FILOSOFÍA Y POLÍTICA: DOS PENSADORES, DOS TIEMPOS, ¿LAS MISMAS IDEAS? Mag. Raquel Rivero Introducción El propósito del siguiente trabajo, es analizar el pensamiento político pedagógico del educador uruguayo José Pedro Varela (1845-1879), a la luz del pensamiento del filósofo inglés John Locke (1632-1704), al tiempo que se ofrece un material de lectura complementaria a los estudiantes del curso de Pedagogía 1 del Centro Regional de Profesores del Centro. Constituye una reformulación de un trabajo realizado en el marco del seminario de Filosofía y Teoría Política a cargo del Dr. Jorge Dotti, en la Universidad Nacional de Entre Ríos. Conserva la estructura básica del original presentado en ese año hasta sus conclusiones, las cuales se amplían en esta oportunidad. Para el análisis se explora en las dos obras fundamentales de Varela lo que concierne a la reflexión sobre la conformación de la república y los medios de construirla y afianzarla. Estas obras son “La Educación del Pueblo” (1874)1 y “La Legislación Escolar” (1876)2. Asimismo se trabajan extractos de artículos periodísticos de la época, del mismo autor. Todo ello se contrasta con reflexiones filosóficas pertenecientes al “Segundo Tratado sobre el Gobierno Civil” de John Locke (1689). La pregunta fundamental desde la que se parte y la consecuente búsqueda, giran en torno al grado de incidencia que el pensamiento filosófico de Locke tiene en la manera en que el pensador uruguayo piensa y trabaja en lo pedagógico-social. Más precisamente, el interés está en articular ideas referidas al contrato, la sociedad civil, el tipo de participación en la república, que aparecen en la obra de Locke, con el pensamiento que se puede ver en Varela, como producto de una época y de un proceso social, político y económico, de los que este autor es, entre otros, portavoz. Se intentará ver el tipo de elaboración que estas ideas lejanas en el tiempo, tienen en el contexto del Uruguay de fines del S XIX, no solamente en busca de coincidencias sino también de rupturas o ajustes contextuales. En esta elaboración se parte de ciertos supuestos que es necesario explicitar. El primero, es que se considera que la producción intelectual de cualquier individuo se inscribe y responde a una matriz social e histórica, más allá de que la interpele, legitime o ambas. El segundo es que no se da por sentado que Varela haya manejado obras de Locke, en todo caso esto no se sabe, aunque se puede inferir que no fue así ya que no aparecen citas de este pensador en ninguno de sus escritos. El tercero y complementario del anterior, supone que esta influencia ocurrió a través de múltiples mediaciones desde la producción intelectual posterior al pensador inglés, caso de Saint Simon, de H. Spencer y de otros pensadores europeos, y fundamentalmente norteamericanos3, muy 1 Se trata de una obra fundamental en la trayectoria educativa de Varela, compuesta de seis partes las cuales cubren un amplio espectro de reflexiones, desde lo específicamente político, hasta sugerencias de método y diseño curricular para distintos niveles educativos, en un sistema total que se piensa con distinto grado de desarrollo desde la primaria hasta la universidad. 2 Fundamenta en esta obra el proyecto de ley que pondrá en marcha la reforma escolar. 3 Puede verse esto al detalle en la obra del Dr. C Rama (1957) vinculados algunos de estos últimos al proceso de conformación de una red de escuelas populares y gratuitas como parte del proyecto de conformación de los Estados Unidos como estado independiente. Por último, se considera importante introducir el tema desde reflexiones en torno al proceso de modernidad y a cómo se inscribe la producción filosófica con relación a este proceso, para luego ahondar en el pensamiento más específico de Locke y del propio Varela. 1- Un proceso en marcha: la modernidad Pensar cómo somos y vivimos hoy supone un pasaje ineludible por los clásicos modernos, quienes de diferentes maneras organizan en teorías, las experiencias, las ideas y en general la cultura (entendida como toda producción humana) resultante de procesos sociales específicos de un tiempo y espacio determinados, así como los proyectos de sociedad y organización política. En este trabajo interesa pensar en el proceso de modernidad que da lugar a un mundo que aparece sustancialmente diferente al mundo antiguo y medieval, tanto en lo económico-político, como en lo religioso y cultural. En este proceso de conformación, tiene lugar una rica producción filosófica que intenta desentrañar, organizar, dar cuenta de, y alentar en direcciones determinadas, esos procesos de cambios revolucionarios y que en lo político supone decidir “quién manda” una vez que la burguesía llega al poder. Los pensadores de la Teoría Política Moderna construyen la visión política occidental clásica durante los siglos XVII y XVIII y el objetivo de conocerlos es, en última instancia, el de comprender cómo legitiman el problema fundamental de quién manda y quién obedece (J. Dotti, 2004). Una modalidad que presenta gran utilidad a los efectos de la comprensión, resulta de contraponer las soluciones modernas a las soluciones que había dado a ese problema la filosofía política pre-moderna, ya que uno de los rasgos de los modernos es su intención de romper con el orden anterior y con la manera de pensar la praxis política. Tomaremos seis puntos para contrastar: En el mundo antiguo sobretodo, se entiende que la politicidad del hombre es un rasgo natural. Es decir que habría una suerte de continuidad entre la naturaleza y lo propiamente humano. A diferencia de esto, en la Teoría Política Moderna lo humano exige un discurso propio y cuanto más negativa sea la visión del ser humano, mayor distancia tendrá el derecho, la moral, etc., respecto de lo natural. Si el ser humano es bueno, se mantendría una continuidad entre lo propio de lo natural y lo propio de la política. Otro aspecto muy vinculado con lo anterior, es que mientras entre los premodernos las relaciones entre la naturaleza humana y el orden político tienen estrecha relación en distintos pensadores, en la Teoría Política Moderna varía bastante de un autor a otro, caso de Thomas Hobbes (1588-1679) si lo comparamos con John Locke (1632-1704), o este último con Jean Jacques Rousseau(1712-1789). Se podría también decir que mientras los clásicos del mundo antiguo filosofan sobre lo perdido, (por ejemplo Aristóteles que reflexiona acerca de la polis cuando ya prima la época imperial), los teóricos políticos modernos intentan trabajar crítica y revolucionariamente, lo cual de alguna manera implica decir, propositivamente. 2 La naturalidad de lo político en los pre-modernos, conlleva a que el nexo entre el individuo y la polis como totalidad, o entre lo privado y lo público, sea una relación inmediata. Lo social-doméstico coincide con lo político en términos de roles y participación. En la Teoría Política Moderna se rompe con esto: vale lo mismo el voto del trabajador peor pago que el del empresario (por lo menos en la teoría). El nexo privado-público es mediato. Es por el contrato social que la Teoría Política Moderna explica ese pasaje a lo político. Todos tenemos el mismo derecho a participar en la política pero ésta es artificial, creada por un gesto de voluntad. En estrecha relación con lo anterior, mientras que la naturalidad en los clásicos oculta una desigualdad natural, los modernos igualan a los hombres a través de la razón, se podría decir que secularizando el mandato bíblico de la igualdad en los hijos de dios. Mientras en el primer enfoque el todo prima sobre las partes porque su vitalidad y salud depende de que cada uno haga y bien aquello para lo que está destinado, en el segundo el sentido del todo depende de que se respete a las partes y no se las avasalle: es el Estado Moderno. Por eso la república resulta de un contrato que hacen los hombres para una mejor convivencia y donde se castiga al que viola la norma y perjudica a un igual. Esto es lo que da lugar al nacimiento del Derecho. Así como la modernidad puede ser considerada como creadora de un orden nuevo, a partir de las guerras de religión y las revoluciones políticas, las burguesías triunfantes enfrentan el problema de cómo detener los movimientos revolucionarios. Se necesita una nueva “verdad” alrededor de la cual construir un orden estable. Esto se construirá a través de una nueva racionalidad, la de la productividad, que responde a una nueva pasión: el afán de riqueza y la necesaria libertad de comercio.4 2- La construcción de la república José Pedro Varela... fue la mentalidad más original y revolucionaria de su tiempo. (A.ARDAO, 1950) Para pensar la educación uruguaya, Varela piensa la sociedad conflictiva de su tiempo y desde allí plantea la necesidad imperiosa de pacificar a la república, que no es tal en la práctica, por la ausencia de ese elemento fundamental para las democracias: la educación: Pero el gobierno de las sociedades humanas, que han alcanzado bastante desarrollo para adoptar la forma democrático-republicana, no es una intuición, no es un instinto; es una ciencia: ciencia que, en sus principios elementales al menos, deben poseer todos los ciudadanos de una república, ya que todos reunidos forman la nación y deciden sus destinos. El sufragio universal, supone la conciencia universal, y la conciencia universal supone y exige la educación universal.(J.P.VARELA, 1874: 57) Se podría establecer una primera articulación con relación a la preocupación de ambos pensadores por el estado de guerra en que viven o pueden caer los hombres. John Locke entiende que en la sociedad de los hombres en estado naturaleza, todos son libres e iguales. Por estar la ley natural inscripta en el corazón de todos, existiría la convivencia pacífica: 4 Conferencia del Dr. J Dotti, Seminario de Maestría, Universidad Nacional de Entre Ríos, 2004 3 El estado de naturaleza tiene una ley de naturaleza que lo gobierna y que obliga a todos; y la razón, que es esa ley, enseña a toda la humanidad que quiera consultarla 5, que siendo todos los hombres iguales e independientes, ninguno debe dañar a otro en lo que atañe a su vida, salud, libertad o posesiones. (J.LOCKE, 1632:38) Si nos detenemos un momento en la idea subrayada, podría pensarse que alguien puede no consultar la ley que está en su corazón, por un acto de voluntad, caso de Locke 6, o involuntariamente por no tener conciencia de ella, lo cual correspondería al caso de Varela (por lo menos en forma más insistente aunque no exclusiva). En una palabra, por ignorancia: ¿Puede concebirse, acaso, al hombre, absolutamente aislado de los otros hombres, sin haber recibido de ellos con la vida, los conocimientos necesarios, por rudimentarios que sean, para llenar sus más apremiantes necesidades? (J.P.VARELA, Op.Cit.:18) Se podría pensar que lo que en el S. XVII aparecía como una posibilidad al alcance de cualquier hombre que quisiera participar de ese contrato inicial, dos siglos después y en el contexto de formación de un estado americano, puede desprenderse de la experiencia vivida que no es suficiente con el propósito. Es más, Varela, como ferviente admirador de los Estados Unidos, país que conoció personalmente y a través de profusas lecturas en relación a la constitución del Estado y su consecuente propuesta educativa, afirma: De este lado del Atlántico, los Estados Unidos, aliando la escuela con la democracia, los dos grandes principios de la sociedad moderna, han sabido convertirse, en cien años de vida independiente, en la más grande, en la más rica y en la más feliz de las naciones modernas. (J.P.VARELA, Op.Cit.:49) Esto ya fue señalado en la introducción a su libro y será objeto de constante reflexión: Sabidos son los milagros que los Estados Unidos han conseguido realizar con respecto a la educación: ellos se deben al esfuerzo reunido de las autoridades y del pueblo, a las enormes sumas que a ella dedica el Estado, y a las sumas enormes que le dedica la inteligente filantropía de los hombres de fortuna. Respecto a la educación del pueblo el americano cree que esta es una necesidad del Estado, una exigencia de la sociedad y una conveniencia de todos... (J.P. VARELA, Op.Cit.:9) Pero volvamos a Locke y a la eventual renuncia respecto de la ley natural, para pensar el pasaje de la sociedad bajo la ley natural a la sociedad contractual. El problema que plantea el filósofo, es que si alguien renuncia a la razón constitutiva de la ley natural, se transforma en enemigo y se declara en estado de guerra respecto de los otros hombres: ...cada hombre tiene el derecho de castigar al que comete una ofensa, y de ser ejecutor de la ley de naturaleza. (J.LOCKE, Op.Cit.:40) Para no hacer justicia con mano propia (y caer así en estado de guerra), los hombres resuelven establecer un contrato que proteja “vida, libertad y bienes” y por lo mismo garantice la permanencia del estado de paz social: se produce entonces el pasaje de la sociedad natural a la sociedad política, profundizando o derivando las leyes positivas de la ley natural. Desde esta perspectiva no se considera que el proceso vaya en contra de 5 El subrayado es nuestro; se volverá a esta idea. Esto se relativizará luego cuando se trabaje en los escritos del filósofo, el tema de la libertad y su relación con la educación. 6 4 lo natural, sino de las transgresiones que llevaron al estado de guerra, para lo cual se necesita un juez imparcial: ...siempre que cualquier número de hombres esté así unido en sociedad de tal modo que cada uno de ellos haya renunciado a su poder ejecutivo de la ley natural y lo haya cedido al poder público, entonces, y sólo entonces tendremos una sociedad política o civil. ... Eso es lo que saca a los hombres del estado de naturaleza y los pone en un Estado: el establecimiento de un juez terrenal con autoridad para decidir todas las controversias y para castigar las injurias que puedan afectar a cualquier miembro del Estado... (J.LOCKE, Op.Cit.:104) Más de doscientos años después y en otro contexto, la preocupación de Varela transita por la constatación de que el país, desde su nacimiento “teórico” como república en 1830, no ha conocido ni siquiera períodos prolongados de paz. Al respecto, en “La Legislación Escolar”(1876) reflexiona de esta manera: Así, pues, en cuarenta y cinco años, dieciocho revoluciones! Bien puede decirse, sin exageración, que la guerra es el estado normal en la República. (J.P.VARELA, 1876:34) Se considera oportuno considerar más en detalle el contexto de producción del autor en estudio. Su nacimiento tiene lugar en medio de una guerra civil de gran entidad7, la cual sucede a tres presidencias constitucionales sólo nueve años después de que se jurara la primera Constitución de la República (1830). Si bien esta última es considerada reflejo de “los más calificados moldes del pensamiento político de entonces...las prácticas sociales no se regían por esos moldes” (Demarchi-Rodríguez, 1993). La reflexión de Varela –que además de la guerra que lo vio nacer, vive en medio de casi permanentes levantamientos revolucionarios- es que no habrá república sin republicanos: Para establecer la república, lo primero es formar los republicanos; para crear el gobierno del pueblo, lo primero es despertar, llamar a vida activa, al pueblo mismo... (J.P. VARELA, 1874,:56) Resulta interesante vincular esto último con la siguiente reflexión de Locke, y en la misma clave en que veníamos trabajando la “distancia temporal” en la producción de ambos pensadores: Más allí donde no hay lugar a apelaciones –como ocurre en el estado de guerra- por falta de leyes positivas y de jueces autorizados a quienes poder apelar, el estado de guerra continúa una vez que empieza. (J.LOCKE, Op.Cit.:49) Lo que en Locke aparece como un inexistente, en Varela lo vemos como un producto de la ignorancia: la ley existe pero no es conocida por los hombres, por lo tanto es como si no existiera; no está en las conciencias. Haciendo suyas las palabras del educador estadounidense Horace Mann, dice Varela: 7 La Guerra Grande (1839-1851) comienza como un conflicto entre uruguayos (blancos y colorados), para transitar luego, agravándose, a un conflicto de carácter internacional con intervenciones, de distinta entidad, de países vecinos (Argentina y Brasil) y europeos (Francia y Gran Bretaña) 5 Ningún hombre...por mera intuición o instinto, forma opiniones justas sobre mil cuestiones, respecto a la sociedad civil, a su jurisprudencia, a sus deberes locales, nacionales e internacionales. Muchas verdades, vitales para la felicidad pública, difieren tanto, en la realidad, de la apariencia que ofrecen a los espíritus sin ilustración, como el tamaño aparente del sol difiere de su tamaño real, que, en verdad, es tantas veces mayor que la tierra, aún cuando, para el ojo ignorante, parece tantas veces menor.(J.P. VARELA, Op.Cit.:55) La solución a estos males lo ofrece la educación: ...para hacer que la opinión pública sea soberana, lo primero es formar la opinión pública; y todas las grandes necesidades de la democracia, todas las exigencias de la república, sólo tienen un medio posible de realización; educar, educar, siempre educar. Educación exige el voto consciente que se deposita en las urnas electorales, para saber apreciar, por juicio propio y razonado, el orden de ideas políticas, económicas o sociales a que se quiere servir; educación exige el veredicto consciente que se formula, para decidir de la felicidad, de la honra, de la vida del hombre, en los casos en que el ciudadano es llamado a fallar en los juicios populares; educación, exige el desempeño consciente e inteligente de todos los puestos públicos que el ciudadano puede ser llamado a desempeñar y a los que puede aspirar legítimamente; educación exige el voto consciente dado en pro o en contra de una ley, en el recinto del Cuerpo Legislativo; educación exige, y exige imperiosa e ineludiblemente, el uso consciente de todos los derechos y todos lo deberes del ciudadano. La escuela es la base de la república; la educación, la condición indispensable de la ciudadanía. Así lo reconoce la razón, y así lo ha proclamado la ley fundamental de la República, al suspender en el ejercicio de la ciudadanía a todos aquellos que no saben leer y escribir. (J.P. VARELA, Op.Cit.:56) Ahora bien, si se continúa la última reflexión citada de Locke, aparece otro elemento a tener en cuenta: Es más: allí donde la posibilidad de apelar a la ley y a los jueces constituidos está abierta, pero el remedio es negado por culpa de una manifiesta perversión de la justicia y una obvia tergiversación de las leyes para proteger o dejar indemnes la violencia o las injurias cometidas por algunos hombres o por un grupo de hombres, es difícil imaginar otro estado que no sea el de guerra. (LOCKE, Op.Cit.:49) Parece posible y útil pensar en términos analógicos: en el estado natural existe la ley natural y puede no respetarse. En el estado civil, aún existiendo la ley positiva, esta puede desconocerse voluntaria o involuntariamente, por ignorancia, en el último caso. Sin duda que por este camino vamos directamente al problema de la educación, que como comentáramos en párrafos anteriores no es, ni mucho menos, que no interese a Locke, sino que más bien se trataría de un problema de énfasis o permanencia en el discurso diferente al de Varela, también explicable por el contexto de producción (media un siglo ente ambos y toda la Ilustración) y los intereses de clase de cada pensador, cuestión que daría para mucho pero no se tratará aquí. En ambos se encuentra el tema de la educación en estrecha relación con la libertad y sus límites en las repúblicas. La ley, entendida rectamente, no tanto constituye la limitación, como la dirección de las acciones de un ser libre e inteligente hacia lo que es de su interés; y no prescribe más cosas de las que son necesarias para el bien general de quienes están sujetos a dicha ley. ... La finalidad de la ley no es abolir o restringir, sino preservar y aumentar nuestra libertad... ...la libertad consiste en estar libre de la violencia de los otros... (LOCKE, Op.Cit.:79) En Varela también aparece en un lugar importante la reflexión acerca de los límites que, lejos de impedir, hacen posible la libertad: 6 ... la libertad propia tiene por límite insalvable la libertad ajena. Mientras que una acción no daña a nadie, o daña sólo al que la practica, el individuo es libre de hacerla; pero cuando con ella causa perjuicio a otro, comete un abuso, que el poder público debe impedir, como encargado de garantir a todos los miembros de la comunidad, el pleno goce de su libertad y su derecho. Todo el que comete un acto injusto o perjudicial cae bajo la acción de la justicia. (VARELA, Op.Cit.: 65) En Varela al igual que en Locke, se establece la obligación de educar en relación al conocimiento de la ley a los menores de edad, si bien esto en Varela se extenderá a todos, se cree que, como herencia del iluminismo y su propuesta de educación universal de los ciudadanos. Veamos las reflexiones de cada uno en este sentido. En Locke: Formar la mente y gobernar las acciones de quienes todavía son menores de edad e ignorantes hasta que la razón se desarrolle en ellos y los ayude a salir de esa dificultad, es lo que los niños necesitan y lo que sus padres están obligados en procurarles. ... Así, el que ya está en posesión de entendimiento y puede entender por quien carece de él, habrá también de ser el que realiza actos voluntarios en lugar del menor de edad; y deberá prescribir su voluntad y regular sus acciones. (LOCKE, Op. Cit.: 80) En Varela: Un niño viene al mundo y desde entonces comienza su educación ... La familia primero, debe preparar y vigorizar la enseñanza de la escuela: la sociedad, después, debe desarrollarla y completarla. (VARELA, Op. Cit.: 19-20) ... la escuela gratuita es el más poderoso instrumento para la práctica de la igualdad democrática. (VARELA, Op. Cit.: 73) Hasta aquí, la preocupación de ambos sobre la necesidad de la educación de los menores. Ahora se verá cómo en Varela esto toma proporciones universales; nadie escapa a la acción educativa. En un artículo periodístico que escribiera a los veinte años8, expresa: ... si por medio de escuelas esparcidas profusamente en nuestra campaña, se diera alguna ilustración a nuestros gauchos, sus necesidades acrecerían y con ellas la necesidad de trabajar ... No necesitamos poblaciones excesivas; lo que necesitamos, es poblaciones ilustradas. El día en que nuestros gauchos supieran leer y escribir, supieran pensar, nuestras convulsiones políticas desaparecerían quizá. Es por medio de la educación del pueblo, que hemos de llegar a la paz, al progreso y a la extinción de los gauchos. ... La educación del pueblo, es la verdadera locomotora del progreso.(VARELA, 1865) Aparece ya en Locke y se observa también en Varela, que la libertad en la república es una conquista que se obtiene a través de la educación, y los padres o mayores a cargo tienen una obligación moral en ese sentido, lo cual supone una decidida acción formadora. Lo que expresa Locke: 8 J.P.VARELA, “Los gauchos”, Revista Literaria, I,13, p.206-207 7 Dejarlo a rienda suelta, sin cortapisa alguna de su libertad, antes de que posea esa razón que puede guiarlo, no es concederle su privilegio natural de ser libre, sino arrojarlo entre las bestias y abandonarlo a un estado tan miserable y tan inferior al hombre como el de aquellas. Esto es lo que pone en manos de los padres la autoridad de gobernar a sus hijos mientras estos son menores de edad. Dios ha encargado a los padres que cuiden de su descendencia...(LOCKE, Op.Cit.: 84) Esto rige en todas las leyes, tanto naturales como civiles. ¿Está un hombre bajo la ley de naturaleza?¿Qué es lo que en caso contrario lo libró de esa ley?.¿Qué es lo que le hizo disponer libremente de su propiedad según sus deseos, dentro de los límites de esa ley? Respondo: el haber llegado a un estado en el que le sea posible controlar sus propios actos de acuerdo con los límites que tal ley le impone. Cuando un hombre ha alcanzado ese estado, se le supone capaz de saber hasta qué punto esa ley debe ser su guía, y hasta dónde puede hacer uso de su libertad. Hasta que llegue ese momento, alguien que sepa cuáles son las fronteras que la ley pone a la libertad habrá de ser el que lo guíe.(LOCKE, Op.Cit.:80-81) Lo que expresa Varela: La libertad del hombre, y sobre todo del hombre en sociedad, no es ilimitada. (VARELA, Op.Cit.:65) La ley, por otra parte, no es ni eficaz ni benéfica mientras que el pueblo sobre el que ha de obrar no la comprenda y la respete. La mayor parte de nuestras disposiciones políticas están a la altura de las más civilizadas del mundo. ¿Por qué pues, teniendo leyes buenas, vivimos sin embargo en el caos? ¿Por qué las masas de nuestra población, ignorantes y atrasadas, ni conocen, ni comprenden, ni respetan la ley? El hombre sólo obedece voluntariamente a lo que cree justo. Y las restricciones que la organización de las sociedades pone siempre al desenfreno de las pasiones individuales son consideradas arbitrarias .Para hacer respetar la ley, que el pueblo comprenda que es justa; y para que lo comprenda forzoso es que esté educado. La escuela es, pues, la base de la República.(VARELA, 1868)9 En otro tiempo, y se cree que también como parte de la herencia de la Ilustración, en su producción posterior a las revoluciones norteamericana y francesa, Varela va a hacer extensiva al Estado esa obligación educadora: Pero, ¿basta que el Estado tenga abierta la escuela para todos lo niños, y dé a todos los medios de educarse, dejándolos en libertad de no hacerlo si sus padres o tutores son bastante abandonados o bastante criminales, para privarlos de educación?, o por el contrario, ¿debe ser obligatoria la adquisición de aquellos conocimientos indispensables para el ejercicio de la ciudadanía?(VARELA, Op.Cit.: 64) El problema no pasa por una opción individual y una mal entendida libertad. Volveremos a este punto, pero antes de continuar, en este aspecto importa puntualizar que, particularmente en Locke, aparece una clara distinción entre el poder paternal (que lo da la naturaleza), el poder político (que resulta de un acuerdo voluntario para otorgarlo a los gobernantes por el bien de los súbditos), y ambos del poder despótico (que se constituye por despojo).Mientas el primero no llega al del magistrado, el último lo excede y no es compatible con una sociedad civil. 9 Conferencia pronunciada en la Universidad el 18 de setiembre de 1868, al regreso de su viaje por Estados Unidos. 8 Traemos la reflexión en este momento del análisis, porque podría considerarse una distancia teórica con la perspectiva lockeana, el hecho de que Varela otorgue al Estado el derecho de “obligar a los ciudadanos”, en este caso, respecto la educación. Queda la duda de si el Estado liberal de Locke, en un “tiempo vareliano” admitiría esa obligatoriedad y esa función sustantiva del Estado en la educación del S. XIX. No hay dudas respecto a la posición de Varela, quien explícitamente califica de liberalismo mal entendido aquel que deja librado a los padres, la decisión de educar a los hijos en las escuelas del Estado: ...creemos que sólo un deplorable error, un mal entendido liberalismo y un desconocimiento de los derechos del menor y de las conveniencias de la sociedad, pueden rechazar el principio de la instrucción obligatoria.(VARELA, Op.Cit.: 64) Como adelantáramos entonces, en el Estado radica la responsabilidad educadora para el pensador uruguayo, puesto que la libertad tiene por límite, el respeto de los derechos de los demás. Esto es argumentado profusamente: Si el Estado exige ciertas condiciones para el ejercicio de la ciudadanía, que sólo pueden adquirirse por medio de la educación, el padre que priva a su hijo de esa educación, comete un abuso, que el poder público debe reprimir, por una parte, en defensa de los derechos del menor, que son desconocidos, por la otra en salvaguardia de la sociedad que es atacada en sus fundamentos, con la conservación y propagación de la ignorancia.(VARELA, Op. Cit.: 65) La ignorancia no es un derecho, es un abuso (VARELA, Op. Cit.: 68) Nadie niega al Estado la facultad de obligar a los padres y tutores a dar al niño el alimento necesario para el desarrollo de su parte física. ¿Cómo, entonces, puede negársele la facultad de obligarlos igualmente a que les den, o al menos no les priven, del alimento intelectual que necesitan para el desarrollo de su ser espiritual?(VARELA,Op.Cit.:65) ... el Estado tiene, igualmente, una tutela que ejercer. Debe velar para que los padres no desconozcan sus obligaciones; debe ayudarlos, y si es necesario, obligarlos10 a hacer lo que exige el bienestar futuro de sus hijos.(VARELA, Op. Cit.: 66) Argumenta también con el pensamiento norteamericano, al que cita y hace suyo: Todo nuestro sistema de escuelas gratuitas, dice el Superintendente de Escuelas De Ohio, tiene por base el principio de que las instituciones republicanas y la libertad no pueden durar sino por la instrucción universal. Si para sostener nuestra escuelas no dudamos en hacer caer sobre nuestros contribuyentes pesados impuestos, es porque estamos convencidos de que, la seguridad del Estado, y la estabilidad del orden social, dependen de la difusión general de las luces y de las virtudes, frutos de una buena educación.(VARELA, Op.Cit.: 69) Finalmente, interesa analizar el pensamiento de ambos autores, en relación al tema del gobierno: ... lo que origina y de hecho constituye una sociedad política cualquiera, no es otra cosa que el consentimiento de una pluralidad de hombres libres que aceptan la regla de la mayoría y que acuerdan unirse e incorporarse a dicha sociedad. Eso es, y solamente eso, lo que pudo dar origen a los gobiernos legales del mundo.(LOCKE, Op.Cit.: 114) 10 Destacado en el original. 9 El hombre, al incorporarse al Estado, renuncia a los dos poderes que tiene en el estado de naturaleza: obrar dentro de la ley natural y castigar al transgresor. A cambio de esto, logra: ... disfrutar de muchas comodidades derivadas del trabajo, de la asistencia y de la asociación de otros que laboran unidos en la misma comunidad, así como de la protección que va a recibir de toda la fuerza generada por dicha comunidad... ... esa renuncia es hecha por cada uno con la exclusiva intención de preservarse a sí mismo y de preservar su libertad y su propiedad...(LOCKE, Op. Cit.: 136) Y por eso, el poder de la sociedad o legislatura constituida por ellos, no puede suponerse que vaya más allá de lo que pide el bien común... ... Y todo esto no debe estar dirigido a otro fin que no sea el de lograr la paz, la seguridad y el bien del pueblo.(LOCKE ,Op.Cit.: 137) De igual forma, en Varela aparecen también con claridad los beneficios del contrato y específicamente de carácter democrático: El gobierno democrático-republicano, sin duda el más perfecto de todos los que los hombres han adoptado hasta ahora, para la dirección de los negocios públicos, garantiendo a todos los miembros de la comunidad, la libertad, en todas sus manifestaciones, llamando a todos a tener participación activa en el gobierno... (VARELA, Op.Cit.: 53) En ambos pensadores, es incompatible esta idea de Estado, con la monarquía. Coinciden aquí, en rechazarla de plano. Veamos primero a Locke: El poder absoluto y arbitrario, o gobernar sin leyes establecidas, no puede ser compatible con los fines de la sociedad y del gobierno. Los hombres no abandonarían la libertad del estado de naturaleza, ni se someterían a una norma, si no fuera porque buscan con ello preservar sus vidas, sus libertades y sus fortunas, y porque quieren que su paz y tranquilidad sean aseguradas por reglas establecidas en lo concerniente a su derecho y a su propiedad. Sería imposible suponer que su intención es ... dar a uno o más individuos un poder absoluto y arbitrario sobre sus propias personas y propiedades, y depositar en las manos del magistrado fuerza suficiente para que éste ejecute su voluntad sin límite alguno...(LOCKE, Op.Cit.: 144) ...el pueblo que está bajo un gobierno de este tipo no constituye una sociedad de criaturas racionales que han entrado en comunidad para su mutuo bien y que han nombrado a jefes para que gobierne sobre ellas para velar por dicho bien y para protegerlo; han de ser, más bien, miradas como un ganado de seres inferiores bajo el dominio de un amo que las vigila y utiliza para su propio placer y beneficio.(LOCKE, Op.Cit.: 167) Ahora, las ideas de Varela: ...en los países monárquicos, hay multitud de hombres ignorantes, en cuya mente no ha penetrado una sola idea respecto de los deberes de la sociedad, del gobierno, ni de sus propios derechos, ni de las condiciones elementales de la sociabilidad humana. Obedientes como las bestias a cuyo lado trabajan, están siempre prontos a seguir las órdenes y la voluntad de sus señores: siervos en el hecho aquí, allí en el título y en el hecho también. (VARELA, Op. Cit.: 54) Pero es más peligrosa la ignorancia en las repúblicas que en las monarquías; pues lleva directamente a la guerra civil y a la destrucción de la república: 10 Bajo el gobierno despótico el hombre del pueblo, ignorante, se iguala casi al ser irracional: mientras que en la república, el solo roce de las instituciones libres evoca pasiones, y aspiraciones, que, sin destruir la ignorancia, la desencadenan, y la hacen más temible. La ignorancia bajo el despotismo produce ese orden enfermo que Alfieri llamaba una vida sin alma: bajo la república, incuba y produce los motines, las asonadas, las revueltas constantes, la violación del las leyes, el falseamiento de las instituciones, la anarquía erigida en gobierno, en una palabra, el caos ocultándose bajo el título y las formas aparentes de las instituciones libres.(VARELA, Op.Cit.:55) Los hombres que constituyen un Estado republicano, además tienen el derecho de rebelarse contra él si no cumple con el mandato de las leyes. Esto ya aparece con mucha claridad en Locke, aspecto revolucionario para su tiempo según algunos autores: ... el pueblo retiene...el supremo poder de disolver o de alterar la legislatura, si considera que la actuación de ésta ha sido contraria a la confianza que se depositó en ella... ...la comunidad conserva siempre un poder supremo de salvarse a sí misma frente a posibles amenazas e intenciones maliciosas....(LOCKE, Op.Cit.:154-155) ...usar la fuerza sobre el pueblo, que no esté autorizada y que sea contraria a la misión que se le ha encomendado a quien las usa de este modo, equivale a un estado de guerra con el pueblo, el cual tendrá derecho a restablecer a sus legisladores para que éstos ejerzan el poder que les pertenece.(LOCKE, Op.Cit.: 159) En el caso de Varela, la reflexión pasa por una denuncia acerca de la alianza entre caudillos y “doctores”11; estos llegan y se mantienen en el poder sin ningún beneficio para la Nación, gracias al soporte armado de los caudillos que conducen a las masas ignorantes por la senda que quieren los “doctores”. Si hubiera educación, los sacarían de los puestos de poder: ... que las leyes se dictan al acaso, por más que suelan discutirse mucho, y que se ignora si sus resultados son benéficos o nocivos, salvo en los casos en que por la exageración del mal el error se hace evidente. De ahí también el poco respecto por la ley que hay entre nosotros: se legisla sin criterio y se legisla demasiado12, de lo que resulta que las leyes no se cumplen: y precisamente porque las leyes no se cumplen es que ha podido producirse una unión estrecha entre los elementos que representan la ignorancia de las campañas, y aquellos que representan el espíritu universitario... ... ...en la realidad existe la unión estrecha de dos errores y de dos tendencias extraviadas: el error de la ignorancia, y el error del saber aparente y presuntuosos; la tendencia autocrática del jefe de campaña, y la tendencia oligárquica de una clase que se cree superior.(VARELA, La legislación escolar, cap.1) Ambas fuerza actúan reunidas: ... para conservar un poder que les arrebataría un régimen de verdadera democracia13 (VARELA, Op. Cit.) 11 Así se llama a los intelectuales universitarios de la época. Para no interrumpir la reflexión lo colocamos aquí, pero recordemos que Locke también alerta contra la excesiva legislación: “No es necesario, no, y tampoco es conveniente que el poder legislativo esté siempre en funciones(...) no hay siempre necesidad de nuevas leyes, pero sí la hay de que las leyes que han sido hechas sean constantemente ejecutadas” (LOCKE, Op. Cit. :157) 13 El subrayado es nuestro. 12 11 Queda así expuesta la idea en ambos pensadores, de que la república es necesaria y la ley debe respetarse, pero también, y en el mismo orden de importancia, que el pueblo conserva la posibilidad de rebelarse ante gobiernos que no respondan al mandato y la confianza depositada en ellos. A modo de cierre y apertura 1-Algunos aspectos generales El análisis del pensamiento de Varela, a la luz del enfoque filosófico de John Locke, se constituyó en una tarea fecunda y problemática a la vez. Fecunda, por tratarse de una experiencia inédita para quien escribe. Problemática por dos o tres razones que se explicitarán enseguida. En primer lugar, el análisis estuvo signado por una vigilancia epistemológica permanente a los efectos de evitar forzar las articulaciones entre el pensamiento de ambos autores. Como se indicara en la introducción, se suponen múltiples mediaciones entre la producción intelectual de John Locke y la de José Pedro Varela; más de doscientos años de teoría y práctica no constituye un detalle menor. De todas formas se considera que no hay una pérdida absoluta en el tiempo ni mucho menos, sino reconstrucción permanente de la praxis de los hombres en términos de síntesis históricas. Es en este sentido que se percibe una potencia diferente en este tipo de trabajos, en relación a los más habituales que consideran la influencia directa de contemporáneos, o de obras trabajadas por el autor en estudio, durante su formación. En segundo lugar, a medida que la lectura de ambos autores se hacía más profunda, en lugar de más certezas aparecieron más interrogantes no necesariamente bien resueltas aquí. Esto invita a seguir pensando. En tercer lugar y no por menos importante, se constata un gran ausente en el análisis: la relación más estrecha entre la producción intelectual y los contextos políticos y económicos de cada autor. Esto supondría un esfuerzo superlativo con otras condiciones de tiempo y reflexión. Por último, la relectura de Varela en clave metafísica, convoca la perspectiva de otros clásicos, cuya consideración enriquecería el análisis, caso de Hobbes , Rousseau, Kant; en relación a algunos de ellos dejaremos planteadas, por lo menos, las inquietudes que surgieron. 2- Desde el análisis en su especificidad En relación directa al trabajo resultante, interesa realizar una serie de consideraciones junto con unas cuantas interrogantes o zonas de duda todavía. En líneas generales puede verse con claridad, cómo se cumple en diferente medida cada uno de los rasgos modernos que intenta dar solución al problema de “quién manda”, y que fueran propuestos para la reflexión durante el seminario ya citado. Se verán en el orden aproximado en que fueron presentados en la introducción al trabajo, y al mismo tiempo se intentarán vínculos hacia adelante, por llamarles de alguna manera, en el sentido de dejar planteadas interrogantes que surgieron durante el trabajo respecto a posibles articulaciones con las filosofía hobbesiana y/o rousseauniana, a las que no se pudio dar el tratamiento que se hubiera deseado por razones de espacio y tiempo: 12 1º) Se encuentra claramente expresado en el pensamiento vareliano, la idea de que la politicidad no es natural. Es necesario construir las condiciones para que la república sea posible. Tal vez, una distancia con Locke sea el énfasis en la necesidad de la educación universal para lograrlo. Mientras Locke parte de una sociedad natural con convivencia pacífica, en Varela parecería existir un mayor pesimismo respecto a la capacidad natural de los hombres de vivir en paz haciendo uso de su razón. Esto lo toma de la experiencia acumulada en su propio país, ejemplo negativo, y del país que toma como modelo para pensar su contexto, ejemplo positivo. Esto también lo vinculamos con la necesidad en Varela – y en muchos estados latinoamericanos en formación sucede igual- de dar un “parate” a la revolución. Es lo que en la conceptualización general de modernidad se trabajara como la atribución de la burguesía de la época de seguir creando mundos a la medida de sus nuevas necesidades, que ahora son de paz y progreso para producir en condiciones de libertad. 2º) En algún sentido, y relacionado con la reflexión anterior, se encuentra cierta perspectiva hobbesiana al pensar la sociedad. Si bien Varela no parte del hombre en el estado de naturaleza en el sentido en que lo hacen los filósofos clásicos modernos, en principio porque su reflexión se inscribe en un contexto de república, por lo menos formal, piensa los hombres sin educación como incapaces de acceder por sí mismos al nivel de ciudadanos, si no existe una acción educativa intencional y sostenida en el tiempo. ¿Serían malos “por naturaleza”, en el sentido de “bárbaros” o no civilizados? No lo dice, pero parecería sugerirlo. Lo que queda claro es que hay que terminar con ellos, no con las armas, sino con la educación: terminar para que nazca “otro” civilizado y capaz de insertarse en el nuevo modelo de sociedad. Sin embargo, el tipo de modelo de vida política en el que está pensando Varela, no es la monarquía como sucede en Hobbes, sino la democracia republicana14, que incluso parecería a veces más cercana a Rousseau que a Locke. Pero cuando un pensador considera que el modelo político debe responder a la necesidad de instaurar y mantener la paz, estará caracterizado por una potestad muy fuerte para acabar con la guerra civil15. Correlativamente, el estado de naturaleza tiene que ser presentado de manera muy negativa, y por lo tanto el gobierno civil aparece como muy positivo. Se podría decir que el orden político es un “trazado de fronteras” que deja fuera la guerra. Contrariamente, en Locke, Estado es sinónimo de paz y el soberano no debe tener tantas atribuciones, por lo tanto el estado de naturaleza no debe ser tan negativo. Pero, en Varela sí lo es: los hombres ignorantes (a los que asimilamos como ejercicio teórico al estado de naturaleza) no tienen capacidad ni posibilidad de conformar un Estado pacífico, porque no tienen las herramientas racionales para ello. En Hobbes, pensar políticamente es pensar la eventualidad de la guerra y la función política es que se quede afuera. En Varela, creemos que también, no sólo por su propia experiencia vital, no sólo por lo que ha visto suceder en su país en términos colectivos, sino también porque viene signado por una historia familiar de persecuciones y asesinatos políticos.16 14 Ídem.: Se parte de la idea de que los filósofos clásicos modernos, condicionan las características del hombre en estado de naturaleza, al modelo político que van a proponer. 15 Ídem, para estas reflexiones y las que siguen en este punto en particular. 16 Los Varela (su padre y hermanos del padre) llegan al Uruguay perseguidos por la dictadura rosista. Sus dos tíos paternos son asesinados por enemigos políticos; lo mismo le sucede a su tío materno, el presidente Berro; por último, su padre debe exiliarse en Argentina cuando Varela era un adolescente, y el propio Varela sufre encarcelamiento y destierro en los setenta. Creemos de interés estos datos de su historia familiar y personal. 13 3º) Otro aspecto que se indicó como característica de la teoría política moderna, es filosofar propositivamente, no por lo perdido, sino para lo que vendrá. Tanto en Locke como en Varela este rasgo aparece claramente en sus propuestas de sociedad política y económica. 4º) Respecto a los derechos de los ciudadanos, parece claro en ambos, que se accede a ellos a través de la educación, si bien ya se indicó la diferencia de énfasis en ambos. Se podría decir que para el caso de Varela habría pasajes muy rousseaunianos, en el sentido de un Estado con grandes atribuciones para intervenir en asuntos públicos, (para el caso de la educación obligatoria fue explicitado largamente) que en Locke tendría más el tipo del Estado Liberal, que vela por el orden y el respeto pero no interviene directamente en los asuntos de los hombres.17 5º) En ambos autores, la educación hace posible la ciudadanía, si bien dos siglos después, para Varela, esa educación debe durar toda la vida. La educación produce al hombre, en el sentido de ser racional con la posibilidad de hacer uso efectivo de todas sus facultades –físicas, intelectuales y morales- para una vida productiva en la república. Finalmente solo resta agregar que si bien hace unos años que se frecuentaba la obra de Varela, este trabajo brindó numerosas posibilidades de reflexión hasta ahora no abordadas. En Uruguay, Varela es un pensador muy nombrado y poco leído. Con esto hacemos nuestras las palabras del Dr. Carlos Rama (1957) al tiempo que invitamos a volver a sus obras, entre otras cosas para mantener una postura saludablemente crítica respecto de todos los trabajos inspirados en su pensamiento. BIBLIOGRAFÍA DE GIORGI, Diógenes (1942): El impulso educacional de José Pedro Varela. Orígenes de la reforma escolar, Montevideo Impresores Monteverde y Cía., Montevideo. LARROYO, Francisco (1970): Historia general de la pedagogía, Ed. Porrúa, México. LOCKE, John (1990): Segundo tratado sobre el gobierno civil. Alianza Editorial, Buenos Aires RAMA, Carlos (1957): José Pedro Varela, Sociólogo. Ed. Medina, Montevideo. VARELA, José Pedro ( ): La educación del pueblo.18 ------------------------ (1964): La legislación escolar. Colección Clásicos Uruguayos, Vol.51, Tomo I, Ministerio de Instrucción Pública y Previsión Social, Montevideo. 17 Al respecto, nos parece ilustrativa esta reflexión: Como buen liberal, Condorcet, no era partidario de que la educación fuera obligatoria, sino que los ciudadanos, viendo las ventajas que se derivan de la educación, enviarían espontáneamente a sus hijos a la escuela.(J.DELVAL, 1999) 18 No figuran más datos en la obra que manejamos. 14 VÁRNAGY, Tomás (2000): “El pensamiento político de John Locke y el surgimiento del liberalismo”, en La Filosofía Política Moderna. Comp. Atilio Borón, CLACSO/EUDEBA, Buenos Aires. Revistas DEMARCHI, Marta, y RODRÍGUEZ, Hugo, “José Pedro Varela (1845-1879)”, Revista Perspectivas, nº3-4, 1993, p.808-821. GATTI, Elsa y ACOSTA, Yamandú, “José Pedro Varela”, Servicio de Documentación en Historia de las Ideas, nº 82, Fundación de Cultura Universitaria, sin más datos. GOLDARACENA, Ricardo, “Disertación del Prof. Ricardo Goldaracena”, Publicación Museo Pedagógico José Pedro Varela, Sala Alberto Gómez Ruano, 24 de octubre de 1985, Biblioteca Pedagógica Central. VARELA, Judith, y GUTIÉRREZ, Jesús María, “EL concepto de democracia en José PedroVarela”, Revista de la Educación del Pueblo, Mdeo. 1968, edición especial, Colección Herencia Cultural Uruguaya, p.47-84 15 A N E X O: NOTICIAS BIOGRÁFICAS BREVES I- JOHN LOCKE (1632-1704) Filósofo inglés, considerado el fundador del empirismo moderno y el primer gran teórico del liberalismo para algunos autores. Pocos años después de su nacimiento tiene lugar la guerra civil inglesa de 1640 que culmina con la ejecución del Rey Carlos I. Se instala la República o Commonwealth, con la disolución del parlamento y represión de radicales (niveladores y cavadores). En 1660 asiste a la restauración del estado absolutista que permanecerá veinticinco años. Escribe en 1685 su Carta a la tolerancia donde plantea una fuerte condena a la intolerancia y la consagración de la libertad religiosa y tres años más tarde tiene lugar la “Revolución Gloriosa” (1688-89) con el ascenso de la burguesía al poder. Escribe en 1689 los Dos tratados sobre el gobierno civil, que constituyen la justificación teórica de la revolución gloriosa según el propio autor. El Primer tratado es una crítica a las ideas absolutistas de quien es portavoz Sir Robert Filmer, el autor de Patriarca o el poder natural de los reyes. El Segundo tratado, es, como el subtítulo indica, acerca del “verdadero origen, extensión y fin del gobierno civil”.Se trata de un clásico donde se encuentra su doctrina de los derechos naturales. La ley natural no se anula por la ley positiva, sino que es eterna y de ella deriva la ley positiva que agrega un poder coactivo a los efectos del cumplimiento de las leyes. Del mismo año es su obra Ensayo sobre el entendimiento humano, altamente valorada como obra filosófica, y texto fundamental de la Ilustración europea. Sus ideas fueron ampliamente conocidas y el Segundo tratado se considera fuente de inspiración para las dos declaraciones de los derechos del hombre, la de Estados Unidos de 1787 y la de Francia de 1789. II- JOSÉ PEDRO VARELA (1845-1879) Su vida y obra tuvieron lugar en la convulsionada realidad de un país que, desde su independencia se agitaba “entre la anarquía y el despotismo”. Perteneció a una familia que lo vinculó a sectores sociales prominentes en ambas márgenes del Plata, de notoria significación política y cultural para aquel ambiente. A su vinculación con el mundo empresarial y comercial a través del negocio de su padre, se suma la el mundo intelectual en su vertiente racionalista y liberal. Escribe como periodista en medios importantes de la época y sus dos obras fundamentales, La educación del pueblo (1874)y La legislación escolar (1876) coinciden con el comienzo de una dictadura militar que intenta poner freno a los enfrentamientos civiles del país, y que en su desarrollo, con diversas medidas inscribe al país en el proceso de modernización estatal, del que la reforma educativa es un eje fundamental. Lo paradójico de proponer la educación del pueblo para las democracias futuras en medio de una dictadura, da cuenta de un hombre singular, convencido de sus ideas y que 16 no ahorra esfuerzos para instalar un sistema de educación paradigmático en la historia educativa del Uruguay. Sarmiento, figura de enorme gravitación en el pensamiento de Varela, ante la crítica de los que lo llaman colaboracionista de una dictadura militar luego de su temprana muerte, señala: ¡Sirvió al tirano! Enseñando a leer a esclavos? De manera que si la tiranía dura treinta años, y es acto de villanía educar al pueblo, tendríamos que cuando fuese libre andaría patrióticamente en cuatro patas19, puesto que en treinta años una generación nueva no aprendió a leer!20 19 Destacado en la carta original que envía Sarmiento a Carlos María de Pena, con motivo del homenaje póstumo que realizara a Varela la juventud universitaria. Citado por Diógenes de Giorgi, 1942 20 El subrayado es nuestro 17
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