ricos de la defensa de la Rep?blica : colecci?

C A P IT U L O X X .
«
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u l io
—- 1 8 4 8 . )
E s vestido d ejército. — Como se hizo. — Son reorganiza­
rlos los Hospitales. — Subscripción de los hacendados en
favor de las fam ilius. — Bendición de banderas de las
legiones eslranjeras. — E l enemigo m ina una casa aban­
donada. — Los buques de Rosas tiran balas sonre íos veci­
nos. — Salida del 5. — Orden del d ia del coronel Thiebaut. — Muerte de Vico y Sebastiani. — M uerte del co­
ronel Torres. — Boletines.
Ya en los trabajos de los otros Departamentos de la
administración en el mes de Julio, de que nos ocupamos,
hemos adjudicado una parte al M inistro de la Guerra.
N o fué esté mes de ocio para su departamento. Era la
atención general al ejército, recargada con la necesidad de
vestir y equipar el que estaba en campaña. Fueron las
oficinas del Ministerio convertidas en talleres para que
bajo la inmediata inspección del Ministro presidiese la
economía; para que se aprovechasen los servicios que al­
gunos ciudadanos del arte dedicaban gratuitamente á con­
currir á los deseos , de la autoridad ; para que ese mismo
ministro pudiese por sí diríjir las costuras y piezas de ves­
tuario, á las casas y a los individuos, donde podían cons­
truirse sin gravamen del tesoro. Para las familias era una
nada, era un entretemiento; para los individuos que no las
tenían era poca cosa el gasto, mientras que el ahorro de la
totalidad era una suma importante para el erario.
Así el “ Nacional” del 24 contiene una larga relación
de artículos remitidos al ejército en campaña. Otros nú­
meros del mismo periódico contienen semejantes y la nu-
mcrosa guarnieron dé la capital, los nuevos cuerpos de vo­
luntarios , todos en fin eran regularmente vestidos. '
Ppr éste tiempo fueron reonjanizados los hospitales
q u e . d e p e n d í a n (}el Gp^íevíio,.,.' El Ministro de la Guerra
les dedicó una particular atención, y, los fué sucesivamen­
te proveyendo de los. jirtículqs que eran pecesarios..
Sin alteraren mucho la organización facultativa que
tenían, llamó dos profesores á estos establecimientos que
luego se hallaron al frente de ellos. Los profesores de me­
dicina y cirujia Dr. D . Daniel Torres y Dr. D . Hilario
ÁTmeyda fuéron los éléjidos. . Bajo su dirección sosteni­
da por los auxilios del. ministerio, todo recibió mejora en
lo material, mientras que la parte facultativa no podía ser
desempeñada por mejores inteligencias ni manos mas há­
biles. No confiaban sin embargo en su solo juicio, en su
sola destreza. Las salas dé los hospitales fueron abiertas á
á todos los profesores nacionales y estranjeros1 ellos eran
invitados, ellos Cohéüi'Han, : y ! á cada caso grave., una nu­
merosa Consulta precedía qué aseguraba al último soldado,
del apreció con que sé ésmerabaen conscrrarlo á la patria.
E s aquí el lugar de observar, que entre los profesores de
las estaciones navales estranjeras que había en el puerto
Se distinguieron por su asiduo amor á la humanidad los
Sres. Roberts y Wood de la escuadra Inglesa.
Muchas páginas nos tomaría, si fuesemos á detallar
todo lo que se hizo en el ramo de hospitales, empezando
por la incompetente condicion de los locales que fué pre­
ciso destinar á este servicio; pero .este trabajo que ha da­
do frutos tan copiosos para la humanidad, no'daría sino
una narración pesada que seria intolerable á la humanidad
que la leyese. E s una amarga verdad, que en administra­
ción Como en el orden de la vida eomun, los detalles que
son los que mas incomodidad dan, los que mas aprueba
ponen Ja paciencia, losque mas contrarían y exitan á cada
instante al génio mas pacato: esos detalles atormentadores
pasan siempre inapreéíados en la historia, y aun en e l jui­
cio de los hombres. Es preciso verlos, es preciso ¡tocarlos,
para Conocerlo, pesado Jdel trabajo que imponen: sin lus­
tre, sin esplendor, <con la- convicción de que van á ser olvi­
dados, sin dejar nada que consigne el recuerdo en situa­
ciones pasaeeras, es la tarea mas1generosa. Y de esta es­
pecie han sido'la mayor-parte de los trabajos-del Ministe­
rio de la:Guerra y de sus dependencias en este mes.
Todavía propuso á los hacendados-una subscripción
en favor de las familias emigradas, y en consecuencia de
esta cxitacion so formó una sociedad para* concurrir ,á su
alivio.
Mientras tanto otras funciones m ilitares, otras e sce­
nas capaces d a sostener .el entusiasm o1 guerrero de esta
poblacion armada tenían lugar, entreteniendo la imagina­
ción en el espacio que dejaban, ó las noticias de sucesos
obtenidos por las fuerzas á las órdenes del General en Géfe, ó los encuentros frecuentes de la Línea, en que nuestros
soldados siempre los mas esforzados, aun muriendo daban
muestras del espíritu patriótico que los animaba.
Antes nos ‘o cuparemos do esas funciones, y en seguida
dé los hechos auténticos que marcaron éste m es y qué ni
están ni pueden estar suficiéntementó detallados en la so­
briedad de los boletines, mientras que son hechos preciosos,
históricos que caracterizan la naturaleza d é la guerra ó
dejan preciosos ejemplos que imitar.
La bendición de banderas de las L egion es’ de Vo­
luntarios de Francia é Italia que no había podido comple­
tarse el dia para que estubo designada por |o lluvioso del
tiem po, tuvo lugar el 8 de este mes. E l “ N acional I dél
10 y el 11 las.describió bella y correctam ente.;
A estas escenas de la civilización destinadasla inspi­
rar: sin duda el valor marcial, pero también la noble gene­
rosidad guerrera que ella produce, venían á contrastar pa­
ra vergüenza de sus autores, los actos bárbaros del enem i­
go. N o Ies bastaron ya ésos atroces degüellos qtic á fuerza
de repetirse pasaban en costumbre, y qué éste iriesié seña­
laron de un modo mas especial en el degüello d é dos fran­
ceses, del que hemos hecho mención por las circunstancias
accesorias en el capítulo 18.
E l 1. ° dejaron una mina puesta e n una d e las casas
inhabitadas que por la mañana al establecer sus- puestos
abanzados ocupaban de ordinario nuestros soldados. Co­
mo á las 10 hizo su esplosion la mina y d e unos 20 hom­
bres del 5. ° que estaban apostados allí perecieron 7 se­
gún la orden general del mismo dia. A sesinato cobarde!
L a detonación, el suceso, naturalmente debió producir un
momento de confusion en esa guardia, pero e l enemigo
que no había buscado mas que el bárbaro placer; de unos
cuantos asesinatos, ni siquiera se había preparado para sa­
car mayor ventaja de una situación que debía proveerse, y
acometer y destruir el todo de la fuerza acantonada. Lejos
de atacarla, los bárbaros se pusieron a tocar dianas, y á
hacer festejos y algazara, por la muerte traidora de unos
infelices á quienes con sus armas en la mano , no habían
osado:embestir;— Este hecho no necesita mas comentario,
que el que podría aplicarse á otro que se ha visto repetirse
en esta guerra, y e s el que algunas veces uno de los ¿buques
deila escuadra de Rosas se aproximaba á la costai y . dirij ía
algunas balas sobre la poblacion, para obtener el resultado
de matar una muger que estaba lavando, un trabajador in­
defenso, ó estropear alguna casa de propiedad particular
como señalaremos mas adelante.
E l 5 hizo el ejército una salida con la mayor parte de
sufuerzaicon el objeto:de desalojar al enemigo do sus pun­
tos y ejercitar. nuestras tropas que cada dia mejoran en
disciplina, espíritu y esperiencia. Todo se logró; el onemigo fué desalojado aun do la posickwvde las; Tres Cruces
apesar de tener allí fuerzas considerables y arrollado; en
todas direcciones. Nuestros soldados permanecieron tran­
quilos mucho tiempo mientras se. reconocía lo impractica­
ble de los caminos. L o fácil de ésta victoria, esta inac­
ción necesaria, pero que sin embargo, es. tan pesada para
tropas nuevas, hizo que insensiblemente se desbandasen
en una quinta avanzada algunos Voluntarios que no lle­
garían á una compañía. U na fuerza enemiga que los
observaba, cubriéndose con los cercos, se vino desde algu­
na distancia y los atacó dé improviso. Tomados en dis­
persión se echaron combatiendo en desorden , sobré el
batallón, que no podía hacer fuego sobre el enemigó, por no
hacerlo sobre ellos, y que sufria las .Consecuencias de la.po«
sicion. Mientras los géfes y oficiales de la Legión brava­
m ente restablecían este pequeño incidente de .tropas nue­
vas, el General Paz hizo adelantar sobre ol enemigo- que
había sido reforzado, creemos que el 5 . ° y la Legión Ar­
gentina, que lo contuvieron y á paso de carga lo arrollaron
á su vez.
Enceste choque perecieron dos jóvenes argentinos de
familias distinguidas, Sebastiani y V ico, que servian de
soldados como otros muchos, porque en esta defensa, co­
mo y a se ha dicho, en los cuerpos urbanos no so hacía dis­
tinción de situación social, ni en las fatigas y peligros se
hacia diferencia con los batallones de linea. V ico cayó
bravamente cargando a la bayoneta. Sebastiani cuando se
sintió mortalmente herido ¿esclamó “ compañeros no me
dejeis degollar.
E l hermano d e V ico, por un momento
tomó á sil hermano todavía con vida en sus brazos, pero
como vió que la L egión avanzaba, dejó á ese hermano d i­
ciendo heroicamente : “ cuando arrollemos al enemigo te
volveremos á buscar ”— y corrió á unirse á sus compañe­
ros, Honor á estos bravos :> ellos fueron sepultados digna­
mente en medio do los homenages fúnebres que les tribu­
taron Orientales y A rgentinos. E l enem igo pagó de un
modo caro estas pérdidas.* fuera del m ayor D . M . Sienra
muerto algunos dias despues- de las heridas, tuvo que la­
mentar otras. («)
Orden del coronel T h ieb a u t d el 5.
t\;
“ Los señores capitanes de compañía pasarán^ sucomandante de batallón el informe circunstanciado de los
muertos y heridos en la jornada de. h oy, com o también la
do aquellos que tienen mugares é hijos: É fin d e que tengan
opcion á las recompensas que han m erecido tan justa­
mente.
“ S i tenemos que deplorar la pérdida de algunos ca­
maradas hemos adquirido la certidumbre de la im poten­
cia del enemigo ante los bravos de la L egión. Los: que de
entre nosotros han recibido la orden de marchar, lo han
hecho con decisión y corage, y la artillería no ha desmere­
cido el justo renombre que ha adquirido e n muchos, en ­
cuentros. N o nos falta sino un poco de paciencia y de fir­
meza bajo las armas, y nada tendremos que envidiar á los
verdaderos soldados Franceses. L os bravos d e la L egión
han podido convencerse que un valor imprudente solo tie­
ne tristes resultados. Algunos de nuestros camaradas han
sido heridos fuera de sus filas : permaneciendo en su. pues­
to probablemente no lo hubieran sido, y tendríamos algu­
nos bravos de mas en aquellas.
*1 Escuchad la voz d e vuestro coronel, la de vuestros
oficiales, cuando esteis en presencia del enem igo ; así sereis mas temibles para él, y respecto á nosotros, tendremos
la ventaja de sostenernos recíprocamente y de evitar al­
gunas veces muy grandes desgracias.
“ Honor á la L eg ió n ! H onor al nombre F ran cés!
Recordemos siempre ese nombre querido, á todos; los que
saben apreciarlo, hacerlo respetar y defenderlo.—-El coro­
nel de los Voluntarios—-Thiebaut.
H tP iM ui-«»-
nian lugar alejecutarse esas operacionesdeservicio. Las
de hoy nada habrían tenido por que merecer, una mención
especial, si no hubiese ocurrido en ellas la ;muei)te del in­
trépido coronel D. Prudencio Torres. El,murió como cor­
respondía á un soldado, con una bala en la frente. N i he­
rido de muerte lo abandonó su vigor : entró en la línea
montado en su mismo caballo, y 3ostenido per algunos sol­
dados. A las pocas horas dejó de existir,. ,
E l coronel Torres, com o hombre de armas, era una
notabilidad histórica. E l General de las Armas Je tributó
el debido homenage militar en la órden general del ejérci­
to. E n el número 1381 del “ Nacional ” se hizo un recuer­
do á su [memoria.
“ Estado M ayor.—Orden General.—Julio 17 de 1843“ E l coronel D . Prudencio Torres ha terminado su
larga y gloriosa carrera militaiv Antiguo soldado de la
guerre de la independencia, debió sus acensos únicamente
al valor denodado con que siempre se distinguió : e l plomo
enem igo que lo respetó en mil combates en que brilló su
espadadlo hirió ayer mortalmente* privando al ejército de
uno de sus,bravos géfes y a la l’atria de sus servicio^ Jus­
to es que tributemos á su memoria el homenage de nues­
tr o sentimiento y de nuestra admiración, á,sus brillantes
hechos de armas.
:
E n consecuencia, el General de las armas dispone que
los Batallones-3 de Línea y la Legión Argentina, eon su
bandera enlutada, y una compañía de caballería del Escua­
drón Escolta, hagan los honores fúnebres, U n igéfe y seis
oficiales de cada Brigada de infantería, y lo mismo de ar­
tillería, serán nombrados para acompañar sus restoé, que
serán conducidos al cementerio. E l Estado M ayor y Cuartei General mandarán los géfes y oficiales que no estén en
servicio. . La batería ltuzaingó disparará tres cañonazos,
uno al avistarse el comboy, otro al entrar por la pueiita del
cem enterio, y otro al depositárse el cadavcr en el sepul­
,V.,
i . .. .
; \ V'C.' -‘:i.
cro.---Paz 1
E l 16 se hizo la descubierta, se establecieron las guar­
dias, y se empeñaron así las ordinarias guerrillas que teD el “ N a cio n a l” numero 1381.
(«) Tomado de una carta del General Paz inserta en
el “ N acional” núm. 1368 y del 1370 del misma periódico.
, .
“ Mientras el mundo exista tributando loores al valor,
la audacia y la pujanza, la fama;-con su clarín eterno; irá
llevando, lejos la memoria del guerrero;,que hace poco cu-
biertodelas galas de su brío, se mostraba entre los mas
valientes d e nuestras líneas, sin c e d e r á n in g u n o .'
“ Campeón de la edad média, en que se’escribía con
la lan*a, y en que al soldado valeroso no se lo pedía mas
cuenta que la de sus lides en la guerra, lamentamos que
como la de aquellos su frente erguida no estuviese cubierta
del fuerte casco que no pudiora penetrar la bala asesin a:
entre tanto que el bardo y el romancero llegan, -y buscan­
do un génio de poesía popular, y un modelo de qué sacar
una lección viva con que estimular valientes, levantando
la losa de un sepulcro, muestran puesto en pié}-con los g i­
gantescos miembros, alta la cabeza, fírme el rostro^ y mos­
trando en la frente la gloriosa herida, al coronel D. Pru­
dencio Torres.
“ Era un bvavo | dirán cuatro Repúblicas i y el pintor
podrá bosquejarlo simple soldado en Cancha-Rayada, des­
cendiendo generoso del caballo en medio de los enemigos,
y presentándolo á su géfe para que se salvase, quedándose
él para desafiar la muerte, sin mas escudo que su espada.
Será el mismo de los Andes é lt u z a in g ó : el que en las
lides,! con la sangre que hace derramar, conquista1 la tinta
con que se escriben todos los despachos- que de 'grado á
grado militar, le van elevando con las glorias dé la Patria.
“ Vuelto á ella vacila como lo hicieron cabezas que
debieron estár mejor preparadas para no perderse ■en el
caos de la guerra civil : pero no vacila jamás su brazo, ni
su corazon titubea; donde está Torres está siempre el
mismo valiente.
“ Al fin, no puede haber ya equivocación. E s un tirano el que la Patria oprime : contra él sé reúnen los ánimos
nobles y los esfuerzos generosos, y Torres se presenta aquí
para ofrecer los suyos.
“ E n D on Cristóbal y en e l Sauce Grande se bate, en
el Quebracho y en Famalla fatal. E s uno de los pocos que
hasta el último momento acompañaron al General Lavaíle,
y cuando nada le quedaba que hacer á lo lejos, se vuelve á
esta tierra á buscar nuevos peligros.'
•' §jv
‘ “ A quí sé combate por la Libertad* es d é sus com­
patriotas el asilo, Torres no huye los con flictos;:se pre­
senta al General de las Armas* y entra á prestar suS
servicios en la línea. Una, cien veces se le v é arrostrar
impávido al enemigó. En una de ellas,'reta al desertor,
pero no cobarde ni débil, Nuñez ; éste parece aceptar, y
‘un tanto se desvian de sus respectivas guerrillas. Torres
se desmonta para haCer cuerpo á cuerpo el combate, y
cuando Nuñez debiera imitarlo, se retira d icien d o: § N o
peleo con salvajes. ” Anda gritón ! le contestó Torres, y
vuelve á tomar su caballo, y Nuñez no espera mas y se ale­
ja con los suyos.
“ E n otro lance, no ha muchos dias, el enem igo se pa­
rapeta de una casa y desde ella incomoda con mortífero
fuego uno de nuestros puntos. Torres lo refuerza con 20
infantes, acomete los contrarios, los desaloja, y luego con
15
caballos arrolla y persigue á mas de 60 que en protec­
ción habían venido, y vuelve ostentando por trofeo los
ponchos de los vencidos. Había de tal modo perdido toda
iden de miedo, y tenia tal confianza en su pujanza, que
muy á menudo se iba ál os eneuéntros aun sin espada, y
sin mas arma que un látigo d é mango fuerte. Así sucedía
que cuando se mezclaba en la carga ó en la persecución,
no bastándole frecuentemente éste, agarraba al enemigo
por alguna parte y lo detenía, hasta que alguno de sus sol­
dados venía a herirlo.
' .“ E r a e l 16 de Julio, y Orib« recordando el SauceGrándé quiere celebrar sú aniversario. Ensáya una em­
boscada ; es sin efecto : ataca con fuerzas muy superiores
algunos dé nuestros puestos. Torres no estaba de servi­
ció ese dia, pero el General en G éfe lo manda á que sos­
tenga la defensa, mientras van marchando los refuerzos.
E l llega á los Guardias Nacionales que se batian bizarra­
mente y les grita.; “ Aquí está el viejo Torres á ayudaros,
mis amigos ”—-y momentos despues el enemigo es repelido
Con vergüenza.
*• Hablaba con el mayor Viana, que se había distin­
guido en el encuentro, cuando una bala disparada desde le­
jos por los derrotados, apenas tuvo fuerza para penetrar la
frente del valiente. N o cayó del Caballo, que su alma es­
forzada ni así cedía al primer empuje de la muerte misma :
se apoyó.en aquel, y en él entró en las líneas, moribundo
pero vigoroso, sostenido por sus soldados. Pocas horas mas
ÿ Torres no existia.
• ‘ “ Su tumba no reclama lágrimas, pide coronas. Ha
muerto'comi) uií brávo : la tierra Oriental lo acoge como
á un hijo, como á Un hermano ; y cuando los Argentinos á
su Patria vuélvan, cada uno se engalanará con.una hoja de
sus laureles, que: depositarán en la Ara Santa, en recuerdo
de que fúé bráv,Ó on 26 años de batallas. ”
H abiendo con las precedentes noticias concluido de
dar cuenta de las ocurrencias militares que necesitaban un
especial detalle, los boletines .van á darla al lector denlas
- operaciones dé'lá lír.ea. '
..
^o leíii^n ú in e jo ^G . •.«o«b>¡h:#*k»-wan
L inca de Fortificación^ J u I ia O d c 1,9¡43,
j “ E n el breve espacio de tiem po, qucj)ie,d'¡;a (jqsdp.Ja
locha del ultim o. B oletín, no , podem os, o fypcqf .al', pupjiqo
grandes hechos (le .arm as qup .p.r.iiebp.n el
soldados, y su escolante. disposición ; p e ro :g astaran los,que
tenem os á la vista, p a ra , juzgarlos dignos ,de los .m ayores
elogios.
_ ...
“ L o s hom bres d e co lo r llam ados p o r la p a tr ia e,n su
peligro ,' han correspondido, dig n am en te £ sus,,.esperan­
zas, y han probado con su constancia, p rd én y, b.rayur.^. que
m erecían ser libres. E llos han soportado las,Jfatigas.ínlVerentes á nuéstro estado, haciendo e n sus resp ectiv o s c u er­
pos el servicio que les h a cabido, ó p e sar d p las lluvias y
lo riguroso dé la e s ta c ió n ; sin quejáráéj.y m anifestandp
siem pre la m ayor subordinación, y la m ejo r v oluntad, m ar-,
chan y a al com bate y a al cum plim iento d e .sus. deberes
respectivos, con el mismo valor y aleg ría. N o ..p ó c a s.v,e.ce;s
lia sido preciso contener el a rd o r en que sc.¡hflam an,ia:Ta
vista de los que profanando el suelo :'dé e sta p a tria cpmétcn los horrorosos atentados que no se can saro n de, EfiVP.etra r'e n ¡la A rgentina.
. “ P o r él parte qüe á co n tin u ació n sé in se rta , se vprá
la pérdida que nos ckusó e l enemigo., v a lién d o se de¡ un me­
dio reprobado p o r la razón, vedado p o r ’ las ley es .de,la
guerra, y con trario á los,principio^ de la civ ilizació n y de
la hum anidad, .réGpripéidps.,p.or todps .los,pueblos cultos,fiel
universo. .Sólo nuestros b árb aro s eh em ig p s p u ed ep hacer
.alarde de su infracción, m ien tras nosotros hacem os .una
gu erra regular, sujetándonos volu n tariam en te á su mas. r i gorosa observancia. ” ■ ;
,, " N o hay duda que e n cierto s casos e stá ad m itid o el
em pleo de las m inas, p a ra h a c e r saltar un pueptéj; un lien­
zo de m uralla en que se q u ie re .p ractica r la -b re c h a , ó p ara
.d e stru ir una fortaleza.que se quiere .q u é rio aproveche
el enem igo ; pero m in ar una casa aislada,.q u e solamente
la ocupan unas pocas h o ra s del d ía n u estras tro p as, calcu­
lando el efecto lento y cierto de u n a m ech a ocu lta, sin que
se pueda ni aun aleg a r que éste e ra Un m edio para.conseg u ir o tra operacion mas im portante, rio h a b rá quién diga
que no es .un detestable abuso, opuesto, á la» leyes divinas
y hum anas y digno d e Ja reprobación un iv ersal. .El p arte
á que nos referim os es conjo sigue.
“ E l G efe de la L ínea E x te rio r. —A l E x m ó i.S r. G en e­
ral de las Armas de la capital y su departamento.—Pai^
ticipo á V. E. que hoy á las nueve y media de la mañana
ha volado la casa de D. Pedro Ayspuro, en la cual se colo^
ca'oa uno de nuestros puestos avanzados en el centro. D e
laréquisaque he hecho y de la cual remito muestras á V.
E.'i resulta que nuestros enemigos, haciendo uso, como
siempre de medios reprobados, prepararon con cartucho»
de cañón una mina para herirnos cobardemente. Ella hizo
su esplosion, en el mismo local y la hora en que han visto>
á V . E . muchas veces, y del cual por un raro evento aca­
baba yo de separarme."Mago á V . E . esta indicación para
que se avise,y se persuada de que esos que inventan tanto pa--iü acusarnos de crímenes, no perdonan medios para con­
sumarlos» Ellos manifestaban con la mas grande algazara
su contento, considerando mayor nuestra desgracia, mas:
nó se atrevieron á atacarnos, para aprovecharse de la con­
fusión consiguiente en un suceso tan inesperado, y me dief-'
ron tiempo para salvar los infelices que yacían bajo los es- ■
combros,: bien que nuestros soldados indignados, estaban
resueltos á sacrificarse antesf que abaridonar á sus compa­
ñeros; mutilados traidoramente, para que los ultimasen los
asesinos. La pérdida que hem os'ienido en este contraste,
son nueve soldados muertos del 5. ° batallón de cazadores,
incluso un sargento y catorce heridos, que he mandado al
hospital, la mayor parte levemente.— Dios-guarde a Y. E .
muchos años.-r-Linea de Fortificación Julio Í¿P de 1843.— Ramón de Cáeeres.
“ El dia 4 tuvo lugar un pequeño suceso, cuyos deta­
lles da el siguiente parte: “ E l géfe de la Línea Exterior w
al Exm o. Sr. General de las Armas de la capital y su de­
partamento.— Tengo el honor de participar á V. E . qüe en
cumplimiento de sus superiores órdenes, emprendí-el ata­
que sóbre todos los puntos ocupados por el enemigo al
frente dé nuestro centro y derecha y que el resultado ha
correspondido á nuestras esperanzas.; pues el enemigo fu é
desalojado de todas sus posiciones, y perseguido' mucho1
mas allá dé donde se tiene de costumbre, dejando1cuatro
muertos en el campo, y.llevando- poréíon de heridos.; E l
batallón de Extramuros* que obraba á la izquierda, llegó
hasta las inmediaciones del Molino de Viento, y me fué
preciso mandarle hacer alto, para que observase la altura
de nuestro centro y no comprometerlo demasiadov El p r i­
mer batallón de Guardias Nacionales, tomó el puesto que
tenían en la quinta dé Péreira y avanzó aun mas adelante.
E n el centro marchaba la guerrilla de Voluntarios-Ingles
ses, el 5. ° batallón de Cazadores y el de la Escolta de S.
to m o
i.
22
E. Los enemigos quisieron sostenerte en la azotea que lla­
man del (nglés; mas, careados á la bayoneta, por los Vo­
luntarios y poruña guerrilla del 5. ° , protejidos por otra á
caballo del escuadrón de la Escolta, huyeron, aprovechán­
dose de la baquia que tienen entre las quintas y del mal es­
tado de los caminos, que privó á nuestra caballería apro­
vechar su pronunciada derrota. Por nuestra parte no he­
mos tenido mas desgracia, q ué un cabo herido gravemente
del 5 .° batallón de Cazadores y dos soldados mas del
mismo, con uno de la Escolta levemente,— Dios guarde á
V . E. muchos años,— Línea Exterior, Julio 4 de 1843.—
Ramón de Cáceres.
: “ Ayer se hizo una numerosa salida por varios puntos,
en que nuestros soldados se han manifestado los mismos
siempre valientes, siempre ardorosos en el combate, y sin
embargo siempre sumisos á la voz de su géfe. Cada dia
que pasa, dá e l invasor una nueva prueba de su impoten-,
cia, mientras nuestros soldados adquieren cada vez mas
esperiencia, y son mas formidables á sus adversarios.
“ La Guardia Nacional á las órdenes del Si*; General
Bauzá y el Escuadrón de tiradores, salió por la derecha,
recorrió sin oposicion toda la costa por Punta de Carretas,
tomó algunas muías para nuestra artillería y regresó sin
la menor novedad. Algunos hombres enemigos que se
avistaron, desaparecieron inmediatamente.
“ Por la izquierda el • coronel Lavandera, hizo vivas
demostraciones sobre la Figurita, empeñó fuertes guerri­
llas, haciendo retirar á los enemigos hasta su posicioh prin­
cipal, y cumpliendo exactamente con las órdenes que ha­
bía recibido.
“ Por el centro se movieron las fuerzas principales en
dos columnas, que llegaron sin dificultad á la plazuela de
la Cordovesa. De allí tomaron varias direcciones. El co­
ronel D. Faustino Velazco con los batallones 5. ° y 3. °
de la Legión Francesa, tubo orden de marchar por una ca­
lle que se separa á la izquierda para ir á reunirse mas allá
del Molino de viento á la principal: por la del Carmen se
dírijíó el coronel D. Federico Baez con los batallones
Union y Legión Argentina y el de igual graduación D.
Prudencio Torres, llevando á sus órdenes á los coroneles
San Vicente con el batallón 6. ° que manda, y Thiebaut
con dos de la. Legión Francesa, marcharon por la principal
calle que va' por las Tres Cruces. La vanguardia de todas
ellas era conducida por el mayor D. Manuel de Clemente,
llevando á -sus órdenes las guerrillas de todos los cuerpos y
el batallón Extramuros, el 3 y 4 de Línea quedaron en re­
serva.- U na batería á las órdenes del comandante, D.'Cár»
los Paz, el cual ha mandado también las que han operadfr
en otras salidas, conduciéndose dignamente, se situó en la
plazuela de la Cordovesa, á donde luego se incorporó la
Legión Italiana. -Las piezas afectas á la Legión Francesa
á las órdenes-del comandante Alazar acompañaron á la
columna que se apoderó de las Tres Cruces, como también
¿f escuadrón Escolta. ’
“ El enemigo que el dia antes había sido arrojado de
las mismas posiciones por una fuerza nuestra mucho mev
ñor ;; creyó sin duda que este día serían atacadas de igual
modo, y las había reforzado con fuerzas considerables, ehr<
boscando varios batallones con los cuales tropezaron muy
luego los* nuestros. E l fuego se empeñó muy vivamente1
tanto por la calle principdl, casas y cercas de ellas, cólno
por las de la .¡fcquierda ; pero el enemigo arrollado en to­
das direcciones perdió terreno y nos dejó e| campo hasta
tocar los casi impracticables'pantanos que las obstruyen» .
“ Como el fuego se hiciese sentir con demasiada vive­
za por nuestra izquierda, el coronel Baez tuvo orden de'
trasladarse en aquella dirección donde la Legión Argenti­
na dió un apoyo eficaz al batallón 5. ° que sostenía utv
empeñado cómbate. ■El 6. ° que llevó la cabeza de la co­
lumna principal, se condujo dignamente, como también el
de Extramuros á que están agregados los escuadrones des­
montados , que confórme se ha dicho Hevaban latan*
guardia.
“ En este estado se hizo sentir eI enén)igo por la de­
recha de la calle céntral y el batallón 4 . ° tuvo órden de
marchar en aquella dirección para batirlo, lo que hi ¿o Con1
el mas compIetó>uceso ; pues muy luego fué'aquef puesto
eri fuga.
En esta situación nos conservamos, todo el tiempo
que se quiso y se creyó conveniente ; mas habiendo llena­
do los objetos que se habian tenido en vista, volvieron
tranquilamente las columnas, y se'ocuparon en nuestra lí­
nea exterior los puntos de costumbre.
“ Nuestras pérdidas, relativamente á la magnitud del
choque, han sido muy limitadas, mientras que el enemigo'
ha sufrido considerablemente. Los pasados que hemos te-'
nido en los momentos del combate, y otro que vino después
llamado Martiniano Muñoz (àlias Cartajena}, jo confirma­
ron. El último dice que vió al ex-mayor de la Guardia
Nacional D. Manuel Sienra mortalmente-herido, que despúes oyó decir que había muerto, y á unos, vascos también-
{es oyóiquejarsc de que á su sola compañía le faltaban mas
de 80 hombres.
Es digno de recomendación el modo con que se han
conducido los géfes, oficiales y tropa del ejército de la ca­
pital ; pero merecen un particular elogio las partidas de
guerrilla, que ademas de hacer el servicio de Escucha, for­
man por la noche la línea exterior, y que por consiguiente
soportan la mas dura fatiga, y se baten todos los dias. El
capitan D. Samuel Benstead ha manifestado en este impor­
tante servicio, tanta inteligencia como bravura, y es digno
de un particular recuerdo.-^Rúbrica de S. E. el Sr. Gene­
ral da las Armas.—Manuel Correa. ..
N ota.— Para evitar demoras é inconvenientes en la
publicación de los boletines por la complicación y multitud
de las atenciones que rodean al géfe d e E . M. G., se darán
en lo sucesivo por la secretaria del ejército, Y rubricado»
por el Sr. General de Armas. ” l
B oletín.No. 21.
.
“ Línea de Fortificación, Juliq 11 de 1843. ¡
“ En la tarde del 6, dos piquetes de infantería eneroi^
ga amenazaron nuestras guardias de la derecha; éstas, lejos
de abandonar los puntos que les estaban confiados, se
avanzaron sobre los enemigos y los desalojaron de la casa
de Reissig. En estas circunstancias se presentó de im­
proviso un escuadrón de caballería que obligó á su vez á
los nuestros á emprender su retirada por la desproporcion
de su número: perdimos un soldado muerto, otro prisione­
ro, un oficial y dos soldados heridos de |a Guardia Na­
cional.
“ Luego que el géfe de la Línea- Exterior tuvo cono­
cimiento de este suceso, hizo venir una partida de caballe­
ría "de 14 hombres del Escuadrón Escolta, y apbyáda por
20 infantes de la misma'Guardia Nacional, los hizo mar­
char sobre el escuadrón enemigo, que se conservaba á la
altura de la misma casa de Reissig, el cual se puso -en fuga,
vivamente perseguido por nuestra pequeña partida, llevan­
do algunos heridos.
rOt
“ Ardía siguiente nuestras guardias de la ¡izquierda
se movieron por las calles, que desde la Aguada se dirijen
í»la quinta de S. E. el Sr: Presidente de la República* y
empeñaron un fuerte tiroteo, protejidas por dos lanchas de
nuestra escuadrilla que cooperaron con «us fuegos y con
algunos hombres de desembarco : del resultado instruye el
parte que sigue aM H .
> mi aamrrin
:
“ Linea Extorior de;la izquierda. Arroyo Seco, Julio
7 de 1843.—Para protejer hoy la operacion de las lanchas
de guerra sobre el saladero de Caravia, y en cumplimiento
de la orden de V- S. me fué preciso tomar un piquete del
batallón que estaba de servicio, y unido á mi fuerza de ca*
ballena colocarme en el mismo punto, y sostener durante
el-tiempoique se empleó para aquella operacion, una guer­
rilla que desprendiéronlos enemigos con el intento de es­
torbarla; y aprovechando unos momentos oportunos logré
arrollarla, haciéndonos dueños de la posicion que ocupa­
ban, matándoles tres hombres y algunos heridos que lleva­
ron. En este suceso no hemos tenido, por nuestra parte,
mas desgracia que un soldado levemente herido y dos ofi­
ciales contusos.
“ El Sr. coronel Garibaldi ha cooperado con ún pi­
quete que desembarcó; despues de lo cual los enemigos
permanecieron en la inacción, en el mismo lugar que ocu­
paron al principio. Lo que comunico a V. S. para que se
sirva transmitirlo al conocimiento de S. E. el Sr. General
de las Armas. Dios guarde á V. S. muchos años.—Mar­
celino Sosa. ”l
“ En la misma noche se oyó un fuego bastante vivo,
aunque de corta duración, á la parte del Cerro: era oca­
sionado por una fuerza enemiga que trató de sorprender
una pequeña guardia establecida -en el muelle de Chavez :
a d ía se reunieron algunos vecinos y rechazaron completa­
mente á los enémigoB, que dejaron visibles huellas de san­
gre, qúe atestigua la pérdida que sufrieron; la nuestra con­
sistió en un muerto de la marina, que era á quien pertene­
cía la guardia. La fuerza enemiga rera cuatro veceá. ihayor,' y sin embargo la defensa no fué-menos vigorosa.
“ El 8 hubo una guerrilla en que el enemigo perdió
un hombre.
“ El Nueve de Julio fué saludado con salvas de artille­
ría en la Línea de Fortificación, en la Fortaleza de San Jo­
sé, y del Cerro, y en la Escuadrilla. E l ejército enemigo
ha hecho por primera vez esté homenaje ñuño de Jó» diás
grandes de la Independencia Americana, .haciendo una
salva al medio dia, honor qué no!füé concedido al 85 de
Mayo. Los cañonés de Oribe estuvieron mudos desde i el
30 de Mateo, dia del natalicio >de Rosas;
t' Ayer 10, fué abandonada por el enemigo varías ve«es y tomadas por nuestras avanzadas, la posicion de las
‘Tres Cruces: solo tuvimos un herido, mientras los enemi­
gos llevaron varios entre muertos y heridos : lo mismo su­
cedió en la derecha, donde fueron desalojados y persegui­
dos de unos puntos que no manifiestan empeño en con­
servar.
>l
Han llegado muchas familias que han sido bárbara­
mente obligadas por el enemigo á abandonar sus casas, ha­
ciéndolas salir de ellas súbitamente á pié y sin permitirles
apresto alguno, conduciéndolas con un cruel tratamiento,
hasta arrojarlas sobre nuestros puestos avanzados, cuyos
géfes les proporcionaron carretillas y demas auxilios ne­
cesarios, para que continuasen hasta la Línea.:’| Es de creer
que aquel se ha propuesto uno de estos idos objetos, . au­
mentar bocas inútiles en la plaza, ó disminuirlas en su cam­
po, donde según todos los informes, se siente ya una esca­
sez de víveres desconocida en la plaza sitiada» Rúbrica
4 e S. J2.—Derqui,” .
Boletín N o. 28.
■
“ Linea de Fortificación, Julio 17.de 1843.
ejército enemigo permanece en su campo del
derrito. La caballería se hallaba, hace cuatro dias, en las
Piedras. Es de. creer que la escasez de ganado la impide
hacer algún movimiento. Según la declaración de los iúk
fimos pasados, se comía, en el campo de Oribe, caballos y
potros, y hasta se racionaba con tan detestable vianda al­
gunos cuerpos, - Se confirma esta declaración con el hecho
de-haberse encontrado en los puestos avanzados del centro
que fueron ante ayer ocupados por nuestras fuerzas, uno
¿te esos animales recien muerto* al que solo habían tenido
tiempo de sacar dos asados.
“ Las guerrillas continúan diariamente*: nos ocupare­
mos únicamente de las mas notables.
. “ En las inmediaciones del Arroyo Seco, ex istia un
saladero, cuyo exterminio había decretado el sitiador.
Nüestras tropas quisieron aprovechar alguna tablazón y.
aquel se propuso impedirlo, lo que . ocasionó empeñadas
guerrillas, siendo una de ellas la que refiere el parte inserío, Al fin el enemigo tomó un camino mas corto, é incen­
dió en la noche siguiente'el establecimiento, cuando los
nuestros se retiraban y no podían defenderlo.
“ Línea Exterior dé la Izquierda.'—Exmo. Sr. Gene­
ral de las Armas.—Para facilitar hoy la entrada de las car­
retillas al Saladero de Caravia, hubo que emprender un
fuerte tiroteo que duró como dos horas. Los enemigos ha­
bían colocado como cien hombres de infantería de la otra
parte del Arroyo Seco y parapetados de algunas zanjas y
paredes, que les proporcionaba el terreno, impedían con
sus fuegos realizar el trabajo. En este estado me empeñé
en tomarles la posicion, y mandando avanzar las guerrillas
y reservas de infantería é igualmente que la caballería en
ademan de flanquear, logré apoderarme de ella poniéndo­
los en una vergonzosa derrota,'que án o haber aparecido
un batallón en su protección, habría obtenido un buen su­
ceso. Sin embargo, se les ha visto llevar tres hombres
muertos y muchos heridos, sin que por nuestra parte, á pe­
sar de ser fuerza muy inferior, háyamós esperimentado
mas desgracia que un oficial de la caballería herido y un
soldado de infantería.—Línea, Julio 13 de 1843.—Dios
guarde á V. E. muchos años.— Marcelino Sosa.”
“ El mismo dia 13 fué atacada una guardia en el cen­
tro por una partida pequeña de nuestra caballería. Su
movimiento fué tan rápido, que al salvarse los enemigos
saltaron en sus caballos, dejando las armas, de que se reco­
gieron algunas.
1
“ El 14, un acto de audacia produjo el resultado de
que instruye la nota del coronel Torres que se pondrá á
centinuacion. Un pasado refiere que entre los heridos que
Jlevaron, iba un oficial“ El Géfe de la Línea Exterior.—Exmo. Sr. General
de las Armas.—Hoy resolví dar un golpe á'la avanzada
enemiga, situada en las Tres Cruces. Cofl'ésté fin hice co­
locar anticipadamente 10 hombres del Escuadrón Escolta
y 25 del Batallón 4, en la casa de Da. Catalina García, y
ordené al comandante de este cuérpo y al de la Legión
A rgentina que se moviesen rápidamente sobre la plazuela
de la Cordobesa así que yo comenzase la operacion que
habia proyectado; ' A eso de las cuatro de la tarde próxi­
mamente, me puse al frente de los diez soldados de la E s­
colta; y seguido, al paso de trote, por los 25 infantes del 4,
marché á todo el correr de los caballos sobre la guardia
enemiga. No obstante la velocidad de este movimiento,-
los enemigos en número de SO infantes y algunos soldados
de caballería, se prepararon ú recibirme, y lo hicieron con
un fuego vivo á quema-ropa, capaz de causar un grande
estrago, pero que solo produjo la muerte de un soldado. Le­
jos de desalentarme esta resistencia, avivó en mí el deseo
d e consumar el objeto que rae había propuesto : gritó á los
soldados de la Escolta que me siguiesen á la carga y nos
estrellamos sobre los infantes enemigos, que aterrados de
mirar nuestros sables sobre sus cabezas, no pensaron ya
sino en salvar la vida huyendo en todas direcciones. De­
jaron. sin embargo, en nuestro poder un prisionero solda­
ndo del batallón de Restauradores, 5 muertos, 8 fusiles y un
caballo ensillado. Despues de esto permanecí cerca de
inedia hora en las Tres Cruces, y sin que se presentase un
solo hombre con la intención de recobrar aquel punto aban­
donado.—Dios guarde á V. E. muchos años.—Línea, Julio
14 de 1843.— Prudencio Torres.”
“ El 15 fueron igualmente escarmentad os los enemigos
perdiendo sus puestos' avanzados, como instruye el parte
.que sigue:— Exmo. Sr. General de las Armas, Brigadier
í>. José María Paz.— Habiendo llegado á nuestras posicio­
nes con los batallones-No. 3 de Línea j r - U n i ó n , observé que
]os enemigos avanzados de sus posiciones, lo que estrañe,
íios desafiasen á chocar; y habiéndome cerciorado que no
tenían tropa suficiente con que atacar nuestra derecha, or­
dené al capitán Samuel que ios cargase con 30 hombres,
protejidos por él sargento mayor Clemente con igual nu­
mero ; habiéndolos arrollado hasta mas allá de sus puestos
de costumbre, de lo que resultó perder el enemigo 4 hom­
bres muertos, y es probable que llevaron algunos heridos.
Como mi objeto se había llenado, ordenémí retirada á to­
mar mis puestos de guardia, sin haber tenido un solo heri­
do por nuestra parte. Es recomendable, Exmo. Sr., la se­
renidad del géfe, oficiales y tropa que contribuyeron á esta
operación. Dios guarde á V. E. muchos años.,; Linea Ex­
terior Julio 15 de 1843.—Federico G. Baez.
¡¿
«m-:
“ En la mañana de ante ayer, se volvió á ocupar las
Tres Cruces, que el enemigo abandonó despues de muy
eorta resistencia : fué entonces que se halló - por despojo
un potro muerte con que iban á fabricar su almuerzo nues­
tros pulidos enemigos. Ellos perdieron cuatro hombres sin
que por nuestra parte hubiera pérdida alguna.
'
’ ^
“ Y a se tenia indicio desde dias anteriores de una
gran emboscada, que preparaban por nuestra derecha, y
ayfcr fué el dia que eligieron piara esta operaeion.
“ El parte del coronel géfe de la Línea Exterior en
ese dia refiere lo que ha sucedido : de todo se deduce que
habría sido una emboscada malograda, sin la sensible pér­
dida del valiente coronel D. Prudencio Torres, liste bravo
géfe ha venido herido por, el plomo enemigo -que lo había
respetado en mil combates en dónde brilló su espada, pero
despues de haber aterrado mil veces á los invasores, y haber hecho pagar cara su osadia á muchos de ellos.
‘• El géfe de la Línea Exterior.—Al Exmo. Sr. Gene­
ral de Armas.—El. enemigo había preparado hoy dos em -,
boscadas, la una en la casa de Reisig, é inmediatas, com­
puesta como de 800 hombres de infantería y cerca de 200
de caballería, y la otra como de 500 á 600 hombres, en lo
de Peñairua, y puestos adyacentes ; viendo que nuestras
- descubiertas no avanzaban como lo han hecho tantas ve­
ces hasta aquellos puntos ; á las diez y media de la maña­
na un toqúe de clarín en la quinta de Echenique fué la se­
ñal para que saliesen lös fenemigos de sus guaridas, y se ar­
rojasen sobre nuestras guardias de la derecha en número
cömo de 40Ò hombres, quedando los restantes emboscados
y como de reáérva, los cuales no se descubrieronsino al
emprender su retirada : mas el primer batallón de Guar­
dias Nacionales que cubria aquellos puestos, no les ha ce­
dido ni un palmo de terreno, y protegidos inmediatamente
por dos compañías del 5. ° batallón de línea á las órdenes
del mayor Echanagucia, que conduge yo mismo hasta el
Horno de Lomba, haciéndole avanzar sus volteadores hácia
lo de Luna, no tardaron en arrollar al enemigo y perse­
guirlo hasta el otro lado de la Estanzuela : en este suceso
hemos tenido la sensible pérdida de que saliesen herido
gravemente el bravo coronel Torres, levemente un aban­
derado del 5. ° , muerto un soldado de la Guardia Nacio­
nal y contuso uno del 5. ° El enemigo ha llevado lo me­
nos 9 hombres entre - muertos ó heridos gravemente qué
son los que hemos visto que alzaban á-caballoí mas es pro­
bable que llevasen mas heridos ■porque: ■sufrieron, al'gí/n'
tiempo al raso el fuego de nuestras ventajosas ■posiciones,
•i ••?.“-Como a las 4 déla tarde, salieron.de lódé Peñairua
como 300 hombresde infantería, los cuales,./áí paso de car­
rera, vinieron hasta lacasá del, Inglés al .frénte'- de •nues­
tras guardias *. mas*al observar .lavsérénidad con que tos es­
perábamos en nuestros puestos; se quedaron como clava­
dos en aquel lugar, <y.solo cuando emprendí m i retirada al
anochecer, me echaron comò 100 infantes que nos tiraron
algunos tiros desde lejos-.—.Dios.guarderà Y.. É. muchos
años. Línea- Julio 1# de 1848,-4-ílatnon de Cáterós:— Rúferica de S. E,-~-Derqui.*.”uí j.j :
■ t
S A LA
U R U G U A Y
B iB L íO TE G A N A CIO N A L
C A P IT U L O X X I .
(A
go sto
— 1 8 4 8 .)
Ejército de Urquiza. — Salva á Oribe. — Cambia él aspeeto de la g u e rra .— Consécuencias p ara cada uno de lo»
beligerantes. — Ansiedades. — Los hombres del partido
blanco. — Son expulsados 2 4 individuos. — Pormenores
sobre este suceso. — Conjuración Carpentier. — Otros
medios de seducción. — L a Policía. — Relaciones E x te ­
riores. — Recepción del Sr. de Sinimbú. — Nombramien­
to del Sr. Várela.
E l aspecto favorable que tenia la situación de la Re*
pública, la próxima terminación de la guerra por la vic­
toria, que ella venía anunciando en los tres meses anterio­
res, empezó a desaparecer en Agosto. La aproximación
de Urquiza precisó al General Rivera á distraer las fuer­
zas de su mando ; de la estrechez á que estaba reducido
Oribe y su ejército. Jamás socorro mas necesario: cuan­
do iba á perecer fué salvadoUrquiza le hacia como primer servicio, llamar la aten­
ción de nuestras fuerzas, despues se le incorporó y lo pro­
veyó de caballadas. Oribe, salido de su apuro, se encon­
tró en estado de maniobrar, de tomar la ofensiva con dos
ejércitos, y como una consecuencia, el Gobierno y la Re­
pública vieron que la guerra iba á empezar de nuevo. Ve­
remos como cada uno de los beligerantes se conduce en
este nuevo aspecto que ha tomado su posicion.
Para Oribe eran, por lo menos, 3,000 soldados frescos
que venian á aumentar el personal de su ejército. Era
restablecida la moral en este reanimadas sus esperan­
zas : — el debía vencer ahora.
Nosotros no teníamos de donde sacar esos refuerzos,
ni con que igualar el aumento siquiera del personal, que ha­
bía obtenido el enemigo. Era preciso exijir nuevos esfuer­
zos h una poblacion hecha soldados, que estaba consumiendo
los suyos en siete meses de un servicio continuado, y esto
importaba decir á los valientes de la campaña: “ una nueva
série-do peligros, de trabajos empieza. ” — No era esto so­
lo ; mientras a)i'Í be no tenia mas necesidad para alimentar
á sus soldados, que la de ocurrir á tomar los ganados que
pastaban en la campaña; para vestirlos, que pedir á su
amo Rosas, que tenia abiertas para él las arcas públicas,
que llenaba con el sacrificio de los argentinos.. El Gobier­
no Oriental habia empezado la guerra sin recursos ningu­
nos, tenia que comprar el alimento para la inmensa guar­
nición de la capital, el vestuario y demas para todo el ejér­
cito de la República.
Esto se tocaba, esto se veía, nadie podia ocultárselo :
no-era de aquellas situaciones de la política en que cabe un
mistorio, era una situación material y real, que la com­
prendía lo mismo el estadista, que el último soldado, que
se apoyaba pensativo en su fusil haciendo la centinela en
la velada. Pero lo hemos dicho, y aquí una prueba m as;
era uniforme, la conciencia de que no habia alternativa, de
que—era forzoso resistir, vencer.
,
El mes de Agosto fué en gran parte de espectativasde incertidumbre, de meditación: ¿ podría Urquiza incor.
porarse, ó sería batido ? era la cuestión eterna que exami
naba la mente de todos, desde que el coronel O. Venancio
Flores, con fecha 28 de Julio, dió noticia de que Urquiza
se hallaba en la Sierra de Malabrigo,y el uno ú el otro es­
tremo de la disyuntiva de la cuestión, adquiría mas ó me­
nos probabilidad, según llegaban las noticias de que to­
dos estaban ávidos. Esta situación común, era de un
efecto mas visible en los hombres del partido blanco, ó
enemigo, por lo mismo que era para ellos más inesperado
el cambio del abatimiento profundo, en que estaban, á la
esperanza animada cuyo alborozo no podian ocultar.
El Gobierno vigilante se mantenía impasible, y todo
lo ¡observaba ; y fuese que esos hombres mostraban un jú­
bilo indiscreto, que era un insulto á la autoridad, ó que al­
gunos se ejercitasen en manejos, que los habrían conducido
despüef'al suplicio de Baena, («) y que el Gobierno bené(o)
D. Luis Baena, que como se verá en su lugar, fué
volo en este casó, 'quisiera separarlos de un peligro ú que
gradualmente se iban llevando ellos mismos; Fuese por
una raíon ú otra, el Gobierno1tornó la medida de hacer sa­
lir del pais 24 individuos.
No somos amigos de las medidas de circunstancias ;
pero cierto es qué los Gobiernos en general las ejercitan
aún en situaciones menos espinosas, que las en que se en­
contraba el Gobierno de Montevideo asediado» Faltaría­
mos á nuestra conciencia, si como historiadores dijésemos,
i que todos los individuos expulsados hácia fines de este
mes, eran reos indiciados ó sospechados' del cargo de cons­
piración; pero cierto es también, que por e ste mismo
tiempo estaba tramándose la conspiración que llamaremos
“ Carpentier, ” del nombre del agente de ella, para la se­
ducción de los batallones de Voluntarios extranjeros, y que
el Gobierno no se empeñó en profundizarla. "
Los detalles que daremos' en seguida manifestarán de
plano este negocio y su resultado: la resolución del Go­
bierno, tomada sobre los individuos del país que se halla­
ron positivamente comprendidos; como en ellos se vé,
muestran qüe no era Gobierno sanguinario y perseguidor ;
y á esta deducción podrá agregarse, que en la ejecución
de la medida que nos ocupa, se prestó á los desterrados to­
da clase dé consideración. Era uno de ellos un ancianc,
especialmente notable por sus cualidades: el Géfe Político
se desalojó de las viviendas en que tenía su despacho, por
colocarlo del modo mas Cómodo el corto tiempo que estuvo
detenido a llí: le ftié permitido comér con su familia y pa­
saren su casa todas las horas qüe dió la salida de un buen
buque'de guerra, en que fué conducido al Janeiro. Muy
poCOtiémpo después'él quiso volver á esta ciudad, manifestó-su-deséo1á ort amigo ; el Gobierno se prestó benévolo
á Concederle el permiso'de regresar, y si no volvió al seno
de su familia, ya no dependió sino de él mismo.' Otro de
fusilado en Octubre; despues de oido, convicto, juzgado y
sentenciado, fué también en esta ocasion señalado para que
sajiese del pais: la interposición especialmente dé varias
casas extranjeras, hizo que Baena no fuese expulsado.
Con esta ocasión el Géfe Político* en una nota profética,
ya anunció que ese desgraciado se conduciría él mismo al
suplicio. El Gobierno, pues; en la resolución de que ha­
blamos, quiso evitar á muchos la ocasion de atraerse una
siierté semejante.
egtQP individuos espuso que estaba enfermo—-lo estaba
efectivam ente—pero no de modo que el viaje, le hubiera
hecho otra cosa que un aumento de molestias : el (gobier­
no le concedió un plazo largo, creemos que eran cuarenta
dias, y no fué sino despues de haberse paseado mucho por
la ciudad, cuando salió á cumplir una .resolución que tal
vez consideró mejor,llevar á efecto que pedir de ?lla gra­
cia. Todos los demas desterrados« mas ó menos, recibie­
ron ¡c o n s i d e r a c i o n e s n a d a que reagravase su .si­
tuación. iY nada se esperaba de e llo s; — los hombres de ■
la administración, sus amigos, sabian qtie para ellos no ha­
bría cuartel. Esto ocurrió en A g o sto ; despues, com o an­
tes, la misma ha sido la conducta de Oribe. Solo la débil
muger, las inocentes familias, han obtenido el destierro,
bárbaro por el séxo en que ha recaído, y por los accidentes
con que siempre se ha reagravado: para el hombre, los có­
digos de éste, com o los de Rosas, no conocen sino una
pena : — el degüello — acompañado del escarnio.
Conjuración “ Carpentier
“ Departamento de Policía.
r
.
•
, “ El Gpfe Político y de Policía, eleva á V. E . jas ac­
tuaciones á que ha dado lugar la negociación de D . M a­
nuel Oribe con el Sr. Carpentier
por, separado remitirá
á V. E. las indagaciones de otro género que han sido su
consecuencia.
a
A juicio del Géfe Político, Oribe no se propuso ga­
nar la Legión Francesa ni á su digno géfe, por medio del
Sr. Carpentier.—Todas sus palabras, que han sido recojidas con detenimiento, manifiestan su incredulidad com ­
pleta á este respecto, y que estaba bien cierto que desde
el g éfe de la Legión hasta el último de sus soldados.no hay
un hombre que no sea de honor, que sea capaz de man­
charse con el crimen de traición, con una traición en favor
de Rosas.— Su objeto único ha sido sembrar desconfianzas,
promover la desorganización de la Legión estableciendo
rivalidades entre sus g é fe s : mancillar ya que le era impo­
sible corromper.--iEsta conjetura pax-ece.tanto mas funda­
da cuanto que las negociaciones de Oribe y de sus parcia­
les se dan. la m ano,con ciertos rumores,anárquicos que se
han hecho circular en esta ciudad sobre formacion de una
nueva Legión, como si el gobierno no estuviese plenamen­
te satisfecho de la actual.
“ Pero todos estos manejos han fallado al géfe de Ro­
sas y ya era-tiempo que abandonase esa táctica db’seduc­
ción en que es poco diestro y menos 'feliz, y que solo dá
por resultado materiales para ocupar nuestras gaéetas y
entretenimiento y solaz para el publico.
“ Dios guarde i V: E. muchos años.—Montevideo,
Setiembre 4 de 1S43. — Andrés Lamas. — Al Exmo. Sr.!
Ministro Secretario de Gobierno y Relaciones Exteriores
D. Santiago Vázquez.”
“ Ministerio de Gobierno.1
“ Montevideo, Setiembre 6 de 1843.
“ En el expediente seguido á Mr. Carpenticr ha recaí­
do el decreto siguiente :
“ Conforme el Gobierno ' con el dictamen del Géfe
Político, califica el contenido de este expediente, como una
de las miserables maniobras que ha multiplicado el caudi­
llo de Rosas que asedia esta plaza, con el ridiculo objeto
de introducir la división entre los fíeles defensores de la
catisa del honor y de la civilización :—en consecuencia
sobresease en el expediente ; póngase en libertad á M r.
Carpentier, que queda bajo la vigilancia de la Policía, sin
perjuicio de las ultériores disposiciones respectó de D. Joa­
quín Carreras, y publíquese todo para satisfacción’del pú­
blico y del bravò y -digno coronel de la Legión Francesa
Mr. Thiebaut.—Suaréz.—Santiago Vázquez. • ;
i -“ Lo que sé comunica á V. S. á sus efeetos. ■ 1111 v ’:
' “ Dios-guardé á V. S. muchos años.—Santiago Váz­
quez.- - A l S r .G é fe Politico y de Policía D.- Andi'e's'
Lanías. ”
Departamento de Policía.
“ Montevideo, Setiembre 6 de 1843;
“ Por devuelto—Cúmplase y publíquese.— Lam as#
( T
r a d b c c io k .
)
,i “ Montevideo, Agosto 28 de> 1843.
“ Señor Géfe de Policía:—Pues que estoy al alcance
de una prevención y que debo ser examinado á fin de que
toda la verdad salga de. mis respuestas, tengo el honor de
dirigiros laesposicion siguiente de mi conducta y la fran­
queza que pongo en ello, convencerá, espero, al Gobierno,
de los motivos que me han hecho obrar.
“ Hace cinco ó seis semanas que recibí del general
Oribe ofrecimientos^ para ganar si era posible oficiales su­
periores de la Legión Francesa principalmente al coronel.
Al instante di parte al coronel, diciéndole que en el inte­
rés de mis compatriotas y del Gobierno era necesario pro­
curar engañar á Oribe, para traerle con sus tropas bajo las
baterías de los cañones de la Línea.
“ Pedí al Sr. Thiebaut si quería tener la complacen­
cia de conseguirme un permiso para pasar al Cerro. El me
contestó con muy buena voluntad y me dió una carta pa­
ra S. E. el Sr. Ministro de la Guerra, que inmediatamente
me dió un permiso para ir al Cerro, y desde allí me trasla­
dé al campo énemígo. Se me dió un caballo para que fue­
ra hasta el cuartel general. Pasando por frente á la casa
de Chopitea, dije á los soldados que me acompañaban que
y oí tenia que hacer en lo de este último, que no tenían ya
para que acompañarme y podían volverse á su puesto, lo
que aceptaron.
¡H E n lo de Chopitea encontró al Sr. Ruperto Carre­
ras. Yo le pregunté si queria tener la bondad de acompa­
ñarme | lo del general Oribe: me contestó que no estaba
en su campo, que estaba del lado del Colorado en su cam­
pamento de caballería. Comuniqué á este último (á Car­
reras), el motivo de mi viage. Me contestó que si yo que­
ria conferenciar con el general Pacheco, que él iria con­
migo á donde el estaba.— Acepté ; llegado que fui á lo del
general Pacheco, le di parte de mi viage: me contestó que
era necesario esperar al general Oribe, para conferenciar
mas latamente sobre esas operaciones. El general Pacheco
rae preguntó la posición que ocupaban los franceses en la
Línea. Le contesté que estaban casi siempre en caso de
generala, del lado del Campo Santo. Me preguntó si había
muchos cañones en la Línea. Le contesté que podía haber
ciento. En seguida me volví á lo de Chopitea donde estuve
esperando la vuelta del general Oribe. El Sr. Legris me.
vino ú ver cuando supo que estaba en casa do C hopitea.—
Comimos en lo de este últim o, poro m ien tras com im os no
despegaron los labios sobre el asuntp d e mi vi age. Pespues d e co m er salim os los dos y el S r. L e g ris me felicitó
sobre mi em presa y me an u n ció que el g en e ra l O rib e lle­
g a ría á 1« m añana siguiente. :
“ E fectiv am en te el general O rib e llegó á la m añana
siguiente, y el S r. R uperto me p resentó á él. S e acom paña­
ba con él una persona que me p a re c ía poseedora de su
confianza y que hablaba m uy bien francés, poro no supe
su nombre. E l general m e preguntó si y o m e h ab ía asegu­
rad o bien del coronel T b ieb au t. L e c o n testé q u e si, y que
él respondía de la em presa. L e dije yim bien que le habia
hablado al S r. P c la b e rt géfe del p rim er batallón, y que
tam bién estab a decidido. E l general.m e preguntó, cuantas
onzas cre ía yo que serian n ecesarias p a ra que esta em pre­
sa tuviese buen resultado. L e contestó que e ra preciso
c o n tar siem pre con que serían necesarias d e tres ft cuatro
mil. E l general O ribe me contestó que la p la ta im porta­
ba poco, pero que no ten ia consigo sino d e o chocientas á
novecientas onzas, que h aría v e n ir de B uenos A ires lo que
fu era necesario;.que po d ía disponer d e m uchas personas
de M ontevideo, I p e ro 1que. tem ia. com prom eterlas ; pero
q u e 'e n tre tan to m antuviese siem pre m is relaciones con e l!
S r, Coronel, y recom endó sobre tó d o que no hablase del
negocio al Su. B rie, géfe del b atallón V asco.
** Me dijo que le sería m uy agradable te n e r ¡e§ plan del
Sr. Coronel, que su opinion e ra que el punto d e ataq u e m as
ventajoso e ra sobre la p arte d erech a d e la L ínea. L e
contesté que nó sabía nada, que no e n ten d ía n a d a sobre el
a rte m ilitar.
“ Me dijo tam bién que el mas bello p re se n te que po­
d ría hacer a Rosas, seria la persona d e S . E . el S r. G en e­
ra l Paz, que por las otras personas q u e le d esag rad ab an él
se arreg laría por sí mismo,: p ero según lo que m e puedo
aco rd ar, no me citó ningún nom bré. V olví, pues, á M on­
tevideo, y me aproxim é á d ar p a rte al S r. C oronel; A lgu­
nos días despues volví al campo'* ;de O rib e para- d e c ir­
le d e p a rte del C oronel T hiebaut, que:no podio d arle nin­
gún plan, p e ro O rib c no tenia «ino enviarle uno» y que si:
tenia que h acer algunas observaciones las h aría, y que el
S r. C oronel deseaba que el negocio se term in ase p ronto,
y que en caso c o n trario p re fe riría quc¡ las cosas quedasen
e n el estado en que se hallaban. E l general O rib e me
contestó que sería necesario te n e r paciencia p o r ocho ó
diez dias á que la respuesta viniese de Buenos A ires; O rí-­
b e irte hizo tam bién observar que estaba m uy sorprendido
d e qué e l coronel aceptase tan pronto despues de la carta
que había escrito al A lm irante. L e contesté que esa c a r­
ta lio e ra p o r el contrario sino para disim ular la buena opinion del coronel, pero que el general podría siem pre con­
ta r con él. E l general O ribe me dijo que yo podía volver
ú M ontevideo, que al m om ento que tuviese noticias de
B uenos A ires me las com unicaría. Efectivam ente, ocho
ó diez dias despues fui llamado a bordo de una em barca­
ción portuguesa por una c a rtita que recib í del S r. C a r­
reras.
“ Di aviso ál Sr. Coronel, y partí en la m añana si­
g uiente á bordó, porqué estaba m alo el tiempo é l día que
re cib í la carta. E n co n tré al S r. R uperto C arreras, quien
despues d é lós cúinplim ientos de uso, me comunicó su men­
saje de p a rte del general O ribe, que tuviese paciencia, que
no se habia recibido aun contestación de Buenos A ires,
p ero que el general O rib e insistía en te n e r detalles mas
circunstanciados, que la plata nó se haría esperar; Contes­
té al Sr. R uperto C arreras que él general O ribe estaba
m e jo rin strú id o d el terreno d é la s cercanías de M ontevi­
deo que el C o ro n e l: que él mismo participase al Coronel
del modo que quería qjue la em présá m archase, á fin de
que n ad a sonase. Me despedí de él sin respuesta, y des­
pues no he recibido ninguna noticia del cam po enemigo.
“ H ice ú n a visita al Sr. Pichón á mi vuelta de B uenos
A ires. E n la conversación se tocó la critica que de él
se hacía en el periódico francés. Le pregunté qué les ha­
b ia hecho á las personas que gritaban tanto contra él. Me
respondió qüé ñádá le im portaba de eso, que tenia instruc­
ciones que cum plir y que no las habia de tra sp a sa r: que
no efa malo cóm o se décia, ni hom bre de plata, qué al
co n trario se le habia venido á . ofrecer m ucha plata para
que procúrase influir sobre la Legión, y que él habia re­
chazado-la'oferta : que Si cómo se decía fuese hom bre ma­
lo, habría podido hacer una bella fortuna, pero que po r el
co n trario n í él la h aría ni aconsejaría á nadie que conspira­
se c o n tra el G obierno, porqué las consecuencias podían .ser
funestas. H ablé úna vez a IS r. T o u canierde la situación
del país (era é n é l intérvalo dé.nii ida á bordo del.buque
de g u erra portugués y de mi prisión), le pregunté si. gan á n d o a l coroné! T hiebaut se podría tener buen resultado
p ara g a n ar la ciudad al general O ribe. M e contestó que
el coronel T liiebáút, según él, nó tenia bastante influencia
sobre la Legión, y todo lo mas que puedo recordar es que
no me citó ninguna persona.
tom o
i
^3
. . ‘‘ Nada mas tengo que decir 4 V . S . só b relo s pasos
que he dado de concierto con el Sr. Coronel para bien del
Gobierno y de mis compatriotas. E n consecuencia, Sr.,
dignaos tener la,bondad de recibir los saludos, sinceros, de
vuestro, afectísimo.— Carpentier. ” ; ¡
; (t r a d u c c ió n . )
■
“ E l Géfe Político ha recibido la exposición que le- ha
hecho Mr. Carpentier, y exije que Mr. Carpentier con­
teste francamente á las siguientes preguntas:
1.“— Cual es el origen de sus relaciones con Oribe ? ,
i.
“ 2,—Cuales las personas; ó negocios ¡ que han dado
lugar á estas relaciones(?_.
“ 3.— D e qué modo y con qué. garantías Oribe le -ha
confiado la misión de que estaba encargado ?
“ 4.— Qué promesas le ha hecho Oribe ?
“ 5.—Qué personas garantían á Oribe la buena fé del
Sr. Carpentier ?
6.—Quien ha entregado al Sr. Carpentier la carta
de D. Ruperto Carreras, y donde le fué entregada esta
carta ?
“ 7.— Qué decia dicha carta, y donde está, en la actua­
lidad ? g '
'
;
“ 8 :—E n qué buque portugués ha visto el Sr. Carpen­
tier á D . Ruperto Carreras ?
“ 9.— Qué otras relaciones tiene el Sr. Carpentier con
el Sr. Carreras, y por qué conductos ?
“ 10.— E n qué estado estaba el negocio cuando la
Policía hizo arrestar al Sr. Carpentier 1
“ 11.— D e mano de quién recibió el Sr. Carpentier la
carta de Oribe de que ha hablado á Madama ' Grossin, y
donde está esa carta ?
“ 12.— Por qué el Sr. Carpentier, estando resuelto á
perder al ejército de Oribe, no1na hablado de sus proyectos
a) Sr. General Paz al mismo tiempo que al Sr. , coronel
Thiebaut, y por qué al menos ha esperado que el coronel
fuese el primero que le manifestase esta intención muchos
dias despues de las primeras insinuaciones del señor Car1
pentier.
“ E l Géfe Político y de P o licía -L a m a s. ” .
( t r a d u c c i ó n .);
¡
“ Montevideo', Agosto 29 db i 8 4 3 .?
“ Sr. Géfe Político :—Creí que mi última declaración
contestaba á todas las preguntas que V. S. me hizo el honor
d é dirijirmé, y que son para mí un deber, ya ¿pié me he
consagrado á ;V. S.
“ 1.‘, 2. y 3.—Estando en la ciudad, después que tuve
la desgracia de perdérm iestablecim iéntó en el Colorado y
sin ningún recurso, algunos dias antes de comunicar al S r.!
corohéT Thiebaut las proposiciones del general Oribe, me
arriesgué á visitar mi propiedad por ver si :hábian hecho
en élla algún nuevo desastre, y al niismo tiem po si el señor
Ruperto Carreras podía darme algún dinero pára esperar
eMéímihtPdé lá güeria; Lo que llegué ài campo enemigo,
los soldados de1las avanzadas me obligaron á ir á tomar m i
pasaporte al Cuartel General.— Llegado allí m e dieron
uña licencia y caminé para el Colorado con un oficial y
dos soldados, á quiénes el generai Pachéc’o habia dado ór-’
deh de dartñé un caballo'y acompañarme, pues yó me Mieerecomendar por D. Ruperto Carreras.—Pasé el dia en el
Colorado, y al siguiente me volví : D. Ruperto, que' me
acompañaba, me dijo que el general en géfe qáízá tendría
gústo en que yo le ofreciera, al'pasar, mis resp’e tos.—N os
hallábamos entonces frente á su casa én su campamento dé
caballería que estaba entre los arroyos Pantanoso 'y las
Piedras.— Respondí á D. Ruperto que yo tendría mucho
gusto,.y fuimosí—Después de haber hablado un rato'de
cosas insignificantes'sálimps, y el general Oribe se apartó
un poco de mí-Con D. Ruperto : comprèndi que el general
quería hablarlo aparte, y me réti ré un poco. U n momento
despues se acertíarón á mí y el generál Oribe mp preguntó
si yo era amigo del coronel de la Legión Francesa ; le res­
pondí qué no conócia enemigos y que creía ser amigo con
e l Sr. Thiebaut.— Muy bien, me dijo él, ¿ piensàV . que
no se le podría ganar para intentar disolver la Legión ?—
Le respondí que no lo creia, y que Mr. Thiebaut era un
honibre de honor, que seguiría lo que había emprendido
hasta que la guerra se acabara : él insistió diciendqine que
el-dinero quizá lo haría cambiar.—No lo creo, le dije, y yo
no quiero mezclarme en cosas de!ésta clase, porque pueden
tener consecuencias funestas : acabé por decirle, podre
hablarle de ello, pero no creo que el dinero mueva al coro-
nel Thiebaut.—Nos separamos, pues, y me volví a la ciu­
dad ; al dia siguiente, despues de haber reflexionado que
seria un bien para el Gobierno y para mis compatriotas
engañar al general Oribe, comuniqué mi idea al Sr. coro­
nel Thiebaut, quien dijo, daré parte á S. E. el Sr. General
Paz.
;
“ De suerte que volví al campo enemigo, despues de
estar entendido con el coronel Thiebaut para engañar al
general O ribe.' Ya tiene Y . S. en mi declaración lo, que
na pasado y quien me ha presentado al general Oribe.
•« 4.—El general Oribe no me ha dicho nunca la re­
compensa que me doria si yo colmaba la empresa, pero me
ha dicho que quedaría satisfecho.
“ 5., 6., 7. y, 8.— N o he recibido mas que,una carta de
D. Ruperto Carreras, que venia d e . á bordo del buque por­
tugués, no sé el nombre del buque, pero sé que era el mas
grande y que estaba fondeado en lo ancho.de la rada. Esta
carta era del todo insignificante., D. Ruperto me encarga­
ba que le hiciera una visita á bordo, para entendernos so­
bre los diferentes intereses que habia entre nosotros : no
sé donde está la carta porque no hice caso de ella. La re­
cibí como he dicho á V. S. por via de D. Joaquín Carreras
el primo de. D. Ruperto. La persona quegarantía mi bue­
na fé ante el general Oribe eru probablemente D. Ruperto
Carreras.
,'
9. y 10.—Cuando me arrestó la Policía no tenia no­
ticia del general Oribe ni de D. Ruperto Carreras desde
que estuve a bordo del buque de guerra portugués,;como
lo atestigua mi declara pión.
“ 11.— Madama Grossin se ha equivocado probable­
mente cuando yo le rogué que me hiciera el gusto de de­
cirle al Sr. Thiebaut, que habia recibido una carta: ella
creyó tal vez que era una carta de Oribe : era á la verdad
como si fuese de él, puesto que él mandaba á . D. Ruperto,,
pero era, lo repito, señor, la que me; había llegado por la,
casa de D. Joaquín Carreras.
“ 12.—Yo no he hablado de mi empresa al Sr. Gene­
ral Paz, porque el Sr. coronel Thiebaut se encargó de dar­
le parte, y yo no daba un paso sin que e l . Sr.: cpronel me
autorizase para ello y yo no esperaba mas para irá casa
de S. E . el Sr. General Paz, sino que el Sr. coronel Thiebaut me lo ordenase.
“ Tengo el honor de ser, Señor, vuestro muy obse­
cuente servidor.— Carpentier. ”
( Tra duc ció n. )
1
Memoria de las relcidoues que han tenido lugar entre Mr.
Carpentier y el infrascripto coronel de los Voluntarios
Franceses.
“ Hacen, próximamente, cinCo semanas que Mr. Car­
pentier se presentó en mi casa muy de mañana, exigiendo
hablarme ; no pudiendo encontrarme volvió á medio día,
hora que le fué indicada ; y como no hubiese yo vuelto
todavía, le dijo á Mme. Grossin que cuando viniera me
rogara que lo esperase á las cinco en pürito, pues tenia ab­
soluta necesidad de hablarme de negocios de la mas alta
importancia, Mma. Grossin envió su hijo, que es mi sobri­
no, á prevenirme que debí á estar en casaá las cinco para
asuntos muy importantes. Fui á la hora indicada y me en­
contré con Mr; Carpentier que me estaba aguardando en
la trastienda.-—Tengo me dijo* cosas muy graves que Co­
municarle: Mma. Grossin quise entonces retirarse, y co­
mo yo le observase que nada tenia reservado para ella, Mr.
Carpentier le dije» que no estaba de mas y que podia per­
manecer.
“ Mr. Carpentier me dijo entonces que habia llegado
el dia antes y que estaba encargado de parte del general’
Oribe para sondear la opinion de algunos géfes de la Le­
gión y aun de la Legión misma para conocer si no
habría términos de poderse entender para facilitarle la en­
trada de la capital por medio dé alguna combinación, y sa­
ber que suma seria necesaria para obtener este resultado ;
y que era de esas combinaciones de las que. venia á hablar­
me, esperando sin embargo que si yo me reusaba guardária el mas profundo secreto.
“ Mma. Grossin se levantó inmediatámente sorprendi­
da de semejante proposicion, y yo le dije entonces. ¿ Pe­
ro quée&una traición la que Yd. me p ropone?;... Mma.
Grossin muy conmovida dirijiéndose á mi me dijo. “ Es­
pero,1ciertamente, que tu no te comprometerás y que no
aceptarás una infamia dé esta clase. ”
“ Mr. Carpentier expresó entonces qué no era el asun­
to del todo en el sentido que ella lo entendía ; que habién­
dome esta propuesta su intención era engañar á Oribe, y
de ninguna manera comprometer sus compatriotas, qué si
el podia consumar sus proyectos traería las tropas de Ori­
be bajo las fortificaciones, y que la guarnición prevenida
destruir. una g ran parte del ejército en em ig o ; que
Í>odria
o que él queria era repartirse conm igo; que al efecto
tendría un buque pronto en el puerto en el que podia em, barcarse inm ediatamente, asi que hubiese recibido la su­
ma prometida. E sta suma le debia ser entregada aquí .por
distintos particulares, contra los que O ribe jira ria letras de
cam bio; que él (C arpentier), habia prom etido volyey al
otro dia, y que era necesario que yo le diera una contesta­
ción. L e contesté, que el caso -era grave, que e ra preciso
darm e tiempo para refleccionarlo y q u e, le contestaría al
dia siguiente; que yo estaba de servicio y no volvería de
los puestos abanzados hasta el medio dia.'
,
E n la misma noche fui á casa de Desbrosses, y le ha­
blé de esta proposicion. Al otro dia á las 6 d e la mañana
se Jo dije .al general Paz, quien me autorizó para continuar
mis relaciones con Carpentier, teniéndolo á él al corriente
de lo que ocurriera, para ver si esta proposiciqn, e ra formal
y m erecía la pena de ocuparse de ella.
,v. .■
“ Al medio día M r. C arpentier fué puntal á. ja cita y
y o le dije que aceptaba su proposición ; pero que.com o
ella no formalizaba nada, e ra preciso que me hiciera cono­
cer los medios de ejecución porque los asuntos de esta esr
pecie debían tratarse pon presteza yestension.M e dijoque
su intención era pedir tres ó cuatro mil onzas.
.., “ Convenimos entonces que él volvería donde estaba
Oribe y, que traería instrucciones m as positivas, y propo­
siciones mas formales. Convenido esto me pidió que le con­
siguiera un pasaporte del; M inistro de ,1a G uerra p ara em ­
barcarse por el Cerro. Le di inm ediatam ente una carta
para S. E ., en la que le decía, que sus negocios lo llamaban
al saladero de DoinelJ. Se. pasó el dia sin q u e lo viese ¿ fui
al Ministerio en la misma noche p ara sabe,r ,si se le habia
expedido el pasaporte, y al día siguiente por la mañana di
aviso de ello al Sr. General Paz, quien me encargó le con­
ta ra cuanto hubiera de nuevo cuando viniese Carpentier.
E ste se habia embarcado el m israodia, porque yo mandé
buscarlo á su alojamiento, con una tercera persona, y una
m uger contestó que estaba ausente.
. ,“,Se pasaron tres dias sin saber nada de M r. Carpen­
tier, el cuarto por la mañana vino á verm e y m e dijo que
había llegado la .víspera muy tarde. Me dijo entonces que
el motivo de su tardanza provenia de que el general Oribe
estaba ausente cuando él.,llegó,al campo : Kque al llegar a!
primer puesto se había hecho acom pañar por un soldado
y que se habia. hecho dar un xaballo : que. atendida ^„au­
sencia del general, D. Ruperto de . las C arreras lo .habia
presentado al general Pacheco, al que dio parte del suce­
so; obteniendo la cooperación del coronel de la 'Legión
France'sa, y de un géfe de batallón Mr. Pelabert.1 E n esta
entrevistarse habló mucho de los medios de ejecución, dél
punto mas atacable y' de la posicion que ocupaban los ba­
tallones franceses en la línea. Me dijo Mr. Carpentier que
habia dormido en casa del Sr. C hopitea; que nabia comido con los Sres. Legrís; Carreras y Chopitea, y queL egris
lo habia felicitado mucho por el buen suceso y haber en­
trado en el partido del Presidente Legal.
“ Al otro dia me dijo, habiendo llegado el general
O ribe, el Sr. Carreras lo condujo á casa del general. Le
preguntó cual era el resultado que habia obtenido: he aquí
lo que entonces me dijo Mr. Carpentier.
■
“ — Que él habia hecho la propósicion al coronel Thiebaut que habia aceptado,'y respondía de llevar á cabo la
empresa, que habia nombrado también al comandante Pe­
labert como unido á los intereses del Presidente. (Mr. Car­
pentier me observó sin embargo, que no habia dicho nada
á M r. Pelabert, pero que se habia servido de ese medio
para d ar mas valor ásuspalabras)—que él creia que con tres
ó cuatro mil onzas se aseguraba él buen suceso. E l gene­
ral le habia respondido que la suma no ló inquietaba, pero
que habia refleccionado qüe si daba letras contra sus ami­
gos de Montevideo temia comprometerlos y que tenia mu­
cha necesidad de conservarlos para exponerlos al menor
disgusto : quecomoél no teniaásu disposición masque 800,
onzas, haría venir de Buenos Aires lo^éstante de la si/ma : que él desearía tener del coronel un plan sobre los
medios mas felices para la ejecución de su empresa, que yo
le hiciera conocer los puntos mas atacables, y qué su opín io n e ra que debían ser sobre la derecha dé la fortifica­
ción ; que el mejor regalo que él podía hacer á Rosas era
enviarle al General Paz y otros dos que Mr. Carpentier
no me ha nombrado': que en cuanto al Ministro de la
G uerra él nada le haria y se contentaría con que se expa­
triase : que él (Carpentier) viese de volver á los tres ó cua­
tro dias állevarle mi respuesta y mis planes, y que enton­
ces, él le daria una contestación, definitiva. "Se convino en­
tonces que M r. C arpentier vendría á verme antes de irse
y yo le daria mi respuesta. M r. Carpentier me dijo en­
tonces que si yo juzgaba á propósito hablar de esto ál Ge­
neral Paz que podia hacerlo,y añadió que "se había olvidado
de decirme que el general O ribe le habia recomendado
mucho no dirijirse al comandante Brie, géfe del batallón
de los Vascos.: ”
, “ Fui á ver,entonces al G eneral Paz, á qui.cn le di
cuenta de Ja entrevista, que acababa de ten er co n 'M r. Gqiv
pontier. Convine con el G eneral quo e ra preciso tener
«lucha prudencia en mis respuestas. E l G eneral me in­
dicó la línea de conducta que tenia que seguir en esas res­
puestas, y me dijo que continuase mis relaciones, y que i ú
la vuelta de C arpentier él vería si era necesario d a r curso
á este negocio; que en todos casos daría parte al Gobier­
no toda vez yo no tuviese inconveniente. D ejé al Señor
G eneial enteramente Ubre de o b rar domo mejor le pa­
reciera.
“ Antes ds volver á partir, M r, C arpentier vino en
efecto, á buscarme para saber lo que habia de decir á O ri­
be.—Yo le objecioné, en prim er lugar, que necesitaba un
nuevo pasaporte, y me contestó que no, en atención á que
en la Capitanía del Puerto se habían contentado con vi­
sarle el suyo, dicíendole que cuando quisiera volver basta­
ría hacerlo visar de nuevo. L e dije en seguida que temía
se quisiese solamente comprometerme con la Legión, que
yo no podía d ar ningún plan, porque yo podría presentar
veinte sin que ninguno fuese acep tad o ; que era mucho
mas sencillo que el general me indicase él mismo lo que
deseaba; que yo no'teniendo sino medios limitados,no podía
ser sino secundario y au x iliar; pero que él, principal ac­
to r y pudiendo ob rar con libertad, debia trazarm e mis
instrucciones : que yo desearia que este asunto se, term i­
nase prontamente, y que en caso contrario preferiría de­
jarlo en el estado^n que se hallaba ; seguramente que por
ningún motivo ni por nada del mundo revelaría las ins­
trucciones que me transmitiese.
, ■ ¡í; .. v;“ Mr. C arpentir á su vuelta vino á verm e y decirme*
que el general le habia preguntado si no seria posible apo­
derarse del General Paz y su Estado M a y o r; si no podiá
darle un detalle de las fuerzas que componían la Linea ;
cual era el géfe de artillería de la derecha, y añadió que él
{Oribe) no esperaba contestación de Buenos Aires antes
de ocho ó diez días, y que entonces él lo haría prevenir.—
E l general O ribe observó que le parecía estraño que hu­
biera sido yo tan fácil en aceptar la proposicion, visto que
mi carta al Almirante francés probaba que yo estaba en­
teramente adicto al Gobierno. Mr. C arpentir le contestó
que esta carta no tenia oti o objeto que disim ular mis
intenciones, pero que el general podía contar enteramente
conmigo.
Di también parte de esta conversación: al Sr., ¡ Gene­
ral Paz.—Algunos dias despues Mr. C arpentier vino á de-
cirm eque había sido llamado abordo de la Corbeta Portu­
guesa por D. Ruperto Carreras, quien le habia pedido tu­
viese paciencia; que no se habia recibido todavía contes­
tación alguna de Buenos Aires, pero que el general Oribe
insistia en tener detalles mas circunstanciados; que el di­
nero no tardaria, que estuviese tranquilo y qué seria avisa d o á tiempo para venir á' entenderse con él por el mis­
mo medio de la Corbeta Portuguesa.
r “ Desde entonces nó he oidóhahlar más sobre el par­
ticular : Mr. C arpentier á quién encontré en la Plaza de
la Matriz me dijo que esperaba cartas dé un instante á otro
pói' el conducto dé una persona que estaba eri relación di­
recta con D. R uperto; pero jamás me la ha nombrado;' ’
“ Debo añadir á !esta relación que M r. Carpentier,
paseándose conmigó en el jardín del establecimiento de es­
té nombre, mé, dijo que conversando'con Mr. Pichón, este
le había dicho que habia ocasión de hacer una gran fortu­
na para el qué nó tép iése .esponer su v i d a - s e nié han he­
cho, dijo, proposiciones en este sentido : ' cómo cónsul rio
he debido aceptarlas, pero a otros pudiera convenirles.—
Mr. C arpentier m é ha dicho' igualmente que en un convite
en ca sa de Bertrand, los SS. Roguin, Tocannier, Dapples
y otro, cuyo,nombre no. recuerdo, habían discutido larga­
mente sobre si bastaría que el coronel fuese ganado, y. si
tendría bastante influencia para arrastrar en pos de si la
Legión.—M r. T ocannier opinó que para desorganizar la
Legión no bastaba el coi-onel, que eranécesa.riotam bien
tra ta r de ganar á M r.Desbróssés y que entonces la disolu­
ción parecia cierta.
. “ M r. Carpentier tenia frecuentes relaciones con Mr.
Pichón, y antes de estos acontecimientos, yo le habia he­
cho muy vivos reproches sobre el particular, en presencia
de muchas personas en casa del farmacéutico Mr. Bannon.
Olvidaba .decir igualmente que M r. Carpentier, en, su «se­
gundo viage, rae anunció que en el campo dei Oribe habia
trein ta mil cabezas de ganado: que el ejército, enemigo no
estaba en ninguna m anera escaso de víveres ; que había
en;él abundancia ¡ de todo, y que muchos italianos é hijos
del país ,habían establecido, fondas y cafés; que había tam­
bién en él panaderías, y q u e e s ta b a n muy equivocados, so­
bre la posición del ejército de O rib e: que ,e ste se:habia
hecho construir una muy linda barraca en el medio, de su
campo, que la tenia muy bien amueblada y nada le faltaba,
y,si íbamos,al ‘C errito era necesario guardarnos de las. mi­
nas y contraminas que se habían establecido en las inme­
diaciones de labatería.— Montevideo, 26 de Agosto de
1843.— Thiebaut.”
Mientras se estaba tejiendo la precedente conspira­
ción por Oribe, algunos de sus partidarios esparcían en la
plaza pasquines que debían concurrir al mismo objeto.
Estos pasquines eran impresos en el Cerrito, y ya se pue­
de deducir como venían ¿ la ciudad, si se recuerda lo que
hemos dicho del servicio en que se empleaban algunos de
los buques de guerra-de los gobiernos que se decían neu­
trales.—Copiaremos en seguida uno de esos papeles publi­
cados en nuestros diarios por orden del Ministro de la
Guerra, con el triple objeto: 1 .° que se vea cual ha sido
siempre la franqueza ael Gobierno, especialmente en lo
que decía relación á las Legiones estrangeras ; 2. ° las
falsedades que esparcía el enemigo, ó las ilusiones que se
formaba respécto á su poder y—sü ningún efecto ; 3. °
la generosidad del Gobierno en proceder contra los que lo
hostilizaban en el interior.—La proclama anónima estába
escrita en mal francés, y decia traducida: \ » ,
“ Franceses! El ejército del Presidente Oribe se com­
pone hoy de doce mil caballos, seis mil hombres de infan­
tería, cuarenta cañones: todos soldados que han hecho su
prueba. No sufráis mas que se os engañe !
“ El invierno que ha dado lugar á los embustes uni­
tarios, y que han sido siempre desmentidos, toca á su fin
próximo: los resultados os descubrirán la verdad toda
entera. ”
Fuera de la natural aplicación que se ha visto tener á
la Policía en los asuntos precedentes, ge expidieron por
ella dos edictos, el unoá principios, el otro á mediados del
mes, declarando uno de ellos cuatro prófugos, y el otro cin­
co, con arreglo á las disposiciones vigentes. Otro edicto
prohibió la venta de plantas y árboles sin permiso del Departamento. Otro sujetó á nueva clasiñcacion los hombres
de color. Otro prohíbe el tener armas de tropa/ ni otro
instrumento de aplicación á objetos de guerra, sin permiso
del mismo Departamento de Policía.
Con arreglo á uno de los precedentes edictos, todos
de fecha 1. ° , procedió el Géfe Político á realizar la cla­
siñcacion que él dispone, y su resultado fué enviar al Sr¿
Ministro do la Guerra 227 hombres, que él ' desiinó unos
á engrosar las filas del ejército, otros á servir en el
Parque. !
R e l a c io n e s
E x t e r io r e s .
El personal del Cuerpo Diplomático se aumentó el 7
con la recepción, con todas las formalidades de estilo, del
Sr. Ministro de S. M. I., Caballero Comendador D. Ju^n
Lins Vieira Cansancjao de Sinimbú. El “ Nacional ” del
29 contiene la terminación que tuvo el asunto del Encar­
gado de Negocios del mismo gobierno, Sr. Regis. En el
Capitulo 18 hemos hecho justicia al primero, hemos ha­
blado de lo segundo: no repetiremos ahora.
El archivo de Relaciones Exteriores del mes de Agos­
to, no dejó de engrosarse como en los anteriores con notas
y respuestas de muy poca importancia con que era fatiga­
do el Ministerio. Sucedía aveces que por una incidencia
ú otra, era detenido durante la noche un individuo; á la
mañana siguiente, á la hora del despacho, venia una nota,
del Cónsul de Francia, del de Portugal, ó del de Cerdeña:
te pedían los informes respectivos al Ministerio de la
Guerra, y por éste á los funcionarios de su dependencia,
ó por el Departamento de Gobierno al Géfe Político; y
despues de una porcion de notas que habían ocupado las ■
oficinas, venia á resultar á menudo, que el individuo dete­
nido había sido puesto en libertad, por el funcionario in­
mediato, i la mañana siguiente de su detención, aun antes
de la hora en que el Cónsul' había elevado su reclamación.
Esto se le decía al Cónsul en respuesta, y el Cónsul con­
testaba disculpándose con informes que había recibido, de
todo el trabajo que habia dado. De esta entidad, mas ó
menos, fueron los negocios que estos tres agentes entabla­
ron este mes.
La recepcipn del Señor Ministro Residente del Bra­
sil, produjo una porcion de notas de regla y de etiqueta,
y á otras dió lugar la conclusión amigable del negocio del
Sr. Regis, de que ya hemos hablado al hacer mención del
suceso fundamental.
El 11 resolvió el Gobierno nombrar un Comisiona­
do privado ad hoc cerca del Gobierno de S. M. B., é
hizo la elección en la persona del Señor Doctor D. Fio-
re n d o Várela, que partió algunos dias despues, E l Doc­
tor Várela, bien recomendable por todos aspectos, era
entre los elegibles uno de los mas idóneos. Proveerlo
de los- documentos é instrucciones necesarias para su mi­
sión, ftié uno de los objetos quo mas contrajeron la aten­
ción del M inisterio. El resultado de la negociación que
entabló, trasladado á E u ro p a, lo compreenderem os al
ocuparnos mas adelante de la conducta del Gobierno
Inglés, con motivo del reconocimiento del Bloqueo en
Septiembre.
C iP IT V L O X X I I .
( A
g o s t o
-—
1 8 4 3 .)
E l Ministerio de la Guerra. — Un decretó' ordena la fo r­
mación de unúuevo regimiento dé caballería al mando del
coronel D. Manuel Saavedra. — Otro, concede pasaportes
gratis á los Españoles que estaban al servicio. — Revista
del. 15. — Operaciones de la JLínea : Boletín 29.
L a guerra en la capital continuó en Agosto lo mismo
que en los meses anteriores. E l Ministerio siempre en su
mismo celoso desempeño : atendiendo á todo, acudiendo
cuanto era posible á la conservación del edificio militar
que e ra su mas especial atención. E ran momentos urgen­
tes : la fortuna empezaba á volvernos la espalda, y era pre­
ciso que é l soldado viese el continente y los actos marca­
dos con el sello de la seguridad, desembolverse en el mis­
mo órdén p ara que su moral no padeciese, y se mantuviese
en su confianza.
U n decreto creó un nuevo Regimiento de Caballería
á las órdenes del coronel D. Manuel Saavedra. E l Minis­
terio se contrajo» d estilar los hombres que debian for­
marlo, á darles oficiales, armamento y equipo,*y á .que' se
perfeccionasen en la instrucción.
E n nuestro pais, y en esta parte de América, se com­
prende bien la prontitud con que se forma un Regimiento
de Caballería, porque se conoce la destreza con que por lo
general casi todos los hombres montan á caballo, y en es­
pecial aquellos de donde comunmente salen los soldados ;
y se sabe que en nuestras continuas guerras, casi no hay
un hombre de campo ó de los de las ciudades y pueblos,
que ó viven en los suburvios ó tienen alguna industria co-
nexa con la ganadería y con ol manejo de animales; que
no haya pasado algún tiempo de su vida sirviendo, cuan­
do menos, en los escuadrones de milicias, donde ha recibi­
do alguna instrucción del manejo de .la» armas y de las ma­
niobras. ' Preparados así, una enséñañza*'rffás esmerada,
mas contracción, los hacen muy pronto buenos soldados.
Esta observación la recomendamos ¿ los de fuera.
Otro decreto concedió pasaporte gratis á los españo­
les europeos, que habiendo tomado servicio en nuestras
filas, quisiesen dejarlas. Se-había notado que, concurren­
te a la conspiración Carpentier y á las maniobras de se­
ducción conocidas que se habian puesto en práctica este
mes, una porcion de españoles, movidos por ellas y por Ja
voz que se hizo circular de que ql Cónsul, (je JEspaña sn el
Janeiro pagaba sus pacajes y Ies daba alimentos, 'dejaban
nuestras filas y se embarcaban furtivamente, incurriendo
así en la pena de los desertores. El Gobierno, pues, que
no quería ser severo con estos hombres engañados, decla­
ró : — que se les daría pasaporte gratis á los que quisieran
salir del pais, bajo el concepto de que no podrían volver a
él los que se negaban á defenderlo; y que su resolución
deberían espresarla brevemente, porque los que intentasen
fugar despues y fuesen tomados, serian castigados ya co­
mo desertores. Algunos, aunque no muchos,: se ampara­
ron de la disposición ; y sabido fué su tardío arrepenti­
miento cuando escribieron del Janeiro á sus amigos, la
falsedad del supuesto con que los. habían engañádo. El
Cónsul Español no hizo por ellos lo que no había ofre­
cido.
S i este rasgo de indiferencia, para desprenderse i de
soldados, mostraba que no careciamos de ellos,- el alarde
que se hizo de la guarnición en la revista que tuvo' lugar el
15, debió servir á amigos y enemigos, para sostener la con­
fianza en los primeros, y enseñar á los segundos cuánto te­
nían que vencer. A los seis meses de haberse presentado
Oribe delante de la plaza, era ¿Joble su guarnición, y
había ganado en mayor proporcion en moral y disci­
plina.
Los Boletines que van en seguida, dan cuenta de las
operaciones de la Línea.
Boletín núm. 29.
“ Desde el anterior Boletin no' ha ocurrido suceso al­
guno notable de armas. E l servicio de nuestra L ínea E x ­
terior, se hace con regularidad y se perfecciona progresi­
vamente. E l enemigo reducido á defender sus puestos
avanzados, solo ha hecho pequeñas tentativas que han ser­
vido p ara conocer, lo que nuestras tropas han avanzado en
disciplina, y el buen espíritu de que-están animadas.
“ L a relación de todos los pasados del campo enemi­
go, confirma los sufrimientos del ejercito invasor- por la
escasez y mala calidad de sus víveres, y por la desmorali­
zación y el desaliento en él, la persuacion de que no pue­
de d ar un paso contra esta plaza, ni sobre el ejército en
campaña.
ib,i :
n M 0 i ■ W fe
¡¡ “ E l general enemigo conociendo la impotencia desús
soldados para competir con nuestros valientes, y querien­
do salir de su aflígente y desesperada situación á toda cos­
ta, bu^ca y arbitra medios con que podernos ofender, aun­
que <sea de la manera mas insignificante, cebando así su ira
impotente en las inocentes familias, de las que ha obligado
á innumerables á abandonar sus casas é hijos, dejando á
estos desgraciados en el desamparo y horfandad.
“ Cada dia que pasa, el ejército de la capital da una
prueba mas de su buena comportacion é inimitable con­
ducta en la justa guerra que sostiene. No nos cansaremos
de repetir, que es merecedora de nuestra gratitud: la su1 bordinacion y valor propio de soldados aguerridos y for­
mado en largos tiempos de continuas fatigas, es hoy en
nuestros jóvenes militares una evidencia, que al menos
perspicaz no se le oculta, y digna de todo elojio.
“ L a valiente■,comportacion del intrépido sargento
Cabrera, del batallón Libertad, ha sido premiada por el
General de las Armas, pues que acometido por diez enemi­
gos de caballería, se defendió- con dos mas de los nuestros
que habian echado pie á tierra y obligado á aquellos co­
bardes á ponerse en fuga vergonzosa." !No menos recomen­
dable es la intrepidéz de. los soldados Montaña y Patiño
de la caballería Sosa, que en desafio particular, mató cada
uno á su contendente. N q hay dia en el que no se presente,
cada vez que hay ocasion para ello, una acción valiente,
digna de recompensa en nuestros soldados, y que nos abs­
tenemos de enumerarlas, por no ser demasiado difusos, li­
mitándonos á referir las antecedentes, como mas notables.
|j p “ Despues de una inacción de muchos dias en que habia permanecido el enemigo, intentó este molestarnos tra­
yendo en dos noches consecutivas algunas piezas de arti­
llería y bastante infantería y caballería. E n cad a una de
ellas á la señal de un cohete volador tirado en la altura del
Cristo, rompió un fuego vivo sobre nuestra línea de escu­
chas, sosteniéndolo por mas de hora y media, y bastando
solamente el cl&iestas y un tiro de la batería nuevamente
denominada w Comodoro ”, para hacerles guardar un si­
lencio sepulcral, y que se retirasen dejando vestijios de los
muertos y heridos que habían llevado en su precipitada
retirada.
“ En la guerra que ha emprendido hacornos por medio
de la prensa, no es menos feliz, que lo que ha sido hasta
aquí en la de las armas. Por repetidas veces nos ha tirado
proclamaciones dirijidas '¿ los franceses, españoles y vas­
cos en sus respectivos idiomas, persuadiéndoles á que nos
abandonen y prometiéndoles grandes recompensas. No
han causado otro efecto en nuestros valientes compañeros,
que acabar de conocer la nulidad e impotencia del invasor,
no sirviéndoles para otra cosa, que para la befa que públi­
camente hacen de ellas en los parajes mas públicos de esta
capital, cada vez que las leen.
“ La deserción del enemigo es numerosa : diariamen­
te se nos presentan pasados, muchos de ellos con sus armas,
que nos confirman!lo que tantas ocasiones hemos dicho
respecto al estado de miseria y nulidad á que ha llegado,
%Los paites que por el orden de sus fechas vamos á
insertar, instruirán al público de todos los sucesos que han
ocurrido desde el 17 del pasado, fecha en que se redactó
nuestro último bdletin, hasta el presente.
“ E l sargento mayor de Extramuros D. M anuel de
Clemente, elevó el parte del capitan de la guerrilla “ Glo­
ria ó Muerte ” que á continuación se transcribe.
“ Guerrilla, Gloria ó muerte.—El capitan comandante
de la expresada, dá parte al mayor géfe d éla s escuchas,
de haber notado en la mañana del dia de la fecha al tíem, po de la descubierta, que en una guerrilla de caballería si­
tuada en el camino de las Tres Cruces junto á la casa lla­
mada de Gallinita, tenia, esta dos paisanos arrodillados á
unos quince pasos á vanguardia, con el objeto, sin duda,
de que nuestros fuegos concluyesen con la existencia de
aquellos infelices, que al parecer, según su traje y porte,
debían ser ingleses ó franceses, y en vista de lo cual me
retiré sin hacer uso de las arm asobservando al mismo
tiempo, que en mi retirada hicieron retirar á los dos. pai*
sanos y se los llevaron en medio de los caballos con mucha
gritería y algazara ; pudiéndose probar este hecho con to­
dos los individuos que componen mi guerrilla. Lo que
pongo en conocimiento de V. para su inteligencia. Línea
Exterior, Julio 24 de 1843. Dios guarde á V. muchos años.
—Samuel Benstead.— Sr. mayor géfe de las Escuchas. ”
- ^ Tercera brigada.—“E l que firma, pone en conocí*
miento de V< E . que en las guerrillas que sostubieron hoy.
los puestos avanzados de la izquierda, perdieron losenem i^
gos dos muertos y algunos heridos ; sin que por nuestra,
parte haya habido novedad , de consideración .—Dios guar­
de á V . É, muchos.años;—Fortificación, Agosto 9 .de 1843,
-^-Santiago Lavandera.— Exmo. Sr. General de las Arma#
I>. José María Pazj ’’ i ■
“ E l géfe de la Línea E xterior.— Al Exmo. Sr, , Gene­
ral de las Armas.— E l enem igo fue, desalojado'hoy de to^
dos sus puestos, desde .Ja. quinta1de Pereira hasta-el mar.:
Nuesira caballería llegó hasta el arroyo deilós P o d io s : se
ha tomado un prisionero del <escuadrón Montoro yd osn e-'
giiOsS buenos para soldados, los cuales remito á V. E. Et
capitan Mora ha tomado dos muías - gocdas.y nueve-caba^
lio en-, regular estado. Esta operacion llamó la atención'del:
enemigo, quien, como á las once deJa mañana ap a reció lo «
trescientos infantes y jeo m o ciento y .cincuenta caballos*
queriendo.forjar los puestos-de la derecha, que defendió
bizarramente el primer, batallón de .la Guardia Nacional;)
quien, reforzado oportunamente por dos compañías del
&<:?:.;de línea y algunos de nuestras escuchas, arrollaron alenemigo que fué-perseguido de nuevo aun mas allá de sus
puestos, haciendo morder la tierra al traidor Montoro, que
perdió su caballo . ensillado, y escapó gravemente herido
con dos bayonetazos, porque algunos soldados de caballea
ría le socorrieron á tiempo., Al enemigo se le ha visto con**
ducir dos muertos y una porcion.de heridos, mientras , que
por nuestra parte.t no hemos tenido mas que dos heridos,
uno de Ja Guardi^Nacipnal. y ¡ e l otro, de la^qompañia d©
cazadores Correñtinos, -rr- Dios guarde.
Bk -m.ueliQ9
añps,—-Línea, Agosto 15 de 184,3.—¡RttmoniCfieeresj;”. »
Escuadrón d©>Tiradores-r'-Canton deíla Izquierda,
Agosto 17. d e 1843. —El géfe que firma pone en conocí^
miento de S. E- el Sr. General de, las Armas, haber env
prendido una guerrilla con la caballería de mi mando en
el Arroyo Seco. El resultado ha. sido llevar el enemigo
tres muertos, y. retirarse com o acostumbra. Por nuestra,
parte, he tenido un sargento, herido levemente en un.bra­
zo, dos caballos muertos,y otr.Q herido. Lo que comunico
á V,¡E. en cumplimiento ¡de mi deber-—-Dioa.guarde á'V.;
E . muchos año?.—Marcelino Sosa.,-—Al Exmo. Se. Gene­
ral dé las Armas, D- José María P az.’’ L jjggjg tiga ^>'¡iífq
‘‘.El géfe de la Línea Exterior.— Exmo^Sfiñor-r-La
empresa^a que fui,destinadO;;en la noche ,^delol9 eyKíIps:
batallones núm. 4.®.-y Libertad, no lia tonido lugar por.uu
TO M O I .
24
incidente imprevisto» cual es el- d e haberse'estraviadó dos
lanchas de transporte con cuatro com pañías: y o me incor­
poré 6 la fuerza del C erro á las once y media, y en e l mo­
mento de llegar al puerto indicado, noté la falta d i esas:
lanchas, inm ediatam ente mandó la falúa en procura de
e lla s; está volvio como á las tres de la mañana sin haber­
las encontrado. E n este estado, y sien d o la hora muy
avanzada, y pareciéndome nada prudente-continuar en
marcha, la suspendí, quedándome en el mismo puerto de
Sayago hasta venir el dial A las seis*de la mañana me dirijí háda la-Pólvora cor*1la columna, adelantándome con el
comandante Rebollo á la fortaleza del Ceí>ro,á hacer una
1ijera observación del terreno. Luego q u é lleg ó la colum­
na á la casa de la Pólvora mandé hacer alto, desprendien­
do una guerrilla de caballería protegida'por infantería, al
frente de dos grupos de caballería eneniiga. que se pre­
sentaban porel naneo izquierdo, en donde s e »cambiaron al­
gunos tiros, sin ningún resultado; Como á la» n u eve y me-'
día mandé replegar las guerrillas, y continué la marcha,eon
dirección hácia el muelle de Chaves : los,enemigos* tuvie-’
ron la audacia de desprender como cin cu en táh om b resd e
caballería, y una remesa do igual número al flanco izquier­
do de la columna, entonces fui y o en persona y desplegué’
una guerrilla del batallón Libertad y una pequeña reserva
del No. 4, que lo fué-bastante á obligarlos á una retirada
vergonzosa de mas de -veinte cuadras, en donde perdieron
según hemos visto, siete hombres en tre muertos y heridos1;1
por nuestra parte no hemos tenido novedad alguna. E n es­
te estado, no encontrando ya objeto ninguno para mi p er­
manencia e n aquel punto, mandé- -replegar todo y efectué
mi embarque en el muelle indicado. S e me olvidaba decir
á V . E. que habiendo resuelto suspender la operación* -por
lo que dejo elpuesto, comuniqué al g éfe de la escuadrilla
para que regresase, dando parte verbal al Sr. Ministro de
la Guerra, como él m e ló habia recomendado, de lo Ocurri­
d o .’E s cuanto tengo que'poner en conocim iento d e V . E.
— D ios guarde á V . E . muchos años.— Línea, Agosto 20
de 1848.'—Faustino Velazco.— Exmo. Sr. .General de las
Armas, Brigadier D. José M añ a P az. ” - v
“ El coronel géfe d e la Línea Exterior.— AI Exmo. Sr.
General de las Armas, B rigadier1General D . J o sé María
Paz.— Exmo. S eñ or: después •que fueron Ocupados los
puntos que tenia el enem igo en el centro por nuestros v a ­
lientes, en cumplimiento de su superior órden, recibí la de
replegarme á ocupar los d e nuestras guardias avanzadas, lo
que efectué colocándolas e n el órden de costumbre, sin que
hubiéramos sufrido: ninguna pérdida. poi^nuéstra-parte é
mas, tan luego-como -sintió el enemigo que los cuerpos de
reserva se habían replegado á la Fortificación, intentó uní
ataque sobre nuestras guardias ;por el centró yderech a,
colocando hasta una;pieza de artillería quedisparó algunos
tiros, sin que nos causára el menor daño. .Desalojados los
enemigos .de las posiciones que tomaron, poriel .centro, .por,
una compañía del batallón Union y otra d el No. 3 de Lfc
nea, dirijieron su ataque sobre la derecha á la guardia que;
tenia situada el 3 ° de Guardias Nacionales. En el centro
dispuse1marchase el mayor Sil va:en;;observación iclel énemigOj y di órden fuesen dos compañías.’del,N o. 3 de Línea
y- una de la Union* en protección de Ja Guardia Nacional,lo que efectuaron conteniendo^ á los viles-invasore.s,} que en
número eom ó de: trescientos' ,infantes y sien caballos, hj/
cieron-su ataque^ Al observar el enemigó las protecciones,
que V ,.E „ mandó en apoyo de, lo.S;cuerpos que ^eub^iaa- la
línear, volvieron la espalda; abandonando [sus posiciones"^
sufriendo, una gran pérdida,ateniendo . poiLnuestra parte la,
de un soldado muerto y quince heridos. E n esta pequen*
jornada, los» (batallones- que cubrían.: las avanzadas, ¿eoiiip
puestas del N o. 3 de Línea; Union, 3-? de Guardias<Náti.o>
nales > la guerrilla que manda el m ayor‘Ciernen te, queifüé
en protección, se han conducido con la b r a v e a que acos­
tumbran. D ios guarde á V; E¿ muchos años. L&neay
A gosto'20 de 1843.— José Benigno Cañedo. ”
f?yórsA
“ Cuarta Brigada.-*EI infrascripto participa á V¿:E.,
que en la descubierta practicada hoy por las fuerzas d e «al­
te costado,: habiéndose puesto el que suscribe á la cabeza
de los batallones números 1 ? y 6 o d e Línea, se , dirijió
hasta el punto que se sitúan nuestra» guardias, avanzadas.
Desde-esta altura destacó en distintas direcciones por dondé.-lo»enemigos venian, alguna»compañías de: guerrillas,y-á poco rato rompieron ófetas un fuego bien sostenido so­
bre aquellos que marchaban ya á sti encuentro. Después
de algún tiempo que se disputó al enemigo el terreno,, eon
suceso vário,-se ordenó la retirada que se ejecutó á nuestralínea de reserva. E n este intérvalo la artillería, coiypups»
ta d e dos piezas de 12 y una dé á 18, hizo algunos dispa^ossobre la Figurita ; pero se ignora e l efecto que han [¡causar;
do. De este empeño han resultado seis, hombres/j herido»
del batallón-No. 6, dos de .ellos gravemente. ^Pios'guárde
a V . E. muchos años.- Línea, Agosto 20,. de ,r843.rrrSan-r
tiago Lavandera — Al Exmo. Sr.- General de Armas, Bri-t
gadier D. José María Paz.
, •
.,-,j
it ■
. “ Comandancia de la Fortaleza.del Cerpo/Julio. 2.4-
de 1843.—Nuestra guerrilla hoy se ha avanzado hasta ocu­
par las primeras guardias del enemigo ; pues esto no ha
hecho mas <jue retirarse á la presencia de nuestros infan­
tes. H a sido preciso fingir dos retiradas para lograr hacer
algunos tiros y herir a cuatro ó mas de los invasores, proporcionando también ocasion para algunos tiros de núes»
tra artillería. Por nuestra parte no hemos tenido la menor
novedad.—Dios guarde á Vv-E. muchos años.— Tomas de
Rebollo.—Exmo¿ Sr. Brigadier de Armas D . José Maria
Paz. ”
5 •—
'
.,- v v
,
í “ Linea E xterior de la izquierda, Julio 31 de 1843.—
L09 puestos avanzados del enemigo, reforzados hoy como
nunca* hostilizaban á los nuestros ; y sin embargó de su su­
perioridad numérica fueron rechazados en todas direccio­
nes con la pérdida de cinco hombres muertos y un herido,
que se vieron á la simple vista, sin qúe por nuestra parte
haya habido Otra desgracia, que un hombre herido. El
batallón Libertad daba el servicio : y sus puestos avanza­
dos se han conducido muy bien en este día, así como la
fuérüa de caballería á mis órdenes y un piquete italiano
qUe concurrió en el momento oportuno— Dios guarde á
V. E. muchos añós.—Marcelino Sosa.— Exmo. Sr. gene­
ral D. José Maria Paz.
“ Escuadrilla Nacional. — Sr. G e n e r a l.H a b ie n d o
mandado la cañonera ** Suarez ” con la Brigada de Mar al
Arroyo Seco, con el objeto de sacar leña del saladero in­
mediato a-la playa, di orden al sargento mayor D. Pedro
Rodríguez, encargado de la dicha brigada, de no pasar de
aquel punto, pero él avanzó y fué cargado por una fuerza
de infanteria enemiga, teniendo por resultado , que ha si->
do herido dicho mayor y dos soldados. E nvista de esto
marché en un bote á aquél punto y me obligó la necesidad
de bajar á tierra y hacerlos retirar. E l enemigo ha tenido
dos muertos y algunos heridos. Todo lo que pongo en co­
nocimiento dé V. E .—Dios guarde á,V. E. muchos años.—
Rada de Montevideo, Agosto 5 de 1848.—Jorge Cardasi.'
—Nota. Recomiendo á V . E. la conducta digna de elojio
del mayor Rodríguez, sus oficiales y soldados, que han te­
nido en su encuentro cóh el enemigo.—.Cardasi.—-Exmo.
Sr. General de las Armas de la capital y su departamento
D. José Maria Páz.¿’ ¿ ■'■■■■
Eseuádron dé ■Tiradores, Escolta del Gobierno. Cantón de la izquierda, Agosto 5 de 1843.—-El géfe que
firma pofté en conocimiento del Sr. coronel Velazco, que
anoche á las siete y media se aproximó un batallón de vas­
cos enemigos a la cása d é Gutiérrez/'y ocupado este punto
por treinta hombres desmontadossde. mi.escuadrón, han
sostenido el fuego, obligando al enem.igo á huir cobarde­
mente. Se calcula habrá tenido alguna pérdida por su re­
tirada. en desorden. .Ppr. nuestra parte, ha habido un sol­
dado muerto por una bala perdida dé los enemigos en su
retirada.—Dios guarde á V. S. muchos años.;—Marcelino
Sosa.— Al Sr. coronel D. Faustino Vel¡azco¿”
“ Escuadrón de Tiradores.—Cantón de la Izquierda,
Agosto 0 de 1843.— Pongo en conocimiento de V. E.-que
anoche cón>o a.las ocho de ella se aproximó una fuerza
considerable enemiga de infanteria, á cuyos fuegos le con­
testaron nuestros escuchas, bastando el de estas solos,.para
obligarlos á una retirada precipitada. En la descubierta
de hoy se han encontrado rastros de haber llevado algunos
cuerpos los enemigos, y una bala de á . 12 con unos estopi­
nes V como igualmente haber visto el rastro por la Capilla
de D. Servando de la pieza que condueian, y la han tenido
en ja plazoleta de Gutiérrez, retirándola por el camino de
Santiaguillo sin haber operado con ella. Pornuestra. parte no
ha habido la menor novedad. Dios guarde á V . S. muchos
años.—Marcelino Sosa.-—Al Sr. Coronel D. Faustino Vólajeeo. ”ní) , '
,¡v. .
'
' ' “ El Géfe de la Linea Exterior.—Tengo el3ho»^i; fde
poner en conocimiento dé V. E. que anoche, como; a las
diez, los enemigos hicieron un amago de ataque por la calle
de la dgirecha¿ rompiendo un fuego vivo con su infantería
y algunos tiros de cañón ; pero la serenidad y el valor de
25 escuchas que se hallaron colocados al|i, ha sido bastante
para, contenerlos y- obI¡garlos á una retirada .vergonzosa
por e l cpntro y-la izquierda también se han asomado' algu­
nas fuerzas, pero, sin intentar á forzar ninguno de -nues­
tros puestos., Hemos tenido la felicidad de que por nues­
tra parte no hubiera pérdida alguna, á pesar del fuego, tan
activo que se hacía. E n la descubierta de esta mañana,
por una emboscada enemiga, hemos tenido la' pérdida de
un soldado y un herido de la guerrilla del capitan Samuel,
y un oficial contuso. Todo lo que pongo en conocimiento
de Y. E. Dios guarde á V. E. muchos años. Línea Agos­
to ? de 1843.—Faustino Velazco.—Exmo. Sr. General de
la sArmas, Brigadier D. José Maria Paz. ”
“ E l Coronel graduado Géfe. de la Línea Exterior.—
Al Exmo. Sr. General..de las Armas de la Capital y su De­
partamento, Brigadier Geheral-D. José Maria Paz.—Ten­
go el honor de poner en el superior conocimiento de V. E.
que despues de haber hecho la descubierta en el órden de
costumbre hasta los parajes donde generalmente se sitúan
nuestras guardias avanzadas, el enem igo no perdiendo las
ocasiones que le proporcionaba ol terreno escabroso para
«star incomodando nuestras tropas a cada paso con sus
fuegos, los que‘m uy pocas veces eran contestados por nues­
tros bravos', hasta que tinos ti ros dé cañón disparados con
acierto por la L egión Francesa, fueron suficientes para ha­
cerlos desaparecer de las posiciones que habían tomado :
en este estado lé hice présente al S r. Coronel G éfe de la
L egión Francesa podia hacer retirar la artillería y el bata­
llón de la Legión que habia ido de servicio, lo que se efec­
tuó á las diez de la mañana, quedando los cucrpos destina­
dos del cuidado de la Linea. P ocos m om entos después
de haberse retirado él batallón francés y artillería, volvie­
ron á incómobar nuestra linea, ya situando sus guerrillas
por las inm ediaciones de la casa de S ierra,'com o por la
«derecha la que suele situarse en el m irador de Pereira, ha­
ciendo las amenazas de sus ataques por toque de cornetas,
siendo rechazados cada momento que lo intentaban, hasta
que como á las cuatro dé la tarde sé emprendió una fuerte
guerrilla por la derecha, con otra que se desprendió de la
guardia del piquete de Corréntinos pasados; que estaba si:
tuada en el horno dé Portugal, obligando á la enemiga á
guarecerse de una casa que está en las inm édiaéiohes del
mirador de Pereira, la que habia estado toda entronerada,
y desde allí dirijía sus fuegos, con cuyo m otivo, y tratando
dé hacerlos desalojar de esta posicion, ordené al Sargento
mayor D. Mariano Echanagusia desprendiese una guerri­
lla porlos fondos de la quinta dé Da. Catalina, y la otra por
el cerco'opuesto del horno, para atacar á un tiem po, lo que
se ejecutó cumplidamente, resultando quedar muerto el
oficial enem igo que la mandaba, tomándosele la gorra, sa­
ble y caballo ensillado, y abandonar sus posiciones llevan­
d o el cadaver del oficial.— Dios guarde á V . E . _ muchos
año9. Línea, Agosto 9 de 1843. '— José Benigno Cap e d o .------ Línea de Fartificacíon, A gosto 2 5 de 1843.—
Rúbrica de S. E.— D erqui.”
C A P I T UJL© X X I Ï I .
; í, A gosto — 1843.,)
Revolución de Corrientes. — Restañen de los tratados eñ
que está consignada su independencia. — N o hizo mas
que reviiidicar sus derechos.— D . Joaquin M adariaga.
-— Sus antecedentes. —- Detalles sobré el pronunciamien­
to de'Corrientes.
H
visto manifestarse tanta ignorancia respecto á la
Lejislacion orgánica de la República Arjentinp y de los hechos
fundamentales que sirven de base, así en loa diarios euro­
peos, como en los discursos de algunos miembros de las
Cámaras, y hasta en las conversaciones de agentes y fun­
cionarios extranjeros en estos países ; que al tener que ha­
blar de la revolución de Corrientes, como suceso concur­
rente y de influjo en la materia principal de estos apuntes,
nos creemos obligados á dar un resumen de esos antece­
dentes, para que el hecho glorioso de la, Provincia de Cor­
rientes, que vamos á relatar, no se mire á lo lejoscom ouna
sublevación, como un ultraje á algunos derechos, sino que
se vea como es — “ una revindicacion de los derecho* pro­
pios, sostenida con constancia en uná guerra de seis años,
mantenida con heroísmo al través de los infortunios. ”
La primera década, despues de la revolución de la
República Argentina, se pasó en e l1estrépito de la guerra :
asegurar su independencia era el primer objeto. La ad­
ministración fué por consiguiente análoga á‘esta necesi­
dad. Era una, y. al finalizar el período de que hablamos,
la componía un,poder ejecutivo y un'cuerpo deliberante.•
era una organización esencialmente militar.
1
¡Por entonces la guerra se había alejado, y la adiuinise m o s
(ración pareció demasiado pesada para una situación que
no era la misma. £1 cuerpo deliberante ensayó dar una
Constitución, pero eso no bastó á calmar los ánim os, y al
principio de| año de 1820,, toda la administración vino á
tierra.
Cada Provincia de la República Argentina se organizó
interiormente en estado independiente: así fue considerada
y reconocida por las d em á s: asi convinieron todas en re­
legar á otro tiempo la organización del C entro Nacional
que debía dar la forma general. - E l Gobierno de Buenos
Aires quedó, por su posicion, simplemente' sosteniendo la
correspondencia con los Gobiernos extranjeros, según ocur­
r ía : nunca pretendióm as,,nunca hizo mas, nunca se con­
r. v r ¡
sideró autorizado, para.mas....... ¿
, . ^ Tratóse por 1825 dé formar .un, . C on greso, Géneral.
Las provincias independientes . negociaron sobré esto ’: ’ so
cambiaron agentes de unas á otras : acordaron, eomo E s­
tados independientes, el número de Diputados con que áebia concurrir cada una : donde había de reunirse el-. Con­
greso ; y todos los demas preliminares. P or las leyes in-i
leriores que se dió cada una para esta reunión, algunas P ro­
vincias salvaron espresamente todavía la soberanía é inde­
pendencia de que gozaban todas.
?• E n todo esto Buenos Aires ,no obtu vo j ninguna -p refe­
rencia : no fué mas que simplemente el lugar donde sé
reunió el Congreso.
Este cuerpo, cuando lo creyó oportuno,' dió un Go­
bierno gen eral; d ió una Constitución. N o mas feliz .que
su predecesor, la Constitución no fué aceptada ; el Gobier­
no general resignó el p u esto: e l Congreso mismo acordó
SU disolución.
...,
... ;
. ..j-.c
3 ivír3:«'i.
Las Provincias que, dunante el período que precede,
no se habían sujetado muchas de ellas á las resoluciones
de ese. cuerpo, en uso de las reservas que ,se habían hecho,
quedaron todas d e nuevo en la misma independencia ¡que
antes.--dí>o:io.i> <-óU
• .;/EJ .Gobiernode Buenos ¡Aí-res, no -tuv©'- d e .¡nuevo otra
misión, que. la de entretener las relaciones exteriores. E s­
ta misión le. fu é conferida por cada Estado, óiProvincia,
por resolución e sp ecia ld e ella, en fuerza de la plena inde­
pendencia que había reasumido*
A sí estaban las Provincias tíuando em pezó la crisis,de
1829, así las dejó ella. L a administración que entró á re­
gir en Buenos Aires, de que era el álma el Sr. Rosas, y la de
él mismo que siguió, sólo obtuvieron autorización para en ­
tretener las relaciones exteriores, y reconocieron esa inde­
pendencia p o H és tratados especiales que formaron, prime­
ro las cuatro Provincias litorales* de-Buenos A ires; SantaPe, Corrien'tfes y Entre-Rios. Estos tratados püfedén ver­
se e n hrcólecciort pUblicada por D’Angelis, bajo los auspi­
cio s dc‘Rosas. -E n -esos tratados nada d e : supremacía,¡ ni
d e P rovincial ni dC G obierno: la igualdad de la indepen­
dencias (a) ’ ' 1 ’■
• (ay ¡¿En Febrero de 1820 ya se registró un convenio en­
tre algunas de las Provincias Argentinas independíenles,
e l que ¡N evad título de—$ Convención- lvecha y concluida
entré los^ Gobernadores de las Provincias de S an ta-F é,‘de
la de Entre-R ios y >de;ía de Buenos Aires,' el dia 23-de Fe­
brero 'déi82.0j con eV fin »de poner término -á la guerra
suscitadaientre diohasProvincias,; de próveer á la’seguridad
ulterior de ellas,-y‘de concentrar sus fuerzas y recursos en
uni 'GobiierAo ^Federal.”—Esta convención oestá ratificada
por-'lá Cánrara'de: Representantes de-Buenos Aires, firman­
do la. ratificación todos sus miembros. ' ; ' ‘ .
Hubo otro tratado que se llamó í- solemne, definitivo
y.p erp étu od e Paz entre Santa-Fé y Buenos Aires, firma­
do y ratificado én-24 y 27 de'Novíenrbre del mismoaño.
•iuj En¿ 1827, administración del Sr¿- Dorrego como Go­
bernador de Buenos Aires, se celebraron tratados especiales co n cada una_de las Provincias, de Córdoba,.de SantaFé, de Entre-Rios y de Corrientes. E l artículo 1 ° del
tratado con Corrientes dice textu alm en te:— “ Los E xce­
lentísimos Gobiernos de las Provincias d e Buenos Aires y
Corrientes, en fuerza; dé la igualdad de déreóhús y prerogativas que gozan, forman desde luego el mas solémne
pacto, de-sostenerse mutua y recíprocamente, de protejer
las actuales instituciones de aquellas; &c.
El artículo12 ?
consigna otros actos de independencia' de la Provincia de
Córrierites.' E n el 3 R -hace la misma Provincia una simple
delegación al Gobierno de Buenos Aires “ para qukpresida
los negocias de la guerra y paz (estaba la República Argen­
tina-«« guerra con el Brasil) y entretenga las relaciones ex­
teriores: ” ¿El articulo 7 ° ofrece un contingente de 100
marineros para la escuadra, y el 8 ° previene “ que los bu­
ques del .tráfico de la Provincia de Corrientes queden librés de toda - exacción de los marineros naturales d éla
misma, que servían matriculados á su bordó. ” Y finalmente/e l ’tbdo de los artículos de este tratado muestra la inde­
pendencia dé Corrientes.
>orix>f>iv "-i ; ‘.
E n 1829 se hicieron nuevos tratados con la Província
A si duraron las cosas hasta el año de 1838, que ocur*
rió la cuestión francesa: cuestión local de Buenos A ires, á
la q u e la mala conducta y poca habilidad de Rosas dio un
carácter nack'nal. E l Gobierno de Santa-Fé y el de Cor­
rientes no quisieron prestarse á las miras de éste.: Provin­
cias independientes, usaron de su derecho. E ste ejercicio
le costó al Gobernador de Santa-Fé, D. D om ingo Cúllen,
ser arrojado de su gobierno por fuerza armada de Rosas;
ser aprehendido despues por éste, por una perfidia,, y ser
fusilado en fin en la Provincia de Buenos A ires, sin furma
ni figura de proceso ni de juicio.
El ejercicio del mismo derecho, le costó á Corrientes
ser invadida, enlutada y saqueada por las fuerzas de Rosas,
que puso allí con sus soldados una administración. Cuatro
veces se ha alzado Corrientes animosa, y,ha reivindicado
sus derechos estableciendo y sosteniendo un gobierno pro­
pio, en uso de esos derechos mismos. D os veces ha podido
Rosas, á costa desangre y do la fortuna d e las batallas,
derrocar esosgobiornos. Del tercero, que acabado levan­
tar el Sr. Madarioga, es del que van á dar cuenta los docu­
mentos que seguirán. ■
Entre tanto, este resumen servirá de ilustración,: para
los que crean que la regla de respetar los Gobiernos de
hecho, se debe llevar á una manía tal de abnegación ide jui-
de S anta-F é; el artículo 1 ° d ic e — “ L os Gobiernos de
Santa-Fé y Buenos Aires, renuevan y declaran en su vigor
y fuerza el artículo 1 ° del tratado de 25 de Enero de 1822,
celebrado entre ambas Provincias y las de Entre-R ios y
Corrientes, en la parte que^estipulauna paz firme, amistad
y unión estrecha y perm anente/entre las precitadas Pro­
vincias de Buenos Aires y Santa-Fé, reconociéndose recí­
procamente su libertad, independencia, representación y d c rechos. ”— E n el mismo año se hizo un tratado semejante
entre los Gobiernos de Buenos Aires y Córdoba.
E l mismo Rosas, Gobernador de Buenos A ires, en
1830 hizo un tratado con el Gobierno de Corrientes en 23
de Marzo, en que se reconoce y sanciona la respectiva indepencia política de las dos Provincias.
Por otro tratado de 1831 está de nuevo reconocida por R o­
sas esa independencia política. Ninguna convención, ningún
acuerdo, nada ha habido nuevo de esta especie desde 'en­
tonces: — he alji los derechos que ultraja el D ictador, de
Buenos Aires.
r» h : -, rrí m -Q:. ■ rtf?
ci®v que esponga á que undia se tome al comandante de
una guardia por el Gobierno del país en que.está, por no
averiguar los antecedentes, que son á l a ;vez un hecho tam­
bién, y él hecho quo generalmente Caracteriza los que; le
siguen.
Deshecho el ejército Correntino en la batalla del Ar­
royo Grande,1una division del de Rosas marchó hasta la
Gapital de Corrientes. L a ninguna resistencia que.encon­
tró ya, no fué salvaguardia suficiente : todo;el territorio fué
entregado al saqueo, y degollados por todas partes los ha­
bitantes. Así se estableció la administración de un Ca­
bral,' que se hizo elejir por esos medios, y con el nombre
de gobernador de una Provincia independiente, quedó en
realidad el esclavo de Rosas, mandando por él. Pero una
potaion grande de la poblacion, y la mayor parte de sus
hombres notables, habian emigrado asilándose en la Re­
pública d el Paraguay y en el territorio brasilero. S e ha­
bía acoiido á este-último el coronel D. Joaquin Madaria­
ga; de familia distinguida de Corrientes y de Bueno's Aires
donde se hpbía educado, y que propietario, rico se había
convertido en soldado para defender los derechos de su
patria, distinguiéndose por su anhelo y concurrencia en la
form&cion del ejército que levantó el General Paz, en la
campaña de éste, y en su espléndida victoria de Caaguazú;
Madariaga, con el mes de Abril empezó las operacio­
nes, que se detallan én la carta que se verá mas adelante,
para expulsar á los invasores. La noticia de ellas fué lle­
gando sucesivamente por diversos conductos, más las co­
municaciones oficiales no se recibieron hasta mediados de
Agosto. La razón del atraso lo espresa una de ellas: en­
tonces la revolución había logrado su objeto,’ se habia con­
solidado, y entraba, como suceso concurrente y de impor­
tantes consecuencias, en los sucesos-de que estamos dando
cuenta.
‘i “ E l General en Géfe de los Ejércitos de la República.
— Cuartel general en el Arroyo de la Virgen, Agosto J9
de 1843. — Al Sr. Ministro de la Guerra.
“ M e e s satisfactorio incluir á V . E ., para conoci­
miento del Gobierno, la comunicación particular d el géfe
de>la división libertadora de la Provincia de Corrientes-.
Ella há llegado hoy á las 6 de la mañana; con un atraso^nas
que notable:
“ Las cartas á que ella se refiere fueron interceptadas
por el traidor Francia, quien mandó degollar u sus conduc­
tores : sin embargo, las últimas noticias que tengo d e Cor­
rientes, recibidas'por conductos particulares» que . alcanzan
hasta el 2 7 .de Julio último, ofrecen grandes ventajas á ,1a
causa de la libertad.
E l géfe M adariaga está acampado, con mas de 2,000
hombres en el Pago-Largo, y esperaba una división y ca­
balladas para invadir el interior del Entre^Rios e n todo es­
te mes.—D ios guarde á V . E . muchos años, &c.r—Fructuo­
so Rivera. ”
. .• i
: i■
“ Exmo. Sr. D. Fructuoso Rivera.T—Corrientes,'M ayo
24 de 1843. ’
“ Mi respetable S e ñ o r : —* Mis dos cartas anteriores
habrán impuesto á V .E . de mi. espedicion sobre esta Pro­
vincia, para arrojar de ella á nuestros fero ces..enemigos,
que degollaban á sus habitantes con la mas bárbara •atroci­
dad ; los resultados correspondieron a nuestros deseos. $ $
■
“ -Con ciento y ocho nombres me lancé al U ruguay .el
1 ° del pasado : logré pasar, sin ser sentido* por en níédib
de 1,000 hombres que guardaban la costa de este rio, é
internado en los montes de Abalos, se me incorporó é l cor
mandante ¿D. N icanor Cáceres, que con 150 decididos pa­
triotas allí me aguardaba. D irijí mis marchas sobre Goy a : este departamento se pronunció en masa en nuestro
favor : allí incorporé á los sargentos: m ayores ;Rieárde y
Acosta,-con mas de 400 hombres.,
l “ Sabedor el ex-gobernador, degollador Pedro C a­
bial. que me d irijíaá echarlo de la /capital; fugó al instante,
robándose el tesoro de la Provincia, y . algunos útiles, de
guerra que me interesaba tomar.
• '
“ Los enémigos reunieron todas sus fuerzas : el terror
que habían infundído á Ios-habitantes d e ésta, los hizo as­
cender á tres m il y mas hombres, inclusos en ellos 800 entre-rianos. Dos batallas pusieron térm ino á la guerra,, se^
gun verá V . E. por los boletines impresos que adjunto.
Tal ha sido la fortuna que hemos tenido, que solo 12 hom­
bres hemos p e r d i d o e n l a última batalla un soló ¡ herido
no ha habido.. Ellos perdieron 600! hombres largos, muer­
tos y ahogados. . ; i
. -• ■■■
sj - ív* E stoy reuniendo el ejército en V illa n u ev a : en 15
dias mas constará de 3,500 hombres d eja s tres, armas; bien
equipados, montados y entusiasmados.' A briré Ja campa­
ña sobre E n tre-R ios;ien tretan to, comopignoro totalm ente
las operaciones de V. E ., sírvase darme su parecer para
obrar donde mejor, convenga; dM áge .v : .fo
v
r, “ M ucho ffos importa poner en contacto nuestras fuer­
zas. L a barrera del rio Uruguay me será nada para ha­
cer movimientos que interesen á la causa general, con? tal
que ellós importen el exterminio de los invasores dé esa
República. >
“ La Provincia de Corrientes respetará sus, pactos
con iése E s t a d o n o carecemos de miévoá'arreglos; para
continuar '¡la guerra contra los tiranos Rosas -y. Oribe;:
obraré según •¥; E. pida, ó las circunstancias me lo per*
mitán. 1 1 i-: ‘¡.¡i ,on fí ;•
•U' “ Pocos son los traidores correntinos que han seguido
a lo s degolladores V Galan, Ráfnirez,: Virasoro,,. y B ord a:
los que se han fugado con Cabral es gente pulpera, que
aquí nos serviría hoy para males.
;:r* ¡“ Actualmente se halla esta Provincia sin gobernador:
se nombrará muy .p ron to uno; provisorio :que la mande.
V» E. sabi a quien lo -seaí” -! ; m - i
■■■.“ D esea á-V.;E. buena salud, & c. & c.—Joaq h in M adariaga.'” : l r' i ' •
fartt
!
“ í5r. D . José Rivera IndartC. y
Corrientes, M ayo 25 de 1843.
•
.<! u M i compatriota y amigo:— Voy á describir á Vd. la
Caida del poder bárbaro de Rosas en' esta provincia funda­
do en lá éntrega que- hiéieron de ella1á; sus-enemigos, los
g éfes que .nos 'gobernaban. Corriente^ fúé iom étida á lá
cuchilla de s u b asesinos, ésperimentó' arrocesdegollaciones,
no olvidó sus derechos; jamas desistió dé su-cáusa-. :
“ Los principios de humanidad;' respeto n -las pe'rs'ón'ás é intereses que predicó Urquizá’fen su estada aca, sedugeroii la vasta emigración queícorria- despavorida á réfújiarse donde pudiera temblando dél ;mónstruéf;que otra vez
habíá hecho enlutar á muchas -familias 1no faltaron ajen1-;
tes qué desmintieran la inhumanidad de’Costumbre en éste
caribe deseaban tranquilidad, ‘creyeron’las satisfactorias
ofertas que lés hicieron. Muchos ‘hombres' y fatnilra’s -rd’es4
graciadas quesejvolvieron'dé los estadbfe del Brasil y P a ­
raguay fueron degolladas1victoreando’.' á Rosas,'- Oribe-y
Uzquiza;
■;
•' “¡Reducida lá emigración en1el Brasil -ápocoíiúmero;
eramos Sabedor es d é l o s inauditoshechosque aqui'se:eje-i
eittabam Con serenidad' era' impüáiblte' saberlo^cía-iiVuy
justo esforzamos en favor de la revolución, i o era salvar á
nuestros compatriotas de las pesadas cadenas que ele di a
en' día se les aumentaban;
í* D osientos-y setenta hombres compusieron, la división
que se preparó para invadir esta provincia. Su comandante
en géfe era el teniente coronel D. Joaquín Madariaga: pron­
tos á pasar el Rio Uruguay, solo1 108 hombres lo ¡verifica­
ron el 1. ° del pasado en la barra del arroyo Tapitacoy/jurando perecer ó libertar su pais,;nmil y níash om b resd e
los rocines guardaban la costa del rio, fueron burlados?!
los libertadores se internaron á esta provin cia.» La cons­
tancia del teniente'coronel D .N ic a n o r Gáceres, en aguan­
tarse en los-¡m ontes;; sus maniobras contra ./el enemigo,
avisos á hombres que nos importaba, reuniones de hom+bres y-caballos hizo que los asesinos- desatinaran en sus
operaciones; y nos dieran el suficiente tiem po para hacer
saber á algunos amigos que pisaba éste territorio unaíeoí
lumna libertadora •, la habilidad del cápifan comandante
D. Juan Gregorio Acuña, teniente coronel Ricarde y sar­
gento mayor D. Manuel A ntonio A costa es muy recom en­
dable. E n ocho días se armaron y dispusieron mil cien
hombres voluntarios que corrieron á incorporarse á los
libertadores llenos del mayor entusiasmo,!’y .deseosos de
vengar la sangre derramada de sus deudos, amigos y fam i­
lias que los degolladores estaban haciendo correr: marchan
del pueblo de Goya para la capital, aparece con 80 hom ­
bres el traidor José V irasoroen persecución del m ayor D.
N . Serrano que con una fuerte partida corría los m ontes
d e Sta* Lucia: sorprende á V irasoroen la com andancia de
San Roque, le perdona sus crím enes, se plega á nuestra
c a u s a ¡ s e dirigen á la ca p ita l, deponen del gobierno al
torpe Pedro Cabral.; este y su pequeño círculo de pillos
fuga, robándose el tesoro público y cuanto pudieron.
•\ Aparece con 50 J hombres el teniente coronel D.
Bernabé Esquibel en el departamento de Caacatí en favor
de los lib e r ta d o r e s e n la capital se vuelven traidores al­
gunos .«ríminale« que no m erecen perdón : el mismo V ir usoro pretende desquiciarlo todo ; mucho mal nos hizo. E l
comandante.en géfe- con mil hombres fuerza sus.marchas
para ev ita rlo s desórdenes en la referida Capital; se aproxi­
ma-á ella, todo se allana,; fug.in los pórfidos ; V irasoro ¡se¡ le
incorpora. Los enem igos en tanto con su acostumbrado:
terror hacen fuertes reuniones en la campaña, degüellan al
que no, los sigue, igual cosa .hacen con la fam ilia del qué se
les deserta • reciben auxilio de gente de EntrerR ios,:as-,
cienden surfuérzas'á tres mil y mas, hombres, marchan á
buscar los libertadores'. Puestos los ejércitos ert la altura
dé"San Lorenzo el gefe de lds libertadores no puede reu­
nir sus tropas; José- Virasoro pásase á‘ los enemigos. les
revelá él éstádó disgustoso é incierto 'en que 'se -hallaban
los Soldados de Madariaga;'' Sabe Galart géfe de este ejér­
cito Rosin1, qué én Bella-Vista y Goya hay reuniones de
los libres.’ ’ Marida á un GongOía y al traidor Borda para
que deshagan! y degiiél len •á; toda persona:qué no- les sea
adicta f 1el último ‘lleva un esemdron de 150 hombres, qué
lO cOmfiOnian los géfes, 'oficiales y sus ordenanzas d élos
traidores correntinos que habíanfsido1presentados á’ Urquiíá, y esté !oS,!mandó desde1ese Estado- para ápa’g ar la
revolución acáV con órden dé 1degollar:‘sin c<jns;i'de-racion
alguHrt: lleva:n una -división' de;,4)00 hombres. ,,!¡ ; ■
<<E l Cómandánteen ¡géfe ta c e ’‘embarcar^ con un ayu­
dante -y ordenanzas al1teniente -coronel 1>. Juan Madaria­
g a ; desembarca1-én Bella-Vista reúne y deja allí corno
citen hombrés’f 'Sigile al puéblo de Goya, se recibe de 400
hom bíes dé caballería y 20 de infantería, los arregla* Sé
pioné*en marcha:; y á las 48 horas alcanza á Gongora que
acababa de entrar á Bella-Vista con él desorden dé costum ­
bre ;■ á la vista’de este pueblo hay una batálla' reñida, y es
completamente vencedora nuestra división; con soldados
que en dos leguas antes de llegar al combatey á gran trote y
galope se les enseñó las principales evoluciones. D Júan
Madariaga muestra esta vez gran-pericia’mi litar-, excesivo
v a lo r; sus soldados llenos de cólera' y entusiasmo, al ver á
toda la guarnición d e este dicho pueblo prisionera.,y al
saber que' las familias- iban á ser asesinadas, pclcan cifal
pocas veces con un valor excesivo pero generoso ; en-el
combate han muerto muchos15enemigos1, muchos; prisione­
ros sé toman, yáurt á¡aquel los corre n ti nos traidores, entre
estos un géfe y diez oficiales, -les-perdona' Madariaga su
crimen,- íós pene en libertad; les hacé1conocer, sudelito, les
da dinero; y no 'permite- perseguir la derrota por’évitar la
mucha mas sangre q u eivá á derramar de sus'pii isanos. El
patriota ■pueblo1 de Bella;Vista alzó banderas de la*patria
durante ■éln cómbate- • aun sin considerar cuah seria su
desgraciada‘ suérte si los- enemigos triunfasen : él estará
Satisfecho de la fictoria, E sta batalla tuvo lugar el 29 de
Abr>l pásad'o. -Los principales géfes y oficiales que figura­
ron‘tenesf'a gloriosa jornada verá Vd. en lista separada que
adjunto.' Auméntase'esta división' vencedora al mando del
S r. comandante D. Juan Madánaga, á ; setecientos hom ­
bres, ella no-puede incorporarse á la que mándabaielGéfe
Libertador. E l imbécil Galan fuerza ;SÚS.marchas subi'eés-
la capital, su fuerza alcanzaba ú 2(500 hombres, sin contar
con la que dejaba ú las órdenes de T acuabé, ení la costa
del Rio de Corrientes que era do 400 largos. D espreciando
al Géfe y principal columna libertadora, se lanza hasta una
legua de ésta; principia sus m aniobras,'pero no quiero
aceptar el combate á qiM filé provocado por varias vece?.,
Conoce su error en penetrar nasta lugares que co n cabaHería sola era espuesto: pretende retirarse ;■ no cree, que
los libertadores le p ersigan : se acampa, desensilla, no, sa.be
de sus enem igos; y á las dos de la tarde del d¡a 0 d el cor '
riente, es sorprendido, despedazado en cipcó minutos. En
pelos forman los rosines, dejan cuanto tenian, huyen sin la
resistencia que pudieran hacer, se ahogan unos .300 hom­
bres en el rio Riachuelo, y dejan muertos en e l cam po otros
300 mas. La batalla fué en el paraje de la Laguna Brava.
Doscientos hombres enemigos, al mando de, Góngora, ,qcuk
paban la Capilla del Señor* otros 300 dichos al. mando d el
traidor Aranda estaban en el pueblo d e Saladas. .E l co->
mandante en géfe' hace perseguir por escuadrones y en
pelos á los derrotados ; 30 leguas á to d as.d ireccion es,s$
íes acuchilla sin dar cuartel al que era degollador, se, que­
dan y presentan mas de 800 correntinos, entre géfes,'gla­
ciales y tropa. El teniente coronel D. Juan M adariaga
con su fuerte división y perfectam ente m ontada, ocupaba
la parte del Norte del R io Vatel que estada á nado, al fren ­
te de Tacuabé, también lo estaban Santa L ucia y R io de
Corrientes. Recibe en esa altura una¡¡ colum na d e.d isp er­
sos como de 600 hombres, la despedaza nuevam ente :, ha­
ce muchos muertos, se ahogan (en el últim o R io m uchos
m as; el mismo Galan se asegura que quedó allí } pero do
cierto murió de bala un Salari, titulado g é fe {le instado.
Mayor el mas asesino degollador que ha^ia entre estos
malvados .: muy pocos fueron los que escaparon co n mon-.
turas, armas y ropa» porque hasta nadando sumerjian nues­
tros soldados á los derrotados. Partidas -fuertes nuestras
qfie.ocupaban los .montes de Payiabre y ^uruzu*C,Matiá,
volvieron á recibir á Ips enemigos, los. acüchiljaji tpiicera
,vcz( pocos son los prisioneros q u é : se tomai), muchoscoi>.
rentinos se .presentan, de los quo se llevaba T acu ab é ,á la
fuerza. Sigue la persecución quem ando hacer, D. Juan
Madariaga, -;hay.. varios m uertos, ;muchos pasados, d iez y
ocho Entrerrianos prisioneros, ent^e ellos un oficial. . T er­
minó la persecución .tenaz hecha con toda actividad, en
Pago Largo y- M ocoretá : no han escapado 500 hom bres
de los degolladores; llevan escelentes noticias ,á su amo
Drquiza. Varios géfes, muchos .oficiales y mucha tropa se
ha presentado-en todas las com andancias de los departa«
fnéntos ; siguen aun presentándose d e d ia en dia;
, ,.<* E l terror qúe los bárbaros Galan y Ram írez habian
infundido.con los mas espantosos hechos, les hizo arrastrar
en su favor un gran número de corren tin os: todos unáni­
m es oontestan, que el amor á sus fam ilias les arrastraba
contra sus sentim ientos p a tr io s; se les ofrecía degollarles
cuanto deudo tuvieran, co m o lo han hecho con varias.m u jerfes, criaturas, ancianos,; y m uchos que- porque ftieron
rescatados de nuestros soldados, libráronse d e igual suerte.
H o y toda la provincia está contentísim a ; vuelan los hom ­
bres ancianos y hasta niños á engrosar nuestró1 ojército.<
Q uince diás mas habrá en ¡él 4,000 soldados, capaces de
com b atir contra cualesquiera ejército rosin que nos pro­
vocase. M uchos hom bres que vivian ocultos en los m on­
tes^ y que. en. diez años ni las ju sticias pudieron prender-*
lo» ó «educirlos para el servicio de armas, áe han presenta­
do-voluntarios no se deserta^ un solo hom bre, iodos cla­
man poivmarohar á Entce-Rios,.! y en pocos dias mas lo
conseguirán. E s im placable el od io que estas masas han
tom ado á tod orosin y U rqúisistá'! estos m alvados asesinos
probarán en adelante él furor que h an sembrado; e n ‘este
p a ísf sus inauditos hechos son el origen d e las justa» 'Ven­
ganzas que á mi ju icio deben ejercerse. »
.
A ju icio d e V . dejo cuan m agna ha sido la empresa*
de los L ib ertad ores: C orrientes e s testigo de lo s hechos
que en esta refiero ;• no habrá quizá iguales en nuestra r e ­
volución actUali ‘Cualquiera otro que el S r. com andante
D . Joaquin> M adariaga, se hubiera arredrado d e la-em pre­
sa d e libertar su pais natal, cuando llegado á la costa del'
U ruguay, y en m om entos de pasar este rio, de 271 hom ­
bres solo le acom pañaron 108. C on todo e l valor de un
guerrero, arengó á sus com pañeros, para que el que gus­
tase acompañarle voluntariam ente lo hiciera, en la inteli­
gen cia que si no querían hacerlo se lo dijeran ; que en tal
caso, pasaría á hacer la guerra al tirano de su patria, sí no
eon diez hombres, con su asistente se lan zaría: probó sos­
tendría lo q u e hablaba: hoy es libertador de su pais nataL
“ T al ha sido el espanto, repito, que los bárbaros rosi­
n es habian infundido en losJíabitantes d e esta benem érita
P rovincia, que hoy los hom bres pensadores se miran* se
asustan d e nuestra em presa d e libertad, y nos da« sus ra­
zones para creerse aun llenos d e pavor. N o crea V . que
hoy tenem os acá tra id o res; si m uy pocos hubo, so n de
aquellos hombres que deseaban el exterm inio de tantos pa­
ra hacerse ellos felices : festa clase pertenece I vagos ro sito s c o u .
•
, 2 5
nes mashorqueros, que por todas partes se encuentran para
azote de la especie humana.;
“ Concluyo ¡diciendo- á V., que esta batalla es hija de
la m uy memorable de Caa-guazú ; en aquella fué perseguir
d o y acuchillado el enemigo como 50 legu as; en esta ha si­
do el doble : entonces no tuvieron rios á nado para esca­
par, ahora lo estaban hasta los arroyos donde oran alcanza­
dos y obligados á escaparse' como pudieran. Antes solo
recordaban los hechos de Pago Largo, hoy aquellos y los
muy bárbaros* asesinatos recientes. T odo esto tenga V.
en vista para calcular cuan pocos verdaderos ¡ro sin es han
escapado de esta gloriosa jorn ad a.;,,
| Corrientes, mi compatriota, se levanta poderosa ; la­
vará la mancha que un espanto de su antiguo mandón le
trajo.: ella quiere ser libre, no cederá de su causa.por ame­
nazas ; puede ser que perezca, pero hará tem blar á nuestro
tirano. Un pueblo que en sí encierra un mismo ¡ pensa­
miento, que su topografía es la mas adecuada para hacer
guerra á sus enemigos,es invencible él lo probará ante
el mundo entero.
• >"“ A nombre d éla patria y de los muchos compatriotas
que desde aquí miramos en Y . uno de los verdaderos pa­
triotas que hacen la guerra á Rosas, pido á V. alguna pro­
ducción que instruya al mundo de lo que Corrientes vale y
es capaz contra nuestro monstruoso bárbaro tirano y ase­
sino Juan Manuel Rosas.
“ Las mugeres de este pais se han esforzado y aun so­
bresalido en hechos y patriotismo á la p ar de los hombres;
“ Soy de V. afectísimo Q . B. S. M.— Mariano L.
Camelino. ”
í~ m 'l g f f i K B n n H K f f l
C 1PIV V L O X X IV .
( S e p t ie m b r e
— 1843,)
Situación athenazañíe, — Ordenes del góbiériío db Ingla­
terra p a ra que se reconozca el bloqueo. — Maquinaciones
del Cónsul de F rancia y del de P ortugal p a ra entregar
la capital. — Conducta de los agentes extranjeros.— E l
A lm irante fra n c é s sostiene to n los g éfes de estación él
p la n traidor del Cónsul de Frància. — Conducta dèi gèf e d e là estaéion brasilera. — Noble manifestación del
Comodoro P urvis. ■
— Desbarata la maquinación. — P ro­
yecto de ripia colectiva. — Conducta dèi Representante
del gobierno Imperial. — Desconoce el bloqueo. — E l Go­
bierno sigue impasible su marcha. — Propone à las Cá­
m aras dos leyes de prèm io t í a úna p a ra los españoles, la
otra"para los A rgentinos que servían en el ejército. — L a
Policía d á varios edictos. — Incidencias con el Cónsul de
Frància'.4-— N uevas solicitudes para qué los franceses
abandonen los colores. — Notas con este motivo. — Obser­
vaciones. — Se inició uñ tratado con el Brasil.
L a s nubes que habían empegado á sombrear el hori­
zonte dé la Patria por el mes dé Agosto, se hicieron den­
sas y amenazadoras ; parecía que iban con la aproximación
del sol d e la naturaleza, á ocultar para siempre el de la li­
bertad en la orilla del Orienté,'dé donde debía nacer y lle­
varse regenerador á- la Occidental del Plata. Así era en
lo moral para los hombres pensadores, así era para los me­
nos inteligentes, una situación que todos comprendían:
una situación de meditación profunda, de amarga incertidumbre é inquietud. Empero, el corazón animoso en to-
dos dejaba fresca la cabeza ; en los hombres de estado pa­
ra combinar los medios de conjurar la tem pestad; en los
defensores armados, para ofrecer su constancia y su cora­
je en el ara de la Patria, y que pasase entre .ellos, como
inspiración, el convencim iento de que — hombres adies­
trados en la guerra, que estaban organizados, eran nume­
rosos, y teman en sus manos armas, pólvora y balas, eran
ellos mismos mas dueños de su suerte-que nadie. — No ha­
bría sido sino entre torrentes de sangre que se hubiese de­
cidido por último la suerte de la República. 1
Eran, sin embargo, reales los peligros. A un mismo
tiempo Oribe se encontraba poderoso, con dos ejércitos á
su servicio, y empezábala bella estación, la estación de las
maniobras y la guerra. E l General del ejército en campa­
ña, que conocía que no podía resistirlos cuerpo [a cuerpo,
se confiaba solo á esa pericia, á esa destreza, en que ha
acreditado tanta superioridad ; lidiando siempre con fuer­
zas inferiores, y siendo no obstante dueño de sus movi­
mientos, de sus operaciones, con que ha llevado á su enem ico á reducirlo en triunfos parciales, á fatigarlo y gas­
tarlo en marchas.
A un mismo tiempo la Inglaterra desenvolvía esa po­
lítica impasible é indiferente, con los que habían confiado
en ella, en que el Ministro Inglés, sin corazon y sin justicia
dejando bloquear la capital de la República, favprecía por
el hecho al tirano por quien habia sido desdeñada ; sin pro­
veer nada, siquiera en obsequio de la humanidad, en favor
de las esperanzas—esperanzas fundadas—que dejaba bur­
ladas cruelmente.
A un mismo tiempo, hallaba el Cónsul de Francia la
ocasion espedita para reclamar el desarme de los ba­
tallones denodados, que habia creado la amenaza de muer­
te de la circular de 1 ° de A b r il; - y la usaba en la ocasion
que creía mas propicia para hacer vacilar su constancia;—
cuando la guerra empezaba de n u ev o ; cuando el enemigo
era poderoso ; cuando de Europa se nos volvía la espalda;
e iba á ser cerrado]por un bloqueo el puerto, d e Ja capital.
E ra una situación de crisis de las mas terrible^. Así
se saboreaban de antemano nuestros enem igos, que nos
creían perdidos. E l inhábil vencedor del A rroyo Grande
y a distribuía sus suplicios en el C errito : el presente de|
General Paz pedía, por de pronto, para Rosas —otros le ha­
brían acompañado que no designaba •—se guardaba para £Í
seis individuos, para inmediata venganza, pero después los
habría escojido á medida de las víctimas que hubiesen caidQ
en sus manos. Y aesperabaque las propuestas deunacapitu-
lacion fuesen á buscarlo ; sus encapotados amigos la insi­
nuaban ; pero ni él Gobierno, ni los patriotas pensaron un
momento en buscar recurso en él perdón, en lá'igftomiñia
de la Patria, ni cuando mas aterrante se presentaba esa
crista “ >
■■"■
Hallábase éliti é l'ós amigos dé Oribe el Cónsul de Francia,
que si hasta ahora se había1presentado, según se ha Visto;
como hostil al Gobierno, ya á e olvidó dé tal modo de Su
posición, que tomó siti nfiáséara él carácter dé conspirador.'
Obrando de acuerdocón él Cónsul de Portugal,’ á quien
mas tarde so le verá convictó de máqUinacioñe's traidoras
con el onemigo en el pi'ócésb dé D. Luis Baena, él agenté
de Francia arrastró- ál Almirante Massieu dé Clervál 'k
que1representase un1, papel qué',' tal vez, no compróndíá
bien esté marino, en una transación que tènia por objeto*
fo n a r al Gobierno'á que entregase lá cápitál én iñahós de
O ribe..
Es bieH fácil vér qué e l imbécil Leitté; sin inteligen­
cia, sin juicio y sin medios coactivos; hó póséyéndo mas
que una necia mala ‘íoluntád, y un gran déséb de hacer pa­
pel, nopodia tener en'esa ocurrencia Otra situación que la
que quisiese darle su más aventajado, y sobre todo, mas po­
deroso colega. Pichón, pues lo escojíó para ponerlo al fren­
te1;' y á ca sa dé Leitte fueron invitados para él 3 deOctubre
los agentes extranjeros que tenían fuerzas de qtie dispo­
n en Aunque la invitación afectaba Un motivo inocenté,
la sagacidad del Ministro Residente del Brasil y del Cón­
sul General interino de Inglaterra, no se dejó seducir y
reusaron concurrir á la invitación : no sin que el último,
en tres visitas que al efecto le hizo Pichón, dejase de com­
batirle las ideas que le espuso,y manifestó en la reunión ma­
rítima el Almirante Clerval. Concurrió el Cónsul de Cerdeña, y el de los Estados Unidos declaró; que no sé asocia­
ría á ninguna resolución mientras no llegase el Comodoro
g efe de las fuerzas de su nación, con quien quería ponerse
de acuerdo.
M ientras este ensayóse desconcertaba ó paralizaba
en tierra, era á bordo' de la fragátá frán’c ésa “ Là Gioire ”
donde la maquinación se desenvolvía en toda su plenitud.
Para el 4 había citado el Almirante Clérval á todos los géfes de estaciones navales residentes en é l puerto, Con :el
mismo pretesto de qué lós dos CónSuléS sé habían servido
en tierra. M uy luego dé empezada la discusión, el Almi­
rante francés manifestó paladinamente qué él objeto á qué
buscaba sé asociasen los demás géfes de estación era, “ for­
zar al Gobierno, por él empleo de sus respectivas fuerzas, á
capitular con Oribe, bajo el justificativo que creía presen­
taba para ello, un papel que manifestó y le había sido pa­
sado por Pichón, con el título do—Nota colectiva ” — El
géfe de las fuerzas navales brasileras se escusó simplemen­
te de tomar ninguna ingerencia en el asunto, porque ha­
llándose en esta capital un Representante de su gobierno,
á él tocaba conocer la aplicación que debía darse á las
fuerzas que estaban á sus órdenes. £1 Comodoro Purvis,
con la nobleza de carácter que le distingue, declaró franca­
mente que no se asociaría á tal demanda: que su gobierno
Je mandaba ser neutral, pero no que hostilizase á este go­
bierno, ni se ingiriese en aquellas resolucionés que era so­
lo de su resorte tomar. Que en la ocasion urgente é l sa­
bría como emplear sus fuerzas en protección de los súbdi­
tos británicos, así como se prestaría á promover la paz
cuando el gobierno del país se lo p id ieseañ ad ien d o : —
S i mañana, señores, viese al géfe de un puesto cualquiera
empeñado en una resistencia, en realidad inútil, pero que
le era preceptuada por su gobierno, por su honor* ó por su
patria, le ofrecería mis buenos oficios, y si los reusaba, por
que creía que debía hacerlo, y yo lo veía despues perecer,*
lamentaría Ja suerte de este bravo que habría llevado to­
das mis simpatías, y tendría todos mis aplausos. ”
i ;
Repudiados Pichón y Leítte en la tierra y en la mar,
no se encontraron en estado de llevar adelante e u intento,
del que quedó, como comprobante, el siguiente papel que
frabian formulado; —
( t r a d u c c ió n . )
;
Proyectó de declaración colectiva al M inisterio de Rela­
ciones Exteriores de la República Oriental.
Los abajo firmados, en las circunstancias en que se
halla el Estado Oriental del Uruguay, y particularmente
la ciudad de Montevideo,.creen de su deber, por el interés
de la humanidad, como por el de todos los extranjeros que
residen en el territorio de la República, el presentarse ante
el Superior Gobierno para hacerle conocer sus disposicio­
nes, y preguntarle cuales son las suyas, á fin de terminar
un estado de cosas, cuya prolongacion espone á peligros
eminentes la numerosa poblacion extranjera que están en­
jergados de protejer.
,¡, , ‘‘,iHace muchos meses ya que esta poblacion ha sufri­
do perjuicios considerables, su comercio está paralizado, sus
capitales comprometidos, él Gobierno y los .ciudadanos de
la República Oriental le deben sumas considerables, cuyas
garantías disminuyen tpdos los días. >Los.sacrificios im­
puestos á los ciudadanos Orientales, para sostener una; lu­
cha. desigual, recaen .principalmente sobre el comercio ex­
tranjero, que es casi: ¡el único abastecedor de los géneros,
que el gobierno se yé;iqn la necesidad-de tomar de, los al­
macenes de los hijos,del país. lectiv a m en te, e í valor.de
estos objetos, en su mayor parte, se debe á las casas extran­
jeras que los,han entregado á los .hijos del pais, quienes no
habiéndolos podido vender se hallan sin tener como cu­
brir su importe á los primeros- vendedores. Del mismo
inodo es imposible á l.os. extranjeros el hacer sus cobranzas
en la ,campaña, pues que la ciudad está enteramente sitiada
por tierra* . "'/y?
,, “ La esperanza de ver á las tropas sitiadoras obliga­
das. á levantar el sitio de Montevideo, puede decirse que
está completamente desvanecida. Hace ocho meses que
dura este estado de cosas, sin que el ejércitoOriental ha­
ya hecho una sola tentativa para hacerlo, cesar, y pon mu­
cha razón se puede pensar por eso que no tiene fuerzas pa­
ra combatir á sus adversarios.
“ Eáta Opinión parece mas probable cada día, y la dis­
tancia considerable en que hoy se encuentra el ejército de
dé operaciones bajo él mando dé S. E. el Sr. General Ri­
vera, la justifica completamente. Se contaba con el invier­
no y con la falta de víveres durante esta estación, para for
zar á los sitiadores á la retirada, y hoy,ya nada puede nu­
trir esta esperanza. Una escuadra Argentina que la Repú­
blica no tiene medio de combatir, vu á privar al ejército
de operaciones de los recursos que podía sacar de Mon­
tevideo. ■ ‘ ;
“ Sin embargo esta ciudad se sostiene aun ; pero ya
casi nó encierra sino á los extranjeros ; en una circular que
se pasó á los agentes de las Potencias neutrales el 31 d«
Marzo!último, S. E ,el Sr. Ministro dé Negocios Extranjeros, él mismo lo confiesa así, y desde ése tiempo, la pro­
porción del número de los hijos del pais,jal det los extran­
jeros habitantes de Montevideo, se ha disminui.do-au.n por
circunstancias tan conocidas de todos, que es;ínútil. recor­
darlas aquí.
*■ Puede asegurarse pués, que Montevideo se halla en
una posicion enteramente particular,y de la cual no se ha
visto nunca ejemplo en la historia de los-pueblos.
,
“ Esto es tán cierto que los misinos adversarios del
Gobierno Oriental han mostrado reconocerlo asím • >>•;
“ En efecto él bloqueo que han puesto al puerto de
Montevideo ha debido limitarse de modo qué no se inco­
modase en nada al comercio marítimo de las potencias ex­
tranjeras ; no se ha hecho ningún ataque por mar, ni por
tierra contra Montevideo, por los géfes de las fuerzas que
lo sitian, y esta reserva no puede atribuirse sino al déseo
de no perjudicar los intereses de1los extranjeros qúc for­
man casi la totalidad de los habitantes de esta ciudad.
' “ El Gobierno Orieiital'ha interpretado esta situación
en un sentido totalmente opuesto.'- La ha acomodado éiitéi
ramente ventajosa para sí, y con detrimento dé los hetit rales.
“ Despues de haberse creado recursos para sú eíér¿ito
enrolando ios esclavos, de los cuales una gran párt’é pertfenecia á los neutrales, que no ha indemnizado por ‘eso,1les
ha hecho pagar una patente dóble, para 1848, y este im­
puesto no pesaba sino sobre' ellos, pues que todas las per­
sonas enroladas en los cuerpos de ía mili'cia Orientaí esta­
ban exemptas de ellos, porqUeá jjsa época yá todos, los hi­
jos del pais estaban en armas.1 '
“ En el mes dé Marzo establ^ció.-un nuevo, impuesto
hebdomadario mas oneroso que todos los cpnpcidós hasta
ese dia, exclusivamente sobrelos neutrales.: y esceptuando
de este impuesto exorbitante, a todqs los, neutrales qpe to­
masen. las armas, los ha puesto.en la alternativa de faltar
á sus deberes de neutralidad, ó de no; poder sokten^r la
concurrenciá ni con los hijos del país,, ni.con los extranje*
ros menos escrupulosos,
. “ Cuando qui¡¡o fortificarse en esta ciudad» á los n eu ­
trales es á quienes se dirijió. para construir sus murallas,: y
nadie ignora que una gran parte de los materiales¡qu<í ha
empleado ,p a r a o s obras, han sido tomados á los neutrales,
sin pagármelos, El mismo,importe del .trabajo de muchos de
filies, se les d.ebe aun. ii( Estableció al fin sobre el pan un impuesto d é l’ótítávo, al mismo tiempo que distribuía raciones gratis á los
neutrales que consentían en tomar las armas á sú ftivor. 1,1J
“ De modo, que las rentas, lák propiedades! el trabajo
y aún las personás dé los neutrales,’ han sido pitra el Go­
bierno Oriental los principales elementos de su resisténciá.
“ Ha acomodado, pues. totalinpntc á, su favor la :sí-
tuacion particular de Montevideo, relativamente á los ex­
tranjeros.'
«<*»»*}* í m
“ Pero esto sistema ha sido para estos últimos una
fuente de pérdidas y de ruina, y a tal punto han llegado
las cosas, que:se corre un eminente peligro.
i « Estos resultados seguramente no pueden escaparse á
la sagacidad del Gobierno, quien debe comprender b ur­
gente qué so hace .poner un término á ellos.
0 ‘f Lo» abajo' firmados creerían faltar á sus deberes si
no hiciesen todos sus esfuerzos para conseguirlo.
•
“ En consecuencia tienen el honor de dirijirse á S. E.
el iMinistrode Relaciones Exteriores para ese fin.
“ El gobiérno ha empleado todos-los medios para sa­
lir vencedor en la lucha en que se ha empeñado: nadie po­
drá acusarlo de debilidad si eediendo al loable deseo
de ahorrar sangre y desastres, sufre la ley de la nece­
sidad. '
1 “ En ese caso los abajos firmados no tienen dificultad
en ofrecerle sus. buenos oficios, y no hesitan en asegurarle
que están prontos á presentar á los géfes de las fuerzas si­
tiadoras las proposiciones que el Gobierno Oriental juzgué
á proposito nacerles sobre bases convenientes.
ii «■Si esta oferta de los abajo» firmados se desecha no
les quedará mas que tomar, de acuerdo con los Sres. Géfes
de las estaciones neutrales en estas aguas; las medidas ne­
cesarias para protejer los intereses y las personas de sus na­
cionales. Deben antes de todo, pedir al Gobierno Oriental
que reconozca el mismo la posicion exepcional de Monte­
video, bajo su verdadero pUnto de vista, al insistir para
que no se haga de medios de defensa, sobre que no tiene
derecho do contar. Así, el precio exorbitante de los pasa­
portes* impuestos á los neutrales que quieren dejar el pais
debiera reducirse á la tarifa antigua, y el impuesto llama­
do \patente semanal áeb&ti a de suprimirse, pues que consti­
tuye una verdadera imposición sobre los neutrales, que
lleva- ¡É sus' transaciones comerciales un perjuicio lie*
gal.,t i ¡I
■; «>
; • : ■"
■
“ Desean también que el gobierno desmienta ios ru­
mores y los artículos de ios diarios bajo su influencia, y
que lo.representan como* teniendo la intención de espulsar
á los neutrales que no tomasen las armas en él caso en que
el bloqueo por las fuerzas Argentinas sobre la importación
de los .víveres fresco» se reconociese por las estaciones na­
vales y los agentes extranjeros; bajo el protesto de que los
defensores de la plaza no podrían partir sus víveres con los
que no tuviesen parte en su defensa. Nadie ignora que
hasta aquí el gobierno no posee ningunos almacenes de
provisiones y que ios extranjeros neutrales son los únicos
importadores do estos artículos.
, * • Si se intentase ejecutar semejante determinación!
seria añadir de parte del gobierno una expoliación actual
u una ruina em inente; y los funcionarios extranjeros no
lo podrían c o n s e n t ir .: v.irnirip
: . .. MÉh j||Í i|iM & U
“ Los abajos firmados no tienen la pretensión de esta­
blecerse jueces entre los partidos belijerantes, pero, tienen
el derecho incontestable de decidir sobre lo que conviene
hacerse en bien de sus nacionales. Los publicistas no han
negado nunca este derecho, y Jorge Federico de Martens
en su resumen del Derecho de Gentes moderno en Euro­
pa, lib. VIII c. VII p. 305 dice positivamente “ no resul~ tade los derechos que la guerra concede á los belijeran“ tes, que las naciones neutrales que sufren en ella, no estén autorizadas á oponer la fuerza á la fuerza para man“ tenerse en el goce de sus derechos. ” Pinheiro Ferreira
en sus comentariós sobre Vatel dice, “ que una lucha de
“„partidos que se prolonga mas. allá de un cierto tiempo
“ en un país, no puede menos de comprometer gravemente
“ los intereses de todos los demas pueblos con los que ten“ ga relaciones políticas y comerciales, y que esta consi“ deracion hace á los gobiernos interesados un deber en
“ que se constituyan mediadores á te .” -.i,';■■■,,. i,;; . , . j;¡ :»¡
“ Los extranjeros residentes en Montevideo se hallan
tanto mas en esta obligación cuanto que e l Gobierno
Oriental, como arriba se ha esplicado, nó prolonga/ya su
resistencia sino con el apoyo de los neutrales y perjudi­
cándolos.
“ Así pues, aun cuando el Gobierno Oriental reusase
las ofertas que los abajo firmados tienen el honor do ha­
cerle, estos tienen el derecho incontestable paraexijir que
el gobierno se decida á renunciar á la parte del apoyo, que
no encuentra mas que en los extranjeros.
“ N o creen, pues mas que llenar un deber tomando las
medidas necesarias para hacer respetar estos principios de
eterna justicia.
“ Por lo demas, llenos de confianza en los sentimientos
que distinguen ú los miembros del Gobierno Oriental, se
lisonjean con la esperanza de que sentirá la fueVza detes­
tas razones, y comprenderá que tanto en la vida política
de los Estados, como en los particulares hay circunstan­
cias en que lu resistencia termina. ”
§
El precedente papel no necesita refutación en sus su­
puestos, despues que han hablado los hechos. N o requie­
re analisis, porque su simple lectura manifiesta su- pensa­
miento. Atentatorio á la soberanía del p ais;—conspirador
v traidor, porque es preparado en puro provecho del ene­
migo del Gobierno cerca del cual estaban acreditados esos
agentes—ese papel quedará como un documento perma­
nente de las aberraciones del espíritu humano, de esos crí­
menes en que puede caer la diplomacia, que merece una
severa represión de los gobiernos, qué exije de los Esta­
dos Americanos una uniforme queja que reprima, por el
castigo, abusos de fuerza que pueden serles muy funestos.
En cuanto á la situación que vamos describiendo, el inten­
to de los Cónsules, por mas que hubiese caido, venía á
complicar y hacer penosa la posicion de la capital y del
Gobierno.
El Representante del Gobierno del Brasil, hizo lucir
por un momento las estrellas del Impeiio. Se mostró a la
altura de los intereses de su patria, y desconoció él bloqueó
que Rosas mandó á Brown que intimase él 6. E l se redu­
jo ápbdir el 13 que ese bloqueo no se Hevasé á efecto para
los brasileros, por los dias que necesitaba para consultar a
su gobierno, á quien desde luego dió cuenta por medio de
Un vapor, Esto bastó para que Rosas'cubriese de insultos
al Plenipotenciario del Brasil en Buenos Aires, y desesti­
mando la sólida defensa que hizo dé su colega el Sr. Duarté da Ponte Riveiro, lo despidiésé con otras incidencias
ofensivas ásu soberano. El gabinéte Imperial se ápresúró á dar esplicaciones, de cuyo efecto hablarémos el mes
próximo: la conducta del Sr. Sinimbú fué desaprobada:
su patria, como la de Purvis, se desnudó de la corona
de la beneficencia : los dos gabinetes, de la de la inteligen­
cia, y los aplausos de la civilización y la humanidad,
quedaron para los individuos: — para Púrvis y para Si­
nimbú.
Así en las serenatas con que el pueblo Oriental manifestó ei 14 su gratitud y simpatía al segundo, no olvidó al
primero, y ambos fueron de un mismo modo féstejadós.
Mas adelante consagraremos un capítulo a la conducta,de
los dos gabinetés, sobre las que hemos adelantado proposi­
ciones, que ho dejaremos sin elucidar, para que todos sea­
mos bien juzgados. Ahora seguiremos el cursó dé los
acontecimientos en el órden que hemos dado á estos
apbntes.
•"
La máquin&dcl gobierno siguió su movimiento en lo-
dos sus resoltos, como si nada fuese. En el interior, en la
guerra, en las relaciones exteriores, en- todo lo mismo. En
nada aparecía el cansancio, la fatjgá, el desaliento de una
situación que habia declinado tanto« y lam oralpúblicase
rehapía, adquiría confianza por la marcha serena de ios ad­
ministradores, de los hombres que ocupában los altos deatinos civiles y militares, y de las personas que les- trata­
ban con mas intimidad.
.¡ . , ; •.
E l Gobierno propuso á :las Cámaras, y éstas adoptaron,
dos leyes: la una, de premio-para los-: Españoles :qu¿ va­
lientemente servían en las filas de los ejércitos de lá R ep ú blica; la otrn, para los Argentinos que prestaban iguales
servicios. ,
\
Para poder ejerci tar mejor su vigilancia y ,- otros obje­
tos, de utilidad pública, el Géfe Político dió uh edicto1man­
dando qué todos los ocupantes de las casas de la capital,
diesen razón prolija de los individuos, que, viven bajo su
techo. Con estas reláciones ^e formó, por la Policía, un
padrón general.
Otro edicto manda se reúnan los abastecedores, -ven­
dedores y revendedores de carnes, legumbres,. &a., ¡sin esr;
cepcion para reglamentar su sei'vicio.
.
La Comision de Emigración, marchaba éntre graves
tropiezos. ■ Un edicto manda la formacion . de un padrón
de, casas para el servicio de ella. Otro señala las horas del
despacho regular de esa Comision. Otro prohíbe que na­
die, sin su orden prévia, ocupe casas vacías; cortando así
una porcion de abusos que se habian introducido.
R e l a c io n e s
E x t e r io r e s .
Este Departamento, tan recargado como en los demas
meses de las pequeneces á que era llevada lá atención del
Ministro, presentó en Septiembre dos Casos especialmente
marcados que, sin salir de la línea dé ellas, merecén men­
ción, por lo que sirven a ilustrar las ocurrencias dé la épo­
ca que recorremos^’
Había ocurrido la deserción de algunos' españoles Jdé
los que voluntariamente se habian enrolado en uná partida
de guerrilla, de las que hacian el servicio de la línea exte­
rior. Esta deserción, como era consiguiente,- produjó una
indagación de la Policía para averiguar los pormenores de
este hecho grave, conocer su estensioiy saber los cómplices
si los (había, -y prevenir las consecuencias^ Para este pro­
ceso, era lo-natural y lo ajustado á-las1 leyes, empezar la
indagación por las personas que vivían en la misma casa
que, los desertores, y al efecto era consiguiente que fuesen
detenidas, y así se Hizo. Ellos eran franceses 5 el Cónsul
reclamó, aunque no hubiera mucho motivo* desde que no
se hacía mas que seguir el curso ordinario de procedimien­
tos^ sin, demora ni detención que agravase la situación de
los detenidos., Ellos fueron puestos en libertad, desde lue­
go que prestaron sus declaraciones. El Gobierno, pues,
se mostraba siempre justo y deferente, y las incidencias
que ocurrían i eran, efecto dé una época que él no ha­
bía producido,- y que no perdonaba esfuerzo para ali­
viar.«. -.
:
’
El otro hecho sirve á mostrar la libertad de que goza­
ban para i dejar las armas los individuos de las Legiones
extranjeras; cuando variaban de pensamiento. Por una
nota del 20, el Cónsul de Francia puso á disposición del
Gobierno el armamento y vestuario de un francés que se
babia separado de la compañía en que servía, cuyos artícu­
los habían venido á su poder, porque decía el individuo que
el capitan de la misma compañía le había reusado un reci­
bo de ellos. La contestación del Gobierno estuvo reducida
á avisar al Cónsul que del Ministerio de la Guerra se recojería el armamento.
El Sr. Pichón, que acabamos de ver qué en 3 de Oc­
tubre ya promovía echar abajo al Gobierno con la fuerza,
y con un pretesto ú otro acabar en el hecho con el Gobier?
no y con la neutralidad á un tiempo ; el 10 de Septiem­
bre, todavia invocaba esa neutralidad, y las órdenes de su
Gobierno de guardarla* para pedir al de la República
fuesen despojados de los colores franceses los batallo­
nes que se denominaban Legión de Voluntarios.— Su no­
ta d ic e : ;- ^ :
»
. “ E l abajo firmado, Cónsul General de Francia en
Montevideo* ha recibido de nuevo orden de su Gobierno
para prescribir á sus compatriotas, la neutralidad que el
Gobierno mismo quiere guardar en medio de lasluohas
que divide estos paises; y para retirar la protección del
pabellón francés á todos aquellos quef no obstante-lá pro­
hibición espresa, tomasen las >armas •en ■este' país, ó bajo
oíros respectos faltasen gravemente á sus deberes hacia la
Francia ó su representante en Montevideo...,!
“ En consecuencia,: el abajo firmado encontrándose
en el deber de insistir de nuevo con sus compatriotas para
hacerlos volver á la actitud que no habrían debido abando­
nar, tiene el honor de dirijirse al Sr. Ministro de Relacio­
nes. Exteriores, á fin de.que las -insignias con los colores
franceses sean inmediatamente retirados al cuerpo organi­
zado en el mes de Abril último, bajo el nombre de Legión
Francesa, á pesar de las reclamaciones del abajo firmado,
y en desprecio de las leyes de la Francia, y de las órdenes
de su gobierno.
. “ Al rogar á S. E. el Sr. Ministro de Relaciones- E x­
teriores que ponga á la consideración de ; su Gobierno con
el menor retardo, la solicitud que le hace el infrascripto ;
este debe también éspresar el deseo de obtener una res­
puesta pronta y satisfactoria.
.: “ El abajo firmado aprovecha esta ocasion? para, ofre­
cer. á S. E. las seguridades, &c.—Teodoro Pichón.--M on­
tevideo Septiembre 10 de 1843. ”
/ :
i(í
re, se han reunido y organizado libre y> espontáneamente
con el objeto de defender sus vidas: El Gobierno no ha
podido dejar de darles las armas que pedían y alimentarles
durante su servicio:- tampoco les ha dado divisas ni esca­
rapelas, ni se considera en el caso de exijirles dejen las
que han adoptado, y que ellos niegan ser francesas.
“ E l Gobierno, Sr. Cónsul General, ni antes ni ahora
tiene empeño en los progresos de la Legión, ni ha tomado
otra influencia que la que le toca en el armamento: tam­
poco se opondrá en manera alguna á que los individuos que
la componen, conozcan perfectamente las órdenes del go­
bierno Francés, ni las disposiciones del coftsulado publi­
cadas ya á sus puertas p y así es que ha hecho saber á los
géfes'de la Legión, e l contenido de la nota á que se contes­
ta : .no permitirá por fin, que ningún individuo de la Le­
gión, se conserve en ella contra su voluntad: pero despues
de la práctica de estos principios, crée que nada le queda
que hacer sino reproducir en la parte relativa lo que dijo
al Sr. Cónsul General en su nota de 22 de Abril último.
“ El infrascripto aprobecha esta ocasion &c.—San­
tiago V azquez. ”
Contestación.
i Ministerio de Relaciones-Exteriores.
•“ Montevideo, Septiembre 12 de 1843i utyM
El infrascripto, Ministro Secretario de Estado, en
el Departamento de Relaciones Exteriores, elevó;ál ; cono­
cimiento de su,Gobierno la nota que el S r ., Cónsul Gene­
ral, de Francia le hizo-el honor dé dirijirle. en 10 del presen­
te, relativa á la prescripción de la neutralidad que debe im­
poner á sus compatriotas, según las órdenes repetidas de
su Gobierno, en consecuencia de las cuales se dirije al de
esta República pal;a que sean inmediatamente retiradas las
insignias ó escarapelas de colores francéses al cuerpo orga­
nizado en Abril último, bajo el nombre de Legión Fran­
cesa.. ; , i
v
r' U
“ En consecuencia, el-infrascripto ha Tecibidó orden
de su Gobierno para contestar, que .los individuos que
componen la Legión áq u e el Sr. Cónsul General se refie­
Por la nota del Cónsul de Francia se ve, que la exijencia del gobierno de ella, queda simplemente reducida á que
los Franceses armados, no lleven las insignias con los co­
lores de Francia. En Octubre se verá como los Legiona­
rios dejaron esos colores, y entonces nos estenderemos so­
bre este hecho. Ahora, observaremos solamente, que con
el abandono de esas insignias, parecia quitado, no decimos
el motivo, sino hasta el mas lijero pretesto de toda cues­
tión :—la suma de la exijencia de la Frahcia estaba conse­
guida.
“ Sin embargo mas adelante, se irán viendo aparecer
exijencias nuevas, como si se quisiese de cualquier modo
hallar una escusa para hostilizar á la República y favore­
cer la invasión. De estas contiendas que se verán ir reno­
vándose hasta Abril del año proxímo, no sabemos á quien
echar maslaculpa,'ó si dividirlaentre los informes del Cón­
sul Pichón, que se encuentra hasta ligado con el enemigo ;
y el signatario del tratado de 29 de Octubre de 1840* que
ministro de Francia, ejerce su influjo en el gabinete, y con
sonrisa de caribe al aspecto de la víctima, manifiesta en
la cámara de Francia su complacencia por la caida de
Montevideo que anticipa. Este incidente sacándonos de
nuestro propósito nos conducirá á dardespues de.los su­
cesos do Abril un resúm ende la conducta del gobierno
Francés y de sus diplomáticos en los negocios del Plata,
hasta el punto donde empiezan estos apuntes*
> ..
El resto de; las transacciones del: Departamento de
Relaciones Exteriores no fué de consecuencia histórica
aunque de trabajo asiduo.—Un tratado,, se !inicio;: con el
Ministro Residente del Brasil, en que este intervino oyen­
do las px'oposiciones ad referendum del Ministro dei Reía-,
ciones Exteriores y concertando sus; términos; en ventaja
reciproca délos dos Estados. E l quedó sin efecto, provablemente popel influjo dé las resoluciones que se supo ha­
bía tomado la: Inglaterra; pero el será siempre un tes­
timonio de que el Sr. Sinimbú habii» comprendido-bien
los i ntereses de su patria; obrando i por lo demás ¡dentro
de la esfera de sus funciones.itaéo v ?
wíííoíj,-
C A P IT U L O X X V .
( S F .rT IE M B B F . — 1 8 4 3 . )
Inglaterra y él Brasil. —- Resúmen de los intereses de Id
printéra. - - De los actos de sii gobierno. — Motivos dé
odio dé Rosas á los extranjeros. — Los derechús qué les
dan son incompatibles cotí la esencia de su sistetna. - Notas de Lord Aberdéén. —- E l Brasil. — Su interésen
la presenté guerra.
Hetoos adelantado én diversas partes de este trabajo#
que la Inglaterra tenia intereses pdlíticós y comerciales
positivos, en la conservación de la independencia de Id
República Oriéntál, y en la continuación de su régimen!
administrativo. Por efeto último entertdeñíos decir que una
administración, un gobierno, independiente' de todo víncu­
lo con Rosas, mantuviese aquí el mismo sistema de prin­
cipios liberales en su administración interior ;- guardando1,
con los extranjeros las consideraciones consiguientes U
fomentar su concurrencia, así para hacer progresar la po­
blación como el comercio del Estado.
En este Capítulo, reuniremos nuestras proposiciones
dispersas, y agregaremos Otras-; absteniéndonos sin em­
bargo. dé abrazar la cuestión en todos sus" detalles, Como
que ella -no es sino incidental y éSpUcalivaeft estos apuntes
de Carácter especialmente histérico- Lo qjlé digarfiosres­
pecto dé Inglaterra, se hallará-c» mucho' dé aplicación ge­
neral á los demas Estados europeos: — hétnósf1dicliOv y lo
ha dicho el Gobierno de la República, que el é x ito d é la
guerra con Rosas decidía unapordón dé cuestiones euro­
peas ; y ésta proposición taWfbietl quedará élücidada. La
Inglaterra será nuestro punto de especial consideración,"
porque es examinando documentos y actos <$ué' ha pi-Odüt o m o
i.
2 6
cido su gabinete y su diplomacia, que eneremos á esta
materia. D e la administración de Francia, por desgracia
tenemos mas que quejas—quejas no de desden sino de hos­
tilidad—quejas-mczolada&coD recuerdos de sangre y de fa­
lacia. EstaS circunstancias nos impohdr&n el deber peno­
so de consagrar &la administración Guizot, en su oportuni­
dad, un capítulo esp ecia l: no puede confundirse en un tra­
tado de consideraciones generales.
Guerra en que se versan cuestiones d e sociabilida d
no parece que pudiera s g | indiferente en los Estados Ame ■
ricanos, que se están esforzando con mas ó menos éxito por
hacerlas prácticas en su régimen. S in embargo, los que
mas progresos han hecho á este respecto, lo mismo que los
menos ay,enturados, han mostrado una impasibilidad estoi­
ca al ver devorar la tierra, cuyo nombre bien pudiera al/.ar'
e le é n io de la historia, y colocándolo sobre el Chímbórazo
ó Tupungató, decirles : — Pueblos que habitais desde el
Ñachi loches y el Sabina hasta el Cabo de H ornos, os llamé
a la libertad, y mis hijos lucharon, y mis hijos murieron,
rompiendo la fuerza, haciendo liviana la cadena que, rota
y a en eslabones, fuisteis gradualm ente arrojando despues I
Pueblos del Ecuador al Polo, d e Rio-Bamba á la T ierra del
Fuego, á vosotros llevé la libertad con mis banderas, abier­
to su paso con las victorias ? no aumenté por esto mis ter.
ritó rio s; loe cedí para que se alzaran N acion es nuevas;
no os he cobrado subsidios en pago de mis sacrificios ;: —
me habéis abandonado en la ocasion de volvérm elos, y
también á la hija mía, que luchando por su vida, conserva­
ba los -elementos de mi regeneración !
.A pesar do- estos antecedentes, los nuevos Estados
han preferido obrar bajo la regla de un principio de polí­
tica trasplantado, en nuestra opinion, á destiem po en A m é­
rica, y que en Europa misma no es reconocido d e una apli­
cación absoluta, decidiendo las circunstancias del .caso, si
se ha de efectuar una intervención, aunque la consecuen­
cia de ella sea arrebatar un territorio ó un estado, com o le
sucedió á la Holanda con la B élg ica ,‘y así en. otros ejem ­
plos. Pero entre estos Estados de América, el Brasil te-,
nía no solo cuestiones de sociabilidad, sino intereses laten-,
tes que no perder de vista — intereses del momento* in te­
reses de porvenir : así es que cuando, respecto d e los otros,
nos.contentáremos con un reproche, respecto del Brasil
entraremos á determinar esos intereses,
N os parece que podemos asentar,' que la experiencia
y la ciencia han dejado establecidas, pomo axiomas, unas
cuantas verdades,que so n ó deben ser ;el eje de toda la pplí-
ticá general europea,' respectó de las Atnéricas: es, pues, á
su luz que habrá siempre de rocurrirse^ cuando haya dé'
apreciarse la conducta def los gabinetes/ La América de­
be ser-independiente ; tal es la conveniencia de lá Europa i
fué el granprecepto qué'lego á suséuéesoreá Mr. Canning
en el reconocimiento dé los nuevos Estados.
E ste precepto supone unas cuantas condicioTíéB. E s
la primera, qué ha dé haber libertad en ella ; queremos de­
cir1: que cualquiera que sea el régimen intérior de los nue­
v os Estados, este régimen ha de dejar incólumes los dere-'
chó's primordiales del hombre étí sociedad ;ha‘ de ásegiírar
las personas; há de asegurar las propiedades; ‘•ha dejar li-bre el ejercicio de la industria. Sin estas Condiciones';
— á parte de Consideraciones políticas y de: humanidad,-^
sin estas condicione», imposible produécion, imposible con­
sumo, imposible comercio, que es la relación vital én trela
Europa y la América. Sin estas condiciones, efa nula la
independencia : era arrojar estos pueblos1á los horrores déla devastación, de la anarquía y del despotismo, que recí­
procamente se engendran y renacen el uho de la otra.
L os intereses de la Europa, los intereses de su comerció,
envolvían, pues, la condicion de que habian de ser respeta­
dos1los derechos personales de los nacionales; y esos inte­
reses europeos imponían la condicion de intervenir, pará
salvarse á si mismo de un mal próximo ó probable, que es#
la condicion que el derecho de gentes requiere en las in­
tervenciones. S i todo esto es exacto, como nos ptfrécé,
será preciso convenir, que el gabinete que ha estado vien­
do crijirse, por una série de años, la espoliacion y el asesi­
nato eh sistema, y medio esclusivo de gobierno, dañando así
lote intereses del comercio de su patria; ha cometido una
gran falta hácia ella.
E n la presente guerra, tratábase no ya de Cofrtimíar
esc sistema devorador en la márgen derecha del Plata,sino
dé traerlo á la izquierda ; de ahogar los buenos principios
en un Estado i ndependiente, á donde el comercio inglés
podiá refugiarse y hacer su deposito, su factoría, para nó
poder ser nunca éBcluido de donde había urtinterés positivo
en expulsarlo. La lnglaterra no iba á intervenir en los ne­
gocios domésticos de un Estado estraño, iba á detener so­
lamente la intervención que Rosas quería ejercitar en éllos:
intervención que iba a'ser dañosa, si triunfaba, á la Inglaterra'misma, y que, grande y- poderosa comó es, le iba a
presentar costosas dificultades qkíé vencer/cuando-le fiféáfc
forzoso volver la vista á ella ; y desdé luegó, grandésé'ih
rñédiaiós perjuicios á'los inglesés’ocupados én este Comer-
cío. S i los gobiernos no sirven para evitar estos, y tener
esa previsión» nos parece que es pura pérdida el gasto que
se hace con ellos, y la obediencia y respeto que se les
tributa.
Para que Lord Aberdeen no hiciese alto en estas con­
secuencias de la ocupacion d e la Banda Oriental, era me­
nester que su inteligencia estuviese preocupada por dos
suposiciones, la una de las cuales%
vien e por tierra en e l ac­
to de anunciarla casi, y la otra necesita m uy pocas obser­
vaciones para perder su fuerza aparente. S o n : la prime­
ra, que supusiese que, de que O ribe mandase en esta R e­
pública, no se seguía que él d ebiese seguir y adoptar el sis­
tem a de Rosas, siguiendo su política interior y exterior ;
segunda suposición, que la Inglaterra era bastante fuerte
para acudir cuando quisiese, á poca costa, a las consecuen­
cias que desdeñaba ahora.
T al vez algún inglés que ha residido com o diplomático
B ritánico en M ontevideo, inducía al M inistro al primer
e r r o r ; pero muy poca m editación era preciso para com ­
prender que unas mismas causas habian de producir unos
m ismos efectos, y los resultados venian enseñando que la
experiencia confirmaba la previsión del juicio.
Oribe venía á sentarse en el G obierno, conducido por
un ejército de Rosas, y vencía con él la tenaz resistencia
que le hacía el pais. E ste era un hecho que no desconocía
Lord A berdeen, y este hecho dejaba las siguientes con se­
cuencias:
1 . ° Que Oribe era la criatura de Rosas.:
2 . Que quedaba ligado á él por agradecim iento :
3. Que tenía que seguir su mismo sistema ; p o r el
interés de conservar su apoyo ; por la necesidad, de con­
tener con é l, la resistencia del pais, que se hubiese:alzado si
el quedaba so lo :
4. Porque en la conquista, habia ejercitado ese mis­
m o sistema de crueldad, degollando los prisioneros, O rien­
tales y A rgentinos en su victoria del A rroyo Grande : •
5. Porque si com o este hecho no fuese suficiénte
para demostrar su carácter individual y el de su adminis­
tración, había seguido el mismo sistem a de crueldad y le
habia añadido el de espoliacion durante toda su marcha y
residencia en el E stad o: haciendo así im posible para
siem pre toda consiliacion de partidos interiores que era lo
único que pudiera darle esperanza d e alzarse contra la de­
pendencia de R o sa s:
6. P or que venia con los colores, con el título de ge-
néra!, y hasta con la nomenclatura de que usaba el tirano
de Buenos Aires.
Estos que eran hechos conocidos de Lord Aberdéen,
daban la consecuencia forzosa de que la ocupacion èra
una conquista virtual del Estado Oriental y que Oribe se­
guiría el mismo sistema de gobierno que sé ejercitaba en Id
otra orilla dél Plata.
Ahora este sistema de gobierno, por mas falta de eorazon con que quisiese mirar Lord Aberdeen los maiés y
los sufrimientos de los hortibres d é estos países : ese siste­
ma aparejaba por su naturaleza, otros daños directos y
personales á los estráñjérós é ingleses.—-Él òdio de Rosas
á los extranjeros, no es una mala voluntad gratuità : cual­
quiera que fuesen sus inclinaciones por sus antecedentés,
él las sofocaría :—-ese òdio es, una necesidad administrati­
va : está en la esencia, y cualquiera que no fílese Rosas, si
tenia sus fibras y su maldad para no espantarse dél crhñén,
y se proponia lo mismo que él, los aborrecería de un modo
igual. -■
■■
.■ .
Los tratados, esos tratados, con que los gabinetes éStranjeros se satisfacen tanto, y que muestran envanecidos
á los pueblos que gobiernan,- Como el testimonio de la
ciencia é intelijenciá con que á lo lejos protejen á sus súbditos y los intereses de su patria : esos tratados son los qué
concitan el òdio necesario de Rosas cómo incompátibleS
con su sistema-: esos tratados son A uy poca prenda d e se­
guridad : son una garantía muy gravosa, si hadé ser pre­
ciso estar siempre víjilantes, prontos á sacar lá espada pa­
ra que sean guardados.
Pero cierto que así será ; porque en una sociedad,
donde no se rige por otros medios, qué el asesinato direc­
to, ó el asesinato tumultuario ; la espoliacion y los' crueles
tratamientos personales arbitrarios—donde no hay le y e s ­
en una sociedad tal, esos tratados, constituyen dentro de
la sociedad misma, otra sociedad de extranjeros, de hom­
bres que gozan derechos que se niegah á los del pais’: dé
hombres libres entre esclavos—-entre los que son tratados
com o bestias; D e aquí—'consecuencias'forzosas: —por un
lado el pueblo, los ciudadanos han de buscar, alzarse ¿
los g o ces que Ven disfrutará su lado, à su vécino, al ex­
tranjero, e l mas vulgar que coiiie y vive con ellos
por
otro lado, el que manda,— ha de odiar esos tratados ; ha
d e odiar- á esos extranjeros, que dan un escándalo que le
subleva el pais : ha de procurar exitar por laenvidia él
òdio á los extranjeros en los nacionales : ha de trabajar de
todos modos para bajarlos á todos á un nivel. —N o hay af-
tcrnativa: para quo sean sólidos los durechos do los ex ­
tranjeros, es menester que gozen esos derechos los del
país;— Esto es tan óbio que no podía escaparse á Lord
Aberdeen si está á la altura del pais quo manda, nutrido
en los principios, y en las doctrinas de la Libertad, y con
psperieqpia propia de la Jucha necesaria que se establece
por conseguirlas.
. Si.el.m inistro de Inglaterra, hubiese requerido los ar­
chivos de la correspondencia diplom ática de los agentes
Británicos en Buenos Aires, en ellos habría encontrado,
que cuando en 1835 pretendió el gobierno Inglés cpmpjglar el tratado de com ercio de 1825, desem bolviendo su
artículo 14 por la form ación de un tratado para la abolir
¡cion del traficó de esclavos, Rosas se negó abiertamente
á esto si no se consentía en reconsiderar el tratado conce*
jíído que miraba gravoso. É l gobierno Inglés se negó justa­
m ente á la pretenciones de Rosas,; y el tratado sob reeltráfic.p de esclavos no s e 'hizo, hasta que el gabinete Británico
lo consiguió con la protección que dió á Rosas en su cues?
tipn con la Francia,,.sobre derechos personales de los FranpejfJé?.
M
.
I'i •.
, jjNo era pues posible alucinarse con la idea de'que
Qgibe entablaría, aquí otro sistema, que el de llosas.: que
io^e^tranjeros n o fuesen objeto d e odio : estáb an los heph^s;eyidentes estaban *las deducciones 4ojícas.— Queda
jpues la- segunda sq p osicion : e l poder de. la Inglaterra.
, Ej es grande sin duda, p ero como*todas ,las fuerzas se
gastan,.se reducen á medida que se alejan, de cierto nunca
habría sido menos dispendioso que durante esta guerra el
mostrarlo, y por lo mismo nunca habría dicho la previsión
que era mas oportuno.
.
Cuando Rosas y Oribe unidos* mande, cada uno, opñm axad a uno, establescan uniformes un sistem a que es.vital.para Inexistencia de lo s dos: los medios coactivos de las
naciones Europeas los de la mas poderosa Inglaterra ha?
brán pgrdido. infinito ; y , ya será cosa mas séria que man­
dar un Comodoro ó un Almirante, con unos cuantos bu­
ques, á reclamar el agravio, la injusticia, la infracción de
un tratado com etida en'un súbdito, de cualquier nación,—
E s fácil, persuadirse, mas,bien, qué los gem idos de lavictir
ma, se pierdan en el espacio y la dificultad, y que si llegan
á. hacer sentir su lejano eco, cualquier escusa, cualquier sa­
tisfacción, se acepte, por no abrazar las consecuencias, que
daría el prolijo examen.
Mientras el Estado Oriental sea líbre, independiente
Ho Rosas* así en e l mapa y en el nombre; como por que las
personas que lo administren puedan darle-una política pro-;
p ía : las escuadras extranjeras tendrán Montevideo*-Maldonado y la Colonia puertos amigos, dé roposo y, de refu­
gio* desde donde pueda hacerse efectivo urt bloqueó.1 Pero
cuándo estos puertos caigan en una mano tan hostil como
la que oprime en Buenos Aires, será menester buscar él
puerto de estacion en el Janeiro, para bloquear- desde el
RÍO'Grande hastaél R io’N egro de Patagones. Créemos
que el mas alucinado con la importancia dél poder maríti­
mo de Inglaterra ó Francia, y a convendrá en que será em­
presa muy difieil,sino imposíble,hacer únbloqueo mediana­
mente eficaz en 400 leguas de costa, y una gran parte de
ella brava. La política de Lord Aberdeen, ha espuesto á
la Gran Bretaña á que pierda, á que se desvirtúen cuando
menos, el medio de acción de los bloqueos, á que tiene
tanta facilidad en recurrir'por el número de su márina> pa­
ra re vindicar los ultrajes-de sus súbditos.
A los ingleses toca calcular mas menudamente, si esa
política no ha com etidóotra falta que reagrava lá impre­
visión de aquella,cuando ■sus relaciones diplomáticas con
el Brasil sufren dificultades, y las alianzas que la' familia
Imperial contrae con la casa de Borbon de Francia y Ñ a­
póles, pudieran hacer entrever, que mas adelante la Ingla­
terra no será la mas favorecida amiga. S i tal Sucediese*
los puertos del pequeño Estado del Uruguay sólo le' queda­
rían á sus flotas y a ;su comercio, desde gl Marañon al Ca­
bo de Horno» ;.y en ellos solos podrían reposar ■sus arma­
mentos y espédiciones al Pacífico. — En esta hipótesis, • si
el Estado Oriental hubiese caido en manos de Rosas,'como
lo ha espuesto á que caiga la política del gabinété inglés,
probable es que su señoría se sintiése muy arrepentido d é
la espectativa que ha guardado de las resoíueioriésdo
Mr. Guizot, con que éste le ha atado las manos, puede ser
que no con un objeto muy, inocente.
•Sea de este cálculo lo que fuere, fuera del medio co­
activo de los bloqueos, solo le quedarían á la Inglaterra,
. una vez sujeto el Estado Oriental á Rosas, dos medios' hós-,
tiles que emplear. El.primero, bombardear á Buenos Ai­
res ó Montevideo, y este medio no-produciría mas efectos
que hacer cargar á pueblos inocentes con -la- culpa de su
ministerio, con la culpa de su opresor, que sin eórret ries­
go dé ninguna especie, sacaría e l provecho de concitar el
furor- popular contra los extranjeros que él inismo detesta­
ba. Seria, por otra parte, arruinar-casas, destruir propie­
dades, muchas de ellasde exfranjérOs-imncdiatámente, otras
que indirectamente les pertcnecnm, ó. w íju ó tenían acción
por ios.créditos d e s u c o m e r c i o ; a c a b a n d o por d e j a r l a s
cosas peor d e lo q u e e s t a b a n .
£1 segundo medio, seria tomar una de estas ciudades:
hacer, en suma, una guerra. Y esta guerra seria á 3,000
leguas ; en pueblos que saben defenderse; donde ei políti­
c o , que debe guiarse mas bien por la experiencia que por la
estadística, encontrará que en la sola guerra actual, y no
mas que en el pequero Estado Oriental, existen comba­
tiendo por mas de año y medio mas de 80,000 hombres so­
bre las armas ;• y Corrientes, y el Entre-Ríos y Buenos. A i­
res, tienen fuerzas disponibles, y las darían las Provincias
que no mencionamos, de manera que reduciendo -mucho la
cifra, creemos que se podria reunir otro tanto para comba­
tir u». poder extranjero.
N o queremos entrar en detalles del armamento que.
sería.necesario pava, vencer esta resistencia, porque nos
desviaría m ucho; solo pedimos que se tengan presente, la
índole duradera del carácter de nuestras,guerras ; lo que á
la Francia le. cuesta haber puestoe! pie en Argel j y .que
los habitantes de. los pueblos del Plata . conocen bien . los
medios de la. guerra europea y los recursos de la nacional.
Queremos venir á la conclusión en el punto que tratamos,
y ella: e s ;—Que para evitar el efecto, de todas las hipótesis,;
habría sido mejor asegurar la independencia de la Repú­
blica Oriental, para lo. que solo bastaba dejar obrar las
fuerzas marítimas que la Gran Bretaña tenía en Montevi­
deo, y dejando al pais hacer lo demás; sin que ese auxilio
le hubiese costado á la Inglaterra mas, que lo, que le ha cos­
tado la inacción de las fuerzas mismas.
Los que han visto luchar á este mismo pais, podrán
decir si este auxilio era suficiente. S i el peso moral de fe
resolución de la Inglaterra no hubiese terminado desde lue­
g o los.males que ha sufrido su comercio y, los súbditos in­
gleses de aquí y de Europa ; y si no se hubiese asegura­
do-r-^hech.O: omnipotente—su influencia, correspondiendo á
l,a confianza, á la justicia, á la humanidad, y al espíritu del
progresq de los buenos principios del siglo.
Persuadido e l Gobierno Oriental de que en la guerra
con Rosas se comprometían intereses del comercio britá­
nico, luego que; el abandono, de la Francia lo dejó solo, en
una guerra en que se había comprometidoíá solicitud en gran
manera de su agentes,; se dirijió al Ministro, inglés en Bue­
nos. Aires,;entablando, por su medio, con el gobierno de la
Gran Bretaña negociaciones y relaciones ¡ diplomáticas,
que dieron por resultado proponérsela Inglaterra mediar
para el ajuste de una paz.
Nótese que cuando el Gobierno Oriental hacia estas
overturas no estaba débil, no habia sido invadido su ter­
ritorio : la balanza estaba inclinada á su favor y mas bien
parecía que el debiera ser el que invadiese como hubiera
debido hacerlo, sino se hubiese abandonado á un neeio de­
seo de la paz.
El General Lavalle es cierto habia sufrido un reves
en el Quebracho en fines de 1840, pero retirado á la pro­
vincia de Córdova, su ejército, y el que formó el general
La-Madrid, en las provincias interiores que por los mis­
mos principios que hemos desembuelto en el capítulo 23
se habían puesto en resistencia contra las pfetenciones.de
R osas: estos dos ejéroitos ocuparon en la guerra que se
entabló allí todas las fuerzas de Buenos Aires que no pu­
dieron bajar hasta mediados de 1842:
- ii Estas mismas fuerzas estacionadas en Tueüman á 300
leguas de Buenos Aires estaban en incapacidad de em­
prender ninguna marcha, cortadas por las fuerzas del ge­
neral D. Juan Pablo López gobernador de Santa Fé que
también se había alzado contra las mismas pretenciones,
y- que les impedia llegasen á ellas los recursos de movilidad
que únicamente podían venirles de Buenos Aires.
Mientras tanto en Noviembre de 1841, é l General
Paz que habia formado un íejército en Corrientes, habia
derrotado también, en la jornada de Caa-guazú, las únicas
fuerzas efectivas que le quedaban a Rosas, deshaciéndolas
completamente^ ocupando en seguida' la provincia de En­
tre-Ríos, y abriéndose la puerta para invadir la de Buenos
Aires.
Era bajo ese aspecto de cosas y durante esas Ocurren­
cias: que el Gobierno Oriental había entablado négociacionesdepaz, por la mediación del gobierno Británico. Su
Ministro en Buenos Aires habia sostenido esas negociacio­
nes, las habia adelantado, y succesivamente habia ido dan­
do las seguridades que se ven en diversas corresponden­
cias y en manifestaciones á súbditos Británieosde que es­
te país no seria invadido, (a) '
(a) Fuera de los estrados de esa correspondencia ofi­
cial que el lector habrá visto en la nota de 10 de Marzo,
esas seguridades se encuentran en las siguientes cartas que
copiamos textualmente:
? Buenos Aires, Diciembre 15 de 1842.—Mi querido^
. ¡Esas seguridades naturalmente fueron enervando la
acción del Gobierno Oriental y é l ¡impulso d ecisivo que
¡jodia dar á la caída de Rosas, y esas seguridades fueron
sirviendo á este para que pasase el tiem po yi se*fuese me­
jorando su situación por la natural consecuencia que de­
bía dar la política que reposaba en ellas y en la país.—La
Sr. Vidal.— R ecibí por el vapor su carta de, 11 del cor­
riente, en que. v . me noticia que el Geheral R ivera ha su­
frido un revés el 6 del corriente, perdiendo su artillería c
infantería, y,qué obligando esta derrota al Gobierno á re­
currí r,á meaidas extremas para-defender el país, me pideque le manifieste lo que yo y el Condet D e-L urde podemos
hacer para impedir que esa ciudad caiga en poder del ene­
migo. . La llegaba del paquete me habilita para contestar
á su carta de una maneja muy satisfactoria piara Y .—E l
gobierno de S . M. juntamente . con el.d e Francia han re­
suello poner térm ino,á la: guerra, y habiéndosenos hecho
conocer las intenciones d e nuestros respectivos gobiernos,
yo y el Conde De-Lurde hemos dirijido una nota al gobier­
no de Buenos A ires, pidiéndole una suspensión de hostili­
dades, y el regreso d e las tropas argentinas á su territorio^
bien entendido que las de la República Oriental se retira­
rán igualm ente á la Banda Oriental, si ya no lo han hecho
enteram ente.;, Esta carta irá acompañada de una nota ofi­
cial á.V . transmitiéndole copia de una dirijida al Sr. Ara­
na, en que el Gobierno de M ontevideo es invitado á acce­
der á la misma demanda.— T engo motivos para creer que
una fuerza naval francesa de consideración estará ¡muy
pronto é ñ e l R io d é la Plata, pedida.por mí y por el m inis­
tro francés, para obligar á la cesación de las •hostilidades,
caso que no se accediese á ella, por la nota dirijida hoy al
gobierno.de Buenos A ires.— Créame V . siempre, mi queri­
do ,Sr. Vidal, su sincero y fiel am igo.—J. H . M andeville.—
A S. E. D. Francisco A. Vidal, & c . ------ P. S .— Le ruego
que mis notas no se publiquen por ahora : ni la que he di­
rijido á e ste gobierno, ni la que dirijo á V¿ ”
|
Privada. — Buenos Aires, E nero .8 de 1243.-rM i
querido. . . . .— R uego á V . que manifieste mi profundo
pesar, habiendo sabido por su nota confidencial d e %2 del
corriente, que el Sr. Vidal está demasiado enferm o para
asistir á los negocios. N inguno toma mas interés que yó
en todo lo que le concierne de adverso y de próspero.—
guerra se hacia por dos elementos distintos :—Ií* resisten­
cia A rgen tin a:—la acción Oriental* E ra pues natural que
la primera se alarmase cuando-veia negociar á la segunda,
y 'quisiere ponerse á cubierto para no 'recibir condiciones
que podrían no ¡ acomodarle1: era pues preciso qúe'él ge­
neral Rivera á su vez plegándose, á las ideas de stf gabine­
te no las -embarazase de un modo demaciado estrecho, y
que al fin saltase como sucedió la divergencia, que tenia
por base las seguridades dadas por el-órgano del gobierno
In glés.'■
Sirviendo asi la interposición Británica al provecho
de'Rosas. se produjo la disolución del ejército de Gaa-guazü, se desbarató la resistencia de Santa F é qúe esté' ;sostén ia : Rosas alzó la cabeza—y se aglomeraroh los elemen­
tos qué abrieron la puerta á la invasión del Estado Orien­
tad y de Corrientes, el di a que la fortuna volvió la espalda
á sus tropas reunidas en la batalla dél Arroyo Grande. 1
fí-0 > U n sentimiento de honor quizá; -puso todavía la plu­
ma en la mano de Mr. Mandeville y del Conde De-Lurde
el 16 de Diciem bre de 1842, cuándo pasaron la nota inti­
mando el cese de la guerra á los gobiernos beligerantes.
E sos do» Ministros quisieron,-tal vez:, quitarse de encima
la nota de. aleves, que les daba e! resultado de su política, y
Mr. Mandévílle que se'hallaba al frente de las négociacio’nes, pudo querer desnudar de ella- al gobierno dé su patria,
que era á quien se había dirijido el Gobierno Oriental, y
que era el que había mezclado, como un accesorio; al go­
bierno de la Franciaj qu eya nos había dado un penoso de­
sengaño.
M as confió despues de esta nota el Gobierno de; la R e­
pública en el d é la U einá; y tan ciego estaba, qúe' aun
desperdició tiempo para prepararse á defenderse del ejér­
cito que venia marchando á la invasión. E l mismo ’ Mr.
Mandeville aconsejó la resistencia, la defensa, siempre lisongeando, y tal vez lisongeado, y esa defensa pudo hacer­
se efectiva por el cambio feliz de hombres de >que hemos
dado cuenta;
E l Conde De-Lurde y yo sentimos mucho el desagradable
estado en que el Gobierno y ciudad de Montevideo están
colocados eñ este momento ; pero no puedo creer, qué las
fuerzas navales inglesas y francésás rio lleguen antes que el
enem igo esté-á;puertas.— Créame, mi querido S r ., . . . .
su invariable.-^J. H . Mandeville.^yr. u j i
Fue cuando, en vista de que esa intim ación no liabia
merecido sino desden de Rosas, que el nuevo Gobierno de
la República se dirijió á Mr. M andeville pidiéndole que hi­
ciese efectivas sus promesas, que este em pezó á v acilar:
entonces el ejército de Rosas estaba ya á pocas leguas de
la capital que sitió el 16 de Febrero.
T odo se habia conseguido para los objetos, de Rosas,
si la negociación diplomática de Inglaterra hubiese sido
empleada como un ardid. Y sin poderse esplicar la con­
ducta del agente Británico, el Gobierno Oriental fu é co n ­
fiado á buscar la esplicacion leal en el gabinete Británico,
diriiiendo al Ministro de Relaciones E xteriores de la .Rei­
na la nota de 10 de M arzo de 1842o
Entre tanto, la nota de 16 de D iciem bre había traído
á nuestro puerto una escuadra inglesa, con un g éfe d e sen­
timientos nobles y honrados, de aquellos á quienes su ho­
nor no les permite concebir, que las palabras puedan tenefc
otro significado que el que espresañ ; y que orgulloso con
el nombre de su patria y celoso de su fama, m enos podía
comprender que una gran N ación dejase reducidas a bala­
dronadas las intimaciones hechas á su nombre, para Volver
la espalda, por cualquier camino, si hallaban resistencia sus
manifiestas voluntades. En la misma oca sí ©n que, el Gor
bierno, dió seguramente cuenta el Comodoro , Purvís del
estado de las cosas, y de los' m edios suficientes que tenía
para hacer efectiva la intim ación y acabar la guerra.
M uy pocos días despues de la salida del paquete que
llevó la nota de 10 de M arzo— el 1 ° , d e Abril—-hizo Oribe
su intimación de bloqueo á la capital, y pasó su célebre ciiv
cular, en que amenaza d e m uerte á los extranjeros. E l
Comodoro Purvis adoptó el partido que hemos indicado, y
despachó el 4 el bergantín de guerra inglés ‘Patridge’ dan­
do cuenta á su gobierno. Por este mismo buque el de la
República ofició de nuevo á Lord A berdeen. E ste m inis­
tro d e la Reina, cuando dictó las notas que vamos, á inser­
tar, obró con pleho conocimiento de los antecedentes, y con
conciencia de la amenaza, adoptó friamente una resolución
que valía, en lo que á nosotros nos tocaba, sancionar el
aniquilamiento d esgobierno que habja confiado en él,—■
e í exterm inio de los extranjeros,— de los ingleses.
“ Ministerio de Relaciones Exteriores.—-L ondres, Ju­
lio 4 de 1843.—A S. E . el Sr. Vázquez & c. & e. & c.
“ E l abajo firmado, Secretario principal d e E stado
para los negocios extranjeros, ha tenido el honor de recibir
la nota que S . E . el Sr. Vázquez, Ministro de Relacione»
E xteriores de la RepCblica Oriental del Uruguay, le diri­
jió el 20 dél ultimo Marzo, reflexionando sobre la conducta
segúidá por Mr. Mandeville, Ministro Plenipotenciario de
S . M. en la República de Buenos Aires, respecto á la media­
ción de la Inglaterra y Francia para la cesación de hosti­
lidades entre las Repúblicas del Uruguay y de Buenos
Aires.
' “ E l gobierno de S. M. lamenta profundamente las
miserias y privaciones impuestas sobre los habitantes de
M ontevideo por la continuación de la guerra, y el gobier­
no d e . S; M . no ha dejado en unión con el de Francia de
producir que el gobierno de Buenos Aires sea inform'ádo,
del ancioso deseo de los dos gobiernos de que un término
sea puesto á la guérra por la conclucion de una paz hon­
rosa para las dos p artes; pero el gobierno dé S. M. no
puede admitir que M. Mandeville ha obrado 'de un modo
impropio, declinando autorizar al ofic»al que manda las
fuerzas navales de S . M. en el Rio de la Plata , para que
tom e una parte activa en tratar de forzar al general Ori­
b e, y las tropas bajo su mando, á qué sé retiré de delante
de la ciudad de M ontevideo; al contrario el gobierno de
S i M . ha aprobado la nota que Mr. Mandeville dirijió al
Sr. Vázquez él 25 de Marzo de 1843.
“ E l abajo firmado tiene sin embargo que decir al
Sr. Vázquez, que el gobierno dé S. M. no autorizo la nota
que Mr. Mandeville, dirijió al Sr. Gelly el 6 de Enero
de 1843, “ manifestando que esperaba diariamente la Llégada de una fuerza unida naval Británica y Francesa, que
entendía había salido de Europa en Octubre de 1842.”
“ E l abajo firmado aprovecha esta oportunidad para
hacer saber al Sr. Vázquez qué S. M. ha escojido un caba­
llero para que sea acreditado como Encargado de N ego­
cios cerca de la República Oriental del 'Uruguay e l que
debe pronto proceder á Montevideo ; pero el abajo firma­
do crée justo espresar al Sr. Vázquez que esté nombra­
miento no ha sido hecho en consecuencia dé ninguna du­
da de parte del gobierno de S. M. respecto á la'propiedad
de la línea de conducta seguida por Mr. Mandeville en la
mediación dé Francia é Inglaterra éntre Buenos Aires y
M ontevideo.
i
“ E l abajo firmado no puedé concluir esta nota sin ¿sprésar al Sr. Vázquez el efectivo deseo del gobierno de
S . M . de que! lo s esfuerzos unidos'de los gobiernos de lnglatérra y Francia sean eficaces en inducir á los gobiernos
de las Repúblicas, á que convengan en una cesación dé
hostilidades, teniendo <¡n vista la conclucion d e,u n a paz
honorable.
i ;
;■ •
¡ >55 ¿ í **!» - vuv¡Tití ¿l
“ E l abajo firmado pide á; S .-E . e l Siv Vázquez que
acepte & c .& c .— A b erd een w ', :¡ ■:¡i¡. rM .-lA íaq
E ste documento tíargado de,palabras, ¡contiene entre1
otras contradicciones, la muy marcada de que al paso qué
desaprueba, la nota de 6 .de Enero, manifestando qlue Mr.
Mandeville, no estaba autorizado para olla ; no se detiene
en el funesto engaño que la'oferta de fuerza de esa nota
produce, y pasa inm ediatam ente á dar ün testiinonio es­
pléndido de que consideraba que no había habido nada;
impropio; en la conducta del que en un anuncio grave ha­
bía obrado sin autorización.
ole;.. | l | |
T am bién se desentiende Lord Aberdeeri, de que la
solicitud del gobierno para que emplease sus ftierzasel
Comodoro Purvis, estaba b asad a,en la intim ación de 10
de D iciem bre y entre otros documentos en la nota de 0
de Enero d e que se hace cargo el Ministro B ritánicos E l
Gobierno Oriental era -á lo m enos lógico cuando d e c ia :
habéis intim ado la cesación de la gu erra : vienen fuerzas
para hacer efectiva la intimación : emplead pues:las que
teneis puesto que son suficientes, para conseguir vuestro
objeto.
Todavía Lord Aberdeen e n Julio no hace mención d e
la nota de 16 de Diciembre,rr-Va e l lector á v e r com o se
cspresti sobre ella;: ■¡
‘j M inisterio de R elaciones Exteriores.*—A gósto 31
de 1843.—-A S . E. D .:Santiago Vázquez.
-Si-..l
. “ Señor :— H e tenido el honor de recibir las cartasqué
S. E . m ed irijióel 26 de Abril último..y el 9 de Junio sóbre­
la continuación de las. hostilidades entre las-R epúblióas
de M ontevideo y Buenos A ire s? y" solicitando, la renova­
ción d e la intervención de S. M . paraprocurar una cesa-í
c io n de ésas hostilidades por la restauracióníde l a ptiz. ■ £f\
.• ¿; .“ E1 gobierno de S . M. ha sabido con mucha satisface
cio n de la carta de V..E» que la política del gobierno'del
Brasil hacia Montevideo, ha asumido un carácter mas
amistoso, que induce, a V* E . á esperar, que el gobierno
B rasilero, prestará en adelante su auxilio hacia el estable-;
cim iento y conservación de, la paz en el Rio de la Platai^cH
,
E l gobierno de S . M, se. ha tam bién complacido en
saber que el .Comodoro Purvis, siguiendo sus instrucción
iras, se ha ocupado activamente en- tratar dé mitígáiJ1és
destrozos y ferocidades d e’ la guerra que sti;lléva é'Ohti’ft
M ontevideo
y que el estado deí ejército sitiador és tal
que indusca al resultádo dé que muy pronto s e verá’Obligádo á retirarse de su posicion delante de la ciudad.
;“, rEl gobierno’ de S. M¿ no ha jamas ccsadó pór'un
momento; d e: lamentar la continuación de la guerra entro
M ontevideo y Buenos Aires, y han sido ineesantés sus es­
fuerzo» en unión con el gobierno de Francia,1para produ­
cir una pacificación entre los dos E stados:— Pero érgobierno de. - S. M.;t í o está preparado- para tomar medidas
coercitivas para poner uh término á la presente contienda
y tiene un pesar (regret) en no poder acceder por lo mis­
mo á'la aplicación contenida en la carta de V. E i'd e 9 de
Junio, e n que se solicita que el ministro de S. M .-étí Bue­
nos Aires sea autorizado para renovar la intimación (Sunrmons) que en concierto con el ministro francés,' Mr.f?Mandeville dirijio:al gobierno de Buenos Aires e l 16 de D i­
ciembre de 1842: tantóm as especialmente' cuanto que al
asi hacerlo Mr. Mandeville, obró bajo alguna equivocación
(misapprehension) de las instrucciones que había recibido
del gobieroo de S . Mi'' j
ffiAl mismo tiempo pido me sea permitido añadir que
si alguna cosa ocurriese, que pudiese inducir al ministro
de S . M. en Buenos Aires á pensar que los buenos oficios
del gobierno de S. M . pudieran ser provechosos ál! objeto
de procurar una cesación de hostilidades; Mr. Mándcvillc
tien e instrucciones para ejercitar la oportunidad.
-,i'»,; “• Tengo el honor de ser, ^-c.— Aberdeen ”
-• E l ministro Británico, que parece' se habia olvidado
de ila carta d e 20 de Abril, la recordó cuándo recibió la de
9 de>: Junio, que pinta mejorada nuestra situación, para
contestar las dos por la carta amable que precede. En ella
os que; Lord Aberdeen se hace cargo dé la nota de- 16 dé
D iciem bré, no para repudiarla como no autorizada, con el
enfado d e la de 6 de Enero, sino para decir que Mr. Mandeville/debió haber padecido alguna equivocación.
Jástos documentos esplican las vacilaciones del minis­
tró Británico enB uenos A ires: estaban en su gobierno :
estaban e n una política incierta, que no era la que 'Corres­
pondía á una gran nación. Mr. Mandeville, que había por
años seguidos, inducido á un funesto error al Gobierno
Oriental, se sintió conmovido por su honor, por él d e : su
patria; á ser Consecuente y a nacer la intimación dé D ir-
ciembro. N o pensó del mismo modo Lord Aberdecn i ae
olvidó do toda la secuela del negocio : .cerró los ojos á que
á M andeville so lo se le habia prestado confianza y crédito
á sus palabras, porque era ministro Británico ; se olvidó de
los intereses toaos—d e los intereses inglese^ quo se versa*
ban en la disputa y sin atreverse á negar abiertamente
la falta de misión del Enviado de Inglaterra, ni a dar á es*ta nación la posicion decisiva, que la justicia le imperaba
tomar, en un negocio en que aunque fuese bajo' un concept
to equivocado, la equivocación era de su agente, y la bue­
na fó y el sacrificio estaban de parte del que había confiado
en las palabras dichas á nombre de la Gran Bretaña por su
agente acreditado:— Lord Aberdeen, por esta conducta
puso en una posicion equívoca al agente y á la nación.
E ste desengaño tardío de esa política funesta, no era
todavía conocido del Gobierno,: cuando en mediados de
A gosto envió á Inglaterra al D octor D , F lorencio Varela,
con el carácter de Comisionado adhoc, para instruir y pro­
m over la intervención d e la Gran Bretaña para e l estable­
cim iento de una paz sólida. E l Señor Várela, testigo de
los acontecim ientos desde muchos años hasta su salida,
capaz de juzgarlos con provecho, y de transmitir con faci­
lidad sus informes ; es fuera de duda que ejercitaría sus
bien conocidas aptitudes con especial zelo. La marcha
incierta que revelan las notas, fué la del ministro ingles::
pendiente al parecer siempre d e la Francia : caminando a
las espectatívas de ésta, en pOs d e sus resoluciones ; fueron
en resumen, inutiles las gestiones del Comisionado, mani­
festando por fin el gabinete que estaba resuelto á uña neu­
tralidad estricta.
Todavía, hasta la presencia del Señor Varela en L on­
dres pudo decirse que el gobierno Inglés, falto ¿de/: dátos ó
con datos equivocados,, no habiá tornado, las resoluciones
que el interés de la Gran Bretaña, los de la justicia y lotí efe
la humanidad exijían. Pero fuera de los conocim iento»
que podia ofrecer este Comisionado, se hallaba el gabinete
en posesion de los que ministraba la correspondencia del
Comodoro Purvis, la del Cónsul el Sr. Dale* y la d e todos
los géfes de la escuadra Británica estacionada é n estas
aguas, que repetirían con voz uniforme los hechos qixte re­
vela la historia y que estaban pasando á su vista. T odos
ellos hombres de honor, im posible es que no hayan dicho
una misma verdad, !
Toda esta luz, quizá se perdió ante las circunstancias
coincidentes. E l ministriOBi'itánico^ que habriaivisto clá»
ro a favor de una ventajosa situación de nuestra parte* fué
sabiendo .sucesivamente la nueva invasion i | prqiuiza con
Q\ segundo.iejér.újto de Rosas, y menos atento, á lo, que exijía una política de vista .trascendente* se atuvo á los-resulta­
dos que se anticipó, y prefirió, ser de nuevoel ministro de
la notavárida do 4 de Julio,,' mas bienque, el amable corte­
sano de la de 31 de Agosto, cuando parecía que. el Brasil
iba á inclinársenos y; que íbamos á vencer.
Son estos
los; gobiernos dignos de las grandes naciones.L;;
:• B r ASIÍ./!
i.:-, a,
Jv ;
Esta potencia americana, se encuentra aquí unida á
la Inglaterra, p©rq»e una misma suerte ha sido la d e Pur­
v is y la de Sinimbú.., Hablando: denlas funesta» conse­
cuencias qy,e, bajo el sistema necesario
líelas, traería á
los; extranjeros, en general ,el vcncimiento de la República
Oriental en,su, lucha actual,fyá- se hát significado que esa
misma suerte estaba deparada á los súbdito^ del Brasil.
A.lgo ma&: ,e)la seria reagravada por la posicion en que
quedarían ambos estados, que haría fácil recurrir á la guer­
ra, á la menor .contienda dfs >sus gobiernos.
Fuera de esta cu;cunstanG¡a, que no resu,Uaria dc.y-entaja para lo» subditos brasileros, h ay R^ra-sl Imperio con­
diciones especiales, que hacen pel mas alto interés de su
políAeá conservar,el es tato qup,A n los Estados que bordean
ej.Plata, como loa quisp y Iqs estableció, la Convención de
Paz de 1828..
, .
Por una larga série de años, disputaron hasta con la
g u er r a las dopeoronas de España y dq Portugal, por .esta­
blecer un Umiite fijo y vmarcado&-^&4owiniós d e América.
L a primera .era quizá la mas fucri? .en derechos ; buspáta
la-segundaija mejor combinación política qu,é,¡ entonces
aparecía, los grandes, límites naturales de un gran rió.
., E^f^s-,sq¡n las tijadiciqnes de la casa de Braganza, y ,á vir­
tud, de ella», en nuestros d ia s fué ocupado el territorio, que
es hoy República Orie¡ntaí por un ejiercito, {»grqg^^s^ .M .
r a erte %cto á las razones que hab i an servido ya, la. d eja néce,sid<\d d 6 Rfiner al territorio, del B ra v ia cubierto de,, las
invasiones.dkila anarquía, de,los paise.s .que.Habiañ".venido
á\se,rtliepública Arggntirta.;, Esta,ocupación próduip incis
tainfe.un-a guerra, tenaz ¡de m as de, tre$ años; ,y,la¡paz,^i? hi'zq
r¡eftl¡¡53,ndó:0n el fondo una parte del. pe.r^rajentó Ó^ténsi-:
bledolí®F^Si|>¡en el interés yerdfldei’o. y durá^M üdé,;.l9f
dos; Es tocios c.ontendentcsi,; ...
tom o
i,
"
■'
“ aT
S e había aprendido que no eran los limites mas efica­
ces los rios y las montañas, que mudos espectadores nada
dicen, ni nada embarazan por si, sino que obran com o meros auxiliares del hombre, que es quien defiende l a patria.
D e aquí es y a una teoría política reconocida, l a ventaja
de que entre dos grandes estados existan pequeños que los
lim iten, y esta teoría la realizó la C onvención de 2 7 de
A gosto. E stos estados pequeños evitan el choque inm e­
diato : tienen interés en la conservación de la paz : la sos­
tienen en la n eg o cia ció n ; y , por decirlo así, con el fiel de
la balanza en la mano, la inclinan donde se van, ó mantie­
nen el eq u ilib rio: son fuertes porque uno y otro de los li­
m ítrofes los defienden, los conservan y los protejen porque
no aumenten el poder del vecino.
El gobierno Imperial, pues, abandonando al Estado
Oriental en una lucha desigual en que parecía que iba á
sucumbir, olvidaba sus trádiciones ; olvidaba sus intereses
verdaderos ; abandonaba su obra, y desperdiciaba u n aocasion fecunda de hacerse un aliado provechoso. T raía á
tes puertas del Im perio el génio am bicioso y exijente que
por 08101X56 años no deja reposar á su patria ni á sus v e­
cinos.
L a flojedad que mostró este gabinete en satisfacer con
tanta prontitud ¿ Rosas, tal vez quisiera esconderse bajo
el pretesto d e auxilios reales ó supuestos—de cierto abul­
tados— que los revolucionarios del R io Grande pudieran
hallar, ó haber hallado, de ésta República. Pero poca me­
ditación habriá bastado para que el g a b in e te ‘conocióse,
que era el m ayor absurdo y la injusticia mas completa, pédir á los Orientales que riñesen con sus vecinos, éntre los
que tendrían que ir á asilarse si k fortuna les era adversa ;
y que riñesen por quien nada les daba. S i el Brasil hubie­
se asegurado con su poder el triunfó de este Estado, si i hu­
b iese hecho ún tratado que estableciese su compromiso,
justa era la éxijen cia, natural el consehtimietíto, y éste
aparejaba las consecuenciás. U n tratado; luego que lo es
sé hace una ley del estado : el individuo que lo infringe,
incurre en penas, y hasta se hace un traidor.
S i la desconfianza lo detenia, el Brasil debia correr
la su eríe cuando s é trataba dé sus interesés duraderos, pa­
ra no sacrificarlos á condiciones pasajeras, como la suble­
vación dé unas gentes que debia sujetar. Mas desconfianza
debiera haber tenido de Rosas, porque mas riesgo ha habido
siempre, de tra erá una frontera inquieta un poderoso am­
biciono : podia haber captado su amistad, su auxilio ; pero
lo habría comprado á costa de la sumisión de su política :
si reusaba á prestarse á exijencias, allí estaba la frontera
inquieta para hacerlo plegarse á ellas.
L a gloria misma del Imperio lo impulsaba á detener
los progresos de-Rosas. Conseguida la independencia del
Brasil sirí ninguna dificultad; é'l'no' tiene'* gloría prepia, y
él n ecesita esa gloria que dá muestra de virilidad: la ne­
cesita para tomar posicion, p&rá adquirir la importancia
que debe pretender entre las potencias de este continente :
necesita, en fin, ese prestigio de opinion, para sostener la
corona y la dinastía, en medio de la democracia que lo ro­
dea en el esterior, y de la que invade en el interior.
Al tiempo que escribimos todavía el gabinete Impe­
rial se mantiene indeciso en la misma política: el curso de
esta obra señalará el que ella lleve en adelante.
C A PIT U L O X X V I
(S e p tie m b re
1:843.) •<
«1 pago de este mes, y lo que falla de Agosto, en inanos
do! tes orero, nombrado por la comision directiva de esta
asociación filantrópica, l). Marcos Baesa, pues ya la so­
ciedad socorre diariamente íl tres m il ciento cincuenta per­
sonas.
E l Boletín núm. 31 que sigue abraza las operaciones
d e la L ínea hasta los primeros .dias del mes proxiino.
Boletín número 31.
P o r e l D epartam ento de la 'Q u errá se cóntirt^a en las aten­
ciones ordinarias. — Relación de vestuario rem itido a l
ejército en 14 d e Agosto. — L a sociedad e sta b le c ía p a ra
el socorro de fa m ilia s indigentes, a u xilia un núm ero con­
siderable. — Operaciones de la Linea.
Fuera de la concurrencia del M inisterio d e la Guerra
n los dem ás trabajos económ icos de la adm inistración con­
tinuó este mes completando el vestuario de la guarnición.
D esplegando acción, celo, vigilancia y actividad en el to­
do de sus operaciones, concillaba la m ayor econom ía en
los detalles. Y a hemos dicho como so construía el vestua­
rio, y el 16 e l “ N a cio n a ln publica una'de las relaciones,
del rem itido al ejército erCcampaña. E n 14 de A gosto fue­
ron remitidos 82 ponchos de paño para oficiales, 396 ca­
misetas, 424 pantalones, 269 pares de botas y 160 espadas
con tiros, para los mismos. 626 ponchos azules y. 53 pun­
zóes, 116 cam isetas azules, 2 8 5 punzóes y 425 gorras para
caballería, todo de paño— 3010 camisas de lienzo y ma­
dras, 2240 calsoncillos, 1180 chiripases de bayeta, 4028
banderolas, 334 sables, 272 tercerolas, 606 lanzas, 465 ca­
nanas para lanceros, 949 para tiradores de caballería, 1102
cubre llaves, 418 pistolas, 30460 tiros á bala para tercero­
la, 434 arrobas 20 libras yerba misionera, 135 arrobas ta­
baco, 80 resmas de papel.
E l mismo número del “ N acional ”, contiene, un aviso
del M inistro de la Guerra, pidiendo á los señores que se
han subscripto por cantidades mensuales, para el socorro
de las familias indigentes de la campaña, hagan efectivo
•“ Preciso es ocuparnos de los sucesos que han pasado
á nuestra vista durante el mes anterior:, y aunque ellos no
sean de una importancia decisiva, justo es consignarlos en
un boletín ofreciendo á la consideración d e nuestros com­
patriotas los hechos de carinas de los valientes defensores
de la capital en el memorable sitio que sostienen.
i
liespues de ocho meses en nada ha mejorado la si­
tuación del enemigo, y cada dia nos suministra nuevas
pruebas de j que conociendo su impotencia para atacar Ja
plaza &viva fuerza limita sus operaciones á un simple blo­
queo, y que para sostenerlo, tiene que recurrir á fosos, trin­
cheras y obras defensivas. ■ i, • ; r
. “ L o s ponderados y aguerridos batallones cqn que
nos amenazaba han depuesto una,gran parte de ?u presun­
ción y frecuentemente reusan medirse con los nuestros,
sin grandes ventajas. Los edificios, los cercos y las zanjas
d é la s quintas son, por lo regular, el abrigo de su debilidad
y muy rara veg¡s,e baten á cuerpo descubierto: aun entre
esos miamos ¡obstáculos que no han bastado , a contener á
nuestros jóvenes soldados, nos han dejado muchas veces sus
cadáveres, como muestra de su derrota.
; “ Por el testimonio uniforme de los pasados y otras
personas venidasdel campo §itiador, sabemos : que han ba­
jado mucho de tono las .esperanzas q u e daná sus soldados
los géÍQs enemigos. Cuando al principio del sitio solo se
les hablaba do la ocúpacion de:. la capital como una cosa
•pronta y fá c il; cuando posteriormente se. ha estado ali­
m entando la imaginación de jos imbéciles esclavos del ti­
rano con conspiraciones supuestas ó mal medidas y con
relaciones absurdas, ahora solo g e habla de la escasez de
alimentos y de e l cansancio de nuestras tropas, aparentan­
do poner toda su c o n f i a n / . « en ;la hambre ¡ c f j i e dicen nos
amenaza y en el aburrimiento d e (nuestros v a l i e n t e s ; E s
de necesidad que.los soldados (enemigos - s e a n unos m i s e r a ­
bles ilusos, si d^n ahora mas crédito á estás vanas palabras,
que el que han .debido m erecerles sus anteriores pomposos
ofrecim ientos, y que se desengañen de que ¿ la plaza no le
faltarán víveres, ni á sus defensores el valor y la constancia
necesarios para soportar las fatigas de la guerra v escar­
mentar á los invasores.
. t' V olviendo á nuestro prim er propósito, recapitula­
rem os los principales encuentros en que ha brillado la bra­
vura de nuestros soldados, insertando algunos de los par­
tes que se han dirijido al General de las A rm a s; y extrac­
tando ofros para consultar la brevedad, om itiendo hablar
de los ataques nocturnos, porque reducíéndoseúnicam ente
ú disparar algunos tiros desde inm ensa distancia, son el
colm o del ridículo.
*■* E n los dias cinco, seis y diez del próxim o pasado, se
trabaron las fuertes guerrillas de que instruyen los partes
siguientes.— Cantón de la .izquierda.— E l g e fe que firma
da parte á V . E . que esta tarde bajó el enem igo como en
número de cincuenta hombres hasta la quinta d e Aguirre,
adonde fúé el m ayor R ebollo co n diez infantes de los de
su m an d o; y despues de haber empeñado un tiroteo en el
que llevó el enem igo dos m uertos ó heridos, em prendió su
retirada y en esta tuvo un sargento herido.— L o que comu­
nico á V . E .—D ios guarde á V. E. muchos años—-Cantón
Setiem bre 5 de 1843.—M arcelino Sosa.— E xm o. Sr. G e­
neral de Armas Brigadier D . José Maria Paz.
“ T ercera Brigada.— E l insfrascripto com unica á V .
E ., que h oy com o á las dos y media de la tarde los enem i­
gos destacaron fuerzas crecidas sobre nuestros puestos
avanzados por el cam ino de la Figurita, reducto de Ron‘r
deau y quinta llamada de Peyrallo.— E l tercer batallón de
la L egión Francesa, que cubría la línea, sostuvo al princi­
pio todo el fuego de los enem igos, que muy pronto se hizo
general en la extensión de los puntos que acupaba. E n ­
tonces se empeñó un vigoroso ataque, en que reconocida
la infinita superioridad numérica de aquellos, crey ó con ve­
niente reforzar e l infrascripto con el batallón núm. 1. ° á
sus inm ediatas órdenes, con el cual cnyó de im proviso so­
bre un flanco de los enem igos haciéndoles perder mucho
terreno. E ntre tanto, por la parte de la Figurita estos se
habían adelantado hasta las inm ediaciones de la quinta de
O b e s ; pero fueron rechazados por los fuegos del tercer
batallón y obligados á ponerse en una precipitada retira­
da en que fueron seguidos de cerca por nuestros sol­
dados.— L os enem igos - dispararon algunos tiros de cañón
que no tuvieron resultado ninguno y á los qué se contestó
por n u estra a rtillería .— E n este suceso no hemos tenido
m as desgracia que la de cuatro hombres heridos del bata­
llón núm. 1 . 0 y tres del tercero de la Legión Francesa.—
D ios guarde á V. E. muchos años ; Línea Setiembre .6 de
1843.— Santiago Lavandera.— Al Exmo. Sr. General de
las Armas Brigadier D . José María Paz.
fí E xm o. Sr.— E l infrascripto pone en conocimiento
de V . E . que hoy como á las 4 de la tarde, hicieron los
enem igos un amago por nuestra izquierda, que á primera
vista, pareció un poco sèrio : en consecuencia de.esto y
conforme á las órdenes de V. E., mandé reforzar la dere­
cha de nuestra izquierda con las escuchas que se hallaban
en sus puestos llevando-la vanguardia e l capitan Samuel^
dirijiéndome yo con el batallón núm; 3 de reserva que V.
E . me mandó : mientras y o marchaba, la tropa qué se ha­
llaba de servicio á la izquierda, ya estaba empeñada en un
tiroteo fuerte y bien sostenido por una y otra parte ; pero
tan luego como los enemigos sintieron por su izquierda la
guerrilla del capitan Samuel que los flanqueaba* coñ la
bravura que acostumbra, empezaron á perder terreno de
un modo vergonzoso en precipitada fuga, hasta ocupar
las posiciones culminantes. Sin-embargo de esta posicion
ventajosa; mandé al coronel Sosa las fuese arrollando con
nuestras guerrillas hasta ocupar una nueva posicion mas
ventajosa- E n este estado, habiéndose apagado el fuego y
viendo la hora tan avanzada, ordené la retirada con todas
las precauciones indispensables en el terreno en que se nos
hace la guerra.— La pérdida que hemos tenido por nuestra
parte es un ayudante mayor, un teniente primero, un alferez y tres individuos de .tropa del escuadrón del coronel
Sosa heridos.* el capitan de la guerrillaitaliana y dos sol­
dados mas de la misma, un alferez y tres soldados de la
guerrilla del capital Samuel también heridos, y el coman­
dante Gigena contuso.— El batallón de vascos de la Le­
gión Francesa que estaba de servicio, se ha portado coti
la bravura propia de aquella nación.—La pérdida del ene­
migo no me es posible calcular con exactitud, pero por la
actividad de nuestros fuegos me presumo, que debe ser el
duplo de la nuestra.— A l concluir solo me resta el recomen­
dar á V . E . en este pequeño encuentro là serenidad y en­
tusiasmo con que s>e ha portado el coronel Sosa) sus oficia• les y tropa, como así mismo la guerrilla del capitan Sa­
muel, la de los italianos y demas guerrillas¿y muy particu­
larmente el sargento que mandaba la de Extramuros Atanacio García.—Dios guarde : . V.>E.i muchos años, Línea
Exterior Setiembre 6 d é ■1843.^--Faustino V elazco.—
Exmo. Sr. General de Armas de la Capital y su Departa­
m ento, Brigadier General D. José Maria Paz.
“ Exrao. Si*.—H o y com o á los nuove d e la mañana
mandé tomar la casa de D. Gabriel Pe re ira con una com­
pañía del batallón núm. 4 d e línea y veinte y cin co hom­
bres de la E scolta al mando del sargento m ayor Tabares,
ordenando á este, que a cto continuo se lanzase sobre todos
los puestos avanzados del enem igo que ae hallan á nuestra
derecha, y yo al mismo tiem po marché con todos lo s‘e scu­
chas acia la casa de R eisig, extendiendo guerrillas á dere­
cha é izquierda, por si los enem igos nos disputaban el-ter­
reno ; pero al solo amago se pusieron en precipitada fuga
dejando once muertos en el campo, en tre ellos un mayor,
Por nuestra parte hemos tenido dos soldados heridos leve­
mente de la E scolta de V. E ., y uno de los escuchas en la
descubierta de hoy. R ecom iendo á V . E . la intrepidéz de
los soldados de la Escolta, de su g éfe y demas oficiales.—
D ios guardo á V . E . muchos años, L ínea E xterior S etiem ­
bre 10 de 1843.— Faustino Velazco..— Exmo. S r. General
de las Armas Brigadier D. José M aria Paz.'
ff E l 13 por la tarde, algo menos de dos compañías del
primer batallón de la L egión Francesa á las órdenes del
comandante Pelabert, so lanzaron con la m ayor audacia,
por entre los puestos de nuestra izquierda y .centro y so­
bre los enem igos que están al frente. - E ste m ovim iento
tan rápido como atrevido, produjo una gran confusion en
las guardias enem igas atacadas, que se pusieron en derro­
ta perdiendo trece hombres muertos y un prisionero. M as
habiendo notado la poca fuerza que los invadía, lograron
rehacerse al abrigo de.un fuerte batallón que vino en su
auxilio y que tomó la ofensiva. L os L egionarios Franceses-que volvian .entonces á sus pOseciones, fueron apoya­
dos porlas.medidas oportunas que tomaron los Sres. coro­
neles Yelazco, Baez y Thiebaut mandando cuatro com pa­
ñías del 4 . ° de cazadores á las órdenes del comandante
D . César Díaz que contuvieron al enem igo y sostuvieron
un reñido combate por mas de dos, horas, sin embargo de
Ja desventaja del terreno. E l éxito, aunque honroso, nos
costó la pérdida de 2 hombres muertos, cin co oficiales y
veinte de tropa heridos, los mas le veniente.
“ E n la madrugada del 19 un^ fatal equivocación hi­
zo que se desconociesen dos partidas nuestras y que se dis­
parasen algunos tiros: uno de ellos hirió mortálraente al
capitan D. Juan Francisco. Gonzevat que espiró horas despues, siendo universal el sentimiento por la pérdida de es­
t e valiente oficial; sin em bargo de este incidente desagra­
dable^ la partida de caballería que él mandaba y que había
quedado á cargo del teniente L eiva del escuadrón Escolta,
batió áo tra enemiga y’la acuchilló hasta sus puestos de in­
fantería dejándoles muertos y heridos.
•
“ E l 25 recibió el General de Armas el parte que á
continuación se inserta.— Exmo. Sr. General de las Ar­
m as-—Participo á V. E. no haber ocurrido otra novedad
en la Línea, que h a estado á mi cargo el día de hoy, que
haber una partida de once hombrerde caballería á las ór­
denes del sargento Barrios de la Escolta, acuchillado otra
de 26; hombres de la misma arma enemigos desde la Están*
zuela hasta inmediaciones de los Pocitos, hiriéndole al
enemigo dos hombres á sable y uno á bala, sin que por
nuestra parte haya habido la menor desgracia;— Dios guar*
de á M ¡ muchos años, Línea Exterior, Setiembre 25 de
1843.— Ramón C áceles.
f “ El #29 tuvo lugar el suceso de que instruye el parte
que s i g u e E x m o . Sr. General de Armas, Brigadier Ge­
neral D i José María Paz.— E l infrascripto tiene el honor
de poner en conocimiento de V; E.,; que hoy cómo á las
cüatro de la tarde;’ los enemigos hicieron un movimiento
parcial; pero rápido, sobre el puesto avanzado dé Santia¿
g u illo : en vísta de esto, me dirijí hacía aquel punto orde­
nando al mismo tiempo qué el capitan Samuel marchase
&on su compañía á apoyar la derecha de dicho punto:
cuando llegué á la quinta del Sr. Bejar, ya el combate es­
taba empeñado con calor por una y otra parte. Como á la
hora, viendo que el enemigo reforzaba su linea de guerri­
llas, mandé una compañía del batallón Libertad al mand'o
de su comandante con el mismo objeto. Mientras nuestros
soldados sostenían con bravura la torpe tentativa de los
esclavos, cuatro piezas de grueso calibre nos arrojaron mas
d e sesenta tiros s^bre nuestros puntos avanzados, pero sin
mas resultado que proporcionarnos algunas balas mas para
hacer mejor uso de ellas cuando llegue el diade una bata­
lla. -Puedo asegurar á
E. que en este pequeño combate,
todos nuestros géfes, oficiales y tropa, sin perder un palmo
de terreno, han hecho conocer al enemigo, de lo que somos
capaces. Nuestra retirada fué ya de noche, mucho despues
de la señaldelavigia de la Cortina, sin ser forzada, y si los
enem igos dicen lo contrario, mienten como siempre. La
pérdida por nuestra parte es la siguiente: un oficial y sie­
te individuos de- la guardia del capitan Samuel, heridos;
dos ’soldados ídem del batallón Extramurós, uño del Liber­
tad, y otro del escuadrón de tiradores del mando del coro­
nel Sosa idem1: -con otro contuso del mismo e'scuadron. La
pérdida del enemigo la considero mucho mas por la activi­
dad de nuestros fuegos.—Diós'guárde á W É . müchós
años.— Linón de Fortificación* Setiem bre 29 de 1843it~
Faustino Vélnzco.
“ E n el Cerro hubo, e n loa dias 23 y ,24; algunas guer­
rillas, en que bien >poco tienen que vanagloriarse los en e­
m ig o s; sin embargo tuvimos la pérdida, del capitán D.
R o g elio da Silva, que murió por el demasiado.ardor con
que se condujo este valeroso oficial.
El 7, la caballería enem iga hizo una tentativa sobre
la caballada del Cerro, la que tuvo el resultado que indica
el parte que se inserta, debiendo añadirse qué por declara­
ción del jóven prisionero 4 que se refiere, se v ie n e é n co ­
nocimiento que los muertos fueron en m ayor número* y
que un alférez, FalcOn, fúé uno de ellos.—Comandancia de
la Fortaleza del Cerro, Octubre 7 de 1843.— H o y ha inten­
tado el enem igo quitarnos la caballada por> dos veces. E n
la primera estaba y ó e n la Fortaleza y . los medios; adopta­
dos con oportunidad contuvieron al enem igo á m ucha dis­
tancia y no tuve el menor resultado. E n la segunda habia
bajado yo con la infantería al muelle d e Chaves con e l ob­
jeto de disponer la subida del cañón. E l enem iga Cargó
con rapidez sobre la caballada, y no tuve tiem po para mas
que ordenar la marcha de una fuerza de infantería al lugar
en que estaban los caballos, lanzándome, seguido del mayor
Tabares, sobre los.pocóB enem igos que se habian internado
á los caballos.
“ E l resultado fúé salvar toda la caballada, quitar la
v id a á tres de los mas atrevidos, tomar un jóven prisione*
ro (que lo remito á la disposición de V. E .), capturar cua­
tro caballos ensillados, algunas armas, y causarles porcion
de heridos-de gravedad teniendo la satisfacción de no
haber ni un solo herido por nuestra parte.—D ios guarde á
V . E . muchos años.—Tom as d e Rebollo.— Exm o. Sr. Bri­
gadier General de Armas D. José María Paz.
(«) *• Solo nos resta que decir algo, sobre el bárbaro pro­
cedim iento del seis de este por la noche en la izquierda de
¡(a) P o r g u a rd a r la escrupulosidad con que hemos con­
servado todo el testo de los docum entos insertos en esta
o b ra , no hem os querid o c o rta r al presente' Boletín donde
el term in a con S ep tiem b re con que concluye este tomo.
E l hecho que sigue corresponde á O ctu b re, con que em­
pieza el tom o segundo, y al tra ta r nosotros d e ese mes, ve­
rá el lecto r la . sensación y el efecto que produjo, el asesiatrós de que d á cu cn ta el Boletín.
nuestra linea, en que en la madrugada del siguiente día
fueron encontrados por nuestras descubiertas los sangrien­
tos cadáveres de los capitanes Raya, Posedonio y dos hom­
bres mas, de que han hablado ya los partes oficiales y los
periódicos. L os bárbaros con sus gritos salvajes ofrecen
la repetición de tales atrocidades y nosotros hemos alzado
el guante, com o se vé por la declaración del Gobierno or­
denando la represalia.1N o debe omitirse un desusado y ex­
travagante arbitrio, que han adoptado los sitiadores, para
todas sus vocingleras amenazas, y es que para hacerlas sin ■
exponerse á los fuegos de nuestros puestos avanzados, se
han : prevenido de grandes bocinas con que causan una
bulla infernal y ridicula. ¿ Será que quieren que sus boci­
nas nos asusten y por esto las emplean en vez de baterías ?
“ E n circunstancias en que todos los cuerpos de la
guarnición se ocupaban de hacerles los honores fúnebres
decretados por la Orden General del 7 á los cadáveres de
los desgraciados encontrados degollados en esa madruga­
da, por la tarde el enemigo nos tiró varios cohetes á la
congreve dirijidos á’ nuestras guardias de la izquierda, sin
• que hubiesen causado otro efecto* que aumentar mas en
nuestros valientes el desprecio con que miran á los abati­
dos y despreciables hombres que componen el ejército del
invasor.
Nuestra poca caballería presta un servicio impor­
tante y rivaliza con nuestros batallones en decisión y bi­
zarría. Las guerrillas que hacen el servicio de la Línea
Exterior por la noche á cargo del-coronel D. Faustino Velazco, teniente coronel D. Francisco Solano Gigena, sar­
gento mayor D. Manuel de Clemente y capitan D. Cirilo
Almcida, continúan desempeñándose con la vigilancia y
bravura quosiempre han acreditado: el primero de estos
géfes y los coroneles D. Federico Baez, Thiebaut, D. Ram on d e Cáceres y D . José Benigno Cañedo hacen gene­
ralmente e l servicio en la Linea E x'erior: los de igual
graduación D . José Guerra y D . Felipe López, sin embar­
go de sus enfermedades, lo verifican, cuando les permite su
estado de salud: últimamente el coronel Garibaldi yeLdc
igual:graduacion D, Angel Mancini con la Legión Italiana
han cubierto dos veces Tos puntos exteriores y continuará
e sta é n lo su c c e siv o alternando con los demas cuerpos de
la Linca.
‘•E n la derecha continua mandando el Sr. General
D . Rufino Bauza y de su segundo el coronel D .'JoséN ei- ra :■ en la izquierda el Sr. Brigadier D. Juan Pablo López,
y por su enfermedad el coronel D. Santiago Lavandera, y
á sus Ordenes los de igual graduación D . C u r i o s S a n V i *
«ente y D. Marcelino Sosa. Son i g u a l m e n t e recomendar
bles ios servicios que prestan los t e n i e n t e s c o r o n e l e s D .
César Dias, D. Luis Silva, D . Francisco T a j e s , D . M a t i a s
R i vero, D. Adriano Dias, Mr. Desbrosses, M r . P e l a b e r t ,
Mr. Carengeaut, Mr. Brie, Mr. Joubert, D . F r a n c i s c o A n zani, D. Gregorio Conde, D. Lorenzo B a t l l e , D. J o s é M a ­
ría Solsona, D. Mariano Gainza, D . J o s é M a r i a M u ñ o z y
los sargentos mayores, D. Mariano E c b e n a g u s i a , D . J o a ­
quín Tabares, D, Pablo Rebollo, D. P a b l o D i a z , D . S a n t i a ­
go Danusio, D. Pascual Frazani, D . F e r n a n d o U r i b e , D .
Ignacio Rais, D. Vicente Robles, 1 > . M a n u e l L e z c h u n d i ,
D. Juan E. Aguiar, D. Francisco Viana, D. C r i s ó l o g o M e ­
dina y D. Juan Andrés Gelly.
i! Los ayudantes del Estado Mayor, teniente coronel
D . Fortunato Anzuategui, y los sargentos mayores D . An­
gel Ramírez (quien fué herido el 18 'de Setiembre p a s a d o
de un balazo que le hizo pedazos el brazo derecho, estando
en ese dia prestando el servicio en la Línea Exterior como
géfe auxiliar del.quela mandaba) y D. Benito Silva alter­
nan para acompañar a l géfe que manda la salida y cubre
los puestos de la Línea Exterior, como también los tenien­
tes coroneles D. Dionisio Quesada, D. Juan G. Susviela y
sargentos mayores D. PedroSantillany D. Manuel Conget,
agregados ú la L egión Argentina que prestan el mismo
servició, é igualmente los oficiales, ayudantes del General
de Armas y del Estado M ayor, muy particularmente el
de estos últimos, capitan D. Félix Molina, que constante­
mente y casi diario lo ha hecho..
“ E l coronel D. Francisco Formantin que manda en el
dia la artillería de la Línea, se desempeña muy satisfac­
toriamente, lo mismo que los demas géfes que están bajo
sus inmediatas órdenes, tenientes coroneles D. Eduardo
Escola, D. Diego Wilder, D. Carlos Paz, D . Pedro Natal,
D. José Maria Martínez, D. Alejandro Barrere, y los sar­
gentos mayores, D. Claudio Zufríategui, D. Isidoro Orte­
ga, D. José Gallardo y D. Víctor Destín.
“ Es también digna de aprecio la actividad y celo
con que se conducen el Sr. géfe del Estado Mayor Gene­
ral D. Manuel Correa y el de la Línea, coronel D . Indale­
cio Chenaut, segundo de este teniente coronel D . Eusta­
quio Frías, con todos los oficiales de su dependencia.
“ La escuadrilla nacional, interinamente á cargo del
capitan D. Jorge Cardasi forma la extrema izquierda de
nuestra linca, y contribuye eficazmente ú imponer respetoai enemigo.
“ La Fortaleza del Cerro, bajo las órdenes de su co­
mandante teniente coronel D. Tomas de Rebollo, se sostie­
ne con constancia, y repele vigorosamente, como se ha vis­
to, los ataques de la caballería enemiga sobre sus puestos
abanzados, rechazándolos siempre y obteniendo ventajas
con frecuencia.
“ En la isla de la Libertad, donde manda el teniente
coronel D. Bartolomé Fernandez, se hace el servicio con
regularidad, y ésta en actitud de repeler cualquier ataqúe
que intentase hacer el enemigo
“ Finalmente, todos los oficiales y tropas del ejército
de l a capital manifiestan el mejor espíritu y marchan ale­
gres al combate: en él han dado frecuentemente al enemi­
go, y le darán en lo succcsivó, severas lecciones que han
abatido en mucha parte su necio orgullo, y que le enseña­
rán siempre á distinguir los viles esclavos de un tirano,
de los hombres que combaten por la noble causa de la hu­
manidad, de la libertad y de la civilización. Línea de For­
tificación, Octubre 11 de 1843.— Rública de S. E .—
Dcrqui. ”
Cerramos aquí el primer tomo de esta obra.—Deja­
mos á la República rodeada de peligros.—A su gobierno
solo, fastidiado de desengaños crueles.. . . Que los amigos
de la humanidad que hayan tomado interés en esta lucha,
ó la tomen por la precedente lectura, no se desalienten.-—
E l gobierno se consentra en los recursos de la patria.—
La República basta, á su nueva situación, á los peligros,
que le deja, á los que le sobrevienen.—El heroísmo de sus
habitantes no se abate por ninguna ocurrencia.. . . Escri­
bimos estas lineasen Marzo de 1845, la lucha ha durado
con tenacidad.—Las probabilidades están todas de nuevo,
á favor del triunfo próximo de la República—de la buena
ca u sa .. . . El segundo tomo conducirá en los sucesos que
han traido este cambio en la situación, y esperamos que
anunciará el término de la lucha y la victoria.
A P E N D IC E .
Como el objeto de esta obra é s , dejar reunido el ma­
yor número posible de conocimientos históricos, que t e n ­
gan relación, ó conexion, con la época y l o s acontecimien­
tos de que tratamos: agregamos ios siguientes Estados,
que no dudamos encontrará de interés el lector. Este tra­
bajo lo debemos en la mayor parte, á la contracción, labo­
riosidad é inteligencia del Sr. D. Juan Nepomuseno Ma­
dero, á quien nos complacemos en tributar este omenage
de reconocimiento.
P ro d u c to s d el P a is exp o rtad o s <l| M ontevideo en el ailo de 1 § 4 0 .
%
54922
11101
13781
9604
45552
83398
94492
20849
49166
356111
24583
12043
3785
94026
93568
7457
6280
91298
49390
31554
10353U
4966
1111
49566
49865
9768
25766
1103
7 5 6 .8 1 2
72805
3136
68834
4325
11215
1265
P
92023
84948
8964
48
10917
222718
4 8
25763
128Ò 2»
207372
264669
842670
7 8 .6 0 3
2 5 9 .2 8 4
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E S T A D O de las Patentes de giro que en el Departamento de Montevíi
deo se han espedido en los años siguientes:
1838 S
1-0
?!M joiitro Antonio Biají
f y bu noció Podro Pablo Uhivo.
1836
1837
Patentes..
962
Pesos........ 34,871
1,253
42,528
1839
Númeroi de >_
Páténtos.5
V alor en í _
TOBOS.......
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1840
1841
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1842
1843
1844
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2.860
3,281
1,194
422
86,045$ 2 98,458$ 4 35,829
17,764
1,637
1,695
19,112$ 4 50,828$
E S T A D O del número de las licencias que se expidieron para fidificaf
en la nueva y vieja ciudad de Montevideo en los años siguientes :
En 1835............... 25^
........... ..
gg ,*269—Administración
de Oribe.-
1 8 3 8 . ! ! ! ! . . . 87J
1839............. ,.1 0 3 |
184^*' * * **135
—Administración del General Rivera.
1 8 4 2 .« .......... 141 j -----Total de licencias. i . . .771 sin incluir refacciones de fincas, &.
E S T A D O del número de emigrados importados en Montevideo, sin in­
cluir los equipages, pasajeros de cámara. n i pasageros y emigrados
procedentes de la República Argentinai
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13 280 377 59 5 1
37 370 749 45 51 292
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850 13765 273 8481 7894 920 127 358 209 86'44 55 49 25 ¡
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Total general en los ocho años....................... 33,136 personas.