L`O S S E RVATOR E ROMANO

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L’OSSERVATORE ROMANO
EDICIÓN SEMANAL
Unicuique suum
Año XLVII, número 45 (2.439)
EN LENGUA ESPAÑOLA
Non praevalebunt
Ciudad del Vaticano
6 de noviembre de 2015
Entrevista concedida por el Pontífice al periódico holandés Straatnieuws
El pecado existe y nos lleva al egoísmo
«Jesús vino al mundo sin techo y se
hizo pobre». El Papa concedió una
entrevista al diario Straatniews cuya
venta sirve para ayudar a los sin techo de Holanda.
Durante la entrevista, el Papa
Francisco se mostró sereno, amistosos, más aún, enérgico y preciso, quizás porque la preferencia por los pobres es una de las centralidades de su
Pontificado.
No podía ser de otra forma para
un Papa que escogió el nombre de
Francisco.
Este compromiso no es nuevo. La
primera vez que el niño Jorge se conmovió con la pobreza, vivía con sus
padres en una barrio humilde de
Buenos Aires.
La señora que ayudaba en las tareas domésticas, a la que se refirió sin
dar el nombre, y a quien lleva siempre consigo, en una medalla del Sagrado Corazón de Jesús que ella le
regaló, vivía en una situación de extrema necesidad, que no sólo no le
pasó inadvertida sino que de dejó
una huella indelebre. Ahora sabemos
que cada vez que el Papa se refiere a
las 3 «t» de «trabajo, techo y tierra»
piensa también en ella.
Pero lo principal, la razón de la estrecha relación de la Iglesia con los
pobres es que «Jesús vino al mundo
sin techo y se hizo pobre».
Por eso hay sólo una forma de hablar de la pobreza «hablar con la
verdad y también con el testimonio».
A la coherencia y al testimonio de la
pobreza el Papa se refirió diciendo
que «si un creyente habla de los pobres o de los sin techo y lleva una vida de faraón, esto no se puede hacer». «Si usted piensa en los niños
explotados por el trabajo esclavo
—continuó—, o en los niños explotados para el abuso sexual. Y otra forma de explotación: matar a los niños
para quitarles los órganos, el tráfico
de órganos. Matar a los niños para
quitarles los órganos es codicia».
Francisco vive su solidaridad con
los pobres en primera persona «comenzando por la venta de los regalos
y demás cosas con las que es obsequiado» y cuando habla de los bienes de la Iglesia no duda en decir
«son muchos […] pero los usamos
para hacer tantas obras en los países
necesitados: hospitales, escuelas».
Una de ellas los 50.000 euros recientemente enviados al Congo.
El Papa finalizó su entrevista con
un mensaje realista y esperanzador,
ya que si bien «es difícil imaginar un
mundo sin pobres ya que siempre
existe el pecado y este nos lleva a
egoísmos», hay una certeza aún mayor «debemos luchar siempre, siempre».
Disipando las dudas sobre su cansancio el Pontífice comentó que no
se da por vencido: «es mi deber continuar a hablar de la verdad y de cómo están las cosas».
La respuesta del Evangelio
de la misericordia
En México, el obispo de la diócesis de San Cristóbal de las Casas, monseñor Felipe Arizmendi Esquivel, ha inaugurado, el 3 de noviembre, una
casa para acoger a los migrantes, y se la ha bautizado con el nombre de
San Martín de Porres. La casa será un punto de referencia para cuantos
atraviesen la frontera meridional y lleguen a Chiapas en su difícil camino hacia los Estados Unidos.
Grave traición
a la confianza
del Papa
En el marco de investigaciones de
policía judicial realizadas por la
Gendarmería vaticana e iniciadas
hace algunos meses por el robo y
divulgación de noticias y documentos reservados, el sábado 31 de
octubre y el domingo 1 de noviembre fueron convocadas dos
personas para ser interrogadas a
partir de los elementos recogidos y
de las evidencias alcanzadas.
Se trata de un eclesiástico, monseñor Lucio Ángel Vallejo Balda, y
de Francesca Chaouqui, que en el
pasado fueron respectivamente secretario y miembro de la Comisión
referente de estudio y orientaciones sobre la organización de la estructura económico-administrativa
de la Santa Sede (COSEA), instituida por el Papa en julio de 2013 y
sucesivamente disuelta después de
cumplir con su mandato.
A continuación del resultado de
los interrogatorios estas dos personas fueron arrestadas con vistas a
la continuación de las investigaciones.
SIGUE EN LA PÁGINA 5
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viernes 6 de noviembre de 2015, número 45
En el Ángelus del 1 de noviembre el Papa habla de los santos de la puerta de al lado
Llevamos el apellido de Dios
Nuevo llamamiento por el fin de la violencia en la República Centroafricana
El Papa Francisco en el Ángelus del domingo 1 de noviembre en
la plaza de San Pedro recordó a los santos «de la puerta
de al lado», quienes «con la gracia de Dios, se han esforzado
por practicar el Evangelio en su vida ordinaria».
Queridos hermanos y hermanas,
¡buenos días y buena fiesta!
En la celebración de hoy, fiesta de
Todos los santos, sentimos particularmente viva la realidad de la comunión de los santos, nuestra gran
familia, formada por todos los
miembros de la Iglesia, tanto los que
somos todavía peregrinos en la tierra, como los que —muchos más— ya
la han dejado y se han ido al Cielo.
Estamos todos unidos, y esto se llama la «comunión de los santos», es
decir, la comunidad de todos los
bautizados.
En la liturgia, el Libro del Apocalipsis refiere una característica esencial de los santos, y dice así: ellos
son personas que pertenecen totalmente
a Dios. Los presenta como una multitud inmensa de «elegidos», vestidos de blanco y marcados por el
«sello de Dios» (cf. 7, 2-4.9-14). Mediante este último particular, con
lenguaje alegórico se subraya que los
santos pertenecen a Dios en modo
pleno y exclusivo, son su propiedad.
Y ¿qué significa llevar el sello de
Dios en la propia vida y en la propia
persona? Nos lo dice también el
apóstol Juan: significa que en Jesucristo nos hemos convertido verdaderamente en hijos de Dios (cf. 1 Jn
3, 1 -3).
¿Somos conscientes de este gran
don? ¡Todos somos hijos de Dios!
¿Recordamos que en el Bautismo
hemos recibido el «sello» de nuestro
Padre celestial y nos hemos convertido en sus hijos? Dicho de un modo
sencillo: llevamos el apellido de
Dios, nuestro apellido es Dios, porque somos hijos de Dios. ¡Aquí está
la raíz de la vocación a la santidad!
Y los santos que hoy recordamos
son precisamente quienes han vivido
en la gracia de su Bautismo, han
conservado íntegro el «sello», comportándose como hijos de Dios, tratando de imitar a Jesús; y ahora han
alcanzado la meta, porque finalmente «ven a Dios así como Él es».
Una segunda característica propia
de los santos es que son ejemplos para imitar. Pero, atención: no solamente los canonizados, sino también
los santos, por así decir, «de la puerta de al lado» que, con la gracia de
Dios, se han esforzado por practicar
el Evangelio en su vida ordinaria.
De estos santos hemos encontrado
tantos también nosotros; quizás hemos tenido alguno en familia, o bien
entre los amigos y los conocidos.
Debemos
estarles
agradecidos, y sobre
todo debemos dar
gracias a Dios que nos
los dio, que nos los
puso
cerca,
como
ejemplos vivos y contagiosos del modo de
vivir y de morir en la
fidelidad al Señor Jesús y a su Evangelio.
¡Cuánta gente buena
hemos conocido y conocemos!, y decimos:
«esta persona es un
santo». Lo decimos,
nos viene espontáneamente. Estos son los
santos de la puerta de al lado, los
que no están canonizados pero viven
con nosotros.
Imitar sus gestos de amor y de
misericordia es un poco como perpetuar su presencia en este mundo.
Y, en efecto, esos gestos evangélicos
son los únicos que resisten a la destrucción de la muerte: un acto de
ternura, una ayuda generosa, un
tiempo dedicado a escuchar, una visita, una palabra buena, una sonrisa… Ante nuestros ojos estos gestos
pueden parecer insignificantes, pero
a los ojos de Dios son eternos, por-
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Al término de la oración mariana,
antes de dirigir un saludo a los
diversos grupos de fieles presentes,
el Papa hizo una llamamiento para
que se ponga fin a la violencia
en la República Centroafricana,
que el Pontífice espera poder visitar
durante el próximo viaje apostólico
a África, abriendo la Puerta santa en
la catedral de Bangui
el domingo 29 de noviembre.
Queridos hermanos y hermanas:
Los dolorosos episodios que en
estos últimos días han intensificado
la delicada situación de la República
Centroafricana, me causan viva preocupación. Hago un llamamiento a
las partes involucradas para que se
ponga fin a este ciclo de violencias.
Estoy espiritualmente cercano a los
padres combonianos de la parroquia
Nuestra Señora de Fátima en Bangui, que acogen numerosos desplazados. Expreso mi solidaridad a la
Iglesia, a las otras confesiones religiosas y a la entera nación Centroafricana, tan duramente puestas a la
prueba mientras realizan todo tipo
de esfuerzo para superar las divisiones y retomar el camino de la paz.
Para manifestar la cercanía orante de
toda la Iglesia a esta nación tan afli-
GIOVANNI MARIA VIAN
director
TIPO GRAFIA VATICANA EDITRICE
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don Sergio Pellini S.D.B.
Giuseppe Fiorentino
subdirector
Ciudad del Vaticano
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que el amor y la compasión son más
fuertes que la muerte.
Que la Virgen María, Reina de todos los santos, nos ayude a tener
más confianza en la gracia de Dios,
para caminar con impulso en el camino de la santidad. A nuestra Madre confiamos nuestro compromiso
cotidiano, y le rogamos también por
nuestros queridos difuntos, en la íntima esperanza de reencontrarnos un
día, todos juntos, en la comunión
gloriosa del Cielo.
director general
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gida y atormentada y exhortar a todos los centroafricanos a ser cada
vez más testigos de misericordia y de
reconciliación, el domingo 29 de noviembre tengo intención de abrir la
Puerta santa de la catedral de Bangui, durante el viaje apostólico que
espero poder realizar a aquella nación.
Ayer, en Frascati, fue proclamada
beata la Madre Teresa Casini, fundadora de las Hermanas Oblatas del
Sagrado Corazón de Jesús. Mujer
contemplativa y misionera, hizo de
su vida una oblación de oración y
de caridad concreta en sostén de los
sacerdotes. Damos gracias al Señor
por su testimonio.
Saludo a todos los peregrinos,
procedentes de Italia y de tantos
países; en particular, los de Malasia
y Valencia (España).
Saludo a los participantes en la
Carrera de los santos y en la Marcha
de los santos, promovidas respectivamente por la Fundación «Don Bosco en el mundo» y por la Asociación «Familia pequeña Iglesia».
Aprecio estas manifestaciones que
ofrecen una dimensión de fiesta popular a la celebración de Todos los
santos. Saludo además a la coral de
San Cataldo, a los jóvenes de Ruvo
de Puglia y a los de Papanice.
Esta tarde iré al cementerio del
Verano, en donde celebraré la santa
misa en sufragio de los difuntos. Visitando el principal cementerio de
Roma, me uno espiritualmente a
quienes en estos días van a rezar a
las tumbas de sus seres queridos, en
todas las partes del mundo.
A todos les deseo paz y serenidad
en compañía espiritual de los santos.
¡Feliz domingo! Y por favor, no os
olvidéis de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y hasta pronto!
Tarifas de suscripción: Italia - Vaticano: € 58.00; Europa (España + IVA): € 100.00 - $ 148.00; América
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número 45, viernes 6 de noviembre de 2015
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Homilía de la misa en el cementerio del Verano sobre el evangelio de las bienaventuranzas
El camino de la felicidad
El «camino de la santidad»
es el mismo «camino de la felicidad».
Lo recordó el Papa Francisco en la
homilía de la misa celebrada el
domingo 1 de noviembre, festividad de
Todos los santos, en el cementerio
romano del Verano.
En el Evangelio hemos escuchado a
Jesús que enseña a sus discípulos y a
la gente reunida en la colina cercana
al lago de Galilea (cf. Mt 5, 1-12). La
palabra del Señor resucitado y vivo
nos indica también a nosotros, hoy,
el camino para alcanzar la verdadera
beatitud, el camino que conduce al
Cielo. Es un camino difícil de comprender porque va contra corriente,
pero el Señor nos dice que quien va
por este camino es feliz, tarde o
temprano alcanza la felicidad.
«Bienaventurados los pobres en el
espíritu, porque de ellos es el reino
de los cielos». Podemos preguntarnos, ¿cómo puede ser feliz una persona pobre de corazón, cuyo único
tesoro es el reino de los cielos? La
razón es precisamente ésta: que al
tener el corazón despojado y libre
«Bienaventurados los mansos». Y
de muchas cosas mundanas, esta nosotros al contrario, ¡cuántas veces
persona es «esperada» en el reino de somos impacientes, nerviosos, siemlos cielos.
pre listos para quejarnos! Reclama«Bienaventurados los que lloran, mos tanto de los demás, pero cuanporque serán consolados». ¿Cómo do nos tocan a nosotros, reaccionapueden ser felices los que lloran? mos alzando la voz, como si fuéraSin embargo, quién en
la vida nunca ha experimentado la tristeza,
Si sabemos dar a los demás el perdón
la angustia, el dolor,
no conocerá jamás la
que pedimos para nosotros,
fuerza de la consolasomos bienaventurados
ción. En cambio, pueden ser felices cuantos
tienen la capacidad de
conmoverse, la capacidad de sentir mos dueños del mundo, mientras
en el corazón el dolor que hay en que en realidad todos somos hijos
sus vidas y en la vida de los demás. de Dios. Más bien, pensemos en
¡Ellos serán felices! Porque la tierna esas mamás y papás que son muy
mano de Dios Padre los consolará y pacientes con los hijos, que «los hacen enloquecer». Este es el camino
los acariciará.
del Señor: el camino
de la mansedumbre y
la paciencia. Jesús ha
recorrido este camino:
desde pequeño ha soportado la persecución
y el exilio; y después,
siendo adulto, las calumnias, los engaños,
las falsas acusaciones
en los tribunales; y todo lo ha soportado
con mansedumbre. Ha
soportado por amor a
nosotros incluso la
cruz.
«Bienaventurados
los que tiene hambre y
sed de justicia, porque
serán saciados». Sí,
los que tienen un fuerte sentido de la justicia, y no sólo hacia los
demás, sino antes que
nada hacia ellos mismos, estos serán saciados, porque están listos para recibir la justicia más grande, la
que solo Dios puede
dar.
Y luego, «bienaventurados los misericordiosos, porque encon-
trarán misericordia». Felices los que a tal punto que ha enviado al munsaben perdonar, que tienen miseri- do su Hijo como semilla de paz pacordia por los demás y que no juz- ra la humanidad.
gan todo ni a todos, sino que busQueridos hermanos y hermanas,
can ponerse en el lugar de los otros. este es el camino de la santidad, y es
El perdón es la cosa que todos nece- el mismo camino de la felicidad. Es
sitamos, nadie está excluido. Por eso el camino que ha recorrido Jesús, es
al inicio de la Misa nos reconocemos más, es Él mismo este camino: quien
como lo que somos, es decir pecado- camina con Él y pasa a través de Él
res. Y no es una forma de decir, una entra en la vida, en la vida eterna.
formalidad: es un acto de verdad. Pidamos al Señor la gracia de ser
«Señor, aquí estoy, ten piedad de personas sencillas y humildes, la gramí». Y si sabemos dar a los demás cia de saber llorar, la gracia de ser
el perdón que pedimos para noso- mansos, la gracia de trabajar por la
tros, somos bienaventurados. Como justicia y la paz, y sobre todo la gradecimos en el «Padre Nuestro»: cia de dejarnos perdonar por Dios
«Perdona nuestras ofensas, como para convertirnos en instrumentos
también nosotros perdonamos a los de su misericordia.
que nos ofenden».
Así han hecho los santos, que nos
«Bienaventurados los que trabajan han precedido en la patria celestial.
por la paz, porque serán llamados hijos de
Dios». Miremos el
Los que buscan siempre la ocasión
rostro de los que van
por ahí sembrando cipara enredar, para aprovecharse
zaña: ¿son felices? Los
de los demás, no pueden ser felices
que buscan siempre la
ocasión para enredar,
para aprovecharse de
los demás, ¿son felices? No, no pue- Ellos nos acompañan en nuestra peden ser felices. En cambio, los que regrinación terrena, nos animan a ir
cada día, con paciencia, buscan sem- adelante. Que su intercesión nos
brar la paz, son artesanos de paz, de ayude a caminar en la vía de Jesús, y
reconciliación, estos sí que son obtenga la felicidad eterna para
bienaventurados, porque son verda- nuestros hermanos y hermanas dideros hijos de nuestro Padre del Cie- funtos, por quienes ofrecemos esta
lo, que siembra siempre y sólo paz, misa.
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viernes 6 de noviembre de 2015, número 45
La jueza de menores y defensora del pueblo, fue amiga personal del Papa Francisco
Un año sin Alicia
Alicia Oliveira era valiente y librepensadora. Era una mujer que obtuvo por mérito todo lo que la vida le
concedió.
Por eso, el camino que recorrió
fue sinuoso, no recto, en la defensa
de ideas y valores, pero ante todo de
las personas y su dignidad. Y cuando se cumple el primer aniversario
de su fallecimiento, su recuerdo si-
Todas las palabras que andan
sueltas por los rincones tienen que
ver con ella. Porque ciertas palabras
como «justicia», «derechos humanos
y sociales», «instituciones trasparentes», «igualdad», tiene que ver con
capítulos de su vida.
Su contribución al funcionamiento de la calidad del sistema democrático en Argentina ha sido inmensa. De Alicia se podía aprender, era
la persona ideal para pedir un con-
gue más vivo que nunca, como queda de manifiesto en las renovadas
muestras de cariño vertidas en las redes sociales por quienes la conocieron o a quienes llegó con su trabajo.
La imborrable y característica huella
que Alicia dejó en Buenos Aires se
hace aún más patente en las calles
de una ciudad que en estos días vive
una intensa campaña electoral.
sejo al paso, para preguntar por el
enfoque sobre una cuestión o para
intercambiar también opiniones sobre distintos temas. Fue abogada,
jueza, perseguida política y defensora de los derechos de la gente. También ha sido política, funcionaria de
gobierno, ama de casa y madre de
tres hijos. Alicia Oliveira fue muchas
cosas pero sin dudas es recordada
SILVINA PÉREZ
Con ocasión de los 60 años del Celam
En la tilma de Guadalupe
Con ocasión de los 60 años
del Consejo episcopal latinoamericano
(Celam), el Papa envió al presidente,
al cardenal Rubén Salazar Gómez,
el mensaje que publicamos
a continuación.
Querido hermano:
Con ocasión de los 60 años del
Consejo episcopal latinoamericano
(Celam), deseo unirme en oración
de acción de gracias por todo el
bien que el Señor ha ido sembrando
y dando fruto por medio de su servicio a la Iglesia de Dios en América
Latina.
Espero que el Celam, teniendo como prioridad la conversión pastoral
y misionera, sea cada vez más partícipe, sostén e ímpetu irradiante de
ese movimiento evangelizador hacia
todos los ambientes y confines.
Es importante que nuestras comunidades sean «casa y escuela de comunión», que atraigan por una sorprendente fraternidad fundada en el
reconocimiento del Padre común, y
ayuden a mantener siempre viva en
la Iglesia en América Latina la pasión por nuestros pueblos, la asunción de sus sufrimientos y la capaci-
dad de discernimiento cristiano de
las vicisitudes de su historia presente, para abrir caminos de mayor
equidad, paz y justicia.
La próxima apertura del Jubileo
extraordinario de la Misericordia será un acontecimiento de gracia en el
que el Celam ha de prestar un servicio fundamental de animación, intercambio y celebración. Querido hermano, al transmitirle mis más cordiales saludos de viva estima, imparto a todos los miembros y colaboradores del Celam, y a todo el episcopado latinoamericano y del Caribe,
mi Bendición Apostólica, poniendo
en la tilma de Nuestra Señora de
Guadalupe, patrona de América, todos estos propósitos para que, por
su intercesión, Nuestro Señor Jesucristo suscite siempre nuevos y más
santos discípulos misioneros en
nuestras iglesias, y más valientes
constructores de paz y justicia en
nuestras naciones.
Fraternalmente,
FRANCISCO
Vaticano, 12 de octubre de 2015
por una en particular: «ser amiga del Papa».
En cuanto a la estrecha relación de Oliveira con Francisco,
Eduardo Valdés, otro
de sus amigos y actual
embajador argentino
ante la Santa Sede
cuenta a nuestro periódico que: se conocieron cuando ella tenía 19 años e ingresaba a la Universidad de
El Salvador y que,
tras el golpe de Estado, el actual Papa la
escondió en muchas
oportunidades y la
trasladaba para que
pudiera tomar contacto en secreto con sus
tres hijos. Una amistad que se nutría con
la realización de hechos concretos, cuenta
Valdés. Como por
La imagen de la villa 20 de Buenos Aires
ejemplo en octubre
del ’99 con el traslado
de los restos del padre Mugica del más habeas corpus presentó en el foro
cementerio de la Recoleta a la Villa porteño entre 1976 y 1982, una gran
31 para construir un santuario.
penalista.
Era la forma que había ideado
Esta fue su forma de luchar ante
Oliveira para impedir que erradica- su despido por la Junta Militar el
ran el barrio para la construcción del mismo 24 de marzo de 1976, recordó
Proyecto Retiro, un desarrollo inmo- Valdés.
biliario que se extendía desde Puerto
Mucha gente participó, el jueves 5
Madero hasta las arterias de Figue- de noviembre en la parroquia Nuesroa, Alcorta y Salguero con grandes tra Señora de la Rábida en el barrio
edificios, y para el que la villa mo- de Montserrat de la ciudad de Buelestaba.
nos Aires, en la misa celebrada por
Contó con la complicidad del en- el padre Carlos Accaputo, responsatonces cardenal Jorge Bergoglio, ble de la Comisión de pastoral social
quien hizo los trámites ante la fami- de la arquidiócesis de Buenos Aires,
lia del cura para conseguir el trasla- en memoria de quien fue una amiga
do del cuerpo. Fue la abogada que incondicional del Papa Francisco.
número 45, viernes 6 de noviembre de 2015
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página 5
El Pontífice reitera la necesidad de erradicar las nuevas formas de esclavitud
Combatir la trata es un imperativo moral
«Un nuevo imperativo moral»: así el Papa Francisco define el compromiso para
acabar con la trata de seres humanos, reiterando que esta última es un auténtico
«crimen contra la humanidad». En un mensaje enviado a los participantes en la
conferencia promovida por el grupo Santa Marta —que tuvo lugar en Madrid los
días 30 y 31 de octubre— el Pontífice invita a multiplicar los esfuerzos para
«liberar a las víctimas de las nuevas esclavitudes, rehabilitar a los cautivos y
excluidos, desenmascarar a los traficantes y a los creadores del mercado, y rendir
una asistencia eficaz a las ciudades y naciones». A continuación publicamos el
texto papal.
la magnitud de estas situaciones y el
grado de vidas inocentes que va cobrando, que hemos de evitar toda
tentación de caer en un nominalismo
declaracionista con efecto tranquilizador en las conciencias. Debemos
cuidar que nuestras instituciones
sean realmente efectivas en la lucha
contra todos estos flagelos».
Hoy los 193 estados que adhieren
a la ONU tienen un nuevo imperativo moral para combatir la trata de
personas, verdadero crimen contra la
humanidad.
La colaboración entre los obispos
y las autoridades civiles, cada uno
según su propia misión y naturaleza
con el fin de ir descubriendo las mejores prácticas para la
realización de esta delicada tarea, es un paso deciHemos de evitar toda tentación de caer
sivos para asegurarse que
la voluntad de los goen un nominalismo declaracionista con
biernos llegue a las víctiefecto tranquilizador en las conciencias
mas de un modo directo
e inmediato, constante,
eficaz y concreto. Ustegrupo Santa Marta. Me refiero, por des, autoridades eclesiásticas y civiuna parte, al encuentro de los alcal- les, están llamados a estar cerca de
des en la Ciudad del Vaticano el 21 las víctimas y a acompañarlas en su
de julio, al cual dirigí la palabra. En camino de dignidad y libertad. Así
dicho encuentro, estas importantes lo deben sentir los muchos hermapersonalidades han firmado una de- nos y hermanas que sufren de la traclaración por la que se comprometen ta humana. Hoy, queridos miembros
ellos mismos a erradicar las nuevas del grupo Santa Marta, no están soesclavitudes que condenan como un los en esta delicada empresa, pueden
contar con el sostén de los más ilucrimen contra la humanidad.
Por la otra, quiero mencionar minados alcaldes y el de toda la cotambién la reciente aprobación de la munidad internacional, dado el resAgenda 2030, con los nuevos objetivos del desarrollo sostenible de la
Organización de las Naciones Unidas, cuyo objetivo 8.7 recita: «Adoptar medidas inmediatas y eficaces
para erradicar el trabajo forzoso, poVIENE DE LA PÁGINA 1
ner fin a las formas modernas de esclavitud y la trata de seres humanos
El lunes 2 de noviembre el proy asegurar la prohibición y eliminamotor de justicia Gian Piero Milación de las peores formas de trabajo
no y el promotor de justicia adjuninfantil, incluidos el reclutamiento y
to Roberto Zannotti han ratificado
la utilización de niños soldados, y, a
el arresto de las personas antes
más tardar en 2025, poner fin al tramencionadas, disponiendo luego
bajo infantil en todas sus formas».
dejar en estado de libertad a
Como he tenido oportunidad de
Chaouqui, en relación a la cual ya
afirmar justo antes de la unánime
aprobación de dicha Agenda en mi
discurso a la Organización de las
Naciones Unidas en New York el 25
de septiembre del corriente: «El
mundo reclama de todos los gobernantes una voluntad efectiva, práctica, constante, de pasos concretos y
medidas inmediatas, para preservar y
mejorar el ambiente natural y vencer
cuanto antes el fenómeno de la exclusión social y económica, con sus
tristes consecuencias de trata de seres humanos, comercio de órganos y
tejidos humanos, explotación sexual
de niños y niñas, trabajo esclavo, incluyendo la prostitución, tráfico de
drogas y de armas, terrorismo y crimen internacional organizado. Es tal
Majestad, señores obispos,
distinguidas autoridades,
señoras y señores:
Me da una gran alegría y satisfacción pastoral el hecho de que el grupo Santa Marta se reúna nuevamente en el simbólico Monasterio de
San Lorenzo de El Escorial en España. En el poco tiempo de su existencia este benemérito grupo ha sabido
realizar mucho y está llamado a una
tarea decisiva para la erradicación de
las nuevas esclavitudes. En el trascurso del corriente año han surgido
algunas novedades institucionales
significativas, que sin duda pueden
apoyar la actividad de ustedes y colaborar con la benéfica acción del
pectivo compromiso que ellos han
contraído y firmado. Demos gracias
a Dios.
Por mi parte, pido a Dios Todopoderoso que les dé la gracia de llevar adelante esta misión, tan delicada, tan humanitaria y tan cristiana,
de curar las llagas abiertas y dolientes de la humanidad, que son también las llagas de Cristo. Les aseguro todo mi apoyo y mi oración, y el
apoyo y las oraciones de los fieles de
la Iglesia católica. Con la ayuda de
Dios y la colaboración de ustedes
este indispensable servicio del grupo
de Santa Marta podrá liberar las víctimas de las nuevas esclavitudes, rehabilitar a los cautivos y excluidos,
desenmascarar a los traficantes y a
los creadores del mercado, y rendir
una asistencia eficaz a las ciudades y
naciones; un servicio para el bien común y la promoción de la dignidad
humana, que sepa actuar lo mejor
de cada persona y de cada ciudadano.
Que Dios los bendiga a todos.
Vaticano, 28 de octubre de 2015
FRANCISCO
Grave traición a la confianza del Papa
no se han indicado exigencias cautelares, también con motivo de su
colaboración en las investigaciones.
La situación de monseñor Vallejo
Balda sigue en manos del promotor
de justicia.
Se debe recordar que la divulgación de noticias y documentos reservados es un delito previsto por
la ley n. IX del Estado de la Ciudad
del Vaticano (13 de julio de 2013),
art. 10 (art. 116 bis c.p.).
En cuanto a los libros publicados, se debe decir claramente que
esta vez, como ya en el pasado, son
fruto de una grave traición a la
confianza dada por el Papa y, en
relación a los autores, de una operación para obtener beneficios de
un acto gravemente ilícito de entrega de documentación reservada, actos cuyas implicaciones jurídicas y
posiblemente penales son objeto de
reflexión por parte del promotor
con vistas a eventuales ulteriores
disposiciones, recurriendo, si fuese
el caso, a la cooperación internacional.
Publicaciones de este tipo no colaboran de modo alguno a aportar
claridad y verdad, sino más bien a
generar confusión e interpretaciones
parciales y tendenciosas.
Hay que evitar absolutamente el
equívoco de pensar que esto sea
una forma de ayudar a la misión
del Papa.
L’OSSERVATORE ROMANO
número 45, viernes 6 de noviembre de 2015
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Con los salvadoreños el Papa recuerda al beato Romero
Conversación con Cecilia, una de las sobrinas del beato Óscar Romero
El tesoro
de los mártires
Aquel diploma nunca entregado
SILVINA PÉREZ
Ya muerto fue difamado, calumniado y ensuciado
El Papa en un encuentro con peregrinos de El Salvador, a los que recibió en audiencia
el viernes 30 de octubre en la sala Regia, volvió a reconocer el testimonio de Óscar
Arnulfo Romero, «pastor bueno, lleno de amor de Dios y cercano a sus hermanos».
A continuación publicamos el discurso que les dirigió el Pontífice en español.
Queridos hermanos en el episcopado,
autoridades, sacerdotes, religiosos, religiosas, seminaristas, hermanos y hermanas:
Buenos días. Con mucha alegría recibo hoy su visita y, al darles la más cordial bienvenida, deseo manifestarles
también mi afecto por todos los hijos
de la querida nación salvadoreña.
Agradezco a mons. José Luis Escobar, presidente de la Conferencia episcopal, sus amables palabras. A todos
ustedes, muchas gracias por su presencia calurosa y entusiasta.
Los trae a Roma la alegría por el reconocimiento como beato de monseñor
Óscar Arnulfo Romero, Pastor bueno,
lleno de amor de Dios y cercano a sus
hermanos que, viviendo el dinamismo
de las bienaventuranzas, llegó hasta la
entrega de su vida de manera violenta,
mientras celebraba la Eucaristía, sacrificio del amor supremo, sellando con su
propia sangre el Evangelio que anunciaba. Desde los inicios de la vida de la
Iglesia, los cristianos, persuadidos por
las palabras de Cristo, que nos recuerda que «si el grano de trigo no cae en
tierra y muere, queda infecundo» (Jn
12, 24), hemos tenido siempre la convicción de que la sangre de los mártires
es semilla de cristianos, como dice Tertuliano. Sangre de un gran número de
cristianos mártires que también hoy, de
manera dramática, sigue siendo derramada en el campo del mundo, con la
esperanza cierta que fructificará en una
cosecha abundante de santidad, de justicia, reconciliación y amor de Dios.
Pero recordemos que mártir no se nace.
Es una gracia que el Señor concede,
y que concierne en cierto modo a todos
los bautizados. El arzobispo Romero
recordaba: «Debemos estar dispuestos
a morir por nuestra fe, incluso si el Señor no nos concede este honor... Dar la
vida no significa sólo ser asesinados;
dar la vida, tener el espíritu de martirio, es entregarla en el deber, en el silencio, en la oración, en el cumplimiento honesto del deber; en ese silencio de
la vida cotidiana; dar la vida poco a
poco» (Audiencia general, 7 de enero de
2015).
El mártir, en efecto, no es alguien
que quedó relegado en el pasado, una
bonita imagen que engalana nuestros
templos y que recordamos con cierta
nostalgia. No, el mártir es un hermano,
una hermana, que continúa acompañándonos en el misterio de la comunión de los santos, y que, unido a Cristo, no se desentiende de nuestro peregrinar terreno, de nuestros sufrimientos,
de nuestras angustias. En la historia reciente de ese querido país, al testimonio de mons. Romero, se ha sumado el
de otros hermanos y hermanas, como el
padre Rutilio Grande, que, no temiendo perder su vida, la han ganado, y
han sido constituidos intercesores de su
pueblo ante el Dios Viviente, que vive
por los siglos de los siglos, y tiene en
sus manos las llaves de la muerte y del
abismo (cf. Ap 1, 18). Todos estos hermanos son un tesoro y
una fundada esperanza para la Iglesia y
para la sociedad salvadoreña. El impacto de
su entrega se percibe
todavía en nuestros
días. Por la gracia del
Espíritu Santo, fueron
configurados con Cristo, como tantos testigos de la fe de todos
los tiempos.
Queridos
amigos
salvadoreños, a pocas
semanas del inicio el
Jubileo extraordinario
de la Misericordia, el
ejemplo de mons. Romero constituye para
su querida nación un
estímulo y una obra
renovada de la proclamación del Evangelio
de Jesucristo, anunciándolo de modo que
lo conozcan todas las
personas, para que el
amor
misericordioso
del Divino Salvador
invada el corazón y la
historia de su buena
gente. El santo pueblo
de Dios que peregrina
en El Salvador tiene aún por delante
una serie de difíciles tareas, sigue necesitando, como el resto del mundo, del
anuncio evangelizador que le permita
testimoniar, en la comunión de la única
Iglesia de Cristo, la auténtica vida cristiana, que le ayude a favorecer la pro-
moción y el desarrollo de una nación
en busca de la verdadera justicia, la auténtica paz y la reconciliación de los
corazones.
En esta ocasión, con tanto afecto por
cada uno de ustedes aquí presentes y
por todos los salvadoreños, hago míos
Cecilia Romero tiene 53 años, es hija de José Romero, primo de primer
grado del arzobispo salvadoreño. Nació en San Salvador y vive en
Italia desde hace quince años. Se casó en su país con un italiano que
trabajaba para la Unión Europea; viven en Toscana, en la provincia
de Viterbo, con sus dos hijos, Lucia y Edoardo, de 16 y 15 años. Está
muy vinculada a Tiberio y Gaspar Romero, los dos hermanos
octogenarios de monseñor Romero que aún viven. Forma parte de la
comisión para la verdad y la justicia sobre los desaparecidos
latinoamericanos que el 28 de mayo de 2014 tuvo un encuentro con el
Papa Francisco. «Sigan adelante», dijo Francisco a la delegación de
los familiares de los desaparecidos de Argentina, Chile y Uruguay.
Según Cecilia, es en la última homilía, celebrada el 23 de marzo de
1980, donde hay que buscar el verdadero testamento cristiano de
Romero: «Yo quisiera hacer un llamamiento de manera especial a los
hombres del Ejército y en concreto a las bases de la Guardia Nacional,
de la Policía, de los cuarteles —dijo pocas horas antes de ser
asesinado—. Hermanos, son de nuestro mismo pueblo. Matan a sus
mismos campesinos. Y ante una orden de matar que dé un hombre,
debe prevalecer la ley de Dios que dice no matar».
los sentimientos del beato monseñor Romero, que con fundada esperanza ansiaba ver la llegada del
feliz momento en el que desapareciera de El Salvador la terrible
tragedia del sufrimiento de tantos
de nuestros hermanos a causa del
odio, la violencia y la injusticia.
Que el Señor, con una lluvia de
misericordia y bondad, con un torrente de gracias, convierta todos
los corazones y la bella patria que
les ha dado, y que lleva el nombre del Divino Salvador, se convierta en un país donde todos se
sientan redimidos y hermanos, sin
diferencias, porque todos somos
una sola cosa en Cristo nuestro
Señor (cf. Mons. Óscar Romero,
Homilía en Aguilares, 19 de junio
de 1977).
Quisiera añadir algo también
que quizás pasamos de largo. El
martirio de mons. Romero no fue
puntual en el momento de su
muerte, fue un martirio-testimonio, sufrimiento anterior, persecución anterior, hasta su muerte. Pero también posterior, porque una
vez muerto —yo era sacerdote joven y fui testigo de eso— fue difamado, calumniado, ensuciado, o
sea que su martirio se continuó
incluso por hermanos suyos en el
sacerdocio y en el episcopado.
No hablo de oídas, he escuchado
esas cosas. O sea que es lindo
verlo también así: un hombre que
sigue siendo mártir. Bueno, ahora
ya creo que casi ninguno se atreva pero después de haber dado su
vida siguió dándola dejándose
azotar por todas esas incomprensiones y calumnias. Eso a mí me
da fuerza, solo Dios sabe.
Solo Dios sabe las historias de
las personas y cuántas veces, a
personas que ya han dado su vida
o que han muerto, se las sigue lapidando con la piedra más dura
que existe en el mundo: la lengua. Por intercesión de Nuestra
Señora de la Paz, cuya fiesta hemos celebrado hace pocos días,
invoco la bendición de Dios sobre ustedes y todos los queridos
hijos e hijas de esa bendita tierra.
Muchas gracias.
Monseñor Óscar Romero fue asesinado
mientras celebraba la misa en la capilla
del Hospital de la Divina Providencia,
en San Salvador, el 24 de marzo de
1980. Herido en la cabeza, cayó inmediatamente. Según la grabación de audio, el tiro fue disparado durante la
consagración eucarística, mientras Romero levantaba en alto el cáliz. Durante
años, había denunciado las injusticias en
El Salvador y la violencia de la policía y
de los militares contra los más débiles.
En 1983, de visita en El Salvador, el Papa Wojtyła fue a rezar a la tumba del
obispo. La causa de beatificación fue
iniciada en 1997, pero posteriormente
quedó bloqueada, hasta la decisión del
Papa Francisco. El 23 de mayo pasado,
Romero fue proclamado beato. Cecilia
Romero es una de las sobrinas del obispo salvadoreño y estuvo presente en la
misa de beatificación en San Salvador,
en la que participaron 260 mil fieles.
Emocionada, nos relata aquel día. Romero pasa así a ser el primero de la larga lista de nuevos mártires contemporáneos.
¿Cómo de importante fue el papel de Bergoglio en la aceleración del proceso de beatificación?
estas palabras! En 1980 terminé mis esSin ninguna duda, muy importante. tudios secundarios y, en nuestra tierra, la
Para nosotros es una gran señal de re- entrega de los diplomas la hace el obisconciliación y de esperanza. Era inexpli- po. No veía la hora de que llegara octucable que un sacerdote asesinado en el
bre, mes en que se había fijado la cerealtar mientras celebraba la misa no fuese
monia, para recibir de manos de mi tío
reconocido como mártir. De esta manera, la Iglesia afirma hoy oficialmente el diploma y festejar con él y con mi faque monseñor Romero no se equivocó milia. Ese momento nunca se hizo realien lo que dijo e hizo, tal como algunos dad. Cuando asesinaron al tío yo tenía
han seguido sosteniendo durante años. 18 años y, por el mismo motivo (amenaCreo que era necesario el primer Papa zas de muerte a su familia), no participé
latinoamericano para beatificar al defen- en el funeral. Un sufrimiento dentro del
sor del pueblo de El Salvador. Estoy sufrimiento. Entonces era demasiado pefuera de mi país desde hace once años y ligroso. Por prudencia, mi padre no dejó
he compartido en San Salvador esta ale- que ni mi madre ni nosotros todos, los
gría inmensa junto a sus dos hermanos hijos, nos acercáramos físicamente a
octogenarios, Tiberio y Gaspar. La ima- monseñor Romero. Él fue el primero
gen de su cuerpo ensangrentado circundado por los fieles queEn esa época era posible caminar por las calles
dará grabado para
siempre.
de San Salvador incluso sin la radio sin perder
El momento de la
muerte: ¿qué significó
para usted ese disparo?
una palabra de sus sermones, porque de todas las
casas y de todos los bares salía su voz
Hizo aún más eterna su figura de obispo que estaba de
parte de los últimos. Fue el signo indeleble de un acto atroz que impactó por
lo menos en tres generaciones de salvadoreños. Un solo disparo, terrible. Romero sabía bien que, antes o después,
iban a asesinarlo, pero nunca retrocedió.
Todos nosotros hemos sentido en la familia el peso del apellido Romero, y durante años nos hemos visto obligados a
fingir no tener relación con él. A partir
de un cierto punto, los contactos de mi
familia con Romero se interrumpieron.
Solo mi padre los mantuvo, pero en secreto. Durante el año 1979, un grupo de
militares forzó la puerta y entró en mi
casa. De inmediato pidieron que les
mostráramos los documentos y, cuando
leyeron «Romero», empezaron a sospechar. «Ah, así que también vosotros sois
Romero. ¿Sois parientes?». «No, no somos parientes». ¡Cuánto dolor había en
que aconsejó no hacerlo. Debo decir
que el peligro continuó también después
de su muerte. Hasta los años noventa
era imposible hablar abiertamente de
Romero. Diría que su nombre fue comprometedor hasta la visita de Juan Pablo
II en 1996: a partir de ese momento, las
cosas comenzaron a cambiar.
De Romero se ha dicho mucho en estos
largos años. Ayúdenos a comprender quién
era él verdaderamente.
Su vida estuvo fuertemente caracterizada por una coherencia única entre los
valores en los que creía, su fe y su vida
cotidiana. Luchó por los derechos humanos, y no solo con palabras, sino que
pagó con su vida su valentía y su determinación para oponerse a la dictadura
militar. Su sentido de caridad se extendía también a sus perseguidores, a los
que predicaba la conversión al bien. Fue
acusado de ser miembro de la teología
de la liberación, pero él era solamente
un corazón cristiano que sufría por y
con los más débiles. Romero solo quería
sacar el país de la violencia combatiendo
lo que él mismo llamaba «la injusticia».
¿Qué ha quedado de los años de la guerra
civil? ¿Está todavía viva la memoria en la
sociedad salvadoreña? ¿Qué piensan de ello
las nuevas generaciones?
La guerra civil no se puede olvidar a
pesar de que han pasado tantos años.
Durante la guerra civil perdió la vida
cerca del dos por ciento de la población.
Es un dato estremecedor si pensamos
concretamente qué quiere decir en el seno de las familias salvadoreñas. Las huellas de aquellos trágicos acontecimientos
están por todas partes. Muchos treintañeros son los niños huérfanos de ayer.
En efecto, El Salvador es al final una
democracia aplastada por la terrible herencia de la guerra civil y, naturalmente,
por la crisis económica mundial.
Volviendo a Romero, hay una fecha que
marca un antes y un después en su vida: el
12 de marzo de 1977, cuando Rutilio
Grande, jesuita, es asesinado en un pequeño pueblo del norte de El Salvador,
Anguilares. ¿Por qué es importante esta fecha?
Era su mejor amigo. Y tuvo un gran
mérito: lo acercó a la gente. Pienso que
el atroz fin de su mejor amigo abrió en
Romero una nueva fase desde el punto
de vista humano y de la fe. El delito lo
estremeció. Lamentablemente, después
de Rutilio Grande, Romero vio caer
también a otros sacerdotes.
Sus catequesis, sus homilías, transmitidas
por la radio diocesana, eran escuchadas
también en el exterior. ¿Estabais al tanto
de su creciente popularidad?
Yo comencé a sentirme libre escuchando una y otra vez sus hermosas hoSIGUE EN LA PÁGINA 11
L’OSSERVATORE ROMANO
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viernes 6 de noviembre de 2015, número 45
COMUNICACIONES
Colegio episcopal
Monseñor Fidel Herráez Vegas, arzobispo metropolitano de Burgos (España)
Monseñor Carlos Aspiroz Costa, arzobispo coadjutor de Bahía Blanca (Argentina)
Monseñor Pedro María Laxague, obispo de Zárate-Campana (Argentina)
RENUNCIAS:
El Papa ha aceptado la renuncia al
gobierno pastoral de la archidiócesis
metropolitana de Burgos (España)
que monseñor FRANCISCO GIL HELLÍN le había presentado en conformidad con el canon 401 § 1 del Código de derecho canónico.
Francisco Gil Hellín nació en
Murcia, diócesis de Cartagena, el 2
de julio de 1940. Recibió la ordenación sacerdotal el 21 de junio de
1964. Juan Pablo II lo nombró obispo titular de Cizio y secretario del
Consejo pontificio para la familia el
3 de abril de 1996; recibió la ordenación episcopal el 1 de junio sucesivo.
El mismo Papa lo promovió a arzobispo de Burgos el 28 de marzo de
2002.
El Papa ha aceptado la renuncia al
gobierno pastoral de la diócesis de
Zárate-Campana (Argentina) que
monseñor OSCAR D OMINGO SARLINGA le había presentado en conformidad con el canon 401 § 2 del Código de derecho canónico.
Oscar Domingo Sarlinga nació en
Buenos Aires el 20 de mayo de 1963.
Recibió la ordenación sacerdotal el
30 de abril de 1990. Juan Pablo II lo
nombró obispo titular de Uzali y
auxiliar de Mercedes-Luján el 12 de
abril de 2003; recibió la ordenación
episcopal el 17 de mayo sucesivo.
Benedicto XVI lo nombró obispo de
Zárate-Campana el 3 de febrero de
2006.
RRÁEZ VEGAS, hasta ahora obispo titular de Cedie y auxiliar de Madrid.
El Papa ha aceptado la renuncia al
gobierno pastoral de la diócesis de
Debrecen-Nyíregyháza
(Hungría)
que monseñor NÁND OR BOSÁK le
había presentado en conformidad
con el canon 401 § 1 del Código de
derecho canónico.
Fidel Herráez Vegas nació en Ávila el 28 de julio de 1944. Recibió la
ordenación sacerdotal el 19 de mayo
de 1968. Juan Pablo II lo nombró
obispo titular de Cedie y auxiliar de
Madrid el 14 de mayo de 1996; recibió la ordenación episcopal el 29 de
junio del mismo año.
Nándor Bosák nació en Matúškovo, archidiócesis de Trnava (Eslovaquia), el 28 de diciembre de 1939.
Recibió la ordenación sacerdotal el
13 de junio de 1963. Juan Pablo II lo
nombró obispo titular de DebrecenNyíregyháza el 31 de mayo de 1993;
recibió la ordenación episcopal el 15
de junio del mismo año.
El Papa ha aceptado la renuncia al
gobierno pastoral de la diócesis de
Lins (Brasil) que monseñor IRINEU
DANELON, S.D.B., le había presentado en conformidad con el canon 401
§ 1 del Código de derecho canónico.
Irineu Danelon, S.D.B., nació en
Piracicaba el 4 de abril de 1940. Recibió la ordenación sacerdotal el 16
de septiembre de 1967. Juan Pablo II
lo nombró obispo de Lins el 26 de
noviembre de 1987; recibió la ordenación episcopal el 31 de enero de
1988.
EL PAPA
HA NOMBRAD O:
—Arzobispo metropolitano de Burgos (España) a monseñor FIDEL HE-
Audiencias pontificias
EL PAPA
HA RECIBID O:
Jueves 29 de octubre
—A la presidenta Lituania, Dalia
Grybauskaité, con el séquito.
—Al director ejecutivo de la Oficina de las Naciones Unidas contra
la droga y el crimen (UNOD C), Yury Fedtov.
—Al cardenal George Pell, prefecto de la Secretaría de asuntos
económicos.
Viernes, día 30
—Al cardenal Fernando Filoni,
prefecto de la Congregación para
la evangelización de los pueblos.
—Al cardenal Rubén Salazar Gómez, arzobispo de Bogotá (Colombia), presidente del Consejo episcopal latinoamericano; con: monseñor Carlos María Collazzi Irazábal,
S.D.B., obispo de Mercedes (Uruguay), primer vicepresidente; mon-
señor
José Belisário da Silva,
arzobispo de São Luis do
Maranhão (Brasil), segundo vicepresidente; monseñor Juan Espinoza Jiménez, obispo titular de Arpi,
auxiliar de Morelia (México), secretario general; cardenal José Luis
Lacunza Maestrojuán, O.A.R., obispo de David (Panamá), presidente
para los asuntos económicos; y el
padre Leonidas Ortiz Losada, secretario general adjunto.
O.F.M.,
Sábado, día 31
—Al cardenal Gerhard Ludwig
Müller, prefecto de la Congregación para la doctrina de la fe.
—Al presidente de la ex República yugoslava de Macedonia, Gjorge Ivanov, con su esposa y el séquito.
—Al
cardenal Marc Ouellet,
prefecto de la Congregación
para los obispos.
P.S.S.,
—Arzobispo coadjutor de Bahía
Blanca (Argentina) al padre CARLOS
ASPIROZ COSTA, O.P.
Carlos Aspiroz Costa, O.P., nació
en Buenos Aires el 30 de octubre de
1956. Ingresó en la Orden de Frailes
Predicadores (dominicos), donde recibió la ordenación sacerdotal el 14
de agosto de 1987. Obtuvo el doctorado en derecho canónico en la Pontificia Universidad Santo Tomás de
Aquino de Roma. Ha sido consiliario del Movimiento de Jornadas de
vida cristiana, superior de la comunidad del noviciado dominico en
Mar del Plata, profesor de derecho
canónico en la Universidad católica
argentina, secretario de su provincia
religiosa, procurador general de la
Orden, rector de la iglesia de Santa
Sabina en Roma, profesor en el
«Angelicum» y, de 2001 a 2010,
maestro general de la Orden. Tras
concluir su mandato en el gobierno
general de la Orden regresó a Argentina, donde, en el último período, era superior de la comunidad
dominica de Mar del Plata.
—Obispo de Zárate-Campana (Argentina) a monseñor PEDRO MARÍA
LAXAGUE, hasta ahora obispo titular
de Castra severiana y auxiliar de Bahía Blanca.
Pedro María Laxague nació en
Coronel Pringles, arquidiócesis de
Bahía Blanca, el 4 de septiembre de
1952. Recibió la ordenación sacerdotal el 15 de julio de 1989. Benedicto
XVI lo nombró obispo titular de Castra severiana y auxiliar de Bahía
Blanca el 14 de noviembre de 2006;
recibió la ordenación episcopal el 21
de diciembre del mismo año.
—Obispo de Debrecen-Nyíregyháza
(Hungría) a monseñor FERENC PALÁNKI, hasta ahora obispo titular de
Fidolma y auxiliar de Eger.
Ferenc Palánki nació en Balassagyarmat, diócesis de Vác, el 11 de
marzo de 1964. Recibió la ordenación sacerdotal el 18 de junio de
1994. Benedicto XVI lo nombró obispo titular de Fidolma y auxiliar de
Eger el 27 de diciembre de 2010; recibió la ordenación episcopal el 26
de febrero de 2011.
—Obispo de Lins (Brasil) a monseñor FRANCISCO CARLOS DA SILVA,
hasta ahora obispo de Ituiutaba.
Francisco Carlos da Silva nació en
Tabatinga, diócesis de San Carlos, el
30 de septiembre de 1955. Recibió la
ordenación sacerdotal el 11 de diciembre de 1982. Benedicto XVI lo
nombró obispo de la diócesis de
Ituiutaba el 19 de septiembre de
2007; recibió la ordenación episcopal
el 22 de noviembre sucesivo.
—Obispo coadjutor de la diócesis de
Angra (Portugal) a monseñor JOÃO
EVANGELISTA PIMENTEL LAVRAD OR,
hasta ahora obispo titular de Luperciana y auxiliar de Oporto.
João Evangelista Pimentel Lavrador nació en Seixo de Mira, diócesis
de Coimbra, el 18 de febrero de
1956. Recibió la ordenación sacerdotal el 14 de junio de 1981. Benedicto
XVI lo nombró obispo titular de Luperciana y auxiliar de Oporto 7 de
mayo de 2008; recibió la ordenación
episcopal el 29 de junio del mismo
año.
Lutos en el episcopado
—Monseñor FERDINAND JOSEPH
FONSECA, obispo titular de Acque
di Mauritania, auxiliar emérito de
Bombay (India), falleció el 2 de
octubre. Había nacido en Bombay el 2 de diciembre de 1925.
Era sacerdote desde el 5 de diciembre de 1954. Juan Pablo II lo
nombró obispo titular de Acque
di Mauritania y auxiliar de Bombay el 28 de marzo de 1980; recibió la ordenación episcopal el 29
de junio sucesivo. El mismo Papa
aceptó su renuncia a la función
de auxiliar de dicha sede el 2 de
diciembre de 2000.
—Monseñor SALVAD OR T. MODESTO, obispo titular de Margo, auxiliar emérito de San Carlos (Filipinas), falleció el 11 de octubre.
Había nacido en Carigara, archidiócesis de Palo, el 10 de marzo
de 1930. Era sacerdote desde el 23
de marzo de 1958. Juan Pablo II
lo nombró obispo titular de Margo y auxiliar de Dumaguete el 28
de diciembre de 1978; recibió la
ordenación episcopal el 3 de mayo de 1979. Con la erección de la
diócesis de San Carlos, el 30 de
marzo de 1987, pasó a ser auxiliar
de dicha sede. Benedicto XVI
aceptó su renuncia a la función
de auxiliar el 25 de julio de 2005.
número 45, viernes 6 de noviembre de 2015
L’OSSERVATORE ROMANO
página 9
Misa diaria del Pontífice
Como una gallina
con sus polluelos
«Con ternura de padre». En la homilía en Santa Marta el 29 de octubre, el Papa recordó una certeza:
Dios no logra no amarnos, no logra
«despegarse de nosotros». Podemos
incluso rechazar ese amor, pero Él
nos espera, «no nos condena», en
cambio sufre por nuestra lejanía.
La meditación del Pontífice partió
de la carta a los Romanos (8, 31-39),
donde san Pablo «hace como un resumen de todo lo que había explicado sobre nuestra salvación, sobre el
don de Dios en nosotros, lo que el
Señor nos ha dado». La relación del
apóstol, destacó el Papa, se ve «un
poco triunfalista», como si dijese:
«¡Hemos ganado el partido!». Es
una seguridad expresada por una serie de constataciones: «Si Dios está
con nosotros, ¿quién estará contra
nosotros? Si Dios nos ha dado este
don, con este don nadie podrá contra nosotros. ¿Quién nos acusará?
¿Quién nos condenará?». Parece, comentó el Pontífice, «que la fuerza
de esta seguridad de ganador» Pablo
la tenga «en sus propias manos, como una propiedad». Como si dijese:
«¡Ahora nosotros somos “campeones”!». Y, en efecto, afirma: «Pero
en todas estas cosas somos más que
vencedores».
Pero tal vez el apóstol, alertó el
Papa, «quería decirnos una cosa más
profunda» y no simplemente que
nosotros somos los vencedores,
«porque tenemos este don en nuestras manos pero para otra cosa».
¿Cuál? La respuesta hay que buscarla en el pasaje sucesivo de la carta
paulina, donde el apóstol «comienza
a razonar así: “Pues estoy convencido de que ni muerte ni vida, ni ángeles, ni principados, ni presente, ni
futuro, ni potencias, ni altura, ni
profundidad, ni ninguna otra criatura podrá separarnos del amor de
Dios manifestado en Cristo Jesús,
nuestro Señor”». Es decir, explicó el
Pontífice, «no es que nosotros somos vencedores respecto a nuestros
enemigos, al pecado»; es verdad más
bien que «nosotros estamos tan unidos al amor de Dios, que ninguna
persona, ninguna potencia, ninguna
otra cosa nos podrá separar de este
amor».
Así, pues, Pablo, en ese «don de
la recreación», de la «regeneración
en Cristo Jesús», ha visto algo más:
«a quién da el don». Ha visto «el
amor de Dios. Un amor que no se
puede explicar».De aquí parte la reflexión que toca la vida cotidiana
del cristiano. «Cada hombre, cada
mujer —dijo el Papa Francisco— puede rechazar el don: “¡No lo quiero!
Prefiero mi vanidad, mi orgullo, mi
pecado...”. ¡Pero el don está!». Ese
don «es el amor de Dios, un Dios
que no puede separarse de nosotros». He aquí, añadió el Papa, «la
“impotencia” de Dios. Nosotros decimos que “Dios es poderoso, que lo
puede hacer todo”. Menos una cosa:
¡separarse de nosotros!».
Se trata de un concepto tan grande que requiere un ejemplo, inmediatamente presentado por el Pontífice. Así, recordó una imagen evangélica —la de Jesús que llora sobre
Jerusalén— que «nos hace compren-
der algo de este amor». En el llanto
de Jesús, explicó el Papa Francisco,
está «toda la “impotencia” de Dios:
su incapacidad de no amar, de no
separarse de nosotros».
En el Evangelio de san Lucas (13,
34-35) se lee la lamentación de Jesús
sobre la ciudad: «Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían». Es un
lamento, destacó el Papa, que el Señor dirige no sólo a esa ciudad sino
a todos, recurriendo a «una imagen
de ternura: “Cuántas veces he querido reunir a tus hijos como la gallina
reúne a sus polluelos bajo las alas, y
no habéis querido”». Como si dijese:
«Cuántas veces he querido hacerte
sentir esta ternura, este amor, como
la gallina con sus polluelos, y vosotros lo habéis rechazado...».
He aquí, entonces, por qué Pablo,
habiendo comprendido esto, «puede
decir que está convencido de que ni
muerte ni vida, ni ángeles, ni principados, ni presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni
ninguna otra criatura podrá separarnos de este amor». Dios, en efecto,
recordó el Papa, «no puede no amar.
Y esta es nuestra seguridad». Una
seguridad que es para todos, sin exclusión de clases. «Yo —añadió el
Papa Francisco— puedo rechazar ese
amor», pero viviré la misma experiencia del buen ladrón que lo rechazó «hasta el final de su vida» y precisamente «allí lo esperaba ese
amor». Incluso el hombre «más malo, el más blasfemo es amado por
Dios con una ternura de padre, de
papá» o, para usar las palabras de
Jesús, «como una gallina a sus polluelos». Así, pues, el Papa resumió
su meditación: «Dios el poderoso, el
creador lo puede hacer todo»; sin
embargo «Dios llora» y «en esas lágrimas» está todo su amor. «Dios
—concluyó— llora por mí, cuando yo
me alejo; llora por cada uno de nosotros; Dios llora por los malvados,
los que hacen muchas cosas malas,
mucho mal a la humanidad...». Él,
en efecto, «espera, no condena, llora. ¿Por qué? ¡Porque ama!».
Capaces
de compasión
El perdón de Dios no es una sentencia del tribunal que puede absolver
«por falta de pruebas». Nace, en
cambio, de la compasión del Padre
por cada persona. Y esta es precisamente la misión de cada sacerdote,
que debe tener la capacidad de conmoverse para entrar verdaderamente
en la vida de su gente.
Lo volvió a afirmar el Papa Francisco en la misa que celebró el viernes 30 de octubre, por la mañana,
en la capilla de la Casa Santa Marta.
La compasión, destacó inmediatamente el Papa en la homilía que
pronunció en español, es «una de
las virtudes, por decirlo así, un atributo que tiene Dios». Y nos lo relata san Lucas en el pasaje evangélico
(14, 1-6) propuesto por la liturgia.
Dios, afirmó el Papa Francisco, «tiene compasión; siente compasión por
cada uno de nosotros; tiene compasión por la humanidad y ha mandato a su Hijo para curarla, para regenerarla, para recrearla, para renovarla». Por ello, continuó, «es interesante que en la parábola, que todos
conocemos, del hijo pródigo se dice
que cuando el padre —que es figura
de Dios que perdona— ve venir a su
hijo, se compadeció».
«La compasión de Dios no es tener lástima: no tiene nada que ver
una cosa con la otra», alertó el Papa. De hecho, «puedo tener lástima
de un perro que se está muriendo o
por una situación».
Y «siento lástima también por
una persona: siento lástima, siento
mucho que esté pasando por esa situación».
En cambio «la compasión de Dios
es meterse en el problema, meterse
en la situación del otro, con su corazón de Padre». E «por eso envió a
su Hijo».
«La compasión de Jesús está presente en el Evangelio», continuó el
Papa Francisco, recordando que «Jesús curaba la gente, pero no como
un curandero». Más bien Jesús «curaba a la gente como signo, como
signo —además de curarla en serio—
de esa compasión de Dios, para salvar, para volver a poner en su sitio a
la oveja perdida en el corral, a la
moneda perdida para aquella señora
en el monedero» añadió refiriéndose
a las parábolas evangélicas.
«Dios se compadece» destacó el
Pontífice. Y «apuesta su corazón de
Padre, apuesta su corazón por cada
uno de nosotros».
En efecto, «cuando Dios perdona,
perdona como Padre, no como un
empleado judicial que lee un expediente y dice: “sí, realmente, puede
ser absuelto porque no hay materia...”». Dios «perdona de adentro,
perdona porque se metió en el corazón de esa persona».
El Papa Francisco recordó que
«cuando Jesús tiene que presentarse
en la sinagoga, en Nazaret, por primera vez, y le dan a leer el libro, tiene precisamente ante él el anuncio
del profeta Isaías: “He sido enviado
para llevar la buena noticia, para liberar a quien se siente oprimido”».
Estas palabras significan, explicó,
«que Jesús es enviado por el Padre
para entrar en cada uno de nosotros,
liberándonos de nuestros pecados,
de nuestros males y para traer “la
buena noticia”».
El «anuncio de Dios», en efecto,
«es una alegría».
Y esta es también la misión de cada sacerdote: «Conmoverse, comprometerse con la vida de la gente, porque un cura es sacerdote, como Jesús es sacerdote».
Pero, añadió el Pontífice, «cuántas
veces —y después nos tuvimos que ir
a confesar—, pero cuántas veces criticamos a los curas que no les interesa
lo que le pasa a sus feligreses, que
no se preocupan: “no, no es un
buen cura, decimos». Porque «un
buen cura es el que se mete». Precisamente como lo está haciendo, desde hace sesenta años, el cardenal
mexicano Javier Lozano Barragán,
arzobispo-obispo emérito de Zacatecas y presidente emérito del Consejo
pontificio para pastoral de la salud,
a pesar de sus problemas de salud.
A él —presente en la misa junto a
noventa fieles mexicanos— el Papa
Francisco se dirigió directamente
con especial afecto en el aniversario
de su ordenación sacerdotal, que tuvo lugar el 20 de octubre de 1955.
Al felicitar al cardenal, dando gracias a Dios por su servicio a las personas que sufren, el Papa aprovechó
la ocasión para relanzar una vez más
el perfil esencial del sacerdote, que
se reconoce ante todo por su capacidad de atender a la gente, primero
en la parroquia y luego también como obispo, comprometido en un dicasterio de la Curia romana.
Sesenta años de vida sacerdotal,
afirmó el Papa, encierran ciertamente una gran riqueza de encuentros,
de problemas humanos, de escucha
y de perdón. Siempre al servicio de
la Iglesia.
L’OSSERVATORE ROMANO
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viernes 6 de noviembre de 2015, número 45
Misa en Santa Marta
Jamás
excluir
Jesús nos pide incluir a todos con
gestos concretos, porque como cristianos «no tenemos derecho» de excluir a los demás, juzgarlos y cerrarles las puertas. También porque «la
actitud de excluir» está en la raíz de
todas las guerras, grandes o pequeñas. Lo afirmó el Papa Francisco en
la misa celebrada el jueves 5 de noviembre, por la mañana, en la capilla de la Casa Santa Marta.
«San Pablo —destacó el Papa remitiendo al pasaje litúrgico tomado
de la Carta a los Romanos (14, 712)— no se cansa de recordar el don
de Dios, ese regalo que Dios nos hizo de recrearnos, de regenerarnos».
Y «dice esta palabra muy fuerte:
“Ninguno de nosotros vive para sí
mismo y ninguno muere para sí mismo. Si vivimos, vivimos para el Señor; si morimos, morimos para el
Señor; así que ya vivamos ya muramos, somos del Señor. Pues para esto murió y resucitó Cristo: para ser
Señor de muertos y vivos”». Así,
pues, volvió a afirmar el Papa Francisco, «es Cristo quien une, quien
hace la unidad; es Cristo quien, con
su sacrificio en el Calvario, realizó la
inclusión de todos los hombres en la
salvación».
«La actitud que Pablo quiere poner de relieve es precisamente la inclusión», explicó el Papa. En efecto,
el apóstol «quiere que ellos sean inclusivos, que incluyan a todos, como
lo hizo el Señor. Y les dice: “Y tú,
con esto que hizo el Señor, ¿por qué
juzgas a tu hermano? Y tú, ¿por qué
desprecias a tu hermano?”». O sea,
el apóstol «les hace ver que tienen
una actitud que no es la del Señor».
Porque «el Señor incluye; también
Pablo decía en otro pasaje: “De dos
pueblos hizo uno solo”». En cambio
«estos excluyen».
«Cuando juzgamos a una persona
—continuó el Papa Francisco— estamos excluyendo», tal vez diciendo:
«Con este no, con esta no, con este
no...». Actuando así «permanecemos
con nuestro grupito, somos selectivos, y esto no es cristiano». Y decimos: «No, este es un pecador, este
hace esto otro...». La cuestión, insistió el Papa, es que «nosotros juzgamos a los demás». Pero «lo mismo
le sucedió a Jesús». Y lo dice el pasaje evangélico de san Lucas (15, 110) propuesto por la liturgia: «Solían acercarse a Jesús todos los publicanos y los pecadores —es decir
los excluidos, todos los que se dejaban a un lado— para escucharlo. Y
los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: “Ese acoge a los pecadores y come con ellos”».
También «la actitud de los romanos era excluir». He aquí porqué
Pablo «les pone en guardia acerca
de no juzgar». Se trata precisamente
de la «misma actitud de los escribas,
de los fariseos, que decían: “Nosotros somo perfectos, nosotros seguimos la ley: estos son pecadores, son
publicanos”».
Pero «la actitud de Jesús es incluir». Aquí, explicó el Papa, «hay
dos caminos posibles: la senda de la
exclusión de las personas de nuestra
comunidad y la senda de la inclusión». Y «la primera, incluso a nivel
limitado, es la raíz de todas las guerras: todas las calamidades, todos los
conflictos comienzan con una exclusión». Así, «se excluye de la comunidad internacional, pero también de
las familias, entre amigos: ¡cuántos
conflictos!». En cambio «el camino
que nos muestra Jesús, y nos enseña
Jesús, es todo otra cosa, es lo contrario de la otra: incluir».
En el Evangelio «dos parábolas
—explicó el Pontífice— nos hacen
comprender que no es fácil incluir a
la gente porque hay resistencia, está
esa actitud selectiva: no es fácil». La
primera habla del «pastor que vuelve a casa con las ovejas y se da
cuenta que de las cien que tenía le
falta una». Cierto, hubiese podido
decir: «Mañana la encontraré...». En
cambio «deja todo —tenía hambre,
había trabajado todo el día— y sale,
ya casi de noche, tal vez en medio
de la oscuridad, para encontrarla».
Lo mismo «hace Jesús con estos pecadores, publicanos: va a comer con
ellos, para ir a su encuentro».
La otra parábola a la hizo referencia el Papa es «la de la mujer que
pierde la moneda: es lo mismo, enciende la lámpara, barre la casa y
busca con mucho cuidado hasta que
la encuentra». Y «tal vez fue necesario todo un día pero la encontró».
«¿Qué sucede en ambos casos?»,
se preguntó el Papa Francisco. Sucede que el pastor y la mujer «están
llenos de alegría, porque encontraron lo que estaba perdido. Y van a
los vecinos, a los amigos porque están muy felices: “¡Lo encontré, lo incluí!”». Precisamente «esto es el incluir de Dios —destacó el Papa— en
contraposición con la exclusión del
que juzga, que aparta a la gente, a
las personas», diciendo: «No, este
no, este no, este no...». Creando así
«un pequeño círculo de amigos, que
es su ambiente».
Esta, añadió el Pontífice, «es la
dialéctica entre exclusión e inclusión: Dios nos ha incluido a todos
en la salvación, a todos». Y «este es
el inicio: nosotros, con nuestras debilidades, con nuestros pecados, con
nuestras envidias, celos, tenemos
siempre esta actitud de excluir que,
como he dicho antes, puede acabar
en las guerras».
Jesús actúa precisamente como el
Padre «cuando lo envió a salvarnos:
nos busca para incluirnos, para entrar en la comunidad, para ser una
familia». Y «la alegría de Pablo es la
salvación grande que recibió del Señor». Así, recordó el Papa volviendo
a las dos parábolas evangélicas, la
alegría del pastor y de la mujer está
precisamente en el hecho de «haber
encontrado lo que creían» haber
«perdido para siempre».
Invitando a la reflexión, el Papa
Francisco sugirió no juzgar jamás,
«al menos un poco», en «nuestro
ambiente pequeño». Porque «Dios
sabe: es su vida. Pero no lo excluyo
de mi corazón, de mi oración, de mi
sonrisa, y si se presenta la ocasión le
digo una palabra afable». En definitiva, «jamás excluir, no tenemos el
derecho» de hacerlo. Pablo escribe
en la Carta a los Romanos: «Todos
nos presentaremos ante el tribunal
de Dios. Así, pues, cada uno de nosotros rendirá cuentas de sí mismo a
Dios». Por lo tanto, «si yo excluyo,
un día estaré ante el tribunal de
Dios y tendré que rendir cuenta de
mí mismo».
El Papa concluyó pidiendo «la
gracia de ser hombres y mujeres que
incluyen siempre —¡siempre!— en la
medida de la sana prudencia, pero
siempre». Nunca «cerrar las puertas
a nadie» sino estar «siempre con el
corazón abierto». Y decir «me gusta, no me gusta», pero con «el corazón abierto».
Nuevo llamamiento del Papa en favor de los cristianos perseguidos en el mundo
Ecumenismo de los mártires
Un nuevo llamamiento en favor de los
cristianos perseguidos lanzó el Papa en
un mensaje enviado al cardenal Koch y a
los participantes en la reunión del «Global Christian Forum», que tuvo lugar en
Tirana del 2 al 4 de noviembre.
«Pienso con grande tristeza —escribe
en el mensaje— en la creciente discriminación y persecución de los cristianos de
Oriente Medio, de África y de Asia y de
otros lugares en el mundo.
Vuestra unión demuestra que, como
cristianos, no somos indiferentes ante los
sufrimientos de los hermanos y hermanas.
En distintas partes del mundo, el testimonio de Cristo, en algunas ocasiones
hasta el derramamiento de la sangre, se
ha convertido en una experiencia común
de católicos, ortodoxos, anglicanos, protestantes, evangélicos y pentecostales,
que es mucho más profunda y fuerte que
las diferencias que aún separan a nuestras Iglesias y comunidades eclesiales. La
communio martyrum es el signo más evidente de nuestro camino común».
número 45, viernes 6 de noviembre de 2015
L’OSSERVATORE ROMANO
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Reflexiones en preparación del próximo jubileo extraordinario
Caravaggio en el camino de la misericordia
ARTURO LÓPEZ
Son cada vez menos los días que faltan para el inicio del gran jubileo
extraordinario. Su timón, la misericordia, su inspirador, el Papa Francisco. Y dado que los grandes eventos se disfrutan más cuando se preparan con tiempo, en esta ocasión
queremos acompañar a las peregrinos que quieran prepararse para este
año de gracia. Y será de la mano del
arte, de la pintura y en concreto del
gran artista italiano, Caravaggio.
Es verdad que la pintura a lo largo de la historia ha guiado la formación del alma, la sensibilidad y la
cultura de tantos hombres y mujeres
que han visto la luz de este mundo.
Así las obras de arte se transforman
en un instrumento poderoso de catequesis, de instrucción y de cultura,
así como de recordatorio para elevar
el alma a las alturas incontaminadas
de la contemplación impulsando a
un actuar virtuoso cotidiano.
Caravaggio (1571-1610), personaje
al que le tocó vivir tiempos duros,
oscuros, tormentosos, y en muchos
aspectos nada distinto a los nuestros, nos dejó en algunas de sus
obras un camino concreto que nos
ayudará a adentrarnos en la comprensión de la misericordia.
Es la pintura religiosa de Caravaggio la que nos abre la puerta a la
contemplación de la misericordia del
corazón de Dios mismo. A este respecto, comenta el Papa: «para esto,
Caravaggio, «La incredulidad de santo Tomás« (1602)
no era necesario que bajara del cielo
y muriera en la cruz. Cristo vino para salvarnos, para mostrarnos el camino, el único camino para salir de
las arenas movedizas del pecado, y
este camino de santidad es la misericordia, que Él ha tenido y tiene cada
día con nosotros (Discurso a los cardenales recién creados, 22 de febrero
de 2014). Es como si en este aspecto,
nos quisiera mostrar este artista italiano su cuadro de la «incredulidad
de Santo Tomás»: los ojos atónitos
del apóstol, las miradas secundarias
de los otros apóstoles que acompañan el gesto de Tomás. El dedo en
el costado abierto, que está dispuesto a acoger a cualquiera, a darle un
lugar a toda creatura suya que quiera adentrarse en los misterios de ese
corazón que amó con locura. La misericordia nace de su costado abierto
y a él vulve la creación entera atraída por su misericordia. Este cuadro
del costado abierto, se presenta aquí
como introducción y marco a este
camino catequético-artístico del jubileo de la misericorida desde el arte.
Cuatros serán, por tanto, los cuadros de Caravaggio que nos permitirán mostrar este recorrido de la misericorida desde el arte: en primer
lugar se parte de la llamada de Dios,
de ese caer enamorados dulcemente
atraídos por su mirada, y es «la vocación de Mateo». En una segunda
«etapa» se hablaría de conversión,
de la elección de seguir a Dios y
aceptar lo que venga de su mano,
con la promesa de la paz del alma y
la auténtica felicidad: el cuadro de
«la conversión de san Pablo». En un
tercer momento, el alma está dispuesta a la entrega, al «martirio», a
ese nadar contra corriente en el
mundo encrespado de olas de pecado y corrupción. No podíamos no
presentar aquí «la crucifixión de Pedro». Y este camino tiene como coronación el sello divino que nos asegura la esperanza de una vida en el
más allá: «Cena de Emaús».
Cuatro etapas, cuatro meditaciones artísticas, cuatro encuentros con
la misericordia divina acompañada
de esa tácita pero firme esperanza de
saber que después de esta vida nos
espera la paz perpetua, el amor incontaminado, la eternidad anhelada
Aquel diploma nunca entregado
VIENE DE LA PÁGINA 6
milías. Todavía hoy, escuchar las cintas con las grabaciones me provoca
cada vez un gran dolor. Pienso en su
soledad, en sus convicciones, y pienso en el hecho de que tampoco sus
parientes estuvimos cerca como hubiésemos querido. Estábamos habituados al silencio, éramos un pueblo
tímido, cerrado. Yo misma crecí en
esos años habituándome al silencio.
Un silencio que mató a gran parte
de nosotros. Sí, la radio era la única
manera de saber para abrir los ojos y
tener noticias. Todos se detenían a
escuchar. Alguno me dijo que en esa
época era posible caminar por las
calles de San Salvador incluso sin la
radio sin perder una palabra de sus
sermones, porque de todas las casas
y de todos los bares salía su voz.
Debo decir que Romero observaba
una suerte de esquema fijo. En la
primera parte comentaba la Palabra
de Dios; en la segunda, a la luz de
esa palabra, denunciaba los hechos
de la semana tal como le eran documentados por Socorro Jurídico, la
oficina de tutela de los derechos hu-
manos. Leía los nombres de las personas
desaparecidas que habían sido encontradas
asesinadas en los vertederos de la ciudad.
Era la única fuente de
información. La policía fingía no conocer
los casos, por lo cual
los familiares de los
desaparecidos se dirigían cada domingo a
la catedral para tener
noticias. A veces la
noticia no tenía que
ver con el encuentro
de un cadáver, sino
con una detención, y
entonces la familia
volvía a esperar. Mi
tío contaba con la
ayuda de la abogada
Marianela García Villas, que fue torturada
y asesinada tres años después que él
en la jurisdicción de Suchitoto mientras estaba reuniendo las pruebas sobre el uso de armas químicas contra
la población civil por parte de los
militares. Tenía treinta y cuatro años
esta joven militante por los derechos
humanos a la que le gustaba componer música, pintar y escribir cuentos.
Estaba entre los colaboradores más
estrechos de Romero, a la cabeza del
pequeño grupo de jóvenes abogados
que, poniendo en peligro su propia
vida, registraban e investigaban los
actos de violencia cotidiana y redactaban semanalmente un informe so-
bre las violaciones de los derechos
humanos cometidas por el Estado y
por los grupos armados de cualquier
facción política. Marianela ha sido
casi olvidada en nuestro país, y no
solo en él. Era «la abogada de los
pobres y de los campesinos» y, lamentablemente, su memoria se ha
perdido. No obstante, nos encontramos ante una mártir de los derechos
humanos. Quien pensaba haber hecho callar para siempre a Romero,
no solo ha dado voz a un pueblo de
fieles, sino que lo ha entregado a la
beatificación eterna.
L’OSSERVATORE ROMANO
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viernes 6 de noviembre de 2015, número 45
En la audiencia general el Papa continúa las reflexiones sobre la familia
Gimnasio donde nos entrenamos
en la entrega y el perdón
«La familia es un gran gimnasio de
entrenamiento en la entrega y el perdón
recíproco»: lo dijo el Papa en la
audiencia general del miércoles 4 de
noviembre, en la plaza de San Pedro.
Continuando las reflexiones sobre el
tema de la familia, el Pontífice destacó
en particular cómo «en una sociedad a
veces despiadada es indispensable que
haya espacios, como la familia, donde
se aprenda a perdonar».
Queridos hermanos
¡buenos días!
y
hermanas,
La Asamblea del Sínodo de los
obispos, que concluyó hace poco, reflexionó en profundidad sobre la vocación y la misión de la familia en la
vida de la Iglesia y de la sociedad
contemporánea. Ha sido un acontecimiento de gracia. Al finalizar, los
padres sinodales me entregaron el
texto de sus conclusiones. He querido que ese texto fuese publicado,
para que todos sean partícipes del
trabajo al que durante dos años nos
hemos dedicado juntos. No es este
el momento de examinar dichas conclusiones, sobre las que debo meditar.
Pero, entretanto, la vida no se detiene; en especial la vida de las familias no se detiene. Vosotras, queridas
familias, estáis siempre en camino. Y
continuamente escribís en las pági-
Sin entregarse y sin perdonarse
el amor no permanece, no dura
nas de la vida concreta la belleza del
Evangelio de la familia. En un mundo que a veces llega a verse árido de
vida y de amor, vosotras cada día
habláis del gran don que son el matrimonio y la familia.
Hoy quisiera destacar este aspecto: que la familia es un gran gimnasio de entrenamiento en el don y en el
perdón recíproco sin el cual ningún
amor puede ser duradero. Sin entregarse y sin perdonarse el amor no
permanece, no dura. En la oración
que Él mismo nos enseñó —es decir
el Padrenuestro— Jesús nos hace pedirle al Padre: «Perdona nuestras
ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden». Y al final comenta: «Porque si perdonáis a
los hombres sus ofensas, también os
perdonará vuestro Padre celestial,
pero si no perdonáis a los hombres,
tampoco vuestro Padre perdonará
vuestras ofensas» (Mt 6, 12.1415). No se puede vivir sin perdonarse, o al menos no se puede vivir bien, especialmente en
la familia. Cada día nos ofendemos unos a otros. Tenemos
que considerar estos errores,
debidos a nuestra fragilidad y a
nuestro egoísmo. Lo que se nos pide
es curar inmediatamente las heridas
que nos provocamos, volver a tejer
de inmediato los hilos que rompemos en la familia. Si esperamos demasiado, todo se hace más difícil. Y
hay un secreto sencillo para curar las
heridas y disipar las acusaciones. Es
este: no dejar que acabe el día sin
pedirse perdón, sin hacer las paces
entre marido y mujer, entre padres e
hijos, entre hermanos y hermanas...
entre nuera y suegra. Si aprendemos los, sino el que hace la voluntad del
a pedirnos inmediatamente perdón y Padre». Y añade: «Muchos me dirán
a darnos el perdón recíproco, se sa- ese día: Señor, Señor, ¿no hemos
nan las heridas, el matrimonio se profetizado en tu nombre y echado
fortalece y la familia se convierte en demonios en tu nombre? Entonces
una casa cada vez más sólida, que yo les declararé: Nunca os he conoresiste a las sacudidas de nuestras cido» (cf. Mt 7, 21-23). Es una palapequeñas y grandes maldades. Y por bra fuerte, no cabe duda, que tiene
esto no es necesario dar un gran dis- la finalidad de sacudirnos y llamarcurso, sino que es suficiente una ca- nos a la conversión.
ricia: una caricia y todo se acaba, y
Os aseguro, queridas familias, que
se recomienza. Pero no terminar el si seréis capaces de caminar cada vez
día en guerra.
más decididamente por la senda de
Si aprendemos a vivir así en la fa- las Bienaventuranzas, aprendiendo y
milia, lo hacemos también fuera, enseñando a perdonaros mutuamendonde sea que nos encontremos. Es te, en toda la gran familia de la Iglefácil ser escéptico en esto. Muchos sia crecerá la capacidad de dar testi—también entre los cristianos— pien- monio de la fuerza renovadora del
san que se trate de una exageración. perdón de Dios. De otro modo, haSe dice: sí, son hermosas palabras, remos predicaciones incluso muy bepero es imposible ponerlas en prácti- llas, y tal vez también expulsaremos
ca. Pero gracias a Dios no es así. En algún demonio, pero al final el Seefecto, es precisamente recibiendo el ñor no nos reconocerá como sus disperdón de Dios que, a su vez, somos cípulos, porque no hemos tenido la
capaces de perdonar a los demás. capacidad de perdonar y de dejarnos
Por ello Jesús nos hace repetir estas perdonar por los demás.
palabras cada vez que
rezamos la oración del
Padrenuestro, es decir
Hay un secreto sencillo para curar las
cada día. Es indispensable que, en una soheridas y disipar las acusaciones: no dejar
ciedad a veces despiaque acabe el día sin pedirse perdón
dada, haya espacios,
como la familia, donde se aprenda a perdonar los unos a los otros.
Las familias cristianas pueden haEl Sínodo ha reavivado nuestra cer mucho por la sociedad de hoy, y
esperanza también en esto: forma también por la Iglesia. Por eso departe de la vocación y de la misión seo que en el Jubileo de la miseride la familia la capacidad de perdo- cordia las familias redescubran el tenar y de perdonarse. La práctica del soro del perdón mutuo. Recemos
perdón no sólo salva a las familias para que las familias sean cada vez
de la división, sino que las hace ca- más capaces de vivir y de construir
paces de ayudar a la sociedad a ser caminos concretos de reconciliación,
menos mala y menos cruel. Sí, cada donde nadie se sienta abandonado
gesto de perdón repara la casa ante bajo el peso de sus ofensas.
las grietas y consolida sus muros. La
Con esta intención, digamos junIglesia, queridas familias, está siempre cerca de vosotras para ayudaros tos: «Padre nuestro, perdona nuesa construir vuestra casa sobre la roca tras ofensas, como también nosotros
de la cual habló Jesús. Y no olvide- perdonamos a los que nos ofenden».
mos estas palabras que preceden in- [Digámoslo juntos: «Padre nuestro,
mediatamente la parábola de la casa: perdona nuestras ofensas, como tam«No todo el que me dice “Señor, bién nosotros perdonamos a los que
Señor” entrará en el reino de los cie- nos ofenden»].