconoce sólo mirando a Dios. Esta
es la verdadera sabiduría, que el Libro del Sirácida indica como característica de quien sigue al Señor. Es
la sabiduría de san León Magno,
fruto de la convergencia de viarios
elementos: palabra, inteligencia, oración, enseñanza, memoria. Pero san
En la raíz del misterio de la salvación está, en efecto, la voluntad de
un Dios misericordioso, que no se
quiere rendir ante la incomprensión,
la culpa y la miseria del hombre, sino que se dona a él hasta llegar a ser
Él mismo hombre para ir al encuentro
de cada persona en su condición
concreta. Este amor misericordioso
de Dios es lo que Simón Pedro reconoce en el rostro de Jesús. El mismo
rostro que nosotros estamos llamados a reconocer en las formas
El humanismo, del cual Florencia fue
en las que el Señor
nos ha asegurado su
testigo en sus momentos más creativos, tuvo
presencia en medio de
siempre el rostro de la caridad
nosotros: en su Palabra, que ilumina las
oscuridades de nuestra
mente y de nuestro corazón; en sus León nos recuerda también que sólo
Sacramentos, que, de cada una de puede existir verdadera sabiduría en
nuestras muertes, nos vuelven a en- la unión con Cristo y en el servicio a
gendrar a una vida nueva; en la co- la Iglesia. Es este el camino en el
munión fraterna, que el Espíritu que nos cruzamos con la humanidad
Santo da vida entre sus discípulos; y donde podemos encontrarla con el
en el amor sin límites, que se hace espíritu del buen samaritano. No sin
servicio generoso y atento hacia tomotivo el humanismo, del cual Flodos; en el pobre, que nos recuerda
cómo Jesús quiso que su suprema rencia fue testigo en sus momentos
revelación de sí y del Padre tuviese más creativos, tuvo siempre el rostro
la imagen del humillado y crucifica- de la caridad. Que esta herencia sea
fecunda con un nuevo humanismo
do.
Esta verdad de la fe es una verdad para esta ciudad y para toda Italia.
que escandaliza, porque pide creer en
Jesús, quien, incluso siendo Dios, se Al término de la misa, antes de la
anonadó, se abajó a la condición de bendición conclusiva, el Papa agradeció
siervo, hasta la muerte en la cruz, y a los presentes con estas palabras.
por esto Dios lo hizo Señor del universo (cf. Flp 2, 6-11). Es la verdad Quiero agradeceros esta cálida acoque aún hoy escandaliza a quien no gida, durante toda la jornada. Doy
tolera el misterio de Dios impreso en las gracias al señor cardenal arzobisel rostro de Cristo. Es la verdad que po, a los cardenales y obispos de la
no podemos rozar y abrazar sin en- Conferencia episcopal italiana, con
trar, como dice san Pablo, en el mis- su presidente. Todo lo que habéis
terio de Jesucristo, y sin hacer nues- hecho hoy por mí, es un testimonio.
tros sus mismos sentimientos (cf. Flp Un agradecimiento para cada uno
2, 5). Sólo a partir del Corazón de de vosotros.
Cristo podemos comprender, profePero especialmente quiero decir
sar y vivir su verdad.
gracias a los detenidos, que hicieron
En realidad, la comunión entre divieste altar, al que hoy vino Jesús.
no y humano, realizada plenamente en
Jesús, es nuestra meta, el punto de Gracias por haber hecho esto para
llegada de la historia humana según Jesús.
Y a todos vosotros, muchas grael designio del Padre. Es la dicha
del encuentro entre nuestra debili- cias. Y, por favor, os pido que recéis
dad y Su grandeza, entre nuestra pe- por mí.
L’OSSERVATORE ROMANO
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viernes 13 de noviembre de 2015, número 46
COMUNICACIONES
Colegio episcopal
Audiencias pontificias
Mons. Juan José Omella, arzobispo de Barcelona (España)
Mons. Pedro M. Salamanca Mantilla y Luis Manuel Alí Herrera,
auxiliares de Bogotá (Colombia)
Mons. Ricardo Orlando Seirutti, auxiliar de Córdoba (Argentina)
RENUNCIAS:
El Papa ha aceptado la renuncia al
gobierno pastoral de la archidiócesis metropolitana de Barcelona (España) que el cardenal LLUÍS MARTÍNEZ SISTACH le había presentado
en conformidad con el canon 401 §
1 del Código de derecho canónico.
Lluís Martínez Sistach nació en
Barcelona el 29 de abril de 1937. Recibió la ordenación sacerdotal el 17
de septiembre de 1961. Juan Pablo
II lo nombró obispo titular de Aliezira y auxiliar de Barcelona el 6 de
noviembre de 1987; recibió la ordenación episcopal el 27 de diciembre
sucesivo. El mismo Papa lo nombró
obispo de Tortosa el 17 de mayo de
1991; lo promovió a Tarragona el 20
de febrero de 1997 y lo trasladó a
Barcelona el 15 de junio de 2004.
Benedicto XVI lo creó cardenal del
título de San Sebastián en las Catacumbas en el consistorio del 24 de
noviembre de 2007.
El Papa ha aceptado la renuncia al
gobierno pastoral de la archidiócesis de Malinas-Bruselas (Bélgica) y
al cargo de Ordinario militar para
Lutos
—Monseñor ALESSANDRO PLOTTI, arzobispo emérito de Pisa
(Italia), falleció el 19 de octubre.
Había nacido en Bolonia el 8 de
agosto de 1932. Era sacerdote
desde el 25 de julio de 1959. Juan
Pablo II lo nombró obispo titular
de Vannida y auxiliar de la diócesis de Roma el 23 de diciembre
de 1980; recibió la ordenación
episcopal el 6 de enero de 1981.
El mismo Papa lo promovió a arzobispo de Pisa el 7 de junio de
1986. Benedicto XVI aceptó su renuncia al gobierno pastoral de
dicha sede el 2 de febrero de
2008.
—Monseñor IGNAZIO CANNAVÒ,
arzobispo emérito de MessinaLípari-Santa Lucía del Mela (Italia), falleció el 19 de octubre.
Había nacido en Fiumefreddo di
Sicilia, diócesis de Acireale, el 12
de diciembre de 1921. Era sacerdote desde el 5 de noviembre de
1944. Pablo VI lo nombró obispo
titular de Ottava y auxiliar de
Acireale el 31 de octubre de 1970;
recibió la ordenación episcopal el
13 de diciembre sucesivo. El mismo Papa lo nombró arzobispo
coadjutor de Messina el 21 de feSIGUE EN LA PÁGINA 14
Bélgica que monseñor ANDRÉ LÉONARD le había presentado en conformidad con el canon 401 § 1 del
Código de derecho canónico.
André Léonard nació en Jambes,
diócesis de Namur, el 6 de mayo de
1940. Recibió la ordenación sacerdotal el 19 de julio de 1964. Juan
Pablo II lo nombró obispo de Namur el 7 de febrero de 1991; recibió
la ordenación episcopal el 14 de
abril del mismo año. Benedicto XVI
lo promovió a arzobispo de Malinas-Bruselas el 18 de enero de 2010;
y el sucesivo 27 de febrero lo nombró también Ordinario militar para
Bélgica.
El Papa ha aceptado la renuncia al
gobierno pastoral de la diócesis de
Jaffna (Sri Lanka) que monseñor
THOMAS SAVUNDARANAYAGAM EMMANUEL le había presentado en
conformidad con el canon 401 § 1
del Código de derecho canónico.
Thomas Savundaranayagam Emmanuel nació en Kayts, diócesis de
Jaffna, el 13 de julio de 1938. Recibió la ordenación sacerdotal el 21
de diciembre de 1963. Juan Pablo II
lo nombró obispo Mannar el 24 de
enero de 1981; recibió la ordenación
episcopal el 30 de julio sucesivo. El
mismo Papa lo trasladó a Jaffna el
6 de julio de 1992.
EL PAPA
HA RECIBID O
EN AUDIENCIA:
Jueves 5 de noviembre
—Al ministro presidente del land
de Sajonia (República federal de
Alemania), honorable Stanislaw Tillich, con su esposa y el séquito.
—Al cardenal George Pell, prefecto de la Secretaría para los asuntos
económicos.
—A monseñor Joseph Marino, arzobispo titular de Natchitoches,
nuncio apostólico en Malasia y en
Timor Oriental; delegado apostólico en Brunei Darussalam.
—A monseñor Charles Henry Dufour, arzobispo de Kingston en Jamaica.
—Al embajador de la República
de Irak ante la Santa Sede, Habeeb
Mohammed Hadi Ali Al-Sadr, en
visita de despedida.
Viernes, día 6
—A la gobernadora general de
Granada, Cécile La Grenade, con el
séquito.
—A monseñor Luis Francisco Ladaria Ferrer, S.J., arzobispo titular
de Tibica, secretario de la Congregación para la doctrina de la fe.
—A monseñor Celestino Migliore,
arzobispo titular de Canosa, nuncio
apostólico en Polonia.
Sábado, día 7
El Papa ha aceptado la renuncia al
gobierno pastoral de la diócesis de
Mtwara (Tanzania) que monseñor
GABRIEL MMOLE le había presentado en conformidad con el canon
401 § 1 del Código de derecho canónico.
—Al cardenal Marc Ouellet, P.S.S.,
prefecto de la Congregación para
los obispos.
Gabriel Mmole nació en Nangoo,
—Al embajador de China ante la
Santa Sede, Larry Yu-yuan Wang,
en visita de despedida.
SIGUE EN LA PÁGINA 14
—Al cardenal Agostino Vallini, vicario general para la diócesis de
Roma.
Iglesias orientales católicas
El Sínodo de los obispos de la Iglesia patriarcal armenia ha elegido al
presbítero SARKIS DAVIDIAN como
obispo de Ispahan de los armenios
(Irán); y el Santo Padre ha concedido su asentimiento a la elección
realizada canónicamente.
El Papa ha dado su asentimiento a
la elección realizada canónicamente
por el Sínodo de los obispos de la
Iglesia maronita, reunido del 10 al
14 de marzo de 2015, del presbítero
JOSEPH TOBJI, como arzobispo de
Alepo de los maronitas (Siria).
Sarkis Davidian nació en Alepo
(Siria) el 9 de noviembre de 1943.
Recibió la ordenación sacerdotal el
11 de octubre de 1970. Inició su ministerio como en Beirut, luego marchó a Marsella, donde fue párroco
durante diecisiete años. Al regresar
al Líbano ha sido párroco, rector
del seminario menor de Alepo. En
el último período era párroco en
Kanaker (Armenia).
Joseph Tobji nació el 28 de marzo de 1971. Recibió la ordenación
sacerdotal el 16 de marzo de 1996.
Se licenció en derecho canónico en
el Pontificio Instituto Oriental de
Roma. Ha sido párroco, promotor
de justicia, defensor del vínculo,
juez en el Tribunal de tercera instancia para ciertas causas de la Iglesia melkita y secretario de la Asamblea de los obispos católicos .
—A los miembros del «Cuarteto»
para el diálogo en Túnez, ganadores
del Premio Nobel de la Paz 2015:
Mohamed Fadhel Mahfiudh, Abdessatar Ben Moussa, Wided Bouchamaoui y Houchine Abbassi.
Lunes, día 9
—Al presidente de la República
de Polonia, Andrzej Duda, con su
esposa y el séquito.
—Al cardenal Antonio Cañizares
Llovera, arzobispo de Valencia (España).
—A monseñor Michael A. Blume,
arzobispo titular de Alessano, nuncio apostólico en Uganda.
—A monseñor José Antonio Eguren Anselmi, arzobispo de Piura
(Perú).
Miércoles, día 11
—Al presidente de turno de la
presidencia colegial de Bosnia y
Herzegovina, Dragan Čović, con el
séquito.
—Al cardenal Dominique Mamberti, prefecto del Tribunal supremo
de la Signatura apostólica.
Jueves, día 12
A los obispos de la Conferencia
episcopal eslovaca, en visita «ad limina Apostolorum»:
—Monseñor Stanislav Zvolenský,
arzobispo de Bratislava, con el auxiliar: monseñor Josef Hal’ko, obispo titular de Serra.
—Monseñor Marian Chovanec,
obispo de Banská Bystrica.
—Monseñor Viliam Judák, obispo
de Nitra.
—Monseñor Ján Orosch, arzobispo de Trnava.
—Monseñor Tomáš Galis, obispo
de Zilina.
—Monseñor Bernard Bober, arzobispo de Košice, con el arzobispo
emérito: monseñor Alojz Tkáč.
—Monseñor Stanislav
obispo de Rožańava.
Stolárik,
—Monseñor Stefan Sečka, obispo
de Spiš.
—Monseñor Ján Babiak, arzobispo de Prešov para los católicos de
rito bizantino, con el auxiliar: monseñor Milan Lach, obispo titular de
O stracine.
—Monseñor Peter Rusnák, obispo
de Bratislava para los católicos de
rito bizantino.
—Monseñor Milan Chautur, obispo de Konce para los católicos de
rito bizantino.
—Monseñor František Rábek, Ordinario militar.
número 46, viernes 13 de noviembre de 2015
L’OSSERVATORE ROMANO
página 13
Caravaggio en preparación al jubileo de la Misericordia
Todo comienza con una mirada
ARTURO LÓPEZ
En un ángulo de la Ciudad eterna,
dentro de la Iglesia nacional de los
franceses de Roma, en el altar izquierdo junto al ábside, esplende el
cuadro de la vocación de Mateo del
gran Caravaggio. Se trató de su primer encargo monumental. Un solo
punto de luz, que atraviesa dinámicamente de izquierda a derecha como si penetrara en la estancia al entrar Cristo. Cinco personajes sentados vestidos con atuendos pudientes
de la época. Ropajes que contrastan,
sin embargo, con la sencillez del vestuario de Cristo y de Pedro.
Caravaggio se deleita plasmando
personajes que encarnan la realidad
tal cual es, y lo hace tomando modelos sacados de tabernas y lugares de
vicio. Ésta, parecería una escena de
taberna, dividida contrastantemente
entre el dinero que reúne a los cinco
individuos y la irrupción de este
personaje que paraliza la escena.
Cristo se presenta con facciones juveniles y vigorosa complexión física.
De los que están sentados a la
mesa, refleja una actitud diversa ante
la misteriosa dualidad: riqueza-desprendimiento, luz-oscuridad, mundanidad-espiritualidad: el joven a la
derecha de Mateo, que se señala a sí
mismo como preguntándose si es él
a quien Cristo llama, encarna para
muchos al joven rico, cuya mirada se
pierde a través del cuadro.
En el ángulo contrario a Cristo, se
encorva un anciano decrépito con
anteojos concentrado en el cúmulo
de monedas sobre a la mesa y en actitud como de estar aconsejando al
joven de su derecha. ¿Será que el
usar gafas quiere significar la ceguera causada por la avaricia y los vi-
cios vinculados al dinero? Y es que
«cuando nuestro corazón es rico»,
ha dicho el Papa en su reciente visita a Florencia, «y está muy satisfecho de sí mismo, entonces ya no tiene sitio para Dios». El joven que da
la espalda al espectador, está en actitud de estar pronto para el litigio, el
pleito, la acción. La espada ceñida,
pendiente de lo que pasa del otro lado del cuadro. Y ni si quiera mira a
Cristo.
Caravaggio habla con las manos
de sus personajes. Tres manos se conectan: la de Cristo, la de Mateo y
la de san Pedro ubicado a un costado de Cristo. La mano de Cristo se
asemeja a la que Miguel Ángel nos
regaló en la Capilla sixtina, en el
momento en el que Dios creador está por insuflar su hálito divino en
Adán, quien espera con el cuerpo en
tensión, pero con la mano fláccida
aguardando el toque divino. En este
caso la mano de Cristo, es muy parecida a la de Adán, como simbolizando a Cristo, precisamente como
nuevo Adán, quien se presenta para
instaurar su pacto de amistad con
los hombres. Y ahí está, podríamos
decir con cierta analogía, miserando
atque eligendo, invitando a un hombre a formar parte de su futura misión. El único personaje que mira a
Cristo es Mateo. Interpelado por la
voz de Dios se pregunta si es a él a
quien está llamando: «al pasar vio
Jesús un hombre llamado Mateo
sentado en la mesa de los impuestos,
y le dijo: “Sígueme”» (Mt 9, 9)
Se ha escogido este cuadro al inicio de este caminar hacia el Jubileo
para encarnar en el arte el camino
de la misericordia: Dios entra,
irrumpe de pronto en la escena de
cada vida humana, de cada historia,
Caravaggio, «La vocación de san Mateo» (1601)
en medio de una actividad del todo
natural y cotidiana. Lo primero que
hace es mirar. La mirada de Dios
que toca el alma, que habla sin hablar, que ama sin hacer más que mirar. Y sin embargo, siendo Creador
y Señor, no quiere imponer. Sugiere,
pregunta, pide. Respetuoso de la libertad individual, deja espacio al individuo para que tome su tiempo y
decida. Es Dios el primer interesado
en llevar a su creación al punto donde nació: el corazón de Dios. En eso
consiste la misericordia divina, en
atraer a su fuente lo que de la misma salió. Sólo que, en el caso de su
creatura racional, lo debe hacer de
un modo consciente. Él sabe que en
su apuesta divina también entran en
juego otros intereses que atraen poderosamente a las almas. No porque
sean malas, sino porque a la larga, si
se eligen, llevan al rechazo de Dios,
al final llegan a esclavizar y cegar.
Es la luz que busca entrar en las oscuridades de tantos espacios que esperan ser tocados por ese corazón
desbordante de misericordia.
La medalla partida
VIENE DE LA PÁGINA 1
bién añadió unas palabras conmovedoras recordando a los cinco hombres y las dos mujeres de nacionalidad china, víctimas dos años atrás
de un incendio en la ciudad, una
«tragedia de la explotación y las
condiciones inhumanas de vida».
El Pontífice recuperó el tema de
la salida en el largo discurso dirigido
a toda la Iglesia en Italia —de una
duración de cincuenta minutos e interrumpido 24 veces por los aplausos—, una reflexión centrada en Jesús, «nuestra luz» y «juez de misericordia», única medida del humanismo cristiano. Concretizando así el
tema de la asamblea nacional, el Papa Francisco pidió que «dando
ejemplo de sinodalidad», los católicos italianos se confronten con los
rasgos distintivos de este humanismo
que son, dice san Pablo, los sentimientos de Cristo: humildad, desinterés, bienaventuranza.
Siguiendo los sentimientos de Jesús —ha remarcado con fuerza el
Pontífice— «no debemos estar obsesionados por el “poder”, aun cuando
este asume el rostro de un poder útil
y funcional para la imagen social de
la Iglesia». Y repitió que es preferible una Iglesia accidentada por haber salido, antes que una encerrada
en sí misma, víctima de las tentaciones como las del pelagianismo y el
gnosticismo. En el extremo opuesto
están los santos, desde Francisco de
Asís a Felipe Neri, y también personajes ficticios pero familiares para
muchísimas personas, como don Camilo y Pepón.
Es precisamente una frase de don
Camilo imaginada por Giovannino
Guareschi, el creador de los dos cé-
lebres personajes, la que sirvió al Papa para describir el humanismo cristiano popular —sintetizado en «pueblo y pastores juntos» y «cercanía a
la gente y oración»— que debe continuar caracterizando al catolicismo
italiano: «Soy un pobre cura de
campo que conoce a sus parroquianos uno por uno, los ama, conoce
sus dolores y alegrías, que sufre y se
sabe reír con ellos».
El Papa sugirió a la Iglesia en Italia que ponga en marcha —«de forma sinodal», en sus comunidades,
parroquias, diócesis— una profundización de la Evangelii gaudium, al
tiempo que la interpeló a ser inquieta para estar cerca de los abandonados, los olvidados y los imperfectos.
Francisco usó en su discurso una
metáfora conmovedora y preciosa,
que tomó de la historia de la caridad: la de la medalla partida por la
mitad que las madres desesperadas
dejaban con sus hijos abandonados
por necesidad, y de la que conservaban la parte faltante con la esperanza de reconocerlos en el futuro. Como la Iglesia madre, que desea reconocer y abrazar a «todos sus hijos
abandonados».
L’OSSERVATORE ROMANO
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viernes 13 de noviembre de 2015, número 46
Colegio episcopal
VIENE DE LA PÁGINA 12
EL PAPA
diócesis de Mtwara, en 1939. Recibió
la ordenación sacerdotal el 14 de octubre de 1971. Juan Pablo II lo nombró obispo de Mtwara el 12 de marzo de 1988; recibió la ordenación
episcopal el 25 de mayo del mismo
año.
—Arzobispo metropolitano de Barcelona (España) a monseñor JUAN JOSÉ OMELLA OMELLA, hasta ahora
obispo de Calahorra y La CalzadaLogroño.
El Papa ha aceptado la renuncia al
gobierno pastoral de la diócesis de
Ragusa (Italia) que monseñor PAOLO URSO le había presentado en
conformidad con el canon 401 § 1
del Código de derecho canónico.
Paolo Urso nació en Acireale el 17
de abril de 1940. Recibió la ordenación sacerdotal el 7 de octubre de
1962. Juan Pablo II lo nombró obispo de Ragusa el 16 de febrero de
2002; recibió la ordenación episcopal
el 12 de abril del mismo año.
El Papa ha aceptado la renuncia al
gobierno pastoral de la diócesis de
Cerignola-Ascoli Satriano (Italia)
que monseñor FELICE DI MOLFETTA
le había presentado en conformidad
con el canon 401 § 1 del Código de
derecho canónico.
Felice di Molfetta nació en Terlizzi el 7 de abril de 1940. Recibió la
ordenación sacerdotal el 29 de junio
de 1966. Juan Pablo II lo nombró
obispo de Cerignola-Ascoli Satriano
el 29 de abril de 2000; recibió la ordenación episcopal el 1 de julio sucesivo.
El Papa ha aceptado la renuncia a la
función de auxiliar de la diócesis de
Spiš (Eslovaquia) que monseñor ANDREJ IMRICH, obispo titular de Castello Tituliano, le había presentado
en conformidad con los cánones 411
y 401 § 2 del Código de derecho canónico.
Andrej Imrich nació en Mnišek
nad Popradom, diócesis de Spiš, el
9 de enero de 1948. Recibió la ordenación sacerdotal el 8 de junio de
1974. Juan Pablo II lo nombró obispo titular de Castello Tituliano y auxiliar de Spiš el 4 de junio de 1992;
recibió la ordenación episcopal el 11
de julio del mismo año.
HA NOMBRAD O:
Juan José Omella Omella nació
en Cretas, provincia de Teruel y archidiócesis de Zaragoza, el 21 de
abril 1946. Recibió la ordenación sacerdotal el 20 de septiembre de 1970.
Juan Pablo II lo nombró obispo titular de Sasabe y auxiliar de Zaragoza
el 15 de julio de 1996; recibió la ordenación episcopal el 22 de septiembre sucesivo. El mismo Papa lo
nombró obispo de Barbastro-Monzón el 29 de octubre de 1999; y lo
trasladó a Calahorra y La CalzadaLogroño el 8 de abril de 2004.
—Arzobispo de Malinas-Bruselas
(Bélgica) y Ordinario militar para
Bélgica a monseñor JOZEF DE KESEL, hasta ahora obispo de Brujas.
Jozef de Kesel nació en Gantes el
17 de junio de 1947. Recibió la ordenación sacerdotal el 26 de agosto de
1972. Juan Pablo II lo nombró obispo titular de Bulna y auxiliar de
Malinas-Bruselas el 20 de marzo de
2002; recibió la ordenación episcopal
el 26 de mayo sucesivo. Benedicto
XVI lo nombró obispo de Brujas el
25 de junio de 2010.
—Arzobispo de Porto Velho (Brasil)
a monseñor RO QUE PALOSCHI, hasta
ahora obispo de Roraima.
Roque Paloschi nació en Lageado,
diócesis de Santa Cruz do Sul, el 5
de noviembre de 1956. Recibió la ordenación sacerdotal el 7 de diciembre de 1986. Benedicto XVI lo nombró obispo de Roraima el 18 de mayo de 2005; recibió la ordenación
episcopal el 17 de julio del mismo
año.
—Obispo de Jaffna (Sri Lanka) a
monseñor JUSTIN BERNARD GNANAPRAGASAM.
Justin Bernard Gnanapragasam
nació en Karampon, diócesis de Jaffna, el 13 de mayo de 1948. Recibió
la ordenación sacerdotal el 24 de
Lutos en el episcopado
VIENE DE LA PÁGINA 12
brero de 1976 y prelado de Santa
Lucía del Mela el 20 de diciembre
de dicho año. Pasó a ser arzobispo
de Messina el 3 de junio de 1977.
El Sumo Pontífice lo nombró, además, obispo de Lípari el 10 de diciembre del mismo año. El 30 de
septiembre de 1986 se unificaron
las tres circunscripciones eclesiásticas en una sede metropolitana. El
Santo Padre aceptó su renuncia al
gobierno pastoral de la archidiócesis el 17 de mayo de 1997.
—Monseñor GILBERTO JIMÉNEZ
NARVÁEZ, obispo titular de Apollonia y auxiliar emérito de Medellín
(Colombia), falleció el 20 de octubre. Había nacido en Abejorral,
diócesis de Sonsón-Rionegro, el 18
de febrero de 1937. Era sacerdote
desde el 1 de septiembre de 1963.
Juan Pablo II lo nombró obispo de
Riohacha el 16 de julio de 1996; recibió la ordenación episcopal el 7
de septiembre sucesivo. El mismo
Papa aceptó su renuncia al gobierno pastoral de la diócesis el 8 de
marzo de 2001, y el sucesivo día 20
lo nombró obispo titular de Apollonia y auxiliar de Medellín. Benedicto XVI aceptó su renuncia a la
función de auxiliar de dicha sede
el 25 de febrero de 2013.
—Monseñor GASTON POULAIN,
obispo emérito de Périgueux
(Francia), falleció el 24 de octubre.
Había nacido en Truttemer le
Grand, diócesis de Bayona, el 19
de julio de 1927. Era sacerdote desde el 8 de diciembre de 1951. Juan
Pablo II lo nombró obispo coadjutor de Périgueux el 24 de octubre
de 1985; recibió la ordenación episcopal el 3 de noviembre sucesivo.
Pasó a ser obispo de dicha sede el
15 de octubre de 1988. El Papa
aceptó su renuncia al gobierno pastoral de la diócesis el 5 de marzo
de 2004.
abril de 1974. Ha desempeñado su
ministerio como vicario parroquial,
párroco, delegado decanal, profesor
en el seminario diocesano y vicario
general.
—Obispo de Mtwara (Tanzania) a
monseñor TITUS JOSEPH MD OE, hasta ahora obispo titular de Baanna y
auxiliar de la archidiócesis de Dares-Salaam.
Titus Joseph Mdoe nació en
Lushoto, diócesis de Tanga, el 19 de
marzo de 1961. Recibió la ordenación sacerdotal el 24 de junio de
1986. Benedicto XVI lo nombró obispo de Tanga el 16 de febrero de
2013; recibió la ordenación episcopal
el 1 de mayo sucesivo.
—Obispo de Ragusa (Italia) a monseñor CARMELO CUTTITTA, hasta
ahora obispo titular de Novi y auxiliar de Palermo.
Carmelo Cuttitta nació en Godrano, archidiócesis de Palermo, el 24
de marzo de 1962. Recibió la ordenación sacerdotal el 10 de enero de
1987. Benedicto XVI lo nombró obispo titular de Novi y auxiliar de Palermo el 28 de mayo de 2007; recibió
la ordenación episcopal el 7 de julio
sucesivo.
—Obispo de Cerignola-Ascoli Satriano (Italia) a monseñor LUIGI RENNA.
Luigi Renna nació en Corato, archidiócesis de Trani-Barletta-Biscegli, el 23 de enero de 1966. Recibió
la ordenación sacerdotal el 7 de septiembre de 1991, incardinado en la
diócesis de Andria. Obtuvo la licenciatura en teología moral en la Pontificia Universidad Gregoriana de
Roma. Ha sido vicario parroquial,
director del centro diocesano vocacional, rector del seminario menor,
profesor en la Facultad teológica de
Molfetta, delegado episcopal para
los diáconos permanentes, canónigo
de la catedral, miembro del colegio
de consultores y rector del Pontificio
seminario regional de Molfetta.
—Obispo de Pitigliano-Sovana-Orbetello (Italia) al padre GIOVANNI
RONCARI, O.F.M.CAP.
Giovanni Roncari, O.F.M.CAP., nació en Verona el 19 de agosto de
1949. Ingresó en la Orden de Frailes
Menores Capuchinos, donde recibió
la ordenación sacerdotal el 22 de
marzo de 1975. Se licenció en historia de la Iglesia en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. En
su ministerio ha desempeñado, entre
otros, los siguientes cargos: formador, consiliario de la Orden franciscana seglar, vicario parroquial, profesor en la Facultad teológica de Italia
central, párroco y vicario episcopal
para el clero de la archidiócesis de
Florencia.
—Obispo de San Miniato (Italia) a
monseñor ANDREA MIGLIAVACCA.
Andrea Migliavacca nació en Pavía el 29 de agosto de 1967. Recibió
la ordenación sacerdotal el 27 de junio de 1992. Se doctoró en derecho
canónico en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. Ha sido
consiliario de la Acción católica, notario del Tribunal eclesiástico diocesano, vicario judicial adjunto, juez
del Tribunal eclesiástico regional
lombardo, rector del seminario, res-
ponsable de la pastoral vocacional y
canónigo del cabildo de la catedral.
—Obispo de Kalookan (Filipinas) a
monseñor PABLO VIRGILIO SIONGCO
DAVID, hasta ahora obispo titular de
Guardialfiera y auxiliar de San Fernando.
Pablo Virgilio Siongco David nació en Betis, archidiócesis de San
Fernando, el 2 de marzo de 1959.
Recibió la ordenación sacerdotal el
12 de marzo de 1983. Benedicto XVI
lo nombró obispo titular de Guardialfiera y auxiliar de San Fernando
el 27 de mayo de 2006; recibió la ordenación episcopal el 10 de julio sucesivo.
—Obispo de Zomba (Malawi) al padre GEORGE DESMOND TAMBALA,
O.C.D.
George Desmond Tambala, O.C.D.,
nació en Zomba el 11 de noviembre
de 1968. Ingresó en la Orden de los
Carmelitas Descalzos, donde recibió
la ordenación sacerdotal el 13 de
abril de 1996. Obtuvo la licenciatura
en teología en Ávila (España). Ha
desempeñado su ministerio como vicario parroquial, formador, profesor
en el seminario intercongregacional
de Balaka, superior y delegado provincial de los carmelitas en Malawi y
definidor general de la Orden.
—Obispo titular de Acque di Mauritania y auxiliar de la arquidiócesis
de Bogotá (Colombia) al presbítero
PEDRO MANUEL SALAMANCA MANTILLA.
Pedro Manuel Salamanca Mantilla nació en Bucaramanga el 4 de junio de 1961. Recibió la ordenación
sacerdotal el 30 de noviembre de
1986, incardinado en la arquidiócesis
de Bogotá. Se licenció en teología
bíblica en la Pontificia Universidad
Gregoriana de Roma. Ha sido vicario parroquial, párroco, formador en
el seminario mayor y delegado diocesano para la coordinación de la
formación permanente del clero.
—Obispo titular de Giubalziana y
auxiliar de la arquidiócesis de Bogotá (Colombia) al presbítero LUIS
MANUEL ALÍ HERRERA.
Luis Manuel Alí Herrera nació en
Barranquilla el 2 de mayo de 1967.
Recibió la ordenación sacerdotal el
28 de noviembre de 1992, incardinado en la arquidiócesis de Bogotá. Se
licenció en psicología y en teología
en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. Ha desempeñado su
ministerio como vicario parroquial,
párroco y formador en el seminario
mayor. Desde 2014 es miembro de la
Comisión pontificia para la tutela de
los menores.
—Obispo titular de Bela y auxiliar
de la arquidiócesis de Córdoba (Argentina) al presbítero RICARD O ORLAND O SEIRUTTI.
Ricardo Orlando Seirutti nació en
Buenos Aires el 31 de julio de 1956.
Recibió la ordenación sacerdotal el 6
de octubre de 1988, incardinado en
la arquidiócesis de Córdoba. En su
ministerio ha desempeñado los siguientes cargos: formador en el seminario menor, asesor de la pastoral
juvenil, miembro del equipo de pastoral vocacional, formador de los
candidatos al diaconado permanente, vicario foráneo y párroco.
número 46, viernes 13 de noviembre de 2015
L’OSSERVATORE ROMANO
página 15
Misa del Papa en Santa Marta
Servir,
no servirse
Existen «sacerdotes y obispos trepas
y apegados al dinero» que «en lugar
de servir se sirven de la Iglesia», haciéndola «especuladora» y «tibia»
con su forma de vivir cómodamente
el propio estatus sin honestidad. De
esta «tentación de una doble vida»
el Papa puso en guardia en la misa
del viernes 6 de noviembre, por la
mañana, en la capilla de la Casa
Santa Marta. Una celebración matutina, confesó, en la que a menudo
participan misioneros y religiosas
que entregan toda la vida al servicio
de los demás, imitando el modelo de
san Pablo y yendo «siempre más
allá, siempre en salida».
«La liturgia de hoy —afirmó inmediatamente el Papa Francisco— nos
hace reflexionar sobre dos figuras,
dos figuras de servidores, de empleados, dos personas que están llamadas a realizar una tarea». En el pasaje de la Carta a los Romanos (15, 1421) emerge «la figura de Pablo: precisamente el celo por evangelizar».
Escribe, en efecto, el apóstol: «Lo
he dicho en virtud de la gracia que
Dios me ha otorgado —¿cuál era la
gracia que él había recibido?—: ser
ministro de Cristo Jesús... ejerciendo
el oficio sagrado del Evangelio de
Dios». Es decir «ministrar, servir».
Y «Pablo tomó en serio esta vocación y se entregó totalmente al servicio, siempre iba más allá, nunca estaba quieto: siempre más allá, más
allá, más allá... para acabar, después,
aquí en Roma, traicionado por algunos de los suyos. Y terminó como
un condenado, precisamente así».
Pero «¿de dónde venía esa grandeza, esa audacia de Pablo?». Él
mismo declara: «yo me glorío de esto». Y «¿de qué se gloriaba? Se gloriaba de Jesucristo». Se lee, en efecto, en el pasaje litúrgico de su Carta
a los Romanos: «Así pues, tengo de
qué gloriarme en Cristo y en relación con las cosas que tocan a Dios.
En efecto, no me atreveré a hablar
de otra cosa que no sea lo que Cristo hace a través de mí en orden a la
obediencia de los gentiles, con mis
palabras y acciones, con la fuerza de
signos y prodigios, con la fuerza del
Espíritu de Dios».
Con esta actitud, continuó el Pontífice, san Pablo «fue a todos lados:
él se gloriaba de servir, de ser elegido, de tener la fuerza del Espíritu
Santo, de ir por todo el mundo».
Pero «había algo que para él era una
alegría grande». Lo dice así: «Pero
considerando una cuestión de honor
—un punto de honor: ¿cuál era?— no
anunciar el Evangelio más que allí
donde no se haya pronunciado aún
el nombre de Cristo, para no construir sobre cimiento ajeno». En definitiva, «Pablo se dirigía a sitios donde no se conocía el nombre de Cristo; era el siervo que servía, administraba, abriendo a nuevos horizontes,
es decir, anunciando a Jesucristo
siempre más allá, siempre en salida,
cada vez más lejos; nunca se detenía
con el fin de tener la ventaja de un
puesto, de una autoridad, de ser servido». Pablo «era ministro, siervo
para servir, no para servirse».
El Papa Francisco confesó la alegría que experimenta hasta llegar a
emocionarse cuando, precisamente
en la misa celebrada por la mañana
en la capilla de la Casa Santa Marta,
«vienen algunos sacerdotes y me saludan» diciendo: «Padre, he venido
aquí para visitar a mi familia, porque desde hace cuarenta años soy
misionero en la Amazonia». Alegría
y emoción suscita también el testimonio de una religiosa que trabaja
«desde hace treinta años en un hospital en África» o bien «que desde
hace treinta o cuarenta años está en
un sector del hospital con los discapacitados, siempre sonriente». En
concreto, afirmó el Papa Francisco,
«esto se llama servir, esta es la alegría de la Iglesia: ir más allá, siem-
pre; ir más allá y dar la vida». Y
precisamente «esto es lo que hizo
Pablo: servir».
Retomando luego el pasaje evangélico de san Lucas (16, 1-8) que habla del administrador deshonesto,
propuesto por la liturgia, el Papa
destacó que «el Señor muestra la
imagen de otro siervo que, en lugar
de servir a los demás, se sirve de
ellos». En el Evangelio «hemos leído lo que hizo este siervo, con cuánta astucia se movió para quedarse en
su puesto, en otra parte, pero siempre con cierta dignidad». Y «también en la Iglesia —dijo el Papa— están estos que, en lugar de servir, de
pensar en los demás, de abrir a nue-
vos horizontes, se sirven de la Iglesia: los trepas, los apegados al dinero. Y cuántos sacerdotes y obispos
hemos visto así. Es triste decirlo,
¿no?».
«La radicalidad del Evangelio, de
la llamada de Jesucristo» —recordó
el Pontífice— está en «servir: estar al
servicio, no detenerse, ir siempre
más allá, olvidándose de sí mismo».
Por otra parte, en cambio, está «la
comodidad del estatus: he alcanzado
un estatus y vivo cómodamente sin
honestidad, como los fariseos de los
que habla Jesús que paseaban por
las plazas, haciéndose ver por los
demás». Y estas son «dos imágenes:
dos imágenes de cristianos, dos imágenes de sacerdotes, dos imágenes
de religiosas. Dos imágenes».
En san Pablo, explicó el Papa,
«Jesús nos hace ver» el «modelo»
de una «Iglesia que nunca se detiene, que siempre se abre a nuevos horizontes, que siempre sigue adelante
y muestra que ese es el camino». En
cambio, «cuando la Iglesia es tibia,
cerrada en sí misma, también especuladora muchas veces, no se puede
decir que sea una Iglesia que ministra, que está al servicio, sino que se
sirve de los demás».
El Papa Francisco concluyó pidiendo al Señor «la gracia que dio a
Pablo, ese punto de honor de seguir
siempre adelante, siempre, renunciando muchas veces a las propias
comodidades». Y que así «nos salve
de las tentaciones, de esas tentaciones que en el fondo son tentaciones
de una doble vida: me hago ver como ministro, como el que sirve, pero
en el fondo me sirvo de los demás».
Se abrirá en la iglesia de San Francisco
Una Puerta santa para Alepo
Panorámica de la ciudad de Alepo bajo las bombas
El próximo 13 de diciembre en la
ciudad mártir siria de Alepo, bajo
asedio desde 2012, se abrirá una
Puerta santa en la parroquia de San
Francisco, atacada y dañada el 25
de octubre por el lanzamiento de
granadas. La palabra «misericordia», ante cientos de miles de
muertos y heridos, así como de miles de desplazados y refugiados, adquiere un valor significativo en una
ciudad como la de Alepo, antaño la
más poblada de Siria (aproximadamente 4 millones de habitantes) y
la capital económica del país.
Desde 2012 Alepo está en el centro de los duros ataques entre el
ejército regular del presidente As-
sad, los rebeldes y los milicianos
del Estado islámico (EI). Por esto
se la ha definido como la «Sarajevo
del siglo XXI».
Antes del inicio de las hostilidades, la comunidad cristiana estaba
compuesta por poco menos de
200.000 miembros. Hoy han disminuido, alcanzando los casi 90.000,
todos concentrados en la parte de
la ciudad que está en manos de las
fuerzas del Gobierno. El total de la
población, en cambio, disminuyó a
casi 1,9 millones de personas. «Estamos sin agua, sin energía eléctrica
y sin carburantes. Faltan los productos de primera necesidad. Granadas, bombas y proyectiles pueden
alcanzarnos en cualquier momento
y en cualquier lugar. El 3 de noviembre —cuenta a la agencia Sir el
vicario apostólico de Alepo, Georges Abou Khazen— el ejército regular volvió a tomar el control de la
calle que conduce a la ciudad y así
volvieron a entrar los transportes
con los víveres y provisiones. Pero
no sabemos cuánto durará». No
obstante la gravedad de la situación, los habitantes de Alepo resisten. Resisten también los cristianos
cuya fe no mengua a causa de las
bombas, de la violencia y del avance del EI. «Sabemos —destaca el vicario apostólico— que estamos todos en el punto de mira».
L’OSSERVATORE ROMANO
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viernes 13 de noviembre de 2015, número 46
En la audiencia general el Pontífice habla de la convivialidad
Alrededor de la mesa en familia
La convivialidad es «un termómetro
seguro para medir la salud de las
relaciones». Lo dijo el Papa en la
audiencia general del miércoles 11 de
noviembre, en la plaza de San Pedro.
Antes de pronunciar la catequesis
Francisco invitó a los fieles a rezar por
la asamblea de la Iglesia italiana que
tiene lugar en Florencia.
Queridos hermanos
¡buenos días!
y
hermanas,
Hoy reflexionaremos sobre una
cualidad característica de la vida familiar que se aprende desde los primeros años de vida: la convivialidad,
es decir, la actitud de compartir los
bienes de la vida y ser felices de poderlo hacer. ¡Compartir y saber compartir es una virtud preciosa! Su
símbolo, su «icono», es la familia
reunida alrededor de la mesa doméstica. Compartir los alimentos —y por
lo tanto, además de los alimentos,
también los afectos, las historias, los
acontecimientos…— es una experiencia fundamental. Cuando hay una
fiesta, un cumpleaños, un aniversario, nos reunimos alrededor de la
mesa. En algunas culturas es habitual hacerlo también por el luto, para estar cerca de quien se encuentra
en el dolor por la pérdida de un familiar.
La convivialidad es un termómetro seguro para medir la salud de las
relaciones: si en la familia hay algo
que no va bien, o alguna herida escondida, en la mesa se percibe inmediatamente. Una familia que no come casi nunca junta, o en cuya mesa
no se habla sino que se ve la televisión, o el smartphone, es una familia
«poco familia». Cuando los hijos en
la mesa están pegados al ordenador,
al móvil, y no se escuchan entre
ellos, esto no es familia, es una pensión.
El cristianismo tiene una especial
vocación a la convivialidad, todos lo
saben. El Señor Jesús enseñaba de
buena gana en la mesa, y algunas
veces representaba el Reino de Dios
como un banquete festivo. Jesús
también escogió el lugar para juntarse a comer para entregar a sus discípulos su testamento espiritual —lo
hizo durante la cena— concentrado
en el gesto memorial de su sacrificio:
entrega de su cuerpo y de su sangre
como alimento y bebida de salvación, que nutren el amor verdadero
y duradero.
En esta perspectiva, podemos decir que la familia es «de casa» en la
misa, precisamente porque lleva a la
Eucaristía la propia experiencia de
convivialidad y la abre a la gracia de
una convivialidad universal, del
amor de Dios por el mundo. Participando en la Eucaristía, la familia es
purificada de la tentación de cerrarse
en sí misma, fortalecida en el amor y
en la fidelidad, y extiende los confines de su fraternidad según el corazón de Cristo.
En nuestro tiempo, marcado por
tantas cerrazones y tantos muros, la
convivialidad, generada por la familia y dilatada desde la Eucaristía, se
convierte en una oportunidad crucial. La Eucaristía y las familias que
se nutren de ella pueden vencer las
cerrazones y construir puentes de
acogida y caridad. Sí, la Eucaristía
de una Iglesia de familias, capaces
de restituir a la comunidad la levadura dinámica de la convivialidad y
la hospitalidad recíproca, ¡es una escuela de inclusión humana que no
teme confrontaciones! No existen
pequeños, huérfanos, débiles, indefensos, heridos y desilusionados, de-
sesperados y abandonados, que la
convivialidad eucarística de las familias no pueda nutrir, dar de comer,
proteger y hospedar.
La memoria de las virtudes familiares nos ayuda a entender. Nosotros mismos hemos conocido, y aún
conocemos, los milagros que pueden
suceder cuando una madre se preocupa, atiende y cuida a los hijos de
los demás, y no sólo los suyos. ¡Hasta ayer, bastaba una mamá para todos los niños del patio! Y además:
sabemos bien la fuerza que adquiere
un pueblo cuyos padres están preparados para movilizarse con el fin de
proteger a los hijos de todos, porque
consideran a los hijos un bien indiviso, que están felices y orgullosos
de proteger.
Hoy muchos contextos sociales
ponen obstáculos a la convivialidad
familiar. Es verdad, hoy no es fácil.
Debemos encontrar el modo de recuperarla; en la mesa se habla, en la
mesa se escucha. Nada de silencio,
ese silencio que no es el silencio de
las monjas de clausura, es el silencio
del egoísmo donde cada uno se dedica a lo suyo, o la televisión o el
ordenador… y no se habla. No, nada de silencio. Hay que recuperar
esta convivialidad familiar, adaptándola a los tiempos. La convivialidad
parece que se haya convertido en
una cosa que se compra y se vende,
pero así es otra cosa. Y la nutrición
no es siempre el símbolo de un justo
compartir de los bienes, capaz de
llegar a quien no tiene ni pan ni
afectos. En los países ricos se nos induce a gastar en una nutrición excesiva, y luego se nos induce de nuevo
para remediar el exceso. Y este «ne-
gocio» insensato desvía
nuestra atención del
hambre verdadera, del
cuerpo y del alma.
Cuando no hay convivialidad hay egoísmo,
cada uno piensa en sí
mismo. Sobre todo porque la publicidad la ha
reducido a una debilidad por las golosinas y
a un deseo de dulces.
Mientras tanto, muchos
hermanos y hermanas
se quedan fuera de la
mesa. ¡Es un poco vergonzoso!
Miremos el misterio
del banquete eucarístico. El Señor entrega su
cuerpo y derrama su
sangre por todos. De
verdad no existe división que pueda resistir
a este sacrificio de comunión; sólo la
actitud de falsedad, de complicidad
con el mal puede excluir de él.
Cualquier otra distancia no puede
resistir a la potencia indefensa de este pan partido y de este vino derramado, sacramento del único cuerpo
del Señor. La alianza viva y vital de
las familias cristianas, que precede,
sostiene y abraza en el dinamismo
de su hospitalidad las fatigas y las
alegrías cotidianas, coopera con la
gracia de la Eucaristía, que es capaz
de crear comunión siempre nueva
con su fuerza que incluye y que salva.
La familia cristiana mostrará precisamente de este modo, la amplitud
de su verdadero horizonte, que es el
horizonte de la Iglesia Madre de todos los hombres, de todos los abandonados y de los excluidos, en todos
los pueblos. Recemos para que esta
convivialidad familiar pueda crecer y
madurar en el tiempo de gracia del
próximo Jubileo de la Misericordia.
Los tuits
del Papa
en Pontifex_es
31 O CT [11.45 AM] La vanidad no
sólo nos aleja de Dios sino que
nos hace ridículos
12 NOV [11.00 AM] Todos los cristianos estamos llamados a imitar
al Buen Pastor y ocuparnos de las
familias heridas