CINE-CLUB CHAPLIN CUENCA TEMPORADA XLV: 2015-2016 PROGRAMACIÓN CUARTO TRIMESTRE 2015 Sesiones del Cine-Club Las sesiones del Cine-Club Chaplin se celebran en Multicines Odeón Cuenca (Sala Cinco), todos los miércoles de la temporada, de octubre a junio. Estas proyecciones están reservadas a socios de Cine-Club, exclusivamente. Para poder acceder, es imprescindible presentar el carnet de socio y la tarjeta anual correspondiente. Rogamos la máxima colaboración de todos los socios para evitar situaciones molestas. Cada miércoles se ofrecen tres sesiones, que comenzarán puntualmente a las 17, 19,30 y 22 horas. La proyección incluye un cortometraje y un largometraje que se ofrecen de manera ininterrumpida. Socios del Cine-Club Para ingresar en el Cine-Club Chaplin se requiere ser mayor de edad (18 años) y cumplir las obligaciones sociales. La inscripción quedará formalizada mediante el abono de una cuota de ingreso de 12 euros. La cuota anual es de 60 euros, pagaderos por adelantado al inicio de la temporada, bien mediante la domiciliación bancaria o mediante ingreso en cuenta corriente. Una vez abonada la cuota, el socio obtendrá la tarjeta numerada con la que podrá acceder a las sesiones semanales. El impago de la cuota durante los primeros 15 días de la temporada presupone la renuncia del socio a continuar ejerciendo sus derechos y, por tanto, se producirá la baja inmediata en el Cine-Club. Recomendaciones Las sesiones del Cine-Club deberían tener un carácter especial en el cuidado de algunos detalles, tales como el silencio que debe mantenerse durante las proyecciones, el respeto a la proyección íntegra (incluyendo los títulos de crédito finales, la audición total de la banda sonora, etc.), evitar comer palomitas y otros elementos afines, no hacer en voz alta ruidos o comentarios que puedan molestar al resto de espectadores, etc. El cortometraje forma parte de la sesión íntegra y merece todo los respetos por lo que no es de recibo utilizar esos minutos para incorporarse a la proyección con retraso. Por ello se ruega la máxima puntualidad y una total colaboración para evitar molestias a los socios que sí ocupan su butaca antes de que se apaguen las luces. Teniendo en cuenta la capacidad de la sala y la afluencia media de socios a las sesiones, rogamos que se ocupen todas las butacas, no dejando algunas vacías y menos aún utilizarlas para dejar bolsos, abrigos, etc. NUEVA DIRECTIVA DEL CINE CLUB En la asamblea general celebrada el pasado día 28 de septiembre se procedió a renovar la composición de la Junta Directiva que actualmente queda formada de la siguiente manera: Presidente, José Luis Muñoz Ramírez Vicepresidente, Francisco Mora García Secretario, José Alfaro Núñez Tesorero, Pablo Pérez Rubio Vocales: Vicente Fernández Campillo Arturo García Blanco José Ángel García García María Isabel Gómez León Juan José Pérez Martínez Marta Rodrigo Cuenca Información a los socios Cada miércoles, un directivo se encontrará disponible, de 19 a 19,30 horas, en el vestíbulo de Multicines Odeón para atender a los socios que quieran plantear algún asunto. Si deseas recibir información personalizada sobre el Cine-Club entréganos tu dirección de correo electrónico y te la enviaremos semanalmente. Si lo que quieres es transmitir alguna idea, sugerencia o queja, nuestro correo electrónico es: [email protected] EL CINE-CLUB, EN LA WEB Puedes encontrar información sobre el Cine-Club, la programación actualizada y la relación histórica de todas las películas proyectadas desde la primera sesión en: www.chaplincineclub.wordpress.com 7 de octubre 2015 Sesión número 1496 EL CUMPLEAÑOS DE ARIANE Título original: Au fil d’Ariane. Nacionalidad: Francia. Director: Robert Guédiguian (2014). Producción: Agat Films & Cie, Canal +, CNC, Indéfilms 2, Chaocopr, Cinéimage 8. Guión: Robert Guédiguian, Serge Valletti. Fotografía: Pierre Milon. Música: Eduardo Makaroff, Christoph Müller Actores: Ariane Ascaride (Ariane), Jacques Boudet (Jack), Gérard Meylan, JeanPierre Darroussin (el chófer del taxi), Anaïs Demoustier, Adrien Jolivet, Lola Naymark, Youssouf Djaoro Duración: 100 minutos Versión original con subtítulos en español El día de su cumpleaños, Ariane se encuentra más sola que nunca en su casa. Un pastel con las velas debidamente encendidas la acompaña y espera, pero no hay invitados. Entonces, en un arranque, decide pedir un taxi y salir a la aventura para perderse entre las calles de la ciudad. Robert Guédiguian (Marsella, 1953) ya es conocido en nuestro Cine Club, donde hemos visto varias de sus películas: Mari Jo y sus dos amores (04-06-2003), Mi padre es ingeniero (30-11-2005), Presidente Mitterrand (08-02-2006). Hijo de inmigrantes, tuvo una infancia difícil pese a lo cual pudo estudiar Ciencias Sociales y Economía. Quizá por sus orígenes o por su formación académica, el inicio de su trabajo en el cine como guionista y productor estuvo marcado por una línea de compromiso social y político (fue miembro activo del Partido Comunista) que algunos críticos interpretaron como una visión desesperanzada, reflejo de un mundo sombrío y egoísta y eso queda patente en la crudeza e incluso dureza de las imágenes de sus primeras películas: Dernier été (1980), Rouge Midi (1983), Dieu vomit les tiédes (1989), radicalismo que ha ido depurando a medida que ganaba interés tanto en el público como en la crítica. Su primera película vista en España, Marius y Jeannette (1997), fue recibida calurosamente por la crítica (antes había dirigido otras seis que no se han proyectado en nuestro país). Sus últimas películas se han ido estrenando en nuestro país: De todo corazón (1998), Al ataque (1999), La ciudad está tranquila (2000), Las nieves del Kilimanjaro (2011), además de las ya citadas, lo que le convierte en uno de los directores franceses mejor conocidos en España, cosa nada frecuente. El cumpleaños de Ariane ha sorprendido a buena parte de la crítica porque rompe con la línea habitual de Guédiguian, que aquí deja al lado sus posiciones reivindicativas de carácter social, para ofrecernos algo que bien se parece a un sencillo y amable cuento. En esa línea, Carlos Reviriego comenta que nuevamente el escenario tan querido por el director del barrio portuario de Marsella se convierte en el centro vital del paseo amargo de Ariane, pero “al cabo, con toda su audacia y aparente inocencia, con sus desmayos hacia el humor blanco o su tono general tendente a la bonhomía, incluso desde su aspecto de cine añejo y melancólico, El cumpleaños de Ariane emerge como una hermosa y delicada fábula sobre el redescubrimiento personal y la necesidad de ser libres. Guédiguian filma, en el fondo, un canto a la libertad que parece remitir precisamente a su posición como cineasta, incluso como activista político que ha visto cómo sus luchas contra las desigualdades se han frustrado por el camino. Sus batallas de celuloide frente a las injusticias sociales y laborales quedan neutralizadas ante la certeza de que el cine no puede cambiar el mundo. Todo ha sido un sueño. Aunque sea por refracción, este desencanto tiene la capacidad de dejarse ver en el optimismo general que impone a su útima película, como si necesitara recordar los viejos tiempos y reivindicar su pureza a través de Jacques Tati, de Louis Ferrat, de Louis Aragon, de Pasolini, incluso. Pero quizá lo más hermoso de la película es su encendido gesto tributario no solo hacia su mujer y musa, Ariane Ascaride sino a su otra familia marsellesa, la troupe habitual de grandes actores, como Jean-Pierre Darroussin y Gérard Meylan, que han volcado tanta pasión y talento en su cine”. 14 de octubre 2015 Sesión número 1497 CALABRIA Título original: Anima nere. Nacionalidad: Italia, Francia. Director: Francesco Munzi (2014). Producción: Cinemaudici, Babe Films, Rai Cinema, Bianca Film. Productores: Luigi MUsini, Fabio Conversi. Guión: Francesco Munzi, Maurizio Braucci. Fotografía: Bladan Radovic. Montaje: Cristiano Travaglioli. Vestuario: Marina Roberti. Actores: Marco Leonardi (Luigi), Peppino Mazzotta (Rocco), Anna Ferruzzo (Antonia), Aurora Quatrocchi (Rosa) Duración: 103 minutos Versión original con subtítulos en español Luigi y Rocco son hijos de pastores del entorno de la mafia calabresa, ‘Ndrangheta’, y se ven metidos de lleno en el tráfico internacional de drogas. Luciano, el tercer hermano, es pastor, como su difunto padre, asesinado por una familia rival. Él se encarga de conservar todas las tierras familiares mientras se mantiene al margen de las actividades que realizan sus hermanos, pero su hijo Leo se siente atraído por ese mundo donde la ley de la sangre y la venganza crean el camino a seguir. Francesco Munzi (Roma, 1969) es un guionista y director italiano hasta ahora desconocido en España puesto que esta es la primera de sus películas que consigue llegar a nuestro país. Licenciado en Ciencias Políticas, en 1998 se graduó como director de cine en el Cine Centro Experimentale, haciendo su debut en 2004 con el largometraje Saimir, presentada en la sección Horizontes del Festival de Cine de Venecia en Venecia, donde recibió una mención especial en el Premio Luigi De Laurentiis Opera Prima, reconocimiento que fue seguido de otros varios, incluyendo dos nominaciones en los David de Donatello 2006 e incluso una nominación en el premio del Cine Europeo a la mejor dirección. En 2008 hizo su segunda película, El resto de la noche, que se presentó en la Quincena de realizadores del Festival de Cannes. En 2014 se presentó en concurso en el Festival Internacional de Cine de Venecia el filme Anima Nera (Calabria) que fue recibida con trece minutos de aplausos y críticas muy favorables de los críticos internacionales. En mayo de 2015, la película recibió dieciséis nominaciones a los Premios David di Donatello, incluyendo mejor película, director y guión, ganando 9 de esos premios. Nos encontramos, sin duda, ante una de las grandes películas de la temporada, con un espectacular descubrimiento de Francesco Munzi, porque, como ha escrito Xavi Sánchez Pons, “insufla nuevos aires al cine sobre la mafia y lo hace con una acertada desglamurización de la vida criminal (en los primeros compases del filme y tras cerrar un importante trato, sus protagonistas lo celebran robando un cordero en la campiña italiana), y una puesta en escena ascética, espartana, naturalista, a ratos bressoniana, en la que se masca la tensión y la tragedia casi de forma constante. Calabria tiene puntos en común con otro gran filme del género que también proponía una aproximación nueva, El funeral. Al igual que en la cinta de Abel Ferrara, aquí la destrucción de una familia se produce desde dentro. Sus enemigos tendrán que mover muy pocas fichas y de forma sutil, para acabar con la estirpe de los Carbone. La mayor parte de Anime Nere, su acertadísimo título original (almas negras en castellano), transcurre en las zonas rurales de la región de Calabria, localizaciones que ayudan a dotar de verosimilitud a un relato seco que apenas da respiro al espectador. La atmósfera del filme es opresiva, con una fotografía de duermevela que presagia lo peor para sus protagonistas. Una especie de adagio mafioso que finaliza con un gran agitato. Y es que los últimos minutos de la película hielan la sangre, además de ser absolutamente memorables en su crudeza”. 21 de octubre 2015 Sesión número 1498 APRENDIENDO A CONDUCIR Título original: Learning to drive. Nacionalidad: Estados Unidos. Directora: Isabel Coixet (2014). Producción: Broad Green Pictures. Productores: Dana Friedman, Daniel Hammond. Guión: Sarah Kernochan. Fotografía: Manel Ruiz. Decorados: Robert Covelman. Montaje: Keith Reamer. Actores: Ben Kingsley (Darwan), Patricia Clarkson (Wendy), Grace Gummer (Tasha), Sarita Choudhury (Jasleen), Jake Weber (Ted), Samantha Bee (Debbie), Daniela Lavender (Mata), Matt Salinger (Peter), Michael Mantell (padre de Wendy). Duración: 90 minutos Versión original con subtítulos en español Wendy es una escritora de Manhattan que decide sacarse el carné de conducir mientras su matrimonio se disuelve. Para ello toma clases con Darwan, un refugiado político hindú de la casta sij que se gana la vida como taxista e instructor en una autoescuela mientras espera el momento de conseguir los papeles legales de residencia.. Isabel Coixet se ha ganado a pulso, a través de su todavía corta, pero intensa filmografía, la consideración de ser una autora difícil, que parte de argumentos complicados, alguno incluso tortuoso, que ella desarrolla con un estilo muy personal que lleva implícito un cierto distanciamiento con el espectador, obligado a seguir un pulso narrativo muy exigente. Nacida en Barcelona en 1982 es periodista y trabajó durante una temporada como entrevistadora en la revista Fotogramas. Ejerció la crítica cinematográfica y se licenció en Geografía e Historia; tras un largo historial de trabajos en el mundo de la publicidad y los videoclips, llega a la realización de cortometrajes amparada por un importante bagaje técnico y con un considerable espíritu de experimentación, circunstancias ambas patentes ya en su primera película, Demasiado viejo para morir joven (1988) en la que desplegó un importante abanico de recursos técnicos y narrativos propios de quien domina el oficio, pero ya entonces puso de manifiesto el que habría de ser su estilo personal, incluidos los riesgos que de él se desprenden. Esta primera experiencia no resultó satisfactoria y ello explica que pasaran ocho años antes de que volviera a colocar un título en las pantallas. Cosas que nunca te dije (1995) fue mejor recibida y le permitió emprender una carrera continuada, en la que han surgido A los que aman (1998), Mi vida sin mi (2002), La vida secreta de las palabras (2005), Escuchando al juez Garzón (2011), Ayer no termina nunca (2013) y Mi otro yo (2014). Ahora, Isabel Coixet ha sorprendido a todos al abandonar su línea comunicativa habitual para realizar un encargo nada comprometido, una amable comedia dramática, ambientada y realizada en Estados Unidos, sin más pretensiones que las de ofrecer una visión agridulce de la vida en aquel complejo país, a través de la relación casual que se establece entre dos personajes unidos por el hecho anecdótico de aprender a conducir. De fondo encontramos el viejo argumento del choque entre dos culturas tan distantes como la occidental y la hindú, mientras que en primer plano está el también tópico desencuentro de pareja que lleva inevitablemente a la ruptura matrimonial. En el cruce de ambos planos surge el hilo narrativo que sustenta la película. Una mujer madura, enfrentada a un cierto desánimo emocional pero sin haber perdido totalmente la esperanza de rehacer su vida; un taxista siempre perplejo ante el considerable barullo que vive cada día por las calles de Manhattan; y la propia ciudad, que como hemos visto ya en tantas ocasiones, tiene vida propia y desarrolla sus propios impulsos. El guión es fluido, nada denso ni críptico, puntuado de toques ingeniosos; los diálogos son elegantes, cínicos en algún momento, divertidos en otros. Y los actores, Patricia Clarkson y Ben Kingsley (tan habituado a hacer papeles de hindú que casi parece ya uno de ellos) llevando el peso de la trama mediante unas portentosas interpretaciones. No hay nada sorprendente o inesperado en esta película que, sin embargo, aporta algo muy escaso en el cine actual y menos aún en el desarrollado hasta ahora por Coixet: emociones y sentimientos. 28 de octubre 2015 Sesión número 1499 EL PADRE Título original: The Cut. Nacionalidad: Alemania, Francia, Polonia, Italia, Canadá, Turquía. Director: Fatih Akin (2014). Guión: Fatih Akin, Mardik Martin. Fotografía: Rainer Klausman. Dirección artística: Ralph Remstedt, Allan Starski. Sonido: Jean-Paul Mugel. Montaje: Andrew Bird. Actores: Tahar Rahim (Nazaret Manoogian), Makram H. Khoury (Omar Nasreddin), Simon Abkarian (Krikor), Hindi Zahra (Rakel), Bartu Kücükcaglayan (Mehmet), Kevork Malikyan (Hagob Nakashian), Tryne Dirholm (Leitein des Waisenhauses), Moritz Bleibtreu (Peter Edelmann) Duración: 138 minutos Versión original con subtítulos en español. Mardin, 1915: la policía turca llama a las puertas de los armenios y se lleva a todos los hombres. El joven herrero Nazaret Manoogian puede sobrevivir y escapar del genocidio;; años después se entera de que sus dos hijas aún están vivas. A partir de ese momento, solo vive con la idea de encontrarlas. Su búsqueda le lleva desde el desierto de Mesopotamia a las inmensas praderas de Dakota del Norte pasando por La Habana. Del turco Fatih Akim (Hamburgo, 1973) pudo verse en España, su película Corto y con filo (1998) que fue degustada exclusivamente por unos pocos cientos de espectadores. Debieron pasar algunos años más para que la muy interesante obra de este director alemán de origen turco pudiera empezar a verse con toda normalidad en nuestro país, sobre todo tras su espectacular triunfo en el festival de Berlín 2004 donde fue una de las grandes sorpresas del cine europeo con su película Contra la pared a la que siguió el interés provocado por su siguiente película, Cruzando el puente (vista en el cineclub el 07-02-2007), seguida de Al otro lado (que vimos en nuestra sala el 17-03-2010). A esos títulos hay que añadir un episodio de New York, I love (2009) y Soul Kitchen (2009). En toda la obra de Akin hay una línea común: la mezcla de cuestiones derivadas de la cultura turca y su implantación o relación con las costumbres occidentales, sin que falten en ellas observaciones y apuntes, algunos de gran crudeza, sobre incidencias de tipo histórico, como sucede en El padre, cuyo origen se encuentra precisamente en la brutal represión desatada por el régimen turco, durante los tiempos del caudillo Atartuk, contra los armenios, una minoría radicada en el país (masacre que, por cierto, Turquía sigue negando, como si nunca hubiera sucedido, pese a las evidencias ciertas de que sí ocurrió). El planteamiento que el director ofrece en este caso responde a las líneas clásicas narrativas de este tipo de historias en las que, por un lado, encontramos la información necesaria para conocer e incluso comprender las circunstancias concretas en que se produjeron los hechos que forman la armazón argumental, en los que se inscriben los hechos personales que, a fin de cuentas, sirven para humanizar el relato concreto al que asistimos. En este caso, además, la estructura fílmica adquiere una forma igualmente muy conocida y repetida desde los tiempos de la homérica Odisea: una road movie, dicho en términos cinematográficos, que llevará al protagonista a recorrer una itinerario que nunca parece tener fin y en el que irá visitando diversos lugares, siempre a la búsqueda del objetivo personal que se ha marcado y que se traduce en un considerable esfuerzo físico y mental. El drama histórico que sirve de base fundamental a lo que sucederá luego forma parte de las miserias humanas; sorprende siempre encontrar esos terribles ejemplos de crueldad con los que el hombre descarga su ira contra otros, pueblos enteros incluso. En ese contexto, la figura de una sola persona sobresale y alcanza una singular grandeza cuando emprende la titánica aventura de intentar encontrar a sus hijas, donde quiera que estén. De la forma en que estos asuntos se traten y expongan dependerá la aceptación o el rechazo de los espectadores, según la sensibilidad de cada cual para considerar conceptos como la barbarie, la deshumanización, la sensiblería o los sentimientos. Con esta película, Akin ha concluido la trilogía que se había propuesto bajo el título “El amor, la muerte y el diablo”, en la que ha realizado una introspección sobre las circunstancias concretas del mundo turco en época contemporánea. 4 de noviembre 2015 Sesión número 1500 VIAJE A SILS MARIA Título original: Clouds of Sils Maria. Nacionalidad: Francia, Suiza, Alemania. Director: Olivier Assayas. Producción: CG Cinéma, CAB Productions, Pallas Film, Vorteux Sutra, Arte France Cinéma. Guión: Olivier Assayas. Fotografía: Yorick le Saux. Dirección artística: Gabriela Ausonio Actores: Juliette Binoche (Maria Enders), Kristen Stewart (Valentine), Chloë Grace Moretz (JoAnn Ellis), Angela Winkler (Rosa Melchior), Johnny Flynn (Christopher), Lars Eidinger (Klaus), Brady Corbet (Piers) Duración: 124 minutos Versión original con subtítulos en español A los dieciocho años, Maria Enders tuvo éxito en el teatro interpretando a Sigrid, una chica ambiciosa y encantadora que ocasionaba el suicidio de una mujer madura, Helena. Veinte años más tarde, le ofrecen interpretar nuevamente la pieza, pero esta vez encarnando a Helena. En Sils Maria, la actriz echa una mirada hacia atrás, recuerda sus éxitos y anhela revivir el tiempo en que era admirada y querida. No parecen existir serias dudas sobre un hecho cada vez más firme: el cine francés es, en estos momentos, el primero de Europa por la calidad de las películas que va encadenando y por la firmeza con que se conducen varios de sus directores más considerados. Entre ellos, la figura de Olivier Assayas (París, 1955), un peculiar y tardío heredero de la nouvelle vague, se configura como el más sólido y contundente de todos ellos, mediante la elaboración de una filmografía tan sólida como variada en sus objetivos, hasta ir configurando un cine global, multidisciplinar, pleno de influencias a la vez que de sugerencias en la resolución de los variados problemas que ofrece el planteamiento de una película. Sirva esta introducción para enfatizar la considerable importancia que tiene en el panorama del cine europeo una película como Viaje a Sils Maria, amparada ya por un unánime reconocimiento de la crítica. A Olivier Assayas le costó empezar a ser conocido en España, pues ninguna de sus primeras películas consiguió entrar en los canales de distribución comercial y sólo una de ellas, L’enfant de l’hiver (El niño del invierno, 1989) encontró huecos en los circuitos minoritarios (Filmoteca Española y similares), sin que encontrara entonces más relevancia que el de la curiosidad de algunos cinéfilos impenitentes. Esa situación comenzó a cambiar a partir de Finales de agosto, principios de septiembre (vista en el Cine Club el 09-12-1999), una propuesta muy interesante que empezó a consolidar su prestigio. Assayas procede del campo teórico (la crítica y el ensayo) y enlaza con la mejor tradición del cine francés intelectualizado y comprometido: comenzó su actividad en el terreno cinematográfico como crítico y más tarde escribió varios guiones para André Techiné, antes de rodar su primera película como director, Désordre (1986), iniciando en recorrido en el que ha ido dibujando un amplio panorama sobre la realidad presente de la sociedad francesa mediante un sorprendente conocimiento de la naturaleza humana, en cuyos entramados más complejos penetra pasa exponerlos a la luz del cine con notable fluidez. Sils Maria es un lugar retirado de Suiza, donde vivieron entre otros famosos, Friedrich Nietzsche y Herman Hesse. Allí es donde una actriz veterana y otra joven ambiciosa que aspira a sucederla, vivirán su particular encuentro de intereses, objetivos y emociones; una decae, se apaga; la otra emerge, luminosa y brillante. De la forma verdaderamente audaz en que el director afronta esta situación, repartiendo sus simpatías entre la figura amarga y decadente de una y el atractivo, ambicioso empuje de la otra, con la imprescindible presencia entre ellas, de la secretaria de la actriz, se desprende un asombroso resultado final, el de una película hecha por y con mujeres, que viene a poner de relieve un extraordinario conocimiento del alma femenina. Con toda justicia y razón, Viaje a Sils Maria se considera ya como una de las más importantes película europeas de esta década. 11 de noviembre 2015 Sesión número 1501 NEGOCIADOR Nacionalidad: España. Director: Borja Cobeaga (2014). Producción: Sayaka Producciones audiovisuales, Telecinco Cinema. Guión: Borja Cobeaga. Fotografía: Jon D. Domínguez. Música: Aránzazu Calleja. Montaje: Carolina Martínez Urbina Actores: Ramón Barea, Josean Bengoetxea, Carlos Areces, Melina Matthews, Jons Pappila, María Cruickshank, Óscar Ladoire, Raúl Arévalo, Secun de la Rosa, Alejandro Tejería, Santi Ugalde, Gorka Aguinagalde Duración: 80 minutos Manu Aranguren, un político vasco, ejerce de interlocutor del gobierno español en las negociaciones con ETA. En lugar de asistir, tal como esperaba, a un acto solemne y calculado, pronto verá que las casualidades, los errores o los malentendidos marcan el diálogo entre ambas partes y que la relación personal entre los negociadores será clave para la resolución del conflicto. Si el que fue angustioso drama desencadenado por ETA en España durante tantos años puede contemplarse ya en clave de humor, es que realmente la situación ha cambiado de manera sustancial y aquella terrible situación de un país dominado por el terror ha pasado a la historia. No hace falta remontarse al todavía reciente éxito de Ocho apellidos vascos para comprobar este aserto, que ahora ratifica Borja Cobeaga con una película brillante, ingeniosa, escrita y desarrollada en clave de ironía para envolver justamente un hecho real vinculado a aquellos años terribles. En el fondo están las negociaciones entabladas por el presidente del PSE vasco, Jesús Eguiguren, con responsables de la banda terrorista en los años 2005 y 2006 y que no sólo muestra cómo fue la vida del político vasco durante esos meses, en los que ni siquiera podía llevar tarjetas de crédito para que su utilización sirviera para ser localizado, sino que se alimentaba de kebabs y bocadillos en busca de un anonimato total, hasta llegar a ser confundido él mismo con un etarra a la vista del vestuario tan descuidado que llevaba. Borja Cobeaga (San Sebastián, 1977) comenzó a realizar sus primeros cortometrajes en vídeo a los nueve años, junto con sus amigos y compañeros de clase, exhibiéndolos en el salón de actos de su colegio. Se licenció en Comunicación Audiovisual por la Universidad del País Vasco y fue director, guionista y editor de diversos cortos en con los que participó en diferentes festivales consiguiendo varios premios. A continuación empezó a trabajar para TV al tiempo que dirigía varios cortos profesionales y participaba como guionista en diversos títulos, entre ellos el ya citado Ocho apellidos vascos. Como director ha firmado Pagafantas (2009) y No controles (2010), antes de llegar a la película que hoy nos ocupa y sobre la que Luis Martínez escribió en El Mundo: “Generalmente, la ficción es un pálido reflejo de la realidad. Acostumbramos a imaginar lo real como lo sólido, lo serio, lo de verdad. Y a su lado, la ficción. Es decir, lo blando, lo cómico, lo prescindible. Pues bien, olvídense. ‘Negociador’, parece una parodia y, en realidad, es todo lo contrario. Nos reímos, sí, porque imaginamos que nada de lo que vemos pudo ocurrir de semejante y estúpida manera. Demasiado ridículo. Pero, pronto, digamos que en cuanto nos acostumbramos a la oscuridad de la sala, caemos en la cuenta de que, en verdad, todo fue peor. Aún más esperpéntico, aún más triste. La ficción, en este caso, es dura. Borja Cobeaga, consigue así, reivindicarse como un fino fabulador de lo duro a la vez que demuestra su facilidad para quitar la cáscara a la realidad; hasta tocar lo más blando. Nada de lo que ocurre en ‘Negociador’ es verdad y ni uno sólo de los fotogramas puede ser tachado de mentira. Y es en esa aparente contradicción donde la película se hace fuerte hasta entregarse al espectador como la más divertida descripción del absurdo que fue todo aquello”. Y concluye: “El resultado es una comedia que apunta maneras de tragedia; un drama que, a su pesar, no le queda más remedio que romper en esperpento. No hay gags, sólo fragmentos de vidas diminutas. La realidad, de repente, se antoja tan blanda como ridícula, tan graciosa como sangrienta. Tan brillante como irresistible”. 18 de noviembre 2015 Sesión número 1502 LA PROFESORA DE PARVULARIO Título original: Haganenet. Nacionalidad: Israel, Francia. Director: Nadav Lapid (2014). Producción: Pie Films, Haut et Court, Arte France Cinéma. Guión: Nadav Lapid. Fotografía: Shai Goldman. Música: Michael Emet. Actores: Sarit Larry (Nira), Avi Shnaidman (Yoav Pollak), Lior Raz (marido de Nira), Yehezkei Lazarov (Amnos Pollak), Dan Toren (Aharon Pollak), Avishag Kahalani (ayudante del parvulario), Gilab ben David, Ester Rada, Guy Oren. Duración: 120 minutos Versión original con subtítulos en español Festival de Sevilla: Giraldillo de plata Una profesora descubre, en un niño de cinco años de edad, un prodigioso don para la poesía. Asombrada e inspirada por esta precocidad, decide proteger su talento, a pesar de la incompresión familiar y social. La crítica no suele ser unánime, faltaría más, ni siquiera coincidente en sus apreciaciones, pero en pocos casos como en este podemos encontrar juicios de valor tan discrepantes, que van desde el entusiasmo hasta el desdén, ocasionado este último por una evidente dificultad de comprender y acercarse a lo que hay en el trasfondo de la película. De manera que mientras Jordi Costa, en El País, considera que estamos ante un “muy complejo y provocador segundo trabajo del cineasta”, que acierta a trabajar un enigma apasionante “y golpea al espectador con un puñado de insidiosas preguntas”, su colega Francisco Marinero, en El Mundo valora que “la narración basa en las pautas y la dosificación de la información el interés progresivo” que se desarrolla mediante un estilo “de una austeridad artificiosa, con mucho primer plano, silencios y comportamientos inexplicables”. En La Vanguardia, Lluis Bonet pone el acento en los actores puesto que cree que “aunque magníficamente filmada, esta película no sería la misma sin su magistral pareja protagonista”, aunque el más severo en el juicio es Rodríguez Marchante desde las páginas de ABC: “Unos personajes desconcertantes, un desarrollo de la historia que produce perplejidad y una evidente intención del director en que mires de lejos, sin vuelcos emocionales”. Y hay más, naturalmente, aunque no es cosa de seguir desgranando aquí comentarios tan variopintos que, en resumen, no ayudan mucho. Sin embargo, La profesora de parvulario encierra no pocos elementos para la reflexión, sobre todo si se profundiza más allá de lo que sugiere la escueta nota resumen del argumento, porque la pretensión final, casi única, del director, es hacernos reflexionar sobre la naturaleza de la creación y del arte, o sobre la dificultad que el arte tiene para representar contenidos sublimes que se encuentran difuminados entre cuestiones prosaicas derivadas de la realidad cotidiana. La profesora de este parvulario descubre en uno de sus alumnos unas condiciones muy especiales para el ejercicio de la poesía; ella misma, que también es poeta, asume como propias esas habilidades y suplanta al niño utilizando sus poemas, para posteriormente convertirse en la principal valedora y asesora de la criatura, frente a un entorno social y familiar poco proclive a aceptar como buenas esas demostraciones de sensibilidad. Pero, y aquí es donde aparecen las discrepancias críticas, Nadav Lapid (Tel Aviv, 1975) con una larga experiencia en TV y en el mundo del cortometraje, ofrece un desarrollo argumental y fílmico que ha provocado una cierta sensación de desconcierto, por la forma un tanto abrupta en que presenta situaciones que parecían requerir un tratamiento más sosegado y que aporta una cierta irregularidad estética, que transforma finalmente la película en una obra aislada, inusual, sin poder ser encuadrada en ningún género específico, tal es su habilidad para romper los esquemas preestablecidos. Lo que abre un abanico amplísimo de posibilidades, porque si los críticos no son capaces ni de acercar un poco sus posiciones, menos aún podrá hacerlo el público en general, cuyo estado de ánimo tendrá mucho que ver en la aceptación de la propuesta arriesgada que hace Lapid. 25 de noviembre 2015 Sesión número 1503 LOS INSÓLITOS PECES GATO Nacionalidad: México. Directora: Claudia SainteLuce (2013). Producción: Cine Canibal, Jaqueca Films, Conaculta, Imcine. Guión: Claudia Sainte-Luce. Fotografía: Agnès Godard. Música: Madame Recamier, Lino Nava. Montaje: Santiago Ricci. Vestuario: Gabriela Fernández. Actores: Ximena Ayala (Claudia), Lisa Owen (Martha), Sonia Franco (Alejandra), Wendy Guillén (Wendy), Andrea Baeza (Mariana), Alejandro Ramírez Muñoz (Armando), Vera Wilson (Alicia), Cynthia Bordes (Tania). Duración: 95 minutos Premios: Festival de Toronto, premio de la Fipresci; festival de Gijón, premio especial del jurado; festival de Mar del Plata, mejor película latinoamericana. Claudia, una joven callada y meditabunda, trabaja en un supermercado como promotora de salchichas, lidiando con una insostenible soledad. En la sala de urgencias de un hospital público, aquejada de apendicitis, conoce a Martha, hospitalizada en la cama de al lado. Martha, quien vive acompañada por sus hijos y que poco a poco se gana la confianza de Claudia. Un lazo de amistad que poco a poco se va estrechando. Claudia Sainte-Luce es una escritora mexicana, conocida como autora de una obra titulada Inercia y por haber rodado un par de cortometrajes, Muerte anunciada (2006) y El milagrito de San Jacinto (2007) antes de acometer el rodaje de su primer largometrajes, además de haber participado en algunos programas de TV. Nacida en Veracruz, en 1982, reconoce que el título, tan sorprendente, de su primera película lo encontró por casualidad, puesto que inicialmente pensaba en otro, hasta que encontró el que habría de ser definitivo y que aparece en distintos momentos de la película adherido a una pecera. “La pegatina fue un accidente… quería decorar la pecera del personaje de Armando y ojeando una revista mientras estábamos esperando colocar la cámara, vi eso, era el titular de un artículo, lo recorté rápido. Leí que eran una especie de peces que viven en Nueva Orleans, creo recordar, que siempre se mueven juntos. Dije: “¡Ay! ¡Mira qué chistoso!”. No pensé nada más allá. Cuando veía la película una y otra vez, que se llamaba Encuentro en un principio, dije: “No, este título no me gusta… ¡Claro, es que tiene que tener este!”. Ellos son como este tipo de peces que se mueven juntos a todos lados y que lo que les hace únicos es esta unión, por eso le cambié el título”. En la película, Paula Arantzazu Ruiz encuentra que la directora “mira hacia adentro para recuperar una parte de su vida y mostrárnosla a través de esta peculiar tragicomedia sobre una joven y una familia disfuncional, y cómo ese encuentro acaba catalizando numerosas emociones para a su vez ejercer de bálsamo ante uno de los grandes y tristes retos de la vida: la pérdida de un ser querido. Así, juega la carta de la extravagante melancolía que su título sugiere y nos presenta a Claudia, una chica introvertida y solitaria, que tiene que ser ingresada por apendicitis y en la clínica conoce a Martha, una mujer hospitalizada por una enfermedad terminal, y a sus cuatro hijos, todos de padres distintos. Esa gran matriarca a la que le falta vida pero a quien le sobra el cariño acogerá a la protagonista, engrandeciendo así esa suerte de familia tan dispar y contradictoria. Habrá quien señale que sobre familias poco convencionales ya hemos visto suficiente en el cine, sobre todo en el indie estadounidense, pero no suele ser muy habitual en el ámbito mexicano este tipo de historias redentoras , máxime si tenemos en cuenta que el cine de nuevo cuño de ese país tiende hacia historias más o menos violentas (Amat Escalante), más o menos pseudomísticas (Carlos Reygadas), o de corte autoral y de vanguardia (Nicolás Pereda). El de Sainte-Luce es un debut cristalino, ayudado por la fotografía de Agnès Godard, habitual de Claire Denis, quien en el trabajo de la mexicana apuesta por una luz brumosa y tenue con la que retratar ese estado de tránsito que recorren todos los personajes”. 2 de diciembre 2015 Sesión número 1504 PAPUSZA Título original: Papusza. Nacionalidad: Polonia. Directores: Joanna KosKrauze, Krzysztof Krauze (2013). Producción: Argomedia Productions. Guión: Joanna Kos-Krauze, Krzysstof Krauze. Fotografía: Krzysztof Ptak. Actores: Jowita Miondlikowska (Bronislawa Wajs), Zbigniew Walerys (Dionizy Wajs), Antoni Pawlicki (Jerzy Ficowski), Artur Steranko (Czarnecki), Andrzej Walden (Julian Tuwin). Duración: 125 minutos Versión original con subtítulos en español Premios: Semana de Valladolid, mejor director y mejor actor (Zbigniew Walerys) Bronislawa Wajs (Papusza) fue la primera poeta gitana que consiguió ver su obra publicada en Polonia, pero ese efímero éxito se vio enturbiado al ser repudiada por su propia comunidad, que la acusó de haber traicionado los secretos de su pueblo. Papusza vivió inmersa en la pobreza y la abnegación, torturada por la culpabilidad hasta su muerte en 1987. Había nacido en 1908. Como corresponde a una familia gitana, la de Papusza (Muñeca) era nómada y encontraba en la naturaleza su hogar, que compartía generosamente con otras familias; todos viajaban juntos en carromatos, delante los hombres, detrás las mujeres y sobre todos ellos, la protección del cielo polaco. Este es el paisaje que recoge un fascinante blanco y negro que transmite una forma de vida que puede resultar muy atractiva pero que está llena de calamidades sin cuento. Es ahí, en ese escenario, donde se perfila un drama que habrá de alcanzar características de extrema virulencia y severidad. La figura central es Papusza, protagonista a su pesar de una situación de extrema crueldad, derivada de un hecho ciertamente insólito: escribir poemas y publicarlos. La historia de Bronislawa Wajs es una terrible tragedia marcada por la guerra, por la amenaza constante del mundo no gitano y por la nostalgia de vivir en el camino sin fin, el que no lleva a ningún sitio, esa patria infinita en que anida el alma de cultura romaní. Según la cronista Isabel Fonseca, Papusza cantaba con un estilo fuera de lo común, ajeno a la tradición folklórica gitana, poemas sobre el bosque, sobre lugares específicos, y también, sobre las penurias pasadas durante la guerra junto con sus hermanos en desgracia, los judíos. El poeta polaco Ficowski la vio cantar y se enamoró de su talento. Cuando sus canciones y poemas aparecieron publicados en varias revistas y periódicos ella ya tenía 40 años, estaba casada y cuidaba de un niño que encontró entre cadáveres durante la guerra y que adoptó. Luego llegó la fama pero no el cambio de fortuna, sino el desprecio de su pueblo, que la acusó de vender sus secretos y costumbres sin acertar a valorar lo que de trascendente para la cultura gitana podía haber en aquellos poemas. Fue amenazada y obligada a abandonar la comunidad, junto con su ya viejo marido. Justo en esa misma época lo que puede considerarse como ‘el problema gitano’ se convirtió en una importante cuestión de estado que se solucionó poniendo en práctica los asentamientos para el pueblo romaní. Este es el telón de fondo sobre el que se desarrolla esta impresionante película, rodada en un bellísimo y deslumbrante blanco y negro. Como se ha podido escribir en las críticas, siempre elogiosas, cada fotograma es una obra de arte, donde la luz y las sombras están tan cuidadosamente perfiladas, con originalidad y destreza, que alcanzan protagonismo individualizado cada uno de ellos. Pero no es solo la forma lo que importa en este relato, sino el propio devenir de los acontecimientos, la plasmación del nomadismo gitano, los desastres de la guerra, la crueldad de los sentimientos humanos, la incomprensión del colectivo hacia aquella que, sin quererlo, parece diferente y, como consecuencia final, la marginación y, con ella, la soledad, la que corresponde a una muñeca rota y abandonada en cualquier desdichado rincón del mundo. 9 de diciembre 2015 Sesión número 1505 PHOENIX Nacionalidad: Alemania. Director: Christian Petzold (2014). Producción: Schramm Film Koerner & Weber, Arte Films, WestDeutscher Rundfunk, Baverischer Rundfund. Guión: Christian Petzold, Harum Farocki, según la novela “Regreso de las cenizas”, de Hubert Monteilhet. Fotografía: Hans Fromm. Música: Stefan Will. Actores: Nina Hoss (Nelly Lenz), Ronald Zehrfeld (Johannes), Nina Kunzendorf (Lene Winter), Michael Maertens, Imogen Kogge (Elisabeth), Felix Rohmer (Geiger), Uwe Preuss (Clubbesitzer), Frank Seppeler, Daniela Holtz, Kathrin Wehlisch, Michael Wenninger, Claudia Geisler. Duración: 98 minutos Versión original con subtítulos en español Junio de 1945. Nelly, una superviviente de Auschwitz, regresa a su Berlín natal gravemente herida, con la cara destrozada, acompañada por Lene, de la Agencia Judía y amiga suya antes de la guerra. Tras sufrir una traumática operación de reconstrucción facial, Nelly se empeña en buscar a su marido Johnny, el amor de su vida, del que sospecha fue quien la denunció a los nazis. Christian Petzold, nacido en 1960, en Hilden, cumplió su servicio militar en trabajos civiles, a través de un pequeño club de cine dedicado a la proyección de películas para adolescentes con problemas. En 1981 se radió en Berlín para estudiar teatro y filología alemana, que compaginó con clases en el Instituto Alemán de Cine y TV, donde dirigió su primera película, Pilotinnen, un trabajo de grado, en 1995. Diez años más tarde ya trabajaba profesionalmente, dirigiendo sus primeras películas: Gespenster (2005), presentada en el festival de Berlín, Yella (2007), Jerichow (2008), que conforman una trilogía elaborada en colaboración con el ya fallecido Harun Farocki y que ayudaron a definir una especie de “estilo” de cine berlinés, marcado hasta entonces por cuestiones sociales (el trabajo, el empleo) al que Petzold añade cuestiones de tipo más personal e intimista, con presencia activa de cuestiones relacionadas con la vida y la muerte, esto es, el espíritu en su más profunda esencia. Con su siguiente película, Barbara (2012), Petzold ganó el oso de plata al mejor director en el festival de Berlín y el film fue seleccionado para representar a Alemania en los oscar de ese año. Hasta entonces, su cine se había caracterizado por fuertes contenidos melodramáticos, expuestos con suma frialdad, dentro de una sobriedad estética y narrativa que ayudó a definir su estilo y dio carta de naturaleza al cine producido por esos años en la capital alemana, como si quisiera deshumanizar los sentimientos recogidos en sus argumentos bajo una capa de modernismo neocapitalista ajeno a las emociones. Pero ya en el último título citado, Barbara, Petzold insinuaba un cambio de tendencia al proponer una primera meditación sobre elementos conflictivos de su país, esencialmente sobre lo sucedido en la guerra mundial y sus circunstancias posteriores, algo que ahora queda acentuado a través de Phoenix, donde ya no se trata de insinuaciones alejadas en el tiempo sino una entrada total en la naturaleza del problema. Se trata, en suma, de un viraje hacia el pasado todavía reciente de Alemania y en ese giro también se produce una mutación estética en la forma que tiene el director de acercarse al relato, sustituyendo su anterior afición por los espacios sombríos por la luminosidad y el color que ahora aparecen en su película. Cambio visual que tiene un paralelismo en el desarrollo de la relación, cuando Nina, con su rostro transformado, encuentra al fin a su marido, que no la reconoce pero a la que propone sustituir a su auténtica mujer con el propósito deliberado de poder cobrar la herencia, juego de identidades falsas y suplantaciones de personalidad que tiene una larga y vigorosa tradición en el cine de Hollywood, de donde proceden los mejores thriller rodados para el cine. De esa forma, aquel arranque vinculado a la dramática historia de Alemania deriva hacia otro no menos denso pero de carácter personal, que terminará por desencadenar un contundente golpe de efecto final que, como es lógico, no vamos a desvelar en estas líneas. Las sorpresas siempre tienen su encanto. 16 de diciembre 2015 Sesión número 1506 EL MUNDO SIGUE Nacionalidad: España. Director: Fernando FernánGómez (1963). Producción: Ada Films. Argumento: La novela de Juan Antonio Zunzunegui. Guión: Fernando Fernán-Gómez. Fotografía: Emilio Foriscot. Música: Daniel J. White. Actores: Lina Canalejas (Eloísa), Fernando FernánGómez (Faustino), Gemma Cuervo (Luisa), Milagros Leal (la madre), María Luisa Ponte (La Alpujarreña), Agustín González (Andrés), Francisco Pierrá (el padre), José Morales (Rodolfo), Fernando Guillén (Rafa), José Calvo (don Francisco), José María Caffarel (Julito). Duración: 124 minutos. En el barrio madrileño de Maravillas vive una familia. La madre, Eloisa, ejerce de ama de casa de manera sumisa, pendiente de las órdenes del marido, guardia municipal machista y autoritario. El matrimonio tiene tres hijos. El muchacho está en un seminario. Las dos hermanas no se soportan entre ellas y odian su procedencia humilde. Su objetivo en la vida es casarse con un hombre rico que las saque de la pobreza. Llega hoy al Cine Club Chaplin una película maldita, una de las muchas que el cine español ha ido engrosando a través de los años, singularmente durante la etapa franquista, proclive a castigar con el desdén, la censura o el olvido en las estanterías aquellas películas que no se adaptaban como un guante a los criterios del sistema. Se cuenta que su autor, Fernando Fernán Gómez, murió convencido de que El mundo sigue, considerada por él mismo como una de sus obras más personales y ambiciosas, nunca se había llegado a proyectar en una sala comercial y casi fue así, porque sólo se estrenó de tapadillo y a escondidas en un cine de Bilbao, donde permaneció apenas unos días antes de desaparecer de la circulación. Ahora, cincuenta años después, ha sido recuperada, cuando ya su autor no existe, para que una generación diferente pueda llegar a conocer una obra fundamental. La obra nació gafada desde el primer momento, como reconocía el propio director aludiendo al novelista Zunzunegui, un nombre que el régimen consideraba nefasto y, en efecto, FernánGómez no consiguió convencer a la censura para que la permitiera y tampoco lo logró cuando años más tarde, al llegar Fraga al ministerio, pareció (levemente) que las cosas iban a mejorar. El director, que había invertido todos sus ahorros en la producción de esa película, tuvo que aceptar a continuación todo tipo de trabajos alimenticios para poder sobrevivir, mientras la película iba quedando olvida. Una de las actrices que participó en aquella aventura, Gemma Cuervo, asegura que la historia es totalmente actual: “Habla de miseria moral, de podredumbre, de avaricia... Pero es que es lo que rodeaba a nuestro país en ese momento, tanto en Madrid como en Barcelona y otras ciudades, era así. Mi generación vivió aquel ambiente”. La película quedó en casa de Juan Estelrich, hijo de otro director del mismo nombre que había colaborado con Fernán-Gómez en la producción y allí fue descubierta, recientemente, por Adolfo Blanco, responsable de A Contracorriente, la firma que ahora la distribuye. Limpiada y restaurada, El mundo sigue no renace tras cincuenta años sino que, realmente, empieza ahora su vida propia, trayendo hasta el presente una España que fue real y cierta, que el poder quiso ocultar para que sus contemporáneos no la conocieran ni supieran qué estaba pasando realmente en el país. Y es que por primera vez en el cine español se ve cómo es el Madrid popular, el de barrio de Maravillas (hoy Malasaña y Chueca), lo que cuesta una bebida en un bar, lo que se gana con una quiniela de 14 aciertos e incluso se habla de la posibilidad de un aborto. El adulterio, la ambición, la violencia, el hambre y el maltrato a la mujer son sólo algunos de los temas de los que trata la película, y que reflejan, en todo momento, la injusticia reinante en un mundo sin piedad, en el que dos hermanas no son nada ejemplares, sino que se tiran a matar cruelmente, ante las miradas impotentes de sus padres. Depósito Legal: CU-1-2014
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